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Aun yo mismo, que soy conocido como un matemático, encuentro a mis fuerzas mentales fatigadas
para leer mi propio trabajo, yo recuerdo de los diagramas el sentido de las pruebas, que yo mismo
había introducido originalmente desde mi mente a los diagramas y al texto. Pero después cuando
remedio la oscuridad del tema en cuestión insertando explicaciones, me parece que cometo el error
opuesto de saturar de texto innecesario en un contexto matemático.
Además, la saturación de frases innecesarias y aburridas no tiene menos oscuridad que la seca
brevedad. La última evade la visión de la mente mientras que la primera la distrae. Una priva de
luz mientras la otra abruma con brillo superficial; la última no despierta la visión mientras la
primera la deslumbra por completo.
Yo concebí esta introducción compuesta de dos partes. En la Primera presento una tabla sinóptica
de todos los capítulos del libro. Pienso que esto será útil, debido a que el tema en cuestión no es
familiar para la mayoría de la gente, y la variedad de temas y procedimientos usados aquí son muy
parecidos y están íntimamente relacionados, ambos en general y en detalles específicos. De modo
que cuando los términos y diversos procedimientos son yuxtapuestos y presentados en un arreglo
sencillo, estos serán mutuamente explicativos. Por ejemplo, yo discuto las causas naturales que
orillaron a los antiguos, si bien por su ignorancia, a suponer la existencia de un circulo ecuante o
un punto ecualizante. Sin embargo, hago esto en dos lugares, a saber, en la parte tres y cuatro. El
lector que encuentre este asunto en la parte tres podría pensar que aquí estoy lidiando con la
primera inequidad, que es una propiedad del movimiento de cada uno de los planetas
individualmente. Y en realidad, este es el caso de la parte cuatro. Sin embargo, en la tercera parte,
tal como el resumen lo indica, estoy discutiendo sobre aquel ecuante, el cual bajo el nombre de
segunda inequidad, varia el movimiento de todos los planetas en común, y primariamente gobierna
la teoría del sol. Así la tabla sinóptica servirá para hacer dicha diferencia clara.
No obstante, la sinopsis no será de igual ayuda para todos. Habrá a quienes esta tabla (que ofrezco
como una hebra de hilo conductora a través del laberinto del trabajo) parecerá más enredada que el
nudo Gordiano. Por lo tanto, para su propósito, hay varios puntos que deberán ser unidos aquí en
el principio, los cuales son presentados poco a poco a lo largo de todo el trabajo, y no son por tanto
tan fácil de ser atendidos de pasada. Más aun, debo revelar, especialmente por el bien de de
1
Sobre la dificultad de leer y escribir libros de astronomía. Aquí Kepler se refiere al procedimiento formal de
la geometría Euclidiana.
aquellos profesores de las ciencias físicas que están irritados conmigo, como con Copérnico y aun
con la remota antigüedad, sobre el asunto de haber sacudido la fundación de las ciencias (en
relación al movimiento de la tierra) con el movimiento de la tierra -Yo debo, digo, revelar
fielmente la intención de los capítulos principales que lidian con este asunto, y ofrecer a la
inspección todos los principios de las pruebas sobre las cuales mis conclusiones, tan repugnantes
para ellos, están basadas.
Cuando ellos observen que esto es hecho con exactitud, ellos tendrán la libre opción de leerlo y
entender las pruebas por si mismos con gran esfuerzo, o confiar en mi, un matemático profesional,
en cuanto al método sonoro y geométrico presentado. Mientras tanto, ellos, por su parte tornarán
la mirada a los principios de las pruebas así reunidos para su inspección y los examinarán
completamente, sabiendo que de no ser refutados la prueba erguida ante ellos no será derrumbada.
Yo haré también lo mismo donde, como es costumbre en la ciencia física, mezcle lo probable con
lo necesario y delinee conclusiones plausibles de la mezcla. Dado que he mezclado física celeste
con astronomía en este trabajo, nadie debe sorprenderse de cierta cantidad de conjetura. Esta es la
naturaleza de la física, de la medicina, y de todas las ciencias que hacen uso de otros axiomas
aparte de la más certera evidencia de los ojos.
