Está en la página 1de 4

Por Viviana Alonso

Incubadora
de líderes
LA PIEDRA ANGULAR DEL ÉXITO DE GE ES EL
DESARROLLO DE LIDERAZGO. LOS EJECUTIVOS QUE
LA DIRIGIERON EN SUS 129 AÑOS DE VIDA TUVIERON
PERSONALIDADES, CAPACIDADES Y HABILIDADES
MUY DIFERENTES. SIN EMBARGO, CADA UNO DE
ELLOS RESULTÓ EL IDEAL PARA LA ETAPA QUE LE
TOCÓ PRESIDIR.

E
Viviana Alonso es colaboradora l horizonte de GE estaba despejado cuando Jeff Immelt asumió como CEO. Había
de Gestión. sido elegido para ese cargo en un cuidadoso proceso de selección que dejó atrás a
otros dos aspirantes brillantes. El crecimiento de la compañía era sostenido y las ac-
ciones habían aumentado el 4.000 por ciento en 20 años. Immelt estrenó sus nuevas
funciones el 7 de septiembre de 2001. Cuatro días después, el atentado a las Torres
Gemelas cambiaba drásticamente el panorama político y golpeaba con fuerza los negocios de
motores de aeronaves y de leasing de aviones de GE. La incertidumbre y el riesgo se multiplica-
ron. En dos semanas, el precio de las acciones cayó casi un 30 por ciento.
Immelt no perdió la calma. Durante una entrevista concedida a la revista Harvard Business
Review cinco años después, comentó que, al analizar la situación mundial tras el ataque te-
rrorista, quedó claro que en el nuevo contexto urgía hacer cambios significativos. No bastaba
con que GE sobresaliera por sus altos niveles de productividad; para mantener la posición de
vanguardia debía fomentar el crecimiento. Como toda iniciativa de cambio requiere de un in-
dicador que mida sus avances, los especialistas de GE estudiaron alrededor de 30 empresas
para encontrar el más conveniente, evaluando, entre otros, el porcentaje de ventas atribuibles
a los productos lanzados en los últimos tres años. Finalmente, el equipo ejecutivo se decidió
por el crecimiento orgánico y fijó la meta de duplicar o triplicar el aumento del PBI mundial; es
decir, alcanzar el 8 por ciento anual.

