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Módulo 4

Seguros. Transporte.
Servicios
Profesionales
8 Contrato de
Transporte
8.1 Contrato de transporte
En este tipo de contrato, un sujeto contractual llamado “transportista”,
lleva personas o cosas de un lugar a otro (destino).
El transportista puede realizar profesionalmente el traslado de más de una
cosa o persona, lo que aumenta la ganancia y disminuye el precio del
servicio o, contrario sensu, cuando el traslado es de menor cantidad de
personas o cosas, el costo es superior. El propietario del medio de
transporte puede constituirse en la persona del “transportista”, o puede
delegar esta actividad en un tercero.
Es sabido que, en la actualidad, el aumento de la población ha generado
que las personas deban vivir en lugares más alejados produciéndose, en tal
sentido, una fuerte expansión en el territorio de las viviendas. Estas
personas son las usuarias del servicio de transporte que, como
consecuencia de lo antes expuesto, ha aumentado notablemente.
Ello ha llevado a los transportistas a ofrecer distintos servicios, tanto para
el traslado de personas – con fines turísticos, escolares, etc. - o de
mercaderías y prever tasas de ganancia.
Situándonos en la regulación que efectúa el nuevo Código Civil y Comercial,
debemos señalar que sólo quedan incluidos los transportes por vía
terrestres o, contrario sensu, “no están incluidos los transportes llevados a
cabo en otros ámbitos distintos de la superficie terrestre” (Büeres, 2015, p.
707). Así las cosas, los transportes por vía aérea, acuática, y el llamado
transporte multimodal, se encuentran regulados por leyes especiales.1

8.1.1 Definición
Existen considerables cambios en la definición del contrato de transporte
plasmada en el nuevo Código Civil y Comercial respecto al antiguo Código
de Comercio.

1 Art- 1281 – Código Civil y Comercial Argentino.

1
Conforme el art. 1280, “hay contrato de transporte cuando una parte
llamada transportista o portador se obliga a trasladar personas o cosas de
un lugar a otro, y la otra, llamada pasajero o cargador, se obliga a pagar un
precio o flete”.2
Esta definición omite incluir algunos elementos esenciales del concepto de
contrato de transporte entre los cuales encontramos: el tiempo de
ejecución del transporte; la conducta de diligencia en el cumplimiento de
sus deberes que el porteador debe tener al momento de transportar
objetos, de gran importancia al momento de determinar la responsabilidad
por daños y la diferencia entre transportista convencional y efectivo.3

8.1.2 Caracteres
El contrato de transporte se caracteriza por ser:

 Típico.
 Bilateral.
 Oneroso.
 Conmutativo.
 Consensual.
 No formal: no exige solemnidades para su celebración.
 De adhesión: es la forma más corriente, se plasma en formularios
preimpresos.
 Profesional: el transportista es un profesional al que se le exige el
cumplimiento de determinadas obligaciones.
 De consumo: cuando se celebra con destino a un consumidor o
grupo familiar.

8.2 La regulación del transporte en el


Derecho argentino
En doctrina se intenta asimilar al contrato de transporte con otros
contratos regulados en el ordenamiento jurídico. En cierta medida,
comparte determinadas similitudes con los contratos de depósito,
mandato y locación.
La similitud más marcada la tiene con el contrato de locación de obra, ya
que, en ambos, la finalidad es obtener un resultado.

2
Art. 1280 – Código Civil y Comercial Argentino.
3
En el Código Comercial anterior, esto se encontraba en el art. 163.

2
Como mencionáramos en el punto caracteres del contrato de transporte,
posee tipicidad y, a partir de la reforma del Código Civil y Comercial, fue
incluido en el Título IV (Contratos en particular), Capítulo 7, Secciones de la
1° a la 3°. Es así que, a más de las similitudes que guarda con otros
contratos, tiene una regulación propia y con efectos y finalidades
determinados.

8.2.1 Disposiciones generales. Ámbito de aplicación


Actualmente, con la unificación del Código Civil y Comercial, se ha incluido
el “Contrato de Transporte” en el Título 4°, Capítulo 7, Sección 1°, en los
arts. 1280 al 1318. En la primera sección, se regulan las “Disposiciones
generales a los transportes de personas y cargas”; luego la segunda
sección relativa al transporte de personas; y en la tercera sección, el
transporte de cosas.
Podemos diferenciar distintos tipos de transporte, según los siguientes
criterios, a saber:
 Según la naturaleza del interés: servicio público o servicio
privado.
 Según la causa: en servicios que derivan de relaciones
contractuales y, dentro de ésta, podremos sub-clasificarlo en
oneroso o gratuito. O como contrapartida de los primeros, en
servicios que derivan de una fuente extracontractual, que –a su vez-
podemos clasificar en transporte benévolo, de cortesía, o
clandestino.
 Según el objeto transportado: en transporte de personas o
transporte de cosas.
 Según el medio: en transporte terrestre (ferroviario,
automotor), fluvial (marítimo), y aeronáutico (aéreo).
 Según la conexión: en transporte escolar, de emergencia (caso
de la ambulancia), de caudales, etcétera. En estos supuestos, el
deber de diligencia es mayor y específico de la actividad puntual
que se lleva a cabo.

8.2.2 Transporte gratuito. Oferta al público


Sabido es que el contrato de transporte se presume oneroso. No obstante
ello, podemos encontrar una categoría de contratos gratuitos, es decir,
aquellos en los que el transportista no recibe a cambio una suma de dinero
en concepto de precio.
En este punto, es preciso destacar que no debe confundirse a esta
categoría de contratos gratuitos con el denominado “transporte benévolo”.

3
Existe transporte benévolo o de complacencia cuando el conductor de un
vehículo, por un acto de cortesía y con intención de beneficiar a alguien, lo
traslada de un punto a otro, sin que la persona favorecida con el transporte
se obligue a prestación alguna (Llambías, 1993).
Los elementos característicos de esta clase de transporte son los
siguientes: un acto de colaboración, el traslado; que no exista
consentimiento expreso; comportamientos lícitos y un acto de cortesía, o
sea, en beneficio del transportado (liberalidad).
En cuanto al contrato gratuito, el Código Civil y Comercial actualmente
vigente prevé en su art. 1282 que, por regla, no se regirá por las normas
del contrato de transporte oneroso previsto en el capítulo 7 bajo la rúbrica
“Transporte”.4 Sin embargo, acto seguido, señala la excepción a la
mencionada regla, indicando que sí quedará comprendido en esta
regulación cuando sea realizado por un transportista que ofrece sus
servicios al público, en ocasión de su actividad.
La actual regulación diferencia estos dos tipos de transporte, pues, en
tanto el transporte benévolo no cuenta con una naturaleza contractual, el
transporte gratuito la supone. En el transporte benévolo existe una
liberalidad, en tanto que en el transporte gratuito, el transportista se
encuentra obligado a realizarlo sobre la base de una relación jurídica
anterior (por ejemplo: boleto gratuito para jubilados).
Por otra parte, el artículo 1283 regula la obligación que pesa sobre el
transportista que ofrece sus servicios al público. Este es el transportista
que lleva a cabo su actividad organizado como una empresa. El código
dispone que, por regla, se encuentra obligado a aceptar los pedidos
compatibles con los medios ordinarios que tenga disponibles.5 En este
caso, el pasajero o cargador tendrán la obligación de seguir las
instrucciones que le imparta el transportista. La excepción, por su parte, se
encuentra dada por la existencia de un motivo serio de rechazo6, como
puede ser, por ejemplo, el hecho de que el pasajero o la carga pongan en
peligro la seguridad del traslado.

8.3 Plazo del transporte. Pérdida del


flete por retraso
El actual Código Civil y Comercial, en su art. 1284, expresamente establece
que “el transportista debe realizar el traslado convenido en el plazo
pactado en el contrato o en los horarios establecidos y, en defecto de

4
Art. 1282 – Código Civil y Comercial Argentino.
5
Art. 1283 – Código Civil y Comercial Argentino.
6
Art. 1283 – Código Civil y Comercial Argentino.

4
ambos, de acuerdo a los usos del lugar en que debe iniciarse el
transporte”.7
En el caso en que no se cumpla con el tiempo pactado y la cosa o persona
no llegue a destino en el tiempo pactado, habrá un incumplimiento
contractual. Ese retraso puede ser de minutos, horas, días, y da lugar a una
responsabilidad por los daños que cause el retardo y debe ser resarcida.
En cuanto a la pérdida total o parcial del flete por retraso, el nuevo código
establece, en su art. 1285:

Producido el retraso en el traslado de las cosas


transportadas, si el transportista no pruebe la causa ajena,
pierde una parte del flete proporcional al retraso, de modo
tal que pierde el total si el tiempo insumido es el doble del
plazo en el que debió cumplirse. Lo dispuesto por este
artículo no impide reclamar los mayores daños causados por
el atraso.8

8.3.1 Responsabilidad del transportista. Transporte


sucesivo o combinado
El transportista tiene la obligación de velar por la seguridad tanto de las
personas como de las cosas -equipajes- trasladadas; además de su
responsabilidad por incumplimiento del contrato o retraso en su ejecución,
responde por lo siniestros que afecten a los pasajeros y por la avería o
pérdida de sus cosas.9 Cualquier cláusula limitativa de esa responsabilidad
se tiene por no escrita.10
El actual art. 128611 establece que frente a la producción de algún daño a
las personas transportadas, el transportista responde conforme con el
sistema de responsabilidad establecido por el art. 1757 y siguientes.
A su vez, en la misma norma (artículo 1286, CCC), se prevé para los daños
producidos en el transporte de cosas que el transportista se excuse
probando la causa ajena, considerándose causa ajena al vicio propio de la
cosa transportada.
El fundamento de esta solución obedece a que cuando se celebra un
contrato de transporte, la finalidad de ese contrato es que la cosa
transportada llegue a destino en el tiempo estipulado y sana y salva, por lo

7
Art. 1284 – Código Civil y Comercial Argentino.
8 Art. 1285 – Código Civil y Comercial Argentino.
9
Art. 1291 – Código Civil y Comercial Argentino.
10
Art. 1292 – Código Civil y Comercial Argentino.
11
Art. 1286 – Código Civil y Comercial Argentino.

5
que, si no llega en tal estado, no puede el transportista alegar que tomó
todas las precauciones necesarias. Sólo puede eximirse de responsabilidad
demostrando que el daño fue por una causa ajena o vicio propio de la cosa.
En lo referente a la responsabilidad por equipaje -deterioro o pérdida-, el
art. 129312 establece que se aplican las normas relativas al transporte de
cosas, esto es, el valor de las cosas o el de su deterioro en el tiempo y el
lugar en que se entregaron y debieron ser entregadas al destinatario, salvo
que se trate de objetos de valor excesivo que el pasajero lleve consigo y no
se haya declarado a la empresa de transporte, con anterioridad al viaje, en
cuyo caso el transportista no responderá por ese mayor valor.13 Tampoco
es responsable por la pérdida del equipaje de mano y de los demás efectos
que hayan quedado bajo la custodia del pasajero, a menos que éste pruebe
la culpa del transportista.
Cabe destacar que, para poder reclamar el resarcimiento, es preciso probar
el daño, las pertenencias perdidas y el valor de las mismas, lo que resulta
por demás engorroso. El juzgador debe tener en cuenta, al momento de
determinar la indemnización por la pérdida, el destino del viajero, la
cantidad de días, el nivel socio económico, etc.
Conforme con la jurisprudencia, el legislador puede fijar un sistema de
tarifas con topes para las indemnizaciones, siempre y cuando no
sobrepasen los límites de la constitucionalidad, esto es, no pueden
degradar o desnaturalizar el derecho, alterándolo cualitativamente.
En aquellos casos en que el pasajero lleve consigo elementos de valor,
deberá declararlos en la empresa de transporte, antes de emprender el
viaje, de manera tal que pueda reclamar su valor en caso de pérdida o
deterioro de los mismos.

Además, conforme al artículo 1283 del Código Civil y Comercial:

El transportista que ofrece sus servicios al público, está


obligado a aceptar los pedidos compatibles con los medios
ordinarios de que dispone, excepto que exista un motivo
serio de rechazo; y el pasajero o el cargador están obligados
a seguir las instrucciones dadas por el transportista
conforme la ley o los reglamentos. Los transportes deben
realizarse según el orden de los pedidos y, en caso de que
haya varios simultáneos, debe darse preferencia a los de
mayor recorrido.14

12
Art. 1293 – Código Civil y Comercial Argentino.
13
Art. 1294 – Código Civil y Comercial Argentino.
14 Art. 1283 – Código Civil y Comercial Argentino.

6
8.4 Modalidades especiales. a.
Transporte de personas. b. Transporte
de cosas
Según se señaló antes, el contrato de transporte puede clasificarse según
su objeto, en transporte de personas y transporte de cosas.

a. Transporte de personas
Estamos frente a un subtipo de contrato de transporte que se caracteriza
porque su objeto son: personas, y el medio de transporte es: terrestre
(automotores, trenes, subterráneos).
El art. 128815 aclara que el transporte de personas incluye el embarco y
desembarco, resultando la empresa transportadora responsable de las
personas y equipajes trasladados durante todo el trayecto.

b. Transporte de cosas
Estamos frente a un subtipo de contrato de transporte que se caracteriza
porque su objeto son: las cosas y el medio de transporte es: terrestre
(colectivos, trenes, subtes).
En cuanto a los requisitos, caracteres y determinadas obligaciones, se
aplican las normas generales del contrato de transporte.