El lector tiene que estar consiente que existen dos escuelas de pensamiento entre los astrónomos,
una distinguida por su jefe, Ptolomeo, y por el consentimiento de la gran mayoría de los antiguos, y
la otra atribuida a proponentes más recientes, aun cuando esta es la más antigua. La primera
considera a los planetas individuales de manera separada y asigna las causas de sus movimientos
dentro de su respectiva orbita, mientras el otro relaciona los planetas uno a otro y deduce de una
causa común única aquellas características que resultan ser comunes con sus movimientos. La
segunda también es dividida. Copérnico, junto con Aristarco de remota antigüedad, atribuyen al
movimiento de traslación de nuestra casa, la Tierra, la causa de porque el planeta parece
estacionario y retrograda. Tycho Brahe, por el otro lado, atribuye esta causa al sol, en cuya
vecindad él dice que los círculos excéntricos de los cinco planetas están conectados como por una
especie de nudo (no físico, por supuesto, sino solamente cualitativo). Más adelante él plantea que
este nudo, como si estuviera, gira alrededor de la Tierra fija, junto con el sol.
Para cada una de estas opiniones concernientes al mundo 2 hay otras varias peculiaridades que en si
mismas sirven para distinguir esas escuelas, pero tales peculiaridades pueden ser fácilmente
alteradas y enmendadas de tal forma, que tan pronto concierne a la astronomía, o las apariencias
celestes, las diferencias de las tres opiniones son por propósitos prácticos del grosor de un cabello
y producen los mismos resultados.
Mientras tanto, aun cuando planteo este objetivo al principio y lo persigo felizmente, también hago
una incursión en la Metafísica de Aristóteles, o mejor dicho, indago acerca de la física celeste y de
las causas naturales de los movimientos. El resultado consiguiente de esta consideración es la
formulación de muy claros argumentos demostrando que solo la opinión de Copérnico
2
Mundus, en latín. Esto comprende todo el universo, incluyendo las estrellas fijas.
concerniente al mundo (con unos cuantos cambios) es verdad, que las otras dos son falsas y algo
más.
Tan cierto es, todas las cosas están sumamente interconectadas, envueltas, y entrelazadas una con
la otra de modo que después de intentar de varias formas la reforma de las mediciones
astronómicas, algúnos well trodden (ya bien trabajadas)hecho por los antiguos y otros preparados en
la emulación y ejemplo de ellos , ningún otro podría ser exitoso que aquel fundado sobre las causas
físicas del movimiento en si mismas, las cuales yo establezco en este trabajo.
Ahora, mi primer paso en investigar las causas de los movimientos fue demostrar que los planos de
todos los excéntricos no interceptaban en otro lugar que en el centro del cuerpo solar (no en un
punto cercano), contrario a lo que Copérnico y Brahe pensaban. Si esta corrección mía es llevada
dentro de la teoría de Ptolomeo, Ptolomeo tendría que investigar no el movimiento del centro del
epiciclo, alrededor del cual el epiciclo procede de manera uniforme 3, sino del movimiento de algún
punto cuya distancia de aquel centro lleve la misma relación al diámetro (del excéntrico) como lo
hace la distancia del centro de la orbita solar desde la tierra para Ptolomeo, cuyo punto esta sobre
la misma línea o una paralela a esta.
Aquí los Braheanos podrían levantar objeción en mi contra que soy un innovador imprudente, para
ellos, mientras aferrándose a la opinión recibida de los antiguos y situando la intersección de los
planos de los excéntricos no en el sol sino cercanos a este nunca construirán sobre estas bases una
medición que corresponda a los cielos. Y traduciendo los números Braheanos a la forma
Ptoloméica, Ptolomeo habría podido decirme que en tanto él sostenga y explique el fenómeno no
consideraría ningún excéntrico más que aquel descrito por el centro del epiciclo alrededor del cual
el epiciclo procede de manera uniforme. Por lo tanto debo observar una y otra vez lo que estoy
haciendo, para evitar el establecimiento de un nuevo método que no hiciera lo que ya ha sido hecho
por los métodos antiguos.
Así que para responder a esta objeción, he demostrado en la primer parte del trabajo que
exactamente las mismas cosas pueden resultar o ser presentadas por el nuevo método como por su
método antiguo.
En la segunda parte del trabajo abordo el asunto principal, describo la posición de Marte en la
oposición aparente al sol, no de forma incorrecta, sino en verdad mucho mejor, con mi método que
como ellos expresan la posición de Marte en oposición media al sol con el método viejo.
