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La violencia y el desplazamiento forzado es un fenómeno que ha traído secuelas no solo para

la vida de las victimas sino para todo el país, siendo el desarrollo económico unos de los
aspectos que se ha visto afectado por esta situación. Uno de los efectos económicos del
conflicto interno y el desplazamiento no voluntario de población ha sido la transformación
del campo y el campesinado colombiano, considerados como el eje central del sector
primario de la economía.

Durante décadas las zonas rurales colombianas han sufrido el flagelo la violencia, miles de
campesinos han sido expulsados violentamente de sus territorios afectando su forma de vida,
sus tradiciones, sus lazos sociales, sus formas de producción y acabando con el arraigo .De
acuerdo al Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH (2015) basados en cifras del
registro nacional único de víctimas, el 87 % de la población desplazada proviene de las zonas
rurales del país, es decir 9 de cada 10 personas que se han visto obligadas a abandonar sus
hogares son del campo, generando un proceso llamado “descampesinización” definido como
una vaciamiento al agro y a la democracia del contenido campesino (CNMH,2014).

El vaciamiento del agro colombiano trae como consecuencia una pérdida de la capacidad
productiva del sector rural y una disminución de la oferta alimentaria (CNMH,2015); pues la
migración forzada de campesinos implica menos mano de obra para trabajar las tierras,
menos cultivos alimentarios (papa, yuca, maíz, etc.) y más territorios desolados que propician
la expansión de los cultivos ilícitos y la apropiación ilegal de corredores para
comercializarlos. El panorama anteriormente expuesto conlleva a una reducción de la
capacidad del sector rural para atender la demanda alimentaria del país, afectando la
economía ya que el 70% de los alimentos que llegan a los hogares colombianos provienen de
la agricultura campesina y el crecimiento económico que ha tenido el país ha sido
fundamentado en su potencial agrícola (GrupoBancolombia, 2018).

Otro de los agravantes que afecta la economía del país, es la agudización de la pobreza
generada al despojar violentamente a las personas de sus tierras. Cuando un campesino es
obligado a abandonar repentinamente su tierra se le arrebata su modo de producción del cual
depende para garantizar su subsistencia y la de su familia quedándose sin ningún tipo de
ingreso que le permita satisfacer sus necesidades básicas. Este problema conlleva a que las
victimas del desplazamiento forzado encuentren en las grandes urbes del país su oportunidad
para encontrar seguridad y nuevas formas de producción.

La concentración de población desplazada en los principales centros urbanos del país, ha


generado un crecimiento acelerado de las ciudades lo cual también tiene unos efectos que
impactan el desarrollo económico. Por un lado, el gobierno enfrenta mayores dificultades
para lograr garantizar las necesidades de saneamiento básico, vivienda, educación y salud
tanto de la población desplazada como la de los locales dado a que no cuenta con los recursos
de financiamiento y la infraestructura necesaria para lograr una cobertura de toda la población
(CNMH,2015).

Adicionalmente, esta urbanización acelerada tiene una afectación especial de los mercados
laborales y las cifras de desempleo. Cuando el campesino pierde su tierra, pierde su fuente
de empleo generando aumenten los niveles de desocupación en el país pues, aunque migra a
la ciudad en busca de nuevas oportunidades se encuentran con dificultades para integrarse al
mercado laboral, dificultades dadas por habilidades no demandadas, bajo nivel educativo,
falta de documentos y dismicrimiación, esta integración fallida obliga a que la población
desplazada trabaje por salarios mal pagos , incursione en la informalidad o caiga en el
desempleo (Valencia, Montoya, & Loaiza ,2019).

El desplazamiento no voluntario de la población y la migración de trabajadores poco


calificados a las ciudades también tiene unas consecuencias sobre el empleo de los nativos,
dado que se disminuye el nivel de los salarios por lo sobreoferta de obra de mano más barata
conllevando a que los nativos abandonen o no acepten empleos (Desempleo voluntario) en
la expectativa de mejores oportunidades situación que muchas veces los impulsa a emigrar
en busca de mejores condiciones laborales.

Conclusiones:

 Los cambios en los modos de producción, la pobreza y el desempleo permiten


dimensionar las consecuencias económicas que trae consigo el problema de
descampesinización, la migración forzada del sector rural y el despojo de tierras.
 Es necesario un mayor compromiso del Estado para garantizar la seguridad del sector
rural y lograr recuperar la estabilidad del sector primario de la económica y los
mercados laborales.

Referencias.

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2015). Una Nación desplazada: informe nacional
del desplazamiento forzado en Colombia. Recuperado
de:http://centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/desplazamientoForzado/

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2014). La Tierra en disputa: Memorias del despojo
y resistencias campesinas en la costa Caribe 1960 – 2010. Resumen. Bogotá. Recuperado
de:http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/informes/publicaciones-por-ano/2010/la-
tierra-en-disputa
Grupo Bancolombia, (2018). Del campo al mundo: El sector agropecuario en Colombia.
Recuperado de : https://www.grupobancolombia.com/wps/portal/negocios-
pymes/actualizate/sostenibilidad/sector-agropecuario-en-colombia

Valencia, G., Montoya, J. & Loaiza, L. (2019). Desplazamiento forzado y mercado laboral
en las principales ciudades de Colombia. Sociedad y economía. Núm. 37. pp. 50-70.
Recuperado de: https://www.redalyc.org/jatsRepo/996/99660265003/99660265003.pdf

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