Modalidades especiales
Entre las modalidades especiales, además del ya mencionado contrato
gratuito a cuya explicación nos remitimos, encontramos al transporte de
escolares, regulado por la ley nacional Nro. 24.449 que, en su art. 55,
establece:

En el transporte de escolares o menores de 14 años, debe


extremarse la prudencia en le circulación y cuando su
cantidad lo requiera serán acompañados por una persona

15
Art. 1288 – Código Civil y Comercial Argentino.

7
mayor para su control. No llevarán más pasajeros que plazas
y los mismos serán tomados y dejados en el lugar más
cercano posible al de sus domicilios y destinos. Los vehículos
tendrán en las condiciones que fije el reglamento sólo
asientos fijos, elementos de seguridad y estructurales
necesarios, distintivos y una adecuada salubridad e higiene.
Tendrán cinturones de seguridad en los asientos, de primera
fila.16

Se trata de un tipo de transporte que requiere de extremada prudencia y


control por parte de las autoridades municipales que son las encargadas de
emitir las autorizaciones pertinentes a los fines de la circulación de estos
vehículos.

8.5 Transporte de personas


8.5.1. Concepto y Delimitación temporal
Entendemos que hay contrato de transporte de personas cuando una parte
llamada transportista se obliga a trasladar a personas de un lugar a otro
conforme con lo convenido y en el plazo y horarios estipulados,
comprendiendo este traslado el embarco y desembarco; y la otra, llamada
pasajero, se obliga a pagar un precio cierto en dinero como
contraprestación de su traslado.

8.5.2. Sujetos. Objeto. Forma


Los sujetos del Contrato de Transporte de personas son:

a. El transportista: es aquel sujeto de la relación jurídica que se


obliga a trasladar de manera segura a una o más personas a un
destino, a través del medio acordado y a cambio del precio
pactado.

b. El Pasajero: es aquel sujeto que se encuentra ubicado en el otro


polo de la relación jurídica nacida en virtud del contrato de
transporte, que es trasladado hacia un destino acordado a
cambio del pago del precio que realiza al transportista.

16
Art. 55 - Ley 24.449 – Ley Nacional De Tránsito – Honorable Congreso de la República
Agentina.

8
El objeto de este contrato es el traslado. Éste puede ser de personas o de
cosas. En este caso, es el traslado de personas de manera segura al destino,
en el tiempo, y por el medio pactado.

La forma del contrato de transporte de personas: el contrato de transporte


no requiere de ninguna formalidad para su celebración, puede ser celebrado
de manera expresa o tácita.

8.5.3. Obligaciones de las partes: a. Obligaciones del


transportista. b. Obligaciones del pasajero
 Obligaciones del transportista
Entre las obligaciones del transportista, el Código Civil y Comercial, en su
art. 1289, menciona las siguientes:
Son obligaciones del transportista respecto del pasajero:
a) proveerle el lugar para viajar que se ha convenido o el
disponible reglamentariamente habilitado;
b) trasladarlo al lugar convenido;
c) garantizar su seguridad;
d) llevar su equipaje.17

 Obligaciones del pasajero


Por otro lado, el art. 1290 del Código Civil y Comercial prevé en su
articulado las obligaciones del pasajero, entre las cuales encontramos la
obligación de:

a) pagar el precio pactado;


b) presentarse en el lugar y momentos convenidos para
iniciar el viaje;
c) cumplir las disposiciones administrativas, observar los
reglamentos establecidos por el transportista para el mejor
orden durante el viaje y obedecer las órdenes del porteador
o de sus representantes impartidas con la misma finalidad;
d) acondicionar su equipaje, el que debe ajustarse a las
medidas y peso reglamentarios.18

17
Art. 1289 – Código Civil y Comercial Argentino.

9
8.5.4. Régimen de responsabilidad. Extensión de la
responsabilidad. Cláusulas limitativas.
Responsabilidad por el equipaje y por objetos de valor
no declarados. Otros supuestos de responsabilidad

Remisión. Se recomienda, para revisar este subtema, dirigirse a la


bibliografía de lectura obligatoria: Lorenzetti, Ricardo, (1999, tomo 3, pág.
739 y sgtes.).

8.5.5. Extinción
El nuevo Código Civil y Comercial no regula de manera específica las
causales de extinción del contrato de transporte de personas, pero puede
inferirse de los principios y reglas del derecho común que informa que este
contrato se extingue por:
1) cumplimiento de contrato,
2) rescisión,
3) imposibilidad de cumplimiento.

8.6 Transporte de cosas


8.6.1 Concepto
Entendemos que hay contrato de transporte de cosas cuando una parte
llamada transportista o portador se obliga a trasladar cosas de un lugar a
otro de acuerdo con lo convenido, en el plazo, modalidad, y horarios
estipulados; y la otra, llamada cargador, se obliga a pagar un flete como
contraprestación de su traslado.

8.6.2 Sujetos. Objeto. Forma: la carta de porte. Guía


 Sujetos
Entre los sujetos que forman parte del contrato de transporte de
cosas encontramos:

18
Art. 1290 – Código Civil y Comercial Argentino.

10
o El Transportista o Portador: quien contrae la obligación.
o El Cargador: quien encarga la conducción de las mercaderías al
transportista.
o El Destinatario: no es parte del contrato, es quien recibe la cosa
objeto de transporte.

 Objeto
Como lo dijimos recientemente al tratar el transporte de personas,
el objeto del contrato de transporte es el traslado, en este caso, de
cosas, de manera segura al destino, en el tiempo y por el medio
pactado.

 Formas: la carta de porte


La carta de porte es un instrumento que constituye el título representativo
de las mercaderías transportadas, en el que se plasma el acuerdo entre las
partes, pero no es un requisito esencial para la configuración del contrato
y, en caso de no haberse confeccionado, el vínculo contractual pude
probarse por cualquier otro medio de prueba. Una vez que la carta fue
confeccionada, un ejemplar es para el cargador y otro para el porteador.
El art. 1298 del actual Código Civil y Comercial reza: “El transportista tiene
derecho a requerir del cargador que suscriba un documento que contenga
las indicaciones enunciadas en el artículo 1296 y las estipulaciones
convenidas para el transporte. Su emisión importa recibo de la carga.”19
Así como el transportista tiene derecho a requerir del cargador la carta de
porte, el cargador tiene derecho a exigir al porteador que la suscriba y se la
entregue, siendo ese documento el llamado “doble ejemplar” y puede ser
nominativo, a la orden o al portador. Si se trata de un documento a la
orden, los derechos que nacen del contrato frente a aquel se pueden
transmitir por endoso.20
Estamos frente a un título de crédito que representa el tipo y valor de las
cosas transportadas. Como tal, puede ser ejecutado, ya que tiene los
caracteres de literalidad, autonomía y abstracción.
Entre los elementos propios de este instrumento se encuentran:
1) Fecha y firma del emisor.
2) Nombres, domicilios, lugar de entrega.
3) Designación de los efectos, calidad, peso, medida.
4) Flete, determinando si está pago o debe cancelarse.
5) Plazo de entrega.

19
Art. 1298 – Código Civil y Comercial Argentino.
20
Art. 1299 – Código Civil y Comercial Argentino.

11
Como hemos mencionado ut supra, no es obligatoria la confección de la
carta de porte, pudiendo, en dicho caso, el cargador exigir al transportista
que le entregue un recibo de carga denominado guía, con el mismo
contenido de la carta.21
En el caso de haberse extendido el segundo ejemplar o la carta de porte o
la guía, el cargador tiene la disposición de la carga y puede modificar las
instrucciones dadas al transportista, con obligación de reembolsar los
gastos y resarcir los daños derivados de ese cambio.22
Conforme el art. 1301, cualquier estipulación que no se haya plasmado en
el segundo ejemplar de la carta o en la guía, no es oponible a los terceros
portadores de buena fe. El documento debe ser entregado al transportista
contra la entrega por éste de la carga transportada.23

8.6.3 Obligaciones del cargador


Son obligaciones del cargador:

o Declarar el contenido de la carga, identificar los bultos


externamente;
o Presentar la carga con el embalaje adecuado;
o Indicar el destino y el destinatario;
o Entregar al transportista la documentación requerida y;
o Entregar al porteador documentos especiales, en caso de
ser requeridos, al mismo tiempo que la cosa a transportar.24

8.6.4 Obligaciones del transportista


Son obligaciones del transportista:
- Poner la carga a disposición del destinatario (entrega y traslado), en
el lugar, plazo y modalidades convenidas.25
- Deber de seguridad y custodia.
- Entregar la carta de porte al porteador, en caso de que el cargador
la haya librado.26
- Entregar la mercadería en el estado en que la recibió, salvo causa
ajena.27

21
Art. 1300 – Código Civil y Comercial Argentino.
22
Art. 1302 – Código Civil y Comercial Argentino.
23
Art. 1301 – Código Civil y Comercial Argentino.
24
Art. 1296 – Código Civil y Comercial Argentino.
25
Art. 1305 – Código Civil y Comercial Argentino.
26
Art. 1305 – Código Civil y Comercial Argentino.

12
8.6.5 Responsabilidad del cargador
El art. 129728 establece que el cargador es responsable de los daños que
sufran el transportista, otros cargadores o terceros, que deriven de la
omisión o la inexactitud de las indicaciones o de la falta de entrega o de la
irregularidad de la documentación.
Por otro lado:

Si el transporte no pudo ser iniciado o completado o la


entrega no se pudo efectuar por el hecho del cargador, o de
un portador legitimado del segundo ejemplar de la carta de
porte o de la guía, o del destinatario, el transportista tiene
derecho al precio o a una parte proporcional de éste, según
sea el caso, y al reembolso de los gastos adicionales en que
haya incurrido.29

8.6.6 Responsabilidad del transportista. Limitación


El transportista contrae una obligación y es la de llevar las cosas sanas, con
las debidas precauciones dependiendo de la mercadería de que se trate y a
entregarlas de acuerdo con las condiciones convenidas en el contrato, en
determinado tiempo y lugar.
Frente al cargador, el art. 1309 Código Civil y Comercial, determina la
siguiente responsabilidad:

El porteador que entregue las cosas al destinatario sin


cobrar los créditos propios o los que el cargador le haya
encomendado cobrar contra entrega de la carga, o sin exigir
el depósito de la suma convenida, es responsable frente al
cargador por lo que le sea debido y no puede dirigirse contra
él para el pago de sus propias acreencias. Mantiene su
acción contra el destinatario.30

Si el transporte de las cargas es impedido o excesivamente retrasado por


causa no imputable al porteador, éste debe informar inmediatamente al

27
Art. 1306 – Código Civil y Comercial Argentino.
28
Art. 1297 – Código Civil y Comercial Argentino.
29
Art. 1316 – Código Civil y Comercial Argentino.
30 Art. 1309 – Código Civil y Comercial Argentino.

13
cargador y pedirle instrucciones. Deberá custodiar la carga. Si las
circunstancias imposibilitan el pedido de instrucciones, el transportista
puede depositar las cosas, y si están sujetas a rápido deterioro o son
perecederas, puede hacerlas vender para que no pierdan su valor.31 Por
otro lado, si la pérdida se produce por causas naturales, esto es, que por la
misma naturaleza de la cosa puede sufrir disminuciones, el transportista
responderá sólo por las disminuciones que excedan la pérdida natural.32
Por otro lado, el transportista puede acordar -en el caso de tratarse de
cosas frágiles que puedan deteriorarse, animales, o determinados objetos
que requieran de características diferentes para su transporte- que
responde sólo probando su culpa.33 Esta es la única situación en que el
transportista puede limitar su responsabilidad.34
Si al recibir la mercadería el destinatario la hace corroborar y se determina
que hubo averías o pérdidas, el transportista deberá reembolsarle los
gastos.

8.6.7 Derechos del destinatario. Efectos de la


recepción de las cosas transportadas
El destinatario no es parte en el contrato, es simplemente el beneficiario,
quien recibe la carga – mercadería- transportada y, como tal, tiene un
conjunto de derechos desde que la mercadería llega a destino o desde el
vencimiento del plazo del transporte, pudiendo ejercer esos derechos
contra el pago al transportista del crédito derivado del transporte.
Conforme lo prevé el art. 130635 en su última parte, el destinatario no está
obligado a recibir las cosas con daños que impidan su uso o consumo que
les son propios
Con la sanción del nuevo Código Civil y Comercial, se han introducido
modificaciones en el plazo de pago del flete, regulando que el destinatario
no pueda ejercer los derechos nacidos del contrato de transporte contra el
transportista si no ha abonado al mismo sus créditos derivados del
transporte. Esto es, en el momento de la entrega de las cargas el
destinatario debe abonar el flete y los gastos.
El art. 131436 establece que el destinatario puede, a su costa, hacer
controlar el estado de la mercadería, antes de recibirla y, en caso de

31
Art. 1307 – Código Civil y Comercial Argentino.
32
Art. 1312 – Código Civil y Comercial Argentino.
33
Art. 1310 – Código Civil y Comercial Argentino.
34
Art. 1313 – Código Civil y Comercial Argentino.
35
Art. 1306 – Código Civil y Comercial Argentino.
36
Art. 1314 – Código Civil y Comercial Argentino.

