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Golpe de Estado
Golpe de Estado
modo repentino por parte de un grupo de poder, vulnerando las normas legales de sucesión
en el poder vigente con anterioridad.
Se distingue de los conceptos de revuelta, motín, rebelión, putsch, revolución o guerra civil.
Usualmente estos términos se utilizan con poca propiedad o con intenciones
propagandísticas, y en el transcurso de los hechos y procesos históricos, se suelen combinar
entre sí.
América Latina atravesó por un sinnúmero de golpes de Estado, muchos de ellos agrupados
con base en periodos definidos dentro del proceso de transformación social, económica y
política del continente. Así las dictaduras personalistas tuvieron auge desde la creación de
las repúblicas latinoamericanas, en la mitad del siglo XX y con la afirmación de la Guerra
Fría, se instauraron dictaduras en América del Sur mayoritariamente institucionales.1
Índice
1 Origen y evolución del concepto
2 Diferencias y similitudes con otros conceptos emparentados
3 Medidas legales contra los golpes de Estado
4 Líderes actuales que han asumido el poder mediante un golpe de Estado
5 Véase también
6 Referencias
7 Bibliografía
8 Enlaces externos
El término se fue ampliando a lo largo del siglo XIX para significar la acción violenta de un
componente del Estado, por ejemplo, las fuerzas armadas, con el fin de desplazar a la
cabeza del mismo. El concepto se superpuso entonces, y a la vez se diferenció, del de
"revolución", caracterizado sobre todo por estar principalmente organizado por civiles
ajenos al Estado.
Ya en el siglo XX, en 1930 apareció el libro Técnica del colpo di Stato (Técnica del Golpe
de Estado) de Curzio Malaparte, que impondría el uso generalizado del concepto,
básicamente en su acepción moderna, a partir del análisis crítico de las acciones del
fascismo y el nazismo. Malaparte aplica el concepto del golpe de Estado no sólo a una
operación ejecutada por integrantes del Estado, sino también por poderes civiles, que —
mediante la desestabilización del gobierno a través de acciones orientadas a generar caos
social— provocan su caída y acceden al poder.
Para Malaparte, la diferencia sustancial del concepto de golpe de Estado con los de «guerra
civil» y «revolución» es esencialmente el uso de la sorpresa y la escasa duración relativa de
las operaciones, «reduciendo "al mínimo el tamaño y la intensidad de la confrontación
armada"».2
En 1962, Samuel Finer escribió otro libro importante para la conceptualización del golpe de
Estado: The Man on Horseback: The Role of the Military in Politics (tit. trad. Los militares
en la política mundial).3 La edición original de Finner fue ampliada en 1975 (Peregrine
Books) y en 1976 (Penguin Books); en 1988 se realizó también una edición publicada por
Westview Press.
Finner, pensando en los militares, distingue cuatro niveles de presión sobre el Estado, de
los cuales considera legítimo sólo al primero:
1. Presión sobre el gobierno o los parlamentarios, para influir a favor de sus intereses;
2. Reclamos al gobierno o el parlamento bajo aviso de que, en caso de no ser
aceptados, procederán a realizar acciones dañinas. Finner considera este nivel como
extorsión ilegítima. Aun sin que el gobierno cambie, Finner sostiene que esta
situación podría dar lugar a un «golpe de Estado tácito», en el que el gobernante
toma las decisiones que le impone el grupo de presión.
3. Uso de la violencia o amenaza de violencia para reemplazar al gobierno civil por
otro gobierno civil.
4. Uso de la violencia o amenaza de violencia para reemplazar al gobierno civil por un
gobierno militar.4
En el curso del siglo XX, el golpe de Estado adoptó la forma típica de una acción de las
fuerzas armadas desplazando por la fuerza al gobierno establecido. Sin embargo, sobre todo
a partir del colapso de las dictaduras latinoamericanas, en la década de 1980, los golpes de
Estado han ido adoptando formas más complejas y menos evidentes, mediante técnicas de
desestabilización económica ("golpes de mercado") y generación de climas de caos social
(saqueos, huelgas, etc.), que pueden ser agudizados mediante el uso de medios de
comunicación de masas.
Golpe de Estado, rebelión y motín: Muchas veces los golpes de Estado han
tomado la forma de sublevaciones o rebeliones militares. En estos casos deben ser
distinguidos del "motín", ya que este es una desobediencia colectiva de un grupo de
militares frente a sus mandos naturales, que no tiene como fin derrocar al gobierno,
ni establecer determinadas políticas o cambios institucionales.
Golpe parlamentario: en muchos países suele estar previsto que el Congreso haga
juicio político y eventualmente destituya al presidente de la nación, en caso de que
este cometiera algún delito durante su gestión. En algunos casos dichos juicios son
equiparados con golpes de estado, dado el uso de artificios legales para que una
mayoría parlamentaria destituya a un presidente,6 aún cuando se trata evidentemente
de procedimientos con un objetivo político. El caso de Venezuela en 2019 es un
claro caso de golpe parlamentario. Desde la elección en que la oposición obtuvo el
control del parlamento en 2015 la destitución del gobierno chavista ha sido el
principal objetivo, sino el único, de la Asamblea Nacional, amenazando al
Presidente Maduro: "En seis meses, te vas." [1][2] La Asamblea posteriormente
entra en desacato al incluir legisladores electos fraudulentamente, y sus actos
legislativos desde entonces carecen de legalidad. Desconoce las elecciones
presidenciales del 2018 en las que Maduro obtiene clara mayoría y en 2019 el
presidente de la Asamblea, Guaido, se autoproclama presidente de la república,
consumando en efecto un golpe. El concepto —relativamente nuevo— de golpe
parlamentario no es compartido por todos los analistas políticos.78
El efecto de los actos efectuados por las autoridades que asumieron el poder en
virtud de un golpe de Estado, disponiendo, por ejemplo, que los mismos serán
"«insanablemente nulos»;9
Las penas a ser aplicadas a los responsables de haber intentado o realizado un golpe
de Estado.