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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior Ciencia y Tecnología


Universidad Nacional Experimental Rómulo Gallegos
San Juan de los Morros - Edo Guárico
Área ciencias de la Salud
Medicina

La marginalidad y salud mental

Facilitador:

RAFAEL MOTA

INTEGRANTE:
JARRI FUENTES V-27883057
RATSHELL VERA V-28482564
SECCION: 1

23 DE OCTUBRE Del 2019


Índice

INTRODUCCIÓN .............................................................................. Error! Bookmark not defined.


La Marginalidad ................................................................................................................... 4
FUNDAMENTOS PSICOLÓGICOS Y SOCIOLÓGICOS ......................................................................... 4
TIPIFICACIÓN DE CONDUCTAS Y SITUACIONES MARGINALES ........................................................ 6
SALUD MENTAL.....................................................................................Error! Bookmark not defined.
ELEMENTOS DE LA SALUD MENTAL .............................................................................................. 12
RELACIÓN ENTRE SALUD FÍSICA Y SALUD MENTAL ....................................................................... 12
TRASTORNOS MENTALES .............................................................................................................. 13
ETIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES FÍSICAS ................................................................................ 15
CONCLUSIÓN .................................................................................. Error! Bookmark not defined.
BIBLIOGRAFÍA................................................................................. Error! Bookmark not defined.
Introducción

Esta investigación presenta un análisis en referencia a la Marginalidad que es un


concepto que se sitúa dentro de la teoría de la modernización, según la cual las
sociedades "subdesarrolladas" se caracterizan por la coexistencia de un segmento
tradicional y otro moderno, siendo el primero el principal obstáculo para alcanzar el
crecimiento económico y social, autosostenido.

La sociología ha empleado el término "marginados" para designar estos grupos sociales


que parecen carecer de papel protagónico en la sociedad. No obstante, numerosos
estudios muestran que lejos de estar "al margen" de la economía son producto de ésta.
Tienen una inserción particular en los procesos productivos ocupando un lugar
especialmente desventajoso, por debajo del resto de los trabajadores asalariados en
cuanto a su acceso al "producto social". Por lo tanto genera marginación. Resulta injusto
porque la mayor parte se da en sociedades ricas y democráticas.

En este trabajo está presente toda aquella información acerca la marginalidad, conductas
y situaciones marginales así como también se habla de la salud mental, “estado
relativamente perdurable en el cual la persona se encuentra bien adaptada, siente gusto
por la vida y está logrando su autorrealización. Es un estado positivo y no la mera
ausencia de trastornos mentales”. Se hace hincapié en conocer sobre los trastornos
mentales y Relación entre salud física y salud mental que tienen una evidente conexión,
como lo señala Benedetto Saraceno en el Simposio “Salud mental y física durante toda la
vida”.
La marginalidad
Fundamentos psicológicos y sociológicos

El vocablo marginalidad se caracteriza por ser ambiguo y polisémico (Cingolani,


2009). Sin embargo, y más allá de su uso coloquial, hacia la década del 60 el término
marginalidad comienza a ser utilizado en América Latina como un concepto dentro de las
ciencias sociales para dar cuenta de los efectos heterogéneos y desiguales de los
procesos de industrialización y desarrollo. Este concepto emerge en un período
caracterizado por un cambio de paradigma dentro de las ciencias sociales de la región.
Hacia la década del 60 se incrementa el convencimiento de que el desfase con los países
centrales no podría cubrirse mediante políticas de desarrollo, ya que ese crecimiento
estaba trabado por razones estructurales tanto internas como externas que debían ser
removidas, dando lugar así a un clivaje desde la teoría de la modernización a la teoría de
la dependencia. Consecuentemente, la emergente “teoría de la marginalidad” se
construye en el campo de disputa de estos dos paradigmas en conflicto.

Históricamente se conoce que el término marginal se traduce como algo que no se ajusta
a las normas establecidas. Se encuentran diferentes acepciones al respecto. Entre ellas
podemos mencionar las siguientes:

 Marginal: minoritario, de escasa importancia e influencias, que no se ajusta a las


normas establecidas; que se mantiene al margen.

 Marginalidad: calidad de marginal o marginado.

 Marginado-da: persona no integrada a la sociedad.

 Marginalización: proceso de marginación.

 Marginación: Acción y efecto de marginar, situación de un individuo o grupo de


individuos, que por su condición de vida no están integrados en la sociedad a que
pertenecen

De ahí que se identifiquen como marginales, a aquellos individuos que no cumplen con
los preceptos sociales comunitarios y que por sus actuaciones quedan al margen del
desarrollo cultural comunitario ya sea desde posiciones objetivas o subjetivas.

