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La ética aporta desde los valores universales propios de sociedades pluralistas, como son: el respeto por la

dignidad e igualdad de las personas, la justicia social, la capacidad de dialogar, la libertad y la autonomía,
la tolerancia y la solidaridad. Pero estos valores son abstractos y deben concretarse para posibilitar al os
ciudadanos una calidad de vida compatible con su dignidad de seres humanos. No se puede hablar de paz
y reconciliación sino hay justicia social, no se valora la dignidad e igualdad de las personas cuando hay
indigentes y desplazados, no se puede hablar de tolerancia cuando hay discriminaciones de todo tipo; se
caería en un cinismo moral al predicar estos valores sin cambiar las estructuras sociales. El proyecto social
debe cambiar las mentes y las actitudes egoístas e intolerantes y las estructuras de injusticia.
El aporte de la ética se concreta en:
a. La elaboración de una moral de mínimos propia de sociedades pluralistas, moral que reconstruya el
tejido social. La sociedad tiene su ordenamiento jurídico, pero no se consigue la convivencia sin las
actitudes éticas de los ciudadanos que por convencimiento y no por represión, llegan a la práctica de dichas
leyes. De poco sirve el costo económico de vigilancia, de jueces y de cárceles para hacer cumplir las leyes;
se requiere la formación en valores éticos y es indispensable el sentido moral de la conciencia para
solucionar los problemas sociales.
b. Una permanente crítica a las sociedades que absolutizan las leyes del mercado sobre la regulación de
las relaciones sociales y que, bajo discursos de una democracia formal, quitan las libertades. La ética tiene
una función crítica de todo aquello que deshumaniza al ser humano, a través de los siguientes puntos
específicos.
· Hoy la ética debe impregnar el ámbito económico para que el lucro no sea un fin sino un medio y la
economía, como ciencia social, realice su función humanizadora.
· Hoy se valora en la empresa el talento humano porque se vio su aporte a la rentabilidad, pero la ética
crítica la instrumentalización del hombre cualquiera sea la finalidad que se busque. Por otra parte, en las
empresas no se debe usar la ética como “imagen moral” para lograr un valor agregado (prestigio social)
sino que la ética debe estar en el corazón de la empresa para buscar una calidad total de vida.
· La tecnología y la ciencia no son moralmente neutras, siempre están impregnadas de valoraciones,
por consiguiente, se debe tomar conciencia de la responsabilidad ética de los científicos y tecnólogos.
· Las situaciones de corrupción administrativa en muchos países han tocado fondo, por tanto, se debe
buscar una tabla de salvación en la ética política.
· Hoy se sabe muy bien que no se puede salvar el ecosistema sin un cambio en la cosmovisión de la
relación hombre-naturaleza. En esto la Ética Ecológica es una guía para ser responsables de la biósfera.
Por otra parte, se debe advertir un peligro: generalmente la ética teórica parte, influenciada por un
racionalismo abstracto, de unas valoraciones preexistentes a la cultura concreta de una sociedad y el
peligro está en querer, desde esa axiología abstracta, normatizar las costumbres culturales de ese grupo
social. Los pasos para evitar esta desviación son: primero, hacer una valoración histórico-hermenéutica
que dé la capacidad para comprender desde dentro esa sociedad. Segundo, hacer una tarea crítica que
haga ver lo positivo y negativo de esas costumbres, teniendo como punto de referencia lo humano, en
concreto los Derechos Humanos. En un tercer momento se propone una acción participativa de
reconstrucción de las relaciones humanas.
Como conclusión, la ética, como constructora de morales más humanas, comienza su reflexión crítica
desde lo concreto de las costumbres (moral vivida) y normas (moral formulada) de una sociedad y las
trasciende a partir de una visión integral del hombre que exige su realización como persona en relaciones
sociales humanizantes. Cada individuo, cada grupo de hombres y mujeres socializados en una
determinada moral debe, mediante la reflexión crítica de la ética, construir una cultura moral, es decir,
debe darle nuevo significado a esa moral que recibió: debe desenmascarar las falsas morales que
deshumanizan y fortalecer o construir morales liberadoras que den significado humano a la realidad
social. De este modo, se va creando no una ética crítica, sino una cultura ética crítica que posibilita una
gestión continua de autocrítica y auto-educación.

DEFI NI C I ÓN DE J U ICIO M ORAL

Juicio es una facultad del alma que permite diferenciar entre el bien y el mal. Cuando se pone en

palabras, el juicio es una opinión o un dictamen. La moral, por otra parte, está asociada las costumbres,

valores, creencias y normas de una persona o de un grupo social. La moral funciona como una guía

para actuar ya que distingue entre lo correcto y lo incorrecto.

Se conoce como juicio moral, por lo tanto, al acto mental que establece si una cierta conducta o

situación tiene contenido ético o, por el contrario, carece de estos principios. El juicio moral se realiza a

partir del sentido moral de cada persona y responde a una serie de normas y reglas que se adquieren a lo

largo de la vida.

A lo largo de nuestra vida siempre, a través de distintos ámbitos y entidades (familia, sociedad,
colegio…), se nos ha ido diciendo qué es lo que está bien y que es lo que está mal. No obstante, ante todo

ello hemos podido reaccionar de modo diferente: aceptándolo, rechazándolo o simplemente ignorándolo.

De esta manera, es que como han ido surgiendo lo que se conoce como estadios del juicio moral que son

la moralidad heterónoma, el individualismo, las expectativas interpersonales, el sistema social y la

conciencia.

Así, cuando nos encontramos ante un hecho concreto, en base a nuestro juicio moral, actuamos de una

forma u otra al considerar lo que está bien o mal. Eso al final supone también que luego nuestra actitud
sea un elemento de estudio por parte de nuestra conciencia que determinará que como hemos actuado

trae consigo un arrepentimiento, culpa o remordimiento.


La familia, la escuela, la Iglesia y los medios de comunicación son algunas de las instituciones

sociales que influyen en la adopción de los preceptos que determinan los juicios morales. Esto quiere

decir que el entorno juega un papel preponderante en el pensamiento del sujeto sobre qué está bien y

qué está mal.

Muchos son los casos judiciales que aparecen en los medios de comunicación y que llevan a que la

población desarrolle un juicio moral, independientemente de las leyes establecidas. Así, por ejemplo, en

España uno de los casos más graves es el de un padre que ha sido condenado a cuarenta años de prisión

por haber drogado y calcinado a sus hijos para vengarse así de la madre de ellos, su ex mujer, por no

querer volver con él.

Este hecho ha supuesto que, antes de que el juez dictara una sentencia en concreto, la sociedad en

general ya tenía claro que aquel tenía que ir a prisión, independientemente de las pruebas que existían,

por haber realizado tal acto criminal.

Por ejemplo: una madre sale a robar porque no consigue trabajo y no tiene recursos para alimentar a sus

hijos. Más allá de las implicaciones legales del caso, algunas personas pueden realizar un juicio moral

que considere que el accionar de la mujer está justificado. Queda claro que estos juicios no siempre

tienen que ver con aquellos desarrollados en un tribunal aunque, por lo general, el Poder Judicial

coincide con la ética imperante en una sociedad.

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