Mientras tanto, a través de toda la segunda parte (en tanto concierne a demostraciones geométricas
de las observaciones) dejo en suspenso la cuestión de qué procedimiento es mejor, el de ellos o el
mío, viendo esto ambos escogemos un número de observaciones (esto es en verdad un
requerimiento básico para nuestra teorización). Sin embargo, mi método esta en acuerdo con
causas físicas y el viejo de ellos esta en desacuerdo, como lo he mostrado parcialmente en la
primera parte, especialmente en el capitulo 6.
Pero finalmente en la parte cuatro del trabajo, en el capítulo 52, considero otras observaciones, no
menos fidedignas que las previas, con las que sus viejos métodos no concordaban, pero que con los
míos concordaban bellamente. De esa forma demostré con mayor solidez que el excéntrico de
Marte está situado de tal modo que el centro del cuerpo solar yace sobre su línea de ápsides, y no
3
En la teoría tolemaica de Marte, el epiciclo representa el movimiento del sol, el cual es dirigido de manera
uniforme alrededor del centro del epiciclo. Aún cuando este no debiera cambiar, la línea de intersección de
los planos del epiciclo y del excéntrico en general no pasan por el centro del epiciclo sino a través del otro
punto cercano descrito por Kepler. Así cuando él dice `alrededor del cual el epiciclo procede uniformemente´
quiere decir que el planeta esta procediendo uniformemente sobre el epiciclo alrededor de ese punto.
en un punto cercano, y por tanto, que todos los planos de los excéntricos se interceptan justo en el
sol.
Esto, sin embargo, debe mantenerse no solo para la longitud, sino también para la latitud. Por
lo tanto, en la quinta parte he demostrado lo mismo para las latitudes observadas, en el capítulo 67.
Esto no podría haber sido demostrado antes en el trabajo, debido a que uno de los componentes de
estas demostraciones astronómicas es un conocimiento exacto de las causas de la segunda
inequidad del movimiento del planeta, para lo cual alguna otra cosa nueva debe de ser
similarmente descubierta en la parte tres, desconocida para nuestros predecesores, y demás.
Como he demostrado en la tercera parte, ya sea el viejo método, que depende en usar el
movimiento medio del sol, sea valido, o mi nuevo método, que usa el movimiento aparente, no
obstante, en cualquiera de los casos hay algo de las causas de la primera inequidad que está
mezclada con la segunda (inequidad) que pertenece a todos los planetas en común. Así he
demostrado para Ptolomeo que sus epiciclos no tienen como centros aquellos puntos sobre los
cuales su movimiento es uniforme.de manera similar, para Coopernico demostre que el circulo en
el cual la tierra de mueve alrrededor del sol no tiene como centeoel punto alrrededor del cual su
movimiento es regular y uniforme. Similarmente para Tycho Brahe he demostrado que el círculo
sobre el que se mueve el punto común o nudo de las excéntricas, mencionado arriba, no tiene como
centro aquel punto sobre el cual su movimiento es regular y uniforme. Porque si concedo a Brahe
que el punto común de los excéntricos pueda ser diferente al centro del sol, el debería admitir que
el circuito de aquel punto común, que en magnitud y periodo iguala exactamente la orbita del sol,
es excéntrico y tiende hacia Capricornio, mientras la excéntrica del sol tiende a Cáncer. Lo mismo
ocurre a los epiciclos de Ptolomeo.
Sin embargo, si ubico el punto común o nudo de los excéntricos en el centro del cuerpo solar,
entonces el circuito común de ambos del nudo y del sol es excéntrico en relación a la Tierra y
tiende a Cancer, pero solo por la mitad de la excentricidad mostrada por el punto alrededor del cual
el movimiento solar es regular y uniforme.
Y con Copérnico, el excéntrico de la Tierra sigue tendiendo hacia Capricornio, aunque solo por la
mitad de la excentricidad del punto alrededor del cual el movimiento de la Tierra es uniforme, en
dirección a Capricornio también.
