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UNA APUESTA…….

POR LA PAZ

Autores:

* Pilar Peña Amaro.


Enfermera. Licenciada en Antropología social y cultural. Doctora por la universidad
de Jaén.
Profesora titular de escuela. Universidad de Jaén.
* Juan García López.
Enfermero. Especialista en Psiquiatría.
Hospital Médico-Quirúrgico Ciudad de Jaén.
* Carmen Baena del Moral.
Enfermera. Alumna de 5 de antropología.
Hospital Médico-Quirúrgico. Ciudad de Jaén.
* Isabel López Medina
Enfermera. Licenciada en Antropología.
Profesora Asociada. Universidad de Jaén.
* Carmen Álvarez Nieto
Enfermera. Licenciada en Biología. Doctora por la universidad de Jaén.
Profesora asociada. Universidad de Jaén.

Dirección para correspondencia:


Pilar Peña Amaro
San Francisco Javier 2 escalera derecha 2 b
23006.Jaén
teléfono:
636133574
953084550
E-mail:
ppena@ujaen.es
pipama1@supercable.es
deborapena1@hotmail.com

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¿QUÉ ES LA PAZ?:

¿Qué es la paz? la paz, es ante todo un instrumento para conseguir

bienestar, para evitar que la gente sufra por cualquier razón que pueda ser evitada

para,….. evitar la violencia.

Los procesos de paz son una Interacción entre pensar, actuar, hablar

(expresar) y sentir.

A veces, para poder definir algo, es necesario acudir a definir la oposición

que ese algo tiene o representa. Así, vamos a definir la violencia para configurar la

paz como oposición. Analizando la violencia, podremos encontrar la forma de

evitarla y encontrar la PAZ.

Escuchamos y vemos, con bastante preocupación como la violencia crece

alrededor de nosotros, secuestros, robos a mano armada, asesinatos, violencia

familiar, maltrato infantil, violencia escolar, etc. La sociedad que tenemos parece

haberse convertido en una de esas viejas películas del oeste americano, donde

todo se resolvía a fuerza de tiros y puñetazos.

Pero así como nos “asusta” o incluso nos sorprende este fenómeno que nos

rodea por lo brutal que es, por el menosprecio que se tiene a la vida y por la falta

de sentido que tienen las agresiones no parecemos darnos cuenta de que en el

fondo de estas situaciones todos nos estamos volviendo más “violentos”, en

mayor o menor medida.

La violencia se define como el uso de una fuerza, abierta u oculta, con el fin

de obtener de un individuo o de un grupo algo que no quiere consentir libremente.

Lleva implícita la intención o daño a la capacidad de pensar.

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J. Galtung (1985) (el definidor de la paz) define la VIOLENCIA como algo

evitable que obstaculiza la autorrealización humana explicando que las personas

sufran realizaciones afectivas, somáticas y mentales, por debajo de sus

realizaciones potenciales. Así mismo, Jordi Planella (1998) la considera como

aquella situación o situaciones en que dos o más individuos se encuentran en una

confrontación en la cual una o más de una de las personas afectadas sale

perjudicada, siendo agredida física o psicológicamente.

La violencia es, sin duda alguna, una forma de expresión del autoritarismo y

del fundamentalismo más exacerbado. NO hay dimensión de “otra persona”, ni del

“otro”, ni del “nosotros”, solo vale el “yo”, a partir de cualquier condicionamiento.

Así entendida, la violencia siempre es una forma de ejercicio del poder mediante el

empleo de la fuerza (ya sea física, psicológica, económica, etc.) e implica la

existencia de un “arriba y un abajo”, un más y un menos, un fuerte y un débil ya

sean reales o simbólicos. La violencia tiene su naturaleza en el egoísmo humano.

Hay varias formas de violencia: la personal, la ambiental y la política.