Ventaja competitiva y benchmarking


Immelt expuso públicamente sus intenciones porque sabía que la clave para ponerlas en
práctica no era fácil de imitar: una cultura formadora de líderes de primera clase, que se ma-
nifiesta en la larga tradición de CEOs sobresalientes y en la inversión de US$ 1.000 millo-
nes anuales destinados a la capacitación. En el centro de enseñanza ubicado en Crotonvi-
lle, estado de Nueva York, los ejecutivos jóvenes con más potencial se encuentran con los
senior e intercambian puntos de vista, experiencias y lecciones. “Hay un fuerte compromiso
de nuestros gerentes senior con el desarrollo del talento; de hecho, capacitar a otros forma
parte del trabajo de los líderes de GE”, explica Bill Conaty, director de RR.HH. de la corpo-
ración entre 1993 y 2007.
A pesar de esa ventaja, Immelt admitió que no podría lograr lo que se proponía sin algunos cam-
bios en el ADN de la compañía. De modo que, en una primera etapa, los especialistas de GE com-
pararon unas 15 empresas que habían tenido un crecimiento orgánico superior en tres veces al
PBI mundial durante una década, como Dell y Toyota, y también estudiaron algunas unidades de
negocios de GE que habían alcanzado resultados similares. El análisis se concentró en las per-
sonas que las integraban y en sus comportamientos. A fines de 2004, llegaron a la conclusión de
que los líderes de las empresas analizadas tenían cinco “cualidades para impulsar el crecimien-
to”: foco en el mercado, imaginación y creatividad, capacidad de decisión, habilidad para incluir a
los demás y una gran experiencia en su área.
EL PRIMER SIGLO
E
n sus 129 años de vida, GE ha te- garon programas de capacitación y en- tamentos de producto y se implementó
nido presidentes ejecutivos y di- trenamiento, y ofrecieron beneficios la gestión por objetivos. La nueva orga-
rectores que contribuyeron a for- —planes de cuidado de salud y de segu- nización exigía líderes capaces y que
jar la cultura multiplicadora de líderes ex- ro de vida— con el fin de conseguir el pudieran operar en distintas industrias;
cepcionales, como explica William compromiso vitalicio de la gente. Tam- pero, en lugar de enviar a sus ejecutivos
Rothschild, ex estratega corporativo en bién pusieron en práctica una estrategia a las escuelas de negocios, Cordiner
jefe de la corporación, en El secreto del destinada a fomentar la demanda de e- prefirió crear su propia institución edu-
éxito de GE. A continuación, un breve re- lectricidad: GE adquirió empresas fabri- cativa, convencido de que así tendría in-
paso de los más destacados, sus estra- cantes de artefactos eléctricos: desde fluencia directa en los temas y en el di-
tegias y políticas de RR.HH.: hornos y heladeras, hasta lavarropas, as- seño de los cursos. En 1956 abrió sus
■ En 1978, Thomas Alva Edison fundó E- piradoras, secarropas y ventiladores. La puertas el centro de capacitación de
dison General Electric con la misión de mayor demanda impulsó el crecimiento Crotonville, en el estado de Nueva York.
desarrollar un sistema eléctrico integra- de las redes de generación, transmisión ■ A partir de 1963, Fred Borch tomó las
do de corriente continua que reemplaza- y distribución, lo que a su vez se tradujo riendas de la corporación. Con el objeti-
ra a la lámpara de gas como medio de ilu- en mayores ventas a los proveedores del vo de reactivar el crecimiento se embar-
minación en los hogares, los comercios y servicio de electricidad. có en nueve iniciativas de negocios, pero
la vía pública. Enamorado de su idea, ■ Entrada la Segunda Guerra Mundial, y sólo cuatro tuvieron éxito: motores de a-
hizo todo lo posible por alcanzar la meta obedeciendo indicaciones del gobierno viación, ingeniería de plásticos, servicios
que se había fijado, pero no logró supe- estadounidense, General Electric rediri- financieros y servicios médicos. En
rar la tecnología de su competidor, Wes- gió sus esfuerzos a la fabricación de ar- 1968 optó por un nuevo sistema de ges-
tinghouse, basada en la corriente alter- mamento: produjo desde sistemas de tión y planificación estratégica, basado
na. Los inversores, encabezados por propulsión para vehículos militares en la serie de encuentros conocidos
Henry Villard y el banco J.P. Morgan, des- hasta sistemas de guía para armas nava- como “Sesión A”, “Sesión B” y “Sesión
plazaron a Edison del mando, asumieron les, y participó en la investigación y el C”. En los dos primeros, el equipo ejecu-
el control de la empresa y la fusionaron desarrollo de la energía nuclear. Al finali- tivo analizaba el desempeño global, esta-
con Thomson-Houston, un fuerte juga- zar la contienda bélica, ya no era una blecía los objetivos financieros de la cor-
dor en sistemas de corriente alterna, compañía de sistemas eléctricos sino poración y los comunicaba a los líderes
para dar nacimiento, en 1893, a General un gigante altamente diversificado. de las unidades de negocios. La Sesión
Electric Company. ■ Entre 1945 y 1963, Phil Reed y Ralph C, por su parte, estaba dedicada a eva-
■ Los dos primeros líderes en ejercicio Cordiner (presidente a partir de 1950) luar el personal.
hasta 1922, Charles Coffin y Edward decidieron que, en vez de retrotraerse a ■ Reginald Jones sucedió a Borch
Rice, pusieron el foco en el desarrollo de la situación previa a la guerra y concen- desde 1972. Y se ocupó de perfeccionar
productos y convirtieron a GE en líder de trarse en el negocio original, utilizarían la evaluación de los líderes en la Sesión
la industria eléctrica en los Estados Uni- los conocimientos ganados en esos C: los gerentes y ejecutivos más altos
dos. A diferencia de la mayoría de sus años y expandirían su alcance a otras in- fueron clasificados en tres categorías. La
pares de esa época, caracterizados por dustrias. Los sistemas de propulsión, primera incluía al 20 por ciento superior:
un estilo de conducción autoritario, Cof- por ejemplo, se aplicaron en barcos co- las personas de más alto potencial que
fin y Rice favorecieron la participación de merciales, aeronaves y locomotoras, y serían capacitadas en el programa de
sus gerentes en las decisiones. También más tarde se convirtieron en el basa- administración ejecutiva. La segunda a-
hicieron hincapié en fomentar la lealtad mento de la división de motores para a- barcaba al siguiente 70 por ciento: em-
de los empleados y desarrollar el talento. viones, sector en el cual GE aún mantie- pleados que cumplían con los estánda-
Bajo el lema “del nacimiento a la tumba”, ne una posición dominante. Al mismo res de su trabajo pero probablemente no
sus políticas de RR.HH. se basaban en tiempo, la experiencia con la energía nu- serían ascendidos a posiciones geren-
contratar individuos talentosos en las pri- clear le permitió llevar la delantera en la ciales senior. La tercera agrupaba al 10
meras etapas de su carrera laboral, ca- construcción del reactor de agua hir- por ciento inferior: los individuos de más
pacitarlos, asignarles tareas acordes a viente para la generación de electrici- bajo desempeño, obligados a mejorarlo
sus habilidades y mantenerlos en la com- dad, en tanto que los conocimientos en o serían despedidos.
pañía hasta la edad del retiro. química y nuevos materiales se volcaron Jones empezó la búsqueda de su su-
■ Entre 1922 y 1940, los responsables a la innovación en plásticos y a la pro- cesor en 1974. El proceso de selección
del destino de GE fueron Gerard Swope ducción de diamantes artificiales. fue complejo, largo, y culminó con la se-
y Owen Young, quienes siguieron el ca- Con la diversificación en 21 indus- lección de Jack Welch, quien asumió el
mino trazado por sus antecesores: agre- trias, la compañía fue dividida en depar- cargo en 1981.

