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ANSIEDAD CULTURAL Rafael Lépez-Pedraza CCONCIENCIA DE FRACASO En ef mundo de hoy, cuyas proposiciones y metas esti oriemadas al éxito al tiunalismo, esribir un ensa- 40 ttulado Concienci de fracaso pone al que escribe & ‘contrapelo y en oposicin a las demandas mis inmediatas de lo coletvo, porque implica lareflexsn del rato de un movimiento psiguieo, que nos presiona desde adentro a «que lo conozcamos, a que lo hagamos consciente. Eso esc que aqui yo llamo conciencia de fracaso. Como tema de discusién y de eflexién esté fuera de las inguietudes de restr tiempo, Cuanto concieee al Tracaso esti fuerte- ‘mente reprimido, como si fers lo tlkimo de lo que nos ‘quisigramos enterar La conciencia de fracso es algo que me viene onda. {do desde hace aos, El asunt, no hay duda, tiene que ver ‘can mit propia naturale, asf como con mi pictica psico- terapéutiea, Desde mi oficio, me resulta un tanto fil ‘maginar que si alguien Viene& verme y a hablar conmigo, ‘esto es, entrar en prcoterapia, es porque alo Tracasé en su vida: los moldes en que vivia ya no funcionan, fracasa- ron, se viniston abajo; es devt, en psicoterapa la persona ‘que se encuentra frente a uno esti viviendo un fracas y, sunque 4 manifeste a niveles banales,usualmenteescon de complejidades insospechadas, Ahora bien, una cost es Tamar a eso fracaso y movernos a la conciencia de él y ‘ota, Hamarlo eufemisticamente ‘rss’ algo pore estilo, haciendo la salvedad reductora de que es un crisis que puede ser resulta con faciidad, cuando en realidad ess alterando una vida entera y no siempre ese fracaso © esa Hamada criss proven reorientacién © nuevo sentido al Vivir, Desde hace aos, durante mis estuios y en mis eo- ‘municaciones con otros psicolerapeutas, hemos discutido ‘que To que falta en a telacién psicoterapéutca es precisa- :mente lo que llamamos conciencia de fracaso. Ahora bien, el que alguien haya sufido un fracaso en la vida y como consecuenciaarribe a psicoterapia, no significa que peri tba ni remotamente ese fracaso y, mucho menos, que To n= tienda como vehiculo propiiador hacia de concienca de {fracaso, Muchas veces suele ocurir que las expectativas ‘son que la psicoterapiarespade y refuerce las fantaias de triunfo. También ocurre, y es lo per, que gran parte de la Psicoterapia actual se base en apuntalar Ta unilsteraidad triunfalista en que ha vivido el paciete, eliminando toda Jo que se opongs al tiunfalismo como meta personal y coletiva, [A pes de haberme referdo a estas ideas durante los ‘mos alos, nna antes me habia atevido a exponeras: como si el asunto se negara a ser tratado, Si bien uso el {éemino fracaso de manera coloqual, ello no quiere decir {que est claro en mi. Es mis, sal paciente le cvesta acep- ‘aro tan siquierapronunciar la palabra fracaso, al pscote- rapeuta Te ocurre igual; si hay concienci, es mejor que la ‘quitindole toda pretesisn de caridad y aceptando la osc. Fidad que tiene. Quizis sean los mismos psicoterapeutas Jos mas aptos para entender lo que quiero decir, ya que me parece muy insensato el psicoterapeuta que se identifica ‘com sus “triunfos'y tiene une actu triunfalista. Si asi to hace, no le quedard mis remedio que identifcarse también con sus fracasos, a no ser que divida esta mecinica de triunfo y fracaso como el que divide una manzanay conci- be ingenuamente que los triunfos son suyos y Tos fracasos % el paciente. El modelo de psioterapeuta que propongo lo the presentado en mi libro Hermes y sus hijs; es el det Psicoterapenta que sive al proceso rezido por lo arque os conselizado en la psicoterapi rquetipos, através de Tos cuales la naturaleza hamana se expresa piquicamente 1 proceso, al cul no siempre se aviene, en tiempo y rempo, Ja relaci6 terapeutapaciente Dos alquimias dstnts y de ‘complejidadesinsondables y que, aun ai, hacen posible et suceder prcoteraputic. ‘La respuesta & por qué el fracaso se niga tanto a ser reconocido, la