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Cánceres viscerales más comunes del aparato digestivo.

No se incluye el del esófago por haber sido tratado de forma individual en otra clase.

Cáncer de estómago.

Es frecuente, sobre todo, en el oriente (Japón) y en algunos países latinoamericanos como Chile,
entre otros.

La variedad más común es el adenocarcinoma, aunque pueden existir otras variedades como el
tumor estromal maligno, anteriormente conocido como leiomiosarcoma, también el linfoma
primario. Sin embargo, la mayoría de las características descritas en todos los órdenes se refiere de
manera particular al adenocarcinoma.

Se puede presentar en cualquier sexo, aunque se señala que es ligeramente más frecuente en el
varón que en la mujer. La edad es otro factor que ha variado, pues se señalaba que era una
enfermedad de organismos envejecientes, no obstante, es cada vez más frecuente su incidencia en
individuos de 40 años o menos. Se han implicado factores múltiples en su etiología, incluyendo:
alimenticios, ambientales, hereditarios, etc.

Desde el punto de vista clínico, sus manifestaciones son muy escasas o ninguna en los estadios
iniciales, por lo que cuando aparecen síntomas y/o signos ya la enfermedad ha progresado
bastante. Son manifestaciones: anemia, pérdida de peso, dolor abdominal, vómitos, masa en
epigastrio, hemorragia digestiva (hematemesis, melanemesis, melena, hematoquecia), sangre
oculta en heces y otros hallazgos a la exploración como el signo de la hermana María José, signo de
Irish, anaquel de Blumer, ganglio de Virchow, etc.

El diagnóstico es tanto por la clínica, pero se confirma por los hallazgos endoscópicos (clasificación
de Bormann, clasificación japonesa, etc.) y que se precisa con la biopsia que se obtiene a través de
ella. La serie gastroduodenal con bario se utiliza aún, pero ya ha sido en cierta forma sustituida por
la endoscopía. Otros recursos como la sonografía endoscópica, TAC y RM se utilizan para el
estadiaje (conocer el estadio de la enfermedad), basado esto último en los criterios, generalmente,
del TNM (tamaño del tumor [por extensión a través de las capas del órgano], nódulos o ganglios
linfáticos afectados y las metástasis o extensión sistémica de la enfermedad).

También se utiliza el laboratorio general así como el específico en la determinación de marcadores


tumorales como el CEA (antígeno carcinoembrionario), entre otros.

El tratamiento del cáncer gástrico con gastrectomía total o subtotal, dependiendo de cual tercio
del estómago esté comprometido, pudiendo acompañarse o no disección ganglionar
concomitante, dependiendo de la extensión de la enfermedad. Por lo general, se acompaña de
tratamiento coadyuvante, que puede ser radio y/o quimioterapia, esta última casi siempre se
incluye en cualquier protocolo de manejo de este tipo de cáncer, así como otras modalidades de
tratamiento sistémico: inmunoterapia, etc.
Cáncer de colon y recto.

Es el cáncer más común del tracto digestivo. La mayoría es adenocarcinoma, pero igual que en el
estómago y en otras partes del tubo digestivo puede aparecer el tumor estromal maligno, que en
realidad es un sarcoma y otras variedades.

Su incidencia es mayor a medida que aumenta la edad, pero como se dijo para el cáncer gástrico,
no es infrecuente ver el cáncer colorrectal en individuos menores de 40 años, es decir, en adultos
jóvenes, sobre todo, si está asociado a alguna enfermedad polipidoidea hereditaria, como el
síndrome de Turcot, el síndrome de Gardner, la poliposis heredofamiliar, etc. Los fenómenos
dietéticos, inflamatorios y otros han sido culpados de su etiología.

Ambos sexos, por igual, pueden ser afectados.

Las manifestaciones clínicas son peculiares si se trata del lado derecho o del lado izquierdo. Así en
el derecho encontramos: anemia, sensación de masa, sangre oculta positiva, molestias
postprandiales, debilidad general. Los síntomas obstructivos no se presentan hasta etapa final muy
avanzada, debido a que el diámetro del colon de ese lado es mayor y las lesiones tienden a crecer
de manera exofítica, es decir, sin proyección hacia la luz sino hacia fuera, por lo que dan más
sensación de masa que los del lado izquierdo.

Los del izquierdo, incluyendo a los del recto, tienden a dar manifestaciones de tipo obstructiva más
tempranamente en su evolución. Así, una de las manifestaciones principales será el cambio de los
hábitos defecatorios, aparece constipación cuando antes no existía, el calibre de las heces cambia,
se hacen más finas o se evacuan en porciones muy pequeñas y redondeadas (como bolitas), puede
haber hematoquecia también. La aparición de una masa puede también estar presente pero en un
estadio muy tardío.

El diagnóstico se sugiere por la clínica así como estudios de imágenes como la enema o el colon
baritado, pero se confirma con la endoscopía (rectosigmoidoscopía y/o la colonoscopía) que
permite no solo la apreciación directa de la lesión sino la toma de biopsia para la precisión del
diagnóstico. Otros estudios sirven para determinar el estadio del cáncer como en otros órganos del
aparato digestivo tales como la sonografía endoscópica, la TAC, la RM, entre otros para comprobar
la extensión bajo el mismo criterio TNM que mencionamos en el cáncer de estómago y en otras
partes de la economía corporal. El laboratorio puede ser útil, sobre todo con la determinación de
marcadores tumorales como en otros cánceres digestivos y de otras partes del cuerpo.

