Está en la página 1de 20

EL MATERIALISMO

El materialismo, la idea de que la materia es lo primero y los dioses no son más que fruto la
fantasía, no es un fenómeno nuevo en la Historia de la Filosofía. Hubo filósofos materialistas en la
antigua Grecia y en tiempos modernos tenemos a lo materialistas franceses del siglo XVIII. Pero no
dejaba de ser un fenómeno aislado, de minorías intelectuales que no influían sobre el pueblo.
La novedad que introduce el materialismo del siglo XIX es que, por primera vez en la historia de la
humanidad, se convierte en fenómeno colectivo y se puede hablar de un materialismo o ateísmo de
las masas, especialmente en Europa. Son estos influyentes filósofos que nos toca estudiar.
Feuerbach pertenece a la “izquierda hegeliana” pero invierte a su maestro. Convencido
materialista, convertirá la teología en antropología, con la pretensión de liberar al hombre de sus
propias ilusiones ya que los dioses no son más que la proyección de su propia fantasía.
Karl Marx, el más famoso, pertenece también a la “izquierda hegeliana”, se inspira en Feuerbach
superándolo. Materialista desde su juventud, critica la religión acusándola de ser una alienación del
proletariado, es “el opio del pueblo”. Por lo tanto, el día en que no haya explotación dejará de haber
religión y la humanidad entera será materialista. Su estudio de la economía capitalista es uno de los
grandes aportes a la sociología y la economía. A él se debe el haber descubierto la importancia de la
economía en la historia de los pueblos
Gramsci, calificado de revisionista por los materialistas de la línea de Moscú, con su teoría del
“intelectual orgánico”, hace posible que los intelectuales se incorporen, con pleno derecho, a la
lucha revolucionaria.
La importancia del materialismo, especialmente del materialismo dialéctico de Marx -- Engels, se
desprende del hecho de que su pensamiento haya inspirado el accionar, en alguna de sus variantes,
de todos los partidos comunistas y su influjo ha sido enorme en los países o instituciones donde
consiguieron tomar el poder.
LUIS ANDRÉS FEUERBACH

1. VIDA Y OBRAS
Nace en Baviera, Alemania, en l804, en el seno de una familia de intelectuales. Su padre fue un
célebre jurista iniciador del derecho internacional. Fue bautizado en la iglesia católica, pero
educado en el protestantismo. Alumno modélico, se entrega al estudio del griego, hebreo y de la
Biblia. Con el deseo de llegar a ser pastor evangélico, estudia teología en Heidelberg, pero no acaba
de convencerle dicho estudio.
Se traslada a Berlín para dedicarse a la filosofía siguiendo los cursos de Hegel, quien enseguida le
“recompone la cabeza y el corazón”, y es el único que le “hace experimentar lo que es un
maestro”. Ahora tiene claro lo que tiene que hacer en el futuro: “debía y quería hacer: no teología,
sino filosofía. No desvariar y fantasear, sino aprender. No creer, sino pensar”.
Habilitado para la docencia, se inicia en Erlangen, pero sus dificultades de expresión y la
radicalidad de sus ideas le llevan a abandonar la enseñanza para retirarse en un castillo campestre
donde, viviendo de las rentas que le aporta su esposa, se dedica a la tarea de escribir, hasta su
muerte acaecida en 1872. Entre su variada producción, merecen destacarse su “Critica de la
filosofía hegeliana”, “La esencia del cristianismo”, (1845), “La esencia de la religión”..

2. CRITICA A HEGEL
Perteneciendo a la llamada “izquierda hegeliana” y, pasado el primer entusiasmo por Hegel, se
apartará de su maestro porque piensa que es preciso poner a Hegel sobre sus pies, es decir, invertir
al Absoluto del idealismo por lo real y concreto. Como dice en una de sus obras: “El principio de la
Filosofía no es Dios ni el Absoluto, el principio de la Filosofía es lo finito determinado, lo real”.
Hay que desenmascarar a Hegel y desandar su camino pasando del pensamiento abstracto a la
realidad sensible, de la esencia a la existencia, ya que la primera determinación del ser es la
existencia concreta captada por los sentidos: ”El ser en cuanto ser es finito”.

3. “LA ESENCIA DEL CRISTIANISMO”


Sirvan de introducción a este apartado las siguientes palabras de Engels, el compañero de lucha de
Karl Marx:
“Entonces apareció “La esencia del cristianismo” de Feuerbach. De un solo golpe pulverizó la
contradicción, volviendo a entronizar sin embages el materialismo. La naturaleza existe
independientemente de toda filosofía, es la base sobre la que nosotros los hombres, también
productos de la naturaleza, hemos crecido. Fuera de la naturaleza y el hombre nada existe, y los
seres superiores que nuestra fantasía religiosa alcanza no son más que el reflejo fantástico de
nuestro propio ser. El hechizo quedó roto. El sistema saltó y fue echado de lado, y la
contradicción, por existir sólo en la imaginación, se despejó. Hay que haber vivido personalmente
los efectos liberadores de este libro para poderse hacer una idea de ello. En entusiasmo era
general”.(citado por Hans Kung). Sea lo que fuera de este general entusiasmo, lo cierto es su
influjo sobre Marx y que su importancia perdura hasta nuestros días.
En el Prólogo pone de manifiesto su intención, convertir la teología en antropología: “yo muestro
que el verdadero sentido de la teología es la antropología”. Se invierte, por lo tanto, la sentencia
bíblica: no es cierto que Dios haya creado al hombre a su imagen y semejanza, sino que el hombre
ha creado dioses a su imagen. La religión no es más que la objetivización que el hombre tiene de la
conciencia, no como individuo, sino como conciencia de la humanidad. Por fin se podrá decir
“homo homini deus est”. Si decimos que Dios es inteligente es porque proyectamos el
entendimiento humano; cuando decimos que es moralmente perfecto no hacemos más que proyectar
nuestra voluntad, y si decimos que Dios es amor es que proyectamos nuestro propio corazón. En
fin, que Dios no es más que, como hemos dicho, la proyección de la conciencia de la especie
humana.
De aquí se deduce el concepto de ”alienación,” el hombre se ha empobrecido para enriquecer a
Dios, para que Dios sea todo, el hombre debe ser nada. El hombre afirma en Dios, lo que niega en sí
mismo.

