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Gazeta de Caracas. 19-4-1815
Gazeta de Caracas. 19-4-1815
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GACETA DE CARACAS
DEL MIÉRCOLES 19 DE A B R I L DE 1815.
-•--^L l-l del actiinl á las rnre del (]]< h;i h'<ho su rntrada en ps
ta ciudad ei Sr. mari?( al de rampo D. JitrtU Manuel Cngipil^ go-
bernador y capitán general de estas prit\ ÍUI-HS. Es(e día gioiiopo
para Carhcas no se borrará Jamas de la memoria de sus habitantes,
n> del ánimo de este g« fe El ha visto que este | uebh» purifioido
*Je los malvados que lo profanaron, le ha recibido con a ,uellos
transportes de sincí-ridad, v alegria que j-nias «uvo y que es pecu-
liar á ios momentos en que secousiguen grandf s fortunas. Ha visto
grabado el placer sobre los semblantes de un inmenso corsurso
basta de los puebl* s vecinos, y que k poifia por las calbs, pt.r los
balcones y ytntanas, y aiin sobre b's esfc.imbros, o buscaban coa
»u errante vista á su antiguo conciudadano, o prí^gnutaban sin ce-
sar, quales ? qual es ? y quaiMio les era «inalado, le miraban j lo
<:onfemplabafi cxclttmanoo: Dios te btnríifid
La decencia, la circunspección y el ütícoro hun prcididoen es-
e día de gloria. No ha sido como aquellos vergf'nzosos en que
j '"""mano Bolívar se presentaba en estas calles á rci ibir indecen-
^s obsequiíís por vei'tajíH faUas o efín•e^i^^; . en que algunas mu-
b^res olvidando la dignir'.ad de su scxd paiti .n á cncontrnrle, y ^
ten"""p*' ^*^fl**'"'"'-Ha pasado cs'- íiempo de ign..minia, y no exis-
tí" ^^ , ^"' *^" 'n<'tf cntcsy ruiícuias o,uo mamficsian R un mismo,
iiipo la insubst: ncii'l, baxa y pueril opinión de los qu»? las daban,
•^rgullo insensato de quiv n tan sin vcrgiu n/.i las recibía.
«omV ****** ^"^ ^'^"*'' '""" ^"*""<ador, quanto al licgar la inmensa
lie 1 '^ * '* *^^^^ '''*' ^"^•'«'no **e V!rt á sus puertas una guardia
^^ "s vencedores de Napoleón que acababan d(! llegar de La-Guay-
«Jabl"*'"*; "*^'® tuviese m^ticia» de su venida. Su asfecto n cor-
•nov^^T" ^^"*^^'"^'"*^ ""» haüañAs en Arápiks, y en Vitoria, y el
P",>o de nuestra eterna segundad. ^
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Los días que han seguido a este día afortunado han sido una
continuación de iguales y sinceras demostracicmos. Cada habitante
de Caracas se cree, y con justicia, gozando toda la protección de
las lejes, y en todo el lleno de su felicidad ; y esta creencia se ha
aumentado quando ha visto que inmediatamente después de su
llegada el gcfe en cujas manos está su suoitp, les ha manifestado
íu corazun en la siguieníe proclama (]ue ha hecho publicar y cir-
cular, -^..mmmm-^
HABITA:S'TES DE VENEZUELA.