remitimos a las compejidades de la natu- raleza humana, objeto de los estudios de psicologia con toda su infinta temminologia, pues concepciones como ‘concienca, espiritu, persona, psique, alma, inconsciente, ‘et, pertenecen en todos Ios casos a a nturaleza humana, ‘dueha an de mayores complejidades y mistris. Si se cha por una conciencia, esa concieneia ser producto de ‘una pgna dentro de las compljidades de esta naturaleza, conciencia de nuestra naturaleza. Es fil ver, través dela historia, que Ta fami, 1a sociedad y lo colectivo han exigido y'se han interesado solamente por el triunfo, Parece como sien la confusién ‘que crea la necesidad de sobrevivir la supervivenci, et ‘wun fuera lo mas extreme del polo luminoso que vive et hombre occidental. Est polarizacin ha dejado rezagado 1 polo opuest, donde ha quedado sepultada gran parte de nuestra natualeza, sin darnos cuenta de que sobrevivimos si tenemos conexién con nuestra nturaleza, si podemos Tograr que ella sea la rectora de nuestra supervivenci Visto desde la polarizacién que conlleva la conciencia colectiva, cuanto cae bajo el término fracaso ests reprimi dd y descartado, Demandamos triunfo y esta demanda es o tan imperiosa que se debe runfar cueste To que eueste, l= tando las barreras que haya que salar, sean las que sean: la nica consigna es el triunfo y,frecuentemente, un triunfo echo deber Si la demanda es tifa a toda costa, el triunfo est dispuesto a converte en consignay automa tismo psiguico que deviene en complejo auténomo. Asi, et triunfo no necesita estar aparejado a las limitaciones de cea persona ni a ninguna realidad terena: necestamos ‘riunfar en cualquier cosa y 8 como dé lugar. Cuando uno se comienza a repetr que “hay que tiunar', qu el triunfo estéen el futuro, ya en este extremo, perdemos contacto ‘con toda posible reflexién y nos alejamos de los patrones bisicos de la realidad terrena. Lo que ag amo realidad tervena remit la nacién que Jung! incorpo, desde prin- cipios de siglo, a ls estudios de psiquiatra, cuando nots ‘queen los pacientes psiesticns y esquizofeénicos habia una fall en lo que Janet habia acuiado como function du réel (funcién de realidad). En lo que toca a este ensayo, quiero ‘raet la misma aeepeis y uso que le dio Jung en sus traba- {os sobre psicossy esquizofrenia, para que nos sirva como ‘escenario y teldn de fondo en dande podamos ver la loeu- a que implica to que aqut lamo curencia de reatidad {errena, Se ata de wna locura que, la mayortade las veces, fo se detecta en las eliicas de enfermos mentales, sino que se nos hace patente en a autonomia tiunfalista del mundo en que vivimos. En cualquier de les casos, oes fil aceptar que, elas complejdades psiuieas,subyacen iveles psicopdticos que tnicamente son diagnosticados ‘como tales cuando irumpen cuanttativamenteyalteran una Personalidd, En la conciencia colectva y sus demandas no eabe Ia posibilidad de fracaso. Cuando sucede una caida de la cul aprender y reflexionar, rebotamos rpidamente asidos a ‘ora fantasa vaporosa, que iremediablemente nos Heva al ‘encuentro de oto fracas0; pues lo que pesiblemente nos prevendria de nuevos fracasos es hacer eonciencia de ello Pero no, la demanda de triunfo es tan avasalladora que no nos provee del tiempo ni del tempo que hacen posible la re- flexidn, La demanda de triunfo hecha complejo auténome nos impele a la repeticia, Entre la grandes nociones de la -sicologa del siglo est a teria de os complejos, que nos dice que un complejo (r0z0 de historia) que no se reflexio- ra, es deci, que no se hace consciente, se repite y aparece {en nosotros con potencialdestuctivo. Dorante la nifiezy la adolescent, a dinimica psigui- ‘eas de emulacién compettva y triunfalist: triunfo en los studios, enel deporte entre el grupo de amigos, en el vivit, La competencia la svalidad, la envidia, la emulacin te- ‘en, en Ia adolescenca, su edad biolégica y es el campo donde el trunfar y las fantasia tiunfalistas imperan. A