4. “LA ESENCIA DE LA RELIGIÓN”


Sin negar lo dicho anteriormente, da unos pasos mas: el hombre se imagina no solamente
dependiendo de Dios sino también de la Naturaleza, y esto ha originado el nacimiento de la religión.
Ya Schleiermacher había hablado del ”sentimiento de dependencia” como esencia de la religión.
Según Feuerbach, este sentimiento de dependencia hay que entenderlo como dependencia ante la
naturaleza y así “la naturaleza se convierte en el primer objeto de la religión”.
El hombre primitivo sentía un vacío entre el querer y el poder sobre la naturaleza, entre el deseo y la
satisfacción (quería que lloviese, y no llovía). Este vacío lo llena la religión. Quiere dominar las
fuerzas de la naturaleza y no puede. Entonces “inventa”” los dioses que llenan este vacío, los dioses
se encargarán de dominar la naturaleza y ponerla al servicio del hombre. Su filosofía se presenta
como una antropología que suplante a la religión alienante, y viene a ser como un humanismo ateo.
KARL MARX

1. VIDA Y OBRAS
Nació en Tréveris, Alemania, en 1818, y murió en Londres en l883. Su familia, burguesa, era de
ascendencia judía. Su padre, sin embargo, abandonó la tradición hebrea para recibir el bautismo
protestante con el fin de no perder el empleo de jurista. Karl recibiría cierta formación religiosa,
pero dejó poca huella ya que, como él mismo dice, de nacimiento le viene la liberación de la
alienación religiosa.
Estudia Derecho en Bonn y en Berlín, donde “leyó a Hegel desde el principio hasta el fin”. En su
tesis doctoral, “Diferencias entre la filosofía de la naturaleza de Epicuro y de Demócrito” se
muestra ya claramente su tendencia materialista y atea.
Periodista, escribe en la “Gaceta Renana”. Sobrevienen las primeras persecuciones y se traslada a
París donde traba una amistad para toda la vida con Federico Engels. Nuevamente perseguido, viaja
a Berlín y Viena. Sus publicaciones son prohibidas y es expulsado definitivamente de Prusia. Se
traslada a Londres donde puede sobrevivir gracias a las ayudas económicas de Engels.
Anima, en l866, el Primer Congreso de la Internacional Socialista. Al año siguiente aparece el
primer libro de “El Capital”. Antes había escrito, entre otras obras, “La Sagrada Familia”, sus
breves y famosas “Tesis sobre Feuerbach”, y participa en la redacción del “Manifiesto Comunista.
(1848). A su muerte deja un inmenso material manuscrito que Engels perfila y publica como
segunda y tercera parte de El Capital.
Hace escasos años, Marx y su pensamiento eran poco menos que el demonio para algunos,
mientras que para otros era lo máximo y definitivo. Todo “intelectual” que se apreciaba se
profesaba marxista ya que de lo contrario pasaba por retrógrado. Hoy, con la caída del muro de
Berlín y el fin del socialismo real, las cosas han cambiado. Algunos piensan que el marxismo ha
quedado totalmente superado por haber llegado el “fin de la historia”, otros piensan que hay
mucho o bastante que rescatar del pensamiento de Marx. Lo que es indiscutible es el enorme influjo
que ha tenido, desde la aparición de sus escritos hasta hace unos pocos años. Su pensamiento ha
sido el pensamiento oficial de los Partidos Comunistas, aunque diversamente interpretado.
Exponemos aquí, por ser el más extendido, la versión llamada línea de Moscú.

2. LAS ALIENACIONES
El marxismo puede ser considerado, y de hecho lo ha sido, como un humanismo. Marx cree que el
hombre es un ser alienado, empobrecido, dividido. La tarea del marxismo será desenmascarar estas
alienaciones y proponer un camino para superarlas a fin de que el hombre sea plenamente hombre.

2.1 Alienación religiosa

Siguiendo a Feuerbach, el marxismo sostiene que la religión aliena al hombre por ser una mera
proyección subjetiva. El moderno Konstantinof, miembro de la Academia de Ciencias de Moscú,
explica así el origen de los dioses: “Las condiciones de vida extremadamente rigurosas, la
impotencia en la lucha con la naturaleza, el pavor ante las terribles y espontáneas fuerzas
naturales de las que pendía constantemente la vida del hombre primitivo y, por último, la
ignorancia de las verdaderas causas de los fenómenos dieron origen a la religión”.
Pero, Feuerbach se había quedado a medio camino por no haber descubierto que la religión es
producto de condiciones sociales injustas. En la tesis 7, dice: “Feuerbach no ve, pues, que el
sentimiento religioso es él mismo un producto social, y que el individuo abstracto que él analiza
perteneces a una forma social determinada”. El hombre se consuela en esta vida con la esperanza
de la felicidad en otra vida: “La religión es el suspiro de la criatura agobiada, el estado de ánimo
de un mundo sin corazón... La religión es el opio del pueblo”. (En torno a la critica de la filosofía
de Hegel). Consecuentemente, el día en que no haya oprimidos ni opresores ya no habrá necesidad
de religión, de opio, sencillamente habrá desaparecido.

2.2. Alienación filosófica

Toda la filosofía anterior, y de manera muy especial la de Hegel, se presenta como un sustituto de
la religión. Hay que darle un vuelco, la filosofía ha de ser una praxis tal como lo expone en la
famosa tesis 11: ”Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de modo diferente. Lo
que hay que hacer es modificarlo”.

2.3 Alienación política : El Estado

Hegel había sostenido que el Estado era la síntesis de los intereses del hombre como privado y
como ciudadano del Estado. Marx denuncia este engaño y sostiene que el Estado burgués no hace
más que defender los intereses de la clase social que representa. Por lo tanto, “toda clase que
pretenda implantar su dominio, aunque éste, como ocurre en el caso del proletariado, condicione
en absoluto la abolición de todas las formas de la sociedad anterior y de toda dominación en
general, tiene que empezar conquistando el poder político para poder presentar su interés como
interés general”. El hombre no solamente es alienado por la religión, sino que también lo es en su
vida colectiva por medio del Estado.

2.4 Alienación social: la lucha de clases

Tema clásico en el marxismo. Marx cree descubrir la existencia de clases sociales con intereses
totalmente contrapuestos.
Por una parte, la burguesía de la que reconoce sus grandes aportes ya que “ha creado fuerzas
productoras más abundantes y más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas”. Critica
sus grandes males porque “en lugar de la explotación velada por las ilusiones religiosas, ha
establecido una explotación abierta, descarada, directa y brutal”. Si recordamos lo anteriormente
expuesto acerca de las condiciones de trabajo de los obreros, no nos extrañarán demasiado los duros
calificativos de Marx.
Por otra parte existe el proletariado que no es más que consecuencia de la burguesía: ”En la misma
proporción que se desarrolla la burguesía, es decir el capital, se desarrolla también el
proletariado, la clase de los obreros modernos, que no viven sino a condición de encontrar trabajo,
y lo encuentran solamente mientras su trabajo acrecienta el capital”.
Como resumen, la conocida sentencia de que “La historia de todas las sociedades no ha sido más
que la historia de la lucha de clases”. Alguien con harto sentido del humor, ha sostenido que basta
la nariz de Cleopatra, que , con sus encantos entretuvo a Cesar y a Marco Antonio, para demostrar
la falsedad de tal aserto.. Bromas aparte, nadie le puede quitarle a Marx el gran mérito de haber
sido de los primeros en salir en defensa de los condenados de la tierra.

