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Integrado de Recursos, del libro Enrique Leff, Ecología y Capital: Racionalidad Ambiental,
Democracia Participativa y Desarrollo Sustentable, Siglo XXI Editores, México, 1994.
1
. J.A. McNeely y D. Pitt, Culture and Conservation, 1985.
productivos que determinan sus tasas ecológicas de explotación),2 y a minimizar el uso de los
recursos no renovables, así como la acumulación y descarga al ambiente de productos,
subproductos y residuos de los procesos de producción y de consumo.
Las estructuras ecológicas y tecnológicas, una vez generadas por las prácticas productivas
de una formación social y determinadas por las exigencias de un modo de producción, adquieren
una fuerza productiva propia. Sin embargo, su productividad depende de las condiciones
económicas y de los estilos de organización productiva que delimitan las formas y ritmos de su
funcionamiento. Estas condiciones de la producción guardan una relativa independencia sobre
las fuerzas productivas ya incorporadas a los medios ecológicos y tecnológicos de producción.
Las formas de propiedad y posesión de las tierras y de los medios de producción, el proceso
económico nacional e internacional, las estructuras sociopolíticas a nivel regional y local,
condicionan el acceso social a los recursos, la periodicidad e intensidad del uso del potencial
eco-tecnológico y las inversiones productivas en diferentes regiones y actividades económicas.
2
. G. Gallopín, "Tecnología y Sistemas Ecológicos", CIFCA, Serie Opiniones, Madrid, 1983.
La construcción de una racionalidad ambiental se funda así en un concepto de
productividad social –eco-tecnológica–, que surge de la articulación de tres procesos
interdependientes, y que establecen niveles correspondientes de productividad.
En muchos casos, las prácticas tradicionales de las comunidades han incorporado las
condiciones de un aprovechamiento ecológicamente racional de sus recursos al desarrollo de sus
fuerzas productivas. En este sentido, la preservación de su identidad étnica y su autonomía
cultural contribuyen a la conservación y desarrollo del potencial productivo de su ambiente.3 Sin
embargo, el impacto ambiental de estas prácticas productivas no depende solamente de las
propiedades técnicas de sus medios de producción, sino que está sujeto a las condiciones sociales
de su aplicación y a sus funciones culturales, dependientes de sus estilos de vida. Las creencias
religiosas, las normas morales y los valores éticos de los pueblos, así como los procesos
históricos de explotación económica y dominación cultural a los que han sido sometidos, no sólo
determinan su actual organización productiva, sino que condicionan su disposición y capacidad
para incorporar nuevos conocimientos tecnológicos a sus prácticas tradicionales. Así, el acceso
social y la participación popular en la gestión de sus recursos productivos, afecta la distribución
social de la riqueza y promueve la satisfacción de las necesidades básicas y las demandas de la
población, a la vez que contribuye a establecer sus formas y niveles de la productividad cultural.
3
. Véase el capítulo VI de este volumen.
Este potencial primario está asociado con numerosos procesos de productividad biológica
secundaria y tecnológica. Los primeros se fundan en la transformación de una parte de los
recursos florísticos a través de las cadenas tróficas de las comunidades faunísticas del
ecosistema. La productividad biológica resultante de la integración de los procesos primarios y
secundarios dependerá de las variadas asociaciones posibles de uso múltiple de los recursos
vegetales y de cultivos combinados con diferentes formas de ganadería, acuacultura, pesquerías,
cultivos de pequeños animales y el manejo de fauna silvestre.
4
. Veánse los capítulos VII y VIII de este volumen.
5
. O. Varsavsky, Estilos Tecnológicos, Ediciones Periferia, Buenos Aires, 1974.
6
. F. Hetman, Society and the Assessment of Technology, OECD, París, 1973.
7
. A.K. Sen, Choice of Techniques, Basil Blackwell, Oxford, 1960.
8
. P. Harper, "Technologies Douces et Critique du Modèle Occidental de Développement", Perspectives, Vol. III,
No. 2, 1973.
productivas y sus instrumentos de operación, a través de un proceso histórico de tranformaciones
sociales e innovaciones tecnológicas.
En este sentido, podemos definir un sistema tecnológico apropiado como aquella tecno-
estructura que, estando caracterizada por su adecuación e integración a las condiciones impuestas
por el nivel ecológico de productividad, adquiere su concreción y define su nivel de
productividad real a través del proceso de apropiación colectiva y subjetiva de los medios
tecnológicos de producción por parte de la población. Este proceso implica la asimilación de
nuevas habilidades, la internalización de nuevos conocimientos, y la posesión de los medios de
producción y de los instrumentos de control que hagan posible la autogestión de sus recursos
productivos.