El surgimiento de la noción

La preocupación por la problemática de la marginalidad en las ciencias sociales


latinoamericanas surgió después de la Segunda Guerra Mundial, cuando comenzaron a
aparecer en la periferia de las grandes ciudades núcleos de población viviendo en
condiciones precarias (Oliven, 1980).

El surgimiento de la noción en América Latina comportó una impronta territorial y una


perspectiva relacional. Así, en sus inicios se llamó marginales a los asentamientos
urbanos periféricos que comenzaron a extenderse en América Latina en la década del 30
y que adquirieron considerable magnitud a partir de la década del 50, y al tipo de vivienda
existente en esos asentamientos. Lo periférico o marginal se definía en relación con un
centro urbano y era respecto a las condiciones habitacionales medias existentes en ese
centro como se juzgaban las carencias.

Desde la perspectiva de Cingolani (2009) posteriormente, y según un efecto de


metonimia, se identificó la marginalidad con poblaciones que vivían en zonas pobres y
periféricas, descuidando el hecho de que pobreza y degradación urbana no se
encontraban siempre localizadas en el exterior de las ciudades, en sus suburbios, sino
también algunas veces en sus centros históricos. En virtud de este efecto de metonimia,
que substituyó la población al espacio que ocupaba, la marginalidad perdió su sentido
topográfico inicial. En este marco, y para la década siguiente, se cristaliza en la región
algo así como una “teoría de la marginalidad” (Bennholdt-Thomsen, 1981), la cual
constituye una de las contribuciones más originales y controvertidas de las ciencias
sociales latinoamericanas (Auyero, 1997).

Durante la década del ’60 en América Latina, emergen las discusiones sobre la
“marginalidad”. Existen al menos tres razones que podrían explicar, en parte, este
complejo problema.

 Primero, el régimen del Estado Benefactor, busca la incorporación social de todos


los sujetos al sistema vigente otorgándoles ciertos beneficios y exigiéndoles
ciertos deberes. Pero a pesar de ello, existe una parte de la población que por
distintas razones queda “en el margen” o “al margen” de dicho sistema; por lo
tanto, la “marginalidad” es un fenómeno visible, que debe ser estudiado, explicado
y resuelto para que la sociedad funcione adecuadamente.
 Segundo, en América Latina en general y particularmente en el cono sur, las
variantes populistas del régimen de Estado presentan fuertes puntos de
divergencias con relación a Europa, puesto que la proporción de los que están “en
el margen” o “al margen” es mayor que en dichos países. Por lo tanto, la
“marginalidad” dada su magnitud y relevancia se convierte en un problema que
preocupa a distintos sectores sociales.
 Tercero, esta noción tiene un fuerte desarrollo en la década del ´60, momento en
que aparece claramente un estancamiento en los procesos de industrialización en
los países de América Latina que impide su desarrollo económico en
consecuencia, los supuestos beneficios que aportaban la modernización se veían
restringidas y los sectores sociales marginales se ampliaron sustantivamente.

Como se puede observar en esta breve exposición, la noción de “marginalidad” no surgió


espontáneamente en la cabeza de un funcionario, de un político o de un cientista social;
por el contrario, es un concepto que está enraizado vigorosamente en el régimen de
Estado Benefactor, modelo político vigente durante más 30 años después de la
posguerra.
Durante la década del ´60 existían diversas formas de entender a la “marginalidad” Ellas
son la visión no-crítica (asociada a la teoría estructural-funcionalista y al desarrollismo), y
la perspectiva crítica (vinculada con la visión histórico-estructural).

Visión no-crítica de la marginalidad, Para la perspectiva no-crítica la “marginalidad” es un


fenómeno coyuntural y transitorio de la sociedad, en virtud del cual una parte de la
población, no obtiene los beneficios del capitalismo en expansión, porque ‘no quiere’
incorporarse al sistema de producción vigente. La “marginalidad” es una problemática
abordada desde la teoría de la modernización de gran trascendencia en la década del ‘60.
Según este punto de vista, las sociedades “subdesarrolladas” como la latinoamericana, se
caracterizaban por la existencia de un segmento tradicional y otro moderno, en donde el
primero era el principal obstáculo para alcanzar el crecimiento económico, social y auto-
sostenido. Esta teoría posee una visión dualista de la sociedad, puesto que advierte la
existencia de dos sectores sociales; uno, el de los incorporados que es el sector social
moderno (vinculados al sector industrial) que ha logrado una posición que les permite
disfrutar plenamente de los beneficios del sistema social; y el otro, el de los marginales,
que es el sector tradicional (personas sin empleo estable y sin ingreso suficiente) que aún
no han asumido ni las normas ni los valores ni la forma de ser de los hombres modernos.

Visión crítica de la marginalidad, Para la perspectiva crítica (asociada a la corriente de


pensamiento histórico-estructural), la “marginalidad” está inserta en la estructura
productiva de la sociedad; por lo tanto, esta problemática debe ser entendida como un
fenómeno estructural y estable de la sociedad capitalista, en virtud del cual un sector
importante de la población está ‘al margen’ o ‘en el margen’ del sistema social ‘a causa’
del capitalismo.