3.5 Alienación económica

La más profunda y raíz de las demás alienaciones. Estudia los clásicos, Adam Smith, Richardson,
Stuart Mill, criticando su ciencia que no es más que una ideología que justifica la injusticia
capitalista.
En un lenguaje sumamente técnico, solamente asequible a los especialistas, habla de la plusvalía:
“La plusvalía o beneficio consiste, precisamente, en este excedente de valor de la mercancía sobre
su costo de producción, es decir, en el excedente de la cantidad total de trabajo contenido en la
mercancía en proporción a la cantidad de trabajo no retribuido”.
Simplificando mucho, nos dice que al darse la división capital trabajo, el dueño del capital compra
la fuerza de trabajo como si fuera una mercancía. Su precio es el salario mínimo posible, es decir,
que baste para la manutención y reproducción del obrero. El plus de valor, la plusvalía, que genera
el proceso productivo, queda en manos del capital. Con otras conocidas palabras, la plusvalía es el
salario no pagado.
La superación de esta alienación, y consecuentemente de todas las demás, vendrá con la supresión
de la propiedad privada de los medios de producción y con la instauración de una economía
socialista donde ya no se da la explotación del hombre por el hombre. Lamentablemente nos
hallamos ante un ideal no realizado. Ni la revolución burguesa, ni la revolución socialista han
cumplido sus promesas. Por ello, algunos hablan del fin de las “grandes palabras”.

3. EL MATERIALISMO DIALÉCTICO
Es la parte más filosófica de todo el pensamiento marxista y que, por otra parte, menos se debe a
Marx. En sus escritos no se encuentra la expresión “materialismo dialéctico”, aunque esto no
quiere decir que no fuera materialista.
El materialismo dialéctico tiene una doble raíz. Por una parte, procede del empirismo inglés y de los
materialistas franceses del siglo anterior a los que, sin embargo, se califica de pensamiento “chato y
vulgar”, porque pretende explicar todos los cambios de la materia por las solas fuerzas físico
químicas. La otra raíz es la dialéctica de Hegel, al que cubren de elogios por haber redescubierto el
“todo fluye” de Heráclito, y también llenan de improperios por ser idealista. El encuentro de ambas
corrientes desemboca en el materialismo dialéctico..
Engels es el autor principal quien esboza sus ideas básica en el “Anti During”. La posterior
sistematización se debe a Lenin y Stalin, cuyo talento filosófico es discutible.
El monismo materialista es largamente afirmado por Engels en su Anti During: ”La certeza de que
fuera del mundo material no existe separadamente otro espiritual es el resultado de una larga y
fastidiosa investigación del mundo real, comprendidos los productos y procesos del cerebro
humano”.
La conocida frase, repetida en todos los manuales de divulgación,” materia eterna en eterno
movimiento” expresa en pocas palabras, este pensamiento autocalificado de “científico”.
Las Leyes de la dialéctica son sostenidas con un realismo un tanto ingenuo, más allá de lo que haya
dicho Hume. Konstantinof escribe, citando a Lenin:” Las leyes son objetivas, no las crea la
conciencia ni la voluntad de los hombres, sino que existen independientemente de ellas. El
reconocimiento del carácter objetivo de las leyes y de su acción constituye el rasgo más esencial
del materialismo filosófico. El Universo, escribía V.I. Lenin, es el movimiento de la materia
conforme a leyes, y nuestro conocimiento, siendo como es el producto más alto de la materia, sólo
puede reflejar esta sujeción a las leyes.”
Es clásico hablar de las tres leyes de la dialéctica: Tránsito de la cantidad a la cualidad, la Lucha de
contrarios, y la Negación de la Negación.

4. EL MATERIALISMO HISTÓRICO

4.1 Los modos de producción

Algo propio del hombre es un “ser de necesidades” que intenta satisfacerlas por medio del trabajo:
”Podemos distinguir al hombre de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se
quiera. Pero el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza
a producir sus medios de vida. Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente
su propia vida material”. (La ideología alemana ).
Consecuentemente, la historia estará determinada por el sistema de trabajo, por el modo de
producción: “De donde se desprende que un determinado modo de producción o que una
determinada fase industrial lleva siempre aparejado un determinado modo de cooperación o una
determinada fase social”.
4.2 Infraestructura y superestructura

Por infraestructura entiende las relaciones de producción, el mundo de la economía. La


superestructura se refiere al mundo de las ideologías, las manifestaciones religiosas, filosóficas,
jurídicas, etc. que depende de la anterior: “El modo de producción de la vida material condiciona el
proceso de la vida social, política y espiritual en general”.(Prefacio de su Crítica de la economía
política).

4.3 Fin de las alienaciones: la Revolución

Al agudizarse las tensiones entre burgueses y proletarios va a sobrevenir la Revolución que


básicamente consiste en la supresión de la propiedad privada de los medios de producción,
apareciendo la sociedad sin clases. Se habrá acabado la prehistoria y comenzará la verdadera
historia. No se disimula la violencia de la revolución: “El primer paso de la revolución obrera es la
elevación del proletariado a la conquista de la democracia. El proletariado se valdrá de su
dominación política para ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital para
centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado
organizado como clase dominante...Esto, naturalmente, no podrá cumplirse al principio más que
por una violación despótica del derecho de propiedad y de las relaciones burguesas de
producción” (Manifiesto Comunista).
Una etapa socialista seguirá a la revolución, un tiempo para ir suprimiendo los resabios del régimen
anterior. La etapa comunista será el final del proceso y donde ya no se dará la explotación del
hombre por el hombre. Según Engels “La máquina del Estado podrá ser depositada en el museo de
antigüedades, junto a la rueca y el hacha de bronce”; También entonces correrán “a chorro lleno
los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho
horizonte del Estado burgués” (Crítica del programa de Gota). Aquí, Marx se manifiesta más como
profeta que como cientista social.
EL VITALISMO: FEDERICO NIETZSCHE

1. VIDA Y OBRAS
Nació en un pueblo cerca de Leipzig. (1844). Su abuelo y su padre fueron pastores protestantes de
manera que su infancia transcurre en un ambiente piadoso. Adquiere una sólida formación
humanista y se especializa en filología clásica. A los veinticuatro años es nombrado “profesor
extraordinario” de esta materia en la universidad de Basilea, cambiando su nacionalidad alemana
por la suiza. Ejerce la docencia por unos diez años, hasta que por su delicado estado de salud
abandona la enseñanza y se dedica a viajar por diversos lugares, especialmente Italia.
Conoce, admira y se entusiasma con la filosofía de Schopenhauer, cuyo influjo será patente en sus
primeras obras. Es notorio también el influjo de Darwin y su teoría de la lucha por la supervivencia.
Conoce personalmente al músico Ricardo Wagner y se en entusiasma con él, pero llega la ruptura
cuando lo descubre demasiado cristiano.
Once años antes de su muerte ocurrida en l990, sufre un colapso mental que le impide toda
actividad literaria.
En la primera etapa de sus escritos exalta la idea del hombre presocrático, la ebria afirmación de la
vida en su obra “El origen de la tragedia”
En una etapa intermedia se libera de todo prejuicio sobre la metafísica: ”La gaya ciencia
“Aurora””.
En el último período domina el tema de la “voluntad de poder”, época de mucha producción: ”Así
hablaba Zarathustra”, “ Más allá del bien y el mal”, “Genealogía de la moral”,” Voluntad de
dominio”, “El Anticristo”,”Ecce homo”, una especie de autobiografía.
Como cabe suponer, no ha dejado un sistema coherente de pensamiento, sino desconcertantes,
brillantes afirmaciones e intuiciones escritas en su inconfundible estilo, lleno de metáforas, frases
incisivas, a veces contradictorio . Dijo de si mismo: “Yo no soy hombre, soy dinamita... me rebelo
como jamás se ha rebelado nadie... Yo soy también el hombre de la fatalidad”. No es de extrañar,
pues, que existan distintas interpretaciones de su pensamiento y que no sea fácil exponer lo que
podrían ser sus temas dominantes. A pesar de lo dicho, son bastantes los que piensan que la
voluntad de poder es la idea eje del vitalista Nietzsche, y como la raíz de los demás temas, la
crítica de los valores cristianos, el superhombre, el eterno retorno. Para nuestro autor el hombre
puede definirse por su voluntad de poder y de dominio: “Algo vivo quiere, antes que nada, dar libre
curso a su fuerza, la vida misma es voluntad de poder” )MBM, 13). “¿Pero qué es la vida? Urge
dar una nueva y más precisa comprensión del concepto de vida. Mi fórmula es: vida es voluntad de
dominio”.
La importancia del pensamiento nietzscheano está fuera de discusión. Junto con Marx y Freud, es
uno de los maestros de la sospecha. Sospecha que se acaba una época de infundados optimismos y
nace una nueva era. Con Marx y Kierkegaard forman la terna de los filósofos revolucionarios del
siglo XIX. Añadamos que recientemente, bastantes filósofos llamados “postmodernos” reconocen
inspirarse en Nietzsche, el pensador nihilista y vitalista por excelencia.

