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Una

COMUNIDAD
ee el EVANGELIO
QG

aiteos

mm SAN PABLO
T. B E C K - U . BENEDETTI
G. BRAMBILLASCA - CLERO - S. FAUSTI

UNA
COMUNIDAD

CLCVANQCLIO
D C MARCOS

SAN PABLO
A la memoria de nuestros hermanos
Sandro Ciabarri, sj, y Mario Laner, sj

Con las debidas licencias

Título original Título traducido


Una comunitá legge ¡I vangelo di Marco Una comunidad lee el Evangelio de Marcos
Autor Traducción
Silvano Fausti Augusto Aimar
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Via Nosadella, 6 Sociedad de San Pablo
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PROEMIO

Una persona, expresando un vago malestar que era un poco común a todos, afirmó
con desparpajo y a la vez con desagrado que todas sus creencias religiosas estaban en
crisis. Al preguntársele si eso se refería sobre todo a Jesús, a Dios o a la Iglesia, respondió
que "obviamente la Iglesia es el origen de toda la crisis".
Esta actitud, en la cual muchos de nuestros amigos se pueden ver reflejados, nos llevó
a considerar cómo la Iglesia, es decir, todo el pueblo de Dios, si no se le "pone en crisis"
continuamente confrontándolo con la Palabra de Dios, "pone en crisis" siempre la fe de
cada hombre de buena voluntad. Por su parte, también la misma fe en Dios, si no se la
pone constantemente "en crisis" frente a la cruz de Jesús, obtiene el mismo efecto, y se
reduce a una religión que oprime y no deja al hombre el espacio de la libertad que el Hijo
de Dios nos ha entregado.
De aquí nace la necesidad de acercarse a la Palabra de Dios que es el fundamento
de la Iglesia: ella nos pone en discusión, nos saca continuamente de nuestras actitudes
defensivas, ya que abre nuestro corazón para que acojamos un don.
Este don es el mismo Dios, que se nos da en el hombre Jesús, verdadero rostro de
Dios y rostro escondido del hombre.
En la Escritura el rostro de Dios más que intelectualmente se nos descubre de tal
modo que implica todo el hombre e involucra la vida.
El Antiguo Testamento nos revela el nombre de Dios en el evento capital del éxodo,
la gran liberación de la esclavitud. Allí se reconoce a Dios con su nombre, Yahvé,
manifestado a Moisés (Ex 3, 14) precisamente como "reconocido" de una manera
dramática como el que salva.
Aun con mayor profundidad, el conocimiento de Dios se realiza en el drama vivo de
quien, al alejarse de Él para acudir a los ídolos, se encuentra de nuevo y siempre frente
a Él que lo ama y lo busca. El profeta Oseas nos muestra cómo, en lo vivo de nuestro
pecado, la experiencia de la fidelidad de Dios, que nunca falla, viene a ser para nosotros
un conocimiento luminoso de El. "Porque soy Dios, no hombre" (Os 11, 9), y así como
"te amé desde que eras niño" (Os 11,1), también "te amo más allá de tu pecado" (cf./r31,
34). Rendirse ante semejante amor, reconocerlo, es conocer el verdadero rostro de Dios.
En el Nuevo Testamento este camino bíblico para el conocimiento de Dios alcanza su
plenitud en la aceptación vital de la venida del Señor Jesús. "Yo estoy aquí: reconocedme",
"volved a mí, a mi amor", es la paráfrasis de la predicación del Señor (Me 1, 15). Él se
muestra a nosotros, se muestra como Hijo de Dios, en el cual encontramos las variadas
situaciones y las variadas actitudes de nuestra vida.

PROEMIO 5
Esta experiencia no se reduce a momentos aislados, sino que toma la actitud de un "segui-
miento de Jesús". Jesús camina siempre hacia adelante (véase, por ejemplo, 10,32), nos pre-
cede con su palabra, nos interpela acerca de lo que Él es para nosotros (8,29). Nos percatamos
entonces de que Él nos trasciende, nos supera en nuestra justicia, a la cual le falta siempre
algo sustancial (10,21: el joven rico). Por ello quedamos asombrados como los apóstoles (10,
24.26). Todo eso no es algo teórico, sino "histórico", a costa nuestra, en una diversidad que
se repite y renueva entre la Palabra y nuestra vida.
El conocimiento vivo del Señor se va desarrollando de este modo en la tierra de nuestra
conversión. Esto durará hasta la revelación decisiva: Jesús morirá en la cruz en un acto de
amor supremo e imprevisible, contrastado y no aceptado (cf. 8, 32: reproche de Pedro),
pero viene a ser el sello de su divina diversidad y, por consiguiente, culmen del evangelio.
Entonces exclamamos con el centurión: "Verdaderamente este hombre era Hijo de
Dios" (15, 39).
En toda la Biblia el conocimiento de Dios siempre había sido un grito de estupor y
admiración, que el evangelio renueva, haciéndolo pasar a la intimidad del corazón del
hombre.
Esta es la experiencia que vamos haciendo también en nuestra comunidad.
Como fruto del estudio, de la conversación y de la oración comunitaria, que nos
ocupa cada día, nacieron estas hojas sobre el evangelio de Marcos, leído paso a paso por
entero, y luego se recogieron en un primer volumen (Me 1,1-8, 30). No se trata sólo de
un subsidio para comprender mejor el evangelio: nuestra comunidad quiere proponer su
experiencia de meditación en el camino tras la "nube" (cf. Nm 9,17 ss), no como modelo,
sino más bien como camino para confrontarse, abrirse, corregirse y enderezar cada vez
mejor su seguimiento en pos de Cristo.
Después de una breve introducción sobre el evangelio general, y alguna nota sobre
el evangelio de Marcos en particular, presentamos de cada trozo cinco niveles de
profundización, nacidos en la meditación comunitaria y redactados por cada uno según
su estilo propio. Por consiguiente, de cada trozo expondremos estos cinco puntos:
1. Presentación del texto y notas de explicación: después de una breve anotación acerca
del contenido del trozo, se aclara en la nota el significado de términos particular-
mente importantes o difíciles.
2. Significado teológico (o mensaje) del trozo, al interior del evangelio de Marcos, a la
luz de toda la revelación.
3. Actualización, es decir, esfuerzo por volver a expresar el mensaje con las categorías
de nuestro tiempo, para hacer comprensible el evangelio al hombre de hoy.
4. Aplicación a la vida: es decir, reflexión y esfuerzo por aplicar el mensaje a la vida
concreta de cada día y poner en evidencia sus consecuencias prácticas.
5. Reflexión de fe, como tema que se ofrece a cada uno o a la comunidad, para una
experiencia sobre el trozo.
A los amigos que al sentir la exigencia de revisar los contenidos de la fe cristiana y de
volver a dar un sentido más verdadero a sus expresiones, a menudo se preguntan cómo
leer el evangelio y cómo orar, ofrecemos estas páginas, con la esperanza de que les brinden

6 PROEMIO
alguna ayuda para captar en su vida la acción y la Palabra de Dios.
Este subsidio quisiera ser útil en la medida en que se hace una reflexión personal que
lleve a saborear directamente la palabra de la vida, recordando que "no es saber mucho
lo que sacia el alma, sino saber y saborear y gustar interiormente las cosas" (Ignacio de
Loyola, Ejercicios espirituales, Anotación 2a).
Este libro, evidentemente, no se ha de leer de un tirón. Cada trozo ha de ser meditado
lentamente, para asimilar el contenido del mensaje que se desarrolla progresivamente.
Por utilidad práctica, los temas principales con frecuencia vuelven a tomarse, para
ofrecer una comprensión suficientemente completa de cada trozo. De aquí resultan
las repeticiones necesarias, en lugar de simples referencias, que resultarían demasiado
incómodas al lector.
Como lo indiqué desde un principio, este itinerario de fe nació en un contexto de
crisis acerca de la comunidad-iglesia. La respuesta que juntos hemos encontrado al leer
el evangelio de Marcos recayó positivamente también sobre nuestra comunidad de vida.
Este comentario a Marcos lleva la firma de cinco religiosos jesuitas. Precisamente esta
lectura de la Palabra, pensada y realizada juntamente, ha sido un laboratorio fecundo
a través del cual nosotros los religiosos y algunas familias hemos comprendido cómo
podíamos ser familia de una manera nueva. Una comunidad de corazón abierto a la
Palabra, inspiradora y transformadora, una comunidad de puertas abiertas al hermano,
para hacer crecer la solidaridad social. Son las dos referencias que aún hoy caracterizan
la comunidad de Villapizzone1.
Advertencia: para el texto de Marcos seguimos la traducción española de la Biblia de
Jerusalén, reservándonos la libertad de introducir alguna modificación, que indicaremos
y justificaremos cada vez en las notas.
Silvano Fausti

La referencia a la Palabra se ha concretizado en la serie de los comentarios a los Evangelios de S. FAUSTI, Una cormtnita legge ¡/
Vangelo di Luca, EDB, Bolonia 1998, pp. 816; Una commita legge il Vangelo di Matteo, I, EDB, Bolonia 1998, pp. 288, mientras la
referencia a la fraternidad está bien descrita en el volumen de B. VOLPI - E, MELON1, Vivere con la porta aperta, EDB, Bolonia
1998, pp. 144.

PROEMIO 7
INTRODUCCIÓN

I. EL EVANGELIO

El evangelio nace de la comunidad que se interroga acerca del significado de


la vida y de la muerte de Jesucristo.
La primitiva comunidad cristiana tenía arraigado profundamente el sentido de la
libertad que Jesucristo había traído (cf. Ga 4, 6s.; Rm 8,15ss.), y se dedicó a reflexionar
sobre esta experiencia de libertad para descubrir su origen. En la alegría del Espíritu
Viuevo comunicado por Cristo, trata de comprender que este don proviene solamente
de aquel Resucitado que fue el Crucificado, y de ningún otro. Pero precisamente aquí
se presenta un punto oscuro, un obstáculo que a primera vista es insuperable: ¿cómo
puede ese pobre carpintero, Jesús de Nazaret, que terminó la vida en la cruz entre dos
malhechores, llevado a la muerte como blasfemo por el poder religioso y como subversivo
por el poder civil, cómo puede aquel que murió en el patíbulo de un condenado ser el
"autor de la vida" (Hch 3, 15) y "haber derramado ese Espíritu que ustedes ven y
escuchan" (Hch 2, 33), como dice Pedro?
La comunidad primitiva busca entonces la respuesta volviéndose hacia la única
dirección posible, y comienza a contemplar con esmero y pasión la vida histórica del
Nazareno, con el fin de ver en qué conexión esté el hecho de que Él haya vivido de esa
manera determinada -y que haya sido ajusticiado- y el hecho de que haya resucitado
de entre los muertos y haya sido elevado a la diestra de Dios. Contra todo intento de
evasión triunfalista, la cruz se impuso en seguida a los discípulos de Jesús con todo su
sentido, cargado de tristeza, crueldad y desolación (cf. los discípulos de Emaús en Le 24,
20s.): ella se presentó como ese escándalo borrascoso, irreductible y permanente del cual
había que darse cuenta absolutamente para comprender a Jesucristo. En efecto, Pablo
advierte que no hay que "desvirtuar la cruz de Cristo" (ICo 1, 17). Por consiguiente,
no se podía entender como un puro incidente en el trabajo, que se debía olvidar lo más
pronto posible al terminar la obra; tampoco se podía sencillamente narrar como una
aventura infeliz, e incluso mortal que, afortunadamente, por una intervención de Dios
tuvo un final feliz. La cruz fue y sigue siendo ese hecho capital para el cristiano que hace
exclamar a Pablo, en su polémica con toda explicación que trata de liquidarla: "No quise
saber entre ustedes sino a Jesucristo, y éste crucificado" (ICo 2, 2), porque "nosotros
predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles"
(ICo 1, 23). Con razón un proverbio dice que en la vida nada es gratuito, excepto la
muerte, que... sin embargo, cuesta toda la vida; el final de una vida no puede ser algo

INTRODUCCIÓN 9
casual, y existe la convicción, o por lo menos la aspiración inalienable de todo hombre de
que ella constituya su fin, como coronación y sello definitivo, que le da un significado.
Este significado último se ha de construir con paciencia y se ha de alcanzar con fatiga, a
través de una sucesión gradual de opciones coherentes que delinean lo que llamamos el
"proyecto" de la misma vida, sin el cual la vida humana carece de sentido.
Si la historia se ha de escribir a partir de su final, el evangelio escrito no es sino el
intento de comprender la historia de Jesús partiendo de su final, es decir, de su cruz a la
luz de la resurrección, para captar su proyecto global de existencia.
Eso no responde tanto a una pura curiosidad sino más bien a la necesidad de
encontrar el significado propio de la vida cristiana: en efecto, la vida de Jesucristo es la
vida del cristiano, que sigue su mismo camino, realizando las mismas opciones (cf. Flp
2, 5), de tal modo que, viviendo el mismo Espíritu, en el poder de su resurrección y en la
comunión de sus padecimientos, después de haberse hecho semejante a Él en su muerte,
tenga parte en su vida más allá de la muerte (cf. Flp 3, 10s.). Para seguir a aquel que da
la alegría y la vida, la comunidad de sus primeros discípulos, por consiguiente, trató de
comprender su camino, y se dedicó a recoger los diferentes testimonios de esos "hechos
y dichos" de Jesús en los cuales se condensaba y cristalizaba el enigma de Aquel que
los interpelaba como su Señor. Por consiguiente, trataron de unirlos entre ellos, de tal
modo que saliera a flote ese proyecto de existencia que, en la fuerza del Espíritu pascual,
sentían que se constituía la vida de su vida: "En efecto mi vida es Cristo", dice Pablo (Flp
2,21;cf.Ga2,20).
De este modo, lentamente, como un río que recoge en su lecho las aguas de muchas
fuentes, se ha ido formando en la comunidad eclesial el texto del evangelio.

El evangelio está escrito en el Espíritu Santo


El papel primario, en la formación del evangelio, le corresponde al Espíritu Santo,
en ese clima de amor y alegría que el resucitado había comunicado a sus discípulos, por
lo cual se habían convertido en "carta de Cristo escrita por nosotros -sigue diciendo san
Pablo- escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo, no sobre tablas de piedra,
sino sobre vuestros corazones" (2Co 3, 2). El "evangelio vivo" es, por consiguiente,
la misma comunidad que vive del Espíritu de Jesucristo: sin este evangelio vivo, el
evangelio escrito sigue siendo "letra que mata" (2Co 3, 6).
Sin embargo, este Espíritu no es algo impreciso y vago, sino precisamente el Espíritu
del Crucificado ya resucitado, que impulsa a recorrer el mismo camino que Jesús
recorrió. Precisamente, por eso, como ya lo hemos visto, la comunidad primitiva se
preocupó por recoger del círculo de los discípulos los varios testimonios que conciernen
al mismo Jesús. Habían comprendido profundamente que la única revelación de Dios es
el hombre Jesús, el rostro humano de Dios: Él es la palabra de Dios para el hombre, la luz
y la vida (cf. ]n 1,4), "en Él hemos tocado el Verbo de la vida" {l]n 1,1). Por consiguiente,
el evangelio ha sido escrito por el Espíritu Santo en nuestros corazones, o sea, es un hecho
espiritual. Pero como la "Palabra se hizo carne" (Jn 1,14), así el evangelio se hace letra, de
manera que precisamente de la letra bebemos el Espíritu y alcanzamos la palabra de vida
a través de la voz concreta de un texto que nos habla de Jesús de un modo calificado.
Se gún las diferentes culturas y circunstancias de las diversas comunidades tenemos
varios textos escritos del evangelio. Cuatro son los aceptados por la Iglesia universal,

10 INTRODUCCIÓN
redactados por diferentes autores con estilo y con acentuaciones y teologías diferentes,
con el único intento de ofrecer una contemplación orgánica de la vida de Jesús: así
tenemos la visión con cuatro perspectivas, matices multiformes, de ese único proyecto de
existencia que llevó Jesús desde la cruz hasta la gloria. Obviamente los cuatro evangelios
no lo narran todo. Se atienen a las líneas esenciales: en efecto, "hay muchas otras cosas
que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para
contener los libros que se escribieran" (Jn 21, 25). Lo que ha sido escrito, sin embargo,
constituye unas señales suficientes "para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de
Dios, y para que creyendo tengan vida en su nombre" (Jn 20, 31).

El evangelio fue escrito para nosotros que vivimos hoy


Para comprender el mensaje de un texto es indispensable saber para quién fue escri-
to. Del evangelio sabemos que nace de una comunidad, como su testimonio vivido, y
está destinado a ella, para que llegue a la plenitud de este testimonio, hasta cuando "Dios
sea en todos" (ICo 15, 28). Por lo tanto, el evangelio se halla en el origen de una comuni-
dad, que en él tematiza la razón y los aspectos de la propia vida, y está en su final, como
cumplimiento de una vida sin final, de la cual es promesa y anticipo. De los cuatros
evangelios "canónicos" que poseemos es posible determinar, con aproximación suficiente
para captar su mensaje, cuándo y en qué comunidad se han de situar. A esa finalidad
contribuyó de una manera decisiva, con la tradición de los antiguos, sobre todo el trabajo
enorme de exégesis realizado en los últimos cien años.
Sin embargo, nos parece inútil detenernos en la cuestión detallada de cuáles han sido
los destinatarios de cada evangelio: en efecto, se corre el riesgo de olvidar la cosa más
importante, es decir, que el mensaje del evangelio fue escrito y es normativo para nuestra
comunidad en este momento. Como la confrontación con el Crucificado fue siempre,
desde el comienzo, la piedra de toque de toda comunidad cristiana, como de Él se
alimentaron en la fe nuestros padres, en Él se sigue dando siempre a nosotros la palabra
de vida. Su mensaje nos interpela a nosotros, y penetra en nuestros corazones, "porque la
Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que espada alguna de dos filos. Penetra
hasta las fronteras entre el alma y el espíritu, hasta las junturas y médulas: y escruta los
sentimientos y pensamientos del corazón" (Hb 4,12).
Entre las numerosas reformas que puede haber aportado el Concilio Vaticano II, la
más revolucionaria es ciertamente la litúrgica. Esto no se debe a sustitución de ritos y
fórmulas antiguas con ritos vivaces y fórmulas nuevas, sino porque, finalmente, se ha
hecho asequible a todos los pueblos, en su propio idioma, el relato de las "maravillas
•de Dios" (Hch 2, 11). ¿No es acaso éste el don de un nuevo pentecostés, un nuevo
acercamiento a la palabra del Espíritu, que expresará y llevará a la maduración sus
frutos? Finalmente a todos se les ha concedido el poder entender el evangelio, que ha
sido escrito para nosotros.

El evangelio se presenta como luz final de la existencia cristiana


Por más que pueda parecer una afirmación paradójica, hay que decir de una vez con
claridad que el evangelio no "sirve", es decir, no se puede instrumentalizar para nada.
Nunca ha "servido" a ninguno, y cuantas veces las personas o las iglesias se han servido
de él, ha sido instrumentalizado, traicionado e inutilizado en su mensaje de libertad. En

INTRODUCCIÓN 11
efecto, el evangelio no da recetas ni ofrece soluciones a problemas personales o sociales:
tampoco trae al hombre un conocimiento que tenga una finalidad particular, y mucho
menos se puede instrumentalizar para un fin general como cobertura ideológica. ¡Son
todas cosas que se hacen en abundancia!... En fin, del evangelio no podemos servirnos
en ningún caso, ni preguntarnos "¿para qué sirve?", pues eso sería ya colocarse en una
óptica totalmente equivocada.
Con el evangelio sucede como con el amor: no "sirve" para nada; antes bien, cues-
tiona la misma pregunta: "¿Para qué sirve?", y abre al mismo tiempo al hombre un mun-
do nuevo, más allá del campo de lo utilizable, donde él descubre la luz del propio sentido,
la propia libertad, la plenitud y la alegría de vivir.
Por consiguiente, como primera característica el evangelio lo "rompe" todo, y es un
continuo desmantelamiento de las estructuras "serviles" que nos impiden la libertad. Lo
rompe todo, pero no por un gusto destructivo salvaje, sino porque presenta la belleza
del don y del amor, que no puede ser contenido ni coartado por ningún límite, por ser
demasiado angosto: por él el hombre lo abandona todo, pero con alegría, porque ha
descubierto algo más grande, como aquel que ha descubierto el tesoro en el campo y,
"lleno de alegría", va, vende todo lo que posee y compra aquel campo (Mt 13, 44).
El evangelio, si lo escuchamos correctamente, nos abre un horizonte siempre nuevo,
un futuro cada vez más grande, y nos llama continuamente hacia adelante y nos hace
salir de todo lo que es presente hacia nuestra identidad futura, nuestro oculto, el rostro
de nuestro deseo: "¡Seréis como Dios!". Como el amor, así el evangelio no "sirve" para
nada, sino que lo cambia todo: "¡Hago un mundo nuevo!" (Ap 21, 5; cf. Is 65,17). Por lo
tanto, la lectura del evangelio consiste en primer lugar en la contemplación del Otro que
acoge y se convierte en un principio nuevo de nuestra acción, en una caída progresiva de
todas nuestras barreras defensivas, hasta cuando el otro llega a ser nuestra vida (cf. Ga
2,20).
Sólo así logramos la libertad y la vida, "quien quiera salvar su vida, la perderá, y el
que pierda su vida por mí y por el evangelio, la salvará" (Me 8, 35).

El evangelio se puede leer sólo en el Espíritu, con la ayuda de las Escrituras,


a la luz de la tradición de la Iglesia
Simón, el nuevo teólogo, decía que, para comprender un versículo de la Escritura,
aun el que aparentemente es el más sencillo, es necesario confrontarse con él al menos
tres días y llorar... El llanto es al mismo tiempo señal de una privación dolorosa y de
petición: expresa nuestra indigencia, que clama hacia el Ausente, hacia el Otro. En la
lectura del evangelio, el Otro se entrega a nosotros, el Ausente se nos hace presente, con
la única condición de que en nosotros haya la capacidad de recibirlo, el vacío que lo atrae.
Por eso, la pobreza debe ser la situación de quien lee el evangelio. Ella misma es el primer
don grande de Dios, su primera presencia en nosotros como deseo del Ausente, que se
hará presente en la medida en que nosotros sintamos nuestra indigencia y lo deseemos.
Como nosotros no sabemos qué hemos de pedirle a Dios, esta pobreza es la única cosa que
con certeza podemos pedir, y en la cual tenemos la seguridad de ser escuchados. En efecto,
dice el Señor: "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá" (Le 11, 9).
Para el resto será el mismo Espíritu Santo, que "sopla donde quiere" (Jn 3, 8) quien
nos guíe en la lectura del evangelio. Lo primero que Él nos concederá, como a la Iglesia

12 INTRODUCCIÓN
naciente, será el don de la profecía que es el distintivo de todos los cristianos (cf. Hch
2,17s.), sin el cual no existe la Iglesia. El Espíritu profético no consiste en algo extraño
y peregrino, sino en saber discernir la realidad de hoy con el ojo de Dios, y tiene como
fundamento la persona concreta de Jesucristo, su Palabra definitiva al mundo: en efecto,
el Espíritu "os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Jn 14,26), dice
el Señor. Es en esta "memoria subversiva" de Jesucristo donde "descubriremos toda la
verdad" y "conoceremos el porvenir" (cf. Jn 16,13), el tesoro que Dios nos ha reservado.
En Él y por El no sólo somos llamados, sino que somos realmente "hijos de Dios" (cf. ljn
3, 1). El Espíritu de Cristo no sólo nos introduce y nos guía en la lectura del evangelio,
sino que se nos entrega: Él es el amor de Dios derramado en nuestros corazones (cf. Ga
4, 6; Rm 8,15), el Espíritu que Cristo nos ha entregado desde lo alto de la cruz: "Al morir
nos entregó su Espíritu" (Jn 19, 30), y de su costado brotó para nosotros el río de agua
viva y de sangre de la nueva linfa (cf. Jn 19, 34). Este Espíritu penetra en nosotros, y nos
lleva a amarnos mutuamente como Él nos ha amado (cf. /n 15,12), para que en nosotros
more la alegría, y nuestra alegría sea colmada (cf. Jn 15,11).
El principio y el fin del evangelio, por consiguiente, es el Espíritu Santo, es decir, el
amor, que derrite, destruye, abre, libera, renueva y llena de vida nueva. La verdadera
lectura del evangelio será entonces la que rompe el endurecimiento de nuestro corazón, y
lo dilata, reanimándolo continuamente a lo largo del camino de la libertad de los hijos de
Dios.
Los discípulos de Emaús, en vez de caminar en la fe de la resurrección, huían de
Jerusalén, lejos de sus hermanos, con el corazón triste, apesadumbrado y desilusionado.
El Resucitado se hizo su compañero y se volvió a encender su ánimo, al hacerlos
comprender que era necesario el paso de la muerte a la vida; "luego empezando por
Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre Él en todas
las Escrituras" (Le 24, 26s.).
Aquí se nos sugiere concretamente el modo como se puede y se debe encontrar a
Cristo: lo encontramos entre nosotros y aquí hay que buscarlo, en nuestro mismo camino;
pero no lo podemos descubrir y nos quedamos en nuestra amargura si Él mismo no nos
introduce, después de habernos inflamado el corazón con su Espíritu, en el conocimiento
de la Escritura, donde se nos habla de la promesa de Dios y de su realización. "¿Qué
buscáis?", son las primeras palabras que Jesús dirige a sus discípulos en el evangelio de
Juan, le respondieron: Rabí (que significa 'Maestro'), ¿dónde vives? Él les dijo: "Venid
y lo veréis". Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día" (Jn 1,
38s.). Cristo dirige la misma petición a todos los que lo buscan y quieren saber dónde
vive y quedarse con Él: nosotros vamos hacia Él siguiendo su palabra, vemos dónde vive
y lo contemplamos en su palabra y Él mismo habita entre nosotros si permanecemos en
su palabra (cf. Jn 14, 23s.). Ahora bien, su palabra nos la testimonia la Escritura, donde
Dios nos habla, nos interpela y nos atrae. El acudir a ella es indispensable, porque Cristo
es una palabra que "no nace de sangre, ni deseo de carne, ni deseo de hombre, sino que
nació de Dios" (Jn 1, 13): por consiguiente, a Él lo podemos comprender sólo a través
de la Escritura, que es la promesa de Dios de la cual Él mismo es la realización. Las
Escrituras no son sino esa nueva respuesta de Dios que es el mismo Jesús, el hombre
nuevo, el Hijo de Dios. Por lo tanto, no se da ninguna comprensión del misterio del
evangelio fuera de la palabra de Aquel que la ha prometido. En efecto, se trata de una
promesa y de una realización no del hombre, sino de Dios.

INTRODUCCIÓN 13
En este sentido son ejemplares los primeros discursos de los Hechos de los Apóstoles,
donde el significado de la vida, de la muerte y de la resurrección de Cristo se busca
siempre a partir de las promesas del Antiguo Testamento. En efecto, Jesucristo es la
palabra, única y total, que todas las Escrituras dicen, y éstas, como lo dice el Bautista,
no son más que la voz que lo proclama. Así, utilizando una distinción de Orígenes,
podemos decir por una parte que, así como no se puede oír la palabra si no es expresada
por una voz, tampoco podemos concebir a Cristo sin las Escrituras, de quien ellas son la
voz; por otra parte, como una voz no tiene ningún sentido si no se expresa una palabra,
así las Escrituras son un sonido sin sentido si no expresan a Cristo, que es su palabra.
Entonces el evangelio, don del Espíritu, lo entendemos y lo tocamos sólo en la lectura
de la Escritura, en una escucha prolongada: en esta escucha el hombre es movido por la
acción del Espíritu Santo, que lo pone en discusión en su existencia concreta y lo abre
para acogerlo como el don de Dios, fuente de vida nueva.
Entonces el evangelio, que nació en la iglesia primitiva como su interrogante acerca
del origen de la propia existencia, viene a ser también siempre un interrogante dirigido
a la comunidad eclesial, que tiende a la plenitud de la vida manifestada en Jesús (cf. Dei
Verhum, 8).
De ahí que la Iglesia es "sacramento de salvación" en cuanto y porque es fiel a esta
palabra. Así su unidad, que se expresa en la "fracción del pan", halla su origen en esta
palabra (cf. Dei Verbum, 8).
Para la lectura del evangelio es también importante saber usar todos los instrumentos
que los exégetas nos ofrecen. Pero en general el trabajo de éstos corre elriesgode agotarse
en un puro hecho técnico, es decir, en el exclusivo suministro de los instrumentos de
orquesta, sin saberlos tocar ni escuchar. Es necesario dejarse concluir más allá, porque el
Espíritu Santo es el único que hace emitir el sonido y que nos da el oído para escucharlo.
En efecto, se puede incluso "oír bien, sin escuchar" (Me 4, 12). Si nos limitamos en la
lectura del evangelio a los solos comentarios, aún los más hermosos y los mejor infor-
mados, nos sucede como a un atleta que no logra dar el salto, porque ha agotado todo
su aliento en la carrera: debemos saber ir más allá, dar un salto cualitativo, para oír la
melodía maravillosa de la palabra de Dios.
Por eso, aun valiéndonos de los datos exegéticos adquiridos, en esta lectura del
evangelio nuestra finalidad es la de ayudar al lector a acercarse al mismo texto: por eso
ofrecemos un comentario no muy erudito, pero que quisiera hacer que se comprenda
cada trozo en su contenido más inmediato y en el contexto más amplio de toda la
Escritura, al menos para los puntos esenciales. Por eso la Escritura hay que leerla con la
Escritura, si se quiere dejar resonar la Palabra de Dios que da la vida. Así la leyeron y la
acogieron los santos padres, y de ese modo alimentaron la vena inagotable de la tradición
que se formó en el tiempo de los apóstoles y que se continuó luego a través de los siglos
"en la práctica y en la vida de la Iglesia que cree y ora" (cf. Dei Verbum, 8).
También nosotros con las otras comunidades creyentes que escuchan la Palabra de
Dios, estamos y crecemos fielmente en la Iglesia, a cuyo magisterio vivo ha sido confiada
la tarea de "interpretar auténticamente la Palabra de Dios escrita o transmitida". "Pero
el magisterio no está por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar
puramente lo transmitido, pues por mandato divino y por la asistencia del Espíritu Santo lo

14 INTRODUCCIÓN
escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explicafielmente;y de éste depósito de la fe
saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser creído" (cf. Dei Verbum, 10).
Esta palabra nos sacude siempre, para que, "conquistados por Cristo Jesús", conti-
nuemos el camino sin demora hacia la meta que Dios nos ha fijado (cf. Flp 3, 12).

II. EL EVANGELIO DE MARCOS

El "descubrimiento" del evangelio de Marcos


El descubrimiento de la importancia del evangelio de Marcos es de fecha relativamente
reciente. Mientras el evangelio de Mateo había sido para la antigüedad el evangelio eclesial
por excelencia, el que mejor se prestaba para el uso litúrgico, y más tarde estuvo en auge
el de Lucas, menos judaizante, más cercano a la mentalidad griega y más conforme con la
nuestra, el evangelio de Marcos quedó más bien en la sombra. Se conformaban con repetir
con respecto a él, el juicio del obispo Papías (alrededor del año 130): "Marcos, intérprete
de Pedro, escribió con esmero, pero sin orden, todo lo que recordaba de las palabras y de
las acciones del Señor. Él no había escuchado ni seguido al Señor, en cambio, más tarde sí
escuchó y siguió a Pedro. Pues bien, como Pedro enseñaba adaptándose a las necesidades
de sus oyentes, sin preocuparse por ofrecer un orden en los discursos del Señor, Marcos
no nos ha engañado al escribir lo que recordaba; tuvo solamente esta preocupación:
no omitir nada de lo que había oído ni decir ninguna mentira" (según Eusebio, en su
Historia eclesiástica, III, 39,15). Este juicio, muy poco lisonjero con respecto a Marcos,
que se prolongó hasta el siglo pasado, fue corroborado por el otro juicio, también poco
lisonjero y muy apresurado de san Agustín, a quien Marcos parecía un "sintetizador y
casi copia" de Mateo (Agustín, De consensu evangelistarum, 1, 2, 4).
Así Marcos habría sido, sin orden, el escribano de Pedro, ¡o bien sin originalidad, el
compendiador de Mateo!
Por consiguiente, no fue pequeña la sorpresa cuando, después de estudios orientados
hacia la investigación acerca de la vida de Jesús, a partir de un examen de los sinópticos, C.
G. Wilke1 y C. H. Weisse2 llegaron, simultánea e independientemente, a determinar que
el evangelio de Marcos es una de las dos fuentes que se hallan en la base de la tradición
sinóptica. La teoría se impuso sólo más tarde, contra el dogmatismo de la escuela de
Tubinga3, es decir, en 1863 con H. J. Hotzmann. Se pensó así que el evangelio de Marcos
nos ofrecía un retrato atendible, no reelaborado teológicamente, del Jesús histórico.
No menor fue la sorpresa cuando en 1901W. Wrede4 demostró que todo el evangelio
de Marcos estaba elaborado teológicamente y estructurado sobre la teoría del "secreto
mesiánico", como veremos más adelante.

C. G. Wilke, Der Urevangelist, 1838.


C. H. Weisse, Die evangelische Geschichte kritisch und philosophisch be arbeitet, 1839.
Para la escuela de Tubinga, Lucas sería la tesis paulina, Mateo la antítesis judaizante y Marcos la síntesis católica, y por consiguiente,
posterior a los otros dos.
W. Wrede, Das Messíasgehemnis m den Evangelien, Zugleich ein Betrag zum Verstándnis des Markusevangeliums, 1901.

INTRODUCCIÓN 15
Por consiguiente, Marcos fue el primer evangelista y, además, ofrecía una teología
elaborada de Cristo, del cual se dieron las más variadas interpretaciones, según los juicios
o prejuicios de los varios comentadores que en él concentraron su atención.
Mateo y Lucas conocieron su evangelio y lo utilizaron ampliamente, incluso como
guión (sobre todo Lucas, que conserva su estructura de "subida a Jerusalén"), adaptán-
dolo a los respectivos ambientes, judíos o helenistas, integrándolo con una tradición
común de sentencias de Jesús, denominada "Q" 5 , y con tradiciones propias.

Originalidad, finalidad y estilo del evangelio de Marcos


Marcos pasó a ser considerado como el más original de los evangelistas, en el sentido
de que fue el que inventó el "género literario evangélico", en el cual a la luz de la pascua,
se ordenaban en un conjunto orgánico los testimonios acerca de Jesús, tratando de
comprender el significado de su vida que había llevado a la conclusión escandalosa de la
cruz y la no menos sorprendente de la resurrección.
Existían ya, ciertamente, varias redacciones escritas de la predicación apostólica, se
habían formado colecciones de los "hechos y dichos de Jesús", y ya existía, sobre todo, el
relato de la historia de la pasión. Al lado de este material ya también se había desarrollado
una completa interpretación teológica, como nos lo atestiguan las cartas de Pablo.
Marcos, presumiblemente hacia el año 70, para la iglesia de Roma, trató de reunirlo todo,
para ofrecer en su significado teológico el relato de la vida de Jesús.
Su relato se va desarrollando sencillamente en un camino, que lleva desde Galilea hasta
Jerusalén, de lo cotidiano a la altura del Gólgota, para ir descubriendo progresivamente a
través de milagros, exorcismos, controversias, dichos y discursos el misterio del hombre
Jesús, que es el Mesías esperado, y el inesperado Hijo de Dios. Su esfuerzo consistió en
enmarcar todo el abundante material narrativo, de tal modo que fuera comprensible
el destino único de Jesús, el hombre-Dios. Ciertamente no era una empresa de poca
monta... Por otra parte era necesario revestir de carne y hueso la especulación teológica
acerca de Jesús, que ya estaba muy desarrollada, de tal modo que no se desentendiera
de la historia, y Jesús y su mensaje no se convirtieran en una idea o en una ideología.
Cuando Marcos emprendió su obra, ésta se le facilitó por el hecho de que el relato de la
pasión ya era una unidad literaria. Ella ocupa todo el gran espacio final en la redacción
actual de su evangelio. En efecto, la muerte de Jesús era el enigma del cual se buscaba
la explicación de su misma vida, la cual, en Marcos, ya desde las primeras etapas, se
precipitaba hacia la pasión, que es el culmen de toda la obra6. Para Marcos podemos
considerar válida la observación que hace M. Káhler, según la cual los evangelios son "la
historia de la pasión, con una introducción amplia"7.
La trama exterior de la obra es relativamente elemental, como ya lo indicamos: se
trata de un "camino" misterioso, del cual se siguen las huellas, que al principio apenas
se señalan, y que luego llegan a ser cada vez más claras y evidentes. El Jesús de Marcos
"camina" y "sale" siempre. Primero se trata de un caminar un poco confuso e incierto,

"Q" indica la fuente de los "dichos" o loghia de Jesús, comunes a Mateo y Lucas. Se llama así por la letra inicial de la palabra alemana
"Quelle", que significa precisamente "fuente".
V. Taylor, The áccordmg to St. Mark, London 1952, p. 106.
M. Káhler, Der sogenanntt histoñsche Jem und der geschkhtliche bibliscke Christus, München 1961, p. 60.

16 INTRODUCCIÓN
que poco a poco se va delineando y determinando, para apuntar, finalmente, al Gólgota,
"fuera de los muros" (Me 15, 20). Sobre esta trama muy tenue, intencionalmente
simplificada, Marcos teje todos los elementos que posee, ampliando y reduciendo, y
de todos modos adaptando y reelaborando la totalidad con una sabiduría adecuada a
los fines de dejar relucir gradualmente el sentido inaudito del evangelio, es decir, "el
anuncio gozoso" de que el Hijo de Dios es el hombre-Jesús. Esta iluminación, que es
total solamente alfinaldel evangelio en la exclamación del centurión: "¡Verdaderamente
este hombre era Hijo de Dios!" (15,39), es la respuesta de fe que el lector debe apropiarse,
ya que ha sido preparado por la revelación progresiva de Dios en la vida de Jesús. Esta
exclamación del centurión es como el leitmotiv de Marcos, que repiten los espíritus, y que
es esbozado por el estupor de la muchedumbre anónima, y es proclamado por la voz de
Dios desde lo alto (1,11; 9, 7) y se capta con dificultad e incomprensión en la confesión
espontánea pero aún insuficiente de Pedro: "¡Tú eres el Cristo!" (8, 29). La luz de la fe
final ilumina hacia atrás cada pasaje del evangelio. Así la vida de Jesús se ilumina con su
significado, y viene a ser el camino del cristiano, y, si lo seguimos como discípulos, llega a
hacer resonar sobre la tierra la profesión de fe que había resonado solamente desde el cielo,
y a reconocer en Galilea, es decir, en la vida cotidiana, la presencia del Resucitado, que lo
precede como Él dijo (cf. 16, 7).
El estilo de Marcos es rudo y al mismo tiempo refinado, con el sabor de las fuertes imá-
genes primitivas que, en pocas palabras, lo expresan todo; se puede descubrir en él casi la
expresión del genio creativo y popular, sencillo y grandioso, que en pocos rasgos, decididos
pero con resonancias matizadas, dice lo esencial y sugiere lo infinito. Marcos es poseído
totalmente por el objeto de su contemplación, y desaparece detrás de él, casi en él, como
los discípulos, los que han sido objeto de milagros y la multitud atónita, que constituyen
el escenario en el cual Jesús asume la propia grandeza: en efecto, él es el sujeto único, con
dimensión desmesurada, que llena y mueve todo el espacio visual, y asume e involucra al
lector en el movimiento del asombro sin fin, que brota de la revelación progresiva de un
Dios insospechado en el hombre Jesús.

Teología del evangelio de Marcos


Marcos es totalmente ajeno a preocupaciones doctrinales, que, sin embargo, se pue-
den leer entre líneas: su atención está totalmente centrada en la persona de Jesús, y de Él
nunca se aparta. Es verdad que el Jesús de Marcos "enseña" siempre: pero no dice nunca
qué enseña, y del evangelio resulta claro que es su misma persona el contenido de la ense-
ñanza, la palabra que lentamente se manifiesta. También las parábolas (c. 4) y el discurso
escatológico (v. 13) hablan, más o menos veladamente, sólo y siempre de Él; así también
las numerosas discusiones, los milagros, los exorcismos y los varios dichos no hacen más
que anunciarlo cada vez más claramente en su misterio.
Por consiguiente, es imposible determinar con facilidad la teología de Marcos, por-
que ella no se trata de una doctrina o de una ideología, sino de una persona concreta,
Jesús, Mesías, Hijo de Dios, que se ha de acoger como nuevo criterio de praxis. El mis-
mo evangelio, como contenido, es precisamente este Jesús, Mesías e Hijo de Dios (cf. 1,
1), y las primeras palabras de Jesús, clave interpretativa de toda la obra, no son sino una
automanifestación: en efecto, comienza "predicando el Evangelio" (1,14), es decir, mani-
festando su persona (cf. 1,1).

INTRODUCCIÓN 17
N o s h a l l a m o s , p o r t a n t o , a l a s r a í c e s d e l a t e o l o g í a , d o n d e l a "theologhia", palabra
humana de Dios, halla su origen o, mejor, su desmentida en Jesús, palabra del mismo
Dios, que trastorna todo pensamiento del hombre. Como ya lo hemos dicho, en el
evangelio se trata de la revelación de Dios en el hombre concreto Jesús, y el evangelio no
es más que el anuncio gozoso, escandaloso y blasfemo para cierta teología, de que Dios
es precisamente y sólo Aquel a quien conocemos en su Hijo, el hombre Jesús. A nosotros
no nos queda otra cosa sino renunciar a toda idea preconcebida para contemplarlo y
seguirlo, ya que estamos siempre impulsados a seguirlo para poder contemplar, porque
va siempre "a otra parte", recorriendo, como el primer hombre, el camino de Dios.
Así Cristo y el cristiano son inseparables, y su misterio viene a ser el mismo misterio
del cristiano y de la Iglesia. El evangelio nos habla de esta historia que ya es común del
hombre y de Dios en el hombre Jesús. Después de Wrede, como ya lo hemos indicado,
se ha escrito mucho acerca del denominado "secreto mesiánico" cuya posición y solución
constituyen el meollo de la teología del evangelio de Marcos, que con razón M. Dibelius
define como el "libro de las epifanías secretas"8. Mientras remitimos la interpretación a
la lectura atenta del texto, nos parece que el "secreto mesiánico" no sea tanto un artificio
literario, sino más bien la huella de una necesidad teológica que el evangelio siempre,
como una revelación de Dios, implica: en efecto, El sigue siendo misterioso para el
hombre, precisamente como revelación de Dios. Marcos capta en su punto de origen
este dato de hecho, y lo convierte en tema de su evangelio. Además hay que añadir que
Marcos, como todo lector que se acerca a la figura de Jesús, percibe este misterio no sólo
genéricamente, sino en una forma concreta, en el hecho de que el Dios que poco a poco
se nos revela es Aquel que ningún hombre jamás hubiera podido sospechar, es decir, el
hombre Jesús, el Crucificado por la religión y el poder.
Como lo hemos dicho, el evangelio de Marcos es al mismo tiempo la posición y la
solución del "secreto mesiánico": éste es colocado en la primera parte del evangelio como
esa pregunta del hombre acerca de Jesús, que en la segunda parte encuentra su respuesta,
de parte de Dios, en el Hijo del hombre Jesús. Junto a la cruz cesa totalmente todo
secreto, en la exclamación del centurión, que, al ver "que había expirado de esa manera",
exclama: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios" (15, 39). En la cruz, la tierra
alcanza el cielo y el cielo se rasga sobre la tierra (cf. 15,38), mientras Jesús, "lanzando un
fuerte grito, expiró" (15, 37).
A pesar de las apariencias contrarias, el evangelio que, desde el punto de vista teo-
lógico, se acerca más al evangelio de Marcos, es aquel que está lejos en el tiempo y en la
mentalidad, el de Juan: aún con una cultura y un genio diferentes, los dos evangelistas se
elevan y se pierden en ese espacio único e idéntico, muy luminoso, que es la persona de
Jesucristo, Hijo de Dios, como lo indica Marcos en el título (1,1) y Juan en la conclusión
020,31).
División del evangelio de Marcos
Antes de hablar de cualquier división, es necesario observar la unidad de la obra:
todo el evangelio, elaborado en torno al "secreto mesiánico", es visto como un camino
creciente hacia la revelación final del Hijo de Dios en Jesús, el Crucificado (15, 39).

M. Dibelius, Die Formgeschichte des Evangeliums, 1961*. 232

18 INTRODUCCIÓN
Todas las diferentes tradiciones acerca de Jesús están incluidas y organizadas con un
estudio acortado, y se dosifica para el lector ese "colirio" (cf. Ap 3, 18) que renueva su
vista, y lo hace idóneo para sostener la luz oscura de la cruz, en la cual hay que apropiarse
la fe que se halla contenida en ia palabras del centurión.
Pero como esta luz no tiene fin, porque es el mismo Dios, al final del evangelio, con
estupor, nos remite al comienzo "vuelvan a Galilea" (16, 7), con un movimiento circular
en forma de espiral, en el cual el conocimiento aumenta sin límites, y crece en proporción
con el asombro. El misterio del hombre Jesús, en efecto, es inagotable, porque en Él
"habita corporalmente la plenitud de la divinidad" (Col 2, 9).
Una división general de la obra ya está señalada en el título, donde se dice que se
trata del evangelio de Jesús -que será el sujeto de toda la obra-, Cristo9, Hijo de Dios:
así la primera parte (1,14-8, 30) trata de Jesús como el Mesías, la esperanza del hombre,
acerca del cual uno se pregunta incesantemente: "¿Quién es éste?"; la segunda parte
(8, 31-15, 39) en cambio es la respuesta de Dios a esta pregunta que Él ha colocado en
el hombre: respuesta realmente admirable, donde el hombre, como les sucedió a los
discípulos, ya no se anima a interrogar (cf. 9, 32b), y la misma pregunta muere y se pone
atención solamente a escuchar y a acoger la revelación del Hijo de Dios en el Crucificado.
El paso entre las dos partes está marcado por la pregunta de Jesús, que por vez primera,
en vez de ser interpelado y cuestionado, interpela y cuestiona: "Y ustedes, ¿quién ieci.
que soy yo?" (8, 29).
Por lo que se refiere al "secreto mesiánico", la primera parte introduce en el corazón del
misterio de Jesús, que nos interpela, mientras la segunda parte da razón de este misterio: la
mesianidad de Jesús es y sigue siendo un secreto porque no responde a ninguna pregunta
del hombre, Jesús crucificado.
En esta división general que nosotros seguiremos, son posibles otros tipos de divi-
sión. Cargada de significado es la que se articula según la incomprensión progresiva con
respecto a Jesús. En nuestro comentario, examinaremos paso a paso los varios trozos, sin
darle mucha importancia a divisiones o títulos preconcebidos, para coartar la palabra del
evangelio en un esquema que, a pesar de todo, es siempre nuestro, y tiene algo de abstracto
y, tal vez, de arbitrario. Sin embargo, por motivos prácticos, en nuestra división y al asignar
los varios títulos y subtítulos nos hemos inspirado sobre todo en dos comentarios que
hemos considerado más útiles: el de E. Schweizer10 y el de V. Taylor.

9
Para los lectores de la comunidad de Marcos, "Cristo" era probablemente un título mesiánico desusado, que se convirtió en el
nombre propio de Jesús, en la forma "Jesucristo": Marcos usa este término sólo en el título y en el centro de su obra (1,1; 8, 29), tal
vez para crearle el espacio de significado originario.
E. Schweizer, // vangelo secondo Marco, Brescia, 1971,

INTRODUCCIÓN 19
I PRÓLOGO
1,1-13
1. JUAN EL BAUTIZADOR
( M c l , 1-8; cf. Mt3, 1-12; Le 3, 1-20)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Después delv. 1, que es como el título de todo el evangelio de Marcos y que procla
el anuncio gozoso del que se hablará es el hombre Jesús, el Mesías, Hijo de Dios, Ma
nos presenta inmediatamente al Bautista: en él se convierte en voz el deseo y la pregu
Dios que se extienden a todo el Antiguo Testamento. En efecto, el Bautista encama en
rasgos el Antiguo Testamento en su línea esencial, la espera profética del juicio de Di
de la liberación que El realizaría en medio de los hombres (v. 3); y anuncia la inminen
del Señor, día de condena y ala vez de salvación. El cierra el Antiguo Testamento y es
espera preanunciando el Nuevo Testamento. Es el índice apuntado hacia Jesús. Es la p
introduce en la novedad absoluta del evangelio. El predica la conversión y bautiza con a
"después" de él viene "uno que es más fuerte" que él, el cual bautizará en el Espíritu S

1. Principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.


2. Según está escrito en el profeta Isaías:
He aquí que envío delante de ti a mi mensajero,
que preparará tu camino.
3. Voz que grita en el desierto:
Preparen el camino del Señor,
enderecen sus sendas,
4. apareció Juan el Bautista en el desierto, predicando un bautismo de conversión
para la remisión de los pecados.
5. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran
bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
6. Juan llevaba un vestido de piel de camello con un cinturón de cuero a sus lomos;
y se alimentaba de langostas y miel silvestre.
7. Y clamaba:
"Después de mí viene uno más fuerte que yo;
y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias.
8. Yo los he bautizado con agua, pero El los bautizará con Espíritu Santo".

v.l:prtnapío:preferimoslapalabra"principio", término original. En efecto, si se entiende el v. lcomo


en lugar de "inicio" o "comienzo", porque nos parece título de todo el evangelio, notamos que Marcos no
que esta última no expresa bien el significado del quiere simplemente decir que estas son las primeras

1. JUAN EL BAUTIZADOR: M e 1, 1-8 23


líneas del evangelio, sino que afirma que estas prime- resucitado. Lo que les interesa a los evangelistas -y esto
ras palabras constituyen la síntesis del mensaje de se verifica de una manera magistral también en los
Jesucristo, del cual los capítulos siguientes serán escritores cristianos de los primeros siglos, conocidos
un desarrollo, por cuanto no sólo nos presentarán con el nombre de "padres de la Iglesia"- no es tanto
el significado sustancial de la vida de Jesús y de ofrecer una interpretación técnica y completa de
su predicación -el evangelio como "principio" de los pasajes a los cuales de alguna manera uno se
nuestro conocimiento de Jesús- sino que también refiere, sino captar su significado más profundo a
nos presentan el itinerario fundamental, los criterios la luz de la fe en Cristo. Es una invitación también
de toda opción, y por consiguiente necesarios, para para nosotros con el fin de que en la lectura de la
colocarnos en su seguimiento -el evangelio como Biblia sepamos unir correctamente la precisión de
"principio" o fuente de nuestra vida cristiana. De la exégesis analítica con la plenitud del comentario
este modo podríamos parafrasear el v. 1: "Principio teológico y espiritual.
que es el evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios". Todo Mensajero: en el original griego leemos la palabra
el texto del evangelio así viene a ser el "principio", "ángel" que, como en otros pasajes de la Biblia,
la fuente originaria del evangelio vivo, hoy, que significa anunciador o mensajero de hechos nuevos y
consiste en conocer a Jesús y al Padre que El nos ha decisivos que conciernen el designio de Dios para la
manifestado.
liberación del hombre.
Así como el libro del Génesis (cf 1, 1) y el vv. 4-8: Presentación de la persona y de la obra
evangelio de Juan (cf. 1, 1), también el evangelio de Juan Bautista, que es precisamente esa voz que
de Marcos comienza desde el "principio", que es grita en el desierto como lo habían preanunciado los
el mismo Dios por cuanto se ha manifestado en la profetas. El modo de vestir del Bautista está modelado
creación, en la historia y definitivamente en el Verbo sobre lasfigurasnómadas pobres. Pero a Marcos no
hecho carne. Dios actúa siempre en la historia: por eso le interesa el aspecto folclórico de la personalidad del
también el anuncio gozoso de los evangelistas hace precursor, sino el comienzo de la proclamación del
referencia a la fuente y a la vía de nuestra acción. evangelio dirigido a todo el mundo.
Evangelio: sería exacto traducir "anuncio gozo- Desierto: puede ser una indicación geográfica de
so": pero preferimos mantener la palabra común- la región inculta donde predicaba el Bautista; pero
menteusada: "Evangelio". En el Antiguo Testamento es más importante subrayar que aquí el término se
existe el concepto "anuncio gozoso de liberación", usa sobre todo por el significado teológico según
que halla su realización en Jesús. En el Nuevo la larga tradición acerca del tema del desierto en el
Testamento este concepto ha sido retomado sobre Antiguo Testamento, para indicar una situación de
todo por san Pablo que lo utiliza para indicar tanto el experiencia religiosa particularmente intensa, nueva,
hecho de la predicación cristiana, como su contenido. decisiva y dramática, como lo fue antiguamente el
"Evangelio" entonces indica la palabra que corre en paso del pueblo hebreo a través del desierto del Sinaí.
el mundo y anuncia el evento histórico de Jesucristo
Bautismo: es una palabra característica del Nue-
de tal modo que revela su significado para nuestra
vo Testamento: queda especificada por el comple-
salvación en la fe; con él Dios llama al mundo a la fe
mento que sigue: "De conversión".
en Jesucristo y a la salvación en Él. Sólo hacia el año
150 aparece esta palabra en el sentido de designar un Conversión: con frecuencia se traduce con la
libro del Nuevo Testamento, según acostumbramos. palabra "penitencia", pero es más fiel al original el
término "conversión", como cambio de mentalidad,
vv. 2-3: Son dos citas de los profetas Malaquías reorientación global de la actitud interior y por lo
(3, 1) e Isaías (40, 3). La atribución errónea a Isaías tanto de la conducta exterior; con mayor precisión
de la primera cita puede, tal vez, explicarse con la aún significa "invertir la ruta". Como resultado este
hipótesis de que ya existía una antología de citas bautismo lleva a la remisión (es decir, al perdón y a
bíblicas -unidas entre sí por palabras-clave sin una la superación) de los pecados".
indicación precisa de las fuentes- que usaban las
primeras comunidades cristianas, y en ellas se inspiró Espíritu Santo: este modo de caracterizar el Bau-
el evangelista. Anotamos aquí de una vez por todas la tismo de Jesús, en contraposición con el del Bautista,
continua y amplia referencia al Antiguo Testamento está tomado de la práctica del bautismo tal como
por parte de los evangelistas mediante citas más o éste se ha ido estructurando desde los primeros tiem-
menos literales o bien mediante la recuperación de pos de las comunidades cristianas. Pero las premisas
palabras al interior de la nueva reflexión cristiana, de este desarrollo ya estaban puestas en el Antiguo
que halla su núcleo inspirador en la visual abierta por Testamento donde fue el Espíritu de Dios el que
el Hijo de Dios hecho hombre, muerto en la cruz y liberó la comunidad de sus infidelidades como un
agua de purificación (cf. Ez 36, 25-28; Jr 31, 31-34).

24 1, JUAN EL BAUTIZADOR: Me 1, 1 -8
SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Principio del evangelio


El "principio" del evangelio de Jesucristo Hijo de Dios (v. 1), "principio" de la nueva
creación, del cual el "principio" de la creación con el que se abre la Escritura (Gn 1,1)
es sólo un eco anticipado como promesa, está encarnado en la actitud del Bautista que
descubre la realidad como juicio y salvación de Dios para el hombre (vv. 2-8). Su figura,
colocada al comienzo del libro, muestra cuáles son las constantes del hombre que acoge el
evangelio, es decir, el anuncio gozoso de que Dios ya existe en el hombre Jesús. Los vv. 2-
8 sirven como introducción permanente al mismo evangelio, y nos muestran con cuáles
ojos debemos colocarnos ahora frente a la realidad del día del Señor que ha venido, ojos
totalmente nuevos, así como es asombrosa la realidad que el evangelio presenta.
El Bautista está totalmente orientado hacia la luz del evangelio, hacia Jesús: sin éstos,
queda incomprensible la figura del Bautista, y por su parte, sin él, el evangelio podría
ser un caso único de hombre-Dios, deseo inaccesible a todo hombre, y no en cambio "el
primogénito de todas las criaturas" (Col 1, 15). Por eso el Bautista forma ya parte del
evangelio: en efecto, en Marcos es el primero que, aunque lo preceda, "sigue" a Jesús
por el mismo camino. Incluso anticipa su muerte (c. 6), camino por el cual lo seguirán
luego también los discípulos (cf. 8, 35-38). El es el hombre que sólo en Jesús, al cual cede
la propia gloria (Jn 3, 30), encuentra su sentido.
Por eso el Bautista no es solamente un profeta, sino "más que un profeta" (Mt 11,
9), porque introduce en aquella novedad absoluta del evangelio que los profetas, sólo
desde lejos, habían anunciado. El clausura el tiempo viejo, y conserva de él el elemento
cálido que ha de llegar, y permanece a la espera, señalando hacia lo nuevo que aparece
en Jesucristo. En Él se concentra y se eleva, al fin, en su realización, toda la expectativa
del Antiguo Testamento, de la cual los profetas habían anunciado el cumplimiento
en el futuro. Marcos expresa todo esto con una breve cita, atribuida a Isaías, que es
comprensible sólo en el contexto del cual están tomadas las dos partes (w. 2-3).
La primera parte de esta cita (v. 2) refiere el cumplimiento del juicio de Dios, anun-
ciado por Malaquías (3, 1-9), que aniquilará y aplastará con violencia toda injusticia
sobre la tierra. En efecto, en Jesús ha venido el día del Señor que, como dice Joel, lo
quemará y lo trastornará todo (cf. 2, 2-5) sin posibilidad de escapar de él (cf. Am 5, 19):
con su aparición, tiene comienzo la nueva creación, que borra el peso de la que ya ha
pasado: el primer cielo y la primera tierra han desaparecido (cf. Ap 21,1); con Él "ya está
el hacha puesta a la raíz de los árboles" (Mt 3,10), y "Él en su mano tiene el bieldo y va
a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no
se apaga" (Mt 3,12). Nada puede escapar a la amenaza: "He aquí que hago nuevas todas
las cosas" (Ap 21, 5; Is 65, 17) del reino que viene.
La segunda parte de la cita (v. 3) está tomada del "libro de la consolación" de Isaías;
resuena en ella, en contraste y como consecuencia del juicio precedente contra toda
injusticia, el himno de libertad del pueblo salvado por el Señor, para el cual, finalmente,
ha terminado la opresión (Is 40, 1 -9).
La realidad ya es la condena y la salvación del Señor, y el Bautista nos exhorta a verla
con ojos nuevos en estos términos: el Señor está aquí, y su juicio sobre el presente se ha de
captar por una parte precisamente en la destrucción de la opresión, a menudo suspirada y
temida (v. 2) y por la otra en la liberación, soñada y cantada, del oprimido (v. 3)

1. JUAN EL BAUTIZADOR: Me 1, 1 -8 25
El Señor está presente y se deja encontrar. Él está cerca (cf. Is 55, 6). A Él hay que
dirigirse ahora: "He aquí vuestro Dios" (Is 40, 9) ¡en medio de vosotros!
De aquí nace el vigoroso llamamiento a la conversión (v. 4) que el Bautista nos dirige
continuamente, y la llamada a un éxodo nuevo y último. En efecto: "Acudía a Él gente de
toda la región de Judea y todos los de Jerusalén" (v. 5).
Este último éxodo, que es el inicio del camino de la nueva liberación, es totalmente dife-
rente del éxodo de Egipto o de aquel de la esclavitud de Babilonia. La gente sale ahora de
Judea y de Jerusalén, que habían constituido la meta de los éxodos precedentes, y vuelve
a atravesar el Jordán, pero en sentido inverso: es un éxodo hacia una nueva patria, donde
ninguno todavía ha estado, diferente de la patria que guarda las tumbas de todo nuestros
padres, diferente del osario de esta tierra vieja. En efecto, la Judea y Jerusalén son el lugar
sagrado, del cual ahora es necesario salir, pasando a través de un nuevo mar Rojo, para
liberarse de la esclavitud de la ley, que mata, y acoger el Espíritu que vivifica (cf. 2Co 3, 6):
es necesario salir de la propia justicia, dice Pablo (cf. Flp 3,7ss.), para acoger al Señor que ya
no está en su lugar santo e inaccesible, sino aquí entre los hombres, en el hombre Jesús, en
el cual "reside corporalmente la plenitud de la divinidad" (Col 2, 9).
El éxodo al que se refiere el versículo 5, es el éxodo del evangelio: el éxodo definitivo en el
cual el hombre está en el camino hacia la patria prometida, hacia el absoluto, donde nunca ha
estado ninguno, y que el hombre, desde su infancia, ha deseado: "Seréis como Dios".
Por eso el mensaje característico del Bautista, que es fundamental para todo el que
se acerca al evangelio, es el de la espera. Pero ya no se trata de la espera de los antiguos
profetas, que esperaban un futuro remoto, sino de la atención para descubrir al Dios
presente: "En medio de ustedes está uno a quien no conocen... a quien yo no soy digno
de desatarle la correa de su sandalia" (Jn 1, 27; cf. 1, 7). El Bautista como el que se acer-
ca con rectitud al evangelio, sabe que detrás de la realidad presente se oculta ya algo más
que hay que descubrir, uno más fuerte, al cual hay que cederle el paso, y que viene en
seguida "después" (v. 7): toda nuestra atención va dirigida a este "después", represen-
tado por Jesús, el primero que ha recorrido el camino de Dios entre los hombres, abrién-
dolo también a todos nosotros con la efusión del Espíritu.
La intención principal de este trozo introductorio de Marcos es la de hacer que estemos
constantemente atentos a ceder el paso a Aquel que en seguida, después, en la continua-
ción del evangelio, nos será presentado, para que también nosotros podamos encami-
narnos por la misma senda. De este modo sale a flote, ya delineado claramente como
deseo, el tema del "seguimiento de Jesús" (cf. 1, 16-20), que era sentido tan fuertemente
por los apóstoles y por los primeros cristianos, hasta el punto de ser el hilo conductor del
mismo evangelio de Marcos, el cual precisamente nos presenta a Aquel a quien hay que
seguir.
Al resumir en el Bautista las características constantes del hombre frente al evangelio,
como Marcos podemos decir que, por el hecho de que Dios ya está aquí, en el hombre
Jesús, se lleva a cabo ahora, en esta realidad su juicio de condenación (v. 2) y de salvación
(v. 3). Estamos llamados a realizar un nuevo éxodo (v. 5), saliendo de la ley de nuestra
justicia, en ese desierto en donde desertamos de nosotros mismos y nos vaciamos de
nuestros criterios, para dar espacio al que viene después (v. 7): sólo así llega el "Espíritu"
(v. 8), principio del evangelio, que nos hace criaturas nuevas, capaces de recorrer con Él
el camino del "más fuerte" (v. 7) que vencerá la muerte y nos dará la vida.

26 1. JUAN EL BAUTIZADOR: Me 1, 1 -8
ACTUALIZACIÓN

Anuncio y liberación
Nuestra lectura del evangelio de Marcos tiene como guía una pregunta: ¿qué significa
él para nosotros hoy? ¿Tiene todavía un sentido para el hombre de hoy, como individuo
y como sociedad? ¿Cómo interpretar hoy el evangelio? Ya Marcos trata de actualizar.
No se limita a narrar la historia de Jesús, sino que capta todo su profundo significado en
función de los problemas de los cristianos de su tiempo.
También nosotros nos proponemos el mismo objetivo, de tal modo que el evangelio
pueda decir algo significativo y decisivo al hombre actual. Tratamos así de volver a
escribir nuestro evangelio.
Pero, ¿qué es el "evangelio"?
Es el mensaje de salvación, el anuncio de la voluntad salvífica de Dios: la misericordia
es ofrecida a los pecadores, la esperanza se da como regalo a los desesperados, el sentido
de la vida y de la historia es revelado a los vacilantes y a los inciertos, el camino es
indicado a los desorientados. Es la buena noticia, el anuncio gozoso, un grito de alegría;
porque el hombre prisionero es liberado y el hombre perdido es reconstruido.
Escribe Pablo: el evangelio es "fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree"
(Rm 1, 16). Por consiguiente, es un mensaje y una fuerza de liberación. Y nosotros,
¿cómo lo hemos tratado? Con frecuencia hemos prescindido de su carga liberadora e
innovadora, y lo hemos vuelto innocuo e inútil.
El mensaje de liberación crea y exige una capacidad de escucha que involucra toda la
persona, más que una mente idónea a sondear los misterios del universo. En este sentido
el evangelio es un llamamiento, que suscita y exige la fe. Cuando se anuncia el evangelio
de la liberación, caen las cadenas interiores y exteriores que vuelven a los hombres tristes
y malos. El oyente toma conciencia de la situación imposible en la cual se ha lanzado con
las propias manos y trata de salir hacia una situación nueva de libertad. En este sentido
el evangelio es acogido solamente en la fe. Y presupone la fe. Sólo el que cree en el
evangelio, es decir, sólo el que coloca su vida bajo la exigencia del evangelio de tal modo
que se deja determinar en todo y para todo por él, lo puede comprender.
Por eso Marcos habla del evangelio de Jesús "Mesías, Hijo de Dios". La experiencia de
la fe como de una liberación vivida es el punto de partida. El comienzo supone elfinal.Y el
final hace comprender el comienzo. Sólo una experiencia de resurrección hace comprender
a Cristo, el Hijo de Dios. Entonces se cree en el Cristo presente, en el Hijo de Dios que
actúa aquí y ahora, en el Resucitado, el cual no es una fuerza oscura que se identifica con el
proceso de la historia, sino el que interpela y promete.
Sin embargo, hay que evitar colocar a Cristo-Hijo de Dios en los cielos, fuera de nues-
tra vida y de nuestra historia. El Mesías es "Jesús". Es un hombre entre los hombres.
Cristo ya se encuentra en la historia, en las situaciones concretas, en los hombres. Es
necesario saber leer y discernir la presencia de la acción de Dios al interior de nuestra
historia personal y social. ¡Dios está aquí! He aquí el anuncio gozoso. Dios no es un más
allá para evadirnos; no es el Señor que le quita espacio al hombre, el cual para realizarse
tenga que negarlo, sino que es Dios con nosotros y en nosotros. De este modo queda
afirmada la unidad entre Dios y el hombre, contra toda separación, la cual hace que Dios

1. JUAN EL BAUTIZADOR: Me 1, 1 -8 27
exista sin el hombre (y ésta es la raíz de toda alienación religiosa), y que el hombre exista
sin Dios (y ésta es la raíz de toda concepción idolátrica del hombre). Lo que hace falta
no es la división entre el hombre y los otros hombres, sino la unidad de Jesús y todos
los hombres; no la separación entre los aspectos negativos (la muerte) y los aspectos
positivos (la resurrección) de la vida, sino la unidad entre ellos, de tal modo que los
segundos nazcan de los primeros. Así quedan superadas y resueltas todas las escisiones,
que caracterizan al hombre y a su mundo.
Pero, ¿deque modo el hombre-Jesús es el Mesías-Hijo de Dios? Y ¿de qué modo el Me-
sías-Hijo de Dios es hombre? He aquí la novedad y el secreto del evangelio de Marcos.
Pero antes de que se nos manifieste concretamente, se nos piden algunas condiciones sin las
cuales el mensaje no se puede captar. En los vv. 2-8 se indica el camino que conduce a Jesús,
el Mesías. Este camino es la historia del pueblo de Israel y la historia del hombre. Cristo
no es un grito que resuena en un vacío absoluto. Su venida ha sido preparada, es esperada
e invocada. La historia del hombre no está abandonada a sí misma. Ella es la historia de
la promesa. Dios envía a "sus mensajeros". Éstos preparan su venida final y definitiva.
Pronuncian palabras de promesa y esperanza. Consuelan y animan, pero esencialmente
impulsan hacia adelante. Indican siempre un éxodo, una salida de las seguridades, de los
mitos y de las idolatrías. Son "voces que gritan": gritan sin miedo y abiertamente contra la
injusticia y la violencia, están al lado de los pobres y de los débiles que son oprimidos, y en
este sentido se colocan contra el poder económico, político, ideológico y religioso. Son voces
proféticas, nunca aliadas con losricosni de los poderosos: son libres, como es libre el que le
presta a Dios su palabra. A Él siempre se refieren como a la base de su crítica social.
Con la sola fortaleza de la palabra de Dios, los profetas indican los caminos del
Señor, "allanan sus senderos", que son muy diferentes de los senderos de los hombres.
Juan Bautista es uno de ellos; aún más: él los resume a todos. Él es pobre y anuncia que
el Reino está cerca. Él indica el camino de Dios representado por el evangelio de Jesús,
que está a punto de irrumpir en la historia del hombre. Un mundo viejo está a punto de
terminar y un mundo nuevo está a punto de nacer: Juan está con sus espaldas vueltas al
pasado y con el dedo apuntado para indicar el nuevo tiempo final.
Y Juan Bautista indica su camino. Es el camino no de la conservación, sino del
cambio radical y continuo (conversión). Al contrario de los realistas y positivistas que
están apegados a lo que es, a lo que es dado y a lo presente, nuestra mirada debe dirigirse
hacia el futuro y hacia lo nuevo, que está a punto de nacer. Es el camino de la esperanza,
es decir, de la certeza confiada.

APLICACIÓN A LA VIDA

Las cosas se vuelven palabra


En ese "principio" del título, principio del anuncio gozoso que se manifiesta en forma
absolutamente concreta en la carne viva del hombre Jesús, se identifica en cierto modo el fun-
damento, el alma de una esperanza y de una existencia nueva para todos los hombres. A Él le
dan un nombre todos los que tienen el don de entenderlo en la profesión vital de la fe, pero lo
desean y están animados a ello incluso todos los que " buscan con un corazón sincero".
Entonces toda la realidad, humana y cósmica, cambia su aspecto: más allá de las
apariencias ella oculta y lleva en sí algo grande y en los diferentes acontecimientos, en los

28 1. JUAN EL BAUTIZADOR: Me 1, 1 -8
aspectos aun más contradictorios, en el sufrimiento, en la esperanza del hombre, anuncia y
viene a ser el "mensajero" enviado adelante por Dios para que indique su presencia aquí.
"Muchas veces y de muchos modos" se nos repite este anuncio. Pueden estar, por
ejemplo, bajo un signo negativo, el decaimiento y el estado confuso, a nivel de explosión
ya de civilizaciones, culturas, sistemas que se basan en el privilegio, el poder, en la
autosuficiencia, en la opresión común consumada: es el "juicio" de Dios del cual habla
Malaquías más que la "iniquidad" humana, que lanza al aire los cálculos del hombre; es
también ahuyentar al Faraón y la salvación divina en el desierto.
Por una parte, bajo un signo positivo, pueden estar el crecimiento y la irrupción por
doquiera de fermentos de esperanza, de anhelos de liberación, de gemidos de esa nueva
criatura que está a punto de salir a la luz (Rm 8, 22). Son comunidades de creyentes,
grupos, clases sociales y pueblos que en la pobreza extrema y en la opresión, vienen a
ser sacramento del Dios que salva en la necedad (así la juzga el hombre) y desmonta "las
cosas que son con las que no son" (cf. lCo 1, 28).
Es el anuncio de ese hoy de Dios que resuena siempre: "¡Hoy esto se ha cumplido!" (cf.
Le 4,14-21).
En una perspectiva semejante viene a ser perentoria la invitación a "salir de", para estar
en el desierto, y discernir por consiguiente todo lo que es caduco, inútil, estorboso para
un seguimiento ágil, al cual por otra parte nosotros estamos aferrados. En situaciones de
estructuras religiosas vienen a ser objeto de una obligada consideración la misma comunidad,
el estilo de vida, las liturgias, las reglas, las relaciones jerárquicas, la transparencia y la
oscuridad del testimonio. En situaciones de organización humana están las relaciones entre
grupos, incluso a nivel mundial, las escalas de valores, los modelos de vida en las familias
así como en la escuela y las fábricas: desde la afirmación exasperada de sí mismos hasta
el privilegio específico de clase, de la competitividad o de la trepada social a la cuenta
bancaria, con el rostro buscado o simplemente aceptado de la opresión.
Sólo así está "preparado el camino" para el evangelio, que podrá luego resonar con toda
su fuerza.

REFLEXIÓN DE FE

El carro de fuego
Una tradición hebrea espera el regreso del profeta Elias, hasta el punto de que en la
cena del pesah (pascua hebrea) se puede encontrar un cáliz preparado para él, que era
el huésped siempre esperado. Tal vez, eso se debe al modo como este gran personaje
religioso, símbolo del profetismo hebreo, se alejó de Eliseo hacia el cielo con el fuego,
señal del Espíritu.
Elias, que es descrito como "hombre con un manto de pelo y con una faja de piel
ceñida a su cintura" (2R 1, 8), parece que revive en Juan Bautista, pero, a pesar de las
semejanzas externas, en él no se cumple la esperanza mesiánica. Sólo Jesús, como lo
veremos en seguida, representa la plenitud profética (cf. 1, 10ss.). Juan Bautista, en
cambio, realiza a lo vivo, en su persona y en su pobreza, el paso entre un viejo Elias
que se ve obligado a alejarse en la espera, arrastrado por el fuego del Espíritu, y otro, el
nuevo Elias que es proclamado como presente en el fuego del mismo Espíritu: "Yo los

1. JUAN EL BAUTIZADOR: Me 1, 1 -8 29
he bautizado con agua, pero Él los bautizará en el Espíritu Santo" (1, 8: según algunos
manuscritos: "Con el Espíritu Santo y el fuego").
En el mismo corazón de este hombre humilde, puesto en confrontación con Cristo
y que nos obliga a cada uno de nosotros a una espera igual, en el momento de la
proclamación del Espíritu sucede el paso del Antiguo al Nuevo Testamento. El carro de
fuego sólo había podido llevar a Elias más allá de su pueblo hacia un punto de esperanza.
Allí él había desaparecido, mientras Eliseo con todo Israel fijando la mirada en ese punto
exclamaba: "¡Padre mío, Padre mío! ¡Carro y caballos de Israel! ¡Auriga suyo!" (2R 2,
12). Pero ahora el tiempo se ha cumplido y el reino de Dios ha llegado en aquel que
bautiza en el carro de fuego del Espíritu que viene.

30 1. JUAN EL BAUTIZADOR: Me 1, 1 -8
2. EL BAUTISMO DE JESÚS
(Me 1,9-11; cf. Mt 3,13-17; Le 3, 21-22)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Teniendo en cuenta todo el conjunto de observaciones es probable que este breve relato del
Bautismo de Jesús existiera ya desde tiempos anteriores en la primitiva tradición cristiana:
Marcos lo asumió integrándolo en una nueva composición de conjunto acerca de la persona y
de la obra de Jesús. El estilo de la narración es muy sintético y rítmico, lleno de rejerencias
al Antiguo Testamento. Al igual que en el trozo siguiente, se trata de una síntesis catequética
orientada al anuncio global del signijicado de Jesucristo, Hijo de Dios. Con este fin se utiliza
la descripción de la escena del bautismo de Jesús, que al mismo tiempo se presta para ilustrar
el significado del bautismo en la Iglesia, que hace que el cristiano venga a tener la misma
naturaleza de Jesucristo (cf. Rm 6, 5). En efecto, el evangelio fue escrito para la Iglesia,
a la cual se le aclara desde el principio, contra todo intento de evasión, qué implica para
el cristiano ser "hijo de Dios" en virtud del bautismo: ser "hijo de Dios", contra lo que el
hombre, como Adán, puede pensar, significa obrar como obró Jesús (cf. Flp2, 5-11), el cual
se muestra como Hijo de Dios precisamente en su profunda solidaridad con los hombres.

9. Por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan
en el Jordán.
10. En el momento que salía del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el
Espíritu, en forma de paloma, bajaba a Él.
11. Y se oyó una voz que venía de los cielos: "Tú eres mi Hijo amado, en ti me
complazco".

v. 9: por aquellos días: esta indicación genérica Aquí se quiere poner de relieve un momento funda-
de tiempo introducida por Marcos quiere subrayar mental de la toma de conciencia que realizó Jesús con
que el bautismo de Jesús está enmarcado en el respecto a su vocación, como se comprueba en el caso
contexto del ministerio de Juan Bautista, casi para de varios profetas, bajo la luz del Espíritu.
establecer una vinculación entre el anuncio de los Los cielos se rasgaban: esta imagen ya se halla en el
profetas y la venida del Mesías o, más globalmente, Antiguo Testamento (como, por ejemplo, en /s 63,19),
entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. para indicar que ha terminado el tiempo de la separa-
Jesús: significa este nombre: aquel cuya salva- ción o de la enemistad entre Dios y los hombres.
ción es Yahvé, o bien, salvación de Dios. En forma de paloma: la imagen de la paloma se
v. 10: vio: el sujeto es Jesús. Es difícil decidir encuentra ya en la literatura rabínica como emblema
si Marcos quiere describir una visión o un fenómeno de Israel. Aquí se recuerda la concepción del Espíritu
físico. Tal vez, él quiere expresar un fenómeno obje- de Dios que aletea sobre las aguas, de los cuales se
tivo, que, sin embargo, no fue percibido por los otros. habla ya en los antiquísimos relatos de la formación
De todos modos a nosotros no nos interesa tanto este del universo. También la voz del Señor se compara
problema de carácter histórico o científico, que es con la voz de la paloma. Además la imagen de la
ajeno a la perspectiva de los evangelistas, cuyo intento paloma era considerada como el símbolo del elemento
era el de presentar el alcance y el sentido de la presencia vivificante del hombre (que nosotros solemos llamar
y de la obra de Jesús en medio de nosotros acudiendo alma). En fin, ella era considerada también como
a imágenes, hechos yfrasesdel Antiguo Testamento. símbolo de la sabiduría.

2. EL BAUTISMO DE JESÚS: M e 1,9-11 31


v. 11: La frase pronunciada por la voz que se celebrado por el profeta en los capítulos 42-53 de
escucha desde lo alto recuerda Is 42, 1, es decir, el su libro, y otros pasajes del Antiguo Testamento,
comienzo del primer cántico del "siervo de Yavhé" como por ejemplo el Sal 22.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Proclamación del "Siervo"


La escena del Bautismo, como la de las tentaciones en el desierto que meditaremos en
el trozo siguiente, hay que considerarla como el comienzo que enmarca y anticipa toda
la vida de Jesús. En lugar de hablar de la encarnación Marcos nos presenta a Jesús que
llega de Nazaret de Galilea para hacerse bautizar: Jesús se presenta en todo solidario con
nosotros. Él, que "no conoció pecado" se hizo "pecado por nosotros" (2Co 5, 21). "Ha
sido contado entre los malhechores" (15, 28; Is 53, 2). Se hizo "maldición por nosotros"
(Ga 3,13; Dt 21, 23).
Jesús se halla enfilacon todos los hombres pecadores. Dios está con nosotros y no sólo
de un modo genérico; está con nosotros en una parte muy precisa, en la parte más profunda
de nosotros mismos: en nuestra situación de pecadores. Así comienza su ministerio.
Se hace bautizar y sumergir en el agua: después de la inmersión, símbolo de la muerte,
comienza una vida nueva.
Así como en su muerte se rasgará el velo del templo (15, 38), así también ahora se
rasga el cielo y baja sobre Él el Espíritu: es la proclamación de su misión como Mesías.
Él, que se hizo solidario con los pecadores, que se sumerge en la muerte, es el Mesías
esperado, el Cristo.
Al mismo tiempo una voz desde lo alto revela su realidad insospechada: "Tú eres
mi Hijo amado, en ti me complazco". En esta palabra: "Hijo amado" resuena la entroni-
zación regia del Salmo 2, 7, pero al mismo tiempo se indica el camino a través del cual
Jesús cumplirá su misión como Mesías y alcanzará la exaltación del Hijo de Dios, Señor
del universo: es el camino prefigurado en la suerte del siervo de Yahvé que sufre, que es
celebrado por Isaías (42,1), al que las palabras de Marcos hacen claramente referencia.
Así Jesús, en la prefiguración de la muerte del esperado (el Mesías, el Cristo), se revela
a nosotros como el inesperado (el Hijo de Dios). El verdadero bautismo de Jesús será el
Gólgota (10, 38), donde Él morirá, dando "su vida como rescate por muchos" (10, 45);
precisamente entonces, y no antes, el centurión por vez primera sobre la tierra proclamará
la misma palabra que el Padre aquí hace resonar desde el cielo: "¡Verdaderamente este
hombre era Hijo de Dios!" (15, 39).
Aquí ya se da toda la estructura del camino de Jesús y del cristiano, camino inverso al de
Adán (cf. Flp 2, 5-11): el camino de la humillación, que lleva a la exaltación. Es la lógica de
todo el evangelio, donde "el primero será último de todos y el servidor de todos" (9,35).

ACTUALIZACIÓN

Disponibilidad al servicio hasta la muerte


"Jesús de Nazaret se hace bautizar". Con eso se vuelve clara su misión. Todo el
episodio, en efecto, y especialmente la venida del Espíritu Santo sobre Jesús y las palabras

32 2. EL BAUTISMO DE JESÚS: Me 1,9-11


que Dios proclama sobre Él, evocan lafiguradel "siervo de Yahvé" del libro de Isaías. En
el Bautismo Jesús se consagra como siervo de Dios y de los hombres. El es el que consagra
su vida a la obediencia a Dios y al amor a los hombres. La actitud de servicio inspirará toda
su vida. Ser siervo hasta la muerte es su vocación. Él llamará su muerte un "bautismo" (10,
38). La muerte será el punto culminante de su servicio.
Con eso Jesús contesta desde las raíces al hombre en su anhelo de autoafirmación y
en su búsqueda de dominio, de ganancia y de posesión. El hombre en cuanto prisionero
del egoísmo y de la tendencia a instrumentalizar está condenado. La actitud de servicio,
proclamada en el Bautismo de Jesús, afecta incluso las estructuras económicas, sociales,
políticas y culturales, en las que el espíritu patronal se ha condensado o expresado. Todo un
conjunto de situaciones de alienación, es decir, de dependencia y de pérdida del hombre,
-el hombre explotado por el poder económico en el fruto, en los métodos y en losfinesde
su trabajo; la situación de extraño del hombre para el hombre como efecto del poder social;
el hombre esclavo del poder político; el hombre como objeto de las decisiones ajenas y
manipulado por el poder tecnológico y cultural; el hombre alienado por el poder religioso-
es superado con el Bautismo de Jesús. Los diferentes mitos caen y los ídolos se hacen trizas;
los poderosos y los fuertes que dominan y explotan a los pobres, quedan confundidos. Y el
hombre, individuo y sociedad, se vuelve disponible para la nueva obra.
De este modo el siervo de Dios se vuelve solidario con todos los pobres, con los cua-
les comparte la suerte de la pobreza, aún para protestar eficazmente contra ella. Sobre
el humilde Siervo "los cielos" cerrados "se reabren": el servicio de Jesús reconcilia al
hombre con Dios, que es un Dios abierto al hombre, principio de su liberación total.
Sobre Jesús "viene el Espíritu"; y Jesús, lleno del Espíritu, "bautizará a los hombres en el
Espíritu". La liberación integral no será solamente liberación del hombre, sino también
fruto del poder del Espíritu. Ella será en las raíces un despertar, una nueva creación del
Espíritu, que renovará todas las cosas. Jesús es proclamado "Hijo predilecto", "objeto
de la complacencia de Dios". En la base de la liberación del hombre de sus alienaciones
están el amor de Dios a los hombres y lafidelidadde Dios a sus promesas. Por eso ella es
también la grande liberación de Dios.

APLICACIÓN A LA VIDA

Con los otros


Jesús es el inesperado, que se revela en lo cotidiano más gris: lo divino en lo humano.
La persona se humaniza realmente cuando se relaciona con los otros: es decir, cuando,
al crecer, entra en la trama de relaciones interpersonales y encuentra un papel suyo propio
al interior de la familia, al interior de círculos sociales cada vez más amplios. Entonces nace
como hombre.
Un poco sobre esta línea, con estos pocos versículos, Marcos hace su relato del
"nacimiento de Jesús", de su inmersión (Bautismo) en lo humano, de su hacerse hombre,
de su vocación o actitud de fondo (cf. Flp 2, 5-11). Y, en esto se manifiesta como Dios.
Jesús no hace un discurso programático. Pero, como encontrará la muerte entre dos
ladrones, así da comienzo a su actividad colocándose enfilacon los pecadores, en el gesto
de quien confiesa la propia incapacidad (pecado) como principal característica humana,
pero con el anhelo de ir más allá.

2. EL BAUTISMO DE JESÚS: Me 1, 9 33
Con eso hace justicia de todo aislamiento espléndido o temeroso de tanta religión y
"aristocracia".
Dice dos cosas:
- de condena: para la alienación que no tiene nada que compartir con la fe y el
compromiso evangélico, de quien o aquella comunidad o iglesia (pequeña o grande) que
de cualquier modo se aparta de lo humano; pero sobre todo
- de salvación: en situaciones humanas muy diferentes, en esta persona concreta,
en un núcleo de familias, en un grupo o en pueblos enteros oprimidos y sufridos, en
comunidades o movimientos de rescate, de promoción, de participación, de solidaridad,
de servicio, se manifiesta e irrumpe la presencia de la salvación, de la liberación, de la
vida nueva... la "cercanía del reino". Y esto sucede no en términos de trascendencia
aplastante, sino de un compartir y de servicio oculto (véase: "Mi Hijo amado", de
Marcos y el primer cántico del siervo sufrido de Isaías).
En esta perspectiva se pueden escuchar otros dos trozos:
1. La afirmación del bautizador: "En medio de ustedes está uno a quien no conocen"
(Jn 1, 26b). Es la escandalosa posibilidad de que Jesús, de quien todos conocen de
dónde viene y quiénes son su madre y sus parientes (6, 3), sea el Mesías, de quien
"nadie sabe de dónde venga" (Jn 7, 27; Mt 24, 26);
2. y la pregunta al juez: "¿Cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer; o
sediento y te dimos de beber?" (Mt 25, 37).

REFLEXIÓN DE FE

Irrupción imprevisible
El relato del bautismo parece que está marcado por una presentación de Jesús muy
sobria y por una manifestación divina igualmente gloriosa.
Es un Jesús casi anónimo, que llega de una Nazaret apenas mencionada, que en una
sencillez total e inadvertido para los presentes, se acerca a la multitud también anónima
de los bautizados.
Sobre Él desciende una manifestación divina, que rasga las tinieblas de la historia y
de los tiempos cargados de expectativa. Es una irrupción del Espíritu de Dios que, desde
ese momento, está destinado a dominar el mundo en plenitud, contrastado ferozmente
pero inútilmente, por el espíritu del mal. En seguida después se tendrá el primer choque
frontal entre los dos espíritus, en Jesús llevado al desierto. Por ahora lo que resuena es la
palabra del Padre sobre el "Hijo amado".
La decisión y la plenitud con la que es presentada esta venida divina repercutirá en la
decisión y plenitud de Jesús, el Mesías (" el reino de Dios está cerca", cf. v. 15), así como
la humilde posición de aquel que se hace "bautizar" será el mismo estilo de toda su vida.
La humillación glorificada será la condición del Mesías.
Los vv. 9-11 forman parte de la representación inicial que el evangelio hace de Jesús
y que espera ser redescubierta y verificada en las vicisitudes sucesivas del hombre Hijo
de Dios.

34 2. EL BAUTISMO DE JESÚS: Me 1,9-11


3. LA TENTACIÓN
(Me 1, 12-13; cf. M Í 4 . 1 - 1 1 ; Le 4, 1 -13)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Este breve relato está ligado estrechamente al del Bautismo de Jesús, con el cual debía formar
uno de los elementos más antiguos de la predicación de los apóstoles. Los primeros cristianos
a través de las imágenes fuertemente pictóricas (y por ende simbólicas) de estas líneas que se
han de entender a la luz del Antiguo Testamento (cf. Dt 8, 2) querían expresar convicciones
teológicas profundas con respecto a la situación y ala experiencia humana de Jesús. Mateo
y Lucas nos han transmitido el mismo relato en una forma amplia, estructurándolo sobre las
tentaciones del pueblo de Dios en el desierto (cf. Dt 8, 3; 6, 16; 6, 13; y respectivamente Ex
16; 17, 1 -7; 32). También san Pablo ha retomado el mismo tema actualizándolo para la iglesia
de Corinto (lCo 10, 1-13).
Jesús se ha encaminado por la senda de la solidaridad con los hombres y experimenta
también sus dificultades.

12. Al punto, el Espíritu lo empujó al desierto,


13. y estuvo en el desierto durante cuarenta días, siendo tentado por Satanás.
Estaba con los animales del campo y los ángeles le servían.

v. 13: cuarenta días: la expresión no se ha de sucesiva (libros apócrifos y libros rabínicos) este
entender en sentido estrictamente cronológico, así término asume el significado de príncipe del mal y
como tampoco cuando en el Antiguo Testamento de antagonista de Dios, y retoma una idea de origen
se habla de la experiencia de Moisés (Ex 34, 28), del persa.
pueblo hebreo en el desierto, de Elias (IR 19, 8) y de Animales del campo: esta indicación particular
otro pasaje del Nuevo Testamento cuando se habla puede subrayar que el lugar donde Jesús se ha reti-
del primer período de la vida de Cristo resucitado rado era realmente aislado y áspero. Pero en el
antes de la Ascensión (Hch 1, 13); el uso de esta Antiguo Testamento la presencia de animales va
expresión en el Nuevo Testamento vuelve a tomar unida a los poderes del mal. Por eso aquí el ele-
explícitamente el significado que tiene en el Antiguo mento característico viene a ser precisamente la
Testamento: indica un período de experiencia convivencia pacífica de Jesús con los animales del
religiosa particularmente intensa y decisiva. desierto, como señal del comienzo del mundo nue-
Satanás: es la transcripción de una palabra vo que se había de instaurar con la vida del Mesías
aramea que significa "el que acusa", "el que divide", victorioso sobre las fuerzas del mal (cf. Is 11, 1-
"adversario". En el Antiguo Testamento se usa poco 10; 65, 25; Sal 92, 12-13), para asemejar Jesús a la
y sólo en los libros tardíos; indica un ángel cuya figura del primer Adán que vivía entre los animales
tarea es la de acusar al hombre (Jb 1, 2) o bien un a los que les había dado el nombre, señal de dominio
poder maléfico (lCro 21, 1); en la literatura hebrea sobre ellos (Gn 2,19-29).

3. LA TENTACIÓN: Me 1, 12-13 35
SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La prueba sin evasión


Este breve relato, unido al del Bautismo, tiene el valor de prólogo a toda la vida de
Jesús y pone en evidencia su estructura, anticipando su significado esencial: Él es el
hombre del Espíritu Santo, que ha venido para vencer el mal y liberar al hombre.
Existe un vínculo estrecho entre la proclamación del "Hijo de Dios" en el Bautismo y su
misión en el desierto para afrontar a Satanás: el Espíritu precisamente une las dos escenas.
Jesús, en el Bautismo -experiencia de la realidad de la vida humana-, en fila con los
pecadores, ha recibido el Espíritu y es proclamado "Hijo" por parte de Dios. Jesús es
el Hijo de Dios, que no se evade de la realidad del hombre, sino que se somete a ella en
actitud de servicio.
Las tentaciones que ahora experimenta conciernen precisamente su condición como
"Hijo de Dios" en este sentido de ''Siervo" en lugar de "Señor". Es la tentación de todo
cristiano, como "Hijo de Dios" y es la tentación de toda la Iglesia: "El que crea estar
en pie, mire no caiga" (] Co 10, 12). Marcos, diferente de Mateo y Lucas, no especifica
el número ni el tipo de las tentaciones. Saldrán a flote en la secuencia de la narración
de la vida de Jesús, pues toda ella es una tentación: en efecto, ella está colocada en el
trasfondo del "secreto mesiánico", que ocupa todo el evangelio y que tiende a poner en
guardia contra la tentación de anticipar la gloria sin pasar a través del camino obligado
del hombre, del "Hijo del hombre" que debe morir (cf. 8, 31). El "quítate de mi vista,
Satanás" que los sinópticos colocan aquí, Marcos lo coloca en 8, 33 al final de la primera
parte del evangelio, y lo coloca como centro que continuamente nos contesta como iglesia
en "nuestro" modo de entender al Mesías, y por consiguiente, su mensaje de liberación.
Es el Espíritu el que impulsa con fuerza a Jesús hacia el desierto, así como Dios
con brazo fuerte había hecho salir a su pueblo de Egipto y lo había guiado más allá del
Mar Rojo. En el desierto, lugar de prueba y de la fidelidad de Dios, Jesús permaneció
cuarenta días, para volver a recorrer en sí toda la historia de la humanidad: la historia de
Adán que fue tentado, pecó y murió, la historia del pueblo de Dios, que en el desierto
fue sometido a la prueba y cayó.
Los cuarenta días, que tienen referencia con los cuarenta años en el desierto,
simbolizan toda una generación, toda la vida: toda la vida de Jesús, como la de todo
hombre, fue desierto y prueba, hasta el final: el desierto es vasto al igual que la misma
vida, al igual que el deseo del futuro.
Pero, al contrario de todos los miembros del pueblo que pasaron por el Mar Rojo, y
sucumbieron en la prueba y murieron sin llegar a la patria deseada, Jesús será el primer
hombre que vence el mal, supera la prueba y llega a la tierra prometida.
Satanás es el que tienta a Jesús en el camino del Hijo de Dios emprendido en el Bautismo
-camino inverso al de Adán- camino de la solidaridad, de la verdad y del servicio, que lo
llevará, al fin, "a dar su vida por todos" (10, 45). La muerte será la tentación suprema:
"Aparta de mí esta copa" (14, 36). También Pedro será llamado "Satanás" porque piensa
falsamente "según los hombres", porque no quiere aceptar la pobreza del "Hijo del
hombre que debe morir" (cf. 8, 31 -33).

36 3. LA TENTACIÓN: Me 1, 12-13
La tentación de Jesús es la de todo hombre: es la de "pensar según los hombres", no
según la "palabra revelada por Dios": el mal es interior al hombre, que entiende a su
modo el ser hijo de Dios, como Adán.
Pero Jesús no sucumbe como Adán; en todo el evangelio se desarrollará el camino
del Hijo de Dios contrapuesto al camino del hombre (cf. Flp 2, 5-11). En Jesús ya está
anunciado el nuevo Adán, el hombre de la nueva creación, el Mesías esperado que vence
el mal y reconstituye ese orden que existió al principio, sólo como espera y deseo del
hombre: en efecto "estaba entre los animales del campo", señal de reconciliación en toda
la creación, liberada ya del domino de la iniquidad.
Es precisamente ese "Mesías" -ese esperado que vuelve a recorrer el camino del
desierto propio del hombre, sin evasiones, y por consiguiente, morirá- que se nos revela
aquí de un modo inesperado como el Hijo, a cuyo servicio están los ángeles.

ACTUALIZACIÓN

La lógica humana puesta al revés


El Espíritu impulsa a Jesús al desierto. Siempre somos llamados por el "Espíritu"
de Jesús a salir de nuestras seguridades y de nuestros apoyos. Es necesario dejar lo
que está garantizado y establecido. Porque el Espíritu es una fuerza, que nos saca de
nosotros mismos y de nuestras estructuras: es la crítica radical del hombre, la continua
puesta en discusión del hombre en su espíritu y en sus instituciones. En la historia nada
es absoluto, nada es definitivo; porque la tensión hacia lo que es final y último todo
lo vuelve provisorio y relativo. En efecto, caminamos hacia lo nuevo lo diferente y lo
futuro. Confiamos en una palabra de promesa, miramos hacia adelante, superando el
tiempo presente que tiende a atraparnos en sus ídolos y en sus mitos de opulencia. El
"desierto" son nuestras dificultades, nuestra nostalgia de la esclavitud y nuestro miedo
de la libertad. En el desierto Jesús permanece cuarenta días y es tentado por el espíritu
del mal. "Fue probado en todo, igual que nosotros, excepto en el pecado" (Hb 4, 15);
"fue probado" y "sufrió personalmente" (Hb 2,18).

Es la historia de Israel y de toda la humanidad.


Pero mientras que Israel cae en la tentación, Jesús permanece fiel al proyecto de
liberación de Dios y se abandona a Él totalmente. En Jesús toda la humanidad dice sí y por
este camino, en Cristo, realiza su objetivo. Así el hombre es reconstruido y nuevamente
puesto en pie; y se vuelve a encontrar a sí mismo. Las tentaciones son las diferentes
crisis, en las que nos debatimos: la desesperación y la desconfianza, las seducciones y
los atractivos, que pueden llevar a una pérdida de la fe, de la esperanza y del amor. Pero
crisis es también una situación de decisión. Por consiguiente, puede también llevar a
tomar mayor conciencia, libertad y responsabilidad: a purificar y a dilatar nuestra fe,
nuestra esperanza y nuestro amor. La lucha de Jesús contra Satanás es el conflicto contra
el espíritu del mal y contra las estructuras demoníacas de la sociedad.
Satanás pretende alejar a Jesús de su misión. En el Bautismo Jesús se ha consagrado
al servicio. Ahora tiene la tentación de la actitud opuesta de no servir, que se le presenta
a Él y a todos como "obvia"; ¿acaso no es más fácil o más eficaz "con un fin bueno" para
la construcción del reino de Dios, en lugar de "servir" a los otros, "servirse" de todos esos

3. LA TENTACIÓN: Me 1, 12-13 37
atajos maravillosos de todo tipo que el poder puede ofrecer? Esta es la perspectiva de vida
para quien acepta las visuales mundanas. Pero el poder tiende siempre a ser opresión y
no puede servir para liberar a ninguno.
Como nadie obra "con un fin malo", podemos decir -y en esto consiste la tentación-
que es precisamente "con un fin bueno" como se comete todo el mal entre los hombres.
Pero en la actitud de Jesús se invierten los caminos de los hombres. Fiel a Dios y a su
misión evitará lo que en el mundo es considerado prudencia, honor y convivencia.
Y he aquí la grande novedad sobre la faz de la tierra: la armonía del mundo -"estaba
con los animales del campo" (v. 13) - como consecuencia y encarnación de la armonía
con Dios - "y los ángeles le servían" (v. 13).

APLICACIÓN A LA VIDA

Atentos al Espíritu
El Espíritu que "con su poder" impulsa a Jesús al desierto logra siempre ser sorpren-
dente y preocupante, aunque sabemos que precisamente en el desierto Dios construye
su pueblo.
Preocupa porque, por ejemplo, va contra nuestros esquemas, ¡religiosos o menos!
Nosotros inmediatamente imaginamos -e invocamos- a un Espíritu que nos saque de las
dificultades, del mundo, que le evite "a la bella alma" el bautismo de la prueba y el rigor
del desierto.
Pero el Espíritu sopla donde quiere, e impulsa donde quiere.
El relato de las tentaciones vuelve a proponer -como el Bautismo- la "seriedad" y
el "estilo" de la encarnación. No es en absoluto una comedia pedagógica, sino que es
la contraprueba de que Jesús se colocó realmente en fila con los pecadores y estuvo
sometido a la tentación. Es decir, que vivió en primera persona las seducciones, las
mismas posibilidades obvias (¡descontadas y cómodas en definitiva!) de éxito, de
autoafirmación, de poder, con el aspecto de instrumentalización, de la opresión de los
otros, y de la desconfianza.
Pero Él realizó a lo largo de toda su vida (cuarenta días) una conversión real a la
pobreza, al servicio, a la liberación. Y es importante para nosotros, ya que: "... habiendo
sido probado en el sufrimiento, puede ayudar a los que se ven probados" (Hb 2,18).
Para encontrar el significado más práctico e incisivo de este mensaje acerca de
nuestras actitudes, tengamos en cuenta los pasajes paralelos de Mateo y de Lucas.
Se ha dicho que es "juzgada" en forma directísima la huida del mundo para la cons-
trucción de una ciudad ideal propia, pero cae también bajo el juicio de la Palabra la
malicia o más bien la insuficiencia de múltiples posiciones, que por otra parte son válidas
y buenas. De ahí que la palabra no se da para distribuir razones a los unos contra los otros
-instrumentalización de la Palabra de Dios-, sino para conducirlos a todos a la vida.
Entonces, por ejemplo, es obvio que estamos sometidos a la tentación cuando lo
ideal y lo absoluto es la cuenta bancaria, éxito, la expansión y el dominio económico (y
se esclavisa a personas, clases, "mundos enteros"), lo que vale es la honorabilidad, la
seguridad y la escala social, cuando se apunta al poder político, económico, de influjo (y
el mundo se trnsforma en un tablero de ajedrez y se dividen y se contraponen bloques),

38 3. LA TENTACIÓN: Me 1, 12-13
cuando todo el esfuerzo de liberación, de crecimiento se reduce al solo rescate económico
y social. Pero es algo muy cuestionable cuando personas, tipos de experiencias, familia,
escuela, sociedad y la misma Iglesia toman al hombre y con la perspectiva del logro de
valores, lo "atan" con los hilos más íntimos y ocultos, llegando hasta la culpabilización, el
chantaje, el convencimiento forzado e incluso la violencia o el plagio afectivo o religioso.
"Allí donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad", dice Pablo (2Co 3,17).

REFLEXIÓN DE FE

Los que son llevados por el Espíritu Santo


"El Espíritu lo empujó al desierto"... La ida y la permanencia de Jesús en el desierto
están determinadas por el Espíritu, que desde "los cielos abiertos" desciende sobre el
nuevo profeta Jesucristo: lo hemos visto en el episodio del bautismo.
También El, como los profetas antiguos, se deja mover y llevar por este Espíritu:
pero mucho más que ellos viene a ser su presencia definitiva en el mundo. El evangelio
de salvación nace de esta experiencia única en la historia.
El desierto es el lugar donde es sellada la acción del Espíritu: de él partirá Cristo para
la "última predicación".
En Jesucristo todo sucede como en Elias, profeta por excelencia del Antiguo Testa-
mento, del cual realiza plenamente el significado. Llevado por un carro de fuego, Elias
subió al cielo (para la historia de Elias cf. IR 17-19 y 2R 1 -2), como en espera de bajar
resucitado para un anuncio profético definitivo.
Él ya había sido llevado por el Espíritu que lo había hecho caminar cuarenta días y
cuarenta noches.
Este Espíritu poderoso había sido reconocido por Elias sobre el monte Horeb, en una
leve brisa que anunciaba la dulzura de la paloma del Jordán en la cual lo reconoció Cristo.
Ahora el antiguo profetismo ha encontrado su conclusión en el hombre del Espíritu,
Jesucristo Hijo de Dios. Agotado en la soledad de cuarenta días, encuentra en ella la
tentación del profeta... la Palabra, convertida en un hombre vivo en Jesús, que marca
el culmen del anuncio profético, antes de investir el mundo, se compromete en una
confrontación suprema con el espíritu del mal.
Pero Satanás, desde este momento es alejado resueltamente por Cristo y por su
propuesta mesiánica y de evangelización y los ángeles se ponen al servicio de Jesús: es el
triunfo de Cristo, que se realiza en el doloroso sufrimiento de la tentación y de la cruz.

3. LA TENTACIÓN: Me 1, 12-13 39
II - COMIENZO DEL MINISTERIO EN GALILEA
1.14-3.6
4. SÍNTESIS DE LA PREDICACIÓN DE JESÚS
(Me 1, 14-15; cf. Mt 4, 12-17; Le 4, 11 -15)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Comienza aquí una nueva sección del evangelio de Marcos, que se prolongará hast
comienzo del capítulo 3 (3, 1-6 incluso). Después de que Juan fue recluido en la cárcel, el
es la autopresentación de jesús, en cuyos labios se coloca el sentido y la clave interpreta
todo el evangelio. En efecto, cada realidad habrá que leerla en clave "escatológica" ("el
se ha cumplido"porque ha llegado hasta nosotros el reino de Dios) y en clave "cristológi
se "convierten y creen en la buena nueva", es decir, si se entregan a Jesucristo).

14. Después de que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la
buena nueva de Dios:
15. "El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca; conviértanse y crean en
la Buena Nueva".

v. 14: Desde los primeros renglones de su momento presente, que en Él viene a ser el viraje
evangelio Marcos presenta a Juan Bautista como decisivo para un futuro imprevisible.
aquel que, al concluir el Antiguo Testamento, intro- El reino de Dios está cerca: sobrepasando los
duce a Jesús que llevaría a su cumplimiento las prome- significados que la expresión "reino de Dios" tenía
sas de los profetas. También aquí se pone en evidencia en el Antiguo Testamento con respecto al dominio
el mismo pasaje al hacer coincidir el comienzo de la de Dios sobre la creación y la instauración de la era
predicación de Jesús con la desaparición de Juan mesiánica, Jesús imprime en ella tal profundidad que
Bautista que ha sido encarcelado por orden de hace de ella el tema clave de su predicación. Jesús
Herodes. anuncia el reino de Dios como una realidad nueva
v. 15: El mensaje reproducido aquí por Marcos que toca todos los aspectos de la existencia humana;
es expuesto como un sumario de lo que Jesús ha es una realidad hecha por Dios y que el hombre
proclamado, concentrando el contenido en pocas puede solamente buscar, recibir y heredar; es una
palabras extremamente densas recogidas alrededor realidad que tendrá su cumplimiento definitivo
de la idea fundamental del "reino de Dios". cuando se cierre la historia de este mundo terrestre (a
El tiempo se ha cumplido: es difícil expresar el esto hace alusión la expresión "los últimos tiempos"
significado exacto del original griego; usando una que encontramos en la Biblia y la otra expresión
perífrasispodemosdecinhallegadohasu maduración técnica "escatológica" o "dimensión escatológica"
el momento propicio y decisivo para la historia de la escotología de Jesús y de la vida cristiana,
humana; en otras palabras: es el momento que tiene usada por los teólogos).
una importancia incomparable en el designio de Pero además de eso, como algo igualmente
Dios para la salvación del mundo. A diferencia de la fundamental encontramos allí la idea de que este
Carta a los Calatas, donde se habla de la "plenitud reino ya está presente hoy en la persona y en la
de los tiempos" (Ga 4, 4), aquí nuestra atención no obra de Jesucristo: de aquí la insistencia de los
está llamada a volver al tiempo ya transcurrido de evangelistas en el tema de la lucha de Jesús "el más
la promesa que ahora se realiza en Cristo, sino al fuerte" contra Satanás que antes ha dominado sobre

4. SÍNTESIS DE LA PREDICACIÓN DE JESÚS: M e 1, 14-15 43


e¡ mundo. Por consiguiente, podemos comprender manifestado en Jesucristo viene a ser el principio
por qué este reino "está cerca y ahora: es decir, su inspirador de nuestra vida personal y social.
realidad ha comenzado y crece en medio de los De aquí podemos desarrollar una reflexión
hombres con la presencia de Jesús. También aquí teológica con base en la cual se comprende que el
con una perífrasis podemos expresar el significado reino de Dios no se identifica nunca plenamente
pleno de esta expresión diciendo que el reino de con una determinada institución religiosa y mucho
Dios es esa situación en la cual por un don de menos política, que se pueda describir con límites
Dios podemos vivir en comunión con El y con los geográficos o se pueda reconocer en determinadas
hermanos, por cuanto el amor de Dios que se ha categorías de personas.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Clave de lectura del evangelio


Después de que Juan Bautista fue encarcelado, Jesús da comienzo a su ministerio. Ese
ministerio no se coloca en un lugar privilegiado, sino en Galilea, el lugar donde siempre
se había desarrollado la vida de Jesús: era el lugar de lo cotidiano, que viene a ser ahora
el lugar donde se encuentra Dios. Las últimas líneas del evangelio de Marcos volverán
a enviar a los apóstoles precisamente a Galilea: "El ira delante de ustedes a Galilea; allí
lo verán" (16, 7).
Marcos nos presenta en bloque en los labios de Jesús los cuatro elementos funda-
mentales del "anuncio gozoso", a la luz de las cuales se han de leer todos y cada uno
de los episodios del evangelio (exorcismos, milagros y discusiones) y los dos grandes
discursos (el de las parábolas, en el c. 4 y el escatológico en el c. 13): la verificación de
estos elementos es al fin el mismo drama del destino de Jesús (ce. 14-15), al cual todo el
evangelio sirve como introducción y hacia el cual tiende.
Jesús comienza de inmediato "predicando el evangelio de Dios", es decir, presentando
El mismo: el evangelio en efecto es "Jesucristo Hijo de Dios" (cf. 1, 1). Lo que interesa
no es la doctrina o la enseñanza de Jesús, sino el mismo Jesús. Él es el primer hombre
que ha recorrido el camino de la liberación de la esclavitud hasta la libertad absoluta del
"Hijo". Lo importante es recorrer el mismo camino, seguirlo a Él, como veremos. La
vida de Jesús ya es ahora el camino del cristiano.
He aquí los cuatro elementos clave de todo el evangelio, que se cumple en Jesús, en
el hombre.
1. El tiempo se ha cumplido (ha llegado el momento). -Para los hebreos el verdadero
tiempo es el futuro totalmente nuevo que los profetas habían prometido. Él presente
es "espera", es decir, un activo "tender a" este futuro. Ahora bien, con Jesús ha ter-
minado el tiempo de la espera, porque "ha llegado el momento" en el cual el hombre
puede alcanzar su verdad, su rostro escondido, la patria del deseo: es el llamamiento a la
decisión revolucionaria, que considera que ya es posible el futuro que ha soñado.
Así con Jesús se cumple la inversión de la predicación profética. Los profetas en el
pasado predicaban el futuro. Jesús predica que el futuro ya está aquí, está presente: es la
posibilidad concreta que se ofrece "ahora" al hombre. Esta inversión es la raíz de toda
novedad revolucionaria, y se expresa en la conciencia de que ha llegado el momento; no
esperen, no vacilen, no se afanen ya en búsquedas vanas: aquel a quien esperan es ahora
una realidad que está al alcance de la mano. El tiempo ha terminado, ya no hay tiempo

44 4. SÍNTESIS DE LA PREDICACIÓN DE JESÚS: Me 1, 14-15


que perder: ha llegado el momento decisivo. Lo que interesa, la "perla preciosa" (Mt 13,
45-46), está aquí. Es tiempo de acabar con lo que ha pasado y sabe a muerte.
Es esta urgencia la que ha hecho de Jesús la inversión del mundo: ¡El es esta urgencia!
2. El reino de Dios está cerca (está aquí). -El tiempo ha terminado porque ya está aquí
el reino de Dios. La expresión "reino de Dios" era muy conocida entre los oyentes de
Jesús. Era la concentración de todas sus expectativas más allá de la miseria presente. Los
hacía vibrar en las cuerdas más íntimas de su deseo.
En esta concepción confluía tanto la corriente que se relacionaba con la promesa
hechaaDavid, en el sentido de una potencia política (cf. 2S 7,12-16), como la expectativa
mucho más profunda de la inversión de toda situación injusta y del cumplimiento de todo
deseo de que se realizarían en el "día del Señor", predicho por los profetas (cf. 1, 2-3), en
el cual se realizaría la reconciliación del hombre con el hombre, con la naturaleza y con
Dios (cf. / s i , 10; 65, 25). A la primera concepción respondía un mesías político al estilo
de David (cf. Sal 2); a la segunda, en cambio, un Mesías "siervo de Dios", que habría de
llevar sobre sí definitivamente los sufrimientos de su pueblo y lo liberaría (cf. Is 42).
El reino de Dios es el reino de la justicia, de la libertad, de la paz, de la abundancia, de
la verdad, de la fidelidad y del amor: el cambio radical del reino del hombre.
¡Este reino ya está aquí, al alcance de la mano! Está a punto de irrumpir e irrumpe por
doquier. Es una realidad que no se puede detener, que sale en todas partes de la tierra,
como el agua que pulula por doquier después de una prolongada lluvia torrencial.
Este reino que irrumpe en todo el mundo -y que nos lo describe el evangelio como
victoria sobre el mal, sobre las enfermedades, sobre la desconfianza, sobre el egoísmo y,
en fin, sobre la muerte, en el don de la vida- rompe dondequiera y siempre el reino del
hombre porque es el reino "de Dios".
La vida de Jesús es el comienzo de este irrumpir y este romper final del reino de Dios,
ya abierto al hombre y no se puede detener (cf. las parábolas del c. 4).
3. Conviértanse. -Es el mismo hombre, en su libertad, que debe acceder a este reino,
mediante la conversión.
Ella no es un sentimiento piadoso o un cambio de sentimientos. Es algo más profundo:
es volver las espaldas a todo el pasado, es el comienzo de un camino nuevo. La historia ha
llegado a su viraje definitivo: ¡el que no da la curva se destroza!
Convertirse significa volverse hacia la luz que apareció en Jesús, significa darse
cuenta de la realidad del reino, ver qué hay y por lo tanto, reorientar la propia vida hacia
una nueva dirección, colocándose en el camino nuevo que Jesús, primer hombre, ha
recorrido.
4. Creer en la Buena Nueva. -Esta expresión resume las tres anteriores y les da sen-
tido: ha llegado el momento porque el reino de Dios está aquí. Entonces es necesario
comportarse consecuentemente, o sea, convertirse, es decir, volverse hacia el reino. Ese
volverse significa en concreto creer en el evangelio, es decir, confiar en el anuncio gozoso
que ya se halla presente para cada hombre en el hombre Jesús.
Creer no es un acto intelectual y tampoco es esfuerzo moralista: es adherirse total-
mente al reino, que se manifiesta en Jesús. El hombre por su naturaleza fácilmente
no cree: se cierra y desconfía. Creer es su madurez: es el abrirse, confiar, arriesgar,
involucrarse con el otro. Creer en el evangelio, en el hombre-Jesús, el Hijo de Dios, es

4. SÍNTESIS DE LA PREDICACIÓN DE JESÚS: Me 1, 14-15 45


dejarse involucrar en la aventura de Dios. Es el grado máximo de madurez, de apertura,
confianza, de riesgo y compromiso del hombre.
Más concretamente, como resulta de la escena que sigue inmediatamente (1,16-20),
creer en el evangelio es seguir a Jesús. En este seguimiento, en este confiar en El por el
mismo camino, se realiza la conversión y la pertenencia al reino y así termina el tiempo
del hombre.
Es importante notar cómo los apóstoles en Marcos predican sólo la conversión (6,
12), como lo había hecho el Bautista (1, 4). El final del tiempo, el reino de la fe, son
predicados solamente por Jesús. En efecto, es en Él como llega el momento, es El el reino,
Él es el evangelio y en seguirlo a Él "ahora" termina el tiempo pasado y se hace realidad
el futuro.
En el Antiguo Testamento se seguía solamente la ley, o se seguía a Dios, nunca a
un hombre. En este llamamiento de Jesús a seguirlo se recalca nuevamente la novedad
asombrosa del evangelio: es el hombre Jesús, que es el Mesías -es decir, el final del
pasado, de la espera- y es el Hijo de Dios, el inesperado, el futuro. Este hombre a quien
ahora se puede y se debe seguir.
Este planteamiento cristológico riguroso que es propio del evangelio de Marcos,
donde todo apunta hacia la persona de Jesús, impide que el evangelio se vuelva moralismo
o ideología: se sitúa en la toma de posesión, ahora, al presente, en relación con Él y con
su palabra, y así se decide todo el futuro. Es ahora, siempre ahora, en el hijo del hombre,
cuando se juega todo el futuro, en seguir o no los criterios nuevos que Él ha propuesto y
ha vivido antes que nosotros (cf. 8, 38).

ACTUALIZACIÓN

El señorío de Dios hace posible que el hombre sea hombre


Desde muchas partes hoy se denuncia el aburguesamiento del cristianismo, que muy
a menudo se identifica con el orden establecido y está ligado al coche de los poderosos
de la tierra. Entonces el cristianismo deja de ser fermento que mueve y se convierte en
una potencia de conservación. Esto depende del hecho de que se ha perdido de vista el
impulso hacia la renovación, que deriva del futuro nuevo, hacia el cual nos orienta el
evangelio, centrado en Jesús que predica el reino de Dios. El reino de Dios es el señorío
de Dios, que hace posible que el hombre sea hombre. Es el futuro absoluto y definitivo,
que fundamenta y hace posible la esperanza de un hombre nuevo y de un mundo nuevo.
És lafinalidady el motor de la historia. El reino de Dios no es de este mundo, pero está
en este mundo para convertirlo en otro mundo. Es anticipado, prefigurado, concretizado
en la historia de la liberación del hombre. Impulsados por esta "utopía" divina, viene
a ser esencial para nosotros comprometernos a crear un hombre nuevo y un mundo
nuevo. El cristianismo concibe la realidad no como un orden eterno yfijo,sino como una
historia que, superando el pasado y el presente, se impulsó hacia un futuro nuevo. No es
la religión de los que están hartos ni de los satisfechos, sino de los que tienden a lo que es
cualitativamente diferente, tanto en el plano individual como en el social. La historia no
es el retorno eterno de lo idéntico ni un círculo vicioso; tampoco es una carrera hacia la
nada. Es tender hacia la finalidad y una meta, que la orientan y le indican la dirección.

46 4. SÍNTESIS DE LA PREDICACIÓN DE JESÚS: Me 1, 14-15


En su predicación Jesús anuncia que con su presencia y con su acción en medio de los
hombres, la historia adquiere su sentido pleno y alcanza sufinalidad.Por eso el momento
de su vendida en medio de nosotros es importante y decisivo: ¡el tiempo se ha cumplido!
En el reino de Dios anunciado por Jesús se vislumbran los caracteres de esta orien-
tación nueva y cargada de significado de la historia. Las vicisitudes humanas, releídas y
orientadas a la luz de Cristo, se convierten en historia de la liberación de las diferentes
formas de esclavitud que mantienen prisioneros a los hombres: esta acción liberadora es
guiada por Dios, quien hace continuamente irrupción en nuestra historia. Con la vida de
Jesús en medio de nosotros, vida gastada al servicio de Dios y de los hombres, por amor,
esta capacidad y este espacio de liberación se han arraigado definitivamente y crecen
cada vez más en el mundo: ¡es el reino de Dios que viene! Con la entrega de sí mismo a
Dios y a los hombres, Jesús ha hecho posible para todos esa posibilidad de amar, que se
halla en la base del proyecto de un hombre y de un mundo nuevos, a los cuales tiende la
predicación del reino de Dios. Jesús, el futuro del hombre, es como una semilla arrojada
en el surco de la historia, que exige desarrollarse hasta su completa maduración y la
nuestra.
¿Qué tenemos que hacer entonces? Cambiar nuestra vida y cambiar el mundo. Esto
es necesario y urgente. Es cuestión de vida o muerte. El hombre viejo y el mundo de la
injusticia y de la opresión deben morir, para que nazca un hombre diferente y una socie-
dad diferente: un mundo más justo, hombres más capaces de amar, una vida vivida en
una paz más profunda y duradera. Eso requiere una revolución espiritual: precisamente
una conversión individual. Y exige al mismo tiempo que se asignen a la sociedad nuevos
objetivos y nuevas estructuras: se trata exactamente de una conversión social.
El camino que propone el evangelio para realizar estas posibilidades es la fe en el
evangelio de Dios que nos dispone a una obra liberadora radical e indomable a todos los
niveles en lo vivo de la historia humana. Aquí está el fundamento de la esperanza activa
en un futuro nuevo, que será un don del amor de Dios y obra del hombre. Concretamente
se trata de seguir el camino trazado por Jesús y de realizar sus mismas opciones.

APLICACIÓN A LA VIDA

Si el tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca...


No es nada fácil indicar dónde y cómo se realiza el reino de Dios; sin embargo, en
el evangelio se afirma: "Si alguno dice: 'Miren, el Cristo está aquí y allí, no lo crean",
porque la venida del Hijo del hombre es "como el relámpago (que) sale de levante y
se muestra en el poniente" (Mt 24, 26ss.). Pero es cierto que el reino de Dios irrumpe
y la comunidad de los creyentes está llamada al testimonio, con su capacidad de
discernimiento y compromiso.
La realidad es mensajera de Dios, se decía.
Se puede intentar verlo aquí.
Observamos, por ejemplo, la constante decadencia de las estructuras de poder y de
autoafirmación (de sí mismos o del propio grupo) -¡pseudoafirmación!, porque uno no
se realiza cuando se oprime al otro, cuando se comete prevaricación y atropello- al arruinar
continuamente modelos presumidos o teorías en el campo económico, social, basadas en

4. SÍNTESIS DE LA PREDICACIÓN DE JESÚS: Me 1, 14-15 47


el provecho, en el privilegio, en la discriminación, en la producción industrial así como en
la escuela en función del sistema, en la opciones políticas así como en el "orden público"
o en las relaciones entre las naciones o entre generaciones (por ejemplo, la desestimación
o la marginación en la que se tienen el anciano y el niño o el subnormal; la situación real
de inferioridad en la que vive la mujer). Lo mismo se puede tratar de verlo aun a nivel de
iglesia bajo formas revestidas de religiosidad.
Por otra parte, muchas veces a pesar de que el ánimo inicial se repliegue sobre sí mis-
mo y el ardor de la revolución, de la reforma, de la conversión se codifique en esquemas
y en leyes que con el tiempo se vuelven estériles (¡con esto no se dice todavía que la
codificación y la institución estén mal!), se debe decir que el "bien" "se resiste a morir",
tiene una especie de vocación que se obstina en volver a brotar cuando y donde menos se
espera: en situaciones individuales como en intuiciones, o experiencias de comunidad,
de grupos, de estratos de población o de movimientos. Y al que lo sabe entender, da la
clara impresión de que el futuro (¡el tiempo es honesto!) está de parte de este "bien", y
por consiguiente, margina de la vida a quien se declara a favor del vencedor aparente, y
en realidad es la retaguardia de un ejército en fuga.
Ahora bien, ¡la comunidad creyente es la que sabe leer estas cosas, vive de ellas y las
relaciona con el evento que se manifestó en Jesús de Nazaret! De lo contrario no es nada.
A partir de aquí es posible un tema más preciso para los cristianos, un punto decisivo
de conversión.
Damos por descontado que sería ingenuo y falso presuponer que "todo está cum-
plido", y por otra parte es una comprobación incontrovertible que los cristianos normal-
mente son unos pesimistas nostálgicos, más dispuestos a recordar un pasado místico (tal
vez fantasmal) que a comprometerse en esas anticipaciones del futuro en las que, sin em-
bargo, decimos que creemos.
Todo el que tenga la tarea de confirmar a los hermanos, sobre todo en situaciones
de particular malestar de sufrimiento, puede encontrar difícil a veces indicar señales
concretas de esperanza.
De este modo corremos elriesgode cubrirnos los ojos con juego que es más para niños
inconscientes que para malvados, o de ser el objeto del juego de nuestra misma pereza y
negligencia: ¡negamos que la noche ha pasado! Con una astucia sutil e inconsciente (?)
"hablamos" más de la noche (que está siempre a las espaldas), para no "actuar" en el día
que nos viene siempre delante, para no creer ni esperar incluso con nuestras manos, es
decir, con nuestra existencia y con nuestra actividad (Rm 13,12).
En un trozo de Lucas ya citado (4,12) se dice todo lo que era un deseo, una espera,
una promesa, con Jesús, se realiza hoy.
Entonces "convertirse" significa también dejar un "pasado", para aceptar activamente
el "hoy" como quiera y dondequiera se manifieste, creer que vive en nosotros hoy una
posibilidad: ¡se ha quebrado el círculo mágico! ¡Se cambia algo y todo se puede hacer
nuevo! Porque -¡la experiencia de la pascua precede a este anuncio!- el fracaso, el mal y
la muerte son vencidos por la situación nueva y la nueva vida.
Aceptar el evangelio, creer en el evangelio, ser involucrados por El exige todo esto
como condición previa para seguir a Jesús.

48 4. SÍNTESIS DE LA PREDICACIÓN DE JESÚS: Me 1, 14-15


REFLEXIÓN DE FE

Invitación
La palabra de Jesús es una invitación, y por lo mismo presupone algo. No se puede
invitar a lo que no existe. La invitación a un banquete nupcial presupone la existencia de
las bodas y de la fiesta preparada.
Jesús nos llama a la conversión y nos invita a ser parte del reino que es la presencia
activa del Espíritu Santo en nuestra vida. Jesús lo había recibido en el Bautismo en el
Jordán y había sido conducido al desierto por Él. Ahora el Espíritu entra con Jesús en
el mundo y se propone a él. Es una presencia divina, desconcertante, que realiza las
expectativas bíblicas. El reino de Dios ya está aquí. Los cielos están abiertos sobre Jesús,
pero también sobre aquellos que ahora en adelante lo van a escuchar.
Evidentemente es necesario una conversión, pero ella debe abarcar no tanto cada una
de nuestras acciones, sino más bien nuestra actitud ante la invitación, nuestra apertura
a la Palabra.
Todo hombre, mientras permanece encerrado en sí mismo, duro de corazón, se en-
cierra en la presión de su misma injusticia. También la ley, buena y justa en sí misma,
puede llegar a ser vehículo de una falsa religión farisaica (cf. Carta a los Gálatas).
Antes de cualquier otra cosa, es necesario aceptar la presencia del Espíritu, del amor
de Dios hacia nosotros (í/n 4,10): "No es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que
Él nos amó").
Se trata de basar nuestra religiosidad en el Espíritu que desciende, superando Ja ten-
dencia a abandonarnos a nosotros mismos en una soledad vacía. Es decir, se trata de
pasar de una religión como autoafirmación, a la fe como respuesta a la invitación de Dios,
confiando más en la presencia viva de Jesús que en mi conversión, actitud difícil a la cual
nos oponemos con las razones de los beatos escrupulosos y de los fariseos. En lugar de
decir: "Ya nos hemos arrepentido, Dios viene a nosotros", el evangelio nos lleva a afirmar:
"¡Dios ha venido a nosotros, por consiguiente, convirtámonos!". Es una palabra dura, que
nosotros no comprendemos bien, aunque creemos o fingimos que la comprendemos.
He aquí por qué la oración profunda, la contemplación, la espera de Dios, el desierto
y el silencio fácilmente los sustituimos por "prácticas" religiosas nuestras de las cuales
nos ufanamos. Una prueba de ello es que nos sorprendemos diciendo: "Yo no soy como
los otros"; y ésta es la comprobación de que somos fariseos (cf. Le 19, 9-14: el fariseo y
el publicano).
Debemos meditar algunas contestaciones radicales que Jesús nos presenta: "En ver-
dad les digo que los publícanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al reino de
Dios" (Mí 21, 31).
Es precisamente, la predicación de Jesús acerca del reino de Dios la que inaugura esta
inversión: su presencia precede y determina nuestra "justicia". De lo contrario quedamos
excluidos: "Si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos no entrarán en el
reino de los cielos" (Mt 5, 20).

4. SÍNTESIS DE LA PREDICACIÓN DE JESÚS: Me 1, 14-15 49


5. VOCACIÓN DE LOS PRIMEROS CUATRO APÓSTOLES
(Me 1, 16-20; cf. Mt 4, 18-22; Le 5, 1 -11)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

En este trozo encontramos unidas las narraciones que corresponden a dos momentos d
rentes de la llamada de los apóstoles. A esto hay que agregar un tercer momento que se refi
a la llamada de Leví (cf. 2, 14) y un cuarto que se refiere a los doce apóstoles en su conjun
(3, 13-19).
Se puede fácilmente reconocer el origen de esta narración en la predicación de san Pedr
que debe haber tenido una resonancia amplia en las primeras comunidades cristianas. Se lee
el punto de vista de un pescador que ha visto pasar a Jesús a orillas del lago, quedó fascina
por Él y lo dejó todo para seguirlo.

16. Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón,


echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
17. Jesús les dijo: "Vengan conmigo y los haré llegar a ser pescadores de hombres".
18. Al instante, dejadas las redes, lo siguieron.
19. Avanzando un poco más, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan;
estaban también en la barca arreglando las redes;
20. y los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros,
se fueron en pos de El.

v. 16: bordeando: en el evangelio de Marcos, "Lo siguieron": en el Antiguo Testamento se


Jesús se presenta casi continuamente en camino a lo seguía sólo a Dios y a su ley: aquí se sigue a Jesús,
largo del lago (o el mar) y sobre el monte (elementos porque ya Dios está entre los hombres. En el evan-
que son claramente simbólicos con referencias en el gelio este verbo expresa una adhesión profunda
Antiguo Testamento); así de un modo más incisivo a la persona de Jesús, plena disponibilidad a sus
se presenta la sustancia del evangelio que se resume opciones y sincera fidelidad a su guía.
en el "seguimiento" de Jesús. Marcos habla de esto Parece que aquí Marcos condenó el destino de
con varias expresiones: "Vengan conmigo" (1, 17); una respuesta que los apóstoles le dieron a Jesús a
"Se fueron tras Él" (1, 20); "¡Sigúeme!" (2, 14; 10, lo largo de toda su vida. Esto refleja probablemente
21); "Si alguno quiere venir en pos de mí..." (8, 34). un esquema usado en la catequesis. Al igual que san
v. 17: los haré llegar a ser pescadores de hombres:Pablo (Ga 1, 2) así también san Pedro puede haber
la metáfora "pescadores de hombres" aparece en olvidado el crecimiento gradual de su entusiasmo
Jr 16, 16; pero aquí parece muy natural que haya por Jesús, mientras que quedó bien impreso en su
sido sugerida por el trabajo cotidiano de los dos mente el momento de un encuentro decisivo con El
hermanos. (cf./nl,39).
v. 18: al instante, dejadas las redes: se acentúa
fuertemente la decisión radical de la respuesta de
los dos hombres.

50 5. VOCACIÓN DE LOS PRIMEROS CUATRO APÓSTOLES: Me 1, 16-20


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La fe como seguimiento
Estos versículos muestran concretamente qué significa la llamada de Jesús: "Crean
en el evangelio" (v. 15). Muestran la actitud nueva y radical del cristiano.
Las dos escenas de vocación están estructuradas de la misma manera (así como la
vocación de Leví, en 2, 13-14): son escena ideales, miniaturas que recalcan la llamada
"tipo" que brota del encuentro con Jesús. Notamos el dinamismo de esa llamada: el Jesús
que llama está siempre en movimiento (cf. 1, 16.19). En efecto, se trata de la llamada a
un nuevo éxodo, hacia el camino inaudito y nuevo del evangelio: "Vengan conmigo" (1,
17). Y ellos, dejándolo todo, lo siguieron (cf. w. 18.20).
Todo este dinamismo se desprende de la mirada y de la llamada de Jesús en el caso
de los discípulos, y de la misma palabra del evangelio para nosotros, que en Él encon-
tramos (cf. 8, 35: "El evangelio"; 8, 38: "Sus palabras"; 9, 7: "Escúchenlo", apéndices
redaccionales escritas intencionalmente para aquellos cristianos que no han visto a Jesús).
No es una iniciativa que parte del hombre. No se trata del camino del hombre, sino
del camino de Dios entre los hombres. En efecto, se parte del hombre, la única condición
es dejarlo todo (v. 1, 20; 10, 21).
La llamada al seguimiento, es decir, a seguir a Jesús, constituye todo el tejido del
evangelio de Marcos. El evangelio termina precisamente con las palabras: "Él irá delante
de ustedes a Galilea. Allí lo verán, como les dijo" (16, 7). La Galilea -donde veremos
a Jesús resucitado, si seguimos lo que Él ha dicho- es precisamente el comienzo del
evangelio, nuestra vida cotidiana, donde Jesús dice: "¡Vengan conmigo!".
El seguimiento es el nexo entre Jesús y el cristiano: la vida cristiana es la vida evangélica,
es decir, vida que se realiza siguiendo paso a paso el camino que Jesús ha recorrido.
Seguir a Jesús, vivir según los criterios en los que Él se inspiró, constituye el final del
tiempo del hombre que conduce a la muerte, la presencia del reino de amor y de vida, la
conversión, en una palabra: la presencia de Dios en medio de los hombres.
Precisamente en este seguimiento aquí y ahora, en nuestra Galilea o vida cotidiana se
juega el destino del hombre, su verdadero futuro, su rostro escondido (cf. 8, 38).
El Jesús a quien debemos seguir es un móvil: "Sale" siempre (ya en el c. 1, los w.
20.35.38). Él sale siempre de la vida del hombre y de sus criterios (cf. por ejemplo, 10,42-
45), hasta cuando salga incluso de la muerte del hombre, dejando el sepulcro vacío (16, 6),
arrebatando su presa a la muerte, suma y resultado del espíritu codiciador del hombre.
Es necesario seguirlo en su salir y en su camino, aunque no sepamos a dónde se dirige:
en efecto, abre un camino nuevo para nosotros: el camino de la libertad, de la justicia, del
amor y de la vida, el camino de Dios.
Es un camino oscuro para el hombre, porque es diferente de todo lo que le es cono-
cido y "obvio". Se conoce sólo recorriéndolo. La continuación del evangelio nos lo
manifestará.
Al recorrer el camino preciso, también para nosotros la realidad lentamente se transfigura
(cf. 9,1 -8) y se vacían también para nosotros las garras de la muerte, el sepulcro.

5. VOCACIÓN DE LOS PRIMEROS CUATRO APÓSTOLES: Me 1, 16-20 51


ACTUALIZACIÓN

Discípulos del Señor


Muchos cristianos van en busca de su identidad, tanto en el sentido de una mayor
autenticidad de vida, como en el sentido de una iluminación acerca de su condición de
cristianos. ¿Qué significa ser cristianos hoy?
El trozo de Me 1, 16-20 parece que responde a esta exigencia. En efecto, concierne
la esencia del discípulo del Señor, es decir, de cada cristiano y no solamente de los
sacerdotes y de las monjas (cf. también 10,17-21).
En la base de la vida del cristiano está la llamada del Señor. No es el hombre el que se
mueve en busca de Dios por una necesidad impelente, sino que es Dios que va en busca
del hombre. Primero hay el anuncio: "El tiempo se ha cumplido, el reino de Dios está
cerca"; luego viene: "Conviértanse y crean en la buena nueva". La llamada viene sólo de
Jesús como una libre opción suya. La llamada de Jesús es categórica e incondicional. Por
consiguiente, todo el que percibe por sí mismo un imperativo, por muy diferente que
sea la forma en la cual se manifiesta, percibe la voz de Jesús que lo llama. La llamada de
Jesús es inesperada y sorprendente: nos sorprende, como la aparición de uno que está de
paso, mientras nosotros estamos inmersos en la vida cotidiana. La invitación de Jesús
es radical: nos arranca del viejo tejido de las relaciones familiares, del trabajo y de los
intereses más variados, para lanzarnos a "pescar" algo más profundo en el hombre.
A la llamada podemos responder con un sí o con un no. La respuesta es libre, pero
con ella jugamos nuestro destino. La respuesta positiva es el seguimiento de Jesús. ¿Pero
qué quiere decir? Expliquemos con un ejemplo: "Si en un valle de alta montaña de
improviso cae una nevada intensa, el niño que había ido adonde la abuela para una visita,
ya no puede volver a la casa. Pero el papá, que vuelve a casa del trabajo, lo va a traer, y
precediéndolo le abre con su fuerza el camino a través de la nieve que ha caído. El niño
le sigue colocando a cada paso sus pies en las huellas del padre, pero con una marcha
muy diferente. Si el padre quisiera ser solamente el "modelo" del hijo, entonces el hijo
debería abrirle el propio camino al lado, a diez metros, y al mismo tiempo imitar al padre
solamente con el modo con el cual realiza su trabajo fatigoso. Si el padre quisiera ser "el
representante" de su hijo en el sentido propio del término, entonces éste se quedaría en
casa de la abuela y pensaría: papá está en casa en mi lugar" (Schweizer, E. Cristologia
neotestamentaria, Bolonia, p. 19).
Seguir a Jesús es ir en pos de El, que, al caminar delante de nosotros nos indica su
camino y nos ofrece una nueva posibilidad; se trata de recorrer la senda que Él nos
ha abierto, compartir su mismo camino y su destino. De ahí que el seguimiento no es
solamente la aceptación intelectual de una doctrina o de una enseñanza separadas de
la persona y de la historia concreta de Jesús. Se reduciría el cristianismo a una visión
del mundo llovida de lo alto. Se sigue a una persona que ha vivido de una manera
determinada y no un conjunto de verdades. El seguimiento tampoco en escoger el "evento
de la palabra" que irrumpe en nuestra vida y en nuestra historia para transformarlas y
renovarlas, si este evento no está ligado intrínsecamente a la vida de Jesús. Tampoco es
la imitación de un modelo, sino que es la opción de vivir para Jesús y como Jesús vivió:
es realizar sus mismas opciones. Es una vida y una praxis, que han sido hechas posibles
por las decisiones concretas que Jesús ha tomado frente a Dios y frente a los hombres.

52 5. VOCACIÓN DE LOS PRIMEROS CUATRO APÓSTOLES: Me 1, 16-20


Además el seguimiento es la condición indispensable para el conocimiento de Jesús: se
conoce a Cristo solamente en la medida en que se le sigue.
Ahora bien, el camino de Jesús, es decir, sus opciones, es cualitativamente diferente
del camino de los hombres. Jesús va siempre "a otra parte", para abrir el camino a la
venida del reino de Dios. Optar por seguirlo es una opción radical y de fondo: se deja al
propio mundo para optar por el reino, la grande promesa. Se comprende entonces por qué
el seguimiento implica el abandono de todo lo que ha "pasado" y no lleva el sello de la
novedad del reino; como lo hicieron los primeros discípulos que dejaron su mundo, sus
padres, las ocupaciones y los bienes; como lo hizo Abrahán, que salió de su casa y de su
tierra. Y se comprende por qué el camino del seguimiento implica la dureza de la cruz: "Si
alguno quiere venir en pos de mí, niegúese a sí mismo, tome su cruz y sígame" (8, 34).

APLICACIÓN A LA VIDA

Todos seguimos al que nos acompaña


Para los discípulos hubo una llamada explícita y también un seguir físicamente a Jesu-
cristo para una misión que luego se configuraría en la práctica: serán apóstoles.
Para otras personas, luego, se dará también una "llamada" porque en la Iglesia a algunos
se les concede ser "apóstoles, a otros profetas y a otros evangelistas, a otros pastores y
maestros" (Ef 4, 11). Al lado de éstas -pero al servicio de éstas- creo que se deben ver
todas las llamadas, todas las "vocaciones", los diferentes seguimientos que tocan e incluso
constituyen indistintamente a cada hombre (la vocación se expresa en el nombre, así como
por otra parte el nombre es significativo de la misma persona, como por ejemplo Abram que
será luego Abrahán "padre de una multitud de pueblos", Gn 17, 5).
Así se estructura la unidad orgánica de la humanidad, que se basa y se congrega y
crece en Jesucristo.
Se da entonces una llamada y se realiza un seguimiento en Jesucristo, Hijo de Dios,
para todos, y por consiguiente está encarnada en la misma situación vivida, hecha de la
existencia y del propio trabajo...
Es, tal vez, la fantasía de los artistas, espejo o causa del dualismo de una religiosidad
de la peor clase, que pinta anunciaciones para privilegiados y respuestas de estilo en
situaciones artificiales y muy piadosas. La llamada y el seguimiento están en la vida
vivida, en la oscuridad y en la insignificancia del propio cotidiano.
Tal vez, sólo en determinados momentos de la vida se puede tener conciencia de ello
y sólo al final de la existencia podemos ver claramente la llamada y el recorrido. Así
como a los discípulos de Emaús se les reveló plenamente sólo al partir el pan aquel que
los había acompañado en el camino (Le 24). Así también a los discípulos sólo en la luz
de la resurrección vuelve a la mente el tiempo y el lugar en el que han sido invitados (cf.
/ n i , 39).
El creer, así como el ser atraídos por el evangelio, como el caminar con Jesucristo, será
traducido en modalidades de realizaciones impensables (¡es la riqueza de la fantasía de
Dios con respecto a los esquemas desencarnados y a los dogmatismos humanos!) desde
puntos de partida muy diferentes, desde ideologías, desde "religiones" en contextos y
con sucesiones y vicisitudes insospechadas, pero acordes en la maduración de los mismos

5. VOCACIÓN DE LOS PRIMEROS CUATRO APÓSTOLES: Me 1, 16-20 53


criterios y acuerdos de juicio y acción, construyendo esa acción, esa decisión, cada vez
más nueva, profunda y radical, de salida, de apertura, de comunión con los otros y por
consiguiente de renuncia a sí mismos.
Simón dirá: "Todos te buscan" (v. 37) y se refería al pequeño grupo de personas,
"como ovejas sin pastor" (6, 34), de las cuales Jesús se sentía pastor. Esto se puede
entender como extensivo a toda la humanidad: en efecto, todos los que están "bautizados"
como Él en el fracaso, en la cruz y en la muerte, lo siguen, inclusive sin saberlo, porque
Él los acompaña.

REFLEXIÓN DE FE

Un camino maravilloso
Este trozo se aclarará mejor después, cuando se dice que Jesús "instituyó" a los após-
toles "para que estuvieran con Él" (3,14).
También aquí se trata de una iniciativa de Jesús particularmente decisiva para aque-
llos a quienes se dirige; Él interviene aquí con la misma "autoridad" con la cual en se-
guida después predicará en Cafarnaún ("una doctrina nueva con autoridad", v. 22 y con
la cual inmediatamente antes había proclamado el anuncio del reino (w. 14-15).
Lo que más emerge en el trozo es el camino maravilloso de Cristo que precede toda
decisión humana. Su paso anticipa y llena nuestro camino, que adquiere sentido única-
mente como un "ir en pos de Él".
Los primeros cuatro capítulos son totalmente anticipados y guiados por Jesús, que
camina a lo largo del lago. El primer camino es el de Jesús, y a los otros les quedará, como
valor supremo, venir después de Él. Y aunque este seguimiento sea débil y vacilante, se
podrá igualmente subir a Jerusalén, es decir, llegar a la salvación (cf. 10, 32): "Marchaba
delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que lo seguían tenían miedo".
De este modo Jesús precede tan completamente el camino del hombre que lo sor-
prende. Los apóstoles están reparando las redes, dedicados por completo a su trabajo. No
han previsto nada, no merecen nada. No están leyendo textos sagrados ni meditando las
esperanza mesiánicas de las Escrituras. Ellos están simplemente manipulando las redes.
Hay poca probabilidad de que unos pescadores y unos cazadores, mientras atienden a
sus trampas, logren también poner atención a otras cosas o se dispongan a contemplaciones
piadosas. También cuando han terminado la pesca están absorbidos por lo que ha sucedido
(cf. Jn 21, 5: "Le contestaron: no": ¡no logran ni siquiera ver a Cristo resucitado!). Notamos
una actitud análoga en quienes están contando dineros colocados en orden sobre la mesa.
Es el caso de Leví-Mateo (2,14), otro que había sido llamado por sorpresa.
Así es el seguimiento. No consiste en establecer primero una verdad, en conquistarse
primero una serie de convicciones y de ideas, como creemos nosotros, pecadores
encallecidos en el fariseísmo. El seguimiento no es una conquista: es "ser conquistado"
{Flp 3,12).
Las personas que se dan importancia y las escrupulosas no saben resignarse a eso:
para los santos todo es más sencillo: se dejan "pescar" por Jesús y renuncian a seguir la
propia "justicia" (cf. Flp 2, 8-9).

54 5. VOCACIÓN DE LOS PRIMEROS CUATRO APÓSTOLES: Me 1, 16-20


A) El ministerio en Cafarnaún: 1, 21 -39

6. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO EN LA SINAGOGA


(Me 1, 21-28; cf. ¿c 4, 31-37)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

La vinculación inmediata de este trozo con el anterior a primera vista parece que sug
incluso un nexo cronológico también estricto. Pero la referencia al sábado que encont
aquí -día en el cual estaba prohibido pescar y reparar las redes-, nos muestra que Marco
relacionar este episodio con el anterior, no ha tenido la intención de narrar con precisió
acontecimientos, sino de poner en evidencia el significado para la comunidad.
El punto central de este trozo aparece en los w. 22 y 27: el milagro que se narra en
versículos intermedios es la señal de la autoridad absoluta de Jesús. Marcos no considera
algo extraño e increíble narrar un exorcismo: aun basándose en la mentalidad de ese tiem
el evangelista la supera decisivamente. En efecto, no es el relato en sí mismo el que const
el meollo del trozo, sino más bien la afirmación de la intervención irresistible de Jesús q
una sola palabra, sin el empleo de artes mágicas, que eran habituales en este género de r
de la antigüedad, libera a ese hombre del espíritu demoníaco. ¡He aquí la razón del pro
estupor de los circunstantes!

21. Van a Cafarnaún. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar.


22. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene
autoridad, y no como los escribas.
23. Se encontraba entonces en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu
inmundo, que gritó:
24. "¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos?
Sé quién eres tú: el Santo de Dios".
25. Jesús le increpó: "Cállate y sal de él".
26. Y el espíritu inmundo, retorciéndolo y gritando, salió de él.
27. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros:
"¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los
espíritus inmundos y le obedecen".
28. Y se extendió rápidamente su fama por los alrededores de Galilea.

v. 21: en la sinagoga: era el lugar normal de Antiguo y Nuevo Testamento un atributo exclusivo
reunión de los hebreos para la oración, la lectura de Dios, que deriva de su señorío en el mundo. La
y el comentario de la Sagrada Escritura para el enseñanza de Jesús tiene la misma "autoridad", es
día sábado: todo miembro de la asamblea podía decir, el mismo "poder" de la palabra de Dios.
levantarse para leer y comentar el texto sagrado. Los escribas: eran los "teólogos" de ese tiempo
v. 22: enseñaba como quien tiene autoridad: ely también los "juristas", por cuanto también el
término "autoridad", usado por Marcos, indica en el Antiguo Testamento era el código que regulaba la

6. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO EN LA SINAGOGA: Me 1, 21 -28 55


vida de los hebreos. Por ¡c general, ellos pertenecían del nombre de una persona daba un poder sobre
i i¿ comente religiosa de los fariseos según los cua- ella. El apelativo "santo de Dios" no era conocido
les el elemento característico de la religión hebrea como título mesiánico. Expresaba genéricamente
era la observancia de los mandamientos en la vida la presencia de una persona dotada de una fuerza
cotidiana. carismática particular y poseída por el Espíritu de
v. 23: un hombre poseído por un espíritu mmundo: Dios.
todas las enfermedades, especialmente las psíquicas, v. 27: quedaron pasmados: Marcos, tan pobre en
entonces se atribuían a "espíritus inmundos", con términos, tiene un vocabulario muy rico para expresar
el convencimiento de que la enfermedad es algo el asombro, la estupefacción, la extrañeza y el temor
que Dios no quiere. El adjetivo "inmundo", por de lo sagrado (ocho términos diferentes, usados en
consiguiente, indica más una situación de oposi- conjunto unas treinta veces). En esta actitud se expresa
ción a Dios que un juicio moral. la reacción de la gente y de los discípulos que perciben la
v. 24: Jesús de Nazaret... sé quién eres tú: el santonovedad y la trascendencia escondida aunque manifiesta
de Dios: en algunas culturas antiguas el conocimiento de las acciones y de las palabras de Jesús.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Palabra y victoria sobre el espíritu del mal


Inmediatamente después de la invitación al seguimiento, Marcos nos presenta a Jesús
que enseña. Es la palabra que nos dirige aún hoy para invitarnos a seguirlo. ¡Es la palabra
que sólo Él dice!
No nos declara el objeto de su enseñanza. Será su misma vida la que nos indica a
nosotros el camino. Se afirma solamente que Él suscita "estupor" o "asombro" en quie-
nes lo escuchan. Es el estupor y el asombro de quien es interpelado por la novedad de
la persona de Jesús, de quien percibe el "evangelio" y descubre el poder de Dios que ya
está presente en nuestra realidad. Son un asombro y un estupor que son crecientes, y su
contrario es la "dureza del corazón", que nos encierra en nosotros mismos, y nos oculta
la nueva realidad.
Su enseñanza es nueva, y contiene el poder de la acción del mismo Dios que realiza
lo que dice, como la luz vence las tinieblas. El resultado final, que aquí se coloca al
comienzo como programa, es la liberación del mal: esta lucha contra el espíritu del mal se
abre a todo el evangelio que nos presenta Jesús siempre dedicado a descubrirlo en todas
las situaciones y a liquidarlo.
Es la misma palabra poderosa, entonces como ahora, la que vence en nosotros el
espíritu del mal que es propio del hombre -Satanás, que se opone al camino de Dios (cf.
8, 33)- y nos introduce en el seguimiento.
La lucha que Jesús aquí emprende contra el mal para abrirnos el camino de Dios, será
la lucha fatigosa de toda su vida y es la lucha que la Palabra continuamente conduce en
nosotros y en el mundo. Es una lucha para salir de la esclavitud hacia la libertad: es un
éxodo del hombre hasta Dios.
El Egipto del cual hay que partir para este éxodo es ese espíritu del hombre que quiere
permanecer encerrado en sí mismo. Es un verdadero "poder" que esclaviza, interior
al hombre, que se manifiesta poco a poco como "pensamiento del hombre" (8, 33),
egoísmo y opresión (10, 42) o como "dinero" (10, 22-25).
Este mal adquiere un poder que escapa al mismo hombre y supera cada voluntad: se
concentra y presiona cada vez más. Tal vez, al desprenderse del hombre y concentrarse
se halla la razón de su multiplicación en cantidad y en intensidad.

56 6. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO EN LA SINAGOGA: Me 1, 21 -28


La enfermedad y la misma muerte representan el resultado del poder del mal y están
en conexión con ese misterio de iniquidad que se llama pecado (cf. Rm 5,12), que es el
resultado del espíritu posesivo y de apropiación del hombre.
Los endemoniados representan el resultado más típico de este poder del mal. Hoy los
llamamos enfermos psíquicos. En ellos es más fácil descubrir la conexión entre el pecado
(pecado social en particular) y la enfermedad. En efecto, éstos son personas que no logran
establecer una relación madura y correcta con los otros y con el mundo. Permanecen
encerrados en sí mismos y todo el resto está en relación instrumental con ellos, que al
mismo tiempo son las víctimas más sensibles del cierre y de la instrumentalización de
la sociedad.
Son actores o víctimas, a su vez, de esa explotación y de esa opresión que en ellos se
desenmascara en toda su miseria: el hombre que ha fracasado en su intento, incapaz de
amar, de seguir ese mandamiento único que es la síntesis de toda la Sagrada Escritura (cf.
12, 29-31), el hombre en actitud diametralmente opuesta a la de Jesucristo, que vino "a
servir y dar su vida como rescate por muchos" (10, 45).
Es precisamente la victoria contra este mal lo que la palabra obra en nosotros, para
colocarnos en el camino del amor y de la vida. ¡Es una lucha ardua! Los exorcismos, en
en efecto, son la única empresa que Jesús realiza con fatiga a través de resistencias y
convulsiones, y en fin a través de la muerte (cf. 9, 26). Y sólo a través de la muerte de
Jesús en la entrega total que Él hace de sí mismo, se dará la posibilidad de victoria
definitiva sobre el mal.
Este espíritu del mal, lento para morir en nosotros como nuestro egoísmo, percibe la
amenaza que le viene de la palabra de Dios: sabe que no tiene nada en común con ella,
que lo desenmascara y lo vence totalmente: "¿Qué tenemos nosotros contigo...? ¡Has
venido a destruirnos!" (v. 24). Sabe que ha terminado, sin posibilidad de compromisos ni
concordatos, aunque nuestro intento será siempre el de armonizar el amor y el egoísmo, la
libertad y la opresión, Dios y la vida fácil, el servicio y la explotación (cf. la reacción de los
discípulos al oír los tres anuncios de la pasión: 8, 31ss.; 9, 32ss.; 10, 32ss.).

ACTUALIZACIÓN

La lucha contra el mal


Este trozo de Marcos presenta la lucha que Jesús conduce contra el mal del hombre
mediante la palabra y la acción. La palabra halla en la acción su eficacia y credibilidad:
la acción tiene en la palabra su significado auténtico.
El mal del hombre son sus diferentes alienaciones, en las cuales él no es lo que debería
ser y es dependiente. El hombre está alienado, cuando se realiza en sí mismo, porque no
está en armonía con los otros o consigo mismo o con el mundo. Así cae bajo el poder de
los otros hombres o de sí mismo o de las cosas y viene a ser esclavo. El mal entonces es
una potencia, que domina y esclaviza al hombre, y en el que éste se proyecta y con el que
se identifica.
El mal es ante todo un espíritu: el espíritu patronal, es decir, la codicia de tenerlo y de
poseerlo todo, incluso la libre voluntad; el espíritu de la autoafirmación y del egoísmo;
el espíritu del dominio y del máximo provecho. En la base del espíritu del mal se halla el
rechazo al señorío de Dios, que es la libertad del hombre.

6. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO EN LA SINAGOGA: Me 1, 21 -28 57


El espíritu del mal se expresa y se encarna en las diferentes estructuras o círculos viciosos
de la sociedad, y a nivel personal y derivado, en las diferentes enfermedades psíquicas
-las represiones, las obsesiones, las ilusiones- que son el fruto de condicionamientos
internos y externos. En el campo económico tenemos la explotación y la opresión de
los pobres; en el campo social encontramos el privilegio de una clase sobre otra clase, el
imperialismo, el colonialismo, el racismo, las guerras, la violencia y la corrupción; en el
campo "político" encontramos el poder que domina a las personas y las reduce a objetos
de las decisiones ajenas y a los falsos valores como la producción por la producción y el
consumo por el consumo: en el campo cultural existen las varias "ideologías", la cultura y
la escuela clasistas. Así se llega a un sistema de mal universal, que contagia y condiciona a
todos los hombres y que a su vez es alimentado por ellos; éste es el "pecado del mundo",
del cual deriva el mal del hombre. Jesús emprende la lucha contra el mal ante todo con
el poder de su palabra. Su enseñanza es nueva, porque la imparte con "autoridad". Su
palabra no es una explicación, sino un mandato eficaz: "¡Manda hasta a los espíritus
inmundos y le obedecen!" (1, 27). Es una palabra que pertenece a una lógica opuesta a la
de los hombres e introduce en el camino de Dios. El que realiza la experiencia del poder
de la palabra de Jesús queda asombrado, porque se encuentra frente a una autoridad de
un valor absoluto que es un juicio y una condena del mal.
Pero la palabra de Jesús es una palabra que renueva, transforma y actúa. Por eso Jesús
con la fuerza de su acción ataca ante todo el mal en sus raíces y así libera al hombre poseído
por el espíritu del mal. Él expulsa los demonios y los espíritus inmundos y le da así al
hombre la posibilidad de luchar contra las estructuras demoníacas. Porque la liberación
personal debe expresarse necesariamente y encarnarse en una praxis de liberación
social. Incluso porque la autenticidad de la palabra está en su eficacia de contestación y
de transformación de la historia. La eficacia de la palabra está en la autenticidad de la
acción. O mejor aún, la acción es la señal de la verdad, de la palabra.
Entonces Jesús es el liberador, porque vence el mal del hombre con su palabra que
actúa y con su acción que habla.

APLICACIÓN A LA VIDA

Desde lo profundo
La palabra humana por sí misma quiere expresar y busca la vinculación, la comunión.
¡Pero con frecuencia falla! Aún más, a veces la usan para convencer, para afirmarse,
para tener razón ante el otro por parte de personas particulares, de políticos, de maestros
en la escuela o en otras partes.
Así incluso unos buenos discursos fracasan, o también maduran sobre la voluntad
de adoctrinar, de cerrar, de instrumentalizar, explícitamente. Es como si dijéramos que,
más allá de la palabra pronunciada, "desde adentro", es decir, desde el corazón de los
hombres (7, 21) sale a flote la malicia y la maldad. Es ésta la situación humana.
Y, aunque no es engaño, la palabra a menudo es sólo esperanza.
Las palabras de Jesús no son como las de los "escribas". No son como las de los
hombres. Nacen de un terreno distinto.

58 6. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO EN LA SINAGOGA: Me 1, 21 -28


Desde lo íntimo de este hombre, libre porque vino "para servir y no para ser servido"
(cf. 10, 45), brota y se realiza la palabra de liberación. Como si dijéramos que en Él,
Palabra del Padre, la palabra pronunciada viene a ser o es igual al hecho (como el "dabar"
del principio); la suya es una palabra liberadora, cumplimiento de las promesas de la
alianza, del éxodo. Ésta es su autoridad diferente.
En la medida en que el hombre, sea quien fuere, se deja "convertir" en lo profundo,
(se deja liberar), se convierte en fuente de liberación, aunque no necesariamente con
determinadas consignas o etiquetas precisas.
En su posición de libertad y de verdad, Jesús desenmascara el mal, lo obliga a salir a
la luz. Y acaba con él.
Todos los creyentes, en obediencia a la Palabra, valiéndose de todos los medios
de análisis, deben dedicarse a iluminar y a sanar, sin flojedad y sin titubeos -"¿Qué
tenemos nosotros contigo, Jesús?" (v. 24)- los atropellos, las injusticias, las opresiones,
las humillaciones, los egoísmos simbolizados en el "cierre" de la enfermedad indicada en
el evangelio. Sobre todo a nivel de estructuras y de instituciones -en cualquier sector y de
cualquier "marca"- multiplicadores de la iniquidad, poderes de las tinieblas (de los que
habla Pablo), camaleónticas, siempre a punto de renacer. En este último tema todavía
descuidado, porque se ha privilegiado el compromiso del individuo, tal vez por pereza o
tal vez también por conveniencia. Si una conversión se está realizando en ese sentido, se
debe tributar un reconocimiento a movimientos -¡realidad y motivo de esperanza!- entre
gente que no siempre se declara creyente.
En una perspectiva de evaluación, uno se puede preguntar legítimamente si el com-
promiso indicado, si una semejante vocación, no es desmentida puntualmente por
acuerdos secretos para engañar, intrigas y cobardías de diferente índole. ¿No suelen las
personas prestarse muy fácilmente a maniobras de encubrimiento? Incluso, ¿no se llega
a ser "obradores de iniquidad" y fuente de opresión? La misma propuesta de la palabra
(sin incomodar a los "Marranos" del: "¡O te haces bautizar o te mato!") ¿no nace a veces
en un contexto autoritario, antievangélico, con un entorno de excomuniones, presiones,
chantajes?
Con semejantes recipientes, el contenido de liberación ya ha desaparecido; y no salen
los "espíritus inmundos": ¡tal vez simplemente escapa la gente! Por otra parte hay que
decir que a veces "el desenmascaramiento" y la denuncia misma vienen a ser una auto-
justificación: ya no me lagrimea el ojo por la viga que existe allí cuando descubro la mota
en el ojo ajeno.
Si eso es verdad, no se quita la obligación de construir la verdad en la caridad y
por consiguiente, sin presunción, sino con espíritu de servicio. Queda por lo tanto el
compromiso de "discernir" el juicio que Dios, la palabra, ejerce sobre la realidad humana.
Y por otra parte sigue en pie el compromiso y la posibilidad de identificar las señales
de una esperanza de la vida humana, que se anuncia y se arraiga en la resurrección.
Aquí el creyente juega el significado esencial de la fe como quiera que la califiquen,
si su existencia se convierte en palabra que exorciza las señales de muerte y proclama los
indicios de vida, si su fe se convierte en praxis de liberación total.
En esta línea vemos que existen también realizaciones, ya recordadas otras veces,
que no dejan de ser cristianas por el hecho de que no se llaman o no aceptan ser llamadas
cristianas.

6. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO EN LA SINAGOGA: Me 1, 21 -28 59


REFLEXIÓN DE FE

La sorpresa evangélica
El evangelio en este punto nos "sorprende". La gente que se asombra por las palabras
de Jesús, nos sugiere una actitud muy adecuada para transformar la lectura del evangelio
en meditación. Muy a menudo leemos la Escritura como cualquier otro libro.
Deberíamos aprender a leerla como lo hacemos con los salmos: en el asombro y en la
oración.
El aspecto divino de la palabra debería hacernos conmover por el asombro, como se
dice expresamente en este trozo (v. 22). Me propone una palabra "nueva" (v. 27) con
respecto a la vida que está en mí y en mi derredor...
Hemos notado ya todo ese asombro en la predicación de Jesús (v. 15) en quien
la presencia del reino que "me anticipa" y me lleva a la conversión es un anuncio
sorprendente. También el anuncio de los apóstoles (vv. 16-20) contiene ese elemento.
Todo se coloca más allá de lo previsible, tanto la voz inesperada de Jesús a orillas del lago,
como la decisión de los apóstoles de abandonar las redes y seguirlo.
El anuncio gozoso, el evangelio, en todos sus rasgos lleva impresa esta novedad, que
rompe la esclavitud de nuestro modo reducido de existir y nos hace pasar de una vida
muerta a una vida verdadera.

60 6. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO EN LA SINAGOGA: Me 1, 21-28


7. CURACIÓN DE LA SUEGRA DE PEDRO
(Me 1, 29-31; cf. Mt 8, 14-15; ¿c 4, 38-39)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

El asombro por la fuerza liberadora de Jesús con que se cerraba el trozo anterior, intr
estos tres versículos en los cuales Marcos insiste en la "autoridad" nueva y extraordina
Jesús, que simplemente con su presencia, sin pronunciar palabra, cura la suegra de Pedro
se pone a "servirles".

29. Saliendo luego de la sinagoga, se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
30. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y al punto le hablaron de ella.
31. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a
servirles.

v. 31: ella se puso a servirles: notemos el do con frecuencia en la Iglesia primitiva para
tiempo del verbo en el original griego ("les servía", indicar el compromiso del amor fraterno que los
imperfecto o copretérito), que expresa el sentido creyentes de las primeras comunidades sentían
de una actitud continuada, en contraste con los como fundamental y expresaban en particular con
tiempos definitivamente pasados de los otros ver- palabras ligadas a la idea de "servicio",
bos del contexto. El verbo emplea el término usa-

SlGNIFICADO TEOLÓGICO

El milagro del servicio


Es el milagro aparentemente más insignificante del evangelio. Por lo general pasa
inobservado. Sin embargo, Marcos lo coloca como primer milagro, que debería servir al
lector como marco interpretativo de los que siguen. Precisamente por su pobreza, casi
irrelevancia, una señal, tiene una riqueza casi única de contenido.
Al comienzo del evangelio Jesús invita a "creer" (v. 15), que en concreto significa
"seguirlo" (vv. 16-20). Su palabra nueva en nosotros vence el espíritu del mal, espíritu
poseedor, que se apropia y esclaviza al hombre; la suegra de Pedro, en efecto, al ser
curada de la "fiebre", se pone a "servirles".
El hecho de que ella se ponga a servir es señal, como decían los padres antiguos, de
que quedó curada y de inmediato. En un sentido más profundo, sin embargo, es señal de
que está curada "totalmente" de la fiebre que tiene en su poder al hombre y puede, por
consiguiente, seguir a Jesús, ya que vive en el espíritu de aquel que dice de sí mismo: "No
he venido a ser servido, sino a servir" (cf. 10, 45).
El servicio no es el modo típico del seguimiento femenino, como lo pretenden algunos:
;es el verdadero seguimiento para todos! En efecto, cuando los hijos de Zebedeo, sordos a
la palabra de Jesús, vuelven a discutir acerca del poder, Jesús dirá: "Saben que los que son

7. CURACIÓN DÉ LA SUEGRA DE PEDRO: Me 1, 29-31 61


tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las
oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre ustedes, sino que el que quiera llegar
a ser grande entre ustedes, será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes,
será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a
servir y a dar su vida como rescate por muchos" (10,45; cf. 9, 33-35).
El motivo está en el hecho de que Jesús se autodefinió como el "que ha venido a
servir" (10, 45).
Así esta mujer que, por ser mujer, no era tenida en cuenta en la cultura hebrea (las
mujeres no podían ni siquiera servir como testigos), anciana y además suegra (!), es la pri-
mera que encarna y testimonia el espíritu del Señor. "Dios ha escogido lo que no es para
reducir lo que es" (ICO 1, 28).
Esta suegra, que se halla al principio del evangelio, recuerda a la pobre viuda que
í, está al final, antes del discurso escatológico y de la pasión, cuando Jesús se va a entregar
completamente: ella lo dará "todo" (12, 44), y de ese modo llegará a ser el "escriba"
nuevo y definitivo del Nuevo Testamento (cf. 12, 38-44).
Son estas realidades pequeñas y desconocidas de nuestra vida las que Marcos nos
presenta a menudo como episodios fundamentalmente del evangelio: "Quien tenga
oídos para oír, que oiga" (4, 9).
Si además consideramos que progresivamente, ya desde el capítulo 3, la casa se
convierte en san Marcos en símbolo de la Iglesia, entonces ese episodio viene a ser muy
iluminante.
¿De cuál "fiebre" debemos ser sanados en la Iglesia? (cf. 9, 33-35; 10,35-45; 12,38-40).
¿Cuál debe ser el espíritu nuevo en la Iglesia, y quién lo encarna?

ACTUALIZACIÓN

Oposición entre el poder y el servicio


El poder, entendido como el dominio de un hombre sobre otro hombre, que de
este modo queda despojado de su capacidad de decisión, es la raíz de todos los males.
Impulsado por la codicia del poder, un hombre trata de dominar y someter a otro
hombre. Esto puede suceder de muchas maneras. Se puede dominar sobre otro hombre
no sólo con la violencia de la fuerza, sino también con la seducción y con la presión de la
publicidad; una clase puede dominar a otra clase económica y socialmente, pero también
despojarla de su cultura e imponerle la cultura de la clase dominante. Se tienen entonces
la jerarquización y los "roles" en el mundo de la autoridad y de la relación del hombre
con la mujer, en el plano del trabajo, de la escuela, de la política y de la relación entre los
pueblos. La lógica es siempre la misma: el otro hombre está despojado de su libertad y
aquí queda reducido a ser objeto de las decisiones ajenas.
En consecuencia, deja de ser una persona que toma libre y responsablemente sus
decisiones. El hombre ya no es el sujeto, que construye la historia, como responsable de
su destino. Muere como hombre. Está colocado al servicio del provecho y de la razón
instrumental y del amo. En la base de las estructuras de poder está el espíritu patronal,
que lleva al hombre a enseñorearse y a negar de este modo el señorío de Dios, que es
promoción del hombre.
Así, el hombre necesita ser liberado de la enfermedad mortal del poder. Este es un
círculo mortal, que sólo Dios puede romper a través de la obra del hombre. Y en su lugar

62 7. CURACIÓN DE LA SUEGRA DE PEDRO: Me 1, 29-31


debe entrar la actitud opuesta, es decir, la del servicio a los hombres. La autoridad no es
autoritarismo, sino servicio: los hijos no son para sus padres, sino que los padres son para
los hijos, el ciudadano no es para el estado, sino que el estado es para el ciudadano. Los
ministerios del estado deben ser realmente "ministerios", es decir, servicios.
Pero especialmente la Iglesia es la que está involucrada en este tema del servicio a los
hombres.
Ante la perspectiva evangélica que nos ha sido indicada, nos viene espontáneo
preguntarnos si también nosotros, como los individuos o los grupos, no tenemos la
tentación de buscar a veces o asumir formas de poder demasiado mundanas, que acaban
por volverse un contratestimonio del mensaje cristiano. Por ejemplo, la mundanización
del clero, en el primer renacimiento, fue, tal vez, la más grande plaga para la Iglesia de ese
tiempo. Una voluntad exagerada de dominio, así como también un apego exagerado a la
riqueza, traerían consigo fatalmente no sólo la muerte de la fe en muchos, sino también la
pérdida de importantes valores humanos y sociales. La misma Iglesia está llamada a una
conversión continua que le permita vivir en un espíritu y con estructuras no de poder, sino
de servicio. Los pastores no han sido constituidos en la Iglesia para ejercer de cualquier
modo el poder ni para dominar sobre el pueblo de Dios, sino para ejercer un ministerio de
servicio entre la comunidad cristiana (10,42-45). Así como el mundo no es para la Iglesia,
sino la Iglesia para el mundo. La Iglesia y la comunidad no son para sí mismas ni para
el propio mantenimiento o conservación, sino que tienen que disolverse como la sal, la
levadura y la semilla, en un puro servicio para la liberación total del hombre.

APLICACIÓN A LA VIDA

La liberación y el servicio se dan la mano


Ya se ha puesto en evidencia que las dos cosas se relacionan (¡el relato del exorcismo
y el del primer milagro no se narran casualmente el uno a continuación del otro!) y,
además, como la categoría "servicio", que aparece aquí por vez primera, es expresión
de lo nuevo, que se viene liberando en el tiempo anunciado por el evangelio, el hombre
nuevo, encarnado por Jesús, que no vino "para ser servido", sino para servir y dar su vida
como rescate por muchos" (10, 45).
Aquí quisiéramos hacer tan sólo algunas anotaciones, teniendo unidos los dos temas
de la liberación y del servicio, aunque no pretendemos hacer una aplicación profunda ni
exhaustiva.
Ante todo es obvio que el solo hecho que se hable mucho de la liberación es también
señal de que todavía no somos libres.
Aún más, decididamente se debe hacer constar al menos que existe el riesgo en este
tema y en la praxis relativa a él, de "esclavizar", ¡someter a la gente! Uno queda perplejo
ante un cierto estilo de liderazgo, a un cierto modo de "cambiar las cosas", de hacer
revolución, frente a unas manipulaciones abiertas u ocultas.
Partimos, por ejemplo, de algunas situaciones, tal vez las más triviales y cotidianas
(pero precisamente por eso son más significativas):
- las propuestas de la industria y del comercio (así como de la opinión dominante,
de la moda) que se ponen "al servicio" del usuario, del individuo o de la familia y que
quieren "liberarte", suponemos, de las fatigas de los trabajos de la casa o de la esclavitud
del ambiente (¡el glorioso cúmulo de los electrodomésticos y cosas semejantes, la
máquina indispensable!...);

7. CURACIÓN DE LA SUEGRA DE PEDRO: M e 1, 29-31 63


- las propuestas concretas de existencia (relaciones interpersonales, relaciones
hombre-mujer, tipo de familia, etc.);
- hasta los proyectos más complejos y más graves (ya no se trata solamente de sueños
o hipótesis de trabajo) de sistemas económicos y políticos, de ideologías y de una ciencia
que programa la libertad y la realización del hombre del futuro.
¡Vemos cómo son los riesgos notables que pueden nacer y los equívocos fatales
que pueden prosperar! Se puede engañar burdamente incluso usando términos como
"liberación" y "servicio".
Siempre en este nivel y en este tipo de constataciones, la experiencia de las relaciones
aun de tipo político, económico, etc. (por ejemplo las vicisitudes relacionadas con las
crisis energéticas y las relaciones entre naciones productoras y naciones.... sedientas, la
relación de una competición absurda, mezquina e individualista que se ha instaurado
entre éstas) allí están para indicar que los esquemas de poder, de opresión, de
sometimiento, de prevaricación, deben romperse y superarse si se quiere vivir.
Se camina fatigosamente hacia una toma de conciencia -tal vez hoy más que nunca-
y se dan dos pautas de realizaciones significativas. Los creyentes están invitados una vez
más, como los discípulos en el episodio de la viuda que coloca su moneda en el tesoro
del templo (Me 12, 41ss.) a "observar", en el sentido de discernir qué sucede y dónde y
cómo puede uno disponerse a "servir". Al tratar de conjurar el riesgo, ya señalado en otro
momento, de someter y de instrumentalizar mientras uno se llena la boca de palabras de
liberación y de servicio (¡o mientras se trata de comunicar la misma Palabra!) y el riesgo
que también amenaza de formarse incluso una ideología de servicio, como si el creyente
tuviera la exclusividad y... el consumo del servicio.

REFLEXIÓN DE FE

El pobre es inconfundible
Si me pregunto por qué le hablan a Jesús de la suegra de Pedro, pienso que lo hacen
porque estaba enferma. Otros habrán formado parte de la familia de Pedro, pero a Jesús
le llevan de inmediato al que está enfermo. Todavía no lo conocen bien, a Jesús, y hasta
el final tendrán dificultad en conocerlo. Lo confundirán con sus aspiraciones nacionales
mesiánicas. Pero sobre un punto su presencia se expresa en seguida con claridad y se
percibe sin confundirse. Es allí donde Jesús se coloca junto al pobre y al débil. Es como la
última orilla del evangelio -o la primera- que nunca se puede perder. Ella va más allá de
toda mentira acerca de sí mismo que el hombre construye sistemáticamente -creyendo
a veces que hace historia-. Es una intuición misteriosa de lo divino en el mundo: es la
verdad de la condición humana, que nunca lograremos sofocar totalmente.
El hombre reconoce esa intuición y se deshace de ella... Pero no la puede eludir del todo.
Por eso, cuando Jesús viene al encuentro de la pobreza humana, lo reconocemos
aunque contemporáneamente -como los apóstoles- tenemos que buscarlo todavía y
comprenderlo en muchos otros aspectos. En el encuentro con la debilidad y la muerte,
prevalece Cristo, el Hijo de Dios (cf. v. 1).
El evangelio parte de allí, de un acto de comprensión que, al ser llevado a sus últimas
consecuencias, conduce a la muerte y a la resurrección. Tal vez, no es todo el evangelio,
pero es su punto de partida firme y claro.
He aquí por qué el primer milagro no es la apología del poder de Cristo, sino el
misterio de su encuentro con una anciana enferma, que para san Agustín es el símbolo
de toda la humanidad en la fiebre que la atormenta.

64 7. CURACIÓN DE LA SUEGRA DE PEDRO: Me 1, 29-31


8. CURACIONES REALIZADAS AL ATARDECER
Y ORACIÓN EN UN LUGAR SOLITARIO
[Me 1, 32-39; cf. Mt 8, 16-17; íc 4, 40-44)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Este trozo compuesto de varios elementos heterogéneos, no es más que un "sumario"


del que se encuentra en 3, 7-12. Se puede clasificar entre los trozos que indican genér
actividades y actitudes de Jesús que sirven de transición de un cuadro a otro en la presenta
Marcos hace de Jesús. En este caso los contomos del primer cuadro están señalados por el e
tiempo de un día. En efecto, mientras en el v. 21, al referirse a la enseñanza de Jesús en la s
el evangelista introduce el día sábado, en el v. 32, y precisa que el sol ya se había ocultad
Entonces, cuando ya había terminado el descanso sabático, cuya reglamentación era
rígida entre los hebreos, la gente podía retomar todas las actividades, aun la de desplaz
de un lugar a otro. En efecto, se agolpa en la puerta de la casa de Simón (indicada tan s
implícitamente sobre la base del trozo anterior que tiene como ambientación precisamen
casa de Simón) y llevan allí a sus enfermos y endemoniados para que Jesús los sane.
También estos elementos últimos que cierran el cuadro de la actividad de Jesús ambie
en el espacio de un día en la población de Cafarnaún, recuerdan los hechos salientes nar
poco antes (exorcismo y curaciones).
En el v. 35, Marcos abre ante nuestros ojos un nuevo día de Jesús en un sitio nuevo; es
dones sirven tan sólo como conexión por contraste con los versículos anteriores (un nuev
nuevo sitio) y como marco inmediato para la oración de Jesús. En efecto, ya no los vuelve a
cuanto inmediatamente después, en el v. 38, la propuesta que Jesús hace a los apóstoles rom
tes de tiempo y espacio con la perspectiva de un camino sin pausas prolongadas ni morada
Este sumario contiene varios elementos cargados de significado teológico: entre éstos
mos de relieve particularmente el tema de la oración de Jesús, como encuentro con el Pa
culmen de su actividad y fuente de su inagotable peregrinar.

32. Ya tarde, puesto el sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados;


33. y toda la ciudad se agolpó a la puerta.
34. Jesús curó a muchos pacientes de diversas enfermedades y expulsó muchos
demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, porque lo conocían.
35. De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un
lugar solitario y allí se puso a hacer oración.
36. Simón y sus compañeros lo buscaron;
37. al encontrarlo, le dijeron: "Todos te buscan".
38. El les dice: "Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que allí también
predique; pues para eso he salido".
39. Y marchó a predicar en las sinagogas por toda Galilea y arrojaba a los demonios.

8. CURACIONES REALIZADAS AL ATARDECER...: M e 1, 32-39 65


v. 35: y allí se puso a hacer oración: en Marcos Se trata de una historia de etapas sucesivas de
no son muchas las referencias explícitas a la oración liberación que continuamente se vuelve a pensar como
de Jesús, pero ocupan puntos clave (cf. también fuente de acción de gracias y de alabanza al autor de
después de la primera multiplicación de los panes 6, esta vida siempre renovada y como fundamento de
46 y antes de la pasión 14, 32ss.). una confianza incondicional por aquello que Dios reali-
Al llevar a su cumplimiento una larga tradición zará aún más maravillosamente en el futuro. Los sal-
del Antiguo Testamento, la oración constituía para mos y varias otras páginas de oración, que se ponen
Jesús, más que una experiencia de alabanza y de ac- en los labios del uno y del otro personaje del Anti-
ción de gracias a Dios como Padre suyo, también un guo Testamento, son ejemplos muy claros de esta
sincero interrogarse delante de El para comprender orientación. La oración que Jesús reza manifiesta un
"su voluntad" y para superar las resistencias que se carácter de intimidad que no tiene lugar en ninguna
oponían a su cumplimiento, como El lo sentía den- otra oración de hombres. A nosotros, discípulos de
tro de sí: era un interrogarse en la lucha de la voz Jesús, siguiendo las indicaciones que nos vienen tam-
de los profetas y en la disposición a entregarse sin bién de las primeras comunidades, no nos queda más
que dirigirnos a Dios, que ha llegado a ser también
reparo.
nuestro Padre pasando a través de la oración de Jesús
Ya en el Antiguo Testamento la oración se diri- y a través del ofrecimiento que Él hizo de sí mismo (cf.
gía solamente a Yahvé, por cuanto sólo Él era el la conclusión de las oraciones litúrgicas: "Por Cristo
autor de la salvación de las esclavitudes humanas. nuestro Señor''), confiando en la presencia del Espíritu
El israelita, al orar, se dirigía al Dios de la alianza: Santo en medio de nosotros, que es el don de Cristo
he aquí por qué en la oración de los hebreos son resucitado, que ora en nosotros precisamente porque
muy frecuentes las alusiones a la acción que Dios nosotros no sabemos cómo orar (cf. Rm 8,26-27).
realizaba en medio de su pueblo.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Liberación, tentación y oración


Con estos versículos Marcos concluye la primera jornada mesiánica de Jesús. Ella
representa un poco su jornada típica de actividades, que los discípulos y el lector han
seguido con sorpresa y asombro, preguntándose: "¿Quién es éste?".
El final de la jornada está marcado por un "sumario" de milagros obrados a la puesta
del sol. Sirven para acrecentar el estupor del lector, para reavivar con su luz el crepúsculo
e iluminar la noche.
Es también importante el final del sumario, donde se dice el motivo por el cual Jesús
imponía silencio a los demonios: "Porque ellos lo conocían. Esto demuestra que Él
pertenece a un orden "espiritual", que sólo los espíritus intuyen.
Pero su gloria no se puede manifestar antes de que la voluntad de Dios se haya
cumplido en la obra y en la vida de Jesús, en el último oscurecimiento del sol, el de la
muerte. Esto nos hace reflexionar sobre el hecho de que no es suficiente "saber quién es
él"; aún más que la ortodoxia es importante la ortopraxis (Mt 7,22; 2 5, 37 etc.); es decir,
seguirlo a Él hasta el punto en el que se podrá revelar la gloria de Dios.
Por otra parte, es misteriosa la salida de Jesús que va a orar. Se coloca al final de su
primera jornada, casi como programa de su vida. Én qué consiste esa oración es difícil
comprenderlo. Se intuye solamente su importancia: es el final de una jornada fatigosa,
como la de un verdadero operario del reino, y precede a la superación de la primera
tentación, colocada en los labios de Pedro: "Todos te buscan".
Ciertamente le había venido a la mente a Jesús esta posibilidad, obvia para un hombre,
de cosechar gloria y ventajas de los milagros realizados: es la segunda o la tercera tentación
que respectivamente Mateo y Lucas le atribuyen a Jesús en el desierto. Marcos lo coloca

66 8. CURACIONES REALIZADAS AL ATARDECER...: Me 1, 32-39


aquí, como tentación constante del "pensamiento del hombre" contra el "pensamiento
de Dios" (cf. 8, 33). Jesús en la oración supera esta tentación, como en 6, 46 (después de
la1 primera multiplicación de los panes) y en 14, 35-39, supera la tentación definitiva, en
la impotencia frente a la muerte en la cruz.
La oración de Jesús debió ser un silencio o una escucha de Dios, un diálogo a veces dramá-
tico con Él -como Jacob que lucha toda la noche con Dios, para arrancarle la bendición (cf.
Gn 32,23-33). La oración es una lucha para no detenerse en el camino de la libertad: sucede
después de una grande jornada de fatiga y exige saber aflorar y salir de la misma fatiga ("salió
a un lugar solitario"). Es un éxodo continuo, a la luz de Dios que ilumina la noche, que
impide que caiga en la trampa del pensamiento del hombre, es decir, en la tentación.
"Bendigo al Señor que me aconseja; aún de noche mi conciencia me instruye; pongo
al Señor ante mí sin cesar; porque El está a mi diestra, no vacilo. Me enseñarás el camino
de la vida, hartura de goces, delante de tu rostro, a tu derecha, delicias para siempre"
(SoI16.7-8.il).
Precisamente porque es una lucha, la oración es una experiencia de libertad (cf. Ga 4, 6;
Rm 8,15) y de alegría incontenible y que proviene de lo profundo, que no se deja vencer.
En virtud de la oración Jesús puede responder a sí mismo y a Pedro: "Vayamos a otra
parte", porque en ella ha quedado clara su misión, el "camino de la vida", la alegría del
futuro que atrae, pues "para eso he salido del Padre" (cf. v. 38).
Cuando se ora es necesario, como Jesús, obrar, y saber salir siempre al desierto -el
silencio del hombre en el cual brota la flor rara de la palabra de Dios-: en Él Dios nos
habla y nos renueva con su palabra, y hace brotar en nuestro corazón una fuente perenne
de agua viva, que nunca se secará. La oración es una lucha con Dios (cf. Gn 18,16-33)
en la cual Dios pierde y se nos entrega: "¡Has luchado con Dios... y has vencido!", dice
el ángel a Jacob, que de allí se llama Israel, y es la raíz del nuevo pueblo. Y éste exclama:
"He visto a Dios cara a cara, y tengo la vida salva" {Gn 32, 29.31).

ACTUALIZACIÓN

Oración y praxis
Con razón se tiende hoy, tanto en la presentación de la figura de Jesús como en la
delincación de la imagen del cristiano, a acentuar el aspecto pragmático. El cristianismo
debería ser principalmente una praxis, que contagia, renueva y transforma. También
Marcos insiste en este aspecto: Jesús es el anunciador infatigable de la buena noticia,
que va de una aldea a otra, sanando a los enfermos y expulsando demonios. Así, sobre las
huellas de Jesús, el cristiano debe anunciar la Palabra y confirmarla con obras de liberación.
Pero la praxis tiene necesidad de una teoría que la ilumine y la oriente: de lo contrario
es ciega. Necesita una carga de esperanza indomable: de lo contrario se cede frente a los
obstáculos y se cae en la desesperación. Necesita una fuerza superior, que haga posible aun
lo imposible. ¿De dónde saca la luz, la esperanza y la fuerza para la acción el cristiano? En
el diálogo con Dios y, por lo tanto, en la oración.
La relación de Jesús Hijo con el Padre es el corazón y el alma de toda su vida: por eso
"cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se
puso a hacer oración" (v. 35).

8. CURACIONES REALIZADAS AL ATARDECER...: Me 1, 32-39 67


El contacto directo con el Padre es el sol que ilumina su camino. Y así el Señor nos
enseña a orar. Orar es colocarse aparte, estar delante de Dios, esperar en silencio y, sobre
todo, escuchar a Dios que nos habla. Si la oración hoy está en crisis, es debido al hecho de
que o se ha debilitado o ha llegado a faltar totalmente la relación filial del hombre con el
Padre que está en los cielos. La dificultad para la oración deriva de la autosuficiencia del
hombre y de la absoluta autonomía de un mundo secularizado. Pero eso deriva también
del hecho de que el hombre de hoy ha perdido el sentido de su realización en el diálogo.
El hombre de hoy es árido y frío.
Además se piensa que la oración es una huida y una evasión del mundo. En realidad
no debería ser una huida de la vida, sino parte de la vida. La oración debe estar siempre
en relación con la misión. Jesús se retira al desierto para orientar la propia vocación en
el contacto con el Padre. Después de la oración, Él se da cuenta más profundamente
de cuáles son su tarea esencial y su servicio auténtico a los hombres. Jesús en la oración
supera la tentación de un mesianismo mundano, en el cual todos lo buscan, rehusa el
camino de los hombres y encuentra el camino de Dios: "Vayamos a otra parte, a los
pueblos vecinos, para que allí también predique; pues para eso he salido del Padre" (v.
38). Jesús no tiene un puesto fijo ni una morada estable: un aguijón incesante lo impulsa
hacia otras partes, hacia todos los hombres. Así el cristiano debería encontrar en la oración
la dirección acertada para orientar bien su actividad, la esperanza que lo impulsa a superar
todos los momentos de cansancio y desilusión, la fuerza del Espíritu.
;Qué nos queda hoy de la oración sino estar aparte como Elias junto al torrente
Kent?... La oración de Elias, en un momento de crisis, era su estadía allá aparte para
esperar al Señor. Y el Señor venía en la mañana y en la tarde. Así Elias es la parábola de la
oración. Elias no esperaba ninguna otra cosa y Dios respondía. Tal vez, el hombre de hoy
para volver a comenzar a orar debe solamente hacer esto: colocarse aparte y esperar. Ya
no sabe qué decirle a Dios, no sabe qué pedir, no sabe cómo hacer la oración... Si quiere
garantizarse una continuidad de la fe, si cree todavía que puede pertenecer al Otro, a
Dios, quédese gratuitamente aparte y espere. Ya no será un cuervo, sino el Espíritu, el
que en la mañana y en la tarde vendrá a traerle el alimento, el pan del desierto, la oración"
(Bianchi, E. II corvo di Elia, pp. 9-10). Y el Espíritu nos enseñará a orar.

APLICACIÓN A LA VIDA

Cuando la vida vuelve a su corazón


Es útil una indicación sobre algo que, tal vez, se puede juzgar como no totalmente
pertinente a la oración, al menos si la entendemos como un momento explícito, en el cual
expresamente nos entreguemos al diálogo con Dios: sobre la oración que no ha tomado
todavía un cuerpo definido de palabras o de gestos, sobre la oración casi en sus premisas,
en su estado naciente.
Esto es algo en lo que probablemente estamos involucrados todos, creyentes y no
creyentes. Esto incomoda a más de una persona religiosa y causa un fastidio notable a
quien no se considera creyente y se aburre mucho al sentir que le aplican unas etiquetas
de un modo oculto.
Por otra parte... Usemos una comparación: el "respiro" diferente de las montañas en
la noche con respecto al día: un "fondo" de movimientos, de ruidos, de vida diferentes;
o también del mar: las olas que vuelven sobre los mismos recorridos, pero ya aplacadas,
casi meditabundas con respecto a la fuerza de las horas asoleadas.

68 8. CURACIONES REALIZADAS AL ATARDECER...: Me 1, 32-39


Pues bien, alfinalde una "jornada", que es un arco de existencia, que es una batuta de
experiencia, de fatiga, de sufrimiento, de luchas, de alegrías profundas, de desilusiones
amargas, de esperanzas, de intentos... para una persona, para un grupo, un pueblo
entero, sucede este reflujo misterioso, inarrestable de la vida sobre sí. Es casi un volver
a las fuentes, que no es necesariamente calificable como una cosa cerebral o que se haya
de diagnosticar como narcisista o esquizofrénica.
¡Antes bien! En este "volver a aflorar" de la vida, en este confluir de "sentimientos"
(en sentido profundo), en la percepción todavía oscura de una conciencia espontánea de
las miserias, de las injusticias, de las dificultades, en el brillo incierto del mañana -¿no
se ha citado acaso a Jacob?-, así como también cuando se aproximan o se contraponen
evaluaciones de consenso o de condena implícita, se puede percibir el Espíritu que ora.
En consecuencia, el evangelio nos habla del "bautismo" de Dios en lo humano: sabemos
que Él está "con nosotros"; de Jesús sabemos con certeza que la gente lo seguía y lo
miraba, constituía oración (es decir, su situación "hacía oración" cf. 6, 34).
¿Acaso no se puede entender en esta línea lo que dice la carta a los Romanos acerca
de la creación entera que "gime hasta el presente y sufre dolores de parto. Y no sólo ella;
también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos
en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo?" (Rm 8, 22ss.).
Si tenemos oídos para entender, se puede conocer todo esto y comprenderlo. De este
modo Israel volvió a vivir su historia a través de las varias generaciones: sufrió, gozó,
esperó. Así "hizo" la Biblia y explícitamente rezó los salmos; haciendo "memoria" y "recor-
dando" (re-cordando = volviendo a llevar al corazón) toda su experiencia misteriosa.

REFLEXIÓN DE FE

La oración es vivir más allá de nosotros mismos


"Todos" los enfermos, "todos" los endemoniados son llevados a Jesús (v. 37);
"toda" la ciudad se halla presente (v. 32). "Todos" lo buscan (v. 37). Y Jesús va "a otra
parte", para que también allá llegue la salvación (v. 38). Todo el mundo (incluido en
la palabra "Galilea") debe ser salvado en la plenitud y variedad de la acción divina.
Revivimos en esta descripción la experiencia de una iniciativa universal de salvación.
Conocemos en ella a Jesús, el Hijo de Dios.
Pero nuestro conocimiento de Dios es arduo. Los demonios lo conocían, pero
tenían que callar (v. 34), porque carecían de humildad y de esperanza. En efecto, se trata
de conocer a Jesús no como un punto de llegada de ambiciones y expectativas puramente
humanas. En el capítulo 8 habrá un encuentro entre Cristo y Pedro, donde es llamado
precisamente Satanás por su manera errónea de conocer a Cristo. Mientras tendemos
hacia Dios, su Nombre se nos sustrae; para que no se vuelva la simple proyección de
nosotros mismos: entonces Dios sería a imagen y semejanza del hombre y no el hombre
a imagen y semejanza y de Dios.
En el libro del Génesis este es el drama de Jacob que, luchando, trata de conocer
a Dios. Pero él lucha con fe (cf. Gn 32, 23-33) y llega a ser Israel. Cuando quedó solo
en el vado de Yabboq, lucha con un "hombre" hasta el rayar del alba, no quiere dejarlo
ir, lo "vence" y se le da el nombre de "Israel" (que significa precisamente todo eso). Sin
embargo, el personaje misterioso no da a conocer su nombre.

8. CURACIONES REALIZADAS AL ATARDECER...: M e 1, 32-39 69


El hombre, que está llamado a conocer a Dios, tiene dentro de sí un obstáculo.
Quiere apoderarse de Él. No se nos dirá completamente su nombre, para que no nos apode-
remos de El: en la búsqueda humilde nos acercaremos cada vez más a El, moviéndonos
en la esperanza hacia aquello que todavía no somos (el seguimiento).
Ahora bien, precisamente este conocimiento del Dios verdadero, que no es fruto
de nuestra afirmación ni proyección de nosotros mismos, el Dios que no son los dioses (cf.
por ejemplo, Sal 115) es en Cristo el acontecimiento del final de la jornada. En el culmen
de nuestra actitud humana nuestra oración tiende a ser simplemente la continuación de
nuestra acción. Embriagados con nuestras categorías humanas continuamos obrando a
nuestro modo aun cuando oramos. En una célebre película de Charles Chaplin, el pobre
encargado dedicado a la cinta de producción tiende a repetir todos los movimientos
implicados en su trabajo, incluso fuera de la fábrica. Son los automatismos de los cuales
somos esclavos (y entre ellos, el fundamentos de todos, el que me induce a arrancar toda
criatura de sí misma, para someterla a mí) que deben ser abandonados para que yo pueda
abandonarme en Dios. Esto sucede en la oración verdadera en la cual yo no obro ya por
cuenta propia. Es una acción contradictoria e imposible, en la cual "la carne" se supera
a sí misma. He aquí por qué entre todas las acciones admirables en las que, hasta este
punto del evangelio, Cristo demuestra que Él es Hijo de Dios (cf. 1, 1), el culmen y el
compendio es esta pertenencia suya al Padre en la oración.
He aquí por qué Pedro, es decir, la comunidad y todos nosotros, vamos hacia Él y
le decimos que deje esta situación de no estar en la carne y que descienda "al encuentro
de las necesidades". En verdad queremos más que todo y sobre todo hacerlo bajar a
un plano más comprensible y luego a una acción que se pueda reconocer en su efecto.
Entonces el pobre puede ser a menudo la excusa de nuestra "carne", y no el servicio de
amor. De allí deriva una antimonia dolorosa porque por otra parte el pobre es nuestra
única esperanza (Mí 25, 31ss.). En realidad lo que sucede en la oración al final de esta
jornada del evangelio es la manifestación plena de Cristo. Él era totalmente del Padre
(Hijo de Dios) incluso en el desarrollo de los capítulos precedentes, y esto es lo que
constituía el asombro continuo, del cual se ha hablado repetidas veces. Pero cuando
su relación sorprendente con los hombres, constituida por la comprensión y el amor
divino, se manifiesta en la oración como gratuidad gloriosa con el Padre y en esta jornada
confluye toda la jornada evangélica, entonces nos asemejamos a menudo a Judas, según
el cual María de Betania despilfarró con Cristo el dinero de los pobres (Jn 12,1-8).
Aquí, más que nunca, la salvación nos parece imposible. Nuestro intento conti-
nuo de hacer bajar, según la exigencia de Pedro (v. 37), a Cristo a nuestro mundo,
formado por pruebas a todo trance, es la prueba decisiva de nuestro pecado insuperable.
En este sentido los w. 36 y 37 aparecen para nosotros, que somos de corazón duro, como
nuestra única posibilidad frente a la oración, y tienen un sabor que anticipa la conclusión
de toda la primera sección de Marcos (que tendrá lugar en el v. 6 del c. 3), cuando Cristo
se encuentre frente al muro vergonzoso del hombre, contra el cual morirá. Es verdad
que la petición de los vv. 36 y 37 aparece también como legítima, pero oculta en realidad
nuestras legitimaciones infinitas para no seguir a Cristo.
En verdad el evangelio de Marcos orienta todo hacia la muerte de Cristo, porque
sólo en Él se realiza la posibilidad, expresada eminentemente en la oración, de vivir como
si no viviéramos para nosotros mismos (Ga 2, 20). El vivir para Dios de la oración viene
así a ser el vivir verdadero del hombre en su jornada evangélica.

70 8. CURACIONES REALIZADAS AL ATARDECER...: Me 1, 32-39


9. CURACIÓN DE UN LEPROSO
(Me 1, 40-45; cf. Mt 8, 2-4; ¿c 5, 12-16)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Por estar incluido aquí, este milagro de la curación del leproso reviste un significado
mesiánico " (como lo veremos explícito enMtll, 5 y Le 7, 22). Sin dificultad puede relac
con la célebre página del Antiguo Testamento que narra la curación del sirio Naamán po
del profeta Elíseo (2R 5, 1-27).
El núcleo originario del milagro está contenido en los vv. 40-42. Lo que sigue es un
rrollo redaccional de Marcos, que insiste sobre todo en el silencio impuesto por Jesús ("
mesiánico") al cual hace contrapunto la iniciativa del que recibió él milagro que proclam
cuatro vientos el anuncio de la salvación que se manifiesta en Jesús y que él ha experim
en lo profundo de la propia miseria.

40. Llegó a Él un leproso, y de rodillas le suplicaba: "Si quieres, puedes limpiarme".


41. Compadecido de él, extendió su mano, lo tocó y le dijo: "Quiero; queda limpio".
42. Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio.
43. Luego lo despidió prohibiéndole severamente:
44. "Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu
purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio".
45. Pero él, en cuanto se retiró, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noti-
cia, de manera que ya no podía Jesús presentarse en público en ciudad alguna, sino
que se quedaba a las afueras del poblado, en lugares solitarios. Y acudían a El de
todas partes.

v. 41: compadecido: algunas traducciones dicen cristianos y cuyo rito se componía desde el comienzo
airado. Esta última traducción parece que es más sustancialmente de la palabra y del gesto.
conforme con el significado de conjunto del trozo. v. 43: prohibiéndole severamente: así se supone
Ante el estado de sufrimiento y de aislamiento en que que Jesús reacciona contra la tendencia de la gente
yack el leproso -a los leprosos se los mantenía segre- a ver en El al glorioso taumaturgo, olvidando o
gados y alejados de las viviendas- Jesús expresa su ira rehusando conocer el camino del siervo que sufre y
e indignación frente a los poseídos por el demonio: a través de El había debido pasar (cf. en los ce. 8-9-
estas opresiones del demonio contradicen la voluntad 10 los anuncios de la pasión en contraposición con
de Dios. Más allá de la compasión de Jesús emerge su las aspiraciones triunfalistas de los apóstoles). Por
misión de luchar contra todo aquello que es contrario a eso algunas traducciones dicen: suspirando hacia Él,
Dios y a su proyecto acerca de las criaturas. a causa de la testarudez y ceguera de los hebreos que
Lo tocó y le dijo: estas dos acciones (tocar y decir) no comprendían el camino auténtico de la libertad
en que se asocian el gesto y la palabra eficaz hace pensar por el cual Él los encaminaba, al referirse aYahvé.
en la práctica de los sacramentos a través de los cuales v. 44: vete, muéstrate al sacerdote: tal como suena,
la acción salvtfka de Dios sigue manifestándose en los la expresión puede significar que Jesús invita al que

9. CURACIÓN DE UN LEPROSO: Me 1, 40-45 71


recibió el milagro a someterse a las prescripciones Del uso de algunas expresiones análogas del
legales indicadas en el capítulo 14 del libro del Leví- Antiguo Testamento no podemos deducir ningún
tico. En efecto, el leproso curado cumple lo que elemento decisivo.
estaba prescrito por la ley. Pero nos parece que la Pero con base en otros dos pasajes de Marcos
intención del evangelista, al referir estas palabras (6, 11; 13, 9) donde vuelve exactamente la misma
de Jesús, era más amplia. Notamos que esta orden expresión con un claro significado de denuncia
de Jesús precede inmediatamente su polémica contra los que rechazan el anuncio del evangelio, nos
contra el legalismo farisaico que pasa a través de los parece más acorde con todo el evangelio de Marcos
distintos episodios del capítulo 2 hasta 3,6; además interpretar esta expresión en el sentido de un juicio
este mismo inciso termina con la frase "que les pronunciado por Jesús contra la dureza de corazón de
sirva de testimonio", que explicaremos después. los fariseos: su rechazo de la nueva "noticia gozosa"
En este contexto nos parece que Marcos no tiene la (tema frecuente en los evangelios) viene a ser una
intención de mostrar la condescendencia de Jesús a acusación contra ellos mismos. Desde este punto
este tipo de tradición farisaica, sino -incluso a la de vista es muy significativo el pasaje de Me 13, 9
luz del relato de la curación del sirio Naamán en IR donde la expresión que estamos usando ocurre en un
5, 1, 27, cuya finalidad es proclamar la fuerza contexto de juicio y aún de proceso precisamente en el
profética de Eliseo, ignorado por su pueblo (tema sentido jurídico de este término.
que está presente en la tradición sinóptica, cf. Le 4,
27)- que quiere subrayar que también los fariseos Es interesante notar también que Lucas en el
han tenido la ocasión de reconocer en medio de pasaje paralelo (5, 12-16) usa esta misma expresión,
ellos la presencia del nuevo profeta, Jesucristo, y pero introduce en ella una modificación significativa
que ellos, por otra parte, lo han rechazado, al que vuelve aún más claro el significado según el que
proporcionarse ellos mismos su propia condena hemos explicado también el texto de Marcos.
(como lo ilustrará el mismo Marcos de un modo En fin la curación del leproso se incluye en
dramático en otros puntos de su evangelio y esa serie de pasajes que tiende a poner en evidencia
particularmente en el trozo que habla de los viña- la triste suerte de los fariseos que, puestos frente al
dores homicidas en el c. 12). mensaje de salvación, lo han rechazado.
v. 45: se puso a pregonar... y a divulgar la noti-
Para que les sirva de testimonio: a la luz de lo quecia: en el original griego se usa el término logos con
acabamos de decir, nos parece que podemos com- el cual a menudo los evangelistas indican el men-
prender mejor también el significado de esta expre- saje del evangelio proclamado para la salvación
sión. Los exégetas no están de acuerdo acerca de la de los que creen (cf. 2, 2). La actitud del leproso
interpretación que se le ha de dar: unos la entienden curado que es el primer anunciador del evangelio
en sentido favorable a los sacerdotes fariseos. Otros la se contrapone a la cerrazón de los fariseos.
entienden en sentido hostil.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El Justo, solidario con nosotros


La curación de un leproso es el primer milagro que el evangelista Marcos nos describe
por extenso. El leproso era el marginado por excelencia, el excluido del pueblo de Dios:
"Impuro, impuro" tenía que gritar el leproso desde lejos, para que nadie se le acercara
(Lvl3, 45).
Jesús se indigna ante estas situaciones contrarias al evangelio; y, contra cualquier
prescripción de la ley, lo tocó.
Así, lo que para la ley era impuro, excluido de la sociedad, es purificado y enviado
a los sacerdotes "para que les sirva de testimonio". En efecto, los sacerdotes son los
guardianes de la ley, los que distinguen lo puro de lo impuro, lo santo de lo profano, el
justo del pecador. Con la venida de Jesús, cayó el muro de la ley (E/2, 14ss), porque
Dios, el Santo, el Justo, se hizo en todo solidario con nosotros, purificándonos de
nuestros pecados y abriéndonos el acceso a Él.

72 9. CURACIÓN DE UN LEPROSO; Me 1, 40-45


Por la fe en el evangelio termina la división de la ley, y los sacerdotes ya no son sus
guardianes.
La orden de guardar silencio ("Mira, no digas nada a nadie"), puesta enérgicamente
en boca de Jesús, vale para el lector, como fue válida para los apóstoles: sólo la fe de
este marginado puede hacerse encuentro con Jesús, y sólo en este muerto civil se puede
manifestar la gloria de Dios. Lo mismo que sólo de la muerte de Jesús nos será dada la
vida. Nosotros todavía no somos capaces de comprender esto.
El leproso tenía el privilegio de entenderlo. De hecho, será el primer apóstol: comenzó
enseguida a "predicar" y a divulgar la "palabra" (evangelio).
Eso nos indica que el evangelio, en la Iglesia, ayer como hoy, es proclamado por los
que no cuentan, por los excluidos, porque "Dios ha escogido lo plebeyo y despreciable
del mundo; lo que no es, para reducir a la nada lo que es" (] Co 1, 28).
El evangelio se nos proclama siempre por los pobres y los marginados. Nosotros
seremos capaces de dar testimonio de él cuando vivamos la misma situación, como
individuos y como comunidad.
En efecto, la Cruz de Cristo es nuestra salvación.
El tentativo de Marcos, que al final de su evangelio nos manda al comienzo (El irá
delante de ustedes a Galilea; allí lo verán), consiste en llevarnos a la identificación con
todos aquellos desgraciados que, particularmente en la primera parte del evangelio, son
tocados por la gracia de Dios y entienden su don, experimentando en sí la gloria de la
resurrección.

ACTUALIZACIÓN

El valor evangélico de los marginados


Existe un monstruo, cuyo nombre es "sistema". Se trata de un todo, del cual cada uno
de los hombres es una parte, como la medita de un engranaje gigantesco, cuya única razón
de ser es hacer funcionar el sistema.
Por eso tiende a integrar a todos aquellos que están dispuestos a dejarse condicionar.
Pero rechaza a todos aquellos que no sirven para eso. Con mayor razón combate y
aplasta inexorablemente a quien lo pone en discusión y no acepta sus reglas. La lógica
fundamental del sistema es la de autoconservación y posiblemente su desarrollo. Nace
entonces la infinita multitud de los marginados que, como el leproso del evangelio, se
ven obligados a vivir al margen de la sociedad; hombres que son unos escombros y unas
larvas; profetas que gritan al viento; seres que la sociedad ha botado al recipiente de los
desechos. No siempre es conveniente matar a un hombre físicamente, cuando se puede
matar social y moralmente.
Existe, por ejemplo, un sistema económico basado en los valores exclusivos de la
producción y del consumo: el que no puede producir y no puede consumir, es colocado
al margen de los frutos y de los bienes económicos.
Existe un sistema social, que establece una jerarquía según el papel que cada uno
desempeña, que está en la base del denominado prestigio social: el que desempeña un
papel social ínfimo es marginado de los barrios altos y burgueses, del centro de la ciudad,
y lanzado a la periferia, a los barrios populares y los caseríos.

9. CURACIÓN DE UN LEPROSO: Me 1, 40-45 73


Existen sistemas políticos, totalitarios y dictatoriales, que piden una sumisión y
una veneración absoluta: el hombre libre, que no quiere renunciar a su libertad, es su
enemigo natural y, por consiguiente, lo combaten como a un delincuente peligroso.
Puede existir un sistema que, como el fariseísmo del evangelio, está cerrado a la novedad
de Dios, porque ha convertido la ley, los ritos y las doctrinas en un absoluto.
Puede existir un sistema eclesiástico integrista y opresivo porque no tolera ni admite
esas realidades que no están a su servicio, o represivo porque margina al profeta que lo
llama a la fidelidad, al evangelio y al renovador que trata de abrirlo a la historia y en general
a todo al que prefiere obedecer a Dios en lugar de obedecer a los hombres (cf. Hch 4,19).
Ahora bien: el evangelio es para los marginados. El evangelio puede ser comprendido
por los marginados en su verdadero significado. Por eso los marginados, como el
leproso del evangelio, vienen a ser la voz que anuncia el evangelio. "La piedra que los
constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor que hizo esto
y es maravilloso a nuestros ojos" (12,10 ss.; cf. Sal 128, 22ss.).
Jesús, el Mesías, en quien se halla la salvación, fue crucificado fuera de la ciudad, (15,
20) marginado del sistema religioso como un blasfemo, y rechazado del sistema político
como un subversivo. Así la marginación, si se capta en su valor auténtico -si se le sustrae
en toda maniobra de poder que la hace recaer en el sistema-, puede llegar a ser una fuerza
revolucionaria y subversiva que puede cambiar el mismo sistema. El marginado pronuncia
la Palabra, hace brillar la verdad, que es la condena del sistema y es liberación de él. Sólo el
que ha salido de la tierra de la esclavitud puede ser el anunciador de la liberación. Sólo los
oprimidos liberarán a todos los oprimidos. La liberación de los pobres vendrá de los pobres.
Porque Dios, con toda la fuerza de su amor, está con el marginado y se sirve de él para
derribar todo sistema de marginación y de opresión (véase el "magníficat" en Le 1, 46-55).

APLICACIÓN A LA VIDA

Nos salvará aquel a quien nosotros condenamos


Se ha dicho que una organización, una sociedad tiende a marginar, por una especie de
necesidad biológica, casi por un metabolismo de la estructura. Se habría notado además,
por ejemplo, que la criminalidad de una nación, el desequilibrio psíquico de una posición
tiende a disminuir cuando la gente se ha comprometido fanáticamente a combatir a un
enemigo, a quien miran en seguida como un malvado, abominable, loco o maldito, hasta
llegar casi al punto de identificarlo con la maldad, la demencia o la maldición en persona.
Es como si sobre algunos temas o categorías -los configuramos en categorías, ence-
rradas en definiciones inaccesibles y muy precisas- se desplazara todo lo malo que
tememos, todo lo que desdice, lo deplorable o lo desequilibrado en nosotros. Como si,
al localizar el mal, y "al encontrar al enemigo fuera de los muros", nuestra conciencia se
limpiara, y se volviera candida... tan candida "que no puede ser más blanca".
Pero también cuando hemos creado unos chivos expiatorios y los hemos arrojado al
desierto, quedan nuestros engaños, nuestras esclavitudes, nuestras idolatrías.
¡Y a nuestra responsabilidad se añaden nuestros delitos! La eficiencia, la escalada
social, el predominio son sólo algunos de nuestros privilegios máximos, nuestros ídolos;
el integrismo, la intolerancia, la prevaricación sobre la conciencia libre del prójimo: todos
son valores "irrenunciables".

74 9. CURACIÓN DE UN LEPROSO: Me 1, 40-45


Y entonces se crea el marginado, aquel que vive en una posición subalterna y sobre el
cual se descarga, casi se exorciza, todo el mal del cual somos autores y víctimas.
¡Una lista sería larga! Ya están en la lista el anciano, el niño, la mujer, el subnormal,
el desadaptado, el minusválido físico o psíquico, el recluso... Pero, ¿a nivel de grupos,
de clases, de posiciones, de bloques? Una cosa nos parece decisiva: la constante de
"víctimas" de nuestra irresponsabilidad e idolatría que une a todos los marginados, los
coloca en una situación imprevista y paradójica.
Cuando se realice el juicio de Dios, ante todo en la historia y más allá, nosotros los
"avispados", nos percataremos de que la razón definitiva estará a su favor, y sentiremos
el vacío absoluto de nuestra jerarquía de valores.
Es instructivo a este propósito el libro de la Sabiduría, en el capítulo 5. Pero las "víc-
timas" vencen de sobra. Se vengan al salvarnos: "La piedra que los constructores dese-
charon, en piedra angular se ha convertido" (12,10).
Citamos algunas expresiones de una carta del padre Betto: "Echado en una celda estre-
cha y maloliente... me veo al lado de delincuentes comunes, bandidos, asesinos, ladrones,
corruptores de menores... Entonces pienso, en mi orgullo de pequeño burgués: 'Tengo
que llevar a Cristo a estas personas, tengo que mejorarlas'. ¿Y qué descubro? Ellos son
los que me revelan la verdadera imagen de Cristo. Ellos están al lado de Él en la cruz y se
realizan con Él nuestra redención. Me avergüenzo. Ya no sé qué decir...
Ellos son pobres, humildes, rechazados y condenados como Cristo. Son la imagen del
Señor" (Carlos Alberto Libanio Christo, Dai sotterranei della storia, p. 134).

REFLEXIÓN DE FE

Oración de liberación
El clima del cual parte el anuncio es una toma de conciencia silenciosa en la confron-
tación con la realidad vivida. Es necesario saber callar, no hacer propaganda: "No digas
nada a nadie" (v. 44); no hagas correr esa "noticia" en vehículos demasiado asequibles
a nuestra inquietud superficial; impídele caer presa de aquel que se cree "justo". Así el
mandato de Jesús se convierte en oración.
Espíritu de Jesús:
líbranos del evangelio fácil,
líbranos del evangelio descontado,
líbranos del evangelio presumible,
líbranos del evangelio obvio,
líbranos del evangelio probable,
líbranos del evangelio de los fariseos y de los escribas,
líbranos del evangelio de quien busca un rey propio,
líbranos del evangelio del que ya no tiene hambre ni sed,
líbranos del evangelio que nos lleva a ser fanáticos,
líbranos del evangelio que nos hace creernos justos,
líbranos del evangelio que nos hace creer que somos diferentes de los otros,
líbranos del evangelio que nos encierra en una raza,
líbranos del evangelio que nos agota en una cultura,
líbranos del evangelio que nos impide buscar siempre el evangelio,
líbranos de "nuestro" evangelio. Amén.

9. CURACIÓN DE UN LEPROSO: Me 1, 40-45 75


B) Conflicto con los escribas y los fariseos: 2, 1 -3, 6

10. CURACIÓN DE UN PARALÍTICO Y PERDÓN


(Me 2, 1 -12; cf. Mt 9, 1 -8; Le 5, 17-26)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

El capítulo 2 hasta el comienzo del capítulo 3 (incluso el versículo 6) presenta una se


de controversias con los fariseos; es una sección larga que por varios indicios parece que
una unidad bien definida en sí misma, la cual en gran parte ya estaba constituida antes
la redacción del evangelio de Marcos, como se puede comprobar también en Mt 9, 1-17
Le 5, 2 7-38, que al igual que Marcos presentan la misma sucesión de pasajes (curación
paralítico, vocación de Leví, Jesús a la mesa con los publícanos y los pecadores, discus
acerca del ayuno, novedad radical del reino de Dios).
Por lo que se refiere a este trozo varios comentadores creen que originariamente aba
solamente los vv. 1-5 y 11-12. La declaración del perdón de los pecados antes de la curac
debe haber inducido a la comunidad a insertar la breve controversia entre Jesús y los escr
para aclarar mejor la intención principal de toda esta sección introducida por la curación
paralítico: es decir, afirmar la autoridad extraordinaria de Jesús, superior a la de cualqu
otro hombre y a la de la misma legislación mosaica. En efecto, en él se concede a los hom
la posibilidad de la reconciliación.
Así los versículos de este trozo dan la clave de la lectura de todo el capítulo.

1. Entró de nuevo en Cafarnaún, después de algunos días, y se supo que estaba en


casa.
2. Se agolparon tantos que ni siquiera ante la puerta había ya sitio, y El les anun-
ciaba la Palabra.
3. Le trajeron un paralítico, llevado entre cuatro.
4. Al no poder presentárselo a causa de la multitud, levantaron el techo encima de
donde Él estaba y, a través de la abertura que hicieron, descolgaron la camilla
donde yacía el paralítico.
5. Viendo Jesús la fe de ellos, dice al paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdo-
nados".
6. Estaban allí sentados algunos escribas que pensaban en sus corazones:
7. "¿Por qué éste habla así? Está blasfemando. ¿Quién puede perdonar pecados,
sino Dios sólo?".
8. Pero, al instante, conociendo Jesús en su espíritu lo que ellos pensaban en su
interior, les dice: "¿Por qué piensan así en sus corazones?".
9. ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: 'Tus pecados te son perdonados', o decir:
'Levántate, toma tu camilla y anda'?'"

76 10. CURACIÓN DE UN PARALÍTICO Y PERDÓN: Me 2, 1 -12


10. Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar
pecados -dice al paralítico-:
11. 'A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa'.
12. Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió a la vista de todos, de modo
que quedaban todos asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: "Jamás vimos
cosa parecida".

v. 2: É¡ les anunciaba la palabra: al comenzar el "pecado", recobra sus significados. Los sinópticos,
el último trozo del capítulo 1 (cf. v. 45) ya hemos luego san Juan y san Pablo, desarrollan toda una
puesto de relieve el significado denso de este término teología acerca del pecado, subrayando con mayor
"logos" (palabra) usado en las primeras comunidades precisión ante todo la relación entre la condición
cristianas para indicar el anuncio del evangelio. de pecado de la humanidad y cada uno de los actos
v. 5: tuspecados te son perdonados: la intervenciónpecaminosos de los hombres, luego toda la serie de las
de Jesús que, en un primer momento, desplaza la consecuencias del pecado (sobre todo de la muerte) y
atención de la enfermedad de ese hombre a los pecados, en fin la lucha definitiva y la victoria de Jesús contra
muestra que el mal físico es señal y consecuencia de Satanás y el pecado.
un mal más grave, constituido por la deformación v. 10: el Hijo del hombre: entre los diferentes
o negación del designio de Dios con respecto a los títulos atribuidos a Jesús en los textos del Nuevo
hombres; la novedad y la autoridad extraordinaria Testamento, éste, que fue abandonado muy pronto
de Jesús estriba precisamente en su intervención en la Iglesia primitiva -no se encuentra sino en los
decisiva que lleva al hombre a redescubrir y hacer evangelios sinópticos- es el único que Jesús mismo
realidad el proyecto originario. La victoria de Jesús se atribuyó. Es una expresión semita: los evangelistas
sobre la enfermedad entonces viene a ser una señal no la explican nunca Esto hace suponer que era muy
de su victoria sobre el demonio, sobre el pecado (cf. conocida en su origen. Pero muy pronto también los
el banquete con los pecadores, w. 13-17) y sobre la cristianos perdieron su significado y, por consiguiente,
ley (cf. 2, 18-3, 6). también su uso, para acudir a otros títulos más com-
Pecado: en el Antiguo Testamento no encontra- prensibles para ellos, sobretodo el de "Señor".
mos ninguna palabra tan sintética y precisa para De los pasajes del Antiguo Testamento donde se
expresar todo lo que nosotros queremos decir con encuentra esta expresión (especialmente en Daniel
el término "pecado". El concepto sustancial que 7), deducimos que el Hijo del hombre representa
emerge se puede resumir como "faltar la señal", una figura que pertenece contemporáneamente a
tanto en el sentido de dejar de alcanzar el objetivo dos mundos: al mundo de Dios, por una parte, del
(distorsión, desviación), como en el sentido de no cual Él es el revelador último y depositario, y al
cumplir los pactos a los que uno se ha comprometido mundo de los hombres, por otra, en cuanto es soli-
(infidelidad, rebelión). Por eso el pecado es mentira dario hasta el fondo con ellos y es su representante.
y falsedad no porque engañe a Yahvé, sino porque En los tiempos de Jesús este título del contexto
es un falso objetivo, que además va contra los de la literatura religiosa hebrea, tenía que estar sufi-
compromisos asumidos: por consiguiente, el cientemente claro para indicar un personaje extraor-
pecador es un necio y es el causante de su mal. dinario, que no era de este mundo y al mismo tiempo,
De aquí deriva toda la reflexión bíblica para al venir a nuestro mundo, marcaba definitivamente
explicar el mal que existe en el mundo, como conse- el destino del hombre. Por ello se comprende que
cuencia de la locura del hombre, el cual, en lugar de este título era el más adecuado para expresar el
abrirse al proyecto de Dios, se repliega a sí mismo, significado nuevo de la realidad mesiánica de Jesús
y trata de poseerse y de poseer, y así genera toda y Jesús mismo se lo atribuyó, poniéndolo en relación
suerte de violencia y de dolor. Sólo el Señor bueno con su destino de sufrimiento y de muerte para
y misericordioso puede llevar al hombre a desblo- el rescate de todos. Precisamente por eso el Hijo
quearse de esta senda ciega de perdición, haciéndolo del hombre recuerda inmediatamente la figura del
cambiar de camino, e invertir la ruta (conversión) y Siervo sufrido de Yahvé, celebrado por Isaías y
haciéndolo capaz de responder a su amor. con el cual Jesús se identifica abiertamente. Este
El Nuevo Testamento, al reducir prácticamente a mismo Hijo del hombre a quien veremos "es Señor
uno solo los numerosos términos hebreos que indican también del sábado" (v. 28) y tiene en la tierra el

10. CURACIÓN DE UN PARALÍTICO Y PERDÓN: Me 2, 1-12 77


poder de perdonar pecados" (v. 10), porque sigue el v. 12: jamás vimos cosa parecida: es la expresión
camino del siervo sufrido (cf. las tres predicciones de la fe de la comunidad, que subraya de nuevo la
de la pasión: 8, 31; 9, 31; 10, 33ss.; cf. además 9, intención fundamental del trozo, es la de poner
9.12; 10, 45), aparecerá también como el juez final en evidencia la autoridad extraordinaria de Jesús,
(8, 38; 13, 26; 14, 62). como ya lo hemos precisado.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El poder de la reconciliación
Con un crescendo continuo, éste, que es el primer milagro que Jesús obra en público,
cierra toda la primera serie de narraciones de milagros y abre la de las discusiones,
que explican su sentido. Ante la manifestación del significado del milagro, la gente
prorrumpe en una exclamación: "Jamás vimos cosa parecida" (v. 12). Es la exclamación
inicial de fe del cristiano que comienza a abrirse a la propuesta del evangelio.
El asombro nace de la afirmación de Jesús: "Tus pecados te son perdonados" (v. 5),
que explica el sentido del milagro -"para que sepan que el Hijo del hombre tiene en la
tierra poder de perdonar pecados... a ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu
casa" (vv. lOss.). Por consiguiente, Jesús obra el milagro para manifestar este "nuevo
poder" de levantar a este hombre no sólo exteriormente, sino también en su interior, por
un camino nuevo.
Jesús no es un simple sanador de los males del hombre y del sistema: no cura los
puntos débiles, para que todo funcione como antes, o solamente mejor que antes. No
propone pequeños retoques exteriores: abre un horizonte radicalmente nuevo, que se
concreta en el "poder de perdonar los pecados", es decir, en la reconciliación con Dios,
fuente de toda reconciliación y crecimiento.
Toda la actividad sanante de Jesús tiene como finalidad iluminar el horizonte
nuevo de la promesa de Dios que ahora se cumple. En este horizonte el hombre no sólo
encuentra la realización de sí mismo, según sus posibilidades, sino que se realiza en Dios
que se ha revelado progresivamente como rostro oculto del hombre, su punto final. Si
el pecador es el hombre fallido en su finalidad que es el mismo Dios, ahora se cumple
lo que había vaticinado Ezequiel: "Quedarán purificados de todas sus impurezas y de
todas sus basuras los purificaré. Y les daré un corazón nuevo... les daré un corazón de
carne. Infundiré mi espíritu en ustedes y haré que los conduzca según mis preceptos" (Ez
36, 25b-27b).
El paralítico puede levantarse y ponerse en camino, dejándolos a todos "asombrados",
no simplemente porque se han afianzado sus miembros (v. 12): él, que antes estaba
paralizado e inmóvil, ahora ha recibido el espíritu nuevo, el espíritu de Dios, que
hace que se levante y camine de una manera nueva, hasta el punto de dejarlos a todos
"asombrados".
Los verdaderos "paralíticos" parece que en este trozo sean los escribas que están allí
"sentados" (v. 6) y, en lugar de acoger la presencia de Dios en esta nueva realidad que se
va poniendo en camino, piensa en su corazón: "¡Éste blasfema!" (v. 6). Ellos saben que
sólo Dios pueden perdonar los pecados: pero ¿por qué no lo han reconocido ahora, sobre
esta tierra, en el Hijo del hombre?

78 10. CURACIÓN DE UN PARALÍTICO Y PERDÓN: Me 2, 1 -12


Es realmente inaudito ("Jamás vimos cosa parecida", exclama la gente sencilla)
que Dios esté aquí en el hombre; y es realmente una blasfemia, entonces como ahora,
reconocer en el hombre a aquel Dios que a menudo es tan diferente del que conocemos.
Es la blasfemia del evangelio, del anuncio gozoso de que Dios se ha hecho solidario
con nosotros, para que nosotros seamos solidarios con Él. Por esta blasfemia Jesús será
siempre condenado y llevado a la muerte por quienes no querrán reconocerlo (cf. 14, 64).
El cristiano y la Iglesia se sentirán siempre implicados en esta blasfemia; y se sentirán
siempre invitados a aceptar este "poder" radicalmente nuevo, capaz de vencer al poder
del mal y de la muerte. Es el mismo poder de Dios.
Es el poder del evangelio el que se dirige a cada hombre y lo salva, porque "todos
pecaron y están privados de la gloria de Dios" (Rm 3,23). El que, por su parte, "cree que
no ha pecado, hace mentiroso a Dios y la nueva vida no está en él" (ljn 1,10).
En el hombre que está sentado, se anida tan sólo la muerte y él mismo no sabe hacer
más que acusar como blasfemo, matándolo, al que le da vida.

ACTUALIZACIÓN

Señales concretas de liberación total


Los milagros de Jesús, como lo vemos en esta curación del paralítico, son unas
"señales". Ellos no son, como se piensa generalmente, ni una "gracia", ni puramente
un hecho que no encuentra explicación en la ciencia o que se verifica contra las leyes de
la naturaleza. Los milagros del evangelio son como las palabras: expresan siempre una
idea y un significado; o bien son como los gestos, en los cuales se encarna siempre una
intención y una voluntad.
¿Qué significan los milagros de Jesús? Expresan la presencia de Dios que se revela
y actúa en la vida y en la historia de los hombres para su liberación integral. En ellos se
manifiesta el amor, la ternura, la fidelidad, la fuerza y el poder de Dios. Son las señales
concretas del reino de Dios presente y futuro: son los gestos liberadores de Jesús.
La curación del paralítico indica la lucha que Jesús ha emprendido contra el mal, para
la liberación de todo lo que oprime al hombre y para el restablecimiento de la paz y de
la armonía. La victoria de Jesús sobre la enfermedad es la señal histórica de su victoria
sobre el mal, que se expresa en toda forma de esclavitud y de pecado. El hombre está
encerrado en su autosuficiencia y autoafirmación: es el pecado el que lo hace extraño a
Dios y a los otros hombres. Él cae ahora a merced de poderes y de mecanismos que lo
dominan, y se cierra el camino al logro de su finalidad. El pecador es el hombre fallido.
Pero Jesús, al justificar al impío y al "sin Dios", le devuelve Dios y su amor que se inclina
hacia el hombre.
Así Dios, a través de la persona de Cristo, libera al hombre con la fuerza de amor
que transforma y renueva; lo orienta y lo recompone. Esta actitud de amor, que hace
salir al hombre de su propio egoísmo y lo hace capaz de vivir para Dios y para los otros,
implica también el ser capaces de misericordia y de perdón, como primer paso para una
rehabilitación total.
Esta renovación está encarnada en la señal de la curación de la enfermedad. Al escuchar
la palabra de Jesús, el paralítico comienza a moverse y se pone en camino. "¡Levántate y

10. CURACIÓN DE UN PARALÍTICO Y PERDÓN: Me 2, 1 -12 79


anda!": la humanidad que antes se sentía clavada por una fuerza opresora, vuelve a moverse.
Jesús le ha dado una vida nueva. Las diferentes liberaciones en la vida de los hombres son
unas señales históricas de la liberación fundamental, o mejor, la concretización histórica del
reino de Dios. Por eso se le pide al cristiano que viva la propia fe dentro de las luchas por la
liberación. Pero, para captar en la historia la presencia de esta acción liberadora de Dios, se
requiere una mirada de fe. Sólo una mirada de amor sabe reconocer el significado y el valor
de lo que Dios realiza en la historia. Es necesario estar en sintonía sobre la longitud de onda
en el mensaje de Dios. Sólo la fe puede percibir las señales concretas de Dios en la historia,
que despiertan también en nosotros asombro y admiración. Entonces la acción liberadora
de Dios, en la cual estamos involucrados con nuestro compromiso, viene a ser también para
nosotros fuente de oración y de alabanza al Señor.

APLICACIÓN A LA VIDA

Dentro y fuera
El ex paralítico se va con su comilla sobre los hombros, y la gente en su derredor
comenta: "¡Jamás vimos cosa parecida!".
También nosotros podemos decir que nunca se ha visto una cosa semejante: un
hombre ha sido hecho nuevamente, ha sido puesto en pie "dentro" y "fuera". Eso, si
no es un embrollo, es el anuncio de que se acerca un mundo nuevo. Porque el mundo al
cual estamos acostumbrados, el mundo viejo, es terriblemente monocorde, monocolor,
parcial y, por consiguiente, aburridísimo (en los discursos, en la política, por ejemplo):
jes unilateral! Por consiguiente, a decir verdad, más que en el tedio, va a parar en la
falsedad y en la muerte. Porque la verdad y la vida son multiplicidad de aspectos,
variedad, completamiento.
Sobre el hombre son muchos los que se ejercitan en hacer diagnósticos y en aplicar
terapias. Lo hacen con muy buena voluntad (y eso a veces crea complicaciones), pero
ciertamente con resultados insuficientes.
Con un esquema útil, aunque bastante trivial, se pueden distinguir:
- los que quieren poner en pie al hombre "fuera" y, por consiguiente, se dedican
enseguida a ellos en un plano más inmediato, palpable, físico, y se olvidan que el hombre
es algo más;
- los que quieren sobrepasar este primer nivel y, por lo tanto, tratan de poner en pie al
hombre "dentro", y distinguen sutilmente y hablan de razones profundas: en categorías
religiosas hablan en forma unilateral del alma, de la otra vida; también ellos olvidan que
el hombre es algo más.
Lo insólito, lo que nunca ha sucedido, que el trozo evangélico nos presenta es esto:
Jesucristo no olvida nada; y recordará a los primeros lo que dicen los segundos y a éstos
lo que hacen los primeros. Y esto lo manifiesta realizándolo, haciéndolo brotar -lo que le
es imposible al hombre- el milagro de la curación y la vida.
El hombre es tendencioso, parcial, unilateral y si no tiende a reducirse a sí mismo
(como el primer caso), pretende en forma absurda la autosalvación (como en el segundo
caso). Porque está en el pecado. Así está este paralítico antes de ser curado, como símbolo
del hombre. A ese nivel, en ese punto capital interviene Jesucristo. En el relato no hay

80 10. CURACIÓN DE UN PARALÍTICO Y PERDÓN: Me 2, 1 -12


palabras explícitas para decir qué es el pecado ni cómo se entiende. Pero tal vez, se dice
todo con el hecho de que Jesús va de inmediato allí donde el hombre está paralizado,
desposeído, donde está bloqueado en su movimiento hacia los otros y hacia Dios.
Es difícil reducirlo a un hecho externo o a un hecho espiritualista, individualista;
es más bien el fracaso radical que comprobamos de diferentes modos y sufrimos: la
experiencia de la prevalencia del egoísmo, de la opresión, del odio, de la división, de
la explotación, de la instrumentalización, de la marginación, del desequilibrio que nos
dominan y nos oponen al proyecto y a la promesa de Dios...
Esto está en lo íntimo de la estructura humana, donde el hombre es hombre, en
lo profundo del individuo, como en lo vivo de la relación. Pero es también allí donde
germina el poder nuevo que se manifiesta en Jesucristo. Por consiguiente, si es indicativa
su acción, es necesario descubrir algo más que un método como maestro o la coherencia
perfecta de una persona honesta.

REFLEXIÓN DE FE

Por encima de todo obstáculo


La densidad extraordinaria de este trozo consiste en la afirmación que allí se lee
implícitamente de que Jesucristo es Hijo de Dios, por cuanto tiene el poder sobre el
pecado.
La finalidad del trozo en esta dirección se manifiesta en la aparición de los escribas
que suman en sí mismos la incapacidad humana de comprender al Dios vivo y en
las capacidades contrapuestas de fe, extraordinarias también ellas, del paralítico y de
sus portadores. Allí donde la incredulidad no comprende la señal -y desde aquí tiene
comienzo en Marcos el desarrollo sistemático de esa actitud de incredulidad-, a la fe
le resulta posible cualquier cosa, como aparece en la superación de todo obstáculo de
aquellos que llegan hasta el punto de descubrir el techo. Esta fuerza de la fe se presenta
y se describe precisamente en contraposición a la incredulidad.
Mientras el fariseo tiene necesidad de racionalizar y de "poseer" lo que cree, ligando
el acto de fe a la interpretación literal de la Escritura, el paralítico y sus portadores,
libres de los vericuetos de la ley y de la teología, "creen" con impulso divino, superando
todos los obstáculos. No "poseen" a Cristo, ni lo comprenden a nivel de la ciencia de los
escribas: no les queda sino la fe desnuda. En esto se asemejan a Pedro que, aunque no
comprende mejor que los otros el discurso de Cafarnaún, al ser interpelado por Jesús,
responde: "Señor, ¿a quién iremos? Tú sólo tienes palabras de vida eterna" (Jn 6, 68). Es
la respuesta de fe a la palabra anunciada por Jesús al comienzo de este segundo capítulo
de Marcos.

10. CURACIÓN DE UN PARALÍTICO Y PERDÓN: Me 2, 1-12 81


11. LLAMADA DE LEVÍ Y CENA
CON LOS PUBLÍCANOS Y LOS PECADORES
(Me 2, 13-17; Mt 9, 9-13; Lo 5, 27-32

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

En la sección de las discusiones de Jesús con los fariseos este pasaje revela el debate so
cuestiones ciertamente vivas en las primeras comunidades cristianas: ¿Jesús ha venido solam
para los judíos que siguen la ley mosaica o también para los paganos y también para aquel
que después del bautismo se han mostrado infieles al abandonar el camino del evangelio?
A la luz de estas preguntas se comprende por qué Marcos une tan estrechamente los
dos episodios de la vocación de Leví (vv. 13ss.) y el de la comida que Jesús consume con lo
"cobradores de impuestos y los pecadores" (vv. 15ss.) y los incluye en la sección 2, 1-3, 6
quiere poner de relieve la superación fundamental de la frontera entre judíos y paganos, entr
justos y pecadores: la misericordia de Dios que se manifiesta en Jesús los llama a todos a
reconciliación -se sienta a la mesa junto con ellos- y los invita a todos a seguirlo sin distinció
Más aún, por la frase que cierra el relato, la actividad de Jesús va dirigida precisamente a l
pecadores.
Además al observar los verbos de las frases narrativas de la segunda parte de este pasa
están casi todas en copretérito o imperfecto (w. 15ss.), piensa uno que aquí el evangelista qu
subrayar que el sentarse al lado de los hombres pecadores ha sido la actitud normal y const
de Jesús durante su vida sobre la tierra.

13. Salió otra vez al lago y toda la gente acudía a Él, y Él les enseñaba.
14. Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice:
"Sigúeme". Leví se levantó y lo siguió.
15. Y estando en casa de él, a la mesa, se pusieron también muchos publícanos y
pecadores a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que lo
seguían.
16. Al ver los escribas de los fariseos que comía con los pecadores y publícanos,
decían a los discípulos: ¡Come con publícanos y pecadores!".
17. Al oír esto Jesús, les dice: "No necesitan de médico los sanos, sino los enfermos;
no he venido a llamar a justos, sino a pecadores".

82 11. LLAMADA DE LEVÍ Y CENA...: Me 2, 13-1 7


v. 13: es una frase genérica, frecuente en Mar- A la mesa: en la tradición bíblica la imagen del
cos, usada aquí también como introducción al banquete está cargada de significado simbólico
pasaje; la eficacia de la enseñanza de Jesús la subra- con referencia al "reino de Dios". Aquí pone en
ya la referencia a las multitudes que acuden a escu- evidencia sobre todo los valores de la reconciliación
charlo. y de la fraternidad: Jesús y los pecadores se sientan
v. 14: por su concisión este trozo no es tanto juntos en la alegría festiva de la mesa.
el relato de la acción del discípulo, sino más bien Publícanos y pecadores: los publicanos, es decir,
una proclamación de Cristo que la comunidad los cobradores de impuestos, eran considerados al
de los creyentes hace: el paso y la palabra de mismo nivel de los pecadores porque frecuentaban
Jesús determina decisiones radicales (cf. lo que ya a los paganos y porque estaban al servicio de los
decíamos con respecto a l , 16-20). incrédulos, romanos y herodianos. Era un oficio
Vio a Leví, el de Alfeo: se ha discutido mucho que fácilmente implicaba injusticias por el hecho
acerca de la identificación de Leví; tradicionalmente de que, por haber sido confiado por licitación a
se le reconoce como Mateo y no Leví. Pero en ese personas privadas, se convertía a menudo en fuente
mismo pasaje se afirma que el "hijo de Alfeo" es de ganancias ilícitas.
Santiago. No es posible presentar argumentos o v. 17: no necesitan de médico los sanos, sino los
pruebas absolutamente convincentes para resolver enfermos. Esta imagen, es decir, que los médicos
las dudas que nacen acerca de la identificación de son para los enfermos, ya la usaban los filósofos
estas personas. itinerantes griegos: la comunidad de lengua griega la
Ya en la época en que fueron compuestos los retomó para sintetizar la obra de Jesús y para preci-
libros del Nuevo Testamento, debió haber alguna sarla en la segunda mitad del versículo con referencia
incertidumbre acerca de la composición exacta a los pecadores, incluso bajo el influjo del Antiguo
del grupo de los apóstoles en el sentido estricto Testamento donde Dios se le invoca como "médico"
de los doce como luego se fijó en la tradición. Las que sana a su pueblo de las enfermedades morales de
listas que dan los sinópticos y que leemos en Hch las cuales la enfermedadfísicaes signo. La curación
1, 13 presentan variaciones en los nombres. San entonces viene a ser símbolo de los tiempos mesiá-
Pablo (lCo 15, 5) los nombra en conjunto con una nicos (cf. Is 61, 1 citado Le 4,17, 21) y de salvación
frase que tiene el sentido de una fórmula que ya era (cf. Sai 103, 3-4; Os6,1; 7, \;h 19, 22; 30, 26;/r 3,
tradicional. 22; 17, 14; 30, 17; 33, 6). Éste es también el
significado teológico de los milagros de curación
v. 15: en casa de él: no está claro de qué casa se obrados por Jesús (cf. lo que hemos dicho con
trate, por la separación entre los dos episodios que respecto al trozo anterior -el paralítico curado-); el
se unen aquí: podría ser de la casa de Leví o todavía mismo tema emerge también en la figura del buen
la de Pedro, puesta a disposición de Jesús (cf. 1, 29- samaritano que hace la curación a las heridas del
31), a la cual se hace referencia también en otros viajero, y así manifiesta la actitud del Señor.
pasajes (cf. 1, 33.35; 2,1; véase la nota a 3, 20).

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Llamada de los pecadores al banquete


La vocación de Leví, que sucede de un modo idéntico a la de los cuatro primeros
apóstoles (1, 16-20), se incluye aquí, después de la curación del paralítico, en la que se
habla "del perdón de los pecados", y antes del banquete de Jesús con los pecadores.
Así adquiere un significado particular, porque viene a ser un acto parabólico que
indica la novedad del evangelio: Dios ha venido al encuentro del hombre y ha abolido
la ley, "derribando el muro" que separa a los justos de los pecadores, formando con
todos un solo hombre nuevo y trayendo su paz (cf. £ / 4 , 13-16). En la fe en Jesús
todos estamos llamados a la nueva libertad (cf. Ga 4, 3.8-10), tanto los justos como los
pecadores. Merece tener en cuenta el comienzo del trozo, que nos presenta a Jesús que
habiendo "salido" (Jesús "sale" siempre en el evangelio de Marcos: ¡toda su vida es un
éxodo que hay que seguir!), enseña a la multitud que lo seguía (v. 13). Esto significa que

11. LLAMADA DE LEVÍ Y CENA...: Me 2, 13-17 83


siempre en su enseñanza, en su palabra, entonces como ahora, se realiza la llamada y la
reconciliación: su misma palabra es la luz que vence las tinieblas y suscita la vida.
Leví estaba sentado en el despacho de impuestos, inmóvil como el paralítico,
totalmente inmerso en su trabajo muy humano y poco honesto; recogía dinero para
enriquecerse. Jesús hace la observación en otra parte: cuan difícil "es que unricoentre en
el reino de los cielos" (10, 23-25): aún más, es imposible. Pero para Dios todo es posible
(10, 27). Así ahora la mirada y la palabra de Jesús que se dirige con poder creador hacia
Leví, lo ilumina, lo levanta y lo coloca en pie y luego lo lleva por un camino nuevo (toda
la escena está representada de una manera admirable en una pintura de Caravaggio).
El trozo que sigue ilustra también, con una parábola en acto, la reconciliación que
Jesús trae, bajo la imagen de un banquete. El banquete era uno de los símbolos que
indicaban los tiempos finales (cf. Mt 22,1 -14; Le 14, 15-24), el día del Señor en el cual
Dios mismo se manifestaría plenamente al hombre (cf. Is 25, 6-10). Así Jesús se sienta a
la mesa con los pecadores y en El está el mismo Dios, que es "el médico" (v. 17) que sana,
el "esposo" (v. 19) de su pueblo que admite al hombre a su intimidad. En efecto, comer
juntos es un acto de intimidad, de paz y de alegría: ¡son los familiares los que comen juntos!
¡De este modo Dios es uno de nosotros y nosotros somos de su familia! Para Jesús era
habitual sentarse a la mesa con los pecadores: de ahí entonces le echaban en cara que era
"un comilón y un bebedor", "amigo de publícanos y pecadores" (Mt 11,19 y Le 7, 34).
De este modo se nos muestra en las acciones de Jesús el amor y la paciencia con la cual
Dios busca la oveja extraviada (Mt 18,2 -4; Le 15,4-7) y la dracma perdida (Le 15,8-10): en su
vida Jesús vive concretamente la dimensión profunda del nuevo mensaje de Dios que predica
en sus parábolas. Hay que anotar que existen pecadores que, como Leví, lo abandonan todo
y lo siguen al instante (v. 14); mientras para otros -y son la mayoría- la decisión de seguir el
evangelio sucede con lentitud (v. 15: "Pues eran muchos los que lo seguían").
Esto es altamente instructivo para la Iglesia: sus miembros pecadores, se sientan a la
mesa con Dios y lo siguen cojeando. Es necesario que tengamos hacia ellos (¡que seamos
nosotros!) la misma paciencia de Dios, sin apresurar ningún juicio o condena que, entre otras
cosas, no le corresponde al hombre (cf. la parábola de la cizaña y del trigo: Mt 13, 24-30 y
particularmente 29ss.). "¡Lo que no se puede alcanzar volando, se alcanza cojeando!".
Los fariseos tienen y tenían siempre algo que objetar. Son como el hermano mayor del
hijo pródigo, que se queja por el banquete preparado por el padre y no quiere participar
en él: siempre ha estado en casa, cumpliendo la voluntad del padre, pero como un siervo,
sin llegar nunca al corazón del mismo padre, sin captar su amor que le comunica todo
(cf. Le 15,11-32).
La objeción aquí la hacen a los discípulos. La respuesta la da Jesús mismo con su
vida y con sus palabras. Esto significa para nosotros que sólo a la luz del evangelio
encontramos la respuesta al fariseísmo, que siempre existe en la Iglesia, que al estar
aliado con el poder de los herodianos, da muerte al Cristo presente (cf. 3, 6; 8,15).
Así como el médico es para los enfermos, así Jesús concluye escandalosamente: "No
he venido a llamar a justos sino a pecadores" (v. 17). En esta afirmación capital, a la cual
tiende toda la narración, está la esencia del evangelio y se concentra en una sola sentencia
el tema fundamental de la predicación de Pablo: la libertad de la ley que no aparta del
pecado, la imposibilidad de autojustificación y el don de la vida en Cristo (cf. Flp 3).
El que no capta esta palabra de Jesús, y no la acoge en su vida, no ha comprendido la
salvación que el evangelio trae: se queda en su parálisis, en su pecado, en su muerte.

84 11. LLAMADA DE LEVIY CENA...: Me 2, 13-1 7


ACTUALIZACIÓN

La posibilidad de un futuro diferente


El evangelio es un soplo regenerador de vida, que renueva al hombre desde la raíz,
porque anuncia la gracia, la misericordia y el amor eterno de Dios al hombre. Dios
es aquel que hace pasar del no ser al ser: da la libertad a los prisioneros, la vida a los
muertos, la salud a los enfermos, la esperanza a los desesperados, la alegría a los afligidos,
el perdón a los pecadores.
Ahora bien, el rostro humano de Dios es Jesús: en sus palabras y en sus gestos se
manifiesta la bondad de Dios. Por consiguiente, Jesús celebra con los publícanos y los
pecadores el banquete de la reconciliación. Su comida con ellos es símbolo de la alegría
y de la unión con Dios. El muro que separa al hombre pecador de Dios ha sido abatido.
Dios se hace cercano, es un Dios para nosotros; y el hombre se vuelve a encontrar a sí
mismo, su sentido y su cumplimiento.
El anuncio del perdón del pecado es central en el cristianismo. Pero las formas en las
que es presentado son diferentes según el modo de pensar del tiempo. Hoy, en virtud de
una mirada más atenta al evangelio, ya no son concebibles la representación de un Dios
ofendido y airado, que es aplacado con la sangre de su Hijo y la concepción impersonal
de un orden de justicia violado y vuelto a colocar en su puesto por el sacrificio de Jesús.
No se repara con el dolor o con prácticas punitivas, sino pidiendo perdón, resta-
bleciendo el amor. Jesús nos redime ante todo con la disponibilidad al servicio y con la
bondad de su vida.
Se puede pensar el mensaje del perdón del pecado en los términos hoy dominantes
de alienación-liberación. La confianza racionalista ingenua en el hombre como razón
y libertad ha sido superada hace tiempos. Ya hace mucho tiempo se ha comprendido
que el hombre concreto está sometido a una serie de condicionamientos psicológicos,
económico-sociales y culturales. La libertad ha llegado a ser un problema serio. No
existe como punto de partida, sino que debe ser conquistada en la superación de los
condicionamientos. Al inicio todos los hombres son alienados; se vuelven libres, si son
liberados de todas sus alienaciones. Ahora bien, en el evangelio, todo es reconocido como
válido, pero es radicalizado y superado. El hombre es alienado no sólo en su tener, sino
especialmente en su ser; no sólo en su aspecto exterior, sino sobre todo en su intimidad,
es decir, en su condición como persona y en su libertad. Además el hombre no es el
único artífice de su liberación, él no sólo tiene necesidad de liberación, sino que está en
esa situación. Como es esclavo de su egoísmo, no puede por sí solo liberarse de sí mismo
y de su propio pasado: sería como si uno, que ha caído en un foso, intentara salir de él
agarrándose de los propios cabellos. Sólo una fuerza liberadora, que venga de afuera,
puede liberar al hombre de sí mismo. El mensaje cristiano del perdón del pecado es el
anuncio de que se da la posibilidad de un nuevo inicio y de volver a comenzar siempre
de nuevo la propia vida. Pero sólo los pecadores están necesitados y pueden abrirse a la
renovación.
Por eso y en este sentido solamente los pecadores participan en el banquete del reino,
con tal de que sean conscientes de la propia insuficiencia radical y, por consiguiente, estén
realmente hambrientos y sedientos de justicia, siempre prontos a renovarse. Los justos,
las personas "impecables", las que se sienten justificadas, porque han observado la ley, en

11. LLAMADA DE LEVÍ Y CENA...: Me 2, 13-17 85


cambio, están excluidos. El hermano del hijo pródigo, que permaneció en la casa del padre
y cumplió con su oficio, no quiere tomar parte en el banquete de la reconciliación. No ha
comprendido que la justicia de Dios está en su infinita misericordia por el hombre pecador.
Dios es amor y el amor es creador. No es atraído por las cualidades presentes en una
persona, no está condicionado por los méritos ni por los deméritos. Es un amor libre,
gratuito, que toma siempre la iniciativa y es el primero en amar. Es un amor que se entrega
y que por consiguiente crea el valor de una persona. Es solicitado por la carencia y por la
necesidad, quiere hacer vivir y promueve. Es un amor que no conoce distinciones, quita
toda las separaciones entre lo puro y lo impuro, lo justo y lo injusto: tiene su alegría en la
comunión entre los hombres. Por eso Dios se sienta como comensal con los pecadores.

APLICACIÓN A LA VIDA

"Guardarse de las malas compañías y de la confusión de las ideas"


La preferencia evidente de Jesús por sujetos "poco recomendables", abandonados,
marginados, prostitutas, publícanos y pecadores, más que sorprender siempre ha
preocupado o incluso escandalizado a las personas de "principios sanos" y equilibradas.
Tan cierto es esto que con varios artificios, más o menos incorrectos y descubiertos, se
ha tratado de minimizar el asunto. No se ha podido ocultar y hacerlo pasar simplemente
como paradójico; en efecto, expresa decididamente la novedad, señal de una "lógica"
diferente, los pecadores, los enfermos son sanados, los que se dicen justos son dejados
a un lado y pasan a la parte que no tiene la razón (los pobres son saciados, los ricos son
despedidos con las manos vacías; cf. Le 1, 53).
Para este momento se puede esbozar esta explicación: si la salvación es un don
de Dios, están en la verdad los que se declaran incapaces de conseguirla, mientras se
equivocan los que, sentados en su presunción, creen que la tienen en el bolsillo. Es
decir: reconocerse como pecador y enfermo se revela como la forma más profunda de
pobreza y de verdad, mientras el atribuirse la calificación de justo es la forma máxima
de presunción, deriquezay de cierre. Es obvio entonces que la primera es fecunda en el
don, y la segunda es anuncio de rechazo de parte de Dios.
Parece entonces que el hecho de que Jesús se siente a la mesa con los pecadores, si es
una señal de esperanza que se ofrece a quien se siente perdido, es también un latigazo
a toda autosuficiencia y a todo fariseísmo. Porque éste es un núcleo central del mal
con el cual Jesús se confronta, la raíz de la cual nacen los egoísmos, las divisiones, las
prevaricaciones, las opresiones, etc., la causa de los enfrentamientos entre los hombres y,
por consiguiente, entre el hombre y Dios.
Por eso, si todavía poco se dice acerca del pecado, al menos en términos explícitos
e inmediatos, la actitud decididamente benévola de Jesús hacia los pecadores sugiere
algo muy preciso: eso no es fruto de una indiferencia derivada de la confusión, ni de
ceguera o de despreocupación con respecto al pecado que, sin embargo, habita en los que
son considerados pecadores, sino que es un indicación precisa de que el mal está en la
presunción, en la jactancia, que se convierte en encierro en sí mismos, separación, condena
de los otros, intolerancia, intransigencia, negación de diálogo, instrumentalización. Allí
el punto, el ideal, no es ciertamente una pretensión de ortodoxia de la cual se tiene el

86 11. LLAMADA DE LEVÍ Y CENA...: Me 2, 13-1 7


monopolio, ni en una coincidencia humana satisfecha con respecto a una casuística
riquísima de compromisos predeterminados, sino más bien en la capacidad de estar con
los otros, con la paciencia que distingue a aquel que espera sin impaciencia que el trigo
crezca (5, 26-29), con el amor de aquel que da su vida por los otros (10, 45).
En el fondo más que de una tolerancia que desentiende todo -¡pues no se trata de una
verdad que en definitiva es despreciable!-en cuestión de confianza en la verdad que se
abre camino, de estimación y de respeto por el otro.
Concretamente: es juicio, propuesta y capacidad que destruye los baluartes defensivos
(que en definitiva resultan ofensivos), cruzadas, marginaciones recíprocas, anatemas
religiosos y civiles.
Por consiguiente, le corresponde a la comunidad de los creyentes superar la tentación
que siempre renace de la complacencia y dar testimonio de la reconciliación que se ha
realizado en Jesús (cf. el pasaje ya citado de E/4,14,16) y debe actuar como sacramento
de reconciliación del hombre consigo mismo y con Dios; pero involucra también a la
sociedad civil, que estratifica, presume, privilegia y por tanto reprime y margina con
contradicciones triviales entre un reconocimiento formal de derechos y una opresión
real.
Entonces se vislumbra sustancialmente una invitación válida para todos a abandonar
la tendencia innata y malvada a ser "cartesianos" (con ideas, esquemas claros y distintos:
¡es una realización deshonesta!) y a correr el riesgo de una "confusión", en la cual uno se
dedique con los otros a construir la verdad, en el entendimiento y en la caridad.

REFLEXIÓN DE FE

Deudores de la salvación
El trozo sigue inmediatamente al del paralítico y proclama aún más extensamente la
realidad de Jesucristo en su poder divino de perdón.
Nosotros estamos invitados a confrontarnos con aquellos que son deudores con la
palabra divina de salvación, al reconocernos también, en el seguimiento, pecadores con
los cuales Jesús se sienta a la mesa.
Jesús que perdona el pecado ahora más que nunca está rodeado y seguido por los
pecadores (v. 15), pues vino precisamente para ellos (v. 17).
Si yo me reconozco en la palabra que me llama a salir del mal: "¡Sigúeme!" (v. 14), me
reconozco también en el camino de quien está con frecuencia en una situación de grande
inadecuación con respecto al evangelio.
También en este caso debo tener tanta humildad para creer que estoy sentado a la
mesa con Jesús y así encontrar el valor para continuar. El estar a la mesa con Él, en
efecto, es, incluso en mi condición de pecador, una esperanza misteriosa y una promesa
divina. Me alegro también en estas condiciones, por ser, a pesar de todo, un invitado y,
en esta alegría, acojo las palabrasfinalesdel pasaje: "No he venido a llamar a justos, sino
a pecadores" (v. 17).

11. LLAMADA DE LEVÍ Y CENA...: Me 2, 13-17 87


12. DISCUSIÓN SOBRE EL AYUNO.
OTROS DICHOS DE JESÚS
(Me 2, 18-22; cf. Mt 9, 14-17; Le 5, 33-39)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Siempre en el contexto de este capítulo dedicado a la controversia con los fariseos y


afirmación de la autoridad extraordinaria de Jesús que realiza acciones nunca vistas y anu
un mensaje nuevo, el episodio del banquete con los publícanos y los pecadores, narrado
renglones anteriores, trae a la mente del evangelista la novedad del comportamiento de J
con respecto al ayuno, como lo practicaban tradicionalmente los fariseos y los discípulos d
Bautista -el tema del banquete por contraste recuerda el tema del ayuno-. Al insistir luego s
la novedad radical del Evangelio de Jesús, Marcos introduce las imágenes del remiendo n
sobre el vestido viejo y del vino nuevo en odres viejos. Notamos también la simbología d
del vino en el Antiguo Testamento, señal de los tiempos nuevos (¡el vino nuevo!), alegrado
el regocijo y el amor, fruto de la conversión.
Las primeras comunidades cristianas nos comunican su meditación profunda acerca
alcance de la vida terrestre y del mensaje de Cristo a través de esta sucesión de escenas y
imágenes. Es evidente en este pasaje la huella de la reelaboración realizada por los prime
creyentes sobre la base de alguna frase pronunciada por Jesús en diferentes ocasiones.

18. Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le
dicen: "¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos
ayunan, tus discípulos no ayunan?".
19. Jesús les dijo: "¿Pueden ayunar los invitados a la boda mientras el novio está
con ellos? Mientras tienen consigo al novio no pueden ayunar.
20. Pero vendrán días en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en
aquel día.
21. Nadie cose un remiendo de paño tieso en un vestido viejo, pues el remiendo
nuevo tiraría de lo viejo, y el roto se haría mayor.
22. Nadie echa tampoco vino nuevo en odres viejos; pues el vino rompería los odres
y se echaría a perder tanto el vino como los odres: sino que el vino nuevo se echa
en odres nuevos".

88 12. DISCUSIÓN SOBRE EL AYUNO...: Me 2, 18-22


v. 18: estaban ayunando: algunas formas de La inauguración del reino de Dios, con la venida
abstinencia de los alimentos son una práctica que se y la resurrección de Jesucristo, marcó el comienzo de
encuentra en muchas religiones antiguas y modernas. tiempos nuevos, representados aquí en la alegría de
En el Antiguo Testamento aparece sobre todo como una fiesta nupcial; presencia del novio y banquete
señal de dolor y de penitencia, ligado a menudo con (cf. lo que decíamos al explicar el trozo precedente,
la oración, o como preparación a revelaciones de Dios. acerca del significado mesiánico del "banquete").
El ayuno se había vuelto muy común e importante en Estas representaciones bíblicas de Dios como esposo
la religión farisaica; normalmente duraba de un ocaso y del reino de Dios como un banquete de bodas nos
a otro. Los profetas no dejaron de denunciar la men- resultan menos significativas que en las culturas anti-
talidad legalista que vaciaba de su significado originario guas, cuando un acontecimiento como las bodas se
también esta práctica del ayuno (cf. Is 58,1-12). celebraba con toda una resonancia incluso social y a
En el Nuevo Testamento se encuentran poquí- través de ritos y manifestaciones folclóricas cargadas
simas referencias al ayuno: en este pasaje Jesús les de significado humano y religioso. Pero pasando más
recuerda a sus discípulos que mientras El esté con allá de estas imágenes bíblicas podemos siempre cap-
ellos, no tiene sentido el ayuno como señal de luto. tar la sustancia del mensaje acerca de Dios y acerca
Y luego cuando lo observen como estímulo a la del reino tal como se nos comunica en el Antiguo
conversión y para hacer más robusta la oración (cf. 9, Testamento: es la realidad del amor que se nos dacon-
29), deben hacerlo en secreto, sin escenas en público tinuamente a pesar de nuestra incapacidad para corres-
(cf.Mtó, 17). ponder a él; es una realidad de amor que suscita amor
y alegría. El significado teológico del sacramento del
Los discípulos de los fariseos: esta expresión es matrimonio esencialmente no consiste en otra cosa
muy incierta con respecto a los fariseos, porque sino en volver a tomar este tema bíblico de Dios como
normalmente no eran "maestros" (los escribas eran esposo fidelísimo de su pueblo.
maestros) y por eso no tenían discípulos: común-
mente se interpreta como equivalente a "adherentes Teniendo presente todo el horizonte del men-
al partido de los fariseos", a no ser que estas saje evangélico, los creyentes están llamados a
palabras hayan sido introducidas más tarde por volver a recorrer asiduamente en su vida las etapas
motivos de paralelismo con los "discípulos de Juan" de la historia del pueblo hebreo y, por consiguiente,
mencionados inmediatamente antes. también de la espera de Cristo que viene siempre
v. 19: novio: sobre la línea de toda una serie de de nuevo. Se explica así el porqué de la frase del v.
pasajes veterotestamentarios que presentan al Dios 20 que muy probablemente recuerda la práctica,
de Israel y al mesías venidero como el "esposo" de ya en uso desde los primeros tiempos, de ayunar
Israel, esposo fidelísimo en su amor (cf. Sal 45,16; Os el Viernes Santo, como señal de participación en la
pasión y muerte de Jesús y como espera vigilante
2; el Cantar de los cantares), aquí Jesús es declarado el
de la resurrección.
"novio" de la nueva comunidad, la iglesia cristiana, y
sus discípulos "amigos del novio".

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Ayuno y banquete: ley y evangelio


"No he venido a llamar a justos, sino a pecadores" (v. 17), había dicho Jesús. Los
"justos", que le sirven, "sin jamás dejar de cumplir una orden suya" (Le 15, 29), no
descubren el corazón del Padre: no tienen parte alguna en el banquete mesiánico, como
el hermano mayor de la parábola del "hijo pródigo". Ellos no tienen la alegría de conocer
el evangelio, el rostro de Dios y la presencia de su amor en medio de los hombres.
Al igual que los justos del pasaje anterior, así también en este pasaje vemos que
ninguna persona "religiosa" toma parte en este banquete: "Todos ayunan", tanto los
discípulos de Juan que esperan un fruto, como los fariseos, satisfechos del pasado, en el
cual están anclados. A pesar de toda su buena voluntad y del esfuerzo moralista que los
vincula al pasado o los impulsa hacia adelante, todos están en el error: ninguno de ellos
sabe descubrir aquí, en este momento, el don de Dios y acogerlo.

12. DISCUSIÓN SOBRE EL AYUNO...: Me 2, 18-22 89


En el encuentro con Jesús el hombre no sólo es curado de su mal (cf. w. 15ss.): la
reconciliación con Dios que Él trae es un banquete nupcial. Esta imagen tan sencilla nos
ofrece el aspecto más nuevo e inaudito del evangelio de Jesús: ya se celebran las bodas de
Dios, el novio (cf. Os 2,13-25), y de la humanidad.
En esta imagen nupcial, que gira alrededor de los símbolos más profundos y delicados
del hombre, se abre a nuestros ojos un nuevo horizonte que es impensable: Dios mismo se
ha entregado al hombre y su amor ahora es la dimensión en la que el hombre se mueve.
Toda la Sagrada Escritura, y particularmente el Cantar de los cantares, ya había
captado en el amor humano -con su plenitud y fuerza, en la gama infinita de todos sus
matices- el símbolo más adecuado para representar la relación entre Dios y su pueblo.
Juan, al destilar en una sola palabra los frutos de la revelación, madurados en largos
siglos de historia, afirma, al ofrecer una síntesis de toda la historia sagrada: "Dios es
amor" (ljn 4, 8); y complementa, diciendo dónde y cómo este amor toma su forma total:
"En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que El nos
amó y nos envió a su Hijo" (ljn 4,10).
Jesús, el Hijo, este don suyo admirable, es el evangelio, la alegría y la vida del hombre:
acogerlo significa "creer en el amor" (ljn 4, 16), y por eso "todo el que ama ha nacido
de Dios y conoce a Dios" (ljn 4, 7). Entonces el evangelio es amor, que ya es posible en
toda su profundidad y en su plenitud.
Por eso los discípulos de Jesús no ayunan; en efecto, han "creído en el amor" y parti-
cipan en el banquete en el cual Dios se ha entregado a la humanidad (cf. ljn 4,16).
Con frecuencia, con demasiada frecuencia, se ha olvidado esta dimensión de alegría y
de amor, que es la dimensión más profunda y última del hombre y del cristiano, el amor
no acabará nunca (cf. 1 Co 13, 8).
También los discípulos ayunarán, pero de un modo diferente de todas las personas
religiosas; ellos tendrán que vivir hasta el fondo de ese amor, entregándose totalmente
como Jesús (cf. 10, 45). "Hagan como yo he hecho" (Jn 13, 15): "Ámense ustedes los
unos a los otros como yo los he amado" (Jn 13, 34). Sólo así, siguiéndolo, bebiendo del
mismo cáliz (10, 38-39), se llega a la plenitud del amor.
El amor lo renueva todo, el amor lo crea todo nuevo: "He aquí que hago un mundo
nuevo" (Ap 21, 5). No se adapta a nada. No busca lo suyo, y se encuentra a sí mismo
fuera de sí, abandonándolo todo, como lo hicieron los discípulos (cf. 1,18.20; 10, 21.28;
Flp 3, 7-8). Los mismos cielos y la tierra, representados como vestidura del Altísimo (cf.
Sal 104, 2; 102, 26ss.), son viejos e incapaces de contenerlo: "Todos, como un vestido,
envejecerán... y serán cambiados" (Hb 1,1 lb.l2b). Se abren ahora "cielos nuevos y tierra
nueva" (Is 65,17): pasó lo viejo (2Co 5,17). Ya no son posibles los compromisos ni las
acomodaciones, así como no tiene sentido coser remiendos nuevos en un vestido viejo. El
amor tiene exigencias radicales (cf. Le 9, 60.62) y todo lo pone enjuego.
Por ello, este vino nuevo y espumante del amor de Dios que se nos ha dado en Cristo,
se desborda, rompiendo los odres viejos (v. 22): es incontenible, y se derrama como
torrente de agua viva que cubre y hermosea con flores toda la tierra que era desierta (cf.
h 35,1 -2.6-7). Es inútil tratar de comprimirlo con reglas viejas de sabiduría humana: Él
es "necedad" cf. ICol, 18-25) y ninguna ley puede contenerlo. La única ley que puede
recogerlo es solamente el mundo nuevo, el "corazón nuevo y de carne" (Ez 36, 26b).

90 12. DISCUSIÓN SOBRE EL AYUNO...: Me 2, 18-22


Sin el esfuerzo todas las estructuras ceden, por este "espíritu nuevo" que Dios había
prometido (Ez 36, 26a) y se nos ha entregado en Jesús.
Como la samaritana, a la cual Jesús había hablado de la fuente viva, que hace brotar
agua desde las profundidades, pedía el don (Jn 4, 15), también nosotros aquí oramos:
"Oh Señor, danos también a nosotros de este vino".

ACTUALIZACIÓN

Vino nuevo en odres nuevos


Los "discípulos de Juan" y los "discípulos de los fariseos" ayunan y están tristes, porque
esperan todavía a Aquel que ya ha venido y que no es el fruto de su espera. En cambio, los
"discípulos de Jesús" no ayunan y están alegres, porque reconocen la presencia del don de
Dios, que no entra en el mundo del deseo del hombre. Con eso se expresa la crítica radical,
que Jesús hace a las obras falsas y a las prácticas religiosas, y también a toda religión falsa,
porque se conciben y se viven como expresión del deseo del hombre.
El hombre es constitucionalmente un ser que desea y busca la felicidad. Movido por
el anhelo y la necesidad, que exigen una respuesta, el hombre se proyecta a sí mismo en
un objetivo infinito, lo crea reuniendo en él todas sus aspiraciones e identificándose con
él. Nacen así todos los dioses falsos y mentirosos. Entonces Dios viene a ser el objeto de
los deseos humanos no satisfechos: una ilusión para consolar la dureza de la vida, una
proyección y una creación del hombre que tiende a apoderarse de Dios y a construirse un
Dios a su imagen y semejanza, un reflejo de las falsas necesidades de determinados grupos
humanos o de las verdaderas necesidades concretas e históricas que todavía no han sido
realizadas. La religión entonces se vuelve idolatría, porque se mueve toda en el ámbito
del deseo del hombre. Este es el proceso, que está a la base de toda alienación religiosa
que siempre es el fruto de los deseos humanos no resueltos y fallidos. Esto puede parecer
académico, pero en verdad es acuciante. Si la religión oculta y disfraza un deseo totalmente
humano, cuando se ha dado satisfacción a este deseo, ella viene a perder todo valor. Aquí es
donde hay que buscar la causa de las diferentes adulteraciones y de las diferentes pérdidas
de la fe. El falso hombre religioso se dirige a Dios sólo cuando lo necesita, si piensa que ha
sido escuchado, tampoco duda que la invocación estaba dirigida a una imagen de sí mismo;
pero si piensa que no ha sido escuchado, deja un dios que no sirve.
La identificación de la religión con el deseo del hombre es la que está en el origen
de todos los psicologismos y de todos lo intimismos: se confunde Dios con la propia
experiencia, con la propia situación afectiva y con el propio sentimiento; se buscan los
condicionamientos psicológicos de la fe, pero se acaba por resolverla en ellos. Existe en fin
la tentación continua de expresar una religión que sea funcional a los falsos intereses de un
determinado grupo social. Por consiguiente, el encuentro de la verdadera religión pasa a
través del abatimiento del ídolo, del dios falso, donde se ha ocultado y se ha disfrazado el
deseo del hombre, para que la religión falsa deje el puesto a la religión verdadera.
Los verdaderos discípulos de Jesús celebran fiesta, porque el "novio" está presente
en medio de ellos. Ellos son los invitados al banquete mesiánico, en el cual se celebran
las bodas de Dios con el hombre. Pero es Dios quien ha venido en busca del hombre y se
ha hecho hombre. Casi la religión verdadera consiste en la alegría y en la paz, las cuáles
nacen del reconocimiento del don que Dios ha dado al hombre. El verdadero religioso,

12. DISCUSIÓN SOBRE EL AYUNO...: Me 2, 18-22 91


aunque conozca el momento de la prueba y el silencio de Dios, sabe participar en la
alegría de lafiestamesiánica, porque es capaz de ver en todas partes la plenitud del don
de Dios en medio de los hombres. La novedad que Jesús ha traído, representada por el
vino nuevo de las bodas mesiánicas, es una novedad cualitativamente diferente, que no
pertenece al campo de la necesidad humana.
También los verdaderos discípulos de Jesús ayunarán, cuando el "novio" les sea
arrebatado. Y esto quiere decir que la verdadera religión debe expresar la existencia
de Dios sobre el hombre, que es la contestación y la crucifixión de todo el mundo del
deseo humano. La novedad que ha traído Jesús es un nuevo espíritu y nueva lógica, que
invierten el espíritu y la lógica del deseo humano. El vino nuevo sustituye el vino viejo:
el vino viejo y el nuevo no pueden estar juntos.
Pero por otra parte la verdadera religión no puede prescindir de las diferentes necesi-
dades humanas, sino que debe encarnarse en los deseos concretos e históricos del hombre,
para que se hagan realidad. El don de Dios no pasa al lado de la psiquis del hombre ni de
su vida histórica, sino que se introduce en ellas. El vino nuevo hay que colocarlo en los
odres. Por consiguiente, la verdadera religión debe concebirse y vivirse dentro de todas
las verdaderas necesidades y de todas las verdaderas expectativas humanas; y también
dentro de los movimientos que se esfuerzan por liberar al hombre de sus necesidades. No
hay identificación pero tampoco separación.
Pero hay distinción entre dos componentes, que nunca se deben separar. Y la encar-
nación en las necesidades humanas debe ser siempre nueva. Ante todo porque el vino
nuevo no se ha de colocar en odres viejos, sino en odres nuevos. Es una tentación congénita
en el hombre religioso la de fijar definitivamente la religión en las formas históricas que
la expresan; de ligar a Dios a esa figura personal o social, afectiva o doctrinal, interior o
institucional, en la que Él momentáneamente se ha mostrado. No se puede encerrar el
evangelio en un momento histórico determinado, en un modelo preciso, en esquemas
de pensamiento y de vida fijados eternamente. Sería la esclerosis de la religión. Luego
porque los problemas, las exigencias y las preguntas del hombre son siempre nuevos. A
los tiempos nuevos corresponden respuestas nuevas. Por lo tanto, la religión debe estar
abierta a los tiempos nuevos y no tenerle miedo a la novedad. Se nos pide un nuevo estilo
de pensamiento y de vida para una realidad que está siempre cambiando. Esta apertura
a los tiempos siempre nuevos será la verdadera respuesta a la novedad siempre radical de
Dios, que nos llama hacia lo nuevo y hacia el futuro suyo y del hombre.

APLICACIÓN A LA VIDA

Decisión y alegría de dejarse convertir


Dice: ¡deja el vestido viejo, sustituye los odres usados! ¿El evangelio va contra los
principios de ahorro? ¿Entra en el giro de un consumismo que despilfarra y en la lógica
que margina? ¿Y por qué luego tendría que ser condenada la recuperación de lo que
puede ser todavía válido o útil? ¡Estas son todas preguntas mal formuladas, que no tocan
el evangelio! Porque el mensaje sigue siendo éste: ha llegado el tiempo de una opción
radical, ¡ya no hay modo de entablar negociaciones, ni de intentar combinaciones o
convivencias imposibles! Lo que se instaura ahora es tan nuevo, diferente, que no hay ni
modo de hacerle un arreglo al resto.

92 12. DISCUSIÓN SOBRE EL AYUNO...: Me 2, 18-22


En otras partes se expresa lo mismo con la contraposición escueta: "¡Pero yo les
digo!". Aquí está el "¡conviértanse!" que es perentorio y siempre actual. Es decir que a la
pretensión humana, al esfuerzo religioso cansado, que viaja entre legalismos, costumbres
y ritos, se contrapone el don de Dios: el vestido nuevo, el vino que fermenta.
Por consiguiente, no es exagerada esa polémica del capítulo segundo, con los fariseos,
los escribas y los discípulos de Juan. En efecto, existe el riesgo de que uno se dé cuenta
de lo que se anuncia. En consecuencia, es necesario indicar la novedad: una manera
totalmente nueva de vivir, de pensar, de ver: ¡es nuevo y radical, porque viene de Dios
y no del hombre!
Se vuelve a proponer entonces el "conviértanse", porque el reino de Dios irrumpe.
Pero, ¿cómo se traduce en la práctica, cómo se puede vivir eso, cuando a todos los
niveles se comprueba la fatiga extrema para salir de la ambigüedad típica de la situa-
ción humana? ¿No tenemos acaso que afrontar cada día una pesadez imposible, con
condicionamientos fuertes, fuera de nosotros o ya interiorizados? ¿No caemos inevitable-
mente en concordatos? Incluso se ha tenido que elaborar una doctrina del mal menor;
quiere decir que se tiene en cuenta en todas partes la permanencia maciza de un egoísmo
consistente.
He aquí que la radicalidad, la novedad que sobreviene y desconcierta, sería deses-
perante si tuviera que nacer de nosotros o si nosotros tuviéramos que conquistarla. La
radicalidad vivida consiste en entender y discernir siempre, en el Espíritu, en todo rol y
circunstancia, que lo verdadero, lo justo y lo bueno está más allá de lo previsible, que eso
es posible y es necesario hacerse disponibles a Él.
Agregamos: ¡con alegría! Y es una añadidura fundamental, que cambia cualitativa-
mente todo y acaba por ser predominante. En efecto, ese banquete significa el amor
fortísimo, invencible de Dios, que ha sido jurado para la eternidad; significa la alegría que
deriva de su presencia, como horizonte para todas nuestras empresas. Las dificultades,
los obstáculos que existirán, los tropiezos, las debilidades y los intentos maldiestros,
todos se colocarán sobre este trasfondo. Por lo tanto causan pena y un poco de risa en su
puntillo los diferentes discípulos de Juan y los fariseos, o todos los que están anclados en
el pasado y desanclados en el futuro, si con gestos mágicos o con veleidades intentaran
dar el salto a una montaña imposible. Cómo causan pena y (un poco menos) risa, los
que, en el plano religioso o social, creen demasiado en ciertas cosas. ¡Pero así es! La
alegría de su presencia, que de alguna manera se nos da también de experimentar juntos
-¡es hermoso volver a pensar que Él siente un gusto enorme en sentarse a la mesa con los
pecadores, a costa de perder su buen nombre!- debería volvernos más humoristas y por
lo mismo capaces de disminuir la tendencia a las acomodaciones, a las negociaciones y
concordatos, a las pretensiones incómodas de autoafirmación: son como vestidos que
cubren la desnudez y se deshilaclian pronto y como odres viejos que tratan de encerrar el
vino nuevo, ¡ninguno se arriesga a dar una garantía de duración!

12. DISCUSIÓN SOBRE EL AYUNO...: Me 2, 18-22 93


REFLEXIÓN DE FE

Encuentros vivos
El encuentro con Cristo está representado en el encuentro con el novio, para expresar
toda la alegría que lo caracteriza: ella es la condición ideal de la alegría del cristiano y
puede llegar a ser alegría plena sólo en la esperanza.
Es la fe en la que se mueven los protagonistas de los Hechos de los Apóstoles, domi-
nados por el Espíritu de Jesús resucitado, que ha bajado sobre ellos (cf. Hch 2).
La viveza sorprendente de la relación con el Señor supera y domina en ellos los ele-
mentos y los hechos separados, cada uno de los acontecimientos de su historia. El diálogo
con los hombres viene a ser luminoso y anunciador. Es una relación como la relación
nupcial, en la cual Jesús afecta cada acto y lo ilumina con su resurrección.
Pero todo eso es un "momento" de nuestro camino. La posesión no es definitiva:
debe cumplirse ahora. Aquel que ya había pregustado el banquete, ve que le arrebatan al
esposo y se encuentra de nuevo en el camino por el desierto. Habrá otras etapas y fases
de alegría y de dolor, hasta la tierra prometida. Después de la alegría del encuentro nos
sorprende la pesadez del camino. Es nuestra vida cotidiana, nuestro ayuno. Es todo lo
que hacemos nosotros, casi sin él: es nuestro esfuerzo.
Cuando estaba con nosotros, la plenitud de la caridad lo abarcaba todo, y nos
resultaba fácil vivir. "Ama y haz lo que quieras", decía san Agustín. "Pues toda la ley
alcanza su plenitud en este precepto: amarás a tu prójimo como a ti mismo" {Ga 5,14).
Pero en el tiempo del duro camino vuelve afloteel esfuerzo y el dolor de nuestra vida:
es como un ayuno que nos queda por guardar.
Pero en esta espera se requiere mucha atención, para que no se convierta en el ayuno
del fariseo. Debemos realizar las obras de nuestro ayuno, sin confiar en ellas, ni esperar
de ellas el regreso de Jesús. Nuestros ayunos no tienen valor alguno en sí mismos, sino
el de ser una humilde espera. Así cuando Él regresa, nos queda toda la sorpresa y somos
renovados en la alegría.

94 12. DISCUSIÓN SOBRE EL AYUNO...: Me 2, 18-22


13. LAS ESPIGAS ARRANCADAS EN SÁBADO
(Me 2, 23-28; cf. Mt ] 2, 1 -8; Le 6, 1 -5)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

También aquí se trata de un episodio de conflicto entre Jesús y los fariseos, como en los
trozos de este capítulo segundo. La confrontación, o mejor el choque, se va acentuando p
poco hasta llegar a su ápice en la primera página del capítulo 3.
A partir de todo el conjunto del relato (ausencia completa de referencias de tiempo
de lugar, las espigas arrancadas -hecho menos grave que el de caminar en sábado-, sole
nes afirmaciones de principio alfinaldel trozo), nace la hipótesis de que el relato sea sus
cialmente una composición hecha por los primeros núcleos de cristianos, los cuales, a tra
una referencia de carácter descriptivo (la caminata en el campo de las espigas), una evoc
del Antiguo Testamento y dos afirmaciones generales unidas entre sí, han querido expres
contraste entre la religión de los fariseos y el evangelio de Jesús, lo cual es un contraste q
muy sentido incluso en las primeras comunidades cristianas. En el origen pueden haber ex
algunos dichos de Jesús acerca del ayuno, retomados y enmarcados en este relato que
inmediatamente al pasaje de la discusión acerca del ayuno.
Todo el trozo gira alrededor de la afirmaciónfinal,centro del mensaje evangélico, q
Jesús, el Hijo del hombre, ha llegado el sábado de Dios y en Él la creación alcanza su pl

23. Un sábado Jesús iba caminando por entre los sembrados, y sus discípulos
empezaron a cortar espigas al pasar.
24. Entonces los fariseos le dijeron: "Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es
lícito?".
25. Y El les respondió: " ¿Jamás han leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad,
y él y los que lo acompañaban sintieron hambre,
26. cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y
comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio
también a los que estaban con él?".
27. Y añadió: "El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el
sábado.
28. Así que el Hijo del hombre es señor también del sábado".'

v. 23: En el calendario judío, el "sábado" era el menos por lo que se refiere al tipo de observancia
séptimo día de la semana. Los primeros cinco libros del cual tenemos documentación, difícilmente admi-
del Antiguo Testamento (indicados a menudo con sible en un pueblo nómada.
el único término "Pentateuco" o Torah, es decir, De todos modos el sábado muy pronto se fue
"Ley") hacen remontar la institución del sábado al convirtiendo en un día sagrado, señal de autenti-
período mosaico. Pero eso no parece probable, al cidad del judaismo y marcado por observancias

13. LAS ESPIGAS ARRANCADAS EN SÁBADO: Me 2,23-28 95


culturales (sobre todo la asamblea religiosa de comunidades judías y comunidades cristianas: los
la que habla en Lv 23, 1-3) y por prescripciones que habían seguido a Jesús se sentían representados
algo minuciosas acerca de la prohibición de toda por los que estaban con David.
forma de trabajo y fatiga que se refiera tanto a los v. 26: La indicación no es exacta, por cuanto en
hombres como a los animales, para que este día ése tiempo el sumo sacerdote era Ajimélek, padre de
fuera santificado. Abiatar (cf. lS 21, ss.). El "pan de la presencia" (o
En la etapa más antigua de la reflexión hebrea "pan de la proposición") del que se habla aquí eran
el descanso del sábado asumía un descanso antropo- los doce pedazos grandes de pan fresco que cada
lógico ; es decir, se colocaban en primer plano la situa- sábado se colocaban en dos filas delante de Dios en
ción del hombre con sus exigencias y la obra salvífica el tabernáculo y sólo los sacerdotes podían comerlos
de Dios de las que el hombre tomaba conciencia (cf.Lt>24, 5-9).
(cf. Dt 5, 12-15). La justificación que salió a flote La argumentación que se emplea aquí con el
sucesivamente en los círculos sacerdotales (cf. Ex 20, recuerdo de este hecho del Antiguo Testamento es
8-11) se desplaza hacia otro plano: el sábado como más bien sutil, casi como un pretexto, por cuanto
séptimo día de la semana debía ser consagrado a el episodio de David no se refiere al descanso del
Yahvé y, por consiguiente, debía sustraerse del uso sábado, sino que muestra que la ley no obligaba
profano, porque el mismo Yahvé había descansado en caso de extrema necesidad. Es probable que en
después de la creación de los seis días. Como también este razonamiento la comunidad cristiana quisiera
el trabajo era un elemento que profanaba el sábado, solamente responder a los fariseos su concepción de
debía evitarse a toda costa. la ley religiosa que se convertía en una carga y un
Tanto los profetas del Antiguo Testamento tropiezo, en lugar de ser una ayuda para el hombre.
(cf. por ejemplo, h 1, 13), como sobre todo Jesús v. 27: Se cree que este era un dicho separado del
criticaron esta concepción sagrada y legalista del contexto y añadido aquí por Marcos a causa de su
sábado. Jesús fue muy severo contra los fariseos que conexión con el tema del pasaje. En efecto, él falta en
lo acusaban porque realizaba curaciones el día sábado, los pasajes paralelos de Mateo y Lucas. Este dicho se
y aclaraba que ninguna ley, ni siquiera la religiosa, refiere comúnmente a la humanidad. Pero creemos
podría prohibir que se hiciera el bien. Jesús mismo que no se trata de la humanidad en sentido abstracto,
observaba el sábado, entendido en su inspiración ori- sino de los hombres concretos, tomados en su realidad
ginaria, y de vez en cuando lo encontramos enseñando hecha de debilidad.
en las sinagogas el día sábado. Pero mostró que Él v. 28: A pesar de las interpretaciones diferentes
mismo era Señor del sábado, porque su atención de algunos exégetas, que han entendido la expresión
principal iba dirigida a cumplir la voluntad de Dios, "Hijo del hombre", en este punto, en el sentido
que quiere el bien de los hombres. hebreo común de "hombre", nos parece que es
v. 24: Esta acción estaba prohibida en el día mucho más coherente con el significado teológico
sábado, porque los fariseos del tiempo de Jesús la del relato de Marcos referirla a Jesucristo, según el
consideraban al mismo nivel de los trabajos de la sentido que ya hemos explicado en el primer trozo
siega del trigo. del capítulo dos.
v. 25: El uso de una contrapregunta apelando El hecho de que este versículo suene un poco
al Antiguo Testamento, era una característica de las extraño con respecto al planteamiento de Marcos,
argumentaciones rabínicas. Este puede ser también en el cual no se tiene ninguna declaración explícita
un elemento para pensar que este debate haya sido de la realidad divina de Jesús antes de los capítulos
elaborado en el contexto judío-cristiano primitivo. culminantes 8-10, hace pensar que precisamente
También la mención de los "compañeros" de David esta frase contenía el núcleo sustancial de todo el
("los que lo acompañaban"), aquí en el versículo relato: en efecto, a diferencia del versículo 27, ella
siguiente, puede indicar que el contexto en el se encuentra también en Mateo y en Lucas.
cual nació este trozo es el de una polémica entre

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Ha llegado el séptimo día


Es importante observar que en el capítulo 2 se manifiesta progresivamente la persona
de Jesús, al revelarnos a nosotros en un crescendo continuo el "anuncio gozoso". Así el
evangelista Marcos nos abre lentamente los ojos y nos introduce en la luz maravillosa del

96 13. LAS ESPIGAS ARRANCADAS EN SÁBADO: Me 2, 23-28


don de Dios. Los medios de expresión usados son sencillos: curación de un hombre que
no puede moverse, banquete, ayuno, vestidos, boda, vino: todos éstos son elementos de la
vida común, que ya en sí son ricos de significado. Jesús se sirve de nuestras experiencias
elementales como la enfermedad, el comer y el amor, para revelarse a nosotros. Aún más,
precisamente en estas realidades se nos manifiesta, no en discursos complicados.
En la primera discusión Jesús perdona los pecados y cura al paralítico, y dice
misteriosamente que en El se halla la reconciliación de Dios para los hombres: "Para que
sepan que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados..." (v. 10).
A este milagro le sigue un gesto -semejante a la parábola del hijo pródigo (Le 15,11-
31)- en el cual se muestra a Jesús sentado a la mesa en un banquete con los pecadores y
que dice que ha venido para ellos (v. 17). Los convites sagrados y llenos de alegría son
uno de los símbolos más adecuados para mostrar el aspecto positivo de la reconciliación
mesiánica: el banquete nos hace familiares con Dios. La autorrevelación de Jesús
progresa ulteriormente en la discusión sobre el ayuno: los discípulos no ayunan porque
es el tiempo de las bodas de Dios con su pueblo (v. 19).
Por consiguiente, ha comenzado para el hombre el séptimo día, el día de la plenitud y de
la alegría mesiánica: ha terminado el tiempo de la espera, y ha llegado el momento deseado
(cf. 1,15), porque Jesús, "el Hijo del hombre, es Señor también del sábado" (v. 28).
Esta última afirmación es el punto focal de esta discusión. La comparación alusiva
a David, tipo del rey mesiánico, sirve como contrafigura a Jesús y ayuda a comprender
el significado de esta afirmación. El resto del trozo, cargado de "anuncio gozoso", en el
cual se proclama que ya "el sábado es para el hombre", deriva del hecho de que se ha
comprendido que Jesús, el Hijo del hombre, es Señor también del sábado.
El sábado, como día de fiesta, constituye el tiempo sagrado de Dios, separado de
los otros días. En él el tiempo profano se detiene y se vuelve a unir simbólicamente a su
origen, para no caer en la nada. El sábado es la irrupción del tiempo puro y fuerte de los
orígenes que le da sentido al tiempo pasado y le da recarga para el tiempo futuro, en un ciclo
continuo, sin ninguna novedad excepto en el deseo. Entre los hebreos esta circularidad del
tiempo ya la habían roto las intervenciones de Dios, y el sábado se hizo historia: se convirtió
en el recuerdo de la liberación prodigiosa de Egipto (Dt 5, 14-15) y al mismo tiempo
símbolo de la ejecución del plan de Dios, señal del séptimo día de la creación (Gn 1 -2, 4a;
Ex 20, 8-11), en el cual se garantizaba la liberación absoluta que Dios había prometido.
Esta liberación plena y definitiva habría sido el "sábado de Dios" entregado al hom-
bre, el "díadel Señor", "anunciado por los profetas", en el cual Dios visitaría a su pueblo.
El sábado significaba el logro de la paz de Dios en la reconciliación, la plenitud de la
alegría de su rostro, la dulzura sin fin a su derecha (Sal 16,11).
Así el sábado se había convertido en señal del tiempo final prometido por Dios,
cuando el hombre, al venir el Señor, se reconciliaría consigo mismo, con los hombres y
con la naturaleza (cf. / s i l ; 65,10-14; 64,16-25; etc.).
Por lo tanto, Jesús actúa en el sábado no por casualidad (cf. Jn 5,16), ni por despecho;
su actividad sabática responde a una intención precisa: es señal y manifestación de la
venida del reino, de la presencia de Dios en medio de su pueblo: "Mi Padre trabaja
hasta ahora, y yo también trabajo" (Jn 5,17). Aún más, toda la acción del Padre, toda la
historia de la humanidad miraba tan sólo hacia este día en el cual todo se ha cumplido. Y
éste el día en el cual Jesús obra -el día nuevo en el cual ya se encuentra el hombre.

13. LAS ESPIGAS ARRANCADAS EN SÁBADO: Me 2, 23-28 97


En consecuencia, Jesús no quebranta el sábado sino que quiere abolido cumpliéndolo,
haciéndose igual a Dios (Jn 5,18) y afirmando que ya en Él se cumple toda la promesa.
El Señor está presente y ha llegado para el hombre el séptimo día, el día de Dios. Por
consiguiente, el día de Dios ha venido a ser el día del hombre. Cesa entonces el sábado
como signo, porque ha llegado la realidad de la cual el sábado era signo.
Ahora es siempre sábado, el día de las bodas del hombre con su deseo recóndito:
"Serán como Dios" (Gn 3, 5).
Ya no hay ninguna distinción entre lo sagrado y lo profano, porque todo es santo. "El
sábado ha sido instituido para el hombre", porque Jesús, el Hijo del hombre, "es señor
también del sábado" (v. 28).
Como Jesús, también sus discípulos, no sólo quedan libres de la ley, sino que viven en
la dimensión nueva del anuncio gozoso: ¡Dios está aquí! El odre viejo se ha roto, porque
ha llegado el vino nuevo.
Por lo mismo, la vida del cristiano debe ser testimonio de la libertad de la ley porque
está llena de la alegría del día del Señor. El cristiano debe ser un hombre "sabático" y
manifestar en la propia existencia la alegría del sábado, de la plenitud de la creación y del
"descanso" de Dios, aunque para esto es necesario siempre un camino largo: "Nosotros
mismos seremos el séptimo día" (san Agustín).
Un comentario adecuado a este trozo es el dicho de Jesús que trae a propósito del
mismo episodio algún códice de Lucas: "El mismo día, viendo trabajar a uno en día de
sábado, le dijo: 'Amigo, si sabes lo que haces, eres dichoso; pero si no lo sabes, eres un
maldito y un transgresor de la ley" (Le 6, 5, códice D).
El que toma para sí la libertad que se anuncia en Jesús, es dichoso: a Él se le da el
evangelio.

ACTUALIZACIÓN

Liberación de la ley
"El sábado ha sido instituido para el hombre". Con esta afirmación libre y liberadora
Jesús coloca el sábado en relación con el hombre. El vino nuevo que Jesús ofrece, renueva
el vino viejo de la ley, que está orientada hacia el hombre. La observancia moral y jurídica,
losritos,el culto y las fórmulas con las que expresa la fe, no sonfinespara sí mismos; pero
tienen un valor funcional y relativo al hombre. Son medios al servicio del hombre.
Así queda herido de muerte todo moralismo y formalismo, todo legalismo y juridicismo,
todoritualismoy dogmatismo: donde la norma moral y j urídica, elritoy la expresión de la fe,
son válidos en sí mismos y por sí mismos, independientemente de su referencia al hombre.
Ellos lo instrumentalizan y así convierten los instrumentos en finalidad y lafinalidaden
instrumentos. Ellos aplastan al hombre. El hombre es para ellos, a su servicio. Pero toda la
predicación y toda la vida de Jesús están dominadas por el conflicto de fondo, que lo opone
a los hombres de la ley, cuya religiosidad se resuelve en un sistema deritosy de observancias
y se convierte en instrumento de domino del hombre sobre el hombre. Porque la religión
de la ley esclaviza siempre el hombre al hombre. Si esta instrumentalización del hombre
puede acontecer en la religión, ella se puede extender a todas las actividades humanas;
porque es una característica del hombre, sea como individuo, sea como sociedad, calcular

98 13. LAS ESPIGAS ARRANCADAS EN SÁBADO: Me 2, 23-28


y colocar bajo el propio dominio al otro hombre, el cual queda así destruido en su alteridad,
porque está en función de otro. La instrumentalización es la misma estructura de la sociedad
en la que vivimos. La nuestra es una sociedad totalmente pragmática e instrumental, que
marca el triunfo de la razón que instrumentaliza y el eclipse de la razón final. Es una sociedad
donde triunfa la razón mecánica y mecanizante, donde el progreso tecnológico se concibe
como un fin para sí mismo, según el estribillo mortal de la producción por la producción, del
consumo por el consumo, del bienestar por el bienestar. Así se convierte el medio en fin y
efíin en medio. El hombre no es el fin y el valor, sino que está al servicio como instrumento
de la técnica y puesto al servicio de mecanismos y de aparatos impersonales y burocráticos;
el hombre es esclavo de la mecánica y del progreso tecnológico, que son obras de sus manos.
El tener se coloca en lugar del ser, la cantidad en lugar de la calidad. Así el hombre queda
despersonalizado, mecanizado, administrado y convertido en mercancía. Se destruye la
naturaleza y la ciudad del hombre se vuelve inhabitable. Por consiguiente, se requieren
nuevos fines y nuevos valores.
"El hombre no ha sido hecho para el sábado". El verdadero valor, la finalidad auténtica
son el hombre y su liberación integral. Primero y ante todo el hombre: todo el resto está a
su servicio. El hombre no es para la ley; el hombre no es para el rito; el hombre no es para
el dogma; la libertad no es para la autoridad ni para las instituciones. También la Iglesia
debe estar al servicio del hombre, para su promoción y liberación total. Los gestos, las
fórmulas, los ritos, las autoridades y las instituciones religiosas tienen un valor relativo
y funcional para el hombre. Surge así para el cristiano la exigencia de comprender y de
vivir la propia fe de una manera funcional a la liberación integral del hombre.
Pero existe el peligro de absolutizar al hombre y su compromiso concreto por la
liberación. El observante absolutiza la ley, y busca su salvación en la observancia escru-
pulosa y minuciosa de la ley, que viene a ser de este modo un medio de autoliberación
y autoafirmación, porque el Dios justo es deudor de una recompensa a la observancia
legalista y farisaica de la norma y así el hombre ya no confía en la gracia de Dios. Él
ya no recibe de Dios su liberación y no acepta las realidades como son, sino que las
tiene en sus manos, las maneja como quiere. Entonces es prisionero de la ansiedad y
de la preocupación: el ideal es exigido, pero es imposible observarlo. El hombre de la
ley siempre siente tentación de transformar el evangelio en un código y a Jesús en un
legislador. Ahora bien, Jesús, al afirmar que la ley está abolida porque ha terminado, nos
libera de la esclavitud de la ley. Al sistema de las observancias exteriores Jesús les opone
una religión basada en la verdad, en el amor y en la libertad. El ritualista está convencido
de que las prácticas religiosas, si se cumplen fiel y escrupulosamente, producen el
efecto deseado. La religión viene a ser así una magia y una neurosis. Pues bien, Jesús al
afirmar que ha llegado el sábado del Señor, nos libera de toda religión para un culto en
espíritu y en verdad, que nazca de la vida y que lleve a la vida. El "ortodoxo" autoriza
las expresiones de fe, que están ligadas a un determinado contexto cultural y social, las
vuelve eternas y universales, fuera del tiempo y de la historia. Así se vuelve un fanático,
un cultor de la letra que mata el espíritu, un perseguidor intolerante. La "ortodoxia" se
coloca de este modo contra la verdad. Pero Jesús, al afirmar el Espíritu del Dios presente,
no se deja encerrar en ningún esquema de pensamiento, nos libera de la idolatría de la
letra. El hombre, en general, está llevado a absolutizarse a sí mismo; así crea los mitos,
los ídolos y los fetiches que hay que adorar y a los que hay que someterse: el capital,
la raza, la clase, el estado, la técnica y la ciencia. Él planifica, calcula y se administra
a sí mismo, a los otros y el futuro. En cambio Jesús, ai presentar la última llegada, la

13. LAS ESPIGAS ARRANCADAS EN SÁBADO: Me 2, 23-28 99


definitiva, del reino, afirma un futuro absoluto, que ya está presente desde ahora como
crítica, que relativiza al hombre en sus límites y en sus opciones históricas; las vuelve
parciales y previsorias, y así lo libera haciéndolo avanzar siempre en la historia hacia la
liberación definitiva, que será un don de Dios. El reino escatológico de Dios, el futuro
último y absoluto, que viene del mismo Dios a la humanidad, es la crítica de todo intento
de absolutizar lo relativo y por, consiguiente, es levadura y fermento de transformación
histórica. Caminamos hacia el sábado mesiánico, hacia el día del Señor, hacia la plenitud
de la creación y de la liberación. Y nosotros mismos seremos el séptimo día.

APLICACIÓN A LA VIDA

Cuando resplandece el sol palidecen las estrellas


Se suele partir del principio de que "el sábado ha sido instituido para el hombre y
no el hombre para el sábado", para hacer luego a continuación una exposición de la
centralidad de la persona, por ejemplo, o sobre la liberación de la ley que esclaviza. Eso
es ciertamente justo y acertado. Pero desde un punto de vista correcto de la fe, se debe
partir -porque allí está el fundamento- de la afirmación: "El Hijo del hombre es también
Señor del sábado", porque como se ha evidenciado en la profundización teológica, de eso
depende todo el resto.
Entonces, una vez más, volviendo al centro del anuncio (1, 15): se trata del llama-
miento perentorio a tomar conciencia de la novedad absoluta de la situación. "Muchas
veces y de muchos modos" (Hb 1,1) Dios había hablado; había habido promesas,
prefiguraciones (lo que se refiere a David, en efecto, es tan sólo a modo de ejemplo, por
cuanto se podría citar todo el Antiguo Testamento): ahora es el tiempo de la realidad,
resplandece el sol y palidecen las estrellas... Por eso se afirma que el significado muy
profundo del sábado -más allá de las observaciones que se dan por descontadas y de las
críticas de una observancia formal y farisaica-, como séptimo día de la nueva creación, del
verdadero éxodo, día en el cual comienza el tiempo final, es realizado por el presente.
El que vive ahora puede y, por consiguiente, debe "convertirse", es decir, debe tener
la capacidad de sobrepasar los símbolos y ver la realidad presente, acogerla y vivirla.
Estamos de acuerdo en que el hombre no puede prescindir del símbolo: ¡sin símbolos
no podríamos ni pensar, ni hablar, ni escribir, ni vivir! El hombre no puede prescindir de
las mediaciones y por eso también con Dios se debe ayudar con comparaciones, formas,
gestos, lugares y tiempos. ¡Pero no debe detenerse aquí! Es sorprendido por la radicalidad
del anuncio: ya está presente, la realidad es viva y activa, hasta el punto de que no logra
hacer que esté acorde con su imagen, no es lícito perderse en el sueño ni en las sombras de
esperanzas inciertas ni en el recuerdo de promesas revividas en tradiciones formalistas.
Ahora debe vivirse la presencia real en la situación humana de Jesús: el sol, el sábado
nuevo, el día nuevo, el tiempo definitivo y santo que supera el tiempo partido en dos: el
sagrado y el profano.
El punto es éste: ¿cómo puede ser el cristiano testigo del día sabático? ¿O cómo puede
la comunidad vivir esta fe fundamental?
Existe elriesgode que incluso reunirse para leer la palabra y celebrar-los sacramentos
pueda resucitar la tentación de demorarse y descansar a la sombra de lo sagrado y caer en el
sueño y en la ilusión de poder, en la letra que mata, en elritoque desaloja de la existencia.

100 13. LAS ESPIGAS ARRANCADAS EN SÁBADO: Me 2, 23-28


Pero también es cierto que en la disponibilidad a la conversión, en la perspectiva de
la esperanza, con esos gestos se celebran los indicios-inicios de la novedad que irrumpe:
indicios de lo que se realiza en la luz del sábado para el hombre (véase, por ejemplo, el
trozo siguiente de Marcos); indicios de que se camina hacia la comunión de toda la familia
humana, animados por el Espíritu que "les recordará todo lo que yo les he dicho" (Jn 14,
26) y hará posible iluminar el presente; y, por eso mismo, se dan los indicios de una vida
totalmente transformada.

REFLEXIÓN DE FE

Sábado de la liberación
Es necesario ver este trozo en conexión con lo que precede y con el choque inminente
con los fariseos (3,1-6).
La observancia del sábado -en cumplimiento de la ley- es ella misma un don de Dios
que se daba al israelita piadoso con herencia. Pero el fariseo transforma la religiosidad en
dureza del corazón, como lo veremos más expresamente en el pasaje siguiente. El tiende
a apoderarse de la religión que profesa. Tiende a apropiársela: ella viene a ser para él
motivo de orgullo y de perdición (cf. Mt 23).
"El sábado para el hombre" contiene una advertencia grave y maravillosa de Cristo,
que debe descender a lo más profundo de nuestro espíritu religioso. Sin él podremos
cuando mucho ser buenos fariseos, para renovar el misterio de dar muerte al justo.
Adueñarse del sábado, vivir la observancia religiosa con espíritu legalista y sin amor
al Padre, al cual pertenece el sábado, es en cambio propio de la religión en la cual la fe
prevalece sobre las observancias externas y no las impregna con su inspiración profunda.
La superación de todo esto va más allá de las fuerzas y de las aptitudes humanas. Es
necesario derrotar una tendencia radical a "adueñarnos" de las acciones que hacemos,
incluso las religiosas. Pero al hombre no le es posible expropiarse de lo que hace.
Ninguno de nosotros está en condiciones, en definitiva, de liberarse de sí mismo para
vivir religiosamente con espíritu puro.
La solución de este dilema en el cual la oposición entre el amor egoísta de sí mismo y
el amor puro al Padre se disputan el terreno de la misma religiosidad, no está en nosotros,
sino que nos la da la gracia de Dios. Precisamente en la conclusión del capítulo 2 de
Marcos está contenida una enseñanza decisiva a este propósito: "El Hijo del hombre
es también señor del sábado" (v. 28). Una vez más el misterio de Cristo, que atraviesa
todo el evangelio, es anunciado. La grandeza divina se proclama allí precisamente en la
confrontación viva con la debilidad humana. Como al comienzo de este capítulo segundo
se había declarado el poder de Jesús sobre el pecado (v. 10), así aquí brilla su señorío
sobre la ley, sobre el sábado. En ambos casos Jesús resplandece divinamente por encima
del hombre, eternamente anclado y atado a sí mismo.
La superación de la observancia legalista y el paso hacia una obediencia gozosa en las
manos al Padre, es posible sólo a aquel que fue proclamado Hijo amado (1,1).
Queda en pie el problema: ¿quién es para nosotros Jesucristo y cómo en Él se ha
de vivir y liberar toda nuestra instancia religiosa? Litúrgicamente el poder salvífico de
Cristo se compendia en la célebre fórmula final: "Por Cristo, con Él y en Él", con lo cual
la invocación en la Iglesia es liberada de la incapacidad humana y confiada a la única
"religión pura", la del Hijo.