14
determinarse que hubo pérdida o avería, el transportista deberá
reembolsar los gastos.

8.6.8 Transporte sucesivo


En esta modalidad contractual no es el transportista quien subcontrata a
otros, sino que el contrato se celebra directamente con varios
transportistas encargados de llevar la mercadería a través de diferentes
tramos, es decir, desde el comienzo del vínculo contractual se contrata con
determinados sujetos y cada uno de ellos es responsable por su tramo
(obligación mancomunada), salvo disposiciones en contrario.
Así, el actual Código Civil y Comercial, en su art. 1287, regula la
responsabilidad, al establecer:

En los transportes sucesivos o combinados a ejecutar por


varios transportistas, cada uno de ellos responde por los
daños producidos durante su propio recorrido. Pero si el
transporte es asumido por varios transportistas en un único
contrato, o no se puede determinar dónde ocurre el daño,
todos ellos responden solidariamente sin perjuicio de las
acciones de reintegro.37

El transportista sucesivo tiene derecho a hacer constar en la carta de porte,


o en un documento separado, el estado en que recibió las mercaderías a
fin de eximirse de responsabilidad por cargas que le fueron entregadas en
mal estado. El último transportista representa a los demás para el cobro de
sus créditos y el ejercicio de sus derechos sobre las cargas transportadas.38
Los daños que se producen por interrupción del viaje se deben determinar
en razón del trayecto total39 sin perjuicio de la aplicación del art. 128740,
primer párrafo.

37
Art. 1287 – Código Civil y Comercial Argentino.
38
Art. 1318 – Código Civil y Comercial Argentino.
39
Art. 1295 – Código Civil y Comercial Argentino.
40
Art. 1287 – Código Civil y Comercial Argentino.

15
9 El contrato de seguro.
Parte general
9.1 Técnica del seguro
En cuanto a la “operación técnica” que implica la existencia de un contrato
de seguro, no es factible de ser entendida aisladamente como la asunción
de las consecuencias dañosas de un riesgo, al que se encuentra sometido
una determinada persona, sino que debe considerarse en la base del
contrato de seguro la existencia de dos elementos esenciales: la estadística
y la mutualidad.

La conformación de una mutualidad que consienta la distribución, entre


una masa de sujetos expuestos a riesgos inciertos y futuros, de la carga que
conlleva su efectiva realización, es uno de los fundamentos principales de
la operación técnica inserta en el contrato de seguro. Pues, ella supone
transformar el riesgo individual en un riesgo colectivo. Así, desde el punto
de vista de la mutualidad, el contrato de seguro apunta más a una causa-fin
relacionada con la dispersión de ese riesgo individual en una pluralidad de
riesgos, que constituyen una verdadera comunidad.

En síntesis, la mutualidad es el efecto que se deriva de la agrupación de


riesgos con el fin de constituir un fondo de primas que garantiza la
seguridad que necesitan los asegurados y terceros como potenciales
acreedores frente al patrimonio de la empresa asegurada, que al haber
asumido los riesgos de un evento dañoso, futuro e incierto, deberá
responderles. Vemos, entonces, cómo este fondo de prima es un elemento
importante al momento de la ejecución por el asegurador de su obligación
principal.

En correlación a ello, el método estadístico de relevamiento de


probabilidades es una de las herramientas madres del contrato bajo
análisis, que permite o facilita determinar anticipadamente el costo que
deberá afrontar cada uno de los integrantes de esa comunidad de riesgos.

En otros términos, la estadística nos permite visualizar la relación que


asume la empresa aseguradora, frente a los siniestros y la masa de
asegurados o, lo que es igual, nos permite determinar la frecuencia o
repetición, de manera regular de un hecho dañoso incierto y futuro; por lo
que se trata de un método de apreciación utilizado por las empresas
aseguradoras. A su vez, debe tener en cuenta riesgos cuyo objeto, valor y

16
duración sean de naturaleza homogénea y fundarse principalmente en su
dispersión y no en su generalización.

Existe una diferencia entre la probabilidad de un siniestro y la frecuencia


con que ese riesgo se vuelve cierto. La finalidad del contrato de seguro es,
en parte, disminuir o eliminar esa diferencia, a los fines de que la
contribución de cada individuo a la comunidad de riesgo sea suficiente
para satisfacer las necesidades de aquellas personas que han sufrido
efectivamente un siniestro o hecho dañoso.

En la homogenización de los riesgos, destacamos que, en un primer


momento, se implementa un método de selección de riesgos por asumir
por parte del asegurador, agrupándolo a través de distintas ramas,
surgiendo, de esa manera, una identidad cualitativa de los riesgos a los que
se encontrarán expuestos. Dicha operación se llama realización o
conformación de una cartera. A los fines de mantener equilibradas las
distintas carteras de una empresa aseguradora, suele recurrirse asimismo a
instituciones como el coseguro y el reaseguro, que permiten homogeneizar
los riesgos de distintas carteras o porfolios.

Desde el punto de vista técnico, la operación del seguro se basa en un


cálculo de probabilidades, donde deberán tenerse presentes los preceptos
propios de las estadísticas y riesgos seleccionados.

Ahora bien, prever el número de siniestros que van a acontecer y que


encuentran relación con los riesgos asegurados, constituye un cálculo de
probabilidades que no es factible lograr a través de estadísticas. Éstas,
debemos aclarar, se establecen sobre la base de riesgos pasados y
conocidos.

La estadística, la frecuencia y el costo promedio de los hechos dañosos


pasados son los elementos que contribuyen a que la empresa aseguradora
pueda establecer anticipadamente la cotización del contrato de seguro en
particular.

El cálculo de probabilidades, efectivamente, suministra al asegurador los


medios que le permiten establecer una previsión del costo de los siniestros
y así determinar las primas que deberán acumularse para afrontar las
obligaciones comprometidas.

Cabe recordar que la estadística se basa en la mayor cantidad de muestras


o casos pasados posibles, favoreciendo, de esa manera, a una mayor
exactitud de los cálculos y disminuyendo el margen de error, lo que no
sería posible si se tomaran en cuenta los riesgos nuevos. Tal medición
disminuiría el rigor del cálculo.

La empresa aseguradora determina:

a) La tarifa de los premios.

17
b) Condiciones generales de la póliza.

La primera de las mencionadas es elaborada sobre la base de la estadística


que tiene en cuenta el presupuesto financiero en cada año de vigencia del
seguro, para hacer frente a las obligaciones contractuales. Dicha actividad
es realizada por la aseguradora a través de la división en categorías
homogéneas de la masa de riesgos.

En mérito de lo expuesto, surge la necesidad de que la empresa


aseguradora opere con contenidos contractuales de adhesión, propios de
las actividades de contratación en masa. Como contrapartida, no existe
etapa de negociaciones previas al perfeccionamiento del contrato. Tales
circunstancias conllevan que el asegurado no tenga otra alternativa que
adherir o desistir de la contratación, lo que lo pone en una clara situación
de desequilibrio contractual, tornando inviable pensar en que exista una
categoría de contratos de seguro paritarios.

Pero la empresa aseguradora, constituida como una actividad


económicamente organizada, presta un servicio para el asegurador. Ésta,
en efecto, se constituye por medio de sociedades autorizadas, sometidas a
control estatal, cuyo objetivo es la producción de servicio con ánimo de
lucro. La actividad aseguradora no escapa al alma mater de todo negocio,
que es la rentabilidad.

Se ha explicado ya que la mutualidad proviene de la recaudación de la


masa de asegurados, que son los que permiten, por un lado, solventar las
obligaciones asumidas por la empresa, y, por el otro, obtener la
rentabilidad propia de la actividad. Y también hemos referido a que la
estadística sólo nos permite conocer una probabilidad en la que
teóricamente el riesgo incierto y futuro puede acontecer. De ello surge la
necesidad de que la empresa aseguradora intente cubrirse, o de alguna
manera garantizar las disparidades negativas existentes entre la
probabilidad y la realidad.

El instrumento apropiado para optimizar la rentabilidad de la empresa


aseguradora lo constituye el contrato de reaseguro, que viene en auxilio
de la aseguradora para lograr una mejor dispersión y división del riesgo de
la cartera, siendo una de sus principales ventajas que se reducen las
consecuencias del acontecimiento en la realidad de un siniestro, para la
empresa aseguradora, ya que a través del contrato de reaseguro transfiere
todo o bien parte del riesgo asumido por el asegurador.

En efecto, el contrato de reaseguro se acuerda en ocasión en que el


asegurador tiene un potencial desborde cuantitativo de los riesgos que
asume y explota comercialmente, o bien cuando asume riesgos de
determinada naturaleza y que generalmente resultan extraordinarios.

18
9.2 Contrato de seguro. Parte General

9.1 Técnica del seguro


9.2 Contrato de seguro
9.2.1 Definición, origen y evolución del contrato de
seguro
La Ley de Seguros tiene su origen en el año 1958 cuando el Gobierno de la
Nación le encomendó la tarea de preparar un proyecto de ley general de
seguros al distinguido jurista y especialista en derecho de seguros, el Dr.
Isaac Halperín. Proyecto que, una vez concluido – a mediados del año
siguiente-, fue elevado al Poder Ejecutivo y, con posterioridad, a la
Comisión Asesora, Consultiva y Revisora pertinente. En mayo de 1961 se
elevó el proyecto definitivo de la ley que constaba de 256 artículos en los
que se legislaba al contrato de seguro y reaseguro, y a las entidades
aseguradoras y su régimen de control. Seis años después, el proyecto tomó
forma legislativa, cuando fue sancionada la ley 17.418, el 30 de agosto de
1967, excluyendo las entidades aseguradoras que fueron finalmente
reguladas con el dictado de la ley 20.091 (López Saavedra, 2012, en Rivera,
2015).

En el año 1998 se presentaron varios proyectos de reforma de la ley de


seguros, los que fueron remitidos al Congreso de la Nación, pero no
llegaron a tener estado parlamentario.

En el nuevo Código Civil y Comercial unificado (2012), actualmente vigente,


no se ha regulado sobre la temática relativa a los concursos y quiebras, la
navegación y los seguros, continuando vigentes las antiguas leyes
especiales. En este sentido, viene al caso destacar que el Senado y la
Cámara de Diputados de la Nación, al elevar el proyecto del mencionado
código a los fines de su tratamiento y posterior sanción, en el año 2012, no
incluyeron -en el art. 3° del respectivo informe- a estas leyes especiales (de
navegación y seguros) como leyes derogadas. A su vez, en la misma ocasión
se expresó que:

Las leyes que actualmente integran, complementan o se


encuentran incorporadas al Código Civil o al Código de
Comercio, excepto lo establecido en el artículo 3° de la
presente ley, mantienen su vigencia como leyes que

19
integran o complementan al Código Civil y Comercial de la
Nación aprobado por el artículo 1° de la presente.41

Por su parte, los fundamentos del proyecto expresan que éste es


respetuoso con lo que se da en llamar “microsistemas autosuficientes de
derecho”, es decir, respeta las leyes especiales, y entre ellas nombra la Ley
de Concursos y Quiebras, y la Ley de Seguros, que tienen autonomía y a las
que el Código Civil y Comercial Unificado no modifica.

No obstante continuar vigente la ley de seguros nro. 17.41842 cuyo estudio


nos convoca, el especialista en derecho de seguros y actual integrante de la
Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Derecho de Seguros, Dr.
Héctor Miguel Soto, nos enseña que la sustitución de la anterior normativa
del derecho común por el régimen unificador del sistema jurídico privado
Argentino, ha producido impactos –aunque de manera indirecta- en el
régimen jurídico de los contratos de seguros; por ejemplo, al introducir
importantes modificaciones en materia contractual. Así, señala que la
previsión general de tres formas de contratación, en: 1. contratos
paritarios (entre pares o discrecionales), 2. contratos de adhesión, y 3.
contratos de consumo, es dable de trasladarse al área de los seguros bajo
las dos últimas modalidades.

En Argentina, los contratos de seguros siempre tienen cláusulas


predispuestas, porque son determinadas en su contenido por la
Superintendencia de Seguros, es decir, no hay plena libertad de
contratación. Por lo tanto, a partir de la nueva legislación, no podría
hablarse de contratos discrecionales en materia de seguros, aunque sí nos
podemos encontrar con contratos de seguros por adhesión y de consumo.

Recordamos que, en términos generales, los contratos de consumo son


aquellos en que una persona física o jurídica adquiere bienes con destino
final a su propio consumo o al de su grupo familiar o tendiente al
cumplimiento de su objeto social.