2. MORAL DE SEÑORES Y MORAL DE ESCLAVOS


Para este profeta de tiempos nuevos, no hay valores absolutos y eternos. El hombre está “más allá
del bien y del mal”, es el forjador de sus propios valores. Anuncia el fin de una era dominada por
los valores judeocristianos, y la próxima llegada de una nueva moral sustentada por los valores de la
vida y la voluntad de dominio. La actual moral de los esclavos dejará paso a la moral de los señores.

2.1 En un principio

En un principio, bueno era lo que hacían los señores, no lo que era útil a la mayoría, como afirman
algunos. Los señores fueron los creadores del valor bueno: “Los nobles, los poderosos, los hombres
de posición superior y elevados sentimientos quienes sintieron y se valoraron a sí mismos y a su
obrar como buenos, o sea, como algo de primer rango, en contraposición a todo lo bajo, abyecto,
vulgar y plebeyo” (GM). Con argumentos filológicos, en base de etimologías griegas y latinas, llega
a esta conclusión: “creo estar autorizado a interpretar el latín “bonus” en el sentido de guerrero”.

2.2 El resentimiento judío

El pueblo judío, nacido para la esclavitud, fue el causante de la primera trágica inversión de valores
llamando cualidades a lo que no eran más que los defectos de su debilidad e impotencia calificando
de malo a lo que no eran más que las cualidades de sus dominadores. El resentimiento judío es la
causa de la moral de los esclavos que domina la Europa por milenios.
“Los judíos, “un pueblo nacido para la esclavitud” como dicen Tácito y todo el
mundo antiguo, “El pueblo elegido entre todos los pueblos” como dicen y creen ellos
mismos, los judíos han llevado a efecto aquel prodigio de inversión de valores gracias al
cual la vida en la tierra ha adquirido, por unos cuantos milenios, un nuevo y peligroso
atractivo: sus profetas han fundido, reduciéndolas a una sola, las palabras “rico”,
“ateo”, “malvado”, “violento”, “sensual”, y han transformado la palabra “mundo” en
una palabra infamante. En esta inversión de valores (de la que forma parte emplear la
palabra “pobre” como sinónimo de “santo” y “amigo”) reside la importancia del pueblo
judío, con él comienza la rebelión de los esclavos en la moral”.
Fue principalmente la impotencia sacerdotal la que por su esencial debilidad ha provocado la
catástrofe. Los sacerdotes son los principales enemigos de la humanidad, los mayores odiadores
del ser humano:
”Los sacerdotes son, como es sabido los enemigos más malvados, ¿Por qué?.
Porque son los más impotentes. A causa de esta impotencia el odio crece en ellos hasta
convertirse en algo monstruoso, siniestro...los judíos, ese pueblo sacerdotal por
excelencia, que no ha sabido tomar satisfacción de sus enemigos y dominadores más que
con la radical transvaloración de los valores propios de éstos, es decir, por un acto de la
más espiritual venganza...y han mantenido con los dientes el odio más abismal (el odio
de la impotencia) esa inversión, a saber, los miserables son los buenos, los pobres, los
impotentes, los bajos son los únicos buenos. Los que sufren, los indigentes, los enfermos,
los deformes son también los únicos benditos de Dios, únicamente para ellos existe la
bienaventuranza” (GM).
Jesús, sublime seductor, ha continuado y sublimado esta nueva moral de los pobres, de los esclavos:
“Ese Jesús de Nazaret, evangelio viviente del amor, ese “redentor” que trae la
bienaventuranza y la victoria a los pobres, a los enfermos, a los pecadores, ¿no era él
precisamente la seducción en su forma más inquietante e irresistible, la seducción y el
desvío precisamente hacia aquellos valores judíos y hacia aquellas innovaciones judías
del ideal?. ¿No ha alcanzado Israel, justamente por el rodeo de ese “redentor”, de este
aparente antagonista y liquidador de Israel, la última meta de su sublime ansia de
venganza? (GM).

2.3 Lucha de dos morales

La moral de los esclavos reina en todo el mundo occidental que ha marginado a la moral de los
señores:
“Hasta ahora no ha habido acontecimiento más grande que esta lucha...¿quién de
ellos ha vencido, Roma o Judea? No hay, desde luego la más mínima duda: considérese
ante quien se inclinan los hombres, en la misma Roma, sino en casi media tierra, en todos
los lugares en donde el hombre se ha vuelto manso o quiere volverse manso, ante tres
judíos, como es sabido, y una judía (ante Jesús de Nazaret, el pescador Pedro, y el tejedor
de alfombras Pablo, y la madre del mencionado Jesús, de nombre María”). (GM, 16).
Con lenguaje mordaz se refiera a la lucha de las dos morales:
”Ninguno de esos animales de rebaño, torpes, inquietos en su conciencia... quiere
saber nada no oler nada que... lo que es justo para uno no puede ser de ningún modo
justo para el otro, de que exigir una moral para todos equivale a lesionar cabalmente a
los hombres superiores, en suma, de que existe un orden jerárquico entre un hombre y
otro hombre, y, en consecuencia entre una moral y otra moral” (GM 228).