estas Fantasias Ie es propia una cierta dosis de futrismo: el adolescente que va para joven y sue con terminar su carrera, casarse, hacer un posgrado, constitu una familia 1 twiunfa en fa ida, Estas fantasia y proyectos son consti- {utivos de la pricologia de esa edad y son vidos, aunque ‘muchos tengan que enmendarlos ants de legar alos tein ta aos el matrimonio fracas, el iunfo en a profesién no fue tan fil como se suponia: entonces, se evidencian sig: nos inequivocos de depresion e ineluso de desteuccin, scompatados por una imagineria en total oposcion a la trunfalist ‘Ahora bien, veces, ls Fantasy proyectos, que son un importante agregado en el modelo adolescent (sepa el lector que dejo de lado lo mucho que de destructive tiene sudoescencia), pasan ala edad madura, se perpetian en {el ser humano, Vemos hombres en edad adults al final de sus teitao entrados en la década de Tos euarenta 0 hasta mds all de ls cineuenta alos, viviendo la misma fantasia, ‘que si bien Fue valida en su adolescencia, ahora, con ident co impulso y velocidad, nos habla alas claras de que ha hhabido falas, parlisis en los procesos de ineiacién psiqui a hacia Ia adultez. Los procesos de iniciacién fueron vistos desde la Perspectiva evolucionista por William Sheldon, quien ‘eseribi6 sobre ef particular en Tos aflos anteriores a la Segunda Guerra Mundial a mismo tiempo que dscuta en Zirich con C.G, Jung. Sheldon nos remite a William ‘ames, quien sostenia que “encontrar crecimiento mental ‘en as mas déeadas de la vida es algo muy raroy hallar ‘un intelecto maduro es una curisidad”?. Trina aos des- pues, en otra publicacin, Sheldon dé Hoy dia la situacién es aparentemente peor. Los dias e juventud a veces pululan con suetios mananeros, planes ennoblecedores; pero la mente humana a los ‘uarentaafos est cominmenteatrofiads, muerta, con sus mejores horas malgastadas, fecuentemente enve- rnenada por el alcohol Tas drogas. Pero atin hay al- unos que progresan hacia un completo crecimiento mental, os vente aos no sobrsalenparticularmen- teen nada, excepto en que ellos con frecuencia lvcen ‘socialmente inmadures para su edad. Pero a fos treinta ¥ cinco 0 cuarenta nos damos cuenta, en media doce- tna de frases, de que agui hay mente ain viv, La filosofia es tentativa y sensitiva, los interesesestin en expanssny hay deseo de nuevos conocimiento... Las personas que muesiran estas cualidads hac la mitad dd su vida suelen continuae sus desarrllos menales or el resto del camino y, a veces, muestran avances y competencia aun en las décadas finales. Para ellos, un aio en ls setenta y ochenta puede ser valioso, con realizaciones tanto afectivas como cognoscitivas, ‘mucho mis que un ato de juventud. Estos pocos viven ‘mis para Ia segunda parte de la vida que para la prime- ra. Ellos se mucstran mis flies e inrinsecamente més fuertes en la vejez que en la juventu. Sus vidas sugieren una intuicion nada ficil que nos dice que ‘cuando la juventud es un desproporcionado perfodo feliz, a vida puede ser un fracaso”’ Ast pues, lo que hemos reterdo también pertenece al espritu de nvestros tiempos, en Tos cuales hay més de una conciencia que sabe apreciar el racaso como fuente de unt rveva conciencia. Por ejemplo a educacidn la academia, Ja universidad, son espacios donde rige Apolo, el dios que personifica la unilatraidad de la brillantez, del triunfo- jventad, que domtina el vivir No obstante, conozco a un norteamericano, profesor universitari, que dicta un semi- nario sobre Planificacin. Para aceptar a un estudiante en su seminario, exige que éste Te demueste haber fracasado cen algo, porque entiende que el haber fracasado y acepts do ese fracaso denota una aptitud, algo necesario para su trabajo. EI me ha explicado,y es fieil de entender, que siendo la planificacién una materia de naturaleza abstract, tan acelerada, con una visi sumamente ap ‘ea, que conlleva una visi global y por fo tanto tend & 1a inflazén psiquica lo menos