Está en la página 1de 2

TENTI FANFANI (COMPILADOR)

El oficio de enseñar
LA CONDICION DOCENTE Por Emilio Tenti Fanfani-(Siglo XXI)-324 páginas-($ 28)

Domingo 11 de septiembre de 2005

Durante las últimas décadas del siglo XX, la cuestión docente condensó más que ninguna
otra el conjunto de dilemas que enfrentaba la educación latinoamericana (aumento de las
desigualdades sociales, desarrollo del conocimiento y de las nuevas tecnologías de la
información, etcétera). Depositarios de expectativas de cambio y objeto de críticas de
diverso signo, pero también productores de formas de representación propias, los docentes
se convirtieron en tema de diversos estudios y en destinatarios de políticas de capacitación
y evaluación.

En La condición docente. Análisis comparado de la Argentina, Brasil, Perú y Uruguay,


Emilio Tenti Fanfani, autor de El arte del buen maestro (1988) y La escuela vacía (1992),
investigador independiente del Conicet y profesor titular en la UBA, describe los rasgos
actuales de la actividad, aporta una especie de balance de las transformaciones
contemporáneas y marca cierta continuidad en una lectura sociológica del fenómeno
educativo. El libro ofrece una serie de datos sistematizados sobre la condición docente en
los cuatro países, reunidos en el curso de un programa de investigación sobre "La
profesionalización de los docentes" desarrollado por el Instituto Internacional de
Planeamiento Educativo (IIPE), en su sede regional de Buenos Aires, a partir del año 2000.

La aplicación de un cuestionario a muestras representativas nacionales de docentes de áreas


urbanas de nivel primario y secundario de los sectores público y privado de la Argentina,
Brasil, Perú y Uruguay permitió explorar, en sus condiciones objetivas y subjetivas, la
condición docente, entendida como una vieja categoría social afectada por
transformaciones recientes del oficio de enseñar. Atravesada por fenómenos objetivos,
como la masividad, la heterogeneidad y la desigualdad, la condición docente también
estaría vinculada con imágenes sociales correspondientes a otros períodos históricos (la
docencia como apostolado y como vocación). El predominio de caracterizaciones
generalizadoras de los docentes habría dado lugar a una "indiferencia por las diferencias"
que el estudio se propone recuperar. En él se reconoce una intencionalidad descriptiva:
proveer una base empírica para las discusiones y los debates sobre el oficio.

Según el autor, "los docentes constituyen una categoría social masiva y distribuida en todo
el espacio territorial de las sociedades modernas". De allí la pertinencia de la metodología
utilizada en la investigación, que permitiría "ver de lejos" y "tomar distancia" de fenómenos
y representaciones naturalizadas, que se asientan en la orientación sociológica del autor y
en el estilo de muchas investigaciones comparadas similares a la que se presenta. La
aplicación de encuestas generó en los años 90 cierta resistencia entre los docentes. Es de
suponer que muchas de las conclusiones de la investigación podrían ser complementadas
con otro tipo de abordajes que permitieran a los actores docentes argumentar o exponer las
razones de sus preferencias, los mundos también heterogéneos de sus experiencias y de las
condiciones en las cuales éstas se producen.

El cuestionario empleado indaga una diversidad de tópicos (situación familiar, situación


social, trabajo docente, valores, consumos culturales, opiniones sobre política educativa,
etcétera). La sistematización de las respuestas permitió identificar puntos de coincidencia y
de diferenciación entre las voces de la docencia de los distintos países investigados. Se
destacan, entre otras, la preferencia de los docentes por definir el fin de la educación como
"desarrollar la creatividad y el espíritu crítico" en detrimento de "transmitir conocimientos
actualizados y relevantes"; la mayor estimación del valor de la igualdad en comparación
con el de la libertad; la pauperización de los consumos culturales; la valoración por parte de
la mayoría de los maestros de las nuevas tecnologías como auxiliares de la enseñanza pese
a la frecuente no disponibilidad de tales herramientas.

Merece una consideración especial la autopercepción generalizada de los maestros como


pertenecientes en su mayoría a la clase media o media baja. En las respuestas de los
docentes argentinos, se destaca el reconocimiento del descenso social de la actual
generación en relación con la de sus padres, el mayor pesimismo de los docentes estatales
con respecto al futuro y la poca confianza en el Ministerio de Educación, algo que debería
ser leído como parte de un balance de los años 90, época caracterizada por los fuertes
conflictos docentes.

En las conclusiones del libro, el autor recomienda el diseño de políticas que deberían
considerar el impacto de procesos de desinstitucionalización y de individualización en la
diversidad de condiciones y posiciones de los docentes y la necesidad de jerarquizar la
enseñanza. Sugiere el desarrollo de una política docente integral, la renovación de la idea
tradicional de transmisión cultural, la consideración en las políticas de las demandas de los
docentes y el enriquecimiento de sus consumos culturales.

El libro constituye un aporte muy importante ya que, partiendo de su base empírica, permite
una mejor comprensión del perfil de los docentes actuales y de los rasgos comunes y
divergentes que se verifican en los distintos países latinoamericanos estudiados. Sería
deseable también que los resultados de esta investigación, junto con los de otras centradas
en los conflictos docentes, en las experiencias educativas o en los escenarios sociales de la
enseñanza, formaran parte de un urgente debate común sobre la docencia, en la que se
siguen depositando promesas de cambio para el conjunto de la sociedad a pesar de que sus
condiciones, en las últimas décadas, variaron de manera notoria.

Sandra Carli

También podría gustarte