3. EL SUPERHOMBRE
Es uno de los temas más polémicos. Mucha tinta ha corrido para delucidar el influjo que haya
podido tener en la aparición de nazismo, sin haber llegado a conclusiones convincentes. Tampoco
sabemos su posible influjo en tiras cómicas y películas con “supermanes”. Sea lo que fuere, se han
seleccionado algunos fragmentos sobre tan discutido tema. Recuérdese lo dicho anteriormente
acerca de su lenguaje metafórico. Sería un error tomar sus palabras al pié de la letra. No es fácil
descubrir qué quiere decir.
LLEGARÁ, será el gran Medio Dia de la Humanidad: ”Nunca ha habido un superhombre. He visto
desnudos al hombre más grande y al más pequeño. Todavía los dos se parecen demasiado. Aún al
más grande lo encontré demasiado humano”.
DESPRECIA LA PLEBE de la manera más olímpica: “Toda comunidad nos hace en alguna
manera, en algún lugar, alguna vez, vulgares”( MBM, 284). “Mas, al despuntar el nuevo día se me
reveló una nueva verdad: entonces aprendí a decir: qué me importa la plaza y la plebe y el bullicio
de la plebe y las orejas largas de la plebe” (AHZ). “En todos los lugares en donde el pueblo come
y bebe, incluso donde rinde veneración, suele heder. No debemos entrar en iglesias si queremos
respirar aire puro” (MBM).
CREA NUEVOS VALORES: “La especie aristocrática de hombres se siente a sí misma como
determinadora de valores, no tiene necesidad de dejarse autorizar, su juicio es “lo que me es
perjudicial a mi, es perjudicial en si”, sabe que ella es la que otorga dignidad en absoluto a las
cosas, ella es creadora de valores” (MBM).
DEBE DOMINAR a todos los demás hombres casi como una necesidad histórica para superar la
moral de los esclavos: “Abstenerse mutuamente de la ofensa, de la violencia, de la explotación,
equiparar la propia voluntad a la del otro...la vida misma es esencialmente desproporción, ofensa,
avasallamiento de lo que es extraño y más débil” (MBM 259). “Exigir de la fortaleza que no sea
un querer dominar, un querer sojuzgar, un querer enseñorearse, una sed de enemigos y resistencias,
es tan absurdo como exigir de la debilidad que se exteriorice en fuerza” (GM 1.13).
LA COMPASIÓN ES TENTACIÓN ya que tiende a identificarnos a la plebe y “semejante especie
de hombres se siente orgullosa cabalmente de no estar hecha para la compasión” (MBM).
“Siempre las estupideces han sido hechas por los compasivos, y jamás nada en el mundo ha
causado tantos sufrimientos como las estupideces de los compasivos” (AHZ).
AMANTE DE LA RISA como expresión de los valores vitalistas: “Desde que existe la humanidad
el hombre no se alegra lo suficiente. Únicamente éste, hermanos, es nuestro pecado original”, y
más adelante “Esta corona del riente, esta corona de rosas la arrojo a vosotros, hermanos, . He
santificado la risa. Hombres superiores, aprended a reír” (AHZ).
LA BESTIA RUBIA es una de las definiciones que ha levantado más polvareda ya que se suele
identificar con la superior raza germánica de que hablaba el nazismo. Vale la pena conocer estas
famosas palabras: Resulta imposible no reconocer, a la base de todas las razas nobles, el animal de
rapiña, la magnífica bestia rubia que vagabundea codiciosa en busca de botín y de victorias. De
cuando en cuando esa base oculta necesita desahogarse, el animal tiene que salir de nuevo fuera,
tiene que retornar a la selva... la profunda, glacial desconfianza que el alemán continúa inspirando
también ahora cuando llega al poder, representa aún el rebrote de aquel terror inextinguible con
que durante siglos contempló Europa el furor de la rubia bestia germánica...” (GM, I,11).
4. DIOS HA MUERTO
Como pocos, o quizás como nadie, comprendió la novedad radical que suponía la muerte de Dios,
las consecuencias de la desaparición de la idea de Dios en la cultura occidental. Dios era como la
piedra fundamental en que descansaban todos los valores y verdades desde cientos de años. Con su
desaparición se ha perdido el norte orientador y el hombre se siente huérfano. No se trata de una
pérdida cualquiera, sino de lo más fundamental, y por ello sus consecuencias son incalculables. Una
de ellas podría ser el “nihilismo”, nuevamente de moda en ciertos ambientes. Conozcamos ya el
célebre texto.
“¿Dónde está Dios?, gritó, os lo diré. Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo.
Todos nosotros somos asesinos. Pero, ¿Cómo lo hemos hecho? ¿Cómo hemos podido
bebernos el mar?, ¿Quién nos dio la esponja para borrar el horizonte entero?, ¿Qué
hemos hecho, que hemos soltado a la tierra de su sol?, ¿Hacia dónde se mueve ahora?,
¿Hacia dónde nos movemos?. Lejos de todos los soles, ¿Nos precipitamos más y más?, ¿Y
hacia atrás, del lado, hacia adelante, de todas partes?, ¿Hay todavía un arriba y un
abajo?, ¿No erramos como a través de una nada infinita?, ¿No nos sopla el viento de una
nada infinita?, ¿No nos sopla el viento del espacio vacío?, ¿No hace más frío?, ¿No viene
siempre la noche y más noche?, ¿No tienen que ser encendidas las linternas a media
mañana?, ¿Todavía no oímos el tumulto de los enterradores que enterraron a Dios?,
¿Todavía no olemos nada de la divina corrupción?. También los Dioses se pudren. !Dios
ha muerto!, !Dios sigue muerto!, !Y nosotros lo hemos matado!, ¿Cómo nos
consolaremos, los asesinos de todos los asesinos?. Lo más sagrado y lo más poderoso
que el mundo poseyó hasta ahora se ha desangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién
borrará de nosotros esa sangre?, ¿Con qué agua podríamos purificarnos?, ¿Qué
ceremonias de expiación, qué juegos sagrados habremos de inventar?, ¿No es la
grandeza de este acto demasiado grande para nosotros?, ¿No tendremos que devenir
dioses nosotros mismos, para, al menos, parecer dignos de ella? (Gaya ciencia, 125).
Muerto Dios, nos hemos de enfrentar, según nuestro autor con la idea “más abismal” del eterno
retorno:
“Todo va, todo vuelve, la rueda de la existencia gira eternamente. Todo muere,
todo florece de nuevo, el ciclo de la existencia sigue eternamente”. “Volveré eternamente
para esta misma vida, idénticamente igual: como grande y como pequeño, para enseñar
de nuevo el eterno retorno de todas las cosas”. ¿Has escuchado alguna vez un perro
ladrar así?. Mis pensamientos iban hacia atrás. Sí, cuando era niño, en mi más lejana
infancia, escuche un perro ladrar así”.(AHZ).
A pesar de que repetidamente exalta los valores vitalistas, la idea del eterno retorno, el nihilismo
que encierra, deja cierto sabor amargo, de pesimismo.
SIGLO XX: ALGO DE HISTORIA
Hablaremos solamente de la primera mitad de este siglo; De la segunda mitad se hablará en la
introducción de las diversas corrientes que aparecen a fines de este siglo. Tampoco vamos a entrar
en demasiados detalles. Se pretende solamente proporcionar algunos datos más relevantes que
ayuden a una mejor comprensión de las corrientes filosóficas de la época, especialmente del
Existencialismo y del Personalismo.