De manera similar, con Ptolomeo, en cada uno de los diámetros de los epiciclos que corren de
Capricornio a Cancer, hay tres puntos, los dos externos que están a la misma distancia de los del
centro; y las distancias entre si tienen la misma razón a los diámetros que el excéntrico del sol tiene
al diámetro de su circuito. Y de estos tres puntos, los del centro son los centros de sus epiciclos,
aquellos que yacen hacia Cáncer son los puntos alrededor de los que los movimientos del epiciclo
son uniformes, y finalmente aquellos que tienden hacia Capricornio son aquellos cuyos excéntricos
(descritos por ellos mismos) estaríamos trazando si en lugar de seguir el movimiento medio del sol
siguiéramos el movimiento aparente, justo como si aquellos fueran los puntos donde los epiciclos
hubieran sido pegados al excéntrico. El resultado de esto es que cada epiciclo planetario contiene la
teoría del sol en su totalidad, todas las propiedades de sus movimientos y círculos.
Con estas cosas así demostradas por un método fidedigno, el paso anterior hacia las causas físicas
esta ahora confirmado y un nuevo paso es dado hacia estas, más claramente con las teorías de
Copérnico y de Brahe, y más oscuro pero finalmente plausible en la teoría Ptolemaica.
Ya sea la Tierra o el Sol lo que se mueve, ya ha sido demostrado que el cuerpo movido es movido
de manera no-uniforme, esto es, más lento cuando éste está más alejado del cuerpo en reposo, y
más rápido cuando se le acerca.
De ese modo la diferencia es ahora aparente de inmediato, por medio de conjetura, es verdad, pero
no cediendo en certeza a las conjeturas de los doctores de psicología fisiología ni a otra ciencia
natural.
En primera, Ptolomeo esta en la lona. ¿Porque quien creería que hay tantas teorías del sol (que se
parecen tanto unas a otras que de hecho son iguales) como planetas, cuando ve que para Brahe una
sola teoría solar basta para la misma tarea, y este es el axioma más ampliamente aceptado en las
ciencias naturales, que la naturaleza hace uso de los menos medios posibles?
Que Copérnico es más capaz que Brahe para lidiar con la física celeste esta probado de muchas
formas.
Primero, aun cuando Brahe realmente se ocupó de aquellas cinco teorías solares provenientes de
las teorías de los planetas, bajandolas a los centros de los excéntricos, escondiéndolas ahí, y
agrupándolas en una, no obstante dejó en el mundo los efectos producidos por aquellas teorías.
Para Brahe no menos que para Ptolomeo, además de ese su movimiento propio, cada planeta está
todavía movido realmente con el movimiento solar, ambos siendo mezclados en uno, resultando ser
una espiral. Que esto resulte de que no haya orbes sólidos, Brahe lo ha demostrado de manera más
firme. Copérnico por el otro lado, remueve totalmente este movimiento excéntrico de los cinco
planetas, asignando sus causas a una ilusión proveniente de las circunstancias de observación. Así
los movimientos son multiplicados sin propósito por Brahe, como fue hecho por Ptolomeo antes.
Segundo, si no hay orbitas4, las condiciones bajo las que las inteligencias y las almas móviles
deben operar se hacen muy difíciles, ya que estas tienen que asistir demasiadas cosas para darle al
planeta dos movimientos interconectados. Estos tendrían que asistir por lo menos en un mismo
tiempo a los principios, centros, y periodos de ambos movimientos. Pero si la Tierra es movida, yo
muestro que la mayor parte de esto puede ser hecho con facultades físicas en vez de animadas5, a
saber, magnéticas. Pero estos son puntos más generales. De ahí siguen otros que surgen
específicamente de demostraciones, sobre las que ahora empezamos.
4
Aquí Kepler omite la palabra sólido. Plantea que si ha de haber orbitas estas deben ser sólidos (esto es,
sólidas e impenetrables). Es menos probable que los primeros filósofos naturalistas hubieran llegado a esta
conclusión. En vez fue comúnmente aceptado que la s orbitas debían de estar hechas de alguna sustancia tan
distinta a la materia terrestre que no podría ser identificada como sólida o no sólida. En verdad había dudas
considerables de si los cielos fueron hechos de un material en si. Para
discusiones consecuentes de las orbitas en astronomía y filosofía natural, ver Nicolas Jardine, The
Birth of History and Filosofy of Science, Cambridge Astronomy 13 (1982), pp. 168-194, como también el
ensayo del traductor. The Solid Planetary Spheres in Post-Copernican Natural Philosofy, editor, Robert S.