1.- Violencia personal, es la que surge del hombre individualmente y puede

repercutir directamente contra él mismo, contra los demás hombres, contra los

animales, contra los vegetales y contra las cosas en el asesinato, en el

infanticidio, en el aborto, en las peleas, en los insultos, en la calumnia, en la

difamación, en los malos tratos a los niños y a los débiles, en la intolerancia

ideológica, en la explotación de los trabajadores, en la indiferencia frente a los

problemas del hambre, la miseria, la marginación y el abandono social, etc., en

pocas palabras, hay violencia personal en cualquier violación de los derechos

humanos. A esto hemos de añadir los malos tratos y el sacrificio innecesario

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de los animales, la destrucción innecesaria de los vegetales, la contaminación

del medio ambiente, y en general todos los atentados contra la naturaleza,

etc.

2.-La violencia ambiental es la que, como consecuencia de la acumulación de

muchas violencias personales, produce un estado social generalizado o

restringido de falta de respeto a la naturaleza, a la vida y la libertad de los

seres. Esta violencia ambiental surge de la suma, multiplicación y potenciación

de las distintas violencias personales y, a su vez, se vuelve contra el hombre y

despierta en él nuevas reacciones de violencia o incrementa las ya existentes.

Ejemplos de esta violencia ambiental los tenemos en los muchos hechos y

situaciones de violencia que observamos o de los que oímos hablar en nuestra

vida de cada día, en el cine, en la televisión, en la prensa, en la radio, etc., y

que comprenden la violencia más o menos sutil, directa o indirecta, que

ejercen sobre nosotros la guerra, el terrorismo, la represión, la tortura, el

racismo, el fanatismo nacionalista, el dogmatismo y la intolerancia ideológica,

las manipulaciones de la sociedad de consumo, la propaganda y la publicidad

insistente, la explotación generalizada de los trabajadores, las situaciones de

hambre, miseria, marginación y abandono social, el disfrute de una excesiva

riqueza por unos pocos mientras otros están en la más mísera pobreza y

muchos niños y mayores mueren de hambre y de frío o viven en situaciones

infrahumanas, etc., así como en cualquier violación colectiva de los derechos

humanos, empezando por el derecho a la vida, a nacer, a alimentarse y a

educarse, y terminando por los derechos sociales, políticos y económicos.

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3.--En la violencia política, que tiene sus expresiones más crudas en la opresión,

la guerra, el terrorismo, la represión y la tortura física o mental, y que puede

ser personal o ambiental, hemos de distinguir tres modalidades o vertientes: la

violencia estructural o de las estructuras de poder establecidas, la violencia

subversiva o de los grupos revolucionarios, y la violencia represiva ejercida

por los vencedores sobre los vencidos.

Hemos definido la violencia como el ejercicio deshumanizado del instinto de

lucha mediante la destrucción de la naturaleza, la vida y la libertad de los seres. Y

en el campo de la convivencia humana implica una ruptura de la comunicación, en

la cual el agresor intenta utilizar su última argumentación en forma brutal, definitiva

y actuante. Su fracaso nace precisamente de que la acción humana de

convivencia no obedece a imposiciones exteriores, sino a un impulso interno, y

como consecuencia se ha de recuperar la situación comunicativa de diálogo si se

quiere llegar a un consenso comunitario estable. Además, la experiencia y la

historia nos demuestran que la violencia es ineficaz para establecer la justicia y el

respeto a los derechos humanos, ya que siempre da la victoria al más fuerte o al

más astuto y no necesariamente al que tiene la razón. Por si eso fuera poco,

incrementa las situaciones de miseria y servidumbre que están en el origen de

toda violencia. Aunque por medio de la violencia y al precio de mucha sangre

inocente se han conseguido objetivos políticos y sociales transitorios, en la historia

y en la vida no se encuentra ningún caso en el que, por medio de la violencia, se

haya conseguido una paz fraternal, verdadera y estable para la Humanidad.

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Los textos me parecen realidad y ficción, en definitiva ideales, sin duda

interesantes y necesarios de tratar. Problemas que se podrían solucionar dando

un gira total al comportamiento humano desde dentro de cada uno de nosotros,

viendo por ejemplo al otro como alguien portador de una serie de valores que

aunque muy diferentes a los míos puede aportarme y enriquecerme tanto como yo

a él.

La realidad es que en vez de ir avanzando en este aspecto vamos más bien

al contrario, para atrás, retrocediendo. Avanzamos y crecemos en la propia

violencia y algo que me parece más preocupante aún a edades más tempranas.