Tipificación de conductas y situaciones marginales

Esta clasificación resulta útil para delimitar diversos tipos de marginalidad. De cualquier
modo, consideramos que en todos los casos encontramos el común denominador de ser
representados como sujetos que no cumplen las reglas de la comunidad.

Homosexuales

La homosexualidad ha sido siempre una cuestión muy controvertida. Los


prejuicios morales y las conveniencias sociales han contribuido a oscurecer la
comprensión imparcial del tema. La misma investigación científica se ha dejado llevar con
demasiada frecuencia por estos juicios de valor más que por la observancia objetiva de
los hechos. Tres tipos de determinantes se han hecho intervenir en la génesis de la
conducta homosexual, a saber: biológicos, psicológicos y sociales. En contra del prejuicio
popular que supone a los homosexuales como seres constitucionalmente «diferentes».
Indigentes

La indigencia ha sido uno de los grandes flagelos de la humanidad cualquiera que


sea el país o el sistema social considerado. Conjuntamente con el hambre, la
marginalidad, el desempleo, el analfabetismo, entre otros, la indigencia constituye una de
las grandes calamidades sociales que indudablemente contribuye a la negación de una
vida digna, larga y saludable del ser humano. Esto ha determinado que sea considerada
como un tema crítico en el mundo tanto para las instituciones públicas y privadas así
como también para las organizaciones no gubernamentales del ámbito nacional e
internacional. Lo que más destaca del 4º mundo es que los marginados no tienen
perspectiva de salir, es probable que perpetúen en sus hijos los mismos estigmas que los
han llevado a la miseria y a la exclusión social.

Minorías étnicas (raciales, religiosas, inmigrantes)

Las minorías son un tipo ideal que está configurado por una categoría de personas
consideradas dignas de un trato desigual, a veces, humillantes, simplemente porque se
identifican como pertenecientes a un cierto grupo. Esos colectivos suelen definirse en
términos de estatus que atribuyen características, como la raza, el género y los medios
étnicos o religiosos de la formación, así como de estados adquiridos, como la orientación
sexual.

De modo distinto a las minorías numéricas, las minorías étnico-culturales pueden


constituir la mayoría al igual que con los negros en el sur de África, los pueblos indígenas
de Guatemala o incluso las mujeres en casi todas las sociedades estudiadas por
diferentes ciencias humanas y sociales. En el sistema de estratificación social de la
contemporaneidad, las minorías llaman la atención porque la movilidad ascendente para
ellos es muy difícil, ya que el estatus de la minoría no se puede cambiar, como suele
pasar en la estratificación por clases sociales, aunque tales rasgos puedan estar ocultos y
disfrazados en diversos grados. En general, cuanto más visible son las características que
definen la posición de la minoría, más difíciles de negar son los términos de la
desigualdad social. En los Estados Unidos, por ejemplo, las desigualdades de raza siguen
siendo un problema grave, mientras que la desigualdad étnica desapareció por completo.

Lo que se intenta demostrar desde estos análisis es que esos grupos vulnerables no
poseen lo que Bourdieu (1998) ha definido como capital cultural que representan un
conjunto de conocimientos que diferencian las clases sociales (por sus preferencias).

La exclusión económica de los indígenas, afrolatinos, afrocaribeños y de otras


colectividades igualmente descalificadas en términos sociales, se basa en
discriminaciones comunes y propias de todos los estratos empobrecidos del campo y la 4
ciudad, pero, por pertenecer a una etnia y a una cultura diferente, por responder a una
historia distinta, se perjudican con la intolerancia y la discriminación específica, basada
exclusivamente en su distinción racial, étnica y cultural. Como describía magistralmente
Galindo en “”Garabombo el invisible”, si un campesino pobre indígena se presenta en una
Oficina pública, mal vestido y dice no saber leer ni escribir, los elementos que
objetivamente aparecerán como manifestaciones de su pobreza extrema, pasarán a
constituirse en agravantes de una condición étnica desvalorizada, y en el caso de ser
considerado (si supera su condición de ‘’invisible’’ en las Salas de Espera) será tratado en
términos oprobiosos como “indio”, sucio e ignorante”, más que como campesino pobre y
analfabeto.

La difusión permanente de las expresiones de este imaginario social descalificador del


“diferente” impregna a todos los sectores de las sociedades nacionales. Por ejemplo,
actualmente, los indígenas son discriminados, no solo por la impronta histórica de los
sectores dominantes, sino también por los miembros no-indígenas de su propio sector
social marginado. Ya sea porque el ciudadano pobre no-indígena, encuentra (y prefiere
encontrar) su identificación cultural en el comportamiento social de los sectores
hegemónicos y privilegiados; o porque el desprecio por el “otro” (el distinto, el diferente, el
descalificado) hace del ejercicio de la discriminación un reaseguro de la existencia de un
grupo “inferior” en la escala social, que le permite obtener beneficios secundarios (ante
posibles alianzas políticas o algunas instancias de acceso a mayor participación social).

