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EL PROBLEMA DEL DESEMPLEO: COLOMBIA DEBE AUMENTAR LA

PRODUCTIVIDAD
Albert Berry.

El país es uno de los siete países que puede ser la despensa alimenticia del
mundo, pero también es uno de los tres países más propensos al cambio
climático.

En Colombia el sector informal y la pequeña agricultura siguen siendo la


principal fuente de empleo y esto no va a cambiar en los próximos 20 o 30
años. En este sentido, el desafío de la política agraria es cómo aumentar la
productividad. Así lo aseguró Albert Berry, candidato a Premio Nobel de
Economía y doctor en Economía de la Universidad de Princeton, durante el
foro Retos y perspectivas de la agricultura en Colombia, organizado por el
Consejo Estudiantil de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario.

Jens Mesa, presidente ejecutivo de Fedepalma, y Álvaro Balcázar, exdirector


de la Unidad Administrativa para la Consolidación Territorial, coincidieron en
el llamado a que se disminuyan los subsidios que solo atienden la coyuntura.
Piden que más bien se generen subsidios inteligentes que se orienten para
desarrollo del sector. Estos dejan ver sus beneficios a mediano y largo plazo,
por esta razón no dan tantos votos, pero es lo que necesita el agro.

Juan José Perfetti, investigador asociado de Fedesarrollo, dijo que en la política


pública agraria se hace necesario avanzar en tecnología, innovación e
investigación para crear institucionalidad, además de cambiar la política
comercial donde ha predominado un modelo proteccionista que no ha
diversificado las exportaciones agrícolas. También es urgente aumentar el
gasto público para el sector, pues comparado con su participación en el PIB es
muy bajo, y buscar cambiar el mercado de la tierra por uno que permita el
acceso, agregó Perfetti. Otro aspecto que Colombia debe mirar, por la
potencialidad del territorio, es aprovechar mejor el cultivo para
biocombustibles. “Un espacio para todos siempre y cuando se maneje bien, en
el cual ya se demostró que no se afecta la producción de alimentos sino que se
diversifica el uso de los mismos”, afirmó Jens Mesa.

Rafael Zabala, representante para Colombia de la Organización de las Naciones


Unidas para la Alimentación (FAO), hizo un llamado a ser conscientes de que
“estamos en uno de los siete países que pueden ser la despensa alimenticia
del mundo, pero también es uno de los tres países más propensos al cambio
climático y si no se hacen bien las cosas se puede llegar a tener un impacto
ambiental casi irreparable”.

El más grave error de Colombia es que en la búsqueda del desarrollo agrícola


no hubo interés en lograr un desarrollo rural alterno. Es decir, “si no hay
carreteras, si no hay inversión en capital humano, en educación y en salud, lo
que normalmente sería una oportunidad de desarrollo se convierte en una
amenaza para la gente”, resaltó Balcázar. Además de que las inversiones no
llegan al campo, también son problemas que afectan a la agricultura que en el
país haya producciones que no tienen mercado, que tanto la micro y la
macroeconomía no están pensadas para la agricultura y que no se han
potenciado los cultivos tropicales, dijo Mesa.

El representante de la FAO señaló que se debe reconocer que en el país hay


zonas en las cuales la minería y los cultivos ilícitos son la única alternativa. Por
ende “es necesario pensar en crear empleo formal. Dos sectores que pueden
responder a esta necesidad son la agricultura y el turismo”, agregó. El secreto
del uso adecuado de la minería radica en la política pública para el
aprovechamiento óptimo de los recursos. Es en este punto donde hay que
analizar qué tan importante es aumentar las divisas para el país, según Berry.
Para él,Colombia está en la posibilidad de decidir y consideró que no es
importante el aumento de la extracción minera durante los próximos 20 o 30
años.

Fomento del empleo: incentivar la pequeña agricultura

1) La agricultura familiar pequeña alcanza alta productividad de la tierra.

En el mundo en desarrollo, la pequeña agricultura familiar se conoce por su


uso intensivo de la mano de obra. Menos conocido, pero más importante, es
el hecho de que típicamente produce más valor por hectárea que la
agricultura grande, la llamada "relación inversa" entre el tamaño de la unidad
productora y la productividad promedio de la tierra.

Esta relación ha sido observada y comprobada en muchísimos países y está


aceptada por los expertos como un "hecho estilizado" del desarrollo
económico. Las excepciones son raras y, por lo general, el resultado de
condiciones atípicas, por ejemplo, la prohibición de la producción de ciertos
cultivos de los pequeños agricultores africanos para evitar su competencia con
las grandes unidades de los colonialistas europeos.

2) ¿Por qué esta ventaja de las pequeñas?

Se debe en buena parte al uso más intensivo de la mano de obra. Detrás de


esto están, a veces, la urgencia de ganarse la vida y la falta de buenos usos
alternativos para esa mano de obra. Esto conduce a un patrón de producción
dentro del cual las fincas pequeñas frecuentemente se dedican a productos de
alto valor, ya sean de autoconsumo, como legumbres, frutas y animales
pequeños, o para la venta, tales como café, té, cacao y (otra vez) legumbres y
frutas.

3) "Eficiencia económica" de la pequeña agricultura

Mientras las pequeñas unidades alcanzan una productividad de la tierra mayor


que las grandes, en el caso de la productividad de la mano de obra es lo
contrario. Esto nos deja con la pregunta: ¿cuál de las dos es más "eficiente"?
La respuesta depende de cómo se defina "eficiencia". Si es por la capacidad de
sacar el máximo de producto por unidad de tierra, son más eficientes las
unidades pequeñas. Pero en países donde la mano de obra es escasa, las
unidades grandes tienen la ventaja.