13. LAS ESPIGAS ARRANCADAS EN SÁBADO: Me 2, 23-28 101


14. CURACIÓN DEL HOMBRE DE LA MANO PARALIZADA
[Me 3, 1 -6; cf. Mt 12, 9-14; Le 6, 6-11)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


El relato de esta curación, presentada en un estilo escueto y casi provocativo (en la sin
en día sábado, en medio de la multitud, con una serie de afirmaciones de principio extrem
fuertes) tiene un alcance teológico excepcional: es el culmen, y al mismo tiempo, la conclusió
larga serie de controversias entre Jesús y los fariseos, que van buscando alianzas para elim
El significado teológico sobre el cual se basa todo el episodio, pone en relieve la hostilidad
contra Jesús: "Estaban al acecho... para poder acusarlo", y alfinal:"Y se confabularon...
ver cómo eliminarlo"; son frases agregadas por Marcos en el relato de la curación para p
relieve la dureza del corazón que está en la base del rechazo que le oponen a Cristo.
Este es el primero de una serie de rechazos que, como lo veremos, marcarán el ritmo de
gelio, hasta el rechazofinalde la cruz.
Con esta perspectiva se cierra la primera grande sección del evangelio de Marcos.

1. Entró de nuevo en la sinagoga. Había allí un hombre que tenía la mano paralizada.
2. Y estaban al acecho a ver si Jesús lo curaba en sábado, para poder acusarlo.
3. El dijo al hombre que tenía la mano paralizada: "Levántate ahí en medio".
4. Luego les dijo: "¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una
vida en vez de destruirla?". Pero ellos callaban.
5. Entonces, mirándolos con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al
hombre: "Extiende la mano". Él la extendió y quedó restablecida su mano.
6. En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos contra El
para ver cómo eliminarlo.

v.2: También las prestaciones médicas estaban Esta ira de Jesús que no implica rencor, mani-
prohibidas el sábado, excepto en el caso de peligro de fiesta su reacción frente a gente que, a causa de su
muerte. apego a la ley, se vuelve insensible a los valores más
v. 3: ruinándolos: también en otros puntos del fundamentales de la palabra de los profetas.
evangelio Jesús se impone con esta mirada penetrante Apenado por la dureza de su corazón: esto es para
que rompe toda barrera y toca en lo vivo del corazón indicar la actitud interior de estos fariseos, acudiendo
de los que están en su derredor; es una mirada que a una palabra que deriva de un verbo cuyo significado
si es aceptada suscita conversión y salvación, y si es es "endurecerse como una piedra", "calcificarse". En
rechazada, deja la dureza en el corazón y el fracaso. este contexto la palabra significa cerrazón y ceguera
Con ira: esta expresión no se encuentra en los de la mente.
pasajes paralelos de Mateo y Lucas, tal vez, a causa Notemos que Marcos usa el mismo término en
de algún reparo de atribuir a Jesús estas emociones. forma verbal en otros dos casos, para referirse a los
La franqueza y la sencillez del texto de Marcos al mismos apóstoles que rehusan reconocer las nuevas
referirse incluso a estos detalles es una señal de su señales que El coloca delante de sus ojos (6, 52; 8,
mayor antigüedad. 17). En otro pasaje esta palabra se pone en los labios

102 14. CURACIÓN DEL HOMBRE DE LA MANO PARALIZADA: Me 3, 1 -6


de Jesús que reprocha a los fariseos porque han control del procurador romano. Aunque entre los
interpretado mal la palabra de Dios (10, 5). fariseos y los herodianos no había buenas relaciones,
v. 6: herodianos: no constituían una secta ni se puede comprender que podían aliarse frente a un
un partido, sino que eran amigos y partidarios de adversario común (cf. también en 8, 15; 12, 3).
Herodes Antipas, rey de Judea que estaba bajo el

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El don de la vida: las primeras oposiciones


Progresivamente, de un modo discreto y velado -"Quien tenga oídos para oír, que
oiga" (4, 9), "El que lea, que entienda" (13, 14)- se va configurando ante los ojos del
lector el misterio de Jesús: Él es "el Hijo del hombre que tiene en la tierra poder de
perdonar pecados" (2, 10), ofrece el banquete de reconciliación a los que están fuera
de la ley (2, 15-17), los conduce a saborear el vino de las bodas (2, 18) -el que es mejor
reservado para el final (Jn 2,10)- y se declara "Señor del sábado" (2, 28).
Así el sábado de Dios es entregado al hombre: en el Hijo del hombre, Jesús, ha lle-
gado el séptimo día, y el hombre alcanza su plenitud de la libertad y del amor de Dios
que a él se le concede.
Este trozo resume todas estas variantes sobre el tema, y las concentra en un pequeño
episodio, en el cual se muestra cómo ya el sábado es realmente para el hombre.
Las consecuencias de esto son incalculables: si al comienzo de esta sección de discu-
siones se iba murmurando: "¡Este blasfema!" (2, 7), ahora la murmuración del hombre
contra el hombre- Dios se transforma en decisión. " ¿Quién puede perdonar pecados, sino
Dios sólo?" (ibíd.): a los enemigos de Jesús, así como al lector atento, ya está anunciada
con claridad suficiente la "blasfemia" del evangelio, que destruye la ley, última barricada
del hombre contra Dios. Dios ya no está fuera del hombre, porque está aquí el Hijo del
hombre, Señor del sábado.
Este punto del evangelio, donde la revelación de la presencia de Dios en medio de
su pueblo alcanza su primer culmen, marca un viraje decisivo en la vida de Jesús. Des-
de entonces se ve obligado a retirarse definitivamente "hacia el mar" (v. 7), y, fuera
de la esclavitud de la ley, llevará una vez más al nuevo pueblo anónimo a través del
desierto: lo alimentará con el verdadero maná (cf. la doble multiplicación de los panes,
6, 33-34; y 8,1-9) y la conducirá a una primera confesión de fe entusiasta e imperfecta,
colocando en los labios de Pedro: "¡Tú eres el Mesías!" (8, 29), y al final con fatiga lo
llevará al reconocimiento asombrado de la exclamación puesta en boca del centurión:
"¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!" (15, 39).
En este pasaje se muestra ahora claramente lo que en el resto del evangelio se explicará
paso a pase: ha venido el Señor del sábado y, por consiguiente, el sábado es para el hombre.
Los fariseos están allí prontos para acusarlo: ellos quieren la ley y la observancia del
sábado, que arroja siempre a Dios fuera de la humanidad; no están dispuestos a reconocer a
Dios en el hombre. A su objeción implícita acerca de la licitud o no de una curación prohibida
por otra parte en día sábado, Jesús no da una respuesta en el plano legalista: realiza un salto
cualitativo e ilustra al explicar el significado de este milagro, el sentido de toda su obra.
En este milagro, así como también en todos los otros, no se trata de simple curación.
El hecho de que Jesús actúa precisamente en el día sábado, significa que está llegando a

14. CURACIÓN DEL HOMBRE DE LA MANO PARALIZADA: Me 3, 1-6 103


su cumplimiento la bondad de la creación, la obra buena por excelencia (cf. v. 4), donde
la creación es salvada del mal y de la muerte y alcanza su séptimo día. En efecto, Jesús
responde diciendo: "¿Es lícito en sábado salvar una vida?" (v. 4). Por consiguiente, Jesús
interpreta en sentido escatológico el milagro que está a punto de obrar: la curación en día
sábado es señal del don de la vida y de la resurrección de los muertos, como en/n 5,17-
25. Toda la obra de Jesús, lo que hace y lo que dice, sucede siempre y sólo para "salvar
la vida". Como toda la humanidad, el paralítico extenderá el brazo y abrirá la mano para
acoger este don del sábado, la plenitud de la vida de Dios.
La ley era ya una señal de esta vida, la prefiguración de este don de Dios. Los fariseos,
sin embargo, prefieren su señal de la cual están seguros, a la realidad (cf. 8,10-13), en el cual
uno debe perderse; ellos optan por la letra que mata y no por el espíritu que vivifica.
¿A qué se debe esta resistencia del hombre a la vida, esta huida de la libertad y este
refugiarse en la legalidad que mata? ("siempre he cumplido tus órdenes como un siervo",
decía el hombre religioso que no quería participar de la alegría del banquete: Le 15, 29).
El hombre prefiere, tal vez, la seguridad de su pasado, todo en orden-muerto-, al riesgo
de su futuro que es vida.
El que no actúa como el que recibió la curación en este pasaje y no abre la mano
"paralizada", sino que se defiende a puño cerrado, no puede recibir la linfa de la nueva
vida. Un corazón árido y de piedra, un corazón esclerótico (cf. Ez 36, 26) no puede latir:
queda fosilizado en su pasado para siempre.
Y esta es la indignación y la tristeza de Jesús (v. 5): el corazón de los hombres religiosos
está endurecido, literalmente "calcificado" (v. 5) y no puede latir por la sorpresa gozosa
del día actual.
Esta "dureza del corazón" tiene un significado particular en Marcos y marca, por así
decirlo, las etapas del rechazo del anuncio gozoso. En este pasaje ella es la causa de la
muerte de Jesús y del hombre. El que queda aprisionado en sí mismo, no puede acoger el
don del Otro y permanece en la rigidez de la muerte, insensible al grito de la alegría del
evangelio. Pablo, que afirma que ha sido "irreprensible en cuanto a la justicia de la ley"
{Flp 3, 6) afirma también que todo ya lo juzga como "basura", "ante la sublimidad del
conocimiento de Jesús" (Flp 3, 8). Sí, porque el don de Dios al hombre es tan sublime,
inaudito y asombroso que el hombre puede solamente percibirlo como "blasfemia" (2,
7; 14, 64), o bien acogerlo como estupor con una cosa maravillosa que Dios ha realizado
ante nuestros ojos.
En efecto, como contrapuesta a la dureza del corazón que tiene varios matices, existe el
asombro de quien acoge la novedad (cf. 1, 22-27; 2,12).
El término "dureza del corazón" aparece en Marcos solamente tres veces (ademásde 10,
5) y es interesante notar cómo esa expresión aparece siempre en contextos "religiosos": aquí
se trata de los fariseos que siguen la ley y en los otros dos pasajes se trata de los discípulos
que, aunque siguen a Jesús, no saben comprender la novedad del día de Dios.
Si este riesgo de hacer vano el evangelio en la ley existió para los discípulos de Jesús
-véase la lucha vigorosa de Pablo en la Carta a los Gálatas y a los Romanos- ¡estamos
seguros de que nosotros no somos mejores que nuestros padres! Tengamos siempre
presente que la religión, que no abre los ojos en la fe, es la peor enemiga del evangelio. "¡Oh
libertad, cuántos delitos se cometen en tu nombre!" exclamó alguien durante la revolución
francesa. No olvidemos nunca los delitos que continuamente se cometen contra el hombre
en nombre del evangelio, reducido a la ley (cf. Jn 16, lss.). La ley mata.

104 14. CURACIÓN DEL HOMBRE DE LA MANO PARALIZADA: M e 3, 1 -6


En este pasaje, la ley personificada por los fariseos -¡que somos nosotros!- decide
dejar al hombre en su aridez hasta que muera, y matar a aquel que quiere "hacer el bien y
salvar la vida" (cf. v. 4). Esto se repite continuamente en la Iglesia: veremos, al continuar
la lectura del evangelio, cómo la "sección eucarística" (6, 6-8, 33) se caracterice por esta
dureza del corazón: después de la multiplicación de los panes, símbolo de la Eucaristía,
es decir, del don de la vida nueva a la Iglesia, los discípulos, por la dureza de su corazón,
tratan de reducir todavía la realidad a un fantasma (6, 52); no comprenden el significado
del pan de la vida (6, 52; cf. 8, 17), del amor de Dios en los hermanos, y piden señales
como los fariseos, en lugar de acoger la realidad (cf. 8, 10-13). Al Hijo del hombre
siempre lo matan en el hombre, allí donde no se sabe "discernir el cuerpo de Cristo" (] Co
11, 29): la realidad queda reducida a un rito y el evangelio a una ley.
Es también importante notar que, entonces como ahora, esta dureza de corazón, típica
en las personas religiosas, induce a éstas a aliarse con los "herodianos" para darle muerte a
Cristo. La religión y el poder con frecuencia andan juntos y se ponen de acuerdo para matar
al hombre: la ley, que es siempre del más fuerte, naturalmente tiene su brazo secular, porque
no es más que su expresión. Este hecho se recalca después de la segunda multiplicación de
los panes: "Guárdense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Heredes" (8,15).
A los fariseos y los herodianos los volveremos a encontrar juntos para exigir su tributo de
muerte (12,13), así como los encontraremosfinalmenteen el relato de la pasión.
Esta simbiosis de religión y poder contra el evangelio, se debe al hecho de que el
evangelio es una blasfemia para un cierto tipo de religión, pero es también subversión
política, porque implica que el mundo y sus criterios queden liquidados (cf. 10, 42-45).
El poder, que es la raíz de todos los males (cf. comentario al 1, 29-31), y esta religión
ven en el hombre nuevo su enemigo mortal: se alian para decidir cómo pueden hacerlo
perecer, del mismo modo como han hecho perecer a Jesús, hombre y señor del sábado.
Este rechazo de parte de la ley más o menos ingenua -"Los expulsarán de las sina-
gogas, e incluso llegará la hora en que todo el que los mate piense que da culto a Dios.
Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí" (Jn 16, 2-3)- y de parte del
poder más astuto, es el anticipo del rechazo final.
Así concluye la primera sección del evangelio: mientras se perfila la naturaleza de la
libertad traída por Jesucristo, y la cruz, precio de esta libertad, se va delineando sobre el
horizonte de Cristo y del cristiano.

ACTUALIZACIÓN

Existir desde y para si mismos


Jesús es rechazado por todos los "fariseos" y por todos los "herodianos". Por el mo-
mento callan. Pero inmediatamente después lo condenan en nombre de la religión que
Él ha violado. "Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron" (/n 1,11). ¿Por qué se da este
rechazo, que siempre se repite?
La razón está en el endurecimiento del corazón. El "corazón" es la conciencia, el
centro de las convicciones y de las decisiones operativas: donde el hombre es uno, donde
el conocer y el amar se identifican, donde el hombre decide el propio destino. Aquí se
juega el drama, que es un drama de vida y de muerte. El "endurecimiento" es el cierre
de la conciencia del hombre, que quiere existir desde y para sí mismo, hundido en su
propia seguridad.

14. CURACIÓN DEL HOMBRE DE LA MANO PARALIZADA: Me 3, 1-6 105


Ahora bien, Jesús con su llamamiento perentorio, ofrece una nueva posibilidad
de existencia, es decir, una nueva manera de ser y de vivir: existir desde Dios y para
Dios, dejarse liberar por su Palabra. Sólo si el hombre es de Dios y para Dios, él existe
auténticamente, es persona, es libertad. Pero eso cuestiona radicalmente la existencia
antigua e inauténtica. Jesús, la palabra de Dios, es un evento que pone en discusión y
estorba las seguridades humanas, que obliga a salir de sí mismos para un nuevo futuro y
un nuevo mañana. Invita a la decisión radical. Pone al hombre frente a la propia verdad
en la situación y en la necesidad de realizar opciones de fondo.
Pero la respuesta de los "fariseos" de todos los tiempos y de todas las formas a Jesús,
que interpela y promete, es un no decisivo y decidido. La nueva posibilidad de existencia
ofrecida no es acogida, ni se la apropian y por eso mismo tampoco es comprendida. Porque
ellos deciden existir desde sí mismo y para sí mismos. Se anclan en su vieja existencia de
la cual no quieren salir para la nueva existencia. Quieren tener una seguridad propia y no
la quieren cambiar por la seguridad que Dios les ofrece. Ellos encuentran la seguridad en
su religión: tienen una ley propia y una esperanza propia; tienen sus propios criterios con
los cuales juzgan a Jesús, en lugar de dejarse juzgar por El. Así transforman la pregunta y
la promesa de Dios en su propia posesión. La "ley" la comprenden y la viven sólo como
un medio para la propia seguridad; mientras ella es tan sólo una promesa, que mira hacia
el futuro y no tiene en cuenta la existencia del futuro.
La voluntad de la autoseguridad pervierte el conocimiento de Dios. Por eso todos los
"fariseos" no pueden comprender la curación, que Jesús siempre realiza, del hombre que
tiene la mano paralizada. Son ciegos y no tienen ojos para ver. Para comprender la obra de
curación de Jesús, es necesario tener la conciencia abierta y los ojos luminosos. Sólo el que tie-
ne el corazón abierto sabe leer. La opción interior, que da la orientación a toda la vida y que
consiste en la manera con la cual se comprende y se decide frente a Dios, lo condiciona todo.
La mirada indignada y entristecida de Jesús es la condena detodoslos fariseos. La novedad
que Jesús trae de este modo se aleja de ellos y pasa al mundo y la propone a todos los hombres.
Precisamente por este rechazo, la esperanza viene a ser una esperanza universal y total.

APLICACIÓN A LA VIDA

¡No excavemos canales para contener la abundancia de las aguas!


Primeros pasos de la acción y predicación de Jesús, y claras señales del final trágico:
esto es lo que aparece en este pasaje de Marcos. Por otra parte, existe perfecta coherencia
y lógica (de la lógica del evangelio que se enfrenta con la lógica humana): es condenado
porque ya ha aparecido el anuncio de la novedad radical, ha llegado el sábado de Dios
y ya se han inaugurado los últimos tiempos que dan lugar tan sólo a obras de amor, de
liberación y de vida.
No es indispensable tener como objetivos directos los vestidos usados y los odres viejos,
estudiar y realizar contestaciones comprometidas: si Él "trabaja" también el sábado, es
porque la novedad del amor que salva, supera la ley del sábado, que también es muy santa.
Termina la señal porque está presente la realidad. El sábado es el día nuevo; y su color, el
amor, es como la vida: renace siempre. Es fresco y libre con respecto a todo esquema, a
todo propósito y a toda hipoteca. Está de la parte de la creatividad y de la fantasía. Está de
la parte de la libertad, porque viene de Dios y no del hombre.
Por eso se extiende donde hay apertura (lee: pobreza), capacidad de asombro y de
acogida.

106 14. CURACIÓN DEL HOMBRE DE LA MANO PARALIZADA: Me 3, 1 -6


En cambio es bloqueado donde uno se vuelve rígido, donde uno se rodea de barri-
cadas, donde está vigente la esclerosis, donde hay "endurecimiento".
Todo esto tiene como respuesta en el hombre: fe, capacidad de recibir, de dar crédito,
o bien pretensión, posesión, enceguecimiento. El hombre o abre las manos y recibe o da
y las cierra formando un puño y se defiende a ultranza.
El que traza confines precisos, el que excava canales para contener la abundancia de
las aguas, el que cree que posee a Dios y que es propietario de la fe ("\Gott mit uns!":
¡Dios con nosotros!), lo hace por su cuenta y riesgo y con peligro para sí mismo, o por
cuenta y riesgo y con peligro para éste. De eso solamente queda pendiente la decisión de
cómo hacerlo perecer, como para Jesucristo.
Por eso la disposición taxativa del nuevo sábado, en el tiempo definitivo, es ésta: si
no haces el bien, si no amas (¡en definitiva!), haces el mal. No hay otra salida. Parece
que esto haya madurado de un modo muy claro, por ejemplo, en la comunidad de la
Primera Carta de Juan: "Quien no ama permanece en la muerte: todo el que aborrece a
su hermano es un asesino" (ljn 3,14-15).
Se hablaba de la libertad sorprendente con la cual prorrumpe el reino de Dios. Es una
cualidad que le es propia, muy evidente en la experiencia cristiana: vence las resistencias
y las oposiciones que siempre se han interpuesto. ¿No son quizá las circunstancias -la
historia en la que se manifiesta el juicio salvífico de Dios- que sacan a las primeras
comunidades de su cascara y las obligan a darse realmente cuenta de que "como se alzan
los cielos por encima de la tierra, así de grande es su amor para quienes lo temen" (Sal
103,11), que ese amor es siempre nuevo y supera en todos sus aspectos la fantasía y los
esquemas humanos? El Espíritu sopla donde quiere.
Por ejemplo, Pedro -¡ya había vivido el acontecimiento de Pentecostés!- se disgusta
sinceramente por la idea de comer esos animales que se le ofrecen en la visión; pero,
cuando llega a donde Cornelio, debe echar pie atrás y comprobar que, más allá de lo
que pudiera honestamente pensar, "Dios no hace acepción de personas" (Hch 10, 34).
Y Pablo y Bernabé (Hch 15) ¿no reconocen que Dios ha obrado magníficamente y de un
modo inesperado entre los paganos, los incircuncisos?
Desconcertaba y asombraba el derrumbe de una barrera como la que separaba
a los judíos y paganos; pero era el evangelio el que se abría camino y, con los hechos
cumplidos, la comunidad daba su respuesta a la intervención de Dios.
Ahora es necesario decir en voz alta que esa novedad y vivacidad sorprendente no fue
monopolio de las primeras generaciones o de los primeros siglos. Se corre el riesgo de no
ver el presente, si uno se fija sólo en el pasado y lo absolutiza, uno se vuelve esclerótico
y se "endurece": la fuerza de Dios se manifiesta hoy, endereza, cura y salva también
en nuestros días. Y lo hace de una manera impensada, tal vez, difícil de leer y aceptar.
¡Porque Dios se sirve también hoy de asirios o de faraones, o de Ciro!
Veamos algún ejemplo. Ahora se reconoce sin esfuerzo que el 20 de septiembre de
1870 (final del poder temporal de los papas) fue un día "¡providencial!". Después de
tantos disgustos, anatemas desoladores y consecuencias incalculables, se admite que
precisamente ese día cayeron unas sobreestructuras, unas incrustaciones no necesarias,
¡y que alguna arruga ha sido eliminada!
Pero ¿qué se puede decir de situaciones o fechas análogas? ¿No arden todavía y no se
lamen las heridas?

14. CURACIÓN DEL HOMBRE DE LA MANO PARALIZADA: Me 3, 1-6 107


¿Se reconoce la mano que obró más allá y contra los esquemas "previstos"? ¿Por
qué no se entiende el "no" que Dios da a nuestra presunción, a la tendencia adúltera de
considerar la ley y el poder como soporte natural de la levadura evangélica?
Se ha denunciado que hay grupos, masas y clases (obreros, por ejemplo) que aban-
donan la Iglesia. ¿No se puede pensar que se tenga que revisar un análisis semejante, tan
superficial, tan sospechosamente autojustificativo y tan declaradamente condenatorio?
¿Acaso no damos muerte de nuevo a Cristo en nombre de la ley?
Se trata sencillamente de algunas preguntas, a nivel general. Pueden, e incluso deben
seguir interrogantes más específicos y circunscritos.
Sin embargo, la conclusión del pasaje es alegre. Ha brillado todo el mensaje: todo se
ha visto iluminado, se ha visto la cruz. Y con esto se traza el recorrido del seguimiento,
se indican la posibilidad y la capacidad que para nosotros se manifiestan en Jesucristo. Y
las tinieblas ya no pueden encerrar la luz (/ni, 5) y la muerte, en su significado global,
ya ha recibido una sentencia capital.

REFLEXIÓN DE FE

La jaula de los justos


Este pasaje termina prácticamente con la condena a muerte de Jesús y, por consi-
guiente, está alineado directamente con el sentido profundo del evangelio de Marcos, y
todo está orientado hacia el punto culminante de la crucifixión.
Aquí vemos el mayor endurecimiento del corazón humano, que es la causa de la
muerte del justo. El corazón humano puede encerrarse en el pecado, pero también en
su "justicia" y especialmente en su "religiosidad", aspecto culminante de la autojusti-
ficación: sólo Jesús nos puede liberar de ella como lo hemos visto en el capítulo 2, a través
del anuncio de su misterio divino.
Pero "el endurecimiento en la justicia" es el aspecto más terrible del evangelio.
Mientras las prostitutas y los pecadores son perdonados fácilmente hasta el punto de
que pueden precedernos en el reino (Mt 21, 31), los fariseos, tales como son, no pueden
ser perdonados, porque pecan contra el Espíritu (Mt 12, 32), al sustituirse a Dios y al
"evacuar" la salvación de Cristo (cf. toda la Carta de san Pablo a los Gálatas).
En la teología de san Pablo este aspecto es central. Véase, por ejemplo, también
en Flp 3, 3-11, donde el apóstol declara que ha sido liberado por Cristo de la "justicia
irreprensible" con la que observaba la ley y que en verdad seguía siendo un esfuerzo
religioso para hacerse valer delante de Dios. El afirma que se ha encontrado en Cristo
"no con la justicia mía, la que viene por la ley, sino la que viene por la fe en Cristo, justicia
que viene de Dios, apoyada en la fe" (Flp 3, 9).
Aquí tenemos que reflexionar a fondo, y ver cuánto caemos nosotros en el pecado
de la autojustificación, al tratar de "poseer" nuestra misma oración. También ella, si se
vuelve "nuestra" está destinada a la perdición y participa de la mortalidad humana, y así
se esteriliza. En cambio, cuando oramos debemos expresar un don de Dios: "Ninguno
puede decir: Jesús es Señor, sino con el Espíritu Santo" (íCo 12, 3). Es inútil tratar de
conquistar a Dios con nuestra justicia: en cambio, es necesario ser oyentes de la palabra
de justicia que se nos da, en un camino continuo de conversión. "El reino de Dios está
cerca: conviértanse y crean en la Buena Nueva" (1,15) -Cristo ha llegado y es el Señor.

108 14. CURACIÓN DEL HOMBRE DE LA MANO PARALIZADA: Me 3, 1 -6


III - EL CULMEN DEL MINISTERIO DE JESÚS
EN GALILEA Y SUS ALREDEDORES
3, 7 - 6, 6a
15. SUMARIO. LA MUCHEDUMBRE
EN LAS CERCANÍAS DEL LAGO
(Me 3, 7-12; cf. Mt 12, 15-21; Le 6, 17-19)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Comienza la tercera parte del evangelio de Marcos (3, 7-6, 6a). Al igual que la anterior,
también ésta se abre con una descripción sumaria de la actividad de Jesús, a la que sigue la llama
definitiva de los Doce, y termina con un nuevo rechazo a Jesús, esta vez en su ciudad natal.
Estos "sumarios" son característicos de Marcos y constituyen las partes redaccionales,
es decir, redactadas directamente por el evangelista para unir, en una unidad típicamente
suya y original, los relatos acerca de Jesús que le llegaban de tradiciones anteriores. Ya hemo
encontrado algunos en l, 14 y 1, 32-34; los volveremos a encontrar más adelante. La alusión
a las muchedumbres, a la barca, a los demonios, mientras retoma el contexto de enseñanzas y
milagros anteriores de Jesús, introduce otros episodios que Marcos presentará a lo largo de lo
capítulos siguientes, con el fin de llevarnos a profundizar el conocimiento del "Hijo de Dios"
y a seguirlo con mayor decisión. En este cuadro aparecerán combinados justamente pasajes
ambientados ya sobre la barca en la orilla o en medio del lago, ya sobre las pendientes del
monte, y son elementos teológicamente cargados de significados, como ya lo hemos indicado
comentar los dos primeros capítulos. La amplitud y solemnidad muy particular de este sumario
nos hace pensar en una intención precisa de Marcos al redactarlo. Jesús es condenado en su
fidelidad en la realización de su misión que ha recibido del Padre, la de liberar a los hombres
encadenados por varias miserias y esclavitudes. Pero precisamente en el mismo momento en
que El es rechazado como el Siervo paciente de Yahvé (cf. a este propósito la cita de Isaías
incluida en este paralelo), viene a ser el centro de la atención y la fuente de atención para un
gran número de personas y pueblos; se trataba de gente que tenía necesidad de "ser curada".
Jesús actúa en medio de ellos no con gestos milagrosos fáciles, sino con una acción mucho má
profunda, simbolizada en la curación física y como resultado era el descubrimiento progresivo,
de que El es el Hijo de Dios, es decir, la manifestación en la carne del amor de Dios que
perdona y libera, y que es fuente de vida nueva para los hombres.

7. Pero Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muche-
dumbre de Galilea. También de Judea,
8. de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y
Sidón, una gran muchedumbre, al oír las cosas que hacía, acudió a Él.
9. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una
pequeña barca, para que no lo aplastaran.
10. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban
encima para tocarlo.

15. SUMARIO. LA MUCHEDUMBRE...: Me 3, 7-12 111


11. Y los espíritus inmundos, al verlo, se arrojaban a sus pies y gritaban: "Tú eres
el Hijo de Dios".
12. Pero Él les mandaba enérgicamente que no lo descubrieran.

v. 7: se retiró: es un término insólito en Marcos; vivaces, pone en evidencia la necesidad que Jesús
Mateo le da un significado diferente, ya que une el siente de sustraerse a esa afluencia incontenible
hecho de que Jesús se retira, a la decisión de los fari- de gente, creando así un contraste fortísimo de
seos de urdir un complot contra El. Según la presen- la actitud de los fariseos que acaban de decidir
tación de Marcos, Jesús se retira, pero no para que eliminarlo.
no lo encuentren, sino para manifestar su verdadera v. 10: para tocarlo: ya en un pasaje anterior,
fisonomía de Mesías y salvador como lo ha enviado el del leproso (cf. 1, 41), se encuentra este verbo.
el Padre. Pero allá es Jesús quien toca al enfermo. Aquí,
v. 8: La enumeración de estas regiones responde como también en otras partes, es la gente la que
a la idea de presentar la centralidad de la persona de hace todo lo posible por tocar a Jesús. Es una inver-
Jesús y la universalidad de su mensaje y de acción sión significativa de movimiento, que manifies-
liberadora. Las regiones enumeradas aquí corres- ta el crecimiento de la semilla del reino de Dios
ponden bastante bien al plan de todo el evangelio de sembrada por Jesús.
Marcos. En efecto, en su primera parte se describe v. 12: Vuelve aquí el tema del denominado
la obra de Jesús en Galilea (ce. 1 -6); el capítulo siete "secreto mesiánico" cuyo significado ya hemos
está ambientado en la región de Tiro y Sidón; sigue presentado en forma sumaria al comentar el episodio
luego la sección que concierne a su actividad al otro del leproso (cf. 1,40-4 5), donde se vuelve a encontrar
lado del Jordán; en fin se expone la parte extensa el mismo mandato de Jesús. Reconocer en Jesús al
de los últimos capítulos; que presentan los últimos Hijo de Dios es fruto de la conversión que realizamos
hechos de Jesús en la ciudad de Jerusalén. en nosotros y en nuestro derredor en la medida en que
v. 9: una barca: en el comentario que sigue pon- tenemos la valentía de seguir a Jesús en camino, sin
dremos en evidencia el fuerte significado teológico de detenernos en las ilusiones fáciles de haber recorrido
este término en Marcos. Aquí notamos solamente que ya bastante camino. Jesús sigue siendo siempre
en el original griego se dice "una pequeña barca". un "secreto" o un misterio para la inteligencia del
Para que no lo aplastaran: con el fin de subrayar hombre, porque se le descubre solamente en la
la amplitud y la consistencia de la afluencia de las experiencia que se va adquiriendo en la vida.
gentes alrededor de Jesús, Marcos, con rasgos muy

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El nacimiento de la Iglesia
Hemos visto, en los capítulos anteriores, que Jesús estaba siempre "en camino" y
"salía" para ir "a otra parte". Ahora en cambio, después de su condena a muerte decretada
por los jefes religiosos y civiles del pueblo (v. 6), Jesús "se retira" definitivamente (v.
7), no sólo para sustraerse a sus enemigos, sino, como lo veremos, sobre todo para
manifestarse de una manera nueva a sus amigos que lo siguen. Ya toda su actividad se
desarrollará en gran parte en lugares desérticos o a lo largo del lago, hasta el momento
en que apuntará hacia Jerusalén, donde se entregará a la muerte, de la cual este retiro
definitivo es el anticipo y la imagen. Pero, según el designio de Dios que suscita la vida
donde existe la muerte, si la sección anterior se cerraba con una decisión de muerte para
Jesús, ahora se reabre una nueva sección que nos presenta el primer nacimiento de una
vida nueva: como de la semilla que muere nace la espiga (cf. las parábolas del c. 4), así
de su muerte nacerá la vida: como de su costado traspasado brotarán sangre y agua (cf.
]n 19, 34), es decir, el río de agua viva que regenerará el mundo, así ahora de este retiro
suyo nace el primer embrión de la Iglesia. En efecto, cuando Él se retira, la gente acude a

112 15. SUMARIO. LA MUCHEDUMBRE...: M e 3, 7-12


Él de cada punto del horizonte (cf. v. 7ss.), y se cumple el comienzo de lo que acontecerá
en Pentecostés (cf. Hch 2, 6ss.). Esta gente que acude a Él, será esa muchedumbre que
Jesús, en nuevo éxodo, conducirá al desierto, para formarse el verdadero pueblo, al que
alimentará con el verdadero maná (cf. la multiplicación de los panes en los ce. 6 y 8). A
este pueblo naciente, abierto a todos, Jesús va a dedicar desde ahora todos sus cuidados.
Pero Jesús, precisamente en este punto, "dijo a los discípulos que le presentaran una
pequeña barca, a causa de la multitud, para que no lo aplastaran" (v. 9).
¿Qué es esta pequeña barca, que debe estar siempre a disposición, para que Jesús no
sea aplastado? También en el versículo 20 vemos que Jesús y los suyos no logran tomar
su alimento por la gran afluencia de la gente. Así vemos siempre a Jesús, que dice a
los suyos que vengan a un lugar solitario, aparte, para descansar un poco, porque era
"mucha la gente que iba y venía, y no le quedaba ni tiempo para comer. Y se fueron en
la barca, aparte, a un lugar solitario" (6, 31 ss.). A la barca sube Jesús continuamente, o
desciende de ella para salir al encuentro de la gente (cf. 5, 2.18.21; 8,13), así como desde
la barca impartirá su enseñanza en parábolas (cf. 4, 1) y hace que lo escuchen al decir:
"Escuchen" (4, 3). Los discípulos han dejado desde el principio su barca (cf. 1, 20), pero
luego vienen a encontrarse sobre esa barca donde está el único pan, siempre acechado por
la levadura de los fariseos y de Herodes, que los discípulos no entienden, creyendo que
no tienen alimento para comer (cf. 8,14ss.). Esta misma barca estará siempre en peligro
de hundirse o en dificultades ansiosas cuando "Jesús duerme", es decir, cuando la fe de
los discípulos es escasa (cf. 4,35ss.), o cuando Cristo está ausente, y se le considera como
un fantasma (cf. 6, 45ss).
Del conjunto de estos textos, es claro que esta barca es la Iglesia. En nuestro pasaje se
trata de una "pequeña barca": una porción de levadura, que sin embargo fermentará toda
la masa (cf. Mt 13, 33); una sal que salará toda la tierra (cf. Mt 5, 13). Con esta pequeña
barca Jesús no será oprimido ni "aplastado" por la muchedumbre. En ella se mantiene el
sabor de vida de Cristo, la levadura que conserva su vigor y la sal no se vuelve insípida;
de lo contrario "ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por
los hombres" (Mt 5, 13). Esta pequeña barca, en concreto, serán los doce discípulos,
de cuya selección se hablará en el pasaje siguiente: ella deberá conservar siempre las
características fundamentales que allí se describen.
Es importante notar cómo precisamente en este punto, en el que se perfila en el
horizonte la silueta de la cruz, cuando se manifiesta no el poder, sino la debilidad de
Jesús, nace la nueva vida de la Iglesia. En efecto, no es su potencia, sino la debilidad la
que nos salva. Nuestra salvación viene de la humildad de la carne de Dios, y el evangelio
es el "anuncio gozoso" de que Dios es precisamente el hombre Jesús (cf. 1,1). El poder
de Dios nos ha creado y su debilidad nos ha re-creado, dice san Agustín. Sí, porque Dios
ha escogido lo débil del mundo y lo que no es nada, para reducir a la nada las cosas que
son, de tal modo que Dios sea nuestra gloria (cf. 1 Co 1, 27ss.). En efecto, el hombre para
salvarse, debe recuperarse desde la profundidad de su debilidad, de su miseria y de su
limitación... de su muerte, en fin, que constituye lo profundo de su verdad. Porque toda
carne es mortal, y toda su gloria es como una flor del campo, que pronto se seca (cf. Is
40, 6ss.), "como la hierba que brota yflorecepor la mañana, y por la tarde se amustia y
se seca" (Sal 90, 5ss.).
Es oportuno notar que todos aquellos "que padecían dolencias se le echaban encima
para tocarlo" (v. 10). ¿Cómo se explica que se echaban sobre Él, que acababa de ser

15. SUMARIO. LA MUCHEDUMBRE...: Me 3, 7-12 113


rechazado por los poderosos (v. 6), para "tocarlo" y quedar salvados? Vemos aquí que,
aquellos que se echan sobre Él y lo "tocan" realmente de tal modo que queden salvos (cf.
también 6, 27ss.), son todos gente pobre, que de alguna manera ya está cerca de Cristo y
lo puede tocar: en efecto, es aquella gente que constituye el deshecho de la humanidad, y está
tan cerca de Él que será considerado como un gusano, "deshecho del pueblo" (cf. Sal 22, 7;
Is 52,13; 53,12). Con estos elementos, con estas piedras desechadas, se construye el edificio
de la Iglesia, de la cual estos elementos son estructura, y de Él Jesús "la piedra desechada por
los constructores, ha llegado a ser piedra angular" (cf. 12,10; Sal 118,22ss.).
En cambio los espíritus que gritan sólo la recta profesión de fe pero tiemblan (cf. 2,
19) porque no están en la misma situación, son arrojados, y se les impone silencio (v.12).
Porque lo que vale no es tanto la ortodoxia, como quien dice: "¡Tú eres el Hijo de Dios!"
(v. 11), o decir: "Señor, Señor", sino el cumplir la voluntad del Padre (cf. Mt 7, 21; cf.
también St, en particular, 1, 22; 2, 14 ss.), el cual se ha manifestado en nosotros en la
humildad del Hijo.

ACTUALIZACIÓN

Un pueblo nuevo
Jesús se retira y las gentes acuden a Él desde los lugares más diversos y lo siguen. Esta
afluencia de la gente en torno a Jesús indica que se está formando y creciendo un nuevo
pueblo. Jesús la hace pasar de la condición de "no-pueblo" a la condición de "pueblo" y
la reúne en una nueva comunidad.
El nacer y formarse de un nuevo pueblo alrededor de Jesús pone en evidencia el
aspecto comunitario del evangelio. Éste se mueve todo en una perspectiva comunitaria,
porque es el evangelio de la liberación, y la liberación es esencialmente comunitaria. No
nos libera solos, sino con la ayuda de los otros y todos juntos. No se camina separados,
cada uno por su cuenta, sino al liberarse, unidos se van hacia el reino prometido: estamos
en marcha y vamos juntos de la opresión a la liberación que viene de Dios. Jesús se dirige
a las masas, y éstas son las que rodean al maestro: por consiguiente, es del pueblo y para
el pueblo. Surge de aquí la exigencia impelente de un modo de vivir la fe, que asuma las
esperanzas, las ansias, los problemas, las luchas y la misma cultura del pueblo; y así el
pueblo es hecho partícipe y responsable: entonces es un cristiano que, además de ser para
y del pueblo, viene también del pueblo.
Este nuevo pueblo es pueblo de Jesús, que renueva al pueblo de Dios del Antiguo
Testamento. En efecto, es Jesús el que congrega a su comunidad: Él sana, dando un
viraje a todas las cosas. Los enfermos se le echan encima para tocarlo, porque su contacto
transmite el poder de Dios.
El nuevo pueblo, que está a punto de nacer, no es pueblode poderosos, sino de pobres,
que tocan a Jesús para ser liberados de sus enfermedades y de sus alienaciones. Nunca
es una iglesia grande y poderosa, sino que es una pequeña barca, en la cual se refugian
para no ser oprimidos y hacia la cual miran todos los pobres y todos los necesitados.
De la nueva iglesia, que está a punto de nacer, forman parte efectivamente aquellos
que son efectivamente pobres y que, en la conciencia de la propia insuficiencia radical,
son disponibles para recibir el reino de Dios. Es la Iglesia de los pobres que nace en el
rechazo de la iglesia de los fariseos y de los poderosos. Entonces podemos comprender

114 15. SUMARIO. LA MUCHEDUMBRE...: Me 3, 7-12


el drama de toda la Iglesia de nuestro tiempo, que por razones dolorosas ha llegado a
ser una Iglesia rica, formada por ricos y para losricos;mientras los pobres, es decir, los
destinatarios del reino -y pensamos en todos los trabajadores, en todos los marginados
y en los pueblos del tercer mundo- están prácticamente excluidos o no se reconocen en
ella. La Iglesia debe ser pobre, porque ha nacido de la muerte de Jesús.
El nuevo pueblo de Jesús no es tampoco una iglesia de "ortodoxos", que se limitan
a proclamar puramente la doctrina de su filiación divina, pero que en realidad son
"espíritus inmundos". Jesús se impone severamente a ellos, para quefinalmenteguarden
silencio. Ellos nunca han comprendido ni pueden comprender el misterio de la pobreza
de Jesús y, por consiguiente, de su pueblo. El misterio de la pequenez evangélica asombra
siempre los poderes mundanos.
Con razón anota Garaudy, con términos un poco diferentes (Concilium, 4/1975, p. 84:
"Es significativo que, en la perspectiva cristiana, Dios se ha encarnado en la 'base': Jesús
no tiene ni propiedades, ni poder político, ni la sabiduría de los doctos... La liberación
que aporta no es la reconquista de un territorio ni de un poder... sino llamamiento a una
libertad más completa frente a la ley', que cuestionará el principio mismo del dominio.
El poder constituido no se ha equivocado: le dio muerte por esta actividad subversiva,
aunque ella no se expresaba con un programa revolucionario inmediato ni definido como
el de los zelotes. El evangelio, con su promesa de cielos nuevos y de una nueva tierra, es
una buena noticia sólo para la base. En efecto, el acceso al reino de Dios está prohibido a
quien permanece apegado a sus propiedades, a sus poderes, a su sabiduría. A los ricos y
a los poderosos pertenece la sabiduría', a la base la 'esperanza'".
Esta "base", constituida por los pobres, alienada del tener, así como el poder y del
saber, es la destinataria de la promesa.

APLICACIÓN A LA VIDA

¿Acaso el sol gira alrededor de la tierra?


Por largo tiempo se pensó así. Luego se descubrió que debe ser la tierra la que gira
alrededor del sol.
Se ha dicho, con profunda tristeza, que el pueblo, los humildes, la pobre gente han
abandonado la Iglesia, y que esto constituía un hecho gravísimo.
Ahora se advierte otro análisis y otra perspectiva, otro modo de evaluar, si se lee esta
página del evangelio.
Es Jesús quien, por su propia opción positiva, abandona a los poderosos -¡ellos ya lo
habían rechazado!- y, caminando hacia el mar (desierto fecundo), se deja rodear por la
muchedumbre innumerable de los marginados, de los pobres y de los enfermos, que se
le echan encima hasta aplastarlo.
También de los miembros de la primera comunidad de los Hechos de los Apóstoles se
dice que "gozaban de la simpatía de todo el pueblo" (Hch 2, 47). Esto, de la popularidad
sincera y genuina, al lado del distanciamiento de los poderosos y de losricos,no es una
consigna ni una pretensión de una contestación fácil ni de una demagogia religiosa que hable
simplemente de credibilidad, sino que es la característica evangélica fundamental, sobre el
tipo de la antítesis: "Amor al hermano y odio de parte del mundo" (cf. Jn 15,17ss.).

15. SUMARIO. LA MUCHEDUMBRE...: Me 3, 7-12 115


El punto, entonces, no es tanto definir que "es necesario ir hacia los pobres", "es
necesario hacer la opción de clase". Esto, en el fondo, significaría que en realidad todavía
nos consideramos distanciados, cuerpos extraños o marcianos con respecto al mundo. Lo
importante es comprender por qué no hemos nacido como Iglesia "allí", es decir, por qué
no nos hemos congregado en torno a Cristo en esa situación.
Por lo tanto, debe preocuparnos y mucho, el distanciamiento de la muchedumbre
desarmada, humilde e incapaz, no debe ser porque "tenemos menos gente" o "tenemos
menos poder", sino porque, con la gente, se ha perdido a Jesucristo, ¡que allá en medio
está como en su casa!

REFLEXIÓN DE FE

Pentecostés y la cruz
El pasaje, precisamente en el modo con el cual es colocado al comienzo de una nueva
sección del evangelio, nos induce a profundizar su lectura, para encontrar allí una oración
nueva. Como está colocado después del rechazo a Jesús por parte de sus adversarios (v.
6), es el preludio del camino de la pasión en el cual Cristo será arrojado "fuera de los
muros", donde está colocada la cruz. Sin embargo, él nos presenta precisamente ahora,
en una descripción sorprendente en Marcos, la gente que de todas partes acude a El. En
esta relación entre Cristo rechazado y las muchedumbres que se dirigen a Él, el texto
nos propone algunas preguntas. Ellas poco a poco se irán profundizando en nosotros
con el desarrollo de todo el relato evangélico. Jesús, al aceptar desde ahora la pasión,
inaugurada por incomprensión del hombre, comienza el camino de su amor único y
total al Padre, que revelará plenamente en la cruz, su realidad como Hijo de Dios. Pero
precisamente en este punto vemos a todo el pueblo que acude a Él (w. 7-8). Las orillas
y las aguas de este lago ven desplegarse la nueva manifestación de Dios al mundo: como
el desierto, en el brillo de su luz absoluta, formó al antiguo pueblo de Dios en el culto al
único Dios, así la belleza sobria y dulce del lago de Galilea ha guiado los primeros pasos
del pueblo destinado al culto del Padre.
Nuestra oración va orientada a descubrir a Cristo, Hijo de Dios, colocándonos junto
a estas muchedumbres que acuden de todas partes. Hemos de encontrarlo no ya como
maestro aprobado por el "mundo", sino ya, fuera de Cafarnaún, en oposición al mismo
"mundo". Es una oposición que existe también dentro de nosotros y que poco a poco
superaremos, aceptando en la oración las propuestas evangélicas.

116 15. SUMARIO. LA MUCHEDUMBRE...: Me 3, 7-12


16. INSTITUCIÓN DE LOS DOCE
(Me 3, 13-19; cf. Mt 10, 2-4; Le 6, 12-16)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

La sucesión de las frases del v. 14, yuxtapuestas la una a la otra con una estructu
literaria más bien ruda, y la repetición de la misma expresión al inicio del v. 14 y del
("instituyó Doce"; "instituyó a los Doce") hace pensar que este trozo debió formarse a
de añadiduras sucesivas y arreglos oportunos a lo largo de los primeros años. Luego
lo incluyó en su evangelio sin modificarlo. Tal vez así se explica también la ausencia de
vivacidad del relato que es habitual en Marcos, el cual suele apelar a la fuente de la pred
del apóstol Pedro, testigo ocular de los episodios que se narran. Esto no significa que d
el valor histórico del hecho de la institución de los Doce: como en otros pasajes, el hec
es recibido en el círculo de los primeros discípulos y luego en la primera comunidad cr
está en la base de la interpretación teológica que, en primera instancia, guió la formació
pasaje y lo podemos reconocer en estos dos elementos: ante todo en el significado simb
número "Doce", como realización completafinaldel nuevo pueblo de Dios, prefigurado
doce tribus de Israel, y luego en el encargo de la misión que Jesús confiere a este nuev

13. Después subió al monte y llamó a los que Él quiso; y vinieron donde Él.
14. Instituyó Doce, para que estuvieran con Él,
15. y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios.
16. Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro;
17. a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por
nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno;
18. a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón
el Cananeo
19. y Judas Iscariote, el que lo entregó.

v. 13: subió al monte: es la primera vez que realizado definitivamente la alianza con su pueblo.
ocurre este término en el evangelio de Marcos, La experiencia del nuevo encuentro definitivo con
que suele enmarcar sus relatos en el contexto del el Dios liberador del Nuevo Testamento recupera
mar o en lugares desiertos. Como ya lo hemos el tema del "monte" en la manifestación glorio-
notado en los pasajes de los primeros capítulos, sa de Jesús en el Tabor (cf. 9, 2-8). La tradición
estas ambientaciones de lugar se caracterizan por iconográfica cristiana representará la cruz de Jesús
motivos teológicos, arraigados en la teología del levantada sobre el monte Calvario, lugar de la
Antiguo Testamento, como ya lo hemos indicado a plena revelación del amor de Dios en Jesucristo,
propósito de los temas del "mar" y el "desierto". que con su muerte rescata definitivamente a los
No menos relevante es el tema del "monte". El hombres de su esclavitud.
camino de liberación recorrido por el pueblo hebreo A los que El quiso: ya en el Antiguo Testamento
pasa a través de la etapa final de la experiencia el nacimiento y el crecimiento del pueblo de los
del Sinaí (cf. Ex 19ss.), donde el Dios Yahvé ha creyentes brota de la "elección" libre de Dios:

16. INSTITUCIÓN DE LOS DOCE: Me 3, 13-19 117


todo acto salvífíco germina de este llamamiento No pertenece a nuestro trabajo afrontar la cuestión
divino, que suscita en el hombre la conciencia de de si "los doce" se identifican con "los apóstoles", y
la propia vocación y lo hace capaz de vivirla en las qué significado preciso implica por tanto el término
circunstancias concretas de la vida. Con un pasaje "apóstol".
sumamente conciso, Marcos pone en evidencia todo Aquí nos limitamos a observar que la interpreta-
esto: "Llamó a los que El quiso; y vinieron donde ción de los pasajes del Nuevo Testamento donde se
Él". habla de "apóstoles" no debe ser guiada indis-
v. 14: instituyó: el verbo en el original griego criminadamente por la tradición cristiana sucesiva (anti-
no significa una simple investidura o institución gua y sobre todo reciente), que dio por descontada la
de carácter casi jurídico: más bien recuerda la expresión "los doce apóstoles": cada pasaje se ha de leer
fuerza del acto creador de Dios, que obra a través en su significado preciso, según el contexto en el que se
de Jesucristo, aunque en el Antiguo Testamento formó. Como línea de orientación podemos afirmar
propiamente es otro el término con el cual se que generalmente el círculo de los "apóstoles" es más
expresa la acción creadora. amplio que el indicado por los "doce"; este último
Doce: esta lista de los doce se encuentra también término, como ya lo hemos indicado, implica ante
en los pasajes paralelos de Mateo y Lucas y, además, todo un valor simbólico teológico con referencia a las
en Hch 1, 13. El orden es un poco diferente, pero doce tribus de Israel, cuyo cumplimiento se ve en el
los nombres son los mismos, con la excepción que nuevo pueblo de Dios; pero en segundo lugar no se
en lugar de Tadeo, Le 6,16 y Hch 1,13 dicen Judas puede negar que este círculo de los "doce" haya
(hijo) de Santiago; otra variante significativa se asumido una relevancia propia muy particular desde
refiere a Simón, al que Mateo y Marcos llaman el tiempo de Jesús y luego en la formación y el desa-
"Cananeo"; Lucas y los Hechos le atribuyen el rrollo de la Iglesia (cf. 6, 7-13, que comentaremos
sobrenombre de "Zelote" (es decir, perteneciente al más adelante, y luego los varios pasajes de los Hechos
partido que sostenía la revuelta armada contra los y de las cartas de san Pablo). Pero, según nuestro
romanos); también "Iscariote" ("hombre del puñal", parecer, esto no justifica la acostumbrada identifica-
si se hace derivar de la palabra del latín "sicarios" ción de los "doce" con los "apóstoles", ni la reducción
referido a Judas, equivale a "zelote"; Marcos, a dife- simplista del significado teológico de los doce con la
rencia de los otros evangelistas, añade a Santiago y a función de los apóstoles, de lo cual hablaremos más
Juan el nombre de "hijos del trueno" (que, tal vez, se específicamente a propósito de 6, 30.
refiere al carácter apocalíptico de su predicación); v. 15: para enviarlos a predicar con poder de
los tres sinópticos en fin agregan a Simón, que siem- expulsar los demonios: en 1, 22 se decía que Jesús
pre abre la lista, el sobrenombre de Pedro, es decir, "enseñaba como quien tiene autoridad, y no como
"roca", en el sentido de base, por cuanto ha sido los escribas". En el original griego tenemos el
llamado entre los primeros y a Él Jesús le ha conferido mismo término para indicar la autoridad de Jesús
personalmente el ministerio de garantizar la unidad en enseñar y el poder conferido a los apóstoles de
y la fidelidad de los creyentes (cf. ]n 21,15-19). expulsar demonios. Además, el mismo verbo usado
En algunos manuscritos se precisa que Jesús en 2,14, al hablar de Jesús que comienza a predicar,
llamó "apóstoles" a estos doce: tal vez es unaañadi- se encuentra también para indicar la misión de
dura hecha al texto por asimilación con Le 6, 13. predicar, que Jesús ahora confia a los doce.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La raíz del nuevo pueblo


Del corazón traspasado del crucificado nacerá la nueva Iglesia; ahora bien, de la
decisión de la muerte de Jesús, se forma la "pequeña barca": son los "doce" que Jesús
"instituye" (v. 14), con la fuerza de la llamada, como al sonido de la palabra las cosas
han sido evocadas de la nada originaria (cf. Gn 1, 1-31). El número doce es simbólico:
indica las doce tribus de Israel, que están llamadas a la unidad, de ser no-pueblo a ser
pueblo (cf. Os 2, 22ss.). Estamos al comienzo del nuevo pueblo definitivo que abarcará
lentamente a todas las gentes (cf. Gn 12, 3b; 13,14ss.); es la raíz del viejo árbol despojado
de sus ramas, del cual nacerá el nuevo grande árbol del reino de Dios (cf. Dn 4,1 -23) es

118 16. INSTITUCIÓN DE LOS DOCE: M e 3, 13-19


el "resto de Israel", reducido a su autenticidad e injertado sobre la raíz única que da la
linfa de la vida: el madero de la cruz.
Para crear este nuevo pueblo definitivo, Jesús sube al "monte" (cf. v. 13). Su camino
comienza ahora a revelarse como más arduo ante nuestros ojos, se convierte en una
subida, que es preludio a la subida a Jerusalén, donde morirá. Veremos a Jesús que sube
al monte después de la primera multiplicación de los panes (cf. 6,46); lo veremos también
subir a "un alto monte" para la transfiguración (cf. 9, 2): son todas alusiones al altísimo
monte del Gólgota, donde morirá y se entregará a todos, y manifestará definitivamente
su verdadera gloria (cf. 15, 39).
Desde este mismo monte, donde Él subió primero, Jesús "llamó" a los elegidos que
oyen su voz, y ellos se "acercan" a Él. La escena de esta llamada, que crea el nuevo pue-
blo, el cual se acerca, es sencilla y grandiosa: es la creación de la Iglesia, constituida por
la escucha de su voz y del acercamiento al monte, la gloria de su cruz... que es la cruz de
toda gloria humana.
Dos son las características que constituyen los doce, que es la Iglesia. Sin ellas no
hay Iglesia. Parecen contradictorias; en cambio son complementarias y se condicionan
recíprocamente como los movimientos de sístole y diástole. Se especificarán ulteriormente
en el comentario de 6, 7-13.
La primera característica es la de estar con El (v. 14): estar con Él en el "monte",
recibir su mismo bautismo y beber su mismo cáliz (cf. 10, 38ss.), injertados sobre la raíz
única del reino. Esto implica conocer a Jesús de cerca y seguirlo, realizando sus mismas
opciones hasta el fondo. Significa compartir su suerte (cf. Flp 2, 5-8) y vivir el Espíritu
de Él que, nacido entre los pobres, se ha colocado en fila con los pecadores (cf. 1, 9ss.),
ha sido tentado y probado (cf. 2,1-17), el amor y el mundo (2,18-28), y compartirá, en
el patíbulo del esclavo, nuestra muerte entre los malhechores (cf. 15, 27ss.), escarnecido
y sin ser creído por quienquiera espera un liberador que, en cambio, evade de nuestra
realidad humana (cf. 15, 29-32).
La segunda característica, que según parece contradice la anterior, es la misión de
predicar (v. 15). En verdad las dos características son dos aspectos de una única realidad.
En efecto, los doce están invitados a testimoniar el evangelio, es decir, Jesucristo, y lo
testimonian solamente si están con Él: su predicación es eficaz sólo desde ese pulpito que
es el madero de la cruz (cf. 1 Co 2, 3): debajo de Él se subraya el espíritu del mal, vencido
por el amor de Dios.
Nuestro error es el de creer que se puede ser enviados a predicar y a expulsar demo-
nios sin estar fijos con Él sobre el mismo madero. "Nuestra carne está crucificada con
Cristo", dice Pablo (cf. Ga 5, 24; Rm 6, 6). Los discípulos, que no han subido con Él al
monte de la transfiguración, tratarán sin destreza, sin lograrlo, de exorcizar el espíritu del
mal: todos sus esfuerzos son inútiles (cf. 9,14-18).
El "saber estar con Él sobre el monte" es la fuente de la acción salvífica de la Iglesia,
que sólo de este modo puede testimoniar al mundo la victoria de Cristo.
Estamos cerca de Él, y Él mora en nosotros con la fuerza de su Espíritu, sólo si
guardamos su palabra (cf. Jn 14, 23). Por consiguiente, es indispensable escucharlo y
seguirlo a Él, como María, que escogió la parte mejor, la única necesaria, que nunca ha
de ser quitada (cf. Le 10,42): el resto, aunque indispensable, vendrá por sí solo, y de un

16. INSTITUCIÓN DE LOS DOCE: Me 3, 13-19 119


modo justo. De lo contrario se convierte en un "inquietarse y afanarse por muchas cosas"
(cf. Le 10, 41), que, en definitiva, puede resultar inútil o incluso perjudicial.
Jesús afirma que "el Hijo no puede hacer nada, sino lo que ve hacer al Padre, lo que
hace Él, eso igualmente lo hace el Hijo" (Jn 5, 19): la contemplación del Padre es la
fuente de todo su obrar. Eso debe suceder también en la Iglesia y en el cristiano, cuya
acción se relaciona con la contemplación de Jesús, que es el rostro humano de Dios. De
lo contrario no se puede testimoniar el evangelio ni vencer el espíritu del mal.
Es también hermoso notar que los doce, que han sido elegidos, no son en absoluto
gente "elegida" según los criterios mundano-religiosos: se trata de gente común, de gente
cualquiera, con todas las cualidades y defectos. A veces se trata de gente poco recomen-
dable, como Simón, el "guerrillero"; o Mateo, cobrador de impuestos y colaboracionista.
De un modo particular, en todo el evangelio de Marcos, se distinguirá Pedro, que parece
el más "cualquiera" de todos: ¡generoso y tímido,fiele infiel, fuerte y débil, inteligente...
que no comprende nada! Precisamente como nosotros: por eso es el más representativo,
y se le asigna un nuevo nombre.
La lista de los doce termina con "Judas Iscariote, el mismo que lo entregó" (v. 19).
También en el nuevo pueblo se incluye la tragedia de la parte infiel, que le da la muerte
a Cristo, una realidad que siempre está presente en la Iglesia, misterio a la vez de infide-
lidad y de salvación.

ACTUALIZACIÓN

La fe y la acción
Jesús recoge en torno a Él su comunidad. La llama para que "esté con Él y para "en-
viarla". Así queda indicado el programa de la futura Iglesia, la cual encuentra en Él
la propia identidad. En efecto, se presentan las dos dimensiones fundamentales, que
caracterizan la nueva comunidad creada por Jesús: la dimensión de la fe, como relación
personal y comunitaria con Jesucristo, y la dimensión de la acción, como evangelización
y liberación del hombre de sus males. Los dos momentos, aunque son distintos, son
inseparables y nunca deben confundirse con la reducción del uno al otro. Si no existen
ambos, por una parte se viene a caer en una fe desencarnada y por la otra parte en una
búsqueda de un puro eficientismo ciego y vacío. Nos parece que ésta es en gran parte, la
situación de la Iglesia hoy, la cual está dividida entre una fe distanciada de los problemas
y una praxis, que ya no está sostenida ni iluminada por la luz ni por la fuerza de la fe.
La comunidad cristiana, si se mira en su núcleo, es una comunidad de fe. Ella está
llamada a responder a la interpretación divina, que la escoge y la invita a "estar con Jesús".
Este es su centro vital, la fuente de su fuerza y su misterio sustancial. La intimidad y la
comunión con su Señor celestial, el vínculo estrecho que une a Jesús en una identidad de
vida, de tarea y destino, constituye el núcleo fuerte y animador de la comunidad cristiana.
Ésta está llamada continuamente a crecer y a madurar en la fe, a robustecer y a profundizar
el propio "estar con Jesús". Escuchar su palabra, seguir su camino, conocerlo de cerca y
contemplar el rostro humano de Dios es el germen, el corazón y el fundamento de la vida
del pueblo de Dios.

120 16. INSTITUCIÓN DE LOS DOCE: Me 3, 13-19


Si llegara a faltar a la comunidad cristiana esta comunión con Jesús, es decir, el estar
con Él, para El y como El, porque El está en nosotros y nosotros estamos con Él, ella se
convertiría en un cuerpo sin alma, carente de su espíritu. En este peligro amenazan con caer
cristianos que identifican teórica o prácticamente la fe con las obras o con el compromiso
político y al acentuar demasiado el aspecto de la praxis, llegan a reducir la fe cristiana a una
pura acción y a un compromiso que no satisface totalmente las exigencias del reino.
Pero el alma vive en el cuerpo. De la fe brotan la misión y el servicio apostólico.
La contemplación del misterio de Cristo, el "estar con Jesús", el seguir su camino, se
convierte en la fuente de la acción misionera de la acción cristiana, y esta acción implica
también el compromiso histórico y concreto por la liberación y la promoción humana.
La fe se proyecta históricamente, para convertirse en acción al servicio de la liberación
del hombre a sus alienaciones. La comunidad cristiana está llamada a anunciar el reino
de Dios que viene, es decir, a tomar posición por la causa de Dios, que se identifica con el
compromiso por la causa del hombre nuevo. Por tanto, se equivocan aquellos cristianos
que, al reducir teórica o prácticamente su vida cristiana a una fe abstracta y distanciada
de la vida cotidiana, rompen la unidad entre la fe y la acción (cf. ciertos grupos esotéricos,
o la religión como opio del pueblo).
Es necesaria la síntesis entre la fe y las obras. La fe se encarna, se vive y se expresa en la
acción, pero ésta encuentra su raíz en el encuentro personal y comunitario con el Señor Jesús.
La fe "se hace", "acontece" en las obras, como el alma en el cuerpo: "Estar con Jesús" y "ser
enviado" se condicionan recíprocamente, porque se obra creyendo y se cree obrando.

APLICACIÓN A LA VIDA

Un examen de eficiencia
Este trozo se puede dedicar a quien se siente responsable de la evangelización, o del
esfuerzo de liberación. Se trata de un examen de eficiencia evangélica. Allí se dice: "al
monte... instituyó Doce para que estuvieran con Él, y para enviarlos a predicar, con po-
der de expulsar los demonios" (vv. 13ss.).
Ahora bien, si tomamos el trozo como un mensaje que tiene como objeto una ocupa-
ción específica en la Iglesia, partimos de algunas consideraciones. Se llenan bibliotecas
con comentarios, elaboraciones bíblicas y teológicas. Ya no es posible contar, incluso
gracias a la apertura positiva de la liturgia, las homilías y las meditaciones bíblicas. Son
numerosas las cartas pastorales, los discursos y también las encíclicas. Se multiplican
las iniciativas espontáneas o estructuras, en las que se estudia, se explica y se investiga
la Escritura. Se debe añadir que eso adquiere aun una mayor resonancia gracias a los
medios modernos de difusión, como los medios de comunicación.
A nivel de contenido, así como a nivel de compromiso operativo, por consiguiente,
está fuera de discusión el esfuerzo y la buena voluntad: ninguno puede dudar que no se
quiera "predicar" o que no se quieran "expulsar demonios". El punto entonces es, si en
realidad eso se logra.
Es verdad que no es criterio válido en absoluto el del resultado numérico: "¿Cuánta
gente?"... Pero ¿qué se concluye de allí, si tratamos de aplicar el principio de juzgar el
árbol por sus frutos?

16. INSTITUCIÓN DE LOS DOCE: Me 3, 13-19 121


No vale eludir el interrogante alegando razones múltiples y bien fundamentadas -
¡se suelen evidenciar hasta demasiado, llorando sobre ellos!- o apelando al fracaso típico
del evangelio. En definitiva no se puede evitar la pregunta: ¿no depende acaso del hecho
de que nosotros predicamos y exorcizamos, pero, como nos hemos alejado de la gente
pobre, así nos olvidamos de recogernos "con Él", "sobre el monte"? ¿Somos realmente
una Iglesia en torno a El sobre el Calvario, donde se lleva a cabo una existencia de amor
y no un discurso, en la actitud de compartir y de servicio hasta el extremo?
Pero se puede hacer todavía una añadidura, si se traduce el discurso en otro contexto.
Se gastan ríos de palabras, sobre todo se trabaja y hay mucha agitación para realizar
relaciones más humanas y menos opresivas, más liberadores, contra toda prevaricación
e instrumentalización, en el mundo de la fábrica, de la escuela, en la relación hombre-
mujer o padres-hijos.
Con base en los resultados efectivos, aun con todas las razones y los atenuantes, nace
la pregunta: "¿El fracaso no depende del hecho de que se habla y se obra, pero no se tiene
una actitud de servicio pleno, sincero y extremo ("sobre el monte", se decía arriba), con
el hombre y de parte del hombre?".

REFLEXIÓN DE FE

Estar con Jesús para...


El grande anuncio de Jesús sólo lo puede cumplir El con verdadera plenitud. El, con
amor total, sin reticencias y hasta el abandono en la cruz, es el verdadero Hijo, que nos
hace comprender el misterio del Padre. ¿Cómo podrán los apóstoles, en su debilidad, pro-
clamar también ellos ese anuncio glorioso? Y nosotros mismos, llamados en el bautismo
en la única barca de la Iglesia, ¿cómo seremos testigo de eso?
Más allá de sus fragilidades humanas, Jesús crea en los doce una acritud nueva: la de
"estar con Él". Es lo que el Señor quiere cumplir con todos nosotros. "Ser asociados a
ti, Señor, es la única opción que tenemos para anunciarte en la verdad, no en las convic
ciones humanas, derivadas de dimensiones y expectativas puramente nuestras» sino en L
alegría de tu realidad, la de "estar con nosotros". "El que crea en mí, de su seno correrán
ríos de agua viva" (Jn 7, 38).
De este modo el evangelio es "fuerza de Dios" (Rm 1, 16), es la alegría de decir:
"Abbá, Padre" (Rm 8,15). Es el camino en el cual, en el Espíritu y en la comunión con-
tinua y vivida a la cual fueron llamados los doce, el pueblo de Dios hace suyo el camino
de Cristo desde Cafarnaún hasta el Gólgota, con la proclamación de la "gozosa noticia"
de que son hijos de Dios.
El número de los apóstoles, que corresponde a las doce tribus de Israel, asume, en este
camino, una admirable relevancia bíblica, y se convierte en la marcha del pueblo de Dios
por el desierto, hacia la "tierra". Estamos juntos en la plenitud de los "tiempos nuevos".
La alegría de estar con Él es un servicio al mundo, que se cumple en la comunidad de los
hermanos de camino.

122 16. INSTITUCIÓN DE LOS DOCE: Me 3, 13-19


17. ACUSACIONES CONTRA JESÚS
(Me 3, 20-35; para los pasajes paralelos,
cf. esta misma página)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Una redacción densa, sostenida por un discurso teológico preciso, que brota de los pasajes
anteriores y apunta a concluir la serie de las controversias de Jesús de los tres primeros capí-
tulos, confiere unidad incluso literaria a este trozo denso, que revela una reelaboración pro-
funda del evangelista. Esto está confirmado también por el hecho de que este trozo en Mateo y
Lucas no se encuentra compacto en el mismo contexto; las cuatro partes, de las que hablaremos
en seguida y que Marcos reúne en el mismo trozo, en Mateo y Lucas aparecen en diferentes
pasajes. Con mayor precisión, he aquí un cuadro de los pasajes paralelos:

Ia parte de Marcos (3, 20-21): ningún texto paralelo


2a parte de Marcos (3, 22-27): Mt 12, 22-29; Le 11, 14-22.
3a parte de Marcos (3, 28-30): Mt 12, 31-32; Le 12, 10.
4a parte de Marcos (3, 31-35): Mt 12, 46-50; Le 8, 19-21.

La primera y la última parte de este trozo se vinculan al tema del parentesco de Jesús, pero
se trata desde puntos de vista radicalmente diferentes.
Las primeras dos partes presentan dos acusaciones contra Jesús, la de sus parientes que
lo consideran "fuera de sí" y la de los escribas que lo acusan de ser endemoniado. Esta
confrontación entre Jesús y los escribas se desarrolla con una serie de afirmaciones yuxtapuestas
sobre la trama de imágenes centradas en la figura del hombre fuerte que representa a Satanás,
sobre el cual Jesús, el siervo de Dios, obtendrá la victoria.
La tercera parte está constituida, por la denuncia, colocada en boca de Jesús, del verdadero
pecado que no será perdonado: son afirmaciones que, en su formulación actual deben haber
nacido entre los creyentes después de Pentecostés. Es difícil decir qué es lo que realmente afirmó
Jesús.
La cuarta parte del trozo, la última, vuelve a tomar la escena de los parientes de Jesús,
interrumpida al comienzo, y se ponen allí nuevos criterios para establecer las orientaciones y
los vínculos más fundamentales, para que en nuestra vida podamos realizar un seguimiento
fiel. Responde al mismo objetivo otra frase semejante de Jesús, reproducida por Le 11, 27 ss.,
que, sin embargo, debió transmitirse por separado y que probablemente fue pronunciada por
Jesús en otro contexto.

17. ACUSACIONES CONTRA JESÚS: Me 3, 20-35 123


20. Vuelve a casa. Se reúne de nuevo tanta gente, que ni siquiera podían comer.
21. Oyendo esto los suyos, salieron para llevárselo con ellos, pues decían: "Está
fuera de sí".
22. Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: "Está poseído por
Beelzebul" y "por el príncipe de los demonios expulsa los demonios".
23. Jesús entonces los llamó y les decía en parábolas: "¿Cómo puede Satanás
expulsar a Satanás?
24. Si un reino está dividido contra sí mismo, no puede sostenerse.
25. Y si una casa está dividida contra sí misma, no puede permanecer levantada.
26. Y si Satanás se alza contra sí mismo, está dividido y no puede subsistir, pues ha
llegado su fin.
27. Por otra parte, nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear sus cosas, si no
ata primero al fuerte; entonces podrá saquear la casa.
28. En verdad les digo que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los pecados
y las blasfemias, por muchas que éstas sean.
29. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tendrá perdón nunca, antes
bien, será reo de pecado eternamente".
30. Y es que decían: "Está poseído por un espíritu inmundo".
31. Llegan su madre y sus hermanos, y quedándose fuera, lo mandaron llamar.
32. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: "¡Oye!, tu madre, tus
hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan".
33. Él les responde: "¿Quién es mi madre y mis hermanos?".
34. Y mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dice: "Éstos son mi madre
y mis hermanos.
35. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre".

v. 20: vuelve a casa: es más exacto así, pues se traste los dos clanes, el de Pedro en Cafarnaún y
considera que esta casa era la de Pedro en Cafar - el de Santiago, es decir, de los parientes de Jesús?
naún, la misma en la cual Jesús había curado la Más allá de la cuestión histórica, queda en pie el
suegra de Pedro (cf. 1, 29). hecho de que el tema de la "casa" comienza aquí
Como resultado de recientes excavaciones ar- a asumir un significado preciso en el evangelio de
queológicas, no aclaradas totalmente, parece que en Marcos, sobre todo en la conexión con la revelación
esta casa, que debió ser la sede normal de Jesús mien- progresiva de Jesús.
tras predicaba en los alrededores, se constituyó más v. 22: los escribas que habían bajado de Jerusalén:
tarde un núcleo defemiliascristianas (clan de Pedro) Jesús suscitaba un movimiento siempre creciente
-una "ínsula", hoy un lugar "aislado"- en el cual se entre la gente y es comprensible que los escribas,
puede reconocer un tipo de las comunidades cris- responsables de las instituciones hebreas, hubieran
tianas de los orígenes. sido enviados oficialmente desde Jerusalén para
Por lo que se refiere a nuestro pasaje, se nos está darse cuenta de lo que estaba sucediendo.
preguntando ¿qué podría significar la venida de Está poseído por Beelzebul: Baal Zebul en su
este grupo de los parientes de Jesús desde Nazaret origen era el nombre de una antigua divinidad
hasta esta casa de Pedro: al describir este episodio, siria; significa probablemente "señor de la casa" o
el evangelista refiere simplemente un hecho del "del templo". En 2R1, 2, con un juego de palabras,
tiempo de Jesús, o bien, ¿subyace también un se ridiculiza esta falsa divinidad llamándola Baal
hecho posterior, que interesó y, tal vez, vio en con- Zebub, es decir, dios de las moscas. En la literatura

124 1 7. ACUSACIONES CONTRA JESÚS: M e 3, 20-35


judía no se tiene ninguna identificación precisa Dios, como por otra parte, aunque sea en una forn
entre Beelzebul y Satanás, a quien se llama con más genérica, se encuentra en el uso más general <¡
varios otros nombres. En este pasaje de Marcos esta palabra incluso en el mundo antiguo.
y en los paralelos, todos derivados de una misma Como lo vemos en este pasaje de Marcos, aj
fuente, la identificación tiene sentido si se atribuye también en los otros textos del Nuevo Testamente
la expresión que sigue, "príncipe de los demonios", el significado típicamente cristiano de la blasferrn
al mismo Beelzebul. indica el rechazo explícito y consciente a la realidac
v. 23: les decía en parábolas: Jesús responde a los de Jesús como Mesías e Hijo de Dios.
escribas no con argumentos doctrinales o polémicos, v. 31: llegan su madre y sus hermanos: en el evan
sino con parábolas, es decir, acudiendo a imágenes. gelio de Marcos se hace referencia a la madre de Jesús
Explicaremos más ampliamente, al comentar el solamente aquí y en 6, 3; a José no se le menciona
capítulo siguiente, este género literario tan frecuen - La cuestión de los "hermanos" de Jesús (de los
te en los evangelios. que se habla en algunos pasajes de los evangelios y
v. 27: del fuerte: para poner de relieve la efi- de las cartas de Pablo), no dejó de suscitar algunas
cacia irresistible de la acción liberadora realizada discusiones acaloradas sobre todo en los primeros
por Dios a través de Jesús, el evangelio recupera una siglos: naturalmente en esta discusión se aducía
imagen que ya está presente en Is 49, 24-2 5, donde el continuamente también lafrasede Mt 1, 25, donde
diablo es presentado como "el fuerte", y sin embargo se dice que José no "conocía" a María "hasta que ella
es vencido por Dios que encadena las potencias dio a luz un hijo".
del mal y libera a los prisioneros. Este tema ocurre En la antigüedad, sobre todo san Jerónimo, refu-
sobre todo en la literatura apocalíptica, es decir, tó decididamente tanto la explicación según la cual
aquella que concierne el momento del triunfo final los "hermanos" de Jesús serían hijos quejóse había
y glorioso de Dios sobre el mal. tenido antes en un matrimonio anterior -tesis que ha
v. 28: a los hijos de los hombres: es una expresión sido seguida también por algunos escritores cris-
típicamente aramea que indica a "los hombres" tianos importantes de los primeros siglos, entre ellos
(cf. Mt 12, 31). En el pasaje análogo de Mt 12, san Ambrosio y Cirilo de Alejandría- como especial-
32 y en el paralelo de Le 12, 10, que se relaciona mente aquella según la cual María habría tenido
probablemente con una misma frase originaria, otros hijos, después de Jesús. Él interpreta el término
se precisa que serán perdonados los pecados come- "hermanos" de Jesús en el sentido de "primos", en
tidos contra el Hijo del hombre, que aquí se entien - virtud del significado más bien amplio que esta
de como el Jesús terreno. palabra tiene entre los hebreos, aunque también en el
v. 29: pero el que blasfeme contra el Espíritu Nuevo Testamento existe otra palabra específica
Santo: el pecado que no será perdonado, y que para indicar "primo".
es denominado "blasfemia", es el de atribuir la v. 35: quien cumple la voluntad de Dios...: esta
obra benéfica de Dios a la acción del demonio: última parte del extenso pasaje, aunque se relaciona
esa atribución es un rechazo consciente al poder con la primera en cuanto al tema de los parientes de
del Espíritu Santo que guió a Jesús en su acción e Jesús, realiza un salto en el significado, porque
ilumina a los hombres para que puedan comprender allí se trataban de parientes según la generación
el significado de lo que Jesús ha hecho. humana, mientras aquí se habla de otro tipo de
En la Biblia, sobre todo en el Nuevo Testa- parentesco muy diferente, según otro principio
mento, la blasfemia es una injuria dirigida contra más profundo y radical.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La verdadera familia de Jesús


El pasaje es muy complejo; por eso, antes de examinarlo en cada uno de sus elementos,
damos una mirada de conjunto. La lista de los doce terminaba con "Judas Iscariote, el
mismo que lo entregó" (v. 19). También entre los "suyos", hay siempre alguno que lo
traiciona. En este pasaje se nos muestra la manera concreta con la cual lo traicionan: a
su llamada corresponde siempre una contrallamada del buen sentido compasivo de los
"suyos" -porque decían: "Está fuera de sí" (v. 21)- y el malentendido maligno de los
escribas. A todos éstos que, "estando afuera" (cf. v. 31; 4,11), lo llaman o tienen algo que

17. ACUSACIONES CONTRA JESÚS: Me 3, 20-35 125


objetar, Jesús opone aquellos que, dentro de la casa, están sentados alrededor (v. 34). Sólo
éstos son los "suyos" según el espíritu, porque "quien cumpla la voluntad de Dios, ése
es mi hermano, mi hermana y mi madre" (v.35). Se hace una división neta entre los que
verdaderamente le pertenecen a Él, y "están con Él" (cf. v. 14), dentro de la misma casa,
y los que "están afuera" (cf. 4,11), aunque sean sus parientes (cf. v. 31).
Tratemos de comprender, siguiendo un orden, las diferentes enseñanzas del pasaje.
En él Marcos combina elementos heterogéneos, incluyéndolos en el episodio de los suyos
que, "desde fuera", lo mandan llamar: todos estos elementos diferentes, si se leen con
atención unos con otros, se iluminan recíprocamente, y dan plena luz a lo que significa
pertenecer al nuevo reino escatológico, recién iniciado, e indican también lo que impide
su pertenencia.
Jesús se halla "en casa" (v. 20). No se trata simplemente de un dato topográfico: estar
adentro o estar afuera de esta casa implica ya una separación de un significado teológico
profundo. En efecto, el que está dentro y está sentado junto a Jesús constituye su
verdadera familia nueva (cf. w. 34ss.). La casa es el lugar privilegiado donde los discípulos
"están con Él" (cf. comentario a 3,14): sólo a éstos les será concedido entender el "misterio
del reino de Dios" (4, 11); a los que están afuera, en cambio, todo se les expone en
parábolas, de tal modo que, como dice el profeta Isaías, miran pero no ven, escuchan, pero
no entienden, a no ser que se conviertan y se les perdone (cf. 4,1 lss.; ¡s 6, 9-10).
En esta casa se reúne "mucha gente", de tal modo que "ni siquiera podían comer" (v.
20). El significado de este versículo es muy semejante a lo que se decía en 3,9-10, a cuyo
comentarios remitimos (cf. 6, 31). Pero aquí se hace alusión directa al "alimento", que la
afluencia de la gente impide tomar. Sabemos que "no sólo de pan vive el hombre, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt 4,4; cf. Dt 8,3), y que el verdadero alimento
es cumplir la voluntad del Padre (cf. Jn 4, 34). Aquellos que, de entre esta multitud seguirán
a Jesús en el desierto, serán instruidos y saciados por Él, con el verdadero maná (6, 30-44;
8, 1-9); "con el pan del cielo, el verdadero" (Jn 6, 32); y "el pan de Dios es el que baja del
cielo y da la vida al mundo" (Jn 6, 33) ¿Por qué no pueden tomar este alimento? Tengamos
presente, si queremos responder a esta pregunta, que el evangelio fue escrito para la Iglesia,
es decir, para nosotros. El motivo por el cual nosotros, en la Iglesia no podemos tomar este
alimento se indica en los versículos siguientes.
"Los suyos", en efecto, salen para "apoderarse" de Él, porque piensan que está "fuera
de sí" (v. 21). Estos parientes "suyos" somos nosotros: aunque estemos en la Iglesia, no
creemos en su palabra; pensamos que Él está fuera de sí y tratamos de apoderarnos de Él
de mil modos; su palabra es "necedad" (cf. lCol, 23) para los que son de buen criterio.
Por consiguiente, nosotros podemos tomar este alimento que da la vida y luego salimos
para "hacernos cargo de Él" toda vez que desvirtuamos la cruz de Cristo (cf. 2 Co 1,17)
en nombre del buen sentido, sin tener presente que "la necedad divina es más sabia
que la sabiduría de los hombres y la debilidad divina es más fuerte que la fuerza de los
hombres" (1 Co 1,2 5). En efecto, en la cruz de Cristo, Dios ha convencido como estúpida
e inútil toda la sabiduría y la fuerza humanas. Por tanto, nosotros nos apoderamos de Él
de un primer modo cuando en nosotros prevalece el "buen sentido" humano sobre la
sabiduría de Dios que se ha revelado en Jesús, es decir, cuando nuestra vida se basa "en
la sabiduría de los hombres, y no en el poder de Dios" (cf. iCo 2, 5). Por ello no basta
ser de los "suyos", ser cristianos desde hace generaciones y por tradición, para poder
tomar el alimento que da la vida; es necesario seguir la lógica del evangelio, el camino

126 17. ACUSACIONES CONTRA JESÚS: Me 3, 20-35


que Jesús recorrió, sin adueñarse de Él ni domesticarlo, reduciendo el pensamiento de
Dios a pensamiento de los hombres. También Pedro, de buena fe y por verdadero amor
a Jesús, hará lo mismo, y será llamado "Satanás", porque piensa según los hombres y no
según Dios (cf. 8, 33).
En este punto de la narración, mientras los "suyos" tratan de hacerse cargo de Jesús
en nombre de un buen sentido compasivo, llegan desde Jerusalén también los escribas:
si para los primeros la actitud de Jesús era la de quien está fuera de sí, para éstos, que
poseen la "sabiduría religiosa" es "escándalo" (cf. iCo 1, 23). Ellos han visto el poder
de Jesús, pero han entendido lo contrario, sutilizando teológicamente (v. 22). Jesús les
responde en parábolas, pero ellos no están en condiciones de comprenderlas (cf. 4,1 lss.).
Estas parábolas no son en realidad una respuesta directa a sus preguntas. Ofrecen una
revelación superior, oculta a los sabios y a los inteligentes, pero los pequeños pueden
entenderla (cf. Mt 11, 25): ellas revelan la presencia de Jesús, con cuya actividad se
destruye el reino de Satanás y la casa vieja del hombre queda demolida (vv. 23-27). En
efecto, con Jesús irrumpe el reino de Dios, se hace añicos el reino de Satanás y se va
construyendo la nueva casa de Dios y del hombre. En Jesús ha llegado el "más fuerte",
ya anunciado por el Bautista (1, 7); El encadena, dispersa y devasta esa fuerza del mal,
que había llegado a ser casa del hombre, donde era esclavo.
Siguen luego los dichos misteriosos de Jesús acerca de la blasfemia (vv. 28-29).
La primera afirmación, es decir, que serán perdonados todos los pecados y todas las
blasfemias (v. 28), es muy consoladora. Todo error de acción (pecado) y de palabra
(blasfemia) es corregible en la Iglesia.
Pero existe un error incorregible, y por lo mismo, imperdonable, que no es un pecado
de acción, sino una blasfemia, es decir, un error de fe muy profundo, contra el Espíritu
(v. 29). Se habla tal vez, en el contexto, no tanto de los "suyos" que, por buen sentido,
desvirtúan la cruz de Cristo. Éstos serán corregibles, como Pedro (cf. 8, 33). Se habla
tal vez de los teólogos, que la desvirtúan en los modos más sutiles: ellos, aunque ven lo
que sucede, no saben de manera justa, porque son sabios e inteligentes, y permanecen
en una ceguera maligna, iluminada por mil argumentaciones. Ellos miran, pero no ven;
escuchan bien, pero no entienden; es decir, no pueden ver ni comprender. En esto sus
ojos tienen ya una imagen precisa de la realidad, llena de sabiduría mundana, y sus oídos
no pueden entender el lenguaje de la cruz, que es salvación. Es el pecado de la propia
seguridad, raíz de todo pecado, que llega a atribuir a Satanás lo que viene de Dios (v. 22),
así como llegará, según la ley, a condenar a Jesús por blasfemia (cf. 14, 61 -64).
Pero también en este caso es bueno y concede la salvación, si se convierten (cf. 4,12).
Es necesario tener ojos límpidos y oídos bien abiertos, estar libres de los propios pre-
juicios de sabiduría humana y religiosa, para ver con claridad el misterio del reino en
la realidad ambigua ante nosotros: entonces, en la debilidad y en la necedad de la cruz,
revelada solamente a los pequeños y a los humildes, logramos vislumbrar el poder y la
sabiduría de Dios. De lo contrario, pensamos que Dios "está fuera de sí" o es "escanda-
loso, y nos quedamos en el reino del mal, en casa con Satanás.
Al final del pasaje se contrapone entonces claramente, a todo esto, el verdadero cri-
terio de pertenencia a la familia de Jesús (w. 33-35): no los "suyos", que razonan instin-
tivamente según la carne; no los "sabios", los escribas, los sofistas sutiles de este mundo
(cf. 1 Co 1,20), los cuales justifican ese razonamiento, forman parte de la familia de Jesús.
En realidad están en su casa y constituyen su Iglesia sólo aquellos que saben "estar con

17. ACUSACIONES CONTRA JESÚS: Me 3, 20-35 127


Él" y cumplir la "voluntad de Dios" (cf. v. 35), siguiendo el mismo camino que Él ha
recorrido. A ellos se les ha dado la vida.
Como se ve, este pasaje es una profundizaron del anterior, que nos habla de la
"llamada" de los doce, de la Iglesia a "estar con Él" (cf. 3,13-14), y de la posibilidad de
traicionarlo, como Judas, en nombre de dos contrallamadas diferentes. Estas dos contra-
llamadas diferentes, del "buen sentido" mundano y de la "sabiduría religiosa" de un
modo maligno, están siempre presentes en la Iglesia, como Judas entre los doce: ellas
emergen continuamente desde lo más profundo de nosotros mismos, y tratan de apode-
rarse de la palabra de la cruz, desvirtuándola.
Por eso debemos estar muy atentos a la palabra del Señor, la única que puede vencer
en nosotros el espíritu del mal y, con el salmista, oramos así: "Haz merced a tu siervo y
vivirá, y guardaré tu palabra. Abre mis ojos para que contemple las maravillas de tu ley"
(Sal 119,17ss.).

ACTUALIZACIÓN

Libertad del hombre y obediencia al proyecto de Dios


El hombre no se realiza en la carencia de todo vínculo, como creador absoluto de los
valores y como quien constituye en forma exclusiva los fines, sino en cuanto acepta el
proyecto de Dios, obedeciendo a su voluntad salvífica. El cristiano no es un Prometeo que
quiere divinizarse, conquistando la potencia creadora ni destronando a Dios, sino un hombre
que va al encuentro de aquel Dios que por amor ha dejado el trono y ha venido a su encuentro;
le cede espacio, y viene a ser su interlocutor y cooperador activo en su proyecto.
De este modo la promesa de la libertad de Dios se hace realidad sobre esta tierra, que
es transformada de humana en divina.
Es precisamente en el vínculo que lo une a Dios, donde el cristiano está libre de otros
vínculos: el señorío de Dios es la libertad del hombre. Jesús fue el primero que proclamó
y vivió este señorío liberador, porque llegó a ser proyecto concreto de Dios. Para
identificarse con este proyecto, El se enfrentó con todos los otros señoríos que tiranizan
al hombre, y los ha vencido.
Por cuanto está vinculado sólo al proyecto del Padre, Él se siente libre, incluso de
las relaciones familiares convencionales (cf. Le 2, 49); así se siente libre también de la
esclavitud del buen sentido y de la sabiduría maligna de este mundo, así como se siente
libre de la ley y del poder.
En virtud de su adhesión a la voluntad del Padre, Él viene a ser "el más fuerte" que
despedaza, vence, dispersa y saquea el reino del mal que mantiene esclavo al hombre.
Por eso, en él hace irrupción en esta tierra el reino de Dios. Lo que Él hizo, viene a ser
la propuesta tangible y actuable que Dios le hace al hombre, y que la Iglesia debe acoger
como única norma.
La Iglesia, por tanto, está constituida por aquellos que están "en torno a Jesús", es
decir, por aquellos que escuchan su palabra, y cumplen como Él la voluntad de Dios. Ellos
saben que más allá de sus proyectos impotentes, hay un designio superior de amor que los
envuelve a todos, y que lleva a un nuevo cumplimiento la historia personal y universal.

128 17. ACUSACIONES CONTRA JESÚS: Me 3, 20-35


Ese designio es visible sólo en Jesús, que ha venido a esta tierra para cumplir la
voluntad del Padre (cf. Hb 10, 9).
Por eso la Iglesia se siente vinculada a El solo, y reconoce como único Señor a aquel
que se nos reveló en Jesús, pobre y crucificado.
Esto puede parecer escandaloso y alocado incluso a personas religiosas y para todos
los hombres de buen criterio, pero es la raíz misma de la libertad cristiana, que nos sustrae
a todos los poderes y a todos los amos, que infligen pobreza y muerte al hombre.
Sólo de este modo llega la libertad del reino de Dios.
Cuando nosotros oramos diciendo: "venga tu reino", decimos inmediatamente: "há-
gase tu voluntad". En efecto, el reino de Dios está presente dondequiera que se cumple
su voluntad, como se nos ha manifestado en Jesús.

APLICACIÓN A LA VIDA

El final del "buen sentido"


Es necesario hablar bien del "buen sentido". Enfinde cuentas, es la mayor valoración
expresable con respecto a una persona decir que "tiene buen sentido", aunque después
no se logra definir qué es exactamente o en qué consiste realmente.
Será una especie de sedimentación de la sabiduría de los siglos, que se expresa también
a través de proverbios. O bien es una forma correcta, civil o social, de la que simplemente
era la ingeniosidad, la astucia, la sagacidad que permitía salir a flote y sobrevivir entre
obstáculos y tropiezos. ¡Pero a veces el "buen sentido" se cubre con la ropa de una cierta
prudencia, que está en la familia como en su propia casa, y así también en la sociedad y a
veces incluso en la Iglesia, y ofrece criterios de acción -o mejor de inacción!- y es un buen
tutor de lo que existe sólo por el hecho de existir, prescindiendo de la justicia o menos.
Por eso mantiene en el calor instituciones, estructuras y privilegios.
Pero es importante poner de presente que sabe cubrirse también con paños cortos, a
veces -pero no siempre-juveniles, de ventaja personal pura y simple, de imposición y
de violencia gratuita.
Por el buen sentido uno es conservador y por buen sentido uno es pseudorevolucionario,
porque la raíz es común: la voluntad de autoconservación y de afirmación. ¡Y esto lo logra
con muchas ganas y con una astucia sutil! En cambio, la perspectiva de Jesús es otra, su
camino es diametralmente opuesto. Escoge para sí y pide al que quiere seguirlo la pobreza
radical. En efecto, su invitación no se refiere a accesorios ni a pequeneces: "Anda, vende
cuanto tienes y dáselo a los pobres... luego ven y sígueme"(10, 21). Lejos de nosotros el
buen sentido, padre de todariqueza,de todo impedimento u obstáculo al seguimiento.
¡Entonces optamos por el elogio de la necedad; ¡aún más, declaramos su necesidad!
Y en realidad, por lo que Jesús era y hacía (tan disponible, que la gente se le echaba
encima para tocarlo, fácil para discursos y gestos de liberación), el buen sentido ha
perdido la paciencia y lo ha declarado deshauciado. "Está fuera de sí", está loco, dice el
buen sentido normal (cf. Me 3, 21), el de la gente común o de la familia (¡sea dicho con
alguna intención!). "No puede venir sino de Satanás, es uno que blasfema", y por lo
mismo, es una persona a la que hay que "matar", dice el buen sentido superior, el de los
escribas, que ostentan aun justificaciones ideológicas de ataque.

17. ACUSACIONES CONTRA JESÚS: Me 3, 20-35 129


Pero ¿de cuántas personas se ha dicho, se dice y se seguirá diciendo así? ¿De cuántas
tendencias, iniciativas y movimientos?
¡Ésta, la de Jesús y de todos los que están en la misma línea, religiosos o ateos, es una
verdadera provocación muy fastidiosa! Siempre reaparecen reincidentes, y se obstinan en
cantar la misma canción "falsa y tendenciosa" (con respecto a la opinión dominante que,
por consiguiente, es verdadera) que perturba "el orden público" (que es orden porque
está constituido).
¡Qué linda familia se crea alrededor! De ella quedan excluidos aquellos que son del
círculo, mientras llegan a ser hermanos y hermanas unas personas recogidas, pero que
llevan en la sangre la fiebre de la voluntad de Dios.

REFLEXIÓN DE FE

Conflictos
A veces una opción decidida, de amor y de justicia, nos causa miedo. Nos hace pare-
cer originales y extraños frente a los otros. Los más cercanos a nosotros no quisieran
vernos diferentes con respecto a modelos cotidianos en los que se debilita el bien; otros,
sobre todo cuando son doctos e importantes, confían más bien en posiciones alcanzadas
y controladas, en las que ellos mismos se han colocado. Así Jesús tiene en su contra su
misma familia (v. 21) y los escribas que se han incomodado al venir desde Jerusalén (v.
22) para hacerle perder crédito a este hombre, que parece poner en discusión el orden que
ellos mismos han constituido.
¿Cómo podremos nosotros, que queremos estar vinculados a Jesús, superar estos
conflictos, cuando éstos emergen de la misma composición de los ambientes en los que
cada uno vive? Es necesario, pues, meditar con atención, interiorizar, en una contempla-
ción prolongada y silenciosa, el hecho de que Jesús mismo sea el primero en no dejar de
padecer incluso en eso en su realidad humana. La pasión de Jesús es también su misma
vida, vivida en las condiciones normales en las que vivo yo mismo y que entran
continuamente en conflicto con el mundo. En éste la injusticia, en un proceso efectivo de
autojustificación, encontrará siempre unos rieles sobre los cuales ha de correr, en un viaje
que aparentemente es cómodo y sin sacudidas.
Haz, oh Señor, que comprendamos, en tu vida y en tus respuestas a la vida, un camino
verdadero, que huyamos de recorrer fuera de estos rieles obligados, donde el sentido
genuino de las cosas muchas veces se calla a favor de muchas mentiras obligatorias.
Tal vez, tú nos indicas en este pasaje también la fuerza de tu presencia, de la cual no
debemos dudar. Ahora Satanás, el enemigo, está realmente vencido. Uno más fuerte,
que eres tú, ya está aquí con nosotros, vence el mal, y por eso ya no debemos temer el
falso reproche de quienes no quieren vernos comprometidos en un seguimiento por tu
reino. Nosotros queremos ser tu familia, y tú la nuestra, donde se tiene la valentía de la
voluntad de Dios, y tendemos a lo que es bueno y justo.

130 17. ACUSACIONES CONTRA JESÚS: M e 3. 20-35


A. La enseñanza en parábolas: 4, 1 -34

18. LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR


(Me 4, 1 -9; cf. M f l 3, 1 -9, l e 8, 4-8)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

El capítulo es una composición ordenada de las enseñanzas de Jesús, centradas sobre todo
en el tema del crecimiento del reino de Dios y expresadas en forma de parábolas o de "dichos"
de Jesús diseminados (reunidos aquí en los w. 21 -25). Se piensa que ya Marcos haya tenido a
su disposición una colección de parábolas, que utilizó particularmente en este capítulo, según
una intención teológica precisa.
El primer trozo de este capítulo contiene la parábola del sembrador, narrada por Jesús.
Una confrontación con los pasajes paralelos de Mateo y Lucas nos muestra que el texto de
Marcos, con sus numerosos semitismos, es el más fiel al relato originario de Jesús. La mano d
evangelista se reconoce, tal vez, en el v. 1 que introduce la parábola y, al retomar los temas
conocidos del mar, de la multitud y déla barca, confiere un tono de importancia particular a
la enseñanza que Jesús quiere impartir.
Es significativo que Marcos, después de haber resumido, en el capítulo 1 (cf. 1, 15) con
una frase muy densa la enseñanza de Jesús acerca del reino, y después de haber desarrollado
su significado en los capítulos sucesivos a través del relato de "hechos", ahora lo profundiza
mediante parábolas. Ellas no se reducen a simples subsidios didácticos para hacer comprensib
una doctrina difícil, sino que, usando el lenguaje de las imágenes que es comprendido sólo
por quien lo contempla con gusto y simpatía, expresan el convencimiento de que el mensaje
del reino puede ser acogido solamente por quienes se colocan en una consonancia interior,
decir, de conversión y adhesión con respecto a Jesús que habla: "Por consiguiente, el hablar
en imágenes no es en absoluto menos comprometedor; antes bien, es más comprometedor qu
cualquier lenguaje directo, precisamente porque exige una determinada disponibilidad a dejar
introducir en una relación con el que habla" (cf. Schweizer, II Vangelo secondo Marco, p. 92)
El tema del reino de Dios, aunque no se menciona explícitamente, constituye el núcleo de esta
parábola, cuyo tema está vinculado al tema de la "mies", que en la Biblia recuerda el evento
final del reino de Dios. También las otras parábolas de este mismo capítulo están centradas en
el crecimiento del reino.
Al narrar esta parábola, Jesús quiso manifestar su confianza profunda en la realización
del reino y en su llegada a maduración precisamente en las dificultades discretas en las que s
desarrolla su predicación y su actividad, como lo hemos podido comprobar en los capítulos
anteriores.

1. Y otra vez se puso a enseñar a orillas del mar. Y acudió a Él tanta gente, que subió a
una barca y, ya en el mar, se sentó; toda la gente estaba en tierra a la orilla del mar.
2. Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía en su instrucción:
3. " Escuchen. Una vez sal ió un sembrador a sembrar.

18. LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 1-9 131


4 Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; y vinieron las
aves y se la comieron.
5 Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotó en
seguida porque la semilla no tenía profundidad en la tierra;
6 pero cuando salió el sol la abrasó y se secó por no tener raíz.
7 Otra parte cayó entre espinos; y al crecer los espinos la ahogaron, y no dio
fruto.
8 Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron
fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento".
9 Y decía: "Quien tenga oídos para oír, que oiga".

v. 1: otra vez: después del paréntesis de la lla- Ya en el mismo evangelio (como lo veremos en este
mada de los apóstoles y de un nuevo rechazo que capítulo, cf. w. 13-20) y en muchos comentarios
le habían dado los escribas en el capítulo anterior, antiguos a los evangelios (cf. por ej. san Agustín),
Jesús reanuda con tenacidad, sin ninguna pausa, su notamos este tipo de interpretación alegórica de las
misión de anuncio y de misión. parábolas, cuando se busca unacorrespondenciacon-
v. 2: les enseñaba por medio de parábolas: los tinua o una aplicación de todos los elementos incluso
evangelios hacen uso abundante de este lenguaje mínimos del relato a una situación concreta, que se
en imágenes: se encuentra además en numerosas quiere ilustrar.
comparaciones, metáforas, analogías y en los sím- En cambio las parábolas, como tales, tienden
bolos. Mientras que estas variadas formas de len- a fijar nuestra atención sobre un solo punto funda-
guaje en imágenes han sido siempre muy comunes mental, que se ha de descubrir más allá de cada uno
también en el mundo antiguo, la forma específica de de los elementos del relato, los cuales no deben ser
la parábola se encuentra solamente en los evangelios interpretados uno a uno, sino sencillamente han de
sinópticos y puede relacionarse con tipos análogos leerse como contorno narrativo.
de "historias ilustrativas" del Antiguo Testamento. Evidentemente las parábolas narradas por Jesús
Un examen más atento de las parábolas, inclu- nacen poco a poco de circunstancias precisas en las
so en el aspecto de su estructura literaria, nos hace que Él se encuentra y de las cuales saca la enseñanza
comprender mejor su función con respecto a lo que expresada por las parábolas: como lo hemos señalado
quieren significar. En general una parábola es una antes, aquí Jesús quiere profesar su firme confianza
comparación muy amplia, que se desarrolla a la mane - en el crecimiento y en los frutos sobreabundantes del
ra de un relato, que normalmente reproduce hechos reino, a pesar de las resistencias gravísimas que tratan
o episodios de la vida humana cotidiana, cuya fina- de sofocarlo.
lidad es la de ilustrar verdades de carácter religioso y v. 3: salió un sembrador: la imagen del sem-
moral. En la literatura clásica este género de relatos brador ya se hallaba presente en autores clásicos
asume con frecuencia el nombre de "fábula", por antiguos; el aspecto original de esta reelaboración
cuanto tiene referencia al mundo animal. por parte de Jesús está en el fuerte acento sobre
La comprensión del mensaje contenido en estos el fracaso de la siembra, para hacer resaltar de
relatos no es tan inmediata para todos, no tanto un modo impresionante el fruto, paradójicamente
porque sea particularmente difícil desde el punto abundante, que deriva.
de vista conceptual o porque sea oscurecido por las v. 4: una parte cayó a lo largo del camino: los
imágenes de la parábola, sino más bien porque se campesinos de Palestina solían sembrar sobre toda la
requiere determinadas disposiciones de ánimo para extensión del campo antes de arar: por consiguiente,
comprender su mensaje que concierne en opciones una parte de la semilla caía sobre los senderos o
fundamentales de la vida. Precisamente por eso en sobre los terrones cubiertos por zarzas y piedras, que
los w. 10-20, que siguen al relato de la parábola del al arar volvían a ser una superficie cultivada.
sembrador, se habla del "misterio" revelado por v. 8: unas produjeron treinta, otras sesenta, otras
las parábolas. Notemos que en hebreo el término ciento: aquí está ciertamente el punto focal de la pará-
correspondiente a "parábola" significa como si fuera
bola, que, como otras parábolas de Marcos, sobre
una alegoría, que por cierto es muy semejante a la
todo en este capítulo, contrapone la dificultad de los
parábola en cuanto a la forma que es la de un relato.
comienzos y del desarrollo con el triunfo del éxito:

132 18. LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 1 -9


las podemos llamar "parábolas del contraste". Este v. 9: quien tenga oídos para oír, que oiga, esta
contraste se expresa al marcar de un modo totalmente frase no significa castigo ni exclusión, como si fuera:
paradójico el fruto de la mies (que normalmente ¡quien entiende, muy bien; quien no entiende, peor
en Palestina giraba alrededor del 7, 5 por uno) con para él! En cambio es una exhortación a escu-
respecto alfracasode la mayor parte de la siembra. char con atención y atesorar lo que se dice, para
Claramente este contraste hace alusión a la debilidad ponerlo en práctica. Este dicho final corresponde
y precariedad del reino de Dios durante su progresivo exactamente al solemne: "Escuchen" del v. 3, que
"formarse" en la historia humana, con respecto a su abre el relato de la parábola, como lo explicaremos
extraordinaria realización final. mejor al comentar el trozo siguiente.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Esperar contra toda esperanza


Las parábolas nos presentan episodios comunes de la vida. De los cuales es necesario
sacar enseñanzas. Antes bien, toda la misma vida, en su cotidianidad y en su trivialidad,
es una parábola continua desde la vida hasta la muerte, dentro de la cual es necesario
saber "escuchar" (cf. v. 3) la "palabra de vida", sin la cual nuestra existencia carece de
sentido. Pero hay que tener oídos y ojos bien abiertos, para entender todo esto: como
en la siembra y en la acción de arar un campo, donde un ojo extraño o distraído no sabe
ver más que desconcierto y pena, mientras el ojo confiado y atento del campesino logra
escrutar en profundidad, y ya se alegra por el trigo que nace y por la mies que se mece.
También la poda reduce la vid a un aspecto triste y desolado: sin embargo, el viticultor
que poda ve ya los racimos más abundantes y se saborea anticipadamente un vino mejor
que el del año anterior.
"Escuchen" (v. 3), dice el Señor. El por vez primera llama la atención a sus palabras:
tiene un mensaje nuevo que va a comunicar de parte de Dios, que todavía no ha sido
"escuchado", es el mensaje de la nueva alianza. Más de una vez encontramos, en el Antiguo
Testamento, el mandato: "Escucha, Israel". Toda la religión hebreo-cristiana es una
religión de "escucha". Con las palabras: "Escucha, Israel" (Dt 6, 4) comienza la profesión
de fe hebrea, la oración cotidiana denominada "Shema" (Dt 6,4-9; 11,13-21). A Dios sólo
se le puede escuchar; su palabra viene a nosotros a través de la voz de la naturaleza y de la
historia. En efecto, a Dios nadie lo ha visto nunca (Jn 1,18), y el que ve su rostro muere (cf.
Ex 19,12; 33, 20): su rostro, que da la vida, como suspirar los salmos, nos será concedido
verlo sólo alfinal,cuando la sombra de la muerte sea disuelta por la luz de la vida. Por ahora
Dios solamente se puede "escuchar" en lo que Jesús, su palabra total y definitiva (cf. Hb
1,1 ss.), nos dice. Él mismo es la palabra de vida (cf. Ijn 1,1): el que sabe "escucharlo" a Él
percibe la realidad de Dios ya presente en nosotros, y ve delinearse en Él el propio rostro
oculto, la perla preciosa por descubrir. Jesús fue el primero en vivir esta escucha, principio
de toda esperanza, y la ha comunicado a nosotros en parábolas, donde en la experiencia
cotidiana, nos muestra cómo se puede ver el rostro de Dios.
Esta primera parábola, que Marcos nos presenta, es una parábola cuyo tema dominante
es laesperanza. Pero no se trata de una esperanza "barata". Se trata de "una esperanza contra
toda esperanza" (cf. Rm 4,18), así como estará lleno de esperanza su grito desesperado en
la cruz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (15, 34).
Para ilustrar este momento particular de su vida que da tan poca cabida a la espe-
ranza, Jesús contrapone, a las dificultades y a las penas de la siembra, la certeza gozosa

18. LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 1 -9 133


de la mies. La descripción detallada de las dificultades no hace más que poner en
evidencia, por contraste, la abundancia inesperada de la cosecha. Sobre esto el agricultor,
precisamente mientras está trabajando por la siembra, apunta su mirada inquieta: "Los
que siembran con lágrimas cosechan entre cantares. Al ir, van llorando, llevando la
semilla; al volver vuelven cantando trayendo sus gavillas" (Sal 126, 5s.). Por ahora no
queda sino sembrar en el llanto sacrificando aun el último grano de trigo, que nos podría
garantizar un pan momentáneo.
Esta es la experiencia que Jesús fue haciendo: esparció por doquiera, con obras y
palabras, el anuncio gozoso del reino. ;E1 resultado inmediato de una semilla tan buena
cuál es? Incomprensión, murmuración, hostilidad, odio y abandono, que halla su punto
culminante en 3, 6 donde deciden darle muerte: El, que pretende ser el Mesías, el Hijo
del hombre, el Señor del sábado, ve su obra ya coronada de espinas, se ve juzgado por los
poderosos que Él habría tenido que abatir y se ve ya despedido antes del séptimo día. En
esta situación de extrema inseguridad, el mismo Jesús está agitado por dudas acerca del
resultado y del significado de su misión. Estas dudas, sobre todo, son tremendas, porque
son inseguridades que parten desde dentro y sacuden la confianza en su raíz. Precisamente
en esta situación trágica de fracaso, Jesús medita el salmo 126, medita en la historia pasada
y en la palabra de Dios: así se ilumina su vida, y afirma su confianza incondicional en la
palabra de Dios. Ella es como la buena semilla: ahora se siembra entre mil dificultades;
una parte va a parar bajo tierra y muere. Pero precisamente en esta desaparición y muerte
se garantiza la cosecha. Mediante la bendición de Dios "los valles se cubren de mieses
que aclaman y cantan" (Sal 65, 14) durante la cosecha, porque se ha tenido el valor de
sacrificar la semilla en la oscuridad de la tierra, tan hostil y dura. No hay camino de salida:
el que quiere cosechar, debe sembrar; y la siembra con sus dificultades, no es un simple
inconveniente, sino la condición indispensable para poder comer.
Así vemos que, incluso en los aspectos más elementales de la vida -como es la siembra
para la vida agrícola-, se oculta el grande misterio de muerte y resurrección.
De la experiencia cotidiana debemos deducir la enseñanza para comprender el secreto
que nos permite aclarar el secreto de la vida cristiana.
"Quien tenga oídos para oír, que oiga" (v. 9), concluye Jesús al final de la parábola,
recordando el "escuchen" inicial (v. 3). Nuestra pena cotidiana es una parábola que oculta
y manifiesta, para el que sabe "escuchar", el misterio de la palabra de vida. La confianza
en esta palabra es la que nos impide evadir la dura realidad, y nos compromete en una
lucha que puede parecer desesperada. Ahora experimentamos tan sólo las dificultades
de la siembra. La alegría del mañana, sin embargo, ya está presente como "escucha", es
decir, como confianza en Dios que nos ha prometido la cosecha final. Esta fe ya ilumina
el presente, y nos da un valor indomable; ella es cierta, contra toda apariencia, y es activa,
como la del agricultor. Llena en fin de esperanza contra toda esperanza, de esperanza sin
límites, que excede la pena de todas las dificultades del momento, como "excesiva" (¡cien
por uno!) es la cosecha de la que habla Jesús. En efecto, alcanzaremos el rostro de Dios y
al mismo Dios, que en Jesús se hizo por nosotros sembrador en sus obras, semilla en su
muerte y pan de vida sin fin en su resurrección. "Los sufrimientos del tiempo presente
no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros" (Rm 8, 18) esa
gloria ya está presente ahora, así como en las dificultades de la siembra está presente la
alegría de la mies.

134 18. LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 1 -9


ACTUALIZACIÓN

Una corriente cálida en la humanidad


Le sucede a todo el que se comprometa seriamente en la construcción de alguna cosa
nueva y válida en el barrio, en las escuelas, en la sociedad, en la iglesia: está totalmente
absorbido y fascinado por un ideal y por un proyecto, que trata de realizar concretamente
mediante una acción eficaz, pero viene a encontrarse inevitablemente frente a las difi-
cultades enormes, en las cuales tropieza todo el que hace algo. No se trata solamente de
dificultades grandes, como la persecución, la marginación o el peligro de integración;
sino que es especialmente el esfuerzo constante por construir una actitud de compromiso
frente a la indiferencia, la incomprensión y el desinterés de la mayor parte. Nace entonces
la tentación del desaliento y de la desconfianza, que puede llevar a frustraciones, a la
desesperación y a la angustia. Pero son necesarios un ánimo y una valentía, que hagan
superar las dificultades y que mantengan vivo el sentido del mensaje, el cual sigue siendo
utópico y futuro, si es válido. Es necesario mantener firmes los puntos de referencia y
conservar vivo el ideal hacia el cual se tiende. Y es necesario evitar el desaliento, porque
no se realiza todo y de inmediato: lo importante es comenzar a realizar hoy alguna cosa
de la utopía, que nunca se actuará totalmente, sino al final.
El creyente tiene esta fuerza indomable de la esperanza. Su valor inextinguible deriva
de la certeza confiada en la llegada final del reino de Dios. Él sabe que contra todas las
apariencias y a pesar de las múltiples desilusiones, la historia se desarrolla bajo la insignia
del amor, de la promesa, del designio de Dios, de un Dios que es absolutamente fiel. Es
cierto, en virtud de la muerte y de la resurrección de Jesús, que elfinalde la historia será
la victoria final de la vida sobre la muerte, del amor sobre el odio, de la libertad sobre
la esclavitud. Por consiguiente, puede esperar contra toda esperanza. La esperanza de
que, a pesar de todo fracaso evidente, el reino de Dios al final llegará, introduce en la
historia humana un impulso creativo que le impone superarse incansablemente, y al
mismo tiempo abre a esa superación nuevas perspectivas. La llegada del reino de Dios es
una cosecha que tarde o temprano madura, a pesar de las dificultades concretas a las que
está sometida la semilla. En efecto es necesario tener una confianza absoluta en el éxito
y en el resultado final. Llegará un día, en el cual el reino de Dios se mostrará en todo su
esplendor, dará frutos ricos y la mies será abundante.
Pero Jesús anuncia también la proximidad del reino de Dios, el cual ya irrumpe
en el mundo, y está presente; él es ya desde ahora una realidad que obra y actúa. Su
nacimiento y su crecimiento, es decir, su progresiva formación en la historia, encuentra
incomprensión, odio, soledad, fracaso. Pero precisamente en las dificultades, antes bien,
a causa de ellas, el reino de Dios comienza y se desarrolla. La palabra de Dios es poderosa
y fecunda; la llegada del reino de Dios es invencible. Él está llegando continuamente. Lo
importante es reconocer su presencia dentro de la vida y de la historia. La percepción de
la presencia de Dios despierta en el hombre una mirada nueva, la de la fuerza de Dios
y la esperanza del Reino. En el corazón del hombre nace una certeza confiada, capaz de
ayudarlo en el esfuerzo por hacer más feliz la vida, más en armonía con el proyecto de
Dios y con las aspiraciones de los hombres.
"La confianza y la alegría de la fe, que se podía comprobar durante el breve fortale-
cimiento de la Iglesia bajo el pontificado de Juan XXIII, tiene aquí su raíz. Juan XXIII

18. LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 1 -9 135


habló del futuro con un optimismo que hoy nos parece casi ingenuo y prometió a la
Iglesia un nuevo pentecostés. Después de esta fase, relativamente breve, de floreci-
miento, la Iglesia, sin embargo, volvió a tener miedo de su propia valentía. Ahora se
tiene nuevamente miedo del riesgo, y nos hemos entregado ampliamente a una obra de
conservación y de restauración. Sin embargo, si la Iglesia viene a ser el asilo de cuantos
buscan descanso y abrigo en el pasado, no debe asombrarse de que los jóvenes den la
espalda y busque el futuro en ideologías y utopías de salvación, que prometen llenar el
vacío, que el miedo, de la Iglesia ha dejado libre" (W. Kasper, Introduzione alia fede,
Queriniana, Brescia, pp. 187-188).

APLICACIÓN A LA VIDA

Experiencia de lo indetenible
Debe haberles sucedido a todos, en la edad en que uno se asombra realmente, de
haber visto con miedo un grande incendio, o de haber temblado frente a un río que se
desborda.
Nos han dado la impresión de lo que no se puede detener: las llamas que lo devoran todo:
casas, árboles, campos; o bien el agua que arrebata la vida y apaga inclusive el fuego.
Cuando uno es adulto pasa por la experiencia con menos asombro de muchas otras cosas.
Pero el común denominador de lo que no se puede detener, corre el riesgo de ser el
mal. Se comprueba que lo que no se puede detener es el aumento de los precios, el costo
de vida, el impulso hacia la inflación; lo que no se puede detener es la contaminación
y el estrés de quien trabaja fuera de casa, así como de quien está ocupado en casa; se
pasa por la prueba dolorosa de enfermedades implacables como el cáncer, que siguen
su proceso y truncan una existencia joven o se llevan a un padre de familia. ¡Y uno se
vuelve pesimista! Es la "constatación" ineludible de que las cosas "empeoran": en los
periódicos se intensifican las noticias de secuestros de personas; se vuelve cada vez más
peligroso vivir; es difícil encontrar un trabajo o tener un puesto asegurado; las iglesias, se
dice, están siempre más desiertas; ¡la honestidad y la justicia desaparecen! Se propagan
en cambio... ¿No nos viene la sospecha de que se propaga el reino de Dios? ¿Que él
"irrumpe" (1,14) de un modo invencible?
¿No nos sorprende tal vez la idea, o mejor, no experimentamos que la palabra de
Dios, aquella semilla a la que se aplica la parábola, a pesar de todas las dificultades y los
obstáculos, produce fruto?
Tal vez entonces somos ciegos y sordos, para usar las expresiones del evangelio;
nosotros estamos en el camino de la conversión, no pertenecemos a la familia de Dios,
aunque tenemos tareas muy precisas en la Iglesia. Y entonces todo lo que se diga acerca
de Dios, que es ante todo Jesucristo, pero es también la historia del hombre en sus hechos
y en sus sufrimientos, se convierte en parábola, enigma y rompecabezas incomprensible
(todo lo sugerirá el pasaje siguiente). Ciertamente muchas cosas tienden a lanzarnos por
esta pendiente desesperada: la ciudad-desierto, los cielos grises, la ausencia de árboles,
los ritmos frenéticos, la desolación de la violencia... Corremos el riesgo de apagar la capa-
cidad de captar el sentido más profundo, poético y vital de la realidad. Pero por mo-
mentos, tal vez en situaciones decisivas, se rasga el velo, y con los ojos de una esperanza
lúcida se descifra el mundo y de allí nace un mensaje.

136 18. LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 1 -9


Son ejemplo de ello los contenidos de cartas de dos condenados a muerte durante 1;
guerra: "Hoy muero. Estamos en el mes de mayo. Cuatro estamos en la celda. Esperamos
el momento de separarnos. Estaré con ustedes, en medio de ustedes, me sentaré cor
ustedes en la banca del jardín, mi espíritu estará siempre con ustedes. Por la mañana,
con la aurora les sonreiré, y con el atardecer los saludaré. Que el amor y no el odio
domine el mundo...". "Yo no soy más que una cosa pequeña, y mi nombre pronto será
olvidado; pero la idea, la vida y la inspiración que me inundaron continuarán su vida. Los
encontrarás por doquiera, sobre los árboles en primavera, en los hombres por tu camino,
en una sonrisa breve y dulce... Creceré y seré maduro, viviré en ustedes, cuyos corazones
he ocupado, y ustedes seguirán viviendo, porque saben que me encuentro delante y no
detrás de ustedes... No estoy viejo, no debería morir, sin embargo, me parece natural y
sencillo, es solamente la manera brusca la que me asusta en un primer momento" (de
Cartas de los condenados a muerte en la resistencia europea, Einaudi, Torino 1967, p
192-256)

REFLEXIÓN DE FE

Presagios favorables
¡Cuan arduo es el camino del hombre! En una primera mirada, él no puede sustraerse
al pesimismo, y corre elriesgode anidarse en él casi hasta la angustia. Y el asfalto plano
de la calle, que me sustrae a mí mismo (v. 4), la aspereza (v. 5) y la sequedad del camino,
tiende a secar cada cosa (v. 6). Tribulaciones y espinas están en mi derredor (v. 7).
Pero ¿es éste el sentido último y verdadero de las cosas? ¿Puede existir una mirada
que no recoja su provocación, que no confíe en su testimonio de contradicción? ¡Pero sin
evadirlas ni trasformarlas ni hacerlas objeto de superstición!
Es mi fe, oh Señor, que debe probarse en la respuesta. Porque yo sé que tú estás
aquí con tu reino (1, 15). Quiero estar con aquellos que tienen oídos para oír (v. 9),
presagiando la buena tierra y recibiéndola con la esperanza de sus frutos. Ella no falta
tampoco en mí. Quiero presentar un corazón que sea bueno en tu presencia, y anteponer
eso a la visión más "realista", pero en verdad más superficial, de un mundo que carece
de tu cercanía y de tu amor.

18. LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 1-9 137


19. LA FINALIDAD DE LAS PARÁBOLAS
(Me 4, 10-12;MM3, 10-15; Le 8, 9-10)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


El paso de la parábola narrada por Jesús a la explicación que dio de ella a la comunid
de los primeros creyentes (como lo veremos en los w. 13-20), está constituido por estos
versículos, introducidos por Marcos sobre la base de composiciones que se habían form
anteriormente. Refiriéndose a un pasaje de Isaías se plantea una cuestión general concern
a las parábolas: ¿por qué Jesús habla en parábolas si no es tan fácil entenderlas? (el térm
hebreo o arameo correspondiente a "parábola" significa "discurso enigmático"). ¿Eso n
en contraste con la intención fundamental de Jesús que es la de dirigirse a todos sin distin
(efi 3, 23; 4, 3.9.33).
La respuesta toca decididamente las condiciones interiores necesarias a todos los oy
(discípulos y no discípulos), para que puedan entender las parábolas.

10. Cuando quedó a solas, los que lo seguían a una con los Doce le preguntaban
sobre las parábolas.
11. Él les dijo: "A ustedes se les ha dado el misterio del reino de Dios, pero a los que
están fuera todo se les presenta en parábolas,
12. para que por mucho que miren no vean, por mucho que oigan no entiendan, no
sea que se conviertan y se les perdone.

v. 10: los que ¡o seguían a una con los Doce: más final de la historia del mundo: se tratará de la salva-
exactamente deberíamos traducir: "los que estaban ción o de la condenación de los hombres.
en su derredor con los doce"; en efecto, en 3, 21, "los En los evangelios el término "misterio" se en-
suyos" indica los parientes que habían ido a buscarlo; cuentra solamente en estos tres pasajes paralelos de
aquí en cambio, son los discípulos a los cuales Marcos, los sinópticos, con referencia al misterio del reino
de un modo más bien forzado, a diferencia de Mateo que no se define pero, en el conjunto del evangelio
y Lucas, añade también los doce. se expresa en la misma persona de Jesús, reconocible
v. 11: el misterio del reino de Dios: la palabra sólo por medio de una revelación. En san Pablo
"misterio", de etimología incierta (parece que deriva encontramos un amplio desarrollo teológico de este
del verbo griego que significa "cerrar la boca"), tiene término. El significa ante todo el plan y la decisión
un uso muy amplio en el mundo greco-romano, de Dios de salvar a los hombres mediante la muerte
para designar varias formas deritosreligiosos. de Cristo, primogénito de los resucitados: designio
En el Antiguo Testamento el término griego divino oculto durante siglos, manifestado luego a
indica, por lo general, "cosa secreta" y en particular los profetas y a los discípulos de Jesús, a los cuales
el plan o la decisión del rey. se les ha confiado la misión de anunciarlo a todas las
En los textos de Qumran designa los proyectos naciones, para que todos, judíos y paganos, puedan
llegar a ser partícipes del mismo cuerpo.
y las decisiones de Dios que conciernen al período

138 19. LAFINALDAD DE LAS PARÁBOLAS: Me 4. 10-12


En síntesis, Jesucristo puede llamarse el "mis- porque los que lo escuchan tienen la mente cegada y,
terio"; en Ef 5, 32, también la Iglesia es iden- por consiguiente, no pueden comprender el mensaje
tificada con el misterio. del reino. Le 8, 9-10 cita solamente el comienzo del
A los que están fuera: es la fórmula con la cual pasaje, y omite las palabras más ásperas. Jn 12, 39-40
entonces se indicaban los paganos o los incrédulos; sigue el texto hebreo, aunque no lo refiere exacta-
pero en este contexto del evangelio, son los que (a mente: a diferencia de los sinópticos, él no lo pone en
veces hebreos, fariseos, paganos, discípulos, los boca de Jesús, sino que lo presenta como una reflexión
mismo apóstoles) no están dispuestos a acoger el don propia. Marcos cita el comienzo y el final del pasaje de
de la manifestación que Jesús hace de sí mismo. Por Isaías según la redacción del Targum: eso confirma
consiguiente, la contraposición entre: "A ustedes se que el mismo Jesús realmente lo citó. Además Marcos
les ha dado" y "Pero los que están fuera" no indica admite que la imposibilidad de comprender que
grupos de personas definidas de un modo estable tenían los oyentes depende precisamente del hecho de
ni confirmadas de una vez por todas para siempre que Jesús les hablaba en parábolas. Los dos puntos
en su comprensión o en su rechazo al "misterio de determinantes del pasaje son aquellos en los que
Cristo": a todos les es posible cerrarse o abrirse a la aparece la conjunción "para que". En el primer caso
luz del mensaje que es proclamado. con el significado de finalidad; elladebe ser completada
con una frase de este tipo: "para que se cumpla (lo que
v. 12: Este pasaje de Isaías, citado por Marcos, ha fue anunciado por el profeta)". Por consiguiente, no se
suscitado varias interpretaciones, que oscilan entre el expresa la intención de Jesús, sino la de Dios. El se-
castigo de no lograr ver ni escuchar, y la promesa de gundo caso ("para que no") traduce una expresión
ver y escuchar. Ante todo hay que notar que, ya en aramea que puede significar ya sea "para que no", ya
las traducciones del Antiguo Testamento (del texto sea "a no ser que". La cita que presenta Marcos, por
hebreo al griego de los Setenta y a la vulgata latina) tanto, debería traducir así: para que "miren pero no
y en la redacción según el Targum (el texto que se vean, oigan pero no entiendan, a no ser que se convier-
comentaba en las sinagogas), se encuentran ligeras tan y se les perdone".
variantes.
Los cuatro evangelios citan este pasaje de Isaías. Con Jeremías, nos parece que esta última inter-
Mt 13, 13-15, refiriéndose a la traducción griega, pretación es la más probable, por cuanto es más
subraya el hecho de que Jesús habla en parábolas acorde con la intención de toda la predicación de
Jesús.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El misterio del reino


Para comprender las parábolas, es necesario interrogar a Jesús (v. 10): sólo a partir de
su vida se comprende el significado que ellas tienen. Así también el enigma de nuestra
vida es una parábola que se vuelve clara solamente si está iluminada con su palabra.
Al que sabe "escuchar" (cf. v. 3) se le confía el misterio del reino de Dios" (v. 11). En
cambio para los otros, sigue siendo un misterio impenetrable^ Éstos son los que están
"afuera" (cf. v. 11, 3, 31 s.), mientras los primeros están con Él (cf. 3, 14) dentro de la
casa (cf. 3, 34) y cumplen su voluntad (cf. 3, 35).
Solamente quien cumple la voluntad de Dios, capta el misterio del reino; en otras
palabras, el que cree en el evangelio y sigue a Jesús, está abierto a la luz, y recibe el don
del misterio del reino de Dios, que es Jesús mismo. Toda la vida de Jesús es una parábola
oscura en la cual hay que descubrir la luz de la palabra. Pero ella es como la columna de
nube colocada entre los egipcios y el campo de los israelitas: "Era tenebrosa para los unos,
mientras para los otros iluminaba la noche" (Ex 14, 20). Para el que sigue el camino de la
libertad, Jesucristo es la luz del reino, como está escrito: "La ciudad no necesita ni de sol ni
de luna que la alumbre, porque la ilumina la gloria de Dios y su lámpara es el Cordero" (Ap
21, 23). Para los otros en cambio, Jesucristo es un enigma oscuro: precisamente al mirarlo
no lo ven, y al escucharlo no lo entienden (cf. v. 12). El sigue siendo una nube oscura para
todos lo que están fuera del campo de los que siguen el evangelio.

19. LA FINALIDAD DE LAS PARÁBOLAS: Me 4, 10-12 139


Sin embargo, la parábola, que es luz para los unos y enigma para los otros, es útil a
todos; en efecto, suscita en los unos el descubrimiento gozoso de un nuevo camino de
luz, y en los otros el interrogante angustioso que evoca la oscuridad de la noche. Ella es
al mismo tiempo luz y estímulo para una investigación ulterior.
Por eso Jesús hablaba en parábolas. "Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas
como éstas, según podían entenderle; no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios
discípulos se lo explicaba todo en privado" (w. 33 s.).
Los discípulos eran quienes interrogaban a Jesús acerca de las parábolas (v. 10). Estos
interrogantes continuos se realizan aún hoy entre el Cristo resucitado y la comunidad
que trata de comprender la propia situación presente a la luz de la vida de Jesús (cf. el
pasaje siguiente, w. 13-19): sólo esos interrogantes son preguntas que pueden recibir el
don de la respuesta, el misterio del reino de Dios (cf. v. 11).
También nuestra vida sigue siendo una parábola que en parte es clara y en parte
oscura. Cuando está oscura, de tal manera que al mirar no vemos, y oyendo no enten-
demos (cf. v. 12a), interrogamos a Jesús con insistencia. Dice, en efecto: "Pidan y se les
dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá; porque todo el que pide recibe; el que
busca, halla; al que llama se le abrirá" (Mt 7, 7s.).
Dios nos convertirá (cf. v. 12b), haciéndonos modificar nuestra praxis según la de
Jesucristo. Entonces se proyectará sobre nosotros una gran luz, y experimentaremos la
alegría del perdón de Dios (cf. v. 12c) en el don del misterio de su reino.

ACTUALIZACIÓN

Las condiciones para una auténtica escucha de la Palabra de Dios


La explicación, que pone en evidencia el sentido de las palabras de Jesús en parábolas,
nos ofrece los elementos necesarios para establecer las condiciones requeridas para una
lectura acertada de la palabra de Dios. El tema de los criterios para una recta comprensión
de la Escritura ha llegado a ser de una actualidad sorprendente, desde cuando la Biblia
dejó de ser monopolio de algunos, para convertirse en el libro de todo el pueblo de Dios.
Nos parece que estas condiciones, establecidas con base en el sentido de las parábolas,
son fundamentalmente tres.
La primera condición es que nos acerquemos a la Escritura bajo la presión de preguntas
y de problemas. Así se afirma la necesidad de la denominada "precomprensión", la cual,
sin embargo, no debe nunca ser respondida, sino que debe ser tan sólo un interrogante
y un problema. Es decir, no se debe partir de prejuicios o de opciones ya realizadas (por
ejemplo, la opción de clase), las cuales llegan a ser el criterio para la interpretación de la
verdad y de la validez de la palabra de Dios. En este sentido, uno encuentra en la palabra
de Dios lo que ya sabe; tiene la confirmación de lo que ya piensa. En efecto, la parábola
es una pregunta. Jesús no la explica y sólo "en privado se lo explicaba todo a sus propios
discípulos" (4, 34). Él prefiere que el pueblo se quede con la pregunta en suspenso y que
se preocupe por descubrir la respuesta. ¿Por qué? Lo importante es interrogarse y buscar
continuamente. Cuando uno tiene la pregunta, puede también encontrar la respuesta.
La segunda condición está en el hecho de que sólo quien se ha comprometido con toda
su persona, puede experimentar la verdad de la palabra de Dios. El conocimiento de.la
palabra no puede basarse sino sobre el compromiso personal. La distancia y el desinterés

140 19. LA FINALIDAD DE LAS PARÁBOLAS: Me 4, 10-12


impiden alcanzar la verdad. El misterio del reino de Dios, en efecto, se confía solamente
a los discípulos. La fe, entendida como seguimiento es la condición necesaria para
comprender la palabra de Jesús, porque solamente el que obra rectamente comprende.
Solamente a quien la ha acogido por dentro, y cumple la voluntad de Dios, y sigue a Jesús
de cerca, se le concede comprender y entrar en la luz. La situación de vida, del compartir,
de la participación, y una actitud de connaturalidad hace que se comprenda. También
nosotros comprendemos solamente si nos convertimos. "Los de fuera", es decir, los que
no están dispuestos a acoger el don de la revelación que Jesús hace de sí mismo, quedan
en las tinieblas. Ellos no pueden comprender el misterio del reino de Dios; para ellos las
palabras de Jesús siguen siendo oscuras a causa de la falta de apertura.
La tercera condición es que uno no puede comprender si no está dispuesto a cambiar y a
dejarse cuestionar. Muchas veces, cuando leemos la palabra de Dios, no nos preocupamos
por descubrir nuestros errores para cambiar las ideas equivocadas que tenemos en la
mente y ponerlas en armonía con la palabra de Dios, pero tratamos de armonizar ésta con
nuestras ideas equivocadas. A la palabra de Dios le hacemos decir todo lo que queremos.
"En el tiempo de Jesús el pueblo tenía en su cabeza una idea determinada acerca del
reino de Dios... Pero la idea no era correcta... La idea cambia solamente si parte de una
experiencia... La idea del pueblo acerca del reino cambiaría solamente si se parte de una
experiencia nueva del reino... Y Jesús ofrecía la oportunidad de encontrar y de realizar la
experiencia del reino de Dios de un modo totalmente diferente. Él mismo, Jesús, era el
reino de Dios, presente en medio del pueblo. Con su acción concreta, con todo lo que El
era y significaba, Jesús revelaba al Padre y mostraba qué sucede cuando el hombre deja
que Dios invada su vida, es decir, deja que Dios sea "rey" en su vida. En la medida en
que el pueblo se abriera para acoger a Jesús, habría llegado a ser capaz de percatarse del
engaño y reconocer que su idea acerca del reino estaba equivocada... A partir de Jesús, las
parábolas se proponen algo más que enseñar alguna idea nueva. Ellas quieren promover
un contacto con Jesucristo... Quieren provocar un cambio radical en nuestro modo de
juzgar y de obrar... El contacto con Jesús quiebra el cofre de las ideas equivocadas y abre
el camino y un nuevo modo de ver y de escuchar, de convertirse y de recibir el perdón"
(C. Mesters, Incontri biblia, Cittadella Ed., 1974, 3, pp. 24-27).

19. LA FINALIDAD DE LAS PARÁBOLAS: Me 4, 10-12 141


APLICACIÓN A LA VIDA
Punticos blancos minúsculos, punticos negros minúsculos: una fotografía no es sino
eso. O es algo totalmente distinto si la entiende en su conjunto y si ves en ella lo que
representa: entonces es el motivo de una existencia, un mundo de esperanzas, de afectos,
la razón de fatigas y de compromisos. Es como la vida: pequeños hechos inconexos, de
alegría y de dolor o de indiferencia. O bien, podemos leerla en su conjunto, si la leemos
como parábola no narrada: es un designio misterioso, perfil que se está delineando.

Una poesía anónima, muy sencilla, quisiera expresar eso:


Los hechos de la vida, con todo lo que ellos ocultan,
son para mí una fotografía rasgada;
se fue en mil pedacitos,
es confusa, inconexa, no dice mayor cosa:
el rostro que representaba está todo desfigurado.
Estaba ya hecha pedazos cuando yo nací;
no conozco ese rostro, porque no le he visto nunca.
Pero sé que existe, porque entreveo sus lincamientos
rasgados, perdidos en mil pedacitos;
era bello, tan bello que siento nostalgia de él.
Quiero recomponer la vida rasgada
y descubrir ese rostro que tanto me atrae.
A veces me parece que lo he logrado;
lo he visto otras veces; ya no sé dónde fue.
Pero apenas me aparece, pronto desaparece.
Busco los pedacitos, que aún faltan,
para ver ese rostro que habla con nosotros;
no he logrado todavía hallarlo en la vida que vivo.
Pero estoy seguro que un día lo lograré
y sé que ése será un día feliz.
Será el día en el que finalmente descubriré
la clave de la vida, el sentido de las cosas,
porque me revelará por siempre quiénes somos nosotros.
jVeréfinalmenteese rostro que me atrae!
(Citado por C. Mesters, o. c, p. 32).

142 19. LA FINALIDAD DE LAS PARÁBOLAS: Me 4, 10-12


REFLEXIÓN DE FE

Aceptar su juego
La característica de Jesús, maestro del hombre, es que Él no enseña nunca una verdad
extraña a sí mismo: Él me enseña "su propia persona", hace consistir la verdad en las
riquezas y en el sufrimiento de su vida. El hombre a menudo quisiera encontrar a Cristo
en un terreno "neutro" para hacerse dar pruebas de verdades para discutir. Quisiera
alcanzar la verdad de una manera presumida; hacer de ella un objeto de conquista per-
sonal, adaptándola a sí mismo, como se hace con un vestido bien medido y tal vez
elegante: de todos modos, hacer que Cristo baje a su terreno. Jesús, en las parábolas, en
cambio comienza a hacerme desalojar. Toma la iniciativa con un relato vivo, al cual tengo
que abrirme. Tengo que salir a su encuentro y confiar en sus parábolas. Aceptar su juego
son sólo en cuanto a las cosas que tendrá que decirme y que sólo Él posee ("En verdad,
en verdad te digo, nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que
hemos visto... Jn 3, 11"), sino también en la manera con la cual quiere expresarlas. Es,
para dar un ejemplo casi trivial, como cuando alguien propone un relato ingenioso. Él
debe ser aceptado junto con el relato que expone, con elriesgoque todo caiga.
Por eso, si no acojo la palabra demuestro que tengo un corazón endurecido hacia Jesús
que me la propone de un modo íntimo y prudente: yo escucho, pero no comprendo; miro,
pero no veo. Tengo dificultad en aceptar una verdad tan personalizada, que se identifica
con el que la dice. Quiero solamente una verdad fría y calculada, como signo frío de la
era actual. Es necesario desenganchar esa verdad de Jesús, de la cual es indispensable
defenderse... no acepto que Él al decir la palabra, acabe por decir su misma persona.
En este aspecto, cada palabra de Jesús pertenece al género de las parábolas: en ellas
veo, por encima del contenido, una presencia que me concierne muy de cerca, y que no
acaba nunca de asombrarme.

19. LA FINALIDAD DE LAS PARÁBOLAS: Me 4, 10-12 143


20. EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR
(Me 4, 13-20; cf. Mt 13, 18-23; Le 8, 11-15)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Después de la narración de la parábola de Jesús y después del intermedio en el cual el


evangelista discute el porqué de las parábolas, aquí encontramos una interpretación típica de
la parábola del sembrador tal como se ha formado entre las comunidades cristianas. Esta serie
de pasajes, estrechamente ligados, nos ofrecen no sólo el mensaje originario, sino también la
reflexión que una comunidad de creyentes, en un contexto histórico preciso, ha hecho sobre él
Son muchos los motivos con base en los cuales deducimos que este trozo presenta el comen-
tario de la comunidad cristiana: ante todo el estilo no hebreo del texto y el vocabulario muy
cercano al lenguaje de las cartas del Nuevo Testamento, en particular el uso del término "pala-
bra", común en la iglesia primitiva para indicar el evangelio, luego la relevancia que se da a
algunos detalles de la parábola (los cuatro terrenos diferentes), dejando en sordina el punto
principal, que, como lo hemos explicado, concierne a la venida del reino de Dios a través de la
actividad y la predicación de Jesús. Por otra parte, tampoco podemos decir que estamos frente
a una pura alegoría; en efecto, otros detalles del relato se descuidan tranquilamente. En fin, se
trata de una adaptación de la enseñanza de Jesús según circunstancias determinadas de la vida
que esos creyentes estaban experimentando. Véase las referencias a la superficialidad, a las
persecuciones, a las riquezas, al apego y alas tendencias mundanas, que eran las dificultades
que impedían e impiden acoger con fruto el mensaje del reino.
Aunque esta interpretación posterior, por obra de la comunidad, no conserva la fuerza de la
parábola originaria de Jesús, es para nosotros, sin embargo, una ayuda grande, tanto porque las
dificultades que encontraban esos primeros cristianos las experimentamos nosotros también hoy, a
como también porque ella nos muestra que la palabra de Dios debe entrar en la vida concreta de
cada individuo y de cada comunidad. "La exhortación de la comunidad se ha de tomar tan en serio
como las de Pablo en sus cartas. Después de haber escuchado la parábola de Jesús, tenemos que
dar otro paso y dejar que el comentario de la comunidad nos proteja contra la tentación de mirar
la época de Jesús con una mirada desinteresada" (E. Schweizer, o. c, p. 106).
La aplicación de la parábola sigue una marcha lineal: en sí el campo habría debido
representar a los hombres y la semilla el anuncio hecho por Jesús. En realidad, en los vv. 16-
20, la semilla representa al hombre voluble o fiel.
El mensaje del reino no puede detenerse en el simple nivel de anuncio, sino que debe suscitar
un comportamiento coherente de conversión y de superación progresiva de las dificultades, que
ciertamente no será harina de nuestro costal, sino obra del Espíritu del Señor, al cual está
confiado nuestro crecimiento en la fe y la realización prodigiosa de los frutos de la mies del
reino, según el mensaje de la parábola del sembrador narrada por Jesús.

144 20. EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 13-20


13. Y les dijo: "¿No entienden esta parábola? ¿Cómo, entonces, van a entender las
demás parábolas?
14. El sembrador siembra la Palabra.
15. Los que están a lo largo del camino donde se siembra la Palabra son aquellos
que, en cuanto la oyen, viene Satanás y se lleva la Palabra sembrada en ellos.
16. Igualmente, los sembrados en terreno pedregoso son aquellos que, al oír la
Palabra, al punto la reciben con alegría,
17. pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se
presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumben en
seguida.
18. Y otros son los sembrados entre los espinos; son los que han oído la Palabra,
19. pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y las demás
concupiscencias les invaden y ahogan la Palabra, y quedan sin fruto.
20. Y los sembrados en tierra buena son aquellos que oyen la Palabra, la acogen y
dan fruto, unos treinta, otros sesenta, otros ciento".

v. 14: el sembrador siembra la palabra: como Esta concepción del diablo en la Biblia se en-
ya lo hemos señalado al comentar 1, 45, el término marca en el tema más amplio acerca de los demonios
"palabra" (logos), en el uso común de la iglesia de que, tal como ha llegado hasta nosotros, en sus
los orígenes, indica el evangelio y su predicación (cf. rasgos fundamentales se remonta a las mitologías
Hch 6, 4; 8, 4; lTs2,13; Ga 6, 6; Col4, 3; etc.). de la antigua Mesopotamia. Los males de la vida se
v. 15: Aquí el terreno representa a los hombres, atribuían al mal influjo de los demonios, cuya
la semilla la palabra: es la aplicación más inmediata. malicia podía ser frenada por los brujos. Se admitía
también la existencia de espíritus buenos, que eran
Viene Satanás: ampliando los pocos datos a
invocados para arrojar los demonios malos. En el
propósito de 1, 13 y 3, 22, añadimos alguna explica-
pueblo hebreo, donde no se admitía la magia, esta
ción ulterior. La Biblia griega de los Setenta traduce
concepción acerca de los demonios nunca tuvo una
con frecuencia la palabra hebrea "Satanás" con "dia-
difusión amplia: se encuentran huellas de ella en el
bolos", que significa "acusador" (en una corte penal)
lenguaje popular, al hablar de los dioses extranjeros
o "calumniador". En el Nuevo Testamento Satanás y
o de los peligros que amenazan al hombre (cf. Sal
diablo se usan indiferentemente. En la mayor parte
91, 5-6), y contra ellos Yahvé protege a sus fieles.
de los pasajes del Antiguo Testamento, el término
Satanás adquiere el sentido metafórico de "adversa- La creencia en los demonios se reaviva en
rio": a veces se trata de adversarios suscitados por el judaismo que sirve como contexto del Nuevo
Yahvé mismo para castigar a los pecadores. Testamento. El origen de los demonios se explica
Sobre todo en el libro de Job, Satanás aparece acudiendo a algunos pasajes bíblicos, como está
como el acusador celestial, casi un agente de Yahvé, documentado en los libros apócrifos, según los cua-
cuya función es poner a prueba la virtud de los les los demonios se describen como ángeles decaí-
hombres. dos o como los hijos de Dios que se casaron con las
hijas de los hombres (cf. Gn 6, 1-4).
En la literatura apócrifa la obra de Satanás, como
príncipe de los espíritus malignos, viene a ser acción En el Nuevo Testamento la presencia de los de-
maliciosa, por cuya envidia la muerte entró en el mun- monios prácticamente se limita a los casos de pose-
do. En el Nuevo Testamento nos la presenta siempre sión diabólica; los demonios con frecuencia se llaman
en este aspecto. Él se atreve a tentar incluso a Jesús, espíritus, a veces se definen también como "impuros".
que, sin embargo, lo vence definitivamente, al soltar Se les llama también ángeles de Satanás, y para ellos
las cadenas con las cuales él mantenía esclavos a los está preparado el fuego eterno. De la concepción
hombres; la lucha de Jesús contra Satanás constituye del reino demoníaco, típica del judaismo, derivan
uno de los temas fundamentales de los evangelios. términos como "principados", "potencias", "potesta-
des", que se encuentran en las cartas de san Pablo: se
Los hijos del diablo son aquellos que no
trata de una jerarquía de dominadores de las tinieblas,
practican la justicia y no aman a sus hermanos.

20. EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 13-20 145


de seres espirituales y malignos, contra los cuales los v. 17: en cuanto se presenta una tribulación:
cristianos deben luchar y sobre los cuales Cristo ha estas palabras, como las del v. 19, pertenecen al
obtenido una victoria completa, y los ha sometido a vocabulario de las primeras comunidades cristianas,
Dios. Surge espontáneo el interrogante: ¿la Biblia al como se puede comprobar en las cartas del Nuevo
hablar de demonios, no usa un lenguaje mitológico Testamento, y subrayan situaciones precisas que tur-
para personificar el mal? Se puede afirmar que en baban o desalentaban a los creyentes de esos primeros
muchos casos también en la Biblia este lenguaje es tiempos. En este período también la comunidad
de carácter popular y, por consiguiente, por su natura- de Marcos sufría ciertamente bajo el choque de
leza, no implica afirmaciones teológicas o filosóficas, las primeras persecuciones, mediante las cuales las
sobre fuerzas del mal personificadas o cósmicas. De autoridades romanas comenzaban a reprimir el nuevo
todos modos la Iglesia, con base en algunos pasajes "fermento" cristiano. El mismo Pedro, fundador y
bíblicos, siempre ha enseñado la existencia de espíritus animador de varias comunidades, murió mártir en
personales malvados, rebeldes contra Dios y siempre Roma durante la persecución de Nerón.
dedicados a inclinar a los hombres hacia el mal, con Sucumben: este verbo se repite otras veces en
toda suerte de artes maléficas, abiertas o solapadas. Marcos, así como en Mateo y Lucas; no se en-
w. 16: Aquí, como en los w. 18 y 20, se vuelve cuentra en la literatura clásica griega, sino sólo en la
estrecho el paralelismo entre "semilla" y "palabra de traducción de la Biblia de los Setenta. En la forma
Dios". Pero el punto determinante de la interpreta- medio-pasiva indica un improviso endurecimiento
ción, que la comunidad ha dado de la palabra de interior, con la consecuencia de un rechazo a lo que
Jesús, es precisamente el de mostrar la infructuosidad antes se había aceptado.
o elfrutosorprendente de la semilla, que es la palabra v. 19: las preocupaciones del mundo, la seducción
de Dios, según las condiciones espirituales de los de las riquezas y las demás concupiscencias: se entre-
que la acogen. De este modo se desplaza el meollo vé aquí la tentación de la mundanización, que
de la parábola del que es originario, buscado por corría el riesgo de neutralizar la vitalidad evangélica
Jesús -el reino que viene y crece por obra de Dios, y de los creyentes de las primeras comunidades;
producefrutosabsolutamente imprevisibles, más allá incluso por su riqueza constituían una amenaza
de todos los obstáculos-, al que busca la comunidad, penetrante, que quitaba vigor a la autenticidad de
que pone su atención principalmente en la respuesta su adhesión al mensaje del reino.
del hombre y, por consiguiente, en sus disposiciones
interiores y en su responsabilidad.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Las dificultades de la fe
A primera vista, esta parábola parece totalmente diferente de la parábola anterior, de
la cual debería ser la explicación: allá Jesús apuntaba su mirada llena de esperanza hacia
la certeza del gran resultado final; aquí, en cambio, se detiene en forma prolija sobre los
varios tipos de terreno infecundo, y los interpela de un modo alegórico.
Alguien la ha llamado la "parábola del buen terreno", y da una interpretación moralista.
Las cosas en realidad son así: en este texto nos encontramos frente a una aplicación
precisa de la parábola, que Jesús ha narrado, a la situación concreta de la iglesia para la
cual Marcos escribe su evangelio. En otras palabras, a la luz de la parábola, que Jesús
había narrado para exponer el misterio de su vida llena de dificultades, pero también llena
de fe y de esperanza, la comunidad examina con los ojos abiertos las propias dificultades,
las que encuentra al recorrer el mismo camino de fe y de esperanza. Se trata de un ejemplo
magnífico de aplicación de la enseñanza que Jesús nos ha dado en su vida: su palabra incide
de un modo decisivo en la vida vivida del que sabe "escuchar" (cf. 4,3).
El sembrador es Jesucristo, y la semilla es su palabra (v. 14), que llega hasta nosotros
a través de la voz del evangelio. El problema consiste en identificar todo aquello que
en nuestra comunidad impide la fe y la esperanza en esa palabra, las dificultades y
resistencias que ella encuentra y debe superar. Éste es el problema vital de la comunidad:

146 20. EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 13-20


la situación concreta en la que se debe cumplir la opción de fe que vence el mundo. No
se trata de una victoria genérica, sino de la superación de dificultades de lincamientos
muy precisos.
La primera dificultad está representada por Satanás, que sobrevive y se lleva la palabra
que ha sido sembrada (v. 15). Esta dificultad es la mayor, porque proviene del interior del
hombre: Satanás se manifiesta en el "pensamiento del hombre", que impide que Pedro
acepte la palabra del Hijo del hombre (cf. 8, 33). El se remite de "buen sentido", como los
parientes de Jesús que pensaban que Él "estaba fuera de sí" (cf. 3, 21). "¿Qué tenemos
nosotros contigo, Jesús de Nazaret?" (1, 24), preguntaba el demonio a Jesús, sabiendo que
no tiene nada en común con Él. Sin embargo, nosotros tratamos siempre de debilitar este
contraste con compromisos y concordatos: en nombre de un falso amor o del buen sentido
o de argumentaciones sutiles, tratamos siempre de endulzar la contraposición entre la
"palabra de Dios" y el "pensamiento del hombre". El resultado es que la palabra es oída,
pero no es escuchada (cf. v. 12): queda en la superficie y no produce fruto.
Aquí la comunidad está llamada a una opción radical de fe: la palabra de Dios, o el
pensamiento del hombre. Si confías en el pensamiento del hombre, no tienes fe en la
palabra de Dios, y la desvirtúas: eres impermeable a ella. Tampoco la puedes acoger
en ti mismo: en seguida es robada, y convertida en posesión del hombre. Por una parte
entonces la primera dificultad verdadera para la comunidad es la de abandonar los propios
criterios, la "carne", como dice san Pablo, para entregarse a Jesucristo, a la necedad y al
escándalo de su cruz. Por otra parte, la primera victoria grande, que la fe realiza en la
comunidad es la de derrotar la sabiduría de los hombres" (ICo 1, 25). En efecto, nuestra
fe no se funda en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios" (ICo 2, 5).
La segunda dificultad (vv. 16s.), viene del exterior; aunque acojamos dentro de
nosotros con alegría la semilla de la palabra de vida, somos sacudidos en nuestra fe y en
nuestra esperanza por tribulaciones, presiones e incluso persecuciones que nos vienen
desde afuera. No es fácil vivir la palabra en la vida cotidiana, donde todo parece que lleva
en una dirección contraria. Con razón afirmaba Kierkegaard que la fe es un camino en el
cual todas las señales viales dicen: "¡Vuelve atrás!". El que ha optado por el evangelio y
vive del Espíritu de Cristo, será odiado y perseguido por el mundo (cf. Jn 15,18s.; 16,2).
En efecto, el mundo busca lo que es suyo, y sigue el criterio del egoísmo, de la posesión,
del dominio y de la opresión; en cambio Cristo sigue el criterio del amor, de la opción
por compartir, de la entrega. El espíritu del mundo, en apariencia, es más fuerte y vence
siempre. En cambio el Espíritu de Cristo se manifiesta en la debilidad (cf. 1 Co 1, 26 ss.),
y vence al perder, es decir, al entregarse (cf. 8, 35). Para el que tiene fe, el Espíritu de
Cristo vence precisamente en la victoria aparente del mundo, así como Cristo vencerá el
mundo en su derrota en la cruz.
Así pues, la segunda dificultad, que la palabra de vida encuentra, son las tribulaciones
y las persecuciones que provienen del exterior y penetran en el interior, desconcertando
hasta lo más profundo, sacudiendo y desarraigando en nosotros la fe y la esperanza que
no tiene raíces suficientemente profundas: "Sobre mi espalda araron aradores, alargaron
sus surcos" (Sal 129, 3). La segunda victoria de la fe en la palabra, entonces, es la que
va contra toda dificultad desde el exterior: "Ésta es la victoria que ha vencido el mundo:
nuestra fe!" (IJn 5, 4).
La tercera dificultad es muy material; tal vez es la materialización de todas' las
dificultades: es tan exterior como interior, porque se trata de algo exterior que solicita.

20. EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 13-20 147


seduce y mueve la codicia interior del hombre. Ella encuentra su expresión más completa
en el dios dinero, que se convierte en la medida suprema del hombre, y lo esclaviza
hasta lo más profundo, desvirtuando todo valor humano. Por eso el mundo mide el
valor del hombre según la cantidad de dinero que posee. El evangelio dice claramente
que no se puede servir a dos señores, Dios y el dinero (cf. Mt 6, 24). El evangelio dice
también que es imposible que un rico entre en el reino de los cielos (cf. el episodio del
joven rico: 10, 17-27). El dinero incluso asume de una manera satánica, la potencia de
Dios: es el rostro material de Satanás, el ídolo que, si te postras y lo adoras, te concede el
dominio sobre la tierra (cf. la tercera tentación, Mt 4, 9). En efecto, el dinero da poder,
prestigio y la posibilidad de obtenerlo todo sobre la tierra. Pero "¿no son acaso los ricos
lo que os oprimen?" (St 2, 6). El reverso de ese dominio, que el dinero proporciona, es
la opresión del hermano, de la cual proviene el mismo dinero. Así se quebranta el único
mandamiento, que es el del amor.
La iglesia de Marcos, que según la tradición, es la iglesia de Roma, advierte que es
relativamenterica,a diferencia de la de Jerusalén. Entonces Marcos con toda la comunidad
afirma ciara y afciertamente que /ariquezadestruye ía fe: o tienes fe en Dios, o en el dinero.
Por consiguiente, la tercera y última dificultad, que la fe en la palabra encuentra, está
representada por la riqueza, con lo que la precede y lo que se deriva de ella. Ella viene a
ser nuestro ídolo, objeto de nuestro culto y de nuestra solicitud, estímulo de una codicia
siempre creciente, ya que nos coloca en el camino opuesto al del evangelio.
La tercera victoria grande de la fe en la palabra, por consiguiente, está en la pobreza.
Éstas son las tres tentaciones constantes de la Iglesia. Pero éstas deben ser también
las tres victorias de la fe.
En este terreno, donde la palabra vence el pensamiento del hombre, supera toda
violencia en el amor y elimina toda máscara de inhumanidad, en este terreno arado, des-
compuesto y vacío que es nuestra vida cristiana, también nosotros vemos la mies madura y
preguntamos el pan de vida sin fin que Dios nos ha dado en Jesús, su palabra.

ACTUALIZACIÓN

"¡Se habla precisamente de ti!"


El Señor envió al profeta Natán adonde el rey David. El profeta le narró la historia de una
injusticia, que lo hizo sobresaltar por la ira. Pero la ira del rey se disipó en seguida, cuando el
profeta le dijo: "Eres tú el hombre que ha cometido la injusticia" (cf. 2S12,1-13).
Así, cuando leemos el evangelio, debemos sentirlo como dirigido a nosotros mismos,
en la situación de tener que asumir una opción.
La iglesia primitiva había comprendido muy bien la lección, como resulta de esta
parábola que en realidad es una aplicación que la Iglesia se hace a sí misma de las palabras
de Jesús. Ella percibe con una mente lúcida las dificultades que la palabra encuentra para
crecer en su seno, las identifica con precisión y sabe que la fe debe triunfar sobre estas
dificultades concretas.
Podemos y debemos hacer otro tanto también nosotros, con el intento de distinguir
y de llamar por su nombre las mismas dificultades que también hoy, con diferentes
disfraces, encontramos. Es con esas dificultades como se debe medir nuestra fe.

148 20. EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 13-20


La primera dificultad tal vez está constituida por el racionalismo, nuestro padre que
nos hace creer, a ojos cerrados, en nuestra razón como criterio de todas las cosas. Esto nos
impide evidentemente abrirnos a acoger el don de la palabra, que supera todo entendimiento
humano. Se trata además de una racionalidad puramente técnica y cientifista, que todo lo
calcula, todo lo dispone, todo, todo lo manipula y todo lo administra, y así reduce al mismo
hombre a una cosa calculada, esclavizada, manipulada y administrada según el propio gusto.
En la mejor de la hipótesis se trata de una racionalidad "política" que, con compromisos y
concordancias, tiene en cuenta al hombre sólo en la medida que es suficiente para que no
se rebele ni haga valer su humanidad y su vocación al evangelio.
La segunda dificultad es tal vez la desconfianza, nuestra madre, que está en relación
estrecha con el padre del que hemos hablado. En efecto, las tribulaciones y las mayores
persecuciones para nosotros provienen precisamente de la desconfianza de que, en un
mundo como el nuestro, sea posible realizarse como hombres y como cristianos. Sería
hermoso y nos agradaría obrar de un modo más humano y más evangélico; pero estamos
en seguida bloqueados por esta desconfianza, que es tan grande que no parece ni siquiera
nacida de nosotros: antes bien nos parece que haya sido ella quien nos ha engendrado
en la impotencia de obrar de otro modo de lo que nuestro padre, por su naturaleza,
preordena y quiere sistemáticamente.
La tercera dificultad es el capital, nuestro dios. Éste, en realidad, es tan sólo un ídolo,
un fruto de nuestras entrañas y de nuestras manos, que nosotros mismos hemos gene-
rado con nuestra racionalidad que intrumentaliza y nuestra incapacidad de vivir como
hombres y como cristianos. Sin embargo, su poder es tan grande que nos arrastra a
todos en su seguimiento, y nos promete abundancia y bienestar, es decir, mitos que en
realidad, en lugar de realizarnos a nosotros, sirve tan sólo para agigantarlo a él.
Así el capital se convierte en un monstruo cada vez más grande, que nos promete
todas las cosas si, postrados, lo adoramos y le servimos a él solo. Digamos francamente
que estas son nuestras dificultades actuales para vivir el evangelio. Aprendamos de la
iglesia primitiva, y no hagamos como el avestruz: saber y reconocer ciertas cosas es la
primera grada indispensable para cambiarlas.
Al actualizar esta parábola para nosotros, porque se trata de nosotros, debemos decir
entonces que nuestra fe en la palabra brillará en la propuesta de un mundo más humano y
más evangélico, como victoria sobre el racionalismo ciego; en la superación de los varios
bloques internos, como victoria sobre la desconfianza radical; yfinalmente,en la alegría
de vivir pobres y libres, como victoria sobre el fatalismo del capital.

APLICACIÓN A LA VIDA

De todos modos, la semilla crece


Esta página debería colocarse al lado de los trozos conclusivos de los capítulos segun-
do y cuarto de los Hechos, que hablan de la primera comunidad cristiana. Porque ella
no presenta simplemente posibilidades, obstáculos o tentaciones en las que cae el que
viene a ser discípulo de la palabra, sino que expone la experiencia de quien lucha contra
los propios pecados, con las limitaciones personales y las dificultades externas, pero
advirtiendo que, sin embargo, se abre camino la salvación, don de la fidelidad de Dios.
Por tanto, tal vez aquí hay una fascinación mayor que en las páginas de los Hechos de

20. EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 13-20 149


los Apóstoles, que son hasta demasiado idílicas. Es la confesión honesta del que cree
-comunidad y también individuo-, y ve la palabra inesperada vencedora de todos
los obstáculos. Por consiguiente, se trata de un discurso cautivador, evangélicamente
optimista y tranquilizador, de una comunidad no menos defectuosa, pero ciertamente
más ¡valiente!
Confiesa, en realidad, el problema de las oposiciones externas y de las persecuciones,
sin convertirlas en motivo de grande arrepentimiento: la perspectiva del sufrimiento,
del fracaso, del odio del mundo ya está incluida en la cuenta. Confiesa más bien las
dificultades internas: existe la inconstancia, la superficialidad y el oportunismo; ya
emerge el enemigo que estrangula la riqueza y las ganas de poder...
¿Pero en definitiva tiene mucho valor todo eso?
En una perspectiva de aplicación, es la actitud de fondo, el convencimiento básico,
más que las diferentes circunstancias, para invitar a la comunidad y a los creyentes de
hoy a interrogarse en vista de la conversión.
Entonces, talvez conviene dejar de enumerar situaciones desesperadas, detestar o
autocompadecerse. En cambio, es necesario afirmar con los hechos y con la vida la fe en
la eficacia de la palabra; hacer análisis realistas y sinceros de las situaciones en las que
vivimos -aceptando todo aporte para aclarar, desenmascarar, venga de donde venga-;
se requieren autocríticas convencidas acerca de la superficialidad, las incoherencias, acer-
ca de tendencias nunca apagadas a ser incautos servidores de ideologías de poder, de
afirmación...
Con mucha honestidad y con confianza: en efecto, la palabra produce fruto.

REFLEXIÓN DE FE

Consecuencias violentas y esperanzas de la palabra


Incapacidad de escucha y de acogida, superficialidad, distracciones y preocupaciones,
la riqueza: he aquí los obstáculos de mi espíritu, que constituyen los elementos de la
parábola. Es una descripción de mi vida interior frente a la invitación de la palabra. Desde
la dureza del corazón, denunciada con energía en el evangelio (cf. 8, 14-21) y que impide
que la palabra entre en mí como algo distinto del sonido exterior, hasta su contrario, el
asombro, que sorprende al oyente cuando la semilla al penetrar devasta y rompe la costra
dura de la tierra de su corazón, haciéndolaflorecerde un modo no sospechado, cien veces
maravilloso (v. 20), existe toda una gama de actitudes de resistencia, sobre las cuales la
palabra nos invita a hacer el discernimiento del corazón.
La resistencia a la palabra es alimentada indudablemente por situaciones externas,
en las cuales se "solidifica" el mal del mundo, situaciones que lo hacen afluir en mí;
pero esa resistencia, aún antes, forma parte de las cifras secretas de mi personalidad. El
encerrarme en mí mismo con susceptibilidad es, con frecuencia, algo mucho más grave
que una reacción de enojo, aunque sea pasajera. Es una manifestación de la manera como
estoy estructurado en lo íntimo, que hace explosión cada vez que mis seguridades están
en peligro.
Contra este mal radical, como SOS de una naturaleza enferma, san Pablo nos exhorta
a sentir en nuestro corazón lo que estuvo en el corazón de Cristo, el cual no "se aferró a

150 20. EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 13-20


sí mismo", sino que se anonadó, perdiéndose en sus hermanos (cf. Flp 2, 5ss). Este mal
es el pecado original encarnado en nosotros, misterio del hombre al que se contrapone el
misterio de Cristo y de cuya confrontación brota la luz y la gloria del Crucificado, clave
de todo el evangelio.
El encerrarnos y el defendernos dentro de nosotros es una tendencia tan profunda,
que nos hace incapaces de admitir el mismo hecho. Como todo secreto de mi persona,
así también éste, que es tal vez el más íntimo en la línea del "pecado", reacciona
violentamente contra toda denuncia. El vigor con el cual defiendo el secreto de mi
posesividad avara, se traiciona en el florecimiento naciente de acusaciones sobre el resto
del mundo, pero sobre todo en su violencia. El mal no es reconocido como algo que ya se
pertenece a sí mismo, sino que es proyectado totalmente hacia fuera, con la misma fuerza
con la cual le impido que se manifieste claramente en mí.
No quiero reconocerme en mi dureza del corazón, y aquí que entonces ella se
desborda en torno a mí. No es el agua que brota para la vida eterna (cf. Jn 4, 14), sino
un agua turbia que ofusca la esperanza. Nos volvemos ineptos para captar la sonrisa de
un pobre o la alegría de una circunstancia imprevista. Nos volvemos "extraños" a la
realidad, precisamente porque no quitamos la viga, que impide nuestra mirada y nuestro
camino hacia los hermanos, y nos dejamos obsesionar y poseer por sus defectos (cf. Mt
7, 1-5). Sin embargo, es necesario ser precavidos y discernir: "Con la medida con que
midan, se les medirá" (v. 24).
La semilla de la palabra no debe bloquearse: está destinada a brotar de mi tierra
avara, para extenderse hacia el don en la espiga madura. Mi incertidumbre debe ser
superada: tengo que dejarme vencer por la alegría de la cosecha. La parábola está llena
de esperanza, con la mirada hacia el campo dorado de la cosecha.

20. EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR: Me 4, 13-20 151


2 1 . CÓMO SE HA DE RECIBIR
Y TRANSMITIR LA ENSEÑANZA DE JESÚS
(Me 4, 21-25; cf. ¿c8, 16-18)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

El análisis de la estructura de este trozo nos ofrece la manera de comprender mejor la


técnica o la historia de la formación de varias páginas del evangelio, sobre todo aquellas que
están compuestas de "dichos" breves, atribuidos a Jesús por el evangelista y reelaborados en
un contexto único.
Aquí anotamos en seguida un doble acoplamiento de w. (21 -22 y 24-25). En cada uno de
los acoplamientos subrayamos un triple paralelismo en las palabras introductorias "les decía",
en las imágenes (la "lámpara debajo del celemín" en el v. 21 y la "medida" en el v. 24) yenlas
afirmaciones que siguen como explicación de las imágenes (w. 22 y 25).
Las dos imágenes, de la "lámpara debajo del celemín"y de la "medida", presumiblemente
se han integrado la una en la otra en la tradición aceptada por Marcos a causa del significado
de los dos términos "celemín" y "medida": el "celemín", en efecto, era ante todo un recipiente
que servía para "medir" sustancias sólidas.
Estas dos parejas de versículos por su parte están unidas entre sí por él v. 23 que sirve de
broche y que en términos, aunque sean genéricos, pero estrechamente unidos al discurso acerca
de las parábolas de este capítulo, ofrece la clave para la lectura (subrayada por la primera
frase del v. 24): "Atiendan a lo que escuchan" de la pareja de imágenes y de afirmaciones de
este trozo, que, por consiguiente, se han de interpretar como una parábola doble y no como un
conjunto de simples dichos.
Es muy probable que esta composición literaria sea de Marcos, que debe haber tomado
como punto de partida unos dichos de Jesús en forma de colección, independiente de aquella
en la cual se inspiraron Mateo y Lucas, los cuales refieren los mismos "dichos" en contextos
diferentes y, además, separados entre sí. Lucas los presenta dos veces: una vez reunidos en 8,
16-18 (pero allífalta la imagen de la "medida") y otra en contextos diferentes paralelos a los
de Mateo, y, por consiguiente, muestra que también él tiene como punto de partida una fuente
común con Mateo.
A través de esta composición de diferentes elementos originarios, Marcos insiste en el mensaje
del capítulo de las parábolas, y desplaza la atención del fruto, que nace abundantemente de
la semilla, a la luz que sin más se manifestará, porque Dios es fiel y lleva a cumplimiento su
promesa. Como en la parábola del sembrador se subraya la necesidad de no sofocar la semilla del
reino de Dios, anunciado por la palabra de Jesús, así en este pasaje estamos invitados a no cerrar
los ojos ante la luz que se impone y que, si es acogida se volverá cada vez más fulgurante.

152 2 1 . CÓMO SE HA DE RECIBIR Y TRANSMITIR LA ENSEÑANZA DE JESÚS: Me 4, 2 1 - 2 5


21. Les decía también: "¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín
o debajo del lecho? ¿Ño es para ponerla sobre el candelera?
22. Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en
secreto, sino para que venga a ser descubierto.
23. Quien tiene oídos para oír, que oiga".
24. Les decía también: "Atiendan a lo que escuchan. Con la medida con que midan,
se les medirá y aun con creces.
25. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará".

v. 21: Acaso se trae la lámpara: literalmente el v. 24: Las últimas palabras de este versículo
texto griego dice: "Acaso viene la lámpara" y, nos hace nos ofrecen el modo de entender el significado de
comprender con mayor claridad el significado bíblico las anteriores que forman una frase aparte, toda
de la palabra de Jesús que, como luz, ha venido para ella centrada en la imagen de la "medida": es decir,
iluminar no para ser olvidado y arrinconado. De esta a quien reconoce el alcance de la palabra de Jesús
manera nacen las dos imágenes del recipiente (del y la acoge, se le promete un conocimiento y una
celemín), que se usaba para extinguir la lámpara con experiencia cada vez más amplia del don de Dios; el
el fin de evitar que produjera humo, y la del lecho que secierraaeste anuncio (el que no se deja "medir"
(que sustituye tal vez la más originaria de "cubo"), por él), será cada vez más incapaz de captarlo y de
debajo del cual se podía ocultar la luz. comprenderlo. Así se explica también el versículo
v. 22: Este "dicho" de Jesús indicaba, origina- sucesivo, que aparentemente es paradójico.
riamente, tal vez una referencia al día del juicio v. 25: Tal vez, originariamente, esta frase era
final de Dios: aquí en el contexto de Marcos, un proverbio popular ("el rico se volverá siempre
en cambio, la frase refiere al momento de la más rico y el pobre siempre será más pobre"), que
proclamación del evangelio a todo el mundo. Jesús o la comunidad ha retomado, dándole un
significado nuevo.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La estrategia de las parábolas


"Quien tiene oídos para oír, que oiga" (v. 23), dice Jesús en esta serie paralela de dos
breves parábolas, que continúan la enseñanza contenida en los vv. 10-12.
La luz vino al mundo, la luz verdadera que ilumina a todo hombre (cf. Jn 1, 9). Pero
esta luz "viene" para ser colocada debajo del celemín o debajo del lecho, ¿o no más bien
sobre el candelera? (v. 21). Parece que la actitud de Jesús, así como las parábolas que
la explican, tiendan a ocultar esta luz. ¿No ha llegado acaso el momento de mostrarse
al mundo? Quienquiera tiene un mensaje a traer, siente la urgencia de manifestarlo.
También Jesús la sentía, así como la sentirán sus discípulos después de Él. No hay duda
de que la verdad resplandecerá y será colocada sobre el candelera (v. 22). Pero ¿cuándo
y cómo? ¡Este es el problema! En estas dos primeras breves parábolas, a través de la
oposición: debajo del celemín-lecho /candelera, es decir, oculto/ manifestado, secreto/
puesto en evidencia, se declara la estrategia inherente al mensaje de Jesús, válida también
para sus discípulos que deberán retransmitirla: el reino que Él comienza es un fuego que
Él quiere que se encienda (Le 12, 29), una luz que las tinieblas no pueden sofocar. Pero
este fuego se encenderá a su debido tiempo y a su modo, y esta luz encendida brillará para
todos a su debido tiempo y a su modo. Precisamente como la semilla de la que se habla
en las parábolas, que producirá fruto sólo después que haya sido escondido debajo de la

2 1 . CÓMO SE HA DE RECIBIR Y TRANSMITIR LA ENSEÑANZA DE JESÚS: Me 4, 21-25 153


tierra, y con la condición de que muera. Por eso Jesús a los tres discípulos que habían
visto el fulgor anticipado de su gloria en el monte de la transfiguración, "les ordenó que
a nadie contasen lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los
muertos" (9, 9). Nos hallamos en el corazón del " secreto mesiánico". Este secreto cesará
cuando Jesús sea "levantado" (cf. Jn 12, 32): entonces quedará manifestada a todos su
luz, como la de una ciudad edificada sobre el monte, que no puede quedar oculta (cf. Mt
5,14); sólo entonces será colocada sobre el candelero, y alumbrará a todos los que están en
la casa (cf. Mt 5,15), no antes. Jesús, la luz verdadera, quedará debajo del celemín, oculto
y secreto, pero será manifestado y colocado sobre ese candelero que lleva el nombre de
"cruz": contra toda lógica humana, será efectivamente el ocultamiento de su muerte el
que lo manifestará. La luz de Jesús se revelará solamente a quien le encuentra primero en
la cruz. En efecto, precisamente al ver el modo como había expirado, el centurión captará
y hará resonar, por vez primera sobre la tierra y de un modo definitivo, el sentido del
evangelio, al exclamar: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios" (15,19).
Los discípulos, y nosotros como ellos, no estaremos en condiciones de ver ni de testi-
moniar esta luz hasta cuando comprendamos y experimentemos qué significa: "resucitar
de entre los muertos" (9,10).
Por consiguiente, Jesús y su palabra son luz, pero oculta, que debe captarse precisa-
mente en su ocultamiento: es como el grano de trigo, que es promesa de espiga llena y
madura precisamente al morir debajo de la tierra. Es una cosa difícil de comprender. Es
el grande misterio del reino de Dios. En efecto, no es la gloria ni el poder de Dios, como
lo piensa el hombre, lo que nos salva, sino el modo como se ha manifestado en Jesucristo,
es decir, en la alienación y en la debilidad (cf. Flp 2, 5-10). En esta debilidad es donde
hay que buscar la fuerza de Dios (cf. 1 Co 1, 27s.).
Así, debajo del velo de las parábolas y de la vida humilde, llena de dificultades, de
Jesús se encuentra la luz del "misterio del reino de Dios" (cf. v. 11).
Por eso Jesús dice: "Quien tiene oídos para oír, que oiga" (v. 23), que es la amones-
tación central del pasaje: "El que tiene oídos para oír", sabe descubrir en las dificultades
la fidelidad de Dios a su promesa, así como el agricultor ve en su semilla que muere la
mies madura. Pero para saber comprender esto, se requiere una fe paciente e indomable
en la palabra de Dios, como la tuvo Jesús.
Esta amonestación central se repite de nuevo para los creyentes: "Atiendan a lo que
escuchan"(v. 24a), que recuerda el "escuchar" con el cual se da comienzo a la enseñanza
de Jesús en parábolas (v. 3). El pasaje viene a ser así una referencia a la fe como "escucha"
de lo que está sucediendo; si nosotros escuchamos y ponemos atención, descubrimos
la palabra bajo el velo de la parábola; y la luz, que está oculta debajo del velo de una
'realidad oscura, comienza a brillar. Entonces, lo que está cubierto, escondido y secreto,
se vuelve abierto, manifiesto y claro. En otras palabras, se nos "confía el misterio del
reino de Dios" (v. 11): en la medida en que tenemos fe, es decir, sabemos "escuchar", se
nos entrega ese misterio que sobrepasa toda medida (v. 24b). Además, el que tiene esta
capacidad de escucha, recibirá en una medida siempre mayor este don de luz (v. 25a). Al
que no sabe escuchar, se le quitará incluso lo que tiene (v. 2 5), en el sentido de que no
puede acoger el don que se le ofrece, y lo pierde en seguida: como un vino que se vierte
en quien no tiene un recipiente para contenerlo.
Todo el pasaje está penetrado por la certeza y la confianza de que la luz vence, y suena
como promesa de revelación para el que tiene fe: él afirma que la vida y la enseñanza de

154 2 1 . C Ó M O SE HA DE RECIBIR Y TRANSMITIR LA ENSEÑANZA DE JESÚS: Me 4, 2 1 - 2 5


Jesús, así como nuestra vida cristiana, se vuelven claras si sabemos escuchar la palabra,
como dice el Salmista: "Para mis pies antorcha es tu palabra, luz para mi sendero" (Sal
119,105).

ACTUALIZACIÓN

"Lámpara para mis pasos es tu palabra "


La palabra de Dios, que en los pasajes anteriores se compara con la semilla, es tam-
bién como una lámpara que se halla sobre el candelera para iluminar desde lo alto todas
las cosas. Ella es ahora, a los ojos de los que están afuera, como la luz escondida; pero se
manifestará al mundo como la luz que está colocada sobre el candelera. El mensaje evan-
gélico debe brillar delante de todos los hombres: como la columna de fuego, que precedía
e indicaba en la oscuridad de la noche al pueblo de Dios su camino. El evangelio es el
punto de referencia absoluto y la luz definitiva para toda duración de la historia humana.
A su luz, la existencia humana queda iluminada y orientada en su camino, y el hombre
no se extravía tanteando en la oscuridad como un ciego, porque la palabra de Dios es la
revelación, que revela lo que está escondido y manifiesta lo que es secreto. Es realidad
de Dios que se revela, para manifestar al hombre los secretos profundos del corazón de
Dios. Es una palabra de juicio, porque a su luz el hombre se comprende a sí mismo y "al
fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones" (Le 2, 35).
A la luz de todo esto es triste comprobar que la predicación cristiana, en la cual debería
hacerse presente y activo "el misterio del reino de Dios", queda desvirtuada e inflada. Es
un puro címbalo que suena, carente de toda credibilidad, al igual que una moneda que ya
no tiene valor. La comunidad cristiana, que debería ser señal de las grandes obras de Dios,
ya no le dice nada a nadie. ¿Es tal vez preferible hoy el anuncio silencioso del que calla pero
da testimonio, al compartir la vida con los más pobres, del misterio del reino de Dios?". Sin
embargo, "los hombres están llamados a pronunciar la palabra de Dios de tal manera que,
bajo su acción, el mundo va a cambiar y a renovarse. Será éste un lenguaje nuevo tal vez
completamente religioso, pero liberador y saludable, como la palabra de Jesús: los hombres
se indignarán por eso y, sin embargo, estarán convencidos de su poder. Será la palabra de
una nueva justicia, en la verdad, la palabra que anuncia la paz concluida entre Dios y los
hombres y el acercarse del reino de Dios (Bonhoeffer).
La palabra de Dios, que se revela en Jesús, es, además, un llamamiento, que pide
nuestra respuesta y solicita nuestra decisión. Existen palabras sencillísimas, como " yo te
amo", "yo te odio", "yo te perdono", que tienen el poder desconcertante de transformar
la vida de una persona. Con un suspiro de amor o con una ofensa, algo nuevo puede suceder
en el mundo de dos personas y cambiar radicalmente el desarrollo de su vida. Así es la
palabra de Dios: crea una nueva situación y solicita que se le escuche. Como un mensaje de
amor que se dirige a alguien, como una voz viva a la cual se debe dar una respuesta. Por eso
Jesús dice: "Quien tiene oídos para oír, que oiga" y "atiendan a lo que escuchan". Porque
en la medida en que la palabra de Dios sea escuchada, se obtendrán los frutos.
Por tanto, es necesario dejarse penetrar y transformar por la palabra de Dios. Es nece-
sario sumergirse en ella, creándole espacios cada vez más amplios que le den un lugar a
ella. Cuanto más grande es el vaciamiento, cuanto más amplio es el espacio de nuestra
escucha, tanto más la palabra de Dios se propagará y producirá frutos abundantes.

2 1 . CÓMO SE HA DE RECIBIR Y TRANSMITIR LA ENSEÑANZA DE JESÚS: Me 4, 2 1 - 2 5 155


Porque "al que tiene, se le dará más"; "al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene".
Al que se cierra, no se le revelará "el misterio del reino de Dios".
En consecuencia, "recuerda, Señor, la palabra dada a tu servidor, de la que has hecho mi
esperanza. Éste es mi consuelo en mi miseria: que tu promesa me da vida" (Sal 119,49 s.).

APLICACIÓN A LA VIDA

Se puede vivir esperando


Un balón de colores, un hilo de ansiedad hasta el pulso de un niño; la felicidad sobre
los ruidos y la multitud. Es el sueño.
Cada uno de nosotros ha experimentado cómo van las cosas: la realidad, sus aspira-
ciones, sus aristas y del baloncito sólo quedan algunos restos minúsculos y dispersos.
Es el símbolo de lo que parece que nos queda de tantos proyectos sugestivos que, al
hacerse grandes, hemos acariciado, y cultivado, y por los cuales uno se ha sacrificado.
Es la dura experiencia de la desilusión y del sueño frustrado: concierne toda la huma-
nidad y su destino, la Iglesia y su significado, su credibilidad, su capacidad de convertirse
y de hacerse pequeña; concierne la sociedad y la dificultad para dejar la corrupción y la
opresión; concierne la familia, su tarea y sus posibilidades hoy, así como concierne la
escuela y su aporte a una formación completa, etc.
¡Estamos de acuerdo! ¿Pero no somos unos generalizadores impenitentes y a ultranza?
Como rodillos compresores lo aplanamos todo, cerramos puertas y ventanas contra lo
que es diferente, que podrá suceder; nos vacunamos con "realismo", precaviéndonos
contra el trauma del despertar del sueño, y matamos la esperanza con la estadística,
disculpándonos con ella por nuestra falta de fe.
Se concluye que es mejor vivir de privaciones, de las migajas de lo que existe, en
lugar de bajar la guardia e intentar anticipar lo que vendrá. Un proverbio desprevenido,
en realidad, condena al que vive de esperanza. Ahora, en cambio, realmente hay algo
aunque sea oculto; y saldrá a la luz. Todavía pueden nacer dificultades y objeciones acerca
de la modalidad. Se pueden retomar elucubraciones imposibles, apoyadas con gráficos
que comprueban la duda. Pero, dejando a un lado el hecho de que sobre estas resistencias
se pueda medir la desesperación y, por consiguiente, un deseo irremovible que ha sido
negado... "al que se le dará", "al que no tiene se le quitará incluso lo que tiene".
Si permitimos que se realice en nosotros el milagro de la aceptación, llega la abun-
dancia, y la abundancia llama más abundancia. ¡Es un modo diferente de comprender
la realidad! Es la invitación a experimentar algo diferente, que se encuentra en todas
partes y sobre todo que es definitivo y teje su continuidad entre fracasos, oscuridades
y contradicciones. Es una invitación perentoria a salir de la mendicidad de quien, para
evitar los sufrimientos de la ilusión, rehusa la perspectiva de la promesa de Dios.

156 2 1 . CÓMO SE HA DE RECIBIR Y TRANSMITIR LA ENSEÑANZA DE JESÚS: Me 4, 21 - 2 5


REFLEXIÓN DE FE

Una invitación a la acogida


Al lector apresurado le puede venir la sospecha de que las enseñanzas del evangelio,
en especial las parábolas, se colocan allí para que "quien tenga oídos para oír, que oiga"
y, al que no quiera entender, se le endilgue apresuradamente el juicio: "para que no vea...
y no se convierta" (cf. Le 6, 10). Pero no es así. El Evangelio presupone todo el AT: es
un libro que lleva a su cumplimiento una alianza antigua y vivida profundamente. El
hecho de que nosotros seamos tan prontos para interpretar las posiciones de Dios con
respecto al hombre, como las de una condena fácil, demuestra si acaso cuan poco dentro
de nosotros se hundan las raíces poderosas de Israel. Dios no es un Señor que pueda y
quiera desentenderse apresuradamente del hombre que se le propone, con el fin de tener
una ocasión fácil para una condena. ¡Es aquel Dios que quiso combatir con Jacob para
"dejarse vencer" por él! El c. 32 del Génesis narra la lucha del hombre con Dios, para
demostrar que Dios quiso "implicarse" en la historia del hombre, hasta dar a Jacob el
glorioso nombre de Israel, en quien se dice precisamente que Jacob lo ha vencido.
Es necesario comprender que, en la mente del lector piadoso y verdadero del AT
existe una alianza recíproca y un maravilloso entendimiento recíproco de amor entre
Dios y el hombre. En un relato traído por E. Fromm (Voi siete come Dei, Roma, 1970,
pp. 103-104), se nos da la oportunidad de comprender la mentalidad de fe profunda que
brota del AT. Un sastre hebreo, hombre sencillo y pobre, invoca a Dios de este modo
en el Jom Kippur: "Tú quieres que yo me arrepienta de mis pecados; pero yo solamente
he cometido culpas pequeñas... Pero tú, oh Señor, has cometido pecados crueles, has
arrebatado hijos a las madres, madres a los hijos. Perdóname y yo te perdonaré, y así
estaremos a la par". Un célebre rabino, al cual se le refirió esa oración, dijo al sastre:
"¿Por qué has perdonado a Dios tan fácilmente? ¡Habrías debido obligarlo a redimir a
todo Israel!".
Es necesario partir desde un contexto bíblico semejante para comprender el lenguaje
semítico de los improperios contra Dios. Son las iras de aquellos que se aman. A la
mentalidad fría, desencantada, y falsamente razonable de nuestros tiempos, puede faltar
semejante profundidad religiosa, un semejante ámbito personalísimo de relaciones. Por
consiguiente, Jesús nos explica cómo la luz arde en el deseo de resplandecer, la palabra
con el deseo de resonar. Las parábolas quieren penetrar, ¡ser comprendidas! Existe un
amor infinito que quiere ser percibido, que no se rendirá, y llegará hasta la muerte, en el
intento de llegar hasta nosotros. Coloquémonos entonces con pasión a la escucha de las
palabras hechas para generar abundancia sobre abundancia. La semilla que hemos visto
capaz de superar nuestra resistencia, la veremos dentro de poco de nuevo en actividad,
en virtud de una fuerza suya intrínseca e invencible, ¡que estamos invitados a aceptar,
porque ella, como la luz, ha sido hecha para ser acogida!

2 1 . CÓMO SE HA DE RECIBIR Y TRANSMITIR LA ENSEÑANZA DE JESÚS: Me 4, 21 - 2 5 157


22. PARÁBOLA DE LA SEMILLA QUE CRECE POR SÍ SOLA
(Me 4, 26-29)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Esta breve parábola se lee solamente en Marcos; es la única parábola de Marcos que
tiene ningún paralelo ni en Mateo ni en Lucas.
Retomando la imagen de la semilla que se deposita en la tierra, Marcos nos ofrece un r
casi paradójico del crecimiento de la semilla hasta su fruto maduro, para subrayar que el r
de Dios es totalmente obra suya y más allá de toda acción positiva o negativa del hombr
ella llegará sin duda a su realización, indicada en la imagen bíblicatípicade la mies. Es l
sustancia de la primera parábola de este capítulo, puesta de relieve una vez más de un mo
eficacísimo.
La cita de ]oel, que se reconoce en la última línea, nos orienta para interpretar en pe
pectiva escatológica la enseñanza de esta parábola, que, por consiguiente, aquí llega a
también invitación a la paciencia y ala confianza con respecto al crecimiento del reino.

26. Les decía también: "El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en
la tierra;
27. duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa
cómo.
28. La tierra por sí misma da el fruto; primero la hierba, luego la espiga, después el
trigo abundante en la espiga.
29. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la
siega".

v. 26: Notemos la construcción particular v. 29: Cita el profeta Joel (4,13), que se refiere
de esta frase, que con mayor presición se puede al juicio final de Dios,
traducir así: "sucede con el reino de Dios, como
con un hombre que...".

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La parábola de la paciencia
También ésta es una parábola del contraste en el cual se contrapone la siega, es
decir, la llegada del reino de Dios, y la inactividad del agricultor, es decir, del hombre.
Porque el reino de Dios es como la semilla que crece pos sí sola, sin que el hombre pueda
intervenir en nada.

158 22. PARÁBOLA DE LA SEMILLA QUE CRECE POR SÍ SOLA: Me 4, 26-29


Con esta parábola Jesús trata de aportar luz sobre la propia situación. Él es el Mesías,
que había debido actuar, y con éxito; en cambio, su vida es un fracaso y el reino traído
por Él parece destinado a la sepultura con Él que ya está condenado a muerte, sin que se
vea nacer ninguna cosa. ¿Qué significa esto, y qué se puede hacer? Era necesario obrar
de otro modo, o bien ¿es necesario emprender algo nuevo?
¡No!, responde Jesús, es precisamente éste el modo con el cual viene el reino de Dios,
y no hay nada que hacer. Es como la semilla que, cuando se ha confiado a la tierra, crece
por sí sola, y no tiene importancia si el agricultor duerme o vela, si es de noche o es de día.
En efecto, el reino de Dios es obra de Dios, no del hombre, y todo esfuerzo humano sería
inútil, como si uno quisiera levantarse de la tierra agarrándose de los cabellos. Al agricultor,
cuando se ha hecho la siembra, no le queda más que esperar con paciencia y, lleno de
confianza, esperar la siega, que ciertamente vendrá. Así debe obrar el hombre en relación
con la llegada del reino. Es inútil que el agricultor se preocupe en el campo: no haría más
que pisotear lo que se ha sembrado; es inútil que tire de la hierba para hacerla crecer: la
arrancaría. Dice un Salmo: "En vano madrugáis a levantaros, el descanso retrasáis, los que
coméis pan de fatiga, cuando él colma a su amado mientras duerme" (Sal 127, 2).
La enseñanza de esta parábola, tan sencilla es en realidad muy difícil de comprender:
afirma la prioridad absoluta de Dios, y destierra toda forma de eficientismo religioso
que trata de hacer crecer el reino de Dios con la propia actividad, según los criterios
mundanos que regulan las relaciones de la producción.
Después de la fatiga y los trabajos de la siembra, no hay más que hacer sino esperar
con paciencia y tener confianza. Diría san Ignacio de Loyola: "Actúa como si todo
dependiera de ti, sabiendo luego que en realidad todo depende de Dios". Por consi-
guiente, no hay que afanarse, ni preocuparse, ni agitarse, ni por las necesidades cor-
porales (cf. Mt 6, 25ss.), ni por el crecimiento del reino de Dios. Cuando hayamos hecho
todo lo que debíamos hacer diremos: "Somos siervos inútiles" (Le 17,10). Esta parábola
tiene el mismo sentido y la misma fuerza de la palabra: "Estén tranquilos" (Ex 14, 14)
que Dios dirigió a su pueblo, que había quedado aprisionado entre los carros egipcios y
el Mar Rojo, que no se podía vadear.
En una lucha que parece más perdida que desesperada, es necesario saber estar
tranquilos, con paciencia y prudencia, llenos de confianza en Dios. El tiempo es honesto,
y la verdad que Jesús vivió y anunció crecerá en la historia, sin que se sepa cómo, porque
en ella está el poder de Dios que actúa. Tarde o temprano, nosotros no sabemos el día ni
la hora, (cf. 13, 32), sucederá el juicio de la historia, que hará justicia a la verdad.
La paciencia, capaz de sobrevivir a todas las travesías, nace de esta confianza en la
palabra de Dios, que es verdad. Por eso, como el agricultor, apuntamos con calma y
esperanza la mirada hacia la siega, hacia el tiempo final: "Metan la hoz, porque la mies
está madura" (v. 29; cf. 4,13).
¡Pero es indispensable saber mirar mucho hacia delante, para tener esta paciencia
valiente! Los zelotes, con la vista mucho más corta, decían a Jesús que había llegado
el momento de obrar con la revolución, mientras los apocalípticos ya se preparaban
para el juicio, separándose de los otros, y los fariseos apuntaban a la restauración y a la
observancia minuciosa de la ley. Todos estos apuntaban al presente, y con un éxito mayor
que el que había tenido Jesús.
Jesús, en cambio, mira hacia el futuro de Dios, lleno de paciencia, confianza y calma,
sin el fanatismo de los zelotes, que llevará a la destrucción, sin la ansiedad de los apoca-

22. PARÁBOLA DE LA SEMILLA QUE CRECE POR SÍ SOLA: Me 4, 26-29 159


lípticos, llevados a la alienación, y sin el rigorismo encendido de los fariseos, que deja
todo sin cambiar.
El reino vendrá ciertamente, porque es de Dios. Pero, ¿cómo? Como el trigo, que nace-
rá, pero sólo después de que la buena semilla, Jesucristo, esté sepultado bajo tierra; como
la mies, que madurará, pero sólo después que cada uno de nosotros haya sabido tomar la
propia cruz y seguirlo (cf. 8, 34).
No de otro modo ni con un precio inferior se paga el reino de Dios.
Saber estar tranquilos ahora, en la inactividad, es en verdad la cosa más grande que el
hombre puede hacer, y expresar la fe absoluta en el Dios que no deja nunca de cumplir
su promesa.
"Daré respuesta al que me insulta, porque confío en tu palabra", porque "el dic-
tamen del Señor es verás, es sabiduría del sencillo" y su "fidelidad dura por siempre"
(respectivamente: Sal 119,42; 19, 8; 117, 2).

ACTUALIZACIÓN

La fuerza de la semilla
Una concepción individualista de la historia, en la cual todo es fruto de la libertad y
de la fantasía creadora de cada ser humano, no satisface. En ella falta una visión global
y total; todo se reduce tan sólo a un choque caótico y desordenado de cada una de las
libertades. También las diferentes visiones globales de la historia que se dan hoy (por
ejemplo el marxismo, el evolucionismo, la confianza absoluta en el progreso y en la
razón técnica), se presentan como la actuación de una potencialidad originaria, en la
cual el hombre está más o menos orientado de un modo determinista. Basta pensar en la
manipulación, en la administración y en la esclavitud del hombre en la técnica. Sólo en la
fe de un futuro cualitativamente bueno y no deducible la historia adquiere sentido, sale
de sus propios problemas y recibe unafinalidadque le da fundamento y significado. La
historia de este modo está así bajo la promesa de Dios, que es fiel.
Pero la promesa de Dios es como una semilla arrojada en el surco de la historia: en conse-
cuencia es Cristo resucitado, que obra desde ahora en el mundo. Él es la semilla, que brota
por sí sola y que crece secretamente, de un modo espontáneo y por virtud propia, viviendo
y obrando en las diferentes libertades humanas y a pesar de ellas. Él es una fuerza vital
interior, que transforma al individuo y la sociedad porque es la potencia de Dios que libera
al hombre, haciéndolo capaz de obrar y de ser paciente a la espera del futuro de Dios.
Esta semilla lleva en sí el principio del desarrollo y del crecimiento. Por tanto, el reino
de Dios se realiza gradualmente y de un modo parcial ya en este mundo.
La fuerza secreta de la semilla llevará la historia a la plena realización del reino de
Dios. Por consiguiente, éste puede compararse con la cosecha y con la mies madura. Es
la semilla, pero al llegar al término de su desarrollo, cuando "Dios sea todo en nosotros"
(1 Co 15, 28) y la mies sea reunida en los graneros del cielo. "Como descienden la lluvia y
la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen
germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que
salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y
haya cumplido aquello a que la envié" (h 55,10-11). El Señor lo ha dicho. Y así es. -

160 22. PARÁBOLA DE LA SEMILLA QUE CRECE POR SI SOLA: Me 4, 26-29


APLICACIÓN A LA VIDA

"No arranquen la hierba..."


En realidad en la familia, así como en la escuela, pero también en el ámbito más
amplio, social o religioso, la tentación recurrente y más fuerte es la de la prisa, que hace
aridecer la espera, con la impaciencia del resultado inmediato. En consecuencia, es
normativa la programaciónrígiday la intolerancia; viene a ser obligatorio el llamamiento
a la necesidad del método fuerte pero eficaz y de las opciones autoritarias.
Decimos que la paciencia se encuentra incómoda en la casa de la educación: a causa
del uso explícito de la fuerza, de la coacción, o por la manipulación psíquica, más dolo-
rosa, o por el consentimiento inducido (estas indicaciones son de E. Fromm). El ele-
mento común, de todos modos sigue siendo una desconfianza notable hacia la libertad o
simplemente hacia el hombre.
Esto, de la desconfianza, del miedo, o incluso del terror, es un tema central. Porque,
más que volvernos -como a causa de las tentaciones de las que se habló antes- al ritmo
de la vida, a la prisa que acosa y al eficientismo, que imponen términos perentorios,
debemos poner al descubierto las mismas raíces del miedo, o incluso de la desesperación
acerca del hombre, acerca de la vida: nosotros no creemos en el hombre, en la vida;
tememos las perspectivas nuevas y el futuro; nos incomoda la libertad y nos presiona la
angustia cuando hemos de decidir. Por otra parte, la impaciencia, la violencia, vienen a
ser la máscara grotesca y el mecanismo de defensa.
Lo que dice la parábola no es una solución pacífica de los problemas de impaciencia,
o de sedante que permite dormir y velar, sin excesivo afán. Es más bien un modo total-
mente diferente de ver y de vivir la realidad: se afirma que ella, en lo profundo, guarda
algo diferente con respecto a lo que uno comprueba y mide, algo mejor con respecto
a las consideraciones pesimistas y miedosas. Es un mensaje para la madre o padre de
familia, para el docente o la persona que quiere comprometerse en la realidad educativa,
social, política, eclesial; para el creyente, la comunidad, la Iglesia: hay algo que crece, que
merece y exige confianza, y, por tanto, exige una espera paciente y laboriosa. ¿No cambia
su cara el mundo? ¿No cambia su color?

REFLEXIÓN DE FE

Una parábola absoluta


El evangelio es fuerza divina de salvación (Rm 1, 16). Rara vez, en toda la Escritura,
la fuente de la salvación se atribuye con tanta energía a Dios solo como en esta parábola.
La manera que se usa en ella para sustraer la salvación al hombre y para proclamarla
en Dios, es aquí tan absoluta que responde, en la nueva plenitud de Cristo, a la oración
bíblica fundamental "Shemá Israel": "Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios, es el único
Dios" (Dt 6, 4). El misterio de la unicidad de Dios corresponde a la única posibilidad
verdadera de salvación vivida por el hombre en la historia...: "cuida de no olvidarte del
Señor tu Dios, que te sacó del país de Egipto, de la casa de la servidumbre" (Dt 6,12).
Quedará en pie el problema de mi libertad, responsabilidad y participación de la
acción divina. Pero por ahora, como primera cosa, estamos llamados, con esta parábola

22. PARÁBOLA DE LA SEMILLA QUE CRECE POR SÍ SOLA: Me 4, 26-29 161


absoluta, a reconocer, en la novedad y verdad del fruto que brota y madura, el misterio
creador de Dios.
Esta parábola invierte una religión confiada a mí mismo y que considero que es fruto
de mi valor. Me desintoxica y me impulsa a abandonar la orilla farisaica y a pasar el Mar
Rojo, lejos de una justicia que provenga de mí. Realiza una operación, total y sin resi-
duos, de rechazo a las fórmulas de salvación que giren en torno a mi presunción. Por eso
ella es tan difícil y se predica difícilmente. Ella es apta para crear escándalo como Cristo
crucificado, porque impone un sistema de salvación inaceptable para el hombre y, por
consiguiente, más que cualquier otra, es la parábola de Cristo Señor. Expresa así, como
muy pocos otros pasajes, el estilo de Marcos. La gloria de Dios en Cristo es proclamada
radicalmente. Por eso ella incluye el fundamento de la verdadera adoración, es decir, el
reconocimiento auténtico de Cristo.
Un relato de esa índole, absurdo en sí para razonamiento humano y que se propone
aquí en todo su vigor embriagante, es como un vino de la mesa eterna. Nuestros paladares
débiles están llamados a una bebida no aguada y, por consiguiente, de un sabor insólito.
El asombro nos invade, como delante de las más poderosas exclamaciones del Señor. Es
un lenguaje "duro" para nosotros como el de la eucaristía en Cafarnaún (cf. Jn 6, 60).
Una fuerza religiosa de esa índole puede madurar solamente en el camino de una
tradición monoteísta muy prolongada y puede ser proclamada sólo por el Hijo de Dios,
que en ella se proclama a sí mismo. Pero para nosotros, que vivimos en el compromiso
entre la religión pura, en la cual Cristo es el único Señor que salva ("le pondrás por
nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo": Mt 1, 21) y nuestra tentación de orgullo
("se les abrirán los ojos y serán como dioses": Gn 3, 5), esta parábola es difícil. Nos falta
sencillez y alegría, y tenemos todavía que aprender la oración de Bartimeo, el mendigo
ciego: "Jesús, hijo de David, ten piedad de mí" (10, 47). No estamos preparados para
el pensamiento de que Dios nos salva con su sola gloria, con su solo amor. Entonces,
en lugar de examinarse acerca de nuestra soberbia, nos interrogamos acerca del sentido
de nuestra libertad. Como somos ciegos, aunque no seamos mendigos, no logramos
comprender que, precisamente al aceptar de Dios solo la salvación, que está en Cristo el
Señor, llegamos a ser nosotros también portadores de salvación.
En verdad la parábola tiene aquí algo definitivo: ella anticipa completamente el
espíritu de la resurrección, fundamento de la comunidad de los creyentes: en la "tierra"
ya está, de un modo definitivo, Cristo resucitado. Él está en el seno de la realidad, y es
conocido solamente por quien tiene fe, como semilla está escondida debajo del campo,
pero es muy conocida por el agricultor. Él está allí, más allá de todas nuestras derrotas,
tristezas, tentaciones y amarguras. Jesús está ya dentro del mundo, con la semilla de la
palabra y de la eucaristía, en el misterio de la Iglesia. Nada puede hacernos dudar de su
presencia viva. Podemos mirar el mundo y la historia con los ojos serenos y alegres del
agricultor que mira el campo, en el cual poco o aun nada ha brotado todavía. Podemos
entregarnos a la alegría de la contemplación. Desde las profundidades de ésta, nace así en
nosotros una fuerza nueva de presencia en el mundo, que ya no está entregada a nuestra
seguridad y habilidad de manipular la tierra, sino a la conciencia alegre de que el bien
ya ha vencido en Cristo (Jn 16, 33). Y precisamente en la medida en que esa fe anima
nuestra acción, se realiza de verdad, inclusive a través de mí, la salvación prometida, y yo
me convierto en el protagonista activo de la acción de Cristo en el mundo.

162 22. PARÁBOLA DE LA SEMILLA QUE CRECE POR SÍ SOLA: Me 4, 26-29


23. PARÁBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA
(Me 4, 30-34; cf. Mt 13, 21-22; ¿c 13, 18-19; Mt 13, 34-35)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

La imagen del grano de mostaza, que, más allá de toda previsión, se desarrolla pa
vertirse en un arbusto grande, es introducida aquí al final de la sección de las parábo
reino, para subrayar que el desarrollo prodigioso del reino por obra de Dios (cf. pa
anteriores) no se puede medir según nuestros acostumbrados criterios de grandeza
evolución de la historia humana: sólo alfinalse comprobará su florecimiento maravill
está tan fuera de nuestros esquemas mentales, que el evangelista, aunque ya haya expli
mensaje con algunas parábolas, agrega todavía otra, para recalcar la insistencia co
fesús mismo debe haber vuelto a tratar este tema.
En Palestina era casi proverbial la pequenez de la semilla de mostaza, tanto que
tradición primitiva de esta parábola, a la cual se refiere Lucas (13, 18-19), no hacía re
explícita. Cuando la predicación del evangelio se extendió fuera del mundo palestino,
importante insistir en el contraste entre la pequenez de la semilla y el tamaño gran
arbusto.
Probablemente Jesús, al narrar esta parábola, pensaba en la relación entre los co
humildes del reino y su crecimiento en medio de los hombres mientras luego la comu
en ella la relación entre su crecimiento progresivo, oculto al interior de la historia hum
manifestación clara alfinalde los tiempos, con la convicción de que tanto el proceso d
como el resultadofinales obra de Dios (cf. la unión que hace Mateo de esta parábola
levadura, que hace fermentar toda la masa). La referencia al Antiguo Testamento tiend
que la realizaciónfinaldel rano involucrará a todos los pueblos de la tierra, como lo
expresamente Jesús (cf. 13, 10). Los w. 33 s., que cierran la sección de las parábolas, c
Jesús acudía ampliamente a este modo de hablar, y que la comprensión de los oyentes e
según como ellos estaban cerca de Jesús, para asimilar sus opciones fundamentales de

30. Les decía también: "¿Con qué compararemos el reino de Dios o con qué
parábola lo expondremos?
31. Es como un grano de mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más
pequeña que cualquier semilla que se siembra en la tierra;
32. pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todos los vegetales y echa
ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra".
33. Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas, según podían
comprenderla;
34. no les hablaba sin parábolas; a sus propios discípulos se lo explicaba todo en
privado.

23. PARÁBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA: Me 4, 30-34 163


v. 30: Comienzo semejante al de la parábola v. 33: les anunciaba la palabra: es una expresión
anterior (cf. v. 26): la forma interrogativa, que se típica de Marcos; como ya lo hemos explicado, ella
introduce aquí, manifiesta alguna dificultad para indica el mensaje central de la predicación de Jesús
hablar del reino de Dios en una forma adecuada. que en este capítulo exclusivamente a través de la
v. 31: La forma gramatical de este versículo exposición en parábolas -y hemos visto el motivo
es más bien complicada y creó dificultad para la de eso y el significado-, ha sido comunicado en su
lectura incluso antiguamente; notamos también núcleo sustancial, precisamente en la predicación del
el uso del comparativo con el valor de superlativo reino de Dios.
-uso bastante común en el idioma griego de ese v. 34: a sus propios discípulos se los explicaba todo
tiempo- en la expresión: "es más pequeña que en privado: sólo Marcos usa la expresión'' en privado"
cualquier semilla". con este significado. Mateo la usa para decir que
v. 32: las aves del cielo anidan a su sombra: la Jesús está "solo": es útil anotar que ella se encuentra
imagen está tomada del Antiguo Testamento; consi- en contextos que contienen algo importante acerca
deramos que está más cercana al significado eclesial de la manifestación de Jesús como Mesías, algo que
y universal de este pasaje de Marcos, la referencia por el momento no se comunica a la gente.
a Dn 4, 17, donde el profeta explica el sueño de La misma expresión se encuentra en 6, 31 s.; 9, 2.
Nabucodonosor. 28. La traducción que seguimos expresa con distintas
palabras, en los diferentes pasajes, la misma forma
adverbial griega: "aparte", "en privado".

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Certeza confiada
También los w. 30-32 nos presentan una parábola de contraste, en la cual se contra-
pone la pequenez del granito de mostaza, "más pequeña que cualquier semilla que se
siembra en la tierra" (v. 31) y el tamaño del árbol que, en poco tiempo,, se produce (v. 32).
El reino de Dios se compara con el grande árbol final, donde se reúnen y buscan abrigo
las aves, símbolo precisamente del reino del Mesías, que congregará a la gente dispersa
en un pueblo único. La parábola, en boca de Jesús, es también, como las anteriores,
expresión de una certeza confiada en la promesa de Dios. Es verdad que su anuncio del
reino ha tenido poco éxito, los jefes de su pueblo lo han condenado (cf. 3, 6) y el grupo
de los que están a su alrededor es una pequeña entidad sin importancia. Sin embargo,
este pequeño comienzo se compara con "la más pequeña de todas las semillas" de la cual
nacerá el grande árbol, es decir, el reino que abarca todos los pueblos, según la profecía
de Ez 17, 23. La experiencia misionera de la comunidad de Marcos ve incluso este reino
que se extiende hasta abarcar a todos los pueblos, como el árbol del que se habla en Dn
4,17-19 y Ez 31, 3-9.
Esta parábola, que habla del crecimiento del reino de Dios, está ligada estrechamente
con la anterior; sólo que, en lugar de subrayar la espontaneidad del crecimiento contrapuesta
a la inactividad del agricultor, pone en evidencia el tamaño grande del árbol ya crecido
en contraposición con la pequeña semilla. Por este motivo, en Mateo ella va unida a la
parábola, de la levadura {Mt 13, 33), que expresa tanto la pequenez y el crecimiento
espontáneo, como el tamaño del resultado ("fermenta toda la masa").
Es grande la enseñanza del evangelio que se nos propone en estas parábolas: en
medio de las dificultades (vv. 4-9), de las pruebas (13-20), del ocultamiento (21 -25), de
la inactividad aparente (26-29), vemos el reino de Dios que llega, así como en la pequeña
semilla está la certeza del grande árbol (30-32).

164 23. PARÁBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA: Me 4, 3 0 - 3 4


Esta semilla, para la comunidad, es el mismo Jesús, que ya ha sido colocado bajo
tierra y ya ha germinado en la resurrección. Por consiguiente, su reino crece con toda
certeza. Pero crece según el estilo en el cual ha comenzado con Jesús, y tal como las
parábolas nos la describen. Ellas nos dan "criterios de discernimiento" del reino de
Dios: él se realiza, para nosotros como para Jesús, sólo en las penas, en las pruebas en lo
escondido, en la paciencia, en la pequenez y humildad, donde se manifiesta el poder y la
fidelidad de Dios.
En la enseñanza conclusiva acerca de las parábolas, Marcos nos dice que las parábolas
explican la "palabra" (vv. 32-34). En Marcos la "palabra" es el misterio de Jesús (cf.
8, 32), es decir, el Hijo del hombre que "debe sufrir mucho y ser reprobado por los an-
cianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días" (8,31).
Por consiguiente, las parábolas tratan de Jesús, de su misterio incomprensible porque
está contraseñado por la cruz. Las parábolas contienen toda la "palabra de la cruz" (lCo
1,18), donde se manifiesta el poder de Dios bajo el velo de su contrario.
Estos versículo se relacionan con los vv. 10-12.23.24, que también explican las
parábolas. Aquí se declara su significado último: ellas contienen la "palabra" (v. 33a), es
decir, a Jesucristo, como la paja contiene el buen trigo. Pero esto lo comprende solamente
el que sabe "entender"(v. 33b), es decir, escuchar (cf. comentario a los vv. 23-25).
El lenguaje de Jesús siempre es en parábolas (v. 34a), así como nuestras existencia
contiene de un modo cifrado la palabra: en efecto, Dios nos habla siempre a través de
hechos concretos de nuestra vida, así como se reveló a nosotros en la humanidad de Jesús.
Esta "palabra", que está bajo la parábola de la vida, no la puede comprender sólo
Jesucristo: en efecto él es el que explica "cada cosa a sus discípulos" (v. 34b). Sólo él es el
maestro interior, que nos explica la palabra y en ella se nos entrega.. .

ACTUALIZACIÓN

Pequenez y grandeza
El reino de Dios es una realidad inmensa y misteriosa, con dimensiones cósmicas y
universales. Es el grande árbol final, que se extiende hasta abarcar a todos los pueblos y
debajo del cual se congregan todos los hombres. Por lo tanto, el hombre, en su aventura
histórica, es guiado por una palabra y es sostenido por un amor. La palabra es liberadora
y creadora; el amor es principio de vida. Una realidad benigna envuelve todas las cosas:
tiene brazos tan amplios y produce tanta sombra, que en ella todas las cosas encuentran su
refugio. Y toda la historia camina hacia la realización última y definitiva, de la cual nacerá
"nuevos cielos y una tierra nueva, en los que habite la justicia" (2P 3,13). Esta es una visión
grandiosa, que trae a la mente la inmensidad del mar en el cual confluyen todos los ríos, o la
vastedad de la bóveda del cielo que lo recubre todo. Pero el reino de Dios en su fase final, es
decir, la realización definitiva de la historia, tiene unos comienzos y unos indicios, que son
las anticipaciones históricas, las cuales hacen presagiar la realidad final y dan la posibilidad
de esperarla y de prepararla. Por eso existen cosas pequeñas que son indicios de cosas grandes
mientras existan cosas grandes que no tienen futuro y están muriendo. Es otro estilo de
grandeza, que los hombres del poder y del capital llaman pobreza, porque no es arrogancia ni
prepotencia. Así, el contraste entre la pequenez de la semilla y el tamaño grande de la planta
no es para indicar la Iglesia que extiende su dominio sobre todo el mundo.

23. PARÁBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA: Me 4, 30-34 165


La Iglesia no es el árbol final, el reino de Dios en su realización plena, sino una semilla
pobre y pequeña de mostaza.
El Dios grande se revela en su contrario. Su manifestación histórica es lo cotidiano y
la sencillez. El reino de Dios asume formas históricas humildes, ocultas y ambiguas.
Tiene el aspecto de la pequenez. Éste es uno de los criterios fundamentales de su
presencia en medio de los hombres. Se halla presente en los hechos concretos de la
vida. La palabra y el amor se convierten en historia con una presencia pobre, oculta y
silenciosa: como la sal que da sabor sin notarse, como la levadura que hace fermentar la
masa si se disuelve en ella y como la luz que ilumina sin ser vista. Ellos están presentes
en la jornada cotidiana y en la vida normal de los hombres: en sus alegrías que anuncian
una plenitud trascendente de amor que recuerda una comunión superior. La presencia
del reino de Dios se ve y no se ve, porque no hace estruendo ni ruido. Está en el fondo
y detrás de las cosas. Los actos concretos de la fracción del pan, de la solidaridad y de
la ayuda recíproca, de la liberación del hombre explotado y dominado, contienen su
presencia inadvertida (cf. Mt 25, 31ss.).

APLICACIÓN A LA VIDA

No siempre los proverbios tienen razón


Se dice por ejemplo que "también el ojo quiere su parte"; y se entiende en seguida
que algo, o alguien, debe tener una determinada consistencia, un significado, para que
pueda ser valorado.
¿Pero no se han extinguido desde hace milenios los enormes dinosaurios y los ma-
mut? ¿No nos han dicho que los imperios más vastos y gloriosos siempre han decaído?
¿No experimentamos hoy que los mastodontes de la justicia resuelven solamente
procesos ridículos?
Por consiguiente, parece realmente que la vida y el futuro están siempre de la parte del
modesto, del insignificante, del pequeño, mientras el elaborado, el grande, el sofisticado
disfrutan tan sólo de la previsión de la catástrofe. Además, parece que Jesucristo y la
comunidad entiendan todo esto como símbolo de su experiencia y de su vida, cuando
narran y trasmiten la breve parábola del granito de mostaza.
Lo que no tiene ningún crédito, lo que no satisface según el modo de ver humano, lo
que es devaluado, considerado como insignificante, escoria, piedra descartada, tiene un
puntaje altísimo.
Como si se realizara una inversión insospechable: son los hierros viejos y los tiestos
rotos los que vienen a ser el fundamento valioso del mundo nuevo.
En consecuencia, hay que bendecir ese pequeño arboüto (como toda planta) que hace
sombra y da abrigo a las aves del aire; porque redimensiona nuestros criterios últimos de
valoración: la potencia, el peso, la relevancia, los atributos más inmediatos y estorbosos;
y pone en evidencia lo que realmente vale y que deriva de la pequenez y de la sencillez:
las posibilidades de verdad, de amor y de servicio.
Demasiadas veces uno subestima el significado y el valor de la propia situación.
Por ejemplo, el ama de casa, el pobre, el oprimido, el marginado en general, se juzga a
sí mismo con la mentalidad de quien los coloca en un rol subalterno, y se despojan, al

166 23. PARÁBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA: Me 4, 30-34


menos a nivel de convicción, de su valor. Jesús dice que eso no es verdad: declara más
bien que está descartado quien es poderoso, y pronostica como vencedor al que es pobre,
a quien llora, a quien es manso, etc.
El reino se construirá con este material.
Por tanto, Jesús juzga critica e indica una conciencia y unas estructuras nuevas.
A su pequeña grey, por ejemplo, le dirá que las opciones deberán ser siempre en la
humildad, en la simplificación, para que se realice el servicio y para que sea siempre
posible la hospitalidad, para toda persona, venga de donde viniere. La complicación y la
superestructura serán su vejez y su muerte; mientras el regreso continuo al pequeño y al
sencillo, será el regreso a la juventud, a la fecundidad y a la vida.
A todos les dice que busquen y que capten con pequeñas alusiones, con hechos irrele-
vantes y en situaciones de escasa importancia, la manifestación modesta pero obstinada
de este reino inextinguible e invencible.

REFLEXIÓN DE FE

El árbol nuevo
Aquellos a los que se les ha dado el misterio del reino (v. 11), comparten las perspec-
tivas de Cristo. De una pequeña semilla nace un arbusto grande: la cosa pequeña y humil-
de puede ocultar un destino de gloria, si se capta su valor. Hasta aquí logramos intuir.
Pero también somos capaces de reducir la potencia de la pequeña semilla, haciendo de
ella una pequeña parábola campestre. Son cosas no desprovistas de gracia ni de verdad,
que pueden permanecidas adheridas a lo externo, como los pañuelos o camisas con
letreros.
Tratemos de invertir la situación y miremos el árbol. Preguntémonos ante todo si queda-
mos sorprendidos y asombrados, como Jesús que nos lo describe. Él acoge generaciones
enteras de pequeños y libres hijos de la luz, que.hienden los aires y los dominan. Es vivo y
misterioso. Domina el huerto, produce sombra, descanso profundo como el horizonte. Está
más allá de la sed de un tiempo deseoso de devorarnos y de arder con perjuicio nuestro, pero
está también dentro de nuestro tiempo. Es celestial, pero estable sobre la tierra, en la cual
hunde sus raíces desconocidas y poderosas. No se puede desarraigar, pero es fuente de todos
nuestros recorridos. Este árbol nuevo es lo opuesto del árbol del paraíso terrenal, que hablaba
de tentación: en efecto, éste nos habla de esperanza. Es necesario creer en su calidad y verlo
realizado en medio del mundo por la presencia de Cristo (cf. 1,15).
Pero ¿dónde y cómo está ya aquí? ¿En la ciudad del hombre, desierta, sin ningún
árbol? ¿La esperanza es ilusión? No, pero se requieren criterios de reconocimiento, méto-
dos de búsqueda. El empirismo espiritual no sabe indicarlo. Necesitamos una espiritua-
lidad, una genialidad: precisamente la del reino.
No es pequeño porque es agradable y gracioso. Es lo divino en su inmensa sencillez.
Luz deslumbrante, plenitud del don, riqueza infinita, pero totalmente diferente. Es una
riqueza no como la concibe el hombre carnal -acumulación arrogante, impía, desagra-
dable de un conjunto de bienes-, sino la grandeza del creador, que está sobre las pajas
del pesebre y en el madero de la cruz, pasando a través de la humildad del anuncio
evangélico, que también por eso se hace en parábolas (vv. 33s.), sin ser excluido de su
gloria sino por los presumidos.

23. PARÁBOLA DEL GRANO DE MOSTAZA: Me 4, 30-34 167


B. Serie de milagros: 4, 35-5, 43

24. LA TEMPESTAD CALMADA


(Me 4, 35-41; Mt 8, 18.23-27; Le 8, 22-25)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Vemos en este trozo una relación entre la sección de las parábolas y el capítulo siguien
nos presenta otra serie de milagros. También aquí Jesús está en la barca como al comien
capítulo, cuando, mientras estaba en la barca, narró la parábola del sembrador. Y precisa
porque los discípulos no habían comprendido el mensaje de las parábolas, ahora, en la
pestad que se desencadena sobre el lago, no logran comprender lo que significa la presen
Jesús en medio de ellos, aunque Jesús no hace nada (porque "duerme"), precisamente c
sucede a quien no percibe el significado de la semilla oculta en un campo.
Este milagro, en el cual Jesús domina las fuerzas de las olas que corren el riesgo de s
gir la barca, introduce la narración de dos curaciones y déla resurrección de la hija de J
en estos hechos Jesús manda a los demonios y se muestra como Señor de la vida. El núc
del pasaje es una provocación explícita de fe de parte de Jesús: es una fe como capacida
reconocerlo a El y valentía para confiar en Él, incluso cuando parece que ya no hay esc
toria; es una fe como confianza en el Dios de Jesús, más que en su poder taumatúrgico.
La intención principal del milagro, en efecto, es la de suscitar en los discípulos el inter
acerca de la realidad de lapersona de Jesús, así como la intención del relato que hace el eva
es la de estimular a cada lector a plantearse el mismo interrogante: "¿Quién es éste?".

35. Aquel mismo día, al atardecer, les dijo: "Pasemos a la otra orilla".
36. Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con Él.
37. Se levantó entonces una fuerte borrasca y las olas saltaban por encima de la
barca, de suerte que estaba a punto de llenarse.
38. Y Jesús estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Ellos lo despertaron y le
dijeron: "Maestro, ¿no te importa que perezcamos?".
39. El se levantó, increpó al viento y dijo al mar: "¡Calla, enmudece!". El viento se
calmó y sobrevino una gran bonanza.
40. Y les dijo: "¿Por qué están con tanto miedo? ¿Cómo no tienen fe?".
41. Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: "¿Quién es éste que
hasta el viento y el mar le obedecen?".

v. 35: al atardecer: como ya lo hemos anotado en la sección de las parábolas, podríamos decir "la
otra parte (cf. 1, 32), estas indicaciones cronológicas jornada de las parábolas", se pasa a otra sección.
en el evangelio de Marcos tienen un significado v. 36: iban otras barcas con El: esta frase parece
particular, por cuanto marcan el paso de una serie un residuo de un estadio anterior en la formación de
de trozos unidos entre sí a otra serie: así, terminada este relato; en el texto tal como suena ahora, estas

168 24. LA TEMPESTAD CALMADA: Me 4, 35-41


otras barcas ya no desempeñan ningún papel en el no es la de poner de relieve principalmente el
desarrollo del hecho. prodigio físico, sino el hecho de que las personas
v. 37: se levantó una fuerte borrasca: el lago presentes, a través de algún fenómeno aun físico
de Genesaret está sujeto frecuentemente a estas que los golpea fuertemente, se ven inducidas a
tempestades improvistas. fijar sus ojos sobre Jesús con el cual comienzan a
Pero, más allá de la explicación física de este establecer una nueva relación.
fenómeno, sabemos que en Marcos las referencias v. 40: Si la fe es seguir a Jesús (cf. el tema del
al "mar" (se tiene precisamente esta palabra en el ori- seguimiento que ya se ilustró en el primer capítulo),
ginal griego, v. 39) tienen un valor fuertemente sim- la falta de fe es no tener puntos de orientación: y
bólico, en las huellas del tema del "mar" desarrollado eso, sobre todo en algunas circunstancias, produce
en el Antiguo Testamento. Desde la creación, Dios desconcierto y angustia.
combatió contra las aguas del mar, morada de mons- Este reproche severo, que Jesús dirige a sus
truos; y, para liberar al pueblo de Egipto, sofocó en discípulos, es el primero de una larga serie que se
el mar las tropas de los opresores. En los salmos y desarrollará en los capítulos (cf. 7, 18; 8, 17s.; 21,
en el 1 ibro de Job, las aguas designan las tentaciones 33ss.; 9, 19; 16, 14).
que corren el riesgo de sumergir a los creyentes: la v. 41: se llenaron de gran temor: mientras Mateo
confianza en Dios los salva de estas angustias. y Lucas aquí usan otro verbo "maravillarse", Mar-
v. 38: Con rasgos muy vivos, el evangelista cos tiene este término que significa precisamente
manifiesta no sólo el estupor de los discípulos al "miedo", "terror", justamente como al final del
ver a Jesús que duerme en esas circunstancias, sino evangelio (16, 8) a propósito de las mujeres que, al
también su sorpresa y su miedo. llegar al sepulcro, ven la piedra retirada. Las dos
situaciones se han de relacionar para captar el
v. 39: La descripción, siempre muy viva, llega a alcance teológico de este "miedo" frente a una
personificar la fuerza del mar y de los vientos. Como manifestación tan inesperada del poder de Dios.
en todos los milagros, la intención del evangelista

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

¿Cómo no tienen fe?


Este relato, por el contexto en el que está colocado y por su contenido, es una parábola
en acción: a los discípulos se les pone a prueba, para ver si, en su vida concreta, han
comprendido la "palabra". El resultado es negativo: ¡los discípulos no han comprendido
nada! Entonces Jesús recalca, con un interrogante un poco desilusionado y un poco
irónico, la enseñanza central de las parábolas. "¿Por qué están con tanto miedo? ¿Cómo
no tienen fe?" (v. 40). Esta fe habría debido conducir a los discípulos a encontrar la
respuesta incluso a la pregunta final que se hace con estupor: "¿Quién es éste?" (v. 41).
¡Habrían tenido que descubrir la "palabra" que estaba con ellos!
La barca, que lleva a Jesús y a los discípulos, con razón ha sido considerada como
símbolo de la Iglesia: hay muchas otras barcas, que en la continuación del relato se
pierden de vista; pero existe una barca única que lleva juntamente, en un camino común,
a Jesús y a los discípulos. Esta barca de los discípulos, que lleva consigo la palabra, atrae
toda nuestra atención.
Es de noche, y ella encuentra una tempestad, es decir, las mismas dificultades que Jesús
ha superado, que nos describen las parábolas. El mar es símbolo de las potencias infernales,
así como también la noche. En efecto, será "exorcizado" por Jesús y será vencido. Ya en el
Antiguo Testamento el mar es representado, en forma de monstruo, como la fuerza hostil que
Dios domó en la creación (cf. Sai 74,13 s.; 89,10-14; 104, 5-9; jb 38, 8-ll;Jr 5, 22; 31, 35).
Esta fuerza hostil fue partida en dos por Yahvé, para liberar a su pueblo (Ex 14,
21s.). Los sufrimientos que el creyente encuentra se comparan también, con frecuencia,
con aguas turbulentas y profundas, con aguas que llegan hasta el cuello (Sal 69, 2s.).

24. LA TEMPESTAD CALMADA: Me 4, 35-41 169


Así la barca de los discípulos está a punto de sucumbir en la noche, de hundirse en los
remolinos de las olas, y está a punto de anegarse en las aguas (v. 37).
A la escena de los discípulos angustiados, se contrapone Jesús que "duerme" (v. 38)
y no hace sentir su poder. ¿Qué es este silencio del Señor que no interviene? ¿Qué es esta
noche tempestuosa?
En realidad el sueño de Jesús representa la confianza en Dios (cf. Sal 4, 9): "Man-
tengo mi alma en paz y silencio como niño destetado en el regazo de su madre. ¡Como
niño destetado está su alma en mñ"(Sal 131, 2). También los discípulos, si hubieran
comprendido y acogido la "palabra" de las parábolas, habrían tenido la misma serenidad
y confianza. Será sólo la fuerza de la desesperación la que los obligará a acudir a Jesús,
a despertar la palabra. Las dificultades han hecho derrumbar toda su confianza en sí
mismos, y han despertado en ellos la fe en aquel que salva.
En realidad no es Jesús el que duerme, sino la fe de los discípulos. Cuando ésta, por
desesperación, se despierta, se supera todas las angustias y las tempestades: "El viento se
calmó y sobrevino una gran bonanza" (v. 39).
Este episodio, paradigmático para la vida de la Iglesia y del cristiano, Cristo nos enseña
que todas las tempestades y los miedos provienen de nuestra falta de fe. Este es el verdadero
motivo por el cual vamos a pique. ¡El miedo y la fe están en contradicción! Al que, con
angustia, piensa en "estos tiempos borrascosos", a todos los pesimistas, a todas las iglesias
que temen ir a pique, Jesús responde con asombro: "¿Cómo no tienen fe?". En la fe en El
se supera todo: si nuestra fe no duerme, también Cristo está despierto y está actuando.
El pasaje es un llamamiento a la fe, un mensaje de esperanza segura: precisamente
en medio de las dificultades de la vida, como para Jesús, así también para sus discípulos
viene de Dios; y Cristo nos dice: "Animo, yo he vencido al mundo" (Jn 16, 33). Él es
más fuerte que todas las potencias adversas, así como el poder de Dios supera todas las
dificultades de la historia.
Nuestras angustias y miedos nacen del hecho de que no hemos comprendido en
nuestra vida "quién es éste" (v. 41). Es la pregunta de todo el evangelio de Marcos, que
quiere llevarnos a descubrir no una doctrina o una idea nueva acerca de Dios, sino la
persona de Jesucristo, que en el poder de Dios con nosotros.
Hay que anotar también una cosa: en la ausencia del Señor, los discípulos siempre
se hallan en dificultades (cf. 6, 46ss.; 9, 14ss.). Esto recuerda el dicho: cuando "les sea
arrebatado el novio, entonces ayunarán" (2,v 20). Aquí la escena es igual. El Señor, en
efecto, "duerme". Es de noche.
Su sueño, la verdadera noche, es su muerte, que oscurecerá también el cielo del
mediodía (15, 33). Ésta es la verdadera dificultad de los discípulos. La muerte es en
realidad la "palabra" (cf. 8, 31s.): palabra dura, no sólo porque es difícil comprenderla
(cf. 8, 31-33), sino también porque es la misma palabra que también los discípulos están
llamados a vivir (cf. 8, 34). Todo esto se dice anticipadamente bajo el velo de este relato,
que sella la enseñanza de las parábolas.

ACTUALIZACIÓN

El miedo y la confianza
La angustia es un miedo general frente a una realidad imprecisa que amenaza, que hace
imposible toda esperanza. Con frecuencia estamos angustiados. Frente a las dificultades

170 24. LA TEMPESTAD CALMADA: Me 4, 35-41


de la vida somos presa de un miedo profundo que nos paraliza. Somos como una barca a
merced del viento, que la sacude por una lado y otro, y a merced de las olas que amenazan
con sumergirla. Como las dificultades que nos amenazan son, muchas veces, más fuertes
que nosotros, se vuelve inútil el llamamiento a tener valor y sangre fría. Estamos a merced
de fuerzas que no dependen de nosotros. Por consiguiente, tememos por nosotros mismos
y por aquellos a quienes amamos. Son las enfermedades y especialmente la muerte las que
nos causan miedo. Un agotamiento nervioso, por ejemplo, puede obligarnos a abandonar el
trabajo, a hacernos a un lado, fuera de la corriente de la vida, vacíos, deprimidos, y muertos
por dentro, mientras el futuro se perfila como oscuro amenazante, como una montaña que
nos aplasta o como un mar que quiere tragarnos.
Con frecuencia nos interrogamos acerca de la iglesia y tenemos también miedo de su
futuro, porque nos parece que ya no hay lugar para ella. Temblamos también por la muerte
de la sociedad, de la cual formamos parte, por los escándalos en cadena, por la corrupción y
por la destrucción de los recursos populares genuinos por parte de los poderosos.
Pero un día le preguntaron al padre Haering: "¿Dónde está el diablo?". Y él respondió:
"El diablo es el pesimismo. Abandonarse a la angustia que disminuye las energías, creer
que el mal vencerá, esperar siempre lo peor: he aquí cómo el diablo tienta a los débiles
y se identifica con las fuerzas negativas de la historia. Y lamentablemente tiene muchos
aliados. Son aquellos que solamente saben quejarse, y nada hacen para descubrir las fuerzas
positivas, para comprender la lucha que en el mundo contemporáneo se combate contra los
espíritus malignos personificados en la violencia y en los abusos de autoridad".
Los discípulos en medio de la tempestad, mientras Jesús duerme, somos nosotros en
medio de las dificultades, de las cuales salimos victoriosos por la intervención de Jesús,
que imparte órdenes al viento y a las olas y calma todas las tempestades, de tal manera
que la barca pueda llegar al puerto. En las dificultades tenemos la confiada certeza de que
todos los acontecimientos de la historia son dirigidos por Dios hacia el bien de los que lo
aman. Entonces ¿por qué tenemos miedo? ¡Porque no confiamos en Jesús, quien se halla
en nuestra barca, y no contamos con su poder! ¡Y también por que no sabemos captar
los elementos positivos y las señales de esperanza (incluso las más pequeñas), que están
alrededor de nosotros, también en un mundo que parece que va a la ruina! El verdadero
motivo está en el hecho de que no sabemos leer y no tenemos valor de comprometernos.
El verdadero creyente sabe descubrir las señales positivas de la presencia de Jesús en
nuestra vida y en nuestro tiempo, a pesar de su silencio aparente.
En efecto, Jesús duerme. El silencio de Dios es el hecho más trágico y real de nuestro
tiempo. Dios ha liberado al pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto, ha resucitado del
sepulcro a su "siervo" Jesús; ¿pero hoy por qué calla? Su presencia es perceptible en
la experiencia que hoy uno realiza en la propia vida y en la historia de la liberación de
parte de Dios. Pero ¿dónde está hoy esta posibilidad de amar, de esperar y de cambiar
las situaciones? En este silencio está el "sin embargo" y el "no obstante" de la fe. Dios se
sustrae a nuestra posesión, para que Él pueda aparecer como el "totalmente diferente"
cercano. Dios nos habla también en esta situación de silencio. El exige nuestra fe. En la
inconsistencia general y en lo provisorio de las cosas que escapan, cuando nos hallamos
frente a la nada y al vacío, nos queda sólo un punto fijo y estable, sobre el cual nos
apoyamos y en el cual podemos confiar. Sólo Dios es nuestro apoyo, que da seguridad a
nuestra inseguridad, en la movilidad de todo. Jesús está allí, en nuestra barca, y duerme.
En realidad es nuestra fe la que duerme. Por eso hemos de despertar.

24. LA TEMPESTAD CALMADA: Me 4, 35-41 171


APLICACIÓN A LA VIDA.

La contrariedad no es obligatoria
Nosotros estamos más acostumbrados a emitir noticieros meteorológicos que
boletines acerca de nuestra salud. O, en términos más transparentes, formulamos acusa-
ciones de tal modo que tenemos siempre pronta una auto justificación.
En realidad la comunidad primitiva advierte las dificultades que le preocupan:
¡viento, agua, borrasca! Pero confiesa sobre todo su miedo que agiganta las dificultades,
y la debilidad de su fe que falla en su salto cualitativo de descubrirlo a él, despierto y
vigilante, en el sueño.
Nosotros, en cambio, por una costumbre desafortunada, seguimos quejándonos
de los tiempos y de las situaciones; nunca estamos conformes con el agua y siempre
tenemos algo que decir acerca de los vientos; expresamos acusaciones y quejas, como si
tuviéramos el carisma de la maledicencia, del pesimismo y del miedo. Hemos criticado
todo viraje, todo reajuste social y toda revolución: la evolución normal y providencial
de la humanidad, su modo nuevo de autocomprenderse, se viven como un ciclón y un
desconcierto, si no es como un ataque traicionero.
Pero ¿por qué nos preguntamos si está aquí exactamente el punto central del asunto?
Y si El se levantara y dijera: "Estamos de acuerdo: ¡el viento y el agua! Pero, en cuanto
a la fe, ¿cómo estamos? ...". Pero Él, que desplaza la atención desde el exterior hasta el
interior, El también es cuestionado: ¡duerme y está ausente!
Al menos el hebreo piadoso se percataba de que la pregunta maligna: " ¿Dónde está
tu Dios?", se la hacían otros.
Por otra parte viene también la sospecha de que se aborda solamente la superficie de
la cuestión y que se busquen pretextos para nuestra contrariedad.
Nosotros en el fondo nos quejamos de que no se realiza esa presencia que nosotros
queremos: nos ha enseñado mucho el "Dios escondido" del Antiguo Testamento y nos
hemos desembarazado aprisa del antiguo precepto de no construirnos una imagen de
Dios.
El sueño, el silencio o la ausencia de Dios, suscita en nosotros miedo y contrariedad,
más que provocación y una saludable petición de fe: ¡toca dolorosamente la reflexión de
los teólogos, de los sociólogos de la religión y las preocupaciones de los pastores de almas,
toda comunidad y todo el que perciba la exigencia de la fe! Es drama para quien siente, en
la fatiga y en el compromiso de la existencia, del trabajo, de la familia, de la educación de
los hijos o del entendimiento con el cónyuge... la decadencia de esquemas religiosos.
El eclipse de un Dios que "estaba allí" y "veía" muy despierto, aunque algo entro-
metido y estorboso, nos resulta incómodo. No es exacto pensar la situación en términos
de añoranza, de nostalgia; pero ciertamente se asemeja mucho al malestar de la "pérdida
del objeto amado" y tranquilizador. ¿Ha desaparecido, tal vez, sin un mínimo aviso de
un regreso próximo?
No se agota el problema, y no es totalmente justo responder diciendo que el hombre
toma conciencia de la propia capacidad, de su autonomía y responsabilidad con respecto
al mundo. Es también imperfecto decir que, si Dios calla, es porque las cosas nos han
alejado de Él, o nosotros mismos nos hemos alejado, perdiendo el sentido de la conexión

172 24. LA TEMPESTAD CALMADA: Me 4, 35-41


nuestra y del universo con Él. Así se subrayaría todavía como determinante la tarea c
hombre, aunque sea echándole la culpa. Estamos todavía en la superficie de todo el terr
y es tiempo de entrar a fondo.
Tal vez es más propio pensar que Dios deja caer tranquilamente formas historie
de religiosidad, como montajes postizos, "obra de las manos del hombre", intenfc
frustrados de captura y de posesión humana del ídolo, formas de tener seguridad
de garantía que poco tiene que ver con la fe. Tal vez es más acertado pensar que :
sustrae, por una especie de pudor divino, al riesgo de un show religioso, al riesgo de si
confundido con los ídolos.
Es un modo eficaz de preguntarnos: "¿Cómo no tienen fe?", no porque uno se enoj;
con Él o con nosotros mismos, sino porque se pide y se vive la fe.

REFLEXIÓN DE FE

El sueño de la fe
Así como después de la primera parábola del c. 4, la de la semilla, Marcos nos da 1;
explicación que Jesús transmitió, así al final del mismo capítulo hay una explicaciór
general de las parábolas en el episodio de la tempestad calmada.
La tierra es aparentemente estéril e infructuosa antes que brote la planta, pero el
agricultor lee allí la presencia escondida, activa y poderosa de la semilla que ha sembrado.
Ya ve la mies madura allí donde el ojo común sólo ve la campiña vacía (w. 26ss.). Es la
fe la que se percata del reino que se halla presente más allá de la esterilidad aparente, y
vive con la certeza de la mies. Además esta semilla de la palabra parece insignificante,
pero tiene la fuerza del granito de mostaza; es imperceptible mientras su árbol crece en
la esperanza (vv. 30ss.). La realidad, la fuerza del reino de Dios, que ya está cerca de
nosotros (cf. 1, 15), desmienten una primera mirada superficial a la tierra. Mientras con
los ojos de la carne vemos solamente los reinos de la tierra y sus modelos, escuchamos las
conversaciones que se tienen allí y damos por cierta la verdad mundana y mutable que
allí se propone, con los ojos de la fe vemos otro reino, el de Dios, no menos presente, pero
diferente e insospechado. Sus características son la vitalidad y la modestia, en lugar de la
realidad monumental muerta de los reinos de la tierra destinados a derrumbarse (cf. Dn
2, 28ss.). Así la fe conoce más allá de la apanencia y se alegra en la esperanza, que ya es
presencia.
Pero precisamente acerca de esta fe somos interrogados aquí, junto con los apóstoles.
La semilla de trigo, oculto bajo la tierra, la pequenez de la mostaza, está aquí, en Jesús
que duerme. El mundo, con sus oleadas, entre tanto nos arrastra. Podríamos tener la
tentación de ponernos a salvo saltando de la barca del Señor. Pero Jesús que duerme está
presente y su sueño es sólo porque nosotros no sabemos que Él está con nosotros. Cuando
Él se despierta para los que estamos en la barca, su palabra es un reproche: "¿Cómo no
tienen fe?". ¡Sí, Jesús, lo confesamos, todavía no tenemos fe! Solamente tenemos aquella
fe un poco teórica, que es objeto de discusiones y precisiones abstractas. Tenemos la que
hay que ejercitar sobre tierra firme y segura y garantizada contra toda contradicción y
tempestad. Nos falta la fe en el reino de Dios, presente entre los reinos tumultuosos del
hombre.

24. LA TEMPESTAD CALMADA: Me 4, 35-41 173


25. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO DE GE RASA
(Me 5, 1 -20; cf. Mt 8, 28-34; Le 8, 26-39)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

El c. 5, que en su relato se conecta con el último episodio del capítulo anterior, presenta
una estructura insólita en Marcos: dos relatos extensos, de los cuales cada uno consta de dos
episodios colocados el uno en el otro.
Así, en la primera parte del capítulo, leemos un trozo que consta casi de cuatro escenas: el
encuentro de Jesús con el endemoniado que vive en las cavernas; el episodio de los cerdos que
se lanzan al mar; la reacción de la gente; de nuevo el diálogo entre Jesús y el hombre sanado
que pide seguirlo.
El escenario grandioso, en el que se enmarca este trozo, manifiesta la importancia que Marcos
quiso darle a este ulterior choque con Satanás, después del que se ha narrado en 1, 23-28.
El conjunto del relato deja entrever un núcleo originario, compuesto por un episodio de exor-
cismo y de algunos versículos acerca del tema del seguimiento; a este núcleo se ha ido añadiendo
poco a poco otros elementos de origen diferente. La inclusión más amplia es la historia de
los cerdos, que tal vez era una antigua leyenda popular, transmitida con un humorismo
consciente por narradores hebreos, según los cuales los cerdos, prohibidos por su ley, eran la
morada conveniente de los demonios y con razón fueron echados a pique. También a través de
la utilización de estos elementos legendarios y populares, Marcos expone su teología sobre la
huella de la predicación de Pedro.
Una vez más, y siempre con mayor insistencia, el mensaje se centra en la acción sanadora
y liberadora de Jesús a beneficio del hombre, contra el poder maléfico del diablo. Pero, al igual
que en los otros episodios análogos, la intención fundamental del evangelista va más allá, por
cuanto el ápice del relato pone de relieve el reconocimiento de Jesús de parte de las potencias
supraterrenales, y el estupor o incluso el espanto de la gente que se encuentra ante hechos
extraordinarios, que obligan a cuestionar la costumbre normal de vida: la gente prefiere no ser
molestada en su tranquilidad cómoda e interesada.
Pero el que ha tenido experiencia de ser liberado de la esclavitud en la que se hallaba,
siente el compromiso de abrazar la nueva perspectiva del reino de Dios, anunciado por Jesús
con sus obras y sus palabras: a éste se le confía el encargo de proclamar el amor de Dios que se
compromete en la liberación del hombre.
Tal vez Marcos subentiende aquí los comienzos de la misión entre los paganos (como en 21
ss.), ya que la escena se desarrolla en el territorio de la Decápolis, en TransJordania, región
semipagana, distinta de las regiones judías

1. Llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos.


2. Y al desembarcar, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con
espíritu inmundo

174 25. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO DE GERASA: Me 5, 1-20


3. que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía sujetar ni siquiera con
cadenas,
4. pues muchas veces lo habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las
cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarlo.
5. Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando
gritos e hiriéndose con piedras.
6. Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante El
7. diciéndole a gritos: "¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te
conjuro por Dios que no me atormentes".
8. Es que El le había dicho: "Espíritu inmundo, sal de este hombre".
9. Y Jesús le preguntó: "¿Cuál es tu nombre?". Le contesta: "Mi nombre es
Legión, porque somos muchos".
10. Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región.
11. Había allí una gran piara de cerdos que pacían al pie del monte;
12. y le suplicaron a Jesús: "Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos".
13. Y se lo permitió. Entonces ellos salieron y entraron en los cerdos, y la piara -de
unos dos mil cerdos- se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se ahogaron.
14. Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y salió la
gente a ver lo sucedido.
15. Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión,
sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor.
16. Los que lo habían visto contaban lo que había ocurrido con el endemoniado y
con los cerdos.
17. Entonces ellos suplicaron a Jesús que se alejara de su región.
18. Al subir Jesús a la barca, el que había estado endemoniado le pedía estar con Él.
19. Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: "Vete a tu casa, donde los tuyos, y
cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti".
20. El se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho
con él, y todos se admiraban.

v. 1: a la •región de los gerasenos: es una w. 6- 8: La fuerza salvaje del espíritu inmundo,


región situada en la orilla oriental del lago. Pero la descrita antes, se ensaña aquí en ese pobre hombre, que
indicación es muy imprecisa, porque Gerasa dista está allí de rodillas a los pies de Jesús: el poder liberador
algunas decenas de kilómetros del lago. Como era del Señor se impone desde su primera aparición; su
la ciudad más conocida de ese territorio, su nombre presencia se convierte en mandato explícito y acción
influyó en el texto de Marcos desde el principio. concreta de liberación. En las palabras que se ponen en
Por otra parte sabemos que las anotaciones boca del endemoniado se declara la imposibilidad abso-
geográficas de Marcos son generalmente muy luta de conciliación entre Satanás y el Señor. Varios
vagas. Mateo y Lucas usan un nombre ligeramente rasgos de esta descripción son comunes también a
modificado de esta localidad. otros trozos que se refieren a endemoniados: el gritar
vv. 2-5: La descripción del estado lamentable (cf. 1,23; 3,11), el postrarse (cf. 3,11), la afirmación de
de este enfermo, sirve como trasfondo para poner absoluta incompatibilidad entre Jesús y los espíritus in-
de relieve el poder liberador de Jesús. Toda la escena, mundos (cf. 1, 24; 3,11), el miedo del espíritu del mal
tanto en el paisaje (sepulcros y montañas selváticas) que teme ser vencido por Jesús (cf. 1, 24).
como en el comportamiento del endemoniado (furioso v. 9: ¿cuál es tu nombre?: conocer el nombre de
y agitado), está dominado por los rasgos peyorativos alguien, según la mentalidad hebrea, significa entrar
impresos por este "espíritu inmundo", "espíritu fu- en lo profundo de su realidad personal; aquí la pre-
nesto y destructor" (cf. nota relativa a 1, 23). gunta sobrentiende el poder de subyugar la fuerza del
espíritu inmundo a través del uso de su nombre.

25. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO DE GERASA: Me 5, 1 -20 175


Mi nombre es Legión: esta respuesta expresa no que ha curado que anuncie lo que Dios ha hecho con
sólo la fuerza del dominio que el espíritu inmundo él. Eso se explica por el hecho de que, en esa región
ejercía, sino también el estado de dispersión y división semi-pagana no existía el peligro de que la acción
interior que sufre la persona que le está sometida. milagrosa de Jesús suscitara entusiasmos populares,
v. 10: fuera de la región: tal vez es un uso impropio contrarios al mesianismo que él iba actuando según el
del término "región", para expresar el mundo de tiempo del siervo que sufre.
los hombres ("la tierra"), en contraposición con el v. 20: lo que Jesús había hecho con él: notemos
mundo de los demonios, es decir, el abismo infernal, el cambio del sujeto de la acción milagrosa, y por
como se lee en Le 8, 31. Según la mentalidad hebrea, consiguiente del objeto del anuncio con respecto al
los demonios se multiplicaban en tierra pagana; y versículo anterior: allí era el Señor, aquí es Jesús: por
aún más se encuentran a sus anchas en una piara de consiguiente, existe una identificación implícita. En
cerdos. Por eso no quieren ser expulsados. el evangelio de Marcos el título "Señor", que en el
v. 19: cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo: Antiguo Testamento se refiere sólo a Dios, se repite
después de semejantes milagros narrados por Marcos, quince veces: sólo tres en la primera parte y el resto
Jesús impone el silencio (cf. 1, 25-44; 3, 12; 5, 43; en la segunda parte. Tiene un sentido ambiguo,
7, 36, etc.) de donde emerge la línea del "secreto típico del secreto mesiánico, que se aclara "velada-
mesiánico", que se resolverá en la segunda parte del mente" en 12, 36-37 con referencia al grande salmo
evangelio. Aquí en cambio Jesús ordena al hombre de la glorificación.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Victoria sobre el poder del mal


En los exorcismos, que presentan la victoria de Jesús sobre el mal (cf. comentario a 1,
23-28), Jesús encuentra casi dificultades y tiene que dedicarse, por así decirlo, de una manera
muy particular, a diferencia de lo que sucede en los milagros, donde en general basta un solo
gesto o una palabra. Los exorcismos se nos describen de un modo dramático y suceden,
como ya se dijo, a través de un proceso largo y fatigoso, porque encuentra resistencias,
convulsiones y sufrimientos. En el último caso incluso la muerte (cf. 9,14-26).
Esto muestra cuan grande es el poder del mal que Jesús ha venido a vencer, y cómo
esta victoria se obtiene a través del sufrimiento y de la muerte. Como el primer exorcismo
seguía a la presentación de Jesús que enseñaba con autoridad (1, 21ss.), así también
éste viene inmediatamente después de la enseñanza amplia de Jesús en parábolas y la
descripción de su autoridad (4, 35-41): esto es retomar y ampliar el mismo tema, que
muestra que su palabra vence el espíritu del mal y es la luz que libera "a los que yacen en
tinieblas y en sombras de muerte" (Le 2, 79).
Este relato parece extraño y abunda en detalles a primera vista superfluos. Pero es
necesario estar atentos, porque son precisamente éstos los que nos colocan en la pista
acertada para comprender el mensaje del pasaje: en efecto, lo que parece extraño y super-
fluo no lo narraría el evangelista, y no tendría una razón de ser, si no incluyera un signi-
ficado profundo que no hay que olvidar.
Ante todo hay que notar la descripción detallada de este endemoniado. En ellaMarcos trata
de visualizar el poder indomable y devastador del espíritu del mal, que mantiene al hombre en
su poder, atormentándolo y haciéndolo habitar en lugares solitarios y de muerte (w. 4ss.). El
tormento, la soledad y la muerte son la situación de la humanidad sin la luz y la vida de Cristo
Jesús. Tres veces se nombra al principio del pasaje los sepulcros, morada de ese hombre, para
indicar con una imagen el poder mortífero de este mal que lo mantiene esclavo.
Este subrayado es un preludio de lo que se narrará en el pasaje siguiente, que hablará
de la muerte vencida por la fe. Siempre es la enseñanza de las parábolas la que se nos
propone ahora a través de la narración de los hechos y se radicaliza en los términos del
poder del mal /muerte y fe/salvación.

176 25. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO DE GERASA: Me 5, 1-20


En este pasaje se dice que el poder del mal, que mantiene en su poder al hombre, no es
un simple adversario, sino una "legión" bien ordenada y estructurada (v. 9), que convierte
la tumba en morada del hombre y el hombre en dominio de la muerte, sin posibilidad de
salida (vv. 3ss.). Pero esta situación del hombre dura sólo hasta cuando sobreviene el "más
fuerte" (cf. 1, 7) que vence al fuerte, lo encadena y destruye su dominio (cf. 3, 27).
Como lo dice en un lenguaje mítico el autor de la Carta a los Efesios, la lucha de
Cristo, así como la nuestra, "no es contra criaturas de sangre y de carne, sino contra los
principados, contra las potestades, contra las dominaciones de este mundo tenebroso,
contra los espíritus del mal que están en las alturas" (.E/6, 12). Los efesios se sentían
aplastados por leyes y poderes del mal de un alcance cósmico, superiores a cada hombre.
Pero precisamente de este mal, que transciende al hombre, nos libera la fuerza de la
"espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (Efb, 17).
Por eso el poseso es obligado a postrarse ente Él, y grita con voz fuerte su derrota (vv.
6ss.). Es interesante anotar que es siempre y sólo el demonio durante la vida de Jesús,
que reconoce su verdadera entidad, a diferencias de los discípulos, que comprenderán
sólo más tarde. Dice por tanto: "¡Oh Jesús, Hijo de Dios altísimo!" (v. 7, cf. 3,11; 1, 24).
En efecto, los demonios pertenecen al orden de los espíritus, que tienen un conocimiento
del orden superior.
El poder del mal reconoce en seguida a Jesús, así como instintivamente se intuye de
inmediato al adversario. Su simple presencia es una tortura para él.
Es la misma tortura que experimentemos en nosotros cuando brilla la "espada del
espíritu que es la palabra de Dios", es decir, cuando nos acercamos a la luz del evangelio
y sentimos que quiere prevalecer sobre el espíritu del mal que está en nosotros, esto
advierte en seguida que Jesús viene para liquidarlo definitivamente, sin posibilidad de
compromisos. Se rebela y cae en convulsiones inútiles precisamente por eso, porque sabe
que no hay nada en común entre él y la palabra. En efecto, pregunta: "¿Qué tengo yo
contigo?" (v. 7) y trata de apoderarse de algún modo al pronunciar el nombre de Jesús.
Pero Cristo se sustrae a este reconocimiento que trata de apoderarse de él, porque trata
de desposeernos; y ordena con autoridad al espíritu: "¡Sal de este hombre!" (v. 8).
En la economía del evangelio de Marcos estas profesiones de fe de los espíritus sirven
también para colocar al lector en el camino adecuado para comprender el misterio de
Jesús, sin eliminar su secreto. Pero lo comprendemos solamente cuando nuestra legión
de demonios nos hayan dejado y, como dice humorísticamente Marcos, irá a parar
anegada en una piara de cerdos en lo profundo del mar (w. 12ss.).
La actitud de los gerasenos, que quedaron presa del terror al ver lo que había sucedido (v.
15), es un poco semejante a la de los demonios, que "creen y tiemblan" (St 2,19). En efecto,
para salvaguardar sus intereses, no están dispuestos a acoger a Jesús, y le ruegan que se aleje
de su región (v. 17), así como los demonios rogaban a Jesús que no los torturara (v. 7).
Su actitud de rechazo sirve para poner en evidencia el puntofinaldel pasaje, en el cual
el ex endemoniado le pedía a Jesús poder quedarse con El (v. 18). En cambio Jesús, como
había enviado al leproso adonde los sacerdotes (cf. 1, 44), así envía a éste como primer
apóstol entre sus connacionales (v. 19). En este hecho, la iglesia de Marcos descubre el
comienzo de la misión entre los paganos. En realidad este geraseno, librado del mal, es el
primero que encarna lo que se dijo en 3, 14ss. acerca de los apóstoles, que deben "estar
con Él", para "ser enviados a predicar y a expulsar demonios". Él, en efecto, ya está con

25. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO DE GERASA: Me 5, 1-20 177


Cristo Jesús, porque ha sido rescatado del poder del mal que lo tenía en la tumba y por
lo mismo puede testimoniar el evangelio, es decir, a Jesucristo, hijo de Dios.
En cambio, los apóstoles, como nosotros, ya no están en condiciones de anunciar el
evangelio: sólo el leproso, y ahora, de un modo más explícito, este ex endemoniado son
los anunciadores del evangelio.
Porque anunciar el evangelio significa haber tenido la experiencia liberadora de
Jesús. Dice, en efecto: "Vete... y anuncia lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido
compasión de ti" (v. 19).

ACTUALIZACIÓN

El poder del mal y el predominio de la gracia


La idea de que toda la historia sería una lucha entre el bien y el mal se encuentra en los
diferentes mitos, en todas las religiones y también en las diferentesfilosofías.Basta con
acercarse a las narraciones mitológicas sobre los orígenes del mundo, a los dos principios
del bien y del mal en los maniqueos, a la dialéctica de Hegel y a la lucha de clases de Marx.
También el evangelio presenta este combate dramático y universal, esta lucha terrible y
colosal, que involucra al hombre. En este pasaje dos fuerzas sobrehumanas se confrontan.
La una es la fuerza del mal, la otra es la fuerza del bien que obra en Jesús. La primera es
un impulso y un instinto de muerte, la segunda es un principio de vida. La lucha entre la
fuerza de destrucción y la de la vida termina con la victoria de está última.
El poder del mal es inaudito, es una legión, que tiene una fuerza arrolladura e irre-
frenable. Aquí se indica la fuerza recurrente del mal, que asume siempre formas nuevas.
En el mundo juegan unas fuerzas maléficas grandísimas, de las cuales el hombre es
esclavo. Podemos indicar, a ejemplo de título, algunas figuras en las que se expresa
hoy el mal: el autoritarismo en la familia, entre las generaciones y en las relaciones del
hombre con la mujer, la voluntad sádica de dominio de los jefes y el placer masoquista de
sumisión de los seguidores; la explosión de una sexualidad reducida a la pura satisfacción
del instinto o a mercancía de consumo y de intercambio; la alienación en los modelos
dominantes; la pérdida del sentido del hombre en los varios tipos de sociedad.
Por tanto, el mal no es una imperfección inocente, no es un principio natural y
tampoco la condición del progreso. Es la -libertad del hombre, que está en sí misma
vinculada, alienada y esclava del poder del mal, por el cual es poseída. Entonces el
hombre frente al mal, que explota visiblemente, es impotente. Él es un obsesionado,
que está poseído por la sugestión del vacío y del abismo. En la base de todo esto está el
hombre preocupado por cuidar y administrar la propia vida: el hombre que, encerrado
en sí mismo, se ha convertido en una tumba. Él es un poder trágico de destrucción y un
principio mortífero. Es un impulso de muerte.
No es fácil vencer el mal. Sólo la fuerza de Jesucristo sabe oponerse a esta potencia
enorme. Y Jesús triunfa sobre el espíritu del mal. Si la libertad está alienada y atada en
sí misma. No puede ser por sí misma el sujeto de la liberación. Si el mal viniera desde
afuera, ella podría superarlo. Como el mal está dentro de la misma libertad, la liberación
sólo puede venir desde afuera y desde el otro. Y es Jesús el sujeto de la liberación. Él
libera nuestra libertad. El encuentro con su libertad hace brotar otra libertad, que de éste
modo se hace capaz de cumplir sus tareas. La fuerza prevaleciente, liberadora y sanadora

178 25. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO DE GERASA: Me 5, 1 -20


de Jesús viene a ser así un principio de vida. De este modo el poder del mal deja de se
fatal y nace el anuncio de que el hombre en Cristo puede ser libre.
El que es liberado viene a ser anunciador de la liberación y puede liberar: sólo 1
experiencia de la liberación hace actual el anuncio del evangelio de la liberación.

APLICACIÓN A LA VIDA

"El brazo de Dios no se ha acortado"


Es muy difícil salir de ciertas situaciones patológicas, sobre todo si se trata de h
psiquis; entre otras cosas por una especie de resistencia robustísima que ejerce la enfer-
medad, como si defendiera su presa, atada con cepos y cadenas.
Con eso no se quiere dar un nombre al estado de ese poseso, sino más bien indicar que
el relato en cuestión parece que es un ejemplo de la situación general de la humanidad:
esclavitud, muerte y dificultades enormes, e incluso la imposibilidad de salir de allí.
Estamos en una especie de necesidad, de coacción a hacer el mal y a hacernos algún mal.
Solamente una presunción loca ha hecho que se hable de la libertad del hombre como de
un hecho realizado. ¿ Para quién y para cuántos? Porque la sensación real y la experiencia de
todos es un profundo malestar y sufrimiento, y además de una búsqueda exasperada.
Una enumeración de situaciones para confirmarlo es casi imposible, porque es muy
larga: desde las situaciones económicas y políticas más generales, de alienación, de represión,
adoctrinamiento, persuasión oculta, en los problemas más específicos, como por ejemplo los
del trabajo, de su inseguridad y peligrosidad, de la explotación; desde el problema de la casa,
de la escuela y de la educación, hasta el problema del papel de la mujer, etc.
Hay que tener presente que hoy se evidencia este género de situaciones, al marcar la
dimensión social, es decir, de la estructura: se configuran los condicionamientos y las
conflictualidades en un choque inevitable entre las clases sociales (¡y esto es un modo
actual, desesperado, de afirmar la existencia del mal!).
Pero es obvio que queda también toda la serie de dificultades que tocan la persona
como individuo, en sí misma y en sus relaciones con los otros. Como por otra parte,
considerando también los aspectos positivos de la realidad humana, de lo que hay de
bueno, se notan limitaciones y carencias relevantes: por ejemplo, en el mismo esfuerzo
de la educación y de la formación, en el amor que sinceramente une a las personas, así
como en el compromiso específico de liberación de individuos o de grupos, en la misma
presentación y predicación del evangelio... cuántas cosas resbalan allí, que tiñen de
autoafirmación, de prevaricación, de opresión, y sirven como cobertura a situaciones a
las cuales no se quiere renunciar.
Es una legión que entorpece, ata e impide caminar.
En este punto, sin embargo, es un error reducir el evangelio a una denuncia, que en
definitiva se redacta fácilmente. Es buena noticia y, por lo mismo, un anuncio abierto de
que la liberación es una realidad.
¡Liberación en sentido completo!
Se debe subrayar, porque fácilmente corre el riesgo de encontrarnos en actitud de
consentir el gesto realizado por Dios "con un brazo extendido" en el Antiguo Testa-
mento, pero no su manifestación en Jesús, que se suele presentar como un artesano sutil
que actúa en lo íntimo del hombre.

25. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO DE GERASA: Me 5, 1-20 179


¡Eso sucede porque tal vez somos un pueblo que está viviendo su "antiguo testa-
mento" y su "éxodo!".
¡Pero no! En Jesús, nuestro hermano, no se ha "acortado" el brazo de Dios (Is 50, 2).
En él, que nos liberará también del nudo extremo de la muerte, se da la esperanza cierta de
que estamos en camino hacia la liberación completa: ella, en efecto, de un modo fatigoso
pero invencible, germina en el corazón de la persona y en el tejido de la sociedad, precisa-
mente en esas situaciones que están en contraposición con las esclavitudes indicadas.
Algo más se ha de anotar, que es importante con respecto a todo tipo de comunicación:
el poseso, cuando queda libre, no dice palabras, sino que hace el relato de lo que le ha
sucedido. Todo el que dice "algo" sepa que, más allá o contra sus misma palabras, trans-
mite el mensaje de su situación, es decir, de lo que vive y ha experimentado; el grito o
la queja del que todavía es esclavo, o el anuncio fuerte y tranquilo de la liberación que
comienza a vivir.

REFLEXIÓN DE FE

La luz que no conoce


"¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo?" (v. 7). El demonio no tiene
nada que ver con Jesucristo, señor e hijo de Dios. Lo ve sólo externamente, pero en su
falsa luz no logra establecer con él un vínculo vivificante. En cambio, el geraseno liberado
que pide "quedarse" con el Señor, tiene un conocimiento totalmente diferente de Jesús,
el del corazón, del que habla el profeta cuando dice: "Te desposaré conmigo en fidelidad,
y tú conocerás al Señor" (Os 2, 22). Aquí están la vida y el deseo de "seguir" a Jesús.
Un conjunto de males de prejuicios nos impiden "ver" a Jesús. Toda surte de egoís-
mo y de apego juegan nuestra vida en el encierro de las tumbas. Semejantes al geraseno
poseso, merodeamos entre los sepulcros. El demonio absolutiza en sí mismo esa incapa-
cidad siniestra de un encuentro verdadero con Cristo. Sumados con los espíritus del
mal, los factores que nos obstaculizan el verdadero conocimiento y la contemplación del
Señor, son tan numerosos que constituyen una legión ("Mi nombre es Legión", v. 9).
Este grupo numeroso de demonios, que corre hacia el abismo, su verdadera morada, sin
lograr en este punto arrastrar allí al hombre liberado, fue expulsado por Jesús, para que
el geraseno pudiera "conocerlo".
Necesitamos la ayuda del Señor para ser liberados de multitudes inicuas de deseos
de abuso, de "drogas" y de obsesiones. La longitud y la fuerza de descripción en
Marcos indican el poder del maligno en el mundo y subrayan, por consiguiente, el vigor
victorioso de Cristo. Los espíritus malvados se encarnan en piaras de cerdos, ya que es
abominable su poder de apartar del Señor que salva, a quien aún no sabemos conocer lo
suficiente. Mil, o aun dos mil (v. 13), es decir, en número muy grande, son los modos con
los cuales nos apartamos, en práctica, del verdadero Jesús como aparece en el evangelio.
Otras veces somos como los gerasenos, que conocen a Jesús y que no quieren verlo
implicado en su vida de cada día. Lo proclaman Hijo de Dios más bien de palabra, sin
aceptarlo como Señor de nuestra vida y de nuestra historia. Le rogamos al Padre que no
nos deje caer en la tentación, sino que nos libre del mal para que podamos conocer a Jes,ús
como el geraseno liberado.

180 25. CURACIÓN DEL ENDEMONIADO DE GERASA: Me 5, 1-20


26. RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO
Y CURACIÓN DE LA HEMORROÍSA
(Me 5, 21-43; cf. Mt 9, 18-26; Le 8, 40-56)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Este trozo muy extenso contiene dos relatos de milagros dispuestos a modo de "sandw
es decir, el relato del uno se inserta en la mitad del otro.
Como en los versículos 25-34, que narran la curación de la hemorroísa, presentan
más elegante y elaborado con respecto al estilo acostumbrado de Marcos, es probable q
episodios se hayan formado en el ámbito de dos tradiciones diferentes. Es difícil estable
Marcos quien los unió de esta manera o si él los recibió ya unidos de ese modo. Esta téc
insertar un hecho dentro de otro aparece en otros pasajes del evangelio de Marcos (cf.
y 5, 1-20): con este procedimiento los dos episodios entretejidos juntamente se ilustran
con el otro, y hacen resaltar los varios aspectos de un mensaje único.
Es un hecho que, así como los leemos ahora, los dos relatos muestran una unidad p
tanto en lo que se refiere a la descripción del comportamiento de Jesús, como por su co
teológico.
La personalidad de Jesús se impone por la caltnay la seguridad con la que se mueve y pr
en medio de la multitud que lo rodea, o expresa ruidosamente la angustia por la niña fal
frente a la acción furtiva de la mujer enferma que se le acerca; ante la angustia de Jairo
todos presta atención y dirige sus cuidados, ya en un diálogo penetrante y tranquilizador
imponer silencio y al alejar a la gente que se apretuja en torno a El, ya con la acción de
que deja asombrados. Eso pone en evidencia la intención fundamental del evangelist
quiere indicar a Jesús como aquel que suscita fe y confianza.
Este es el contenido teológico presente en los dos relatos del trozo. La fe de Jairo
mujer crean las circunstancias más favorables para que Jesús manifieste su poder mara
que se expresa concretamente y a través del gesto de la mujer que toca el manto de Jes
gesto de Jesús que toma de la mano a la niña muerta. De este encuentro con Jesús brota
que derriba incluso la barrera de la muerte.

21. Cuando Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla, se reunió junto a Él
mucha gente; Él estaba a la orilla del mar.
22. Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al ver a Jesús, cae a sus pies,
23. rogándole con insistencia: "Mi hijita está muriéndose; ven, impon tus manos
sobre ella, para que se salve y viva".
24. Jesús fue con él. Una gran multitud lo seguía y lo empujaba.
25. Y una mujer enferma con una hemorragia desde hacía doce años,
26. que había sufrido mucho con muchos médicos y gastado toda su hacienda'sin
obtener ninguna mejoría, antes, había empeorado,

26. RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO...: Me 5, 21-43 181


27. habiendo oído hablar de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su
manto.
28. Pues ella se había dicho a sí misma: "Si yo logro tocar, aunque sólo sea sus
vestidos, quedaré sana".
29. En efecto, al instante se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que
estaba curada de su enfermedad.
30. En seguida Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de El, se volvió
entre la gente y decía: "¿Quién me ha tocado los vestidos?".
31. Sus discípulos le contestaron: "Ves que la multitud te oprime y preguntas:
'¿Quién me ha tocado?'".
32. Y miraba a su alrededor para ver a la que lo había hecho.
33. Entonces, la mujer, que sabía lo que había ocurrido en ella, se acercó asustada
y temblorosa, se postró ante Jesús y le dijo toda la verdad.
34. Él le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfer-
medad".
35. Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo:
"Tu hija ha muerto; ¿para qué molestar ya al Maestro?".
36. Pero Jesús, oyendo lo que hablaban, dice al jefe de la sinagoga: "No temas; sola-
mente ten fe".
37. Y no permitió que lo acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano
de Santiago.
38. Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga, observa el alboroto y unos que lloraban
y otros que daban grandes alaridos.
39. Entra y les dice: "¿Por qué alborotan y lloran? La niña no ha muerto; está
dormida".
40. Y se reían de El. Pero Jesús, después de echar fuera a todos, toma consigo al
padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña.
41. Y tomando la mano de la niña, le dice: "Talitá kum", que quiere decir: "Mu-
chacha, a ti te digo, levántate".
42. La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años.
Quedaron fuera de sí, llenos de estupor.
43. Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de
comer.

v. 21: Jesús vuelve a la orilla occidental del v. 22: cae a sus pies: el dolor y la confianza en
Jordán. Laescena es normal en Marcos: se desarrolla que sería escuchado, mueven a Jairo a acudir a Jesús,
a lo largo del mar con mucha gente. La presencia se expresa desde el principio de la escena con este
de la muchedumbre es insistente en este trozo: gesto de reverencia y de súplica.
ella sigue a Jesús en todos sus desplazamientos, v. 23: ven, impon tus manos sobre ella: era el ges-
y manifiesta poco a poco curiosidad, expectativa, to habitual en el mundo hebreo en varias circuns-
devoción, estupor, delante de lo que Jesús hace. tancias solemnes (sacrificios, bendiciones, envíos
Notemos el contraste con la actitud de los gerasenos, a una misión) y también en los antiguos relatos-de
que por miedo le rogaron a Jesús que se alejara de su curaciones. Significaba la comunicación de un poder
región (cf. w. 15 y 17). nuevo que capacita para una tarea particular o que

182 26. RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO...: Me 5, 21-43


producía salud. Esta usanza pasó a los ritos de la sella la fe van siempre de la mano. Entonces la fe
Iglesia. Pero en Marcos es mucho más importante no es una experiencia puramente sujetiva, sino
"tocar" como lo hace Jesús, para expresar el poder de una experiencia espiritual, en la cual Dios llama al
curar, como lo veremos en seguida. hombre a encontrarse con Él.
Para que se salve y viva: el primer verbo es inten- v. 30: dándose cuenta de la fuerza que había salido d
cionalmente ambiguo y significa tanto "salvar" El: la participación profunda de Jesús en la situación de
como "sanar". El evangelista de este modo deja quienes estaban cerca de Él le da la percepción de una
intuir que no se trata de una simple curación, sino comunicación profunda con una persona, aun antes
de la "salvación", como un don de la vida que viene de pronunciar una sola palabra. Del cuerpo de Jesús
de Dios. Esta bivalencia de significado recorre todo se desprende ya ese poder divino que se expresará de
el pasaje e induce al lector a saber leer debajo del una manera más plena en su resurrección. El uso de
milagro. la palabra "fuerza" en la Biblia indica precisamente
v. 25: Ya desde hacía doce años duraba la enfer- la intervención maravillosa del Dios vivo, que aquí
medad de esta mujer; doce años tenía la hija de sucede a través del cuerpo de Jesús.
Jairo a quien Jesús devolverá a la vida. Probable- v. 32: se volvió entre la gente: la mirada de Jesús
mente es una coincidencia intencional para indicar tiene un significado importante en Marcos: ya al
la precariedad y la debilidad radical de toda la vida comienzo del evangelio Jesús "ve" y "escoge" (1,
del hombre (el número 12 símbolo de totalidad), ya 16-19; 2,14) y "hace" a los discípulos. En su mirada
esté enfermo, ya esté sano: sólo Jesús lo puede sacar se expresa la elección, la salvación y la condena (cf.
definitivamente de esta inestabilidad y caducidad. también 3, 5-35; 10, 21. 23; 11,11): es la expresión
El milagro sobreentiende el paso de la salud física del mismo juicio de Dios.
a una vida nueva, que viene a ser salvación y vv. 33-34: Aparece aquí el estupendo contraste
liberación de toda la persona inclusive desde la entre el temor de la mujer, que es consciente de que
tumba de la muerte. ha quebrantado la ley para tocar a Jesús, y la amabi-
v. 27: se acercó por detrás: la mujer trata de que lidad de Jesús, que invita a la mujer a confiar en el
nadie la note, porque sabe muy bien que su enfer- valor de su fe, por encima de toda prescripción
medad la hace legalmente impura y que todo el que humana.
venía a estar en contacto con ella contraría la misma Tu fe te ha salvado: por la descripción del
impureza legal (cf. Lv 15,19-30). hecho podemos comprender el sentido exacto de
Esta prescripción debe enmarcarse en la men- esta frase y de la palabra "fe", que es fundamental
talidad antigua, no sólo judía, según la cual todo en todo el evangelio. Entonces, fe es la convicción
lo que concierne a la fecundidad, adquiría un de que Dios obra maravillosamente en la historia
carácter misterioso y sagrado. humana a través de la persona de Jesús, porque ama
Tocó su manto: Ya en otros pasajes Marcos, al a los hombres y nos llama a dejarnos incluir en esta
resumir la actividad de Jesús, se había referido a experiencia liberadora de amor; esta convicción se
la convicción de los enfermos de que quedarían suscita en nosotros al oír hablar de este Dios (cf.
curados si tocaban aunque fuera solamente su otros pasajes: 2, 5; 4, 40; 5, 36; 9, 23:10, 52).
vestidura (cf. 3, 10; 6, 56). Jesús mismo en algunos Vete en paz: esta expresión es bíblica, y ya
casos cura precisamente tocando los órganos estaba en uso en los tiempos de los profetas; no es
enfermos de quien se lo suplica (cf. 1,41; 7, 33; 8,22- un simple deseo de bienestar humano, sino que es
25). El verbo "tocar" tiene una función clave en este la proclamación de que la salvación ha llegado a
episodio: se repite cuatro veces. Expresa con una ima- esta persona, la cual a través de vicisitudes tal vez
gen material qué es la fe: es decir, contacto personal difíciles, ha vuelto a entrar en comunión con Dios.
con Jesús, del cual se recibe un don que rehabilita y v. 36: solamente ten fe: Jesús no muestra la más
hace renacer. Los discípulos muestran que no han mínima sorpresa al recibir la noticia de que la niña ha
comprendido su sentido, cuando más adelante se muerto; por el contrario, tranquiliza al padre angustiado
asombran por la pregunta de Jesús (v. 31). y lo exhorta a tener la misma fe intensa con la que se
v. 28: En una lectura superficial del episodio había dirigido a él desde el principio. A esta actitud
se puede experimentar la tentación de atribuir esta se muestran absolutamente refractarios muchos de los
curación a un hecho de autosugestión o supers- presentes, que comienzan a burlarse de Jesús, cuando
tición. Pero la intención de Marcos es la de poner él da a entender que devolvería la niña a la vida.
de relieve la fe ilimitada de esta mujer, a quien v. 37: Jesús lleva consigo solamente a Pedro,
Jesús responde no sólo con el milagro físico, sino Santiago y Juan hasta donde estaba la niña. Esto
que la llama a tener un diálogo con Él: ésta es la tiene un significado particular en la línea del "secceto
intención fundamental del pasaje. En el evangelio mesiánico" ("no permitió que nadie lo acompañara"
la intervención física y la palabra que suscita o

26. RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO...: Me 5, 21-43 183


y "después de echar fuera a todos") a lo cual se refiere ro significa "despertar" (de entre los muertos), el
fuertemente Marcos incluso al final de este episodio segundo significa "resucitar". Son realmente lostér-
(cf. v. 43): estos tres discípulos son los mismos minos clásicos, con los cuales el Nuevo Testamento
que están presentes también en la transfiguración indica la resurrección de Jesús (en el evangelio de
(9, 2), en el monte de los Olivos para el discurso Marcos cf. respectivamente: 14, 28; 16, 6 y 8, 31;
escatológico, donde además está presente también 9, 9-19), de la cual el milagro de esta niña cons-
Andrés(13, 3), y enGetsemaní(14, 33). tituye un primer anticipo y un primer fruto; eso
Después de decir esto por el motivo teológico se verificará más adelante también a propósito de
que hemos indicado, el mismo Marcos añade que la curación del epiléptico endemoniado, para el
estaban presentes alrededor de Jesús también los cual también encontramos el mismo uso de los dos
parientes cercanos de la niña. verbos (cf. 9, 27: "Jesús lo levantó... y él se puso
v. 39: la niña no ha muerto; está dormida. Tam- en pie").
bién a veces solemos semejar la muerte al sueño. En v. 42: quedaron fuera de sí, llenos de estupor.
la Biblia se encuentran dos verbos, que significan Como ya lo hemos anotado brevemente en otros
"dormir", y se emplean en este sentido figurado pasajes, Marcos, cuyo vocabulario es bastante limi-
(cf. por ejemplo 1 Ts 5, 10): se quiere expresar de tado, posee una amplia gama de términos para
este modo la confianza en la promesa o en el poder expresar el estupor, el asombro, el temor sagrado
de Dios que hace resucitar de la muerte, como sen- con los que la gente y los discípulos reaccionan
cillamente uno se despierta del sueño. En este pasaje frente a las acciones y a las palabras de Jesús.
ese significado teológico viene a ser determinante en Sobresalen ocho vocablos diferentes, que se presen-
la contraposición, marcada fuertemente por Marcos, tan en unos treinta pasajes. El término que aquí se
entre la visual de Jesús, abierta al horizonte de usa se repite otras tres veces.
Dios, y la visual de los presentes, limitada a la Estas palabras, que usan con esa insistencia, reve-
comprobación del hecho físico de la muerte. lan ciertamente una intención teológica. No significan
Para Jesús la muerte es preludio, aún más, es simplemente una reacción psicológica frente a un
señal de vida nueva que viene, así como el sueño. acontecimiento inaudito, sino la conciencia que la
Él ve a la niña como ya la ve Dios. gente tenía de estar frente a una manifestación divina,
v. 41: talitá kum: Marcos en varios casos cita aunque fueran incapaces de percibir exactamente el
palabras arameas; en este caso y en 7, 34, donde se contenido y no lograran explicarse de dónde sacaba
trata de milagros de curación, este uso refleja un Jesús ese poder que los fascinaba.
modelo muy difundido en los relatos antiguos de v. 43: les dijo que le dieran a ella de comer: este
tales historias donde, con la inserción de palabras detalle, anotado solamente por Marcos, no tiene
extranjeras, se quería indicar la presencia de un tanto la intención de mostrar la realidad de que la
poder misterioso. niña realmente ha vuelto a la vida; más bien res-
El mismo Marcos da la traducción de la expresión ponde a la intención con la cual el evangelista pone
aramea: "Levántate". A continuación sigue diciendo en evidencia lo concreto y lo delicado de los senti-
que "la muchacha se levantó" (v. 42). Es intere- mientos humanos de Jesús, y tal vez es un preludio
sante anotar que en el original griego encontramos para la sección siguiente, la "sección de los panes"
dos verbos diferentes: y precisamente el prime- (6, 6b-8,30).

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Fe y victoria sobre la muerte


En el c. 4 se hablaba de la fuerza de la fe en la palabra que supera las dificultades; en el
episodio anterior se habla de la victoria sobre el espíritu del mal, poderoso y coordinado
como una legión, que relega al hombre en los sepulcros (5, 1-20). Ahora se habla de la
victoria de la fe sobre la muerte, último resultado del mal (cf. Rm 5,12; 6, 23) y último
enemigo del hombre (cf. lCo 15, 26). Como se ve, Marcos, que avanza lentamente
en círculos concéntricos, apunta ahora al núcleo central del mensaje cristiano: la resu-
rrección de los muertos.
Los dos milagros narrados aquí se ilustran recíprocamente, y quieren mostrar cuál
es la fe que vence la muerte. Los dos episodios están unidos entre sí por las palabras

184 26. RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO...: Me 5, 21-43


"salvar", "crecer" y "tocar", que sobresalen continuamente. Tanto la mujer (v. 28) como
Jairo (v. 23) creen que el contacto con Jesús traerá la salvación deseada.
Es ante todo la "fe" la que "salva". En efecto, Jesús dice a la mujer: "Tu fe te ha sal-
vado" (v. 34), como lo dirá a Jairo, en peligro de dudar: "No temas; solamente ten fe"
(v. 36; cf. 4, 40). Esta fe que salva, en concreto, es un contacto físico con Jesús. No es
una superstición: ¡es un mensaje fundamental de Marcos! Contra toda ideología, sólo
el "tocar" a la persona de Jesús es lo que salva (cf. también 3, 10; 6, 56). Tres veces, en
los w. 27-30, se repite esta palabra. Como Jairo había pedido a Jesús que le impusiera
las manos a su hija (v. 33), así la mujer, detrás de El, le "tocó su manto" (v. 27), porque
pensaba: "Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré" (v. 28). Y el mismo
Jesús pregunta: "¿Quién me ha tocado los vestidos?" (v. 30). Al oír la respuesta de los
discípulos de que toda la gente que lo rodea y lo oprime por todo lado (v. 31), Jesús trata
de dar a entender que existe un "tocar" (v. 30) diferente del "tocar" que los discípulos
comprueban: hay un "tocar" particular, y precisamente el de la "fe", que hace actuar el
poder de Cristo (v. 30), y es capaz de "salvar", en contraposición al tocar de la gente que
lo oprime (v. 31; cf. comentario a 3,10).
Todos, entonces como ahora, en la Iglesia, tocan a Cristo. Pero hay dos modos de
tocarlo: uno con la fe que salva, y el otro sin fe, que sólo oprime.
Es importante tocarlo con la fe de la mujer en su poder y con la fe de Jairo en la calidad
de este poder. En consecuencia, Marcos a Jairo no sólo le hace pedir que Jesús toque a su
hija y la cure, sino que "imponga las manos para que se salve y viva" (v. 23). "Salvación"
y "vida" tienen en el Nuevo Testamento un significado muy particular, que va mucho
más allá de la simple curación. La salvación implica una vida totalmente nueva, que ya
no conoce la muerte.
Esto aparece claramente en la resurrección de la niña (v. 41), que, como la del lunático
(cf. 9, 27), describe con los mismos términos que, en la predicación primitiva y en el
mismo Marcos, se usaba para proclamar la resurrección de Jesucristo.
Con este pasaje, Marcos lleva la comunidad a reflexionar sobre el núcleo central de lo que
cree: "el tocar" en la "fe" a la persona de Cristo resucitado que "salva y da vida". De aquí la
insistencia de los w. 28-34, donde se recalca el hecho de que no basta un contacto cualquiera
con Jesús, sino que se requiere la fe, que lleva a un contacto con el poder de Cristo resucitado
que vence la muerte. Detrás de la figura de esta niña se perfila toda la humanidad que,
creyendo, será resucitada por el poder que se desprende de la fe en el Resucitado.
Con la narración de la resurrección de la hija de Jairo, Marcos trata de hacerle
comprender al lector el poder de la fe, que da la vida más allá de la muerte; y, con la
inclusión del episodio de la hemorroísa, trata de hacerle comprender cómo esta fe
no es una fe cualquiera, sino la que lleva a tocar la persona de Cristo vivo y la fuerza
de su resurrección. Marcos quiere llevar a sus lectores a una relación con la persona
de Jesucristo, a un "tocar" que "salva y da la vida". En efecto, dice Jesús: "Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree
en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?" (Jn 11, 25s.).
El pasaje además es rico en detalles muy instructivos. Hasta aquí solamente hemos
puesto en evidencia el tocar como un creer que da la vida.
Es útil anotar que, también para la curación de la hemorroísa, se usa una palabra que
significa tanto "sanar" como "salvar". Es un término bivalente como el "tocar", y se

26. RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO...: Me 5, 21-43 185


habla allí de aquella curación que es señal de la salvación y de la paz en Cristo, que son
la verdadera salud que la fe le trae al hombre (v. 34).
Además en el v. 39 se habla de la muerte como de un "dormir" (como en Jn 11, 11
ss.): es el significado cristiano de la muerte, que es un descanso tranquilo en Cristo, en
contraposición con la situación desesperada del hombre ante la muerte. Frente a ella, sin
Cristo, el hombre no puede hacer más que "alboroto, llanto, gritos y alaridos" (cf. vv. 38
s.), para olvidar la tragedia, reduciéndola un poco a una farsa ineficaz.
En el v. 37 se dice que los testigos de esta resurrección, además del padre y la madre
de la niña, son Pedro, Santiago y Juan: son los mismos que serán llamados a ver de cerca
la agonía de Jesús en el huerto (14, 33) y la gloria de su transfiguración (9, 2). En efecto,
los tres episodios están en estrecha conexión, porque hablan de muerte y resurrección.
El hecho de que tanto la mujer curada sufriera desde hacía 12 años y la niña que había
muerto tuviera 12 años puede ser un puro fenómeno de simetría. El número 12 puede
significar también una cifra redonda, así como nosotros decimos "una docena". Pero ese
número, tanto en toda la antigüedad como entre los hebreos, tiene un significado sagrado y
particular: marca tanto la totalidad del tiempo (12 son los meses del año) como la totalidad
del pueblo (12 son las tribus de Israel). En la antigüedad el pueblo de dividía en 12 tribus,
cada una de las cuales prestaba su servicio en el templo un mes en el año.
Si el número 12 tiene un significado particular, simbólicamente se podría ver, en la
hemorroísa que sufría desde hacía 12 años, la humanidad que en todo su tiempo está
afectada por el mal (cf. Sal 51, 7) y en la niña muerta a los 12 años toda la humanidad
que muere en la flor de su esperanza (cf. Is 40, 6-8).
Así también puede no carecer de significado el detalle con el que se termina todo
el pasaje tan importante: Jesús dice "que le den de comer" a la niña (v. 43b). No es
imposible que sea un preludio a la "sección de los panes", que sigue inmediatamente (6,
6b-8, 30), y donde Jesús se manifestará a sus discípulos al darles el "pan", símbolo de la
eucaristía. Así el cristiano que ha muerto y resucitado en Cristo por el bautismo (cf. Rm
6), come el pan de vida: quien lo coma, ya no verá la muerte (cf. Jn 6, 27.32.35.47-51).

ACTUALIZACIÓN

Las tres etapas de la fe


Este trozo, que tiene como centro la fe, ilustra también los tres momentos a través de
los cuales ella crece y se desarrolla hasta su plenitud.
En un primer nivel existe una fe incipiente, la cual sabe que el contacto con Jesús
trae la curación. Aquí creer significa simplemente la vista de la propia poquedad y mise-
ria y la confianza en el poder de Dios que es eficaz en Jesús. De esto está convencida la
hemorroísa: a Jesús todo le es posible. De este modo la fe es una primera participación en
la omnipotencia divina. Cree que ella no es capaz de hacer nada y cree que Dios, en Jesús,
es capaz de todo, y ella deja que Dios obre, y le permite que intervenga.
El segundo nivel de la fe es suscitado por la mirada de Jesús, que busca a la hemorroísa
y crea esa comunión que lleva a un diálogo entre los dos. De este diálogo, en el cual Jesús
toma la iniciativa, brota la palabra de salvación y de paz. "¡Tu fe te ha salvado; vete
en paz!". Es la palabra de Jesús, en la cual la fe ya no tiene como resultado la simple

186 26. RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO...: Me 5, 21 -43


curación, sino que se vuelve salvación para el hombre. En esta palabra suya, la fe se nos
coloca en relación personal con Jesucristo que ama y libera, y, por lo tanto, nos lleva a
reconocer la presencia del reino. Así no sólo somos curados de nuestra miseria, sino que
se supera el mismo límite en el cual estamos bloqueados.
Esta fe es un encuentro personal con Jesús, un diálogo que nos relaciona con El y cre
un vínculo recíproco que nos da acceso al misterio de su persona. Es la fe como confianza
personal, que tiene sentido y evidencia inmediata sólo al interior de esta relación.
El tercer nivel de la fe, el más elevado, es lo que Jesús le exige a Jairo. Aquí se trata
de una fe que tiene un aspecto objetivo inaudito, en el cual se manifieste la plenitud de la
gloria de Dios. Esta fe es una entrega total al amorfielde Dios, que nos permitirá que su
elegido conozca la corrupción del sepulcro (cf. Sal 16,10).
Al llegar a la fe en Jesús que puede hacerlo todo y al diálogo con El que nos abre un
mundo nuevo, nuestra fe puede creer y reconocerle a Jesús la capacidad de vencer la
muerte -el dato más "objetivo" del hombre- y de manifestar en ella el poder de Dios de
los vivos. El que se entrega totalmente a Dios, tiene la seguridad confiada de apoyarse
sobre un fundamento sólido, que no puede fallar en lo que promete en Jesús. Solamente
así, por la promesa que se nos revela en Jesús, nace la fe en la resurrección y en la vida.
"¿Crees esto?", dice Jesús a Marta (Jn 11, 26). La comunión, en la cual Dios nos
ha acogido en Jesús, no se interrumpe con la muerte, sino que nos da la certeza de que
subsistiremos siempre junto a Él.
Esta es la fe que da la vida eterna, que ya no conoce la muerte, sino como el último
enemigo que ha sido destruido (1 Co 15, 26).

APLICACIÓN A LA VIDA

... para creer


Cuando la técnica de la venta todavía no era sofisticada, el tema principal era: "probar
para creer" (obviamente para ciertos productos): es decir, uno llega a convencerse y creía,
con base en lo que experimentaba personalmente.
Viene a la mente esto, al enmarcar el episodio central de la mujer enferma que decide
acercarse, entre los apretones de la gente, a Jesús y tocarle el manto.
Pero tal vez con razón se puede evidenciar que el motivo profundo, la intención de
esa mujer, así como su estado de ánimo, es opuesta: es decir, precisamente porque cree,
está convencida, ella sola toca realmente a Jesucristo. Y, por consiguiente, sólo en ella,
a diferencia de la gente que la rodea, se manifiesta ese poder increíble que irradia el
Salvador: fuerza de liberación y de vida, casi como un anticipo de la resurrección.
Además una profundización ulterior indica que es Jesús mismo quien la toca: lo
sugiere también el hecho siguiente, estrechamente unido, como explicación de éste,
cuando es Jesús quien toma de la mano a la niña muerta y la devuelve a sus padres y a la
frescura de la juventud.
Es fácil la aplicación.

26. RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO...: Me 5, 21-43 187


Partimos de un hecho bastante comprobado: la humanidad, la de siempre, al lado del
hombre y de la sed de Dios, al lado del temor de verlo y de morir como consecuencia de
eso, ha cultivado el sueño o la pretensión de llegar a dominar el poder divino.
El Dios de la Biblia siempre se ha sustraído de semejantes jueguitos. Pero por otra
parte este Dios invisible ha sido fiel a sí mismo, a su promesa: vino al encuentro del
hombre y lo tocó de tal modo que se manifestara en él la liberación, la salvación. En la
historia de un pueblo de un modo admirable, pero sobre todo en Jesús de Nazaret de la
manera más explícita y perfecta. En Él Dios, a quien nunca nadie había visto, se hizo
visible, y los hombres viven junto a El, lo tocan, como se le dice a la comunidad de la
Primera Carta de Juan (ljn 1, 1).
Por consiguiente, es la "condescendencia" de Dios, y no el tocar posesivo de la inicia-
tiva humana.
De allí se puede deducir el significado más profundo y la función de los sacramentos
en la comunidad de los creyentes, como el modo con el cual Dios toca y salva: en la
realidad concreta de estar juntos (Iglesia), en la consistencia de un gesto, de una situación
y de palabras, que son perfectamente humanas, también en el sentido de que llevan
consigo y expresan la vida humana, se significa y se actualiza la acción liberadora y
salvífica de Jesucristo.
La comunidad construye con su empeño la autenticidad de los gestos, pero en ellos
encuentra el preludio de la novedad de vida.
Solamente en el ámbito de la fe sucede todo eso, porque si hubiera tan sólo supers-
tición, ningún poder saldría de Él: ¡muchos lo tocan, pero una sola queda curada!
En sentido aún más amplio, y en un modo previo al que es más explícitamente
sacramental, Él viene a nuestro encuentro, incluso a través de la realidad, para hacerla
mensajera y portadora de su presencia.
Se requiere ojos de fe, con una capacidad nueva para entenderla al aglomerarse en
torno a nosotros los hechos más variados de la existencia, desde los más complejos hasta
los más sencillos: el nacer, el encontrarse, el crecer, el luchar, el reconciliarse, el comer,
el estar triste, el alegrarse, el decaer, el morir...
¿Es una visión sagrada de la realidad? ¿Es una ilusión o un delirio? Efectivamente se
burlaban sacudiendo la cabeza: "¡ah!" ¡no habría muerto, sino que dormiría!" ¡y después
de todo tenía a su favor el buen sentido, la comprobación, incluso tal vez también la
ciencia! Pero estaba en un error.
Por eso, si es verdad que la realidad es la que ves, experimentas y tocas, digamos in-
cluso la más desagradable (enfermedad, injusticia, muerte, el picaro que se abre camino, el
deshonesto que prevalece, el inerme que es un iluso y humillado o utilizado y reprimido),
se debe decir que la realidad es también otra, misteriosa e insospechadamente otra, ya que
trae consigo y nos entrega la posibilidad y el germen de un mundo nuevo, diferente.

REFLEXIÓN DE FE

El significado del hecho


La fe, en la parábola y en la tempestad final del c. 4, más que adhesión a una doctrina,
es creer que el reino está aquí, entre nosotros. Ha llegado el día: ¡resplandezca la fe! El

188 26. RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO...: Me 5, 21-43


evangelio no suele decirnos solamente que un enfermo ha sido sanado o que un muerto
ha resucitado; sino que, a través de estas señales, quiere ponernos de presente el poder de
Dios que ya está en acción en Cristo.
Por eso a la hemorroísa no le basta "tocar" a Jesús, el de los milagros: es necesario
además "encontrarse" con su Señor. Por eso Jesús va en busca de ella con su mirada (v.
32). Así para nosotros cada cosa sobreentiende un encuentro. Tengo que acostumbrarme
a hacer uso de la "memoria", para orar por mis acontecimientos. Tengo que hacerlos salir
de un riel sobre el cual deberían viajar como trenes precisos, con horarios predispuestos
y destinación ya fijada. El viaje de mi vida, en cambio, es una aventura insospechada,
sobre recorridos desconocidos, como los del desierto, aunque la dirección de la salvación
brilla delante de mí.
Tengo que profundizar las cosas, encontrarlas en un significado nuevo, que se da a
ellas por el hecho de que no están todas "en Cristo". Después de cada cosa deberíamos
decir: "por Cristo nuestro Señor". Cada acontecimiento es un "oremos". Pero sólo en la
fe. Si Jesús dice que la niña no está muerta, que sólo duerme, guardémonos de reír (v. 40).
Es verdad. Soy yo quien tengo que comprender todavía cómo es la muerte para "Cristo
nuestro Señor", cómo ha penetrado en un reino de salvación ya presente y activo en la
dimensión de mi fe.
Es el modo de hacer verdaderas las cosas y comprensibles. Es la parte precisa de un
adorno que está enredado en su reverso. No es fácil y mucho menos simplista. Es una
luz profunda. Jesús llega sin estrépito ni ruido. Es necesario escuchar su palabra, como
la niña muerta, para levantarse, resucitar y volver a emprender el camino.