Creo que si que es posible construir un modelo antropológico de culturas

de hacer las paces en este inicio de siglo, siempre es posible. Algo fundamental

para poder hacer factible este objetivo, difícil y costoso de conseguir, pero por

suerte tengo esperanzas y no digo imposible, seria en mi opinión seria trabajar en

el campo de la cultura y la comunicación, creo que estas son premisas básicas

que mueven el concepto de paz, creo que nos falta algo básico que es la

comunicación.

Creemos que necesitamos construir nuevas maneras de cultivar las

relaciones humanas. Es nuestra responsabilidad la construcción de determinadas

relaciones sociales en la que estamos colaborando dia a dia, relaciones sociales

violentas que alimentamos cada uno de nosotros ( violencia, guerras, exclusiones,

marginación) y que lo que es aún más grave situaciones que las estamos

considerando como si fueran naturales e inevitables.

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Tenemos una sociedad donde los valores se están rompiendo, los ideales

van cayendo y eso, quieras que no, provoca en la gente cierto desasosiego,

inestabilidad y vivencias de “vacío”. Alienación, falta de afecto, indiferencia e

inercia que lo que hacen es fomentar que la sociedad no tenga pilares donde

sustentarse, una falta de apuntalamiento social y la posibilidad de rotura de la red

social. Ante la insatisfacción y la exclusión el aburrimiento parece arrojarnos a esta

peligrosa forma de relación, bastante “bárbara” y en la que lamentablemente los

que mas la están “sufriendo” son nuestros niños y nuestros jóvenes.

En el marco de esta violencia social, la violencia escolar, cada día más

abundantes, es uno de los fenómenos que más preocupa a los expertos. Oímos

noticias a diario en los medios de comunicación donde los adolescentes han

pasado de las bromas pesadas entre alumnos y pequeños actos de rebeldía hacia

los profesores a lo que hoy se denomina como violencia escolar, algo mucho más

preocupante. Basta pensar en los sucesos que nos acontecieron en las últimas

semanas en nuestro país. Tambien la queja de los profesores de un mal ambiente

y un clima en las aulas bastante contaminado.

Las escuelas, como ámbito de socialización, expresan una muestra de

nuestra sociedad casi perfecta. Allí convergen los problemas más variados que se

presentan en la comunidad. Así pues el hecho de que la violencia se haga

cotidiana, y convivamos con ella, es lógico que cale en lo profundo de nuestro ser,

y por tanto en nuestra actitud frente a los demás, ante la vida, produciendo una

relación con los demás personas con “el otro”, a través de la violencia.

En un mundo altamente “comunicado”, estamos perdiendo “la palabra”

como una forma de encuentro y una posibilidad de compartir.

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La competitividad es una de las reglas mas importantes del juego y el” todo

vale” pone sobre el tapete nuevas formas de jugar, basadas en la dominación y el

“poder”.

Creemos que seria posible neutralizar la violencia solamente con un

método, el del diálogo utilizando la no violencia como principio general que

informe nuestras actuaciones. Como dice Johan Galtung en una frase que me

parece muy acertada: “la paz se define como la capacidad de manejar los

conflictos con empatía, no violencia y creatividad”.

Tarea ardua y difícil de conseguir como bien dice el texto, todos los dias

aparecen nuevas formas de violencia. La neutralidad en el lenguaje va a ser

esencial como factor indispensable para los seres humanos, neutralizar los

espacios de violencia cultural como un valor que perseguir.

Entiendo que la neutralidad no es posible, pero cualquiera puede serlo

desde la tolerancia y el respeto a todo y a todos.

Tenemos que recuperar la paz social y para ello lo que hemos de encontrar

primero es la paz interior. Y recuperar la paz social significa una sociedad menos

violenta, una sociedad en la que habrá que recuperar la convivencia.

Tendremos que empezar pues por los núcleos de esa sociedad, nosotros

mismos, la familia, el colegio y también la iglesia ya que estas son las tres

instituciones primarias que juegan un papel preponderante en la socialización de

los individuos, y en su forma de relacionarse y convivir.