1. LO CIENTIFICO
Einstein, a principios de siglo, nos proporciona una nueva visión del cosmos. La teoría de la
relatividad supera la física de Newton que había servido de base a la filosofía de Kant. Hasta el
siglo XIX el espacio físico y el euclídeo eran la misma cosa. Ahora se nos dice que en el mundo no
hay un punto físico que sea fijo para medir las distancias. Tampoco existe en el cosmos la línea
recta porque los rayos lumínicos de las estrellas su curvan mientras llegan hasta nosotros. Los
conceptos de espacio y tiempo, tal como los concebía la antigua filosofía han sufrido un notable
cambio.
El conocimiento del átomo es revolucionariamente modificado. Antes se decía de él que era
indivisible. Heisemberg rompe con el sagrado principio del determinismo: en la estructura del
átomo no es aplicable el principio de causalidad. Por otro lado, Fermi en Italia y Oppenheimer en
Inglaterra, intentan librar la energía del átomo. En 1945, en el desierto de Nevada, se tiene la
primera experiencia decisiva con el uranio. La bomba atómica está servida.
Freud, en Austria, descubre una nueva dimensión del ser humano, el subconsciente, el continente
sepultado. Al aplicar los hallazgos del psicoanálisis a los fenómenos de la cultura, escribirá estos
sugerentes títulos: “El porvenir de una ilusión y “El malestar en la cultura. No en vano Ricoeur lo
considera como uno de los maestros de la sospecha. Cabe sospechar que el tradicional concepto de
hombre que nos había legado una larga tradición filosófica ha sufrido una profunda crítica.

2. LO POLÍTICO
La Primera guerra mundial (1914-1918) asola los campos de Europa: la recién inventada
ametralladora y los novedosos tanques, verdaderas máquinas de matar, siembran la muerte por
doquier. El uso de gases tóxicos, fenómeno nunca antes visto, causa desconcierto y horror. El
precario pacto de Versalles proporcionará una precaria paz.
La Revolución rusa transforma el imperio de los Zares. El precio en hambre y muerte es
incalculable.
La Segunda guerra mundial (1939-1945) tiene características apocalípticas. Estadísticas que
merecen confianza nos hablas de 32 millones de muertos en los campos de batalla; de 15 a 25
millones de niños, mujeres y ancianos muertos en la retaguardia como consecuencia de arrasadores
bombardeos; 45 millones de personas desplazadas de su paria o región; 26 millones de seres
humanos asesinados en campos de concentración. Por si fuera poco, la explosión de dos bombas
atómicas, una en Nagasaki y la otra sobre Hiroshima, hacen descubrir que, por primera vez en la
milenaria historia del género humano, se tiene el poder real de provocar un holocausto nuclear. El
arte de Picasso, en el “Guernica”, expresa el caos y el terror de esta primera mitad de siglo.
Circunstancias todas ella que van a influir, como hemos de ver, en el mundo de la filosofía.
3. LO IDEOLÓGICO :LA DESPERSONALIZACIÓN
3.1 Plano filosófico
Las dos corrientes preponderantes en el siglo XIX, el idealismo hegelianoy el materialismo
mecanicista, vana dar sus frutos en el XX. Ambas, a pesar de ser tan dispares llevan a la
minusvaloración de la persona singular.
Para el Idealismo, el hombre concreto no es más que un eslabón perdido en el largo proceso de la
evolución de la Idea, y para el meterialismo no es más que producto de procesos físico-químicos,
bien poca cosa.
En consecuencia, el hombre singular quedaba al margen del horizonte de su reflexión filosófica.
Llenar este vacío será la tarea de la filosofía de la primera mitad del siglo XX.
3.2 Plano sociopolítico
Una ola de totalitarismo invadió Europa. En Alemania el nazismo quiere vengar la humillación de
Versalles. En Italia el fascismo quiere emula la viejas glorias de la antigua Roma. En Rusia,
dictadura del proletariado impone, a sangre y fuego, un nuevo orden de cosas. Añadamos a Franco
en España y a Oliveira Salazar en Portugal para tener el panorama completo. El Partido único lo es
todo y la persona singular es nada porque se restringen las libertades individuales, se impone un
modo único de pensar, y el ciudadano queda convertido en mero ejecutor de las consignas del
partido que le llegan a través del “caudillo” de turno.
3.3 Plano laboral
El modo de producción capitalista empobrece la persona humana. La división del trabajo impuesto
por la cadena de producción y la naciente automatización convierten al obrero en una pieza,
ciertamente no la más importante, en el complejo y gigantesco engranaje de la moderna industria.
Tema que ha sido tratado ya con anterioridad y sobre el cual no hay que volver a insistir. Todo lo
dicho confirma la verdad del subtítulo: se registra un profundo proceso de despersonalización. El
Existencialismo y el Personalismo serán filosofías nacidas en este contexto y que pretenden aportar
una respuesta.
EL EXISTENCIALISMO
El existencialismo alcanzó su apogeo en Europa entre las dos guerras mundiales y responde a las
situaciones que se vivían en aquel tiempo. Como bien dice el Dr. Pedro Fontán:
“La filosofía existencial es el producto de una situación social y cultural de crisis
profunda a consecuencia de la terrible ola de violencia y destrucción originada por las
dos guerras mundiales, que sembraron de ruina y de muerte masiva a todo el planeta.
Este sangriento holocausto originó una inmensa crisis de conciencia y de valores,
patentizó el drama de la muerte y la congoja de la finitud del hombre, desencadenó y puso
súbitamente en el primer plano la reflexión sobre el sentido de la existencia humana. El
existencialismo constituye una respuesta filosófica a este desolado marco histórico”.
A pesar de que ya sido superada la “moda” existencialista, es preciso conocerlo para poder
comprender en su cabalidad el pensamiento de la primera mitad del siglo XX y, además, bastantes
de sus huellas han perdurado hasta nuestros días.
A pesar de su diversidad, hay algunas características comunes en autores tan diversos como
pueden ser Sartre, que se autoproclama ateo y Marcel, el llamado filósofo de la esperanza. Hay
también grandes diferencias entre los alemanes Jaspers y Heidegger. Aunque algunos rechazan el
título de existencialistas, son considerados como tales por las ideas matrices de su pensar. Veamos
cuales sean estas características comunes.
Notable interés por la persona concreta en contraposición a la filosofía tradicional que mucho
había hablado del hombre pero en un sentido general. El “animal racional” de Aristóteles” o el “Yo
pienso” cartesiano se podían predicar de cualquier persona y se prescindiendo de la particularidad
de cada ser humano.
Un especial énfasis en la libertad en contraposición al aspecto racional del ser humano. Cuando se
dice que “la existencia precede a la esencia” se quiere expresar que la persona no posee una esencia
o naturaleza que condiciona la libertad, sino que, al contrario, que el hombre llega a ser lo que es
como consecuencia del uso de su libertad. No nacemos ya hechos, nos vamos haciendo según
nuestras libres opciones.
Una ola de pesimismo los envuelve a todos, exceptuando a Marcel. Se la ha podido llamar la
filosofía de la angustia. No es más que consecuencia de la situación histórica, muy lejana al ingenuo
optimismo del siglo anterior que creía poder organizar un mundo feliz y, lo que llegó fue la guerra
y la muerte.
La principal critica que todos reciben es la de su excesivo énfasis en el individuo y en las
relaciones interpersonales, olvidando los tremendos problemas sociales. Por ello algunos la han
calificado de expresión de la burguesía decadente.
MARTÍN HEIDEGGER

