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Beatriz Moncó Revista Internacional de Sociologia, Vol 59 Num 28 (2001)

CRITICA DE LIBROS

BORDIEU, Fierre
La dominación masculina
Editorial Anagrama, 2000

Comentar un libro de Fierre Bour- que pueden mitigar la tensión abierta


dieu es siempre una tarea difícil y exci- entre hombres y mujeres, así como
tante. Lo primero por la complejidad entre las exigencias a las que cultural-
y multivalencia de los planteamientos mente se les obliga.
a los que este autor acostumbra, y Bourdieu comienza la obra mos-
lo segundo, derivado de lo anterior, trando su perplejidad (que es la mía)
porque sus propuestas no dejan nunca ante el hecho de que un determinado
indiferente: interrogan, estimulan "orden establecido, con sus relaciones
la curiosidad o la crítica, obligan a de dominación, sus atropellos, sus
reflexionar y, cuando menos, generan privilegios y sus injusticias, se perpe-
un desasosiego que siempre es bueno túe... con tanta facilidad, dejando a
para el lector. A mi parecer La domi- un lado algunos incidentes históricos,
nación masculina se asienta sobre y las condiciones de existencia más
cuatro ejes que entrecruzados sostienen intolerables puedan aparecer tan a
a todo el conjunto. El primero, que menudo como aceptables por no decir
vendría a ser ün planteamiento teórico naturales" (p. 11). Esta paradoja, aparte
general a la antropología y que se de crear nuevas preguntas, nos lleva
inscribiría en el total de toda la obra directamente a verla en íntima relación
de Bourdieu. Un segundo, en el que con la violencia simbólica, un tipo
la centralidad en la construcción del de violencia que se perpetúa por su
cuerpo y la sexualidad son unidades propia esencia, por ejercerse a través de
analíticas de primer orden. El tercero símbolos (aunque sus efectos puedan
se focalizaría en los agentes domina- apreciarse de otros modos) y por !?er
dores como impulsores del proceso así, en principio, invisible a sus propias
de diferenciación y jerarquización de víctimas. Fara tratar de explicar esta
sexos y géneros. Y el último coincide violencia simbólica, Bourdieu nos
con un capítulo en el que, bajo el lleva a otro problema ampliamente
título de "cambios y permanencias", tratado en la antropología del género:
se insinúa un abanico de posibilidades ¿por qué hay una división entre los
Revista Internacional de Sociología (RIS)
Tercera Época, n° 28, Enero-Abril, 2001, pp. 261-280.