Sin embargo, no hay nada más injusto que ofrecer tratamiento igualitario, a aquellos que
registran necesidades diferentes. La resistencia ante este tipo de inequidades,
actualmente pasa por asumir el reto de conciliar las particularidades histórico-culturales
de cada pueblo étnico y culturalmente diferenciado, con la vocación universalista del
desarrollo y la modernidad.

Enfermos de sida/VIH

El VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) – o HIV por sus siglas en inglés - es


un virus que afecta al sistema de defensas del organismo, llamado sistema inmunológico.
La función de este sistema es proteger al ser humano de las enfermedades. Todos los
virus son microorganismos que sólo pueden multiplicarse al introducirse en las células,
usando los mecanismos de la misma célula para reproducirse e infectarla. Cada virus
tiene la capacidad para invadir cierto tipo de células. A diferencia de otros virus, el VIH
tiene la particularidad de invadir las células de defensa del organismo —llamadas
linfocitos T CD4— destruyéndolas progresivamente.

Actualmente, el VIH/sida es una enfermedad controlable y los avances alcanzados


permiten que las personas tengan una buena calidad de vida en todas las áreas. Sin
embargo, aun prevalece en la sociedad una serie de creencias estigmatizantes en
relación al VIH/sida. Se asocia a las personas con VIH con la promiscuidad, la
marginalidad, el consumo de sustancias y la homosexualidad en el caso de los varones.

El estigma refiere a la identificación que un grupo social crea sobre una persona, o grupo
de personas, a partir de algún rasgo físico, conductual o social que se percibe como
divergente de la mayoría. El estigma es un atributo devaluador – visible o invisible - que
degrada y rebaja a la persona que lo posee. Así, el estigma está estrechamente
relacionado a conceptos como estereotipo, prejuicio y discriminación.

Las personas estigmatizadas están ligadas a estereotipos negativos o características


indeseables y experimentan una pérdida de su estatus social, pudiendo ser incluso
receptoras de actos de discriminación. El atributo potencialmente estigmatizante
dependerá en gran medida de los significados compartidos en un periodo histórico
particular y un contexto cultural determinado.

Cualquier enfermedad cuya causalidad resulte “oscura” o para la cual el tratamiento


resulte ineficaz o difícil de sostener, tiende a inundarse de significados “moralistas”. El
estigma ha estado vinculado en la historia de la humanidad con enfermedades que
provocan reacciones emocionales intensas por su relación con el deterioro físico
(poliomielitis y lepra), la muerte (cólera) y la sexualidad (sífilis); en el caso del VIH estos
tres componentes (deterioro físico, muerte y sexualidad) se asocian con un solo virus. En
el caso del VIH, el estigma está asociado a conductas consideradas marginales, como el
consumo de sustancias, el trabajo sexual, y la diversidad sexual en general. Así, el
conocimiento o la suposición de un diagnóstico de VIH despierta prejuicios contra las
personas afectadas y, por tanto, genera una desaprobación social.

Se entiende por discriminación o marginalidad a el resultado final de un proceso de


estigmatización que alude al trato diferente e injusto que se da a una persona sobre la
base de su pertenencia, o supuesta pertenencia, a un grupo en particular. La
discriminación es la puesta en acto del estigma.

Prostitución

Cuando pensamos en la prostitución tres intuiciones surgen rápidamente: la idea


de vender el cuerpo por dinero; la idea de que es una mujer quien vende y un hombre
quien demanda dicho bien; la idea de mala reputación o estigma asociada a las personas
que hacen este tipo de transacciones.

La forma de definir la prostitución tiene importantes consecuencias. En primer lugar, las


estimaciones de prevalencia e incidencia del fenómeno son afectadas según el tipo de
comportamientos y actitudes que se incluyan dentro de lo que entendemos por
prostitución. Cuánto más amplio sea el concepto, mayores los niveles estimados de
prevalencia del fenómeno. En segundo lugar, diferentes definiciones de la prostitución
puede derivar en diferentes relaciones causales (Shaw & Butler 1998). Un problema
adicional es que la definición simple de intercambio de sexo por bienes o dinero
involucran una multiplicidad de actos y relaciones, muchas de la cuales no serían
consideradas trabajo sexual por sus participantes. Ello determina que se vuelva difícil
obtener medidas tan básicas como la estimación de la población de trabajadores sexuales
y clientes (Ghani and Aral 2005, 34).
La exclusión y marginación sufrida por algunos sectores es tan profunda que ante la
ausencia de alternativas financieras y económicas deben recurrir a la prostitución como
estrategia de supervivencia. Un caso particular lo constituye el vínculo entre raza/etnia y
prostitución. En muchos casos, pertenecer a minorías raciales implica poseer una
condición muy desfavorecida en términos de desventajas educativas, sociales y
económicas en relación a otros grupos sociales lo cual afecta las probabilidades de
ingresar a la prostitución y de hacerlo en forma más temprana (Kramer y Ellen 2003).

