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La Liturgia Cotidiana es una revista mensual que contiene todo lo que la Iglesia
conmemora y vive en la Eucaristía: calendario litúrgico, las oraciones de la misa, las
lecturas litúrgicas, reflexiones de los textos bíblicos y explicaciones de las fiestas,
solemnidades y memorias que se celebran cada día.
Monición de entrada
Guía 1: La Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble
filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu.
Guía 1: Sabemos lo que el evangelio del hombre rico y el pobre Lázaro nos pide: si todos
contribuimos con una participación activa a solucionar los problemas de pobreza, necesidad
y sufrimiento, ¡cuánto mejor llegaría a ser nuestro mundo y cuánto más cercano estaría el
Reino!
Guía 2: Teniendo un oído cercano a nuestro pueblo, los jóvenes, los ancianos, los más
pobres: venimos a celebrar la unidad eclesial y nuestra comunión con Dios uno y trino. Con
estos sentimientos comenzamos la eucaristía cantando con alegría…
Oración colecta
Dios nuestro, que manifiestas tu poder sobre todo en la misericordia y el perdón,
derrama sin cesar tu gracia sobre nosotros, para que, deseando tus promesas, nos
hagas participar de los bienes celestiales. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los
siglos.
¡Ay de los que se sienten seguros en Sión! Acostados en lechos de marfil y apoltronados en
sus divanes, comen los corderos del rebaño y los terneros sacados del establo. Improvisan
al son del arpa, y como David, inventan instrumentos musicales; beben el vino en grandes
copas y se ungen con los mejores aceites, pero no se afligen por la ruina de José. Por eso,
ahora irán al cautiverio al frente de los deportados, y se terminará la orgía de los libertinos.
Palabra de Dios.
Comentario
El Señor hace justicia a los oprimidos y da pan a los hambrientos. El Señor libera a los
cautivos. R.
El Señor abre los ojos de los ciegos y endereza a los que están encorvados. El Señor ama a
los justos. R.
Palabra de Dios.
Comentario
Aleluya 2Cor 8, 9
Aleluya. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su
pobreza. Aleluya.
Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y
cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre
llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros
iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham.
El rico también murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los
tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces
exclamó: “Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su
dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan”. “Hijo mío,
respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio,
recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes
y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí
no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí”. El rico contestó: “Te
ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco
hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento”.
Abraham respondió: “Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen”. “No, padre
Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán”. Pero
Abraham respondió: “Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de
entre los muertos, tampoco se convencerán”.
Comentario
“Esta parábola se presta también a una lectura en clave social. Sigue siendo memorable la
que hizo el papa Pablo VI en la encíclica Populorum progressio. Hablando de la lucha
contra el hambre, escribió: ‘Se trata de construir un mundo donde todo hombre pueda vivir
una vida plenamente humana, donde el pobre Lázaro pueda sentarse a la misma mesa que el
rico’ (n. 47). El llamamiento que en aquel entonces hizo Pablo VI: ‘Los pueblos
hambrientos interpelan hoy, con acento dramático, a los pueblos opulentos’, conserva hoy
toda su urgencia. No podemos decir que no conocemos el camino que hay que recorrer:
‘tenemos la ley y los profetas’, nos dice Jesús en el Evangelio. Quien no quiere escucharlos,
no cambiará ni siquiera si alguien de entre los muertos vuelve para amonestarlo”
(Benedicto XVI, 30 de septiembre de 2007).
-?Por la Iglesia, sencilla y servidora, para que anuncie con alegría el Evangelio de Jesús,
que cuide la naturaleza y la tierra, casa de todos, trabajando junto a otros para hacer un
mundo de hermanos. Oremos.
-?Por el papa Francisco, anímalo con la fuerza del Espíritu, para que unido a los pastores de
todas las iglesias del mundo, guíe la vida de los cristianos por las huellas del camino de
Jesús. Oremos.
-?Por nuestros gobernantes, pidamos que tengan una mente abierta y solidaria para el
bienestar del pueblo en sus diversas necesidades. Oremos.
-?Por nuestras familias, pidamos manos abiertas hacia todos los que tienden las suyas en
gesto de amistad o solicitando ayuda, para que sepan recibirlas y llenarlas con amistad y
con apoyo eficaz. Oremos.
-?Por los que viven en soledad, o están enfermos, pidamos tener corazones abiertos hacia
ellos, para que sepamos responderles eficazmente curando sus heridas con gestos de
solidaridad en el nombre del Señor. Oremos.
Padre de bondad, recibe nuestras oraciones, que nacen de las necesidades concretas que
tenemos de tu amor. Te lo pedimos a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Ofertorio
Dios y Padre nuestro, aquí te presentamos pan y vino, alimento sencillo y bebida de alegría.
Que, con tu Hijo y como tu Hijo, no permanezcamos nunca indiferentes a la miseria
humana y espiritual de nuestros hermanos necesitados.
Antífona de comunión
Cf. Sal 118, 49-50
Acuérdate, Señor, de la palabra que diste a tu servidor, ella me infunde esperanza y
consuelo en mi dolor.
Comunión
Jesucristo, el Señor, nos invita a tomar parte en su banquete y a aprender de él a compartir
todo lo que somos y tenemos. Dichosos nosotros, invitados a su cena.
Despedida
Hermanos: En esta celebración eucarística el Señor nos ha enriquecido con su Palabra y con
el don de sí mismo como pan de vida. Nosotros estamos dispuestos ahora a enriquecernos
unos a otros y a aumentar nuestra felicidad compartiéndola con los hermanos. ¡Nos
despedimos cantando con alegría!