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sexos?, con lo que, a su vez, nos nes colectivas o modelos) que ya son
traslada ante otra tensión, a mi parecer producto de la dominación. Es decir,
no resuelta, muy conocida por los si pensamos en las dicotomías clási-
antropólogos: la dicotomía natura- cas (etnografía de Cabilia propuesta por
leza/cultura y con ella la correspon- Bourdieu, pero que podemos trasladar
diente esencialismo/construccionismo, en parte a otros lugares) de hombre/
universalidad/especificidad, igual/ mujer, seco/húmedo, duro/blando, etc.,
diferente, por no reseñar más que venios cómo esta división (que a la
algunos de los muchos caminos anti- vez es visión y genera imágenes y
téticos que podríamos plantear y que representaciones) está objetivamente
todavía se plantean y debate en nuestra ajustada a la ya existente y, por tanto,
disciplina Baste al respectorecordarla buena consagra el orden establecido y , al
acogida que ha tenido el último Hbro de H. tiempo, lo refuerza y perpetúa. Estas
Fisher y sus planteamientos biologistas. divisiones dicotómicas dan preemi-
Bordieu recuerda cómo las divisio- nencia y valor al orden masculino; un
nes sexuales (transculturales) se basan orden que prescinde de cualquier jus-
en un orden producido y sustentado por tificación puesto que es, sencillamente,
dos procesos concretos: la transforma- como la naturaleza en la que se apoya.
ción de la historia (y de la cultura, En palabras de Bourdieu: "la visión
añadiría) en naturaleza; es decir, lo que androcéntrica se impone como neutra y
podríamos resumir como un proceso no siente la necesidad de enunciarse en
de naturalización de lo cultural y, como unos discursos capaces de legitimarla"
consecuencia, otro proceso por el que (p.22). Es fácil entender, en esta pers-
se transforma la arbitrariedad cultural pectiva, que las diferencias biológicas
en natural y por lo tanto —añado de y anatómicas entre los sexos sirvan
nuevo— en exigencias de conducta. de justificación natural de las diferen-
Desde una perspectiva antropológica cias de género, algo que hace tiempo
el problema se sitúa en el marco de expuso M. Godelier o F. Heritier y
dos premisas importantes: primero, que Bourdieu especifica magistral y
el principio de la diferencia entre lo exhaustivamente con la etnografía de
masculino y lo femenino es cultural, Cabilia y que, de nuevo, podríamos
y por tanto arbitrario y contingente, llevar a múltiples culturas tanto con
pero, segundo y al tiempo, es necesario el lenguaje y sus imágenes (lo duro,
sociológicamente. Ambos extremos los lo flaccido, etc.), como con partes
demuestra Bourdieu con el análisis de anatómicas concretas (los genitales
la etnografía recogida en la sociedad masculinos y la virilidad, por ejemplo).
cabileña, parte del cual ya se había Sin embargo, Bourdieu no olvida
avanzado en El sentido práctico. advertir que en todos estos procesos de
Sin embargo creo importante insis- correspondencia entre el mundo real y
tir en el hecho de que la dominación sus representaciones mentales existe
masculina se configura mediante unos un espacio liminal propio de la "lucha
modos de pensamiento (representacio- cognitiva" del ser humano respecto al

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sentido que tienen las cosas del mundo. la sumisión de aquéllos que lo sufren
En otras palabras, el autor alerta de la y que, a su vez, lo han construido
"indetemiinación parcial" que algunos como tal, siendo evidente que tal
objetos tienen y que permite otras construcción no es un acto intelectual,
interpretaciones; es decir, el dominado consciente, libre y deseado, sino efecto
(en nuestro caso las mujeres) podría mismo del poder. Este proceso circular
resistirse a determinadas imposiciones y cerrado (muy criticado en algunos
de carácter simbólico y trastocar, por aspectos) del esquema de Bourdieu
tanto, su sentido. A mi parecer este es especialmente trágico en el caso
aspecto tan importante nos recordaría de las mujeres, siempre inferiores
la excelencia de la ambigüedad y la y excluidas según la ley de la domina-
liminalidad como categorías analíticas ción simbólica. Así, son objeto de
que tantas veces se han olvidado en intercambio en "el terreno de las rela-
los estudios de género. ciones de producción y reproducción
Mediante las diferencias sexuales del capital simbólico", discriminadas
y anatómicas, mediante los gestos, en sus posiciones, espacios, valores y
mediante el cueipo y la sexualidad, preiTogativas e incluso podría decirse
se va asentando y configurando parte que, aún hoy, el ser femenino sigue
de la dominación masculina. Otra siendo el no trascendente (De Beau-
vendrá dada por el refuerzo cultural voir) o el ser percibido, lo que las sitúa
de diferentes operaciones de sumisión, no sólo en "permanente inseguridad
desde los rituales de evitación a los corporal", sino en situaciones de
espacios segregados del trabajo. Todos dependencia simbólica. Son, pues, los
estos aspectos van legitimando una otros quienes construyen a la mujer,
relación de dominación que aun pare- quienes planifican cómo deben ser
ciendo tener naturaleza biológica es vistas y cómo deben verse o, dicho de
en sí otra construcción social, esta otro modo, la mujer parece condenada
vez naturalizada. Todo ello, además, a verse desde la categoría de quien
entra a formar parte de un proceso domina, es decir, desde las categorías
de aprendizaje que resulta más eficaz masculinas.
desde el momento en que es tácito. Esta visión desde la dominación
Aprendemos a manejar nuestro cuerpo se apoya, además, en la instituciona-
y cada una de sus partes significando lización de la misma dominación.
con ello un modo peculiar de ver Como decía anteriormente, la visión
y aprehender el mundo, a nosotras androcéntrica (el poder simbólico) se
mismas y a los otros, creando así no legitima por sus mismas prácticas y
sólo una cosmología, sino una ética por aquellas instituciones o agentes
y una política. que las apoyan de un modo tácito,
La naturalización de la dominación principalmente mediante los caminos
permite plantearnos cómo el poder socializadores y educativos entre los
simbólico necesita no sólo un agente que Bourdieu destaca la familia, la
que lo ponga en ñmcionamiento, sino iglesia, la escuela y el Estado y que,