El tratamiento del cáncer de colon necesariamente implica la extirpación quirúrgica como


modalidad primara, con resecciones variables que pueden eliminar la lesión local (muy pocas veces
empleada) hasta las hemicolectomías derecha o izquierda, resección del transverso, del recto, etc.
dependiendo, como se dijo, de la localización y la extensión de la enfermedad, así como la
resección concomitante de los linfáticos. Igual que en otras partes del cuerpo, dependiendo de la
extensión, la afección del órgano en si (en el caso del colon y recto se utilizan las clasificaciones de
Duke o de Aster Coller) y las metástasis se utilizan la radioterapia y/o la quimioterapia, sobre todo
esta última y se ensayan en la actualidad con otros cánceres del cuerpo la inmunoterapia y la
terapia inhibidora de la angiogénesis (propiedad de formación de vasos sanguíneos de los tejidos,
particularmente los malignos).

Cáncer de intestino delgado.

Son realmente infrecuentes.

Sus manifesrtaciones son variables, pueden ser asintomáticos o pueden dar un cuadro de
obstrucción intestinal o de hematoquecia.

La mayoría son adenocarcinomas pero, como se dijo para los anteriores, pueden ser tumores
estromales, carcinoides, linfomas, etc.

El diagnóstico puede ser bastante engorroso y se fundamenta en la clínica así como en estudios de
imágenes: tránsito intestinal, enteroclisis, TAC, RM, así como en estudios endoscópicos como la
enteroscopía o la “cápsula endoscópica”.

El tratamiento es similar a otros cánceres del tubo digestivo con resección del segmento afectado
con resección linfática en una cuña de mesenterio, dependiendo de la naturaleza de la lesión así
como de su extensión. El tratamiento coadyuvante por lo general también está indicado.

Cáncer de páncreas.

Generalmente surge de los acinos pancreáticos, por lo que es un adenocarcinoma. Pueden existir
también tumores de las células endócrinas, pero son mucho menos frecuentes. Puede aparecer en
la cabeza, que son los más frecuentes o en el cuerpo y la cola del órgano.

Se ha asociado igual que otros cánceres con diversos factores predisponentes y etiológicos, entre
ellos irritantes como el alcohol, la inflamación crónica, los quistes neoplásicos, entre otros.

Afecta ligeramente más a los hombres que a las mujeres. La edad, generalmente es hacia los 60,
pero como se dijo en otras condiciones anteriores, no es raro verlo a los 40 o menos.

Las manifestaciones son muy variables y cuando están presentes, casi siempre el cáncer ya ha
progresado bastante en su desarrollo. Pueden ser desde dolor abdominal vago, crónico, pérdida de
peso, dispepsia, etc.

La manifestación cardinal es la ictericia, sobre todo, presente en prácticamente todos los de


cabeza, puede haber prurito también. La ictericia es una manifestación común que se presenta en
otros cánceres que aparecen en el mismo sitio que el de la cabeza de páncreas como en el de
duodeno (que afecta la segunda porción del duodeno), el de colédoco inferior y el de la ampolla de
Vater, por lo que se ha dado en llamar a estas cuatro entidades cánceres periampulares. Con todo,
el de la cabeza de páncreas es el más común.

El diagnóstico se hace en base a la clínica y a los estudios de imágnes: serie gastroduodenal, cpre
(colangiopancreatografía retrógrada endoscópica), TAC, RM, colangioresonancia, entre otros. Debe
confirmarse por biopsia, siendo esta última de muy difícil comprobación por la adquisión de
muestra tisular, debido a la ubicación difícil del páncreas en el retroperitoneo, lo que hace
necesario que en muchas ocasiones se apele a la laparoscopía o a la misma laparotomía
exploratoria para la obtención de muestra de tejido para biopsia..

El cáncer de páncreas, tanto de la cabeza como del cuerpo y cola es de muy mal pronóstico.

Cuando se puede está indicada la resección quirúrgica, para los de la cabeza del páncreas está
indicada la resección pancreaticoduodenal (operación de Whipple) y para los de cuerpo y cola está
indicada la pancreatectomía distal.

Siempre está indicado el tratamiento coadyuvante, generalmente, quimioterapia.

Como se dijo, es un cáncer de muy mal pronóstico. Con muy escasa sobrevida a los cinco años de
control.

Cánceres de vías biliares.

Sólo lo mencionaremos.

Son el cáncer de la vesícula biliar y el colangiocarcinoma de las vías biliares principales, esto es de
los conductos hepático común y colédoco. Su manifestación esencial también es la ictericia.

Son infrecuentes y cuando se les descubre están tan avanzados que es muy poco lo que la cirugía y
la medicina en sentido general pueden obtener de su tratamiento.

Su pronóstico es generalmente sombrío.

Dr. José D. Alvarez Cepeda

Cirujano General

Profesor de Cirugía

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