Por su parte, los contratos de adhesión son aquellos en los que el tomador
puede o no ser un consumidor, que contrata sobre la base de cláusulas
predispuestas.

La nueva regulación legal del derecho común (nuevo Código Civil y


Comercial vigente desde el 1º de agosto de 2015) otorga un tratamiento
muy especial al contrato de consumo en el capítulo tercero del libro
tercero.

41
Art. 5 del proyecto de ley para el tratamiento y sanción del texto del nuevo Código Civil y
Comercial Unificado para la República Argentina.
42
Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

20
En lo relativo a los daños por accidentes de tránsito, por los que son
demandada de corriente las aseguradoras, a partir de la previsión de la ley
de defensa del consumidor conforme a la cual ésta era aplicable a aquellos
que estuvieran expuestos a una relación de consumo, se empezó a
interpretar que el tercero víctima en un accidente de tráfico era
equiparable al consumidor en el contrato de seguros que existía entre el
responsable y su aseguradora. Sin embargo, los fundamentos del proyecto
del nuevo Código Civil y Comercial vinieron a echar luz sobre este asunto al
aludir en forma expresa a este ejemplo y expresar que esta interpretación
constituía un error. Ello despejó toda duda interpretativa al respecto,
dejando el concepto de consumidor circunscripto a los sujetos que
clásicamente han sido considerados consumidores.

Más allá de las consideraciones efectuadas, consideramos que existe una


marcada necesidad de adaptar, en un futuro cercano, la regulación de la
ley de seguros vigente desde el año 1967, conforme con las reformas
instauradas por el Código Civil y Comercial al régimen jurídico Argentino,
verbigracia, en materia de pólizas de responsabilidad civil al desaparecer la
separación entre responsabilidad contractual y extracontractual43, respecto
del consentimiento informado para las pólizas de responsabilidad médica44,
en lo relativo a la conceptualización del dolo45, a la responsabilidad de los
escribanos46, al hecho de que nadie puede en representación de otros
efectuar consigo mismo un acto jurídico, lo que puede ser de interés y
tener aplicación en la operación de determinados agentes institorios47, la
normativa sobre contratos de adhesión48, las cláusulas abusivas, los
contratos de consumo49, el contrato de transporte50, los plazos de
prescripción51, entre otros (López Saavedra 2012, en Rivera, 2015).

A fin de profundizar aún más en esta temática se recomienda la lectura de


Rivera, Julio (2012) Comentarios al Código Civil y Comercial de la Nación.

Definición del contrato de seguro

El contrato de seguro tiene por finalidad garantizar un riesgo. Esta garantía


se realiza de manera permanente y profesional (no ocasional), siendo su
finalidad afrontar las obligaciones contraídas en el contrato con los
asegurados, terceros y beneficiarios.

43
Arts. 1708 y ss – Código Civil y Comercial Argentino.
44
Art. 59 – Código Civil y Comercial Argentino.
45
Arts. 271 y ss. – Código Civil y Comercial Argentino.
46
Arts. 299 y ss. – Código Civil y Comercial Argentino.
47
Art. 368 – Código Civil y Comercial Argentino.
48
Arts. 984 a 989 – Código Civil y Comercial Argentino.
49
Arts. 1092 a 1122 – Código Civil y Comercial Argentino.
50
Arts. 1280 a 1318 – Código Civil y Comercial Argentino.
51
Arts. 1560 a 1565 – Código Civil y Comercial Argentino.

21
En la búsqueda de un concepto único del contrato de seguro, podemos
afirmar que el principio indemnizatorio abarca todos los riesgos, tanto de
seguros patrimoniales como de personas, pudiendo distinguir simplemente
distintas modalidades contractuales. Estas modalidades respetan los
mismos principios o normas propias de la disciplina y ello es lo que está
previsto en nuestro ordenamiento positivo. En efecto, algunas especies de
seguros, como los de personas, accidentes personales o el seguro colectivo,
presuponen la existencia de un daño (lesiones o muerte). Éste se traduce
en el reconocimiento de una determinada suma de dinero con carácter
indemnizatorio, obligación propia del asegurador que varía según las
circunstancias contractuales. El principió indemnizatorio tiene plena
vigencia para rubros como daños emergentes, gastos farmacéuticos,
asistencia médica y otros. En los casos de que la indemnización fuese
parcial, el principio indemnizatorio se ve atenuado, pero continúa siendo
aplicable.

La ley 17.418, en su art. 1°, define a este contrato diciendo: “hay contrato
de seguro cuando el asegurador se obliga mediante una prima o cotización,
a resarcir un desafío o cumplir la prestación convenida si ocurre el evento
previsto”.52

Así las cosas, el contrato de seguro es un contrato por medio del cual una
de las partes, el asegurador, se obliga a pagar al asegurado o a un tercero
la prestación convenida, contra el pago de un precio, que es denominado
“prima”, subordinando la efectiva prestación al acontecimiento de un
riesgo incierto y futuro.

Previo a dar comienzo al tratamiento pormenorizado del “contrato de


seguro”, y de su regulación legal, debemos aclarar que el seguro no elimina
el daño, sino, simplemente, traslada sus consecuencias desde el agente
pasivo (persona que carga con el riesgo) al asegurador. Este último cargará
con los eventos económicos desfavorables y el costo de una eventual
indemnización.

9.2.2 Partes
En el contrato de seguro existen dos partes: 1. el asegurador; y 2. el
asegurado.

El asegurador se compromete a resarcir las consecuencias perjudiciales o


dañosas sufridas, derivadas de la verificación de un siniestro, a cambio de
un precio en dinero.

52
Art. 1° - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

22
El asegurado, por su parte, se obliga a pagar una prima periódica a la
empresa aseguradora, a cambio de una cobertura de naturaleza pecuniaria
a cargo de la última en el supuesto en que se produzca el evento dañoso
descripto en la póliza.

Sin embargo, a los fines de una mayor comprensión de este elemento del
contrato de seguro, diferenciaremos a los sujetos que intervienen en
atención a su etapa de formación. Para ello, partiremos de considerar los
elementos comunes a todos los contratos. Estos son: el consentimiento, el
objeto y la causa.

El primer elemento (consentimiento) nos lleva necesariamente a la noción


partes o sujetos del contrato. En el caso particular del contrato de seguro,
seguidamente diferenciaremos a estos sujetos conforme con la etapa
precontractual o contractual en que se encuentren las negociaciones.

En una primera etapa “precontractual”, denominamos asegurando o


asegurable a aquella persona que, de concretarse la firma del contrato,
asumirá el rol de tomador del seguro, pudiendo tratarse de una persona
física o de existencia ideal, destinataria de la invitación a ofertar que le
dirige el asegurador. Es de remarcar que si bien el asegurable es libre de
contratar o no, si llegase a formalizarse el contrato, su solicitud u oferta
deberá versar sobre las condiciones generales predispuestas por el
asegurador, que van a integrar el contenido del contrato y que será
reflejado en la póliza. Por su parte, el asegurable es quien pretende
contratar el seguro y sobre quien pesa el deber de informar al asegurador,
con la debida lealtad y buena fe, la situación de riesgo que pretende
asegurar, debiendo responder de la misma manera a las solicitudes de
información adicional que efectúe el asegurador.

De más está decir que, en esta etapa precontractual, el asegurable no es


parte del contrato, ya que éste no existe todavía. Sin embargo, la conducta
del asegurable, en cuanto a la información del riesgo brindada, se relaciona
con varios conceptos que estudiaremos a lo largo del presente trabajo,
tales como: agravación del riesgo, reticencia, interés asegurable y otros.

El asegurador es aquella empresa privada (no puede tratarse de una


persona individual) que, actuando profesionalmente, presta una actividad
económicamente organizada y cuya finalidad consiste en la prestación de
servicios. El hecho de que el asegurador sea una empresa y no una persona
individual, se explica al comprender que la empresa puede llegar a prestar
mejor y mayor garantía de ejercicio continuo de la actividad, pudiendo
además contar con la solidez financiera adecuada.

De hecho, es el mismo Estado, a través de sus órganos competentes, el que


exige una solvencia mínima y específica para llevar adelante la actividad
aseguradora. A su vez, el hecho de que como empresa tenga que actuar
profesionalmente, significa que la actividad que presta debe ser de manera

23
continua y no ocasional, debe tratarse de su actividad habitual. Asimismo,
en cuanto a su finalidad al haber dicho que consiste en la producción de
servicios, debemos necesariamente deducir que éstos son ofrecidos a
terceros interesados.

De tal modo, la empresa aseguradora puede ser definida como la entidad


de carácter privado, que tiene como objetivo principal asumir riesgos
ajenos por medio de un fondo de primas y de esa manera hacer frente a
prestaciones e indemnizaciones a las que se ha obligado frente a sus
asegurados, o bien resarcir los daños y perjuicios sufridos por terceros.

Continuando con nuestro desarrollo, entendemos que el titular del interés


asegurable es aquella persona que tiene interés de preservar su
patrimonio de algún peligro. Así, frente a la producción del siniestro, donde
se produce un daño a sus bienes o a su integridad física, el asegurador
responde económicamente.

Es interesante destacar que a veces la persona titular del interés


asegurable no es la misma persona que concluye el contrato (llamado por
lo general el tomador), entendiendo a aquella persona titular del interés
asegurable como quien tiene derecho a percibir la indemnización que
corresponda, la cual deberá ser afrontada por el asegurador, siendo ésta
una de sus principales obligaciones. Mientras que el tomador, sea o no
coincidente con el titular del interés asegurable, nunca deja de ser aquella
persona obligada al pago de la prima.

Por regla general, el destinatario del resarcimiento o de la obligación


comprometida por la empresa aseguradora es la persona del tomador, ya
que usualmente coincide con la persona del titular del interés asegurable.

Existen ocasiones en donde el destinatario del resarcimiento es un tercero,


distinto del tomador, que recibe el nombre de beneficiario.

Para comprender acabadamente la figura del beneficiario, podemos


mencionar el seguro de vida en beneficio de un tercero, donde se
establece que en caso de muerte de la persona que concluyó el contrato,
se abone a un tercero sobreviviente. Este beneficiario es un tercero frente
al contrato de seguro, ya que no es deudor frente al pago de la prima, pero
sí es titular del derecho a recibir la prestación comprometida por la
empresa aseguradora, debido a la condición de beneficiario establecida en
el contrato de seguro. En consecuencia, no estará obligado al pago de la
prima, pero sí a exigir el cumplimiento de las obligaciones y prestaciones
de la aseguradora.

Objeto

En lo que atañe a la determinación del riesgo asegurado, por regla éste se


determina según acuerdo contractual, teniendo en cuenta que el objeto

24
del contrato sea de acuerdo al ordenamiento jurídico vigente, debiendo
respetarse en todo momento la licitud del objeto.

Cuando se realice un contrato de seguro cuyo objeto sea contrario a las


normas jurídicas vigentes, es decir, sea ilícito, ya sea porque no respete
una norma imperativa, se trate de un objeto prohibido, o bien infrinja el
orden público, la moral o las buenas costumbres, el mismo será pasible de
una sanción legal de nulidad.

Además, vienen en nuestra ayuda normas específicas de la Ley de seguros,


donde debemos tener en cuenta que, según el Art. 2° Ley de Seguros53,
podrá asegurarse toda clase de riesgo en tanto y en cuanto exista un
interés asegurable, salvo que expresamente se encuentre prohibido por
ley.

Otro principio que continúa reafirmando la obligación de la licitud del


objeto del contrato de seguro, es aquel que establece que en los contratos
de seguros por daños patrimoniales sólo podrán ser objeto del contrato los
riesgos en donde existiere un interés económico lícito de que un siniestro
no ocurra o acontezca.

Amén de estas dos disposiciones, no debemos olvidar las normas generales


contenidas en nuestro Código Civil, arts. 279 y 39154, donde se establece
que el objeto de los actos jurídicos debe ser lícito, y la sanción de nulidad,
respectivamente. Tenemos que tener en claro que cuando se realiza un
contrato de seguro, es necesario individualizar el riesgo que asume la
empresa aseguradora para estar en grado de determinar y limitar la
extensión de la cobertura que asumirá ésta.

A su vez, esta limitación de la descripción de la cobertura se realiza


mediante indicaciones positivas o exclusiones propiamente dichas a la
garantía comprometida por la empresa aseguradora.

9.2.3 Elementos específicos: a. Interés. b. Riesgo. c.


Precio
Los elementos específicos del contrato de seguro son tres: i. el interés
asegurable; ii. el riesgo; y iii. la prima

i) El interese asegurable consiste en la voluntad de querer


mantener indemne un valor incorporado a una relación jurídica de
contenido económico que vincula a un sujeto con un objeto.

53
Art. 2° - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
54
Arts. 279 y 391 – Código Civil y Comercial Argentino.

25
ii) El riesgo consiste en la eventualidad de que se realice un
acontecimiento futuro, no dependiendo de la voluntad de las partes. La
consecuencia de la realización del riesgo es el siniestro.

iii) La prima es el precio, retribución, o remuneración que paga el


asegurado al asegurador por las obligaciones que este último asume; es
decir, es la contraprestación. Su cuantía es fijada en relación con la
proporción del riesgo a cubrir por el asegurador.