Westman. The copernican Achievement, University of California Press. Berkeley 1975.
5.-Del latín, facultas animalis, un termino prestado de fisiología y sicología, cuyo significado varía
dependiendo del autor. Es claro desde el capitulo 57 de este trabajo que Kepler sostiene firmemente una
división triple de las facultades: natural, animal, y mental. Esto parece corresponder a las tres facultades del
alma de Aristóteles: vegetativa, sensitiva, y racional. Si es así entonces la facultad animada gobernaría la
percepción y el movimiento de un lugar a otro. Ver capítulo 57 pie de página 9, y de Aristóteles, Sobre el
Alma, libro 1 capitulo 2. también las notas 32y 33.
Y ahora, partiendo de tan fiable demostración, la conclusión es dibujada, haciendo uso de una
conjetura física, que la fuente de movimiento de los cinco planetas se encuentra en el sol. Y por lo
tanto es muy probable que la fuente de movimiento de la Tierra se encuentre en el mismo lugar que
la de los otros cinco planetas, a saber, en el sol también. Por lo tanto es probable que la tierra sea
movida, ya que una causa similar (probable) de su movimiento es aparente.
Por otra parte, que el sol se mantenga en su lugar en el centro del mundo, es mostrado con mayor
probabilidad (entre otras cosas) ser la fuente de movimiento de cuando menos cinco planetas. Ya
sea que sigas a Copérnico o a Brahe, la fuente de movimiento para cinco de los planetas está en el
sol, y con Copérnico, también para un sexto, a saber, la tierra. Y es más probable que la fuente de
todo el movimiento deba permanecer en el mismo lugar que en movimiento.
Sobre esta más que válida conclusión, haciendo uso de la conjetura física
introducida arriba, podría basarse el siguiente teorema de la filosofía natural:
el sol, y con él toda la enorme carga (hablando vulgarmente) de los 5
excentricos, es movido por la tierra; o la fuente del movimiento del sol y de
los 5 excentricos sujetos a él esta en la tierra.
Vl.- ¿Que diré del tiempo periódico del movimiento de 365 días,
intermedio en cantidad entre el tiempo periódico de Marte de 687 días y aquel
de Venus de 225 días? ¿acaso no la naturaleza de las cosas pregona con una
gran voz que el circuito en el cual estos 365 días son consumidos 6
también ocupe un lugar intermedio entre aquellos de Marte y de Venus
alrededor del sol, y así este también rodee al sol, y por tanto que este circuito
es un circuito de la tierra alrededor del sol, y no del sol alrededor de la tierra?
Estos puntos son, sin embargo, mas apropiados a mi Mysterium
Cosmographicum, y argumentos que no van a ser repetidos en este trabajo no
deben de ser introducidos aquí.
6
Tras esta rara frase yace el peculiar tratamiento que hace Kepler del tiempo
como una variable dependiente: él hace uso consistente de la cantidad del tiempo
para atravesar una unidad de distancia, en vez de considerar a la distancia traspasada
en una unidad de tiempo (como Galileo y sus sucesores hicieron). Es del todo
probable que este diferente punto de vista fue de importancia en el desarrollo de la
“ley de áreas” la cual mas tarde llego a ser conocida como la segunda ley de Kepler.
Vean especialmente el comienzo del capítulo 40.
Página 54:
Muchos han sido privados acerca del movimiento de los cuerpos pesados
a creer que la tierra es movida por un movimiento animado, o mejor, por uno
magnético. Ellos deben ponderar las siguientes proposiciones.
Tampoco son conducidos los cuerpos pesados hacia el centro por el rápido
remolinar del primum mobile, como se encuentran los objetos en un remolino.
Aquel movimiento (si suponemos que existe) no llevaría a todo cuesta abajo a
aquellas regiones inferiores. Si esto fuera, lo sentiríamos y seriamos atrapados
por este junto con la tierra misma; en verdad, seriamos llevados adelante, y
la tierra seguiría. Todos estos absurdos son consecuencia de la visión de
nuestros oponentes y por lo tanto resulta que la teoría común de la gravedad
esta errada.