1. VIDA Y OBRAS
Nacido en 1889, fue, por muy poco tiempo, novicio jesuita. Estudia en Friburgo entrando en
contacto con Husserl del que recibirá un gran influjo. Más tarde lo encontramos como docente en
Marburgo. En 1927 publica su más famosa obra: “Ser y Tiempo” (Sein un Zeit).
Es nombrado rector en Friburgo, y en su discurso de posesión hace algunas alabanzas al régimen
nazi que posteriormente va a traerle graves consecuencias a pesar de que meses después renuncia al
cargo y se dedica solamente a la docencia. A la caída del régimen , los Aliados lo suspenden de la
cátedra. No regresará hasta 1952, pero con la actividad muy disminuida. Morirá en 1976.
Es considerado como uno de los máximos exponentes de la filosofía de su siglo, y el más profundo
de los existencialistas aunque rechaza ser considerado como tal: “Debo decir otra vez que mis
tendencias filosóficas no pueden ser calificadas como filosofía existencial...la cuestión que me
preocupa no es la de la existencia del hombre, es el ser en su conjunto y en cuanto tal”.
Su manera de expresarse es muy original, creando neologismos que hacen muy difícil no solo su
traducción sino la comprensión de su pensamiento. Bochenski ha dicho que “hay pocos pensadores
que sean tan difíciles de entender como Heidegger”. Pero, por otra parte, el que fuera su alumno,
Georg Gadamer, recuerda con entusiasmo, “el frenético torbellino de interrogantes que
desarrollaba en sus clases introductorias al semestre académico, para luego quedar del todo
atrapados en el segundo o tercero de estos interrogantes, mientras que había que esperar las
últimas clases del semestre para contemplar las nubes obscurísimas entre las que centelleaban
relámpagos que nos dejaban aturdidos”.

2. EL SENTIDO DEL SER


Nos explica claramente su intención: “El propósito de este tratado (Ser y Tiempo) es una
elaboración concreta del problema relativo al sentido del ser”. Según él, la metafísica tradicional
ha estudiado el ser, pero no ha progresado desde Platón y Aristóteles ya que siempre se ha
considerado el ser “en cuanto ser”, pero no es lo mismo que el ente, sino aquello que determina al
ente como ente. Hay que preguntar al ente acerca del “hecho de ser “ y no acerca de lo que “es”. En
sus palabras: “Buscamos el fundamento del hecho de que el entes “es”, y no aquello que “es”, y
del hecho de que exista algo en lugar de no existir nada”.
El comienzo de la investigación será preguntarnos a nosotros mismos ya que el hombre es el único
ser capaz de reflexionar sobre su mismo ser. Lastimosamente la obra quedó incompleta y lo
publicado, que viene a ser un estudio del ser humano, no nos debe hacer olvidar que quiere ser una
reflexión metafísica.
Una de las conclusiones es descubrir a la persona como un ser inacabado, lleno de posibilidades.
Esta realidad de la persona la designa con una palabra clave en su pensamiento: el “Dasein” , el ser-
ahi: “Este ente que somos nosotros mismos y que tiene entre otros rasgos la posibilidad de
preguntar, lo designamos con el término de “ser-ahí”. No somos de una vez todo lo que se puede
ser. Tenemos ante nosotros un abanico de posibilidades, y existe como una tensión entre lo que ya
somos y lo que podemos llagar a ser: se trata de la “preocupación” que no es un sentimiento
pasajero, sino que corresponde a la “estructura indeferenciada de Dasein”.
Siendo la muerte aquello que con más certeza le espera al ser humano, dependerá de la actitud que
el hombre tome ante esta suprema realidad para que lleve una existencia auténtica o inauténtica.

3. EXISTENCIA INAUTÉNTICA
3.1 Ser-en-común
No se trata de una mera relación espacial con los objetos de su entorno, como ha hecho la filosofía
tradicional. Tiene un sentido distinto y quiere indicar la relación de sentimientos e intereses de la
persona respecto a los objetos que la rodean. Porque el mundo no se compone de cosas, sino de
“útiles” que son esencialmente “algo para”. Lo llama también “amanualidad” en el sentido de esta
a la mano, poder echar mano de él.
La “procuración” es el sentimiento que los objetos que me rodean despiertan en mi interior ya que
pertenecen al mundo de mis intereses y siempre existe la posibilidad de que puedan fallarme.

3.2 Ser-en-común

No sólo vivo rodeado de cosas “útiles”, sino que vivo también rodeado de otras personas y por ello
se puede decir que mi existir es “ser-en-común”. La existencia es una co-existencia. Esta relación
con otros hombres provoca la “solicitud” que puede concentrarse en dos actitudes contrapuestas:
alienante si trato al otro como un objeto e intento dominarlo, o liberalizaste si respeto su libertad.

3.3 La existencia impersonal

El temor a enfrentarse con la máxima realidad de la muerte, hace que sean muchos los que se
refugien en una existencia impersonal, anónima, en vivir como todos: “En cuanto cotidiano “ser-
uno-con-otro” está el ser-ahi bajo el señorío de los otros. No es él mismo, los otros le han
arrebatado su ser. El arbitrio de los otros dispone de las cotidianidades del ser-ahí”. Esta es la
mejor manera de esquivar la responsabilidad personal de mi propia libertad: “Disfrutamos y
gozamos como “se” goza; leemos, vemos y juzgamos de la literatura y del arte como “se” ve y
“se” juzga; incluso nos apartamos del “montón” como “se” apartan de él; encontramos
sublevante lo que “se” encuentra sublevante”. Difícilmente se podrá describir mejor la situación de
muchos de nuestros contemporáneos. No en vano ha sido considerado como un profeta de nuestro
tiempo.
El hombre impersonal llena su vacío con habladurías que no es más que un repetir lo que “se”
dice. Con ello, el lenguaje que debería ser la revelación del interior de la persona no es más que
mera palabrería: “lo hablado “por” el habla traza círculos cada vez más anchos y toma carácter
de autoridad. La cosa es así porque así se dice”.
La avidez de novedades, la curiosidad; no aquella curiosidad de la que habló Aristóteles como
origen de la filosofía y de la comprensión del ser, sino para llenar el vacío de la existencia
inauténtica: “sólo se busca lo nuevo para saltar nuevamente a algo nuevo”.
La ambigüedad es consecuencia de lo anterior: “No solo conocen y dicen todo lo que está ahí y lo
que está pasando, sino que todos saben también ya hablar de lo que aún debe suceder, de lo que
todavía no está ahí, pero en realidad tendría que hacerse”.

3.3 El estado “yecto”

Es la consecuencia final de todo lo dicho hasta ahora: “El “ser caído” en el mundo no entra ahora
en reposo. El aquietamiento tentador incrementa la caída. Una muy ágil avidez de novedades y un
inquieto querer saberlo todo fingen una comprensión universal del ser-ahí. Pero en el fondo se
sigue sin determinar ni preguntar “qué” es lo que se trata propiamente de comprender”.

4. EXISTENCIA AUTÉNTICA
El tema de la muerte no estaba presente en los sistemas optimistas de Hegel y Marx. Uno,
preocupado por la evolución de la Idea y el otro por la suerte de las masas, no dieron importancia a
la muerte del ser individual. Será uno de los temas claves de Heidegger ya que para él, la existencia
auténtica es la que supera la angustia y es capaz de enfrentarse con esta realidad suprema.
Se ha dicho que el hombre es un abanico de posibilidades, pero hay una realidad de la que no puede
escapar, ante la cual no cabe elección posible: la muerte. De tal suerte que se puede definir al ser
humanos como el “ser-para-la-muerte ”: “La muerte, en cuanto posibilidad, no le da al hombre
nada para realizar”, y viene a desembocar en la imposibilidad de todo proyecto ya que ella no
permite realizar otros proyectos.

