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Influencia del Cortisol en el Funcionamiento Corporal y Emocional de los Niños

El cortisol es el mayor glucocorticoide en los seres humanos y es conocido por

su rol en las respuestas de estrés y discusión en ciertas situaciones (Cacioppo, Tassinary

& Brentson, 2007); tanto las cantidades altas como bajas de cortisol en niveles

fisiológicos influyen tanto en el funcionamiento corporal como en el estado emocional

de las personas.

Se ha visto que los niveles de cortisol o respuesta de cortisol no están

necesariamente ligados a ansiedad, estrés o angustia y que en realidad sí se enciende

pero cuando el tipo de estrés presenta estímulos novedosos, impredecibles o

incontrolables (Cacioppo, Tassinary & Brentson, 2007). En base a esta teoría, existe

cierta dinámica familiar que puede afectar en el funcionamiento de los niños; por

ejemplo, en infantes de 6 a 9 meses responden a incrementos en cortisol cuando se

separan de su madre; en infantes de 1 año que presentan apego inseguro ambivalente,

incrementa el cortisol; y de la misma forma cuando se separa por pequeños lapsos de

tiempo con su madre. En infantes inseguros evitativos hay un poco de secreción de

cortisol en el momento de separación (Cacioppo et al., 2007).

Por otro lado, cuando hay conflicto, rechazo e inestabilidad en la familia, se

puede disparar una respuesta de cortisol mucho más fuerte que en retos físicos por

ejemplo; la liberación más grande y duradera de cortisol en niños está relacionado a

eventos familiares como castigos, peleas, conflicto matrimonial y cambios de casa

(Cacioppo, Tassinary & Brentson, 2007).

Los niños con ansiedad social muestran aumento en el eje del HPA en tareas que

involucran conflicto y discusiones con los padres, posiblemente porque ellos son

especialmente sensibles a rechazo (Cacioppo, Tassinary & Brentson, 2007).


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Se han realizado estudios de cómo el cortisol influencia en trastornos de

personalidad con conductas identificadas desde niños y se ha visto que la adversidad

temprana parece ser importante para el desarrollo del comportamiento antisocial en

niños con bajos niveles de rasgos con insensibilidad e hiperreactividad del eje HPA,

mientras que los altos niveles de rasgos con insensibilidad y la hipoactividad del eje

HPA parecen caracterizar un subgrupo particularmente grave para quienes el

comportamiento antisocial se desarrolla de forma independiente de la adversidad

(Hawes, Brennan & Dadds, 2009).

“Las situaciones de hiporreactividad estarían más asociadas a

fallas en el cuidado parental, a una incapacidad de responder

adecuadamente a las necesidades del niño, lo cual produciría una

deficiente atemperación del estrés por parte del infante. Por el

contrario, el maltrato emocional periódico asociado a situaciones

traumáticas generaría más bien una sensibilización del eje HPA e

hiperreactividad corticoidea” (Reguera-Nieto, 2014).

Por otro lado, hay investigaciones que mencionan que hay cambios observados

en los niveles de comportamiento agresivo durante la transición de los 8 a los 10 años y

que estas conductas pueden explicarse por cambios en los niveles de cortisol y estradiol.

Específicamente, en su estudio, encontraron que los niños fueron evaluados por sus

compañeros como más agresivos a los 10 años que a los 8 años, mientras que no se

observaron cambios en el comportamiento agresivo de las niñas durante este mismo

período. Y todo esto en relación a que el cambio en los niveles de cortisol y estradiol en

el transcurso de estos dos años contribuyó a explicar este aumento en los niveles de

agresión en los niños (Azurmendi et al., 2016).


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En conclusión, podemos observar que el nivel de cortisol afecta de forma

significativa en el desarrollo tanto físico como emocional de los niños por lo que es

importante considerarlo dentro de terapia para entender más allá de su comportamiento;

las bases neuroendocrinológicas.

Referencias
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Azurmendi, A., Pascual-Sagastizabal, E., Vergara, A. I., Muñoz, J. M., Braza P.,

Carreras, R., Braza, F. & Sánchez-Martín, J. M. (2016). Developmental

Trajectories of Aggressive Behavior in Children from Ages 8 to 10: The Role

of Sex and Hormones. American Journal of Human Biology 28,90–97.

Cacioppo, J. T., Tassinary, L. G., & Berntson, G. G. (Eds.). (2007). Handbook of

psychophysiology, 2. New York: Cambridge University Press

Hawes, D., Brennan, J., & Dadds, M. (2009). Cortisol, callous-unemotional traits, and

pathways to antisocial behavior. Current Opinion In Psychiatry, 22(4), 357-

362. doi:10.1097/yco.0b013e32832bfa6d

Reguera-Nieto, E. (2014). Apego, cortisol y estrés, en infantes: una revisión

narrativa. Revista De La Asociación Española De Neuropsiquiatría, 34(124),

753-772. doi:10.4321/s0211-57352014000400008

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