que se le puede pera quien Jestudia, como eedencial indispensable y compensatoria, vo es um fracas. Y el fracaso, en este ejemplo que tigo a ‘colacin, pademos velo Ficilmente como el ancla que e0- nectria a estudiante con a tera, con la realidad terena ‘Asi tambign en los estuios de psicologia y de psico terapia, y me refiero espeificamente a Ia experiencia del Instituto Jung de Zirh, los que result ser los peores psicoterapeutasy los mis aburridos en sus concepeiones y ‘escrito y que poco han contribuido& fs estudios con sus ‘porte personales, son precisamente aquellos estudiantes ‘uya admisin en el Instituto se bas6 en sus curricula vitae summa cum laude. Enraron a estudiar prcologia desde el Angulo brllantey triunflista sin que, en el curso de sus ‘estuioso en su psicoterapia, enmendaran esa unilateral ‘dad y sin avenirse on ls oseuridades del inconsiente con una pscologia que necesita ve y aprender del ldo ms os euro, de! lado opuest yreprimido, y que necesita ener una conciencia bien dispuesta para reconocelo y valorzato. Esa cualidad es quizés hoy més importante que nunca, pues los estudios de psicologia junguiana se han movido, despues de la muerte de Jung, de lo mercurial espiritual, ‘que era caractristco del maestro de Zilch, lo mercurial nico, terreno y subterineo, y por eto entendemos mo- ‘vimientos herméticos cuya dominante es lo gravitacional tun Hermes que nos acerque més Ia vivencas explorato- Fias de Ia materia como cuerpo humana y naturlers Hay tes elementos de primer plano en la naturaleza ‘humana, el puer aeterus, Ia histeria y el componente psicopético, que tienen como rasgo dominante de su expre- sin psiguiea la aceleracién y que, cuando dominan la personalidad, Eta tiende aidemtificarse con ellos, sin guat- ‘dar una distancia que haga posible ese acontecer que Iamamos reflexi6n. Entendemos por reflexién uno de los 10 cinco instintos que, segin Jung, alberga el ser humano, Saber; hambre,sexualidad, hacer cosas, rflexién y erat Vidad. El instinto de reflexin To tenemos que diferenciar de lo que se llama reflexion espirital, que consist en reflexionar dentro de os limites de una tdci religiosa ¥ dentro de las norms del vivir defo que llamamos ‘hom ine civilizado. La reflexién ala que agu’ me reiero, la inssiniva, es cenal para ls psicoterapia junguiana. En nuestros dias, Alfed Ziegler refirigndose a ell, dice: €s, en efecto hermenéutica, el arte de ls interpretaciones fenomenoldgicas, y tan fil como difcil™. Pero para que la reflexin suoeds es preciso un tempo que haga posible I lenttad en que la reflexin sucede, Y ya eso es inicamente posible dentro de los confines de la naturaeza de cada cual [Los tes elementos que hemos mencionado son todos parte integrante de lanturalera humana y provocan hubris, transgresin, Sin embargo, dos de ellos son arguetpaes, el wer aeternus y Ja histria, mientras que el tereero, el ‘componente psicopdtico de la personalidad no es argue pales deci, carece de formas que lo contengan. El per, la histera y Wo psicopdtico pueden ser estudiadosy vivenc dos de distintas maneras, En muchos casos, se confunden; hemos observado pacientes en psicoterapa,v a persone Tidades det mundo actual, que presentan un verdadero amasijo de esos tres compenentes. En ots casos, uno de los components destaca sobre el resto. Y, en otras ocasio nes, hemos tenido el tiempo suficiente para observar pacientes que comenzaron en su juventud con la dominan- te del puerreforzadaa ulranza por histrionismos histéricos para caer después, en los ais de adulter, en lo repetitive de lo psicopstico, os El puer aeternus, el eterno adolescent, rige arquet palmente el vivir del nino y del adolescent, El per con su brillo y velocidad, aparece en estudio arquetipales de Aistntas maneres: para los fines que aguf nos ataien, lo presentaremos en oposicin al senex, esto es, a senectud «on ss imitaciones por la edad, con su lentt, sus roni- ‘idades y su umbral de la muerte, Dejaemes