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Historia del calendario romano

El calendario romano, lejano antecedente de nuestro calendario gregoriano, atravesó una historia
compleja.
Se considera que en la época de Rómulo el calendario era lunar, forma común y lógica, pues las
fases de la luna forman un ciclo fácil de reconocer por su brevedad. El año no tenía 12 meses sino
10. Desde el fin de diciembre hasta el principio de marzo no se contaban los días, pero sí era
sencillo determinar cuándo se había terminado ese período invernal: el inicio del mes se
identificaba con la luna nueva; el día central del mes con la luna llena. Los meses de marzo, mayo,
julio (quintilis) y octubre tenían 31 días y los demás tenían 30.
Numa Pompilio, segundo rey de Roma, fijó también los meses de enero y febrero, ubicados en
las dos últimas posiciones. Nos lo confirman los nombres que tenían los meses: quintilis (julio);
sextilis (agosto), september, october, november, december y luego ianuarius y februarius. Las
duraciones de los meses eran: 31 días para marzo, mayo, quintilis y octubre; 28 para febrero y 29
para todos los demás.
De todos modos, aun con doce meses, el año seguía siendo lunar, de 355 días, y las estaciones se
iban desplazando, por el desfasaje con respecto al año solar de 365 días y casi 6 horas. Para
evitarlo, se creó un nuevo mes, el mercedonio de 22 o 23 días, que aparecía cada 2 años y, en
promedio, contribuía a emparejar el calendario lunar con respecto al año solar. El mercedonio se
colocaba después del 23 de febrero y, junto con los 5 días de febrero que faltaban formaban un
mes irregular.
Los días de cada mes no se contaban desde el 1º en adelante, como hacemos actualmente, sino
que existían tres fechas de referencia: el día 1º, llamado calendas; el día 5º (en marzo, mayo, julio
y octubre el día 7º) llamado nonas; y el día 13º (en esos mismos meses el 15º) llamado idus. Las
nonas indicaban el noveno día antes de los idus. Los meses indicados son los que desde un primer
momento tuvieron 31 días.
Tal como se encuentra en algunos textos, la aplicación del mercedonio era la siguiente, a lo largo
de un ciclo de 24 años:

año normal (355 días), año con mercedonio de 22 días, año normal, año con
mercedonio de 23 días y así sucesivamente.

Luego, para corregir el desfasaje de la correspondencia entre meses y estaciones debida


al exceso de un día en el año medio romano sobre el año solar, la inserción del mes
intercalar fue modificada según el esquema:

año normal, año con mercedonio de 22 días, año normal, año con mercedonio de 23
días y así sucesivamente durante los primeros 16 años de un ciclo de 24 años; en los
últimos 8 años del ciclo, el mercedonio tenía solamente 22 días, salvo que se omitía
la última inserción: año de 355, año de 377, año de 355, año de 377, año de 355, año
de 377, año de 355 y año de 355.

El resultado de este ciclo de 24 años era de una gran precisión para la época: 365,25 días,
exactamente igual a la duración del año juliano, según resulta del siguiente cálculo:

355 · 13 + 377 · 7 + 378 · 4 8766


= = 365,25
24 24
Sin embargo, la regulación de la aplicación del mercedonio estaba al arbitrio de los pontífices,
que podían favorecer o no a quienes ejercían cargos con mandato anual (como los cónsules).
En los tiempos de Julio César, las irregularidades cometidas durante siglos habían llevado a
grandes alteraciones con respecto a las estaciones del año, por lo que el dictador decidió aplicar
una reforma profunda. En el año 46, se agregaron tres meses (mercedonio incluido) por lo que
ese año, “de la confusión”, tuvo 445 días. A partir de ese momento, se suprimió para siempre el
mercedonio. El año de 365 días, solar, sería aumentado en 1 día cada 4 años, llegando así a tener
una duración promedio de 365 días y 6 horas, muy próximo a la duración natural de 365 días, 5
horas, 48 minutos y 46 segundos. Había una pequeña diferencia, apenas 11 minutos y 14 segundos
por año, cosa que se consideró que no tenía demasiada importancia.
El cambio más notable, vigente aún para nosotros, es que el día extra se agregó en el mes de
febrero, pero no es el 29 como resultaría cómodo considerar, sino que es el 24, que está
exactamente en la misma posición que el antiguo mercedonio. De esta manera, para nombrar los
días de febrero de un año bisiesto después de los idus se debe proceder así:
14 de febrero a.d. XVI Kal. Mar. 22 de febrero a.d. VIII Kal. Mar.
15 de febrero a.d. XV Kal. Mar. 23 de febrero a.d. VII Kal. Mar.
16 de febrero a.d. XIV Kal. Mar. 24 de febrero a.d. bis VI Kal. Mar.
17 de febrero a.d. XIII Kal. Mar. 25 de febrero a.d. VI Kal. Mar.
18 de febrero a.d. XII Kal. Mar. 26 de febrero a.d. V Kal. Mar.
19 de febrero a.d. XI Kal. Mar. 27 de febrero a.d. IV Kal. Mar.
20 de febrero a.d. X Kal. Mar. 28 de febrero a.d. III Kal. Mar.
21 de febrero a.d. IX Kal. Mar. 29 de febrero Pridie Kal. Mar.

¿Cuál es la evidencia de que esto era así? La encontramos en el santoral de la Iglesia Católica: en
siglos pasados (porque el Concilio Ecuménico cambió muchas cosas), las fiestas litúrgicas que se
celebraban entre el 24 y el 28 de febrero de los años comunes, se pasaban a los días 25 a 29 de
los años bisiestos.

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