Enfermos mentales

Se sigue constatando que las personas con trastornos mentales representan un


colectivo al que se dirige cierto rechazo social, de modo que han estado ligadas a un
proceso de estigmatización, así como a conductas negativas y prejuicios (Ruiz et al.,
2012). Como recogen Muñoz, PérezSantos, Crespo, Guillén e Izquierdo (2011), los
estereotipos más comunes referidos a la enfermedad mental son la peligrosidad, la
violencia, la impredecibilidad y debilidad de carácter, la responsabilidad sobre la
enfermedad y la incompetencia en los autocuidados (Crespo, Guillén, Muñoz, & Pérez-
Santos, 2008).

El conjunto de reacciones negativas derivadas del estigma produce que el bienestar de


las personas que sufren una enfermedad mental se vea mermado, así como su
adaptación e integración, de acuerdo con Muñoz, PérezSantos, Crespo y Guillén (2009).
Este rechazo en ocasiones puede incluso causar más sufrimiento que la propia
enfermedad y sus síntomas (Corrigan, Kerr, & Knudsen, 2005; López et al., 2008; Penn &
Wykes, 2003), de modo que el desconocimiento de las enfermedades mentales y de las
personas que las padecen, su sintomatología, su evolución y su tratamiento, favorece la
aparición de prejuicios en la población general (Ruiz et al., 2012). Otras condiciones que
también favorecen el estigma hacia estas personas son las propias etiquetas
diagnósticas, las estancias prolongadas o reiteradas en instituciones, así como las
consecuencias corporales y conductuales derivadas de la medicación (González, 2009).

En lo relativo al estigma en los sujetos que padecen una enfermedad mental, su


manifestación más grave es el internalizado o autoestigma. Esta condición se refiere a la
internalización, por parte del individuo estigmatizado, de las actitudes negativas que ha
recibido. El estigma internalizado se ha relacionado con creencias de desvalorización y
discriminación, con disminución de la calidad de vida, la autoestima, la autoeficacia y el
agravamiento de los síntomas.Es importante destacar que actualmente diversas
investigaciones han determinado que alrededor del 40% de las personas con trastornos
mentales graves presentan altos niveles de autoestigma.

La “teoría del etiquetamiento” que, según Link, Struening, Cullen, Shrout y Dohrenwend
(1989), muestra cómo se aprenden e interiorizan concepciones hacia los pacientes de
salud mental a través del lenguaje y cómo estas concepciones se transforman en “rótulos”
que sirven para etiquetar, clasificar y discriminar. Como consecuencia de etiquetar se
produce una ruptura entre “nosotros” y “ellos” reflejada también a través del lenguaje
(Muñoz & Uriarte, 2013). No se puede obviar que las etiquetas diagnósticas clasifican,
pero, al mismo tiempo, pueden reforzar el potencial rechazo y la exclusión (Angermeyer &
Schulze, 2001; Gray, 2002).

Salud mental
Para hablar del concepto de salud mental es menester hacer referencia primero al
concepto de salud propiamente dicha, que etimológicamente viene del latín salus,
entendida como “el estado en que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus
funciones”(Davini, Gellon De Salluzi, Rossi 1968).

Sin embargo, “El concepto de salud esta perdido, porque no puede ser utilizado como
único ni como uniforme, se lo debe relacionar con los aspectos individuales de cada
persona” (Davini, Gellon De Salluzi, Rossi 1968).

La salud no es solamente la ausencia de enfermedades sino la resultante de un complejo


proceso donde interactuan factores biológicos, económicos, sociales, políticos y
ambientales en la generación de las condiciones que permiten el desarrollo pleno de las
capacidades y potencialidades humanas, entendiendo al hombre como un ser individual y
social.

En la psiquiatría se considera que la salud mental “es el estado de equilibrio y adaptación


activa y suficiente que permite al individuo interactuar con su medio, de manera creativa,
propiciando su crecimiento y bienestar individual, y el de su ambiente social cercano y
lejano, buscando mejorar las condiciones de la vida de la población conforme a sus
particularidades” (Vidal, y Alarcón, 1986).

En psicología cuando se habla de salud mental se la entiende como un “estado


relativamente perdurable en el cual la persona se encuentra bien adaptada, siente gusto
por la vida y está logrando su autorrealización. Es un estado positivo y no la mera
ausencia de trastornos mentales”. También se considera un estado normal del individuo
(Davini, Gellon De Salluzi, Rossi, 1968).