De las tres, creo que la familia es la más importante, y estamos

acostumbrados a oír que es precisamente esta “institución” una de las que esta

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“en crisis”, hay que revalorizar el trabajo y la acción con los padres de familia con

sus hijos. Reflexionar sobre la importancia que tiene una educación en la PAZ.

El proceso de socialización de un joven, que comienza en la familia,

tambien queda marcado por la manera en que se desarrollan los procesos de

desvinculación y vinculación en la época de la adolescencia. La escuela, los

grupos juveniles, las asociaciones etc, ofrecen ese espacio y a la vez ese modelo

que los puede ayudar a optar por un estilo de vida que los defina. La familia, los

centros de enseñanza y la iglesia tienen que convertirse para los jóvenes en

lugares de encuentro y de diálogo donde se analicen los modelos de convivencia,

de las normas de comportamiento y de las expectativas de futuro, donde se

contemplen la dependencia de dichos modelos, normas y expectativas con

respecto a las estructuras sociales y valores culturales de nuestro entorno donde

se procuren las vías de acción para el cambio social y personal.

Es evidente que ni la familia, ni la escuela, ni la iglesia podrán cumplir esta

función si no se evoluciona hacia formas de funcionamiento interno y de

comunicación interpersonal que sean más realistas, más flexibles, más

participativas y más negociadoras. La negociación es necesaria para la

convivencia. Negociar los significados de las situaciones, los intereses individuales

y colectivos, la participación en la toma de decisiones, el papel que se juega, etc.

Sólo cuando los hombres se transforman a sí mismos pueden conseguir

transformar las estructuras.

Y eso, sólo puede hacerse desde la formación. Tenemos que formar a

nuestros niños y jóvenes para que sean capaces de: respetar la vida y la dignidad

de cada persona, practicar la no violencia activa, en particular con los niños,

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compartir tiempo y recursos materiales, evitar el rechazo al prójimo, escuchándolo

y dialogando con él ,consumir de manera responsable para evitar el deterioro de

los recursos naturales, y contribuir al desarrollo de nuestras comunidades .

Esto nos debe llevar a replantearnos a nosotros mismos nuestras formas de

comportamiento, nuestra forma de relacionarnos con ellos y con los demás,

nuestro lenguaje.

Hay un poema muy significativo sobre la forma en la que un niño aprende

LOS NIÑOS APRENDEN LO QUE VIVEN

Si un niño vive con MIEDO...aprende a ser AGRESIVO

Si un niño vive sin CARIÑO... aprende a ODIAR

Si un niño vive CASTIGADO... aprende a MALTRATAR

Si un niño vive INSULTADO... aprende a OFENDER

Si un niño vive en SOLEDAD... aprende a ser INSOLIDARIO

Si un niño vive FRACASADO... aprende a FRUSTRARSE

Si un niño es QUERIDO... aprende a AMAR

Si un niño es PROTEGIDO... aprende a AYUDAR

Si un niño es ESTIMULADO... aprende a VALORARSE

Si un niño es RESPETADO... aprende a QUERERSE

Si un niño se siente SATISFECHO... aprende a ser FELIZ

Por la importancia que tienen las palabras en la conformación de la realidad

he sentido la curiosidad de recoger algunas frases o refranes que nos podrían

ayudar a “trabajar” el tema de la violencia y la paz, se encuentran en cualquier

libro de citas o en los refraneros son de todas las culturas, religiones y épocas

históricas.

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Nunca ha habido una buena guerra ni…una mala paz……(B.Franklin).

Si eres paciente en un momento de ira, escaparás a cien días de tristeza

(Proverbio chino)

Nunca comiences una pelea, pero siempre termínala (John Sheridan)

La armonía de las armas no depende del parentesco de los cuerpos (Friedrich von

Schiller)

La paz obtenida con la punta de la espada no es más que tregua (Pierre Joseph

Proudhon)

Estar en paz consigo mismo es el medio más seguro de comenzar a estarlo con

los demás (Fray Luis de León).

Un hombre no trata de verse en el agua que corre, sino en el agua tranquila,

porque solamente lo que en sí es tranquilo puede dar tranquilidad a otros

(Confucio)

La concordancia aumenta las fortunas pequeñas. La discordia arruina las más

grandes (Agripa).

El respeto al derecho ajeno es la paz (Benito Juárez).

