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Comentarios Observaciòn #10
Comentarios Observaciòn #10
Corresponde al Estado precisar las medidas a adoptar para atender ese desarrollo en
su ámbito de competencia y apoyar a la familia en la función que ésta naturalmente
tiene a su cargo para brindar protección a los niños que forman parte de ella.
En cuanto a la forma como estas sanciones deben aplicarse, las Reglas de Beijing
disponen que las restricciones a la libertad personal del niño se impondrán únicamente
luego de estudio específico y se reducirán al mínimo posible. Por eso, aún en los
casos de delitos graves que merezcan sanciones importantes, es preciso que la
legislación ofrezca al juzgador los mecanismos para aplicar este tipo de sanciones de
acuerdo con el interés superior del niño. Es decir, que la respuesta que se dé al delito
sea siempre proporcionada, no sólo a las circunstancias y la gravedad del delito, sino
también a las circunstancias y necesidades del menor, así como a las necesidades de
la sociedad.
No debe perderse de vista que, el acceso de los niños a la justicia requiere que todos
ellos puedan participar plenamente en los procedimientos judiciales, independiente de
cómo entren en contacto con la ley. En general, la idea es que los niños sean capaces
de utilizar el sistema de justicia y confiar en que éste proteja sus derechos, algo que
no se cumple de forma regular porque los sistemas de justicia no tienen en cuenta su
especial vulnerabilidad. De hecho, en algunos casos, el proceso judicial supone para
ellos un trauma adicional y una fuente de temor y gran ansiedad. Los niños que entran
en contacto con el sistema de justicia necesitarán la asistencia de un abogado
defensor, tienen el derecho a recibir asesoramiento o representación legal
gratuitamente. El abogado defensor, la institución o la organización que ofrezcan
asistencia jurídica variarán de acuerdo con las necesidades concretas del niño. Los
gobiernos están obligados a proporcionar esta ayuda bajo la Convención sobre los
Derechos del Niño, que estipula que los niños acusados de cometer un delito tienen el
derecho a asistencia jurídica y otra asistencia adecuada. El Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y los Principios Básicos sobre la Función de los Abogados
hacen énfasis, además, en que la asistencia jurídica debe ofrecerse gratuitamente,
cuando sea necesario, a cualquier persona que se enfrente a un procedimiento penal,
y las Reglas mínimas de las Naciones Unidas para la administración de la justicia de
menores (“Reglas de Beijing”) aclaran que los niños tienen tanto el derecho a
asesoramiento como el derecho a solicitar asistencia jurídica gratuita, cuando ésta
esté prevista. Los Principios y directrices de las Naciones Unidas sobre el acceso a la
asistencia judicial en los sistemas de justicia penal proporcionan más detalles sobre el
derecho de los niños a la asistencia jurídica, estableciendo las medidas especiales que
se deben adoptar para asegurar el acceso real de los niños a la asistencia judicial. Si
finalmente el niño, luego de una prueba justa en total cumplimiento con el art 40 de la
CDN, es declarado culpable de la comisión de delito, las leyes deben brindar al juez
medidas alternativas a la privación de libertad, y en el caso de que se aplique ese
recurso, deberá ser como medida de último recurso y por el menor tiempo posible. El
niño privado de libertad tiene derecho a un acceso rápido a la asistencia legal, en un
idioma que él comprenda, y también tiene derecho a cuestionar la legalidad de la
privación de su libertad.
El concepto de privación de libertad fue entendido como la medida o pena con la que
se despoja a un individuo de su derecho a la libertad ambulatoria, por un delito que ha
cometido, o la sospecha de la comisión de un delito, siendo este obligado a pagar su
condena privado de libertad en una institución penitenciaria. La pérdida de libertad se
asocia a la idea de ser dominado, pues ya no es el individuo quien gobierna su vida,
sino que son otros quienes lo hacen por él. Esta dominación, por un lado, va de la
mano de la corrección, y el aislamiento del individuo, y por otro, tiene la intención de
transmitir seguridad a la sociedad, donde el mensaje principal forma parte de los
mecanismos de control social, pues todo aquel que cometa un acto indebido deberá
pagar con la privación de su libertad.