26. RESURRECCIÓN DE LA HIJA DE JAIRO...: Me 5, 21-43 189


C. Visita a Nazaret: 6, 1 -6a

27. JESÚS ES RECHAZADO POR SUS CONCIUDADANOS


(Me 6, 1 -6a; cf. Mt 13, 53-58; Le 4, 16-30)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Con estos versículos se cierra la tercera sección del evangelio (3,7-6,6a). La anterior
cerraba^ con la reacción de las autoridades religiosas y civiles, que se proponen dar mue
Jesús. Ésta se cierra con un fracaso aún más dramático: Jesús es rechazado también por
conciudadanos y por sus parientes. Lucas añade incluso que querían matarlo (Le 4, 28ss.)
Probablemente el núcleo originario de este pasaje se limita a registrar el hecho de que
había sido rechazado por los suyos. Luego, a lo largo de la tradición, alcanzó un desarr
diferente, como lo vemos por una parte en Mateo y en Marcos y por otra en Lucas. Marc
introduce en él algunos elementos suyos típicos, como el nombrar a los discípulos que s
a Jesús y el brevísimo resumen acerca de su actividad en el v. 5b. En este episodio se pued
originalmente el rechazo del Mesías de parte de Israel, su pueblo.
En el contexto de Marcos, sin embargo, parece que se perfile el rechazo que opone a
unos que creen en él -"su nuevo pueblo "- cuando falta a la fidelidad a sus propuestas y opcio
Es un desarrollo que lleva a su cumplimiento el tema anunciado en 3, 19 (uno de los doc
"luego lo entregó") y desarrollado en 3, 20-35, donde se habla de los familiares de Jesús
vienen a hacerse cargo de El porque lo consideran como que "está fuera de sí" (3, 21). Se
de la ceguera eterna del hombre, aunque esté bien dispuesto hacia la fe, ante el misterio de
que, si es "escándalo" para los judíos, es "locura" para todos los prudentes (cf. lCo 1, 22
1. Marchó de allí y fue a su pueblo acompañado de sus discípulos.
2. El sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírlo, llena de
estupor, decía: "¿De dónde le viene esto? Y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido
dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos?
3. ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y
Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?". Y se escandalizaban a
causa de El.
4. A su vez, Jesús les decía: "Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en
su casa carece de prestigio".
5. Y no pudo hacer allí milagro alguno, a excepción de unos pocos enfermos a
quienes curó imponiéndoles las manos.
6a. se maravillaba de su incredulidad.

v. 2: llena de estupor: cf. 5, 42 para el signifi- v. 3: el carpintero, el hijo de María: es difícil de-
cado del término "estupor" en Marcos. Aquí se mostrar si esta frase es original de Marcos. Muchos
explicitan algunos de los motivos por los cuales la manuscritos, entre ellos algunos de los más impor-
gente quedaba fuertemente maravillada al ver las tantes, dan otro texto: "el hijo del carpintero". Parece
acciones y al escuchar las palabras de Jesús. que tiene más fundamento concluir que está última

190 27. JESÚS ES RECHAZADO POR SUS CONCIUDADANOS: Me 6, 1 -6a


tiene mayor justificación, ya sea confrontando este Jesús y la disponibilidad de escucha y de diálogo en
pasaje con su paralelo de Mt 13, 55 y Le 4, 22, ya la fe de la gente que se dirigía a El.
sea al considerar que la frase "el hijo de María" no Imponiéndoles las manos: El mismo Marcos ate-
ocurre nunca en el Nuevo Testamento: describir a núa la frase anterior. Para el gesto de imponer las
un hombre como hijo de la madre, incluso cuando el manos, cf. la nota a 5, 23.
padre ya no estaba vivo, era contrario a la mentalidad v. 6a: Según su costumbre, Marcos es muy cuida-
hebrea. Un antiguo copista quizá sustituyó la frase doso en poner de relieve incluso los sentimientos
originaria con la otra, por razones doctrinales a favor humanos de Jesús. Es muy eficaz esta conclusión,
de la virginidad de María. queexpresalacontrariedaddejesúsfrentealaactitud
¿ Hermano de Santiago. ..y no están sus hermanasdura y ciega de sus conciudadanos y parientes hacia
aquí entre nosotros? : cf. la nota relativa a 3, 31. El. Es una constatación amarga del evangelista.
v. 4: Este proverbio se encuentra también en los El verbo "maravillarse" se usa como conclusión
escritos griegos. En el Nuevo Testamento aparece en de los relatos de milagros para expresar la sorpresa
los pasajes paralelos (cf. Mt 13, 57 y Le 4, 24) y en/n benéfica y la actitud pensativa de la gente que ve
4, 44. Sólo Marcos incluye la alusión a los parientes hechos estupendos y se pregunta: "¿Quién es éste?".
de Jesús. Es una constatación llena de esperanza, de ex-
v. 5: Lucas omite completamente esta frase y pectativas y a veces es fuente de alabanza a Dios.
Mateo la atenúa: podía parecer unalimitación incom- También en este pasaje encontramos lapregun-
prensible al poder de Jesús. El texto de Marcos, ta: "¿Quién es éste?", y el estupor de la gente, pero
que refleja la tradición más antigua, quiere afirmar aquí se hace en sentido hostil (cf. w. 2b-3).
la estrecha conexión entre los milagros obrados por

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La incredulidad de los "suyos"


El capítulo anterior se cierra con el prodigio del don de la vida, que muestra la fuerza
de la fe en el poder de Jesús. Ahora Jesús no encuentra fe, y no "puede" (v. 5) obrar
milagros: si antes era la gente la que expresaba la propia desilusión (v. 4) y por vez primera
se "maravillaba" de la incredulidad y del rechazo que encuentra entre los suyos, en su casa
(v. 6a).
En este pasaje, a la fe, de la que se habla en el capítulo anterior, y que "toca" a Cristo, se
contrapone el conocimiento de Cristo según la "carne" (2Co 5,16), que sirve tan sólo para
la propia condena. Este conocimiento es semejante al que expresan los discípulos, cuando le
dicen a Jesús que todos lo tocan y lo oprimen por todas partes (cf. 5,31): ¡ella es tan diferente
de la fe de la hemorroísa que toca con fe sólo la orla de su manto, y queda curada!
Marcos quiere decirle a su comunidad que no basta conocer y tocar a Jesús: existe sólo
un "tocar" que libera, y es el de la fe.
El rechazo que aquí sufre Jesús de parte de los suyos, es análogo al rechazo de 3, 6,
que lleva a los fariseos a aliarse con el poder, para suprimir a Jesús. Pero aquí la realidad
es mucho más dolorosa, porque se trata del rechazo que le dan los suyos. Se lleva a cabo
así la decisión tomada en 3, 21 -31, donde los suyos quieren llevarlo a casa, porque juzgan
que está fuera de sí. Ellos "miran, pero no ven, escuchan, pero no entienden" (4, 12):
el obstáculo para creer, para ellos es que "éste es carpintero, hijo de María, hermano
de Santiago, de José, de Judas y de Simón" (v. 3), del cual lo saben todo. Mientras el
estupor de la gente consiste en el gozoso descubrimiento de que "este carpintero" revela
el poder de Dios el estupor de los suyos, así como el nuestro, consiste en la desilusión
de que el poder de Dios se revele precisamente en "este carpintero". Es el verdadero
escándalo de la fe del evangelio -que los escribas (2, 7) y los sacerdotes (14, 64) con razón

27. JESÚS ES RECHAZADO POR SUS CONCIUDADANOS: Me 6, l - 6 a 191


denominan blasfemia- y que consiste en creer que Dios es ese pobre hombre Jesús que
será crucificado. Es el escándalo que deben superar los suyos, los de su casa, es decir, las
personas religiosas y temerosas de Dios, y que conocen a Dios, pero juzgan que es por
lo menos inconveniente reconocerlo en el carpintero Jesús de Nazaret. Los suyos de un
tiempo no podían creer porque veían esta realidad. Nosotros decimos que no podemos
creer porque no la vemos. En verdad la razón de la incredulidad es idéntica, para ellos y
para nosotros; no podemos aceptar a Dios en la persona concreta de Jesús.
Así el fracaso de Jesús se amplía y se profundiza. Ya no son los fariseos ni los hero-
dianos los que quieren darle muerte. Ahora es el pueblo, "su" pueblo, sus parientes y
los de su casa que lo rechazan, y, como dice Lucas en el pasaje paralelo, tratan de darle
muerte (Le 4, 28s.). Al igual que en 3, 34s., se expresa aún más claramente que no basta
ser uno de los suyos: uno puede ser de los suyos, y, sin embargo, puede llegar a matarlo.
Se plantea entonces una división fundamental, aunque sea difícil determinarla, entre
los suyos y su "verdadera familia", que lo toca en la fe y está formada por aquellos que
escuchan su palabra y cumplen la voluntad del Padre (cf. 3, 35).
En el misterio de los nazarenos, que rechazan a Jesús, está el misterio de la Iglesia,
pues toda ella "conoce" y profesa a Cristo. Lo toca y lo maneja; pero no toda sabe
"reconocerlo" en el carpintero Jesús, y, por lo tanto, lo rechaza y lo mata, tal vez sin darse
cuenta, en nombre de todo el buen sentido humano y religioso.
El trozo termina con la palabra "incredulidad" (v. 6a): termina así otra sección del
evangelio. La sección anterior terminaba con la decisión de darle muerte (3, 6): existe
una conexión estrecha entre la decisión de eliminarlo y la incredulidad, propia de quien
es de su casa y lo conoce bien, pero no sabe reconocerlo.
Será el tema que se va a exponer ampliamente en la sección siguiente, la sección de los
panes (6, 6b-8, 30), donde se habla de los discípulos que no comprenden el significado
de los panes (v. 52; cf. 8, 10-12) y confunden la realidad de Jesús con un fantasma (v.
49): Marcos la dirige a su comunidad, que no había captado el verdadero sentido de la
eucaristía.

ACTUALIZACIÓN

El escándalo de la palabra hecha carne


Jesús "entre sus parientes, en su patria, en su casa" es motivo de un escándalo profundo.
Por eso es rechazado: "Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron" (Jn 1,11).
Pero ¿en qué consiste el escándalo? Los suyos admiten fácilmente que las cosas
hechas y dichas por Jesús no tienen un origen humano, que la sabiduría le ha sido
dada desde lo alto y que los prodigios obrados por sus manos le vienen de otra parte.
Tropiezan contra el hecho de que la palabra decisiva y la acción liberadora de Dios
están ligadas a un hombre concreto, del cual conocen el lugar de origen, la condición
social (por otra parte humilde: ¡un trabajador!) y los parientes: precisamente a Jesús de
Nazaret. Es el escándalo de la palabra hecha carne (Jn 1, 14), es decir, de la revelación
de Dios en un trozo de historia humilde y concreta. Es la paradoja de que un hombre
determinado, y sólo en Él, Dios encuentra al hombre y el hombre encuentra a Dios. ¡Un
hombre es el revelador y grita al mundo incrédulo que en Él Dios actúa de una mañera
última y decisiva! ¿Por qué precisamente Él, por qué un judío, por qué un hombre que ha

192 27. JESÚS ES RECHAZADO POR SUS CONCIUDADANOS: Me 6, l-6a


nacido y ha vivido en un tiempo y en un espacio determinados? ¡Que un hecho histórico
y contingente sea el evento decisivo y tenga un valor absoluto, de tal manera que en la
toma de posición que se asume frente a El estén enjuego para todos y siempre, la vida y
la muerte, es inaudito!
Que Dios haya obrado de una manera decisiva en la persona y en la acción de Jesús de
Nazaret, el cual sería la palabra última y definitiva de Dios al hombre, es escandaloso.
"Apareciendo en su porte como hombre" (Fíp 2, 7). Por eso la revelación de Dios es sentida
como un ataque a toda mundanidad y carnalidad. El hombre está llamado a dejar a un lado
sus normas, sus criterios y sus modos de obrar mundanos. La carne, la sangre, la patria y el
buen sentido no superan el escándalo de la palabra hecha carne. Pero sólo en el acto de fe
Jesús aparece como el evento decisivo. Sólo en la fe hay la posibilidad del evento milagroso.
La fe es la superación del escándalo. Es la opción contra el mundo y es la victoria sobre
el mundo. Dios no se revela en todos los acontecimientos de la historia: no es un Dios
"cósmico" ni disponible. Así aparece la libertad de Dios, que no es el "Espíritu absoluto"
de Hegel que se objetiviza en la historia, sino el Dios libre, personal y no disponible.
Dios se revela en un trozo de historia, que es la historia de Jesús de Nazaret, la cual
viene a ser señal eficaz y presencia sacramental de la salvación. Si la fe cristiana consis-
tiera en el evento actual con el cual Dios nos libera y nos salva, sin pasar a través de la
persona de Jesús y su "historia", entendida como su proyecto personal y total, como se
nos ha manifestado en los evangelios, ello sería una pura ideología.

APLICACIÓN A LA VIDA

La fatiga de habitar entre los hombres


La aventura de Jesucristo, Hijo de Dios, es ejemplarmente escandalosa.
Entre los suyos no gozó de crédito: ¿y quién otro podía ser, ese retoño crecido en su
tierra? No tenía ciertamente raíces en otro sitio.
Entre nosotros, corre elriesgode ser confinado al pasado más que el reconocimiento
de ser el Primogénito de una multitud. O bien, por el escándalo de ser verdad, justicia,
amor hecho hombre, corre el riesgo del vaciamiento y la disolución en los perfiles in-
ciertos de la ideología...

Era difícil entonces.


Y la carne y la sangre no te han acogido.
Los de tu casa te han rechazado: ¡eras de Nazaret!
Santiago y José eran tus hermanos
y tú el carpintero.
Pero ¿cómo hemos de aceptarte hoy?
En el aire hemos deshecho tu nombre:
"es la posibilidad del hombre"
"es lo que está latente,
que se cumplirá"
y fuerte es la tentación de volver hacia atrás la mirada,
verte como fragmento humano, ¡pero huérfano de la historia!

27. JESÚS ES RECHAZADO POR SUS CONCIUDADANOS: Me 6, 1-6a 193


Es difícil
porque al tejer la tienda del futuro
tú habitas el pasado
así como el presente,
¡único es tu rostro
en la miríada de rostros!
En ellos reconocible
porque único
en aquel.
En lo que ha sido,
en lo histórico,
en aquel hombre,
está anclado el hoy y el mañana,
el eterno
y el destino del hombre.
¡La fatiga
de habitar ente los hombres!

REFLEXIÓN DE FE

El hombre de cada día


Decíamos, en el pasaje anterior, que no le bastó a la enferma ser curada, sino que le
fue necesario encontrar la mirada de Jesús, que la buscaba y de Él le venía la salvación, y
así pudo descubrir al Señor en lo que sucedía.
El descubrimiento de semejante presencia, sin embargo, se vuelve más difícil cuando,
en lugar de un hecho excepcional, nos encontramos ante los acontecimientos cotidianos.
Los hombres buscan siempre señales en el cielo y sobre la tierra, pero no están en
condiciones de reconocer las sencillas señales cotidianas, de darles un significado. En
cambio es necesario captar cada día, con sabiduría, el presente silencioso de Dios. Y eso
es difícil. Por eso Jesús no es reconocido en Nazaret, donde su vida no sale de lo cotidiano.
El lugar del sufrimiento y de las monotonías no es reconocido como lugar de la presencia
de Dios. Y, sin embargo, Nazaret, la existencia anónima, lafiligranaordinaria de la vida,
es la zona decisiva de la aceptación o del rechazo de Cristo también para nosotros.
Toda vez que estemos alérgicos a semejante reconocimiento y tenemos necesidad de
vivir la fe, saliendo de las fronteras que la vida ordinaria delimita e impone, renunciamos
a uno de los momentos más fuertes del encuentro con Cristo. A veces nos resulta también
necesario el diferente, un nuevo determinado que haga captar el aspecto multiforme de la
vida; pero la lección de Nazaret sigue en pie. Es una verificación de lo que el evangelio
tiene como más auténtico, un discernimiento espiritual verdadero. Por encima de toda
expectativa extraordinaria, de todo misticismo fácil, de toda sacralidad forzada, es
persona de cada día que debe medirse con el metro de Dios y ha de ser reconocida en él,
con el riesgo de rechazar a Cristo y de imitar la dureza de corazón de los nazarenos.

194 27. JESÚS ES RECHAZADO POR SUS CONCIUDADANOS: Me 6, l - 6 a


IV. SECCIÓN DE LOS PANES
6, 6b-8, 30
28. MISIÓN DE LOS DISCÍPULOS
(Me 6, 6b-13; cf. M f l O , 1 -42; Le 9, 1 -6; 10, 1 -16)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Se abre aquí una nueva sección, la "sección de los panes" (6, 6b-8, 30), que nos lleva
hasta la confesión de Pedro, al punto culminante de la primera parte del evangelio de Mar
También aquí, como al comienzo de las dos secciones anteriores (cf. 1, 16-20 y 3, 13-
habla de los "doce": allí se trataba de la llamada que Jesús les dirigió; ahora se trata d
misión que les confiere, que ya estaba preanunciada en la estrecha relación con su vocaci
3, 14). Después de haberlos elegido para que lo siguieran y estuvieran con El, ahora Jes
envía a predicar en una disponibilidad y pobreza, y nos muestra que el seguimiento impl
también este compromiso.
Admitimos sin más que Jesús mismo repetidas veces envió en misión a sus discípulos.
Por otra parte las modalidades, que en forma aún más detallada se leen en los pasaje
paralelos de Mateo y Lucas, reflejan la actividad misionera sucesiva de los apóstoles,
se fue desarrollando desde el principio cuando se fueron formando las primeras comunid
cristianas. El pasaje de Mateo revela la forma más antigua de estas instrucciones, con
añadidura de algún rasgo típico de Marcos, como elv. 7 yelv. 12 (con la alusión caracterí
a la "conversión"), que constituyen casi como el marco dentro del cual Marcos incluyó la
te que llegaba desde la tradición, que se refería a las instrucciones para los misioneros
sustancia de este pasaje consiste en mostrar cómo en los apóstoles obraba el mismo pod
el cual Jesús obraba prodigios, manifestaciones de la llegada del reino de Dios, y cómo
actividad extraordinaria dirigida a gente necesitada se realizaba en una pobreza impresion
de medios humanos, tal como lo había hecho Jesús, e iba acompañada de una invitac
apremiante a la "conversión".
6b. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.
7. Y llamando a los Doce los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los
espíritus inmundos.
8. Les ordenó que, aparte de un bastón, nada tomaran para el camino: ni pan, ni
alforja, ni dinero guardado en la faja;
9. sino: "Calzados con sandalias y no vistan dos túnicas".
10. También les dijo: "Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta marchar
de allí.
11. Si algún lugar no los recibe y no los escuchan, márchense de allí sacudiendo el
polvo de la planta de sus pies, en testimonio contra ellos".
12. Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran;

28. MISIÓN DE LOS DISCÍPULOS: Me 6, 6b-13 197


13. arrojaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los
curaban.

v. 6b: Esta frase sirve como unión redaccional que era muy apreciada entre los hebreos; llevarán el
entre este pasaje y el anterior; siguiendo la mayor bastón y las sandalias.
parte de los intérpretes, colocamos el episodio de La alusión al bastón sobreentiende la tradición
la misión en el período durante el cual Jesús fue veterotestamentaria de la vara milagrosa de Moisés,
peregrinando por las aldeas de Galilea. que abrió paso a través del Mar Rojo e hizo brotar
v. 7: los doce: cf. la nota a 3, 14. agua de la roca (cf. Ex 14 y 17). En los pies calzarán
De dos en dos: el ir de a dos a una misión era las sandalias, para poder recorrer el largo camino
una costumbre hebrea (como se deduce también de que les espera.
Le 7,13;/nl, 37; y de los Hechos de los Apóstoles). v. 11: sacudiendo el polvo de la planta de sus
Detrás de esta costumbre puede existir la tradición pies: era un gesto casi proverbial que era habitual
hebrea según la cual se requerían dos testigos, para entre los hebreos, cuando de regiones paganas
que su testimonio fuera jurídicamente válido. regresaban a su tierra, para significar que dejaban
Dándoles poder sobre los espíritus inmundos: Jesús atrás de sí lo que era impuro.
hace partícipes a los apóstoles de su misma autoridad, En testimonio contra ellos: también aquí prefe-
que es el poder de acompañar la enseñanza con obras rimos (cf. nota a 1,44) esta traducción a la oficial que
prodigiosas (cf. 1, 22ss.); al igual que Jesús, también dice: "Como testimonio para ellos". En la predicación
los apóstoles dirigen a los hombres un anuncio en realizada con poder y en la pobreza, como lo había
el cual se manifiesta el poder de Dios, ante el cual hecho Jesús y seguían haciéndolo los apóstoles, se
ceden las fuerzas de la violencia y de la esclavitud, realizaba también un juicio; no es posible permanecer
representadas por los "espíritus inmundos" (cf. el sencillamente neutrales e indiferentes: el testimonio
comentario al, 23). suscita salvación o condena.
vv. 8-11: Encontramos aquí un vademécum v. 12: predicaron que se convirtieran: en Marcos
misionero. Comparándolo con Mateo y Lucas, subrayamos que, mientras Jesús predica el evan-
el texto de Marcos es más conciso y presenta gelio (la "palabra"), los apóstoles predican la con-
diferencias en algunos detalles (cf. por ejemplo versión, tema sobre el cual el evangelista insiste
la costumbre, aceptada por Marcos, de llevar el desde el primer capítulo. Sólo después de la resu-
bastón y las sandalias). El significado de estos rrección los apóstoles reciben el encargo de pre-
mandatos es doble: se quiere subrayar la urgencia dicar el "evangelio" (cf. 16,15): pero sabemos que
y la solidaridad con la cual hay que cumplir esta la segunda parte del c. 16 no es de Marcos.
misión: por eso serían un impedimento los bagajes v. 13: ungían con aceite a muchos enfermos: en
y las cargas inútiles. Pero sobre todo se insiste en la el mundo antiguo el aceite se usaba mucho incluso
pobreza efectiva de los que son enviados a procla- como medicina: se tienen pruebas en el mismo
mar el anuncio del reino: confiar en los medios evangelio (cf. Le 10, 34).
humanos y en las medidas de seguridad, es algo
Entre los hebreos la unción asumía un carácter
que no hace creíble este mensaje. Tampoco pueden
sagrado en la investidura real y sacerdotal. Aquí
llevar el "pan", que se menciona aquí intencional-
tiene un valor simbólico, con respecto a la acción,
mente en primer lugar, porque ellos tienen "un
corroboradora y renovadora, realizada por Jesús y
solo pan", que es Jesús (cf. 8, 14).
en su nombre por los apóstoles. Este significado
Eso no tiene nada que ver con una mentalidad de aparece otra vez en el Nuevo Testamento, en St 5,
ascetismorígidocomo si fuera un fin para sí mismo. 14, que tal vez refleja ya el rito de la unción de los
Los misioneros se servirán de lo que encuentren enfermos que se había introducido en las comuni-
en un puebloy en otro, y disfrutarán de lahospitalidad dades cristianas.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La misión en la pobreza
El éxito, en el evangelio, llega siempre después del fracaso. Según la lógica humana,
después de la vida viene la muerte; en cambio, el evangelio tiene una lógica contraria,
según la cual después de la muerte viene la vida: es la lógica de la fe en el Dios fiel, que ya

198 28. MISIÓN DE LOS DISCÍPULOS: Me 6, 6 b - l 3


se expuso en las parábolas del c. 4; será la lógica de la cruz, la cual marca todas las etapas
del camino de Jesús y de quienes quieren seguirlo.
A la decisión de dar muerte a Jesús (3, 6), seguía la fundación de la Iglesia (3, 7-
19). Ahora, al misterio del rechazo de parte de los suyos (6, 1 -6a), sigue la misión de los
apóstoles, que llevará a la formación del nuevo pueblo en el desierto, donde se alimentará
con el pan de vida. Comienza así la sección de los panes (6, 6b—8,30), en la cual Marcos
quiere llevar su comunidad a comprender el significado de la "fracción del pan" y a
reconocer en él la presencia real de Cristo.
Este trozo es de una importancia capital: es la "magna charta" de la iglesia, si quiere
permanecer a su mandato. Lo que en El se dice nunca se meditará ni se vivirá sufi-
cientemente. Recuerda muy de cerca el contenido de las Bienaventuranzas (Mt 5, 3-12).
En Me 3, 14 se decía que Jesús constituyó a los doce "para que estuvieran con El, y
para enviarlos a predicar". Ahora se especifica mejor qué significa para el discípulo el
"estar con Él", que está en el origen de su "misión". La esencia del "estar con Él" es vivir
pobres como Él ha vivido; y la "misión" es ante todo el testimoniar esto con la propia
vida. No existe otro tipo de misión que no brote de esta pobreza que Jesús impone a sus
discípulos, así como no hay otra salvación si no es la de la cruz.
Los discípulos no deben tener nada consigo, ni siquiera el pan: en efecto "no tenían
consigo en la barca más que un pan" (8, 14), es decir, Jesucristo, y en Él a quien tienen
que testimoniar. Ellos son como Abrahán, que parte y abandona su país, su tierra, sus
parientes y la casa de su padre, hacia la tierra que Dios ha prometido: sólo así podrá llegar
a ser pueblo grande (Gn 12, 1-3). Ellos son como Moisés, que recibe la investidura de
liberar a su pueblo precisamente al confesar su impotencia. En efecto, Dios le dice: "Yo
estaré contigo" (Ex 3, llss.). Ellos son como Jeremías, que "no sabe hablar", y por eso
Dios le dice: "Mira que he puesto mis palabras en tu boca", y en virtud de ellas él puede
desarraigar, demoler, destruir y abatir, construir y plantar pueblos y reinos (Jr 1, 6. 9ss.).
Ellos deben contar sólo con la fidelidad y el poder de Dios, no con los medios humanos,
como bien lo comprendió san Pablo (cf lCo 2,1 -5).
Así la pobreza es sacramento, es decir, signo eficaz, de la fe en Dios. Ella es la señal
concreta de la fe. Sin pobreza no hay fe, sino palabra. Los apóstoles deben llevar una vida
como la de Jesús, como la de las "aves del cielo" y de los "lirios del campo" (cf. Mt 6, 25-
35), como transparencia perfecta del mensaje de la fe en el Dios que deben testimoniar.
En ella se expresa el saber "estar con Cristo", que nos ha liberado en la pobreza de su
muerte. Los discípulos, en su viaje, además de las sandalias para caminar, deben tener
sólo este "bastón" de la pobreza: este bastón, aunque es una cosa débil hecha de madera,
ya había abierto el Mar Rojo (Ex 14, 16)y abierto la roca para hacer brotar de ella agua
(Ex 17, 5ss.). El prefigura el leño de la cruz, la suma de la debilidad humana, que abrirá
el cielo, para abrirle al hombre el secreto de Dios (15, 38). La pobreza es el bastón real
del cristiano, ya libre de la esclavitud, que ha saciado su sed en el agua viva de la vida y
unido nuevamente a Dios.
Si el espíritu del mal consiste en el egoísmo y en la sed del dominio que mantiene
esclavo al mundo, en la pobreza los discípulos ya han vencido este espíritu del mal y
pueden por tanto expulsar los espíritus inmundos (vv. 7b.13a). Pueden también predicar
la conversión (v. 12), porque dejan transparentar, sin disfraces ni máscaras, la luz del
reino que los ha investido. De este modo su vida misma viene a ser un llamamiento a

28. MISIÓN DE LOS DISCÍPULOS: Me 6, 6b-13 199


la conversión: en ellos el mundo debe ver el Espíritu de Cristo, que emana con todo su
poder liberador.
Esto lo habían comprendido muy bien Pedro y Juan, cuando realizaron el primer
milagro, al hacer caminar al tullido que estaba sentado fuera de la puerta del templo (Hch
3,1-10). Ellos pueden obrar este milagro solamente porque no tienen "ni oro ni plata",
sino otra cosa que pueden dar: el "nombre" de Jesucristo. Este "nombre", sin plata ni
oro, es la única fuerza capaz de levantar y hacer caminar al hombre por el camino de la
libertad. Si hubieran tenido oro y plata, habrían dado una limosna, dejando al hombre
tullido como antes.
Así también la Iglesia podrá testimoniar a Cristo solamente cuando, "estando con
El", es decir, viviendo de su Espíritu, puede decir al mundo como Pedro: "¡Míranos!...
no tenemos ni plata ni oro; pero lo que tenemos te lo damos: en el nombre de Jesucristo,
el Nazareno, ponte a andar" (cf. Hch 3, 6-7). La misión de la Iglesia que es convertir al
mundo hacia la justicia y la libertad de Dios es eficaz sólo en la medida en que ella toma
en serio la pobreza, sin la cual no hay fe, sino sólo humo de palabras. "Cuando estoy
débil, entonces es cuando estoy fuerte" (2Co 12, 10), debe ser la consigna de la Iglesia
como apostólica.

ACTUALIZACIÓN

La tarjeta de identidad de la Iglesia


Hoy se nos pregunta con frecuencia si la misión de la Iglesia es exclusivamente de tipo
espiritual y trascendente o también y sobre todo, de tipo terreno, dedicada a la liberación
del hombre.
Este pasaje habla claro: los apóstoles deben testimoniar el reino de Dios. Por consi-
guiente, su misión es espiritual. Pero este testimonio está ligado estrechamente y confir-
mado con señales de liberación humana.
Por lo mismo es falso el dilema acerca de la misión de la Iglesia, porque ella, precisa-
mente al testimoniar el reino de Dios y su señorío, derriba todos los poderes humanos,
de todo tipo, que afligen y esclavizan al hombre. El reino de Dios que irrumpe, destruye
y derriba desde sus raíces el reino del mundo y de sus criterios dominantes.
Por eso la Iglesia, como los apóstoles, debe evangelizar en la pobreza. En efecto, la
pobreza indica la liberación, pagada con la propia vida y ya realizada, de los criterios del
mundo.
La Iglesia debe tener una pobreza material y efectiva, y una pobreza de espíritu
que la despoje de todo poder y de todo dominio, así también como de toda sabiduría y
apoyo humano. El mismo Pablo confiesa que no quiere valerse de estas cosas, para no
desvirtuar el contenido de su mensaje (cf. 1 Co 1,17ss.).
Cuan nocivos han sido siempre para la Iglesia ciertos discursos acerca de "¡los medios
para el fin!". Ella debe testimoniar que cree firmemente que no es ésta la situación
definitiva, no es ésta la ciudad estable, y por eso la abandona, siempre en el camino y el
éxodo hacia la tierra prometida. Sólo así la Iglesia es sacramento de salvación. De este
modo ella testimonia su fe en Dios, es solidaria con los pobres, pero debe ser pobre, si
quiere acoger ese evangelio, que es sólo para los pobres (cf. Le 4,18).

200 28. MISIÓN DE LOS DISCÍPULOS: Me 6, 6b-13


Ella es pobre y pequeña, como todo sacramento, que como signo, desaparece ante
la realidad de la cual es signo, y así la deja transparentar en todo su esplendor. ¡Es el
testimonio escueto!
Sólo así su mensaje es creíble, y ella misma experimenta la bienaventuranza que Dios
ha prometido a los pobres, a los afligidos, a los mansos, a los hambrientos y sedientos de
justicia, a los misericordiosos, a los sencillos, a los portadores de paz, y a los perseguidos
por causa de la justicia y por el evangelio (cf. Mt 5,1 -12).
De este modo la Iglesia se transforma, como María, en un "Magníficat" concreto, en
el himno de alabanza que sube de la tierra al cielo.

APLICACIÓN A LA VIDA

"Buscará más bien reducirse"


Al recordar toda la armazón organizativa, a nivel parroquial y no parroquial, y la
tendencia a veces a multiplicar las actividades potenciándolas con los inventos más
modernos, viene a la mente una página desencarnada y lúcida de don Lorenzo Milani
sobre el tema de lo esencial.
Vale también si se traduce para cualquier otro campo humano, en el cual se dé la
posibilidad de errores de perspectiva, se enfoque lo esencial y prevalezca lo accesorio.
"Pasó por aquí un fraile limosnero, con una motocicleta. Hasta ahora iba en bicicleta.
'No hay que extrañarse -dice el frailecito dinámico- también san Francisco, si viviera
hoy, viajaría así'".
No es verdad.
San Francisco si viviera en otro siglo haría lo que hizo en su siglo, es decir, habría
determinado el nivel de "comodidad franciscana" al estudiar cuáles son las mayores
posibilidades de renuncia del hombre de un siglo determinado (...).
(Por consiguiente) un san Francisco párroco no habría considerado "necesario" un
objeto que el 89% de sus frailes no posee y del cual sus predecesores han prescindido
durante siglos sin un daño excesivo.
Si responde que un motor puede llegar antes y a un mayor número de sitios; luego con
un motor se hace mayor bien.
Esta es una herejía. Ninguno puede dar más de lo que tiene. Si es un tonto, el motor
hará llegar antes y a muchos lugares un tonto; y si tiene poca gracia, el motor multiplicará
un sacerdote con poca gracia. Si, en cambio, es un sacerdote santo, no tendrá la soberbia
de creer que la propia multiplicación pueda ser útil al reino de Dios. Por consiguiente,
buscará más bien reducirse.
Y si, además de ser un santo sacerdote, es también un sacerdote entregado a los más
lejanos, es decir, a los pobres y especialmente a los pobres que levantan el puño contra él
y contra los poderosos en un único gesto de odio, entonces el motor le quemará debajo
de su asiento. Querrá no tener necesidad de él. Considerará como el máximo bien el
poseer, en lugar del multiplicador mecánico, esa cátedra infalible que es la pobreza. Esa
en la única cátedra desde la cual se podría todavía decir al mundo social y político alguna
palabra nuestra en la cual ninguno nos haya precedido, ni nos podría preceder"
L. Milani, Esperienze pastorali, LEF, Firenze 1974, pp. 401-402)

28. MISIÓN DE LOS DISCÍPULOS: Me 6, 6b-13 201


REFLEXIÓN DE FE

Amonestaciones
La "misión" de los doce es la continuación de la misma misión de Jesús; aún más, se
identifica con Él: ellos fueron escogidos "para que estuvieran con Él y para enviarlos a
predicar" (3,14-15). Los apóstoles no deberán difundir una doctrina amplia y compleja,
sino más bien reproducir en sí a Cristo, que anunció la buena noticia del reino. He aquí
por qué este pasaje no reproduce las palabras del Señor con respecto a lo que los apósto-
les deberán decir, sino sólo cómo deberán presentarse, para reproducir en sí la figura del
divino predicador. Son amonestaciones prácticas que conciernen la conducta, el modo de
vivir. Señalan un estilo profundamente semejante al de Cristo. Como en la predicación
de Jesús, de la que se habla en ele. 1 (w. 21-28), no llegamos a saber qué dice Jesús, sino
quién es Él (el que enseña con autoridad, el Nazareno que viene a arruinar el demonio, el
santo de Dios, etc.), así aquí debemos principalmente ver quiénes son los apóstoles, cómo
se conforman con el divino Maestro que los envía. Los consejos que Jesús les da para
la misión, colocan así a sus enviados en un género de vida pobre y evangélico. De aquí
se difunde no una instrucción religiosa cualquiera ni cualquier anuncio, sino el grande
anuncio, que es grande porque es el mismo Jesús: "El reino ha llegado: conviértanse" (v.
12: "predicaron que se conviertan"). El anuncio de la salvación, por consiguiente, no es
el cristianismo como una ideología elaborada. No exige una ciencia extraordinaria ni una
información excesiva. No se basa en títulos de prestigio. No ama colocarse a la par con
los literatos, ni conseguir posiciones desde las cuales puedan hacer descender una sabi-
duría que no tiene como contenido propuestas religiosas. Puede valerse con modestia de
una buena ciencia; pero, en la sustancia, es y sigue siendo un grito de fe, basado en el tes-
timonio, que brota de la vida compartida con Cristo y con los hermanos.
San Pablo nos coloca delante la figura del apóstol como aquel que predica a Cristo
crucificado. "Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y
la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres" (1 Co 1, 2 5). A través de los
apóstoles, es Jesús quien sigue presentándose, precisamente en su vida, en su ser.

202 28. MISIÓN DE LOS DISCÍPULOS: Me 6. 6 b - l 3


29. MUERTE DE JUAN BAUTISTA
(Me 6, 14-29; cf. M/14,1 -12; ¿c 9, 7-9; 3, 19-20)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Hemos visto cómo jesús envió a los doce a una misión. Ahora, antes de hablar de su regreso
hasta Jesús y continuar el desarrollo de la línea de discurso central del evangelio, Marcos
introduce un extenso relato muy singular, casi como un interludio que cubre el intervalo de
tiempo en el cual el mismo Jesús parece desaparecer en el silencio, mientras El también está en
espera de que los discípulos regresen.
Este es el único episodio en el cual la atención se desplaza de Jesús a las opiniones que
la gente tiene con respecto a El y que llegan a los oídos de Herodes; son opiniones que aquí
se sintetizan en una forma casi paradigmática, que volveremos a encontrar en la confesión
de Pedro, que es el momento culminante de toda esta sección (cf. 8, 28). De este modo el
evangelista puede introducir la historia popular de la muerte de Juan Bautista.
Marcos debió retomar un relato anterior, ya elaborado y escrito con mucho esmero, tal
vez en el círculo de los discípulos de Juan Bautista. El acontecimiento histórico ya había sido
incluido en la leyenda popular del poderoso que es vencido por la fascinación y la astucia
femenina. Este origen, y los retoques de la mano de Marcos, imprimieron al relato un estilo
colorido, vivo y más bien amplio, que subrayamos aunque en una forma más modesta en el
pasaje del endemoniado de Gerasa (cf. 5, 1 -20).
En el aspecto histórico, la narración que aquí se hace puede ser cuestionada en varios punto
Ante todo el hecho se remonta a mucho tiempo antes, cuando Jesús estaba apenas en los comien
de su ministerio (cf. 1, 14) o aun antes de su bautismo (cf. Le 3, 20). Si luego leemos el texto
correspondiente de Flavio Josefo (en su obra "Antigüedades judías", 18, 5, 3) encontramos,
primera vista, algunas discordancias: según el historiador judío, la escena se desarrolló en l
fortaleza de Maqueronte, al oriente del Mar Muerto (y no en el palacio de Herodes en Tiberíades
cf. v. 21); Herodías nunca fue esposa de Filipo (cf v. 12), sino de otro Herodes, hermanastro d
Herodes Antipas; la muerte de Juan Bautista había sido determinada por motivos políticos (y n
por motivos personales de Herodías, que habría influido en Herodes) (cf. v. 19). Tal vez tambié
es posible hacer que concuerden los dos textos en su perfil histórico, si se interpretan las frases
Marcos de una manera más flexible. Pero sería un procedimiento errado razonar por este cam
en una página del evangelio. El evangelista no es un historiador. Los relatos del evangelio retom
hechos con mayor o menor libertad, con el fin de expresar un contenido teológico.
En este caso la intención de Marcos es la de ofrecer una señal premonitora de lo que sería la
suerte de Jesús y de sus discípulos: se tienen ejemplos ya en el Antiguo Testamento (cf. la historia
de Jezabel en IR 21, 4ss. y de Ester, en Est 5-7). En el precursor, llevado a la muerte con
las armas del poder y de las futilidades mundanas, tenemos una prefiguración de la pasión y
muerte de Jesús, como actofinalde un largo drama, en el cual la voluntad de poder del hombre
y la mezquindad de sus intereses y comodidades hacen callar con violencia a quien afirma y
vive con libertad y franqueza la opción del amor concreto y combativo.

29. MUERTE DE JUAN BAUTISTA: M e 6, 14-29 203


Así, aunque Jesús no es el protagonista de este pasaje, el problema de ]esús constituye
sentido pleno, viene a ser el anhelo sofocado por la mala conciencia (cf. v. 20) y, por con
guiente, motivo de miedo.

14. El rey Herodes oyó hablar de Jesús, pues su nombre se había hecho célebre.
Algunos decían: "Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso
actúan en El fuerzas milagrosas".
15. Otros decían: "Es Elias"; otros: "Es un profeta como los demás profetas".
16. Pero Herodes, al oír hablar de esto, decía: "Aquel Juan, a quien yo decapité, ése
ha resucitado".
17. Herodes, en efecto, había mandado apresar a Juan y lo había metido en la cárcel
a causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había
casado.
18. Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener la mujer de tu hermano".
19. Herodías odiaba a Juan y quería matarlo, pero no podía,
20. porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y lo
protegía; y al oírlo, quedaba muy perplejo, y lo escuchaba con gusto.
21. Y llegó el día oportuno. Herodes ofrecía un banquete, en su cumpleaños, a sus
magnates, a los tribunos y a los grandes personajes de Galilea.
22. Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y agradó mucho a Herodes y a los
comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: "Pídeme lo que quieras y te lo
daré".
23. Y le juró: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".
24. Salió la muchacha y preguntó a su madre: "¿Qué pido?". Y ella le contestó: "La
cabeza de Juan el Bautista".
25. Corrió de nuevo adonde estaba el rey, entró y pidió: "Quiero que me des en
seguida, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".
26. El rey se entristeció, pero no quiso desairarla a causa del juramento y por los
invitados.
27. Y al punto mandó el rey a uno de su guardia, ordenándole que trajera la cabeza
de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel
28. y trajo la cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la
dio a su madre.
29. Al oír esto, llegaron los discípulos de Juan a recoger el cadáver y le dieron
sepultura.

v. 14: el rey Herodes: hijo de Herodes el pasaje es la alusión explícita a la resurrección


grande, de quien había heredado la tetrarquía de del precursor y la motivación de su revivir en
Galilea y Perea. Residía en Tiberíades. El título Jesús, es decir, "el poder de los milagros" que se
de rey, que Marcos (no Mateo ni Lucas) le da, manifiesta en El. Puede parecer extraño este poder
responde al uso popular. que se atribuye a Juan Bautista, yaque él en su vida
Juan el Bautista: también en 8, 28 se refiere nunca obró milagros (cf. jn 10,41). Probablemente
la opinión popular de que Jesús sea Juan Bautista esta atribución nació en el ciclo de relatos en
que ha vuelto a vivir. La característica de este conexión con la resurrección de Jesús, en cuya luz

204 29. MUERTE DE JUAN BAUTISTA: Me 6, 14-29


se interpreta también la figura de Juan Bautista. de Jesús, como se narra en los cuatro evangelios:
La realidad es que Herodes, en su mala conciencia, hasta la tumba, la suerte de Juan Bautista es sentida
está realmente convencido de que se encuentra como el anticipo de la suerte de Jesús,
frente a frente con un nuevo vivo, a quien él le ha A los discípulos de Juan Bautista se hace alusión
hecho dar muerte. más de una vez en los evangelios (por ejemplo, en
v. 15: Cf. la nota a 8, 28. Mt 11, 2ss.; Le 7,18ss.;]n 1, 35ss.; 3,25ss.).
v. 22: entró la hija: según la usanza oriental, Su grupo sobrevivió después de la muerte de:
sólo mujeres públicas eran invitadas a danzar precursor y en los primeros tiempos de las comuru-
durante los banquetes. El relato, al presentar aquí dades cristianas: eso a veces dio motivo a polé-
la danza de la misma hija de Herodías, insiste en la micas encendidas entre los discípulos de Juan y
maldad y la abyección de la madre, que a toda costa los de Jesús.
quiere llegar a su objetivo. En este punto, Mateo añade que los discípulos
v. 23: te daré lo que me pidas: Herodes Antipas de Juan le avisaron a Jesús acerca de lo sucedido,
no tenía ningún reino a su disposición. Se puede y que Jesús al oír eso, se retiró a un lugar solitario
pensar en su estado de euforia por la fiesta y el (cf. 14, 12-13). Marcos en cambio no anota nin-
vino, para explicar esta promesa inconsciente. Pero guna conexión entre estos dos hechos, y Lucas es
con mayor probabilidad aquí se tiene el influjo explícito al excluir que Jesús abandone el campo
preciso de la historia de Ester, donde se lee dos por miedo a Herodes (cf. 13, 31-33).
veces una frase muy semejante (cf. Est 5, 3; 7,2). En la base de estas diferentes indicaciones se
v. 29: Esta frase, sobre todo en la segunda reconocen evidentemente unas tradiciones dife-
parte, contiene una referencia clara a la sepultura rentes.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El testimonio
El relato de la muerte del Bautista -aquel que sigue a Jesús precediéndolo en un pasó-
se coloca aquí, después de la misión de los doce y al interior de la sección de los panes, como
preludio a la suerte de Jesús y de quien quiere seguirlo: es el preanuncio de la pasión.
El relato sirve también como introducción a la confesión de Cristo: comienza, en
efecto, con el primer intento de responder a la pregunta constante del evangelio acerca
del ministerio de Jesús, a quien algunos confunden con el Bautista (w. 14, 16). Ese
intento, que ahora fracasa, tendrá éxito positivo, aunque parcial, al final de la sección de
los panes, en la confesión de Pedro (8, 29).
Saber reconocer a Cristo vivo es el tema fundamental de toda la sección de los panes,
en la cual Marcos trata de llevar a su comunidad a la misma confesión de Pedro. El
paralelismo entre la confesión de Herodes~(vv. 14-16) y la de Pedro (8, 27-29) lo coloca
intencionalmente Marcos, que quiere conducir a su lector de la primera a la segunda.
Tenemos aquí el último relato en Marcos que no tiene a Jesús como protagonista:
pero sólo aparentemente, porque Él constituye a la vez la prefiguración de su muerte y
una introducción a saber reconocerlo en el "hecho de los panes" (v. 52) o en el "único
pan" (8,14) que, como lo veremos luego, es el memorial de Jesucristo que la comunidad
celebra en la eucaristía.
En los vv. 14-16 el reconocimiento de Jesús fracasa. Él es identificado configurasdel
pasado: figuras eximias, pero ya muertas. Es la única respuesta que puede dar la carne,
es decir, el hombre, acerca de Jesús (cf. 8, 27b-28). Como lo veremos, saber reconocer a
Cristo vivo y presente, sin confundirlo con un "fantasma" (v. 49), es la voluntad continua
del cristiano. Identificar al que es el viviente con lo que ya está muerto y pertenece al
pasado, es el error en el cual cayeron incluso los primeros discípulos que buscaban "entre
los muertos al que está vivo" (Le 24, 5b).

29. MUERTE DE JUAN BAUTISTA: M e ó, 14-29 205


Es también la característica de toda persona, "incluso la más religiosa", que no
sabe acoger el mensaje del evangelio, que nos dice que Dios está aquí, vivo en medio
de nosotros. Jesús dijo con razón: "¡Ay de ustedes... porque edifican los sepulcros de
los profetas y adornan los monumentos de los justos, y dicen: si nosotros hubiéramos
vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre
de los profetas! ¡Con lo cual atestiguan contra ustedes mismos que son los que mataron
a los profetas. Colman también ustedes la medida de sus padres!" (Mt 23, 29-32). La
comunidad de Marcos, como la nuestra, cae bajo este juicio de Jesús: ¡en efecto, seguimos
sin comprender el mensaje que Él, el "profeta", ha traído, y damos muerte, uno a uno, a
medida que surgen, a todos los que repiten su mensaje -para alabarlos luego después de
que han muerto, cuando ya no nos incomodan!
Los vv. 17-29 presentan la narración de la muerte del Bautista. Ella es altamente
instructiva para la Iglesia, es decir, para los doce que acaban de ser enviados a predicar
la conversión y a testimoniar el evangelio: en esta muerte ellos contemplan la que será la
suerte de Jesús y de quienes lo siguen.
En la muerte de Juan juegan, como factores principales, la mala conciencia, la ambi-
güedad de fondo, la intriga, la debilidad, el compromiso y la injusticia. Son todos elementos
que volveremos a encontrar en la pasión de Jesús, y cuya suma se puede llamar "ceguera" u
"odio del mundo" (Jn 14,18). Esta situación de ceguera lleva inevitablemente, aunque con
tristeza y con la disculpa de la piedad (cf. w. 20. 26), a la condena injusta del "justo".
El episodio, descrito en términos trágicos y crudos, se concluye con la deposición de
Juan en el sepulcro por obra de sus discípulos (v. 29). Lo mismo le sucederá a Jesús. Es la
derrota mortal que el bien sufre por parte del mal, la suerte del que testimonia la verdad.
Pero, como Jesús lo había expuesto en las parábolas, del fracaso real renace la vida, de
un modo cada vez más fuerte e inesperado. En efecto, el Bautista llevado a la muerte,
revive ahora en Cristo, como lo afirma Herodes, sin comprender su significado: "Juan
Bautista ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas"
(v. 14). Para el discípulo que lee, ésta es una afirmación de una esperanza segura en la
promesa de Dios, que, como en Jesús, también en él vence la muerte. En esta esperanza,
el discípulo se asocia a la muerte de Cristo, para participar en su resurrección (cf. Flp 3,
10s;Rm 6, 4ss.; 8.11.17b).

ACTUALIZACIÓN

El destino del testigo


Trágica y digna de admiración es la suerte del testigo, así como es dramática su figura.
Él no tiene nada del héroe, que en un impulso de generosidad sacrifica la propia vida
por alguna causa grande, o del superhombre, que se desarrolla en todas sus capacidades.
El testigo está al servicio de la causa de Dios y de la causa del hombre. Su vida es una
misión y una vocación. No habla ni actúa en nombre propio. Por eso Juan Bautista es el
testigo por excelencia: "Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Éste vino
para un testimonio, para dar testimonio de la luz... No era él la luz, sino quien debía
dar testimonio de la luz" (Jn 1, 7-8). El testigo no es la verdad, sino que la atestigua.
Públicamente confirma lo que ha visto y oído. El es la conciencia crítica de la humanidad
y por eso resulta siempre incómodo. Siempre tiene el valor de no callar frente al mal.
Rechaza decididamente lo que no es aceptable y toma la defensa del bien, de la libertad

206 29. MUERTE DE JUAN BAUTISTA: Me 6, 14-29


y de la justicia. Con el dedo levantado en actitud de acusación, grita al poderoso y al
corrupto: "¡No es lícito!". Denuncia la injusticia social, la opresión y la explotación de los
pobres y de los débiles por parte de los ricos y de los poderosos. Por tanto, está de lado de
los pobres y de los humillados, de los oprimidos y de los explotados.
Pero ese compromiso por la causa de Dios y del hombre llevará fatalmente al testigo
a un final trágico. El mensaje que él trae, lo lleva necesariamente a un conflicto con los
poderes establecidos. ¡Él es un provocador peligroso que mina las mismas bases del orden
constituido; es un contestador que debe ser eliminado! Su suerte ya está establecida. En
el choque con el poder será vencido. Porque él es inerme y cuenta sólo con la fuerza de
la verdad. El poder del mal, mezclado con la lujuria, con falsas promesas y con el honor
que hay que salvar, quita de en medio y elimina al testigo incómodo. Tal es el destino del
testigo de la verdad: la muerte violenta. El es víctima del testimonio que trae. Paga con
su vida. Según los criterios mundanos el testigo de la verdad, de la libertad y de la justicia
fracasa y pierde. Pero en realidad él es el vencedor: con su muerte él se convierte en un
mártir. De este modo realiza lo que significa: ser testigo quiere decir ser mártir.
La pasión y la muerte del testigo es el anticipo y el presagio de la pasión y de la
muerte de Jesús, el testigo de la fe. Ellas anuncian la suerte de Jesús que, combatiendo
y luchando por la causa de Dios y por la causa del hombre, terminará su vida con una
muerte violenta.
También el testimonio de Jesús será desconocido, mal comprendido y rechazado. El
destino del testigo anuncia también la suerte de los discípulos en misión y de la Iglesia. Ésta
debe presentar al hombre la utopía concreta de Jesucristo, su destino infinito de justicia, de
paz y de amor. En consecuencia, debe estar cargada de espíritu profético que denuncia toda
situación presente en su estado de insuficiencia con respecto al fin. En concreto, la Iglesia
viene a ser una institución crítica con respecto a toda institución presente, especialmente
cuando ésta ofende los derechos fundamentales del hombre. La Iglesia misma perdería gran
parte de su credibilidad si no se atreviese a denunciar los mayores crímenes de la historia. Un
silencio semejante turbaría a los mismos creyentes, aunque apareciera como sugerido por un
cálculo diplomático o por el deseo de hacer más humano un régimen constitucionalmente
opresivo; así también si callara frente a una tiranía que oprima sistemáticamente todo un
pueblo pisoteando los derechos humanos más elementales. La persecución y el martirio,
debidos a la defensa de la causa de Dios y del hombre, en cambio, son la señal de la
autenticidad del testimonio (]n 15,16-18). Por ello la Iglesia debe ser libre, pobre y profética,
para testimoniar con las palabras y los hechos-la justicia, la paz y el amor que nos manifestó
Jesucristo. Ella debe testimoniar el futuro del hombre. Como futuro, estará siempre en
contradicción con todo el presente, y con todos aquellos que en el presente "están tan bien"
y prosperan. Sólo así la Iglesia desarrollará su función de testigo de Jesucristo.

APLICACIÓN A LA VIDA

Crítica a Juan Bautista


La figura del Bautista puede ser objeto de más de una crítica, que se puede consi-
derar como honesta y severa incluso por parte de una buena conciencia humana, o
aun cristiana. Solamente se requiere que nos pongamos en una actitud inmediata, sin
inhibición debida al respecto entre lo religioso y lo hipócrita que nos invade frente a una
página del evangelio.

29. MUERTE DE JUAN BAUTISTA: Me 6, 14-29 207


Por ejemplo: también a la sensibilidad de hoy, que está acostumbrada al género
denuncia, al "Yo acuso" -¡si no llega al punto de ser maníaca!- en seguida este hombre
causa fastidio, aunque en el fondo combate una batalla de principio e interviene en el que
se dice asunto típicamente privado.
Si tronara contra el poderoso, el tirano para estigmatizar su crueldad y su opresión,
como lo hizo la multitud de sus predecesores; ¡si defendiera al que es humillado y
reprimido, para reformar las costumbres y restablecer la justicia! No, siendo asceta y
carismático se convierte en simple tutor de un principio moral, y además negativo: "No
te es lícito".
¡Y, sin embargo, eso no es lo esencial!
Se sospecha que sea un poco autolesionista, en busca de males; o que quiera remediar
una muerte gloriosa.
Habría otras batallas, más importantes, por combatir, otros frentes sobre los cuales
uno puede comprometerse; y, si de verdad se quiere morir, se puede hacer en vista de
objetivos políticamente más significativos.
El corte abiertamente ficticio y artificial de éste, que puede ser un ensayo del modo
como siempre estamos por convertirnos en lo íntimo, no debería inducirnos a absoluciones
fáciles e ingenuas con respecto a nosotros: ¡nosotros somos mejores que nuestros padres; a
los profetas los sabemos reconocer, y en el fondo hemos aprendido su lección!
Cuando la astucia de esta página sobre Juan Bautista se vuelve a proponer en infinidad
de circunstancias análogas, importantes como ésta, o de dimensiones reducidas, nosotros
estamos allí sin comprender, con nuestra ceguera natural, con nuestro buen sentido
natural. Somos hábiles en las conmemoraciones de lo que pertenece al pasado y ya está
exorcizado; somos mucho menos hábiles en lo que nos incómoda en este momento.
Será entonces por el contenido o por el modo con el cual se realiza un testimonio, pero
hallamos siempre el pretexto para condenar a los otros y el motivo para absolvernos a
nosotros, la evasión para nuestra mezquindad»
Y así no comprenderemos el sentido ni la suerte que espera a los que se dedican al
seguimiento de Jesucristo: ¡como somos testigos de la verdad, de la justicia y del amor,
ya somos perdedores!
Así pues, es normal, por ejemplo, que un grupo, una comunidad, o incluso un
individuo le dé muerte -no necesariamente muerte física- a quien obra como el Bautista.
Es otra forma de autodefensa, de sabiduría humana o de la carne, que mata la propia
conciencia, y luego pretende sacar ventaja más tarde, para la propia gloria, con la
recuperación de la herencia.
Todas las razones son buenas, con tal de que sirvan. Jesús mismo fue reducido al
silencio en nombre de los principios sanos e incontrovertibles de orden religioso y de
seguridad pública; a nosotros nos bastan unos títulos incluso menos consistentes: el color
de la demostración, las tendencias políticas, la adopción del criterio de lo "nuestro" -por
un principio verdadero, contrapuesto al "de ellos", falso e injusto-, la sobrevaloración
de lo que humanamente es más relevante con respecto a lo oculto y a lo cotidiano, el
desconocimiento de que es mejor obedecer a Dios y no a los hombres.
En fin, nosotros no estamos persuadidos del recorrido del seguimiento. Sólo en las
novelas, en los sueños y en las fábulas se va a la conclusión de "estar felices para siempre"

208 29. MUERTE DE JUAN BAUTISTA: Me 6, 14-29


y no en la evaluación de la vida: ¡desde Job el justo y honesto, hasta el que se encuentra
en el papel de testigo y profeta, desde el individuo hasta el grupo y la Iglesia, así como
desde el Bautista hasta Jesús de Nazaret, el camino del bien pasa a través de la puerta
estrecha de la derrota!
El sueño de la impaciencia humana, que son términos ambiguos del miedo que se
defiende y de la verdad final, niegan y saltan esta constatación.
El bien inmediatamente pierde. No sabemos el motivo. Y en definitiva no nos
interesa mucho que nos lo expliquen. Lo constatamos, lo vivimos.
Pero sobre todo vivimos dolorosamente la consecuencia de su aceptación fallida, por
lo cual nos volvemos ciegos para ver donde el bien realmente se manifiesta.

REFLEXIÓN DE FE

Fatiga y pasión de la palabra


Ahora cuando la difusión de la palabra de salvación ha tenido su comienzo con el
envío de los apóstoles -un comienzo apenas esbozado, pero suficiente como momento de
partida del mensaje-, el relato se detiene para una invitación grave a la reflexión. La obra
de liberación del hombre y del mundo en la palabra de Cristo es poderosa, pero fatigosa.
Ella deberá pasar por obstáculos inmensos y, si sale victoriosa, eso será tan sólo en la
dimensión divina que posee. La grandeza de la salvación será entonces una experiencia
vivida en las dificultades y en las luchas. Es el tema bíblico de una liberación que tiene
la fuerza de la misma creación y que encuentra su expresión en el cántico de Moisés.
No es cosa fácil sacar a los esclavos de Egipto. Se requiere la diestra del Señor terrible
en su poder... que obra con una grandeza sublime... que es majestuoso en la santidad...
tremendo en las empresas (cf. Ex\S).
Así es dentro de nosotros. Con dificultad y no sin fatiga entre la palabra anunciadora
del reino. Aquí se anticipa el corazón del evangelio de Marcos, en el cual Cristo
debe abrirse camino a través de nuestro prejuicio y nuestro pecado. Nosotros nunca
adivinaremos quién es Él, y como Heredes nos equivocaremos al asignarle un nombre,
al decir simplemente: "es un profeta", aunque sea el Bautista resucitado. El mundo, en
nosotros y fuera de nosotros, se opone de todos modos a su reconocimiento; no sabe
discernir su verdadero rostro, el que nos involucra y nos envuelve en el bien. Conscientes
o no, utilizamos todas nuestras ambigüedades para darle muerte. Una contienda terrible
y sorda hace explosión y debe explotar en el tiempo del anuncio de la palabra. Herodes
es el faraón de una lucha eterna, que va dirigida contra el éxodo de los hijos de Dios
hacia la libertad. Pasiones de orgullo, lujurias, posesión, honor falso y mafioso son las
notas emergentes en el episodio de Herodías. Su danza loca, que tiene, como movimiento
final diabólicamente perfecto, el plato de la cabeza sangrante, es la danza vertiginosa del
mundo que intenta por todos los medios dar muerte al justo que, en este caso una vez más
está prefigurado en el Bautista. Preparémonos entonces, desde este punto, para un relato
dramático de liberación. Los enviados de Cristo han propuesto al mundo la palabra. El
mundo comienza a responder. Se aproxima la pasión de Jesús.

29. MUERTE DE JUAN BAUTISTA: M e 6, 14-29 209


30. REGRESO DE LOS DISCÍPULOS
(Me 6, 30-31; cf. Le 9, 10a; 10, 17-20)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Es evidentemente un pasaje de transición, que Marcos introduce, en el que se entrelazan


temas variados e importantes. Ante todo, por lo que se refiere al contexto del relato, Marcos
se remonta directamente al episodio de la misión de los apóstoles, de la cual aquí presenta
el regreso con rápidas pinceladas. El trozo anterior, relativo a la muerte de Juan Bautista,
constituía casi un interludio meditativo, y hace una pausa en el texto del evangelio, en corres-
pondencia con la actividad de los misioneros.
Como se evidencia abiertamente en otros puntos del evangelio (cf. por ej. 4, 34, para el discurs
sobre las parábolas), Jesús se retira aparte con sus apóstoles, e interrumpe por un momento la intens
actividad en medio de la gente, que ya estaba ocupando cada vez más también a los apóstoles.
Es la exigencia de interioridad que se hace sentir y que tiene necesidad de un espacio propio
para verificar frente afrente las palabras anunciadas y las acciones realizadas en el nombre de
Jesús, y para alimentarse un poco en la fuente del nuevo maná inagotable que venía del cielo y
que, siempre con mayor eficacia, alimentaba a las gentes atraídas por la fascinación del poder
de Dios, visible en las obras de Jesús.

30. Reunidos de nuevo los apóstoles con Jesús, le contaron todo lo que habían
hecho y lo que habían enseñado.
31. Y El les dijo: "Vengan también ustedes aparte, a un lugar solitario, para des-
cansar un poco". Eran, efectivamente, muchos los que iban y venían, de suerte
que no les quedaba tiempo ni para comer.

v. 30: los apóstoles: la palabra que significa pausa entre la primera experiencia misionera de
"enviados", indica la actividad que desarrollaban los doce y el episodio de la multiplicación de los
estos seguidores de Jesús. panes que, como lo veremos, plantea una serie de
Es el único pasaje de Marcos en el que aparece interrogantes decisivos a los discípulos acerca de la
este término, que no debemos entender en el persona de Jesús.
sentido oficial que asumirá luego en los Hechos A un lugar solitario: el término griego que se
de los Apóstoles y en las cartas de Pablo, como usa aquí es igual al de "desierto", y por tanto evoca
título de los doce. El contenido fundamental de las experiencias religiosas decisivas que el pueblo
este título está en ser enviados por Jesús, con un hebreo vivió durante el camino de la esclavitud
poder específico en orden a la predicación y a la a la tierra prometida (cf. el Éxodo), y al que los
liberación de la esclavitud del demonio. profetas del Antiguo Testamento han llamado con
v. 31: aparte: como lo hemos indicado en la nota insistencia al pueblo hebreo.
a 4, 34, esta expresión con un significado particular, Para descansar un poco: Marcos se refiere al des-
se encuentra en puntos importantes del evangelio canso físico, pero deja entrever que la paz funda-
de Marcos: aquí nos hallamos en un momento de mental del corazón se adquiere con el valor de

210 30. REGRESO DE LOS DISCÍPULOS: Me 6, 30-31


apartarse de los numerosos quehaceres y preocu- comunión con Jesús, en la cual podemos encontrar
paciones cotidianas, para saborear interiormente la el sentido y los criterios de nuestra actividad.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Preludio de la liberación
El regreso de los doce sirve como introducción inmediata a la grande revelación que
Jesús hará de sí mismo a los que lo han seguido por el desierto. Ellos, alimentados con el
pan, que como en Juan 6, es el pan de vida, reconocerán quién es Jesús y profesarán al final
con Pedro: "Tú eres el Mesías" (8, 9). Esta profesión de fe será el punto de llegada de la
primera parte del evangelio. Toda la "sección de los panes" (6, 6b—8,30) la dirige Marcos a
su comunidad que, como la de ICO 11,17-34, no ha comprendido el significado profundo
de la celebración eucarística. Lo que se expresa en esta sección halla su clarificación en
la secuencia del evangelio marcado por los tres anuncios de la pasión, con la invitación al
seguimiento (8, 31 -34; 9, 31-35; 10, 32-45), y hallará su realización en la narración de la
pasión del Hijo del hombre, que ha venido a servir y a dar su vida (cf. 10,45).
Entre el envío de los doce y su regreso, Marcos no habla de lo que hizo Jesús ni de lo
que hicieron los discípulos: todo el espacio lo llena con el testimonio de Juan Bautista,
que es el primer preanuncio de la pasión.
Los apóstoles se "reúnen con Jesús" (v. 30): el "estar con Jesús" es, en efecto, su caracte-
rística fundamental, de la cual brota su misma misión; pero es también la característica de
todo discípulo, es decir, de todo cristiano (cf. 3, 34). Los apóstoles refieren a Jesús ante
todo lo que habían "hecho". Sólo en un segundo lugar hablan de lo que han "enseñado".
Es importante anotar que la prerrogativa de "enseñar" en Marcos está reservada sólo a Jesús
(quince veces con formas verbales, que indican una acción continuada, y cinco veces con
el sustantivo): sólo en este punto se habla de la enseñanza de los apóstoles, pero con una
forma verbal que indica una acción momentánea. En consecuencia, Jesús es el único
maestro, el maestro interior que continuamente se entrega a su Iglesia en su palabra. La
enseñanza de los apóstoles es sólo el momento que, con el llamamiento a la conversión,
lleva a los fieles a volverse a Jesús Mesías, pues sólo de Él proviene la inteligencia del
misterio del reino y la sabiduría del evangelio.
El v. 31 es ya un preludio al milagro de los panes (vv. 32-44), e introduce los grandes
temas del mismo milagro, como el "desierto" (v. 31a; cf. vv. 32.35), el "descanso" (v. 31b:
cf. 37b), el "alimento" (v. 31: cf. vv. 36-37. 42.44) y otros elementos menores.
En la invitación del v. 31a, resuena tal vez el dicho de Jesús: "Vengan a mí todos los
que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso" (Mt 11, 28). Aquí Jesús
atrae por vez primera explícitamente a sus discípulos al "desierto", para hablarles al
corazón (cf. Os 2, 14): la escena recuerda la del primer éxodo en el desierto, donde el
pueblo de Dios verá la liberación del Señor, lo reconocerá y lo adorará (Ex 3,12). En este
desierto, la gente que sigue a Jesús llegará a ser el nuevo pueblo, que experimentará la
verdadera liberación del Señor: Él los alimentará con el nuevo maná; no el que nuestros
padres comieron y murieron, sino el verdadero, que sacia (v. 42; cf. Jn 6, 58), y que es
Jesús mismo, el verdadero "pan bajado del cielo" (Jn 6, 31-58), que da la vida por la
salvación del mundo (Jn 6, 51).

30. REGRESO DE LOS DISCÍPULOS: Me 6, 30-31 211


no tienen tiempo ni siquiera para comer (k S/; cfJ1, P.&/. £síe o&s/érfo es/¿ m/s/na
Iglesia, el nuevo pueblo llamado a salir de la esclavitud ("iglesia" deriva de un verbo
griego que significa: "llamar afuera"), que puede finalmente saborear el pan de los hijos
y reconocer al Señor.
Relacionado con el tema del desierto es el del "descanso" que, en la peregrinación
de Israel, viene a ser símbolo de la tierra prometida (cf. Dt 5, 30; 12, 10; 25, 19). En
los profetas y en los Salmos el descanso viene a ser un motivo mesiánico, combinado a
menudo con lafigurade Yahvé o del Mesías como "buen pastor" (h 65,10; Ez 34,14.15;
Sal 23, 2; 95, 11): esta tierra prometida y este descanso es el mismo Jesús, buen pastor,
que se compadece de su pueblo (cf. v. 34) y los alimentará con el verdadero "alimento".
En todo este pasaje de transición, debe transparentarse de un modo relevante la
redacción de Marcos, se descubre también su teología: en el nuevo éxodo, que consiste
en estar con Jesús y en seguirlo a Él, la verdadera columna de nube (cf. Nm 9,15-23), se
forma el nuevo pueblo; y Yahvé, que había prometido que sería Él el pastor de su grey,
se entrega en Jesús, el verdadero buen pastor, que alimenta sus ovejas y da su vida por
ellas (cf./n 10,11).

ACTUALIZACIÓN

Con Jesús en el desierto


La actividad misionera exige un espacio de reflexión, de contemplación y de oración,
que le dé a ella don y carga. Ella es el alma de todo apostolado. Por eso Jesús invita a los
apóstoles a retirarse aparte, a un lugar solitario, y a descansar un poco. Alejados de la
gente, que, con sus exigencias, no deja ningún respiro, ellos podrán evaluar su trabajo
misionero, y, especialmente, estar en paz y en calma con Jesús.
La invitación de Jesús a una experiencia viva de oración en el silencio adquiere, hoy,
el sentido de una provocación. Él choca ante todo contra todas las reglas de utilidad, de
programación y de instrumentalización, que comúnmente determinan las opciones del
hombre hoy y que son guiadas por la pregunta: ¿para qué sirve? Además el hombre de
hoy no sólo prescinde de "la hipótesis Dios" en los diferentes campos de la investigación
humana, sino que ya no percibe la presencia de Dios en su misma vida. El hombre
de hoy está preocupado, no logra establecer una referencia a Dios explícita y directa.
La oración, se dice finalmente, no es más que una alienación. Ella no sería una acción
circunscrita en cuanto al espacio, al tiempo y al objeto, sino algo que abarca todos los
ámbitos, vigilia y sueño, trabajo y juego, producción y consumo. El lugar propio de la
oración es, se dice, la misma vida. El encuentro con Dios puede realizarse sólo a través
del pobre y del oprimido, donde Dios ha colocado su morada. La oración no consistiría
en actos humanos particulares con los cuales nos dirigimos a Dios, separándonos del
mundo. A Dios se le encuentra en el mundo y sobre todo en el prójimo. Por tanto, orar
significa reconocer al otro en Dios y a Dios en el otro. Nos hemos detenido en las actuales
interpretaciones secularizadas y no religiosas de la oración, porque en ésta se encuentra,
como en un punto crucial, todos los problemas que la crisis actual de fe implica. En
efecto, en la oración se expresa concretamente la esencia de la propia fe. "La oración es
el caso serio de la fe" (Kasper), su articulación concreta.

212 30. REGRESO DE LOS DISCÍPULOS: Me 6, 30-31


En efecto, la oración es el ejercicio del diálogo con Dios, que nos libera y nos salva.
En ella se expresa la relación personal con Jesucristo, que viene a ser la fuente
de nuestra libertad. En ella se realiza el encuentro con la libertad divina que libera y
hace posible la libertad humana. El hombre se siente llamado a volverse una persona
responsable, es decir, uno que es capaz de responder. Nace y se desarrolla así una relación
entre dos libertades. Dios está delante del hombre, como uno que viene a su encuentro, lo
llama, le habla, lo conduce y obra con él de un modo soberanamente libre; y el hombre está
delante de Dios, como uno que se entrega a Él y confía en Él. Como todas las historias de
amor, también ésta conoce el riesgo, debe crecer (de lo contrario se atrofia), es un alternarse
entre el revelarse y el ocultarse, es un ritmo de conquista y de rendición. En todo eso hay
una realidad: la de sentirse calmados y libres; hay paz y alegría. El alma descansa en Dios,
nuestra luz, nuestra fuerza y nuestra vida. De todo esto resulta la necesidad de encontrar
tiempos, momentos y espacios especiales para la oración.
Es especialmente necesario el desierto, es decir, el silencio de las cosas y de los hom-
bres. El desierto es una dimensión interior, en la cual tenemos solamente lo puramente
necesario y lo esencial, y estamos despojados de todas las categorías humanas, en las
cuales nos basamos. Desposeídos de la carrera, de lo útil, del interés, uno ya está sin los
propios ídolos y se encuentra tú a tú con Dios, el Único. Mientras los hombres y las cosas
callan y estamos invadidos por una paz profunda, podemos escuchar el "Tú" divino, que
en la interioridad profunda del alma nos interpela y nos promete.
Dios nos llama a caminar por el desierto. Aquí encontramos al que nos libera. El
desierto ya es liberación, porque el hombre sale de sí mismo y de los propios esquemas.
Se repite así la historia de la liberación del pueblo hebreo. Cuando Dios hizo salir al
pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, lo condujo por el desierto y allí estableció con
él una historia de amor. Hizo con él un pacto, según el cual Él es "su Dios e Israel es su
pueblo". Dios caminaba delante de él y le daba lo puramente necesario para la vida. Así
Jesús llamaba a su pueblo "aparte, a un lugar solitario" para alimentarlo con su palabra
y con el pan de vida.

APLICACIÓN A LA VIDA

Un lugar solitario
Jesús que da la señal de despegue y que proclama un período de descanso para
los suyos, no nos resulta que haya sido considerado ni apreciado por personas que se
consideraban serias y comprometidas. Si se agregan luego dos grandes, hechos miste-
riosos, que se pueden colocar en esta línea, de los años transcurridos en Nazaret y de la
muerte aceptada al perfilarse el fracaso, las cosas se complican aún más.
Con respecto a este trozo, con razón hay que apresurarse a hablar de preparación, de
desierto en el cual nuevamente será creado un pueblo alimentado con el maná verdadero,
de un momento necesario de quietud, de pasividad y de inacción, frente a la intervención
de Dios, de oración y de contemplación. Pero se debe hacer notar también que se trata
de una pausa impuesta a la actividad de los apóstoles, y que por otra parte se habla
explícitamente de un lugar solitario y de descanso, al menos como intención e intento.
Existe una resistencia notable a aceptar esta situación, una especie de mística muy
tenaz del compromiso y del trabajo, inextirpable, especialmente si está arraigada en

30. REGRESO DE LOS DISCÍPULOS: Me 6, 30-31 213


el terreno de una fe explícita: ¡uno se siente culpable, si no está de tiempo completo
dedicado a la causa, a los proyectos, a la ejecución, a la propaganda y, sobre todo -si las
hay- a las reuniones!
Ahora, el punto que está en discusión no es tanto la causa y su validez, que también
pueden aceptarse tranquilamente, ¡y mucho menos es la necesidad que con demasiada
frecuencia existe en la base de un trabajo sin interrupción! El trabajo de toda una jornada
en muchos casos es exigido por el hecho de que hay que vivir y que también debe vivir la
familia que paga arriendo, come, envía a los hijos a la escuela, etc. -¡Una crítica en este
caso sería una ironía estúpida! Tal vez es más bien una concepción global de la existencia,
la que está en discusión, con sus raíces de tipo religioso (se podría ver, por ejemplo, el
estudio conocido: "La ética protestante y el espíritu del capitalismo" de M. Weber); y por
eso el hombre percibe en sí mismo la vocación del condenado a trabajos forzados.
Entonces no se trata tanto de vender una especie de quietismo social y de nihilismo
en el plano operativo, sino más bien de comprobar un hecho, tomar conciencia de una
especie de estacanovismo impuesto o deliberado, y de obviar sus consecuencias más
relevantes y deletéreas, como algo que se presupone para el cambio más radical. Por
consiguiente, con la conciencia de que el análisis y la terapia deberían llegar a una mayor
profundidad, a las raíces, a las causas de esta situación.
En consecuencia, es obvio decir que se parte de las palabras del evangelio, casi como
quien se inspira allí.
A propósito del ahorro del tiempo, que además es una de las típicas ideas fijas en
las que se manifiesta la actividad de hoy, se puede comenzar leyendo, por ejemplo, una
página aguda de la fábula hermosísima de A. de Saint-Exupéry, El principito:
"Buenos días, dijo el pequeño príncipe.
Buenos días, dijo el comerciante.
Era un comerciante de pildoras perfeccionadas que calmaban la sed. Se tomaba una
semanal y ya no se sentía la necesidad de beber.
¿Por qué vendes esto?, dijo el pequeño príncipe.
Es una grande economía de tiempo, dijo el comerciante. Los expertos han hecho los
cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos cada semana.
¿Y qué haces con esos cincuenta y tres minutos?
Se hace lo que uno quiere...
Yo, dijo el principito, si tuviera cincuenta y tres minutos a disposición, caminaría
despacio hacia una fuente..."
***

A una página de una fábula se puede añadir una página de historia de la Iglesia y del
monaquismo.
Desde comienzos del s. V en adelante, aunque no representaron nunca un modo
efectivo y nunca fueron numerosos, hubo, sin embargo, personas que estaban encami-
nadas sobre una columna: se les llamaba estilitas. En el fenómeno más amplio del mona-
quismo primitivo tal vez querían expresar con su conducta, insólita y provocadora, el
llamado al desprendimiento de las cosas, a la contemplación.

214 30. REGRESO DE LOS DISCÍPULOS: Me 6, 30-31


Actualmente, en una edición contemporánea y secularizada, los podrían ver fijos
sobre los semáforos de ciertas calles, de ciertas arterias congestionadas por el tráfico de las
grandes ciudades: ineptos, ante los ojos ansiosos de quien los espera o anticipa el "verde"
para lanzarse al trabajo, a la actividad frenética. ¡Se harían peticiones para quitarlos de
en medio o los abatirían con disparos de fusil! Porque también la contestación "debe"
observar unas reglas precisas, mantenerse dentro de unos límites razonables y de ¡"buen
criterio"! Y luego la opinión pública está de acuerdo en reconocer que se pasa la señal: ¡la
actividad no se toca!
Por eso el hippy de todos los tiempos, así como el contemplativo religioso o laico -sin
pretender igualarlos- siempre ha disfrutado de un benévolo compadecimiento en alterna-
tiva con un odio profundo: es demasiado diferente e irreverente hacia nuestros criterios y
nuestras categorías de eficiencia y de rendimiento. Por eso, en civilizaciones saturadas de
hiperactividad adquieren fascinación y seguimiento el "gurú", la meditación, el yoga o las
doctrinas del zen. El hombre normal las califica como evasiones, como droga.
Pero hay que preguntarse seriamente si un modo determinado de obrar no es más
bien evasión, sedante o droga con respecto a los problemas no solucionados de la existencia
humana, a los propios miedos e inseguridades; si no es un determinado modo de obrar,
alienación o pretensión de autoredención. Tal vez es preciso para dar un sentido a la exis-
tencia, un sentido que no se encuentra o que se ha perdido, para afirmarse, para sentirse
como alguien importante, que se esclaviza en el trabajo, en la actividad sin descanso.
También por eso la enfermedad y la debilidad, que interrumpen el proceso normal
de nuestras ocupaciones, son experiencias traumatizantes. Nosotros naturalmente
llevaremos hasta su agotamiento todas nuestras reservas de energía, para aturdimos necia-
mente en la actividad, sin interrogarnos en términos de sentido humano de conjunto, en
términos de medios que se ordenan a un fin.
Sin embargo, convive con el miedo la exigencia del "desprendimiento", de permanecer
en silencio, de crear horizontes, de reflexión, de meditación o incluso de oración, sobre
los cuales nazcan y se coloquen todas las actividades y las ocupaciones en las cuales las
cosas adquieran su sentido, y la existencia su significado.
Por consiguiente, no se trata aquí de hablar de condena. Sería desesperante: ¡todos
somos víctimas! Lo que se puede comenzar a hacer es darnos cuenta del modo como se
articula y como se establece la pauta de nuestra existencia: afanosa en el trabajo, pero
también tensa en el día libre, en las vacaciones, con sus afanes, quizá más fatigosos
aunque diferentes. Ya es algo retórico hablar de ritmos frenéticos o de las dependencias
recíprocas entre ritmos de producción y de consumo. Aún más que suficientemente
se subraya que la hiperactividad se vuelva cuerpo para el egoísmo y para su codicia de
poder en la sociedad; cómo en la familia se vayan a perder la mujer y los hijos en abismos
de incomprensión y de incomunicabilidad, donde con desesperación se pueden celebrar
sólo los aniversarios del matrimonio con la profesión o festejar un nuevo trabajo, donde
el anciano, comprometido sólo como un animal de producción, se redescubre sin sentido
y se deja morir cuando llega a la edad del descanso.
Hay algo deshumano, superficial y a la vez terriblemente diabólico. ¿Por qué se redu-
ce la vida a la acción? ¿A esta acción? ¿No es acaso una actividad más profunda, una vida
más llena, la pausa contemplativa, estética, religiosa?

30. REGRESO DE LOS DISCÍPULOS: Me 6, 30-31 215


La hiperactividad, la tensión espasmódica que la mantengan el asceta estoico,
el revolucionario super-comprometido, incapaz de una sonrisa, o el directivo que
continuamente hace proyectos, día y noche; pero que no pretendan que se imponga como
regla de comportamiento o código con el cual hay que confrontarse.
Parece que podemos estar más en sintonía con lo que el hebreo Heschel dice acerca
del sábado hebreo. Nosotros lo formulamos negativamente, como abstención del traba-
jo. Pero es como cuando hablamos con Dios: no nos sostiene la expresión positiva,
demasiado difícil, imposible. ¡Creado por amor a la vida, el sábado es descanso, arte,
contemplación y alimento! No es funcional en orden al trabajo -"para poder trabajar
mejor"- sino que la fatiga tiene como finalidad el descanso. Éste es señal y anticipo de
lo que será alfinalde la historia, precisamente por cuanto ha significado la perfección al
comienzo, en el relato del Génesis.

REFLEXIÓN DE FE

Solos con Jesús


La figura del apóstol que es partícipe de la vida de Cristo, comenzada anteriormente,
se completa aquí.
Es para "estar con Jesús" (3, 14) por lo que el apóstol debe encontrar "aparte" un
espacio silencioso. Como Cristo, enviado del Padre, encuentra al estar con El la signifi-
cación profunda de su ser como enviado, así, al estar con Cristo, los apóstoles individua-
rán su condición como misioneros. Es la soledad de Cristo en el Padre y en el enviado en
Cristo. Ella no sólo no se opone a ir al encuentro de los hermanos, sino que constituye
su secreto.
Como, en el silencio del Padre, Cristo encuentra los ecos de la eternidad que se han de
transmitir continuamente sobre las olas del tiempo, así, en el silencio de Cristo, el apóstol
da a la historia el valor que la sustrae a su destino de muerte. La silenciosa permanencia
en Cristo lleva al apóstol al fondo solitario del mundo, donde comparte con el Hijo del
hombre el camino del hombre.

216 30. REGRESO DE LOS DISCÍPULOS: Me 6, 30-31


A. Hechos y parábolas de Jesús en torno
a la primera multiplicación de los panes:
6, 32-7, 37

31. JESÚS AUMENTA A CINCO MIL PERSONAS


(Me 6, 32-44; cf. Mt 14, 13-21; Le 9, 10-17)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Después del breve relato del regreso de los discípulos de su misión, se desarrolla sin solució
de continuidad el relato de la travesía sobre el lago, que introduce el episodio de la multipli-
cación de los panes. Precisamente por la conexión estrecha entre los w. 30-34 los diferentes
comentaristas difieren al establecer el comienzo del pasaje que contiene el milagro del pan.
Nosotros hemos seguido una de las diferentes divisiones posibles. La marcha del relato presen
un dramatismo, aunque muy moderado. En efecto, en los w. 31-34 el evangelista describe muy
vivamente por una parte el intento repetido de jesús de retirarse un poco a un lugar tranquilo
junto con los discípulos, y, por otra, la imposibilidad de hacer perder las propias huellas: donde-
quiera buscaba refugiarse, se encontraba siempre ante una multitud de personas, que intuía sus
desplazamientos y lo perseguía o incluso lo precedía. Con este breve trozo descriptivo, Marcos
introduce en lo vivo de una de las secciones teológicamente más importantes de su evangelio: "
sección de los panes", que ha comenzado ya con la misión de los apóstoles (cf. w. 6b ss.). Ell
se centra en el doble relato de la multiplicación de los panes, alrededor de la cual se encuentra
muchos otros trozos, cuyafinalidades la de colocar ante nuestros ojos el significado de este pa
que se da a todos, y nos lleva a tomar conciencia de los impedimentos bajo los cuales nosotro
continuamente nos dejamos sofocar, hasta el punto de no comprender.
El anuncio del reino de Dios, que se ha inaugurado en la persona y en la acción de Jesús, y
toca toda la historia hasta el final de los tiempos, asume aquí un significado muy concreto en
el signo del pan: pues, este pan, mientras se hace alimento hoy, viene a ser también promesa y
garantía del banquete eterno, cuando el reino de Dios haya llegado a su realización.
Cuan importante consideraron los primeros cristianos esta meditación, es algo que está
atestiguado también por el hecho de que los cuatro evangelistas dedican una parte importante
a los trozos centrados en la señal de los panes. Evidentemente esto se explica por la importancia
de la eucaristía como "memorial" de Cristo muerto y resucitado, es decir, como experiencia de
amor concreto, que nos lleva a entregamos los unos a los otros. También de las palabras usad
para narrar la multiplicación de los panes resalta el influjo que han ejercido, en la formación
de estos trozos, tanto la memoria de la última cena de Jesús, como la eucaristía que celebraban
los primeros cristianos.
Sobre todo Marcos y Juan (c. 6) narran los mismo episodios, cada uno a su modo, según
su óptica teológica, e imprimen al relato de la multiplicación de los panes un valor decisivo
para aquellos que quieren seguir a Jesús, y, por consiguiente, una importancia fundamental
por lo que se refiere a nuestro conocimiento de Jesús. Tanto el c. 6 de Juan (cf. w. 67-69),
como esta sección de los panes de Marcos (cf. 8, 27-29) se concluye con una solemne profesión
de fe de parte de Pedro, es decir, de parte de quien opta por seguir a Jesús, a pesar de que "lo

3 1 . JESÚS ALIMENTA A CINCO MIL PERSONAS: Me 6, 32-44 217


signos" que Él ha dado y las palabras que ha pronunciado son muy duros de aceptar y no s
comprendido debidamente. Marcos insiste en presentar la incapacidad de ver y de compren
los discípulos; Juan hace referencia al murmullo de desconcierto o rechazo por parte de la
que ha escuchado el discurso que Jesús ha pronunciado al comentar el milagro de los pane
Pero en estos dos evangelios, por el modo con el cual se lleva el relato, es apremiante la
tación a seguir a Jesús por el camino que El va trazando y que exige la superación de nues
cerrazón de la mente y del corazón. Al igual que las gentes saciadas por Jesús, pretendem
una vez más utilizar para nuestro gusto e interés el poder mostrado por Jesús en el milagro
los panes. Pero Jesús no se deja sorprender y sigue por su camino.

32. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario.


33. Al verlos marchar, muchos se dieron cuenta y de todos los poblados corrieron
allá, a pie, y se les adelantaron.
34. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban
como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
35. Siendo ya muy tarde se le acercaron sus discípulos y le dijeron: "El lugar está
deshabitado y ya es hora avanzada.
36. Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a comprarse de
comer".
37. Pero Jesús les respondió: "Denles ustedes de comer". Ellos le dijeron: "¿Vamos
nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?".
38. Mas Él les dijo: "¿Cuántos panes tienen? Vayan a ver". Después de haberse
cerciorado, le dijeron: "Cinco, y dos peces".
39. Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos sobre la hierba verde.
40. Y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta.
41. Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo,
pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para
que se los fueran sirviendo. También repartió entre todos los dos peces.
42. Todos comieron y se saciaron.
43. Y recogieron las sobras, doce canastos llenos y también lo de los peces.
44. Los que comieron los panes fueron cinco mil hombres.

v. 32: se fueron en la barca, aparte, a un lugar muy conocidas aspiraciones políticas de los com-
solitario: son las mismas palabras contenidas en patriotas. No se excluye que algunos de estos deta-
la invitación de Jesús en el v. 31 (cf. sus notas lles de las narraciones de Marcos dejen entrever la
respectivas). Aquí la relación particularmente in- formación de un movimiento mesiánico de tipo
tensa de Jesús con los doce es subrayada por el nacionalista alrededor de Jesús el cual, sin embargo,
hecho de que están "en la barca", señal de la comu- obra siempre drásticamente (cf. 6, 45). También Jn
nidad que Jesús sigue de cerca. 6, 15 confirma abiertamente estas tendencias de la
v. 33: Como en otros puntos de su evangelio, gente y el mismo rechazo neto por parte de Jesús.
Marcos insiste particularmente en presentar este Mateo y Lucas suelen ser menos explícitos y
movimiento de afluencia de la gente alrededor de menos vivaces al hablar de estos movimientos de
Jesús, señal de la eficacia de su palabra y de las la gente; también aquí ellos hacen alusión en forma
obras realizadas por Él. El entusiasmo, que Jesús genérica a la gente que apareció en la otra orilla (cf.
iba suscitando, podía muy bien dar pábulo a las Mtl4,13b; Le 9, 11).

218 3 1 . JESÚS ALIMENTA A CINCO MIL PERSONAS: Me 6, 32-44


v. 34: al desembarcar: mientras Le 9,10 afirma antiguo del maná del desierto; el pan y los peces
claramente que Jesús se retiró hacia Betsaida, al figuran, como símbolo de la eucaristía, en el arte
oriente del lago, y también Jn 6, 1.17 imagina que cristiano de los primeros siglos, sobre todo en las
el milagro haya sido realizado en la orilla oriental, catacumbas.
aquí Marcos supone que la barca con Jesús y los vv. 39-40: En la alusión a la hierba verde se
discípulos haya llegado a alguna localidad de la puede tal vez entrever la esperanza de que, en los
orilla occidental, si nos atenemos a lo que se lee tiempos del Mesías -sobre todo en los últimos tiem-
en seguida después del milagro, cuando Jesús pos-, el desierto se transformaría en tierra fértil (cf.
ordenó a los discípulos que "fueran por delante ¡s 35 y 60). O más sencillamente se puede encontrar
hacia Betsaida" (cf. v. 45). Probablemente Marcos allí una ligera referencia a la pascua, que se cele-
supone que la barca avanzó paralelamente hacia la braba en primavera, cuando Jesús se entregó en la
orilla, hasta el punto de que la gente pudo prece- eucaristía, antes de ser inmolado en la cruz.
derla en el lugar del desembarque. La disposición de la gente dividida en grupos
Sintió compasión de ellos: Jesús, en lugar de eno- recuerda la costumbre del pueblo hebreo en el
jarse por el hecho de que no puede quedarse solo con desierto durante las operaciones militares.
los discípulos, experimenta compasión por toda esa v. 41: La semejanza muy notoria entre estas
gente. Así Marcos, con su típica síntesis, sugiere el líneas y las que describen el momento culminante
tema del hambre física, que fue el motivo del milagro. de la última cena (cf. 14, 22 ), muestra la intención
Esta correlación, entre el hambre del estómago y de Marcos de presentar este milagro del pan como
la necesidad de la palabra de Dios, es corroborada anticipo del don de la eucaristía, que a su vez viene
en este pasaje por la imagen de la multitud "como a ser prefiguración del banquete mesiánico del
ovejas sin pastor", que suscita en Jesús compasión final de los tiempos (cf. 14, 25). Estas convicciones
y lo mueve a "enseñarles muchas cosas". En 8, 2 en habían nacido en los primeros creyentes de las
cambio la compasión de Jesús se refiere directamente palabras escuchadas por Jesús mismo.
al hambrefísica.La imagen del pueblo "como ovejas
sin pastor" recuerda ciertamente varios pasajes del Levantando los ojos al cielo: como en 7, 38 y 8, 24,
Antiguo Testamento como en Nm 27, 17; IR 22, 17 es decir, en los otros milagros-clave de esta sección,
etc.; y sobre todo Ez 34, donde se denuncia las trai- este gesto expresa la oración dirigida a Dios.
ciones de los que han sido llamados a guiar al pueblo. Pronunció la bendición: en el relato paralelo (cf.
8, 6) y en 14, 23, en el original griego, se encuentra
Ni Mateo ni Lucas recuerdan este contexto un verbo diferente del que se usa aquí y en 14,
veterotestamentario: en Mt 6, 36 y en Me 14, 27 se 22; esta diferencia muestra el influjo de diferentes
encuentra la misma frase, pero en otro contexto. comunidades en la formación de estos textos: en los
Por consiguiente, tanto la compasión de Jesús dos primeros pasajes se nota el influjo helenístico;
por la gente hambrienta de la palabra de Dios, como en los otros dos, en cambio, el influjo hebreo.
la alusión a los pastores infieles de Israel, dejan
v. 42: Es evidente que aquí Marco sylatradicíón,
transparentar la entonación mesiánica de esta sección,
que él sigue, entienden el hecho como un verdadero
centrada en el milagro del pan: Jesús es el verdadero
milagro, que siempre se ha entendido en la Iglesia,
pastor esperado, que da la vida por sus ovejas (cf. /n
y no simplemente como un poner en común ese
10, lss.) y trae la salvación de los últimos tiempos.
poco o mucho que habían recogido de las pequeñas
vv. 35-37: Con el diálogo entre Jesús y los provisiones personales. Esto se subraya aún más
discípulos, que responden más bien bruscamente, fuertemente al mencionar el numero de los presentes
Marcos hace resaltar la necesidad de que la fe, en la última frase del pasaje. Puede ser que, al des-
alimentada en el seguimiento de Jesús, se concrete cribir esta abundancia del don¡ implícitamente a
también en la acción, y comienza a hacer salir a flote cien personas: las semejanzas literarias son notables
uno de los temas más dominantes de esta "sección de (cf. 2R 4, 42-44).
los panes": es decir, la incapacidad de comprender
v. 43: Con este detalle se confirma la grandeza del
quién es Jesús, que se entrega a nosotros bajo el
milagro y su significado para todos los tiempos y para
signo de los panes, si se razona con la mentalidad
mundana, según la cual se trata de "despedir a la toda la gente, si se piensa en el valor de totalidad que
gente", o cuando mucho de "comprar doscientos el número 12 representa en la mentalidad semita.
denarios de pan", y no más bien darse ellos mismos, Las sobras: el término griego es el mismo que
sin limitaciones, con ese amor que obra milagros, se usaba en las primeras comunidades cristianas
comenzando por lo poco que se tiene. para indicar el pan partido de la eucaristía.
v. 38: cinco panes y dos peces: está clara la refe- v. 44: Mateo y Lucas dan una cifra redonda
("unos cinco mil"); Mateo añade "sin contar mujeres
rencia a la eucaristía: en/n 6, 31 el don del verda-
y niños" (cf. 14,21), mostrando así una tendencia a
dero pan, que es Jesús, se relaciona con el milagro
aumentar los números.

3 1 . JESÚS ALIMENTA A CINCO MIL PERSONAS: M e 6, 32-44 219


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El pan de la nueva alianza


Ya antes de Marcos, la tradición había visto en el milagro de los panes el signo de la
nueva alianza, y había dado de él una interpretación eucarística, viendo en él una semejanza
con la última cena, en la cual el pan que Jesús da es él mismo, el verdadero alimento
para la salvación del mundo (cf. 6, 4 y 8, 6 con 14, 22). Juan 6 expone todo el significado
teológico del milagro de los panes. Con este relato, en el contexto de los pasajes que siguen,
también Marcos quiere abrir los ojos, o mejor el corazón, de su comunidad, para llevarla a
comprender el "hecho de los panes" (v. 52) y a saber reconocer al Mesías liberador, como
lo veremos en el pasaje siguiente.
La multiplicación de los panes está representada en el banquete mesiánico en el
desierto, donde el pueblo de la nueva alianza es alimentado con el verdadero maná, con
el pan que saciará a todos y para siempre.
Antes del banquete, Marcos coloca un nuevo éxodo (vv. 32-33), el definitivo. Se pone
así en evidencia la estrategia de Jesús, que es la misma del primer éxodo: sólo el que sale
y lo sigue en el desierto, lugar de la liberación de Dios, experimentará su don.
La grande multitud que sigue a Jesús es comparada con una grey sin pastor (v. 34): es
esta grey la que se convertirá en pueblo suyo, cuyo pastor es Dios (cf. Ez 34, 1-31), que
los alimentará de una manera más admirable e inesperada que en el pasado. En efecto,
Dios tiene compasión de él, y se entrega como pastor en Jesús, el cual ante todo "se puso a
enseñarles muchas cosas" (v. 34b). La alusión a la larga instrucción de Jesús es una añadidura
redaccional de Marcos; tal vez quiere indicar la prolongada catequesis que es necesaria para
llegar a comprender el verdadero significado del pan que Dios nos ha dado en Jesús.
Llegada la tarde, los discípulos, que solían andar en busca del éxito y de la multitud,
por vez primera le ruegan a Jesús que despida a la gente. En consecuencia, ha llegado el
momento más duro, más decisivo, en el cual la palabra de Dios debe hacerse pan para los
hombres, y no seguir siendo solamente palabra. Es el momento en el cual los discípulos
mismos son cuestionados, porque Jesús les dice: "Denles ustedes de comer" (v. 37).
Los discípulos hacen rápidamente sus cálculos muy humanos en términos económicos,
para ver cuánto dinero se necesita para comprar pan para todos. No saben que tienen un pan
que no se compra con dinero, sino que se debe regalar: este pan, entregado y partido, basta
para todos. No se necesita ir a "comprarlo", como ellos piensan. Basta "regalarlo". Este pan
es el verdadero alimento, que los discípulos todavía no conocen, y que consiste en vivir,
según la palabra de Jesús, que dice: "Les he dado ejemplo, para que también ustedes hagan
como yo he hecho con ustedes" (Jn 13, 15): Él, el pan de vida, se ha partido, entregándose
Él mismo por la vida del mundo (cf. 6, 51). Los discípulos deben hacer lo mismo: "Sabiendo
esto, dichosos serán si lo cumplen" (Jn 13, 17). Este recíproco partirse y entregarse el uno
al otro es el amor, ese pan que basta para todos, precisamente porque en el acto de partirse
y entregarse, en lugar de disminuir, crece. No es algo que se adquiere: es un don gratuito,
fuera de las categorías de la economía y de la justicia: es ese don de amor que Jesucristo ha
hecho de sí mismo a todo el mundo en la cruz; es ese pan que, a su vez los discípulos poseen
solamente si lo entregan gratuitamente.
Sin esto la palabra del evangelio sigue siendo nada más que palabra, y no se convierte
en alimento de vida, el verdadero maná, el pan de los fuertes (Sal 78, 25), que sostuvo
al pueblo en el camino de liberación, el pan sustancioso que sostuvo a Elias en su largo
camino (IR 19, 3ss.).

220 3 1 . JESÚS AUMENTA A CINCO MIL PERSONAS: Me 6, 32-44


La palabra se hace carne y alimento de vida para todo el mundo en el amor fraterno;
ella asume un cuerpo en nuestra vida, y \a vivifica, si observárnosla pa\abia dá^etioi que
dice: "Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Que, como yo
los he amado, así se amen también ustedes los unos a los otros" (Jn 13, 34).
Esto es lo que los discípulos no pueden comprender, porque todavía no viven de su
Espíritu; entienden que éste es el único pan que tienen consigo (cf. 8,14). Pero Jesús los
coloca en el camino para que entiendan esto, al decirles: "¿Cuántos panes tienen? Vayan
a ver" (v. 38). Ellos no saben que tienen este pan prodigioso, y piensan que es poca cosa,
porque no razonan según las categorías del don del amor, sino según las económicas del
comprar y del poseer.
Este pan, en el cual Jesús se ha entregado y se entrega totalmente, es el amor, es decir,
su Espíritu, que cambia radicalmente el mundo, destruyendo sus categorías y formando
una nueva criatura, la de la nueva alianza.
Así todo el pueblo puede sentarse en el banquete de Dios, como lo había prometido
Isaías: "Hará el Señor a todos los pueblos en este monte un convite de manjares frescos...
Consumirá en este monte el velo que cubre a todas las gentes. Consumirá la muerte
definitivamente, enjugará el Señor las lágrimas de todos los rostros... Se dirá aquel día:
Ahí tienen a nuestro Dios" (cf. Is 25, 6-9 passim).
El mismo desierto florece y se convierte en un prado verde (v. 39; cf. Is 35): así la
vida, que era un desierto, se convierte en un jardín. En efecto, la semilla de la palabra ha
crecido, produce sus frutos abundantes y se ha convertido en pan.
Este pan es el amor que continuamente Dios nos da para vivir en su Hijo: en efecto, es
Jesús el que "daba" el pan partido, es decir, su misma persona. Y nosotros discípulos (cf.
v. 41b), lo recibimos y también lo damos como un don, porque cumplimos su palabra,
que así se hace alimento. Y todos pueden finalmente comer hasta saciarse, superando la
maldición del hambre (v. 42).
Y sobran incluso "doce canastos" (v. 43), es decir, lo suficiente para todos y para
siempre. Por eso el Señor dice: "Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en
mí, como dice la Escritura, de su seno correrán ríos de agua viva" (Jn 7, 37ss.). Hablaba
precisamente de la nueva alianza y del don de su Espíritu: "El que beba del agua que
yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente
de agua que brota para la vida eterna" (Jn 4, 14). Ya Isaías había invitado a todos a esta
alianza nueva cuando dijo: "Oh, todos los sedientos, vayan por agua, y los que no tienen
plata vengan compren y coman, sin plata, y sin pagar, ¡vino y leche! ¿Por qué gastar plata
en lo que no es pan, y su jornal en lo que no sacia? Háganme caso y coman cosa buena y
disfrutarán con algo sustancioso" (Is 55, l-3a).

ACTUALIZACIÓN

Ser y tener juntos


La humanidad no está unida: es como un no-pueblo, afligido por divisiones que
causan conflictos a nivel individual, social e internacional.
La división de fondo, que impide "ser y tener juntos", se encuentra hoy, de un modo
visible a todos, en la división entre pobres y ricos, explotados y explotadores, oprimidos y
opresores, masa y tecnocracia, y también entre el pueblo y los partidos. En la base de esta

3 1 . JESÚS AUMENTA A CINCO MIL PERSONAS: Me 6, 32-44 221


discriminación se halla la división entre el trabajo capital, que tiene como consecuencia
la alienación del tener, del poder y del saber, concentrados en manos de pocos que
defraudan a muchos. En la raíz de todo esto está el egoísmo -la voluntad de valer y de
prevalecer- que provoca una fractura profunda entre los hombres, una situación que los
hace "alienados y enemigos" (cf. Col 1, 21). Esta situación, que la Biblia llama con el
nombre de pecado, lleva a choques inevitables, y nos impide amarnos como hermanos,
y muestra así nuestra condición como hijos del único Padre. Esta realidad, en la cual no
se puede descubrir el rostro de Dios, es la concretización visible de un ateísmo práctico,
que también nosotros los cristianos vivimos, a pesar de todas las palabras contrarias, que
no son más que palabras.
No debemos cerrar los ojos ante estas cosas, si queremos captar el mensaje de Jesús
en su validez para nosotros hoy.
El milagro de los panes nos habla de una masa informe y hambrienta que, por el amor
de Jesús viene a ser un pueblo unido, que "está unido" y que "posee juntamente" el pan,
y alcanza la bendición de la saciedad. Partir el pan significa compartir, participar y dar
como un don el propio ser y los propios haberes. Así se está y se posee juntamente.
Si el anuncio del evangelio es algo espiritual, que nos une a Dios, esta exposición puede
parecer tal vez demasiado reductiva, extremadamente horizontalista y peligrosamente
sociológica.
Pero el evangelio no conoce este tipo de distinciones sutiles: él es, en su esencia,
Dios que se hace hombre y palabra que se hace pan. Por eso Jesús dice a sus discípulos:
"Denles ustedes de comer".
Tal vez es útil recordar a todos que es precisamente acerca del cumplimiento de este
imperativo como seremos juzgados, y con base en este criterio seremos admitidos o
excluidos de la comunión con el mismo Dios por las mismas palabras del Juez, que nos
dirá: "Vengan, benditos...", o bien: "Apártense de mí, malditos" (cf. Mt 25, 31-46). Con
fugas espiritualistas fáciles, hemos olvidado esto que es el mensaje fundamental, sobre
el cual seremos medidos.
Por consiguiente, el milagro de los panes quiere hablarnos de una fraternidad con-
creta y de un amor activo, que subvierte todo el código social del hombre basado en el
egoísmo ("homo homini lupus"), para llevarnos a vivir como vivió Jesús ("homo homini
Deus").
Esta fraternidad es la nueva economía del reino, que Jesús fue el primero en vivir
hasta el fondo, sin reservas, hasta la entrega total de sí mismo. En él se basa nuestra
posibilidad de ser realmente hermanos, de "estar y poseer juntos", cambiando el mundo
totalmente, y éste se nos ha abierto en él.
Por una parte, estamos en condiciones de realizar el reino de Dios sólo si "estamos y
poseemos juntos"; por otra parte, estamos en condiciones de "estar y poseer juntos" sólo
porque el reino de Dios se nos ha dado como un don en Jesús. Éstos son los dos aspectos
de la celebración eucarística, que por una parte nos pone en comunión real entre nosotros
y por otra nos pone en comunión con Dios, porque estamos realmente en comunión entre
nosotros. Una celebración eucarística sin esta comunión real es una mentira, que nos
hace culpables del cuerpo y de la sangre del Señor (cf. 1 Co 11, 27).

222 3 1 . JESÚS ALIMENTA A CINCO MIL PERSONAS: Me 6, 32-44


Es interesante ver que, en la primera comunidad cristiana, como elementos funda-
mentales y constitutivos de la Iglesia, se nombra, en orden, antes la "palabra" (que lleva
a la conversión) y la "comunión de bienes" (como fruto de la conversión), y luego la
"eucaristía" y la "alabanza a Dios" (cf. Hch 2,42ss.; Hch 4, 32ss.).
Por consiguiente, debemos ante todo tomar en serio la "palabra" de Jesús: "Denles
ustedes de comer", si queremos celebrar la eucaristía sin comer ni beber nuestra condena
(cf. 1 Co 11, 29). Sólo así podemos reconocer la realidad de Dios que es amor en medio
de los hombres, superando tanto el ateísmo práctico, como el ateísmo teórico, que es
solamente un reflejo suyo.
Nosotros los cristianos estamos llamados a vivir y a testimoniar esta nueva presencia
de Dios en el mundo, en nuestro intento continuo de "estar y poseer juntos", como
prenda y compromiso de la liberación total.

APLICACIÓN A LA VIDA

¿Dónde encontraremos el pan?


Tal vez estamos todavía calculando cuánto se requiere para dar de comer a tanta
gente.
Tal vez estamos esperando que se realice un milagro, que él no hará nunca.
Entre tanto, aun corriendo elriesgode ser juzgados como reductivos, podríamos con
provecho estudiar la geografía del hambre. No será por otra parte ese análisis -incluible-
que tendremos que hacer y que nos permite ir más allá de la mera constatación, hacia la
causa real; pero puede darnos por lo menos la ocasión de la valoración seria acerca de la
consistencia de la propia fe y la autenticidad de la fracción del pan en la comunidad de los
creyentes.
Por tanto, prescindiendo de muchísimas otras evaluaciones posibles, desde un punto
de vista de la fe, (véase cuáles son los países en los cuales hay sobreabundancia o abun-
dancia con menoscabo de los otros), y aquellos en los cuales se ha "creado" y se mantiene
el hambre, precisamente en los pueblos que se califican como ¡cristianos!
Se puede reconocer en el mundo algunas zonas (blancas) en las cuales hay abundancia
en alimentos e incluso un consumo excesivo de productos agrícolas como alimento para
los hombres y para el ganado; éstos son los países industriales desarrollados (Estados Uni-
dos, Canadá, Europa Occidental, Australia, Japón). En los países socialistas occidentales
los alimentos son suficientes con respeto al consumo. China tiene una producción agrícola
que permite satisfacer las necesidades de la población. En América latina y en el cercano
Oriente en su conjunto los alimentos son escasos y entre el 10 y el 20 % de la población
tiene carencias alimentarias. En el Extremo Oriente y África (negra) más del 20 % de la
población padece carencias alimentarias.
Esta división del mundo tiene todos los defectos de las grandes agregaciones: decir
que en los países ricos y desarrollados hay abundancia de alimentos no excluye que
existan también zonas de miseria y de subalimentación en Italia, en los Estados Unidos,
en Suecia, etc.; análogamente, decir que hay subalimentación en América latina no
excluye que en algunas grandes ciudades ciertas clases tengan alimento abundante.

3 1 . JESÚS ALIMENTA A CINCO MIL PERSONAS: Me 6, 32-44 223


& •

Disponibilidad en relación
Abundancia con las necesidades austeras
(350 millones de habitantes) (800 millones de habitantes)
Escasez de alimentos
Hambre (500 millones de habitantes)
Grave escasez de alimentos Sobreabundancia
(1300 millones de habitantes) (650 millones de habitantes)

LA CARA NEGRA DEL HAMBRE


REFLEXIÓN DE FE

Hesed y la misericordia en los panes


La clave de la "sección de los panes" está en el hecho, proclamado desde el principio,
de que ella es movida por la "misericordia" de Jesús hacia la gente (v. 34). El término
bíblico "hesed" indica, en toda la Sagrada Escritura, esa realidad sorprendente y
maravillosa por la cual Dios se inclina hacia el hombre para "adaptar"su palabra eterna
a la debilidad de las criaturas (cf. Dei Verbum, 13). Es misericordia, amor, piedad y
comprensión, debida al conocimiento que Dios tiene de nosotros como Padre. Captar
esta "hesed", sin embargo, es posible para nuestra miseria, más pronta en comprender la
venganza divina o una justicia perfecta, a la manera humana y farisaica (cf. 7, 1-13).
Se trata en realidad de una cualidad trascendente, que no encuentra en nosotros nada
igual por su gratuidad infinita. El pasaje, tal vez el más valioso, en el cual el Antiguo
Testamento nos revela la altura de esa misericordia, está en Oseas c. 11. En él se dice que,
como Dios amó a Israel cuando éste todavía era niño (v. 1), es decir, incapaz de recono-
cimiento, lo ama también cuando, habiendo llegado a ser adulto, se muestra positiva-
mente infiel: así esa "hesed" demuestra su carácter imprevisible, incomprensible y por
lo tanto, divino (Os 11,9). De este modo cada cosa es amada por Dios: cada evento de la
creación, de la historia y de la vida cotidiana. El Sal 136, que termina cada versículo con
el celebre estribillo "porque es eterna su misericordia", recoge el universo de las criaturas
en el ánfora infinita de este amor, que es el todo de cada cosa.
El desarrollo de este pasaje "de la misericordia en los panes", mientras subraya ese
amor, indicará también, como lo veremos, que ese amor no es comprendido por el hom-
bre. En particular los apóstoles se muestran desde ahora incapaces, cuando no se per-
catan de que pueden y deben ellos mismos dar de comer a los hermanos (v. 37).
Luego, repetidas veces, mostrarán en medio del lago, es decir, en la realidad agitada
y cotidiana, su incomprensión y dureza de corazón (vv. 47-52; 8, 14-21). El misterio de
la realidad vivida se halla en cambio precisamente en el hecho de que ella está envuelta
y rodeada del amor de Dios. La señal principal, escogida por Cristo, de este tejido
cotidiano de amor, es el pan, que viene a ser así el sacramento de la "hesed". Reconocer el
pan ya es ahora reconocer a Cristo como portador de la misericordia.
En el desierto, la "hesed" se hizo maná; aquí, alimento del lago; como en la cena se
convertirá en pan eucarístico. Así, en un camino milenario, la misericordia divina se
acerca a la comprensión del hombre, hasta construir, incorporada en la Iglesia, el mis-
terio de su unidad.
Pero el hombre -como lo decíamos- no puede comprender: sólo la inmolación de
Cristo y la consiguiente venida del Espíritu Santo revelará todo eso. Que un pobre pan
pueda llevar un peso semejante de amor es la obra maestra de la mentalidad evangélica.
De este modo ella es opuesta a la mente del mundo, cuando Cristo siervo de Yahvé es
opuesto a un mesías triunfal. Por consiguiente, inmediatamente después de estos hechos
(8, 31ss.), el Cristo del pan entrará en conflicto con el Cristo glorioso exigido por Pedro,
que todavía no comprende, y romperá en dos el evangelio, para comenzar su final
"glorioso" de muerte.

3 1 . JESÚS AUMENTA A CINCO MIL PERSONAS: Me 6, 32-44 225


32. MANIFESTACIÓN SOBRE EL LAGO
(Me 6, 45-56; cf. Mt 14, 22-36)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Puede sorprender el comienzo duro de este pasaje a continuación de la escena de l


multiplicación de los panes, impregnada de la profunda humanidad de Jesús. Ahora El
"obliga " a los discípulos a dejar de inmediato ese lugar, envía a la gente a sus propias com
y El se retira hacia el monte a orar.
El evangelista quiere decirnos algo importante, que nos hará comprender aún mejo
significado del episodio anterior. Tanto Mateo (cf. 14, 13-33) comojuan (cf. 6, 1-21) su
el nexo entre el milagro de los panes y la manifestación de Jesús sobre el lago que, por el
como está descrita, parece casi un preludio de las apariciones de Jesús resucitado (cf. el
sobre todo el paralelo de Mateo).
El sentido fundamental de este episodio no es tanto el de poner en evidencia el poder de J
que obra otro milagro al calmar la tempestad, como en 4, 35-41. El evangelista, al introd
este relato en la sección de los panes, insiste en el tema del "misterio de Jesús", que no e
prendido por los hombres inmersos en su mentalidad mundana, puesta en evidencia por
palabras de Juan: "... intentaban venir a tomarlo por la fuerza para hacerlo rey" (Jn 6, 15
Fiel a su misión como siervo de Yahvé, Jesús no concede el mínimo espacio a las ilusione
gente ni de sus discípulos (cf. Jn 6, 66-67) y se retira a orar sobre el monte, lugar del enc
con Dios. La claridad de las opciones de Jesús desconcierta siempre incluso a los discípulos
no lo reconocen, al confundirlo con un fantasma, porque su corazón estaba "endurecido"
4 5. Después ordenóa sus discípulos subir a la barca e ir por delante hacia Betsaida,
mientras él despedía a la multitud.
46. Y luego que la despidió, se fue al monte a orar.
47. Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y Jesús, solo, en tierra.
48. Como los viera navegar fatigados, pues el viento les era contrario, a eso de la
cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería
pasarlos de largo.
49. Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se
pusieron a gritar,
50. pues todos lo habían visto y estaban turbados. Pero El, al instante, les habló,
diciéndoles: "¡Animo!, que soy yo, no teman".
51. Y subió a la barca con ellos, y el viento se calmó, y quedaron en su interior com-
pletamente estupefactos,
52. pues no habían entendido lo de los panes, sino que su corazón estaba endurecido.

226 32. MANIFESTACIÓN SOBRE EL LAGO: Me 6, 45-56


5 3. Acabada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron.
54. Al desembarcar, lo reconocieron en seguida,
55. y las gentes de toda aquella comarca corrían llevando en las camillas, adonde
oían que jesús se encontraba, a cuantos se hallaban enfermos.
56. A donde entraba, pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las
plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y todos los que lo
tocaban quedaban curados.

v. 45: ordenó a sus disápuhs: el texto griego es sículo hacen pensar en los relatos de las apariciones de
más fuerte: "obligó a sus discípulos". Jesús resucitado.
Hacia Betsaida: en Marcos son muy raros los v. 51: y el viento se calmó: esta frase se lee tam-
nombres de lugar. Esta indicación complica la recons- bién en 4, 39; son las repeticiones fáciles de los relatos
trucción de los desplazamientos de Jesús en estos populares. Eso no significa que este relato tenga que
pasajes: en el v. 53 se dice que llegaron de Genesaret, ser visto como una repetición del episodio de la
que se encuentra en la misma orilla del lago con res- tempestad en el lago: el tema fundamental de los
pecto al lugar donde presumiblemente estaban tam- dos pasajes es diferente.
bién antes (cf. nota al v. 34). Si eso es verdad, no hubo Quedaron en su interior completamente estupefac
una "travesía" del lago, sino un desplazamiento hacia tos: Marcos suele hablar que estupor de los discípu-
el Norte, remando paralelamente a la costa, llegando los o de la gente en sentido positivo, es decir, como
así a una localidad más o menos al frente de Betsaida. el primer reconocimiento gozoso o presentimiento
Tal vez eso puede haber sucedido a causa del viento de la realidad divina de Jesús (cf. nota a 5, 42): aquí
fuerte que obligó a los discípulos a cambiar su ruta. la frase deja transparentar una situación más pesada
Según Marcos, Jesús y los discípulos llegan a Betsaida, y ofuscada por el excesivo miedo e incapacidad de
sobre la otra orilla del lago, sólo más tarde (cf. 8, 22). entender.
v. 46: se fue al monte a orar: para la oración v. 52: Marcos presenta un doble motivo del
de Jesús cf. la nota relativa a l , 35. Allí se dice que "estupor" de los discípulos, el uno como causa del
Jesús se retiró "a un lugar desierto"; aquí, "sobre otro: porque no habían entendido "el hecho de los
el monte": las dos indicaciones evocan los lugares panes", y a causa de que su mente estaba embotada.
decisivos de la experiencia religiosa del pueblo he- Este tema, junto con el otro de la ceguera de los
breo (cf. el éxodo). ojos y la cerrazón de los oídos, penetra todos los
v. 47: Con la mayor concisión Marcos pinta una episodios de esta sección.
escena cargada de ansiedad, casi de suspenso, que Para el significado de la expresión "corazón
prepara el sentido del miedo y de desorientación endurecido", cf. la nota relativa a 3, 5. Como para
que experimentarán los discípulos al aparecer Jesús: otros puntos, también con respecto a este tema se
estaban solos en medio del mar, al anochecer, sin puede entrever en Marcos un influjo del vocabu-
Jesús, que había quedado en tierra. lario y de la enseñanza de Pablo (cf. 2Co 3,14; Rm
v. 48: a eso de la cuarta vigilia de la noche: Esta 11, 7-25; Ef 4, 18).
expresión supone el sistema romano, que fijaba la Es interesante anotar que Mateo, en el pasaje
división de la noche en cuatro períodos. El sistema paralelo, se aleja profundamente de Marcos por este
hebreo indicaba tres períodos. Eran cerca de las tres último detalle: afirma, en efecto, que los discípulos
de la madrugada. en la barca adoraron a Jesús y lo reconocieron
Viene hacia ellos caminando sobre el mar: tal vez como Hijo de Dios (cf. 14,33). Es evidente la inten-
es una reminiscencia de pasajes veterotestamentarios, ción doctrinal de Mateo y su perspectiva teológica
donde se habla del poder de Dios que camina sobre diferente.
lasaguas:(cf./í>9, 8;S¿24, 5). vv. 55-56: Al episodio del lago, Marcos añade
Y quería pasarlos de largo: el sentido de la frase es otro sumario acerca de la actividad de Jesús ro-
que, ante los ojos asustados de los discípulos, pareció deado asiduamente por una multitud de gente
que Jesús tuviera la intención de salirles adelante; que acude de todas partes, para traerle enfermos.
en realidad Jesús se estaba acercando a ellos; así Es un pasaje cuya composición es típicamente de
interpretamos el verbo "querer" como un auxiliar. Marcos, como los ejemplos anteriores -cf. sobre
v. 50: El lenguaje -"lo habían visto, estaban tur- todo 1, 32-34 y 3, 7-12-acuyo comentario y a cuya
bados"; "ánimo, no teman"- y el estilo de este ver- notas remitimos.

32. MANIFESTACIÓN SOBRE EL LAGO: Me 6, 45-56 227


Ponemos de relieve aquí algunas características Jesús impone silencio. Vuelve, en cambio en primer
de este sumario. Salta a la vista de inmediato una plano el gesto de "tocar" al menos a la franja del manto
mayor acentuación de la afluencia alrededor de de Jesús para ser curados: cf. ya en 3, 10 y sobre todo
Jesús, y este rasgo es muy recurrente en esta sección e n e\ episodio de la hemorroísa en 5, 25-34, con sus
(cf. vv. 30-33). No aparece aquí la mención de los correspondientes notas.
demonios expulsados de los enfermos, a los cuales

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Realidad y fantasma
Después de la multiplicación de los panes, Jesús obliga a sus discípulos a alejarse, y Él
mismo despide a la gente: en efecto, como lo especifica Juan, querían hacerlo rey (Jn 6,
15). Jesús se retira. Es una tentación grande: como en 1,35, después de la primera jornada
mesiánica, así también ahora, después de la grande revelación en el desierto, Jesús se
eclipsa y sube al monte a orar. La oración impide que Jesús caiga en el "pensamiento de
los hombres" y le da la fuerza de proseguir en su camino (cf. comentario al 1, 32-38). Así
está clara la estrategia de Jesús que no busca la gloria ni tomar el poder, como los zelotes:
en consecuencia Jesús libera de todo poder, que por su naturaleza oprime, y vive y ordena
que vivamos el único mandamiento, el que libera. Éste es el significado del "hecho de los
panes", señal de su don de amor, del cual también los discípulos tienen que vivir.
Sobre la barca, símbolo de la Iglesia, en medio del mar, es decir, en las dificultades
propias de la vida, la única presencia de Jesús es precisamente este "pan". Pero los discípulos
no saben reconocerlo, y lo confunden con un "fantasma" (v. 49). Como la comunidad de
lCo 11, 17-34, también la comunidad para la cual Marcos escribe su evangelio, no sabe
"discernir el cuerpo de Cristo" (lCo 11, 29) en los propios hermanos (ver las razones en
1 Co 11,18ss.); cambia la realidad de la "fracción del pan" por un fantasma. No comprende
que precisamente en este "hecho de los panes" está presente realmente Dios: "Soy yo",
dice Jesús (v. 50b), con una resonancia joánica. En efecto, "hemos recibido de Él este
mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano" (ljn 4, 21), y al que cumple
su palabra, el Padre lo amará, "y vendremos a él, y haremos morada en él", dice Jesús (Jn
14, 23). En realidad "a Dios nadie lo ha visto nunca: si nos amamos unos a otros, Dios
permanece en nosotros" (ljn 4,12). La "fracción del pan", es decir, el memorial del amor
de Dios que se entregó y que la Iglesia revive en el amor fraterno, es la presencia real de
Dios entre los hombres, porque "Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece
en Dios y Dios en él" (ljn 4, 16). Los discípulos se hallan en dificultad sobre la barca
porque no comprenden esto: pues el centro del pasaje es el versículo 52, en el cual Marcos
afirma que los discípulos no habían comprendido el "hecho de los panes", porque tenían
"el corazón endurecido". En el pasaje siguiente se explicará el motivo. Por ahora Marcos
quiere dar a su comunidad una enseñanza profunda, aún más, la enseñanza central del
evangelio: creer que la presencia real del Señor entre nosotros consiste en "la fracción del
pan", es decir, en el amor fraterno, que nos hace amar como Él nos ha amado (cf. Jn 13,
34). Esto no es un "fantasma" sino la realidad del evangelio, es decir, de Dios presente en
medio de los hombres. Es la "dureza del corazón" la que impide comprender el "hecho de
los panes". Ella desempeña un papel determinante en todo el evangelio, y es el motivo por
el cual los fariseos deciden aliarse con los herodianos para eliminar a Jesús (3, 5s.).
Ella es también el motivo por el cual de nuevo Cristo es llevado a la muerte en su Iglesia,
todas las veces que no comprendemos el "hecho de los panes", y confundimos su presencia
con un "fantasma", no sabemos reconocerlo resucitado y vivo en nuestros hermanos.

228 32. MANIFESTACIÓN SOBRE EL LAGO: Me 6, 45-56


¡Éste es en verdad el punto decisivo del evangelio! Por ello, si Él dio su vida por
nosotros, también nosotros debemos dar la vida por los hermanos (ljn 3, 16): "Quien
dice que permanece en Él, debe vivir como vivió El" (ljn 2, 6). Pero nosotros, como los
discípulos, preferimos confundir el "yo soy" con un "fantasma". El "yo soy" es la grande
revelación que Dios nos hace de sí mismo en el amor.
Somos como las mujeres y los discípulos que, incluso después de la pascua, se
obstinan con una terquedad ciega a buscar "entre los muertos al que está vivo" (Le 24,
5): reconocerlo vivo entre nosotros es incómodo, porque significa comprender y vivir el
"hecho de los panes". Éste es el corazón de toda la "sección de los panes", que se recalcará
y se profundizará en el capítulo 8, después de la repetición del milagro de los panes.
Si la comunidad no comprende y no vive esto, no sabe "discernir el cuerpo del Señor"
(1 Co 11, 29), dice Pablo, y no tiene comunión con Él.
A esta dureza, que impide reconocer a Cristo, antes bien le da muerte, se contrapone
en los v. 53-56 la fe sencilla de la gente, que "toca" a Cristo y es "salvada". Es una
invitación a profundizar el significado de esa fe que, como la hemorroísa, sabe realmente
"tocar" el misterio de Jesús, y produce la liberación. Pero ahora se especifica, para la
iglesia de aquellos que no han visto a Jesús, qué significa "tocar" realmente en la fe
el poder de Cristo resucitado: significa no tener el corazón endurecido y comprender
el hecho de los panes, de tal modo que se pueda decir que también nosotros hemos
reconocido y creído en el amor que Dios nos tiene, porque Dios es amor, y nosotros que
estamos en el amor, moramos en Dios y Dios mora en nosotros (cf. ljn 4,16).

ACTUALIZACIÓN

¿El amor es una ilusión?


Existen momentos privilegiados, en los cuales todo parece claro y sencillo. Luego nos
sucede a nosotros como a los discípulos, después del milagro de los panes: estamos en
dificultad, nuestro corazón se endurece y ya no logramos creer ni comprender el "hecho de los
panes". Nos parece que el mensaje de Jesús tenga poco que ver con nuestra vida cotidiana.
El amor, vivido por Él y entregado a nosotros como un don, se desgasta y pierde su
incidencia: al final se apaga, pierde sus contornos y se convierte en un fantasma, que se
disuelve en las tinieblas de la vida.
Estamos desalentados y no sabemos qué hacer. ¿El amor es acaso una ilusión? Pero
Jesús dice: "Soy yo, ánimo". En esta palabra "soy yo' resuena el poder de Dios que libera
a su pueblo y lo fortalece. No es una ilusión: "el hecho de los panes", es decir, el amor
de Dios, que se nos ha entregado como un don y del cual vivimos, es su fuerza viva y
presente en el mundo, que el mundo transforma.
¡Ciertamente! Si el partir el pan se reduce a un simple rito, no sirve de nada.
La fracción del pan debe llegar a ser una práctica a todos los niveles: los criterios
del reino deben penetrar toda la vida del cristiano, romper y subvertir el código social
del hombre, a todos los niveles, tanto ideológico, como político y económico. A nivel
ideológico se sitúa la ruptura de nuestra fe en el fundamento del nuevo mundo, Cristo
Jesús, que vino a servir, y no a ser servido: Él es la piedra desechada, que se halla en la base
del nuevo edificio, Él es el "primogénito de muchos hermanos" (Rm 8, 29), el núcleo de
ese círculo de siervo sin amos y de hijos libres, que crecerá hasta cubrir el mundo entero.

32. MANIFESTACIÓN SOBRE EL LAGO: Me 6, 45-56 229


A nivel político se sitúa nuestra esperanza segura de una realización sin fin de relaciones
cada vez más libres, sin dominadores (cf. 9, 35; 10,42-44). A nivel económico se sitúa la
caridad, es decir, el amor y el don, como superación de las categorías del egoísmo y de la
posesión. Sólo así el amor no es una ilusión, y se convierte en el mundo de los resucitados,
libre del mal, del pecado y de la última alienación, la muerte.
En esta realidad de amor, aunque a menudo es todavía pequeña, resuena el "soy yo"
del poder del Dios de los vivos, que es amor. Esa realidad no es solamente un indicio del
reino de Dios: es ya el comienzo de lo que nunca tendrá fin, y que ni siquiera la muerte
puede vencer (cf. iCo 13): no se trata sólo de señales, sino de semillas, que crecerán,
produciendo la bendición de la mies final.

APLICACIÓN A LA VIDA

El cuerpo del Señor


Muchos han visto, más allá de las apariencias, la realidad del sufrimiento y de la
opresión de la humanidad. Se han familiarizado con ella y se han sacrificado por ella.
¡Regularmente han sido considerados como unos ilusos, y convictos de delirio! Pero
nosotros sabemos que "la realidad es otra".
Estaban en su seguimiento; y tal vez lo vieron ir adelante en la verdad de la visión y
en la suerte que le estaba reservada. O tal vez ni siquiera lo identificaron.
A El lo confundieron con un fantasma, por el hecho de que no lo habían reconocido
en el gesto de la comunión, en el acto de compartir el pan con los hambrientos.
Entonces es un punto decisivo, para quien cree y se fatiga, entenderlo en la señal y
vivir su gesto en la propia existencia.
Habrá la acusación de ilusión: pero ya se trata de un determinado presente y pasado
que caen y tienen la consistencia de la sombra, mientras el "fantasma" es una realidad
insospechada de una esperanza y de un futuro que se están haciendo realidad.

Para Él,
ovejas sin pastor, la gente;
círculo de sufrimiento
y manos que se dan a la acción
pidiendo liberación,
enfermos,
oprimidos,
marginados.
Miraba
más allá de lo que los ojos de cada día
deciden ver;
y en el vestido de la convención
del interés
se le transparentaba
desnuda

230 32. MANIFESTACIÓN SOBRE EL LAGO: Me 6, 45-56


la carne dolorida.
Entonces partió el pan
don de sí
vida
verdad.
Y a los ojos de la fatiga y del temor,
al corazón cerrado y endurecido
-¡cuan difícil
ir adelante!-
pareció fantasma.
Pero
tras Él
muchos.

REFLEXIÓN DE FE

Los tres desiertos de Cristo


Después de la primera multiplicación de los panes, Jesús se retira a orar. Su soledad
nocturna se llena con su acto precedente de amor: Él ya se ha entregado en los panes, y
así ha anticipado el don pascual. En este momento de oración no puede tener lugar un
discernimiento profundo y conmovedor, en el cual se renuevan las tentaciones de los 40
días en el desierto. Su gesto de amor, en efecto, está cargado de consecuencias: habiendo
amado a los suyos, deberá amarlos ahora hasta el final (cf. Jn 13, 1). Es un preanuncio
de la pasión y un anticipo, sobre el monte, de la agonía del huerto. En efecto, su amor
está destinado a sufrir los cambios y las deformaciones de nuestro corazón humano,
incapaz de acogerlo y pronto a acallarlo; como sucederá muy pronto en Pedro. Jesús se
retira a orar en silencio, para superar estas pruebas. Pero esta vez, al salir del desierto
de la oración solitaria, cargará con las consecuencias de su opción más de cerca. Al
caminar sobre el lago, no será reconocido por los suyos, que verán sólo un espectro.
Ellos no logran dar cuerpo a ese Cristo, que no acepta servirse del pan para dominar,
sino solamente servir el pan, renunciando al dominio. La oración nocturna mantuvo a
Cristo en el conocimiento del Padre, pero lo ha vuelto irreconocible a la mente cerrada
y al corazón tardo de aquellos -¡y somos nosotros!- que no saben reconocerlo en el pan
deh "hesed".
Así se cumplió otra etapa del evangelio. El desierto del Jordán, que encontramos en
seguida al comienzo de la vida pública (1, 35), determina el inicio de las opciones mesiá-
nicas de Jesús pobre y humilde de corazón; el desierto del lago profundiza ahora, en la
noche, la opción que hace a Jesús irreconocible a nuestros ojos; el desierto de Getsemaní
también en la noche, marcará la opción final de la pasión, donde Él será rechazado y
matado por el corazón del hombre.

32. MANIFESTACIÓN SOBRE EL LAGO: M e 6, 45-56 231


33. DISCUSIÓN SOBRE LAS TRADICIONES FARISAICAS
(Me 7, 1-23; c f . M f 15,1-20).

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


A diferencia de las narraciones precedentes y siguientes, no encontramos en este trozo
ninguna referencia a circunstancias de tiempo ni de lugar, que permitan situarlo en el contexto
inmediato de los hechos ya narrados. También en la estructura y forma literaria, muy compleja,
esta página de Marcos es singular: para encontrar algo semejante tenemos que volver a la parte
dedicada a las discusiones con los fariseos (cf ce. 2-3).
Al dar una primera mirada, el trozo se presenta distribuido en cuatro partes, según los
cuatro momentos del discurso de Jesús.
Primera parte (vv. 1 -8). El modo de comportarse de los discípulos (w. 1 -2) suscita la
pregunta de los fariseos (v. 5) -que Marcos explica en un inciso (w. 3-4)-: Jesús no responde
a tono, sino que amplía el discurso al desenmascarar la hipocresía de los fariseos, citando ante
todo al profeta Isaías (w. 6-7), y denunciándolos luego abiertamente porque desvirtúan y
traicionan la palabra de Dios para seguir las prescripciones humanas.
Segunda parte (vv. 9-13). Con un simple verbo como conexión, Jesús retoma aun con
mayor dureza su invectiva contra los fariseos: repite la denuncia de fondo que ya ha expresado,
y expone un ejemplo de la aberrante mentalidad farisaica -el juramento del Korbán-, poniendo
de relieve su mezquindad incluso en relación con las personas; concluye repitiendo por tercera
vez el grave reproche -notemos que cada vez Jesús endurece su denuncia contra los fariseos
usando un verbo más fuerte: dejando (v. 8), violan (v. 9) el mandamiento de Dios, anulan
(revocan) la palabra de Dios (v. 13); además cada vez revela más abiertamente la vanidad y
la ilusión del objeto de sus preferencias y preocupaciones: "La tradición de los hombres" (v. 8),
"su tradición" (v. 9), "su tradición que se han transmitido" (v. 13).
Tercera parte (vv. 14-16). Entre dos versículos de carácter puramente redaccional, está el
versículo 15 que reproduce un dicho del mismo Jesús; se trata de una afirmación de principio
acerca de los alimentos puros e impuros, que quita todo fundamento al planteamiento del
legalismo farisaico, como respuesta a la pregunta inicial de los fariseos.
Cuarta parte (vv. 17-23). Como en el capítulo de las parábolas (cf. c. 4), después de las
palabras más bien oscuras dirigidas a todos, Jesús explica su significado a los solos discípulos
que son cortos y testarudos, y en eso no difieren de los fariseos (w. 17-18a); la explicación se
desarrolla en dos partes: ante todo para el versículo 15a, Jesús muestra que lo que entra en
el hombre no lo corrompe, por cuanto no penetra en el corazón, sino en el vientre y aquí todo
procede según la propia función -y así declara que no hay alimentos puros e impuros- (vv. 18b-
19); luego, para el versículo 15b explica por qué lo que sale del corazón del hombre corrompe
al hombre, y enumera las maldades que precisamente se anidan en el corazón humano (vv. 21-
22); los versículos 20 y 23 son la repetición del versículo 15b que está allí para explicar lo que
acaba de explicar.

232 33. DISCUSIÓN SOBRE LAS TRADICIONES FARISAICAS: Me 7, 1-23


De este esquema resalta bien la trama según la cual Marcos ha redactado definitivamente
este trozo, utilizando un material ya bastante elaborado que ha llegado a sus manos. El
evangelista ha considerado que estas partes de la discusión, que probablemente existían
por separado en la tradición, acerca de la actitud farisaica eran adecuadas para poner en
evidencia unos motivos fundamentales de la "dureza del corazón" de los discípulos (cf 6, 52
y 8, 17), por lo cual no lograban comprender "el hecho de los panes". Recordemos que el tema
de la dureza de corazón en su forma más intensa, está propiamente ligado a la actitud de los
fariseos, que rechazan a Jesús desde el comienzo del evangelio (cf. 3, 6).
Si ahora tratamos de comprender cómo se han fundido en un único pasaje las cuatro partes
que hemos presentado, descubrimos que estamos frente a un ejemplo característico que tuvo
una formación larga y gradual de un texto evangélico, en el cual han confluido poco a poco la
obra de las primeras comunidades cristianas, es decir, de la tradición, mediante la cual se han
unido varios dichos de jesús que se refieren a un mismo tema (como en 2, 21-22.27-28; 3, 27-
29; 4, 21-25), y finalmente la obra redaccional del evangelista, que completó el texto, dándole
unidad y sentido al interior de la sección de los panes.
Los análisis minuciosos de los estudiosos llevan a la conclusión de que el v. 15 acerca de
los alimentos puros e impuros debe haber sido el núcleo originario: eso aparece también por
las frases típicas que lo rodean y que llaman la atención sobre El como punto importante (cf.
también en 4,3.9.23). Alrededor de este versículo creció todo el pasaje para responder a una
doble exigencia: ante todo para dar una explicación a los discípulos y a los primeros cristianos
a propósito de ese dicho de Jesús, que debía interesarles mucho por su problemática acerca del
valor que había que atribuir a la ley judía, después de abrazar la fe en Cristo; y luego para
dar un contexto a esa explicación. Así se formaron la primera y cuarta parte. La segunda tal
vez fue añadida aquí por el mismo Marcos, quien recuperó sus elementos de otro material de la
tradición, para dar ejemplos, con otra forma de comportamiento errado; del grave desfase de
los fariseos con respecto a la palabra de Dios: es claro que la mención del Korbán directamente
no tiene vinculación lógica con la cuestión de los alimentos puros e impuros.
El núcleo teológico de todo el trozo está en la contraposición de dos actitudes: la farisaica,
que lleva a la esclavitud de las prescripciones humanas -actitud impía hacia Dios que queda
desautorizado, malo para con los hombres que son sacrificados, e ilusorio con respecto a las
cosas que en sí son todas buenas y puras-; y la de Jesús, el cual, al reafirmar la primacía de la
palabra de Dios, hace posible por obra suya la conversión de la dureza del corazón, fuente de
todas las maldades, a la disponibilidad hacia el don del amor, significado por el hecho de los
panes. No es casual que el material usado por Marcos en este trozo hable de alimentos, como
del resto en gran parte de esta sección, denominada precisamente de los panes.

1. Los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén se reunieron junto a Jesús.


2. Y viendo que algunos de sus discípulos se ponían a comer con manos impuras,
es decir, no lavadas,
3. -es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos
hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos,
4. y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que
observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas-.
5. Por ello, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos
no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos
impuras?".

33. DISCUSIÓN SOBRE LAS TRADICIONES FARISAICAS: Me 7, 1-23 233


6. Pero Él les contestó: "Bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, según está
escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
7. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hom-
bres.
8. Dejando el precepto de Dios, se aferran a la tradición de los hombres".
9. Les decía también: "¡Qué bien violan el mandamiento de Dios, para conservar
su tradición!
10. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre y: el que maldiga a su padre
o a su madre, sea castigado con la muerte. Pero ustedes dicen:
11. Si uno dice a su padre o a su madre: 'Lo que de mí podrías recibir como ayuda
lo declaro Korbán -es decir: ofrenda-',
12. ya no le permiten hacer nada por su padre y por su madre,
13. anulando así la palabra de Dios por su tradición que se han transmitido; y hacen
muchas cosas semejantes a éstas".
14. Y llamando de nuevo a la multitud les dijo: "Óiganme todos y entiendan.
15. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, le pueda hacer impuro; pero lo
que sale del hombre sí que contamina al hombre.
16. Quien tenga oídos para oír, que oiga".
17. Cuando dejó a la multitud y entró en casa, los discípulos le preguntaron acerca
de la parábola.
18. Y Jesús les dijo: "¿Conque también ustedes están sin inteligencia? ¿No com-
prenden que todo lo que de fuera entra en el hombre no puede contaminarlo,
19. pues no entra en su corazón, sino en el vientre y va a parar al excusado?" -así
declaraba que todos los alimentos eran puros-.
20. Y continuó: "Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre.
21. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: forni-
caciones, robos, asesinatos,
22. adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia,
insensatez.
23. Todas malas cosas salen de dentro y contaminan al hombre".

v. 1: Probablemente estos fariseos eran del de Marcos -"todos los judíos"- refleje el interés
lugar; los escribas que vienen de Jerusalén ejercen particular que se suscitaba en Roma alrededor de
su función de inspección en materia de ortodoxia este problema, o bien sea motivada por la tenden-
religiosa. cia de grupos judíos en la diáspora, donde tal vez
v. 3-4: Al igual que la añadidura del versículo estaban vigentes unas reglas más rígidas que en
anterior -"es decir, no lavadas"-, también estos Palestina. A no ser que en Galilea también los
dos versículos son una inserción de Marcos, como laicos más celosos tuvieran el escrúpulo de obser-
explicación a sus lectores que en su mayoría eran paga- var todas estas prescripciones rituales y que algún
nos. El segundo versículo da un ejemplo de las purifi- rabino enseñara una conducta más estricta que la
caciones rituales que se usaban, no sin una punta de que indicaba e! Talmud.
ironía por parte del evangelista. Sin haberse lavado las manos hasta el codo: es difí-
Como estas prescripciones propiamente se cil comprender la expresión "hasta el codo"; otros
imponían solamente a los sacerdotes hebreos y no traducen: "con un poco de agua"; el texto dice exacta-
a los laicos, se puede pensar que la generalización mente "con el puño". Tal vez es un gesto ritual.

234 33. DISCUSIÓN SOBRE LAS TRADICIONES FARISAICAS: Me 7, 1 -23


v. 5: tus discípulos: aunque explícitamente la v. 11: Korbán -es decir: ofrenda (sagrada)-: es
pregunta concierne a los discípulos, en realidad una palabra aramea, que Marcos explica para sus
los fariseos se refieren a Jesús, que efectivamente lectores, aunque el término griego indicado no ilustra
acepta el desafío, y responde sin referirse en lo más exactamente su sentido. En efecto, "Korbán" es un
mínimo a los discípulos. objeto que se ha vuelto casi como un tabú como efecto
Tradiáón de los antepasados: más exactamente de un juramento, mediante el cual se consagraba
se trata de los "ancianos", con lo cual se designan, una cosa a Dios, sustrayéndola al uso ordinario. Los
según la mentalidad oriental, maestros ilustres de la fariseos se hacían responsables de que este juramento
ley, cuyas interpretaciones eran consideradas como no se violara (v. 12). Aquí se trata de un ejemplo en
oficiales; con frecuencia, con ese nombre se indicaban su límite. Es difícil decir si en el tiempo de Jesús se
más genéricamente los jefes religiosos de Israel. Su llegaba realmente hasta este punto de hipocresía.
"tradición" era precisamente ese cúmulo de preceptos En los ambientes judíos liberales y en la tradición
y prácticas que los rabinos enseñaban como aplicación rabínica posterior encontramos la misma línea al
de la ley mosaica y que se habían ido formando a lo menos de buen criterio, que Jesús afirma aquí.
largo de la historia religiosa del pueblo. v. 15: Introducido por el versículo redaccional
w. 6-7: Jesús responde desenmascarando la hipo- anterior, este versículo refiere el dicho de Jesús,
cresía de los fariseos como en varios otros pasajes, al del cual ha tenido origen esta página compleja del
referirse a las conocidas invectivas de los profetas contra evangelio. Se enuncia un principio revolucionario
el culto puramente exterior (cf.Am 5, 21-27;/si, 11-20; para la mentalidad farisaica, que se expone según el
58,1-14) y citando a Is 29,13. El hecho de que esta cita esquema del paralelismo antitético, sumamente útil
se basa en la traducción griega de los Setenta, y no en el para suscitar la reflexión y el debate: por su forma
texto hebreo, induce a pensar que ella fue incluida por el enigmática se llama "parábola" en el versículo 17
mismo Marcos o por los compiladores del texto que lue- (cf. la nota acerca de las parábolas, en el v. 4, 2).
go Marcos asumió. Notamos también algunas diferen- La afirmación implica la abrogación de las pres-
cias con respecto al texto griego original; aún más, en la cripciones que se refieren a los alimentos puros e
última línea de la cita se puede reconocer una semejanza impuros: "así declaraba puros todos los alimentos"
notable con la frase de Col 2,22. Tal vez tanto el autor de (v. 19b). Jesús no se pronunció a favor de la abolición
la Carta como Marcos se sirvieron de alguna colección de las leyes, que a este propósito se consignan en Lv
de profecías del Antiguo Testamento que estaba en uso 11 y Dt 14. Por tanto, la enseñanza de Jesús sobre
en Roma, las cuales reproducen un texto un poco este punto debe haber quedado más bien oscura. Así
diferente del texto de los Setenta. De todos modos el se comprende cómo más tarde ese problema haya
sentido de la cita de Marcos corresponde al del sentido suscitado polémicas encendidas entre los mismos
original, tanto en hebreo como en la traducción griega. apóstoles y al interior de las comunidades cristianas
v. 8: Como lo hemos señalado en la introducción (cf. Hch 10,14-15; 15, 5-29; Ga 2,11-14; Rm 14,14).
al pasaje, este versículo (el v. 9 y el v. 13 son v. 16: Muchos manuscritos omiten esta frase
prácticamente una repetición de él al comienzo y al que, con ligeras variantes sintácticas, expresa el
final del ejemplo del Korbán) constituye el núcleo llamamiento-exhortación de Jesús, que se encuentra
teológico fundamental de la argumentación de Jesús a menudo en los sinópticos (cf. 4, 9.23), para que se
contra los fariseos, que desvirtúan y traicionan el ponga atención a puntos particulares pero impor-
mandamiento de Dios para seguir prescripciones tantes de su enseñanza, los cuales se quisiera pasar
humanas. por alto.
v. 9: Jesús retoma su discurso al repetir la denun- v. 17: El vocabulario, el estilo y el contenido
cia fundamental contra los fariseos; antes bien la muestran claramente la mano de Marcos, que con
endurece más, desenmascarando su hábil malicia. este versículo introduce la explicación del discurso
Notemos que el versículo se abre con: "Les decía tam- anterior, la que dio a los solos discípulos. Se tiene el
bién", -traducción literal en lugar de: "Y añadió"-, mismo procedimiento en 4, 10. Por lo que se refiere
expresión que a menudo introduce una o más "sen- a la alusión a la casa, en la que Jesús se retira con los
tencias" unidas en la redacción en un mismo pasaje. suyos, cf. la nota a 3, 20.
v. 10: cf. Ex 20,12 (Dt 5, 6) y 21,17. Es impor- v. 18: "¿conque también ustedes están sin intel
tante notar que Jesús, mientras ataca fuertemente la gencia?": precisamente como en el discurso de las
interpretación farisaica del mandamiento de Dios, parábolas, Marcos pone fuertemente en evidencia
reafirma enérgicamente el valor de la ley originaria que Jesús, después de haber hablado a la gente,
de Moisés: aún más, se refiere a ella como punto de explica a los solos discípulos el significado profundo
partida imprescindible para las argumentaciones y de sus palabras.
los desarrollos que Él propone (cf. también en 10, 3).

33. DISCUSIÓN SOBRE LAS TRADICIONES FARISAICAS: Me 7, 1-23 235


Esta parte dedicada a los solos discípulos le w. 21-22: ante todo al afirmar que lo que sale del
interesaba mucho a Marcos, quien en la "sección hombre lo contamina porque sale de adentro, es
de los panes" desarrolla toda una teología acerca decir, de su corazón, el centro de la persona, y
de su dificultad para entender, e insiste casi hasta la luego el enumerar una serie de vicios.
exageración sobre la cerrazón de su mente, en forma Esas listas de vicios, ya tradicionales entre los
muy diferente de Mateo, que en los pasajes paralelos filósofos clásicos, y muy conocidas en los ambientes
suaviza mucho este aspecto. judíos helenistas, se encuentran en otros pasajes del
v. 19: ¿pues no entra en su corazón, sino en el Nuevo Testamento (cf. Rm 1, 29-31; Ga 5, 19-21;
vientre y va a parar al excusado?: se da aquí el moti- Col 3, 5-8; 2Tm 3, 2-5, etc.). Este es el único ejemplo
vo de la afirmación contenida en el v. 18b, que a su en los evangelios. Marcos enumera doce vicios (12,
vez repite el versículo 15a, a la que se refiere esta símbolo de totalidad, y por tanto, de todas las mal-
explicación: las cosas que entran en el hombre no dades humanas, las "intenciones malas"): los pri-
contaminan al hombre, porque van al vientre y meros seis en plural, para indicar actos malos; luego
por lo tanto, son utilizadas por aquello que sirven: seis en singular para indicar diferentes vicios. Los
el resto se expulsa. La expresión "va a parar al versículos 20 y 23 no son más que la repetición del
excusado", parece una glosa, es decir, una explica- 15b: el versículo 20 como una nueva presentación de
ción marginal posterior, que luego fue incorporada la afirmación que se va a explicar, el v. 23 como
en el texto. cierre de la explicación, casi como si se quisiera
decir: ¡es realmente verdad lo que habíamos afir-
vv. 20-23: En esta segunda explicación el autor
mado antes!
se centra en la frase del v. 15b, que se declara en los

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La ley es la causa de la incomprensión del pan


En este pasaje se explica el motivo profundo por el cual los discípulos confunden la
realidad de la presencia del Señor en el hecho de los panes con un "fantasma" (6,49). Ese
motivo se volverá a tratar, a profundizar y completar en 8,10-21.
Esta incomprensión de los discípulos acerca del hecho de los panes juega un papel
determinante en toda la sección: se trata de una sordera absoluta que impide oír y hablar y
de una verdadera ceguera que impide ver: "Teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen",
dirá Jesús (8,18). Semejante sordera y ceguera requerirán los dos milagros más laboriosos del
Maestro, que llevarán al sordo a oír y hablar "correctamente" (w. 31-37) y al ciego a ver y a
distinguir "claramente" (8,22 -26): es la descripción del milagro lento que Cristo realiza en su
Iglesia, para llevarla a reconocerlo vivo y presente en el hecho de los panes.
El motivo de fondo de esta incomprensión, que impide captar el mensaje fundamental
de Jesús y vivir de su Espíritu, lo expone Marcos en este pasaje mediante un relato en forma
de ejemplo: en él se muestra cómo el mandamiento supremo (cf. 12, 29s.), tomado en el
sentido más estricto y más obvio, como el amor a los padres (v. 10), viene a ser desvirtuado
por el legalismo más radical (w. 11-13). Aunque los términos de la comparación se llevan
hasta la paradoja, en ese ejemplo está en juego la antítesis radical ley/evangelio.
En consecuencia, la ley desvirtúa el evangelio: ella, al separar a Dios del hombre,
impide que se reconozca que Dios ya está aquí entre los hombres, como uno de nosotros,
en el hombre Jesús. Esta es la esencia del evangelio (cf. 1,1), que nos hace libres de la ley,
porque somos hijos del Padre (Ga 4, 6s.; Rm 8,14s.) y, por consiguiente, hermanos entre
nosotros. "A Dios nadie lo ha visto jamás" (Jn 1, 18): la fraternidad, es decir, el hecho
de los panes, es la única presencia real de Dios en medio de nosotros. La de El no es una
presencia imprecisa y vaga: está presente en el don de su Espíritu, que hace que nos
amemos los unos a los otros, como Él nos ha amado, al partirnos como pan en Jesús.

236 33. DISCUSIÓN SOBRE LAS TRADICIONES FARISAICAS: M e 7, 1 -23


El pasaje es muy complejo y rico en sugerencias: es la sedimentación de muchas
tradiciones. Sólo hemos puesto en evidencia la enseñanza central que el conjunto tiene en
la economía del evangelio de Marcos: se trata de la incomprensión de los discípulos que
se pone en relación con el legalismo. Su incomprensión es superada sólo si se supera la
ley. Así pues se trata de "liberar el pan" (simbolizando aquí por los alimentos) de la ley,
es decir, de colocar la centralidad del amor fraterno concreto, como práctica de la fracción
del pan, por encima de toda ley y de todo sistema que codifique las discriminaciones y
las injusticias.
Esto lo confirma el final del relato (vv. 20-23), en el cual se enuncian las que Pablo
denomina obras de la carne, reveladas por la ley (cf. Ga 5, 18-21). Pero los cristianos
ya no deben someterse a la ley, sino dejarse guiar por el Espíritu de Dios (Ga 5,18). Y el
fruto del Espíritu, que Marcos sintetiza en la palabra esencial "pan", es exactamente lo
contrario de lo que se dice en los w. 20-23: en efecto, "el fruto del Espíritu es amor, alegría,
paz, paciencia, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí mismo".
"Contra tales cosas no hay ley", concluye Pablo (Ga 5, 22s.), del mismo modo que Marcos
que hace que todas las discriminaciones de la ley vayan a para al estiércol (v. 19).
Sólo el que es guiado no por la ley, sino por el Espíritu, que es amor, hace las obras del
Espíritu, y puede vivir el "hecho de los panes" y reconocer así al Cristo vivo.

ACTUALIZACIÓN

"Dejando el precepto de Dios, se aferran a la tradición de los hombres"


Existe una forma de religiosidad orientada totalmente hacia el aspecto exterior, una
religiosidad de los "labios", formada por palabras y por la multiplicación de expresiones,
como la de los paganos (cf. Mt 6, 7). Existe en cambio una religiosidad del corazón, en la
cual el hombre se abre a acoger la palabra de Dios y su mandato.
Ahora bien, el mandato de Dios, la palabra que Jesús ha dicho, es que nos amemos
los unos a los otros como Él nos ha amado, con predilección a los pobres, a los humildes,
a los indefensos y a los que no son tenidos en cuenta: ésta es una "religión pura y sin
mancha delante de Dios nuestro Padre", dice Santiago (1, 27), y guarda nuestro corazón
apartado del espíritu del mundo y de sus criterios.
En esta religión pura, la primacía no corresponde a las palabras, a las costumbres ni
a las leyes que las codifican: la primacía le corresponde al hombre, imagen de Dios, que
es la medida única de todas las cosas.
Por consiguiente, cae todo legalismo que sacrifica al hombre y mortifica, es decir, da
muerte a la imagen de Dios en él.
En toda religión, contra la audacia del proyecto de Dios, existe siempre el riesgo de
defenderse, apegándose a las garantías del pasado: existe el peligro de estar apegados
a las tradiciones de los hombres, fruto en general más de la astucia de los poderosos y
de los fuertes, que de la honestidad y de la justicia hacia los débiles. Así se descuida el
mandamiento de Dios, y no se capta el dinamismo del amor, que no tiene límites, está
abierto a lo infinito, como es infinito Dios, que se ofreció como futuro del hombre.
¡En cambio cuántas veces se sacrifica al hombre en nombre de la ley!
Nosotros los cristianos debemos saber y afirmar que ninguna ley es superior al
hombre, ni siquiera la ley religiosa, porque el mismo Dios, al abatir el muro de división

33. DISCUSIÓN SOBRE LAS TRADICIONES FARISAICAS: Me 7, 1-23 237


(cf. E/2,14), se hizo hombre, y nos dio como ley suprema la del amor prójimo. Esta ley
es el mismo criterio de verificación del amor a Dios: en efecto, ¿cómo puede decir que
ama a Dios a quien no ve, si no ama a su hermano a quien ve? (I/n 4, 20). Este es su
mandamiento: "quien ama a Dios, ame también a su hermano" {l]n 4, 21).
Creer en la centralidad del hombre como hijo de Dios, sobre toda ley, es creer en el
evangelio, es decir, en el anuncio gozoso de que ha terminado la alienación original del
hombre, porque el hombre Jesús es Dios y a la vez es hermano nuestro, "primogénito de
toda criatura" (Coi 1,15).
¡Es cuestión de creer o no creer en el evangelio!
Por tanto, "no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad" (I/n
3,18).
En efecto, la verdadera pureza o la impureza proviene de nuestro obrar, es decir, de
nuestro corazón, no de un ritualismo exterior: lo que es bien y lo que es mal, lo que nos
hace agradables a Dios y lo que nos aleja de El proviene de nuestro corazón. De este
modo se supera el sistema de lo puro y lo impuro mediante el sistema del don, de la
participación y del compartir.
Es muy cómodo descargarnos de la responsabilidad, y hacer depender de algo
exterior lo correcto de nuestra relación con Dios: de este modo nos sentimos fácilmente
justificados, con la ilusión de encontrarnos bajo la fatalidad de cosas y de eventos
externos, que la ley declara puros o impuros, santos o inmundos.
En cambio, no hay ninguna fatalidad inscrita en las cosas, ni ninguna ley que pueda
ponerla en evidencia, de tal modo que, al seguirla podamos salvarnos: todo depende de
nuestro corazón que, al observar o no el mandamiento del amor, hace presente o menos
el rostro de Dios entre los hombres.
Los discípulos, en el pasaje anterior, no habían comprendido el "hecho de los panes"
ni habían sabido reconocer al Señor. En este pasaje se dice el motivo de eso: Dios es
amor y no comprender el significado de los panes significa no creer en el amor y quedar
anclados en la ley. Ella es como una máscara fúnebre, que hace confundir con un
fantasma la realidad de Dios que ya está presente en el amor del hombre.
Creer en el amor por encima de toda ley, aún más, como ley única, es la dificultad
de los discípulos y de los cristianos de Marcos. Es también la dificultad constante que
amenaza la Iglesia en su esencia.

APLICACIÓN A LA VIDA

La esclerosis del espíritu: causa probable y remedio seguro


Sucede a veces que uno deja el trabajo o se levanta del asiento para hacer algo que
improvisamente nos ha parecido útil o interesante: en los pocos pasos que se dan, uno se
olvida perfectamente de lo que se iba a hacer o de lo que se buscaba. Todavía no es algo
preocupante, en fin de cuentas.
Más bien sucede esto: en las relaciones entre personas que sin duda se aman, unidas
entre sí por vínculos de afecto, de sangre, en un determinado momento se instauran
y prevalecen rasgos de intolerancia, de desquite, de instrumentalización, y por eso se
"olvida" la raíz originaria, la relación inicial (pues se dice que eso debe revivirse cada día).

238 33. DISCUSIÓN SOBRE LAS TRADICIONES FARISAICAS: Me 7, 1-23


Sucede: en la familia -especificaciones ulteriores de lo que se decía antes- se vuelve
asunto cotidiano entre padres e hijos el ofrecimiento de prestaciones como el alimento, el
alojamiento, los elementos de primera y segunda necesidad o títulos jurídicos, más una
utilización recíproca y pacífica, y se "olvida" una educación y un crecimiento común.
Sucede: una escuela que debería transmitir el sentido del pasado y la experiencia
cultural humana de las generaciones anteriores, para que las nuevas generaciones puedan
caminar hacia el futuro asumiendo serenamente y con empeño su responsabilidad, se
"olvida" perfectamente la lectura del presente y la intuición del mañana. Por eso ella
tiende a volverse, por sus métodos y contenidos, servidora no inteligente del pasado y
esclava funcional de lo que existe.
Sucede: la economía o el simple progreso técnico que, al menos a algún nivel, se pone
al servicio del hombre -quisiera o debiera reducir la fatiga y dilatarle el tiempo, para
permitirle una existencia más digna-, se "olvida", se desentiende de todo control social
y viene a ser instrumento más sutil de dominio para la grande masa.
Sucede: una justicia que se dice "igual para todos", muy pronto se enreda y en mean-
dros misteriosos -poco misteriosos- se "olvida" la voluntad de administrar indistinta-
mente según el derecho, y protege entonces al poderoso y se condena al indefenso,
disculpa al mayorista de su fraude y castiga al que roba tres cohombros.
Sucede: una sociedad parte con buenos principios, de democracia y de trabajo, de
igualdad y de apertura social; rápidamente se "olvida" toda buena instancia y viene a ser
campo fácil para el manejo de los fraudulentos y de los mafíosos.
Sucede: una iglesia, por el hecho de estar entre hombres, debe siempre admitir su
propio estado de imperfección o incluso de pecado y se le pide que se reconozca como
"pequeña" y salvada; sin embargo, por una tentación recurrente se "olvida" y pre-
sume, se pierde en leyes, usanzas y tradiciones, y tiende a la autojustificación y a la
autoincensación.
Sucede...
¡Esto es más que una lista incompleta de cosas disparatadas y accidentales! Porque se
da por descontado que no son necesariamente malas en sí mismas y la sociedad y las leyes
y el progreso y la iglesia y la escuela etc., pero se debe reconocer que ellas están entre los
ámbitos en los cuales de un modo misterioso pero fatal se consuma la divergencia entre el
proyecto, la intención más genuina y la realización o la práctica de la cual somos capaces.
Es realmente como si por el camino uno se perdiera: aparecen unos bandidos y nos
despojan de la intención correcta; la cosa que había nacido con la intención del amor,
del servicio, la cosa que ya era una fracción del pan con los otros, adquiere un sentido
indebido, se formaliza o si sigue siendo instrumental es para la afirmación de sí mismos,
una especie de cáncer que prolifica y absorbe energías con perjuicio del organismo en que
se anida. Era dúctil, fácil de doblegar, estaba en pie en vista del fin; ahora se endurece,
inflexible: "la ley es ley" "los negocios son negocios", etc. Había nacido para la vida, era
discípula de la vida, y ahora es necrófila, mortífera, tiene lafijezade un cadáver.
Tal vez se puede traducir en estos términos, en un contexto más amplio y actual, lo
que se decía de la ley y de la tradición.
Para la comunidad de los creyentes el tema específico es que no se comprende y no se
parte el pan, no se vive y ya no se comprende el amor fraterno, la presencia de Dios aquí, si no

33. DISCUSIÓN SOBRE LAS TRADICIONES FARISAICAS: Me 7, 1 -23 239


nos dejamos continuamente convertir por la tendencia a la afirmación, a la autojustificación y
a la pretensión, en una palabra a la salvación que se ha obrado en nosotros.
Si ninguno está exento de eso, los fariseos y la comunidad de Marcos, si la tentación
está siempre al acecho y es el pecado del cual nunca estaremos libres, el confesarlo es ya
el primer paso y un don que debe pedirse y practicarse, con una esperanza firme.

REFLEXIÓN DE FE

Nos hemos lavado las manos hasta el codo


En estos pasajes, la dureza de nuestro corazón hace continuamente una confrontación
con las "ternuras amorosas" de Dios. El encerrarnos en nosotros mismos y en nuestros
cálculos (la hora tardía: 6,35; los 200 denarios; 6, 37; la posición geográfica, en el desierto:
8, 4; el cómputo, material y sin significado, de las cestas: 8, 19-20) es nuestra virtud
profana; el abrirnos a la misericordia es virtud divina en nosotros. Al pan medido (200
denarios: 6, 37) se contrapone el don del Señor, que se desborda en los cestos (6,43).
Esta medición avara es propiedad de una religión determinada, que se detiene más
acá de la del amor. El desbordarse del pan no le dice nada, y de ahí que sus adeptos
ahora se presentan en reunión en torno al Señor. Es necesario que no se pierda la ocasión
de reunirse ahora de inmediato, mientras el Señor acaba de dar el pan, del cual ellos no
han tenido tiempo de interesarse, por estar dedicados a una operación difícil: lavarse las
manos hasta el codo (7, 3). ¡Es la congregación gloriosa de los fariseos!
Sus ecos nunca se apagan en nuestra historia, nunca se agotan en nuestro corazón, y
de ellos salen todas nuestras miserias cuando están basadas en la miseria suprema de una
religión sin amor.
Así, a la sinfonía movida y maravillosa del milagro de los panes, llena de vida, con sus
eras humanas de 100 y de 50 hermanos sobre la hierba verde, con el alimento imprevisible
y fresco que crece en las manos de los apóstoles, y con el final de los canastos repletos,
sucede aquí la descripción árida, precisa y minuciosa de las reglas de los fariseos. Al
perfume vivo del pan sucede el olor del cuerpo embalsamado de las normas farisaicas.
Y, apenas se ha disuelto la alquimia farmacéutica que compone la momia, un hedor
cadavérico se desprenderá de ese cuerpo, idóneo para poner una fuga o mantener distante
a la persona más valiente, y a procurar la agonía del huerto, de quien no quiere huir.

240 33. DISCUSIÓN SOBRE LAS TRADICIONES FARISAICAS: Me 7, 1-23


34. CURACIÓN DE LA HIJA DE LA SIROFENICIA
(Me 7, 24-30; cf. MM 5, 21-28)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


En esta sección importante de los panes podemos distinguir dos series de pasajes: el comien
de cada uno de ellos está marcado por los dos relatos del milagro del pan (6, 32-44 y 8, 1-10):
las dos series de episodios, de los cuales la segunda retoma, subrayándolos con mayor fuerza
mismos temas ya contenidos en la primera, nos colocan ante los ojos la mentalidad mundana d
los discípulos y de los fariseos: tanto los unos como los otros no comprenden el significado d
palabras ni de los gestos de Jesús, son como ciegos y sordos. Los discípulos quedan desconcer
y asustados, como si estuvieran ante un "fantasma", los fariseos reaccionan polémicamente. Ni
guno de éstos logra "oír" ni "ver", para llegar a la actitud de fe.
Y he aquí que cada una de las dos series de pasajes termina presentando el único camino d
salida de estas posturas de cierre: es el camino de la fe como disponibilidad a dejarse sanar y
renovar por Jesús presente, que obra al abrimos los ojos y los oídos. Este es el sentido de los
milagros que concluyen la primera serie (la curación de la hija de una sírofenicia y la curació
de un sordomudo) y déla curación del ciego de Betsaida que concluye la. segunda serie. En es
punto llegamos al culmen de la primera parte del evangelio de Marcos, cuando Jesús se nos
manifiesta en la plenitud de su realidad personal y de su misión entre los hombres.
La fuerza del episodio de la mujer sirofenicia, que suplica a Jesús que le sane a su niña,
resalta aún más por el hecho de que, mientras la experiencia renovadora de lafe no se verifica e
los discípulos y los fariseos, en cambio si se realiza de una manera maravillosa entre los paga
Por ello, el punto focal del pasaje está constituido por los v. 27-28, donde se afirma que
Jesús ha venido a cumplir su misión entre las ovejas descarriadas de la casa de "Israel", como
se lee en el pasaje paralelo de Mateo; los otros, los paganos, disfrutarían de esa misión por
cuanto los israelitas han desperdiciado el don de Dios, al rechazarlo. San Pablo en la Carta
a los Romanos escribió: "el Evangelio... es fuerza de Dios para la salvación de todo el que
cree: del judío primeramente y también del griego" (1, 16); y en los capítulos 9-11 ampliará
este tema, al hablar del significado de la actitud del pueblo hebreo en ordena la salvación de
todos los hombres.
El que este episodio se lea también en Mateo -donde se presenta con un tono más original-
nos hace pensar que tanto en el tiempo de Jesús, como en los primeros círculos cristianos, s
planteó el problema de su posición ante los paganos.
Con la convicción de fondo de que, durante su vida terrena, Jesús ejercería su ministerio
dentro del ámbito del pueblo hebreo, en este pasaje se afirma también que precisamente Jesús
puso las premisas de la salvación a favor de todos. Según una terminología que hoy nos es
familiar, los hechos del pueblo hebreo se han de interpretar como "sacramento de salvación"
en medio de los pueblos.

34. CURACIÓN DE LA HIJA DE LA SIROFENICIA: Me 7, 24-30 241


_4. Al marchar de allí, se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa quería que
nadie lo supiese, pero no logró pasar inadvertido,
25. pues en cuanto una mujer, cuya hijita tenía un espíritu inmundo, oyó hablar de
Jesús, fue y se postró a sus pies.
26. Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, suplicaba a Jesús que
expulsara de su hija al demonio.
27. El le respondió: "Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien
tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos".
28. Pero ella dijo: "Sí, Señor; que también los perritos comen bajo la mesa migajas
de los niños".
29. Le dijo entonces Jesús: "Por lo que has dicho, vete; el demonio ha salido de tu
hija".
30. Ella marchó a su casa y encontró que la niña estaba echada en la cama y que el
demonio se había ido.

v. 24: La novedad del significado de este pasaje se designaban los cachorros domésticos, que eran
está indicada también en la anotación geográfica de objeto más de simpatía que de desprecio.
que Jesús deja la Galilea, donde se desarrolla la mayor De todo el conjunto, el relato deja entrever en
parte de su ministerio, y se dirige a un territorio paga- el mismo Jesús el malestar que sentía al no poder
no. Algunos manuscritos omiten el nombre de la ciu- extender su ministerio también entre los paganos.
dad de Sidón: tal vez éste fue añadido posteriormente, El sabía que su misión se limitaba a los judíos: a la
por asimilación con el pasaje paralelo de Mateo 15, 21 Iglesia se habría de confiar la tarea de predicar el
y con la alusión que sucesivamente hace Marcos al v. evangelio a todos los pueblos.
31. v. 28: Señor: dada la importancia de toda esta
•Entrando en casa: parece que este viaje de Jesús sección en orden a la manifestación de la verdadera
a un territorio pagano haya sido determinado por la realidad de Jesús, creemos que este apelativo, que la
exigencia que sentía de encontrar un poco de tran- mujer le dirige, esté cargado de todo el significado
quilidad. Pero nos parece que el evangelista quiere según el cual los apóstoles comenzaron a usarlo des-
insistir más en el hecho de que también entre los pués de la pascua. En efecto, aquí la mujer descubre
paganos la fama de Jesús se difundía inmediatamente en Jesús la bondad del Padre que prepara la mesa, de
hasta el punto de convertirla en centro de atracción. la cual se alimentan los hijos y los perritos.
Esta descripción tan incisiva y viva del ambiente v. 29: por lo que has dicho: como en otros casos,
introduce la narración del episodio siguiente. habríamos esperado leer: "Por motivo de tu fe".
v. 26: esta mujer era pagana, sirofenicia de naci-¿Cuál es esta "palabra" de la mujer por la cual Jesús
miento: Marcos presenta la mujer según su religión obra el milagro? No es fácil precisar el punto exacto al
(pagana), y su nacionalidad. Mateo usa el término cual se refiere esta expresión. Lo que la mujer había
bíblico "cananea", por cuanto esta región antigua- dicho poco antes, manifiesta su confianza grandísima
mente estaba poblada por los cananeos. en Jesús.
v. 27: espera que primero se sacien los hijos: esta ¿Es esta confianza de la mujer el elemento
frase, que no se encuentra en el texto paralelo de dominante para la curación que Jesús realiza? Nos
Mateo, y por eso algunos lo consideran posterior al parece que, en el contexto del significado funda-
texto de Marcos, no es superflua, porque prepara mental de la sección de los panes, la respuesta de
la respuesta decidida y confiada de la mujer. Las esta mujer al v. 28 implica la convicción de que la
alusiones frecuentes a los panes en estos pasajes salvación se realiza a través de la entrega: el pan,
dejan entrever el interés catequético de toda esta que representa a Jesús, se da a todos, hasta las
sección en orden a la Eucaristía. últimas migajas. La sirofenicia confía con mucha
Y echárselo a los perritos: los escritores judíos espontaneidad y sencillez en este don de Jesús, que
designan a veces a los paganos con el apelativo de obra milagros.
"perros". La dureza de esta palabra se suaviza en
el texto de Marcos con el diminutivo, con el cual

242 34. CURACIÓN DE LA HIJA DE LA SIROFENICIA: Me 7, 24-30


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La fe que libera el pan


Después de la discusión con los fariseos y los escribas, Jesús se retira fuera de la Pales
tina: es una medida prudencial, porque la subversión que Él ha traído en el campo di
la ley había puesto en peligro su actividad y su vida. En este acto la iglesia primitiví
descubre, zposteriori, el comienzo de una misión entre los paganos, que implica la univer-
salidad del mensaje de Jesús, al cual todos tienen acceso, y en particular precisamente los
postergados, los que no pueden alegar ningún derecho.
En la redacción de Marcos el relato de la sirofenicía, sin embargo, tiene un significado
muy particular: sirve como contrapunto a los dos anteriores, e introduce el motivo
contrastante, que al final tendrá que predominar.
En efecto, antes se hablaba de la ceguera de los discípulos, de su incomprensión del
"hecho de los panes" y de la ley que es su causa: una oscuridad creciente. Ahora, en
cambio, entra en escena la fe luminosa de una pagana, fuera de la ley, que comprende el
significado de las "migajas del pan" y se encuentra con el poder de Jesús.
En este pasaje se habla de la fe que vence todos los obstáculos y supera todas las
barreras, y se aclara, en el contexto de toda la sección, en qué consiste esta fe: es la fe "en
el pan" (la palabra "pan" es la clave de interpretación de toda la sección). Es la fe que los
discípulos no tienen (cf. comentario a 6, 45-52), porque no saben descubrir, en el hecho
de los panes, la presencia del Señor. Por tanto, la fe sería la práctica del pan, es decir, el
amor fraterno y concreto. Ya no es la fidelidad a la ley la que vale, sino esta práctica del
pan, asequible a todos los pueblos; como paradoja, incluso sólo las "migajas" de este pan
son tan poderosas que "sacian", es decir, llevan a la hija de la sirofenicia esa liberación
suprema que consiste en la victoria sobre el espíritu del mal.
Es importante notar que aquí el milagro se realiza en ausencia de Jesús: se realiza
mediante la "palabra" de la pagana, dice Jesús (v. 29). Es la situación típica de la Iglesia
pospascual, en la cual la palabra-semilla, de la cual se habla en las parábolas del c. 4,
alcanza su plenitud, y viene a ser palabra-pan'(como en la multiplicación de los panes).
Esta palabra, que se hace pan, es el mismo poder de Jesucristo, aún más, es su cuerpo, es
El mismo (cf. 6, 50b; 14, 22), la verdadera semilla que se libera en la comunidad eclesial
y actúa liberando, como práctica del pan. "Lo que ha conseguido la victoria sobre el
mundo es nuestra fe", dice Juan (IJn 5,4). En efecto, la fe no es creer en Dios: "También
los demonios creen y tiemblan" (St 2,19). La verdadera fe es la que se hace pan que sacia
al hermano (St 2,14ss.; 1, 27): sólo así acogemos esa palabra, sembrada en nosotros, que
da vida y ponemos en práctica la palabra. Si somos meros oyentes, y no somos ejecutores,
nos engañamos a nosotros mismos (cf. St 1, 21b-22), confundiendo la realidad con un
fantasma, y viceversa (cf. 6, 49).
En el contexto de la sección de los panes, éste es el sentido que para el lector de
Marcos asume la fe expresada por la sirofenicia.
Es también interesante notar que este exorcismo no sólo es el único que se realiza
en ausencia de Jesús, sino que también es el único que sucede sin encontrar la menor
dificultad. La razón es clara: el amor fraterno, la palabra-pan liberada en la comunidad,
es ya en realidad la victoria sobre el mal.
Este pan es llamado expresamente "pan de los hijos" (v. 27): es el pan que los hermanos
comparten juntos. Es el modo concreto de ser hermanos, es decir, precisamente "hijos" del
Padre. Esta fraternidad en el "pan de los hijos" es realmente la única presencia del Padre.

34. CURACIÓN DE LA HIJA DE LA SIROFENICIA: Me 7, 24-30 243


Ella no conoce límites ni de pueblos ni de razas. Si para los judíos, que en esto no
difieren de nosotros, existe la contraposición perros/hijos y paganos/israelitas, ahora aquí
vemos que en realidad la primera persona que toma el "pan de los hijos" es precisamente
un "perro", una persona que no pertenece al pueblo elegido y no tendría derecho a él.
"Dios no hace acepción de personas, sino que en el cualquier nación el que lo teme y
practica la justicia le es grato" (Hch 10, 34ss.).
Por ello, este relato, colocado en la sección de los panes, donde los discípulos confun-
den con un fantasma la presencia real del cuerpo de Jesús en el hecho de los panes, da
una instrucción decisiva a la comunidad acerca del significado de su fe: la fe verdadera,
que sabe reconocer y encontrar el poder del Señor que libera, es la que se hace "pan de los
hijos". Consiste en el amor fraterno concreto. Esto nunca se repetirá ni se comprenderá
suficientemente.
Esta liberación del pan que sucede en ausencia de Jesús, es su única presencia que
se nos concede. En efecto, Él se hizo presente al sustraerse, es decir, entregándose como
pan. Y nosotros debemos hacer lo mismo.
Solamente así, en la palabra-pan, experimentamos el poder de su resurrección. En
este pasaje, por consiguiente, se especifica en qué consiste para nosotros esa fe, que
realmente "toca" a Cristo y que salva, de la cual se había hablado en 5, 21 -45: esta fe, de
la cual brota la presencia del Resucitado, es el amor como liberación del pan.

ACTUALIZACIÓN

El pan de los hijos


¿Qué es el "pan de los hijos" y quién come realmente de él?
El episodio de la sirofenicia, una pagana que no pertenece al pueblo de Dios, es
altamente instructivo para nosotros, que nos consideramos hijos de Dios.
Los discípulos, así como la comunidad de Marcos, no habían captado el significado
del "pan de los hijos". Lo mismo les sucede hoy a los buenos cristianos que cumplen
todas las prácticas religiosas, pero sin comprender el valor del pan que se ha de compartir
con los hermanos. De ese modo su religiosidad se reduce, como en el pasaje anterior, a
una pura religiosidad exterior, hecha de palabras, que no logra nunca convertirse en pan
para los otros.
Con frecuencia son más hambrientos del verdadero pan de Dios los ateos, como esta
pagana. Y, a diferencia de nosotros, lo obtienen. ¡Porque es un don de Dios!
En efecto, la fe en el pan, que les falta a los discípulos, se comunica en una medida
abundante a una pagana. Jesús le dice que, por su "palabra" de ella, su hija está salva.
Esta "palabra" que salva es precisamente la fe en el pan -el pan de la justicia y del amor
que libera a la humanidad del espíritu del mal.
Nosotros tenemos mucho pan de éste, estamos saturados a menudo hasta la náusea,
y nos sobran 12 canastos llenos. Pero no comprendemos ni vivimos su significado. ¡Este
pan es el mismo Cristo, que se entrega como liberación por todos, y nosotros impedimos
su libre circulación, porque lo tenemos encerrado en nuestras cestas, tal vez con mucha
veneración!

244 34. CURACIÓN DE LA HIJA DE LA SIROFENICIA: Me 7, 24-30


La sirofenicia, en cambio, comprende también el poder de este pan, que bastan sus
migajas para salvar a su hija.
Este pan es la misma fe que se traduce en el amor fraterno, es decir, en el pan de los
hijos, que los hermanos se entregan mutuamente.
El punto discriminante para el cristiano, que está llamado a aprender de esta pagana,
es precisamente éste: el valor de compartir libremente el pan, como praxis concreta de
amor fraterno. En efecto, en el juicio final no seremos juzgados con base en nuestra fe,
sino precisamente con base en esta práctica, como lo dice Mt 25, 34-46: de ésta depende
nuestra futura salvación o condenación.
"No todo el que me diga: 'Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que
haga la voluntad de mi Padre celestial'. Muchos me dirán aquel día: 'Señor, Señor, ¿no
profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre
hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Jamás los conocí; apártense de mí,
agentes de iniquidad" (Mt 7, 21 ss.).
El único modo verdadero de conocer a Cristo y ser reconocidos por El como suyos, es
en efecto, el de cumplir su voluntad, y cumplir su mandamiento "nuevo", el del amor.
La fe que vale es la que se traduce en obras, la única palabra que vale es la que se hace
pan para los otros.
Si la práctica de la fracción del pan, es decir, de compartir con los otros lo que somos y
lo que tenemos, es la medida con la cual seremos medidos, y se comprende entonces muy
bien cómo esta pagana, como muchos otros, nos precederán en el reino de los cielos: en
efecto "muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros" (10, 31).

APLICACIÓN A LA VIDA

Allá donde se parte el pan: los "sirofenicios"


El que ha participado en encuentros o. reuniones puede haberlo experimentado:
cuando se concede la palabra, no sólo a los expertos o a los encargados de los trabajos,
sino también a personas extrañas, sin una competencia específica en la materia, éstos
revelan a veces una intuición insospechada.
Especialmente si está de por medio un hecho humano y de sensibilidad, aun con difi-
cultades de lenguaje, se demuestran cualitativamente superiores con respecto a quienes
tal vez burocráticamente administran la propia capacidad y se mueven en el propio
sector.
Son ejemplos de ello las reuniones para la escuela, para el trabajo en la fábrica, o para
la misma pastoral.
El sentido del pasaje evangélico está en esta línea. Es decir, polémicamente, se hace
ver a la comunidad -que no comprende el hecho de los panes y presume sobre la base
de los títulos o tradiciones de los que se ufanan-, que a una persona extraña, y que
además es una mujer, que no tiene derecho, le es dado captar lo que ellos no son capaces
de recibir. Están ciegos ante un hecho de proporciones macroscópicas -¿cuántos eran?
¿Cinco mil?- ven muy bien que son sobrepasados por quien, siendo "sirofenicio" y un
pobre perro frente a los amos, sabe recoger aunque sean las sobras.

34. CURACIÓN DE LA HIJA DE LA SIROFENICIA: Me 7, 24-30 245


Pero no es por un título positivo, una pretensión más o a una cualidaad nueva e
insospechada que se conquista con la virtud mágica del pan. Muchas veces se ha oído
decir: "son mejores los que están afuera, los que no creen, que que los que van a la iglesia
todos los días". ¡No, si vamos por este camino, no hay salida, pues estamos en situación
de paridad! Pero con la diferencia de que el "sirofenicio" tiene de su parte una actitud en
cierto sentido negativa, pero en realidad extremadamente positiva: ¡no tiene pretenciones,
no alega derechos! Por consiguiente, sucede que se le concede el don. Nos enseña, a este
respecto, algún otro pasaje evangélico, como por ejemplo el resultado de la conducta de los
dos hermanos de los que habla Le 15,11 ss.
Pero convendrá retomar alguno de los ejemplos indicados arriba.
Hoy nos damos cuenta cada vez más de ao contribución determinante que da la
familia a la escuela, contro una tradición que la consideraba ausente "debidamente".
Así también por otra parte se experimenta como indispensable a la intervención directa,
la corresponsabilidad de los trabajadores y de los obreros incluso también a nivel de
programación global y además a nivel de conducción del trabajo, de eficiencia correcta y
de modelo de desarrollo de conjunto, después de siglos de aislamiento.
En correspondencia con esto se intuye cuánto perjudica la exclusión que aún existe en
la realidad de un aporte específico de la mujer en el campo del pensamiento o de la ciencia
aplicada: por ejemplo, de parte de la reflexión, aun teológica, de la urbanística, o, en el campo
operativo, de parte de desempeños vividos muy precisos en el seno de la comunidad social y
eclesial. En la acción pastoral, en cambio, ya son experiencias felices la vivacidad y la apertura
adquirida con la participación, en los diferentes consejos u organizaciones, de laicos serios y
preparados que aportan experiencias, análisis y estímulos que antes eran desconocidos.
En fin, es un atentado benéfico a los roles verdaderos o presuntos, el experimentar
que al otro, al "diferente", incluso si se trata de un excluido, se le da aquello que el
"titular" no comprende y no precé. Quizás eso sucede hasta el punto de poner en crisis
la misma rigidez excesiva de distinciones.
En un orden más amplio de consideraciones, es un hecho pacífico que muchos análisis
acertados, perspectivas, y pasos reales hacia delante en un verdadero progreso humano,
se hayan cumplido precisamente de parte de quien era considerado como descalificado
por principio y por presunción supuesta.
La historia, que en eso se revela como lugar de juicio de Dios, ha dado una confir-
mación positiva de lo que venía desde "afuera" y que por eso era considerado con ojo
sospechoso de parte de la Iglesia. El Concilio vaticano II es solamente uno de los últimos
ejemplos de este reconocimiento tardío de que muchas cosas y de importancia notable
habían sido dadas a unos "sirofenicios".
De nuevo entonces el creyente, impulsado por la tentación de consumar su ceguera
que presupone la exclesión de otros, en el cierre en sí mismo, en la ignorancia del pan
como don y que por tanto, no tiene razón de ser si no se le parte, es enviado de nuevo a la
constatación de que "en otro lugar" sucede de otro modo.
Serán migajas, con respecto a todo el pan que se comparte en la comunidad; pero
entre los indiferentes, los ateos, los materialistas, pobre gente de todo tipo, no de iglesia,
gente que es "otra" con respecto a nosotros, sucede que disfruta del verdadero pan que,
partido, libera y hace vivir.

246 34. CURACIÓN DE LA HIJA DE LA SIROFENICIA: Me 7, 24-30


Entonces la comunidad más que enseñar, mirándose alrededor y leyendo la realidad,
deberá alabar la grandeza y munificencia de Dios y hacerse alumna de toda experiencia.

REFLEXIÓN DE FE

¿Qué hacemos con el pan?


El pan de la misericordia divina abarca también este relato. Jesús dice: "Espera que
primero se sacien los hijos" y agrega "no está bien tomar el pan de los hijos, etc." (v. 27),
donde el tema es también el pan. La atención espiritual no hay que ponerla tanto en el
hecho de que a la mujer pagana se la compara con los perritos, sino más bien en lo que
ella sabe responderle a Jesús y en las consecuencias de ese acto vivido en su presencia.
A nosotros, que tenemos siempre a nuestra disposición el alimento de la misericordia,
en la mesa del pan eucarístico continuamente partido y compartido y que, con corazón
duro, no estamos en condiciones de reconocerlo, se hace el reproche que sentimos si
nos confrontamos con la sirofenicia. Ella sabe reconocer incluso las migajas de este pan,
que caen de la mesa: en ellas ve la compasión de Cristo. Nuestra escucha se llena ahora
de asombro y de ternura hacia ella; y de reproche para nosotros mismos, para quienes
la abundancia cotidiana de todo género de pan se transforma a menudo en costumbre e
indiferencia, dispuestos aun a hacer de este pan el alimento de nuestro orgullo. Nosotros,
los que estamos saciados y ricos de pan incluso por un placer superfluo, que nos hace
diferentes de los otros, para poder decir a veces: "¡Oh Dios, te doy gracias porque no
soy como los demás hombres!" (Le 18,11). Para nosotros la mujer sirofenicia, junto con
todos los pobres de todo género de pan, se hace juez evangélico, comparación viva que
pone en evidencia los dos contrastes fundamentales del pan, que están contenidos en la
tempestad y en el otro pasaje sobre el lago (6, 52 y 8, 17ss.) donde nosotros somos los
duros de corazón. Este juicio puede cesar solamente con la condición de que, arrepentidos
del exceso que tenemos sin comprenderlo todavía (8, 21), llegamos a ofrecer a todos el
don, como lo ordena el Señor: "Denles ustedes de comer" (6, 37).

34. CURACIÓN DE LA HIJA DE LA SIROFENICIA: Me 7, 24-30 247


35. CURACIÓN DE UN SORDOMUDO
(Me 7, 31-37; cf. Mf 15, 29-31)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Marcos coloca esta curación como conclusión de la primera parte de la sección de l


panes.
El relato, que él ha recogido de la tradición, tenía su punto focal en la referencia a ¡s 3
5, que daba al episodio un significado mesiánico muy claro: todo este capítulo del profet
una celebración de la salvación definitiva, la de los tiempos del mesías. Marcos, al introdu
milagro del sordomudo en este punto de su evangelio, le agrega, con una notable reelabo
redaccional, un significado nuevo, análogamente a lo que hará más adelante al narrar
curación del ciego (8, 22-26). El sordomudo, que no puede hablar porque "tiene oídos y
oye", como luego el ciego que "tiene ojos y no ve", representa a los discípulos, detrás d
cuales se perfila la comunidad de Marcos, que no ha comprendido el hecho de los panes.
necesaria una intervención de Cristo para abrirles los oídos, de tal modo que, al ser sana
su sordera, puedan también hablar y profesar su fe en Jesús que se manifiesta en el hecho d
panes, como realización de la salvación mesiánica celebrada por Isaías. Tal vez la narrac
del milagro deja entrever huellas de la antigua liturgia bautismal.

31. Saliendo del territorio de Tiro, fue por Sidón, atravesando la Decápolis, hacia el
lago de Galilea.
32. Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan
imponga la mano sobre él.
33. Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su
saliva le tocó la lengua.
34. Y, levantando los ojos al cielo, suspiró, y le dijo: "Effatá", que quiere decir:
"¡Ábrete!".
35. Y al punto se le abrieron los oídos y se le soltó el trabazón de la lengua, de modo
que hablaba correctamente.
36. Les encargó que no lo dijeran a nadie, pero cuanto más se lo ordenaba, más lo
proclamaban.
37. Y se maravillaban sobremanera y decían: "Todo lo ha hecho bien; hace oír a los
sordos y hablar a los mudos".

248 35. CURACIÓN DE UN SORDOMUDO: Me 7, 31-37


v. 31: Este versículo redaccional de Marcos deja semita: en efecto, la saliva representa el espíritu
muy sorprendidos por las indicaciones geográficas solidificado (cf. también Jn 9, 6).
que presenta. Más allá de los intentos -todos insatis- v. 34: levantando los ojos al cielo: indica una
factorios- de corregir el texto, creemos que no se debe actitud de oración dirigida al Padre, fuente de la
buscar una base geográfica precisa para estas indica- salvación, que Jesús realiza en la historia concreta
ciones, mediante las cuales Marcos quiere mostrar de los hombres.
que el mensaje de Jesús corría por todos los territorios Suspiró: entre los evangelistas, sobre todo Mar-
paganos que rodeaban la Galilea. Ya el pasaje anterior cos pone en evidencia la participación profunda y
se incluía en este contexto. Mateo omite toda referencia sufrida de Jesús en el mal por el cual están afectadas
geográfica precisa. las personas que se dirigen a El suplicando; en
v. 32: Le ruegan impongan la mano sobre él: cf. 8, 12 encontramos el mismo verbo reforzado con
la nota relativa a 5, 23. un prefijo; un verbo aún más genérico expresa la
v. 33: apartándolo de la gente, asólas: estos gestos indignación de Jesús en 1, 41.
preliminares del milagro encuentran un paralelo Effatá: es una palabra aramea, que es explicada
exacto en la curación del ciego en 8,22-23. En varios por la expresión griega correspondiente (omitida por
relatos de curaciones el evangelista anota este gesto algunos manuscritos); el uso de palabras en lengua
de Jesús que se aparta de la gente: el don de la salud extranjera era un elemento característico en los anti-
física y de la fe esfrutode un encuentro profundo con guos relatos de hechos milagrosos; pero aquí el uso
Cristo, que con frecuencia puede ser impedido por la de este término se justifica por el hecho de que el
dispersión entre la gente y por la instrumentalización arameo era el idioma natural empleado por Jesús
interesada del milagro de parte de la gente; es un cuando le hablaba a la gente.
rasgo que podemos relacionar con la teología del v. 36: Es una añadidura de Marcos al relato primi-
"secreto mesiánico", que es típica de Marcos. tivo, según su teología del "secreto mesiánico".
Le metió sus dedos en los oídos y con su saliva v. 37: El asombro y la alabanza a Dios por el
le tocó la lengua: estas acciones que le imprimen al milagro realizado se manifiesta en los labios de la
hecho un tono misterioso, eran comunes también en gente con una aclamación de carácter casi litúrgico,
la técnica de los curanderos antiguos, tanto griegos en la cual existe toda la convicción de la comunidad
como hebreos: probablemente aquí se hace referencia creyente, que reconoce en la obra de Jesús la
también a elementos rituales de la forma primitiva realización de la salvación preanunciada por Isaías
del bautismo cristiano. La alusión a la saliva tiene para los tiempos mesiánicos.
relación con una simbología característica del mundo

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La fe como don
"Oigan todos y entiendan" (v. 14), había dicho Jesús en el contexto de la discusión
sobre el legalismo. Pero, como sucederá también después de la repetición del milagro de
los panes, los discípulos: "Teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen" (8, 18). Esa
ceguera y sordera debe ser curada por el "toque" de Cristo, para que puedan ver y oír.
Este milagro -y aún más el del ciego de Betsaida- es muy fatigoso, según el tipo
de los exorcismos. Como en los otros milagros, a Jesús le ruegan que "imponga las
manos" (v. 32). Pero Jesús ante todo aparta al sordomudo de la gente (v. 33a), así como
también tomará de la mano al ciego y lo conducirá fuera del pueblo (8, 23). Es una
nota característica la de Jesús la de sustraerse a la gente y a sus entusiasmos fáciles y
equívocos. Pero en este pasaje su acción de apartarse asume un significado diferente:
indica la "separación" de la gente propia de aquel que debe oír y ver lo que en ningún
lugar humano se puede oír y ver, es decir, el misterio de la persona de Jesucristo, que
ni la carne, ni la sangre están en condiciones de comprender (cf. Mt 16, 17). En efecto,
se trata de cosas que "ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegaron" y
que "Dios preparó para los que lo aman" (I Co 2, 9). De este modo se subraya el aspecto

35. CURACIÓN DE UN SORDOMUDO: Me 7, 31-37 249


de don de la revelación que se hace a los discípulos, para que logren finalmente ver y
escuchar el misterio de la persona de Cristo liberador, presente en medio de ellos en el
"hecho de los panes".
La curación del sordomudo se desarrolla en dos momentos: primero Jesús abre los
oídos al sordo (v. 33b), de tal modo que pueda oír "lo que el oído no oyó" (lCo 2, 9):
eso indica la apertura del corazón, que Cristo realiza en su comunidad, para que esté en
condiciones de acoger el evangelio. Este es el primer fundamento de la misma fe, que
viene de la escucha (cf. Rm 10, 17) y es ella misma una escucha en sentido pleno. Sólo
después brota la palabra: después de haber recobrado el oído, "se soltó la atadura de su
lengua (del sordomudo) y hablaba correctamente (v. 35).
Pero antes de que esto suceda, Jesús coloca la propia saliva sobre la lengua del mudo (v.
33c). Tal vez es una alusión a la antigua praxis bautismal: en efecto, la saliva es señal del
espíritu, como soplo solidificado. Lo que Jesús, "suspirando" (v. 34a), realiza aquí, es una
especie de "insuflación", en la cual comunica su Espíritu: es el don de la nueva vida, por
la cual el hombre se convierte en "criatura nueva". Este gesto de Jesús recuerda el soplo
vital que Dios inspiró en el hombre de la primera creación (Gn 2,7). Para recibir su nueva
palabra creadora es necesario el don de su Espíritu. Ésta es la experiencia que realizaron
los discípulos en Pentecostés, cuando, con la venida del Espíritu, comprendieron todo
lo que el Señor les había dicho (Jn 14, 26), se soltó el nudo de su lengua y "comenzaron
a hablar" (Hch 2, 4), proclamando "las maravillas de Dios" (Hch 2, 11). Al doble gesto
de Jesús se añade su palabra: "¡Effatá: ábrete!" (v. 34b), como en todos los sacramentos,
en los cuales el gesto y la palabra forman un único signo eficaz. En efecto, la palabra de
Jesús es creadora, y realiza lo que los gestos simbolizan: en consecuencia el mudo se puso
a hablar "correctamente" (v. 35).
Es importante la conexión que existe entre "oír" y "hablar": sólo quien ha sido curado
en su oído y puede escuchar, puede también hablar. Pero entre oír y hablar lo que es
determinante es el don de su Espíritu. De lo contrario, también lo que se escucha es
simple "letra que mata" y no "Espíritu que vivifica" (2Co 3, 6).
Así los discípulos no logran todavía hablar "correctamente", es decir, profesar su fe
en la presencia de Cristo, sin que éste abra antes sus oídos para oír su palabra e infunda
su Espíritu en sus corazones para comprenderla. Sin esa intervención, su corazón queda
endurecido: "Tienen oídos y no oyen" (8,17ss.).
Al igual que la curación del ciego de Betsaida, así también este milagro le sirve a
Marcos para ilustrarle a su comunidad esos elementos que son necesarios para que lleguen
ellos mismos, en el hecho de los panes, a apropiarse la confesión de Pedro (8, 29), que
abrirá la revelación sucesiva del Hijo del hombre (8, 31): es necesaria la escucha de la
palabra de Jesús y el don de su Espíritu. Sin esto la comunidad queda en el mutismo más
absoluto, y no sabe expresar ni vivir la propia fe en los panes.
Ésta, que fue la situación en la iglesia de Marcos, es emblemática también para la
Iglesia de hoy y de siempre. Por eso es indispensable más que nunca leer siempre la
Sagrada Escritura y pedir el don de su Espíritu.
La orden de guardar silencio, y su transgresión (v. 36), son típicas de Marcos: él dirige
la primera a sus lectores, los cuales deben callar, a no ser que se haya abierto realmente su
oído y se haya abierto su corazón. Sólo después pueden profesar correctamente su fe.
La aclamación coral, llena de estupor, del v. 37 es la primera profesión casi manifiesta
de fe en la mesianidad de Jesús, que es como un preludio del 8, 29. Es aquello donde el

250 35. CURACIÓN DE UN SORDOMUDO: Me 7, 31-37


evangelista quiere llevar a sus lectores: el estupor y la maravilla hacia el misterio de
presencia de Cristo en los panes. En efecto, se dice: "Todo lo ha hecho bien" (¿tal vez
una alusión a Gn 1, 31 y, por consiguiente, es veladamente un preludio a la segunda pai
del evangelio, en la cual se hablará del misterio del Hijo de Dios?) y "hace oír a los sord
y hablar a los mudos" (v. 37b), que es una afirmación mesiánica clara tomada de Is 2
5: en el hecho de los panes se cumple la gran expectativa de la justicia y de la liberaci(
total, que Dios había prometido (cf. todo el c. 35 de Isaías).

r ACTUALIZACIÓN

Liberar el pan para liberar la palabra


"Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos" (v. 37). Est
profesión de fe en el poder de Dios, que se nos revela como nuestro liberador e:
Jesucristo, es lenta en madurar y difícil de pronunciar: nuestro corazón está como cerrad
para acogerla y nuestra lengua como atada para expresarla.
Es necesaria una intervención de Cristo, que abra nuestro corazón y desate el nud<
de nuestra lengua.
La resistencia que nosotros oponemos a esa fe puede tener dos orígenes: uno teorice
y uno práctico.
El primer caso se da cuando tenemos una imagen distorsionada de Dios, porque
seguimos considerándolo como antagonista del hombre, y no vemos su verdadero rostre
que se nos ha revelado en el hombre Jesús: el rostro de un Dios que hace partir el pan y
hace amar, que hace oír y que hace hablar, un Dios que suscita y renueva continuamente
la fe en lo imposible, la esperanza contra toda esperanza y el amor que nunca falla. En Él
y por Él nuestra vida, sorda y cerrada en la propia penumbra, se abre hacia un horizonte
nuevo de libertad, esa libertad mesiánica que los profetas habían anhelado.
En cambio, en el segundo caso, aunque tengamos una concepción exacta de Dios,
nuestra palabra queda todavía atada y no es capaz de expresar nada, como la lengua
del mudo: esto sucede cuando, aunque tengamos una fe verdadera, no tenemos una
ortopraxis correspondiente, es decir, cuando no tenemos coherencia entre el pensamiento
y las obras, y no vivimos realmente la fracción del pan.
De este modo nuestra palabra queda como un murmullo confuso, del cual no se en-
tiende nada, aunque tengamos ideas buenas y verdaderas que expresar: la palabra pensada
no responde a la que se dice, así como la fe no corresponde a la realidad que vivimos.
La verdadera liberación de la palabra nace solamente de la liberación del pan, tanto a
nivel teórico como práctico, y es como su resultado.
Hoy notamos una ruptura cada vez mayor entre la Iglesia y las grandes masas de
los pobres y de los explotados, que no logran ni siquiera comprender su lenguaje. Sin
embargo, el evangelio, que la Iglesia está llamada a predicar, está destinado precisamente
a ellos (cf. Le 4,18). Esto depende del hecho de que nuestras palabras no brotan de una
verdadera acción liberadora: nuestra fe es como una semilla que ha quedado en el aire,
que no ha brotado en ningún terreno; ella ha quedado como una palabra sin raíces, vacía
de significado preciso e incapaz de incidir sobre la realidad y transformarla.
Sucede así porque hemos quedado sordos, incapaces de comprender y de vivir el
mensaje de Cristo. Es necesario que volvamos a escuchar su palabra, a vivir en serio el

35. CURACIÓN DE UN SORDOMUDO: Me 7, 31-37 251


evangelio: es necesario liberar del pan, que se ha mantenido prisionero de ideologías o
de praxis oportunistas. Sólo así también la palabra será liberada, y podremos comunicar
correctamente con todos los hombres la palabra de la libertad. Por su parte éstos podrán
entenderla, y apropiarse la aclamación de fe en el Dios que libera.

APLICACIÓN A LA VIDA

Ninguna prótesis ni para oír ni para hablar: la comunidad puede ser sanada
En una conferencia docta y convincente, un fulano muy especializado exponía los
secretos de la memoria. Al final, cuando ya todos habían salido, lo vieron cuando volvía
a entrar para recoger furtivamente el sombrero... olvidado.
Algo semejante parece que evidencia el pasaje del evangelio con respecto a la comu-
nidad: el mensaje específico que ella debe llevar, como señal distintiva y cualificante,
es el amor recíproco, el partir el pan, que encuentra su expresión más profunda a nivel
litúrgico-sacramental en la celebración de la Eucaristía como aceptación de la palabra y
repartición del pan, indicio de lo que se recibe (el oír) y de lo que se da (el hablar). Ahora
bien, la contradicción evidente, en la que ha de vivir, es que desde siempre, al lado del
intento de proponer verbalmente el tema acertado, resulta la desmentida normal por
parte de los hechos y del estilo de vida.
De ahí deriva la consecuencia amarga de que se recibe este último mensaje y no el que
estaba en la intención.
Por otra parte, la fe no es una fábula ni una magia, o que se puedan pronunciar
palabras milagrosas y que así todo funcione: la palabra, aun la más santa, se garantiza,
adquiere autenticidad y significado solamente en la existencia. Lo de la memoria... se
quiere ver en los hechos.
Se hablaba de la Eucaristía. Es un pequeño detalle, pero sintomático: se proclama allí
la palabra en un lenguaje incomprensible para la mayoría, y la gente a duras penas y por
delegación decía algún "amén". Actualmente-la incongruencia se ha vuelto insostenible
y se busca un viraje decisivo. Pero, dejando a un lado el riesgo de una nueva estructura
rígida y predispuesta, ¿se advierte y se identifica la razón más profunda y original
también en el caso de ese riesgo? Ciertamente, también en un plano expresivo, como en
los actos litúrgicos, se transparenta sin equívocos el estilo que no sabe acoger ni sabe dar:
se trata precisamente de sordos y mudos.
No es necesario en absoluto con esto intentar justificaciones: en sí se trata de una
situación humana muy normal, como podrían documentarlo infinidad de ejemplos
incluso en el campo del trabajo, de la familia, de la educación o de la política.
¡Lo que se pide a la comunidad es que no lo oculte, que no se busque con astucia, con
inventos, con protestas de defensa o testimonios de conductas meritorias, como prótesis
vanas, murmurando algo aprendido, para aparecer como personas con oídos perfectos y
con la lengua suelta! Eso agravaría la situación.
En cambio, ha de acoger el reproche de que ella se ilusiona como si escuchara a Dios
cuando cierra sus oídos a las palabras verdaderas y sufridas del hombre; se hace la ilusión
de que habla de Dios cuando ya no comparte y ya no pronuncia palabras auténticas,
vividas, propias de un hombre: ¡partir el pan y comerlo juntos es otra cosa! Allí está
el amor fraterno concreto, donde se abre la escucha del Dios que da como un don la
liberación (cf. ljn 4, 20).

252 35. CURACIÓN DE UN SORDOMUDO: Me 7, 31-37


Por consiguiente, se pide siempre a la comunidad que no se arriesgue tanto en saltos
mortales para salir de esa situación-, no sirve o no es exactamente cristiana, si alimenta en
sí misma la pretensión de autosalvarse. Más bien, anuncie claramente el don absoluto,
gratuito para todos, que se significa en ella.
Permita entonces que la multitud anónima -con la oración hecha de sufrimiento,
de esperanzas y de temores, de desesperación, humillaciones y súplicas, así como de
invectivas-, que la presente, sorda y muda, para que Él la toque, la sane y la haga capaz,
cuando sea salvada, de expresar realmente la liberación.
» Se debe dar crédito a esa multitud: es la que certifica a la primera generación cristiana
que está en lo justo, es decir, capaz de oír y de hablar y, por tanto, la gratifica con la
propia y sorprendente "simpatía", según el versículo muy citado de Hch 2, 47.
¿Hoy nos acompañan críticas incluso pesadas? No culpemos, como se suele, la mise-
ria de los tiempos o la corrupción de las costumbres: seríamos víctimas de nuestra mala
conciencia de sordos voluntarios y de balbucientes que mendigan excusas para resistir a
quienes quieren "presentar".
Es porque en el fondo sabemos que alguien nos tomaría consigo y, fuera de la población
-traduzcamos sin más: en un éxodo permanente de nuestra ciudadela, de nuestra defensa
extrema- nos abriría los oídos y soltaría el nudo de nuestra lengua
Entonces la gente podrá ver lo que decía el profeta y atestiguar con alegría y estupor,
en su lengua, que por doquiera florecen el bien y la esperanza.
A nosotros, entre otras cosas, en nuestra miseria e insuficiencia, se nos concedería el
no tener ya que volver... a recoger el sombrero.

REFLEXIÓN DE FE

Nosotros somos todo esto, pero sobre todo la esperanza


Después de la tiniebla provocada por la dureza de corazón de los apóstoles, que creen
solamente en lo que ven con los "ojos de la carne", y de los fariseos que creen solamente
en lo que poseen, un rayo de esperanza comienza a envolver el relato. La mujer sirofenicia
estaba en condiciones de recoger el pan, regalado por Cristo e incomprensible para los
otros, incluso en las migajas caídas de la mesa; el sordomudo de este pasaje realiza para
nosotros la esperanza. El, ante todo, es señal de todo lo que no sabemos recoger porque
somos sordos, ni dar como un don porque somos mudos, del pan de la misericordia.
Pero en la medida en que nos redescubrimos en Él, Él viene a ser también señal de
nuestra liberación. También nosotros somos partícipes en Él de un mal que Jesucristo,
precisamente en el pan de los hermanos que da vida, derrota el mundo, al cumplir las
promesas del Padre.
Así, en los relatos que suceden al primer milagro de los panes (y que se repetirán
después del segundo), encontramos a la humanidad: a veces perdida en la noche con los
apóstoles sobre el lago; a veces segura de su poder con los fariseos; a veces abandonada en
su dolor, pero no sin esperanza, con la madre sirofenicia; y a veces con la conciencia de su
impotencia, que, sin embargo, es "conducida" a Cristo (v. 32), con el sordomudo.
Nosotros somos todo esto; pero somos sobre todo la esperanza realizada en el sordo-
mudo. La buena nueva involucra así toda nuestra debilidad humana, para conducirnos a
la salvación en Cristo el Señor.

35. CURACIÓN DE UN SORDOMUDO: Me 7, 31-37 253


B. Hechos y palabras de Jesús
alrededor de la segunda multiplicación de los panes:
8, 1-26

36. JESÚS AUMENTA A CUATRO MIL PERSONAS


(Me 8, 1-10; cf. Mf 15, 32-39)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Al confrontar este segundo relato de la multiplicación de los panes con el primero en 6, 35-
44, se puede notar fácilmente el paralelismo de los dos pasajes: la compasión de Jesús por la
gente que lo sigue, el diálogo con los discípulos, la pregunta de Jesús acerca del número de los
panes, la distribución por obra de los discípulos después de la bendición y déla fracción del
pan, la distribución de los peces -en el segundo relato no se hace alusión a la presencia de peces
cuando se habla de panes: los peces son introducidos separadamente en un segundo momento-,
la recolección de las sobras, la despedida a la multitud, la travesía sobre el lago.
Se nota alguna diferencia en los detalles: ante todo en el segundo relato es Jesús quien provoca
a los discípulos, haciéndoles caer en cuenta de que haría falta dar de comer a la gente que lo sigue
ya desde hace tres días, mientras en el primero son los discípulos los que, preocupados por la hora
tardía, invitan a Jesús a despedir a la gente para evitarse problemas. En esto el primer relato mani-
fiesta un desarrollo más amplio y dramático. Además, en la segunda narraciónfiguransiete panes:
algunos peces, cuatro mil personas que se han saciado, y siete canastos de sobras; en cambio, en
laprimera se habla de cinco panes y dospeces, cinco milpersonasydoce canastosfesobras. En su
conjunto, la segunda narraáón aparecee como una versión más elaborada y más reciente, surgida
en un ámbito helenista, a diferencia de laprimera, que ha surgido en un ámbito judeo-cristiano. La
descripción es sumaria y, por lo mismo, también menos colorida que la otra: faltan, por ejemplo,
las alusiones a la hierba verde y ala división de ¡a gente en grupos de cincuenta y cien.
En lugar de discutir si las dos narraciones se refieren a un solo milagro, a nosotros nos parece
mucho más importante tratar de comprender por qué Marcos, así como también Mateo en una
sucesión de pasajes semejante ala de Marcos, ha querido introducir este segundo relato de la
multiplicación. Incluso admitiendo que se trata de dos episodios diferentes, nos parece muy extraña
la semejanza de los dos relatos en los detalles^y en el estilo. Además, la reflexión de Jesús y la
pregunta de los discípulos en este segundo relato (w. 3-4), aparecen inverosímiles y totalmente arti-
ficiales desde el punto de vista histórico-piscológico: el primer caso o el primer relato de la multi-
plicación habría debido hacer evitar estas repetiáones. Por consiguiente, no podemos eludir el interé
por subrayar el motivo teológico preciso que explique el porqué de esta repetición del milagro del
pan.
Al presentar el pasaje de la primera multiplicación (efi 6, 32-44) y el episodio de la mujer
sirofenicia (efi 7, 24-30), ya hemos puesto en evidencia la unidad lineal de toda sección de los
panes -que se extiende hasta la "confesión de Pedro"- y su significado teológico, fundamental
para todo el evangelio de Marcos. Los dos relatos de multiplicación de los panes marcan el
comienzo de dos momentos sucesivos de reflexión de la comunidad sobre la propia experiencia
para comprender quién es Jesús: el segundo momento aparece como una profundización del
primero, hasta el punto de que, a través del uno y del otro, seamos bien iluminados acerca de los

254 36. JESÚS ALIMENTA A CUATRO MIL PERSONAS: M e 8, 1 -10


obstáculos y las dificultades que nos impiden comprender y seguir a Jesús. En los dos mo
de reflexión emergen en primer plano, casi como motivos que resumen todas las form
indisponibilidadpara acoger el evangelio, la vista corta de los discípulos, dispersos en m
secundarias, por consiguiente, incapaces de captar el sentido profundo de todo lo que Je
mostrando, y la presunción o el legalismo de los fariseos, aferrados a sus esquemas relig
tanto, ciegos frente a la nueva manifestación de Dios en la historia. Solamente el que se
a Jesús de una manera senálla y pobre, desprovista de títulos, de méritos y de segurida
capaz de una oración humilde, puede encontrarlo realmente como aquel que sacia nu
hambre y nos abre nuevas perspectivas de vida: como le sucedió a la mujer sirofeni
pagana, y al sordomudo y al ciego de Betsaida a quien encontró por el camino.

1. Por aquellos días, habiéndose reunido de nuevo una gran multitud y que no
tenía qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
2. "Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen
conmigo y no tienen qué comer.
3. Si los envío en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos
han venido de lejos".
4. Sus discípulos le respondieron: "¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí
en el desierto?".
5. Pero Él les preguntó: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos le respondieron: "Siete".
6. Mandó entonces a la gente a acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete
panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los
sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente.
7. Tenían también unos pocos pececillos y habiéndolos bendecido dijo que
también los sirvieran.
8. Comieron todos hasta saciarse, y se recogieron de los trozos sobrantes siete
espuertas.
9. Fueron unos cuatro mil; y luego Jesús los despidió.
10. Subió en seguida con sus discípulos a la barca y se fue a la región de Dalmanutá.

v. 2:Hace ya tres días que permanecen conmigo: que en cambio es de origen hebreo, corresponde
mientras en el primer relato del milagro de los panes al uso helenístico; sin embargo, sobre los peces se
se habla de la hora tardía, aquí se subraya la capacidad pronuncia la bendición (cf. v. 7): pero los dos términos
de Jesús para mantener pendientes de Él a las gentes aquí se pueden entender como equivalentes. Aquí se
por largo tiempo. El detalle puede tener también el mantiene más estrechamente el paralelismo con la
efecto de acentuar aún más la exigencia de dar de última cena de Jesús: también por eso la mención
comer a la gente. Anotamos también aquí que Jesús de los peces se deja para un segundo momento del
es movido a compasión precisamente por el hecho relato. Ya hemos revelado, en el comentario al primer
de que esta gente desde hace mucho tiempo está sin milagro, el característico valor simbólico del pan y del
tomar alimento, mientras que en el primer relato esta pez con relación a la Eucaristía.
alusión expresa una preocupación mucho más amplia v. 10: y se fue a la región de Dalmanutá: es
de Jesús, de carácter más expresamente mesiánico. una región que hoy no identificamos; este nombre
v. 6: dando gracias, hspartió: la expresión recalca aparece tan sólo aquí en Marcos, y se presenta con
la que usa Pablo en el relato de la última cena (cf. 1 Co variantes en los diferentes manuscritos.
11,24). La acción de gracias, en lugar de la bendición

36. JESÚS ALIMENTA A CUATRO MIL PERSONAS: Me 8, 1 -10 255


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El pan para la vida de todos


Con el capítulo 8 se vuelve a dar comienzo a la autorevelación de Jesús en el hecho de
los panes, que los discípulos no habían entendido. Toda la sección 8, 1 -30 es un volver
a tratar y a profundizar lo que ya se había expuesto en 6, 34-7, 37. Con esta repetición
más breve, pero más incisiva, Marcos llama de nuevo a su comunidad a reflexionar
más a fondo sobre el significado central de la eucaristía como palabra que se hace
concretamente pan. De lo contrario, la celebración del memorial del Señor se reduce a un
ritualismo muerto, a un "fantasma" (6,49), en el cual no es posible discernir la presencia
del Señor, que se entrega como pan de vida.
La liberación (o epifanía) del Señor, al reconocimiento del cual Marcos quiere llevar
a su comunidad en la profesión de fe de Pedro (8, 29), es precisamente la liberación (o
distribución) del pan, en el cual la comunidad reconoce y profesa, no con palabras sino
con hechos, la presencia viva de Jesús como Mesías.
Marcos comienza su repetición tomando de la tradición e incorporando en su texto
otra relación del milagro de los panes.
Este hecho, de dos relaciones elaboradas en contextos diferentes, da buena cuenta
de las diferencias que se encuentran en las dos narraciones. En 8, 1-9 se subraya más
el hecho de la compasión de Jesús por la multitud (vv. 1 -3; cf. 6, 34), y se pone más en
evidencia al aspecto eucarístico. El milagro de los panes se coloca en el centro del relato
(v. 6b), y reproduce al pie de la letra la fórmula eucarística de I Co 11, 24.
Se subraya también el aspecto universal de la liberación del pan: pues "algunos de
ellos han venido de lejos" (v. 3b). Se trata de una alusión a los paganos, los cuales, como
la sirofenicia de 7, 24-30, también están invitados a participar en el convite del "pan de
los hijos" (7, 27) y en la vida de la Iglesia.
En este relato desaparecen, en cambio, o se atenúan, algunos elementos del relato
anterior que son típicos del ambiente judío, es decir, la insistencia sobre el desierto y el
color mesiánico-escatológico.
En este pasaje se presenta una vez más, como ya lo señalamos, la compasión del Señor
que, a diferencia de 6, 35, toma directamente la iniciativa, al invitar indirectamente a los
discípulos a saciar el hambre de la gente (w. 2-5). Esta compasión, que se manifiesta en
el don del pan, se coloca en estrecha conexiónpon la última cena (v. 6), signo del don que
Jesús hará de sí mismo al mundo en la cruz, donde Él será el pan partido para la vida
de todos. Así se indica claramente el significado profundo de la eucaristía, celebrada
por aquellos que siguen realmente el mismo camino de Jesús, y reciben su mismo
"bautismo" y beben su mismo "cáliz" (10, 38; 14, 36).
En el versículo 4 se hace alusión también a la incomprensión de los discípulos, los
cuales se sienten interpelados, pero no comprenden cómo se podrá encontrar el pan
para saciar el hambre de la multitud. Pero ahora ya no hablan, como en 6, 37, de ir a
"comprar" el pan. Sin embargo, muestran claramente que todavía no han comprendido
el hecho de los panes, y no saben qué hacer. Como en 6, 38, la pregunta de Jesús a los
discípulos, les recuerda una vez más no lo que pueden comprar, sino lo que ya tienen
y pueden compartir y dar (v. 5).
Los siete panes de los que se habla (v. 5), así como las siete espuertas de sobras (v.
8), son tal vez una alusión a los siete diáconos que debían atender a la parte helenista

256 36. JESÚS ALIMENTA A CUATRO MIL PERSONAS: Me 8, 1-10


de la comunidad de Jerusalén (cf. Hch 6, 1-6). Así también los cuatro mil, que pasan
del sufrimiento del hambre a la bendición de la saciedad, indican, según una antigua
interpretación, el número de los cristianos de la primera iglesia, los cuales habían acogido y
vivían realmente el hecho de los panes. En efecto, se dice que ellos "vivían unidos y tenían
todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según
la necesidad de cada uno" (Hch 2,44s.); "no tenían sino un solo corazón y una sola alma.
Nadie llamaba suyos sus bienes sino que todo era en común entre ellos" {Hch 4, 32).
La instrucción que Marcos quiere dar a su comunidad con esta repetición del
milagro de los panes resultará más clara por los pasajes siguientes: en ellos, al mostrar la
incomprensión de los discípulos, se subrayará, por contraste, lo que la comunidad está
llamada a comprender y a vivir para poder reconocer, en la praxis del pan, al Mesías.

ACTUALIZACIÓN

¿Por qué seguimos celebrando la eucaristía?


Este trozo tiene un significado eucarístico aún más claro que el primer relato de
la multiplicación de los panes. A la terquedad de los cristianos, que se obstinan en no
comprender su significado, Jesús contrapone una "compasión" cada vez más grande y
manifiesta; y sigue entregándose como pan de vida.
Nuestra posibilidad de seguir partiendo el pan y de vivir una vida realmente fraterna
se basa en esta compasión de Cristo (y de quienes lo siguen): El no tiene en cuenta
nuestra maldad para intercambiarla, sino que la tiene siempre presente para venirnos al
encuentro con su amor. Este amor al final vencerá todas nuestras resistencias.
He aquí por qué, a pesar de que estemos todavía tan lejos de haber realizado la liberación
del pan, celebramos igualmente la eucaristía, y nos animamos a darle gracias al Padre.
En ella expresamos nuestra alegría por la liberación que ya se realizó en Jesús,
que sigue estando presente y activo en medio de muchos hermanos nuestros: en ella
celebramos el memorial de su pasión y resurrección, que se repite continuamente en
el mundo. Ella viene a ser para nosotros una memoria incómoda y subversiva, que
no nos permite adecuarnos a la situación actual, pero nos aguijonea y nos estimula a
transformarnos a nosotros mismos y toda la realidad que nos rodea, librándola de las
cadenas de toda esclavitud, para que al fin pueda transparentar en todo y en todos el
rostro del Crucificado, que en el amor venció la muerte.
Así, durante este camino lento y fatigoso, todavía tan lejano de su final, cada vez que
celebramos la eucaristía, brilla ante nuestros ojos el futuro hacia el cual estamos aún en marcha.
La noche se ilumina con un resplandor improviso, y se vuelve claro aquello hacia lo cual
tendemos. De este modo somos animados en nuestro "compromiso" por realizar ese futuro
maravilloso del cual este pan, que Cristo nos da y que partimos juntamente, es una "prenda".
Por eso también nosotros, aun con la conciencia de nuestra esclavitud parcial, seguimos
celebrando la eucaristía; y bendecimos a Dios, en la gozosa certeza de que la liberación
que Cristo ha traído, a pesar de todo, en lugar de haberse extinguido, se abre camino y se
enciende como un fuego que devora, que al final quemará todo el viejo mundo: entonces
habrá un mundo lleno de justicia, de paz y de amor. Entonces aquello, de lo cual nuestra
fracción del pan es un signo tímido, será la grande realidad que abarcará toda la tierra.

36. JESÚS ALIMENTA A CUATRO MIL PERSONAS: Me 8, 1 -10 257


APLICACIÓN A LA VIDA

Para que todo podamos vivir de El


Vietnam, Camboya, Medio Oriente, crisis energética, hambre en el Tercer Mundo,
aumento de los precios, caja de integración, inflación, recesión, despidos, golpes de estado,
genocidios, atentados. Variantes: criminalidad, secuestros, extorsiones, corrupción pública
y privada, rapiñas, crisis de alojamientos. Ciertamente ésta es una lectura incompleta de
la realidad, incluso parcial y unilateral, pesimista y contraria a la objetividad y a la fe, si se
quiere entender como exhaustiva.
Pero se debe reconocer a esta línea una constante que produce impresión: por ejem-
plo, la historia se distingue por las guerras, hasta el punto de considerarlas como etapas
de la misma historia humana, en sus presupuestos y en sus consecuencias, puntos de
referencia en la sucesión de las edades.
En el fondo, traduciéndolo debidamente, esto se encuentra en la historia de la Iglesia
así como en la experiencia personal de cada uno.
Desde cuando un hermano fue el primero en matar a un hermano -¡existe a menudo
un fratricidio en las fundaciones míticas de las civilizaciones!-, es una sucesión de
egoísmos, de prevaricaciones y de divisiones.
La separación, que en sus orígenes es tal vez una razón necesaria de la vida -expandirse
y multiplicarse-, degenera en el hombre en un elemento de muerte, en laceración.
Nos dividimos, nos atacamos porque se rechaza el compartir el pan, la cultura, el
poder, la libertad. Existe el hambre de la posesión, con la exclusión del otro.
Pero, tal vez, también ésta, la división del hombre, es un poco la situación normal,
que está como en su casa aun en la comunidad creyente.
Es injusto escandalizarse por ello, o por lo menos inútil. Tal vez se debe tomar
conciencia de que es posible y es un deber seguir adelante, y para eso partir el pan
siempre de un modo simbólico y de un modo real (se puede decir recíprocamente de la
eucaristía y del compartir entre los hombres).
La repetición de este gesto -dos relatos o dos hechos, poco importa-está en coherencia
perfecta con la recomendación recurrente en Juan acerca del amor recíproco, que vence la
muerte y da la vida, así como el pan.
Se dice la misma cosa con cifras de panes y de personas que comen hasta saciarse, en
lugar de hacerlo con palabras.
Por otra parte es lo único que se puede decir.
Si se refiere al compartir humano en todos los sectores, o a la celebración eucarística,
está en la repetición, contrapuesta a la intensificación de las laceraciones, donde se genera
el milagro de la vida, de la salvación y de la liberación.
Es la miseria de una objetividad a ultranza, que afirma acerca de la celebración:
"¡basta una sola vez!".
¡Ciertamente basta una sola vez! ¡Pero nosotros vivimos en el tiempo, en la subjetividad,
en las divisiones de las cuales nos da testimonio con un juicio verdadero nuestra conciencia
más que el periódico, la televisión o nuestros ojos! Y sólo en la repetición encontramos la
salvación: es necesario que la vida venga siempre hacia nosotros.
Es el único pan: es necesario que sea partido para que todos puedan vivir de él.

258 36. JESÚS ALIMENTA A CUATRO MIL PERSONAS: Me 8, 1 -10


Una vez más: se requiere hacerlo en la celebración para que se haga posible en la vida,
y en la vida para que tenga un sentido en la celebración.

REFLEXIÓN DE FE

/ Una vez más!


Una vez más Jesús multiplica el pan y renueva el gesto de misericordia. Una vez
más acontecerá todo lo que ese gesto comporta: la participación no consciente de los
discípulos en la distribución, la saciedad de los comensales y las espuertas que sobraron,
son signos estos últimos de plenitud y de anticipo, en la realidad presente, del futuro
("¡se nos da una prenda de la gloria futura!"). Pero, una vez más, se tendrá las mismas
consecuencias de la incomprensión farisaica, pero también de esperanza en los pobres
que son curados (el ciego de Betsaida).
¡Una vez más quiere decir no dos veces, sino siempre! Con la repetición, el hecho de
los panes quedafijadopara siempre, como un misterio continuo de la misericordia frente
a la cual continuamente choca nuestra ceguera. Pero ella puede también, una vez más, ser
vencida en la esperanza de quien sabe hacerse pobre y aceptar el pan, como el sordomudo
de la Decápolis y el ciego de Betsaida.
La meditación del pan, por consiguiente, se profundiza si la repetición del evangelio
no es simplemente un doble, sino el encuentro de un hecho perenne del corazón del
hombre. Quedamos asombrados y conquistados. El pan se multiplica de nuevo para mí,
a pesar de mi pecado. Pero hay algo más: se multiplica con el riesgo de que él mismo
se convierte en una nueva ocasión de pecado. Así me ama el Señor, hasta el fondo. Su
don, con el cual cada día me envuelve, sin lograr todavía conquistarme, será tal vez la
renovación de la dureza de mi corazón. Pero esto me será concedido en la esperanza. En
torno a mí, los sordos, los mudos, los ciegos y todos los verdaderos pobres, que siguen
aceptando el don, me impulsan a estar con ellos, a hacerme pobre yo también.
La esperanza del don perdido
Sigue, oh Señor, dándome
tu don perdido.
Ya en mí se enciende una esperanza:
y está perdido un poco menos.
Sigue, oh Señor, porque yo creo
que lograré al fin recoger todo el pan.
Continúa. Me percato
en mi humillación
de que comienzo a conocer el lugar de los panes:
en efecto, ya acepto
ser contado entre los de corazón duro.
Está próximo el día de la paz
cuando yo esté con los pobres a los que tú llenas
con la alegría en el pan.

Amén.

36. JESÚS ALIMENTA A CUATRO MIL PERSONAS: Me 8, 1 -10 259


37. LOS FARISEOS PIDEN UNA SEÑAL DEL CIELO
(Mc8, .11-13; cf. Mt 16, 1-4; 12, 38-42; Le 11, 29-32)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

La clara línea teológica, que Marcos va siguiendo en esta "sección de los panes", em
fuertemente también en esta breve perícopa que está centrada en la respuesta de Jesús al v
es una frase que condensa el drama de la vida de Jesús en medio de los hombres. Hay una o
muy precisa -¡y una sola!- en el modo como Dios se manifiesta en Jesucristo, a través de
palabras: pues bien, precisamente esta opción no es comprendida, porque no es aceptada
no es posible otra, por lo que Dios es y nos quiere decir. Y Jesús no echa pie atrás de esta o
avanza, volviendo a subir a la barca y dirigiéndose a la otra orilla.
Esta frase del v. 12, en su sustancia, está presente desde el comienzo en las diferentes
tradiciones neotestamentarias: enMt 12, 39; 16, 4; en Le 11, 29; enjn 6, 30ss. Anterior a
Marcos aparece la transmisión de esta frase en el contexto del milagro del pan, como se p
constatar en Mt 16, 4, e indirectamente, es decir, a través del recuerdo del milagro del m
en el desierto, en Jn 6, 30ss.
Un elemento característico, que está presente en la formulación originaria de esta fra
es el paralelismo entre Jesús y el profeta Jonás, paralelismo quefiguratambién en Mateo
Lucas, mientras Marcos lo omite, tal vez porque habría sido una referencia que difícilm
sería comprendida en el ambiente de cristianos provenientes del paganismo a quienes se
su evangelio.

11. Se acercaron los fariseos y comenzaron a discutir con Él, pidiéndole una señal
del cielo, con el fin de ponerlo a prueba.
12. Dando un profundo suspiro desde lo íntimo de su ser, dice: "¿Por qué esta
generación pide una señal? Yo les aseguro: no se dará, a esta generación ninguna
señal".
13. Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.

v. 11: pidiéndole una señal del cielo: prescin- 16, la palabra "señal" indica un acontecimiento de
diendo de otros pasajes (de los cuales dos están en carácter apocalíptico, es decir, un hecho cósmico
el final espurio del c. 16 y uno en 14, 44) que aquí extraordinario, ligado a la venida final del Hijo del
no nos interesan, el término "señal" en Marcos se hombre.
encuentra solamente aquí (2 veces) y en el discurso Si se admite esto, comprendemos que el uso de
escatológico (13, 4.22). este término en Marcos es diferente del de Pablo en
Esta observación, unida al hecho de que los 1 Co 1, 22 y de Juan, el cual manifiesta toda su teología
fariseos piden una "señal del cielo" (v. 11), hace de las "señales" realizadas por Jesús. También en
pensar que en Marcos, tal vez siguiendo un ramo Juan, sin embargo, parece que emerge de nuevo el
de la tradición más antigua que aparece en Le 11, significado de señal que es típico de la tradición

260 37. LOS FARISEOS PIDEN UNA SEÑAL DEL CIELO: M e 8, 11 -13
sinóptica (Jn 4, 48 y 6, 30). Marcos, al presentar las el diablo propone a Jesús otros caminos, que no
acciones de Jesús, suele hablar no de "señales", sino son las del amor que se entrega para salvar a los
de "obras poderosas". hombres.
Con elfinde ponerlo a prueba: en la intención de v. 12: dando unprofimdo suspiro: Marcos subra-
los fariseos, la pregunta debía poner a Jesús frente a ya con satisfacción las emociones de Jesús, frente
un dilema que en ambos casos le era desfavorable: si al sufrimiento de los enfermos, esclavos de las fuer-
Él aceptaba realizar esa señal (un milagro cósmico, zas del mal y frente a la ceguera de los hombres.
de carácter apocalíptico), habría fracasado su misión También en 7, 34, a propósito de la curación del
(cf. ¡las tentaciones!); si rehusaba, perdería el favor sordomudo, encontramos el mismo verbo.
popular. La respuesta de Jesús es un rechazo neto; No se dará a esta generación ninguna señal: un
pero el contexto -la sección de los panes- en la cual traducción más precisa podría ser ésta: "¿Dar a esta
Marcos la incluye, invita a pensar en la única señal generación una señal?". Es el único caso en que en el
que se da, la del pan, es decir, la del amor que se Nuevo Testamento se encuentra una construcción de
entrega en la persona humana de Jesús. este tipo. De todos modos el significado es claro: es
La tentación de los fariseos contra Jesús, nos un rechazo neto.
lleva a las tentaciones del desierto (cf. 1,13), donde

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La señal
Inesperadamente, no se sabe de dónde ni cómo, inmediatamente después del relato
de la segunda multiplicación de los panes, reaparecen los fariseos. Marcos, con esa
aparición improvisa, quiere declarar la conexión que existe entre el hecho de los panes y
la incomprensión de los discípulos, que se describe en el trozo siguiente (vv. 14-21).
La presencia de los fariseos en este punto es análoga a la de 7, 1-23; ella sirve para
mostrar el motivo profundo por el cual los discípulos -y con ellos la misma comunidad
de Marcos- no entienden el significado de los panes. Esa incomprensión depende de una
actitud farisaica íntima, que es como una levadura de corrupción (cf. v. 15), que siempre
se halla presente en medio de la comunidad de los discípulos. Esta levadura consiste en
el deseo innato de "pedir una señal del cielo" (v. 11). Jesús responde categóricamente que
no se dará ninguna señal (v. 12b). En efecto, la señal es una referencia a alguna otra cosa,
y cesa su función cuando ha llegado la realidad de la cual es señal. Así Dios, que es amor,
ya está presente realmente en medio de nosotros en la liberación del pan, que ha sido
hecha posible por el don que Jesús nos ha hecho de sí mismo en la cruz. Por eso, explícita
con razón Mateo, no se dará ninguna otra señal, sino la de Jonás, es decir, el misterio del
Hijo del hombre que será absorbido por la muerte y restituido a una vida nueva después
de tres días (Mt 12, 39s.): en efecto, con su muerte se rasgó el velo del templo, y ha sido
abolida la ley que separa al hombre de Dios; y, con su resurrección, se quebró el sepulcro
de la muerte, y ha sido derribado el muro que divide al hombre del Dios de los vivos. El
hecho de los panes es precisamente la señal de Jonás: nosotros, al partir el mismo pan,
estamos en comunión con el cuerpo de Cristo moribundo, y tenemos un acceso total al
Padre que es amor; y, al beber del mismo cáliz, recibimos su mismo Espíritu de vida, que
circula en nosotros y hace que amemos a todos como hermanos, hijos del único Padre.
Pedir una señal que remita a otra parte, quiere decir no haber captado la realidad del
Dios vivo, que ya está presente en el amor entre los hombres. En lugar de pedir señales,
por consiguiente, es necesario vivir en serio esta nueva realidad, y no confundir con
"fantasmas" el "hecho de los panes".

37. LOS FARISEOS PIDEN UNA SEÑAL DEL CIELO: Me 8, 11 -13 261
La raíz de este malentendido, que impide creer en el pan de un modo verdadero, es
siempre, como en 7,1 -23, la ley, la cual pone a Dios fuera del hombre. En cambio, es el
gozoso anuncio de que Dios está aquí, es uno de nosotros, en el hombre Jesús. Pedir una
señal que envíe fuera de esta realidad es precisamente esa levadura que amenaza siempre
a la comunidad cristiana, la cual corre el riesgo de vivir todavía bajo la ley y de no captar
en la fe en el evangelio, el hecho de los panes.
Por consiguiente, Jesús, al rehusar cualquier señal "del cielo", invita a los fariseos (o
mejor, a sus discípulos), a saber leer la grande obra de Dios que se va cumpliendo "sobre
la tierra". Igualmente Marcos invita a su comunidad a no mirar ya inútilmente hacia lo
alto (cf. Hch 1,11a), sino a creer y a realizar aquí, sobre la tierra, en el hecho de los panes,
la presencia real de la liberación de Dios.
En la segunda parte del evangelio veremos cómo esta liberación de Dios no es la que
quiere el hombre (cf. 8, 33), sino la que se ha realizado en el hombre Jesús. Por eso es
indispensable para nosotros la referencia constante al misterio de la persona de Jesús, que
es la única señal de salvación que se da a los hombres.

ACTUALIZACIÓN

El fundamento de nuestra fe
Es necesario preguntarse el motivo por el cual se cree: el hombre es un animal
racional y ni siquiera en la religión debe renunciar a la propia inteligencia, que busca
el fundamento de todas las cosas. Pero en esta búsqueda es fácil, aún más, es natural
cometer el error de los fariseos. Ellos, con su idea humana de Dios» están hambrientos
de prodigios y de cosas grandes, quieren señales del cielo: así esperan la bondad de Dios
como solución milagrosa de todos los problemas, o bien su justicia como catástrofe
cósmica. A toda costa quieren que Dios se haga sentir como ellos lo imaginan, y que dé
pruebas incontrovertibles de su presencia poderosa. Éste es el camino que, más o menos,
ha recorrido siempre la apologética, que es esforzaba por mostrar los milagros de Jesús
como una señal tan manifiesta de su poder divino, que quien no creía, o carecía del don
de la inteligencia o estaba en flagrante mala fe.
En cambio, Jesús rehusa expresamente dar ese fundamento a nuestra fe: dice que no
se dará ninguna señal, y que no lloverá nunca nada del cielo en este sentido.
Este tipo de religiosidad, que podemos llamar "celestial", es un medio cómodo de
evasión de nuestra realidad cotidiana: ella, al que quiere lo suficiente de apoyo necesario
para ir adelante día a día, ofrece un alimento de nubes y de aire, con perspectivas amplias
de horizonte hacia un futuro que nunca viene. Con razón esa religiosidad fue definida
como opio, que cierra nuestra capacidad de comprender el presente, y como alienación,
que nos roba nuestras posibilidades de realizarnos.
En cambio, el evangelio nos propone una fe "terrestre", en la cual el mismo Dios
como que se ha aniquilado, salió de sí mismo y se hizo hombre como nosotros, en Jesús.
Él, más que una señal del poder de Dios como nosotros lo pensamos, es una antiseñal,
escándalo para los religiosos y locura para los prudentes de este mundo. En efecto, su
vida fue extremamente humilde, modesta y pobre, totalmente dedicada al servicio de los
otros según la voluntad de Dios, "el cual quiere que todos los hombres se salven y lleguen
al conocimiento de la verdad" (lTm 2, 4). Nuestra fe en Jesucristo, por tanto, no se basa

262 37. LOS FARISEOS PIDEN UNA SEÑAL DEL CIELO: Me 8, 11 -13
en señales de poder, sino en reconocer en su débil humanidad, que se acabará en la cruz.
el misterio del amor de Dios que ha venido a nuestro encuentro en Jesús y se hizo pan
cotidiano para todos nosotros, y nos ha abierto e indicado el camino por recorrer.
A medida que nosotros lo seguimos y vivimos su palabra, llegamos también a conocer
la verdad que nos salva.
Este seguimiento de Jesús es la única verificación de nuestra fe, la cual precisamente
en ella se traduce en hechos concretos y se hace realidad. Por consiguiente, la nuestra no es
una religión de señales "del cielo", sino de "realidades terrestres", que está en un camino
lento hacia aquel Dios que se hizo como uno de nosotros para hacernos como El.

APLICACIÓN A LA VIDA

Bajo la señal del pan


Tal vez se pueden denunciar estadísticas algo desconsoladoras, que reflejan cansancio
o reflujos; pero sustancialmente se debe reconocer que se cumple en realidad un
trabajo intenso, se intentan nuevos análisis, se crece en el ejercicio del diálogo, hay un
interrogante intenso por parte de creyentes acerca del modo concreto de vivir la fe, en
relación con las solicitaciones, con las preguntas y el contexto cultural, social, político de
nuestro tiempo.
Todo eso es positivo.
Pero es necesario tal vez hacerse más conscientes de unriesgo:el de dar, o el de querer
colocarse como respuesta a la petición que siempre vuelve a surgir de una "señal", ya sea
del cielo o de la tierra, de todos modos de dimensiones... convincentes. En efecto, se ha
criticado, y con razón, un triunfalismo de marca eclesiástica aun reciente; uno quedaba
sorprendido por la facilidad con la cual a veces se manipulaban, con una confección de
religiosidad natural popular, apariciones y milagros para calmar la sed de la cual se habló
arriba; pero uno no se percata de que tal vez se corre el riesgo de ser víctima del juego
de una manera más sutil cuando se trata de colocar una señal vencedora, que tiene como
variante el ser concreto, arraigado sobre la tierra en lugar de estarlo en el cielo, pero que
nuevo conserva como constante la pretensión del poder, del valor humano. Se trata de un
nuevo triunfalismo "bajo falsas apariencias", de la misma familia de la autosuficiencia.
El trozo del evangelio es claro al respecto. Jesús no concedió nada en esta dirección:
rehusó firmemente. No se exhibió.
Le interesa la salvación, la liberación, pero no el obstáculo. Por consiguiente, si tiene
que haber una señal, será la del pan, realidad sencilla y cotidiana: se parte, se consume; y
a la multitud le deriva de un modo sobreabundante la vida y la liberación.
Lo mismo se le exige a la comunidad que cree. Entre otras cosas, si es objetiva y
sincera, reconocerá que a veces el tema de la señal vencedora acaba por ser un pretexto
inconsciente o una evasión para un compromiso real; ¡pero deberá sobre todo admitir
que forma parte de la conversión y de la fe aceptarse a sí misma como una "señal del
cielo" poco gloriosa, pero en la cual el Espíritu del Resucitado actúa!
La Buena Nueva, en el fondo, en ésta. "El hombre tiene la necesidad de pan, no de
geometría ni de demostraciones", ha dicho alguien: éste, del Nuevo Testamento, es tiempo

37. LOS FARISEOS PIDEN UNA SEÑAL DEL CIELO: Me 8, 11 -13 263
de sustancia, de pan; por consiguiente, la fe no podrá alimentarse con "demostraciones",
sutilmente especulativas o que atraen el sentimiento, pero crecerá en el "milagro"
cotidiano, bajo la señal del pan.

REFLEXIÓN DE FE

La pantomima
La petición de una señal, que supere la señal de los panes, es lo que nosotros hacemos
cuando, por encima del amor y del don del pan partido en el cual la Iglesia reconoce
y se realiza, buscamos prodigios más convincentes para nuestra fe. Creemos que unas
leyes mejores y unos poderes más justos sean las únicas posibilidades de la entrega total
del hombre al hombre, y no más bien a sí mismos, en su inevitable utilidad, fruto de
una regeneración del corazón. Fariseos en cuanto a la confianza en la ley, y herodianos
en cuanto al poder, nosotros estamos eternamente barnizados de nuevo en la historia y
hacemos la pantomima de Dios. Por más derrotas que suframos en este punto -¡milagro
al contrario!- renacemos siempre, para decirnos que el misterio de ser humanos está
todo en nuestras manos, no en las del Padre. Que Cristo, si quiere que le creamos,
nos demuestre de otro modo sus dotes divinas. El milagro de los panes partidos y del
don completo de nosotros mismos que él implica, nos los hacemos nosotros solos. Nos
consideramos capaces, como en la torre de Babel (Gn 11), no sólo de construir torres
hasta el cielo, sino incluso de reducir el mundo a la unidad.
Así como el pecado de la torre de Babel lleva al culmen el mal del hombre, incapaz
ya de una salvación que no venga de Dios (cf. Gn 12: Abrahán), así también, en la
resistencia del fariseo, existe como un culmen de la dureza del corazón, que ahora hace
suspirar a Cristo (v. 12) y que, en el pasaje siguiente, lo hará prorrumpir en su invectiva
más admirable y bíblica.

264 37. LOS FARISEOS PIDEN UNA SEÑAL DEL CIELO: Me 8, 11 -13
38. EL MISTERIO DE LOS PANES
(Me 8, 14-21; cf. M/16, 5-12).

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

En esta página notamos una reelaboración muy personal de Marcos, con base en una
tradición popular que emerge claramente también en el pasaje paralelo de Mateo, el cual, sin
embargo, reduce el alcance del trozo, pues pasa del tema de los panes al de la levadura de los
fariseos. El fuerte carácter redaccional muestra la importancia que Marcos atribuye a este
pasaje. El relato está unido coherentemente con el contexto de la segunda multiplicación de los
panes, que había suscitado una discusión con los fariseos que exigían "una señal del cielo".
Después de subir a la barca con Jesús (v. 13), los discípulos se preocupan porque no llevan
consigo sino un solo pan.
En este punto, sin una conexión aparente, se inserta un dicho tradicional acerca de los
fariseos (v. 15), que efectivamente queda aislado en sí mismo en el planteamiento preciso que
Marcos da a todo el resto del trozo.
Salta a la vista la doble referencia muy distinta a los dos relatos de multiplicación de los
panes, referencia elaborada casi con las mismas palabras y en el mismo orden en los dos trozo
respectivos (cf. v. 19 en relación con 6, 41-43; y v. 20 en relación con 8, 6-8).
De esta primera mirada es fácil deducir que en la intención de Marcos el pasaje responde
a una exigencia litúrgico-catequética con respecto a la eucaristía, señal de la llegada del rein
y prefiguración del banquete celestial (vv. 1-10): no sólo los fariseos, encerrados en su presunt
justicia, no comprenden esta señal y van buscando inútilmente otras (vv. 11-13), sino también
aquellos que quieren seguir a Jesús, entonces como hoy, corren el riesgo continuamente de
perderse por el camino a causa de su falta de disponibilidad para acoger el don de la palabra de
Jesús, que explica el significado de sus acciones, en particular el don del pan, misterio de amor
que se da en todo lo que tiene y se vuelve creador de nuevas posibilidades inesperadas.
El centro del pasaje se apoya en el reproche insistente de Jesús a los discípulos por su
estupidez mental y mezquindad del corazón, que los aprisionan en sus miradas estrechas y
preocupaciones inmediatas, haciéndolos incapaces de comprender el lenguaje de las señal
de Dios. En otras palabras, Jesús denuncia la falta de fe que asimila a los discípulos a "los
de afuera" (cf. 4, 2), es decir, a aquellos que rechazan el evangelio, los cuales se cierran a la
experiencia de la liberación que es fruto del don del amor. El pasaje concluye dramáticamente
con una pregunta-afirmación de una importancia capital, que en sí es negativa, pero cargada
de una enorme expectativa de esa luz que comenzará a brillar en las mentes de los discípulos
con los dos episodios que siguen inmediatamente.

14. Los discípulos se habían olvidado de tomar panes y sólo tenían un pan en la barca.
15. Jesús les hizo esta advertencia: "Abran los ojos y guárdense de la levadura de los
fariseos y de la levadura de Herodes".

38. EL MISTERIO DE LOS PANES: Me 8, 14-21 265


16. Ellos comentaban entre sí que no tenían panes.
17. Jesús, dándose cuenta, les dijo:" ¿Por qué están hablando de que no tienen panes?
¿Aún no comprenden ni entienden? ¿Es que tienen la mente embotada?
18. ¿Teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen? ¿No se acuerdan ya de
19. cuando partí aquellos cinco panes para cinco mil hombres? ¿Cuántos canastos
llenos de trozos recogieron?". "Doce", le respondieron.
20. "Y cuando partí los siete para los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos
recogieron?". Le respondieron: "Siete".
21. Y Él les contestó: "Y ¿todavía no entienden?".

v. 15: Éste era probablemente un dicho de las cuales algunas tienen claramente un valor afirma-
Jesús en forma de amonestación, que se repetía con tivo: todas tienen la finalidad de impulsar a los
frecuencia entre los discípulos y en las primeras discípulos a tomar conciencia de su terquedad y
comunidades cristianas en polémica con los judai- mezquindad interior.
zantes. ¿Aún no comprenden ni entienden? ¿Es que tienen
Como Marcos no suele incluir en sus relatos la mente embotada?: es interesante la cercanía de
ningún dicho aislado -tenemos algunos ejemplos de estos verbos el uno al otro. La fe es una respuesta
dichos reunidos e incluidos en el contexto de los que brota del corazón y de la mente: el amor, como
relatos, como lo hemos visto en los ce. 2, 3 y 7-, capacidad de dejarse tocar por el don, hace disponible
probablemente aquí se trata de un residuo que ha la inteligencia para comprender lo que se le ofrece
quedado en la fuente a la cual se refiere el evangelista para hacerlo eficaz en la propia vida.
y que formaba parte originariamente de un contexto v. 18: Estas dos preguntas se expresan con las
más amplio en el cual la denuncia contra los fariseos dos palabras de los profetas que eran muy conocidas
y contra Herodes se desarrollaba paralelamente con (cf. Js 6,9-10;/r5,21;Ez 12,2):de este modo el evan-
el reproche que iba dirigido a los discípulos. En gelista nos hace pensar en lá falta de disponibilidad
efecto, en el pasaje paralelo de Mateo los dos temas de los discípulos para ver y comprender a Jesús, se
se encuentran más unidos, aunque con poca claridad verifica de nuevo el drama experimentado muchas
y organicidad; además, Mateo sustituye la alusión a veces por el pueblo en la antigua historia de la sal-
Herodes con la que hace a los saduceos, una secta vación, cuando no comprendía que su Dios estaba
tradicionalista que pertenecía a la aristocracia sacer- presente para liberarlo de muchas esclavitudes y
dotal, y explica que esta levadura es su doctrina (cf. guiarlo hacia un mundo nuevo. Jesús se presenta
16,12). En Lucas este dicho aparece en un contexto como la manifestación plena y, por consiguiente,
muy diferente y hace alusión a la hipocresía (cf. 12, definitiva de Dios autor de salvación y como el que
1), y se mencionan sólo los fariseos. inaugura el mundo nuevo del reino de Dios.
Si excluimos las referencias en una parábola La intención didáctica, que es particularmente
brevísima (cf. Mt 13, 33; Le 13,20-21), en el Nuevo intensa en este trozo, nos enseña que la historia de
Testamento y en los escritos rabínicos la levadura esos primeros discípulos será también la de todo
indica algo malo (cf. Lv 2,11; lCo 5, 6-8; Ga 5,9) creyente y, por tanto, también la nuestra.
y más peligroso por ser contagioso. Marcos no da la w. 19-20: Las preguntas de. Jesús se vuelven
interpretación de la frase. Pero el significado usual cada vez más apremiantes y llevan poco a poco a
que hemos indicado concuerda con el contexto, en los discípulos a comprobar hechos precisos e irre-
el cual se pone en evidencia la mala disposición de futables: en este caso son los dos milagros del pan.
los fariseos, que pervierten la enseñanza de la ley y
de los profetas (cf. 7,1 -23) y pretenden señales que La expresión "no se acuerdan" evoca la actitud
sean de su agrado (cf. 8, 11-13). y el valor que son implícitos en toda la Escritura, que
sustancialmente es el "recuerdo vivo y actualmente
La alusión a la levadura de Herodes, unida aquí activo" -es decir, "memorial", según la palabra
a la de los fariseos, se explica en parte si la región hebrea usada para la celebración de la pascua (cf. Ex
enigmática de Dalmanutá, cuyo nombre aparecía al 12-13)- de las maravillosas acciones liberadoras de
final de la segunda multiplicación de los panes, es Dios a favor de su pueblo. También en la celebración
identificable en el territorio en la orilla occidental, de la eucaristía los creyentes siempre han repetido
cerca de Tiberíades, sede del tetrarca. las palabras del Señor: "Hagan esto en memoria
v. 17: Con este versículo se abre una serie de mía": es decir, como "memorial" de su muerte y
preguntas de Jesús a los discípulos, preguntas de resurrección, acto supremo de amor, que resume y

266 38. EL MISTERIO DE LOS PANES: Me 8, 14-21


lleva a su cumplimiento todos los gestos de entrega que se usa dos veces, es la misma con la que en a
realizados por El durante su vida, incluso el haber iglesia primitiva se indicaba el pan eucarístico.
dado el pan milagroso a las gentes. Las primeras La estructura catequética de este trozo se mani-
comunidades cristianas, al celebrar la eucaristía se fiesta aquí en la forma esquemática de estos versícu-
hacían continuamente las preguntas que Marcos los, de los cuales deducimos también una indicación
pone en labios de Jesús. particular que el evangelista, fiel a la tradición que
No carece de significado el que aquí se recuer- recibe, supone dos milagros diferentes de multipli-
den solamente los doce canastos y las siete espuertas cación de los panes y no un doble relato de un
llenas de trozos de pan que han sobrado para saciar mismo hecho.
el hambre de todos los hombres que habrían de venir En el pasaje paralelo Mateo muestra una fase
después: los peces quedan olvidados. En efecto, sucesiva de adaptación del texto original: reto-
el origen de este trozo que teológicamente es tan mando el tema de la levadura de los fariseos, él
denso, debe buscarse en gran parte en la experiencia puntualiza la finalidad del trozo en la necesidad de
de la "fracción del pan" eucarístico, como un recibir abrir los ojos ante las asechanzas de la enseñanza
el amor del Señor para que se convierta en amor fra- farisaica.
terno. Notemos que la expresión "trozos de pan"

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La levadura de los fariseos y de Herodes


En este pasaje, la ceguera de los discípulos frente al pan, en el cual Jesús se revela,
alcanza su vértice. Se llega a nombrar cinco veces el pan, y siete veces, en igual número
de preguntas de Jesús, se subraya su incomprensión: "¿Por qué discuten?", "¿No
comprenden ni entienden?", "¿Tienen la mente embotada?" (v. 17). "¿Teniendo ojos
no ven y teniendo oídos no oyen?", "¿No se acuerdan ya de cuando partí aquellos cinco
panes para cinco mil hombres?" "¿Y cuando partí los siete para los cuatro mil?" (v. 20).
Estas seis preguntas, que culminan en el doble recuerdo del pan, terminan con la
última pregunta amarga: "¿todavía no entienden?" (v. 21).
Nunca se dirigió tantas preguntas y tan suplicantes, que quedan lastimosamente en sus-
penso, sin respuesta. Son las mismas preguntas que, en un examen de conciencia de síntesis,
Marcos dirige a su comunidad, para llevarla a captar la presencia del Señor en el pan.
Esta escena sobre la barca tiene alguna analogía con 4, 35-41, donde "Jesús duerme" y
los discípulos se hallan asustados por la tempestad, porque no tienen fe. ¡Realmente, en este
caso, es Jesús mismo que desencadena, con sus exigencias de fe, una borrasca saludable!
En la barca, símbolo de la Iglesia, ellos^no llevaban consigo más que un pan (v. 14),
es decir, Cristo, que está en medio de ellos en el amor fraterno. Deben vivir de éste. Pero
no lo comprenden y, como antes de la multiplicación de los panes (6, 37; 8,4), no tienen
fe en Él y dicen: "no tenemos pan" (v. 14).
Jesús casi los ridiculiza, al explicarles el motivo por el cual el pan que ellos tienen no
sirve para nada, y les dice: "Guárdense de la levadura de los fariseos y de la levadura
de Herodes" (v. 15). Este pan, para desarrollar su fuerza, debe ser liberado de la corrup-
ción (ideológica) de la ley -como se dice en los w. 11-13 y en 7, 1-23- y de la corrup-
ción (económico-política) del poder. Aquí se comprende por qué Marcos introdujo
inmediatamente antes (vv. 11 -13) la tentación de los fariseos, que constantemente amenaza
el pan (por "la levadura de los fariseos", cf. comentario al pasaje anterior).
Ahora se añade también "la levadura de Herodes", es decir, el dominio de un hombre
sobre otro hombre, que es el otro factor que impide la liberación del pan. En efecto, el

38. EL MISTERIO DE LOS PANES: Me 8, 14-21 267


poder es casi siempre opresión del hermano (cf. 10, 42-43a) y se opone directamente al
mandamiento supremo (cf. 12, 29ss.).
Mientras la ley es una oposición ideológica al mensaje del evangelio, el poder es
una oposición práctica a él. La ley (personificada en los fariseos) y el poder (encarnado
en Herodes) así como se aliaron en 3, 6 para eliminar a Jesús y entrarán en un acuerdo
en la historia de la pasión, así son, para la Iglesia, las dos levaduras tremendas de
corrupción que le dan muerte a Cristo que vive en los hermanos: ellos están en una neta
contraposición con "su" mandamiento "nuevo" (cf. Jn 13, 34; 15, 12.17), impiden que
se comprenda y se viva el hecho de los panes.
Por consiguiente, los discípulos tienen un único pan consigo en la barca, y éste les debe
bastar. En otras palabras: la Iglesia debe vivir de ese único pan que es el Espíritu de Jesucristo,
es decir, el amor de Dios que se expresa en el amor concreto al prójimo. Pero esta vida libre en
el Espíritu es insidiada continuamente por las dos "levaduras" que destruyen el evangelio.
¡Esto es difícil comprenderlo! En efecto, los discípulos, precisamente como los fari-
seos de 3, 5, tienen el corazón endurecido (v. 17b). Incluso después de la repetición de la
lección, siguen como antes (cf. 6, 52): "Teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen"
(v. 18; cf. Jr 5, 21; Ez 12, 2). Aunque estén en la barca, en realidad son iguales a los que
"están afuera" (cf. 4, llb-12; Is 6, 9s.).
Así como Jesús exhorta a sus discípulos, también Marcos invita a sus lectores
a reflexionar (v. 17) y a recordar el hecho de los panes (vv. 18bss.): en la Biblia el
"recuerdo" de los prodigios de Dios es el vehículo de la revelación de su fidelidad. Es la
categoría principal de la Sagrada Escritura (cf.Dt 4, 32-40; 5,15; 6, 20-25; 7, 6-11; 8, 2-
6; 9, 1-7; 29,1-8; 32, 7): del recuerdo brota el reconocimiento de Dios, la alabanza por
sus obras y la esperanza para el futuro.
Pero también esta reflexión, que hace mirar hacia atrás, suministra sólo un recuerdo
exacto en los términos (vv. 10s.), pero oscuro y vacío, que carece de significado... así como
para la comunidad de Marcos Qsólo para ella?) corría el riesgo de existir sin significado la
celebración eucarística, reducida a pura repetición de fórmulas, sin contenido vital.
Jesús concluye sus siete preguntas diciendo: "Todavía no entienden" (v. 21). Esto
muestra que al hombre le es imposible penetrar en el misterio del pan de vida: éste
permanece siete veces, es decir, totalmente incomprensible, sin una intervención de Cristo,
que haga caer de nuestros ojos las escamas de la ley y del poder. Sólo entonces estaremos en
condiciones de ver y de vivir el pan, reconociendo en él el poder de Dios liberador.
Éste es el significado de la curación del ciego de Betsaida, que sigue inmediatamente
(vv. 22-26) antes del solemne reconocimiento que hace Pedro, que cierra la sección de los
panes y la primera parte del evangelio.

ACTUALIZACIÓN

La ley y el poder
La ley, entendida debidamente, quiere ser señal y propuesta de valores, e indicación
de formas concretas para actuarlos en la vivencia cotidiana. Pero en el caso de que
prevalezca el egoísmo de cada individuo o peor aún, de grupos sociales enteros, ella
corre elriesgode identificarse con el derecho del más fuerte. Esto sucede fatalmente en
los regímenes dictatoriales, tanto si son formales como si son camuflados. Al interior de
esas estructuras, la ley y el poder siempre van de acuerdo. Los conflictos eventuales entre

268 38. EL MISTERIO DE LOS PANES: Me 8, 14-21


los dos siempre se resuelven con compromisos fáciles, de tal modo que no perjudiquen al
que tiene el poder con desventaja total del pobre y del indefenso.
En el pasaje evangélico que se propone, se trata de la ley religiosa del sábado. Pero
incluso una ley religiosa, si se interpreta mal y se aplica indebidamente, puede invocarse
para justificar situaciones de hecho más o menos injustas.
Si además se tiene presente que, según e\ evangelio, debemos entregarnos a\ segui-
miento de lesús, que nos indica e\ camino de liberación sin iin, "y nos propone como
término la misma libertad del Hijo de Dios, entonces se comprende que, para el cristiano,
toda ley quefijeuna situación transitoria como norma para siempre, es totalmente ajena al
espíritu del evangelio. En efecto, indicaría una detención en este camino de seguimiento.
Esto no significa que en la comunidad cristiana no tenga que existir ningún
ordenamiento, y tenga que reinar allí lo espontáneo y el caos. Existe una ley muy precisa
también para nosotros, la única que tiene el valor absoluto: y es la misma persona de
Jesucristo, el Hijo de Dios que se entregó por amor. Toda otra ley no puede ser sino signo
y ayuda para amarnos los unos a los otros como Él nos amó, con un dinamismo sin fin.
Por eso es necesario tener una visión siempre abierta y responsable hacia toda norma
escrita y proponernos, como única ley fundamental, el hombre como persona en su libertad
de hijo de Dios, es decir, como Dios mismo lo ha querido en su unigénito Jesucristo.
Para llegar a este concepto típicamente evangélico de ley, que libera al hombre, es
necesario renunciar a toda ambición de dominio y abrirse, en cambio, al espíritu del
evangelio que es espíritu de servicio. Pues, el verdadero mal es ese tipo de poder que
tiende al dominio, y llega a la opresión del hermano, y que encuentra su aliado natural
en el legalismo. Por eso Jesús recomienda a sus discípulos que se guarden de la levadura
de los fariseos y de la levadura de Herodes.
Esta recomendación, que unos pobres pescadores sobre una barca no lograban com-
prender bien, logramos comprenderla mucho mejor nosotros hoy, relacionándola con las
preferencias reiteradas de Jesús por los pobres y los desheredados.
Bellísimo en este sentido es el cántico de María, la humilde sierva del Señor. Se trata del
himno más revolucionario de la historia, porque es verdadero y dice: "(el Señor) dispersó a los
que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los
humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada" (cf. Le 1, 51ss.).
Ésta puede parecer una utopía. Pero para el que tiene fe en el evangelio, es la realidad
que está abierta a nosotros, porque Dios ya la realizó en Jesús y nos llama a nosotros a
llevarla a cabo.
Sólo de este modo el pan, que nosotros partimos juntamente, será liberado de la
insidia de los soberbios y de los poderosos, y podremos vivir como hermanos, hijos de
ese único Padre que se nos entregó en su Hijo.

APLICACIÓN A LA VIDA

¿ Una pobre barca o una nave de lujo?


Podría ser una discriminación o la alternativa última al ver las cosas. Así fue entonces
y así es hoy.
Intentamos una traducción bastante serena de esta insistencia de Jesús, que pregunta
y reprende.

38. EL MISTERIO DE LOS PANES: Me 8, 14-21 269


Cada uno de nosotros, un poco como Jos discípulos de entonces, puede experimentar
/a tentación de hacerse una barca toda para sí mismo y garantizada contra todoriesgo,en
lugar de aceptar la pobre barca que Cristo nos propone: está abastecida con el solo pan del
cual todos vivimos y que partimos entre nosotros para que todos tengan en abundancia.
Es decir, también nosotros experimentamos la tentación de fabricarnos una nave de
lujo, y remar mar adentro cada uno para sí mismo. Hay libertad para hacerlo. Pero luego
será difícil que en una barca de ese género se pueda acoger a Jesús, aunque sea tan sólo
como pasajero.
Existe algo de levadura de los fariseos y de Herodes también en muchos de nosotros.
En efecto, con frecuencia tenemos la pretensión de ser buenas personas, de tener garantías
y en caso extremo chalupas salvavidas -¿fruto de los propios fracasos?- chalupas que
luego no salvan nada cuando llegan virajes saludables de parte de la historia.
Todos apuntamos a iniciativas inteligentes, a contactos y maniobras sabias: ¡no
solamente Herodes era un zorro!
Prácticamente estamos en posesión de todos los inventos de la ciencia náutica. Pero
humana.
Hemos surcado muchos mares y hemos pasado borrascas: nos ufanamos incluso del
don de haber sobrevivido.
Hemos confiado en cosas inteligentes y en personas inteligentes, en análisis refinados
del tiempo presente y en previsiones humanas del futuro. La astucia nos ha impedido
mirar profundamente el pasado (que es señal del verdadero futuro), o el evangelio:
habríamos debido criticarlo, mutilarlo, para no imponernos la tarea de cambiar.
Cómo hemos disculpado y sepultado con una sonrisa de desagrado -" ¡intemperancias
propias de índoles sanguíneas!"-, ciertos reproches de hombres benditos, revaluados
como proféticos demasiado tarde. ¡Nosotros actualmente pretenderíamos tener mayor
delicadeza y caridad!
¿Pero, tal vez, nosotros habríamos confiado el mensaje a ex-endemoniados, o a
ex-leprosos? ¿El primer síntoma de la resurrección lo habríamos mostrado nosotros a
unas mujeres jurídicamente incapaces? ¿Habríamos escogido nosotros una compañía
deficiente como los doce como columnas y fundamento de la Iglesia?
Entonces es acertado el desconcierto de los discípulos en la barca. Es sincero: los
honra. Y vale también para nosotros. Pero es una lástima que nosotros tengamos más
fallas que ellos. Durante los siglos, por el camino, también en nuestras instituciones
hemos recogido muchas cosas inútiles, con el riesgo de aparecer más como herederos del
tiempo pasado que como testigos del futuro de Dios.
Si la barca no aguanta, es claro que de vez en cuando se haga sentir el timonel y haga
limpieza, con el fin de rehabilitarla.
"No tenemos más que un pan".
¡Precisamente, no hay que tener sino ése!

270 38. EL MISTERIO DE LOS PANES: Me 8, 14-21


REFLEXIÓN DE FE

El malestar que nos salvará


El pasaje propone la reprensión más extensa y completa de Cristo contra quienes no
advierten la propuesta del amor divino en el pan. Se dirige expresamente, en la persona
de los apóstoles, a los creyentes. Ellos, sin embargo, viven en su amor, no captan hasta el
fondo a Cristo, Hijo de Dios que salva, como dentro de poco se subrayará definitivamente
en el conflicto entre Cristo y Pedro.
"No comprender todavía", "no recordar", significa no sólo no saber confiar enteramente
en el Señor, sino también no saberse identificar como suyos en la ley de una caridad vivida,
de una fraternidad marcada con la fracción del pan y la saciedad del banquete eclesial.
El relato adquiere intensidad en las repeticiones tanto, como se ha dicho, del orden de los
acontecimientos que siguen a las multiplicaciones de los panes, como de las preguntas insistentes
de Cristo que se hallan al interior del pasaje (w. 17.18.21). Somos impulsados a encontrar algo
que nos falta (cf. el joven rico: 10,21). Es un relato que forma parte de una experiencia espiritual
penosa: con frecuencia no sabemos con claridad qué es nuestra dureza de corazón, mientras
percibimos su presencia. ¡Aquí es tiempo de darse cuenta, para aquellos que son de Cristo y
están en su barca, de que algo no funciona, mientras en apariencia todo "navega" bien!
Mientras normalmente nuestro despertar a la verdad se confía a parábolas o a hechos,
aquí el evangelio pone las cartas sobre la mesa. Es la reprensión central, ligada a la próxima
discusión entre Pedro y Jesús. Cristo obra con violenciay de un modo abierto, aunque nosotros,
aun después de setenta veces siete, no comprenderemos. En este momento, el evangelio actúa
en la comunidad de una manera ejemplar. Es un pasaje de una importancia extrema para
comprender la manera de nuestro encuentro con la sagrada escritura. Ella nos pide siempre -
y ésta es también una gracia- una capacidad de sospecha con respecto a nosotros. Es el único
punto posible de partida para su lectura. Quien comenzara a leer este libro admirable desde
una postura de fuerte seguridad de sí mismo, saldría más pecador que antes (cf. el fariseo y
el publicano: Le 18, 9-14). La Escritura, si se lee espiritualmente, confirma la sospecha de
nuestra injusticia personal, al colocarnos frente a Cristo. En su presencia la sospecha madura
en la certeza, y ésta en la contrición del corazón, que nos encamina hacia el seguimiento y, por
consiguiente, hacia la salvación, colocándonos en el camino.
También aquí el milagro, que seguirá, incluye la tensión dolorosa entre Cristo y los
suyos en el tema de la esperanza. Seremos "curados, aunque sea de una manera fatigosa,
como el ciego de Betsaida. Pero tendremos que guardarnos de la levadura de los fariseos
y de Herodes (v. 15). Si yo, como fariseo, soy duro de corazón hasta el punto de creer
definitivamente en mi justicia, no me salvaré. Si en cambio, en virtud de un renovado y
"supremo conocimiento de Jesucristo mi Señor", me encuentro con Él "no con la justicia
mía, la que viene de la ley, sino la que viene por la fe" (Flp 3,9), recibiré la misma salvación
que recibió el ciego. Es una salvación milagrosa, que romperá la esclerosis de mi corazón.
Mientras quede alguna sospecha afortunada acerca de "nuestra justicia", siempre
será posible que, un día u otro, nos coloquemos en la fila con el leproso (1, 40ss.), con
el paralítico (2, lss.), con el hombre de la mano paralizada (3, lss.), con la hemorroisa
(5, 25), con la cananea (7, 24ss.) con el sordomudo (7, 31ss.), con el ciego de Betsaida (8,
22ss.), con Bartimeo (10,46ss.), con todos los personajes sorprendentes, que el evangelio
continuamente nos coloca delante, y que la vida pone cada día en nuestros pasos, con no
poca incomodidad para nosotros.

38. EL MISTERIO DE LOS PANES: Me 8, 14-21 271


39. CURACIÓN DE UN CIEGO EN BETSAIDA
(Me 8, 22-26)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

El relato de la curación del ciego de Betsaida lleva hacia la conclusión de la segunda parte
de la sección de los panes, cuya estructura y función ya hemos puesto en evidencia al comentar
los trozos precedentes. Ya estamos en el umbral de la parte fundamental del evangelio de
Marcos, en la cual Pedro, al expresar en sus palabras el primer punto de llegada de la fe de los
discípulos, dará una primera respuesta clara al interrogante siempre presente: "¿Quién es ese
jesús que vive en medio de nosotros?".
El hecho del ciego curado, mientras vuelve a presentar en su enfermedad la condición de
cierre del hombre frente al evangelio, preanuncia, en su curación, la posibilidad de comprender
este evangelio, con la condición de que uno se deje "tocar" y "curar" de Jesús.
Entonces este pasaje es un episodio clave en su estructura literaria, sin duda alguna, se
relaciona con la narración anterior de la curación del sordomudo, colocado como conclusión de
la primera parte de la sección de los panes (cf. 7, 31 -37). Este ciego curado recuerda un trozo
sucesivo, en el cual el protagonista será otro ciego, el cual, en su profesión clara de fe y en su
entusiasmo por seguir a jesús, manifiesta lo expedito del camino de quien ha sido tocado por la
fascinación de Cristo (cf. 10, 46-52).
Existe una semejanza muy notoria entre este pasaje y el del sordomudo en el capítulo
anterior. Basta confrontar los dos relatos, sobre todo en su primera parte, y precisamente en
7, 32-34 y 8, 22-24: subrayamos la correspondencia de la introducción de las dos escenas, de
tomar aparte al enfermo, de extender las manos sobre él, de escupir sobre la parte enferma y
de otras actitudes y términos en el texto de los dos pasajes.
Con base en esto, algunos exegetas han pensado que este episodio del ciego sea un duplicado
del episodio del sordomudo.
Pero la diversidad del sujeto y las características propias de cada pasaje son suficientes para
convencemos de la realidad de los dos hechos. La constatación de que sólo Marcos refiere este
episodio del ciego de Betsaida, introduciéndolo en este punto preciso del evangelio, nos lleva
a poner en evidencia, una vez más, la línea del tema teológico que Marcos desarrolla en estos
capítulos a través de los varios relatos, como lo hemos anotado en los comentarios anteriores.
Las semejanzas lingüísticas se pueden explicar recordando que Marcos tiene la tendencia a
repetir las mismas expresiones y que las narraciones que se formaron en la tradición oral asume
con frecuencia un desarrollo fijo.
La obra redaccional de Marcos aparece también en el primero y en el último versículo, que
unen el relato en el contexto del capítulo, y lo incluyen en su línea del "secreto mesiánico".

272 39. CURACIÓN DE UN CIEGO EN BETSAIDA: Me 8, 22-26


22. Llegaron a Betsaida, le trajeron un ciego y le rogaron que lo tocara.
23. Jesús, tomando de la mano al ciego, lo sacó fuera del pueblo, le echó saliva en
los ojos, le impuso las manos y le preguntó: "¿Ves algo?".
24. Él, alzando la vista, dijo: "Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero
que andan".
25. Después, le volvió a imponer las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente
y quedó curado, de suerte que veía de lejos claramente todas las cosas.
26. Y Jesús lo envió a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en el pueblo".

v. 23: lo sacó fuera del pueblo: por éste y por Comenzó a ver perfectamente y quedó curado,
otros detalles, que se hallan también en el relato de suerte que veia de lejos claramente: notemos
del sordomudo en 7, 31-37, remitimos a las notas la diferencia en los tiempos de estos tres verbos:
de ese pasaje. mediante la acción de Jesús este hombre fue curado,
realizó los primeros actos de la facultad adquirida, y
v. 24: veo a los hombres, pues los veo como árboles,
pero que andan: esta identificación pintoresca de los luego siguió disfrutando de este don de la vista.
hombres con los árboles significa un modo primitivo v. 26: ni siquiera entres en elpueblo: otros manus-
de ver muy confuso, -los árboles como tipo de ob- critos añaden: "en el pueblo no le hables de esto a
jetosfijos,por consiguiente, más fácilmente percep- ninguno". Esta segunda redacción une más expresa-
tibles- y sirve como contraposición a la capacidad de mente también este episodio al tema del "secreto
ver bien y distintamente todo, la cual fue adquirida mesiánico".
en un segundo momento. En varios relatos de curaciones, el evangelista
v. 25: le volvió a imponer las manos: es una anota esta acción de Jesús que se retira de la gente:
característica de la narración de este milagro la el don de la salud física y de la fe es fruto de un
curación en dos tiempos, casi como para subrayar encuentro profundo con Cristo, que a menudo pue-
la grandeza del milagro y la necesidad absoluta de de ser impedido por la dispersión entre la multi-
la aeción de Jesús para adquirir la capacidad de tud, y por la instrumentalización interesada y
ver. Expondremos en el comentario el contenido demagógica del milagro; podemos explicar también
teológico de ese relato peculiar, que mediante imá- esto con la teología del "secreto mesiánico" que es
genes nos muestra cómo "comprender" a Jesús en típica de Marcos.
la señal de los panes.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Yo soy la luz del mundo"


En el pasaje anterior Jesús decía: "¿Teniendo ojos no ven y teniendo oídos no oyen?"
(v. 18), y concluía: "¿Todavía no entienden?" (v. 21).
La ceguera de los discípulos acerca de la persona de Jesús y la de los cristianos acerca
de su presencia en el signo del pan, alcanzó su vértice, como lo hemos visto.
Este ciego, que es curado por Jesús, indica el paso de la ceguera a la iluminación, que
Jesús va realizando en sus discípulos, para que lo reconozcan como el Mesías, el enviado
de Dios, en quien se cumple la esperanza de la promesa. Es el mismo milagro que Cristo
debe realizar en la comunidad cristiana, para que sepa reconocer en la señal del pan su
presencia de liberación, y pueda así acoger la revelación sucesiva que iniciará en 8, 31.
Este milagro se realiza en dos etapas. Es una acentuación irónica que Marcos hace de
la ceguera de los cristianos de su comunidad: ella es tan grande que requiere la reiterada
intervención de Cristo para que se abran sus ojos. De este modo se subraya el aspecto

39. CURACIÓN DE UN CIEGO EN BETSAIDA: Me 8, 22-26 273


totalmente trascendente de la revelación de Cristo, que supera todo entendimiento
humano.
En un primer momento el ciego entrevé solamente algo impreciso: está a mitad del
camino entre la sombra y la luz, y confunde a los hombres con los árboles que caminan
(v. 24). Es como los discípulos, que no habían comprendido el hecho de los panes, y
confunden a Cristo con un fantasma (6,49), o bien, como "los hombres", que identifican
a Jesús con figuras del pasado, ya muertas (cf. v. 28; 6,14ss.).
Es interesante observar que, en este punto del evangelio, Jesús pregunta, por vez
primera, al ciego curado el éxito milagroso: "¿Ves algo?" (v. 23b). Es la misma pregunta
que en este punto del evangelio Marcos hace que Jesús nos dirija, y que es como el preludio
de la pregunta decisiva, que luego hará de inmediato a sus discípulos (w. 27b.29a).
Esta pregunta la dirige Marcos a su comunidad, para que se examine bien a sí misma
(cf. 1 Co 11, 28), para ver si sabe discernir realmente a Cristo que está presente en el signo
del pan.
La respuesta, que él pone en boca del ciego, muestra cuan lejos estamos de todo esto
(v.24).
Es necesaria una intervención sucesiva, para que la comunidad, como el ciego, "vea
de lejos claramente todas las cosas" (cf. v. 25).
El evangelio quiere precisamente llevarnos a esto, es decir, a ver claramente en Jesús,
que se entrega como pan de vida, la liberación definitiva que Dios había prometido y que
nosotros debemos vivir.
La repetición del relato de los panes y la doble curación del sordomudo y del ciego
tienen la intención precisa de imprimir bien la lección que Marcos quiere dar a su
iglesia. Lo que se llevó a cabo durante la vida de Jesús, se debe cumplir continuamente
también en la Iglesia: Cristo abre los ojos de susfieles,para que penetre en ellos la luz del
evangelio, caiga la dureza de su corazón y, con fe iluminada, puedan verlo vivo y presente
en el signo del pan.
Sólo después de esta iluminación, en la que la esperanza del hombre se vincula a
Cristo liberador, sigue la segunda parte del evangelio en el cual Jesús se manifestará
como el Hijo de Dios y nos indicará con precisión el camino a seguir para llegar con Él
a su gloria.
En este punto brota espontánea la oración del ciego de Jericó: "Maestro mío, que
yo vea" (10, 51). En efecto, Jesús es la luz del mundo: cuando Él viene, el hombre se
ilumina, y puede contemplar la gloria de Dios, según su palabra que dice:. "Yo soy la luz
del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida"
(]n 8,12).

ACTUALIZACIÓN

¿Ves algo?
Nosotros los cristianos estamos llamados a responder a esta pregunta del Señor:
"¿Ves algo?". Debemos reconocer con el ciego que, aunque tengamos un cierto grado
de fe, no logramos darle un contenido visible muy preciso. Y mucho menos estamos en
condiciones de dar de ella un testimonio transparente a los otros.

274 39. CURACIÓN DE UN Q t G O EN BETSAIDA: Me 8, 22-26


Con frecuencia no vemos absolutamente nada, como el ciego que es conducido p
Jesús; o bien, como el ciego curado sólo a medias, nuestra fe es todavía tan confusa q
confundimos los hombres con los árboles.
Tal vez en este intercambio se manifiesta nuestra poca fe en el evangelio: en efect
no vemos a los hombres en su dignidad de hijos de Dios, sino que los vemos como COSÍ
Aún más, podemos decir que una de las características que más aparece en nuest
sociedad es esta "cosificación" de los hombres. Esa palabra difícil tiene un significac
muy sencillo: quiere decir precisamente que nosotros consideramos a los hombres con
"cosas", y disponemos y nos servimos de ellos, instrumentalizándolos para nuestn
fines.
Así los manipulamos, los dominamos y los sometemos a nosotros; y somos incapací
de amarlos, de considerarlos como hermanos y de partir con ellos el pan de los hijos, qi
Dios nos ha dado en Jesús.
Es necesario que la luz del evangelio nos ilumine más profundamente y haga caer c
nuestros ojos las vendas del poder y de la ley, de tal modo que podamos ver y seguir es
camino de pobreza y de libertad que Jesús nos indica en la segunda parte del evangelio. I
debe llegar a ser también nuestro camino, el criterio de nuestro modo de valorar y de obrai
Sólo así estaremos en condiciones de "ver claramente" el contenido de nuestra fe, e
decir, la presencia de Dios liberador en la liberación del pan.
Entonces nuestra vida se convertirá en un testimonio claro del amor que Dios tien
hacia nosotros; y también los otros, los no creyentes, dirán al vernos lo que decían lo¡
paganos al hablar de las primeras comunidades: "¡Miren cómo se aman!".

APLICACIÓN A LA VIDA

Que sus dedos limpien siempre nuestra mirada


Se han gastado demasiadas palabras acerca de la crisis de optimismo entre los
cristianos. Esto lo digo sin querer agravar más la situación. Tanto cuanto lo afecta a uno
mismo, como cuando afecta a los otros, el pesimismo no es evangélico.
El pasaje al que nos referimos parecía una pura repetición del anterior (del sordomudo),
o de pasajes análogos, en los cuales, con letras claras, se indica la incapacidad congénita
y radical de entender de los discípulos que siguen o de la comunidad que comienza a
congregarse en torno a Jesús. Sin embargo, el evangelio, y esta página en particular, es
un relato de liberación, de curación; y, por consiguiente, es signo de alguna cosa que se
ha realizado y que se realiza aún hoy, aunque con fatiga y... a plazos.
Por tanto, sería una ceguera absurda no advertir, no "ver" esta misma curación que
está en acto.
Es decir, caeríamos también nosotros en una convalecencia permanente, en el incon-
veniente del ciego no totalmente curado: sería una lectura tremendamente imperfecta de
la realidad.
Damos un ejemplo: en el ámbito religioso, es fácil enumerar un sin fin de situaciones
definibles como preocupantes acerca de la práctica cristiana y la obediencia de los
fieles, acerca de los principios fundamentales o los ejes de la moral, desde la sexualidad
hasta el compromiso político o la propiedad; acerca de la misma interpretación de las

39. CURACIÓN DE UN CIEGO EN BETSAIDA: Me 8, 22-26 275


formulaciones doctrinales; acerca del modo general de programar y de vivir la vida
eclesial, la escucha de la palabra, la puesta en práctica del mandamiento del amor, por
ejemplo, en el plano social, etc.
O bien, en el ámbito de la sociedad civil -pero es difícil delinear con fines precisos,
excluyendo las interferencias-: cuando el marco cultural se vuelve móvil, sociológico,
se sufre una especie de mareo. Caen, en efecto, los modelos de relaciones, los esquemas
de convivencia y las jerarquías de valores, las finalidades y las perspectivas, tanto en la
familia como en el trabajo y en el ejercicio de la democracia.
Entonces es cuando la desorientación, la ansiedad o el terror por la falta de puntos de
referencia que den seguridad, como si fuese una especie de ceguera, nos transforma en
pesimistas, nos cierra los caminos y nos hace concluir para salir del paso que todo marcha
mal: "¡Quién sabe a dónde iremos a parar!"... "los hombres son plantas".
Pero... ¿y si invirtiéramos toda la visión? Es decir, si lográramos comprender, en
términos de fe, y por consiguiente, no por una manía iconoclasta, que estamos viendo
un poco más "claramente" y "desde lejos". Es decir: tal vez, las dificultades que denun-
ciamos son los dolores de un mundo nuevo, con la decadencia dolorosa e inevitable de
un mundo viejo, ya que ayer como hoy, las cosas han nacido con mayor dificultad que si
se tratara de morir. Por consiguiente, en lo que se presenta como la terminación, existe
tal vez el tomar conciencia o el "ver" que mucho de lo que dada seguridad y sobre lo cual
pensábamos apoyarnos, es relativo y transitorio.
Se ve y se toca entonces necesariamente que muchos puntos de vista resultan en crisis
o decididamente superados; pero tal vez se entrevé en la dificultad de la Iglesia, por
ejemplo, el don de una pobreza y de una pureza evangélica mayor, una fe más limpia;
en la sociedad, que se dice está al borde del colapso, tal vez uno se vuelve consciente
de cüán amargo son los frutos seculares de una convivencia basada en el provecho, en
la explotación, en el egoísmo, y uno se interroga entonces acerca del modo de salir del
atolladero; así en la familia, a punto de desesperarse, por la incapacidad declarada de su
estructura actual para sostener la tarea educativa, se buscan y se experimentan soluciones
nuevas, que respondan mejor a las exigencias de hoy.
No es que se vea perfectamente lo que hay que hacer hoy o qué se hará ciertamente
mañana; pero tenemos la impresión -a ratos incómoda y desagradable- de que cese
un encantamiento y nos despertamos de una ceguera profunda: para que asumamos la
responsabilidad, tal vez pesada e ineludible,-de plantear y de resolver los problemas en
una mayor sencillez y pobreza, con menos egoísmos y compartiendo y participando más
profundamente.
Lo importante entonces es que no se oponga resistencia a esta curación; ¡por el
contrario, que se sepa "verla", comprenderla y apreciarla!
Al menos para dar gracias y orar para que esos dedos, que nos limpian la mirada,
lleven siempre a un buen fin la operación.

276 39. CURACIÓN DE UN CIEGO EN BETSAIDA: Me 8, 22-26


REFLEXIÓN DE FE

La fatiga de Dios
Curar a un ciego es el más bello de los milagros. Jesús es luz del mundo, y nosotros
así llegamos a ser capaces de verlo. El milagro de Betsaida, colocado en este momento del
evangelio, nos indica la esperanza maravillosa de sanar de la dureza de nuestro corazón,
objeto del reproche de Cristo. El corazón ciego se volverá capaz de ver, aún más, verá
lejos como el de los profetas ("quedó curado, de suerte que veía de lejos" v. 25).
Sin embargo, el acontecimiento está ligado a una "fatiga de Dios". No es fácil,
requiere tiempos sucesivos. Es la historia de la liberación humana en su nivel profundo,
bíblico. Como siempre, en este caso está comprometida una fuerza creadora divina, que
según parece tiene que luchar, e indicar una acción poderosa y difícil (cf. Ex 15,16). Así,
mientras la creación del cielo y de la tierra ya es narrada en el solo capítulo 1 del Génesis,
la liberación de un pueblo se desarrolla en los primeros 14 extensos y contrastados
capítulos del Éxodo. Es fácil para el Hijo de Dios calmar el lago gritándole: "¡Calle!"
(4, 39), hacer que se levante la niña muerta mediante una palabra muy leve, y curar a
la hemorroísa casi sin querer (c. 5); pero no le resulta igualmente fácil curar al ciego de
Betsaida. Aquí la acción aparece laboriosa, casi acompañada de un diálogo con el ciego.
Lo mismo sucede con la dureza de nuestro corazón, y para liberarnos de ella Jesús deberá
pasar la agonía del huerto de los olivos.
Todo eso nos ofrece el modo de recoger una doble lección evangélica. La primera
es que el espíritu no debe distraerse en mil arroyuelos secundarios ni marginarse en la
periferia de infinitas normas morales, que corren el riesgo de caer siempre en el rigor
inútil de los fariseos, sino que hay que ir al corazón del problema del hombre, del cual, si
acaso, hay que hacer emerger los aspectos particulares de la vida.
Es necesario apuntar más al fondo: allí donde yace la roca inamovible de nuestra
dureza. Todos los juegos que realicemos, dejándola intacta, serán un carrusel infantil,
con una apariencia de seriedad de carácter burlesco. La segunda lección es que, en
esta superación, precisamente porque es tan profunda, es necesario confiar más que
nunca en la acción de Cristo, que se nos aparecerá como el Señor precisamente en una
relación de fe liberadora, la cual, sin embargo, implica, en el conjunto del relato, nuestra
participación en la fracción del pan y en lo que ella implica de una vida fraterna y real,
como ya se dijo. Es necesario tener presente continuamente que aquí se trata del pueblo
de Dios que come el nuevo pan del desierto, si no se quiere reducir toda la sección a una
confrontación con Cristo, aislado de la realidad de la Iglesia y del mundo, confrontación
que domina la sección.
Pero el evangelio nos indica que esta confianza en Jesucristo, el Señor, no es un simple
acto de buena voluntad, y mucho menos de una voluntad fuerte y llena de sí mismos. En
cambio, es un don humilde y doloroso, en el cual es necesario aceptar la progresión de
dejarse liberar y con eso la humillación de ser todavía esclavos (cf. Jn 9, 39ss.).

39. CURACIÓN DE UN CIEGO EN BETSAIDA: Me 8, 22-26 277


40. LA CONFESIÓN DE PEDRO
(Me 8, 27-30; cf. Mn6, 13-20; Le 9, 18-21).

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

La "sección de los panes", que según hemos visto está centrada en los dos relatos de la
multiplicación de los panes (6, 30ss.), se concluye ahora con el episodio de la confesión de
Pedro, que constituye el modo natural de desembocar de la línea teológica buscada por Marcos
en los pasajes de estos capítulos. La "señal del pan" fue el hilo conductor, como motivo de
preguntas fundamentales con respecto a Jesús y acerca del modo de comprenderlo. En este
pasaje el evangelista nos presenta una primera etapa en el camino de fe de la comunidad de los
discípulos. El texto, sintético y lineal, deja transparentar la huella de la catequesis primitiva
acerca de la persona de Cristo. Los títulos que la "gente" le atribuye resumen algunos de los
atributos más conocidos y elevados que la tradición del Antiguo Testamento reservaba al mesías
esperado. La insuficiencia de todos estos atributos, para definir la persona de Jesús, se hace
resaltar con la pregunta dirigida a los discípulos e introducida en la traducción latina por la
palabra "vero" (pero, más). Enfrentados a la opinión común, ahora se.sienten interpelados
personalmente, en un diálogo que no admite evasiones o respuestas rutinarias. Pedro, dejando
que hable su corazón (efi Mt 16, 17), tocado muchas veces por las palabras y las acciones
maravillosas de Jesús, expresa un juicio nuevo, que marca el punto de llegada de la primera
parte del evangelio de Marcos.
Pero inesperadamente también este episodio se cierra con la acostumbrada orden terminante
de Jesús: "Les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de Él". En efecto, también
Pedro, aunque había expresado una sincera profesión de fe, mostrará, inmediatamente des-
pués, que no ha comprendido casi nada del "misterio de Jesús " y que todavía estaba muy influen-
ciado por la mentalidad mundana.
La segunda parte del evangelio, que se abre después de este episodio de la confesión de
Pedro, tendrá precisamente la finalidad de llevarnos, junto con los discípulos, a una compren-
sión más verdadera y profunda del Señor Jesús, sobre todo a través de la experiencia dolorosa
de la pasión y muerte y la promesa de la resurrección. Creemos, por consiguiente, que tanto
en el aspecto de la estructura del texto, como en el aspecto del contenido teológico, con esta
respuesta parcial que Pedro ha dado acerca de la identidad de Jesús, se concluya la primera
grande parte del evangelio de Marcos, más allá de otras divisiones particulares, que hemos
puesto en evidencia a lo largo de los diferentes capítulos.
Así, a través del comentario de los diferentes episodios que se han sucedido desde el comienzo
del capítulo 1, hemos alcanzado una comprensión teológica profunda de lo que significa que
Jesús es el Mesías (que constituye la primera parte del título del evangelio de Marcos): este
atributo sale aquí por vez primera y adquiere su significado profundo y nuevo por el modo
con el cual Jesús ha ido manifestándose. De este modo Marcos recobra el sentido originario

278 40. LA CONFESIÓN DE PEDRO: Me 8, 27-30


del atributo "Cristo" (Mesías), que entre los primeros cristianos se había debilitado, para ser
sustituido por el nombre propio, jesús, según la fórmula estereotipada: "Jesucristo".
La explicación del segundo atributo: "Hijo de Dios", que leemos en el título, será la
intención fundamental de la segunda parte del evangelio, que es la decisiva, en la cual
lentamente se va disipando la sombra del secreto mesiánico, para que se revele al final la glo
de Dios en Jesús y en quien lo sigue hasta el fondo.

27. Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesárea de Filipo, y en el
camino les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?".
28. Ellos le dijeron: "Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elias; otros, que uno de
los profetas".
29. Y él les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro le contestó:
"Tú eres el Cristo".
30. Y les mandó severamente que no lo dijeran a nadie.

v. 27: hacia los pueblos de Cesárea de Filipo: esta En el tiempo de Jesús, el profetismo ya no
indicación precisa de lugar en Marcos, que suele existía en Israel. El pueblo sentía el peso de este
estar tan escaso, merece una atención especial. Este silencio de Dios: se esperaba la reaparición de
es también un elemento que confiere importancia algún profeta (cf. lM 4, 46; 14, 41;/n 1, 21). Así se
y solemnidad a este episodio, central en todo el comprende la referencia a EKas (cf. también en el
evangelio, y mucho más porque esta localidad se relato de la transfiguración, en 9, 5-4) de quien se
encuentra en los confines entre el territorio judío habla en 2R 2, 1-18 y de quien Malaquías había
y el mundo pagano. Cesárea de Filipo marca un preanunciado el retorno (cf. MI 3, 23): el mismo
viraje decisivo también en el itinerario de Jesús Marcos presenta muy claramente la espera de esta
según el relato de Marcos. En efecto, después de las nueva venida de Elias, pero afirma que él ya se ha
peregrinaciones fuera de la Galilea al otro lado del manifestado en Juan Bautista "y han hecho con él
lago de Tiberíades, Jesús vuelve hacia la Galilea, y cuanto ha querido" (cf. 9,11-13).
apunta decididamente sobre Jerusalén, para que se Aún más, se esperaba al profeta escatológico:
cumplan las profecías acerca del mesías. es decir, aquel que instauraría definitivamente el
v. 28: ]uan Bautista; otros, que Elias; otros, que reino mesiánico.
uno de los profetas: esta breve enumeración de las Entonces es explicable que la atención de la
opiniones de la gente acerca de Jesús retoma exacta- gente se haya fijado en Jesús: las gentes reconocían
mente los personajes que son nombrados en 6, 14- en él a un grande profeta, como se puede comprobar
15, cuando Herodes trata de darse cuenta de lo que en algunos pasajes de Mateo y Juan y en varios
la gente decía acerca de Jesús. pasajes de Lucas. Implícitamente Jesús aceptaba
La personalidad de Juan Bautista, sacrificado este título (cf. Mt 13, 57; Le 13, 34). En Marcos
por Herodes, había impresionado fuertemente el este atributo aplicado a Jesús aparece sólo tres
ambiente judío. Con respecto al título de profeta veces (6, 4; 6, 15 y aquí). En el segundo y en el
que se atribuye a Jesús, los testimonios del Nuevo tercer caso, sin embargo, el texto hace resaltar su
Testamento son numerosos. inadecuación con respecto a la verdadera realidad
En el judaismo del Antiguo Testamento la de Jesús. La idea de Jesús profeta se difundirá sobre
figura del profeta ocupa un espacio fundamental. todo en los ambientes judeo-cristianos y será un
El profeta es un hombre llamado por Dios, para atributo importante para la fe en Jesús en las
que con palabras y gestos manifieste el designio de primeras comunidades; en cambio, desaparecerá en
la liberación de Dios y los caminos a través de los la predicación a los paganos. Eso explica por qué ese
cuales el mismo Dios lo va realizando en la historia; atributo no tuvo mucha resonancia en la iglesia.
también un hombre que proclame el juicio de v. 29: y El les preguntó: ¿ Y ustedes... ?: El tex
Dios acerca de las vicisitudes humanas, según su de la traducción dice así, pero el texto griego y
correspondencia o menos (fidelidad o infidelidad) latino dicen el equivalente a: "pero Él replicó: y
con respecto a este designio. ustedes...", para expresar el sentido adversativo

40. LA CONFESIÓN DE PEDRO: Me 8, 27-30 279


de la pregunta de Jesús, que exige una respuesta como un gran sacerdote honrado o como un rey
diferente de las precedentes. vencedor, sino siguiendo el camino de siervo que
Tú eres el Cristo: algunos manuscritos de sufre, celebrado por Isaías.
Marcos añaden: "El hijo del Dios vivo". La Precisamente para subrayar el interés de Jesús
inserción se explica por la asimilación al texto de Mt por no dar motivos a malentendidos de este género,
16, 16. La palabra "Cristo" equivale exactamente y para poner en guardia a las comunidades primitivas
a la de "mesías": la primera deriva del griego -y, por consiguiente, también nosotros hoy- contra
(como traducción), la segunda del hebreo (como estos equívocos, Marcos teje en los diferentes capí-
transliteración): ambas significan "ungido", según tulos su "teología del secreto mesiánico", como lo
la tradición hebrea de consagrar con la unción a los resaltamos en su momento.
sacerdotes y a los reyes de Israel. El debate sobre la identificación de Jesús como
Para comprender lo que Pedro quería decir mesías alcanzará su ápice en los relatos de la pasión,
en ese momento al atribuir a Jesús este título, en el momento del proceso y de la condena de Jesús
debemos partir del Antiguo Testamento. En la (cf. Me 14, 64; Mt 26, 63-66; Le 22, 66-71; Jn 18,
mentalidad judía, el mesías era el que iba a llevar a 33-37); también entonces Jesús se mostrará perplejo
su cumplimiento las esperanzas de Israel, basadas y evasivo.
en las promesas de Dios. En el episodio de la confesión de Pedro, Jesús
En el tiempo de Jesús, la espera del mesías acepta el atributo "Cristo" de la boca de Pedro,
era muy viva especialmente en la comunidad de por cuanto está inspirado de lo alto (cf. Mt 16,
Qumrán, en la doble figura de sacerdote y rey. 17): pero vemos que, en las líneas que siguen inme-
Pero también en la mentalidad popular se diatamente, Jesús reaccionará fuertemente frente a
volvían a encender las esperanzas de un rey-mesías la interpretación, mundana y equivocada, de este
liberador, que satisface las aspiraciones nacionalistas título.
de los israelitas. Del comentario a esta primera mitad El atributo "mesías" se lo dará a Jesús la iglesia
del evangelio de Marcos -y esto resultará aún más primitiva para expresar la continuidad entre el An-
evidente en la segunda parte- aparece ya bastante tiguo y el Nuevo Testamento en la obra que Él rea-
claro que Jesús, con sus palabras y acciones, desde lizó. Pero entonces, después de la pascua, ya no era
el primer episodio de su bautismo en el Jordán tan grave el peligro de interpretar mal el mesianismo
(cf. 1, 9-11), no se inclina en lo más mínimo a de Jesús: "Dios ha constituido Señor y Cristo a este
esta mentalidad popular, que desvía gravemente Jesús a quien ustedes habéis crucificado" (Hch 2, 36).
el sentido de su mesianidad: El será Mesías no

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Reconocimiento de Cristo liberador


"Lo habían conocido en la fracción del pan" (Le 24, 35b), dice Lucas, al resumir
en el episodio de los discípulos de Emaús la maduración lenta de la fe de la primera
comunidad. Ella, pasando a través de todas fas Escrituras ve que se cumple en Jesús la
promesa de Dios. Pero sus ojos permanecen todavía cerrados sobre la realidad actual,
y se abren solamente ante "la fracción del pan" (Le 24, 30s.), es decir, cuando ellos
mismos se ven envueltos en la historia de Jesús, que continúa en ellos hasta llegar a su
cumplimiento.
Así también Marcos expone el primer reconocimiento de la realidad de Jesús al final
de la sección de los panes: en efecto, sólo en el pan la comunidad puede reconocerlo
como el Cristo liberador, porque en El continúa y se cumple su liberación. Aquí sucede
la interpelación definitiva de Cristo, cuando Jesús, en el centro del evangelio, durante
el "camino", a los discípulos que lo habían seguido y debían ya haber entrevisto su
misterio, les hace su pregunta definitiva.
Hasta este punto de la narración, eran siempre los discípulos y la gente quienes se
preguntaban, con estupor siempre creciente, quién era Él: es la pregunta que sobreentiende

280 40. LA CONFESIÓN DE PEDRO: Me 8, 27-30


toda la primera parte del evangelio. Ahora en cambio es Él mismo, por vez primera, quien
les pregunta quién es él.
Aquí sucede aquella inversión a la cual Marcos quiere llevar a su comunidad -inver-
sión que sucede en cada cristiano, cuando comienza a callar su pregunta que cuestiona
a Jesús, al percibir en cambio la interpelación de su persona que lo cuestiona. En este
punto en efecto, ya no son los discípulos los que interrogan a Jesús, sino que es Él quien
los interroga directamente.
La pregunta que formula Jesús es doble, porque es doble la posibilidad de respuesta a
su interpelación: existe la respuesta "de los hombres" (vv. 27c-28), que confunde a Jesús
con una figura del pasado (cf. también 6, 14ss.). Es la respuesta según la carne, que no
logra captar el misterio de Cristo.
Es la misma respuesta errada, en la cual corre elriesgode caer también la comunidad
de Marcos, que todavía es demasiado carnal; ella no sabía reconocer a Cristo presente
en el "hecho de los panes", porque era como los discípulos, que tenían su "mente
embotada" (6, 52) y confundían con un "fantasma" (6, 49) a Cristo vivo, porque no
había comprendido el significado del único pan (8, 14) a causa de la "levadura" de los
fariseos y de Herodes (8,15). Éste es un conocimiento de Cristo según la carne (cf. 2Co 5,
16), que no sirve para nada, e identifica a aquel que está vivo con el que está muerto. Es la
respuesta "obvia", típica de una razón religiosa que tiende a colocar lejos, y hace menos
incómodo a aquel que está cerca, vivo y presente. Cristo siempre es neutralizado en su
poder de liberación, y continuamente es sacrificado y relegado entre los muertos por esta
razón religiosa: ella lo liquida elegantemente, y adorna su sepulcro con títulos de honor.
En cambio, la segunda pregunta se contrapone a la primera: "Pero ¿ustedes quién
dicen que soy?" (v. 29a). La respuesta debe consistir en un "pero'" con respecto a la
pregunta según la carne: un "pero" que se contrapone a todos los criterios del mundo,'
religioso o no; un "pero" que proviene de la vida vivida de un "ustedes" eclesial, que
ha sido curado finalmente de la sordera y de la ceguera, y puede comprender y vivir el
"hecho de los panes". Así la comunidad puede profesar, con Pedro, la liberación de Dios,
y exclamar en Espíritu y verdad: "Tú eres el Cristo" (v. 29b).
Esta segunda respuesta es acertada: pero sólo parcialmente, porque, como en la de
Pedro (cf. vv. 32b-33), no está contenida en ella la aceptación del Cristo tal como Él
es, sino que busca con terquedad apoderarse de Él y manipularlo, haciendo de Él un
Cristo según la carne, según nuestro peso y medida. És la incomprensión del hombre en
relación con el misterio de Cristo.
Por este motivo Marcos añade la imposición del silencio (v. 30): antes de hablar,
es necesario saber escuchar y aceptar la realidad de la liberación del pan tal como se
nos propone, es decir, en el misterio de Jesús, que se revelará, en la segunda parte del
evangelio, como el Hijo de Dios que irá a parar en la cruz, y solamente así nos dará el
don de la vida de Dios.

40. LA CONFESIÓN DE PEDRO: Me 8, 27-30 281


ACTUALIZACIÓN

La provocación de Jesús
"Pero ustedes, ¿quién dicen que soy yo?": así suena la pregunta de Jesús. Se trata de la
provocación esencial del evangelio, que continuamente nos cuestiona y nos llama a salir
de nosotros mismos y de nuestros criterios mundanos de evaluación y de acción.
Es la provocación permanente que Cristo hace a su Iglesia, para que sepa liberarse
de todos los enredos de la ley y del poder, y quedar abierta a la novedad del don que el
evangelio presenta.
Los "hombres" ofrecen siempre respuestas prefabricadas y que se dan por descontado,
y aplican a Jesús lo que ya saben. Se cierran así el acceso al misterio de su persona.
Nosotros pensamos siempre que sabemos ya por nuestra cuenta qué es la liberación, la
salvación, lafiliacióndivina y Dios mismo; y afirmamos que Jesús es el Mesías, el Salvador,
el Hijo de Dios y el mismo Dios. Pero todo esto es equivocado, por más que pueda parecer
paradójico, y Jesús nos pregunta: "Pero ustedes ¿quién dicen que soy yo?".
Debemos saber renunciar a todas nuestras categorías "religiosas", como dice Pablo en
Flp 3,4 -11. Se trata de la conversión más radical y más profunda, que nos lleva a descubrir
qué es la liberación, la salvación, lafiliación,de Dios y Dios mismo no como lo pensamos
nosotros, sino como se nos manifiesta en Jesús de Nazaret. Jesús no es la incógnita, que
tratamos de comprender atribuyéndole todas nuestras ideas acerca de Dios y haciendo de
ellas una percha de nuestras buenas opiniones burguesas o parcialmente revolucionarias.
Es Dios la incógnita, a quien conocemos sólo a través de Jesús, su palabra eterna, plena
y definitiva, manifestada a los hombres.
"A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, Él lo ha
contado" (Jn 1,18). En el primer caso medimos a Dios según nuestra medida: hacemos
nuestros ídolos, y a Dios lo reducimos a hombre, encerrándolo en la carne y en la sangre.
En el segundo caso nos medimos a nosotros a la medida de Dios, y así quedamos siempre
abiertos a su palabra, y descubrimos en la humanidad pobre de Jesús el rostro de Dios.
En este sentido el evangelio es una provocación que nos desmiente continuamente en
todos nuestros intentos de respuesta reductiva.
En efecto, esta respuesta siempre debe constituir un "pero" con respecto a lo que se
daba por adquirido, en un camino de liberación sin fin, hasta la revelación en nosotros
del "yo" de Cristo, como dice Pablo: "No vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí"
(Ga 2, 20), porque "para mí la vida es Cristo" (Flp 1, 21).
Por tanto, esta respuesta no debe ser abstracta, de palabra, sino encarnada por un "us-
tedes" que abarca toda la iglesia de aquellos que quieren seguir a Cristo.
Por consiguiente, así como Jesús fue el "pero" de Dios al mundo y a sus criterios
de egoísmo, de dominio, de sometimiento, de alienación y de muerte, -revelándonos el
amor, el servicio, la liberación y la vida-, así también la comunidad de los discípulos, es
decir, la Iglesia, siempre debe presentarse como un "pero" concreto y sufrido a todos los
criterios inhumanos del mundo en el que se encuentra: ella misma es la respuesta viva a
la provocación de Jesús, el Mesías liberador.