En este sentido la salud mental tiene que ver con la vida diaria de todos, se refiere a la
manera como cada uno se relaciona con las actividades en general en la comunidad;
comprende la manera en que cada uno armoniza sus deseos, anhelos, habilidades,
ideales, sentimientos y valores morales con los requerimientos para hacer frente a las
demandas de la vida. La salud mental depende de: cómo uno se siente frente a sí mismo,
cómo uno se siente frente a otras personas, y en qué forma uno responde a las
demandas de la vida.

Tiene el propósito de acrecentar el conocimiento de sí mismo y de su desarrollo personal.


Se define la salud mental de acuerdo con los siguientes atributos:

1. Consciencia y del propio cuerpo y habilidades para la relajación física


2. Consciencia del estado emocional propio y habilidades para vigilarlo
3. Consciencia y aceptación de propio yo y sentido de identidad personal
4. Autonomía, aptitud para tomar decisiones por uno mismo
5. Percepción recta de la realidad. Comunicación interpersonal
6. Dominio del medio, personal, incluso en lo que respecta a la aptitud para los
sentimientos amorosos, para la solución de problemas y para la acción eficaz.

Elementos de la salud mental

David Rosenhan y Martin Seligman en 1989 expusieron algunos elementos que


caracterizan la anormalidad psicológica. Por su sentido común y lo parsimonioso de su
explicación, algunos de estos elementos se describen, con la finalidad de hacer explícita
la complejidad de la salud mental y enfermedad.
 Sufrimiento: Es el “dolor del alma”, la falta de confort, el malestar que es
consecuente, en algunos casos es consecuencia de elementos biológicos, hay una
causa física y una disfunción corporal; en otros, el dolor y el sufrimiento
psicológico son derivados de ideas, eventos existenciales, recuerdos y otros
aspectos que no son tangibles y referidos a aspectos actuales.
 Conducta maladaptativa: Es un aspecto efectivo y negativo que siente el
individuo, la conducta se refiere a la parte conductual, es decir, a lo que hace. La
adaptación describe la capacidad del individuo de interactuar con su medio
ambiente, de afrontar los problemas de manera exitosa y de ajustarse y funcionar
ante todo cambio dentro de las exigencias del entorno, si el cambio no es posible,
se llega a un problema de adaptación teniendo conflictos con el entorno en el que
se encuentra, entrando en un estado de frustración.
 Pérdida de control: El control, en la salud mental, se refiere a la predectibilidad
que a través del tiempo muestra una persona con respecto a su conducta.
Connota la capacidad para anticipar la reacción de una persona conocida ante un
evento determinado. Una persona con control de sí misma es muy predecible:
pero para que exista control debe de actuar de una manera racional y con un
propósito. La pérdida es característica de la persona con carácter explosivo como
se les conoce coloquialmente, se asocia con episodios de agresión que pueden
llegar a la pérdida del empleo.

Relación entre salud física y salud mental

Es necesario no separar la realidad de la salud mental de la salud física. La


relación que existe entre las enfermedades biológicas y las enfermedades mentales
tienen una evidente conexión, como lo señala Benedetto Saraceno en el Simposio “Salud
mental y física durante toda la vida” de la Organización Panamericana de la Salud (OPS):

“Los desafíos complejos que presenta la comorbilidad de las enfermedades mentales y


físicas estarán mucho mejor atendidos en todo el mundo con estrategias de atención
integral dirigidas al paciente y a la comunidad. Los expertos tienen que comunicarse
porque es evidente que la comorbilidad entre lo físico y lo mental exige una intervención
vertical, no horizontal. La comorbilidad clínica es la regla, no la excepción”.

En ese mismo simposio, la directora de la OPS, Mirta Roses Periago, presentó un informe
estadístico acerca de los problemas mentales y morbilidad en el continente americano.
Dice Roses que si en 1990 existía en América un número aproximado de 114 millones de
personas con trastornos mentales, esa cifra aumentará en 176 millones para el 2010 y
que lo preocupante es que tan sólo una minoría recibe tratamiento. Roses aseguró que
según los diagnósticos que la OPS había realizado en México en personas con
enfermedades mentales, el 80% de los pacientes diagnosticados no habían recibido
ningún tipo de atención en los 12 meses previos al realizado por la OPS. Además, añade
Roses que una cuarta parte de la población adulta en América Latina y en Caribe ha
sufrido de algún problema mental, que al menos cinco millones de personas
sufren epilepsia y de estos sólo un 1,5 millones reciben algún tipo de atención.

Desde 1946, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió ésta como «el
estado integral de bienestar físico, mental y social. y no solamente la ausencia de
enfermedad», se ha llegado paulatinamente a entender que los enfoques terapéuticos
más efectivos son los que tratan el cuerpo y la mente en conjunto.