Página 55:
7
Como Max Caspar nota en su edición de Astronomia Nova, la teoría presentada
en estos breves planteamientos constituye un rechazo total a la visión Aristotélica de
gravedad y juega un papel fundamental en el pensamiento físico de Kepler. En
trabajos posteriores Kepler vuelve a referirlos, especialmente en el libro 1 parte 4 de
Epitome of Copernican Astronomy, donde él los desarrolla más. De especial
importancia para proporcionar un entendimiento del pensamiento temprano de Kepler
sobre el tema están sus cartas a David Fabricius del 11 de octubre de 1605 y del 10
de noviembre de 1608 (KGW 15, p. 240 y 16 p. 194). En los anteriores, Kepler
compara a la gravedad con el magnetismo y dice: “…no solo una roca se aproxima a
la tierra, sino la tierra también se aproxima a la roca, y estas dividen el espacio entre
ellas en proporción inversa de sus pesos.” También esclarece esto las cartas de Kepler
a Herwart en enero de 1607 (KGW 15 p. 386).
Pág. 57
Si la tierra cesara de atraer su agua hacia si misma, toda el agua del mar
se levantaría, y fluiría hacia el cuerpo de la luna.
Señalare de paso que las dunas de arena del Syrtes 10 son amontonadas
de ese modo; que así son creadas o destruidas incontables islas en las bahias
saturadas de remolinos (tal como en el Golfo de México); parece que la suave,
fértil y desmoronable tierra de las Indias fue así levantada y penetrada por
esta corriente, esta perpetua inundación con ayuda de cierto movimiento
global de la tierra. Por esto se dice que la India fue en una ocasión continua
desde el "Golden Chersonnese" hacia el sudeste, pero ahora el océano, el cual
estaba ha mucho tiempo entre China y América, ha fluido, y las costas de
Moluccas y de otras islas circunvecinas, las cuales ahora están encumbradas
debido al descenso de la superficie del mar, guardan testimonio 11 de este
evento.
Aun cuando estas cosas son propias de otro lugar, yo quise presentarlas
todas en un contexto para hacer más creíble la marea oceánica y a través de
esta el poder atractivo de la luna.
Por esto se sigue que si el poder de atracción de la luna se extiende a la
tierra, el poder de atracción de la tierra será mucho mas probable que se
extienda a la luna y mas allá, y de acuerdo con esto, que nada que consista
en grado alguno de material terrestre, sobre si, escapa a la sujecion de este
gran poder de atracción.
Pero aún si el poder de atracción terrestre se eleve muy lejos, como fue
dicho, no obstante, si una roca se encontrase a determinada distancia que
fuese perceptible en relación al diametro terrestre, es verdad que, la tierra
siendo movida, tal roca no solo seguiría, sino que sus fuerzas de resistencia se
mezclarían con la fuerza de atracción de la tierra, y así esta se separaría en
cieto punto de la sujeción de la tierra. Justo de la misma manera, los
movimientos violentos, desvian proyectiles hasta cierto punto de la sujeción
de la tierra, de modo que estos se adelanten si son disparados al este o se
queden atras al ser disparados al oeste, dejando así el lugar del cual son
disparados en contra de la resistencia de la fuerza. Ni el efecto de rotación de
la tierra puede impedir este movimiento violento de una vez, tan pronto este
alcance su fuerza máxima.
Aunque mucha gente teme lo peor para sí y para todas las criaturas de
la tierra a causa de la extrema rapidez de este movimiento, no deben
alarmarse. Sobre esta cuestión véase mi libro De Stella nova, capítulos 15 y
16, pp 82 y 84.15
Sin embargo, hay muchísimas más personas que movidas por la piedad
no revelan su aprobación de Copérnico, temiendo que la falsedad pudiera
cargársele al Espíritu Santo que habla en las escrituras si decimos que la tierra
se mueve y el sol permanece inmóvil.
De esa manera Cristo le dijo a Pedro, ‘ve a las alturas’, como si el mar
fuera más alto que las costas. Así parece a los ojos, pero la óptica demuestra
la causa de esta falacia. Cristo sólo estaba haciendo uso del idioma común
que, no obstante, surge de este engaño visual.
Los astrónomos ptolemaicos aun hoy dicen que los planetas están
estacionarios cuando se les ve permanecer cerca de las mismas estrellas fijas
durante varios días, aunque ellos mismos piensan que los planetas están
realmente moviéndose en línea recta hacia la tierra o alejándose de ella.