282 40. LA CONFESIÓN DE PEDRO: Me 8, 27-30


APLICACIÓN A LA VIDA

Deja este nombre en nuestros labios


Es costumbre ya consagrada atribuir a los catecismos y a las teologías el encargo de
formular preguntas y respuestas sobre Jesucristo.
En fin de cuentas es cuestión también... de prudencia y de ahorro, en el sentido de
que tal vez nos hacemos la ilusión de eximirnos de suministrar una respuesta personal.
Pero la página del evangelio nos desenmascara abundantemente.
Y por otra parte nos tranquiliza. Porque en realidad, en la existencia, formulamos
muchas preguntas, tai. \ez mvpiíát&s, paia que Dios se manifieste, o se defienda y se
justifique. Y damos también respuesta que son lo que son.
Pero a veces, en situaciones muy variadas, en la alegría, en la fraternidad, en la
pobreza, en la humillación, en el sufrimiento -¡tanto dentro de la Iglesia como afuera!- se
transparenta una revelación, una luz vivísima, una señal de esperanza y de liberación.
Es un don para poder seguir caminando, para sostener a los otros y a nosotros
mismos.

El hijo que siempre


importuna al padre
y nunca se decide
a encontrar la respuesta
no crecerá.
Venimos detrás de ti
importunando,
con los ojos vacíos
y los oídos cerrados.
Preguntamos
y tú "debes" justificarte.
Ahora
tú preguntas,
te detienes y exiges que nosotros respondamos.
Sin piedad
nos quitas
púdicos harapos religiosos
recuerdos humanos cansados.
j... nosotros, prudentes!
cada día
te colocamos en el cofre del pasado
porque, como difunto respetable,
nos dejas en paz.

40. LA CONFESIÓN DE PEDRO: Me 8, 27-30 283


Pero tú emerges de nuevo
y, desde el crepúsculo,
prepotente
irrumpes en medio de la vida.
"Pero ustedes
¿quién dicen
que soy yo?".
No habitas el aire
o las palabras.
Tú, palabra de carne
y de pan,
no soportas juegos de sonidos.
Nos desinstalas,
quieres una respuesta
que tenga raíces en la carne
y se genere en la ruptura de la vida,
se oponga a la muerte
y a la destrucción de las respuestas humanas.
Así las tinieblas generan
-no de sí mismas-
la respuesta frágil.
Es el resplandor en la noche,
la esperanza que reluce:
en nosotros
se formula el nombre
en el que hay salvación y liberación.
Pálido reflejo,
diáfano,
porque ha brotado en la fatiga del hombre:
refluye nuestro sí
en la desmentida
como el mar sobre la playa.
Pero esto
ahora se nos da.
Flor en nuestras manos,
posibilidad de tu iglesia.

284 40. LA CONFESIÓN DE PEDRO: Me 8, 27-30


¡Deja
este hombre
en nuestros labios!
no nos aterrará
la prueba que llega.
Ya habrás retomado
el camino
delante de nosotros.
porque
tú eres el Cristo.

REFLEXIÓN DE FE

Una oración dolorosa


A mi claridad humana: ocúltate, oh Señor.
Al cálculo preestablecido de mi ingenio: ocúltate, oh Señor.
A mi habilidad espiritual: ocúltate, oh Señor.
A mis capacidades intelectuales superiores: ocúltate, oh Señor.
A la exquisitez de mis razonamientos: ocúltate, oh Señor.
Cuando no soy bastante pobre de espíritu: ocúltate, oh Señor.
Cuando no sé comprender el sufrimiento: ocúltate, oh Señor.
A lo que yo no lograría comprender si estuvieras entre las víctimas de la injusticia:
ocúltate, oh Señor.
A lo que yo no podría escuchar al lado del huérfano y de la viuda: ocúltate, oh Señor.
A cosas que son para siempre incomprensibles a los pescadores del mar de Galilea y
de cualquier otro mar: ocúltate, oh Señor.
A las verdades que escaparían a un carpintero: ocúltate oh Señor.
A lo que no podría ser guardado en el corazón de una madre: ocúltate, oh Señor.

Pero en todo y siempre, incluso cuando te decimos con Pedro: "Aléjate de mí" (Le 5,
8), sábete que siempre con Pedro diremos: "Tú sólo tienes palabras de vida eterna"
(Jn 6, 68).

40. LA CONFESIÓN DE PEDRO: Me 8, 27-30 285


V - VIAJE HACIA JERUSALEN
EN EL SEGUIMIENTO DE JESÚS
8,31 -10,52
A) Cesárea de Filipo:
8,31-9,29

4 1 . PRIMER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN


(Me 8, 31-33; cf. Mt 16, 21 -23; Le 9, 22).

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Se abre la segunda parte del evangelio de Marcos, que nos llevará a una comprensión
mucho más profunda de la realidad de Jesús "el Mesías", hasta el momento en el cual lo
proclamarán Hijo de Dios en la cruz (cf. 15, 39): ha terminado la epifanía secreta, comienza
la manifestación abierta del misterio del amor infinito.
Aunque los versículos 27-33 de este capítulo constituían una unidad literaria, los hemos
dividido en dos trozos, uno como conclusión de la primera parte del evangelio, el otro como
inicio de la segunda, para dar así el mayor relieve a las dos bases de la teología de Marcos, que
se unen en estos dos versículos: Pedro llega a proclamar que Jesús es el Mesías, explicitando e
mensaje aún sin descubrir de las parábolas y de las señales de los capítulos anteriores; ahora
Jesús comienza a explicar "abiertamente " qué significa para El ser el Mesías y por cuál camino
se realizaría su misión: es una perspectiva dura y humanamente incomprensible.
Los versículos 31-33 y, por consiguiente, los versículos 34ss. están ligados estrechamente al
sículo 29: el título de Mesías atribuido a Jesús no puede comprenderse sin estas añadiduras. Las
meras comunidades cristianas le atribuían mucha importancia aestas afirmaciones y toda la secc
del evangelio de Marcos de 8, 31 a 10, 52 es su desarrollo cíclico para deducir sus implicacio
decisivas concernientes tanto de la persona de Jesús como el seguimiento de los discípulos.
En efecto, el anuncio de la pasión y resurrección se repite tres veces (8, 31; 9, 31; 10, 33-
34); cada vez se encuentra incluido en una secuencia casi idéntica de momentos, de donde se
transparente un esquema catequético muy antiguo y muy difundido. Los tres preanuncios se
suceden también en Mateo (cf. 16, 21; 17, 22s.; 20, 18s.) y en Lucas (cf. 9, 22; 9, 44; 18, 31-
33) en una forma muy semejante a la de Marcos sobre todo en el texto de Mateo y por algunos
elementos con un paralelismo evidente incluso en la distribución del contexto. Por consiguient
se puede concluir que este esquema se ha formado en la tradición antiquísima, que se remontab
a palabras pronunciadas por el mismo Jesús.
Particularmente en Marcos los tres anuncios de la pasión y resurrección están colocados e
el centro de tres secuencias, de las cuales cada una está constituida por cuatro momentos que
se relatan cada vez en la misma sucesión y que imprimen una estructura paralela a los trozos
respectivos del final del capítulo 8, del comienzo y déla segunda mitad del capítulo 9 y en fin
de la segunda parte del capítulo 10.
Precisamente:
I momento: experiencia de luz, gloria y exultación (cf. 8, 27-30; 9, 1-8; 10, 28-31);
II momento: preanuncio de la pasión y resurrección (cf. 8, 31; 9, 31; 10, 32-34);
III momento: reacción negativa de los discípulos (cf. 8, 32-33; 9, 32-34; 10, 35-41);
IV momento: instrucción a los discípulos para orientarlos hacia las nuevas perspectivas
evangélicas (cf. 8, 34-58; 9, 35-37; 10, 42-45).

4 1 . PRIMER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 8, 31-33 289


De las tres predicciones, la tercera es la más elaborada, con la añadidura de detalles clara-
mente inspirados en los acontecimientos pasados (cf. 10, 33-34); la segunda es la más sintética
y probablemente es la más cercana a la forma originaria.
Remitimos al comentario ¿Tcnda uno de los trozos un análisis más minucioso de los detalles
cada predicáón, y aquí indicamos los elementos comunes a las tres: el sujeto es siempre el Hijo
hombre, el cual se encontrará en poder de sus opositores ("reprobado por...", "entregado a..."
ancianos, sumos sacerdotes, escribas, paganos- ser matado, pero, después de tres días, resucit
No tiene mucha importancia definir si los tres anuncios son variantes, elaborados para uso
catequético en las primeras comunidades, de un mismo dicho de Jesús cuya formulación primi-
tiva se puede reconocer en 9, 12s.: por otra parte es verosímil que El haya tratado gradual-
mente de informar a sus discípulos acerca del vínculo muy estrecho que existía entre su misión
y la cruz. A este propósito es fundamental la introducción del primer anuncio: "Y comenzó a
enseñarles..." (v. 31).
Así tampoco tiene mucho interés tratar de establecer lo que en estas formulaciones es verda-
dera profecía y lo que deriva de la lectura sucesiva de fe a hechos ya sucedidos: ciertamente
la formulación del primer y del tercer anuncio fue muy influenciada por los mismos aconteci-
mientos. De todos modos ya una larga serie de pasajes proféticos orientaba a prever lo que luego
se verificó (cf. el fuerte significado teológico de ese "debía", v. 31).
Lo que interesa es captar la intenáón teológica de Marcos de dar cuerpo a estos pasajes, inte
ción que se basa en la enseñanza de Jesús, condensada en algunos dichos originarios que está
perfecta consonancia con el conjunto del mensaje evangélico. Después de momentos de luz y d
exultación (confesión de Pedro, transfiguración y milagro, promesa de recompensa), Marcos q
corregir las nociones falsas del mesianismo. Con una triple repetiáón subraya ante todo que la
conciencia que tenía Jesús de ser el Mesías implicaba necesariamente el sufrimiento y la muerte
la cruz, ya que se reconocía al mismo tiempo en lafiguradel Hijo del hombre y en la del siervo q
sufre; luego la necesidad de que también los discípulos comprendan las palabras de los profetas
resuenan en la enseñanza de Jesús, de tal manera que pueden seguirlo por el mismo camino; en
el contraste insanable entre la perspectiva evangélica y la mentalidad mundana.

31. Seguidamente comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho
y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado
y resucitar a los tres días.
32. Hablaba de esto abiertamente. Pedro entonces lo tomó aparte y se puso a repren-
derle.
33. Pero Él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole:
"¡Quítate de mi vista, Satanás! porque tus pensamientos no son los de Dios,
sino los de los hombres".

v. 31: comenzó a enseñarles: también en estas precisamente las ideas contenidas en la expresión:
primeras palabras del texto aparece la novedad "debía sufrir mucho y ser reprobado..." (cf. la
del contenido teológico de esta segunda parte del continuación del comentario).
evangelio de Marcos, cuya característica estará en El Hijo del hombre: ya en otros pasajes de los
hablar "abiertamente" (v. 32) del "misterio" de Jesús capítulos anteriores hemos encontrado el uso de
mesías, después de haberlo presentado en parábolas y esta expresión aplicada a Jesús (cf. nota a 2,10). En
en señales en la primera parte. la segunda parte del evangelio de Marcos esta
Algunos elementos son característicos de este figura pasa al primer plano no sólo por el puesto
primer anuncio de la pasión y resurrección, y que ocupa en los tres anuncios de la pasión (es el

290 4 1 . PRIMER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: M e 8, 31-33


sujeto de los tres), sino también porque se vuelve a anteriores, aún más explícitamente en la contmuaoán
presentar como juez supremo en los pasajes que cul- del evangelio, sobre todo en el relato de la pasión,
minan el discurso escatológico (cf. 13, 24-27) -con estos y otros grupos de jefes judíos figuran como los
una anticipación en este capítulo en el v. 3 8 - y del representantes de la obstinada resistencia humana, que
proceso delante del sanedrín (cf. 14, 61s.), donde se se vale incluso de presuntas motivaciones religiosas, para
subraya su aspecto trascendente, después de haber defenderse de los caminos de Dios que son demasiado
mostrado su humillación entre los hombres: es un nuevos e incómodos.
procedimiento que corresponde perfectamente a la Los "ancianos" en los libros del Antiguo Testa-
figura del siervo que sufre, que antes es ultrajado y mento generalmente eran los jefes de las familias y
sacrificado y luego glorificado. de los clanes, cuyo poder era fijado por la costumbre,
Entonces se comprende que no basta referirse al sobre todo en lo que se refiere a funciones judiciales y
contexto del Antiguo Testamento ni a los numerosos de control de la monarquía. En el tiempo de Jesús "los
pasajes en los cuales Ezequiel es llamado "hijo del ancianos" constituían una de las tres clases (junto con
hombre" (expresión arameapara decir "criaturahumana los sumos sacerdotes y los escribas) que formaban el
en su individualidad"), ni a otros textos de carácter más sanedrín, supremo tribunal de los judíos.
apocalíptico (cf. sobretodo Dn 7,13s.), que han ejercido En la época de Jesús se llaman "sumos sacerdotes"
un influjo ciertamente muy grande en la reaparición los componentes de las familias que constituían las más
de este personaje en el Nuevo Testamento, como ya lo altas jerarquías sacerdotales de Jerusalén. En ese ámbito
hemos señalado en el comentario a 2,10. se repartían los cargos sacerdotales, que bajo el dominio
Con el uso que jesús y los primeros discípulos han romano tenían fuertes connotaciones políticas.
hecho de este título combinado con el de siervo que sufre, Los "escribas" eran los estudiosos y los intelectua-
se pueden trazar algunas líneas fundamentales para la les del judaismo y desarrollaban efectivamente un papel
comprensión de la persona y de la obra de Jesús tanto como guías y maestros ("rabbí") (cf. la nota a 1, 22). Su
durante su vida terrena, sobre todo en su pasión y hostilidad contra Jesús derivaba del convencimiento de
resurrección, como en el horizonte escatológico (cf. c. 13). que El podía constituir una amenaza contra la integridad
Los elementos muy valiosos, que los estudiosos han de la ley judía de la cual eran defensores y también
recogido a este respecto, nos permiten dar generalmente intérpretes. Pero no faltan en el evangelio indicaciones
amplio crédito a los dichos del Nuevo Testamento en los que muestran una actitud menos prevenida de algún
que el mismo Jesús se identifica con el Hijo del hombre. escriba con respecto a Jesús (cf. 12,28-34).
En cambio, resulta difícil establecer si en esta identifica-
Ser matado: el verbo usado habitualmente en las
ción estuvo en primer plano el aspecto escatológico del
antiguas profesiones de fe cristiana es "morir"; el tér-
juez final, o bien el aspecto de solidaridad con la situación
mino que se usa aquí, que indica la muerte violenta de
humana: en este segundo caso la identificación entre
Jesús, es tal vez una añadidura por obra de ambientes
Jesúsy el Hijodel hombre, que aparecerá glorioso al final,
sería ya un resultado de la antigua reflexión teológica de cristianos movidos por una polémica antijudía: se lee
las primeras comunidades solicitadas por corrientes el mismo verbo también en la segunda y en la tercera
judías influenciadas por el pensamiento apocalíptico. predicción (cf. 9, 31 y 10, 34).
Y resucitar a los tres días: en los pasajes paralelos de
Debía: en este verbo encontramos condensada la Mateo y Lucas se lee la expresión perfectamente equiva-
meditación de los primeros creyentes sobre el misterio lente "al tercer día", que se usa en los evangelios de la
de Jesús, que lleva a su cumplimiento el designio de resurrección; en esta forma resalta más claramente la
Dios manifestado en las palabras de los profetas -es un conexión entre este preanuncio y el evento pascual.
rasgo característico de este primer anuncio-; la misma
Este acoplamiento explícito muerte-resurrección
fórmula la empleará abundantemente Lucas, y además
parece que se inspira en las fórmulas kerigmáticas más
en varios pasajes de los Hechos de los Apóstoles y de
antiguas (las primeras formulaciones del anuncio de la fe
un modo particularmente incisivo en el evangelio de la
cristiana), en las cuales, sin embargo, se encuentra otro
resurrección (cf. 24, 7.26.44-46).
verbo en pasivo ("fue resucitado"; cf. notaa 16, 6).
Sufrir mucho: este verbo en el Nuevo Testamento,
La frecuencia en el Nuevo Testamento de la
sobre todo en el evangelio de Marcos, no se refiere
expresión "el tercer día" (cf. varias de las primeras
directamente a los malos tratos sufridos por Jesús durante
profesiones de fe, Le 24, 21.46, de los discursos de
la pasión -Lucas a veces lo usa para indicar su muerte (cf. los Hechos de los Apóstoles) muestra la importancia
22,16)-, sino con un significado más general designa la que se le atribuía por su significado teológico. Ya en
situación de la vida y del ministerio de Jesús, como varios pasajes del Antiguo Testamento "el tercer día"
personificación del siervo de Yahvé del que habla Isaías. indica el momento más crítico de una situación, cuan-
Reprobada por los ancianos, ¡os sumos sacerdotes do toda confianza en los medios humanos ya se ha
y los escribas: la vocación de Jesús, nuevo Mesías, desvanecido: precisamente en ese momento interviene
implica también la oposición y la condena de parte de las la mano poderosa de Dios a favor de su pueblo (cf. Gn
autoridades religiosas de su pueblo. Ya en los capítulos 42, 18 y sobre todo Os 6, 2); en otros pasajes designa la

4 1 . PRIMER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 8, 31 -33 291


fase culminante de la manifestación de Dios (cf. Ex 19, escena en la cual Pedro no queda bien librado, como
16). Entonces ¡a. fórmula quiere significar un evento un residuo de Ja polémica contra él, de la cual se tienen
extraordinario y decisivo de salvación. huellas en otros escritos del Nuevo Testamento (cf. Jn
Eso asume un valor muy particular si se aplica a la 21, 20ss.; Ga 2, llss.). Pero nos parece que éste es un
resurrección de Cristo. Por los relatos evangélicos de elemento muy secundario, frente al significado teológico
la resurrección se tiene la impresión clara de que con de esta contraposición entre Jesús y la mentalidad
la expresión "tercer día" se quiere también colocar la mundana, que penetra también en el corazón de quien
resurrección de Jesús en una serie de hechos históricos sinceramente quiere seguirlo.
precisos -muerte, sepultura, resurrección, apariciones- Notemos el contraste, que se evidencia aun con el
sobre la base de comprobaciones y expresiones reali- uso de la misma palabra "reprender", de las dos repren-
zadas directamente por los testigos que han dado origen siones opuestas, la de Pedro y la de Jesús: la primera,
a los relatos más antiguos. Pueden haber sido decisivos mezquina, aunque tal vez fue suscitada por la delicada
el descubrimiento de la tumba vacía y el anuncio de la preocupación hacia Jesús, determina la segunda, fuerte,
resurrección precisamente en la mañana del tercer día sin medias palabras, llena de amor a Dios y de fidelidad a
después de la crucifixión, que muy pronto comenzó a la misión recibida, a costa de cualquier precio.
celebrarse como el "primer día" de la semana (cf. 16, 9; ¡Quítate de mi vista, Satanás! Jesús no le manda
Hch 20, 7), nuestro domingo. simplemente a Satanás que se aleje, como en Mt 4,10,
v. 32: hablaba de esto abiertamente: dos son los ele- sino que ordena a Pedro, que en ese momento representa
mentos a subrayar en esta frase: "hablaba de esto", lo cual al diablo tentador, que no le impida el paso con el intento
significa que Marcos está indicando la sustancia y el de alejarlo del camino de Dios -cf. la añadidura en el
contenido del evangelio, que es Jesús mismo (cf. las notas pasaje paralelo de Mt 16, 23: "Escándalo eres para mí",
a 1, 45 y 2, 2); "abiertamente", que traduce una palabra según el significado originario de este ténnino (cf. nota
griega importante, cargada de valor cultural desde la anti- a 9, 42)-; y acompaña sus palabras casi con un gesto
güedad. En el Nuevo Testamento la encontramos en san brusco, cuando le intima que se coloque detrás de Él para
Juan, en los Hechos de los Apóstoles y en las cartas de san que pueda cambiar su modo de razonar o volverlo con-
Pablo y designa, según los casos, varias actitudes (claridad, forme a "los pensamientos de Dios". Con la expresión,
transparencia, convicción, franqueza, valentía)enla procla- Marcos recuerda el tema del seguimiento ya mencionado
mación del mensaje cristiano. En este pasaje de Marcos en 1,17.20 y anticipa su desarrollo que seguirá en seguida
hay que entenderla en oposición a "lenguaje velado, en los dos pasajes sucesivos (cf. v. 34).
oscuro, en parábolas" (cf. 4,11.33s.). Esta "claridad", con Es significativo que la primera parte de la presen-
la cuál Jesús ahora se manifiesta a los discípulos, sin tación de la persona y la predicación de Jesús comience
embargo, no elimina en forma simplista toda dificultad con el episodio de las tentaciones en el desierto (cf. 1,
para entenderlo, como se comprueba por la reacción 12s.); que esta segunda parte, tan decisiva para com-
inmediata de Pedro y más adelante por el desconcierto de prender la realidad de Jesús, se abra con la mención de
los discípulos en 9,32 y 10, 32; en efecto, será decisivo el esta fuerza maléfica cuyo intento es el de hacer perder el
don del Espíritu del Señor resucitado, que suscita fe y camino de Dios.
que hace capaces de acoger con valentía la claridad
sorprendente del mensaje evangélico (cf. Jn 16,25). Allá era Jesús mismo quien era sometido a las
instigaciones del maligno; aquí son los discípulos,
v. 33: £1, volviéndose y mirando a sus discípulos, débiles y vulnerables como lo mostrará la continuación
reprendió a Pedro: algunas veces se ha interpretado esta del evangelio, quienes sufren su maléfico influjo.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El Hijo del hombre debe ser llevado a la muerte: la espera del hombre y la
promesa de Dios
Para comprender este pasaje será útil ofrecer una breve síntesis de los temas de la
primera parte del evangelio, que culmina con el reconocimiento de Jesús como Mesías. En
El se cumple el anhelo de liberación que se extiende por todo el Antiguo Testamento. Jesús
había comenzado con la proclamación del "evangelio", es decir, con el anuncio de la venida
del reino de Dios, si uno se convierte y cree en su palabra, es decir, si lo sigue (1, 14-20):
en la fuerza de su palabra sucede la liberación del hombre del mal (1,21 -28) y comienza el
nuevo espíritu de servicio (1,29-31). Con Él cesa la división de la ley (1,40-45) y se realiza
la reconciliación con Dios (2, 1-17), que se hace presente y "desposa" a la humanidad (2,

292 4 1 . PRIMER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 8, 31-33


18-20): así se da comienzo a la nueva creación (2, 21 -22) y llega el séptimo día del hombre
(2,23-28), el día del cumplimiento y del don de la vida (3,1-5). Esto provoca la reacción de
los poderosos (3, 6) y la adhesión de los oprimidos (3, 7-12). A partir de éstos Jesús forma
la raíz del nuevo pueblo definitivo (3,13-18). Este pueblo suyo ya no sigue los esquemas
dominantes del mundo, sino que está con El y cumple la voluntad del Padre (3, 20-35).
Al que sabe escucharlo, Jesús explica, bajo el velo de las parábolas, que el reino de Dios
entre los hombres se realiza en medio de mil dificultades y crisis, en la aparente nulidad
y pequenez, porque es el poder de Dios: de parte del hombre debe haber una confianza
ilimitada en la fidelidad de Dios (c. 4). Se trata de una fe que tiene el poder de liberar del
sepulcro y de la muerte, y consiste en "tocar" a Jesús, de cuya humanidad se desprende el
poder de Dios (c. 5). Ante la incredulidad de los suyos (6,1 -6a), Jesús reacciona enviando
a sus discípulos a testimoniar la llegada del reino (6, 6b-13): ellos, que tendrán la misma
suerte del Bautista y de Jesús (6,14-25), prepararán al nuevo pueblo que, en la liberación
del pan -que ya es signo de la entrega que Jesús hará de sí mismo en la cruz- realiza con
Jesús el éxodo definitivo y en él experimenta la liberación de Dios, saboreando el pan de
vida (cf. en detalle toda la "sección de los panes").
Así termina la primera parte del relato de Marcos, con la profesión de fe en Jesús
como Mesías, el liberador esperado de su pueblo (8, 29).
Ahora comienza la segunda parte del evangelio, en la cual Jesús explica a sus
discípulos que esa liberación, ya prefigurada como parábola bajo el signo del pan, hay
que vivirla muriendo: después de la profesión en la que se reconoce a Jesús como el
Mesías, se muestra que Cristo es el Crucificado.
Es verdad que Jesús es el Mesías, esperanza de la humanidad. Pero esa esperanza,
como se dice aquí claramente para evitar equívocos, pasa a través de la cruz: la comunidad
cristiana debe imprimirse bien en el corazón que su Mesías es el Crucificado. De este
trozo emerge una contraposición neta entre el Mesías, el liberador tal como el hombre lo
entiende y lo espera, y lo que es en realidad.
El hombre trata en seguida de construirse su propio Mesías y la propia salvación a su
medida: Dios lo desmiente, porque es Dios y no hombre (Os 11,9). En efecto, "no son
mis pensamientos sus pensamientos, ni sus caminos son mis caminos -dice el Señor-.
Porque cuanto aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los suyos
y mis pensamientos a los suyos" (¡s 55, 8s.). El don que nos entrega Jesús supera toda
expectativa humana, en el modo y en el contenido: hay que dejarlo como es, para que siga
siendo el grande don de Dios, sin que el hombre lo reduzca a un pequeño ídolo suyo, en
el cual no hay salvación.
Esta contradicción del pensamiento de Dios, que rompe la angustia del pensamiento
del hombre, constituye el corazón del evangelio, y será desarrollada ampliamente en la
continuación del relato.
Mientras antes se decía tan sólo veladamente (cf. 4,33), ahora el pensamiento de Dios
se convierte en "palabra", pronunciada "francamente" (cf. v. 32): después de una madura-
ción prolongada, entre entusiasmos e incertidumbres, los discípulos, como Jesús deben
estar dispuestos a aceptar libremente esta palabra que se ha vuelto clara. Esta "palabra"
de Dios es Jesús mismo, en su destino de Hijo del hombre: Él, en la fidelidad a Dios
y al hombre, entra en contraste con el poder económico-político-religioso-ideológico
("ancianos, sumos sacerdotes y escribas") y sufre una muerte violenta (v. 31a).
En la vida de Jesús éste fue el momento determinante, cuando en la clara conciencia
del fracaso total y de la muerte que lo espera, a pesar de todo, se apoya en el Dios fiel más
allá de la muerte (v. 31b).

4 1 . PRIMER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 8, 31 -33 293


Para el discípulo que se convierte del pensamiento del hombre y penetra en el misterio
del reino de Dios (cf. 4, 10ss.), ya debe ser evidente, en este punto del evangelio, que el
Mesías es el Crucificado; la palabra de vida es el Hijo del hombre, que va al encuentro
de la muerte: Él, la "palabra de la cruz" -que es locura para los hombres- es el poder de
Dios que libera (cf. iCo 1,18). No hay más liberador sino Cristo crucificado.
Pues bien, el evangelio, después de habernos ligado a Jesús, comienza a jugar con las
cartas sobre la mesa, y da un salto cualitativo. La liberación que viene de Dios desilusiona la
expectativa humana, la cual no sabe negarse porque descubre que está superada: la liberación
que viene de Dios, en efecto, es totalmente insospechable para el hombre. Por consiguiente,
se exige en este punto una conversión radical, en la cual el hombre se anima a salir de sí mismo
y de los propios criterios (cf. w. 34-38), para aceptar el gran don de Dios.
En general nosotros nos detenemos en la primera parte del evangelio, con Pedro que
piensa todavía "según los hombres, no según Dios" (cf. v. 32s.). Nos quedamos por tanto,
encerrados en nosotros mismos, sin saber salir y saborear la libertad de Dios: es la tentación
típica del hombre, el satanás más profundo que mantiene esclavo a todo cristiano y a toda
comunidad que no se convierte y no sabe aceptar a Cristo tal como Él es. En este caso nos
quedamos siempre solamente con un ídolo nuestro, que es proyección de nosotros mismos;
aún más, lo convertimos en la suma de todos nuestros ídolos, a los que servimos y que nos
esclavizan, y nunca experimentamos la libertad que Cristo ha traído. Es necesario realmente
aceptarlo tal como Él es, y como comienza ahora a revelarse: sólo en la cruz, ya preanunciada
aquí, y no en otra parte, aparece en el rostro del Hijo del hombre la gloria del Hijo de Dios
(cf. 15,39); sólo allí el hombre alcanza su rostro oculto, la libertad absoluta, la realización de
su deseo más secreto e imposible (cf. Gn 3, 5), que supera toda espera más avanzada.
Pero para esto es indispensable que Cristo, esperanza y espera del,hombre, muera; de
tal modo que el hombre no viva de la propia esperanza y de la propia espera, sino de la
promesa y de lafidelidadde Dios, que sólo puede suscitar la vida de la muerte.
Ésta es el objetivo de la segunda parte del evangelio, que llevará, en la muerte del
Mesías esperado por el hombre, a la revelación del Cristo inesperado, el Hijo de Dios.
Como Isaac, el "hijo único, el amado" (cf. Gn 22, 2; Me 1, 11; 9, 7), así también
Jesucristo, esperanza del hombre, debe ser sacrificado, para que sea solamente el Hijo
de Dios y de su promesa.
El Mesías es el Crucificado. Éste es el grande misterio que ningún hombre puede
entender, si no se lo concede de lo alto. En-efecto, este conocimiento de Cristo es de tal
amplitud, longitud, altura y profundidad que supera toda comprensión humana. Es la
plenitud misma de Dios que se nos concede a nosotros en su don de amor (cf. £/3,18s.):
en efecto, en Cristo "reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente" (Col 2, 9).
Tal vez logramos intuir algo de este misterio, si pensamos que el hombre, por su
naturaleza, está destinado a la muerte. Ninguna expectativa suya realista puede superar
la muerte. Sólo le queda un deseo imposible e insaciable de vida. En efecto, todas sus
expectativas, aun la más pura, se quiebra como cristal contra el muro opaco de la muerte.
La misma vida, en la verdad más cruda y desencantada, no es otra cosa, en fin de cuentas,
sino una espera de la muerte.
¡El cumplimiento de todas nuestras expectativas es elfinalde nosotros mismos!
Es la alienación más radical que experimentamos: la muerte, nuestra última dueña,
nos enajena toda la vida misma, y trunca sin piedad todos nuestros deseos de rebelión, y
nos despoja de todo.

294 4 1 . PRIMER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 8, 31 -33


Ésta es la miseria radical del hombre, que, por ser limitado, está, en forma abismal,
alejado de Dios, fuente de vida. Por eso el hombre, aunque viva, muere: sus años pasan
como un suspiro, en la angustia de sentirse demasiado grande para bastarse a sí mismo y
demasiado pequeño para satisfacer el propio anhelo de vida. El hombre lleva dentro de sí
mismo un deseo ardiente de,vida perenne, que solamente Dios puede apagar realmente
(cf. Gn 3, 5). En realidad descubre que es desnudo y mortal. De aquí nace la necesidad
de que se rompa el límite del hombre, que es espera de la muerte, para que se realice en
él la liberación que viene de Dios, como plenitud de vida. En efecto, mientras el primer
terreno de la tierra prometida que adquirió Abrahán fue un sepulcro para la madre de
su pueblo (Gn 23), la verdadera tierra prometida de Dios es el sepulcro vacío, señal del
Cristo vivo, primogénito de entre los muertos (Col 1,18; Ap 1, 5; cf. Rm 8, 23).
Por eso el hombre Jesús, como Mesías, el esperado del hombre, debe ser la muerte
de la misma expectativa del hombre, para convertirse en su vida. En fin el Mesías no
debe seguir siendo la "esperanza del hombre"; en cuanto tal puede morir, para que sea
esa esperanza "de Dios", que no quedará confundida para siempre, porque se basa en su
fidelidad a la promesa y en su amor sin fin.
Él está cerca de nosotros, y como es capaz de suscitar todas las cosas de la nada, es
capaz de rescatar nuestra vida de la muerte.
Pero para el hombre es difícil renunciar a sí mismo, a sus proyectos y a sus
expectativas, para confiar en la fidelidad de Dios. Para el hombre es difícil descubrirse
en su "humildad", como uno que nace de la tierra y vuelve a ella (Gn 3, 19; Qp 3, 20;
Jb 10, 9 etc.): "hombre" y "humildad" derivan precisamente de la palabra "humus" que
significa precisamente "tierra". Solamente una larga historia de familiaridad con Dios
puede hacerle descubrir y aceptar, aun en su belleza, su nulidad: "Toda carne es hierba y
todo su esplendor como flor del campo. La flor se marchita, se seca lá hierba, en cuanto
le dé el viento de Yahvé. La hierba se seca, la flor se marchita, mas la palabra de nuestro
Dios permanece por siempre" (Is 40, 6b-8; cf. Sal 39, 5-8).
A Adán le queda difícil reconocer y aceptar la propia realidad de muerte. Pero
solamente aquí, donde está su verdad, lo envuelve la presencia y el amor del Diosfielque
libera de la muerte (cf. Sal 16,10).
Pedro es el prototipo del discípulo -y de la misma Iglesia-, por cuanto no logra dar
este paso de reconocerse en la propia nulidad y confiar totalmente en la fidelidad de Dios.
Este paso es el éxodo del ídolo humano hacia el Dios viviente, desde la autojustificación
hasta la fe.
Por eso Pedro no logra "pensar según Dios", que nos ofrece como don la palabra de
vida en la muerte de Cristo. Así permanece prisionero del "pensamiento del nombre" y
de la propia muerte; incluso quiere anteponerse a Dios, y le aconseja al mismo Cristo el
pensamiento del hombre, y se hace su maestro.
Esto de quedar encerrado en sí mismo, más que una tentación es la imposibilidad del
hombre natural de abrirse a Dios y confiar totalmente en él y en sus designios. Es la dura
lucha que, con la fuerza del Espíritu, Jesús ha afrontado y vencido en el desierto (cf. 1,12-
13). Es el satanás que todo cristiano debe vencer, si quiere seguir a Jesús y conseguir el
don de Dios. El problema, de ahora en adelante, es aceptar la "Palabra", es decir, a Cristo
crucificado, escándalo para los cristianos y locura para los no cristianos. Es la aceptación de
esta palabra que ya juzga al mundo para la vida y para la muerte (cf. w. 34-38).

4 1 . PRIMER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 8, 31-33 295


ACTUALIZACIÓN

El mensaje fundamental de la fe cristiana: Jesús crucificado y vivo


En estos últimos tiempos los cristianos han puesto el acento sobre la fe encarnada en
la vida. Ellos la han vivido y la han pensado o en la praxis de la liberación o en la relación
difícil iglesia-mundo o en la comunidad cristiana separada del mundo ya sea como lugar de
salvación o como lugar de experiencia directa de Dios en la oración. Todo eso va orientado
a mostrar el aporte del cristianismo a la humanización del hombre y a hacer resaltar la
dimensión insustituible del encuentro personal del hombre con Dios, que siempre es
percibido como una realidad presente y activa en nosotros o bien totalmente por encima
de nosotros. Pero hay que preguntarse cuál es la fe que hay que encarnar en la vida. Vemos
también que los no cristianos se comprometen y combaten por la realización del hombre,
y con frecuencia lo hacen mejor y con mayor eficacia que los cristianos; además todas las
religiones se proponen como finalidad la experiencia de Dios. Por consiguiente, si la fe
cristiana no tiene nada qué hacer ni qué decir diferente y original con respecto a lo que
también otros hacen y dicen, ya no se ve qué sentido tiene. Se impone hoy con urgencia el
problema de la peculiaridad y de lo específico de la fe cristiana en comparación con otras
creencias, laicas o religiosas, que se proponen respectivamente la realización del hombre en
sí mismo o en su relación con Dios.
Como el mismo nombre lo indica, lo que determina la fe cristiana es esencialmente el
recuerdo peligroso y subversivo, que actualiza la persona de Jesucristo. El cristianismo es
la activación de la memoria de Jesucristo. ¿Pero de cuál Cristo se trata? No ciertamente de
un Cristo cualquiera, que sea la justificación de opciones preconstituidas o la respuesta a
problemas humanos parciales. En ese caso Cristo no sería más que una cobertura ideológica o
un puro reflejo del deseo humano. De este modo es como obtenemos las variadas imágenes de
Cristo a nuestro gusto: "el pantocrátor", justificación del poder imperial; la "piedad", reflejo
de la miseria y del dolor del hombre; la "pura salvación" interior, como seguridad del hombre
que, consciente delriesgode vivir, quiere tener sus espaldas al seguro; el "legislador", espejo
del hombre del orden de la contrarreforma; el "iluminista", a imagen del hombre liberal y
optimista; y la serie puede continuar en un Cristo socialista, revolucionario-político-social,
etc... También la insistencia actual y exclusiva sobre el Cristo resucitado y sobre su presencia
activa en el corazón de la historia corre el riesgo, en definitiva, de caer en un mesianismo de
tipo evolucionista o marxista, sin la certeza del éxitofinalde la historia se basa en un proceso
natural o en una fuerza oscura inmanente en la misma historia, que son clasificados como
"cristianos". Existe siempre el peligro de que la paradoja cristiana se convierta en sabiduría
y poder humano, principio o doctrina universal, respuesta o satisfacción de las necesidades,
de los deseos y de las expectativas del hombre. Las preguntas y las instancias del hombre son
acogidas, pero al mismo tiempo son transformadas, verificadas y corregidas.
Por eso debemos siempre tener presente que el único verdadero Cristo es el Jesús
crucificado. Es el Crucificado, que está en el corazón del mundo, pero con toda su alteridad
con respecto a la voluntad del hombre; es su alteridad la que supera, desconcierta y
desmiente la medida y el criterio humano. El anuncio de la fe cristiana, por consiguiente,
está encerrado en la confesión de fe: "Jesús crucificado y resucitado". Y el cristianismo
es la memoria activa de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. Es el Crucificado
vivo el criterio último, decisivo y determinante de la relación del hombre con Dios, con
los otros hombres y consigo mismo. Él es la pregunta de Dios, que interpela al hombre;
Él es la respuesta última de Dios al hombre. Ño existen otros criterios tan determinantes.

296 4 1 . PRIMER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 8, 31-33


El hombre recibe su sentido nuevo de Él. Y la historia toda está ligada al "por qué" de la
muerte de Jesús, acogida al servicio de los hermanos y en la obediencia a Dios, y al "por
qué" de la respuesta de Dios que resucita a Jesús que ha sido sacrificado. La liberación
última y definitiva del hombre, por tanto, pasa a través de su muerte y resurrección.
Pero entonces ¿cómo nos libera jesús?
El hombre, que no confía exclusivamente en Dios, sino en tener, en poseer, en el
poder, en valer, rechaza el mensaje de Jesús de una liberación de parte de Dios, rechaza
su praxis mesiánica y su comportamiento, y le da muerte. El tener, el poder y el valer,
si se toman como valores últimos y absolutos, y revelan así su verdadero rostro: son
destructores, generan sufrimientos y depositan semillas de muerte. Porque el tener lleva
a transformar al otro en mercancía que no se tiene y al yo en mercancía que sí se tiene;
lleva a crear injusticia y violencia. El poder es opresión, que genera esclavitud y muerte.
El valer es basar el propio prestigio en la humillación del otro.
Es necesario, por amor al hombre, destruir estos círculos diabólicos de muerte. Es
necesario salir de la lógica férrea y cruel del poder contra el poder, de la violencia contra
la violencia, del odio contra el odio. Por eso Jesús acepta el rechazo, la marginación y
la muerte, que se le infligen por su fidelidad a los hermanos en la obediencia a Dios.
Su pasión y muerte realiza el proyecto de Dios. "Piensa según Dios y no según los
hombres": realiza el proyecto divino de la salvación. Dios quiere el bien del hombre. No
es que quiera el sufrimiento y la muerte del justo; pero exige solamente que, por amor al
hombre, se rompan los círculos mortales del mal con una vida hermosa y santa, con el
amor y el servicio, es decir, con la disponibilidad a pagar los costos de la lucha contra el
mal. Jesús vence el mal no con la fuerza, sino con la disponibilidad a sufrir.
Por eso Jesús, ante la negativa del hombre y sus consecuencias mortales, no responde
rehusando por su parte la propia línea de fidelidad absoluta al hombre. Aún más,
transforma la negativa en voluntad de servir, vence el mal con el bien; a una lógica
humana equivocada contrapone la opuesta, que es según el designio de Dios. Él es una
vida entregada a Dios por amor a los hombres: es la pura entrega de sí mismo a Dios y
a los hombres. Así Jesús abre una nueva posibilidad en la historia humana y abre un
comienzo radicalmente nuevo: una vida en la libertad y en el amor.
Toda su vida fue darse, entregarse y ser para los otros. Pero, en un mundo de poder,
de egoísmo y de sometimiento, el amor, la libertad y la entrega siempre son desmentidos
y crucificados. Pero precisamente así se realizan el amor, la libertad y la entrega, hasta
dentro de la muerte, y se ofrecen a todos, auh más allá de la misma muerte y del odio de
quien mata. Entonces el hombre puede, finalmente, ser diferente: ser él mismo, en su
verdadero rostro como imagen de Dios.
Los sufrimientos y la muerte, consecuencia del mal y señal de maldición, vienen a
ser en la muerte voluntaria de Jesús la expresión y el primer fruto del servicio al hombre.
Así el no-sentido, lo absurdo como es sufrir y morir de los justos y toda la pasión del
hombre en la muerte de Jesús adquieren un sentido secreto y positivo: el del rescate
universal y de la nueva posibilidad. Vienen a ser el lugar del encuentro con el Dios de la
vida. Dar la propia vida por los otros viene a ser la señal suprema del amor al hombre y
es la obediencia al Dios de la vida.
Por eso Dios responde resucitando a Jesús de la muerte y asumiéndolo en su vida.
Con el Crucificado vivo, se manifiestan y se cumplen todas las promesas mesiánicas, que
se resumen en la victoria sobre la muerte. Así Dios revela su rostro secreto: El es el que
da la vida a los muertos y que justifica una vida en la libertad y en el amor.

4 1 . PRIMER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 8, 31 -33 297


Ésta es nuestra fe: esta es la obra, que Dios ha realizado definitivamente en Jesús:
la grande liberación que viene de Dios, en Jesús crucificado y resucitado, por cada opri-
mido y de toda opresión.

APLICACIÓN A LA VIDA

¿Cómo sería: ¡"lejos" de ti!?


Menos mal que la traducción que circula y la interpretación dominante es fuertemente
imprecisa; ¡es inexplicablemente incorrecta y reductiva!
Tú, Pedro, no debes ciertamente ir "lejos".
Sería infinitamente triste si Cristo te quitara de su vista, te alejara de El. Contigo
deberíamos estar todos, porque no somos ciertamente mejores que tú; y seríamos personas
errantes y desconsoladas por toda una eternidad. No seríamos capaces de resistir.
Porque somos infieles, Señor, tenemos una mentalidad humana cerrada y mala. Si
brilla ante nosotros alguna vislumbre de verdad y tenemos alguna intuición acerca de ti, re-
caemos en seguida en nuestros esquemas, en nuestros modelos, en nuestros modos de juz-
gar y estamos en la oscuridad. ¡Pero no podemos alejarnos! No por nosotros, sino por ti.
Porque tú nos has llamado y nosotros nos hemos colocado sobre tus pasos. Podemos
también sentir el latigazo del "¡satanás!" sobre nuestra piel, y además sobre Pedro (él simple-
mente es nuestro hermano); pero debes también aceptar que nosotros venimos en pos de ti.
Y tú lo dices, en el fondo, en la orden perentoria: "¡Quítate de mi vista satanás!,
porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".
"¡Si quedan sin corrección, cosa que todos reciben, señal de que son bastardos y no
hijos!" (Hb 12, 8).
¡Ahora bien, nosotros no somos bastardos, sino hijos! Y legítimos, aunque somos
desconsiderados. Podemos decirlo con franqueza, porque el ser hijos no es mérito sino un
hecho incontrovertible, del cual uno no se puede ufanar, pero tampoco se puede negar.
¡Así es por lo que se refiere a tu seguimiento: aunque seamos errantes, distraídos e
inconstantes, tú nos has llamado!
Nunca fue rechazada, nunca se le dio el libelo del divorcio a esa prostituta, a esa
esposa infiel que era tu pueblo. Por consiguiente, no creemos que tú ahora quebrantes las
promesas ni que inaugures un nuevo estilo ni que alejas a Pedro, tu Iglesia y nosotros. El
antiguo juramento, hecho a nuestros padres, ahora tiene las raíces bañadas en la sangre
de Jesús. Esto es para la eternidad.
El que tú nos diriges es un grito, que azota pero es apasionado y dice "¡regresa! Yo
estoy aquí": en un paralelo perfecto con la nueva boda con el pueblo, con el idilio en el
desierto, más fuerte que la primera (Os 2,16).
¡Entonces, ten compasión! Como un animal extraviado que ya no comprende bien
las órdenes, estamos aturdidos e incapaces de comprenderte. Nos llamas -y en tu ira se
oculta el amor- y nosotros huimos.
Huiremos igualmente, abandonándote, cuando nos visite el dolor y la desesperación,
cuando nos fascine la seducción de la afirmación, del poder, de la compensación, de los
pequeños proyectos del poder; cuando tengamos coqueteos con todos los transeúntes de
la historia y dentro nos nacerá la presunción de darte consejos; ¡cuando intentes hablarnos

298 4 1 . PRIMER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 8, 31-33


de tu verdad de Dios, y no de hombre del dolor, de \a angustia, del fracaso y de la muerte...
y solamente la oscuridad del misterio recoja nuestras imprecaciones o nuestras invocaciones!
¡No iremos lo mismo!
Cuando nuestros pecados contra el prójimo alcancen el predominio y -como Caín,
cuando mató a su hermano- escaparemos gritando nuestra irresponsabilidad.
¡Pero nunca sucederá que tú nos alejes! "Mi padre y mi madre me abandonan..." (Sal
27,10). ¡Tuno!
Nos colocamos detrás, mortificados y callados por la presunción de querer instruirte,
porque tú avanzas, desconsiderado, sin diplomacia ni autosuficiencia. Te seguiremos.
Tu Iglesia experimentará que se ha abandonado y ha sido a todas las alturas, con
todos los asidos y los egipcios; por largo tiempo lamerá las heridas, te dirá "mi amo" en
lugar de "¡mi esposo!"; pero nunca podrá decir que tú la alejas.
¡Si eso se transparentara más claramente, en la desesperación ya habría una avalancha
de luz del evangelio!
Es gravísimo que nos tomemos tan en serio, que intercambiemos nuestra experiencia
como desconsiderados, pecadores, quejeamos nuestra actitud como hecho y situación y
actitud de Dios, que le atribuyamos a Él nuestro alejamiento.
"Soy Dios, no hombre" (Os 11,9).
Tú, que estás delante de nosotros, ten la paciencia de corregirnos. No te canses de
amonestarnos y de volver a llevarnos en pos de ti. ¡Amén!

REFLEXIÓN DE FE

El exorcismo fundamental
La situación en la cual se encuentra en este punto, donde Cristo denuncia que satanás
está presente, es realmente el nudo de toda nuestra vida con Dios (el eje de la religiosidad
humana y el significado vivificante de la fe, sin la cual la misma religión muere). Para
orar y colocarse delante de Dios, es necesario el llamamiento angustioso y el grito de
Cristo sobre Pedro. Necesitamos esta confrontación fundamental contra satanás que
está presente. Antes de esta maravillosa y dramática lucha, la declaración abierta de
Cristo no podrá ser acogida (v. 32a). Si le impedimos que nos exorcice sobre este punto,
Él no podrá manifestarse a nosotros. La verdadera vida en el espíritu comienza aquí y el
evangelio nos amonesta para que no evitemos esta confrontación. No debemos eludir la
situación que el pasaje nos propone, con elriesgode impedir a Cristo que se revele para
la salvación. El mérito de Pedro es doble: el que se narró antes, de llamar Mesías a Jesús
(v. 29), y el actual, de haber afrontado a Jesús al negarle la cruz, pero permitiéndole así
desmentirlo, es decir, salvarlo. Por nuestra parte, aquí puede suceder la grande evasión.
No afrontamos a Cristo, y así no recibimos de Él una desmentida abierta; al llegar a
proclamarlo Mesías, nos movemos con una cautela extrema y con las menores sacudidas
que sean posibles, para que no suceda que Él se nos declare abiertamente.
Pero así corremos el peligro de detener "nuestra religión" en el punto en que ella se
vuelve evangelio y, en lugar de la noticia feliz de que seremos herederos del reino de la cruz,
corremos elriesgode detenernos en la garita de satanás, sin salir de la frontera de un reino
que está presente, en el cual acabamos por llegar a ser herederos en la carne (v. 33).

4 1 . PRIMER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 8, 31-33 299


42. CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS
(Me 8, 34-9, 1; cf. Mt 16, 24-28; Le 9, 23-27).

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Después del primer anuncio de la pasión y resurrección, con el cual forma contraste
reacción de Pedro, Marcos nos presenta un pasaje que contiene una exhortación apremi
a seguir a jesús por el camino que El recorrió primero, como único modo para realizar
verdadera vida, hasta el pleno reconocimientofinaldelante de Dios y déla comunidad de to
los que han sido salvados.
Este trozo está compuesto de cinco dichos pronunciados por jesús, al menos en lo sustan
y van dirigidos a todos. Todos estos cinco dichos se repiten en el mismo orden también e
pasajes paralelos de Mateo y Lucas, en los cuales se encuentra solamente alguna variante
respecto al texto de Marcos, sobre todo en los últimos dos. Los primeros tres dichos deben
sido unidos desde los primeros tiempos de la tradición, de la cual ha quedado huella tam
enjnU, 24-26.
La enseñanza de jesús, contenida en estos cinco dichos, exhorta a la valentía para tom
opciones conformes al evangelio, sobre todo en los momentos difíciles, cuando se experim
la tentación de hacer lo que resulte más cómodo. Por consiguiente, es plausible que estas
bras hayan sido transmitidas por comunidades expuestas a persecuciones y grandes riesg
hayan sido incluidas aquí oportunamente por Marcos, después de las perspectivas muy se
indicadas en el pasaje anterior. De este modo el evangelista llama a la comunidad a real
opciones valientes, siguiendo el camino de jesús en la historia de cada día, para poder disfr
de la vida en la eternidad.

34. Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, dijoatodos: "Si alguno quiere
venir en pos de mí, niegúese a sí misrrio, tome su cruz y sígame.
35. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por
mí y por el Evangelio, la salvará.
36. ¿Qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su propia vida?
37. Y ¿qué dará el hombre a cambio de su vida?
38. Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera
y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la
gloria de su Padre con los santos ángeles".
9,1. Les decía también: "Yo les aseguro que entre los aquí presentes hay algunos que
no gustarán la muerte hasta que vean venir con poder el reino de Dios".

300 42. CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS: Me 8, 34-9


v. 34: llamando a la gente a la vez que a sus vital que, en composición con el principio materi
discípulos: es una introducción que es típica de Mar- constituye la unidad del ser humano.
cos. La gente es mencionada nuevamente (cf. v. 1) En los dos dichos de Jesús, que giran precis.
después del paréntesis del diálogo entre Jesús y los mente alrededor de la globalidad de este concepi
discípulos (cf. w. 27-33): entonces ahora el discurso entendido bíblicamente, el significado de "psyqut
es dirigido a todos. Mt 16, 24 nombra solamente a sigue siendo el mismo (cf. el pasaje paralelo de I
los discípulos; en Le 9, 23 los oyentes se indican en 9, 25). Por eso hemos usado la traducción "vida
forma genérica con la palabra "todos". en todos los cuatro casos, para mantenernos má
Si alguno quiere...: se subraya la necesidad de cercanos al texto original y para evitar eventuale
una decisión personal y activa. Es difícil reconstruir interpretaciones espiritualistas del segundo dichc
la forma originaria de este primer dicho, que en efecto, no se afirma que es necesario estar dis
probablemente se conserva más fielmente en Mt puestos a perder incluso la vida para salvar el alma
10, 38 y Le 14, 27. sino que se debe arriesgarlo todo, aun la vida, "po:
En pos de mí: ya en el v. 33 hemos encontrado el evangelio" y que la verdadera realización de s
la misma proposición que, por consiguiente, sirve mismo está precisamente en esta perspectiva.
como conexión entre el trozo anterior y la serie de Por el evangelio: es una añadidura típica de
estos dichos. Ella indica claramente qué significa Marcos para el cual la palabra "evangelio" está
hacerse discípulos de Jesús. La misma idea se repite particularmente cargada de significado y expresa la
con el verbo "seguir", al final del versículo (cf. misma realidad de la persona de Jesús (cf. 1, 1; 19,
también en 1,8; 2, 14). 29; 13, 10 y varios pasajes de las cartas de Pablo).
Niegúese a sí mismo: en el sentido de superar esas vv. 36s.: Es el tercer dicho reproducido en dos
variadas formas de voluntad de poder y de tendencia versiones -tal vez un antiguo proverbio- con el
al dominio y el privilegio que no nos permite seguir cual se quiere subrayar el peligro de ilusiones cómo-
a Jesús por su camino (cf. la superación de la "carne" das y fáciles al realizar las propias opciones. El
en/n3, 5s y Ga 5, 19-21.24). texto paralelo de Lucas (cf. 9, 25) es más breve,
Tome su cruz: esta expresión puede haber nacido porque carece de la repetición que aquí se encuen-
en el intento de la comunidad por ilustrar la frase tra en el v. 37.
de Jesús acerca del "negarse a sí mismo". Si se hace v. 38: Es el cuarto dicho, cuya forma originaria se
derivar lafrasede la misma boca de Jesús, se puede lee quizá en Le 12,8s., que es un pasaje muy semejante
ver en ella una referencia al uso hebreo de contraseñar a Mt 10, 32s., donde faltan las palabras conclusivas
a una persona con una cruz como señal de conversión que, bajo el influjo de reflexiones apocalípticas de
y de pertenencia a Dios, y ésta es una praxis que alguna comunidad, han sido añadidas aquí en virtud
con frecuencia estaba ligada a ritos penitenciales de lo que sugiere la alusión al Hijo del hombre que
y bautismales (cf. también el rito del bautismo aparecerá como juez (explicaremos en el comentario
cristiano). Al reproducir esta frase Lucas añade: al c. 13 el contenido y el lenguaje de los escritos
"cada día" (cf. 9, 23). apocalípticos). En Mt 16, 27, que reproduce este
v. 35: Este segundo dicho nos ha sido transmitido mismo dicho, la perspectiva escatológíca es aún
en otras tres formas (cf. Mt 10, 39; Le 17, 33; Jn 12, más acentuada con la idea de la retribución final
25), con respecto a las cuales el texto de Marcos según las acciones cumplidas. La fuerza del texto
parece el originario, prescindiendo de una añadi- de Marcos estriba, en cambio, en la afirmación
dura típicamente suya. teológica fundamental según la cual el juicio final
ya está decidido en la posición que han asumido
Su vida: en este versículo y en los sucesivos
los oyentes delante de la persona y del mensaje del
la palabra clave en el texto griego es "psyqué", que
hombre Jesús (cf. el c. 13). Por consiguiente, lo que
corresponde al hebreo "nephesh" (respiro, principio
probablemente era un dicho sobre la recompensa
de vida). Sobre la base de su significado global desde
final fue transformado en una afirmación sobre la
los libros más antiguos de la Biblia ("ser viviente",
centralidad decisiva de la persona de Jesús en el
cf. Gn 2, 7), en este contexto se usa cada vez en el
tiempo presente. La dimensión escatolólica, por lo
doble sentido de "vida" en su realidad natural funda-
tanto, es actualizada por Marcos con un llamamiento
mental y de "personalidad" como la dimensión más
vibrante a los creyentes, para que "decidan" hoy
verdadera de sí mismos.
acerca de su posición con respecto a Cristo.
Hay traducciones que se prestan para equí-
vocos por cuanto usan dos veces el término "vida" Quien se avergúence: en el sentido de: no dar
(v. 35), luego dos veces el término "alma" (w. 36s.) testimonio a favor, renegar.
que refleja demasiado la concepción dicotómica En esta generación adúltera y pecadora: ya en
greco-medieval: el alma como "forma" o principio 8, 12 se hablaba de "esta generación" para indicar

42. CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS: M e 8, 34-9 301


a gente incapaz e infiel a la enseñanza recibida; en Les decía también: introducción típica de Marcos.
el Antiguo Testamento la infidelidad a Dios se ex- Yo les aseguro: es la segunda vez que Marcos usa
presaba con la imagen del adulterio (cf. Os 2); en esta expresión, que suele encontrarse al comienzo de
Mt 12, 39 se encuentra la misma expresión. los dichos de Jesús y le confiere una fuerza particular
También el Hijo del hombre: puede suscitar algún al mensaje proclamado por El con la misma autoridad
interrogante la distinción aparente entre Jesús y el de Dios, a diferencia de los profetas que habían
Hijo del hombre. hablado en nombre de Dios (cf. las expresiones:
Para las comunidades de los orígenes no había "Palabra de Yahvé", "Oráculo del Señor", que con
duda que se trataba de la misma persona. Pero la frecuencia introducen o concluyen los mensajes de
distinción se puede explicar muy bien por la mayor los profetas). El uso de esta expresión que en hebreo
fuerza y solemnidad que se imprime a la frase por es "en verdad", pasó luego en la práctica de la oración
el uso del verbo en tercera persona. Entre las otras cristiana (cf. "Amén" conclusivo) con el significado
hipótesis formuladas por los estudiosos nos parece de: (que todo se cumpla) según tu voluntad".
que una merece ser tomada en consideración, por No gustarán la muerte: expresión que ya se halla
cuanto estaría en armonía con los otros pasajes (cf. Le en los libros sapienciales del Antiguo Testamento,
22, 30; lCo 6, 2s.): la expresión "el Hijo del hombre" aunque no se refiere a la muerte.
aquí significaría la comunidad escatológica de los que Hasta que vean venir: Esta precisión hace resaltar
han sido salvados -es decir, la que aparecerá gloriosa más claramente la cuestión, que es fundamental en
al fin del mundo delante de los ojos de todos- de el Nuevo Testamento, acerca de la realización del
la cual Jesús es la cabeza, según la teología de san reino de Dios: ¿realización presente o futura? ¿En
Pablo acerca de Cristo "cabeza" del cuerpo que es una etapa determinada de la historia humana o al
la Iglesia. final, mejor más allá de esta historia? Sin adentrarnos
Cuando venga en ¡a gloria: la huella de alguna en discusiones teológicas y remitiendo a la nota a 1,
comunidad apocalíptica es visible en estas palabras, 15, nos limitamos aquí a recordar la idea, ya presente
que deben haberse agregado sucesivamente al en todo el evangelio, según la cual el reino de Dios
dicho originario y en las cuales están presentes dos ha comenzado a estar presente en la persona y en las
asociaciones extrañas a los textos originarios del obras de Jesús (cf. por ejemplo Le 4, 21; 11, 20). Este
Nuevo Testamento: la asociación entre Hijo del reino se va construyendo paso, a paso en la historia
hombre y Dios Padre y la que se señala entre Padre - humana en la medida en que crece el espacio de una
Hijo-ángeles. La mención de los ángeles acompaña vida convertida y renovada según las propuestas
con frecuencia las referencias al Hijo del hombre evangélicas hasta el momento final de la historia
(cf. también nota a 13, 32). humana cuando el reino se actúe cumplidamente
El término "gloria" hay que entenderlo en en el reconocimiento de parte de todos del valor
el sentido bíblico, es decir, como manifestación de de una vida gastada en entregarse por amor (cf. el
Dios, que suscita reverencia y alabanza por sus desarrollo de estas ideas en el comentario al discurso
obras maravillosas tanto en la creación del mundo, escatológico del c. 13). Por lo tanto, el reino de Dios
como en la historia de la salvación. ha llegado, pero aún no se ha cumplido.
9, 1: El quinto dicho que expresa la espera de La frase que leemos aquí debió formarse en un
la inminente manifestación gloriosa del reino de ambiente de cristianos impacientes por ver el regre-
Dios, se coloca aquí tanto por la resonancia con so glorioso de Cristo ("con poder") y, por consi-
la referencia que se acaba de hacer al juicio final, guiente, en espera de una realización inmediata
como por razones redaccionales de tal modo que se según el modo apocalíptico de pensar (cf. de nuevo
prepara el episodio sucesivo de la transfiguración ele. 13).
vista como anticipo del momento glorioso final. Lucas trae este dicho de un modo más genérico,
Este texto debe haber sido elaborado entre y omite la expresión "venir con poder".
grupos de creyentes impacientes por el regreso El texto de Mateo es muy cercano al de Marcos,
del Señor (cf. también el comentario al discurso pero refiere la frase explícitamente al Hijo del
escatológico en el v. 13). El pasaje paralelo de Le 9, hombre, del cual se espera el regreso inminente
27 habla sencillamente de "ver el reino de Dios" y (cf. 16, 28).
deja más imprecisa su dimensión.

302 42. CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS: M e 8, 34-9


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"En pos de mí"


El discípulo es aquel que sigue a su maestro en unidad de ideales y de vida, caminando
"en pos" de él por el mismo camino. Al oír el anuncio del Evangelio, algunos acogen el
llamamiento de Jesús, lo abandonan todo, lo siguen a Él (cf. 1, 14-20), y así llegan a ser
sus discípulos. Así como el pueblo hebreo había seguido por el desierto la nube (cf. Nm
9, 15-23), también ellos, con entusiasmo, han entrevisto en Él la verdadera nube, que
significa la presencia de Dios, y la columna de fuego que ilumina el camino y conduce
hacia la tierra prometida. Ha sido fascinante para los discípulos seguir a Jesús de Nazaret
que, en sus palabras, en sus gestos y en su vida se reveló al fin como el libertador que
esperaban desde hacía siglos (8, 29). Pero todavía no sabían con precisión cuál sería su
camino. Se aclaró sólo lentamente, en la medida en que Él iba delante y ellos lo seguían.
Ellos vivieron con Él, siguiéndolo paso a paso, como verdaderos discípulos. La primera
etapa sobresaliente de esta declaración progresiva sucede en 3, 13, cuando comienza a
perfilarse en el horizonte la sombra de la cruz de Jesús: entonces se especifica que para
seguirlo es necesario "estar con Él" sobre el monte, donde Él los ha precedido. Una etapa
ulterior la tenemos en 6, 6b-13, cuando, después de un nuevo fracaso, se muestra que
este "estar con Él" implica un nuevo estilo de vida pobre, que se caracteriza por fracasos
y hostilidades como los suyos, que testimonia el reino. Ahora los discípulos están llama-
dos a saber más de cerca, con precisión, qué significa ser "sus" discípulos: Jesús final-
mente reveló sin reticencias quién es Él (8, 31). En este pasaje aparece finalmente, con
toda claridad, quién es discípulo suyo.
Es aquel que, como el Maestro, está marcado por la señal de la cruz (v. 34). No es
posible ninguna escapatoria. El discípulo debe ser como el Maestro: si la cruz le toca a Él,
les toca también a todos aquellos que quieren seguirlo, es decir, a todos los cristianos.
El misterio de Cristo, que llega a la gloria a través del sufrimiento y la humillación
extrema (8, 31-33), es el misterio del discípulo y de toda la Iglesia (8, 34-9,1).
Los discípulos tuvieron mucha dificultad para llegar a comprender y aceptar esto (¡véase
la reacción de Pedro, representante de todos nosotros, en el pasaje anterior!). Incluso el día
de la ascensión, si nos atenemos a Lucas, todavía no lo habían intuido (cf. Hch 1,6).
La iglesia de Marcos, que sufrió la persecución de Nerón con el martirio de Pedro y
de Pablo y se siente amenazada por otras persecuciones, comienza a percatarse de que
el destino del discípulo es el del Maestro. ¡Estas palabras de Jesús deben haber sido un
grande consuelo para toda la Iglesia, que de este modo sentía que "estaba con Él" sobre el
monte! El denominado "secreto mesiánico", es decir, la revelación de la gloria del Mesías
en la humildad y en la contradicción, ahora se va disolviendo: y uno se da cuenta de que
ese secreto, que antes se refirió a Jesús, en realidad ahora concierne principalmente la
iglesia, que debe ser el espejo fiel de Él.
El discípulo es aquel que, venciendo el "pensamiento del hombre", tiene los mismos
sentimientos que tuvo Jesucristo (Flp 2, 5) y acepta "para sí mismo" la "Palabra" de Dios
que ha sido dicha claramente ahora, es decir, Cristo crucificado (8, 31). Es la única cosa
que el discípulo Pablo quiere conocer (1 Co 2, 2).
La mayor ambición del discípulo es la de ser como el Maestro: así el secreto que
envolvió la vida de Jesús, el Hijo de Dios escondido en el Hijo del hombre crucificado,

42. CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS: Me 8, 34-9 303


involucra totalmente también la vida del que se dedica a su seguimiento. La vida y
la historia de Jesús se prolonga en la del discípulo, que actúa en el mismo Espíritu y
encuentra las mismas luchas. Su vida viene a ser nuestra vida; de tal modo que podemos
exclamar con Pablo: "Mi vida es Cristo" (Flp 1, 21), porque "estoy crucificado con
Cristo, y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí" (Ga 2, 20). El discípulo es
aquel que en Cristo ha clavado en la cruz al hombre viejo (Rm 6, 6; cf. Ga 5, 24) y se ha
revestido de Cristo (Ga 3, 27; Rm 13,14), el hombre nuevo (E/4, 24).
Si es hermoso seguir a Jesús por el camino de la liberación, ahora los discípulos
aprenden también cuan grande es su precio. Ni más ni menos de lo que El mismo pagó,
es decir, con su misma vida.
Nos hallamos en el punto central del evangelio, en el cual se ha manifestado
claramente que la "Palabra" es Cristo muerto y resucitado (vv. 32.31).
Éste es el corazón del evangelio, del anuncio gozoso. Así como esta Palabra de vida
se hizo carne en Jesús, del mismo modo debe hacerse carne también en la Iglesia, que
viene a ser el cuerpo de Cristo. En este punto se realiza una especie de inversión en el
relato de Marcos: el discípulo, que se interesa sólo por Jesús, descubre, con asombro,
que en realidad es Él el interesado. El Maestro lo ha provocado y lo ha cuestionado. La
continuación del evangelio, en efecto, no será sino una confrontación continua "Jesús-
discípulos". Así comienza la sección más estrictamente eclesial de Marcos, donde el
meollo de esta confrontación consiste en aceptar para sí mismos esta Palabra y seguir a
Jesús como el libertador muerto y resucitado, permaneciendo de su parte, con El.
Esto constituye la esencia del discípulo y de la iglesia. Han sido inventadas también
otras definiciones de la esencia del discípulo y de la iglesia. En general, son muy
complicadas, y ocultan la intención inconfesable de quien no quiere comprender, porque
no quiere actuar. Detrás de su complejidad aparente disfrazan su vacío evangélico total,
o su actitud antievangélica (cf. íCo 1, 17b). Aquí, en cambio, Jesús es muy sencillo y
preciso: el discípulo es aquel que se coloca "en pos de Él" y acepta y vive esta palabra de
la cruz, que es poder de Dios (1 Co 1,18).
Si el discípulo quiere ser como el Maestro, él también debe tomar su cruz. En efecto, el
seguirlo implica renunciar a sí mismos y a los propios intereses, significa liberarse y salir
también de sí mismos. La exigencia es radical. Aquí la cruz es nombrada por vez primera
en el evangelio: su significado no es totalmente oscuro para los discípulos; comprenderán
mejor lo que significa después del evento pascual y más aún cuando también ellos tengan
que afrontar las persecuciones y la muerte por serle fieles.
Sin embargo, hay que notar que el discípulo no lleva simplemente la cruz como
un hombre resignado y autolesionista: ¡lleva la cruz en pos de Él! Esto es algo muy
distinto. Significa que el discípulo, si recorre el mismo camino, no sólo encuentra sus
mismas luchas y dificultades, sino sobre todo lo encuentra a Él mismo, que lo acompaña
precediéndolo. Por eso, como lo dice el v. 35b, el discípulo salva su vida, porque se
encuentra con la Vida. Al igual que en Ez 9, 4ss, sólo quien lleva sobre su propia carne
esta cruz, se salvará. La cruz es el sello de pertenencia a Dios en Jesús.
Para seguirlo, es necesario poner enjuego tola la propia existencia. Por otra parte, "quien
quiera salvar su vida, la perderá" (v. 35a). En efecto, la vida es haber nacido para la muerte. El
que se aferra a ella, está destinado a la muerte. A no ser que se conciba y se viva la vida como
un don: entonces la vida se realiza entregándola y se desarrolla dándola (v. 35b).

304 42. CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS: Me 8, 34-9


En cambio, quien se aferra a ella, la sofoca. Un don que no se entrega no es un don;
una vida que no se entrega, se destruye a sí misma, es presa de la muerte. En general, el
hombre trata de salvarse a sí mismo, poseyendo cosas o personas (cf. 9, 33-10,45); así se
identifica con el objeto de su posesión, y lo arrastra a la propia muerte. El único modo de
salvarse, en cambio, es perderse, así como el único modo de ser es el de dar, no de tener.
En efecto, el hombre no es lo que tiene, sino lo que da: sólo quien se da totalmente, es
realmente él mismo y se identifica consigo mismo, salvando la propia vida.
Jesús, con su existencia, nos ha mostrado que la "verdadera vida, incluso en un
plano terreno, natural, se encuentra en la entrega de sí mismos. Precisamente el que la
quiere poseer a todo trance para sí solo, pierde la posibilidad de una vida auténtica que
hace felices. La vida, según el designio del Creador, se realiza sólo en la entrega de sí
mismos; sólo así ella es una vida libre, desvinculada, abierta, a la cual Dios y el prójimo
tienen acceso. Una vida de este género no cesa al morir, porque pertenece ya a Dios, el
cual permanecerá cerca incluso en la muerte. Ya lo indicó el final del v. 31. Pero esto no
quiere decir que la ascesis puede ganar algo más elevado, una vida terrena. De este modo
el hombre seguirá aferrándose a su vida presente y su felicidad futura. Lo que se quiere
aquí es una vida en el seguimiento, que solamente es posible en pos de aquel que dio
su vida por todos; una vida, por consiguiente, en la cual Jesús ha llegado a ser el centro
hasta tal punto que ya no son las situaciones exteriores, de prestigio ni de humillación (cf.
Flp 4,12) las que determinan al hombre, porque, estando ya orientado hacia el nombre
de Dios, la voluntad de Dios, él ya ha llegado a liberarse de sí mismo" (E. Schweizer, II
Vangelo secondo Marco, Brescia, 1971, pp. 187s.).
Aquí hay que notar también que el discípulo llega a ser libre de sí mismo y libre
para la vida, solamente porque su persona está vinculada a Jesús. En efecto, dice Jesús:
"Quien pierda su vida por mí y por el evangelio, la salvará".
La decisión con respecto a Jesús es cuestión de muerte o de vida. ¡Todo o nada! Por eso
Pablo dice: "Lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo,
porque yo mismo he sido alcanzado por Cristo Jesús" (cf. Flp 3, 7s.l2). El discípulo es
fascinado por Jesús y sólo en El alcanza su vida: nuestra "vida, en efecto, está oculta con
Cristo en Dios" (Col 3, 3) y sólo siguiéndolo a Él la volvemos a encontrar, porque Él es
nuestra vida (Col 3,4). Bajo esta luz se entiende entonces la intensidad del deseo del apóstol
de disolverse "para estar con Cristo" (Flp 1,,23).
Todo el resto no sirve para nada si nos referimos a los objetivos de la vida. No sólo
para el discípulo, sino para cualquier hombre: en efecto, el que quiera salvar su vida, la
pierde (v. 35a). Los versículos 36-37 refuerzan esta idea, pues muestran la necesidad de un
seguimiento libre de Cristo e introducen el tema del juicio con base en ella (v. 38).
Es necesario seguir a Cristo Jesús para ganar la vida, porque "nadie puede redimirse
ni pagar a Dios por su rescate; es muy cara la redención de su alma, y siempre faltará,
para que viva aún y nunca vea la fosa" (Sal 49, 8s.). La vida no se puede pagar sino con
la vida. Es decir, mediante la muerte. De nada sirven el poder ni la riqueza, como dice
el Salmo: "Ese es el hombre que no puso en Dios su esperanza, mas en gran riqueza
confiaba, esperaba en su poder" (Sal 52, 9). Del mismo modo dice Jesús al rico que
se siente seguro de sí mismo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las
cosas que preparaste, ¿para quién serán? Así es el que atesora riquezas para sí, y no se
enriquecen en orden a Dios" (Le 12, 20-21). Aunque uno no lo quiera, la muerte reina
soberana sobre todos los hombres y sobre todos sus proyectos.

42. CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS: Me 8, 34-9 305


Pero esta muerte puede desembocar en la sofocación de la vida o en la entrega de la
vida en el seguimiento de Cristo Jesús.
Solamente la fidelidad a Jesús, en el cual se nos entregó la fidelidad de Dios, rescata
de la tumba. En esta fidelidad se cumple el juicio para la muerte o para la vida. Por
consiguiente, todo se considera como nada para el que ha descubierto la perla preciosa
del seguimiento de Cristo (cf. Mt 13, 44ss.; Flp 3, 7-11) y está "seguro de que ni la
muerte, ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente, ni lo futuro, ni las
potestades, ni la altura, ni la profundidad, ni otra criatura alguna podrá separarnos del
amor de Dios en Cristo Jesús Señor nuestro" (Rm 8, 38-39). Precisamente en este punto,
en el que se manifiesta la exigencia absoluta de adhesión a Él con toda la vida (v. 35),
Cristo se manifiesta también como juez del mundo (v. 38), y, por consiguiente, como
Señor de la historia y Señor "nuestro".
Sólo Dios es juez y tiene derecho sobre la vida: es una convicción clara en todo el
Antiguo Testamento. Al reivindicar para sí mismo este derecho, el hombre Jesús revela
el misterio profundo y único de su persona, que lleva a los discípulos a reconocerlo
como el Señor de su vida: a Él y a su palabra le han entregado su vida, aceptando y
enriqueciéndose con el amor inalienable de Dios en Él, el único que entrega su vida.
El versículo 38 nos hace también entrever la iglesia de Marcos, que estaba ansiosa
por ver el juicio de Dios y su gloria que irrumpe sobre la tierra. Las palabras de Jesús
la confortan y la amonestan, al decir que este juicio y esta gloria no se han de aplazar a
un tiempo futuro desconocido y vago, que lo aliene a uno del presente. Como resultará
del capítulo 13 y del relato de la pasión, este juicio de Dios y su gloria ya tienen lugar
"ahora", sobre esta tierra, en "esta generación adúltera y pecadora", según la posición
que se asume con respecto a Jesús y a su palabra. Todo el futuro se juega en el momento
actual, y la gloria de Dios se revela sobre esta tierra precisamente en el seguimiento
humilde y pobre de Cristo, humillado y pobre, que ha resucitado. ¡La planta no es
diferente de la semilla! Es verdad que nosotros permanecemos siempre en espera de la
venida del Hijo del hombre, de su juicio y de su gloria. Pero sabemos que el Hijo del
hombre, cuya venida esperamos, es el mismo Hijo del hombre crucificado que según
creemos ya ha venido. Al seguirlo "ahora" hacemos presente en nosotros el pasado de
aquel que ya es nuestro futuro. En otras palabras, nuestra esperanza futura se identifica
con nuestra fe en el pasado, que se hace presente ahora en nuestra praxis actual en el
seguimiento de Cristo. Así su camino, el que Él una vez recorrió, viene a ser nuestra vida
actual y la semilla de la vida que no tiene fin. El seguimiento de la cruz discrimina el
mundo, y une en el presente el pasado y el futuro de nosotros y de Cristo.
Con autoridad inaudita, es decir, divina, Jesús confirma todo esto al decir "Yo les
aseguro" (9, 1), y da un testimonio que sólo Dios puede dar, y que Jesús de ahora en
adelante, ya que se ha revelado como Señor, dará siempre con mayor frecuencia (¡esa
expresión había salido hasta ahora solamente en 3, 28 y 8, 29; de ahora en adelante
aparecerá también en 9, 13; 9, 41; 10, 15; 11, 23-24; 12, 33; 13, 30; 14, 9.18.25.30!).
Precisamente en este punto Marcos, con una profunda intuición teológica, refiere el
dicho de Jesús: "Entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta
que vean venir con poder el reino de Dios" (9, 1). En el contexto inmediato Marcos
refiere esta palabra a Pedro, Santiago y Juan, que serán llevados al monte alto de la
transfiguración (9, 2). Pero el evangelista quiere referirse a todos los discípulos que,
como se dice en 8, 34, lo seguirán hasta el monte de la cruz. En verdad ellos no gustarán

306 42. CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS: Me 8, 34-9


\a muerte y verán el reino de Dios que viene con poder. Para ellos se verifica lo que se
dice en el versículo 35b: experimentan la transfiguración como una vida liberada en todo
su esplendor divino.
En efecto la transfiguración en Marcos sustituye los relatos de la resurrección. A dife-
rencia de los otros evangelistas, Marcos termina su libro con el anuncio: "Ha resucitado,
no está aquí. Vuelvan a Galilea. Allá lo verán" (16, 6). Si nosotros volvemos a Galilea, es
decir, al comienzo del evangelio, y acogemos en nuestra vida su llamada y lo seguimos
(1, 50-20), hasta la aceptación "por nosotros" de Cristo crucificado (8, 29-34), entonces
volveremos a encontrar la vida (8, 35) y experimentaremos la transfiguración de la reali-
dad actual: no gustaremos la muerte y veremos el reino de Dios con poder (9, 1). Si
nos entregamos al seguimiento de Él como crucificado, la resurrección de Cristo es ya
nuestra vida. De lo contrario, nos quedamos con nuestra muerte. Porque sólo Él es el
Señor de la vida y de la historia.
La invitación a tomar la cruz (8, 34) responde al anuncio de la pasión de Jesús (8, 31a): el
anuncio de esta manifestación gloriosa (9,1) responde al anuncio de su resurrección (8,31b).
ELMaestro y el discípulo están unidos inseparablemente; y el discípulo que se hace conforme
a Él en la muerte, saborea ya, por el don del Espíritu, la resurrección (Flp 3, 10s.).
Esta es "la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor" (Flp 3, 8), de la
que habla Pablo y a la que está llamado el discípulo.

ACTUALIZACIÓN

Ser cristianos: participar de la cruz y de la resurrección de Jesucristo


El Crucificado viviente es la salvación y la esperanza del hombre. A éste no le queda
otra cosa sino participar y conformarse con su persona, en el mismo destino de muerte,
para llegar con Él a la resurrección. "La imitación de Cristo" en su camino terreno hacia
la cruz, por consiguiente, es la actitud de fondo de la vida del discípulo: es la fe concreta
del cristiano, que lo lleva a la vida.
Lamentablemente esta "imitación" está sujeta a muchos malentendidos. Hay que
notar ante todo que no se trata de "deslizarse" hacia la cruz, someterse, resignarse,
inclinar la frente, darse por vencidos, doblegarse y rendirse frente al mal: la cruz no es
una señal para los hipócritas, los cobardes rri los renunciantes. Tampoco es la cuestión
de tener una actitud entrañable ni pietista de devoción hacia la cruz; tampoco de una
coparticipación privada e intensa, en la oración y en la contemplación, de los sufrimientos
de Jesús, identificándose por compasión con su dolor físico y espiritual: es decir, no se
pretende llorar sobre él para no llorar sobre nosotros mismos. Tampoco se trata de una
imitación voluntaria con el propósito ascético de hacer lo que Él hizo.
En cambio, se trata fundamentalmente de seguirlo, tomando parte en forma real y
activa en su vida que se nos entrega, al realizar sus opciones, al compartir su destino y
cumpliendo así en nosotros lo que todavía falta a su pasión (cf. Col 1, 24). Se habla de
seguimiento, es decir, del discípulo que sigue, actuando como el Maestro, estando con
Él y en pos de Él, en comunión de vida y de acción.
Todo esto implica, como primera exigencia, la de ser libres: la cruz cristiana es ante
todo un éxodo. Y el primer éxodo, es decir, el primer acto de libertad, es ser libre y
liberarse de sí mismos, salir del propio egoísmo. Sólo entonces podemos entregarnos a
los otros. Se trata de sobrepasarse a sí mismos para alcanzar al otro.

42. CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS: Me 8, 34-9 307


Además el seguimiento significa cargar la propia cruz, sin descargarla sobre los otros;
¡éste es el primer don que podemos ofrecer a los otros! Es necesario llevar activamente
los sufrimientos que "me tocan precisamente a mí", en mi situación inconfundible. Es la
que Lucas llama "la cruz de cada día" (Le 9,23). Es indispensable sostener el sufrimiento
normal, habitual y cotidiano, del que lucha por el bien y le toca en suerte chocar contra
el mal, por un camino arriesgado y en la incertidumbre del futuro. En fin, es necesario
pagar los costos inevitables de una vida, que quiere frutos de justicia, de amor y de
entrega en un mundo liberado del mal. No sustraerse al propio compromiso arduo y
duro, a las propias responsabilidades personales de un mundo más justo en el trabajo,
en la familia y en las relaciones con los otros, es la cruz que cada uno debe llevar. Si no
la lleva, obra la injusticia y, en lugar de vencerla, produce más injusticia, y así carga más
cruces sobre los otros. Es decir, el único modo de vencer el mal es llevar la propia cruz.
Todo esto se resume en la regla de oro: dar la propia vida por Dios y por los hermanos, a
causa del evangelio y de Cristo, quien fue el primero en hacer esto mismo. Éste es el único
modo de volver a encontrar la vida. Pero no se trata de una máxima eterna ni de una verdad
genérica: se trata de estar decididos en todo y para todo a partir de la cruz de aquel que
vive. Por el contrario, conservar la propia vida es perderse. Todos somos especialistas en
autoconservación y acudimos continuamente a mil expedientes menudos para sobrevivir y
defender el propio pellejo: el desinterés, el cinismo, la agresividad, la defensa del interés, el
optimismo superficial, el vitalismo, el hedonismo, el olvido selectivo, etc.. estos son todos
senderos, que conducen al único grande camino de la autoconservación, que Pablo llama
autojustificación. Para nosotros hoy la autojustificación ya no sucede mediante la ley y las
obras religiosas, sino que se expresa en los términos de los mitos de la evolución técnico-
científica, de la revolución económico-social y del progreso de la naturaleza humana que
puede alcanzar en equilibrios espirituales superiores lo que todavía le falta. Se trata siempre
de un mecanismo de autoconservación, en el cual el hombre como individuo, la sociedad y
la misma humanidad, piensan administrar y disponer de sí mismos. Es la autoafirmación
y la incapacidad radical de entregarse y de amar. Es el pecado, la falta de amor, es decir,
de Dios: es no reconocer que sólo Dios es Dios.
Perderse para volver a ganarse es para el cristiano en el momento presente la humilde
profecía de Cristo: es el misterio de la fe y de la salvación que acogemos por ahora sólo
en la esperanza. Pero es una realidad en Cristo: es una semilla. Por el árbol que nacerá
se juzgará la calidad de la semilla. Al final, al llegar el pleno cumplimiento, quedará
claro y visible para todos que éste es el único camino de salvación, como fue claro para
Cristo en la mañana de la pascua. Una vida en la libertad y en el amor, que siempre están
crucificados, es la única válida y acertada.
Pero ya ahora está claro que en perderse y en autoconservarse sobre esta tierra uno juega
respectivamente el propio destino de vida o de muerte. Ésta es la opción radical, decisiva y
fundamental, que estamos llamados a asumir aquí y ahora, por la vida y por la muerte.

APLICACIÓN A LA VIDA

¿Mano abierta o mano cerrada?


Algunas preguntas acerca de la cosa más importante del mundo y una añadidura funda-
mental
No se conserva la vida bloqueándola.

308 42. CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS: Me 8, 34-9


La vida la comparan con el agua, pero es una comparación que cojea un poco: en d
fondo el agua sigue siendo agua aunque de la fuente la recojas en la cavidad de la mano.
No, la vida es más bien como la luz, que existe al fluir y al consumirse. Y no se puede
tomar ni mucha ni poca, para conservarla.
La vida humana, que brota de la relación con los otros, que se construye en la relación
con los otros, o es disponibilidad, acceso, apertura, o no es nada. Y no es un problem
poca monta; porque la vida es la cosa más importante: la conquista del mundo entero no
paga una existencia.
Pero sirve mejor un ejemplo más incisivo. Hay gente que se encierra, se construye
barricadas, se niega a los otros en una defensa desesperada: realiza una especie de sui-
cidio. Así una pareja corre el riesgo de hundirse en una fosa y de morir en el mismo
ámbito de la familia -que incluso significa la salida del individuo de sí mismo- si no se
abre continuamente hacia los hijos o hacia otras personas y situaciones.
Análogamente en la educación, así como en la relación de amor, la captura y el intento
de posesión del otro en lugar del diálogo es sinónimo de esterilidad y de matanza.
También en un horizonte más amplio: allí las cosas no son diferentes. Por ejemplo, la
civilización del mundo occidental, después de siglos de un cuidado mezquino de los propios
intereses, de la propia hegemonía política y cultural con respecto a otros pueblos, está
experimentado una decadencia, una vejez y una insignificancia que preocupan. Así también,
por otra parte, parece indiscutible que la comunidad eclesial tenga que reconocer regresiones,
encierros e incongruencias a causa de una tendencia a replegarse sobre sí mismos, de un
rechazo al diálogo y de relaciones que se niegan a la confianza y al servicio, de una negligencia
de testimonio sincero de libertad y de fraternidad que se ofrece al mundo.
Es una especie de ley que se obtiene, o un principio: el encierro, el egoísmo son
gérmenes de muerte, enceguecen y matan; en cambio, la vida se realiza en la categoría de
la entrega: ésta se acoge y se da.
De todos modos no se puede reducir la carga del pasaje a la función única de página-
espejo de la vida humana o a la sola tarea de protección de una ley difícil como la del don.
Hay un aspecto mucho más profundo que se ha de exponer, cuando uno se da cuenta
de que todo se centra en la persona de Jesucristo. Anteriormente ya había habido una
alusión en el choque dramático con Pedro, hacia el cual, "volviéndose", había declarado
tanto la tentación como su posición personal, pero aquí se hace una declaración muy
clara: seguir el camino de Dios y no el de los hombres significa seguirlo a Él, dando la
vida por El y por el evangelio.
Esta es una especificación que no se puede borrar y que nos deja perplejos. En efecto,
¿qué podía significar para la comunidad de Marcos, en un plano de lo absolutamente
concreto "dar la vida por Cristo y por el evangelio?". De Cristo teníamos la experiencia
de que Él dio la vida por los otros (y en esto pos precede y nos da la capacidad), y ¿cómo
es que ahora pide que demos la vida por Él, para dar testimonio de Él, pues Él dará
testimonio por nosotros?
¿Y qué puede significar para nuestra comunidad actual siempre sobre un plano de lo
absolutamente concreto?
¿No se termina quizás en una especie de enunciado muy general y, por consiguiente,
con el riesgo de que sea teórico, que se yuxtapone a decisiones mucho más prácticas,
iluminadas en forma muy vaga por el primero? ¿Y, en el fondo, su figura y el evangelio

42. CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS: Me 8, 34-9 309


no tienden, como en una disolvencia cinematográfica, a difuminarse y a comparecer
solamente en la figura del prójimo o en el mensaje que se agota en la liberación, en el
rescate, en la promoción humana? ¡Es muy cierto, hay una conexión íntima; y en el
mandato del amor al prójimo se vive el mandato del amor a Dios! ¿Pero qué significado
preciso reviste para nosotros su persona y el evangelio, y esta precisa llamada de
atención? ¿El colocarlo a Él como nuestra finalidad y el colocar para eso mismo la causa
del evangelio es un "modo de decir", añadido y ornamental?
De lo contrario, ¿cómo podemos o debemos realizarlo nosotros hoy?
¿Y además, dónde y cuándo se nos concede el entreverlo como algo que se vive?
Son preguntas fundamentales acerca de la cosa más importante del mundo: nuestra vida.

REFLEXIÓN DE FE

No me avergüenzo del evangelio


Dice el Señor: "Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación
adúltera y pecadora..." (v. 38).
Formamos parte de una generación adúltera y pecadora. Adúltera porque se aleja de
Dios, precisamente mientras Dios la ama.
"Cuando te construías un prostíbulo a la cabecera de todo camino, cuando te hacías
una altura en todas las plazas, despreciando el salario, no eras como la prostituta. ¡La
mujer adúltera, en lugar de su marido, toma ajenos!" (Ez 16,31-32).
Es pecadora porque es idólatra ("... llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, mal-
dad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chis-
mosos, detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos
para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados")
(Rm 1, 29-31). A partir de esta plataforma, solidarios en esta generación, nosotros no aco-
gemos la Palabra.
Nos avergonzamos de Cristo. La nuestra no es una vergüenza cualquiera, no es sim-
ple ignorancia. Es una ignorancia calificada por los atributos de la generación actual,
porque es rica y profunda, simbólica y emblemática. Es de naturaleza sacramental, pero
al revés, y ella parte de nuestro ser-en-esta-generación.
De un árbol real y plantado realmente, que hunde raíces amplias y prósperas en el
suelo actual, se ramifica y se expande nuestra "vergüenza del evangelio" hasta el punto
de lograr hacerlo entender como extremamente imposible.
Nuestra vida espiritual debe apoyarse sobre otro terreno y no puede extender sus
raíces que absorban con avidez un suelo envenenado. Es necesario examinar en qué tierra
estamos arraigados y cómo participamos de la actual generación.
Es el evangelio el "poder de Dios para la salvación de todo el que cree... en El se
revela la justicia de Dios de fe en fe..." (Rm 1, 16-17). Por eso san Pablo había dicho
inmediatamente antes de este célebre versículo, que sirve como título de la Carta a los
Romanos: "... no me avergüenzo del evangelio..." (Rm 1,16a).

310 42. CONDICIONES PARA SEGUIR A JESÚS: Me 8, 34-9


43. LA TRANSFIGURACIÓN
(Me 9, 2-8; cf. Mf 17, 1-8; Le 9,28-36}.

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Como lo hemos señalado en el pasaje anterior (al comentar el v. 1), Marcos ahora quiere
llevarnos a una comprensión más profunda de jesús Mesías el Hijo del hombre -siervo que sufre,
que son aspectos que ya salieron a flote en la confesión de Pedro en Cesárea y en el primer
anuncio de la pasión y resurrección.
He aquí entonces por una parte el significado del aspecto glorioso de la transfiguración de
Jesús, como anticipo del que se revelará al final, y por otra la fundón de varios elementos del
relato -los tres discípulos, la voz, la incomprensión de los disápulos- que recuerdan explícitamen
la agonía del Getsemaní. Además, la presencia de Elias y de Moisés, y otros elementos literario
que conciernen teofanías (nube, monte, tienda) y aparidones apocalípticas del Hijo del hombre
(visión, vestido resplandeciente, conversación), tomados del Antiguo Testamento, resumen las
expectativas del judaismo y manifiestan que en Jesús llegan a su cumplimiento las promesas
contenidas en la experiencia del éxodo y en las palabras de los profetas. Por consiguiente, son
numerosísimas en este pasaje las referencias a los libros del Éxodo y de los profetas.
La importancia mesiánica de este episodio la subraya también la referencia explícita al
bautismo de Jesús (efi 1, líjenla voz que se deja oír y en las palabras que se pronuncian.
Al igual que para el episodio del bautismo, tampoco aquí nos preocupamos por precisar l
detalles del hecho: su entidad histórica se transparenta bajo el relato como una experiencia fun
mental vivida por los tres discípulos y que fue perdbida también con alguna manifestación de car
ter sensible. El aspecto histórico del evento es absorbido completamente en su significado teoló
Eso aparece también por la presentaáón teológica un poco diferente que los tres sinópticos le d
este episodio: mientras Marcos presenta a Jesús como el cumplimiento de la ley y de los profe
Lucas presenta el episodio como una experienáa ae Jesús en el momento de una oración intensa
Al igual que para los discípulos, así también para nosotros, la realidad de este evento se
puede percibir tan sólo al interior de una profunda experiencia espiritual a través de la cual
sepamos captar la manifestación de Dios en Jesús y nos disponemos a "escucharlo " para vivir su
mensaje en nuestra historia presente, sin caer en la fácil ilusión de que ya no hay ningún camino
por recorrer, como si Dios se hubiera manifestado ya definitivamente en nuestro mundo.

2. Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los lleva, a
ellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos,
3. y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como ningún
batanero en la tierra sería capaz de blanquearlos de ese modo.
4. Se les aparecieron Elias y Moisés, y conversaban con Jesús.
5. Toma la palabra Pedro y dice a Jesús: "Rabbí, bueno es estarnos aquí. Vamos a
hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y- otra para Elias";

43. LA TRANSFIGURACIÓN: Me 9, 2-8 311


6. -pues no sabía qué responder ya que estaban atemorizados-.
7. Entonces se formó una nube que les cubrió con su sombra, y vino una voz desde
la nube: "Éste es mi Hijo amado, escúchenlo".
8. Y de pronto, mirando en derredor, ya no vieron a nadie más que a Jesús solo con
ellos.

v. 2: seis días después: ya en la presentación de ya por un momento en Jesús. A diferencia de


1, 32-39 y en la nota a 4, 35 hemos sugerido algunos Mt 17, 2 y Le 9, 29, Marcos no habla aquí del
criterios, según los cuales se han de interpretar esplendor del rostro de Jesús.
estas indicaciones de tiempo en el evangelio de Mar- v. 4: se les aparecieron: más exactamente "fueron
cos, donde ellas no tienen valor cronológico, sino vistos". El verbo usado en el texto griego es muy
simbólico por cuanto quieren expresar unas refe- muy importante en el Nuevo Testamento, en los
rencias determinadas a esquemas teológicos. La fun - pasajes que se refieren a la resurrección de Jesús
ción de esta indicación se halla en la vinculación que (cf. Le 24, 34 y 1 Co 15, 5-8); él indica un "dejarse
ella establece por una parte con Ex 24, 16, donde la ver" que toca de algún modo también las facultades
misma expresión tiene también un valor simbólico sensibles del hombre.
y por otra parte con el episodio de la confesión de Pero también en los pasajes de las apariciones
Pedro: el período de seis días trascurridos signi- de Jesús resucitado, la parte más importante está en
fica una situación, una actividad, un camino que las palabras que el Señor pronuncia como anuncio o
dejan presagiar un evento importante que dacumpli- misión, y no en los elementos fantasmagóricos de la
miento a las expectativas, como los seis días de la visión, que tiene la finalidad de crear una situación
creación que desembocan en el "descanso de Dios" de encuentro personal.
(cf.Gn2,1-3).
Lucas subraya con mayor énfasis la presencia
Toma Jesús consigo a Pedro, Santiago y Juan: de Elias y Moisés; Mateo sigue fielmente a Marcos
son los tres discípulos que están entorno a Jesús y afirma que los discípulos vieron una "visión"
también en otros momentos particularmente (cf. 17, 9).
importantes (cf. nota a 5, 37). Elias y Moisés: según la tradición bíblica repre-
A un monte alto: son tan numerosos en este sentan la Ley y los Profetas, y ambos están en
pasaje los temas teológicos que se expresan median- relación estrecha con el monte Sinaí. Su presencia,
te símbolos, que también esta indicación asume su siempre sobre el monte, significa que Jesús lleva
valor por su fuerza evocadora. a su cumplimiento el Antiguo Testamento. Elias
También aquí la referencia inmediata es al tiene también su propia importancia escatológica,
monte Sinaí (cf. Ex 24, 12-18; 31, 18; 34, 29ss.), por cuanto, después de haber sido llevado por Dios
lugar de la manifestación de Dios y del brillo al cielo sin morir (cf. 2R 2, 11-13), regresaría antes
resplandeciente en el rostro de Moisés -Jesús es el del fin del mundo (cf. Mí 3, 23): por consiguiente,
nuevo Moisés. en este aspecto él preanuncia la aparición final de
Ellos solos, aparte: el texto griego expresa con Jesús como juez de la historia. Pero cf. comentario
una fuerza particular la exigencia de soledad con a los versículos 11-13 para otro aspecto del valor
dos términos de los cuales el primero ("aparte") es prefigurativo de Elias con respecto a Jesús.
característico de Marcos (cf. nota a 4, 34). Por lo que se refiere a Moisés -mencionado
Se transfiguró delante de ellos: este fenómeno aquí como segundo y casi como acompañante de
recuerda el rostro resplandeciente de Moisés, des- Elias- no se tienen indicaciones precisas en este
pués del encuentro con Dios sobre el monte (cf. sentido, sino muy tarde, tal vez solamente después
Ex 34, 29ss.). del primer siglo. Tal vez en algunos sectores del
San Pablo, al usar este verbo (cf. 2Co 3, 12-4, judaismo se le atribuía también a él la misma suerte
6), imprime en él un significado nuevo, es decir, de Elias, que en este pasaje y en 9, 11-13 aparece
en el sentido de una luz permanente, que es la como el personaje decisivo de los últimos tiempos.
contraseña del rostro de los creyentes. v. 5: toma la palabra: con alguna semejanza
v. 3: sus vestidos se volvieron resplandecientes: escon el pasaje de la confesión de Cesárea, también
una imagen frecuente en los escritos apocalípticos aquí Pedro interviene con palabras en sí acertadas y
para expresar la gloria de Dios, de la cual serán hermosas, pero que ocultan una comprensión muy
revestidos incluso los salvados en la resurrección. superficial y limitada de la realidad de Jesús y de
En la transfiguración esta gloria futura se manifiesta las consecuencias de su enseñanza. Al igual que la
respuesta dura-de Jesús en el primer caso, así ahora

312 43. LA TRANSFIGURACIÓN: Me 9, 2-8


el mismo relato (v. 6) corrigen y redimensionan las los relatos de manifestaciones extraordinarias <
palabras de Pedro. Dios o teofanías (cf. Ex 40, 34s; IR 8, 10-1';
Rabbi: en el texto de Mt 17, 4 encontramos la ella es también una señal de la aparición final d
palabra "Señor", que los primeros cristianos usaban Señor (cf. 2M 2, 7-8; y Me 13, 26; 14, 62; Ap
para malear a Cristo resucitado. De este modo se 7). Mateo en el texto paralelo precisa que era u
traza una relación incluso explícita entre este episo- "nube luminosa", y subraya así la intensidad de
dio y la resurrección de Jesús, con respecto a la cual presencia de Dios. También los discípulos, coi
su transfiguración es ciertamente un anticipo. Pero representantes del nuevo pueblo de Dios, est
no nos parece que corresponda a la estructura de este involucrados en esta nube.
texto pensar que él sea la transformación de un relato Vino una voz: este elemento y las palabras pronu
más antiguo de apariciones pascuales, como lo han ciadas por el cielo establecen una relación estrec
propuesto algunos estudiosos. entre la transfiguración y el bautismo de Jesús.
Vamos a hacer tres tiendüs: en la "fiesta de las Este es mi Hijo amado: cf. el episodio del ba
cabanas" (o de los tabernáculos), que recordaban tismo en 1, 9-11. Como ya lo hemos indicado en
el período transcurrido en el desierto, los hebreos nota 1,11 esta frase es una resonancia explícita c
solían construir una cabanas, con un significado grande tema del siervo que sufre, tema que se des
claramente simbólico, por cuanto se expresaba así rrolla en el Antiguo Testamento y particularmen
el cumplimiento de las expectativas y el logro de la en los cánticos de Isaías, de cuyo capítulo 42 deri\
meta después de un camino fatigoso. esta frase. Las palabras de Isaías, pronunciadas í
El término griego que usa aquí Marcos y que este punto, después de la primera predicción de
traducimos por "tienda" es el mismo que indicaba pasión (cf. 8, 31), adquieren su significado pleno
la habitación de Dios en medio del pueblo durante Notemos la variación de la segunda a la tercei
el camino hacia la tierra prometida. De estos persona, que deriva del hecho de que aquí 1;
significados deriva, por consiguiente, la idea de una palabras van dirigidas a los discípulos y ya no es u
situación que se alcanzará solamente alfinal,después diálogo entre el Padre y el Hijo.
de todas las vicisitudes de la historia humana. El Además aquí Marcos omite la expresión "e
despiste de Pedro, que Marcos subraya de un modo quien me complazco", que Mateo conserva tarr
especial, consiste precisamente en tener la ilusión bién en este pasaje.
de ver en la transfiguración de Jesús la llegada del Escúchenb: todos los tres sinópticos tienen est
tiempo final y en desear que esta presencia gloriosa añadidura con respecto a la frase pronunciada e:
de Dios no deja de manifestarse desde ahora. el episodio del bautismo: ella subraya el valor de 1
v. 6: estaban atemorizados: cf. las notas a 4, 41 transfiguración que tiene la finalidad de sostener
y a 11,18 para el u so de este término en el evangelio los discípulos en su propósito de seguir a Jesús. Exist
de Marcos; en la nota a 5, 42 hemos señalado la además una referencia a Moisés (cf. Dt 18, 15), d
riqueza de términos con la cual Marcos pone en cuyas funciones Jesús representa el cumplimiento
evidencia estas reacciones de los circunstantes ante y al mismo tiempo declara el fundamento de s\
esas manifestaciones tan inesperadas y extraor- realidad única como Mesías, proclamada en la con
dinarias del poder y de la gloria del Señor. En el fesión de Pedro en Cesárea: Jesús es el Mesías definí
pasaje paralelo Lucas hace coincidir el tema del tivo porque es Hijo de Dios.
"miedo" con el hecho de estar envueltos en la nube, v. 8: El relato termina de improviso, dejando i
mientras Mateo lo introduce después de que se ha los tres discípulos y a los creyentes de todos los tiem-
escuchado la voz del cielo. pos con la impresión de que se ha realizado un grande
v. 7: se formó una nube: es una imagen carac- acontecimiento como preludio de momentos mu^
terística del Antiguo Testamento para indicar la duros que se perfilan en el horizonte, después de los
presencia de Dios en medio del pueblo (cf. Ex cuales sólo se manifestará la gloria del Señor, que aquí
16, 10; 24, 15s.) y es un elemento constante en se saborea anticipadamente por un instante.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Este es mi Hijo amado; escúchenlo"


Este pasaje recuerda muy de cerca la escena del bautismo. Pero la voz "Hijo amado"
en el bautismo va dirigida sólo a Jesús, mientras aquí la escuchan Pedro, Santiago y
Juan. Ahora el evangelio, después de 8, 29.34.38, se dirige y concierne directamente a los

43. LA TRANSFIGURACIÓN: Me 9, 2-8 313


discípulos. Estos tres habían sido elegidos como testigos de la resurrección de la hija de
Jaro (5, 37), y, después de haber escuchado "aparte" con Andrés (son los primeros cuatro
en la lista de los doce: cf. 3,16-18), el último discurso de Jesús (c. 13), serán testigos de
su oración en el huerto: allá lo escucharán, mientras en la agonía mortal suplica: "Abbá,
Padre" (14, 36). En la transfiguración esta invocación ya es acogida por el Padre, que
responde con anticipación al Hijo, que acaba de aceptar y anunciar su muerte (8, 31). Esa
proclamación de Jesús como Hijo de Dios resonará finalmente sobre toda la tierra con su
grito de muerte desde la cruz (15, 39). Pero los discípulos, "insensatos y tardos de corazón
para creer", comprenderán esto siempre con dificultad (Le 24, 25).
Este pasaje, que nos presenta la manifestación gloriosa de Dios en Jesús, tiene
relación como lenguaje con las teofanías del Antiguo Testamento (Ex 24, 15-18; 34,
29-30; 40, 34-38). Pero aquí se trata de una "metamorfosis" diferente de todas las
apariciones divinas, judías o paganas: ya no es Dios el que se manifiesta en forma o con
señales humanas, sino que es la naturaleza humana de Jesús que se manifiesta en la luz
divina plena. Ya no es Dios el que desciende hacia el hombre, sino que es el hombre el
que asciende hacia Dios, para participar plenamente de su gloria.
La voz, que aquí resuena desde lo alto (9, 7), es una confirmación del cielo a la
confesión terrestre de Pedro (8, 29) y a la decisión del Hijo del hombre de seguir el
camino del siervo (8, 31) -que es el centro del evangelio.
Hay que anotar que en 8,29-9,7 tenemos una concentración temática de la enseñanza
cristológica de Marcos, que alcanza su culmen precisamente en la voz de lo alto: "Éste
es mi Hijo amado" (v. 7). Con esta declaración y testimonio divino se pone fin al debate
acerca del misterio de la persona de Jesús y se responde en forma exhaustiva a la pregunta
que ocupa toda la primera parte del evangelio: "¿Quién es éste?" (cf. i, 27; 2, 6; 2,16; 3,
21s.;4,41;6,14;8,27ss.).
Jesús es indicado como el Mesías libertador de parte del hombre (8, 29), de su parte
como el Hijo del hombre que debe sufrir (8, 31-33) y trae el juicio sobre el mundo (8,
34-38), y de parte del Padre como Hijo suyo único, amado (v. 7). Esa gloria quedará de
manifiesto a todo el mundo al final del camino de Jesús, para quien lo ve en la cruz (15,
39). Sin embargo, si la primera parte del evangelio está marcada por la incomprensión
de los discípulos que no han comprendido 8, 31 ni 8, 34-38. Todo el evangelio se centra,
incluso literariamente, sobre este punto de un modo circular: uno puede girar y volver
a girar siempre por todo el evangelio, pero si no entiende esto que es el centro de todo,
entonces realmente la primera parte del evangelio queda mal interpretada y la segunda
no se comprende. Todo lo que precede en el evangelio es equivocable y lo que sigue no
es comprensible, si no se acepta la palabra de la cruz: en efecto, toda la segunda parte del
evangelio tiende a la declaración de esa gloria a través de la cruz.
Después de la transfiguración se coloca también el término "secreto mesiánico": el
secreto debe cesar con la resurrección (v. 9). En efecto, precisamente en la resurrección se
le ordenará expresamente que no "calle", sino que "diga" a sus discípulos que regresen
a Galilea donde lo verán, como se lo ha dicho (16, 7). El discípulo que escucha la voz
del anuncio y vuelve a Galilea (16, 7), acogiendo el llamamiento y siguiéndolo (1, 14-
20), hasta perder su vida por Él y por el evangelio (8, 35), sin avergonzarse de Él ni de
sus palabras (8, 38), acogiendo el imperativo de Dios: "Escúchenlo" (v. 7), extiende
su mirada ya más allá de todo secreto: se disuelve todo misterio, y lo ve resucitado,
transfigurado en la propia vida transfigurada en su seguimiento.

314 43. IA TRANSFIGURACIÓN: Me 9, 2-8


En efecto, la transfiguración, colocada precisamente en el centro del itinerario terreno
de Jesús, en Marcos se halla en lugar de los relatos de la resurrección. Su evangelio termina
con el interrogante del sepulcro vacío y con el anuncio de volver a Galilea, donde, al
recorrer su mismo camino, el discípulo descubre que ha resucitado, porque vive en su vida.
De este modo el discípulo lo descubre también la respuesta al interrogante del sepulcro
vacío, es decir, la resurrección de entre los muertos, que aquí todavía no se comprende (v.
10). En otras palabras, la transfiguración indica que la resurrección ya se va realizando en
el cristiano que sigue a Jesús -y alcanzará su plenitud en el momento final del camino-.
Después de haber examinado sumariamente el mensaje central del pasaje, pasamos a
examinar cada uno de los elementos, ya que todos son muy instructivos.
Como ya lo hemos visto, el relato de la transfiguración está precedido de un dicho
de Jesús acerca de la llegada inminente del reino de Dios (9, 1). Este dicho vagaba en la
tradición como expresión aislada difícil de comprender, y despertaba equívocos fácilmente
(cf. 2Ts 2, ls.). Marcos lo coloca aquí, después de la invitación al seguimiento de la cruz
como juicio sobre el mundo (8, 34-38) y antes de la transfiguración, para mostrar que el
reino de Dios que ya ha llegado con poder en Cristo que sufre, viene también para el que
lo sigue. Así el dicho de Jesús, en el contexto en el que lo coloca Marcos, no ofrece ningún
pretexto para desentenderse del presente en nombre de un futuro que llueva del cielo, y
pretende traducirse en historia, transformando la vida del discípulo: es en nuestra praxis
cotidiana en "esta generación adúltera y pecadora" (8, 38), en nuestro intento de vivir
como vivió Jesús, sin huidas, evasiones ni alienaciones, aquí sobre esta tierra, donde se
realiza la promesa final de la gloria de Dios. Entonces vienen los cielos nuevos y la tierra
nueva de la cual hablaron los profetas, y el día de la nueva creación, que ya tuvo inicio con
sus albores en Cristo, y se realizará también para nosotros. Se realizará ciertamente, así
como la luz al llegar el alba es garantía de la plena luz del sol, que está subiendo y cubrirá
todo el arco del cielo, aunque lo haga lentamente.
En efecto, mientras los diferentes relatos en Marcos se suceden "de inmediato" el
uno después del otro (¡el "inmediatamente" es uno de los adverbios más usados por
Marcos!), la transfiguración en cambio sucede "después de seis días" (v. 2a) es decir, en
el séptimo día. El séptimo día es el día del final de la creación y del "descanso" del Dios
vivo (Gn 2,2s.) en el cual se da el descanso de la misma creación; por lo tanto, es el día del
cumplimiento y de la manifestación de su gloria (Ex 24,15s.). Es un día simbólico, que
indica a Dios mismo como plenitud de vida en sí mismo y finalidad de la creación, que
ahora en Jesús se entrega al hombre (cf. el comentario a 2, 23-28 y 3, 4). Alguno quiere
ver en este dato de tiempo una sincronización con los días de la pasión de Jesús: el día de
su muerte es en consecuencia el día del cumplimiento (Jn 19, 30) y de su gloria sobre la
tierra (15, 39). Ciertamente, de todos modos, esta indicación temporal, que es la única
en Marcos antes de la entrada en Jerusalén, se refiere al día de la confesión de Cesárea
seguida de la predicción de la pasión y resurrección y de la invitación al seguimiento.
Los discípulos, que verán la transfiguración, "son llevados aparte" por Jesús "a un
monte alto" (v. 2b). El monte indica la proximidad al cielo y a Dios, como en Ex 24. Este
monte representa ya el nuevo Sinaí, el Gólgota, el monte altísimo de la nueva alianza,
sobre el cual se rasgará la tiniebla del cielo y su velo cerrado sobre el hombre, para dejar
que aparezca la gloria de Dios sobre la tierra.
La transfiguración de Jesús está descrita como esplendor y luz plena: son los términos
usuales para expresar el mundo celestial (cf. Dn 7, 9; Mí 28, 3; Me 16, 5; Jn 20, 12; Hch
1,10), que, así como ahora resplandece en el rostro de Cristo, resplandecerá al fin sobre

43. LA TRANSFIGURACIÓN: Me 9, 2-8 315


todos los elegidos (cf. Ap 3, 4.5.18; 4, 4; 6, 11; 7, 9.12). Los discípulos contemplan
directamente el esplendor de esta luz. La que irradiaba el rostro de Moisés era tan sólo
un reflejo suyo; pero también este reflejo era tan fuerte que Moisés tenía que colocarse
un velo sobre el rostro (Ex 34, 29-35). En cambio, los discípulos contemplan la gloria de
Jesús, "gloria que recibe del Padre como Hijo único" (Jn 1, 14), sin velo alguno. Ellos
gustan y ven lo que "el ojo nunca vio" y que "Dios preparó para los que lo aman" (lCo
2, 9). En efecto, en él se nos da la plenitud de la gloria y de la vida de Dios porque, como
lo dice Jesús, "yo estoy en el Padre y el Padre está en mí" y "el que me ha visto a mí, ha
visto al Padre" (Jn 14,11.9).
El hombre ni siquiera puede imaginar algo más sublime que ésta, que es la realidad:
el mismo Dios, que se comunica al hombre. Elias, padre de los profetas, y Moisés,
mediador de la ley, están al lado de Jesús y hablan con El (v. 4). Añade explícitamente
Le 9, 31 que ellos, que según la tradición hebrea no experimentaron la muerte, sino que
fueron llevados por Dios al cielo, hablan de su muerte; mientras Pedro y sus compañeros
están oprimidos por el sueño, pero permanecen despiertos, no como en el Getsemaní
(14, 37). En efecto, los profetas y la ley hablan y hablarán sin fin de Jesús, el Mesías que
debía sufrir; y así como han preanunciado su muerte, testimonian también su gloria (cf.
Le 24, 26s.). Él es la realización de la esperanza de los profetas, el cumplimiento del don
de la ley: se halla en el centro de la profecía y de la ley, en las cuales se revela la grande
promesa de Dios al hombre. Sólo a partir de esta promesa, es decir, en medio de Elias y
Moisés, como se manifestó a los primeros discípulos, se manifiesta también en nosotros
la gloria de Jesús. Ella es demasiado grande para ser entendida a partir del hombre y de
sus expectativas (cf. comentario a 8, 31-33), porque "en Él reside toda la plenitud de la
divinidad corporalmente", de la cual participamos también nosotros (Col 2, 9s.). De su
cuerpo transfigurado nace a luz del último día -el séptimo día que no tiene fin, que ya
ha comenzado para todo hombre: Él mismo es luz plena de este día sin ocaso, que ya no
conoce la noche (Ap 21, 23.25).
Pedro quisiera detenerse en esta manifestación fulgurante de Jesús que, después de
haber aceptado el destino del Hijo del hombre, se revela ya en la plenitud de la luz pascual (v.
5): es una característica constante de los discípulos la de quedarse para contemplar la gloria,
sin recorrer el camino fatigoso de seis días, es decir, toda la existencia, que lleva hasta ella (cf.
la escena análoga en Hch 1,11). Pedro, que quería hacer "tres tiendas", no sabía lo que decía
(v. 6): en efecto, todavía no ha llegado el momento en el cual la gloria de Dios se establezca
definitivamente sobre esta tierra. Por ahora ya puso su tienda entre nosotros en su Palabra,
como lo dice Juan en 1,14. Esta Palabra, según lo hemos visto, es precisamente la Palabra
de la cruz que, como es la gloria de Cristo (8, 31), debe llegar a ser la gloria de un discípulo
que lo sigue (8, 34-9, 1). Entonces, y no antes, cuando "Dios sea todo en todos" (1 Co 15,
28), podremos decir: "Esta es la morada de Dios con los hombres. Pondrá su tienda entre
ellos y será el Dios-con-ellos. Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte, ni
habrá llanto, ni gritos, ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado", porque "el que estaba
sentado en el trono dijo: 'Mira que hago un mundo nuevo'" (Ap 21,3-5).
Una nube, símbolo de la presencia misteriosa de Dios (cf. Ex 16, 10; 24,18; 40, 35;
Lv 16, 2; Nm 11,25; etc.), cubre todas las cosas (v. 7a). Pero, así como en el bautismo se
abre el cielo (1,10), así esta nube se rasga, y sale de ella la Palabra definitiva: "Éste es mi
Hijo amado" (v. 7b), es decir, unigénito. Ella recuerda el Sai 2, 7 de la entronización real,
que se aplica con frecuencia a Jesús (Hch 4, 25ss.; 13, 33; Hb 1, 5; 5, 5), pero sobre todo
/s 42,1 (cf. comentario a 1,11) y Gn 22, 2.16, donde Isaac, el hijo de la promesa que será

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sacrificado, es descrito a Abrahán como "tu hijo predilecto", tipo de Cristo (cf. alusiones
en Hb 11,17-19; St 2,21; Hch 3, 25; Hb 6,13s; 11,12; Ga 3, 6).
Esa palabra resonará por vez primera sobre la tierra, haciéndose voz de liberación
para el hombre, y en el Crucificado se nos manifestará nuestro Dios (cf. comentario a
15,39).
Después de la proclamación solemne: "Este es mi Hijo amado", Marcos hace añadir a
la voz: "Escúchenlo", que hace alusión en el contexto a Dt 18,15.19. Como ya se señaló,
este imperativo recuerda el que resuena desde la tumba vacía: "Vayan... Él irá delante
de ustedes a Galilea; allí lo verán, como les dijo" (16, 7). Teológicamente, para Marcos,
es el centro de la transfiguración, y significa que para ver su gloria (9, 1), es necesario
escucharlo, es decir, seguirlo (8,34), no avergonzarse, ahora en esta vida, de su "evangelio"
(v. 35) ni de sus "palabras" (v. 38). Se trata de añadiduras redaccionales de Marcos, el cual
dice a su comunidad, que no ha visto al Señor, cómo puede verlo del mismo modo que
los primeros discípulos: es necesario vivir su anuncio, como único Señor y seguirlo en su
camino de vida (8, 34-38; cf. Jn 20, 29). Así es clara la tarea de los discípulos de todos
los tiempos: deben ser testigos de su resurrección (cf. Hch 1, 22b), afrontando su mismo
destino de pasión para tener parte en su gloria (cf. comentario a 8, 34-38).
Después de la transfiguración todo vuelve a ser como antes (v. 8). Pero sólo aparente-
mente, porque en realidad los discípulos son enviados a recorrer ese camino largo que
hace que la gloria de Jesús sea también la gloria de ellos -es decir, todo el itinerario del
evangelio, desde Galilea hasta el monte Gólgota.
Sólo así ellos pueden comprender o experimentar la resurrección, que ahora no
comprenden, y se eliminará todo velo (vv. 9s.). Pero ya desde ahora, la comunicación de
esta.gloria del Resucitado es como una semilla que se desarrolla y actúa: es el misterio
del reino, que ha sido confiado a los discípulos (4,11), como una fuerza que les permite
llegar a ser semejantes a Él en la muerte, con la certeza de llegar a su vida más allá de la
muerte (cf. Flp 3,10s.).
La transfiguración marca el viraje decisivo en la vida de Jesús. Si antes su camino era un
errar incierto, ahora apunta decididamente sobre la ciudad de Dios. Los acontecimientos
de ahora en adelante precipitan hacia elfinal,o mejor, ascienden hacia su final, "al monte
santo". Allí nosotros, como lo dice Pedro, al leer las Escrituras, que son "como lámpara
que luce en lugar oscuro", vemos las tinieblas que se disuelven: ya ha despuntado el día
y se ha levantado el lucero de la mañana (cf. 2P 1, 16-19). En el corazón del discípulo
que lo sigue ya se ha levantado la estrella de la mañana y ha amanecido el día. Esta
estrella de la mañana y este día que se preanuncia es el mismo Señor Jesús, Él, que se ha
manifestado en su gloria y se ha comunicado a nosotros con el don de su Espíritu, Él es
la gloria de la resurrección, el inicio de la luz, que ya no conoce ocaso.

ACTUALIZACIÓN

La transfiguración de la realidad
La transfiguración de Cristo no es sino el hombre Jesús, rechazado y negado por todos,
que se encamina hacia la cruz, que se manifiesta como totalmente otro: acogido por Dios y
confirmado ante Dios. Precisamente en la humanidad crucificada se revela su verdadera
naturaleza, la gloria del Hijo de Dios: en Él el Padre ha colocado sus complacencias.

43. LA TRANSFIGURACIÓN: Me 9, 2-8 317


El hombre de hoy tiene una dificultad radical que le impide descubrir otra dimensión
en el corazón de la realidad terrestre, tan opaca y resistente, tan invadida por el mal,
por lo absurdo y por lo negativo. Parece que el hombre de hoy es incapaz de descubrir
algo que esté por encima o por debajo de su experiencia cotidiana y que constituye el
sentido de lo que hace y de lo que padece. Él sé siente íntimamente ateo, desprovisto de
la capacidad de sobrepasarse a sí mismo y su historia y de leer las señales de la presencia
activa de Dios en la historia, captando su significado.
Pero la escucha del Hijo de Dios, que se revela en el siervo que sufre y es justificado
por Dios, como nos lo indica la voz que resuena desde lo alto, obra el milagro de abrir al
hombre el nuevo horizonte, en el cual se halla inmerso. En esa escucha toda la realidad se
vuelve transparente: un mundo de señales y de voces, de las cuales se capta no solamente el
ruido, sino también el significado, la palabra sensata e iluminante. Así, mientras se percibe
la realidad, se capta también su sentido profundo y básico. No es que la realidad, pierda la
propia consistencia y el propio valor o que la historia humana se convierta en una ilusión;
antes bien, en la escucha de Jesús la realidad encuentra su consistencia última y el valor
definitivo, y la historia deja de ser una desilusión triste. Porque en ellas se descubren la raíz
y el fruto del designio de Dios: la raíz es el madero de la cruz, pero elfrutoes el de la vida.
Entonces toda realidad habla un lenguaje nuevo de esperanza y de gloria: la plenitud del
hombre en la plenitud de Dios. En la escucha de Jesús se da la clave, que abre el sentido de
este lenguaje nuevo: Dios en el hombre y el hombre en Dios. Entonces también el mundo
científico-técnico, que por su naturaleza corta la raíz, de la sensibilidad al sentido y que
hoy, a partir de lo que era, es decir, puro instrumento y medio se ha convertido en el valor
absoluto y supremo, y llega a ser la llamada más poderosa a la necesidad del sentido que no
tiene. Así el mundo oprimido, alienado e injusto, es un grito a la libertad, a la integridad y
a la justicia. También el mundo personal, la tristeza, la angustia, la agitación, el conflicto,
son exigencia de alegría, de vida, de serenidad y de paz. La ausencia es presencia negativa:
la misma ausencia de Dios del mundo viene a ser su presencia negativa y la necesidad de su
presencia positiva. En la escucha del siervo justificado por Dios y que revela a Dios como
Hijo, se da esa presencia, precisamente en el lugar donde ella está ausente, es decir, en el
Crucificado. Desde allí se puede gustar sin reservas la bondad de la vida. Todo, en fin, el
hombre, la sociedad y el cosmos, es un mundo de señales negativas y positivas que son las
improntas de las huellas de quienes nos preceden y nos llaman a la vida. Ellos dicen algo
distinto de lo que son, es decir, indican la realidad última que es totalmente otra y cercana,
en el más allá y al mismo tiempo en el más acá, presente en el corazón de las cosas, del
hombre y de la historia humana. Así se rompe la costra opaca de la realidad encerrada en
su mal: la tiniebla está invadida por la luz y la realidad viene a ser realmente ella misma
ante nuestros ojos. Los diferentes eventos, que eran piedra de tropiezo que hacen caer en la
oscuridad, se convierten en piedras miliares para los que caminan en la luz. La vida vuelve
a encontrar su propio bien y el propio sentido. La realidad del hombre, que es muda, fría,
gélida, muerta o destinada a la muerte y que se dice inmediatamente sólo a sí misma sin
generar otra cosa, en la transfiguración se despierta, habla, se deshiela, se funde, vive y da
la vida, mediando la presencia del Otro. Se ha abierto el nuevo horizonte.
Algo semejante puede suceder a una doncella: replegada sobre sí misma y muerta
a la vida, cuando se encuentra con el amor, se vuelve a encontrar a sí misma en sus
potencialidades latentes y se siente transfigurada. Ahora todo se le presenta y le habla
con un rostro distinto y vivo, el rostro del amado. Todo viene a su encuentro en una
perspectiva de luz y de entrega. Todo cambia, aunque todo continúa como antes, porque
ha surgido un nuevo horizonte.

318 43. LA TRANSFIGURACIÓN: Me 9, 2-8


Pero se trata de una transfiguración o de una transformación que hallará su cumplí-
miento en la liberación total e integral del hombre, cuando haya vencido todos los males
y esté totalmente reconciliado con Dios, consigo mismo, con los otros y con la naturaleza.
Porque la transfiguración ahora es tan sólo una manifestación pasajera, que remite a la
manifestación última y definitiva. Es la prefiguración y al anticipo del futuro final: una
señal de esperanza para el mundo.
Este milagro, que nos hace ver la gloria de Dios ya en nuestro mundo y en nuestra
vida, sucede en el despertar que realiza en nosotros la escucha de Jesús crucificado,
justificado y proclamado por Dios como su Hijo amado.

APLICACIÓN A LA VIDA

¿De qué está hecho el mundo?


A veces existen despejes, períodos de cielo sereno tan intensos y hermosos que hacen
olvidar una estación entera de frío y de lluvia. Parece que uno se encuentra allí como en
su casa desde siempre, con todas las luces encendidas. Luego pasan, vuelven a la nada,
son borrados, como si no hubieran existido nunca, por lo que se ve, que tienen el rostro
uniforme de todos los días, petrificado desde hace siglos.
También fuera el mundo meteorológico es algo semejante: de improviso las cosas, las
situaciones y las personas asumen un relieve y un color particular: ya se trata de hechos
mínimos, se trate de incluso de hechos y de situaciones consistentes. Luego parece que
todo se apaga.
Pero a veces no es un hecho pasajero y ni siquiera un episodio subjetivo, que interesa
solamente los "ojos". "Leer" o "ver" son expresiones demasiados débiles e inexpresivas,
porque es un modo diferente de captar la realidad. Y puede abarcar toda una existencia.
Se podrá clasificar con la categoría de la exaltación, que pertenece al desconcierto del
furor y del enamoramiento.
Lo dice con una ostentación calculada quien presume estar en la penumbra acertada
y escruta con frialdad y objetividad. ¿Pero tiene realmente razón la máquina fotográfica,
por ejemplo, con respecto al ojo de la madre que ve a un hijo en un desecho humano? ¿O
el computador frío con respecto al que ve situaciones humanas, de las personas, en una
serie de números, de funciones, de roles y-de organizaciones de una empresa? ¿Quién
sabe decir de qué está hecha la realidad, en su sustancia más profunda? (y pensamos en
la realidad política y social, en la misma realidad eclesial, con toda su consistencia, de
estorbo y de pesadez, repulsivo y escandaloso).
¡Aquí tal vez se trata del anticipo de la comprensión más profunda o, quizá mejor aún,
del ser más profundo, y de ese futuro que a duras penas se atreve uno a esperar! Aquí está
el hecho básico y su intuición, que hace explosión en lo sobrenatural de esa experiencia
que fue concedida a algunos y que ha sido llamada la transfiguración.
Es una aclaración tal vez breve -se decía- como una jornada breve de sol. Pero puede
también calificar una "actitud" de fondo que dura toda una existencia.
A la comunidad creyente se le pide que lo tenga siempre como su propia dotación, no
tanto para su propia ventaja, sino en función de un servicio a la humanidad entera, que
experimenta la tentación de la desesperación.
Podrá aun apagarse pronto en el brillo de mayor apariencia de la realidad entrevista y
puede hacerse más intensa la oscuridad del entorno, pero el creyente, el que se da cuenta

43. LA TRANSFIGURACIÓN: Me 9, 2-8 319


de la fuerza y de la luz de la Palabra (2P 1, 19), debe asumir el encargo de llevar este
recuerdo y este anticipo.
Al igual que el monje -que en el fondo no es un marciano, sino solamente aquel que
tiene a vivir de algún modo radicalmente el compromiso de todo bautizado-, el creyente
debe sentir que en este sentido la transfiguración es su fiesta, que no lo aliena en un
pasado lejano o en un futuro soñado como presente, sino que lo envía nuevamente a
su mundo, a su fatiga, a la muerte; y puede representarse a sí mismo y su función en la
figura modesta de la lechuza: viviendo en la oscuridad, sabe ver más allá de la tiniebla.
Sin la pretensión ideológica de prestar dudas, despistes y colores a las cosas, o de
trazar caminos preconcebidos. En efecto se trata de seguir, escuchando (Me 9, 7) y
tratando de aferrar al que ya nos precede, aún más, ¡nos ha conquistado! (Flp 3,12).

REFLEXIÓN DE FE

La gloria de la Galilea
Estamos impactados por el hecho de que esta aparición de la Galilea es presentada
de una manera tan gloriosa y fulgurante, y eso no se realizará en las apariciones de
Cristo resucitado, donde las tradiciones evangélicas prefieren los relatos sencillos,
hasta mostrarnos a Jesús que se aparece y come pescado (Le 24, 43) o que prepara la
merienda a los apóstoles (Jn 21, 9ss.). ¿De dónde vienen estos fulgores? Del hecho que
el acontecimiento está colocado en la Galilea. El monte de la transfiguración, con su
forma característica, está colocado en la soledad, porque se eleva aislado, en la llanura de
Esdrelón. El es muy visible desde las colinas de Nazaret: ;es indebido pensar que Jesús,
en su trabajo cotidiano se sintiera, a la vista del altar místico del Tabor, levantado hacia
la contemplación del Padre? En realidad sobre este monte de Galilea Él resplandeció
porque la Galilea, así como fue el fundamento del mesianismo de Cristo, es también el
lugar del esplendor cristiano.
El pasaje subraya y sella toda la sección anterior de los panes y la revelación del siervo
que sufre, hecha a Pedro: los apóstoles -y nosotros con ellos- no deben asemejarse a
los fariseos que buscan señales y prodigios (Me 8, 11). En cambio, ellos deben estar
dispuestos a acoger la señal en el pan, sacramento cotidiano, aún más, signo de lo
cotidiano. Otra señal no se dará normalmente al que comprende la misericordia y el
amor: al que cree. El que quiere otras señales es porque no logra conocer esto. El que no
sabe comprender el valor de un vaso de agua dado con amor, no puede comprender nada
de la vida. Y la vida es un vaso de agua pura convertido en un don. Pero si uno va a fondo
en esta lección que es el evangelio en el evangelio, se da cuenta de que esa agua es un
conjunto de perlas iridescentes y luminosas. Que todos los colores más bellos se reflejan
en sus gotas. Y ve con Pedro, Santiago y Juan a Jesús transfigurado en la luz.
Pero el Señor conoce nuestra debilidad y sabe que el misterio cotidiano tiene dificultad
en transfigurarse en nosotros. Él interviene para sostener de vez en cuando nuestro
corazón con sus consuelos divinos. Y al igual que sobre el Tabor los apóstoles atemorizados
vieron a Jesús en la luz, también a nosotros se nos dará algunas veces algún anticipo de la
resurrección. Pero debemos estar preparados: en seguida después los apóstoles volverán a
ver a "Jesús solo", el cual, sin embargo "estaba con ellos". Sobre el Tabor, que se volvió
como una pequeña colina de Galilea, una presencia escondida pero no menos poderosa y
activa se convierte en levadura de nuestra presencia cotidiana en el mundo.

320 43. LA TRANSFIGURACIÓN: Me 9, 2-8


44. CONVERSACIÓN CON LOS DISCÍPULOS
(Me 9, 9-13; cí. Mt 17, 9-13)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

No nos resultan claros el origen y la naturaleza de este pasaje, que se presenta u


estrechamente con el episodio de la transfiguración. Se ven aquí elementos de conversa
probables entre Jesús y sus discípulos, que tal vez tuvieron lugar "cuando bajaban del m
y en otras circunstancias. En la línea de la reflexión, que se iba elaborando en la comu
Marcos vuelve a tomar estos temas y los presenta en una serie doble de versículos sin v
explícito entre la una y la otra: en la primera se subraya el compromiso del "secreto mes
(w. 9s.); en la segunda, al recordar la suerte de Elias, se añade otro rasgo al anuncio
hecho la primera vez en 8, 31 acerca del camino de sufrimiento a través del cual deberá
también el Hijo del hombre. Una doble trama de representaciones centradas en el profe
hace más bien oscura e intrincada la estructura de esta segunda parte del pasaje.
El relato de la manifestación gloriosa de Jesús sobre el monte de este modo viene a q
enmarcado entre dos anuncios según los cuales Cristo alcanzará su gloria a través
sufrimiento y déla cruz: éste es el centro del evangelio de Marcos.
Otro enganche entre este trozo y el episodio precedente de la transfiguración pue
reconocerse en lafigurade Elias, que había aparecido al lado de Jesús (cf. v. 4) y que
visto como la prefiguración de su pasión.
Después del resplandor de luz de la transfiguración, el velo del secreto vuelve a baja
la persona de Jesús que sigue siendo motivo de hipótesis y de interrogantes. Pero aquí
anuncia su revelación definitiva con la resurrección (v. 9).

9. Mientras bajaban del monte Jesús Jes ordenó que a nadie contaran lo que
habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.
10. Ellos guardaron el secreto, discutiendo entre sí qué era eso de "resucitar de
entre los muertos".
11. Y le preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que Elias debe venir
primero?".
12. El les dijo: "Elias vendrá primero y restablecerá todo; y ahora bien, ¿cómo está
escrito acerca del Hijo del hombre que sufrirá mucho y que será despreciado?
13. Pues bien, yo les digo: Elias ha venido ya y han hecho con él cuanto han
querido, según estaba escrito de él".

44. CONVERSACIÓN CON LOS DISCÍPULOS: Me 9, 9-13 321


w . 9s.: Cuanto más imperativa es la orden ciado", porque así está escrito acerca del Hijo del
de callar y cuanto más escrupuloso es el silencio hombre, en el cual me reconozco plenamente?
de los discípulos, tanto más importante y decisiva En el versículo sucesivo, de un modo más bien
es la experiencia extraordinaria que acababa de oscuro, porque implica varios pasajes, Marcos
verificarse. Cf. nota a 3, 12 para el significado del condensa algunas palabras de Jesús como respuesta
"secreto mesiánico". a dos cuestiones recién formuladas, que muestran
Hasta que... resucitara de entre los muertos: si por una parte la imposibilidad de la suposición
por una parte Jesús impone que se guarde silencio, precedente, porque Elias ya había vuelto en la
por otra invita implícitamente a los discípulos a persona de Juan Bautista y por otra el valor del
anunciar, después de su resurrección, aquello de lo sufrimiento y de la muerte de este precursor que
cual han sido testigos. había prefigurado en su persona la que sería la
Esta indicación para el futuro acentúa aún más suerte del Hijo del hombre (cf. 1, 14 y 6, 17-29).
el silencio de las mujeres en la última escena del Por otra parte Elias mismo llevaba en sí no sólo
evangelio de Marcos: atemorizadas no dicen nada los rasgos del profeta glorioso, que aparecería al
de lo que han visto y oído (cf. las notas aló, 6-8). final al lado de Jesús juez, sino que también había
anticipado la suerte del siervo sufrido de Isaías,
Para el título "Hijo del hombre" cf.notaa8, 31. porque también él había pasado por la experiencia
v. 11: ¿Elias debe venir primero?: la espera del de la persecución (cf. IR 19, ls.10), preanunciando
regreso de Elias alfinalde los tiempos estaba difun- él también en este aspecto la suerte de Jesús.
dida en el judaismo sobre todo con base en Mi 3,
23 (cf. nota a 9, 4). Esta trama compleja de interpretaciones sobre-
puestas, judías y cristianas, a propósito de la figura de
Sería demasiado forzado relacionar los versículos
Elias, incluida en este punto del evangelio, expresa la
11-13 con los anteriores, si pensáramos referir a la
amplitud de la meditación bíblica que se desarrollaba
resurrección universal (v. 10) esta alusión al regreso
en las primeras comunidades: el hecho de los
de Elias, para dar un contenido más preciso al evento
sufrimientos de Cristo, lo cual será preanunciado de
escatológico preanunciado por Malaquías ("el día
nuevo en los trozos sucesivos, y que marca el camino
grande y terrible del Señor"). Por eso consideramos
para sus discípulos (cf. 8, 34ss.), correspondía al
más coherente con lo que sigue en el trozo poner de
antiguodesigniodeDiosyamanifestadoanteriormente
relieve la conexión lógica entre el regreso de Elias y la
en hechos y personajes del Antiguo Testamento. Cf. el
resurrección del Hijo del hombre, de la cual se habla
significado teológico del verbo "debe sufrir" en la nota
en el'versículo 9.
a 8, 31; hay también semejanza de expresión en el
En esta perspectiva la reflexión cristiana texto del versículo 12 y en 8,31.
subyace al diálogo entre Jesús y los discípulos se
puede sintetizar así como sigue. Los discípulos le v. 13: yo les digo: Elias ha venido ya: estas
hacen a Jesús una pregunta refiriéndose a un tema palabras que se ponen en la boca de Jesús suponen
-"Elias debe venir primero"- del que hablaban con la identificación entre Elias y Juan Bautista: esa
frecuencia los escribas para justificar su oposición identificación ya estaba formulada en la reflexión
a Jesús, que según parecía se comportaba y hablaba cristiana antes de Marcos (cf. 1, 4ss. y las notas corres-
siempre más claramente como el Mesías. Notemos pondientes). En Mt 17,13 encontramos la afirmación
que en esta frase tenemos tal vez un eco también de explícita de eso. Como anillo intermedio hacia esta
las objeciones de los judíos contra los primeros identificación se puede interpretar la figura de "mi
cristianos, que esperaban la manifestación inmi- mensajero" de 1, 2 en el cual según la expectativa
nente y final de Jesús como juez del mundo (cf. 13, judía se veía tal vez el regreso de Elias. Como la
26; 14, 62). Jesús no responde directamente, pero a lectura cristiana de los profetas ha visto en este
su vez propone otro interrogante. Supongamos, "mensajero" al Bautista, se llegó tal vez por este
dice, que sea yo el Elias esperado para "resplandecer camino a identificarlo a él con Elias.
todas las cosas mediante la purificación a través del Según estaba escrito de él: no está claro a qué
fuego" enunciada por los profetas, de tal modo que texto se refiere este pasaje. Probablemente se remite
prepare el camino al que ha devenir: ¿por qué a IR 19, ls.10, donde se habla de las amenazas de
entonces tendré que "sufrir mucho y ser despre- muerte que Jezabel pronunció contra Elias.

322 44. CONVERSACIÓN CON LOS DISCÍPULOS; Me 9, 9-13


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Resucitar de entre los muertos


Después de la transfiguración, que anticipa y prefigura la resurrección, Jesús dice
los discípulos "que guarden silencio hasta cuando el Hijo del hombre resucite de entr
los muertos" (v. 10). Entonces ellos preguntan a Jesús si, antes del tiempo final, seguí
la expectativa judía, no tiene que venir Elias (v. 11). Jesús confirma la venida de Elias
pero les recuerda el verdadero problema, que les impide comprender: el misterio de
sufrimiento del Hijo del hombre (v. 13) precisamente como prefiguración del destino de
Hijo del hombre y de los que lo siguen (cf. comentario a 6,14-29). Marcos hace alusiói
a esta superposición de la figura gloriosa de Elias con la figura trágica del Bautista ya a
comienzo del evangelio (cf. 1, 6; 2R 1, 8), hace referencia a ella en 6, 14 y 8, 28, y aqu
completafinalmenteel cuadro. De Elias se volverá a hablar nuevamente en el momentc
final, a los pies de la cruz, donde se espera todavía en vano ver al grande profeta que
viene a liberar a Jesús (cf. 15, 35s.). Este desplazamiento desde la expectativa mesiánicé
gloriosa a la del Hijo del hombre que sufre es el meollo del evangelio en el que se vuelve
a proponer una lectura nueva y más profunda del Antiguo Testamento, para descubrir
la "Palabra" (8, 32); se trata del paso difícil de la expectativa humana a la promesa de
Dios en Jesús, que Marcos realiza de una manera decidida e irreversible en 8, 31, con
el preanuncio de la pasión-resurrección. El que no capta esto, no puede comprender la
resurrección: para él queda cerrado todo el evangelio como anuncio gozoso de la victoria
sobre la muerte en la matanza del Mesías (cf. comentario a 8, 31 -33).
En la bajada del monte de la transfiguración, por consiguiente, así como en el final
de una sinfonía, Marcos retoma y armoniza todos los temas desarrollados en la parte
central del evangelio, que se extiende desde 8, 27 hasta 9, 13. La sección, que cierra la
primera y abre la segunda parte de su relato, se había iniciado con el interrogante que Jesús
dirigió a los discípulos y termina con esta conversación solitaria sobre su destino. Él se ha
revelado como el Mesías, pero de un modo inesperado que desilusiona, porque supera la
esperanza humana (8, 27-33); es el glorioso Hijo del hombre del final de los tiempos, con
pretensiones inauditas, que cumple ya ahora su juicio, pero sobre el patíbulo de la cruz (8,
34-9,1). Él es sobre todo el Hijo de Dios, pero en la resurrección de los muertos (cf. Rm 1,
4), anticipada en la transfiguración. Todos estos motivos resuenan de nuevo en 9,9-13, y se
resuelven en una compleja síntesis armónica,-donde domina, contrastada pero victoriosa,
la luz de la resurrección. Al comienzo ella había sido tocada sólo en el contexto de la pasión;
luego se desarrolló en la transfiguración; aquífinalmentese menciona, es la única vez, la
resurrección de entre los muertos, sin hablar abiertamente de la pasión (w. 9.10).
En realidad el evangelio es el "anuncio gozoso" de Jesucristo Hijo de Dios, y ese
anuncio comienza no de la pasión, sino de la resurrección (cf. Flp 3, 10s.): sólo en ésta
se elimina todo secreto (v. 9) y es posible el mismo "anuncio gozoso". Los discípulos
no comprenden y se interrogan acerca de lo que significa la resurrección de entre los
muertos: sin embargo, guardan la "palabra" (v. 10). No están en condiciones de enten-
derla, porque esta "palabra" de vida, que ahora guardan para sí, puede ser proclamada
solamente después de la resurrección y sólo por quienes han comprendido y acogido de
un modo inequívoco que ella es también y siempre la "Palabra de la cruz" (8, 31). El
misterio de la cruz, en efecto, no se disuelve a la luz del alba de la pascua; se perpetúa
en los discípulos, que siguen a Jesús (cf. 8, 34-38; Flp 3,1 Os.), como fue prefigurado por

44. CONVERSACIÓN CON LOS DISCÍPULOS: Me 9, 9-13 323


los justos que lo precedieron (cf. v. 13). Los mismos discípulos a la luz de este amanecer,
ya deben volver a subir con sus propias piernas al monte de la transfiguración, para
contemplar y quedar envueltos en la gloria plena del sol de la resurrección.
Por eso las notas triunfales, que hablan de la venida del reino con poder (v. 1 y vv. 2-
8), están enmarcadas en el anuncio claro de la pasión (8, 31 y v. 12), con el intermedio
acerca de la pasión de los discípulos (8, 34-38), que se retoma con una alusión al final
(v. 13). De este modo se elimina todo malentendido y, por contraste, vence con rigor y
resuena en todo su esplendor el tema de la alegría y de la vida, que en los versículos 9.10
se retoma de lleno, sin reticencias, dos veces.
Análogamente al lugar donde se dice que el juicio final se cumple en "esta genera-
ción", en la toma de posición con respecto a Jesús (8, 38), y que la gloria final de Dios
se promete a los "presentes" que lo siguen sobre el monte (v. 1), así también el Elias
esperado al final de los tiempos para restablecer todas las cosas, viene a ser de nuevo
conducido al presente: aún más, él ya ha venido en la persona del Bautista, que es al
mismo tiempo la prefiguración del Mesías que sufre y el modelo de los justos que se
ponen en su seguimiento. Así vuelven a resonar de nuevo respectivamente también
los motivos del sufrimiento y del seguimiento, y el futuro final asume también aquí
la dimensión de la historia actual, sin perder su carga ideal: es verdad que el presente
tiende al futuro, pero este futuro se construye ya en el presente. Este tiempo presente,
por su parte, no es un campo neutro que deje espacio a disculpas o a evasiones fáciles en
nombre de un futuro diferente; es más bien el lugar donde se juega el mismo futuro, en
toda su importancia de vida o muerte. Es la tiniebla de este mundo y de su muerte que es
disipada por la luz de la transfiguración y vencida por la resurrección. El tiempo final, es
decir, Elias, ya ha venido a este mundo para transformarlo radicalmente.
En la conversación de Jesús con los tres discípulos se entrevé también una determinada
concepción de la historia de la salvación, que la comunidad se ha ido formando lenta-
mente, bajo el impulso de preguntas impelentes. En efecto, por una parte debe dar una
respuesta a la expectativa judía acerca de Elias, que vendría alfinalde los tiempos, y por
otra debe responder a sí misma "por qué" había quedado con "solo Jesús", como los
discípulos después de la transfiguración (v. 8), y aún no había visto el regreso glorioso del
Hijo del hombre ni el poder de su reino, que Jesús había prometido (cf. 8, 38-9, 1).
De esta forma se responde que Elias ya ha venido en el Bautista y en los justos que
sufren y que el juicio del Hijo del hombre y su reino ya está presente en Jesús: en su
persona, que recapitula el destino de todos los justos, se transparenta la gloria de la
resurrección. Ésta aparecerá con todo su poder sobre la tierra, sólo cuando los hombres
-en lugar de esperar a uno que no viene porque ya ha venido, aunque no ha sido
reconocido- llegarán a ser sus discípulos y subirán a aquel monte donde Cristo los ha
precedido y de donde irradia su gloria.
Esta es la solución de todas las preguntas, la "Palabra" del evangelio: el secreto de
la alegría y de la vida que pasa a través de la ignominia de la cruz. Es el misterio del
Hijo del hombre y de todos los hombres (8, 31; 9, 34-38), que los discípulos todavía no
comprenden. Cuando lo hayan comprendido y aceptado, su vida se convertirá en una
respuesta concreta a la pregunta enigmática de Jesús: "¿Cómo está escrito del Hijo del
hombre que debe sufrir mucho y ser rechazado?" (v. 12).
Entonces captaremos la resurrección (w. 9-10), que es la realidad de la transfiguración:
el rostro de Dios ya no estará oculto, su Espíritu habrá vuelto a crear y habrá renovado

324 44. CONVERSACIÓN CON LOS DISCÍPULOS: Me 9, 9-13


toda la faz de la tierra. Entonces su gloria será para siempre y en Él estará nuestra alegría
sin fin (cí.Sall 04, 29-34).

ACTUALIZACIÓN

El "secreto mesiánico": el secreto de la vida


En el evangelio de Marcos la perspectiva de todo la da la vida nueva de Jesús junto
al Padre. Por eso se puede hablar de Jesús sólo después de su resurrección, porque sólo
entonces se elimina su secreto. Se comprende quién es Jesús, el Crucificado, a partir de
su nueva vida, porque la experiencia pascual es la luz que lo aclara todo.
El lugar, que ella ilumina, es el calvario; su objeto es la cruz, la pasión y la muerte de
Jesús. Comprender que Cristo resucitado es el Hijo de Dios revelado en su suerte como
crucificado es el secreto cristiano. Comprender el secreto de Jesús es captar la paradoja
del Mesías oculto en el siervo que sufre. Marcos, en lugar de elaborar una teología que
defina esto en ideas o conceptos, usó una teología narrativa, en la cual muestra con
hechos la realidad del misterio de Jesús: en su vida es el Hijo de Dios oculto que se revela;
y la cruz, su mayor ocultamiento, es su revelación total. Así se capta el secreto de Jesús,
de su impotencia, de su abandono y de su muerte; así se capta también el secreto idéntico
del cristiano. Sólo a partir de la resurrección, que ilumina la cruz, se puede hablar de
cristianismo, donde la misma cruz, en su negatividad, está investida totalmente con el
poder de la vida. Solamente en la cruz y no antes se revela quién es y qué hace Jesús.
El camino que la primera comunidad cristiana recorre para comprender el hecho de
la crucifixión, es el de la promesa de Dios revelada en el Antiguo Testamento. La figura
del justo que sufre es la clave de lectura del plan de Dios sobre la persona de Jesús: Elias,
es decir, el Bautista rechazado, se convierte en la figura de Jesús. Su cruz, prefigurada en
la de todos los justos que lo han precedido y que ella resume, es el punto de llegada de
todo lo antiguo y el comienzo del Nuevo Testamento. Así el uno y el otro juntos revelan
el cumplimiento de la promesa de Dios, que rescata al justo que sufre inicuamente.
Después de la resurrección, se puede comprender la cruz de Jesús a la luz del Antiguo
Testamento, y todo el Antiguo Testamento encuentra en ella su solución.
El mensaje que este secreto mesiánico trae a nosotros es ante todo el anuncio de la
necesidad de la experiencia actual de la resurrección, que nos salva y nos libera para
seguir a Cristo crucificado (cf. Flp 3,10s.). La resurrección es la luz que ilumina la vida
del creyente. Es el ojo de su fe. ¿Sin luz y sin ojo quién puede ver? Pero esta luz y este ojo
sirven para ver no a sí mismos sino la realidad que está delante: el sentido de nuestra vida
aparentemente absurda, del justo que sufre, es derrotado y crucificado. Sentido, amor,
libertad, alegría y vida, son palabras hermosas, que llenan la boca y el corazón de todos.
Pero, como Cristo ha resucitado después de la cruz, así nosotros experimentamos todo
esto sólo en su ausencia, como privación y negación, como afirmación de su opuesto.
A la luz de la resurrección se nos revela el secreto de la vida dentro de su opuesto,
la muerte: en la culpa vemos el perdón, en el sufrimiento la expiación, en la muerte el
rescate. Es el secreto de la vida de Cristo Jesús y de todo el que lucha por la reconciliación,
por la alegría y por la vida. En esta luz de la revelación de la cruz de Cristo tenemos la
fuerza de no desistir: nos sentimos libres para amar, para llevar la cruz en el servicio sin

44. CONVERSACIÓN CON LOS DISCÍPULOS: Me 9, 9-13 325


esclavizar, para responder a la fidelidad de Dios que es fiel a nosotros, con la esperanza
de una liberación total que se apoya únicamente en su promesa.
El secreto revelado de Cristo viene a ser el secreto revelado del cristiano. La pers-
pectiva es su resurrección, es decir, la experiencia pascual; el lugar es su cruz, cifra a
através de la historia de Jesús. Sólo así se revela también para nosotros progresivamente
el secreto de la vida.

APLICACIÓN A LA VIDA

Los dolores del parto


Es obvio que no se trata de hechos biológicos; basta pensar en la Carta a los Romanos:
en los gemidos y en los dolores de la creación por un nacimiento nuevo (Rm, 8, 22ss.).
Pero por más que parezca grotesco, hay gente que en este punto es más propensa a
creer... en la cigüeña que en la fatiga de la gestación y en los dolores de parto; gente que
niega las cosas o da de ellas una interpretación arbitraria; más propensa a la fábula fácil
que a la realidad difícil.
En realidad, el grupito del que trata este pasaje, así como la comunidad de Tesalónica
(la que recibe el reproche en la 2Ts 2) y las comunidades de todos los tiempos, si tienen
una capacidad indudable de esperanza y de deseo que suceda la solución misteriosa
que está representada en la resurrección de Cristo, tiene por otra parte ojos atontados
e ingenuos que no saben ver ni aceptar en la dureza de lo que sucede el "inicio" del
resultado final.
En cierto sentido es como si se rehusara la gestación y el parto, porque son trabajosos,
inconvenientes o desdicen. ¿Es angelismo o ceguera infantil? Tal vez es más bien el
rechazo, inconsciente pero adulto, del mundo en el cual vivimos, de las dificultades,
de las contradicciones, de los fracasos, de los problemas que piden ser resueltos y, por
consiguiente, la negativa a dejarse implicar y aceptar la fatiga que nos corresponde.
Cada uno de nosotros -aunque nos preguntemos todavía "qué quiere decir"- está bien
dispuesto a aceptar algo que se llama realización, rescate, liberación! y sobre todo a
desearla. Pero ninguno de nosotros logra aceptar que este resultado se nos proporcione
en las dificultades, que venga a la luz en la contradicción, en el fracaso, en la muerte.
Pedir la aceptación, pedir ver y captar la realidad de este modo, es pedir la aceptación
del escándalo.
¿Qué hago para aceptar ser humillado, reprimido, dejado aunlado, instrumentalizado,
estar enfermo, morir un día tras otro, y creer que en eso hunde sus raíces una vida nueva?
Y luego ¿sobre qué base alejo la sospecha de que así me adormece, me justifiquen el sin
sentido y la injusticia?
¿Qué puede decir una familia cuando le sucede el dolor de una separación dolorosa o
el desastre, o la bancarrota educativa? ¿Qué puede ver en eso? Y la sociedad, al reflexionar
sobre sus males -que, sin embargo, analiza con ojos lúcidos, que identifica y contra los
cuales lucha-, ¿puede deducir que en ellos está oculta la promesa de un mundo nuevo?
¿Y la Iglesia?... ¡Es ciertamente consciente de que éste es uno de sus significados más
profundos y un servicio específico suyo, que tiene dificultad para tener ojos proféticos,
para ver e indicar señales de resurrección en las vicisitudes en las que estamos envueltos!

326 44. CONVERSACIÓN CON LOS DISCÍPULOS: Me 9, 9-13


¡Qué dificultad para dar testimonio de ello! con el riesgo de acudir al irónico "Sol
esto ya te oiremos otra vez" (Hch 17,32), pronunciado por otros o murmurando por €
misma con dificultad.
Sin embargo, aquí muere la alternativa. O crees que, si nace algo nuevo, vivo, jus
será de una situación humana que Dios ha vuelto difícil a través de obstáculos, conti
dicciones y muerte, o bien te reduces a la no comprensión, al rechazo de ese Elias que
vino en el Bautista y que viene en la realidad que "precede" a Jesús (y del cual "hem
hecho lo que hemos querido"), pero sobre todo el rechazo formal del Hijo del hombre c
cual está escrito "que ha de sufrir y ser despreciado".

REFLEXIÓN DE FE

Precursores y seguidores
Todas las profecías y las expectativas Cristo las cumple, pero también las "desplaza'
Se espera al rey de la gloria -y es verdad (Sal 28)- pero lo es solamente como reino de 1
cruz (8, 31). Toda la expectativa mesiánica del Antiguo Testamento queda precisada e
este desplazamiento hacia la cruz. No podía dejar de quedar involucrado Elias, que er
imprescindible en toda expectativa mesiánica. Entonces Elias es el Bautista y su gloria e
la decapitación de una figura sin aureola.
Juan-Elias es instruido en su misma historia, incluido es esta novedad mesiánic;
desde el interior. También los apóstoles, es decir, la comunidad fiel, debe ser tomad;
desde el interior de la propia situación. Sólo entonces llegamos a ser verdaderos oyente;
de la Palabra y no nos avergonzamos del evangelio. Sólo en este paso interior de una ;
otra gloria Cristo será proclamado Señor en el sentido del evangelio. "Él murió por todos,
para que no vivan para sí los que viven, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos...
y si conocimos a Cristo según la carne, ya no lo conocemos así" {2Co 5,15s). Sólo al llegar
a este punto se imprimirá en nuestro corazón el mismo título del evangelio de Marcos:
Jesucristo, Hijo de Dios (1,1).
Elias y el Bautista los precursores, nosotros los seguidores, y todo el que de cualquier
modo está vinculado a una salvación que viene de El, todos estamos implicados y nos
realizamos en esta parte decisiva del evangelio que, desde la primera profecía de la pasión
(8,31) en adelante, corre veloz hacia su meta y acelera sus tiempos de palabra en palabra
con dirección hacia la cruz.
Veremos en el c. 15 que precisamente en el momento en que se rasga el velo del
templo y así cesa la antigua alianza, Cristo muere y es proclamado Hijo de Dios (15,
39). Aquí está la novedad del evangelio, su valor, su poder, en este anuncio gozoso y
liberador. Está realizándose una alianza diferente y beatificante. Ella queda sustraída a
toda relación convencional de justicia con Dios e inserta en el camino de Cristo, misterio
de pasión y de libertad, de amor sin retorno.

44. CONVERSACIÓN CON LOS DISCÍPULOS: Me 9, 9-13 327


45. CURACIÓN DEL EPILÉPTICO ENDEMONIADO
(Me 9, 14-29; cf. Mt 17,14-21, Le 9, 37-43a)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


La narración de este milagro inmediatamente antes del segundo anuncio de la pasión y
resurrección se presenta como un momento de meditación de la comunidad acerca de su actitud
de fe hacia Cristo, que se va revelando poco a poco bajo el signo del sufrimiento para ganar la
lucha contra satanás. Ya antes, en la instrucción dirigida por Jesús a la gente y a los discípulos
(cf. 8, 34ss.), se exponían las condiciones para seguir a Jesús; ahora Marcos nos lleva a verificar
más seriamente que con nuestros solos esfuerzos no podemos lograr ningún resultado; volverá
luego de nuevo aún más ampliamente sobre el tema del seguimiento en el c. 10, que contiene el
tercer anuncio de la pasión y se concluye con el milagro del ciego de Jericó, el cual "lo seguía por
el camino" (cf. 10, 52).
El relato de la curación de este endemoniado debió ser utilizado tanto en la predicación a
los paganos como en la reflexión que se solía realizar al interior de la comunidad. En efecto,
a diferencia de muchos milagros narrados anteriormente que sucedían casi privadamente,
éste se realiza ante la multitud como una solemne proclamación del valor mesiánico de la
actividad de Jesús (cf. también el milagro del ciego en 10, 46-52). Al final del pasaje, con las
expresiones acostumbradas ("en privado", "en una casa") Marcos nos presenta la instrucción
a la comunidad de los creyentes. El relato, extraordinario rico en detalles descriptivos, aún
dentro de su sobriedad densa de significado, manifiesta un origen muy antiguo.
A partir de varios elementos que se pueden notar en el texto -ya sea como repeticiones, ya sea
como diferencias entre los personajes presentes en la primera y en la segunda parte del trozo- se
puede concluir'que Marcos combinójuntas en esta página dos narraciones del mismo episodio. Una
se puede identificar en los w. 14-19: la atención se pone sobre los discípulos y sobre su incapacidad
de sanar al endemoniado; la multitud ya está presente; hay una breve descripción de la enfermedad
causada por un "espíritu mudo". La otra se percibe en los en los vv. 20-27: la atención se coloca
sobre lafiguradel padre al que se hace capaz de una grande fe; la gente está acudiendo; hay otra
breve descripción de la enfermedad causada por un "espíritu inmundo mudo y sordo"; sigue la
descripción de la curación, que alcanza su culmen en la lucha entre Jesús y satanás.
Los vv. 14s. y 28s. muestran muy sensiblemente la mano de Marcos, que quiso con los
primeros unir este trozo al contexto y con los otros enfocar su enseñanza. La reelaboración de
conjunto del evangelista imprime una estructura unitaria a todo el trozo.
En el aspecto literario vemos la sucesión de cuatro escenas todas orientadas al diálogo -es
impresionante el número de veces en las que se repiten los mismos verbos: interrogar, responder,
decir-, en cada una de las cuales Jesús emerge con una intervención particular: el dicho sobre la
incredulidad, la invitación a creer más que se le dirige al padre, la amenaza contra el espíritu
demoníaco, el llamamientofinala los discípulos. En la primera escena Jesús está delante de una
multitud, entre la cual están sus discípulos y los escribas (vv. 1.4-19); en la segunda se halla tú
a tú con el padre del endemoniado (vv. 20-24); en la tercera afronta a satanás (vv. 25-27); en
la cuarta habla "en privado" a los discípulos (vv. 28s.).

328 45. CURACIÓN DEL EPILÉPTICO ENDEMONIADO: Me 9, 14-29


En el aspecto del contenido teológico el trozo está enmarcado en dos núcleos de refl
primero, que está dirigido a todos, proclama la autoridad y la función mesiánica de Jesús
se encuentra comprometido en una lucha cada vez más intensa contra satanás (cf. tambi
28): lo vencerá definitivamente al resucitar de la muerte- en esta línea son muy significa
términos que Marcos usapara describir la curación del endemoniado, casi como una prefi
de la resurrección de Jesús (cf. w. 26s. en relación con el 8, 31 donde se tiene su primer
A todos se dirige la invitación a superar la incredulidad y a pedir la ayuda para ser ca
de creer más, para reconocer el poder de la obra de Dios que se manifiesta en Jesús (v.
descripción del camino de fe del padre del endemoniado, vv. 22b-24.
El segundo núcleo del trozo emerge en la conversación privada con los discípulos, a l
cuales Jesús muestra que su seguimiento y la capacidad de cumplir sus mismas obras exi
condición esencial la apertura a la acción de Dios -al cual dirigimos la mirada precisa
con la oración- que es el único que puede hacernos capaces de superar nuestra imposi
(cf. vv. 28s. que retoman y precisan el significado de los vv. 23s.).

14. Al llegar donde los discípulos, vio a mucha gente que les rodeaba y a unos
escribas que discutían con ellos.
15. Toda la gente, al verlo, quedó sorprendida y corrieron a saludarlo.
16. Y les preguntó: "¿De qué discuten con ellos?".
17. Uno de la muchedumbre le respondió: "Maestro, te he traído a mi hijo que
tiene un espíritu mudo
18. y, cuando se apodera de él, lo tira al suelo, lo hace echar espumarajos, rechinar
los dientes y lo deja tieso. He dicho a tus discípulos que lo expulsaran, pero no
han podido".
19. Jesús les respondió: "¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con
ustedes? ¿Hasta cuándo habré de soportarlos? ¡Tráiganmelo!".
20. Y se lo trajeron. Apenas el espíritu vio a Jesús, retorció violentamente al
muchacho, que cayéndose al suelo, se revolcaba echando espumarajos.
21. Y Jesús preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?". Le dijo:
"Desde niño.
22. Y muchas veces lo arroja al fuego y al agua para acabar con él; pero, si algo
puedes, ayúdanos, compadécete de nosotros".
23. Jesús le dijo: "¡Qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para quien cree!"
24. Al instante, gritó el padre del muchacho: "¡Creo, ayuda a mi poca fe!".
25. Viendo Jesús que se agolpaba la gente, increpó al espíritu inmundo, diciéndole:
"Espíritu sordo y mudo, yo te lo mando: sal de él y no entres más en él".
26. Y el espíritu salió dando gritos y agitándole con violencia. El muchacho quedó
como muerto, hasta el punto de que muchos decían que había muerto.
27. Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó y él se puso en pie.
28. Cuando Jesús entró en casa, le preguntaban en privado sus discípulos: "¿Por
qué nosotros no pudimos expulsarlo?".
29. Les dijo: "Esta clase con nada puede ser arrojada sino con la oración".

45. CURACIÓN DEL EPILÉPTICO ENDEMONIADO: Me 9, 14-29 329


v. 14: al llegar donde los discípulos: algunos manus- Increpó: encontramos la misma forma verbal
critos incluso autorizados señalan a Jesús como sujeto también en 4, 39 (en el episodio de la tempestad
de la frase: "Al llegar (Jesús)... vio..." Esta forma en sobre el lago) y en 1, 25 (en la curación de otro
singular tal vez refleja el comienzo del relato primitivo endemoniado). Pero aquí la autoridad y la fuerza del
antes que Marcos lo incluyera aquí, al introducir en él mandato de Jesús se acentúan mucho por la frase
modificaciones oportunas para armonizarlo con el con- que Él pronuncia con el énfasis que pone sobre los
texto: desde el trozo anterior,, en efecto, sabemos que tres verbos: "Yo te lo mando", "sal", "no entres más
tres discípulos bajaban con Jesús del monte. en él". De este modo queda marcada de un modo
A unos escribas: parece una añadidura que hizo particular en este pasaje la dureza de la lucha que Jesús
Marcos sin ninguna relación con el contexto: en efecto, sostiene con Satanás; la dificultad de la curación (cf. la
los escribas ya no se mencionan a lo largo del relato. descripción del v. 26) pone en evidencia la grandeza
de la obra realizada por Jesús.
v. 15: quedó sorprendida: más que un rasgo
descriptivo (estupor de la gente por la aparición v. 26.: "había muerto", "tomándolo de la mano",
improvisa de Jesús), nos parece que con este verbo "se puso en pie": con el uso de estos verbos, que son los
Marcos quiso expresar, desde el comienzo del trozo, que caracterizan el anuncio pascual como se formuló
la actitud de sorpresa y admiración de la gente desde las profesiones de fe más antiguas (cf. 16, 6),
frente al poder de Jesús, que realizaba las promesas Marcos presenta la curación de este muchacho como
mesiánicas. cf. también la nota aló, 5. un anticipo de su resurrección, que se realizará después
v. 17: un espíritu mudo: en el versículo 25 se de la última terrible batalla contra Satanás: los mismos
habla de "espíritu sordo y mudo". Cf. nota a 1, 23. verbos con el mismo alcance teológico se encuentran
también en el episodio de la resurrección de la hija de
v. 18: es sorprendente en este pasaje el cuidado
Jairo (cf. nota 5, 41).
de describir los detalles de los movimientos del
cuerpo. Por estas señales parece que se trataba de Tomándolo de la mano: encontramos la misma
epilepsia (cf. también el v. 20). expresión también en 5, 41.
v. 19: ¡oh generación incrédula! Hasta cuándo...: v. 28: en casa.... en privado: para el significado
estas exclamaciones, que recuerdan en Nm 14, 17 y teológico de estos términos que son característicos
Dt32,5.20, tal vez circulaban independientemente de de Marcos cf. notas a 3, 20 y 4, 34. Aquí e inme-
este relato y muestran por una parte el pensamiento diatamente después (cf. v. 33) la casa, aún más ex-
de Jesús acerca de la actitud de la gente en medio plícita que los primeros capítulos del evangelio,
de la cual ejercía su ministerio (cf. también 8, 12), designa un ámbito o un momento privilegiado en el
y por otra parte lo sobresaliente de su personalidad cual Jesús se manifiesta a los discípulos; en la mente
que se caracteriza precisamente por esa fe que El no del evangelista la casa viene a ser el símbolo de la
encontraba en los otros y que hacían que lo sintieran comunidad cristiana.
como perteneciente a otro mundo. v. 29: sino con la oración: mientras más grave es la
v. 20: y se lo trajeron: como lo hemos expli- situación que hay que sanar (representada aquí en el
cado en la presentación, con este versículo probable- "espíritu mudo y sordo") mayor es la comunión con
mente se iniciaba otro relato semejante. En efecto, Dios que se necesita: ella es posible sólo en la fe y se
según el texto actual el muchacho ya había sido expresa y se alimenta en la oración. Este llamamiento
colocado delante de Jesús (v. 17). a la oración hace resaltar aún más enérgicamente que
el poder de salvar pertenece sólo a Dios. Cf. nota a 1,
vv. 22b-24: Es característico en estos versículos
35 para la importancia de la oración de Jesús.
el entrelazarse de dos series de términos, enmarcados
respectivamente en los verbos "poder" y "creer", En muchos manuscritos, pero no en los más
hasta la combinación de los dos en la frase central: autorizados, se encuentra aquí añadida una alusión
"Todo es posible para quien cree". Así se coloca en a la necesidad del ayuno, que en las traducciones
primer plano, en el centro del pasaje, la intención actuales normalmente se omite, porque se considera
teológica fundamental del relato, haciendo resaltar como una inserción sucesiva hecha por la comunidad,
al mismo tiempo la contraposición entre la fe de a la cual pudo parecer insuficiente la referencia
este hombre por una parte, el cual con la ayuda exclusiva a la oración. Pero los argumentos a favor
de Jesús llega a creer plenamente y a obtener la de esta añadidura no convencen completamente;
curación de su hijo, y por otra la incredulidad, y, por se puede pensar que se haya introducido por el
consiguiente, la impotencia de la gente y también de influjo de otro pasaje en el cual se habla del ayuno
los discípulos (cf. vv. 18bs.). que será necesario a los discípulos en su camino
del seguimiento de Jesús, cuando Él esté ausente
v. 25: viendo Jesús que se agolpaba la gente: es (cf. comentario a 2, 18-20). También para el pasaje
otro detalle que hace pensar en un doble relato redu- paralelo de Mil 7, 21 se discute si se ha de considerar
cido aquí a uno solo por Marcos: en efecto, en el o no como una interpolación.
versículo 15 se hablaba ya de la gente reunida alre-
dedor de Jesús.

330 45. CURACIÓN DEL EPILÉPTICO ENDEMONIADO; Me 9, 14-29


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Esta clase de demonios no puede ser arrojada, sino con la oración y el ayuno
El comienzo del ministerio de Jesús, después del llamamiento al seguimiento, se abre
con un exorcismo, que tiene un valor programático. En él se muestra lafinalidadde la obra
de Jesús y de quien lo sigue: combatir y vencer ese espíritu del mal que posee al hombre y
lo mantiene esclavo y alejado de Dios (cf. comentario a 1, 21 -28).
También la segunda parte del evangelio, después de una invitación más específica al segui-
miento, nos presenta un exorcismo nuevo y último. En éste se recalca de un modo más explí-
cito en qué consisten la lucha y la victoria obtenidas mediante la fe en el seguimiento de Jesús.
Se trata de una lucha que se vuelve cada vez más intensa y dura, que llega a la confrontación
extrema y decisiva, y en fin hasta la victoria sobre el fruto último del mal, la muerte.
Lo que Marcos quiere poner en evidencia al comienzo y al final del relato (v. 18b y v.
28) es la impotencia de los discípulos en esta lucha a la cual están llamados: ellos no "son
bastante fuertes" para vencer el mal. ¿De dónde viene esta falta de fuerza, y de dónde
puede venir la fuerza? Ésta es la pregunta a la cual este relato quiere dar respuesta (v. 29).
La situación, que el relato presenta, es análoga a la de los discípulos angustiados, a
merced de la tempestad, mientras Jesús "duerme" (4, 35.41; cf. también 6,45-52, ¡donde
Jesús está también ausente!). Aquí Jesús está ausente: se encuentra sobre el monte de la
transfiguración. Es una alusión clara a la situación de la Iglesia después de la pascua, por
la cual Cristo "duerme", está "ausente". De aquí nace la impotencia de los discípulos que,
como lo veremos, puede superarse sólo con aquella fe que lo hace presente con su fuerza
(w. 23ss.; cf. 4, 40; 5, 34.36; 6, 50b). Se añade también que esta fe se debe traducir en
oración (cf. 11, 20-25) y en ayuno (v. 29).
Este es el nuevo modo de presencia de Cristo: El está definitivamente ausente sobre
el monte de la transfiguración, y está presente con la fuerza de su resurrección para quien
acoge la voz del Padre que dice: "Escúchenlo" (v. 17b) y sigue su palabra.
Nos presentan en seguida a los discípulos desorientados por la gente desilusionada y
en discusión con los adversarios, los escribas (v. 14). El objeto de la discusión se indica
después: la impotencia de los discípulos en ausencia de Jesús (w. 17ss.; cf. v. 27a). Ésta es
la situación normal de la Iglesia, donde reina la confusión y la discusión, paralelamente con
la ineptitud, y donde los enemigos pueden fácilmente cantar victoria. Con razón dice Jesús:
"Sin mí no pueden hacer nada" (/n 15,15).
Pero al aparecer Jesús, los discípulos y la gente encuentran un punto de referencia y
los escribas se disuelven y desaparecen de la escena (v. 15), como el rocío al salir el sol. Su
aparición, aunque recuerda la de Moisés que baja del Sinaí, es más semejante a la de Yahvé
en el Antiguo Testamento: en efecto, en su presencia sus enemigos se dan a la huida (cf. Nm
10, 35; Sal 68,2; Is 33, 3 etc.), así como también los demonios.
En la primera parte de los evangelios eran los discípulos y la gente los que se inte-
rrogaban acerca de Jesús y decían: "¿Quién es éste?". Ahora, en cambio, desde cuando Él
se ha manifestado (8, 27-9,13), es siempre Jesús el que interpela y quiere una respuesta.
También aquí pregunta: "¿De qué discuten?" (v. 16). Él se ha dado a conocer: a su luz
también el hombre puede y debe desenmascararse. Los discípulos deben reconocer que,
sin Él, quedan ciegamente encerrados en el círculo de discusiones estériles, y Jesús quiere
llevarlos a descubrir el motivo de todo esto. Ellos son como la comunidad cristiana que, en

45. CURACIÓN DEL EPILÉPTICO ENDEMONIADO: Me 9, 14-29 331


ausencia de Jesús, logra tener discusiones doctas, y se mide teológicamente con los escribas:
logra incluso realizar unos diagnósticos cuidadosos, análisis repetida y exasperadamente
corregidas del mal que atormenta al hombre (véanse ¡as descripcionesdetalladas yprecisas
del mal en los w. 17ss.20.21b.22a), pero no logra combinar nada.
La exclamación de Jesús: "¡Oh generación incrédula!"(v. 19; cf. 4,40; Dt 32, 5.20b; Os
11,7) nos muestra su motivo. El motivo de esta impotencia es la falta de fe por parte del
hombre. Esta incredulidad es tan pertinaz que llega a poner a prueba la paciencia de Jesús.
"¿Hasta cuándo tendré que soportarlos?", dice Jesús, como Yahvé que amenazaba con
apartarse de su pueblo de dura cerviz (cf. Dt 31,17; 32, 20ss.; Nm 14, 27; etc.). En verdad
Dios, que se ha revelado totalmente en el rostro de Jesús, se alejó misteriosamente: Jesús ya
no está aquí, ¡ha resucitado! (16,6). Está presente en la fuerza de su Espíritu, que El nos ha
dado. Es una presencia nueva, que sólo la fe sabe ver y acoger; sólo la fe nos da el poder de
acercarnos a El, de tocarlo y de emitir la fuerza liberadora de vida, como la hemorroísa (cf.
5, 30.34.36; cf. también 6, 5ss., donde Jesús en Nazaret "no pudo" obrar ningún milagro,
porque no encontró fe).
El demonio "mudo" (cf. v. 17) o mejor "mudo y sordo" como corrige Jesús (cf. v. 25),
que mantiene esclavizado al muchacho, representa el mal profundo, del cual deben quedar
sanados los mismos discípulos (cf. 7, 31-37): ellos son "mudos", es decir, no logran expresar
su fe ni combinar nada, porque son "sordos" a la palabra de Cristo. Veremos, en los relatos
siguientes, cómo ellos están totalmente encerrados en su mutismo, hasta el punto de que no
se atreven a interrogar (v. 32) ni responder a Jesús (v. 34). Este mutismo de ellos deriva de la
sordera. Ellos no han acogido la palabra de la cruz. (cf. 8,32), que será repetida en seguida (v.
31; cf. 8,31); no escuchan la palabra del Padre (v. 7b) y no están dispuestos a vivirla. En otras
palabras, ellos no tienen esa fe concreta que se traduce en praxis, y que es la única que lleva
hasta Él y hasta su manifestación con poder (cf. 8,34-9,1). Por eso los discípulos de entonces
y de siempre no logran vencer el mal: contra el "fuerte" (cf. 3, 27) les falta la presencia del
"más fuerte" y de su Espíritu, que el Bautista había anunciado (1, 7ss.). La comprobación de
esta impotencia los hace volverse hacia Jesús. El Padre del muchacho se dirige hacia Jesús con
las mismas palabras con las cuales en el Antiguo Testamento se dirigían a Yahvé: "Ayúdanos,
compadécete de nosotros" (v. 22b). La necesidad en la cual se encuentra el padre es extrema:
¡no hay ningún remedio! Pero a diferencia del leproso de 1,40 su fe no es absoluta. En efecto
dice: "Si puedes algo...". Su misma oración es condicionada e imperfecta.
Jesús, con su respuesta: "¿Qué es eso de si puedes? Todo es posible para quien cree"
(v. 23), quiere realizar el paso de una fe condicionada a una fe incondicional, suscitando
incluso la oración perfecta, en la cual ya no se pide una ayuda cualquiera, aunque sea
importante e indispensable, sino la ayuda de la fe, que es la única que libra del mal.
Así pues, el padre responde diciendo: "¡Creo! Ayuda a mi poca fe" (v. 24).
Es bellísima esta oración: es el ejemplo de la oración perfecta, en la cual se pide a Dios
la raíz de todos los dones, es decir, la fe en El, que consiste en la aceptación para sí de la
palabra de Jesús (8, 31 -37). Esta fe hace que todo sea posible, libera de todo mal e instaura
el reino de su poder (cf. comentario al v. 29).
En este pasaje Marcos presenta a su comunidad un ejemplo concreto del paso de la
oración imperfecta, que es impotencia, a la oración perfecta y omnipotente, como dirá en
11, 23ss. Al mismo tiempo indica cuál es la perfecta: en efecto, el padre del muchacho, al
reconocer la propia "incredulidad", descubre también cuál es la verdadera fe. La verdadera

332 45. CURACIÓN DEL EPILÉPTICO ENDEMONIADO: Me 9, 14-29


fe no es una certeza inquebrantable que el hombre posee y quiere apropiarse: la fe no es "su"
fe. Esta es una fe que en seguida se debilita y se traduce en incredulidad. Si nuestra fe se basa
en nuestra seguridad, nos encontramos en seguida en la impotencia, como los discípulos.
En cambio, se puede decir, con una paradoja, que nuestra fe parte de nuestra incredulidad
reconocida y confesada delante de Dios, como le sucede al padre del muchacho. Su oración
es precisamente el reconocimiento y la confesión de la propia incapacidad de creer, con la
certeza de que la fe es un puro don de Dios. Aún más, es el mismo Dios que se comunica
con todo su poder, y todo lo hace posible. En el reconocimiento de esto, los discípulos
en la ausencia de Jesús, realizarán prodigios aún más grandes que los suyos (Jn 14, 12).
Pablo dice: "Cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte" (2Co 12, 10). Esto vale
también y sobre todo para la fe, porque mi fe es la misma fidelidad de Dios. Sólo ésta es
inquebrantable, nunca falla a través de los siglos y va más allá de la muerte.
Sólo al llegar a este punto, no antes, el "espíritu mudo y sordo" es exorcizado, y
definitivamente. Pues aquí se trata del choque decisivo entre Cristo y el mal: es el último
exorcismo y el más trabajoso del evangelio, que simboliza el trabajo penoso que llevará a
la victoria total. Ella sucederá solamente en la cruz, y será también una victoria sobre la
muerte, el último enemigo del hombre (I Co 15, 26).
Todo esto está representado en el joven que quedó "sin vida" y "muerto" (v. 26) y al
que Jesús "despertó" y "resucitó" (v. 27). Éstas son las palabras precisas que se usaban
en la predicación primitiva para anunciar la muerte y resurrección de Cristo, el centro
de la fe cristiana. Así este muchacho es la misma prefiguración de Jesús el cual, al morir,
destruyó la muerte: "La muerte ha sido devorada en la victoria. ¿Dónde está, oh muerte,
tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?" (lCo 15, 54ss.;cf. Js 25, 8; Os 13, 24; Ap
20,14 etc.).
Se trata de un gesto profético simbólico con relación a su muerte y resurrección, ya
anunciada en 8, 31 (cf. 9, 31 y 10, 33ss.). Pero es también una prefiguración de los discí-
pulos, quienes, al seguir el mismo camino de Jesús, es decir, "perdiendo la propia vida",
lograrán ellos también vencer la raíz del mal y no gustar de su último fruto, la muerte (cf.
8,34-9,1).
Se deduce también que esta lucha contra el mal nunca ha terminado y dura toda la vida,
y llega a ser cada vez más ardua, hasta obtener la victoria precisamente en la confrontación
extrema, en el momento de la muerte. Los discípulos están llamados a superar su impo-
tencia (v. 28) en la fe, que se obtiene con la "oración" (v. 29) y se traduce en ayuno. Aquí
Jesús llama por primera vez a sus discípulos a la necesidad de la oración. Qué es la oración,
es algo que ya ha sido mostrado por el padre del muchacho, que pide la fe porque ésta no
es "nuestra" fe, sino el don de Dios, es decir, Dios que se entrega como un don, y puede
obtenerse sólo con la oración. Es más difícil comprender lo que es el "ayuno" que se
menciona en algunas versiones del evangelio sobre la base de una línea de la traducción
manuscrita: tal vez para Marcos es el mismo seguimiento de Cristo, es decir, la fe que se
traduce en praxis, hasta la última consecuencia, que es precisamente el ayuno. El ayuno es
una alusión a la muerte de Jesús: "Cuando les sea arrebatado el esposo, entonces ayunarán",
había dicho Jesús (cf. comentario a 2,19ss.). También aquí dice: "¿Hasta cuándo estaré con
ustedes?" (v. 19b), aludiendo a la propia muerte.
El verdadero ayuno para los discípulos es su ausencia, es decir, su muerte. Ellos
están llamados a saciar este ayuno y a llenar esta ausencia bebiendo su "misma copa"
(10, 38), es decir, tomando la propia cruz y siguiéndolo (8, 34-38). Por consiguiente, el

45. CURACIÓN DEL EPILÉPTICO ENDEMONIADO: Me 9, 14-29 333


ayuno en realidad indica tanto la muerte de Cristo como la del discípulo que lo encuentra
precisamente en la cruz.
En efecto, Jesús ya no está aquí: el discípulo está "en ayunas" de su presencia. Pero para
el que sale de esta "generación incrédula" (v. 19a) y lo sigue, Él está presente en el poder de
la fe, por la cual el discípulo vive de su palabra y recorre su mismo camino hasta la muerte,
de la cual el ayuno es símbolo, y hasta la resurrección (cf. 8,35b). "Escúchenlo", ha dicho el
Padre sobre el monte de la transfiguración (v. 7b): nuestro ayuno consiste en comer y vivir
de esta palabra, con coherencia hasta el fondo, abandonándonos, como Jesús, a la fidelidad
del Dios de los que viven.
Entonces, y sólo entonces, nuestra fe rinde todo lo posible y vence todos los males, al
colocarnos en el seguimiento de aquel que, por ser el "primogénito de entre los muertos"
(Coi 1,18), es el primero entre muchos hermanos (Rm 8, 29). Sólo en esta fe, que tiene el
ojo de la oración y los pies del seguimiento, la Iglesia es "fuerte", porque se ha revestido de
la potencia de Cristo resucitado.
De lo contrario todo se reduce a discusiones teológicas infinitas, corroboradas por
análisis exactos, pero incapaces de resolver un solo problema. Esto vale tanto para nosotros
como para los primeros apóstoles.

ACTUALIZACIÓN

La omnipotencia de la fe
El cristiano, sin Jesús, es impotente frente al mal: "Sin mí nada pueden hacer" (Jn 15,
5). La Iglesia, sin la presencia activa de Cristo vivo, es impotente. Todos los que se rebelan
contra una iglesia impotente para salvar al hombre -aquellos a quienes consideramos
como caídos en una irreligiosidad- en realidad no son más que personas que se sienten
traicionadas por nosotros en nuestra misión de salvación.
El hecho evidente es que ninguno puede salvarse ni salvar sin Cristo. El hombre es una
necesidad radical de salvación. Eso quiere decir que él no puede superar las alienaciones,
que lo vuelven prisionero y le impiden realizar una existencia completa en y con su mundo.
El mal del hombre no se supera con tener algo más, sino con ser diferente, es decir, libre
de los límites que lo encierran en sí mismo. Si. quiere salvarse por sí solo, puede quererlo
libremente, pero su voluntad no es capaz de hacerlo. El que pretende salvarse por sí
solo, cae en el mal radical del hombre, que es el de creerse absolutamente autónomo y
pretender ser él mismo el creador de sí, de sus valores y del mundo. Así comete el pecado
fundamental de la mentira, que consiste en querer salvarse por sí solo sin tener ninguna
necesidad de Dios.
El hombre, ciertamente, es libre; pero su libertad está condicionada, vinculada, herida
y perdida, tanto individual como colectivamente. La liberación de la libertad, es decir,
la libertad liberada, es totalmente obra de Dios. Ella no puede ser merecida con ninguna
obra religiosa y moral, ni ser producida por ninguna lucha socio-política, aunque las
obras y las luchas son indispensables como en el camino para llegar a la meta, pero no
son ni constituyen ni construyen la meta. Ella tampoco puede ser prevista por nuestras
especulaciones ni ser imaginada ni representada, ni mucho menos puede ser planificada,
organizada y producida.

334 45. CURACIÓN DEL EPILÉPTICO ENDEMONIADO: Me 9, 14-29


La fe consiste, radicalmente, en reconocer la insuficiencia fundamental para la
salvación: es confesión de la realidad, es decir, de nuestra impotencia real. Es admitir
que no estamos en condiciones de fundar, justificar, ni motivar de ningún modo nuestra
existencia ni nuestra salvación.
Este vacío de la fe es al mismo tiempo el espacio abierto a lo nuevo y a lo que es
diferente: es la actitud del que no puede esperar nada de sí mismo y se da cuenta de que
puede esperarlo todo del Otro, con el cual "todo es posible" (cf. 10, 27). Así el hombre le
deja a Dios el espacio para que intervenga, lo acoge y tiene fe en Él, confiando en Él como
único apoyo y sostén, en quien se puede confiar absolutamente. Entonces sabe que todo le
es posible, porque todo es posible al que cree en Dios (v, 23).
La impotencia del hombre se convierte en fe; y la fe es la potencia o mejor la
omnipotencia misma de Dios: en Él encuentra el apoyo y el fundamento seguro, es salvado
por la inestabilidad de la vida y por la ausencia de objetivos para crecer hacia arriba,
liberado de la vacuidad de la propia existencia.
"Dadme un punto de apoyo y yo levantaré el mundo": este poder de la fe tiene
como punto de apoyo a Dios mismo, que personalmente se comprometió a promover la
liberación del hombre y siempre ha sidofiela sus promesas divinas. Sólo en la fe la libertad
del hombre es liberada a todos los niveles y el hombre es salvado; él puede llegar a realizarse
en todas sus potencialidades, hasta llegar a ser hijo de Dios.
El creyente confía y construye con la potencia misma de Dios, con la misma eficacia
de Cristo, el testigo fiel de la fe. "Si no creen, no serán firmes" (Is 7, 9b); pero, en la fe, el
hombre alcanza la misma estabilidad de Dios, la roca segura (leer a este propósito todo el
c. 11 de la Carta a los Hebreos sobre el poder de la fe en la historia).
El que invoca a Dios y se dirige a Él, ha encontrado el principio del camino hacia la
libertad liberada. Por eso la imagen del orante con las manos levantadas es lafiguraviva
de la fe.

APLICACIÓN A LA VIDA

¿Qué se puede hacer?


Normalmente cuando suceden hechos que afectan, como la desaparición improvisa
de una persona o una situación dramática imprevista que desconcierta la existencia de
un individuo, es terrible el embarazo de sentirse cuestionados como creyentes, como si
tuviéramos que dar una explicación o una justificación, o incluso... un remedio. En esos
casos, es normal que a la acusación sutil que pasa por la ojeada de quien nos interpela,
corresponda por parte de nosotros una actitud de echar la culpa: se requiere bajar la vista
y autocompadecerse.
Pero otras veces la situación es aún más pesada. Nos encontramos, como los primeros
discípulos alrededor del muchacho, dedicados a discutir por males y problemas grandes,
llamados a asumir nuestras responsabilidades, por ejemplo, de tipo político y social en
situaciones de miseria, de explotación, de represión, de injusticia evidente. O bien nos
enfrentamos a los males y a los problemas más sutiles y profundos que se anidan cada
vez más en lo íntimo de la persona. Nos vemos obligados a enfrentarnos, somos objeto de
confrontación y no se nos concede la posibilidad de evasión, ya sea como individuos ya sea
como comunidad.

45. CURACIÓN DEL EPILÉPTICO ENDEMONIADO: Me 9, 14-29 335


Ahora hasta cierto punto también nos convienen los análisis que los otros hacen. Nos
obligan a tener muy abiertos los ojos, a identificar las formas nuevas con las cuales el mal
se manifiesta (con demasiada facilidad vamos adelante con viejos esquemas de lectura).
Consideremos, por ejemplo, el modo como se sabe organizar y camuflar el hambre de
afirmación y de posesión en la intriga y en el compromiso político, en la lucha por los nuevos
mercados, en el comercio de las armas y de la droga, en la "administración" total del hombre,
en la especulación de todo tipo y en causar violencia a la naturaleza. Eso redimensiona la
pretensión o el ansia de nuestra parte de aportar la contribución determinante para resolver
los problemas, ¡como si tuviéramos la suerte en nuestras manos!
Pero en un punto determinado hay que decir qué es lo que puede y debe aportar como
propio el creyente: si eso juega o no juega con los otros, cuál es su contribución. Esto
en cierto sentido es un punto determinante para una identidad del creyente: no es una
casualidad el que los discípulos se confundan perfectamente y en todo en su discusión con
la gente y con los escribas.
De allí nace una doble tentación: la de una utilización inmediata de la fe, una especie
de instrumentalización, en orden a soluciones concretas que se han de suministrar a los
problemas, y entonces se ofrece algo "preparado", algo integrista y repelente; o bien de
reducción radical de la fe, su perfecta insignificancia, un olor vago de naftalina al lado de
compromisos impelentes del momento presente.
Es difícil decir qué se puede hacer, cómo debe obrar el que quiere permanecer en el
seguimiento de Cristo que exorciza. Pero si el creyente no tiene soluciones prefabricadas,
si no piensa que le ha llegado por debajo de cuerda la solución apropiada, si no se vende
barato como creyente, puede entrever cómo debe colocarse frente a los problemas enormes,
a las dificultades y a los males que se han de exorcizar.
Si no se le dice qué puede dar él, se le indica lo que él debe y puede ser.
Frente a sí mismo y como servicio a los otros se le pide que sea ojo lúcido que ve el mal,
lo identifica y lo descubre en el hombre, aun en lo que es esa profundidad de la estructura
social.
En esto, repitámoslo, debe superar todavía mucha desventaja heredada de su pasado,
porque ha sido ciego y ha negado demasiado, ha visto mal y con parcialidad.
En esto puede aprender de otros. Pero se le pide que sea valiente y franco: se liquida de
una vez por la fascinación irresistible del mal,"pues éste no es fatal ni hay que arrojarlo en
la desesperación ni en esa caricatura de la fe que es la falta de interés y alienación.
En esto puede y debe enseñarse a sí mismo y a otros, en el sentido de dar. testimonio de
una esperanza bien fundamentada y una confianza inquebrantable.

REFLEXIÓN DE FE

La oración
La amonestación final de Jesús (v. 29) nos propone la oración en su sentido y en su
fuerza.
La fuerza de la oración: sólo ella puede ahuyentar el mal, auii el más terrible, aquel del
cual sólo Cristo puede liberarnos. La palabra está dicha en forma absoluta. No hay que
tomarla de cualquier modo. Es una afirmación poderosa de Cristo. Es necesario creerle.

33ó 45. CURACIÓN DEL EPILÉPTICO ENDEMONIADO: Me 9, 14-29


El mal, incluso el que hace gritar al hombre, cuando el maligno lo tortura (v. 26) puede
vencido, y también aquel que destina al hombre a la muerte.
El sentido de la oración: Es el reconocimiento de que sólo Dios puede, allí donde o
todo poder humano y el hombre es presa del mal y de la muerte. Es adoración de Dios so
de su "acción" única, que es crear, liberar al hombre desde su raíz. La oración del D:
único deberá luego estar en condiciones de poder repercutir en toda actividad humana
la verdad de su limitación. La oración que es tan sólo "hacer adoración" será entonces
paradigma de que se vive en la verdad.
Todo el pasaje está lleno de impotencia y de esperanza. Son las dos tensiones que di
a la oración la posibilidad de concluir el relato con tanta fuerza y decisión. Cristo el Sen
domina con autoridad. Antes de hablar, con su sola aparición, el mal se vuelve convulsh
(v. 20), ese mal frente al cual la debilidad humana es arrojada al fuego y al agua...
"Compadécete de nosotros" es el grito del hombre (v. 22). Pero hasta dentro de esl
grito penetra la debilidad humana, para Ja cual la. misma fe es imposible. Se requiere otn
grito: "Creo, ayuda mi incredulidad". Realmente el poder entonces es solamente de Jesú
El solo es el Señor. A nosotros nos corresponde abrirnos totalmente a Él. Y cuanto más
fuerte se manifiesta el mal, tanto más fuerte es el grito que sale del hombre.
Consciente de su propia incapacidad en la fe el hombre se ha expresado, ha gritado. Sólo
al llegar a este punto se podrá hablar de la oración. Y en efecto, al llegar aquí Jesús habla
de ella. Es un hecho en el cual cada uno puede encontrarse a sí mismo. El que no reconoce
el poder del mal y no tiene el valor de admitir la propia impotencia, no podrá acoger la
amonestación acerca de la oración. Y, sin oración, comprenderá cada vez menos la propia
impotencia. No seguirá a Jesús.

45. CURACIÓN DEL EPILÉPTICO ENDEMONIADO: Me 9, 14-29 337


b) A través de la Galilea: 9, 30-50

46. SEGUNDO ANUNCIO DE LA MUERTE


Y RESURRECCIÓN
(Me 9, 30-32; cf. Mt 17, 22ss.; Le 9, 43b-45)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Esta segunda parte del capítulo 9, que Marcos enmarca en el viaje de Jesús a Jerusalén a
través de Galilea, está constituida casi enteramente por dichos, reunidos aquí y reorganizados
por el evangelista en la forma de una instrucción a los discípulos (v. 31a). Eso tal vez se explica
también con el hecho de que la tradición no ofrecía otras informaciones acerca de estafase del
camino de Jesús. Marcos subraya especialmente el carácter privado de este momento, al volver a
proponer la línea del "secreto mesiánico " de una manera aún más amplia que la acostumbrada;
recomienda que no se dé a conocer ni siquiera el mismo viaje (v. 30). En ese contexto se incluye
el segundo anuncio de la pasión y resurrección que abre esta breve sección.
Con respecto a los otros dos anuncios (cf 8, 31 y 10, 32c-34) éste queda reducido a lo
esencial: por eso se considera que es el más cercano a las palabras pronunciadas por Jesús.
Si por una parte a la gente no se le comunica nada de eso, porque estaba demasiado dis-
traída con otras ideas mesiánicas, por otra, los discípulos, a quienes Jesús habla abiertamente
(cf. 8, 32), se muestran cada vez menos preparados y más cobardes frente a esas perspectivas
(cf. 8, 32ss.; 9, 32; 10, 32).
A través de sus expresiones típicas -sobre la línea del secreto mesiánico o poniendo en
evidencia incomprensiones y temores de los discípulos- Marcos insiste fuertemente en subra-
yar la incapacidad radical del hombre, mientras permanece en su lógica mundana, para com-
prender el designio de Dios y para realizarlo por el camino que Jesús muestra.

30. Saliendo de allí, iban caminando por Galilea; Él no quería que se supiera,
31. porque iba enseñando a sus discípulos. Y les decía: "El Hijo del hombre será
entregado en manos de los hombres; lo matarán y a los tres días de haber
muerto resucitará".
32. Pero ellos no entendían estas palabras y temían preguntarle.

v. 30: saliendo de allí: es decir, de la región don- reales y humanos; cf. el significado teológico muy
de se había realizado la transfiguración de Jesús. Es marcado en Marcos del verbo "entregar" en la nota
una forma estereotipada de Marcos (cf. una expresión a 14, 10; encontraremos este término también en la
semejante en 7, 24, idéntica a la de 10,1). tercera predicción (cf. 10, 33).
v. 31: Ya nos hemos referido a la importancia Lo matarán; y... resucitará: en los tres anuncios
particular de esta formulación con respecto a las que vuelven estos dos verbos; el segundo es típico del
leemos en los otros dos anuncios. anuncio pascual (cf. nota a l ó , 6); para el primero
Será entregado en manos de los hombres: más cf. nota a 8, 31 ("ser matado").
que atribuirlo a la acción particular de alguno (de "A los tres días": encontramos la misma fórmula
Judas) creemos que Marcos quiera aquí aludir a la también en los otros dos anuncios; cf. nota a 8, 31.
realización del designio de Dios a través de hechos

338 46. SEGUNDO ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 9, 30-32


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Lo matarán, y a los tres días de haber muerto resucitará


Estamos en el segundo anuncio, de los tres que refiere Marcos, de la pasión-resu-
rrección que marcan la subida a Jerusalén (8, 31; 9,31; 10,33ss.). En general se denominan
"anuncios de la pasión". Pero preferimos llamarlos "anuncios de la pasión-resurrección";
de este modo somos másfielesal mensaje evangélico que, en sí, aunque se difunde más
hablando dé la pasión, culmina y halla su significado en la misma resurrección. Todo el
evangelio tiene la estructura de las parábolas del contraste, donde todo apunta al éxito
positivo, aunque éste es descrito brevemente, mientras el sufrimiento que lo precede se
presenta en forma más difusa (cf. c. 4). Los dos aspectos forman en verdad un hecho único
e indivisible. El que examinara uno solo de ellos, no captaría el significado del evangelio de
Jesucristo: si se considera la pasión sin resurrección, se llega a una religiosidad ciegamente
desesperada y masoquista; si se considera la resurrección sin pasión, se obtiene una
religiosidad estúpidamente entusiasta o triunfalista.
Se trata de dos errores opuestos muy comunes, que nos impiden captar el sentido total
de nuestra fe. Comprender que "el Hijo del hombre ha venido para dar su vida como
rescate por muchos" (10, 45), implica la mismo tiempo también conocer el poder de la
resurrección (cf. Flp 3,10). En efecto, "si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación,
vacía también vuestra fe" (1 Co 15,14), dice Pablo. Por consiguiente, aunque en orden de
tiempo viene primero la pasión, la primacía le corresponde a la resurrección, en la cual la
misma pasión asume su significado específico.
Jesús, después de la clara toma de conciencia de su destino como Hijo del hombre y
la revelación a sus discípulos, parte y comienza la subida que lo conducirá a Jerusalén. Su
itinerario, que antes se desarrollaba de una manera indeterminada, tiene ahora una meta
precisa. Su paso y su misterio, deben permanecer ocultos (v. 30). Se entrevé en esta exigencia
tanto la situación peligrosa en la cual Jesús se encontraba a causa de sus choques con los
hombres de las leyes y del poder (cf. 3, 6), como su estrategia, difiere de la de los zelotes: Él
quiere evitar los entusiasmos fáciles y equívocos de un determinado tipo de mesianismo.
Marcos subraya con agrado esta clandestinidad, utilizándola como recurso literario
para llamar la atención del lector sobre la importancia y sobre la sublimidad de la revela-
ción, que Jesús hará y que sus discípulos no comprenderán (cf. v. 32). Él se nos revela como
Hijo del hombre que lleva a su cumplimiento el designio de Dios de un modo misterioso
e incomprensible para el hombre, que lo rechaza. Él no es el Mesías glorioso y poderoso,
que todos esperan, sino el Mesías humilde, que recorre el camino del siervo de Yahvé y,
como siervo, muere porque le dan muerte, y revela solamente en la muerte su misterio. Por
tanto, no habrá asombro si los discípulos no comprenden. Comprender y aceptar esto, es
el don más grande de Dios, el don de la fe. Los discípulos lo recibirán después de la pascua,
cuando el Espíritu del Resucitado abra sus ojos y su corazón.
Pero ya desde ahora Jesús propone esa realidad que solamente después los discípulos
comprenderán y vivirán.
Jesús, desde 8, 27 ha comenzado a instruir exclusivamente a sus discípulos acerca del
significado de su persona y de su misterio. Ahora continúa su instrucción (v. 31a: "iba
enseñado" indica una acción continuada). Si en la primera parte se decía siempre que
Jesús enseñaba, sin decir el contenido de su enseñanza sino bajo el velo de parábola y
discusiones enigmáticas, despertando la curiosidad del lector, en esta segunda parte se dice

46. SEGUNDO ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 9, 30-32 339


"claramente la palabra" (cf. 8, 32), es decir, el objeto de su enseñanza. Se trata del anuncio
fundamental del cristianismo, a cuya contemplación Marcos quiere llevar al lector. Esta
enseñanza puede venir solamente del mismo Cristo, que instruye a su comunidad. Marcos
no trata de enseñar: en cambio, quiere desaparecer detrás de la persona del verdadero
Maestro, que es Jesús, y dejar que sea Él quien enseñe, instaurando entre Él y los suyos una
relación estrecha como entre maestro y discípulos, en la cual sólo Él es el Maestro quien
continuamente instruye a sus discípulos. Todos deben estar en su puestos, sin invertir las
partes, como habían tratado de hacerlo Pedro, nuestro representante (8, 32s.), el cual, al
querer colocarse en el lugar de Jesús, delante de Él es quitado de su vista (8, 33b), como
todos los discípulos (8, 34b). El discipulado implica un vínculo de familiaridad íntima y
de vida en común con el Maestro, pero también una relación de distancia y de aceptación,
porque sólo Él es el Maestro y el Señor.
En el v. 31b Marcos nos presenta la formulación más sencilla y más antigua de esta
palabra, en la cual Jesús se presenta como hombre entre los hombres, y sin embargo, se
les contrapone en su destino único como Hijo del hombre: en la fidelidad a Dios y en el
servicio a los hombres (10, 45), Él viene a encontrarse totalmente aislado de los mismos
hombres. Como en Dn 7,25b;/r26,24 e/s 53,12, Él se presenta como el justo perseguido,
colocado a merced de los hombres. Sin embargo, al ser juzgado y ajusticiado inicuamente
por los hombres, el Hijo del hombre es el juez supremo (8, 38) que traerá el juicio y la
justicia de Dios a la tierra. En la figura gloriosa del Hijo del hombre entregado en manos
de los hombres, está escondido el misterio del mismo Dios el cual, después de haber dado
su ley y sus profetas, se entrega a los hombres en su "hijo predilecto" (12, 6). No se puede
expresar con palabras humanas lo que esto significa: la única Palabra que puede expresarlo
es el mismo Jesús, a quien hay que contemplar y escuchar.
Él no morirá, sino que lo matarán (v. 31c), y así llegará a ser mártir, es decir, testigo fiel
de su misión como respuesta al designio de Dios.
Pero también Dios permanecerá fiel a su promesa, y resucitará a este hombre (v.
31d), porque Dios no abandonará su vida a los infiernos ni permitirá que su santo vea la
corrupción: le dará conocer los caminos de la vida, lo colmará de alegría con su presencia
(Hch 2, 27s. = Sal 16,1 Os.). La revelación de Jesús alcanza precisamente aquí su plenitud,
y se convierte en "evangelio", es decir, anuncio gozoso de liberación: la fidelidad de Dios
a su promesa rescata de la tumba a su amigo, es decir, aquel que acepta vivir según su
palabra. La muerte y la resurrección de Jesús, el Mesías Hijo de Dios, es el centro de la fe
cristiana. Aunque ellas se puedan entender solamente juntas, como respuesta del hombre a
la provocación de Dios y como respuesta definitiva de Dios a la respuesta del hombre, pero
antes existe la muerte y luego la resurrección.
Esta "Palabra", aunque sea dicha claramente, siempre queda oscura, porque choca
contra el límite último del hombre y debe afrontar la noche de la muerte.
Por eso los discípulos no pueden comprender esta palabra (v. 32a). Su dificultad de
entender no deriva tanto de su mala disposición, cuanto de la incomprensibilidad de la
misma palabra. Ella nos manifiesta la realización de la promesa de Dios, que el hombre
no puede concebir: pueden cuando mucho percibirla como deseo profundo vago e
inquietante, pero puede comprenderla solamente cuando la ve, es decir, cuando el mismo
Dios la ha realizado. Por eso será comprensible solamente después de la resurrección, que
es la realización plena de lo que el amor de Dios nos ha reservado. Pero también después de

340 46. SEGUNDO ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 9, 30-32


la resurrección queda siempre para el discípulo el misterio de la cruz, porque está llamado
a recorrer el mismo camino del Maestro. Por eso Pablo dice perentoriamente: "No quise
saber sino a Jesucristo, y a este crucificado" (I Co 2,2).
En cambio, sorprende el hecho de que los discípulos "temían preguntarle" (v. 32b). Tal
vez temían que se repitiera la escena que había sucedido con Pedro (v. 32s.). Paralelamente
al progresar de la revelación de Jesús se nota la regresión de los discípulos: éstos, después de
haberse cerrado los oídos ("no entendían"), se cierran también la boca: la sordera los vuelve
también mudos, por temor de que su palabra sea desmentida por Cristo. El discípulo y
toda la Iglesia nunca deben evitar la confrontación con Cristo, aunque sea doloroso. Es la
única posibilidad para convertirse y creer en el evangelio. Aún más, solamente cuando so-
mos desmentidos, tenemos acceso al evangelio.
Por eso tenemos miedo de interrogar, porque tenemos miedo a la respuesta, la cual por
ser liberadora, implica también toda la lucha y las dificultades que la liberación implica.
La comunidad, que se encuentra en la situación de los discípulos, es invitada aquí a
saber interrogar al Maestro, haciéndose discípula suya. Sólo en el coloquio con Él puede
captar la "palabra" y vivirla. Y eso es lo que precisamente los discípulos no lograrán hacer,
como lo veremos en el episodio siguiente.

ACTUALIZACIÓN

Amor y sacrificio
Toda la pasión de Jesús se realiza bajo la insignia del verbo "entregar": Judas lo entrega
a los soldados, los soldados a los jefes del pueblo, los jefes del pueblo a Pilato y éste a los
verdugos. Pero la paradoja es que el mismo Dios lo entrega a la muerte. No es que Dios sea
un padre cruel, que quiere la muerte del Hijo: en la entrega del Hijo a la muerte es El mismo
quien se entrega al hombre.
¡Porque Dios es amor! Y el amor es estar fuera de sí para estar en el otro, es identi-
ficarse con el otro, es salir de sí mismo para ir hacia el otro: es sacrificio, don y entrega de
sí mismo. Sólo así se expresa y se vive el amor. En Jesús, que voluntariamente se entrega
al Padre por amor a los hombres, se hace presente la libertad soberana de Dios en su amor
que se entrega. Este amor de Dios asume un cuerpo concreto en la libertad de Jesús que se
entrega. Su vida que es esencialmente para los otros, su humanidad que se vacía totalmente
en la cruz, es el espacio humano, en el cual Dios puede entrar y existir en su plenitud como
amor hacia el hombre. Jesús entregado y sacrificado no es sino la existencia histórica y
concreta de Dios en el mundo: la existencia de Dios que se entrega a los hombres y les da
a ellos y por ellos su vida.
Un Dios que ama y que se hace tan cercano al hombre es un Dios débil y vulnerable. Si
un Dios que está en lo alto puede cuando mucho ser olvidado, un Dios que desciende hasta
abajo puede ser llevado a la muerte. "Dios ha muerto, y ¡nosotros lo hemos matado!": es
tremendamente verdad y puede tener como respuesta o la fe o el ateísmo. Este es el grito de
la edad moderna, que es realmente deicida y repite el misterio de iniquidad cometido por
el enceguecimiento de Israel. Si Dios se hace hombre, se coloca en condiciones de causar
el ateísmo activo, que hace de Dios lo que quiere, hasta intentar apoderarse de Él y darle
muerte.

46. SEGUNDO ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 9, 30-32 341


Pero esto no impide, antes bien acrecienta, la revelación de Dios, que es amor y que
precisamente cuando le dan muerte se muestra paradójicamente como amor, realizando
así su mayor manifestación para el hombre. A Dios se le comprende como amor y don
incondicional precisamente en su muerte. Ésta no es debida a Dios, sino al hombre que
está marcado por el egoísmo, por la "rapiña para sí mismo" (cf. Flp 2, 6) y por la muerte.
Dios, que es amor, don y vida, se manifiesta y se realiza en Jesús, el hombre de los dolores,
ultrajado y despreciado: asume el rostro negativo del otro, al cual en cambio da la propia
gloria. Así en Jesús, que no se libra, sino que es entregado en las manos de los pecadores, el
Dios de la vida asume el destino del hombre y da la vida por él. En el sufrimiento de Jesús
se revela todo el amor sin límites del Padre de los que están perdidos y toda su compasión.
El mismo Dios sufre con el hombre.
El dar la propia vida, que es típico del amor, implica necesariamente el aspecto negativo
del sacrificio y de la muerte, pero al mismo tiempo el positivo deseo de hacer nacer y
suscitar la vida. Solo el amor, que supera la economía del deseo (egoísmo), conoce los dos
aspectos de la entrega de la propia vida: sacrificio de la propia y el nacimiento de la otra.
Si Dios en Jesús participó en la suerte de hombre, el hombre en Jesús participa de la
suerte de Dios: conoce este amor, nace y es engendrado por Dios, a su imagen y semejanza.
Sabe amar, incluso venciendo la muerte. Al igual que Jesús, que ama y, por consiguiente,
nace de Dios y conoce a Dios y a su Hijo, en la gloriafinalde la resurrección. Pero es así a
través del sacrificio de la cruz y la entrega total y completa de su vida en la muerte.

APLICACIÓN A LA VIDA

¿Por qué "... El no quería que se supiera"?


Sucede -sobre todo en relación con... otro- que se encuentra a una persona en contra-
dicción consigo misma: entre lo que dice y lo que hace, entre los que va afirmando ahora y
lo que ha afirmado hace poco.
No podemos reducir en forma simplista a contradicción la voluntad precisa de Jesús
de que ninguno "lo supiera" y el aviso explícito, el anuncio de lo que se venía encima y lo
que Él quería.
Lo que se anuncia claramente, aunque sea duro e incomprensible -¿pero hasta cuando
lo será?- es la clave de lectura de lo que no quiere que se sepa ni se hable a un precio bajo. Es
el sentido último y muy profundo de la realidad que se recoge en la experiencia de Jesús de
Nazaret: no puede desperdiciarse ni venderse a precio bajo. Es la puerta estrecha que nos
introduce en la verdad de Dios en la historia: no puede entrar allí el camello de la sabiduría
humana.
Nuestro silencio, que deriva de no comprender estas palabras y del temor de pedir explica-
ciones, Señor, entiéndelo como oración de súplica. De lo contrario, ¿piensas que tu iglesia
pueda quitarse por sí misma las escamas de los ojos? ¿O sanar, sin ti, la ceguera siempre
recurrente?
"Que ninguno lo sepa...".
Pero puede percatarse alguno
de que, de incógnito,
¿atraviesa la Galilea de cada día?

342 46. SEGUNDO ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 9, 30-32


Es solamente el rostro
de quien vale,
el rostro de quien es importante,
que ríe en la tele
o mira desde los periódicos
envidiado y temido.
No tiene voz
no tiene rostro
el que es pequeño,
el que sufre,
el que no vale:
como en una trampa
está en las manos de los hombres:
hecho trizas y disperso en el viento.
Por eso se oculta en muros insuperables
nuestro miedo
y el temor congela las palabras.
Entonces no preguntamos
qué significa
que tú y nosotros
así se viva y así se muera
y por qué el dolor, la tiniebla,
el herirnos y el odio del hermano,
y el fracaso y la muerte.
Pero el grito
increíble tuyo
que vas adelante
será resplandor
que ciega;
y nos traspasará
la afirmación
de un alba toda nueva.

REFLEXIÓN DE FE

Impotencia del hombre


La autoridad de Jesús Maestro aparece cada vez más decisiva. El que ya al principio
del evangelio asombra a los fíeles en la sinagoga, porque habla como ninguno otro lo hace
(1,22), aquí precisa el carácter divino de su palabra. Ella aparece ahora como portadora de
un misterio tan profundo que ya provoca la incomprensión humana (v. 32). Mientras en el
primer capítulo había espacio para una sorpresa agradable de los oyentes de la sinagoga de
Cafarnaún, aquí se anula el espacio que se deja al hombre. A la admiración, a la sorpresa,
sucede en este punto la impotencia. Jesucristo, como sobre el Tabor, tiene delante de sí el
balbuceo del hombre que ya no sabe bien lo que dice. Se acerca el fulgor incomprensible
de la cruz.

46. SEGUNDO ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 9, 30-32 343


47. DISCUSIÓN ACERCA DE LA VERDADERA GRANDEZA
(Me 9, 33-37; cf. Mt 18, 1 -5; i c 9, 46-48)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Como ya lo hemos indicado al comienzo del pasaje anterior, esta última parte del c. 9 es
fruto del trabajo redaccional de Marcos, que utilizó elementos fragmentarios de la tradición,
constituidos por dichos de Jesús y unidos en la relación por palabras-clave. Al igual que los
otros evangelistas, también Marcos introduce afirmaciones de Jesús en el modo y en el punto
más apropiados según la línea del discurso que está exponiendo: de ese modo deja entrever,
tal vez más claramente que en otros pasajes, su intención e interpretación. De estos podemos
comprender más fácilmente también las diferencias que existen entre los sinópticos al redactar
fragmentos de la enseñanza de Jesús.
En los pocos versículos que siguen al segundo anuncio de la pasión y resurrección Marcos nos
presenta primero un breve episodio en el cual se ponen en evidencia la incomprensión y el comporta-
miento de los discípulos tan contrarios a la actitud de Jesús, y luego algunas palabras a modo de ins-
trucción acerca de las opciones necesarias para poder seguirlo. La misma sucesión de momentos se
encuentra también después del primero y del tercer anuncio (cf. presentación a 8, 31-33). La doble
composkión de lugar (v. 33: "una vez en casa"; v. 35: "se sentó, llamó a los doce") lleva a concluir
que Marcos unió dos parejas de afirmaciones que inicialmente debieron circular por separado: los w.
33s. acerca del episodio de la discuáón entre los discípulos y los w. 35ss. con la respuesta de Jesús,
constituida por el dicho central de todo el pasaje, repetido con frecuencia por los sinópticos, y por el
gesto simbólico con el cual Jesús coloca a un niño en el centro de ¡a atenáón. La imagen del niño ofrece
luego la oportunidad para incluir otro dicho de Jesús (v. 37), tal vez adaptado intenáonalmente, que
a su vez en virtud de la palabra clave "en mi nombre" determina la sucesión de los versículos, que
consideramos en los pasajes sucesivos. De nuevo la imagen del niño, en su significado de "pequeño"
referido a los discípulos sugerirá otro dicho (v. 41), que a su vez, siempre en virtud del concepto de
discípulo-pequeño", determinará la añadidura dely. 42; en fin, éste, a través de la palabra-clave
"escandalizar", provocará la sucesión de los versículos con los cuales termina el c. 9.
A través de esta estructura literaria más bien artificial, Marcos hace resaltar de un modo
particular también aquí un punto que ciertamente es fundamental en la enseñaza de Jesús: el
puesto del último, del siervo (del débil y pequeño), con el cual Él se identifica, es precisamente
el más valioso. Por consiguiente, también el discípulo, a pesar de su dificultad para comprender
y abrazar esa opción, está llamado a este camino de humildad, porque solamente así podrá
encontrar a Jesús y a Dios en él (v. 37).

33. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutían por
el camino?".
34. Pero ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor.
35. Entonces se sentó, llamó a los doce, y les dijo: "Si uno quiere ser el primero, sea
el último de todos y el servidor de todos".
36. Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:

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37. "El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me
reciba a mí, no me recibe a mí sino a aquel que me ha enviado".

v. 3: llegaron a Cafamaún: localidad situada en ante todo a un niño, en Marcos, como lo hemos
Galilea a orillas en el lado noroccidental del lago de visto, Jesús antes pronuncia el dicho acerca de la
Tiberíades. Allí Jesús había comenzado su ministerio verdadera grandeza, luego presenta el niño; de este
en medio de la gente (cf. 1, 21; 2, 1). modo, a diferencia de los otros sinópticos, Marcos
En casa: probablemente era la casa de Pedro, subraya más la fuerza del dicho de Jesús, de un
a la cual se hace alusión ya en 1, 29; para su modo que corresponde exactamente a la instrucción
significado cf. notas al v. 28 y a 3, 20. sucesiva al tercer anuncio de la pasión (cf. 10, 42-
Les preguntó: en Mt 18, 1 son los discípulos quie- 45); el significado del niño quedará mejor ilustrado
nes dirigen la pregunta a Jesús, mientras en Le 9, 47 por Marcos en un pasaje sucesivo (cf. 10,13-16).
Jesús, "conociendo lo que pensaban en su corazón", v. 37: De la confrontación con el v. 42 (donde
antes de hablar coloca delante de sus ojos a un niño. "el pequeño" es el discípulo) y de las variantes de
v. 35.: se sentó: es la posición característica del estas palabras de Jesús que se encuentran también
maestro que enseña. en Mt 10, 40; Le 10, 16; Jn 13, 20, parece que se ha
de concluir que Marcos realiza una inversión con res-
Llamó a los Doce: parece que no se ha de buscar
pecto al significado originario del dicho -"el que es-
una distinción entre los "discípulos", que ya estaban
cucha a uno de mis discípulos, me escucha a mí"-,
en la casa con Jesús y "los Doce", a quienes ahora él y lo convierte en una enseñanza acerca del modo
llama para que se le acerquen; creemos más bien que como los discípulos deben tratar a los otros, sobre
se trata de una repetición determinada por la todo a los más débiles. La idea según la cual al aco-
conjunción redaccional de versículos provenientes de ger a un pequeño se acoge a Jesús en persona, la afir-
contextos diferentes. ma también Mateo, pero de un modo totalmente
Si uno quiere ser el primero... : la presencia de independiente (cf. 25, 40).
este dicho en los sinópticos muestra que fue pronun-
ciado probablemente por Jesús y era considerado de Probablemente Mt 10, 40 refleja una versión
una importancia fundamental en la comunidad cris- más auténtica del reproche que Jesús dirige a los
tiana. Entre las diferentes versiones (en Me 9, 35 y discípulos por la ambición de éstos, y ese reproche
10, 43s.; repetido casi de un modo idéntico en Mt 20, se centra en el valor y en el significado del niño.
26s.; en Le 22, 26 semejantes a Mt 23, 11 y también Tal vez Marcos tenía a su disposición un fragmento
en Le 9, 48c) la forma más antigua es la que leemos de tradición en el cual se había confundido el
en Me 10, 43s. por su mayor fidelidad a la estructura dicho acerca de los niños y el que se refiere a los
literaria hebrea: se trata de dos elementos que se "pequeños" (en el sentido de los hermanos más
repiten en forma paralela. En los pasajes paralelos de humildes y débiles de la comunidad).
Mateo y Lucas, que redactan de una manera diferente En mi nombre: es la palabra-clave que ofrece a
la conversación entre Jesús y los discípulos (cf. nota a Marcos el tema para unir aquí otros versículos (cf.
los w. 33 y 36), este dicho no se encuentra. vv. 38.39.41).
v. 36: tomando un niño: mientras en Mateo y A mí me recibe:en la mentalidad judía acoger al
Lucas Jesús introduce su respuesta presentando enviado es como acoger a aquel que los ha enviado.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El primero sea el último de todos


Los tres anuncios de la pasión-resurrección van seguidos siempre de la incomprensión
de los discípulos (8, 32s.; 9, 33s.; 10, 35ss.) y de instrucciones cada vez más precisas acerca
del seguimiento (8, 34-37; 9, 35-10, 31; 10, 38-45).
En este pasaje se muestra cómo el llamamiento a "llevar la cruz tras Él" (8, 34) consiste
en el servicio a los hermanos. Esta nueva invitación al seguimiento pone en evidencia
también el motivo de la incomprensión de los discípulos: ellos quieren, como Pedro en
Cesárea, un mesías diferente, que justifique sus criterios mundanos en el modo de pensar.
Estos criterios no se basan en la verdad ni en la humildad, sino en el deseo de valer y de
prevalecer, que se halla a la raíz de todos los males. Por eso Jesús, después de una dura

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lección sobre la humildad, propone, con la escena del niño, la nueva escala de valores que
debe valer en la comunidad de sus discípulos.
Jesús comienza su extensa instrucción interrogando a sus discípulos (v. 33). Con su
palabra quiere desenmascarar de inmediato su codicia de grandeza, codicia no confesada
y tal vez inconsciente (cf. 10, 35ss., ¡aún más evidente!). Su pregunta no acontece por
casualidad en Cafarnaún, presumiblemente en la casa de Pedro, que en Marcos es uno
de los símbolos de la iglesia. En efecto, el evangelio quiere desenmascarar y vencer el mal
secreto que sufre la Iglesia. Este mal se halla a la raíz de la incomprensión de Cristo y
fructifica en el árbol frondoso de la mundanidad de la misma iglesia, que no comprende y
tiene dificultad en ser testimonio de Cristo.
Pero los discípulos no responden a la pregunta de Jesús (v. 34). Al igual que el demonio
que mantenía en esclavitud al muchacho (v. 17b), así también ellos están "mudos". No logran
responder, precisamente porque están mudos, y están mudos porque han quedado "sordos"
a la Palabra (cf. comentario al v. 32b). Lo que más impacta aquí y en toda la secuencia del
evangelio es la contraposición creciente entre la revelación cada vez más clara y explícita de
la suerte del Hijo del hombre y la torpeza de entendimiento cada vez más obstinada de los
discípulos que no comprenden, y ni siquiera se atreven a interrogar ni a responder.
Ellos siguen imperturbables haciendo sus cálculos humanos -¡en forma interesante y muy
humana!- realmente como si el destino de Jesús no les interesara, como si no fuese verdad que
deben seguirlo. Tiene ojos y no ven, tienen oídos y no oyen (cf. 8,18; 4,12). Es verdad que
habían acogido con entusiasmo la llamada al reino. Para seguirlo a Él lo habían abandonado
todo(cf. 1,16-20; 2,13s.; 10,28). Sin embargo, no captan su mensaje profundo y siguen con
Pedro "razonando como los hombres" (8,33). No saben acoger el "misterio del reino de Dios"
que les ha sido confiado (4,11) y lo acomodan siempre a sus perspectivas mundanas.
La discusión que ellos forman, se hace continuamente también en la Iglesia, aunque
no se atreven a decirlo abiertamente sin avergonzase. Precisamente como los primeros
discípulos, cada uno cultiva dentro de sí el deseo de ser "el más grande", y, por lo tanto,
se pelea con los otros por la primacía. Eso es muy comprensible, porque cada uno quiere
realizarse como persona, incluso delante de Dios.
Pero para realizarse es necesario una escala de valores, para realizar las mediciones con
base en ella. Jesús dará en seguida la nueva escala de valores con la cual se mide la realización
en el reino (cf. v. 35). El error del discípulo, como de todo hombre de siempre, no es el de
querer "ser el primero", es decir, de realizarse, áino el de pensar que esta realización consiste
en una autoafirmación a costa de los otros, que implica prestigio, dominio y posesión. No
sabe que de este modo el hombre no se realiza, sino que hace esclavos no sólo a los otros,
sino también a uno mismo. En efecto, ¡el que esclaviza no es libre!
La verdadera realización, en cambio, pasa a través de la humildad, el servicio (cf. 10,
43ss.) y la pobreza (cf. 10, 21). Sólo por este camino el hombre es libre de promover el bien
del otro, sabe amar, sabe liberar y liberarse. En el fondo el "llevar la cruz" (cf. 8, 34) no es
en absoluto la cosa grandiosa que uno puede imaginarse: es simplemente el seguimiento
sencillo del siervo Jesús. Todo esto ya había sido dicho en forma programática después
del primer exorcismo, al comienzo del evangelio, en el episodio de la suegra de Pedro (cf.
comentario a l , 29-31). Aquí se expone con una sentencia lapidaria de Jesús (v. 35) y será
recalcado en su raíz en 10,45.
Mientras no comprendan esto, los discípulos no captarán nunca el misterio del Maestro,
su humildad y su sufrimiento liberador, y seguirán haciendo disquisiciones mezquinas y
disimuladas. Pero como perciben suridiculezy su mezquindad, no se atreven a hacerlo en
voz alta y mucho menos confesarlas. Más bien prefieren no responder a la pregunta de Jesús

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(¡porque no se atreven a interrogarlo, cf. v. 32b!), porque son prisioneros de un mutismo
y de una sordera que no hacen presagiar nada bueno, que crecerán con el progreso de la
autorevelación de Jesús y llevarán a la deserción total en el momento decisivo de la cruz.
Jesús entonces, en su función educadora como Maestro, se sienta y llama a los Doce, el nuevo
pueblo, para darles la lección fundamental del reino: "Si uno quiere ser el primero, sea el último
de todos y el servidor de todos" (v. 3 5). Éste es el único modo de realizarse delante de Dios como
el propio Maestro: si Él "ha venido para servir", la ambición suprema del discípulo será la de ser
"servidor de todos" (cf. 10, 45ss.). Éste, según Juan, es el testamento de Jesús, el cual, antes de
la última cena, después de haber lavado los pies de los discípulos, les dirige su sublime discurso
de despedida y comienza diciendo: "¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me
llaman 'el Maestro' y 'el Señor', y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro,
les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Porque les he dado
ejemplo, para que también ustedes hagan como yo he hecho con ustedes" (Jn 13,12-15).
Existe un criterio jerárquico muy preciso también en el reino, pero diferente del que el
hombre imagina. Se invierte la escala de los valores humanos, o mejor deshumanos, que
regula el mundo: el primero es el último, aún más, el servidor de todos (cf. 10, 31). La
nueva ley, la del reino, no ratifica la autoafirmación a través del egoísmo, del dominio, de
la posesión y del poder -que son los anhelos de la "carne"- sino que la presenta a través del
amor, la humildad, el don y el servicio.
Es una elección extremamente fácil de comprender. Pero no se trata tanto de com-
prenderla. En consecuencia, dice Jesús: "Sabiendo esto, dichosos serán si lo cumplen" (Jn
13,17), donde parece que "saberlas" es más fácil que ese "ponerlas en práctica", al cual está
ligada la bienaventuranza del reino. "Su" cruz (8, 35) que el discípulo debe tomar -la que
Lucas llama la cruz de "cada día" (Le 9, 23)- es sencillamente este servicio, que en lugar
de comprometernos en una contienda, nos coloca en espíritu de realización recíproca con
los hermanos. Puede parecer una cruz trivial. No es ciertamente la cosa heroica que uno se
imagina. ¡Que la lleve hasta el fondo y será dichoso!
Para imprimir bien la lección, como Maestro experto, Jesús hace un gesto: se coloca en
medio de sus discípulos, en el centro del grupo que constituye su verdadera familia (cf. 3,34s.),
ytomaa un niño, lo abraza y se identifica con él. He aquí el verdadero sentido de la Iglesia: el
centro de la Iglesia, el primero detodos:el que no es tenido en cuenta, que es débil, indigente,
e incluso cansón como un niño. Jesús se identifica con éstos, como resulta también en el juicio
final (Mt 25,40-45). Por eso los mismos discípulos deben ser como niños para entrar en el
reino (10,15; Mt 18, 3): llegar a ser como ellos significa "renacer de lo alto" (Jn 3,3ss.).
Así la Iglesia, es decir, la comunidad de los discípulos que tiene a Jesús como Maestro
y está con El, tiene en su centro al débil, al indefenso y al último. Donde éstas realidades
marginales -marginales porque están marginadas del sistema del mal- están en el centro,
y allí se subvierte el código de comportamiento que mantiene esclavo al hombre, y se
inaugura el reino.
En el reino la precedencia les corresponde a los que no alegan derechos o privilegios.
Éstos llevan el sello del "nombre" de Jesús, que se ha identificado con ellos: "El que reciba a
un niño como éstos en mi nombre, a mí me recibe" (v. 37a). En su "nombre" ellos son inves-
tidos de una nueva dignidad: gozan aun de la dignidad de "aquel que me ha enviado", dice
Jesús (v. 37b; cf. Mt 10, 24; Jn 13, 20). El que acoge al hermano pobre en su "nombre", no
entrega un don sino que recibe el don por excelencia: Jesucristo y a aquel que lo ha enviado.
Ahora el seguimiento comienza a asumir unos contornos precisos: llevar la cruz
significa renunciar siempre y de todos modos a la afirmación de sí mismo con perjuicios

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del otro, es realizarse acogiendo al otro. Así entra en la realidad más cotidiana en "anuncio
gozoso" del evangelio: Dios se ha hecho uno de nosotros, y se muestra a nosotros con el
rostro de un hermano nuestro.
Así como el discípulo no se debe anteponer al Maestro, sino que se realiza estando
detrás de Él (8,33.35), también se realiza no anteponiéndose a los otros, que son su imagen
viva, sino estando detrás de ellos, como últimos. Amén.

ACTUALIZACIÓN

Servicio a todos y privilegio para los últimos


Cada hombre se considera a sí mismo como el centro de todos y de todo. El criterio
que regula su relación con el "resto", es el de la utilidad y del provecho: ¿de qué me sirve
y qué ventajas obtengo, de qué modo yo me puedo elevar una grada y llegar a estar entre
los primeros?
El valer de una persona es el prevalecer sobre el otro: mientras más uno "posee", más alto
es el monte de personas y cosas sobre el cual uno se apoya, más vale él. El valor del otro es
simplemente el que yo pueda sentarme encima de él. El otro nunca es unfinpara sí mismo;
es sólo medio e instrumento, que ofrece alguna utilidad y ventaja, placer o deleite. Él vale
tanto cuanto sirve para mi proyecto y mi programa personal. Es simplemente un pedestal de
mi valer: si no sirve para esto lo descarto, si se opone lo destruyo, si sirve ya lo ha pisoteado
y destruido. Ésta es la ley, según, la cual se regulan las relaciones entre los hombres que
recíprocamente son reducidos a cosas, agradables, útiles o dañosas: el valor del uso.
En un tipo de sociedad semejante es indispensable que haya divisiones y jerarquías
muy precisas: es necesario que exista el inferior para que exista el superior, el oprimido
para que exista el que es libre, el pobre para que exista el rico, el estúpido para que exista
el inteligente, el feo para que exista el hermoso, el que no vale nada para que exista el que
vale todo. En una palabra: es necesario que exista el no-hombre para que exista el hombre
y, en el límite, que ninguno sea hombre para que exista el superhombre. ¡En el fondo, sin
valles y sin abismos no existen montes ni cimas!
En este juego, en el cual es necesaria la distinción y la lejanía, los vecinos litigan y son con-
tendientes, mientras los lejanos se esclavizan y sirven mejor, creando un sistema cerrado. En
efecto, el que está debajo para sobrevivir y para sentirse hombre él también, transforma su
odio en admiración ciega por el jefe, el hombre exitoso, o por el ideal de hombre bien logrado,
donde el mito no es el dictador sino, por ejemplo, el ideal del bienestar; y se vende, se inmola y
se sacrifica por él, con un proceso de identificación mental. De aquí nacen y traen su estabilidad
todas las dictaduras y los mitos destructores. Los hombres no se convierten en otra cosa sino
en masa cosificada, alienada, instrumentalizada y deshumanizada, que no se rebelará nunca.
Encuentra su gusto en perder la libertad y en anonadarse por el jefe o por el ideal (sea dicho entre
paréntesis que el ideal puede ser tanto nobilísimo como muy estúpido; puede consistir incluso
en pequeñas manías privadas, como el deporte, el estudio, el "hobhy"...). Éste es el reino del
hombre en el cual el valor es en función de la expresión del egoísmo.
El reino de Dios es la inversión de este mundo de antivalores. La actitud de fondo ya no
es la de esclavizar, sino la del servicio. El otro (¡incluyendo también las cosas!) no es medio
o instrumento, sino que es finalidad: el otro es el valor en sí, que yo debo promover, servir
y hacer crecer en su valor, precisamente en su condición, la de que no puede reducirse a mí.
Esto rompe siempre mis proyectos, mis planificaciones, mis intereses aun los más sagrados:
para el otro es necesario que yo sepa interrumpir el viaje, detenerme, aplazar o desatar mis

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realizaciones, dar y perder en ello el tiempo, como el samaritano de la parábola... en fl
dar y perderse incluso uno mismo, como Cristo, aceptando colocar todo lo que es nuesü
y nosotros mismos a los pies del otro.
Ciertamente uno de esta manera se pierde, como Cristo. Pero el servicio es el únic
modo de liberar del sometimiento, el dar el único modo de amar sin destruir, el no posee
el único modo de ser uno mismo. En efecto, sólo así el otro sigue siendo él mismo y perma
nece libre. Y sólo así yo me adquiero a mí mismo, mi libertad, el sentido de mi vida.
En el evangelio este nuevo modo de relacionarnos con los "otros" se llama con la pala
bra concreta "servicio". Se trata de un servicio incondicional, que se dirige a todos. Es e
amor universal, que no conoce limitaciones. Pero es universal y para todos, precisamente
porque privilegia al último de la escala, al niño. En efecto, llegar hasta el último es el únicc
modo de alcanzarlos a todos. Entonces el servicio al último es la piedra de toque de nuestro
espíritu cristiano.
Es en la comunidad de los pobres y de los humillados donde se realiza el juicio de Dios
sobre los poderosos y sobre los dominadores de este mundo. "Ha escogido Dios más bien lo
necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para con-
fundir lo fuerte. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para
seducir a la nada lo que es" (1 Co 1,27-28). Allí es donde el mismo Dios está presente y es allí
donde espía todo el mal del mundo y se paga los costos por un mundo rescatado y libre.
Este trozo es la revelación de la dignidad eminente del pequeño y de la grandeza del
servidor. Es la revelación de Dios.

APLICACIÓN A LA VIDA

La idea fija
(Entre otras cosas no es ni siquiera muy exacto hablar de ideafija.Por que se trata de
algo que tiene mayor cuerpo y de algo más radical, que interesa también a la inteligencia,
pero involucra sobre todo a la persona entera y la estructura de la sociedad civil y religiosa.
Aún más, para una forma sutil de autodefensa, rara vez sale a flote como idea en la
conciencia o en el discurso).
Hablamos de la ideafija,del instinto o de la tendencia ineliminable a realizarse, a afir-
marse en competición y en opción a los otros,"según el tipo "tu muerte significa mi vida".
Ahora bien, eso a ratos emerge explícitamente y, en situaciones cruciales, incluso en
formas vistosas: es cosa de chacales o de lobos (sea dicho con todo el debido respeto). Se
puede también contar con atenuantes genéricos a veces o resolverlos en el género de los
disparates terribles (como los discípulos que se están mordiendo acerca de la cuestión de
quién es el más grande, mientras acompañan a Jesús hacia el fracaso). Pero se tiene la im-
presión clara de que la radiografía de cada grupo, de cada convivencia, tal vez de cada relación
entre personas, al lado de los aspectos positivos sustanciales, pondrían sin más en evidencia,
como una sombra, elriesgoy el instinto de la prevaricación, constante y universal.
Es algo así como decir que crecen juntas dos plantas antagonistas, viven juntas dos almas
enemigas, cohabitan el diablo y el ángel. Es como decir que los discípulos están en el segui-
miento de Jesús, pero en forma contradictoria, están al servicio de un ideal específico de ellos.
Es como si dijéramos, por ejemplo, que la familia como nosotros normalmente la vivi-
mos nace de una raíz y con una intención positiva, por la cual los dos se casan, porque se
aman, traen al mundo unos hijos, los crían y los educan por amor, pero en forma paralela

47. DISCUSIÓN ACERCA DE LA VERDADERA GRANDEZA: Me 9, 33-37


se convierte en una experiencia sufrida de tensiones enormes, de dificultad extrema para
comprenderla, para aceptarla, para querer realmente el bien del otro, en lugar de la actuación
del propio punto de vista en las cuestiones de autonomía y libertad.
No se puede negar todo eso.
Más bien la misma situación se encuentra, en proporciones diferentes entre personas
en el ámbito de la profesión/en las conversaciones diarias; pero sobre todo en los grupos
de toda especie, incluso responsable y comprometidos, en los partidos, en la escuela, en el
mundo de la producción, hasta los vértices máximos de la actividad política y de laeconomía
donde el escándalo llega a disfrazarse bajo principios que se denominan científicos.
Por ello, se puede decir que se confirma la sospecha de que al lado del deseo declarado
y genuino de realizar un ideal, un designio, en el mismo interior de esa voluntad, existe la
tendencia opuesta e insuprimible a emerger, a imponerse contra el otro y con el perjuicio
del otro.
En este punto hay que decir que si es una experiencia diaria o de ámbitos más amplios,
es también una experiencia específica de bautizados, de sacerdotes, de religiosos que se
dedican a compromisos más específicos en el seguimiento.
Y éste es el centro preciso del hecho que el evangelio refiere: ¡la tentación recurrente en
el grupo de los creyentes!
Por consiguiente, si nosotros consideramos ese episodio como un caso esporádico, si
nos escandalizamos por el comportamiento de los discípulos y, en el fondo, pensamos que
a nosotros no nos pueden suceder trivialidades de ese género, quiere decir que nosotros no
nos damos cuenta claramente de nuestra situación.
Tratemos de preguntarnos realmente: ¿cómo nos colocamos, las comunidades y los
individuos, frente a la vida, a la realidad, ala historia? La experiencia dice que no somos
muy capaces de captar su significado, que no percibimos su sentido, somos sordos a los
que nos dice acerca de los dramas y de las perplejidades, de los temores y de las esperanzas
del hombre.
Nosotros volvemos a ver nuestros proyectos, cultivamos nuestros planes muy mun-
danos, tratando de bendecirlos y de hacerlos pasar como si fueran de Dios.
A veces no logramos comprender ni siquiera al que pasa a nuestro lado ni al que camina
codo a codo con nosotros.
Porque dentro de nosotros, entre nosotros, hablamos de otras cosas.
Y el evangelio entonces está allí para decirnos que intentamos lo imposible: seguir
a Jesucristo y por otra parte colocarnos en el centro, servir al otro y al mismo tiempo
instrumentalizarlo.
La perspectiva en la que hay que entrar con cuerpo y alma, sin esquizofrenias, es la de
colocar en el centro al prójimo y convertir toda nuestra voluntad en voluntad de servicio.
Entre otras cosas, sucede entonces lo imprevisible: al servir nos realizamos.
El gesto simbólico de Jesús que en medio del grupo dispone a uno que no es del grupo
de los discípulos quiere tener este sentido, coloca en el centro a alguien con quien Él se
identifica, alguien -¡mire la casualidad!- de la categoría de los últimos, de los que no
tienen, ni palabras ni derechos.
Lo hemos intuido, lo intuimos con claridad suficiente que ésta es la posición correcta,
la actitud acertada; y eso se ha declarado incluso en algunas afirmaciones, muy solemnes,
del Concilio Vaticano II. Pero debería se un tema cotidiano, de los días laborales ¡más que
de los domingos!, no expresado de una vez por todas ni quizá por poder, sino que se ha de

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repetir y vivir siempre, porque las personas concretas con las que vivimos todos los días nos
piden una formulación convincente y nueva.
Además se puede poner de relieve que precisamente con subvertir la tendencia a la
afirmación de sí mismos, precisamente en convertir en idea fija la atención y la centralidad
del otro, del débil, del marginado -nuestra estructura social, civil y religiosa es especialista
en lo contrario, por que es antigua y está declinando continuamente- se acoge y se realiza
lo nuevo y lo imprevisible, el reino.
La opción clarísima de la línea evangélica se encuentra en la minuta de una carta
escrita por don Milani a un joven comunista de San Donato. Se puede leer como juicio y
provocación por situaciones actuales: nunca está terminado el trabajo de volver a llevar
al centro al que realmente debe ser servido, nunca se conjura suficientemente el riesgo
de acompañar a otros y formar alianzas extrañas, aun con lafijacióndel éxito y el olvido
perfecto de lo que evangélicamente tiene valor.
"Querido Pipetta, cada vez que nos encontramos tú me dices que si todos los
sacerdotes fueran como yo, entonces...
entonces...
Lo dices porque entre nosotros dos siempre nos hemos comprendido aunque tú te
desentiendes de la excomunión y aunque tú eliminarías con agrado a esa clase de personas.
Tu dices que nos hemos comprendido, porque yo te he dado la razón mil veces en mil
razones tuyas.
Pero dime, Pipetta, ¿me has comprendido de verdad?
Es un caso, sabes, de que tú me veas luchando contigo contra los señores. San Pablo no
hacía eso.
Y ese caso sucedió el 18 de abril, ese día que derrotó junto con tus errores también tus
razones. Sólo porque tuve la desgracia de vencer...
Me doblego, Pipetta, para sufrir contigo unas injusticias. Pero créeme, me doblego con
repugnancia. Deja que te lo diga a ti solo. ¿Qué me habría importado a mí la miseria?
Si tú hubieras ganado, créeme Pipetta, yo no estaría ya de acuerdo contigo. ¿Te falta el
pan? Qué crees que me importaba a mí, cuando tenía la conciencia limpia porque no tenía
más que tú, que quieres que me importe a mí que quisiera hablarte sólo de ese otro Pan
que desde el día en que volviste prisionero y viniste con tu mamá a recibirlo, ya no volviste
a pedirlo. Pipetta, todo pasa. Para el que muere llagado en la puerta de losricosal otro lado
está el Pan de Dios.
Es solamente esto lo que el Señor me había dicho que te comunicara. Es la historia que se
me vino en contra, es el 18 de abril que lo echó a pique todo, fue vencer mi grande derrota.
Ahora cuando elricote ha vencido con mi ayuda, me toca decirte que tienes la razón,
me toca bajar a tu lado y combatir al rico.
Pero no me digas por eso, Pipetta que soy el único sacerdote de bien. Tú crees que me
das un gusto. Y en cambio refriegas sal sobre mi herida. Y si la historia no se me hubiera
echado en contra, si el 18... no me hubieras visto nunca descender hasta allá abajo, para
combatir a los ricos... Tienes la razón, sí, tienes la razón, entre tu persona y los ricos serás
siempre tú el pobre quien tiene la razón. Incluso cuando caigas en el error de empuñar las
armas, te daré la razón.
Pero son pocas las palabras que me has hecho decir. Así como es poco capaz de abrirte el
paraíso esta frase acertada que tú me has hecho decir. Pipetta, hermano, cuando por cada una de

47. DISCUSIÓN ACERCA DE LA VERDADERA GRANDEZA: Me 9, 33-37 .Vil


tus miserias, yo sufra dos miserias, cuando por cada una de tus derrotas yo sufra dos derrotas,
Pipetta, ese día deja que te lo diga en seguida, yo no te diré ya como te lo digo ahora: "Tienes
la razón". Ese día finalmente podré volver a abrir la boca para el único grito de victoria digna
de un sacerdote de Cristo: "Pipetta, estás equivocado. Dichosos los pobres porque el reino de
los cielos les pertenece".
Pero el día que hayamos derribado juntos el cancel de algún parque, cuando juntos
hayamos instalado la casa de los pobres en la mansión real del rico, acuérdate, Pipetta, no
te fíes de mí, ese día yo te traicionaré.
Ese día yo no me quedaré allá contigo. Yo volveré a tu casita lluviosa y hedionda para
orar por ti delante de mi Señor crucificado. Cuando tú no tengas ya ni hambre ni sed,
acuérdate, Pipetta, ese día yo te traicionaré. Ese díafinalmentepodré cantar el único grito
de victoria digno de un sacerdote de Cristo: "Dichosos los... hambre y sed".
De Cartas de don Milani, prior de Barbiana
(Milán 1971, pp.3ss.)

REFLEXIÓN DE FE

Mudos
A veces tampoco nosotros sabemos qué hemos de decirle a Dios. Callamos como los
apóstoles (v. 34). Es un silencio que indica alejamiento de Dios. Si fuera solamente la aridez
de la oración, hecha de fe, podría también indicar algo valioso, justo. Lejos del Egipto de
nuestros ídolos, nos encontramos no preparados para el silencio de Dios, incapaces de
avanzar más allá de las cosas. Pero nuestro mutismo no está ligado solamente al misterio de
la fe y de su oscuridad necesaria e inevitable. No es solamente aridez del desierto de las cosas,
purificación y sobriedad. Por más árido que sea el desierto, no es necesariamente estéril:
espera el agua paraflorecer.Nuestro mutismo, en cambio, indica no sólo la aridez, sino
también la esterilidad, la dureza del corazón (cf. 3,1 -6). Si no rompemos esta costra, el agua
viva nunca podrá fecundarnos.
¿De dónde viene este mutismo? Se debe a la incomprensión del anuncio gozoso, del
evangelio. Y aquí es precisamente el evangelio el que es anunciado en su mensaje sustancial,
no sólo en algunas de sus reglas de buen vivir. Aquí el evangelio no es aceptado en sí
mismo, porque quiere decirnos sencillamente lo que es: que la resurrección y la vida salen
de la muerte de toda ambición y se traducen en la realidad, no muda, sino elocuente, del
servicio. Y es el seguir-servir que no encuentran respuesta en el corazón de los oyentes.
No me elevo hacia Dios ni me realizo por poseer cada vez más cosas y personas. No
he de ascender colocándolo todo debajo de mis pies. Tampoco puedo avanzar en forma
grotesca convirtiendo a mi prójimo en zancos. Lo lograré con la aceptación desapasionada
de mi verdad humana, de mi condición mortal. Y eso lo haré de la única manera posible
que es la de la esperanza para un servicio. En ella y sólo en ella pasa el hilo que sostiene
la subida de Dios.
Ha terminado el tiempo de las parábolas, de 1 as cuales los apóstoles pedían explicaciones,
porque estaban al abrigo del velo que en las parábolas cubre el misterio. Al quitar ese velo,
se revela el evangelio y se acaban las ganas de pedir explicaciones. Para subir en la esperanza
divina, será necesario descender, en el nombre de Jesús (v. 37), por las escaleras en las que
se refugiaba nuestra avidez de posesión y volverse como niños, que caminan sobre la tierra
llana, en lo bajo de las cosas y en la llanura del mundo.

352 47. DISCUSIÓN ACERCA DE LA VERDADERA GRANDEZA: Me 9, 33-37


48. EN EL NOMBRE DE JESÚS
(Me 9, 38-40; Le 9, 49-50)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Es difícil establecer si este pequeño pasaje ha sido construido e incluido en este punto por
iniciativa de Marcos, o bien si ya forma parte de la colección de dichos, que el evangelista utiliza
en esta parte del c. 9. En todo caso el ordenamiento de estos versículos en la sucesión actual
ha sido claramente determinada por el recuerdo mnemónica que la palabra-clave ejerce "en mi
nombre", que ya se halla en el v. 37. puede resultar a favor de la composición de Marcos de este
pasaje el hecho de que falta completamente en Mateo: pero se halla presente, aunque en forma
abreviada, en Lucas. Ciertamente, Jesús en una u otra ocasión debe haber pronunáado alguna
frase de este tipo (cf. Mt 12, 30 y Le 11, 23 que, sin embargo, se formula en términos diferentes)
y los discípulos seguramente le formularon alguna pregunta acerca del modo de comportarse
frente a quienes obraban el bien, aunque no formaran parte del círculo de sus seguidores (cf. en
el v. 38 la insólita indicación precisa de Juan que expone el problema a Jesús).
Pero de todo el conjunto (cf. también el uso del "nosotros" al final del v. 38 y en el v. 40), se pu
de concluir que el pasaje, como lo leemos hoy, se formó en un segundo momento en la comunidad
cristiana, cuando por fuera del grupo comenzaban a presentarse profetas y exorcistas que a menudo
suscitaban mucha dudas (cf. Hch 19, 13). Al pensar en palabras de Jesús, Marcos y otros cristian
antes que él formularon este tipo de respuesta, incluida muy oportunamente en el contexto de la
exhortación anterior de Jesús a ser "servidores de todos" (cf. v. 35). Es una advertencia dirigida
a la comunidad, para que no se ilusione con un concepto falso de la propia importancia, al ejerce
formas de monopolio y para que sepa apreciar las obras extraordinarias suscitadas por el Espíritu
de Dios aun fuera del propio grupo (cf. la enseñanza de san Pablo enlCol2, 1 -7).

38. Juan le dijo: "Maestro, hemos visto a uno que arroja los demonios en tu nom-
bre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con
nosotros".
39. Pero Jesús dijo; "No se lo impidan, pues no hay nadie que obre un milagro
invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí.
40. Y quien no está contra nosotros, está por nosotros".

v. 38: Juan: es el discípulo llamado por Jesús En tu nombre: es una fórmula de carácter semita
(cf. 1, 19) que fue uno de los tres testigos de la que se encuentra en el Antiguo Testamento; en estos
resurrección de la hija de Jairo (cf. 5, 37), de la algunos pasajes del Nuevo Testamento; en estos
transfiguración (cf. 9, 2), de la profecía de la ruina versículos donde se presenta como palabra-clave,
del templo (cf. 13, 3) y de la agonía en el huerto del se presenta en cuatro casos (cf. w. 37.38.39.41),
Getsemaní (cf. 14, 33). con alguna variante en la forma gramatical, hasta

48. EN EL NOMBRE DE JESÚS: MC 9, 38-40 353


el punto de asumir significados un poco diferentes: Obre un milagro: entendemos en sentido amplio
así en el v. 38 el exorcista expulsa los demonios en el término "milagro" es decir, toda acción (palabra,
virtud del nombre de Jesús, entendido casi como gesto, obra) que manifieste el poder del Espíritu del
instrumento; en los w. 37 y 39 y tal vez también en Señor resucitado.
41, en cambio, la acción se realiza sobre la base de la Y que luego sea capaz de hablar mal de mi: eso
fe en el poder de Jesús, es decir, con una apelación resulta claro, si "obra un milagro invocando mi
directa a su autoridad divina. nombre" significa lo que hemos explicado arriba.
v. 39: no se lo impidan: en Hch 8, 18-24, 13, v. 40: contra nosotros... por nosotros: en el uso del
6-12; 19, 13-20 se encuentran intervenciones docu- pronombre "nosotros", que se refiere a Jesús y a los
mentales de los apóstoles que se apartan de esta discípulos, se percibe la convicción de la comunidad
perspectiva de amplio horizonte y realmente universal cristiana de que cada uno era miembro vivo de Cristo.
("católica") que aquí Jesús manifiesta; tal vez en ciertas
comunidades la situación era complicada por formas
de brujería y de exaltación religiosa exagerada

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

En mi nombre
En el pasaje anterior Jesús declaró en qué consiste el seguimiento: en ser el "último y el
servidor de todos", en acoger a "los pequeños", con los cuales Jesús, la "piedra desechada"
(12,10), se identificó (w. 35ss.). Aquí se hacen ulteriores especificaciones. El punto central
del pasaje, que es también la palabra-clave, es el nombre, es decir, la persona de Jesús. Por
consiguiente, tenemos una referencia precisa a lo que Jesús decía en la primera invitación a
su seguimiento, donde se dirigía a quien "quiere venir en pos de mí", "perderá su vida por
mi y por el evangelio", no "se avergonzará de mi ni de mis palabras" (8, 34.35.38). Estas
afirmaciones habían sido confirmadas por el Padre con el imperativo: "Escúchenlo" (9,7b).
Con base en el "nombre", es decir, en la persona de Jesús que está en el centro de la comu-
nidad, se determina qué es el verdadero seguimiento. En el pasaje anterior hemos visto que Él
se identifica con el último, representado en el niño, con relación al cual se mide concretamente
el mismo seguimiento (v. 37; cf. Mt 25,40-45). Ahora continúa la enseñanza.
Esta instrucción es ocasionada por una discusión que surgió en la iglesia primitiva, que
Marcos resuelve aquí en la serie de dichos sobre el seguimiento centrado en el "nombre"
de Jesús. De este modo se muestra cómo también las discusiones eclesiales, en lugar de ser
causa de pleitos y discusiones, pueden ser causa de unión en el respeto por la diversidad,
si se resuelve en el "nombre" de Jesús, en lugar de hacerlo en el nombre de los propios
intereses de prestigio, de primacía o de monopolio (cf. el pasaje anterior).
También la iglesia primitiva se vio afectada por un problema que la agobiaba, que dio
lugar a debates y tensiones agudas. Ella buscó la solución allí donde la podía encontrar, es
decir, en su fundamento: en Jesús y en su Espíritu. De esto da testimonio también Pablo en
] Co 12-14. Se trata de un problema de siempre, que depende del hecho de que el Espíritu
es multiforme e imprevisible; porque Él es vida y "sopla donde quiere" (Jn 3, 8), sin que se
pueda coartar o extinguir suriquezay variedad de dones. Así, desde los primeros tiempos,
como nos lo muestra este pasaje de Marcos, habían personas que en el "nombre"de Jesús, es
decir, en el poder de su Espíritu, obraban prodigios. Lo que turbaba a la iglesia (jerárquica)
era el hecho de que estas personas estaban al margen (o tal vez eran marginadas) de la
institución eclesial, y no seguían ese extraño "nosotros" bien constituido, como se definen
aquí los discípulos (v. 38). Se trata claramente de una situación pos-pascual, en la cual ya se

354 48. EN EL NOMBRE DE JESÚS: MC 9, 38-40


ha estructurado de un modo preciso un "nosotros" eclesial. Hasta aquí no hay nada malo:
la comunidad tiene también su visibilidad y por tanto, necesariamente sus delimitaciones.
El error consiste en el hecho de que este "nosotros" siente la tentación de sustituirse a
Jesucristo. Esta sustitución de funciones nos hace perder al único Maestro, y destruye
nuestra condición como discípulos suyos. Un primer intento muy claro en este sentido lo
encontramos en 8, 32s. donde Pedro, que quiere colocarse delante de Jesús, es rechazado
hacia atrás, junto con todos los otros que van "detrás" de Cristo (8, 34). Querer colocarse
delante de El es la causa de todos los males en la Iglesia, y la hace vana como comunidad
de discípulos.
El que presenta la cuestión de lo que se ha de hacer con estas personas que no nos siguen a
"nosotros" es Juan, que en el evangelio de Marcos aparece solo únicamente aquí. La pregunta
se pone en sus labios o porque realmente se la formuló él a Jesús, o porque se la ha atribuido a
él la misma comunidad, en vista de su carácter fogoso e intransigente: en efecto, era llamado
"hijo del trueno" (3, 17) y había invocado rayos del cielo contra toda una población de
samaritanos, que no había acogido a Jesús (Le 9,54s.). Pero tal vez es precisamente Juan quien
abre la boca, porque probablemente fue de algún modo sufigurala que suscitó en la iglesia
primitiva el problema que se debate aquí. En efecto, existe la hipótesis de que él representaba
en ella más bien el aspecto carismático, "el discípulo a quien Jesús amaba", en una cierta
contraposición a Pedro, que en cambio podría haber representado el aspecto institucional (cf.
A. Kragerud, Der L&blingsjünger in Johannesevangelium, Oslo 1969, 67-83).
Ante todo hay que notar que la solución exacta viene de la formulación acertada de la
pregunta, que dice, sin titubeos ni disfraces, el verdadero motivo por el cual se quiere impedir
a ese discípulo "libre" la acción: "porque no viene con nosotros" (v. 38). Ahora es claro, en
todo el evangelio de Marcos, que el único a quien hay que seguir es Jesús: ningún discípulo
por su parte se hace maestro, siempre que sigue siendo discípulo, "en pos de El" (cf. 8,34) en
el seguimiento de Jesús, el único Maestro. En efecto, dice Jesús: "No se dejen llamar 'Rabbí',
porque uno sólo es su Maestro y ustedes son todos hermanos" (Mt 23, 8).
El término de la confrontación del seguimiento no somos entonces "nosotros", sino que
es su "nombre" (v. 39): los otros deben seguirlo sólo a Él, a quien también todos nosotros
debemos seguir. Para todas nuestras acciones la única señal de autenticidad de pertenencia
al reino es el sello de su nombre. Este debe imprimirse sobre todos los discípulos, que
deben seguir al único Maestro y Señor sin hablar mal, sin avergonzarse de El, es decir,
dando testimonio de Él (cf. 8, 38).
De este seguimiento, y no de otras fuentes, brota la acción del verdadero discípulo, el
que se realiza en "su nombre". No el que no nos sigue a nosotros, sino el que no lo sigue a
Él puede oír que le responden como los aprendices brujos de Éfeso: "Conozco a Jesús y sé
quién es Pablo, pero ustedes ¿quiénes son?" (Hch 19,15).
Si el que obra en el Espíritu de Jesús es su discípulo, también los otros discípulos deben
concluir con Jesús: "El que no está contra nosotros, está por nosotros" (v. 40). Es una
afirmación muy propia de Jesús, hombre libre, y que contradice la tendencia a una menta-
lidad cerrada, de ghetto o de partido, y funda la Iglesia en su "catolicidad" ("catolicidad"
significa "universalidad").
Al recurrir a esta sentencia de Jesús la iglesia primitiva descubre algo más que una
simple tolerancia religiosa: descubre la razón de la propia existencia, que es "su nombre",
y experimenta el anuncio gozoso de la libertad, porque se siente vinculada solamente a

48. EN EL NOMBRE DE JESÚS: M C 9, 38-40 355


este Señor (cf. I Co 12, 3). En este sentido es verdad que "donde está el Espíritu del Señor,
allí está la libertad" (2Co 3, 17). La Iglesia sabe muy bien que esa libertad, basada en el
Espíritu del único Señor, no se mide por la capacidad de obrar prodigios o decir profecías,
sino sólo por el servicio efectivo a los hermanos (cf. w. 37-41; 1 Co 12, 7; Mt 7,22s,).
La afirmación: "El que no está contra nosotros, está por nosotros", no es desmentida,
sino confirmada por esa otra: "El que no está conmigo, está contra mí" (Mt 12, 30); (Le
11, 23). En efecto, el término de confrontación ya no es el "nosotros" de los discípulos que
quiere reemplazar a Cristo, sino el "yo" de Jesús, el único Maestro a quien hay que seguir.
Cuando el "nosotros" eclesial quiere sustituir el "nombre" de Jesús, tenemos la herejía
más grande, aún más, la misma apostasía de la fe en Jesús, ¡existe la eclesiolatría!
Tenemos en este relato un ejemplo clásico del modo como la comunidad tenga que
resolver positivamente todos los problemas que la afectan, buscando en el comportamiento
de Jesús ese Espíritu que nos hará recordar todas las cosas, todo lo que nos ha dicho (/n 14,
26), y que debe animar la Iglesia. "Su" nombre es el único que forja la unidad en la Iglesia
y el respeto por la diversidad. Ésta disturbará siempre la mezquindad del hombre: pero es
necesario saber aceptarla, porque lleva la impronta de "su nombre", con toda lariquezade la
cual Dios es rico. Si no la aceptáramos, no aceptaríamos a Dios, que es siempre "diferente".
La tolerancia cristiana no es una simple virtud laica, virtud que por otra parte no se
practica bastante en un mundo religioso que está turbado fácilmente por el fanatismo.
Tampoco es un expediente diplomático que sirve para evitarnos disgustos mayores. Ella
está anclada en la fe en el "nombre" de Jesús, el único Señor, que fundamenta la libertad
y la igualdad de todos los discípulos. Se trata de una libertad comprometida y vinculada
a ese valor supremo que es el seguimiento de Jesús, el cual vino para servir y dar su vida
(10,45).
Con base en este seguimiento es juzgado el hombre (8, 34-38).

ACTUALIZACIÓN

¿Dentro o fuera de la Iglesia?


Hoy el problema de la pertenencia a la Iglesia está muy vivo. No tanto por el hecho
de que de él hablen los teólogos, sino sobre todo porque hay fieles que abandonan
prácticamente la Iglesia o que se profesan como miembros de la grey, pero no quieren estar
dentro de los muros estrechos del redil. En la comunidad eclesial existe con frecuencia
un malestar latente y a veces una conflictualidad abierta, con disensiones, divisiones,
suspensiones, y excomuniones recíprocas. La Iglesia, que es lugar de unidad, ha llegado a
ser el motivo más visible de división, y precisamente por el problema de saber quién está
dentro y quién está afuera de ella.
Buscamos el motivo de esa división y el remedio posible en este pasaje, que es un espejo
de nuestra misma situación.
La causa de fondo está en el hecho de que Cristo no ocupa ya el punto central que le
corresponde: "nosotros" estamos en el centro, y "su nombre" viene a ser instrumento de
justificación para conservar a este "nosotros" su prestigio, su poder y sus ideas de derecha,
de izquierda o sobre todo del centro. Cristo es poseído, maltratado y despedazado por los
diferentes cristianos: cada uno lo atrae hacia la propia parte. Eso sucedió ya en el pasado.

356 48. EN EL NOMBRE DE JESÚS: MC 9, 38-40


¡Qué es lo que no ha legitimado y sancionado en dos mil años de cristiandad! ¡Cuántas
ideas extrañas, leyes, tradiciones, usanzas y disposiciones ha avalado!
Algunos consideran hoy a Cristo como el "fundador" de la Iglesia: le ha conferido
unos poderes, y Él sirve sólo como justificación fundamental de éstos. "Domesticado
en las iglesias", aparece el qué garantiza el aparato eclesiástico en materia de fe, moral y
disciplina. Otros lo consideran como la instancia crítica contra todos los poderes: él ha
mostrado el camino de la libertad, y, por consiguiente, sirve como justificación de nuestra
libertad radical-burguesa, que tiene muy poco que ver con el cristianismo. Otros más lo
confunden con los zelotes, y se sirven de él para justificar la revolución y la violencia. Y
todos, o casi, pretenden tener la razón.
Pero ¿cuándo de logrará comprender que el único poder del cristiano es el de colocarse
"detrás" de Cristo pobre, la única libertad es la de seguirlo y la única revolución radical es
la de obrar como Él, que se puso al servicio de los hermanos en fidelidad al Padre, sufriendo
la violencia de todos los poderes?
El pecado original, origen de todos los pecados y de todo mal del hombre, es el de
colocarse en el puesto de Dios. Así el pecado original de la comunidad cristiana, origen de
todos sus pecados y de todos los males, es el de colocarse en el puesto de Cristo, "delante"
de Él, obligándolo a venir "detrás" de nosotros, donde nosotros queremos. No es una
casualidad que el mismo pecado de Pedro, que Jesús define como satánico (cf. 8, 33), sea
como el primer pecado. És el pecado original del cristianismo, que trastorna la relación
Maestro-discípulo: en lugar de colocar al discípulo "detrás" del Maestro, es el Maestro
el que debe ir "detrás" del discípulo; en lugar del hombre que piensa según Dios, es Dios
quien debe pensar según el hombre (cf. 8, 33). Pero Jesús había escogido a los discípulos
para que "estuvieran con Él" (3, 14); ¡ahora, en cambio, es Él quien debe estar donde
nosotros lo arrastramos! El truco nos resulta bien: ¡basta con fijarlo de manos y pies,
inmovilizarlo, crucificarlo, por ejemplo!
Si quisiéramos dar nombre al pecado original de la comunidad de fe, lo llamaríamos
pecado de "eclesiolatría": este pecado se expresa toda vez que la comunidad cristiana
se coloca como centro práctico -y a veces también teórico!- a sí misma, con sus santas
instituciones, sus justas preocupaciones, sus inderogables intereses y su poder necesario.
Y como las instituciones son siempre inadecuadas, las preocupaciones diferentes, los
intereses contrastantes y el poder es ambicionado por todos, se sigue como consecuencia
una lucha y una confusión única, una situación que está entre Caín y Babel.
Pero Cristo salvará a la comunidad de los creyentes de este pecado, y le hará com-
prender queja única cosa santa, justa, inderogable y necesaria es seguirlo a Él, colocarse
"detrás" de Él. Él debe estar en el centro de todo y de todos: todo cristiano, toda comunidad
y toda Iglesia debe renunciar a todo para seguirlo. Jesús dijo: "Quien pierda su vida por mí
y por el evangelio, la salvará" (8, 35), mientras "quien quiera salvar su vida, la perderá" (8,
35). Porque lo esencial para el discípulo es ir "en pos" de Él, que fue el primero en llevar la
cruz y en entregar su vida.
Lo importante para nosotros es seguirlo a Él por este camino. Luego le dejamos a Él
la preocupación de juzgar quién está dentro y quién está fuera de la Iglesia. La cizaña será
separada en el día de la cosecha. Antes hay siempre el peligro de equivocarse, arrancando
lo que no se ha de arrancar y viceversa (cf. 13, 24-30). Además, el juicio es prerrogativa de
Dios: el que pretende juzgar usurpa su soberanía. Y veremos que su juicio será de todos
modos diferente del nuestro, que se mueve según el interés de salvarnos a nosotros mismos,

48. EN EL NOMBRE DE JESÚS: MC 9, 38-40 357


antes que a los otros. Además debemos tener siempre presente que Cristo es más grande
que el cristianismo. Su acción salvífica se extiende también más allá de las fronteras visibles
de la Iglesia.
Sólo en una comunidad, que coloca a Cristo en el centro y que tiene como único punto
de referencia a Él y como su único interés su seguimiento, se puede realizar la unidad. En
efecto, Jesucristo es la razón y el sentido de la Iglesia. Al mismo tiempo esta unidad deja
todo el margen posible a la libertad y a la diversidad, porque lo que importa no son nuestras
diferencias justas, sino el hecho, que es fundamentalmente idéntico para todos, de que
obramos en su nombre.
Toda vez que la comunidad cristiana se encierra en sí misma, se coloca en el centro y
se refiere a sí misma, deja de serfiela su misión fundamental de ser sacramento de Cristo.
No sólo seguirá siendo una barca a merced de las tempestades más borrascosas, sino que
ya cayó en el pecado más grave que puede cometer, un verdadero pecado de apostasía de
Cristo el Señor: el pecado de haberlo dejado a un lado, anteponiéndose a Él.
Al igual que la comunidad de Marcos, también nosotros debemos confesar con fran-
queza y con confianza este pecado, sin tratar de camuflarlo. Pero, de un modo o de otro, el
Señor siempre nos desenmascara. Pero lo hace para salvarnos.

APLICACIÓN A LA VIDA

Mucho más allá de los racismos religiosos


Es altamente improbable que un aficionado al fútbol se queje, si el arbitro está tan
"vendido" o "ciego" que deja uno o dos jugadores además del número reglamentario a su
equipo preferido.
Dejando a un lado las consideraciones negativas acerca del deporte pasivo, alienante, etc.,
y sobre las incorrecciones que lo acompañan, esa persona tiene... "pocas ideas, peroclaras".
Por ejemplo, más que los discípulos.
En efecto, ¿por qué se quejan si hay uno de más en su equipo? ¿Son exigencias de la
planilla de inscripción? Cuando hay trabajo, dos brazos son siempre benditos y nunca
son demasiados los que comparten la fatiga. Tal vez entonces corresponde a la realidad
la hipótesis de que estamos en fila para partir la torta y la tajada prometida se reduce, se
aumenta el número de las bocas. En otros términos, es egoísmo, es cuestión de avidez y de
exigencias de autoafirmación. Entonces se debe decir que un egoísmo menudo, individual
y bastante trivial (pero consciente, pues calla, v. 34), está todavía dentro de los límites de la
decencia; pero el egoísmo de grupo es charlatán, totalmente intolerante e insoportable (es
desconfiando, protesta y prohibe, v. 38).
No está definido que se obra así por inconsciencia o por presunción infantil, o bien que
se quiera pérfidamente la división o la contraposición: "Divide y reinarás". Tal vez es causa
de la oscuridad de una fe débil e insegura y por eso desea claridades a un precio bajo, tal vez
es inseguridad, el miedo de que no signifiquemos nada, que no servimos para nada, que no
somos nada: no sabemos quiénes somos ni qué hacemos. Tal vez es un sentido mal entendido
de responsabilidad que hace pesar sobre nuestros hombros la tarea de la salvación (¿sustitución
de Jesucristo?, ¿su devaluación?). De todos modos nos caen bien incluso las falsas claridades,
nos sirven también las definiciones dudosas, las exclusiones y las excomuniones: "excomulga

358 48. EN EL NOMBRE DE JESÚS: MC 9, 38-40


a los otros, así te definirán a ti mismo". Pero la cosa no funciona. Porque no se requiae
mucho, ahora, sobre todo porque nos contradicen y nos desmienten: así nos sucede pronto
que tenemos que reconocer como amigos a los que ayer llamábamos enemigos y de condenar
hoy a aquellos de los cuales diremos: "Han sido nuestros maestros".
Eso, sin embargo, no significa que estemos convertidos, que seamos mejores que nues-
tros padres; aunque nos damos cuenta de algo y, sobre todo, sufrimos.
Es una situación difusa. Se ha dicho hasta ahora, aunque de un modo genérico, acerca
del sector o de la experiencia de fe: eso puede valer para actividades o sectores que sólo
aparentemente son lejanos. Ejemplos demasiado fáciles son la familia y la escuela. Si alguna
vez lo han hecho en el pasado, ciertamente ahora ya no pretenden extraer sólo de sí mismas
como de un armario voluminoso todo el equipaje educativo y cultural: metas, métodos e
instrumentos, que se presentan como universos muy ordenados y autosuficientes; el hori-
zonte educativo y cultural precisamente se ha ampliado, han intervenido otros elementos,
han adquirido una ciudadanía plena también otros componentes. Por eso, ponerse nervio-
sos, contraponerse, excluir, quiere decir no comprender, rehusar la realidad, alimentar
pretensiones absurdas, condenarse a la esterilidad y a la extinción, al peligro de hacer el
mal en lugar de hacer el bien.
Se pueden decir cosas análogas del grupo, del partido, de la sociedad, de todo el con-
junto social.
En cambio, forma parte del camino hacia la verdad, el tomar una nueva dimensión, con
la muerte de las ilusiones y de las pretensiones, el entrar en la perspectiva de un "servicio",
y en el emprender responsablemente el seguimiento de algo que inmediatamente va más
allá de nosotros mismos y de los otros. Entonces se aporta un elemento que es realmente
unificante y de la distinción férrea de las funciones se convierte en un servicio recíproco y
flexible. En el campo educativo, viene a ser entonces meta aquella "persona" que aún no
se ha realizado y debe buscarse y que está más allá de lo que nosotros pensamos y de lo que
actualmente es el "educando".
Todo eso, que es válido para los sectores señalados, se puede retomar en forma más
precisa e incisiva para los creyentes: es la misma persona de Jesucristo que se presenta como
central, con todo lo que significa posibilidad, capacidad, valores y estilo. Y la consecuencia
es que a nosotros nos corresponde comprender y aceptar que somos "periféricos" en el
sentido real de "siervos inútiles. Hemos hecho lo que debíamos" (Le 17,10). Precisamente
porque sólo Cristo es central y Él se identifica con el prójimo. Es demasiado fuerte y
recurrente la tentación de colocarnos en el centro, identificarnos con la causa, afirmar en
sentido reductivo "la Iglesia somos nosotros", olvidando de que no poseemos, sino que
somos poseídos por Cristo (Flp 3,12b).
Eso no requiere, en relación con las personas, movimientos, propuestas u opciones,
irenismos o dimisiones, sino que significa condena del ghetto, de la suficiencia, de la preten-
sión y de la excomunión fácil, que es su hija y pide la capacidad de mirar en profundidad,
de leer e interpretar lo que acontece; y, por consiguiente, allí, concretamente y sin miedos
mezquinos, hay que comenzar a creer, esperar y vivir la fraternidad, mucho más allá de los
racismos religiosos.

48. EN EL NOMBRE DE JESÚS: MC 9, 38-40 359


REFLEXIÓN DE FE

Discernimiento espiritual
Juan no sabe comprender qué "espíritu" es el que mueve a ese exorcista (v. 38), que no
pertenece al grupo de losfieles.El discernimiento del espíritu, con respecto a los dones de
Dios no es fácil tampoco para él, el más espiritual de los apóstoles, así como no fue fácil para
san Pablo, que redactó tres capítulos célebres para regular los carismas en Corinto (1 Co 12 -
13-14): constituye una dificultad en la comunidad cristiana y por eso Marcos quiere tratar
de eso expresamente.
¿Qué medida se ha de usar para no resolver apresuradamente la cuestión de los dones de
Dios, con su simple exclusión de la perspectiva de la Iglesia, desde el momento en que Jesús
mismo no obra así (v. 38)? Pero entonces ¿hay que aceptarlos? Si no se inserta ni se colocan
decididamente en el grupo que sigue a Jesús, ¿son falsos de inmediato? ¿Cómo evaluar los
milagros verdaderos, las obras poderosas, las verdaderas afirmaciones proféticas? ¿Cómo
distinguirlas, separarlas de otras obras poderosas, pero que en verdad no son evangélicas,
porque son gratificantes, sugestionadas, posesivas, "psíquicas" y carnales? ¿Acaso no está
lleno el mundo de obras grandiosas y demoníacas?
El discernimiento más profundo es el que se hace en el nombre de Jesús. Las obras se
han de hacer "en su nombre" (v. 38). El verdadero discernimiento se realiza mediante la
confrontación continua con Jesús.
No se trata tanto de los dones como de su raíz: el Espíritu de Cristo, su.vida en el servicio.
Jesús de parte de Dios ha llegado a ser para nosotros sabiduría y justicia y santificación
y redención... (1 Co 1,30) de tal modo que "ninguno", que hable bajo el influjo del Espíritu
de Dios, dice: "Maldito es Jesús"; así como ninguno puede decir: "Jesús es Señor, sino
con el Espíritu Santo" (1 Co 12, 3). En El, en su evangelio, se halla la fuerza necesaria que
expulsa todo demonio; en Él, en su evangelio, está incluido todo don: "Muchas veces y
de muchos modos habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas;
en estos últimos^ tiempos nos ha hablado por medio del Hijo..." (Hb 1, 1), y de ahí que
el Padre diga: "Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escúchenlo!" (Mt 17, 5).
Todo poder, incluso si es de apariencia espiritual, debe medirse en Cristo. Pero en el Cristo
que... será entregado en manos de los hombres, los cuales lo matarán, y tres días después
Dios lo resucitará (cf. 9, 31).
El verdadero don espiritual se ha de vivir con el rigor evangélico. Tal vez éste es el
motivo por el cual sólo ahora, después de las profecías abiertas de la pasión, se nos propone
el discernimiento del exorcista: confíese a la verificación de la cruz, es decir, al Espíritu de
Jesús, que vino para servir.
El discernimiento de los carismas verdaderos no se ha de basar en cualquier seguimiento,
sino en el del Espíritu de aquel que preanuncia la pasión. Así se convierte en confrontación
incluso con el Cristo que se hace Iglesia. Pero en toda amplitud del término en el cual por
Iglesia se entiende no ésta o aquella asociación, sino la confluencia de todos los dones en el
único Espíritu (lCo 4ss.).
Al edificar en la caridad se forma una única Iglesia, en la utilidad común (lCo 1, 7).
Será entonces el signo de la pertenencia genuina a Cristo. Y entonces la identificación del
don con el bien de la secta sería sustraerlo al único Señor Jesús y no responder ya a una obra
realizada en su nombre.
360 48. EN EL NOMBRE DE JESÚS: MC 9, 38-40
49. AYUDA Y ESCÁNDALO
(Me 9, 41-50; Mf 18,6-9)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


La estructura de este pasaje corresponde muy claramente a ese tipo de colecciones, bas
difundidas en el mundo antiguo que servían para recordar dichos y palabras de algún ma
célebre. En esas composiciones de carácter mnemotécnico el enganche entre las difer
frases lo da la repetición de una o de varias palabras, de tal manera que se obtiene un rac
de afirmaciones sin una conexión lógica estricta, sino que se presentan de un modo bast
unitario por el empleo de ciertas reglas estilísticas de simetría y de asonancia, como en nu
retahilas. En las antiguas comunidades cristianas se usaba este medio con una finalid
catequética para recordar palabras de Jesús, el cual tal vez ya se había servido de expresi
poéticas de este tipo para facilitar la escucha y sobre todo el recuerdo de su enseñanza.
Marcos presenta esta colección como parte de la instrucción de Jesús a los discípul
después del segundo anuncio de su pasión y resurrección: es decir, estamos todavía e
contexto de los dos pasajes anteriores, en los cuales hemos encontrado una amplia utiliza
de dichos. En este pasaje la obra redaccional del evangelista parece que se reduce a la inc
y, por consiguiente, a la reinterpretación global de una colección anterior de dichos de J
cuyo núcleo originario aquí es reconocible en los vv. 43-48, unidos unos con otros con a
palabras de referencia ("escandalizar", "más vale", "ser arrojado").
Paralelamente a lo que leemos en 8, 34ss., después del primer anuncio de la pasión,
enseñanza de Jesús subraya la importancia de que los discípulos hagan la opción deci
de seguirlo por el mismo camino por el cual Él ha pasado (cf. en el v. 41 la promesa de
recompensa, como señal del valor del comportamiento como seguidores suyos); dispue
renunciar con valentía y espíritu de sacrificio a todo lo que puede hacerlos "tropezar "(
imagen del "escándalo") y les puede impedir que caminen expeditamente con Jesús haci
comunión más plena con Dios, que constituye la verdadera vida sin fin.

41. "Quien les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les
aseguro que no perderá su recompensa".
42. "Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le
pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que lo
echen al mar.
43. Y si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtatela. Es mejor que entres manco
en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga.
45. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtatelo. Es mejor que entres cojo en la
Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna.
47. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, sácatelo. Es mejor que entres con un
solo ojo en el reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna,

49. AYUDA Y ESCÁNDALO: Me 9, 41 -50 361


48. donde el gusano no muere y el fuego no se apaga;
49. pues todos han de ser salados con fuego.
50. La sal es buena; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonarán? Tengan
sal en ustedes y tengan paz unos con otros".

v. 41: Este dicho está incluido aquí tanto en Pero aquí se habla de eso como un instrumento
virtud de la palabra-clave "en mi nombre", que unía de suplicio que se usaba entre los romanos.
ya los w. 37-39 como también en calidad de crema- w. 43-48: Estos versículos constituían el núcleo
llera entre la exhortación a acoger a los otros (niños, originario alrededor del cual se formó, tal vez antes
personas creyentes, pero no pertenecientes a la comu- de Marcos, la colección de los dichos de los w. 38-
nidad) y que la promesa de que los discípulos serán 48. Ya hemos puesto de relieve en la presentación las
sostenidos y asistidos por el Señor que los envía (v. palabras-referencia ("escandalizar" es ciertamente el
42). Lucas omite este versículo, mientras Mateo lo término principal), que han determinado la unión de
incluye más oportunamente en el discurso de la mi- estas frases. Mientras el v. 42 denuncia la gravedad
sión: es una recomendación a los hermanos para que de todo intento de seducir a los creyentes, ahora son
acojan generosamente a los misioneros cristianos. los creyentes los que son alertados con respecto a los
Por el hecho de que son de Cristo: la expresión queobstáculos y las insidias que llevan dentro de sí o
se usa aquí en el original griego es un poco diferente buscan por sí mismos. Metafóricamente se habla de
de la de los w. 37.38.39; encontramos allí una idea la mano (v. 43), del pie (v. 45) y del ojo (v. 47) como
familiar en san Pablo ("son de Cristo": Rm 8, 9; lCo posibles impedimentos a nuestro ingreso en la vida, y
1,12; 3, 23; 2Co 10, 7) que luego será expresada con la frente a ellos es necesario tomar una decisión radical.
palabra "cristiano" para designar al seguidor de Jesús. Las frases se repiten de un modo casi idéntico
No perderá su recompensa: coherentemente con en los tres casos.
otros pasajes del Nuevo Testamento donde se habla Este pasaje falta en Lucas; en Mt 18, 6-9 se
de recompensa (cf. Mt 20,1 -16 y 1 Co 13, 3), no es la encuentra íntegramente -excepto la cita de Isaías
promesa de una retribución correspondiente al bien del v. 48, que está redactada con alguna variante,
o al sacrificio que se ha hecho, sino la invitación a tal vez también como consecuencia del hecho de
obrar por amor a Dios, basándose únicamente en su que Mateo utiliza estos dichos en el contexto del
benevolencia ("porque son de Cristo"). sermón de la montaña (cf. 5, 29s.).
v. 42: Tal vez en alguna colección primitiva este En muchísimos manuscritos la cita de Isaías
dicho seguía inmediatamente al v. 37 en virtud de se repite también después de los dichos acerca de
la unión niño-pequeño, como lo vemos en Mateo, la mano y el pie, dando origen así a los w. 44 y 46;
que combina juntamente el texto de Marcos y otra pero es bastante claro que se trata de añadiduras
fuente independiente (cf. Mt 18, 5-7), cuya expresión incluidas más tarde por algún copista precisamente
originaria se lee en Le 17, ls., donde no encontramos en virtud de la regla de la simetría, que caracteriza
ninguna relación con la imagen del niño. También en este tipo de compilaciones. Por tanto, no figura en
Marcos recobra el significado originario del dicho, las traducciones actuales del evangelio.
superando claramente la referencia al niño, para L na última anotación general sobre estos ver-
colocar en primer plano a los discípulos, sobre todo sículos concierne la forma poética característica
los débiles e indefensos, expuestos a los ataques de los de esta parte final del c. 9: salta a la vista, si consi-
poderosos y de los malvados; cf. la expresión "uno de deramos el presumible texto arameo de los w. 38-
estos pequeños que creen". 48 y refleja muy probablemente el estilo de Jesús,
Al que escandalice: se encuentra este verbo en la cuando hablaba a la gente con este género de frases.
Biblia sólo con el significado de tender una asechan- v. 43: córtatela: como sucede más adelante para
za; se encontraba ya en 4,17 en la forma medio-pasiva el pie y para el ojo, y según el planteamiento meta-
de "sucumbir", y, por consiguiente, "abatirse": cf. fórico de todo este pasaje, no se habla aquí de mutila-
también 14, 27.29. ción en el sentido de esas intervenciones que se
Una de esas piedras de molino que mueven los practicaban en algunos cultos paganos antiguos. En
asnos: era el instrumento usado entonces en Pales- cambio, se quiere afirmar que Dios está en primer
tina para moler el trigo: consistía en una piedra gran - lugar, incluso por encima de las cosas más queridas:
de en forma de campana, que un asno hacía girar nacía debe obstaculizar nuestra fidelidad a El, aún a
alrededor de otra piedra en forma de cono; el trigo se costa de grandes renuncias.
dejaba caer desde lo alto entre las dos piedras.

362 49. AYUDA Y ESCÁNDALO: Me 9, 41-50


Entres... en la vida: esta expresión se repite en v. 49: Los manuscritos nos docurr..
el v. 45 y equivale a "entrar en el reino de Dios" del versiones que se pueden reducir a dos: la que leerlos
v. 47 y tener "la vida eterna" de 10, 17.30; también en esta traducción y otra que, refiriéndose a Lv 2.13
en virtud del significado del término griego usado sustituye el sujeto "todos" con "toda oblación". Los
aquí, "vida" indica, por consiguiente, esa situación mejores testimonios están a favor de la primera. La
de comunión con Dios que crece ya en la existencia conexión con el versículo anterior es puramente por
terrena del creyente y está abierta sin fin sobre el asonancia material: en efecto, el fuego al que se hace
futuro (cf. también la nota a 10, 17). referencia en los w. 43 y 48 no tiene ningún nexo
Ir ala gehenna: esta frase con el uso metafórico directo con el que se menciona aquí.
del término "gehenna", se contrapone directamente Según si se acentúan el carácter escatológico (es
a la anterior "entrar en la Vida" y significa caer en la decir, la referencia a lo que sucederá en el fin del
ruina espiritual, que según la imagen bíblica recuerda mundo) o se da mayor peso a las circunstancias
el castigo del infierno. "Gehenna" deriva del nombre actuales, se ve en este "fuego" la grande tribulación
de un valle situado fuera de Jerusalén, donde antigua- final (cf. el discurso escatológico en el c. 13) o el
mente se sacrificaban niños al dios Moloc; luego, más sufrimiento de la persecución (tal vez la de Nerón),
tarde, como el sitio se consideró profanado, se em- al cual fueron sometidos los cristianos: es un sufri-
pleó en la incineración de los desechos. El fuego que miento que purifica y preserva de la corrupción,
permanecía continuamente encendido llegó a ser luego como la sal conserva la carne.
un símbolo del lugar de tormento para los malos. v. 50: También aquí la conexión con el versículo
Al fuego que no se apaga: probablemente es un anterior es totalmente exterior, basada en la refe-
comentario de Marcos basado en el pasaje de Is 66, rencia material de la palabra "sal", que se repite tres
24, que se cita textualmente al final de los tres dichos veces, y da origen a tres frases diferentes. Parece que
(cf. v. 48). ahora se refiere a los discípulos, cuya presencia en el
Con frecuencia se utilizan también estos pasajes mundo se compara con la de la sal en los alimentos
para afirmar la existencia y la eternidad de las penas (cf. Mt 5, 13) -primera frase-, con la amonestación
del infierno. Pero es un procedimiento teológico de no dejarse contaminar por el espíritu del mundo
muy delicado. En efecto, estas expresiones bíblicas ("se vuelve insípida") -segunda frase-; la tercera
quieren en primer lugar afirmar la necesidad de una frase parece que está constituida por un comentario
decisión radical por el reino de Dios y la gravedad del compilador de esta colección de dichos: es una
fatal de las consecuencias que derivan de la acción exhortación por el estilo de las cartas paulinas, estruc-
de sustraerse a este compromiso. El futuro queda turada sobre dos afirmaciones imperativas unidas
siempre confiado a la voluntad impenetrable del por una conjunción de valor consecutivo ("tengan sal
Señor, que se caracteriza más por su misericordia en ustedes, tengan paz unos con otros...").
universal que por la intención de medir culpas o
méritos (cf. también Rm 11, 32 y lTm 2, 4).

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Exigencias del seguimiento


Ya desde el v. 35 se va sucediendo una serie de dichos del Señor, sobre los cuales la
comunidad reflexiona y en los cuales descubre la solución de los diferentes problemas
concretos que pone el seguimiento de Cristo. Su palabra es luz que ilumina y aclara las
diversas situaciones y es capaz de orientar a los discípulos en un mundo sumido en tinieblas.
Hemos visto que las divisiones al interior de la comunidad se superan en el "nombre" de
Jesús, que ha venido para servir y ha querido identificarse con los más pequeños e indefensos
(w. 33-37). También las barreras que nos separan de los otros, de los que no "nos siguen
a nosotros", son abatidas en su "nombre" (w. 38-40). También en su "nombre" ahora se
procede a iluminar otros aspectos importantes del seguimiento cristiano, de tal modo que los
discípulos tengan alfinrealmente la "sal" de Cristo y estén "en paz unos con otros" (v. 50).
En los pasajes anteriores se denunciaba la acción de los discípulos, que actuaban "en
nombre propio", personal o colectivo, porque llevaba a la lucha entre ellos y a la exclusión

49. AYUDA Y ESCÁNDALO: Me 9, 41-50 363


de los otros (w. 33-40), pero también se ponía en evidencia que en el "nombre" de Jesús se
debe llegar a la armonía en la diversidad.
Ahora en el v. 41, se muestra ulteriormente que el "nombre" de Cristo es el principio
unificador de la vida cristiana: incluso los gestos más pequeños de servicio a los hermanos,
como el dar un vaso de agua, no carecen de significado. El "llevar la cruz" (8, 35), que
se concreta en el servicio (v. 35), se realiza aun en los hechos más pequeños y menudos,
que, al ser realizados en su nombre ("porque son de Cristo, v. 41"), asumen su verdadera
dimensión en el grande proyecto del reino (cf. Mt 25, 40-45). Es interesante notar cómo
los discípulos son indicados como aquellos que "son de Cristo". Este "ser de Cristo" es la
esencia del discípulo, e indica una pertenencia profunda a Él, el recíproco ser uno del otro.
Por eso aun el más pequeño gesto de amor a los hermanos no es una cosa pequeña, por que
tiene una referencia directa a la misma persona de Cristo; lo que es casi trivial se abre en una
amplitud de horizonte único en su nombre. En efecto, su nombre se nos da a nosotros de tal
manera, que nuestro vivir es pertenecer a Cristo (cf. Flp 1, 21; Ga 2, 20).
Por eso en el v. 41 se recomienda la hospitalidad fraterna hacia los discípulos, que son
de Cristo, y que son, cómo Él, pobres e indefensos (v. 37): en esta hospitalidad existe una
actuación concreta en el servicio (v. 35), es decir, del seguimiento como el llevar la cruz cada
día, y en ella encontramos al mismo Cristo.
Lo contrario del servicio, es decir, del obrar en su nombre, es el "escándalo", en el cual
se presta un mal servicio a los hermanos, colocándoles una piedra de tropiezo, que los hace
caer en el camino del seguimiento (v. 42). Aquí a los discípulos se les llama "los pequeños que
creen en mí". El actuar en el nombre de Jesús debe impedirnos el que seamos obstáculo a la
fe de los otros: incluso actitudes o ideas que en sí son justas no deben imponerse a los otros,
que todavía no están maduros en la fe. En lugar de ayudarlos, se corre elriesgode perderlos.
És indispensable, como lo hace Pablo en sus cartas, iluminar su conciencia, respetando en
la propia acción su debilidad (véase su actitud en lCo 8 y Rm 14,14ss.). Más bien, dice, es
mejor que nosotros mismos renunciemos a hacer ciertas cosas que en sí son justas, para que
no puedan decirnos: "Por tu ciencia, va a la ruina el débil, un hermano por el cual Cristo
ha muerto" (lCo 8,11). En este caso sería mejor morir de la manera más infame y quedar
malditos, sin sepultura, engullidos en las profundidades del abismo, dice Jesús, con una
piedra de molino al cuello. Así, el seguimiento de Jesús vale más que la vida, porque sólo en
Él se puede salvar la vida (cf. 8, 35-38).
Sin embargo, el escándalo puede dirigirse no sólo contra los otros, sino también contra
sí mismos: se trata de esos obstáculos que cada uno puede encontrar en el seguimiento.
La superación de esos escándalos, que Jesús impone con expresiones fuertes y duras
(w. 43-48), no implica una mutilación sagrada o una castración: como lo ha indicado a
los discípulos el verdadero modo de "ser los primeros", es decir, de realizarse (v. 37), así
también aquí Jesús afirma que todo debe tener comofinalidadla "entrada en la Vida" (w.
44-45), o "en el reino de Dios" (v. 47), que es el bien supremo del hombre. Sólo que, para
entrar allí, es necesario saber decidir y realizar opciones radicales que, así como implica toda
la existencia (8, 35), tocan también las cosas más valiosas del hombre. Con estas palabras
Jesús muestra la radicalidad a la cual hay que estar dispuestos para recibir la "vida" o el
"reino". Toda opción en el fondo es siempre una amputación de otras opciones posibles, y
es válida, si va orientada hacia una realización más plena de quien opta. Precisamente aquí
la opción radical asume su validez por cuanto está orientada hacia la "vida" y el "reino".
Se trata de una opción que no se realiza por ascetismo moral, sino con alegría y con una

364 49. AYUDA Y ESCÁNDALO: Me 9, 41-50


conveniencia prudente, como uno que, después de haber descubierto un tesoro en un
campo, "por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel" (Mt
13, 44). Este tesoro por descubrir es Jesucristo, que ofrece al hombre la realización plena
de sí mismo. En la imagen de la mano, del pie o del ojo, a los cuales es necesario saber
renunciar, se puede descubrir cuáles son los "escándalos" más profundos que impiden el
seguimiento, como servicio que libera en el amor. De este modo, la mano está hecha para
aferrar y poseer; el pie para ir hacia lo que se quiere poseer, y el ojo para descubrir lo que se
desea poseer: por consiguiente, tanto el poseer como la voluntad y el deseo de poseer se han
de amputar, porque son el impedimento fundamental a servir a los otros y a realizar nuestra
vida como el don de amor que libera, en el seguimiento de Jesús. Nada nos debe impedir
obrar en "su nombre", sin otros intereses. De lo contrario, no se entra en la vida, sino que
se permanece en la gehenna, que no por casualidad era el lugar donde se inmolaban las
víctimas humanas a Moloc y es el lugar donde se incineran los desechos: es el lugar de la
no realización y de la destrucción sin fin (v. 48).
Si no quiere arder en este fuego de destrucción, el cristiano debe ser "salado" con
otro fuego (v. 49): es decir, debe estar entregado totalmente al reino, dispuesto a soportar
toda lucha y persecución para cumplir su opción de seguir a Jesús. Entonces el fuego del
Espíritu, que en él es como sal de sabiduría, de comunión fraterna y de paz, lo convierte en
verdadero sacrificio agradable a Dios.
Esta sal, que es el mismo discípulo en su vida de testimonio activo (cf. Mt 5,13), nunca
debe perder su sabor (v. 50). Siempre debemos estar disponibles al seguimiento, en toda su
radicalidad y en sus consecuencias. Sólo así mantenemos esa sal de sabiduría y de entrega
que hace posibles las opciones de la "vida del reino" (w. 43-48) y nos impide convertirnos
en piedras de tropiezo para otros (v. 42); que nos hace acoger a todos (v. 41) aun en la
diversidad (w. 38-40) y realizarnos en la liberación recíproca (w. 33-37).
Esta "sal" es siempre "su nombre", es decir, el mismo Jesucristo, que asume cuerpo en
la vida de seguimiento del discípulo. Sólo con esta sal los discípulos pueden tener "paz" en
sí mismos (w. 43-49) y con todos los otros (w. 33-42). Esta paz indica la plenitud de la
bendición de Dios, el reino de los cielos que se concede a los que siguen a Jesús.
Como se ve, toda esta extensa instrucción de Jesús, aunque es fragmentaria, porque
responde a diferentes problemas, encuentra una unidad profunda en "su nombre": en
éste, aun partiendo de divisiones y exclusiones, de situaciones de escándalo y de lucha, los
discípulos pueden siempre volver a encontrar el don de la unidad y de la paz.

ACTUALIZACIÓN

Reglas fundamentales para la comunidad cristiana


La primera regla de vida para una comunidad cristiana es la ayuda mutua: la comunidad
debe ser un lugar de acogida, de compartir y de fraternidad. Las relaciones en su interior
no deben ser de tipo jurídico o "jerárquico" (cf. 10, 43), burocrático o administrativo o
de masa; deben ser relaciones personales, fraternas en todos los sentidos, hasta dar un
vaso de agua al que lo necesita. Evidentemente, si la Iglesia debe ser un lugar de entrega
y de comunión real, en su interior debe existir un amplio espacio para el florecimiento de
pequeñas comunidades de dimensiones humanas, como ya lo admiten todos.

49. AYUDA Y ESCÁNDALO: Me 9, 41-50 365


Sólo sobre este fundamento del servicio la Iglesia puede existir como comunidad de
discípulos que siguen al único Maestro, el cual ha comunicado y se entregó para provecho
de todos. También los problemas y las dificultades, que en ella surgen, pueden recibir una
nueva dimensión y se pueden resolver sólo en esta óptica de comunión y de fraternidad,
en la cual siempre es posible y necesario el diálogo. En efecto, la misma verdad que se ha
de buscar, afirmar y vivir, es siempre de tipo dialogal: nace solamente del intercambio
recíproco y de la actitud de compartir las diferencias.
Por eso la comunidad cristiana debe siempre colocar en el primer primer puesto a aquel
que presenta la máxima indigencia y el mínimo compartir (¡propio y ajeno!), por consiguiente,
a aquel que tiene necesidad de recibir: el pequeño, el débil, el indefenso y el frágil en la fe.
La relación con esta categoría de personas es regulada por el principio de la caridad y de la
misericordia. ¡Ay de aquel que las escandaliza! Es mejor morir que descuidar y ser tropiezo
para estas personas, con las cuales Cristo pobre y humilde se identificó. Aunque tú tengas la
razón, porque eres más iluminado, está atento para que por tu ciencia no vaya "a la ruina el
débil, un hermano por quien murió Cristo". "Y pecando así contra los hermanos, hiriendo
su conciencia débil, pecan contra Cristo", dice Pablo (ICo 8, lis.; cf. Rm 14,13.15.20). La
caridad y la misericordia, la paz y la edificación mutua, valen más que la "verdad" teórica, a la
cual se sacrifican las personas; valen más que la ciencia, que destruye a quienes no la poseen.
Así, la única verdad es el amor concreto y la única ciencia es lo que lo ayuda a desarro-
llarse. Y el amor, en el fondo, es lo que sirve al otro para crecer en lo que es, para hacer desa-
rrollar la semilla que le ha sido entregada como un don.
¡Ciertamente! Los pequeños en la fe deben ser llevados al crecimiento y a los débiles de
inteligencia de la fe hay que iluminarlos. Pero no se ilumina el ojo deslumhrándolo, ni se
hace crecer la planta a la fuerza. Ninguna violencia, ni siquiera la de la verdad, hace crecer
ni ilumina. Con esta finalidad es útil solamente un comportamiento práctico de caridad
sincera, que ayuda e instruye al otro. De lo contrario, lo escandalizan: se arranca o se quema
su plantica de fe; ¡se le empuja al mal y se le deja que se pierda!
Pero debemos estar atentos a no pensar que los pequeños y los débiles en la fe sean sola-
mente los que se conturban por cualquier cambio, los denominados tradicionalistas. ¡Éstos
con frecuencia son incluso demasiado "crecidos", tienen demasiadas verdades y dema-
siadas seguridades por defender!
En cambio, debemos tener presente que hoy los pequeños y los débiles en la fe son
sobre todo aquellos que sienten la tentación de abandonar la Iglesia, porque no se reforma,
o que están en el umbral sin atreverse a entrar, porque muchas cosas no marchan bien y, sin
embargo, no se cambian. Hoy el mayor escándalo, que damos con ligereza, es contra estas
personas, que desean una fe y una libertad más adultas y más claras en la Iglesia.
Y el escándalo proviene sobre todo del hecho de que no se toma en serio la radicalidad
del evangelio, que exige que sepamos amputarnos incluso la mano, el pie y el ojo. Pero
nosotros -este es el escándalo serio-. Tenemos demasiadas manos para recibir, y ninguna
para dar. Hemos amputado sólo esta mano: no tenemos la mano de la caridad desinteresada,
la única potencia del discípulo, y tenemos muchos intereses por defender con mil manos!
Nosotros tenemos demasiados pies para recorrer infinitos caminos tortuosos, y ningún pie
que nos lleve a seguir a Cristo. Cojeamos de los dos pies (IR 18, 21): no tenemos los pies
de la esperanza que nos hacen caminar en pos de El -los pies del discípulo de Cristo-, y en
cambio corremos con mil pies tras ilusiones y falsos valores. Nosotros tenemos demasiados

366 49. AYUDA Y ESCÁNDALO: Me 9, 41-50


ojos para ver y creer en un gran número de espejuelos y de pacotillas, pero ningún ojo para
ver la luz de Cristo. Somos ciegos obstinados: no tenemos el ojo de la fe que nos hace ver
la verdad, el único ojo del discípulo, y en cambio escrutamos y estimamos con una grande
seguridad todo aquello en lo cual no hay salvación. ¡Este es nuestro escándalo!
Es necesario que volvamos a la radicalidad del evangelio: cortarnos las manos infinitas,
los pies y los ojos, y retener solamente la mano que socorre al otro, el pie que camina hacia
la meta y el ojo que la ve. Sólo nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad en Cristo,
edifica y nos salva a nosotros y a los otros.
De este modo no habrá escándalos ni al interior de la comunidad ni de la comunidad
hacia el exterior. Y la comunidad tendrá y comunicará el don de la paz: el sabor de Cristo
estará en ella.

APLICACIÓN A LA VIDA

Un servicio pésimo
El que cree siempre es "pequeño". No porque la confrontación con la realidad de la fe lo
mortifique o lo aplaste, sino porque ella le da la verdadera medida de sí mismo y la relación
correcta con los otros. Por eso el que cree no es un gigante solitario, sino una persona, que
vive la fe y el amor en la fraternidad: uno nace y se construye con otros.
Ahora bien, se promete una grande recompensa incluso por un pequeño gesto que se
hace (un vaso de agua) y se amenaza con una pena que puede parecer exorbitante para el
que da escándalo: son dos ejemplos para indicar que el seguimiento de Jesucristo implica el
servicio al hermano y la remoción de todo obstáculo que pueda impedir el camino.
El seguimiento debe ser ágil, es necesario caminar expeditamente; por ello, habrá que
"relativizar" aun la relación con las personas, consigo mismo, con las cosas. Con imágenes
y con un lenguaje muy perentorio, existe la invitación a desembarazarse de lo que pueda
ser un impedimento, aunque uno lo posea con un título justo, como sucede evidentemente
con una mano, un pie o un ojo. Uno está muy lejos de las disquisiciones artificiosas y
abundantes acerca de lo superfluo: no se queda uno en pequeneces. Y resulta sorprendente
y bufo imaginar esta marcha extraña de cojos agilísimos, de ciegos que ven lejos, de mancos
sumamente activos.
Pero ¿qué quiere decir, qué significa este escándalo? ¿De qué cosa escandalosa debe uno
desembarazarse? La experiencia diaria nos ha acostumbrado a un uso elástico de la expresión
escándalo: a veces es una acción incorrecta según el modo de pensar más común (o incluso
menos, con respecto al modo de obrar), a veces es simplemente lo que hace el otro, exagerando
con mayor desfachatez lo que simplemente yo como "avispado" haría; o bien es el hecho de
una mala costumbre política o social que improvisamente estalla y aparece en las páginas de
los periódicos, que borra el anterior y será suplantado por el siguiente aún más clamoroso...
Aquí está el tropiezo, el obstáculo en medio del camino, ya que se está en la perspectiva
del seguimiento. Ahora bien, ya que las posibilidades del camino son dos, el tropiezo, el
"escándalo" puede entenderse en unas maneras opuestas.
Jesucristo, por ejemplo, escandalizó, decididamente. Lo que El dijo, escogido y hecho,
su misma persona, fue un motivo de escándalo; "piedra angular", pero también "piedra de
tropiezo y de escándalo" como dice Pedro en su cita (1P 2, 7).