4) Frente a la ambigüedad del concepto de eficiencia, vale la pena distinguir


dos alternativas: "eficiencia estrecha" y "eficiencia amplia". La primera
corresponde a la relación entre el valor de la producción y el valor de todos los
insumos utilizados. Es frecuente que, según este indicador, las pequeñas y las
grandes difieran poco, que es el caso de varios productos de Colombia, según
el estudio reciente de Forero (2013). Pero el concepto de eficiencia económica
estrecha no es una buena medida de la contribución económica de una
unidad de producción, dado que no toma en cuenta ninguna otra variable
económica fuera del nivel del PIB.
Para corregir esta deficiencia se necesita el concepto de "eficiencia económica
amplia". Al aplicar un indicador de esta naturaleza, la pequeña agricultura sale
mejor porque genera más empleo por hectárea, mejora directamente la
seguridad alimentaria de la población y disminuye la inseguridad económica y
alimentaria de los pequeños agricultores.

5) Dinamismo potencial de la pequeña agricultura.

El potencial dinámico (capacidad de aumentar la producción) de la pequeña


agricultura es bueno, siempre y cuando el apoyo estatal sea adecuado. El
avance de la productividad agrícola depende más que todo de las
investigaciones y la difusión tecnológica. Cuando el sistema agrícola tiene su
base en la agricultura familiar (caso de todos los países más exitosos, tales
como EE. UU., fuera del sur con su esclavitud; Canadá, los países europeos,
Japón y los otros casos exitosos del sureste asiático), el secreto del éxito ha
sido una inversión adecuada del sector público en estos renglones.

6) El poco apoyo estatal para la pequeña agricultura familiar.

Las diversas ventajas de las pequeñas unidades campesinas son poco


conocidas. Hay varias razones detrás de esta anomalía. Una es la falta del flujo
necesario de información entre los expertos y los responsables de las
decisiones sobre el agro. Influye también el hecho de que las ventajas de las
unidades pequeñas son sorprendentes y hasta contraintuitivas para mucha
gente. Esto se debe en parte a que pocas personas conocen de cerca esa
agricultura, en parte a la creencia general (en este caso equivocada) en la
importancia universal de las economías de escala, y en parte a la influencia de
los intereses creados en contra a una política de apoyo a la pequeña
agricultura.

7) La agricultura familiar en el contexto de la escasez de empleos decentes.

Existe un argumento de que como Colombia ya es un país relativamente


urbano, con menos del 25 por ciento del empleo ubicado en el agro, una
política de apoyo serio hacia la agricultura familiar ya no tiene sentido, como
lo hubiera tenido tal vez hace 30 o 50 años. En condiciones normales, este
argumento tendría una cierta validez. Pero existen en la realidad colombiana
de hoy en día unos elementos que le dan mucha más importancia a un
resurgir de la agricultura familiar que en casi cualquier otro país que se
encuentra en la misma fase del desarrollo económico. Entre estos factores
figuran:

i) Una historia de conflicto y de injusticia en el campo, que ha dejado un


número enorme de familias desplazadas, en condiciones graves de pobreza y
angustia, muchas de las cuales han llegado involuntariamente a las ciudades,
en donde sus habilidades no encuentran una demanda.

ii) La presencia de una industria minera grande, que pesa en forma negativa
en el mercado de trabajo a través del mecanismo de la maldición de los
recursos naturales.

iii) La incapacidad de los otros sectores no agrícolas de generar empleos


suficientes para llenar las necesidades del país.

Los dos sectores que más empleos generan en los países en desarrollo son la
pequeña agricultura y las microempresas, las pequeñas y medianas empresas
(mypymes) no agrícolas, con alrededor de un 60 o 70 por ciento del empleo
total. Dado este punto de partida, es imposible que a corto o mediano plazo
los sectores de tecnologías más modernas contribuyan con un número
suficiente de empleos a responder a las necesidades del país.

Ha sido difícil fortalecer el sector mypymes a través de una política de apoyo,


así que no se debe esperar que ni a corto ni a mediano plazo este sector por sí
solo resuelva el problema de empleo. Por esto es tan importante que la
pequeña agricultura retome su papel histórico de generador de empleo. Entre
estos dos sectores, la pequeña agricultura tiene dos ventajas relativas. Por una
parte, los trabajadores desplazados constituyen una masa de gente poco
productiva en sus sitios de asilo (rural o urbano), pero su ventaja comparativa
personal está en su actividad anterior. Por otra parte, resulta más fácil, en el
sentido de que la receta ya se conoce, aumentar la productividad de los
pequeños agricultores en general que aumentar la de los microempresarios y
mypymes.

8) Conclusión

Colombia necesita un cambio radical de la política a favor de la pequeña


agricultura familiar. Debe canalizar directa e indirectamente una buena parte
de sus recursos de la explotación minera hacia el campo, no solamente a la
restitución de tierras, sino, en términos más generales, al apoyo de la pequeña
agricultura. Este fue el elemento clave de la receta exitosa utilizada por
Indonesia cuando aprovechó bien su bonanza petrolera para generar un
crecimiento rápido e igualitario, con impresionante reducción de la pobreza.
Colombia tiene aún más necesidad de seguir el camino que tenía Indonesia
por la gravedad de su problema social y por el desafío mayor en cuanto a la
generación de empleo.

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