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EL SÉPTIMO CONTINENTE

El séptimo continente fue descubierto por Charles Moore el 13 de agosto de 1997. Navegaba en su
velero desde Hawaii hasta California cuando, al desviarse de la ruta planeada, encontró flotando en el
agua residuos de plásticos, que daba lugar a una verdadera isla de basura de dimensiones incalculables.

¿Cómo se creó el séptimo continente?


El motivo de la acumulación de tal vertedero en medio del Océano Pacífico, es la confluencia en ese
punto de la corriente en vórtice del Pacífico Norte con los vientos alisios del sur, que se mueven en
direcciones opuestas. Esto da lugar a un remolino que impide que los desechos plásticos se dispersen
hacia las costas.

En cuanto a la procedencia de estos residuos, el 80% de la basura acumulada en este punto proviene de
zonas terrestres llegadas a este área a través de ríos, aguas residuales y playas. El 20% restante está
asociado a barcos y a otras plataformas marítimas.

¿Cuál Es Su Tamaño?
Greenpeace confirma que su longitud es mayor que la de Texas. Por su parte el Centro Nacional de
Estudios Espaciales Francés (CNES) asevera que mide 22.200 km de circunferencia y que su superficie
asciende a 3,4 millones de km2.

El impacto del séptimo continente de plástico


El principal inconveniente de la mancha del Pacífico no es su antiestética presencia, sino el impacto que
genera sobre el medio natural marino, verdadera “víctima” de la mala gestión de nuestros residuos.
Los plásticos, al ser fotodegradables, se descomponen por la luz solar en polímeros más pequeños, hasta
el punto de formar toxinas. Éstas son partículas tan pequeñas que pueden llegar a alcanzar el tamaño del
plancton y ser ingeridas por peces, siendo ésta una vía de entrada de los residuos de basura en la cadena
alimentaria.
Del mismo modo, miles de aves y mamíferos marinos mueren cada año por la ingesta de estas
partículas o bien atrapados entre los plásticos. Otro problema es la propagación de especies
invasivas que se adhieren a la superficie de los plásticos y se desplazan grandes distancias, colonizando
nuevos ecosistemas.

¿Es posible limpiar el conocido como séptimo continente?


En realidad, si fuese algo macizo habría una solución muy sencilla: llegar hasta la zona de acumulación,
limpiar y tratar los residuos.
El tamaño milimétrico de los fragmentos de plásticos no permite su limpieza sin tener un impacto
negativo sobre organismos microscópicos oceánicos. Esto, sumado a que el daño se efectúa en aguas
internacionales y ningún país se hace responsable del vertido, complica que se lleven a cabo tareas de
limpieza con fondos públicos.
Se sabe que el plástico no es fácilmente biodegradable, por lo que podría persistir siglos en el agua.
Aunque se están llevando a cabo investigaciones con distintas bacterias capaces de usar este material
como alimento y, así, degradarlo. Algo similar a lo que se hizo con el vertido del Prestige.

La realidad es que toda esta basura creada por humanos no pertenece a los océanos ni a las corrientes de
agua y, por lo tanto, no genera más que problemas al ecosistema. Si bien ya se ha comentado la dificultad
de reparar este impacto, es importante conocer su existencia para prevenir que vuelva a suceder
y concienciar al ser humano del efecto dañino que sus actividades pueden tener sobre el medio
ambiente.

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