49. AYUDA Y ESCÁNDALO: Me 9, 41 -50 367


Y es indispensable pensar que el creyente y la comunidad deben proponerse incluso
ser "escándalo". De lo contrario serían precisamente sal insípida e inútil. Es un aspecto
inseparable del seguimiento, y entra en la función de servicio al hermano.
Y eso se puede conjugar también humanamente en las situaciones más variadas, fami-
liares, escolares, de trabajo, sociales etc.: uno debe ser persona, debe tener una conciencia y
una responsabilidad, aunque un estilo de ese género y un compromiso de este tipo obligará
a otros, que "tropiezan" allí y se asombran, cuando reflexionan. Antes bien, ¿será precisa-
mente lo que se buscaba, lo que se debía provocar; o uno debe ser ayudado a seguir siendo
niño en lugar de ser ayudado a hacerse adulto?
Pero aquí se habla en términos más precisos y restringidos, se pide a la Iglesia y a cada
creyente que sepa discernir, identificar lo que impide el camino positivo en pos de Cristo.
Ahora bien, en la experiencia eclesial, existen a veces hechos clamorosos que suenan como
escándalo, pero, en definitiva, están circunscritos, y encuentran una explicación suficiente
-aunque no exhaustiva- en la debilidad y en el pecado del individuo o del grupo. Se da a veces
el caso de palabras, de tomas de posición que con demasiada facilidad se tachan como
"escándalo de los pequeños". Ciertamente, es muy importante y hay que tener presente lo que
decía Pablo (cf. lCo 8, 13): el respeto por la conciencia del otro, especialmente si es débil,
pobre, poco instruido, el deber de la caridad y de la comunión eclesial; pero hay que identificar
bien qué es lo que se debe callar y no debe hacerse y qué es lo que debe decirse y debe hacerse
para que juntos se pueda caminar mejor en pos de Cristo. Gregorio Magno dice: "Si produce
escándalo el decir la verdad, es mejor dar escándalo, en lugar de renunciar a la verdad".
Existen cosas que de un modo espantosamente tranquilo se soportan y que, sin embar-
go, sirven como tropiezo: son situaciones concretas de poder, de autorrealización, de
abuso, de posesión realizada (mil manos escandalosas) o deseada (miles de ojos o de pies
escandalosos).
Han sido afectadas muchísimas conciencias de personas que quisieran creer, pero que
tienen dificultad en creer; que encuentran un obstáculo precisamente allí donde esperaban
una ayuda: de personas que no creen (¿son las que evangélicamente se pueden considerar
como más "pequeñas"?), pero que caminan sinceramente en busca de la verdad...
Es necesario que la Iglesia y los creyentes, en la conciencia de la propia insuficiencia
y del propio pecado que siempre vuelve a surgir, acepten y bendigan esos obstáculos que
los hacen recapacitar y enderezan sus pasos en pos de Jesús y eviten esos comportamientos
antievangélicos y de contra testimonio por los cuales "el nombre de Dios es blasfemado
entre los paganos (cf. Rm 2,24).

REFLEXIÓN DE FE

Los últimos de la clase


Parece que Marcos no quiere perder la ocasión de las profecías de la pasión para
revelarnos los pecados del hombre. Pero en lugar de una lista de nuestros males morales
que parte de las consideraciones frías y farisaicas sobre la virtud y la irresponsabilidad
(eso Pablo lo llama a veces "carnal": Flp 3, 6), el código moral del evangelio (que no es un
tratado orgánico sobre los vicios y las virtudes) se nos descubre a la luz de la cruz. Nuestras
culpas más graves tienen su raíz en que no somos verdaderos seguidores de aquel que "está
coronado de gloria y honor por haber padecido la muerte" (Hb 2, 9) y que "... en lugar del

368 49. AYUDA Y ESCÁNDALO: Me 9, 41 -50


gozo que se le proponía, soportó la cruz, sin miedo a la ignominia..." (Hb 12, 2). Nuestro
mal y el de la comunidad aparece identificado en los anuncios de la pasión, que desarrollan
nuestras contradicciones íntimas con respecto al evangelio, las disociaciones del cristiano.
Aquí, entre los otros, se expone el pecado del tropiezo, del escándalo del pequeño. Des-
pués de habernos puesto en guardia contra el proyecto ambicioso de ser "los primeros de
la clase", he aquí el reproche por nuestra incomprensión de los últimos. Y como queríamos
ser los "primeros en religión", es decir, sentarnos con Santiago y Juan a la derecha y a la
izquierda del Señor, Él nos reprende por el escándalo que podemos dar a los "últimos en
religión", y eso es el mismo pecado.
Los pequeños del evangelio son tal vez los que ignoran las grandes construcciones
teológicas, los que no saben encontrar las palabras para explicitar su fe, que poseen bien sus
términos, en fin, los últimos de la clase. Viven a veces de la fe, pero no saben testimoniarla
según ciertos cánones. Como son pobres y débiles, se encuentran mal frente a los ideólogos
y a los religiosos profesionales y, como carecen de muchos conocimientos, pueden quedar
escandalizados cuando alguno tiene algo que criticar por el rezo del rosario o por otras cosas
semejantes, sencillas y buenas.
Siempre eso les puede suceder a los pobres, a los humildes, a los últimos, por obra de
losricosy de los primeros.

49. AYUDA Y ESCÁNDALO: Me 9, 41 -50 369


C) En Judea y al otro lado del Jordán: 10, 1-31

50. SEGUIMIENTO EN EL MATRIMONIO


(McíO, 1-12, cf. Mf 19, 1-12; Le 16,18)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Ya enelv. 1 Marcos presenta el marco fundamental en el cual se sitúan los trozos de este
capítulo: Jesús todavía está en camino, pero esta vez lo hace para hacer su llegada definitiva
ajerusalén. No se trata de una simple indicación del lugar: la referencia a Judea, que aparece
en primer plano, indica la decisión libre de Jesús de afrontar todas las consecuencias de sus
opciones y de su enseñanza hasta el sufrimiento de la pasión y déla muerte en la cruz. También
la presencia de la gente, de la cual Marcos habla a menudo y que vuelve a aparecer aquí para
servir como trasfondo a todo el drama de la pasión, pone en evidencia la solemnidad y la
importancia de las afirmaciones y de los gestos de Jesús.
El pasaje vuelve a proponer con energía el significado de los compromisos del matrimonio
según el designio originario de Dios, que creó al hombre y ala mujer. La enseñanza se expone
en forma de discusión entre Jesús y un grupo de fariseos según el relato primitivo (w. 2-9), que
se formó probablemente en el contexto de polémicas entre comunidades judías y cristianas.
Marcos introduce este episodio con una frase típicamente suya (v. 1) y lo concluye con una
añadidura en la cual una vez más vuelve a presentar la escena de la casa, donde Jesús se reúne sólo
con los discípulos para una profundizaáón de las palabras que ha pronunciado delante de todos.
El pasaje paralelo de Mateo, que presenta una redacción diferente de la discusión, además
de la referencia particular al repudio de la mujer "en el caso de concubinato" (cf. Mt 19, 9),
documenta otra añadidura acerca de la opción alternativa al matrimonio, es decir, la virginidad
"por el reino de los cielos" (cf. Mt 19, 10-12). Lucas omite todo el trozo, pero recuerda en forma
aislada un dicho acerca del repudio de la mujer (cf. Le 16, 18).
En el contexto de la enseñanza amplia acerca del seguimiento, que se extiende en los ce. 9-
10, Marcos exhorta a la comunidad, con las palabras de Jesús, a recuperar el proyecto genuino
de Dios acerca de la vida conyugal, e invita a los creyentes a superar decididamente toda forma
de legalismo, que oculta en realidad un egoísmo mezquino y la incomprensión del significado
auténtico de la pareja y déla sexualidad humana en el proyecto de Dios. El creyente, que
quiere seguir el camino señalado por Jesús, precisamente cuando reconoce su debilidad y su
incapacidad para su entrega completa y para siempre a la otra persona en la vida de la pareja,
es invitado a tomar como punto de referencia la palabra originaria de Dios, que es una promesa
indefectible del don de la fidelidad en el amor, tan fuerte comofieles su amor a los hombres.
Marcos, al volver a meditar la enseñanza de Jesús, enuncia implícitamente el fundamento
teológico sobre el cual luego se desarrolló, ya con san Pablo, la teología del matrimonio cris-
tiano (cf. Ef 5, 23ss.).
Las palabras de Jesús, por consiguiente, confieren al matrimonio una dignidad muy elevada,
mucho más allá de la concepción que tenía de él tanto el judaismo como el mundo pagano.
También para el matrimonio se propone a los creyentes el anuncio evangélico del amor unifi-
cador y fecundo de Dios y no otra ley.

370 50. SEGUIMIENTO EN EL MATRIMONIO: MC 10, 1-12


1. Levantándose de allí, va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de
nuevo vino la gente donde Él y, como acostumbraba, les enseñaba.
2. Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: "¿Puede el
marido repudiar a su mujer?".
3. Jesús les dijo entonces: "¿Qué prescribió Moisés?".
4. Ellos le dijeron: "Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla".
5. Jesús les dijo entonces: "Teniendo en cuenta la dureza de su corazón escribió
para ustedes este precepto.
6. Pero desde el comienzo de la creación, Dios los hizo varón y hembra.
7. El hombre dejará, pues, a su padre y a su madre,
8. y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola
carne.
9. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre".
10. Ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto.
11. Y Jesús les dijo: "Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio
contra aquélla;
12. y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio".

v. 1: levantándose de allí, va..: es la fórmula


son más bien su presencia y su obra (sobre todo la
que Marcos usa para marcar una nueva fase en el sanación) las que revelan quién es Él y nos indican
ministerio de Jesús (cf. también en 1, 35; 6, 1; 7, 24;
el camino a seguir. De aquí nace ese asombro y ese
9, 30). La dificultad para explicar estás indicaciones
estupor de las gentes y de los discípulos, de los cuales
geográficas que, tal como están expuestas aquí no habla con tanta frecuencia Marcos. En la segunda
tienen correspondencia en la realidad, debe haber parte del evangelio encontramos indicaciones más
inducido a copistas antiguos a modificar el texto, precisas acerca de lo que Jesús afirma de sí mismo,
como está documentado en los manuscritos, para de su relación con Dios y de las opciones que deben
hacerlo más verosímil. A nosotros nos parece que asumir los que quieren seguirlo, como en este trozo
aquí, como en otros sitios, Marcos no se preocupa a propósito de los que son casados.
de la precisión de sus anotaciones geográficas, sino v. 2: para ponerlo a prueba: también en 8, 11 y
que quiere hacernos comprender, incluso a través 12,15 los fariseos tratan de poner en dificultad a Jesús
de estos elementos, la actitud interior de Jesús que
con preguntas capciosas; cualquiera fuese la respuesta
ahora, dejando las regiones del lago de Tiberíadesque diera Jesús, ellos encontrarían algún motivo para
(cf. la alusión a Cafamaún, en 9, 33), apunta deci-
comprometerlo ante la ley hebrea o ante la autoridad
didamente a Jerusalén: he aquí por qué coloca en romana. En la pregunta de los fariseos Mateo agrega
primer plano "el territorio de Judea". El camino,
la expresión "por un motivo cualquiera" (cf. 19,
que puede haber recorrido en su viaje de bajada
3), que refleja el debate vigente entonces entre las
hacia el sur de la Palestina, no le interesa.
escuelas rabínicas. Aunque todos se basaban en el
La gente: muchos manuscritos tienen el plural texto fundamental de Dt 24, 1-4 acerca del divorcio,
(las muchedumbres), contrariamente al uso de los rabinos discutían sobre todo acerca de los motivos
Marcos; pero aquí se puede justificar, porque este que lo hacían lícito, en vista de la indeterminación
versículo es una síntesis de la actividad de Jesús de esa fuente. Marcos, que refleja la mentalidad
durante ese viaje. Eso lo indica también el doble de grupos de creyentes convertidos del paganismo,
"de nuevo", el verbo en pretérito imperfecto (o omite este detalle, típico de un ambiente hebreo.
copretérito) ("enseñaba": acción repetida) y la v. 3: ¿Qué prescribió Moisés? Las palabras de
expresión "como acostumbraba". Jesús se caracterizan por la atención a la voluntad
Les enseñaba: es un verbo que tiene una grande de Dios, que se lee en la Sagrada Escritura, que
resonancia en el evangelio de Marcos: lo usa 17 tienen el valor de un mandamiento; las de los fariseos,
veces. Pero a diferencia de Mateo y Lucas, Marcos en cambio, reflejan la mentalidad legalista, que hace
nos habla muy poco de lo que Jesús enseñaba: sentir la necesidad del "permiso" (cf. v. 4: "Moisés

50. SEGUIMIENTO EN EL MATRIMONIO: MC 10, 1 -12 371


permitió...") Vemos aquí dos modos opuestos de leer v. 9: lo que Dios unió, no lo separe el hombre: se
¡a Palabra de Dios. refiere el marido, porque en el judaismo el acto de
v. 4: escribir el acta de divorcio y repudiarla: cf.divorcio lo realizaba el mismo marido. Jesús aquí no
Dt 24, 1 donde se hace alusión a esta costumbre, enuncia una prescripción de carácter legal, sino un
cuya intención originaria era la de reconocer alguna compromiso basado en una relación interpersonal, por
libertad a la mujer casada. El divorcio actual es el consiguiente, más exigente y más vinculante, arraigada
concepto jurídico más cercano a esta praxis hebrea. en la misma realidad de Dios, que creó al hombre y a la
v. 5: teniendo en cuenta la dureza de su corazón... mujer a su imagen y semejanza (cf. Gn 1, 26s.).
notemos que no se dice: "teniendo en cuenta su v. 10: ya en casa...: es la expresión típica de
dureza", expresión que, cuando se presentan condi- Marcos para introducir una enseñanza de Jesús
ciones concretas, convalidaría incluso a los ojos de de gran importancia que debe profundizarse en el
Jesús la norma que se remonta a Moisés. En cambio, ámbito de la comunidad (cf. nota a 9, 28). También
la expresión "teniendo en cuenta la dureza de su en el pasaje paralelo Mt 19, 10-12 existe una
corazón" suena como un juicio severo contra el que alusión a una conversación privada de Jesús con
es incapaz de elevarse por encima de una apreciación sus discípulos: pero su contenido es diferente del
mezquina, que hace a las personas impermeables a que refiere Marcos.
la palabra de Dios. v. lis.: En este punto Marcos nos refiere sen-
El término griego que se usa aquí ("escleroti- cillamente dos dichos: el primero ciertamente ya
zados en el corazón") -se lee ya en algún pasaje de estaba presente en la tradición -tal vez ya se había
la Biblia griega y vuelve aparecer al final del evan- relacionado con el núcleo principal del relato (cf. Mt
gelio de Marcos (cf. 16,14)-tienen el mismo signi- 19, 9), pero se puede pensar que circulaba aislado
ficado ("dureza de corazón") que la palabra que de un contexto preciso (cf. Mt 5, 32 que representa
se encuentra en 3, 5; 6, 52 y 8, 17 (cf. las notas tal vez la forma más cercana a la originaria, y Le 16,
correspondientes). 18)-; el segundo se encuentra solamente en Marcos
v. 6s.: Jesús, al responder a los fariseos, ni acep- y supone que también la mujer tenía el derecho de
ta ni desmiente directamente la costumbre que se pedir el divorcio del marido -y esta norma era con-
quiere hacer remontar hasta Moisés, pero, después traria a la legislación judía (y tal vez por este motivo
de evidenciar su verdadero origen, que manifiesta en los manuscritos aparecen intentos de leer modi-
su aspecto negativo, invita a sus interlocutores a ficaciones para conciliaria un'poco con la mentalidad
hacer una consideración mucho más decisiva, judía) y es el resultado de la aplicación del dicho
apelando a la palabra originaria de Dios, cuando primitivo a un ambiente nuevo, cultural y social-
creó al hombre y a la mujer. mente diferente, como podía ser el contexto roma-
no- helenista de los cristianos a los cuales Marcos
Se suceden, muy relacionadas entre sí, dos citas: se dirigía.
la primera, que se introduce con la expresión "desde
el comienzo de la creación" (cf. también en 13, 19), Con respecto al primer dicho anotamos, además,
retoma Gn 1, 27c; la segunda repite Gn 2, 24. En esta dos diferencias en relación con Mt 19, 9. Ante todo
última algunos de los manuscritos más importantes, Marcos no hace alusión a la excepción que señala
tal vez por inadvertencia, omiten la frase "y se unirá Mateo ("no por fornicación"), que es más bien de
a su mujer", que se lee en el texto del Génesis -frase interpretación difícil a causa de los significados
que se omite también en la traducción que segui- diferentes que puede asumir el término "pornéia";
mos para el texto de Marcos-; además, en el texto probablemente la añadidura de Mateo refleja las
hebreo originario leemos: "y ellos (serán una sola discusiones sucesivas -presumiblemente al interior
carne)", en lugar de: "y los dos (serán una sola carne)", de comunidades de origen judío que se inclinaban
variante que ya se encuentra en la traducción griega más bien a la casuística-, y eran suscitadas por la
de los Setenta -donde se supone ya pacíficamente el exigencia de resolver situaciones particulares a la luz
matrimonio monogámico. del nuevo anuncio evangélico.
Notamos finalmente que el haber unido inme- Por su parte Marcos, en el v. 11, presenta
diatamente la segunda cita a la primera, lleva a una añadidura con respecto a Mt 19, 9: "Comete
una interpretación diferente, con respecto al texto adulterio contra aquella" (es decir, contra la pri-
originario, el motivo por el cual el hombre y la mujer mera esposa). También este detalle va más allá de
dejarán al padre y a la madre y serán una sola carne: la norma hebrea, según la cual a un hombre se le
en efecto, en Gn 2, 24 la conjunción "por eso" se podía imputar el adulterio con respecto al marido
refiere a la creación de Eva de la costilla de Adán; de la mujer a la que se había unido.
en cambio, aquí se atribuye al hecho de que Dios
los creó macho y hembra.

372 50. SEGUIMIENTO EN EL MATRIMONIO: MC 10, 1-12


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Seguimiento y matrimonio
Continúa todavía la instrucción extensa de Jesús sobre el seguimiento. Ahora la exposi-
ción se hace más amplia y toca un gran tema, el del matrimonio, que no es realmente
indiferente con respecto al seguimiento. Después del inciso conclusivo de los w. 13-16, se
tratará el tema de los bienes de este mundo (w. 17-33).
En la parábola de la invitación a las bodas, que son símbolo del reino, lasriquezasy el
matrimonio son los motivos por los cuales se declina la invitación (cf. Le 14,18-20).
En este pasaje se presenta la actitud de la comunidad a la luz de la palabra de Jesús,
frente al modo como debe entender el matrimonio el que quiere seguirlo. Redescubre así su
profundo significado genuino, el que Dios había querido "desde el principio" y que ahora
es posible vivir en Cristo: el hombre puede ahora amar "como Él nos amó" (cf. Jn 15,12),
con la misma fidelidad de Dios.
El trozo no se puede entender como el volver a proponer una ley: por el contrario,
es uno de los anuncios más fuertes del evangelio, es decir, del amor que Dios concede al
hombre en Jesús.
Jesús se encuentra en camino hacia Jerusalén, donde se concluye su existencia terrena,
rodeada de la multitud (v. 1). Esta multitud, que aparece confrecuenciaen el evangelio y
que todavía no se identifica ni con los seguidores ni con los adversarios de Jesús, indica él
mundo, que todavía no se ha decidido con respecto a su palabra, aunque sigue abierto a
ella. También a él va dirigido el llamamiento de Jesús, frente al cual ninguna persona puede
permanecer indiferente (cf. 8, 35-38). El juicio y la liberación de Jesús van dirigidos a todas
las personas, que no pueden seguir siendo la "muchedumbre" anónima para siempre. Su
enseñanza, que se recuerda aquí nuevamente, tiene lafinalidadde orientarla hacia el reino
y hacerlos sus discípulos. En efecto, a éstos se les revela directamente el grande misterio
del matrimonio, que sin su luz sigue siendo incomprensible. Sin embargo, los discípulos no
comprenderán ahora, como nos lo atestigua Mateo; pues concluirán diciendo: "Si tal es la
condición del hombre respecto de su mujer, no trae cuenta casarse" (Mt 19,10).
Los adversarios de Jesús se le acercaron para ponerlo a prueba, y lo interrogaron acerca
de la licitud del divorcio. La ley lo admitía (cf. v. 4: Dt 24, 1), con restricciones más o
menos rigurosas según la interpretación de los diferentes rabinos. Unos decían, como
el rabino rigorista Shammai, que el divorcio'era lícito solamente en el caso de adulterio;
otros, como los de la escuela del rabino Hillel, consideraban suficiente cualquier motivo
para divorciarse, incluso, por ejemplo, la simple mala suerte de dejar quemar el alimento
en la sartén. Otros, en cambio, como los del Qumran, que esperaban el reino como algo
inminente, no admitían en absoluto el divorcio.
De todos modos, la ley de Moisés lo admitía (w. 3-4): en ella existía la preocupación
de reglamentar la praxis del divorcio, de tal modo que protegiera a la persona más débil,
es decir, a la mujer, contra las arbitrariedades del hombre, que tenía el dominio total en el
contrato matrimonial. En efecto, sólo él podía dar o no el documento de repudio. Pero la ley
es también una ratificación del más fuerte, es decir, del varón, que, por haber "comprado"
a la mujer con un contrato regular y un cambalache de bienes, dispone de ella al igual que
de todas las cosas que son de su propiedad o adquiridas por él.
Sin embargo, el divorcio no es sólo la ratificación de un dominio del más fuerte, sino aun del
dominio de los "más fuertes" entre los varones, es decir, de los ricos que, antiguamente, en la

50. SEGUIMIENTO EN EL MATRIMONIO: MC 10, 1-12 373


lógica de la mujer como objeto poseído, podían concederse no sólo el divorcio, sino también la
poligamia. De este modo los pobres no disponían de los medios para darse ese lujo.
Jesús no se detiene en el problema de las condiciones de licitud del divorcio, al recor-
dar el sentido genuino del mandamiento de Dios, contra cualquier costumbre humana,
incluso aprobada por la ley, como en 7, 8ss. En efecto, la tolerancia de Moisés con respecto
al divorcio (v. 4) no los justifica: antes bien, es una denuncia "legal" contra la "dureza del
corazón" (v. 5) del pueblo, que no quiere y no logra aceptar el orden establecido por Dios.
La "dureza del corazón" indica que el hombre está cerrado frente a Dios, el cual se ha
manifestado como amor ya desde el Antiguo Testamento y ha asumido definitivamente el
rostro de nuestro hermano Jesús. Esta dureza del corazón se manifiesta en un cierre egoísta
que se complace en la posesión de sí mismo y de los otros, que impide toda posibilidad de
acoger a Dios tal como Él es, como amor y don, en nuestra vida y en su tejido cotidiano de
la existencia. El grande milagro que Cristo obra en su comunidad -lo que es "imposible
al hombre" y trae su salvación (w. 27.26)- es precisamente el sanarla de esta dureza del
corazón, la cual, además de ser fruto de mala voluntad, representa también la condición
natural del hombre, que no logra "dar su vida para salvarla" (8, 35). Su corazón debe ser
liberado de las ataduras de la ley y del poder, que vienen a ser instrumentos de posesión y
de dominio ("la levadura de los fariseos y de Herodes", 8, 15). De este modo el hombre,
renovado, está en condiciones de acoger y de vivir el amor de Dios que vino a nuestro
encuentro en la carne de su Hijo, y es posible comprender y vivir el significado profundo
del matrimonio: el matrimonio en el seguimiento de Cristo, es entrega de sí mismo y de la
propia vida que la salva (8, 35), es la nueva realidad de ese amor que no acaba nunca (cf.
ICo 13, 8).
Éste era el proyecto inicial de Dios que, al crear al hombre como varón y mujer (v. 6;
Gn 1,27), Había concedido el matrimonio como expresión máxima de unidad y de amor:
una unidad de dos personas ("se hará una sola carne", v. 7b: Gn 2, 24), superior a todo
vínculo aun el más estrecho (v. 7a). Aquí Jesús da por descontado que el amor reconstruye
al hombre en su unidad.
Si este es el designio de Dios, el hombre no puede permitirse impunemente violarlo: se
arruina a sí mismo.
Es interesante notar que también aquí, como en otras partes, Jesús satisface a sus adver-
sarios que querían ponerlo a prueba (v. 2): en efecto, su respuesta va contra la ley que
admite el divorcio, en nombre de lo que existía "al inicio de la creación" (v. 6). De este
modo Jesús denuncia la ambigüedad de la ley que es manipulada por el demonio y el abuso
de poder del más fuerte y proclama que ha comenzado el tiempo nuevo. Con Él ha llegado
la hora en la que se restablece el orden perfecto, el que existía al comienzo en el plan de Dios
y había de verificarse alfinal,cuando la creación habría de alcanzar su principio en Dios.
Jesús en realidad, como en todas las discusiones, no responde a la pregunta de los
adversarios, sino que desplaza el tema de la discusión, realizando un salto cualitativo y abre
un nuevo horizonte, en el cual su persona cuestiona el terreno de las tradiciones humanas
más arraigadas, en las cuales los adversarios se movían con mucha seguridad: no responde a
las cuestiones acerca de la ley, sino que con una autoridad inaudita (cf. 1,22) se presenta Él
mismo como el comienzo de un tiempo nuevo para el hombre. Luego proclama un anuncio
evangélico: en Él se da "la gozosa noticia" de que se inaugura el reino prometido, la nueva
creación, donde se dilata esa libertad del hombre, que existía desde el principio, es decir,
antes de la laceración producida por el pecado.

374 50. SEGUIMIENTO EN EL MATRIMONIO: MC 10, 1 -12


Por tanto, la afirmación de Jesús tiene un valor explícitamente cristológico: en T•:-•'•- '-
creación alcanza su principio, que es Dios mismo, que es su finalidad sinfin;y lo qu.
era imposible al hombre por la dureza de su corazón, ahora le es posible en el don de Dios.
Sobre esta toma de conciencia se basan la praxis monogámica que aquí Marcos nos
atestigua, y la concepción positiva del matrimonio, que aquí la comunidad descubre.
Como se ve, no se trata de una "ley" que prohibe el divorcio, sino de algo más profundo:
se trata del anuncio gozoso de que ya el amor es posible en su integridad, que en Jesús se
realiza totalmente esa alianza entre Dios y su pueblo de la cual la creación era la promesa.
La misma bisexualidad del hombre como varón y como mujer reviste todo su carácter
positivo, como señal y realización de la alianza entre el Dios de los vivos y su pueblo. Es
útil notar que ya en el Antiguo Testamento Dios era llamado el "esposo", y el pueblo era la
esposa infiel que era llamada "adúltera" por los profetas.
"Yaencasa", a los suyos, Jesús da un suplemento de explicación (v. 10). Esta explicación
"en casa", es decir, en la Iglesia, entendida como el nuevo espacio de libertad y de entrega
recíproca, ofrece la ocasión para declarar la emancipación plena de la mujer: ella adquiere
toda su verdadera dignidad y paridad con el hombre. Se trata de una explicación de la cual
tiene la necesidad la iglesia de Marcos, que se encuentra en una situación diferente de la
que existía en Palestina en los tiempos de Jesús. En efecto, en el mundo romano también las
mujeres podían divorciarse, como resulta claramente del v. 12. Por eso se subraya la lectura
de que en la Iglesia el divorcio y la boda ulterior, tanto del hombre como de la mujer, es
adulterio (w. 11-12). Las soluciones prácticas pastorales, que Pablo y Mateo presentan,
siempre, en beneficio de la fe, respectivamente en lCo 7,10-16 y Mt 19, 9, son diferentes.
La mujer y el hombre son iguales: ya no hay hombre ni mujer (Ga 3, 28) como
separación y subordinación, porque ambos saben comprender que el. otro no debe ser
nunca objeto de posesión: no se puede hacer valer ni prevalecer la propia sed de dominio
sobre el cónyuge, como antes se había dicho sobre las otras personas (9, 35) y luego se
dirá acerca de los mismos bienes de la tierra (w. 17-27). Las condiciones del amor y del
seguimiento no son las de la posesión, sino del "dar la vida", si se quiere liberarla (8,
35). No es el "dominar" ni el "tener" lo que realiza al hombre. Ahora, finalmente, se ha
inaugurado el reino de Dios, que ya no se coloca bajo la ley ni bajo el dominio, sino bajo el
amor y el servicio. Lo importante no es comprar y tener, sino el dar y vivir los unos para
los otros. En este sentido se puede comprender lo que dice Pablo: "Los que tienen mujer,
vivan como si no la tuviesen" (I Co 7, 29).
En el seguimiento de Cristo, como negación de todo dominio y opresión y como afir-
mación del amor y del don recíproco de la vida, el matrimonio viene a ser expresión y
realización del reino: el "grande misterio" del amor de Cristo a su Iglesia (cf. Ef 5, 32), es
decir, de la alianza perenne de Dios con su pueblo. El matrimonio debe ser la manifestación
visible y concreta de ese amor que viene y que, por lo tanto, como es libre de toda escoria
de "posesión", nunca acabará (cf. lCo 13).

ACTUALIZACIÓN

La fidelidad
Aunque existe muchos problemas objetivos graves -la emancipación de la mujer, la
paridad de derechos, la relación hombre/mujer-, en el matrimonio todo aparece hermoso.

50. SEGUIMIENTO EN EL MATRIMONIO: MC 10, 1-12 375


En efecto, todos están felices, cuando se casan. Eso sucede por la inconsciencia de los
que ignoran las dificultades, y por la esperanza de superarlas (incluso la de construir una
sociedad alternativa) los que las ignoran.
Pero lentamente, en la rutina cotidiana, todo fervor se apaga, se infiltran incompren-
siones vagas y crisis objetivas. Entonces, normalmente, el matrimonio se rompe o, si con-
tinúa, perdura solamente porque es incómodo y penoso obrar de otro modo.
El verdadero problema del matrimonio es el de la fidelidad. No se trata tanto de la
fidelidad al otro, sino más bien de la fidelidad a sí mismos, que se expresa en una capacidad
de amar, que supera todas las pruebas, que no se deja cortar las alas, y que vuelve a dar
vigor a las plumas contra todo rigor. La duración, la paciencia, el hacerse cargo de la
realidad presente con constancia, para ir hacia delante día a día, el saber pagar los costos de
lo que se quiere obtener, sí, precisamente el sacrificio que toda cosa hermosa implica: he
aquí el escollo, contra el cual suele naufragar el matrimonio.
La fidelidad absoluta, sin excepciones, del matrimonio puede ser admitida sólo den-
tro de una experiencia de fe, como reflejo más o menos consciente de la fidelidad y de la
paciencia de Dios; de lo contrario, difícilmente se sostiene. No bastan las razones ni las
conveniencias humanas para fundamentar la fidelidad en el matrimonio. En efecto, si se
unen solamente para pasar un poco mejor la vida o también simplemente para ayudarse, se
hacen cálculos precisos antes de realizarlo. Luego si se ve que los costos son superiores a lo
que se gastó, es lógico y natural disolverlo todo.
Ahora bien, el anuncio del evangelio es que, al vencerse su fragilidad natural, porque
se ha aflojado la dureza de corazón del hombre, el matrimonio puede volver a ser como era
"desde el comienzo", es decir, en el designio creador de Dios: los dos pueden fundirse y
afianzarse en una persona única, y alcanzar en la unidad la propia identidad superior.
El evangelio proclama que la fidelidad ya no es una ley, más o menos difícil, un
yugo más o menos pesado, una cadena más o menos resistente, una cruz más o menos
tremenda: la fidelidad es el don del Dios fiel, que abre al hombre la posibilidad de reali-
zarse plenamente en el amor.
Entonces se puede desposar al otro en su alteridad, como Dios ha desposado al
hombre dejando que siga siendo hombre y autónomo, aún más, dándole la humanidad y
la autonomía plena. La alteridad, en lugar de ser motivo de infidelidad, es exigida por el
amor, y respetada con fidelidad. El otro sigue siendo siempre otro, y debe ser amado como
tal, aun cuando cambia en él todas las cualidades que lo han hecho amable. En efecto, no
se aman sus cualidades, lo que tiene, para apoderarse de ellas, sino que se ama al otro tal
como él es. E incluso cuando se vuelve feo, anciano y enfermo, esclerótico, demente, malo,
sólo un peso a llevar, también entonces debe ser amado.
Esta es la fidelidad del amor al otro en cuanto es otro.
El misterio del matrimonio en esta fidelidad es comprensible sólo a la luz del misterio
de la cruz, donde Dios desposó al hombre entregándose totalmente, sin reservas.
Ciertamente éste es un principio duro. Sobre todo lo es para nosotros, que vivimos en
una sociedad dominada por la mentalidad instrumentalizadora y consumista, donde el
otro es solamente instrumento de mi placer y donde se quiere poseer todo, de inmediato y,
además, con un gasto mínimo. ¡Y el resultado es que el otro paga los costos con dificultad,
porque queda sometido y consumido!

376 50. SEGUIMIENTO EN EL MATRIMONIO: MC 10, 1-12


Muchos comprenden la belleza del matrimonio, pero pocos conocen sus c;
menos aún están dispuestos a pagarlos. Pero sólo éstos tienen un resultado positivc
éstos logran serfielesy realizarse más allá de todas las dificultades.
Así el matrimonio se convierte en un testimonio vivido de la misma fidelidad de Dios
hacia el hombre, y ella nunca falla: es una experiencia de amor sin restricciones y sin arre-
pentimientos, que sabe hacerse cargo incluso de lo negativo y sabe afrontar aun la muerte.
Decirle a uno: "Yo te amo", equivale a decirle: "¡Tú no morirás!" (G. Marcel). En
efecto, el amorfielvence la muerte, porque es Dios.
Entonces se puede decir que un matrimonio fiel y bien logrado es la página más bella
del evangelio vivido y proclamado.

APLICACIÓN A LA VIDA

Mujer y hombre en el seguimiento


"La gente se reunía y se encontraban unos con otros, en un tiempo, hasta una vez en el
mes para el matrimonio de amigos; ahora, casi cada semana, se llega a saber que hay parejas
que están en dificultad, parejas que conocíamos, hasta el punto de que se habla de separación.
Es algo no muy alegre... entre otras cosas ni siquiera se hace banquete por este motivo!".
Esta intervención trata de camuflar la tristeza y la preocupación. La palabra crisis está
gastada y es inadecuada. Uno llega a encontrarse en una situación pesada y aparentemente
sin salida. Pues existe, más que un parentesco cercano, una continuidad entre ésta del
matrimonio y de la familia y la crisis global de la sociedad, y de las instituciones, sin excluir
a la misma Iglesia. Eso sucede precisamente por la interdependencia, por el hecho de que
las mismas personas son el sujeto de las diferentes instituciones, por el ritmo acelerado de
los cambios que se están realizando, etc.
Al considerar el "caso" de la familia, después de una descripción rápida y un análisis,
pongamos en evidencia algunas de sus perspectivas vitales que el evangelio nos ofrece.
Se tiene ante todo la sospecha bien fundamentada de que nosotros damos una opinión
que más bien se da por descontada, y que está ligada casi totalmente a formas codificadas
en el pasado y simplemente transmitidas: en cierto sentido bendecimos sencillamente las
fórmulas que otros han buscado y han experimentado. Si se trata de inventar, nos falta la
fantasía. Si algo se mueve, si se mueve todo el contexto, nosotros ya quedamos despistados,
como si sufriéramos de mareo.
En cambio, Jesucristo, y con Él la comunidad primitiva -al menos a nivel de intuición-, no
tienen miedo en absoluto de que las cosas caminen y logran comprender o distinguir lo que
es más verdadero.
Por tanto, no consagran, por ejemplo, un pasado afinde cuentas más bien reciente y
que simplemente sobrevive, sino que profundizan hasta las raíces del pasado remotísimo
que es como decir la meta futura, lo que siembre se debe buscar.
Para aprovechar ahora la provocación de esta página debemos darnos cuenta de la
novedad y el contraste de la propuesta de "familia" aquí presentada y, de hecho, vivida
en los primeros siglos.
Entre nosotros se ha bendecido la "fosa" en la cual se iba sepultando la familia, al bauti-
zarla con espiritualidades conyugales sospechosas. ¿No se ha comprendido que la familia -

50. SEGUIMIENTO EN EL MATRIMONIO: MC 10, 1-12 377


"célula de la sociedad"- sufría por ejemplo el ataque de parte de la sociedad productiva y
consumista en la cual se hallaba; que se cargaba con todas las contradicciones de las cuales
ésta era riquísima, que era desviada sobre elrielmuerto del cierre, de la división? La opinión
en este punto vale para todo tipo de familia y, además, para la familia bendecida por el sacra-
mento.
Pero "al comienzo", es decir, en la intención más profunda, dinámica y vital, ¿puede
ser así" No ciertamente.
Con un momento que es inmediatamente negativo -de pobreza, digámosle así- que
significa "desposeerse" y "salir" (dice "dejar", análogamente a cuando hable de abandonar
lasriquezas),la familia da inicio a un movimiento positivo, aún más innovador, con respecto
al conjunto de las relaciones sociales. En efecto, está comprobado por las investigaciones
socio-antropológicas y, por ello, es una constante y una ley más que una descripción, que
"uno no debe permanecer en la familia; es necesario salir de ella". (Para estas reflexiones cf.
A. Valsecchi, Ñuove vie dell'etica sessuale). Como punto central se identifica el principio que
prohibe el incesto ("el proceso natural defiliaciónse puede obtener sólo a través del proceso
social de adquisición de parentesco"). Como lugar de aplicación se señala obviamente la
familia, pero también todo otro sector en el cual vive y actúa el hombre; ese movimiento, esa
"ruptura" o ese "éxodo" viene a ser de alcance universal, como exigencia de la misma vida.
Si la familia se entiende así, ciertamente es el elemento propulsor de un diálogo social cada
vez más amplio y abierto. Por eso, cuando ella se cierre, se repliegue sobre sí misma, así como
cuando uno se cierra y se repliega sobre sí mismo, se realiza la triste bendición de la lógica de
la posesión, o la presunción de Babel. Con respecto al más débil, en el cual se anida la vida, o
en relación con la misma vida que se preanuncia, se trata de la consagración de lo que existe,
la bendición de la muerte. Mientras cuando se abre y se pone en camino, -el creyente diga:
"nos ponemos en el seguimiento"-, se quiebra la posesión, el "tener" y, al caminar, se viaja
hacia un nuevo modo de ser (los dos formarán "una sola carne").
Éste no es un tema de escasa importancia, teniendo en cuenta el contexto en el cual todo se
considera mercancía y se da también elriesgo,que muchas veces se vi ve, que unas personas son
trasformadas en "cosas", de las cuales se cree poder disponer y de las cuales en determinado
momento uno también se puede liberar (cf. el repudio, el divorcio). Basta decir que es una
invitación incluida en el seguimiento, para captar su extrema importancia y seriedad.
Hoy uno se vuelve precavido, aunque después uno no identifica lo que se ha de hacer
o en qué perspectiva ha de realizar lo que, sin embargo, se intuye. En consecuencia, se
han experimentado formas distintas, con hipótesis muy diferentes: esquemas de familias
abiertas, de comunidades ampliadas de tipo unitario local, cohabitaciones geográficas, etc.
Más que limitarse a analizar en sus detalles estas realizaciones, lo que importa es recuperar el
significado y el sentido de estas experiencias. Si la familia revela toda la sociedad como en una
muestra, porque es su consecuencia además de ser su fundamento, debe, sin embargo, lograr
entrar en la perspectiva de la unidad y de la fidelidad como conquista, como un bien, pero en
esas formas que signifiquen promoción y no peso ni condena ni represión. Para el creyente se
tratará de entrever no una dificultad sino el evangelio, el anuncio gozoso, el don ofrecido por
Dios; y de descubrir en la realidad las indicaciones positivas, los "signos de los tiempos".
Como en otras situaciones, o tal vez sobre todo en ésta, la comunidad de los creyentes
fue libre y se ha desvinculado de lo que era simplemente costumbre y usanza. Ha tenido
capacidad e inventiva y audacia, junto con dotes de fidelidad genuina y equilibrio: ha sacado
de la vida, de la experiencia del hombre "cosas nuevas y antiguas" (no decadentes).

378 50. SEGUIMIENTO EN EL MATRIMONIO: MC 10, 1 -12


Es cuestión de lo esencial, de pobreza, de fe. Y solamente si se camina así, se poeoe
incluso esperar que suceda algo positivo, porque cuando se viaja hacia las dificultades y Las
crisis con un bagaje engorroso de armas, no se concluye con nada. ¡Es inútil el recuerdo de
David cuando iba al asalto del gigante Goliat con todas las armas del poder!
El creyente se ha de manifestar tal como ha de ser y preste también aquí su servicio:
en definitiva se le propone un sendero sumamente difícil, humanamente impracticable
o insensato; aquí, al igual que más adelante al hablar de los bienes, no se ha de atribuir
capacidades ilusorias o pretensiones imposibles; reconozca más bien la llamada y el don. Y,
aguzando la vista y limpiándose continuamente los ojos, camine en el seguimiento.
Puede ser útil, o aun necesaria, una añadidura, en este tema, acerca de la experiencia
de quienes viven el compromiso de la virginidad como se ha venido concretando a través
de los siglos.
Tal vez le falta transparencia al modo como se vive y sin duda sobran las deformaciones
o las realizaciones sumamente defectuosas en las cuales se transparenta la amargura y
la aridez de una renuncia, más que la alegría del descubrimiento de un tesoro; tal vez se
percibe todavía el sabor de algo ya pasado y viejo, más que el anticipo de un futuro; pero
tal vez, al menos con ciertas personas, se experimenta que es realmente una llamada y un
don. Al servicio de toda la comunidad, al servicio también de quien vive el seguimiento
en el matrimonio y en el contexto preciso de una comercialización muy difundida de la
persona y de la sexualidad, tiene sentido la vocación y la entrega radical, que es posible al
que se siente llamado y tiene la gracia de una capacidad gozosa y positiva de acogida. Pero
también aquí es necesario captar su esencia evangélica y pedir saber proponerla como un
servicio a los hermanos.

REFLEXIÓN DE FE

Perderse y volverse a encontrar


Seguimos afectados por las vibraciones profundas de la segunda profecía de la pasión,
en la sombra del Calvario que ni Pedro ni los otros apóstoles, ni nosotros estamos en
condiciones de aceptar. No sabemos creer en la "Palabra", precisamente donde ella alcanza
el timbre más divino: el anuncio de la muerte. Seguimos, obstinadamente, construyendo
horizontes éticos y morales perfectos, pero también perfectamente incompatibles con la
sombra molesta de la cruz. Sin embargo, el "anuncio gozoso" se centra en la palabra que
dice: "... quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el
evangelio, la salvará" (8, 35).
Hay que saber perderse en el evangelio, en Cristo, el Hijo de Dios (1,1). Éste no es un
modo cualquiera de superar el mal y el pecado que separa al hombre del hermano, no es
una pureza legal aunque esté acreditada socialmente, no es un simple lavarse las manos,
aunque sea hasta el codo (7, 3), ni otras cosas semejantes, antes bien "muchas otras cosas
semejantes" (7,4), con las cuales se ha constituido más de una vez la "vida civil". Perderse
en el evangelio es perderse a sí mismos para volverse a encontrar en la novedad del reino,
plenitud en Cristo (1,15).
Pero la primera pérdida significa salir al encuentro del otro, renegar del límite insu-
perable del mismo yo; es destruir lo que me vuelve prisionero de mí mismo y en mí
me vuelve rígido, rompe la dureza de mi corazón. Precisamente el matrimonio, unión

50. SEGUIMIENTO EN EL MATRIMONIO: MC 10, 1-12 379


misteriosa que penetra la creación de la misma persona ("los dos se harán una sola carne",
Gn 2, 24), pide esta "ruptura de la dureza interior", que Moisés no lograba obtener (10, 5).
Esa superación debe ser el fruto de una regeneración, en la cual Cristo precisamente de ese
modo se manifieste como el Señor.
La fusión del corazón de los cónyuges, superación de una ley de una dureza inherente al
mismo hombre (Rm 7, 24: "¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte?"),
es, junto con la superación de lariquezaque veremos dentro de poco, la prueba decisiva del
señorío de Cristo en el mundo, de la dialéctica definitiva, provocada por su presencia, y sólo
por ella ("Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor!" Rm 7, 25).
Por eso en el momento conyugal de superación de la dureza humana se verifica un
signo y se actúa un sacramento. El matrimonio realiza en el mundo el nuevo modo de ser
de Cristo, que amó a la Iglesia y se ha entregado a ella totalmente (cf. Ef 5, 22-23).
Es "darse", es abandonar viejos despojos consumidos y destinados a la muerte. Es
romper larigidezde la justicia, es salir, en fin, salir de sí mismo. Las condiciones funda-
mentales de la vida en Cristo, el cual nos rescata de la muerte (cf. Ga 2,20) es la condición
fundamental del matrimonio cristiano.
Romper la propia soledad, salir de sí mismos con un éxodo radical, es el alma del
matrimonio, pero también la clave de toda vida social. Porque la unión de los dos, en lugar
de agotarse es un soliloquio entre dos, viene a ser el fundamento de una vida comunitaria
(Gaudium et spes, n. 52). El matrimonio cristiano no será verdadero sólo porque da hijos
con elfinde perpetuar la comunidad cristiana, sino porque en sí mismo realiza un ritmo de
iglesia que es el mismo de Cristo.
Para salir de mí mismo tengo que aceptar la provocación de un "tú". El matrimonio,
por así decirlo, hace presente (sacramentaliza) el tú de Dios, que toda relación comunitaria
auténtica debe suscitar en una "tensión" dolorosa. El caminar en pos de Cristo es el único
modo de salir y por eso es el único fundamento posible de una moral cristiana. Ella también
deberá hacerse capaz de moverse y de progresar sobre terrenos diferentes, además de
vados, dunas y valles. Deberá afrontar normas específicas de conducta, pero específicas
con respecto al camino que me lleva afuera. Al que todavía no sabe caminar, al niño recién
nacido o al paralítico o al que está embriagado, que siga girando sobre sí mismo, será inútil
mostrar mapas o itinerarios de marcha para estudiarlos sobre el escritorio.
Salir: morir en Cristo para vivir con El, y encontrarse con la propia limitación trágica
o mortal, para revivir en Cristo toda relación perdida, y cantar con san Juan de la Cruz
las estrofas esponsales de quien sale de noche para volver a encontrar inevitablemente al
esposo perdido, como en el Cantar de los Cantares.
"En una noche oscura, con ansias en amores inflamada, -¡oh dichosa ventura!- salí
sin ser notada, estando ya mi casa sosegada. A oscuras, y segura por la secreta escala
disfrazada, -¡oh dichosa ventura!- a oscuras y en celada, estando ya mi casa sosegada. En
la noche dichosa en secreto, que nadie me veía, ni yo miraba cosa, sin otra luz y guía, sino
la que en el corazón ardía.
Aquesta me guiaba más cierto que la luz del mediodía, a donde me esperaba, quien yo
bien me sabía...".
(Inicio de las "canciones" de la "Subida al Monte Carmelo").

380 50. SEGUIMIENTO EN EL MATRIMONIO: MC 10, 1-12


51. SEGUIMIENTO COMO LOS NIÑOS
(Me 10, 13-16; cf. Mf 19, 13-15; ¿c 18, 15-17)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


La enseñanza de Jesús a las muchedumbres, que Marcos incluye en la extensa instrucción
sobre el seguimiento después del segundo anuncio de la pasión y resurrección, continúa en este
trozo con el episodio de los niños, que acuden a rodear a Jesús.
En el relato evangélico no se pueden descubrir las circunstancias concretas de este hecho:
los breves rasgos que rodean el desarrollo de la escena (w. 13 y 16) sirven sencillamente para
crear el contexto para incluir en este punto algunos dichos de Jesús acerca del reino de Dios y
acerca del significado de los niños en relación con el reino.
El dicho del v. 15, que Mateo refiere en otro contexto, fue tal vez el punto departida alre-
dedor del cual Marcos reunió otros elementos de este episodio con un fin ilustrativo.
Coherentemente con la intención fundamental de toda esta instrucción, él quiere mostrar más
claramente qué significa seguir a Jesús: la imagen de los niños y los dichos pronunciados por Jesús
en su favor lo expresan muy bien. Y ya en la última parte del capítulo 9 se había introducido el
tema del niño (efi w. 36s.), que luego había llevado al concepto del término "pequeño" (= no
importante, débil, no autosuficiente, etc.), y así introduce el tema del discípulo que sigue a Jesús
por el camino de la humillación y del sufrimiento: asilos niños, por cuanto están sometidos a los
adultos, carecen de derechos, de poder, de prestigio, son pobres e indigentes, dotados solamente
de su sencillez y la confianza de que van a recibir gratuitamente.
Jesús indica la actitud fundamental para poder ser sus discípulos y formar parte del reino
de Dios: estar exentos de presunciones, vanagloria y poder que llevarían a confiar en las
propias posibilidades y obras aun con respecto a Dios, y así es como se vuelven prácticamente
no disponibles a acoger su don con sencillez y alegría, como los niños son acogidos y se dejan
acoger por Jesús.
En el origen de esta combinación de dichos acerca del reino como seguimiento de Jesús en
la actitud del niño, se halla quizá la cuestión discutida en las primeras comunidades cristianas
acerca del bautismo de los niños: se puede ver en eso la defensa de esta praxis como señal de la
promesa de que el ser introducidos en el reino de Dios y el ser encaminados al seguimiento de
Jesús es un puro don, que se recibe sin ningún mérito.

13. Le presentaban unos niños para que les impusiera las manos; pero los discípulos
los reñían.
14. Pero Jesús, al advertirlo, se enfadó y les dijo: "Dejen que los niños vengan a mí,
no se lo impidan, porque de los que son como éstos es el reino de Dios.
15. Yo les aseguro: el que no reciba el reino de Dios como niño, no entrará en él".
16. Y abrazaba a los niños, y los bendecía imponiéndoles las manos.

v. 13: le presentaban: detrás de ese episodio tal expiación; cf. también aquí en el v. 16 una alusión
vez hay que suponer la costumbre hebrea de llevar precisa a la bendición que imparte Jesús a los niños
los niños a los escribas, para que recibieran una con el gesto acostumbrado de la imposición de las
bendición el día anterior al que estaba dedicado a la manos. Estos niños podían ser de diferentes edades,

51. SEGUIMIENTO COMO LOS NIÑOS: Me 10, 13-16


desde la infancia hasta los años; en Le 18, 15 el capaces de acoger un don grande, como lo muestran
término que se usa significa exclusivamente infantes. naturalmente los niños.
Para que les impusiera las manos: esta traducción El versículo siguiente enuncia este mismo
debilita la fuerza del texto griego que aquí tiene el principio en forma aún más clara, al precisar que
mismo verbo "tocar", que Marcos usa a veces para no se puede entrar en el reino de Dios, si uno no lo
curar a los enfermos (cf. nota a 5, 27): la bendición de ha acogido con una sencillez gozosa.
Jesús sobre los niños viene a ser un encuentro muy No se lo impidan: este verbo se encuentra tam-
significativo, y no es un simple gesto ritual. bién en textos bautismales de los Hechos de los
Apóstoles (cf. 8, 36; 10, 47; 11, 17), en la pregunta
Los discípulos los reñían: los discípulos inter- contenida en el antiguo rito del bautismo -"¿Qué es
vienen para evitar que la presencia de Jesús despertara lo que impide que este candidato sea bautizado?"- y
demasiado la atención (cf. 9, 30), o tal vez con mayor en otros escritos cristianos de ese tiempo. Eso hace
probabilidad -ya que Jesús está hablando en medio pensar en una relación entre este pasaje y la praxis
de la multitud- para impedir que la gente se portara bautismal en las primeras comunidades, sobre todo
con Él como con los escribas, que solían acoger a los en el caso de los niños.
niños para bendecirlos. De los que son amo estes es el reino de Dios: el
v. 14: se enfadó: en la intervención de los discí- texto griego es más escueto y al mismo tiempo más
pulos Jesús ve su incapacidad de comprender el eficaz: se pone en evidencia no el aspecto de la pose-
significado de la presencia de los niños, como se sión o la apropiaban, sino por el contrario el sen-
explica en los versículos sucesivos y experimenta tido de la necesidad y de saber recibir algo como un
una fuerte reacción interior. Con eso se explica el don. Cf. nota a 1, 15 para el contenido teológico de
uso de un verbo tan fuerte (cf. también unos tér- la expresión "reino de Dios".
minos análogos también en 1, 41; 3, 5; 8, 12; cf. v. 15: no entrará en él: cf. la nota a9, 43.
también nota a 1, 41). v. 16: Los tres verbos de este versículo expresan
Dejen que los niños...: la frase de Jesús suena la ternura estupenda de Jesús y el significado vetero-
como un reproche a los discípulos y como revelación testamentario de la imposición de las manos y de la
de una verdad fundamental que concierne el reino bendición, dos gestos que manifiestan la presencia
de Dios, que se puede comprender solamente si uno salvadora de Dios y la transmisión del encargo de ser
está en esa disponibilidad interior sencilla, que hace cooperadores de la salvación entre los hombres.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Seguimiento como niños


Esta escena es una instantánea que capta un rasgo fresco y genuino de la personalidad
de Jesús, y le sirve al evangelista para declararde una manera aún más precisa la necesidad
de colocarse y permanecer en una situación de servicio y de pobreza para seguir a Cristo.
Su reino pertenece sólo a los que son como los niños. Ellos, humanamente hablando,
carecen de dotes y de cualidades positivas: se encuentran en esa situación de la cual el
hombre rehuye como si fuera una maldición y contra la cual se vuelve toda su actividad
de autorrealización. En este pasaje, por consiguiente, se va a la raíz de esa exigencia que se
había declarado en todos los pasajes anteriores; es como su resumen puesto en escena, que
luego sirve para abrir explícitamente el tema del episodio siguiente, que trata de la relación
entre el poseer y el seguimiento (w. 17-37); no sólo no se pueden poseer las personas y los
bienes, sino ni siquiera a sí mismos: ¡es necesario entregar la propia vida como un don para
recibir el don de la vida!
Unos niños son conducidos a Jesús para que los bendiga (v. 13a). Precisamente por
sus cualidades negativas, como los diferentes enfermos y los excluidos, ellos tienen acceso
libre a Jesús, y pueden ser bendecidos. Acerca del significado particular del verbo "tocar",
usado en el texto griego, véase el episodio de la hemorroísa (5,21 -43).

382 51. SEGUIMIENTO COMO LOS NIÑOS: Me 10, 13-16


Pero los discípulos los riñen (v. 13b). Se contrapone la actitud de libertad confiada de
los niños a la de los adultos, que sustituyen a Jesús para defender, sin que se lo pidan, su
prestigio. Pero, tal vez, inconscientemente los discípulos toman como pretexto la invasión
que producen esos niños, para acaparar la prerrogativa de ser los únicos que pueden estar
con Jesús. De todos modos, les parecía poco decoroso para el Maestro, que no era uno
cualquiera, esta algarabía infantil y festiva alrededor de Él. Por consiguiente, en la práctica
no habían comprendido en absoluto la lección que Jesús les había impartido en 9, 36ss.
Jesús ante esa actitud de los discípulos "se enfada" (v. 14a). Es una palabra rara, pero
interesante por su realismo y su significado profundo. Jesús antes se había enfadado con los
fariseos que, en nombre de la ley no lo acogieron y querían darle muerte (3, 5s.), así como
delante del leproso, a quien la ley excluía de la sociedad (1,41 -43). Esta ira de Jesús indica, de
la manera más realista y más verdadera, su reacción ante el rechazo del evangelio: es el juicio
severo de condena que hace recaer sobre sí todo el que rechaza su mensaje. También aquí la
escena es análoga: sobre los discípulos que no acogen a los niños, cae el juicio de Dios; pues
rechazan a Dios, porque Jesús dice: "El que no recibe a uno de estos niños, no me recibe a mí,
y el que no recibe a mí, no recibe al que me ha enviado" (9,37; cf. Mt 25,40.45).
El reino pertenece precisamente a los niños (v. 14b): ellos han renacido de lo alto (Jn 3,7),
desde cuando Jesús, "la piedra desechada" que ha llegado a ser la piedra angular (12,10), se
ha identificado con ellos, como se dice claramente en 9, 35ss. A ellos les pertenece el futuro
de Dios, porque están desprovistos de todo, sin seguridad, sin derechos y sin pretensiones,
realmente carentes de todo: aun con respecto al propio yo -que es el pecado común de toda
persona, que no logra "dar la vida para salvarla"- (8,35). Si tenemos presente esta situación
de los niños, nos damos cuenta de que el "dar la vida" es una condición objetiva de carencia
de todo y consiste positivamente en acoger el don de Dios (v. 15; 9, 37): tal vez el "dar" es
en realidad un saber "recibir". En efecto, amar significa acoger el amor de Dios, que nos
amó primero (cf. ljn 3,10). Por cuanto nada tienen que dar, y todo por recibir, los niños
son los últimos. Por eso responden a la exigencia del seguimiento, y son los únicos que están
en condiciones de acoger el reino y de poner toda su confianza en Dios, al llamarlo con el
nombre de "Abbá", Padre. Así se puede entender el dicho de Jesús: "Te bendigo, Padre,
Señor del cielo y la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has
revelado a pequeños" (Mt 11,25).
Su vida, que es dependencia total, es rescatada: a ellos les está destinada la bienaven-
turanza del reino. En consecuencia se hallan en la categoría de los pobres y de los opri-
midos, a los cuales en Jesús se les da la libertad y la riqueza del reino (cf. Le 6, 20b; Mt 5,
3-10). En efecto, se acabó la generación de los poderosos, que idolatran el mundo, o de los
prepotentes, que se idolatran a sí mismos, y aparece sobre la tierra el rescate y el amor, que
Dios había prometido a nuestros padres (Le 1, 51 - 55). Ellos se encuentran en una situación
que carece de toda esperanza humana frente a la cual emerge toda su impotencia; y esta
condición sin salida Dios la invierte a su favor.
Con solemnidad y con autoridad divina, al decir: "En verdad les digo", Jesús afirma
que "El que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él" (v. 15). De ahí que
el reino está presente en Él que se ha identificado con los últimos, es decir, con los niños.
Los niños, por lo tanto, poseen las condiciones indispensables para seguir a Cristo: no
poseen nada, ni siquiera a sí mismos (cf. 8, 35).
Además en este versículo se subraya que el reino no puede ser exigido positivamente
por fuerza humana ni edificado por ella: es sencillamente un don, que se "acoge" de la

51. SEGUIMIENTO COMO LOS NIÑOS: Me 10, 13-16 383


fidelidad de Dios que libera a los pobres. En este sentido el reino ya está presente para
ellos. Pero es también una dimensión nueva que se les abre, y en la cual se "entra". Por
consiguiente, queda también la perspectiva de un futuro que será para ellos diferente,
radicalmente diferente.
Por lo mismo, el reino es asequible solamente al niño precisamente por su pobreza e
indigencia absoluta, que representa la verdad escueta del hombre desencantado ante sí y
ante Dios.
Es una de las acentuaciones más radicales del don de la fe y del reino, que es propio
"de Dios": los discípulos están llamados a renunciar a una afirmación falsa de sí mismos
y a "acogerlo" y a "entrar" en él, con tal que en ellos se verifiquen no unas condiciones
positivistas, sino precisamente esas condiciones negativas, que son típicas del niño.
La rebelión del hombre contra estas condiciones la quebranta el muro de la muerte;
mientras la intervención de Dios quebranta la muerte y, en su fidelidad, da la vida como
un don.
El seguimiento de Cristo es posible a quien lo ha dejado todo, incluso su misma vida: la
no posesión de sí mismos es su condición fundamental. Por ello, se radicaliza la instrucción
sobre el seguimiento que se halla en 8, 35.
El seguimiento sólo es posible a los niños, porque no disponen de sí mismos y no re-
tienen para sí la propia vida: ¡en efecto, el que quiere salvarla, la pierde! Ellos están abiertos
a la novedad; tienen ante ella ojos siempre frescos y prontos a acogerla con asombro: son
como un espejo límpido, no ofuscado aún por las otras preocupaciones, en el cual Jesús, el
rostro humano de Dios, se puede reflejar. De aquí su aspecto festivo, que debe ser típico
del discípulo, el hombre nuevo que es la imagen viva del Señor de la vida. Al final del
relato, con un gesto análogo al de 9,36, Jesús abraza a los niños: a ellos se les da la bendición
del reino, es decir, Dios mismo en la humanidad de Jesús.

ACTUALIZACIÓN

Quién tiene derecho al reino


En una sociedad que se basa en el atropello constante del que es fuerte sobre el débil,
se reconocen derechos y dignidad sólo al fuerte o al débil que encuentra fuerza para hacer
valer sus propios derechos. Pero los niños quedan excluidos de todo derecho y de toda
dignidad. En efecto, "no tienen voto, no tienen partido, no tienen sindicato, no tienen
dinero, ni voz pública, ni poder". Ni siquiera se hallan en el fondo de la escala social. Están
fuera de ella, como objetos que hay que amar en el mejor de los casos, que hay que someter
en los casos frecuentes de carestía de tiempo y de amor.
Por consiguiente, los niños funcionan como válvulas de escape frente a las desilusiones
y a las contradicciones que se acumulan no sólo en familia, sino también en la sociedad:
muchos de ellos son explotados como mano de obra barata, muchos son usados como
mercancía de intercambio en los institutos asistenciales, muchos son reducidos a actores
de hurto o del engaño en las grandes periferias urbanas, cuando no son literalmente
comprados o vendidos, como pequeños objetos que carecen de voluntad.
"En este período florecen las publicaciones, las encuestas, los documentales sobre los
niños. Tal vez comienza a abrirse camino incluso entre nosotros la hipótesis de que también

384 5 1 . SEGUIMIENTO COMO LOS NIÑOS: Me 10, 13-16


los más pequeños son personas. Pero las relaciones de fuerza, obviamente, siguen siendo
idénticas. Ninguno, en la historia, jamás ha regalado libertad ni dignidad al que no tenía
poder para exigirlas. Y los niños son los que carecen de poder, los que están fuera de toda
casta, en este tipo de estructura social, donde posee derecho de ciudadanía sólo el que
puede producir y consumir" (Giuliano Zincone, Parlano aifiglisoltanto a bastonate, en
"Corriere della Sera", 15 de abril de 1976).
El niño es un ser que no posee derechos, que tiene sólo lo que le dan, que es lo que los
otros quieren. Están en una situación de dependencia absoluta. Vive del don y de la gracia;
es una mano abierta para recibir. Experimenta en su raíz la situación como criatura: es
algo sólo en la medida en que es amado por el otro. Existe y subsiste sólo como gratuidad
y receptividad: es pura capacidad de acogida; y se desarrolla sólo en cuanto recibe, no sólo
las cosas, sino amor y afecto en la medida en que es acogido por el otro. En consecuencia,
no sólo de leche vive el niño, sino también de toda palabra que sale de la boca de su madre
(Lacan), ante cuya sonrisa se despierta su misma conciencia.
La situación del niño es en el fondo la situación verdadera del hombre frente a Dios, del
cual recibe eJ ser, obrar, pensar, amar, ser libre y autónomo. En pocas palabras: el hombre
recibe de Dios el ser él mismo, y puede aceptarse y amarse, porque es aceptado y amado
incondicionalmente por Él. La relación hombre-Dios es idéntica a la relación niño/progenitor:
si es correcto, no es una relación de derechos o de deberes, de fuerzas o antagonismos, sino
de amor y de libertad recibida. Dios se entrega al hombre, como el progenitor se da al hijo. El
sentido es unidireccional: para el cristiano la primacía corresponde al recibir, así como para
Dios el dar. El hombre es antes un ser receptivo y luego un ser activo.
Por eso el acceso al reino de Dios está reservado a los niños, porque son pura capacidad
de recibir; su modo de ser consiste en acoger: con pobreza absoluta y objeto de compasión.
El que tiene derechos, fuerzas o pretensiones, no entra en el reino, así como el que es amado
por derecho, a la fuerza o por pretensiones, no es amado.
Luego, sólo en la medida en que uno es amado, ama; solamente en la medida en que
recibe, da. Pero la primacía para el hombre con respecto a Dios corresponde siempre y sólo
al recibir. Porque Dios es don, amor y compasión. El que no lo recibe o se apodera de él,
ignora el don, el amor y su fuente.

APLICACIÓN A LA VIDA

Juan Lucas interpreta el evangelio


Se oyen los pasitos de los niños en el corredor del apartamento superior; se ve a Juan
Lucas, el único pequeño -con la ancianita que habla a los gatos y maltrata las flores- que
logra escapar y bajar hasta el patiecito y grita y juega, y viene a la mente qué significan en
realidad los niños en el evangelio. ¿Qué quería decir la bendición de Jesús a ellos, su afir-
mación de que en el reino de Dios entra solamente quien sabe acogerlo como uno de ellos?
Existe el enorme riesgo de equivocarse: ver en términos nostálgicos algo que es extrema-
mente concreto y profundo, adular la primavera o la edad verde y no captar su lección que
compromete.
En efecto, la comunidad primitiva incluye con coherencia en la lista de los pobres, de

51. SEGUIMIENTO COMO LOS NIÑOS: Me 10, 13-16 385


los excluidos, de los enfermos, de los endemoniados, de los pecadores, de las mujeres, de
los desechos de la sociedad, la categoría de los niños. Por consiguiente, no podía y no puede
ser un elemento ornamental y estético. Entonces es necesario recuperar su significado más
genuino y convincente.
Tal vez el niño significativo para el evangelio no es tanto el ser que está a espaldas de
cada uno de nosotros o de toda la sociedad, sino más bien la persona más humana y más
creyente que puede estar delante de nosotros: ella habita en el futuro y no en una época de
oro remota, es fruto de un don y no de una rapiña.
Pero hay que considerar ante todo la indignación de Jesucristo, por el modo como se
trata a los niños. Es una indignación perfectamente coherente con su idea y su acción de
promoción de los marginados: ellos se convierten en anunciadores del evangelio, lo que
pueden hablar del don gratuito de la esperanza, de la liberación, de la salvación, con toda
credibilidad. Es una indignación que hoy se motivaría ulteriormente por el modo como son
tratados los niños: confinados en las casas, amontonados en los "depósitos" o "silos" de
los asilos, mortificados en sus capacidades creativas por la escuela y por la ciudad. Es una
indignación que hoy se extendería al anciano: "marginado" por improductivo; al obrero
con respecto al patrón; al campesino con relación al ciudadano; al analfabeta con relación
al que sabe engañar con las palabras que sabe de más; al explotado en general con respecto
al explotador; a la mujer con respecto al varón.
La opción de estas clases, la declaración sustancial de su "bienaventuranza", no es locura
y tampoco simple rebelión o condena; sino que es la afirmación de que no es posible ir
delante si uno no es arrogante, cínico, posesivo. Si Jesús se declara a favor de las categorías
de los sencillos, de los desposeídos, de los niños es porque lee la realidad con ojos lúcidos y
con un análisis preciso; no quiere dejar a la gente en una especie de inconciencia infantil,
sino que pide que nos saquen del infierno de una inconciencia adulta que crea explotación,
estructuras de egoísmo, de guerra, miseria y muerte. No se trata de sentimentalismo ni de
nostalgia, sino de una hipótesis y de un proyecto de futuro, de una humanidad nueva: es la
única posibilidad de supervivencia. Tal vez, la rebelión y la explosión de la violencia que está
difundida al interior de nuestras estructuras, que es preocupante y aparentemente sin motivo,
tiene también este significado y reviste el valor de una advertencia: "Es necesario cambiar de
camino; algo está profundamente equivocado".
Un niño, con sus condenas implícitas que dolorosamente paga en su carne, con sus
indicaciones inconscientes y positivas acerca del modo como deberíamos ser, se asemeja
demasiado al granito de trigo, a la semilla arrojada en el suelo para que se pueda desatender
impunemente: pequenez, descuido, insignificancia aparente. Como mensaje obstinado,
para nuestra salvación y remordimiento, los niños "renacen" ¡siempre!
Entonces tratemos de captar con mayor profundidad y desde un punto de vista de fe, lo
que puede decir Juan Lucas a quien está detrás de más de ciento cincuenta entre ventanas
y puertas sobre los balcones de una cuadra. Los destinatarios son cada individuo y la
comunidad.
Es en el discurso del seguimiento donde se habla de niños, en el discurso de la no
posesión (libertad) para "caminar en pos de Jesucristo".
Un adulto es "independiente" (¡quién sabe de quién, en realidad!), se pertenece a sí
mismo; nunca se dice que es "de" alguien, porque él se posee y posee cosas serias. Juan
Lucas es "de" alguien. Todos los Juan Lucas son de alguien -tal vez con mucha tristeza

386 51. SEGUIMIENTO COMO LOS NIÑOS: Me 10, 13-16


son de una entidad-, porque ellos no pueden poseerse; y lo que es de ellos, juguetes u otras
cosas, -se sabe y tal vez lo saben también ellos- son precisamente tonterías o cosas de poco
valor. Por eso el adulto es "el señor fulano", "se" posee y tiene bienes o propiedades, es
alguien que desempeña un papel, actúa, se afirma y se defiende. En cambio, Juan Lucas
"hace la guerra", juega con los gatos o es piloto formidable sobre el carro a control remoto:
propiamente no es nadie en cuanto a desempeñar un papel y no es un problema para él
llorar o reír; vive con una naturalidad perfecta sus sentimientos, cambia su papel y es
evidente que duerme sin preocupaciones. Cuando alguien le sonríe desde una ventana,
le lanza un caramelo o un juguete, sonríe y recoge: no había hecho ninguna "petición
respetuosa" y lo que ha llegado es algo de más.
El seguimiento implica una actitud que tiene fuertes analogías con todo eso: ningún
interrogante de peso acerca de la propia identidad, elasticidad, y flexibilidad al desempeñar
algún papel (por otra parte, sin ser patológicamente inconstantes), disponibles para un
desprendimiento tranquilo de sí mismos, cada vez más conscientes de que toda experiencia,
cada día, es campo del don gratuito de Dios. Esta era una de las razones más significativas
del bautismo que se administraba a los pequeños en las comunidades de los creyentes: "¡Es
realmente un don, si se da incluso a un niño, a quien no puede aducir méritos o derechos!".
Una convicción tan fuerte razonablemente hacía pasar a una segunda línea el problema de
la libertad o de la opción libre del individuo.
En realidad, se dice que el reino debe ser "acogido", que uno entrará en él si es como un
niño; no porque lo pensamos o lo construimos, al menos en este pasaje.
Y si al final somos acogidos todos y entramos todos, presumiblemente será porque,
al contemplar nuestra existencia con ojos que son como los de un niño, admitiremos que
hemos "jugado" mal y seremos perdonados.

REFLEXIÓN DE FE

¿Cómo podemos volver a ser niños?


Jesús, te estoy siguiendo, paso a paso, en tu evangelio. Este caminar mío contigo me
liberará. Pero las condiciones del viaje son imposibles: ¡tengo que caminar conmigo mis-
mo y sin mí!
Tú me interrogas precisamente ahora, y yo no sé que responder. Tal vez, me quedan tus
opciones por vivirlas, las que tú asumiste en tu carne humana.
La confrontación se profundiza en cada página, casi como contemplación de tu vida...
Nos dice la Escritura: "... partícipes de una vocación celestial, consideren al apóstol y Sumo
Sacerdote de nuestra fe, a Jesús..." (Hb 3,1). Dame, oh Señor, el poder del niño, el que se
manifiesta en su debilidad (cf. 2Co 12, 9).
Enséñame a abrazar a un niño, para dejarme iluminar. Enséñame a abrazarte. Que yo
pueda comprender el secreto de quien nada propio posee, sino que tiene sólo lo que le ha
sido dado como un don. Entonces podré amar yo también.

51. SEGUIMIENTO COMO LOS NIÑOS: Me 10, 13-16 387


52. SEGUIMIENTO Y POBREZA
(Me 10, 17-31; cf. Mt 19, 16-30; Le 18, 18-30).

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Con una frase de carácter redaccional Marcos introduce este pasaje recordando el tema del
viaje de Jesús, que en los capítulos 10 y 11 está siempre presente como trasfondo (cf. w. 32.36 y
11, 1.11.12.15.27). Estas alusiones al viaje se vuelven cada vez más importantes, porquejesús
se está acercando ajerusalén para llevar a su cumplimiento la misión entre los hombres.
Después de haber hablado de algunas condiciones necesarias para seguir a Jesús -la fidelidad
al vivir la entrega recíproca para los que están casados y la senállez en acoger el reino de Dios con
la actitud de un niño-, Marcos sigue exponiendo la enseñanza de Jesús acerca de los requisitos del
seguimiento, y propone como necesaria también la opción por la pobreza (v. 21).
Con esta doble meditación acerca del abandono de la riqueza, para seguir a Jesús, van unidas
juntamente tres escenas: el encuentro de Jesús con el hombre rico (vv. 17-22 acerca de la necesidad
de abandonar las riquezas); la conversación de Jesús con los discípulos (w. 23-27 sobre la
imposibilidad del hombre de realizar esta opción y sobre el poder de Dios); una.colección de dichos
de Jesús (w. 28-31 sobre la motivación de ese abandono). La redacción de estas tres escenas en un
único pasaje se remonta a un estadio de la tradición anterior a Marcos: la meditación del episodio
del hombre rico debe haber suscitado una amplia reflexión en la comunidad desde los primeros
años, que luego Marcos utilizó en esta página del evangelio con algunos retoques para introducir
en él unos temas preferenciales de él, -como la insistencia sobre el estupor de los discípulos en los
vv. 24 y 26, y la añadidura de las palabras "por el Evangelio"- o por motivos redaccionales.
La relación entre la primera escena y la segunda es muy estrecha; mientras es reconocible
sólo a nivel temático entre la segunda y la tercera. La vivacidad y la inmediatez del relato en
la primera y en la segunda escena, tanto más apreciables si se confronta el texto de Marcos con
los paralelos de Mateo y Lucas, deja entrever que se trata del relato de un testigo ocular, que
es fácilmente reconocible en la persona de Pedro (cf. v. 28).
Al igual que en la segunda mitad del capítulo 9, también aquí, en la segunda, y sobre todo
en la tercera escena, encontramos reunidos varios dichos pronunciados por Jesús en circuns-
tancias diferentes y unidos el uno con el otro por obra de la comunidad.
Este pasaje reviste una importancia fundamental en el Evangelio de Marcos, también por
el lugar que ocupa allí entre el segundo y el tercer preanuncio de la pasión y resurrección: es una
meditación decisiva sobre la necesidad de hacerse pobres si se quiere recibir la vida en el segui-
miento de Jesús; es una meditación dirigida a todos y profundizada en la conversación con los
discípulos, que suele hacerlo Marcos para los puntos más importantes de la enseñanza de Jesús.
La constatación de que al hombre precisamente a causa del apego a los bienes materiales,
le es prácticamente imposible captar las nuevas posibilidades de vida que Dios le ofrece en
el encuentro con Jesús, pone de relieve la necesidad absoluta de dirigirse a Dios para ser
convertidos, porque "todo es posible para Dios" (v. 27).

388 52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31


El sí que se dice a Jesús en la opción por la pobreza, es el día que se dice a Dios para recSñr
el don de la vida, que ya desde ahora sobre la tierra aparece poco a poco como capaádad de
transformar las relaciones interpersonales y sociales según el criterio del servicio prestado por
amor, aun a costa de persecuciones, a la espera de saborear plenamente el don del amor en la
otra vida.
Con la añadidura del último versículo y con el trozo siguiente que nos presenta por tercera
vez el anuncio de la pasión y resurrección de Jesús, Marcos subraya el contraste entre la lógica
del reino de Dios que nos lleva a esta entrega y la lógica interesada del hombre mundano.

17. Como saliera Jesús de camino, uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante
El, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener vida eterna?"
18. Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios.
19. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levan-
tes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre".
20. Él, entonces, le dijo: "Maestro, todo eso lo he observado desde mi juventud".
21. Jesús, fijando en él su mirada, lo amó y le dijo: "Una cosa te falta: anda, cuanto
tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y
sigúeme".
22. A estas palabras aquel hombre frunció el ceño y se marchó entristecido, pues
tenía muchos bienes.
23. Mirando entonces a su alrededor, dij o Jesús a sus discípulos:" ¡ Qué difícilmente
entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!".
24. Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Pero Jesús les dijo
de nuevo: "¡Hijos, qué difícil es entrar en el reino de Dios!
25. Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre
en el reino de Dios".
26. Ellos se asombraban aún más y se decían: "Y ¿quién se podrá salvar?".
Jesús, mirándolos fijamente, dice: "Para los hombres, imposible; pero no para
27. Dios, porque todo es posible para Dios".
Pedro se puso a decirle: "Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos
28. seguido".
Jesús dijo: "Yo les aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas,
29. madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio,
30. quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos,
hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo
venidero, vida eterna.
31. Muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros".

v. 17: uno: Marcos no ofrece ningún dato Maestro bueno: como sólo Dios es bueno, este
acerca de esta persona: del relato se deduce que ya apelativo no se debía atribuir a ningún hombre, tal
no debía ser muy joven (v. 20), a diferencia de Mt como Jesús responde a su interlocutor (v. 18). Con
19, 20.22, y que era rico (v. 22); Lucas lo presenta estas palabras Marcos implícitamente afirma que
como "uno de los principales" (cf. 18, 18). en la persona, en las palabras y en las acciones de
Arrodillándose ante El: es un gesto de homenaje Jesús debemos ver la manifestación de la bondad
superior al que se rendía a los rabinos (cf. también del mismo Dios. En Mt 19, 16 el adjetivo "bueno"
en 1, 40; 5, 22). se refiere a lo que se debe hacer.

52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31 389


La pregunta de este hombre corresponde a la sodios, como aquí abajo en el versículo 23, y más
que los discípulos dirigían a los rabinos, los cuales adelante en el relato de la pasión (cf. notas a 3, 5 y 16,
también remitían a lo que se lee en la Sagrada 4s.). La mirada de Jesús es un elemento importante
Escritura. en sus encuentros con las personas: es un medio
Para tener vida eterna: la expresión griega es extraordinariamente eficaz para provocar una
más precisa según la fe judía, pues usa el verbo respuesta personal en sus oyentes.
"heredar" en el sentido de recibir la salvación Lo amó: el verbo griego que se usa aquí ("aga-
como fruto de las promesas de Dios (cf. también páo") es el mismo que encontramos en 12, 30.31.33
nota a 9, 43). en el pasaje del mandamiento del amor: expresa la
La idea de la "vida eterna" (también en el v. 30) dimensión más profunda y madura en la relación
en el lenguaje bíblico se comprendé en conexión de un amor entendido como "ágape", cuando la
con la fe en la resurrección de los muertos, como actitud de entrega se vuelve más pura y estable, más
un don que Dios dará al creyente en la vida futura allá de todo cálculo o ventaja egoísta; es el verbo que
(cf. comentario a 12, 18-27). se aplica de un modo perfecto a la relación de Dios
Pero en la reflexión cristiana de los orígenes, como con los hombres, como lo presenta de la manera más
aparece sobre todo en el evangelio de Juan -para el sublime Juan en su evangelio y en su primera carta.
cual "la vida eterna" equivale al "reino de Dios" de los Una cosa te falta...: es la segunda respuesta
sinópticos-, esta expresión toca también la fase terres- de Jesús, que exhorta a llevar a su cumplimiento
tre de la vida, e indica la transformación que se realiza la fidelidad a los mandamientos con la decisión de
en nosotros ya desde ahora, si respondemos positiva- seguirlo por su camino, y en primer lugar con la
mente a la llamada de Dios, y esta transformación opción por la pobreza.
será siempre progresiva hasta cuando se cumpla plena- También en este aspecto la enseñanza de Jesús
mente con la resurrección después de la muerte. supera la mentalidad judía, según la cual la riqueza
v. 18: Desde el tiempo de los antiguos escri- era señal del favor de Dios. Es la consecuencia del
tores cristianos, los Padres, se han buscado varias encuentro decisivo con Dios en Jesús que nos lleva
explicaciones para resolver el contraste que parece a optar por Él por encima de todos los bienes mate-
resultar de estas palabras entre Dios y Jesús. Cree- riales.
mos, en cambio, que la frase es una forma indirecta Anda, cuanto tienes véndelo; a diferencia del evan-
para sugerir la verdadera identidad de Jesús, según gelio de Mateo que usa la fórmula condicional (cf. 19,
la línea del secreto mesiánico. 21 coherente con el v. 17), Marcos refiere las palabras
v. 19: Como primera respuesta a la pregunta de Jesús en forma de mandato, que corresponde mejor
que ya le han hecho, Jesús remite sencillamente a los a la mentalidad judía y al tono del mensaje de Jesús,
mandamientos de los cuales cita los que conciernen sobre todo cuando implica también la perspectiva
expresamente las relaciones entre las personas: la escatológica(cf. también 9, 42-50).
fidelidad a esta indicación de la antigua palabra de Dáselo a los pobres: en la enseñanza de los rabinos
Dios es la condición preliminar para ser reconocidos se insistía en el valor de la limosna como señal del
como dignos de recibir la vida eterna. En una segunda respeto con el cual se consideraba al pobre, el que
respuesta (v. 21) Jesús pedirá otra condición, que era amado por Dios con predilección (cf. la amplia
brota de la nueva palabra de Dios que El anuncia y teología del pobre en el Antiguo Testamento).
en la cual se explicitan los compromisos que derivan Un tesoro en el cielo: es la vida en el reino de
de la renovada, más intensa y decisiva experiencia Dios que comienza ya desde ahora en la medida en
del amor de Dios a los hombres. que uno es fiel a su palabra (cf. nota al v. 17).
Con esta perspectiva más amplia los discípulos Sigúeme: cf. nota a 1,18.
están invitados a superar toda observancia legalista v. 22: Por esta triste conclusión del episodio com-
de la palabra de Dios, antigua o nueva, en la opción prendemos el motivo por el cual Jesús poco antes
de seguir a Jesús. había invitado a ese hombre a abandonarlo todo: la
Los tres sinópticos citan los mismos manda- posesión de los bienes materiales impide efectiva-
mientos con una ligera variante en la sucesión; en mente que se tome en serio la palabra de Dios, hasta
Marcos encontramos una palabra diferente a propó- convertirla en criterio de opciones de vida.
sito del octavo mandamiento ("no seas injusto"), v. 23: La conversación de Jesús con los discí-
que se omite en algunos manuscritos; en el texto de pulos, en la cual Marcos explica el significado del
Mateo notamos la añadidura del mandamiento del episodio anterior, se articula como reflexión sobre
amor al prójimo. el comportamiento del hombre rico y como res-
v. 21: fijando en él su mirada: es siempre el puestaa la sorpresa de los discípulos.
verbo "ver" que se modula con agudeza con dife- El discurso de Jesús va más allá del episodio
rentes prefijos según las circunstancias de los epi- que se acaba de narrar y también más allá de la

390 52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31


situación de los discípulos: las palabras de Jesús jante, el de "cuerda gruesa" (gómena) o con la supo-
tocan a todo el que tenga alguna riqueza y quiera sición que "el ojo de una aguja" fuese una metáfora
entrar en el reino de Dios (cf. nota a 9, 47). para indicar una puerta estrecha bajo los muros de
Este desarrollo del pasaje no deja duda acerca Jerusalén, de tal tamaño que hacía prácticamente
del valor general -porque concierne todos los que imposible el paso de un camello.
quieren ser cristianos- de la propuesta de Jesús v. 26: ¿ Y quién se podrá salvar?: esta pregunta,
para tomar una opción por la pobreza para seguirlo si se mantiene en su formulación originaria con refe-
(v.21). rencia al hecho global de la salvación final, confirma
vv. 24s.: Algunos manuscritos, entre ellos uno la acentuación que le hemos dado al término de la
de los principales, invierten la sucesión de estos dos primera nota en los versículos 24s. acerca del valor
versículos; Mateo y Lucas omiten por completo el escatológico de estos dichos de Jesús. Cf. las afirma-
versículo 24, aunque Mateo 19, 24 ("se lo repito") ciones semejantes acerca de los pocos elegidos entre
parece suponerlo. los muchos llamados (Mt 22,14) y acerca de la puerta
Al anteponer el versículo 2 5, el texto pone efec- estrecha (Mt 7,13s.; Le 13, 23s.).
tivamente en evidencia un nexo lógico más claro: v. 27: mirándolosfijamente:ya hemos puesto
no sólo para los ricos es difícil entrar en el reino de de relieve en la nota al versículo 21 la importancia
Dios: es difícil para todos, porque ninguno está dis- de la mirada de Jesús; aquí, como en 3, 5, ella
puesto naturalmente a colocarse en la actitud de una tiende a crear el contexto para afirmaciones de
acogida sencilla del don de Dios (cf. pasaje anterior), grande importancia teológica.
pues sólo El puede realizar lo que humanamente es Para los hombres, imposible...: tanto por el con-
imposible (v. 27). tenido como por el lenguaje, estafrasese inspira en
De este razonamiento podemos deducir la idea pasajes del Antiguo Testamento según la versión
que se halla en su raíz: todo el que no sabe acoger griega de los Setenta (cf. Gn 18, 14; ]b 10, 13; Za.
el don de Dios con sencillez y confianza, aunque no 8, 6); implícitamente contiene ya una indicación
posea grandes bienes materiales, está en la actitud acerca del problema debatido por Pablo sobre
del rico que confía en sus propios medios, y así se la relación entre la fe y las obras en orden a la
hace la alusión de que ese modo construye también salvación. Encontramos algunas variantes en los
la propia salvación. manuscritos a propósito dé este versículo: algunos
En los primeros estadios de la tradición tal vez omiten las palabras "pero no para Dios", otros la
los dichos que se hallan contenidos en los versículos última frase ("Porque todo es posible para Dios").
24.26.27 han sido reunidos no con referencia a este v. 28: Pedro...: el texto griego no presenta nin-
tema de la riqueza, sino más en general alrededor guna partícula que sirva como unión con los ver-
del tema de la salvación como don gratuito de sículos anteriores; Marcos refirió todo el trozo
Dios. seguido tal como le fue transmitido por la tradición,
Quedaron sorprendidos: en el texto griego lee- sin introducir en él ninguna conexión en la estruc-
mos el mismo verbo que está en 1, 27 (cf. también tura de la frase.
la nota respectiva); ya hemos evidenciado en otros Yaloves, nosotros lo hemos dejado todo...: en estas
pasajes (cf. nota a 5,42) el significado del "estupor" y palabras de Pedro resuena vivamente el mandato de
del "temor" de la gente en el evangelio de Marcos. Jesús que se recuerda en 1,17 y 2,14.
Al aproximarse la pasión, estos sentimientos se En la versión de Mt 19, 27s. Se añaden otras
acentúan en los discípulos de manera especial, y ellos palabras de Pedro ("¿qué recibiremos, pues?") y una
por terquedad no comprenden: cf. el término aún afirmación de Jesús que contiene la promesa de que
más fuerte en el versículo 26 ("se asombraron") y en "en la nueva creación" también los discípulos se sen-
el versículo 32 se pone en evidencia con la repetición tarán con Él "en doce tronos, para juzgar a las doce
("estaban sorprendidos... tenían miedo"). tribus de Israel" (cf. Le 22, 28-30).
Hijos: la ternura, que Jesús siente hacia los v. 29: Yo les aseguro...: la respuesta de Jesús,
discípulos, se expresa en esta palabra típica del como la leemos ahora, está expresada en dos listas
estilo de Juan en armonía maravillosa con el verbo paralelas de nombres repetidos con alguna variante
"amar" del versículo 21 (cf. nota). y que indican en la primera serie el aspecto de re-
Es más fácil que un camello...: el valor para- nuncia y en la segunda el aspecto de recompensa
dójico de este dicho de Jesús debe mantenerse en (cf. versículo siguiente). En el aspecto de la estruc-
los términos precisos en los que está formulado. tura literaria cada término de la primera serie está
Carecen de fundamento los intentos, que comen- separado del siguiente mediante una coma, y así
zaron ya en algunas interpretaciones de los pri- también en.la segunda serie. La palabra "padre" en
meros siglos, que tendían a disminuir su fuerza, la primera serie es probablemente una añadidura
pues sustituían el término "camello" con uno seme- incluida posteriormente por atracción del correlativo
"madre", que se encuentra en las dos listas.

52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31 391


Por el evangelio: expresión típica de Marcos Finalmente, en la enseñanza global de Jesús
(cf. también en 8, 35 y la nota correspondiente); está claramente presente la perspectiva escatológica
que se añade aquí junto con la expresión "por -"y en el mundo venidero, vida eterna"- como
mí", y que documenta un punto fundamental de realización plena de esos valores que durante la vida
la reflexión cristiana de las primeras Comunidades, terrena no se pueden adquirir sino parcialmente en
es decir, la identificación de Jesús mismo con el medio de muchas pruebas y sufrimientos. Entonces
evangelio y con el reino de Dios (cf. nota a l , 15). en estas palabras, que consideramos que sustan-
v. 30: "nadie... quedará sin recibir el dentó por cialmente fueron pronunciadas por Jesús, se conser-
uno: ahora al presente...": esta repetición de la lista van unidos los dos momentos, el presente y el
se encuentra solamente en Marcos; pero también futuro (cf. también nota a 9, 47).
algunos manuscritos de este evangelio, y entre ellos Ciertamente la experiencia directa de la perse-
uno muy autorizado, no la refieren. Eso hizo sur- cución en la comunidad puede haber influido para
gir alguna duda acerca de su autenticidad. Pero las hacer recordar también estas palabras de Jesús;
razones que se aducen, para respaldar esta hipótesis, pero admitimos que esta alusión a la persecución
no nos parecen suficientemente fundamentadas. En puede explicarse igualmente bien como añadidura
efecto, es verosímil la promesa de Jesús a favor de una del evangelista, o de alguno antes de él, precisa-
vida mejor desde ahora -"el ciento por uno: ahora al mente por consideración de los malos tratos sufri-
presente"- en el aspecto de las relaciones interper- dos por los primeros cristianos.
sonales y sociales como fruto de la actitud de servi- v. 31: Es un versículo que añade aquí Marcos
cio por amor vivido y predicado por los discípulos como apéndice para subrayar la novedad descon-
en virtud de su conversión al reino de Dios. certante y la diversidad del mensaje que se propone
Es también comprensible la alusión a la en este pasaje. Mateo lo reproduce también en 20,
persecución -"con persecuciones"- que expresa 16 después de la parábola de los obreros que son
el mismo Jesús, que no ocultaba los riesgos ni los enviados a la viña; Lucas lo incluye en otra serie de
peligros que habrían de afrontar sus discípulos. dichos (cf. 13,30).

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El seguimiento y la riqueza
En esta tercera secuencia que se compone de varias escenas, la iglesia de Marcos se
interroga a fondo y saca las conclusiones últimas y prácticas acerca de la relación entre querer
"salvar", es decir, poseer la propia vida para perderla, y la decisión de "perder", es decir, dar
la vida por Cristo para salvarla (8, 35). Aquí se habla específicamente de la relación entre el
seguimiento de Cristo y los bienes de este mundo, a propósito de los cuales Jesús ya había
dicho: "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?" (8,36).
Si antes se había expresado en forma interrogativa, ahora se afirma categóricamente la
conexión entre la posesión de lasriquezasy la pérdida de la propia vida.
El problema, además de estar en relación con el primer anuncio de la pasión-resurrec-
ción, ya había aflorado en varios otros puntos del evangelio: ya en la primera llamada, los
discípulos lo dejan todo para seguir a Jesús (1,18.20; 2, 25); en la aplicación de la parábola
de la semilla, los bienes de este mundo son llamados "la seducción de las riquezas", que,
como abrojos, sofocan la palabra, la cual de este modo queda sin fruto (4,19); en el discurso
sobre la misión, los discípulos son enviados a dar testimonio de la libertad del reino en una
pobreza absoluta (6, 6b-13) y, en fin, en toda la sección de los panes se mostró que la nueva
economía del reino no consiste en "poseer", sino en "dar".
El problema, como se ve, debía ser bastante actual y urgente para la comunidad de
Marcos, no menos que en la nuestra. Pero, a diferencia de nosotros, aún en la constatación
de la imposibilidad humana para vivir las condiciones del seguimiento, la comunidad
primitiva no cedía, y tenía la conciencia precisa de la inconciliabilidad entre lasriquezasy
el reino prometido a los pobres.

392 52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31


Hemos visto que en toda esta extensa sección, que sigue al segundo anuncio de la
pasión-resurrección, en un crescendo continuo, se mostró en qué consiste este "dar la
vida", que es al mismo tiempo el don de la vida en Cristo.
En este pasaje se deducen las consecuencias más detalladas, pero también más concretas
y pesadas, porque son materiales. En el rechazo tajante y radical de Jesús con respecto a la
riqueza, aún en su debilidad reconocida, los primeros cristianos descubren claramente que
los bienes de este mundo no son en absoluto neutros para el discípulo que quiere seguir a
su Maestro. Hay que anotar que la pobreza que se le exige al cristiano no es fruto de una
ascesis que vuelve al hombre amargado e incapaz de saborear la bondad de la vida: es una
pobreza "cristiana", que nos hace libres en el seguimiento de Cristo y nos da la alegría de
estar con Él, recuperando el significado de este mundo en su valor positivo. Esta pobreza
es conforme a la de san Francisco de Asís y hace posible comunicar con toda la creación, la
cual, a través de la muerte en la cruz de la pobreza, se hace partícipe del espíritu de vida y de
alegría de Cristo resucitado. El cristiano, que ve cómo se concreta en la riqueza el poder y
la sed de dominio, descubre en la pobreza la condición indispensable para seguir al hombre
en su camino de servicio y de amor.
¡Es difícil reconocerse realmente en el joven rico, tan libre y bueno en sus intenciones,
pero en realidad tan esclavo y tan alejado del reino! Pues, el hombre, aunque no quiera
admitirlo de alguna manera, sirve siempre y adora a alguien, o mejor alguna cosa: ¡es
esencialmente fetichista! En otras palabras, tiene siempre algo que absorbe toda su existencia,
como "interés", es decir, preocupación última de su obrar. Este es su pecado contra Dios -su
idolatría- que le hace considerar como valor supremo un ídolo que no es el Dios de los vivos,
y que lo mantiene en su muerte. Ese ídolo puede sencillamente ser la autoafirmación a nivel
personal (9, 35-37), o comunitario (9, 37-40), en la cual uno coloca como horizonte último
de la propia acción la propia persona o la comunidad y trata de "poseerse", sin dar la vida.
Es la idolatría más sutil, la primera, contra la cual se dirige principalmente el pasaje anterior
(w. 13,16). Pero existe otra idolatría, que en realidad no es muy diferente de la primera: es su
expresión más material y más usual. En este caso el ídolo parece más vulgar y de mal gusto
(cf. Mt 6, 25-34), incluso a nivel inferior de los ídolos de oro de los primitivos. Este dios es
simplemente el oro, que con frecuencia es alcanzable solamente como acto de fe en un pedazo
de papel, que tiene el poder infinito de proporcionar todos los bienes que el hombre puede
desear, es decir, "poseer". Este es el valor absoluto al cual se inmolan muchas más víctimas
humanas que las que fueron inmoladas al dios Moloc. Se puede decir que con varios nombres
casi toda la humanidad hoy adora este dios, se postra de rodillas delante de él y le sacrifican
la propia vida. Ésta en verdad es también la situación de] jovenrico,a pesar de las apariencias
contrarias (v. 17). Pues, por más que haya buena voluntad, no se puede servir a dos señores
(Mt 6, 24): o se sirve a un ídolo, que aplasta y exige la vida, o a Dios, que libera y da la vida.
¡Por tanto, nadie puede servir al mismo tiempo a Dios y al dinero! Vale la pena subrayar
que el dinero es el rostro concreto de toda idolatría, y se le adora más que lo que pensamos,
desde el Occidente hasta el Oriente, y eso lo hacen tanto los que se llaman cristianos como
los ateos, en forma de capital o de bienestar. En general, todos nosotros somos devotamente
solícitos en su veneración durante 24 horas diarias, en parte con un culto directo (el trabajo)
y en parte con un culto indirecto (el descanso para trabajar). Nuestra misma "doctrina
social" en el fondo corre el riesgo de no hacer más que codificar razonablemente su culto.
Al tema del rechazo del don y de la vida en Cristo en nombre de la "posesión", que
es siempre idolátrica, en el evangelio de Marcos servirá como contrapunto la fe del ciego
de Jericó, que "arrojó su manto", dio un brinco, vino donde Jesús y lo seguía por el
camino (vv. 50. 53b), y la fe de la pobre viuda, que da "todo lo que tenía" (12,44) para ese

52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31 393


nuevo templo que es Jesucristo -el Dios que se despojó y se entregó a nosotros. Ahora se
comprende más que nunca lo que ya se había dicho en 6, 6b-13, es decir, que la pobreza
que se les exige a los discípulos es el rostro concreto de la fe: es dejarlo todo, para seguir a ese
Dios que se ha manifestado en el hombre Jesús. La diferencia entre el Nuevo y el Antiguo
Testamento se indica aquí en toda su fuerza, y es la única vez, en una forma tan clara: la
misma observancia de la ley no es nada, con respecto al ser conquistados por Cristo Jesús
(leer a este propósito Flp 3,1-14) y seguirlo: Ésta es la propuesta que Jesús le hace al joven
rico así como a todos los discípulos.
El joven rico "se arrodilla ante Jesús" y pronuncia una expresión insólita: "Maestro
bueno, ;qué he de hacer para tener vida eterna?" (v. 17). La pregunta es muy precisa: qué
se debe nacer para tener vida eterna. El joven no expresa un deseo cualquiera: es el deseo
fundamental de la vida que no se puede alienar. Es el deseo absoluto del hombre de una
vida sin restricciones ni cuantitativas ni cualitativas, es decir, la vida eterna, sin fin y sin
límites, que Dios había prometido.
Como primera condición para obtener la vida, Jesús coloca la observancia de los manda-
mientos que se refieren al amor al prójimo, como en£x 20,12-16; Dt4,16-20; Di 6,4s.; Lv 19,
18. Expresamente se omite el mandamiento fundamental, el del amor a Dios (cf. en cambio
12,29-31), porque este mandamiento recibirá para el discípulo una nueva formulación como
seguimiento de Cristo (cf. v. 21), es decir, de ese Dios que se manifestó como amor en la
humanidad de Jesús. En efecto, el reino de Dios está presente en la humanidad de Jesús, que
es el Dios cercano a nosotros, el único al que conocemos. También a esterico,que responde
diciendo que siempre ha observado todas estas cosas desde su juventud (v. 20), le falta todavía
la cosa esencial para entrar en la vida. Aquí está el meollo de la fe en el "evangelio", el salto
cualitativo del Antiguo al Nuevo Testamento, el grande misterio que ningún hombre puede
imaginar: el reino de Dios, es decir, el mismo Dios como justicia, paz, amor y vida, se le
entrega al hombre en el hombre Jesús de una manera plena, definitiva y última porque en
El "reside toda la plenitud de la divinidad" (Col 2,9); el que no lo acoge y no lo sigue, lo ha
perdido todo, ha perdido su vida.
Por eso alricoJesús le responde que le "falta una sola cosa" para tener la vida (v. 21a).
Sin ésta fracasa la misma vida. Paradójicamente lo que le "falta", es precisamente lo que
"posee" y de lo que "carecen" los pobres: ¡sus bienes! (v. 21b). Aquí juega con toda su
evidencia la lógica del reino que no es la de tener ni de poseer, es decir, del egoísmo, sino la
de dar y de servir, es decir, del amor. Las exigencias de este amor brotan precisamente de
lo que tiene y de lo que el otro carece, y viceversa.
Esto se expresa con toda radicalidad también por lo que concierne a los bienes mate-
riales: la posesión de éstos excluye de la vida. Sólo quien se despoja de ellos puede seguir a
Jesús (v. 21c) y saborear así el fruto del árbol de la vida, la victoria de la cruz. No existe otro
modo ni camino para ser discípulos del Maestro y "alcanzar la plenitud en Él" (Coi 2,10).
Con frecuencia se ha dicho que la pobreza es un "consejo evangélico", y que, por consi-
guiente, el mismo seguimiento de Jesús, que lo supone, es cuestión de frailes y monjas. Para
justificar esta opinión muy común se han valido del pasaje paralelo de Mateo, que dice: "Si
quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro
en los cielos; luego ven, y sigúeme" (Mí 19, 21). Nada es más falso que esa interpretación,
porque para Mateo la perfección de la ley es su cumplimiento, y toda la vida cristiana se
concibe como un camino de perfección absoluta: "Sean perfectos como es perfecto su Padre
celestial" (Mt 5,48), dice Jesús en el centro del sermón de la montaña.
Sin venderlo todo y sin seguir a Jesús, no se puede recorrer este camino de perfección:

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la misma ley sigue siendo imperfecta, es decir, sin realizar y sin cumplir, y no se posee ese
"tesoro en el cielo", es decir, la misma vida, que es Cristo Jesús, el cual vino a llevar a su
plenitud el don de la ley (cf. Mt 5,17).
Mucho más claramente para nuestra mentalidad, menos acostumbrada a considera-
ciones doctas sobre la ley antigua, Marcos dice sencillamente que para tener vida, al rico
le falta una sola cosa, la que es decisiva: dejarlo todo para seguir a Jesús. Pablo explica
admirablemente qué significa dejarlo todo, qué amplitud implica, y qué riqueza trae, al
referirse al descubrimiento del conocimiento supremo de Cristo (cf. Flp 3,4-10). Él mismo
es el misterio profundo del cristianismo, el tesoro escondido, la perla preciosa, que para
poseer "con gozo" se vende todo (cf. Mt 13,44-46).
Dejarlo todo y seguir a Jesús entonces no es un "consejo" para el cristiano que quiere
ser mejor que los otros: es la condición de pertenencia al reino, la esencia material de ser
cristianos, la explicitación más concreta de la necesidad de "perder la vida para salvarla"
(cf. 8,35). Lamentablemente esta esencia ha sobrevivido (¡muchas veces en forma alienada
y a veces alienante!) dentro de los límites de los monasterios y de los conventos. Esta
alienación es mortal para el mismo cristianismo, que así pierde lo que es su específico, y
corre elriesgode convertirse en esa cosa que a menudo todos vemos, muy diferente del
reino que Jesús quiso proclamar y vivir.
Si no se toma en serio, a nivel personal y también institucional, el llamamiento de Jesús:
"Anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres, luego ven y sigúeme", uno no puede
absolutamente decir que es cristiano. Esto implica ciertamente de parte del cristiano un
cambio revolucionario continuo de sí mismo, de las propias instituciones, de la sociedad
y de sus criterios. Pero, precisamente, en este cambio revolucionario es donde se puede
conocer la eficacia del evangelio, el "anuncio gozoso" que se dirige sólo a aquellos pobres a
los cuales les resulta realmente desconocida la categoría de la posesión.
Es interesante notar el doble movimiento contrario que el llamamiento de Jesús
contiene, y que pone de relieve el contraste entre el "poseer" lariquezay el seguir al Hijo
del hombre en la entrega de la propia vida: primero hay un movimiento de "alejamiento",
en el cual el rico es rechazado ("anda") y debe a su vez rechazar la riqueza ("cuanto tienes
véndelo y dáselo a los pobres"); sigue luego el movimiento contrario de "acercamiento", en
el cual el pobre, es decir, el que ha vendido y ha dado, se acerca a Jesús ("ven y sigúeme").
Sólo así puede obtener ese "tesoro" que está reservado a los "pequeños" (cf. Mt 11, 25),
"porque de los que son como éstos es el reino de Dios. Yo les aseguro: el que no reciba el
reino de Dios como niño, no entrará en él" (w. 14b-15). La característica del niño, como lo
hemos visto en el pasaje anterior, es precisamente el dejar la posesión y abrazar la pobreza
efectiva a todos los niveles (económico, político e ideológico). Por eso él, que es el último
según el código social humano, es el primero en el reino (cf. 9, 35s.). ¡Eso se debe no
ciertamente al hecho de que el reino justifica la miseria y la pobreza, sino porque su riqueza
es prometida a los pequeños y a los pobres, y de un modo definitivo sin regreso, porque
en el reino están invertidos los valores que dominan en el mundo, que en definitiva son los
valores de quienes dominan y oprimen el mundo! (cf. también los w. 42-45).
De este modo se declara la necesidad de la pobreza. Ella no puede ser comprendida sin
una relación de amor a Cristo Jesús (cf. Flp 3, 7ss.) que se debe seguir y sin la solidaridad
con los otros. Es la misma fe de Abrahán, que lo deja todo a cambio de la promesa de Dios,
y así se convierte en un grande pueblo; es la misma fe de Israel que para llegar a la tierra
prometida por Dios, sale de la esclavitud de Egipto, lo deja todo y, caminando por la aridez
del desierto, llega a ser el pueblo de Dios, él que no era ni siquiera pueblo. En la pobreza el

52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31 395


hombre sale de toda idolatría y esclavitud y camina, sin obstáculos, hacia el futuro de Dios
y la propia identidad escondida de la cual ha descubierto el rostro en Jesús (cf. Flp 3,7-14).
Esta pobreza, lejos de ser una ascesis que es unafinalidadpara sí misma, es la propuesta y
la creación de nuevos valores. En efecto, es una pobreza que nos pone en relación de amor
con el Otro y con los otros: cuando uno ha cedido lo que tiene, se pone en relación por
lo que uno es. La pobreza en el fondo es la desnudez que exige el amor, y que es la única
que puede crear relaciones humanas libres. Pues, esta pobreza cambia la piedra árida en
fuente de agua vida: esta pobreza hace florecer el desierto. Esta pobreza hace fecundo
el seno estéril de Sara, y multiplica al hijo único de Abrahán que él ofreció a Dios. Esta
pobreza es la virginidad del hombre que en María puede acoger el don de Dios. Por eso se
dice: "Bienaventurados los pobres", y por eso se acoge la pobreza evangélica con alegría:
"cuando ayunes, perfúmate la cabeza"... (cf. Mt 6,17).
El hombre del que estamos hablando, en cambio, "a estas palabras, se marchó entriste-
cido", porque, como agrega expresamente Marcos, "tenía muchos bienes" (v. 22). El "tener"
muchos bienes, en lugar de "darlos" corresponde ya en realidad a un alejamiento triste para
apartarse de Jesús y de su reino, cuya lógica no es la "posesión" sino el "don", no el tener sino
el dar, para ser como Jesús, porque uno no es lo que tiene, sino lo que da.
Por eso, con grande solemnidad, volviendo esa "mirada" que para Marcos es señal de
su juicio (cf. 3, 5), tan diferente de la primera mirada de amor del v. 21 a, que es invitación
a la salvación, Jesús proclama su maldición sobre la riqueza. Esta maldición se subraya
con un crescendo. Primero se habla de ella en términos de dificultad, al decir cuan difícil
es para un rico entrar en el reino de Dios (v. 23); luego, al estupor de los discípulos, Jesús
reacciona sin atenuar lo que ha dicho antes: al contrario, aumenta la dosis, y radicaliza la
maldición, al afirmar que lariquezano sólo es un peligro o una dificultad para el reino, sino
que excluye de él. En consecuencia, es imposible que unricoentre en el reino, así como lo
es para un camello pasar por el ojo de una aguja (w. 24-2 5). En la mirada y en la palabra de
Jesús resuena la tremenda amenaza: "Ay de ustedes, losricos"de Le 6,24.
Los discípulos se asombran aún más y quedan perplejos.
Intuyen el alcance y tal vez también el sentido profundo de esa maldición de la posesión,
y por eso le preguntan a Jesús con acierto: "¿Quién se podrá salvar?" (v. 26). ¿Tal vez los
discípulos tenían la preocupación de su propia salvación, o no sabían que sólo el que pierde
su vida la salva? (8, 35). De todos modos al menos han comprendido que "la posesión"
implica la exclusión del reino, es decir, de la salvación total del hombre. A la pregunta
de los discípulos Jesús responde tajantemente que las cosas son precisamente como Él
lo ha dicho y como los discípulos lo han entendido. Después de haberla declarado con la
comparación del camello, ahora declara con palabras muy explícitas la "imposibilidad" de
salvarse (v. 27a) no sólo para elrico,sino también para el hombre en general, que no logra
renunciar a la codicia de la posesión. Sin embargo, para salvar la vida, es necesario perderla,
es decir, entregarla (cf. 8, 35), en el seguimiento del Hijo del hombre: es el principio de la
muerte-resurrección, que, así como valió para el maestro, vale también para el discípulo.
Dejar lariquezaes sencillamente su expresión material, pero es también la expresión más
difícil a primera vista, porque afecta más profundamente al hombre.
Pero lo que es imposible para los hombres, no es imposible para Dios: "Todo es posible
para Dios" (v. 27b). Para el hombre es posible entrar en el reino sólo si está "cerca de Dios",
es decir, en Jesús, que desde siempre está junto al Padre. Sólo en Jesús se descubre la perla
preciosa, y para comprarla se vende todo. En efecto, la pobreza cristiana es la expresión
concreta de la fe en Jesús, "por quien perdí todas las cosas y las tengo como basura para

396 52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31


ganar a Cristo" (Flp 3, 8), dice Pablo, "porque yo mismo he sidc -'—----- -
Jesús" (Flp 3,12).
Por consiguiente, Jesús, al igual que en el v. 15, subraya que entrar en el reino, esdedr,
ser sus discípulos, es imposible al hombre: no es fruto de ascesis ni de capacidades huma-
nas, sino que es puro don de Dios: aún más, es fruto del "estar junto a Dios". El hombre
nunca está tan lejos del reino como cuando pretende poseer títulos para entrar en él, o
sencillamente posee algunas cosas. La simple posesión, en lugar de dar, es un título de
exclusión: uno no está "junto a Dios" que es don de vida.
Es la elección-conclusión de toda nuestra sección. Del crescendo y de las repeticiones
insólitas acerca de la imposibilidad, se entrevé cuánto se detuvo la comunidad de Marcos y
cuánto sufrió sobre este punto central del evangelio: la vida es el don de Dios en Jesús, que
ya ahora se realiza en el pobre que lo sigue.
Este don ya ha sido concedido a los discípulos, por cuanto lo han dejado todo y han seguido
a Jesús (v. 28). Al igual que a ellos, se le concede a toda la comunidad de aquellos que "por mí
y por el evangelio", dice Jesús, "han dejado casa, hermanos, madre, padre, hijos y campos"
(v. 29): "por mí y por el evangelio" -es decir, por la persona de Jesús y por su palabra, en la
cual hoy nosotros todavía lo encontramos- es la motivación de fondo de la pobreza cristiana.
Él es la perla preciosa. Los que la encuentran, lo dejan todo "con alegría". Porque a éstos se
les concede el tesoro de la vida sin fin en el nuevo "mundo venidero" (v. 30b), y el céntuplo de
lo que ya han dejado en este mundo (v. 30c). De ahí que es en la comunidad que se inaugura
ya lariquezadel reino, precisamente por el hecho de que no se posee, sino que se da. En ella
se realiza lo que ha sido prefigurado en la multiplicación de los panes, donde, en lugar de
poseer y atesorar, se entrega y se comparte, y se obtiene como resultado la multiplicación de
los bienes, de tal modo que todos tengan la saciedad. En efecto, se tiene solamente lo que se da
como un don -y se tiene en una medida sobreabundante. Así la Iglesia debe ser en el mundo
como el lugar concreto de la nueva praxis del reino de Dios.
Todo esto sucedía en la primera comunidad de los discípulos, que "tenían todo en común;
vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de
cada uno" (Hch 2, 44b-45; cf. 4, 32ss.), y por eso "no había entre ellos ningún necesitado"
(Hch 4,34a). Es la realización del que acoge la semilla, es decir, la palabra del don de la vida,
que produce frutos inesperados (cf. 4, 8). Es necesario estar atentos para no equivocarse,
como a menudo se hace, acerca de este "céntuplo" que ya obtiene sobre esta tierra el que
acoge a Jesús y a su palabra. Ante todo él va unido a "persecuciones", porque el discípulo
sufre una lucha violenta del dios de este mundo, que trata de destronar. La iglesia de Marcos
ya las había experimentado (cf. también 4, 17). Además este "céntuplo" célebre no tiene
nada que ver con una riqueza o un triunfalismo mundano de la iglesia. Las cien casas que
se reciben en realidad están constituidas por aquella casa que es el lugar donde se halla y se
acoge el reino (4,11) y los cien hermanos, hermanas, etc., son esa nueva familia de hombres
libres constituida por los que están en esta casa y cumplen la voluntad de Dios (cf. 3,31-35).
Esta voluntad se concreta no en el tener, sino en el dar, en el seguimiento de Jesús.
Este es el campo que ya desde ahora tiene el tesoro.
Jesús concluyefinalmentesu instrucción del mismo modo como la había abierto en 9,
35, diciendo: "Muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros" (v. 31).
Toda la instrucción que se extiende desde 9,33 hasta 10,31 no es más que una inversión
detallada del pensamiento del hombre (ya señalado en 8, 33b), y una ilustración, en las
varias situaciones concretas de la comunidad, del principio fundamental del seguimiento:
sólo quien pierde su vida por Cristo la libera (8, 35).

52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31 397


Por lo mismo, la condición para salvar la vida es no poseerla de ningún modo y en
ninguna situación, sino hacer de ella un don siempre. Así el que se ha despojado de sí
mismo y de todas las otras cosas, el que es último, es realmente el primero.
Podemos concluir toda esta extensa instrucción de Jesús observando que en los
diferentes casos concretos de la vida, la comunidad de Marcos no cae en el moralismo,
midiendo la propia praxis con normas morales dominantes, sino con la contemplación
de Cristo que invita a su seguimiento: la ética, es decir, el comportamiento práctico, y la
cristología forman una sola cosa.
Según lo que dice Santiago, los cristianos son aquellos que, con la mirada fija en Jesús,
acogen con docilidad su palabra que ha sido sembrada en ellos y que tiene el poder de
liberar su vida. Lo importante es no ser simples oyentes, ilusionándose a sí mismos, sino
"operadores" de esta palabra, que se ha de vivir en la propia carne. "Porque si alguno se
contenta con oír la palabra sin ponerla por obra, ése se parece al que contempla su imagen
en un espejo: se contempla pero, en yéndose, se olvida de cómo es. En cambio, el que
considera atentamente la ley perfecta de la libertad y se mantiene firme, no como oyente
olvidadizo sino como cumplidor de ella, ése, practicándola, será feliz" (Sí 1, 23-2 5).
El centro de todo el pasaje es el mismo centro de la fe cristiana: dejarlo todo por Cristo
Jesús, -dejarse "seducir" por Dios que se nos apareció en Jesús. Sólo el que tiene este
"conocimiento superior de Cristo Jesús" (Flp 3, 8), está junto a Dios, ha descubierto la
perla preciosa, lo abandona todo con alegría, porque tiene la plenitud de la vida del reino
que está reservado a los pobres.
Finalmente, está claro que el hombre no es lo que tiene o posee, sino lo que da. El verda-
deroricoes el que da, no el que está atado a las cosas. Uno que se entrega es auténtico. Uno
que lo da todo, es el todo, y se encuentra rico en todo. Ésta es la bendición mesiánica, que
Jesús ha traído.

ACTUALIZACIÓN

Dios o el dinero
El dinero es el dios de nuestra sociedad. Su único valor es el producto; y el valor de los
valores es el producto de los productos, el dinero. Entonces la nuestra no es una sociedad
atea, como a menudo se dice. Es una sociedad idólatra, que adora el tener. Y como se tiende
a identificarse con el objeto de la propia adoración, el hombre ya "es" solamente lo que
"tiene": nos hallamos en la cosificación total del hombre (son hermosas a este propósito
las páginas juveniles de los "Manuscritos económico-filosóficos de 1944", Turín 1975, pp.
151-157).
Este dios dinero no se venera en el culto del trabajo para la producción; sino que hay que
venerarlo con el culto del consumo para la destrucción. Es un dios que tiene una necesidad
esencial de destruir lo que produce, o mejor, a quien lo produce con dedicación y lo que él
mismo no produce: le es necesaria la vida de sus oradores. Al mismo tiempo destruye en la
injusticia y en el atropello, en la pena y en la opresión, en la marginación y en la supresión,
incluso a quien no quiere amarlo. Es un dios que exige la vida de todos.
La alternativa para los discípulos de Jesús es clara: ¡o Dios o el dinero! Entre los dos
no es posible ningún compromiso, aunque es muy fácil. En la pobreza Jesús propone
al hombre la renuncia al dios de este mundo. ¡Pero una pobreza estoica o cínica no es
suficiente! Se trata de la pobreza de quien lo da todo a los pobres. Por consiguiente, no es

398 52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31


una pobreza que tiene sólo como finalidad una libertad real y moral de algo: es una palnea
que tiende a una "libertad para" alguna otra cosa, es decir, para la solidaridad.
Estos dos aspectos negativos de la pobreza son el requisito que se presupone pan é.
tercer aspecto, el que es esencial y positivo: la pobreza para seguir a Cristo. En él nuestra
libertad se realiza y se convierte en libertad liberada en todas sus potencialidades, en b
misma entrega de la propia vida.
Lo específico cristiano es la pobreza a estos tres niveles. Lo demás son palabras. "Ser
cristianos" significa seguir a Cristo, que siendoricose hizo pobre, para hacernos partícipes
de suriqueza(2Co 8,9). Para ser cristianos no basta conocer bien ni la ley, ni la teología, n;
la espiritualidad o cosas semejantes. Tampoco basta, y esa es muy difícil, poner en práctica
todo lo que a este propósito se conoce. También el joven rico lo hizo. Para tener la vida
(v. 17) es indispensable escuchar la palabra del Señor que dice: "Una cosa te falta: anda,
cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres... luego ven y sigúeme" (v. 21).
Si nos atenemos a este pasaje, "la pobreza" es esencial para seguir a Cristo.
La palabra del Señor es muy precisa y dura. Dejémosla así, tal como ella es. Recordemos
que "esta pobreza" no es un hecho marginal, sino la esencia concreta del cristianismo: es
indispensable para tener la vida que Cristo nos ha dado como un don. De ahí que el pobre
es aquel que, en la inseguridad debida al rechazo profético de los ídolos de este mundo y de
la seguridad que da la posesión y la acumulación de los bienes, confía totalmente en Dios.
El rico del que tratamos no entrará en el reino. Seguirá siendo un hombre bueno,
piadoso y religioso; pero no será nunca cristiano: como un animal que carece de inteligencia
nunca será hombre (Sal 49,13. 21).
El motivo de "nuestra pobreza" no es sino la "pobreza de Cristo": su misterio más pro-
fundo, que lo llevará a la cruz. El discípulo debe seguir al propio Maestro: Y nuestro Maes-
tro es el carpintero de Nazaret, pobre, itinerante, que no tiene dónde reclinar su cabeza,
controlado por todos los poderosos, sin privilegios, indefenso, que termina su vida desnudo
en el patíbulo, que le han preparado todos los poderosos de este mundo.
Pero precisamente por "esta pobreza" Él está libre de todo poder y de toda idolatría,
fue libre para servir al Padre y a los hermanos, y obtuvo la libertad plena en la resurrección,
porque Dios ama al pobre.
El cristiano no sólo está llamado a la "pobreza personal". Debe oponerse necesariamente
a las estructuras de una sociedad que se fundamenta en la posesión y la tenencia; y debe
tratar de realizar una comunidad basada en la entrega y en ser discípulos del Señor. Se
sacrifica para crear un espacio alternativo en una sociedad basada en el egoísmo, en la
explotación y en el dominio, en el ansia y en la destrucción. Plantea una relación diferente
entre los hombres basada en el amor, en el servicio, en la libertad, en la alegría y en la
vida. Representa siempre un elemento incómodo y crítico, un impulso que aguijonea en el
corazón de la sociedad en la que vive. Tiende a su destrucción, para que aparezcan los cielos
nuevos y la tierra nueva que Dios ha prometido. Propone la pobreza como solidaridad y
como protesta, como comunicación y con el fin de compartir los bienes.
Pero todos nosotros experimentamos la incapacidad individual y colectiva para hacer
esto. Estamos atados por las garras de la sociedad, por sus puntos de vista, por sus falsos
valores y por sus favores vistosos. Aunque somos conscientes de que sus ventajas y sus
favores cuestan más de lo que ofrecen, -¡cuestan nada menos que la misma vida del
hombre!-, nos sentimos impotentes para rebelarnos. El pecado original que revive en
todo pecado personal, el "sistema" que se realiza en toda juego menudo, es realmente

52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31 399


insuperable. No logramos liberarnos de él ni de salir de él. Además de ser un dato revelado,
es un dato objetivo que constatamos: ninguno se libera por sí mismo del pecado, así como
ninguno puede levantarse del suelotirandode sus propios cabellos.
Pero el evangelio es el anuncio de la gracia de Dios, de su intervención para salvar al
hombre: lo que le "es imposible para el hombre" es posible "para Dios" (v. 27). Y ahora es
posible también para nosotros, porque Dios ha venido y se ha hecho cercano al hombre y se
ha hecho nuestro prójimo. Creer en esto no es de libre elección: ¡es la misma fe en el evangelio!
Sólo así se realiza la promesa que Cristo le hace a Pedro y a todos los discípulos (w. 2 8 -31): un
mundo de comunión entre los hombres y con Dios, el reino de la fraternidad, de la igualdad,
de la justicia, del amor, de la vida y de la bendición sobreabundante de Dios.
Pero todo esto se realiza solamente en medio de persecuciones. Y no puede ser de otro
modo, si uno se pone a luchar contra el amo de este mundo. No cede muy fácilmente. Pero
al final se realizará la promesa.
Por ahora no olvidemos nunca que la meta siempre está oculta en el camino. Pero existe,
y por eso se camina, sabiendo que cada paso hacia delante es un acercamiento y un anticipo
de la meta.
Aquí Jesús indica claramente el camino: es la pobreza en su seguimiento, el misterio de
la semilla que muere para producir la mies abundante.

APLICACIÓN A LA VIDA

Una pobreza para seguirte


Acaba de cerrar la puerta un mendigo: narra una aventura familiar increíble y pide una
moneda para un viaje muy improbable. ¡O tal vez no!... ¿cómo se puede saber? De todos
modos entretanto sigue sonando el timbre de la puerta y se trata de otro que se asoma, narra
y pide. A veces setienela impresión de que hay un cúmulo de injusticias, de una miseria
grandísima que la ciudad trata de descargar donde se crean aberturas en sus defensas: a lo
largo de una mañana o de una tarde un grupo consistente de alcohólicos, locos, desubicados,
drogados, restos humanos. El hecho de haber decidido no dar más dinero, sino orientarlos
hacia un centro al que luego daremos ayuda, no nos deja tranquilos.
Y entretanto viene gente que hace correr la voz y se pone de acuerdo con una solidaridad
que nos produce escalofrío...
Pero ¿qué quiere decir el evangelio, cuando habla de pobres y de pobreza? Se puede
intentar decir algo, en una perspectiva de aplicación a la vida, pero nunca como en este caso
todos somos conscientes de que es una palabra pobre la que sabemos decir.
Existe ante todo el riesgo de reducir la pobreza, de la cual habla Jesús, a puras palabras,
tal vez muy lógicas, con observaciones estadísticas sobre la explotación, la miseria, el
hambre en el mundo. Se descubren sus causas: los pueblos ricos causan hambre en los
pobres, y el que tiene bienes, se enriquece a costa del que notiene.Se hacen reflexiones
muy pesadas, irreprensibles, sobre el "tener o ser" (pero escritas en los Estados Unidos
o en Suiza: ¡Eric Fromm!). Son categóricos al juzgar que el mismo mundo, además de las
relaciones humanas, ha sido manejado por gente sin criterio, con respecto a las posibilidades
y a los recursos energéticos, la habitabilidad: por consiguiente, se prevé la catástrofe si no se
realiza una inversión radical en la tendencia.

400 52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31


Se han hecho investigaciones también en la Bi blia: hay una continuidad en la experiencia
y en la bendición de los pobres de Yahvé hasta Jesús de Nazaret y paralelamente existe la
maldición del dios dinero, "el afán de dinero es la raíz de todos los males", según lo resume
] Tm 6,10. Se pone en evidencia la dialéctica de un escándalo de la pobreza, que debe ser
vencida para que los hombres sean hermanos en la justicia y en el amor y, por otra parte, se
habla de la bienaventuranza de la pobreza.
¿Y después?
Después, pasando a la práctica, al proyecto concreto, se puede promover la revolu-
ción, optando por usar la no-violencia o bien empuñando las armas; uno puede encami-
narse por senderos de pobreza demasiado "espiritual", cuando se clasifica con demasiada
espiritualidad como insignificante el "sacramento" de la pobreza real; o uno puede
enredarse en una pobrezarigoristaa nivel económico sobre todo individual, cultivando al
mismo tiempo un sentido de "grandeza" colectiva indescriptible; se puede emitir el voto de
pobreza evangélica sin ser en absoluto pobres y sobre todo evangélicos...
No sabemos cómo pueda actuar Jesucristo en la valoración del que es realmente pobre, y
es explotado, carece de lo necesario y, sin embargo, tiene en sí mismo el hambre de "tener"
(es difícil decir hasta qué punto es justo y "obligatorio" el derecho de tener lo que permite
una vida realmente humana y dónde en cambio comienza la espiral de la pretensión, que
es mortal para sí mismo y para los otros; tal vez más en teoría que en la práctica, ya que
logramos comprender algo en ese sentido). Pero sabemos muy bien que lo que él puede
pensar de aquel que no es pobre, aunque no desiste del seguimiento: hay una imposibilidad.
Eso es como querer convertir un círculo en cuadrado.
Mientras uno no se haya desprendido de todo, es un "camello". ¡Y es muy estrecha la
puerta de entrada en el reino de Dios! En el último paso de la experiencia humana uno se
queda despojado de todo, "al más allá no se lleva nada", y tal vez puedeconsistir en esala
última oportunidad de Dios y del hombre.
Y en eso está la desolación, porque todo es viejo y sigue siendo cada vez más viejo,
según la lógica de la posesión y del poder en lugar de la del servicio, cuando los creyentes,
como comunidad y como individuos, no son pobres.
Hoy más que ayer se descubre con una evidencia absoluta el rostro malo de la riqueza,
el aspecto malvado e ineliminable de todo poder. El tiempo hace justicia: existe el despojo
y la decadencia, nos arrebata los bienes, las casas, los terrenos, se cosecha descrédito donde
había respeto, pero todavía se hunde la raíz dentro, y la mala hierba está allí, lista para volver
a brotar en otras ediciones. Se crean premisas para otros vínculos estructurales, se lleva la
boca hacia nuevos ídolos, se arriesgan otros matrimonios,financiacionesde nuevos amos,
y se pierde así la capacidad de denuncia profética, de anuncio, de defensa del pobre...
Entonces ¿debemos encaminarnos hacia la pobreza que exige el evangelio? \Que nos
encamine Jesucristo! Que nos convierta y nos convertiremos: que nos haga comprender
desde adentro la radicalidad de su exigencia y la fuerza de esta experiencia, que nos dé la
capacidad de identificar el camino y los modos de realización. , .naaaivu/as
¡De lo contrario estamos arruinados! ::• " ~f'¡
Porque, así como no basta la amenaza de las enfermedades venéreas para hacer que
una persona sea casta, así tampoco son suficientes las previsiones catastróficas, humanas o
escatológicas, para que se viva la pobreza evangélica. El despojarse es como el parto doloroso
de la liberación, de la vida liberada en el amor; Tú no nos muestras un anticipo, nosotros nos
aferramos a lo nuestro, nos aferramos tenazmente a lo que nos parece de valor. ¿Tal vez por

52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: M e 10, 17-31 401


eso nos hablas del céntuplo, prometes lo infinito -expresado en términos cuantitativos para
nuestra inteligencia tan limitada- y me prometes lo que trasciende todos nuestros deseos?
¡Nosotros no tenemos ni siquiera la idea de un mundo diferente de éste, de un mundo
que es regido por otra lógica! Y entonces luchamos hasta la última sangre para hacernos un
puesto aquí, según la mentalidad que tenemos.
Porque existe el riesgo de una especie de tentación de Dios, cuando le pedimos, para
movernos por el sendero de la pobreza, que se manifieste, que se muestre vivo y nos
convenza. Si bien es verdad que debe aparecer ante nosotros como un valor el despren-
dimiento en el seguimiento, esa libertad que es el don y la vocación a la pobreza... ¡el movi-
miento puede convertirse en una maniobra sucia para no dar un paso!
Pero existe también elriesgomuy grande de la pretensión en la "pobreza". El despojo
aun físico puede ser causado por la libertad absoluta, pero puede también derivar de la
manía de desnudarse, del exhibicionismo o de la voluntad de afirmación. Desde un punto
de vista humano puede tener un significado profundo la contestación del consumismo,
la oposición a la lógica de tener: se puede llegar a la "perfección". Pero precisamente por
eso, en la hipótesis de que seamos sinceros, podemos ser fariseos, estoicos o ascetas, pero
no personas evangélicas, si en eso se consume el intento extremo, el golpe habilísimo de
reacción con el cual vuelve a salir aflotenuestra pretensión ineliminable: nos enriquecemos
incluso con la pobreza, nos volvemos a encontrar "perfectos", y por ello insalvables,
desvirtuando la cruz de Jesucristo (cf. 1 Co 1).
Existe el peligro de cerrar la página, confundidos sin luz y afligidos. "Se marchó
entristecido"...: ¡es una espina! Nosotros no queremos irnos, Señor, sino seguirte; por eso
somos afligidos por el demonio de la posesión de unas maneras sutiles y muy diferentes.
Tú permitirás que te sigamos sólo si lo dejamos todo; pero nosotros no podremos nunca ir
en pos de ti como pobres si tú no has obrado una seducción en nosotros.
Para dejarlo todo es necesario ser un poco locos, y uno es un poco loco cuando ama.
Apártanos de nuestra prudencia, danos un poco de amor y podremos encaminarnos
por este sendero. Da un poco de amor a tu Iglesia, y con eso haz que no le tenga miedo
a los peligros, según los principios humanos. Entonces será viva, danzará y profetizará
despojada y bellísima, como David delante del arca.
¿Es el Apocalipsis? Es hora de que comience.
¡Ven, Señor Jesús!

REFLEXIÓN DE FE

Meditación de los dos seguimientos


Dice Pablo: "... el tiempo es corto. Por tanto, los que tienen mujer, vivan como si
no la tuviesen. Los que lloran, como si no llorasen. Los que están alegres, como si no lo
estuviesen. Los que compran, como si no poseyesen. Los que disfrutan del mundo, como si
no disfrutasen. ¡Porque la apariencia de este mundo pasa!" (lCo 7, 29-31). Eso no implica
de ningún modo un desprecio de la tierra, sino la superación de toda preocupación excesiva
que nos aparta de Dios, que nos arrebata la serena conciencia de que le pertenecemos. Es una
conciencia bautismal. Dice en otra parte el Apóstol: "Los que viven según la carne, desean lo
carnal; mas los que viven según el espíritu, lo espiritual" (Rm 8, 5) y más adelante: "En efecto,
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios" (Rm 8,14).

402 52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 1 7-31


En Marcos nuestra conciencia filial se adquiere y se desarrolla siguiendo a Jesucristo d
Hijo de Dios, que se mueve hacia el Padre.
El que quiere ser perfecto en el seguimiento, en lugar de retirarse entristecido ante
las propuestas de Jesús, debe venderlo todo (v. 21), sin dividir el corazón entre las preocu-
paciones del mundo y la confianza en Dios y ponerse más expeditamente en el seguimiento
de Cristo de tal modo que pueda abandonarse totalmente al Padre: "Padre, en tus manos
pongo mi espíritu" (Le 23,46; Sal 31,6). El tiempo se ha acortado y la aceleración de la cruz
ya está impresa en el evangelio. Al lector se le impone una opción dolorosa.
El discernimiento espiritual cae sobre nuestra impotencia a la cual responde el poder de
Dios (v. 27). Ha llegado la hora de darnos cuenta de que ya no podemos continuar el camino
basándonos sobre nosotros. Es tiempo del asombro frente a Jesús (v. 26), del abandono de
toda posesión, de la pobreza interior. De lo contrario, al movernos hacia Jerusalén, que ya
se aproxima, ya no podremos contarnos entre sus discípulos.
La pobreza se impone entonces como fundamento del camino que nos queda por recorrer
como comunidad. Estamos llamados, como nos lo enseña el texto de Pablo colocado al
inicio del pasaje, a usar los bienes de la tierra como si no los usáramos y, por consiguiente,
a decidirnos por la pobreza efectiva. En verdad los consejos evangélicos, que fundamentan
como carismas la "vida religiosa", están a la raíz de la misma existencia bautismal y parten de
la pobreza entendida como oposición sufrida al vivir posesivo del hombre. Aquí está la opción
decisiva de Francisco, de Ignacio de Loyola, de Juan de la Cruz, de Carlos de Foucauld, que
todo lo dejan por amor a Cristo. San Ignacio de Loyola en una célebre meditación coloca al
verdadero discípulo de Cristo bajo la "bandera" de esa pobreza. Es una señal de pertenencia
que es como el eje de sus "Ejercicios Espirituales". Esa pobreza evangélica debe llegar a ser
el sello misterioso de toda palabra de salvación, que sea realmente libertadora. Para "ayudar
a todos" en la "señal" de Cristo es fundamental autenticar la palabra apostólica en la pobreza
como una moneda en su modelo. Fuera de ella cada cosa resonará como falsa, aún más, será
"la señal" opuesta, de esclavitud y de mal.
Así mientras satanás se apodera del mundo agitado su "señal de pertenencia" en la
espiral diabólica de la posesión, precisamente frente a él se iluminará el rostro de Cristo que
emprende el camino humilde de la entrega de sí mismo.
La autenticación en la pobreza es aquí, notémoslo muy bien, señal prioritaria que
precede y fundamenta todas las cosas. Como la aleación de metal que precede al dibujo
impreso en la moneda.
La castidad, la obediencia y toda otra perfección interior de nada valdrán sin esta
prioridad, que es una especie de desprendimiento de sí mismo.
Una orientación de fondo, un "instinto" cristiano, semejante al de un escalador exper-
to, dominará entonces nuestro camino y nos hará precavidos ante cualquier engaño y tenta-
ción contraria. Será precisamente, como lo decíamos, un camino en pos de Cristo, en una
dirección opuesta a la del joven rico.
El seguimiento de Cristo o el del joven rico vienen a ser así el discernimiento para la
opción decisiva.
(Meditación de las dos banderas - San Ignacio, Ejercicios Espirituales, n. 136).

52. SEGUIMIENTO Y POBREZA: Me 10, 17-31 403


i*- "' D) La última fase del viaje a Jerusalén: 10, 32-52

'fifi obbstenJí» *:"•

53. TERCER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN


(Me 10, 32-34; cf. Mt 20, 17-19; ic 18, 31-34)

sbisboqSssbn?.V.-

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


La última etapa del largo viaje desde Cesárea de Filipo hasta Jerusalén constituye el
cuadro ambiental dentro del cual están incluidos los cuatro trozos siguientes que concluyen el
capítulo 10.
Con claridad y fuerza extraordinaria Marcos retoma y sintetiza en tres escenas los
temas fundamentales de estos últimos capítulos centrados en los tres anuncios de la pasión y
resurrección y en las enseñanzas repetidas de Jesús acerca del seguimiento (cf. la presentación
en 8, 31-33): la perspectiva de la cruz, que Jesús acepta como cumplimiento de su misión en
medio de los hombres (w. 32-34: el tercer anuncio de la pasión y resurrección); la ceguera de los
discípulos (cf. w. 35-40: el episodio de los hijos de Zebedeo); el seguimiento como servicio por
amor (cf. w. 41-45: la tercera enseñanza de Jesús acerca del servicio); el poder de Dios, que
hace capaces de caminar por la senda de Jesús (cf. w. 46-52: el milagro del ciego enjericó).
El viaje de Jesús con los discípulos que era un hecho histórico, se convierte en señal muy
elocuente del llamamiento a caminar en su seguimiento: esta sección comienza y termina
precisamente con la palabra "por el camino " y con el verbo "seguir" (cf. vv. 32 y 52).
Es el camino que lleva a Jesús, primero a la pasión y muerte (v. 32: "marchaba delante
de ellos") y luego a la nueva vida de la resurrección, precediendo siempre a los discípulos
(cf. 16, 7 ya preanunciando en 14, 28).
Si confrontamos este tercer anuncio de la pasión y resurrección con los dos anteriores (cf. 8,
31 y 9, 31), notamos en él una indicación más detallada de algunos momentos principales de
la pasión. Es evidente que este pasaje nació en la comunidad cristiana a la luz de los eventos
pascuales: se pueden ver fácilmente los pasajes del relato de la pasión a los cuales se hace
referencia -precisamente: (para el v. 33 cf. 14, 53; 15, 1; para el v. 34 cf. 14, 65; 15, 15-
20.24.37; 16, 1-8).
Como lo hemos mostrado en la presentación en 8, 31-33, ya en la antigua tradición
evangélica, sobre la base de algunas frases de Jesús, se había formado él esquema de un triple
anuncio de la pasión y resurrección tal como está documentado en los tres sinópticos y también
hemos subrayado la importancia teológica de esta repetición, fuertemente significativa, sobre
todo en Marcos. El evangelista incluye aquí el tercer momento del esquema que había llegado
hasta él y le añade el versículo 32, que está constituido por elementos típicos de su pensamiento.
La primera parte de este tercer momento sirve como introducción a toda la sección.
La "subida" a Jerusalén en el desarrollo del relato de Marcos significa el cumplimiento
consciente de la misión de Jesús en medio de los hombres, como consecuencia de sus opciones de
fidelidad absoluta a Dios y de amor que perdona y libera a todos los hombres.
Todavía los discípulos no comprenden y quedan turbados por las perspectivas dramáticas
que cada vez más claramente se perfilan delante de sus ojos. Jesús no trata de convencerlos con

404 53. TERCER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 10, 32-34


razonamientos: solamente les pide con insistencia que se mantenganfirmesen su seguím
aún más, casi los lleva consigo (v. 32).

32. Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos; ellos
estaban sorprendidos y los que le seguían tenían miedo. Tomó otra vez a los
D oce y comenzó a dec irles lo que le iba a suceder: .
33. "Miren que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los
sumos sacerdotes y a los escribas; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los
gentiles,
34. y se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán, y a los tres días resuci-
tará". ^. .

v. 32: subiendo: el significado teológico de este aspectos importantes de la fe cristiana inherentes a


verbo se basa también en la imagen que expresa la persona de Jesús.
y que es muy apropiada a la situación geográfica El adverbio "otra vez" hace pensar que esta
de Jerusalén, situada precisamente sobre una leve frase marca el comienzo del texto de la tradición
altura. anterior, en la cual Marcos se inspira aquí para
Marchaba delante de ellos...; los que lo seguían...:presentar el tercer anuncio, después de las frases
es una frase bastante oscura, hasta el punto de que redaccionales de la primera parte del v. 32. J-:i: •-
algunos copistas antiguos han modificado de dife- Comenzó a decirles: es una expresión muy semfeí
rentes maneras el texto para hacerlo más claro. Nos jante a la que introduce el primer anuncio en 8, 31.
parece que Marcos no tiene la intención de referirse Lo que le iba a suceder: es una frase de sabor
a dos grupos diferentes (los Doce y los otros), veterotestamentario, referida solamente por Mar-
aunque parece que debe admitirse que con los cos y que aparece también en Le 24, 14 (cf. nota a
Doce habían otras personas, las cuales al igual que 8, 31: "debía sufrir mucho").'
ellos tenían sentimientos de estupor y de miedo: en
vv. 33s.: El vocabulario de este resumen de
efecto, inmediatamente se añade que Jesús "tomó
la pasión en gran parte entra también en el relato
de nuevo a los Doce aparte". Hay una expresión
más sencilla, para decir, tal vez, la misma cosa, en que Marcos hará de ella en los capítulos 14 y 15 y
4, 10 ("los suyos junto con los Doce"). refleja la mano del evangelista.
El Hijo del hombre: cf. la nota a 8, 31. En
Ya en los versículos 24 y 26 Marcos había todos los tres anuncios el único nombre con el cual
subrayado el estupor y el asombro de los discípulos al Jesús es indicado, es "el Hijo del hombre", que es
oír las palabras de Jesús. Y en 9,32, después del segun- el nombre que los sinópticos prefieren cuando se
do anuncio de la pasión y resurrección, había usado el trata de presentar algún aspecto importante de la
mismo verbo, aunque con una función gramatical un personalidad de Jesús.
poco diferente, para expresar su temor.
Será entregado... lo entregarán: enlanotaal4,10
El gesto de caminar delante de los discípulos desarrollaremos el valor teológico de este verbo que
tiene que ver con el uso rabínico: pero su valor ya hemos encontrado en el segundo anuncio (cf. 9,
aquí es mucho más grande, precisamente con 31) y que aparece a menudo en el relato de la pasión.
relación al tema del seguimiento. En este mismo
sentido se caracteriza el otro verbo ("los que los Lo matarán: y a los tres días resucitará: son los
seguían") -por consiguiente encontramos allí una dos únicos acontecimientos que por su importancia se
definición descriptiva de Jesús como aquel que mencionan en todas las tres predicciones; la expresión
"camina delante" (cf. Yahvé que guiaba al pueblo "a los tres días" (cf. notaa8,31)y el verbo "resucitar",
en su huida desde Egipto, en Ex 13,17-22) y de los son elementos típicos del anuncio de la resurrección
discípulos como "los que lo siguen" (cf. el verbo tal como se formulaba en las antiguas profesiones de
"seguir" en 1, 16-20). fe. En los relatos de la resurrección de los evangelios,
sin embargo, la expresión "a los tres días" no se en-
Tomó otra vez a los Doce: como había sucedido y a cuentran explícitamente, y el verbo "resucitar" en el
otras veces (cf. la otra expresión típica "en privado" texto griego se expresa en los evangelistas con otro tér-
en 4, 34 y 9, 28 y las notas correspondientes) los mino, que se volvió dominante en la iglesia de los
momentos de conversación particular de Jesús con orígenes (cf. nota a 16, 6).
los discípulos tienen lafinalidadde revelar algunos

53. TERCER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 10, 32-34 405


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Comenzó a decirles lo que le iba a suceder


Aquí aparece por vez primera ía meta finaí de /a íarga peregrinación cíe Jesús. A/iora su
objetivo se vuelve preciso: es Jerusalén (v. 32a), el monte santo de Dios, del cual irradiará
su verdadera gloria. En el ámbito de Jerusalén ahora se desarrollará toda la actividad de
Jesús. En esta ciudad se cumplirá finalmente la entrega total de Dios a los hombres y, en la
humanidad de Jesús que se entrega al Padre, aparecerá la divinidad del Hijo del hombre: es
en efecto, la humanidad de Jesús la que es divina, y deja transparentar todo su fulgor propio
en el momento de la muerte, desde lo alto de la cruz (15, 39).
La invitación al seguimiento de Jesús que "marchaba" delante, que ya está contenida
en la primera escena del evangelio (cf. 1,16-20) y que sirve como tema recurrente en todo
el evangelio (2,13-15; 3, 7; 6,1; 8, 34; 9, 38; 10, 21.28; 10, 32-52; 11,9; 14, 54; 15,41; cf.
también 1,38; 3,13s.; 6,32s.; 8,2; 16,7), se vallenando con su contenido. Se entrevé ahora
la trama completa de este camino: éste, en la solidaridad y en la fidelidad al Padre y a los
hermanos hasta la muerte, culmina en la gloria de Dios que se concede al hombre.
En esta columna que sube a Jerusalén, Jesús "precede" a todos (v. 32b). Mientras va no
hacia la muerte sino hacia la entrega de su vida (v. 45) por la fidelidad a Dios, que rescata
de la tumba al justo, El aparece ya como el primogénito de los que resucitarán de entre los
muertos (Col 1,18), el primero de una multitud de hermanos (Rm 8,29): como se anunciará
luego definitivamente a causa del sepulcro vacío, El aparece ya, en su determinación hacia
la muerte, como el resucitado que "marcha delante" de los suyos por el nuevo camino de
libertadplena(16,7;cf.l4,28).
Por eso, en el rostro de los que van "detrás" de Él, es decir, de los discípulos, se ve ese
asombro y temor (v. 32c), que se apoderará también de la mujeres junto al sepulcro el día
de la resurrección. Este estado de ánimo que los invade no debe confundirse según Marcos
con ese miedo natural y comprensible, que sorprende a los discípulos frente al destino
trágico de Jesús, que será también el de ellos, si quieren seguirlo. En efecto, este miedo, los
hará huir y hará que abandonen a Jesús en el momento decisivo (cf. 14, 50). El asombro y
el temor, que tienen aquí, en cambio, los mantiene ligados a Jesús, que los ha "seducido" y
por eso lo siguen, a pesar de todo, y no podrían obrar de otro modo (cf. Jr 20, 7-18). Ellos
están impactados por la fascinación del misterio de Dios, que de un modo imprevisto e
irresistible los sorprende en su manifestación en Jesús.
El discípulo frente al Maestro, que va coherentemente hacia el patíbulo del esclavo
como sello definitivo de su obra y de su mensaje, se encuentra delante de una iluminación
tan fulgurante que se desploma enceguecido en la tiniebla, como Pablo en el camino de
Damasco (Hch 9, 3-9): la gloria de Dios en la humanidad de Jesús, desde el momento que
es la gloria de Dios, es tan luminosa que oscurece la vista del hombre, el cual, por otra
parte, se ve obligado a percibirla, porque ya ha aparecido en el rostro del Hijo del hombre.
Sus ojos, precisamente porque están abiertos sobre este nuevo sol, se oscurecen como los
de los animales nocturnos, que no logran soportar la luz directa del día. Delante de Jesús el
hombre se encuentra en verdad ciego y pobre como el mendigo de Jericó y debe repetir su
misma plegaria, de tal modo que el Señor le dé unos ojos que sepan ver, capaces de sostener
la vista de ese camino luminoso que Jesús recorre, hacia Jerusalén.
En este momento decisivo de su camino, Jesús "comienza" (v. 32d), siempre de nuevo y
con paciencia, a iluminar y a dar fuerza a los discípulos con su palabra, y les explica, antes
de que se cumpla, el sentido definitivo de su existencia.

406 53. TERCER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 10, 32-34


Tenemos de este modo un resumen detallado de los acontecimientos finales de Jesús
(w. 33-34). Ya que estas cosas "están a punto de sucederle" (v. 32d), -y tendrán que
sucederles también a los mismos apóstoles- es bueno que las sepan: "Les he dicho estas
cosas para que tengan paz en mí: en el mundo tendrán tribulaciones, pero ánimo, yo he
vencido al mundo" (Jn 16, 33).
Al igual que en los otros tres anuncios, Jesús aparece como el Hijo del hombre que
recorre el camino del siervo de Yahvé (cf. Is 50, 4,11): Él es el justo, el último y el primero
de los justos, que acoge la palabra de Dios y la vive en su propia piel. Por eso experimenta
el mal:
"Despreciable y desecho de hombres,
varón de dolores y sabedor de dolencias,
como uno ante quien se oculta el rostro,
despreciable, y no lo tuvimos en cuenta" (Is 53, 3).
Para trazar cumplidamente lafigurade Jesús es útil leer en este punto el cuarto canto
del siervo de Yahvé.
"He aquí que mi siervo prosperará,
se elevará, crecerá y será magnífico.
Y si muchos se habían horrorizado al verle,
-tan desfigurado estaba su semblante
que no tenía ya aspecto de hombre-
muchos pueblos se llenarán de asombro
a su vista los reyes cerrarán la boca,
porque verán un suceso no contado jamás,
y contemplarán algo inaudito.
¿Quién creerá lo que oímos decir?,
y el brazo de Yahvé:
¿a quién se ha revelado?
Creció ante Él como un pimpollo,
como raíz en tierra seca.
Sin gracia ni belleza
para atraer la mirada,
sin aspecto digno de complacencia.
Despreciado, desecho de la humanidad,
hombre de dolores, avezado al sufrimiento,
como uno ante el cual se oculta el rostro,
era despreciado y desestimado.
Con todo eran nuestros sufrimientos
los que llevaba, nuestros dolores
los que le pesaban,
mientras nosotros
lo creíamos azotado,
herido por Dios y humillado.

. TERCER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 10, 32-34


407
Ha sido traspasado por nuestros pecados,
deshecho por nuestras iniquidades;
el castigo, precio de nuestra paz,
:r
' " cae sobre él
y a causa de sus llagas hemos sido curados.
Todos nosotros, como ovejas, andábamos errantes,
Gly
cada cual siguiendo su propio camino.
Y Yahvé ha hecho caer sobre él
la iniquidad de todos nosotros.
Era maltratado y se doblegaba,
y no abría su boca;
como cordero llevado al matadero,
como ante sus esquiladores
, .unaoveja muda y sin abrir la boca.
Con opresión y juicio fue aprehendido;
de su causa ¿quién se cuida?
Pues fue cercenado de la tierra de los vivos,
herido de muerte por los pecados de mi pueblo.
Se le preparó una tumba entre los impíos,
en su muerte se le juntó con malhechores,
siendo así que él jamás cometió injusticia,
ni hubo engaño en su boca.
Pero plugo aYahvé destrozarle con padecimientos (Is 52,13-53,10a).
La comunidad cristiana, como nos lo atestiguan también los anuncios de la pasión-
resurrección, captó el misterio de Cristo Jesús precisamente mediante estas Escrituras. En
ellas Jesús se nos aparece como el hombre negativo, que lleva sobre sus hombros el mal
del mundo, y que llega a comprobar: "Y yo gusano, que no hombre, vergüenza del vulgo,
asco del pueblo" (Sal 22, 7). Pero, al mismo tiempo, este hombre negativo se nos revela
como el glorioso Hijo del hombre, en el cual se cumplen el designio de liberación de Dios.
En efecto:
Si él ofrece su vida en expiación,
verá descendencia, prolongará sus días,
y el beneplácito de Yahvé se logrará por él.
Después de las penas de su alma, verá la luz
y quedará colmado.
Por sus sufrimientos mi siervo, el justo, justificará a muchos,
y sus iniquidades cargará sobre sí.
Por eso le daré multitudes por herencia,
y gente innumerable recibirá como botín,
por haberse entregado a sí mismo a la muerte
y haber sido contado entre los malhechores,
el que llevaba los pecados de muchos,
e intercedía por los malhechores" (Is 53,10b-12).

«08 53. TERCER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 10, 32-34


La gloria de la resurrección es la promesa de Dios al justo que lleva sobre sí el mal del
mundo, y así lo vence. En efecto, no es el injusto sino el justo el que lleva la injusticia del
injusto y por eso puede rescatar de ella. Este hombre, que es hallado como totalmente justo,
rescata toda la humanidad y la representa ante Dios como el Hijo glorioso del hombre, que
ha subido hasta la altura de Dios, "sentado a la derecha del Omnipotente" (cf. 14, 62).
En Él se resuelve todo el dolor del hombre, son vencidas las angustias del mal y de la
muerte que lo atenaza y queda revelado el rostro oculto del Dios prometido. En Él la madeja
de la historia halla su resolución, su éxito final inesperado: "A los tres días resucitará" (v.
34b), para participar en la plenitud de días del Dios de los vivos.

ACTUALIZACIÓN

Uno por todos


En Cristo Dios se hace totalmente solidario con el hombre. No con cualquier hombre,
sino con el último. En efecto, Jesús perderá totalmente su humanidad, llegará a ser un objeto
que está en las manos de los poderosos, será condenado a muerte, escarnecido, escupido,
azotado y llevado a la muerte. El Justo sufrirá todo tipo de injusticia y, precisamente porque
es totalmente justo, sufrirá toda la injusticia: perderá todos los elementos positivos, ya
no pertenecerá a ninguna clase, será el rostro negativo del hombre, el hombre negativo
solidario con el mal del hombre, el cordero sin mancha que carga sobre sí el mal del mundo.
Sólo el último puede ser solidario con todos, por cuanto expía el mal de todos. Y sólo la
liberación de este último es la liberación de todos: al ser liberado él, todos quedan libres de
lo que es negativo en ellos.
Por eso Jesús representa a toda la humanidad, porque es el último de todos; y su muerte
tiene un valor expiatorio, porque paga por los otros, uno por todos. Jesucristo es el hombre
para los otros y es solidario en la salvación con todos los marginados, con todos los pobres
y con todos los que no son cumplidos moralmente: "El Hijo del hombre ha venido... para
dar su vida como rescate por muchos" (v. 45; cf. 14, 24).
Según una antigua tradición hebrea, el mundo se apoya sobre doce columnas: son
los doce justos, en cuyo corazón se recogen los sufrimientos, las lágrimas y la sangre
derramada de toda la humanidad. Si faltara uno, el mundo se desmoronaría: ya no sería
sostenido, caería en el abismo del propio vacío. Estos justos pagan los costos de las acciones
negativas de los hombres, reciben el mal del mundo, se hacen cargo de él y lo absorben,
restableciendo el equilibrio. Si faltaran ellos, el mal, cometido siempre por. todos y nunca
llevado por ninguno, crecería de tal manera que los aplastaría a todos. Por consiguiente, en
los justos el mal queda vencido: ¡son el último anillo de la cadena, donde el mal se rompe,
y a sus expensas!
Estos justos que sufren representan, en su pasión, el elemento más activo de la socie-
dad: la redimen con su sacrificio, expían por todos y permiten que ella siga viviendo y
subsistiendo delante de Dios. Así el justo justifica al injusto, es decir, lo hace realmente
justo, porque paga su injusticia: su cruz es el sacrificio que redime a los otros.
El bobo de la aldea es indispensable para la salud mental de la misma aldea: la representa
en su aspecto negativo, cargando con su necedad. El justo que sufre es indispensable para
la justicia del mundo: la representa en su aspecto negativo, cargando con su injusticia. Esta

53. TERCER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: M e 10, 32-34 409


figura del justo que sufre no es un símbolo ni una alegoría: la realidad más profunda de la
situación humana es que la injusticia no la carga el que la comete, sino precisamente el que
no la comete, es decir, el justo, que de este modo es solidario con toda la injusticia que se
comete. Si el pequeño amo trata mal al obrero, el obrero se desahoga con la esposa, la esposa
con el niño, y el niño... con el gato. ¡En este caso el gato es el último de la cadena que, sin
haber cometido nada malo, es el punto de llegada del mal que se ha cometido, y todos se
creen a salvo! Si uno limpia el balcón del piso superior haciendo caer todo sobre el del piso
inferior, el último del balcón de abajo recibe toda la barredura: los otros están limpios, y él
tiene la basura de todos.
Así el último de los justos carga con la injusticia de todos: es uno para todos, solidario
con todos, carga y elimina el mal de todos. Y los redime a todos, precisamente porque no
comete ningún mal y por eso lo lleva todo.

APLICACIÓN A LA VIDA

Kyrie eleison
Para los que seguían a Jesús que subía a Jerusalén se podría hablar de vértigos y de
malestares progresivos semejantes, por ejemplo, a los que se experimentan cuando se va
hacia la altura de la montaña: atontados, incapaces de movimiento, cada vez más callados.
Se puede sacar provecho de esto para reflexionar y trata de identificar la conducta justa,
el estilo correcto del seguimiento.
Es verdad que eso vale sobre todo en un plano más general: en el sentido de que se
puede vivir dispersándose en la "diversión", en el conformismo de la opinión pública, de la
ideología corriente; así como se puede, por el contrario, ahondar en lo sustancial de la vida
(conriesgode la desesperación).
Eso, sin embargo, vale sobre todo en un plano de fe, en relación con el creyente, o mejor
aún, en relación con la Iglesia.
Traduciendo en los términos precisos del seguimiento se puede decir que existen dos
modos opuestos de seguir a Jesús, de los cuales... uno solo es correcto.
Al igual que los discípulos se puede charlar mucho, dar vueltas delante de Jesucristo
hasta estorbarlo en el camino; puede uno llegar a ser tan estorboso que se impida su vista;
se puede hablar de todo y hacer disquisiciones sobre todo; uno puede incluso llegar hasta
dar lecciones de buena conducta a quienes deberían sencillamente seguir a Jesucristo. Se
trata de personas alocadas, charlatanas y superficiales.
O bien se puede lentamente tomar conciencia de nuestra poquedad, alimentar fuertes
dudas acerca de nuestras fuerzas en el seguimiento y, callados e incómodos, al considerar
nuestras experiencias más recientes o remotas, colocarnos en pos de El.
De Él no hemos comprendido las opciones, las acciones, elfinal;con dificultad hemos
conservado solamente sus palabras, y en particular algunas.
Por tanto, se repite una, dos, tres veces que la síntesis de un viaje -casi como un papel
desgastado que de vez en cuando se saca del bolsillo para orientarse-, o el recuerdo de un acto
de valentía o de una actitud de coherencia de Jesús, el resumen de su mensaje, del mensaje de
aquel que marcha delante. Y allí brilla la increíble perspectiva de la resurrección.

410 53. TERCER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 10, 32-34


Los tres anuncios de la pasión son una letanía sintética del verdadero creyente, una
auténtica imploración: ¡Kyrie eleison! ¡Señor, ten piedad de nosotros!
¡Nos hace tanta falta esta oración!

REFLEXIÓN DE FE

El trastrocamiento del profeta


Toda la Escritura es una profecía, en el sentido de que, en el momento mismo en que se
lee en la comunidad de fe, ella interroga a los presentes acerca de la interpretación auténtica
que se ha de dar a la historia y la vida, que circula y refluye del mundo a la comunidad y
viceversa. El creyente debe "comprender" el mundo y de ese modo ayudarlo a salvarse.
Pero debe ante todo "comprenderse" a sí mismo como creyente, en el mundo en que vive,
reconocerse tal como es en la historia. Debe valerse del tiempo, apresurarse en él, saber
aprovecharlo (EfS, 16).
Debe ejercer la profecía, es decir, leer dentro de las cosas el verdadero significado. Pero
es precisamente la palabra de Dios, leída en el Espíritu, la máxima profecía. "Hoy" se
cumplen las cosas que han sido anunciadas a la comunidad.
Hoy se realizan (cf. Le 4, 21). "Esta escritura que acaban de oír, se ha cumplido hoy".
En este sentido las profecías acerca de la pasión se vuelven actuales entre todas, y com-
prometen continuamente a la Iglesia, y la hacen sufrir.
En esta profecía, la tercera, el compromiso se hace más serio, el lector se siente
involucrado, e incluso arrollado, no sólo porque ella es detallada, grav«, precisa, trágica,
sino también porque se anuncia en pleno camino de Jesús, e incluso en su subida decisiva
hacia la cruz, hacia Jerusalén (v. 32).
El compromiso que exige y provoca esta profecía se describe así: Jesús caminaba delante
y "ellos" están sorprendidos. Sucede aquí el culmen del sentimiento bíblico de admiración
de lo divino. Es un compromiso misterioso, de naturaleza religiosa y casi incomprensible.
La profecía, como lectura del acontecimiento actual y presente, supera aquí netamente toda
conjetura humana, para dar lugar a una epifanía imprevisible de Dios. El pasaje está inmerso,
en este comienzo, en una suspensión admirable y terrible. ¿Qué sucederá ahora, Señor?
El estupor confluye en el asombro, en el temor (v. 32), la manifestación se profundiza.
La realidad se aleja de toda interpretación fácil. Nosotros ya no lo podemos controlar.
Todas nuestras palabras se vuelven fatuas (cf. el pasaje siguiente), superficiales y escanda-
losas. Conviene callar.
Dios debe sustituirnos e imponernos su modo de entender.
La realidad queda trastrocada. Nace la verdad, la profecía. El caminar se apresura,
la solución es cercana. Nosotros ya no comprendemos. El dato conocido por nosotros es
absorbido y reconstruido en el conocimiento de Dios.
Estamos confundidos pero nos volvemos profetas, al aceptar la interpretación inver-
tida: la de Jesús.
Al final, El después de tres días resucitará y entonces morirán las profecías humanas.
Las vanidades se acabarán y los últimos serán los primeros como se verá en la conclusión
del capítulo (cf. el episodio de Bartimeo: w. 46-52).

53. TERCER ANUNCIO DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN: Me 10, 32-34 411


54. PODER Y SERVICIO
(Me 10, 35-45; cf. Mt 20, 20-28; Le 22, 24-27)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Al igual que después del primero y del segundo anuncio de la pasión y resurrección, también
después del tercero siguen algunos versículos que nos manifiestan de nuevo la incomprensión de
los discípulos y nos vuelven a presentar el llamamiento insistente al seguimiento de Jesús (cf. el
cuadro de los contextos de los tres anuncios en la presentación en 8, 31-33).
La reelaboración del material que se halla en la base de este pasaje es obra de Marcos.
Tomando pie de lapetición de Santiago y de Juan (w. 35-37) y de la consiguiente reacción de los
discípulos (v. 41) HIOS momentos que ya estaban unidos en la tradición anterio-, el evangelista
usó varias palabras de Jesús, de las cuales algunas se encuentran en los otros evangelios, pero
incluidas en contextos diferentes: las palabras sobre el cáliz y sobre el bautismo (w. 38s.), sobre
la suerte de los discípulos en el reino futuro (v. 40), sobre el servicio fraterno y sobre Jesús siervo,
como motivación de la muerte y resurrección de Jesús (v. 45b). Jesús debió volver repetidas veces
sobre el tema de la verdadera grandeza, para poner en evidencia su contraposición con respecto
a la mentalidad mundana; en efecto, encontramos pasajes precisos paralelos de los versículos
42b-44: cf. 9, 35 y sobre todo en Le 22, 24-27 en el contexto de la última cena.
Estos dichos acerca del servido están formulados según el estilo hebreo del paralelismo -re-
petición de la misma idea en dos frases semejantes en cuanto a las palabras e inmediatamente
sucesivas-: también eso muestra la importancia de estos textos, compuestos en la forma más ade-
cuada para ser repetidos fácilmente.
La combinación de estos residuos varios de la tradición que derivan directamente de Jesús,
pero que a lo largo de los años se había enriquecido con la reflexión cristiana progresiva, hace
que sea más bien difícil captar la unidad fundamental del pasaje, tanto a nivel de estructura
literaria como a nivel de contenido teológico, como se puede comprobar por las discusiones
acerca de algunos versículos en particular, de los cuales hablaremos en las notas.
Pero por encima de los varios temas que se entrelazan, predomina la meditación de la comu-
nidad cristiana, de la cual Marcos fue el portavoz, sobre el contraste entre la lógica de Jesús y
la lógica mundana (lógica del servicio y lógica del poder) y al mismo tiempo sobre la paciencia
inagotable y la capacidad divina de Jesús de "marchar delante" para abrir el camino y casi
como para "llevarse tras sí" a los discípulos con una participación cada vez más profunda en
su suerte (cf. v. 39: "sí lo beberán... y también serán bautizados"; y el v. 42: "llamándolos")
y en fin sobre el único camino de salvación para provecho de todos según el designio de Dios
(v. 40). Ya la experiencia de los sacramentos del bautismo y déla eucaristía -cf. la imagen del
bautismo y del cáliz en los vv. 38s.- debía percibirse como una agregación progresiva al camino
de Jesús del cual el episodio siguiente nos dará un ejemplo luminoso.

412 54. PODER Y SERVICIO: Me 10, 35-45


35. Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron y le dijeron: "Maestro, quere-
mos, nos concedas lo que te pidamos".
36. Él les dijo: "¿Qué quieren que les conceda?".
37. Ellos le respondieron: "Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu
derecha y otro a tu izquierda".
38. Jesús les dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo voy a
beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?".
39. Ellos le dijeron: "Sí, podemos". Jesús les dijo: "El cáliz que yo voy a beber, sí
lo beberán y también serán bautizados con el bautismo con que yo voy a ser
bautizado;
40. pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino
que es para quienes está preparado".
41. Los otros diez, al oír esto, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan.
42. Jesús, llamándoles, les dice: "Saben que los que son tenidos como jefes de las
naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su
poder.
43. Pero no ha de ser así entre ustedes, sino que el que quiera llegar a ser grande
entre ustedes, será su servidor,
44. y el que quiera ser el primero entre ustedes, será esclavo de todos,
45. que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su
vida como rescate por muchos".

v. 35: Santiago y Juan, hijos de Zebedeo: estos influido discusiones que surgieron entre familias
dos hermanos, de los cuales presumiblemente San- diferentes (los Zebedeo y otros) al interior de la
tiago era el mayor, llamados a seguir a Jesús desde comunidad cristiana.
el comienzo de su ministerio (cf. 1, 19), son nom- v. 37: nos sentemos en tu gloria...: con esta peti-
brados a menudo juntos en el evangelio y son ción los dos discípulos muestran que no han compren -
presentados como testigos privilegiados de algunos dido nada del significado de los tres anuncios de la
episodios muy importantes, a través de los cuales pasión y resurrección, con el tercero de los cuales,
Jesús ha manifestado poco a poco su realidad inmediatamente precedente, estos versículos deter-
divina: la resurrección de la hija de Jairo (cf. 5, 37), minan un contraste muy fuerte.
la transfiguración (cf. 9, 2), el discurso escatológico El lenguaje de lapetición está totalmente mode-
sobre el monte de los Olivos (cf. 13, 3), la agonía en lado sobre expresiones del Antiguo Testamento,
el huerto (cf. 14, 33); sólo de Juan se habla también que manifiestan la pretensión de ocupar puestos de
en 9, 38. El hecho de que se les nombre también honor y de autoridad.
aquí, como los interlocutores directos de Jesús,
muestra que el mensaje contenido en este pasaje es De Mt 20, 21 se deduce que "en tu gloria"
de gran importancia para comprender la persona (cf. también 13, 26) equivale a "en tu reino", del
de Jesús y lo que significa seguirlo. cual también Marcos habla con frecuencia (cf.
especialmente, en el contexto inmediato, 9, 47 y
Queremos...: la petición es presentada primero 10, 24) y cuya instauración los discípulos conside-
en forma genérica. El episodio no es ciertamente raban inminente.
edificante para los discípulos. Tal vez, también por
v. 38: La respuesta de Jesús lleva a sus inter-
este motivo Lucas no lo menciona y Mateo atribuye
locutores a lo que implica ser asociados a su suerte
la petición a la madre de los dos hermanos, pero
como mesías. También Jesús responde con frases
luego no tiene el cuidado de modificar coheren-
temente la continuación del relato (cf. 20, 22-24). formuladas totalmente con lenguaje bíblico.
Probablemente en la formación de este texto han Beber el cáliz: de acuerdo con los salmos y los
profetas, el cáliz puede ser el símbolo de Ja alegría

54. PODER Y SERVICIO: Me 10, 35-45 413


o del sufrimiento; aquí indica el cáliz de la pasión y mente porque se ha querido evitar nombrar a Dios
muerte redentora de Jesús (cf. también en la última que es el artífice de este designio de salvación
cena y en la agonía en el huerto en 14, 24 y 36 y en Jn que queda envuelto en el misterio; más clara es la
18,11), donde se ve la experiencia en la cual Él ya estáexpresión de Mt 20, 23, donde se especifica "por mi
entrando, y que es casi elfinalde su viaje a Jerusalén Padre": también algunos manuscritos de Marcos, por
(cf. el verbo en presente con el valor de un futuro asimilación al texto de Mateo, traen esa añadidura.
inmediato, que en cambio es explícito en Mt 20, 22). La promesa de la recompensa a los que hayan
Ser bautizados con el bautismo: la misma idea seguido a Jesús por su camino, queda siempre
se expresa con la imagen del bautismo, que en el apoyada en la palabra de Él en 9, 41 y 10, 29s.;
Antiguo Testamento no se usa en este sentido, no se da el más mínimo espacio a algún derecho
sino en Is 21, 4 (texto en griego: "la iniquidad me o exigencia humana para no desvirtuar el don de
sumerge"); también losprofetasy los salmos acuden Dios según su designio de amor.
con frecuencia al simbolismo del agua para indicar Este versículo, así como también 13, 32, dio pie
una grave calamidad, pero usan otras palabras. en los tiempos antiguos para deducir de allí alguna
Tal vez, a la luz de este concepto veterotesta- subordinación de Jesús Hijo con respecto al Padre
mentario, ya antes de Jesús ciertos ritos bautismales en los términos de la conocida herejía arriana, que
(cf. también el bautismo de Juan Bautista del cual llevaba a disminuir la realidad divina del Hijo.
habla Me 1, 4ss.) eran entendidos como anticipo del Precisamente para contrastar esta interpretación
desconcierto de los últimos tiempos (cf. la tribulación desviada algunos copistas trataron de modificar el
final del discurso escatológico en 13, 5ss.), de donde texto, quitándole fuerza a la afirmación originaria.
nacerían "la nueva creación" (cf. Mt 19, 28). La reserva con la cual Jesús se expresa ("no
Probablemente Le 12, 50 ("Con un bautismo es cosa mía el concederlo"), está perfectamente en
tengo que ser bautizado") nos da la forma más anti- sintonía con su misión en el mundo -abrir e indicar
gua del pasaje que estamos comentando -la muerte el camino hacia el Padre- y con el tema del secreto
de Jesús como baño en un mar de sufrimiento por la mesiánico, que guía la manifestación progresiva de
salvación de todos (v. 45b)-, y nos ofrece así un Jesús en el evangelio de Marcos (cf. nota a 9, 9s.).
anillo como paso a la teología del bautismo de Pablo; v. 42: llamándolos: es una expresión típica de
en efecto, según el apóstol este sacramento significa Marcos, que hace resaltar especialmente los momentos
nuestra participación en la muerte de Cristo, para de conversación privada entre Jesús y los discípulos
renacer ya desde ahora a la vida nueva, como anti- (cf. también en el pasaje análogo después del segundo
cipo del "estar con Cristo", que se alcanzará plena- anuncio de la pasión y resurrección en 9, 35).
mente sólo después de la parábola de la historia Los que son tenidos como jefes: hay ironía en esta
humana (cf. Rm 6, 3-8). Por consiguiente, se puede
expresión, acentuada aún más en el pasaje paralelo
pensar que Marcos, utilizando este dicho de Jesús
de Le 22, 25 ("se hacen llamar bienhechores").
acerca del cáliz y del bautismo, estaba influenciado
también por la práctica litúrgica del bautismo y de la Las oprimen: el término griego expresa el
eucaristía de las primeras comunidades. ejercicio de un dominio completo sobre alguien.
v. 43: pero no ha de ser así entre ustedes: es una
v. 39: "sí lo beberán... y también serán bauti- afirmación categórica, que suena aún más como
zados ": Jesús promete a Santiago y a Juan que serán
indiscutible por el uso del verbo en tiempo presente,
incorporados a su destino, pasando a través de su
y por eso en algunos manuscritos y en muchas
misma experiencia de sufrimiento y de muerte.
traducciones fue atenuado con un futuro.
Varios comentadores han puesto en duda la Su servidor: este concepto, casi como leit-motiv,
autenticidad de este dicho de Jesús, y lo han inter- se repite cuatro veces en tres versículos: dos veces en
pretado como una añadidura hecha por la comu-
la forma de sustantivo (servidor, siervo) y dos veces
nidad después del martirio de Santiago y Juan y
en la forma verbal (servir).
presentada como una profecía del mismo Jesús. Pero
por una parte el texto del antiguo escritor cristiano En el idioma griego se entiende en primer lugar
Papías (mediados del siglo II), sobre el cual se como un servicio a la mesa. Por eso algunos piensan
fundamenta la noticia del martirio de los dos discí- que el contexto más apropiado de estos dichos haya
pulos hermanos, no es atendible; por otra parte, la sido la última cena, como queda documentado en el
afirmación de Jesús no implica necesariamente el pasaje paralelo de Le 22, 24-27. Pero estas palabras
anuncio del martirio, también por el hecho de que la se refieren también a otras formas de servicio.
imagen del bautismo en este sentido no se encuentra Además, por el contexto más amplio del evangelio
en los escritos cristianos sino haciafinesdel siglo II. y sobre todo por el mandamiento del amor fraterno
(cf. más adelante 12, 28-34) se comprende que
v. 40: es para quienes está preparado: la expre- esta actitud de servicio, a la cual Jesús llama a los
sión resulta mal construida gramaticalmente, precisa-

414 54. PODER Y SERVICIO: Me 10, 35-45


discípulos, supone una solidaridad profunda con Jesús como ofrecimiento voluntario de sí misma
aquellos a los cuales se quiere dirigir la propia por la salvación de los hombres (cf. la teología
atención y actividad. del verbo "entregar" en el relato de la pasión; en
v. 45: Es una de las afirmaciones fundamen- particular cf. nota a 14,10).
tales de la antiquísima reflexión cristiana. En la El Hijo del hombre: cf. notas a 10, 33 y 8, 31.
primera parte el criterio de servicio, que acaba de Como rescate: el término griego, que se usa por
presentarse como el punto de referencia para la lo general en plural, indica el precio por el rescate
verdadera grandeza, se indica precisamente como de un prisionero o el dinero que se paga por la
la finalidad y la característica del camino de Jesús liberación de los esclavos. El concepto fundamental
sobre la tierra; en la segunda parte leemos la frase entonces es el de una liberación como fruto de un
que, con una concisión impresionante, expresa el precio que se ha pagado. El uso metafórico de
valor salvífico de la muerte de Jesús en la cruz. esta palabra no le quita nada a la fuerza del texto
También porque ella no figura en el texto para- evangélico, que expresa la formulación doctrinal
lelo de Le 22, 24-27 se ha discutido ampliamente sí más antigua de la obra que Dios harealizado a través
se pueda reconocer allí un dicho de Jesús, o bien si de Jesucristo por la salvación de los hombres.
se ha de interpretar como fruto de la elaboración teo- Por muchos: es una expresión hebrea que significa
lógica de la comunidad sobre todo bajo el influjo del "paraprovecho de todos" (cf. Is 53, lis.) y no, como
pensamiento de Pablo (cf. por ejemplo Rm 3, 24). se lee confrecuencia,"en lugar de todos", que es un
Creemos que no se puede excluir que Jesús haya malentendido que dio origen en el pasado al excesivo
pronunciado palabras bastante cercanas a éstas y realce de la muerte de Jesús como acción vicaria, es
semejantes a las de 14,24. decir, como sustitución de los hombres, pues así dis-
En efecto, ciertamente Él concibió su muerte minuye la fuerza de la enseñanza acerca del segui-
también como consecuencia de su lógica de servicio miento, que es tan fundamental en el evangelio.
de amor hacia todos. Además, por la interpretación "Muchos" con mayor precisión expresa la idea
teológica con la cual Marcos pone de relieve la de un número grande de personas en contraposición
enseñanza y el significado de las acciones de Jesús a aquel que por sí solo obtiene un beneficio para
a lo largo del evangelio -como lo veremos mejor todos los otros, que si se .dejan solos carecen
en el relato de la pasión, pero cf. ya el comentario absolutamente de toda posibilidad.
a 1, 9-11-, resulta claro que Jesús adquiere poco En este texto, además de que asoma de nuevo
a poco la conciencia de que se identifica con el la idea judía del sufrimiento del justo que redunda
siervo sufriente de Isaías; y aquí recogemos de para ventaja también de los injustos, se afirma la
sus labios algunas palabras que resuenan como extensión de este don precioso a todos los pueblos,
las del cuarto cántico del profeta (cf. h 53, 10- y esta idea ya se halla presente en los profetas y fue
12). Aunque las referencias precisa a este texto luego desarrollada más ampliamente en el Nuevo
veterotestamentario son fruto de la interpretación Testamento (cf. el evangelio de Marcos: el episodio
sucesiva de la comunidad, Jesús mismo en varias de la curación de la hija de la mujer sirofenicia en 7,
ocasiones debió dar pie para estas confrontaciones, 24-30, las palabras de Jesús en 11, 17 y el don de la
y de allí luego se iba a desarrollar la teología de fe al centurión romano en 15, 39).
Pablo acerca del valor sacrificial de la muerte de

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El primero entre ustedes será el servidor de todos


La incomprensión de los discípulos, su mente cerrada para no captar el mensaje de
Jesús, está marcada por un crescendo continuo; su reacción de rechazo a la propuesta del
Hijo del hombre se hace cada vez más neta y precisa. Es verdad que ellos creen que Él es el
Mesías (8,29), pero no logran en absoluto aceptar ni comprender el modo de su mesianidad
humilde (cf. reacción de Pedro a su primer anuncio de la pasión-resurrección en 8,32b). Al
igual que después del segundo anuncio de la pasión-resurrección (cf. 9, 33ss.), así también
después del tercero y último se produce entre los discípulos una discusión encendida acerca
del poder, que siempre es muy actual en la comunidad eclesial. Tal vez se encuentran

54. PODER Y SERVICIO: Me 10, 35-45 415


huellas de una determinada tensión que nació en la iglesia primitiva a propósito de la
primacía entre los discípulos, donde al lado de los hermanos de Jesús y al lado de Pedro,
también los hijos de Zebedeo habrían alegado pretensiones.
De todos modos, es claro que queda excluido todo intento en este sentido. No se puede
confundir la gloria de Cristo con el poder mundano. Entre los dos existe una oposición
radical, y la jerarquía de los valores del reino subvierte totalmente la que domina el mundo.
Casi como conclusión de toda la enseñanza extensa que había comenzado en 9, 35 con el
dicho: "Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos", también
este episodio termina con la afirmación: "El que quiera ser el primero entre ustedes, será
esclavo de todos" (v. 44), y presenta como motivación la actitud del Hijo del hombre (v.
45). Así se recalca nuevamente la enseñanza central del evangelio acerca de la verdadera
primacía y la verdadera gloria en el reino del nuevo pueblo. Con razóadice Pablo que su
única "gloria está en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (Ga 6, 14). En efecto, la gloria
de Dios es la entrega de su vida que se dio en el ofrecimiento que Jesús hizo de sí mismo a
todos los hombres en la cruz.
El punto culminante del pasaje consiste en el final en el cual se dice que "el Hijo del
hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos".
Es una definición en la cual se muestra el camino y el final de la vida de Jesús. La Iglesia
hace de ella la expresión concreta de fe en aquel que, como "siervo", "da su vida por todos".
En esta fe encuentra la motivación de fondo del servicio que, como don recíproco de la
vida, debe reinar en el nuevo pueblo.
Esto no lo había comprendido ni Santiago ni Juan. Ellos no se acercan a Jesús para ir
"en pos de Él"; sino, como Pedro, se le colocan "delante", y le proponen: "Queremos nos
concedas lo que te pedimos" (v. 3 5). Se trata del intento más fracasado de anteponerse a Él,
sustituyendo "el pensamiento del hombre al pensamiento de Dios".
La petición de los hijos de Zebedeo desenmascara este intento de autoafirmación en su
estado puro -a diferencia de 8,32b donde podría parecer que Pedro actúe por amor a Jesús
y a diferencia también de 9, 35, donde los discípulos tratan de ocultar su propia codicia,
que por otra parte no está muy escondida, a la mirada de Jesús. ¡Ya se juega abiertamente!
Én efecto, el camino de Jesús es definitivamente claro y declarado: es el del servidor (cf.
comentarios a 10, 32-34). También el camino inverso de los discípulos de entonces y de
siempre ya es claro y declarado. ¡Dichoso aquel que, como los hijos de Zebedeo, no lo
mantiene escondido y se atreve a medirse en esta confrontación con Jesús! El deseo que
expresan los dos ya no consiste en un anhelo de prestigio y de poder sobre esta tierra, que
ya estaban excluidos en 9, 34s. Es una codicia que ahora pretende explícitamente elevarse
hasta el cielo, y apoderarse incluso del reino y de la gloria de Cristo (v. 37). Es una soberbia
muy común, la cual aspira muy arriba, y quiere que los criterios mundanos de prestigio, de
poder y de dominio duren siempre, autenticados por Jesús que debe "hacer lo que nosotros
queremos". Pero de ese modo se hace vano en su raíz el pensamiento de Dios y su obra en
Jesús. No hay orgullo más contradictorio que éste que se encuentra entre los discípulos de
todos los tiempos (porque, es oportuno recordarlo, se habla de la Iglesia).
Jesús trata de colocarnos en el camino acertado, y nos propone cuál es la verdadera
grandeza del discípulo: ella consiste en beber el mismo cáliz que Él bebió y en ser bautizado
en su mismo bautismo (vv. 38-39). El "cáliz" que Jesús beberáy que, como sus discípulos,
Él sentirá la tentación de rechazar en el Getsemaní (14, 36), es un cáliz de amargura, de
ira y de furor (cf. Is 51, 17-22; Lm 4, 21; Sal 755, 9): es su muerte en la cruz, el don de
su vida, preanunciado en el cáliz de la última cena con las palabras: "esta es mi sangre

416 54. PODER Y SERVICIO: Me 10, 35-45


de la alianza, que es derramada por muchos" (14, 24). Beber su cáliz es participar en su
destino, haciéndose discípulos suyos en el servicio hasta la muerte: sólo así uno llega a ser
heredero de su misma condición, y se participa en su "cáliz de salvación" (Sal 116,13) y se
puede exclamar: "El Señor es la parte de mi herencia y de mi copa" (Sal 16, 5), "¡mi cáliz
embriagador, tan hermoso!" (Sal 22, 5 Vg).
El bautismo por su parte tiene el mismo significado del cáliz: indica la inmersión en
el abismo del sufrimiento y de la muerte (cf. comentario del 1, 9-11) en las aguas pro-
fundas de la angustia de la existencia (cf. Sal 42, 8; 69, 2s.; Is 43, 2). En Lucas Jesús
dice expresamente: "¡Con un bautismo tengo que ser bautizado, y qué angustiado estoy
hasta que se cumpla!" (Le 12, 50). Para los discípulos recibir este bautismo significa ser
"sepultados con El en la muerte", estar "completamente unidos a Él con una muerte
semejante a la suya" (Rm 6, 41). Estamos así totalmente incorporados al destino de Jesús,
caminando "en pos" de Él que siempre ha marchado "delante". En consecuencia, dice
Pablo, llegamos a ser "herederos de Dios, coherederos de Cristo, si realmente participamos
en su sufrimiento, para participar también en su gloria" (Rm 8,17).
¡Tener parte en la gloria de Jesús, por consiguiente, para el discípulo significa seguirlo
totalmente, hasta el Gólgota, donde Jesús rehusará el vino mezclado con mirra (15, 23),
para beber hasta el fondo del cáliz amargo de la muerte violenta!
No existe otro camino hacia la gloria para el discípulo, así como no existe otra gloria que
no sea la de la cruz (cf. 2Co 11, 23-12,10).
La participación de la cruz no sólo es la única gloria que se ofrece al discípulo, sino que
constituye también la gloria futura, que sólo a Dios le corresponde conceder (v. 40): por ello,
en la cruz es Él mismo quien se concede como gloria y "corona de vida" para el que le es fiel
(cf. Ap 2,10) y precisamente en el rostro del Hijo del hombre moribundo se transparenta y
refulge ante el mundo la gloria de Dios (15,39). Dice con mucha razón la Carta alos Hebreos
que "lo vemos coronado de gloria y honor por haber padecido la muerte" (Hb 2, 9).
¡Como fue así para Jesús, también es así para el discípulo!
Este es el don más grande que Dios ha preparado y concedido a los hombres en su Hijo.
Es interesante notar esta insistencia sobre la gloria, precisamente en el momento deci-
sivo del camino hacia la pasión: al igual que en la invitación al seguimiento y en la trans-
figuración después del primer anuncio de la pasión-resurrección, así también aquí resuenan
muy pronto los mismos motivos que tienden a preparar la revelación final de la verdadera
gloria del Hijo del hombre y de todos los hombres en la cruz de Jesús.
En esta ocasión los otros discípulos se indignan frente a las pretensiones de los hijos
de Zebedeo (v. 41), porque se sienten amenazados y excluidos. Jesús aprovecha la ocasión
para explicar ya en términos claros y menos simbólicos en qué consiste la gloria que Él y
con Él también sus discípulos deben buscar. En efecto, con solemnidad los "llama" (v. 42)
y les hace comprender el malentendido en que han caído acerca de su gloria: no es la que
persiguen los "jefes" de este mundo, que dominan como señores absolutos y ejercen sobre
los otros el dominio y el poder, que es expresión de su egoísmo mezquino (v. 42; cf. 1S 8).
Esta es la gloria del mundo, que los discípulos deberán evitar siempre con cuidado: "No ha
de ser así entre ustedes" (v. 43), dice Jesús. "No ha de ser así entre ustedes" es la palabra
que Jesús siempre dirige a su Iglesia, una palabra de contestación radical que siempre debe
resonar en los oídos de los discípulos. Honor y prestigio mundano, resultado y causa de la
opresión ajena, deben quedar borrados para siempre de la mente y de la vida de quienes
quieren seguir a Jesús, si quieren ser como el Maestro. Toda la Iglesia de sus discípulos

54. PODER Y SERVICIO: Me 10, 35-45 417


debe estar atenta a este imperativo categórico de Jesús y acogerlo. Este imperativo vale para
todos, desde el más grande hasta el más pequeño. En realidad es el más pequeño el que es
más grande (cf. 9, 35), porque si "el primero entre ustedes será el servidor de todos" (v. 44),
¡el servidor de todos será el primero entre ustedes!
Por consiguiente, existe una jerarquía de valores también en el reino, que es el revés de
la que es dominante en la sociedad mundana y confiere la primacía al servicio como entrega
de sí mismo a los otros, a la libertad sin amos y al amor gratuito.
El motivo profundo de este trastrocamiento consiste en el hecho de que es el camino que
recorrió Jesús, único Maestro y Señor nuestro "que no vino a ser servido sino a servir" (v.
4 5a). Ésta es la autodefiniciónde Jesús, el Hijo del hombre que vino para traer la liberación
de Dios y el amor a la tierra. Él no se queda en la posesión celosa de sí mismo, sino que se
entrega totalmente (cf. Flp 2, 5-11), y así su muerte viene a ser el don de la vida ofrecida a
todos (v. 45b). Lo que se dice en el v. 45, ya estaba prefigurado en la sección de los panes
(6, 6b-8, 30), en la cual Jesús se manifiesta como el verdadero alimento de liberación y de
comunión con Dios. Éste es también el significado que tienen las palabras de la última cena
(14, 22-24), que encontrará su realización en la muerte "activa" de Jesús, que es su vida
ofrecida como rescate por todos (v. 45b).
Así su vida, por cuanto está al servicio de todos, viene a ser una vida entregada a todos
y encuentra en la muerte su sello último y definitivo, precisamente como un don de la vida
en Dios.
Eso es lo que afirmará el centurión a los pies de la cruz, cuando "vio que había expirado
de esa manera", y vio también que brillaba en el rostro del Crucificado la gloria del Dios de
los vivos e hizo resonar por vez primera sobre la tierra, bajo el cielo que se había despejado,
el grande secreto del evangelio: "¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!" (15, 39).
Sólo el camino del servicio a los hermanos conduce a la gloria de la cruz, donde veremos
la fidelidad de Dios. Encaminarse por esta senda es el gran don de Dios, el fruto de la
obra de liberación que Jesús realizó y realiza en medio de los hombres (cf. el comentario al
primer milagro programático de Jesús en 1, 29-31).
La comunidad que vive las palabras de Jesús: "No ha de ser así entre ustedes", y encuen-
tra en el Hijo del hombre, servidor de todos, su fundamento y su modelo, ya es testigo
de esta libertad de Dios sobre la tierra: ella ya no vive según el criterio del 'homo homini
lupus", sino del "¡homo homini Deus!".

ACTUALIZACIÓN

Todos para uno y todos para todos


De la solidaridad única de Cristo, el justo que sufre, y de su disposición a ser "uno por
todos", nace la solidaridad del "todos por uno" y del "todos por todos": es decir, el hombre
es solidario con él y con todos los otros. Así, Cristo nos representa a todos, pero no nos
sustituye: abre un nuevo camino, que todos hemos de recorrer.
En consecuencia, todos estamos llamados a recibir su mismo bautismo, es decir, a ser
solidarios con Él, que fue un hombre para los demás hasta la muerte; todos estamos llama-
dos a beber su mismo cáliz, es decir, a participar de su suerte. Por consiguiente, si Cristo fue
uno para todos, todos nosotros somos para Él y podemos así ser cada uno para los otros.
La solidaridad cristiana no se basa en sentimientos de participación ni se manifiesta
en "ayudas" que se dan a los últimos: ahonda sus raíces objetivas en el Último, Jesucristo.

418 54. PODER Y SERVICIO: Me 10, 35-45


Nuestra solidaridad con Él nos lleva a ser los últimos; por tanto, es muy diferente de la
solidaridad con los últimos. Y el último es el servidor, el que lleva el peso de los otros.
Por eso en la Iglesia, el pueblo mesiánico de Cristo, están trastrocados los criterios
que dominan en el mundo. El primer criterio, que se elimina, es el que afecta la raíz de la
solidaridad: el dominio, la posesión y el sometimiento del otro. Si en el mundo el primero
es el que manda y posee muchos esclavos, el primero ahora es el que, en la abolición de todo
mando, posesión y sometimiento, se hizo el servidor de todos. Si la regla en el mundo es:
"de qué me sirven los otros", la regla del nuevo pueblo es: "sirvo a los otros". Ser servidores
los unos de los otros es el único modo de ser todos libres, después de haber renunciado a
someter, mediante el acto positivo contrario, que es precisamente el de servir.
Ésta es la constitución del nuevo pueblo, opuesta a cualquier modelo político mundano.
Por consiguiente, deberíamos en la Iglesia apartarnos de todos los modelos de poder que
existen en la vida política. Por eso, todo modelo político calcula lo negativo y lo asume, pero
siempre para descargarlo. Siempre son los otros quienes pagan. También la Iglesia conoce
lo negativo, pero lo asume para sí, como servicio a los otros. El mal existe en realidad en la
sociedad, y es inevitable. Para vencerlo es necesario estar, no del lado de quien lo comete,
sino del lado de quien lo lleva. De todos modos los costos se pagan en cada realización: el
que realiza es en verdad siempre el que paga, aun por los otros, y no quien hace pagar y
obtiene ganancia.
Si esta es la constitución fundamental de la Iglesia, también su estructura "jerárquica"
será diferente de la mundana. En ella quedará abolida toda pretensión y ambición de
dominio: la única ambición de todos será la de ser, como Cristo, servidor de todos.
También se puede decir que la estructura de la Iglesia es monárquica, si se quiere
afirmar que todos estamos dispuestos al servicio de las necesidades y de las miserias del
último. Es monárquica también en otro sentido: el que sirve al último es el primero, porque
en ese momento él viene a ser el último. Ciertamente es un error decir que la estructura
de la Iglesia es monárquica, en el sentido de un absolutismo despótico y autoritario: "¡El
estado soy yo!" y los otros son todos servidores obedientes.
Ciertamente la Iglesia no es de estructura democrática. La democracia en efecto es un
juego de equilibrios, una conciliación de egoísmos, es saciar en forma prudente y amplia
toda sed de poder, y todas estas cosas no tienen nada que ver con el evangelio. Éste propone
un juego desequilibrado de amor al débil, que no tiene ningún poder. La democratización
de la Iglesia, que ciertamente es necesaria, sin embargo, no puede ser una garantía de
fidelidad al evangelio.
La estructura de la Iglesia, aunque en la medida de sus pecados será siempre un poco
monárquica y un poco democrática, debe estar dominada por el espíritu de servicio. Esta
es la palabra expresada por el Señor: si Él fue el servidor, uno para todos, también nosotros
debemos ser todos para uno, que es él, de tal modo que seamos todos para todos.

APLICACIÓN A LA VIDA
ti ' >>

...no...asi...
Poco antes de lasfiestasde la Navidad, tal vez para impactar mejor o para escandalizar,
apareció escrito con grandes letras sobre la pared de un edificio religioso: "¿Hijo de Dios
o hijo de puta?".

54. PODER Y SERVICIO: Me 10, 35-45 419


De inmediato sonaba como una blasfemia, repugnante y ofensiva. Pero, si se leía en
otra perspectiva, ¿no podía funcionar como una provocación, una bofetada a nuestro modo
tranquilo de creer, que es más que un insulto a El?
A veces se tiene la impresión de que reaccionamos con vivacidad cuando nos sentimos
afectados aunque sea indirectamente en algo en lo cual no nos sentimos tranquilos,
menos tranquilos al menos de lo que se transparenta en nuestras palabras o en nuestros
razonamientos.
En este caso entonces nuestra reacción no depende tanto del temor de que pueda hacer
una referencia objetiva y precisa con respecto a Él: como si pudiéramos calificarlo mal o lo
pudiéramos condenar.
Sabemos muy bien que fue juzgado sobre otras bases, conocemos perfectamente que
se partió de otras hipótesis y con base en ellas fue descalificado, marginado y llevado a la
muerte: no podemos aparentar que haya sido de otro modo.
Más bien parece que intentamos una defensa extrema, tomando hábilmente como
dirigida a Él -y, por consiguiente, como si se pudieran clasificar adecuadamente como
blasfemias y por tanto, condenables- esas observaciones o esos juicios negativos que
directamente enjuician nuestra responsabilidad como creyentes. En cierto sentido esas
"blasfemias" están a nuestro cargo, porque sobre Él recae nuestra maldad: los destinatarios
de las mismas somos nosotros.
Con lo que hemos dicho, con lo que hemos hecho y con lo que no hemos ni dicho ni
hecho, somos gravemente responsables: si nacen posiciones o afirmaciones "escandalosas",
blasfemias o dudas, es porque se trata de una comprobación vivida, es una certeza de que
nosotros hemos sido "hijos de puta".
Otros ya han intentado defenderse de esa acusación (¡y Jesús mismo era el que acu-
saba!): "nosotros no hemos nacido de la prostitución" (Jn 8, 41); pero el estilo y las obras
convencían de que era lo contrario.
No nos queda otra cosa por hacer sino orar para que seamos convertidos.
Porque nosotros con demasiada frecuencia hemos obrado y obramos exactamente
"así". La esperanza y el mandato de Jesús: "No ha de ser así entre ustedes", nosotros los
hemos desatendido con demasiada frecuencia totalmente...
En nuestras relaciones es habitual la hipocresía, la competición, la falsedad, la diplo-
macia y la burocracia; somos inigualables -¡y tenemos de qué avergonzarnos!- en cuanto
a la voluntad de poder, de imposición, delación, calumnia, maledicencia, avidez; sabemos
explotar la fuerza de leyes dudosas, reivindicamos derechos e instrumentalizamos personas.
"Así": somos hombres, hombres en forma perfecta y malvada.
No vale la pena hacer una lista completa, hacer una exhibición: tales como somos lo
experimentamos en términos muy convincentes en la historia, lo evidenciamos a otros niveles
organizativos en la crónica, lo sufrimos en nuestras aventuras diarias y triviales de maldad y
de cobardía, es una herida que arde y nos golpea y nos contrapone en nuestra intimidad. Si el
"no así" es una contraseña, tenemos todo el aspecto de especialistas en contratestimonio.
¡Pero aunque nos descubramos como hijos de prostitución, no debemos desesperarnos,
no nos está permitido!
Nos queda abierta una puerta de rescate: si le damos un nombre explícito a nuestro
pecado, si salimos al descubierto de nieblas sospechosas, ambiguamente religiosas, pero
en realidad solamente con un tenue vestido, obsceno, de nuestro orgullo y de nuestra
pretensión; si sabemos captar las lecciones que en la historia y en lo cotidiano se nos imparten

420 54. PODER Y SERVICIO: Me 10, 35-45


áe muchas maneras (directamente de Él o a través de una persona o acontecimiento); ¡pero
sobre todo, si, con plena conciencia de nuestra tendencia, oramos sinceramente, pedimos y
suplicamos para que seamos convertidos!

REFLEXIÓN DE FE

El nuevo Juan
Así hablaba el papa Juan:
"... a mi pobre fuente se acercan hombres de toda especie. Mi función es la de dar agua
a todos".
"... el humilde Papa que os habla es plenamente consciente de que personalmente es
muy poca cosa delante de Dios, y no puede hacer otra cosa sino humillarse... Os lo decimos
con toda la sencillez como lo pensamos; ninguna circunstancia, ningún acontecimiento,
por muy honroso que pueda ser para nuestra humilde persona, nos puede exaltar o atentar
contra la tranquilidad de nuestra alma.
Dejad que os traiga una comparación, de la esposa joven: todos la festejarán en el día de
su ingreso en la nueva casa...".
"... Esta mañana tengo que recibir a cardenales, a algunos príncipes y a gobernantes de
importancia. Pero hoy después del mediodía quiero pasar algunos minutos con hombres
comunes que no tengan otro título fuera de su dignidad como seres humanos e hijos de Dios.
He pedido a las nuevas promociones de la guardia suiza que vengan a beber un vaso hoy
después del mediodía, para conocernos mutuamente".
"... comúnmente se cree y se aprueba que el lenguaje incluso familiar del Papa tiene
sabor de misterio y de terror circunspecto. En cambio, es más conforme con el ejemplo de
Jesús la sencillez más atrayente, no separada de la prudencia de los sabios y de los santos a
quienes Dios ayuda.
Algunos esperan que haya en el Pontífice un hombre de estado, un diplomático, un
científico, un organizador de la vida colectiva, o bien uno que tenga el ánimo abierto a todas
las formas de progreso de la vida moderna, sin ninguna excepción... Sobre esta afirmación
queremos insistir: es decir, que nos interesa de manera especial la tarea como pastor de
toda la grey. Las otras cualidades humanas -la ciencia, la destreza y el tacto diplomático,
las cualidades organizativas- pueden servir como embellecimiento y complementación
para un gobierno pontifical, pero de ningún modo pueden sustituirlo. El estilo del pastor
es éste: contar las ovejitas una a una".
"... nos agrada repetir con el Patriarca de Constantinopla: Yo soy el servidor de vuestra
caridad".
"... y nos convencemos siempre más de que nada es más noble ni honroso en el mundo
que el gastarse al servicio de los hermanos, y nos hace parecer liviano todo sacrificio del frío
o del calor, ya que seguramente por este camino, el de la caridad, y no otro, es por donde
podrá pasar el triunfo de la verdad que en definitiva salvará al mundo de las divisiones y de
las luchas, y dará la paz. La cortesía es una rama de la caridad.
Cuánta felicidad para ustedes vivir así, entregarse con un corazón grande y con ánimo
generoso hacia el triunfo de Cristo sobre la tierra...".
"... vendré a ponerme en contacto con ustedes, pero con sencillez, no en forma solemne:
con pasos rápidos y silenciosos. El estilo del pastor es éste: contar las ovejitas una a una".

54. PODER Y SERVICIO: Me 10, 35-45 421


"¡Queridos hermanos, ninguno conoce los caminos del futuro! Adondequiera tenga
yo que ir por el mundo, si alguno de Bulgaria pasara delante de mi casa, de noche, en
condiciones angustiosas, ése encontrará en mi ventana una luz encendida. ¡Golpea en la
puerta! ¡Golpea! No te preguntaré si eres católico o no, hermano de Bulgaria: ¡basta, entra!
Dos brazos fraternos te acogerán, el corazón cálido de un amigo te festejará".
"... ¡reconozcámoslo con alegría, es también una grande dulzura observar a los peque-
ños alrededor del pesebre, con sencillez y humildad, pequeños con ellos y como ellos!".
"... y cómo quisiera yo daros más y gastarme yo mismo por cada uno de ustedes".
(de: Luigi Santucci, Cántico delle cose di Papa Giovanni, Milán 1968).
"Hombres frágiles y mortales, hacia ustedes miran con ansiedad vuestros semejantes,
antes hermanos luego subditos. Con la autoridad que nos viene de Jesucristo, os decimos:
alejad la sugestión de la fuerza: temblad ante la idea de determinar una cadena impon-
derable de hechos, de juicios, de resentimientos, que puedan concluirse con actos incon-
sultos e irreparables.
Se os ha dado un grande poder no para destruir, sino para edificar; no para dividir, sino
para unir; no para hacer correr lágrimas, sino para dar a todos trabajo y seguridad" (del:
Breviario di Papa Giovanni, Milán, 1966, p. 27).
"El que está revestido de autoridad -la autoridad no se comprende de otro modo sino
con el significado de misión y de servicio- debe tratar de comprender qué le pide Dios, y
convertir la voluntad de Dios en norma del pensamiento y de la acción" (Ibíd., p. 24).
"El que desea ardientemente saber si Dios habita en él -ese Dios del cual se ha dicho
que es admirable en sus santos (Sal 67, 36)- escudriñe el santuario íntimo del corazón
con un examen sincero, y pregúntese francamente con qué humildad resiste a la soberbia,
con qué benevolencia lucha contra la envidia, si es indiferente ante las lisonjas de los
aduladores, si se alegra del bien ajeno.
Este, queridos hijos, es el espíritu con el cual se debe ir hacia los hermanos, incluso los
más lejanos y menos dispuestos a comprender.
No se puede hacer resonar la palabra con verdad y convicción, si en el corazón hay en-
vidia o soberbia, si hay una complacencia vana en sí mismo, egoísmo, celo interesado y des-
medido. El testimonio, que se pide a los cristianos, es ante todo el desinterés, la rectitud, la
sinceridad" (Ibíd., p. 286).
"Otra aplicación útil del misterio de la coronación de espinas podría ser la de pensar
en las que son las graves responsabilidades de quien haya recibido mayores talentos, y por
consiguiente, es el tiempo de hacerlos fructificar en igual medida, a través de un ejercicio
de su facultad, de su inteligencia. El servicio del pensamiento, es decir, la dedicación que
se le pide a quien está dotado de él, como guía y luz de todos los otros, debe cumplirse con
toda paciencia, rechazando las tentaciones del orgullo, del egoísmo, de la disgregación que
es demoledora" (Ibíd., p. 327).
"... El sentido de mi poquedad y de mi nada siempre me ha acompañado, y me ha
mantenido humilde y tranquilo, y me ha concedido la alegría de dedicarme lo mejor que
yo puedo, en el ejercicio continuado de obediencia y de caridad por las almas y por los
intereses del Reino de Jesús, mi Señor y mi todo. A Él sea toda la gloria: para mí y para mi
mérito sea su misericordia" (Ibíd., p. 339).
"Todo el que esté revestido de autoridad, debe considerarse al servicio de los hermanos"
(Ibíd.,pA\7).

422 54. PODER Y SERVICIO: Me 10, 35-45


55. CURACIÓN DEL CIEGO DE JERICÓ
(Me 10, 46-52; cf. Mt 20, 29-34; ¿c 18, 35-43)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Es el último milagro de curación narrado por Marcos y es el único en la segunda parte del
evangelio: se encuentra al final de una sección y es el preludio de la última parte del evangelio,
la más larga y difícil de comprender.
La extraordinaria vivacidad de la narración y la cantidad de anotaciones particulares,
a diferencia de los pasajes paralelos de Mateo y Lucas, hacen pensar que este relato se haya
formado muy pronto en los primeros estadios de la tradición sobre la base de un testigo ocular,
probablemente Pedro. Marcos lo incluyó en este punto con una simple relación con el tema
amplio del viaje ("Llegan a Jericó", v. 46), que sirve como marco a todos los pasajes de los
dos últimos capítulos. Tal vez es redaccional también la alusión a la gente que se movía por
el camino con Jesús ("acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre", v. 46): el
evangelista está preparando el escenario para el evento mesiánico que abrirá la nueva sección
del evangelio.
La curación de este ciego se nos propone como una sublime síntesis viva de la amplia
enseñanza sobre el seguimiento, que Marcos ha desarrollado en los trozos anteriores.
Las palabras, los gestos, los pasos de este hombre expresan con una elocuencia admirable
el dinamismo de la fe, desde la primera apertura de la mente a un anuncio que impacta ("al
enterarse que era Jesús de Nazaret", v. 47) hasta la decisión de ir siguiendo a aquel que se ha
revelado como la luz de la propia vida ("lo seguía por el camino", v. 52).
En este punto decisivo del evangelio, después de un largo camino recorrido junto con los
discípulos para el descubrimiento de Jesús, Marcos nos repite de nuevo que creer en Jesús
significa seguirlo por su camino (cf. ya en l, 15.16-20): nos lo repite, para que no nos hagamos
la ilusión de haber recorrido ya todo el camino. Aún más, estamos entrando con Jesús en el
corazón de su historia humana. Y al igual que en 8, 22-26 el evangelista había colocado el
milagro el ciego de Betsaida como una puerta que nos introduce en el "misterio " de su muerte
y resurrección, así ahora coloca el milagro del ciego de Jericó, para que también nuestros ojos
se abran de tal modo que puedan contemplar y sentir en nuestros mismos miembros la pasión
de Jesús, antes de llegar a disfrutar de la luz de la resurrección. El ver a Bartimeo se convierte
en comprensión que a su vez se transforma en decisión de vida. Sólo con estas disposiciones
interiores se puede proceder de la luz para caminar por la senda de la vida.

46. Fueron a Jericó. Y al salir de Jericó con sus discípulos y una gran muchedumbre,
el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.
47. Al oír que pasaba Jesús de Nazaret, se puso agritar: "¡Hijo de David, Jesús, ten
compasión de mí!".

55. CURACIÓN DEL CIEGO DE JERICÓ: Me 10, 46-52 423


48. Y muchos lo increpaban para que callase. Pero él gritaba mucho más: "¡Hijo de
David, ten compasión de mí!".
49. Se detuvo Jesús y dijo: "Llámenlo". Llaman al ciego, diciéndole: "¡Ánimo,
levántate! Te llama".
50. Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús.
51. Y Jesús le dijo: "¿Qué quieres que te haga?". El ciego le dijo: "Rabbuní, ¡que vea!"
52. Jesús le dijo: "Vete, tu fe te ha salvado". Al punto recobró la vista y seguía a
Jesús por el camino.

v. 46: a Jericó: es una ciudad de Judea situada ción de ayuda del pobre ciego es vigorosa y la
en el valle del Jordán a unos 27 kilómetros de prontitud de Jesús para llamarlo a su seguimiento
Jerusalén: ya Jesús está muy cerca de la meta de su es evidente; igualmente generosa y alegre será la
largo viaje. decisión del hombre curado.
El hijo de Timeo, (Bartimeo): sólo aquí y en el Levántate: es el mismo verbo que hemos visto
episodio de Jairo (cf. 5,22) Marcos cita nombres de para expresar otras curaciones particularmente
personas, fuera del relato de la pasión -exceptuados significativas que obró Jesús (cf. 5,41; 9,27), como
los nombres de los discípulos. Tal vez Bartimeo era anticipo de su resurrección de entre los muertos,
una persona conocida en la comunidad de Jeru- que se indicará también con el mismo verbo en
salén. En arameo "hijo" se dice "bar": por consi- pasivo (cf. nota aló, 6).
guiente, las dos expresiones dicen la misma cosa, v. 50: con tres verbos que expresan un movi-
la primera como explicación para la comunidad miento vigoroso se pinta una escena extraordina-
de lengua griega, la segunda con el término patro- riamente viva, que en el dinamismo de este pasaje
nímico en la lengua original. constituye el punto de apoyo en el cual el grito del
v. 47: se puso a gritar: este término lo usó Mar- ciego y la llamada de Jesús se funden casi en una
cos como expresión de terror (cf. 6, 49) o como voz única en el encuentro tú a tú y en la comunión
reacción violenta de los demonios que se encon- profunda que brota de allí.
traban frente a Jesús, de quien reconocían la reali- v. 51: Es la misma pregunta que Jesús hace a
dad divina (cf. 1, 24; 3,11; 5, 7; 9, 24-26). Por vez Santiago y a Juan en el pasaje anterior (cf. v. 36): ¡pero
primera aquí se expresa la invocación confiada de qué contraste entre la pretensión ambiciosa de los dos
una persona que necesita a Jesús y lo aclama con un discípulos y la petición confiada de Bartimeo!
título que tiene un claro valor mesiánico. Rúbbuní: equivale a "Maestro mío", yes una excla-
Hijo de David: en el evangelio de Marcos sólo mación más fuerte y confiada que el simple "Rabbí".
aquí y en el versículo siguiente Jesús es llamado expre- ¡Que vea! Con mayor precisión deberíamos tra-
samente con este título (cf. también en 11, lOy 12, ducir :' 'que yo pueda ver". Para comprender la impor-
35), que reconoce en Él al heredero de la promesa tancia teológica de esta petición en el umbral del
hechaaDavid (cf. 2S 7,12-16; Sai 89, 4s.20-38.50). relato de la pasión, cf. nota a 16, 4s. acerca del signif-
v. 49: Mámenlo: mientras en otras situaciones icado del verbo "ver" en el evangelio de Marcos que
anteriores Jesús prohibe que revelen su identidad recupera un tema mesiánico -¡los ciegos verán!- tema
(cf. 3,12 y 8, 30; 9,9), ahora acepta esta aclamación que se encuentra sobre todo en Isaías.
insistente del ciego. v. 52: tu fe te ha salvado: Jesús había pronun-
Jesús ya está en el umbral del momento crucial ciado estas mismas palabras frente a la mujer que
de su vida. Después de haber manifestado claramente lo había tocado para ser curada (cf. 5, 34 y la nota
que él era consciente y cuál era el significado de su respectiva). Es la afirmación clave que nos permite
destino de sufrimiento, ya no hay motivo para man- leer en la ceguera de los ojos y en el don de la vista
tener el "secreto mesiánico". En efecto, en los próxi- física el significado espiritual profundo en orden al
mos capítulos serácadavezmásexplícitalarevelación conocimiento de Jesús, que de ahora en adelante se
que Jesús hará de sí mismo, u otros la expresarán, revelará cada vez más abiertamente.
hasta el culmen de la profesión de fe del centurión a Al instante recobró la vista: es sorprendente
los pies de la cruz (cf. 15, 39). que en este milagro, a diferencia de otras veces y
Con respecto al tema del seguimiento puede de los que refieren Mateo y Lucas también para
tener su significado también la triple repetición del este caso, Marcos no hace referencia a ningún ges-
verbo "llamar" en este mismo versículo: la invoca- to especial de Jesús como señal de su poder sal-

424 55. CURACIÓN DEL CIEGO DE JERICÓ: Me 10, 46-52


vador. El relato ha sido tan intenso y cargado de resonado como mandato a los primeros discípulos
una grande capacidad de intuición tanto de parte desde el comienzo del evangelio ("síganme", cf.
de Jesús como de parte del hombre ciego, que ya 1, 18; 2, 14) y que Marcos repite en estos últimos
no se siente la necesidad de otras meditaciones, de capítulos, se concluye el camino preparatorio de
gestos o palabras. los discípulos con Jesús: ahora somos conducidos
Lo seguían por el camino: ya varias veces siempre con Jesús al momento más maduro y
hemos subrayado la importancia teológica de esta valioso de la experiencia de fe.
frase conclusiva. Con el mismo verbo, que había

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"¡Rabbuní, que yo vea!"


Este es el milagro último y definitivo de Jesús. Inmediatamente después El obrará el
contramilagro de volver estéril la higuera (11, 12-14.20-21). Esta indicará la maldición
que incumbe sobre el que no ha abierto su corazón a la bendición del Mesías. El que no
ve ni acoge la liberación de Jesús, ya está destinado a descubrir y a poner en evidencia su
esterilidad.
El final de este milagro, que nos presenta al ex-ciego que "lo seguía por el camino" (v.
52), recuerda el tema del primer milagro del evangelio, el de la suegra de Pedro que "se
puso a servirles" (1, 31). En efecto, este camino, en el cual el mendigo sigue a Jesús, es
precisamente el camino del Hijo del hombre que "no ha venido a ser servido sino a servir"
(v. 45). El pasaje es una primera alusión final que concluye el tema del seguimiento, e
introduce geográficamente hacia Jerusalén, donde, en el don de la vida, se consumará
el servicio del Hijo del hombre. A este tema le sirve como contrapunto la ceguera de
los discípulos, que aquí se hace visible en el ciego de Jericó: el verdadero ciego, en este
punto del evangelio, como resulta de todos los pasajes anteriores, es precisamente el
discípulo. Su ceguera, que crecerá hasta "avergonzarse" de Jesús y de sus palabras (8, 38)
y que encontrará su ápice en la negación emblemática de Pedro (14, 64-72), será vencida
solamente en la contemplación de la luz de Jesús en la cruz: sólo delante de este misterio
caen de sus ojos las escamas que le impiden ver, disueltas ellas en el llanto de quien
finalmente ha comprendido la entrega de un amor fiel más allá de toda traición (14, 72b).
Este llanto constituirá el milagro más grande de Jesús, que lograráfinalmentecambiar el
corazón del discípulo e iluminar sus ojos con ese "colirio" (Ap 3,18) que le sana la vista de
tal manera que puede comprender el misterio del Hijo del hombre.
El ciego representa la comunidad de los discípulos frente al camino que el evangelio
propone (cf. también 8, 22-26). El milagro que el Señor obra es el de abrirle los ojos, de
tal modo que pueda ver este camino y seguirlo. Ver significa creer, es decir, ser salvados:
este es el sentido de todos los milagros del evangelio, que quieren llevarnos a ver en el
Crucificado lo que verá el centurión y a hacer la misma profesión de fe que salva. Ver y
acoger el don de Dios en el Hijo del hombre crucificado, es el gran don al cual la luz del
evangelio quiere llevarnos, de tal modo que nos hace discípulos, es decir, seguidores del
Señor de la vida.
Jesús, en su camino definitivo hacia Jerusalén (cf. w. 32-34), se encuentra ahora con sus
discípulos y una gran muchedumbre en Jericó (v. 46a). En efecto, Jericó se encuentra en el
camino hacia Jerusalén casi al nivel del Mar Muerto, es decir, a casi 400 metros bajo el nivel
del mar. Queda por recorrer por tanto toda la subida hacia la ciudad santa, para llegar al
monte de Dios, donde se revelará a quien lo sigue la verdadera gloria del Hijo del hombre.

55. CURACIÓN DEL CIEGO DE JERICÓ: Me 10, 46-52 425


Al igual que a Elias (IR 19, 7), también a los discípulos queda por recorrer todavía un
"camino largo" para llegar a reconocer quién es Jesús: el camino del seguimiento, descrito
en los versículos 41-45, que lleva del Mar Muerto al Gólgota, es decir, desde la llanura de
la muerte hasta el monte de la vida. El punto de partida de este camino por recorrer para
ver y participar en su gloria se expresa plásticamente en la figura del ciego.
En consecuencia, es necesario que el discípulo y la grande muchedumbre -que repre-
senta a los discípulos futuros- pasen de la ceguera, es decir, de la incomprensión frente
al misterio de Jesús, a la recuperación de la vista, de tal modo que pueda seguirlo en su
camino. Este ciego es el símbolo de la ceguera del mundo, es decir, de la carne, que es
propia del discípulo frente a Jesús. Él está "sentado junto al camino" (v. 46b) que lleva a
Jerusalén: es decir, inmóvil y fuera del camino.
La comunidad cristiana es exhortada a reconocerse en este ciego y a apropiarse su
oración: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!" (w. 47.48a). El "expresa un deseo de
ser escuchado por Jesús de Nazaret, en el cual reconoce al Hijo de David. Se hará alusión
a este título con ocasión de la entrada de Jesús en Jerusalén (11,9-10); más adelante, Jesús
mismo pedirá a sus adversarios que profundicen su sentido (12, 35-37). Él va más allá de
la esperanza de salvación que está presente en el pueblo, porque los textos del judaismo del
primer siglo no describen nunca al Hijo de David como una persona que obra curaciones.
Es sin duda un detalle de la redacción de Marcos, destinado a hacernos llegar también a
nosotros, como al ciego, a una visión clara de la personalidad mesiánica de Jesús. Con su
compasión, Él provoca la fe de los discípulos e infunde en ellos la fuerza para seguirlo. El
mendigo ciego a orillas del camino entonces es una imagen de la comunidad desorientada,
lenta en comprender que el sufrimiento y la muerte pueden entrar en el designio de
salvación de Dios, pero su apego obstinado a Jesús acaba, sin embargo, con arrebatarla
al miedo y colocarla con el Maestro sobre el camino de Jerusalén" (J. Radermakers, ¡l
Vangelo di Gesú secondo Marco. EDB, Bologna, 1975, 261s.).
Los verdaderos mendigos, "sentados junto al camino", somos nosotros, los discípulos.
Aunque materialmente seguimos a Jesús, no lo seguimos realmente compartiendo sus
opciones, ni su suerte ni su vida. En efecto, al igual que los hijos de Zebedeo y los otros
discípulos (cf. w. 35-41), nos dedicaremos acosas muy diferentes; el poder y el prestigio son
para nosotros más importantes que el camino de Jesús, y nos vuelven y nos dejan cada vez
más ciegos, frente a la verdadera gloria del Hijo de David, que es y se revela como el esclavo
de todos, "que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por todos" (w.
44s.). La única cosa importante en este punto es que brote de nuestros labios la invocación
que el pobre Bartimeo dirige con insistencia: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!".
Este grito, que se eleva solitario y repetido en la noche de nuestra ceguera, es acogido por Jesús
que rasga las tinieblas que envuelven nuestros ojos y los hace capaces de sostener la vista de su
gloria. En un crescendo continuo y en contraste con la actitud de los discípulos,' el ciego repite
su oración. En este punto resalta como muy eficaz la oposición entre los verdaderos ciegos
que son los que increpan al ciego para que se calle (v. 48a) -¡tienen pensamientos mucho más
importantes en la cabeza!- y el pobre ciego, que en realidad es el único que entrevé la única
cosa esencial, y repite con una insistencia tenaz su petición. Es realmente curioso que los
verdaderos "fuera de camino" sean los encargados por Jesús de llamar al pobre ciego para
decirle: "¡Animo, levántate! Te llama" (v. 49). La situación es muy humorística y bufa. Es un
fenómeno que, como entonces, se repite siempre en la Iglesia: los verdaderos destinatarios
del evangelio, los que están más cerca de él, son llamados a la luz del Maestro precisamente

426 55. CURACIÓN DEL CIEGO DE JERICÓ: Me 10, 46-52


por aquellos que en realidad son los más alejados, en la ceguera más absoluta, pero repiten
su llamamiento, aunque no lo vivan ni lo comprendan. Jesús ha dicho hablando de éstos:
"Hagan lo que ellos dicen, pero no hagan lo que hacen" (Mt 23, 3). Es la paradoja que con
frecuencia sucede a quien predica el evangelio: él mismo no lo capta ni lo vive, porque no es
pobre; en cambio los pobres, como el ciego, lo acogen y son salvados.
En efecto, al oír la palabra de los discípulos, el ciego se acerca a Jesús (v. 50), que es la
verdadera luz del hombre. En el diálogo directo que sostiene con Él, brota la segunda ple-
garia: "¡Rabbuní, que yo vea!" (v. 51). En ella se explica en qué consiste la piedad del Señor
hacia nosotros: en iluminarnos, para que podamos, como lo dice Pablo, "conocerlo a El, el
poder de su resurrección, la participación en su sufrimiento, para llegar a ser conformes en
la muerte, con la esperanza de llegar a la resurrección de los muertos" (Flp 3,10s.).
Es interesante notar que el ciego responde a la llamada de Jesús -¡que es indirecta y llega
a través de la mediación de los otros discípulos, al igual que para nosotros!-: él "arrojando su
manto", "da un brinco" y "viene donde Jesús" (v. 50). En otras palabras, el mendigo ciego
cumple el mandato de "dejarlo todo" que Jesús había dirigido en vano al hombrerico(v. 21):
es la condición fundamental para ser sus discípulos. De esta actitud de dejarlo todo y de ir
hacia Jesús nace la iluminación sucesiva, que nos permite recobrar la vista, es decir, conocer
la gloria de Cristo resucitado y seguir el camino de Jesús siervo, en una fidelidad sin reservas.
También el que cree que lo ha dejado todo está siempre en una situación como el ciego y debe
pedir sin cesar: "¡Rabbuní, que yo vea!". De lo contrario se encuentra en la condición de los
primeros discípulos, los cuales, aunque lo han dejado todo para seguir a Jesús (cf. v. 28), no
sabrán seguirlo hasta el fondo, y lo abandonarán en el momento de la revelación decisiva
de la cruz. La "sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús" (Flp 3, 8) es el don que es
necesario pedir incesantemente. Sólo de este conocimiento lleno de luz viene el seguimiento
incondicional, como el del ciego, al cual la palabra del Señor le ha abierto los ojos.
Sólo cuando ha recobrado la vista, él puede iniciar su camino de seguimiento (v. 52). Seguir
a Jesús en su camino como "siervo" es el don grande de Dios, ya anunciado como sentido de
todos los milagros en la primera curación obrada por Jesús (cf. comentario a 1,29-31).
Lo que hace el ciego, al dejarlo todo y seguir a Jesús, es precisamente lo que le es
imposible al hombre (cf. v. 27). Sólo quien se reconoce como pobre y ciego, y pide con
insistencia la misericordia de Dios, experimentan su liberación.
Frente al Hijo del hombre -al misterio de su gloria y de su cruz- que debe seguir, la
oración de la Iglesia debe ser la del ciego: "¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!
¡Rabbuní, que yo vea!".
Este "ver" para "seguir" el camino que del servicio lleva a la libertad del Hijo de Dios
que se comunica a los hombres, es el don de la fe que realmente libera. En efecto Jesús dice
al ciego: "Tu fe te ha salvado" (v. 52a).

ACTUALIZACIÓN

Oración y pobreza: fe y seguimiento


El "Peregrino ruso" transcurría toda su vida caminando por los bosques y por las
estepas, repitiendo día y noche sin interrupción sobre el ritmo de la respiración y sobre el
latido del corazón: "Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí". Es la oración fundamental
del cristiano: invocar a Jesús, la misericordia de Dios.

55. CURACIÓN DEL CIEGO DE JERICÓ: Me 10, 46-52 427


El ciego es la comunidad cristiana en su extrema dureza del corazón, natural e
invencible; el ciego somos nosotros, con nuestra levadura de fariseos y con nuestra levadura
de fíerodes (cf. 8,15), enfermos incurables de /a autojustífTcacíón y del poder. Pretendemos
salvarnos por nosotros solos, y además con esos medios que se hallan en la raíz de nuestro
mal. Mientras pretendamos salvarnos por nosotros solos, nunca tendremos fe en Dios, sino
sólo en el hombre, en el cual no hay salvación (Sal 146,3). Mientras pretendamos que Dios
nos salve con medios de poder, nunca tendremos fe en Cristo, y no seguiremos nunca al
siervo pobre y humilde, que dio su vida por todos.
Sólo en la invocación, en nuestra miseria que le gritamos a Dios, en el abismo recono-
cido de nuestro vacío, estamos en condiciones de acoger su misericordia que nos colma.
Sólo entonces será escuchada la segunda oración del ciego: "¡Rabbuní, que yo vea!"; y
recibiremos de Dios el don más grande: la fe que nos coloca en el seguimiento de Cristo y la
luz que ilumina el mundo. El pobre que ora recibirá la luz de Dios en su vida: su existencia
estará iluminada en el camino de la salvación. Porque para "seguir" a Jesús es necesario
"ver": es decir, que requiere la fe, que sabe y que comprende. Conocer es un elemento
estructural de la fe. El discípulo por sí solo es incapaz de "ver". Pero Jesús lo cura, lo
ilumina y le da los ojos de la fe.
Sin humildad y sin oración no hay fe en Jesucristo: sólo al humilde que ora se le con-
cede ver a Jesús como misericordia y luz de Dios, y seguirlo. La pobreza y la humildad
del mendigo es la única condición negativa exigida por la fe. La oración es su condición
positiva. La fe como seguimiento es su resultado.
La fe cristiana y el seguimiento de Jesús van siempre justos, como en el camino los ojos
y los pies van siempre juntos. La fe sin seguimiento estaría vacía, y el seguimiento sin fe
sería ciego. Pero este pasaje nos dice que tanto la una como el otro es posible solamente a
quien invoca la misericordia de Dios y tiene solamente un manto por arrojar para seguir a
Cristo: el pobre que ora, obtiene ojos para ver y pies para alcanzar la liberación de Dios.

APLICACIÓN A LA VIDA

"Una mano lava la otra..."


Dice el proverbio que si un ciego guía a otro ciego ambos caen en el foso. Aquí se dice
algo más verdadero, más positivo y consolador: en la comunidad los que no entienden
pueden ayudar a los "ciegos"... Cuando se intentara una investigación acerca del
humorismo en el evangelio uno se daría cuenta de que la actual es una de las páginas mejor
logradas: es de una agudeza finísima, es realmente divina.
Toda la comunidad (o el creyente normal) de ayer y de hoy, como el de mañana, siguen a
Jesucristo. En definitiva han sido tomados, enredados, seducidos; pero lo siguen sin entender
nada, o a tientas. Pero en determinado momento sucede el milagro, se realiza la revelación con
base en la cual todo se ve con un ojo nuevo. Pero será un grupo de personas poco precavidas
que invitan al que no ve -y antes habían perdido su tiempo en hacerlo callar- a acercarse a
Jesús. Él curará su ceguera y lo hará caminar en su seguimiento, para siempre.
Es difícil definir qué es la estupidez o la ceguera, en sí mismas o en relación entre ellas.
También es difícil indicar quiénes son los estúpidos o los ciegos y por qué.
Desde un punto de vista mundano, en efecto, uno puede ser un picaro de marca mayor,
diplomático, aprovechado y habilidoso; se pueden tener ojos con rayos infrarrojos para

428 55. CURACIÓN DEL CIEGO DE JERICO: Me 10, 46-52


reconocer el obstáculo o el paso egoísticamente conveniente. Pero eso tiene menos importancia.
Lo importante es que -en un contexto eclesial de una nación- los obispos de una región al
igual que los cristianos por el socialismo, el consejo pastoral de una parroquia como un grupo
más bien libre de creyentes, una casa religiosa tradicional así como una pequeña comunidad
experimental, sepan que son "rodeados" por Jesucristo con una astucia de ese género.
Creerlo así es algo libre, pietista o genérico. Forma parte de la fe: está contenido en el
evangelio, y es consolador.
Análogamente se puede explicar a las relaciones humanas -en contextos diferentes
del eclesial y en los sectores más variados-, cuanto menos al subrayar la posibilidad de
servicios recíprocos, insospechados e inconscientes...
Además convendrá subrayar el anuncio realmente evangélico: se nos concede la
posibilidad de seguirlo, él nos sana utilizando un servicio intercambiable; pero al mismo
tiempo se nos pone en guardia. "Soldado avisado...".
Existe en efecto un manto pesado por arrojar (¡la armadura de Saúl que éste le dio
a David!), y nos lo quitaremos o nos será arrebatado (cf. 14, 52): el poder económico,
cultural, ideológico, político; la imposición, la preocupación, la ansiedad, la pretensión
y los objetivos humanos, el espíritu de posesión... Y existe un modo nuevo de ver al cual
hemos de convertirnos: es totalmente inservible para senderos y criterios mundanos (aquí
sí que es "estúpido" e incapaz y no lleva sino a la cruz), pero es perfectamente funcional
para el seguimiento.

REFLEXIÓN DE FE

Sentados, ciegos, mendigos


Los seguidores de Jesús -y somos nosotros- no lo siguen bien en absoluto: están
asombrados y caminan llenos de temor (v. 32). Pero de tanto caminar atemorizados y
sorprendidos, se les revelará el misterio del seguimiento. Ha llegado el tiempo, en vísperas
de la pasión, en que yo vuelva a recuperar la vista y comience a seguir a Jesús por el camino
de una manera nueva (v. 52). Es el momento de Bartimeo.
En lugar de caminar incierto y estupefacto, en lugar de caminar cojeando, ha llegado
para mí el momento de dar un brinco, arrojar el manto (v. 50).
Ese manto es el fardo de las cosas inútiles que hacen lleno de estorbos el camino de la
comunidad.
Ha llegado el tiempo de una oración más verdadera. En lugar de replegarnos sobre
nosotros mismos, debemos vivir la oración con el grito: "¡Hijo de David, Jesús, ten
compasión de mí!" (v. 47). Ese grito debe ser invencible, debe ser una afirmación de fe.
Ninguno podrá acallarlo, antes bien cualquier obstáculo lo hará más fuerte (v. 48). Será
un grito que obligará a Jesús a detenerse, a llamarme (v. 49). La fuerza de este grito deberá
superar el grito de Jacob en la lucha nocturna con Dios (Gn 23, 23-33): en este grito de fe
Jesús será vencido y yo podréfinalmenteseguirlo.
Pero ¿cómo deberá ser mi seguimiento de Cristo para alcanzar esa intensidad de fe?
¿Cómo podré yo llegar a ser un nuevo Bartimeo y cesar mi andar tímido e incierto en pos
del Maestro que ahora se encamina hacia el Calvario? Tengo que convertir este pasaje en
oración repetidas veces y penetrar en la contemplación la persona de Bartimeo. Mientras

55. CURACIÓN DEL CIEGO DE JERICO: Me 10, 46-52 429


yo no me haya identificado con él, mi seguimiento será demasiado débil. Seguirá siendo un
andar desbandado en el cual mis pies seguirán las huellas de Cristo, pero mi mente vagará
lejos de él, persiguiendo intentos inútiles y vanos de afirmación y construyendo proyectos
de salvación que son vacíos. Aunque Jesús camine delante y trate de convertirme a él,
mi espíritu no podrá seguirlo nunca en el modo acertado. Seré como los apóstoles de este
capítulo, que siguen al Señor con el cuerpo, pero su corazón está todavía lejos. En verdad
ninguno podrá jamás llegar al seguimiento si no logra primero reconocer su impotencia
precisamente en esto: en recorrer el camino de Cristo.
Para que en nosotros se genere el poder del seguimiento como gracia fundamental del
Espíritu, primero será necesaria una persuasión íntima e invencible de nuestra incapacidad
radical para caminar por la senda de Cristo con nuestras fuerzas.
La importancia de la salvación entonces no es una cosa distinta de la impotencia del
seguimiento. Deberíamos también nosotros volvernos a encontrar con Bartimeo sentados
sobre el borde del camino de Jericó. Antes de este momento todas nuestras aspiraciones a
ser cristianos no serán más que charlas vanas como las de los hijos de Zebedeo.
Sentados, ciegos, mendigos... Mientras no nos reconozcamos como sentados junto al
camino (v. 46), nuestra religión no será sino el engaño acostumbrado del hombre, es decir,
el deseo de su supremacía personal como único refugio de salvación.
Pero no nos basta estar sentados impotentes junto al camino que salva, es necesario
además que nos reconozcamos como ciegos junto con Bartimeo. ¡En efecto, podríamos
ser materialmente incapaces de reconocer su misterio! Debemos también descubrir en
Bartimeo la tercera cualidad que nos arraigue en la conciencia de no podernos salvar por
nosotros mismos: la conciencia de nuestra pobreza. Nosotros no somos unos paralíticos
ni unos ciegos que poseen clínicas misteriosas para convertirse en caminantes hábiles ni
videntes agudos. Nosotros somos unos enfermos a los que ninguna fuerza humana puede
colocar en el camino de la salvación, sino que poseen un don inestimable: el de comprender
la verdad, que nos hace semejantes a Dios. Y aquí la verdad está en la aceptación de nuestra
parálisis con respecto a una capacidad radical y total de liberación, de tal naturaleza que
trascienda la vida y la muerte.
Entonces en esta verdad adquirimos la tercera cualidad casi divina de Bartimeo, la de
ser mendigos (v. 46).
En esa pobreza poderosa se arraiga la fuerza inexplicable del grito de Bartimeo al cual
se asocia en este punto del evangelio nuestro grito: "¡Hijo de David, Jesús, ten compasión
de mí!".
En este punto comienza la última fase, la decisiva. Jesús subirá a Jerusalén.

430 55. CURACIÓN DEL CIEGO DE JERICÓ: Me 10, 46-52


VI - EL MINISTERIO DE JESÚS EN JERUSALEN
11, 1-13,37
ESTRUCTURA TEMÁTICA DE LOS CAPÍTULOS 1 1 - 1 3

Antes de introducirnos en la contemplación de la pasión de Jesús, preanundada en los capí-


tulos anteriores como cumplimiento de su misión sobre la tierra y al mismo tiempo como revela-
ción plena de su realidad como Hijo de Dios, Marcos ha organizado en las tres secciones que
constituyen los capítulos 11 -13 un material muyrico,que presenta rasgos de la enseñanza impar-
tida por Jesús en diferentes ocasiones, incluso antes de este momento culminante de su vida.
Ya en la tradición primitiva se habían formado con una finalidad catequética unos
relatos, algunos de los cuales están estructurados sustancialmente en la misma sucesión que
tenemos a la vista en la organización actual del evangelio (cf. la disposición semejante de los
ce. 21-22 y 24 de Mateo y de los ce. 20-21 de Lucas).
Al utilizar esas composiciones, Marcos imprime en ellas una perspectiva fuertemente
unitaria; en efecto, las inserta en el marco del ministerio de Jesús en Jerusalén, dominado por
el intento teológico de poner en una mayor evidencia y con más claridad la realidad, velada
hasta ahora, de Jesús como Mesías e Hijo de Dios.
El amplio trabajo redaccional del evangelista, que se puede reconocer también en mu-
chos elementos particulares del texto de estos capítulos, como lo pondremos en evidencia
al comentar cada uno de los pasajes, y es evidente sobre todo en el esquema de tiempo y de
lugar dentro del cual está ordenado el material variado que le venía de la tradición.
Por ello cada uno de los episodios se distribuye en el marco de los primeros tres días de la
última semana de la vida terrena de Jesús (cf. 11,1.12.19s.;cf. también la nota a 11, 8):-es una
distribución algo desproporcionada porque una gran parte de los pasajes (precisamente desde
11,20 hasta todo el c. 13 incluso) están todos ambientados en la tercera jornada- en el intento de
construir un paralelismo con los últimos tres días de la semana (cf. 14,1.12.17; 15,1.25.33.34.42),
en los cuales había sido fácil para la tradición antigua establecer la sucesión de acontecimientos
tan capitales para la fe cristiana, como la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
El edificio del templo por su parte sirve como composición general de lugar -al menos
como objeto de la mirada y de la atención de Jesús (cf. c. 13)- para todos los pasajes de este
capítulo, con el fin de proclamar con un simbolismo grandioso la instauración de un nuevo
templo en el cuerpo resucitado de Cristo (cf. 14, 58; 15, 38).
Si ahora, en los capítulos 11-13 tan densos de temas teológicos, tratamos de identificar
una subdivisión de los trozos según su contenido específico y, por consiguiente, según el
género literario, descubrimos con bastante claridad las tres secciones siguientes:
1. tres trozos (11,1 -25) que abarcan algunos acontecimientos ambientados por Marcos
en las dos primeras jornadas de permanencia de Jesús en Jerusalén;
2. siete trozos (11, 27-12, 44) compuestos por una serie de cinco discusiones entre
Jesús y los diferentes representantes del judaismo contemporáneo, con la inclusión
al comienzo del capítulo 12 de la parábola de los viñadores homicidas. Al final
del mismo capítulo hay una añadidura, la de un apéndice que tiene el valor de
una condena definitiva, pronunciada por Jesús contra las autoridades judías, cuya
actitud infiel y deshonesta se pone aún más en evidencia por el contraste con el gesto
de la pobre viuda;
3. cinco trozos (c. 13) en los cuales se refiere el discurso escatológico.

ESTRUCTURA TEMÁTICA DE LOS CAPÍTULOS 1 1 , 1 3 433


A) Jesús se presenta en Jerusalén: 11,1 -25

56. ENTRADA MESIANICA


(Me 11, 1-11; cf. Mf 21, 1 -17; Le 19, 28-38; Jn 12, 12-19)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


También en el evangelio de Marcos aparece a primera vista la importancia de este hecho:
según su perspectiva teológica es la primera vez que Jesús entra en la ciudad santa; y por el
esmero con el cual el evangelista ha preparado esta llegada se debe concluir que los capítulos
anteriores apuntan a este momento.
Pero mientras en los relatos paralelos de los otros evangelistas es evidente la acentuación o
la añadidura de algunos aspectos para hacer resaltar la importancia mesiánica del episodio,
en Marcos los diferentes elementos del relato están contenidos con sabiduría, casi difuminados,
aunque todos son interpretados en clave mesiánica.
Aunque la coincidencia de la entrada de Jesús en la ciudad con la celebración de una gran-
de fiesta hebrea, que veía la afluencia de multitudes de peregrinos, en lugar de acentuar el
entusiasmo popular con respecto a Jesús, deja la impresión de que los gestos y las aclamaciones
en relación con El, al menos en parte, corresponden a las señales de un saludo festivo con el
cual se acogían los peregrinos en esas ocasiones (cf las utilizaciones del Sal 118).
El punto más sorprendente del relato es precisamente la conclusión, donde en la más evi-
dente diferencia con respecto al texto de Mateo, los preparativos con los discípulos y la ani-
mación de la muchedumbre se desvanecen casi de improviso. Aún más: parece que todo termine
precisamente en las puertas de Jerusalén: en efecto, la visita al templo parece que se realiza
en forma privada.
De esta serie de observaciones deducimos que el texto de Marcos reproducefielmentela
tradición más antigua que se formó a partir de la viva voz de testigos directos.
Sobre el filo de este equilibrio entre la proclamación explícita de la mesianidad de Jesús y
la fidelidad al camino del siervo que sufre, el contenido teológico de este pasaje se condensa en
el comportamiento de Jesús, que por una parte se muestra como verdadero Señor de todas las
cosas, y por otra permanecefielal camino del siervo que sufre, y trata de hacer comprender a los
discípulos y ala muchedumbre con gestos y palabras que Él no es el mesías según sus expectativas
nacionalistas y mundanas.

1. Cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de Betfagé y Betania, al pie del


monte de los Olivos, envía a dos de sus discípulos,
2. diciéndoles: "Vayan al pueblo que está enfrente de ustedes, y apenas entren en
él, encontrarán un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún
hombre. Desátenlo y tráiganlo.
3. Y si alguien les dice: '¿Por qué hacen eso?', digan: 'El Señor lo necesita, y que
lo devolverá en seguida'".
4. Ellos fueron y encontraron el pollino atado junto a una puerta, fuera, en la calle,
y lo desataron.

434 56. ENTRADA MESIÁNICA: Me 11, 1-11


5. Algunos de los que estaban allí les dijeron: "¿Qué hacen desatando el
pollino?".
6. Ellos respondieron según les había dicho Jesús, y los dejaron.
7. Trajeron el pollino donde Jesús, echaron encima sus mantos y se sentó sobre él.
8. Muchos extendían sus mantos por el camino; otros, follaje cortado de los
campos.
9. Y tanto los que iban adelante como los que seguían a Jesús, gritaban: "¡Hosanna).
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
10. ¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!".
11. Y entró en Jerusalén, en el Templo, y después de observar todo a su alrededor,
siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania.

v. 1: cuando se aproximaban a Jerusalén...: comocasos (cf. 7, 28 y 12, 36s.), nunca atribuye este título
ya lo hemos puesto en evidencia en los capítulos a Jesús. Pero nos parece un intento para resolver una
anteriores, son frecuentes en Marcos los verbos dificultad que no tiene ningún fundamento, si se
que indican el camino continuo de Jesús (cf. nota a tiene en cuenta suficientemente el valor teológico de
1, 16) y en particular en los últimos dos capítulos este trozo en el contexto de toda la sección: Marcos
las referencias acerca del largo viaje hacia Jerusalén aquí quiere precisamente afirmar que Jesús es el
constituyen un elemento narrativo singular que deja "Señor" en el sentido pleno de las profesiones de fe
transparentar el pensamiento del evangelista (cf. más antiguas que se formaron en la experiencia de
nota a 10,1). los eventos pascuales. Es significativo que el otro
Betfagé y Betania: Betfagé era un suburbio texto clarísimo del evangelio de Marcos en el cual
fuera de Jerusalén y Betania una aldea poco distante Jesús es llamado "Señor" es precisamente el que se
en el lado sudeste del monte de los Olivos (para encuentra en el último trozo de esta sección.
esta localidad cf. nota a 13, 3). v. 6: los dejaron: al igual que en 14, 16 para la
Envía a dos de sus discípulos: ponemos en evi- cena pascual, también aquí el exacto cumplimiento
dencia la fuerte semejanza en cuanto al esquema de de las precisiones de Jesús es una afirmación
relato entre este trozo (hasta el v. 6), donde se trata implícita de fe en el plan de Dios, que se cumple en
de los preparativos para la entrada de Jesús en la Jesús más allá de toda acción humana; eso resultará
ciudad, y la narración de los preparativos para la aún más evidente en numerosos pasajes del relato
última cena en 14,13 -16: el Mesías que comienza a de la pasión.
manifestarse abiertamente en su primera aparición v. 7: echaron encima sus mantos: se lee una
en Jerusalén, es el mismo que será inmolado en escena semejante en 2R 9,13.
la cruz y el cordero pascual era su prefiguración. Se sentó sobre él: en Le 19, 35 leemos: "hicieron
Otro elemento temático que es común a los dos montar a Jesús", expresión que hace más explícita
trozos es la declaración implícita de que Jesús sabe la idea de entronización que subyace incluso a los
prever los acontecimientos; coherentemente con la textos de Marcos.
intención teológica de estos textos, no nos interesa
v. 8: otros follaje cortado de los campos: follaje
en absoluto detenernos para discutir si se debe
recogido en los campos y no ramos de palma, que
suponer en realidad un acuerdo previo entre Jesús
son raras en los alrededores de la ciudad; en Jn 12,
y la gente del lugar para "alquilar" el pollino o la
13 se hace referencia a las palmas, pero llevadas por
sala del cenáculo.
gente que sale de la ciudad en fiesta.
v. 2: sobre el cual no ha montado todavía ningún Con base también en el versículo sucesivo tal
hombre: de estas palabras se deduce que también vez hay que ver en este gesto una alusión al Sal
Marcos debía tener presente la profecía de Za 9, 9 118, 27, que se refiere a la procesión de la fiesta de
que es citada explícitamente por Mateo y Juan en las tiendas o de las cabanas, una de las festividades
los pasajes paralelos. más solemnes del calendario hebreo, que coincidía
v. 3: el Señor lo necesita...: algunos comenta- con el tiempo de la cosecha de las frutas. Por las
dores suponen que con el término "Señor" Marcos referencias de este salmo (cf. también ce. 9s.) y por
quiere referirse a Dios o al dueño del Pollino, con otros indicios que harían suponer una permanencia
base en el hecho de que el evangelista, excepto en dos prolongada de Jesús en Jerusalén, uno es inducido

56. ENTRADA MESIÁNICA: Me 11, 1-11 435


a pensar que esta entrada, enmarcado por los evan- interpretado muy pronto como una aclamación de
gelistas en el clima de las fiestas pascuales, seis valor mesiánico.
o siete días antes de su muerte, hay que hacerlo v. 10: Bendito el reino que viene...: esta frase
retroceder a otra festividad anterior incluso aunque suena como un poco extraña sobre todo por las
sea anterior de algunos meses. últimas palabras con la referencia al reino "de nuestro
Notemos que Juan recuerda tres pascuas cele- padre David"; sólo en Hch 4, 25 David es llamado
bradas por Jesús en Jerusalén y que el esquema "nuestro padre", expresión que normalmente se
cronológico que dan los evangelistas para los pri- aplica a los antiguos patriarcas. La frase, que no se
meros días de la semana santa tiene principalmente halla ni en san Mateo ni en san Lucas, es tal vez, un
un valor didáctico-teológico. comentario a la aclamación anterior, añadido en
v. 9: ¡Hosanna!: es la transliteración de una invo- seguida como oración para la restauración del reino
cación de ayuda ("¡Oh, salva!") conocida de todos los davídico, del cual la venida de Jesús es señal. Pero la
israelitas, porque está contenida en el Sal 118, 25, el invocación anterior del ciego de Jericó (cf. 10, 47)
último de los cinco salmos de Hallel (o del Aleluya) induce a pensar que también aquí el evangelista
constituido por la serie de los Salmos 113-118, que eran quiere proclamar a Jesús como "rey davídico", pues
cantos de alabanza y de acción de gracias a Dios, que esta idea se encuentra con mayor frecuencia en los
luego se transformaron en expresión de alegría, que se otros evangelios.
repetían cuando los peregrinos llegaban a la ciudad v. 11: en el templo: en esta escena ya tan car-
santa para celebrar las grandes festividades hebreas. gada de significado teológico, Marcos introduce
A causa del contexto de fiesta de estos salmos, el tema del templo que será dominante en toda la
la expresión "Hosanna" puede haber asumido sección de los capítulos 11-13.
entre el pueblo hebreo un sentido de saludo y de Después de observar todo a su alrededor,... salió:
aclamación, en relación con los peregrinos que es un final que causa sorpresa y al mismo tiempo
llegaban a la ciudad. poderoso, dominado por la mirada penetrante de
También en el texto de Marcos podría tener el Jesús -es el mismo verbo, ligeramente modificado,
mismo significado; pero su repetición en el versículo que se usa en 10, 51 para el milagro del ciego de
10 con la añadidura de "en las alturas" después de la Jericó (cf. nota a 16, 4s. acerca del valor teológico
alusión al "reino que viene", nos hace pensar que el del verbo "ver"}- que deja presagiar la irrupción de
evangelista quería expresar una invocación de ayuda la luz y del juicio de Dios sobre un mundo religioso
dirigida a Dios en la espera del reino mesiánico, y que se ha mundanizado.
por consiguiente, recobra el significado religioso Mientras Mateo y Lucas colocan acontinuación
originario de la expresión hebrea. inmediatamente el episodio de la expulsión de
Bendito el que viene...: todavía pertenece a la los vendedores del templo, Marcos concluye este
cita del Sal 118, 26, que expresaba un deseo de pasaje haciendo bajar sobre la escena bulliciosa el
bendición para el peregrino que venía a lafiesta.En telón del silencio de la noche.
ese sentido la muchedumbre entendía esta frase. Es
probable que luego la comunidad cristiana la haya

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Encontrarán un pollino: ¡desátenlo y tráiganlo!"


Marcos presenta la entrada del Mesías en Jerusalén en un contexto que es a la vez
humilde y solemne, y no es fácil comprenderlo en su significado profundo. El evangelista
nos lo propone como introducción a la culminación de la obra de Jesús; en efecto, es el
primero de los seis días que Jesús pasará en Jerusalén para realizar la nueva creación. Aquí
es necesario contemplar la grandeza del Mesías en su humildad: la grandeza y la humildad
son las dos características inseparables que nos abren el misterio de Jesús, el Hijo glorioso
del hombre, cuya grandeza está en servir y en entregar su vida por todos (10, 45). Si se
descuida uno de los dos elementos, y si no se comprende la grandeza en la humildad del
servicio concreto, no se comprende nada de Jesús ni de su mensaje.
Ya se nos acerca y aparece la meta del camino de Jesús: Jerusalén (v. 1), o, como se
especifica mejor al final, el templo (v. 11), en el trasfondo del cual se llevará a cabo la

436 56. ENTRADA MESIANICA: Me 11, 1 -11


confrontación última entre Jesús y sus adversarios. Se menciona también por vez primera el
monte de los Olivos, situado al Oriente de Jerusalén. Allí había huido y se había refugiado
la gloria de Dios (Ex 11,23), allí se había consumado la humillación de David (2S 15, 30ss.)
y desde allí, donde nace el sol, se esperaba la venida gloriosa del Señor que había de combatir
por su pueblo en el díafinal(Za 14, 3s.). Jesús tiene como punto de partida para su triunfo
precisamente este monte donde, después de haber pronunciado el último discurso (13,3), lo
encontraremos muy pronto en las tinieblas de la lucha extrema (14, 26ss.).
Dos discípulos reciben la orden de precederlo y de proporcionarleun pollino (w. 2ss.).
Por esa opción de Jesús se comprende el tipo de su mesianismo: Él no entra montado
en un caballo, como los reyes, ni sobre un coche como los guerreros. El entra victorioso
ciertamente, pero en la justicia, y por consiguiente, humilde, montado en un pollino, como
lo había anunciado Za 9,9. Marcos alude claramente a este pasaje mesiánico, y deja que el
mismo lector sea quien lo pronuncie.
Montado en este pollino, Jesús se muestra claramente como un Mesías en oposición a
la expectativa del pueblo, que es del tipo de la de los zelotes: se trata de un Mesías pobre y
humilde, que monta sobre un "pollino" sobre el cual nunca ha montado ninguno (v. 2). En
efecto, ninguno jamás ha imaginado este tipo de mesianidad, revestida no de gloria, sino de
ignominia, no de poder, sino de pobreza, no de dominio sino de servicio. ¡Sin embargo, éste
es el camino que Él elige para dar la gloria de Dios a los de mala fama, el poder supremo
a los pobres, la libertad de Dios a los siervos! En efecto, es el "Señor" el que quiere esta
cabalgadura, como Marcos le hace decir a Jesús (v. 3; cf. v. 6), sin que los discípulos se
percaten del significado profundo de esta palabra (usada tan sólo en 7, 28 y 12, 36).
Para comprender el significado de este gesto de Jesús que, como la luz, se halla en el
primer día de la creación, es importante recordar que el asno es el animal humilde de carga
y para el trabajo que, con el buey, sirve al hombre y lleva sus cargas. Él por tanto, es sím-
bolo de Cristo y de todo su mesianismo. Él es también símbolo del pueblo que conoce a su
Señor (cf. Is 1, 3), de ese pueblo en el cual "el Señor tiene necesidad". El reino viene sólo a
caballo, es decir, sobre los hombros de esta gente -y solamente desde aquí se muestra a todo
el mundo "el Señor". Precisamente ninguno ha montado nunca sobre este mesianismo de
la humildad y del servicio. ¡Sólo el Señor! Si la Iglesia no es como el asno y quiere ser el
caballo dominador, se vuelve un híbrido, un mulo estéril y sin entendimiento (cf. Sal 32,
9); si quiere hacer el papel de carro poderoso, se vuelve un monstruo ridículo.
Era difícil entonces como ahora combinar esta descripción del Mesías humilde que
presenta Za 9, 9 con la gloriosa que es anunciada por Dn 7, 13s. Rabí Josué ben Leví
(alrededor del año 250 d. C.) había tratado de conciliar las dos profecías, y decía que, si
Israel hubiera sido hallado digno, el Mesías habría venido de las nubes del cielo; de lo
contrario habría venido pobre y humilde, cabalgando sobre un pollino.
Ciertamente la entrada de Jesús en Jerusalén tiene estas características, aunque momen-
táneamente llenos de entusiasmo, tanto la muchedumbre como los discípulos lo inter-
pretan mal. En efecto, cubren el pollino con mantos y el camino con ramos (w. 7-8), ¿como
en la proclamación real de Jehú? (2R 9, 13). La gente grita: "Hosanna" (v. 9), que es una
invocación de la ayuda de Dios que significa: "¡Piedad, sálvanos!". Ésta, después del epi-
sodio anterior, debería ser la invocación del discípulo que entra a contemplar la gloria del
camino de su Señor que se ha hecho siervo. Pero, en lo labios del que la pronuncia, esa
invocación tiene probablemente un significado diferente, y expresa una expectativa que
Jesús desilusionará. Por eso se puede entender esta invocación como: "¡Piedad, sálvanos

56. ENTRADA MESIÁNICA: Me 11, 1-11 437


de los romanos!". Éste era el mesías que esperaban, y la invocación colocada en la boca de
la gente es precisamente lafinaldel Hallel (Sal 118, 25), que es uno de los grandes salmos
mesiánicos, que Marcos volverá a citar (12,10s.).
Según la profecía de Natán, en Jesús viene el reino del padre David (v. 10) que estará
firme eternamente (2S 7,16).
Según Marcos, el verdadero problema es verlo comenzar en esta forma, sin gloria, y
ver luego cómo se cumple de un modo aún más abominable en la cruz. Claramente, contra
todas las expectativas, no se trata de un reino político basado en el "poder", sino en el
"servicio", que es típico de los que dan su aporte. Pero sólo este servicio tendrá el poder de
liberar al hombre, aun políticamente.
El pasaje termina con una extraña y sugestiva visita de Jesús al templo que recuerda,
sobre todo por lo que sigue, Mí 3. Jesús "observa todo a su alrededor" (v. 11). Es un verbo
rarísimo en el Nuevo Testamento y lo usa solamente una vez Lucas (6,10) y 6 veces Mar-
cos, quien siempre lo refiere a Jesús, excepto en 9, 8.
Esta mirada de Jesús expresa el juicio de condena y de maldición (3, 5; 10, 23) o de
salvación y bendición (3, 34; 5, 32). Veremos en el pasaje siguiente cuál es el juicio, que
Jesús pronuncia sobre el templo con su mirada.

ACTUALIZACIÓN

Jesús y la política
La entrada de Jesús en Jerusalén es mesiánica. Pero ella asume, de parte de los que
participan, un significado claramente político: Jesús es para ellos el mesías de Israel, que
entra en su ciudad para asumir el poder. Dos veces ellos lo aclaman como el rey davídico,
que viene a posesionarse de su reino (w. 9.10). Y Jesús no los hace callar; antes bien, Él
mismo toma la iniciativa. Ya anteriormente el ciego Bartimeo lo proclama dos veces "hijo
de David". Este título expresa la línea de la realeza mesiánica, porque el mesías esperado
debía ser el heredero del reino de David. Por tanto, equivale a reconocer a Jesús como el
descendiente de David, destinado a la realeza de Israel. Y Jesús no protesta y no impone
silencio. Este comportamiento ambiguo de Jesús hace que surja la pregunta: ¿Él es un
hombre político? Por consiguiente, se plantea el problema de la relación de Jesús con la
política, para declarar el equívoco.
Las tomas de posición a este respecto son extremas y unilaterales. Por una parte, no
sólo en el pasado, sino también hoy se espiritualiza con exasperación la figura de Jesús. Ella
queda reducida a un símbolo y se resuelve en temas y significados teológicos, o espirituales.
Una tendencia determinada al docetismo no está ausente de estas presentaciones. Por el
contrario, desde hace algunos años, algunos quieren convertir a Jesús en un militante político
revolucionario y su evangelio en un manual político- social de corte marxista (cf. el Jesús político
de las lecturas políticas o materialistas del evangelio), como lo ha hecho desde hace siglos un
cristianismo burgués y a él lo convierte en un hombre que quiere implantar un orden.
Es cierto que Jesús no es un hombre político. En efecto Él, al entrar triunfalmente en
Jerusalén, va directamente al templo; pero aquí no sucede nada. La manifestación mesiá-
nica tiene una vida breve. Sale en seguida de la ciudad; pero antes de salir observa todo a
su alrededor; es la mirada de quien está preparando el golpe del día siguiente, es decir, la
expulsión de los vendedores, donde denuncia la ambigüedad del título "hijo de David".

438 56. ENTRADA MESIÁNICA: Me 11,1-11


Entonces Jesús provoca la ambigüedad, pero para corregirla. Además los capítulos 11 y 12
muestran el fracaso de toda pretensión de restauración del reino de David. Por otra parte,
en todo el evangelio Jesús rechaza un mesianismo de poder político-religioso. Jesús no
encabeza un movimiento de resistencia nacional ni de revuelta contra el imperio romano.
De ese modo desilusiona al pueblo que espera a un mesías, que convierta a Israel en un
reino sólido que domine las naciones. Desilusionan también la esperanza política de los que
sueñan con un jefe el cual, al restaurar la justicia y el derecho, rescate todas las expectativas
de los oprimidos que han sido pisoteadas por la historia. Porque en ambos casos Jesús
quedaría reducido a un puro instrumento de liberación totalmente humana.
Pero especialmente el rechazo que Jesús opone a todo mesianismo de poder político -
religioso hace posible la secularización legítima de la esfera política. El mesías reina sobre
todos los pueblos, pero deja el poder político a cada pueblo: cada sociedad debe asumir
el cuidado de organizarse y de tomar en sus manos el devenir histórico. Eso significa que
la política no necesita una justificación religiosa para ejercer su acción. Los responsables
políticos pueden legislar sin referirse a leyes religiosas y con base en un análisis que se
interroga acerca de lo que es necesario para la vida de la sociedad. En efecto, Jesucristo
libera nuestra libertad, para que cumplamos tareas que son nuestras. Él no nos dispensa
de la acción, y por lo mismo no asume en nuestro lugar nuestras funciones políticas. El nos
hace libres, es decir, hace que nosotros tomemos en nuestras manos la propia existencia y
asumamos nuestras responsabilidades.
La mesianidad de Jesús es de un orden totalmente diferente. El es el rey humilde y
pacífico, que trae la salvación y la paz mesiánica, confiando solamente en Dios. Monta
sobre un pobre pollino: de este modo elimina el caballo soberbio, símbolo de poder y de
arbitrariedad, prescinde del carro que es símbolo de violencia y de prepotencia, y coloca
en su lugar el pollino, símbolo de sencillez y de laboriosidad paciente que, en su poquedad
lleva la carga de los otros. Precisamente por eso la realeza de Jesús no carece de alcance
político. Su reino no es de este mundo, pero sí está en este mundo.
En efecto, Jesús realizó actos políticos. Su comportamiento y su mensaje tienen inci-
dencias e implicaciones en el plano político. La opción por los pobres, la condena decidida
de lariquezay el amor que se ha de vivir también políticamente no concuerdan con una
organización cualquiera de la sociedad. Pero se trata de exigencias prepolíticas, es decir,
críticas y proféticas. Jesús nos impulsa a mirar hacia lasfinalidadeslejanas. Él va hasta las
raíces y las opciones más decisivas y fundamentales. El problema religioso de la relación
con el absoluto, en efecto, se plantea cuando se trata de reflexionar sobre lasfinalidadesde
la vida en sociedad.
Porque el campo político y social no es lo que le da a la actividad del hombre su sentido.
La actividad política no se asigna lasfinalidadesde su acción. Ella no puede ser el propio
absoluto, a no ser que quiera absolutizar lo relativo. Por eso Jesús somete el poder político
al de Dios (12,17). Los objetivos no se pueden definir sino en relación con el sentido de la
vida y por tanto, con el absoluto que lo fundamenta. Y al revelar que la relación con Dios
está en el mismo corazón de la existencia humana como lo que le da a ella su sentido, Jesús
permite situar las diferentes esferas de la vida en relación con la que las fundamenta y sin
la cual ellas ya no tienen su razón de ser.
Con su actitud y con su mensaje de pobreza y humildad, de no poder y de servicio,
Jesús se halla a la base de un movimiento de liberación total del hombre.

56. ENTRADA MESIÁNICA: Me 11, 1 -11 439


APLICACIÓN A LA VIDA

Un pollino por horas


Es inevitable que, antes o después, vagando por los caminos del evangelio en busca de
soluciones prefabricadas y como confirmación de las propias opciones, uno se encuentra
con esa bestia que se tomó prestada por orden de Jesús. Por consiguiente, es lícito dedicar
un poco de atención a este animal. En efecto, conforme a una especie de tradición en la
Biblia, es un asno sabio y juicioso; tiene algo que decir aunque es menos hablador que su
colega la burra de Balaam.
Desde diferentes puntos de vista, reaccionarios o revolucionarios nos agrupamos en
tomo a Jesucristo, tratando de acapararlo y admitirlo en nuestro partido. Con la gente
que se alinea con Él, en los umbrales de Jerusalén, estamos presentes también nosotros,
que agitamos nuestros interrogantes, nuestros problemas, nuestras ansias. Si no nos da
soluciones, nos suministrará al menos alguna indicación, porque urgen unas opciones
políticas, que involucran todos los problemas: desde los del trabajo, de la relación
interpersonal hasta el educativo, familiar, mujer-hombre, etc. Nos apretujamos alrededor
de la experiencia de fe, y declaramos más o menos explícitamente los motivos de nuestra
espera. ¿Pero qué puede darnos? ¿Qué podemos obtener?
Ese asno -si queremos hablar de él- está callado.
Y Jesucristo así como no instrumentaliza, así tampoco acepta ser instrumentalizado:
si Él ha venido a servir no ha tenido la intención de evitarnos fatigas y si cargó nuestros
pecados no ha querido regalarnos respuestas prefabricadas.
Realmente defiende nuestra autonomía, nuestra responsabilidad plena: en el trabajo, en
la escuela, en la política debes usar tu inteligencia.
De aquí se podría deducir que este es el modo serio de servir; es decir, de amar, de dejar
libres, de no decir demasiado, y de promover el crecimiento y la libertad del otro. Aunque
entonces resultan fatalmente desilusionados esos "niños" que piden soluciones ya hechas o
piden la aprobación para la tareíta. ¡Son niños reaccionarios o revolucionarios!
Pero ese asno... no está callado.
Y su tema es exactamente político, quedando también en pie el principio que ya se
puede dar por descontado que cada cosa asume un significado, una carga política.
Aquí habla el asno, e imparte una lección muy eficaz: es blasfema la reducción a
opciones que sacralizan lo que en sí tiene algo de demoníaco (el "poder"); es errada la falta
de interés con respecto a las situaciones sobre todo las de dimensión y de valor sociales,
para replegarse sobre lo privado, lo íntimo, lo "sagrado"; así también es ilusorio tratar de
volar por encima de las partes, en una especie de centrismo imposible.
Con respecto a esas posiciones se podrá pensar por un instante que el evangelio está de
nuestra parte, pero nos damos cuenta muy pronto de que no está de acuerdo con él y no
puede damos la razón.
Porque da la vida.
La vida consiste en que ninguno sea oprimido, que no se use el "poder". La actitud
correcta es el compromiso en el servicio, la vida consiste en que se ponga al servicio
del prójimo en la contestación radical de la sed de poder, de la instrumentalización del
hombre en cualquiera de sus dimensiones, de la sociedad puramente consumista, del

440 56. ENTRADA MESIANICA: Me 11, 1 -11


individualismo, de la sexualidad separada del amor, del dominio sobre las conciencias de
los otros, de la represión.
Por consiguiente, es tiempo de que el creyente deje de pasar por encima de grandes oca-
siones, posibilidades, estructuras, opciones, situaciones, partidos, medios. Que aprenda la
lección, a punta de golpes históricos, de la experiencia de Israel, del mensaje de los profetas.
Y la lección de un simple asno, alquilado por horas.
Por añadidura puede ser útil la meditación de una página de Bonhoeffer, escrita cuando
él estaba en la prisión.
Los hombres acuden a Dios en su necesidad,
imploran ayuda, e invocan pan y fortuna, salvación de la enfermedad, de la culpa,
de la muerte. Así lo hacen todos, cristianos y paganos.
Los hombres llegan hasta Dios en su necesidad,
lo encuentran pobre, humillado, sin techo ni pan, lo ven sofocado por los pecados,
por la debilidad, por la muerte. Los cristianos están al lado de Dios en el sufrimiento.
Dios va hacia todos los hombres en su necesidad,
sacia el cuerpo y el alma con su pan,
muere crucificado por los cristianos y por los paganos y a todos los perdona.
(de Bonhoeffer, Resistenza e resa, Milán3, p. 289).

REFLEXIÓN DE FE

Desilusión y gloria
Una especie de desilusión aparece en todo el evangelio de Marcos. Es una desilusión
fuerte, la cual, para ser vivida requiere ser compenetrada progresivamente por el misterio
de Cristo, estar sumergida en la oración. Solamente la grande contemplación final de los
capítulos 14 y 15 podrá permitirnos que leamos nuevamente todo el evangelio y transformar
la desilusión en gloria. Por ahora, en esta primera lectura, la desilusión puede resultarnos
a menudo amarga y podremos entonces sentir la tentación de traducir mal este evangelio,
el cual, por su radicalidad corre siempre el riesgo de ser mal interpretado y contiene para
nosotros la tentación sutil de ser suavizado indebidamente.
\ El evangelio de Marcos requiere una lectura cíclica. Al llegar al final el lector tendrá
que detenerse para orar y luego tendrá que volver a leerlo. Con la fuerza del Espíritu Santo
deberá liberarse con dificultad de unos modos humanos de leerlo y quedará sorprendido al
poder leerlo siempre de una manera nueva, que es el modo de la desilusión y de la gloria.
En este trozo nos entusiasman de inmediato los gritos "Hosanna". Se repite el Hallel
que es propio de la grande manifestación pascual: "Bendito el que viene en el nombre
del Señor" (Sal 118, 26) y parece que todo tiende hacia la gloria inexpresable del que es
Cristo Hijo de Dios. Pero he aquí que inmediatamente después Jesús entra en el templo,
observa todo a su alrededor y sale silenciosamente cuando está anocheciendo. Examinemos
este pasaje en una lectura espiritual que no tenga en cuenta una primera exaltación de
entusiasmo, pero que penetre en el misterio.
Nos hallamos en una situación típica, en el corazón del género evangélico. Es lo mismo
que acontece en todo él dondequiera, en cada página: de la desilusión a la gloria y de la

56. ENTRADA MESIANICA: Me 11, 1 -11 441


gloria a la desilusión. Es como en el pasaje de la transfiguración (9, 2 -8). Las vestiduras de
Jesús inundadas de luz vuelven a ser la indumentaria sencilla del carpintero de JNazaret. £,1
"Jesús solo" (9, 8) ¡que sigue siendo desilusionante para los ojos que habían visto la nube
luminosa! En esta escena aún no se ha terminado el canto del Hosanna, cuando Jesús ya está
en el templo, observa todo a su alrededor y sale al anochecer en una suspensión misteriosa
del grito de entusiasmo que todavía resuena en la calle de Jerusalén. Esta desilusión, antes
de tocar y humillar a la comunidad que lee el evangelio, ya ha tocado y humillado a Aquel
que viene en el nombre del Señor. Jesucristo Señor es llevado continuamente por la provi-
dencia del Padre a volver a optar por la tarea del siervo que sufre.
La contemplación del Señor Jesús, que ha baj ado de su cabalgadura, que se aleja de los gritos
de triunfo, que entra en el templo de Jerusalén, que lo observa todo a su alrededor, y que sale
solo con sus discípulos al anochecer, obliga a contemplar el verdadero camino del evangelio.
A la exaltación breve y luminosa del tiempo en que ha estado montado en la cabalgadura, que
es algo semejante a la exaltación luminosa del Tabor, sigue la meditación del templo. ¿Se trata
acaso del templo glorioso de Salomón en el cual resplandece la gloria de Dios?
La continuación del evangelio nos indica que la verdadera meditación que Cristo realis
en el silencio del templo no fue la de la gloria. La casa del Padre ha sido convertida en cue^ i
bandidos (11,18); el lugar en el cual se moverá Jesús a quien se acercan los sumos sacerdc :c¿
los escribas y los ancianos, es decir, aquellos que le darán muerte (11, 27); es el lugar de .n
discusiones para sorprenderlo en algún error (c. 13); es el lugar del anuncio apocalíptico que
es pronunciado desde el Monte de los Olivos delante del mismo templo (11, 3); en fin es el
lugar de toda desilusión: "No quedará piedra sobre piedra que no sea destruida" (13,2).
La interferencia continua de lo que es más pobre, más cotidiano y más ligado a la muer-
te con el triunfo del Hijo de Dios, debe convertirse en sabiduría y armonía, la verdadera
sabiduría y armonía del cristiano.

442 56. ENTRADA MESIÁNICA: Me 11, 1-11


57. MALDICIÓN DE LA HIGUERA Y DEL TEMPLO
(Me 11,12-21; cf. Mt 21, 12-20; ¿c 19, 45-48; Jn 2,13-22)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Leemos ahora dos relatos de origen diferente, que antes circulaban aislados, pero Marcos lo
unió intencionalmente en forma de sandwich (como los dos episodios incluidos el uno en el otr
en 5, 21 -43). Cada uno de ellos adquiere su significado precisamente por su conexión con el otro
en efecto, en el primero, que originalmente estaba constituido por los versículos 12-14 y 20-21
que están unidos, Marcos incluyó el segundo como en un marco.
Ante todo el relato de la maldición de la higuera estéril: ¿cómo pudo formarse? Es difícil
distinguir el núcleo de un hecho que aconteció realmente. Tal vez, la narración nació de la
palabra de Jesús, que nos ha sido transmitida por Le 13, 6-9.
De todos modos, sea histórico el hecho de que la higuera se haya secado, o no histórico, fue
interpretado desde la primera comunidad cristiana como una acción simbólica que indica el juic
de Dios sobre el pueblo de Israel que se había vuelto infiel a su vocación. Marcos debió encontr
en la tradiáón este relato ya ligado al recorrido que realizó Jesús desde Betania hasta Jerusalén
por afinidad temática lo unió al episodio del templo, para presentar así el hecho extraordinario y
único cumplido por Jesús durante su ministerio en Jerusalén.
En ese contexto se incluye el episodio de la expulsión de los vendedores del templo. El relato
ha ido desarrollando alrededor de un núcleo histórico, que en realidad debe haber sido mucho m
limitado de lo que aparece en la descripción actual, como se puede deducir por algunos indicios d
mismo texto. La conclusión de los versículos 18s. es una añadidura redaccional de Marcos, que
detiene en las reacciones positivas y negativas del gesto y de la enseñanza de Jesús en el templo
Ya en las primeras comunidades cristianas el episodio tuvo ciertamente una importancia
relevante por su significado teológico. El evangelista lo incluye en la mitad del relato de la
higuera, y así hace resaltar la conexión entre los dos trozos: en efecto, aquí es dominante el
tema de la condena del templo judío, y esa condena es reafirmada aún más con una acción
simbólica real de mayor resonancia pública con respecto al caso anterior.
Más allá de los elementos particulares que con frecuencia se pueden precisar difícilmente
en su entidad y sucesión histórica, es importante captar el pensamiento que Marcos manifiesta
claramente en este pasaje. Él constituye un viraje decisivo hacia el relato de la pasión como
revelación definitiva del rostro de Jesús Mesías. La doble condena afecta al pueblo hebreo y
su templo los cuales, mientras estaban destinados a ser el signo de la salvación de Dios por el
bien de todos los pueblos, se han vuelto estériles y se han envilecido, al encerrarse en su propi
mundo de observancias presumidas y de intereses mezquinos, y ya no producen ningún fruto
bueno, y por el contrario impide a sí mismo y a los otros el acceso a la "casa de oración" (v.
17), es decir, el auténtico encuentro con el Dios salvador.
Ya en 2, 15-3, 6 y 7, 1-23 Marcos había atacado toda forma de legalismo religioso y de
toda ostentación humana al presentar palabras y gestos de Jesús; en los capítulos 11 y 12,

57 MALDICIÓN DE LA HIGUERA Y DEL TEMPLO: Me 1 1 , 12-21 443


siempre sobre la base de la enseñanza de jesús (v. 1 la), retoma aún más drásticamente est
denuncia, y la extiende a toda la organización del mundo religioso judío, y anticipa así el
amplio debate de san Pablo.

12. Al día siguiente, al salir de Betania, Jesús sintió hambre.


13. Y viendo desde lej os una higuera con hoj as, fue a ver si encontraba algo en ella;
pero al llegar sólo encontró hojas; pues no era tiempo de higos.
14. Entonces dijo a la higuera: "¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!". Y lo
oyeron sus discípulos.
15. Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que
vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas
y los puestos de los vendedores de palomas
16. y no permitía que transportaran objetos por el Templo.
17. Y les enseñaba, diciéndoles: "¿No está escrito: Mi Casa será llamada Casa
de oración para todas las gentes? ¡Pero ustedes la tienen hecha una cueva de
bandidos!".
18. Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo
podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada
de su doctrina.
19. Y al atardecer, salía fuera de la ciudad.
20. Al pasar otra vez muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz.
21. Pedro, recordándose, le dice: "¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste se ha
secado".

v. 12: al día siguiente: es el día que sigue a la corresponde a la estructura del relato la interpretación
entrada en la ciudad. Según el planteamiento crono - que considera este texto como una "parábola repre-
lógico-teológico de Marcos, los dos relatos que sentada", aunque Le 13, 6-9 podría dar una pauta
están unidos en este trozo suceden en el marco de para ello. Es más exacto ver en este relato una
toda la segunda jornada que Jesús pasó en Jerusalén escena real, aunque estructuralmente es simbólica,
y tocan también la tercera (v. 20). También Mateo, según el tipo de acciones análogas realizadas por
cuyo marco cronológico resulta menos preciso, los profetas del Antiguo Testamento.
coloca el episodio de la higuera "al amanecer" (del v. 14: que nunco jamás coma nadie fruto de ti:
día siguiente) (cf. 21,18). es ciertamente una frase que, si no es una maldición
Sintió hambre: es una anotación particular, que explícita, sin embargo, corresponde a una irrevo-
prepara la escena de la higuera. cable condena a muerte de la planta. Cf. una expre-
v. 13: con hojas: es una comprobación cierta- sión más moderada en Mt 21,19.
mente verosímil en esa época (marzo-abril) en esa Sus discípulos oyeron esto: Es una anotación que
región. es como un preludio a la afirmación de Pedro en el
No era tiempo de higos: este inciso que con- v. 21, pero ella subraya aún más profundamente la
tiene una observación acertada, tal vez la incluyó el importancia del juicio pronunciado por Jesús.
mismo Marcos, cuando el relato fue redactado en v. 15: Llegan a Jesusalén: esta noticia en un len-
este contexto pascual. De todos modos la frase viene guaje escueto y desencarnado, como aparece aún me-
a ser importante, porque nos da la clave de lectura jor en el texto griego, sirve como elemento redaccional,
de todo el relato como acción simbólica, cada uno de o bien es el comienzo de un antiguo trozo de la tradi-
cuyos elementos (el hambre, las hojas, la carencia de ción que Marcos incluyó en este punto. En todo caso
frutos) adquieren su significado únicamente a la luz nos parece que el núcleo ciertamente originario de
de la idea teológica que subyace a todo el pasaje. este relato (vv. 15b-17), si consideramos también la
Ya los profetas presentaban como símbolo de colocación que da/n 2,13ss., deja entrever un episodio
Israel tanto la higuera como la vid. Parece que no que aconteció algunos meses antes, en coincidencia o

444 57 MALDICIÓN DE LA HIGUERA Y DEL TEMPLO: Me 1 1 , 12-21


menos con la entrada en Jerusalén, de la cual se habla completo las palabras del profeta, mientras Mateo y
en el trozo anterior, en la suposición probable de que Lucas omiten las palabras "para todas las gentes".
Jesús haya ido a la ciudad santa con ocasión de otras Después de la maldición de la higuera y a la luz
festividades (cf. nota al v. 8). Esta hipótesis permite de este texto profético, que ya en su original se abre
ver distribuido en espacios más amplios de tiempo su sobre el tiempo de la obra final de Dios (cf. Is 56, 8)
ministerio densísimo de enseñanza en Jerusalén que y resume varios pasajes semejantes de otros profetas,
sobre todo Marcos condensa incluso en una sola tercera el gesto realizado por Jesús en el templo asume,
jornada. Mateo y Lucas colocan a continuación inme- particularmente en Marcos, un claro valor mesiánico,
diata de la entrada en la ciudad el episodio del templo. tanto como juicio de Dios sobre el templo judío, así
Entrando en el templo: de la escena que sigue se como también en su aspecto de inauguración del
deduce que aquí se hace referencia al "patio de los templo de la salvación para todos los pueblos.
paganos" que no formaba parte del recinto sagrado, Una cueva de bandidos: es una alusión a Jr 1,
pero ya se encontraba en la explanada del templo y, 11. Notemos que según el texto griego esta es la
por consiguiente, no era utilizable como cualquier traducción literal.
lugar público. v. 18: Se enteraron de esto los sumos sacerdotes...:
Comenzó a echarfuera...: probablemente se trató en la frase de 14b con referencia a los discípulos, se
realidad de una acción demostrativa y de protesta que repite aquí como un estribillo con relación a los
Jesús realizó frente a algún vendedor en algún rincón jefes del pueblo: en el ánimo de todos se imprimieron
del grande patio del templo, y no de una intervención en como un veredicto las palabras solemnes de Jesús.
todo el mercado, pues de lo contrario habría intervenido En los trozos siguientes, excepto en el capítulo 13,
la guarnición romana que estaba instalada en la Torre hasta todo el relato de la pasión incluso, las diferentes
Antonia o los guardias de los judíos. En los pasajes categorías de los jefes del pueblo judío estarán continua-
paralelos de los tres sinópticos, aunque en Mateo es mente en la escena, y se nombrarán cada vez más según
evidente la tendencia a alguna amplificación, se percibe las diferentes agrupaciones (cf. nota a 8, 31).
claramente la preocupación de no acentuar demasiado
Buscaban cómo podrían matarlo: al igual que al
la energía de Jesús: eso resulta evidente si confrontamos
estos textos con el de Jn 2, 13ss., donde la interpre- final de la primera grande parte del evangelio después
tación mesiánica y pascual es predominante en todos los de una serie de controversias con los jefes del pueblo
detalles del relato. (cf. 3, 5), en los umbrales de la última parte del
evangelio y antes de una serie densa de discusiones
En efecto, es significativo que Marcos y Mateo con las autoridades judías, Marcos repite casi con
ni siquiera recuerden aquí el dicho acerca de la las mismas palabras el veredicto de muerte que los
destrucción del templo, que en cambio aflora como sumos sacerdotes y los escribas pronuncian sobre la
acusación nuevamente en el proceso (cf. 14, 58) y cabeza de Jesús. Pero ahora explota con mayor astucia
como burla sobre el Gólgota (cf. 15, 29). y decisión toda forma de iniciativa para arrestarlo y
Estos indicios de todos modos no disminuyen en darle muerte ("buscaban cómo") como en 14,1 donde
nada el significado mesiánico del hecho como lo el evangelista usa casi la misma frase para denunciar el
quiso Jesús y como lo entendió la comunidad intentofinalde sus adversarios.
cristiana al transmitirlo, hasta el punto de que la Le tenían miedo: esta expresión, con las otras pala-
expresión común de "purificación del templo" para bras que indican estupor, asombro, etc. (cf. nota a 1,
indicar este episodio puede ser errada, si se entendiera 27), tiene un valor temático y estilístico relevante: él
como corrección o reforma y no como abolición del ya se expresaba en 5, 15.33 (cf. en especial la nota a
sistema religioso, que está representado por el templo 4, 41). En esta segunda parte del evangelio se asiste a
antiguo. La venida del Mesías habría de instaurar un un aumento del "miedo" frente a Jesús: miedo de los
templo completamente diferente (cf. la espera de los discípulos, que no comprenden y no logran entender
profetas y la aplicación que de ella hace Jesús a sí (cf. 9, 6.32; 10, 32); miedo de los jefes del pueblo
mismo según la acusación que le echan en cara en 14, que por una parte se sienten poco a poco frustrados
58 y 15, 59; cf. también Jn 2,19). por sus palabras y por otra están bloqueados por la
A los que vendían y a los que compraban: alrededoradmiración que el pueblo siente hacia El (cf. también
del templo estaba organizado el comercio de lo que 11, 32; 12,12; a ellos se pueden añadir las expresiones
servía para el desarrollo de los ritos de ofrecimiento equivalentes de 12, 34 y 14, 2). También la última
tanto en los sacrificios de animales como en dinero. palabra del evangelio será una expresión de miedo:
v. 17: les enseñaba: la repetición de este verbo el miedo de las mujeres que se encuentran ante el pro-
(siempre en el tiempo continuativo del imperfecto o digio inimaginable de la resurrección (cf. nota a 16, 8).
copretérito) en 12, 35 alfinalde la serie de discusiones Estaba asombrada de su doctrina: las mismas pala-
con los jefes del pueblo, nos induce a pensar que Mar- bras de 1, 22, que expresan también aquí la actitud
cos quiere referirse al conjunto de la enseñanza de de las muchedumbres, que a lo largo del evangelio
Jesús durante el ministerio en Jerusalén. se muestran por lo general más atentas y deseosas de
Mi casa: es una cita de Isaías 56, 7. Es signi- recibir el mensaje de Jesús, tanto durante el ministerio
ficativo el hecho de que sólo Marcos refiere por en Galilea, como durante el de Jerusalén.

57 MALDICIÓN DE LA HIGUERA Y DEL TEMPLO: Me 1 1 , 12-21 445


v. 20: muy de mañana: en el esquema crono- v.2l:Pedro, recordándose...: lafraserecuerda otra
lógico de Marcos (cf. nota al v. 12) comienza aquí muy semejante del episodio del gallo en el palacio del
la tercera jornada de Jesús en Jerusalén. sanedrín en 14, 72; ambos manifiestan la relevancia
Éste y el versículo siguiente retoman y con- de los recursos personales de Pedro al formarse una
cluyen el relato de la escena de la higuera, después de las líneas más antiguas de relatos que luego fueron
de la inclusión del episodio del templo, utilizadas sobre todo en el evangelio de Marcos.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El final del templo y la salvación de Dios para los no creyentes


El relato presenta la denominada "purificación" del templo enmarcada en la narra-
ción del milagro de la higuera. Éste en realidad es un contramilagro, es decir, una mal-
dición y es el único de ese género en el evangelio. Es importante notar que esta es la última
señal que Jesús realiza. Esto indica que aquel que no ha acogido la bendición mesiánica
en Jesús y no la ha seguido en su praxis, queda "estéril" y atrae sobre sí, como situación
última y definitiva, la maldición que sigue a ese rechazo. El hecho de que Marcos relaciona
estrechamente este episodio con el del templo, es muy indicativo. En efecto, el templo,
como lugar sagrado y cerrado de la presencia de Dios, que no ha sabido dar los frutos
espirituales que se requieren y se esperan será destruido y sustituido por un templo
construido no por manos de hombre, que será la obra de Dios y abarcará el mundo entero.
Es la esencia del mensaje evangélico, el cual nos anuncia que Dios está presente en el
hombre Jesús "en quien reside toda la plenitud de la divinidad corporalmente" (Col 2, 9),
de cuya plenitud todos participamos (cf. Col 2,10). Cristo Jesús, al morir en la cruz como
uno que es maldito, asumirá sobre sí la maldición para destruirla mediante la resurrección
de su cuerpo que es el nuevo templo, que encierra en sí la humanidad entera y la plenitud
de la vida de Dios, que será todo en todos (cf. 1 Co 15, 28).
Las dos escenas de la higuera y del templo, por consiguiente, tienen un significado
único. La higuera, como la viña, en el Antiguo Testamento simboliza a Israel (cf. Jr 8,
13; Jl 1, 7; Ez 17, 24; Mi 7, 1; Os 9, 10.16s; cf. Le 13, 6-9): sus ramas, llenas de linfa y
sus hojas verdes deberían indicar que la estación de los frutos está próxima (cf. 13, 28), y
que se acerca el momento de la cosecha. La cosecha de los frutos, al igual que la siega, es
símbolo del tiempo último, en el cual Dios visita a su pueblo, para juzgarlo con justicia y
para liberarlo para siempre. Este momento final está representado por el gesto de Jesús
que se acerca al árbol para recoger sus frutos (v. 13). Su misma "hambre" (v. 12) es algo
profundo: es el ansia inquieta y decidida del agricultor que, al llegar la estación de la
cosecha, se dispone a cumplir la obra para la cual ha trabajado y ha esperado con paciencia
todo el año: es el momento gozoso de los frutos esperados, y al mismo tiempo el momento
del juicio, en el cual decide si el árbol se ha de salvar o de destruir (cf. Mt 3,10-12). Pero
Jesús, en este árbol en lugar de los frutos que espera no encuentra más que hojas. Marcos
anota expresamente que todavía no era el tiempo de los higos; pero para el pueblo, al igual
que para todo hombre, cada momento de la vida debe estar cargado de frutos, es decir, de
obras buenas. ¡El Señor viene, y no importa la estación!
En Jesús Dios ha visitado a su pueblo, y por consiguiente, ha llegado el tiempo último
y definitivo de la salvación. Desde el comienzo del evangelio Jesús anuncia: "El tiempo
se ha cumplido; el reino de Dios está cerca" (1,15). ¡No hay que esperar otro tiempo! En
el momento actual es cuando se juega la plenitud de la vida que Dios promete a quien se
dedica al seguimiento de Jesús. Ahora Cristo ha venido, y por consiguiente, siempre es el
tiempo de producir frutos de vida. Quien no aprovecha el tiempo presente y no sigue a

446 57 MALDICIÓN DE LA HIGUERA Y DEL TEMPLO: Me 11, 12-21


Jesús, aplazando para otro tiempo el seguimiento, no produciráfrutonunca: seguirá siendo
un ramo seco que cortan, y luego será arrojado al fuego y arderá (Jn 15, 6).
La presencia del Señor Jesús en su humildad es el juicio de Dios sobre el mundo: pone
en evidencia y al descubierto la realidad de cada árbol, y hace caer toda la hojarasca que
pueda causar engaño. En él se realiza el juicio definitivo de la historia humana.
"De la higuera aprendan la parábola", dirájesús(13,28). De la higuera debemos aprender
que al igual que el pueblo hebreo, así también el nuevo pueblo del Señor puede ser repudiado
si no produce los frutos del reino y puede recaer sobre él la maldición que manifiesta su
esterilidad y lo destina al fuego. Los discípulos oyeron muy bien estas palabras, anota el
evangelista (v. 14). Los frutos del reino son la justicia y el amor, y son significados por el "pan"
que Cristo ha entregado y que los discípulos deben por su parte entregar (cf. la sección de los
panes): éste es el verdadero templo en el cual el pueblo debe habitar. Al igual que la higuera, así
también el templo, centro del culto religioso del pueblo, es visitado por el Señor. Después de
"observar todo a su alrededor" (v. 11; cf. Jr 7,10), ahora Jesús pronunciafinalmentesu juicio
que ya estaba anunciado en el comienzo del evangelio (1,2): he aquí que el Señor entra en su
templo (MI 3,1). Pero "¿quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién se tendrá en pie
cuando aparezca? Porque es él como fuego de fundidor y como lejía de lavandero. Se sentará
para fundir y purgar. Purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como el oro y la plata" (MI
3,2-3a). Él viene para el juicio, y será "un testigo expeditivo contra los hechiceros y contra los
adúlteros, contra los que juran con mentira, contra los que oprimen al jornalero, a la viuda y
al huérfano, contra los que hacen agravio al forastero" (MI 3,5). El Señor encuentra su templo
como la higuera, despojado de verdad y de justicia, y lleno de ladrones.
Sin estos frutos es inútil, dice Jeremías, el templo. Si se comenten abominaciones, ni
siquiera el templo de Dios pueda dar salvación y refugio: ¿es acaso el templo de Dios una
cueva de ladrones? "Qué bien visto lo tengo, dice el Señor. Vayan ahora en mi lugar de Silo,
donde aposenté mi nombre antiguamente, y vean lo que hice con él ante la maldad de mi
pueblo Israel" (/r 7,11-12). El templo ahora es arrebatado de las manos de esos "bandidos"
que se profesan como creyentes y lo han convertido en una cueva de bandidos: lo entregan
a los no creyentes, para que se convierta en "casa de oración para todas las gentes" (v. 17;
cf. Is 56, 7).
El templo, como la higuera estéril o la viña infecunda, recibe la maldición, y lo reem-
plaza el templo nuevo, Jesucristo, en el cual todo hombre puedefinalmenteadorar a Dios
"en espíritu y verdad", es decir, en el Espíritu de Dios para cumplir sus obras (Jn 4, 23).
A esto aludían las palabras de Jesús que sus adversarios aducen contra Él delante del
sanedrín, para condenarlo (14, 58; cf./n 2,19-21): Jesús es en verdad el verdadero templo,
la escala de Jacob que une la tierra al cielo: en efecto, "verán el cielo abierto y a los ángeles
de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre" (Jn 1, 51). \
La condena del templo, a cuya sombra y bajo cuya cobertura se había recogido y se
sentía religiosamente protegida la injusticia de la clase dominante, es el gesto culminante
de la actividad mesiánica de Jesús, tanto desde el punto de vista religioso como desde el
político. Juan lo refiere incluso al comienzo del ministerio de Jesús (Jn 2, 13-22). Esta
condena, en efecto, es la proclamación más solemne del "evangelio", es decir, del anuncio
gozoso de liberación para aquellos que están oprimidos y sin privilegios (cf. el preanuncio
en 1, 31): éstos encuentran en Jesús hombre el nuevo templo (Hb 9, 8-12), en el cual tienen
acceso a la paz del Dios de la justicia y del amor todos los pueblos, aun los "que estaban
lejos" (.E/2,14-18). ¡El primero que accede en Marcos es precisamente un lejano, el cen-
turión, a los pies de la cruz!

57 MALDICIÓN DE LA HIGUERA Y DEL TEMPLO: Me 11, 12-21 447


Muy natural y comprensible es la reacción de los sacerdotes y de los teólogos (los
"escribas"), que buscan matarlo (v. 18a): en efecto, fueron atacados por Jesús en el centro
de su propiedad, el corazón de su dominio: el templo, que les es arrebatado a ellos y es
destinado a todos los pueblos.
Así se vuelve también comprensible el entusiasmo del pueblo, que queda estupefacto
ante esta enseñanza (v. 18b) y, como se dice más adelante, "lo oye con agrado" (12, 37),
porque se da cuenta de quefinalmenteha llegado la hora del Señor, la hora de la verdad:
la hora de la maldición para los benditos y de la bendición para los malditos. Los que
detentan el poder para dominar, enriquecerse, y oprimir al pueblo, serán malditos; los
pobres, los oprimidos levantarán la cabeza y verán que su redención ya está cerca (cf. Le 1,
46-55; Sal 113, 7).
Sobre el templo antiguo desciende ya la noche definitiva, porque Jesús sale (v. 19) y
abandona la ciudad, como ya lo había hecho una vez la gloria de Dios (cf. £2 11,23).
Al volver a recorrer el mismo camino, en el día que sigue, los discípulos encuentran que
la higuera se ha secado hasta las raíces (v. 20).
Pedro, por todos y por siempre, comprueba el hecho: "Maestro, mira, la higuera que
maldijiste se ha secado" (v. 21).
Lo mismo constatará san Pablo, cuando vea alfinalque la salvación de Dios pasó del
pueblo de Dios a los no creyentes (Hch 28, 28): "Las ramas fueron desgajadas. ¡No te
engrías!; más bien teme. Que si Dios no perdonó a las ramas naturales, no sea que tampoco
a ti te perdone" (Km 11,19-21). Así resuena también el mensaje que Marcos con este relato
ha dirigido a su comunidad y nos dirige a nosotros hoy.

ACTUALIZACIÓN

El verdadero templo
El primer significado del gesto de Jesús está sobre la línea de una crítica constante contra
el templo, que vuelve a aflorar en todo el Antiguo Testamento. Dios, que siempre se ha
encontrado bien viajando con su pueblo, no se complace incondicionalmente en el templo.
Teme quedar allí encerrado y relegado. En efecto, en seguida después de la construcción
de su templo, no duda en aparecérsele una segunda vez a Salomón para decirle: "Si ustedes
y sus hijos después de ustedes, se vuelven de detrás de mí y no guardan los mandamientos
y los decretos que les he dado... arrojaré de mi presencia esta casa que yo he consagrado a
mi nombre... Todos los que pasen ante esta casa sublime quedarán estupefactos, silbarán y
dirán: ¿por qué el Señor ha obrado así?" (IR 9, 4-9).
Todos los profetas, indistintamente, siempre han sido severos en la crítica contra el
templo, y ha llamado al pueblo al culto verdadero, que es la fidelidad a la alianza, con los
frutos de la justicia.
El templo es desde el principio un signo siempre ambiguo, un receptáculo demasiado
estrecho para un Dios que está interesado más en su gente que en sí mismo. El pueblo
piensa fácilmente que va a ofuscar su vista con el humo del incienso y de la oración, o de
aplacarlo con sacrificios y holocaustos, para cometer luego todas las cosas nefandas que
quiere. Pero Dios dice, sólo para citar algunos entre los reproches infinitos de los profetas:
"Cuando vienen a presentarse ante mí, ¿quién ha solicitado de ustedes esa pateadura de
mis atrios? No sigan trayendo oblación vana: el humo del incienso me resulta detestable.

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Novilunio, sábado, convocatoria: no tolero falsedad y solemnidad. Al extender sus palmas,
me tapo los ojos por no verlos. Aunque menudeen la plegaria, yo no oigo. Sus manos están
de sangre llenas" (Is 1, 12ss.). En cuanto a los sacrificios, según la descripción viva de
Malaquías, Dios dice que echará estiércol a la cara de susfieles,el estiércol de sus fiestas,
para que sean aventados con él (cf. MI 2, 3). Dios abomina la religiosidad exterior de los
labios y del culto, la práctica religiosa a la cual no corresponde una praxis de la vida, la falsa
seguridad de las personas "piadosas", que no se interesan por los otros. Él quiere que se
deje de obrar el mal, que se aprenda el bien, se busque la justicia, se socorra al oprimido y
se haga justicia al que no puede hacerla valer (cf. Is 1,17).
El mismo Jesús dice: "Vayan a aprender qué significa aquello de: misericordia quiero
que no sacrificio" (Mt 9, 13). Y Santiago dirá: "La religión pura e intachable ante Dios
Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación" (Sí 1, 27) y no obrar
según los criterios oportunistas de este mundo.
Por eso debemos guardarnos de toda religión, que sirva como cobertura ideológica de
intereses, tráficos y mercantilismos, pues sabemos siempre que no somos mejores que
nuestros padres. Sólo el culto en espíritu y verdad agradable a Dios es el que se traduce
en una conducta sincera y misericordiosa en relación con los hermanos. Además, Dios no
tiene necesidad del culto externo, sino del culto interno, en el cual está comprometida toda
la persona, con su corazón y con sus manos, con sus intenciones y con sus obras.
Dios quiere una casa de oración de este tipo, que esté abierta a todas las gentes: en ella
todos tienen derecho de acceso. Ya no hay discriminaciones étnico-culturales-religiosas.
Se ha derrumbado el muro divisorio (cf. Ef2,14). Delante de Dios ya no hay creyente ni
no creyente: estamos nosotros con nuestras obras delante de Él y de su juicio. También
los lejanos (los "gentiles") tienen pleno derecho de acceder a este templo, que ya no está
reservado a los solos devotos y piadosos.
Este templo es Jesucristo, el lugar de encuentro del Dios fiel con la persona fiel. Con
su muerte queda vencida toda enemistad, queda colmada toda distancia; en efecto, nos ha
reconciliado a todos con Dios. Él es la casa de la oración escuchada, el Dios que ha alcanzado
al ser humano. Él es el mediador, que ha entregado el Espíritu Santo a la humanidad.
A su vez, este templo es toda persona, que cumple su palabra y ama al prójimo: Dios
viene hasta él para morar en él; lo convierte en morada suya, su verdadero templo, lleno de
su Espíritu y de su verdad. También toda la humanidad es el lugar de la presencia divina:
en ella podemos encontrar a Dios.

APLICACIÓN A LA VIDA

"... ¿Son acaso los hombres los árboles del campo para que los trates como a
sitiados?" (Dt 20, 19)
Muchas veces sucede que se oyen las quejas o se comprueba el desconsuelo de padres
de familia que se sienten fracasados en la educación de sus hijos: tienen ideas diferentes,
opciones incomprensibles, tensiones, infelicidad.
Así también uno llega a reflexionar, sin palabras, o en la experiencia de otros o en la
propia y se debe hacer constar que un mar de esperanzas, de expectativas y fatigas no
han tenido éxito. ¡Se creía que las cosas cambiaran, que el futuro sería mejor, luego viene
la desilusión! Es algo así como el anochecer: siempre hay menos transeúntes, luces que
se apagan, frío, oscuridad. Está más lleno el fardo de las desilusiones que lo que estaba

57 MALDICIÓN DE LA HIGUERA Y DEL TEMPLO: Me 11, 12-21 449


el de las expectativas. Se podía haber jurado que muchos ideales eran robustos, sanos,
resistentes; se habría colocado la mano sobre el fuego por la seguridad que había acerca de
la maduración de la conciencia de un grupo...
En algún sentido, también Dios conoce acontecimientos de ese género. Y merece„.
simpatía, por el cúmulo inigualable de experiencias análogas y más intensas. Con Él
sentimos que estamos en buena compañía. Tuvo la presunción de ser agricultor y no hubo
planta que le haya dado resultado, y basta consultar la Biblia (Jesucristo es un caso aparte,
obviamente).
Se dice en Dt 20, 19: "... ¿Son acaso los hombres los árboles del campo para que los
trates como a sitiados?"...
Aquí se habla de una higuera. Pero no es propiamente cuestión de árboles. Esa higuera
produce óptimos frutos solamente en el plano simbólico. Y también se vuelve simbólico el
mismo templo al que se refiere. Un árbol tiene estaciones muy determinadas, en las cuales
se abren las yemas, le brotan hojas y flores y luego maduran sus frutos. Un árbol tiene
todos los derechos para no producir frutos fuera del tiempo.
Pero cuando se trata del hombre, de su estructura, tanto religiosa como social, política
y económica, entonces no hay atenuantes para un denso follaje que con dificultad cubre
desnudeces vergonzosas. Para el hombre el evangelio dice que "el tiempo ha terminado", y
no vale la disculpa de las estaciones; siempre es tiempo de frutos.
Y en el hombre la esterilidad va a la par con la ostentación, la opulencia y la palabrería.
Se hace despilfarro en la programación, en el énfasis de lo accesorio, en las trampas para
tener más; en los discursos que adormecen a la gente sencilla, que ella caiga en el engaño,
que crea y no descubra el mal que se hace ni los incumplimientos en todos los sectores.
Existe un follaje típico, eclesiástico-religioso; consiste sustancialmente en preocupaciones
por un conjunto de cosas que deben hacerse; y tal vez, se apega también a las cosas más santas
como los sacramentos y la misma Palabra. Esteriesgoque es pietista, juridicista, cultualista,
burocrático, y tiene todavía una consistencia excesiva o incluso se hace presente en el revivir
actual de temas religiosos, con sentimientos intensos y de muchos colores.
Existe un follaje típico, político, comprometido; un follaje provocador e indigno en la
estúpida ostentación tecnológica. La misma opulencia de nuestra denominada civilización
-hace un tiempo no despertaba grandes sospechas, y ahora ha llegado a un punto dramático
en el cual debe dar razón- es un follaje miedosamente estéril.
Ya no nos encanta; más bien nos atemoriza el esfuerzo y la droga consumista, el pro-
greso tecnológico con sus promesas asombrosas; y como mortales ya saboreamos antici-
padamente ciertos desperdicios desatinados en el uso de las fuentes energéticas; hemos
abierto los ojos sobre los costos humanos de ciertos pasos "adelante". Sólo tenemos miedo
de que sea tarde para tratar de alejarnos de ese camino.
Pero es también un follaje la excesiva acción, la preocupación a niveles más menudos
y pequeños, en los individuos, en la familia, en los grupos. Follaje puede ser el estilo, el
conjunto de modos de obrar, de pensar, de vivir, de relacionarse; inclusive ciertos proyectos,
ciertos compromisos, ciertos análisis y propuestas. Es follaje un cierto tipo de amor. Esfollaje,
aunque sean nuevas en apariencias las propuestas de nuevas técnicas, de nuevos criterios, de
reformas en la escuela, en el trabajo, en la "asistencia" al que está marginado, etc.
Follaje es lo que impacta pero no es, lo que promete pero no da.
A las hojas viejas las sustituyen las hojas nuevas, pero siguen siendo hojas; no se
convierten en frutos. De allí la desilusión que es proporcional a la expectativa.

