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NOMBRES: Emerson Aldair Panuera Gonzales 2° de filosofía

La Espiritualidad Misionera
La espiritualidad misionera, vivir con el espíritu evangelizador. Una buena
evangelización depende mucho de como el misionero se abre a la acción del Espíritu
Santo. Por eso, es necesario formar a los discípulos en una espiritualidad de la acción
misionera, la cual se basa en la docilidad al impulso del Espíritu Santo. Primero que nada,
se debe anunciar a Cristo, el primer anuncio, el kerigma, la pasión, muerte y resurrección.
Muchas veces, caemos en solo evangelizar con un fin sacramental, pero esto no debe ser
así, lo importante es que las personas conozcan a Cristo.
No hay mejor anuncio, que el testimonio hacia los demás. Si es que anunciamos a Cristo,
debemos vivir a imitación de él. Para un buen anuncio se debe estar preparado, es por eso
que un buen misionero debe optar por una buena conversión, una adhesión plena y sincera
a Cristo. Y cuando hablamos de conversión, es hablar de lo que Dios quiere, los planes
que Dios tiene para cada uno. La verdadera conversión se da cuando esa persona acepta
totalmente a Cristo; y esta aceptación lo lleva a convertirse en su discípulo. El Documento
de Aparecida, nos brinda un buen panorama sobre como debe ser el nuevo periodo
evangelizador en nuestros tiempos. Debemos tener claro que la esencia de la Iglesia es
ser misionera, por eso, la tarea evangelizadora, no puede caer en un clericalismo; sino que
esta tarea evangelizadora nos involucra a todos. Todos estamos convocados a poder
desarrollar una espiritualidad fundamentada en la acción misionera a la cual estamos
llamados. La espiritualidad misionera crea en los discípulos un profundo compromiso a
que somos enviados para evangelizar. Por eso, es importante vivir en un estado
permanente de misión, no podemos parar de misionar, de evangelizar, siempre tenemos
que estar en acción misionera. Ahora, es bueno preguntarnos, ¿a dónde tenemos que salir
a evangelizar? Pues bien, debemos salir a las periferias, debemos ir a anunciar aquellos
que viven en condiciones de vida abandonados, los ignorados por la sociedad, los que se
encuentran hundidos en su miseria y en su dolor. La espiritualidad misionera es una fuerza
que ayuda a los discípulos misioneros a poder entregarse por completo a esta misión, a
llevar la buena nueva a los que lo necesitan, compartir su dolor, sentirlo en carne propia,
sin importar las actuales dificultades. Si queremos un ejemplo de perseverancia en la
evangelización, podemos ir atrás y ver como evangelizaban los primeros misioneros, los
apóstoles, a ellos no les importó dar la vida por transmitir la Buena Nueva.
Es de suma importancia, que el misionero logre que las personas evangelizadas, logren
tener un primer encuentro con Cristo, por que recién a partir de ese momento se comienza
a ser cristianos por una decisión propia. Este encuentro diario con Cristo, dará un fruto
muy importante: la vida de santidad. Pero para que los evangelizados puedan optar por
una vida de santidad, deben ver en el misionero una verdadera vida de santidad,
alimentada por la Eucaristía, la oración, humildad y renuncias. También, para poder llegar
a una verdadera santidad, es necesario tener claro que el principal motor de la acción
misionera es el Espíritu Santo. El entusiasmo del misionero aumenta cuando están en
comunión con el Espíritu Santo. Esto implica, dejarse guiar por la acción del Espíritu
Santo, muchas veces queremos que nuestra misión salga perfecta, como nosotros la
hemos planeado, pero al final, es el Señor que mediante su Espíritu Santo desarrolla la
misión. Por eso en resumen, para que haya una buena espiritualidad misionera, debemos
tener presente que se requiere: el encuentro con Cristo, una muy buena conversión de
corazón, el discipulado, la comunión con el Espíritu Santo.
Es momento de salir realizar nuestra acción misionera, salir a los rostros de los que
necesitan conocer a Cristo.

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