Está en la página 1de 2

La Soberanía de Dios sobre los eventos humanos

Cuando nos alejamos del mundo natural para considerar el mundo de las acciones
humanas y la elección humana, la soberanía de Dios es asombrosamente extensa. Debes
votar en las elecciones políticas por los candidatos, las enmiendas, los asuntos
presupuestarios y todo lo demás. Pero no debemos abrigar la esperanza de que los seres
humanos serán el factor determinante de cualquier victoria o derrota. Sólo Dios tiene ese
papel supremo. “Él cambia los tiempos y las épocas, pone y depone reyes… reconozcan
que el Dios Altísimo es el Soberano de todos los reinos humanos, y que se los entrega a
quién él quiere.” (Daniel 2:21; 4:17).
Quienquiera que sea el presidente, no es soberano. Esa persona está siendo gobernada. Y
debemos orar para que nuestro presidente sepa que: “en las manos del Señor el corazón
del rey es cómo un río: sigue el curso que el Señor le ha trazado” (Proverbios 21:1). Y
cuándo participa en materia de asuntos exteriores, no será el que decida, Dios decidirá.
“El Señor frustra los planes de las naciones; desbarata los designios de los pueblos. Pero
los planes del Señor quedan firmes para siempre; los designios de su mente son eternos.”
(Salmos 33:10-11).
Cuando las naciones cometieron el acto más atroz, el asesinato del Hijo de Dios,
Jesucristo, esto no escapó del control de Dios, sino que fue un instrumento para hacer Su
voluntad: “En efecto, en esta ciudad se reunieron Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles
y con el pueblo de Israel, contra su santo siervo Jesús, a quien ungiste para hacer lo que
de antemano tu poder y tu voluntad habían determinado que sucediera.” (Hechos 4:27-
28).
El peor pecado que se ha cometido estaba en el plan de Dios. Y por ese pecado, el pecado
murió. Nuestra salvación fue asegurada en el Calvario por la soberana mano de Dios. Sí
crees en Jesús, si lo amas, eres un milagro andante. Dios te concedió arrepentimiento (2
Timoteo 2:25). Te atrajo a Cristo (Juan 6:44). Te reveló al Hijo de Dios (Mateo 11:27).
Te dio el regalo de la fe. “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe;
esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se
jacte.” (Efesios 2:8-9). La soberanía de Dios en nuestra salvación excluye la jactancia.
Cientos de cosas horribles pueden haber sucedido en tu vida. Pero si hoy eres movido a
atesorar a Cristo como tu Señor y Salvador, puedes escribir sobre cada uno de esos
horrores las palabras de Génesis 50:20: Satanás, “(pensaste) hacerme mal, pero Dios
transformó ese mal en bien”.
Recuerda las palabras de Pablo en Efesios 1:11, Dios “hace todas las cosas conforme al
designio de su voluntad.”. Todas las cosas: desde el lanzamiento de los dados, las
constelaciones, la elección de los presidentes, la muerte de Jesús y hasta el don del
arrepentimiento y la fe.

Siete exhortaciones
¿Qué significa la soberanía de Dios para nuestras vidas como creyentes? ¿Por qué esta
verdad es asombrosa e inimaginablemente preciosa? Daré estas razones en la forma de
exhortaciones.
Debido a que Dios es soberano…
1. Asombrémonos de la autoridad soberana, la libertad, la sabiduría y el poder de
Dios.
2. Nunca tomes tu vida a la ligera como si fuera un asunto pequeño o de poca
importancia.
3. Maravillémonos de nuestra propia salvación que Dios compró y forjó con poder
soberano, por lo que ya no nos pertenecemos a nosotros mismos.
4. Lamentemos el egoísmo de nuestra cultura y de gran parte de la iglesia.
5. Seamos valientes en el trono de la gracia, sabiendo que nuestras oraciones por las
cosas más difíciles pueden ser respondidas. Nada es demasiado difícil para Dios.
6. Gocémonos, porque nuestra evangelización no es en vano, porque no hay pecador
tan duro que la gracia soberana de Dios no pueda quebrantar.
7. Estemos contentos y tranquilos en los días de gran turbación porque la victoria
pertenece a Dios y sus propósitos no pueden ser detenidos.

También podría gustarte