Reza el artículo 2° de la ley de seguros que: “El contrato de seguro puede


tener por objeto toda clase de riesgos si existe interés asegurable, salvo
prohibición expresa de la ley”.55

A su vez, el artículo 3° del mismo plexo normativo expresamente prevé


que:

El contrato de seguro es nulo si al tiempo de su celebración


el siniestro se hubiera producido o desaparecido la
posibilidad de que se produjera.” Y continúa diciendo: “Si se
acuerda que comprende un período anterior a su
celebración, el contrato es nulo sólo si al tiempo de su
conclusión el asegurador conocía la imposibilidad de que
ocurriese el siniestro o el tomador conocía que se había
producido.56

Como consecuencia de ello, la existencia del riesgo y del interés asegurable


es un elemento esencial para que exista contrato de seguro. Por lo tanto,
es indispensable que se encuentren reflejados en el tenor literal del
contrato.

Pero cabe preguntarse, entonces:

¿Cómo se concreta esto en el contrato de seguro?

En el contrato de seguro, se emplea el concepto de riesgo para interpretar


dos ideas diferentes: una, entendiendo al riesgo como objeto asegurado; y

55
Art. 2° - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
56
Art. 3° - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

26
la otra, considerándolo como posible ocurrencia por azar de un
acontecimiento que produce una necesidad económica y cuya aparición
real o existencia se previene y garantiza en la póliza, y obliga al asegurador
a efectuar la prestación o indemnización pactada.

Para que el riesgo pueda ser objeto del contrato de seguro debe reunir
como características esenciales, el ser: incierto y aleatorio; fortuito,
posible, concreto, de contenido económico y, por regla, lícito (aunque esta
última característica admite algunas excepciones).

La identificación del riesgo es realizada en un primer momento de manera


genérica haciendo mención sólo a la naturaleza del evento susceptible de
producir un daño (por ejemplo, robo, incendio, etc.), pero luego este riesgo
se especifica a través de la individualización del interés asegurable. Este
interés que, en adelante, será un interés asegurado es otro elemento
fundamental que nos sirve para la individualización del riesgo, ya sea que
se trate de seguro sobre daños patrimoniales o de personales. Todo esto se
realiza a través de indicaciones positivas. Por último, se efectúa la
enunciación de un conjunto de eventos y circunstancias que quedan
excluidas de la cobertura.

Ahora bien:

¿Qué se entiende por indicaciones positivas?

Podemos afirmar que se trata de aquel conjunto de indicaciones que


contiene la descripción de los riesgos cubiertos o asumidos por la empresa
aseguradora; por lo tanto, todo aquello que no se encuentra enunciado o
descripto como cubierto, no está garantizado por el contrato de seguro.

Los sucesos excluidos de cobertura pueden derivar de exclusiones directas


o indirectas.

Las exclusiones directas de cobertura son el conjunto de indicaciones


negativas que surgen de las condiciones de la póliza, generales o
particulares que, establecidas de manera clara, expresamente enuncian de
modo descriptivo las hipótesis que carecen de cobertura asegurativa.

Por su parte, la exclusión indirecta de cobertura alude a la situación


hipotética que no se encuentra descripta dentro del marco conceptual del
contrato de seguro mediante indicaciones positivas, y, por ende, no se

27
encuentra asegurada, pues, como antes dijimos, el riesgo debe encontrarse
claramente definido. La empresa aseguradora, al precisar en el contrato de
seguro el riesgo tomado o asumido por el que se encuentra en adelante
eventualmente obligada a pagar una indemnización, ha fijado los límites de
la garantía. Fuera de ellos, el siniestro no cuenta con cobertura.

Se deriva de lo expuesto que los beneficios otorgados por el contrato de


seguro, no podrán ser en principio excluidos, salvo cláusula expresa que así
lo determine. Y contrario sensu, los siniestros que no se encuentran
contemplados en el riesgo asumido mediante el contrato de seguro no
serán garantizados.

En conclusión: tanto el riesgo cubierto como el riesgo excluido


tienen un factor en común: ambos deben encontrarse
detallados o delimitados de manera cierta en el contrato, aun
cuando, frente a los supuestos de “no seguro”, deban, a veces,
identificarse implícita o indirectamente.

En este sentido, debe considerarse cubierto todo supuesto que se


encuentre comprendido en la descripción general del riesgo, salvo aquellos
supuestos expresamente excluidos.

En cuanto a la extensión del riesgo, a menudo nos encontramos con que


las cláusulas o condiciones establecidas en el contrato de seguro no se
encuentran redactadas de manera clara, o bien no contienen la suficiente
precisión. Es por ello que a veces su interpretación es dudosa. En estos
supuestos y atento las distintas interpretaciones que pueden derivarse, se
establece como regla que en caso de duda sobre la extensión del riesgo,
debemos inclinarnos positivamente por la obligación del asegurador de
responder como convenido.

A esta altura de nuestro análisis, tenemos que tener en claro que, como
regla, una vez determinado el riesgo en el contrato de seguro, se cubren
todos los supuestos que no fueron excluidos directa o indirectamente a
través de un conjunto de enunciados de “no seguro”. Sin embargo, a veces
es necesario establecer expresamente la cobertura del riesgo frente a
determinados siniestros en el contrato de seguro, ya que, en caso de que
no se encontrasen excluidos de común acuerdo por las partes, lo pueden
estar preceptivamente. Con esto nos estamos refiriendo a aquellos
siniestros excluidos de la cobertura en virtud del abanico normativo
vigente, pero que de común acuerdo por las partes han incluido o admitido
en el contrato.

28
Así, la exclusión de cobertura del riesgo importa la limitación del riesgo
asegurado, pero tal afirmación no abarca aquellas previsiones establecidas
en el contrato de seguro. Por lo tanto, la empresa aseguradora no se halla
obligada a garantizarla ni el asegurado tiene derecho a exigir un
resarcimiento frente a un daño o prestación no prevista. Esto ocurre
porque el evento no se encuentra contractualmente establecido a cargo
del asegurador, ni percibió una prima por garantizarlo.

De tal modo, definimos a la “exclusión de cobertura” como aquella


manifestación contractual donde ambas partes, luego de una negociación,
explícita o implícita, acuerdan que el asegurador no tomará a cargo, ni
garantizará aquellas consecuencias que derivan de la realización del riesgo.
Es decir que el riesgo se encuentra formalmente excluido de la garantía
comprometida por la empresa aseguradora.

Podemos concluir, entonces, que habrá riesgo excluido o evento que no se


encuentre cubierto, toda vez que el siniestro se verifique en circunstancias
que el contrato las prevea como no idóneas para hacer funcionar la
cobertura prevista en el contrato.

También es necesario diferenciar la exclusión de cobertura de otro


concepto, la cláusula limitativa o exonerativa de responsabilidad. Esta ha
sido definida como aquella que tiene por fin eliminar total o parcialmente
la obligación de reparar o resarcir por parte de la empresa aseguradora y
correlativamente el derecho del damnificado a exigir un resarcimiento
frente al siniestro producido. En otras palabras, esta cláusula busca liberar
o atenuar la obligación del deudor (el asegurador); y desde el punto de
vista del acreedor (tomador), importa renunciar a los derechos de ejercer
una pretensión reparatoria, previamente a la situación de verificarse el
daño.

Por lo tanto, debemos poner el acento en la siguiente distinción: una cosa


es la “cláusula de exclusión de cobertura”, donde se apunta a la materia de
la que trata el contrato de seguro; y otra la “cláusula limitativa de
responsabilidad”, donde se hace hincapié en los efectos obligacionales
emergentes del contrato.

La cláusula de exclusión de cobertura, tanto de fuente normativa como de


fuente convencional, apunta a describir circunstancias o acontecimientos
en que el siniestro se encuentra fuera de la cobertura asegurativa.

La cláusula de “exclusión de cobertura” tiene sustento en las siguientes


consideraciones.

Subjetivas: el dolo o la culpa grave del tomador o beneficiario o del


asegurado.

29
Objetivas: hechos de guerra civil o internacional, motín o tumulto popular,
incendio o explosión causados por terremoto.

Temporales: daños a la explotación agrícola que sufra el asegurado en una


determinada etapa o momento de la explotación, tales como la siembra o
cosecha.

Espaciales: daños en el seguro de transporte por viajes efectuados


innecesariamente por rutas o caminos extraordinarios.

Con relación a la fuente contractual, estas detallan o especifican


circunstancias particulares frente a las cuales el siniestro no se encuentra
bajo el amparo del seguro. A veces en estos casos reproducen artículos de
la L.S., basándose también en consideraciones subjetivas y objetivas.

En cuanto al concepto de siniestro, ya nos encontramos en grado de


entender que el riesgo es una eventualidad prevista en el contrato. De este
modo, podremos confirmar que el siniestro es la realización del riesgo
determinado previa y formalmente en el contrato de seguro.

Nuestra ley de Seguros no nos otorga una única definición de siniestro. Por
lo tanto, corresponderá establecerlo en el texto de la póliza del seguro y a
los jueces en sus resoluciones.

Tenemos que tener en claro que la garantía de la compañía aseguradora se


encuentra subordinada a los siguientes presupuestos:

1) la producción del siniestro;

2) que el siniestro se encuentre establecido en el contrato de seguro,


lo que en otras palabras significa que no se encuentre excluido de
común acuerdo.

Si el siniestro se encuentra excluido o no previsto en el contrato, no opera


la garantía de la compañía aseguradora, ya que es una hipótesis no prevista
contractualmente. Por lo tanto, el asegurador funda su falta de obligación
en que se ha verificado un siniestro no garantizado en las cláusulas
contractuales.

Presenta interés el supuesto en que es suspendida la cobertura


asegurativa por falta de pago de la prima. En este caso, el asegurador no
se halla obligado al resarcimiento, ya que el siniestro sucedió durante el
período en que se encontraba suspendida su cobertura. En sentido
contrario a ello, otra posición doctrinaria y alguna jurisprudencia sostienen
que el no pago de la prima no implica la suspensión de la garantía, ni la
exclusión de riesgos, sea legal o convencional, ni mucho menos la nulidad
del contrato.

30
Debemos destacar que toda agravación del riesgo asumido que, si hubiese
existido al tiempo de la celebración, a juicio de peritos hubiera impedido el
contrato o modificado sus condiciones, es causa especial de rescisión del
mismo. En este caso, el tomador tiene el deber de denunciar al asegurador
las agravaciones causadas por un hecho suyo, antes de que se produzcan; y
las debidas a un hecho ajeno, inmediatamente después de conocerlas.57

Si el tomador omite denunciar la agravación, el asegurador no está


obligado a su prestación si el siniestro se produce durante la subsistencia
de la agravación del riesgo, excepto que: a) el tomador incurra en la
omisión o demora sin culpa o negligencia; b) el asegurador conozca la
agravación al tiempo en que debía hacérsele la denuncia.58

Las disposiciones sobre agravación del riesgo no se aplican en los


supuestos en que se provoque para precaver el siniestro o atenuar sus
consecuencias o por un deber de humanidad generalmente aceptado.

Por último, debemos diferenciar que mientras el evento constituye una


posibilidad de realizarse, estamos frente a lo que llamamos RIESGO; en
cambio, cuando dicho evento se concretó o verificó, estamos frente a un
SINIESTRO.

El Precio

El patrimonio de la empresa aseguradora se encuentra constituido por las


disponibilidades que provienen de los aportes o prestaciones de los
asegurados, inversores, entre otros.

El aporte que realizan de manera individual todos y cada uno de los


asegurados, conforme con criterios técnicos específicos, recibe el nombre
de “prima de seguro”, cuyo conjunto -considerando a todos los asegurados
de una misma empresa aseguradora- concurre a conformar lo que se ha
dado en llamar “fondo de primas”. Este fondo de primas reviste vital
importancia en el mercado de los seguros.

La prima de seguro se encuentra regulada en la sección VIII de la ley de


seguros nro. 17.418, a partir del artículo 2759, que expresamente establece
la obligación del tomador del seguro de pagar una prima de seguro.
Asimismo, establece este dispositivo que, en el seguro por cuenta ajena, el
asegurador tiene derecho a exigir el pago de la prima al asegurado, si el
tomador ha caído en insolvencia. Luego, el asegurador tiene derecho a
compensar sus créditos contra el tomador en razón del contrato, con la
indemnización debida al asegurado o la prestación debida al beneficiario.

57
Arts. 37 y 38 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
58
Art. 40 – Ley 17.418 – Ley de Seguros – Honorable Congreso de la Nación Argentina
59
Arts. 27 y ss - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

31
Como correlato de la obligación del tomador del seguro de abonar la
prima, el artículo 28 de la ley de seguros establece que, salvo oposición del
asegurado, el asegurador no puede rehusar el pago de la prima ofrecido
por tercero, con la limitación del artículo 134 del mismo plexo legal.60

El monto de la prima es establecido por la empresa aseguradora en función


del riesgo asegurado.

