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DOING BUSINESS EN PERÚ EN MINING, OIL, GAS & ENERGY: PRINCIPALES

ASPECTOS TRIBUTARIOS

Jesús A. Ramos Angeles 1 2

1. El Perú como hub de inversiones extranjeras

No es novedad que el Perú sea actualmente un destino atractivo para los exportadores de
capitales. Y claro está, dicho posicionamiento se debe, entre otros factores, a la fortaleza
y estabilidad de nuestros indicadores económicos.

PBI
Producto por Sector
PBI Global real Minería
Hidrocarburos Electricidad
Metálica
2012 6.3% 2.2% 2.3% 5.2%
2013 5.0% 2.2% 6.2% 5.4%
3 - - -
2014 5.2% a 5.4%
4 - - -
2015 5.5% a 5.7%
Fuente: BCR
Elaboración: Propia

En efecto, como se puede apreciar en el cuadro anterior, las estimaciones del BCR a
marzo de este año ya proyectan un crecimiento del PBI para 2014 entre 0.2 y 0.4 puntos
porcentuales, en comparación al año anterior. Es cierto que, como en todo ciclo
económico, siempre podrán existir desaceleraciones (como 2013 respecto de 2012), pero
el crecimiento, menor o mayor, siempre será una variación positiva.

Asimismo, los principales sectores productivos han reflejado cifras macro bastante
resistentes. Así, el producto por minería metálica mantuvo en los dos últimos años su
crecimiento, lo que resulta importante si se toma en cuenta la caída de los precios
internacionales, Por su parte, el sector hidrocarburos casi duplicó su tasa de crecimiento,
mientras que el sector electricidad creció mesurada, pero positivamente, respecto del año
anterior.

La confianza en los resultados macroeconómicos se traduce en un boyante incremento en


la inversión. Así, la SNMPE informó que las inversiones mineras en el Perú representaron
aproximadamente el 21% de la inversión privada de los últimos tres años. De hecho, la
inversión extranjera directa de entrada (inbound FDI) sólo en 2012 registró una tasa de
crecimiento del 49% con relación a 2011, mientras que la recepción de inbound FDI en
2012 equivalió al 5.9% del PBI de dicho año.

1
Asociado de Asesoría y Planeamiento Tributario del Estudio Grellaud y Luque Abogados. Estudios de Maestría en
Finanzas y Derecho Corporativo con Mención en Tributación Empresarial en la Universidad ESAN. Curso de
Planeamiento Tributario Estratégico por la Universidad de Lima. Ha sido docente de la Especialización en Derecho
Tributario del CEUPS de la Facultad de Contabilidad de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, así como en
diversos cursos en materia tributaria a nivel pregrado y postgrado. Expositor a nivel nacional y autor de artículos
académicos en publicaciones nacionales y extranjeras. Contacto: jramos@gylabogados.com
2
Agradecemos la colaboración de Ítalo Piérola Castañeda, trainee del área tributaria del Estudio Grellaud y Luque
Abogados y estudiante del IX ciclo de Derecho en la USMP.
3
Estimación del BCR en base a encuestas a entidades financieras, empresas privadas y especialistas.
4
Ídem.
Sin perjuicio de las cifras, no puede negarse que la confianza de los inversores en el
crecimiento sostenido de nuestro país tiene también otros fundamentos. Así, los
incentivos a la FDI pueden encontrarse, además, en el papel trascendental que juegan las
condiciones políticas, sociales y jurídicas que ofrece nuestro país. Sobre este último
punto, precisamente, trataremos a continuación.

2. El marco legal garantista de las inversiones extranjeras

El Perú es rico en recursos naturales, qué duda cabe. Ello motivó el desarrollo de un
entorno jurídico seguro para los inversionistas, con el claro propósito de que anclen en
nuestro país los recursos económicos necesarios para aprovechar las oportunidades de
negocio que éste ofrece.

En ese sentido, el estado Peruano promueve y garantiza la inversión extranjera en el país


en todos los sectores de la actividad económica y en cualquiera de las formas
empresariales o contractuales permitidas por la ley, reconociendo los mismos derechos y
obligaciones entre inversores nacionales y extranjeros. Además, la legislación peruana
garantiza a éstos el derecho a la propiedad privada, con las limitaciones que establece la
Constitución, la libertad de empresa, de competencia, de adquirir y contratar, la libre
remesa de sus capitales y dividendos al exterior e, inclusive, el derecho a utilizar el tipo de
cambio más favorable al momento de efectuar una operación cambiaria, entre otras
libertades y derechos.

