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CRITICA DE LIBROS
BORDIEU, Fierre
La dominación masculina
Editorial Anagrama, 2000
sexos?, con lo que, a su vez, nos nes colectivas o modelos) que ya son
traslada ante otra tensión, a mi parecer producto de la dominación. Es decir,
no resuelta, muy conocida por los si pensamos en las dicotomías clási-
antropólogos: la dicotomía natura- cas (etnografía de Cabilia propuesta por
leza/cultura y con ella la correspon- Bourdieu, pero que podemos trasladar
diente esencialismo/construccionismo, en parte a otros lugares) de hombre/
universalidad/especificidad, igual/ mujer, seco/húmedo, duro/blando, etc.,
diferente, por no reseñar más que venios cómo esta división (que a la
algunos de los muchos caminos anti- vez es visión y genera imágenes y
téticos que podríamos plantear y que representaciones) está objetivamente
todavía se plantean y debate en nuestra ajustada a la ya existente y, por tanto,
disciplina Baste al respectorecordarla buena consagra el orden establecido y , al
acogida que ha tenido el último Hbro de H. tiempo, lo refuerza y perpetúa. Estas
Fisher y sus planteamientos biologistas. divisiones dicotómicas dan preemi-
Bordieu recuerda cómo las divisio- nencia y valor al orden masculino; un
nes sexuales (transculturales) se basan orden que prescinde de cualquier jus-
en un orden producido y sustentado por tificación puesto que es, sencillamente,
dos procesos concretos: la transforma- como la naturaleza en la que se apoya.
ción de la historia (y de la cultura, En palabras de Bourdieu: "la visión
añadiría) en naturaleza; es decir, lo que androcéntrica se impone como neutra y
podríamos resumir como un proceso no siente la necesidad de enunciarse en
de naturalización de lo cultural y, como unos discursos capaces de legitimarla"
consecuencia, otro proceso por el que (p.22). Es fácil entender, en esta pers-
se transforma la arbitrariedad cultural pectiva, que las diferencias biológicas
en natural y por lo tanto —añado de y anatómicas entre los sexos sirvan
nuevo— en exigencias de conducta. de justificación natural de las diferen-
Desde una perspectiva antropológica cias de género, algo que hace tiempo
el problema se sitúa en el marco de expuso M. Godelier o F. Heritier y
dos premisas importantes: primero, que Bourdieu especifica magistral y
el principio de la diferencia entre lo exhaustivamente con la etnografía de
masculino y lo femenino es cultural, Cabilia y que, de nuevo, podríamos
y por tanto arbitrario y contingente, llevar a múltiples culturas tanto con
pero, segundo y al tiempo, es necesario el lenguaje y sus imágenes (lo duro,
sociológicamente. Ambos extremos los lo flaccido, etc.), como con partes
demuestra Bourdieu con el análisis de anatómicas concretas (los genitales
la etnografía recogida en la sociedad masculinos y la virilidad, por ejemplo).
cabileña, parte del cual ya se había Sin embargo, Bourdieu no olvida
avanzado en El sentido práctico. advertir que en todos estos procesos de
Sin embargo creo importante insis- correspondencia entre el mundo real y
tir en el hecho de que la dominación sus representaciones mentales existe
masculina se configura mediante unos un espacio liminal propio de la "lucha
modos de pensamiento (representacio- cognitiva" del ser humano respecto al
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sentido que tienen las cosas del mundo. la sumisión de aquéllos que lo sufren
En otras palabras, el autor alerta de la y que, a su vez, lo han construido
"indetemiinación parcial" que algunos como tal, siendo evidente que tal
objetos tienen y que permite otras construcción no es un acto intelectual,
interpretaciones; es decir, el dominado consciente, libre y deseado, sino efecto
(en nuestro caso las mujeres) podría mismo del poder. Este proceso circular
resistirse a determinadas imposiciones y cerrado (muy criticado en algunos
de carácter simbólico y trastocar, por aspectos) del esquema de Bourdieu
tanto, su sentido. A mi parecer este es especialmente trágico en el caso
aspecto tan importante nos recordaría de las mujeres, siempre inferiores
la excelencia de la ambigüedad y la y excluidas según la ley de la domina-
liminalidad como categorías analíticas ción simbólica. Así, son objeto de
que tantas veces se han olvidado en intercambio en "el terreno de las rela-
los estudios de género. ciones de producción y reproducción
Mediante las diferencias sexuales del capital simbólico", discriminadas
y anatómicas, mediante los gestos, en sus posiciones, espacios, valores y
mediante el cueipo y la sexualidad, preiTogativas e incluso podría decirse
se va asentando y configurando parte que, aún hoy, el ser femenino sigue
de la dominación masculina. Otra siendo el no trascendente (De Beau-
vendrá dada por el refuerzo cultural voir) o el ser percibido, lo que las sitúa
de diferentes operaciones de sumisión, no sólo en "permanente inseguridad
desde los rituales de evitación a los corporal", sino en situaciones de
espacios segregados del trabajo. Todos dependencia simbólica. Son, pues, los
estos aspectos van legitimando una otros quienes construyen a la mujer,
relación de dominación que aun pare- quienes planifican cómo deben ser
ciendo tener naturaleza biológica es vistas y cómo deben verse o, dicho de
en sí otra construcción social, esta otro modo, la mujer parece condenada
vez naturalizada. Todo ello, además, a verse desde la categoría de quien
entra a formar parte de un proceso domina, es decir, desde las categorías
de aprendizaje que resulta más eficaz masculinas.
desde el momento en que es tácito. Esta visión desde la dominación
Aprendemos a manejar nuestro cuerpo se apoya, además, en la instituciona-
y cada una de sus partes significando lización de la misma dominación.
con ello un modo peculiar de ver Como decía anteriormente, la visión
y aprehender el mundo, a nosotras androcéntrica (el poder simbólico) se
mismas y a los otros, creando así no legitima por sus mismas prácticas y
sólo una cosmología, sino una ética por aquellas instituciones o agentes
y una política. que las apoyan de un modo tácito,
La naturalización de la dominación principalmente mediante los caminos
permite plantearnos cómo el poder socializadores y educativos entre los
simbólico necesita no sólo un agente que Bourdieu destaca la familia, la
que lo ponga en ñmcionamiento, sino iglesia, la escuela y el Estado y que,
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