de lado st relaci6n con la madre. Aungue, hay que tener en cuenta ‘que por muy evident y complejs, conflictivay casica que sea, la elacin del puer con la madre es arquetipal y, por inconmensurable. Una relacin asf contiene ls infini- ‘as posbidades que Ie confiee el orden arquetipaly esto nos esté diciendo a las claras lo absurdo de cualquier reduccidn. Sabemos que el tema dela made y el hijo es ‘entral en Jo religioso yen los studios de religiones ‘comparadas, Ese nifo que contemplames en un altar, en los brazos de la vigencita made, es el puer aetermus tal ‘como nos lo dae ristinismo. A veces, el ni sostiene en ‘su mano, como atributosimblico, una bola coronada con tuna cruz Pero este ni en relacidn con su madre, esencial en a teligin y para nuestra psique y nuestro cuerpo emo- ional, es la versién cristana tansformada de aquellos er de las mitologias de la antigiedad, amamtes de la ‘Gran Madre: Tammuz, Dummuzi, Marduke, en Mesopota- mia; Adonis, en Fenizia; Ais, en Asia Menor y Osiris, en Egipto’, Karl Keréayi y C.G, Jung trabajaron el puer en el legadocliscogriego, dando por sentado que todos los dio- es han sido nifiosdivinos, ue El nia divin es central en Ja cultura de Occidente tant religiosa como psiguicamente 4% or supuesto, en la patologta del hombee occidental Para lo que nos interesa, como antes djimos, tenemos _qu ceienos a otros opuestos, persone: juventia-senectd Ambos conforman un arquetipo de dos cabezas, pues no ‘existe uno sin el oto: no hay puer sin senex, a seer sin wer de esta manera son pensados en los estuios junguis- nos sobre los anguetipos, en st polaridad esencil, Para ‘nuestros propos, ells coresponden 2 apesuramienos y velocidades juveniles y a leniudes y limitaciones de la ‘jez; marca el clendaro del vivir es deci, nos hacen sen- ‘ir-con mayor 0 menor exactitud nuestra edad cronoldigca y nuestra edad psicol6giea, Estin ajustando constantemente la velocidad psiquica yfisiea de nuestro vivi. En la adolesencia, el puer nos hace sentir una velo- dad mental que, entre otras cosas, hace posible que el hombre aprenda lo que tiene que aprender esa edad. Se estudia como una velocidad en la conciencia que permite hacer las muitiples conexiones que son el delete, elenr- quecimiento, la embriaguez y la fantasia del adolescent. Fs esa velocidad mental la que produce, en el puer la smaravilla, cas el éxtasis, de sentry fantasear que tiene “e] ‘mundo en Ia mano’, pero también es la que le hace ver a Jos hombres de mayor edad como lentos, caduoos, inca ‘es, Agui ya setimos el problema més inmediato del puer ‘cuando aparece muy polarizado: es temendamenteincons- ciente del senex, de oto polo que leva dentro, tanto que, por lo general, lo proyecta tratando de invalidar lo que no pertenezca a su tiempo y Zempo, lo que no eaiga dentro de la “novedad de su fantasia, También esto nos dice, y es algo que debemos tenet muy presente, que sielpuer tiene en su naturaleza esas velocidades de vuelo de la concien- cia, mientras mis veloz sea su conciencia, mis lentos sein los elementos del senex que habitan su inconscient, El ‘problema central del puer esque su mente acta a velocida- des tales qu le imposible, o por lo menos le cues gran tos ‘eabajo, conectarse a lo terreno, plasmar sus representacio- nes ¢ ieales como realidad terena. Una concepcién del ‘yelo del puer hecha arte, nos la da El Principto de Saint Exupery, obra maesta sobre este aspecto del arquetio. El Principito,vviendo alla arriba en su mundo de ateoides, nos da una imagen desolada de la psiclogia del que ext desasido de Ia tierra, del que no tiene conexin alguna con lo que agut llamamos realidad terrena Lapscologia del puer se desarrolla una velocidad tal que no puede conectarse con lo gravitacioal de Ta tetra, con las letas velocidades terrenas, Para que las Fantasias {el puertoquen tera, tiene que dase un proceso de des- censo, un planear poco a poco hasta que haya un avenirse con la walidadterena, Eso