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El baile más blanco de América

Latina es negro
or
Historia General de África
-
7 septiembre, 2015
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El tango tiene su origen en las ceremonias y danzas de los esclavos africanos
llevados a la fuerza al continente. A principios del siglo XX en las calles de Buenos
Aires vivía Raúl, un negro pobre y sin hogarque sufría burlas y desprecio por su
condición. Fue mencionado en el tango El Negro Raúl, de Ángel Bassi, y en el
tango-candombe Ahí viene el negro Raúl, de Sebastián Piana. Murió en 1955 en un
hospital psiquiátrico, solo y olvidado.

El Negro Raúl, un personaje de


las calles de Buenos Aires que inspiró varios tangos.

Esta situación del negro Raúl en su muerte retrata lo que sucede con los
orígenes africanos del tango, deliberadamente marginados según explica
a DiagonalIsabelle Leymarie, musicóloga autora de Del tango al reggae.
Músicas negras de América Latina y del Caribe, ensayo escrito en 1996 y
publicado ahora por primera vez en castellano, en una edición revisada por la
propia Leymarie.

“Se ignora generalmente la presencia de los negros en la historia de


Argentina, así como los orígenes africanos del tango, que proviene del mismo
tronco que el candombe”, afirma la experta, que extiende ese menosprecio a
todo el continente. “Hay, y siempre ha habido, prejuicios con las culturas
negras en las Américas. Se han dado muchos procesos de blanqueamiento de
estas culturas, no sólo en Argentina. Esto ha pasado en Chile, Perú, Bolivia,
Paraguay, El Salvador o México”.

Leymarie sitúa el inicio más remoto del tango en el siglo XVII, en los
rituales decarácter religioso, con cánticos, son de tambores, bailes y trance
que los esclavos africanos –congos, mozambiques, mandingas, benguelas,
bantúes– llevaban a cabo en sus comunidades argentinas. Algunas de estas
celebraciones se llamaban candombes (según una etimología, del bantú ka
n’dombele, “rezar a los dioses”), también tambús o tangos.

Del alboroto de las casas de tango negras a los salones de París

Tras la abolición de la esclavitud en Argentina en 1813, aunque perpetuada


ilegalmente algunos años más, los negros libertos se reunían en las casas de
tango, también conocidas como casas de tambó, quilombos o sitios, para
practicar sus músicas.

Estos locales fueron cerrados en numerosas ocasiones por causa de “alboroto”


y los tangos, prohibidos. La palabra tango pasó a designar a los bailes negros,
en particular del barrio de Concepción en Buenos Aires, y acabaría haciéndolo
en el Río de la Plata.

De hecho, en 1877, negros del barrio de El Mondongo, en La Plata,


inventaron unadanza inspirada en el candombe a la que llamaron
específicamente tango.

De manifestaciones asociadas a fiestas con fuerte carga de símbolos religiosos


africanos, el tango y el candombe fueron transformándose paulatinamente
en carnavales en los que los blancos se apropiaban de estas danzas, llegando
a hacer pantomimas disfrazados de negros.

En 1891 las sociedades de congos aún participaban en el carnaval de Buenos


Aires, pero el candombe desapareció poco después. Se diluyó en tango criollo,
baile de parejas ejecutado por blancos y mulatos de las clases populares en
clubes de los arrabales de mala fama.

Este tango se fue blanqueando por la influencia de la inmigración europea en


esos últimos años del siglo XIX. La coreografía sufrió modificaciones, se
codificó y de baile plebeyo de los arrabales pasó a los salones de Nueva York
y París.

Nueva vida para el tango negro

Leymarie no considera que la burguesía argentina, pese a rehabilitarlo, se


adueñase de esta tradición: “No se puede enteramente decir que la burguesía
se reapropió de una cultura popular que no era la suya porque con la
inmigración europea a Argentina el tango incorporó elementos nuevos y
evolucionó para pasar a ser el tango que conocemos hoy”.

Ese baile de pareja con un juego de piernas rígido y preciso, que deja poco
margen a la improvisación y que queda lejos de aquella expresión impetuosa
derivada del candombe, con fuertes meneos de cintura y pelvis, sí conserva
aún algo de sus orígenes. “Su extrema sensualidad, los cortes –suspensión de
los pasos para cortar el ritmo–, la línea de bajo sincopada, emparentada con la
de la habanera, y los acentos muy marcados del piano y del bandoneón”,
enumera la experta.

Leymarie también señala las tentativas actuales para dar nueva vida a la
música del candombe, especialmente en barrios de Buenos Aires con
población negra, como Merlo o Ciudad Evita. “Esplendor Afroargentino,
Misibamba y otras asociaciones trabajan en esa dirección. La reciente
inmigración hacia Buenos Aires de africanos provenientes del sur de África y
de Cabo Verde ha dado origen a la creación en 2009 del festival Árgentina
Negra”.

La especialista considera que “en ningún caso el tango se ha convertido en


una pieza de museo, sigue estando muy arraigado en la cultura popular
porteña”. Y destaca la tarea de recuperación de las raíces negras del tango que
realizó el pianista Juan Carlos Cáceres, fallecido en abril. “Tocaba lo que
llamaba ‘tango-candombe’ con percusiones y hacía hincapié en los orígenes
negros del tango”.

Cáceres es uno de los protagonistas de otro importante ejercicio de


memoria histórica y reparación en relación con lo africano en el tango. Su
testimonio aparece en el documental Tango negro. Las raíces africanas del
tango, dirigido en 2013 por el angoleño Dom Pedro con la intención de
mostrar que la censura política y la desmemoria han realizado una efectiva
labor de invisibilización de la huella africana en la cultura argentina.

Fuente:

Jose Durán Rodríguez

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