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Todos vivimos en constante movimiento, aunque a diferencia de épocas anteriores, hoy en día

podemos... permanecer en movimiento aún sin movernos físicamente pues nos movilizamos
por medio de la televisión, la web, etc

RESUMEN

En este capítulo de nombre “Turistas y Vagabundos” el objetivo principal


del autor es mostrar cómo la globalización mediante la lógica de consumo ha
creado una polarización en la sociedad posmoderna, no sólo en su nivel de
estratificación, cuya principal distinción recae en el grado de movilidad, si no
también, gestando dos percepciones distintas del mundo, en la cual una de éstas
es completamente marginada y desarraigada de la dinámicas de la sociedad, la
de los vagabundos, mientras la otra percepción del mundo, se impone en la
vanguardia de las dinámicas sociales, pero no solo está en la vanguardia, los
medios de comunicación, las elites intelectuales, las estrategias y propuestas
políticas, la presenta como una visión unilateral de la sociedad posmoderna,
está percepción es la de los turistas. Gracias a esta polarización entre estas dos
percepciones del mundo es que se crea una ruptura casi total en la
comunicación entre las elites globalizadas (turistas) y el pueblo marginado
(vagabundos).

Bauman comienza su propuesta teórica afirmando: “En la actualidad,


todos vivimos en movimiento” (p.103), esta idea la desarrolla argumentando
que en una sociedad como la nuestra, es imposible permanecer inmóvil,
quedarse quieto es sólo posible en un lugar con fronteras rígidas infranqueables,
pero en nuestra sociedad la distancia ha perdido importancia y las fronteras
naturales no existen, no sólo gracias a los avances en cuanto al desplazamiento
físico de un lugar a otro, también, y con mayor énfasis en esto, gracias a las
telecomunicaciones y avances tecnológicos que permiten que aun
permaneciendo inmóvil físicamente podamos viajar a lugares antes
inalcanzables y en cuestión de segundos mediante la web, la televisión, etc.

Este continuo movimiento en el que estamos todos inmersos y del cual no


podemos escapar, se agudiza mediante la globalización, aquí Bauman citando al
profesor Ricardo Petrella “La globalización arrastra a las economías a la
producción de lo efímero, lo volátil (mediante una reducción masiva del tiempo
de vida útil de productos y servicios) y lo precario (trabajos temporarios,
flexibles y de tiempo parcial)”, muestra como es la globalización la que impone a
la producción de productos y servicios una continua e imparable renovación de
los mismos, con el fin de que su vida útil sea efímera y de esta manera mantener
al consumidor en un estado de insatisfacción permanente, en una búsqueda
continua de nuevos deseos. La industria actual entonces, está montada para
producir atracciones y tentaciones en el consumidor y así mantenerse en el
campo de la competitividad global por captar la atención del consumidor, por
generarle nuevas y desconocidas tentaciones o deseos.

Se empieza entonces a exponer la lógica del consumo, casi como en un


manual de instrucciones que el buen consumidor debe seguir al pie de la letra,
pero sin ser consciente de ello. El buen consumidor entonces, debe estar
sumergido en un estado de insatisfacción permanente, pero esta insatisfacción
es la que le permite entrar en una carrera en pos de nuevos y desconocidos
deseos, es precisamente esa búsqueda continua de deseos lo que le significa la
felicidad misma, los consumidores son acumuladores de productos y riqueza en
un sentido secundario, pues su principal motor es la emoción que produce una
sensación nueva e inédita, es la búsqueda incansable de deseos, la satisfacción
de estos pasa a un segundo plano, debe ser inmediata pero se desvanece con esa
misma inmediatez con la que se consigue, pues el buen consumidor, afirma
Bauman, es aquel cuya atención se capta fácilmente y se pierde con la misma
facilidad. “El consumidor es un viajero que no puede dejar de serlo” (p. 112)
pero además y aquí se encuentra la posibilidad de que esta lógica consumista se
reproduzca de manera continua, “Viajar con esperanza, es mucho más
placentero que arribar”.
Resumen