Los recuerdos comunes son a veces los más pacíficos (Marcel Proust)

Solamente puedes tener paz si tú la proporcionas (Marie von Ebner-Eschenbach)

El valor hace vencedores; la concordia hace invencibles (Casimir J. Delavigre)

Cuando los pacíficos pierden toda esperanza, los violentos encuentran motivos

para disparar (Wilson).

No hay más calma que la engendrada por la razón (Séneca).

El primero de los bienes, después de la salud, es la paz interior (François

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Rochegoucauld)

Si quieres la paz, no hables con tus amigos, sino con tus enemigos (Dayan)

Podrán golpearme, romperme los huesos, matarme, tendrán mi cadáver, pero no

mi obediencia (Gandhi).

La paz es una aspiración y un objetivo, pero, sobre todo, es un objetivo cotidiano

(Juan Carlos I, Rey de España).

Allí donde el agua alcanza su mayor profundidad, se mantiene más en calma

(Shakespeare)

Lo esencial es estar en paz con uno mismo (Voltaire)

El árbol quiere la paz, pero el viento no se la concede (proverbio chino).

Solamente puedes tener paz si tú la proporcionas (Marie Ebner-Eschenbach).

Más vale que te consideren estúpido porque riegas el fusil para ver si florece que

te consideren estúpido por regar la tierra de sangre para que crezcan con más

fuerza flores para otro. Es mejor y más segura una paz segura que una víctima

esperada (Tito Livio).

Entre el ruido de las armas las leyes no se pueden escuchar (Cicerón).

Antes había países pacíficos y países agresivos. Ahora todos quieren la paz. Y

para asegurarla, fabrican más armas que nunca (Antonio Mingote).

No puedo creer que me condecoren. Yo creía que era necesario conducir tanques

y ganar guerras (John Lennon).

El corazón es paz, ve una fiesta en todas las aldeas (proverbio indio).

Mi sentimiento es que las naciones no pueden ser realmente una y que sus

actividades no podrían llevar al bien común de la humanidad entera, a menos que

se reconociera la ley familiar (de amor) en los asuntos nacionales e

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internacionales. Es decir, en el orden pacífico. Las naciones no pueden llamarse

civilizadas sino en la medida que obedezcan a esta ley (Gandhi).

¿Por qué me matas? / -¿Y qué, no estás al otro lado del agua? Amigo mío, si

estuvieras de este lado sería injusto matarte y yo sería un asesino. Pero, como

estás al otro lado, esto es justo y yo soy un valiente. ¡Bonita justicia la que tiene

por límite un río! (Pascal).

La no-violencia es la cima de la valentía (Gandhi).

El primero de los bienes, después de la salud, es la paz interior (François de La

Rochefoucauld).

La paz reside en la buena voluntad (San Agustín).

La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa (Erasmo de

Rotterdam).

No hay camino para la paz, la paz es el camino (Gandhi).

Cuando los ricos hacen la guerra, son los pobres los que mueren (Jean Paul

Sartre).

La no-violencia anula no sólo las violencias físicas externas, sino también las

violencias internas del espíritu (Luther King).

Guardarme de la violencia, ya se exprese mediante la lengua, el puño o el corazón

(Luther King).

Donde hay caridad, hay paz.

Las leyes callan cuando hablan las armas.

Cuando seas yunque, sufre; cuando seas mazo, da porrazo.

Antes de armas tomar, todo se debe intentar.

Aquí paz y después gloria.

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Cuatro cosas has de procurar: salud, saber, templanza y paz.

Después de la tormenta viene la calma.

Oyendo, viendo y callando, con todos en paz me ando.

Dios bendijo la paz y maldijo las armas.

También hay horca para el verdugo.

Donde está la paz, Dios está, donde no, Lucifer y Satanás.

Con viento limpian el trigo, y los vicios con castigo.

El fin principal, mantenerse en paz.

Haya paz duradera, y sea lo que Dios quiera.

Más vale morir en paz que vivir en guerra.

Quien siembra vientos recoge tempestades.

Quien tiene paz y alegría, duerme bien de noche y gana bien el día.

Al que quiera abrirse camino a codazos, echadlo a puñetazos.