lo que deberia eure ‘en un «caso normal’, Pero muchas veces el descenso suoede bes: ‘camente; algo ocure en la vida del puer que lo fuerza as Fentas velocidades de lo tereno y a confronar, de un di Para otro, la realidad ferena que su naturaleza ha tatado desesperadamente de eludi. Exe reajuste brusco nunca estar exento de traumas muy fuertes y profundos, o de Aolorosos cambios en la personalidad Abora ben, el etemo adolescente esti en todos nosotros ¥ cumple una funcién en lo psguico y, ademas, tiene st tesfera de ereatvidad, que ha sido estuiada y desde la cual se orientaron algunos genios: recordemos nada mis a Hei Sener los diez y nueve ais, tomando sol en la azotea de sucasa en Beri, en tiempos dela Replica de Weimar, _yaquien de golpe y porrzo, acompasada por unos disparos ntimotines, le viene a la mente Ia Teor de a Indeterina- in; recordemos también a Rimbaud, que ala eda de diez _Y nueve o vein alos ya habia escrito su obra postica. Y es ‘ue, tanto en la ciencia abstracta como en la poesia, ls velo- 106 dadespsiquieas dl puer pueden hace aparicin seialando ‘una personalidad ereadora desde bien temprano. Sin embargo, no todas las actividades del ser humano se prestan para ol apareer espectacular dl puer Ast, en el estudio de lo psiguico entendiendo por tl no soo el estu- diode teoras ya dada, sino cl del hacerse lo psiquico en la sigue allel aporte que puede ofrecer la brillantezadoles- cente es minim, rdiculo, Decir que ls diez y nueve, 0 incluso a los tinta alos, una persona es un genio de lo Dsiguico es un escindalo, y escndalo monstruoso, ya que el estudio de lo psiquico necesita, entre otras cosas, de la ‘utovivencia psiguica dl que lo studi: esto es central y fe cnicamente posible en el trnscurso de un largo viv Tncluso, los estuios de psicologia ofrecen el material i ‘vivo de aquellos que, habiendo comenzado muy j6venes & estudiara, atacaron ala psicologla ya establecida, con pretensiones de Megara producir nuevas teorias con sezui- ores y escuela, tratando de apliarle los modelos ttinicos de panaceas novedosasy revolucionaras. Ya hemos vivido lo sufciente para ver e6mo un gran niimero de ellos «qued6 en aquellos implss juveniles y eno su propia psi- «que no fae mis all emo sus estudios nose movievon més All de I inuici con la que el puer en ellos los cncibié y ‘emo, en sus aos maduros, slo les queda repetir as ideas ‘que concibieran de jovenes. ‘Todos hemos sido nifios y adolescentes.V aunque haya. Sefialado los elementos de iealded y destuctividad del wer, con elo no muesto menospreco ni minusvalia hacia ‘este componente psiquco, He selado las consecuencia e- tales que procura cuando se perpetia ms alli de lo debido ‘como dominant psiquica dela personalidad, cuando hace su sparcin a detiempo o cuando es el ideal dominant del vivir. Pero, también, debo mencionar que la natursleza le ‘forg6 una muy importante y specifica funeién en nesta ‘edad madurayvejez, siempre y cuando tas sean vividas.en la realidad dela edad que les correspond. Por ser arquei- el puer nos acompafiar hasta el kimo de nuestros ds. ‘Siamtes nos referimos a Sheldon y a su visi evolucio nist en To relativo a las etapas del vivi, ahora Is presento sucintamente la visa junguiana, Jung estuvo muy al tanto ea importancia del puery la Escuela de Zirch a trabaja- do intensamente sobre el particular, Foe el propo Jung quien comenzé os trabajos sobre el estudio de puer ya largo de su obra, hace profusas referencias a la imagineria det ‘pueraeterns. Vi6 que, en Tos cass donde se nota naa ez y vejez mis plenas, el papel y la funcién que jucga et ‘puerestn en concordancia con la edad que se vive. Ahora bien, los esudiosbasicos sobre el puer se deben a Maria Luisa von Franz’, y me apoyo en sus aportes para pasarles Algo de To que aqu igo, Sin embargo, donde ella v6 el ado ‘egativoy destructvo del arquctipo del puer yo sito la psi Selon, 1975,» & 4 Aged 1. 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