Ahora bien, cuando el asegurado ha denunciado erróneamente un riesgo


más grave que aquel que realmente desea asegurar, tiene derecho a la
rectificación de la prima por los períodos posteriores a la denuncia del
error, de acuerdo con la tarifa aplicable al tiempo de la celebración del
contrato. Lo mismo sucede cuando el riesgo ha disminuido, en cuyo caso el
asegurado tiene derecho al reajuste de la prima por los períodos
posteriores, de acuerdo con la tarifa aplicable al tiempo de la denuncia de
la disminución.61 Por otra parte, cuando exista agravación del riesgo y el
asegurador optase por no rescindir el contrato o la rescisión fuese
improcedente, corresponderá el reajuste de la prima de acuerdo con el
nuevo estado del riesgo desde la denuncia, según la tarifa aplicable en este
momento.62 Por último, y conforme lo establece el art. 33 de la ley de
seguros, en los casos de reticencia en que corresponda el reajuste por esta
ley, la diferencia se pagará dentro del mes de comunicada al asegurado.63

En cuanto al lugar de pago de la prima, establece la ley de seguros que éste


será el domicilio del asegurador o el lugar convenido por las partes. Sin
embargo, también prevé que el lugar de pago se juzgará cambiado por una
práctica distinta, establecida sin mora del tomador. No obstante, el
asegurador podrá dejarla sin efecto comunicando al tomador que en lo
sucesivo pague en el lugar convenido.64

La prima es debida desde la celebración del contrato pero


no es exigible sino contra entrega de la póliza, salvo que se
haya emitido un certificado o instrumento provisorio de
cobertura.

En caso de duda, las primas sucesivas se deben al


comenzar cada período de seguro.

60
Art. 28 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
61
Art. 34 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
62
Art. 35 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
63
Art. 33 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
64
Art. 29 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

32
La entrega de la póliza sin la percepción de la prima hace
presumir la concesión de crédito para su pago. 65

Siguiendo el artículo 31 de la ley de Seguros, se indica.

En este supuesto, en defecto de convenio entre partes, el


asegurador podrá rescindir el contrato con un plazo de
denuncia de un mes. La rescisión no se producirá si la prima
es pagada antes del vencimiento del plazo de denuncia.

El asegurador no será responsable por el siniestro


ocurrido durante el plazo de denuncia, después de dos días
de notificada la opción de rescindir. 66

Si el pago de la primera prima o de la prima única no se efectuara


oportunamente, el asegurador no será responsable por el siniestro
ocurrido antes del pago.

Finalmente, cabe destacar que cuando la rescisión del contrato de seguro


se produzca por mora en el pago de la prima, el asegurador tendrá derecho
al cobro de la prima única o a la prima del período en curso.

9.2.4 Formación del contrato


Un contrato se forma cuando una persona hace una oferta o propuesta y
ella es aceptada por la otra parte, aceptación que tiene que llegar a
conocimiento de la primera.

En tal sentido, la ley de seguros prevé, en su art. 4, que: “El contrato de


seguro es consensual. Los derechos y obligaciones recíprocos del
asegurador y asegurado, empiezan desde que se ha celebrado la
convención, aun antes de emitirse la póliza”.67

65
Art. 30 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
66
Art. 301 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
67
Art. 4 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

33
De tal modo, continúa estableciendo que “la propuesta del contrato de
seguro, cualquiera sea su forma, no obliga al asegurado ni al asegurador”.68

9.2.5 Forma, prueba e interpretación del contrato


Uno de los puntos más importantes del contrato de seguro es la póliza y se
emite una vez aceptado el contrato. Dicha aceptación se interpreta como
manifestación de voluntad de ambas partes con miras a celebrar el
contrato.

Entendemos por “póliza” al documento mediante el cual se instrumenta el


contrato de seguro, allí constan los derechos y obligaciones de las partes y
contiene condiciones generales -a las cuales el asegurado adhiere sin
discutir- y particulares.

La póliza se formaliza por escrito a los fines probatorios. El art. 11 de la Ley


17.418, en su primer párrafo establece: “el contrato de seguro sólo puede
probarse por escrito sin embargo, todos los demás medios de prueba serán
admitidos, si hay principio de prueba por escrito”.69

El mencionado artículo continúa diciendo:

El asegurador entregará al tomador una póliza debidamente


firmada, con redacción clara y fácilmente legible. La póliza
deberá contener los nombres y domicilios de las partes el
interés o la persona asegurada; los riesgos asumidos; el
momento desde el cual éstos se asumen y el plazo; la prima
o cotización, la suma asegurada; y las condiciones generales
del contrato. Podrán incluirse en la póliza condiciones
particulares. Cuando el seguro se contratase
simultáneamente con varios aseguradores podrá emitirse
una sola póliza.70

La formalización de la póliza brinda una mayor certidumbre al contenido de


las voluntades de las partes, lo que luego quedará reflejado en la
documentación probatoria pertinente, lo que disminuiría en muchos casos
el nivel de conflicto judicial. Pero, además, existe otra ventaja, ya que en
aquellos casos en los que se judicialice un conflicto, el juez podrá contar
con un valioso documento que delimitará con gran precisión la intención
68
Art. 4 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
69
Art. 11 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
70
Art. 11 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

34
de las partes al momento de contratar, no debiendo remitirse a ningún tipo
de anexos.

Destacase una vez más que la póliza constituye el perfeccionamiento del


contrato, al ser su prueba fundamental, sirviendo además como guía
interpretativa del contrato. Recordemos que la aceptación de la propuesta
o solicitud no requiere forma alguna, debiendo entenderse aceptada con la
emisión de la póliza. En este sentido, el art. 12 de la Ley de Seguros
establece:

Cuando el texto de la póliza difiera del contenido de la


propuesta, la diferencia se considerará aprobada por el
tomador si no reclama dentro de un mes de haber recibido
la póliza.

Esta aceptación se presume sólo cuando el asegurador


advierte al tomador sobre este derecho por cláusula inserta
en forma destacada en el anverso de la póliza.

La impugnación no afecta la eficacia del contrato en lo


restante, sin perjuicio del derecho del tomador de rescindir
el contrato a ese momento.71

La póliza es el reflejo de un contrato ya perfeccionado, constituyendo un


acto propio de la ejecución contractual, aunque como puede inferirse el
contrato precede a la emisión de la póliza. Conforme lo prevé el art. 14 de
la citada Ley, “el asegurado tiene derecho, mediante el pago de los gastos
correspondientes, a que se le entregue la copia de las declaraciones que
formuló para la celebración del contrato y copia no negociable de la
póliza”.72

La forma ad probationem de la póliza no sólo encuentra su fundamento en


una función de certidumbre, sino también en determinar con mayor
precisión la voluntad de las partes, quedando definidas también las
capacidades de las personas al momento de la celebración, como así
también las circunstancias de tiempo y lugar en que se celebró el contrato,
lo que en distintos supuestos acarreará determinadas consecuencias
jurídicas. En efecto, de tal manera se conocen en detalle la existencia y
límites del negocio, todo lo relativo a los sujetos que lo llevan adelante, su
relación jurídica, su objeto y contenido, lo que también va eliminando la
necesidad de interpretaciones ulteriores y asimismo disminuyendo el nivel
de judicialización de conflictos. Sin perjuicio de lo expuesto, debemos tener

71
Art. 12 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
72
Art. 14 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

35
presente que la forma de la póliza no es constitutiva, ni solemne, lo que
significa, ni más ni menos, que su inobservancia no afecta la existencia del
contrato.

9.2.6 Plazo
Generalmente, se celebra por períodos anuales y es un contrato de tracto
sucesivo. Así se presume, salvo que por la naturaleza del riesgo la prima se
calcule por un tiempo distinto.73 El contrato puede ser prorrogable.

El plazo tiene incidencia decisiva en la responsabilidad del asegurador,


pues ésta comienza a las doce horas del día en el que se inicia la cobertura
y termina a las doce horas del último día del plazo establecido, salvo pacto
en contrario.

No obstante el plazo estipulado, y con excepción de los


seguros de vida, podrá convenirse que cualquiera de las
partes tendrá derecho a rescindir el contrato sin expresar
causa. Si el asegurador ejerce la facultad de rescindir, deberá
dar un preaviso no menor de quince días y reembolsar la
prima proporcional por el plazo no corrido. Si el asegurado
opta por la rescisión, el asegurador tendrá derecho a la
prima devengada por el tiempo transcurrido, según las
tarifas de corto plazo. 74

La ley de tránsito indica en su artículo 19, “la prórroga tácita prevista en el


contrato, sólo es eficaz por el término máximo de un período de seguro,
salvo en los seguros flotantes”.75

Cuando el contrato se celebre por tiempo indeterminado,


cualquiera de las partes puede rescindirlo de acuerdo con lo
antes expuesto. Es lícita la renuncia de este derecho de
rescisión por un plazo determinado, que no exceda de cinco

73
Art. 17 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
74
Art. 18 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
75
Art. 19 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

36
años. Las disposiciones de este párrafo, no se aplican al
seguro de vida. 76

Esta ley, indica en su artículo 20, “la liquidación voluntaria de la empresa


aseguradora y la cesión de cartera aprobada por la autoridad de contralor,
no autorizan la rescisión del contrato”. 77

Sabemos que, por regla, el siniestro se encuentra cubierto, si se verifica


que el plazo por el que el asegurador asume la garantía por el riesgo, se
encuentra contractualmente previsto.

Por lo expuesto, resulta necesario distinguir entre:

1) siniestros que generan daños instantáneos o eventos realizados


durante le vigencia del contrato de seguro y en que el daño se culmina en
el mismo lapso de vigencia;

2) siniestros en donde el evento se realiza durante la vigencia del


contrato, y el daño se prolonga o se extiende más allá de una vez vencido
el mismo.

En ambos supuestos, vemos que el siniestro se produjo cuando se comenzó


a causar daño o la consecuencia en la persona del asegurado, ya sea que se
trate de un seguro de interés o de un seguro de la persona.

Por lo tanto, si la realización del riesgo necesita de un evento dañoso o


susceptible de serlo, el asegurador o la empresa aseguradora sólo cubrirán
las consecuencias dañosas del siniestro producido durante la vigencia del
contrato de seguro.

De todo esto inferimos que, si el evento ocurre antes del comienzo de la


vigencia del contrato de seguro, y a pesar de ello el daño extiende su
duración una vez ya vigente el contrato de seguro, el asegurador no asume
garantía respecto de aquél, ya que la misma se encuentra subordinada a
que el siniestro acaecido se produzca durante la vigencia del contrato.

Ahora bien, si un siniestro acaece durante la vigencia del contrato de


seguro, pero las consecuencias dañosas se prolongan más allá de
extinguido el mismo contrato, el asegurador debe responder (pese a la
moderna tendencia de limitar este tipo de obligaciones y responsabilidades
del asegurador a través de las denominadas claims made).

Otra situación a tener en consideración es cuando el daño se manifiesta


luego del vencimiento del contrato de seguro, pero el evento que lo generó
se realizó durante la vigencia del contrato. En este caso, como el siniestro
es una cuestión indivisible respecto del daño que lo origina, se mantiene la

76
Art. 19 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
77
Art. 20 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

37
obligación de responder por parte del asegurador o la empresa
aseguradora. Esto es, el asegurador debe hacerse cargo de las
consecuencias dañosas manifestadas una vez que ya ha finalizado el
contrato de seguro, pero siempre que el evento se haya originado durante
la vigencia del contrato.

La manifestación tardía de las consecuencias dañosas, producidas una vez


extinguido el contrato de seguro, motiva la necesidad de que, a los fines de
decidir con respecto a la garantía del asegurador, se esté al tanto del
momento en que se produce el evento, siempre y cuando exista la debida
relación de causalidad con relación al daño.

9.2.7 Seguro por cuenta ajena


El seguro de persona por cuenta ajena se encuentra regulado en forma
especial en la sección VII de la ley de seguros.78

REGLA:

Excepto lo previsto para los seguros de vida, el contrato


puede celebrarse por cuenta ajena, con o sin designación del
tercero asegurado. En caso de duda, se presume que ha sido
celebrado por cuenta propia.

