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FACULTAD DE HUMANIDADES
CARRERA DE TEOLOGIA
DICIEMBRE, 2019
SUCRE – BOLIVIA
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¿Por qué tantos matrimonios de personas creyentes se están destruyendo? ¿Por qué las
iglesias latinoamericanas temen hablar con los jóvenes acerca de la vida matrimonial?
A medida que han pasado los años y la iglesia evangélica ha crecido en América
Latina, nos hemos dado cuenta de que nuestros países y el resto del mundo necesitan esta útil
herramienta. ¿A qué se debe nuestro afán en confrontar este asunto? ¿No será suficiente lo que
cada pastor trata de hacer en su iglesia?
¿Por qué existe tanta crisis en los hogares? Incluso en los hogares de algunos pastores
y líderes. ¿Dónde se puede encontrar ayuda, consejo, orientación y apoyo?
De ninguna manera quiero insinuar que toda pareja que pasa por la experiencia de tener una
sólida consejería pre-matrimonial tiene resueltos todos sus problemas y tendrá un matrimonio
exitoso. ¡Esto sería ingenuo! Pero no podemos negar el gran valor que tiene el que un
consejero pastoral advierta a la pareja acerca de los peligros, problemas, decisiones, ajustes,
etcétera. Los dos, individualmente, tendrán que poner atención a estas advertencias para lograr
un matrimonio no sólo de éxito sino para la gloria de Dios.
LA NECESIDAD
Al tratar de escribir sobre la gran necesidad que existe en nuestras iglesias evangélicas
de una consejería pre-matrimonial buena, sólida y bíblica, me he encontrado con el problema
de que no existen estadísticas. América Latina es un continente pobre, cuyos países en muy
contadas ocasiones invierten dinero en estadísticas. Menos aún las iglesias evangélicas pueden
tomar de sus escasos ingresos para emplearlos en averiguar porcentajes y usarlos como base
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de mejoramiento social. De este modo, tendremos que depender de lo que hemos observado y
experimentado en la práctica de la consejería pre-matrimonial a través de nuestro largo
peregrinaje en el ministerio cristiano. Mi afán no es convencer a ningún pastor o líder de que
la necesidad de consejería pre-matrimonial existe y es aguda. Creo que todos estamos de
acuerdo en que hemos perdido décadas sin hacer algo que venga a aliviar esta situación. En el
presente contamos con varios recursos para mejorar este vacío. Antes de analizarlos,
enumeremos las necesidades existentes:
Las presiones sociales a las que están sometidas las parejas de hoy en día.
Grupo humano que rodea a la pareja, sea en un ambiente de aldea, pueblo o gran
ciudad. Ese grupo somete a la pareja a presiones. La pareja se siente obligada a cumplir con la
sociedad que la rodea, ya que en ese ambiente vive. Al analizar este punto, podemos decir que
todos somos culpables. En muchas iglesias no se predica sobre los roles en la familia, la
enseñanza de la Palabra de Dios sobre el sexo ni sobre la conducta que Dios espera de sus
discípulos en cada área de su vida. Tomemos, por ejemplo, la fornicación. He observado que
se predica en contra de ella y se explica al grupo de jóvenes los peligros de tal conducta. Pero
a la hora que una pareja confiesa al pastor que necesita casarse, lo único que se les exige hacer
a los novios es llorar un poquito ante la congregación pidiendo perdón y se celebra la boda a lo
grande. La iglesia permite que la novia use su vestido blanco, que simboliza pureza y castidad,
y la familia puede hacer una gran celebración, hasta un banquete. Ahí damos un doble mensaje
a nuestros jóvenes: importa que forniques, es fácil que se te perdone y todo arreglado. En este
aspecto la consejería pre-matrimonial debe ser una herramienta para advertir a la pareja sobre
los peligros que corren al pecar contra Dios y principiar su matrimonio en pecado. Quince o
veinte años después, como padres, no podrán exigir a sus hijos una cosa que ellos mismos no
cumplieron. La pareja experimenta la presión de tener una relación sexual, pues todos sus
amigos lo hacen y ellos no quieren ser raros. Esa es la influencia que reciben, no sólo de sus
amigos, sino de los medios de comunicación y, a veces, aun del ambiente familiar: tíos,
primos. No se les enseña cómo manejar esa avalancha de pasión física que están
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experimentando. Alguna respuesta debe haber. No es posible que Dios les exija una cosa, sin
darles la puerta de salida. (1ª Corintios 10:13).
tienen un matrimonio bien ajustado y sólido, los hijos aprenderán actitudes y conductas que
los ayudarán y los equiparán para tener ellos mismos un matrimonio feliz. No importa qué
trasfondo tenga el individuo, la decisión de casarse tiene consecuencias monumentales. La
mayoría de las parejas llegan al día de su boda con sentimientos mixtos de un entusiasmo
inexplicable y algo de miedo interno.
Al ayudar a las parejas en este tiempo crítico de sus vidas, el consejero tiene la
oportunidad de hacer una contribución significativa al éxito futuro de esos matrimonios.
Después de la Iglesia, el matrimonio es la institución más importante a la que una persona
puede pertenecer. Es una lástima que la sociedad en general no le dé la importancia debida a
esta relación, ya que Dios mismo la estableció como la relación más íntima, sólida y
permanente en la convivencia humana. Si la relación del hombre con su esposa está enferma,
va a crear serios problemas en la relación del hombre con su Dios.