El segundo paso fue incorporar en la Sesión C, la reunión anual de evaluación de los recur-
sos humanos, el diagnóstico de las cinco cualidades de crecimiento en cada uno de los líderes.
La idea no era seleccionar a los que reunieran todas ellas, sino detectar las áreas a perfeccionar
en los evaluados; en otras palabras, usar la información recolectada para diseñar los planes de
desarrollo de las 5.000 personas “top” en la empresa.
LA ERA WELCH
L
as diferencias entre Jack Welch y las divisiones que no funcio- motivación de las perso-
su antecesor, Reginald Jones, fue- naban, mientras que el equi- nas. Afirma que los bue-
ron notables. Jones era diplomáti- po de Jones se resistía a a- nos empleados nunca
co, escuchaba con atención y reservaba bandonar negocios que, a creen haber llegado al má-
sus comentarios negativos hasta que lle- todas luces, estaban conde- ximo de su potencial;
gara el momento apropiado. Welch criti- nados al fracaso. quieren seguir aprendien-
caba abiertamente, y hasta avergonzaba Welch tampoco dudaba do. Por eso decidió inver-
en público a las personas, creyendo que en guiarse por su intuición y tir en Crotonville para con-
eso las motivaría. Jones comunicaba a apostar a emprendimientos vertirlo en un centro de ca-
través de la línea de mando de la organi- arriesgados, como los servi- pacitación “cinco estre-
zación, y nunca hablaba con los subordi- cios financieros personales, un proyec- llas”, donde intervenía activamente en los
nados de sus ejecutivos para obtener in- to nacido en la época de Fred Borch y cursos y debatía durante las clases.
formación. Welch, por el contrario, apro- que en su mandato se convirtió en la uni- La era Welch revitalizó a la corpora-
vechó las reuniones de Crotonville para dad de negocios GE Capital. ción: en 1981, cuando asumió, tenía
dialogar con los integrantes de las unida- Hizo de la planificación, la capacita- 404.000 empleados, los ingresos fue-
des de negocios y obtener otro punto de ción y el desarrollo de recursos humanos ron de US$ 25.000 millones y registró
vista de lo que estaba pasando en ellas, su más alta prioridad. De hecho, no se ganancias por valor de US$ 1.500 mi-
y también con el fin de identificar temas cansa de subrayar —en conferencias y llones. En 2000, con 64.000 emplea-
clave para las reuniones de estrategia o en los dos libros que publicó tras su ale- dos menos, los ingresos treparon a
de política de recursos humanos. Ade- jamiento de GE— que su tarea más im- US$ 130.000 millones y las ganancias
más, no tuvo reparos en deshacerse de portante fue la selección, evaluación y a US$ 13.000 millones.