“La muerte es una posibilidad de ser que el “ser-ahi” siempre debe asumir por sí mismo...su
muerte es la posibilidad de no poder ya existir... esta posibilidad absolutamente propia,
incondicional, y al mismo tiempo la definitiva. En cuanto “poder ser”, el estar-ahí no puede ir más
allá de la posibilidad de la muerte”. No podemos tener una auténtica experiencia de la muerte;
siempre vemos morir a otros. Y, además nadie podrá morir nuestra muerte. Cada uno morirá su
propia muerte, que puede presentarse de manera inesperada ya que “Tan pronto como el hombre
entra en la vida, es ya bastante viejo para morir”.
La angustia es causada por la “nada” de todo proyecto ya que todo queda trunco con la muerte:
“La situación afectiva que mantiene abierta la perpetua y radical amenaza en torno a uno mismo,
amenaza que nace del ser más propio y aislado del existir, consiste en la angustia. En ésta el “ser-
ahi” se encuentra ante la nada de la posible imposibilidad de la propia existencia”. La existencia
auténtica supone, pues, tener la valentía vencer la angustia y encarar la muerte, aceptando la propia
finitud.
MICHEL FOUCAULT

1. VIDA Y OBRAS
Este autor francés, nacido en 1926, aunque declara no ser estructuralista, es considerado como uno
de los más significativos y desconcertante por las conclusiones a las que llega. Se inicia con
estudios psiquiátricos a los que dedica sus primeras publicaciones. Sin embargo, la obra más
importante en esta primera época es “Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias
humanas”(1966). La revolución de mayo del 68 y lecturas de Deleuze y Nietzsche, le llevan al
estudio de las estructuras de poder que cree poder investigar en la historia de las prisiones y de la
sexualidad. De esta segunda época son “Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión”, “Historia de
la sexualidad”, previsto en seis volúmenes de los cuales sólo se publica el primero en vida de su
autor, otros dos después de su muerte acaecida en 1984, víctima del SIDA; los tres últimos
quedaron por escribir.-

2. “LAS PALABRAS Y LAS COSAS”


Para el estudio de la historia hay que colocarse a un nivel más profundo, “arqueológico”. Cierto que
la historia de la cultura recoge y describe los distintos saberes que han ido apareciendo en el
decurso del tiempo, pero “en una cultura y en un momento dado, nunca hay más que una episteme
que define las condiciones de posibilidad de todo saber, sea que se manifieste en una teoría o que
se halle implicado silenciosamente en una practica”.
La episteme es el campo o espacio históricamente dado, situado entre dos mutaciones, donde
aparecen un conjunto de enunciados que constituyen y posibilitan objetos, discursos e instituciones.
“Cuando hablo de episteme entiendo todas las relaciones que han existido en
determinada época entre diversos campos de la ciencia. Por ejemplo pienso en el hecho
de que en cierto momento la matemática fue utilizada por las investigaciones en el campo
de la física, la lingüística, o bien... la semiología, la ciencia de los signos, es utilizada por
la biología (para los mensajes genéticos), la teoría de la evolución fue utilizada o ha
servido de modelo a los historiadores, a los psicólogos y a los sociólogos. Todos estos
fenómenos de relaciones entre las ciencias o entre los diversos “discursos” en los
distintos sectores científicos son los que constituyen la que llamo episteme de una época”.
De aquí se deduce que, en contra de la opinión corriente en el sentido de que la historia ha seguido
un curso lineal y progresivo, Foucault sostiene que han ido apareciendo distintas “epistemes”
separadas por profundos cortes epistemológicos.
Demostrando una amplísima cultura y con una impresionante acumulación de datos (que algunos
consideran manipulados y forzados), habla de tres epistemes: el Renacimiento, la Época clásica y la
Época moderna.
Cree poder afirmar la próxima desaparición del concepto de hombre que ha forjado toda la tradición
filosófica. Tanto la psicología como la etnología apuntan a zonas obscuras del inconsciente. Se
vislumbra la llegada de una nueva episteme ya que ambas ciencias no cesan de “deshacer a ese
hombre que las ciencias humanas intentan recomponer”. Ha sido ampliamnte divulgada su
profecía: “podría apostarse a que el hombre se borraría, como en los límites del mar un rostro en
la arena”.
Vaya, para acabar este apartado, un texto provocador para toda filosofía con pretensiones
humanistas:
“A todos aquellos que aún quieren hablar del hombre, de su reino o de su
liberación, a todos aquellos que aún plantean preguntas sobre lo que es el hombre en su
esencia, a todos aquellos que quieren partir de él para tener acceso a la verdad, a todos
aquellos que en cambio conducen de nuevo todo conocimiento a las verdades del hombre
mismo, a todos aquellos que no quieren formalizar, que no quieren pensar sin pensar
también que el hombre es el que piensa, a todas estas formas de reflexión torpes y
desviadas no puede oponerse otra cosa que una risa filosófica, es decir, en cierta forma
silenciosa”. Quizás podemos recordar aquí aquel refrán, también francés que dice que “ríe
mejor quien ríe ultimo.

3. “VIGILAR Y CASTIGAR”
El mismo explica los motivos de la nueva dirección que van a tomar sus investigaciones:
“Hasta este momento (1970) me parece que aceptaba la concepción tradicional
del poder, el poder como mecanismo esencialmente jurídico, lo que dice la ley, lo que
prohibe, lo que dice no, con toda una letanía de efectos negativos: exclusión, rechazo,
barreras, negaciones, ocultaciones, etc. Pero la realidad me convenció de que el análisis
no debía hacerse en términos de derecho precisamente, sino en términos de tecnología, en
términos de táctica y estrategia, y esta sustitución de un esquema jurídico por otro técnico
y estratégico es lo que he intentado elaborar en “Vigilar y castigar” y utilizar después en
la “Historia de la sexualidad”.
Para ello se dedica a hacer una historia genealógica de la prisión, desde el Clasicismo hasta 1840.
Descubre que no existe una progresión hacia una humanización de la pena o castigo, sino más bien
aparecen unos cortes discontinuos en los que se produce un cambio de medios y objetos: paso e una
penalidad centrada en el cuerpo a una penalidad centrada en la disciplina del espíritu.
Antiguo régimen Orden burgués

Castigo como arte de las sensaciones Castigo como economía de derechos


insoportables suspendidos

Penalidad corporal: el cuerpo como blanco Penalidad incorporal: el alma como blanco
de la acción penal de la acción penal

La punición como espectáculo; se castiga La punición como ortopedia moral; se


en público. corrige silenciosamente.
Según nuestro autor, a mediados del siglo XVIII, coincidiendo con el acceso de la burguesía al
poder, se da una reforma en la penalidad que responde a una nueva realidad económica del poder
emergente. Se calcula la pena no en función del crimen, sino de su posible repetición, mirando no
ya a la ofensa pasada, sino al desorden futuro. La pena es considerada como medio de prevenir la
comisión de futuros delitos.

También podría gustarte