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Muy buenos días,

- Apreciado amigo Luis Ayala, Secretario General


de la Internacional Socialista.
- Honorable señor Peter Phillips, Presidente del
Partido Nacional del Pueblo, PNP, Anfitriones de
esta reunión de la Internacional Socialista, para
América Latina y el Caribe.
- Compañeros Vicepresidentes,
- Amigos delegados y delegadas,

Quiero iniciar mis palabras agradeciendo la


presencia de todos ustedes en esta Reunión del
Comité de la Internacional Socialista para América
Latina y El Caribe, que tiene lugar en esta hermosa
ciudad de Montego Bay, en la cual abordaremos
temas de especial interés para nuestros partidos y
de gran trascendencia para los pueblos de nuestra
región.

Aprovecho este momento, además, para expresar


la gran satisfacción que sentimos por la
hospitalidad, el buen trato y sobretodo, la calidez
con la cual hemos sido acogidos por el pueblo
jamaiquino, y de manera muy especial por los
compañeros y compañeras del partido anfitrión
PNP, lo que constituye una muestra fehaciente de
la fraternidad que caracteriza el trato entre
latinoamericanos y caribeños.

En nombre, de cada uno de los partidos y de mis


compañeros aquí presentes que componen la
Internacional Socialista reitero las gracias a
nuestros amigos de Jamaica.

Estimados compañeros y compañeras.

La socialdemocracia en el mundo, y en especial en


América Latina y el Caribe, afronta grandes
desafíos que debemos abordar con audacia,
creatividad y mucho sentido común.
A nuestra permanente búsqueda de la prosperidad
y el bienestar para todos los seres humanos, este
siglo suma los retos del cambio climático, la
criminalidad y la desigualdad.

En lo referente al cambio climático, el panorama


debe movilizarnos a tomar acciones concretas para
mitigar este fenómeno cuyas causas y
consecuencias no paran de crecer.

Según el más reciente informe de la Organización


Meteorológica Mundial entre 2014 y 2019 se
registró el periodo de mayor aumento de
temperatura de la historia y el crecimiento del nivel
del mar se aceleró de manera significativa durante
el mismo período, debido a que las emisiones de
CO2 alcanzaron nuevos máximos: las emisiones
netas de carbono se incrementaron en un 20%
durante este último lustro.
Es tiempo de empezar a tomar medidas concretas
para cumplir con el compromiso global de tener
cero emisiones netas de carbono hacia el año 2050,
disminuir los subsidios a combustibles fósiles y
facilitar la masificación del uso de energías
renovables en todo el planeta.

Otro reto que encara la socialdemocracia en el


mundo y, en especial en nuestra región, es el de la
criminalidad.

El auge del narcotráfico constituye una de las más


grandes amenazas a nuestra paz.

El comercio ilícito de drogas, así como la violencia


de género, son flagelos que se han recrudecido en
la última década y que demandan de nosotros toda
la atención para solucionarlos definitivamente.

Si el cambio climático y la criminalidad atentan


gravemente contra la supervivencia de la especie
humana y la convivencia pacífica entre nuestros
pueblos, la desigualdad pone en peligro el bien más
preciado que tiene la región latinoamericana y
caribeña: su democracia y su estabilidad política.

Si bien entre 2002 y 2014 la desigualdad en la


región disminuyó a un ritmo promedio de 1% anual,
a partir de 2015 esa tendencia se desaceleró
significativamente al registrar a partir de ese año
un 0.6% anual, según cifras de la CEPAL en su
informe “Panorama Social de América Latina
2019”.

Ese mismo informe revela además, que en el último


lustro la tendencia hacia a la baja de la pobreza y la
pobreza extrema en nuestra región se ha detenido
e incluso retrocedido: se prevé que para este año la
cantidad de pobres en América Latina pase de 185
millones en 2018 a 191 millones en el 2019.
De manera lenta, pero sostenida la desigualdad
impulsa el crecimiento de la pobreza en nuestra
región, lo cual debe llamarnos a todos a reinventar
el modelo de desarrollo latinoamericano y en ello la
socialdemocracia está llamada a jugar un rol
protagónico en el diseño, ejecución y aplicación de
políticas sociales inclusivas y políticas fiscales
activas que contribuyan a la creación de más
riquezas, con ingresos mejor distribuidos.

Ahora me voy a referir acerca del estado actual de


la situación política que viven varios países de la
región.

Los momentos de dificultades, convulsión y


turbulencia social que atraviesan nuestras
hermanas naciones de Venezuela, Nicaragua,
Brasil, Bolivia, Ecuador, Haití, Chile y Colombia
tienen sus raíces en las profundas desigualdades
que aquejan a toda América Latina y el Caribe.
He repetido en múltiples ocasiones que nuestra
región es la más pacífica del mundo, pero esa paz
hoy está seriamente amenazada por el desencanto
de un segmento importante de la ciudadanía.

En ese sentido quiero exhortar a todos a que


sepamos preservar la paz y la estabilidad política y
social de la cual hemos hecho gala durante todo
este siglo.

No permitamos el retroceso en nuestra región y


brindemos un futuro mucho mejor a nuestros
ciudadanos.

El diálogo, la concertación y el respeto entre


nosotros deben ser la norma para todos los actores
del sistema.

Tengamos muy presente que la fortaleza de las


instituciones robustece la democracia.
Los socialdemócratas tenemos el deber de
convertirnos en garantes de la paz, en los más
firmes promotores de la democracia en nuestros
pueblos, porque sólo a través de la concertación
seremos capaces de alcanzar el bienestar para
todos.

En el caso de la República Dominicana quiero


destacar tres valiosos elementos que hoy tenemos,
que debemos proteger y preservar, y sobre todo
deben estar por encima de cualquier interés
político, partidario o particular, ellos son: la
estabilidad política y económica que vive el país, el
crecimiento económico sostenido y la paz social
que disfrutamos.

Trabajemos juntos, para hacer de América Latina y


el Caribe un territorio próspero, una región
tranquila y en paz, con una democracia sólida y un
pueblo unido en la búsqueda del desarrollo
sostenible con igualdad de oportunidades para
todos.

Muchas gracias.

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