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CURSO DE NEURO ORATORIA


TEMA 2. EXPRESIÓN ORAL

Subtemas:
 Hablar con seguridad, claridad, precisión y expresividad

Desarrollo:

Hablar con seguridad, claridad, precisión y expresividad

Es de sobrado conocimiento la importancia de que nuestro mensaje llegue a todos y cada uno
de los participantes. No podemos permitir que ni uno solo quede sin una parte del contenido
que tenemos por decir. Para garantizar que esto sea así, nuestro principal instrumento debe
funcionar de forma óptima, a través de su correcto funcionamiento y de la utilización de
técnicas válidas y efectivas. Estas van desde la respiración apropiada hasta la proyección de la
voz en el espacio disponible.

Toda duda en la ejecución del correcto hablar, podría dar la impresión de inseguridad y/o falta
de profesionalismo en el hablar. Por ello, al hablar en público no debemos descuidar ni un solo
elemento, ya que cualquier falla puede ser notoria y perjudicarnos de alguna manera.

Seguridad

Precisamente, para generarte seguridad, es necesario que atiendas algunas recomendaciones:

1. Prepárate en el contenido: Conoce, maneja y domina el contenido


del evento lo más que puedas. Esto te dará seguridad a ti y te permitirá
hablar con cierto nivel de autoridad. Por supuesto, le mejor
recomendación en este sentido es que investigues y manejes
información de autores renombrados y autoridades en la materia. Eso
sí, no te conviertas en un repetidor de textos; domina el tema de forma
que puedas expresarlo de múltiples maneras y que puedas agregar
algo de tus propias reflexiones o experiencias.
2. Prepárate en la técnica: Mientras más preparado te encuentres en las
técnicas de hablar en público aumentará tu seguridad, y tu porte lo
reflejará. Estudia cada paso, cada técnica, cada criterio, para que vayan
siendo parte de ti. Recuerda que el inicio del verdadero aprendizaje
comienza con la interiorización de los conceptos, para luego ir a la práctica.
Esos dos aspectos se van a reflejar en tu hablar. Son el fondo y la forma integrados, en
un discurso firme y que llegue con fuerza a tus oyentes.
3. Practica: Al practicar de manera frecuente las técnicas pasarán a ser parte integral de
tu personalidad, y las utilizarás de forma natural y sin pensar en ellas.

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Hay algo, entre muchas cosas, de lo que debes estar pendiente al hablar, y es evitar que la voz
caiga o no se escuche al final de una frase. Es un error muy común y pocos se dan cuenta de
que lo tienen, aun personas experimentadas en hablar en público. Esto puede atentar contra la
imagen de seguridad que debas dar a quienes te escuchan.

Claridad

La claridad de la voz y del hablar va determinada por varios


elementos integrados y que ya has visto hasta ahora:
pronunciación, modulación, vocalización, dicción, etc. Estas
deben integrarse con el segundo paso en el proceso de
expresión: el correcto ordenamiento de las ideas.

No importa cuán buena sea la dicción y expresión vocal; si los


conceptos e ideas no están bien ordenados y claros, no
tendrán sentido las técnicas.

Recuerda que el tema o discurso es ampliamente conocido


por ti, pero desconocido (tal vez completamente) por tus
oyentes. Es tu misión convertirlo en conocido, familiar y
agradable para los demás. Todo esfuerzo en este sentido no
debe escatimarse y te beneficiará siempre.

Muchos se confían en este punto y creen que con solo


mencionar los aspecto teóricos o más importantes, sin
considerar el complejo proceso comunicacional humano y
las circunstancias de los otros, ya todo está hecho.

Precisión

Para obtener la precisión necesaria al hablar es vital agregar un factor que tiene que ver
también con la comunicación de forma directa, y es el uso de la terminología correcta. Cada
tema o área que se trate al momento de disertar, tiene su vocabulario o jerga propias, las cuales
debes dominar ampliamente. Esto te permitirá manejar conceptos, criterios, palabras,
sinónimos, y mucho más, que te ayudarán a precisar las frases e ideas apropiadas para enviar
un mensaje claro y preciso.

Hay que mantener un equilibrio apropiado entre lo general y lo detallado del discurso. Decir
ideas muy generales solo hará que te veas como un repetidor sin sentido; entrar en detalles
excesivos puede cansar al público y/o dar la impresión de jactancia de tu parte. La clave: ni
mucho ni poco.

Expresividad

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Hasta el presente punto ya debes tener dominados los elementos anteriores, y es momento de
que integres otros que te darán una amplia riqueza expresiva.

 Intensidad: Consiste en el cambio en los decibeles que existe al momento de hablar.


Es como el volumen que se le da o quita a un equipo reproductor de audio. Haz
variaciones de la intensidad para que la expresión tenga su espacio, especialmente a la
hora de narrar historias. Mantener siempre el mismo “volumen” tiende a generar
monotonía y aburrimiento en los demás, aparte de escucharte un poco artificial, similar
a un robot.
 Tono: Cuando hablamos, cada sílaba la hacemos sonar a una altura melódica
específica; en pocas palabras, es como si cantáramos de alguna manera. Estas
variaciones permiten que expresemos las ideas correctas, ya que una pequeña variación
puede transformar el sentido de una expresión.
 Velocidad: Esta es otra fuente de riqueza expresiva, porque las variaciones en
velocidad pueden ayudar a romper la monotonía, entre otras cosas. Cuando se expresan
cosas que no son vitales, se puede acelerar un poco; cuando hay algo que quieras
resaltar, puedes bajar la velocidad y acompañarla de expresión corporal apropiada para
causar mayor impacto en lo que dices.
 Pausas: Estas pueden ser de varios tipos, desde las naturales que existen entre las
oraciones hasta las que llevan una intención muy específica. Decir una frase y luego
hacer una pausa antes de mencionar un elemento de importancia, crea cierta
expectativa en quienes escuchan.

Finalmente, mantén un equilibrio entre todas las cosas. Hay un rango razonable, entendible y
agradable, que debes buscar tener siempre. El volumen (intensidad) que no sea ni muy alto
(gritar) ni muy bajo (que no se escuche); la velocidad, ni muy alta que no te entienda ni muy
baja que adormezca; la expresión, abundante sin exagerar y sin que sea pobre; la formalidad
según sea el caso. Esto te mantendrá en una zona de la comunicación que te garantice que te
escuchen bien y que sea aceptable y apropiado para cada caso.

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