TENGO la singular satisfacción de anunciaros que en todo el ter-
jritorioes reconocida y obedecida la legítima autoridad. Así se dig-
nó resolverlo el Rey sin gestión mia : así lo ha cumplido con la
mayor exactitud el comandante yexército de barli^vento: as-i lo han
observado los pueblos que le eran suj<'tos; pero todos de la mane-
ra mas sincera, mas decidida, mas grata pura mí. No es la exten-
sión del mando, e! justo reintegro de mis funciones, ni otro motivo
personal el que me conduce aun verdadero extremo de placer; la
sola utilidad de mis servicios y tareas en vuestro favor, es la que
satisface y llena mis deseos. Ei concluida la guerra: desapareciá-
ron los exércitos enemigos de todo el continente: están bien cu-
biertas y defendidas la» fronteras: acabó la división: tendréis se-
guridad : falta solo fixar la opinión alterada, y esta ha de ser niae
bien obra vuestra, con'ando coa mi posibilidad, con mis esfuerzos,
con mis piopiüs sacrificios. Experiencia tenéis de los que hice por
conservaros la paz de que felizmente ya disfrutáis: todo lo pos-
puse á vuestro bien y tranquilidad : lo he conseguido: no me apar-
taré jamas de esta ini primera atención: corresponded con vuestra
conducta a tan justa confianza. No quisiera afligiros con la me-
moria á^ los males pasados; pero para asegurar la paz es forzoso
hagáis un ligero recuerdo de ellos, á fin de no dexar ir los bienes
presenten. Forme la desgraciada expiricncia el convencimiento i
que no alcanza el discurso y la reflexión. ¿ Qué e» la provincia cu
la actualidad? ¿ qual fué vuestra suerte en la guerra? Todo ha
sido obra de la rebelión : por mas que aparezcan desórdenes y ex-
cesos de los partidos, ella los incitó, y han sido males como nece-
sarios prodíicidos por la torpe conducta de los caudillos vuestros
verdugos, y el infame sistema que constituyeron contra toda ji»s-
íiciá, contra los derechos mas sagrados, y solo eo favor de vuestra
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ruina. Este es, Téner.otanos, el lengiíag^ de la verdad. Erais feli-
ces en 1810 baxo la obediencia de nuestro Key, y viviais en ]£
abundancia y la prosperidad; pero la insensata ambición y perver-
sidad de unos pocos, abusando de vuestra sinceridad y bufena fe os
sedujo k un partido de insurrección, separándoos ingratamente de
la tierna madre ti qiii'^n debiais tantos bienes, y vuestro propio ser.
Triunfaron algún Corto tiempo estos enemigos: consiguieron solo
empobreceros y corromper la opinión en las varias clases; pero los
errores de su mala administración, y los diiños que ya sentíais, des*
íru}& el falso edificio que habian pretendido construir, os diéfron
«n desengaño, y gUstoíos os íomctisteis en 1812 al victorioso pa-
cificador de aquella época. Este digno gefe perdonó generosamente
los extravíos de la opininn, indultó á jos d' linqüentcs; y quando
estos debieron ser los garantes de la tranquilidad pública en lo su-
cesivo, no dexáron de aparecer desde luego nuevos proyectos de
revolución que le impulsaron progresivamente contra sus propios
Sentimientos á medidas de üeguridud; y en meras prisiones consistid
todo et dafiOj todo el agravio de que os quexasleis. El Gobierno
Supremo quiso qtie tuviese sü valor la Capitulación ó perdón ofre-
cido, y i muy pocos meses todos estaban en libertad, etitregados de
»U8 bienes, devueltos a sus derechos, olvidada la rebelión pasada^
los ramos organizados, y la provincia otra vez, caminando & su
explendor y prosperidad perdida^ sin aparecer un solo vestigio de
la guerra anterior. En tan precisas circunstancias dos genios del
"lal, vuestros compatriotas, aparecieron en los opuestos extremos
ue la provincia, emprendieron sus hostilidades, y titulándose vues-
tros libertadores, os oprimiíion en realidad, os comprometieron á
una rebelión nueva, y en este momento labraion vuestra desgracia^
y nxaron vuestra destrucción. Una fortuna aparente les propor-
cionó la Ocupación de la maj'or parte del pais en ng«>sto de lÓIS,
y a pretexto de vengar agravios y violencias que no existían, decla-
'an una guerra á muerte, proscriben al solo non;bre español, y sa-
crifican furiosos quantas innocentes vtctimas pudieron traer á sus