Por mucho que la paz cueste nunca es cara.

Mejor es ser lobo que oveja, y caballo que buey manso.

Paz y pan, par sin par.

Mejor es paz con pobreza que turbación y riqueza.

Paciencia es paz y ciencia.

“No hay camino para la paz, la paz es el camino".

Como vemos es un tema tocado en todas las épocas y culturas, en todas

las religiones y en todas las etnias. La paz sentida (deseada), hablada, pensada,

practicada.

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Es posible, necesario y útil que nos impliquemos en la investigación de la

paz y por la paz, que dediquemos más tiempo a hablar y reflexionar sobre ella,

concederle un espacio en nuestra cabeza y en nuestro corazón a la paz.

María Montessori, hablaba de la ciencia de la paz, y de la necesidad de

crear una educación nueva, la educación de la paz, ya que, en sus mismas

palabras, "es de la paz que depende la vida misma de los pueblos y, tal vez, el

progreso o la extinción de toda nuestra civilización".

Aldous Huxley, a su vez, elevó su voz para pedir que la educación

cumpliera con el fin de "educar a los jóvenes seres humanos para la libertad, la

justicia y la paz".

Y en el punto octavo del "Programa de Iniciación No-violenta" (1971,

versión revisada del 2000), que diseña el plan de acción a largo plazo del "Día

Escolar de la No-violencia y la Paz", se propugna "Fomentar la implantación de

una educación en, para y por los derechos y los deberes humanos, la tolerancia, la

no-violencia y la paz en las escuelas, colegios, institutos y universidades".

En primer lugar, educar en la paz, sobrepasando interpretaciones más o

menos superficiales, manipuladas y manipulables y derivándolo de un concepto de

paz positiva, debe ser entendido en el sentido de "educar en la defensa,

construcción y mantenimiento de la paz y de un orden social justo que respete los

derechos del hombre por medios pacíficos y basados en la “no violencia”.

Reconociendo que "las guerras las ganan los estados pero siempre las pierden

las personas".

Educar en la paz es fomentar la actitud de renunciar a matar o dañar a los

demás seres por medio del pensamiento, la palabra y la acción. Es el ejercicio de

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lucha humanizado por el amor, que apela a la razón y actúa respetando la

naturaleza, la vida y la libertad de los demás. Entendida así es respeto integral por

la vida. Y la lucha humanizada no es una lucha que usa la fuerza bruta, violenta,

guerrera y militar, sino una lucha pacifica, enérgica, razonable, constante, sin

violencia y que proviene de “los valores” humanos, es una actitud de vida, una

forma de comportarse a nivel personal, y de grupo.

"Si quieres la paz, no prepares la guerra...

Si quieres la paz, prepara la paz....

Si quieres la paz, edúcate y educa para la paz..."

Un modelo antropológico de cultura de la paz podría tener como marco en

un principio la concienciación, el despertar o el desenvolvimiento de una

conciencia humana fraternal, que partiendo de una conquista progresiva de la paz

interior del hombre, consiguiese el “desarme” de los corazones y recreara un

sentimiento profundo y universal de hermandad, una humanización de ese instinto

“luchador”que por obra del amor desarrollaría hábitos , destrezas, y actitudes que

nos responsabilizarían del ser humano, de su pacificación interna y su respeto a

todas las formas de vida y a todos los derechos humanos, una sociedad, una

cultura, en paz y, de paz, que contemplara procedimientos de cooperación social,

que nos ayudaran a conocernos, tolerarnos, comprendernos, respetarnos,

dialogar, colaborar, unos con otros…..Inter-nacionalmente, Inter-culturalmente,

Inter-etnicamente, Inter-racialmente, Inter-religiosamente.....INTER......

Un mundo en paz, empieza en cada uno de nosotros, en nuestra conducta,

en nuestra forma de comunicarnos, en la “intención” de resolver las dificultades

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cotidianas desde el diálogo y en el recuerdo a nuestros semejantes de esas

conductas alternativas a la agresividad y a la agresión. Es nuestra propia actitud.

Si decidimos que realmente queremos un mundo en paz, tenemos que

“mojarnos”, implicarnos. En primer lugar depende de nosotros.

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