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Edlc ón de
Frneslo G¿zor Valces ¡ Ft anc sco J. I aoona
Editorial Trotta
Conseio Superior de Investigaciones Científicas
Boletín Oficial del Estado
o)
Diseño
Joaquín Gallego
Manuel Atienza
Uno de los cambios más importantes que han tenido lugar en la filoso-
fía dei Derecho de los últimos años es la existencia de nn interés cada
vez mayor hacia la teoría de la argumentación jurídica. Existen diver-
sas razones que explican este fenómeno. En primer lugar, hay una ra-
z(>n de tipo teórico: la teoría del Derecho de este siglo (la de Kelsen se-
ría el ejemplo paradigmático) ha sido, sobre todo, una teoría de tipo
estrucrural dirigida a mostrar y analizar los componentes del Derecho;
pero faltaba (y sigue faltancio) una teoría sufrcientemente general del
Derecho que se ocupe tanto cie los aspectos estructurales como de ios
funcionales; ahora bien, parece claro que el estudio de la argumenta-
ción jurídica invita precisamente a centrarse en el funcionamiento del
Derecho, en ei Derecho visto como una serie de procedirnientos discur-
sivos,
En segundo lugar, puede aducirse una razón de tipo pragmátrco.
Generalmente se dice que la prácticer del Derecho consiste de manera
fundamental en argumentar y que la cualidad que mejor define lo que
se llama un "buen jurista" es la capacidad para idear y manejar argu-
mentos. Pues bien, aunque sea posible disponer de esa capacidad y, sin
embargo, no tener nada que decir en lo que se refiere a los aspectos te-
óricos de la argumentación jurídica, parece bastante natural pensar
que el estridio de la teoría de la argr-rmentación jurídica permite al me-
nos potenciar esas capacidades.
Finalmente, hay también una razón de tipo político que se conecta
con un sentido orofundo de la democracia. En el contexto de las socie-
dades contempóráneas, eriste cada vez más la idea de que las decisio-
nes de los órganos públicos no se justifican simplemente por haber sido
adoptadas por órganos que directa o indirectamente reflejan las opi-
z-) |
MANUEI. AIIENZA
II
IU
Todo lo anterior prueba, sin duda, que los autores antes recordados te-
nían alguna razón al pensar que la lógica deductiva no era el instrumen-
to adecuado para dar cuenta de las argumentaciorres que se producen
en el ámbito del Derecho. En lo que se equivocaron es en llevar dema-
siado lejos su crítica y en sostener que la lógica formal deductiva no tie-
ne prácticamente nada que decir sobre la argumentación jurídica. Así,
Viehweg presenta la tópica como un método meior, un estilo- al-
ternativo al método deductivo. Perelman configura-o los argumentos re-
tóricos como argumentos completamente diferentes --rsto es, con re-
glas de inferencias propias- a los analíticos o deductivos. Y Toulmrn
constrrrye una working logic lógica operativa- en radical oposi-
ción a la lógica aristotélica; -una
su tesis fundamental es que la lógica no
debe elaborarse sobre el modelo de ia geonretría ---como había hecho
Aristóteles y, tras é1, toda la lógica occidental- sino sobre el modelo
del Derecho, pues la lógica no debe ser otra que "jurisprudencia genera-
lizada" (Toulmin, 19 58, 7).
Esa radicalidad en los planteamientos esconde probablemen-
te una cierta incomprensión del significado-que
de la |ógica- tiene a su vez
mucho que ver con el hecho de que ninguno de esos autores haya cons-
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truido una verdadera teoría de la argumentación jurídica. Su papel
fundamentai consiste en haber abierto un nuevo (o relativamente nue-
vo) campo de investigación, en haber servido como precursores.
El mérito de elaborar verdaderas teorías de la argumentación jurí-
dica corresoonde a diversos autores de décadas posteriores. como Aar-
nio, (i987), Alexy (1978), MacCormick (7978), Peczenik (1984) o
\X/róbiewsky (1974). Las dos teorías más desarrolladas son ias formu-
ladas por Alexy y MacCormick en sendos libros de finales de los seten-
ta. en los clue se sostienen tesis muy semeiantes entre sí. Este dato es es-
pecialmenie significativo. pu.t .rá, uno .le esos aurorcs proviene de
tradiciones fiiosóficas y jurídicas bien distintas: en el caso de MacCor-
mick, las referencias fundamentales son Hume. Hart y la tradición del
conünon latu; en el caso de Alexy, los referenre. ,on ("nt, Habermas y
la dogrnática jurídica alemana.
Tanto Alexy como MacCtlrmick conceden un¿ gran imporrancia a
la lógica formal y se han esforzado por precisar cuál es el papel que jue-
ga en la argumentación jurídica. En los casos jurídicos simples o rutina-
rios se puede consicierer que la tarea argumentativa del
juez -sostienen-
se reduce a efectuar una inferencia áe tipo deductivo. Alexy
guiendo a $7róblewski (1974)-llama iustificación internr.u (y MacCor- -sr-
mick, justificación de primer nivel) a la que se refiere a la validez de una
inferencia a paítir de premisas dadas. Y al segundo tipo de justificación,
ia que sonrete a prueba el carácter más o menos fundamentado de las
premisas, justificación externd (,v ivlacCormick, justificación de segun-
do nivel). La justificación interna no es más que una cuestión de lógica
deductiva. Dero en cuanto a ia iustiiicación e-rterna es necesario ir más
allá de la iógica en sentido esrricto. La justificación interna (la justifica-
ción lógico-deductiva) es siempre necesaria, pero a veces se necesita
algo más.
Este algo más que se necesira y Alexy esrán ram,
bién de acuerdo en este punto- -MacCormick
es la ilamada raz,ón --o racionali-
dad- práctica. La razón práctica consta de principios de tipo iógict-r
(por ejemplo, el principio de no contradicción), pero tambien de otros
criterios adicionales. En el caso de N{acCormick, esos criterios puecien
sintetizarse en los principios de universalidad, de eoherencia v .le acep-
tabilidad de las cc-nsecuencias (entendidas como consecuencia,s lógicas
o normativas). En el caso de ,\lexy, la argumentación ;urídica se en-
tiende conio un caso especiai del discurso práctico racional. Eso quiere
decir que en ia argumentación jurídica deben respetarse las reglas del
discurso práctico geircral (por ejemplo, la regla que prohíbe la conrra-
dicción, la que exige la sinceridacl o la que establece que el discurso
debe estar abierto a todos y en ccln<liciones de igualdad, sin cue exrst¡r
coerción interna o externa a1 discurso). pero también otras reglas pecu-
iiares del discurso jurídico ipor ejemplo, la obligación de utilizar árgu-
mentos dogmáticos si eilo es posible, de respetar los precedentes, o de
dar cierta prioridad a la interpretación semántica sobre la teleológica,
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ARGUMENTACION JURIDICA
IV
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MANUEL ATIENZA
slgLrocR¡pÍA
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