Cuando se contrate por cuenta de quien corresponda o


de otra manera quede indeterminado si se trata de un
seguro por cuenta propia o ajena, se aplicarán las
disposiciones relativas a los seguros por cuenta ajena si
surge del contrato que se aseguró un interés ajeno. 79

Conforme lo establece la ley de seguros, “el seguro por cuenta ajena obliga
al asegurador, aun cuando el tercero asegurado invoque el contrato
después de ocurrido el siniestro”. 80

Cuando se encuentre en posesión de la póliza, el tomador


puede disponer a nombre propio de los derechos que
resultan del contrato. Puede igualmente cobrar la
indemnización, pero el asegurador tiene el derecho de exigir

78
Sección III - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
79
Art. 21 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
80
Art. 22 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

38
que el tomador acredite previamente el consentimiento del
asegurado, a menos que el tomador demuestre que
contrató por mandato de aquél o en razón de una obligación
legal. 81

Y sigue en el artículo 24, indicando que “los derechos que derivan del
contrato corresponden al asegurado si posee la póliza. En su defecto, no
puede disponer de esos derechos ni hacerlos valer judicialmente sin el
consentimiento del tomador”. 82

El tomador no está obligado a entregar la póliza al


asegurado, ni al síndico ni al liquidador del concurso o
quiebra de aquél antes de que se le haya abonado cuanto le
corresponda en razón del contrato. Puede cobrarse, con
prelación al asegurado o sus acreedores sobre el importe
debido o pagado por el asegurador. 83

9.2.8 Seguro flotante o de abono


El seguro de abono es llamado también seguro flotante porque se
instrumenta mediante una póliza flotante. A través de esta modalidad
contractual se garantiza un conjunto de intereses sujetos a seguro en
momentos distintos, es decir que se asegura una universalidad de cosas
que deben permanecer en el lugar que se indica en el contrato, aunque sus
elementos puedan cambiarse porque no se los individualiza. Pueden
venderse, consumirse, sustituirse, etc., con tal que la universalidad
permanezca en su sustancia con independencia de los cambios en los
elementos particulares que la conforman. Por ejemplo, cuando un
empresario deposita la mercadería que comercializa y guarda en stock para
la venta en un determinado lugar y la asegura contra el riesgo de robo e
incendio. Para que el seguro cubra el eventual siniestro, ese stock de
mercadería (o el que la reemplaza; por ejemplo, por reposición) debe
permanecer en el local indicado.

81
Art. 23 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
82
Art. 24 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.
83
Art. 25 - Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

39
9.2.9 Obligaciones y carga del asegurado. Obligación
de pagar la prima. Carga de mantener el estado del
riesgo. Carga de informar el acaecimiento del
siniestro. Carga de informar los daños sufridos. Carga
de prevenir el siniestro. Carga de evitar y disminuir
los daños. Salvamento. Prohibición de cambiar las
cosas dañadas

En virtud del contrato de seguros, el asegurado tiene las siguientes cargas,


obligaciones y prohibiciones:

1) Obligación de pagar la prima.


2) Carga de mantener el estado del riesgo.
3) Carga de informar el acaecimiento del siniestro.
4) Carga de informar los daños sufridos.
5) Carga de prevenir el siniestro.
6) Carga de evitar y disminuir los daños. Salvamento.
7) Prohibición de cambiar las cosas dañadas.

9.2.10 Obligaciones del asegurador. Obligación de


indemnizar. Pronunciamiento sobre el derecho

Por su parte, al asegurador le corresponden las siguientes obligaciones:

1) Obligación de pronunciarse sobre el derecho a la indemnización.


2) En caso afirmativo, la obligación de indemnizar.

Para profundizar sobre las obligaciones del asegurado y del asegurador, se


recomienda al alumno remitirse a la bibliografía de lectura recomendada.

9.3 Siniestro
La ley de Seguros84 no da una definición de Siniestro. Como consecuencia
de ello, se deberá establecer en el texto de la póliza del seguro qué se va
entender por siniestro, y, asimismo, a los jueces en las resoluciones
judiciales que emitan en los casos concretos sometidos a su decisión.

Para dar una noción de siniestro, recordamos que el riesgo es una


eventualidad prevista en el contrato. A partir de ello, podemos sostener

84
Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

40
que el Siniestro es la realización del riesgo determinado previa y
formalmente en el contrato de seguro, y asumido por la aseguradora.

Ahora bien, la garantía de la compañía aseguradora se encuentra


subordinada a los siguientes presupuestos:

1) la producción del siniestro;

2) que el siniestro se encuentre establecido en el contrato de


seguro, lo que en otras palabras significa que no se encuentre excluido de
común acuerdo.

Si el siniestro se encuentra excluido o no previsto en el contrato, no opera


la garantía de la compañía aseguradora, ya que es una hipótesis no prevista
contractualmente. Por lo tanto, el asegurador funda su falta de obligación
en que se ha verificado un siniestro no garantizado en las cláusulas
contractuales.

9.4 Determinación de la
indemnización
Conforme con el principio de reparación integral, la indemnización
pecuniaria que debe pagar la aseguradora ante un evento dañoso previsto
en la póliza como riesgo asegurado, busca la recomposición de las cosas o,
lo que es igual, volver las cosas a su estado anterior. A esta operación
también se la denomina “cuantificación del daño”. La suma que se
determine no debe ser mayor a ese límite.

10 Contrato de
servicios profesionales
El contrato de servicios profesionales es aquel por el cual una parte,
llamada profesional o técnico, se compromete a realizar una labor de su
especialidad, y la otra parte, llamada cliente, se compromete a pagar una
retribución u honorario como contraprestación a favor de la primera.

Ello así, el objeto de este contrato se encuentra dado por la actividad que
el profesional o técnico se obliga a realizar y la retribución u honorario que
el cliente se obliga a pagar. La actividad debe ser posible y lícita, al igual
que el objeto de cualquier contrato.

41
10.1 Sujetos
Los sujetos son el profesional y el cliente.

El profesional es el sujeto que ofrece y se obliga a efectuar una labor que


corresponde a la esfera de sus incumbencias.

El cliente es el sujeto que solicita la prestación profesional y paga por ella


una remuneración.

10.2 Caracteres
Se trata de un contrato bilateral, oneroso, conmutativo, consensual,
informal, de consumo, e intuitu personae.

10.3 Teorías jurídicas sobre el contrato


profesional
Existen muchas teorías sobre la calificación del contrato profesional.
Enseña Lorenzetti (2009) que las principales posturas doctrinarias sobre
esta cuestión permiten mencionar las siguientes teorías:

 Teoría del mandato.


 Teoría de la locación de servicios.
 Teoría de la locación de obra.
 Teoría del contrato atípico.
 Teoría del contrato multiforme.
 Teoría del contrato profesional.
Para profundizar en el contenido de de cada posición, remitimos al alumno
a la lectura de la bibliografía de lectura obligatoria antes citada.

10.3.1 El debate sobre la necesidad de habilitación


En general se ha entendido que la noción de profesional es más abarcativa
que la de técnico o experto, desde que implica la existencia necesaria de
una habilitación previa y un reglamento en cuanto al modo en que se debe
ejercitar la actividad a la que refiera la profesión, tal el caso de la profesión

42
de abogado que se encuentran estudiando. Se justifica esta exigencia en la
trascendencia o impacto social que poseen las actividades que
desempeñan los profesionales en general, poniéndose especial énfasis en
los casos en que se encuentra involucrada la vida o salud de las personas
como es en la profesión de los médicos, o en los que traen aparejadas
consecuencias en los pilares fundamentales del Estado, tal el caso de la
abogacía en cuanto se relaciona con la administración de justicia, y la
docencia que se encuentra encaminada a la formación de las personas con
clara repercusión en el grado de civilización e integración social que de ella
se deriva, de las que dependen, en gran medida, la pacífica convivencia
entre los miembros de una comunidad.

No obstante lo referenciado, hay quienes cuestionan este recaudo por


considerar que el cursado de una carrera universitaria o intermedia para
lograr el título habilitante, no asegura la idoneidad de los profesionales.
Otras posiciones críticas afirman que la capacitación adquirida en las
facultades, debe revalidarse pasado un período de tiempo para impedir
que los egresados queden desactualizados en sus conocimientos.

10.3.2 Definición normativa de profesional

El vocablo “profesional” es un término ambiguo. Para superarlo, la ley debe


dar una definición. El viejo Código de Comercio definía al comerciante,
haciendo referencia al modo de vivir o profesión, de lo que se infiere que
entendía por profesional a cualquier persona que se dedique a una
actividad de manera habitual, para su subsistencia. De esta manera, en la
noción de profesional quedaba comprendida la de técnico sin un título
habilitante. Para otros, en cambio, profesional es sólo aquella persona que
cuenta con un título habilitante. En tanto una posición intermedia admite
que se trata de una persona que se dedica en forma habitual a una
actividad, que la presta de manera onerosa y cuenta con un permiso o
habilitación, sea universitario o intermedio.

10.4 Prueba
En cuanto a la prueba, rige el principio liminar de libertad probatoria. Por lo
tanto, puede ser acreditada tal calidad por cualquier medio de prueba.

43
10.5 El profesional: obligación nuclear
La obligación nuclear del profesional o técnico es la de prestar el servicio o
realizar la actividad contratada, en el tiempo, en el lugar, y en la forma
convenidos. Además, debe comunicar al cliente cuando no pueda cumplir
con el servicio o la actividad pactada; debe guardar secreto profesional, y
responder por su negligencia o dolo.

10.5.1 La tesis de la obligación de medios y de


resultado
Existen distintas posiciones respecto a la naturaleza jurídica de la
prestación objeto del contrato que nos ocupa. En tal sentido, existe un
sinfín de posiciones doctrinarias. Sólo explicaremos aquí la existencia de
dos corrientes clásicas: una que considera que se trata de una obligación
de medios, y otra opuesta que afirma que se trata de una obligación de
resultados.

La primera posición considera que el profesional se compromete a realizar


una actividad adoptando todos los recaudos necesarios y una actitud
diligente para arribar a un determinado resultado que es el querido por el
cliente. Esta posición considera que la naturaleza del contrato es la de una
locación de servicios.

La segunda postura sostiene, en cambio, que el profesional se obliga a un


determinado resultado, por lo que entiende que el contrato engasta en la
categoría de locación de obra.

Lorenzetti (2009) considera que esta distinción es inoperante para explicar


el funcionamiento de este contrato. Entiende este autor que más bien hay
que explicar por qué en algunos casos es más rigurosa la exigencia de
cuidados que en otros, por qué algunas veces hay resultados y en otros
medios (Lorenzetti, 2009). Efectuadas estas consideraciones, propone la
solución que adopta nuestro nuevo Código Civil y Comercial, y que consiste
en afirmar que se trata de una obligación de hacer, cuyo contenido varía en
función de una serie de parámetros tales como la costumbre, la ética, la
ciencia médica, el compromiso asumido frente a la contraparte, la
presencia de riesgo para los bienes jurídicos protegidos, como la libertad,
el patrimonio, la vida y la salud, etc.

44
10.5.2 Principales características

El contrato de servicios profesionales se caracteriza por ser: consensual,


informal, bilateral, conmutativo y oneroso.

10.6 El profesional: deberes


secundarios de conducta
El profesional asume una serie de deberes a la par del deber principal que
le ha sido encomendado. Estos deberes profesionales reciben en la
doctrina el nombre de secundarios y se encuentran enderezados a
preservar los intereses del cliente evitando así causarle un perjuicio. Entre
estos deberes secundarios que seguidamente analizaremos, se presentan
como de gran trascendencia el deber de información y asimismo los
deberes de buena fe y de confidencialidad.

10.6.1 El deber de información

El deber de informar es el más importante de todos los deberes


secundarios que recaen sobre el profesional. Consiste en dar a conocer al
cliente todos los datos necesarios para que éste pueda decidir con absoluta
libertad la conveniencia de encomendarle la realización de la actividad a la
que se dedica, evitando de tal modo que el cliente ingrese al vínculo
contractual en inferioridad de condiciones dado el desconocimiento de las
cosas, e incluso la eventual producción de algún daño.

10.6.2 Principales deberes

Además de la prestación principal, como antes lo indicamos, el profesional


se obliga a otros deberes, entre los que se encuentran el deber de informar
antes mencionado, y, a la par, el deber de confidencialidad, el de buena fe,
el de colaboración, el de seguridad, el de cuidado y custodia, y el deber de
continua actualización.

Para profundizar sobre su contenido, remitimos a la lectura de la


bibliografía obligatoria en Lorenzetti (1999, T II, p. 630).

45
10.7 El locatario: obligación nuclear
del pago del precio
El cliente, por su parte, se obliga de manera principal a pagar el precio o
retribución como contraprestación de la actividad profesional contratada.
Esta retribución es pactada libremente por las partes del contrato de
servicios profesionales.

10.8 El locatario: deber de


colaboración
Además del pago del precio pactado, el cliente tiene el deber de
colaboración que consiste en la obligación de cooperar con el profesional
prestador de servicios; por ejemplo, dándole a conocer los datos
necesarios según las características del servicio contratado y recibiendo el
servicio ejecutado conforme con lo convenido.

10.9 Contratos profesionales


especiales

10.9.1 Contrato de consultoría y "engineering"

El contrato de consultoría tuvo sus orígenes a fines del siglo XIX, con el fin
de regular asuntos referidos a la producción, ya sea relacionada por
empleo, o a la eficiencia en máquinas y la productividad en fábricas, ya que
en aquella época se trataba de asuntos de gran importancia para los
empresarios. Es importante destacar que durante la Segunda Guerra
Mundial, los consultores desarrollaron un papel importante, ya que
optimizaron el esfuerzo bélico, ampliando y mejorando todos aquellos
métodos destinados a acrecentar la productividad en las industrias de
armamentos, así como en la definición y contenido de cargos en los “staff
gerenciales”.

En la actualidad, el Banco Mundial (en: www.bancomundial.org) ha


establecido lineamientos para prestatarios y consultoras, previendo que los
servicios de consulting encierran, a su vez, cuatro áreas bien definidas:

46
1) estudios previos a la inversión,

2) servicios de preparación,

3) servicios de implementación,

4) servicios de asistencia técnica.