Procesos bien aceitados


Lanzar una iniciativa de reentrenamiento de semejante calibre fue posible gracias a la acei-
tada maquinaria de RR.HH. La calidad de los líderes siempre fue prioritaria en GE, razón por
la cual se ocupa de perfeccionar los procesos de evaluación, motivación y capacitación desde
hace décadas. El centro de Crotonville, por ejemplo, fue inaugurado en 1956. A su vez, la cla-
sificación de los ejecutivos en tres categorías (sobresalientes, estándares y de pobre desem-
peño) data de los ’70. A partir de 1981, Jack Welch le dio mayor impulso al esquema de dife-
renciación conocido como 20/70/10 o “curva de vitalidad”, y puso el acento en alinear el de-
sempeño con las recompensas: al 20 por ciento del personal con mejor desempeño le daba
bonus, opciones a acciones y otros tipos de premios, para “sus bolsillos y sus almas”, en tanto
que al 70 por ciento del “medio” lo compensaba con feedback positivo y un sueldo acorde, por-
que “nada hay más frustrante que trabajar duro, satisfacer las expectativas y descubrir que a
la empresa no le importa”, dice en su libro Winning. Por fin, el 10 por ciento con el desempeño
más deslucido debía alejarse de la compañía. Aunque reconocía que los despidos nunca son
decisiones fáciles, Welch afirmaba que cuando las expectativas de desempeño eran claras y
había un buen proceso de evaluación, la gente sabía que estaba en el grupo inferior y, en ge-
neral, se iba antes de que la echaran.
Otro de los hábitos de Welch que sigue vigente es la dedicación, en tiempo y energía, a e-
valuar al personal —a fin de asegurar que los individuos adecuados ocupen los puestos apro-
piados—, entrenarlo, guiarlo y ayudarlo a mejorar su desempeño. Aunque Immelt respeta la ma-
yoría de los lineamientos heredados de su antecesor, se distanció de Welch en algunos as-
pectos. En su opinión, crecer orgánicamente exige que la gente permanezca más tiempo en
su cargo, lo cual contradice la cultura que imperaba en GE, caracterizada por ejecutivos que
cambiaban de puesto cada 18 meses para lograr avances en sus carreras profesionales. A jui-
cio del actual CEO, una menor movilidad permite el surgimiento de líderes con gran expe-
riencia en sus respectivas áreas, una de las cinco capacidades detectadas en el benchmar-
king de la primera etapa.
Al igual que Welch, Immelt se involucra activamente en la formación de líderes en Crotonville —
desde 2001 rebautizado como “John F. Welch Leadership Development Center”—, y encabeza las
iniciativas más arriesgadas. Un ejemplo son los llamados “imagination breakthroughs”, proyectos
que están a salvo de los recortes presupuestarios y de los cuales se espera que generen US$ 100
millones en nuevas ventas en un lapso de tres años. Mensualmente, Immelt organiza reuniones con
los responsables de algunos de esos proyectos. Pero, en vez de que hagan presentaciones en Po-
werPoint, les propone un debate sobre los puntos clave, como los obstáculos internos y externos,
y el cumplimiento de los tiempos, entre otros, pues sabe que muchas veces el CEO está en condi-
ciones de solucionar problemas y eliminar trabas que a los responsables de la iniciativa les resulta-
rían insalvables.
Futuro con suspenso
El objetivo que Immelt anunció a los accionistas a principios de 2005 era ambicioso. Al-
canzar un crecimiento orgánico del 8 por ciento anual es como crear, año tras año, una nueva
empresa con el volumen de ventas de Nike. Ha cumplido su promesa en los tres últimos ejer-
cicios, pasando de ingresos de US$ 136.580 millones en 2005, a US$ 172.738 millones en
2007. En el mismo período, las ganancias aumentaron de US$ 16.720 millones a US$ 22.200
millones.
Sin embargo, Wall Street todavía no le ha dado a Immelt el visto bueno: el precio de la acción
está en un nivel más bajo que cuando asumió (US$ 40 a principios de septiembre de 2001, versus
US$ 32 en mayo de 2008). Dado que cuanto mayor es el tamaño de una corporación, más difícil
resulta sostener un alto ritmo de crecimiento, algunos observadores aconsejan dividirla en empre-
sas más pequeñas, ágiles y manejables. Por otra parte, la reciente crisis financiera en los Estados
Unidos complicó aún más la situación porque golpeó el negocio de servicios financieros de GE e
hizo que, por primera vez en décadas, en el primer trimestre de este año no cumpliera con sus ex-
pectativas de crecimiento.
Pero hasta los más críticos se muestran optimistas. Confían en la cultura generadora de líde-
res capaces de capear tormentas, como ha ocurrido a lo largo de 129 años. ●

© Gestión

También podría gustarte