Las enfermedades crónicas, graves o letales como el cáncer, la diabetes, las cardiopatías
o el sida representan una carga tremenda para quienes las padecen (y las sobreviven) y
con frecuencia conducen a serios trastornos psicológicos, entre los que destaca por su
frecuencia, la depresión.

Igualmente, las personas que adolecen de serias y persistentes afecciones mentales se


ven frecuentemente afectadas por una serie de trastornos y complicaciones físicas.

Así pues, es fundamental ser conscientes de que para promover la buena salud en
general, y el bienestar de la población, es preciso tener en cuenta la salud mental.

Trastornos mentales

Las enfermedades mentales abarcan una amplia variedad de trastornos, cada uno
de ellos con características distintas. En líneas generales, se manifiestan como
alteraciones en los procesos del razonamiento, el comportamiento, la facultad de
reconocer la realidad, las emociones o la relación con los demás, consideradas como
anormales con respecto al grupo social de referencia del cual proviene el individuo. No
tienen una única causa, sino que son el resultado de una compleja interacción entre
factores biológicos, sociales y psicológicos, y con frecuencia es posible identificar y tratar
una causa orgánica subyacente.
Las evaluaciones del paciente son realizadas por profesionales de la salud mental, como
psiquiatras y psicólogos, utilizando diversos métodos, como las pruebas psicométricas,
pero a menudo dependen de la observación y la entrevista personal. Los tratamientos
principales son la psicoterapia y los psicofármacos. Otros tratamientos incluyen cambios
en el estilo de vida, intervenciones sociales y autoayuda.

Destaca especialmente el campo naciente de la "psiquiatría nutricional", que es muy


prometedor para abordar y prevenir los trastornos mentales. Nuevas evidencias científicas
confirman que la calidad de la alimentación está relacionada con el riesgo de desarrollar
trastornos mentales, en todas las edades y países. Asimismo, se ha demostrado que
tanto el estrés como los problemas psicológicos o psiquiátricos provocan malos hábitos
alimenticios y esta mala nutrición causa diversos trastornos de salud y empeora la salud
mental, en una especie de círculo vicioso.

Los trastornos mentales más comunes incluyen la depresión (que afecta a unos 300
millones de personas en el mundo), el trastorno bipolar (unos 60 millones),
la demencia (unos 50 millones), la esquizofrenia y otras psicosis (unos 23 millones) y
los trastornos del desarrollo, incluido el autismo. El estigma y la discriminación pueden
aumentar el sufrimiento y la discapacidad asociados con los trastornos mentales, por lo
que varios movimientos sociales intentan aumentar la comprensión para evitar la
exclusión social.

Según los criterios de clasificaciones internacionales como la DSM-IV de la American


Psychiatric Association o la CIE-10 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los
grupos de diagnósticos que dan lugar a la aparición de una situación valorada como
Enfermedad Mental Grave son:

Esquizofrenia y grupo de trastornos psicóticos: Se caracteriza por los trastornos del


pensamiento, alucinaciones y síntomas negativos; suele conllevar gran afectación de las
funciones de relación social. Se produce un grave deterioro de la evaluación de la realidad
que interfiere en gran medida con la capacidad para responder a las demandas cotidianas
de la vida. Estas distorsiones provienen de la percepción del pensamiento y de las
emociones.

Trastorno Bipolar y grupo de los trastornos afectivos mayores: Se caracteriza por las
fases de alteración severas del estado de ánimo y el nivel de la actividad de la persona
que lo padece (episodios maníaco-depresivos).

Trastornos de la Personalidad: Es una alteración de la personalidad, de la forma de


vivir, de la forma de ser y de relacionarse con el entorno. La patología viene dada por
agrupaciones de rasgos peculiares (no síntomas clínicos) que hacen sufrir a la persona o
le generan importante conflictos en la relación interpersonal y/o social.

Trastorno Obsesivo Compulsivo: El Trastorno Obsesivo Compulsivo (en adelante TOC)


es un trastorno mental crónico, que los manuales diagnósticos lo ubican dentro de la
categoría de los “Trastornos Obsesivos Compulsivos y trastornos relacionados” (DSMV), y
dentro del grupo de “trastornos neuróticos secundarios a situaciones estresantes y
somatomorfos” (CIE-10).Cuándo una persona padece un TOC tiene ciertos pensamientos
repetitivos de manera involuntaria y presenta rutinas o rituales de manera continuada.

Etiología de las enfermedades físicas

El léxico médico identifica a las causas posibles, probables o ciertas de una


enfermedad con el término «etiología». Las causas de enfermedad pueden no ser muy
claras para algunas enfermedades (por ejemplo, los desórdenes psiquiátricos), mientras
que en otras, la relación causa-efecto es prácticamente innegable y evidente (como a
menudo ocurre en las enfermedades infecciosas).