Resulta importante, asimismo, establecer la diferencia entre “consultoría”,


entendida como aquel conocimiento que posibilita infinitas posibilidades y
derivaciones, y “consulting” como aquella rama o área del anterior.

Teniendo en cuenta la naturaleza de las actividades llevadas a cabo por los


actores de este contrato, definimos al contrato de consultoría como aquel
cuyo objetivo consiste en la prestación de servicios realizada por
especialistas o técnicos de distintas disciplinas que, adoptando alguna
forma jurídica, llevan a cabo proyectos de ingeniería en general,
dedicándose, a su vez, a tareas administrativas y tareas de gestión durante
el curso de la realización de las obras como también aquellas tareas de
asesoramiento técnico en las distintas y concatenadas fases de ejercicio y
manutención de la obra misma.

A su vez, debemos tener presente la ley 22.460, creada para regular la


contratación y promoción de los servicios de consultoría en el espacio
estatal. Esta ley definió al contrato de consultoría en su Art. 2,
estableciendo que es toda prestación de servicios profesionales, científicos
y técnicos de nivel universitario, cumplidos bajo forma de locación de obra
intelectual o de servicios, y realizadas por firmas consultoras o
consultores.85

Según el Banco Mundial (en: www.bancomundial.org), los servicios de


consultoría son desarrollados por los siguientes sujetos activos que, por lo
general, se corresponden con organizaciones como las siguientes:

1) estudios profesionales;

2) sociedades y empresas de consultoría privadas, públicas o


corporaciones;

3) firmas asistentes del gobierno (no pertenecientes o


descentralizadas de él);

4) empresas estatales;

5) organizaciones privadas sin fines de lucro;

6) organizaciones internacionales por acuerdos multiestatales;

85
Ley 22.460 – Ley de Contratación y Promoción de Servicios de Consultoría Estatal - Honorable
Congreso de la Nación Argentina.

47
7) universidades.

¿Qué alcances tienen las funciones del consulting?

Con respecto al ámbito de actuación de las firmas de consultoría, podemos


afirmar que con el tiempo se ha ido extendiendo significativamente,
volviéndose incluso cada vez más complejo, siendo una consecuencia
directa de la complejidad de los negocios en los que se aplica.

En efecto, desde los orígenes del contrato, las consultoras se encargaban


principalmente del tiempo y del movimiento y, en cuanto a la disciplina, la
consultora marchaba junto con la Ingeniería Industrial. Una vez
transcurrida la etapa fundacional, entendida como las primeras épocas de
este siglo, el “consulting” avanzó hacia un estadio relacionado con el
anterior, donde focalizó todo su objetivo en el análisis de la disposición de
las plantas fabriles, el estudio del trabajo y el control de la producción, lo
cual siguió así hasta fines de la década del 50. Es así como, a partir de allí,
tenemos que destacar que los consultores, no sólo ayudaron y colaboraron
con sus clientes a superar problemas que se les iban presentando durante
la marcha de la actividad, sino que también cooperaron a abandonar, por
la crisis que estaban pasando, las cooperativas importantes, por medio de
la realización de planes futuros, para así, más tarde, pasar a administrar los
proyectos y a colaborar en su ejecución.

En la actualidad, los entendidos en la materia establecen que existen


cuatro áreas generalmente abordadas por las grandes empresas de
consulting:

a) la consultoría en estrategia y reestructuración corporativa;

b) la consultoría en efectividad organizacional;

c) la consultoría de tecnología de información;

d) la asesoría funcional.

En los últimos años, las consultoras con más prestigio en el mundo apuntan
a dirigir sus objetivos hacia la consultoría sobre planificación financiera, ya
que por medio de ella se trata de aconsejar a los clientes sobre la forma de
asegurar los activos que poseen de sus carteras de inversión y de qué clase
de colocaciones elegir, en donde, por otro lado, indirectamente tratan
activamente de buscar gestores con dinero y evaluar su actuación.

Es así como, según la guía del Banco Mundial, el contrato de consultoría o


“consulting” es aquel que consiste en realizar previamente estudios sobre

48
temas importantes como la inversión, los servicios de preparación, los de
implementación y de asistencia técnica. Es más, este contrato de
consultoría suele ir más allá, ya que es posible que su objeto consista en
estudios importantes, tales como: factibilidad técnica y económica, el
presupuesto de costos y la previa determinación de los planes de
amortización de los mismos, realización de proyectos preliminares, el
desarrollo del proyecto general, junto con los respectivos pliegos técnicos,
además de la preparación de proyectos de ejecución, el requerimiento de
ofertas dirigidas a los posibles clientes-empresas- interesados en la
realización de las tareas, junto con la selección y evaluación de obras y
elección de adjudicatarios, la supervisión y el control de todas y cada una
de las actividades desarrolladas por la obra, entre otros.

Debido a la gran cantidad de tareas que puede llegar a desarrollar una


consultora en el ejercicio de su función y ante el requerimiento de sus
clientes, es necesario destacar las distintas áreas de responsabilidad en la
que ésta se desempeña y su alcance en relación a circunstancias en donde
se produzca un hecho dañoso.

Muchas veces, esta responsabilidad se desarrolla paralelamente y con


independencia de una forma contractual en donde se hayan establecido
normas de conducta de manera recíproca. Y otras veces, frente a la
responsabilidad que surge como consecuencia de la realización del
contrato, las partes limitan específicamente su conducta determinándola
en el mismo contrato. Por lo tanto, en el primer supuesto, estamos frente a
una responsabilidad extracontractual; en cambio, en el segundo supuesto,
nos colocamos frente a una responsabilidad contractual.

Nos ubicaremos dentro del contrato de consultoría, frente a una


responsabilidad de tipo contractual, donde los límites de conducta estarán
fijados por los papeles que las partes han firmado al momento de
perfeccionamiento del contrato entre el comitente y la consultora.

Más aún, ya habiendo desarrollado los diferentes tipos de modalidad


contractual que tiene el consulting, y en virtud de los diferentes tipos de
relación entre cliente-consultor, en donde vimos que van desde el
“convencional” hasta el “turn-key”, es notorio que las responsabilidades en
cada uno de ellos van in crescendo, debido a la mayor injerencia con que el
consultor participa sobre las operaciones llevadas a cabo y del giro social
del cliente con respecto a la anterior.

49
10.9.2 Contadores, auditores, síndicos. Costumbres y
finalidad económica. Responsabilidad frente a
terceros
Remitimos en este punto a la bibliografía obligatoria: Lorenzetti, 1999,
(tomo 2, pág. 643 y siguientes).

10.9.3 Contrato de asesoramiento, de administración


y gestión gerencial ("management")
El contrato de Management refiere al gerenciamiento de las empresas, es
decir, a la conducción de sus destinos por un plazo establecido por medio
del contrato, con la convicción de que, alejándonos del “know how” y los
especialistas de su staff que por lo general son ejecutivos de primer nivel
con conocimientos y formación profesional internacional, se puede llegar a
colocarla óptimamente en el mercado, obteniendo así una elevada
producción con relación a la que viene generando el negocio hasta ese
momento.

En síntesis, el contrato de Management sirve para regular todo lo referente


a la dirección, conducción, administración o gestión de una empresa.

Tenemos que tener en claro que esta figura está siendo usada en nuestro
país; por ejemplo, en el ámbito de las cadenas hoteleras, donde se
concede o transfiere el gerenciamiento de una sociedad a otra empresa
(la sociedad gerente o manager), en las condiciones que se hubiesen
estipulado en el contrato en virtud del caso concreto.

Por lo general, esta clase de contrato suele caracterizarse en virtud de las


siguientes pautas.

Los activos de la empresa gerenciada son otorgados en administración a la


sociedad gerente. El plazo de duración del contrato, por lo general, es
prolongado. Se suelen establecer entre las partes prórrogas sucesivas de
manera automática, pero en este caso por plazos más cortos, las que se
perfeccionan por lo menos con dos o tres meses de anticipación al
vencimiento del plazo establecido contractualmente.

Por lo general, la transferencia o la cesión de la dirección, administración o


gerenciamiento de los bienes implican:

 El manejo de los fondos que se vayan acumulando.


 El nacimiento y arreglo en cuanto a la publicidad del
emprendimiento y del nuevo vínculo establecido entre las partes.

50
 La dirección de toda la planta del personal de la sociedad
gerenciada, inclusive de las personas con carácter de “jerárquico”,
con poder de traslado, reemplazo y remoción.
 El poder de diagramar estrategias de crecimiento o de expansión
tanto a nivel nacional como a nivel internacional.
 La facultad o poder de realizar programas de marketing, concebir y
realizar Works Shops, etc.
 Elegir sistemas de manejo del negocio común, de auditoría, y los
sofás a emplear para los equipos de computación.
 Dedicarse de lleno a la apertura y conquista de mercados nuevos o
establecimientos con los recursos existentes, auditando la calidad
en la prestación del servicio tanto en éstos como en las plazas
habituales.
 Realizar estudios estadísticos sobre el crecimiento del negocio y
contratar consultorías para que optimicen el manejo empresario.
 Hacerse responsable de la gestión de cobros y pagos, así como
también la cartera de morosos.
 Realizar las cuentas de resultados de la operatoria de manera
mensual, la anual o la definitiva.
 Establecer las modalidades puntuales en cuanto a vigilancia e
inspección.

Como advertimos, el proceso visto supone flujo de capital, tecnología,


gerenciamiento, habilidades técnicas e iniciativa de un país a otro. A su vez,
se ha ido gestando un verdadero cambio en los negocios internacionales,
en donde las tradicionales formas de inversión extranjera directa han ido
cambiando hacia la incorporación de la participación activa de empresas
que vienen de países desarrollados, mediante su propia instalación en
el país, o mediante la colocación de sus propios productos, servicios y
tecnologías en el mercado nacional.

Es así que nos encontramos con el contrato de Management,


fundamentalmente en los sectores que pasaremos a analizar.

Al saber que el turismo es un factor de crecimiento económico importante


en la mayoría de los países del mundo, la industria hotelera ha tenido un
importante desarrollo en los últimos años, y, por ende, no ha sido ajena al
uso del contrato que nos encontramos estudiando.

En lo que respecta al negocio de la hotelería, encontramos que existe una


vinculación entre cadenas reconocidas a nivel mundial, ya sea por su
prestigio y su alto nivel en prestación de servicios, en donde se encargará
de administrar bajo su enseñanza, y teniendo en cuenta sus métodos, uno
o algunos hoteles que pertenecen a la sociedad inversora vernácula, tras
reciclarlos según instrucciones de la sociedad manager.

51
Otras veces, estas grandes empresas hoteleras crean sus propias cadenas a
nivel internacional por medio de corporaciones trasnacionales. De este
modo, dichas compañías, que, a su vez, incorporan nuevos integrantes
permanentemente, actúan mediante “contratos Standard”, utilizando para
perfeccionarse la adhesión a los verdaderos dueños o aquellos potenciales
de emprendimientos hoteleros en países extranjeros, los que otorgan
a la sociedad “gerente” el control total sobre la construcción y la fase
operacional del proyecto.

Ante lo expuesto, el contrato de Management adquiere una gran


utilidad en la explotación de diferentes proyectos de minería primaria,
actividades de exploración y perforación petrolera, refinerías, industria
mecánica pesada y proyectos siderúrgicos, plantas y fundiciones de
aluminio, así como fábrica de productos de caucho y vidrio.

Otras veces, ante la imposibilidad de que las empresas privadas


puedan otorgar mayores actividades que ayuden al desarrollo económico
de un país determinado, el Estado decide intervenir de manera directa
asumiendo una conducta de responsabilidad primaria en la planificación,
desarrollo y crecimiento de la economía local.

De este modo, el contrato en cuestión puede ser visto como un


instrumento valioso para que las empresas públicas posean el manejo y la
destreza técnica necesaria para el establecimiento y funcionamiento de
proyectos de capital, así como también para el desarrollo y avance de
industrias manufactureras.

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Referencias
Büeres, A. J., (2015). Código Civil y Comercial de la Nación, analizado, comparado
y concordado. Buenos Aires: Ed. Hammurabi.

Código Civil y Comercial de la Nación. Aprobado por Ley Nº 26.994 B.O.


08/10/2014 Suplemento. Vigencia: 1° de agosto de 2015, texto según art. 1° de la
Ley Nº 27.077 B.O. 19/12/2014. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Llambías, J. (1993). Tratado de Derecho Civil. Obligaciones. Ed. Abeledo Perrot.

Ley 17.418 – Ley de Seguros - Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley 24.449 – Ley Nacional De Tránsito – Honorable Congreso de la República


Agentina.

Lorenzetti, R. (1999). Tratado de los Contratos. Buenos Aires: Ed. Rubinzal Culzoni.

Rivera, J. C. (2012). Comentarios al Proyecto de Código Civil y Comercial de la


Nación. Buenos Aires: Ed. Abeledo Perrot.

Banco Mundial (s.f.). Recuperado de www.bancomundial.org

www.21.edu.ar

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