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¿La hora de los extremismos? Si el expresidente volviera al poder, haría trizas la paz,
átomos la volvería con toda la rabia del revanchismo y
Terminada la guerra, se ha saltado la compuerta que el odio que respira. Sabotearía los cambios que el país
marginaba a muchos del sistema que concentra el reclama a gritos desde hace un siglo. La reforma rural,
poder en una minoría de políticos guardianes de sus verbigracia, cuyo vehículo sería el catastro
privilegios de casta, complacientes con el delito y la multipropósito. O la restitución de tierras arrebatadas a
violencia. Indignados casi todos, y casi todos trampa y bala por los paladines de la caverna. A todo
seguidores de Petro. La polarización Uribe-Santos que ello se opone Duque, como se opusieron siempre su
evocaba la fractura entre élites ultramontanas y jefe y su partido. Entonces, después de tanta fusta y
reformistas en tiempos de López y Laureano va tanto muerto, ¿tener que allanarse a tan ingrato
cediendo espacio al escenario de las democracias dilema?
maduras, donde se enfrentan derechas, izquierdas y Humberto de la Calle ha visto la realidad feliz que
fuerzas de centro —fieles de la balanza—. Así lo sugiere aquellas altisonancias no consiguen ocultar. Crece
el relanzamiento privilegiado de dos candidatos todos los días el enorme contingente de colombianos
radicales seleccionados este domingo por consulta, al saturados de fundamentalismos, de opciones que se
lado de otros que también hoy inician propiamente ofrecen como fatalidades invencibles, de traficantes
campaña. En carrera de obstáculos que contempla con el erario que fungen de patriotas y criminales que
juego de alianzas, escogencia de nombres para pasan por santos. A aquel conglomerado se dirige el
vicepresidente y debates en los medios que terminarán candidato, pues él mismo lo personifica, e invita a
por decantar las reales opciones para la Presidencia. En Fajardo a marchar juntos en coalición de centro que
el desprestigio monumental de los partidos, los llevaría todas las de ganar. Pero Fajardo, acaso
premiados en la consulta personifican lo que la tierrita presumiendo superioridad moral de incontaminado, se
da: aprendices de caudillo, uno a la izquierda, otro a la permite ignorar al estadista de talla moral e intelectual
derecha. no vista en el país por muchos años: el gobernante que
Si no se celebra a tiempo la accidentada alianza entre por milagro le llegara a Colombia.
las fuerzas de centro, el respaldo que en consulta Critica Daniel Coronell los errores de Fajardo, pero lo
obtuvieron Gustavo Petro e Iván Duque podría insta a desempeñarse como opción de éxito frente a los
abocarnos a una disyuntiva trágica en segunda vuelta: extremismos que amenazan copar la política en esta
la de tener que elegir presidente entre dos hora decisiva. Las elecciones se ganan sumando gente,
mesianismos de vocación autoritaria. Se polarizaría el apunta, no rechazándola. Y definiendo posiciones. De
partidor entre un extremismo de izquierda que diera en tanto proclamarse ni uribista ni santista, “se le olvidó
la flor de ensayar —por divertimento y a contrapelo de contarle a la gente por qué hacía falta votar por él”.
la historia— un socialismo del siglo XXI con más sabor a Mas todavía es tiempo, que la campaña apenas
Maduro y a Daniel Ortega que al moderado Rafael despega. Pero sólo rendirá frutos mediante alianza con
Correa de Ecuador. De la Calle. Si Fajardo mira para otro lado, cargará con
En la otra orilla, la archiconocida rudeza de derechas la amargura de la derrota; y con el estigma de haber
que Uribe encarna en la humanidad de Iván Duque, su sacrificado a su purismo gratuito una salida salvadora
discípulo amantísimo. para el país, humillado en la arrogancia de los
extremismos.