Se requiere, por otro lado, un mejoramiento de las instituciones que albergan niños/as
y adolescentes, entre ellas los Centros de Régimen Cerrado, para optimizar la
modalidad de intervención profesional y acotar al máximo la permanencia en un
dispositivo de máxima restricción de libertad. En la medida que se mantengan las
acciones de rotulación social en torno a jóvenes infractores (tanto por los organismos
de control social como por los agentes comunitarios), se contribuirá a la producción y
reproducción del fenómeno delictual a nivel juvenil, sobre todo si se realiza este
proceso en etapas tempranas del desarrollo de la personalidad, en la cual existe una
menor definición respecto de la autoidentidad y por tanto una mayor permeabilidad a
definiciones y etiquetajes externos. Surge entonces la necesidad de poner en
relevancia la ineficacia de las instituciones de régimen cerrado para jóvenes
infractores, las cuales han demostrado que no cumplen con la función asignada de
resocializar o reinsertar socialmente. Muchas son las variables que entran en juego
para el incumplimiento de los objetivos explícitos para las que han sido creadas. Ello
repercute gravemente en la sociedad, la cual considera que los jóvenes serían los
causantes del gran aumento en la inseguridad generando alarma social y haciendo
resurgir los planteos de la baja de edad en la imputabilidad, la cual actualmente es de
16 años.
Teniendo en cuenta estas variables, siendo la privación de la libertad como una severa
restricción de derechos que, de no ser aplicada adecuadamente, provoca deterioros
irreversibles en el desarrollo y evolución de los niños/as y adolescentes por el nivel de
padecimiento que conlleva, sumado a la estigmatización social, y a los efectos
negativos anteriormente expuestos, es que la edad mínima para permanecer en una
institución cerrada debe ser a los 18 años. En la edad comprendida entre los 16 y 18
años, debe brindarse toda medida alternativa posible a la privación de libertad,
brindando protección integral a los niños/ as, que incluya además el apoyo y
asesoramiento pertinente a los padres, tutores y cuidadores. Teniendo es especial
cuenta, que no siendo el contexto familiar propicio para su desarrollo armonioso, ya
sea porque éste no sea el interés superior del niño, o bien se encuentre en situación
de calle, se le debe brindar la posibilidad de ser albergado en hogares convivenciales,
asumiendo todos los recaudos pertinentes para el sostenimiento del tratamiento a
seguir.
Por lo tanto, las conductas de los niños/as y adolescentes en conflicto con la ley
penal, deben ser consideradas como expresiones de una situación social que requiere
un enfoque objetivo para su conocimiento y una actitud comprometida para su
tratamiento. De este modo, la investigación y el análisis interdisciplinario deben
aportar, los marcos interpretativos que faciliten a los sistemas judiciales y
proteccionales ofrecer las respuestas operativas más adecuadas para la recuperación
personal y social de los adolescentes a ellos confiados. Es por esto que el abordaje
institucional de los adolescentes en conflicto con la ley penal debería organizarse en
función de tres pilares básicos: la especificidad, la singularidad y la transitoriedad de
las acciones. Estos criterios deberían enmarcar y organizar la práctica institucional
diaria. Se considera necesario entonces indagar las prácticas concretas que realizan
las instituciones y profesionales a lo largo del proceso de asistencia, diagnóstico y
tratamiento, promoción y prevención y ponderar en consecuencia la funcionalidad de
dichos dispositivos y su capacidad de ofrecer un marco de tratamiento integral acorde
con las problemáticas actuales. distribución de los existentes, relaciones con los
adolescentes mediatizadas por el cuerpo de seguridad, desgaste personal y de los
equipos técnicos debido al sostén solitario de experiencias