450 57 MALDICIÓN DE LA HIGUERA Y DEL TEMPLO: Me 1 1 , 1 2-21


Jesucristo llevó a cabo una requisitoria severa y una limpieza robusta del templo. Todo
eso debe tener un significado. ¿Pero nosotros tenemos la posibilidad de hacer algo distinto
de las hojas? En el tema complejo de la fe y de las obras existe la polémica profética acerca
del templo y acerca del pueblo a este respecto, y la condena específica de un culto vacío,
hecho de palabras, sinfrutoscotidianos: de amor, de opción de acción a favor del prójimo,
del más necesitado, del que se tiene menos en cuenta, etc. Quiere decir que los frutos se
necesitan, tanto en este sector como en otros.
Pero parece una conclusión demasiado fácil con respecto a la exhortación; con el
agravante ulterior, en términos incluso de riesgo, de terminar en la pretensión simplicista
-¿o absurda desde el punto de vista de la fe?- que se debe decidir de nuestra parte de
producir frutos y no sólo hojas.
Entonces puede ser útil una doble imagen para una contemplación indispensable
"anterior a la acción", que suene como esperanza y puede llegar a ser un serio anticipo: a la
higuera de hojas lozanas (con todo lo que significa), se contrapone el tronco desnudo de la
cruz con el únicofrutode liberación, de rescate y de salvación que es Jesucristo; y al templo
de piedras, convertido en "cueva de ladrones" se contrapone el templo desnudo que es el
cuerpo de Jesucristo que se entrega por nosotros.

REFLEXIÓN DE FE

La bendición y la maldición
El evangelio acelera ahora bruscamente su desarrollo. Con impaciencia, sin esperar
siquiera la estación que le es propia, Jesús maldice la higuera y asocia al destino del árbol
estéril el templo, convertido en cueva árida (11,17).
El templo inerte y la higuera sin linfa vienen a ser adornos inútiles y testigos evidentes
de lo que ya no vale. Los muros majestuosos ocultan, detrás del velo, secretos que ya han
sido revelados. Con su último grito, Jesús, Palabra eterna, inaugura los tiempos nuevos.
"Pero Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de
arriba abajo... el centurión dijo: ¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!" (15,
38s.). Estos son los versículos culminantes del evangelio. Su fuerza impactante y conclusiva
se anticipa en nuestro trozo: aquí el templo comienza ya a ser desmantelado y la higuera
viene a ser símbolo de su esterilidad. El velo del templo señala ya que va a rasgarse y que el
Hijo de Dios va a manifestarse. La confrontación divina de la tarde anterior, cuando Cristo
caminaba entre sus muros, observándolo todo, ahora se cumple y la ley codificada en los
muros cede el puesto a la Palabra que está presente. Porque la suerte de la higuera maldita
se entrelaza con la caída del templo, y los ramos de la higuera estéril se entrelazan con la
mole de los muros, para denunciar la invalidez de un lugar tan sagrado.
Los tiempos ya han llegado y están maduros, y no queda otra cosa sino convertirse y
creer en el evangelio (cf. 1,15). La dimensión religiosa que el templo de Jerusalén propone,
con sus leyes santas y con sus observancias fieles, pero que han llegado a ser farisaicas, debe
ceder el puesto a una conversión radical a Cristo el Señor, que resume en su persona la ley
y los profetas. La conversión ya no puede resolverse en mil observancias aseguradas por el
templo y por sus muros, sino que, ante todo, debe consistir en volverse hacia aquel que es
el templo del Dios vivo y que, aunque lo destruyan, volverá a surgir en tres días.
Convertirse de ahora en adelante ya no podrá significar caer a los pies del templo, sino a los
pies de la cruz y gritar con el centurión: "¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!".

57 MALDICIÓN DE LA HIGUERA Y DEL TEMPLO: Me 1 1 , 12-21 451


58. EXHORTACIÓN A LA FE Y A LA ORACIÓN
(Me 11, 22-25 (26); cf. Mt 21, 21 -22)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Ya en un estadio de la tradición anterior a Marcos este racimo de dichos del Señor habí
estado ligado al episodio de la higuera, cuando ya la comunidad cristiana, que se había ext
dido también a los paganos, ya no comprendía el sentido originario de la maldición de Jes
contra la higuera y leyó en ella un ejemplo del poder de la fe y déla oración.
Los versículos 22-25, unidos al contexto de un modo artificial y unidos entre sí por asona
de las frases, como en otras colecciones de dichos de Jesús con unafinalidadcatequética, pa
también una resonancia de la ata anterior de Isaías (cf. "casa de oración" enelv. 17).
Estas palabras de Jesús que tocan el tema de la fe y déla eficacia de la oración formaban
parte de ese material errátil, que en la tradición se usaba cada vez en contextos diferentes
según los diferentes criterios de vinculación.
El versículo 26 reza así: "Mas si ustedes no perdonan, tampoco su Padre que está en lo
cielos perdonará sus ofensas". Se encuentra sólo en pocos manuscritos tardíos, por deriva
deMt6, 15. Por esta razón se omite.
En contraste con la denuncia de la presunción religiosa que es vacía, que Marcos había e
matizado en el trozo anterior, se presenta la actitud del creyentefiel,que "sin dudar", se diri
a Dios, convencido de que él realiza la salvación de todos mediante prodigios.

22. Y Jesús les respondió: "Tengan fe en Dios.


23. Yo les aseguro que quien diga a este monte: 'Quítate y arrójate al mar' y no
vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá.
24. Por eso les digo: todo cuanto pidan en la oración, crean que ya lo han recibido
y lo obtendrán.
25. Cuando se pongan a orar, perdonen, si tienen algo contra alguien, para que
también su Padre, que está en los cielos, les perdone sus ofensas".

v. 22: fe en Dios: literalmente en el texto griego 17, 20 y Le 17, 6) emergen algunas diferencias
se lee "fe de Dios", expresión que se encuentra sólo significativas. Ante todo, Lucas, tal vez porque se
en Marcos y que tiene un significado más profundo basa en otra tradición, habla de "sicómoro" y no
con respecto al lenguaje acostumbrado del Nuevo de "monte". Pero sobre todo mientras en Mateo
Testamento. y Lucas se tiene una proposición condicional, que
En Rm 3, 22.26 la misma construcción grama- une esta frase a la anterior -"Si tuvieras fe como un
tical se emplea con referencia a Cristo. granito de mostaza..."-, en Marcos la primera frase
v. 23: Yo les aseguro: cf. nota a 9,1. es imperativo-exhortativa -"Tened fe en Dios"-. Es
verdad que en algunos manuscritos también el texto
Quien diga a este monte...: de la confrontación de Marcos tiene la misma estructura que en Mateo
con otros pasajes paralelos de este dicho (cf. Mt

452 58. EXHORTACIÓN A LA FE Y A LA ORACIÓN: Me 11, 22-25 (26)


y Lucas: pero muy probablemente es una asimila- entre una cosa y la otra"; se le contrapone una fe
ción posterior. "sencilla", de una sola pieza y que se apoya única-
Esta diferencia da pie para que anotemos una mente en Dios.
observación importante. En efecto, el texto actual v. 24: crean que ya lo han recibido: la franqueza
de Marcos, que carece de la alusión al granito de de la frase de Marcos se puede comprender si se pien-
mostaza, podría dar lugar a una interpretación sa en la actitud del niño (cf. también el episodio en
errada de la fe, como si se tratara de una actitud 10,13-16) que naturalmente da por descontado des-
que depende mucho de la fuerza de creer que posee de un comienzo lo que todavía ha de recibir, porque
el hombre. Por el contrario, Marcos con insistencia confía que le será dado aun antes de que lo pida.
en su evangelio exhorta a poner toda su confianza En Mt 21, 22 la frase es simplificada, pero
en Dios, de quien se recibe el don de su miseri- también debilitada.
cordia y de su reino, que crece entre los hombres v. 25: Este versículo ha sido unido a los anteriores
sólo por la fuerza de su promesa fiel.
en virtud de la palabra clave "oración-orar", e intro-
Si en este pasaje no se halla presente la imagen duce el tema de la reconciliación fraterna; se en-
del granito de mostaza para indicar la pequenez cuentra también en Mt 5, 32s. y 6,14.
de nuestra fe, que por lo que depende de nosotros La fraseología con la cual está redactado nos
no tendría grande eficacia, sino que recibe todo su asegura que ya antes del año 60 incluso en Roma
valor del hecho de que la acogemos como un don (cf. se conocía la oración del "Padre nuestro", aunque
el episodio de los niños en 10,13-16), hay frases que Marcos no la incluya en su evangelio, como lo hacen
nos colocan ciertamente sobre esta línea de pensa- Mt 6,9-13 y Le 11, 2-4. La expresión "su Padre que
miento: cf. la traducción más exacta que se sugiere está en los cielos" y la palabra "pecados", que no
en el versículo 22 ("fe de Dios", es decir, que es un vuelven a aparecer en ningún otro punto del evangelio
don de Dios, más que "nuestra" fe en Dios) y las de Marcos, están tomadas ciertamente del texto anti-
frases sucesivas de este versículo y del siguiente, en guo de esta oración. Es significativo sobre todo el
las cuales se subraya la grande confianza en que se término griego que se usa en lugar de "pecado": no
recibirá el don de Dios. San Pablo en lCo 13, 2, con es el de Le 11,4, sino el que usará preferentemente Pa-
alusión explícita a este dicho de Jesús (cf. la imagen blo. Además aparece como' evidente que la versión
del monte) resume muy bien esta reflexión sobre la de Mt 6, 12 "perdona nuestras deudas", que luego
experiencia del don de Dios. se volvió oficial en la Iglesia, es posterior y deriva por
No vacile en su corazón: este verbo en griego im- asimilación de estilo con la frase sucesiva.
plica la idea de "estar dividido, estar tergiversante

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Todo cuanto pidan en la oración,


crean que ya lo han recibido y lo obtendrán"
Marcos no pierde la ocasión de incluir aquí tres enseñanzas importantes de Jesús,
tomando como pretexto la observación de Pedro acerca de la higuera seca (v. 21). El tema
que ocupa más espacio es el central, acerca de la oración, que se relaciona con el v. 17,
donde se habla del templo como "casa de oración para todas las gentes". Este templo, como
hemos visto, es Jesús mismo, el nuevo templo donde se adora a Dios "en espíritu y verdad"
(Jn 4, 23) y donde todos tienen acceso, para formar una familia única en la bendición y en
la paz del único Padre (cf. Ef 2,19).
Marcos une estrechamente la oración con la Je, que constituye el objeto de la primera
enseñanza, y con el perdón, que es el último tema del trozo.
Jesús responde a la observación de Pedro con las palabras: "Tengan fe en Dios" (22a),
y añade un dicho sobre el poder de la/e. Desde el comienzo del evangelio se presenta la fe
como esa "conversión" radical que nos lleva a "creer en el evangelio" (1,15b), es decir, a
acoger y a seguir a Jesús, como se muestra de inmediato (1,16-20). Ahora bien, después de
los tres anuncios de la pasión y su ingreso en Jerusalén, Jesús nos ha sido presentado como
el Mesías humilde. Sólo si lo acogemos y lo seguimos en esta humildad que lo caracteriza,

58. EXHORTACIÓN A LA FE Y A LA ORACIÓN; Me 11, 22-25 (26) 453


recibimos la bendición de la gloria de Dios. De lo contrario, quedamos excluidos de la
bendición mesiánica, y caemos bajo la misma maldición pronunciada sobre la higuera y
sobre el templo (cf. el trozo anterior).
Por consiguiente, la fuente de la bendición mesiánica es la fe que acoge y sigue al Hijo
del hombre en su condición como siervo de Dios y de los hermanos. Sólo ella produce frutos
de la justicia, de la paz y del amor del Diosfielque se entrega al hombre en Jesús hombre.
Con respecto al episodio de la hemorroísa y de la hija de Jairo (5,21 -43), aquí se especifica
ulteriormente el significado de la fe: si allá se dice que ella es un contacto con el poder de
Cristo resucitado, aquí ya se debe comprender que este contacto pasa concretamente a
través de la aceptación de Jesús en su camino de pobreza y de servicio. Prescindiendo de
todo triunfalismo equívoco, es precisamente éste el único verdadero "conocimiento de
Cristo", según la verdad que está en Jesús (Efi, 21 -22). En efecto, es tan fácil como inútil
aceptar la gloria de Cristo resucitado, sin aceptar la ignominia de Cristo pobre, traicionado
y llevado a la muerte de cruz. La fe consiste precisamente en esta adhesión a Jesús hombre,
pues es la única que nos lleva a caminar sobre sus huellas, como lo hemos conocido (cf. Col
2,6) y completar en nuestra carne lo que falta a sus padecimientos (cf. Coi 1,24), de tal modo
que tengamos parte en su victoria (cf. Flp 3,1 Os.). No es una fe barata: pues "habéis sido bien
comprados" (lCo 6,20; cf. 1P1,18).
Esta fe no puede ser una cualidad del hombre, que tarde o temprano se agota, porque
se desanima frente a las dificultades, o, de todos modos, acaba en la muerte. Ella es el don
grande de Dios, el cual se nos entrega en Jesús, en su amor fiel que nunca se acaba. Tiene
como fundamento al mismo Dios, en su amor y en su pasión loca por el hombre, que se
revela en su misma muerte, porque es la mismafidelidaddel Dios de los vivos.
Entonces esta fe no sólo puede mover la montaña (v. 22b), sino -¡y eso es algo mucho
más difícil e importante!- puede sacudir incluso la inmovilidad inerte de los discípulos, y
colocarlos en el camino de Jesús -el cual será sumergido en el mar de angustia y de muerte,
para obtener de ese modo la vida. El discípulo, con esta fe, vive como vivió Jesús, para ser
alfinpartícipe de su gloria. Sólo esta fe es omnipotente, porque lafidelidadde Dios todo se
lo concede; en efecto si él "el que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien lo entregó por
todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas?" (Rm 8,32).
Por eso, todo lo que pidamos en la oración, debemos estar seguros de que lo obten-
dremos (v. 23). Por tanto, dice Jesús: "Todo cuanto pidan en la oración, crean que ya lo
han recibido" (v. 24), donde el punto principal es precisamente tener esta fe que nos lleva
a seguir a Jesús.
En este sentido, si la fe es la praxis como seguimiento de Jesús, la oración es la fuente de
esa praxis, como contemplación de El y la exigencia de seguirlo sin reservas ni tropiezos.
"Rabbuní, que yo vea", suplicaba el ciego de Jericó que luego siguió a Jesús (10, 51s.):
la oración y el seguimiento están unidos estrechamente, porque de la oración brota el
seguimiento, y en el seguimiento se producen esos frutos concretos de los cuales Jesús tiene
"hambre" (cf. comentario a 11, 12). Sin estos frutos no existe ni siquiera una verdadera
oración, sino solamente un aparente follaje religioso y un vacío como en el caso del templo
y de la higuera estéril. En efecto, la regla que Mateo dará para los carismáticos de su tiempo
será: "Por sus frutos los conocerán" (Mt 7, 16-20). La autenticidad de la oración se mide
por sus frutos de vida auténticamente cristiana y por la actitud de compartirlo todo con los
pobres y con Cristo pobre.

454 58. EXHORTACIÓN A LA FE Y AIA ORACIÓN: Me 11. 22-25 (26)


Más adelante, como ya lo había expresado en 9, 29, Jesús exhortará de nuevo a sus
discípulos a la oración "para no caer en la tentación" (14, 38; cf. comentario a 1, 35-
39). En efecto, en ella Dios se nos comunica como un don seguro. Con razón, contra los
malentendidos fáciles, Lucas nos dice que en la oración se obtiene ciertamente el Espíritu
Santo (Le 11, 13). Este es el don del Padre, que Jesús derramó sobre todos los discípulos
(Hch 2, 3ss.), que les permite seguir sin tropiezos al Hijo del hombre en su camino de
servicio a los hermanos, y así los hace testigos eficaces del mundo nuevo (cf. Hch 1, 8-22b).
Es aquí, después de la exhortación a la oración, donde Marcos incluye el tema del
perdón, que deduce de la oración del Señor (v. 25; cf. Mt 6, 14). En efecto, la oración:
"¡Abbá, Padre!" (Ga 4, 6; Rm 8, 15), que contiene todo el sentido de la fe y de la vida
cristiana, podemos pronunciarla sólo si nos amamos realmente como hermanos. De lo
contrario mentimos a nosotros mismos (cf. ljn 2, 4; 4, 20) y hacemos mentiroso al mismo
Dios, como el que garantiza nuestra mentira.
El fundamento de nuestra fraternidad, que se permite orar con "verdad", es el "perdón"
recibido, es decir, el "Espíritu", que fue prometido para los tiempos mesiánicos (Ez 36,
26s.). Él es el don que el Padre nos ha dado en nuestro hermano Jesús, el nuevo templo que
está abierto a todos. Por este Espíritu de perdón podemos seguir a Jesús en el servicio y en el
amor fraterno, porque todos, en realidad tenemos en Él y por Él al mismo y único Padre.
Debemos ser hermanos, porque todos somos en realidad y no sólo de nombre hijos del
mismo Dios Padre (cf. ljn 3,1), y habitamos en la misma casa con Él (cf. £/2,19). Pero
al Padre ninguno lo ha visto nunca. Sin embargo, si nos amamos los unos a los otros, Dios
habita en nosotros, y nosotros nos hallamos en su perdón y en su paz asi' como su amor está
en nosotros en su plenitud (cf. ljn 4,12).
En realidad, podemos perdonar porque somos perdonados, podemos amar porque
somos amados.
Sin embargo, si no perdonamos, nosotros nos excluimos del perdón; si no amamos, nos
excluimos del amor (como añade con razón el copista en el v. 26: cf. Mt 6,15).
Al concluir esta instrucción, vemos que en la oración se da la primacía a la praxis, es
decir, a la fe entendida como seguimiento de Jesús, que nos amó hasta el fondo, y ha hecho
posible para nosotros el perdón y el amor. Ésta es la fe que vence todo obstáculo: fe que el
discípulo debe tener y pedir con insistencia en la oración.

ACTUALIZACIÓN

Sobre el tema de la crisis de la oración y sobre la adoración


La oración está en crisis. El problema no es sólo de hoy; cada generación tiene que
afrontarlo. Pero hoy tiene aspectos particulares: en una sociedad que todo lo prevé y lo
provee, uno siente que está más en las manos de los seguros y del seguro social que en las
de Dios. No se siente ninguna necesidad de Él y ya no es necesario pedirle nada; ¡ya todo
se obtiene por otro camino! Cuando muere la oración de petición, muere la misma oración:
el Dios "tapahuecos" ha terminado su función y ya no sirve para nada.
Pero el problema es si Dios debe servirle al hombre; o no más bien el hombre debe
servirle a Dios.

58. EXHORTACIÓN A LA FE YA LA ORACIÓN: Me 11. 22-25 (26) 455


Pero aquí nace la otra objeción contra la oración, típica de una humanidad absoluta-
mente secular y adulta: yo soy totalmente libre y autónomo, no tengo que doblegarme para
nada; antes bien, con mi cabeza y con mis manos lo doblego todo hacia mí, para obtener de
ahí lo que quiero. ¡Yo no le sirvo a nadie, ni siquiera a Dios!
Ciertamente ha terminado la época en la que nos servimos de Dios como satisfacción
de las propias necesidades; y eso representa una purificación de la misma fe. ¿Pero es muy
cierto que el hombre es completamente libre y autónomo? ¿El hombre de hoy no está más
bien administrado, encerrado en engranajes inhumanos de producción y de consumismo,
es uno que ha cedido su propia dignidad al amo, al trabajo, a las cosas -o a la penuria
de ellas™, colocándose bajo todos y bajo todo, en el nivel más ínfimo de la creación? ¿Su
libertad y autonomía tan proclamada no es acaso la de quien está en prisión y no quiere salir
de allí porque no puede hacerlo, de quien depende de todo y de todos y lo quiere, porque no
puede prescindir de eso? Además, ¿será verdad que el horizonte del hombre se cierra sobre
sí mismo, que él se basta a sí mismo, y puede prescindir de Dios? ¿No experimenta acaso
un mal radical, que puede ignorar por largo tiempo, pero que primero lo angustia durante
toda su vida y luego lo alcanza al final?
¡Es inútil haber convertido en tabú el sentido de la vida y el hecho de la muerte, ya que
el hombre vive y muere sin un porqué o, si vive con un porqué, ciertamente muere sin él!
Ha olvidado hacia dónde va y se ha extraviado, desorientado: ha perdido su finalidad, que
es la misma fuente de su libertad y autonomía de todo y de todos. ¿Dónde encuentra acaso
su descanso, su paz, sus fuerzas y su alegría más allá de sus ansias, sus penas, su fracaso, la
nada que lo atenaza?
El hombre, que es "nostalgia del que es totalmente Otro", es un espejo que ha perdido
su imagen, la búsqueda de un rostro que ha desaparecido, la ausencia del verdadero yo. En
otras palabras, el hombre, además de sus necesidades, que pueda satisfacer más o menos,
es él mismo una exigencia radical de Dios: es una pregunta que sólo la Palabra puede
satisfacer, es él mismo una exigencia radical de Dios: una petición que sólo Dios, puede
satisfacer, un vacío que sólo la Presencia puede colmar, un deseo que sólo la Vida puede
llenar. El hombre, en su condición humana, es un grito al cielo que espera ser escuchado.
La oración de adoración, el "permanecer" delante de Dios, de quien somos imagen, es
encontrar la escucha a nuestro grito más profundo. Sólo allí el hombre encuentra la raíz de
sí mismo y llega a ser libre y autónomo: es él mismo. Lejos de Dios no somos nada: hemos
nacido de la nada y estamos destinados a la nada, somos un sueño que pasa y una flor que
se seca. En la adoración el hombre expresa la esencia de la fe, se reconoce como criatura de
Dios y se vuelve a encontrar en su Creador.
Este tipo de oración, el único necesario, es posible también hoy. Hoy percibimos más que
nunca su necesidad, si se tiene en cuenta el desierto de significatividad en el cual vivimos.
Dios no tiene necesidad de nuestra adoración: somos nosotros los que la necesitamos, para
encontrarnos a nosotros mismos en Él, pues de Él somos imagen. Ciertamente que para eso
es necesario saber luchar, ser libres y autónomos de todos los condicionamientos que nos
vinculan, ser nosotros mismos en una sociedad totalmente alienada.
Pero la misma adoración de Dios lleva en sí todo esto y hace caer todas las cadenas y las
barreras, y también los prejuicios estúpidos. El hombre descubre que es criatura de Dios.
Dios ya no es su antagonista, sino la misma fuente sin la cual su vida es árida, y carece de
paz, de dinamismo y de alegría. La fuente no está en antagonismo con el agua que sale del
grifo, y ésta no siente disminuida su dignidad por el hecho de que proviene de la fuente.

456 58. EXHORTACIÓN A LA FE YA LA ORACIÓN: Me 11, 22-25 (26)


En la oración vemos que todo lo que somos y hacemos ya es un don de Dios, del
Dios que escucha aun antes de que le pidamos o podamos pedir. Y cuando pedimos, por
ejemplo, "danos el pan", veremos su presencia en la mano que trabaja y que ofrece; y cuan-
do rezamos: "venga tu reino de justicia", veremos su presencia en todo el que realiza esa
justicia, etc. El hombre trabajador y misericordioso, el hombre verdadero y justo, ya es
respuesta favorable de Dios: nosotros mismos somos la oración que siempre es acogida
y escuchada. Porque Dios actúa y manifiesta significativamente, en y por medio de las
causas segundas, la propia cercanía, la ayuda y la benevolencia.
Pero nuestra oración también es escuchada siempre, más allá de toda esperanza, más
allá de nosotros mismos: Dios, que cumple sus promesas más que nuestros deseos, no
nos ha prometido un don cualquiera, sino que nos ha prometido su misma persona, su
Espíritu, es decir, su vida, su alegría, su amor, su sabiduría, su paz. Y en la oración este don
suyo de sí mismo se nos concede.
Por eso, si uno adora a Dios, considera posible también hoy la oración de pura petición:
que sea santificado su nombre, que se haga su voluntad, que venga su reino, que nos
libre del mal, que venga pronto y no tarde, porque la salvación está lejos del hombre y la
angustia por varias catástrofes está cerca.
Dios nos provee más que un padre a sus hijos, cuando están en problemas, aunque sean
adultos ya autónomos. Provee al darnos su Espíritu (Le 11, 13) que nos hace discípulos
de su Hijo y nos hace capaces de vivir y de amar más allá de toda angustia, de dar y de
perdonar más allá de toda maldad y mezquindad. Además provee al darnos todo lo que
necesitamos, con la venia de aquellos que no creen mucho en la Providencia; aunque
el modo de escucharnos sea totalmente imprevisto, porque Dios es imprevisiblemente
diferente de lo que pensamos.

APLICACIÓN A LA VIDA

Un género de primera necesidad


Se pueden formular muchas objeciones a la oración: siguen siendo las mismas de tiempos
pasados (eventualmente se perfeccionan, se precisan); se les añade otras. Pero entre tanto
han nacido también exigencias marcadas de oración. Existe una especie de hambre y de sed
de oración: prueba de ello son los diferentes grupos que nacen rápidamente, las diversas
escuelas de oración que se organizan.
En realidad, la oración sigue siendo siempre al mismo tiempo una grande dificultad y
una aventura impactante, porque es un ámbito muy frágil en el cual emerge y se construye
la fe.
Es difícil decir algo, sobre todo hoy, acerca de la oración; también porque, por estar
ligada estrechamente a la experiencia cotidiana y de fe, se diversifica muchísimo. Por con-
siguiente, existen dificultades típicas, específicas, que están ligadas a cada una de las expe-
riencias de conflicto, de lucha y de alegría; y existen dificultades de fondo que siguen en
pie, y son comunes en esta actividad; la ausencia o el silencio de Dios, elriesgode que se
trate de una ilusión, de un monólogo, de una alienación, de la sustitución del suspiro a la
acción. Pero ¿por qué hablamos de las dificultades más que de los aspectos positivos? La
página evangélica, al estimular hacia la/e en perfecta conexión con la oración, entra en lo
vivo de la cuestión.

58. EXHORTACIÓN A LA FE Y A LA ORACIÓN: Me 11, 22-25 (26) 457


En efecto, la fe es el terreno del cual viene la oración, pero es también de algún modo el
fruto de la misma oración.
Y se puede entonces emprender el camino de la dureza, de la suficiencia: no nos aban-
donamos a la onda de la fe, nos quedamosrígidose insensibles; exigimos razones, motiva-
ciones muy precisas; en nosotros encuentran una mayor resonancia las objeciones, a nivel
intelectual, que las sugerencias positivas más globales. O bien nos podemos remontar por
el sendero del abandono, pero "como llevados a la deriva y zarandeados por cualquier
viento de doctrina" (Ef 4, 14), más a merced del soplo de nuestro sentimiento que del
Espíritu.
Orar en la fe, "con fe", en cambio, probablemente es una cosa muy auténtica y muy
seria. Significa ciertamente desbalancearse, lanzarse hacia delante -hay que reconocerlo-,
lo cual no quiere decir expropiarse o alienarse, pero seguramente no salir de nuestra cascara
estúpida (estúpida y pretenciosa aunque sea caliente, aunque se la considere indispensable
y comprometernos decididamente en la perspectiva de Dios, de un Dios que no tanto
conserva y bendice, sino más bien sacude y hace caminar.
La primera comunidad captó la que fue la experiencia de Israel, la que fue sobre todo
la experiencia de Jesús de Nazaret y, un poco comprendiendo y un poco experimentando
y mucho no, pasó este mensaje. Nosotros también hacemos lo mismo. Pero acerca de la
experiencia de Jesús hay que subrayar lo siguiente: un poco más adelante el evangelio
referirá el drama enorme del momento en el cual pide que el Padre aleje de Él el cáliz,
que se aparte de Él esa perspectiva tremenda del fracaso total... y fue "escuchado" (Hb
5, 7). Evidentemente aquí la gente permanece callada y calmada solamente por un falso
respeto de la página inspirada: es locura en realidad hablar de eficacia, cuando se obtiene
exactamente lo contrario de lo que se podría...
Pero aquí está el meollo de la experiencia de la fe: "lo que se quiere...", en pocas pala-
bras, lo que hizo Jesús, lo que le fue concedido -porque fue "escuchado"- era lo que se
necesitaba. Y no lo contrario, lo que quería El.
Parece entonces que se entiende que no es seria una oración que doblega a Dios -si Dios
es Dios-, sino que más bien sería una especie de "abracadabra"; y Él no sería por nada
respetable, sino un hombre cualquiera que se deja ablandar y convencer.
¡Tú entonces lucha con Dios -lánzate al ruedo- y sal de tu aislamiento, de la torre
de marfil de la duda, de la suficiencia intelectual, del pretexto humano o, viceversa, del
sueño de volar como una cometa en los cielos de Dios! Lucha, como Jacob (Gn 32) con
todo el fardo de tus experiencias; contrata como Abrahán (Gn 18); insiste como Moisés
(cf. Éxodo); provócalo como Ezequías (2R 19); aguijonéalo en lo vivo, tocando la tecla
delicada de su fidelidad, como los hebreos; lucha como Pablo y Epafras (cf. Rm 15, 30; Col
4,12); ten firme: "le será concedido". Nosotros mismos estaremos cambiados, tendremos
otro estilo, otra vida, otro espíritu (cf. Le 11, 13). Y entonces produciremos frutos. De lo
contrario solamente tendremos el follaje maldito.
Añadidura: un contexto necesario, indispensable, es el amor difícil a los hermanos, el
perdón: es el contexto y el fruto de la oración y de la fe.

458 58. EXHORTACIÓN A LA FE Y A LA ORACIÓN: Me 11, 22-25 (26)


REFLEXIÓN DE FE

La oración del templo nuevo


Ha sonado la hora en la cual los verdaderos adoradores del Padre lo adorarán en espíritu
y verdad (cf. Jn 4, 23). El final del templo de piedra, lugar reservado al culto de Dios, es
inminente; a los hombres se les presenta el templo nuevo, no construido por mano de
hombre, el tabernáculo del Dios vivo que es la humanidad del Verbo, donde se desarrolla
la liturgia perenne que honra perfectamente al Padre y coloca en una comunión estrecha a
Dios con los hombres.
Cristo resucitado, siempre vivo, está sentado a la derecha del Padre en una actitud
de oración constante; Cristo, cabeza del cuerpo que es la Iglesia, viene a ser el centro y el
fundamento del nuevo culto y de la verdadera oración del templo nuevo.
Esa oración es esencialmente fruto del Espíritu, que resucitó a Cristo de entre los
muertos y se proyectó luego hacia la realización de la vida nueva en nosotros, en la Iglesia,
en la historia.
Jesús, al referirse a la eficacia de la oración, recuerda a los discípulos que su fuerza
procede de la fe: "¡Tengan fe en Dios!". Es evidente que el que pone su confianza en Dios
y sabe, porque es iluminado por el Espíritu, que Dios es amor y omnipotencia al servicio
del amor, no puede poner límites a la eficacia de la oración (cf. v. 23).
Dios espera de nosotros una oración apoyada únicamente en la fe en Él, dispuesta a
abandonar las seguridades falsas de las propias iniciativas, para dejarlo todo a Él. Quiere
de nosotros una oración sin retorno, una oración que no mira atrás, que acepta su promesa
en el silencio, en elriesgoy en la disponibilidad.
Otra actitud fundamental la recomienda Jesús vivamente a sus discípulos, para que
la oración pueda lograr susfinalidades:el que ora debe desembarazar su corazón de todo
resentimiento, de todo rencor o deseo de revancha, que son los frutos de la "carne". El
Espíritu Santo, que habita en el corazón de todo creyente, que es el alma de la oración, que
ora en nosotros con gemidos inenarrables, manifiesta su presencia mediante los frutos del
Espíritu, que son la paz, la benignidad, el soportar...
No puede orar el que tiene el corazón desprovisto de la caridad de Cristo, el que no
sabe perdonar a los hermanos, porque no ha descubierto todavía el sentido profundo de la
paternidad divina y no puede dirigir en espíritu y verdad al Padre la oración que el mismo
Jesús enseñó a sus discípulos y que expresa precisamente la disponibilidad a perdonar a los
suyos, con la certeza de obtener por nuestra parte el perdón de nuestros pecados (v. 25).

58. EXHORTACIÓN A LA FE Y A LA ORACIÓN: Me 11, 22-25 (26) 459


B) Jesús se revela en el templo: 11, 27-12, 44

ESTRUCTURA DE LA SECCIÓN DE LAS DISCUSIONES


(11,27-12,44)

El tema del templo, que se introduce en los pasajes anteriores, sigue presente al
comienzo del capítulo 3, ya sea como lugar de la actividad de enseñanza de Jesús (cf. 11,
27; 12, 35), ya sea como símbolo de ese mundo religioso que Él ha condenado (cf. 11,12-
21) y con cuyos representantes estuvo a menudo en conflicto incluso a través de debates
acalorados.
En esta sección Marcos nos presenta cinco momentos de esas controversias, y todas son
caracterizadas por varios personajes, y sus tonos oscilan entre la controversia polémica, la
conversación y el discurso de revelación y por temas precisos de naturaleza exquisitamente
teológica, que tocan la sustancia de la persona y del mensaje de Jesús. Al comienzo y al
final del capítulo 12 encontramos dos trozos del género diferente, el primero de los cuales
expone en forma de parábola la situación de Jesús en el mundo judío y el otro sintetiza
en algunas afirmaciones duras y luego en el episodio de la pobre viuda la contraposición
radical entre el judaismo farisaico y la fe cristiana.
Los cinco trozos que han sido elaborados en forma de debate, no conservan casi ningún
elemento narrativo que nos informe acerca de las circunstancias de esas discusiones; cada
uno de ellos se ha centrado en palabras que presumiblemente fueron anunciadas por Jesús
en forma de contrapregunta (en las dos primeras discusiones) o de afirmación frente a las
preguntas de los interlocutores (con tono polémico en la tercera discusión y amistosa en la
cuarta) o de interrogante que Jesús mismo plantea con el fin de afirmar algo que es muy
importante y que concierne su persona (en el quinto trozo).
En cambio, puede ser fruto de la reflexión y de la actividad catequética de las primeras
comunidades la reconstrucción de la trama de los diferentes episodios, en los cuales reflejan
algunas cuestiones importantes que constituían un motivo de discusión entre los primeros
cristianos o entre ellos y las comunidades judías.
Casi ciertamente ya antes de Marcos la serie de estos debates -sobre todo los del capítulo
12- había alcanzado su unidad literaria, en una forma semejante a lo que encontramos
también para la serie de las controversias de una de las primeras secciones del evangelio
(cf. 2,1-3, 6). Con una diferencia notable con respecto al preciso marco cronológico y geo-
gráfico de los tres trozos anteriores, en esta sección, sin ninguna referencia de tiempo y con
una sola indicación repetida de lugar (el templo, cf. 12, 27 y 35) se han unido narraciones
que no tienen una vinculación entre sí -tal vez su enganche fue determinado por algunas
palabras-referencia (cf. "escribas" en 11, 27; 12, 28.35.38 y "viuda" en 12, 40.42)- que
hacen referencia también a momentos y lugares diferentes con respecto al breve espacio del
ministerio de Jesús en Jerusalén.

460 ESTRUCTURA DE LA SECCIÓN DE LAS DISCUSIONES: 1 1 , 27-12, 44


El texto que Marcos nos ha transmitido conserva casi siempre fielmente el lenguaje y la
estructura con los cuales estos relatos se formaron en la tradición antigua.
La actividad redaccional de Marcos es claramente reconocible en varias expresiones
que él incluyó aquí y allí y sobre todo en la temática de fondo que une cada una de las
narraciones en un cuadro orgánico. En efecto, además del tema del conflicto ya insanable
con el mundo religioso farisaico, podemos identificar la línea del tema que se desarrolla
de un trozo a otro y cuya organicidad está asegurada redaccionalmente también por el
esquema de una jornada única (la tercera desde que Jesús ha llegado a Jerusalén), en la cual
el evangelista ambienta todas estas discusiones.
Si la primera serie de discusiones (cf. 2, 1-3, 6) se refería a la superación de la ley que
Jesús realizaba, esta segunda serie gira alrededor del tema fundamental del poder de Jesús.
Frente al poder, que los sumos sacerdotes, los escribas y los fariseos ejercen sobre el pueblo,
dominándolo, Marcos proclama el poder de Dios que se manifiesta en la autoridad con la cual
Jesús enseña y actúa (cf. 11, 27-33 sobre la autoridad de Jesús); a Dios le está' subordinado
también el poder del emperador (cf. 12, 13-17 acerca del tributo al César); el don de la
vida nueva sin fin incluso después de la muerte (cf. 12,18-27) acerca de la resurrección de
los muertos y el don del amor que se propone como criterio fundamental de toda opción
y comportamiento (cf. 12, 28-34 acerca del primer mandamiento) introducen en el reino
de Dios que es poderoso, porque es el Dios de la vida y del amor. Por el lugar que ocupa
en esta historia, que concierne la manifestación de Dios en el mundo, Jesús es proclamado
"Señor" (cf. 12, 35-37a), aunque de un modo que todavía no es totalmente explícito, en la
pregunta con la cual se cierra la serie de las discusiones: ella tendrá una respuesta solemne en
el momento culminante del proceso (cf. 14,61 s.) y en la cruz (cf. 15,39). El secreto mesiánico
ya casi ha sido manifestado: en los capítulos anteriores él baja casi como un telón ante los ojos
de las muchedumbres en los momentos más importantes de las manifestaciones de Jesús
que podían ser mal interpretados por las expectativas nacionalistas del pueblo. Ahora la
perspectiva de la pasión y muerte anunciadas abiertamente y la enseñanza acerca del servicio
por amor hasta entregar la propia vida ya no dejan dudas acerca de su mesianismo.
En la redacción de las varias partes del evangelio asume ciertamente una relevancia de
primer plano el trozo final del capítulo 12, que marca la conclusión de la actividad pública
de Jesús: alrededor de Él están los jefes judíos que en su obstinación movían la máquina
del proceso y de la muerte de Jesús y "tendrán una sentencia más rigurosa" (v. 40); está
la muchedumbre que lo oía con agrado (v. 37b) y de la cual emergen personas de una fe
grande y mucha rectitud como la verdadera viuda; están los discípulos que siguen sin
entender y Jesús los tiene cerca de sí una vez más ("llamando a sus discípulos", v. 43). De
ahora en adelante, El les hablará sólo a ellos y actuará solamente dentro de su círculo, hasta
cuando se encuentre a merced de sus adversarios.

ESTRUCTURA DE LA SECCIÓN DE LAS DISCUSIONES: 11,27-12, 44 461


59. LA AUTORIDAD DE JESÚS
(Me 11, 27-33; cf. Mt 21, 23-27; Le 20, 1 -8)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

En esta primera discusión, que tiene todas las características de la controversia polémica,
Jesús se encuentra delante de los tres grupos más influyentes de los jefes judíos: los sumos
sacerdotes, los escribas y los ancianos. El relato fue transmitido por la importancia que tenían
entre las primeras comunidades las dos preguntas sobre las cuales él fue elaborado: la primera
expresa la objeción fundamental, que los judíos echaron en cara a Jesús ante todo y luego a
los cristianos, acerca de su juicio negativo y su libertad consiguiente con respecto al sistema
religioso tradicional de carácter legalista; la segunda, en forma de contrapregunta de Jesús,
condensa la discusión muy viva entre los discípulos de Jesús y los grupos judíos acerca del valor
del bautismo de Juan Bautista, que todos más o menos reconocían.
En el contexto actual el núcleo del trozo se halla en los versículos 31ss., que se han de leer no
tanto como información acerca del malestar de los adversarios de Jesús al formular su respuesta,
cuanto como denuncia de su actitud de incredulidad, cerrada a toda salida positiva.
Frente al mensaje de Juan Bautista -su bautismo es símbolo de toda su predicación-,
que recuerda las palabras de los profetas del Antiguo Testamento, ellos quedan inertes y son
incapaces de pronunciarse. Con mayor razón no pueden comprender el poder de Dios que se
manifiesta en las palabras y en las acciones de Jesús, preanunciado y preparado por el Bau-
tista: como no saben reconocer en él un signo, no pueden evidentemente captar lo que su persona
y su predicación han querido significar con respecto a Jesús (cf. 1,4-8).
En esta actitud de indisponibilidad para comprender el signo y su significado, pedir una
prueba es huir de la responsabilidad de dar una respuesta acerca de lo que se tiene ante los ojos.
Por este motivo Jesús no responde a su primera pregunta: pero con sus palabras deja entender que
sólo el que está preparado para captar los nuevos signos, sabrá comprender el poder de Dios.

27. Llegaron de nuevo a Jerusalén y, cuando paseaba por el Templo, se le acercan


los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos,
28. y le dijeron: "¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad
para hacerlo?".
29. Pero Jesús les dijo: "Les voy a preguntar una cosa. Respóndanme y les diré con
qué autoridad hago esto.
30. El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respóndanme".
31. Ellos razonaban entre sí: "Si decimos: 'Del cielo', dirá: 'Entonces, ¿por qué no
le creyeron?'.

462 59. LA AUTORIDAD DE JESÚS: Me 1 1 , 27-33


32. Pero ¿vamos a decir: 'De los hombres?'". Tenían miedo a la gente; pues todos
tenían a Juan por un verdadero profeta.
33. Responden a Jesús: "No sabemos". Y Jesús les dijo: "Tampoco yo les digo con
qué autoridad hago esto".

v. 27: los sumos sacerdotes, los escribas y los toda su actividad; Mt 21, 23 y Le 20, 2 recuerdan
ancianos: aquí y en 8, 31; 14, 43.53; 15, 1 los tres expresamente su enseñanza.
grupos se nombran juntamente, aunque en un O quién te ha dado...: la reduplicación de la pre-
orden diferente (cf. nota a 8, 31). gunta corresponde a un esquema literario típicamente
v. 28: con qué autoridad: ya al comienzo del hebreo. La repetición se expresa en una forma más
evangelio (cf. 1, 22 -27) Marcos, al referir la impresión personalizada.
de la gente, pone en evidencia la autoridad v. 29: De acuerdo con el método acostumbrado
extraordinaria con la cual Jesús enseña y obra. En en las discusiones entre rabinos, Jesús responde
este trozo es el concepto clave que se repite cuatro con una contra-pregunta (cf. también en 10, 3).
veces, e introduce así el tema fundamental de esta Respóndanme: la forma verbal que leemos en
serie de discusiones. La autoridad (o el poder) de el texto griego es imperativa, pero con un valor de
Jesús es el mismo poder de Dios el que se mani- condicional: en 30b se repite la misma forma, que
fiesta en él (cf. nota a 1, 22). sin embargo, mantiene su valor imperativo.
Esto: parece evidente la referencia al episodio v. 30: El bautismo dejuan: cf. nota a 1, 4.
de la expulsión de los vendedores del templo, a Del cielo: expresión hebrea para evitar pronun-
cuyo relato probablemente este trozo ha sido unido ciar el nombre de Dios.
ya antes de Marcos.
v. 32: tenían miedo a la gente: cf. nota al v. 18.
Pero como en ese hecho se puede ver la síntesis Todos creían que Juan Bautista era un profeta y por
de la misión de Jesús, la pregunta polémica de consiguiente inspirado por Dios.
los jefes judíos puede perfectamente referirse a

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La autoridad de Dios
Se abre una nueva serie de discusiones (11, 27-12, 37), en las cuales se completa el
cuadro de la mesianidad de Jesús, que ya ha salido afloteen las primeras cinco discusiones
(2, 1-3, 6). Si las primeras conciernen la libertad de la ley, éstas conciernen la libertad de
todo poder, por la autoridad de Jesús que viene de Dios (vv. 27-33). En efecto, la ley y
el poder son la "levadura de los fariseos y de Herodes" (8, 15) e impiden también a los
discípulos acoger el evangelio.
Ya se ha conjurado el peligro de equívocos y malentendidos: Jesús ya ha anunciado su
destino como Hijo del hombre, y por largo tiempo ha instruido a sus discípulos. También
su entrada mesiánica en Jerusalén ha mostrado su poder como Mesías, que se expresa
simbólicamente en la maldición de la higuera y del templo, es la de un Mesías humilde,
solidario con los hermanos y con el Padre, que quiere ser acogido y seguido en este estilo
suyo de vida.
También en este pasaje el origen de su gloria mesiánica está velado bajo la forma de una
discusión, que es un modo indirecto y discreto de afirmarla para el que quiere entenderla,
y está dispuesto a acogerla.
Impacta el hecho de que toda la vida pública de Jesús esté incluida entre dos series de
polémicas: el ser signo de contradicción es una característica de Jesús; que no ha venido a traer
la paz sobre la tierra, sino la espada del juicio de Dios (cf. Mt 10,34): precisamente porque

59. LA AUTORIDAD DE JESÚS: Me 11, 27-33 463


Él es nuestra reconciliación y nuestra paz (£/2, 14), está comprometido vigorosamente
contra lo que se opone al perdón y a la paz.
Estas últimas discusiones, que Jesús sostiene en el recinto del templo, le cavan defini-
tivamente su fosa. Son unas actuaciones conclusivas que dejan entrever el origen de su
actuación y de sus palabras, que constituyen la premisa inmediata para que los que no lo
aceptan lo lleven a la muerte. Sólo a partir de estas discusiones se aclara definitivamente
el porqué de su muerte violenta y se puede responder exhaustivamente a la pregunta:
"¿Quién es éste?", que aparece en toda la primera parte del evangelio.
Esta primera discusión concierne su "autoridad", acerca de la cual, ya desde el comienzo
del evangelio, la gente (1, 22-27), y los escribas (2, 7) se interrogaban, los unos con "dureza
de corazón" y los otros con "asombro". Se trata no de una autoridad cualquiera, sino de
la autoridad de la "palabra"(l, 22-27), que hace lo que dice, y vence el espíritu del mal
(cf. los exorcismos y los milagros), así como ya la Palabra de Yahvé había vencido el caos
primitivo. Se trata de una palabra de perdón y de reconciliación con Dios, en el cual el
hombre llega hasta el mismo Dios, en su amor y en su plenitud de vida (cf. 2, 1-3, 6).
Ahora sus adversarios piden cuentas a Jesús acerca del origen de esta autoridad suya, que
acaba de manifestarse con toda su fuerza en la maldición de la higuera y del templo. ¿De
dónde le viene la autoridad para juzgar al pueblo y al mismo templo de Dios?
Es la pregunta que los detentores del poder sobre el pueblo y sobre el templo, que aquí
se reúnen juntamente por vez primera, le dirigen (vv. 27-28). Ellos se unen y se acercan
amenazadores, porque ven minada su posición de privilegio por parte de uno que abate
todo poder mundano, porque declara que el "Hijo del hombre no ha venido para ser
servido sino para servir" (10,45) y abate los privilegios del templo, ampliando la presencia
de Dios para abarcar a toda la humanidad. ¡Los sacerdotes, los teólogos y los notables no
pueden ni podrán nunca tolerar esto! Pueden también fácilmente acusarlo de blasfemia,
como lo han hecho en 2, 7 y los harán en 14, 64.
Aquí se basa la autoridad, o mejor, el "poder" de Jesús, que en el Antiguo Testamento
era prerrogativa exclusiva de Dios. Bajo la palabra usada por Marcos, se halla la palabra
aramea "shaltan" (de donde deriva "sultán", título del emperador turco); ella indica el seño-
río de Dios, el único Señor. Ahora este señorío se le confiere al Hijo del hombre, Jesús, que,
al ser levantado en la cruz, se elevará hasta el trono de Dios, que le da el "poder, la gloria
y el reino;... su poder es un poder eterno, que nunca pasará, y su reino no será destruido
jamás" (Dn 7,14). Este es el poder que Jesús hombre reivindica plenamente para sí y para
el hombre. Esta reivindicación inaudita y blasfema se halla al principio (2; 7) y al final de
su condena (14, 64).
Aquí comienza un verdadero proceso, que sus adversarios instituyen contra Él, y Él
es llamado a justificarse. En realidad este proceso ha sido provocado por la obra y por la
palabra de Jesús. Es Él mismo quien, primero entre todos, ha comenzado y lleva adelante
su juicio sobre los adversarios. Ése juicio se cumplirá definitivamente en la cruz.
Jesús no elude la pregunta de los adversarios, pero la vuelve contra ellos, y los provoca
con el interrogante acerca de Juan Bautista (v. 29). Éste había anunciado el día del Señor
y su juicio (1, 2) y había proclamado la llegada del "más fuerte", que derramaría, según la
expectativa de los profetas, el Espíritu de Dios (1, 8). Si hubiera acogido su mensaje, que
sintetiza el mensaje de todos los profetas, ahora estarían en condiciones de comprender el
significado de la "autoridad" de Jesús.

464 59. LA AUTORIDAD DE JESÚS: Me 1 1 , 27-33


No es extraño que Jesús responda a su pregunta con una contrapregunta. Ya que si la
primera parte era todo un interrogante acerca de Jesús ("¿quién es éste?"), la segunda parte
que es su respuesta, es toda una pregunta de Jesús a los que lo interrogaban ("Pero ustedes,
¿quién dicen que soy?"). Uno se da cuenta de que el enigma de Jesús hombre interpela
directamente a cada nombre, que es provocado, como lo son aquí sus miembros adversarios,
a tomar posición con respecto a él. Quien lee su praxis, no puede dejar de interrogarse: Él en
efecto se coloca como el punto decisivo de la historia de cada hombre y de la humanidad; y de
la toma de posición con respecto a Él depende la vida o la muerte (8,35-38).
En consecuencia, es Jesús quien nos cuestiona. Es necesario pronunciarse en pro o con-
tra Él, y no sobre las cosas marginales o de poca importancia, sino sobre su "autoridad" de
juicio definitivo acerca del hombre. Es cuestión de tener fe, es decir, de acoger y de seguir
a Cristo pobre, al humilde Hijo del hombre, Jesús. El que no responde a este llamamiento
acaba como la higuera estéril.
Los adversarios prefieren no responder al interrogante de Jesús acerca del Bautista: si
aceptaran su testimonio, deberían también aceptar a aquel de quien él dio testimonio (v.
31); si rechazan su testimonio, pierden el favor del pueblo (v. 32). La pregunta de Jesús a su
cuestión revela la profundidad de su corazón. En efecto, la palabra de Dios es una espada
de doble filo, afiladísima, que penetra en la profundidad, separa y juzga lo que es de Dios
y lo que no es, "escruta los sentimientos y pensamiento del corazón" (Hb 4, 12; cf. £/6,
17). Aquí la palabra de Jesús revela y juzga los secretos de los corazones incluso de muchas
personas de iglesia a las que interesa no la búsqueda de la verdad, de lo que "viene del
cielo", es decir, de Dios, sino el favor del pueblo para poderlo dominar (w. 31 -32).
Los adversarios de Jesús tratan de salir de paso con un simple "no sabemos" (v. 33a).
Pero esto no los justifica. Antes bien, quien no toma posición ante el testimonio de Jesús
y no se pronuncia con respecto a él, no llega al conocimiento de Jesús (v. 31b); se excluye
positivamente de él, rechaza toda posibilidad de liberación y, en cambio, experimenta su
juicio de condena y de muerte (cf. 8, 38).
El trozo siguiente, que revelará aún más claramente a quien lo acoge, cuál es la "auto-
ridad" de Jesús, manifestará también sin equívocos la suerte que le corresponde al que no
lo acoge (12, 9).
La autoridad y el poder de Jesús siervo pone en discusión y le quita piso a toda otra
autoridad y a todo otro poder: Él, en efecto, es el único Señor, el Hijo (12, 6) que muestra
en su humanidad el rostro del Padre.

ACTUALIZACIÓN

El riesgo de la fe
Los incrédulos se declaran dispuestos a creer en Jesucristo, en el caso de que se encon-
traran frente a pruebas irrefutables. Los creyentes, para combatir la incredulidad, se
esfuerzan por demostrar la verdad de su fe; y así transforman todo el misterio cristiano
en una prueba inmensa de la divinidad de Jesucristo. Los unos y los otros reducen la fe
cristiana a un hecho de este mundo, verificable y demostrable. La fe, de este modo queda
destruida, al quedar reducida a una de muchas verdades humanas. El que demuestra
demasiado en el campo de la fe no demuestra nada.
La fe es un riesgo, un salto en la oscuridad de la inteligencia y en el vacío de toda
seguridad humana. No es porque falten los signos, que suscitan y llevan a la fe; antes bien,

59. LA AUTORIDAD DE JESÚS: Me 11, 27-33 465


toda la realidad es signo. Pero éste remite al más allá de sí mismo y puede comprenderse y
leerse solamente a la luz de la fe. Jesús se revela totalmente en su verdadera identidad, sólo
en el encuentro. Entonces, cuando uno se abandona a la acción vivificante, y transformante
de Dios en Jesús, uno experimenta que está en la vida, en la verdad y en el amor y se tiene
la experiencia de la verdad de Jesucristo.
Todo esto es indicado por el rechazo de Jesús, quien se niega a autenticar, justificar y
garantizar su autoridad. Lo que impacta en Jesús es su autoridad: "Quedaban asombrados
de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad" (1, 22). "¿Qué es esto?
Una doctrina nueva, expuesta con autoridad" (1, 27). Podemos hoy traducir la palabra
"autoridad" con la palabra "libertad". Y Jesús es un hombre libre a la presión social que
ejercen las castas religiosas dominantes, en su postura de la parte del pueblo. La suya es una
palabra libre; el suyo es un comportamiento liberador.
Jesús es libre de sí mismo, del egoísmo y de la búsqueda del poder y del éxito. Pero la
libertad de Jesús aparece sobre todo en la interpretación de la ley, aún más, en la ley misma,
y con respecto al templo y a toda la religiosidad judía.
La libertad de Jesús es una señal, la más grande de las señales: más que sus milagros,
más que sus palabras. Ella plantea el problema: ¿quién es este hombre tan libre? ¿Cuál
es su origen? Para el que es ciego, todo es oscuro; pero para el que ve, todo es claro y
luminoso. Y aquí sucede la división frente a Jesús. Para ver se requieren los ojos, para
escuchar se requieren los oídos, para amar se requiere una carga que impulse fuera de
uno mismo y haga encontrar al otro. Así para comprender la señal de la libertad de Jesús
se requiere la fe como abandono de las propias seguridades y de los propios criterios: en
este vasto espacio de disponibilidad sucede el encuentro con la libertad de Dios, con su
palabra creadora y vivificante, con su amor liberador y vivificante. Entonces lo que era
mudo habla y el silencio de Dios se convierte en Palabra que todo lo mueve y a todo le da
sentido. La historia se convierte en el llamamiento de Dios a nuestra responsabilidad y a
nuestro compromiso; los hombres que eran enemigos se vuelven hermanos. Sobre el nuevo
horizonte del mundo ha surgido el sol que calienta y vivifica.
Pero si nosotros pedimos pruebas y prodigios a Dios, Él calla y no responde. Porque
se convertiría en el pequeño dios imaginario, que nos deja en nuestras seguridades y
prejuicios: un objeto de nuestra inteligencia, un ídolo al servicio de nuestros intereses y
criterios. Solos, con nuestra ignorancia y presunción, con la incomprensión, respondemos
con escépticos, tomados por sorpresas: "no sabemos". Jesús obró bien al no responder.
Basta su autoridad, porque la fe es un riesgo: el paso de una orilla a otra.
La compresión de la fe y de sus señales se tiene solamente al comprometerse, al dedi-
carse, al decidirse, al tomar posición, al estar involucrados; respóndeme y yo te responderé.
Sólo entonces se conoce el significado que se halla presente en la señal; el poder de Jesús
desde lo alto, el Señor prometido por los profetas. Si no se toma esta posición, se invierte
la relación hombre-Dios y se reduce Dios a un ídolo construido a la medida de nuestra
pequenez. Y ya no es Dios.
La no respuesta de Cristo es su divinidad.
Y nuestra humanidad recibe la respuesta y llena su vacío, si ella misma, en lugar
de interrogar y cuestionar, se deja interrogar y cuestionar. El hombre es solamente un
problema abierto, al cual no sabe y no puede dar respuesta. Sólo Jesucristo es la respuesta.
Por consiguiente, no es el hombre la medida determinante, sino que es Jesucristo el único
criterio decisivo que pone constantemente en crisis y en discusión al hombre.

466 59. LA AUTORIDAD DE JESÚS: Me 1 1 , 27-33


APLICACIÓN A LA VIDA

Pedir y pedir cuentas


Muchas veces pedimos, explícitamente. Se pedía, en un tiempo tal vez con mayor
facilidad, un poco de sal o un pan al vecino de casa: ahora tal vez se pide la hora o el paso del
autobús a la persona que encontramos ocasionalmente por la calle. Es espontáneo pedir.
Aún más: se puede decir que es una actitud típica, constitutiva de la persona, hasta el
punto de que nosotros resultamos una especie de una mezcla viva de pregunta y respuesta.
Estamos en pie porque así están los otros que nos dan y a los cuales damos. Se podría
interpretar toda la vida como pregunta, una pregunta en palabras: como, por ejemplo, la
misma existencia o las cosas más grandes como el amor, la amistad. En efecto, para estas
cosas no se publican avisos en el periódico, no existen secciones apropiadas..
Pero en una relación de amor puede tener su función propia el formular la pregunta que
podrá ser incluso insistente, apremiante, suplicante; pero ella nunca se formulará en una
pretensión; podrá consistir en pedir, nunca pedir cuentas.
Si pregunto, declaro mi necesidad; si pregunto, doy a entender que soy consciente
de que no me las arreglo a solas, que no soy autosuficiente. Es decir, manifiesto que soy
humano, digo mi verdad como persona con y junto con los otros. Por consiguiente, no
se trata de esforzarse ni de hacer preguntas; pero ciertamente el no saber preguntar es un
indicio de que existe una dificultad seria consigo mismo, con los otros; una dificultad de
relaciones que deberían funcionar, pero que están bloqueadas.
Se podría hablar de las preguntas que no se expresan y que nos dirigen en muchas oca-
siones, de esas preguntas que no se traducen en palabras y que por otra parte son las más serias
y dramáticas. A veces, frente a hechos que quizá son dramáticos, nosotros constatamos y
exclamamos: en cambio deberíamos captar la pregunta profunda que está bajo esos hechos.
Pero tratemos solamente de reflexionar sobre esas preguntas que nosotros formulamos
con respecto a los otros.
El evangelio nos pone sobre aviso: a veces el preguntar equivale a pedir cuentas; la mano
que parece tenderse como pregunta se recoge muy pronto y se invierte al pedir cuentas.
Hagamos entonces un examen serio acerca del tipo de preguntas que dirigimos o,
aún con mayor profundidad, interroguémonos acerca de la raíz de la cual nacen nuestras
preguntas: en la familia, en el ambiente de trabajo, en el campo de las relaciones entre
personas o grupos, en el ámbito eclesial (preguntas a las cuales está sometida la comunidad
o que ella misma formula), o en las relaciones con Dios. La pregunta revela la actitud de
fondo que la genera, casi así como el fruto revela el árbol.
Las preguntas que formulamos directamente a Dios, por ejemplo, preguntas que son
una solicitud de ayuda, de explicación, de estupor o de dolor o que nos hacen exclamar
"¿por qué?"; es Job el que interroga a Dios...; o bien es la paz y la alegría que nos llenan.
Y Dios es un interlocutor original y asombroso en cuanto a sus respuestas: ya sabe lo
que le vamos a preguntar y por otra parte quiere que preguntemos -¡para nosotros mismos!-;
es muy selectivo cuando oye nuestras preguntas: escucha el misterio,
"con el piadoso eres piadoso...
con el ladino tú eres sagaz" (Sal 18, 26),
y sabe dar la respuesta precisa aun a la pregunta errada, formulada con palabras humanas
equivocadas, con tal que la pregunta nazca de la fe, aunque sea tosca e imprecisa, de lo
profundo de nuestro ser.

59. LA AUTORIDAD DE JESÚS: Me 11, 27-33 467


¿Pero es siempre así?
Dios más bien es consciente de su dignidad y no soporta preguntas que en definitiva
le piden que se justifique frente al hombre: y probablemente se ríe aún más del esfuerzo
estúpido de quien se dedica en su lugar a dar respuestas de este tipo, apologético o no, fruto
cansado de buenas voluntades, pero también premisa de muchas incredulidades.
Digamos también algo acerca de otro tipo de preguntas, como las que formulamos a
otros, como individuos, o como instituciones.
Con frecuencia se hace contrabando acerca de cosas diferentes de las que se declaran.
Se trata de preguntas que se visten de interés por la verdad o expresan pasión por la
justicia, o bien tienen la bella presencia del altruismo, pero por debajo ocultan, en los
giros del interrogante, la posesividad, el ansia, los celos, el ataque directo, las frustraciones
personales que soportan sin decoro...

REFLEXIÓN DE FE

Respóndeme y te responderé
La pregunta de Jesús, que desorienta y hace retorcer a sus adversarios, aunque es aguda,
es muy sencilla. Ella forma parte de la actualidad de esos tiempos, de las conversaciones que
se tenían entre la gente. Se trata de aquellas cosas de las cuales uno no se puede sentir partícipe
ni involucrado. Se refería a la verdad de las cosas que sucedían en ese momento y acerca de
las cuales era necesario -y es indispensable- pronunciarse. Pero precisamente por su carácter
común, la pregunta de Jesús acerca del Bautista viene a ser comprometedora. El que no se
pronuncia acerca de cosas comunes que suceden está destinado a seguir siendo ambiguo. Y en
esta indecisión Jesús no se hace reconocer. Jesús es el Señor en la luz (Jn 1,4).
El siervo de la mentira ambigua no puede ser seguidor del siervo de Yahvé. De este
modo el pasaje viene a ser el relato de nuestras perplejidades.
¿Queremos comprender a Jesús? Guardémonos de imitar las actitudes de esos contem-
poráneos suyos. Si repetimos su modo antipático de búsqueda, tampoco a nosotros se nos
dará la posibilidad de conocerlo. Pero en este caso permanecer perplejos querría también
decir quedar perdidos.
¿Queremos realmente conocer al Señor? ¿Llamarlo con este nombre poderoso? ¿Consi-
derarnos entre aquellos que no conocen otra cosa sino a Jesucristo (1 Co 2, 2)? ¿Saber quién le
dio el poder de hacer lo que hace? ("¿con qué autoridad hace esto?", v. 28). Jesús nos lo dirá, nos
lo declarará todo. Será para nosotros el Señor que salva. Pero antes debemos salir al descubierto.
Debemos responderle, no con la presunción de los grandes, sino con la sencillez de los niños:
Jesús nos responderá acerca de sí mismo, y nos hace responder acerca de nosotros mismos.
Tengo que examinarme sobre la verdad de las cosas que suceden. Necesitamos pre-
guntas verdaderas y respuestas sinceras: ¿es más importante para nosotros la fachada de
nuestra casa o lo que se vive dentro de ella? ¿Nuestra importancia o nuestro servicio? Es
necesario volver a recorrer con otras palabras las preguntas que siguen a las profecías de la
pasión; las de Pedro, que no quiere la cruz del servicio; sentir toda su profunda verdad y
adherencia a nuestros pensamientos.
En síntesis, Jesús se mostrará sin ambigüedad como tu Salvador y liberador cuando tú
en la práctica optes por el evangelio en lugar de lo que no es evangelio.
Pero no es tu opción evangélica la que se coloca al comienzo de la verdad. Es el
interrogante que plantea Jesús. Ese interrogante será cada vez más apremiante hasta la
interpelación suprema de la cruz.

468 59. LA AUTORIDAD DE JESÚS: Me 1 1 , 27-33


60. LOS VIÑADORES HOMICIDAS
(Me 12, 1-12; cf. Mt 21, 33-46; Le 20, 9-19)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Se ha discutido por largo tiempo, si esta página del evangelio, que aparece como la más
alegórica de los sinópticos, es una parábola o una alegoría (cf. presentación a 4, 1-9 y nota a 4
2 acerca de estos dos géneros literarios), y si la narró el mismo fesús, o bien es una composición
de las primeras comunidades cristianas. Las dos cuestiones están bastante relacionadas, porque
la interpretación alegórica de las parábolas es una característica de la iglesia de los orígenes
(cf. 4, 13-20).
Del texto actual resulta bastante evidente que desde el comienzo la comunidad de lengua
griega interpretó en términos fuertemente alegóricos una parábola originaria de Jesús -que
Marcos quiere presentamos así (cf. el v. 1 que ciertamente es redaccional)- e introduce allí
además las citas de Is 5, Is. (cf. v. l)ydel Sal 118, 22s. (cf. v. 10s.). La interpretación alegórica
viene a ser aún más relevante en los pasajes paralelos de Mateo y Lucas. En esta perspectiva
se comprende mejor el significado de los elementos que racionalmente son inexplicables en los
w. 5-8: si es incomprensible la maldad del pueblo de Israel (los viñadores), aún más lo es el
comportamiento de Dios (el dueño de la viña), que es dictado por su amor sin límites. Así el
género parabólico hace más hincapié en la intuición, en la fantasía e imaginación creativa de
la persona que sobre procedimientos lógico-racionales.
Marcos, interrumpiendo por un momento la serie de las discusiones, incluyó esta parábola
en el contexto del rechazo con el cual Israel se ha opuesto a Jesús (cf 11, 18, tema que se retoma
aquí en el v. redaccional que concluye el trozo) y del juicio que pronuncia sobre el templo (cf.
11, 12-21).
Los tres estadios deformación de esta página (el relato originario de Jesús, la interpretación
alegórica de la comunidad, la utilización que de él hace Marcos) nos han dado un texto densísim
que en la luz pascual de la resurrección explica la pasión de Jesús, que es asimilado a los profet
enviados y llevados a la muerte antes que Él. La cita final del Sal 118, que en la iglesia de los
orígenes era el texto preferido para expresar la suerte de Cristo -desechado, pero convertido e
piedra angular-, marca el punto culminante del trozo (w. 10s.), como un himno de victoria por
la nueva vida del Resucitado que se da a todos.

1. Y se puso a hablarles en parábolas: "Un hombre plantó una viña, la rodeó de


una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores, y se
ausentó.
2. Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una
parte de los frutos de la viña,
3. pero lo agarraron y lo golpearon y lo despidieron con las manos vacías.

60. LOS VIÑADORES HOMICIDAS: Me 12, 1-12 469


4. De nuevo les mandó otro siervo y también lo descalabraron y ultrajaron.
5. Envío otro todavía y lo mataron; mandó igualmente otros muchos, de los cuales
a unos golpearon, y a otros mataron.
6. Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último, diciendo: 'A mi
hijo le respetarán'.
7. Pero aquellos labradores se dijeron: 'Éste es el heredero. Vamos, matémosle, y
será nuestra la herencia'.
8. Lo agarraron, lo mataron y lo echaron fuera de la viña.
9. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará
la viña a otros.
10. ¿No han leído esta Escritura: La piedra que los constructores desecharon, en
piedra angular se ha convertido;
11. fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?".
12. Trataban de detenerlo -pero tuvieron miedo a la gente- porque habían
comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándolo, se fueron.

v. 1: en parábolas: mientras en 4, 2.33 esta después de que el viñedo había sido plantado se
expresión indicaba efectivamente una serie de podían cosechar sus frutos. El término griego
relatos, aquí subraya que Jesús expuso en parábolas que aquí se usa tiene una relevancia teológica de
esta enseñanza. Ahora ya no hay necesidad de una gran importancia: es el momento maduro para la
explicación "en privado" a los discípulos, como realización del designio de Dios (cf. nota a 1,15).
en 4, lOs. 33s: la explicación ya se dio con los tres El comportamiento de los viñadores con respec-
anuncios de la pasión y la resurrección. to a los tres siervos que son enviados sucesivamente
Un hombre plantó una viña...: la descripción por el dueño de la viña marca un aumento gradual
de la viña refleja claramente a Is 5, ls., aunque el de maldad.
punto focal de la parábola no es el comportamiento En la suerte de estos siervos es fácil ver la
de la viña, que representa a Israel, sino el de suerte de los profetas del Antiguo Testamento, que
los viñadores. Se sustituyen además las palabras fueron enviados sucesivamente por Dios al pueblo
iniciales de Isaías ("mi amigo") con "un hombre", infiel. Algunos de esos profetas ya habían sido
de acuerdo con el relato parabólico. llamados "siervos de Dios".
La descripción corresponde realmente al modo v. 6: Todavía le quedaba un hijo querido: para-
como se cultivaba la vid en Palestina. La torre era lelamente con el crecimiento de la maldad de los
una casa de campo construida dentro de la viña viñadores, la bondad del dueño de la viña alcanza
que servía como alojamiento a los viñadores duran- vértices inalcanzables, pues envía a su mismo hijo.
te la vendimia y como lugar de observación y de La palabra griega "querido" es la misma que en 1,
vigilancia. 11 y 9, 7 (cf. las notas respectivas) y reviste un fuerte
Se ausentó: esta alusión al dueño que está lejos significado teológico: es el Hijo del mismo Dios,
y los detalles que siguen acerca del trato reservado a que ha venido en medio de los hombres a cumplir
los siervos por el dueño de la viña, según algunos estu- su misión de salvación de todos, recorriendo el cami-
diosos, representan la situación socio-económica de no del siervo que sufre. El evangelio subraya que
la Palestina de ese tiempo, cuando los latifundistas éste fue el último en ser enviado y que por consi-
ricos hacían trabajar a los pobres campesinos, que con guiente, la actitud que asumen para con él viene a
frecuencia intentaban rebelarse. En cambio, el que ser absolutamente decisiva para la salvación o para
interpreta esta página en un sentido estrictamente la condena (cf. Hb 1,1 -4).
alegórico, ve en la descripción, que bajo ciertos v. 8: lo echaron fuera de la viña: aquí hay proba-
aspectos es inverosímil, simples elementos narra- blemente una alusión.a la muerte de Jesús en la
tivos introducidos con una función alegórica. cruz, que sucedió fuera de los muros de la ciudad,
v. 2: a su debido tiempo: según las antiguas como lo da a entender más explícitamente Le 20,15
prescripciones (cf. Lv 19, 23-35) sólo cinco años (cf. también Hb 13,12).

470 60. LOS VIÑADORES HOMICIDAS: Me 12, 1-12


v. 9: el dueño de la viña: el término griego es a David. En lP 2, 6-8 y Rm 9, 33 se citan otras dos
exactamente "el señor" (Kyrios), nombre que el profecías, con un significado análogo, tomadas de
Antiguo Testamento reservaba a Dios (cf. también Is 8,14 y 28,16.
w. 29s.). El pasaje del salmo fue introducido por la comu-
Del uso de las palabras y del hecho que se nidad de lengua griega -en efecto, la cita corres-
acaba de describir en los versículos 6ss. resulta con ponde exactamente al texto de los Setenta- como
certeza que ya en su núcleo originario la parábola testimonio de fe en Cristo resucitado, más como
narrada por Jesús revestía un significado alegórico reflexión coherente con el contexto de la parábola.
con referencia a los momentos salientes de la his- Se percibe un salto de la línea del tema de la
toria de la salvación. parábola (el dar muerte al hijo: el rechazo de la
Vendrá y dará muerte: por el contexto es "piedra") al significado de la cita del salmo (la
evidente la referencia a la venida de Dios como proclamación de la nueva función primaria de la
juez, que es una idea típicamente judía. "piedra desechada").
Entregará la viña a otros: según el pensamiento La frase que introduce la cita (v. 10a) muestra
constante expresado en los sinópticos y que cierta- alguna semejanza con el v. 24 y con una frase del
mente se remonta al mismo Jesús, la herencia prome- v. 26 ("no han leído en el libro de Moisés") en
tida de Israel será entregada a otra gente (pobres, la discusión sucesiva acerca de la resurrección
pecadores, paganos) que se mostrará mejor dis- de los muertos —cf. las referencias análogas del
puesta a acoger el mensaje de Jesús (cf. Mt 8, lis.; Antiguo Testamento, como clave de lectura para
12, 41s.; 23, 29ss.). Aunque con base en algunas comprender el "misterio" de Jesús, en el evangelio
observaciones se admitiera que la segunda parte del de la resurrección de Le 24.
v. 9 haya sido añadida más tarde como respuesta de En los pasajes paralelos de Mateo y Lucas, des-
la comunidad (cf. en Mt 21, 41 donde estas palabras pués de la cita, notamos la añadidura acerca del
son pronunciadas por los oyentes), sin embargo, su juicio que caerá sobre aquellos que no reconocerán
contenido pertenece ciertamente a la enseñanza de el valor de la piedra angular, Cristo; además en Ma-
Jesús, que luego se desarrolló ampliamente en las teo se lee otro dicho que desarrolla el pensamiento
comunidades cristianas como se puede comprobar del v. 9b.
en los Hechos de los Apóstoles y en san Pablo. Piedra angular: la expresión griega puede signi-
vv. lOs. Cita del Sal 118, 22s. La comunidad ficar la piedra angular que es fundamental para
cristiana vio en las palabras de este salmo la todo el edificio, o bien la dovela del arco.
proclamación más solemne de la función del v. 12: trataban de detenerlo: Marcos concluye
Mesías vencedor de la muerte (cf. Hch 4, 11; lP 2, el trozo colocando en primer plano la aplicación
7; E/2, 20), y aplica a Cristo la imagen de "piedra de la parábola.
angular" del nuevo pueblo de Dios, y esta imagen Tuvieron miedo: cf. nota a 11,18.
ya en la literatura rabínica era referida a Abrahán y

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"La piedra que los constructores desecharon se ha convertido en piedra angular"


Es una parábola muy diferente de todas las anteriores (cf. c. 4). Esta la comprenden
tanto los jefes del pueblo, contra los cuales está dirigida (v. 12b), como los lectores de
Marcos, que provenían del paganismo, los cuales se apropian la exclamación de Jesús:
"Fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos" (v. 11). Por consiguiente,
ya no existe el secreto típico de las parábolas (4, 12). Se quita todo el velo: Jesús, que se
ha convertido ya en la piedra desechada por los hombres, puede manifestarse plenamente
como el Hijo amado, el heredero (w. 6-7). En su destino de fracaso con relación a su
pueblo, que lo ha desechado y que por tanto, es repudiado, nace el nuevo templo, del cual el
Crucificado resucitado es la piedra angular. Es una parábola alegorizada, es decir, que hace
alusión a varios hechos concretos unidos entre sí; es también una parábola conclusiva, en la
cual se resume todo el pasado y el futuro de Jesucristo, sin que ya haya miedo de equívocos.
Jesús expresa en ella el proyecto global de Dios, ligado indisolublemente a su persona.

60. LOS VIÑADORES HOMICIDAS: Me 12, 1-12 471


El plan de Dios no sólo no es frustrado por la maldad de los hombres, sino que se realiza
precisamente en ella y a pesar de ella. Las imágenes en la parábola recuerdan la tradición
bíbiica, v son de una transparencia extrema-. Va viña es e\ puebVo de Dios, ei dueño de \a
viña es el mismo Dios, los viñadores son los jefes del pueblo, los siervos son los profetas, y
los frutos de la viña son la fidelidad a la alianza, el Hijo predilecto, el heredero, es el mismo
Señor Jesucristo, que será sacrificado fuera de los muros; los "otros", a los cuales será
entregada la viña, son los paganos.
En esta parábola ya es Jesús quien, siendo el acusado, toma la iniciativa y se convierte
en acusador y juez de sus adversarios: precisamente en Él, en su muerte, se realiza el juicio
definitivo de Dios y la salvación que se ofrece a todos los hombres. Este juicio procede en
forma de requisitoria triste e implacable acerca de la infidelidad de Israel.
Jesús comienza citando el canto de la viña (h 5,1 -7), en el cual se expresad amor de Dios a
su viña, es decir, a su pueblo, y la infidelidad de éste que no responde a su amor yno produce
los frutos que debería producir. El dueño de la viña se nos describe como uno que se ha ido
lejos, y ha dejado a los otros toda responsabilidad. Es típica del Dios de Israel esta lejanía,
casi como una no ingerencia. No es un Dios paternalista ni un Dios policía: ha hecho con su
pueblo un pacto, en el cual la relación correcta se desarrolla en una relación correcta con el
prójimo (cf. Decálogo). Por consiguiente, no es un Dios que desresponsabiliza al hombre,
sino que lo sumerge más profundamente en la historia. Aquel Dios que no tiene ningún
rostro y a quien nadie jamás ha visto (cf. Ex 33, 20; / n i , 18; l]n 4, 12), está ausente y ha
asumido el rostro de cada hombre, que es la única imagen de Dios que está al alcance de todos
(cf. Gn 1,27). Esta identificación del rostro de Dios con el hombre se realiza definitivamente
en Jesús hombre (cf. Mt 25, 31-46) que dice: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre"
(Jn 14, 9). De aquí se comprende cómo Pablo puede afirmar que la perfección de toda la
ley consiste en el amor al prójimo (Rm 13, 9), que se coloca en el mismo plano del amor a
Dios. En efecto, amar a Dios significa amar al prójimo, así como amar al Padre significa
amar concretamente a los hermanos, como lo hizo Jesús, que antes de morir dijo: "Les doy
un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros; que, como yo los he amado, así se
amen también ustedes los unos a los otros" (Jn 13, 34; cf. 12, 28-34). Los frutos que la viña
debe producir son precisamente estos frutos de amor, de justicia y de libertad fraterna. Son
esos frutos cuya ausencia ha llevado a la maldición de la higuera y del templo.
Los siervos (w. 2 - 5) enviados a recoger los frutos son los profetas, que Dios siempre ha
enviado a su pueblo para llamarlo a la fidelidad a la alianza. Pero en vano. El primer siervo
es maltratado y devuelto con las manos vacías. El segundo es golpeado en la cabeza (¿tal vez
por alusión a Juan Bautista?). Al tercero le dan muerte, como preludio al destino de Cristo
y resumiendo la suerte trágica de otros profetas a quienes Dios ha enviado (cf. 2R 17,13-
15; Hb 11, 35-38).
A la insistencia creciente del amorfielde Dios, que continuamente llama a su pueblo,
corresponde la maldad creciente del mismo pueblo, o mejor, de sus jefes, como se dice
expresamente.
Pero ese Dios que "ya había hablado en el pasado muchas veces y de muchos modos
a nuestros padres por medio de los profetas, en estos últimos tiempos nos ha hablado por
medio del Hijo, a quien instituyó heredero de todo" (Hb 1,1 -2). Al dueño no le queda más
sino su "Hijo querido" a quien envía (cf. 1, 11; 9, 7), que es presentado como el hijo de
Abrahán (Gn 22, 2), el vastago que será cortado por el pueblo que lo ha engendrado. Los
jefes del pueblo ven en él al heredero (v. 7) y deciden darle muerte para apoderarse de la

472 60. LOS VIÑADORES HOMICIDAS: Me 12, 1-12


viña. De este modo tendrá la misma suerte de los justos que lo han precedido: lo matarán y
lo arrojarán fuera de la viña (v. 8), será conducido a morir fuera de los muros de Jerusalén
(15,20).
"¿Qué hará entonces el dueño de la viña?" (v. 9).
La respuesta es tan obvia, que Mateo la pone en la boca de los mismos interlocutores de
Jesús (Mt 21,41). No queda más que el juicio de Dios, al igual que sobre la higuera estéril
y sobre el templo.
Pero esta condena es causa de salvación para los no creyentes (Rm 11,15a), así como el
templo que se quita a los judíos viene a ser la casa de oración abierta a todos los pueblos.
En la muerte de Jesús, así como en la destrucción del templo, se cumple el viraje decisivo
en la historia de la salvación: el don de Dios pasa a los no creyentes, para seguir siendo ese
don gratuito al cual no tiene derecho el que alega privilegios.
Así Jesús "la piedra que los constructores desecharon, se ha convertido en piedra
angular" (v. 10) para el nuevo templo (cf. Ef2, 20).
Nace así la exclamación de estupor y de fe: "Fue el Señor quien hizo esto y es mara-
villoso a nuestros ojos" (v. 11). El justo que sufre, el desecho de los poderosos del pueblo,
es el principio nuevo de la historia. En esta cita del Sal 118 la comunidad expresa el sentido
profundo de la vida, de la muerte y de la resurrección de Cristo y al mismo tiempo su
significado salvífico para todos.
Todo el mundo encuentra con Jesús la salvación de Dios. Los que no tienen que
defender privilegios ni alegar derechos, lo acogen, como la muchedumbre (cf. v. 13). En
cambio, los poderosos lo rechazan (v. 12). En efecto, han comprendido que Dios está diri-
giendo contra ellos la parábola de la historia.
Esta parábola es eminentemente cristológica y nos muestra que en Jesús, el Hijo
heredero, se juega el destino de la historia humana. Como siempre, se habla indirectamente
también de la comunidad cristiana en relación con Cristo: al igual que la viña, también el
mismo pueblo cristiano está bajo el juicio de Dios, si no produce frutos. Producir frutos
significa ahora seguir a Jesús, e identificarse con él, que ha sido la "piedra desechada por
los constructores".
En este pasaje se describe toda la historia del pueblo como un crescendo continuo
de infidelidad y de maldad. Pero Dios responde siempre según la fidelidad de su amor
(cf. Os 11; Ez 16). Y cuando la infidelidad alcanza su culmen y parece que ha vencido
definitivamente, Dios responde con el prodigio de los prodigios de su fidelidad, con la
"cosa más admirable a nuestros ojos", porque El "permanece fiel, pues no puede negarse
a sí mismo" (2Tm 2,13).

ACTUALIZACIÓN

La victoria de la fidelidad de Dios


Ya en el Antiguo Testamento Dios es un Dios de misericordia, de gracia y de bondad.
Y por eso es un Dios fallido, que siempre choca con un pueblo de cuello duro, de boca
ávida y de corazón insensible. El capítulo 11 de Oseas y el capítulo 16 de Ezequiel son la
descripción más hermosa de esta relación de Dios con su pueblo.

60. LOS VIÑADORES HOMICIDAS: Me 12, 1-12 473


La clave de lectura de toda la historia para el hebreo es siempre lafidelidadde Dios por
una parte y la infidelidad del pueblo por la otra. Ésta es en el fondo la verdadera historia:
una revelación continua defidelidady de amor de parte de Dios, y una reacción continua
de infidelidad y de obstinación de parte del pueblo.
Este pasaje nos resume toda la historia de Israel como una marea de maldad, en un
crescendo continuo: es una provocación ininterrumpida contra la bondad de Dios. Cada
intervención suya es rechazada sistemáticamente. Pero Él responde con una misericordia
cada vez más creciente, hasta cuando piensa intervenir con el último medio que le queda a
disposición, cuando envía a su Hijo predilecto, el único. Pero a éste lo matan con un cálculo
preciso: "Éste es el heredero; vamos, matémoslo y será nuestra la herencia" (v. 7).
Parece que aquí termina trágicamente la historia, que no puede salir de estos dos
rieles: Dios siempre obstinadamentefiely el hombre siempre obstinadamente infiel; hasta
lo último los dos chocan siempre, pero nunca se encuentran. Es la historia de un amor
unilateral, infeliz y sin respuesta: no hay ninguna esperanza de solución, porque todo
termina en la violencia de dar muerte a quien insiste en amar.
Este es el verdadero drama de la historia, igualmente trágico para el hombre y para
Dios: es una palabra de amor que Dios dirige a un corazón que se ha convertido en un muro
de piedra, un don que se ofrece a quien no quiere recibirlo -¡antes bien, se apodera de él!-,
un llamamiento dirigido a quien no responde sino con maldad.
La fatiga de Dios en definitiva queda inútil, su esperanza queda defraudada, su Hijo
asesinado. No hay camino de salida de esta triste historia. Sin embargo es una intervención,
de la cual Dios no logra cansarse: comprometió en ella toda la pasión de su corazón, toda
su persona: ¡él ha entregado a su Hijo! No podía hacer más. No queda sino la venganza del
amor ofendido.
La venganza de Dios es una victoria, que supera toda posibilidad de imaginación
humana. En efecto, no se trata de la pena por la culpa ni el castigo por el delito. Está
superada toda lógica de derecho y de retribución. Sufidelidadlogra encontrar un camino
de salida incluso en la infidelidad, un éxito positivo inesperado. Así Dios hace la cosa
más admirable que el hombre pueda concebir. Su amor no conoce la venganza, sino sólo
la victoria. Esta victoria los discípulos la comprenderán en la mañana de la resurrección,
cuando Dios, en sufidelidad,dará la vida a Cristo, víctima de la infidelidad. Dios sigue
siendo siemprefiela sí mismo y hace de lo que el hombre rechaza el centro de la historia: el
don que es rechazado continuamente, la piedra desechada, se coloca como piedra angular.
La historia encuentra su centro en aquello que la infidelidad del hombre ha rechazado.
Dios se proclama Padre de los perdidos, de los rechazados, de aquellos que son llevados sin
esperanza a la muerte: les da la victoria como a Jesús, y los coloca como lugar de salvación
para el mundo.
Dios ha quebrado la moral y la mentalidad de la justicia: si hubiera sido justo, nos
habría condenado a todos. Pero la justicia de Él es tan asombrosa que sólo conoce el amor:
al que obra el mal, Él continuamente le paga con beneficios; al que no quiere recibir, Él le
da continuamente. Alfinalse llega al viraje decisivo: se entrega totalmente en su Hijo. Así
coloca la última ocasión de salvación para el hombre. Él no juzga a nadie. Pero el hombre,
frente a este don, o acepta o rechaza. El que se apodera de él y lo quiere como herencia
propia, no recibe nada: se cierra al don y al perdón. El que no espera nada, lo recibe todo.
La historia ahora se hace con el que no alega derechos: el centro de la historia de Dios,
el Dios que se ha entregado y jque ha sido desechado. Por consiguiente, los desechados son
privilegiados: están cerca de Él.

474 60. LOS VIÑADORES HOMICIDAS: Me 12, 1-12


El peligro constante de la Iglesia, que ha aceptado la fidelidad de Dios, es siempre el
mismo de los judíos: el de querer apoderarse de la herencia y de matar al Hijo. ¡Al leer la
historia de la fidelidad de Dios, tenemos siempre presente el hecho de nuestra infidelidad,
que nos impide alegar derechos, y estamosfirmesen la fe! "Pero dirás: Las ramas fueron
desgajadas para que yo fuera injertado. ¡Muy bien! Por su incredulidad fueron desgajadas,
mientras tú, por la fe te mantienes. ¡No te engrías!; más bien, teme. Que si Dios no perdonó
a las ramas, no sea que tampoco a ti te perdone", dice Pablo a los cristianos de Roma (Rm
11,19ss.).
Cada vez que nos creemos en paz y justos, cada vez que reclamamos la herencia y
alegamos derechos, también nosotros rechazamos el don, y nos excluimos de él. Si tenemos
presente nuestra infidelidad, sabemos que la fidelidad es sólo propia de Dios: entonces
nuestra fe inquebrantable viene a ser su misma fidelidad.

APLICACIÓN A LA VIDA

"¿Qué hará el dueño de la viña?"


Por poca experiencia que se tenga se puede razonablemente presumir qué sucederá
mañana, aunque quede en el fondo del corazón algo que contradice la previsión: la espe-
ranza.
En cosecuencia, nosotros intentamos escudriñar el futuro, pero precisamente porque
queremos exorcizarlo, porque tememos que las injusticias, las prepotencias, las avideces
perduren; que las explosiones de violencia se agudicen (porque existen violencias ocultas y
sedimentadas, atropellos que crean motivos de conflictos, desigualdad entrericosy pobres).
El problema aquí no es tanto el mal, en sí mismo, sino más bien el hecho de que él nos
parece invencible, que en él vivimos como en un círculo encantado y nefasto.
¿Puede el creyente conformase con una visión de esa índole y, por consiguiente, creer
que también Dios sea prisionero de una lógica semejante?
¿O Dios podrá hacer algo imprevisible? ¿Romper el círculo?
"¿Qué hará
el dueño de la viña?".
Abandonará la viña al devastador,
dice Isaías.
Lo sabemos muy bien,
si del sueño
bajamos a la realidad;
los ojos son heridas abiertas
por el terror;
el horizonte está cerrado y
si deshojamos una flor
es la de la desesperación:
cuál será el final.

60. LOS VIÑADORES HOMICIDAS: Me 12, 1 -12 475


La esperanza de salvación
es un órgano rudimentario
de una edad de oro
que nunca ha existido.
El hombre no perdona;
y Dios se desacredita
si deja perder,
un dios viejo
un viejo dios-abuelo.
Lamec dice
después de Caín:
"yo maté a un hombre
por una herida que me hizo
y a un muchacho
por un cardenal que recibí.
Siete veces será vengado Caín.
Mas Lamec lo será setenta y siete".
Lo dice el Génesis
en el capítulo cuarto.
Ésta es la raíz
que genera el mundo,
el camino emprendido
sin regreso.
Levántese quien diga lo contrario
y de razón de ello.
Pero Dios
se sonríe
y juega
(reza el salmo):
con necesidad de muerte
rompe confines y trastorna criterios.
Este Dios pésimo agricultor
-¡ni una planta
que le produzca buen fruto!
se juega a sí mismo
y donde
al hijo,
que es un ramo precioso de sí mismo.
"j ¿Qué hará
el dueño de la viña?!".
¡No rogaremos
que tú olvides,
que tú borres!
pero
en la locura
diremos
que tú recuerdas
tu promesa
tu fidelidad.
Y nuestra esperanza
no motivada
quedará saciada
más allá de toda medida.
También nosotros cantamos:
"nos parecía soñar",
como el salmo ciento veintiséis.
Porque la esperanza
tendrá raíces sólidas.
En la oscuridad de la tierra
hay una piedra angular:
fue descartada, pero sostiene.
¡Y la vida germinará
para siempre
resucitada en el hijo sacrificado!

El creyente entonces no debe negar la realidad, murmurando sueños confusos e impro-


ponibles, jugando con anticipación (con astucia y pereza) sobre lo que se ha prometido: se
requiere ojos despiertos, análisis precisos y evaluaciones acertadas. Existe un proceso de
maldad y de injusticia, la nuestra es una parábola de pretensiones y de mal, obramos el mal
y nos causamos un mal, damos muerte y nos separamos.
Pero, más allá de todo esto, en esto, el creyente debe hacerse portador de una verdad
asombrosa, de una esperanza desconcertante: algo ha atravesado la historia, algo ha cortado
la necesidad del mal y la fatalidad de la maldad.
En algún sentido, todo lo que era posible para el misterio del mal, lo hemos consumado:
ha sido sacrificado y se da muerte todavía al hijo. Pero en esto se consuma y se apaga la
necesidad del mal y en esto se genera la premisa de todos los bienes.
Si no queremos dar las dimensiones como creyentes, algo tendrá necesariamente que
llegar a saberse, en las palabras y en los hechos.

60. LOS VIÑADORES HOMICIDAS: Me 12, 1-12 477


REFLEXIÓN DE FE

Posesión y don
Es una parábola pascual, que está incluida en lo vivo del relato que ya prepara el sufri-
miento y la resurrección. Ya no es una enseñanza acerca de la fuerza de la Palabra ni acerca
de las disposiciones interiores de ella (cf. c. 4). Aquí la atención converge decididamente
sobre el mismo misterio del Hijo del hombre, que es la piedra desechada por los otros
hombres.
En esta parábola Dios se mueve con una fuerza invencible. La historia debe realizar el
proyecto divino. En vano el hombre se opone a este camino, que es la historia de la salvación.
En vano quiere retener para sí los frutos de la viña. El esfuerzo desesperado de encerrarse en
sí mismo es vano. Impedir la destinación justa a los frutos de la viña, que deben ser restituidos
radicalmente a Dios, significa encerrar la tierra en la maldición de la posesión y del egoísmo.
En el capítulo 26 del Deuteronomio, donde está contenida la grande oración de fe del pueblo
de Israel, el tema para ese "credo" lo da el ofrecimiento de las primicias. En efecto, al pasar
de la condición inestable del desierto, tan verdadera para el hombre, a la posesión de la tierra
prometida, tan peligrosa para él, era necesario restituir a Dios la tierra que él había dado al
pasar el Jordán. Eso se realizaba precisamente en el ofrecimiento de los primeros frutos. La
historia no llega nunca a ser la salvación en el encierro, en la avidez, representada en la avaricia
cruel de los viñadores de la parábola, sino en el don, en la devolución. El motivo bíblico
de ese ofrecimiento, sin embargo, no es principalmente la buena voluntad o el ingenio del
mismo hombre, que, cuando mucho, encuentra un modo siempre nuevo de girar sobre sí
mismo, para que el don le vuelva atrás y el dar no sea más que un modo ulterior para tener.
En cambio, el ofrecimiento es provocado por Dios.
Forma parte de su acción, de su presencia creadora. Esta provocación debe ser acogida
por el hombre, que sólo de ese modo podrá salir de sí mismo y devolverle a Dios, junto
con la tierra, su vida. La presencia divina en la historia liberadora del pecado de encierro
ávido es tan poderosa que, incluso cuando el hombre la rechaza, Dios encuentra el modo
de realizar la salvación: aquí está precisamente la fuerza de la parábola.
Y este modo nuevo es Cristo en su misterio. Cristo es nuestra piedra, como lo dice toda
la Escritura (cf. 1 Co 10,1 -4). Se precisa aquí que ella es la piedra desechada por el hombre.
Pues bien, precisamente como piedra desechada, Cristo viene a ser piedra salvífica. El
poder divino trasforma el proyecto humano. El pasaje invita a penetrar en la pasión del
Señor Jesús. En efecto, hay algunos a los cuales se les dará la capacidad de comprender lo
que los viñadores rebeldes y cerrados no comprenden. Eso es lo que también nosotros no
comprendemos mientras no entremos en el número de los "otros" (v. 9). En la parábola
los otros son aquellos que se distinguen de los que poseen con avidez la viña y no quieren
devolverla a Dios: así es el ateo teórico y práctico. Porque el ateísmo es precisamente
no saber devolver los frutos de la viña a Dios y, por consiguiente, a los hermanos. La
devolución a Dios que realiza Jesús es aquí el fundamento de toda devolución.

478 60. LOS VIÑADORES HOMICIDAS: Me 12, 1-12


6 1 . EL TRIBUTO AL CESAR
(Me 12, 13-17; cf. Mt 22, 15-22; Le 20, 20-26)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Siguiendo la sucesión de los pasajes que nos presenta el evangelio, leemos ahora la s
de las cinco discusiones que tuvieron lugar entre Jesús y los jefes judíos, que aquí son los fa
y los herodianos; también ésta tiene la estructura y el tono de la controversia polémica.
De inmediato salta a la vista el estilo artificioso de la escena: son tan marcadas las
de falsedad de los cumplimientos y de la pregunta (v. 14), que llega uno a pensar que se tra
un relato elaborado en la comunidad para poner en evidencia algunas palabras de Jesús (
acerca de una cuestión muy espinosa en esos años tanto en el aspecto religioso como p
Descubrimos allí residuos de discusiones entre grupos hebreos y comunidades cristianas
atribuían a la enseñanza de Jesús. Su respuesta que constituye el meollo del pasaje (v.
va más allá de la cuestión particular suscitada por sus interlocutores y desplaza la atenc
criterio fundamental en el cual hay que inspirarse en toda opción grande o pequeña, es
que Dios está por encima de todos (cf. w. 29s.). Las palabras de Jesús excluyen soluc
cómodas que se dan por descontadas y remiten al punto absoluto de referencia que es
en orden al cual todo creyente debe saber encontrar el comportamiento coherente en
circunstancia de la vida, incluso en las confrontaciones del orden socio-político.

13. Y envían donde El algunos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna


palabra.
14. Llegaron y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa
por nadie, porque no tienes respetos humanos, sino que enseñas con franqueza
el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos
de pagar?".
15. Conociendo Él su hipocresía, les dijo: "¿Por qué me tientan? .Tráiganme un
denario, que lo vea".
16. Se lo llevaron y les dijo: "¿De quién es esta imagen y la inscripción?". Ellos le
dijeron: "Del César".
17. Y Jesús les dijo: "Lo del César, devuélvanselo al César, y lo de Dios, a Dios". Y
se maravillaban de El.

v. 13: y envían donde Él...: al incluir el pasaje en v. 14: el camino de Dios: es una expresión de
este punto Marcos, sin nombrar a los que toman la estilo hebreo.
iniciativa contra Jesús (cf. también en el v. 12), quiere Tributo al César: ese tributo imperial que impo-
referirse a los jefes del pueblo que había indicado al nían los romanos en Palestina desde el año 6 d. C,
comienzo de la primera discución (cf. 11, 27). era muy odioso para* los judíos, que lo sentían como
En Mt 22, 15s. y Le 20, 20 el texto más elabo- una forma de imponerse a los subditos o incluso como
rado documenta estadios sucesivos de la tradición. una pertenencia al emperador, que en ese tiempo era
Herodianos: cf. nota a 3, 6. Tiberio; esa obligación era tanto más irritante, por
cuanto sobre la moneda estaba grabada su imagen

6 1 . EL TRIBUTO AL CESAR: Me 12, 13-17 479


y era tanto más pesada por cuanto el cobro estaba término "hipócritas", como para subrayar las pala-
confiado a los "publícanos" (hebreos), que obtenían bras inmediatamente anteriores ("conociendo su
para sí también una ganancia. hipocresía").
Además del peso político y económico de este v. 16: esta imagen y la descripción: según la usan-
tributo, debemos también considerar las dificul- za romana en el tiempo del imperio, las monedas
tades de carácter religioso, que ese gesto suscitaba acuñadas por el estado llevaban la efigie del emperador
entre los hebreos. que ejercía el poder, el año contado desde el comienzo
Así podemos comprender la astucia y la mali- de su carrera imperial y algunas palabras que
cia de la pregunta-trampa dirigida a Jesús en ese indicaban su identidad.
momento histórico particular. Cualquier respuesta v. 17: devuélvanselo al César...: el dicho de Jesús
tanto afirmativa como negativa lo habría compro- que afirma la supremacía absoluta de Dios, era
metido o ante los ojos del pueblo o ante la autoridadsuficientemente claro para sus seguidores que querían
imperial. Todavía estaba vivo el recuerdo de las tomar en serio la fe en el Dios único Señor, pero podía
duras represiones con muchas condenas a muerte quedar bastante oscuro para sus adversarios si no
mediante la crucifixión, a través de las cuales el captaban sus implicaciones profundas.
ejército romano había sofocado la revuelta que Estas palabras deben haber sido un grande
había estallado inmediatamente después de que apoyo y consuelo para los primeros cristianos, tanto
Judea había sido anexada al imperio en el año 6 d. cuando sus relaciones con el estado romano eran
C, cuando un cierto Judas el Galileo había guiado bastante tranquilas -y es tal vez ésta la situación
una rebelión popular en la cual confluían muchos de la cual nacen las exhortaciones de Rm 13, 1-7
motivos de carácter económico y aspiraciones y lP 2, 13s.-, así como cuando se desencadenaba
nacionalistas. De allí había nacido el movimiento alguna persecución, como sucedió en el año 64 por
de los "zelotes" (o de los "intransigentes"), los obra de Nerón.
cuales, organizados aun en bandas armadas, no
reconocían al emperador como dueño de su país Se maravillaban de Él: es uno de los verbos
y rehusaban incluso servirse de las monedas roma- con los cuales Marcos expresa la grande impresión
nas, y provocaban a los romanos también con que suscitaban las palabras y las acciones de Jesús
acciones de guerrilla, que tuvieron otro momento incluso entre los que estaban mal dispuestos con
culminante en la revuelta del año 66. respecto a Él (cf. nota a 1, 27). Mateo y Lucas
también aquí, como ya lo hemos notado en otros
v. 15: ¿por qué me tientan?: Jesús desenmascara pasajes, amplían el texto, y así manifiestan las
de inmediato la hipocresía de sus interlocutores. En elaboraciones sucesivas de la tradición originaria.
muchos manuscritos encontramos la añadidura del

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Lo de Dios devuélvanselo a Dios


Continúa de una manera cada vez más cerrado el complot para hacer caer a Jesús en
la trampa. Vuelven a aparecer de nuevo juntos los fariseos y los herodianos, que ya desde
el comienzo del evangelio "se confabularon contra él para ver cómo eliminarlo" (cf. 3, 6).
Ahora buscan motivos precisos de acusación. Recordando su sinceridad muy conocida,
que no tiene respetos humanos, le expresan el mayor cumplimiento que se pueda decir a
un persona: reconocen a Jesús como un hombre libre al decidir y al ejecutar sus decisiones.
Apelando a esa libertad suya, le hacen la pregunta-trampa: si se debía pagar el tributo al
César o no (v. 14).
La cuestión era de suma importancia política y a la vez mesiánica: se trataba de
reconocer o no en concreto la opresión del pueblo y de responder o no a sus expectativas de
un mesías liberador. Si Jesús respondía que se debía pagar el tributo al César que era odiado,
automáticamente avalaba la opresión romana; de ese modo abdicaba a la pretensión de toda
su vida de ser el mesías y causaba desilusión en la expectativa del pueblo que le había
expresado su adhesión y su invocación (cf. la entrada a Jerusalén). Si respondía que no se
debía pagar el tributo no se ponía en contradicción con sus pretensiones y las expectativas

480 6 1 . EL TRIBUTO AL CÉSAR: Me 12, 13-1 7


de su pueblo, pero se colocaba en oposición explícita al poder romano; así encontrarían un
motivo para eliminarlo como un subversivo peligroso, lo cual efectivamente sucedió.
Como se ve, la pregunta que le hacen a Jesús no es para saber la verdad ni obrar en conse-
cuencia: es abiertamente una "tentación hipócrita" para hacerlo caer o en la pérdida del favor
del pueblo o en las manos del poder (v. 5). Pero Jesús, sin eludir la pregunta, no cae en la red.
En esta pregunta se puede notar que a sus adversarios pérfidos, así como a la muchedumbre
que lo aclamaba y a los discípulos que no comprendían, escapa por completo el "modo"
como Jesús libera de todo poder. Debería ser claro que Él no libera con el poder, sino con el
servicio, que es la liquidación total de todo poder y de toda servidumbre. Pero entre tanto
¿quién y cuándo comprenderá esto de verdad aunque es la elección de toda su vida?
De todos modos Jesús muestra que Él es libre de la esclavitud del "divino César": no lleva
consigo su moneda. La ignora, y muestra que no conoce ni siquiera su significado. En efecto,
en la moneda se expresa claramente el hecho y el significado de la esclavitud. En cambio,
sus adversarios, que aparentan tener escrúpulos con sus palabras, están en condiciones de
suministrarle una y decirle que ella lleva la señal de pertenencia al César (w. 15s.).
Entonces Jesús da la célebre respuesta: "Lo del César, devuélvanselo al César, y lo de
Dios a Dios" (v. 17). Esta no es, como puede parecer a primera vista, una respuesta evasiva,
un modo elegante de evitar una trampa. Jesús recuerda la soberanía absoluta de ese Dios
que "derriba a los potentados de sus tronos" (Le 1, 52), de ese Dios en cuya presencia,
precisamente porque es Dios, caen y se hacen trizas todos los ídolos (cf. 1S 5, 35).
La respuesta la comprendieron todos en su alcance revolucionario: Por tanto, lo acu-
saron formalmente de "alborotar al pueblo y prohibir pagar tributos al César y diciendo
que él es Cristo Rey" (cf. Le 23,2). Pero aquí solamente se captó el elemento que deriva de
la respuesta de Jesús. En cambio, la raíz es la afirmación de que en él ha hecho irrupción la
soberanía última y decisiva de Dios. De ésta nace la libertad del hombre, y en el "modo"
imprevisible que sólo Jesús nos ha demostrado en su vida y en su muerte.
El significado verdadero y profundo de la respuesta de Jesús es comprensible a la luz
del llamamiento que se coloca al comienzo del evangelio (cf. 1,15): en Él "el tiempo se ha
cumplido", el de la alienación y de la espera de la liberación, porque en Élfinalmentees
posible "devolver a Dios lo que es de Dios". Es decir, se puede instaurar el reino de justicia,
de paz y de amor que Dios había prometido. Pero es necesario "convertirse", es decir,
cambiar de praxis, y "creer en el evangelio", es decir, seguir el mismo camino de Jesús.
Como se ve, la respuesta de Jesús es la revelación de su persona como el cumplimiento de
toda esperanza. Para el lector ya debería ser evidente también a través de cuáles opciones y
decisiones imprevisibles se realiza este cumplimiento.
Lamentablemente esta respuesta tan importante de Jesús se ha prestado para muchas
interpretaciones falsas en la Iglesia. Incluso la han tomado como principio de división
entre el orden material, bajo el signo del César, y el orden espiritual, bajo el signo de Dios.
Como si hubiera un dios sobre la tierra (el César que oprime) y uno que, por confirmación
del mismo Jesús, avala en el cielo las acciones, y como si se ocupara cuando mucho de
cosas más espirituales. ¡Pero no hay varios dioses, sino un solo Dios, y Él es Señor de
todo el hombre! Esta respuesta no se puede de ningún modo tomar en ese sentido; ni
se puede colocar como base de una legislación en la relación estado-iglesia, como si se
relacionaran con dos mundos diferentes, de los cuales la una garantiza el otro, actuando
como instrumento de conservación con respecto a la opresión: ¡la alianza clásica trono-
altar! Para comprender bien el sentido de la respuesta de Jesús, es necesario recordar que
la imagen impresa en la moneda es el sello de pertenencia al César: todo el que posee, o

6 1 . EL TRIBUTO AL CESAR: Me 12, 13-17 481


mejor es poseído por esa moneda, le pertenece, porque en ella se expresa el rostro paipai:
y concreto del dios dominador de este mundo, al cual, en múltiples formas, el hombre sir
(cf. el joven rico 10,17ss.). Pero, según el evangelio, nadie puede servir a dos señores •:
Mt 6, 24). En el dinero, que representa al César, el hombre es siervo de su poder, esck
del ídolo, al cual ha cedido la propia gloria y del cual lleva el sello de pertenencia. Nosotr^:
tal vez no percibimos la gravedad de esta situación, porque estamos sumergidos en ella, i -
cambio, el hombre hebreo captaba su gravedad con repugnancia. En efecto, en la tradic: -
antiidolátrica de la Biblia no era lícito hacerse una imagen de Dios ni del hombre, porq^.
la única efigie, a su imagen y semejanza, es el mismo hombre (Gn 1, 27).
Ahora puede ser claro que con su afirmación: "Lo del César, devuélvanselo al César, y lo
de Dios, a Dios", Jesús anuncia que ha llegado la hora de liberarse del ídolo, por considerarlo
como ídolo: César, el "divino César", es tan sólo aquel al cual el pueblo ha cedido la propia
gloria, el ídolo que pretende dominar en lugar de Dios. Sólo al liberarse de ella el hombre
sale de la servidumbre, vuelve a encontrar su plena dignidad como hijo de Dios y puede
finalmente entregarse a Dios, fuente de su libertad. En Jesús, el salvador que es el Señor,
la imagen invisible del Dios invisible (Col 1,15), el hombre puedefinalmentepertenecer a
Dios, y así alcanza el propio rostro oculto que es una imagen muy distinta de la del opresor
que está impresa en la moneda. ¡Es la misma libertad de Dios, la gloria del hombre! En Jesús
ha llegado el momento decisivo: ¡o Dios o el César; o la libertad de Cristo o la esclavitud del
César que está de turno! Por consiguiente, es claro que la respuesta de Jesús no se puede
entender como una división de competencia, que se avalan mutuamente para oprimir al
hombre (¡no es una casualidad el que precisamente son los fariseos y los herodianos los que
comienzan juntos el proceso contra Jesús -cf. 3, 6-, es decir, el poder espiritual de la ley
de Dios y el económico de la "ley romana"!). Tampoco se puede diluir el significado de la
respuesta de Jesús, como se ha hecho con frecuencia, para servirse de ella con elfinde hacer
una distinción sutil de planos entre el orden socio-político y el orden religioso, relegando
éste a la pura interioridad de la conciencia burguesa. Esa distinción es desconocida para la
mentalidad bíblica. Según ésta el hombre o lleva el sello de la libertad de Dios, único Señor,
o el de la esclavitud de los diferentes amos de este mundo, que son verdaderos ídolos, a los
cuales el hombre cede la propia dignidad de hijo de Dios.
Toda servidumbre -que tiene su imagen última en el dinero- es para la Biblia una
verdadera idolatría. ¡En Jesús ha llegadofinalmenteel momento de liberarse! Finalmente,
el pueblo (cf. la viña del pasaje anterior) puede volver a Dios, y producir sus frutos de
libertad, de justicia y de amor. Es el tiempo final, el momento en el cual uno puede optar
radicalmente por Dios. De lo contrario, se cae bajo la condena de la historia, en la cual ya
se va realizando el juicio último de Dios (cf. la maldición de la higuera y del templo, en 11,
12-12, ya preanunciada desde el comienzo del evangelio en 1, 2).
Con razón el evangelista anota al final que la muchedumbre "se maravillaba de Él"
(v. 17). Es el estupor del lector cristiano, que ha captado la radicalidad del anuncio gozoso
que trae Jesús, que es diferente tanto del que es propio de la clase dominante como del que
querían los zelotes, que deseaban tan sólo una sucesión en el poder.

ACTUALIZACIÓN

El señorío de Dios fundamenta el señorío del hombre


Aunque existan todavía alianzas indebidas entre la religión y el poder, para muchos de
nosotros es clara y de posesión pacífica la distinción entre la fe y la política. Por lo menos

482 6 1 . EL TRIBUTO AL CESAR: Me 12, 13-1 7


comprobamos que ha terminado la concepción sagrada y teocrática del estado y que se
han de afirmar la laicidad y el carácter profano de la política y de todas las realidades
mundanas, con sus leyes y sus métodos de investigación. El proceso de secularización, así
como ha desacralizado la imagen del mundo y ha descubierto la autonomía de las ciencias
de la naturaleza, también ha desacralizado la imagen del hombre y de sus valores morales,
como la justicia, la libertad, la cultura, el ordenamiento social... Dios no interviene en el
orden profano: le toca al hombre hacerse cargo con plena autonomía y responsabilidad. ¡Es
verdad, todo es del hombre!
Pero el evangelio por su parte no nos habla de esto; en cambio, nos dice que el mundo
y el hombre son de Dios y que hay un solo Dios, que es el Señor de todo y de todos. Y
además nos dice que Dios, el cual se complace en cada una de sus criaturas que son buenas
(cf. Gn 1), no se complace en absoluto en su falsedad. Su falsedad fundamental es la de
ser -o querer ser- lo que no son: es su pretensión de llegar a ser absolutas, mientras son
relativas. En esta inversiónfingidano es Dios el absoluto el que nos pierde, sino el hombre
y las cosas, que siguen siendo siempre relacionadas con él, aunque ya no lo sepan y hayan
perdido su referencia y su sentido.
La falta de sentido del mundo y de la producción, de la cultura y de la política es debida
al hecho de que el mundo y la producción, la cultura y la política, se han vuelto absolutos en
sí mismos y ya no sirven al hombre. Por su parte la falta de sentido del hombre y de su vida
depende del hecho de que el hombre se ha vuelto un absoluto en sí mismo y ya no sirve a
Dios. Es la historia del pecado original que nos narra Gn 3 y es la historia que experimentamos
continuamente; la insensatez y la rebelión del mismo hombre, que descubre que inevitablemente
es "desnudo", carente de sentido, huérfano de aquel de quien es imagen.
En esta situación, en la cual el hombre ya no reconoce el señorío de Dios, él ya no es él
mismo y todo su obrar viene a ser una falsa búsqueda de identidad en el poder del César o
de la masa, en el poder del partido y de las cosas. Así el hombre pierde la propia gloria y es
constantemente esclavo de sus productos, bajo la dictadura de un hombre individual o del
proletariado, de la administración o del consumismo; ya no es libre ni autónomo, a pesar
de todas las afirmaciones en sentido contrario.
Nada ni nadie puede pretender ocupar el puesto de Dios, el único Señor. Sólo así todo
y todos tienen su sentido y su valor y encuentran su libertad y su autonomía con respecto
al resto.
Jesús anuncia que ya ha llegado el tiempo de devolverle a Dios lo que es de Dios, es decir,
de superar el mal radical del mundo y del hombre y de encontrar en Dios el propio sentido.
Reconocer el señorío único y total de Dios para el cristiano significa ser libre de toda
esclavitud; significa desmitizar todas las fuerzas divinas del mundo, del cual el hombre es
esclavo: el dios dinero -¡el dios eterno de todos los tiempos!-, el dios de la dictadura -¡de
ayer, según lo esperamos!-, el dios poder, el dios máquina, el dios administración, el dios
partido, el dios proletariado, el dios bienestar, el dios consumismo, el dios sexo... y todo lo
que significa el verdadero rostro destructivo de todo dios. Éstos y otros son los diferentes
dioses, de los cuales esperamos la salvación, en los cuales ponemos toda nuestra esperanza,
nuestro temor y nuestra veneración y a los que dedicamos toda nuestra vida como culto.
¡El hombre de hoy se ha vuelto esclavo y se ha alienado en los propios productos, absolu-
tizados y divinizados! Sólo si el hombre reconoce en Dios a su único Señor, encuentra a
aquel de quien es imagen, y refleja su gloria y su soberanía, su libertad y su autonomía.
Entonces es señor soberano, libre y autónomo con respecto al mundo y a los otros hombres,
porque descubre la propia imagen como hijo de Dios y borra en sí mismo toda marca de

6 1 . EL TRIBUTO AL CÉSAR: Me 12, 13-17 483


esclavitud de cualquier César poderoso. Pero si el hombre no es imagen de Dios, entonces
cede el propio rostro a la servidumbre del César y todas las cosas llevan inscrita para él esta
servidumbre.
Todo es para el hombre, si el hombre es para Dios y encuentra sólo en Él el propio
rostro: ese rostro que Cristo nos ha revelado.

APLICACIÓN A LA VIDA

¿Quién puede decir del hombre: "¡es mío!"?


Por poco que uno se comprometa en el sector en el que trabaja, en la escuela, en la
familia, en alguna tarea al interior de la comunidad eclesial o en el sindicato, en el barrio
o en cualquier otra organización, tiene la sensación desagradable de ser estirado, dividido,
desmembrado en actividades y deberes, diferentes y contrastantes, como si fuera objeto de
una repartición cruenta de fuerzas y de tiempo.
El pasaje del que tratamos -al menos así se ha entendido de ordinario- parece que
lleva las cosas al extremo: un pedazo a Dios y un pedazo al César. Quedaría tan sólo por
ponernos de acuerdo acerca de las proporciones entre los dos que tienen derecho.
Jesucristo y la comunidad de Marcos no tenían ante todo la intención de invitar a pagar
los impuestos, a ser buenos ciudadanos, a pagar una suma al faraón de turno, a proteger la
libertad de la fe con una fachada de legalidad.
No era esto lo que le interesaba.
Tampoco pedían directamente que no se debía pagar el tributo ni que se tuviera que
declarar la guerra al romano aborrecido. Lo esencial era y es la afirmación de que el
hombre, imagen de Dios, debe tener y puede tener sólo a Dios como Señor (el Dios que se
manifestó en Jesucristo, como se verá).
Es claro que en este punto alguien revuelve los ojos, le vienen las convulsiones: "¡teo-
cracia, teocracia!" y piensa en las cosas terribles cometidas en el pasado o que se pueden
proyectar en el futuro sobre la base ambigua de este principio. Es cierto también y
previsible que se pasarán en reseña la aquiescencia servil de los bautizados a regímenes
inicuos contra Dios y contra los hombres, las bendiciones y las alianzas-prostituciones
de la comunidad a todo orden pasado o futuro (el aval a ideas y gobiernos inhumanos, a
fascismos de todo tinte y color), la hipocresía interesada que hace guiños con los estrábicos
a artículos de fe y a artículos comerciales... ¡Y está bien! Antes bien, se puede añadir algo
más como confirmación de la sospecha.
Porque en realidad estamos muy poco en línea con lo que dice Jesús, que ninguno
tendría nada que temer de quien quiere hacerse temer: nosotros hemos estado y estamos
demasiado enamorados de la autoridad, fanáticos del orden constituido, dondequiera y
como quiera esté constituido, muy comprometidos a constituirlo si aun no lo está, en todo
sector político social familiar y religioso.
Nosotros le damos mucho a los regímenes, a las modas, a los partidos, a las ideas, a toda
esclavitud así como a todo lo que subyuga y que puede estar representado por el símbolo
"el César", hasta el punto que no se sabe bien qué le queda a Dios.
¡Y eso que la Biblia -se dice- ha desencantado al hombre frente a la naturaleza! ¡Ha
desencantado al hombre frente al hombre, desmitizando las autoridades!

484 6 1 . EL TRIBUTO AL CESAR: M e 12, 13-17


¡Comprender la ironía de la afirmación de Jesús no es fácil! ¡Especialmente para una
comunidad más bien vieja y poco ágil! De allí derivan tal vez las fatigas enormes y los
esfuerzos para arreglos "sabios" y equilibrados muy elaborados.
En cambio, el bautizado -y la comunidad-, si no es anárquico por vocación, tendrá que
tener alguna "tendencia" necesaria: no puede permitirse ser esclavo de alguien.
Eso no se debe a otra razón: tiene un Dios a quien adorar, el cual es tan comprometedor
que debe excluir personas e instituciones que pretenden adoración.
Y el que no tiraniza ni es estúpido sabe esto. De la historia ha aprendido que a veces
renace este instinto que ha sido reprimido por largo tiempo. En efecto, por largo tiempo
uno puede someterse a sistemas, regímenes, monopolios, personas, modas políticas y
culturales; pero de vez en cuando nos recuerdan y nos despiertan para tomar conciencia de
que estamos vivos y de que hay un Dios: "el hombre vivo es la gloria de Dios".
En conclusión: ¿hacemos lo que más nos agrada? No, cuando se ha comprendido que
todo el mundo y el hombre entero es de Dios y hay que devolverlo a Él, la opción y la
fidelidad a Dios viene a ser opción y fidelidad al hombre; entonces, en la economía del
evangelio, se puede y se debe dar todo a los hombres, no al César que está de turno.

REFLEXIÓN DE FE

Devolución
Los fariseos se confunden, callan, no saben qué responder a Jesús. Tal vez eso nos suceda
también a nosotros. Pero eso no depende tanto del hecho de que Jesús sea astuto, cuanto
más bien del hecho de que Él es demasiado claro y luminoso. Y nosotros no estamos tan
habituados a la luz. Vino la luz, pero no la comprendieron (cf. ]n 1, 5.1 Os.). Por otra parte,
les sucede a los místicos que pierden el control de sí mismos, salen de sí mismos por la luz
excesiva de las revelaciones. Nosotros quedamos confundidos ante ciertas palabras de Jesús,
o cuando mucho, como los apóstoles, quedamos estupefactos. Si nos preguntamos cuándo
en definitiva se muestra incomprensión, tenemos aquí un pasaje que viene precisamente
al caso. En la mentalidad farisaica nosotros ya no comprendemos a Jesús y permanecemos
mudos. El fariseo es precisamente el tipo que, entre todos, comprende menos a Jesús.
Tomemos entonces el episodio de la moneda. Jesús dice que demos a Dios lo que es de
Dios. Parece sencillo, pero el fariseo con toda razón no comprende nada. Pues, sería fácil
comprender: hay cosas que pertenecen a Dios. Entonces devolvámoselas. Otras pertenecen
al hombre: devolvámoselas a él. Pero ellos no comprenden porque es demasiado evidente
que Jesús no quiere decir esto. Y entonces, si no quiere decir esto, ¿qué querrá decir? Todo,
menos una cosa clara para el espíritu farisaico. Todo menos algo codificable y claro para
la mente del hombre. Porque, después de que he devuelto a Dios lo que es de Dios, ¿qué
quedará por devolver a los hombres, como si no todo fuera de Dios? Como cuando Jesús
dice: he venido para los pecadores y no para los justos. Quiere solamente decir que todos
son pecadores, pero no todos lo admiten.
En verdad, es necesario devolver muchas cosas a los hombres, pero no sin antes enten-
der que todo hay que volver a dárselo a Dios, como en las primicias que son un símbolo de
las ofertas de toda la cosecha.
Entonces la frase puede también leerse: devuélvelo todo a Dios, porque todo viene de
El y así te volverás capaz de devolver toda deuda y de ofrecer cada cosa al prójimo con
justicia y amor.

6 1 . EL TRIBUTO AL CÉSAR: Me 12, 13-17 485


62. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS
(Me 12, 18-27; cf. Mt 22, 23-33; ¿c 20, 27-40).

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Ya hemos visto que la convicción de la Iglesia de los orígenes acerca de la centralidad de


la resurrección de Cristo para la fe cristiana sugirió la inclusión de algunos versículos del Sal
118 como canto de victoria para la conclusión de la parábola de los viñadores homicidas (cf.
vv. 10s.).
La misma convicción influyó en la composición de esta otra página del evangelio acerca de
la resurrección de los muertos, tema que era considerado estrechamente como unido a la resurrec-
ción de Cristo (cf también en san Pablo, lCo 15).
El cristianismo naciente sentía la necesidad de afirmar y defender su fe en este punto sobre todo
en relación con los saduceos, que no admitían la resurrección. Para eso los primeros cristianos se
apoyaban incluso en las convicáones farisaicas populares, según las cuales Dios resucitaría a los
muertos en virtud de la promesa hecha a los antiguos patriarcas (cf. Hch 23, 8; 24, 15; 26, 6-8).
Pero también en relación con esta esperanza judía que era muy difundida, la comunidad
cristiana percibía la necesidad de corregir ciertas concepciones acerca del modo como nuestros
muertos resucitarían.
Son exactamente las dos cuestiones acerca de las cuales se formó este pasaje en la tradición
más antigua. En efecto, después de la presentación de la pregunta que hacen a Jesús los saduceos
-esta vez el interrogante se formula no simplemente con una pura pregunta, sino con una
pequeña historia didáctica construida según las prescripciones de la "ley del levirato" (vv. 20-
22)-, Jesús responde ante todo a la segunda cuestión (acerca del cómo de la resurrección, vv. 24-
25) y luego a la primera (acerca del mismo hecho de la resurrección de los muertos, vv. 26-27).
Estas respuestas colocadas en boca de Jesús derivan probablemente de discusiones al interior
de ambientes judíos, donde ya en relación con la segunda cuestión se profundizan los motivos
con base en la Sagrada Escritura para combatir la duda de los saduceos. También la técnica de
la discusión, según la cual un texto bíblico se contrapone a otro, refleja un método que se usaba
en las escuelas rabínicas, que pasó luego a los cristianos.
Tanto por el contenido como por la estructura este pasaje vuelve a proponer la palabra más
genuina del Antiguo Testamento acerca de la resurrección, redescubriéndola más allá de los
errores de ignorancia o de falsas interpretaciones en la cual habían incurrido los judíos (vv. 24-
27b). Nos parece secundario sifué Jesús mismo o la comunidad cristiana la que puso en evidencia
el significado profundo de la más antigua palabra de Dios, utilizando el bagaje bíblico-teológico
de las comunidades judías. En efecto, en el origen de esta interpretación plena y luminosa
del Antiguo Testamento está ciertamente el encuentro de los primeros discípulos con Cristo
resucitado que les abrió los ojos (cf. Le 24, 27.31.44s.). Discutir si hay o no hay resurrección de
los muertos o de qué manera resucitarán los cuerpos, razonando según las categorías humanas,
significa no conocer la Sagrada Escritura y no tomar en serio el poder (v. 24) y la promesa de

486 62. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS: Me 12. 18-27


Dios (cf. w. 26ss.). Es la misma argumentación fundamental que Pedro repite en el d
de Pentecostés a propósito de la resurrección de Cristo: ha resucitado realmente, porq
lo había prometido con un juramento solemne y lo había anunciado por medio de los p
(cf. Hch 2, 29-33). Por consiguiente, también en este pasaje la resurrección de los m
presenta como participación en la resurrección de Cristo.

18 Se le acercaron también unos saduceos, esos que niegan que haya resurrección,
y le preguntaron:
19 "Maestro, Moisés nos escribió que si muere el hermano de alguno dejando
mujer sin hijos, el hermano debe tomar esa mujer para dar descendencia a su
hermano.
20 Eran siete hermanos. El primero tomó mujer, y murió sin dejar descendencia;
21 el segundo la tomó y murió sin dejar descendencia; igualmente el tercero,
y ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos, murió también la
22 mujer.
En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los
23 siete la tuvieron por mujer".
Jesús les dijo: "¿No están en un error precisamente por esto, por no entender las
24 Escrituras ni el poder de Dios?
Porque, cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas
25 marido, sino que serán como ángeles en los cielos.
Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no han leído en el libro de Moisés, en lo
26 de la zarza, cómo Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el
Dios de Jacob?
27 No es un Dios de muertos, sino de vivos. Están en un gran error".

v. 18: saduceos: era el grupo de los sacerdotes de saduceos tiene lafinalidadde mostrar que la fe en la
las familias más influyentes de Jerusalén y estaban resurrección tiene consecuencias absurdas.
atentos especialmente para que no se modificara v. 23: en la resurrección, cuando resuciten: es una
en nada la ley de Moisés, los primeros cinco libros repetición que refleja el uso semítico y corresponde
de la Biblia (Pentateuco). Por consiguiente, eran al estilo de Marcos.
aristocráticos y tradicionalistas. v. 24: el poder de Dios: sea que se refiera a Dios o
Es incierta la derivación del nombre "sadu- al mismo Jesús, este "poder" es el fundamento de la
ceos": tal vez deriva de Sadoc, un sacerdote que autoridad y de la supremacía que el evangelio atribuye
vivió en tiempos de David y Salomón. a Dios, por consiguiente, a Jesús, en la primera y en la
Niegan que haya resurrección: la fe en la resu- segunda discusión (cf. 11, 27-33; 12,13-17).
rrección personal después de la muerte emerge v. 25: serán como ángeles en los cielos: la referenc
muy tarde en el judaismo, en forma velada en a los ángeles, característica de la mentalidad judía,
algunos salmos (cf. 16, 9-11; 49, 16; 73, 23-28) y pone en evidencia la diferencia radical de la vida
tal vez en ]b 19, 25-27, luego más claramente en terrestre con respecto a la futura de los cuerpos
los libros más recientes del Antiguo Testamento resucitados. Es el mismo pensamiento que san Pablo
(cf. Dn 12, 2; 2M 7, 14; 12, 43; varios pasajes de los expresa en otros términos en lCo 15, 35ss. El pasaje
primeros capítulos de la Sabiduría). paralelo de Le 20, 34-36, aunque desarrolla el mismo
v. 19: Según el método rabínico, antes de exponer pensamiento, presenta otra formulación.
la pregunta a jesús (v. 23), los saduceos introducen v. 26: acerca de los muertos que resucitan: des-
una cita escriturista: es el pasaje que se refiere a la pués de haber presentado en el v. 25 la solución
ley del levirato, que aseguraba la conservación de los acertada acerca de la cuestión del cómo sucederá la
bienes al interior de la familia del marido en el caso resurrección de los muertos, ahora el evangelio toca
de que éste muriera (cf. Dt 25, 5s.). La historieta la cuestión fundamental acerca del hecho mismo de la
narrada en los versículos 20-22 en la intención de los resurrección, apelando siempre a la palabra de Dios.

62. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS: Me 12, 18-27 487


El argumento se basa expresamente en Ex 3, 6 que Precisamente esta reflexión ulterior se explícita
presenta la manifestación de Dios a los patriarcas. solemnemente en la afirmación de la comunidad
Aunque allí no se afirma explícitamente que a éstos cristiana como conclusión del pasaje (cf. v. 27a).
se les prometió la vida después de la muerte, con una En lo de la zarza: es un modo de referirse a la
consideración más atenta del pasaje en el contexto visión que Moisés contempló (cf. Ex 3,1-6).
de toda la Sagrada Escritura aparece en forma v. 27: están en un gran error: La conclusión
manifiesta que la comunión profunda entre Dios y de Marcos es tan fuerte como breve: la podemos
los patriarcas se convierte en promesa y fundamento considerar como más correspondiente a la forma del
de una vida sinfinalcomo participación en la misma relato originario. Una vez más el texto de Mateo y
realidad divina. Lucas en los pasajes paralelos se amplía con frases
que se encuentran en otros pasajes de Marcos.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"No es un Dios de muertos, sino de vivos"


Esta discusión lleva adelante el tema de las anteriores: mientras en la primera se anunciaba
veladamente el "poder" de Dios que en Jesús hizo irrupción entre los hombres (11, 27 -33) y
en la segunda se mostraba cómo los reinos de este mundo son subvertidos por él (12,13-17),
ahora se ve cómo este poder instaura sobre la tierra el reino del Dios de los vivos.
En las dos discusiones siguientes se dirá luego el modo como se realiza, -es decir, en
el amor siguiendo a Cristo (12, 28-34)-, y la raíz explícita de todo, que es el mismo Jesús
Señor (12, 35-37).
Así, a través de la oposición hombres/cielo (Dios), César/Dios, Dios de los muertos/
Dios de los vivos, con la reformulación del primer mandamiento y la revelación del signifi-
cado verdadero de su persona, se va delineando planamente el anuncio del evangelio, que
explicará el sentido de la historia humana (c. 13) en el destino de Jesús (ce. 14-16). En esta
discusión aparecen en escena los saduceos, un grupo ideológicamente opuesto a los fariseos.
Ellos eran grandes propietarios de tierras y pertenecían en gran parte a la aristocracia
sacerdotal más conservadora, que aceptaba como normativos solamente los primeros cinco
libros de la Biblia. Por consiguiente, ellos no creían en la resurrección de los muertos, que
aparece afirmaba en la Biblia sólo a partir de los profetas (Is 26, 19; Dn 12, 2).
Como se ve, los saduceos y los fariseos, aunque están en oposición unos contra otros,
se ponen de acuerdo en su enemistad contra Jesús.
Los saduceos le hacen a Jesús una pregunta que para el lector del evangelio es de una impor -
tancia capital. En efecto, la resurrección es el centro de la revelación cristiana: sin ella "vacía es
nuestra predicación, vacía también su fe", escribe Pablo a los Corintios (1 Co 15,14).
La esperanza en la resurrección había nacido y madurado muy lentamente en el Antiguo
Testamento y encuentra su expresión más plena en 2M 7, en el relato del martirio de los
siete hermanos. Ella no tiene nada que ver con la creencia en la inmortalidad del alma,
que es un concepto típicamente griego, que de suyo excluye la resurrección. ¡En efecto, si
uno es inmortal, no puede resucitar! El hombre hebreo se concibe como mortal, y ve en la
muerte elfinalde todo. Su esperanza no estaba ligada a la supervivencia del alma, sino a la
vida concreta y a la tierra y concibe ésta como un don de Dios. Cuando Dios se vinculó al
pueblo con la promesa, se llegó lentamente a creer en la resurrección; en efecto, Dios debe
permanecerfielpara siempre a su promesa, y sufidelidadno puede quedar destruida ni si
quiera por la muerte. A pesar de la muerte, ese Dios que creó de la nada todas las cosas será
capaz de devolver la vida a su pueblo (cf. Ez 37,1-14), y rescatará de la tumba a su amigo

488 62. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS: Me 12, 18-27


(cf. Is 53,10-12). La esperanza de la resurrección se basa, por consiguiente, en la fe en el
Dios fiel a su promesa, no en el sentimiento o en el deseo del hombre. Por eso la Biblia,
a diferencia de todas las religiones, concede poco espacio a fantasías sobre el más allá y a
historias sobre el mundo de los muertos: la resurrección es la palabra última del Dios que se
ha hecho amigo del hombre, y resucitar significa vivir en Dios, estar siempre con él, como
un amigo está con el amigo.
En el Nuevo Testamento la fe en la resurrección nace de la experiencia del Resucitado:
atañe a Jesucristo y en él a todos los hombres. Ella se concibe como esa novedad absoluta
que Dios reveló al hombre solamente en la resurrección de Jesús (cf. lCo 15, 12-22),
aunque está en continuidad con la espera más profunda del Antiguo Testamento (cf.
Hch 26, 6-8). Para el discípulo, cuya "vida es Cristo" (cf. Ga 2, 20; Flp 1,21; 2Co 3, 3s.),
la misma muerte viene a ser una "ganancia" (Flp 2, 21), porque, mediante ella, estará
siempre con Cristo y habitará con él (lTs 4, 17; Flp 1, 23; 2Co 5, 8). Este "habitar" y
"estar con Cristo para siempre" califica la vida nueva de la resurrección. En Jn 11, 24-26
se afirma que la resurrección no hay que aplazarla a un futuro impreciso y vago: "Yo soy la
resurrección y la vida", dice Jesús. El que cree en él y pone en práctica su palabra, vive ya
en él y está en el mundo de los resucitados. En la práctica, dejando abierto el misterio de
un futuro diferente y maravilloso, con "cielo nuevo y tierra nueva" (¡s 65-17; Ap 21,1), se
puede decir que la resurrección se realiza ya sobre esta tierra en la vida del discípulo que se
entrega al seguimiento de su Maestro. Éste, como lo hemos visto, es también el significado
del relato de la transfiguración, que Marcos coloca en el centro del camino terrestre de
Jesús, como sustitución de los relatos de la resurrección (cf. comentario a 9,1 -8). En efecto
en el seguimiento de Jesús termina el tiempo de la alienación y se realiza el reino de Dios -
reina de justicia, de fidelidad, de amor y de alegría, que es la misma plenitud de la vida de
Dios que se concede al hombre en Jesús hombre.
Este breve planteamiento del problema de la resurrección nos sirve para comprender el
alcance de la discusión de Jesús con los saduceos. Éstos, para mostrar que la resurrección
es absurda, presentan irónicamente a Jesús un caso (w. 18-23), que es una aplicación de la
ley del levirato (Dt 25, 5-10). Esta ley tenía como finalidad la de garantizar la continuidad
de la familia. Esa continuidad era de máxima importancia para un hebreo. Si se piensa en la
promesa que Dios le había hecho a la descendencia de Abrahán, que no tenía descendencia
y por lo mismo era considerado como maldito, porque quedaba excluido de la promesa.
En efecto, la generación garantizaba al padre que vería realizada en los hijos de los hijos la
bendición de Dios. Además, la misma generación, como una prolongación perpetua de la
propia vida en los descendientes, es ya por sí misma un modo de vivir más allá de la muerte.
Probablemente para los saduceos, que eran grandes propietarios de tierras, la ley del
levirato era importante, no tanto porque estaba ligada de algún modo a la promesa de
Dios, cuanto porque reglamentaba el problema grande de la herencia de las tierras. En
la respuesta que Jesús da a los saduceos, el lector atento del evangelio ve concentrarse
la grande temática que Marcos ya había desarrollado ampliamente en el capítulo 10, al
tratar del matrimonio, de los hijos y de la posesión de los bienes. Son esos los problemas
fundamentales, debatidos vivamente en la iglesia primitiva, en la solución de los cuales ha
sido expuesta esa lógica del reino de Dios que se contrapone a la lógica de la "posesión"
que domina este mundo. Por eso, a éstos que le preguntan "a quién pertenecerá", quién
poseerá a la mujer (v. 23), Jesús les responde: "¿No están en un error precisamente por esto,
por no entender las Escrituras ni el poder de Dios?" (v. 24). En efecto, en el reino de Dios,

62. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS: Me 12, 18-27 489


que es el mundo de los resucitados, no se plantea el problema de quién "poseerá a la mujer.
En él queda excluido el egoísmo y la sed de dominio, que se expresan en la posesión y en
el sometimiento, porque es el reino del amor, de la libertad, del don y del servicio mutuo.
Es un mundo transfigurado, totalmente diferente del que piensan los hombres: es el don
de la vida del Diosfiel.El que no considera "posible esto" (cf. 10, 27), no cree en el poder
de Dios como nos lo atestiguan las Escrituras (v. 24). Éstas nos hablan de esa vida "junto
a Dios", que es totalmente nueva y que viven los ángeles (v. 25), es decir, probablemente
los mensajeros de la resurrección, que invitan a los hombres al seguimiento de aquel que
los precede hacia Galilea (cf. 16, 6s.) para recorrer su mismo camino. El modo de vivir de
los resucitados, por consiguiente, es ese mismo que se ha manifestado "desde el cielo, con
poder" en Jesús, y que se realiza sobre la tierra como se expone en el pasaje siguiente.
Acerca de la posibilidad del hecho de la resurrección Jesús responde acudiendo a Ex 3,
6, donde, en la zarza ardiente, el Dios liberador se manifestó a Moisés como el "Dios de
Abrahán, de Isaac, de Jacob". Pero él no es el dios de los muertos, sino de los vivos. Por
consiguiente, los patriarcas deben estar todavía vivos (v. 26). Con esta argumentación Jesús
expresa la convicción de lafidelidadde Dios a su alianza, que se manifestó sobre la base
de toda la experiencia veterotestamentaria que el hombre ha tenido de Dios, el cual ama a
ultranza y entrega a sus amigos la vida más allá de la misma muerte. Ésta no puede triunfar
sobre el Dios de los vivos. En la afirmación de Jesús aparece la más hermosa definición de
Dios: es el Dios de la vida, el Dios que sencillamente se contrapone a la muerte en todas sus
manifestaciones. El dios de la muerte, el de los saduceos, es el que se construye el hombre:
el dios de la ley y del código de los valores dominantes, el dios del dominio y de la posesión.
El verdadero Dios, aquel a quien el hombre nunca ha visto, es el que se manifestó a Moisés
en el anuncio de la liberación: el Dios del amor y de la libertad, que se reveló a todo el
mundo en el rostro del Hijo del hombre y en quien, en su seguimiento, entrega la propia
vida para salvarla (cf. 8, 35).
El cristiano que no comprende esto está, como los saduceos, "en un gran error" (v. 27).

ACTUALIZACIÓN

Estamos destinados a la vida


El hombre en todas sus actuaciones fundamentales en la historia es movido por el
problema y por el sentido último de la vida. Él está en la búsqueda de sí mismo y de su
propia identidad. Quiere realizarse en todas sus dimensiones, superando las diferentes
alienaciones externas e internas. Pero el ansia de una realización personal integral queda
siempre frustrada por la muerte, que es la tumba de toda esperanza humana: Las mandí-
bulas de la muerte trituran todas las utopías (Bloch). Como por su naturaleza el hombre
es un ser limitado, finito y temporal, él está marcado y determinado por la muerte: es un
ser para la muerte. Las promesas marxistas, idealistas y románticas, de una continuidad
de la persona humana en sus obras o en sus pensamientos o en el recuerdo de las personas
amadas, no son una respuesta al problema de la realización y actuación personal. Por
consiguiente, este problema no se puede resolver dentro de esquemas puramente históricos.
La clave de la solución se halla en una realización última y definitiva de parte del Dios de
los vivos, es decir, en el anuncio cristiano de la resurrección de los muertos. Los hombres
muertos reviven; el hombre único e indiviso, todo hombre concebido como una unidad, es
inmortal; la persona humana sigue subsistiendo después de la muerte.

490 62. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS: Me 12, 18-27


Pero ¿en virtud de qué cosa la muerte llega a ser el despertar a la vida?
El llamamiento a la esperanza más allá de la muerte como constitutiva de la naturaleza
humanao a la justicia divina irresistiblemente victoriosa, porque un sentido humano puede
ser garantizado solamente en el caso en que el asesino no logre un triunfo definitivo sobre sus
víctimas, lleva solamente a la nostalgia del que es totalmente Otro o de una justicia perfecta
y consumada. También la afirmación de que la libertad humana tiende esencialmente hacia
lo que es incondicional y que, por consiguiente, halla su plena actuación solamente en el
acto, que Dios vuelve definitivo, de la libertad del hombre, expresa solamente una ten-
dencia insuprimible, que sin embargo puede quedar insatisfecha. El motivo único y deter-
minante al cual se puede apelar para afirmar una realización personal más allá de la muerte,
es el de la fidelidad indefectible de Dios hacia el hombre. El amor eterno de Dios es más
fuerte que la muerte.
Dios, en efecto, es un Dios de los hombres y para los hombres. Él está totalmente
vuelto hacia el hombre. Porque él se entrega, se revela y se pone en comunicación con
hombres a los que llama por su nombre, y son irrepetibles, únicos, y hace historia con
ellos. No es el Dios de losfilósofos,sino el "Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y de Jacob".
Como persona establece con los hombres como personas una amistad, un vínculo y un
compromiso eternos; establece con ellos una relación, que por su parte nunca llegará a
faltar. El diálogo entre Dios y el hombre es el eje de la visión religiosa de la realidad: el
llamamiento de Dios exige la respuesta del hombre. Nace así toda una historia, en la cual
el hombre como persona es interlocutor de Dios.
Esta historia de amor no puede terminar. Si Dios es el viviente y el amor, ¿cómo puede
permitir que se hundan en la nada esas vidas únicas e irrepetibles? Él no las ha creado ni
llamado como destinadas a desaparecer. Además, si Dios se define por su relación con los
hombres, no puede cesar con la muerte el término de la relación, porque Dios ya no sería el
que es. En fin, si es el Diosfiely vivo, no puede llegar a faltar en la entrega de la vida. Dios
es el que ama a ultranza y da la vida, incluso más allá de la muerte. Es el Dios de la vida,
de la esperanza y de la promesa: es el poder del futuro. Por eso "no es un Dios de muertos,
sino de vivos".
La resurrección de los muertos es la llamada personal, la vocación y el despertar de
parte de Dios a la vida del hombre, que en la muerte entra en la vida de Dios para vivir
eternamente en comunión con El. El diálogo, que Dios como persona ha entretejido con
los hombres como personas, no se interrumpe sino que se desarrolla hasta su plenitud. El
hombre sigue siendo, más allá de la muerte, interlocutor de Dios.
Todo el que duda de esto merece el reproche de Jesús: "No entienden las Escrituras,
ni el poder de Dios" (v. 24). En efecto, en toda la Escritura emerge la fidelidad eterna y
creadora de Dios a sus promesas y a sus compromisos con el hombre. La Escritura dice
una sola palabra: Dios es siempre fiel al hombre, especialmente en su historia de pasión y
de muerte. De esto brota una existencia llena de esperanza: "Pues estoy seguro de que ni la
muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades
ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios
manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro" (Rm 8, 38-39).
Además, creer en el poder de Dios es confiar totalmente en aquel que "da la vida a los
muertos y llama a las cosas que no son para que sean" (Rm 4,17). Dios es el que hace pasar
del no ser al ser y de la muerte a la vida: es el poder que crea y vuelve a crear, que vivifica

62. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS: Me 12, 18-27 491


y resucita a los muertos. Es el Dios vivo, que interviene en la historia para dar la vida al
hombre, para hacer que él sea él mismo y para llevarlo a la realización última y definitiva.
Sobre todo eso se basa la esperanza de que, al final, estamos destinados a la vida: el
hombre no es un ser para la muerte, sino para la vida.

APLICACIÓN A LA VIDA

Aquí está en juego su Nombre


Cuando muere alguien en esta cuadra, a duras penas uno se da cuenta (si muere en el
hospital uno no se da cuenta) aparece un aviso en imprenta con los datos del caso. Si es per-
sona más acomodada aparecen rápidamente unos adornos negros, durante un par de horas,
sefirmaun registro de condolencias, pero rara vez se comprende quién ha muerto.
Dicen que para nosotros hoy la muerte ha llegado a ser un tabú, como el sexo en la edad
puritana. Ño se habla de ella, se tiende a pasar por encima de ella. Estamos proyectados
totalmente o perdidos en lo que vivimos: ahora la muerte no existe, y cuando esté presente
ella ya no existiremos nosotros. ¿Qué sentido puede tener para nosotros ahora una pura
discusión acerca de la resurrección?
Para el que vive atribulado, sufre y ya no tiene alientos, después de superar un contra-
tiempo -porque un instinto de justicia quisiera incluso que las cosas cambiaran-, ¿qué cosa
hay que sea mejor que la nada, que pongafina todas las cosas: "No hablemos más de eso?".
El que está bien, ciertamente, y siente gusto en vivir por motivos más o menos nobles,
siente la muerte como un insulto profundo; por consiguiente, quisiera vivir. Apunta a la
inmortalidad, para "continuar todavía". Tal vez de la resurrección habla menos porque
"¡no está claro!", y podría ocultar alguna trampa desagradable.
La resurrección, en cambio, podría ser una perspectiva válida para la primera categoría:
Dios toma en sus manos las cosas, las vuelve a ordenar según sus principios, las invierte:
¡entonces es la vida! ¡Pero existen tan pocos indicios, son tan pocos los creyentes conven-
cidos y todo parece unido para negar esa posibilidad!
Desde un punto de vista humano, se recorre muy poco camino en este sentido, y con
fuertes sospechas acerca de su validez y acierto. En cambio, la fe nos dice sólo pocas cosas,
menos pintorescas y abundantes tal vez de lo que nos pasaría la inventiva teológica o el
interés de una clase, pero en compensación mucho más sólidas y consoladoras.
Jesucristo dice que el anclaje de todo está en Dios.
Él declara que Dios es nuestro Dios, en el sentido de que nosotros somos nosotros
(no somos de ningún César), lo dice de muchas maneras, pero sobre todo a través de la
experiencia que tenemos de él.
Si se declara a nuestro favor, está enjuego su "fidelidad"; no nuestras intuiciones, nues-
tras creencias, nuestros terrores o nuestras expectativas. Puedo muy bien convencerme de
que voy a volar y puedo desearlo mucho: desde la ventana del segundo piso me encontraría
solamente sobre el cemento del patio inferior.
Está en juego la fidelidad de Dios. Está en juego su nombre: si la muerte obtiene la
victoria, él ya no es Dios. En cambio, él sí es Dios: lo dice Jesús. Sencillamente.

492 62. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS: Me 12, 18-27


En el marco del seguimiento parece justo subrayar todavía una cosa: la simplificación
extrema de las pretensiones de posesión, al menos en este punto.
"...de cuál de ellos será la mujer?".
La puerta estrecha no puede ser más selectiva: lo que no se ha dejado a lo largo del
camino, allí queda inexorablemente bloqueado. Nosotros decimos: todo saldrá en la
colada; aquí decimos: toda posesión quedará excluida.
Sabremos entonces cómo la vida será nuestra y cómo nosotros seremos nuestros para
nosotros mismos.
Por ahora dice que somos de Dios.
Por tanto, consolémonos "mutuamente con estas palabras" (cf. 1 Ts 4,18).

REFLEXIÓN DE FE

Discusión
Jesús con su respuesta provoca un cambio de escena de tipo evangélico, al desplazar
toda la discusión al terreno de la fe y al desorientar así a sus interlocutores y a sus lectores.
En una especie de mesa redonda sobre el tema de la resurrección, él induce a los presentes
a hacer un ejercicio incómodo e imprevisto de fe y de oración. Obtiene el fruto que busca,
que es colocar a la gente en una situación de malestar.
¿Quién es Dios? No se trata de comprender muchas cosas, sino de profundizar una
sola de importancia vital. Eso es lo que nosotros precisamente solemos evitar, al volver a
llevar las cosas a ese sitio razonable que es la discusión, medio soberano de desempeño.
Mientras no hayamos comprendido que Dios es un Dios para la vida, para los vivos (v.
27), mientras no hayamos divisado su poder (v. 24), podremos también convertir la religión
en una palestra útil para nuestro ingenio, pero en el fondo seguiremos siendo los hombres
de siempre, los que saben prescindir del poder de Dios y que en cambio saben colocar
hábilmente las cuestiones fuera de ese poder.
Los saduceos quieren encerrar a Jesús en la trampa de sus argumentaciones, quieren
obligarlo a bajar hasta su plano. Generalmente sucede precisamente esto cuando logramos
evadir el clima de oración, de contacto con Jesús, con preguntas razonables. Jesús los invita
a la contemplación y les vuelve a proponer el evangelio que es "poder de Dios" (Rm 1,
16). En el Calvario los fariseos invitarán repetidas veces a Jesús a descender al terreno de
sus discusiones, siempre con la misma excusa de creerle, mientras cultivan la ambición
de seguir creyendo eternamente sólo a sí mismos. Para creerle a Jesús es necesario dejarlo
donde está: en el Calvario, en la cruz, es decir, en su misterio. Contemplarlo quiere decir
adaptar nuestras razones al poder divino de salvación, que sólo Él posee.

62. LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS: Me 12, 18-27 493


63. EL PRIMER MANDAMIENTO
(Me 12, 18-34; cf. Mt 22, 34-40; i c 10, 25-28)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Esta cuarta discusión tiene la forma de una conversación entre un joven y un maestro. Es
difícil establecer si sustancialmente el pasaje reproduce un diálogo que realmente tuvo lugar,
o si se trata en cambio de una composición de la comunidad con el fin de transmitir algunas
palabras fundamentales de Jesús acerca de la fe como amor. Algunos elementos (el texto grie-
go de la cita del v. 30, la actitud amistosa del escriba, la estructura catequética, que es
nemónicamente muy fácil, de todo el pasaje) nos hacen inclinar hacia la segunda hipótesis.
El interlocutor esta vez es un escriba, particularmente bien dispuesto hacia Jesús, que
aprueba su actitud con palabras semejantes a aquellas que eran densas de profunda simpatía,
pronunciadas frente al hombre rico que le había preguntado "qué había de hacer para tener
vida eterna" (cf. 10, 17ss.).
También en este pasaje, como en el anterior y en el siguiente, el contenido que tiene forma de
pregunta o de respuesta, se presenta con referencias continuas ala Sagrada Escritura, según el
método de la enseñanza rabínka. A primera vista puede parecer que estos temas, que se desarrollan
únicamente con base en pasajes del Antiguo Testamento, no van más allá del pensamiento judío
más genuino. Pero tanto en la referencia a los textos veterotestamentarios, como en los versículos
conclusivos de estos trozos, se reconoce claramente el influjo decisivo de la fe en Cristo resucitado:
en la luz pascual y en recuerdo de palabras pronunciadas por Jesús, los primeros cristianos releían
el Antiguo Testamento y hacían salir a flote con toda su luminosidad el alcance teológico.
La preeminencia absoluta que se da al doble mandamiento del amor a Dios y al prójimo,
en este punto del evangelio de Marcos adquiere también el significado de condición primaria
para entrar en el reino a través de la vía de la pasión de Jesús.
Es decir, nos hallamos en el punto en que el evangelio nos lleva a la motivación profunda
de la enseñanza acerca del servicio que Jesús presentó repetidas veces después del segundo y del
tercer anuncio de la pasión y resurrección (cf. 9, 33-35y 10, 35-45): el servicio por amor. Jesús
es el primero en mostrar que amar significa servir; la llamada a seguirlo (cf. 1,16-20; 2, 14)
y a estar con él (cf. 3, 13-19; cf. también laparte extensa acerca del seguimiento en 8, 34; 10,
52), significa también para los discípulos un camino de servicio por amor.
Sólo a partir de estas premisas se puede comprender por qué sufrió y murió en la cruz y por
qué también el discípulo está llamado a vivir esta misma experiencia.
Pero este pasaje nos lleva a descubrir la raíz primera de esta perspectiva del servicio por
amor: es el reconocimiento de que Dios es el único Señor (v. 29); también en 1, 15 la primera
palabra del mensaje cristiano es una invitación a creer. Por este motivo el amor a Dios es en el
fondo una opción que se asume en la fe y en virtud de la fe, precisamente como en la profesión
de los hebreos (v. 29).

494 63. EL PRIMER MANDAMIENTO: Me 12, 18-34


La interdependencia entre el amor a Dios y el amor al prójimo que se presentan en
paralela (v. 31), recibe su fuerza tanto del hecho de que todos los mandamientos tom
significado del primero, el cual a su vez se vuelve patente en el amor al prójimo, tanto
comportamiento de jesús, que por amor a Dios amó tanto a los hombres que ofreció s
por ellos.
El silencio que se difunde en torno a Jesús (v. 34b) es la conclusión de Marcos: allí s
el asombro (cf nota al, 27) y el miedo (cf nota a 11, 18) que a lo largo del evangelio inva
los discípulos y a la muchedumbre frente a la personalidad de Jesús. Alfinalde estas discu
y aún más, en el pasaje siguiente, él deja intuir claramente su realidad divina desconce
que será proclamada solemnemente durante el proceso inminente (cf. 14, 61s.) y la m
la cruz (cf. 15, 39).

28 Se acercó uno de los escribas que los había oído y, viendo que les había respondido
muy bien, le preguntó: "¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?".
29 Jesús respondió: "El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el
único Señor,
30 y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu
mente y con todas tus fuerzas.
31 El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro manda-
miento mayor que éstos".
32 El escriba le dijo: "Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y
que no hay otro fuera de El,
33 y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas,
y amar al prójimo como a sí mismo vale más que todos los holocaustos y
sacrificios".
34 Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: "No estás lejos del
Reino de Dios". Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

v. 28: La estructura sintáctica de este versículo De este modo se afirma que el mandamiento del
en el texto griego -tres principios seguidos- es amor brota inmediatamente de la fe en el Dios único
típicadel estilo de Marcos, que muy probablemente que estipuló el pacto de alianza-amor con Israel (cf.
amplió el texto originario de la tradición. De este Ex 19). Por consiguiente, sólo Marcos nos presenta
modo el pasaje del que hablamos queda unido íntima- en toda su profundidad el misterio de la fe cristiana,
mente con las discusiones anteriores. como respuesta de amor al Dios que se ha revelado y
Uno de los escribas: cf. nota a 1, 22. se ha entregado a los hombres (Ijn 4,10; Rm 5, 5-8).
Viendo que les había respondido muy bien: la La cita que leemos aquí es conforme con el texto
actitud amistosadel escribaes un rasgo característico de la traducción griega de los Setenta ("con todo el
del relato de Marcos que presumiblemente es más corazón, con toda el alma y con toda la fuerza"), pero
cercano al texto originario; cf. en cambio los pasa- con la sustitución del último término (en lugar del
jes paralelos de Mateo y Lucas que presentan tam- cual leemos: "con toda tu mente") y con la añadidura
bién este pasaje en forma de controversia. de un cuarto elemento, que con un término diferente,
¿Cuál es el primero...?: también en los círculos con respecto al que es usado en el texto griego, expresa
rabínicos se planteaban estos interrogantes. el mismo concepto ("con toda la fuerza").
v. 29: Escucha, Israel...: sólo Marcos introduce Esta enumeración de facultades humanas de
la respuesta de Jesús con la cita del pasaje de Dt 6, amor y de conocimiento quiere insistir en la necesidad
4s., que constituía la oración diaria del hebreo y el de una respuesta completa de toda la persona humana
fundamento de la teología del antiguo Israel. a Dios que se manifiesta como el único Señor.

63. EL PRIMER MANDAMIENTO: Me 12, 18-34 495


Notamos que en los evangelios sinópticos sólo de Marcos: faltan en forma total en los relatos
aquí y en Le 11, 42 se habla expresamente del amor paralelos de Mateo y Lucas. La respuesta del
del hombre a Dios. En el Nuevo Testamento en gene- escriba manifiesta la misma benevolencia hacia
ral, inclusive en las cartas de san Pablo, se pone clara- Jesús, que ya aparecía en el versículo introductivo.
mente el acento sobre el amor que Dios tiene hacia La repetición de las palabras de Jesús corres-
nosotros, del cual brota también nuestro amor a él. ponde al uso semítico. Descubrimos algunas peque-
El término que se usa aquí para decir "amar" ñas diferencias con respecto al texto del Deuteronomio
(como en 10, 21; cf. la nota relativa) es el caracte- citado arriba: la primera parte de la cita se inspira
rístico que emplea la Biblia (cf. sobre todo san Juan) también en Dt 4, 35; en la segunda parte notamos un
para indicar el amor más verdadero, profundo y término griego diferente al "alma" (cf. nota a v. 29).
duradero en el cual no hay rastro de búsqueda de sí El es único: aunque algunos manuscritos nombran
mismo, sino que se está totalmente abiertos en una a Dios, es más conforme con la mentalidad hebrea no
actitud de entrega sin limitaciones por el bien de la mencionarlo directamente con su nombre.
persona amada. v. 33: vale más que todos los holocaustos y sacri-
v. 31: el segundo...: esta otra cita reproduce al ficios : ya en el Antiguo Testamento sobre todo en los
pie de la letra el texto de Lv. 19, 18 también según profetas, se encuentran varios pasajes que denuncian
la traducción griega de los Setenta. En los tres los abusos legalistas y la hipocresía del culto, y afirma
sinópticos el segundo mandamiento se coloca en decididamente la mayor importancia de las actitudes
paralelo con el primero y nunca en posición subor- interiores con respecto a los preceptos cultuales (cf.
dinada: según Mt 22, 39 el segundo es "semejante" lS 15, 22; Os 6, 6; Is 1, 11, etc..) pero sin negar el
al primero; Le 10 27c los une sencillamente. valor de los ritos sacrificiales típicos de la religión
Esta conexión estrecha entre el amor a Dios y el hebrea. En este contexto las palabras del escriba no
amor al prójimo es una característica que distingue pretenden repudiar el sistema cultual hebreo.
profundamente el mensaje de los evangelios. Si ya De todos modos suenan con un tono cierta-
en el hebraísmo cada uno de los dos mandamientos mente nuevo, sobre todo si las consideramos como
principales era recomendado fuertemente, sólo Jesús, pronunciadas por un representante oficial del
sin embargo, los presenta como unidos esencialmente judaismo.
y según la sucesión intrínseca: el amor con el cual Dios v. 34: viendo que le había contestado con sensatez:
nos ama, nos hace capaces de amarlo a él y al prójimo; en correspondencia con la actitud amistosa de este
y en el amor al prójimo se manifiesta el amor que escriba, Jesús muestra hacia él una benevolencia
Dios nos tiene a nosotros y que nosotros expresamos
que está en un fuerte contraste con el tono de
hacía él. El significado teológico elevadísimo del
sus discusiones con los escribas, como aparece
amor al prójimo se arraigó cada vez más en las comuni-
generalmente en los sinópticos (cf. en Me 2, 6ss.; 3,
dades cristianas como podemos comprobarlo en los
pasajes de las cartas de los apóstoles donde se cita 22ss.; 7, lss.; 12, 38ss.).
la misma frase del Levítico (cf. Rm 13, 9; Ga 5, 14; No estás lejos del reino de Dios: las buenas dis-
St 2, 8) y sobre todo en el evangelio de Juan y en su posiciones del escriba, si se confirman y se desa-
primera carta donde la reflexión cristiana, siguiendo rrollan, harán que sea posible dar otros pasos hacia
la enseñanza del mismo Jesús, da un paso ulterior Jesús para comprender todo el significado de su
hacia delante, para indicar como punto de referencia pasión y muerte que dentro de poco abrirán las
para el amor al prójimo el amor con el cual Dios puertas del reino de Dios a todos aquellos que, cre-
primero nos ha amado y el amor que el mismo Jesús yendo en él, desearán entrar en él.
nos mostró a nosotros (cf./n 15,12 y ljn 11.19). Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas:
al igual que al comienzo del pasaje, también al
A tu prójimo: en el texto del Levítico este tér- final de Marcos introduce su toque redaccional,
mino, hablando estrictamente, se refería a los miem- tan ágil como eficaz, y fija en pocas palabras la
bros del pueblo de Israel; pero más tarde ya entre situación psicológica de malestar y derrota que
los hebreos presumiblemente se interpretaba con un se había ido creando en sus adversarios a lo largo
significado más amplio. Jesús lo aplica también a un de las discusiones anteriores. Tanto Mateo como
samaritano, que era considerado no sólo como un extra- Lucas desplazan esta conclusión a otro contexto
ño, sino incluso casi como un excomulgado, un adver- (cf. respectivamente 22, 46 y 20, 40) siempre en la
sario (cf. Le 10, 29-37). serie de las cinco discusiones.
Mayor que éstos: El término de referencia es Este silencio de los circunstantes prepara la
tanto el mandamiento del amor a Dios, como el del
escena sucesiva en la cual sólo la voz de Jesús se
amor al prójimo, que también aquí se mantienen
elevará nuevamente: y se hará escuchar, después
perfectamente en paralelo.
de muchas discusiones, para plantear la pregunta
v. 32: Muy bien, Maestro: los versículos que capital.
siguen hasta el final del trozo son característicos

496 63. EL PRIMER MANDAMIENTO; Me 12, 18-34


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"No estás lejos...".


Esta discusión sobre el mandamiento del amor debe colocarse en relación con la
anterior, en la cual se afirma que Dios es el Dios de los vivos y no de los muertos. Hay una
conexión estrecha entre el Dios de la vida y el "primero de todos los mandamientos", es
decir, el amor al prójimo. En efecto dice Juan: "Nosotros sabemos que hemos pasado de
la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos" (ljn 3,14). Solamente en el amor se
manifiesta efectivamente la presencia de Dios que difunde la vida entre los hombres. Esta
es la única discusión de Jesús que no tiene tono polémico. Tal vez eso se debe al mismo
tema. En el pasaje anterior se habla del Dios de los vivos que rescata de la muerte, y aquí se
habla expresamente de ese amor que es el reflejo que ese Dios ya irradia sobre esta tierra,
para llevar a su maduración los frutos de la vida.
El hombre, al rechazar el sistema económico-religioso representado por el templo (cf. 11,
27ss.), en el rechazo al sometimiento al César (w. 13-17) y en el rechazo de la victoria definitiva
de la muerte (w. 18-27), ya puede vivir libremente en lafidelidaddel Dios de los vivos y
cumplir ese mandamiento que realiza "cielos nuevos y tierra nueva", transfigurando esta tierra
hasta la manifestación plena del rostro de Dios. El amor, que "no acabará" (1 Co 13, 8), es al
mismo tiempo la vida que lleva a esta realidad en su progresivo crecimiento entre los hombres.
"A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros... nosotros permanecemos en él
y él en nosotros" (ljn 4,12s.). Este amor es el mismo Dios en su presencia entre los hombres.
No se trata de algo vago sino de una persona concreta: el mismo Jesús, que nos ha revelado
totalmente a Dios y nos ha dejado como testamento: "Ámense los unos a los otros; como yo bs
he amado, así se amen también ustedes los unos a los otros" (Jn 13,34).
La pregunta que el escriba le hace a Jesús se refiere al problema fundamental de la
religión: "¿Cuál es el primero entre todos los mandamientos?" (v. 28). Como se ve, no se
trata de este ni de aquel aspecto de la ley, sino de la misma ley mosaica, en su globalidad.
Con su respuesta Jesús muestra que acepta la ley, de la cual declara el espíritu citando el
comienzo del "Shemá", la profesión de fe de los hebreos, que todo israelita reza diariamente
(Dt 6, 4-6; 11, 13-21). Pero al mandamiento del amor a Dios (w. 29s.), Jesús añade el
segundo mandamiento, el del amor al prójimo (v. 31; cf. Lv 19,18). Los dos están en una
relación estrecha: por una parte el amor a Dios es el fundamento y el origen del amor al
prójimo, y por otra este amor a Dios se puede vivir solamente en el amor al prójimo. En
efecto, dice Juan: "Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame tam-
bién a su hermano", porque "quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios
a quien no ve" (ljn 4,20.21).
La conexión entre los dos mandamientos no era nueva en absoluto en el judaismo. Pero
aquí, como lo veremos, ella asume un significado nuevo, al cual se refiere más claramente
Mateo cuando dice: "El segundo (mandamiento) es semejante a éste" (Mt 22, 39). La
audacia inaudita de Jesús consiste precisamente en colocar juntos los dos mandamientos
con una nueva conciencia, basada en la afirmación inaudita de que Dios se ha hecho
nuestro prójimo y nuestro hermano en aquel que ahora dice: "El que me ha visto a mí, ha
visto al Padre" (Jn 14, 9). Esta es la misma esencia del evangelio: Jesús hombre es Hijo de
Dios. Esto, además de fundamentar la identidad entre los dos mandamientos, se halla al
origen de la diferencia infinita que existe entre la ley antigua y la nueva, que emerge en el
versículo 34 como conclusión de la discusión.

63. EL PRIMER MANDAMIENTO: Me 12, 18-34 497


El escriba se muestra de acuerdo con la primera parte de la respuesta de Jesús (¡es el
único caso en el cual un escriba le da la razón!) y, sobre la línea de los profetas, expresa
también una interpretación acertada de este mandamiento, superior a cualquier obra
religiosa (v. 32s.: cf. Os 6, 6; 1S 15, 22; Is 1,11; Pr 21, 3).
La respuesta última de Jesús: "No estás lejos del reino de Dios" (v. 34) deja descon-
certados. Es análoga a la que Jesús le dio al jovenrico:"Una cosa te falta" (10,21). En otras
palabras, Jesús afirma indirectamente que todo eso no basta para pertenecer al reino: como
al joven rico, le falta el paso decisivo que está por darse. Es verdad que toda ley se sintetiza
en los dos mandamientos, cuya observancia es esencial. Pero no es suficiente (cf. Mt 5,20).
Es indispensable algo más, porque el reino de Dios es el mismo Jesús, y si no se abandona
todo para seguirlo, el reino sigue siendo inaccesible: falta la cosa esencial. No es que el
seguimiento de Jesús implique algo diferente del mandamiento del amor: pero el amor a
Dios se nos ofrece concretamente en él, en su amor total a los otros que llega hasta la entrega
de sí mismo. En efecto, nos ha dicho: "Ámense como yo los he amado" (Jn 13, 34), porque
en él vemos y tocamos lo que es ese amor indefectible de Dios, con el cual viene a nuestro
encuentro y se nos anticipa sinfin.En Jesús Dios se nos revela con el amor (cf. ljn 4, 7ss.).
Para comprender el alcance de esta afirmación, que aparece en forma velada en la
respuesta de Jesús, es necesario apelar a la experiencia iluminante de Pablo que se describe
admirablemente en Flp 3,4-11, donde se halla del paso de la justicia de la ley a la fe en Cristo.
Sólo con este salto de calidad los dos mandamientos supremos vienen a ser una sola cosa.
Si nuestra vida no se fundamenta en esta fe en el "anuncio gozoso" de que el rostro de
Dios ahora es el de nuestros hermanos en Jesús nuestro hermano e Hijo suyo, seremos
siempre esclavos de una religión alienante, bajo el signo del dios de los muertos. En la
mejor de las hipótesis seguiremos siendo esclavos de los mandamientos antagonistas que
nos laceran, porque por una parte está Dios que lo exige todo, y por otra el hombre, que
también lo exige todo.
En cambio, el que cree que Jesús hombre es Dios, sabe que si "ama a su prójimo ya
ha cumplido la ley", porque ya "cualquier mandamiento se resume en este: amarás a tu
prójimo como a ti mismo" (Rm 13, 8s.).
El Dios de la historia, el Dios de los vivos se revela como amor que se entrega en Jesús
hombre. El que lo acoge y lo sigue, "aprende" este amor y saborea la plenitud de la vida,
iniciando sobre esta tierra el reino del Dios de los vivos: sólo así se comprende lo que Jesús
dijo al comienzo del evangelio: "El reino de Dios está cerca".

ACTUALIZACIÓN

Amor a Dios y amor al prójimo


Hoy se discute mucho si en el cristianismo la primacía le corresponde al amor a Dios o
al amor al prójimo.
En sí la primacía debería corresponderle al amor a Dios, entendido como respuesta a ese
amor originario y fundamental, del cual nace y en el cual se aplaca todo ser y todo obrar.
Pero Juan dice: "Quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien
no ve" (ljn 4, 20): para él el mismo amor a Dios es mediado exclusivamente por el amor al
prójimo. También Pablo afirma: "Todos los demás preceptos se resumen en esta fórmula

498 63. EL PRIMER MANDAMIENTO: Me 12, 18-34


'Amarás a tu prójimo como a ti mismo'" (Rm 13,9) porque "toda ley alcanza su plenitud
en este solo precepto: amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Ga 5,14). El mismo Jesús, en
su testamento, declara solemnemente "su" mandamiento: "Ámense los unos a los otros"
O 15,17).
A partir de estas afirmaciones parece que en el cristianismo la primacía le corresponda
al amor al prójimo; luego se discute ulteriormente si el prójimo es amado por esta razón
de sí mismo o por Dios. Sin embargo, en este pasaje Marcos habla expresamente de un
primero y de un segundo mandamiento, y asigna claramente la* primacía al amor a Dios.
¿Cómo se puede resolver esta contradicción al interior del anuncio cristiano? Esta
contradicción en realidad es tan sólo contradicción para nosotros. Nosotros, en efecto,
consideramos que se le quita al hombre lo que se da a Dios y que se le quita a Dios lo que se
le da al hombre. En este modo de pensar está enjuego la concepción de un Dios antagonista
del hombre. Esta concepción se halla en el origen de toda forma de prometeísmo o de
sumisión o de sumisión alienante. En cambio, para el hombre bíblico no existe esta
condición. Como todo está compenetrado del sentido de su condición de criatura y, por
consiguiente, de la paternidad de Dios, para él es claro que Dios no quita nada y no lo
despoja de su autonomía. Por el contrario, su paternidad se basa realmente en la misma
fraternidad de los hombres, con las consecuencias que son obvias; si Él es Padre de todos
nosotros, de ahí se sigue que debemos y podemos amarnos como hermanos, precisamente
porque somos realmente hermanos.
Por eso los dos mandamientos son semejantes (cf. Mt 22, 39). Son una misma realidad,
vista en su doble dimensión: existe la fraternidad porque existe la paternidad común y
viceversa; ésta se halla en el origen de aquella y ninguna de las dos puede existir sin la otra.
Son dos realidades que son relativas entre sí.
Por consiguiente, los dos mandamientos presentan una unidad indisoluble ya en el
Antiguo Testamento. La novedad del Nuevo Testamento consiste en el hecho de que esta
unidad de los dos alcanza la identidad. Esta es la originalidad del Evangelio: Jesús hombre es
Dios, y en Él el amor a Dios y al prójimo se conjugan en la unidad perfecta. Para el cristiano
ya no se trata en sí de un amor hacia Dios ni de amor hacia el prójimo; se trata del amor
originario de Dios, que se hizo prójimo muestro en Jesús y en Él nos involucra totalmente. El
verdadero problema está en demostrar en este amor, que es el don que Dios hace de sí mismo
a nosotros mismos; ser un sarmiento de esta vid nueva que produce frutos de vida (cf. Jn 15,
4-11). La fuerza para amar v el ejemplo del modo y como se ama nos los ofrece Él, que nos
amóprimeroyhadicho:"Ámenseunosaotroscomoyolosheamado"(cf./nl3,34;15,12).
Uno puede amar sólo si es amado. De lo contrario, no sabe lo que es el amor; ignora
inclusive el requisito del amor, que es el de amarse a sí mismo. En efecto, uno puede amarse
solamente si se siente como objeto de amor. Amarse a sí mismo es la cosa más difícil:
supone que uno se siente amado incondicionalmente. Por eso el amor a sí mismo es la
medida del amor que uno siente como recibido y colmado, y es la misma medida del amor,
que uno se puede reverberar y derramar sobre el otro.
Ahora en nosotros en Jesús se nos ha manifestado y se nos ha dado el amor fiel e
incondicional de Dios, del cual nada puede separarnos (cf. Rm 8, 31 -39). Por eso nosotros
tenemos en Él la misma capacidad de amor que Dios tiene. Y en Dios también termina el
amor al prójimo, que hace volver al hombre a su principio que es el amor.
Además Jesús nos ha mostrado de un modo concreto y humano en qué consiste el
amor: en el serviciofiela los hermanos hasta la muerte, que consiste en hacer a los otros lo
que quieres que los otros te hagan a ti (cf. Mt 7,12).

63. EL PRIMER MANDAMIENTO: Me 12, 18-34 499


Si ya es difícil no hacer a los otros lo que no quieres que los otros te hagan a ti (esta es la
norma negativa de la ley), este mandamiento evangélico tiene un contenido positivo sin fin.
Él es inmenso como el vacío del hombre y como la plenitud de Dios, exactamente grande
como Jesús, el amor de Dios que ha colmado el abismo del hombre.
Ahora para nosotros asumen su sentido pleno las palabras del Deuteronomio: "Estos
mandamientos que yo te prescribo hoy no son superiores a tus fuerzas, ni están fuera de tu
alcance. No están en el cielo, para que hayas de decir: ¿Quién subirá por nosotros al cielo a
buscarlos para que los oigamos y los pongamos en práctica? Ni están al otro lado del mar,
para que hayas de decir: ¿Quién irá por nosotros al otro lado del mar a buscarlos para que
los oigamos y los pongamos en práctica? Sino que la palabra está bien cerca de ti, está en tu
boca y en tu corazón para que la pongas en práctica" (Dt 30,11-14). Esta palabra, que es
el cumplimiento de toda la ley, es el mismo Jesús hombre, es Dios nuestro hermano. Él ya
asume el rostro de todo hombre y nosotros lo encontramos siempre en nuestro "prójimo",
es decir, en aquel que está más cerca de nosotros.

APLICACIÓN A LA VIDA

Una respuesta única


Frente a la urgencia de dos compromisos... es fácil buscar la escapatoria del desinterés.
Debe suceder algo parecido para el compromiso del amor a Dios y al prójimo.
No es cuestión de moralismo; no es cuestión de condena de un culto exterior a favor de
una ética de la interioridad (que luego no logramos identificar ni realizar); pero la cuestión
es que hay una propuesta y una posibilidad que Jesús ofrece: el amor vivido con todo el
corazón, sin medidas que limiten. Esta es la posibilidad extraordinaria.
Y nosotros nos presentamos con pequeñas balanzas de precisión, medimos, dosificamos,
establecemos cuántos mandamientos se pueden cumplir y cuántos se pueden quebrantar.
Él ha clausurado toda discusión, y ha suministrado una respuesta única, para una sola vez.
¡Que nos muerda el remordimiento y que nos salve Dios, cuando nos quedamos en palabras,
como quien se detiene en la puerta del banquete y allí muere de hambre! Más que equilibrios
sabios (y mortíferos) se requieren empujones que nos sacudan de nuestro egoísmo astuto.
"Con nadie tenga otra deuda que la del mutuo amor; pues el que ama al prójimo, ha
cumplido la ley", dice tajantemente Pablo (Rm 13, 8).
Para nosotros hoy, en una traducción contemporánea, he aquí las últimas líneas, el
testamento desencarnado de don Milani a esa porción limitada de la humanidad que eran los
cuatro muchachos de Barbiana... ¿Pero quién ha hablado del equilibrio? ¿Y quién descalifica
al prójimo que te presiona en los costados, para publicar quién está distante del respeto?
Florencia 1.3.1996
Querido Miguel, querido Franco, queridos muchachos:
No tengo dudas con ustedes, sino solamente créditos. En cambio con Eda tengo sólo
deudas y ningún crédito. Saca tú las consecuencias tanto en el plano afectivo como en el
económico.
Un abrazo afectuoso, vuestro
Lorenzo

500 63. EL PRIMER MANDAMIENTO: Me 12, 18-34


Queridos los otros:
No os sintáis ofendidos si no os he mencionado. Este no es un documento importante,
es solamente un regalo de cuentas de casa (las cosas que yo tenía que decir las he dicho
cuando estaba vivo hasta aburriros).
Un abrazo afectuoso, vuestro ¡¿
Lorenzo
Querido Miguel, querido Franco, queridos muchachos:
No es verdad que no tengo deudas con ustedes. ¡Lo escribí para dar fuerza al discurso!
He tenido más amor a ustedes que a Dios, pero tengo la esperanza que El no está
atento a estas pequeneces, y lo haya anotado todo a su cuenta.
Un abrazo más, vuestro
Lorenzo
(Tomado de Lettere di don Lorenzo Milani priore de Barbiana, Milán 1971,

REFLEXIÓN DE FE

Confrontación severa
Él es el único. El hecho de que no hay Otro fuera de Él, no significa que no haya otros.
Hay otros, pero el Otro es Él.
También éste es un pasaje que exige discernimiento. Antes de la grande lección de la
cruz, es necesario predisponerse. Es un acorde de instrumentos en vista de la ejecución
definitiva.
Las preguntas y las respuestas, que siguen unas a otras en estos capítulos, son una
invitación a la reflexión personal acerca de la verdad de la palabra, acerca de Jesús Verbo
encarnado. La Palabra encarnada quiere hacernos conscientes ante todo de la gran con-
frontación que se aproxima.
Estemos atentos. En efecto, es de suponer que, de la misma manera que la Palabra que
se da en la cruz es rechazada por el hombre, así también las palabras que se nos proponen
en vísperas de la cruz, y son el compendio de la Escritura, por cuanto también ellas son el
compendio de Cristo, pueden ser rechazadas igualmente. Cuan fácil es decir palabras en
lugar de hechos, y así podría ser igualmente fácil acoger sus palabras, peor no acogerlo a
Él. Decimos que las comprendemos así, aisladas, pero cuando se convierten en Él mismo
¿las comprendemos también?
Tal vez no nos queda más que admirar al escriba que "no estaba lejos del reino de Dios"
(v.34).
¿Podemos estar seguros de que somos más que Él? "Escucha, Israel: el Señor es nuestro
Dios, el Señor es uno solo" (Dt 6,4): ¿eso es verdad hasta el fondo para mí?

63. EL PRIMER MANDAMIENTO: Me 12, 18-34 501


64. CRISTO, HIJO Y SEÑOR DE DAVID
(Me 12, 35-37a; cf. Mt 22, 41 -46; íc 20, 41 -44)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

En ¿¿unos aspectos este trozo puede calificarse como la última de las cinco discusiones que
o a r c una gran parte de esta sección; pero en otros se diferencia de ellas.
.\*.u iodo la discusión entre Jesús y los diferentes representantes del pueblo se ha concluido
ce--. -:. v. 34b ("Nadie más se atrevía ya a hacerle más preguntas"). En efecto, aquí es Jesús el
q*¿ -.'.'.erroga, y se dirige a quienquiera se halle presente en el templo. Además el contenido del
t*:zo está expuesto mediante dos preguntas de Jesús, y entre ellas se concluye la cita del Sal
1'. 0. 1 como fundamento de esas preguntas.
Explícitamente no se da ninguna respuesta, pero la combinación de las frases es tal que deja
intuir la verdadera identidad de Jesús como Mesías e Hijo de Dios, que desde este momento se
manifiesta siempre más luminosamente en la escena del evangelio, y así encamina la solución
definitiva del "Secreto mesiánico".
También en la composición de este trozo (cf. ya en los w. lOs. y 18, 27) es fundamental
la fe pascual de la comunidad cristiana, que sobre la base de palabras pronunciadas por
Jesús mismo ha visto en su resurrección el cumplimiento de las promesas hechas a David en
el Antiguo Testamento. El elemento sobre el cual gira la argumentación es el título "hijo de
David" atribuido a Jesús. También en el seno del judaismo, aunque siga predominando la
interpretación nacionalista, la espera de la venida del hijo de David había ido asumiendo
aspectos más religiosos en orden a la manifestación de Dios. La comunidad cristiana lleva a su
pleno desarrollo el significado teológico de esta figura del hijo de David, y se ve en el Sal 110
la proclamación de la dignidad divina y de la función de juez supremo de Jesús después de la
Pascua (w. 36s. y otros pasajes del Nuevo Testamento). Podemos reconocer la formulación más
precisa de la fe cristiana en Rm 1, 3s. donde los dos aspectos fundamentales se afirman con la
máxima claridad: en Jesús hombre "nacido del linaje de David según la carne" reconocemos al
Hijo de Dios, proclamado Señor con poder en la resurrección de entre los muertos.
El evangelio de Marcos con este último recorrido de la predicación de Jesús dirigida a todos
coloca la frontera definitiva entre el judaismo y el cristianismo. El inicio del trozo sucesivo, que
concluye el misterio público de Jesús, marca aún más netamente esta línea discriminante, y reasume
la enseñanza de Jesús con la condena abierta de la religión de los escribas.

35 Jesús, tomando la palabra, decía enseñando en el Templo: "¿Cómo dicen los


escribas que el Cristo es hijo de David?
36 David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies.
37a El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?".

502 64. CRISTO, HIJO Y SEÑOR DE DAVID: Me 12, 35-37a


v. 35: Jesús, tomando la palabra: Marcos se Movido por el Espíritu Santo: en ningún otro
mantiene muy cerca del texto recibido de la tradi- pasaje de los sinópticos se encuentra esta fórmula
ción, sin introducir ningún elemento de conexión (cf. en cambio en Hb 3, 7; 10, 15 y también en Hch
con el trozo anterior. También la alusión al templo 1, 16; 4, 25): ella refleja la mentalidad rabínica
muy probablemente estaba contenida en el relato según la cual la acción del Espíritu Santo se había
primitivo porque Marcos ya había enmarcado en manifestado sólo en la antigua historia de Israel.
el templo toda la serie de las disputas desde el Aquí tiene la finalidad de subrayar aún más la
comienzo (cf. 11, 27). importancia de la cita.
Un poco diferente es la ambientación del epi- Muy pronto en la comunidad cristiana se abrió
sodio de Mt 22, 41 donde se precisan los interlocu- camino la convicción de que el Espíritu Santo era
tores de Jesús, los fariseos que se reúnen. todavía en artífice de la nueva obra de salvación
¿Cómo dicen los escribas...?: ya en los trozos que se realiza con la fe en Jesucristo (cf. 1 Co 12, 3 y la
anteriores, ante el caso de preguntas por parte de función del Espíritu Santo en los Hechos).
varios representantes oficiales del judaismo, el v. 37a: lo llama Señor: es el nombre (en griego
evangelio había iluminado con un significado nue- Kyrios) con el cual se llama al mismo Dios en la
vo los pasajes del Antiguo Testamento, como últi- versión griega del Antiguo Testamento, traducido
mo llamamiento para reconocer y acoger el poder del hebreo "Adonai". Es la afirmación culminante
de Dios, que se manifiesta en las acciones y en de toda esta sección: su significado queda todavía
las palabras de Jesús. Ahora, haciendo hincapié un poco velado por la significación que todavía
también sobre un texto veterotestamentario muy no es tan explícita entre el Mesías, hijo de David
conocido, usado frecuentemente también por los y el mismo Jesús. Pero en estas palabras resuena
escribas, Jesús mismo toma la iniciativa, y les pro- claramente la profesión de fe de los primeros
pone a todos una reflexión que obliga a tomar con- cristianos, que a la luz de la resurrección procla-
ciencia de su verdadera realidad. En sus preguntas maron a Jesús como "Señor" (cf. Hch 2, 34 y Flp 2,
El supone la convicción, arraigada fuertemente en 9). En las comunidades arameas Jesús era llamado
la realidad hebrea, que el Mesías sería un descen- "Maraña" (Señor nuestro), como consta en la frase
diente de David y deja entrever su conciencia de aramea que está en lCo 16, 22.
realizar en una persona esta promesa antigua (cf. ¿Cómo entonces puede ser hijo suyo?: la pregunta
nota a 10, 47s. y varios otros pasajes del Nuevo con la que se cierra el trozo asume una fuerza
Testamento, de los cuales algunos ciertamente incomparable. Es el interrogante solemne que queda
reflejan palabras del mismo Jesús). abierto, en espera de la revelación definitiva de Jesús
La suposición de que con su pregunta Jesús Mesías e Hijo de Dios. Pero ya el contexto de las accio-
quierarechazarladescendenciadavídicadelMesías, nes y palabras de Jesús, proclamadas en los capítulos
nace de malentendidos acerca de la partícula in- anteriores del evangelio, particularmente en las últimas
terrogativa "Cómo" -que toca el sentido del hecho discusiones, sugiere la respuesta inequívoca: el Mesías
(no el mismo hecho: "¿En qué sentido (modo) el esperado, descendiente de la estirpe de David, debe
Mesías es llamado hijo de David?"- y de la valora- ser un personaje revestido de una dignidad muy
ción errada de escritos cristianos, posteriores al superior al valor de los más célebres reyes del pueblo
Nuevo Testamento, en los cuales en una polémica hebreo, como lo había sido David.
antijudía aflora la pregunta inclusive sobre el mis- La fuerza alusiva de esta pregunta induce a pen-
mo hecho. sar que el pensamiento condensado en este trozo no
v. 36: David mismo dijo: tradicionalmente los puede ser solamente fruto de la fe de la comunidad
salmos son atribuidos a David, aunque fueron com- pascual, queseexpresa siempre mediante proclama-
puestos mucho tiempo más tarde. Él Sal 110 llegó ciones claras de la realidad divina de Jesús, como
a ser extraordinariamente importante en la reflexión comprobamos en las numerosas profesiones de fe
de las primeras comunidades cristianas; por eso se del Nuevo Testamento. En efecto, encontramos
explica por qué fue usado tan frecuentemente en el aquí el estilo y la fuerza de un "dicho" del mismo
Nuevo Testamento (para el v. 1 cf. Hch 2, 34s; Hb 1, Jesús, pronunciado con la intención de provocar
13; lCo 15, 25 y para el v. 4cf. Hb 5, 6). Jesús y los a los oyentes para una reflexión más profunda y
escribas de ese tiempo lo interpretaban ya en sentido sobre todo para una decisión con respecto a su per-
mesiánico, como lo deducimos inclusive de esta cita, sona. Sobre esta base la comunidad cristiana luego
aunque en la literatura rabínica eso no aparece sino en desarrolló su reflexión, elaborando también este
documentos mucho más tardíos. trozo con la utilización amplia del Sal 110.

64. CRISTO, HIJO Y SEÑOR DE DAVID: Me 12, 35-37a 503


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Jesús el Señor
Esta discusión -si así la podemos llamar- es la clave de la revelación de Jesús manifiesta
de sí mismo antes de la pasión. En la primera discusión Él se atribuía el mismo "poder"
de Dios (2, 7), que se ha manifestado en lo que El hizo y se narra a lo largo del evangelio.
El final de su ministerio ha recalcado con mayor claridad que este "poder" hizo irrupción
desde el cielo sobre la tierra (11, 27-33) para cumplir su juicio sobre los dominadores de
este mundo (el templo: 11,12-19; y el César: 12,13-17) y para instaurar el reino de Dios de
los vivos (12,18-27) que se realiza en el amor a su seguimiento (12, 28- 34; cf. el comienzo
del evangelio: 1,15.16-20). La raíz de todo esto, para el lector cristiano, se halla en el hecho
de que Jesús hombre es el "Señor". Es lo que se declara en forma velada en este trozo, que
muestra su significado verdadero y profundo de la mesianidad de Jesús, que los discípulos
ya han intuido en 8, 29. Analógicamente a lo que se dice en Rm 1, 3s., Jesús es el Mesías
Hijo de David, según la carne, pero "constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu
de santificación mediante la resurrección de entre los muertos", y Él, en efecto, es
"Jesucristo, Nuestro Señor". Su presentación es justificada por la resurrección.
Evidentemente en este pasaje hay una reverberación de aquella luz que los discípulos
han recibido solamente después de la pascua, cuando, con la fuerza del Espíritu, han
realizado la experiencia de Jesús resucitado como Señor de la historia.
Ante todo es necesario notar que "ninguno puede decir: Jesús es Señor, sino bajo
la acción del Espíritu Santo" (lCo 12, 3). El Espíritu Santo, como ya había anunciado
veladamente al profeta David un cumplimiento de las expectativas mesiánicas (1S 7, 14)
superior a toda expectativa, haciendo que él llamara "su Señor" al propio descendiente
(v. 36a), así abre también a nosotros la plena inteligencia del misterio de Jesús. Como ya
había aflorado en los labios del ciego de Jericó, ahora se capta con plenitud que Jesús es el
verdadero Hijo de David en el cual la misericordia de Dios sale al encuentro del hombre
(10,47s.).
Para el lector del evangelio, Jesús ahora se revela totalmente en su realidad, y el "anuncio
gozoso" que suena en el título del evangelio ("evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios": 1,1),
alcanza esa transparencia plena que el hombre podrá reconocer en su cumplimiento en la
cruz (15, 39).
Aquí se detiene ya la introducción interpretativa al gran drama de la pasión, que Marcos
tiene presente desde los primeros capítulos del evangelio: después de un pasaje sumamente
instructivo (w. 38-44) y el interludio del discurso escatológico (c. 13), el lector entra en
la contemplación de ese hombre que será reconocible y reconocido como el único Señor
sólo desde la cruz. A nivel interpretativo ya todo está cumplido. Ya no quedará más sino
contemplar y seguir a Cristo crucificado para captar el misterio de la vida de Dios que se da a
los hombres. El que reconoce a "este" Jesús como único Señor, ha comprendido el evangelio:
así puede seguir al Mesías humilde que va al encuentro de la muerte, para vencerla.

504 64. CRISTO, HIJO Y SEÑOR DE DAVID: Me 12, 35-37a


ACTUALIZACIÓN

¿Jesús es el Señor o el Señor es Jesús?


Todos los cristianos creen que Jesús es el Señor. Como el Señor es omnipotente,
omnisciente, inmutable, impasible, etc.. -es decir, todo lo que nosotros no somos
y deseamos ser-, de este modo convertimos a Jesús en la percha de todas nuestras
aspiraciones, de nuestras esperanzas y de nuestras proyecciones, pero luego no se logra
hacerla combinar con el Jesús histórico, el peregrino pobre y humilde que murió en la
cruz. Este es el modo más sutil y más común de desvirtuar toda la revelación del verdadero
Dios en Jesús hombre y llenarla de nuestras ideas. Olvidamos siempre que a Dios nunca
nadie lo ha visto, y sólo en Jesús lo descubrimos (cf. Jn 1,18). Jesús no dijo: "El que ve al
Padre, me ve a mí", sino al contrario: "El que me ve a mí, ve al Padre" (Jn 14, 9): es Él, en
su humanidad, el único rostro del único Dios.
El escándalo de la fe cristiana no es creer que Jesús es el Señor. Todos los cristianos lo
creen. El escándalo verdadero -y pocos creen en él- es creer que mi Señor, el sentido de mi
vida y de la historia, es el pobre hombre Jesús de Nazaret, el carpintero que, sin otra ley que
la del amor, sin otro poder fuera de ser siervo, acaba como blasfemo y subversivo sobre el
patíbulo del esclavo rebelde. Esto significa: el Señor es Jesús.
La diferencia entre "Jesús es el Señor" y "el Señor es Jesús" es la misma diferencia real
que existen entre el amo y el esclavo, elricoy el pobre, el poderoso y el humilde, la esclavitud
y la libertad, el egoísmo y el amor, la muerte y la vida, es decir, la misma diferencia que
existe entre el dios de muerte, que el hombre se inventa como su subproducto (cf. Is 44, 9-
20), y el Dios de los vivos que se ha manifestado y se ha realizado en Jesús de Nazaret.
Si no estamos atentos, nosotros los cristianos adoramos siempre a un Señor que nos
inventamos en nuestra piedad y en nuestra devoción o en nuestra estupidez y en nuestro
oportunismo. Nos resulta difícil adorar realmente a Jesús, el hombre de Nazaret, que sólo
da salvación.
Prueba de lo que adoramos son los frutos, tanto personales como comunitarios y
eclesiales: si son frutos de pobreza, de mansedumbre, de no-poder, de libertad, de amor
y de alegría, provienen de la raíz del árbol de la cruz; si son frutos diferentes, provienen
de otras raíces que nos resultan mucho más conocidas, tales como nuestra razón, nuestra
conveniencia o también nuestro sentimiento y nuestra experiencia subjetiva religiosa, que
con frecuencia hace jugadas fatales.
"El Señor es Jesús" es la primera, la fundamental y la total profesión de fe cristiana.
El escándalo del cristianismo para el no cristiano es creer que el Señor, es decir, el
sentido de todo, el único en el que hay salvación, la roca sobre la cual uno se apoya, no
es una idea o un principio (libertad, igualdad, fraternidad, justicia...) y tampoco una cosa
(bienestar, comunismo...), sino una persona concreta: en Jesús "reside toda la plenitud de
la divinidad corporalmente" (Col 2, 9); en Él vemos, tocamos y vivimos la historia misma
de Dios, que quiso vivir un pequeño trozo de nuestra historia.
El escándalo del cristianismo para el cristiano, en cambio, es creer que el Señor es
precisamente el pobre Jesús de Nazaret, que en su vida pobre y humilde y en su muerte
como maldito nos revela el rostro de Dios, su misericordia y su fidelidad. El verdadero
misterio de Jesús, que siempre nos oponemos a reconocer como Pedro (cf. 8, 32ss.), es que
el Señor es siervo, el omnipotente es pobre, el fuerte es débil; porque su única gloria es la

64. CRISTO, HIJO Y SEÑOR DE DAVID: Me 12, 35-37a 505


CÍUZ Ú6 dSChvO, SU ÚnJCO poder es el servicio, su única fuerza es el amor, y precisamente po
eso es débil, pobre y crucificado.
Comprender que el Señor es el pobre Jesús es comprender la esencia del cristianismo:
"pues no quise saber entre ustedes sino a Jesucristo, y éste crucificado" (lCo 2, 2). El que
sigue a "este" Señor, y no a otro, es cristiano y puede profesar en el Espíritu: ¡mi Señor es
Jesús!

APLICACIÓN A LA VIDA

Su identidad
No tiene mucho sentido interpretar un enganche con la vida, si esta página se reduce
a una discusión o a una batalla entre expertos. Sería como dar vueltas entre corredores
infinitos y desiertos, por escaleras que conducen a escaleras.
En cambio, parece que, al leer la página con atención, emergen dos series de reflexiones
muy importantes desde el punto de vista de la pedagogía de la fe. Ante todo, la pregunta que
el mismo Jesús dirige al público indistinto que lo rodea. Marca una etapa sucesiva a aquella
en la cual, de nuevo respondiendo a una pregunta, los discípulos, por boca de Pedro, lo llaman
Mesías. Aquí se hace alusión a un rasgo ulterior, el definitivo, de su identidad, no tanto desde
el punto de vista intelectual, especulativo, ideológico, sino mediante un crecimiento lento y
fatigoso, con su recorrido desde abajo hacia arriba, con la experiencia que es, en definitiva,
en el seguimiento que se realiza con "manos y pies" donde se puede llegar a comprenderlo
y vivirlo tal como se revela. El quemar etapas, el traspasar pasajes y romper ritmos de
experiencia sobre todo, no se halla en la perspectiva del evangelio de Marcos; prueba de ello
muy evidente es ese "secreto mesiánico" del cual se habló en otro sitio.
Existe elriesgode evadir, de habitar en un deísmo genérico que es contrario al evangelio
y es trampa de la cual no se sale.
Induce a reflexionar seriamente en términos de catequesis y de propuesta de la fe.
Ciertamente aquí se solicita el camino hacia esa afirmación que solamente en la expe-
riencia de su muerte "de ese modo" (15,39) será posible y será una realidad con las palabras
del centurión.
Y he aquí entonces la otra serie de reflexiones.
Este hombre del cual está cercana la declaración de fin, de condena a muerte, este
hombre que cada vez más y mejor se delinea como aquel que sirve, que persigue la tarea
de liberar, de rescatar al pobre y al sacrificado, este hombre de Nazaret es el Mesías y algo
más ("hijo de Dios", "Señor").
Es la inversión exacta de nuestra conciencia religiosa y por consiguiente una invitación
perentoria a conversiones muy prácticas (y no sólo de sentimientos y de ideas): porque el
Dios que es su Señor y Amo desde lo alto, es demasiado semejante, va muy bien, bendice y
solicita demasiado la tentación de quien humilla al prójimo, lo instrumentaliza, mira desde lo
alto hacia abajo, juzga y hace el papel de padre eterno. Acaba por ser el Dios señor y amo de
un deísmo religioso estúpido, promotor de divinidades pretendidas, y de señoríos infinitos.
Es ya hora de darnos cuenta de que donde falta un "Señor" de la talla de Jesús de
Nazaret, donde falta, porque lo han quitado (yaque ¡"no esjusto", "está contra la dignidad
del hombre", "es un atentado a la autonomía humana"!), alguien ha engañado y engaña.

506 64. CRISTO, HIJO Y SEÑOR DE DAVID: Me 12, 35-37a


Donde ha retrocedido la fe o la "sospecha" vivida de que este hombre, que sirve al
prójimo hasta dar su vida, sea el Señor, se adelantó un gran número de personas que
querían mandar, presentadores ridículos, tomados demasiado en serio en la Iglesia y fuera
de la Iglesia.
En un tiempo de ateísmo, dicho más concretamente de idolatría, debemos captar la
provocación de la pregunta de Jesús.

REFLEXIÓN DE FE

Un esperado que no se sospechaba


¡Hijo de Dios e Hijo de David! ¡Hijo nuestro e Hijo de Dios! Jesús pertenece a la
historia humana, engendrado en lo íntimo de ella. Está injertado en las generaciones, y
es garantizado por un antepasado ilustre: rey y profeta, David. Es nuestro hijo. Pero éste,
cuando llega a ser experiencia de Cristo el Señor, que vive y anima a su Iglesia, viene a ser
también en cada uno un signo de contradicción, nos provoca a una conversión radical. Él
es el esperado, pero se manifiesta de una manera que no se sospechaba. Viene a nosotros
y parece que se coloca contra nosotros. Es hijo, pero es Señor. Nos supera, no se nos
opone. No lo reconocemos como conclusión lógica de esperanzas nuestras, como sus
contemporáneos que no saben reconocer en él el hijo de David. Porque él sí es el hijo de
David, pero no según nuestra expectativa.
Es Señor porque hace en nosotros una cosa nueva, inesperada.

64. CRISTO, HIJO Y SEÑOR DE DAVID: Me 12, 35-37a 507


65. LOS ESCRIBAS Y LA VIUDA
(Me 12, 37b-44; cf. Mt 23, 6-7; ¿c 20, 45-47; 21, 1 -4)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

A través de una serie de intervenciones insistentes el contraste entre jesús y los jefes del
pueblo judío va madurando en una división insanable, que esta vez marca la condena más dura
de Jesús contra el orgullo y la prepotencia de los "maestros" de Israel.
Este trozo, en la intención de Marcos, en el contexto de estos capítulos, marca la ruptura
definitiva entre el evangelio de Jesús y el fariseísmo. A la comunidad cristiana se le impone el
compromiso de realizar una opción fundamental, a la cual Marcos le da un gran realce con
una expresión típica de su evangelio, y recuerda la severa amonestación de Jesús: "¡Guárdense
de los escribas!" (cf. 8, 15).
Los w. 38bs. tienen dos pasajes paralelos: el uno en Le 11, 43 que, en la forma de una
inventiva, refleja mejor la forma originaria de la advertencia de Jesús; el otro en Mt 23, 5-7
en el contexto de una instrucción que Jesús imparte a sus discípulos, para que no caigan en las
trampas de los fariseos.
Al final del capítulo el contraste entre el camino de Jesús y la mentalidad de los escribas
se fija en un cuadro de belleza y fuerza incomparable. Presenta a una viuda pobre, que con
grande generosidad ofrece todo lo que tiene, y esta es una prefiguración del gesto supremo de
Cristo que se entrega hasta la muerte.
La actitud de esta mujer resalta en una oposición abierta al comportamiento de los jefes del
pueblo: éstos dicen cosas acertadas, pero no las hacen; ella, en cambio, no pronuncia ninguna
palabra, pero la cumple.
El evangelio se testimonia así.
De este modo, casi en tono menor, con una sencillez que desarma, Marcos nos introduce en
la contemplación de la pasión y muerte de Jesús, cuyo relato vendrá inmediatamente después
del discurso escatológico.

37b. La muchedumbre lo escuchaba con agrado.


38. Decía también en su instrucción: "Guárdense de los escribas, que gustan pasear
con amplio ropaje, ser saludados en las plazas,
39. ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los
banquetes;
40. devoran las haciendas de las viudas, y fingen largas oraciones. Ellos han de
tener un juicio muy riguroso.
41. Jesús se sentó frente al arca del tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas
en el arca del tesoro: y numerosos ricos echaban mucho.

508 65. LOS ESCRIBAS Y LA VIUDA: Me 12, 37b-44


42. Pero llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta
parte del as.
43. Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: "Les digo de verdad que esta
viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del tesoro.
44. Pues todos han echado de lo que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo
que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir".

v. 37b: la muchedumbre...: con una transición que tiene un gran valor: es el contraste perenne
muy leve de volumen los interlocutores de Jesús, entre el pobre y el rico, el cual saca solamente de
después de haber sido designados cada vez con los lo que le sobra.
nombres de los grupos más influyentes que enca- Se encuentran varias aplicaciones de esto, tanto
bezan al pueblo (cf. las discusiones anteriores), se en la literatura judía como también en la de la India
han convertido en una "muchedumbre". Pero en y Grecia.
esta gradación existe también un salto cualitativo: Frente al arca del tesoro: se supone que Jesús
mientras aquellos, excepto el caso del escriba (cf. w. esté sentado junto a este conjunto de celdas ("el
28-34), afrontaba en forma hostil a Jesús, la muche- tesoro"), donde se almacenaban los objetos pre-
dumbre "lo escuchaba con agrado". Es un rasgo ciosos que eran donados al templo, o mejor aún,
típico de Marcos, que pone en evidencia el contraste frente al muro del patio de las mujeres, al lado del
entre la ambición orgullosa de los jefes del pueblo y cual estaban colocadas trece cestas en forma de
de losricosy la sencillez de la gente (cf. nota a 11,18 embudo, en las cuales el pueblo colocaba las
y el trozo del proceso ante Pilato en 15, 6-15). monedas que ofrecía.
v. 38: en su instrucción: es una indicación gené- v. 42: dos moneditas: Marcos indica la corres-
rica de circunstancia, que muy probablemente deriva pondencia en moneda romana, una cuarta parte del
del relato originario utilizado por el evangelista. En el as. Es significativa la mención de "dos" moneditas.
contexto sirve para recordar el tema de la enseñanza La mujer había podido muy bien guardar una de
de Jesús en el templo (cf. 11,18; 12.1.35). ellas para sí: en cambio, ofrece precisamente todos
Amplio ropaje...: son las vestiduras que se usa- sus haberes, "su misma vida", como lo indica el
ban principalmente durante las reuniones religio- texto griego.
sas. Con éste y con los otros detalles usados acerca v. 43: llamando a sus discípulos: es la expresión
del comportamiento de los escribas, el evangelista redaccional característica de Marcos (cf. 9,35 y la nota
quiere estigmatizar la búsqueda del prestigio a 9, 28 para expresiones análogas), que es parti-
humano y la ambición de estas personas. La gra- cularmente significativa en este punto del evangelio,
vedad de su comportamiento consiste sobre todo donde se concluye el ministerio público de Jesús: de
en creerse importantes y en esperar el reconoci- ahoraen adelante (cf. ce. 13 y 14) El se encontrará sola-
miento más amplio no sólo delante de los hombres, mente con el círculo reducido de los apóstoles, hasta
sino también delante de Dios. cuando sea arrestado por sus enemigos. Esto pone aún
v. 40: La frase del versículo 40 se lee solamente en el más en evidencia que lo que sigue va dirigido princi-
texto de Marcos: tal vez circulaba independientemente palmente a la comunidad cristiana.
de las otras denuncias: en efecto, está ligada
a la frase anterior de una manera más bien forzada. De verdad: como ya lo hemos.explicado en la
Probablemente fue añadida al contexto actual antes nota a 9, 1, con estas palabras el evangelista quiere
de la reelaboración de Marcos, por atracción de atraer particularmente nuestra atención, por tratarse
la palabra "viuda" del versículo 42. La denuncia de un punto fundamental del mensaje evangélico.
contra los fariseos se agrava con la añadidura de la v. 44: de lo que necesitaba: el término griego
acusación de hipocresía y de la avaricia vergonzosa pone aún más en evidencia el estado de necesidad,
con prejuicio de quienes están necesitados. y diríamos de miseria de esta viuda, en un fuerte
contraste con la abundancia de los ricos que "echa-
Aquí se tiene el eco de los reproches severos de ban mucho" (v. 41).
los profetas contra la falsedad religiosa (cf. Is 1 y 58;
Todo lo que tenía para vivir: Marcos subraya
Ez 34).
con una energía extraordinaria la totalidad del
vv. 41ss. No tiene importancia definir si esta don de la pobre viuda, y repite el concepto que
descripción supone un episodio real, o bien refiere ya ha expresado antes ("todo cuanto poseía") con
un relatofiguradode Jesús (cf. también Le 21,1 -4). palabras aún más impresionantes: lo que esa mujer
Es tradicional este motivo del don pequeño, pero ofreció equivalía a su misma vida. El texto griego,

65. LOS ESCRIBAS Y LA VIUDA: Me 12, 37b-44 509


si se lee en su sencillez, dice precisamente: "toda su en las últimas palabras de este pasaje, antes de
vida". De esto emerge aún más fuerte el contraste introducirnos en la pasión y muerte de Jesús,
con "de lo que les sobra", que daban los ricos proclama la necesidad de jugarse toda nuestra vida
con un gesto mezquino e insignificante, antes por él, si queremos caminar en su seguimiento,
bien, decididamente hipócrita. El evangelio, aun

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir"
La oposición entre Jesús y los escribas, que atraviesa todo el evangelio, es radical. En la
polémica con ellos Jesús da la última enseñanza a la gente, que "lo escuchaba con agrado" (v.
37b), a la vez que ataca a los jefes ideológicos del pueblo sobre su mismo frente, mostrando
la incoherencia entre lo que enseñan (amor a Dios, amor al prójimo, cf. w. 32s.) y lo que
hacen, que aquí, con una sátira aguda, es descrito ampliamente (w. 38-40). Muestra sin
ambajes que su modo de obrar está inspirado por la ambición y la vanagloria, en busca de
prestigios y privilegios, y se expresa a través de injusticias abiertas, encubiertas con una
religiosidadfingida.Sobre ellos caerá de una manera dura el fuego del juicio de Dios.
Es bastante sorprendente e interesante notar que Jesús, después de haber adoptado desde
3, 7 una estrategia de retirada, ahora decide atacar tan abiertamente a los guías religiosos de
su pueblo precisamente en su fortaleza, que es el templo. Ha llegado el momento de una
contestación directa, valiente y precisa, que explica bien tanto el motivo por el cual será
llevado a la muerte por las autoridades, como la razón por la cual disfrutaba del fervor del
pueblo.
Pero el pasaje de Marcos tiene también un significado sobre un plano diferente,
eclesial: no se trata solamente de la condena de los escribas de! tiempo de Jesús, que han
desaparecido con la destrucción del templo. En realidad la ralea de los escribas, así como la
de los fariseos, no se extinguirá nunca, ni siquiera en la Iglesia. Jesús ya había amonestado
a sus discípulos diciendo: "Saben que los que son tenidos como jefes de las naciones, las
dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de
ser así entre ustedes" (10,42s.). En efecto, los discípulos querían comportarse de la misma
manera, y tenían sus discusiones acerca del poder (cf. 9, 33-35; 10, 35-37), sin comprender
la enseñanza de Jesús (cf. 9, 35; 10, 31; 10, 43-45).
Así ahora los pone en guardia para que no asuman la misma actitud de los escribas:
"Guárdense de los escribas" (v. 38a), dice aquí, como ya había dicho: "¡Abran los ojos y
guárdense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes!" (8,15). En los versículos
41 -44 Jesús imparte a sus discípulos la enseñanza decisiva: "Quien tenga oídos para oír, que
oiga" (4,23). En efecto, se trata de una cosa extremadamente sencilla, pero que corre el riesgo
de pasar inobservada. Cuando acaba de expresar su juicio severo sobre los escribas, Jesús,
sentado frente al tesoro del templo, observa con su mirada -que en Marcos expresa el poder
de su juicio- lo que sucede delante de sus ojos. Luego, con una solemnidad insólita, llama a
sus discípulos, para hacer que observen una cosa que se les había pasado inobservada: se trata
en apariencia de un pequeño episodio sin importancia a los ojos del mundo, que en cambio,
según Jesús, debe constituir una lección muy importante para los discípulos.
También al comienzo de su evangelio Marcos nos presenta como primer milagro una
curación poco prodigiosa, la cual en realidad muestra el significado fundamental de todos los
milagros (cf. comentario a 1,29-31). Así también esta escena es de poca apariencia: una pobre

510 65. LOS ESCRIBAS Y LA VIUDA: Me 12, 37b-44


viuda que echa "dos moneditas", es decir, "un as", en el tesoro del templo no constituye
ciertamente una noticia (v. 42). Pero Jesús llama a sus discípulos (y Marcos a sus lectores) para
que consideren la cosa más de cerca, con una mirada menos superficial; en efecto, esta pobre
viuda, de la cual nadie se da cuenta, es el verdadero nuevo escriba del Nuevo Testamento, que
se contrapone a los escribas de los versículos 38-40. A partir de ella, los discípulos -y nosotros
con ellos- están llamados a aprender la lección más importante del evangelio. Ella ha echado
"todo lo que tenía para vivir" (v. 44b) para el templo. Se convierte así, como lo había hecho
la suegra de Pedro al principio del evangelio, en nuestra maestra, nuestro "escriba" que nos
instruye con modestia acerca del seguimiento de Jesucristo. Ella ha cumplido la condición
indispensable para entrar en el reino (cf. 10, 21: "una cosa te falta"; 12, 34: "no estás lejos
del reino de Dios"), es decir, "cuantotienesvéndelo" (cf. 10,21), para el verdadero templo,
que es Jesús, y "dar la vida por Él" (cf. 8, 35). El viejo templo, como se dirá en seguida, será
destruido (13, 2): "La piedra que los constructores desecharon, se ha convertido en piedra
angular" (12,10), porque "Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a
los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte. La plebeyo y lo
despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es" (1 Co
1,27s.). Esta viuda suplanta la sabiduría, la fuerza y la ambición de los escribas.
En este punto los que leen el evangelio están llamados con los discípulos a confrontarse
con la piedra de comparación de la fe, es decir, con toda esa gente marginada que no vale y
que realmente sigue a Jesús. En general, en nuestra estupidez preferimos recibir lección de
los escribas descritos en los versículos 38-40: nos incomodan menos, y nos justifican mejor
en nuestras pretensiones de poder y de prestigio mundano. En realidad debería ser diferente
según el evangelio: deberíamos mirar y aprender de todos esos pobres y humildes que siguen
a Jesús, y que nosotros, como los primeros discípulos, ni siquiera tenemos en cuenta. Jesús
nos exhorta a observarlos y a aprender de ellos: ellos son los verdaderos protagonistas del
reino, los que hacen la verdadera historia de la Iglesia. Todo lo demás es engaño y humo.
Con esta enseñanza tan valiosa, Marcos cierra en tono menor la actividad pública de
Jesús.

ACTUALIZACIÓN

En la escuela de los pobres


¿De quién se aprende el evangelio? ¿Quiénes son los doctores autorizados? Jesús, el
único Maestro, está ya a punto de partir: por eso reúne a sus discípulos alrededor del que
lo sustituirá en su ausencia. Presta su palabra a quien normalmente no tiene nada que decir:
al pobre, al ignorante. Aquí se perpetúa su enseñanza.
Ciertamente nunca fueron, no son ni serán nunca los teólogos quienes nos digan cuál
es el mensaje de Jesús. Pueden inclusive escribir libros muy inteligentes y muy útiles -aun-
que no se sabe bien para qué- acerca del significado de la fe, acerca de "ser cristianos".
Normalmente los leen quienes lo saben muy bien, y tal vez no lo serán nunca. En efecto,
los sabios no menos que los astutos, prefieren limitar todo su cristianismo a la inteligencia
cada vez más aguda y más profunda de la fe, sin hacer nunca nada. Son unos saltadores
que agotan todas sus fuerzas en el impulso, sin saltar nunca: caen exhaustos precisamente
delante del obstáculo que han de vencer, delante de la realidad que han de superar.

65. LOS ESCRIBAS Y LA VIUDA: Me 12, 37b-44 511


En verdad lo sabemos todos, incluso muy bien, qué es la fe. Aunque desaparecieran
todos los libros, no sabríamos mucho menos. Antes bien, tal vez sabríamos más: caería el
diafragma de papel que nos impide la vista. De hecho el evangelio nos dice sencillamente
que miremos a esas personas, tan reales como pequeñas, de las cuales aprendemos a
conocer a Cristo más que suficientemente.
El cristianismo no es cuestión de palabras difíciles ni de discursos complicados: no es
ni un principio abstracto, ni una teoría, y mucho menos una ideología. Es una persona
concreta, una praxis, una realidad subversiva. Nuestro libro fundamental es Jesús, lo que
El hace y lo que nos enseña a hacer.
Pero ¿dónde lo vemos, dónde podemos leer su presencia y sus lineamientos, sino en las
personas que viven como El, en los pobres cristos, con los cuales Él se identifica?
Jesús llama siempre a sus discípulos a mirar y a comprende a la "pobre" viuda, que
tiene solamente "dos moneditas" y, en su "pobreza", hace alarde de "todo lo que tiene", de
"toda su vida". Ella es el evangelio vivo. Es Cristo. La enseñanza de Cristo no nos viene de
los libros, sino de las personas que son de este estilo. Los pobres que obran así son nuestra
única doctrina, así como Cristo crucificado es nuestra única sabiduría.
Jesús nos dice expresamente que nos guardemos mucho de aquellos que saben mucho,
de los maestros ociosos y brillantes, reverenciados y aclamados en las plazas y en las
asambleas, siempre en el primer puesto en todo y en todas partes, incluso en la piedad y en
la iglesia, pero sobre todo en la injusticia, cuando se trata de engañar a los pobres. Aunque
éstos sean los maestros más acreditados y más admirados -¡cada uno quisiera ser como
ellos!- no se aprende allí el evangelio.
En cambio, se aprende de aquellos con los cuales ninguno quisiera identificarse: de los
pobres, de los rechazados, de los despreciados, como Cristo. Son su imagen viva. Éstos,
como Él, se entregan, se desgastan, dan toda su vida y pagan por todos -aunque con
frecuencia lo hacen con repugnancia o sin saberlo. Precisamente por eso son pobres: aquel
que da o aquel a quien se quita, se empobrece; mientras esricoprecisamente aquel que no
da y quita a los otros.
Para aprender el evangelio de Jesucristo, quien dio su vida por todos, debemos nece-
sariamente colocarnos en la escuela de los pobres. Pero es difícil aprender de ellos, tanto
porque no nos agradan lo que enseñan, como también porque no abren escuelas, no
publican libros ni revistas, y no hacen mucho ruido. Sólo callan y hacen.
Si queremos seguir a Cristo, debemos estar atentos a ellos y escuchar su silencio.
Pidamos ojos a nuestra ceguera, oídos a nuestra sordera e inteligencia a nuestra estu-
pidez, para entender la palabra que Cristo prestó al silencio de los pobres. Ellos son sus
depositarios ocultos hasta el día del juicio, en el cual se revelará la verdad de las cosas (cf.
Mt 25, 31-46).

APLICACIÓN A LA VIDA

Da una lección y no lo sabe


Tal vez resulta útil retomar desde el principio la escena: los discípulos con los ojos
saciados con la visión del templo, los escribas, con la boca llena de su bla bla cotidiano.
Luego el llamamiento a fijar la atención, sobre un hecho trivial y muy limitado desde
muchos puntos de vista: en efecto, no estaba enjuego un grancapital (dos moneditas), no se

512 65. LOS ESCRIBAS Y LA VIUDA: Me 12, 37b-44


Taraba de un personaje significativo (era una mujer, viuda por añadidura -es inútil ocultar
ei antifeminismo); y, en cuanto al gesto, daba cabida a más de una crítica (el ofrecimiento
de la pensión de una anciana alricotesoro del templo).
Pero todo esto lo recupera Jesús inexorablemente para una lección. Para nosotros hoy,
: :no en toda época en la cual reina soberana la charla o la extrañeza necia, en donde incluso
í análisis más correctos corren el riesgo de perderse en el desierto de los discursos, sin
peranzas ni frutos (incluso el discurso que habla bien de la ortopraxis contra la ortodoxia)...
¿xa mujer, anónima y callada, sin quererlo y sin saberlo, da una lección magistral.
En cambio, nosotros hablamos... y quizá hacemos incluso un comentario al evangelio
-.i Marcos (¡los escribas realmente no han muerto! ¡El Senos nos ayude!). En efecto, aquí
:.¿y una fuerte devaluación y una condena del escriba; es el llamamiento del distraído ante
-'. hecho que expresa toda una vida, una tendencia.
Se había abierto la actividad de Jesús con el relato de una mujer que, después de curada,
servía" (1, 31), y se cierra con la indicación de otra mujer que hecha toda su posibilidad
económica en una oferta. No es un discurso sobre el feminismo al pie de la letra; en realidad
también un episodio como éste halla su raíz en un antifeminismo en la práctica. Pero esta
r.ojer, como las otras en Marcos, como los excluidos, los desechados de la existencia
romana, son señalados en el evangelio como los destinatarios de una buena noticia y los
anunciadores inmediatos: "Lo débil del mundo para confundir lo fuerte... lo plebeyo y
:espreciable del mundo y lo que no es para reducir a la nada lo que es..." (1 Co 1,27-28).
Por consiguiente, sin construir mitos y transformar aun en objeto y motivo de charlas, a
!as personas: al lado de quien muestra y luce los trajes más impensables para darse crédito y
ser obedecido, hay gente que desde hace siglos escucha, está callada y lo hace todo, incluso
J increíble. Y, en compensación, enseña con la vida, con un estilo global, en la paciencia,
en la lucha, así como en la alegría, en el trabajo, en la entrega, en el amor y en la muerte.
N'o pronuncia palabra, y cuanto mucho narra hechos, mitos, canciones; pero sobre todo
vive callada.
Después se hizo callar a la gente; se utilizó su silencio para la charla de quienes querían
afirmarse: ¡es un privilegio y un poder de palabra! Es gente que ha sido expropiada en su
mentalidad, en su cultura más profunda, hasta en sus vestidos y en su lenguaje.
Pero nuestra vida se ha ido, los hechos se habían alejado de nosotros.
Es cosa de escribas: sean religiosos o laicos (los intelectuales). Hablan de todo y sólo
entre ellos se entienden y se confunden.
Es necesario que nos alejemos de ambientes ociosos en los cuales solamente se habla y
se asista a estas las lecciones al aire libre.
Pero también ciertas "opciones" de este tipo tienen un porcentaje bajo de vivencia, y
expresiones, modales y vestidos que saben demasiado a estilo burgués.
Lo que estamos llamados a ver no es el gesto, el hecho edificante; no es una acción
determinada o el pretexto para un discurso acerca de las obras, sino el significado global
de una existencia: ¡es toda una vida la que se juega, y es demasiado semejante a la de Jesús,
para que no haya una conexión precisa!
Existen personas, como la viuda, que gastan la propia existencia sin economizar, sin
tomar conciencia y sin justificaciones, cada día. Cada día y no una sola vez.
Estamos llamados a ver, para que al ver nos convirtamos.

65. LOS ESCRIBAS Y LA VIUDA: Me 12, 37b-44 513


REFLEXIÓN DE FE

Comprometerse
Nosotros podemos "jugar con la fe" o comprometernos en la fe. Los escribas juegan,
la viuda "se compromete". Los escribas acerca de la religión lo saben todo y juegan con lo
que saben, que los hace personas importantes y diferentes, que los distingue y los separa
de los otros. Son cuñados de los fariseos que, como lo dice el nombre, son los "separados".
Primero lo son en la pureza de la fe, pero luego lo son en la presunción de quienes la
poseen.
Los escribas no se colocan frente a Dios, no se ofrecen, no lo proclaman Señor con su
ser. En cambio, se colocan frente a su saber, se ofrecen a la propia gloria y se proclaman
señores de lo que no saben. Ellos se tienen a sí mismos al frente.
Pero la viuda pobre echa su vida sobre la balanza y, después de haber dado todo lo que
tiene, juega todo lo que es. Frente a sí misma no coloca todavía eternamente su persona, y
ni siquiera su personalidad como creyente, sino Dios. A Él, con mano humilde ofrece como
un don sus moneditas, es decir, sus pocos talentos. Y como son pocos los deposita también
con mano mansa. Entonces la pobreza y la mansedumbre se colocan por nosotros frente a
una vida orgullosa, frente a una religión sin oferta.
Como no aceptamos nuestra pobreza real, simbolizada en la viuda -criatura dividida en
su mismo ser- acabamos por alejarnos del Señor.
En verdad el episodio admirable de la viuda pobre recalca en sentido contrario la
situación del joven rico. De él se ha dicho que "se marchó entristecido..." (10, 22). Él
conocía, y aún más, observaba los mandamientos y, con todo eso, mantenía la ruptura
fundamental con el evangelio. En cambio, la pobre viuda es una grande maestra del
evangelio. Ella muestra que ha separado en sí misma el contraste íntimo, que le impide
al hombre seguir a Jesús. Por consiguiente, ella puede caminar con Él. Pertenece a los
suyos. Jesús la admira, como la que ha sabido aceptar el don supremo, que Jesús realiza
plenamente es sí mismo, de saber comprometerse junto con todas sus moneditas.

514 65. LOS ESCRIBAS Y LA VIUDA: Me 12, 37b-44


c) Discurso escatológico: 13, 1-37

66. DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO


[Me 13, 1 -4; cf. Mt 24, 1 -3; ¿c 21, 5-7)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Como ya lo hemos indicado, al presentar la estructura de los capítulos 11-13, los trozos
que siguen, unificados bajo el título de "discurso escatológico ", constituyen la última parte de
la extensa enseñanza que Jesús impartió delante del templo, que Marcos hizo comenzar con el
episodio de la expulsión de los vendedores del lugar sagrado y que en su mayor parte se enmarca
en el esquema cronológico del tercer día después de la entrada en Jerusalén.
Ahora Jesús ya no está en el templo (v. 1), sino que está "sentado... frente al templo"
(v. 3). Sin embargo, la unidad de este capítulo con los dos anteriores queda asegurada muy
estrechamente tanto por el esquema cronológico -todavía en un momento del tercer día- como
por el tema del templo, que ofrece la pauta para introducir el discurso de Jesús (vv. 1-2).
También este capítulo nos ofrece un ejemplo excelente del modo como se fue formando el
evangelio, a través de la construcción gradual de unidades literarias, en las cuales primero cada
una de las comunidades, luego el evangelista ha unido dichos y relatos de Jesús con sus reflexiones
y con nuevas referencias al Antiguo Testamento, y así produce documentos valiosísimos para la
catequesis primitiva, densos de contenido teológico y de experiencia espiritual.
Los estudiosos han tratado de comprender lo que Marcos introdujo allí como algo suyo,
elaborando el material que le venía de la tradición primitiva. Puede ser útil tener ante la vista
desde el comienzo de la lectura un cuadro de los principales grupos de versículos que poco a
poco la comunidad y Marcos han fusionado juntamente.
Citemos cinco series de orígenes diferentes y de contenido diverso:
vv. 1-4: (dos parejas de versículos casi como una doble introducción a todo el capítulo);
vv. 5-8 y 24-27 (las grandes señales que anuncian el final);
vv. 9-13 (trozo de exhortación a la firmeza y fidelidad en los momentos de persecución);
vv. 14-20 y 21 -23 (la señal está constituida por una situación política gravísima de Judea
y por la crisis de la comunidad creyente);
vv. 28-37 (conjunto de dichos y parábolas acerca de la necesidad vigilante y déla atención
a las señales).
Puede sernos útil poner en evidencia de inmediato también el hilo conductor seguido por el
evangelista al organizar todo este material.
Antes de introducirnos en la parte central del evangelio, que es la contemplación de la
pasión -son numerosos los elementos (y los vocablos relativos) de sufrimiento que son comunes al
discurso escatológico y al relato sucesivo de la pasión en los capítulos 14 y 15-, Marcos quiere
que demos otro paso en el descubrimiento de la verdadera realidad de Jesús.
Ya a través de las discusiones con los jefes judíos en el templo (cf. ce. 11-12), se ha delineado
con bastante claridad la identidad de Jesús Mesías e Hijo de Dios. Ahora el evangelista nos
presenta otro aspecto, que es como la consecuencia, pero no es menos fundamental, de su
personalidad divina: Jesús como sentido último y juez de la historia y del mundo.

66. DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO: Me 13, 1-4 515


A esta revelación están orientados casi todos los pasajes del capítulo 13, que culmina con la
aparición gloriosa del Hijo del hombre (cf. w. 24-27), y por otra parte está también presente
continuamente el propósito exhortativo a saber descubrir en la historia actual las señales de
la venida del Señor, que guía los acontecimientos humanos, incluso los más contrastados y
penosos, según un designio de salvación. La exhortación llega a ser predominante en la parte
final del capítulo, donde los discípulos son invitados a no dejarse desviar y a prepararse
adecuadamente a los acontecimientos que son tan decisivos, y que culminan con el retorno
glorioso del Señor resucitado.
Este trozo que está formado por los primeros cuatro versículos sirve como introducción a
todo el capítulo. Se distingue allí una doble pareja de versículos, y ambas están centradas en
el templo: primero es presentado Jesús mientras sale del templo, luego mientras está sentado
al frente. También el contenido está ligado estrechamente al tema del templo: en efecto, en los
primeros dos versículos a la exclamación de un discípulo que admira la imponencia del templo,
Jesús responde con una afirmación drástica, y anuncia la ruina de esa maravilla (cf. el episodio
de la higuera que se ha secado yéldela purificación del templo en 11, 12-21); en los otros dos
versículos cuatro discípulos que están sentados cerca de Jesús, toman la iniciativa de pedirle
informaciones ulteriores acerca del trágico final.
Con estas expresiones escuetas, que manifiestan casi la yuxtaposición de dos inicios paralelos
del mismo relato, se crea el enganchepara introducir el discurso extenso deJesús. Lapregunta deter-
minante de los cuatro versículos (v. 4) es, en realidad doble: por una parte se relaciona explícita-
mente con la profecía acerca del templo que acaba de ser pronunciada ("cuándo sucederá eso");
por otra anticipa ya, aunque sea de un modo muy genético, el discurso que concierne a los mo-
mentos decisivos de la historia y de la situación de los "elegidos" -en esas circunstancias ("cuál será
la señal de todas estas cosas..."). Así el tema de la destrucción del templo abre espontáneamente el
discurso escatológico que involucra a todo el mundo: la caída de Jerusalén viene a ser el juicio de
Dios sobre el poder del mal y déla purificación profunda de toda estructura humana.

1 Al salir del Templo, le dice uno de sus discípulos: "Maestro, mira qué piedras
y qué construcciones".
Jesús le dijo: "¿Ves estas grandiosas construcciones? No quedará piedra sobre
piedra que no sea derruida".
Estando luego sentado en el monte de los Olivos, frente al Templo, le
preguntaron en privado Pedro, Santiago, Juan y Andrés:
"Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de que todas estas cosas están
para cumplirse".

v. 1: ai salir del templo: es una frase de paso, Mira qué piedras: es el templo que Herodes el
característicadeMarcos. También este movimiento Grande pocos años antes había hecho construir en
de Jesús está cargado de significado simbólico: lugar del anterior que era demasiado modesto y que
después de haber hablado una vez más frente a se terminaría de construir sólo siete años antes de la
las autoridades judías (cf. las discusiones de los destrucción por obra de los romanos en el año 70.
capítulos anteriores) como último llamamiento, v. 2: no quedará piedra sobre piedra...: la pro-
para que abran los ojos, al prever las consecuencias fecía de Jesús resuena como una solemne procla-
fatales de su ceguera (cf. el episodio de la higuera y mación del juicio de Dios sobre la infidelidad obs-
de la purificación del templo, en 11, 12-21), ahora tinada del pueblo "elegido" (cf. la conclusión de la
Jesús "sale" definitivamente del templo, cuyos perso- parábola de los viñadores homicidas, en 12, 9).
najes ya quedan solos con su condena.

516 66. DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO: Me 13, 1-4


A diferencia de los otros sinópticos, en el texto En privado: esta expresión suele ser usada con
de Marcos no hay ningún indicio que haga pensar referencia a los discípulos llamados por Jesús a un
en una profecía, formulada con respecto a hechos momento de conversación más profunda y tranquila
ya cumplidos: este evangelio es anterior a los he- fuera del trajín de la gente (cf. nota a 10, 32); aquí
chos del año 70. Por otra parte, ya los profetas y son solamente cuatro los discípulos llamados a escu-
otros videntes hebreos habían pronunciado esta char en privado las palabras de Jesús. Es un rasgo
destrucción (cf./r 26, 6-18; Mi 3,12, etc.). Ya con característico para Marcos ya que para Mt 24,3 Jesús
anterioridad, durante su ministerio, Jesús debía está con los discípulos sin distinción y para Le 21, 7
haber pronunciado palabras análogas acerca del Él está en medio de la gente que lo interroga.
templo, como se puede deducir de la acusación y v. 4: cuá! será la señal de todas estas cosas...:
de la injuria que le dirigieron durante el proceso y si es evidente que "cuando suceda eso" se refiere a
cuando estaba en la cruz (cf. 14, 58 y 15, 29). la destrucción del templo, recién anunciada, surge
v. 3: en el monte de los Olivos: con la indicación alguna duda acerca del significado de "todas estas
de este lugar en el cual Jesús pronuncia el discurso cosas": tal como está redactado en el contexto del
escatológico, Marcos quiere relacionar estas palabras capítulo, no se ve otra posibilidad sino referir estas
de Jesús con textos escatológicos análogos del Antiguo palabras a los eventos de los que se habla después.
Testamento, donde el monte de los Olivos es asociado En la pregunta de los discípulos, por consiguiente,
a la aparición del Señor como Juez de Jerusalén y de se coloca una relación y al mismo tiempo una separa-
todos los pueblos (cf. Za 14, lss). ción entre el "eso" referido al templo y a su ruina y
Pedro, Santiago, Juan y Andrés: son los cuatro el "todas estas cosas", que indican acontecimientos
primeros discípulos que fueron llamados a seguir a futuros que interesarán a todos los pueblos y al
Jesús (cf. 1,16-20); Pedro, Santiago y Juan además mundo entero, como aparece claramente en los
fueron testigos privilegiados de la resurrección de trozos siguientes. En Mt 24, 3 el paso de la profecía
la hija de Jairo (cf. 5, 37), de la transfiguración de acerca del templo al discurso escatológico es mucho
Jesús (cf. 9, 2) y de la agonía de Jesús en Getsemaní más explícito con la alusión a la "señal de tu venida
(cf. 14, 33). y del fin del mundo".
Ahora son los depositarios de sus palabras acerca Cf. la nota al v. 5 en el trozo siguiente para una
de los acontecimientos humanos. presentación del género literario típico del discurso
escatológico.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

No quedará piedra sobre piedra


La venida de Jesús a Jerusalén tenía como objetivo preciso el templo (cf. 11,11 ss.; cf.
también la continuación de Mt 3,1 citado en 1,2); él, desde el capítulo 11 sirve de trasfondo
a toda su actividad. Estas palabras de Jesús acerca del templo sirven como introducción a
su último discurso. Será el discurso de despedida, que revelará a los discípulos el sentido
final de toda su historia.
Los discípulos quedan fascinados a la vista del edificio estupendo (v. 1), que comenzó
Herodes el Grande con munificencia en el año 19 a. C. y estaba en su período de embelle-
cimiento: ¡será terminado sólo en el año 64 d. C, seis años antes de ser incendiado y arrasado!
Ellos todavía no han comprendido que en la humanidad está a punto de surgir un templo
mucho más maravilloso, en el cual todos los hombres, como "piedras vivas" (1P 2, 5), serán
"edificados hasta ser morada de Dios en el Espíritu" (E/2,19.22).
El templo era el lugar de la presencia de aquel Dios que, aún permaneciendo en medio
de su pueblo, estaba separado de él, ya que él es el santo e inaccesible. Jesús declara que
de este templo "no quedará piedra sobre piedra" (v. 2). En efecto, el nuevo templo será la
Iglesia, el mismo pueblo admitido en la intimidad de Dios y edificado sobre esa "piedra
que los constructores han desechado" (cf. 12,10), "en quien reside toda la plenitud de la
divinidad" (Col 2,9). Esta es la "cosa admirable" (cf. 12,11) que Dios ha obrado en Jesús:

66. DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO: Me 13, 1-4 517


Él, al dar su vida, instaurará la nueva economía de Dios, que ya no se basará en la ley ni en la
separación, sino en el amor y en la participación. En todos aquellos que hayan "reconocido
y creído en el amor" nacerá así el nuevo templo verdadero, donde habitará definitivamente
la gloria de Dios entre los hombres, porque: "Dios es amor: y quien permanece en el amor
permanece en Dios y Dios en él" (ljn 4,16).
Sobre esta línea los profetas habían presagiado el final del templo como lugar de
encuentro entre Dios y su pueblo (Jr 26,4-6; Me 3,12). Jesús anuncia ahora claramente su
destrucción, con el significado más profundo que hemos expuesto arriba. Esta destrucción
ya había sido prefigurada en los gestos simbólicos de la maldición de la higuera estéril y
del templo, que siendo cueva de ladrones se convertirá en casa de oración para todos los
pueblos (cf. 11, 12-19). Así, el templo material deja de ser el lugar "sagrado", el lugar
privilegiado de encuentro con Dios: el único lugar concreto de la presencia de Dios será
la persona de Jesús, que se entregó a cada hombre en su vida y en su muerte. En efecto, al
morir Él, se rasgará totalmente el velo que le ocultaba al hombre el secreto de Dios, y será
manifestado al hombre el mismo rostro de Dios en Jesús hombre (cf. 15, 38ss.). A lo largo
de su vida, toda concentrada en la solidaridad con el Padre y con los hermanos, se derrumba
la separación entre Dios y el hombre, y todo hombre tiene acceso inmediato a Dios (cf. Ef
2, 18) "en Espíritu y verdad" (Jn 4, 23). Así, en Jesús toda la humanidad viene a ser el
nuevo templo, la "casa de oración" de la cual habló Jesús, en la cual habita el "Espíritu"
mismo de Dios que produce frutos de "verdad", que ningún otro puede producir.
Pero además de esto es importante recordar otro significado del dicho de Jesús, el
significado histórico más inmediato. El templo -¡como todo-templo!- no era solamente el
lugar privilegiado de la presencia de Dios, sino también el símbolo del poder económico-
ideológico de la clase privilegiada. No es casualidad el que Jesús la hubiera llamado "cueva
de ladrones" (cf. 11, 17b). Tal vez el templo tiende por su naturaleza a convertirse en
eso, porque, por una inclinación natural del hombre, la religión se ha prestado siempre a
venir manipulada como cobertura ideológica del hombre sobre el hombre. ¡Es una cosa
abominable para el Dios de la Biblia! Por consiguiente, aún como centro de poder, "no
quedará piedra sobre piedra".
En efecto, el lugar de la economía de la "posesión" -que se centra simbólicamente y en
realidad en el "tesoro del templo"- ha entrado la nueva economía del "don" (cf. la pobre
viuda que "da todo lo que tenía", 12, 44). Es la economía del reino de Dios, la lógica del
evangelio, que es ilustrada ampliamente en la "sección de los panes" (cf. 6, 6b-8, 30) y que
Jesús, después de haberla vivido paso a paso, llevará a su pleno cumplimiento en la cruz, en
el don y en el hecho de compartir su misma vida. En concreto, el nuevo templo que sustituirá
la "cueva de ladrones" será la misma comunidad que "parte el pan", viviendo en la praxis del
amor fraterno que es la única presencia de Dios (cf. co mentario a "soy yo", en 6, 50).
Así, en Jesús y en quien lo sigue, se inaugura el tiempo final de la historia humana (cf.
1,15; "el tiempo se ha cumplido"), comienza el reino de Dios y se descubre la verdadera
dignidad del hombre, que tiene como destino la manifestación plena del rostro de Dios que
apareció en Jesús, "primogénito entre muchos hermanos" (cf. Rm 8,29).
Los discípulos de entonces y de siempre no comprenden mucho este tema y, además
de tardar en la restauración de los antiguos templos o en la construcción de nuevos,
preguntan con ansiedad cuándo "sucederá eso" (v. 4a), es decir, la destrucción del templo.
Ellos de todos modos intuyen que ella trae consigo el final del mundo viejo y el comienzo
de uno nuevo. El templo es el centro simbólico del universo. Por eso la pregunta a Jesús

518 66. DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO: Me 13, 1-4


cuál será la señal de que todas estas cosas están por cumplirse". Ellos solían imaginar
acontecimientos que habían de acompañar el final del mundo viejo (v. 4b; cf. Dn 12).
Vemos cómo, por la respuesta de Jesús, los discípulos son disuadidos de especular
sobre cosas extrañas y catastróficas, al dar cabida a las fantasías apocalípticas de carácter
religioso. En cambio, ellos tendrán que saber captar el significado de la historia concreta y
cotidiana, y leer bien (13,14; "¡el que lea, que entienda!") en la fatiga actual la germinación
de ese futuro de una esperanza plena, que Jesús anunció desde el comienzo del evangelio y
que se ha de vivir con coherencia hasta el final: ¡el reino de Dios!
Así la historia del hombre queda liberada de la desesperación ciega del fracaso, y se
convierte en historia de salvación: en ella el hombre, entre mil contradicciones (cf. w. 5-
23), se va construyendo progresivamente en la justicia, en la libertad y en el amor. De
este modo realiza responsablemente su rostro oculto, el rostro de ese Dios que le ha sido
concedido en Jesucristo el Señor que es hombre, y es el único sentido de la misma historia
•cf. w. 24, 27). Entonces Dios será todo en todos (cf. I Co 15, 28).

ACTUALIZACIÓN

Dios en el hombre: el verdadero templo


La destrucción del templo fue un acontecimiento determinante en la historia de Israel:
después del final de la nación judía, el pueblo se dispersó en el exilio, y también quienes se
quedaron en su casa se sintieron exiliados, sin la casa de Dios.
En efecto, existe un exilio profundo y de difícil solución en el hombre: éste encuentra
la propia patria solamente allí, donde se encuentra a sí mismo, la propia identidad. Y la
encuentra solamente en Dios de quien es imagen. El templo es su presencia. Por consi-
guiente, sin templo existe siempre el exilio y no se encuentra nunca en el puesto del propio
deseo.
Sin embargo, para el cristiano la destrucción del templo es el evento esencial positivo,
el comienzo de ese tiempo nuevo que los profetas ya habían profetizado. Si el templo es
símbolo de Dios en el mundo, signo visible de su presencia para el hombre, como todo
símbolo y todo signo, debe cesar cuando llegue la realidad. Dios salió de sí mismo y ya está
presente realmente en el hombre: ha hecho irrupción en él. La destrucción del templo es la
señal de esta ruptura del recinto que separa a Dios del hombre: la ruptura más admirable
que haya existido para las limitaciones del hombre.
Los primeros cristianos comprendieron en seguida que en Jesús el templo había
terminado su función. Él es la verdadera presencia del Señor. Esto está claro también en el
evangelio de Marcos, que fue escrito antes de la destrucción del templo: para él en la vida
y en la muerte de Jesús Dios se entrega totalmente al hombre. Su presencia no puede ser
contenida ni limitada por el templo de piedra: éste se derrumba y se disuelve precisamente
en la muerte de Jesús, cuando el amor de Dios-amor se derrama totalmente sobre el
hombre. Al enviar a su Hijo que se hizo hombre y que se anonadó en la cruz al entregarse a
los hombres, Dios ya no está contenido en ningún lugar y ya no habita en ningún templo,
que lo coloca cerca del hombre separándolo. Ya Dios está dentro de su pueblo. Este es el
nuevo templo: un templo no hecho de piedra, sino de la carne vida de cada hombre, ya se
realiza ese único culto agradable a Dios, que es el que se celebra en espíritu y en verdad.

66. DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO: Me 13, 1-4 519


El hombre que no comprende esto, seguirá siempre construyendo templos e iglesias
inútiles, donde busca a aquel Dios a quien no podrá encontrar, porque le ha cerrao:
el corazón. Es un intento de garantía externa contra el vacío interno que es real. F::
consiguiente, los cristianos deben acordarse muy bien de que el único templo verdadero es
el hombre y la comunidad de los hermanos. Éste es su lugar de presencia. Los edificios nc
le sirven a Dios sino a los hombres. ¡Es el hombre quien debe servir a Dios!
Ya no existe ningún lugar físico privilegiado de su presencia que no sea el hombre: su
carne débil y mortal es el verdadero templo de Dios, que lo vivifica con su Espíritu. Dios
ya no habita en el hombre, en sus vicisitudes que a veces son opacas, en la historia tan llena
de angustias.
Sin embargo, existe también para el cristiano un lugar privilegiado de la presencia de
Dios, donde Dios está como en su casa, donde habita corporalmente en la plenitud de
su divinidad. No se trata de un templo de piedra, sino de la carne maldita, destruida y
resucitada de Cristo que muere en la cruz, y carga sobre sí el pecado del mundo, el dolor y
la maldición de todo el mal del hombre. Es allí donde se revela el rostro de ese Dios que es
amor y se hace cargo de todo el mal del mundo que ama.
Y existe también ahora para nosotros un lugar privilegiado de su presencia: los pobres,
los que sufren, los últimos, los que están con Él en la cruz. Jesús se identificó expresamente
con ellos (cf. 10, 35; Mt 25, 31-46). Éstos son el verdadero templo, la carne maldita que,
como Jesucristo, sigue cargando toda la maldición de la tierra: los condenados de la tierra.
Allí está su morada privilegiada, allí nos da la cita definitiva. Allí está la raíz sepultada de
su presencia; desde allí se desarrolla el drama de la historia de Dios en el mundo; y desde
allí vendrán para el hombre los frutos gozosos de la bendición de Dios.
Esta es la verdadera casa de oración abierta a todos, donde todos podemos encontrarlo;
el que no posee títulos ni privilegios, y es el último de todos, ése es el primero entre todos
que entra y es parte integrante.

APLICACIÓN A LA VIDA

Si es necesaria una construcción


Ayer existía el gran templo de Salomón, el símbolo y el corazón de Israel, ahora exis-
te la gran mezquita de Ornar. Mañana se podría prever en la grande explanada otra cons-
trucción simbólica expresiva de la nueva religión (que acaso no será religiosa en absoluto) y
de los valores en los que creerá el hombre. Es como decir que hay una especie de necesidad
de levantar un templo; que semejante construcción no es necesaria como el pan y el aire;
que si desaparece una construcción es porque ya se ha levantado otra, destinada a su vez a
desaparecer.
Hoy se soporta con un sentido de suficiencia a quien adora en un templo o de todos
modos hace una oración; se sonríe con lástima porque aquel que es todavía "primitivo", se
vale de fetiches (y piensa en realidades más profundas y sin indagar). Pero no se da cuenta
de que se está en una situación más penosa y deprimente, con un dogmatismo y con una
intransigencia más férreos, cuando se adora "la obra de las propias manos", la propia ideo-
logía, el sistema del egoísmo. Nosotros construimos al mito de la expansión, de la eficien-
cia y del consumo, al dios dinero omnipresente, a la carrera, al prestigio, y también a la
ganancia infinidad de santuarios, altares privados en lo íntimo de la conciencia de la familia,

520 66. DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO: Me 13, 1-4


construcciones majestuosas en las estructuras públicas. Aún más, estos templos determinan
la misma construcción de la ciudad: ella se moldea sobre esas exigencias, alimenta su vida y
marca elritmode la liturgia correspondiente.
Y los sacrificios cotidianos, las inmolaciones de vidas humanas: ¿de los ineficientes, de
los marginados y, en una escala más amplia, de los países del tercer mundo? ¡Es casi algo
retórico hablar hoy de eso!
Pero no es posible callar, incluso porque las consecuencias son graves y aquello de
donde deriva parece que pertenece a la sustancia del hombre. Ante todo se trata de identi-
ficar qué son hoy los templos: los templos que hemos construido, en los cuales nos hemos
alienado y que en un mañana tendrán que caer piedra sobre piedra. Y será necesario ser
despreocupados, salir de los lugares comunes y de opiniones o criterios sancionados por
la opinión dominante. Porque es demasiado fácil decir: ¡"son las estructuras eclesiásticas"
e ironizar diciendo que la garantía de Jesucristo se ha detenido mucho antes de los muros
de las construcciones eclesiásticas! Se ha aludido al enorme edificio político-económico en
el cual se consuman las liturgias sangrientas de estos años. Es una de las construcciones
más imponentes de la historia del hombre, que ha tenido vértices de fanatismo y de
éxtasis (lee el "boom" económico), que tuvo abismos de depresiones y de ferocidad, tuvo
sus inquisiciones dolosas y alimentó a sus sacerdotes. Se extendió por doquier, penetró
en todos los sectores y bajó a lo privado contaminando toda la pendiente. Las roturas o
las hendiduras impresionantes de la construcción, sí preocupan, sin embargo parece que
no nos detienen en la carrera emprendida, incluso porque no es evidente en absoluto un
camino de regreso.
Incluso hay quien habla delriesgode intentar racionalizar el desastre y "administrar"
totalmente al hombre con una manipulación y una planificación muy sutil y mortal...
Deberíamos también ensayar los diferentes campos en los cuales se desarrolla esta
pretensión aparente, esta construcción bélica. Se puede realizar algún intento incluso en lo
privado, en lo menudo, en lo personal.
¿O podemos asistir impasibles a la perspectiva de que una vez más no quede... una
persona al lado de otra?
Sin embargo, el templo no es un accesorio; y no podemos permitimos el lujo de ser tan
espiritualistas que creamos posible vivir sin expresamos en un "templo" y alimentamos
de él.
El riesgo, la fatiga de que él crezca en una alineación monstruosa, que empobrezca,
instrumentalice y despoje al hombre, nosotros creemos que hayan muerto en el cuerpo
desecho de Jesucristo.
En ese hombre concreto, en ese cuerpo mortal y resucitado, está edificado, una vez por
todas, el templo nuevo en el cual se manifiesta solamente la bondad y la liberación para el
hombre. Es verdad que también este "lugar" podrá ser mal entendido, y en forma sacrilega
será propuesto como un medio de afirmación, de gloria, de oposición; lo negarán, cuando
no quieran ver en los cuerpos de los que sufren, en los hombres que denuncian nuestra
injusticia y nuestro egoísmo y por eso de un modo misterioso hablan del crucificado.
Pero se dará también la afirmación y la indicación de un templo vivo e indestructible. Y
precisamente porque está vivo, deberá ser identificado, construido y completado en cada
generación y situación.

« 6 DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO: Me 13, 1-4 521


REFLEXIÓN DE FE

"Vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre "


(Gn 12, la). La torre y la tierra
La historia de la salvación del hombre comienza con una expulsión: la de Abrahán,
en el capítulo 12 del Génesis. Los hombres habían construido en Babel una civilización
egoísta, cerrada al cielo y a la esperanza, que estaba expresada en la torre. El Señor elige
entonces a un hombre, Abrahán y lo invita a irse. Lo expulsa como anteriormente lo
había hecho con Adán del Edén (Gn 3, 23ss.). Pero aquí hay una gran diferencia: que
este segundo alejamiento tiende totalmente a la esperanza de una tierra nueva: "Vete... a
la tierra que yo te mostraré". Abrahán es expulsado de Babel donde el trabajo y la tierra
se había convertido en avidez, posesión, avaricia, y de este modo viene a ser precisamente
heredero de la tierra prometida por Dios. Los otros, los constructores de Babilonia, acaban
por estar inevitablemente dispersos. Su herencia será solamente y siempre la división y la
confusión. ¡Ea, pues, bajemos, y una vez allí confundamos su lenguaje, de modo que no
entienda cada cual el de su prójimo" (Gn 11,7).
Así es el templo. Es el lugar admirable y es síntesis de la piedad, pero se ha convertido
en una nueva torre de Babel, que tiende a levantar hacia el cielo al hombre que lo ha
edificado. Jesús, nuevo Adán, sufre en sí mismo la expulsión. En verdad la sufre como
nuevo Abrahán. También a él va dirigida la palabra "vete", pero en la esperanza. El templo
caerá destruido, pero el pobre, el piadoso, no caerá a los ojos del Padre. Aunque haya sido
matado, vivirá. En efecto, es para él la promesa de una tierra nueva en lugar de la torre
vieja.
La construcción humana en su riqueza presumida, será entonces una señal que se
condena y perece, pero la esperanza del poder viene a ser un camino de salvación y de
reconstrucción, como lo indica la construcción del trozo.

522 66. DESTRUCCIÓN DEL TEMPLO: Me 13, 1-4


67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE
{Me 13, 5-23; cf./W 24, 4-25
y también 10, 17-22; 24, 26; Le 21, 8-24
y también 12, 11 ss.; 17,23)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Después de la pregunta de los discípulos en el versículo 4 uno se esperaría una respuesta
pertinente. En cambio, siguiendo las huellas de Jesús, Marcos deja completamente a un lado la
primera parte de la pregunta -que incluso será declarada inútil y sin fundamento (cf. v. 32)-
y, con un enganche implícito a la segunda parte, abre una exposición completa acerca de varios
tipos de señales premonitoras, reavivada por llamadas continuas a la comunidad a estar en
guardia y a vivir con fidelidad en el tiempo presente la propia opción de fe en la espera de la
manifestación gloriosa de Cristo el Señor.
En este extenso pasaje podemos identificar cuatro series de versículos diferentes en cuanto
a su origen, su tema y estilo, pero intercalados y armonizados por el trabajo redaccional del
evangelista. Casi todo el material que aquí se utiliza consta de dichos que provienen de palabras
pronunciadas por Jesús en varias ocasiones o bien de frases que se han formado al interior de
comunidades cristianas o judías que estaban sometidas a graves pruebas internas y externas.
La primera serie (w. 5-8 y 24-27), excepto el versículo 5 que es redaccional, constituye
la parte más propiamente apocalíptica de este discurso. Allí se reconoce la utilización de este
documento judío-cristiano anterior (o de un antiguo poema litúrgico) que se inspiraba en la gran
visión de Dn 7, en la cual el profeta descubre la aparición gloriosa del Hijo del hombre.
En la segunda serie (vv. 9-13), excepto el versículo 10 que ciertamente es de Marcos,
los versículos 9, 11-13 se presentan como una colección de cinco dichos de Jesús de carácter
exhortativo con referencia a varias circunstancias de persecución en ¡as cuales se habrían
de encontrar sus seguidores, a los cuales se les promete la asistencia del Espíritu Santo,
para que puedan perseverar hasta el final. Probablemente estos dichos fueron utilizados de
modo particular por la comunidad cristiana de Roma, mientras estaba sometida a la dura
persecución de Nerón. Pero su difusión incluso en las comunidades de Palestina es determinada
por Mt 10, 17-22, donde se encuentran los mismos dichos (unidos en virtud de la palabra -
referencia "entregar"), incluidos en el contexto de la misión de los discípulos, como exhortación
a profesar la fe sin miedo. En el pasaje paralelo del discurso escatológico, Mateo hace alusión
de un modo genérico a estas persecuciones (cf. 24, 9ss.).
Es evidente que esta serie de versículos y las dos siguientes rompen la unidad originaria
de la.primera serie que, como io hemos visto, está constituida por los versículos 6-8 y 24-27.
Comprendemos el porqué de esta recomposición que Marcos hace a su evangelio, si pensamos
que él utilizó los trozos de la literatura apocalíptica del tiempo de persecución para exhortar a
la unidad, a la valentía y ala perseverancia sobre todo en los momentos de la prueba.
La tercera serie (vv. 14-20) presenta otras señales premonitoras, que se toman esta vez
ya no en la escena de la humanidad entera, sino de la situación desastrosa de una parte de
Palestina, Judea. Los últimos dos versículos, sin embargo, parece que se reabren a un horizonte

67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23 523
más amplio y se revisten de nuevo de un lenguaje más vistosamente apocalíptico. Es difíc
afirmar hasta qué punto esos versículos se remonten directamente hasta ]esús. Parece q
Marcos se sirvió de una colección palestina de profecías acerca de la ruina de Jerusalén c
autor podría haber sido incluso algún profeta hebreo o cristiano de ese tiempo, que interp
un momento dramático de la historia judía, como señal de un evento futuro que habría de
interesar a todos los pueblos.
En la cuarta serie (vv. 21-23) los primeros dos versículos refieren dos dichos que se l
también en otros pasajes de los sinópticos con variantes en la forma; el mismo Marcos ya h
utilizado una versión más breve de ellos en el versículo 6. El estilo acentuadamente apocalíp
los acerca a los versículos inmediatamente anteriores y al trozo siguiente, con respecto a
cuales se puede anotar otro enganche a través de la palabra-referencia "elegidos" (vv. 20
y 27). El versículo 23, que es ciertamente redaccional, hace resonar la exhortación insisten
que subyace a todo este discurso.
Entonces constatamos que marcos llevó a cabo una gran reelaboración de los. docume
que la tradición le suministraba. Su mano es reconocible en los diferentes pasajes redaccio
y en la recomposición de los diferentes trozos, de los cuales emerge claramente la intenc
teológica y la preocupación pastoral que lo guiaron.
Con base en la convicción de que Dios guía la historia hacia la realización del designi
de salvación y de su juicio sobre los acontecimientos humanos, el evangelista exhorta a la
comunidad a un triple compromiso: confiar en que Dios no abandona a sus "elegidos"; hac
capaces de descubrir las señales de la acción de Dios en los acontecimientos actuales, inclu
los más borrascosos; permanecer anclados en el genuino mensaje.evangélico (cf el llamam
insistente a "estar atentos"y a "velar", en los vv. 5.9.23.33.35.37). De estemodo los creyente
se prepararán adecuadamente a los acontecimientos decisivos futuros.
Al acentuar fuertemente la necesidad del compromiso en el momento actual de la histor
cuya duración no se precisa (vv. 7c.8c.10.13b), Marcos redimensiona y corrige la espe
exagerada de unfinalinminente que a menudo subyacía a la literatura apocalíptica. Así, e
discurso escatológico viene a ser más bien una meditación sobre la historia actual, leída e
perspectiva de la manifestación gloriosa de Señor, juez de la historia, sin detenerse en una
descripción curiosa y desinteresada de un futuro, que no se puede imaginar.

5 Jesús empezó a decirles: "Miren que no los engañe nadie.


6 Vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: 'Yo soy', y engañarán a
muchos.
7 Cuando oigan hablar de guerras y de rumores de guerras, no se alarmen; porque
eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin.
8 Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá terremotos
en diversos lugares, habrá hambre: esto será el comienzo de los dolores.
9 Miren por ustedes mismos; los entregarán a los tribunales, serán azotados en
las sinagogas y comparecerán ante gobernadores y reyes por mi causa, para que
den testimonio ante ellos.
10 Y es preciso que antes sea proclamada la Buena Nueva a todas las naciones.
11 Cuando los lleven para entregarlos, no se preocupen de qué van a decir; sino
hablen lo que se les comunique en aquel momento. Porque no serán ustedes los
que hablarán, sino el Espíritu Santo.

524 67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23
12 El hermano entregará a la muerte a su hermano, y el padre al hijo, y los hijos se
alzarán contra los padres, y los matarán.
13 Y serán odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta
el fin, ése se salvará.
14 Pero cuando vean la abominación de la desolación erigida donde no debe (el que
lea, que entienda), entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes;
15 el que esté en el terrado, no baje ni entre a recoger algo de su casa,
16 y el que esté por el campo, no regrese en busca de su manto.
17 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
18 Rueguen para que no suceda eso en invierno.
19 Porque en aquellos días habrá una tribulación cual no la hubo desde el principio
de la creación, que hizo Dios, hasta el presente, ni la volverá a haber.
20 Y si el Señor no abreviase aquellos días, no se salvaría nadie, pero en atención a
los elegidos que él escogió, ha abreviado los días.
21 Entonces, si alguno les dice: 'Aquí está el Cristo', o 'está allí', no le crean.
22 Pues surgirán falsos cristos y falsos profetas y realizarán señales y prodigios con
el propósito de engañar, si fuera posible, a los elegidos.
23 Ustedes, pues, estén sobre aviso; miren que se lo he predicho todo.

v. 5: empezó a decirles: es el discurso más am- culminantes y definitivos de toda la historia, he


plio que Marcos coloca en boca de Jesús. Como ya aquí que a menudo en el lenguaje teológico, se
lo hemos visto y lo veremos en la presentación de interpreta como momento escatológico también la
los pasajes de este capítulo, el evangelista reelabora realización y el cumplimiento de las promesas del
y organiza un amplio material de un género muy Antiguo Testamento en la persona de Jesús e incluso
variado que le llegaba de la tradición. en la vida de los cristianos, hoy, por cuanto ellos,
Al comprobar que Mateo y Lucas hacen la al vivir con compromiso su fe, hacen presentes
misma cosa, respectivamente en los capítulos 24- ahora en el mundo los valores de salvación-libera-
25 y 21 de sus evangelios, podemos ver allí la ción, anunciados y conquistados por Jesús. En cada
aplicación de un modelo literario que es frecuente uno de los momentos de la historia no se tendrá
en la antigüedad, según el cual, en la presentación evidentemente sino una actuación parcial de ellos
de un personaje ilustre, se incluía un discurso suyo como anticipo y prenda de su realización plena al
antes de describir su muerte. Es un modelo que se final de los siglos. Obviamente en la mejor literatura
halla también en los primeros escritos cristianos, escatológica, ni cada etapa, ni la meta final de esta
que a veces terminaban con reflexiones acerca del evolución de la historia se designan en su sucesión
futuro (cf. también el discurso de la última cena en o fecha ni siquiera de un modo genérico. Ningún
]n 13-17aunque esté elaborado dentro de un marco calendario se ofrece a nuestra curiosidad. Las indica-
teológico muy diferente). ciones de los tiempos o momentos tienen sólo el
valor de conexión o forman parte del bagaje de
La presencia de la perspectiva "escatológica" imágenes que se han de descodificar.
-del griego "ésjaton"= realidad última y aconte-
cimiento final- en los escritos judíos y cristianos Precisamente porque los escritos escatológicos
corresponde al intento de expresar con palabras, judío-cristianos afrontan estos temas complejos,
que por una parte son siempre inadecuadas, lo que, que implican varias dimensiones, y suponen un
a la luz de la fe, se puede pensar con respecto a los contraste final dramático entre Dios y las fuerzas
acontecimientos de la historia y del mundo, que del mal, ellos encuentran su forma expresiva en
sucederán en un futuro absolutamente impredecible. el género literario típicamente judío denominado
Pero como la venida de Jesús al mundo y sobre todo "apocalíptico" (de "Apocalipsis" = revelación de
su muerte y resurrección para los creyentes cristianos las cosas ocultas): lenguaje exhortativo para un
son los acontecimientos finales en el sentido de tiempo de persecución, que se caracteriza por un

67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23 525
acoso fantástico de imágenes, símbolos y vaticinios, a acontecimientos, que en esos años turbaban el
bajo los cuales es necesario leer ese núcleo de ánimo de la gente.
significado religioso que los autores han querido No se alarmen: también esta invitación a la
transmitirnos. calma es un rasgo de los escritos apocalípticos.
Aparece entonces claro que el horizonte del Dios guía la historia incluso en los momentos más
futuro y el género apocalíptico son el primero el dramáticos: por consiguiente, no hay motivo para
objeto y el segundo el instrumento de comunicación temer. La convicción de que en los hechos huma-
de un discurso escatológico. nos se actúa el designio de Dios está expresada en
Para el que hace una lectura atenta, el texto del el sucesivo "es necesario" (cf. nota a 8, 31).
discurso escatológico en los sinópticos, especialmente No es todavía elfin:al suceder estas calamidades,
el de Marcos, presenta numerosísimas alusiones y todavía no llega el final, sino que tan sólo será una
ubicaciones directas de pasajes veterotestamentarios señal premonitoria. Este puede ser un indicio de que
de carácter apocalíptico, que abundan en los profetas Marcos aquí quiere referirse a acontecimientos pre-
(cf. sobre todo el libro de Daniel); muchas son las sentes, ante los cuales la perseverancia y la firmeza
alusiones incluso a escritos apocalípticos apócrifos. A de los primeros cristianos se veían expuestas a dura
través de la mediación de la Sagrada Escritura la comu- prueba. Afirmar que lo que acontecerá en el mundo
nidad cristiana ha heredado del judaismo un bagaje de será sólo "el comienzo de los dolores'', puede signi-
imágenes y de vocablos de carácter apocalíptico, que ficar también que sucederán hechos aún más graves,
ha llegado a ser el instrumento para volver a expresar que afectarán a los creyentes muy de cerca, como se
la reflexión sobre la realidad escatológica a la luz de especifica en los versículos siguientes (acusaciones,
una nueva fe cristiana. golpes, contrastes, odios a causa de su fe en Jesús).
Miren: como un leit-motiv el llamamiento a la El comienzo de los dolores: la imagen de la mu-
vigilancia vuelve confrecuenciaen este capítulo 13 jer que sufre en los dolores del parto ya se hallaba
(vv. 5. 9. 23. 33. 35. 37: las primeras cuatro veces presente en los profetas y luego la retomó la tradi-
tenemos el mismo verbo en el texto griego); cada ción rabínica.
vez asume el significado particular, según el con- v. 9: los entregarán: cf. también en los versículos
texto de reflexiones en el cual se coloca. 11 y 12; la importancia de esfe verbo emerge en el
v.6: usurpando miñambre... "Yosoy": noesfácil capítulo siguiente, donde se uñe con frecuencia a
captar el significado exacto de estas dos expresiones Jesús (cf. nota a 14, 10).
colocadas la una junto a la otra. Tal vez se hace alu- A los tribunales: al usarlo en plural, el término
sión al intento de algunas personas de hacerse pasar se refiere a los consejos locales o tribunales discipli -
en la comunidad cristiana por Jesús vuelto a la vida, narios constituidos entre las comunidades hebreas.
apelando directamente a sus palabras (cf. también Se hace alusión a las persecuciones que los cris-
Hch 20, 29ss.; 2Ts 2, 2 y Ijn 2,18). tianos sufrieron de parte de los judíos (cf. también
En Mt 24, 5 la ambigüedad se supera con "Yo / n l 5 , 20ss.;16,2).
soy el Cristo" (es decir, el Mesías). Pero antes del Ante gobernadores y reyes: muy pronto también
siglo II d.C. (cf. el caso de un individuo de nombre los diferentes representantes de la autoridad roma-
Bar Cocba) no se tienen elementos para afirmar que na comenzaron a golpear a los seguidores de Jesús.
haya habido unos presuntos mesías; por las indica- Estas referencias explícitas a persecuciones son moti-
ciones que poseemos no se puede considerar como vadas también por la experiencia de los primeros
tales Teudas ni Judas el Galileo a los que se hace cristianos, que fueron denunciados y golpeados cada
referencia en Hch 5, 36ss. y en un pasaje de la obra vez más duramente. Pero el contexto del mismo evan -
del historiador judío Flavio Josefo. gelio (cf. el destino de Juan Bautista en 6, 17ss. y los
En todo caso estas primeras frases del discurso anuncios de la pasión) induce a pensar que en estas
escatológico debían formar parte de un grupo de palabras resuena alguna profecía real de Jesús acerca
dichos relativos a la venida final de Cristo como del destino de los discípulos, que estaban llamados a
juez. recorrer el mismo camino (cf. Mt 10, 24).
vv. 7ss. Las guerras, las calamidades naturales, Por mi causa: cf. 10, 29 donde encontramos la
las luchas fratricidas y los trastornos cósmicos añadidura: "y a causa del evangelio".
(cf. también vv. 12 y 24ss.) se encuentran ya en v. 10. Es ciertamente una inserción de Marcos
los profetas como señales de los eventos finales y entre dos versículos muy relacionados entre sí. El
vuelven frecuentemente en los escritos apocalíp- tema de la evangelización a todos los pueblos le
ticos (cf. Ap 6 y los Apocalipsis apócrifos). En la interesa mucho al evangelista (cf. el episodio de la
presentación que Marcos hace a algunos de estos sirofenicia, en 7, 24-30 y del centurión en 15, 39)
fenómenos tal vez se puede ver alguna referencia y refleja ciertamente el pensamiento de Jesús. El

526 67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23
lenguaje está constituido por términos ampliamente v. 13: por causa de mi nombre: cf. Hch 4, 17ss.;
usados por san Pablo. Lucas omite por completo 5,40ss;lP4,14.
este versículo; Mateo lo presenta en otra forma (cf. Hasta el fin: probablemente aquí, en forma
24,14). distinta de la expresión del v. 7, "fin" significa
Antes: el significado es ciertamente "antes de la muerte del discípulo (cf. Ap 2, 10). También
los acontecimientos finales", preanunciados por las con la variación del significado de esa palabra, se
señales indicadas. puede comprobar que el discurso escatológico pasa
Es preciso: en el designio de Dios (cf. el uso del con frecuencia de la consideración de las señales
verbo que suele usar como en el v. 7) entra también premonitorias del fin del mundo, a la exhortación
la predicación del evangelio en todo el mundo (cf. que se dirige a la generación actual.
notas a 8, 31; 11, 17; 12, 9). El que persevere: al tema del seguimiento de
v. 11: sino el Espíritu Santo: Marcos ya ha nom- Jesús ahora se añade el de la "perseverancia" del
brado el Espíritu Santo en 1, 8. 10.12; 3, 29; 12, 36, discípulo, como fidelidad constante y tenaz en el
por lo general como principio de luz y vida nueva, camino emprendido y la- valentía para sostener
para comprender y cumplir fielmente el designio incluso contrariedades y sufrimientos.
de la voluntad de Dios. La promesa del don del v. 14: la abominación de la desolación: laexpresión
Espíritu, que Jesús hizo durante su ministerio, se (literalmente: la abominación horrenda, desoladora)
halla en el origen de la formulación de este dicho; deriva de Dn 9, 27; 12,11 y se encuentra también en
luego la fuerte experiencia del Espíritu, que sos- lM\, 54 para indicar la profanación del templo con
tenía a las primeras comunidades cristianas, hizo la entronización de divinidades paganas.
que él volviera con frecuencia en diferentes circuns- No es posible determinar exactamente a qué quie-
tancias en boca de los cristianos, como consuelo y re referirse Marcos al reproducir esta expresión.
fuerza "en la hora" de la prueba. La frase supone ciertamente un sujeto personal:
La forma originaria de este dicho se puede una persona que usurpa un puesto que no le corres-
reconocer en Mt 10, 20, donde se habla del "Espí- ponde (que está "allí donde no conviene"). En
ritu de su Padre", que es un pasaje paralelo a Le 12, las cartas de los apóstoles encontramos varias alu-
12. En cambio Mateo no lo menciona en el discurso siones al "anticristo" (cf. 2Ts 2, lss.; ljn 2, 18; 4,
escatológico. 3). Pero ni siquiera acerca de esto sabemos decir
Le 21, 15, es decir, en el pasaje correspondiente algo preciso. Por otra parte, el lenguaje oscuro es
de este discurso, refiere el mismo dicho, pero susti- típico de los textos apocalípticos.
tuye el Espíritu Santo por Cristo resucitado: eso Ciertamente se hace alusión aquí a una situa-
demuestra que los primeros cristianos estaban con- ción de gravedad excepcional, tal vez al estado de
vencidos de que en el don del Espíritu Santo actua- postración en el cual se encontraba el pueblo judío,
ba el mismo Cristo. dominado cada vez más pesadamente por los roma-
v. 12: La combinación continua de elementos nos, en los años anteriores a la destrucción de Jeru-
apocalípticos y de expresiones exhortativas caracte- salén, que aconteció luego en el año 70. En ese caso
rísticas de este discurso escatológico, se puede encon- se explican mejor también las palabras sucesivas que
trar también en la inserción del dicho, que es de se refieren a circunstancias dramáticas en las que
entonación claramente apocalíptica, y es referido aquí, se habría de encontrar la región de Judea. Aunque
en la serie de otros dichos, que tienden a sostener a los Marcos escribiera en Roma inmediatamente después
primeros cristianos que estaban sometidos a dife- del año 60, podía ciertamente estar informado acerca
rentes formas de persecución. El verbo "entregar" de la situación terrible que se estaba determinando
(arrestar) de los versículos 9 y 11, que se lee también en Palestina.
en este dicho, debió determinar su inserción en este El que lea, que entienda: es una frase de uso
punto. apocalíptico para indicar al lector que precisamente
La interpretación de los contrastes internos a aquí debe dedicar su mente para comprender lo
la misma familia como señales apocalípticas puede que se ha dicho de un modo oscuro, es decir, la cita
remontarse al profeta Mt 7, 6. no declarada de Daniel y su significado actual.
- El dicho originario de Jesús tal vez se puede Huyan a los montes: estas sugerencias y las
reconocer en Le 12, 52ss. Al incluirlo en este otras en los vv. 15ss. indican el estado de agitación
punto del discurso escatológico parece que queda de Judea en los años setenta; pero todavía se trata
adaptado a la situación de hostilidad general (cf. de presagios, porque sigue siendo incierto el mo-
"odiados de todos", en el versículo siguiente) con- mento en que sucederá la "abominación de la deso-
tra los cristianos en tiempos de la persecución de lación" (v. 18).
Nerón.

67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23 527
v. 17: Es típico de los pronósticos apocalípticos se formó sucesivamente en el ámbito de la comuni-
también este detalle que se refiere a la desgracia dad. Las ideas expresadas, además del vocabulario,
que se abatirá indistintamente sobre las madres y se encuentran también en 2Ts 2, 9. El aspecto
los niños. Pero aquí las expresiones de descripción más grave y peligroso de la "tribulación" de "esos
son muy sobrias. días" será precisamente la presencia de estos falsos
v. 19: aquellos días: al igual que en el versículo maestros, que intentarán suscitar en los creyentes
17, también aquí y luego en los versículos 20 (dos dudas y desviaciones, sirviéndose incluso de los
veces) y 24 la gravedad excepcional de la situación gestos prodigiosos.
se subraya también con esta expresión que tiene Falsos cristianos y falsos profetas: además de la
una fuerte resonancia profética. En los versículos figura del "falso profeta" conocida desde el Antiguo
19ss., el tono apocalíptico va creciendo de nuevo. Testamento (cf. Dt 13,2-4), se denuncia ahora también
Aunque ellos son profundamente judíos en las la del "falso cristo", al cual harán alusión numerosos
ideas y en el lenguaje, probablemente no tienen a pasajes de los Hechos de los Apóstoles y de las cartas
Jesús como autor: en efecto, El nunca es favorable de los apóstoles. También este tipo de advertencia
en esas elucubraciones apocalípticas. Tal vez son formaba parte de los pronósticos apocalípticos.
redundancias, que se han formado en la práctica v. 23: Como ya lo hemos anotado (cf. nota al v.
de la predicación, de los versículos 15-18, que en 5), lacontinuapreocupación pastoral, que subyace al
cambio refieren dichos auténticos. discurso escatológico, se expresa también mediante
Una tribulación, cual...: cf. Dn 12, 1 y otros la representación de esta exhortación. Marcos aquí
pasajes de los profetas, que describen grandes de manera especial quiere poner en guardia a los
tribulaciones. discípulos contra el fácil entusiasmo por una fe
v. 20: si el Señor no abreviase: es todavía un rasgo más ligada a manifestaciones prodigiosas, que al
de los escritos apocalípticos, como consideración del camino de Cristo como siervo que sufre. Es la sus-
poder misericordioso de Dios. tancia de la teología de Marcos, que emerge tam-
bién aquí: el único verdadero redentor es Jesús
Nadie: en el texto griego leemos' 'ninguna carne";
que pasará a través de la pasión y de la muerte,
es una expresión típicamente semita para indicar al
que es un tema ya proclamado en 8, 31 y que está
ser humano en su debilidad y precariedad.
presente continuamente en esta página. Se puede
En atención a los elegidos: son los creyentes cris- decir también de las numerosas referencias y coinci-
tianos, llamados por Dios, como lo había sido el pue- dencias entre este capítulo y los capítulos 14 y 15
blo de Israel. Este tema de los "elegidos" constituye acerca de la pasión (cf. 13, 9 en relación con 14, 53-
un elemento ulterior de enlace entre los versículos 20 15, 15; 13, 22ss. en relación con 14, 33-46. 50. 66-
y 22 y el versículo 27 del trozo siguiente. 72; en relación con 14, 17. 43. 72; 15,1).
v. 21: Es un dicho pronunciado por Jesús, del
Se lo he predicho todo: es el verbo usado normal-
cual leemos una versión paralela en Le 17, 23 que
mente para los anuncios proféticos. El "todo" no
a su vez corresponde a Mt 24, 26. Su inserción en
se refiere a lo que era el objeto de la pregunta de
este punto, presumiblemente por obrade un copila-
los discípulos (cf. v. 4), a la cual Jesús responde
dor anterior a Marcos, rompe la sucesión escrita de
directamente en el versículo 32, sino a lo que ha
los versículos 20 y 22, que originariamente debían
expuesto en las diferentes partes de este discurso
estar unidos. Marcos ya había utilizado un dicho
acerca de las señales premonitorias del final, las
semejante en el versículo 6.
situaciones actuales de crisis y de persecución, la
v. 22: Este dicho tanto por su estilo como por necesidad de ser tenaces en la perseverancia en
su contenido se engancha en los versículos 19ss. de creer, sagaces en la interpretación de la historia y
carácter apocalíptico; también éste, como aquellos, muy confiados en el Señor.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Ustedes, pues, estén sobre aviso, miren que se lo he predicho todo"


En este trozo Marcos no ofrece especulaciones fantásticas sobre el futuro ni sobre el fin
del mundo, que agrada tanto a los hombres de toda época. Tales elucubraciones desviaron
fuertemente a las comunidades primitivas (por ejemplo, la de Tesalónica), así como lo
hacen con la cristiandad actual que, en nombre de un mundo "sobrenatural" y "futuro"
evade, y se margina de la responsabilidad concreta del presente. El discurso escatológico

528 67, LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23
está totalmente orientado a hacer que la comunidad cristiana viva el momento presente,
adecuado a descubrir en él el nacimiento de una realidad nueva de un "mundo diferente
que viene", es decir, el reino de Dios, con la certeza de que Cristo es el sentido oculto de la
historia, el rostro escondido del hombre.
A pesar de las apariencias de este trozo, debidas al género literario (apocalíptico), Jesús
no habla de cosas extrañas, ni de catástrofes cósmicas, frente a las cuales la actitud única
sería la de cerrar los ojos ante las cosas equivocadas que hoy nos torturan y que serían
pequeneces sin importancia en comparación con aquellas.
En cambio, nos hablan de "males cotidianos" que hacen penosa la existencia del hom-
bre. En ellos el cristiano debe descubrir el sentido del evangelio y vivir la propia fe de
Cristo el Señor, comprometiéndose en la solución positiva de la historia, que está confiada
totalmente a la responsabilidad de sus manos (cf. v. 34).
Los hechos que narran no se desarrollan en un futuro recóndito: son las faltas de sentido
y los males los que golpean a todos los hombres -y con ellos particularmentelos cristianos,
que se comprometen en la lucha contra ellos-; son esos males que provienen de la lógica
de 1 poder, es decir, del mundo, contra los cuales choca precisamente el que sigue la lógica
opuesta del evangelio (cf. Hb 12, 4-12).
Los hechos que narran aquí se verifican para Marcos en el acto de dar muerte a Jesús,
y encuentran su solución positiva en la intervención de Dios que se manifiesta mediante
la resurrección en el momento en el cual todo estaba perdido irremediablemente. El dis-
curso escatológico es el preludio de la pasión-resurrección. Como siempre, los hechos
que conciernen a Jesús interesan siempre también a sus discípulos. En efecto, el discurso
va dirigido a la Iglesia, para que no se deje desviar. De aquí el llamamiento repetido cons-
tantemente a la atención y a la vigilia (w. 5. 9. 23. 33. 35. 37), y la exclamación de Marcos
mismo precisamente en el punto más oscuro y ambiguo: "¡El que lea, que entienda"! (v. 14).
El trozo está en medio de dos acciones que tienden a poner en guardia contra los
engañadores y los alarmistas (w. 5. 6. 21-23). En el centro se halla la descripción de la
lucha de los cristianos (guerras, terremotos y carestías: w. 7-8) colocados en paralelos con
la "gran devastación", que, desde su condición de mal final, se convierte en la suma de ellos
(w. 14-20). En todos estos males es necesario descubrir el sufrimiento del nacimiento del
mundo nuevo.
En vista de lo complejo del discurso, por comodidad examinemos su mensaje divi-
diéndolo en tres puntos, según la semejanza de los contenidos.

1 - Los engañadores y los alarmistas (vv, 5-6.21-23).


La puesta en guardia contra ellos sirve de marco a todo el cuadro. En efecto, precisa-
mente en los momentos de desorientación y de crisis, cuando todas las seguridades llegan
a faltar (a menudo porque la historia está progresando, desencallándose o quitándose
las amarras de situaciones pasadas para navegar hacia un futuro de justicia incierto y
totalmente aún por inventar), es fácil abdicar, precisamente en nombre de la religión, el
propio compromiso histórico y a evadirse de las propias responsabilidades. Por eso, en
toda época no faltan nunca los charlatanes ni los falsos profetas, que tienen éxito en la onda
de la emotividad religiosa del pueblo. Ellos ofrecen seguridades ilusorias y se declaran
enviados por Dios. Dice Jesús: "Miren que no los engañe nadie" (w. 5-6). Además de
estos engañadores, aparecen también los alarmistas, que pretenden indicar dónde está la

67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23 529
salvación, hablando continuamente de "Cristo aquí, Cristo allí" fuera de las situaciones
concretas. "No lo crean", dice Jesús (v. 21). Habrá también alguien que logrará realizar
"señales y prodigios" (v. 22). Pero son falsos cristos y falsos profetas porque, aunque obren
verdaderas señales y verdaderos prodigios, tienden a engañar, si fuere posible, incluso a los
"elegidos". Éstos deben tener fe sencillamente en la palabra de Jesús, que nos ha trazado un
camino preciso para seguir (vv. 23-23; cf. las amonestaciones análogas en Dt 13,1-6). En
fin, es necesario guardarse de las nuevas revelaciones queflorecenen el terreno fecundo de
la religiosidad popular, para permanecer fieles a la palabra de Jesús, que nos ha dicho que
lo sigamos con libertad de espíritu y animados por la auténtica caridad fraterna.
El resultado común de todos los embusteros y alarmistas religiosos -resultado con
base en el cual se juzga si son precisamente tales- es el de crear turbación y de apartar a los
creyentes de una vida comprometida, ofreciendo evasiones fáciles y haciendo que queden
con una mano en la otra: se crean en losfielesansias y preocupaciones que los desorientan
y los apartan de cumplir la palabra del Señor. Es útil anotar que pueden incluso realmente
obrar "señales y prodigios". Pero para el cristiano no son éstos los que valen. Así como
tampoco la sed de lo "sobrenatural", sino el seguimiento de Jesús en la vida cotidiana.
Tanto en la comunidad primitiva (2Ts 2,1 -2) como en la actualidad, los cristianos con
frecuencia son extraviados por este tipo de gente religiosa y fanática, y pierden la fe genuina
en la palabra de Jesús y el compromiso práctico para hacerla fructificar en el momento
histórico presente. Nace así la "religión como opio", tan alejada de las intenciones de Cristo.
Aunque esta gente realice verdaderas señales y prodigios, aunque digan: "Señor, Señor",
aunque profeticen en su nombre, no se deben escuchar en absoluto, dice Mateo en polémica
con los carismáticos de su tiempo (Mt 7, 22ss.). En efecto, seremos juzgados por nuestra
misma praxis si es conforme a la de Jesús (8, 35-38; cf. Mt 25, 34-46: el juicio final).
Por consiguiente, el cristiano es exhortado fuertemente, por este discurso de despedida
de Jesús, a no angustiarse, a no caer a merced de una credulidad fácil o espejismos. Es
necesario prestar atención sólo a la palabras de Jesús que con su vida nos lo ha revelado todo:
"Ustedes, pues, estén sobre aviso; miren que les he predicho todo" (v. 23). De hecho, Él es el
principio y el cumplimiento de toda la obra de Dios y de su revelación (cf. fíb 1,1-4): "Todo
esto yo les mando, cuiden de ponerlo por obra, sin añadir ni quitar nada" {Dt 13,1).
2 ~ Guerras, terremotos, carestías y gran desolación (vv. 7-8.14-20)
Aquí se describe la situación normal, la de la lógica del mundo, en la cual el cristiano
viene a encontrarse y por la cual sufre en primera persona como todo ser humano. En la
realidad concreta de la historia de cada día donde, junto con el mal que según parece nos va
a engullir, viene a nuestro encuentro la felicidad de Dios para el que esfiela Jesús el Señor
y a su mensaje.
Ante todo (w. 7-8) se habla de las potencias que están en conflicto entre sí. El cuadro
se vuelve más oscuro porque está acompañado de terremotos, que sorprenden a todos sin
preaviso, como si la tierra se rebelara contra el hombre y quisiera quitárselo de encima. A
todo esto se agrega como triste consecuencia la carestía, que hace morir de dolor al que ha
sobrevivido a la violencia del hombre y de la tierra. Es como si se cerrara el cielo sobre la
tierra, y ya no quisiera fecundarla. Así tenemos una situación de violencia general: sobre la
tierra donde se matan; bajo la tierra, donde se desencadenan los poderes del abismo, y en
el cielo, que se vuelve hostil y mudo para la tierra.

530 67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23
Como se ve, la situación es análoga a la que se verificó después del pecado, en la cual el
hombre hace uso de la violencia contra el hombre (Gn 3,16; 4) y la tierra se revela contra
el hombre (Gn 3,17-19), junto con el cielo (Gn 7).
Las guerras, los terremotos y las carestías siempre han sido entendidos por la gente
como una azote tremendo de Dios que deja recaer sobre el hombre su maldad. El hombre,
bajo el signo del poder, se olvida deDios y quiere quitarse de encima su soberanía, que es la
única garantía de libertad para el hombre. Así pasa al demonio de la esclavitud mutuamente
ejercida y sufrida. En este sentido es "necesario que las guerras sucedan", dice Jesús (v. 7b):
son inevitables, a no ser que el hombre acepte la soberanía de Dios y renuncie a ejercer el
poder sobre el hombre. Sin embargo, también estas guerras entran en un designio positivo y
son el juicio concreto de Dios sobre el hombre y sobre su historia: ¡el destino último de todos
los poderosos, que luchan por el dominio, es la autodestrucción por medio de su misma
violencia!
En esta situación el cristiano no debe alarmarse, pues todo esto no es señal del fin ni
de la catástrofe (v. 7), sino el futuro de la lógica interna de este mundo que ya está a punto
de marchitarse, y juntamente el mismo juicio de Dios, que bate al poderoso para liberar al
oprimido. Por eso el cristiano debe ver allí el "principio de los dolores de parto" (v. 8) de
la nueva creación que Dios está realizando. Es un parto muy duro, porque son grandes la
violencia y la injusticia del hombre que se autodestruye. Pero la mirada del creyente debe
permanecer límpida y llena de esperanza, dirigida al futuro de libertad y de justicia y de
paz que está naciendo.
En los versículos 14-20 se habla de la gran crisisfinal,cuando aparece "la abominación
de la desolación" (v. 14, es decir, el devastador abominable del que habla Dn 9, 27; 11, 31;
12,11). En Daniel esta expresión indica a Antíoco IV Epífanes (168 a. C), que profanó el
templo -gesto que el profeta intuye como destrucción de la ciudad misma y del santuario.
Tal vez Marcos, al usar la misma expresión, se refiere a Calígula -que en el año 40 d. C.
había cumplido un gesto semejante al de Antíoco- e intuye, en la línea de Dn 9, 26, la
próxima destrucción del templo, que llevará a cabo Tito. Ciertamente a nivel redaccional
Marcos considera como destrucción del templo la muerte que sufrirá Cristo en la Cruz, Él
que es el verdadero templo, para resucitar luego como nuevo templo vivo, constituido por
los mismos discípulos después del don de su Espíritu.
Se trata de "una turbación, cual no la hubo desde el principio de la creación" (v. 19 =
Dn 12,1). La descripción que se hace de ella es genérica, pero realista, típica de la literatura
apocalíptica, que, con algún rasgo característico, pinta un cuadro de catástrofe universal
(w. 14-18). Pero permanece la convicción profunda del creyente que, inclusive en una
prueba semejante, Dios asiste al hombre por amor a susfieles(v. 20).
"¡El que lea, que entienda!", escribe Marcos (v. 14): es una situación extremadamente
dramática ésta, que se presenta. Pero en ella hay que leer y comprender no la angustia ni los
espantos que difunden los falsos mesías y los falsos profetas (w. 21-25), sino precisamente
el apuro lleno de esperanza del mundo que está a punto de surgir: "¡He aquí que hago un
mundo nuevo!" (Ap 21, 5; Is 65,17).
Son los gemidos y los dolores de parto de la nueva criatura (Rm 8, 22). El cristiano está
llamado nuevamente a estar atento, de tal modo que comprenda y viva el significado de estos
acontecimientos que, aunque hayan sido la trama trágica del tejido de la historia humana,
no constituyen su sentido definitivo. En efecto, en estos acontecimientos hay que ver no

67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23 531
un choque frontal del cual ninguno se libra, sino el campo de la decisión responsable, en el
cual aparecerá la liberación de Dios para quien es fiel al Señor de la historia (cf. los trozos
siguientes).
3 — Persecuciones (vv. 9-13)
El punto central de esta primera parte del discurso lo ocupan estos versículos. En ellos
hay la preocupación por la situación particular en la cual, en el contexto más general,
vienen a encontrarse los cristianos a causa de la lucha por la fe. El evangelista se dirige a la
comunidad y le predice lo que ella debe sufrir y cómo debe comportarse en la lucha violenta
si quiere ser fiel a Jesús su Señor, que fue el primero en afrontarla. El destino de la Iglesia,
que quiere seguir a su Maestro, es un destino de pasión, de persecución y de martirio, como
nos lo atestiguan los documentos de la primera comunidad cristiana (cf. Hch 5, 18-40; 9,
lss.; 12, 2; 6, 22ss.; 21, 33; 25, 9; 26,1). Este es su destino cotidiano de siempre, si quiere
testimoniar el evangelio: no es señal del final, sino solamente el principio de testimonio del
evangelio que debe ser llevado a todos los pueblos (v. 10). Lejos de estar al final, le queda
por consiguiente a la comunidad un camino largo por recorrer, lleno de dificultades. Pero
no debe preocuparse del modo como tendrá que defenderse, "no serán ustedes los que
hablarán, sino el Espíritu Santo" (v. 11). Habrá odios, laceraciones, defecciones, ruptura
de vínculos familiares, delaciones y traiciones incluso en la misma comunidad (vv. 12-13),
precisamente como le sucedió a Jesús en su vida y sobre todo en su pasión. Por eso si se
quiere tener la salvación de Dios, es necesaria la perseverancia.
Para concluir: las características de la comunidad deben ser la vigilancia, la fidelidad
a la palabra del Señor, el testimonio que de allí brota, la confianza en el espíritu y la
perseverancia, es decir, la valentía de llevar adelante esta lucha hasta el final.
Como se ve, todo este discurso se dirige a la comunidad no para satisfacer su prurito
de oír novedades religiosas o su curiosidad de conocer elfinalde los tiempos y del futuro.
Todo eso tiende a alienarla del presente y a desresponsabilizarla de su compromiso de
testimoniar a Cristo el Señor.
El discurso escatológico lo pronunció Jesús precisamente para obviar esas desviaciones,
e inducir al cristiano a vivir sin evasiones el momento presente hasta el fondo, asumiendo
todas sus responsabilidades. Sobre el cristiano, como sobre todo hombre, pesa todo
el esplendor de una historia negativa de poder y de violencia: es en ésta donde él debe
testimoniar el evangelio, con vigilancia crítica contra todas las evasiones religiosas; con
fidelidad en la lucha contra el mal; con plena confianza en el Espíritu Santo de Jesús del
cual vive, y con perseverancia hasta el final.
Entonces el cristiano no es uno que "espera" el fin el mundo, permaneciendo con los
brazos cruzados. Es protagonista activo de la historia y, aunque se hace cargo de su nega-
tividad, como Jesús, mira hacia delante con confianza y esperanza. En efecto, sabe que el
mundo no se consume y no termina en la frustración ni el fracaso total, sino que encuentra
su cumplimiento positivo en la venida del Hijo del hombre, como se dirá en el pasaje
siguiente.

532 67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23
ACTUALIZACIÓN

Lo negativo de la historia: los costos


El templo está destruido, porque Dios se halla presente en la historia. Su presencia
producirá sus frutos. En este pasaje se dice cuáles son los costos: hacerse cargo de lo nega-
tivo de la historia, para superarlo ahora ya parcialmente.
Este discurso de Jesús quiere eliminar muchos malentendidos típicos de las personas
religiosas. Para comprenderlo es necesario tener claro que aquí Jesús no quiere hablar de
las cosas últimas o del futuro, sino que quiere hablar de la realidad presente en su sentido
definitivo, que será también el sentido último y que aparecerá plenamente alfinal.Se trata
del sentido verdadero de la historia humana.
El problema del sentido de la historia y del hombre no existiría si no existiera el hecho
del mal. Frente al mal, si no quiere ignorarlo expresamente, el hombre asume funda-
mentalmente dos posiciones contrarias. Una es optimista: se trata solamente de una limita-
ción que hay que superar. La otra es pesimista: el mal permanece, y no se puede hacer
nada. En el primer caso se interpreta la historia en clave evolucionista, como una epopeya
gloriosa en la cual el sonido de las trompetas en la marcha triunfal hacia lo mejor impide oír
el grito de la lucha y muere; en el segundo se interpreta la historia en clave nihilista: callan
las fanfarrias y se oye solamente el grito de quien se apaga y termina. En el primer caso se
olvida el mal, en el segundo éste prevalece hasta destruirlo todo.
Es verdad que el idealismo y el marxismo, aunque miran con sonrisa abierta el futuro,
hacen que lo negativo juegue un papel determinante. Pero se trata siempre de lo negativo
relativo y sensato, que no tiene la risa sarcástica de quien goza por el fracaso. Se trata siem-
pre de una concepción evolucionista, según la cual lo negativo contiene previamente lo
positivo, y es la grada más baja para subir a la más alta.
Es una hipótesis hermosa: la tierra será un pequeño Edén, aunque regado por un abun-
dante sudor de lágrimas. Y sería también una hipótesis acertada, si no fuera desmentida por
el hecho de que nosotros experimentamos también y sobre todo lo negativo que es insensato,
y, por consiguiente, absoluto: vemos un mal, del cual propiamente no viene ningún bien, aún
más, siente gusto precisamente al destruir el bien que existe.
Este detalle es tan incómodo, que el idealismo y el marxismo prefieren hacer como el
avestruz y así siguen soñando toda una sucesión lógica de concepciones optimistas. Ay del
que abra los ojos, para no caer en la oscuridad del pesimismo y en las fauces del nihilismo.
Por otra parte, frente al verdadero rostro del mal no hay otra solución sino la del avestruz.
A no ser que uno prefiera abandonarse a la muerte aun antes de morir, destruyéndose aun
antes del final. Esto depende del hecho de que todos quieran el bien, un éxito sensato y
reliz. Pero o se ignora sus costos reales o no se ve su posibilidad. Por eso o se niega el mal o
se cae en la desesperación.
En cambio, el cristiano ni desconoce lo negativo ni se desespera ante él. Esto sucede
porque conoce el fin positivo: el reino de Dios que ya comienza en nuestro mundo, que
evoluciona "hacia la esperanza". Está dispuesto a asumir sus costos, y sabe que para llegar
allí debe sufrir más de lo previsto, porque se ha alejado de él con el pecado. Sólo en esta
óptica vuelve a adquirir valor también para nosotros el concepto bíblico de expiación, que
hemos abandonado: es el peso del camino positivo que se debe recorrer para oponerse al
mal y llegar así a la reconciliación.

67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13,5-23 533
El cristiano sabe que, como existe el mal, es inevitable el sacrificio penoso; pero Se
también que, al combatirlo, se vence. Por eso no es remisivo ni renunciante, y la fat.
en su lucha no es una empresa titánica, grandiosa e inútil: su lucha entra en los "coste
inevitables para transformar una historia negativa en una historia positiva, la del reine
Dios prefigurado y anticipado aunque todavía no se haya realizado. La casa antigua _
hombre está a punto de caer en ruinas. ¿Cuánto cuesta hacer una nueva, habitable? Se hace
el cálculo y uno se compromete con todas su fuerzas. Así la vida humana es concretamente
una historia de los "costos" para obtener elfinpositivo.
El primer costo que debe pagar es el de evadirse del mal, eludiendo con posiciones de
privilegio que implican poder. En efecto, éstas están en el origen del mal. Por esta razón el
cristiano se hace cargo del mal en primera persona, lo asume sobre sí sin cometerlo, y lo lleva
sobre sus hombros. Sabe que la historia ya es el lugar de la presencia de Dios, precisamente
en su aspecto negativo: allí encontramos a Cristo que se hizo maldición por nosotros, que
cargó con nuestro mal y quedó aplastado por él, sin apartarse de sufidelidadal Padre y a los
hermanos. Pero precisamente por eso Dios lo ha resucitado. En el mal que ha sufrido y que
no ha cometido, el cristiano ve la realización del misterio de la muerte de Cristo y el anuncio
del misterio de la resurrección. Entonces, en las penas que sufre porque lucha por el bien, sabe
ver los dolores de parto delfinalde un mundo y del surgir de un mundo nuevo: las lee como
los costos de la victoria definitiva sobre el mal y sobre la muerte. El mismo mal viene a ser el
mismo lugar de testimonio y de la proclamación del evangelio a todos los pueblos.
Por consiguiente, no hay que preocuparse: esta lucha e6 inevitable y el mismo Dios
estará de nuestra parte, como lo hizo con Jesús, y su mismo Espíritu nos asistirá. El
cristiano comprende la historia a la luz de Jesús, el Crucificado que afrontó el mal sin
eludirlo y lo venció precisamente en la cruz, para obtener el fruto de la resurrección.
El misterio del mal nunca se niega: aún más, se toma en toda su negatividad. Pero el
que tiene fe no se alarma, y no ve ni siquiera en la muerte la palabra "fin": la flor de la vida
germina en el corazón de la muerte, porque "nosotros sabemos que en todas las cosas inter-
viene Dios para bien de los que lo aman" (Rm 8, 28).
La historia entonces se convierte en historia de esperanza y de acción, precisamente
en su negativo inevitable: allí Dios interviene y rescata al hombre que no provoca el mal y
lucha por el bien y por la vida, precisamente por eso sufre el mal y la muerte. La esperanza
cristiana, como se ve, no es una esperanza barata. Tiene el mismo costo de la vida, y por
lo mismo, se apaga con la muerte. Al igual que para Cristo, la semilla debe morir para
producir los frutos. Sin embargo, no faltan ya desde ahora las señales de esperanza para el
mundo, los indicativos de un futuro último y definitivo.

APLICACIÓN A LA VIDA

Una sal que cumple su deber


Si logra entrar en tu casa un testigo de Jehová, por ejemplo, es casi fatal que el discurso
llegue al "cuándo". Obviamente nosotros esperamos fechas y vencimientos definitivos
indebidamente y luego nos reímos de ello, y lo hacemos con una suposición indecente, en
definitiva.
Porque sinceramente sobre este punto, ¡también sobre este punto!, no estamos a paz
y salvo. Estamos de acuerdo que debe disminuirse el ansia de precisar un vencimiento

534 67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23
cronológico -no es éste el punto-, pero de allí a deducir que se debe apagar el carácter y la
actitud más profunda de tensión y de vigilancia que contradistingue al cristiano, el paso es
indebido.
El creyente se ha clasificado, con demasiada frecuencia, como impreciso en la mira: en
cierto sentido nunca ha caído preciso: saltó demasiado corto o demasiado largo. Quedó
anclado en el pasado o se extendió demasiado hacia el futuro, mientras el punto era que
supiera leer y vivir en el presente sobre todo. Por tanto, no es el cuándo, sino más bien el
cómo del presente.
Algo parecido sucedía para los que seguían físicamente a Jesús; eran incapaces de
comprender lo que sucedía, llegaban a pensar apresuradamente que todo estaba ya
realizado (¡y faltaba todavía el escándalo de la pasión!), o bien desoladamente lloraban la
ocasión perdida. Pero les aconteció luego también a las generaciones sucesivas: o inquietas,
o neuróticas, por una llegada inminente (sobre todo si era para resolver problemas y
contradicciones que se presentaban), o soñolientos por un aplazamiento indefinido al futu-
ro. Había una especie de alternativa insensata: perder la cabeza o cerrar los ojos, de todos
modos con las consecuencias de que nos falta el sentido último de las cosas y nos quedamos
en una inercia mortal.
Así, la fe no afecta el presente, sino que balbucea como un idiota del pasado o se queda
soñando con el futuro; y el cristiano no ve el mundo viejo que termina y no colabora en la
construcción del nuevo que se preanuncia.
Tal vez es precisamente cuestión de hacer frente a lo que sucede: para entenderlo
y vivirlo con seriedad, desde un punto de vista de fe. Pero debemos confesar nuestra
debilidad: cuanto más fanáticos, intuitivos y perspicaces son la interpretación y el lenguaje
escatológico y apocalíptico, tanto más es apagada e insignificante la lectura que nosotros
hacemos de la realidad.
Suceden cosas determinadas, las vivimos en nuestra experiencia personal o en un plano
social, colectivo (inclusive mundial): no se trata de hacer el papel de maestros, de impartir
lecciones a diestra y siniestra, sino que es necesario excluir que se lloriquee sobre registros
religiosos con aires de víctimas o que se entonen fanfarrias triunfales o de poder (¡no será
nuestro balar lo que nos haga corderos de Dios o nuestras trompetas las que hagan caer a
Jericó!). Se trata más bien de confortarnos y de chocar con esa dura realidad, manejada
-incluso por nosotros- con criterios mundanos: las divisiones, las imposiciones, los odios,
las persecuciones, el dolor y la muerte... y de entenderla, llevándola sobre nosotros y
cambiándola, porque realmente ella ha cambiado con Jesucristo.
Todo eso no es fácil. Pero existe un esquema, un parámetro como referencia, y es la
historia de Jesucristo. Cuando se transcribe su aviso "Se lo he predicho todo'', nos debemos
referir ciertamente a lo que se ha cumplido, a su batalla, a su muerte y su resurrección, más
que a las palabras en sí mismas.
Mirando entonces hacia esa existencia, con intensidad y constancia, -en la perspectiva
incluso de su venida final- deberíamos lograr comprender cómo van las cosas. Tendremos
que valemos de criterios y de medios que nuestro ambiente, nuestra cultura nos ofrece, pero
con ese preciso "sabor" cristiano que deriva para nosotros precisamente de la vida de Jesús.
Entonces no se sabrán 31a cosas, sino que comenzaremos a comprender el aspecto
determinante y el sentido más profundo de lo que nos sucede y vivimos.