^anos ^Y por qué había de quedar impune este monstruoso aten-
tado, indigno de la humanidad ? Aquí tenéis el origen de la COQ-
'"ucta mas ó menos rigorosa de los exfercitos leales, hijos del mis-
''^o pais. I^g caudillos de la insurrección dieron causa á una repre-
*aiia*, que tomaran á su caigo tropas sin diiciplína^ é incomunica-
ICO
das con el gcfe supieror milítJlr^ no pudieron evitarse los desastres
ejecutados basta ahora : desastres que tampoco puede aprobar el
juicio y la rectitud, y que j o estoy muy lejos de ru,tiiicar. La des-
graciada jornada de Carabobo debida no tanto á las triplicadas
fuerzas dr ios rebeldes, quanto á la retardada cooperación del exér-
cito del Llano, no §olo cortó la serie de victorias de mi benemérito
exército, sino que me privd de la influencia que como gefe debí te-
ner en las ulteriores acciones y acaeciniieptos de la reconquista. La
suerte se decidió por el valero<4oy feliz comandante D. Joscf Boves
en la batalla de Líi PuiTta. Esta victoria le aliand todos los pasos,
y yrt en la desgracia no fui reconocido por capitán general, exígien-
dosemo el sacriGcio de la autoridad, hasta concluir la guerra en to-
da ia provincia. El bien público, el éxito de la campaña, y el evi-
taros una gurrra civil, me hicjérou pasar por esta degradación, que
de buena fe creo de parte de Boyes, hija de su decisión por la justu
causa, aunque le faltase la previsión del mal exemplo, y damis que
habia de ocasionar. De aquí fué que limitado á la parte de territO"
fio que hablan ocupado las tropas que me obedecían, restablecí en
¿1 el órdeu y la seguridad; y ni yo, ni las otras autoridades leg(ti-
nias pudiraus remediar los males, los deisórdenes del pais separado,
desórdenes que no niiindáron cometer los gcfes de los exércitos, y
que si bien e.ttafi ya h''choí$, no han sido tampoco ajustados á mi
opinión, ni ú. las intenciones del Gobierno Supremo. Ha seguido
el sistema de división hasta ahora, y á pesar del suceso de la muerte
del intrépido B<tve8 en la acción de Úrica, se ha continuado por sti
digno sucesor en t'l mando, pero sin perdonar yo arbitrio en todo
este tiempo de p( r uadir al reconocimiento de la autoridad, que de-
bía determinar el Soberano. He tocado los males de la división: he
visto nacer facciones peligrosas que me dieron cuidado : he pade-
cido todos los sinsabores de aquel ¿ quien se sugeta para que pre-
sencie y no pueda reme<liar la de!<gracia ; pero en medio de tantos
sacrificios, tengo la gioria de haber conseguido cou prudencia y
política, y venciendo todas las pasiones del hombre, no compro-
meter los pueblos, ni un »o|o partiiiulsr, y haber preparado los áni-
mos hasta el de mi competidor, para recibir con satisfacción y j ú -
bilo la Real resolucit»» de S. M. ordenando mi reconocimiento. Y a
este se ha verificado: ya cesaron los males todos, y juzgo remedia-
d a loa muchos que DOS amcoazaban: ya es uno el sistema militar
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*«flo el de gobierno, uno el de administración de justiíia, tino el de
la Hacienda R< al para sostener las eaigas del Estado. Ya sol» 'man-
da la ley ; ya hay segur-.dnd individual y de propiedades: ya no dis-
pone el arbitrio vario del hombre, sino la arreglada voluntad del
Monarca. Se restablecerá el orden; se organizarán los ramos de
Mministracion publica; se asegurará la defensa • se consolidará la
P*z. A todos eht,< 8 Llenes ha coadyiibado la prestación del digno
comandante de barlovento D. Francisco Tunías Morales y sus va-
lerosas tropas: los debéis reconocer á su fitielidad y respetuosa obe-
aientia á los decretos del S)ber:ino: acción mas meritoria, mas
glori(:)áa que quantas victorias consiguieron hasta aqut. < Y per-
deremos una oportunidad tan preciosa para restituir la felicidad á
Venezuela í ¿ Dexareis vanos los esfuerzos de las armas, los des-
Velos del gobierno ? ¿ No sacrificariis gUftosos vuestra opinión pri-
vada, sometiéndoos & los que mandan, para conseguir la tranquili-
dad que huye de la anarquía, y el diverso parecer vulgar ? ¿ N o
tendréis confianza p;ira vivir quietos en el pais, amahdo al Riy, j
respetando sus autoridades deligudas ? Hablo & todas lag clase».