La etiología o causa de una enfermedad no siempre es única, y muchos casos (diabetes,


hipertensión arterial, infertilidad, psicosis, colitis ulcerosa, etc.) se entienden como
policausales, esto es, en ellos intervienen varios factores patogénicos.

Existe un modelo que plantea como causas una serie de factores, un espectro que varía
desde un extremo con las causas genéticas (endógenas) hasta otro extremo,
correspondiente a factores medio-ambientales (externos).

Para una enfermedad, la etiología es su causa principal identificada; representa el punto


de partida para establecer la enfermedad. Es el factor sine qua non para la génesis del
proceso patológico. Sin embargo, en muchas enfermedades y procesos sucedáneos, la
etiología es incierta o desconocida. Cabe distinguir, que los síndromes suelen ser
entidades plurietiológicas; mientras que las enfermedades, a lo sumo tienen una única
causa.

Ocasionalmente junto a la etiología se suelen describir los factores desencadenantes de


la enfermedad. A menudo, coexisten determinadas circunstancias que no son causa (al
menos directa) de la enfermedad, actúan como hechos que dan inicio al proceso en sí
mismo, son los denominados factores desencadenantes.

Ejemplo:

ENFERMEDAD FÍSICA ENFERMEDAD MENTAL


ESQUIZOFRENIA
DIABETES
- Crónica - Crónica
- Grave - Grave
- Tratamiento continuado - Tratamiento continuado
- No estigma social - Estigma social
- Revisiones periódicas - Revisiones periódicas
- Conciencia de enfermedad - No conciencia de enfermedad
- Puede provocar muerte. - Por sí sola no provoca muerte.
Conclusión

En conclusión, se puede afirmar que el fenómeno de la marginalidad y las


desigualdades que ésta implica tienen una particular expresión en la sociedad venezolana
de hoy: la política social basada en la igualdad, la equidad y la justicia social, protectora
de los sectores en mayor desventaja social, se conjuga con los efectos de una reforma
económica postcrisis que acentuó las diferencias y las desigualdades sociales, y se une a
la acumulación de problemas sociales sedimentados por el subdesarrollo y el
recrudecimiento del bloqueo impuesto por el gobierno del país.

La marginalidad va incursionando en el arte con una velocidad creciente, aparecen


nuevas conductas y estilos que van a marcar los gustos y preferencias de la gente,
creando una subcultura que en las diferentes manifestaciones tiene formas variadas de
expresarse.

Consideramos que los principales planteamientos sociales para delimitar el grado de


marginación encuentran su esencia en los siguientes aspectos:

 Concebir el consumo de alcohol y otras drogas como la fundamental forma de


transmisión de comportamientos marginales, como una fuente importante de
cambios conductuales que atentan contra la armonía y el desarrollo de formas
vivenciales no acordes con la estructura lógica de una sociedad.

 Admitir la marginalidad como un fenómeno inmutable y de difícil manejo por parte


de la propia comunidad sin la ayuda de personal experto.

 Crear nuevas formas de vivir, actuar y organizarse en la sociedad, mediante


la adopción de nuevas formas de pensar, que desafían las leyes y promueven vías
diferentes de desarrollo que las establecidas, lo que conlleva a la adopción de
conductas marginales ya que conciben su futuro ideal eligiendo los medios que
consideran necesarios para lograr su objetivo.

El método empleado de esta investigación fue realizar una Recopilación de datos sobre
Información completa y actualizada de la marginalidad conductas y situaciones
marginales así como también se habla de la salud mental de esta manera se logro
ampliar nuestros conocimientos sobre, la importancia de conocer la salud mental del
paciente, trastornos mentales, y etiología de la enfermedad que pueden no ser muy
claras para algunas enfermedades (por ejemplo, los desórdenes psiquiátricos), mientras
que en otras, la relación causa-efecto es prácticamente innegable y evidente (como a
menudo ocurre en las enfermedades infecciosas).
Bibliografía

http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/clacso-crop/20120628114713/18mora2.pdf

https://es.wikipedia.org/wiki/Marginaci%C3%B3n

Cohen R. Salud mental para víctimas de desastres. Guía para Instructores. México, D.F.: Editorial El
Manual Moderno/OPS; 1999.

Kohn R, Levav I et al. El huracán Mitch y la salud mental de la población adulta: un estudio en
Tegucigalpa, Honduras. Comunicación personal. Tegucigalpa, Honduras; 2002.

Organización Mundial de la Salud. La salud mental en las emergencias. Ginebra: Departamento de


Salud Mental y Toxicomanías/Organización Mundial de la Salud; 2003.

Kaplan H, Sadock B, editores. Sinopsis de Psiquiatría. Madrid: Editorial Panamericana; 1999.

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