67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23 535
El hecho de que ya desde siglos rechazamos las pruebas y buscamos el éxito y los
resultados, en formas institucionales; el hecho de que damos por descontada la reacción
en casi todos los campos en lugar del estímulo y la levadura con respecto a un mundo
diferente; el hecho de que bendecimos con los ojos cerrados todo lo que está constituido
y tenemos como peste todo soplo de aire fresco, toda ventana y puerta abierta... no tiene
explicación sino en nuestro propio pecado y nuestra propia incapacidad de entender.
Hemos perdido la carga escatológica de novedad, de esperanza, de "valentía" (o de
"dignidad") con respecto a proyectos, ídolos, ilusiones o temores humanos, algo así como
una sal que ya no tiene sabor.
Hoy sobre todo, cuando, por motivos diferentes, se consumen modelos, hipótesis,
explicaciones y esperanzas -la llamarán neurosis y falta de madurez, pero es tal vez síntoma
de desesperación-, el creyente está llamado a prestar un servicio de confianza auténtica y
de estímulo a vivir, a ser sal, exactamente con el mensaje y la carga que deriva del discurso
escatológico.

REFLEXIÓN DE FE

"... A la tierra que yo te mostraré" (Gn 12,1b)


La esperanza de la tierra nueva
"Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven, Señor Jesús". Es la respues-
ta al anuncio del misterio de la fe, durante la eucaristía.
La espera llena de sí misma la historia y la vida cotidiana. Ella presiona sobre nuestras
vicisitudes y las enriquece. Vivir en la espera significa sencillamente vivir: vivir sin ella es
morir. Pero se trata de una espera verdadera, de alegría, de vida. Es la esperanza.
¿Pero al igual que entonces este trozo de espera está tan lleno de dolores y de catástrofes?
Se trata en verdad de una espera luminosa, pero sufrida. Luminosa en su venida, sufrida,
porque es él; Jesús, que aquí habla, ese Jesús el Señor, que espera morir dentro de poco en
la cruz. En Él está la síntesis de la historia y el trozo desborda de su misma condición. Sus
acentos de dolor llenan las palabras y vienen a ser nuestros dolores. Pero Dios vendrá en la
resurrección de Jesús. Y viene a nuestra historia que camina hacia él. Dios se acerca en el
dolor. La esperanza y el dolor se entrelazan. Jesús es el verdadero profeta. Los otros -los
que surgirán desde la derecha y desde la izquierda- serán profetas que no saben prometer
el sufrimiento y por eso mismo son profetas falsos. Sus ídolos son perjudiciales y vacíos.
El trozo indica la esperanza de Dios que viene a la situación humana, precisamente por
cuanto es sufrida. Así como Cristo hace auténtica su situación como Hijo en la cruz, con el
grito del centurión, así también el cristiano se verifica en la historia, se autentica, cuando
en su compromiso inevitable hay sufrimiento y espera.
Si tratamos de pertenecer vitalmente a Cristo, en una comunidad que camina en la
historia debemos entonces tratar de decir como Pablo: "Con Cristo estoy crucificado, y no
vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí" (Ga 2, 20).

536 67. LAS SEÑALES DE LA VENIDA DEL HIJO DEL HOMBRE: Me 13, 5-23
68. LA VENIDA GLORIOSA
(Me 13, 24-27; cf. Mt 24, 29-31; Lo 21, 25-28)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Como ya lo hemos observado en la presentación del extenso pasaje anterior, la serie de est
versículos se engancha directamente con la de los vv. 6-8, pues ambas son partes de un texto
único judeocristiano de carácter apocalíptico, que aquí Marcos utiliza con grande trabajo de
reelaboración.
Es evidente la huella veterotestamentaria en la serie de frases tomadas especialmente de
los profetas, a través de los cuales se han vuelto a expresar algunas palabras de Jesús acerca
de la venida del Hijo del hombre. En el cuadro de las reflexiones teológicas y déla estructura
literaria, dentro de la cual Marcos desarrolla el discurso escatológico, este pasaje constituye
el momento fundamental de todo el capítulo como un eje alrededor del cual giran los otros
pasajes. En él, según el esquema tradicional de los escritos apocalípticos, están unidas tres
descripciones: los prodigios del cielo (w. 24b-25), la aparición del Hijo del hombre (v. 26) y l
reunificación de los elegidos (v. 27).
La primera descripción, que presenta el deshacerse del cosmos, sirve como marco para e
acontecimiento decisivo, la aparición del Hijo del hombre según los tonos del texto de Dn 7,
13-14.
La tercera descripción apunta a la meta hacia la cual están orientadas las señales premoni
toras que ocupan la primera parte del capítulo: es el momento final de toda la historia que
halla su realización en esta reunión de los "elegidos" en la comunión gozosa con Dios, como
manifestación plena del reino de Dios.
Ya la muerte de Cristo en la cruz, que constituirá el centro teológico de los capítulos
próximos es la manifestación decisiva de la realidad del Hijo del hombre y de su significado
para la humanidad y es el contenido fundamental de la fe cristiana.
Pero el evento de la cruz -y de la resurrección que está unido estrechamente a él-, a su
vez, abre toda la perspectiva sobre otra manifestación del Hijo de Dios: la segunda venida de
Cristo más allá de la que ya es la parábola de la historia, la aparición gloriosa que lo verá
como juez del mundo y marcará el cumplimiento de todas las promesas y de los anticipos que
se han verificado en el arco del tiempo.

24. "Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna
no dará su resplandor,
25. las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán
sacudidas.
26. Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y
gloria;
27. entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos,
desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo".

68. LA VENIDA GLORIOSA: Me 13, 24-27 537


v. 24: por esos días: esta fórmula que de ordinario También aquí con el lenguaje del Antiguo
en Marcos no tiene valor temporal, pero sirve como Testamento se presenta la meta hacia la cual están
unión entre un trozo y otro (cf. 1,9; 8,1), se relaciona orientadas las señales premonitoras indicadas en
con la misma expresión de los w. 17. 19. 20 y tiene los pasajes anteriores.
función de incluir estrechamente esta escena central v. 27: El enviará a los ángeles: en la historia
en el contexto de todo el capítulo. bíblica los ángeles son la manifestación de la acción
Después de aquella tribulación: según la forma de Dios en las realidades humanas.
originaria de este texto que, como hemos visto, pre- Y reunirá... a sus elegidos: la espera de esta
sentaba unidos los w. 6-8 y 24-27, la gran tribula- reunificación de todos los que han sido salvados
ción son los trastornos indicados en esos mismos al final de los tiempos aparece en varios pasajes
versículos. del Antiguo Testamento (cf. Dt 30, 4; Is 11, 11-
Pero en el texto actual de Marcos parece que 16; 27, 12; Ez 39, 27; Za 2, 6-11), en los escritos
este término se refiere también a la tribulación apócrifos y es retomada en el Nuevo (cf. Mt 2 5, 34;
del v. 9, donde se hace alusión a otra serie de situa- y iTs4,17).
ciones desastrosas. La reunificación está reservada a los elegidos;
La sucesión temporal entre estas vicisitudes no se dice nada acerca de la suerte de todos los
humanas tristes y la aparición gloriosa de! Hijo del hombres (buenos y malos).
hombre, debe entenderse en sentido amplio: a través Falta cualquier referencia al castigo de los ene-
de imágenes características de la apocalíptica se quiere migos, de los cuales en cambio se habla en los Apoca-
poner en evidencia la contraposición entre todo el mal lipsis judíos (cf. también lTs 1, 6-10).
de la historia humana y la victoria del amor de Dios Aquí se coloca el acento en el cumplimiento de
y todos aquellos que hayan permanecido fieles a El y las esperanzas del Antiguo Testamento. De aquí
que se hallen reunidos alrededor de El en la alegría. podemos deducir que según el evangelio, incluso
El sol se oscurecerá...: son imágenes tomadas en los trozos de pasajes apocalípticos, el final de la
del Antiguo Testamento y de la literatura apócrifa historia no es la aniquilación de los que han sido
y que simboliza el juicio de Dios sobre el mal del infieles al mensaje de Dios o su condenación eter-
mundo (cf. Is 13,10; Ez 32, 7s.; /! 2, 10). na, sino que es la manifestación plena de la luz de
v. 25: las fuerzas que están en los cielos: esta ex- Dios sobre todo y en todos y la comunión personal
presión puede indicar tanto unos cuerpos celestes con Él.
con unas fuerzas espirituales, a las cuales se les reco- De los cuatro vientos: de todos los puntos de la
nocían funciones particulares en los espacios de las tierra (cf. Za 2, 10 y Ap 7,1).
formas celestes. Desde el extremo de la tierra...: se fusionan en una
v. 26: entonces verán al Hijo del hombre; véanse misma expresión dos pasajes del Antiguo Testamento
las notas amplias y 2, 10 y 8, 31. (cf.Dt30,4yl3,8).

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Entonces verán al Hijo del Hombre..."


La venida del Hijo del hombre constituye el corazón del discurso escatológico y mues-
tra el sentido final de la historia, que vuelve a ser conducida bajo el señorío de Dios en el
Hijo del hombre, Jesús.
Los w. 24-2 5 expresan, en un tono dramático y muy usado en la literatura apocalíptica,
la convicción profunda de la caducidad del universo que se halla bajo la señal del mal. El
mundo sin duda tiene su consistencia propia, pero no es Dios: es una criatura, es finito
y, por tanto, caduco. Contra toda idolatría naturalista, reconocemos que él es él mismo
sólo en relación con el Creador, y que su destino natural es acabarse, "la apariencia de
este mundo pasa" (lCo 7, 31; cf. Is 13,10; 34,14; 51, 6; Ez 32 78; Jí 2,10). Antes bien, su
destino actual es acabar mal, porque rechaza a Dios. En estos versículos se asume en escala
cósmica lo que ya se dijo en los versículos 7, 8.14-20, donde se habla de guerras, terremotos,
carestías y desolación extrema. Se trata de las constantes negativas de la vida y de la historia
humana que, al llegar al colmo del paroxismo, llegan finalmente a la autodestrucción. En

538 68. LA VENIDA GLORIOSA: Me 13, 24-27


estos versículos se afirma que todo lo negativo que existe en el universo desaparecerá y
cesará para siempre. Luego aparecerá la salvación de Dios.
A nivel redaccional del evangelio de Marcos todo esto sucede en la muerte de Jesús: ella
es su primer cumplimiento, que queda como anticipo y promesa de un futuro más amplio
del cual es normativa para siempre.
En efecto, en la cruz se oscurecerá el sol a mediodía (15, 33; cf. v. 24), se rasgará el velo
del templo, símbolo del cielo (15, 38; cf. v. 25) y aparecerá sobre la tierra la gloria de Dios
í 15, 39; cf. v. 25). En el cuerpo moribundo de Jesús, el hombre negativo que lleva en su
carne el pecado y la maldición del mundo (cf.Ga 3,13; iCo 5, 21;/ni, 29 ¡y los cantos del
Siervo de Yahvé!), sucede el juicio de Dios, y se realiza la catástrofe (es decir, la inversión)
de lo negativo, yfinalmenteaparecerá su liberación absoluta.
Por consiguiente, esta descripción, que nos presenta el desconcierto del mundo, con-
tiene en realidad un anuncio lleno de esperanza: la última palabra no le corresponde al mal.
El mal del mundo "no es de muerte, es para la gloria de Dios" (Jn 11, 4). Sí, este mundo
morirá. Pero para permitir que nazcan "cielos nuevos y tierras nuevas" (cf. Is 25, 8; 65,17-
25; Ap 21,1 -5; etc.). Esta criatura nueva será engendrada en el grito de Cristo que muere
en la cruz: entonces será anunciada al hombre la gloria de Dios. Cuando venga sobre las
nubes del cielo, todos verán "al Hijo del hombre... con gran poder y gloria" (v. 26; cf. 14,
62), que hasta ahora han permanecido escondidos.
La primera venida "con gran poder y gloria" será precisamente su apreciación en la
cruz, desde lo alto de la cual se manifiesta la gloria de Dios fiel a su promesa: en efecto,
la cruz es la revelación plena de Dios-amor, que se entrega a nosotros totalmente en Jesús
hombre y realiza su juicio de salvación.
El cristiano espera todavía su segunda venida gloriosa, en la cual se mostrará plena-
mente su señorío sobre la historia, que en Él encuentra su cumplimiento positivo. Esta
segunda venida, como lo veremos en los pasajes siguientes, no es un evento fatal, sino que
está ligado a la responsabilidad activa, vigilante y atenta del discípulo, que se dedica a su
seguimiento y recorre su mismo camino. El éxito positivo o no, de salvación o de condena,
de esa venida, depende de la toma de posición del hombre con respecto a Jesús y a sus
palabras: Él, con su venida, se coloca como juez absoluto del mundo (cf. v. 8, 22).
En esta visión está la esencia de la vida y el testimonio del cristiano, que no evade la dura
realidad presente, sino que se hace cargo totalmente de ella, siempre dispuesto a dar cuenta
de la esperanza que ha sido encendida en su corazón (cf. IP 3,15). Que el futuro pertenezca
a Jesús el Señor, el crucificado, y que su gloria sea el futuro del mundo es la verdad
fundamental del cristiano. Todo lo que nosotros creemos ya ha sucedido, excepto éste que
es el acontecimiento principal de la historia humana, el éxito final de esta creación nueva
que comenzó con la cruz de Cristo, pero que todavía no se ha cumplido plenamente. La
cruz es tan sólo su principio. Pero en este principio se encierra la garantía del éxito final, así
como la semilla que muere contiene la mies abundante, así como la aurora es el comienzo y
el anuncio cierto del día que viene. Este principio nos presenta además el camino a recorrer
para llegar a la plenitud del destino de gloria que Dios ha reservado al hombre.
Entonces los elegidos, convocados de los cuatro vientos, se reunirán alrededor del Hijo
del hombre (v. 27) para estar siempre con Él (1 Ts 4,17), fuente de alegría y de vida que ya
no conoce ocaso. Con esta certeza gozosa se aplaca el deseo intenso del discípulo, que es el
de estar siempre con su maestro (Flp 1, 23) y halla su cumplimiento la promesa que Dios
había hecho de reunir en torno suyo a su pueblo disperso desde todas las partes de la tierra
(cf. Dt 30, 3ss.; IS 60 4ss. etc).

68. LA VENIDA GLORIOSA: Me 13, 24-27 539


Así la historia del mundo ya no es historia de perdición, sino de salvación. Única y
cierta es la meta hacia la cual mira el dolor del tiempo actual: la manifestación de la gloria
de Dios participada a los hombres, cuando sea destruida definitivamente la muerte, y Dios,
con su venida, sea todo en todos (1 Co 15,26-28).
Por ahora nuestra vida está todavía escondida con Cristo en Dios. Pero cuando se
manifieste Cristo, nuestra vida, entonces también nosotros aparecemos con El en la
gloria (Col 3, 3ss). Entonces será el final de los tiempos. Pero este final para nosotros no
es incierto ni angustioso: en efecto tiene el rostro inconfundible del Hijo de hombre
crucificado, Jesús nuestro Señor.
El tiempo actual que debemos vivir no es en absoluto neutro ni secundario con respecto
a la gloria futura: es su realización progresiva, el parto doloroso. El presente está cargado
del futuro hacia el cual tendemos, y este futuro se decide en la fidelidad a su palabra.
Ya nuestra vida no está cerrada sobre esta tierra, y esta tierra ya no es nuestra prisión de
muerte. Ella ahora está abierta al cielo. Pero esta apertura no nos aparta de las realidades
terrestres, porque precisamente sobre esta tierra y en el momento presente se juega nuestra
vida futura (cf. 8,38), suspendida entre lo que "ya" ha sucedido en Cristo y lo que "todavía
no" ha sucedido para nosotros, pero ciertamente sucederá.
Así la historia tiene finalmente un final, hacia el cual camina llena de esperanza,
siempre en tensión hacia una conclusión positiva que ningún hombre de ningún modo
habría podido prever (cf. lCo 2, 9). Pero Dios nos lo ha manifestado en Jesús, y nos ha
indicado también el camino que lleva a ella.
En el destino de Jesús de Nazaret -el Hijo del hombre colgado en la cruz como
subversivo y como blasfemo, mientras en realidad vivió hasta el fondo la solidaridad con el
Padre y con los hermanos- se abre el sentido nuevo y verdadero de la historia. En él nos ha
sido dada la palabra definitiva del Dios de los vivos. A partir de ella podemos y debemos
discernir el presente de las señales de nuestro futuro (cf. w. 28, 37).

ACTUALIZACIÓN

El final de la historia
Dios ya no está presente en el templo, lugar cerrado de su presencia en el mundo y de su
ausencia de Él. En cambio, está presente donde antes estaba ausente, en los que lo niegan,
es decir, en la carne maldita de su Hijo, en los condenados de la tierra que continúan su his-
toria y en la pena cotidiana de quienes pagan los costos por un mundo rescatado del mal.
La presencia de Dios es la típica del final de todo camino: negación y ausencia en la
fatiga de la marcha, cumplimiento y gozo en la alegría de la llegada.
Si el pasaje anterior nos habla de la fatiga del camino, éste nos habla del punto de
llegada de la historia humana bajo la señal de Cristo: su resultado es el señorío de Cristo, la
glorificación del Crucificado y en Él la de todos los crucificados. Este es fruto de la pena, la
ganancia que supera todos los costos de la vida de cada uno y de la historia humana, pero
que cuesta cada vida y toda la historia.
La fatiga del hombre no es inútil ni sin sentido. Tiene un éxito seguro, porque Jesús, el
Mesías crucificado, es su Señor. Si Él es el sentido, la dirección, lafinalidad,la meta -esto
significa que es Señor-, entonces se disuelve la tiniebla y brilla la luz para todos los
crucificados. ¡Es el rescate del mal! Esta es la gran esperanza que nos ha sido revelada.

540 68. LA VENIDA GLORIOSA: Me 13, 24-27


Si así no fuera, todo sería inútil. No se sabría dónde orientarse ni el porqué hacerlo. En
efecto, el hombre no hace nada sin esperanza. Pero la esperanza está en la certeza de que
existe un futuro: la inexistencia del futuro es desesperación, la incertidumbre es angustia.
Para el cristiano está vencida la angustia y la desesperación, porque la venida de Cristo el
Señor es su esperanza cierta.
Ésta, lejos de traducirse en pasividad o en evasión (¡el cristiano no es uno que espera!),
viene a ser el motor que mueve la historia y la coloca en el camino hacia su cumplimiento.
Sin ella no existe una fidelidad, no hay movimiento ni historia. El futuro último obra ya
en el presente.
El dogma cristiano primero y fundamental es la certeza de la venida del Crucificado en la
gloria, "sentado a la derecha". Entonces tendráfinel dolor prolongado de la historia humana,
que llegará a cumplimiento en Dios. Lo negativo será superado, el mal será vencido. Habrá
cielos nuevos y tierra nueva. Los elegidos se reunirán en la alegría junto a Dios y la comunión
entre los hombres será total; cesará todo luto y llanto. El hombre llegaráfinalmentehasta
Dios, hasta su rostro oculto, que se le ha ofrecido como premio sinfin.Entonces toda sombra
será disuelta por la luz, y habrá paz, justicia, alegría, vida y danza sin fin.
Esta expectativa futura no es secundaria para vivir el presente. Antes bien, es indis-
pensable. No es verdad en absoluto el proverbio estúpido "el que vive esperando, mue-
re...". Es verdad que se espera siempre un futuro que todavía no existe; pero éste no es una
ilusión: es lafinalidadde todo lo que existe. Sin Él, todo el presente es nada: es engullido
por la insignificancia, es absorbido y recae en su nada. Hoy constatamos una desesperación
y una angustia cada vez más vasta, precisamente porque se ignora y se duda qué sentido
tiene la existencia humana, si existe un resultado positivo por la pena de vivir. Todas las
fuerzas vitales se quiebran o se desgastan en la desesperación o en la disipación, sin la
pretensión de poder hacer algo sensato. En efecto, si falta la finalidad que le da sentido
y orientación a todo, nada se mueve, y todo queda encerrado en el círculo inmóvil de la
muerte. No se pretende nada sin la esperanza de un resultado.
La revelación del Crucificado como Señor de la historia nos muestra el éxito, el resultado
final de quien ha cargado con la cruz. En Él se coagula toda la historia de la humanidad,
que vuelve a encontrar toda su plenitud. En Él -como a Él-serán entregados al hombre los
frutos de su fatiga. Los frutos son siempre un don, un don gratuito, que se da solamente
a la fatiga del que ha trabajado. El fruto se dará solamente alfinal,y solamente al que, sin
evasiones, ha asumido el peso del mal y ha trabajado y ha perseverado en el bien.
El resultado positivo de la historia, aunque por una parte es garantizado por Dios,
por otra, sin embargo no es automático ni fatal para el hombre: se coloca como término
de quien ha seguido a Cristo y ha vivido como Él, luchando contra el mal y sufriendo sus
consecuencias.
Cuando la oscuridad se hace más densa y el mal alcanza su paroxismo, el cristiano no
se desespera: sabe que el sol nace en el punto más avanzado de la noche y que la cosecha se
realiza en el período más lejano del de la siembra. Por eso va adelante con valor y confianza
sin rendirse nunca, con un ojo hacia el presente y el otro apuntando hacia la meta, la
manifestación gloriosa del crucificado.

68. LA VENIDA GLORIOSA: Me 13, 24-27 541


APLICACIÓN A LA VIDA

Optimismo costoso
"De ningún modo aquí la teología significa la ciencia de lo divino, ni la ciencia de Dios".
Teología significa aquí la conciencia de que el mundo es fenómeno, que no es la verdad
absoluta, la cual solamente es la realidad última. La teología es -tengo que expresarme con
mucha cautela- la esperanza de que, a pesar de esta injusticia, que caracteriza el mundo, no
pueda suceder que la injusticia pueda ser la última palabra.
- ¿Teología como expresión de una esperanza?
- Yo preferiría decir: "expresión de una nostalgia, según la cual el asesino no puede
triunfar sobre su víctima inocente" (M Horkheimer en una entrevista de 1971, en italiano
La nostalgia del totalmente altro, Queriniana, Brescia 1972, pp. 74-75).
Son expresiones que impactan por su intensidad y profundidad.
Probablemente el que las ha pronunciado está muy cerca de la verdadera fe de todo
el que presume que se encuentra como en casa. Pero si... ¿el asesinato triunfase sobre la
víctima inocente? ¿Si el mal, la injusticia fuesen la última palabra? Será instintivo, sano,
noble, y muy hermoso desear que eso no suceda y por consiguiente arriesgar la sospecha
o la esperanza de que suceda en forma diferente... Pero ¿será lícito cerrar los ojos?
Cada uno mire en su derredor, sopese su experiencia y mire toda la historia del hombre:
la crónica y la historia de las esperanzas defraudadas, de fracasos, de engaños, de injusticia
y de muerte. Existe este hecho incontrovertible, innegable: la muerte de cada uno de
nosotros. No somos el centro del universo, de verdad, pero en ese momento para nosotros
se oscurecen el sol, la luna y caen las estrellas.
Este es un aspecto de la realidad que ninguna fe ciega ni ninguna piedad por el hombre
puede borrar.
La primera comunidad de los creyentes lo comprendió y lo vio perfectamente descrito
en la historia de Jesús de Nazaret (ese hombre era como nosotros). Si alguna vez hubo algún
inocente sobre la tierra, ése era Él: y fue víctima completa de la injusticia, y el mal prevaleció
sobre Él. Pertenece a la historia y a la fe que fue llevado a la muerte y que también fue
sepultado. Pero pertenece solamente a la sustancia de la fe decir que el asunto no terminó allí,
y que Él "derribó" el muro opaco de la muerte, pasando más allá, Él que es nuestra Pascua.
Tal vez, sobre todo nuestra generación -que a los males antiguos ha añadido nuevos
sufrimientos y a los terremotos del pasado agregó temores por la supervivencia y por el
futuro- ya no pide quedar adormecida por la fe en un optimismo tonto o asegurada con una
póliza fácil contra la dureza de una realidad hostil, sino que pide la caridad y el servicio de
una palabra y de un testimonio limpio y seguro.
El creyente está llamado a convertirse continuamente de las excesivas ambigüedades,
de una fe apagada y poco escatológica. Debe darse cuenta, sufrir en sí mismo y declarar con
una denunciafirmeel mal y la injusticia, el atropello, la locura, el pecado y la muerte: pero
debe declarar también que todo el aparato y la estructura que multiplica el mal que está en
decadencia, es un cuerpo muerto: el sistema (no tanto solar) se hace trizas.
Forma parte del sentido profundo, de la "verdad absoluta", de la cual somos deudores
para con todos los hombres: no ha de haber ninguna adoración a ninguna divinidad (sol o
luna), ningún terror absoluto. El creyente tiene el deber y la capacidad de relativizar lo que
rodea al hombre y tiende a aplastarlo, el deber y la capacidad de abrir hacia horizontes de
esperanza y de vida.

542 68. LA VENIDA GLORIOSA: Me 13, 24-27


En efecto, algo acontece ya, porque en Jesucristo ha sucedido; y es el preludio de un
resultado final que trasciende, supera todo deseo, privación o nostalgia. Y Jesucristo
glorioso aparecerá como el final de la historia humana: "Entonces veremos al Hijo del
hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria".
Es un optimismo costoso.

REFLEXIÓN DE FE

"De ti haré una nación grande


y te bendeciré.
Engrandeceré tu nombre...
por ti se bendecirán
todos los linajes de la tierra" (Gn 12, 2-3).

La consecución de la tierra
Abrahán ha sido alejado de todo su pasado y ha sido impulsado hacia lo desconoci-
do de Dios. Lo hemos visto en los dos pasajes anteriores. El templo de Jerusalén debe ser
destruido y con él deben perecer todos los ídolos fabricados por nuestras manos: se perfila
un tiempo de espera y nuestra vida queda confiada en las manos de Dios. Está a punto de
cumplirse en Cristo la muerte a una religión farisaica y la posibilidad definitiva de una re-
surrección a la fe de Abrahán.
Es el camino del pueblo de Dios, esencialmente peregrinante. Es el Israel del desier-
to, denominado Iglesia "de Dios" (cf. Lumen gentium, n. 9). El credo bíblico contiene pre-
cisamente estos motivos: "...el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y tenso brazo...
nos trajo..." (Dt 26, 8). La salida inarrestable de la tierra de los ídolos ocupa toda la prime-
ra parte del libro del Éxodo: la guía de Dios por el desierto, en medio de pruebas de todo
género ocupa la segunda. Pero la nube divina condujo al pueblo hasta los umbrales de la
tierra prometida. En esta nube se condensa la esperanza del camino en la historia (Ex 40,
34-38).
Pero el credo bíblico tiene todavía un punto fundamental: la tierra prometida es don y
herencia: "Nos trajo y nos dio esta tierra, tierra que mana leche y miel" (Dt 26, 9).
El pueblo, objeto del amor divino, es hijo primogénito de Dios (Ex 4,23). Cristo en vís-
peras de su pasión revive y reúne en sí el credo y la esperanza de Israel y cumple sus pro-
mesas. Él será expulsado como Abrahán, alejado como el pueblo de Egipto, de la tierra
habitable, empujado hacia la soledad, destruido como el templo. Subirá por un camino
controvertido e incierto, se convertirá en historia dolorosa, acento de dolor, grito de espe-
ranza. Pero al final se revelará en Él la verdadera gloria de la tierra, en Él resplandecerá la
herencia del Padre. Pero la gloria ya no será sólo suya, así como no es sólo suyo el exilio y
el camino.
El Hijo del hombre es el abandono, el camino, la salvación de todos.
La aparición final de su gloria es la bendiciónde su pueblo, que con él vive las etapas
de lo que cree. Su nombre será grande, pero con Él será bendecido también nuestro nom-
bre: "Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra".

68. LA VENIDA GLORIOSA: Me 13, 24-27 543


69. PARÁBOLA SOBRE EL DISCERNIMIENTO
(Me 13, 28-33; cf. Mt 24, 32-36; £c 21, 29-33)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Después de la parte propiamente apocalíptica el discurso escatológico termina con dichos
y parábolas de los cuales la mayor parte puede hacerse remontar hasta el mismo Jesús. Su
colocación en el mismo texto es obra de algún compilador, cuyo trabajo fue citarlos como
conclusión del discurso escatológico. También aquí la unión de los diferentes dichos se debe a
palabras-recuerdo: el que sucedan (acontezcan) estas cosas (w. 29ss.): pasar-no pasar (vv.
30ss.), velar (vv. 33. 34. 35.37); a las puertas-portero (vv. 29 y 34).
Dividamos estos versículos en dos trozos, que se caracterizan por un estilo mucho más
sencillo con respecto a los anteriores. Están redactados según una precisa intención catequética
de instrucción y de exhortación a la comunidad después del gran discurso.
En este primer trozo encontramos toda una parábola, que Jesús aplica enseguida, centrada
en la imagen del árbol de la higuera que hace brotar las hojas al comienzo del verano (vv.
28ss.); luego dos discípulos que reconjirman perentoriamente las profecías ya proclamadas
(vv. 30ss.); en fin todavía dos dichos que conciemen al momento en que sucederán estos
acontecimientos (v. 32ss) y que quieren ser una respuesta a la pregunta de los discípulos (cf. v.
4), que había quedado en suspenso hasta ahora; el último dicho (v. 33), que sirve como paso
al trozo siguiente, retoma la afirmación acerca de la imposibilidad de conocer el tiempo de
los acontecimientosfinalese introduce todavía la acostumbrada exhortación con la fórmula
reforzada: "Estén atentos, velen" (cf. ya en los vv. 5. 9. 23).
Todo el pasaje tiene muy claros los caracteres de instrucción ("aprendan", en el v. 28; "yo les
aseguro", en el v. 30) impartida a la comunidad y situada sobre dos ideas; la primera acerca de
la importancia de saber discernir en las vicisitudes humanas las señales del discurso escatológico;
la segunda acerca de la certeza y la actualidad (para "esta generación") de ese mensaje.
Al interpretar estas afirmaciones una vez más uno puede sentir la tentación de caer en la
primera pretensión que muestran los discípulos con su pregunta acerca del momento de estos
acontecimientos (cf. v. 4), que es una pretensión que alude el insistente llamamiento de todo el
capítulo a comprometerse con fidelidad de inmediato en el momento actual. Fantasear acerca
del tiempo en que sucederán estas cosas e intentar cálculos cronológicos, significaría ceder a las
formas peores de la apocalíptica, alejándose de la interpretación meramente teológica-religiosa
del discurso escatológico de Jesús.

28. "De la higuera aprendan esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y
brotan las hojas, sepan que el verano está cerca.
29. Así también, cuando vean que sucede esto, sepan que Él está cerca, a las puertas.
30. Yo les aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.
31. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

544 69. PARÁBOLA SOBRE EL DISCERNIMIENTO: Me 13, 28-33


32. Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo,
sino sólo el Padre.
33. Estén atentos y velen, porque ignoran el momento".

v. 29: esto: teniendo en cuenta la estructura remoto fechas que comprometen a cada uno en su
compuesta de estos versículos es muy difícil preci- propio momento histórico.
sar a qué se refiere "esto". En su origen este dicho v. 31: La forma originaria de este dicho correspon-
tal vez se refería a la presencia y a la actividad de de tal vez al pasaje de Mt 5,18, que se refiere ala "ley".
Jesús en su conjunto, que el evangelio incluso Unas modificaciones que intervinieron a lo largo de la
en otras partes presenta como una gran señal de tradición sustituyen "la ley" con "mis palabras" -ex-
los tiempos ya maduros (cf. 1, 15). Le 12, 54-56 presión totalmente desacostumbrada en Marcos, que
analógicamente a partir de la señal de la nube y en ese caso usaría la expresión "mi doctrina"- y am-
del siroco, señales que los hombres saben leer para pliaron el significado del dicho hasta extender su valor
prever las variaciones climáticas. incluso después del cielo y de la tierra, es decir, incluso
Como este dicho se halla en el contexto del dis- en el momento del juicio final.
curso escatológico, puede ser interpretado coheren- v. 32: También este dicho debió ser pronun-
temente con referencia a todos los acontecimientos ciado por Jesús en un contexto diferente del actual:
de la historia que a la luz de la enseñanza y de la vida de todos modos tiene un valor claramente escato-
de Jesús son una señal continua de la realización lógico con referencia al juicio final. En el texto ac-
progresiva del designio de Dios. tual de Marcos resalta un notable contraste entre
El está cerca, a las puertas: tampoco en esta la solemnidad y la certeza de las afirmaciones de
expresión está claro quién o qué cosa esté cerca: en los versículos 3.0ss. y la imposibilidad declarada
efecto, el texto griego no especifica ningún sujeto. en este dicho, de conocer el momento en el cual se
En el contexto del discurso escatológico viene a la verificarán acontecimientos tan importantes.
mente el regreso final de Cristo; pero, en forma Mas de aquel día y hora: es una expresión típica-
coherente con la interpretación que dimos antes a mente bíblica que en una forma o en otra -cf. tam-
la expresión "esto", podemos referir esta palabra bién "el último día" de Jn 6, 39ss.- se repite varias
a la llegada del reino de Dios en Jesucristo, que se veces en el Nuevo Testamento (cf. también 14, 25),
manifestó luego en la historia incluso en la señal de y vuelve a proponer la idea veterotestamentaria
la destrucción de Jerusalén. del "día de Yahvé", que se hallaba tan presente en
v. 30: Yo les aseguro: cf. nota a 9,1. la perspectiva de los profetas: se trataba de un día
No pasará esta generación hasta que...: tambiénque era conocido solamente por Dios, porque en su
para este dicho es difícil establecer el significado designio marcaría el momento de la manifestación
originario: tal vez se refería a algún hecho preciso. En plena de su gloria para la obra de salvación a favor de
el contexto actual asume decididamente un valor todos lo hombres y, por consiguiente, el momento
escatológico, como en el dicho muy semejante de 9,1 del juicio definitivo sobre el mundo. Nadie puede
con referencia particular a las señales premonitorias apoderarse del Señor de la historia, ni siquiera si
de los versículos 5-23 y el retomo de Cristo glorioso. pretende conocer y controlar los tiempos de su
El contexto en su doble temática fundamental -el dis- acción sumamente libre, porque es fruto del amor
curso acerca delfinalde los tiempos y el llamamiento más grande, como era en cambio en la lógica de los
de los creyentes, para que en este momento tomen cálculos apocalípticos.
una decisión frente a las señales de la historia- nos Ni el Hijo: normalmente en el evangelio el
induce a interpretar de un modo existencial y uni- Hijo del hombre es nombrado junto con los ángeles
versal (y no temporal) la alusión a "esta generación". en los discursos escatológicos (cf. 8, 38; 13, 27; Mt
Aunque es verdad que los contemporáneos de Jesús 25, 31; Le 12, 8; Jn 1, 15). Pero aquí la conexión
fueron testigos de acontecimientos muy particulares es muy indirecta. Es el único pasaje de Marcos en
-su muerte en la cruz, que significaba la superación el cual Jesús es llamado Hijo juntamente con el
del viejo mundo religioso- y por consiguiente la refe- nombre del Padre, atribuido a Dios.
rencia a "esta generación", asumía para ellos un valor Con esta afirmación decidida se declara así
especial, sin embargo, esa expresión mantiene su al mismo tiempo la verdadera realidad humana
fuerza de llamamiento para "toda" generación: cada de Jesús, que debe recorrer su camino terreno,
hombre en su tiempo está llamado a leer en lahistoria, también Él sometido a las limitaciones humanas
a la luz del evangelio, las señales del camino de Dios, naturales, y su plena identidad con el Padre hasta el
sin pretender por una parte apoderarse de su iniciativa punto de que no se distingue de su mismo designio
(cf. v. 32) y, por otra, sin aplazar para un futuro y voluntad.

69. PARÁBOLA SOBRE EL DISCERNIMIENTO: Me 13, 28-33 545


De este modo se evita el equívoco de pensar en La solemnidad del discurso de los tro;
Jesús juez final como en un segundo Dios al lado anteriores, que se referían a las grandes señales .
del Padre: Él sigue siendo aquel en quien Dios la historia futura y el momento de la wenida f.r
único se manifestó al mundo (cf. también en lCo de Cristo juez, se vuelve ahora un lliamamieni
15, 28). Su misión es la de revelar al Padre, del cual insistente y grave a estar muy atentos a \a& pequeñas
El recibe toda su luz sin tomar posesión en lo más señales cotidianas de la historia presente, porque
mínimo. aquí ahora se juega nuestra capacidad de leer las
v. 33: Como transición al pasaje siguiente Mar- señales de la acción de Dios.
cos toma el tema de la imposibilidad de encerrar El momento: en el texto griego encontramos
el misterio de Dios en los esquemas humanos (v. el mismo término que ya hemos encontrado en las
32), para introducir expresamente el tema de la primeras palabras de la predicación de Jesús, el cual es
vigilancia con su expresión típica "estén atentos". un término de gran valor teológico (cf. nota a 1, 5).

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"De la higuera aprendan esta parábola"


Los versículos 28-29 contienen una breve parábola sobre el discernimiento para en-
tender cuáles son "los signos de los tiempos", y saber reconocer con ojo vigilante la cercanía
de aquel que viene.
Los versículos 30-33, en cambio, contienen dichos aislados de Jesús: dos acerca de
la certeza de la venida del Hijo del hombre (w. 30-31) y dos acerca de la incertidumbre
de "cuándo" vendrá y acerca de la necesidad de la vigilancia (w. 32-33). En el contexto
en el que están colocados, le sirven al evangelista para ayudar a la comunidad a evitar
los inconvenientes de falsas expectativas y como introducción a la página siguiente (w.
34-36), que concluye el discurso y exhorta a la responsabilidad y fidelidad activa, con el
llamamiento final a la vigilancia (v. 37).
La parábola de la higuera es al mismo tiempo sencilla y enigmática. Es la respuesta
precisa a la segunda de las dos preguntas que los discípulos habían expresado al comienzo
del capítulo: "¿Cuál será la señal de que todas estas cosas están por cumplirse?" (v. 4b).
Esta pregunta llena de ansiedad y de angustia la Iglesia se la ha planteado desde sus
orígenes (cf. Hch 1, 6: "Señor, ¿es en este momento cuándo vas a reestablecer el reino
de Israel?). Es la pregunta que siempre se hará, y a la cual, sin "discernimiento", es muy
fácil dar respuestas erradas o alienantes (cf. w. 5ss. 21ss.). La respuesta coherente a esa
pregunta está solamente en el compromiso de dedicarse al seguimiento de Jesús en su vida
terrena. En efecto, el que lo sigue responde a su llamamiento: "Conviértanse y crean en el
evangelio", y experimenta que "el tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está cerca".
Estas son las primeras palabras de Jesús, la síntesis de su anuncio gozoso (cf. 1,15).
A la pregunta de los discípulos Jesús responde con la parábola de la higuera: del mismo
modo que, cuando el árbol se vuelve tierno y brotan sus hojas, todos saben que el verano
está cerca (v. 28), así también los discípulos, al ver lo que Jesús ha hecho y dicho, deben
estar en condiciones de comprender que con El ya ha hecho irrupción el reino de Dios. En
Jesús Dios "ya está a las puertas" (v. 29) y llama: si uno le abre, Dios cenará con él (cf. Ap 3,
20) y tomará parte en el banquete mesiánico. Lo importante entonces es abrirle la puerta, es
decir, convertirse a Jesús y seguir su ejemplo. El pueblo de Dios ya está llamado a la nueva
vida (Mt 11, 5) y la higuera -símbolo del pueblo- además de las hojas (cf. la higuera cuando
es maldecida: 11, 12-19) está apunto de producir frutos. El árbol lozano de la higuera,

546 69. PARÁBOLA SOBRE EL DISCERNIMIENTO: Me 13, 28-33


indica que ha pasado el invierno, que la nueva vida irrumpe: por consiguiente, es señal
de la bendición inminente (cf. Jl 2, 22), de la liberación total de Dios, que llega a su
maduración para el que se convierte y sigue a Jesús.
Marcos narra esta parábola de Jesús para los discípulos de todos los tiempos: ellos, en el
seguimiento de su Maestro, deben descubrir ya la cercanía del reino. Del mismo modo que
después del invierno la linfa corre en el árbol y aparecen las yemas que anuncian el verano,
así también en el madero de la cruz -en el misterio de Jesús humilde y pobre- ya se anuncia
la vida, instruidos con esto, los discípulos deben comprender que, en las penas cotidianas
descritas anteriormente y en la dureza de la lucha por el evangelio, ya está presente el reino
de Dios. Al igual que para Cristo, así también para ellos las tribulaciones actuales son la
señal del parto y del nacimiento de la nueva creación.
Se trata de una parábola de la esperanza, como todas las parábolas del capítulo 4; la
salvación está cerca; prueba de ello son las angustias que nos torturan. El invierno está
apunto de terminar su camino y el verano se acerca. Entonces las señales de que el reino
de Dios irrumpe serán precisamente "estas cosas" (v. 28), es decir, las penas cotidianas de
la vida que uno sostiene en la fidelidad a la palabra del Señor El cristiano es precisamente
aquel que sabe discernir en ellas, y no en otra parte, la llegada del reino. Estas son las señales
de su venida, el modo con el cual viene el que nos ha predicho todas las cosas (cf. v. 22).
Pero ¿cuándo vendrá el Hijo del hombre, y este reino será definitivo? "¿Cuándo sucederá
eso?" (v. 4a). Era la primera pregunta de los discípulos, la más apremiante, y Jesús la deja de
última. En realidad Jesús no responde a esta pregunta. Pero dice cosas muchos más
importantes. Ante todo, asegura que todos estos hechos sucederán en "esta generación" (v.
30;cf,8,12.38; 9,1.19): en efecto, sucederán en su viday en su muerte, como suceden en la
vida y en la muerte de cada uno que lo encuentra y lo sigue. El discípulo no debe saber otra
cosa, sino estar seguro de la palabra de su Maestro, que siempre está cerca de él y le garantiza
la misma fidelidad de Dios: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (v.
31). Por consiguiente, el discípulo sabe qué es necesario hacer, y eso le basta. En efecto: "A
ustedes no les toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad,
sino que recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos
en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra" (Hch 1, 7ss.).
Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada (v. 32). Es el "día de Yahvé", el gran día, en el
cual el Padre se manifestará a todos: "Un día único, conocido sólo por Yahvé" (Za 14, 7).
Será su día, que a ningún hombre le es dado a conocer, ni siquiera al Hijo. ¡Éste nos
mostró solamente cómo ha de llegar! El cuándo es misterioso, tal vez porque está condicionado
por el encuentro de dos libertades: la libertad del hombre que opta o menos por disponer al
seguimiento de Cristo, y la libertad del Padre, que puede apresurar o no su intervención.
Por eso es necesario estar siempre en vela y atentos (v. 33), como lo demostrará la
parábola siguiente.
Por consiguiente, también este trozo, como todo el discurso, tiene la intención pastoral
de apartar a la Iglesia de la pasividad (cf. 2Ts 3, 6-15) y de hacerle vivir el momento actual
como el momento decisivo de la salvación, en el encuentro y en la fidelidad a aquel que
ha venido, viene y vendrá, a ese Dios eternamente fiel, cuya "gloria brilla en el rostro de
Cristo" {2Co 4, 6).

69. PARÁBOLA SOBRE EL DISCERNIMIENTO: Me 13, 28-33 547


ACTUALIZACIÓN

- Religión: ¿opio o desatención?


Es un lugar común decir que la religión funciona como opio y hace a las personas
desatentas ante la realidad. Y esto fundamentalmente es verdad. Basta con mirarnos un
poco en nuestro derredor. Por otra parte, si no hubiera existido este peligro, Jesús habría
podido ahorrar los llamamientos repetidos a la vigilancia y a la atención, que son como el
estribillo de todo este discurso de despedida.
Frente a las dificultades insuperables, es algo instintivo cerrar los ojos y soñar. ¡Los
sueños son siempre más hermosos o al menos a buen precio que la realidad, salvo la sorpresa
triste del despertar! Lo mismo le sucedió a los apóstoles también en la hora decisiva, y
dejaron al Señor solo. Por eso Jesús repite continuamente: ¡velen, estén atentos!". Sin vigi-
lancia y sin atención el discípulo no puede comprender el sentido de este discurso, en el
cual Jesús explica lo que le está sucediendo a El y le sucederá a todo discípulo: es el sentido
verdadero y profundo de toda la historia.
La vigilancia es la primera característica del cristiano. De lo contrario será verdaderamente
la característica contraria: el opio. En realidad puede dormir sólo el que tiene el estómago
lleno y el alma satisfecha, y ya no espera otra sorpresa sino el sueño eterno -sueño que
precisamente olvida y anticipa durmiendo. Pero el cristiano es alguien que no se puede
dormir: lo mantienen despierto las mordeduras del ayuno prolongado y de la sed profunda
de la espera de lo que ha de venir y que es el sentido de su vida. Lo que lo.sacia y le satisface
no existe aún: la cosa principal todavía ha de venir, y no puede satisfacerse. Es como el que
ha cavado un pozo profundo en la roca: no puede detenerse a un metro del agua y no está
contento mientras no lo haya alcanzado. ¡De lo contrario toda su fatiga es inútil!
La vigilancia es la sensibilidad suscitada auténticamente por ese interés, que mantiene
siempre despiertos y tensos en la espera de Dios que vendrá y que viene siempre para el
que sabe reconocerlo así como ha venido en Jesús.
Estar despiertos y mantener los ojos muy abiertos es fundamental para ver la realidad
de Dios que actúa en la historia, sin caer en la ilusión del sueño. El que duerme ya no ve
nada y ya no espera nada: solamente fantasías y se aquieta en ellas. En cambio, el que está
despierto o espera está en condiciones de escrutar y de discernir incluso lo que se oculta
bajo la parábola de lo que sucede: sabe ver en "estas cosas", es decir, precisamente en los
costos que debe pagar, el fruto que germinará, es decir, el Señor presente en la historia del
que hace el bien y choca contra el mal.
Ver y conocer a Dios en los hechos concretos, incluso en los más pesados, significa com-
prender la verdadera dirección de la historia y tener la posibilidad de moverse en el sentido
acertado, para llegar a ese término que es la manifestación plena de Dios.
Este conocimiento de Dios no es analítico ni deducible de principios universales. Es
verdad que son necesarios también los análisis y los principios de lectura, porque Dios se
manifiesta en la complejidad de nuestra vida, que se ha de comprender y leer a la luz de
la vida de Jesús. Pero esto no basta. Es necesario también un conocimiento de tipo más
profundo, que se realiza por connaturalidad o por consonancia. De lo contrario, nunca se
sabría qué decidir y hacer en cada caso concreto. Ese conocimiento nos lo da el Espíritu
Santo que está en nosotros y nos coloca en la longitud de onda precisa, para captar lo que
exige la palabra de Señor que está "cerca y llama". Sólo esta lectura revela el sentido de los
eventos aquí y ahora para nosotros, es decir, los "signos de los tiempos".

548 69. PARÁBOLA SOBRE EL DISCERNIMIENTO: Me 13, 28-33


' Este conocimiento, que es posible tan sólo a quien está muy atento, es indispensable
para decidir lo que hay que hacer y abrir la puerta al que viene y está delante de nosotros.
Por consiguiente, la vigilancia, que nos impide cambiar la ilusión con la realidad, es previa
a un discernimiento acertado. Por su parte, el discernimiento es fruto de una gran atención
y sirve para descubrir las huellas del Señor por ese camino que, pasando a través de todas
las dificultades (w. 5-23), llevará al encuentro con Él (vv. 24-27).
Cuando cae la tensión de la vigilancia y de la expectativa escatológica, viene a
faltar la capacidad de comprender y de actuar del cristiano. Entonces uno fácilmente
se deja adormecer en un sueño como bajo el influjo del opio, y prolifera un tipo de
religiosidad alienante que es un colorante que sirve para todo. Se superan y se resuelven
imaginariamente todos los conflictos. Uno se entretiene con sueños y visiones, y vive en un
mundo de fantasmas agradables, tranquilos y gratificantes. Uno se amolda luego a vivir en
la realidad de una manera mediocre, se opta por posiciones más cómodas, y uno se rebaja
a compromisos con el mundo que son tan de mal gusto y vistosamente antievangélicos que
le llaman la atención incluso a uno que no es creyente pero tiene al menos los ojos un poco
abiertos sobre ciertos valores. De este modo se forma un velo pesado y opaco sobre el cual
se proyectan los sueños más pintorescos, y uno está impedido si se trata de captar aún las
señales más manifiestas de la presencia del Señor en la historia.
Se comprende por qué Jesús no se cansa de decir continuamente a sus discípulos:
"¡Velen y estén atentos!". Si no se escuchan estas palabras,-es muy fácil creer que uno es
cristiano pero hace exactamente lo contrario de lo que hizo Jesús.

APLICACIÓN A LA VIDA

Una lectura difícil


¡Hay poco que hacer! Por un miedo instintivo o por ignorancia, cuando entras en el
instituto de los tumores no te sientes invadido exactamente por perspectivas de vida o
por gérmenes de esperanza. Y si introduces la cabeza en la habitación de un enfermo,
sientes que hay ojos que te observan y buscan una señal que disipe el miedo o condene a la
desesperación definitiva.
¿Cómo se hace para captar en el estertor o en el llanto inconsolable de quien se siente
muriendo lentamente, los gemidos de parto?
Por más que estemos mortificados y distraídos, también nosotros en la ciudad logramos
realizar la empresa difícil de leer el verde que aflora sobre las plantas de primavera. Más allá
del hielo y del gris de la niebla, comprendemos que llega la buena estación.
Pero aquí se requiere algo más comprometedor, incluso algo que no es simplemente más
difícil. Porque a la comunidad y al creyente no se les pide que realicen ni que testimonien
previsiones de sucesiones cronológicas, de continuidad, por el estilo de "antes viene esto,
luego viene esto otro". Incluso el tonto de la aldea presume razonablemente que después
de la oscuridad viene la luz y que después de lo feo viene lo hermoso. Se exige algo más...
necio o más profundo. Algo que se asemeje al negativo de una foto, pero que en efecto es
el "positivo" de la realidad: poner en vigilancia que la vida sale aflotede la muerte y en la
muerte, como brotes y hojas tiernas sobre las plantas afectadas por el hielo.
Se trata de una especie de lectura "por inversión", "por contraste". Eso va mucho más
allá de la espera paciente, de la constatación, o de la deducción. No es en absoluto suficiente

69. PARÁBOLA SOBRE EL DISCERNIMIENTO: Me 13, 28-33 549


usar el raciocinio y la intuición para ver con fe. El "tiempo" en el cual estamos llamado:
vivir es tiempo de discernimiento y de opción suprema. En el fondo se trata de discernir en::
Dios y los ídolos, entre las sucesiones de un poder pagano y la fidelidad a una fe perseguid
entre la desesperación y la esperanza. No hacía falta que Jesucristo se incomodará tanto,
si nos corresponde solamente quejarnos de que el mundo anda mal, que la religión decae,
que la inmoralidad dilaga, que los honestos escasean cada vez más, que la política se ha
degenerado más que nunca, que la familia, la juventud, la escuela, el trabajo, la sociedad están
derrumbándose. ¡Evidentemente ha hecho mucha falta, sobre todo en el pasado, al poner en
evidencia con objetividad, con ojos despiadados, lo que había de inhumano y antievangélico
en las estructuras sociales, económicas y políticas, además de lo que se percibe en el individuo!
Hace falta, por consiguiente, subrayar el juicio de Dios sobre la situación, radical y acuciante,
¡no es lícito atenuarlo! Y la Iglesia debe pronunciarlo con franqueza y sencillez sobre sí misma
y sobre el mundo Así también es necesario admitir la dificultad y el desconsuele en que uno
es "bautizado", cuando cae un montón de esperanzas que sin embargo parecían legítimas,
cuando muchas previsiones son objeto de una contradicción espantosa, disminuyen las
fuerzas y aumentan el fardo de los fastidios, aumentan las contradicciones. Pero sobre todo
entonces -por más que uno esté embriagado, loco o sea "perturbador de la tranquilidad
pública"- es necesario gritar que el día está cerca, a las puertas.
Si no nos damos cuenta de que se nos ha dado y que se nos pide que podamos hacer esto,
desenganchamos la etiqueta, y no decimos nada acerca de nv ^stra condición de cristianos:
por más difícil que sea definir qué es lo específico del creyente, está muy claro que aquí es
cuestión de tener en cuenta que se trata de algo que pertenece a la sustancia de la fe, porque
está directamente en contacto con el factor central de la muerte y la resurrección de Jesús.
Está muy claro que esta lectura difícil, así como no puede ser fruto de nuestra inteligen-
cia, tampoco puede ser fruto de nuestra buena voluntad, de un tonto "arremanguémonos",
"pongámonos a la obra". No quisiéramos tener que profetizar hojas verdes de esperanza
sobre bolardos de la calle.
Se necesita continuamente mirar hacia Él, hacia sus palabras, sus opciones, lo que Él
realizó, su muerte; así como también es necesario creer en su resurrección -¡hace brotar
hojas del tronco de la cruz!-, y apuntar los ojos hacia el futuro: vendrá. Pero sobre todo es
necesario que se nos dé el poder descubrir cuánta parte de ese pasado se vuelve vivo para
nosotros hoy.
Nos falta mucho -como simples bautizados o como quienes desempañan algún papel
en la comunidad eclesial- esta capacidad. Tenemos un analfabetismo impresionante,
inaceptable. Por consiguiente, es necesario este don y, ya no se adquiere sólo una vez, hay
que hacer ejercicios diarios de lectura.

REFLEXIÓN DE FE

Lo que Jesús no conoce


El discurso acerca del fin de Jerusalén, es una especie de autobiografía misteriosa. De
alguna manera eso sucede siempre en todo io que Jesús dice y hace; Él expresa sobre todo su
propia persona. Él es semilla oculta, el granito de mostaza del capítulo 4, es Él el verdadero
pobre, que ni el joven neo ni ningún otro en este mundo es capaz de ser, del capítulo 10. En
fin, es El nuestro evangelio. Pero todo eso, como ya lo hemos dicho, se hace realidad con una

550 69. PARÁBOLA SOBRE EL DISCERNIMIENTO: Me 13, 28-33


urgencia nueva en este discurso de Jesús. La historia del mundo y de la vida de cada uno
está expresada aquí como dolor y esperanza, en un lenguaje apocalíptico particularmente
adecuado para anticipar incisivamente lo que está a punto de suceder en Él.
Pero existe una nota, en este punto del mismo discurso, que se acerca a Jesús de un
modo insuperable, a Él que es Hijo del hombre, a cada hombre: la nota de lo imprevisible
del fin precisamente cuando, como en el caso de la higuera, ella viene a ser inequivocable
y cierta. El final de la historia, de toda historia, trasciende los poderes del hombre, y,
precisamente cuado se asoman con certeza sus señales, ella viene a ser una de las realidades
más desconcertantes de la vida humana. Pues bien, Jesús nunca nos parece tan cercano
como en la parábola en la cual acepta la consecuencia de no saber ni siquiera él cuándo
es el tiempo del fin. Éste no pertenece ni siquiera al Hijo del hombre (v. 32). Se trata de
remitirlo todo al Padre, entrando en la incertidumbre absoluta de lo que es más querido
para nosotros y que concierne la conclusión de las cosas. En verdad nosotros quisiéramos
que los éxitos finales de todo estuvieran en el centro de nuestro programa y de nuestro
poder. Dejan, en cambio, todo eso envuelto en lo imprevisible y precisamente cuando
está claro que no puede dejar de suceder y se ven ya sus señales premonitorias, es la obra
maestra del amor en el cual Jesús se constituye como hermano nuestro, entra en el misterio
que sella la mortalidad.
Jesús sabe que su muerte está próxima, pero trata de eludir su certeza inflexible, que
se manifiesta precisamente al que está condenado, y trata de-algún modo de defenderse en
la oración. Su dolor es tan nuestro que lo obliga a gritar: "... ¡aleja de mí este cáliz!". Pero
precisamente en la conclusión de la oración del huerto de los olivos: "Pero no se haga lo que
yo quiero, sino lo que quieres tú", Jesús a! aceptar en su hora más dura la incertidumbre de
los tiempos, nos devuelve la esperanza de la historia.

69. PARÁBOLA SOBRE EL DISCERNIMIENTO: Me 13, 28-33 551


70. PARÁBOLA ACERCA DE LA VIGILANCIA
(Me 13, 34-37; cf. Mr 24, 42-44; 25, 13-15;
¿ c ! 9 , 12ss.; 12,38-40)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

El pasaje, con el cual se cierra este capítulo, retoma la intención fundamental del discurso
escatológico, y lo vuelve a presentar en forma más explícita como exhortación a la comunidad
a estar muy atentos al leer la historia de hoy y a saber comprometerse con ella con fidelidad a
la cruz del evangelio de ]esús.
Ya hemos subrayado cuatro veces la repetición de la advertencia "estén atentos" (vv. 5. 9.
23. 33), que es señal de una tensión que luego se extiende a todo el capítulo y desemboca en el
último llamamiento solemne y universal al versículo 37, casi como clave de lectura para todo
el discurso escatológico. A este tema ahora se añade una insistencia con esta exhortación a
"velar", que ya resonó en el versículo 33 y ahora se repite en los versículos 35 y 37.
En la bellísima parábola (v. 34), en la cual Marcos une la figura de los dos siervos, que
cumplen su "tarea" de importancia y responsabilidad ("da atribuciones a sus siervos"), y la
figura del portero, al cual se le "ordena" velar, se entrelazan dos parábolas diferentes que
encontramos separadas en otras fuentes neotestamentarias e incluidas en contextos diferentes:
la de los siervos, a quienes le son confiados los bienes del amo, para que cuiden de ellos con
honestidad y fidelidad, mientras él está ausente por un largo viaje (efi Mt 24, 45-51; 25, 14-
30; y Le 19, 11-27: parábolas del "mayordomo " y de los "talentos" o de las "minas"); y la del
portero que durante la noche debe esperar el regreso del amo, que ha salido para un banquete
(cf. Le 12, 35-38): a esta imagen tanto Mateo como Lucas (efi respectivamente 24, 42-44 y 12,
39ss.) unen la otra del ladrón que viene de noche y contra el cual es necesario estar en guardia
(cf. también iTs 5, 2-5 y 2P 3, 10).
Luego observamos que los temas condensados y latentes en el texto conciso de Marcos se
desarrollan y asumen caracterizaciones particulares en parábolas diferenciadas, elaboradas en
la tradición evangélica variada y tal vez sucesiva: por consiguiente, también en la parábola de
Mateo y Lucas se subraya ulteriormente el llamamiento a la fidelidad a la tarea que ha sido
confiada y ala vigilancia para no ser sorprendidos desprevenidos.

34 Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus


siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele;
35 velen, por tanto, ya que no saben cuándo viene el dueño de la casa, si al
atardecer, o a medianoche, o al cantar del gallo, o de madrugada.
36 No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
37 Lo que a ustedes digo, lo digo a todos: ¡Velen!

552 70. PARÁBOLA ACERCA DE LA VIGILANCIA: Me 13, 34-37


v. 34: al igual que un hombre que...: esta frase, actitud de viva espera que caracteriza la mentalidad
en el uso de los verbos en participio, presenta una y ¿1 comportamiento de las primeras comunidades,
construcción más bien extraña -pero bastante fre- coino se puede comprobar en varios pasajes de
cuente en Marcos-, que manifiesta el origen semita las cartas de san Pablo y en numerosas páginas de
de la breve parábola; se puede ver en ella una seme- los evangelios sinópticos (cf. los capítulos de las
janza con el comienzo de la parábola de los talentos. parábolas del reino y del discurso escatológico).
Que vele: es la palabra-clave de este trozo. Todos Al atardecer, o a medianoche, o al cantar el gallo,
los versículos están ligados explícitamente unos a o <¡e madrugada: como ya se indicó en 6, 48 (cf. la
otros con la palabra "velar" (vigilar), que ya se halla nota respectiva), Marcos se basa en el uso romano de
presente en el versículo 33, que sirve de enganche dividir la noche en cuatro períodos; en la parábola
entre estos dos últimos trozos, y que es una palabra correspondiente de Le 12, 38 se hace referencia en
que aquí se repite tres veces (cf. w. 34. 35. 37); tam- caiTibio a tres períodos según el uso hebreo.
bién la palabra "dormidos" del versículo 36 se relacio- v. 37: Con estas últimas palabras del capítulo,
na por contraposición a este término fundamental. Marcos se dirige explícitamente a sus lectores: lo que
v. 3 5: En esta aplicación inmediata de la parábola se ha dicho a los cuatro discípulos (cf. v. 4ss.), debe ser
-el dueño de casa es el mismo Cristo- se manifiesta la estuchado por todos como dirigido a sí mismos.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Vigilancia y fidelidad
También en estas parábolas conclusivas, así como en todo el ultimo discurso de Jesús,
Marcos no da detalles acerca de los eventos finales. En cambio, le dice a su comunidad
cuál debe ser su actitud frente al Señor que ciertamente viene. El retomo del Señor no es
un acontecimiento que ella tenga que sufrir pasivamente, sino algo que incide de manera
determinante en su modo de obrar hoy.
Esta parábola sintetiza en dos puntos la enseñanza acerca de la forma correcta de esperar
al Señor. El primero, análogamente al trozo anterior, nos llama a una vigilancia atenta, como
en la parábola del "portero", que debe vigilar en espera de que el amo regrese de un festín
nocturno (cf. Le 12, 36). El segundo nos invita a una fidelidad responsable en la ausencia
del Señor, como en la parábola de los talentos (cf Mt 25,14; Le 19, 12) y en la de la viña
(12, lss.). En la introducción de este segundo motivo se puede entrever la situación de la
comunidad primitiva que, en la dilación de la venida del Señor, siente que debe llenar el
tiempo intermedio de la espera dándole un contenido. ¡No se puede esperar con los brazos
cruzados! Esta situación lleva a la comunidad a una reflexión teológica que le abre toda una
dimensión nueva: la de la historia de salvación, que sólo en parte ya se ha realizado, pero
espera todavía ser realizada en nosotros que nos entregamos a su seguimiento (cf. Col 1,
24). Así nuestra vida se caracteriza por una tensión vigilante, responsable y activa, hacia un
cumplimiento que para nosotros todavía no se ha realizado, pero de él tenemos en Jesucristo
tanto la certeza como la indicación de los medios. Pe este modo, en el tiempo prolongado de
la espera, evitamos caer en las tentaciones recurrentes que son típicas de quienes esperan.
¡La primera tentación del que espera largo tiernpo es precisamente la del aburrimiento y
del cansancio que matan la vigilancia del espíritu! Por eso, precisamente después de haber
declarado la certeza del evento y la incertidumbre del momento (w. 30-32), se renueva el
llamamiento a la vigilancia atenta, que es el estribillo de todo el discurso: ¡es necesario estar
despiertos y saber escrutar en la noche!
En este trozo, el cual resuena con insistencia: "Estén atentos" (v. 33), se recomienda
tres veces que no hay que dormir -una vez al comienzo (v. 33) y dos veces al final (vv. 35.
37)- de tal modo que el trozo resulta incluido entfe estas amonestaciones. Todo el capítulo

70. PARÁBOLA ACERCA DE LA VIGILANCIA: Me 13, 34-37 553


13 apunta hacia el final que se dirige o todos: "velar" (v. 37), que muestra claramente la
intención pastoral que guió al evangelista.
A este triple llamamiento a la vigilancia, hace eco en el capítulo siguiente el triple llamado
del Getsemaní, al que hace contrapunto la respuesta de los discípulos soñolientos (cf. 14,32-
42). Es necesario estar despiertos porque no se sabe cuándo regresará el Señor de su viaje.
Tal vez Marcos quiere decir que Jesús regresa cada momento a pedirnos cuentas de nuestra
fidelidad: al atardecer a. medianoche, al canto del gallo, o de madrugada (v. 35) -del mismo
modo como vino a tomar cuentas a los discípulos de su fidelidad: "al atardecer" cuando
fue traicionado (14, 17), a "medianoche" cuando fue juzgado (14, 53-64), "al cantar el
gallo", cuando Pedro lo negó (14, 72), "de madrugada" cuando fue condenado (15, 1-15).
Estos acercamientos no son casuales, porque la narración de la pasión representa
para Marcos la primera realización del discurso escatológico: en efecto, Jesús aparecerá "con
gran poder y gloria" (v. 26), precisamente desde la cruz, de donde se manifestará la gloria de
Dios (15, 39) para el que lo haya seguido hasta allá en su camino. Como se hace alusión a la
parábola de la higuera, los acontecimientosfinalesya han sucedido en la vida y en la muerte
de Jesús. Por eso el verano está cerca (v. 28) y es la estación en la que se producen los frutos.
Por consiguiente, no hay que dejarse sorprender por el sueño. Su venida está próxima,
porque en realidad Él viene en cualquier momento.
La antigua invocación: "Maraña tha: ven, Señor" (lCo 16, 22) es escuchada
continuamente por aquel que "está cerca" (v. 29), que ha venido, que viene y vendrá,
para dar contenido y sentido a toda nuestra existencia cotidiana.
Aquel que "está cerca", viene, si nosotros no caemos en el sueño de la turbación y de
la desesperación; viene, si sabemos velar en una esperanza activa, captando en los signos
de los tiempos su presencia (v. 28ss.), con plena confianza .en su palabra (v. 30ss.). Por
consiguiente, el que lo espera no debe nunca aflojar la vigilancia: si tiene los ojos bien
abiertos, lo ve y lo encuentra al final del camino que el evangelio nos ha descrito. ¡Ay
de aquel que cierra los ojos y ya no lo espera! No velará, y no sabrá reconocerlo, y por
consiguiente, no será reconocido por El (cf. 8, 38).
Si la primera tentación del cristiano es la de "dormir" v no esperar ya al esposo que viene,
existe también una segunda tentación opuesta a ésta: uno puede esperar de un modo
muy intenso, pero dejándose absorber de tal modo en el futuro que olvida el significado y
el valor del tiempo presente, cayendo así en la esperanza, como les había sucedido a los
tesalonicenses (cf. 2Ts 2, 4-15). Este trozo nos dice que no se puede velar estando con los
brazos cruzados, como si no hubiera nada que hacer. Por eso en esta parábola la vigilancia
atenta se coloca en conexión estrecha con la responsabilidadfiely activa. El "Señor", en efecto,
al partir "ha dejado su casa, ha dado atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo" (v. 34).
Por eso uno no puede permanecer ocioso (véase la parábola de los talentos: Mt 2 5,14-39, y el
juicio universal, en cual seremos juzgados con base en nuestra praxis: Mt 25,35-46; cf. Mt 7,
22ss.). El tiempo de la espera vigilante viene a ser entonces el tiempo de la acción, en el cual al
discípulo se le ha entregado el mismo "poder" de Cristo, a cada uno según su propia función.
En la ausencia del Señor, ahora todo queda confiado a nuestra responsabilidad activa. De este
modo el tiempo vacío de la espera se llena de contenido, y se convierte en "historia" concreta,
que el hombre ya debe manejar en primera persona, con la responsabilidad total y la fidelidad
a la palabra, que el Señor nos ha dejado.
No basta saber "mirar" al Señor, aunque eso es indispensable. Es necesario también
hacer lo que hizo aquel que nos dejó la tarea y la fuerza para reconocer su camino. Enton-

554 70. PARÁBOLA ACERCA DE LA VIGILANCIA: Me 13, 34-37


ees, si estamos muy despiertos, "veremos" que aquel a quien esperamos, nos espera al final
de un camino largo de seguimiento precisamente en el Calvario, desde la cruz, para mani-
festarnos desde allí su gloria y su poder.
Esto es lo que debemos saber acerca del final, es decir, acerca de la destinación de
nuestro camino.
La pregunta: "¿Cuándo y cuáles señales?", encuentra así su respuesta práctica plena en
una actitud de seguimiento vigilante y responsable, que nos llevará a encontrar a Dios en
Jesús crucificado, el Señor de la historia.

ACTUALIZACIÓN

Actividad en la fidelidad
Para los objetivos pastorales, este trozo conclusivo es el más importante: dice cuál es el
modo correcto de la "espera", o mejor la manera acertada para "tender al" fin, que es la
manifestación de la gloria del Señor crucificado.
La historia no es un tiempo vacío ni neutro, un presente irrelevante con respecto a lo
que ha de venir: es un presente que tiende a un futuro, el cual será de la misma calidad
que el presente. Se cosecha sólo si se siembra y sólo lo que se siembra; aunque la cosecha
será en medida sobreabundante con respecto a la siembra, el fruto será siempre lo que fue
sembrado penosamente y será solamente para quien ha sembrado. Este tiempo presente no
es una sala de espera, donde no hay nada más que hacer sino esperar pasivamente y esperar
con ansiedad el tablero de los horarios y los rieles todavía vacíos.
El tiempo presente, con sus dificultades y sus luchas, es ya el tren que nos lleva hasta
el Señor Jesús. Es el único medio disponible. Sólo hay que tener en cuenta que se necesita
subirse a él, haciéndose cargo de la fatiga no pequeña de hacerlo andar en el sentido
acertado. La vigilancia y el discernimiento sirven precisamente para eso.
El riel acertado es el de la actividad fiel a la palabra de Jesús. Su palabra, su manda-
miento, es claro: se resume en el precepto de la caridad, es decir, del amor desinteresado,
del servicio concreto a los hermanos, de colocarse como último y esclavo de todos, como
lo hizo El.
Su mismo "poder", que Él nos ha dejado, es exactamente éste y nada más que éste; es el
único "poder", que Él mismo ejerció sobre la tierra: el poder que es el único en condiciones
de vencer el mal y hacer aparecer entre los hombres el rostro de Dios.
Dios es amor. El amor, en toda su debilidad, es su única fuerza, su presencia en la
historia del hombre.
Ahora bien, ésta queda totalmente confiada al discípulo, que es el siervo fiel de su
palabra. En la ausencia de su Señor, él es el responsable total de esta presencia suya, ante
los hombres y ante Dios. La presencia de Dios y su misma credibilidad delante de todos
ya está confiada a nuestra fragilidad. Si Dios no está y no se ve, es porque nosotros no
somos activos en la caridad. El drama de la ausencia de Dios en el mundo tiene su origen
en nuestra falta de actividad fiel, en nuestro pecado contra la caridad, pecando en general
de pereza y omisión.
Si, en cambio, nosotros estamos muy despiertos y activos, y cumplimos su manda-
miento, tenemos su mismo poder: el del amor que ha vencido al mundo. Entonces cada

70. PARÁBOLA ACERCA DE LA VIGILANCIA: Me 13, 34-37 555


día es el día de su presencia y su venida; y el atardecer, la medianoche, el canto del gallo, la
madrugada -es decir, todos los momentos fatigosos de la vigilancia activa en la oscuridad
del mal- son para nosotros los momentos concretos de su venida. En ellos se nos manifiesta
la gloria del Crucificado. En cada instante se halla oculta la posibilidad de ser el instante
escatológico. Nos toca a nosotros descubrirlo. Hasta cuando, al final de este camino que
Él mismo recorrió -¡no hay ningún otro camino!-, lo encontremos en la plenitud de su
gloria.
Entonces será vencido totalmente el mal: "Dios será todo en todos" (ICo 15, 28), y
nosotros saborearemos el fruto pleno y maduro de la alegría y de la vida. Pero sólo si ahora
pagamos sus costos, en el seguimiento de Jesús que lo hizo primero.
La responsabilidad del discípulo es grande, aún más, infinita. A sus manos débiles está
confiado el éxito positivo de la historia humana. Pero esta tarea ardua nos es imposible. El
Señor está siempre cerca de nosotros y nos ha dado su mismo poder.

APLICACIÓN A LA VIDA

¿ Una poltrona o un par de zapatos resistentes?


Hablando de espera es fácil que la fantasía corra a las salas desoladas de las estaciones
ferroviarias, del dentista o de las oficinas estatales: bancas largas, sillas, periódicos muy
viejos... ¡En fin de cuentas, la espera es inerte, pasiva, significa sólo por lo que viene
después y es precisamente la espera!
Esto no es lo que sugiere el evangelio, ni la actitud de fondo en la que vivía la primera
comunidad.
Lamentablemente la tentación de sentarse, de acurrucarse, soñando que uno está des-
pierto, presumiendo que uno ha llegado o juzgando a delegar a Dios "que lo arreglará todo",
es recurrente. O también la de agitarse frenéticamente, pero con una acción perfectamente
desligada de la espera.
Es extraña la suerte del creyente sobre este punto, extraña y pintoresca, aunque
quede sustancialmente monótona en la constancia del error: nosotros hemos esperado
con ansiedad impaciente, pero con los brazos cruzados (estábamos en Tesalónica, en los
tiempos de Pablo; estamos en algunos movimientos u organizaciones en la actualidad); nos
hemos entregado a la acción, desgastándonos en todas partes, pero con la mente distraída
de la meta. La espera de la que habla el evangelio siempre ha sido traicionada: no ha
iniciado en la acción, no la ha calificado, sino que solamente ha ofrecido pretextos para la
inacción o la cobertura mañosa por iniquidad.
Por más que esté alejada de nuestro mundo, la imagen buena de la espera, en cambio,
es la del agricultor, que espera la mies... cuidando la mies.
Es el único modo serio de vivir una esperanza y una espera: anticipándola, cons-
truyéndola. Y es también el único modo conveniente como podemos decir: yo creo.
Por consiguiente, habrá momentos explícitos, inclusive sucesivos y privilegiados, pero
tendremos que convergir hacia la unidad según el ritmo incesante de la espera-oración y
la espera-acción. Para usar una comparación, si la espera es un lago, él es alimentado por
diferentesríos:ciertamente la contemplación, pero también la acción, política, convencida;
ciertamente la acción pero también la contemplación, genuina, más profunda de la senti-

556 70. PARÁBOLA ACERCA DE LA VIGILANCIA: Me 13, 34-37


mental; la confianza en Dios, pero también recíprocamente el involucrarse seriamente en
el compromiso.
Pero la imagen del lago resulta demasiado poética y pacífica con respecto a la fatiga de
un camino dificultoso, que se entrevé, pero que fácilmente se descuida. Sin caerle encima
ni maltratar continuamente a la comunidad y al creyente -¿se corre elriesgode blasfemar
incluso contra el que nos acompaña con su promesa y bondad?- se tiene la impresión
que como vigilante velamos poco. Somos mezquinos en muchas cosas, pronunciamos un
mundo de discursos y observaciones a diestra y siniestra: nos quejamos muchísimo, pero
en cuanto a lanzarnos a rehacer el mundo para que sea nuevo, cuando tenga que ser nuevo,
en cuanto a leer en la realidad y realizar esos aspectos positivos y anticipadores de "lo que
será"... somos extremadamente lentos.
¡Como si tuviéramos los pies planos, más que de plomo! ¡O una fe y una esperanza
atrofiadas!
No se nos ha pedido que refunfuñemos, ni que emitamos lamentaciones tristes como
buhos en la noche, sino que tal vez señalemos y preanunciemos la luz que se anida en
la oscuridad. Sobre todo se nos pide, si en nosotros hay "tensión" evangélica -¡la espera
del siervo vigilante!- que tenemos centellas de intuiciones, que comprendamos y por
consiguiente que nos arriesguemos.
¿Por qué usar poltronas, garantías de tranquilidad y seguridad, en lugar de zapatos
resistentes para caminar?

REFLEXIÓN DE FE

Velar sobre la plenitud del tiempo


La muerte de Jesús es la conclusión hacia la cual tiende todo relato en todo el desarrollo
de la narración de Marcos. Aquí viene a ser tensión del mundo hacia el final, hacia una
presencia nueva y definitiva de Dios, para imprimir un dinamismo y una fuerza nueva a
todo el evangelio.
¡Los tiempos ya están divinamente inmersos en esa presencia hacia la cual corren y eso a
pesar de su fin, antes bien precisamente a través de él! Desde el comienzo Jesús dijo que con
Él llegó la plenitud de los tiempos (1,15). Su muerte inserta definitivamente la vida de cada
hombre en el final que lo espera. Ya nada es inútil, ni vano, ni episódico ni desperdiciado:
todo queda inserto en elfinal.Se engancha en éste y en éste se inserta. Precisamente porque
en Cristo la muerte tiene su significado. Desperdiciado es solamente lo que se confía a su
vaciedad, que no se extiende al mañana de Dios.
Velar significa precisamente captar este sentido de las cosas, su vinculación con el fin,
su plenitud de significado, algo así como la espera de una persona querida que da sentido
al tiempo que precede.
Velar sobre el sentido del tiempo. Es una respuesta a la sabiduría angustiada de Qphelet:
todo es vanidad... todo está en movimiento, en el sufrimiento, pero ninguno podría explicar
los motivos de eso (cf. Qp c. 1). Es precisamente el final y la muerte de las cosas lo que resuelv
su comprensión. Y el significado se cumple solamente en el misterio de Cristo que muere.
Velar sobre los tiempos de la vida sirve para comprenderlos así como son. Superar lo
ineludible de las cosas resuelve elfinalde Cristo que muere y manifiesta allí la presencia
del Padre.

70. PARÁBOLA ACERCA DE LA VIGILANCIA: Me 13, 34-37 557


Vil - PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN
14, 1-16,8.9-20
INTRODUCCIÓN A LA PASIÓN

Antes del comentario a cada uno de los pasajes, nos parece útil ofrecer una introducción
general al relato de la pasión. Aunque no lo hayamos hecho para las otras secciones del
evangelio, creemos que eso se justifica desde el punto de vista pastoral: en efecto, en la
liturgia de la semana santa la Iglesia lee el relato de la pasión por extenso, y puede ser útil
tener una visión de conjunto. Pero existe también una justificación más profunda: los
capítulos 14-15 de Marcos constituyen la unidad literaria más amplia y más antigua que
el evangelio nos conserva, en función de la cual se escribió el mismo evangelio. El relato
de la pasión es el núcleo de la tradición primitiva cristiana que fue el primero en llegar a la
forma de una narración continua. Esto sucede porque la pasión de Jesús fue y'sigue siendo,
para los discípulos de entonces y de siempre, el hecho más desconcertante, el primer
interrogante para el cual era necesario encontrar una respuesta, también (¡y sobre todo!)
después de la resurrección.
Expresaremos observaciones: a) acerca del texto; b) del contexto; c) de la cronología de
la pasión en el evangelio de Marcos; d) de la manera como se ha de leer la pasión; e) en fin,
ofreceremos algunas pautas para la reflexión.

a) El texto
Los dos capítulos de la pasión según Marcos nos dejan entrever de una manera más
clara que en cualquier otra parte del evangelio, un relato ya muy bien estructurado que fue
el primero en ir formándose en la tradición primitiva como resultado de varias exigencias
y circunstancias (para la celebración de la cena del Señor, para la catequesis, para homilías
con un fin parenético o exhortativo). También los otros evangelista (cf. Mt ce. 26-27, sobre
todo Le ce. 22-23 y esta vez también Juan ce. 18-19 -cuyo testimonio es particularmente
valioso, para mostrar cómo el esquema de esta tradición antiquísima había adquirido una
importancia y una función muy especial-) presentan a grandes rasgos la misma sucesión
de los hecho principales: después de la introducción, la traición de Judas, la última cena,
la indicación del traidor, el arresto, el doble proceso, la crucifixión. Ya a partir de estas
observaciones generales se puede comprobar la centralidad del relato de la pasión de Jesús
en los evangelios, hasta el punto de hacer entender que todos los capítulos anteriores son
una preparación grande organizada a este momento, como evento culminante de su vida.
Eso aparece evidente sobre todo en Marcos, que desde el comienzo de su evangelio
y luego en los puntos capitales, introduce la perspectiva de la muerte de Jesús como
consecuencia y conclusión de su ministerio en medio de la gente: cf. 1,14 (confrontación
entre el arresto de Juan el Bautista y la predicación de Jesús); 3, 6; 8, 31; 9, 31; 10,
33ss.; y los capítulos 11-13 cuyos episodios están ambientados en Jerusalén y centrados
particularmente en el templo que será destruido, así como Jesús será aniquilado en la cruz.
Ciertamente también en estos capítulos el texto de Marcos -que sin embargo refleja más
fielmente la tradición primitiva- manifiesta la obra redaccional del evangelista, como
aparecerá en el comentario a cada uno de los pasajes.

INTRODUCCIÓN A LA PASIÓN 561


b) El contexto
La breve estadía de Jesús en Jerusalén llega ya a sufinal.Los sumos sacerdotes y los escribas
llevan acabo la conjuración que habían tramado desde hacía largo tiempo. Las motivaciones
y los trasfondos de este complot, que aquí solamente se nombra, resultan evidentemente en
toda la narración que precede. En ella aparece claro que Jesús de Nazaret entra en conflicto
con los jefes del pueblo: por el mensaje que trae y que encarna, Él provoca una ruptura neta
e inconciliable con los criterios dominantes que sus enemigos sostienen. En efecto, con Él ha
llegado la liberación del reino de Dios (1,15), que subvierte el código de valores de todos los
opresores (cf. última discusión). Finalmente toma cuerpo la decisión de darle muerte, que se
había perfilado desde el primer encuentro con Jesús (3, 6). Esa decisión había sido solamente
mencionada, pero había dejado el lector en suspenso y había pasado sobre toda la vida pública
del Maestro como una sombra, una fatalidad amenazante y oscura. A sus discípulos, a cuya
formación se ha dedicado ya exclusivamente, Jesús aclaró el significado y el alcance de su
muerte (cf. los tres anuncios de la pasión y todas las instrucciones de esta segunda parte del
evangelio). El mismo Marcos, al describir a Jesús en sus obras y en sus palabras, le mostró
al lector atento cómo ese evento entra en el designio de Dios, al cual le corresponde la última
palabra. En efecto, a toda la historia del mal y de maldad del hombre, que se lanza contra Jesús,
Dios responde revelando su palabra definitiva, que es resurrección y vida entregada a todos.
Por temor a la gente (14, 2; cf. 11, 18; 12, 12), que lo escuchaba con gusto, los jefes
esperaban el momento apropiado para pasar de la decisión a la ejecución. ¡Se requirió
tiempo para aprovechar la ocasión propicia! Exactamente todo ese tiempo que le bastó
a Jesús para realizar lo que debía hacer. ¡Para que sea perpetrado, también el mal exige
tiempo, y no logra nunca impedir que entre tanto se cumpla todo lo que se debe!
En efecto, este tiempo, que sus adversarios han usado para urdir sus asechanzas,
Jesús lo empleó todo para hacer el bien. Por eso ahora sus discípulos, que lo han seguido
personalmente o mediante el relato del evangelista, están en condiciones de comprender
también el significado de la cruz, que es el punto inevitable de encuentro entre el que
hace el bien y el que trama el mal. La cruz es el escándalo final que encuentra Jesús y
el que quiera seguirlo; es el enigma fundamental que los discípulos han podido resolver
solamente en la mañana de pascua, al revisar el significado de toda la vida del Nazareno,
que precisamente sobre la cruz aparece ante ellos como la revelación de Dios.
Marcos quiere provocar a sus lectores para el mismo escándalo de Dios crucificado, en
toda su crudeza. Hacia allí apunta todo el relato.

c) La cronología
Por eso, si antes el evangelista se conformaba con datos cronológicos sumarios, ahora, al
llegar el gran drama de la pasión, marca con precisión el tiempo, enmarcándolo en el marco
de una semana, con el relato de la creación. En efecto está presentado, como se insinúa en la
primera palabra del evangelio, el "principio" de la nueva creación, que brota de la muerte
de Cristo, Jesús, Hijo de Dios. Así toda la actividad de Jesús en Jerusalén está dividida en
siete días, que es el número de la perfección:
1er día (11,1 -11: domingo): subida de Jesús a Jerusalén;
2° día (11,12-15: lunes): maldición del templo y del pueblo infiel (higuera estéril);
3er día (11, 20-13, 37: martes): revelación de Jesús como Señor y juez de la historia (5
discusiones y discurso escatológico);

562 INTRODUCCIÓN A U\ PASIÓN


4° día (14,1 -11: miércoles): unción mesiánica mientras se decide su muerte;
5 o día (14,12-16: jueves): preparación de la pascua;
6° día (14, 15-17, 47: teniendo presente que para los hebreos el día comenzaba al
ocultarse el sol: viernes): última cena, oración en el huerto, arresto, proceso ante
el sanedrín, condena, desarrollo y realización de la pasión, muerte y sepultura de
Jesús. Aunque caía probablemente la pascua en día sábado, Marcos la hace caer
en viernes para hacer coincidir la pascua hebrea con la muerte y sepultura de Jesús
(cf. 14,1). Esto lo hace por un profundo motivo teológico: quiere mostrar que la
verdadera pascua se cumple con la muerte del verdadero cordero. En el sexto día la
creación queda cumplida. Y Cristo que muere en la cruz, entregando su espíritu,
es la realización de la nueva creación.
7° día, el día del sábado, el día santo de Dios, el día de su descanso coincide con el
descanso de Jesús en el sepulcro. Es el día de su descenso al lugar de los muertos,
del día muerto, el día del silencio. La creación, que salió del silencio, vuelve al
silencio y calla y duerme con Cristo en la tumba, reducida a la nada de la cual ha
salido. Pero en Cristo, fiel a Dios, ella es confiada a la fidelidad del Dios de los
vivos. El no permite que su Cristo vea la corrupción (Sal 16, 10), y rescata de la
muerte al que le es fiel, A este día, que es el sábado, el día de la vida a través de
la muerte, no se dedica ningún versículo: solamente se dice que ha "pasado" (16,
1), para dejar puesto al verdadero séptimo día, denominado también el "octavo
día", en el cual el "sol ya ha salido" (16, 2 -8): es el día de la resurrección, el día del
verdadero descanso de Dios, el día definitivo de la fiesta de Dios y del hombre,
en el cual ya vive la nueva creación, verdadero templo de Dios abierto a todos.
Es el día último, en el cual se revela el rostro de Dios entre los hombres, el día
del "evangelio", es decir, el anuncio gozoso de la vida de Dios comunicada a los
hombres; es el día de la subida a Jerusalén en la alegría y en la abundancia de los
frutos (a diferencia de 11,1 -11) que en Jesús se le da al hombre (cf. 2, 27).
En este marco se puede observar que, si el momento final es la gloria de la resurrección, el
punto central más desarrollado y más extenso del drama está constituido por el viernes santo,
el día del cumplimiento de la creación que culmina en la cruz. En ella, en efecto, Marcos -
y antes que él la comunidad de los discípulos- ha captado el punto decisivo de la historia de
Jesús, que da cuenta de toda su vida antes y después de la muerte. Por eso el viernes -que
presenta la última hora de la tierra y que comienza en las tinieblas de la noche para terminar en
la oscuridad del mediodía y en el silencio de la tumba- es el día más largo de todo el evangelio,
el día lleno, descrito de un modo detallado, sin perder ningún momento. De la noche se
señalan todas las cuatro vigilias mediante la sucesión de los hechos: la última cena, la agoníe
en el huerto, la captura, y en fin, su revelación ante el sanedrín. Después de la revelación tar
luminosa, que lo oscurece todo, incluso las horas del día, que irán a parar precisamente en lai
tinieblas, se marcan con cuidado de a tres: por la mañana la condena (15, 1); a las nueve 1;
crucifixión (15, 25); a las doce el sol de mediodía se oscurece (15, 33); a las tres la revelaciói
de Dios en la muerte en la cruz (15, 34ss.) y en el ocaso la sepultura (15, 42).
En este marco vemos profundos significados teológicos que dan el sentido de toda 1
pasión. Ante la coincidencia de la muerte de Jesús con la pascua hebrea quiere demostra
que nuestra pascua, la fiesta de nuestra liberación, se cumple en la cruz: es en ella donde (
hombre es liberado de la esclavitud. Este es el sentido de la cruz, sabiduría de Dios, que i
hombre no puede comprender. Además, el viernes es el séptimo día de la creación, el c
su completamiento, cuando fue creado Adán "a imagen y semejanza de Dios". Pero Ada

INTRODUCCIÓN A LA PASIÓN 5<


porque quiso ser Dios, cayó y se echó a perder a sí mismo, al perder a aquel del cual era
imagen. También el viernes en que Jesús muere es el sexto día de su estadía en Jerusalén, el
día del cumplimiento de su obra. En efecto, en el árbol de la cruz se repara la caída de Adán
y reaparece en el rostro de Jesús el verdadero rostro de Dios (15, 39). Termina así la antigua
creación colocada bajo el signo del mal y de la muerte, y se realiza la nueva creación, la del
nuevo Adán.
En la historia de la pasión se puede leer la contrahistoria de Adán: Jesús es el nuevo
Adán, que recorre hacia atrás toda la historia del pecado del viejo, Adán. Todo el mal del
mundo como un torrente turbio en crecimiento va a chocar contra Él, de quien brota un río
de agua viva y vivificante que renueva la historia.

d) Cómo se ha de leer la pasión


Se ha dicho que los evangelios son "una historia de la pasión precedida de una extensa
introducción". Esto vale de un manera especial para el evangelio de Marcos, que es todo
un comentario retrospectivo de la pasión.
Para entender debidamente la obra de Marcos, sin embargo, es necesario tener presente
que el suyo es "un libro de las epifanías secretas", en el cual la gloria de Dios se manifiesta,
no en el fulgor de una trascendencia aplastante, sino de la ignominia de su impotencia
absoluta: sólo en su muerte, no antes, el hombre puede reconocer a Jesús en su realidad
como Hijo de Dios.
Para los primeros discípulos la dificultad más grave no fue la de admitir que el Cruci-
ficado había resucitado, sino la de reconocer en el Resucitado al Crucificado. En efecto, el
evangelio no fue escrito para probar que, a pesar del trágico fracaso de la cruz, luego todo se
resolvió de la mejor manera. La intención del evangelio es la de mostrar que Cristo, Hijo de
Dios, glorificado en la resurrección, es Jesús-siervo-crucificado, y no existe otro camino hacia
la vida sino el de la cruz. Si uno cree sencillamente que el Crucificado ha resucitado, reduce
la fe cristiana a un mito de resurrección y no capta el misterio del hombre Jesús, la gloria del
evangelio, la noticia gozosa y asombrosa que el Resucitado es el Crucificado.
Para el que ha leído el evangelio, el relato de la pasión no debería comentarse.
Solamente se ha de contemplar, orar y vivir.
En los salmos del antiguo Israel era la realidad sufrida, la experiencia vivida y meditada
que se hacía palabra y oración delante de Dios.
Aquí es la palabra y la presencia de aquel que está junto a Dios, que entra en la historia
humana, asumiendo un cuerpo igual al nuestro: el Verbo se hizo carne en Jesús.
La pasión, por consiguiente, puede ser considerada como el salmo más grande, si por
salmo se entiende no la historia que se hace palabra, sino la palabra que se hace historia.
Es el salmo histórico más grande en el sentido pleno, es la realidad de la cual todas las
Escrituras han hablado (cf Le 24, 25ss.). Es al mismo tiempo la oración del hombre que
se hace realidad y la realidad absoluta de Dios que se hace oración para el hombre; es la
oración realidad, de la cual todo el resto de las Escrituras en general y del evangelio en
particular predispone y prepara.
En la pasión cada palabra es contemplación, y al mismo tiempo es oración tácita que
funda la Iglesia, en la invocación a identificarse con aquel a quien contempla. Pero todo
sigue siendo incomprensible, si no se ve la pasión violenta de Dios que busca al hombre, su
amor a nosotros que se consuma en su muerte. No se puede captar el misterio de la cruz si
no se ve allí el misterio del amor de Dios. En efecto, el amor lleva fuera de sí, dilata el ánimo

564 INTRODUCCIÓN A IA PASIÓN


y se hace cargo de todo (cf. lCo 13, 7): Dios, en la cruz de Cristo, alcanza el punto más
alejado de sí, y abraza el universo y se hace cargo de todo el mundo. En la cruz se manifiesta
plenamente quién es Dios: el Dios diferente, el Dios amor en toda su pasión de amor, de ese
amor que lo coloca infinitamente por encima de cualquier indignación nuestra.
La cruz es la revelación suprema de Dios que es amor. En vista del mal del mundo,
la cruz viene a ser como el lugar inevitable de encuentro ente Dios que busca al hombre
y el hombre que busca a Dios: es el cruce de dos pasiones: el hombre en su búsqueda
desesperada se encuentra clavado en la cruz, prisionero del mal, de Dios que en su voluntad
de llevar la salvación se encuentra igualmente clavado en la cruz, prisionero del amor.
Además de Jesús, alrededor de cuya persona gravita toda la pasión, existen muchas
otras figuras (los discípulos, Pedro, el pueblo, Pilato, los sacerdotes, etc.): ellas no son
un simple contorno. Sin embargo, tampoco deben alejar la atención de quien contempla.
Son las sombras de la ceguera humana, que la luz plena de Cristo pone en evidencia; son
esos elementos negativos, en los cuales fácilmente nos reconocemos: somos nosotros, aún
lejanos de ser asimilados por la luz plena de Cristo, que invocamos.
Mientras en general en la oración bíblica se alaba a Dios a plena voz, porque se cantan las
cosas que El hizo por nosotros, en la pasión todas las voces callan, incluso las de alabanza. La
misma palabra del hombre tiende a desaparecer detrás del hecho escueto, y cede el puesto a una
crónica muy sobria, aún más, cruda. Se usa la palabra solamente para aquello que sirve para
dar cuerpo narrativo al hecho, sin velarlo con comentarios, aunque sea de oración. Esto sucede
porque la pasión es una oración muy particular, en la cual no se narra lo que Dios ha hecho,
sino qué se hizo Dios por nosotros. ¡Dios es al mismo tiempo sujeto y objeto en la acción! El
estupor del que narra y del que lee es tal, que la palabra desaparece y se reduce a lo esencial, y
deja que hable esta misma historia, tan elocuente que ningunapalabra humana puede expresar
un comentario. Es Dios el que se expresó totalmente, y se representa a nosotros y se entrega en
la muerte de Jesús. Así se revela, sin velo, su pasión desmedida por el hombre, ese amor suyo
sin límites que lo llevará muy lejos, hasta ser totalmente diferente de sí mismo, para llevar sobre
sí mismo y absorber en su amor infinito todo, incluso lo que es infinitamente contrario.
El relato de la pasión parece que brota del encuentro de dos silencios: el silencio de Dios
vivo que por su naturaleza es inexpresable, y el silencio del hombre, que por su naturaleza
calla porque es mortal.
Así como en la palabra de Él, que es vida, fue suscitada la vida del mundo para la
muerte, así también en el silencio de su muerte en la cruz brota el mundo nuevo que no
conoce ya la muerte: en la cruz de Cristo moribundo, el silencio de Dios se hace palabra de
vida, que llena el silencio del hombre.

e) Puntos de reflexión
¡Jesús no murió, lo mataron! Es una verdad que se olvida con frecuencia. La diferencia
entre morir y ser matado es enorme. La primera es un proceso de carácter natural por la
cual el deterioro progresivo del organismo vivo conduce inevitablemente a la cesación de la
vida. La segunda es martirio (del griego "martyrein": testimoniar), es decir, precisamente
testimonio de vida, que presenta como algo sustancial esos valores vividos: es la vida que se
hace transparencia de sí misma, y llega a su realización plena al testimoniarse dentro de la
muerte. El dar muerte, por consiguiente, no es un evento natural negativo, sino una muerte
"activa", causada por aquel que muere, el cual, precisamente en su muerte identifica su
vida con sus razones de vida. Se trata de una identificación de la vida con su fundamento:
así la vida, en lugar de llegar a su fin, alcanza realmente su finalidad.

INTRODUCCIÓN A LA PASIÓN 565


Mientras la muerte es elfinal,el martirio es elfinalde una vida. Que Jesús no haya sido
matado incidentalmente, sino que sea mártir de los valores por los cuales vive, resulta claro
desde la primera página del evangelio.
Además hay que notar que Jesús fue llevado a la muerte justamente (!) por obra del
poder religioso y civil, respectivamente como blasfemo y como subversivo. Su mensaje y su
existencia presentan una blasfemia inaudita para toda persona religiosa: ¡un hombre que se
hace Dios! (cf. 2, 7; 14, 64). En cambio, para el poder civil, Jesús es un elemento peligroso,
que se ha de eliminar: es el Mesías, que debe devolver su dignidad al pueblo humillado, y
que hace consistir la verdadera grandeza en el servicio y así subvierte todo código social, por
el cual el primero es clavado de todos (cf. 9,35; 10,42-44).
Por eso Jesús va a parar entre los pecadores (15, 28) y sufre en el patíbulo de la cruz la
muerte del esclavo rebelde.
Todo esto forma parte esencial del evangelio, como anuncio gozoso de lafiliacióndivina
y de la plena liberación del hombre de toda esclavitud.
Al testimonio de Jesús los evangelios contraponen el contratestimonio de los discípulos,
que golpea al cristiano casi más que la maldad o la cobardía o la incomprensión de los otros
hombres. Estas escenas, que ocupan amplios espacios en el relato de la pasión, tienen un
valor a la vez cristológico y parenético: es decir, muestran por contraste lafigurade Jesús e
indican al mismo tiempo a la Iglesia la distancia entre lo que ella es y lo que debería llegar
a ser, para estar con Cristo.
A partir de este hecho asume un relieve particular la soledad de Jesús, desde la escena
del huerto hasta el abandono del que lo hacen objeto los discípulos y hasta la negación de
Pedro. Es una soledad vasta como el mundo. En el trasfondo está la traición de uno de los
suyos y de su pueblo, una traición incomprensible, humillante, capaz de hacer trizas el
corazón de este hombre, Jesús. ¡Añádase a esto el encarnizamiento muy comprensible y que
se puede dar por descontado de los jefes religiosos y civiles del pueblo, que comprenden,
pero no pueden aceptar!
El abandono departe de Dios(\ 5,34), vivido realmente, es el centro de laagoníade Jesús. Es
el cáliz más amargo que Jesús saboreó, la soledad más completa del que, odiado o abandonado
por los hombres a quienes ama, se pregunta con los otros: "¿Dónde está mi Dios?" (cf. Sal
42,4-11; 79,10). Y comprueba con angustia que humanamente es verdad lo que dicen en su
derredor: "No hay salvación para él en Dios" (cf. Sal 3, 3; cf. 15, 29-34), mientras todo le da
razón al instante que dice: "Dios no existe" (Sal 14,19). Jesús experimenta hasta el fondo el
silencio y la ausencia de Dios. Es el hombre aniquilado que, al luchar por el bien, lleva sobre
sus hombros el cúmulo de toda maldición, y se siente abandonado de todos.
El alejamiento de Dios constituye el abismo misterioso del mal del mundo: el abandono
de Dios es el pecado de Adán que Jesús hombre carga sobre sí, hasta quedar como
aplastado por él.
Marcos nos presenta esta situación de Jesús en toda su crudeza, sin recuperación ni
atenuantes, a diferencia de los otros evangelistas.
Jesús bebió hasta el fondo la experiencia negativa más profunda del hombre, y será
engullido por este cáliz demasiado grande de muerte. Jesús tocó el límite último de la
angustia humana, donde el hombre no puede dejar de desesperarse. Pero en esta situación
Jesús esperó contra toda esperanza; y se abandona al Padre que lo ha abandonado, con una
oración y una confianza filial. Es la fe plena como abandono total a lafidelidadde Dios,
hacia el cual se grita precisamente en la desesperación.
El evangelio de Marcos, que es el "libro de las epifanías secretas", tiene como algo típico

566 INTRODUCCIÓN A LA PASIÓN


la "manifestación de Dios 'sub-contrario'" de nuestras expectativas: es la lógica de la cruz,
cruz que contradice toda lógica humana (cf. 1 Co 1,17-2, 5).
He aquí entonces que el agonizante es aquel que lucha con una voluntad lúcida (14,
32.42). El capturado habla con plena libertad (w. 48ss.). El que es juzgado por los hombres
es el juez supremo (v. 62). El que es rechazado y coronado de espinas es el verdadero rey, y
el patíbulo del esclavo es su trono soberano. El que no se salva es el salvador del mundo (15,
1 -32). El sol del mediodía palidece como la luna por la mañana y desaparece ante tanta luz
(v. 33); y el "fuerte grito" (15, 37) de Jesús, que resuena como una impotencia desesperada
frente a la muerte, es en realidad el gemido prepotente de la nueva creación que está a punto
de nacer: con su grito se rasga el velo del templo (15, 38), y la gloria de Dios aparece por
primera vez sobre la tierra (v. 39). Dios ha escuchadofinalmenteel gemido del pobre y del
oprimido que sube de la tierra al cielo.
Si Dios lo ha abandonado hasta el fondo, hasta la muerte, su muerte es la ratificación
de toda su vida de parte de Dios: él es el siervo de Yahvé, en cuyo cuerpo moribundo se
condensa toda la negatividad del cosmos, que muere en Él. La muerte, enemigo extremo
del hombre, es vencida (cf. lCo 15, 25), para dar lugar a la vida sin límite ni ocaso. En
su muerte se tiene la realización total del "evangelio", es decir, del "anuncio'gozoso" de
que Dios es Jesús hombre, "primicia de los que han muerto" (Col 1, 18), primero en una
multitud de hermanos (Rm 8,29). Como Él, por Él y en Él, que ha sido el primero en rasgar
el velo del templo, también nosotros ahora podemos alcanzar, siguiendo su mismo camino,
nuestro deseo más recóndito: "Serán como Dios" (Gn 3, 5). En efecto, no sólo estamos
llamados, sino que somos ahora en realidad hijos de Dios (cf. l]n 3,1).
Si el poder de Dios nos había creado en la impotencia humana como hombres mortales,
su impotencia humana en Jesús moribundo nos ha engendrado como hijos inmortales.
La exclamación del centurión: "Verdaderamente este hombre era hijo de Dios" (15, 39),
es el ápice de todo el evangelio de Marcos. Ella resume en sí y resuelve, en la expresión
de fe, todo lo contradictorio señalado arriba: nuestro Dios es el hombre crucificado, Jesús.
"¡He aquí a nuestro Dios!", anuncia en tono de provocación el evangelio. La gloria de Dios
resplandece sólo en el rostro de este Cristo (cf. 2Co 4, 6). No conocemos, no reconocemos
otro Dios (cf. 1 Co 2,2 - 5). Esto es un escándalo para toda persona religiosa y locura para toda
persona sensata, dice Pablo (1 Co 1, 23). ¡Marcos acentúa intencionalmente este escándalo y
esta locura, haciendo reconocer a Jesús en su realidad sólo en la cruz, no antes!
Sólo allí podemos reconocer que Él es el único Señor. El que lo sigue solamente hasta
la última cena y no lo reconoce en la cruz, no es cristiano: la cruz es su exaltación plena.
Este es el gran misterio que hay que comprender, la revelación desconcertante que ha
escandalizado y cogido por sorpresa incluso a los primeros discípulos: Dios es el carpintero
de Jesús, llevado a la muerte como blasfemo y subversivo, porque fue solidario con los
hombres hasta el fondo, de la manera como Dios puede serlo.
Marcos dice expresamente que el centurión -que es figura del mundo pagano y
también del discípulo que siguió hasta este punto el relato del evangelio- hace su profesión
de fe porque "tiene ante sus ojos" a Jesús que había expirado "de esa manera" (v. 39a).
Jesús fue colocado en el sepulcro (v. 46); fue devuelto, como todo viviente, al seno de la
tierra. Es el misterio del hombre-Dios, que murió.
Es al mismo tiempo el misterio del hombre actual, colocado todavía en la realidad entre
el viernes santo y el sábado de resurrección: es el misterio del silencio de Dios. En el sepulcro
se manifiesta una vez más, y de un modo decisivo, la realidad del hombre, que es el humus,
y vuelve a la tierra, y a la realidad de Dios que aún no se ha manifestado. En el sepulcro está

INTRODUCCIÓN A LA PASIÓN 567


representado el fracaso total, el resultado tangible de la desesperación justa del hombre,
para el cual realmente no hay salvación: de tal modo que la única salvación sea la fidelidad
de Dios a sí mismo. Pero Dios sigue callando. En este fracaso del hombre y en el silencio de
Dios se encierra la existencia cristiana, como fe pura en el Diosfiel,como esperanza contra
toda esperanza.
"No está aquí" (16, 6). Marcos no narra las apariciones del Resucitado (los w. 9ss.,
aunque sean canónicos, no provienen de Marcos). Su evangelio termina precisamente con el
anuncio el "evangelio" a toda criatura, que consiste precisamente en el anuncio gozoso de que
el sepulcro está vacío y Él "no está aquí". Sin embargo, todo hombre termina y permanece
aquí. Y aquí, en la tumba, todos, incluso los discípulos, esperan volver a encontrarlo.
El sepulcro vacío es el vaciarse de la espera humana: "¡está aquí!", y el vacío de la pre-
gunta: "¿por qué no está aquí?". Este vacío se llena y esta pregunta encuentra su respuesta
en el anuncio del "evangelio": ¡el sepulcro, la garra de la muerte, ha soltado su presa!
El hombre, que en su "humildad" esencial viene de la tierra y vuelve a ella, ya no es el
de antes: el abismo devuelve, por la potencia creadora de Dios fiel a su amor, una nueva
criatura.
Jesús que "de este modo" vivió y expiró, "ya no está aquí", y está presente entre noso-
tros en su ausencia, como aquel que nos ha indicado y abierto el camino del Dios de los
vivos, a cuya derecha nos espera.
Este camino no es el de la trascendencia, el del viejo Adán que quería ser semejante
a Dios escapando de su real condición humana, de ser terrestre: es el camino de la
condescendencia, el camino de la solidaridad y de la humillación (cf. Flp 2, 5-11), en el cual
el hombre descubre en su propia humildad su verdad y Dios viene a su encuentro.
Esta tumba vacía, donde se da muerte a la muerte, esta afirmación: "No está aquí"
ilumina con una luz insospechada la promesa de Dios y hace nacer un nuevo interrogante
lleno de esperanza. El se halla en el origen del "evangelio", que es su respuesta. Y el evan-
gelio es Jesucristo Hijo de Dios (cf. 1,1).
Es el secreto que es revelado a las mujeres, que deben anunciar a los discípulos que
vuelvan a Galilea (16,7), donde Jesús ha vivido y comenzado su anuncio (cf. 1,14). Así al
discípulo, para descubrir ese secreto, se le remite al comienzo del relato evangélico, donde,
contemplando y siguiendo a Jesús hasta el final, experimentará el mismo misterio del
sepulcro y encontraráfinalmentela respuesta al hecho de que "no está aquí".
Ahora comprendemos también por qué Marcos no narra las apariciones del Resucitado:
coloca, en cambio, en el centro de su relato, la escena de la transfiguración (9, 1-8). Ésta
tiene lafinalidadde significar que el discípulo que sigue a Jesús hasta la cruz (cf. 8, 34ss,),
experimentará el reino de Dios con poder y no gustará la muerte (cf. 9,1). La resurrección
sucede ya en esta vida, como la cosecha inesperada y prodigiosa ya está presente en la semilla
(cf. las parábolas del c. 4): esta misma realidad nuestra se transfigura en su miseria absoluta,
y deja transparentar cada vez más claramente, el rostro del Crucificado, la gloria de Dios
comunicada a los hombres.
El espanto y el silencio, que cierra el evangelio (16, 8), expresa la sorpresa del que ha
visto esta gloria en el Crucificado. Ella no es expresable mediante palabras humanas, sino
sólo mediante un regreso a Galilea, donde se contempla y se sigue hasta el Gólgota a Jesús,
la palabra del Dios vivo: si su vida, en la fuerza del Espíritu de Dios (cf. 1, 8.10.12), viene
a ser el camino del discípulo, viene a ser también su vida sin fin.

568 INTRODUCCIÓN A LA PASIÓN


A) Desde Betania hasta el Getsemaní: 14, 1 -52

71. COMPLOT CONTRA JESÚS


(Me 14,1-2; cf. Mt 26, 1 -5; Le 22, 1 -2)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Estos primeros versículos -a los cuales por su contenido y estilo deberían seguir de inmediato
los w. 19ss.- son densos por su significado teológico ya que se entrelazan temas presentes en
los capítulos anteriores y recordados aquí por Marcos en una vigorosa síntesisfinal.Se pueden
subrayar tres contraposiciones fundamentales.
Ante todo la aproximación entre la inminencia de la pascua hebrea y el complot decisivo
contra Jesús manifiesta la tensión entre el viejo mundo religioso judío y el nuevo reino de Dios,
que ya está a punto de ser implantado definitivamente en el mundo con el sacrificio de Jesús
en la cruz. La indicación de la fecha -hecho desacostumbrado en Marcos y que se repetirá
constantemente en los capítulos de la pasión- acentúa la idea de que la historia es el camino de
Dios en los acontecimientos humanos.
Otra contraposición se desarrolla acerca de la hostilidad irreductible de los opositores de
Jesús -mencionados aquíglobalmente como "sumos sacerdotes y escribas"- los cuales, frente a
la limpidez y valentía al corresponder al designio de Dios por la liberación de los hombres, no
pueden replegarse sino sobre el engaño, poniendo en evidencia descaradamente todo el juego
del poder al cual se habían entregado desde hacía tiempo: era la trágica consecuencia de la
"dureza de corazón", que impide acoger de nuevo el mensaje del evangelio.
En fin, en estos versículos se pone en evidencia la contraposición entre las intenciones de
estos poderosos y la benevolencia sencilla de la gente que está a favor de Jesús, incluso sin
comprender mucho lo que significaban sus palabras y sus gestos: era el preludio a la triste
secuencia conclusiva del proceso, cuando también la multitud cederá a las maniobras de los
jefes, gritando: "¡Crucifícalo!" (cf. 15, 11-14).

1 Dos días después sería la Pascua y los Ázimos. Los sumos sacerdotes y los
escribas buscaban cómo prenderlo con engaño y matarlo.
2 Pues decían: "Durante la fiesta no, no sea que haya alboroto del pueblo".

v. 1: Pascua y Ázimos: cf. nota al versículo 12. las numerosas discusiones y también los choques que
Los sumos sacerdotes y bs escribas: ya hemos Jesús había sostenido con ellos.
indicado que el relato de la pasión había sido prepa- Estos grupos serán nombrados de nuevo explí-
rado con referencias precisas en los capítulos ante- citamente, aquí y allí, en el relato de la pasión,
riores; en particular los capítulos 11 y 12 nos habían como los verdaderos responsables de la condena
suministrado el cuadro ambiental y los protago- que sufrió Jesús (cf. nota al v. 53 y a 8, 31).
nistas de las diferentes escenas. Prenderlo: aunque literalmente este verbo se
La mención explícita de los sumos sacerdotes y usa solamente en el momento del arresto de Jesús
de los escribas en la introducción a la pasión parece (cf. v. 49), la idea que expresa está continuamente
que nos los vuelve a presentar todos ante nuestro presente en los capítulos de la pasión, en los cuales
ojos, como una organización de enemigos unidos domina, por su parte, el amor infinito de Jesús que
para la batalla final, y así se recuerdan implícitamente se entrega y por otra, todas las formas de engaño y

71. COMPLOT CONTRA JESÚS: Me 14, 1 -2 569


violencia de todos aquellos que tratan de eliminarlo v. 2: no sea que haya alboroto: en 11, 18 y 12
de la faz de la tierra. 37b salía a flote explícitamente la benevolencia de
Y matarlo: el propósito de los jefes de hacer la multitud hacia Jesús; aquí se presupone. En 15,
morir a Jesús ya salió a flote repetidas veces en el 11 Marcos mostrará claramente la intención de
evangelio (cf. 3, 6; 10, 34; 11, 18; 12, 12): por eso aligerar la responsabilidad de la multitud también
Marcos usa el copretérito ("buscan cómo..."); aquí en el momento en que pedirá la condena de Jesús
se llega a la determinación de romper toda demora, (cf. también la nota a 15, 8).
para aprovechar la primera ocasión favorable.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Dos días después seria la Pascua'


Con esta breve anotación de tiempo (cf. v. 12), Marcos introduce el relato de la pasión,
dando su clave de interpretación.
Esta sencilla nota cronológica esricade significado teológico: con ella se hace coincidir
los últimos acontecimientos de Jesús con la Pascua hebrea, cargándolos'con todo el
significado que ella implica: en efecto, Cristo es nuestra Pascua (cf. 2 Co 5,7), porque Él es
el verdadero cordero inmolado por la salvación de todos los pueblos (cf. 1P1,19; ]n 1, 29;
Ap 5,6; etc.). Con la muerte de Jesús se da inicio al nuevo éxodo, del cual el primero era tan
sólo prefiguración: la verdadera tierra prometida será ahora el mismo Dios, en su plenitud
de vida comunicada al hombre mediante el don de la vida de Jesús que muere en la cruz.
Los sumos sacerdotes y los escribas tratan de "apoderarse" o de "prender" a Jesús con
"engaño" (v. 1). Esta palabra "prenderlo" será la palabra clave de la pasión de Jesús. A esta
palabra está unida toda una serie de otras palabras dominantes-en la pasión, que son expresión
del "pensamiento del hombre", el modo de pensar del mundo. Ellas aparecen en gran parte
y en los primeros 11 versículos: "apoderarse", "engaño", "matar" (v. 1), "vender", "dinero"
(w. 5.11), "entregar" (w. 10.11), "indignarse", refunfuñar" (w. 4.5), -¡particularmente
importante es la escena del huerto!). Estas palabras cubren un campo de muerte, el de la
economía del egoísmo, que, de la compraventa y de la violencia, tendrá su consecuencia
inevitable en la cruz del justo ajusticiado, que es víctima de la injusticia, y en la traición
correspondiente, en la huida y negación de los discípulos que todavía están encerrados en
este ámbito. Por otra parte, están las palabras que expresan el "pensamiento de Dios", y que
cubren el campo de la vida, es decir, el de la economía del don y del amor. En los primeros 11
versículos vemos algunas: el acto de romper el frasco precioso del "perfume" preciosísimo,
el acto de "derramar" el perfume, el "despilfarro" (v. 3), es decir, el "darlo todo" lo que
es posible (v. 8), "la obra buena", el "hacer el bien" (w. 6. 7: en esta dirección son muy
importantes la sección de los panes; el c. 10; la viuda de 12,41ss.; la última cena y Jesús en el
huerto). Esto es lo que hizo Jesús en su vida y en su muerte, cuando en la cruz nos entrega su
vida. El discípulo debe percibir con los "sentidos" de la fe todo esto. Como "creer" significa
"caminar" en pos de Él (cf. 1,16-20; 8,34ss.; etc.), "escuchar su palabra (cf. particularmente
4,9; 7, 35; 8,18), ahora se sigue que creer es percibir el olor de Cristo, el perfume derramado
en Betania (w. 3-9), "saborear" a Cristo, el pan ofrecido (w. 22ss.) y "ver" enfinen la cruz el
don de la vida de Dios (cf. sobre todo la escena de la crucifixión y de la resurrección, así como
también 8,22ss; 10,46.; 4,12 y 8,18).
Aquí se dice que sólo mediante el engaño el Hijo del hombre será entregado en las
manos de los hombres (cf. 9,31), los cuales harán con Él todo lo que querrán, según lo que
está escrito, precisamente como Jesús lo ha dicho de su precursor (913).

570 71. COMPLOT CONTRA JESÚS: Me 14, 1 -2


El relato de la pasión nos mostrará cómo lo tratarán esas manos que se han apoderado
de su cuerpo, tocándolo de una manera muy distinta de la manera como lo han tratado los
que han recibido milagros y la mujer de Betania. Al apoderarse de Él, ellas reducirán a la
impotencia su cuerpo poderoso, de cuyo contacto se había desprendido una fuerza que
liberaba a los posesos, sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos. Ellas maltratarán
sin piedad su cuerpo misericordioso que había hecho florecer el desierto para alimentar a
la multitud hambrienta. Su cuerpo glorioso, objeto de "posesión", será cubierto con toda
la vergüenza del mundo.
Pero precisamente en esta situación de alienación y de ignominia extrema a la cual
lo reduce la "posesión" del hombre, desaparecerá todo equívoco. Cesará finalmente por
completo el secreto de Jesús, y se nos manifestará sin velo el verdadero rostro del Mesías,
Cristo, el Hijo de Dios, el Hijo dei hombre (14, 61 ss.).
Su rostro, cuyos lincamientos se han ido esbozando cada vez más claramente a lo largo
del evangelio, quedará manifestado plenamente desde lo alto de la cruz.
Quien lo ve allí conocerá al Hijo de Dios; verá su poder y su misericordia; saboreará el
poder de su misericordia, que lo ha reducido a la impotencia absoluta, hasta convertirse en
nuestro cordero pascual, inmolado por nuestra liberación. Con Él se cumple para el hombre
el éxodo definitivo, el paso de la muerte a la vida, y se concluye y se abre la revelación del
misterio de Dios que es amor y vida.

ACTUALIZACIÓN

Del mal más grande se obtiene el bien más grande


Jesús es reprobado por aquellos que detentan el poder económico; el poder religioso-
político y el poder ideológico. Todos los poderes juntos deciden darle muerte. Hacen un
complot, traman asechanzas y encuentran el modo de "apoderarse" de Él con el engaño.
La oposición a Él, que de un modo sordo e irreductible se extiende a todo el evangelio,
aquí alcanza su ápice. La voluntad de darle muerte al único bueno y justo es el colmo de
la maldad absurda. En efecto, el hacer morir a Cristo es el mal más grande: es la expulsión
de Dios. Y el mal abate a Jesús precisamente en el momento culminante de su misión,
cuando está a punto de llevar el señorío de Dios a la ciudad santa, casi como para bloquear
su dinámica de vida, amor y entrega. Nos encontramos frente al misterio del rechazo, de la
incredulidad y de la iniquidad (Jn 11, 45-53; 12, 37-43).
Pero el no más radical se convierte en el sí de Dios, que transforma la muerte de Jesús
en el bien más grande. En el rechazo Cristo viene a ser nuestra pascua. El justo, que carga
sobre sí y quita las iniquidades, se entrega Él mismo y su propia vida por.el mundo. De
este modo se da inicio al nuevo éxodo hacia la libertad. Y el camino de Dios en la historia se
realiza a pesar de las oposiciones. Dios vence el mal con el bien, y es capaz de sacar el bien
del mal. Todo está en las manos de Dios, que guía todas las cosas hacia el bien, a pesar del
mal, aún más, sirviéndose incluso del mal.
Pero, "¿por qué se agitan las naciones, y los pueblos mascullan planes vagos? Se yer-
guen los reyes de la tierra, los caudillos conspiran aliados contra Yahvé y contra su ungido:
rompamos sus coyundas, sacudamos su yugo" (Sal 2,1 -3). Al rechazar la novedad divina y
desconcertante de Jesús, a causa de la dureza del propio corazón, los que urden un complot
contra Él para matarlo sofocan en sí mismos la voz de Dios (Jn 8,9; Rm 1,18); pecan contra
el Santo Espíritu de Dios (3, 28-30) y rechazan la posibilidad de una conversión interior.

7 1 . COMPLOT CONTRA JESÚS: Me 14, 1 -2 571


Pero limitarse sólo a consideraciones espirituales es abstracto, porque le quita a la
muerte de Jesús la realidad de un acontecimiento producido por nuestra historia. En efecto,
a Jesús lo matan los que detentan el poder. Eso además confiere a la muerte de Jesús un
carácter ideológico alienante, porque la despojan de su poder liberador. Una muerte vaga y
genérica nos impulsa solamente a una obediencia interior y a la humildad del condenado,
pero no nos llama a luchar contra la perversión de los poderes que se proclaman como
normas últimas y definitivas. Por eso es necesario tener presente los motivos históricos de
la muerte violenta de Jesús.
El que le hayan dado muerte a Jesús es consecuencia de su lucha histórica. Es el resul-
tado de sus opciones, de su estilo de vida y de predicación, que llevan a Jesús a un conflicto
insoluble con los responsables religiosos de su nación. Él cuestiona los valores dominantes.
Contesta además la religión establecida. Los responsables judíos le reprochan que Él
cuestione la concepción que ellos tienen de la ley. La actitud de Jesús con respecto a la ley es
sin duda la razón principal de la oposición de parte de los que ejercen el poder en Israel. Los
saduceos y los sacerdotes ven que sus privilegios son contestados; los fariseos y los escribas,
fuertemente cuestionados por Jesús, no comprenden su mesianismo que no se compromete
en una lucha directa contra los romanos; los zelotes están desilusionados en sus esperanzas.
Todos están apegados a la religión y al orden establecido; todos quieren que Israel conserve
su identidad, sus leyes, su separación de los otros pueblos.
Si se tiene en cuenta también esta perspectiva, la muerte de Jesús reviste un valor y un
significado de liberación para los oprimidos. Por ejemplo: si Jesús es condenado a muerte
como blasfemo en nombre de la ley, ¿cómo pueden los cristianos sentirse atados a la ley que
da muerte a su Señor?

APLICACIÓN A LA VIDA

Para la salvación de todos


Al menos en orden de tiempo, uno de los últimos inventos del régimen autoritario es el
de llevar disidentes particularmente molestos, en aviones, sobre el océano, y allí deshacerse
de ellos.
Parece uno de los modos más silenciosos y sencillos para no suscitar emociones en el
pueblo.
Sucedió alguna vez que a la hora de entrada a una pequeña fábrica, los obreros encon-
traron las puertas cerradas y la fábrica vacía. De noche, para que no sucediera ningún
desorden, el propietario había cargado sobre grandes camiones todas las máquinas, y se
había ido a otra parte.
De la mafia se dice que unos sistemas más rudos que se usaban en el pasado los sustitu-
yeron con técnicas refinadas para volatilizar literalmente unos testigos peligrosos.
Es propio de las cortes intelectuales de los partidos políticos y de las burocracias de todo
tipo con frecuencia la norma de la delación anónima, la conjuración del silencio, la "tierra
quemada" alrededor de aquel a quien se quiere eliminar.
El poderoso -como el hombre de baja estatura, cuando trata de imitar en su nivel al
pez gordo- trata siempre de hacer a un lado al que le causa fastidio. Cuando eso significa
una lucha entre los competidores, la tristeza es poca: alguien expresa la hipótesis de que

572 71. COMPLOT CONTRA JESÚS: Me 14, 1 -2


también los peces gordos antediluvianos se hayan extinguido, devorándose precisamente
entre ellos. ¡Pero cuando eso implica que esté de por medio un pobre "cristo", cuando son
voces de la verdad, profetas, cuando es una categoría o una tajada del mundo (y se le llama
incluso "subdesarrollado")...!
Se da por descontado que el justo normalmente queda suprimido, como oveja de
matadero. Sólo es incierto el cuándo -por cuanto la fecha es controvertida... incluso entre
los "sinópticos" de hoy. Y el modo. Pero sobre aquello se pone de acuerdo: el que "busca"
encontrará. Pero por lo bajo queda la sospecha de que algo no marcha a carta cabal, que la
máquina bien aceitada se traba, que la mucha "prudencia" y la astucia no bastan.
Eso es así para salvación de todos.
Pero esto ya es una sospecha de resurrección.

REFLEXIÓN DE FE

Los ázimos y la muerte


"Purifiqúense de la levadura vieja, para ser masa nueva, pues son ázimos. Porque
nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado" (1 Co 5,7).
Volveremos a ver este texto y el significado de la nueva pascua en los versículos 12-
16. En este breve comienzo captamos la novedad de Cristo que choca con la incapacidad
congénita del hombre para renovarse en el espíritu.
Cristo será un ázimo nuevo, pero preparado al fuego del que lo rechaza, amasado y
cocido en el horno de la contradicción. Es un fuego atizadb por la dureza y la aridez del
corazón humano, que aquí se muestra capaz de irse hacia la muerte y provocarla.

7 1 . COMPLOT CONTRA JESÚS: Me 14, 1 -2 573


72. LA UNCIÓN DE MARÍA Y LA TRAICIÓN DE JUDAS
(Me 14, 3-11; cf. Mt 26, 6-16; ¿c 22, 3-6; Jn 12, 1 -8; cf. también ¿c 7, 36-50)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Entre los versículos lss. y 10ss., que por su tema y estilo se suceden unidos estrechamente,
Marcos incluye el episodio de Betania; Mateo reproduce la misma estructura.
El gesto de esta mujer, que es una actitud afectuosa, crea un fuerte contraste con la actitud
de las autoridades hebreas y de Judas, ya en las primeras etapas de la tradición lo habían
relacionado con la última venida de Jesús a Jerusalén y tal vez también expresamente con su
inminente muerte y sepultura; Juan lo anticipa un poco con respecto a Marcos (y a Mateo), y
lo sitúa un poco antes de la entrada triunfal en la ciudad santa (cf. 12, 1-8), mientras parece
que Lucas narra sustancialmente el mismo hecho en otro contexto (cf. 7, 36-50), tal vez como
desarrollo de la parábola del acreedor y de los deudores (cf. 7, 40-43): en ese caso estaríamos
claramente ante dos tradiciones, de las cuales la de Marcos resulta ser más antigua.
El estilo de Marcos salta en seguida a la vista en la vivacidad y concreción del relato,
particularmente en la composición cuidadosa del versículo 3. Sus reflexiones además afloran en
el significado denso de las palabras y en alguna añadidura (cf. sobre todo w. 8a. 9).
Al insertar este episodio entre las dos parejas de versículos que conciernen al designio de
hacer morir a Jesús, el evangelista refuerza la interpretación que tal vez ya se sugería en el
relato primitivo (v. 8b).
Alrededor de dos gestos contrarios, el gesto afectuoso de la mujer y el cruel de Judas, se
condensan entonces las ideas básicas que sirven de soporte a la narración.
Por una parte la mujer muestra que intuye profundamente la preeminencia absoluta de
Jesús por encima de todo y de todos: frente a El que, al ser crucificado, está cumpliendo el
más grande gesto de amor, ya no bastan los criterios comunes de comportamiento. Igualmente
insólito, y movido por la misma intuición profunda, será el propósito de las mujeres que en la
mañana de pascua se dirigirán al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús (cf. 16, 1). Así, todo
el relato de la pasión queda incluido entre estos dos gestos de unción, llenos de fe y amor.
Por otra parte está la iniciativa de Judas para "entregar" a Jesús a sus adversarios.
También ésta es una acción con doble valor; además de los calificativos de un gravísimo acto
personal humano, asume también el significado de un momento necesario del designio de Dios,
aceptado y vivido por Jesús hasta el último latido de su corazón, para que todos los hombres
pudieran revivir por la fuerza de su amor.

3. Estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, y puesto a la mesa,


vino una mujer que traía un frasco de alabastro con perfume puro de nardo, de
mucho precio; rompió el frasco y lo derramó sobre su cabeza.
4. Había algunos que se decían entre sí indignados: "¿Para qué este despilfarro de
perfume?

574 72. LA UNCIÓN DE MARÍA Y LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 3-11


5. Se pudo vender ese perfume en más de trescientos denarios y darlo a los
pobres". Y refunfuñaban contra ella.
6. Pero Jesús dijo: "Déjenla. ¿Por qué la molestan? Ha hecho conmigo una obra
buena.
7. Porque pobres tendrán siempre con ustedes y podrán hacerles bien cuando
quieran; pero a mí no me tendrán siempre.
8. Ha hecho lo que ha podido. Se ha anticipado a embalsamar mi cuerpo para la
sepultura.
9. Yo les aseguro: dondequiera que se proclame la Buena Nueva, en el mundo
entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya".
10. Entonces, Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue donde los sumos sacerdotes
para entregárselo.
11. Al oírlo ellos, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él andaba buscando
cómo lo entregaría en momento oportuno.

v. 3: en Betania, en casa de Simón el leproso: reconocido como profeta, mesías y rey, por cuanto
esta precisión, insólita en Marcos, revela la aten- se le consideraba como hijo de David.
ción con la cual el evangelista ha impreso en su men - v. 4: había algunos que se decían entre sí indig-
te el episodio tan significativo, que está a punto de nados: ya a lo largo de la tradición primitiva esta
narrar. alusión genérica que encontramos en Marcos se pre-
Simón es conocido sólo por este pasaje: era un cisa en un sujeto particular: en Mt 26, 8 son los
leproso que tal vez había sido curado por Jesús. dos discípulos los que se indignan; en ]n 12, 4 es
La aldea de Betania ya había sido nombrada Judas, que en los documentos posteriores es consi-
en 11,1. derado cada vez más como culpable. Es una variación
Vino una mujer: ni en Mateo ni en Marcos se le análoga a la que encontramos también en el relato
asigna un nombre a esta mujer: esto sorprende un de la traición: mientras Marcos se limita a una infor-
mación general, en Mateo Judas aparece como más
poco este relato donde se descubre una precisión
intransigente y mezquino al pactar una recompensa
particular incluso en los datos históricos.
pecuniaria (cf. 26,14); Le 22, 3 y jn 13, 27 ven en su
En Jn 12, 3 ella es indicada como María, la comportamiento incluso una posesión diabólica.
hermana de Marta y Lázaro; la tradición a veces la ha
identificado con la pecadora de Le 7, 37 y con María v. 7: pobres tendrán siempre con...: la afirmación
Magdalena que verá al Resucitado (cf. ]n 20,11-18). de Jesús no quiere en absoluto avalar la inelucta-
bilidad de la miseria, que sin embargo estará siempre
Es interesante anotar que en el relato de la pasión
presente en el mundo. Antes bien, la primera parte
la presencia de mujeres viene a ser aún más consis-
de este versículo, que tiene relación con Dt 15, 11,
tente con un papel de primer plano (cf. también 15,
supone un compromiso efectivo para compartir los
40ss. 47; 16, 1. 6ss.); también en los capítulos ante-
bienes para eliminar toda forma de discriminación
riores de todos modos es muy significativa su pre-
entre los hombres.
sencia (cf 1, 30; 3, 31; 5, 22-43; 6,17-29; 7, 25-30).
Si la pobre viuda cierra la parte del evangelio que Pero la intención fundamental de las pala-
presenta el ministerio de Jesús entre los hombres, la bras de Jesús está en hacernos conscientes de la
mujer de Betania abre el relato de la pasión. necesidad de realizar con todas nuestras fuerzas (cf.
v. 8 y 12, 44) una opción decidida con respecto a su
Traía un frasco de alabastro: la sucesión de las persona en el momento en que Él nos interpela con
palabras, sobre todo de los adjetivos, subraya de un su predicación y su obra.
modo fuertemente marcado la preciosidad del don
que traía la mujer. Aún más, el conocimiento de Jesús pobre entre
los hombres nos hace capaces de acoger con mayor
Sobre su cabeza: Marcos y Mateo representan disponibilidad a aquellos que entre los hombres
el gesto de la mujer con una acción sagrada del tipo serán siempre pobres.
de las que se usaban para consagrar a los reyes y
sacerdotes en el Antiguo Testamento; Jesús en v. 8: lo que ha podido: esta frase se lee sólo en
las diferentes fases de su ministerio ya había sido Marcos y nos remite a una expresión muy semejante
que está contenida en el episodio de la viuda pobre

72. LA UNCIÓN DE MARÍA Y LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 3-11 575


(cf. 12, 44). En contraste con la actitud de los pode- explica su comportamiento apelando a su avaricia o
rosos y de los ricos, las dos mujeres vienen a ser la al influjo de Satanás.
personificación del discípulo fiel, que comprende el Para entregárselo: este verbo con fuerte acento
significado de la muerte de Jesús y lo proclama con teológico -cf. el uso que de él hace Pablo, que pasa
su comportamiento. de la forma pasiva de Rm 4, 25 para expresar la
v. 9: Yo les aseguro: con una progresión fortí- realización del designio de Dios (cf. Hch 2, 23), a la
sima de pensamiento teológico Marcos pasa de la forma refleja en Ga 1,4 y en E/5, 2 para expresar el
presentación cuidadosa del episodio de Betania a la ofrecimiento voluntarioqueCristohacedesímismo,
interpretación que de él da el mismo Jesús y en fin a con el fin de cumplir la misión de salvación incluida
un comentario ulterior de la comunidad cristiana, que en ese designio- acudía ya al comienzo del evangelio a
manifiesta en este versículo la intención profunda de propósito del arresto de Juan Bautista (cf. 1,14), en el
su compromiso de evangelización dirigido al mundo. segundo y tercer anuncio de la pasión y resurrección
La frase, que leemos sólo en Marcos, deja tras- (cf. 9, 31 y 10, 33), en los dichos sobre la persecución
parentar claramente su estilo y lenguaje y su preo- del discurso escatológico (cf. 13, 9.11.12), y volverá
cupación pastoral. con frecuencia en el relato de la pasión (cf. 14,11.18.
21.41.42.44; 15,1.10).
v. 10: judos Iscariote: el significado de este
sobrenombre es incierto. Tal vez indica la localidad El uso de este verbo se lee en la idea de un entre-
de donde provenía Judas, Queriot, ciudad de Judea lazarse entre la acción humana y el designio de Dios
meridional; según otros en cambio derivaría del (cf. 8, 31: "debía" suceder así; cf. también Le 24, 7.
término "sicario", para indicar por consiguiente 26. 44).
que Judas es como "el hombre del puñal" -así se También por este motivo en el texto de Marcos
llamaban los que pertenecían a un grupo hebreo no hay ninguna insistencia al presentar la maldad
nacionalista relacionado con los "zelotes". de Judas, como en cambio sucederá más tarde en la
Uno de los doce: la insistencia con la cual Marcos tradición cristiana. De todos modos aquí también
tres veces le añade esta expresión al nombre de Judas su acción se juzga en toda su gravedad.
(cf. también w. 20 y 43), muestra la gravedad terrible v. 11: prometieron darle dinero: como de cos-
de este gesto, que además se coloca en un contraste tumbre, el texto de Marcos es muy sobrio: la ten-
estridente con la actitud afectuosa de la mujer. dencia añadir detalles aflora ya en Mt 26,15 (cf. Za
En las etapas sucesivas de la tradición la figura 11, 12) y Le 22, 4-que hablan de una negociación"
de Judas se fue cargando de colores aún más que tuvo lugar entre Judas y los jefes de los judíos; en
negativos: en Lucas, y más aún en Mateo y Juan, se Jn 12, 6 Judas será señalado como "ladrón".

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

Rompió el frasco y derramó el perfume


Entre la conjuración de los jefes (w. 1 -2) y la traición de Judas (w. 10-11), el evangelio
nos presenta el episodio de la unción en Betania. Así, la consagración del Mesías queda
incrustada en el rechazo de los que no han sabido verlo ni aceptarlo en Jesús de Nazaret,
porque era pobre y humilde.
Jesús ya había sido proclamado Mesías por el Padre celestial en el bautismo (1, 9-11);
se manifestó como mesías en sus acciones y en sus palabras en favor de los oprimidos y fue
reconocido parcialmente por Pedro (8, 29); luego se reveló en las tres predicciones de la
pasión, en su entrada humilde en Jerusalén, en las últimas cinco discusiones y en el discurso
escatológico.
Ahora bien, esta mujerfinalmentelo reconoce y con su fe le tributa desde la tierra esa
unción mesiánica que ya había sido proclamada desde el cielo. El reconocimiento de esta mujer
es cualitativamente diferente del que manifestó Pedro. Ante todo porque el reconocimiento
propio de ese Cristo que debe morir, y que Pedro no quería aceptar (cf. 8, 29-33). Además
porque lo reconoce no mediante palabras, sino con los hechos: en efecto, le da todo lo que
tiene -300 denarios son el salario de un año, lo devenga con la venta de sí misma, de toda su

576 72. LA UNCIÓN DE MARÍA Y LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 3-11


miseria, que ahora es entregada a Cristo como un don. Esta mujer, en todo el evangelio, es la
única que da algo a Cristo. Antes había sido siempre Cristo el que daba. Ahora se invierte la
relación: como ya Cristo ha entregado su vida, también ella da y hace "todo lo que puede" (cf.
v. 8). Y éste es el evangelio (v. 9) por el cual el discípulo hace lo que hizo su Maestro.
Es importante anotar que Marcos coloca esta escena precisamente al comienzo del
relato solemne de la pasión-resurrección. Con esto quiere dar el significado mismo de lo
que es el centro de nuestra fe. Este perfume es lo que el lector debe oler en la pasión. Creer
es percibir este perfume.
Hay que decir que es una cosa osada comenzar y dar el tono al corazón del evangelio
con este relato, decimos, por lo menos extraño e inconveniente de una prostituta y de lo
que hace. Esta escena es incomprensible para nosotros así como también para los primeros
discípulos, que luego recordarán muy bien, tal vez sin comprenderla totalmente.
En este punto decisivo del evangelio sólo esta mujer comprende a Jesús, y sólo Jesús
comprende a esta mujer. Es el gran misterio.
La mujer de Betania representa la actitud de fe que debe ser propia de todos los
discípulos, los cuales están llamados a reconocer como Mesías liberador precisamente a ese
Jesús pobre que va a ser crucificado, y no sólo con palabras, sino con entrega de sí mismos
(cf. 8, 34-38).
Los discípulos se encuentran en "casa" (símbolo de la iglesia) de Simón el "leproso",
el cual, en contacto con el cuerpo de Jesús, ha sido sanado. Estos dos detalles de la "casa"
y del "leproso" evocan los dos primeros milagros de la actitud mesiánica de Jesús (1,29ss.
40-45). Así elfinalrecuerda el principio.
Ahora los discípulos están a la mesa con Jesús, y forman'un círculo en cuyo centro está
El. Una mujer, a la que Juan señala como hermana de Lázaro (Jn 12, 3) y que la tradición
ha querido identificar con la pecadora de Le 7, 36ss. y con María Magdalena que verá al
Resucitado (/n 20,11-18), viene a ungir con perfume precioso su cuerpo (v. 3).
Esta mujer anónima, junto con el centurión pagano (15, 39), son los dos únicos rayos
de luz plena en toda la pasión: una pecadora y un pagano representan el "resto" del pueblo
adúltero e infiel, que heredará la promesa. A ellos hay que añadir a Simón de Cirene, el
extranjero que será "obligado" a entrar en el número de los discípulos, para llevar la cruz
(15, 21), y las otras mujeres que, de la muerte y del sepulcro, llevarán el anuncio de la
resurrección (15, 40-16, 8).
El aceite perfumado que ella vierte sobre la cabeza de Jesús esricoen significado: con el
aceite se alegra el rostro (Sal 104,15; cf. 23, 5), se consagran los sacerdotes y los objetos de
culto(Ex30,22-23 y par.), se consagran los reyes (IS1,1 y par.) y los profetas (IR 19,16).
En fin, con el aceite se sanan los enfermos (Me 6,13) y se ungen los cadáveres (Me 16,1).
Con su gesto concreto de fe, la mujer unge, es decir, manifiesta públicamente en Jesús al rey,
el sacerdote, a la víctima y al profeta. Es un escándalo inaudito que sea una mujer (¡y esta
mujer!) la primera y la única sobre la tierra que cumple la unción mesiánica: ¡Dios proclamó
desde el cielo a Jesús como Mesías, y esta mujer tiene el privilegio de consagrarlo!
Es importante anotar que ella cumple este acto precisamente con respecto al pobre Jesús
de Nazaret que está afrontando la muerte: su unción la hace precisamente a ese cuerpo que
pronto estará crucificado, y así proclama indirectamente su fe en la muerte-resurrección.
En efecto, unge para la sepultura (v. 8) ese cuerpo que morirá, pero también resucitará, y
lo unge como muerto mientras está todavía vivo, en el presagio de que no podrá hacerlo

72. LA UNCIÓN DE MARÍA Y LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 3-11 577


después de la muerte, precisamente porque habrá resucitado, casi como para expresar la
primera intuición de la fe de que el Crucificado será el que vive.
El perfume que se vierte, símbolo de alegría y de amor, es la misma presencia del esposo,
como Jesús se había llamado (2,19); en efecto su nombre es "perfume oloroso" (Ct 1, 3).
La fe de la mujer rompe el recipiente, y deja derramar el perfume del esposo, de Dios que
ha venido hasta la cruz para consumar su amor a la humanidad y a unirse a ella. Esta es la
esencia del evangelio, que Jesús va realizando en el gesto de la mujer (cf. v. 9): el frasco que
se rompe es el mismo cuerpo de Jesús quebrantado en la cruz, y el perfume preciosísimo y
genuino que se derrama será su Espíritu que ya llenará toda la casa del hombre.
Pero sólo esta mujer hace que este perfume se derrame, porque ha acogido la humildad
de su esposo que irá a estar en la cruz, y le ha dado toda su miseria.
También ella, como la pobre viuda que para el tesoro del templo lo había dado todo, todo
lo que podía por Jesús (v. 8), cumpliendo así ese mandamiento, imposible para el hombre
(10, 23-27), de darlo todo para seguir a Jesús (10, 21). A diferencia de los discípulos, ha
comprendido la economía del don, que el mismo Jesús inaugura con la entrega de la propia
vida. La mujer que, si se identifica con la prostituta, siempre ha vendido y se ha vendido,
ahora finalmente regala y se entrega. Los trescientos denarios con los que ha comprado el
ungüento son el fruto de su comercio ilícito y contienen toda su vida mal vendida y alienada
en su ser más profundo como mujer. En su gesto de darle a Cristo, todo esto se transforma
en perfume. El perfume ya por su naturaleza indica el don. En efecto, es él mismo sólo si se
entrega y se derrama: no puede existir para sí o propiedad privada de algunos: es para los
otros, y todos lo pueden oler. Este perfume, que acompañará a Cristo hasta la cruz, además
de ser nuestra realidad más pesada que se transforma en la cosa más delicada y penetrante,
es, como ya se dijo, el mismo Cristo que lleva en el vaso de su cuerpo todo nuestro mal y en
la cruz lo rompe: en Él nuestro hedor de muerte se transforma en perfume de vida, y nuestra
casa, como la de Simón, ya libre del hedor de la lepra, se llena de este perfume de Cristo.
Pero todo eso sucede porque, así como Cristo fue el primero en entregarse totalmente a
nosotros, también nosotros nos entregamos todos a El, sin reserva.
Los discípulos objetan que este es un despilfarro (v. 5). No han comprendido que lo
que es determinante para tener vida, no es "comprar y vender", sino "regalar", siguiendo
a Jesús (10, 21).
En su objeción se puede entrever también una polémica que surgió al interior de la
iglesia primitiva, que contrapone las actividades socio-caritativas a la adoración y a la
oración. La respuesta de Jesús resuelve el falso dilema. Si el perfume que la mujer ha
derramado indica la presencia del esposo entre los discípulos, vendrá también el tiempo
en que el esposo estará ausente: cuando les sea arrebatado el esposo, entonces ayunarán,
bebiendo su mismo cáliz (10, 38ss.). De este modo tendrán que vivir, en el seguimiento
de Jesús, su misma vida, reconociendo en el pobre la presencia de Cristo, así como en
Jesús pobre ha reconocido a Cristo. La ausencia del cuerpo de Jesús será sustituida por
la cercanía de los pobres, y la presencia del primero de los pobres será concedida al que
cumpla hacia éstos lo que la mujer cumplió hacia El. En otras palabras, su presencia será
garantizada por el amor fraterno concreto, es decir por el "hecho de los panes", es decir,
por el gesto de compartir con los que no tienen (cf. 6, 52). Por consiguiente, en este pasaje
no se contrapone Cristo a los pobres, sino que se identifica; y su perfume estará presente
dondequiera que haya ese "ayuno" que lleva a entregarse a ellos como lo hizo Él, que antes
de nosotros se entregó por todos. Por consiguiente, así como esta mujer reconoce al Mesías

578 72. LA UNCIÓN DE MARÍA Y LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 3-11


mediante la "obra de misericordia" de ungir su cuerpo que será sacrificado, así también la
Iglesia lo reconocerá en la praxis en favor de su cuerpo, que por su afirmación explícita se
identifica con los últimos, de los cuales dijo: "El que reciba a uno de éstos, me recibe a mí"
(9,36ss.; cf. Mt 25,40.45). Entonces la afirmación de Jesús, "pobres siempre tendrán con
ustedes" (v. 1- Dt 15,11) es la promesa de su presencia constante, semejante a la declaración
final de Mateo: "Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 30)
Por consiguiente, su afirmación, lejos de justificar el fenómeno de la pobreza, por el
contrario exige que se haga todo lo posible para aliviarlo, usando hacia los pobres el mismo
compromiso total que la mujer tuvo con respecto al cuerpo de Jesús. Este compromiso es
la única garantía de su presencia definitiva y la medida con la cual será juzgada válida o
inválida nuestra misma fe (cf. Mt 25, 31 -46).
Por eso Jesús aprueba con una fórmula insólita y única en todo el evangelio el gesto de la
mujer: dice que ella ha hecho una "obra buena" hacia Él (v. 6). Es una obra "buena" como la
de la creación (cf. Gn 1). Aún más, es el perfume de la nueva creación, la continuación de esa
obra que comenzó Jesús, que en la entrega de sí mismo "todo lo ha hecho bien". (7,37). Esta
obra, a diferencia de todas las obras que están sometidas a la vanidad y al olvido (Qp 1,1-
11), durará hasta cuando dure el evangelio, es decir, eternamente. Esta obra buena es el fruto
de esa fe que, como supo reconocer al Mesías en el pobre Crucificado, reconoce el misterio
de Cristo en su cuerpo que sufre, y actúa en consecuencia. Esta es la obra por excelencia, a
la cual tiene toda la obra que Dios realizó en la creación: es la misma presencia del esposo, el
"buen olor de Cristo", que por nosotros se difunde en todo el mundo (cf. 2Co 2,14.15).
El gesto de la mujer, por consiguiente, es el criterio decisivo que divide y juzga a los
hombres. Por una parte está el mundo, que no capta su significado. Por otra, aquellos que,
como la mujer de Betania, acoge al Mesías pobre y crucificado. Han escuchado su palabra,
y la viven totalmente siguiendo a Jesús en su entrega de la propia vida, viviendo con gestos
concretos su muerte y resurrección.
En efecto, la proclamación del evangelio del cual Jesús habla (v. 9b), no es sino el
anuncio de su muerte-resurrección, a la cual el discípulo y la Iglesia, como esta mujer, se
asocian; sólo así se expande el perfume del evangelio, que es Jesús mismo, el hombre en el
cual la divinidad celebra las bodas con la humanidad.
Como algo opuesto al gesto de la mujer está la traición de Judas (w. 10 -11). Él no acepta
al Mesías pobre. No puede creer en Él y no puede seguirlo. Su gesto es el misterio de la
ceguera del hombre que no se abre a la fe en la humildad de Cristo.
Jesús sustituyó la economía de la posesión y del intercambio con el del don y de la
alegría, del cual el perfume es símbolo. Por esta ceguera su cuerpo que se entrega por amor
será cambiado por dinero: trescientos denarios valía el perfume precioso que será regalado;
por treinta ciclos, el precio de un esclavo (!), será mal vendido por quien no ha reconocido
el don, y al adueñarse de Él, lo entregó a la muerte.

ACTUALIZACIÓN

La economía del intercambio y la economía del don


Las relaciones humanas en nuestra sociedad se rigen por el cálculo y tienen como
finalidad el interés: todos se realizan en forma de intercambio que se hace intencionalmente
para no perder, antes bien para ganar. La única intención es mi ventaja y la pérdida del

72. LA UNCIÓN DE MARÍA Y LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 3-11 579


otro. Es un juego muy complicado, porque cada uno piensa así, y ninguno se movería, si
no confiará en ser más inteligente, más aguerrido y más astuto que el otro.
El mediador universal de las relaciones en este tipo de sociedad es el dios dinero, el que
es fundamento, es medio y fin de la misma sociedad: él es el omnipresente, aquel que era,
es y será.
Todo se calcula, de parte de quien puede y calcula, en términos de dinero. Al hombre
no se le deja otra sorpresa fuera de la gozosa de obtenerlo o la desagradable de ser engañado.
¡Pero esto es ya el resultado de un cálculo preciso! Por consiguiente, no hay ninguna sorpresa.
Nada de asombro, nada de estupor, nada de respeto, y sobre todo nada nuevo. Sólo hay
sustracción y destrucción.
Todo es valorable en términos de dinero, que es el valor supremo: las cosas, el trabajo,
los gestos, el mismo ser humano; todo es comercializado, comprado, vendido y consumido,
para transformarse en dinero. Como contrapuesta a la divinización existe la dinerización
de todo: la cosa es el dinero en la cual ella se puede convertir, el trabajo es lo que produce
dinero, el consumo es lo que destruye cosas y trabajo para producir dinero; también el
cuerpo del hombre es fuente completa de dinero, ya sea como necesidad ya sea como
capacidad; e incluso lo que es menos relacionable con el dinero, como el juego o el sexo
-espacio de alegría y de penas-, se ha convertido en un medio enorme de producción y
de consumo. La misma cultura no es más que el sistema de este engranaje diabólico, la
inteligencia es su instrumento de apropiación, la escuela del aprendizaje.
La misma religión, en lugar de abrir hacia Dios, puede a veces llegar a ser una inter-
mediaria de intercambio: delito/castigo, culpa/pena, dar/recibir, mérito/premio; cuando
incluso no se convierte en una tienda, una cueva de ladrones astutos que hacen volver hacia
la propia ventaja incluso el nombre de Dios (cf. 11,17).
El hombre, guiado por la sed de la ganancia, ha trastornado en uso de su inteligencia: ha
separado el fruto del sacrificio y, al querer sólo los frutos con el menor costo, se ha sacrificado
a sí mismo y todo al dios dinero, instaurando la economía del intercambio interesado. Para
ella es funcional toda acción y todo saber humano. Esa economía es la reina de las ciencias, y
rige las relaciones del hombre consigo mismo, con las cosas y con las otras personas mediante
la ley férrea del "do ut des" o, mejor, del "te doy un poco de carnada para colocarte en la
trampa". Y el derecho, la que se denomina justicia, no hace más que proteger este estado de
cosas. Así el hombre se ha convertido en un lobo voraz que, después de haber comido a los
otros y haber devorado las cosas, ahora se destruye a sí mismo.
Cada cosa, cada acción y cada persona, en lugar de ser la finalidad, queda reducida
a puro instrumento y, como todo instrumento, debe ser manipulada, usada e inevitable-
mente gastada y sacrificada a la finalidad, que es la única cosa importante. Y el fin de todo
y de todos es la mueca señaladora del dios de este mundo, que quiere la vida de todo y de
todos, para ser el único en la muerte de todo y de todos.
También los apóstoles sentados en torno a Jesús manifiestan claramente que todavía
están encerrados en esta economía del dinero. No saben comprender lo hermoso, lo bueno,
lo gratuito y lo importante, que se oculta en el gesto de la mujer: ¡el don! El don -no es el
don que se "intercambia", sino el que es regalado- es la ruptura de este sistema diabólico.
En efecto, no dobla la rodilla y no paga ningún tributo al dios de este mundo: ¡no produce
ninguna ganancia, no sirve para nada, es inútil; aún más, es un despilfarro!
Precisamente por eso el don es el único acto humano en el cual el hombre se encuentra
a sí mismo en lo que tiene de hermoso, de bueno y de misericordioso. Contemplar, amar

580 72. LA UNCIÓN DE MARÍA Y LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 3-11


y regalar, son gestos totalmente gratuitos, que no sirven para nada. Pero, mediante ellos,
el hombre se vuelve hombre y ordena su vida hacia la verdad, hacia el amor y hacia la
misericordia. Sólo así nace el espacio para el asombro, la alegría y la vida, donde el hombre
se encuentra en su casa propia: su rostro ya no es el del lobo voraz (homo homini lupus),
sino el mismo de Dios (homo homini Deus): en el hombre capaz de contemplación, amor
entrega, aparece en efecto el rostro mismo de Dios, que es verdad, amor, compasión.
Todo el hombre y su actividad válida entran en la economía del don y de lo gratuito.
En efecto, se compendia en el servicio de Dios y en el servicio del hombre. Se sirve a Dios
contemplando su belleza, cantando su amor y adorando su grandeza; se sirve al hombre
conociendo su verdad, gozando con el hermano y actuando por el pobre.
Se trata siempre de actos "inútiles", en los cuales no se gana nada. Pero sólo el hombre
se gana a sí mismo y encuentra su rostro escondido.

APLICACIÓN A LA VIDA

Cuando lo superfino es indispensable


Salimos de la casa donde hemos leído el evangelio, y nos encontramos con una de
"aquellas": es un poco desganada, sentada en una banca de la plaza, el tráfico todavía es
intenso. La mujer de la que habla el evangelio -al menos en la interpretación tradicional-
debía ser así. Viene la sospecha de que nosotros somos los "otros". Los otros dicen palabras
hermosas, se alimentan con buenas intenciones, saben hacer cuentas... y venderán,
traicionarán, renegarán de Jesús.
La ciudad genera solamente palacios de cemento, grandes casas con antenas de tele-
visión; no tiene espacios libres, aire, luz; sofoca las pocas plantas colocadas allí a traición y
crea solamente arterias de tráfico para los negocios. Por eso la ciudad es imposible y resulta
el espejo absurdo de nuestra existencia.
¡Si vamos a tener posteridad y quedaren ruinas de lo que hemos construido, seremos
objeto de compasión, colocados en cajas, cerrados y programados, administrados en todo,
tales como somos! Vienen a la mente las grandes armaduras en las que se colocaban como
en una jaula los antiguos guerreros. Con esas armaduras puestas solamente se podían
dar golpes y recibirlos: era obvio que no hubiera espacio para un gesto de vida, por un
sentimiento; y si algoflorecía,era la muerte.
Frente a esta página, al igual que para nosotros, así para la primera comunidad, debe
haber habido incertidumbre y perplejidad: era clarísimo el asentimiento dado por Jesús;
era sentido y urgente el hecho de partir el pan para el necesitado. Debe haber un defecto
de lógica de nuestra cabeza, si vemos las dos cosas en contraposición, en alternativa:
superfluo y esencial. O incluso debe haber una astucia diabólica en nuestra conciencia, por
la cual, jugando con fingimiento, no esparcimos el perfume con pretexto repartir el pan,
reservándonos el derecho de negociar infatigablemente para lograr luego sólo unas migajas
escasas.
¡Se requieren las dos cosas! Y sólo por dureza, por "endurecimiento", logramos cons-
truirnos armaduras ideológicas muyrígidasincluso en el dar.
Encallecemos, por ejemplo en "nuestro" trabajo, en "nuestro" servicio, y perdemos toda
sensibilidad, nos cerramos todo espacio: todo queda gris, encerrado. O, más fácilmente, nos
refugiamos en una programación férrea y una administración de todo para nosotros mismos.

72. LA UNCIÓN DE MARÍA Y LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 3-11 581


Y el resultado de todos modos es el fracaso y la muerte.
Es difícil decir que es necesario romper, dar espacio y salir de la jaula, porque todo eso
puede parecer sin compromiso, de tiempo libre; o puede ser sacrificado como poético (y
quisiera serlo, en el sentido originario de "activo"). ¡Pertenecería a la utopía! Y ninguna
persona seria, mucho menos una sociedad o una "iglesia" pueden permitir que la utopía le
haga competencia a la administración.
Eso sucede aunque la vida corre sobre otros rieles. Porque, por ejemplo, incluso el
traer al mundo un hijo, por más que tenga que suceder en un contexto de paternidad y
maternidad responsable, no es el hecho de cálculos: tiene sus buenas raíces en lo gratuito,
en lo no motivado... en lo irresponsable.
Es todavía difícil decir qué cosa es "indispensable" entre todo lo que es ...superfluo;
pero viene a ser también inmediato, en el plano de la fe, la referencia a la contemplación, a
la oración, una utilización de fuerzas y de tiempo exactamente con menoscabo de la acción.
¡Tiene una necesidad suya propia, contra todas las urgencias que se pueden enumerar o
presuponer!
Es como un papá o una mamá que logran encontrar a toda costa un poco de tiempo
para estar con su niño, para jugar juntos: en efecto, crece también en eso, y además con el
pan y los vestidos. Es como el que se compromete en un plano político, social y no olvida
la ternura, el cuidado, el detalle, la atención a cada persona.
En cierto sentido es como hablar de la sal: se puede aceptar que se le llame como no
necesario, con tal que no falte. Si falta, ya pertenece a lo indispensable.
En espacios de este estilo, en gestos que pertenecen a lp gratuito y escapan al interés y
a lo programado, puedefloreceralgo inesperado. ¡En la página del evangelio aparece nada
menos que el anuncio del misterio de la muerte de Jesús! En el gesto de la mujer, Jesucristo
lee el significado profético y una resonancia sin límites.
¡ Es muy pobre nuestra fe cuando se reduce a hablar de lo que debemos hacer o de lo que
está prohibido, y calla en cambio acerca del margen vastísimo en el cual puede irrumpir lo
esencial!
La acción que nos pertenece, porque está bien determinada y es querida por nosotros
-cualquiera ella sea- está bien dotada de sí misma, tiene un significado y se defiende
bien de la tendencia a tener otro. En cambio, un gesto que proviene de lo gratuito, de
la creatividad, que no se agote en la raíz de la necesidad, que incluso suene a despilfarro
con respecto a los criterios morales, tiene fuertes probabilidades de fecundidad, y tal vez
también de profecía, porque probablemente tiene raíces en otra parte.
Es necesario estar precavidos -es tal vez oportuno decirlo- en la "memoria" del pasado
e inventar en la fantasía y espontaneidad de hoy los gestos de los cuales pueda apoderarse
la vida y Dios, hastafloreceren significados sorprendentes.

REFLEXIÓN DE FE

1. El perfume provocador
La narración aprieta y de una palabra a otra lleva a la muerte. Sin embargo, precisamente
aquí el relato se detiene. En lugar del olor acre de la conspiración (w. 1 -2), se expande una

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onda de perfume. El silencio sólo se rompe con el frasco de alabastro quebrado colocado en
el lugar del corazón endurecido y cerrado.
El cuerpo de Cristo próximo a morir -y con él toda carne mortal- es objeto de amor.
Una veneración religiosa envuelve la pobreza de un moribundo. El pobre de cada día está
siempre con nosotros y por él es necesario gastarlo todo. Pero delante de Cristo pobre que
muere, toda acción se detiene. Es tiempo de contemplación para que la acción no se escape
de la mano. La espera y el silencio detienen aquí los acontecimientos tumultuosos que
están precipitándose. La suspensión introduce en nuestro corazón la necesidad de leer el
relato, de ahora en adelante, de un modo diferente.
Hay una pausa de silencio y un perfume fuerte, insólito, invadente, apto a crear una
atmósfera, si se medita bien lo que sigue.
Y existe también un cierto malestar. ¿La intolerancia de Judas nos resulta totalmente
incomprensible, extraña? ¿El frasco de alabastro que la mujer quiebra gratuitamente no nos
provoca en lo más mínimo? ¿Estamos realmente seguros?

2. Ver a Jesús o vender a Jesús


Evangelio es seguir a Jesús, comprenderlo, contemplarlo. El no-evangelio es ante
todo negarse a seguirlo -como está a punto de hacerlo Judas- porque no hemos sabido
comprenderlo, contemplarlo. No estamos seguras por qué Judas entrega a Jesús a los
enemigos, y así lo aleja de sí: lo cierto es que él no logró verlo, comprenderlo. Este pasaje es
el negativo fotográfico del anterior. Hay alguno que no sabe hacer una pausa junto a Cristo,
que es perfumado anticipadamente en vista de su muerte. El que se fastidia por el perfume
inútil que nada produce y no sirve para nada, pero se expande desde Cristo y quiere ser
saboreado con alegría.
Pues bien, negarse a este perfume no está exento de pecado. El Señor es tu único Dios.
El primero de los diez preceptos mantiene unidos así a los otros: contra este mandamiento
puedes cometer todos los otros pecados mortales. Puede robar como Judas, porque no
hemos contemplado el perfume de Dios. Pero puedes cometer cualquier otro pecado.
La historia de la salvación revela y hace que se conozca a Dios, pero Dios también te
revela el valor de la historia.
Es necesario contemplar a Dios para comprender las cosas de una manera nueva.
Contemplar es como ver adentro. Vinieron los pastores y los magos, vinieron a Jesús: pero
lo vieron adentro. Es decir lo contemplaron. Vieron y creyeron.
Contemplar no quiere decir ver solamente las cosas místicas o sublimes, quiere decir
ver verdaderamente, pero también pobremente. Entonces no saber contemplar es un mal.
Si es verdad que no debemos fácilmente enganchar el pecado, el mal en cada debilidad o
trasgresión, es verdad también que no debemos fácilmente desengancharlo de nuestra falta
de contemplación. No saber "ver adentro" puede ser pecado. La ceguera sobre Cristo no
debe se objeto de juicio apresurado, pero tampoco debe ser objeto de cualquier incuria. La
ceguera espiritual sobre Cristo puede ser pecado y nos lo indica con violencia. Cada uno de
nosotros puede ser Judas, si mira a Cristo y no lo ve. Si pesa y basta, analiza y basta, evalúa
en treinta denarios y basta. Es necesario ponerle atención al Judas que hay en cada uno
de nosotros, no sólo porque comenzamos a cometer injusticias, sino también porque, aun
antes, comenzamos a no contemplar a Cristo Señor.

72. LA UNCIÓN DE MARÍA Y LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 3-11 583


73. PREPARACIÓN DE LA CENA PASCUAL
(Me 14, 12-16; cf. Mt 26, 17-19; ¿c 22, 7-13)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Este y los dos pasajes sucesivos forman la sección de la última cena de Jesús, narrada en
sus preparativos y en su desarrollo con un estilo que deja trasparentar claramente el contexto
de las celebraciones litúrgicas en la comunidad.
Es tan evidente el alcance de la reflexión teológica que subyace a este pasaje, y que incluso
ha determinado la formulación de muchos versículos de esta parte tanto en los primeros estadios
de la tradición como sobre todo en la reelaboración de Marcos, que llegamos a la convicción
de que forzaríamos la índole del texto si pretendiéramos resolver las grandes dificultades que
emergen acerca de algunos elementos particulares especialmente acerca de la cronología de los
episodios que se narran aquí.
Al enmarcar la última cena en el contexto de la pascua hebrea el evangelista no afirma que
jesús comió el cordero con sus discípulos según el rito pascual hebreo -pero tampoco lo niega:
bajo este aspecto histórico la cuestión parece insoluole. Marcos quiere sencillamente mostrar que
Jesús con esa cena inauguró su pascua.
En el aspecto de la estructura literaria, la predicación del encuentro con personas que
servirán como señal presenta fuertes semejanzas con una página del Antiguo Testamento (cf.
1S 10, 1-10) y en particular con otro pasaje de Marcos (cf. 11, 1-6) en el cual se encuentran
también varias expresiones idénticas a las que leemos aquí.
De eso resulta evidente que Marcos ejerció su obra amplia de redacción, tanto utilizando con
gusto esquemas literarios ya formados, como apelando a la celebración acostumbrada de la cena
del Señor que llegó a ser muy pronto el centro de la comunidad cristiana (cf. Hch 2, 42-48).
El principio de unificación de todos estos elementos es la idea, común a otros sinópticos,
de que la muerte de Jesús en la cruz (su pascua) marca el cumplimiento pleno de la historia
hebrea, que tenía su fundamento en el evento de la liberación del pueblo de la esclavitud de
Egipto, de la cual la pascua hebrea era el "memorial": la cena de Jesús se realiza en el contexto
del banquete del cordero para afirmar que el sacrificio de Cristo inaugura la nueva liberación
definitiva que Dios lleva a cabo para todos los hombres.

12 El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen


sus discípulos: "¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que
comas el cordero de Pascua?".
13 Mandó entonces a dos de sus discípulos y les dijo: "Vayan a la ciudad; les saldrá
al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; síganlo
14 y donde entre, digan al dueño de la casa: 'El Maestro dice: ¿Dónde está mi sala,
donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?'..

584 73. PREPARACIÓN DE LA CENA PASCUAL: Me 14, 12-16


15 Él les mostrará una sala en el piso de arriba, grande, alfombrada y dispuesta.
Preparen allí para nosotros".
16 Marcharon los discípulos, llegaron a la ciudad, y encontraron todo como les
había dicho; y prepararon la Pascua.

v. 12: el primer día de los Ázimos cuando se evangelios-, en el ordenamiento de los otros datos
sacrificaba el cordero pascual: La pascua es la fiesta cronológicos prevalece la intención teológica de cada
principal de los hebreos. Al recuperar una fiesta an- evangelista. Para Juan la muerte de Jesús sucedió en el
terior de primavera que había surgido en un contexto día anterior a la Pascua, cuando se inmola el cordero;
de vida nómada -cf. las alusiones al "estar en pie" y de ese modo el cuarto evangelista concluye el tema
a estar listo para partir- el antiguo pueblo hebreo la que él quiere presentar con la muerte de Jesús que es
instituyó como memorial de la liberación de Israel de la inmolación del cordero. Para Marcos Jesús muere
Egipto y comía el cordero según el rito que se pres- el día de la Pascua: su muerte es nuestra Pascua, la
cribe en Ex 12. La expresión indica que se ofrecía un fiesta de nuestra liberación.
cordero como sacrificio y luego se comía. Sus discípulos: merece subrayarse que cuatro
El ofrecimiento del cordero incluía ciertamente veces en este pasaje Marcos nombra a los "discípulos"
la idea de sacrificio, pero a lo largo del tiempo el y luego no los vuelve a nombra en todo el resto de la
elemento sacrificial había pasado a un segundo lugar pasión, excepto en el versículo 32, al llegar a Getse-
en la celebración del banquete para dejar lugar al maní.
valor de "memorial" de la liberación de Egipto. Para que comas el cordero de Pascua: esta alusió
El aspecto sacrificial está ciertamente presente precisa el banquete pascual -que se repite en los
en la última cena de Jesús (cf. vv. 22 y 24). versículos 14 y 16- parece que se refiere a la celebra-
Cuando adquirió su forma esta celebración, ción ritual hebrea; tal vez es un residuo de la antigua
la Pascua ya estaba unificada con la fiesta de los narración que Marcos ha incluido en su texto cargán-
Ázimos (cf. Ex 12,15-20), queinicialmentedebióser dolo con ese significado teológico que hemos puesto
una fiesta agrícola en coincidencia con el comienzo en evidencia en la presentación.
de la cosecha de la cebada; mientras se preparaba la v. 13: dos de sus discípulos: Pedro y Juan según
nueva cebada, se comía el pan sin levadura. Le 22, 8.
La Pascua hebrea se celebra en el momento de En los versículos 13-16 encontramos varias frases
la luna llena (noche de luz) del primer mes del año, idénticas a las de 11,1 - 6, en el episodio de la entrada
el mes de Nisan (marzo-abril). Antes del anochecer solemne de Jesús en Jerusalén. Eso muestra claramen -
del día 14 Nisan se inmolaba el cordero. te la utilización de un esquema literario. Allá Jesús
Después del anochecer, cuando según el calen- estaba en la ciudad santa del judaismo, ahora entra
dario hebreo comienza el día siguiente, es decir el en la sala del cenáculo: ambas circunstancias marcan
15 Nisan, se celebra la cena pascual, con la cual se el momento decisivo del cumplimiento del desig-
da comienzo a los Ázimos, que se prolonga durante nio de Dios, que implica la superación de la antigua
una semana. Jerusalén y de su culto.
Parece que Marcos confunde el 14 con el 15 Un hombre con un cántaro de agua: es una señal
Nisan, y une los momentos (inmolación del cordero que da Jesús. El evangelista lo presenta como mani-
y primer día de los Ázimos). Pero la dificultad se re- festación de la capacidad profética de Jesús, que
suelve si nos referimos al calendario romano, según prevé y acepta voluntariamente lo que lo espera.
el cual los dos momentos entraba en el mismo día. Según la costumbre hebrea los hombres no
Otro punto controvertido se refiere al día exacto llevaban cántaros, como las mujeres, sino solamente
de la semana en la cual ese año caía la Pascua. Según odres.
el evangelio de Juan ese año la Pascua caía cierta- v. 14: el Maestro dice: la persona de Jesús domina
mente en sábado (el día después de la muerte de Je- la escena, haciendo más evidente el significado
sús). En cambio, Marcos la hace caer en viernes: se teológico que Marcos quiere imprimir al relato.
inicia precisamente con la última cena y termina con La sala... mis discípulos: también aquí nota que
la sepultura, la tarde antes del sábado, en el marco de se subraya fuertemente la persona de Jesús con cuya
un solo día, el cual narra de 14,17 a 15, 47. referencia se designan el lugar y los discípulos.
Se han realizado muchos intentos para armonizar v. 15: Los pocos rasgos solemnes con los que
los evangelios sobre este punto, pero sin llegar a se describe la sala y la insistencia en indicar que era
resultados satisfactorios. Más allá del hecho de que necesario prepararla, aunque ya estaba dispuesta,
Jesús murió un viernes -en eso concuerdan los cuatro crea la expectativa de algo grande.

73. PREPARACIÓN DE LA CENA PASCUAL; Me 14, 12-16 585


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

El primer día de los Ázimos cuando se sacrificaba el cordero pascual


La pascua es la celebración de la gran liberación de la esclavitud de Egipto, lafiestadel
paso del Ángel de Dios, que había sembrado el exterminio entre los opresores, excluyendo
de él las casas marcadas con la sangre del cordero (Ex 12, 12s). Es el comienzo del éxodo
hacia la tierra prometida.
Es lafiestade los cristianos, los pobres que están marcados con la sangre de Jesucristo.
Marcos subraya por segunda vez (v. 12; cf. v. 1) esta fecha, para aclarar mediante ella
de la manera más sencilla el significado teológico pleno de lo que Jesús llevará a cabo en
Jerusalén. El "Cordero de Dios" es el mismo Jesús (Jn 1, 29), el cordero sin defectos y
sin mancha (1P 1, 29). La muerte de Jesús realiza plenamente lo que la primera pascua
significaba. "Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado" (lCo 5, 7): con El comienza el
nuevo éxodo, el definitivo, que libera de la esclavitud última, la muerte, y nos lleva a la
plenitud de vida de Dios, de la cual la tierra prometida, meta del primer éxodo, era signo.
Mientras en el templo se sacrifica el cordero pascual, Jesús se encuentra en la sala
superior. Ella es símbolo de la Iglesia, el círculo de personas en cuyo centro está Jesús, y
ella se ha convertido en "casa de oración" para todas las gentes (11,17). Él, en efecto, en
su muerte, rasga el velo del templo que separa a Dios de los hombres (15, 38), y sustituye
el antiguo con el nuevo templo, del cual El mismo es piedra angular, y cuyas piedras vivas
son el pueblo liberado, en el cual Dios ha colocado su morada (cf. 1P 2, 3ss.).
La escena de la preparación de la cena pascual (w. 13-16) tiene una gran semejanza
con la de la preparación de la entrada en Jerusalén (11,2-6): Jesús lo dispone todo, y prevé
los detalles. Eso indica, según las tres predicciones (8, 31; 9, 31; 10, 33s.), que la pascua de
Jesús, es decir, su muerte, lejos de ser un evento casual, es dispuesta y querida por Él con
toda su vida, que ha sido prevista con precisión: Jesús afrontó su pascua con plena libertad
y conciencia lúcida, pues sabía lo que quería.
En el agua que el hombre lleva, que introduce en la "sala de arriba" (w. 13ss.), los
Padres han visto el agua del bautismo, que une la muerte y la resurrección de Cristo (cf.
Rm 6, 1-11) y nos dispone al banquete eucarístico que celebra la nueva pascua. La "sala
de arriba", en efecto, es símbolo de la comunidad que se reúne para comer el pan y el vino,
es el lugar de comunión y de la oración (cf. Hch 1, 13s.), donde los primeros discípulos
recibirán el Espíritu del Resucitado (Hch 2), y llegarán a ser ese pueblo de hombres libres
que dará testimonio de la resurrección (Hch 1, 22b; cf. 1,8).
Por consiguiente, este pasaje tiene tres funciones teológicas importantes: indicar que en
la muerte de Jesús se cumple la verdadera pascua; mostrar que todo eso no es simplemente
algo que se padece, sino que ha sido dispuesto y querido positivamente por el Maestro,
como previsto no sólo confusamente, sino con precisión. Así, su muerte, lejos de ser un
error de cálculo, aparece como el fruto final de toda su lucha de solidaridad con los her-
manos, en lafidelidada ese Dios que le será fiel.

586 73. PREPARACIÓN DE LA CENA PASCUAL: Me 14, 12-16


ACTUALIZACIÓN

Pascua hebrea y pascua cristiana


La pascua cristiana, como evento y como celebración, se realiza en el contexto del
evento y de la celebración del éxodo, la liberación del pueblo, que es realizada por Dios.
Esto quiere decir que la pascua cristiana incluye como elemento indispensable y necesario
la liberación, que ya está abierta a todos los hombres.
Por consiguiente, el hombre está llamado a luchar por la liberación, contra la opresión,
la miseria y el mal: la realización del hombre desde siempre está en el proyecto de Dios y él
debe comprometerse con todas sus fuerzas.
El cristianismo, no menos que el judaismo, no avala la esclavitud, ni la inercia ni la
resignación, en una situación en la cual los pobres y los oprimidos son mantenidos sumisos
para ser explotados y dominados por losricosy poderosos. El cristianismo no es desprecio
del hombre ni de sus valores; tampoco es separación de la tierra. La pasividad frente al
mal, el desprecio de los valores humanos y el poco aprecio por la libertad, han causado más
mal al cristianismo que todas las luchas y los ataques de los adversarios. Estas actitudes ya
han sido en realidad sus derrotas en el camino del éxodo, que Dios ya había trazado en el
Antiguo Testamento y que realizó en Cristo.
Por consiguiente, la lucha por la promoción y la liberación del hombre entra en el plano
de la redención. Esto nos recuerda el momento de la pascua hebrea incluida en la pascua
cristiana. Sin este momento, la pascua cristiana se vuelve insignificante y vacía: sería un
acontecimiento intimista e inútil, para ciertas conciencias.
Pero la pascua cristiana no se identifica totalmente con 1* hebrea: en su radicalización y
cumplimiento, en la muerte y en la resurrección del Señor. En su cruz, en efecto, Dios llega
hasta las mismas raíces del mal y nos reconcilió con El. Y en su resurrección nos comunicó
el fruto pleno de esta reconciliación: la plenitud de su vida. La pascua cristiana es la victoria
completa de Dios y de la vida, es decir, el señorío de Dios sobre el hombre en la muerte de
Jesús y de la gloria del hombre que participa en ese señorío en su resurrección.
El hombre llega hasta Dios, raíz y fuente de todo bien. Y de allí brota para él la libera-
ción total de la vida, el cumplimiento de todas las promesas.
La pascua cristiana no se realiza, sin embargo, en un evento fatal o en una intervención
exterior: se realiza en el acto plenamente humano de uno que ha luchado, atacando
frontalmente el mal y obedeciendo a Dios hasta la muerte. En el mundo existe un hombre
bueno, que con su simple actitud de servicio alcanza el fin auténtico, que corresponde al
designio creador de Dios.
No se trata entonces de un cordero inmaculado e inconsciente, sino de un hombre justo
y libre; y su pascua es una gracia que paga a caro precio. El mismo Jesús es la verdadera
pascua: el hombre que participa activamente en la liberación de Dios. Y así nos garantiza
que la única palabra del que lucha, sufre y muere, es la palabra de vida.

APLICACIÓN A LA VIDA

"Aguantar" no es un verbo cristiano


El que se levanta a las cinco de la mañana, toma el autobús número 33 y va al trabajo
hasta la noche, no tiene la impresión de asumir opciones grandes. Y cuando regresa a casa

73. PREPARACIÓN DE LA CENA PASCUAL: Me 14, 12-16 587


y debe arremangarse, escuchar las quejas de quienes han quedado en casa y comprender
las exigencias de los hijos, no tiene en lo más mínimo la impresión de ser el arbitro de su
destino.
"Protagonista de la historia" podría ser un fascículo semanal interesante de venta en
los quioskos, no la historia modesta de un hombre común. ¿Qué peso tiene uno, si incluso
realiza opciones, va a la plaza principal, tiene un carné en la cartera y dice su opinión? Y no
hablamos del que toma el tranvía, el autobús o el metro, pero divide la jornada con el ritmo
del aseo, la cocina, el trabajo de poner todo en orden, la limpieza, unos hijos por atender y
muchas frustraciones...
Se tiene la sensación de que uno está absorbido por sus quehaceres insignificantes, de
que es manejado en forma oscura pero fatal: o también en la que deberían ser unas opciones
más importantes, uno se siente absorbido por la avalancha de las cosas pequeñas.
Tal vez es ésta la que se llama alienación; y se debe luchar contra ella.
De todos modos, también para la Iglesia, como para cada creyente, sería necesario enton-
ces entenderse cuando se dice que somos sujetos activos de historia: porque en la práctica se
tiene la impresión de que uno está exactamente a merced de los acontecimientos.
Jesucristo, no. Si a veces han querido colocarlo como cabeza de una larga serie de resig-
nados y si lo han representado como el Cordero de Dios, se ha tenido que reconocer que era
un cordero fuerte y consistente que "carga con el pecado del mundo".
No es un supermán en busca de empresas difíciles, de un record; no es uno que está en
competición consigo mismo y con los acontecimientos; ni es un masoquista o un resignado
ejecutor de un guión... "en efecto está escrito".
La Iglesia primitiva expresa su convicción, aquí con la relación de los hechos, en otras
partes con una confesión explícita, de que Jesucristo no fue arrollado, no soportó ni aguantó
su destino, sino que le dio su pleno consentimiento a lo que le caía encima incluso como
consecuencia de sus opciones precisas.
Tiene ciertamente esta intención y convence en ese sentido la riqueza de detalles y de
coincidencias cronológicas previstas y anotadas con un cuidado extremo en la página del
evangelio.
El proceso religioso y civil, la condena, la marginación total, el repudio no sin incidentes
judiciales; pero, así como no son el efecto de la provocación suya, así tampoco son el efecto
de un modo religioso o fatalista de soportar.
Hay algo, desde este punto de vista, en el comportamiento de Jesús que es muy difícil de
comprender y de vivir: es como si Él abarcara el sentido pleno y de conjunto de la historia
simbólica de Israel y de todo el hombre y lo viviera en su historia personal. Todo eso nos
resulta difícil. Probablemente esto se debe a muchas razones; una, que no es la última, es
el que con frecuencia nos toca pagar el costo de las opciones equivocadas, de opciones a
medias o de no-opciones.
Pero tal vez eso no es lo esencial.
Más bien, aunque con palabras todavía un poco genéricas, lo que vale es que, en la fe
y como expresión concreta de fe y como servicio al hombre, se haga sobresalir siempre el
sentido de lo que sucede. Con franqueza, es decir, sin ser unos tiranos ni unos forzudos
que violentan las cosas o las clavan con un sentido predeterminado, o unas "víctimas" que
normalmente son arrolladas por las cosas.

588 73. PREPARACIÓN DE LA CENA PASCUAL: Me 14, 12-16


Todo eso probablemente pertenece a ese don y función, al carisma, que es la profecía, a
la cual todavía no le prestamos mucha atención y más bien descuidamos.

REFLEXIÓN DE FE

Cristo es nuestro pan ázimo


La fiesta de los Ázimos, la Pascua hebrea, hace resonar todas las esperanzas de Israel.
Una atmósfera única la envuelve. El pueblo no es simplemente liberado de Egipto y
conducido por el desierto hacia su herencia, sino que es constituido, es creado como
pueblo de Dios en la historia del éxodo. El "credo" bíblico: liberación, guía por el desierto,
herencia de la tierra (cf. Dt 26, 5-9), es proclamado incesantemente durante la cena. Es
una experiencia que se vive en el presente: "En toda generación cada uno tiene el deber de
considerarse como si él mismo hubiera salido de Egipto, porque el Santo, bendito sea El,
no liberó solamente a nuestros padres, sino a nosotros también junto con ellos...", dice la
liturgia hebrea antes de entonar las alabanzas pascuales a Dios.
Jesús está a punto de vivir en sí mismo esta experiencia, pero de un modo único, es decir,
asumiéndola en su paso a través de la muerte: por eso ya ha sido perfumado con el ungüen-
to de la sepultura. Contemplamos al Señor para el cual todo ya ha sido dispuesto a ser...
imprevisible, nuevo, objeto de estupor y, por consiguiente, también de incomprensión. Ha
llegado un tiempo pascual perfecto, una liturgia nueva. "¿Qué hay que es diferente en esta
noche?", pregunta litúrgicamente el hijo al padre en la noche de Pascua. Pues bien, un pan
diferente de aquel pan ázimo que los padres comieron en el desierto, será la sorpresa de un
Dios liberador. Preparémonos a admirar una cosa nueva que está a punto de nacer: " ¡Quiten
la levadura vieja, para ser masa nueva, pues son ázimos. Porque nuestro cordero pascual,
Cristo, ha sido inmolado!" (1 Co 5,7). Y también:
"Así dice el Señor,
que trazó el camino en el mar
y un sendero en aguas impetuosas.
El que hizo salir carros y caballos a una
con poderoso ejército;
a una se echaron para no levantarse,
se apagaron, como mecha se extinguieron.
¿No se acuerdan de lo pasado,
no caen en la cuenta de lo antiguo?
Pues bien, he aquí que yo lo renuevo;
está ya en marcha, ¿no lo reconocen?" (Is 43,16-19).

73. PREPARACIÓN DE LA CENA PASCUAL: Me 14, 12-16 589


74. ANUNCIO DE LA TRAICIÓN DE JUDAS
(Me 14, 17-21; cf. Mt 26 20-25; Le 22, 21 -23; Jn 13, 21 -30)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Al comienzo del capítulo el evangelista había hablado de la decisión de los jefes del pue-
blo de dar muerte a Jesús. Ahora el mismo Jesús, consciente del complot organizado contra
Él, habla abiertamente de esto a los discípulos, e interpreta el hecho como el momento del
cumplimiento definitivo de su misión entre los hombres y al mismo tiempo como realización del
designio de Dios que Él acepta voluntariamente y déla maldad humana que se abate sobre Él
con una violencia inaudita.
Este doble aspecto del hecho de "ser entregado" en las manos de los adversarios imprime
al texto un dramatismo siempre creciente, que aquí se expresa en la pregunta ansiosa de los
discípulos -"¿Acaso soy yo?", v. 19-, resuena en tonos solemnes en el pasaje siguiente de la
cena y se expande en un sufrimiento cada vez más profundo en el relato de la pasión.
Confrontando los sinópticos subrayamos que este pasaje acerca del anuncio de la tradición
se fue formando según dos versiones. Una se nos ha conservado en el texto de Marcos seguido
por Le 22, 21-23, paralelo de Jn 13, 18, donde no se encuentra ninguna identificación del
traidor; la otra aparece en el texto paralelo de Mateo y de Jn 13, 21 -30 con la indicación del
traidor en la persona de Judas.
Notamos ademas una diferencia entre los textos de Marcos y Lucas acerca del momento del
anuncio: mientras el primero se alinea con Mateo y Juan incluyendo este episodio antes de la
cena, tal vez para evitar la presencia de Judas, Lucas lo coloca después.
También aquí la estructura del pasaje está determinada por la intención teológica de Marcos
que reproduce un ejemplo de la predicación primitiva en la cual se ponía en evidencia, por una
parte, la fidelidad voluntaria de Jesús al designio de la salvación en la línea de la tradición
veterotestamentaria, y por otra, la incapacidad de comprender, aún más, el desconcierto y la
hostilidad de los hombres.
El tema de la tradición incluye el cumplimiento de este designio en lo vivo de la historia
humana, sin ser indulgentes con expresiones de denuncia hacia el traidor, que ni siquiera es
mencionado.

17 Y al atardecer, llega él con los Doce.


18 Y mientras comían recostados, Jesús dijo: "Yo les aseguro que uno de ustedes
me entregará, el que come conmigo".
19 Ellos empezaron a entristecerse y a decirle uno tras otro: "¿Acaso soy yo?".
20 El les dijo: "Uno de los Doce que moja conmigo en el mismo plato.
21 Porque el Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por
quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber
nacido!".

590 74. ANUNCIO DE LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 17-21


v. 17: al atardecer: esta expresión se repite en inserción, añadida después de que en el desarrollo
trozos que marcan algunas etapas fundamentales de la tradición había salido a flote claramente la
del camino de Jesús: cf. 1, 32s. (reunión de enfer- referencia del salmo indicado.
mos); 4, 35 y 5, 47 (Jesús manifiesta su poder sobre Me entregará: cf. nota a 10, 14 donde ya este
el mar ante los discípulos incrédulos y miedosos); verbo se refería a la iniciativa de Judas.
11, 11-19 (Jesús toma posición frente al templo); v. 20: Uno de los doce: es una expresión tardía
13, 35 (exhortación final del discurso escatológico); - en lugar de "uno de ustedes"- que ciertamente no
14, 17 (la hora en que los doce están reunidos pero fue pronunciada por Jesús.
divididos e incrédulos); 15, 42 (el momento de la Que moja... en el mismo plato: la expresión se
sepultura de Jesús). refiere a la costumbre de que todos mojaran el pro-
En este pasaje se pone en evidencia la entrega pio bocado en una salsa preparada sobre la mesa en
que Jesús hace de sí mismo, como gesto decisivo un plato común grande; lo que se moja y el tipo de
para la liberación de los hombres, y revive en su salsa preparada dependían de las diferentes circuns-
cuerpo el significado del cordero hebreo que se tancias.
comía en la pascua. Si se interpreta esta cena de Jesús como el ban-
El cordero debía comerse después del ocaso, quete pascual (cf. comentario al pasaje anterior), las
cuando ya se había inclinado el día de la fiesta (cf. viandas eran las tradicionales para esa celebración,
nota al v. 12). es decir, pan ázimo y hierbas amargas que se mojan
Con los doce: cf. la nota a 3,14. Los "doce" son en una salsa especial.
nombrados en varios otros puntos de los capítulos Ciertamente estas palabras quieren expresar
anteriores (cf. 3, 16; 6, 7; 9, 35; 10, 32; 11, 11). ante todo la intimidad entre los comensales: por
En el relato de la pasión este término vuelve en la consiguiente ponen más en evidencia la gravedad
expresión "uno de los doce", con referencia a Judas de la tradición de Judas.
(cf. vv. 10. 20. 43). Mientras en el pasaje anterior v. 21: Este versículo en el texto griego se intro-
han sido nombrados cuatro veces los "discípulos", duce con una partícula de conjunción que deja
aquí en el acto de sentarse a la mesa la indicación se suponer la caída de un verbo ("Y dijo"), o bien
vuelve más familiar. la pertenencia de ésta a una colección de dichos.
v. 18: mientras comían recostados: el verbo griego Parece que esta frase nació en la comunidad de
que se usa aquí indica la posición característica de Marcos, uniendo juntamente los temas del Hijo del
quien participaba en un banquete festivo ("estar hombre y del siervo que sufre.
cómodamente recostados"): a diferencia de la Se va: expresión típica del evangelio de Juan
costumbre primitiva del pueblo hebreo de celebrar (cf. 8,14. 21s.; 13, 3. 33; 14,4. 28), que refleja muy
la cena pascual estando de pie (cf. Ex 12, 11), había bien la actitud de Jesús, el cual procede sin titubeos
prevalecido el aspecto de fiesta, como expresión por el camino al cual ha sido llamado por la palabra
de alegría por la liberación que se celebraba en esa de Dios ("como está escrito"). Cf. nota a 8, 31.
ocasión. Ay de aquel... no haber nacido: más que expresión
El que come conmigo: se puede ver aquí una de inventiva o de condena, es una comprobación
referencia al Sal 40,10, que sin embargo resalta más sufrida de una vida completamente arruinada al
claramente en el texto de Mt 26, 23; este salmo se arruinar a otros.
cita explícitamente en Jn 13,18. Como la expresión El Hijo del Hombre es entregado: ya hemos ano-
de Marcos no se encuentra en los textos paralelos, tado varias veces el significado del verbo "entregar"
y también en el texto de Marcos no es tan cierta, en relación con la pasión de Jesús (cf. sobre todo la
nace la duda de que tal vez sea el resultado de una nota a 14, 10).

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"El que come conmigo me entregará"


Es de noche. Es la última noche que Jesús vivirá. Con ella comienza el último día: el 6o
día, el día alfinaldel cual, con el grito de Jesús en la cruz, quedará completa la creación.
Como en las noches anteriores que el evangelio nos narra (1,32; 4, 35; 6,47), se trata de
un anticipo de esa noche que al día siguiente envolverá con una sombra el sol del mediodía
(15, 33) y dejará alfinalque aparezca la gloria de Dios (15, 39).

74. ANUNCIO DE LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 17-21 591


Entonces se producirá el cumplimiento de esa noche que cae sobre Jerusalén aban-
donada (11,11) y sobre el templo maldecido (11,19) -es el abandono y la maldición que el
cuerpo de Jesús llevará sobre sí en la noche de la tumba (15, 42), antes que aparezca el sol
definitivo (16, 2).
Esta noche es iluminada por la entrega de su cuerpo (w. 22-24), que revela la oscuridad
de quien no cree y lo traiciona.
En Jerusalén y en el templo, invadidos por el comercio, Jesús ya había sustituido la
ciudad y la casa (cf. w. 13.14), señal de toda ciudad y de toda casa donde Él, como Maestro,
está sentado en el centro de la mesa y forma, con sus discípulos que lo rodean, ese círculo
que es el reino de los cielos, donde juntos parten el pan.
En este círculo ya no domina la economía de vender-comprar, sino de ser-entregar (cf.
sección de los panes). Ya no reina la lógica de la posesión ni del egoísmo, ano la de la entrega
y del amor. Aquí Jesús repetirá ese gesto que, como en la multiplicación de los panes, dice
el significado pleno de su vida, que es un don que ofrece a todos. Jesús se "entregará"como
pan precisamente mientras será entregado y traicionado por los discípulos.
En efecto, no todos los discípulos han creído en Jesús pobre que se "entrega", como la
mujer de Betania (cf. v. 4): precisamente el que está sentado a la mesa con Él, es el gesto más
profundo de familiaridad (Sal 41,10; cf. 55,14s.), no le cree. Y el que no le cree mientras
se "entrega", lo "vende" y lo traiciona.
La traición de Judas es un misterio: el misterio de Cristo que es pobre porque se en-
trega, y que, por consiguiente, no puede ser aceptado por el nombre. Para aceptarlo es
necesario abandonar el pensamiento del hombre y sustituirlo con el pensamiento de Dios
(cf. 8, 33), convertirse de la posesión a la entrega (cf. 8, 35), pasar del egoísmo al amor. El
que no da este paso, permanece en la muerte (cf. ljn 3,14).
Judas está en la muerte y trae la muerte, porque sigue permaneciendo en sus criterios
humanos: no comprende la nueva economía del reino, la del ser-entregar, y permanece
encerrado en el de vender-comparar. Así, al vender a aquel que se entrega, le dará la
muerte, y se comprará el campo de la muerte (cf. Mt 27, 7). ¡El último resultado de toda
compraventa es ése, el precio de la sangre!
En la traición de Judas se resume el misterio de la ceguera del cristiano (¡es uno de los
suyos!) frente a Cristo. Se trata de un pecado sin camino de salida: es la misma falta de fe.
A diferencia de Pedro que representa al discípulo infiel, pero creyente, Judas no cree y no
acepta que Cristo liberador sea el que se entrega, y que, por consiguiente, tiene que hacer
la entrega de su vida (cf. 8, 31; 10, 33s). También Pedro en un primer momento reacciona
frente a esta propuesta, y quiere colocarse "delante" de Cristo; pero luego acoge como
"satánica" la propia reacción, y acepta colocarse "detrás" de Él (8, 32s.). También Pedro,
como todo discípulo, lo podrá negar, pero seguramente teniendo fe en Él: el espíritu está
pronto, pero la carne es débil (cf. v. 38) -y esta fragilidad hay que superarla con la oración.
Cuando uno lo descubre, y se siente perdido, siempre puede llorar como Pedro, y así puede
encontrar con los ojos purificados la mirada del Maestro que enciende en ellos la luz.
En cambio, Judas no ha captado la amonestación fundamental que Jesús da a sus
discípulos: "¡Quítate de mi vista, Satanás!" (8, 33). No se colocó detrás de Jesús; se ante-
puso a Él, y prefirió el pensamiento del hombre al pensamiento de Dios (cf. 8, 33b).
Por eso la traición que Judas llevará a cabo no es fruto de maldad sobrehumana: es lo
que normalmente, aun sin darse cuenta, comete todo cristiano que no acepta a Cristo en su

592 74. ANUNCIO DE LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 17-21


humildad. Todos están con Cristo hasta la última cena y se sientan a la mesa donde Él "parte
el pan", pero pocos siguen viviendo lo que Él significa. El hombre no tiene dificultades para
estar del lado de Dios, mientras parece que Él esté de su parte, confirmando sus aspiraciones
de gloria y de poder. Pero las cosas cambian cuando Dios comienza a cumplir sus promesas.
El hombre más bien es como Adán, que desea ser como Dios (Gn 3, 5), pero se aparta de
Dios cuando éste, al querer hacerlo realmente semejante a sí mismo, le indica el verdadero
camino, el de su promesa, para que la liberación de Dios pueda atravesar la verdad del
hombre, que es la negación de sus aspiraciones. ¡En efecto, aspira precisamente a lo que
no es! El que no es humilde, no está en la propia verdad; vive como fuera de sí, proyectado
totalmente en el humo de sus deseos; cuando Dios viene a visitarlo, nunca lo encuentra,
porque está siempre fuera de su casa. La humildad es la casa del hombre, hecha de tierra
(=humus, de donde deriva tanto "hombre" como "humilde"): Dios le fija una cita, y allí
en la tumba también Cristo lo encontrará definitivamente. Ese Dios que es vengador del
humilde y del oprimido, quiere rescatar al hombre también de la humildad extrema, la del
sepulcro, y de la opresión última, la de la muerte. ¡Pero el soberbio y el poderoso ignora estos
lugares de verdad, como el resultado de hacer saborear anticipadamente su sabor a los otros!
Es verdad que todo hombre es mortal: nace de la tierra y vuelve a la tierra, en una situación
de "humildad" real que necesita el rescate de Dios. Pero el soberbio y el poderoso viven
fuera de esta humildad, mientras el humilde y el débil, su víctima, en ella están como en su
casa. Por eso, sólo el humilde y el débil experimentan la liberación de Dios. Esta liberación
no puede venir en la soberbia y en el poder -causa de esclavitud- sino precisamente en la
humildad y en la debilidad. Por eso, Cristo es humilde y débil, y ningún soberbio y ningún
poderoso pueden reconocerlo ni aceptarlo.
Así como la mujer de Betania esfiguradel cristiano que acepta a Cristo tal como Él es,
así Judas es lafiguradel cristiano que no acepta la humildad de Cristo, y por consiguiente
lo traiciona.
Lo traiciona precisamente mientras Él se revela en la última cena como el don que se
ofrece a todos: Jesús se "entrega", él lo "vende". Así se muestra en qué consiste en realidad
la traición. El "entregarse" y el "vender", en efecto, se contraponen entre sí como el camino
concreto hacia la humildad y a la impotencia en la desposesión, y el camino hacia la sober-
bia y hacia el poder en la posesión que lleva a la muerte. A esta economía Jesús ha contra-
puesto la de la entrega y del amor, que lleva a la vida.
También el que está sentado a la mesa con Jesús, todo discípulo y amigo suyo, puede
siempre incurrir en el mismo peligro de Judas, incluso sin saberlo (cf. w. 18.20). Por
eso todos los discípulos se preguntan: "¿Acaso soy yo?" (v. 19). Es la pregunta de todo
discípulo, si no quiere traicionar, debe plantearse,
La respuesta es muy elemental: ¿estoy en la economía que es la del "don" como la mujer
de Betania o en la de "vender", como todos los discípulos (cf. v. 5 y 6,37)? El que no sigue a
Cristo que se entrega, lo vende inevitablemente. Pero " ¡ay de aquel hombre. Más le valdría
a ese hombre no haber nacido!" (v. 21). En efecto, perdió el don de la vida (cf. 8, 53a).
Como se ve, en la pasión de Jesús entra en escena, encarnándose en personas concretas,
lo que se ha expuesto a nivel de enseñanza a lo largo del evangelio: por una parte, la fide-
lidad a Dios y al hombre -que se manifiesta como amor que libera en la entrega que Jesús
hace de sí mismo a todos-, y por otra, el apego a sí mismo y a las cosas, que se manifiesta
como egoísmo en los diferentes personajes que "tienen", "poseen", "venden", traicionan,
oprimen y matan como Judas y como todos nosotros.

74. ANUNCIO DE LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 1 7-21 593


Se cumple al final la palabra con la cual Jesús ha indicado la actitud de fondo de la
existencia y de quien quiere seguirlo: "Quien quiera salvar su vida, la perderá: pero
quien pierda su vida por mí y por el evangelio, la salvará" (8, 35). Esta palabra ya divide
claramente el mundo. Por una parte Judas y quienes están con él, y por la otra, Jesús que lo
sigue al partir el pan (cf. el pasaje siguiente).

ACTUALIZACIÓN

El traidor de la fe: ¿acaso soy yo?


Los traidores de la fe son los cristianos incoherentes, débiles y pecadores; porque "el
que esté sin pecado, que arroje la primera piedra" (Jn 8, 7). Éstos, aun en su infidelidad,
siguen siendo siempre creyentes, cubiertos por la fidelidad de Cristo. Los traidores de la
fe son en cambio aquellos que se cierran a la fidelidad de Cristo y se sustraen en el don
de su gracia. Éstos no aceptan el camino de la cruz, del fracaso y del resultado negativo.
Rechazan el escándalo de la cruz y se sienten traicionados, desilusionados por Cristo en sus
esperanzas y aspiraciones. Están inmersos en la lógico del "mundo", la del intercambio que
pesa, calcula y entrega. Así se cierran al don y venden a aquel que se entrega.
Los traidores son autores y víctimas del "pecado del mundo", el pecado de la incredu-
lidad con respecto a Jesús y su obra. Este pecado no es tanto la incertidumbre o la
incoherencia de nuestra poca fe en Jesús, sino más bien la certeza y la coherencia contra
Él y contra sus criterios. Pedro y Judas son como la cifra de las dos posiciones y ambos
son discípulos y apóstoles. El problema determinante para todo cristiano es descubrir
en qué actitud está frente a Jesús: ¿como Pedro o como Judas? Este pasaje nos ayuda a
aclarar este aspecto fundamental. Ante todo Jesús dice: "Uno de ustedes me entregará" (v.
18). Con esto queda claro que la traición, "el pecado del mundo", no es sólo del mundo,
es decir, de los no cristianos y de los "otros", sino que está en el interior de los mismos
creyentes: el "mundo" no está fuera de nosotros, sino entre nosotros y tal vez también
dentro de nosotros. Con esta afirmación Jesús quiere revelar el pecado que está dentro de la
comunidad. Con esta palabra "uno de ustedes me entregará" Jesús ilumina la comunidad
acerca de su pecado y de su culpa y la lleva a reconocerlos en su perdón definitivo, el de
la nueva alianza que inmediatamente después establecerá en su cuerpo y en su sangre. Sin
el reconocimiento del pecado no hay perdón. La comunidad que no se reconoce pecadora,
rechaza la gracia.
Por eso los discípulos, al oír la palabra de Jesús, se preguntan todos: "¿Acaso soy yo?" (y.
19). Todos se sienten cuestionados y también involucrados. Parece que para Marcos no sea
tan importante identificar "al" traidor. La situación se deja intencionalmente en suspenso,
para que cada uno se interrogue. Lo importante no es descubrir al traidor, descargar sobre sus
hombros el peso de la traición y exorcizar sobre su cabeza todos los males para sentirse luego
tranquilos. Para Marcos no se trata tanto de saber "quién es" (cf. Jn 13, 23-26), sino más
bien de saber que cada uno es capaz de ser el traidor. En efecto, no fue sacrificado sólo por
los adversarios: fue muerto por todos y para todos. Con lafigurade Judas, "uno de nosotros,
tal vez yo", todos somos interrogados. Judas somos todos nosotros cuando, al no aceptar a
Cristo, no queremos reconocer nuestro pecado y rechazamos su perdón. Judas es nuestro
hermano, por que él es como nosotros y nosotros como él: tenemos la misma carne y la misma
sangre. Ser sus hermanos implica el hecho de obrar como él, pero también la posibilidad de
obrar de otro modo, reconociendo nuestro pecado y en él el perdón de Cristo.

594 74. ANUNCIO DE LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 1 7-21


Jesús insiste: "Uno de los doce me entregará" (v. 20). Los doce son los apóstoles, las
columnas de la Iglesia, los doce patriarcas, las cabezas del nuevo pueblo. Esto indica
que la traición no es un episodio marginal que sucedió por casualidad en la Iglesia. El
pecado del mundo, que Cristo quiere revelar para perdonarlo, está al interior de la misma
estructura básica de la comunidad. Somos estructuralmente pecadores, no sólo como
individuos, y necesitamos el perdón de Cristo. La comunidad, aunque es santa por su
sangre, necesita siempre del perdón. Es justa solamente en la medida en que se reconoce
pecadora y envuelta en el perdón de Cristo.
Si esta es la situación, los discípulos no deben nunca acusarse unos a otros. En cambió,
deben ayudarse, interrogándose frente a Cristo, para descubrir el propio pecado y el con-
suelo de su perdón. No debemos nunca condenar a nadie por su traición, mientras cree
en la misericordia de Cristo. Cuando ya no cree en ella, no debemos condenarlo, sino
compadecerlo, como Cristo lo hace con Judas (v. 21). De todos modos, no debemos nunca
juzgarlo. No sólo porque quien juzga puede equivocarse, sino sobre todo porque quien
juzga usurpa el mismo poder de Dios (cf. Mt 13, 24ss.).

APLICACIÓN A LA VIDA

"El que esté sin pecado..."


El periódico está sobre la mesa.
La página política a veces es complicada y enigmática hasta el punto de atraer la
atención solamente de los aficionados. En cambio, la crónica es muy abundante y rica en
detalles en la lista de hurtos, rapiñas, secuestros, desórdenes, violencias; injusticias.
Excluido el desinterés, son dos actitudes que podemos tener en ese caso: o la indignación,
el desánimo, el furor, o bien un malestar sutil propio de quien tiene la "sospecha de estar
involucrado".
¡Estar involucrado, precisamente!
Pedro una vez habló de Judas, el traidor, cómo había terminado, cómo era necesario
sustituirlo, etc. (todos los detalles de la crónica, Hch 1, 16ss.). Los otros escuchaban y
aprobaban.
.. .Ahora alguien hace notar que el discurso no es muy tranquilo: pesa la sospecha de que
el haber identificado de un modo inequívoco al más culpable entre ellos no sea suficiente
para exorcizar la propia capacidad de renegar y de traicionar...
¿No se dice, en efecto, en otra parte que "no había entendido el hecho de los panes"?
Pues bien, tal vez realmente la tarde en la cual incluso habían compartido el pan que había
sido partido, antes de abandonar a Jesús habían abandonado a Judas. Nadie lo había
detenido en su propósito de llevar a cabo el gesto fatal.
Y eso quedaba dentro de ellos, sin resolver.
En el silencio y en la oscuridad, con disfraces, es fácil que se cometan desaciertos y
traiciones. Así alguien viene al descubierto, y tal vez se trata del más débil de la cadena. Y
es el chivo expiatorio, que es llevado al desacierto, marginado, para que se lleve toda esa
maldad que sabemos muy bien que habita en nosotros. Qué alegría cuando se le ven las
luces traseras. Es como cuando vemos que avanza el vehículo de la basura urbana: la casa
nos resulta inmediatamente más limpia.

74. ANUNCIO DE LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 17-21 595


No es tanto una especie de defensa del acusado de turno lo que se requiere, come
si tomáramos precausiones en la eventualidad de que nos tocará a nosotros. Aquí más
bien es necesaria una implicación maciza y personal de todos nosotros: todos estamos
comprometidos.
A este propósito tenía algo extremadamente verdadero la moral del Antiguo Testamento
cuando consideraba culpable de lo que un individuo había cometido a toda la familia o a
la misma tribu.
Existe una solidaridad que nosotros hoy estamos redescubriendo con terror.
Existe una capacidad para cometer el mal que supera toda previsión y toda aprecia-
ción.
Es necesario sentirse involucrados.
El que apunta el dedo se incluye.
Y el que no se declara enfermo no es sanado.
Pero al lado de la solidaridad que se ha redescubierto, al lado de la intuición de la
inmensidad del frente del mal, fácilmente se proyecta una nueva capacidad de fuga y de
sustracción: la acusación al sistema, constante y liberadora. Es un "sistema" que luego se
identifica fácilmente con los otros.
¿Está de moda la evasión, la conciencia fácil y la fatalidad?
¿O es una nueva visión de la traición?
Entonces, en este tema, sin volver a caer en la sola intimidad de la persona como fuente
exclusiva de lo malo que hay en el mundo, -sería una marchajiacia atrás insensata y contra
la verdad, se rebajaría todo análisis a indeferentismo y bruma- se debe llevar seriamente el
peso de la propia responsabilidad, sin realizar la huida y el abandono del pobre Cristo, del
hombre, con la traición y el perjurio.
En síntesis: tal vez sería necesario dar ejemplos del modo como eso se ha de realizar en
las relaciones con las naciones, entre los grupos: o bien, a niveles personales en los distintos
ámbitos, "en nuestro pequeño ámbito": cómo se sabe descargar, o se sufre perfectamente
por la ceguera, la sordera, las amnesias, con infinitas variantes acerca del tema.
Una añadidura provocadora tal vez, pero no inútil, puede hacerse, con el presupuesto
de la inteligencia y de la agudeza de Judas: es el que olfatea acertadamente, tiene buen
olfato y un análisis correcto.
La provocación es: "La inteligencia no puede caminar sola".
Con todo el respeto por quienes tienen ingerencias indebidas, atentados o tumores
inmorales: la inteligencia por sí sola es muy necia; y como exige y pretende la independencia
y la libertad, así se deja engañar, es sometida o se esclaviza por sí misma: no ha habido opción
ni experiencia aberrante que no haya tenido el tributo de la flor y nata de las inteligencias.
Los denominados intelectuales saben muy bien que al respecto tienen mucho que callar:
mucha parte de la historia, así como de la crónica -para entendernos: la de las injusticias,
de las guerras, de las prevaricaciones, de los sufrimientos más agudos e inhumanos- es
historia y crónica también de las traiciones de la inteligencia.
Con la advertencia de que se actúa siempre con motivaciones explícitas, declaradas
o bien ocultas y no indagadas, es necesario estar disponibles para los criterios o para una
lógica que son desconcertantes con respecto a los habituales y a los que se dan por des-
contados.

596 74. ANUNCIO DE LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 1 7-21


REFLEXIÓN DE FE

Una alianza extraña


Además, estamos obligados a reflexionar sobre la importancia humana frente al
evangelio. La incapacidad humana de salvación viene a ser apremiante en el relato del
discípulo, uno de los doce, traidor precisamente mientras come con el Señor y con El
introduce la mano en el plato.
La pasión y la muerte de Jesús están inmersas en esa lógica: es que toda la Biblia se ha
hecho realidad.
En la fórmula paulina, que se retoma en el momento de la consagración eucarística,
se narra que Jesús tomó el pan y el vino "la noche que fue entregado" (ICO 11, 23). La
conexión entre el sacrificio y la traición lleva a cabo un elemento fundamental e inalienable
de la historia de la salvación: la alianza de Dios con los hombres no es en absoluto la misma
cosa que la alianza del hombre con Dios (cf. Ex 16, 60; Os 2,16). Esa diversidad dramática
asume en la Biblia el misterio de la trascendencia divina (cf. Os 11, 9). Entre la orilla de la
fidelidad de Dios, señal de su gloria luminosa, y la orilla de nuestra tradición y de nuestra
infidelidad, señal de nuestra nulidad, corre elríode la historia sagrada.

74. ANUNCIO DE LA TRAICIÓN DE JUDAS: Me 14, 17-21 597


75. INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA
(Me 14, 22-25; cf. Mt 26, 26-29; Le 22,
14-20; l C o l l , 23-26)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

En la primera parte del capítulo 14 se alternan con regularidad episodios dramáticos,


cargados de una hostilidad terrible contra Jesús -cf. la decisión de hacerlo morir (complot y
traición), la indignación y la incomprensión de los discípulos, la negación de Pedro-y episodios
de afecto y de fiesta, centrados en Jesús y densos de un grandísimo significado teológico -la
unción en Betania y los preparativos del banquete pascual.
En este pasaje de profunda intimidad, que marca el culmen de la sección, Jesús revela el
significado prodigioso de esa última cena que está comiendo con sus discípulos.
Estamos frente a uno de los textos más antiguos de los evangelios, que se formó en las reuniones
para la celebración eucarística de las primeras comunidades: resulta evidente el origen palestino y
la naturaleza litúrgica del relato cuando observamos su contenido y su estilo.
Al confrontar el comienzo del v. 22 y del v. 18 -dos veces se repite la misma expresión-,
deducimos que este trozo forma parte de otro contexto y luego fue incluido aquí por su valor
teológico.
Como en todo el evangelio, pero aquí con una fuerza muy particular, la intención de Mar-
cos no es la de describir un momento de la última cena, sino de testimoniar la fe de los primeros
creyentes en Cristo muerto y resucitado, celebrando en la eucaristía, que viene a ser fuente de
nueva vida bajo los signos sacramentales del pan y del vino.
La experiencia de la eucaristía es de una importancia fundamental en la profesión de fe de
las comunidades de los orígenes, como resulta en los textos paralelos de Mateo y Lucas y de la
primera carta de Pablo a los Corintios.
Se deduce también del contenido teológico de la extensa "sección de los panes" (cf. el comen-
tario a 6, 66-8, 30, y especialmente a 6, 32-44 y a 8, 1-10, donde ya hemos puesto en eviden-
cia varias conexiones con este trozo de la eucaristía).
Marcos, Lucas y 1 Corintios documentan tres tradiciones originales de gran valor. El relato
de Mateo es una versión ampliada del texto de Marcos. El texto de Le 22 se remonta a otra
fuente, que daba más bien un relato amplio que abarca también los w. 24-30, además de los
vv. 15-18; mientras los vv. 19-20 resulta que son una composición sucesiva modelada sobre los
textos paralelos de Marcos y 1 Corintios. Notamos en Le 22, 24-27 el significado profundo de
la inserción en un contexto eucarístico de la instrucción de Jesús acerca del servicio fraterno,
que Marcos coloca después del tercer anuncio de la pasión. En este sentido Lucas se acerca al
evangelio de Juan (cf. 13, 1-17 y el pensamiento teológico subyacente a los ce. 14-16), dondeno
se habla de la institución de la eucaristía, sino que se presentan sus exigencias y sus frutos.
San Pablo en lCo 11, 23-26 nos lleva a una tercera tradición originaria, que muy
probablemente es la más antigua entre todas.

598 75. INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA: Me 14, 22-25


Muy semejante es la estructura de los textos de Marcos y de Corintios que reflejan un uso
litúrgicamente ya afirmado: a cada uno de los dos gestos realizadosporJesús, antes sobre elpany
luego sobre el cáliz -que corresponden a los gestos tradicionales de bendición que realizan al comi
zo y al final del banquete pascual hebreo-, sigue una frase interpretativa pronunciada por Jesús
respectivamente sobre el pan y sobre el cáliz con el fin de proclamar el significado de ese rito.
Aún más simétrico y casi estandarizado es el gesto de 1 Corintios en las dos partes del pan
y del cáliz, en el aspecto de la fraseología.
El texto de Marcos manifiesta una simetría más clara en el aspecto de las palabras funda-
mentales: a "cuerpo" corresponde "sangre", mientras 1 Corintios hace corresponder "mi cuer-
po" a "la nueva alianza en mi sangre".
Notamos otra diferencia significativa entre el documento de 1 Corintios y el de Marcos: mien-
tras en aquél se supone que Jesús haya distribuido su cuerpo durante la cena y el cáliz sólo al fina
en éste aparece que tanto el rito del pan como el del vino se cumplió después de la comida.
De este indicio deducimos que el texto de 1 Corintios refleja el uso más antiguo y presumible-
mente seguido por el mismo Jesús en la última cena de acuerdo con el rito hebreo; en cambio, en
Marcos entrevemos la praxis que se instauró más tarde, según la cual la eucaristía se celebraba
después, a causa de los abusos que se verificaban durante la comida.
De todos modos en ambos textos la eucaristía es presentada en conexión estrecha con la comi-
da que se tomaba en común.
Por consiguiente, como resulta evidente en todas estas observaciones, el pasaje de la institu-
ción de la eucaristía hunde sus raíces en la historia del pueblo hebreo que culmina en la historia
de Jesús y en la historia de las primeras comunidades cristianas, que es también nuestra
historia: en la cena del Señor celebramos con alegría la realización definitiva de la alianza
entre Dios y su pueblo (vv. 22a. 23b. 24; cf.lCo 11, 23-25; Le 22, 15), Ja prefiguración de la
unión perfecta entre Dios y los hombres que será realidad en el cumplimiento pleno de su reino
(v. 25; cf. Le 22, 15-18. 25-30; lColl, 26; 16, 22s.), y la muerte de Jesús que nos ha hecho
posible abrimos a estos nuevos horizontes de vida para el tiempo actual y para la eternidad (v.
24; cf.Lc22, 27b; lColl, 23b 24).

22 Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo:


"Tomen, éste es mi cuerpo".
23 Tomó luego el cáliz y, dadas las gracias, se lo dio, y bebieron todos de él.
24 Y les dijo: "Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos.
25 Yo les aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo
beba nuevo en el Reino de Dios".

v. 22: mientras estaban comiendo: el verbo Marcos incluye uno que no pertenecía a la fuen-
griego es idéntico, incluso en la forma, al que se te en la que se basó para el relato de la pasión.
encuentra en el v. 18a (cf. la nota correspondiente); Tomó pan: en estos gestos podemos entrever
se retoma por consiguiente desde el principio la residuos del antiguo rito según el cual se comía la
presentación de la cena de Jesús, como si aún no cena pascual hebrea, que Marcos presenta como
\hubiera hablado de ella. contexto en el cual Jesús celebró la última cena.
Como ya lo hemos señalado en la presentación, Ante todo se servía el primer cáliz de vino con
la práctica de la eucaristía que comenzó inmediata- una proclamación de alabanza y acción de gracias
mente después de la Pascua en las comunidades a Dios; como entrada se comía ensalada y hierbas
cristianas (cf. Hch 2,42-46), determinó la formación aromáticas con pan sin levadura.
de relatos de la última cena del Señor para el uso Seguía un segundo cáliz acompañado de ex-
litúrgico. plicaciones sobre la diferencia entre esta cena y la

75. INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA: Me 14, 22-25 599


comida normal. Luego se cantaba el "Hallel", es siglos estaban convencidos de que Jesús resucitad"
decir, la serie de los salmos 113-118. está presente y obra realmente y se encuent:
Luego venía la parte central de la comida que con la comunidad, cuando ésta recibe el pan y e.
se iniciaba con la fracción del pan, acompañada cáliz de la eucaristía. No les interesaba teorizar
de una fórmula de alabanzas ("pronunciada la sobre aquello en lo que se convertía ese pan: si"
bendición"). En seguida se servía el tercer cáliz con plantearse preguntas ociosas comprendían qu
la oración de acción de gracias por la comida; en fin, en el contexto de la eucaristía, por voluntad c
había un cuarto cáliz con la conclusión del "Hallel". Señor ese pan recibe un nuevo significado y valor
En el pasaje paralelo de Lucas se conserva el recuerdo viene a ser instrumento de salvación: es decir, era
de dos cálices que se servían: es una confirmación ulterior reconocido como "sacramento".
de que, según los sinópticos, Jesús comió la última cena En el texto de Marcos, y por consiguiente también
en el contexto ritual del banquete pascual hebreo. en el de Mateo, están ausentes las palabras "Hagan
Los bendijo: lo hacía con una oración de acción esto en memoria mía" (cf. lCo 11, 24s.; Le 22, 19b):
de gracias al Señor, según la costumbre judia (cf. se considera que son una inserción posterior (quizás
también en 6, 41). por obra del mismo Pablo) para hacer explícita una
Le 22, 19 y Co 11, 24 (como en 8, 6) usa otro indicación, que en los primeros tiempos se daba por
verbo ("después de haber dado gracias"), que expresa descontada, acerca de la necesidad de celebrar la
la misma idea según el modelo griego. eucaristía, o bien, como proponen otros, significan
se los dio: a diferencia de lo que leemos en 6, 41 la invocación de la comunidad a Dios -"¡Pueda Dios
y 8, 6; aquí es el mismo Jesús quien distribuye el pan acordarse de mí!", según frases análogas del Antiguo
a los presentes. Testamento- para que siga desarrollando su obra en
Este es mi cuerpo: Jesús explica el significado del el mundo y al final se manifieste su reino.
pan que estaba distribuyendo.
v. 23: tomó luego el cáliz: queda abierta la cues-
Estas palabras se encuentran en todos los cuatro
tión si esta era la tercera copa de vino (la "copa
relatos de los que hemos hablado en la presentación:
de la bendición") que se bebía en el banquete pas-
la forma más concisa se lee en Marcos y Mateo; 1 Co
cual: la respuesta depende de la cuestión histórica-
11, 24 específica "por ustedes" y Le 22, 19 agrega
mente insoluble, si Jesús había celebrado su pascua
"que es entregado por ustedes", paralelamente a
exactamente se^ún el rito hebreo (cf. comentario a
lo que encontramos también en Marcos en la frase
l o s w . 12-16).
pronunciada sobre el cáliz (v. 24). En orden a una
correlación más precisa con la palabra "sangre" del Dadas ¡as gracias: aquí tenemos el verbo según
v. 24 aquí se esperaría el término "carne" en lugar el modelo griego (como en 8, 6), que es diferente
de "cuerpo" (al menos conforme al texto griego; del v. 22.
no sabemos qué palabra usó Jesús en arameo). v. 24: mi sangre de la alianza: sólo con el ofreci-
Pero notamos que "cuerpo" (entendido en sentido miento total de Jesús en la cruz se establece la nue-
hebreo: la persona en su capacidad de comunicar va alianza entre Dios y la comunidad -prometida
al exterior) quiere expresar la idea de que Jesús se por Jeremías 31, 31-34- y los creyentes son hechos
entrega en sacrificio a favor de los hombres, como partícipes de su vida (la sangre es la vida de la víc-
lo especificaban las añadiduras indicadas arriba. tima), que está simbolizada en la copa de vino (cf. Ex
24, 8-11; Hb 9,15-22).
Esto resalta en forma aún más evidente, si
consideramos en el texto de Mt 26, 26 donde leemos: Ya en la literatura judía se había establecido un
"Tomen y coman". El comer la víctima ofrecida nexo entre esta sangre de la alianza y la sangre del
es una práctica que se encuentra en casi todas la cordero pascual y de la circuncisión.
religiones antiguas: de ese modo el creyente se apro - La frase paralela de 1 Corintios suena un poco
pia los beneficios de salvación conexos con el sacri- diferente en la forma, pero idéntica en el contenido;
ficio que se ha ofrecido a la divinidad. la alianza es llamada "nueva", como recuerdo de ]r
Al comer la cena del Señor los discípulos po- 31, 31, término que luego se introdujo también en
dían hacer la experiencia del valor salvífico de su algunos manuscritos menores del texto de Marcos.
entrega hasta la muerte en la cruz. Es derramada por muchos: aún más que la pala-
Se ha discutido muchísimo acerca del valor del bra "cuerpo" en la frase pronunciada sobre el pan,
verbo que encontramos en el texto griego ("es" -en esta expresión proclamada sobre el cáliz subraya
efecto, en arameo no se expresa ningún verbo en una fuertemente la idea del ofrecimiento sacrificial de
frase de este género). Jesús por la vida de los hombres. La añadidura de Mt
26, 28 ("para perdón de los pecados") establece una
Pero esta cuestión, que se suscitó sobre todo en
conexión estrecha entre la nueva alianza y el perdón
la polémica entre los católicos y los protestantes, es
(cf./r 31, 31-34).
ajena a estos textos: los cristianos de los primeros

600 75. INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA: Me 14, 22-25


De estas palabras resulta clara la conciencia En Le 22, 18 este dicho se expresa en forma un
que Jesús tenía de que se entregaba a la muerte para poco más concisa al final del gesto realizado sobre
hacer que el hombre viviera o de ser condenado el cáliz -en la fuente original de Lucas faltaban las
a muerte para rescatar al hombre -lo cual en el palabras interpretativas sobre el cáliz y faltaba toda
lenguaje teológico se suele indicar como la función referencia al pan-; pero al comienzo de la narración
vicaria de la muerte de Jesús. de la cena según Lucas, se tiene otro dicho análogo
El uso de "muchos" para significar "todos" (en con referencia precisa al banquete pascual (cf. 22,
contraste con "uno", para expresar así la multitud 16). La misma perspectiva escatológica de la cena
de la eficacia de este sacrificio) es semita. del Señor aparece también en las últimas palabras
v. 25: Es un dicho de carácter escatológico expre- de lCo 11, 26.
sado con ideas y palabras típicamente semitas y que En todos estos antiguos textos de la última cena,
se encuentra en todos los relatos de los sinópticos. por consiguiente, se afirma la relación entre la euca-
En Marcos y Mt 26, 29 va unido a las palabras ristía y la perspectiva escatológica, como esperanza
sobre el cáliz, pero sin un vínculo preciso -tal vez de disfrutar de la comunión y de la alegría plena del
es el residuo de un relato independiente-: la versión banquete final, del cual la eucaristía es anticipo.
de Mateo presenta alguna simplificación sencilla Este pensamiento está arraigado en la larga tradi-
con respecto al texto de Marcos, en particular el ción veterotestamentaria sobre el banquete mesiá-
preanuncio de que los discípulos estarán con Él nico (cf. Is 25, 6ss.; 55, ls.; y notas a 2, 15. 19; 6,
para beber el vino nuevo ("con ustedes"). 41).

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Tomen, éste es mi cuerpo,


esta es mi sangre que se derrama por muchos"
Este pasaje, que narra la última cena, quiere proponerle a la comunidad cristiana el
significado profundo de la eucaristía que ella celebra en el recuerdo de Cristo.
El relato está enmarcado por el anuncio de la traición y por el anuncio de la negación,
para mostrar que Cristo se entrega realmente a una comunidad que está siempre abierta a
la traición y a la infidelidad.
En esta cena no se nombra el cordero pascual, porque el Cordero sacrificado es el mismo
Jesús que da su vida por todos (v. 24; cf. 10, 45). Por esta identificación se comprende
plenamente el alcance de la pasión de Jesús, que es la verdadera Pascua, inmolada en la cruz.
La celebración eucarística, que aquí se instituye, es su memorial. En él la comunidad
recuerda esa liberación de la cual la primera pascua fue el signo y el exordio. Su celebración
no consiste ya en un sacrificio sustitutivo de cabritos o corderos, sino que es entregarse por
amor, como lo hizo el mismo Jesús en la cruz. Esto lo subraya muy bien Juan, quien, en
lugar de describir la institución eucarística, la explica ampliamente en 5 capítulos (ce. 13-17),
ilustrando el mandamiento de la nueva alianza: "Ámense los unos a los otros como yo los he
amado" (Jn 13, 34). En el amor fraterno (cf. la sección de los panes), nosotros celebramos y
vivimos realmente lo que proclamamos en la eucaristía: su amorfilialhasta la muerte en la
cruz, en la espera de su venida (1 Co 11, 26). En efecto, la liberación que Jesús trae -que es
presentada en el pasaje del capítulo 6 al capítulo 8 bajo el signo concreto del pan- se realiza
precisamente en la nueva economía del "don", expresión del amor que llega a su ápice con
la entrega de sí mismo en la muerte (cf. Jn 15,13). Es una economía totalmente opuesta a la
de la "posesión", expresión del egoísmo que llega a traicionar y a vender al amigo. En este
don se revela plenamente el rostro de Dios que es amor (ljn 4, 8), y que Jesús puede llamar
plenamente con el nombre de Abbá (= papá, v. 36), porque ama a los hermanos hasta darles
la propia vida.

75. INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA: Me 14, 22-25 601


En él puede y debe hacer lo mismo todo discípulo, que tiene su mismo espíritu (cf. Ga
4,6;Rm8,15).
Al igual que todo cristiano que celebra verdaderamente la eucaristía, haciendo lo que
ella expresa, así Jesús fue el primero en hacer objeto de su entrega su cuerpo y su sangre,
es decir, toda su persona en su realidad. El pan partido en la comunidad y el vino vertido
y bebido en la comunidad son su signo, e ilustran el significado de toda su vida y de su
muerte.
Lo que Jesús hizo viene a ser el imperativo fundamental de la vida del cristiano. Por
eso dice: "Tomen" (v. 22). El discípulo debe asociarse a su cuerpo que se entrega, es decir,
formar parte de ese cuerpo glorioso que ha sido fuente de bendición hasta la muerte en la
cruz, donde traerá sobre sí toda la maldición del mundo (/ni, 29). Con esta palabra "Tomen"
los discípulos son constituidos como tales, incorporados en el destino de su Maestro.
Ahora su cuerpo es ofrecido: quien lo acoge como un don y lo convierte en la propia
vida, entregándose por su parte él mismo, vive. Quien no lo acepta como un don y no se
entrega, y sigue viviendo de sí mismo y de sus propios criterios de egoísmo, lo traiciona,
como Judas: no sabe discernir el cuerpo de Cristo (iCo 11, 29) y permanece en su muerte
(8,34s.;cf.lColl,30).
Sólo en Cristo nos es posible este amor total.
En efecto, la participación en el banquete que Cristo prepara nos pone en comunión
con Dios, el Padre que nos llama en comunidad a su mesa. Esta mesa común permite que
nosotros vivamos en comunión unos con otros, como hermanos que viven del pan que el
Padre nos entrega.
En las reuniones de las primeras comunidades, inmediatamente después de la fracción
del pan, seguía la comida común, como una manera de compartir realmente como hermanos
los bienes: el signo cedía el puesto a la realidad, así como el cordero cede el puesto a Cristo.
Esto luego fue abolido por los abusos que se describen en ] Co 11, con el grave peligro de
que la realidad del compartir se redujera a un simple rito. Sólo después de esa comida se
bebía juntos del mismo cáliz, que indica el espíritu nuevo que circula entre los discípulos,
"el espíritu de la nueva alianza" (v. 24); así se forma el nuevo pueblo de hermanos que han
encontradofinalmenteen el Padre que ama la fuente de su fraternidad. Como el "tomar" el
cuerpo del Señor es asociarse a Él en la entrega de sí mismo, asi también "beber" su sangre
tiene un significado profundo. Ningún hombre, para los hebreos, podía beber la sangre,
porque la sangre es la vida (cf. Lv 17,10-14), y la vida le pertenece sólo a Dios. Ahora bien,
al beber la sangre, el hombre mortal bebe la vida, y se sacia de ella como Dios; pero aún
más, al beber la sangre de Cristo Hijo de Dios, el hombre se sacia de la misma vida de Dios:
Dios se entrega totalmente al hombre, comunicándole su vida en la plenitud del amor y de
la alegría. Esta es la nueva alianza, que forma el nuevo pueblo libre, heredero de la verdadera
tierra prometida y del verdadero "descanso", que es el mismo Dios en el hombre, como su
rostro que antes estaba oculto e imposible, y ahora es revelado y realizado en Jesús.
La raíz y la revelación de esta realidad nueva es y seguirá siendo siempre la muerte de
Jesús que vivió y manifestó el amor del Padre en su cuerpo que se entrega y en su sangre
que se derrama por todos. Todo esto es realmente inseparable de la cruz de Jesús, como se
manifiesta claramente por el hecho de que el cuerpo es "ofrecido" y la sangre "derramada"
y es el signo del sacrificio y de la muerte, y por el hecho de que el cuerpo y la sangre se
nombran por separado, como para indicar la separación cruenta de la muerte.

602 75. INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA: Me 14, 22-25


En efecto, es en la cruz donde se ve cuánto y cómo Dios nos amó, y se nos revela como
el Dios de los vivos, que es entrega de sí mismo y amorfielhasta la muerte.
Juan tiene precisamente en la mente la cruz de Jesús cuando, destilando el jugo de
toda revelación del Antiguo y del Nuevo Testamente escribe: "Dios es amor. Y en esto
se manifiesta el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único
para que vivamos por medio de Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos
amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros
pecados" (ljn 4, 8-10).
El amor consiste precisamente en la entrega del Hijo, y lo conocemos sólo por la cruz:
"En esto hemos conocido lo que es amor: en que Él dio su vida por nosotros", sigue
diciendo Juan; y deduce su consecuencia lógica: "También nosotros debemos dar la vida
por los hermanos", porque "si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos
amarnos unos a otros" (ljn 3,16; 4,11).
Todo discípulo, al celebrar la eucaristía, debe asociarse con su propia vida a lo que Jesús
realizó en la cruz. Este es el único sacrificio cultual agradable a Dios, y al mismo tiempo
es toda la ley (cf. 12, 31 -34). Y como la ley antigua era el signo de la presencia de Dios en
medio de su pueblo, así ahora el amor es su presencia real y total (cf. comentario a 6, 45-
52), porque Dios es amor: y quien permanece en el amor, permanece en Dios y Dios en
él"(IJn4,16).
La entrega que Jesús dentro de poco hará de sí mismo en la cruz espera todavía su
cumplimiento: Él bebe el cáliz de su muerte, en espera de beber el "vino nuevo" de la vid
en el reino (v. 25). Así cada discípulo que celebra realmente la eucaristía bebe su mismo
cáliz (cf. 10, 38), "participando en su mismo ayuno" (cf. 2, 20; 9, 29) -es decir, se asocia
en la muerte en la espera de su venida. Cuando Él venga, entonces la alegría será completa:
finalmente "levantaremos la cabeza" (Le 21, 28) y se revelará lo que somos nosotros (cf.
ljn 3, ls.): Cristo y su reino aparecerá en toda su gloria.
Entonces beberemos juntos de la vid nueva del reino de Dios, que aquí ya fue plantada,
y habrá para ella "cielos nuevos y tierra nueva" (ls 65,17; Ap 21,1); transfigurados por el
amor que nunca se acabará (iCo 13, 8ss.). Porque el amor es Dios (cf. ljn 4, 8).

ACTUALIZACIÓN

La eucaristía: un compendio del evangelio


El amor, casi la pasión, por la eucaristía hoy es vivísimo en todos los cristianos. Ella está
con la Biblia en el centro de su vida: al mismo tiempo como culmen y fuente los acompaña
en su camino, así como el arca y la nube de fuego seguían a los hebreos en el desierto. Es una
buena señal, porque la eucaristía es el misterio de la fe, de la esperanza y del amor. Aunque
ella representa una experiencia única, tiene muchos significados. Tratamos de significar lo
que es el relato sucinto y esquemático que Marcos contiene.
Ella, como lo indica la misma palabra, es ante todo acción de gracias por las grandes
obras, que Dios ha realizado y realiza en la historia y en nosotros. Y agradecer quiere decir
reconocer los dones de Dios y a Dios mismo como don.
La eucaristía además es un banquete, una cena y un convite comunitarios, que la
misericordia de Dios ha servido para alimentar a su pueblo. Es el pan, que da vigor en el
camino de la historia: Elias, después de haberlo comido, caminó vigoroso durante cuarenta
días y cuarenta noches hasta el monte santo de Dios (IR 19,1 -8).

75. INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA: Me 14, 22-25 603


La eucaristía además es el memorial de la muerte y de la resurrección de Jesús. Pero
no se trata del recuerdo entendido como conmemoración, sino de hacer presente y actual
el evento salvífico. El pan partido es "el cuerpo" (es decir, toda la esperanza) de Jesús
que se entrega, su muerte y glorificación que allí ya está contenida. Él revela también el
significado profundo de la vida y de la muerte de Jesús: entregarse hasta el final y servir
hasta la muerte por la salvación del mundo. Bajo los signo del pan que se da y del vino que
se ofrece, Jesús entrega su persona y su vida.
La eucaristía es también el sacrificio en el cual Jesús se ofrece realmente; es la sangre
derramada en virtud de la cualla alianza entre Dios y ios hombres queda establecida defini -
tivamente. La palabra "sangre" es importante para comprender toda la obra de Jesús.
Hace alusión a la sangre de la alianza del Sinaí: allí la víctima expiatoria fue ofrecida a
Dios mientras la sangre que ya pertenecía a Dios se usó para se rociada sobre el pueblo. La
sangre, es decir la vida, es un don de Dios al pueblo: una sangre única e idéntica, es decir el
Espíritu, circula entre Dios y su pueblo. Se podría hablar de sangre y consaguinidad. Así
también la sangre de Jesús derramada no es tanto un don ofrecido a Dios, sino más bien un
don de Dios a nosotros. La sangre de Dios, es decir su fuerza vital, es nuestra sangre: es la
alianza del corazón (Jr 31, 31-34), délos "muchos" (Is 53,11-12) en su sangre.
La eucaristía es la prefiguración del eterno banquete nupcial, en el cual se festejará
la llegada definitiva del reino de Dios, es decir, la comunión total con Dios y entre los
hombres. El vino de la sangre derramada recuerda y promete el vino de vida del banquete
mesiánico.
Todos estamos invitados a "tomar" y a "comer y beber": es el llamamiento a asociarse,
a tomar parte y a entrar físicamente en contacto con el sacrificio de Jesús para vivir su
liberación y para participar de las bendiciones de su pacto. Sólo de este modo la nueva vida,
implantada en medio de los hombres, llega a ser activa y eficaz. Se realiza la experiencia de
la fuente de la vida y somos modelados por Dios, para ser capaces de entregar la vida como
El. El indicativo de Jesús viene a ser el imperativo del discípulo que es hecho partícipe de
sudón: "Hagan como yo lo he hecho, entregúense porque yo me he entregado". Portanto,
la eucaristía es el banquete, que fusiona y hace posible ser pueblo, hace la fraternidad
y la comunidad. Ella es el signo y el principio de la solidaridad, de la participación y de la
realización de la participación. Por eso nos reunimos todos juntos.

APLICACIÓN A LA VIDA

Lo que uno come


Dejando de lado la injusta calificación y simplificación, que es reductiva frente a una
serie enorme de problemas humanos, ¿podrá un alimento calificar a un pueblo? ¿Una
persona será lo que come?
En ese caso se debería deducir que nosotros hemos comido y bebido muy poco el
cuerpo y la sangre de Jesucristo. Solamente en los catecismos, en los tomos voluminosos de
la teología o en las discusiones furiosas, hemos afirmado que "verdaderamente la eucaristía
es el cuerpo y la sangre de Jesús". En la práctica le poníamos una exactitud formal, pero
un contenido muy bajo de verdad vivida: nos hemos alimentado con símbolos, inflados de
palabras y gestos.

604 75. INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA: Me 14, 22-25


No tenemos buena salud; nuestra piel y nuestros ojos -hablando espiritualmente-,
nuestras iniciativas no demuestran vitalidad ni bienestar. Si nos arrastramos, si estamos
entre los "muchos enfermos y muertos en buen número", se debe buscar la causa en la mala
alimentación: el nuestro "ya no es comer la cena del Señor" (lCo 11, 20ss.). Y estallan en
cadena nuestras contradicciones y se cava una fosa maléfica de la cual ya no salimos: vamos a
la mesa enfermos, no nos hace bien el alimento... y así se va haciendo crónico el desastre.
No es inconveniente hablar así. Si nos causa molestia es porque nosotros, que estamos
notoriamente satisfechos, hiperproteinizados, supervitaminizados, enfermos a causa de la
abundancia, consumistas, con el hígado y las visceras repletas por el exceso de alimento,
por eso mismo somos farisaicos. No queremos expresar con palabras lo que tranquilamente
vivimos con los hechos: forma parte de nuestro pecado, "la malicia les cunde de la grasa"
(Sal 73, 7). .
Es decir, nos alimentamos con símbolos vacíos, con palabras, con abortos de buenas
intenciones, y somos capaces de "tomar" real y sustanáalmente ese pan que se nos ofrecía y se
nos ofrece en un contexto de fraternidad donde se comparte realmente: "Mientras comían"
y no "¡lejos de las comidas!". Nosotros no hemos tomado y no tomamos el pan, porque
tenemos las manos llenas de otras cosas (y "despidió a los ricos sin nada", Le 1, 53). No
hemos tomado y no tomamos el pan porque nosotros olfateamos que él ha sido "partido". Y
esa operación, la "fracción del pan", decían en un tiempo, la división real, nosotros todavía
no la hemos aprendido. ¡La remedamos, pero que no descienda a la realidad! Como niños de
las escuelas elementales, siempre tendremos la pesadilla de esta operación matemática y nos
obstinaremos en hacer y rehacer únicamente la suma. El ayuno eucarístico es estéril, el tener
liviano el estómago durante una hora, si la existencia está siempre impregnada de egoísmo.
(Es claro, por otra parte, que uno se ha enfrascado en un montón de cosas, de las cuales el
dinero es el símbolo despiadado, precisamente porque el vacío nos aterraba, el hambre se
volvía contra nosotros).
Pero corremos elriesgouna vez más de caer en la recriminación, sintetizada, en este
punto central, de todas las automaledicencías esparcidas al margen del evangelio.
Por otra parte: ¿es posible un análisis o una aplicación concreta a la vida? ¿Se puede
deducir algo -más allá de la conclusión sospechosa de la expresión acostumbrada
"debemos tener buena voluntad y convertirnos"- o "debemos vivir lo que decimos y
expresamos"?
Cuando llega a tu casa el drogadicto y descubres en él y detrás de él problemas
enormes y contemplas, como es una descripción, la violencia espantosa de nuestra vida
común; cuando nos pide ayuda la desadaptada, o bien nos solicita que caminemos juntos
por un largo trayecto alguien que está en búsqueda; cuando vives más intensamente la
complicación de las relaciones entre personas, es extremadamente pesada la vida familiar;
cuando no hay trabajo, cuando no se tienen perspectivas, o se está enfermos, cansados,
desalentados; cuando abres el periódico o miras por las calles o en las plazas... ¿qué puede
decir ese gesto, ese pan partido, ese "tomen"?
El pan que nos alimenta no es una solución a las tareas o a los problemas que debemos
afrontar. Pero nosotros comemos, debemos comer, celebrando menos el banquete de una
presunta victoria nuestra, de nuestra vida en común y ni siquiera la consumación de una
victoria definitiva que nos comunican;^ la eucaristía está antes del Calvario. Nosotros
comemos, reviviendo el hecho de que El se entregó a nosotros y a nosotros nos pasa la

75. INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA: Me 14, 22-25 605


profunda capacidad de volver a hacer el mismo gesto, si "tomamos" ese pan partido que
es Él. Tal vez es muy oportuno que nos concentremos menos en nuestro estado de salud y
crezcamos más en esa grande toma de conciencia que es la fe, comiendo porque "el camino
es demasiado largo para ti" {IR 19, 7b).
El alimento romperá el desaliento y la desesperación, y vencerá el egoísmo: ha
atravesado la separación y la muerte. Nos construirá.

REFLEXIÓN DE FE

El banquete fraterno
El evangelio de Marcos orientado con brevedad y decisión hacia la pasión no es un
relato resumido, sino una contemplación. Lo hemos dicho y visto a propósito de la unción
de Betania y lo volveremos a ver aún más en el c. 15. En Betania parece que todo se detiene
para dar a la comunidad ocasión de saborear el suave olor de Cristo. En esta narración
debemos disminuir el ritmo de la lectura y detenernos para mirar una cena fraterna en la
cual resuenan las bendiciones (v. 22) y los agradecimientos (v. 23), que se participan en la
misma comida a todos los comensales (v. 23).
Como lo decíamos en el pasaje anterior, aquí se realiza claramente el sentido de la
alianza basada no tanto en la fidelidad humana, sino más bien en la gloria de la fidelidad
divina. Este elemento bíblico aparece en la eucaristía de una manera maravillosa,
precisamente porque esa alianza no es más que el cuerpo que se da y el vino que Cristo
vierte para nosotros.
La muerte de Jesús debe ser acogida y no rechazada, con todo lo que ella implica para
nosotros. Esa muerte, ofrecida con amor, no debe ser objeto de contradicción como sucedió
con Pedro (8, 32) y mucho menos rechazada, como sucede con Judas...
Cuando ha sido acogida brota de ella la alegría mesiánica que se expresa en un banquete.
El mismo Jesús, en su dolor, está lleno de alegría y no puede dejar de vincular la cena actual
con la eterna: ".. .ya no beberé del producto de la vid hasta el día aquel en que lo beba nuevo
en el reino de Dios" (v. 25).

606 75. INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA: Me 14, 22-25


76. PREDICCIÓN DE LA NEGACIÓN DE PEDRO
(Me 14, 26-31; cf. Mt 26, 30-35; Le 22, 31-34;
Jn 13, 36-38)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


Así como al comienzo de este capítulo el cariñoso episodio de Betania está incluido entre
versículos que hablan del complot malvado por los jefes judíos y por Judas, así también el
relato del don de la Eucaristía está precedido y seguido de episodios muy penosos cargados de
sufrimientos para Jesús que prevé el rechazo y la mezquindad de aquellos a quienes amaba.
Ya hemos comentado el pasaje en el cual Jesús habla de la traición de Judas (cf. vv. 17-21);
ahora lo escuchamos mientras anuncia la negación de Pedro y la huida de todos. También aquí
se siente la huella profunda de Marcos que, al redactar varios dichos de Jesús transmitidos por
la tradición, los revive y los une a todos en una nueva perspectiva coherente con la secuencia
del relato (cf. sobre todo los vv. 43-52 y 66-72 concernientes respectivamente a la huida de los
discípulos y ala negación de Pedro).
Si confrontamos el texto de Marcos conlos pasajes paralelos de Lucas y Juan encontramos dos
diferencias características: ante todo el primero enmarca este episodio en el contexto del camin
de Jesús hacia el Getsemaní, mientras los otros lo incluyen en el discurso redaccionalmente y e
muy elaborado. Creemos que es más verosímil el planteamiento de Marcos.
También es una característica de Marcos la unión en un mismo pasaje de la advertencia a
los discípulos y del diálogo entre Jesús y Pedro; esta composición se remonta probablemente a
la predicación del mismo apóstol Pedro, en la cual Marcos se inspira.
Pero entre un hecho y el otro él introduce el v. 28 con un arte tal que, por su significado,
viene a ser la clave de lectura de todo el pasaje. En efecto, en esta frase, que anticipa el evento
pascual, el evangelista condensa la convicción de la comunidad según la cual es posible seguir
a Cristo másfielmentesólo porque El nos precede después de haber pasado a través del camino
del sufrimiento vdela muerte.
Así la persona de Jesús es puesta cada vez más en primer plano en la escena de la pasión y
allí dominará con su sufrimiento silencioso hasta ser levantado en la cruz. Marcos nos presenta
aquí su grandeza, porque sabe prever la deserción de los discípulos, la negación de Pedro y su
misma resurrección, y porque se muestra mucho más generoso que la cobardía de los suyos, lo
cuales aparecen al mismo tiempo como culpables y casi disculpados, porque su comportamien
cumplía la palabra de la Escritura (v. 27).

26 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.


27 Jesús les dice: "Todos se van a escandalizar, ya que está escrito: Heriré al pastor
y se dispersarán las ovejas.
28 Pero después de mi resurrección, iré delante de ustedes a Galilea".

76. PREDICCIÓN DE LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 26-31 607


29 Pedro le dijo: "Aunque todos se escandalicen, yo no".
30 Jesús le dice: "Yo te aseguro: hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos
veces, tú me habrás negado tres".
31 Pero él insistía: "Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré". Lo mismo
decían también todos.

v. 26: cantados los himnos: es el canto de los que Marcos incluyera el anuncio de la resurrección,
salmos del "Hallel" (Sal 115-118) al terminar el el v. 29 debía seguir de inmediato al v. 27.
banquete pascual; esta costumbre se continúa en v. 30: Yo te aseguro: Jesús introduce la predicción
las comunidades cristianas con el canto de himnos del comportamiento de Pedro con la fórmula de las
y salmos después de la Eucaristía. afirmaciones solemnes (cf. nota a 9, 1), casi para
Hacia el monte de los Olivos: cf. nota a 13, 3. quitar toda la alusión a los discípulos de que podían
v. 27: se van a escandalizar: cf. nota a 9, 42. ser fieles sin pasar por grandes pruebas.
Está escrito...: en la cita de Za 13, 7 tanto en el Hoy, esta misma noche: no es una tautología
hebreo como en el griego encontramos el imperativo casi por un efecto de énfasis; son dos indicaciones
en lugar del futuro. de tiempo, una más general con referencia a todo
Jesús en su enseñanza apeló con frecuencia a el período del día entendido en sentido hebreo
la imagen del pastor y del rebaño, y así retoma un (de una tarde a la otra tarde); la otra es más
tema del Antiguo Testamento. particular y se refiere al momento de la noche (muy
probablemente la cuarta "vigilia" o cuarta parte de la
v. 28: es un dicho pascual, que debía circular noche: es decir, hacia las tres).
en la comunidad como pronunciado por Jesús.
Dos veces: en varios manuscritos, tal vez por in-
Su contexto propio se halla en el evangelio de
la resurrección (cf. 16, 7). Marcos lo incluye en este flujo del texto de Mateo y Lucas, falta esta precisión.
punto (cf. también Mt 26, 32) como expresión de Marcos retoma puntualmente este pasaje en
fe en Jesús que está a punto de ser aplastado por la el relato de la negación de Pedro en los w. 68 y 72.
muerte y que a través de esa experiencia llegará a Todos los evangelistas concuerdan, sin embar-
ser realmente el nuevo "pastor" de su pueblo. go, en recordar la triple negación de Pedro, que
En Galilea Jesús había dado los primeros pasos debió producir una impresión enorme en las comuni-
de su ministerio de anuncio de la salvación de Dios dades cristianas.
(cf. 1,9.14.16.39). También los discípulos reunidos La autenticidad de esta profecía de Jesús está
allí, después de su dispersión, volverán a comenzar asegurada por el testimonio directo que Marcos ha
con ánimo nuevo el camino en el seguimiento de recogido de la misma boca de Pedro.
Cristo resucitado (cf. notas a 16, 7). v. 31: insistía: el texto de Marcos subraya cada
Iré delante de ustedes: en el sentido de "iré antes vez más fuertemente el tono de una presunción
que ustedes"; es Jesús quien llama de nuevo y espera inconsciente de Pedro en sus dos frases reproducidas
a los discípulos, que lo habían abandonado, para que en este pasaje.
se dirijan allí donde El va a estar presente. Lo mismo decían...: sólo Marcos anota la adhesión
Por consiguiente, ninguna profecía interviene de todos los otros discípulos a las palabras pronun-
aquí, que haga pensar en un intento de reconquista ciadas por Pedro; por otra parte sólo Marcos había
de su tierra de parte de Jesús después de haber referido en la primera parte del pasaje la advertencia
reorganizado las filas dispersas de sus seguidores. de Jesús a todos los discípulos. El comienzo y la
v. 29: se escandalicen: la repetición del mismo conclusión del pasaje, por consiguiente, se correspon-
verbo del v. 27 pone aún más en evidencia la den en forma sorprendente, antes con el anuncio y
conexión entre la afirmación de Jesús y la respuesta luego con la comprobación de la debilidad de todos.
presuntuosa de Pedro. En el relato antiguo, antes

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Todos se van a escandalizar. Pero yo iré delante de ustedes a Galilea"


Mientras Jesús se entrega, después de haber anunciado la traición, predice también el
escándalo y la huida de todos sus discípulos, con la negación de Pedro.

608 76. PREDICCIÓN DE LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 26-31


Este marco evidencia el mensaje que el evangelista quiere transmitir al discípulo: el
que no actúa como Él actuó, participando del don de la propia vida (cf. 8, 35), el que no
bebe en realidad su mismo cáliz y no recibe su mismo bautismo (10, 38), se escandalizará
de Cristo y huirá de Él. No sólo no lo testimonia, sino que al fin "se avergüenza" de Él y
de sus palabras (8, 38).
Todos, dice Jesús, huirán en la noche decisiva (v. 27), a pesar de sus protestas presun-
tuosas contrarias (v. 31).
Así Jesús queda solo en su camino. Este pasaje introduce en la que será la soledad total
del que ha sido solidario con todos y que ha sido el primero en prepararse a entregar su vida.
Junto con la maldad de los adversarios, la cobardía de Pilato la ceguera y el opor-
tunismo del pueblo, el trasfondo de todo el drama de la pasión estará constituido por el
vacío de los discípulos, que literalmente desaparecerán de la escena. Será una noche total,
en la cual se ilumina solamente la persona de Jesús que se muestra como Señor sobre todo
el mal del mundo que se condensa alrededor y encima de El.
Los discípulos caerán sólo por debilidad y fragilidad. En efecto, confían en "su" fideli-
dad a Cristo. No son diferentes de los fariseos que colocan su seguridad en "su" justicia.
El fracaso inevitable de esta falsa seguridad es la última barrera que, al caer, permitirá que
ellos "vean" y acojan la fidelidad de su Señor. Así los discípulos comprenderán que no son
sus reales o pretendidas buenas disposiciones las que los salvan, sino sólo la promesa de
Jesús.
Él, precisamente mientras predice la deserción, promete estar con ellos para siempre,
incluso después de su muerte (v. 28; cf. 16, 7). Ellos serán una grey dispersa, pero Él los
reunirá en su seguimiento, como aquel que siempre los acompaña precediéndolos. Así se
revela la plenitud de su misericordia que va más allá de toda caída y su fidelidad que nunca
desfallece. Ellos son el único fundamento seguro sobre el cual el discípulo puede apoyarse
y fundamentar su seguimiento.
Este relato debía infundir una gran esperanza en los lectores de Marcos: allí se habla de
huida -el movimiento contrario al seguimiento- de todos los discípulos célebres y sobre todo
de la negación de Pedro, a quien ellos muy bien conocían como aquel que luego había sabido
entregar realmente su vida por Cristo. Lo que lo llevó a este punto no fue su fidelidad al Señor,
de la cual aquí él hace tanta ostentación (w. 29.31), sino la misma fidelidad de su Señor. La
infidelidad del discípulo es una certeza absoluta al igual que la fidelidad de su maestro.

ACTUALIZACIÓN

Pero ¿qué discípulos somos nosotros?


En todo el evangelio, pero especialmente en la hora decisiva, los discípulos de Jesús
ofrecen un triste espectáculo de sí mismos. Pero ellos representan realmente nuestra
situación real de cristianos que, a diferencia de ellos, vivimos después de la Pascua.
Los primeros discípulos son todo lo contrario de lo que deberían ser: no comprenden
al verdadero Jesús, particularmente el de la cruz, y se contraponen a Él con las palabras y
las obras. Nosotros, en cambio, como murciélagos en la noche, entrevemos, tenemos unos
vagos indicios, pre-sentimos los grandes horizontes abiertos por Jesús. Aún más, a nivel
puramente intelectual, comprendemos y hablamos muy bien. Pero, al igual que el ganado
que busca los pastos al pie de la montaña, nos replegamos siempre sobre nuestras pequeneces

76. PREDICCIÓN DE LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 26-31 609


y mezquindades. Toda nuestra vida se desarrolla sobre un plano totalmente diferente del que
es propio de Jesús. Existe una distancia trágica entre nosotros los cristianos y Cristo.
La "hora" de Jesús viene a ser para los discípulos la "hora" de la prueba decisiva, que
ellos no pueden afrontar sin la fuerza que viene de Dios. "Velen y oren", recomienda Jesús
a sus discípulos, porque es el momento de la tentación, y ellos corren el riesgo de caer y
de dejar oscurecer su fe. En la "hora" del designio de Dios, en efecto, quedamos todos
escandalizados. Nosotros esperamos de Jesús muchas cosas. Pero luego vienen la pasión,
el proceso, la cruz y la muerte. Entonces estamos desconcertados y decimos: "Nosotros
esperábamos que sería Él el que iba a librar a Israel" (Le 24,21). Somos como los discípulos
de entonces, que frente al peligro huyen y escapan. Así abandonan a Jesús durante la
pasión dejándolo en una soledad total y en el aislamiento más completo. Y, ésta es una
cosa aún más trágica, el intento de Pedro de seguir a Jesús desde lejos va a terminar en una
negación trágica. Ellos ceden. Frente a la derrota total de Jesús se apaga en ellos la fe en Él
y, al derrumbarse toda ilusión, huyen a Galilea, es decir, vuelven a su existencia anterior.
Los primeros discípulos son unos primitivos, que al fin resultan simpáticos en su
franqueza e inmediatez: son emotivos, inconscientes, generosos, temerosos, aunque parecen
valientes. Pero la revelación que hace Jesús de la negación de Pedro, de la deserción y
de la dispersión de los otros, revela la opción de fondo y decisión radical, que emergen
de sus proclamaciones de fidelidad absoluta. Ellos confían en sí mismos, en sus buenos
sentimientos: son autosuficientes y presumidos. Pedro, de manera especial, se fía demasiado
de sí mismo y basa sufidelidaden sí mismo. Pero el gallo lo despertará del sueño. También
los otros, después que han caído de narices en tierra, toman finalmente conciencia de su
debilidad y e insuficiencia.
Cuando el pastor ha sido herido, toda la grey se dispersa. Pero, después de su muerte,
Jesús resucitado reunirá de nuevo a sus discípulos dispersos en su derredor, precisamente en
Galilea, para una nueva partida del evangelio: "Después de mi resurrección, iré delante de
ustedes a Galilea". Se requiere la nueva experiencia de la resurrección, para que sea posible
recobrar y reinterpretar los acontecimientos anteriores, romper los límites históricos de una
vicisitud no diferente de otras y hacerla llegar a un significado de salvación. Pero todo se
realiza solamente por obra del Resucitado, que ve delante de sus discípulos.
Por consiguiente, nosotros los cristianos somos unos discípulos débiles, que precisa-
mente por eso no debemos confiar en nosotros mismos ni en nuestrafidelidad.Conscientes
de nuestra debilidad e insuficiencia, confiamos solamente en la fidelidad de Cristo. Por-
que no es nuestra fidelidad la que nos salva, sino ia fidelidad eterna de Dios que en Jesús
viene a nuestro encuentro precisamente en nuestras infidelidades y debilidades. El ideal
del verdadero discípulo de Jesús es la pobreza, es decir, la situación del que sabe que no
puede confiar en sí mismo, sino que espera una salvación tan segura como oscura. Sólo así
podemos seguir a Jesús desde Galilea hasta la cruz, arriesgando nuestra vida y asociándonos
a su pasión, a la luz y con la fuerza de la resurrección. Porque la fe implica una conversión
continua, conflicto, oposición y contestación. Pero Jesús va delante de nosotros.

APLICACIÓN A LA VIDA

"Ynacerá con nosotros un mundo nuevo..."


(Si somos honestos el estribillo continuaría expresando el fundamento acertado de la
esperanza o de una tal "pretensión". Así, truncado, se puede leer como el signo exacto,

610 76. PREDICCIÓN DE LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 26-31


irónico de muchas veleidades, de muchos propósitos sinceros y feroces que se cantan con
arias religiosas y laicas).
Uno parte con los libros debajo del brazo y entre dientes tiene el juramento consigo
mismo de que será un médico o un docente diferente, como si la historia tuviera que
rasgarse en un "antes" y un "después" de él...
Una pareja se encamina a realizar un modelo nuevo de vida familiar, aún más, se une y
se pone de acuerdo con un pacto de acero con otras parejas: será un modo alternativo desde
todo el punto de vista: relaciones, educación...
Una generación entera crece, espera, supone, "presume", cultiva ideales de renovación,
analiza a largo plazo, discute, proyecta, declara y combate.
Un grupo de creyentes, de personas de fe, se une estrechamente, en torno a la Palabra,
... lee a Marcos y se interroga y decide y se compromete: una mayor adhesión al evangelio,
el repudio de los criterios mundanos...
¡La amargura de la ironía recae sobre nosotros mismos! Porque somos .nosotros, en
definitiva, los sujetos de estas operaciones. ¿Pero queremos acaso autocastigarnos, cuando
se hayan esfumado las ilusiones? ¿Ahogar con la sonrisa las lágrimas? ¿O hacemos alarde del
clásico ingenio del después, vacunándonos contra engreimientos futuros e improbables?
¡Sería interesante y útil evaluar el mensaje de Marcos en relación con el entusiasmo y
el peso! Surge la sospecha de que, en nuestras apreciaciones, estos títulos son "drogados".
Dicho de otro modo: más que sobrevalorarnos, probablemente subestimamos las
dificultades, consideramos demasiado imbécil al enemigo.
Pero en la hipótesis de que yo lograra esquivar esa dificultad, en la hipótesis de que yo
recuperara una buena dosis de resistencia... ¿"voy tranquilo"?
¡Parece que no! Algún impertinente expresa la hipótesis de que no está ubicado bien el
punto de apoyo. Y, recordando a Arquímedes -dadme un punto de apoyo y yo levantaré
el mundo"-, dice que por hecho de situarlo en nosotros como nosotros, el expediente no
funciona: precisamente la resistencia del hombre, su fidelidad de hombre como hombre
es problemática. Ese punto habría que identificarlo en nosotros, sí, pero en lo íntimo: en
nuestra sustancia humana plena, "en la zona donde Dios es hombre".
¿Eso justifica una caída de tensión? ¿Huidas o inmovilismos? ¿Vuelve a proponer
esquemas, mecanismos y trampas, sospechosas, por no decir más?
"... Iré delante de ustedes a Galilea": es un punto de resistencia absoluta, movible y
peregrinante de la experiencia cotidiana.
No concede el stop ni la táctica dilatoria. Obliga a caminar.

REFLEXIÓN DE FE

Un gallo que canta por mí


Cuando un gallo canta es solemne y burlón. Solemne: tiene un ímpetu incontenible,
que no carece de grandeza. Burlón: si se traduce al lenguaje humano parece una broma:
quiquirikí. El gallo canta a horas precisas porque anuncia la luz, comienzo de la vida
cotidiana. El nos despierta al valor del tiempo presente. El "reloj-gallo" es mucho más
que el reloj-cucú. Este último nos advierte superficialmente para decirnos qué hora es; el
primero nos amonesta acerca del tiempo del día que comienza.

76. PREDICCIÓN DE LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 26-31 611


El gallo de Pedro es una meditación sapiencial inserta en la pasión del Señor. Al iguai
que el perfume del nardo (14, 3) nos obliga a detenernos en la contemplación de Jesús que
se entrega a la muerte, así el canto del gallo nos obliga a una meditación seria sobre nuestra
incapacidad de salvación. El canto del gallo entonces se hace solemne: nos amonesta acerca
de la traición del Señor. Es burlón: se burla de nosotros en nuestros proyectos de salvación.
¡En efecto Pedro confía al apoyar la mirada sobre la espada!
El "reloj-gallo" de Pedro suena ahora para nosotros llamándonos al examen de
conciencia. ¿Mi futuro se garantiza sobre lo que yo soy y poseo o encuentra en su garantía
en lo que espero? ¿Me he colocado detrás de Jesús, en su seguimiento, o presumo que voy
a adelantarme a Él?

612 76. PREDICCIÓN DE LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 26-31


77. LA AGONÍA EN EL GETSEMANÍ
(Me 14, 32-42; cf. Mt 26, 36-46; Le 22, 40-46)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Como lo hemos anotado ya otras veces, Jesús está siempre en camino.


Ahora ha llegado a su etapa final: notemos el significado denso del verbo que introduce este
pasaje: "Van a una propiedad" (v. 32).
De ahora en adelante Jesús ya no se moverá por su propia determinación, sino que será
"conducido" y "llevado" aquí y allí, después de haber sido "arrestado", hasta el Calvario
donde será clavado en la cruz.
Es Jesús mismo que voluntariamente va al encuentro de la nueva situación: "¡Levántense,
vamonos! Miren, el que me va a entregar está cerca" (v. 42).
El último paso, que El da libremente, lo lleva a encontrarse asediado y arrestado por sus
enemigos: es la salida previsible de las opciones que siempre ha asumido y es al mismo tiempo
el fundamento de la profunda libertad interior con la cual vivirá cada momento que de ahora
en adelante le será impuesto hasta la muerte.
Este pasaje se estructura sobre una serie de oposiciones, algunas de ellas son señaladas por
binomios de palabras: duerman (dormidos)-velen; espíritu débil-espíritu fuerte; tentación-ora-
ción; voluntad mía-tuya; siéntense-levántense (vamos); otras se pueden identificar sobre temas
más amplios: los tres discípulos que son llamados a seguir a Jesús más de cerca, en el huerto d
los Olivos, frente a los otros, de los que Jesús se aparta cuando han sobrepasado la entrada; la
angustia terrible que agobia su ánimo, frente a la adhesión tenaz a la "voluntad" del Padre;
su dolorosa vigilia de oración frente al sueño inconsciente de los discípulos; los numerosos
acontecimientos que se han sucedido hasta ahora y el evento de la "hora" decisiva que ha llegado
Son contraposiciones que ocupan todo el evangelio y que aquí, en el momento supremo, emerge
en primer plano y se concretan en actitudes precisas en el marco de una escena única.
La percepción de esos grandes temas condensados en este momento de la vida de Jesús ha
influido ciertamente también en la composición del texto de esta página del evangelio. Parece
que ella es el resultado de un crecimiento progresivo que resulta de añadiduras sucesivas de
palabras, frases, escenas, que resultaban significativas para la comunidad. Así la distinción entr
los discípulos, de la cual Lucas no hace mención; la repetición de los sentimientos de Jesús antes
en un discurso indirecto (v. 33b), luego en su discurso directo (v. 34); la retoma del tema de la
vigilancia, característico de los momentos decisivos (cf. discurso escatológico, c. 13); de nuev
la repetición antes en un discurso indirecto, luego directo, de la oración de Jesús (w. 35ss.);
la repetición tres veces de la escena del regreso hacia los discípulos dormidos (w. 37.40.41); l
resolución de Jesús de afrontar con la mayor fidelidad las consecuencias de sus opciones.
En esta exhortación suprema a velar vemos un llamamiento decisivo dirigido a los discípulos
a abrir los ojos para comprender quién es el Mesías; sólo en su identificación más total con el
destino del siervo que sufre, incomprendido y aislado por todos, El se manifestará como el Hijo
de Dios (cf. 15, 39 y también Jn 12, 23-28).

77. LA AGONÍA EN EL GETSEMANÍ: Me 14, 32-42 613


32 Llegaron a una propiedad, cuyo nombre es Getsemaní, y dijo a sus discípulos
"Siéntense aquí, mientras yo hago oración".
33 Tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir pavor y angustia.
34 Y les dijo: "Mi alma está triste hasta el punto de morir; quédense aquí ;.
velen".
35 Y adelantándose Él un poco, cayó en tierra y rogaba que, si era posible pasara
de él aquella hora.
36 Y decía: "¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí este cáliz; pero no
sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú".
37 Volvió, los encontró durmiendo; y dijo a Pedro: "Simón, ¿duermes?, ¿ni una
hora has podido velar?
38 Velen y oren, para que no caigan en tentación; que el espíritu está pronto, pero
la carne es débil".
39 Y alejándose de nuevo, oró diciendo las mismas palabras.
40 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados; ellos
no sabían qué contestarle.
41 Viene por tercera vez y les dice: "Ahora ya pueden dormir y descansar. Basta
ya. Llegó la hora. Miren que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de
los pecadores.
42 ¡Levántense! ¡Vamonos! Miren, el que me va a entregar está cerca".

v. 32: una propiedad, cuyo nombre es Getsemaní: Para una explicación más amplia del verbo "sen-
la palabra significa "lagar para el aceite". tir pavor", que es bastante característico en Marcos,
Ya en el versículo 26 Marcos había indicado cf. nota a 16, 4ss.
que Jesús se había dirigido "hacia el monte de los v. 34: mi alma está triste...: estas palabras reflejan
Olivos". el lenguaje de los salmos (cf. 41, 6.12; 42, 5), aunque
En/n 18, lss., se habla de un jardín "al otro lado aquí Jesús no se dirige a Dios, sino a los discípulos.
del torrente Cedrón, donde había un huerto en el v. 35: aquella hora: es la idea que llegará a ser
que entraron El y sus discípulos". un tema-clave en el evangelio de Juan como la hora
v. 33: tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan: para la manifestación de Jesús; en el sentido cumpli-
sólo Marcos anota este detalle. miento final de una espera preparada durante largo
Son los mismos tres discípulos que ya habían tiempo, ella hunde sus raíces ya en Dn 11, 40.45.
sido testigos de otras experiencias fundamentales: En este sentido puramente escatológico encontra-
la resurrección de la hija de Jairo (cf. 5, 37), la mos la misma palabra en 13, 32. Reviste un valor
transfiguración de Jesús (cf. 9, 2) y el discurso semejante también la otra expresión de Me 1, 15:
escatológico (cf. 13, 3). "El tiempo se ha cumplido".
Ellos que habían visto un anticipo del poder y v. 36: ¡Abbá, Padre!: esta expresión, compuesta
de la gloria del Hijo de Dios, ahora son llamados a por el término arameo y por su traducción, no aparece
participar de cerca en su sufrimiento. en ningún otro texto de los evangelios, sino solamente
en las cartas de Pablo (cf. Rm 8,15 y Ga 4, 5).
Y comenzó a sentir pavor y angustia: al poner
en evidencia el efecto que se ha creado en el ánimo Incluso en consideración de la intimidad pro-
de Jesús por la perspectiva de su pasión y muerte, funda que ella expresa entre Jesús y el Padre, es
Marcos subraya fuertemente el aspecto humano de ciertamente verosímil que la palabra hebrea haya
su persona, que en este pasaje encuentra un espacio sido pronunciada por Jesús mismo y que luego
particularmente amplio (cf. Hb 4, 15; 5,7). haya entrado en el uso litúrgico con la añadidura
de la traducción griega.
En Mt 26, 37 se habla de esto en términos
mucho más matizados, mientras en el pasaje Ningún hebreo se dirigió jamás a Dios con esta
paralelo de Lucas no se hace mención de él. palabra tan familiar, que corresponde a "papá".

614 77. LA AGONÍA EN EL GETSEMANÍ: Me 14, 32-42


También el término ordinario "padre" aplicado a He aquí entonces el llamamiento a la vigilancia,
Dios se encuentra rara vez en el Antiguo Testamento en el sentido de la fidelidad al designio y a la obra de
-ara evitar confusiones con los mitos paganos, que Dios en la historia (cf. 13, 28-37), implica la oración
_ jncebían a Dios como padre del mundo. como escucha de su palabra y petición de ser capaces
En el Nuevo Testamento sólo Mateo y Juan de permanecer fieles, como lo fue Cristo.
se refieren con frecuencia a Dios con el nombre £¡ espíritu está pronto, pero la carne es débil: no
Padre". es necesario acudir sólo a Pablo para explicar estos
En los evangelios de todos modos aparece clara términos; ya en el Antiguo Testamento encontramos
conciencia de Jesús de tener una relación filial las dos ideas de "espíritu" y de "carne", la primera
particularmente íntima con respecto a Dios. Si tam- se refiere al hombre dócil al espíritu de Dios (cf. Sal
bién nosotros nos podemos llamar hijos del Padre 50,14), la segunda al hombre como criatura débil y
es solamente por medio de El (cf. también el uso de caduca, sujeta a muchas limitaciones.
'.as expresiones "padre suyo", "padre mío" en lugar Esta distinción bíblicaentre "carne" y "espíritu"
de "padre nuestro"). no corresponde a la griega y occidental entre cuerpo
Todo es posible para ti: notemos aquí también y alma.
la confianza extraordinaria de Jesús en el Padre, v. 41: viene por tercera vez: con el triple regreso
precisamente en el momento en que sentía más de Jesús donde los tres discípulos el evangelista
angustiosamente su lejanía; más genérico y débil pone de relieve primero los momentos de angustia
resulta el pasaje paralelo de Mt 26, 39. y soledad que sufrió Jesús durante la tentación en el
Este cáliz: ya en 10, 38 el mismo Jesús usa Getsemaní yfinalmenteel momento de su respuesta
!a imagen "beber el cáliz" para responder a las decidida y afirmativa a la voluntad del Padre.
pretensiones de Santiago y Juan. Duerman ya y descansen: no está claro si estas pala-
En el Antiguo Testamento, sobre todo en los bras se deben entender en sentido afirmativo y por
salmos, esta metáfora expresa participación en la consiguiente irónico, o bien en el sentido de un inte-
prosperidad o en el sufrimiento. rrogante retórico, como en el versículo 37, ya había
Aquí, como en el pasaje ya citado, la imagen descubierto por tercera vez a los discípulos dormidos.
quiere significar la muerte de Jesús en la cruz. En este segundo caso las palabras de Jesús to-
Pero no sea lo que yo quiero: si en el evangelio de man un tono casi de resignación, mientras en los
Marcos falta un texto que corresponda al texto en versículos 37 y 40 dejan transparentar una amarga
que Mateo y Lucas presentan la oración del "Padre desilusión y un duro reproche.
nuestro" (cf. Mtb, 9-13y Le 11,2-4)-perocf. 11,25 La dificultad de interpretación depende tam-
y las notas correspondientes-, podemos muy bien bién del hecho de que el texto griego presenta varian-
decir que ella está condensada admirablemente en tes, atestiguadas por innumerables manuscritos, con
este versículo, donde la tensión entre la repugnancia respecto a las palabras que siguen inmediatamente.
natural, que Jesús sentía al afrontar la pasión y la Basta ya. Llegó la hora: cf. nota al v. 35. Superado
adhesión total a la voluntad del Padre, se resuelve el temor y vencida la prueba en una fidelidad cada vez
también esta vez, como siempre, en la máxima másfirmeal designio de Dios, Jesús procede con plena
fidelidad a su designio de salvación. conciencia y voluntariamente hacia el cumplimiento
La dureza del sufrimiento de Jesús se subraya de su misión, que como momento suyo culminante
en Marcos con la ausencia de cualquier respuesta implica la victoria sobre la muerte, fruto del pecado,
de parte de Dios, a diferencia de Le 22, 43 y ]n victoria conquistada precisamente pasando a través de
12, 28. la muerte, consecuencia de sus opciones de amor.
v. 37: Simón, ¿duermes?: la constatación de Jesús Entre las variantes, a las que hemos hecho refe-
hace resaltar la presunción vana de Pedro que pocos rencia en la nota anterior, la más importante se re-
momentos antes había asegurado solemnemente que fiere al verbo "¡basta!". Además del hecho de que
habría de estar a su lado a toda costa (cf. w. 29 y 31). no se logra determinar cómo traducir exactamente la
v. 38: para que no caigan en tentación: no se forma correspondiente del texto griego, constatamos
trata aquí simplemente de la posibilidad de sucum- en algunos manuscritos muy autorizados una varian-
bir en la angustia y en la desconfianza frente al de- te que nos llevaría a traducir así: "El final urge ya"
rrumbarse de toda expectativa humana tampoco de (o bien en forma interrogativa: "¿Está acaso lejano el
la posibilidad de ceder a las tentaciones del mal; en final?"). "La hora ha llegado".
el contexto de estos versículos "la tentación" viene Se acentúa así el significado escatológico de las
a ser la prueba a la cual son sometidos Jesús y sus palabras de Jesús, que por otra parte están perfec-
discípulos en la lucha entre Dios y satanás: la pasión tamente en línea con el sentido de los versículos
y la muerte de Jesús es el culmen de esta lucha. anteriores.

T
7. LA AGONÍA EN EL GETSEMANÍ: Me 14, 32-42 615
El Hijo del hombre: cf. nota a2, 10 y 8, 31. v. 42: ¡levántense! ¡Vamonos!: a pesar del com-
Va a ser entregado: cf. nota al v. 10. La frase portamiento de los discípulos en el Getsemaní,
que acompaña a este verbo explica lo que trae Jesús se los asocia siempre de nuevo casi arrastrán-
consigo el momento decisivo de la "hora". dolos detrás de sí, para hacerlos partícipes incluso
de esta última fase de su misión; sólo la experiencia
En manos de los pecadores: en forma diversa de
2,15 donde la palabra "pecadores" indica la gente directa del camino de Jesús hasta la muerte, podrá
que quebranta la ley entendida en sentido farisaico, hacerlos capaces de ser sus testigos por todo el
aquí, en forma muy semejante al uso que de ella mundo.
hace san Pablo, se refiere a los paganos y a aquellos Miren: la repetición de esta palabra a brevísima
judíos, que en su terquedad rehusan reconocer distancia expresa el acoso de las situaciones, que
las señales de la nueva presencia de Dios (cf. la se sucederán, como señal evidente de que ya ha
expresión paralela en 9, 31 y 10, 33). llegado la hora de los eventos finales.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Llegó la hora"
En la noche histórica de la lucha con Dios, Jacob, padre del nuevo pueblo, recibió
de Dios el nuevo nombre ("Israel", Gn 32, 23ss.). En esa noche decisiva de lucha con el
hombre, Dios recibefinalmentedel verdadero Israel su verdadero nombre: Abbá, Padre.
Es el punto más alto de la historia sagrada.
Este pasaje es el rayo de luz más poderoso que el evangelio arroja sobre la persona de
Jesús, la única ventana que se nos abre sobre su interior más íntimo, sobre el corazón de
su existencia: su relaciónfilialcon el Padre. Todo esto no se nos muestra con palabras del
evangelista, sino con el mismo testimonio de las palabras de Jesús, que se dirige a su Padre
en el momento más dramático de su vida.
Por el contexto nosotros los discípulos comprendemos también qué significa ser hijos
como Jesús e invocar a Dios como Padre. Significa saber "velar y orar", para que en la
"prueba" suprema, con la "fuerza" del Espíritu" sepamos "levantarnos" y entregarnos a su
"voluntad". Entonces llega también para nosotros la "hora" decisiva de la llegada del Hijo del
hombre (cf. 13, 33), el momento en el cual irrumpe el reino de Dios (1,15), y podemos con
toda verdad y plenitud dirigirnos a Dios con el nombre dulcísimo de "Abbá", porque somos
sus hijos. Pero si nosotros "dormimos", sin "orar", "débiles" porque estamos en la "carne",
y "caemos" en la tentación, permanecemos "sentados" dentro de nosotros, prisioneros de
nuestra "voluntad" y evitamos siempre ese momento decisivo de prueba que constituye la
"hora" de nuestrafiliación,en la cual nuestra voluntad se identifica con la del Padre.
Jesús vive en el huerto la agonía mortal del hombre que pasa de su voluntad a la
voluntad de Dios, que precisamente en ese momento se revela como Padre suyo porque le
da la fuerza de portarse como hijo al cumplir su misma voluntad.
El pasaje, modulado sobre las contraposiciones anteriores, gira totalmente sobre la
oposición Jesús-discípulos: se nos muestra la distancia infinita y siempre más creciente
entre el discípulo, que descubre que está lejos, lo alcance y, siguiéndolo, pueda estar
siempre allí donde está su Maestro.
Por eso es llamado siempre a velar, para acoger a su Señor que viene y está ante la puerta
(cf. 13, 29.33.37), precisamente en el momento de la prueba y del testimonio, en el cual el
discípulo debe cumplir la misma opción de su Maestro.
La hora de Jesús, que terminará en la luz plena del sol (16, 2), comienza en las tinieblas.
Hasta este momento era el tiempo de la acción (1,14-8,30) y de la previsión (8,31-13,37).

616 77. LA AGONÍA EN EL GETSEMANÍ: Me 14, 32-42


Ahora ha comenzado el tiempo exclusivo de la confianza. Comienza la pasión, en la cual
Jesús cosecha los frutos de sus acciones: sus previsiones se hacen realidad.
Así como al comienzo de su ministerio se había retirado en el desierto, en la soledad con
Dios, así también ahora Jesús se retira en el Getsemaní en oración.
Es el sitio del lagar: aquí Jesús será prensado y el hombre exprimirá la propia esencia
delante de Dios.
Está acompañado sólo del pequeño grupo de los discípulos sin Judas. Los tres discípulos
que habían sido testigos de la resurrección de la hija de Jairo (5, 37) y que lo vieron levantado
hacia el cielo en la gloria de la transfiguración (9, 2), ahora son testigos de su agonía. Lo
contemplan postrado en tierra. ¡Es una transfiguración muy diferente! Pero sólo en apariencia,
porque, así como el Padre lo había glorificado y llamado "hijo" (9,7) precisamente después de
haber aceptado el camino de la cruz (8,31), así también ahora Jesús, precisamente por cuanto
llega a la consumación de este camino, lo puede llamar "Abbá". Y el verdadero discípulo, así
como es el que sabe reconocer al Hijo de Dios en el crucificado (15,39), es también aquel que
sabe ver la gloria del Tabor en la ignominia del Getsemaní.
Aquí Jesús comienza a sentir "pavor y angustia" ante la muerte violenta que lo espera.
Él no puede morir con la serenidad del mártir que muere por un ideal, que le sobrevive.
El reino de Dios que había anunciado estaba ligado indisolublemente a su persona, y con
Él desaparecería también el ideal. Jesús tampoco es el héroe que afronta la muerte con un
corazón ligero y con esa audacia que proviene de la inconsciencia y del desprecio de la vida.
En efecto, Él creyó en la vida, y la vivió con pasión, mostrando su significado positivo en el
amor y en la solidaridad. Mostró que este amor y esta solidaridad abren el horizonte de la
existencia humana al mismo reino de Dios. Este es el designio seguro de Dios, que rescata
y libera al hombre, y que no puede fallar.
En cambio, Jesús experimenta el fracaso: Él, que había sembrado la buena noticia, cosecha
solamente maldad y violencia. Sobre Él se ha abatido todo el mal que pretendía vencer. Y se
siente aplastado por él. Entonces ¿toda su vida ha sido inútil? En vano ha conservado un
corazón puro (cf. Sal 73,13); ¿tal vez se equivocó en su integridad, y debía usar las mismas
armas deshonestas de sus enemigos, como lo hacían los zelotes, por ejemplo?... ¡Demasiado
tarde! ¡Y luego es imposible! ¡Estaría en contradicción con lo que sabía que era la voluntad
de Dios! Pero ¿por qué debe recaer sobre Él toda esa violencia? Se atrevió a oponerse a quien
domina y a sus criterios, indicando y viviendo el pensamiento de Dios, seguro de que la
razón le corresponde a Dios. Pero no es así. Los hechos lo demuestran. De todos modos el
mal vence, ¿y Dios no puede hacer nada en contra?... Y luego la angustia de la muerte y el
miedo de morir que lo atenaza y lo sacude, precisamente Él que ha vivido para la vida y para
el amor, mostrando a los hombres el rostro del Dios de los vivos (cf. 12, 27). Todo esto hace
derrumbar su persona y todo aquello en lo que había creído, y le hace sentir la muerte como
amenaza del mismo fundamento de la existencia y de sus valores. Aunque se admita que ésta
sea la voluntad de Dios, resuena en toda su angustia el grito del salmista: "¿Qué ganancia en
mi sangre, en que baje a la fosa? ¿Puede alabarte el polvo, anunciar tu verdad?" (Sal 30,10).
Si la vida es así, más vale renunciar a ella. Ha perdido todo significado, y el deseo gozoso
de la vida se transforma en una tristeza infinita, en el mismo deseo de la muerte (v. 34). Esta
es la experiencia negativa más total que un hombre puede realizar, cuando ya no tiene ningún
motivo de vivir y, aún viviendo, vive en realidad la propia muerte. Y esta muerte es totalmente
trágica, porque no es elfinalde una vida desesperada y sin sentido, sino la muerte del mismo
sentido de la vida, en el cual uno ha creído y cree todavía como valor supremo.

77. LA AGONÍA EN EL GETSEMANÍ: Me 14, 32-42 617


Este es el abismo más profundo que el hombre pueda tocar -su verdad más íntima,
en la cual percibe la propia vida como muerte de lo que es el bien. Es la verdad que anula
totalmente a un hombre.
Aquí Jesús ora. A diferencia del momento en que nos lo presentan en oración después
de la primera jornada mesiánica (1, 35) y después de la multiplicación de los panes (6,46),
aquí no se trata sólo de un momento de prueba, en el cual hay que decidir si una acción es
conforme o menos con el plan de Dios. Se trata de la prueba suprema, en la cual Jesús debe
decidir si ha de remitir a Dios su causa, su vida y sus valores, o no.
Ante todo pide que se aparte de Él este cáliz (cf. 10,38) de amargura, la copa de la ira, de
ser llevado a la muerte como malhechor. El mismo Jesús había asegurado a sus discípulos
diciendo: "Todo cuanto pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán"
(11,23).
Pero no es posible evitar este cáliz, que se coloca como resultado de toda su fidelidad a
Dios y a los hermanos.
En este punto Jesús ve que falla la verificación final en cuya esperanza siempre había
confiado en Dios. ¿Debe todavía entregarle su vida? Ya no puede esperar nada de la vida,
porque la muerte es segura. ¿Dios entonces lo ha traicionado con sus promesas? Como
única alternativa ya no queda sino la desesperación. Por más que sea inútil, es el único
acto que siempre le queda posible al hombre sin Dios. Pero, en la esperanza contra toda
esperanza, Jesús pide que se cumpla la voluntad del Padre. En esta oración es toda su
persona la que se entrega confiadamente a Dios, renunciando incluso a la propia vida (cf.
8, 35). Es el acto de fe más profundo en el Dios de los vivos, por el cual se reconoce sólo en
Él toda razón de vivir, experimentando de su parte sólo la muerte total.
En este acto de abandono a la voluntad de Dios, Jesús es solo y único. En este abandono
total, en el cual la voluntad de Dios y la de Jesús se identifican, se halla la raíz del misterio
de lafiliacióndivina de Jesús.
Precisamente en este momento, en el cual es desfigurado por la muerte, Jesús no puede
dirigirse con el nombre "Abbá", "papá", a aquel que en la transfiguración lo ha llamado
"Hijo amado" (9, 7). Este misterio, que aquí se revela, recibirá su sello definitivo en la cruz
(15, 39) y da cuenta del nuevo rostro de Dios que Jesús ha anunciado y vivido en toda su
existencia. Es difícil comprender este modo de ser hijo. ¿Pero el hijo no es ante todo aquel que
cumple la voluntad del Padre, ya que encuentra en Él la razón de la propia existencia?
En las palabras de Jesús en el huerto, Marcos cita a su modo las dos peticiones
fundamentales del Padre nuestro: que se haga su voluntad (v. 36) y que nos libre en la
prueba (v. 38; en 11, 25 se habla de la exigencia fundamental del perdón).
En este contexto tal vez logramos intuir lo que Jesús pagó con esta oración que nosotros
usamos a menudo con desenvoltura: ella significa la misma vida de Jesús, que Él pagó con
la muerte, porque estaba totalmente entregada al Padre.
Superada la prueba final, en el abandono a la voluntad de Dios, "llegó la hora". Ya al
comienzo del evangelio Jesús decía: "El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios está
cerca" (cf. 1,15). Ahora sabemos cómo sucede esto: a través de un largo camino de lucha,
en el cual "uno es probado en todo" (cf. Hb 4,15), como Jesús, el cual "en los días de su vida
mortal ofreció ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la
muerte y fue escuchado" después de su angustia {Hb 5, 7). A través de este camino, incluso
la carne, es decir, el hombre, por el don del Espíritu, está pronto, y puede decir: "He aquí

618 77. LA AGONÍA EN EL GETSEMANÍ: Me 14, 32-42


que vengo a hacer tu voluntad" (Hb 10, 9.7; cf. Sal 40, 7-9). Así se construye el reino de
Dios, y viene la hora en la cual el hombre se revela como hijo de Dios. Y su misma muerte es
un "dormir" y "descansar" para "levantarse" (=resucitar: cf. w. 41 ss.).
Así, en este momento, Jesús puede decir resueltamente: "Vamos" (v. 42). Precisamente
por eso "salió" (cf. 1, 38). Ahora, cuando es claro el término hacia el cual va, Jesús
comienza su ascensión hacia el Padre, su retorno. Esta es su "hora": mientras en el corazón
de la noche es "entregado" a los hombres, Jesús "se entrega" al Padre; y mientras se acerca
aquel que lo vende y lo traiciona para la muerte, Jesús se entrega totalmente a la vida, al
abandonarse al Padre más allá de la misma muerte.
Este el momento en el cual toda su vida se transforma en sacrificio, y queda totalmente
consagrada al Padre y a los hermanos.

ACTUALIZACIÓN

La agonía de la fe
Es verdad que Cristo^murió por todos. Pero cada uno debe "saborear" la propia muerte.
Entonces se repite para Él en tono menor la misma lucha del Getsemaní. Pascal decía que
Jesús está en agonía hasta elfindel mundo. En efecto, su agonía se prolonga y se repite en el
drama de todo el que lucha por la causa de Dios, que se identifica con la causa del hombre.
En la agonía del cristiano continúa el misterio de Cristo: cada creyente y cada época reviven
la agonía del Getsemaní, de una manera más o menos intensa y con un éxito más o menos
positivo.
Pero llegará un momento decisivo, en el cual habrá un éxito de esta lucha que no es
ambiguo: será el momento de la verdad, la hora de la muerte. Allí cada hombre -y también
toda la humanidad- se encontrará en la misma situación que Jesús en el huerto: después
de perder todo apoyo humano, ya no quedará sino la fe desnuda en Dios. La misma
aceptación activa de la muerte es el hecho más grande y total de la fe. En ella cada uno se
abandona, en la pérdida de toda seguridad, al Dios que no se ve; el hombre encuentra su
sentido únicamente en Dios.
Frente al mal y a la muerte el hombre puede asumir las posiciones vanas e ineficaces
del estoico, del cínico, del resignado o del prometeo rebelde. De todos modos nada cambia.
O bien puede arriesgarlo todo por el Dios incomprensible: carece ahora de todo apoyo
humano, y encuentra en Dios su única consistencia.
Eso es extremamente difícil: es el fruto de la lucha más grande del hombre por la
libertad, en la cual uno es libre incluso de sí mismo y de todos por Dios. Esta es la verdadera
muerte de la fe. Es una muerte muy difícil, porque se realiza viviendo: es una muerte dura,
porque "hay que vivirla". El único que la cumple totalmente es Jesús. Nosotros podemos
tomar parte en ella sólo "fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe" (Hb 12,2).
Para todo justo llega la hora en la cual todo se decide, como para Jesús: es la hora en la
cual se abate sobre el justo todo el furor del mal, el cáliz de la amargura, de la insensatez y
de la misma muerte; es la hora del juiciofinalsobre el mundo culpable, con el cual el justo
es solidario y de cuyo mal sufre todas las consecuencias. Y sucumbe.
Es la hora de la tentación, en la cual se percibe claramente el propio fracaso y el de las
propiasfinalidadesjustas. Uno llega a encontrarse, como Jesús, en la incertidumbre acerca

77. LA AGONÍA EN EL GETSEMANÍ: Me 14, 32-42 619


del plan de Dios. El cielo permanece mudo y cerrado, y no da explicaciones ni señales de
poder: ¡ni razona, ni salva! ¿Acaso Dios se ha retirado? Uno queda, como Jesús, sin apoyo
ni abajo ni arriba, en la turbación, en la confusión y en la angustia.
Pero ¿por qué fracasa el que hace el bien? ¿Es acaso inútil, o incluso dañoso, para el justo
hacer el bien? Que, al hacer el bien uno no salga ganando entre los hombres, ¡eso pase! Pero
que el mismo Dios permanezca indiferente, este es el drama, la agonía verdadera del justo
que sufre. El pensamiento que lo tortura, su tormento íntimo que lo hace sufrir, es que haya
fracasado el último tribunal al cual uno podía apelar: o no existe o abiertamente le niega la
razón. Tal vez Dios ha cambiado de parecer y "¿su promesa ha terminado para siempre?"
-es decir, ¿se ha equivocado y retirado su palabra? O bien "se ha cambiado la derecha del
Altísimo"-, esdecir, ¿Dios seha vuelto impotenteparacumplirsusdesignios?,(cf.Sal77,8-
11). Pero ¿acaso Dios se ha vuelto propenso a equivocarse o impotente hasta no tener el poder
de salvar? ¿Pero qué Dios es? ... ¿Dios es Dios?... ¿Qué es Dios?... La incertidumbre acerca
de Dios se vuelve incertidumbre de Dios, que lo afecta directamente. Este es el tormento
íntimo, el tormento de Job, el verdadero drama de la fe del justo que, como a Jesús, no le falta
a ningún discípulo.
La victoria de la fe, y juntamente su lucha, es confiarle a Dios el mismo fracaso personal,
como Jesús, con fe absoluta e incondicional, sin ningún fundamento ni conveniencia ni
apoyo humano. Uno confía en Dios y en su designio, dando gloria a su sabiduría y a su
poder, que son tan grandes que le basta la necedad y la impotencia para darle la razón al
justo y salvarlo.
Uno confía en Dios, que nos entrega a la muerte y no nos libra de ella. Pero se sabe que,
si no nos libra de la tumba, es capaz de librarnos incluso en la tumba, suscitando la vida a
partir de la misma muerte.
De este modo el hombre encuentra en Dios toda su consistencia y su existencia, y Dios
para él es cercano de un modo táctico y oculto pero íntimo: es su Padre, ¡"Abbá"! En esta
fe puede llamarlo con este nombre: como Jesús, porque en El está nuestro único motivo
para vivir y morir. Ser hijo es precisamente venir de Dios, ser de Dios y ser para Dios,
cumpliendo su voluntad.
Entonces podemos "dormir" en sus brazos, es decir, morir, para "levantarnos", es decir,
"afrontar" el camino más maravilloso del hombre: el camino desde la muerte hacia la vida.
Entonces somos como el niño en brazos de la madre (Sal 131) y podemos decir: "En paz yo
me acuesto y me duermo, pues tú solo, Señor, me asientas en seguro" (Sal 4,9).

APLICACIÓN A LA VIDA

"Noche feliz "


El nivel de satisfacción por la vida no ha aumentado hoy con respecto al pasado, a pesar
de todos los alicientes, las promesas de comodidades, bienestar, etc. Antes bien se puede
probar estadísticamente que paralelamente con un bienestar que ha crecido, se desarrolla
un descontento, una desilusión, un desconsuelo, una disminución de afecto por la vida
que está a la par con la falta de motivaciones ideales para la existencia. Corremos el riesgo
de agotar nuestros recursos en este campo, aun antes que en el energético. Aumentan así
de un modo impresionante los casos en los cuales la gente, de diferentes maneras, intenta
el suicidio, la huida de la vida. Creíamos que íbamos a encontrar la felicidad, la tranqui-

620 77. LA AGONÍA EN EL GETSEMANÍ: Me 14, 32-42


lidad; hemos emprendido el camino del desierto, de la infelicidad, como nunca se ha
experimentado en el pasado, como si la vida equivocada se volviera contra nosotros. En
efecto, alguien habla de síntomas indudables de muerte, visibles en los desórdenes sociales,
en las guerras, en los conflictos, en la violencia, en la "necesidad" del aborto: son síntomas
de nuestra "civilización".
¿Tal vez "lo hemos merecido con nuestros hechos"?, (Le 23, 41).
Es difícil decirlo, pero tal vez no sea necesario, sobre todo porque no es este el punto.
Hay que subrayar más bien que algún otro -¡inocente, éste sí!- ha vivido en términos
extremos y radicales esta experiencia; más que nosotros -precisamente por el hecho de ser
inocente- ha llevado sobre sí el peso enorme, aplastante de la vida equivocada, de nuestras
opciones y de nuestras vidas erradas, viviendo sus consecuencias como son el miedo, la
angustia y la tristeza "hasta la muerte". Como si hubiera forzado para todos y al precio de su
vida la puerta estrecha a través de la cual todo hombre debe pasar. En esa noche era el molino,
la piedra de moler y el lagar en el cual es exprimido como el trigo, las olivas y la uva.
En la experiencia humana se llega a esa noche desde situaciones diferentes. Su raíz se
hunde en el pasado y su recuerdo sale aflotemás como insulto que como alivio. Entonces las
cosas iban bien, uno estaba en la serenidad, en la alegría; quizás había también fatiga, ¡pero
ella tenía sentido! No era tan difícil ir de acuerdo con muchos, incluso con todos; y también
el creer resultaba hermoso y natural. Ahora no es posible que uno acepte que muera todo
aquello en lo que se ha creído, aquello que se ha amado, que se ha vivido, la relación con una
persona, el entendimiento perfecto, hermoso... por la soledad y el abandono.
En un plano más amplio: en determinado momento encuentras sólo cacharros rotos, allí
donde existía la esperanza de una nueva estación para la humanidad (o por una tajada de
esta humanidad), allí donde se hablaba de cambio, de un paso hacia delante.
Para la Iglesia, para la comunidad, entonces existía la impresión del momento propicio,
providencial; existía la sensación vivida de momentos de serenidad, de crecimiento autén-
tico y vitalidad, que de improviso se quemaron por heladas imprevisibles: ¿era una esperan-
za ingenua, o un triunfalismo sutil?
Las cosas se han apagado, ya no tienen colores ni dimensiones. Uno se encuentra en
la noche, quedan solamente "manos débiles y rodillas vacilantes" (Is 35, 3); los únicos
sentimientos posibles parece que son la desesperación y el vértigo del abismo; el cielo está
cerrado y las palabras como "esperanza" suenan como burlas.
Es difícil comprender la experiencia de Jesús en el huerto de Getsemaní. Se logra
solamente intuir alguna cosa, percibir algo, sobre la base de consonancias con nuestras
experiencias. Desde un punto de vista simplemente humano se puede ver en Él uno de
tantos, involucrado en este paso, en este trecho de una existencia obligada: es una especie
de fraternidad entre desesperados.
Pero desde un punto de vista de fe, el creyente, sobre todo la comunidad, la Iglesia,
puede y debe tener ojos más agudos, como suplemento también para toda la humanidad, y
contemplar la noche profunda en la cual un hombre lucha juntamente con todos y por todos,
en la noche de la agonía, precisamente del combate.
Un hombre ha "combatido con Dios y con los hombres", como Jacob, Israel, el que le
dio el nombre al pueblo (cf. Gn 32, 23ss.). Luchó en la fe, al borde de la desesperación de
la soledad y en el abandono por parte de los amigos, anticipo del "abandono" de parte del
Padre.

77. LA AGONÍA EN EL GETSEMANÍ: Me 14, 32-42 621


Es necesario mirarlo bien, tenerlo muy bien en la mente; es necesario que la Iglesia lo
ate "a la mano como señal" y "como insignia entre los ojos" (Dt 6,8) para el momento de la
prueba, cuando se tiene la impresión de que el mundo pavorosamente se asemeje al huerto
del Getsemaní y se levantan fantasmas pavorosos y se percibe el dolor de una ausencia.
La que es más fuerte que la noche de la Navidad, esta noche genera a partir de la oscuridad
de su seno una humanidad nueva. Existe un cuerpo humano que se tiende sobre el abismo,
con sus brazos abiertos no ya sobre la cruz, para unir los márgenes, distantes al infinito, de la
desesperación y de la vida. ¿No fue llamado "pontifex" aquel que tiende un puente? ¡Quién
sabe si con él se puede emprender el camino acertado! Jacob, Israel, no había luchado bien
si no había logrado arrebatarle el nombre al contendiente. En cambio, Jesús en la noche
prorrumpe en un nombre afectuoso: "¡Abbá!", papá. En la tristeza, en la depresión, estamos
cansados y dormidos. Dios no. Pero en el misterio de la noche se nos da como un don la raíz
de la fe y de la esperanza que ya no hunde sus raíces en nosotros, que estamos dispuestos a
balbucear, a renegar y a traicionar, sino en El, en El que ya está en pie y todavía va adelante.

REFLEXIÓN DE FE

Velar para servir


El sueño que domina el pasaje es el ápice de la dureza del corazón que acompaña laposición
del hombre frente a Jesús, poco a poco mientras Él se manifiesta. Nuestra incapacidad de
reconocer el verdadero rostro del Hijo de Dios, comienza con el rechazo que se opone a Jesús
con ocasión de la curación del hombre de la mano paralizada (3,1-6), continúa en Nazaret
(6,1 -6), se profundiza en la barca con ocasión de la multiplicación de los panes (8, 14-21),
explosiona en el rechazo de Pedro, centro del conflicto y del evangelio (8,27-33).
El pasaje que analizamos presenta la dureza del corazón humano, dureza que es triste
y trágica. La esclerosis del corazón se convierte en la muerte del sueño. Pedro, que estaba
despierto una hora antes, como un militar provocado al duelo, sale del combate huyendo
en el sueño. El se demuestra capaz de velar solamente sobre el Mesías de las expectativas
humanas y de las ambiciones de revancha y de poder.
El gallo se encargará de sacudirlo de esta vigilia ridicula e inútil y él al final de este
capítulo acabará por actuar como centinela de sus mismas esperanzas inútiles, llorando por
siempre su dureza de corazón.
Contemplar, como aparece en el evangelio, el verdadero rostro de Cristo, que muere
arrastrando a la muerte con una fuerza divina el mal y el pecado, es la condición de la
vigilancia y de la verdadera oración, rezada con los ojos abiertos. Es el fundamento de la
vida en el Espíritu, colocada más allá de los temores de la "carne", que está replegada sobre
sí misma y sobre su egoísmo: "velen y oren... el espíritu está pronto, pero la carne es débil
(v. 38). Es la única oración capaz de discernir para la vida.
Cuando nos reunimos para buscar juntos una opción cristiana, estamos atentos. Si
nuestros ojos dormidos para el Cristo de la cruz, en cambio, están muy abiertos y vivos para
nosotros mismos, no nos queda más que pedirle al gallo que cante y se burle de nosotros. El
nuestro será un discernimiento carnal. Si, en cambio, somos capaces de velar sobre el Cristo
verdadero, de reconocerlo precisamente en la hora del sacrificio de sí mismo, haremos un
discernimiento diferente, un discernimiento que vela sobre la agonía de Cristo, de Él que
ha convertido la entrega total de amor en la expresión suprema del servicio.