•Los unos deponed toda máxima fatal Jie revolución; tomad exeni-
plo en la experirncia propia ; conoced que la verdadera libertad del
nombre en la sociedad consiste en ser gobernado y protegido por
leyes justas, bi«n administrada?. Toda i.tra ciase de libertad es de-
pender de la que absoiutanicnic se abroga el primero, el mismo
gefe ó gobierno que os llama iiidepfndiinfes y libres, de su arbi-
trariediid, despoli ino y tirauia. Ei-ta es realmente la esclavitud,
^ que sufristeis en las dos revoluc:!.n;s rasadas. Depended de ur\
«Py justo y henifico, y no de un a\enturero, de un atolondrado,
•l^ersuadiros también que la verdadera igualdad en los estados con-
siste en ser cada qual conservado y putrgidoen su clase, tener ex-
peditos y rciíp, tados sus derechos, y atendidos en justicia, esto es,
*er ig-,!Hl;(; ante la ley, mas no en la consideración personal; pues
*r "f*truÍMa el Estado donde no hubiese subditos y superiores, dis-
tinciones en el mérito y la virtud, difereuí ias de clases, y esta-
o.ccinuento de gerarquías. Toda otra igualdad es quimérica, es
u» engaño y alucinamiento de las personas sencillas. Ignoráis pa-
ra apetecerla quan grave es la carga de los gefes y superiores, los
j^uidados, las tareas, las amarguras del que manda, y mas igoorail
ia lehcidad del que soio tiene (¿ue obedecer. Los otros que oi pre-
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ciait. de leales, confírmaos en vuestra lealtad; ppro no la tengáis
por un mérito extraordinario, sino por una obligación que habéis
cumplido. No entendáis que por haber sido fí les se os debe'todo
sin limitación, hasta los decretos del gobierno é intervención de
sus operaciones, ni qpe estáis exentos de las leyes y autoridades que
gobiernan el Entado, ni de las cargas y roniribucionos que lo
mantienen ; antes bion vuestra fidelidad será mas exquisita, quanto
mas exactos seáis en la subordinación, y en el respeto y obediencia
á los que mandan, ft los que el Rey ha entregado y confiado sua
pueblos. Si la ciencia del gobierno es insegura, y se esconde al es-
tudio, y á la misma profesión, como que se versa sobre acciones
libres del hombre que ha de ser gobernado, ¿como es posible que
qualquiera del pueblo tenga esta capacidad? Desistid, pues, de
este abuso, y reiignaos íi obedecer. Los que estáis ocultos fuera de
las poblaciones y habéis huido no de la justicia sino del terror, de
la arbitrariedad, y 1)^ fuerza, presentaos, que están seguras vuestras
personas, e-tá salva vueda i mocencia. Los adheridos al sistema
de la rr;Volucion pasada, alucinados y seducidos confiad en la sabi-
duría y equidad de las justas leyes. Los malvados autores de la
rebelión, agentes principales de'ella, asesinos enemigos de la hu-
manidad, no necesitamos de vosotros : estáis proscritos: huid para
siempre del brazo fuerte de la justicia y el rigor. Subditos de Ve-
nezuela deponed todos el partido, la parcialidad, el resentimiento,
el insulto, y sabed que una acción, una palabra reincidiendo en la
rebelión, 6 formando otra nueva, es delito capital. Una acción
una palabra contra el buen drden, el respeto y obediencia á las au-
toridades legitimas es delito de subversión. C'>nfí!td, en que se os
administrará justicia con exactitud j los bueno-> servicios srrán
recomendados; el mérito y la virtud atendido : el verdadero delito
castigado. Serán á todos respetados sus derechos, oidas sus quexas,
satisfechos sus justos agravios, pagados sus daños, indemnizados sus
perjuicios. Proponed vuestras instancias y recursos, y estad seguros
déla justicia. Mi palabra es sagrada, y es su garante el Tribunal
Superior de la provincia que presido, harto conocido por su ilus-
tración, por su rectitud é integridad. Estoy unido á ¿1 por los di-
versos cargos que desempeño : estoy unido á él por particular afi-
ción, por aprecio á sus ministros. No esperéis en mi niíindo la dis-
cordia, qi la división. A(¡ui teaei^ la conducta del gobierno á fa-
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vor de vuestra suerte ; será exacta. Aquí tenéis Tucstros precisos
deberes: cumplidlos.—Caracas, 14dé Abril de 1815.
Juan Manuel de Cagigal.