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en su opinión, no sólo han apoyado también, como sujeto de una instmc-


las prácticas de dominación sino que ción normativizada.
han contribuido a su permanencia. Es de señalar la insistencia de Bour-
De ahí, que plantee como necesario dieu en cómo bajo diversos aspectos
"reconstruir la historia del trabajo y mediante distintas estrategias cada
histórico de deshistorización " (p.l05) una de estas instituciones mantiene un
o, lo que es lo mismo, reconstruir los orden social sexualmente ordenado y
procesos y situaciones mediante los jerarquizado. Un orden que limita y
cuales las mujeres perdieron sus voces discrimina, unas veces más explícita-
y existencias. mente que otras, al conjunto de mujeres
Esta investigación (no sólo histó- en general y a cada una en particular,
rica, como él mantiene) deberá dar a pesar de las múltiples contribuciones
cuenta de los mecanismos y estrategias (él insiste en la producción y reproduc-
mediante los cuales las instituciones ción del capital simbólico) que realizan
mencionadas y los agentes individua- en el conjunto social. No obstante,
les y específicos han perpetuado (o queda entre líneas una esperanza (que
no) las estructuras de las relaciones en parte ya es realidad) con la creciente
de dominación. El problema no es concienciación femenina, producto de
pequeño y ante la complejidad de su los movimientos feministas y, entre
naturaleza las posibles soluciones otras cosas, el acceso a ámbitos más
deberán provenir de varios ñrentes; amplios de la educación.
frentes que, a su vez, tendrán que surgir En la última parte de su libro,
desde cada una de las instituciones Bourdieu se acerca con gran lucidez a
ya nombradas. Por otra parte, y de diversos temas que, lamentablemente,
nuevo sin perder de vista el círculo que apenas esboza. Así, la ambigüedad
supone la dominación simbólica, tales del amor como dominación, su propia
investigaciones tendrán que poner de postura ante su obra y su deseo de
relieve las permanencias que ocultan cambio y transformación, así como un
los cambios y entre las que Bourdieu apéndice sobre "algunas cuestiones
cita la doble jomada femenina, el techo sobre movimientos de gays y lesbia-
de cristal o los múltiples problemas que nas", son aspectos que necesitarían
caracterizan a las "élites discriminadas" mayor elaboración para beneficio
(García de León). Teniendo esto en y placer del lector. Como decía al
cuenta parece claro que un empuje al principio, esta interesante obra de
cambio bien podrían provenir de una Fierre Bourdieu nos recuerda que el
transformación de nuestras estructuras reto de entender las relaciones entre los
e instituciones educativas, entendiendo sexos y los géneros aún está abierto,
por educación, es evidente, algo más aportando nuevos caminos de reflexión
que "Escuela": educación en y desde la para enfrentamos a él.
familia, como creyente y participante
de una iglesia, como ciudadano respon- BEATRIZ MONCÓ
sable y atento a deberes y derechos y, Universidad Complutense de Madrid

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