En este capítulo de nombre “Turistas y Vagabundos” el objetivo principal del


autor es mostrar cómo la globalización mediante la lógica de consumo ha
creado una polarización en la sociedad posmoderna, no sólo en su nivel de
estratificación, cuya principal distinción recae en el grado de movilidad, si no
también, gestando dos percepciones distintas del mundo, en la cual una de
éstas es completamente marginada y desarraigada de la dinámicas de la
sociedad, la de los vagabundos, mientras la otra percepción del mundo, se
impone en la vanguardia de las dinámicas sociales, pero no solo está en la
vanguardia, los medios de comunicación, las elites intelectuales, las
estrategias y propuestas políticas, la presenta como una visión unilateral de
la sociedad posmoderna, está percepción es la de los turistas.
Este continuo movimiento en el que estamos todos inmersos y del cual no
podemos escapar, se agudiza mediante la globalización, aquí Bauman citando
al profesor Ricardo Petrella “La globalización arrastra a las economías a la
producción de lo efímero, lo volátil (mediante una reducción masiva del
tiempo de vida útil de productos y servicios) y lo precario (trabajos
temporarios, flexibles y de tiempo parcial)”, muestra como es la globalización
la que impone a la producción de productos y servicios una continua e
imparable renovación de los mismos, con el fin de que su vida útil sea efímera
y de esta manera mantener al consumidor en un estado de insatisfacción
permanente, en una búsqueda continua de nuevos deseos. El buen
consumidor entonces, debe estar sumergido en un estado de insatisfacción
permanente, pero esta insatisfacción es la que le permite entrar en una
carrera en pos de nuevos y desconocidos deseos, es precisamente esa
búsqueda continua de deseos lo que le significa la felicidad misma, los
consumidores son acumuladores de productos y riqueza en un sentido
secundario, pues su principal motor es la emoción que produce una sensación
nueva e inédita, es la búsqueda incansable de deseos, la satisfacción de estos
pasa a un segundo plano, debe ser inmediata pero se desvanece con esa
misma inmediatez con la que se consigue, pues el buen consumidor, afirma
Bauman, es aquel cuya atención se capta fácilmente y se pierde con la misma
facilidad.
En este capítulo de nombre “Turistas y Vagabundos” el objetivo principal del
autor es mostrar cómo la globalización mediante la lógica de consumo ha
creado una polarización en la sociedad posmoderna, no sólo en su nivel de
estratificación, cuya principal distinción recae en el grado de movilidad, si no
también, gestando dos percepciones distintas del mundo, en la cual una de
éstas es completamente marginada y desarraigada de la dinámicas de la
sociedad, la de los vagabundos, mientras la otra percepción del mundo, se
impone en la vanguardia de las dinámicas sociales, pero no solo está en la
vanguardia, los medios de comunicación, las elites intelectuales, las
estrategias y propuestas políticas, la presenta como una visión unilateral de
la sociedad posmoderna, está percepción es la de los turistas.

Este continuo movimiento en el que estamos todos inmersos y del cual no


podemos escapar, se agudiza mediante la globalización, aquí Bauman citando
al profesor Ricardo Petrella “La globalización arrastra a las economías a la
producción de lo efímero, lo volátil (mediante una reducción masiva del
tiempo de vida útil de productos y servicios) y lo precario (trabajos
temporarios, flexibles y de tiempo parcial)”, muestra como es la globalización
la que impone a la producción de productos y servicios una continua e
imparable renovación de los mismos, con el fin de que su vida útil sea efímera
y de esta manera mantener al consumidor en un estado de insatisfacción
permanente, en una búsqueda continua de nuevos deseos. El buen
consumidor entonces, debe estar sumergido en un estado de insatisfacción
permanente, pero esta insatisfacción es la que le permite entrar en una
carrera de nuevos y desconocidos deseos, es precisamente esa búsqueda
continua de deseos lo que le significa la felicidad misma, los consumidores
son acumuladores de productos y riqueza en un sentido secundario, pues su
principal motor es la emoción que produce una sensación nueva e inédita, es
la búsqueda incansable de deseos, la satisfacción de estos pasa a un segundo
plano, debe ser inmediata pero se desvanece con esa misma inmediatez con
la que se consigue, pues el buen consumidor, afirma Bauman, es aquel cuya
atención se capta fácilmente y se pierde con la misma facilidad.
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