Una nota trascendental es que nuestro ordenamiento posibilita el otorgamiento de


garantías de estabilidad jurídica al inversionista extranjero. La estabilidad protege al
inversionista del cambio que pueden sufrir las normas de un país con el transcurso del
tiempo, de tal forma que se blinda su inversión inmovilizando las reglas a un solo
momento, brindándole seguridad jurídica y predictibilidad. Ésta se instrumentaliza
mediante la celebración, en forma anticipada a la realización de la inversión, de convenios
a través de los cuales el Estado congela por un plazo de 10 años las reglas y normas,
especialmente las tributarias, en base a las cuales los inversionistas organizarán sus
negocios (el plazo puede variar según el sector y el tipo de convenio).

Además, en caso de disputas con el Estado, éstas son pasibles de resolverse en


tribunales arbitrales nacionales o internacionales, evitando con ello las ineficiencias
procesales y financieras de someterse a un proceso jurisdiccional.

3. Bondades fiscales del Perú como destino de inversiones

En el contexto garantista descrito, debemos indicar que el régimen tributario peruano


resulta, en general, bastante tradicional, lo que es positivo en términos de predictibilidad
fiscal de los inversionistas. A pesar de ello, ofrece varios puntos de interés que merecen
la pena destacar, en la medida que la gestión eficiente de los costos fiscales, determinará
una optimización del margen de rentabilidad de la empresa y, con ello, del retorno del
inversionista.

3.1. Impuesto a la Renta

El Impuesto a la Renta (IR) es el principal impuesto en nuestro país y grava las ganancias
empresariales con una tasa general del 30%, aunque vale señalar que las empresas
mineras y de hidrocarburos receptoras de inversiones estabilizadas bajo las leyes
sectoriales aplican una tasa de 32%. Además, los dividendos remesados al exterior pagan
un IR de salida de 4.1%, lo que significa, en la práctica, que el inversionista promedio
soporta una tasa efectiva de 32.87%. Si se considera también a las participaciones en las
utilidades de los trabajadores (8% minería, 5% hidrocarburos y electricidad), la tasa
efectiva ordinaria oscila entre 36.23% y 38.05%. En líneas generales, esto está dentro de
los estándares internacionales, y no hace al Perú ni un territorio de tributación privilegiada
ni de alta tributación, pues existen países con alto nivel de inversión en recursos naturales
que tienen tasas nominales cercanas al 40%, sin incluir las participaciones obligatorias, si
las hubiere, ni el posterior impuesto a la distribución de dividendos.

Las empresas domiciliadas en el país tributan por sus rentas de fuente peruana y
extranjera, mientras que los accionistas y empresas vinculadas domiciliadas en el exterior,
así como los establecimientos permanentes o sucursales en el Perú de dichas entidades,
tributan sólo por sus rentas de fuente peruana. La renta será gravada con el IR
empresarial únicamente sobre una base neta; esto es, depurada de costos, gastos y
pérdidas.

Dentro de los conceptos deducibles en el régimen general, resulta destacable la


posibilidad de diferir hasta el inicio de la etapa operativa la deducción de los gastos de
organización empresarial, gastos pre-operativos en general y de expansión de
actividades, así como los intereses devengados durante el período pre-operativo.
Inclusive, a opción de la empresa, éstos pueden amortizarse hasta en 10 años,
favoreciendo la recuperación de la inversión realizada.

La ley concede un tratamiento especial para los gastos pre-operativos en determinados


sectores, como minería, hidrocarburos, entre otros. Así, en el caso de los gastos de
petitorio, prospección y exploración minera, éstos se amortizarán conjuntamente con el
valor de la concesión por un plazo determinado en función a la vida probable del depósito
minero, siempre que se hayan incurrido antes de alcanzar la producción mínima
obligatoria, momento a partir del cual los gastos de exploración que se incurran, así como
los de desarrollo y preparación de la etapa de explotación de los yacimientos, podrán
deducirse en el ejercicio o amortizarse en más de uno. De forma similar, en el caso de
hidrocarburos, podrán amortizarse los gastos de exploración y desarrollo, incluyendo el
costo de los pozos, que se incurran hasta el inicio de la etapa de extracción comercial.
Este mismo tratamiento es aplicable a los inversionistas en plantas de gas natural y en la
industria petroquímica básica e intermedia, respecto a los gastos e inversiones que
realicen hasta el inicio de la producción comercial.