De las palabras de Josué, Dios entendió con facilidad lo que quería decir, y
respondió deteniendo el movimiento de la tierra, de tal manera que le
pereciera a Josué que el sol se detenía. Porque lo esencial de la petición de
Josué resultó en eso, que pudiera parecerle así a él, cualquiera que la realidad
pudiera ser. Por tanto, que esta apariencia resultaría no vana y sin propósito,
sino conjuntada al efecto deseado.
Imagina a alguien que declarara, por el Salmo 24, que la tierra está fundada
sobre ríos, en función de sostener la noble y absurda conclución filosófica de
que la tierra flota sobre ríos. ¿No sería justo decirle que debería considerar al
Espiritu Santo como un mensajero divino y librarlo de la tortura obsena que
recibe en la clase de física? Ya que en dicho pasaje el salmista no intenta otra
cosa más que lo que el hombre ya sabe y experimenta diariamente, a saber,
que la tierra, ergida en alto después de la separacion de las aguas, tiene
grandes ríos circulando sobre ella y mares rodeandola. De manera no
sorprendente, la misma figura literaria es adoptada en otro pasaje, donde los
israelitas cantan que están asentados encima de las aguas de Babilonia23,
esto es, a las orillas del río, o en los bancos de arena del Eúfrates y el Tigris.
JONÁS
Suficiente sobre la autoridad de la sagrada escritura. En cuanto a la opinión de los píos (27)
sobre éstos temas naturales, solamente tengo una cosa que decir: mientras que en la teología es la
autoridad la que tiene el mayor peso, en la filosofía es la razón. Por lo tanto, Lactantius, que negó
que la tierraes redonda, es pío; Agustín, quién a pesar de admitir la redondez, negó las antípodas, es
pío; y la inquisición hoy día es pía, a pesar de que permite la pequeñez de la tierra niega su
movimiento. Sin embargo, para mí, la verdd es todavía más pía, y (con todo el debido respeto a los
doctores de la Iglesia) pruebo filosóficamente no sólo que la tierra es redonda, no sólo que esta
habitada hasta en las antipodas, no sólo que es deleznablemente pequeña, sino que también se le
transporta por las estrellas.
Comencé diciendo que en esta obra trataba la astronomia en su conjunto por medio de las
causas físicas en vez de con hipótesis ficticias, y que había dado dos pasos en mi esfuerzo por al
canzar esta meta: primero, que había descubierto que todas las eccentricas planetarias se
intersectaban en el cuerpo solar, y segundo, que había entendido que en la teoría terrestre hay un
cículo ecuante y que debía bisectar su eccentricidad.
El tercer paso hacia la hipótesis física del movimiento. La eccentricidad de marte se tiene
que bisectar de forma precisa.
Ahora llegamos al tercer paso, es decir, que se demostró con certeza, por medio de una
comparación de las conclusiones en las partes 2 y 4, que la eccentricidad del ecuante de marte
también tiene que bisectarse de manera precisa, un hecho que pusieron en duda desde hace mucho
Brahe y Copérnico.
Por lo tanto, por indución extendiendolo a todos los planetas (que se llevo a cabo en la
parte 3 a manera anticipatoria), ya que, claro, las órbitas sólidas no existen, como Brahe lo
demostró partiendo de las trayectorias de los cometas, el cuerpo del sol es el poder que hace girar a
todos los planetas. Todavía más, especifiqué la forma (en que esto ocuure) de la manera siguiente:
que el sol, a pesar de que se mantiene en un sólo lugar, rota como en un torno, y saca de su cuerpo
al espacio del mundo una species (30), análoga al species inmaterial de su luz. La species misma,
como consecuencia de la rotación del cuerpo solar, también rota como un remolino rapidísimo a
través de la anchura del mundo, y transporta a los cuerpos de los planetas sobre él en un giro, su
agarre es mayor o menor dependiendo de su mayor densidad o enrarecimiento que adquiere de
acuerdo a la ley que gobierna su difusión.
Una vez que se presentó este poder común, por el cual todos los planetas, cada uno en su
propio círculo, se llevan alrededor del sol, el siguiente paso en mi argumento fue darle a cada uno
de los planetas su propio movedor, asentado en el globo planetario (recordaran que, al seguir la
opinión de Brahe, ya había rechazado las órbitas sólidas). Esto, también, lo llevé a cabo en la parte
3.