Con relación a la depreciación de maquinarias, plantas y equipos, ésta es admitida como


gasto deducible en el IR. Las construcciones y edificaciones se deprecian a 5% anual (20
años), mientras que la tasa de depreciación del resto de bienes varía según el tipo. Existe
un régimen especial de depreciación acelerada para activos fijos adquiridos mediante
leasing, pudiendo en dicho caso depreciarse los bienes inmuebles a una tasa de hasta
20% anual (5 años) y los muebles hasta en 50% anual (2 años). De la misma forma,
existe un régimen especial de depreciación acelerada aplicable a la industria de energía
eléctrica generada a base de recursos hídricos o de otros recursos renovables (eólicos,
solares, geotérmicos, etc.). En dicho caso, las maquinarias, equipos y obras civiles
necesarias para la instalación y operación de la central podrán depreciarse a una tasa de
hasta 20% anual (5 años). De forma análoga, esta tasa de depreciación acelerada
también es de aplicación a los titulares de la actividad minera que hayan suscrito
contratos de estabilidad, respecto de las maquinarias, equipos industriales y demás
activos fijos adquiridos.
Respecto al tratamiento del capital intelectual, son deducibles las regalías pagadas por la
cesión de bienes intangibles. Además, es posible deducir en el ejercicio o amortizar hasta
el plazo de 10 años el precio pagado por activos intangibles de duración limitada, tales
como software, derechos de llave o propiedad intelectual. Asimismo, existen incentivos
especiales que permiten la deducción de los gastos incurridos en I+D (investigación y
desarrollo). Los pagos efectuados a no domiciliados por asistencia técnica, regalías y
servicios digitales deben retener el IR correspondiente de fuente peruana.

Ahora bien, sobre el impuesto determinado es posible aplicar créditos que reducen o
eliminan el monto a abonar al fisco, siendo destacable el crédito por IR abonado en el
exterior, como mecanismo para combatir la doble imposición internacional. Además,
opera el conocido régimen de “obras por impuestos”, mediante el cual las empresas
privadas que financien o ejecuten proyectos de inversión pública en infraestructura,
podrán utilizar el monto invertido como crédito contra el IR determinado o los pagos a
cuenta, hasta un máximo del 50% del impuesto del ejercicio anterior.

3.2. Convenios para Evitar la Doble Imposición Internacional (CDIs)

En forma general, la doble imposición internacional se produce cuando las rentas de la


empresa que el inversionista lleva a cabo, son gravadas con un IR en más de un país.
Esta situación ocurre, principalmente, al remesar los dividendos a los accionistas del
exterior o cuando, en el marco de transacciones internacionales, se obtienen rentas por
intereses, regalías, ganancias de capital, servicios, asistencia técnicas, entre otros, que
son gravadas no sólo en el Perú como país de la residencia de la empresa, sino también
en el país en que tales rentas tienen su fuente económica, como puede ser, por ejemplo,
el Estado donde reside el accionista.

Con el objeto de eliminar o aliviar la doble tributación el Perú ha suscrito CDIs con Chile,
Brasil, Canadá, México, Suiza, Corea y Portugal (estos últimos cuatro aplicables a partir
del 1.1.2015). Además, el Perú ha suscrito la Decisión 578, en el marco de la CAN,
instrumento multilateral que cumple los fines de un CDI con Ecuador, Colombia y Bolivia.
Si bien no se trata de una red amplia de CDIs, debe destacarse que no sólo abarca
algunos de los más estratégicos proveedores de capitales que importa el Perú, sino que,
además, ha tenido su mayor desarrollo durante el último año, esperándose prontamente
su ampliación. En efecto, en la actualidad se estarían negociando convenios con Francia,
Italia, Japón, España, Suecia, Tailandia, Catar y Reino Unido.

Los CDIs juegan un papel importante en el crecimiento sostenido de una economía


emergente como nuestro país, tanto respecto de la importación como para la exportación
de capitales. Los convenios fiscales son instrumentos de seguridad jurídica y una garantía
de estabilidad y permanencia fiscal. Nadie negocia un CDI con un Estado sin continuidad
fiscal ni un sistema tributario fuerte. Así, los CDI favorecen el clima de tranquilidad
económica y seguridad tributaria que necesitan los inversionistas extranjeros provenientes
de los países contratantes. La idea es que éstos no se vean desalentados en sus
inversiones por efecto de la doble imposición internacional que reduce su markup de
utilidad y, con ello, la tasa de retorno de sus inversiones.

3.3. Impuestos indirectos

El Impuesto General a las Ventas (IGV) grava, en general, la venta de bienes y


prestaciones de servicios con una tasa del 18%. Las empresas no pueden recuperar en
efectivo el crédito fiscal constituido por el IGV que gravó sus adquisiciones y que le fue
trasladado por sus proveedores, aunque sí pueden compensarlo mes a mes contra el IGV
que grava sus propias operaciones, como ocurre en la mayoría de países de la región.

Sin embargo, bajo ciertas condiciones especialmente relacionadas a la cuantía de las


inversiones, es posible que las empresas recuperen anticipadamente el IGV que gravó las
importaciones y/o adquisiciones locales de bienes de capital e intermedios nuevos,
servicios y contratos de construcción, realizadas en la etapa pre-productiva, a ser
empleados directamente en la ejecución de los proyectos de inversión. En el caso
específico de los titulares de concesiones mineras y contratistas de hidrocarburos, opera
un régimen de recuperación definitiva del IGV, con las mismas características, pero
bastante más amplio y beneficioso.

Adicionalmente, nuestra legislación –como es usual a nivel internacional- no grava con el


IGV las exportaciones de bienes y servicios aprovechados económicamente en el exterior,
otorgándose al exportador el derecho a recuperar el impuesto que gravó las adquisiciones
destinadas a tales exportaciones, mediante el mecanismo del saldo a favor al exportador,
compensándolo contra sus impuestos internos e, inclusive, facultándolo para solicitar su
devolución en efectivo, con el consecuente efecto financiero positivo.

De otro lado, si bien las importaciones de bienes se encuentran sujetas al pago de


derechos arancelarios, existe un subsidio aplicable a los exportadores, conocido como
drawback o régimen de restitución. Este permite a las empresas que incorporen insumos,
por los que pagaron derechos de importación, a los bienes que exportan, a solicitar la
devolución del 5% del valor FOB de tales productos exportados, bajo determinadas
condiciones y límites.

3.4. Impuestos e ingresos públicos sectoriales

Dada la importancia del sector minero para nuestra economía, las empresas titulares de
dicha actividad pagan regalías mineras (distintas a las regalías contractuales), el Impuesto
Especial a la Minería (IEM) y el Gravamen Especial a la Minería (GEM).

La regalía minera es la contraprestación económica que los titulares de concesiones


mineras pagan al Estado por la explotación de los recursos minerales no renovables. El
monto a pagar trimestralmente varía en función a los márgenes operativos y las ventas
trimestrales; sin embargo, la regalía minera pagada es deducible como gasto para efectos
del IR, aminorando en ese aspecto el impacto financiero.

El IEM y el GEM se determinan en forma bastante similar a la regalía, siendo también


deducibles como gastos de la empresa. El primero lo pagan las empresas no
estabilizadas o que se estabilizaron luego de su creación, mientras que el segundo lo
pagan las empresas mineras que ya tenían suscrito un convenio de estabilidad cuando
éste fue creado.

Existe también regalías petroleras y gasíferas, aunque son contractuales. Su recaudación


es quincenal y de acuerdo a los términos pactados en el contrato de concesión.

De otro lado, las empresas de hidrocarburos pagan un canon y sobrecanon “petrolero”,


como compensación por la explotación de los recursos naturales no renovables. Salvo
excepciones que la ley prevé, el canon y el sobrecanon significan una tasa conjunta del
12.5% sobre la producción total de petróleo. Debe señalarse que, si bien existen el canon
minero y el canon hidroeléctrico, estos conceptos no los pagan las empresas
directamente, por lo que no les impacta financieramente. Se trata, más bien, de una
transferencia que hace el Estado del 50% del IR que recauda de las empresas mineras y
eléctricas, hacia los gobiernos regionales y locales, como compensación por la
explotación de sus recursos naturales.

4. Reflexiones finales

Como se aprecia, el marco legal y tributario peruano resulta ser bastante atractivo para
los inversores que buscan colocar sus capitales en el país, situación que destaca
protagónicamente en sectores como minería, petróleo, gas o energía.

En un contexto global en que los países importares de capitales batallan entre sí por
generar las mejores condiciones para los inversores, fenómeno que se conoce como legal
and tax competition, ha resultado trascendental que la apertura económica que acompaña
al Perú desde ya casi 25 años, se haya traducido en una serie de garantías para el
inversionista extranjero.

La seguridad jurídica que brinda el marco normativo del país, sin lugar a dudas incentiva
el flujo de inversiones y permite que continúe en forma estable y sostenida el desarrollo
de nuestra economía.

Lima, 6 de mayo de 2014

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