622 77. LA AGONÍA EN EL GETSEMANÍ: Me 14, 32-42


78. EL ARRESTO
(Me 14, 43-52; cf. Mt 26, 47-56; Le 22, 47-53; Jn 18, 2-11)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

El relato de la pasión en los sinópticos, así como en Juan, procede de ahora en adelante
con mucha mayor correspondencia, al menos en cuanto a lo sustancial de los acontecimientos
que allí se narran.
Al igual que en muchas páginas del evangelio, también aquí el texto de Marcos se mantiene
más al relato antiquísimo de la pasión muy probablemente de origen palestino.
También en este pasaje percibimos una estructura compuesta. La primera parte es lineal y
sobria (w. 43-46), y consta del breve relato del arresto de Jesús en el huerto de los Olivos: en el
texto de Marcos, más cercano al documento originario, no encontramos ninguna palabra de Jesús.
Los w. 47-52, en cambio, están constituidos por breves añadiduras, casi marginales, -el episodio
de la oreja que fue cortada, luego un dicho de Jesús y el episodio de un joven que huyó desnudo,
de lo cual los otros evangelistas no hacen mención-; se trata de tres elementos que se han formado
en contextos diferentes y fueron transmitidos aisladamente. Tal vez el mismo Marcos los incluyó
aquí en su forma originaria, que aparece confrontando estos versículos con ios pasajes paralelo
de Mateo, Lucas y Juan, donde encontramos ampliaciones y precisiones de origen posterior: en
efecto, en ellos se agregan algunas frases de Jesús en forma de diálogo con sus adversarios; Luca
y Juan precisan que un siervo fue herido en el oído derecho; Juan indica incluso los nombres de
que hirió y del que fue herido.
La primera parte del pasaje, la más antigua y unitaria, está centrada en la figura de
Judas. El horror suscitado en los primeros cristianos por su gesto traidor resuena todavía en
estos versículos. Aun con la ausencia de cualquier expresión de condena hacia Él, se denuncia
su complicidad culpable, cuya gravedad no disminuye por la convicción subyacente a todo
el pasaje (cf. v. 49b; y antes w. 21.27.36), según los cuales lo que estaba sucediendo era el
cumplimiento del designio que Jesús había acogido por amor a los hombres.
Pero en el conjunto del pasaje, como lo leemos ahora, domina la figura de Jesús, que
antes era un hombre débil e indefenso, poco a poco asediado y atado por una "muchedumbre"
amenazante que sale de repente de todos los rincones de ese huerto envuelto en tinieblas, y luego
es abandonado por todos los suyos y queda solo con el único apoyo de su fidelidad, puesta a
prueba en forma dolorosa, a Dios Padre.
En la experiencia al mismo tiempo de tanta debilidad y fuerza, Jesús encuentra una
profunda tranquilidad interior y la valentía de echar en cara a Judas y a los jefes del pueblo
su cobardía -"¡Han tenido miedo de arrestarme en el templo...!"-y de renovar su decisión de
entregarse hasta la muerte: "Que se cumplan las Escrituras" (v. 49): "¡Levántense, vamos!"
(v. 42).

78. EL ARRESTO: Me 14, 43-52 623


4 3. Todavía estaba hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno de los Doce,
acompañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes,
de los escribas y de los ancianos.
44. El traidor había dado esta señal: "Aquel a quien yo dé un beso, ése es, préndanlo
y llévenlo con cautela".
45. Apenas llegó, se le acercó y le dijo: "Rabí", y le dio un beso.
46. Ellos le echaron mano y lo prendieron.
47. Pero uno de los presentes, sacando la espada, hirió al siervo del Sumo Sacerdote,
y le cortó la oreja.
48. Y tomando la palabra Jesús, les dijo: "¿Como contra un salteador han salido a
prenderme con espadas y palos?
49. Todos los días estaba con ustedes enseñando en el Templo, y no me detuvieron.
Pero es para que se cumplan las Escrituras".
50. Y abandonándole huyeron todos.
51. Un joven lo seguía cubierto sólo de un lienzo; y lo detienen.
52. Pero él, dejando el lienzo, se escapó desnudo.

v. 43: todavía estaba hablando: comienzo típico de Marcos y de la fuente antiquísima en la que
del estilo de Marcos, que sirve como conexión se inspira: no hay ninguna indulgencia hacia
entre esta parte y el pasaje del Getsemaní, que curiosidades propias de una crónica o biografía.
según parece no figuraba en el relato más antiguo. Juan precisará luego que el de la espada fue Simón
Judas, uno de los doce: la insistencia de esta Pedro y el herido fue uno de nombre Maleo.
precisión manifiesta el horror y la amargura de los La inutilidad de este intento de defensa o rei-
primeros cristianos al pensar en el comportamiento vindicación, que por otra parte a su modo muestra
de Judas. (Cf. ya en los w. 10 y 20). solidaridad con Jesús, la declara Marcos con el uso
Un grupo... de parte de los sumos sacerdotes: del término "oreja", que según parece indica la
probablemente se trataba de gente asalariada para parte inferior (el lóbulo) de la oreja.
apoyar la acción de lo que estaban dependientes del v. 48: como contra un salteador...: las dos frases
templo (cf. v. 47: "Al siervo del sumo sacerdote"); que aquí Marcos pone en boca a Jesús suenan como
la mención de los tres grupos juntos subraya la una doble denuncia: ante todo, denuncia -ésta se
responsabilidad común de todos los jefes judíos (cf. dirige también a los discípulos- de la incapacidad
también nota al v. ly a 8, 31). de esa gente de comprender la decisión libre de
v. 44: aquel a quien yo dé un beso: entre los Jesús de vivir sus opciones de amor sin limitaciones,
judíos era común la costumbre de un beso entre dispuesto a pagar con su persona hasta la muerte;
los rabinos y sus discípulos. En el gesto terrible de en segundo lugar, de su cobardía que los impulsa
Judas, casicomo en unaacción simbólica, seconcreta a obrar a escondidas (cf. 11, 18; 12, 12; 14, lss.).
su actitud interior; la intimidad aparente con Jesús También los otros evangelistas refieren en este
cubría su incapacidad trágica de comprenderlo y punto algunas palabras de Jesús: según Mateo, Jesús
de comunicarse con El. Anotamos que el mismo interviene para condenar el uso inútil de la espada
verbo se repite en el versículo siguiente, pero (cf. 26, 52-54); según Lucas, en cambio, lo hace
reforzado con una forma intensiva, para sugerir para sanar al siervo herido (cf. 22, 51); en fin, según
la imagen de que Judas haya estrechado a Jesús Juan, lo hace para reconfirmar la propia decisión de
fuertemente entre sus brazos. fidelidad al Padre (cf. 18,11).
Préndanlo: en el texto griego leemos el mismo v. 49: todos los días: se puede traducir también
verbo que aparece también en 3,21 con el significado "todo el día"; recordamos que, según el cuadro crono-
de "apoderarse" de Jesús para impedirle actuar y lógico de Marcos, Jesús se detuvo en Jerusalén sólo
que aquí viene a ser una palabra-clave del pasaje poquísimos días antes de morir (cf su ministerio en la
(cf. los w. 46.49). ciudad que se presenta en los ce. 11 -13).
v. 47: uno de bs presentes, sacando la espada: la Para que se cumplan las Escrituras: más allá de las
ausencia de los nombres es un rasgo característico acciones mezquinas de esa gente que parece dominar

624 78. EL ARRESTO: Me 14, 43-52


en la escena de los acontecimientos, Jesús ve la reali- vez a una intuición teológica muy profunda del
zación del designio de Dios que había sido anunciado evangelista. Los diferentes intérpretes han tratado
por los profetas para la salvación del mundo. Toda de identificar esta figura de joven: en los primeros
iniciativa humana se inserta en este marco que deter- siglos se pensaba en los apóstoles Juan o Santiago;
mina el sianificado fundamental de la historia. la interpretación moderna descubre allí al mismo
v. 50: El sitio más lógico de esta frase sería evangelista Marcos, y suponen que sus padres
inmediatamente después del versículo 47, después fueran los propietarios del Cenáculo y tal vez del
de la escena del arresto. El haberla insertado aquí huerto de los Olivos; además se tiende a identificar
después de la alusión al cumplimiento de las Escri- el Cenáculo, del cual se habla en el versículo 15,
turas tal vez puede significar que en la huida de los con el de María, madre de Juan llamado Marcos
discípulos se ha visto el cumplimiento del anuncio (cf. Hch 12, 12) y se piensa que este Marcos sea el
del versículo 27. mismo evangelista (cf. Hch 12, 25; 15, 37.39).
vv. Slss.: La añadidura de este detalle que se Pero, si nos atenemos a los datos históricos que
encuentra solamente en Marcos y que puede parecer tenemos, ninguna explicación resulta satisfactoria.
totalmente irrelevante como hecho, responde tal

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Se apoderan de El"


Ya los eventos avanzan, porque la "hora" decisiva (w. 35-41) ha llegado. En efecto "de
pronto" se presenta Judas, "uno de los doce", con un grupo de gente armada (v. 43).
El misterio de Judas, "uno de los doce", que traiciona a Jesús, impresiona siempre a todo
discípulo, que sabe que puede ser él mismo quien va a traicionar al Maestro (cf. 17,21).
En efecto, todo discípulo puede, como él, no comprender el "don" (cf. el episodio de
Betania, w. 4ss.) y pasar al campo adversario que es el del "dinero" (v. 11) y de las "armas"
(la violencia). Estos son los dos medios con los cuales el poder lo obtiene todo: el dinero
acumulado, fruto de la violencia, y la misma violencia, con la cual se obtiene lo que todavía no
se puede comprar. Son los instrumentos típicos del poder, a los cuales acude el "pensamiento
del hombre" y de los cuales se sirven los adversarios de Jesús, que no por casualidad
son precisamente los "jefes" del pueblo, es decir, los sumos sacerdotes, los escribas y los
ancianos (v. 43), es decir, aquellos que detentaban, aunque bajo el control romano, el poder
económico, ideológico-religioso y político. De estos medios se servían también los zelotes
para luchar contra el poder. Pero ellos no entran en absoluto en la estrategia de Jesús, porque
están excluidos radicalmente de la economía de su reino, que es don y no dinero, amor y no
violencia.
El que confía en esos medios, traiciona a Jesús o huye lejos de Él. Traicionar y huir son las
dos palabras dominantes en el pasaje, junto con la palabra clave "arrestar" (w. 44.45.49.51),
que se podría traducir mejor con "apoderarse, adueñarse". En efecto, ¿la traición no consiste
precisamente en apoderarse, mediante el dinero y la violencia, de ese cuerpo que en realidad
es un don, y que, por consiguiente, es llevado a la muerte como don?
La traición de Judas se consume mediante un beso o abrazo de amistad, que es el saludo
típico del discípulo a su Maestro. Es tal vez la suma de todos los besos con los cuales el
hombre se apodera de otro hombre, y lo traiciona, matándolo en lo mejor que tiene, el
amor y el don. Este gesto se subraya en el relato (w. 44.45), porque no es un extraño, sino
precisamente uno de los suyos que cambia al que es el gesto más afectuoso en la cosa más
abominable. En la Capilla de los Scrovegni, Giotto logra representar admirablemente
este abrazo, en contraposición con el abrazo de la Magdalena, que está en la pared de
enfrente. El abrazo de Judas, envuelto en un cielo opaco roto por movimientos de armas,

78. EL ARRESTO: Me 14, 43-52 625


está representado como la sombra del manto oscuro que cubre a Jesús, se apodera de Él y
lo aplasta, haciéndolo desaparecer. El abrazo de la Magdalena, en cambio, -colocado en un
aire luminoso de la mañana con un horizonte distensionado- se abre y se extiende hacia
Jesús, que no se sabe bien si brota de sus manos abiertas o si se entrega a ellas, mientras
están inclinadas hacia Él que para rehuirlas parece llevarlas hacia lo alto, hacia su persona
blanca como un alba misteriosa. El primer abrazo representa la violencia de la posesión,
que sofoca la vida. Después de este beso Jesús viene a ser prisionero. Se "apoderan"
de Él. Desde este momento su cuerpo poderoso se vuelve impotente. Mientras antes
obraba prodigios y era el sujeto de todas las acciones, ahora, a merced de la "posesión",
manipulado por los adversarios, será solamente un cuerpo pasivo, que ya no obrará nada;
sufrirá la pasión de todos aquellos que ejercen la "posesión".
Aquí uno de los discípulos, Pedro, según Jn 18,10, extrae la espada para defenderlo (v.
47). Sus discípulos se encuentran todavía en la misma lógica de poder de los adversarios. Y
este es precisamente el motivo por el cual huirán, descubriendo que el adversario, con estas
armas, es más fuerte que ellos. Se subraya de un modo casi ridículo que toda la potencia
armada de los discípulos logra solamente cortar un lóbulo de la oreja -¡ni siquiera toda la
oreja! ¡Y eso que apuntaba a toda la cabeza del adversario! Los discípulos todavía no han
comprendido que tienen armas muy diferentes, en las cuales son realmente poderosas y
pueden golpearlo en la cabeza. En efecto, no han velado ni orado, y han quedado dormidos
y débiles (cf pasaje anterior).
En el momento del regreso de su Señor, que viene en la hora del testimonio, no los han
encontrado despiertos. Aquí estamos precisamente en medio de la noche, cuando Jesús
los había amonestado para que velaran (cf. 13, 35). Pero también en su segunda venida, al
"cantar del gallo" (ibíd.), Pedro lo negará; y en la tercera venida, "de madrugada" (ibíd.),
cuando sea condenado a muerte, todos los discípulos habrán desaparecido.
La escena del arresto en Marcos se reduce a lo esencial: se omiten las palabras de Jesús
al recibir el beso de Judas y no hay ninguna referencia al comentario de ese hecho (cf. Mt
26, 52-54). Mucho menos se refiere a la curación de la oreja (Le 22, 51). Marcos quiere
subrayar la impotencia absoluta de Jesús, que de ahora en adelante crecerá hasta la cruz, de
donde se revelará la potencia de Dios.
En cambio se subraya, mediante las mismas palabras de Jesús, que se "apoderan"
de Él como si fuera un "salteador", con espadas y palos (v. 48). Jesús, desde este punto
del evangelio se convertirá en un objeto. Ha caído en las manos de los poderosos de este
mundo, y vivirá en su carne toda la negatividad del poder. Ya no hará nada de ahora
en adelante, y cargará solamente el mal de todos los hombres. Es el justo que padece la
injusticia, con la certeza de que su "vengador" lo rescatará más allá de todo mal, más allá de
la misma muerte, con esa fe radical (que se expresa admirablemente en Job 19, 25-27) que
encuentra la solución de todo en el encuentrofinalcon Dios. Por consiguiente, Jesús sufrirá
toda la violencia y será llevado a la muerte como un malhechor, apresado y procesado casi
a escondidas, con "engaño" (v. 1). Sin embargo, Él siempre había orado y enseñado a la
luz del sol, públicamente (v. 48a). Pero precisamente de este modo se cumple la Escritura
(v. 49b), dice Jesús sintetizando en esta palabra el sentido de toda su vida y de su muerte:
el designio de Dios, que Él ya conoce muy bien, es la manifestación de su amor a pesar de
la maldad del hombre, y precisamente en ella. Por eso el inocente, el que ha hecho el bien,
experimentará sobre sí mismo solamente el mal, y Él solo cargará todo el cúmulo de la
maldad del hombre. Y lo rescatará, porque no es el que obra la injusticia el que libera, sino
quien la comete, y precisamente por eso la sufre (cf. h 53,12).

626 78. EL ARRESTO: Me 14, 43-52


En realidad, no fue tanto su acción, que fue limitada, la que nos salvó, sino su pasión
que fue ilimitada: en efecto, Jesús, que llegó a ser exclusivamente objeto de posesión, lleva
sobre sí totalmente el mal del mundo y, en la inactividad absoluta, llegará al grado máximo
de acción al liberar al hombre de todo mal.
Los discípulos huyen "todos", dice Marcos sin atenuantes (v. 50). Y esto, como lo hemos
señalado, es una consecuencia lógica del hecho de que ellos no siguen el "pensamiento de
Dios", sino el del hombre, en el cual los adversarios son más poderosos. ¡Afortunadamente!
¡Porque a veces puede suceder tristemente que sean los otros quienes deban huir! Su
camino de seguimiento fracasa precisamente en el momento decisivo. Y Jesús queda solo.
El relato de la pasión la soledad de Jesús es tal vez el hecho que impresiona más al discípulo
que lee. Eso refleja tal vez el hecho que más ha impresionado a los primeros discípulos,
que se sentían llamados a seguirlo. El recuerdo de la huida suena como un llamamiento
poderoso al seguimiento, que es posible solamente cuando se vela en oración para no caer
en la tentación (v. 38).
Es curioso el episodio final del joven que huye desnudo. Sólo Marcos lo narra. Algunos
lo consideran como lafirmadel autor.
Otros piensan que el episodio es una reflexión sobre Am 2,15, donde se representa la
desesperación que sorprenderá a Israel en la hora de la venida del Señor al decir: "El más
valiente entre los valerosos huirá desnudo ese día". Este joven entonces sería el símbolo de
los discípulos que, por no haber velado (cf. pasaje anterior), caerán en el día de la prueba. En
efecto dice Juan: "Dichoso el que esté en vela y conserve su vestido para no andar desnudo
y que se vean sus vergüenzas" (Ap 16,15). En la hora del retorno del Señor, sólo aquellos
que hayan cumplido su palabra y hayan sido vigilantes "ellos andarán conmigo vestidos de
blanco; porque lo merecen. El vencedor será así revestido de blancas vestiduras" (Ap 3, 3-
5), mientras el vencido huirá desnudo.
Pero se puede pensar también que este joven, que deja su envoltura, sea símbolo de Jesús
que, aunque deja la vestidura de su cuerpo en las manos de los violentos ("se repartieron
su vestido", 15, 24), se les escapa, y sigue misteriosamente una vida siempre joven, más
allá de la noche. El joven sería entonces una señal de esperanza: la vida del testigo fiel
de Dios escapa del lazo de los enemigos (Sal 124, 7), precisamente porque el que pierde
su vida por la causa de Dios la salvará (8, 35), porque ella queda confiada a sus manos
precisamente en la muerte (cf. Le 23,46). Se trataría entonces de un preanuncio simbólico
de la resurrección del mismo Jesús. Esta interpretación es probable, porque la relación con
el "joven" de la mañana de Pascua, que las mujeres encuentran junto al sepulcro 'envuelto'
en una vestidura blanca (16, 5), es más significativa. En efecto, el joven está "envuelto" en
un lienzo, como lo será Jesús (19,46). Este joven, que posee la fuerza propia de su edad, ¿no
representa acaso al mismo Jesús que se les ha escapado a sus adversarios, abandonado en
sus manos el símbolo de la propia muerte, el lienzo? Ha huido de este mundo, pero volverá
con la potencia de Dios, junto al cual ahora está sentado. Pero no excluye las dos primeras
interpretaciones en las cuales "este joven también puede ser el símbolo del discípulo, y en
particular del evangelista Marcos; habría escapado porque aún no comprendía el misterio
de Jesús; pero luego reaparecería después de la Pascua, como mensajero del Resucitado (J.
Radermakers, II vangelo secondo Marco, Bolonia 1975, pp. 307-308).

78. EL ARRESTO: Me 14, 43-52 627


ACTUALIZACIÓN

La libertad en el sufrimiento y desde el sufrimiento


En la lucha por un mundo justo y realizado, el que quiera quedar libre inmediatamente
del sufrimiento, basta que lo rehuse y lo haga recaer sobre otro. Así éste tiene doble
sufrimiento y pronto devolverá por su parte el doble. En cambio, el que quiere realmente
ser libre del sufrimiento, acepte con libertad el sacrificio que la lucha impone, pague los
costos y obtendrá los resultados: es decir, ante todo esté libre en el sufrimiento y al final
quedará libre de él.
Lo que impacta al ver a Jesús en el huerto de los Olivos es precisamente su libertad
soberana en el sufrimiento. De ahora en adelante ya no es Jesús el que hace sino que El es
lo que los demás hacen de Él. Paga todos los costos de lo que ha querido y por lo que ha
luchado. Y acepta las consecuencias de su mensaje, de su praxis y de su comportamiento,
convirtiéndose El mismo en objeto de intercambio. Su vida que es acción se convierte en
pasión y alcanza así el vértice de la actividad, en libertad absoluta, precisamente mientras
está reducido a un estado de esclavitud total.
La aceptación del sufrimiento, sin embargo, no debe disminuir el compromiso por la
liberación de parte de Dios. Pero ésta no se puede sustituir con aquélla. Ninguno puede
sustraerse a los interrogantes inquietantes formulados por la pasión desconsolada de los
hombres vivos y muertos, por el problema de la propia culpa y por los males ligados a la
nataraleza y, por consiguiente, de una liberación última del hombre de parte de Dios.
Si miramos la realidad humana y somos realistas, vemos la imposibilidad de eliminar todo
el sufrimiento. Aún más, el combatirlo con todos los medios y querer vencerlo sería negativo.
En efecto, quedarían las raíces, que germinarían produciendo flores peores. En cambio, el
que sigue a Jesús, sabe que no puede vencer totalmente el sufrimiento. Sin embargo, él es
consciente de que debe o puede afrontarlo, sin dejarse aplastar ni hundirse en el abismo
de la desesperación. También en Él es libre: al sentirse fiel a Dios y a su plan de liberación
para el hombre. Y Dios lo sostendrá y le será fiel. Confía en Él y, aunque no esté exento del
sufrimiento, muestra en Él el ápice de su libertad, confiando en Dios, con la conciencia que
expresa san Pablo: "Cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte" (2Co 12,10).
El cristiano sabe que no puede ser liberado totalmente del sufrimiento. Eso es hedo-
nismo -la antigua creencia radical burguesa-, una planta que ya crecía en el Edén. Según
ella el trabajo, es decir, la fatiga es un mal presunto: es mejor recoger el fruto del trabajo
sin trabajo, duplicando así la fatiga de los otros e iniciando la historia del mal. El cristiano,
como todo hombre serio, en cambio, no ignora y está dispuesto a pagar los costos de lo que
sabe y quiere. Y así es libre: en efecto, llegará al fruto que el sufrimiento habrá madurado y
saboreará lo que su libertad ha llevado más allá de todo sufrimiento.
Por ahora sabemos, y lo elegimos libremente, que "somos atribulados en todo, mas
no aplastados; perplejos, mas no desesperados; perseguidos, mas no abandonados; derri-
bados, mas no aniquilados... Como quienes están destinados a la muerte, pero vivos; como
castigados, pero no condenados a muerte; como tristes, pero siempre alegres; como pobres,
aunque enriquecemos a muchos; como quienes nada tienen, aunque todo lo poseemos"
(2Co 4, 8ss.; 6, 9ss.).
Cuando todos los hombres tengan esta libertad en el sufrimiento, entonces seremos
libres de gran parte del sufrimiento, al menos de la que causa el hermano a su hermano.

628 78. EL ARRESTO: Me 14, 43-52


Cuando, después de una lucha larga todos seamos hermanos, entonces también el Padre
nos reconocerá como hijos y nos liberará de todo el resto del mal y de la misma muerte,
porque verá brillar en nosotros su misma luz, la luz inextinguible del Dios de los vivos.
Entonces la historia de la pasión humana, que derrama lágrimas y sangre, cesará y se
transformará en una fiesta sin fin: "Consumirá a la muerte definitivamente. Enjugará el
Señor Dios las lágrimas de todos los rostros, y quitará el oprobio de su pueblo de sobre toda
latierra"(/s25, 7-8).

APLICACIÓN A LA VIDA

"... Descubriré tu desnudez delante de ellos para que la vean toda (Ez 16, 37b).
¡Amén, si tú, Señor, quieres que tu Iglesia sea probada, para que se presente a tu
llamado fresca y limpia! No hay nada que decir ninguna excusa ni atenuante, si todos se
van. Pedro, en otra parte podrá incluso haber dicho: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes
palabras dé vida eterna" (jn 6, 68), pero en ese día no sólo él, sino todos hemos pensado
que tú sobre todo tuvieras gestos de perdición. Y los hechos, entre nosotros, notoriamente
valen más que las palabras.
¡Amén, si somos despojados; si también el último -la esperanza extrema- se escapará
desnudo! El ciego arrojará su manto para venir a tu encuentro y para seguirte. Nosotros
somos más que ciegos, envueltos en múltiples mantos: nuestra presunción, nuestro
dogmatismo, el orgullo, la arrogancia, los celos, la hipocresía'; los coqueteos con todo poder
cultural, político, económico, personal o de categoría.
Caiga entonces, con la última orla del lienzo, toda pretensión nuestra de salvación.
Al fin de cuentas es señal de tu presencia; es una señal de tu bondad el que hasta el
último escape desnudo y no suceda que los otros huyan por causa de nosotros.
Tu promesa no dejará de cumplirse por eso.
Antes bien, a través de esto, vendrá su realización.
Tú estás en lo profundo y estás dentro de estos hechos. Trabajan a tu servicio y no
lo saben aquellos de quienes decimos: "Nos causan el mal, nos devoran, sus manos nos
despojan y nos tienden asechanzas".
Hay que agradecer porque con una ironía sutil vuelves inútil nuestra maldad y nuestra
voluntad de combatir con las mismas armas a los "otros". Huiríamos con mayor angustia
-porque de todos modos huiríamos-, si hubiéramos cortado cabezas o matado gente. Y
huiríamos más aprisa.
Entonces que nos arrebaten las casas, los campos, las barcas y los anejos. Es doloroso,
sacudimos la cabeza y silban nuestras orejas, pero es una señal de que se continúa en este
seguimiento que nunca termina. ¡Tú no hagas caso a las protestas y sigue adelante!
Es difícil confesarte todavía algo y por eso lo hacemos in extremis: nosotros quisiéramos
valemos de las leyes y a veces también de la espada para que queden a salvo nuestros derechos,
tu santa ley y también las leyes un poco menos santas que protegen nuestros privilegios...
Por consiguiente, ¡quedamos sorprendidos por tu comportamiento que prescinde total-
mente de eso! ¿Pero también por una justicia mejor que la existente? ¿Por una humanidad
un poco menos desigual y conflictiva? Esto de inmediato, pero sobre todo: nos venía
incluso muy bien -desde un punto de vista ideológico al menos, si no desde el práctico-

78. EL ARRESTO: Me 14,43-52 629


mientras tú obrabas y te comprometías con gestos que obtienen nuestra aprobación (¡al
menos intelectual, de nuevo!), pero tu inmovilidad, tu inercia física, desde cuando te han
arrestado, sobrepasa incluso los confines más remotos de nuestra tolerancia.
Ten piedad entonces -no digamos "discúlpanos"- si, no muy calladamente y no exacta-
mente en puntillas, nos vamos todos.
Tú sabes muy bien que un día nos harás volver. Dentro de ti, en lo íntimo de su expe-
riencia, germina ya ese amanecer.

REFLEXIÓN DE FE

Una dirección contraria


"... Cristo Jesús... siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios;
sino que se despojó a sí mismo..." (Flp 2, 5-7).
A esta capacidad del Señor de abrirse a la entrega de sí mismo, corresponde en el hombre
unariquezasorprendente de actitudes contrarias. El vocabulario está lleno de expresiones
significativas, de nuestra capacidad de tomar y de poseer. Para la sola letra "a" encontramos,
entre otras cosas: atrapar, agarrarse, aferrar, apropiarse, arrogarse, arrebatar, asir,...
La actitud opuesta de Jesús lo expone a ser rechazado. Ya en Nazaret tratan de desha-
cerse de Él, haciéndolo precipitar del monte, pero Él logra, esa vez, caminar entre ellos
con dirección contraria, que es... precisamente la suya; "... pasando por medio de ellos, se
marchó" (Le 4, 30).
Aquí en el huerto, la dirección contraria queda interrumpida: Él es detenido," arrestado".
Todos aparecen en el pasaje como dedicados apasionadamente a ser y ejercitarse ellos
mismos en la captura del Señor. Los que no participan directamente, huyen. Y el único
que trata de oponerse lo hace de una manera inexperta. En toda la acción, que termina
precisamente en la captura de Jesús, los personajes posesivos del relato, incluso aquel que
trata de liberar a Jesús con la espada, son unos posesos. Ellos encuentran su símbolo en
el beso de Judas, el cual está poseído por el demonio. La única persona libre es Jesús. Así
Él, aquí, a nosotros se manifiesta y así debemos mirarlo al leer el pasaje, atendiendo a sus
palabras ponderadas. Aquí el que habla es un hombre prisionero, antes bien, uno que más
bien es asediado y rodeado. Ya no podrá aferrarse a nada; incluso será clavado en la cruz...
Al observar estas manos atadas, su incapacidad de tomar, de abrazar, aumenta en nosotros
el conocimiento de su ser divino y libre precisamente en oposición a nuestro ser.

630 78. EL ARRESTO: Me 14, 43-52


B) Proceso, crucifixión y sepultura: 14, 53-15, 57

79. JESÚS ANTE EL SANEDRÍN


(Me 14, 53-65; cf. Mt 26, 57-68; ¿c 22, 54s. 63-71; Jn 18, 19-24)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


De aquí en adelante el relato de la pasión se desarrolla a través de las etapas de sufrimiento
pronunciadas en el tercer anuncio (cf. 10, 33s), y asume cada vez más el tono de una contem-
plación densa de fe. Las primeras dos escenas, separadas por el episodio de la negación de
Pedro, están constituidas por dos procesos, el primero ante el sanedrín, el segundo ante el
tribunal de Pilato.
A diferencia de Lucas y Juan que presentan en términos de un verdadero proceso solamente la
audiencia ante Pilato, Marcos desarrolla estos dos momentos en términos de "proceso" con una
intención teológica precisa. Por consiguiente, no hay que extrañarse si descubrimos sobre todo e
el primero una reelaboración fuerte de elementos tradicionales por obra del evangelista.
Alrededor de Jesús ya no hay sino adversarios: lo vemos rodeado de las diferentes categorías
de los jefes religiosos judíos que se han reunido solamente para decretar su muerte. Intervienen
también otras personas, ya sea para dar testimonio contra El, ya sea para dar comienzo a todas
las formas de ultrajes que lo acompañarán hasta cuando esté clavado en la cruz.
De ahora en adelante su silencio, cada vez más completo, viene a ser profundamente elocuente
precisamente en virtud de las únicas tres frases que pronunciará durante la pasión, para manifestar
abiertamente su identidad (v. 62; cf. 15, 2) y su inquebrantable confianza en Dios (cf. 15, 34).
Son tres los núcleos principales de reflexión en tomo a los cuales se centran los elementos de es
página.
El primero se evidencia si se tiene a la vista también el pasaje sucesivo acerca de la negación
de Pedro: frente a Jesús que paga con la condena a muerte sufidelidadprobada al designio de
Dios (cf. los dos dichos en los w. 58 y 62), el discípulo se muestra débil y temeroso y llega a se
incluso cobarde, a causa de su mente cerrada al no haber comprendido el camino de Jesús (cf. 8
31s.), de su presunción (cf. w. 29, 31) y del sueño al que ha cedido en el Getsemaní.
El comienzo de este pasaje (w. 53-54) introduce precisamente de un modo unitario los dos
episodios, después de haber establecido un enganche directo con el relato del arresto de Jesús,
interrumpido en el v. 46 por las añadiduras que hemos considerado. Como ya lo hemos visto en
otra parte (cf. el estilo de "sandwich" en 5, 21-43yenll, 12-21), a Marcos le agrada insertar
la una en la otra, dos narraciones ligadas, quizás por contraste, por una misma intención
teológica. Lucas manifiesta otra estructura en los pasajes paralelos.
Los otros dos núcleos centrales de este pasaje, unidos en el mismo episodio del proceso
ante el sanedrín, se pueden reconocer fácilmente en los dos dichos de los w. 58 y 62: uno es
referido por otros como palabra de Jesús y se cita en términos de acusación contra El; el otro fue
pronunciado por el mismo Jesús como respuesta a la pregunta categórica del sumo sacerdote.
Sobre estas dos bases se construyen respectivamente las dos series de los w. 55-59 y de los w
60-64, así como las leemos ahora, y probablemente son fruto de una obra amplia de redacción de
Marcos.

79. JESÚS ANTE EL SANEDRÍN: Me 14, 53-65 631


El momento culminante del proceso ante el sanedrín está marcado por las palabras con l
cuales el mismo Jesús por vez primera proclama solemnemente su realidad divina, y así quita
velo del "secreto mesiánico" que hasta ahora había cubierto toda manifestación extraordina
de este hombre.
Sólo ahora se revela abiertamente el significado de muchas otras exclamaciones de alaban
y de fe dirigidas a Jesús por parte de aquellos que en una u otra ocasión habían visto en El la l
y el poder de Dios. Ahora ya no existe el riesgo de que la gente entienda en sentido triunfalist
los atributos divinos de Jesús, ya que su humillación es muy grande.
Precisamente el último versículo del pasaje recalca la perfecta identidad de este Hijo d
Dios con el siervo que sufre. Desde este punto en adelante en los varios trozos que narran l
pasión la reflexión teológica de Marcos sobre la persona de Jesús, al resumir todo el camin
fe de la comunidad cristiana, se expande en toda su plenitud y culmina en la otra profesión
de fe igualmente explícita en Jesús Hijo de Dios por boca del centurión romano a los pies de
cruz(cf. 15, 39).

53 Llevaron a Jesús ante el Sumo Sacerdote, y se reúnen todos los sumos sacerdotes,
los ancianos y los escribas.
54 Pedro lo siguió de lejos, hasta dentro del palacio del Sumo Sacerdote, y estaba
sentado con los criados, calentándose al fuego.
55 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando contra Jesús un
testimonio para darle muerte; pero no lo encontraban.
56 Pues muchos daban falso testimonio contra él, pero los testimonios no
coincidían.
57 Algunos se levantaron para testificar en falso contra Él, diciendo:
58 "Nosotros lo oímos decir: Yo destruiré este Templo hecho por mano de hombre
y en tres días edificaré otro no hecho por manos humanas".
59 Y ni en esto concordaban sus testimonios.
60 Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y poniéndose en medio, preguntó a
Jesús: "¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?".
61 Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le preguntó de
nuevo: "¿Eres tú el Cristo, el Hijo de Dios Bendito?".
62 Y dijo Jesús: "Sí, yo soy, y verán al Hijo del hombre sentado a la diestra del Todo-
poderoso y venir entre las nubes del cielo".
63 El Sumo Sacerdote se rasga las túnicas y dice: "¿Qué necesidad tenemos ya de
testigos?
64 Han oído la blasfemia. ¿Qué les parece?". Todos juzgaron que era reo de muerte.
65 Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le daban bofetadas,
mientras le decían: "Adivina", y los criados le recibieron a golpes.

v. 53: llevaron: como ya lo hemos anotado en 1.16. 20), hasta el momento en que es clavado en la
la presentación del pasaje de la agonía en el huerto cruz: el uso de estos verbos crea un contraste muy
(vv. 32-42), durante la pasión Jesús "es llevado" de fuerte con el caminar de Jesús para ir a través de las
un sito a otro (cf. los mismos verbos también en 15, regiones de Palestina hasta pocas horas antes.

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Ante el sumo sacerdote: el sumo sacerdote puede notar allí también la eficacia literaria de un
en ese tiempo era Caifas, como lo refiere Mt 26, haz de luz que se proyecta sobre Pedro, que poco
57. Marcos no nos da ninguna noticia acera del después sería el centro de atención.
encuentro con Anas, ante el cual, según ]n 18, v. 55: el sanedrín entero: la reunión de las tres
13, Jesús es llevado inmediatamente después del categorías principales de los jefes religiosos (nom-
arresto y fue sometido al primer interrogatorio. brados varias veces en el evangelio; cf. nota al v. 53)
Anas, que había sido sumo sacerdote durante constituía el sanedrín, el máximo consejo y tribunal
varios años antes de Caifas, seguía ejerciendo un judío presidido por el sumo sacerdote y compuesto
gran influjo entre los jefes religiosos judíos. por 71 miembros (los jefes de las grandes familias
Y se reúnen...: la mención de estas tres catego- sacerdotales, los escribas y los ancianos). El nombre
rías (juntas o una de ellas) de jefes religiosos, ya representa una forma adaptada al idioma griego, que
nombradas frecuentemente también antes (cf. nota significa "sesión".
al v. 1), se repite a menudo en el relato de la pasión Este versículo probablemente marca el comienzo
(cf. v. 43;15,1.3.10.11.31). del pasaje del proceso incluido por Marcos entre los
Parece muy improbable que esta reunión de los vv. 54 y 66, que según parece en el relato primitivo
jefes religiosos en la casa del sumo sacerdote tuviera estaban unidos e introducían inmediatamente el
lugar en estos términos tan oficiales de noche. Tal episodio de Pedro.
vez tuvo lugar solamente un interrogatorio privado Contra Jesús un testimonio...: según el procedi-
como lo atestiguan también Le 22, 66-71 y ]n 18, miento procesual judío antes se escuchaban los
19-24 (ante Anas), para decidir lo que había que testigos de la defensa, luego los de la acusación; se
hacer. requerían al menos dos testimonios acordes, para
Por consiguiente, se puede pensar legítimamente que se reconociera su valor (cf. Dt 17, 6; 19, 15).
que la conclusión de esta reunión informal haya sido Marcos da a entender claramente que el resultado
precisamente la de denunciar a Jesús ante la autori- de este "proceso" ya se podía dar por descontado
dad civil a la cual estaba reservada la tarea de instruir desde un principio.
un proceso formal. Es significativo el hecho de que Estas escasas referencias al cumplimiento parcial
Marcos no indique el nombre del sumo sacerdote, de algunas formalidades por. parte de los adversarios
aunque nombre expresamente a Pilato. de Jesús, acentúan su horrible hipocresía y maldad: la
La cuestión queda abierta, también porque no evidencia de los hechos -no encontraban testimonios
tenemos informaciones precisas acerca de la praxis acordes- los desmentía categóricamente.
ni acerca del derecho procesual de los hebreos en Es la consecuencia natural de esa oposición siem-
los tiempos de Jesús (cf. también lanotaa 15,1). pre creciente contra Jesús, que constituye un hilo
Es cierto que Marcos, por razones teológi- conductor del evangelio de Marcos (cf. 3, 6; 11, 18;
cas, quiere darle la mayor solemnidad a este 12,12; 14,1.10s.).
interrogatorio ante el sanedrín y que, cualquiera vv. 57-59. Parece que son un duplicado, en la
fuese la legislación judía de entonces, se cometieron forma más extensa de un discurso directo, de los
gravísimas injusticias contra Jesús, pues se piso- versículos anteriores, tal vez dos versiones que se
tearon los derechos elementales de un detenido habían formado en la tradición y unidas aquí por
como es evidente en los vv. 55-59 y 65. Marcos; puede ser una prueba de ello también la
v. 54: Pedro lo siguió de lejos: se pone en evi- semejanza muy grande entre los vv. 56b y 59.
dencia por una parte el apego de Pedro a Jesús y En el texto de Marcosasume mayor importancia
por otra su actitud temerosa, que lo lleva enseguida esta segunda versión, por cuanto precisamente en
a negar al Maestro. Todos los cuatro evangelistas el v. 58 se halla la primera de las dos afirmaciones
hablan de Pedro que estaba en el patio del sumo centrales de este pasaje, como lo hemos evidenciado
sacerdote y del hecho triste que sucedió esa noche. en la presentación. Es el dicho acerca del templo,
Cf. la presentación del pasaje siguiente. que se retomará más adelante para mofarse de
Hasta dentro del palacio: en el texto griego se da Jesús moribundo en la cruz (cf. 15, 29).
una insistencia especial sobre la idea de que entró en No existen dudas acerca de la autenticidad de este
el palacio del sumo sacerdote; en realidad se trataba dicho tan afirmado en la tradición (cf. 13,2; 15,29; Mt
de un patio interno, alrededor del cual estaban dis- 26, 61;/n2,19;Hch6,14;cf.también 11,15-19)yque
puestos los diferentes ambientes del palacio. Tal vez Jesús debe haber repetido en varias circunstancias tal
el texto representa una traducción demasiado literal vez con diferentes acentuaciones incluso en cuanto al
de la fuente aramea de la cual se sirvió Marcos. significado, que podía oscilar desde la crítica al templo
Calentándose al fuego: literalmente en el texto hasta el culto hebreo y hasta la proclamación de que
griego se lee "luz" en vez de "fuego", según el uso estaba naciendo el nuevo Israel en el camino del reino
documentado en otras partes en el griego tardío; se de Dios, abierto a todas las naciones.

79. JESÚS ANTE EL SANEDRÍN: Me 14, 53-65 633


En el nuevo templo prometido por Jesús la verdadero proceso, por cuanto precisamente con base
comunidad vio tanto el cuerpo resucitado de Cristo en estos títulos se pronuncia la condena de Jesús.
(cf. también Jn 2, 19-21) como a sí misma, como Selevantó...yponiéndoseenrnedio:hiintervencióri
está documentado ampliamente en las cartas de del sumo sacerdote se presenta en términos tan
san Pablo. solemnes que, por una parte, hacen aparecer aún
La forma más cercana a las palabras de Jesús más agudas la hipocresía y la deshonestidad de los
podría ser la que leemos en 13, 2. Ciertamente en adversarios de Jesús -en efecto, se invita al imputado
nuestro pasaje los términos "hecho por hombres" a defenderse de acusaciones que son declaradas
y "no hecho por hombres" son tardíos (cf. Hch 17, repetidas veces como "discordantes"- y por otra
24; 2Co 5,1; E/2,11; Hb 9,11.24). parte crean el escenario para las declaraciones deci-
La expresión "en tres días" puede ciertamente sivas que siguen.
pertenecer al dicho ordinario de Jesús con alusión a El seguía callado...: con reminiscencias de Is
los profetas (cf. nota a 8, 31). 50, 6-8; 53, 7 y del Sal 39, 3.10 se pone de relieve
Deja bastante asombrados el hecho de que Mar - la incompatibilidad radical entre "los caminos de
eos presente este dicho como un testimonio falso; Dios" y los puntos de vista humanos.
Mt 26, 61 es más lineal y notifica sencillamente El Hijo de Dios Bendito: literalmente en el
que dos testigos concordaban en esta acusación texto griego se lee "el Hijo del Bendito", según la
contra Jesús, y así hacían más aceptable la actitud tendencia judía a evitar pronunciar el nombre de
de los miembros del sanedrín; Lucas no menciona Dios; por el mismo motivo en el versículo siguiente
este dicho. encontramos "a la diestra del Todopoderoso" (en
Probablemente el texto de Marcos refleja al- lugar de decir "de Dios").
guna tensión que en los primeros tiempos debió En el pasaje paralelo de Mateo, que tiene
existir en las comunidades a propósito del papel un estilo aún más solemne en forma de conjuro,
del templo y del culto en la fe cristiana. En esta leemos explícitamente el atributo "Hijo de Dios"
hipótesis Marcos suaviza la fuerza de la frase de (cf. 26, 63).
Jesús, y la presenta como testimonio "falso". En boca del sumo pontífice esta expresión no se
v. 60: Notamos una fuerte semejanza entre refiere a la realidad divina de Jesús como solemos
estos versículos y 15, 4s., que nos refieren la pre- entenderla en la fe cristiana, sino al carácter regio
gunta de Pilato a Jesús. del mesías en el sentido del Sal 2, 7; pero al incluirla
Se forjó la hipótesis de que el relato primitivo en este texto Marcos quiere atribuirle el significado
del interrogatorio ante el sanedrín concluyera con pleno que ella viene a asumir en la fe pascual en
el dicho acerca del templo (w. 58s.). En ese caso Jesús "Señor", en particular en su función como
la acusación contra Jesús la habría presentado el juez glorioso de la historia, como aparece por la cita
tribunal judío por el contenido de la afirmación del versículo sucesivo.
pronunciada por Jesús. En la pregunta del sumo sacerdote y en la res-
Según esta interpretación, en un estadio más puesta sucesiva de Jesús tenemos la concentración
avanzado del relato a lo largo de la tradición se más elevada de los principales títulos que le ha
agregó, como ampliación, la pregunta perentoria atribuido la fe cristiana: Cristo, Hijo de Dios, Hijo
del sumo sacerdote, que leemos ahora, y que fue del hombre y, por consiguiente, juez escatológico.
formulada sobre el modelo de la de Pilato, pero En éste pasaje Marcos, que le da tanto énfasis
colocada en el contexto del término "mesías" (en al secreto mesiánico, es el más explícito de todos
lugar del término "rey de los judíos"). En cambio los evangelistas. En efecto, ahora cae todo secreto,
no debió existir ninguna alusión al título "Hijo de porque se manifiesta la razón misma del secreto, es
Dios", que en el judaismo no era considerado como decir, la pasión. Esta revelación única suya y total
un atributo mesiánico y que, por consiguiente, no con palabras marca el comienzo y el motivo mismo
podía ser utilizado como motivo de condena. de la pasión; luego seguirá su revelación única y
Si eso es verosímil, Marcos debió utilizar luego total con los hechos, que culminará en la cruz.
esta añadidura, interpretando el término "mesías" Entonces se realizará plenamente lo que aquí
en un sentido plenamente cristiano, e incluyendo Jesús dice de sí mismo: la verdad será revelada a
además el título "Hijo de Dios" y las citas del v. 62. todos.
De este modo los versículos citados han llegado Para el título "Cristo", cf. nota a 8, 29; para
a ser la parte culminante del interrogatorio ante "Hijo del hombre", cf. nota a 8, 31.
el sanedrín. Más allá de la cuestión relativa al El título "Hijo de Dios" en el evangelio de
valor formal o no de esa sesión del tribunal judío, Marcos expresa menos que el que es más usado que
aquí Marcos quiere atribuirle el significado de un es "Hijo del hombre", que utiliza mucho Jesús para

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designarse a sí mismo. Pero la comunidad cristiana conclusión junto a la cruz (cf. 15, 39), y así incluye
de origen no judío abandonó en seguida este título, todo el evangelio y le da su sentido.
por su oscuridad. Sin embargo, el sentido de "Hijo Como se ve el Hijo de Dios es objeto de reve-
de Dios" es entendido por los lectores de Marcos lación: sólo Dios y los espíritus lo conocen. Pero
como el más adecuado para expresar el significado mientras éstos lo conocen antes de la cruz, esa revela-
de la persona de Jesús. Mientras en el Antiguo ción está revelada al cristiano sólo desde la cruz. De
Testamento el término Hijo de Dios indica tanto aquí deriva el motivo del secreto mesiánico: sólo
al pueblo elegido, que participa de la santidad de la cruz puede revelar al hombre quién es el Hijo y,
Dios, como el rey, que ejerce su prerrogativa regia, por consiguiente, quién es Dios, el Padre. Esta es la
en el Nuevo Testamento tiene un significado muy revelación de todo el evangelio, colocada en el título
particular: expresa el misterio más profundo de como intención y al pie de la cruz como cumpli-
Jesús hombre. Probablemente El nunca dijo de sí miento: la pasión es la manifestación plena de Dios
mismo: soy el Hijo de Dios. Sin embargo, habló de sí en Jesús y de Jesús en Dios, es decir, de la huma-
mismo como del "Hijo" en sentido absoluto (cf. 12, nidad de Dios y de la divinidad de Jesús.
6; 13, 32), y así se comportó.
Si el título "Hijo de Dios" aparece sólo en un
Por consiguiente, contrariamente a lo que se contexto de misión y de pasión, eso significa que el
pensaba en un tiempo, el título "Hijo de Dios" es término Hijo tiene como característica esencial la
una expresión originaria cristiana que documenta obediencia al Padre en la obra de la salvación. No es la
lo que los discípulos han comprendido acerca de gloria la característica del Hijo, sino que la obediencia
Jesús. Por consiguiente, no se trata ni de un título es su gloria: el Hijo nunca se revela en la trascendencia
de origen helenista, ni de una derivación cristiana de su gloria, sino que revela su gloria trascendente
del Sal 2 que habla de la entronización del rey como precisamente en la humillación del siervo que lleva
de una generación que proviene de Dios. sobre sí el mal del mundo y lo rescata en la ignominia
Ese título en los evangelios está asociado más de la cruz. Así cumple la voluntad de Dios.
bien al del "siervo de Yahvé". También es Sb 2,13.18, v. 62: En el marco de la interpretación según
que es una relectura de Is 53, se habla indiferente del la fe cristiana gue Marcos dio a estos versículos,
"siervo" y del "Hijo de Dios, y los considera como se puede comprender el significado de la respuesta
sinónimos, y eso es facilitado por el hecho de que afirmativa de Jesús a la pregunta del sumo sacer-
la palabra griega para decir siervo significa también dote: es una fórmula de revelación sobre el tipo de
Hijo. Eso deja entrever que en el siglo I a.C. las las que se encuentran en Ex 3, 14;/n 8, 28. 58; 13,
profecías de Isaías se referían indiferentemente al 19; 18, 5.8.
siervo o al Hijo. La frase es teológicamente muy densa porque
Esta combinación de las dosfigurases muy clara combina juntamente la elevación de Jesús al trono
en la agonía del huerto, donde Jesús llama a Dios de Dios (el triunfo pascual) con las palabras del
"Abbá", padre, y se siente como hijo precisamente Sal 110, 1 y su venida final como juez del mundo
mientras acepta la suerte del siervo. Esta escena es con las palabras de Dn 7, 13 (cf. 13, 26). Esto es
importantísima para entrever el modo como Jesús sin duda fruto de una reflexión más bien tardía
mismo comprende su condición de Hijo, así como de la comunidad que, al leer la Biblia, descubría
aquel que en la identidad de la voluntad y del amor cada vez más las numerosas referencias a Cristo y
realiza el plan salvífico del Padre. Se puede concluir expresaba sus perspectivas apocalípticas (cf. nota
diciendo que en la imagen del Hijo se descubre a 13, 5).
siempre como en una filigrana la del siervo. Estas dos citas por otra parte ya habían llegado
Esto es claro por la utilización que hace Marcos a ser el fundamento más importante de la tradición
del título "Hijo de Dios", que aparece siete veces en judía relativa a la figura del mesías.
su evangelio. Dos veces se trata de teofanías: mientras Sí, yo soy: tal vez en el texto griego originario se
recibe su misión como siervo en el bautismo (c. 1,11) leía: "Tú dices que yo lo soy", como lo atestiguan
y mientras, en la mitad del camino, se precisa su meta algunos manuscritos autorizadosy como se encuen-
en la transfiguración, después del primer anuncio de tra también en Le 22, 70.
la pasión (cf. 9, 7). Dos veces es proclamado Hijo de
Y verán: también el uso de este verbo manifiesta
Dios por los demonios (cf. 3,11; 5, 7) contra loscuales
la amplitud de la reflexión cristiana a la luz de la
va dirigida su lucha y que, por cuanto pertenece al
palabra de Dios dentro de la cual se ha de comprender
orden de los espíritus, intuyen su verdadera grandeza
la respuesta de Jesús.
y tratan de traicionarla antes de la pasión. Una vez,
y es ésta, es el mismo Jesús quien se proclama Hijo El mismo verbo, que se encuentra en Za 12,
de Dios, en el momento en que se decide su muerte. 10, lo hallamos en 13, 26; cf. también ]n 1, 51; 19,
Finalmente en el título del libro (cf. 1, 1) y en la 37; Hch 7, 55s.; siempre se refiere al momento en
el cual los hombres reconocerán la gloria de Cristo

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como cumplimiento del oráculo del Sal 110,1 y de la no el de "sentencia" en sentido formal (cf. Le 22,
visión de Dn 7,13. 66-71).
v. 63: se rasga las túnicas: como señal de horror Probablemente Marcos es consciente de que
tal como se documenta en varios pasajes del Antiguo en ese tiempo el sanedrín no estaba autorizado a
Testamento; muy probablemente era un gesto decidir penas capitales. Si hubiera podido hacerlo,
prescrito por la legislación procesual establecida en la muerte de Jesús habría sucedido por lapidación,
el Talmud. según el uso hebreo (cf. Lv 24,16).
Lucas no hace alusión a este detalle. Pero cf. Por consiguiente, es explicable el hecho de que
Lv 21,10 que le prohibe al sumo sacerdote cumplir Jesús sea conducido de inmediato adonde Pilato.
ese eesto. v. 65: algunos...: según el contexto parece que
v. 64: han oído la blasfemia: se puede distinguir, se trata de miembros del sanedrín, que se distin-
y demostrar que ni el título "Mesías", ni mucho guen explícitamente de los "criados", de los que
menos el título "Hijo de Dios" según su significado se habla a continuación. Tal vez se acerca más a la
en el judaismo (cf. notas a los w. 60s.), podían realidad de los hechos que sucedieron la versión de
constituir legítimamente un motivo de condena. Le 22, 63-65, que coloca esta escena de los ultrajes
La realidad es que, como ya lo hemos anota- antes del interrogatorio ante el sanedrín.
do (cf. nota al v. 55), esos juicios desde hacía En el capítulo siguiente Marcos presenta casi
tiempo habían decidido suprimir a Jesús y, por un duplicado de esta escena en el patio del pretorio
consiguiente, estaban muy atentos a explotar cual- entre los soldados de la guarnición romana (cf. 15,
quier pretexto. 16-19).
Además se puede pensar que el término "blas- Son elementos que constituyen un buen funda-
femia" en ese tiempo se usara también con un mento para concluir que este versículo, que perte-
significado más amplio (cf. 2, 7; Jn 10, 33). nece a otro contexto, fue añadido aquí por Marcos
Pero más allá de todo esto, no olvidemos la como último rasgo para llevar a los creyentes a la
intención teológica que guió a Marcos al redactar esta reflexión teológica y a la contemplación acerca del
segunda parte del proceso ante el sanedrín, como el Señor condenado a muerte, asimilado en todo al
momento más violento del rechazo que el mundo siervo que sufre (cf. Is 50, 6; 53, 3-5; cf. también el
opuso al Dios que se revela abiertamente. No hay tercer anuncio de la pasión en 10, 34).
razón que valga: también ese mínimo de actitud Le cubrían la cara... Adivina: el texto griego de
correcta en la forma ya se quebranta para entre- esta frase es muy incierto: algunos manuscritos omiten
garse a insultos vulgares (cf. v. 65). la alusión al rostro vendado; otros añaden después
Ante una escena teológicamente tan densa de "Adivina": "Cristo, ¿quién te ha golpeado?".
significado nos parece inútil querer puntualizar Efectivamente, la traducción a la que nos refe-
otros aspectos de irregularidades de este "proceso" rimos supone un texto que suscita la impresión de
singular. estar trunco.
Todos juzgaron: la oposición contra Jesús es Muy probablemente estas expresiones fueron
maciza, compacta. introducidas tal vez por copistas como imitación
El verbo tiene más el significado de una recon- de Le 22, 64 que es mucho más lineal.
firmación de la decisión de hacer morir a Jesús, y

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

La blasfemia
En toda la primera parte del evangelio la gente se preguntaba acerca de Jesús: "¿Quién
es éste?". En la mitad del evangelio es Jesús mismo el que, después de haber provocado la
fe en sus discípulos, comienza a explicarles quién es El (8, 29-31). Acalla de ese modo la
pregunta acerca de su identidad y comienza el estupor de los discípulos que no comprenden
su revelación. Pero en este punto del evangelio esa pregunta se vuelve a presentar de un
modo definitivo. Ahora lo interrogan a Él directamente, por vez primera. Y ahora, después
de haber dado con su vida y su palabra todos los elementos para comprenderla, mientras
está a punto de ser condenado, da su respuesta: Él es el Mesías, el Hijo de Dios, el Hijo del
hombre, el juez supremo precisamente mientras es conducido a la muerte.

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Esta es la revelación plena de su persona, clara e inequívoco que se nos propone: ¡el
Mesías, Hijo de Dios, juez supremo, es el pobre Jesús crucificado! Esta revelación de su g
en la ignominia extrema es el misterio de Jesús, que, precisamente mientras se revela,
se envuelve en un secreto aún más grande: es la locura de la cruz, el escándalo del Dios
crucificado, el misterio del amor de Dios al hombre.
Sólo en este punto se plantea plenamente el problema de la fe cristiana.
El evangelio tiene aquí su punto decisivo, el único punto en el que Jesús se revela
totalmente.
A esta manifestación suya corresponde o el rechazo del sumo sacerdote que lo acusa de
blasfemia, o la aceptación del centurión pagano que lo proclamará Hijo de Dios cuando
esté en la cruz (15, 39). En esta pregunta de rechazo o de aceptación del Crucificado se
realiza el juicio de Dios sobre el mundo. La fe ya consiste en aceptar o no al Crucificado
como sentido de la propia vida. Aquí apuntaba todo el evangelio de Marcos. Ya queda
eliminado el secreto mesiánico de parte de Jesús. De parte del discípulo es necesario todavía
verlo en la cruz y "entrar" en el sepulcro (15, 39; 16, 5), antes de que se elimine el secreto.
La revelación de Jesús acontece en la profundidad de la noche, cuando sobre el pobre
siervo fiel se condensa todo el poder de las tinieblas para condenarlo y aplastarlo. Pero
esa noche es iluminada por su palabra: al ser interrogado tres veces, Jesús al final dará
testimonio de sí mismo.
Precisamente en ese mismo momento el discípulo, en la persona de Pedro, es interro-
gado tres veces, "se avergonzará de Él y de su palabra" (cf. 8, 38); mientras Jesús se revela
abiertamente, el discípulo lo desconoce públicamente.
El testimonio definitivo de Jesús se da frente a sus adversarios, los jefes que dominan
al pueblo. Ellos personifican a todos aquellos que no aceptan a Cristo, y le dan muerte. Es
importante anotar que no fue el pueblo hebreo el que le dio muerte a Jesús, sino todo poder
y todo los poderosos, que también tienen el poder de azuzar al pueblo (15,10), que por su
parte habría sido favorable a Jesús (cf. 11, 8ss.; 12,12-37b; 14, 2). En efecto, Jesús, y hay que
recordarlo siempre, fue llevado a la muerte por el poder político-religioso ("sumo sacerdotes"),
por el poder económico ("ancianos") y por el poder ideológico ("escribas"), (v. 53; cf. los tres
anuncios de la pasión), así como por el representante del imperio romano, Pilato (15,1-15), y
por el rey fantoche, Herodes, incapaz de juzgar, pero no incapaz de hacerle el juego al opresor
(cf. Le 23,8-13; también Me 3,6; 12,13). Como se ve, no falta ninguno a la parada, ni siquiera
la masa manipulada (15, llss.). Y estamos presentes también todos nosotros, sus discípulos,
unos con Judas que lo traiciona fríamente y Pedro que lo niega tercamente..
En efecto, Pedro trata de seguirlo, pero "de lejos", y se sienta con los criados alrededor
del fuego (v. 54). "Esta alusión al fuego que encienden en el atrio del sumo sacerdote es
ciertamente algo más que un detalle realista: en efecto, el altar debía estar preparado y el
fuego encendido antes del canto del gallo, para que el sumo sacerdote pudiera ofrecer su
sacrificio personal al amanecer" (Radermakers, op.cit., p.108).
Mientras Pedro se calienta junto al fuego, "los jefes de los sacerdotes y todo el sanedrín"
deciden el modo de condenar a muerte a Jesús (v. 55): los que detentan el poder quieren
sencillamente eliminarlo, precisamente porque subvierte su poder a todos los niveles. Por eso
buscan testimonio que presumiblemente conciernen sus transgresiones contra la ley (cf. 3,1-
6) o su oposición al poder religioso-político (cf. la cuestión acerca de su autoridad después de
la purificación del templo: 11,27-33), y su oposición al poder político económico (cf. 12,13-
17). Pero los testimonios no están acordes (v. 56). En todos los procesos contra los inocentes

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nos encontramos siempre frente a un cúmulo de testimonios que no concuerdan fácilmente,
porque en realidad no buscan la verdad, sino que buscan sencillamente cómo disfrazar
públicamente el verdadero motivo de la condena, ya decidida y por motivos precisos.
Finalmente algunos se refieren a una profecía suya acerca de la destrucción del templo (v.
58), que Juan coloca en el contexto de la purificación del templo (Jn 2,19; cf. Me 11,15-19;
13,2 y 15,29). Ciertamente el gesto que Jesús había cumplido en relación con el templo, si se
presenta como motivo de condena, debe haber revestido una importancia particular inclusive
para los acusadores de Jesús. Fue un gesto impresionante, que los adversarios captaron en
su peligrosidad, pero no en su significado profundo. En efecto, el templo destruido será el
mismo Jesús (Jn 2, 21), que después de tres días resucitará, para convertirse en ese nuevo
templo en el cual "habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad" (Col 2, 9). Pero
tampoco sobre este punto concordaron los testimonios.
Jesús no responde (v. 60; cf. h 53, 7; Sal 38,14ss.; 39, 3.10a), porque, al igual que todo
justo acusado, deja que sea la verdad y el mismo Dios quien responda (Sal 38,16; 39,10b);
en efecto, a diferencia del delincuente, el inocente no tiene nada de qué disculparse, y no
sabe qué responder. ¿Cómo se puede responder por el mal que no se ha cometido? ¿Acaso
uno debe disculparse del bien que ha hecho?
Jesús, que no puede responder a las acusaciones, sin embargo responde a la pregunta
decisiva acerca de la propia identidad. Este es el verdadero motivo de su oposición a los
jefes y de todo su obrar. En este punto del evangelio Jesús se revela plenamente, y tenemos
aquí la concentración de todo lo que la fe cristiana profesa acerca de Jesús. Las expresiones:
Cristo, Hijo del Bendito (= Dios) (v. 61), que en los labios del sumo sacerdote indican
simplemente al Mesías, para el lector cristiano son los dos atributos distintos de Jesús
(cf. 1,1: "Jesucristo, Hijo de Dios"), que lo caracterizan tanto como Mesías y también
como Hijo de Dios. En efecto, Jesús responde al sumo sacerdote diciendo: "Yo soy" (cf.
6, 50; 13, 6; cf. Jn 8, 24.28. 58; 18, 5. 8). Esta expresión es el mismo nombre de Dios que
se revela a Moisés como liberador de su pueblo (Ex 3,14).
Esta palabra de Jesús, precisamente cuando estaba a punto de ser crucificado, contiene
toda la revelación de aquel Dios que libera porque es amor: en Él, el justo contra el cual se
desencadena toda la violencia de la injusticia, se da la manifestación plena de ese Dios que,
por amor, se entrega totalmente al hombre. Jesús completa su revelación presentándose Él,
que es el juzgado y el ajusticiado, como el juez divino: Él es el hijo del hombre, representante
de todo el pueblo, elevado hasta Dios, que "está sentado a la derecha del Todopoderoso (=
Dios)" (cf. Sal 110,1), y que "viene con las nubes del cielo" (Dn 7,13s.) a cumplir el juicio
de Dios sobre el hombre (v. 62) (cf. 13,26). El hombre Jesús, el Crucificado, se muestra así
como el Señor de todo el hombre y de su historia.
Aquí está el significado del evangelio, la expresión plena de la fe cristiana.
La pregunta que el sumo sacerdote le dirige a Jesús, Marcos la dirige al lector ante el
Crucificado, que ha de ser reconocido precisamente en esa condición como el Señor.
En la revelación de Jesús se desploma todo el mundo viejo y sus representantes. Por
eso el sumo sacerdote se rasga la vestidura (v. 63, era una cosa que le estaba vedada, cf.
Lv 21,10): es la rasgadura definitiva del vestido viejo (cf. 2, 21), la ruptura definitiva del
mundo colocado bajo la ley y alejado de Dios. Al lacerarse la vestidura del sumo sacerdote,
corresponderá la rasgadura del velo del templo (15, 38), precisamente en el momento en
que el Hijo del hombre aparecerá en la cruz como el Hijo de Dios (15, 39).
Quien acoja este juicio llevado en la cruz del hombre Jesús, reconociendo la revelación
de Dios, será salvo.

638 79. JESÚS ANTE EL SANEDRÍN: Me 14, 53-65


Pero que Dios se revele en el Hijo del hombre crucificado es una blasfemia inaudita (v.
64a), la blasfemia más grande que un hombre, humillado sobre todo, pueda pronunciar.
No es mucho peor que el deseo blasfemo del viejo Adán: ¿"serán como Dios" (Gn 3, 5),
que fue castigado con la muerte?
Esta blasfemia da origen al cristianismo: ella invierte la imagen que el hombre tiene
de Dios, y vuelve a colocar de pie la verdadera imagen del hombre, su rostro oculto, en el
misterio del Hijo del hombre Jesús, el Mesías Hijo de Dios crucificado. Por esta blasfemia
-que la vida de Jesús nos muestra que procede por un camino inverso al de Adán (cf. Flp 2,
6-11)- nace la nueva creación, espejo de la luz del Dios de la vida, que se entrega por amor.
Nacen los cielos nuevos y la tierra nueva, donde habita la misma gloria de Dios.
Por esta blasfemia Jesús es juzgado reo de muerte (v. 64b). Y con razón, porque, como
dice Juan, se hace igual a Dios (Jn 19, 7). Pero precisamente en su muerte se manifestará la
humanidad de Dios que nos ha amado hasta llevar sobre sí el mal del mundo y dar la vida
por todos.
Ahora se va revelando plenamente el gran secreto del evangelio: el oprimido por los
poderosos será el Cristo liberador, el j uzgado será el j uez supremo, el Crucificado será el Hij o
de Dios, la señal de contradicción puesta como juicio de vida o de muerte (cf. Le 2, 34).
Después de esta revelación, estamos en condiciones de contemplar y acoger el camino
que Jesús ahora emprende, y podemos comprender que su muerte es su misma vida que Él
entrega como rescate por muchos (10,45).
Comienza así su "vía crucis"; lo abofetean, lo escarnecen (v. 65; cf. Is 50, 6). Pero en
Él nosotros vemos ahora al Hijo que se hizo siervo fiel de los hermanos. Se hace siervo de
todos en nombre del Padre que en Él expresará sufidelidada todos (cf. Is 53,10ss.).

ACTUALIZACIÓN

Proceso a Cristo: el que es juzgado es juez


El proceso, al que Jesús fue sometido ante los jefes del pueblo, continúa hoy en la crítica
que el hombre moderno le hace a Jesús.
Los jefes del pueblo lo interrogan acerca de sus obras, sin comprender nada, y finalmente
acerca de su persona: ¿es realmente Él el Mesías, el salvador a quien esperaban? La misma
cuestión se plantea hoy a la obra de Jesús y a su persona. ¿El cristianismo, su obra, después de
dos mil años de historia, acaso ha cambiado algo? ¿El hombre no sufre y muere como antes?
¿Acaso ha sido liberado de sus alienaciones y de las injusticias? ¿Qué eficacia histórica ha
tenido y tiene la acción de Jesús? ¿Pero es realmente Él el salvador del hombre, la respuesta a
sus expectativas de libertad, de justicia y de vida plenamente humana?
El juicio de los sacerdotes, basado en la sana razón humana y en la religión de la ley, que
exige señales de poder, fue negativo. No sabían qué hacer con un Mesías semejante. Así
también el hombre de hoy, que se basa en criterios de la razón y de la eficacia histórica, no
sabe qué hacer con Él ni con su obra. Los criterios, según los cuales se juzga a Cristo y su
obra, son siempre los mismos: los criterios de sabiduría humana y los criterios, religiosos o
laicos, de poder (respectivamente el milagro y la eficacia).
Con base en estas medidas humanas Cristo ya no tiene derecho a existir, está destituido
de toda razón y de todo poder. El hombre descarta siempre lo que no entra en el cálculo
de su razón y no es disponible para él como medio de poder. Por eso Cristo es rechazado

79. JESÚS ANTE EL SANEDRÍN: Me 14, 53-65 639


y negado. En realidad el verdadero Dios del hombre es su buena razón, que lo administra
todo, y su poder que hace que todo sea disponible para él.
Pero la sabiduría y el poder de Cristo es la locura y el escándalo de la cruz, que toda
sabiduría y poder vacían de su valor. Cristo contesta el criterio humano de sabiduría y
poder, que se halla en la raíz del mal del hombre; invierte el criterio de juicio, y se presenta
como irreductible a unafigurade este mundo.
Cristo es la "crisis", es decir, el mismo juicio sobre el "mundo" y sobre sus valores: el
que es juzgado se convierte en juez; y el "mundo", que era juez, se convierte en juzgado y
condenado como lugar de incredulidad y de no acogida de la revelación de Dios. Cristo,
con su vida y con su muerte, bajo la señal de la necedad y de la impotencia, es el juicio de
Dios sobre el "mundo"; lo coloca en la necesidad de la decisión radical y lo juzga si prefiere
quedar para sí mismo y en sí mismo. En lugar de justificar sus pretensiones, pretende que
el hombre se regule según sus medidas y sus criterios. Y no da ninguna justificación de
esta autoridad suya: es la automanifestación, que se justifica por sí misma como salvación
para el que la rechaza. Dios no se justificó ni con la sabiduría del hombre -tan impotente
que no lo reconoce como principio suyo-, ni con la potencia del hombre -tan necia que lo
destruye-. Por eso Dios eligió como revelación suya la locura y la impotencia de la cruz.
Ésta, lejos de justificarse, en cambio justifica a quien lo acoge.
Ésta es la pretensión absoluta de Jesús, que se manifiesta como juez mientras es juz-
gado. En el proceso se invierten las partes que están en causa, y los criterios de juicio son
invertidos: ahora lo que vale no es la razón ni la eficiencia, HO la sabiduría ni el poder, esos
no son los medios de salvación, sino la locura y el escándalo, la necedad y la impotencia
de la cruz son el criterio de juicio del hombre y de su historia. Eso implica una inversión
radical de todos los valores. "Pero en este caso, el deshonor civil, la cruz, es transfigurado:
la cruz que se nos presenta como lo que existe y es más vil, el instrumento del deshonor del
que dispone el estado, viene a ser lo que es más elevado. Así lo que es considerado como
la cosa más vil, viene a ser la más noble. Es necesario ver allí la expresión de la revolución
realizada contra todo lo que existe y que tiene algún valor en la opinión. Como el deshonor
en la existencia se convierte en el honor supremo, todos los vínculos de la sociedad humana
se hallan, en su fundamento, atacados, sacudidos y destruidos" (Hegel). Aceptar o no el
honor de la cruz, es la lucha entre la fe y la incredulidad. Esta lucha atraviesa también a todo
creyente en su interior. En esta lucha terrible y desesperada de la fe, a los creyentes no les
queda otra alternativa sino la de aferrarse con confianza a la cruz, que es sabiduría y poder
de Dios. Inmerso en el abismo del mal, mientras el mar ruge debajo y quiere arrollarlo, el
creyente no tiene ni islas más dichosas, ni barcos más fuertes, ni ideas, ni los medios mejores
para salvarse. La vida es la que es, para todos. Pero Dios quiso suministrarnos un madero
de salvación: la cruz. El que permanece aferrado a Él no se hunde. El cristiano no tiene otra
sabiduría ni otro poder que pueda ofrecer al hombre, sino ésta, que ha sido dada por Dios
como un don. Pero ella es la liberación de la desesperación absoluta o el fracaso total para el
que la rechaza. Ella no ofrece verificaciones ni pruebas particulares fuera de ésta.
Pero con ella Dios muestra que es Dios y no hombre: como fue aquel que lo hizo todo de
la nada, así es también aquel que sabe salvar y liberar al hombre de la muerte con menos que
nada, es decir, con la necedad y la impotencia de la cruz. Contra la oscuridad que amenaza y
la nada que engulle, el creyente tiene esta fe en la cruz, que es salvación y juicio del mundo.

640 79. JESÚS ANTE EL SANEDRÍN: Me 14, 53-65


APLICACIÓN A LA VIDA

Todos somos responsables


"Había la guerra de Argelia que marcó tan fuertemente mi generación. Yo era oficial,
y tenía un comando en el Gebel. Un día, en el desarrollo de un patrullaje, detuvimos a un
prisionero. Todavía ahora estoy viendo a ese hombre. Él marchó largo tiempo de noche
con nosotros, mientras volvíamos al campamento. Compartimos nuestra agua con El.
Yo me sentía contento; me sentía caballeroso. El oficial encargado de las informaciones
del regimiento estaba instalado provisionalmente en la aldea con el escuadrón. Yo
ingenuamente le entregué el hombre, apenas regresamos. Oigo hoy todavía los gritos
como de una bestia herida bajo la tortura: y yo estaba fuera, impotente pero culpable. Su
cuerpo desfigurado fue arrojado sobre los deshechos y fue sepultado apresuradamente a
escondidas. Sentí que éste era el pecado; comprendí que me resultaba imposible quedar
puro, y que todos éramos responsables...".
(J.C. Barreau, La fe de un pagano, Brescia 1968, pp. 73-77).

...Uno de los modos infinitos con los cuales traducimos en nuestra existencia esa
frase: "Todos juzgaron que era reo de muerte". A veces nuestra responsabilidad es menos
desprovista e ingenua, tal vez menos directa. O bien es también más clara y lineal.
Pero existe una condena de parte de todos: tal vez las palabras estén ausentes, y existen
los gestos precisos, las connivencias y las omisiones; sobre todo estas últimas.
De la desesperación y de la salvación nos salva el hecho'de que rara vez salen a flote los
cadáveres de nuestra injusticia.
Es difícil probar una experiencia nuestra y una culpa nuestra colectiva en ese vere-
dicto.
Es un tema netamente religioso y existe la tentación de la evasión: no sueño siquiera con
negar que Jesús es el Mesías, el hijo del Bendito.
La religión queda mal parada, si es cierto lo que dice Santiago, cuando habla de religión
pura y sin mancha ante Dios nuestro Padre y la entiende como un "socorrer a los huérfanos
y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminados del mundo" (St 1,27).
Nosotros dejamos que Jesús diga "palabras", y también nosotros decimos "palabras".
Nos parece también que somos más abiertos y tolerantes que esos fanáticos; menos
propensos a promover guerras de religión y, si tenemos que empuñar las armas, incluso
ideológicas, pensamos que tenemos que hacerlo por otros motivos.
Es difícil mostrar los camuflajes, desmontar las máscaras y las defensas tras las cuales
nos escondemos con astucia.
Es claro que nuestra presunta tolerancia es una defensa de nuestros derechos, una
trampa oculta que nos permite ser tolerados, aceptados y apreciados por lo que queremos
ser. Pero como la cosa se sitúa explícitamente sobre un plano de fe, como resuena en pleno
el evangelio y se trata de confesar que Cristo vino en la carne, decimos "blasfemia" o, con
nuestra moderación infame: "No exageremos".
O también decimos que no tratamos un tema religioso, que nos colocamos en otro
terreno. No nos damos cuenta con eso de que nos colocamos en la misma situación de
aquellos que pronunciaron históricamente la condena. Porque un punto esencial del
evangelio es que nuestra, lógica, nuestra esmerada separación (él-nosotros; sagrado-
profano) ha sido rasgada. Él superó los confines, invadió el campo.

79. JESÚS ANTE EL SANEDRÍN: Me 14, 53-65 641


A esto le decimos: "¡no!" y es nuestra blasfemia, que hoy es posible, es nuestro modo de
escandalizarnos, la defensa extrema, porque nos sentimos con el muro a las espaldas.
No se anuncia el evangelio para culparnos, sino porque, al darnos cuenta de nuestra
incapacidad confesemos que Jesús es el Mesías, hijo del Bendito que vendrá a juzgarnos;
pero que ahora viene continuamente en aquellos a quienes juzgamos y condenamos, a
cumplir un veredicto de salvación.
Pero algo más hemos de poner en evidencia: el hecho de que Jesús mismo -y no el Padre
o un hombre de armas- habló de sí mismo, se definió.
Tal vez es justo que uno se califique al acercarse a la muerte, en el momento de la verdad.
Tiene sentido el nombre que resume la vida, más que el que recuerda a otras personas o que
sea sencillamente augural, como el nombre que se impone en el nacimiento.
Aquí, con el nombre, afirma su relación con nosotros. Nosotros con Pedro lo nega-
remos. Por consiguiente, este nombre y esta relación son una blasfemia para nosotros. De
allí deriva la condena.
Porque si el árbol tiene un mínimo de capacidad de sentir y de querert no acepta que
lo coloquen con las raíces en el aire: y ningún animal por más tonto que sea desea ser
descuerado. ¿Podrá el hombre ver de buen grado el ser vuelto al revés?
¿Pero entonces la blasfemia está en el hecho de que él desilusiona y nos contradice a
nosotros o que nosotros lo rechazamos?

REFLEXIÓN DE FE

La gloria del Señor, o bien: el exterior y el interior del vaso del mundo
La parábola de la alcachofa. Un día Satanás quiso echar a perder las alcachofas en un
pueblo donde todos se alimentaban casi exclusivamente con esa planta, para hacer que de
ese modo casi todos se precipitarán en la carestía y en la muerte. Entonces le pidió permiso
a Dios para arruinar las alcachofas. Después de obtener el permiso, para poder poner así
a prueba a los hijos del hombre, él comenzó con hacer marchitar todas las alcachofas del
pueblo. Pero cometió un error. Las hacía marchitar desde el exterior, de tal modo que,
como quedaba intacto el corazón, los habitantes de ese pueblo siguieron alimentándose
precisamente con la parte mejor de esa hortaliza.
Entonces Satanás se avispó. Hizo caer sobre la región un viento ardiente que reavivó la
parte externa de la alcachofa haciéndola más hermosa e hizo deteriorar su corazón con un
veneno poderoso. La alcachofa era hermosa a la vista, pero era mortal en su esencia, y así
la alcachofa fue la causa de la muerte de ese pueblo, que se había entregado con avidez a
devorar su alimento preferido. Así la apariencia externa y oficial de una civilización puede
matar a los hijos que confían en ella según los anhelos de su corazón.
Señor Jesús, nosotros creemos en ti precisamente cuando te manifiestas glorioso de un
modo opuesto a la gloria del mundo. Nosotros creemos en ti precisamente ahora, cuando
los hombres hacen oficial tu condena con todos sus arreglos que se manifiestan, como
son a menudo, mundanos. Y es precisamente ahora cuando tú confiesas abiertamente
tu gloria. Tú no fuiste condenado casi por casualidad y distraídamente. Tu muerte no
fue un incidente en el trabajo, un desacierto jurídico. Fue un proceso sellado con señales
de realidades oficiales. Señor, enséñanos a no creer en lo mundano ni en la gloria de las
propuestas fáciles, que se deslizan por los caminos del éxito, para creer en cosas más

642 79. JESÚS ANTE EL SANEDRÍN: Me 14, 53-65


profundas y limpias que con frecuencia están cubiertas con una laca falsa de las realidades
corrientes aceptadas, escamas indigestas de alcachofas.
Enséñanos, en fin, a creer en ti.

79. JESÚS ANTE EL SANEDRÍN: Me 14, 53-65 643


80. LA NEGACIÓN DE PEDRO
(Me 14, 66-72; cf. Mt 26, 69-75; Le 22, 54b-62; Jn 18, 1-18. 25-27)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

El capítulo 14, tan denso de acontecimientos dramáticos y de profesiones de fe de la


comunidad, se cierra con el episodio de la negación de Pedro.
Jesús, que ha quedado ya definitivamente solo, abandonado también por el último discípulo
que lo había seguido después del arresto, está completamente a merced de sus enemigos,
sostenido únicamente por la decisión de permanecerfiela la voluntad del Padre.
Se introduce así el escenario del capítulo 15, donde contemplamos a Jesús aplastado por la
violencia del rechazo de parte de los hombres.
En otro aspecto este pasaje se halla en el culmen de un desarrollo marcado por etapas pre-
cisas, indicadas por el evangelista en los capítulos anteriores. La negación de Pedro, en efecto,,
es la consecuencia de su repugnancia instintiva a aceptar el camino del Mesías que sufre.
También aquí la intención teológica de Marcos aparece evidente en la relevancia que él ha
dado a esta sucesión de acontecimientos sobre la base de los relatos más antiguos de la pasión.
Eso resulta aún más evidente por la confrontación con el texto de Lucas, que introduce el episodio
de Pedro antes del interrogatorio ante el sanedrín, basándose en una tradición diferente (cf 22,
54-62); Juan por su parte incluye la narración de la negación de Pedro en dos tiempos, antes y
después del interrogatorio en la casa del ex-sumo pontífice Anas (cf. 18, 15-18. 25-27).
Mateo también aquí sigue bastantefielmentela narración de Marcos. En la estructura del
texto de Marcos, que al igual que en otras partes es más vivo y con mayor colorido con respecto
al de los otros evangelistas, la narración de la negación de Pedro se engancha en el v. 54, que
prepara su desarrollo.
Los vv. 53s., constituyen casi una introducción unitaria al proceso de Jesús ante el
sanedrín y el interrogatorio de Pedro por parte de los criados.
Al poner en evidencia con tantas insistencias y tanta vivacidad de imágenes este hecho, que
coloca penosamente en primer plano la cobardía de Pedro, la comunidad creyente quiso mostrar
que tomaba muy en serio la invitación a vigilar (cf. 13, 35, donde se tiene también una alusión
al canto del gallo) y a saber captar la importancia de una valiente profesión de fe en todas las
circunstancias de la vida, especialmente en las que parecen más triviales e innocuas, si se quiere
evitar llegar a grandes infidelidades y contradicciones.
Así también la comunidad hizo su llamamiento a recordar siempre "esa palabra", que
sustancialmente es el anuncio del evangelio, es decir, la misericordia infinita de Dios que se ha
manifestado plenamente en Jesús, que sufre la muerte por amor a quien le vuelve las espaldas
o lo maltrata de todas las maneras.
Entonces también la comunidad creyente se expresa en las lágrimas de Pedro, llanto de dolor
y de consuelo al mismo tiempo, porque ha descubierto una vez más el amor sin límites de su
Señor.

644 80. LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 66-72


66. Estando Pedro abajo, en el atrio, llegó una de las criadas del Sumo Sacerdote
67. y al ver a Pedro calentándose, lo miró y le dijo: "También tú andabas con Jesús
de Nazaret".
68. Él lo negó diciendo: "Ni sé ni entiendo qué dices", y salió afuera, al portal, y
cantó un gallo.
69. Al verlo de nuevo la criada se puso a decir a los presentes: "Este es de ellos".
70. Pero él lo negaba de nuevo. Y poco después, los presentes decían a Pedro:
"Ciertamente eres de ellos; porque además eres galileo".
71. Pero él se puso a maldecir y a perjurar: "¡No conozco a ese hombre de quien
hablan!".
72. Y al instante cantó un gallo por segunda vez. Y Pedro recordó lo que le había dicho
Jesús: "Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres". Y rompió a llorar.

v. 67: con Jesús de Nazaret: cf. también en 1, 24. Lucas no habla de una salida de Pedro del patio-,
tal vez es el uso popular de llamar a Jesús. En 16, 6 y esa es su primera salida falsa "fuera del patio" (v.
pstp anelativn adnuiere un valor teolócnco nartinilar 68b).
v. 68: ni sé ni entiendo qué dices: la frase, que v. 69: la criada: los otros tres evangelistas ha-
corresponde a una forma de juramento que se cen intervenir aquí otra u otras personas que inte-
usaba entre los rabinos, expresa el apuro de Pedro, rrogan a Pedro; así lo hará el mismo Marcos para la
tomado por sorpresa con esa pregunta. El intento tercera negación (cf. 70b).
de evasión, dictado por el miedo, viene a ser la v. 70: pero él lo negaba de nuevo: notamos el uso
causa de una negación cada vez más grave. del mismo verbo, como en la primera negación;
Salió fuera, al portal, y cantó un galh: esta frase pero aquí se coloca al imperfecto que por consi-
sonaría mejor al final del relato, seguida inmediata- guiente significa una repetición de actos. Mateo
mente por el v. 72, con la omisión de las primeras hace aún más graves las palabras de Pedro, al especi-
palabras -"Cantó un gallo por segunda vez"-, que es ficar que respondió "jurando" (cf. 26, 72), así como
una añadidura de Marcos para hacer concordar el relato también en la primera negación había agravado la
con el anuncio del doble canto del gallo anunciada en el situación, al precisar que Pedro "lo negó delante de
v. 30. Para obviar la congruencia de esta frase conclusiva todos" (cf. 26, 70a).
casi al comienzo del pasaje, algunos manuscritos, inclu- Además eres galileo: algunos manuscritos añaden:
so entre los más autorizados, la omiten, tal vez bajo el 'tu lenguaje te hace asemejar"; pero es ciertamente
influjo del texto de Mateo (cf. 27, 70), que en este punto una interpolación por influjo de Mt 26, 73.
no hace alusión al canto del gallo.
v. 71: La tercera negación es mucho más fuerte,
La forma como se expresan las tres negaciones en por cuanto es más explícita la tercera pregunta que
la redacción, que se desarrollan simétricamente bajo es dirigida a Pedro por parte de los presentes. El
varios aspectos, manifiesta la formación progresiva texto de Lucas es mucho más matizado, sin los dos
del texto, reorganizado luego definitivamente por verbos que indican la protesta airada del discípulo.
Marcos en la forma actual. Parece que se hayan unido v. 72: cantó un gallo por segunda vez: estas pala-
y se hayan yuxtapuesto relatos paralelos diferentes de bras muestran cuánto ha influido la profecía del v.
las negaciones de Pedro, y así han dado origen a una 30 en la composición de este pasaje de Marcos.
triple repetición del mismo episodio: esta repetición
Recordó lo que le había dicho Jesús: la impor-
fue acogida y reinterpretada por Marcos como tres
tancia de este pasaje es subrayada también por los
momentos diferentes de una negación cada vez más
términos usados que, teológicamente, en la tradición
clara y grave (cf. también el anticipo en el v. 30).
cristiana primitiva tienen un relieve fundamental: "el
Parece que también Juan admite la triple recuerdo" y "la palabra" que es el evangelio.
negación (cf. 18, 17 para la primera y 18, 25-27
Y rompió a llorar: la traducción de esta frase
para las otras dos).
puede variar -a menudo se lee: "Y comenzó a
De este modo se explica el hecho de que el pri- llorar"-, teniendo en cuenta la dificultad de inter-
mer canto del gallo no sacude en lo más mínimo pretar exactamente la construcción del texto griego,
al discípulo -notamos que Mateo, Lucas y Juan, no que se presenta con una expresión mucho más sen-
hacen ninguna alusión a un doble canto del gallo y cilla en Lucas y Mateo, idéntica en ambos.

80. LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 66-72 645


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"No conozco a ese hombre"


Pedro, que había proclamado con euforia: "Tú eres el Mesías" (8, 29), ahora dice: "No
conozco a ese hombre" (v. 71). Ahora, cuando Jesús se ha revelado plenamente como el
Mesías, Hijo de Dios y juez supremo, pero en la abyección del hombre que acaba su vida
en la cruz, Pedro no sabe y no quiere reconocerlo. La negación del discípulo sirve de marco
al testimonio supremo de Jesús (w. 54. 66. 72).
En ese contexto oscuro de infidelidad reluce por contraste en todo su fulgor el amor
fiel de Jesús -el mismo amor gratuito de Dios-.
Su fidelidad -atestiguada hasta el extremo, incluida por ahora en el contratestimonio
del discípulo- es un llamamiento a no "avergonzarse" en el futuro de Él ni de su palabra,
incluso a costa de la vida (8, 38).
La "hora" del maestro es también la "hora" del discípulo, que aquí falla. En el evangelio
se nos dicen los motivos de este fracaso que llega a ser total.
En efecto, Pedro no había aceptado desde el principio al Jesús crucificado (cf. 8,31 -33),
no lo ha seguido sino "de lejos" (v. 54), había dormido, no había velado ni orado para no caer
en la prueba (v. 38), y ahora permanece "sentado", calentándose junto al fuego de su tibieza
sobre la cual se consumará el sacrificio de su Maestro (v. 54). Pedro aquí falla totalmente
como discípulo, al contradecir punto por punto las exigencias del discipulado expresadas
en 8, 34-38: porque no supo aceptar el pensamiento de Dios, que es la palabra de la cruz
(cf. 8, 31 ss.), no puede colocarse detrás de Jesús, "tomar la propia cruz y seguirlo", no sabe
"dar la propia vida para salvarlo" y "se avergüenza de Él". Por consiguiente, Pedro no es
su discípulo. Lo afirma él mismo incluso tres veces: no "sabe" y no "comprende" lo que
significa estar "con" (cf. 3,14) Jesús el Nazareno (vv. 68. 67), niega que es uno de los suyos
(v. 69) para concluir con verdad "no conozco a ese hombre" (v. 71).
Como se ve, mientras Jesús es procesado en la sala del sumo sacerdote, también Pedro
sufre su verdadero proceso, entre gente común, abajo, en el patio (v. 56). Los dos interro-
gatorios son muy diferentes aunque se refieren al mismo punto: ¿quién es Jesús? Jesús
será interrogado para que manifieste su identidad, y el discípulo por su parte deberá
comprenderla y manifestar que está "con Él", uno de los "que lo siguen", porque lo "cono-
cen". Por consiguiente, los dos interrogatorios están relacionados entre sí, y son específicos
y complementarios: el uno concierne a Jesús y el otro al discípulo. Además se desarrollan
con una especie de simetría. A Jesús se le pregunta: "¿Eres tú el Cristo el Hijo de Dios
Bendito?", y a Pedro: "¿Tú estabas con Jesús?". Jesús confirma: "Yo soy" y se manifiesta
plenamente; mientras Pedro niega y no sabe. Al igual que el sacerdote que se dirige a los pre-
sentes diciendo "¿Qué les parece?", así también la criada se dirige a los presentes diciendo:
"Tú eres ciertamente uno de ellos". Hay otra simetría: a la triple acusación dirigida a Jesús,
corresponde el triple interrogatorio que le hacen a Pedro.
Estos y otros elementos sirven para contraponer las dos escenas de testimonio-negación,
que dan origen a dos historias opuestas, que causan divergencia en el camino del discípulo
y el del Maestro: mientras éste afrontará la cruz y realizará la hora de la salvación, el otro se
entregará a la huida, y eludirá su hora.
Pero al segundo canto del gallo (v. 72), que recuerda la hora del sacrificio del sumo sacer-
dote -que es el mismo sacrificio de Jesús- Pedro "recuerda". Recuerda el anuncio de la
negación (v. 30), recuerda los anuncios del Maestro que habría de dar su vida como rescate

646 80. LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 66-72


por muchos. En este doble recuerdo de la propia infidelidad y de la fidelidad de Cristo
hasta la cruz, Pedro descubre el amor de su Maestro, su don y su perdón. Uno le manifiesta
su amor sin fin, y se siente todavía comprendido y envuelto en ese amor, que nos amó
primero, sin que lo hubiéramos amado (cf. ljn 4, 10): así experimenta en el "perdón", el
don más grande del amor, que sabe superar y quemar toda infidelidad.
Este amor, que se puede experimentar en su grandeza y gratuidad sólo en el perdón,
es creador, y puede dar a Pedro un corazón nuevo, capaz por su parte de testimoniar el
amor.
Por eso Pedro "rompió a llorar" (v. 72). Este llanto le disuelve y le hace caer de los ojos
las escamas de su presunción, y le hace descubrir la propia miseria rescatada por el amor del
Maestro. En efecto, ésta es el doble descubrimiento del perdón, que se expresa en el llanto
de dolor y de alegría juntamente: la propia miseria ya colmada por el amor, una miseria
tanto más grande cuanto más grande es el amor que la colma, y viceversa. Sólo el perdón,
que es el grande don del amor, puede llevar a este descubrimiento.
El ciego de Jericó, que en la noche de su ceguera suplicaba: "Hijo de David, Jesús, ten
piedad de mí, Maestro mío, que yo vea" (10, 47. 48. 52), y fue curado. También Pedro,
después de este llanto, es habilitado para "ver", "mirando hacia lo alto", hacia la cruz; y
puedefinalmentetener como el ciego la "fe que salva" y "seguirlo" en su camino (10, 52).
Este es el punto en el cual "el hombre Simón" llega a ser el verdadero "discípulo Pedro",
que según nos narra la tradición tuvo la misma suerte del Maestro, pues fue crucificado con
la cabeza hacia abajo y los pies arriba, ante los mismos ojos de los lectores de Marcos.
Desde este punto del evangelio los discípulos desaparecen. Jesús se quedará solo. Pero
ahora los ojos del discípulo pueden verlo, mientras es crucificado: lo contemplan final-
mente en su don supremo, desde donde atrae al discípulo a seguirlo. ¡Antes era imposible!
Ahora se nos presenta el mismo término del seguimiento, donde en el amor se consuma
la identificación entre el Maestro que lo espera y lo atrae, y el discípulo que finalmente
puede moverse. Por consiguiente, Jesús en realidad, después de este llanto de Pedro, ya no
está solo. El resto del relato se ha de contemplar ya con los mismos ojos de Pedro, todos
dirigidos hacia Jesús que, al entregarse, manifiesta y realiza totalmente ese amor que en su
vida había vivido y predicado.
De aquí en adelante, en efecto, todas las palabras precedentes del evangelio se convierten
en la historia vivida de Jesús. Es Él quien le hace posible al discípulo el seguirlo "de cerca"
para estar "con Él" y "conocerlo" hasta el punto de poder decir: "Mi vida es Cristo" (Flp 1,
21), porque en su misma cruz "el mundo es para mí un crucificado, y yo un crucificado para
el mundo" (Ga 6, 14). En el actofinal,en efecto, las distancias del seguimiento se acortan
hasta anularse: o uno está con Él, en su misma entrega de la vida, o uno se pierde (cf. 8, 35).
Es útil resaltar las diferencias sustanciales que existen entre la negación de Pedro y la
traición de Judas. No son simplemente dos episodios semejantes que tienen un resultado
diferente. Tienen también una raíz y un significado muy diferente. Entre Pedro que
"niega" por miedo, es decir, "reniega" a su Maestro, y Judas que lo "entrega" por dinero,
es decir, lo "vende", no sólo existe la diferencia, que ya en sí no es pequeña, como la que
existe entre el "dicho" y el "hecho". Existe una diferencia aún más importante: Judas,
"al vender", rompe el código del reino y ejecuta un acto positivo de destrucción: y así
tiene como resultado el de aprisionar definitivamente el cuerpo poderoso de Jesús en la
lógica del poder. En cambio, Pedro realiza solamente un rechazo, no se compromete,
con un acto negativo, en la construcción del reino: no quebranta su código, no se opone
directamente a Él, y todavía está dentro, pero "de lejos". Así, cuando llega la hora del

80. LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 66-72 647


testimonio, con el peligro de perder la vida, se sustrae mediante la fuga, pero sin pasar al
campo adversario.
En la actitud de los dos discípulos se puede ver quizás la situación de la comunidad misma
de Marcos, llamada al testimonio en la hora de la persecución de Nerón: existen algunos
cristianos que, como dice en 4, 16b, han acogido "con alegría la palabra", es decir, a Jesús
crucificado, "pero no tienen raíz en sí mismos, sino que son inconstantes; y en cuanto se
presenta una tribulación o persecución por causa de la palabra, sucumben enseguida".
Así son llamados los que "reciben la semilla en terreno pedregoso" (4, 16; cf. 4, 5s.).
Pero ellos, como Pedro, pueden arrepentirse y, aunque hayan caído a causa de la persecu-
ción y aunque hayan renegado al Señor con las palabras, son perdonados por El y habili-
tados para testimoniarlo nuevamente. Es el problema de los "lapsi", es decir, de aquellos
que han renegado en el momento de la prueba y han huido de su campo de batalla. Éstos
pueden convertirse y ser perdonados, a diferencia de los traidores, los cuales, como Judas,
no se han resbalado simplemente en el terreno difícil del testimonio, sino que han pasado
decididamente al campo de los adversarios.
Este pasaje es sumamente instructivo para el que quiere seguir a Jesús.
En Pedro tenemos la descripción típica del discípulo, que sólo en su debilidad y en su
caída experimenta el perdón, es decir, ese don supremo que es el amor que su Maestro tiene
para él, y del cual ninguno ni nada podrá jamás separarlo (cf. Rm 8, 35-39; 2Tm 2, 13).
De este modo, destituido de toda falsa autosuficiencia, en la propia miseria reconocida, el
discípulo descubre en Jesús el amor de Dios que lo previene y lo encuentra, suscitando en
él la respuesta.
Así, también el que, como nosotros, ha "dormido", no ha "velado ni orado", ha experi-
mentado las armas de los adversarios (cf. el episodio de Marcos), ha "huido" y lo ha seguido
"de lejos" tibiamente, se ha "sentado junto al fuego", porque no ha aceptado la "palabra"
de la cruz (8, 32), y en fin, como resultado, lo desconoce y lo reniega tres veces -infinidad
de veces- y puede alfinseguirlo.
Como se ve, en Pedro tenemos la descripciónrigurosadel cristiano medio, del cristiano
de cada día, en su infidelidad cotidiana, constante y obstinada. Sin embargo, precisamente
este cristiano sin cualidades (que no sean negativas), al canto del gallo, "al acordarse" del
sacrificio de su Maestro y al ver el amor de aquel que se entrega en la cruz y le concede el
perdón, precisamente este cristiano medio es rescatado. Esta escena de Pedro, el negador
no renegado que alfinalrompe en llanto, describe la gran esperanza del discípulo.
De ahora en adelante al Jesús que va a ser crucificado hay que mirarlo y contemplarlo
con los ojos de Pedro, lavados por las lágrimas. El yo del discípulo como que se ha disuelto
y ha desaparecido en este llanto, absorbido totalmente en la contemplación del Maestro
que lo ama.
Sólo estos ojos están en condiciones de reconocer en Jesús que muere en la cruz "de ese
modo" al Hijo de Dios (cf. 15,39).

ACTUALIZACIÓN

¿Negación o traición? El gallo...


Es cierto que Judas traicionó, porque vendió a Cristo. Es también cierto que Pedro no
lo vendió: por consiguiente, no lo traicionó. Solamente lo negó en el momento de la prueba;

648 80. LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 66-72


resbaló por la pendiente del testimonio, cuando era necesario estar con Él incluso con algún
peligro yriesgopara la vida.
Pero hoy para nosotros no hay ningún peligro ni ningún riesgo para la vida, si lo
testimoniamos. Probablemente, entonces, nuestro alejamiento de Cristo no es una simple
negación. Es una traición. Nosotros, los cristianos mediocres y "comunes", somos los
contra-discípulos y los contra-testigos.
En efecto, lo hemos vendido lentamente, como por cuotas, en sordina; tácitamente lo
vendemos mal continuamente a cambio de la comodidad, del interés, de la ganancia, del
dinero -¡precisamente!...- tan indispensable para el prestigio y el poder... que nos corres-
ponde.
Lo hemos traicionado pisoteando al pobre y exterminando a los humildes del país,
comprando con dinero a los indigentes y al pobre por un par de sandalias (cf. Am 8, 4ss.).
En efecto, Cristo se ha identificado con el humilde, con el indigente y con el pobre. ¿No
hemos leído nunca lo que está escrito en Mt 25, 31 -46...?
Lo hemos traicionado, como Judas, porque hemos preferido el poder a la cruz, el pres-
tigio a la humillación. Tal vez hemos obrado peor que Judas, ¡hemos preferido el dinero de
su sangre a su pobreza!
Y esta traición es tanto más grave por cuanto es y seguirá siendo siempre inconsciente
o no confesada... y realizada con un fin bueno, ¡con buena intención segura e indudable!
Es el pecado contra el Espíritu Santo, pecado en el cual nos hemos vuelto muy expertos.
Somos unos ciegos incurables, porque cerramos los ojos y vemos tan sólo proyecciones: las
proyecciones coloreadas y festivas de nuestro interés.
Por eso hemos llegado a ser maestros consumados en los-compromisos, con una expe-
riencia más que milenaria a nuestro favor. Nos hemos convertido en unos artistas incom-
parables en disfrazar a Cristo pobre con púrpura, corona, cetro y gloria... es nuestra
majestad, que en realidad es para los otros, los pobres cristos, púrpura de sangre, corona de
espinas, cetro de violencia y de ignominia. Se perpetúan el escarnio y la burla, que se reservó
a Jesús antes de la crucifixión.
Por eso nosotros nunca nos encontramos con Cristo: tendremos hambre y sed de El,
iremos errando de un mar a otro, iremos vagando de Norte a Oriente para buscarlo, pero
no lo encontraremos (cf. Am 8, llss.).
En efecto, nosotros, no sólo como Pedro, pensamos según los hombres y no según
Dios (cf. 8, 33); sino que pretendemos incluso transformar el pensamiento de Dios en
el del hombre, revistiendo con pretextos y fines buenos lo que no es bueno. Tomamos el
pensamiento de Dios como justificación ideológica de lo que nos resulta cómodo; estamos
ansiosos de acoger y de bautizar cualquier cosa ventajosa que el mundo ños ofrece, sin
cambiar nada. Como si el cristianismo fuera un colorante que sirve para todo alimento, un
azafrán que pinta de amarillo cualquier arroz. Es una sofisticación del buen vino que Cristo
nos ha regalado -¡su sangre!...-, ¡qué variedad de ebriedades!
No nos queda sino invocar la misericordia de Cristo. Que nos concede despertarnos
de ésta que queremos pensar que sea sólo una embriaguez, y de llegar a ser como Pedro:
menos seguros de nosotros mismos, más pobres y desprovistos, inconstantes, infieles,
incapaces de testimoniarlo -unos renegados conscientes.
Sólo entonces el gallo de la reforma continua no cantará en vano; su grito será segui-
do por la salida del sol y llegará la mañana de la conversión. Entonces nosotros nos
"¡acordaremos!". Nos acordaremos de Él y de cuánto lo hemos desilusionado. Su palabra,

80. LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 66-72 649


su llamada constante, la lectura del evangelio -la "memoria Christi"- será para nosotros
un recuerdo eficaz, subversivo y desconcertante.
Nos convertirá realmente. Experimentaremos su fidelidad en nuestra infidelidad. Y
saborearemos las lágrimas saludables de la purificación.
Entonces comenzaremos todo de nuevo. Será para nosotros el principio del camino, que
nos llevará a contemplar el esplendor de nuestro Señor crucificado.

APLICACIÓN A LA VIDA

Conocerlo y reconocerlo
El hombre exitoso, el hombre arribista, rico y feliz (o considerado así) tiene un buen
patrimonio de personas que lo conocen: una larga fila de admiradores, al menos algunos
amigos verdaderos o presuntos y multitud de personas que lo admiran o lo envidian.
El pobre Cristo no tiene amigos, el marginado no tiene conocidos: parece incluso que
tenga el don de lograr ser invisible y de pasar inobservado. O bien tiene el privilegio de ser
conocido y escogido como clase. En la ciudad uno puede caer sobre el anden y ser pisoteado
sin que nadie lo vea. Basta tan sólo un revés, para que cualquiera se desplome en el limbo
de los anónimos desconocidos.
Es inútil considerar la cosa demasiado en términos de testimonio explícito y proclamado
de fe o de coherencia ideológica.
La comunidad de los creyentes, el individuo creyente reniega a Jesús, cuando no sabe y
no quiere descubrirlo encarnado en la realidad que vive, porque la situación lo desaconseja
y la propia responsabilidad percibida lo coloca prudentemente en estado de... defensa,
cuando, como Pedro, en realidad no lo reconoce porque nunca lo ha conocido. Aparecen
entonces centellas fulminantes de razonamientos sutiles, de "distingo" y de restricciones
mentales: de ese hombre nadie sabe nada y luego "¿qué tengo que ver yo con eso?".
Pero está muy claro que desde Caín en adelante el que no se siente "guardián" del
propio hermano, es porque ya lo ha matado (Gn 4, 9), donde el delito se consuma en
infinidad de maneras.
No se conocen las evoluciones sucesivas del hecho que se narra a continuación, pero
esa vez alguien se expuso, dijo que conocía y reconocía "ese hombre de quien hablan".
¿Se habla demasiado del psicólogo, y por lo general del individualismo? Tal vez. Pero
puede comenzar a decirnos algo, para nuestra confusión y esperanza.
"El Padre Joáo Bosco Penido Burnier era un jesuita misionero entre los Indios Bacairi
en la prelatura del Mato Grosso y coordinador regional del CIMI (Consejo Indigenista
Misionero) en la zona norte del Mato Grosso. La agresión sucesión el día 11 de octubre
de 1976 a las 19 horas.
El Padre regresaba de Santa Teresita (prelatura de Sao Félix, Mato Grosso) donde
había participado en la reunión "indigenista" anual de la misma prelatura. Al pasar por
Riberáo Bonito, caserío de la prelatura de Sao Félix y del municipio de Barra de Garcas,
fue invitado a acompañar al obispo Pedro Casaldáliga a la delegación local para reclamar
juntamente por la injusta detención y reclusión y las torturas, que dos mujeres del lugar
estaban padeciendo.
Ocho días antes el cabo Félix, de la policía militar del Mato Grosso, conocido en
la región por sus arbitrariedades y violencias, había sido asesinado por el señor Jovino
Barbosa a causa del encarcelamiento de sus dos hijos. La muerte del cabo provocó la llegada
al pueblo de Riberáo Bonito de un gran contingente de policía desde Barra de Garcas.

650 80. LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 66-72


La policía sembró el terror en la zona con arrestos, malos tratos y torturas.
La señora Margarita Barbosa, hermana del señor Jovino, fue encarcelada en los días
5-11 de este mes. Fue torturada por la policía, que la obligó a permanecer todo el día
arrodillada sobre tapas metálicas de botellas, con los brazos abiertos. Introdujeron agujas
en su garganta, en sus brazos, en las rodillas y debajo de las uñas de la mano. La golpearon.
La sometieron a un interrogatorio debajo del fusil y con dos revólveres junto a los oídos.
Durante este tiempo no recibió ni alimento ni agua. El día 11, a las 17 horas, por el camino
se escuchaban sus gritos: "No me golpeen".
La señora Santana esposa de Pablo, hijo del señor Jovino, que recientemente había
dado a luz, fue encarcelada también los días 5-11 y violentada por varios soldados, que
también quemaron las cosechas en el campo y la casa de su marido, con todo el arroz del
almacén.
El sufrimiento de esas mujeres fue el motivo de la ida de monseñor Pedro y del padre
Joáo Bosco a la delegación de Riberáo Bonito. Intentaron tener un diálogo sereno con los
dos suboficiales Juraci y Messias y con dos soldados, para interceder por las prisioneras.
La policía reaccionó con insultos y amenazas. Concretamente amenazaron con la muerte al
obispo Pedro si se atrevía a denunciar las arbitrariedades: "Te eliminaríamos, cualquiera sea
tu grado o dignidad, y adondequiera tú vayas". El padre Joáo Bosco recibió de un soldado un
puñetazo en la cara y un golpe de arma de fuego en la sien derecha, que afectó el cerebro.
Durante cerca de tres horas de lucidez, mientras recibía los primeros cuidados del
doctor Luis y de Sor Beatriz en el ambulatorio de la prelatura, el padre Joáo Bosco
ofreció sus sufrimientos por el pueblo, por los Indios. Recibió la unción de los enfermos
de monseñor Pedro e invocó el nombre de Jesús con mucha fe, se interesó por el CIMI
y con un gesto, que quería significar "misión cumplida", como intentando levantarse,
dijo: "Monseñor Pedro, hemos terminado nuestra tarea".
El pueblo acompañó el acontecimiento y el sufrimiento del sacerdote con una amistad
impresionante, con gratitud y con fe.
Se logró encontrar durante la noche un avión BR-80, un taxi aéreo, que decoló con
el padre Joáo Bosco, el obispo Pedro y Sor Beatriz al amanecer el día 12, fiesta de la
aparición de Nuestra Señora.
En Goiania el sacerdote fue hospitalizado en el instituto Neurológico en estado de
parálisis; -la muerte sobrevino a las 17 horas-".
...Sin embargo, en nuestra misma capacidad cotidiana y experiencia de abnegación
y de mal se puede percibir que Él es el salvador. En otras palabras: es la experiencia de
debilidad, del pecado, de ceguera que revela el evangelio y la salvación.
En efecto, no somos liberados en un espacio inconsciente de desempeño, y él no se
habría hecho hombre si hubiera optado por obrar en el espíritu. En cambio, donde se experi-
mentan nuestra infidelidad y pecado viene a nuestro encuentro su fidelidad y su amor:
Como en el bosque,
empapado en lluvia
de largas semanas o meses,
en olor dulce
de la putrefacción,
una flor tierna,
que ondea con los toques del agua
y vive tenue

80. LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 66-72 651


en el color que sabe a sol...
Así mi alma.
En el sabor de la impotencia,
en el pecado,
el improviso levantarse
de la salvación:
don inesperado,
prodigo sin razones
que en el lodo
echa las raíces.

REFLEXIÓN DE FE

Aflojamiento
El llanto de Pedro es el aflojamiento de la dureza del corazón humano, que debe predis-
ponerse a la gran meditación central del evangelio, en el capítulo 15, donde se proclama la
dignidad de Jesucristo.
Esa dureza del corazón, como lo hemos visto en el huerto de los Olivos, acompaña y
puntualiza en el evangelio toda la manifestación progresiva de Cristo Señor. La dureza del
corazón es la incapacidad de reconocer la viveza de un amor divino presente en la fragancia
del pan entregado como un don.
Es esta dureza la que le impide a Cristo que se manifieste, al hombre en la fuerza salva-
dora, que es su cualidad como Hijo de Dios. El corazón duro es atribuido a todos nosotros.
Todo lector del evangelio, para meditar la pasión de Cristo, debe sentirlo dentro, debe
comprenderse en los apóstoles que, en el lago, son amonestados por eso gravemente (8,
14-21).
Aquí en el centro del evangelio, en el umbral de la contemplación del crucificado, la
confrontación entre la manifestación salvadora de Cristo y la impotencia humana para
comprenderlo se hace apremiante, y se apodera decididamente del pecho del lector. Entre
Cristo que se entrega y Pedro que abjura, está la lucha entre la luz divina que quiere
aferramos y las tinieblas del corazón que se cierran en nosotros mismos. La confrontación
carga todas las angustias, las miserias y la misma situaciónridiculade Pedro.
Los motivos que me impiden dejarme invadir por Cristo, luz y verdad, pueden real-
mente tener el mismo alcance que la criada habladora que confunde a Pedro. La agitación
de esta interlocutora nocturna es interrumpida bruscamente por la intervención perentoria
del gallo, que vuelve a llevar a Pedro a la realidad. La trivialidad cotidiana en la cual pueden
terminar miserablemente grandes promesas ideales como las de Pedro en el cenáculo,
nos hace decaer de nuestras presunciones. El llanto de Pedro es el aflojamiento de estas
esperanzas vanas que han naufragado ante la criada en el patio.
El corazón está endurecido por propósitos soberbios de poder y de gloria en los cuales
la palabra del hombre se fundamenta sobre la palabra del hombre. Un corazón de piedra
deberá transformarse en un corazón de barro cocido y al final se convertirá en un corazón
de arcilla. En él el artista divino imprimirá en la contemplación de Jesús Crucificado sus
promesas de salvación: "Les daré un corazón nuevo, infundiré en ustedes un espíritu nue-
vo" (Ez 36, 26).

652 80. LA NEGACIÓN DE PEDRO: Me 14, 66-72


8 1 . JESÚS ANTE PlLATO
(Me 15, M 5 ; c f . / W 2 7 , 1-2. 11 -26; Le 23, 1-25; Jn 18, 28-19,16)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Después del proceso ante el sanedrín los evangelistas, cada uno según la propia línea
teológica, pasan a narrar el proceso ante el procurador romano, Pilato, cumplimiento puntual
del tercer anuncio de la pasión (cf. 10, 33).
También aquí el texto de Marcos, en el cual se entrevé la huella más antigua de los relatos
de la pasión, se caracteriza por su gran sencillez, sin ninguno de esos desarrollos y ampliaciones
que luego entraron en la narración de los otros evangelistas.
Después de la introducción del v. I, todo el pasaje, redactado en dos escenas, la de Jesús
ante Pilato y la de Pilato ante la multitud -los Jefes del pueblo se hallan presentes en ambos,
pero no intervienen en el discurso directo-, se realiza alrededor de tres puntos de meditación:
límpida elocuencia del silencio de Jesús; el inocente siervo de Dios, golpeado y ultrajado; el
valor del sufrimiento que Jesús afronta por nosotros.
La meditación de la comunidad sobre estas últimas horas de la vida terrena de Jesús se ex-
presa a través de una insólita estructura literaria muy adecuada para involucrar en primera
persona a cualquier lector futuro.
En efecto, el pasaje consta de cinco preguntas, todas ellas dirigidas por Pilato a Jesús o ala
multitud, donde los interrogantes ponen en evidencia y en primer plano la personalidad mesiánica
de Jesús, ya proclamada anteriormente durante el proceso ante el sanedrín, y el significado
salvifico de su muerte a favor de todos los hombres pecadores, representados por la figura de
Barrabás.
El relato parece que se desarrolla totalmente en clave política, alrededor de la expresión
"rey de los judíos ": pero sobre el hilo de este malentendido sutil, o mejor de esta ironía candente
entre Pilato y los jefes del pueblo, corre la constatación amarga de la incapacidad de todos para
comprender la verdadera realidad de la persona y déla obra de Jesús.
La serie apremiante de preguntas y los gritos de respuesta de la multitud crean un contraste
fortísimo con el silencio de Jesús, que en toda esta escena tan movida pronuncia solamente
poquísimas palabras, al responder a la primera pregunta de Pilato.
Son sus últimas palabras antes de ser clavado en la cruz: son la más franca confirmación
-velada solamente para el que no quiere entender- de su misión como salvador, que ya está
realizando con el ofrecimiento de su vida.
Y en todo el resto de la pasión Jesús callará, para mostrar así su adhesión voluntaria al
cumplimiento del designio de salvación, precisamente a favor de aquellos que lo rechazaban
de un modo tan cruel.
Sería inútil querer buscar la exactitud histórica de los detalles de esta narración y su
correspondencia con el relato de los otros evangelistas. También aquí el texto del evangelio,
compuesto en forma de una representación dramática, motivada teológicamente, responde a

8 1 . JESÚS ANTE PILATO: Me 15, 1 -15 653


una exigencia intensa de fe de la comunidad creyente, que quiere anunciar a todos quién es Jesús
y cuánto vale su sacrificio en la cruz.
Y todos estamos llamados a tomar posición con nuestra respuesta.

1 Pronto, al amanecer, celebraron consejo los sumos sacerdotes con los ancianos,
los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, lo llevaron y lo
entregaron a Pilato.
Pilato le preguntó: "¿Eres tú el Rey de los judíos?". Y El respondió: "Sí, tú lo
dices".
Los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.
Pilato de nuevo lo interrogó: "¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te
acusan".
Pero Jesús no respondió ya nada, hasta el punto de que Pilato estaba sorpren-
dido.
6 Cada Fiesta les dejaba en libertad a un preso, el que ellos quisieran.
7 Estaba en prisión el llamado Barrabás, junto con los sediciosos que en un motín
habían cometido un homicidio.
8 Subió la gente y se puso a pedirle la gracia que solía concederles.
9 Y Pilato les dijo: "¿Quieren que les suelte al Rey de los judíos?".
10 (Sabía que los sumos sacerdotes lo habían entregado por envidia).
11 Pero los sumos sacerdotes azuzaron a la gente para^que pidieran que les dejara
en libertad más bien a Barrabás.
12 Pero Pilato de nuevo les dijo: ¿Qué quieren, pues, que haga con el que llaman
el Rey de los judíos?".
13 La gente volvió a gritar: "¡Crucifícalo!".
14 Mas Pilato les decía: "Pues ¿qué mal ha hecho?". Y ellos gritaban más alto:
"¡Crucifícalo!".
15 Pilato, entonces, queriendo satisfacer a la gente, les dejó en libertad a Barrabás
y entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado.
v. 1: al amanecer...: en el texto griego la frase Es redaccional -como lo son los insertos aquí y
comienza con la expresión "inmediatamente", que allí por el evangelista, para mostrar que los judíos ya
es típica de Marcos mediante la cual se retoma el desde haría tiempo habían decidido eliminar a Jesús
hilo de la narración del proceso interrumpida con (cf. 3, 6; 11,18; 12,12; 14,1). En ese caso parece que
la negación de Pedro. Marcos supone que haya habido una verdadera reu-
En el relato de Marcos, de quien depende Ma- nión nocturna del sanedrín, que se prolongó hasta la
teo, parece que se nos presentan dos sesiones del mañana, y presentada por él en los w. 5 5 - 6 5, de la cual
sanedrín, una de noche junto a la casa del sumo ahora con el v. 1 quiere referir la decisión conclusiva.
sacerdote, la otra por la mañana temprano. ¿O bien debemos entender este versículo como
Lucas 22, 66ss. y Juan 18, 12ss, en cambio, residuo de la antigua narración, de la cual se sirvió el
hablan de una sola reunión, por la mañana tem- evangelista, y que después del arresto y el episodio
prano según Lucas, sin ninguna indicación de tiem- de Pedro hacía alusión a la reunión del sanedrín por
po en el texto de Juan -pero existen indicios para la mañana temprano, o como lo atestigua también
pensar que él haya querido situarla de noche. Le 22, 6ss.? En ese caso Marcos, inmediatamente
En el intento de explicar la indicación crono- después del arresto de Jesús y el traslado a la casa
lógica de Marcos se ha discutido más en general del sumo sacerdote, habría introducido su ver-
acerca del origen del v. 1. sión del proceso redactada según una intención

654 8 1 . JESÚS ANTE PILATO: Me 15, 1 -15


teológica precisa (cf. 14, 55-65), sin preocuparse La pregunta de Pilato hace suponer que los
por coordinarla con la noticia sumaria del texto jefes de los judíos no le hayan presentado a Jesús
primitivo concerniente al mismo proceso. En esta con esta acusación, sino con la imputación de que
exposición de Marcos, en efecto, falta cualquier quería proclamarse como rey político, pues esta
referencia precisa a la noche: sólo el contexto hace pretensión debía alarmar más a Pilato.
pensar en un interrogatorio nocturno. A partir del terreno propiamente religioso el
Por los elementos que tenemos a disposición proceso se desliza hacia el terreno claramente polí-
es difícil definir cuál de estas dos hipótesis es la tico (cf. el hecho de que se repite el título "el rey de
más válida. los judíos" hasta el momento de la crucifixión: vv.
Para un aspecto aún más fundamental de la 2.9.12.18.26).
cuestión cf. también la nota a 14, 53. Los evangelistas no ocultan la ironía sutil de
Los sumos sacerdotes...: y todo el sanedrín: los Pilato al llamar a Jesús con este título (v. 12: "el
datos muy completos de estas indicaciones acen- que llaman rey de los judíos"): para un romano eso
túan por una parte que la condena de Jesús es ofi- equivale a hablar de un agitador político, y para
cial e irrevocable, y por otra, la injusticia máxima un hebreo califica al descendiente de David, anun-
de la praxis seguida por las autoridades judías, ciado por los profetas o denota a un impostor.
cuya deshonestidad aparecerá aún más evidente en Sí, tú lo dices: más allá de las numerosas discu-
la audiencia en el tribunal de Pilato. siones, que se han hecho para explicar, esta frase, nos
Con todos los medios tratarán de hacer conver- parece que Jesús responde de tal modo que pone en
ger sobre su decisión también el procurador roma- evidencia toda la ambigüedad del interrogatorio al
no y el pueblo. que es sometido. Como mesías, según la tradición
Cf. también notas a 14,1 y 53. 55. veterotestamentaría, Él acepta que lo llamen tam-
bién rey de Israel: pero evidentemente rechaza toda
Lo entregaron: cf. nota a 14, 10. interpretación mundana o política de ese término,
A Pilato: Poncio Pilato era el procurador como lo demuestra todo el evangelio.
romano de la provincia de Judea. Se le nombra diez
veces en el capítulo 15. v. 3: los sumos sacerdotes: yahan sido nombrados
repetidas veces junto con los otros exponentes de
Los escritores judíos, muy probablemente con los grupos dominantes de la sociedad hebrea, como
un poco de exageración, lo presentan como una los máximos representantes del pueblo judío, y
persona cruel. figuran como los principales responsables de la
Los evangelios lo describen como un ambicioso muerte de Jesús. Aquí y en los w. 10 y 11 Marcos
y un oportunista, que trata de concillarse las los nombra solamente a ellos como interlocutores
autoridades políticas judías (cf. Le 23, 6-12), los de Pilato y agitadores de la multitud.
jefes religiosos y las multitudes y, por consiguiente,
v. 5: pero]esús no respondióya nada: este silen-
es demasiado débil en defender los derechos incluso
cio proclama solamente la inocencia de Jesús y
de aquellos a quienes reconoce como inocentes (v.
al mismo tiempo declara una vez más su identi-
10.14s.).
ficación con el siervo que sufre (cf. Is 53, 7 y 52,
Pilato residía normalmente en Cesárea. No sabe- 15). También por boca de Pilato en los cuatro
mos dónde estaba hospedado, cuando venía a Jerusa- evangelios se subraya la inocencia de Jesús (cf. Me
lén con ocasión de las fiestas judías, si en el palacio de 15,14; Mt 27, 13; Le 23, 4.14. 22;Jn 19, 4. 6).
Herodes el Grande, o en la fortaleza Antonia sobre Pilato estaba sorprendido: también en el v. 44
el lado septentrional del patio del templo. Tal vez en se vuelve a aludir a la actitud de Pilato, que queda
el v. 8 se tiene una indicación a favor de esta última sorprendido. Cf. la nota a 5, 42 para la importancia
hipótesis (cf. también notas al v. 16y a 14, 53). de este término en Marcos.
Se considera exacta la información de Jn 18,
v. 6: cada fiesta...: Marcos (y consiguiente
31b, es decir, que los judíos, bajo la dominación
también Mt 27,15) y Jn 18, 39 concuerdan al afirmar
romana, no tenían la posibilidad de ejecutar
esta costumbre.
condenas a muerte por lapidación según su ley. Por
consiguiente, era necesario acudir a Pilato. En cambio, Lucas no hace alusión a esto,
aunque habla de la liberación de Barrabás solicitada
También por este motivo entonces se puede por la gente (cf. 23, 18ss.).
dudar de que en la reunión del sanedrín se haya
llegado a pronunciar formalmente la condena de Se puede con fundamento dudar de una cos-
Jesús como blasfemo. tumbre de este género, tan contraria al procedi-
miento procesual romano.
v. 2: ¿eres tú el rey de los judíos?: en 14, 62
Jesús ya había admitido que Él era el Hijo de Dios Tal vez los evangelistas extienden la praxis
y precisamente por eso, según Marcos, se decía que de algún caso aislado de gracia, que aquí asume
merecía la pena de muerte. también el significado de hacer resaltar el valor

8 1 . JESÚS ANTE PILATO: Me 15, 1-15 655


sustantivo de la muerte de Jesús que es sacrificado ¡Crucifícalo!: la multitud pide a gritos para
para dejar libre a quien es culpable. Jesús el suplicio terrible de la crucifixión, que era
v. 7: Barrabás: el nombre arameo significa "hijo la pena capital de origen persa, que ya usaban los
del Padre". Marcos no le atribuye directamente romanos desde hacía mucho tiempo para castigar
culpas particulares (como en cambio lo hacen Le 23, a los esclavos.
19.25 y/n 18,40), pero lo asociaala responsabilidad La forma de la cruz variaba: podía consistir
común de un grupo de revoltosos y asesinos. en un poste vertical al cual se fijaba el cuerpo del
v. 8: la gente: alrededor de los tres personajes condenado, o bien en dos palos cruzados diago-
principales (Jesús, los sumos sacerdotes, Pilato) de nalmente o con uno de ellos fijado en el extremo
esta escena dramática, la gente constituye la masa del otro (a veces a poca distancia de la extremidad).
para la maniobra con el fin de lograr la decisión Los brazos y algunas veces también las piernas
preestablecida. del condenado se fijaban en estos palos con soga
Tal vez se explica cómo la multitud pudiera o clavos. En el caso de Jesús solamente Jn 20, 25
ser inducida a preferir a un tipo como Barrabás, habla de clavos.
si pensamos en la propaganda hecha contra Jesús El condenado, colgado en esa forma, desnudo y
como "blasfemo" (cf. 14, 64). a veces exhausto a causa de laflagelaciónque había
También la sucesión con la cual los diferentes sufrido, moría lentamente en general por la asfixia,
personajes entran en la escena denota el grado dife- y con frecuencia fallecía después de algunos días,
rente de su responsabilidad. Del relato de la pasión a no ser que lo ultimaran atravesándole el pecho o
resulta clara la intención de Marcos de disculpar a con un golpe en las rodillas.
la gente, porque era "incitada" (v. 11; cf. también v. 14: ¿qué mal ha hecho?: tal vez se tiene aquí
nota a 14, 2). un eco de las primeras persecuciones que pade-
La traducción del verbo que indica el movi- cieron los cristianos, acusados de ser políticamente
miento de la gente ("subió") reproduce fielmente peligrosos.
la palabra griega: eso hace pensar que Pilato se En ese caso es muy significativo que Marcos
encontraba en la fortaleza Antonia. ponga en boca del mismo procurador romano esta
declaración de inocencia.
v. 9: ¿quieren que les suelte al rey de los judíos?:
en el centro del pasaje en términos solemnes se v. 15: después de azotarlo: se trata de un gesto
vuelve a proponer la elección que se ha de hacer. absolutamente injustificado por parte de Pilato, que
Es clara la intención de Marcos de disculpar parcial- acababa de declarar repetidas veces la inocencia de
mente a Pilato (cf. también lo que sigue) y de hacer Jesús. Se explica solamente en la lógica de querer
resaltar lo absurdo de la alternativa entre Jesús y "ofrecer una satisfacción a la multitud".
Barrabás. Este suplicio, que solía infligirse antes de la
Según Mateo 27, 24 Pilato se muestra más crucifixión, consistía en golpear al condenado con
reacio a ceder ante los judíos y realiza ese gesto de cuerdecitas retorcidas reforzadas con huesitos y
"lavarse las manos", que sin embargo será recor- trozos de metal.
dado como un rasgo típico de la actitud de Pilato, En Le 23, 16. 22 la flagelación la propone
que no es nada digna. Pilato como alternativa a la crucifixión, mientras
v. 10: por envidia: Marcos condensa en ese tér- en Jn 19,1 Jesús es sometido a la flagelación inme-
mino, nunca usado en los evangelios, las verdaderas diatamente antes de la condena final o de los escar-
motivaciones, que por otra parte eran realmente nios por parte de los soldados.
mezquinas, de la oposición de los jefes judíos con Entregó a Jesús... para que fuera crucificado:
respecto a Jesús (cf. también Jn 12,19). las etapas del camino impuesto a Jesús durante las
v. 12: La pregunta de Pilato -a no ser que haya horas de la pasión están marcadas por este verbo
que entenderla como una expresión sarcástica en cuya importancia ya hemos recalcado en la nota a
relación con los judíos- revela su condescendencia 14,10: Jesús es "entregado" por Judas a los sumos
extrema a todo atropello y su incapacidad de tomar sacerdotes (cf. 14,10-41), por éstos aPilato (v. 1) y
una desición autónoma frente a Jesús, que con por Pilato a la cruz (v. 15).
su silencio proclama la firmeza de la verdad y la Sólo Le 23, 24 afirma explícitamente que Pilato
opción voluntaria con la cual está realizando hasta pronunció la sentencia de muerte sobre Jesús.
el fondo la misión que le ha sido confiada. También en los otros evangelistas predominan
v. 13: volvió: si en el aspecto lógico no encon- dos ideas: el significado teológico del verbo
tramos un término de referencia que explique este "entregar" y la convicción de las primeras comuni-
verbo, sin embargo, podemos entrever en él una dades acerca de la responsabilidad primaria de los
expresión de la oposición preconcebida e instante jefes de los judíos.
de la multitud que no quiere escuchar razones (cf.
también el versículo siguiente). *

656 8 1 . JESÚS ANTE PILATO: M e 15, 1 -15


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"¿Eres tú el rey de los Judíos?"


Comienza la mañana del último día de la vida de Jesús. Es el día en el cual en la cruz
se cumplirá la catástrofe del mal y se oscurecerá el sol al mediodía, para dejar que aparezca
desde la cruz el verdadero sol, la salvación de Dios.
Jesús está atado. Su cuerpo poderoso está reducido a la impotencia, y es "entregado a
los gentiles" (10, 33): desde cuando fue encerrado en el abrazo de Judas, Jesús se convierte
en un objeto lanzado en las manos de todos los poderosos, que hacen con Él lo que quieren.
Ahora está en las manos de Pilato, el representante del dios César (v. 1). Aquel que
manifestó sobre la tierra el poder del "Dios de los vivos" (12, 27), está ahora en las manos
de ese poder soberano que tiene como capacidad única el "poder de dar la muerte", como
dice Juan (Jn 19,10) y la muerte en la cruz como los esclavos.
La pregunta de Pilato es precisa:" ¿Eres tú el rey de los Judíos?" (v. 2). Jesús ya ha sufrido
la condena formalmente religiosa (aunque también política) como "blasfemo", porque el men-
saje de su persona subvierte la religión de los padres y toda religión. Ahora sufre la condena
política, como "subversivo" de todo poder mundano, del cual César es la suma y la cifra.
En Lucas 23, 2, en efecto, Jesús es acusado expresamente como alborotador: "Hemos
encontrado a este alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y
diciendo que él es el mesías rey". Esta expresión de sus adversarios es profundamente
verdadera. Pero ellos no han captado la raíz profunda de esta afirmación (cf. el comentario
a 12,13-17).
Jesús parte de la convicción de que para Él ha llegado el momento de "dar a Dios lo
que es de Dios" (12,17), porque en Él se ha iniciado ese reino de Dios que es la libertad
del hombre y de todo hombre. En Él finalmente podemos ser libres de toda servidumbre
y servir sólo a Dios, se puede abatir el ídolo, al cual se había cedido la propia gloria, para
entregarla a Dios, y encontrarla luego en Él, que es nuestro rostro oculto.
Jesús había de liberar al pueblo no asumiendo el poder, sino desconcertando en su raíz el
mismo criterio del poder y del dominio, para hacer brillar en cada rostro la misma libertad de
Dios. Por consiguiente, a Jesús no hay que confundirlo, como pueden pensar sus enemigos,
con los guerrilleros de su tiempo, los zelotes que querían simplemente un traspaso del poder,
una simple restauración, y no la libertad. Precisamente por eso Jesús es un subversivo más
radical, que va directamente contra el poder y sus instrumentos, pues no hace uso de ellos.
En efecto, el título regio de Jesús será el del "Hijo del hombre que no ha venido a ser servido,
sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos" (10,45). Él es rey, pero no como los
reyes de este mundo (cf. Jn 19, 36), los cuales se imponen, dominan y oprimen (10,42-45).
La economía de su reino no es la de "poseer", sino la de compartir y regalar, que se vislumbra
en la sección de los panes (cf. 6,6b-8,29), explicada después de los tres anuncios de la pasión
(8,34-38; 9,33-10,31; 10,35-45), y realizada plenamente en la cruz.
Este pasaje nos presenta a Jesús que va asumiendo la dignidad real con pleno derecho:
varias veces es nombrado rey (vv. 2.9.12.18) y esta pretensión real será el título jurídico de
su condena, que se colocará sobre su trono, la cruz (v. 2 6). El lector tiene aquí los elementos
para comprender hasta el fondo a la persona de Jesús, se le provoca a reconocer en este
hombre impotente frente a todos los poderosos, pero libre, como su rey.
Por eso Jesús responde afirmativamente a la pregunta de Pilato con un enigmático: "Tú
lo dices" (v. 2). Su respuesta sugiere muy bien que Él es rey, aunque Pilatoriócomprende
el modacomo lo es (cf. 19, 36s.).

8 1 . JESÚS ANTE PILATO: M e 15, 1 -15 657


A las acusaciones sucesivas Jesús no responde (w. 3-5). Calla como el justo que sufre
(Is 53,7), suscitando el estupor de Pilato (cf. Is 52,14s.).
En efecto, éste no logra comprender qué tipo de rey es esa persona que está delante de
él. Él conoce solamente como rey a su César, que da la muerte, o bien descubre en todas
partes las pretensiones iguales y contrarias de los zelotes. También éstos quieren un reino
independiente del César pero idéntico al del César, con derecho autónomo de muerte. Por
eso Pilato los teme, porque efectivamente pueden proporcionar la muerte incluso a él. En
cambio, frente a Jesús no puede hacer más sino quedar sorprendido: ¿qué rey es?, ¿qué tipo
de reino quiere?
En este punto la respuesta debería ser clara para el lector, y provocar en él la profesión
de fe que su rey (= Cristo), el Hijo de Dios y Juez supremo, es precisamente este hombre
justo, que está a punto de ser ajusticiado como blasfemo y como subversivo contra todo
poder, porque en él ha hecho irrupción el poder liberador del mismo Dios sobre la tierra.
Pero Pilato -como todo el que no acepta al Mesías crucificado- no puede comprender
esto. Por consiguiente, erróneamente lo considera como un rey que no es peligroso para la
dominación romana. Por eso quiere liberarlo. Por eso propone al pueblo la alternativa de
indultar o a Jesús, a quien considera innocuo, o a Barrabás, el homicida peligroso, que tal
vez era uno que había aprovechado un tumulto popular (semejante al que se describe en 11,
1-11) para apuñalear de incógnito a algún enemigo del pueblo (w. 6-9).
Marcos anota que Pilato sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por
envidia (v. 10). Esto, además de ser un intento de disculpar al pagano Pilato y de mostrar la
inocencia de Jesús desde el punto de vista político de Roma (una cosa muy importante en el
período de persecución que la Iglesia de Marcos estaba atravesando), sugiere también que
los sacerdotes habían captado bien el significado de la persona de Jesús, la blasfemia que
ellos no podían aceptar (cf. 14, 62ss.). Sin embargo, Pilato, lejos de ser disculpado, viene
a ser el prototipo de la cobardía y de la impotencia del poder para defender al justo. Pero
tampoco el pueblo lo defenderá.
Pero obró así por otro motivo. No obró por cobardía, por impotencia, por interés o por
cálculo de poder, sino porque era "incitado" e instrumentalizado por los poderosos (v. 12).
Marcos subraya siempre que el pueblo está a favor de Jesús (cf. 11,8ss. 18; 12,12. 37b; 14,
2), mientras los poderosos lo combaten, pero el poder tiene también el poder de maniobrar
la masa. Y así los tres enemigos irreductibles: el poder judío, el opresor romano y el pueblo
manipulado -que paga por ambos- están unidos al condenar a Jesús.
Se levanta así cada vez más fuerte el grito de la gente: "Crucifícalo" (w. 13-14).
Todos añaden su voz a este grito. Cada uno debe oír la propia, en este grito informe de
la gente.
Pero precisamente así por la muerte del justo, es salvado el injusto, y Barrabás es
liberado. Barrabás en hebreo significa: "Hijo del Padre". Era el nombre que se asignaba
a los hijos de nadie. De este modo Barrabás es símbolo del hombre prisionero y homicida
que es rescatado por Jesús, y se convierte realmente en hijo del Padre. Entre tanto él, el Hijo
del Padre, el hombre libre e inocente de todo poder, es condenado.
Luego Cristo es azotado, con azotes que tienen punta de hierro, porque no es un
ciudadano libre (cf. Hch 22,25). Es la satisfacción que Pilato concede a la multitud (v. 15).
Así ahora puede ser crucificado.
Jesús, el justo sobre el cual ha recaído toda injusticia, va hacia la muerte. Es una realidad
comprobada que es siempre el justo el que sufre la injusticia. Es una revelación que es

658 8 1 . JESÚS ANTE PILATO: Me 15, 1 -15


precisamente él el único que puede vencerla, precisamente porque es el único que no la
cumple. No es ciertamente el que comete la injusticia quien puede vencerla. Ahora sobre
Jesús pesa toda la injusticia del mundo, incluso la de la gente que es soliviantada. Es el
último de los justos que carga con el mal del mundo (cf. Jn 1, 29).
En Jesús, condenado como blasfemo y subversivo, se cumple toda justicia del hombre.
Pero en su muerte aparecerá la justicia de Dios, su fidelidad y su amor que libera. Barrabás
es su anticipo.
Entre tanto el cristiano está llamado a contemplar a este hombre Jesús, que se encamina
hacia la muerte, y a reconocer en él a su rey, a aquel que desde la cruz lo liberará.

ACTUALIZACIÓN

La condena a la cruz: fuente de la fe en Jesucristo


Jesús es llamado Cristo. Cuando se habla de él, se dice siempre Jesucristo. Éste no es
su nombre y apellido. En cambio, es una confesión de fe en la cual se atestigua, contra toda
reducción o al solo Jesús o al solo Cristo, que "Jesús es el Cristo o Mesías". Pero esto es
ante todo posible, porque el mensaje y la obra de Jesús se identifican con su persona. Y esta
unidad de la palabra y de la acción con la existencia de Jesús aparece de un modo especial
en el proceso ante Pilato.
Jesús no se proclamó como Cristo o Mesías directamente. En cambio, es Pilato quien lo
llama tres veces "el rey de los judíos" (15, 2. 9.12). Él acoge la acusación levantada contra
Jesús por los representantes judíos. Y, al capitular frente a ella, acaba mediante su cartel de
condena con proclamar a Jesús, pendiente de la cruz en actitud de ajusticiado, Rey, Mesías
y Cristo de los judíos: "Y la inscripción con el motivo de la condena decía: el rey de los
judíos" (15, 26).
Pero la ironía destructora y mortal se convierte en ironía liberadora. La condena a
muerte de la historia es, en efecto, el punto de partida de la profesión de fe en Jesucristo. El
punto de la sentencia capital se eleva al grado de una fuente auténtica y radical, de la cual
brota la fe "cristiana". Porque es precisamente en actitud de crucificado como Jesús llega a
ser rey. Su crucifixión es su realeza.
Pero es en el proceso ante Pilato, que termina con la condena de Jesús a la crucifixión,
donde en Él se encuentran totalmente la palabra y la acción. Mientras todos interrogan,
acusan, reclaman y obtienen la sentencia capital, Jesús no habla sino que calla. Y sin
embargo actúa: Jesús es tan sólo un objeto de canje y de intercambio, que puede ser dejado
o retenido según el oportunismo de Pilato o el capricho de la gente. Los'poderosos y el
pueblo, losricosy los pobres (soliviantados e instrumentalizados por los primeros) están
esta vez unidos: la pobreza de Jesús es única, irrepetible y total. Él está solo y reducido
a la pura desnudez de la persona y de la existencia. Y su persona se expresa en la simple
entrega: al principio es conducido encadenado y "entregado a los paganos" (10, 33:15,1)
y alfinalPilato "lo entrega para que sea crucificado" (v. 15). La realeza de Jesús consiste en
ser "dado" a la multitud (cf. Jn 3,16) y el haberse abandonado en manos de los hombres.
Es radicalmente abierto, descentrado en relación consigo mismo, y vive totalmente para los
hombres: es la apertura total, el puro servicio y el ser exclusivamente para los otros. En él el
amor y la entrega de sí mismo vienen a ser la verdad misma de su persona. Se ha dicho que
es el único digno de fe. Y este amor de Jesús a los hombres se muestra en su capacidad de
afrontar el sufrimiento y entregarse de la manera más total y más desconcertante.

8 1 . JESÚS ANTE PILATO: Me 15, 1 -15 659


Por consiguiente, la persona de Jesús es idéntica a su función. Él es lo que hace y lo que
dice. Su mensaje de amor confluye hacia su ser por el amor, y vuelve a conducir siempre a
la identidad entre la palabra y la persona. Y él es palabra, precisamente porque es amor. Por
eso desde la condena hasta la crucifixión la fe comprende que en Jesús el mensaje, la obra
y la persona se identifican, hasta el punto de que él es siempre lo que dice. Precisamente
porque Jesús encarna en sí la palabra y la obra, en el binomio "Jesús y Cristo" resulta que
está dicho todo. Se ve a Jesús que aparece sobre el trasfondo de la cruz, la cual habla con
mayor elocuencia que las palabras. Entonces no se necesita nada más.
Además, la realeza mesiánica de Jesús es una soberanía proclamada solemnemente durante
la pasión y en el contexto de un proceso. Precisamente porque aquí él aparece como el Señor de
la historia y del mundo, el cual domina sobre la realidad histórica amenazada continuamente
por el absurdo y por la falta de significado. El silencio elocuente de Jesús es la victoria de su
conciencia histórica, que encuentra, una consistencia en el límite extremo de la existencia,
sobre el caos interior y exterior. Como Jesús no pierde la propia conciencia histórica bajo la
presión apremiante de toda la inconsistencia de los elementos negativos y del desorden, él es el
Señor, es decir, el centro determinante y unificador de la vida y de la historia.
Enfin,Jesús es la esperanza y la salvación del hombre, la realización y el cumplimiento
de todas las promesas. Pero es el enviado de Dios que libera a los hombres porque saben
perderse y morir. El salva a los otros, porque no se salva a sí mismo; hace todo lo contrario
de lo que "los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo:
¡A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse! 'El Cristo, el rey de Israel, que bajé ahora
de la cruz, para que lo veamos y creamos'" (w. 31-32). Jesús aparece como el amor
unificador y liberador, precisamente en la humillación más grande y en la pérdida total de
sí mismo. Precisamente en eso él es el verdadero rey. Dios se despoja de su gloria y se hace
siervo humilde, despojado de todo poder y grandeza. El que nos liberafesel último de los
hombres, el siervo aplastado y oprimido: es el siervo soberano. Por consiguiente, en un
siervo pobre se ha ocultado todo el poder de la salvación.
Así la trascendencia máxima, es decir, la soberanía universal de Cristo salvador, hace
explosión en la mayor inmanencia de Jesús condenado a la cruz. Porque la verdadera
trascendencia es la que se manifiesta como tal en la inmanencia, es decir, en la manera de ser
hombre de Jesús. No es en el esplendor de las estrellas ni en la inmensidad del cielo donde se
revela especialmente la grandeza de Dios, sino en el puesto ajusticiado y clavado en la cruz.

APLICACIÓN A LA VIDA

¿De dónde viene la salvación?


Uno está acorazado con respecto al sorprenderse, cuando se leen los periódicos y
se escuchan la radio y los telediarios: la noticia de un arresto, de un proceso o de una
condena ya no tiene mucha relevancia ni peso. Lo que sucede nos parece como necesario o
estructural en nuestra sociedad. También aquellos a quienes condenamos "en nombre de
la ley" y de la razón normal, nos percatamos de que tienen un papel y cumplen una tarea
paradójicamente funcional en nuestro sistema.
Un día, mientras viajaba en tren, el célebre jurista Carnelutti ojeaba un evangelio que
había encontrado por casualidad. La expresión "estaba... en la cárcel y vinieron a verme"
(de Mt 25, 36) lo impactó de improviso como un rayo.
"Volví a ver los asesinos, a los que cometen estupros, a los parricidas, a los atracadores,
toda esa humanidad, desconcertante y reducida a veces en una condición animal. Y este

660 8 1 . JESÚS ANTE PILATO: Me 15, 1 -15


Dios de los cristianos se identificaba con cada uno de ellos, sin excepciones ni exclusiones,
sin ni siquiera identificarse en la nobleza de recluso político o de la víctima inocente de un
atropello..." (V. Messori, Ipotesi su Gesu, Turín 1976, p. 283).
Pero aquí no se trata directamente del recluso, del preso político ni del delincuente
común; ni siquiera del intento que se aplica inmediata y cotidianamente acerca del juicio
sobre los otros, la inculpación por nuestras opciones, etc.; así como no es aún la contem-
plación del hecho de que Jesucristo ha recorrido hasta ese punto la participación en la
experiencia humana.
Es más bien la constatación subrayada de nuestra insuficiencia, de la que podríamos
llamar fatalidad que siempre nos amenaza. No implica ningún desprecio ni pesimismo el
reconocer una incapacidad radical de la que quisiera también ser justicia. Y eso, aunque
se tenga en cuenta que la justicia, precisamente, la hacen los fuertes y los protestantes: en
realidad, en nuestra situación, de maneras y por razones diferentes, no sólo no logramos
hacer algún bien pero tampoco logramos distinguirlo.
Es casi el símbolo del hecho de que ese proceso a Jesús no podía y no puede acabar
sino como acabó, la vicisitud de ese ciudadano que dos veces pide la revisión de esa causa
a la corte suprema de Israel: impertérrito continúa el juego de culpar al otro, de declararse
incompetente y por otra parte de cumplir el propio oficio como administradores de
justicia. En efecto se atribuye la responsabilidad de la condena al alto comisario romano
o uno se exonera de intervenir porque es un problema de orden histórico y no cuestión
legal, o bien -y eso es aún más sorprendente- porque se constata que el solicitante no
tenía intereses personales que defender... Hay algo que supera nuestra responsabilidad
personal, algo superior a nuestras limitaciones, a nuestro pecado y a nuestra maldad. Hay
algo que nos desconcierta, sin que, en realidad, pueda suceder algo diferente.
Como si fuera algo irrecuperable, él se desliza incluso hacia el lugar de otro.
Hay algo importante y sin indagar en todo eso.
Pero tiene ciertamente alguna relación con la suerte perpetua del insignificante -sin nombre,
el uno vale el otro, son perfectamente intercambiables- sacrificado para que todo proceda "de la
mejor manera", para que todo proceda según la lógica afirmada, se mantenga el cuadro general
y se repartan bien los papeles, adquiridos de una vez por todas: se trata del mundoricoy del
tercer mundo, poderosos y personas humildes, gente realizada y desechos humanos.
Tiene alguna relación con nuestra culpa extrema con la cual nos sustraemos a los dolores
y cargas y lanzamos a otros a nuestro puesto. Pero tiene alguna relación incluso con un padre
Maximiliano Kolbe que solicita sustituir a un condenado a muerte, ofreciéndose él mismo.
Podremos también intentar e intentamos minimizar las cosas, fingiendo que nada ha
pasado o tramando burlas trágicas.
Pero entonces algo ha sucedido, algo se ha roto.
Y existe la sospecha-esperanza de que desde ese punto todo esté desconcertado e
invertido.

REFLEXIÓN DE FE

Por todos los hombres que están bajo el cielo (Mensaje)


Los jefes del pueblo han decidido dar muerte a Jesús y todas las profecías de la pasión
enumeran cuidadosamente a estos poderosos, responsables de su muerte. ¿Será, por

8 1 . JESÚS ANTE PILATO: Me 15, 1 -15 661


otra parte, "la gente" la que lo salvará? No es así: la gente quiere crucificarlo aquí y, a la
pregunta de Pilato acerca de lo que se ha de hacer con el rey de los judíos, ella responde
gritando: "¡Crucifícalo!" (v. 14).
El pueblo incitado prefiere aquí a Barrabás.
Eso parece que está en contraste con el resto del evangelio, donde continuamente los
pobres y los desprovistos son habilitados para explicar el sentido de los hechos que suceden
alrededor del Salvador precisamente mientras se están desarrollando. Bastará un ejemplo
por todos. Al final del capítulo 10, punto importante que precede a la subida a Jerusalén,
Bartimeo, el mendigo ciego de Jericó, es el único que interpreta con precisión el mensaje:
¡seguir a Jesús! ("Y al instante recobró la vista y lo seguía por el camino", 10, 52).
Sin embargo, es necesario en este punto que Jesús sea abandonado por todos para que
la contemplación del crucificado se proponga nítidamente, sin equívocos y prejuicios. Jesús
es el único. Para ser el primogénito entre muchos hermanos, es necesario que sea diferente
de todos ellos y sólo después de que todos lo hayan abandonado, al quedar el último, será
el primero, "para que toda lengua confiese que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios
Padre" (F/p 2,11). •
Para mí, para nosotros, ¿qué quiere decir eso, Señor Jesús? ¿Que la pobreza, cuando es
sólo mía o nuestra nos convertirá automáticamente en personas salvadas? ¿Que podemos
fiarnos totalmente?
¿Nos hallamos totalmente entre los seguros cuando nos parece que estamos más entre
los oprimidos que entre los opresores? La pobreza y el abandono cuando son verdaderos
son una llamada tuya, pero es necesario darle una respuesta inevitable ("llamó a los que él
quiso, y vinieron donde él", 3,13).
Somos hijos del evangelio cuando te correspondemos. Y aquí la respuesta es una
pobreza que por ser tuya es única, irrepetible, total. La gloria del Hijo de Dios está a
punto de coincidir con su pobreza perfecta de la cruz. He aquí por qué somos llamados
a solidarizarnos con los mismos pobres, que aquí entran en escena, después de que los
ancianos, los sacerdotes y los escribas ya han estabilizado sus partes y Pilato, con los
apóstoles y todos los otros, las suyas.
Todo ya está preparado. Quedará sólo el centurión, a quien podemos adherirnos al
final. Él que es perfectamente "nadie" con respecto a esta sucesión de personas religiosas,
ricas o pobres, que se colocan intencionalmente en confrontación con el Salvador.
Ahora ya que -estamos en la última curva del camino evangélico- una sola cosa: la
contemplación del Crucificado. ¡Finalmente!
Esta contemplación, preparada por tanto tiempo, ha llegado. Todo y todos quedan
organizados. Se ha realizado la epuración general del rico, de la gente, del docto, del
poderoso, del procurador, del soldado y de todo hombre que vive bajo el cielo. Ahora la
contemplación se volverá tan decisiva que será todo el evangelio:"... Sepan todos ustedes
y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo el Nazareno, a quienes
ustedes crucificaron y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre y no
por ningún otro se presenta éste aquí sano delante de ustedes. Este Jesús es la piedra
que ustedes, los constructores, han desechado y que se ha convertido en piedra angular.
Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debemos
salvarnos" (Hch 4,10-12).

662 8 1 . JESÚS ANTE PILATO: Me 15, 1 -15


82. LA CORONACIÓN DE ESPINAS
(Me 15, 16-20a; cf. Mt 27, 27-31; Jn 19, 2s)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


El pasaje anterior concluía con un veredicto definitivo de crucifixión. En el evangelio de
Lucas y de Juan en este punto el relato pasa de inmediato a la etapa del camino del Gólgota
(cf.Lc23,25ss.yJn!9, 16ss.).
En cambio, en Marcos y en Mateo encontramos algunos versículos, casi como un paréntesis
en la trama originaria del relato de la pasión, que describen escenas de burlas y de ultraje a
las cuales fue sometido Jesús, quien fue dejado a merced de los soldados en el patio del palacio
del procurador romano.
También Lucas y Juan recuerdan esos malos tratos, pero los incluyen en contextos diferentes:.
Juan los coloca en el intervalo durante el desarrollo del proceso ante Pilato (cf. 19, 2ss.); Lucas
en la escena del encuentro de Jesús con Herodes que ningún otro evangelista narra (cf. 23, 11).
Marcos -y con él Mt 26, 27- había hablado ya de ultrajes que soportó Jesús de parte de
los criados del sumo sacerdote en el sanedrín (cf. 14, 65) -donde sin embargo aflora también
el tema de Jesús profeta-, y aun antes había hecho alusión a esto en el tercer anuncio de la
pasión (cf. 10, 34a).
Al igual que en 14, 65, aquí aún con mayor extensión se combinan juntos la burla irónica
(cf. w. 17ss. y 19b) y los golpes físicos (cf. v. 19a), con una referencia clara a la profecía del
siervo que sufre (cf. Is 50, 6).
Esos datos nos muestran la facilidad con la cual estos temas de la escena de burlay de violencia,
que probablemente ya se hallaban presentes según diferentes formulaciones en la tradición
primitiva, fueron colocados junto a un episodio o al otro según las diferentes recomposiciones de
los evangelistas. Esta variedad se explica aún mejor, cuando constatamos que escenas de este
género las narran varios escritores antiguos tanto judíos como greco-romanos, ya como expresione
antisemíticas de revuelta, ya como forma de ultrajes que se infligían a condenados a muerte.
La escena que está constituida por los gestos y por las palabras de los soldados como parodia
de una ceremonia de entronización real, denuncia la ceguera abismal y la maldad humana y
por contraste proclama la verdad sublime de lo que por escarnio se echa en cara a Jesús.
También en este pasaje entonces la comunidad creyente contempla a Jesús, el verdadero rey
mesiánico, tan humillado y aplastado que ya no es reconocido como hombre (cf. Is 53) y pro-
fesa su fe en el designio de Dios, que a través de este sufrimiento realiza la salvación de los
hombres.

16 Los soldados lo conducen dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a


toda la cohorte.
17 Lo visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen.

82. LA CORONACIÓN DE ESPINAS: Me 15, 16-20a 6Ó3


18 Y se pusieron a saludarlo: "¡Salve, Rey de los judíos!".
19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, lo escupían y, doblando las rodillas,
se postraban ante él.
20a Después de haberse burlado de él, le quitaron la púrpura y le pusieron sus
ropas.

v. 16: lossoldados: son las guarniciones militares en la derecha". Marcos describe con mucha viva-
que dependían de Pilato y estaban formadas por cidad -también los verbos se usan en tiempo pre-
gente de la Palestina o reclutada en otras regiones sente- la preparación de esta parodia.
del imperio. v. 18: ¡Salve, rey de los judíos!: la exclamación
Dentro del palacio, es decir, del pretorio: si se to-corresponde al saludo romano tradicional que se
man los términos literalmente, no se comprende la dirigía al emperador. El título, pronunciado aquí
proximidad de las palabras "pretorio" y "patio"; por los soldados en un tono sumamente burlesco,
probablemente la añadidura es un intento de expli- ya había sido usado antes incluso tres veces por
car la traducción griega imprecisa de una palabra Pilato, también con ironía (cf. w. 2- 9. 12); luego
aramea anterior (cf. la expresión más sencilla de será fijado en la parte alta de la cruz como "motivo
Mt 27, 27, donde se habla solamente de "pretorio", de la condena" (v. 26).
que por otra parte concuerda también con ]n 18, Con esta modulación insistente y sarcástica del
28. 33; 19, 9). título solemne "rey" atribuido a Jesús, el evangelio
De todos modos se trata de la residencia oficial pone en evidencia el contraste entre la verdadera
del gobernador romano, cuando venía a Jerusalén y realidad de Jesús y la incredulidad mezquina de los.
que se puede identificar con la torre Antonia, que hombres, que la hacen objeto de sarcasmo.
era una fortaleza construida en el ángulo norte- v. 19: En la descripción de la parodia, Marcos
oeste de los muros del templo o con una parte del incluye dos frases, que refieren las heridas y los
palacio de Herodes en el barrio occidental de la esputos que inflingieron a Jesús y que recuerdan los
ciudad. La incertidumbre de esta determinación malos tratos que había sufrido en el sanedrín (cf.
no permite precisar el recorrido a través del cual 14, 65). Tal vez el evangelista refiere aquí una frase
Jesús fue conducido al Gólgota. que originariamente pertenecía a ese episodio.
Toda la cohorte: era un contingente de soldados Así se evoca una vez más lafiguradel siervo que
formado por algunos centenares de hombres. sufre (cf. especialmente Is 50, 6).
v. 17: púrpura... una corona de espinas: el man- Se postraban ante él: en el Nuevo Testamento
to púrpura (cf. la visión de Is 63, 1-5) y la corona esta expresión indica la actitud de adoración. Aquí
son símbolos de la dignidad real. En Mt 27, 29, se se expresa la parodia de la adoración al César o a los
añade otro elemento, símbolo del cetro: "una caña soberanos orientales.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Salve, oh rey"
Después del llanto de Pedro, el discípulo tiene los ojos purificados para contemplar a su
verdadero rey en aquel a quien los ojos del mundo consideran rey sólo por una triste burla.
Para verlo es necesaria esa sabiduría divina y misteriosa, que ningún dominador de este
mundo puede tener (cf. 1 Co 2, 7ss.) y que en cambio se les concede a los pequeños (cf. Mt
11, 2 5). En efecto, es indispensable "tener el pensamiento de Cristo", es decir, su Espíritu,
mediante el cual solamente podemos "conocer todo lo que Dios nos ha entregado como un
don". "El hombre natural", en cambio, no puede comprender: todo esto es "locura para
él" (cf. 1CO2, 12-15).
De aquí en adelante el relato del evangelio será aún más sobrio de lo que suele serlo.
Se expresa con pocas palabras, sin ninguna emoción. Es demasiado grande lo que se ve.
Aquí se está desarrollando la verdadera "pasión", en la cual Jesús es reducido a un puro

664 82. LA CORONACIÓN DE ESPINAS: Me 15, 16-20a


objeto "pasivo", en las manos de los hombres: los enemigos le darán muerte, los amigos lo
depositarán en el sepulcro. Si antes se elevaban las voces de asombro y de alabanza frente
a lo que Dios había hecho por el hombre, ahora contemplamos lo que Dios se ha hecho
por nosotros en Jesús, y no existen palabras para expresarlo. Los pocos hechos, sufridos
violentamente por Jesús, expresan más que cualquier palabra: son la misma palabra del
evangelio (cf. 8, 32a. 31), que se hace realidad y juzga a cada discípulo y a cada hombre
(cf. 8, 38).
Jesús es conducido al patio (v. 16). Está rodeado por los criados que son dominados
por la violencia: los soldados. Son aquellos que han consagrado su vida a las armas. Éstas
tienen como poder único el de dar muerte. Este poder de muerte es, en último análisis, la
expresión de todo poder del hombre sobre el hombre, y representa la situación desesperada
en la cual llega a encontrarse todo hombre que, como no reconoce como su único Señor al
Crucificado, es siervo de todos los poderes.
Se pone en escena para Jesús una entronización real (v. 17), que para los soldados quiere
ser una farsa, pero en realidad es tremendamente verdadera.
A Jesús lo revisten con la clámide escarlata del soldado: así el inocente queda envuelto
en el manto de sangre de los prepotentes, y la violencia de ellos se le carga como vestido;
debajo, su carne está totalmente golpeada y llagada (cf. Sal 109,18s 73, 6b).
La corona, símbolo de todo poder, es de espinas: las tribulaciones agudas de todos los
humildes que pagan todas las potencias, y que, muy pronto, como zarzas arderán en el
fuego.
El saludo como subdito es una burla: ¿y qué es en realidad toda actitud de subdito, sino
una burla recíproca malvada que mortifica al hombre, imagen soberana de Dios?
El cetro de mando es un bastón con el que le golpean la cabeza: ¿y qué es el mando, sino
una prepotencia del más fuerte sobre la cabeza y sobre la razón del más débil?
El beso, señal de benevolencia, es un esputo de desprecio.
La postración es una burla.
Así, al escarnecer como soberano a Cristo, que ha asumido la forma de siervo y sirve
como burla a todos los siervos del poder, ellos en realidad escarnecen inconsistentemente
a todos los reyes y señores que no son más que una copia pervertida de aquel a quien el
cristiano reconoce como su único rey y Señor, y se trata de Jesús que entrega su vida por
todos. Todo el furor de su ira, que en sí debería ir dirigida contra aquellos que exigen la vida
de todos, al cubrirle el rostro -¿que ya no es un rostro humano, o bien el verdadero rostro
oculto del hombre?-, los criados de los sumos sacerdotes lo golpeaban y le preguntaban:
"¡Adivina quién es el culpable! ¡Profetiza!".
Jesús, sobre el cual ha recaído toda prepotencia, es el verdadero rey, el Hijo del hombre,
el justo perseguido porque es justo: él es aquel del cual han profetizado todas las Escrituras,
que le han prometido a él la justicia de Dios. Ellos no lo saben; pero él, como verdadero
profeta, sabe quién lo golpea. No son ni siquiera ellos, los pobres criados de los sacerdotes
o los soldados, siervos del imperio, quienes lo golpean: es el mismo mal del mundo, del
cual ellos son siervos, que cae sobre el inocente. En efecto, es el justo que sufre la injusticia
de todo poder religioso-económico-político-ideológico: sobre él se vomita toda la sed de
muerte y de egoísmo del hombre. Sólo porque él vive, es libre y ama, sólo por eso lleva
sobre sí el ardor de todo el mundo que muere en la esclavitud del egoísmo.

82. LA CORONACIÓN DE ESPINAS: Me 15, 16-20a 665


He aquí por qué alrededor y encima de Jesús, colocado en el centro de la historia, se
lleva a cabo toda esa farsa de prepotencia y de mal que es la historia del hombre. Y los
"siervos" que imitan a los poderosos en un juego infantil terrible, desenmascaran toda su
imbecilidad y crueldad, haciéndola recaer sobre el siervo de Dios, sobre el inocente.
Pero Dios está a su favor. Ésta, en último análisis, es la verdad, la gran profecía de la
historia: el justo lleva la injusticia y, haciéndose siervo de todos, libera a todos con su vida.
Pero precisamente así es soberano y Señor de todos (cf. 10, 45).
El reino de Dios y su rey no puede sino ser escarnecido por los poderosos de este
mundo, así como también por sus siervos, cegados y sometidos, hasta cuando estén libres.
Y lo serán cuando reconozcan en este pobre a Cristo su único Señor.
Pero ahora el discípulo, con Pedro, ya lo sabe: Jesús es su Rey. "Ecce homo", dice Juan
(Jn 19,15), que revela al hombre su verdadero rostro, el mismo rostro de Dios (Jn 14, 9;
cf. Me 15, 39).
En efecto, en él se ve concretamente que el poder del hombre ha reducido al hombre:
¡Jesús es el hombre en su verdad! Esta es la página más poderosa defilosofíade la historia,
con la simple diferencia de que no se trata de una idea, sino de la realidad de la carne de
Jesús en quien se manifiesta la tragedia del hombre que quiere ser como Dios e invierte
su imagen. Y aquí Jesús se nos aparece como la imagen invertida, y por consiguiente
verdadera, del hombre Adán: lleva todo su peso y lo endereza delante de Dios.
Ya Jesús, como el hijo de la parábola de la viña (12, 8), es conducido "fuera" (v. 20).
De este modo se rompe el círculo de esta historia al servicio del mal y del poder, y ya se
va realizando el éxodo definitivo hacia la plena libertad: "fuera", en la cruz, el siervo será
proclamado Hijo (15, 39), y revelará el mismo rostro de Dios.

ACTUALIZACIÓN

"Ecce homo": la verdad del hombre


Nosotros decimos que existe el hombre rico y el hombre pobre, el hombre poderoso y
el hombre impotente, el que vale y el que no vale, el que goza y el que llora, el arribista y
el humillado, el realizado y el fracasado. Nosotros reconocemos como dos identidades o
dos verdades contrarias del hombre, que dividen a la humanidad en dos categorías muy
distintas y opuestas, con su historia diferente.
En realidad, la verdad del hombre es una sola: el rico es rico porque ha explotado al
pobre y esricogracias al pobre; el poderoso es lo que es porque ha defraudado al impotente
y lo es gracias al impotente; el que vale ha sometido al que no vale y lo es gracias al que
no vale; y el que goza, disfruta de los frutos de quien llora y sacia su sed con las lágrimas
ajenas; el camino del arribista está pavimentado con los humillados, colocados bajo sus
pies; y el camino del realizado está ordenado en sus márgenes con el resto de los fracasados,
eliminados del juego. La verdad y el sentido de la historia son únicos para todos: pero a
unos les corresponde la pena, a otros la alegría; a unos la fatiga, a los otros los resultados; a
los unos los costos y a los otros los frutos.
En otras palabras, todo lo que para nosotros es un no-hombre, lo es gracias a que el
hombre es hombre; el Ecce homo es la verdad del hombre.
En un mundo injusto, distorsionado, invertido, la verdad se revela precisamente en
aquellos que padecen la injusticia y la distorsión del sistema, en los hombres vueltos al

666 82. LA CORONACIÓN DE ESPINAS: Me 15, 16-20a


V
revés: los pobres y los impotentes, los que no valen y lloran, los humillados y los fracasados
nos manifiestan la verdadera realidad de los ricos, y de los poderosos, de aquellos que valen
y gozan, de los arribistas y de los realizados.
Mientras exista la injusticia sobre la tierra, la gloria de Dios habitará siempre en Cristo
pobre, humillado y ofendido; y los pobres, los humillados y los ofendidos serán la verdad
del hombre.
Sólo cuando hayamos eliminado la injusticia y se revele la verdad del hombre en la
justicia de Dios, entonces el justo que sufre manifestará su verdadero rostro oculto, el
mismo rostro de gloria y de majestad de Dios. Pero ya desde ahora, es la imagen negativa
del hombre positivo.
Esta es la gran profecía cristiana de la historia, su sentido verdadero y definitivo, la gran
esperanza que vemos en Cristo despreciado.
En la base de todo esto está el carácter paradójico de la revelación, que se manifiesta
"subcontrario". La gloria de Dios se revela y obra en el mundo precisamente en una vida
oculta, en la impotencia, en la pobreza, en el abandono, en la humillación y en la debilidad.
La nota del íntimo representa la señal genuina de Dios, en el cual él se anuncia inclusive
en revelación con nuestras expectativas como el absolutamente Otro y el totalmente
diferente. Por eso la soberanía universal de Cristo se manifiesta en su contrario, es decir,
en la humillación, en el escarnio, en la burla, en el ultraje y en el rechazo.

APLICACIÓN A LA VIDA

Acertijo
La burla feroz y continua, se perfecciona y se profundiza con un estrago del cual con
dificultad tomamos conciencia en momentos de cruda verdad.
Al hombre todo se lo han hecho creer, todo se le ha hecho esperar, como si lo odiaran
a muerte:
que marchaba bien el proceso de industrialización; era necesario vender las cosas y los
campos, el padre, la madre y los hijos y las esposas para el reino de la industria;
luego se le dijo que todo estaba equivocado, que todo marchaba pésimamente: la
reestructuración, la caja de integración, la inflación, la falta de inversión, la desocupación;
que era necesario ir del Sur al Norte, que había demanda de mano de obra en América,
en Australia, en Alemania, en Suiza: buen salario, un trabajo seguro, una buena tajada de
la torta del bienestar;
luego se han constituido los "ghettos", las discriminaciones, los referendos "contra la
enculturación", las alcobas horrendas para los que duermen o los deshechos de las familias,
las abyecciones, la venta desventajosa de sí mismos, las separaciones inhumanas, bigamos
y viudas blancas;
que todos los hombres son iguales (incluso las mujeres), gente de todos los colores y
de todos los estratos sociales: bocas llenas, oídos atronados con la "igualdad de derechos
y de deberes", "justicia", "paz", "promoción", etc. Constitución, Derechos del Hombre,
Naciones Unidas, Año de la mujer;
luego las recriminaciones raciales, las selecciones y los privilegios, gente de color en
"reservas" apropiadas, negros y puertorriqueños de hoy (no los indios difuntos de ayer),

82. LA CORONACIÓN DE ESPINAS: Me 15, 16-20a 667


turcos, griegos, españoles, italianos, las razas inferiores al servicio de las superiores en
África, en América, en Asia, en Europa; interferencias políticas, comercio horrendo de
armas, palestinos sin una tierra; coacciones ideológicas, grupos y partidos; que habíamos
dado pasos de gigantes: gracias a la ciencia y a la técnica habíamos llegado a la otra cara de
la luna y a la emancipación de la ignorancia, de la credulidad y de la religión-manzanilla;
las nieblas del misterio goteaban en cadenas de formulitas que lo explicaban todo y daban
la clave de la vida;
luego la aglomeración en el terror de la catástrofe ecológica, desnudos y temblorosos
frente al estrago de los recursos energéticos y de la naturaleza en general; a pagar el costo
de las locuras, a leer temblando noticias espeluznantes, alambres de púas, caballos de frisia,
obstrucciones amarillas inútiles anti-contaminación, la sospecha de que. nos están jugando
también en eso un terrible embrollo, desesperación, huida, droga (un millón de drogados
en Francia);
que la felicidad está al alcance de la mano, basta consumir, adquirir incluso a plazos,
oprimir botones y girar manecillas "al principio existía el Carrusel": un televisor, antes
bien dos, a colores (¿Pal o Secam? Este es el problema); el congelador, antes bien la nevera
es mejor, la brilladora; sobre todo la máquina, con trompas de juicio para decir quién eres,
que "no eres de los muchos porque eres de los mini", por ejemplo; el cepillo de los dientes
eléctrico: hambre y sed forzadas de cosas inútiles.
Luego apartamentos imposibles para encontrarse allí y habitarlos; carrera afanosa tras
los precios que suben: casa, luz, teléfono, gas, vestidos, alimentos; trabajo que falta; ciudad
y tráfico que estalla; desierto de los campos;
que la cultura está prohibida para todos, de bajo costo, para toda clase social; abiertas
todas las calles:
luego discriminación patente, decadencia cultural, desarraigo y destrucción de matrices
seculares; identidad única y calle: una multitud anónima en parqueo perpetuo, hacia
un futuro administrado. ¡Existen todavía salvajes a quienes se pueden vender espejos y
pendientes, desposeyéndolos de sí mismos!
Cuántas veces un hombre ha sido engañado, utilizado como instrumento, escarnecido,
"usa y bota", un limón exprimido, porque es un niño, porque es viejo, porque es "¡menos
dotado!".
...cuántas veces porque es mujer. Acosada, bloqueada como presa, con palabras de
amor. Y seducida, despojada de toda idea y estima de sí misma, manipulada, ilusionada,
abandonada. "Accesorio". ¿No se cambia el reloj y el bolso?
El creyente vive y anuncia el evangelio al hombre, la salvación, la libertad. Salvación y
libertad que el hombre esperaba y aún espera más.
Nosotros no lo hemos hecho, o bien muy mal; nos hemos sustraído: con la Palabra o
en lugar de la Palabra han pasado muchos discursos nuestros, la caricatura de nuestras
opciones y de nuestras existencias y de nuestras estructuras, fac-símiles y reproducciones
nuestras. Sin maldad: ¿dónde están la fe, la esperanza, el amor? ¿Dónde está Jesucristo? ¿Y
la diaconía y el servicio?
Si la historia y la experiencia, el conocimiento y la conciencia nos reprochan, que eso
no sea para la desesperación o la acusación y pleito fraterno, para disculparnos y sentirnos
justos. Si dentro nos sentimos desilusionados, amargados...

668 82. LA CORONACIÓN DE ESPINAS: Me 15, 16-20a


El que se justifica está allí en medio, "acertijo" de la burla feroz. Y que esto encamine
pasos de esperanza y de conversión.

REFLEXIÓN DE FE

El siervo soberano
Desde el comienzo hasta el fin la Sagrada Escritura proclama a Dios como Señor. En los
primeros versículos del Génesis Él domina el caos, al comienzo del Éxodo, las fuerzas con-
fusas que oprimen al hombre. En lo vivo de toda la lucha entre las tinieblas y la luz, donde
la historia encuentra su desarrollo, Dios es proclamado como el único Señor "¡...se postren
ante Él todos los dioses!" (Sal 97, 7). En vano losfilisteos,después de capturar el arca, la
contraponen a su Dios Dagón. El ídolo quedará abatido y desmenuzado (í S 5,1 -4).
Dios creador es el Rey de su pueblo: "Yo soy el Señor, vuestro Santo,-el creador de
Israel, vuestro Rey" (Is 43,15).
El Dios de Israel afirma su dominio asombroso en lo vivo de la historia, que incluye mi
misma vida, para que también yo lo proclame hoy como Señor y Rey.
Las primeras comunidades cristianas no surgen enseguida alrededor de una predicación
que se desarrolla en toda su extensión, sino alrededor del evangelio de la soberanía del
Señor. La afirmación gozosa, llena de esperanza de la experiencia del Señor vivo, constituye
el núcleo de las antiguas asambleas cristianas. La oración de alabanza y de exultación y la
fracción del pan son momentos de vida que ligan a ellas todo el testimonio; ".. .llénense del
Espíritu. Reciten entre ustedes salmos, himnos y cánticos inspirados: canten y salmodien
en su corazón al Señor, dando gracias continuamente y por todo a Dios Padre, en nombre
de nuestro Señor Jesucristo" (E/5, 18-20). Como para Pablo, es precisamente frente a
"la sublimidad del conocimiento de Jesucristo, mi Señor" (Flp 3, 8), como la comunidad
encuentra la fuerza para considerar como una "pérdida" todo el resto.
La realeza de Cristo es principio de una existencia nueva y de una misión original
en el tiempo. A las fuerzas de condicionamiento y de poder del mundo, se propone un
dominio de naturaleza diferente: el de Cristo. ¿Doblará el hombre la rodilla para adorar
esa realeza?
Las tres profecías de la pasión fueron seguidas necesariamente, como lo hemos visto, de
afirmaciones de ambición y de poder de parte de los discípulos. Sin embargo, para nosotros
es necesario que sea Cristo quien se afirma.
Por nuestra salvación Él debe encontrar lugar en nosotros en lugar de los dioses falsos,
que se levantan cotidianamente contra Él, como el Dagón de los filisteos. Cristo debe
lograr superar divinamente el caos y las esclavitudes interiores que nos sumergen.
Para obtener este resultado supremo y admirable de salvación en lo vivo de nuestra historia,
de una manera coherente con toda su vida, Cristo se presenta en este pasaje en una realeza
sorprendente e imprevisible. Hará afirmar repetidamente sus atributos reales -que serán
también impresos en la cruz- por parte de los mismos hombres, que no quieren aceptarlo en
lugar de sus dioses falsos: "Se pusieron a saludarlo: Salve, rey de los judíos" (15,18).
Jesús realiza su afirmación real como un servicio supremo, al colocarse en la posición
del Siervo de Yahvé. En efecto, será declarado manifiestamente rey, ¡pero por burla! Así
queda oculto en el misterio de un pobre siervo su poder eterno de salvación.

82. LA CORONACIÓN DE ESPINAS: Me 15, 16-20a 669


83. EL CIRENEO
(Me 15, 20b-21; Mt 27, 31s-32; Le 23, 26)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Ya las últimas palabras del v. 15, después del proceso ante Püato, parecían cerrar la
narración de las escenas de la pasión que preceden las secuencias de la crucifixión.
Pero como lo hemos visto en el pasaje anterior, Marcos incluyó un breve paréntesis para
narrar la parodia puesta en escena por los soldados. Solamente ahora comienza el camino
hacia el Gólgota con la repetición de la frase delv. 15 (v. 20b).
Ponemos en evidencia ante todo en estas pocas palabras su origen antiguo y el valor teológico
del episodio brevísimo del Cireneo, que en el evangelio de Marcos es presentado con un esmero
sorprendente en el uso de las palabras y en la precisión de los detalles, que no encontramos en las
reelaboraciones sucesivas de la tradición evangélica, como se puede comprobar en los versículos
paralelos de Mateo y de Lucas.
En el evangelio de Juan no se hace ninguna alusión a este episodio tal vez para no dar
ningún pretexto a interpretaciones teológicas erradas, que estaban naciendo en ese tiempo entre
los gnósticos, según los cuales el crucificado no era Jesús, el Hijo de Dios -hecho considerado
como imposible e inaceptable-, sino este Simón de drene, que había sustituido a Jesús.
La limpidez del texto de Marcos nos transmite con una sencillez extrema la meditación de
los primeros creyentes que vieron en la fatiga del cirineo una imagen del "seguimiento " de Jesús,
hacia el cual nos introduce poco a poco el evangelio.

20b y lo sacan fuera para crucificarlo.


21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el
padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz.

v. 21: a Simón de Cirene: debía ser una persona Que volvía del campo: no necesariamente se
cuyos hijos eran conocidos de Marcos y en los debe entender "del trabajo del campo": por consi-
ambientes cristianos a los que él se dirigía: en Rm guiente, de este pasaje no se puede deducir nada
16, 13 se menciona un cierto Rufo, que podría ser con respecto a la coincidencia o menos de la última
identificado con uno de estos hijos de Simón. cena de Jesús con la pascua hebrea.
Cirene es la ciudad norteafricana cerca de la A que llevara su cruz: los condenados al
actual ciudad de Bengasi donde vivían numerosos suplicio de la cruz debían llevar la viga horizontal,
judíos; este Simón no debe ser considerado nece- que luego se fijaba sobre el poste vertical que se
sariamente como un pagano. encontraba ya en el lugar de la ejecución.
Notemos además que es uno de los poquísimos El lenguaje que se usa aquí refleja las palabras
nombres propios que se recuerdan en el evangelio de 8, 34 acerca del seguimiento y, por tanto,
de Marcos: además de los nombres de los discípulos manifiesta claramente la intención teológica de
encontramos solamente otros dos en 5, 22 y 10, 46. Marcos. También Lucas subraya este significado y
añade "detrás de Jesús".

670 83. EL CIRENEO: Me 15, 20b-21


SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Obligaron a Simón a que llevara la cruz"


En el punto principal, mientras Jesús ya está por el camino de la cruz, la acción de
intento se interrumpe para incluir este pequeño inciso sobre el seguimiento. Es un episodio
breve, pero importantísimo.
Es un gran rayo de luz: Cristo ya no está solo para llevar la cruz de la violencia y del mal.
Así como Él en realidad lleva la cruz de todos nosotros (cf. Is 53,4s), así hay también otros
detrás de Él, que son "obligados" a llevar precisamente su misma cruz.
Este hombre de Cirene -¡y esto es consolador para el discípulo que lee!- no quiere llevar la
cruz: es "obligado" por la violencia ajena. Contra una falsa mística de la cruz, hay que añadir
que, en sí, tampoco Cristo ha venido a llevar la cruz así simplemente, como si fuera la cosa
más espontánea y natural del mundo. Él vivió y luchó por el amor. Fue el odio de quienes no
acogieron su mensaje quienes le cargaron la cruz de su violencia, y Él mismo fue "obligado"
a llevarla, a pesar del deseo contrario. ("¡Aparta de mí este cáliz!", había dicho Jesús en la
"hora" decisiva, 14,36). Si lo bebes, es tan sólo por coherencia y fidelidad a ese Dios que es
amor. En efecto, sólo el amor tiene la fuerza para "obligar" a llevar la cruz. Porque la cruz, o
uno está obligado a llevarla o a cargarla sobre otros. El que es poderoso y no ama, la descarga
con violencia sobre los otros; el que es pobre y ama, la lleva, sólo porque sabe que no puede y
no debe cargarla sobre otros. Por eso acepta llevarla en lugar de otros.
Hay que anotar además que no es Jesús quien le proporcionará al cireneo la cruz. Jesús
por su parte libera de la cruz, mientras que son los violentos los que se la hacen llevar, como
le sucedió a Jesús y les sucede a todos los pacíficos.
Este hombre que "lleva la cruz detrás" del "Maestro" es la figura típica del discípulo
(cf. 8, 34). Puede parecer escandaloso que el discípulo sea este campesino, extranjero
y encontrado de paso, totalmente extraño y reinante, que debe ser obligado. Pero es
realmente así: los verdaderos discípulos son aquellos que, aunque sean extraños o tengan
repugnancia, como Jesús en el Getsemaní, llevan realmente la cruz detrás de Él.
Y este hombre de Cirene, único en el evangelio, tiene una descendencia.
En toda la pasión la verdadera figura del discípulo está representada por personas
extrañas e impensadas: la mujer de Betania, una prostituta, que manifiesta su fe en Él, el
Mesías pobre y condenado; este hombre extranjero (Cirene está en África) que lo sigue
llevando su cruz, y así traduce en un acto la fe expresada por la mujer de Betania; y al final
el militar pagano que verá la gloria del Hijo de Dios (para las mujeres, cf. el comentario a
15, 40-41 y los dos pasajes siguientes).
Todo el camino del cristiano, que va desde la fe de la mujer hasta las obras (entendidas
como un "seguimiento" de Jesús) del cireneo, hasta la revelaciónfinalde la gloria de Dios en la
cruz, todo, desde el principio hasta el fin, parece reservado escandalosamente a los "lejanos".
Aquí vienen enseguida a la mente los doce, y sobre todo Pedro, que con presunción y
con un conocimiento perfecto (¡Jesús les había anunciado previamente su destino!) había
afirmado en el banquete de la tarde anterior: "Aunque tenga que morir contigo, yo no te
negaré. Lo mismo decían también todos" (14, 31).
El seguimiento no es ni seguridad ni conocimiento del lugar adonde uno va. En cambio,
es por lo general repugnancia e incertidumbre. De todos modos es la violencia de los hechos
-¡no palabras! Después de su llanto, Pedro ha aprendido bien esta lección.

83. EL CIRENEO: Me 15, 20b-21 671


Ya Simón Pedro mira en silencio y con una envidia justa y santa a este Simón de
Cirene, pues sabe que él es el verdadero discípulo. No es una casualidad que se llame
Simón, como él.
Este Simón de Cirene no es acaso también el verdadero Pedro que, revestido con la
misma vestidura de Jesús, ya no hará lo que quiera, sino que lo seguirá, aunque sea reacio,
¿pero de verdad? En efecto, Cristo resucitado le dirá: "Cuando eras, joven, tú mismo te
ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te
ceñirá y te llevará adonde tú no quieras. Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a
glorificar a Dios. Dicho esto añadió: Sigúeme" (Jn 21,18s.).
El tema del seguimiento se retomará en la escena de las mujeres después de la muerte
de Jesús (w. 40ss.). Así el seguimiento sirve materialmente como marco a la crucifixión,
que está en el centro. Es el corazón del evangelio, hacia el cual el discípulo está tendiendo
siempre. Su deseo es el de estar allí donde está el Maestro, para estar siempre con El.

ACTUALIZACIÓN

Los condenados de la tierra: los cirineos de siempre


Existe toda una masa de pobre gente, que está marginada del juego de la historia,
porque "viene del campo": es la multitud innumerable de los que nada poseen, pobres,
hambrientos, andrajosos e infelices, que pueblan esa grande periferia del mundo opulento
y del bienestar, que se llama "tercer mundo".
Pero estos hambrientos y andrajosos, que viven las condiciones infra-humanas,
languidecen y vegetan incluso en los ghettos y en los bajos fondos de las metrópolis
superdesarroiladas y florecientes. Además éstos son unos "tales que pasan", que no se
tienen en cuenta, no pueden y no valen nada. Son cuando mucho unos espectadores
curiosos; pero nunca son protagonistas, ni de la historia del mundo, ni de su historia
personal. Son impotentes: todo les es impuesto y nunca libremente elegido. Su inacción y
pereza es el reflejo de su impotencia para cambiar. También su conciencia está oprimida,
paralizada, domesticada y muda. Ellos carecen de voz y de palabra.
Ellos "no tienen nada que ver". Al menos por lo que concierne al mal social, son
unos justos e inocentes. No le causan mal ni miedo a nadie. No son en absoluto causa de
violencia ni de injusticia, del mal del mundo. Las diferentes ideologías y religiones los
han hecho fatalistas, resignados y acostumbrados a la situación de opresión, en la cual
han de vivir. Ni siquiera imaginan que la situación pueda cambiar. Por otra parte están
encadenados a estructuras sociales implacables que no conceden ninguna' probabilidad
de éxito a una revolución eventual. Ningún grito de dolor ni de cólera o rabia proviene de
ellos. No hay nada que temer: no son revolucionarios potenciales ni tampoco gente que un
día podrá reivindicar los propios derechos. Conculcados. Sólo desean ser dejados en paz,
como los muertos. Dejen que lleven su cruz, ¡no es terriblemente pesada!
Y en cambio, en nuestro mundo sucio, los violentos, los ricos o sus seguidores, los
"obligan", los persiguen, los manipulan y los matan. Sobre ellos se descarga toda la
violencia y la injusticia de la historia. ¿Existe una crisis económica? Son ellos los que pagan;
mientras los privilegiados y los evasoresfiscalesllevan sus capitales al exterior. ¿Estalla una
guerra por un contraste de interese económicos, políticos o territoriales? Ellos son la carne
de cañón: en todas las luchas por la supremacía, ¡de todos modos son siempre las víctimas!
La producción hay que incrementarla, ¡y ellos son siempre las víctimas! ¿La producción hay

672 83. EL CIRENEO: Me 15, 20b-21


que incrementarla o el consumo necesita de nuevas demandas? Basta dominar y controlar
su vida con el mito de la producción o del consumismo. ¿Es necesario reducir la producción
o el consumo? Basta con colocarlos en la caja de integración o aumentar los precios, y se
convierten en perfectos contemplativos y ascetas. Siempre son reducidos a ser objetos, que
viven de la luz reflejada: son simples productores de todo y puros consumidores de lo que
es cada vez menos necesario. Son los condenados de la tierra, los vencidos y los derrotados
de la historia, los que sufren sin razón y sin motivos.
Pero entonces ¿por qué sufren? ¿Su dolor es absurdo?
Ellos son en realidad los horneros hambrientos del mundo, que nunca pueden masticar un
pedazo de pan; son los sedientos portadores de agua del pueblo, que nunca pueden beber un
sorbo: son los que pagan por todos, los que llevan la cruz de los otros. Ellos llevan a su carne
toda la negatividad del mundo, pero al mismo tiempo tienen lo máximo de la positividad:
pagan los costos por todos. Su sufrimiento es redentor. Ellos llevan la misma cruz de Cristo,
el que llevó la cruz de los otros, el mal del mundo. Son Cristo siempre presente en el mundo,
que juzga y salva al mundo. Así el siervo que sufre, que camina por el sendero de la cruz, se
prolonga en la presencia de los hombres: el que tiene hambre y sed, desnudez y enfermedad,
opresión y humillación, es la "carne" en la que Cristo vuelve a habitar y a vivir su aventura
de siervo. Y viene a ser, para el que se le acerca, la aventura de la fe: reconocer a Cristo en la
apariencia sin gloria de los condenados de la tierra. Llega a ser también solidaridad, que sufre
juntamente, siente en profundidad los dolores y comparte la suerte de aquellos con los cuales
Cristo se ha identificado.

APLICACIÓN DE LA VIDA

"...Uno que pasaba"


"Escapé de mi casa cuando tenía trece años. Mi padre no estaba bien, tenía amnesias,
y en esos momentos me agredía. Así una noche me quedé en Turín. Unos muchachos de
un bar me dijeron que me llevaban con ellos para ir a Bélgica. Pero luego fuimos a dormir
y esa noche me golpearon. Al día siguiente un muchacho que me gustaba me proporcionó
una habitación y me daba de comer, pero después de un poco de tiempo el dinero se acabó.
Entonces me hizo ir a una casa de citas en la zona de la Crocetta. Los clientes primero me
trataban bien porque yo era muy joven, alguno me preguntaba por qué hacía ese oficio y
acaso pagaba la tarifa (entre 7 y 15 dólares) sin tocarme, porque yo era una niña. Pero luego
me trataron mal, como una cosa desechable.
La dueña me controlaba desde un ojo mágico para ver si yo me portaba bien, si no hacía
escándalo, si no pasaba papelitos a los clientes para avisar a la policía. Habían jovencitas
que eran estudiantes, que venían allí para ganar un poco de dinero, pero ella nos tenía
separadas y no me dejaba estar con las que eran estudiantes. Los clientes eran todos de
cierto nivel,fijabanlas citas por teléfono. Los dineros iban mitad al protector y mitad a la
patrona. He estado también en otras casas de citas. Pero a mi muchacho los dineros no le
eran suficientes: y así yo trabajaba de día en la casa y de noche sobre los andenes del centro.
Finalmente logré liberarme del protector, pero seguí sola.
Ya entré en este género de vida y tengo que continuar en ella, me decía a mí misma".
"Me llamo Juan Carlos, tengo 21 años, he estado en diferentes institutos de reeducación
entre ellos el Ferrante Aporti. Yo no conocí a mi padre: mi madre tuvo que abandonarme
más o menos a mí mismo; y tampoco podía tenerme. Estuve en varios institutos hasta

83. EL CIRENEO: Me 15, 20b-21 673


los diez años, sin ver nunca a mi madre. Todos los otros muchachos recibían visitas de
sus padres; yo nunca recibí visitas. Permanecí hasta los 10 años cuando me retiraron del
colegio, y entre tanto mi mamá se había casado y como yo no tenía ninguna relación con
los míos, traté de alejarme e ir lejos. Eso significa encontrar amigos; y los encontré. Me
llevaron a diferentes sitios, entre otros me llevaron a robar, aprendí a robar y me apresaron.
Así volví al instituto Ferrante Aporti. Apenas entré, dos muchachos y un asistente me
llenaron de golpes; el asistente me dio un puntapié en el estómago y me hizo trasbocar".
"Yo tengo 19 años, soy hijo de una lombarda y de un calabrés. Mi madre me colocó en
un colegio en tierna edad; luego, después de salir del colegio, me encontré en la casa de otro
hombre, que era mucho más viejo que mí madre. Desde ese momento en mí casa se creó
una situación desastrosa; es decir, yo no compartía las ideas de mi madre; por eso siempre
había peleas y palabras ofensivas. Después de algún tiempo, cuando yo tenía 12 años, me
encontré de golpe con una cosa en la cual no había pensado nunca y no pensé que mi madre
llegará hasta ese punto, es decir, me encontré ante un tribunal. No logro entender por qué
delito me llevaron: los motivos no los conozco. De todos modos una mañana me encontré
ante un juez, unos abogados, unos cancilleres, los cuales, después de algunas preguntas de
escasa importancia, muy normales, me preguntaron: "¿Tú vuelves a la casa, si te portas
bien?". Eso me sorprendió porque entonces yo no entendía que quería decir manejarse
bien y se lo pregunté: "¿Qué significa manejarme bien?". Ellos no me contestaron. Y yo
añadí: "No me manejo bien", y después de una semana me encontré con un instituto de
reeducación, y pasé allí cerca de tres años y medio".
Existen cireneos de grueso calibre, "especializados" de diferentes formas: gente que
trata de cambiar las cosas, que ofrece hombros generosos para llevar cargas que otros
rechazan. Como ejemplo se puede citar el de la familia maravillosa abierta por dos
cónyuges, que ya habían estado en África para un voluntariado, que se hacen disponibles
para el cuidado de niños abandonados y para el sostenimiento de personas necesitadas:
viven y trabajan en un clima de sobriedad extrema, sin sombra de ambición ni de ganancia.
Son personas individuales que parecen encarnar el papel de la suplencia en esa solidaridad
real en la cual efectivamente estamos todos involucrados: sencillamente hacen lo que otros
no hacen, limpian donde otros producen basura, ofrecen un poco de esperanza donde otros
siembran egoísmo. Es gente que despeja el cielo y hace respirable el aire; que parece tener
un encargo de parte de la vida y de la utopía.
Además hay que recordar explícitamente a todos los que actúan como cireneos en un
plano que podemos llamar "de fe".
Pero, el que propuso las tres experiencias -únicamente con una finalidad indicativa,
deduciéndolas de "Fotoproblemas-32, LDC, Turín"- pide que nos demos cuenta de los
cireneos cotidianos, los anónimos, tal vez los de casa, sin darlo a entender, sin títulos, sin
aureola ni gratificaciones. Precisamente por eso son cirineos auténticos.
Porque efectivamente -¡con perdón de quien con demasiada facilidad se siente cirineo
de conciencia religiosa hipersensible!- el cirineo era y sigue siendo simplemente "uno que
pasaba", uno que no tenía nada que ver, uno que seguramente no entendió mucho acerca
de por qué precisamente él debía, "obligado", hacer lo que le imponían. Nosotros, como
solemos hacerlo, le hemos agregado arandelas al asunto (¿para hacer agradable lo que es
serio?), lo hemos bordado con reflexiones y sentimientos. Así ese hombre de Cirene atravesó
los siglos, enviado y bendecido; se vive como motivo de pesar de parte de discípulos que
siempre están de huida, pero ha sido muy poco comprendido en lo que era y es.

674 83. EL CIRENEO: Me 15, 20b-21


Porque efectivamente él es el discípulo que radicalmente ha seguido a Jesús llevando
la cruz.
Y éste es el punto. Por eso, cuando tratamos de conducirlo a recitar el papel de un
personaje o a encarnar una vocación, él sencillamente se resiste, con su peso muy real sobre
los hombros, a ser uno de los muchos a los cuales les ha sucedido así, hasta el punto de
llegar al límite, como se dice, de ser uno de los infinitos desprovistos y presa fácil, que no
ha sido bastante avispado como para librarse.
Pero el hecho de haber "llegado como por casualidad" es más bien importante.
Al llevar adelante en seguida la reflexión desde un punto de vista de fe, se puede
decir que es una especie de constante en la acción de Dios. Por su fantasía, creatividad o
capacidad de recuperación, él es brillante: utiliza con variantes sorprendentes la historia,
la crónica, lo cotidiano; sabe incluirse y aportar lo suyo, desde el pez gordo (o ballena) de
Jonás que te lanza sobre la playa precisa, hasta la misma cruz de Jesucristo que libera a
todos los hombres.
¿Pero acaso constituye un problema un Dios que obra en forma tan tajante?, ¿no le falta
el debido respeto con respecto a las opciones responsables, a la libertad, a la autonomía del
hombre y a cosas semejantes?
Será conveniente entonces decir cosas más precisas, tal vez más desagradables, pero
verdaderas, exactamente sobre el asunto del "llegar por casualidad" y de quien tiene la
responsabilidad.
Nosotros hemos dejado de creer, hemos sugerido o sentenciado que las dificultades -
o las cruces- eran distribuidas por las estrellas o por la suerte -por el cielo-. Pero alguien
escondía la mano, alguien, que sabía o menos, hacía trampa.
Existe una sospecha con fundamento de que la mayor parte de las cruces que la gente
lleva son confeccionadas y distribuidas sobre la tierra.
¡Eso lo hacemos exactamente nosotros! (Quizá con la añadidura muy triste de que
se hace y se ha hecho el sermón de la resignación y de la paciencia a quienes estaban
desesperados y blasfemaban por causa de nosotros).
Existe gente que es probada, aplastada, humillada. Existe gente, ¡mucha!, que está deba-
jo, que sufre y que se desespera.
Es mala fe, ceguera voluntaria, la que niega la responsabilidad precisa de estruc-
turas económicas y políticas, de orden y de convicciones sociales, culturales, etc. Sólo la
insensibilidad, el arribismo, los privilegios afirmados, defendidos y tal vez dotados de
coberturas ideológicas, explican y motivan el malestar, las privaciones y muchas muertes
cotidianas.
Luego nos sorprende oír que la cruz seria, la de Jesucristo, sea llevada, hoy como enton-
ces, por gente descalificada. Tal vez Jesucristo considera demasiado importante su cruz
para confiarla a los hombros de aquellos que hablan demasiado de ella. Claramente no
seremos nosotros los que libremos el mundo, los que lo rescatemos. Porque en la práctica
cargamos lo que es pesado sobre otros, descargamos cruces.
Por consiguiente, somos nosotros los que creamos a los cireneos. Y con Jesucristo -Él
es nuestro verdadero cireneo- están todos: los pueblos del tercer mundo, las categorías y
las clases que más pagan y soportan, los marginados, los discriminados, los explotados,
los inmigrantes, los desprovistos, las mujeres, los ancianos, aquellos sobre los cuales se
descargan las contradicciones de nuestra civilización así como las de nuestra casa, los

83. EL CIRENEO: Me 15, 20b-21 675


desadaptados, los "locos", los drogadictos, los neurotizados que pagan los costos de
nuestra incultura, la humanidad herida, lacerada, mortificada, negada por el egoísmo, por
el eficientismo, por la presunción, por el hambre del dinero...
Dios sabe utilizar también situaciones desesperadas e irresponsabilidades feroces. Es
una cosa grandísima y admirable, que hay que creer y adorar. Pero seremos juzgados con
un rigor perfecto y excluidos de la salvación así como somos excluidos de la cruz, si no
abrimos los ojos y no nos convertimos.
Ojalá seamos hallados disponibles, cuando tú realices la última recuperación y seamos
probados con la prueba extrema: ¡la cruz no delegable de la muerte! Amén.

REFLEXIÓN DE FE

Cireneo
Cireneo -se ha dicho- es aquel que a veces, sin saberlo ni quererlo, lleva efectivamente
la cruz. Puede adaptarse a esa cruz, aunque sea con dificultades.
Si yo medito los pensamientos del cireneo me doy cuenta de que ya no pertenezco
completamente al mundo de los verdugos que crucificaron a Jesús. Se abre para mí un
camino de salvación, lento y fatigoso como el de este portador imprevisto, pero también un
camino diferente del camino de todos los otros.
El cireneo, sin tener de ello una conciencia clara, comparte la dirección de Jesús.
Con un paso después de otro podemos meditar nuestra vida cotidiana siguiendo los
pensamientos del cireneo. ¿Acaso qué es para él y para mí esta cruz? ¿Qué caracteres lleva
en sí este encuentro con la cruz del hombre de Cirene, que viene de los campos para sus
quehaceres y se encuentra efectivamente con este "asunto" sobre los hombros? Se trata
de un acontecimiento improviso e imprevisto, no preparado, ni buscado ni elegido, ni
querido; no asumido en una perspectiva ni proyectado, ni programado. Tiene el carácter
de la sorpresa, de lo que emerge y sale afloteinoportunamente.
Se asemeja a lo que sucede por casualidad, a lo que fastidia por su falta de propiedad,
como cuando un niño dice una palabra fuera de lugar, que acaso todos piensan y nadie
expresa, como si en la escena de un teatro saliera uno que es encargado de la manutención,
en lugar de un actor.
En fin, es un disparate, es algo que le sucede a un campesino que llega a la ciudad.
Sin embargo, ese caso puede llegar a ser un acontecimiento del espíritu. Precisamente por
estos aspectos que lo sustraen y lo colocan fuera del cuadro en el que estoy pintando mi
autobiografía, en lugar de vivir solamente mi vida. Pero para que lo imprevisto, que me
aparta de la gestión del asunto de mi ser personal, se convierta en un hecho espiritual, es
necesario que, poco a poco, yo comience a comprenderlo. Es la meditación de la vida real
por contraste con la vida artificial, condicionada. Es vivir en su dirección verdadera que
es la de Cristo que acepta la muerte. Es la desalienación radical del discípulo de Jesús que,
siguiéndolo, aunque sea incierto y despistado, acaba por comprender su misterio.
Al final el cireneo "se convertirá" en el centurión y llevará mi meditación a una pro-
fundidad nueva. Tal vez fue el centurión el que impuso al cireneo que llevará la cruz y tal
vez al mirarlo comenzó junto con él esa contemplación que culminará en el v. 39 con el
grito: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios".

676 83. EL CIRENEO: Me 15, 20b-21


84. LA CRUCIFIXIÓN
(Me 15, 22-32; cf. Mt 27, 33-44; ¿c 23, 26-43; Jn 19, 1 7-22)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

Ya con el episodio del cireneo (w. 20b-21) se ha abierto la última serie de textos de la
pasión, que conciernen a la crucifixión, la muerte y la sepultura de jesús.
El relato es muy descarnado y se formó sobre la base de una narración muy antigua,
dirigida a una comunidad convertida del paganismo, que sentía la exigencia de detenerse a
meditar sobre los últimos momentos de la vida terrena del Salvador.
En este pasaje distinguimos dos series de versículos: la primera (w. 22-27) -exceptuando el
v. 25, que es de carácter redaccional- presenta la crucifixión con un relato muy fiel a la antigua
tradición, caracterizada por un lenguaje muy sencillo y vivo: los verbos están en el presente
histórico, unidos con "y".
La segunda serie (w. 29-32) manifiesta una formación más bien compleja. Probablemente a
partir de las primeras y antiquísimas palabras del v. 29 ("Los que pasaban por allí lo insultaban "),
el cual seguía tal vez en seguida el v. 32b, que se refiere todavía a los dos ladrones, como el v. 27,
se ha desarrollado a lo largo de la tradición una doble versión del episodio de las injurias dirigida
contra Jesús, que en ambos casos se reducían al mismo desafío ofensivo y provocador: "¡Sálvate a
ti mismo bajando de la cruz!". Una versión jugaba acerca del dicho de la destrucción del templo
(w. 29ss.); la otra, tal vez posterior y peor, ironizaba sobre el título "rey de Israel", dejando así
aflorar la polémica acerca de la autoridad mesiánica de Jesús (w. 31ss.).
Es tal vez obra del evangelista el haber unido estas dos versiones.
El v. 28 -"Yse cumplió la Escritura que dice: Ha sido contado entre los malhechores"- no
figura en el texto; en efecto, está ausente en los manuscritos más importantes y normalmente
lo omiten las actuales traducciones del evangelio. Resulta ser una añadidura introducida por
algún copista, como cita de Is 53, 12 por imitación de Le 22, 37.
En todo el pasaje, aún sin la menor concesión a brotes de heroísmo, absolutamente ajeno a lo
relatos de la pasión, domina la soledad cada vez más avanzada en la que se encuentra Jesús, el
cordero manso que es esquilado, sin abrir la boca (cf. Is 53, 7): poco apoco él se siente más aislad
entre la multitud, despojado incluso por los otros dos que han sido crucificados con El.
El designio de Dios, al cual Jesús siempre ha correspondido voluntariamente con una
fidelidad a toda prueba, se está cumpliendo en su fase más importante -cf. el significado de las
citas frecuentes del Antiguo Testamento y de la división en períodos de tres horas de la última
jornada de la pasión.
Los hombres comprenden eda vez menos el camino a través del cual se está realizando la sal-
vación de Dios en el mundo: quisieran otro éxito, según sus expectativas de prestigio y de poder.
No se percatan de que el anuncio gozoso del evangelio es tal, precisamente porque implica
la superación de las tendencias mundanas, que ignoran la entrega hasta la muerte.

84. LA CRUCIFIXIÓN: Me 15, 22-32 677


22. Lo condujeron al lugar del Gólgota, que significa lugar de la calavera.
23. Le daban vino con mirra, pero no lo tomó.
24. Lo crucifican y se reparten sus vestidos, echando suertes sobre ellos, a ver qué
se llevaría cada uno.
25. Era la hora tercia cuando lo crucificaron.
26. La inscripción con la causa de su condena decía: "El Rey de los judíos".
27. Con él crucificaron a dos salteadores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
29. Los que pasaban por allí lo insultaban, meneando la cabeza y diciendo: "¡Bah,
tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días,
30. ¡sálvate a ti mismo y baja de la cruz!".
31. Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas se burlaban entre ellos
diciendo: "A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.
32. ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y
creamos". También le injuriaban los que con él estaban crucificados.

v. 22: al lugar del Gólgota...: es la transcripción describirlo con tonos dramáticos, sino describiendo
de nuestro alfabeto del término arameo, que los los diferentes tipos de personajes que se movían en
evangelistas se apresuran a traducir por "lugar de torno a la cruz.
la calavera", tal vez por la forma semejante a un Para el modo de crucifixión cf. nota al v. 13.
cráneo. En los textos evangélicos no hay ningún Y se reparten sus vestidos...: la que debía ser
indicio que haga pensar en una colina. una praxis normal de los soldados a los pies de un
El nombre "Calvario", que luego se volvió crucificado, que es interpretada como el cumpli-
más familiar, deriva de la traducción latina de los miento del Sal 22,19, el salmo que, con los cánticos
evangelios. del siervo que sufre de Isaías, constituía para los
Era un lugar situado fuera del recinto de la primeros cristianos el punto de referencia bíblico
ciudad, porque estaba destinado a las ejecuciones más explícito para comprender la pasión del
capitales, donde aún hoy está situada la antiquísima Señor.
iglesia del santo Sepulcro. Una leyenda tardía En ]n 19, 24 se tiene la distinción entre el sor-
quiere que allí estuviera sepultado el cráneo de teo de la túnica y la repartición de las otras prendas
Adán (cf. el paralelismo entre Adán y Cristo en del vestido, interpretando así la doble expresión
la teología de san Pablo, en Rm 5, 12ss.; lCo 15, del salmo que responde sencillamente al estilo del
21ss. 45ss.). paralelismo de la poesía hebrea.
v. 23: vino con mirra: era un narcótico que v. 25: era la hora tercia: es decir las nueve.
contenía resina, que se ofrecía a quienes estaban a Esta indicación de tiempo, correspondiente a las de
punto de morir, según una costumbre antigua (cf. los w. 33ss., es ciertamente tradicional; en su preci-
Pr 31, 6). sión es una característica de los relatos de la pasión y
Con base en Sal 69, 22, que con la imagen de tiene valor teológico, por cuanto refleja esquemas de
esta bebida expresa las tribulaciones del justo, Mt catequesis o de liturgias de la pasión en la comunidad
27, 34 sustituye la mirra con la "hiél" y Marcos en cristiana de Roma.
el v. 36 (cf. Mt 27, 48) menciona el vinagre. En este sentido no vemos ningún contraste con
En la negativa de Jesús tal vez hay que leer la las indicaciones diferentes de/n 19,14.
afirmación de que Él quiso vivir hasta el fondo de v. 26: la inscripción...: según la costumbre
la manera más consciente incluso la experiencia de romana la inscripción colocada sobre la cabeza del
la pasión. condenado, declaraba el motivo de la pena capital.
v.24: lo crucifican: es impresionante la sobriedad En estas palabras que sustancialmente son idénticas
con la que el evangelio habla de este momento en los sinópticos, se lee tanto la aceptación de parte
terrible. No nos detiene sobre el sufrimiento físico de Pilato de las acusaciones de los judíos contra
que debía ser tremendo: se pone el acento sobre el Jesús, así como el desprecio por tales cuestiones;
sufrimiento moral de Jesús, pero también aquí sin tan cierto es esto que los judíos protestan al verla

678 84. LA CRUCIFIXIÓN: Me 15, 22-32


(cf. Jn 19, 20-22, que subraya particularmente la Sal 22, 8. La resonancia del Antiguo Testamento
solemnidad de esa inscriociónV sobre todo en este pasaje es casi una celebración del
v. 27: con El crucificaron a dos salteadores: cumplimiento del designio de Dios.
mientras el texto de Marcos nos da esta noticia Tú, que destruyes el santuario: había sido una
escueta, y hace resaltar así la humillación de Jesús, de las acusaciones presentadas durante el proceso
asimilado a dos salteadores, aún más, insultado por en el tribunal del sanedrín (cf. nota a 14, 58).
ellos (cf. v. 32b), Lucas y Juan amplían el relato, e v. 31: igualmente hs sumos sacerdotes...: la pre-
incluyen otros detalles que atribuyen un significado sencia en este punto de los enemigos encarnizados
diferente a la presencia de los ladrones: en Le de Jesús responde tal vez a la convicción manifestada
23, 39-43 salta a la vista la diferencia de actitud repetidas veces por Marcos, según la cual ellos fue-
entre ellos dos respecto a la eficacia de la cruz de ron los responsables principales de su muerte.
Jesús; en jn 19, 31-37 resalta la diferencia entre Si eso es verdad, se puede ver en los vv. 31ss. no
Jesús y los dos malhechores en el comportamiento sólo unaredacción posterior del episodiodelosultrajes,
diferente de los soldados enviados a verificar la como lo hemos hipotizado en la presentación, sino un
muerte de los condenados. duplicado de los vv. 29ss. introducido por Marcos
v. 29: ¡o insultaban: el verbo griego es muy fuer- para dejar lugar incluso al pie de la cruz a la ceguera
te; equivale a "blasfemar": en el insulto contra Jesús de los jefes religiosos judíos. Sus palabras, que hacen
se blasfema contra el mismo Dios, que en la suerte eco a las del pueblo, juegan con el término "salvar"
del crucificado manifiesta su realidad profunda de y muestran la ironía trágica de quien no quiere abrir
amor que se entrega por la salvación de todos. los ojos hacia Cristo crucificado "escándalo para los
Meneando la cabeza: se percibe allí el eco de judíos... mas para los llamados... fuerza de Dios y
los pasajes veterotestamentarios como Lm 2, 15 y sabiduría de Dios" (lCo 1, 23ss.).

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Veamos y creamos"
Después del primer versículo a Jesús ya no se le nombra. Ya no tiene nombre; es
simplemente "él", el solo, el que lleva el nombre de todos los justos que lo han precedido
y lo seguirán, crucificado por el mal del mundo. Él es todos, ninguno y uno concreto,
reducido por todos a no ser nadie. Reaparecerá, con su nombre único, en los dos grandes
gritos en la cruz (w. 34.47), en el silencio piadoso del sepulcro (v. 43; 16,1) y en el anuncio
de la resurrección (16, 6).
Lo llevan al Gólgota (v. 22), el lugar de la calavera. Allí una tradición cristiana colocará
la tumba de Adán, el primer hombre: sobre su calavera germinará el hombre nuevo,
levantado sobre el árbol del conocimiento y de la vida de Dios, que el hombre viejo buscó
en vano, al proporcionarse la muerte.
Le ofrecen vino y mirra (v. 23), una bebida anestésica que Jesús rehusa. En efecto,
beberá hasta las heces el cáliz del furor (Sal 75, 9), el cáliz amargo de la violencia (v. 36;
cf. Sal 69, 22) que Dios transformará luego en cáliz rebosante de salvación y de delicia (cf.
Sal 116,13; 23, 5; 16, 5). Adán quiso saborear el fruto que lo habría de hacer semejante a
Dios. Jesús saborea hasta el fondo el cáliz de muerte del hombre, en la insensatez del justo
que es llevado a la muerte.
Luego lo crucifican (v. 24a). A pesar de todo el horror que acompañaba este tipo de
muerte, aquí encontramos solamente una alusión rápida con estas palabras escuetas. A
diferencia de las otras formas de ejecución capital, en que la muerte viene del exterior e
interrumpe de improviso la vida, la crucifixión lleva a una muerte lenta desde adentro,
que es vivida hasta el fondo: en efecto, el crucificado se yergue sobre los brazos y respira,
hasta cuando muere por asfixia en el momento en que ya no es capaz de erguirse en la
lucha contra la muerte -muerte precisamente sólo cuando en él se ha apagado el fuego de la

84. LA CRUCIFIXIÓN: Me 15, 22-32 679


voluntad biológica de vivir, sólo cuando ha derramado la última gota del deseo de la vida.
Sus vestidos se reparten (v. 24b; cf. Sal 22,19; cf. comentario a 14, Sis.) y los que le dan
muerte tienen la suerte de cubrirse con las vestiduras con las que se ha revestido de toda
su iniquidad (cf. v. 17a). Por consiguiente, permanece desnudo, como Adán después del
pecado (Gn 3,10), en la impotencia absoluta de su cuerpo que se entrega por los hombres,
en las manos de sus adversarios, como sus vestiduras.
Marcos anota que eran las nueve de la mañana, cuando lo crucificaron (v. 25). Este
día completo estará marcado de a tres horas, que señalarán los momentos de la oración
litúrgica de los primeros discípulos.
En la cruz se ha fijado el título verdadero e inequívoco de la condena: "El rey de los
judíos" (v. 26). Son los mismos que lo han crucificado los que lo escriben, aún antes de que
los discípulos lo comprendieran. Sólo después comprenderán su significado, cuando en el
Espíritu Santo reconocerán en el Crucificado a su único Señor.
A su derecha y a su izquierda, privilegio que los dos hijos de Zebedeo habían ambicionado
sin saber qué significaba (10, 35-40), están dos delincuentes (v. 27. cf. ¡s 53,12). El que está
colocado en el centro, como víctima de la injusticia, está colocado también en el centro de la
misma justicia, que no sabe hacer más que dar muerte al que la quebranta.
Jesús está solo, "blasfemado" por los que pasan (v. 29), escarnecido por los enemigos
que cantan victoria burlándose de El (v. 31), "insultado" por los compañeros de crucifixión,
desilusionado por él en la última esperanza (v. 32b). En la fasefinalal pie de la cruz la gente
repite como reproche y acusación el gesto mesiánico culminante: la pretensión de destruir
el templo, refugio de iniquidad (11, 15ss.), y de reedificarlo en tres días (v. 29), que es la
promesa de su resurrección.
Lo exhortan a bajar de la cruz y a salvarse (v. 30). No saben que es precisamente en la
cruz donde Él lleva la maldición del templo, que es precisamente en su muerte donde Él es
destruido para convertirse en lugar de salvación para todas las gentes.
Los sumos sacerdotes y los escribas, lasfigurasdel primer plano en la crucifixión, por
su parte hacen la profesión de fe en el Salvador. Lo que en su boca es una ironía atroz, es
verdad ahora revelada, tremendamente límpida para el que está clavado en la cruz y para
los discípulos: "A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse" (v. 31). Jesús había realmente
dicho que había venido a "dar su vida como rescate por todos" (10,45), pero también había
afirmado que el que quiere salvar la propia vida la pierde, y quien pierde la propia vida,
porque esfiela Dios y a los hermanos, la salvará por la mismafidelidaddel Dios de los vivos
(cf. 8, 34ss.). El hombre, según la carne, se salva a sí mismo bajando de la cruz y colocando a
otros en ella. Mientras es verdad que quien salva a los otros no puede salvarse a sí mismo. Su
vida es entregada sólo a Dios, y abandonada en las manos de todos los violentos.
El discípulo sabe que Cristo salvó a los otros precisamente al entregarse él mismo, y que
la única salvación es Cristo que se entrega en la cruz.
Los sumos sacerdotes y los escribas piden además a "Cristo", llamándolo ahora con
razón "Rey de Israel", es decir, de los elegidos, que baje de la cruz como prueba de su
mesianismo. Así "verán y creerán" (v. 32). És ridicula, pero tremendamente verdadera esta
tentación del poder en el momento de la impotencia.
En cambio, el cristiano "ve y cree" que su Rey y Señor es el Crucificado, que amó a
los suyos hasta entregar la propia vida y que no hay otro Dios sino éste que se revela en
el amor de Cristo Jesús. Precisamente el no bajar de la cruz es la demostración de que

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680 84. LA CRUCIFIXIÓN: Me 15, 22-32
él es Dios y no hombre. Por eso el cristiano que no ve y no cree en el Dios crucificado,
blasfema. En efecto, Marcos, precisamente al comienzo de la burla al Crucificado, no
llama insulto, sino "blasfemia" (v. 29) la propuesta de hacer bajar de la cruz al crucificado.
Es la blasfemia que también nosotros pronunciamos, cuando desprendemos a Cristo de
la cruz y noreconocemosallí su divinidad. Por consiguiente, no fue Jesús quien blasfemó
ante el sanedrín (14, 64), cuando se proclamó Mesías, Hijo de Dios y juez supremo: en
verdad el que blasfema es el que no ve ni cree que Cristo Hijo de Dios y juez supremo es
precisamente el nazareno crucificado. El que no ve y no cree esto, blasfema contra Dios,
que es amor, porque no ve ni cree en la demostración del amor que él nos tiene.
Ya la cruz va invirtiendo todos los juicios.
La cruz es ciertamente "escándalo y locura" para todos los hombres, indistintamente.
Pero, para el que "ve y cree" en ella el amor del que ha llevado sobre sí el mal del mundo para
salvar al hombre, ella es "fuerza y sabiduría" de Dios, de ese Dios cuya locura es más sabia
que los hombres, y cuya debilidad es más fuerte que los hombres (cf. ] Co 1,18-25).
La cruz es el gran misterio que se ha de contemplar siempre. Sólo en ella llegamos a ser
sabios con la verdad única: la impotencia de Jesús, primero, y luego la de todos aquellos
que lo seguirán, revela la fuerza de Dios que es amor. El amor, mientras más fuerte es, más
hace débiles y vulnerables.
Los discípulos son aquellos que, al caer en la misma suerte, hacen de la expresión
irónica de la masa y de los jefes su profesión de fe: Cristo, Salvador y Señor, es el hombre
crucificado Jesús, llevado a la muerte como blasfemo y subversivo.
Esta locura es su sabiduría que nunca es comprendida.
Esta ignominia pública es la prueba del Dios que salva. Sólo el amor que conoce todas
las ignominias, es la fuerza de Dios.

ACTUALIZACIÓN

Locura y escándalo: sabiduría y potencia


A los ojos de la gente, religiosa o no, la cruz es locura y escándalo.
En cambio, a los ojos del creyente es sabiduría y fuerza de Dios. No es ciertamente
sabiduría del dios sabio de los filósofos, no ciertamente potencia al dios milagroso de las
personas religiosas; sino sabiduría y potencia del Dios que se ha revelado en la debilidad y
en la impotencia de la cruz de Jesús y de todos los crucificados como Él.
El relato de la crucifixión, para revelarnos esto, está elaborado de una manera escueta
y desencarnada, sin interpretaciones ni sublimidad de lenguaje, precisamente para que la
cruz de Cristo no sea desvirtuada de su sabiduría ni de su fuerza, que es precisamente su
locura y su escándalo (cf. 1 Co 1, 17ss.). La cruz por sí sola es el evangelio "sine glossa",
incluso sin sabiduría teológica o poder de milagros.
El cristiano está llamado a "ver y creer" la sabiduría y la fuerza de Dios en el misterio
de la cruz. Tratemos de comprender su misterio, respetándolo. Tratemos de no hacer una
teología de la cruz: sería la cruz de toda teología, puesta en evidencia en su vacuidad e
impotencia. El único modo correcto para aproximarnos al misterio de la cruz es dejar a un
lado nuestra reflexión para dar lugar a la revelación de Dios, a aquellas cosas que ni el ojo
vio ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, y ninguno de los sabios y ninguno de los

84. LA CRUCIFIXIÓN: Me 15, 22-32 681


f
poderosos de este mundo nunca ha comprendido ni comprenderá (cf. 1 Co 2, 6-9). La cruz
no es un objeto de devoción ni el símbolo de la mortificación y de la reunión ascética; sino
que es la revelación plena de Dios, no sólo de todo lo que Él ha hecho, sino sobre todo de
lo que se ha hecho por nosotros, de lo que Él es. ¡Contemplémoslo!
La fe es la aceptación de esta locura y escándalo del Dios crucificado, donde se revela
su sabiduría y su poder, que son contestación y juicio crítico sobre el "mundo", porque la
"necedad del Dios es más sabia que los hombres" y la "debilidad de Dios es más fuerte que
los hombres" (1 Co 1, 2 5).
Sólo allí, desde lo alto de la cruz, el único Dios es el Dios para nosotros, abierto,
descubierto a nuestros ojos desde dentro de su corazón, en su sabiduría y en su poder.
Y esta es la sabiduría de Dios (w. 22-27).
Del lugar de la muerte, del abismo profundo del hombre, Dios sabe sacar la vida: en
efecto, sobre el Gólgota, el lugar del cráneo de Adán, el corazón de la muerte, germina y se
levanta el árbol de la vida (v. 22).
Todos nacen sin saberlo y sin verlo, por un evento fatal, ni elegido ni comprendido. En
cambio, esta vida nueva es generada en el pleno conocimiento y en la libertad perfecta: de
hecho, Jesús rehusa la bebida anestésica y prefiere ser consciente (v. 23).
Con la cruz, abominación y mal extremo, patíbulo del esclavo rebelde, -¡la muerte más
insensata e injusta!- símbolo del caos que domina y destruye el mundo, Dios sabe hacer el
principio del mundo nuevo. Cristo crucificado (v. 24) viene a ser el principio que ordena
el caos, y su cruz -abierta en todas las direcciones- forma las coordenadas sobre las cuales
se inscribe el hombre nuevo, el punto de encuentro entre lo vertical y lo horizontal -donde
lo horizontal se levanta sobre lo vertical, hacia el cielo, y abarca el universo humano-; así
lo alto y lo bajo, el Oriente y el Occidente, Dios y el hombre forman una realidad única.
La cruz pasa de ser el símbolo del caos a símbolo cósmico, que mantiene juntos a Dios y al
hombre, y revela sus cuatro momentos en común: muerte y vida, historia y escatología.
Así, con las vestiduras del crucificado, la gloria de Dios cubre ahora la tierra de los
hombres (v. 24b): el injusto es justificado.
Con el patíbulo infame del esclavo, Dios sabe hacer el trono del rey que comienza este
nuevo reino sobre la tierra: el Crucificado es realmente el rey del nuevo pueblo (v. 26).
Con la compañía deshonesta de los ladrones, Dios sabe hacer la solidaridad que rescata
al alejado, al impío, al último en su mal y en su pecado: Cristo crucificado es la redención
del hombre crucificado por el mal y por el pecado (v. 27).
La locura de la cruz sabe sacar la vida de la muerte, la conciencia y la'libertad de lo
inconsciente y fatal, el cosmos del caos, la justicia de la injusticia, el honor de la infamia
del hombre, el bien de su mal: es realmente admirable la necedad de Dios, más sabia que
la sabiduría del hombre, que logra tan sólo ofrecer la muerte a la vida, inconsciencia y
cerrazón al conocimiento y a la libertad, destrucción al cosmos, injusticia al justo, cruz a la
gloria y mal al bueno.
Y ésta es la fuerza de Dios (w. 29-32).
Cristo se pronunció contra la ley y contra el templo; su impotencia para salvarse es la
prueba de la potencia de la ley y del templo: Cristo es derrotado y no puede bajar de la cruz
(w. 29-30). Pero precisamente de esta derrota de la cruz viene la destrucción de toda ley
y de todo templo, y de su impotencia surgirá la poderosa salvación de Dios: el verdadero

Jf&2 84. LA CRUCIFIXIÓN: Me 15, 22-32


templo, en efecto, será Cristo destruido ahora en la cruz, pero reedificado después de tres
días, en el día de la resurrección, como salvación suya y de todos los hombres (w. 29-30).
¡Cristo ha salvado a los otros y no puede salvarse a sí mismo! Creyó en Dios, ¡que Dios
lo libere! ¡Pero Dios no lo libera, no lo hace bajar de la cruz! La única fuerza es la de Dios
que salva; por consiguiente, ha fracasado la misma fuerza de Dios en quien confía (v. 31).
En cambio, precisamente en la impotencia, al perderse a sí mismo, Cristo salva a los otros,
y precisamente en el abismo del sepulcro será despertado por el poder de Dios: encontrará
al Dios de su salvación, precisamente donde el hombre espera tan sólo la desesperación, y
traerá a todos la salvación extrema, la que va más allá de la muerte.
La impotencia de la cruz -¡su escándalo!- es capaz de sacar de la destrucción de la
muerte el edificio de la vida, de la perdición la salvación, de la piedra desechada la piedra
angular: realmente admirable es la debilidad de Dios, más fuerte que la fuerza del hombre,
que logra solamente hacer con la tierra de los vivos un edificio de muerte, matar a todos los
que traen la vida, arrojar lejos lo que sólo es necesario a todos.
El cristiano "vive y cree" en el Crucificado al Rey del nuevo pueblo (v. 32), y contempla
la sabiduría y la fuerza de Dios en la necedad y en la debilidad de la cruz.
Pero todo esto sigue siendo siempre una locura para nuestra razón humana y un
escándalo para nuestra fe.

APLICACIÓN A LA VIDA

Inaceptable
¡No hay salida! Por más que se busque salir, uno se encuentra sustancialmente en la
situación de esconder nuestra incomprensión, nuestro terror y nuestra desilusión, o en la
injuria, en la burla feroz, o en la negación, en la remoción.
Si Dios es sastre, hace remiendos pésimos. Y los remiendos que coloca empeoran las
rasgaduras.
No comprendíamos a un Dios que no rindiera cuentas del dolor, de las injusticias,
de la muerte: ¿cómo podemos comprenderlo cuando va a terminar en la cruz, vencido
por la maldad, sacrificado por la violencia? ...porque en todo esto Él ha entrado y se ha
comprometido.
No es posible aceptar todo esto, cuando se sabe que significa involucrar millares de
personas, que viven, que aman, sufren, vibran, son pisoteadas, no comprenden, mueren:
involucrar a la persona que amas; involucrarte a ti mismo. Los creyentes, como interesados
directos, han ocultado la cruz como una vergüenza de familia, como el perjuicio de un hijo,
como un pecado oculto. Peor que la cruz de madera en la cual fue clavado Jesús, el símbolo
de la cruz se dice que se dio a conocer sólo en el siglo tercero. Y una de las primeras cruces,
trazadas en un grafito de Roma, lleva un crucificado con la cabeza de un asno.
Porque es todavía pasable, incluso heroica, la hazaña que implica la lucha titánica hasta
el sacrificio de la vida: pero la injuria, la burla hiriente, el repudio, el fracaso, el abandono,
precisamente la muerte en la cruz, no se puede aceptar. No lo permite la religión, que
quiere salvar a Dios; no lo admite una razón sana, que quiere salvar al hombre.
Entonces -en otras palabras- es necesario ser necios para hacer lo que Dios cumplió
en Jesucristo, lo que ha pedido que el creyente emprenda; necios o talmente "estúpidos",
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84. LA CRUCIFIXIÓN: Me 15, 22-32 683


"asnos", según la fuerte expresión de Pablo (ICO 1, 18). Y esto es vistosamente inacep-
table.
La hemos gravado sobre el pan, con ella hemos adornado las puertas; antes, ha
caracterizado los momentos salientes de la existencia, ha distinguido los escudos interesados
de batallas cruentas o ideológicas; la han degradado al nivel de ser un adorno de formas
muy variadas, la han reducido a algo que trae suerte y a señal de hechicería; lentamente va
desapareciendo de las casas, de los edificios públicos...
Pero todavía no hemos comprendido la cruz, porque sustancialmente estaba forjada
en carne humana, era como la forma viviente del sufrimiento, de la humillación, de la
aniquilación, del misterio del hombre.
Sin embargo, el que es golpeado, el que es negado, el que es pisoteado, el que es des-
pojado y aniquilado, el que agoniza y se siente morir en el abandono, en la indiferencia,
en el odio, en el desinterés de quienes lo rodean, o en la injuria y en el fracaso, encuentra
una sintonía profunda y espantosa, siente un vínculo íntimo con ese hombre clavado,
maldecido, escarnecido, burlado...
(...¡todavía no es comprender, no es todavía aceptar! -¿pero tú qué podías hacer para
"ser nosotros?", porque sólo éste es el punto...).
En la repartición de sus pertenencias, se intentó apropiarse de la cruz, instrumen-
talizándola: así el símbolo podía consagrar el sometimiento y volver pasable el egoísmo
que la había levantado.
La comunidad de los creyentes, la Iglesia debe convertirse y redescubrir continuamente
-ya que siempre tendemos a olvidar- que la cruz es el punto fuerte, el único tema para el
anuncio del evangelio. Debe dar de ella el significado profundo al que se estremece, cuando
ve que la sombra de la cruz se alarga sobre su jornada. Debe sentir que está allá donde
existen crucificados maldecidos, injuriados, escarnecidos, matados. Pero debe sentir la
cruz como su destino y como opción específica, porque hace cosas por las cuales sin duda
será crucificada y escarnecida.
¿Por qué somos tan generosos? ¿Por qué tememos y la comunidad se disuelve como
agua, cuando se perfila la dificultad, el repudio y la matanza, precisamente la cruz?
¿Cómo puede una mujer enamorada narrar la suerte de su hombre, sin lágrimas? ¿Có-
mo puede dejar de querer la misma suerte?
¿Por qué no sabemos decir con las palabras adecuadas, con la vida que convence,
aquello que en definitiva sentimos dentro de nosotros como la única respuesta verdadera?
Con frecuencia las cruces sobre los campanarios han corrido el riesgo de ser consideradas
como pararrayos y expresión de falta de compromiso. Pero sobre todo se ha vivido
trágicamente la desfiguración de la cruz en su representación como cruz gamada, la señal
más despiadada de nuestra maldad. Aún hoy nos estremecemos al ver la cruz gamada
marcada con spray sobre los muros.
Se hace burla e injuria sangrienta a toda cruz y a todos los crucifijos cuando pasan por
encima de ella y la vacían, según la expresión de Pablo. Nosotros hoy comprendemos aún
mejor y trágicamente la situación insostenible de quien se vuelve ciego ante la realidad, se
niega a sí mismo y hace pagar cruelmente su pretensión de realización, ya suceda esto en el
plano individual o social o en las relaciones entre naciones.

684 84. LA CRUCIFIXIÓN: Me 15, 22-32


Un mundo como el nuestro, amenazado mortalmente por las divisiones de clases, de
razas, naciones, de religiones, espera una indicación de unidad. El viajar hacia la cruz de
Cristo, en la toma de conciencia de nuestra pobreza, en la vergüenza de nuestras manos
vacías y en el peso insoportable de responsabilidades enormes, puede llegar a ser la
indicación única y convincente.

REFLEXIÓN DE FE

El centurión (I)
El relato se encamina hacia su culminación del v. 39, que condensará en una palabra
todo lo que el evangelio quiere decir: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios".
Ahora esta palabra la dirá el centurión. Por consiguiente, podemos ya mirar la escena con
los mismos ojos de este pagano, que expresará con un grito la sorpresa de la humanidad
frente a la muerte de Cristo, que es el evento resolutivo de toda la historia.
El centurión está "frente" a Jesús en el momento de su muerte (v. 39). Pero eso supone
que él se haya colocado progresivamente al frente y que tal vez comenzó de algún modo a
contemplarlo desde el encuentro que le proporcionó Pilato al entregárselo, para ir hacia el
Calvario (v. 15).
Contemplemos entonces los acontecimientos con este centurión para llegar con él a
confesar el misterio del hombre-Dios en la cruz.
Al igual que el cireneo, también el centurión comienza progresivamente a "percatarse"
de Jesús, a distinguirlo por su actitud entre todos los otros, a moverse en una dirección
opuesta a la de los verdugos de Jesús, confesando su divinidad en el momento en que ellos
consuman su delito.
Entonces la contemplación nos invita a disociarnos de la persecución a Cristo que todos
realizan en coro. Cada uno en el relato se deja llevar por la corriente opuesta a la verdad que
es Cristo, que se mueve hacia la cruz.
En una especie de manifestación todos se hacen arrastrar. Emergen en cada uno las
tendencias malignas de la carne y se imponen ante Jesús. El centurión contempla así a los
soldados que continúan el vicio del juego, jugando con los dados a suerte las vestiduras de
Cristo, los sabios apelan a sus seguridades, los poderosos sacuden la cabeza, los detentores
de la verdad que quieren recibir de Cristo un último golpe de verdad si baja de la cruz.
También nosotros tratamos de colocarnos en esta escena admirable y terrible. Estamos
involucrados hasta tal punto que dudamos seriamente de nuestra manera de comportarnos
con el Señor. Comienza, en la contemplación, a aflorar la sospecha de que nos encontremos
ante la verdad crucificada y somos invitados a no incluirnos apresuradamente entre los
justos, porque, en verdad, el cireneo y el centurión son solamente dos.

84. LA CRUCIFIXIÓN: Me 15, 22-32 685


85. LA MUERTE
(Me 15, 33-39; cf. Mi 27, 45-54; Le 23, 44-47; Jn 19, 28-30).

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


En una continuidad estricta con el pasaje anterior, el evangelio nos lleva a contemplar a
Jesús en el momento supremo de su muerte.
Probablemente el antiguo relato muy desencarnado se centraba en la muerte de Jesús marcada
por un fuerte grito (v. 37) y ponía en evidencia su profundo sufrimiento (el otro grito en el v.
34).
En un segundo tiempo la comunidad que se congregaba en oración desarrolló poco a poco
sobre estos textos una fuerte reinterpretación teológica de carácter apocalíptico, no tanto como
preanuncio de acontecimientos futuros, sino más bien como proclamación de que en la muerte
de Jesús se realizó un acontecimiento definitivo para el mundo y para la historia humana.
En la huella de esta reflexión adquirieron vida, los vv. 33 y 38, que al retomar los temas
del capítulo 13, presentan dos señales apocalípticas, la primera de carácter cósmico -en la
oscuridad que cubre la tierra, todo el mundo queda interesado en la muerte de Jesús en la cruz-;
la segunda, de carácter religioso -la muerte de Jesús marca el final del culto judío del templo
y la inauguración de la presencia de Dios salvador en medio de todos los hombres. Con el paso
de los años esta parte del relato se amplió con la añadidura de señales extraordinarias, como se
puede comprobar ya enMt27, 51-53 y sobre todo en los evangelios apócrifos.
A la luz de esta interpretación teológica la comunidad ha releído también los versículos más
antiguos de este pasaje que se refieren a los dos gritos de Jesús, y sintieron en ellos la alegría de
la victoria de quien ha permanecidofielhasta el último instante a la voluntad del Padre.
Las citas de los Sal 22 y 69, que se leen en estos versículos, muestran la toma de conciencia
de los primeros creyentes ole que Jesús precisamente con esta muerte dio la prueba más elevada
de su fidelidad a la Palabra de Dios que se estaba cumpliendo a perfección.
Es difícil precisar cuánto influyó el mismo Marcos en la formación de esta interpretación
teológica, basada aquí también en palabras del Antiguo Testamento. Ciertamente su contribución
más característica se puede reconocer en la última escena de este pasaje, cuando el centurión
romano pronuncia su profesión de fe: la estructura celebrativa de toda esta sección del "vía
crucis", aún más, podríamos decir que es de todo el evangelio de Marcos, tiende a desembocar en
este cuadro, que se ha de contemplar ya sinfín al término de un camino largo de meditación.
Si durante el proceso ante el sanedrín fue Jesús mismo quien por vez primera se proclamó Hijo
de Dios, atrayéndose así el definitivo veredicto de muerte (cf. 14, 61 -64), ahora es un hombre que
por vez primera lo reconoce en esta realidad suya, experimentando así las posibilidades infinitas
de vida que se abrieron para todos los hombres con la fe en Cristo crucificado. En efecto, en
las palabras del soldado romano resuena la proclamación de la fe délas primeras comunidades
creyentes, sobre todo de las que estaban formadas en gran parte por paganos convertidos.
En la redacciónfinalde Marcos estaprofesión de fe del centurión suena como la confirmación
vivida y consciente de la proclamación recién anunciada al comienzo del evangelio de Jesucristo
"Hijo de Dios" (cf. 1, 1).

686 85. LA MUERTE: Me 15,33-39


Entonces hemos llegado al vértice de la obra del evangelista y al vértice del camino a
el "anuncio gozoso" quiere conducir a todos los hombres.

33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.
34 Y a la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: "Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?", -que
quiere decir- "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?".
35 Algunos de los presentes al oírlo decían: "Mira, llama a Elias".
36 Alguien corrió, empapó una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le
ofrecía de beber, diciendo: "Dejen, vamos a ver si viene Elias a descolgarle".
37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.
38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.
39 Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera,
dijo: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios".
v. 33: llegada la hora sexta (el mediodía): cf. la Ls23,46y/n 19,30, refiriéndose también al Anti-
nota al v. 25; así también para la indicación "A las guo Testamento, ponen en boca de Jesús palabras que
tres" del versículo siguiente. hacen evidente sobre todo este aspecto de abandono
Hubo oscuridad sobre toda la tierra: la entona- en Dios y de fidelidad a la misión ya cumplida.
ción apocalíptica del versículo nos hace encontrar La cita del salmo se expresa según la trans-
en estas palabras un cumplimiento de los fenó- cripción del original arameo, pero con variantes
menos que en 13,24 estaban indicados como caracte- derivadas del texto hebreo. El malentendido de los
rísticos del momento final y decisivo de la historia presentes, que reconocen en el grito de Jesús una
humana. invocación a Elias (v. 35), es poco comprensible
Ya en los textos de los profetas la oscuridad acom- en el texto de Marcos que dice "Eloí" (versión
paña las visitas de Dios (cf. Am 8, 9). En el mundo aramea), mientras resulta plausible en el de Mt 27,
antiguo circulaban leyendas sobre el crecimiento del 46 que tiene el término hebreo "Eli" (que tal vez
sol al morir algún personaje célebre. corresponde mejor al dicho original).
Por este motivo nos parece totalmente ocioso Al igual que en otros casos, también aquí Marcos
preguntarse si aquí el evangelista quiere referirse a traduce la expresión aramea colocando a su lado el
algún fenómeno natural. texto griego según la versión de los LXX ligeramente
También la extensión del hecho debe inter- modificada.
pretarse no en sentido geográfico, sino teológico, En el marco de esta interpretación de palabras
es decir, como anuncio del valor de la muerte de de este salmo, pronunciadas por Jesús, manifiestan
Cristo por todos los hombres. su esperanza contra toda esperanza.
v. 34: con fuerte voz: en el texto de Marcos la Aplastado por la angustia mortal y bajo el
fuerza del grito de Jesús en la cruz (cf. también en influjo de la tentación de desconfianza en su Dios,
el v. 37) es al mismo tiempo señal de su enorme Jesús halla la fuerza para afianzar su plena adhesión
sufrimiento y de su victoria sobre las potencias del a su voluntad (cf. el pasaje de la agonía en el huerto
mal y de la muerte. Este último significado puede en 14, 32-42).
ser tanto más plausible, si pensamos que los crucifi- vv. 35ss. La historia de la formación de estos
cados morían exhaustos por asfixia y que en Marcos versículos es más bien compleja.
se menciona únicamente el grito inarticulado de los Probablemente ellos derivan de la combinación
demonios derrotados (cf. 1, 26; 5, 7). de dos tradiciones: una concierne a las personas
La comunidad al leer allí este profundo signi- presentes, que en gran parte eran judíos (w. 35 y
ficado teológico, sintió en el grito de Jesús el 36b), que se burlan de Jesús, y pronuncian las dos
comienzo de la oración del Salmo 22, que es pro- frases irónicas (cf. Mt 27, 47 y 49); la otra concierne
puesto por entero como clave de lectura de la muer- a la historia de un soldado compasivo, que le ofrece
te de Jesús en la cruz. a Jesús una bebida (cf./n 19, 28ss.), y ese gesto luego
El salmo expresa ante todo la fidelidad irre- se interpretaría como un ultraje (cf. Le 23, 36).
movible del justo que sufreen su Dios, precisamente En la redacción actual del texto podemos
cuando parece que todo debe derrumbarse. constatar que de la cita del salmo nace el tema para

85. LA MUERTE: Me 15,33-39 687


recalcar la hostilidad cruel de aquellos que, por señal de que ahora hay "plena libertad de entrar
estar terriblemente encerrados en sus prejuicios, en por medio de la sangre de Jesús" (cf. Hb 10,19).
lugar de interrogarse ante una muerte tan extraor- El relato de Mateo en este punto agrega otros
dinaria, precisamente de ella toman motivo para detalles de valor teológico que también quieren
escarnecer a Jesús aún con mayor terquedad. expresar la importancia del hecho sucedido.
Vamos a ver si viene Elias: según la mentalidad v. 39: el centurión: con una sencillez extrema
popular Elias debía venir a socorrer a los creyentes de palabras Marcos presenta a este hombre pagano,
que estuvieran en peligro. Por lo que se refiere más que está allí frente a la cruz, dedicado a mirar a
en general a la espera de la venida de Elias en el Jesús con un asombro siempre creciente.
judaismo, cf. las notas a 9, 4. 11-13. Mateo 27, 54 coloca en la escena a otras per-
Vinagre... le ofrecía de beber: más allá del gesto sonas que también quedan asombradas al sobre-
muy humano, los evangelistas ven en él el cumpli- venir fenómenos extraordinarios.
miento del Salmo 69, 22. Había expirado de esa manera: sencillamente el
v. 37: lanzando un fuerte grito: muy pronto en modo de la muerte de Jesús y su grito fuerte suscitan
la formación de este relato el grito de Jesús debe en el ánimo bien dispuesto del centurión la intuición
haber sido interpretado como "grito de victoria" o de que estaba frente a una persona extraordinaria.
como primer vagido de la nueva criatura que nacía Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios:
del amor de Jesús (cf. nota al v. 34). ya en la presentación del pasaje hemos puesto en
El relato de Marcos alcanza su fuerza máxima evidencia que en esta confesión de fe el evangelio de
en este momento culminante precisamente a través Marcos alcanza su culmen. No nos interesa tratar
de una sobriedad descarnada, mientras Le 23, 46 y de reconstruir las palabras que efectivamente puede
Jn 19, 30 ponen en boca de Jesús que muere algunas haber pronunciado el centurión (cf. Le 23, 47 que
palabras de un gran alcance teológico. refleja tal vez la frase del relato más antiguo), ni dis-
Expiró: para expresar el valor extraordinario cutir acerca del significado que el soldado romano
de la muerte de Jesús los evangelistas evitan usar el pudo haberle dado a estos términos.
verbo griego que se suele usar, y acuden a un término Lo que es importante es la intención según la
particular que varía en cada uno de los evangelios y cual Marcos introdujo esta profesión de fe en este
contiene siempre "espíritu", señal y fuente de vida: punto y lo puso en boca de este hombre pagano,
despedir (entregar) el espíritu (Mt 27, 50), expirar como se explicará en las páginas siguientes.
(Marcos y Le 23, 46), entregar el espíritu (jn 19, 30). Es significativo también el uso del verbo en
vv. 38: el velo del santuario: es un detalle sim- imperfecto "era", que establece la identidad entre el
bólico de gran alcance teológico, que se añade al tex- hombre Jesús a quien todos habían visto en carne y
to original muy sintético tal vez por obra del mismo hueso por los caminos de Palestina y el Hijo de Dios
evangelista. que solamente ahora es reconocido abiertamente.
Se trata del velo amplio interno que separaba El título "Hijo de Dios" atribuido a Jesús resu-
la parte más reservada del templo de Jerusalén del me el contenido sustancial de la fe cristiana (cf. nota
ambiente al cual podía acceder el pueblo. a 14, 60ss).
También en Hb 9, 9ss. se hace referencia a esta
eliminación simbólica de la "tienda" del templo,

SlGNIfTCADO TEOLÓGICO

"Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios"


Nos hallamos en el culmen del evangelio. Con la muerte de Jcs.13 se llega a la revelación
suprema y definitiva del amor de Dios. Un hombre acoge y se apropia la declaración
solemne que Jesús había expresado de sí mismo frente al sumo sacerdote (14, 61-64). Es
el tema central del evangelio, el anuncio de Jesús, el Mesías Hijo de Dios (1, 1). El gran
misterio que era el objetivo de todo el evangelio, es precisamente la demostración de que
Jesús crucificado es el Hijo de Dios. Ninguno podía intuir ni leer este misterio antes de la
muerte en la cruz y tampoco ahora se podrá reconocer al Señor resucitado, si se prescinde
del hombre que lleva en su carne los estigmas de la cruz (cf. Jn 20, 20).

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Todo el evangelio de Marcos apunta aquí: la revelación de Dios en el Crucificado.
Marcos no se preocupa por demostrar que el Crucificado ha resucitado. La experiencia de
la resurrección, la efusión del Espíritu de Cristo vivo, es la primera experiencia del cristiano.
En cambio, se preocupa por mostrar que el Resucitado es el Crucificado. El evangelio no es
más que "la palabra de la cruz" (I Co 1,18), que Marcos llama sencillamente "la palabra"
(cf. 8, 32a referido al versículo que precede).
El que no acepta esta "palabra de la cruz", y no la sigue, no ha comprendido el
evangelio, que es la gloria de Dios entre los hombres: en la cruz de Jesús Dios ha colocado
definitivamente su morada entre los hombres, y ha visitado a su pueblo, constituyéndolo
como templo vivo de su presencia.
"En seguida vendrá a su templo el Señor" (Mí 3, 1), dice la cita de Malaquías con la
cual Marcos abre su relato (1, 2=Ml 3,1). Lo que estaba pronunciado desde el principio del
evangelio, y luego prefigurado en la visita al templo y en el discurso escatológico, el mismo
sentido de la venida de Jesús, ahora se cumple. Ahora llega el día de la visita del Señor.
Precisamente ahora, como había predicho que sucedería en la venida del Hijo del hombre
(13,24), mientras él está en la cruz, el sol del mediodía se oscurece (v. 33): éste, en efecto, es el
día definitivo de su venida, para el que sabe entenderlo. El Hijo del hombre no se presentará
nunca de una manera diferente sobre esta tierra. Allí es donde nosotros debemos creer su
gloria, que luego veremos. Allí es donde se realiza elfinalde la antigua creación, que se apaga
en la muerte de la violencia para dejar que aparezca el rostro de Dios entre los hombres.
El sol se oscurece porque este es el día del juicio, según la descripción de Amos que dice:
"Sucederá aquel día -oráculo del Señor Dios- que yo haré ponerse el sol a mediodía" (Am
8, 9). Es el día enel cual el Hijo del hombre juzga el mundo que queda clavado en la cruz
de aquel que llevó sobre sí el mal del mundo.
Este día del juicio es también el día en el cual Dios "cambiará en duelo nuestrafiesta,y
en elegía todas nuestras canciones" (Am 8,10ss.). En efecto, es el día en el cual lafiestade
la pascua se ha convertido en la muerte de Cristo, el verdadero Cordero inmolado. En este
oscurecimiento del sol de mediodía y en este luto del mundo es el mismo Dios quien llora
a su Hijo único clavado en la cruz, según la palabra del Señor que dice de ese día: "Lo haré
como duelo de hijo único y sufinalcomo día de amargura" (Am 8,1 Ob).
Jesús que es el verdadero sol que luego surgirá en la mañana del tercer día (16,2), ahora
• se va apagando y ve su vida derramada como el agua (Sal 22,15).
En el momento de la separación suprema, el hombre se encuentra en la propia nada:
detrás de sus espaldas está la vida que ha huido, delante está el Dios a quiennunca ha visto.
Entonces, desde su abismo de desesperación, el hombre no puede hacer más que dirigir
con fuerte voz un último grito, que resume en una protesta inútil todas las aspiraciones por
las cuales ha vivido.
Esto es lo que Jesús hace, al experimentar el abandono de la vida y de su Autor (v. 34).
En efecto, la muerte, y aún más la muerte violenta, es experimentada como abandono total
de todo lo que es un bien. La muerte es lejanía, más aún, alejamiento violento de la vida, de
sus sueños justos y en fin de sí mismos. La muerte es sobre todo abandono y alejamiento
de la misma fuente de la vida, que es Dios.
Cristo lleva en sí mismo toda esta tragedia de la muerte, y de una manera única, porque
El es el Hijo -ese Hijo que se siente abandonado de aquel al cual ha dedicado la propia
existencia, por cuya causa es llevado a la muerte. Si es insoportable el abandono de su

85. LA MUERTE: Me 15,33-39 689


pueblo y de sus discípulos, es el fracaso total; si es tremendo el abandono de la vida y la
alienación de sí mismo, es el mal profundo común a todo mortal; si es atroz el alejamiento
violento, es la muerte en la cruz; aún más terrible es para Jesús sentirse abandonado de
Dios, el Dios fiel, el Padre a quien siempre ha sido fiel. Este abandono, que en parte es
común a todo hombre, Jesús lo experimentó en su totalidad, porque es precisamente "el"
Hijo, que, lejos del Padre, es la nada.
Esta experiencia de Jesús resume en sí mismo todo el abismo del mal que es posible en
el mundo: la lejanía de aquel Dios a quien Jesús ha conocido de una manera única. En el
grito de Jesús del v. 34 se resume toda la tragedia del justo "siervo de Yahvé" que sufre. Es
el grito de toda la desesperación humana.
Esta es la hora prevista en el Getsemaní, la hora del abandono total, la "hora" del Hijo
del hombre. Pero este grito desesperado en Jesús se hace esperanza contra toda esperanza.
En efecto, precisamente mientras es abandonado por Dios, a Jesús no le puede quedar sino
Dios como esperanza única, porque es su Padre, la razón de su vida. Y en este momento
Dios, el Padre, viene a ser más que nunca "su" Dios, y lo invoca: "Dios mío, Dios mío, ¿por
qué me has abandonado?" (v. 34b = Sal 22, 2).
El grito de Jesús lo entienden los presentes como una invocación a Elias (v. 3 5). Marcos
aquí como en otras partes (6, 14; 8, 35; 9, 4. llss.), entrelaza la figura de Jesús con la de
Elias. En efecto, Elias debe venir al final de los tiempos para comenzar el tiempo nuevo y
"restablecer todas las cosas" (9,12; cf. MI 3,23ss.). Y el momento de la muerte de Jesús es
precisamente la hora en la cual se hacen nuevas todas las cosas y se recompone la ruptura
del pecado de Adán.
Un hombre con un poco de vinagre sacia la sed de Cristo en la cruz (v. 36; cf. Sal 69,
22). Este gesto de misericordia es todo lo que puede la piedad humana; humedecer la boca
del moribundo con vino muerto que, pasó de perfume de vida a ser un olor agrio que sacia
la sed de la muerte. Así Jesús toma hasta el fondo el cáliz amargo de la vida gastada del
hombre. Pero Dios, que hace brotar el agua de las piedras, refrescará muy pronto la tierra
árida y desgastada por la muerte, esa tierra que es su Hijo, que ya ha sido depositado sobre
un polvo de muerte con la lengua pegada a la garganta, con el paladar árido como una teja
(cf. Sal 26, 16). En Jesús el grito de la angustia humana ha alcanzado su abismo, y allí
encuentra también la misma profundidad de Dios. Al hombre que le da de beber al Hijo
con la muerte y le da el vino de la antigua creación, reducido a vinagre por el pecado, Dios
responde con el agua de su Espíritu de vida.
Por eso Jesús lanza un fuerte grito (v. 37a). Pero este grito es diferente del primero.
Ya no es un grito de abandono ni de muerte. Es el vagido prepotente de la nueva creación
que irrumpe desde su muerte. En efecto, Él desgarra el velo del templo (v. 38). El velo
del templo separaba todo el resto del "santo de los santos", de la presencia de Dios que
está arriba, y está separado y es inaccesible al hombre. A través de este velo podía entrar
solamente el sumo sacerdote, una vez al año, en el día de la expiación. Ahora, en cambio,
todos pueden pasar, porque en el cuerpo de Cristo muerto, que es el verdadero templo, se
rompe toda separación entre Dios y el hombre: el hombre tiene libre acceso a ese Dios que
se le ha entregado totalmente. Ahora nosotros "tenemos, hermanos, plena libertad de entrar
en el santuario en virtud de la sangre de Jesús, por este camino nuevo, inaugurado por él para
nosotros, a través del velo, es decir, de su propia carne" (HblO, 19ss.).
En la cruz, la tierra esfinalmentelibre hacia el cielo.

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En el bautismo el Espíritu de Dios había abierto el cielo para bajar sobre el hombre
Jesús (1, 10). Ahora nuevamente se abre el cielo: es el espíritu del hombre Jesús que sube
hacia Dios, y lo alcanza. Es el nacimiento de la nueva criatura, en la unión de la tierra y del
cielo, del hombre y de Dios.
En este grito Jesús "entrega su Espíritu" (v. 37b) a Dios y a los hombres.
En este Espíritu suyo el hombre es devuelto a Dios y Dios es comunicado totalmente
al hombre. De hecho, no se dice que Jesús "murió", sino que "expiró". Esta palabra en sí
significa: "respiró". En efecto, en la cruz Jesús comienza a vivir. Ya es el Resucitado -el
que ha obtenido la vida entregando su vida. El Resucitado es precisamente el Crucificado,
y ninguno otro. En este punto Jesús, ya lleno del Espíritu de Dios, lo comunica a los
hombres. Ahora cuando el vaso se ha roto, se derrama en todo el mundo el perfume del
verdadero nardo precioso, el Espíritu de la nueva creación, la esencia.del evangelio, que
será proclamado en todas partes (cf. 14, 3. 9).
Así se cumple la verdadera pascua, el éxodo del hombre hacia Dios, su descanso y
su tierra prometida. Dios salió de sí -¡misterio de amor!-: en su Hijo vino el hombre,
haciendo de él su morada y su complacencia para siempre. En Cristo se realiza ahora para
todo hombre la liberación absoluta, el paso de la condición de "siervo" a la de "Hijo". Se
atraviesa el mar de la muerte, el abismo que mantiene alejado al hombre mortal del Dios de
los vivos. Ahora hay cielos nuevos y tierra nueva. ¡Es la nueva creación, la que es totalmente
buena! La muerte y el mal han sido vencidos por aquel que nunca los ha querido, pero los
ha cargado sobre sí, levantándolos en la cruz hasta Dios. Mediante esta cruz, árbol único,
los frutos de la vida y del amor se comunican al mundo. Y en la humanidad destruida de
Jesús, se construye ahora el nuevo templo, en el cual todos los pueblos tienen acceso a Dios.
En la humanidad de Cristo crucificado resplandece la misma divinidad. La tierra está
impregnada de la presencia de Dios. De una manera inesperada se cumple ahora el deseo
originario del hombre de ser como Dios (Gn 3, 5). En el rostro del Crucificado, víctima
de todos los poderosos, desfigurado por la violencia, casi un gusano y no un hombre
(Sal 22, 7), se manifiesta el rostro del Dios de los vivos y juntamente el rostro oculto del
hombre. Y son un rostro único e idéntico, de la libertad y del amor, que todos conocemos
y contemplamos en el Nazareno ajusticiado.
/ Ahora cuando el centurión -¡el lejano!- lo "ve", y deja resonar, por vez primera sobre
la tierra, el primero entre todos los hombres, esa voz que en el bautismo de Dios había
dirigido a Jesús y que en la transfiguración había oído los tres discípulos predilectos. Pero
sólo en la transfiguración de la cruz, aquí y no en otra parte, el hombre puede proclamar:
"Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios" (v. 39).
El centurión, que "está frente a él", lo "ve"; lo ve "expirar" y lo ve expirar "de ese
modo": por eso puede hacer la profesión de fe en Jesús Hijo de Dios -porque está frente
al Crucificado, y así tiene la experiencia de fe (= ver) de su Espíritu. Del mismo modo
también el cristiano es aquel que, al colocarse "frente" al Crucificado, lo "ve" "expirar"
"de ejemplo", y allí, al contemplar en el Crucificado a "su" Dios, es inundado por el mismo
Espíritu de ese Dios que es amor. No hay otro conocimiento de Dios fuera de la cruz de
Cristo -la revelación de su amor.
Él "era" el Hijo de Dios, dice el centurión. Éste imperfecto muestra cómo sólo en la
cruz se puede comprender lo mismo que Jesús ha sido siempre desde su primera aparición.
Sólo ahora, cuando ha llevado a cabo el que ha sido el designio de toda su vida, nosotros
podemos comprenderlo: también nuestros ojos pueden verlo mientras se manifiesta

85. LA MUERTE: Me 15,33-39 691


totalmente idéntico a lo que en su vida siempre ha anunciado: "Dios es amor". Desde este
punto el Jesús que predicaba se convierte en el Crucificado que es predicado a todas las
gentes como revelación plena del amor de Dios.
A la luz de este amor, el discípulo puede ahorafinalmentevolver a ver el relato de toda
la vida de Jesús, para "ver" y "creer"-es decir, para contemplarlo y seguirlo en el camino
de la vida. Y eso será lo que harán las tres mujeres que lo encontrarán resucitado.
Ahorafinalmenteen el Crucificado vemos el rostro de Dios.
El hombre no puede ver a Dios y seguir viviendo (Ex 33, 20): ¡el que ve el rostro de
Dios muere! Pero ahora, en su amor inmenso, el que ve el rostro de Dios muerto en la cruz
por nosotros, vive. Él, al morir, llegó a ser en Jesús el rostro de todos nosotros que le hemos
dado las espaldas. Ahora lo vemosfinalmentecara a cara.

ACTUALIZACIÓN

El Crucificado: salvación del hombre y revelación de Dios


Jesús con su vida había anunciado una nueva justicia y había abierto una esperanza
para todos los que están sin ley y sin poder, para los pecadores y para los pobres, para
los sin Dios y para los que están solos: para aquellos a los que les es imposible cualquier
autoafirmación, tanto religiosa como mundana. ¡Pero fue derrotado!
La ley religiosa y el poder mundano han vencido; y Él muere como un maldito, elevado
sobre el madero la protesta y la esperanza crucificadas de todo el mundo de los perdidos:
"¡Maldito todo el que está colgado de un madero!" (Gn3,13; Dt 21,23). En la confrontación
extrema entre la ley y el evangelio, entre las obras y la fe, entre deuda y gracia, entre poder
y libertad, ha perdido el evangelio contra la ley, ha caído la esperanza de obras diferentes, la
gracia está derrotada por el cálculo y el mismo Dios es impotente para salvar al débil.
Este es el aspecto tenebroso y oscuro de la muerte de Jesús, envuelta en la oscuridad y
en el dolor del mal. La ley y el poder han vencido y dado muerte a Cristo; en esta muerte se
halla el triunfo de la noche, el vértice del mal, que canta su victoria definitiva. Los pecadores
y los pobres seguirán siendo unos maldecidos por Dios, eternamente. El orden final está
f restablecido; la salvación es sólo para los justos y la libertad es sólo para los poderosos. Es el
triunfo del dios de la ley y del poder, que confirma como inmutable y justo el mal del mundo.
Este es el colmo del mal: todo el mal del mundo está clavado con Cristo en la cruz.
En este punto Cristo grita el propio abandono. En su lamento resuena el abandono de
todos los perdidos, el grito de todos los oprimidos y de todos los hombres sin esperanza,
la desesperación del fallido, el grito del que ha sido sacrificado traicioneramente, el que ve
que le quitan la vida en la cual creía y esperaba: es el abismo del hombre sin salvación y sin
Dios, del que está fuera de toda casta y del que está fuera de la ley, ¡menospreciado por todo
y por todos, incluso de Dios!
El Crucificado es el representante de los pecadores y de los perdidos, con los cuales se
ha identificado y por amor a los cuales ha cargado sobre sí toda la maldición de la ley y del
poder. Pero, si Dios abandona su Cristo a la muerte, es para que se sepa que nada puede
salvar al hombre, ni siquiera la rebelión a la ley y al poder -la última ley y el último poder
justo del hombre. El abandono de Cristo no es sino la crisis radical de toda autoafirmación
y la muerte total del hombre, que experimenta ya el que lucha y que todos experimentan en
la muerte. En esta condición de impotencia absoluta Cristo vuelve a afirmar de una manera

692 85. LA MUERTE: Me 15, 33-39


total lo que siempre ha afirmado: su confianza plena e incondicional en Dios, que en este
punto viene a ser "su" Dios único, su única posibilidad de salvación.
Así Jesús, en la muerte total de sí mismo, afirma a Dios y reconoce en Él sólo toda su
razón para vivir, más allá de la misma muerte, porque es una vida sobre toda deuda y toda
deficiencia. En el momento del máximo triunfo del mal, Cristo reafirma su fe en el Dios de
la vida como apoyo único y extremo. Y precisamente esta fe en el rescate radical de toda ley
y de todo poder, el triunfo del evangelio, el nacimiento de la esperanza y la espera del don:
es la salvación que viene solamente del Dios de la vida y que, por consiguiente, derriba toda
pretensión de autosalvación religiosa y de poder mundano.
Precisamente en su muerte Jesús se revela como el Mesías, la salvación plena del hombre
totalmente perdido. Su confianza total en el abandono y en la impotencia extrema es la
salvación para el mundo entero, que se entrega a Dios más allá de toda ley y de todo poder.
En su derrota llevada delante de Dios, el hombre alcanza así al mismo Dios como esperanza
única: vuelve a pertenecer únicamente a Dios y encuentra en Él el propio rostro de libertad,
la propia imagen perdida. Caen todas las barreras, que la ley y el poder han creado entre Dios
y el hombre, y nace el nuevo Adán, el único que está reconciliado con Dios.
En su muerte en la cruz Jesús no se revela solamente como el Salvador del hombre; Él
se revela también como el Hijo de Dios, es decir, aquel que encuentra en el mismo Dios
la fuente de la propia vida. El que se dedica totalmente a Dios y es obediente a El hasta
la muerte, se revela como uno que está de un modo único y original como quien viene de
Dios como Padre: es Dios como Hijo. Jesús aparece como el sujeto radical, que halla su
identidad en el sí total al interlocutor fundamental, es decir, al Padre.
Es precisamente en la muerte, en la humillación y en la impotencia de su condición de
hombre como, en lugar de estar perdido, Jesús encuentra la propia vida, la gloria y el poder
de Dios. El Crucificado es como la mariposa que emprende el vuelo desde el gusano.
Nosotros no podemos conocer ni profesar al Hijo de Dios sino en el Crucificado, libre
de todo residuo de humanidad. De lo contrario profesamos sólo nuestros deseos y los
suspiros de nuestra alma, es decir, nuestros ídolos que pronto caerán en la muerte y nos
arrastrarán hacia ella.
La muerte de Jesús en la cruz es el centro, el fundamento y la norma de toda la fe
cristiana: el elemento que en último análisis la diferencia ele toda religión e ideología. Ella
es la proclamación de la divinidad del hombre Jesús, y en Él, de todo hombre. Es el anuncio
del evangelio, del don de la vida de Dios concedido a todo hombre, por más que carezca de
méritos o de medios.
El Crucificado es el gran libro del cristiano: allí aprende quién es el hombre y quién es
Dios, qué es la maldición del hombre y qué es la libertad y la salvación de Dios.

APLICACIÓN A LA VIDA

La prueba extrema
El cuerpo martirizado de un niño, arrollado, se halla al borde de la calle. Hay incerti-
dumbre y el arresto momentáneo de la serpiente de máquinas, silencio y rostros alargados,
en la toma de conciencia...
Cada vez más se nos quita el contacto directo con la muerte. Se tiende a cerrar "el
esqueleto en el armario". Más que por un miramiento a la sensibilidad humana del que

85. LA MUERTE: Me 15, 33-39 693


permanece... por los reflejos negativos sobre la producción-consumo sucede eso. Aunque
hayamos aislado en hospicios y asilos los candidatos inmediatos, y no funciona como
anestésicos el hedor de las máquinas y el frenesí del tráfico.
A ratos nos sucede que vemos morir; a alguien tal vez le sucede también que ve cuando
matan. O sencillamente a todos les sucede a veces un sobresalto, sin motivo, en el ritmo
pleno de nuestra actividad, por el presagio del fin.
Es difícil decir si depende de la educación que tenemos a nuestras espaldas o si hun-
de sus raíces en el miedo que se ha sedimentado en milenios. De todos modos hoy se
ha convertido en un tabú la muerte. Sobre todo desde cuando han perdido terreno las
convicciones religiosas que explicaban y aseguraban incluso demasiado; eso sucede desde
cuando la reflexión ha pasado a otro.
Pero se muere lo mismo, al final de un largo recorrido o caídos en la plenitud de las
fuerzas. ¡Y no dice mucho el hablar de la inmortalidad de la especie o de la supervivencia
de lo que uno ha hecho o de su genio!
¿O bien es mezquino, sujetivo, metafísico y burgués el miedo por este ir a la deriva
hacia un abismo donde todo corre y es engullido: esperanzas, temores, proyectos, fatigas?
... parece el hablar inútil y monótono el tiempo en que se vela un muerto y uno se
asegura que está vivo con unas palabras; y con unas palabras se adormece la angustia.
Porque frente a la muerte no podemos decir nada. A la madre, al padre que menean la
cabeza y besan el rostro del hijo que ha sido matado, lo peinan y le calientan las manos, no
puedes decirle nada.
Y al desesperado, al rechazado... nada.
Y frente a millones de víctimas.
La vida, el dolor, la muerte, la palabra no las puede contener; estalla.
Y ese hombre que muere clavado en un madero, solamente puedes mirarlo. No es lícito
modificar la página del evangelio y convertirla en consoladora a bajo precio: es el centro de
lo que había que callar; y si se rasga es al precio de la vida.
Ese hombre ha alcanzado los límites extremos.
El cadáver de una persona nos congela por el abismo infinito que nos distancia.
Él se ha destruido, en su experiencia como hombre, cuando vivió el desprendimiento
infinito del Padre, el "abandono".
Por eso murió.
Y la muerte, la muerte física es solamente su imagen.
Por consiguiente, aunque comprendamos muy poco, sentimos que en esa experiencia se
contiene el abismo de toda pérdida, separación, dolor, abandono y muerte, toda muerte.
"Dios extendió sobre la cruz sus manos para rodear los confines del universo", decía
Cirilo de Jerusalén. Jesús se extendió tanto que su solidaridad con nosotros está garantizada
inclusive en las regiones más horrendas; se bautizó como nosotros hasta el punto de que
nadie podrá jamás ir en esa dirección. El más abandonado, el más desesperado, angustiado,
agonizante lo sentirá cercano y como un hermano.
¿Pero puede creerlo, puede vivirlo quien cae, incluso cuando logra balbucirlo con
palabras? ¿Puede decirlo su Iglesia, y vivirlo?

694 85. LA MUERTE: Me 15,33-39


¿Puede sentirlo y experimentarlo la comunidad cuando agoniza, se siente perdida,
dividida, insignificante?
Sin embargo, aquí está la fe. Aquí el evangelio revoluciona y rompe cualquier lógica;
desde la tiniebla brilla un rayo enceguecedor; un pobre soldado, aun en el fracaso y en el
honor total, ve y exclama: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios".
Un hecho, uno entre muchos, que sucedió en la barbarie de la última guerra, indica la
persistencia de esta realidad desconcertante e increíble.
"Las SS ahorcaron, en presencia de todos los internos del campo, a dos hebreos y a un
joven. Los dos hombres murieron inmediatamente, mientras el joven luchó con la muerte
casi durante media hora. Un fulano a mis espaldas se preguntaba: "¿Dónde está Dios?
¿Pero dónde está este Dios?".
Pasaban los minutos y el joven todavía se debatía, atormentado por el lazo que le quitaba
la respiración. Y de nuevo ese fulano: "¿Dónde está ahora este Dios?". Entonces escuché en
mí una voz que respondía: "¿Dónde está? ¡Está aquí...! ¡Está colgado en la horca...!".
(J. Moltmann, II Dio Crocifisso, Brescia 1973, pp. 321-322

Con eso no se nos quita la oscuridad, no ha desaparecido el dolor, el misterio o la muerte.


Tú,
no has acortado el camino,
no nos has quitado la fatiga,
ni exonerado
del paso extremo.
También tú nos quitas
de la desesperación:
tus pies no han caminado
nuestros pasos
y tus manos no han consumido
nuestras acciones
hasta la cima del monte...
Pero por el leño,
¡dulce leño!
Y por los clavos,
¡dulces clavos!
Que han fijado
los pies y las manos,
caminas y vives
con nosotros
¡en nosotros!

Así se realizan aún experiencias extremas en las cuales el abandono del Padre y, por otra
parte, la protesta de la fe más pura atraviesan la carne del hombre.
Un vértice altísimo es esta carta de un hebreo que murió en el gheto de Varsovia en
1943.

85. LA MUERTE: Me 15,33-39 695


"Algo muy sorprendente sucede hoy en el mundo: este es el tiempo en el cual el
O-rr-r-ipcteníe aparta su rostro de aquellos que lo suplican. Dios ha ocultado al mundo su
rostro. Por eso los hombres son abandonados a sus pasiones más salvajes. En un tiempo
en el cual estas pasiones dominan el mundo, es natural que las primeras víctimas sean
precisamente aquellos que han conservado vivo el sentido de lo divino y de lo puro.
Puede ser que esto no sea consolador; pero el destino de nuestro pueblo es establecido
no por leyes terrenas, sino por leyes ultra-terrenas. El que compromete su fe en estos
acontecimientos debe ver en ellos una parte de la grandiosa realización de los planes
divinos, en cuya confrontación las tragedias humanas no tienen ningún significado. Sin
embargo, esto no quiere decir que un hebreo devoto tenga que aceptar sencillamente el
juicio, cualquiera sea, diciendo: "Dios tiene la razón, su juicio es justo". Decir que nosotros
merecemos los golpes que recibimos significa despreciarnos a nosotros mismos y no tener
en cuenta el nombre de Dios.
Estando así las cosas, ^o naturalmente no espero un milagro ni pido a mi Dios que
tenga piedad de mí. Que Él me trate sin más con la misma indiferencia que ha mostrado a
millones de otros miembros de su pueblo: yo no soy una excepción a la regla y no pretendo
que él me conceda una atención particular; yo no buscaré salvarme, no intentaré huir de
aquí. Prepararé el trabajo empapando mis vestidos en gasolina (me quedan tres botellas de
las docenas que he derramado sobre la cabeza de los criminales). Yo las quiero como el que
se embriaga quiere el vino. Apenas yo haya derramado la última botella sobre mi vestido,
pondré esta carta en la botella vacía y la esconderé entre las piedras de esta ventana, que
está hasta la mitad tapada con un muro. Si alguien más tarde la encuentra, podrá tal vez
comprender los sentimientos de un hebreo, de uno de estos millones de hebreos que han
muerto; un hebreo abandonado por el Dios en el que creía tan intensamente...
Yo le creo al Dios de Israel, aunque Él lo haya hecho todo para quebrantar mi fe en
El. Mis relaciones con Él ya no son las de un siervo frente al amo, sino las de un discípulo
frente al maestro. Yo le creo a sus leyes, aunque contesto la justificación de sus actos. Yo me
inclino ante su grandeza, pero no besaré el bastón que me inflige el castigo. Yo lo amo, pero
\ más aún amo su ley. Y aunque yo me haya engañado con respecto a él, seguiría adorando
su ley.
Dios significa religión, pero su ley significa sabiduría de vida. Tú dices que nosotros
hemos pecado. Ciertamente, nosotros hemos pecado. Y admito también que nosotros
somos castigados por eso. Sin embargo, yo quisiera que tú me dijeras si hay un pecado
sobre la tierra que merezca semejante castigo. Te digo todo esto, Dios mío, porque creo en
ti, porque creo en ti más que nunca, porque sé ahora que tú eres mi Dios,.y no el Dios de
aquellos cuyos actos son el fruto horrible de su impiedad militante.
Yo no puedo alabarte por los actos que tú toleras, pero te bendigo y te alabo por tu
majestad que inspira temor. Tu majestad debe ser realmente inmensa para que todo lo que
sucede en este tiempo no te impresione.
La muerte ahora ya no puede esperar. Debo dejar de escribir. El disparo de los fusiles
en los pisos superiores se hace más débil de un minuto a otro. Caen en este momento los
últimos defensores de nuestro refugio, y con ellos cae la grande y hermosa Varsovia hebrea
que temía a Dios. El sol se oculta y yo te doy gracias, oh Dios, porque ya no lo veré nacer.
Unos rayos rojos llueven desde la ventana, el pedazo de cielo que yo puedo ver es llameante
y fluido como un flujo de sangre. Dentro de una hora como máximo estaré unido a mi

696 85. LA MUERTE: Me 15,33-39


mujer, a mis hijos, y a millones de hijos de mi pueblo en un mundo mejor en el cual las
dudas ya no dominarán y en el cual Dios será el único soberano,
Muero sereno, pero no satisfecho; como hombre abatido, pero no desesperado; creyente,
pero no suplicante; amando a Dios, incluso cuando me ha rechazado. He cumplido su
mandato, incluso cuando, para premiar mi observancia, él me golpeaba. Yo lo he amado.
Lo amaba y lo amo todavía, aunque me ha humillado hasta el suelo, me ha torturado hasta
la muerte, me ha reducido a la vergüenza y a la burla.
Tú no puedes torturarme hasta la muerte; yo creeré siempre en ti. Te amaré siempre,
aunque tú no lo quieras. Y éstas son mis últimas palabras, mi Dios, de cólera: tú no lograrás
que yo te reniegue. Tú lo has intentado todo para hacerme caer en la duda. Pero yo muero
como he vivido, en una fe inquebrantable en ti.
Alabado sea desde toda la eternidad el Dios de los muertos, el Dios de la venganza, el
Dios de la verdad y de la fe, que pronto mostrará nuevamente su rostro al mundo, y hará
temblar sus cimientos con su voz omnipotente.
Escucha Israel: el Eterno es nuestro Dios, el Eterno es el Único y el solo".
(M- D. Molinié, La lotta di Giacobbe, Brescia 1969, pp. 21ss.).

REFLEXIÓN DE FE

El centurión (II)
En el grito del centurión culmina el anuncio del evangelio de Marcos no como excla-
mación de asombro frente a una manifestación divina de poder, sino como eco al grito
de Cristo que muere. "Pero Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró" (v. 37). El dolor de
Cristo es el dolor del mundo: el sufrimiento espiritual en una carne humana. Pero todo
S es transformado en un don de amor de tal modo que el centurión lee allí la realidad del
evangelio de Cristo: "Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa
manera, dijo: 'Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios'" (v. 39).
Es el dolordel hombre-Dios que abre al centurión el camino hacia la contemplación
plena. Cae en Él toda vacilación al ver que aquel, traspasado, todo lo sufre al entregarse. Es
un dolor abierto al mundo, que no se repliega mínimamente sobre sí mismo, sino que se
expande hasta el final, a lo largo del camino de la compasión. La misericordia que brillaba
ya en la multiplicación de los panes se expresa ahora completamente. Esa benevolencia
que provoca los milagros obtiene ahora la manifestación suprema, viene a ser el Ser de la
cruz que se entrega. Jesús no obra aquí los milagros sobre el mar, sobre los peces, sobre los
ciegos o sobre los leprosos; realiza el milagro nuevo en sí mismo. Queda totalmente abierto
al mundo en el mismo momento en que muere, cuando toda carne se refugia gimiendo en
la propia enfermedad.
Los brazos del Crucificado abiertos en la muerte indican el culmen divino de Cristo.
Es el traslado en la carne de una palabra celestial. Los brazos abiertos de Jesús destruyen la
muerte que encierra a todo ser creado y abren al centurión y al creyente un nuevo horizonte.
La vida toma sentido a partir del dolor, e incluso de la misma muerte.
El centurión es el primero, en el evangelio de Marcos, que se deja abrazar por este
hombre. En verdad él acepta el abrazo de Dios.

85. LA MUERTE: Me 15,33-39 Ó97


86. LAS MUJERES EN EL CALVARIO
(Me 15, 40-41; Mt 27, 55ss.; Le 23, 49; Jn 19, 25)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

El evangelio nos ha llevado afijar nuestras miradas sobre jesús crucificado en una contem-
plación sin fin.
Los pocos versículos que siguen, al final de este capítulo y al comienzo del siguiente, fluyen
casi en sordina, como andrajos de relatos añadidos allí, siempre centrados en Cristo muerto en
la cruz, que más allá de toda palabra dicha, sigue siendo el centro de la escena.
Es un modo tan eficaz para concluir el texto del evangelio, que, como lo veremos, de la
contemplación de jesús muerto se pasará al amanecer del nuevo futuro, que se abre de par en
par sobre el horizonte, en virtud de la continuidad íntima que existe entre la muerte en la cruz
y la resurrección de Jesús.
Cada uno de los tres pasajes en los que agrupamos estos versículos, refuerza en su camino
los elementos de presentación y de espera, casi a través de un lento emerger, de un modo todavía
vago e incierto, de la esperanza que brota necesariamente de la profesión de fe pronunciada a
los pies de la cruz.
Los w. 40ss. suenan como una añadidura del evangelista para pasar al relato de la
sepultura y del anuncio de la resurrección. Más precisamente se trata de un anticipo de lo que se
dirá, tanto por el sentido de espera que allí se respira -las mujeres "que estaban mirando desde
lejos" y las que "habían subido con El ajerusalén"-, como por la indicación de los nombres de
las mujeres que serán las primeras testigos de lo que iba a suceder (cf. v. 47 y 16, 1).
Los discípulos realmente han desaparecido, pues son presa del miedo y de la desilusión más
amarga.
Sólo estas mujeres aseguran la continuidad del seguimiento al ir tras jesús con la duda
acerca de quién sea El y seguirlo en la certeza de la fe.

40 Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, Marfa Magdalena,
María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé,
41 que lo seguían y le servían desde cuando estaba en Galilea, y otras muchas que
habían subido con él ajerusalén.

v. 40: unas mujeres: estas mujeres, aunque con que de ella fueron expulsados siete demonios; pero
alguna variante, se nombran también en los dos no se tiene ningún elemento para identificarla con
pasajes siguientes (la sepultura y la resurrección), y "la pecadora" de Le 7, 37, como lo hizo una tradi-
señalan así una unión característica en la parte final ción occidental tardía.
del evangelio. Se nombran tres. La otra María se indica como la madre de San-
María Magdalena (Magdala, aldea a orillas del tiago y Joset: parece que aquí Marcos unió las dos
lago de Tiberíades) que se menciona también en el indicaciones diferentes que se leen en el v. 47 (de
v. 47 y en 16, 1; en Le 8, 2 (y en Me 16, 9) se dice Joset) y en 16, 1 (de Santiago) -era común entre

698 86. LAS MUJERES EN EL CALVARIO: Me 15, 40-41


las poblaciones semitas reconocer a una mujer a Es sorprendente cómo el evangelio atribuya
través del nombre de sus hijos-; Santiago y Joset tanto valor a la presencia de estas mujeres, si tenemos
debían ser muy conocidos en la comunidad, pero presente la condición en la cual era tenida la mujer
no nos es posible identificarlos con certeza. ¿Son en el mundo judío y en la antigüedad en general.
"los hermanos de Jesús", de los que se habla en v. 41: lo seguían y lo servían: son dos verbos
6, 3 entendiendo en sentido amplio el término clave en el capítulo 1 de Marcos y en la sección
"hermano"?; la connotación de Santiago como el de seguimiento (cf. 8, 31-10, 52), el primero para
"menor" sirve tal vez para distinguirlo del otro expresar la situación de los discípulos como segui-
Santiago, el hijo de Zebedeo (cf. 3, 18). dores de Jesús y el segundo para indicar una de
Salomé es la tercera mujer indicada en este las condiciones principales (servir por amor) del
versículo, y su nombre vuelve a aparecer sólo en 16, seguimiento en pos de Jesús.
1; en Mt 27, 56 es identificada como "la madre de
los hijos de Zebedeo", Santiago y Juan (cf. 10, 35).

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Unas mujeres..."
Después de que Jesús entregó su vida, se habla de "unas mujeres". Ya cuando ha con-
cluido la primera parte de la vida de Jesús, con estas mujeres se da comienzo a la nueva
etapa en el discípulo. Desde aquí se abre el "evangelio", es decir, el anuncio gozoso del
camino de la vida abierto a todo hombre que sigue el mismo itinerario de Jesús.
En efecto, de estas mujeres se dice que cumplen todas las exigencias de Jesús acerca del
discipulado; ellas "seguían" (cf. 1,17. 20; 2,14; 8, 34; 10, 21) a aquel que los "precede" a
todos (cf. 14,28; 16,7) desde "Galilea" (cf. 1,14; 14, 28; 16,7), le "servían" (cf. en especial
1, 31; 10, 45), y habían "subido" "con Él" al "monte" (cf. 3, 13; 9, 2; 10, 31; 14, 32), en
Jerusalén, hasta el Gólgota. En estos términos: "seguir", "servir", "subir", estar "con Él",
"sobre el monte" se resumen todas las características del discípulo: en un solo renglón
tenemos el concentrado de todas esas exigencias sobre el seguimiento que están esparcidas
aquí y allí en todo el evangelio, y constituyen su misma trama.
El fundamento de su seguimiento está en el hecho de que "contemplan" lo que ha
sucedido en la cruz. No existe otro origen del seguimiento sino el de estar junto a la cruz,
"frente" a Jesús que muere, como el centurión (v. 39). Sólo de allí nace la profesión de fe
práctica que lleva a conocer, reconocer y seguir a Jesús.
Esta enumeración de tres mujeres "María Magdalena, María de Santiago el menor y
de Joset, y Salomé", las primeras de un cortejo imponente exclusivamente femenino, "¡y
muchas otras!", concluye la larga serie de mujeres del evangelio: desde la suegra de Pedro
que "los servía" (1, 29-31), hasta la hija de Jairo y la hemorroísa que experimentan la
fuerza de su "toque" (5, 21 -43); desde la cirofenicia que capta el significado universal de
la liberación del "pan" partido y reducido a migajas (12, 38-44), hasta la mujer de Betania,
que deja derramar el perfume del evangelio ya al comienzo de la pasión (14, 3-9). Estas
mismas mujeres concluirán el evangelio, o mejor lo comenzarán, como encargadas de llevar
el mensaje de Cristo resucitado (16,1-8). Es interesante anotar que, como toda la actividad
pública de Jesús está incluso entre el milagro de la suegra de Pedro que encarna su espíritu
de servicio y la pobre viuda que como él "entrega toda su vida", así también el evangelio
de la muerte-resurrección de Jesús está incluido entre la unción de la mujer de Betania y
estas mujeres, las cuales, progresivamente, como testigos de la muerte, lo acompañarán a
la sepultura y tendrán la sorpresa de la resurrección. Es también interesante anotar que los
apóstoles, incluso los tres elegidos como testigos de la agonía y de la transfiguración, están

86. LAS MUJERES EN EL CALVARIO: Me 15, 40-41 699


ausentes de la realidad de la cruz, así como estarán ausentes también de la realidad de la
resurrección. Así los tres discípulos predilectos en realidad están sustituidos por estas tres
mujeres: ellos son todavía imágenes pálidas del discípulo. Éstas son su realización, porque
están junto a la cruz.
El motivo es claro. Ellas son verdaderas discípulas, que "seguían y servían'', como partí-
cipes del mismo Espíritu de aquel que los ha precedido a todos en servir a los hermanos y en
entregar la propia vida (10,4 5). Lo han seguido hasta " subir" para "estar con El" "sobre el
monte". Para ellos Cristo no ha muerto en vano -y muere en ellos y se entrega a todos como
vida. Ellas son los testigos de la resurrección, porque viven ya de su misma vida.
Sin embargo, hasta ahora todavía esto no se ha cumplido plenamente: en efecto,
"contemplan" al Crucificado solamente desde "lejos". Para que sean plenamente discípulos
es necesario, como para todo discípulo, contemplarlo más de cerca -es decir, volver a tomar
entre manos el evangelio desde el comienzo y volver a recorrer el camino de Jesús, hasta
tenerlo "de frente" como el centurión. Sólo estando "cerca" de la cruz se descubre que
ésta es el don del Hijo de Dios, el triunfo de la vida. Por eso, a la luz de la mañana de la
resurrección que hemos entrevisto hasta aquí, es necesario que nos acerquemos cada vez
más a Jesús, en una confrontación continua con Él que entrega toda su vida. En efecto,
estas mujeres, después de haber "contemplado" a Jesús en su muerte y en su sepultura,
descubrirán la resurrección sólo cuando "entren" ellas mismas "en el sepulcro" (16, 5);
Entonces, y no antes, cuando elfinalde la vida de Cristo sea su mismofinal,sólo entonces
verán plenamente en el rostro del Crucificado el rostro de aquel Dios que es amor y vida. Así
"contemplarán" quién es Jesús, no ya "desde lejos", sino "de cerca".
De todos modos es importante anotar que el momento para verlo "de cerca" y creer en Él,
como para el centurión, es el de la cruz, donde se consume su camino de amor. E igualmente
* importante es anotar que el momento en el cual lo experimentamos plenamente como
Resucitado es el momento en el cual nosotros mismos entramos en su mismo sepulcro.
Lo que une la contemplación de la cruz y la experiencia de la resurrección es precisa-
mente lo que hacen estas mujeres: el seguimiento, que es el tema típico de Marcos. Des-
pués de haber estado "frente" a Él en la cruz, es necesario que todos partamos "con Él"
desde "Galilea", para "seguirlo" en la praxis del "servicio" y "subir" juntos hasta el monte
de Jerusalén, hasta "entrar" en su mismo sepulcro.
Entonces lo que en el bautismo ha sido proclamado por Dios acerca de su Mesías (1,
11), lo que los tres testigos han escuchado en la transfiguración (9, 7), lo que resuena junto
a la cruz de Jesús (15, 39) -es decir, la vida de Dios entregada al hombre-se proclamará
de cada discípulo: "Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco". Entonces Jesús será "el
primogénito de los que resucitan de entre los muertos" (Col 1, 14b), el "primogénito de
muchos hermanos" (Rm 8, 29) y "Dios será todo en todos" (1 Co 15,28).
Pero ¿por qué son precisamente mujeres y sólo mujeres, las que se tienen en cuenta en
este punto decisivo, donde culmina y al mismo tiempo se abre el evangelio de la muerte y
resurrección de Jesús?
Probablemente porque, mientras los discípulos son inteligentes, valientes y fuertes
-¡más que Cristo!-(cf. por ejemplo: 8, 32; 10,13; 14, 29. 31b.47,.,), en cambio, las mujeres
son de cabeza vacía, poco tenidas en cuenta y ¡de sexo débil! En efecto, "ha escogido Dios
lo débil del mundo, para confundir lo fuerte. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha
escogido Dios, lo que no es, para reducir a la nada lo que es" (1 Co 1, 27ss.).

700 86. LAS MUJERES EN EL CALVARIO: Me 15, 40-41


Al igual que todos los pobres y los oprimidos, también ellas están realmente cerca
de Cristo crucificado: por eso lo pueden ver y creer, porque, al menos en parte, viven, y
por eso la comprenden, su misma situación. Por eso ellas son elegidas como testigos de la
muerte-resurrección: son su anuncio vivo.
Esta pobreza, que las ha conducido, o a la cual las ha conducido el seguimiento del
Crucificado, es la misma esencia del seguimiento que abre el reino (cf. 10, 17. 21). Esta
pobreza sirve como contrapunto exacto a la presunción, a la seguridad y a la fuerza de los
discípulos. En efecto, éstos, en el viraje decisivo del seguimiento, antes de huir, la única
cosa que sabrán hacer será la de desenvainar la espada, como señal ridicula e impotente de
poder (cf. 14, 29-31.47).
Esta breve escena de las tres mujeres es complementaria de la del Cireneo: la una
comienza y la otra cierra el centro de la "pasión".
Son el marco del cuadro único que Marcos quiere imprimirnos y que se extiende desde
15, 23 hasta 15, 39: el Crucificado. Ese cuadro está impreso todavía para nosotros sólo en
estas personas.
Y son para nosotros dos escenas normativas de seguimiento.

ACTUALIZACIÓN

Permanecer y comprender junto a la cruz de Jesús


No es posible comprender el Calvario, sin sentirse involucrados y participar en el
evento de la crucifixión y de la muerte de Jesús. Por consiguiente, hay que permanecer
• junto a la cruz para comprenderla, personal y comunitariamente.
Es necesario estar al pie de la cruz, como las mujeres, que habían seguido y servido a
Jesús. Estar junto a la cruz es el culmen del seguimiento y del servicio. Pero es también el
comienzo del verdadero seguimiento y del discipulado auténtico. Porque Jesús, clavado
en la cruz, es el hombre que realiza su ser totalmente al recibir y al entregar. Él está
completamente abierto por ambos lados: las paredes de su existencia están derribadas y sus
brazos están enteramente abiertos de par en par para abrazar el mundo. Por tanto, ya no es
un individuo aislado, sino que en cambio es el verdadero Adán, de cuyo costado nacen la
humanidad nueva, la Iglesia y el evangelio.
Para ser liberados, es necesario mirar al Hijo de Dios crucificado. De su visión nace
la fe, que sabe comprender "como dice la Escritura: mirarán al que traspasaron" (Jn 19,
37; cf. Nm 21, 8y Za 12, 10). Pero es necesario "mirar desde lejos", es decir, mirar en
perspectiva y globalmente, para captar el sentido y el valor profundos del camino de Jesús
desde Galilea hasta la cruz.
Las mujeres, a las que todos casi no tienen en cuenta, no desempeñan ningún papel
activo: ellas solamente contemplan en silencio y amorosamente, en el crepúsculo de la
tarde. La contemplación del Crucificado es la más sublime. En ella no hay ninguna cosa
por hacer; basta recibir y escuchar, es decir, abrir espacios y vacíos cada vez más amplios
a la penetración en nosotros de la gran revelación de Cristo crucificado y muerto. Jesús
se manifiesta, se hace presente de una manera activa: ¡está aquí! Y nosotros salimos de
nosotros mismos, para estar llenos de su presencia. Apartamos finalmente la mirada de
nosotros mismos, para fijarla solamente en Él. "Yo cuando sea levantado de la tierra,

86. LAS MUJERES EN EL CALVARIO: Me 15, 40-41 701


atraeré a todos hacia mí" (Jn 12,32). Se trata de dejarse atraer por el Crucificado: permitirle
que hable, que obre, que nos transforme y nos libere. Es cuestión de acoger su don, es decir,
su misma vida y su mismo Espíritu.
Es necesario que toda la Iglesia permanezca al pie de la cruz de Jesús. Sólo así ella puede
reflejar sus virtudes quenóticas: pobreza o libertad de todo y ausencia de poder, despojo de
los privilegios y renuncia a los derechos mundanos, prioridad de la fuerza de la Palabra y
del Espíritu. Solamente entonces ella puede aceptar un oscurecimiento de la propia forma
histórica, para alcanzar mejor la forma de Cristo crucificado. No es suficiente, en efecto, la
conversión personal del corazón sino que es necesaria también una conversión de la Iglesia
como comunidad. Porque la cruz de Cristo es el punto de referencia, que desencadena
una dialéctica revolucionaria específicamente eclesial. Colocados frente a ella, nosotros
los creyentes tomamos conciencia: nos comprendemos como Iglesia, que-no debe ser triun-
fante ni triunfalista, sino crucificada.
Por cuanto apela a la cruz de Jesús, la Iglesia se siente contestada y siente la necesidad
de una reforma continua. Precisamente al confrontarse con la cruz, ella descubre sus
limitaciones, sus culpas y sus llagas. Percibe lo que está en contraste con Cristo crucificado,
ante todo la utilización del poder, debida a la ilusión de que el poder, especialmente el
coercitivo, es instrumento del anuncio del evangelio. Comprende cuan distante está de
la lógica de la cruz el uso, que ella hace en certamen competitivo con el mundo a nivel de
eficiencia, de instrumentos mundanos (la cultura y la sabiduría del mundo, la diplomacia,
el partido, la escuela, el periódico, la radio, la televisión...). Su voluntad de llegar a ser
guía y maestra de civilización para los otros (por ejemplo, la defensa de la libertad) choca
violentamente contra lo que sucede en sus recintos sagrados (por ejemplo, las relaciones de
dependencia del cristiano). La Iglesia es consciente de lo que se refiere a avergonzarse de
la sabiduría humilde, de la cruz, que derrota el mundo y que está reservada a los humildes,
a los sencillos, a los pobres y a los perseguidos. Debe ser siempre constante en una Iglesia,
que se haya junto a la cruz, el compromiso de renovarse, despojándose de las formas
caducas del pasado y sin tener el diálogo con lo nuevo, lo diferente y lo otro, porque su ley
es la del éxodo.
La Iglesia recibe su vida y su unidad de la cruz de Cristo. Mientras más nos acerquemos
a Cristo que se ofrece al Padre, más descubrimos que somos hijos de la misma libertad de
Jesús y como hermanos de manos vacías, es decir en la condición de pecadores interpelados
para vivir como amigos en la comunión del Espíritu.
Los discípulos ante el peligro cedieron y huyeron: y eso era previsible, ya que no
habían comprendido nada de la cruz de Jesús (regañaban hasta a los niños). Por la misma
razón uno de los apóstoles traicionó a Jesús y otro lo negó. ¿Dónde están los fuertes,
los presumidos, y los teólogos sabios, que aguzan la mirada para ver por si acaso asoma
en el horizonte Jesucristo, el cual en realidad está siempre detrás de sus espaldas? Sólo
las mujeres están en el Calvario: son los únicos testigos que aseguran la continuidad
del seguimiento entre la cruz y la resurrección. ¿Por qué ellas son, como las juzgan los
"hombres" cristianos (eclesiásticos y laicos), débiles, inciertas y necesitadas de guía? No
tenemos aquí la exaltación de la pasividad y de la debilidad de las mujeres (cualidades que
se requieren para ellas con el fin de justificar su docilidad y sumisión a la opresión y a la
explotación por parte de "los hombres"); no pongamos en juego la fuerza de Dios, que
triunfa en la debilidad. Reconozcamos lealmente su valentía y su fuerza en el sufrimiento;
admitamos su capacidad para acoger al otro y al que es diferente, su apertura a la vida, en

702 86. LAS MUJERES EN EL CALVARIO: Me 15, 40-41


su nacimiento, crecimiento y muerte. En el evangelio de Marcos las mujeres son, desde el
principio hasta elfin,la disponibilidad más perfecta y pura a la fe y al servicio. Por eso ellas,
incluso en nombre del evangelio, tienen el derecho de combatir su lucha por la liberación
de la mujer de la opresión de los "hombres" (eclesiásticos y laicos cristianos, marxistas y
burgueses). Porque desde hace milenios están oprimidas y esclavizadas en la familia, en
las iglesias y en la sociedad. Sin embargo, tienen algo que decir y enseñar, también a los
"hombres".

APLICACIÓN A LA VIDA

"¿Estabas tú allí?..."
Se debe hablar de este tema, probablemente, con calma, porque junto a la cruz no es
bueno litigar y tratar cuestiones de prestigio. Pero tenemos que hablar de las mujeres.
Para que los hombres se avergúencen y con eso se salven.
En efecto, han desaparecido del horizonte los discípulos varones y se puede incluso
pensar que el último simpatizante haya dejado el extremo andrajo de decencia con la
sábana, en el episodio del huerto. Sin hacer del feminismo o del antifeminismo un tema de
conversación, el hombre es más propenso a perder la paciencia y el valor, mientras la mujer
debe sostenerse con tenacidad. El evangelio dice el nombre de algunas y habla de "muchas
otras" que habían subido a Jerusalén con El.
Es una especie de... victoria de grupo.
Ellos "estaban allí".
Los instruidos no están a la vista. Están pensando; también porque los datos
cronológicos o históricos, los hechos, son casi "irrelevantes acerca del sentido del hecho".
Los hombres fuertes están ausentes: han hecho análisis más correctos.
Los hombres sabios, los que están más apegados a las tradiciones sanas y nobles, están
en casa, sobre sus sillas cómodas.
El que está en la prudencia de la administración, claramente ha descubierto desde hace
tiempo que la opción era una pérdida, y que todo era un fracaso y ha descargado la causa
y la persona.
En cuanto a los sensibles, están lejos: porque no es propio de un hombre mostrarse
conmovido (pero será ciertamente propio del hombre hacer sufrir).
La mujer es decididamente inferior. No tiene dignidad: puede limpiar las ropas del
hombre, traer hijos al mundo y mantener con vida, pero es un objeto sobre el cual el hombre
hace recaer y calma su violencia.
Del hombre viene con frecuencia la palabra y la fuga, de la mujer los hechos y la
presencia: desde el nacimiento, hasta la enfermedad, hasta la muerte.
No se sabe qué papel pueda corresponderle a la mujer -desde un punto de vista de la fe-
en el campo litúrgico, catequético y pastoral. La mujer ha sido, alguien más que presente,
partícipe sufrida de la cruz, mientras otros estaban gloriosamente lejos, otros que luego
reivindicarían en forma exclusiva unos derechos precisos. Pero es sólo una manifestación
de un comportamiento y de una ceguera que tiene sus raíces en culturas creadas a la medida
de un "varón".

86. LAS MUJERES EN EL CALVARIO: Me 15, 40-41 703


87. LA SEPULTURA
(Me 15, 42-47; cf. Mt 27, 57-61; Le 23, 50-56; Jn 19, 38-42)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO

El relato dramático de la pasión se aplaca en esta narración sencilla de la sepultura del


cuerpo de Cristo. El apremio de los acontecimientos decisivos, que se han desarrollado en el
arco de las diferentes partes bien marcadas de una noche y de un día muy agitados, se detuvo
en el cuerpo de Jesús clavado en la cruz.
Durante un momento todavía la escena se reanima, pero en forma casi silenciosa, para
colocar ante nuestros ojos el grupito de personas compasivas que toman la iniciativa de
depositar en un sepulcro el cuerpo de Jesús: es un movimiento que se pierde en la noche de una
larga vigilia.
La tensión contemplativa y la intención celebrativa de los dos últimos capítulos se transforman
aquí en una expectativa que anima calmadamente el episodio, de tal modo que lo transforma y
convierte el episodio de un hecho doloroso en preludio de una nueva vida gloriosa.
La atención al cuerpo de Jesús y el movimiento de la escena para llevarlo al sepulcro hacen
pensar en la unción de Betania (cf. 14, 3-9) y en los preparativos para la celebración de la
pascua (cf. 14, 12-16), con los cuales se había abierto el relato de la pasión.
El pasaje casi descriptivo formaba parte de la narración primitiva: los elementos princi-
pales que la componen se encuentran en forma ordenada también en los otros evangelios.
La intención teológica, que el mismo Marcos acentúa, brota de los w. 44s. y 47, que según
parece fueron añadidos posteriormente; en efecto, faltan en el texto de Lucas y vuelven parcial-
mente en el de Mateo.
En los dos primeros se subraya que Jesús realmente murió y quedó absorbido por el mundo de
los muertos -es el misterio del descenso de Jesús a los infiernos-; en el otro se presenta de nuevo
el grupito de las mujeres, en contraste con la ausencia completa de los discípulos.
Precisamente en virtud de estos dos elementos el pasaje realiza una función introductoria
con respecto al relato sucesivo de la resurrección: el cuerpo muerto ya no existe y alas mujeres
se les confiará la tarea de llevar su anuncio a los discípulos. La presencia de estas mujeres es
un rasgo característico de la última parte del evangelio de Marcos.
El valor de su espera lo subraya también el movimiento de la piedra que se hace retirar de-
lante del sepulcro y que parece desalentar toda esperanza. Pero su actitud es confiada, -"es-
taban observando" (el mismo verbo ya usado en el v. 40).

42. Llegada ya la tarde, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado,
43. vino José de Arimatea, insigne miembro del Sanedrín, que esperaba también el
Reino de Dios, y se atrevió ir a Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús.
44. Pilato se admiró de que ya hubiese muerto y, llamando al centurión, le preguntó
si había muerto hacía tiempo.

706 87. LA SEPULTURA: Me 15, 42-47


45 Al saberlo por el centurión, concedió el cadáver a José,
46 quien, compró una sábana, lo bajó de la cruz, lo envolvió enfct* ítwHia y %
depositó en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una
piedra sobre la entrada del sepulcro.
47 María Magdalena y María la de Joset se fijaban dónde lo ponían.

v. 42: era la Preparación, es decir, la víspera adorno descriptivo, mientras los otros evangelistas
del sábado: según la interpretación teológica que ponen en evidencia la característica festiva, casi
hemos dado de la cronología de la pasión de Jesús solemne, de este sepulcro del Señor: era nuevo (Le
en Marcos (cf. Introducción a la pasión), esta 23, 53 y Mt 27, 60), en un jardín (Jn 19, 41).
indicación señala que estaba a punto de terminar el Además, sólo Juan habla de gestos iniciales de
día de la víspera (el viernes) y estaba comenzando unción como último homenaje al cuerpo de Jesús,
el sábado -que para los hebreos comenzaba por por iniciativa de Nicodemo. Le 23, 56 hace alu-
la tarde (hacia las 6)- cuando ya no era posible sión sencillamente a los preparativos para el día
realizar ninguna forma de trabajo. siguiente que era el de la fiesta.
v. 43: ]osé de Arimatea...: todos los evangelistas Anotamos el valor simbólico del "sepulcro" como
hablan de él con mucha estimación. descenso a los infiernos, señal de una humillación
Más exactamente Marcos lo presenta como extrema incluso en el reino de la muerte, donde sin
"miembro respetable" del Concejo judío; Mateo lo embargo Jesús, según la antigua reflexión cristiana,
señala como discípulo de Jesús. recoge las primicias de su obra salvadora, al liberar a
Según Hch 13, 28 fueron "los habitantes de los justos en espera de la nueva vida.
Jerusalén" quienes sepultaron a Jesús. Hizo rodar una piedra: esta piedra, que hicie-
Existía también una norma que se basaba en Dt ron rodar a la entrada del sepulcro sobre una pista
21, 23, según la cual los cuerpos de los condenados excavada en la roca según se acostumbraba, pre-
debían sepultarse el mismo día. para la sorpresa de la mañana de pascua, cuando las
Pedirle el cuerpo de ]esús: según el uso hebreo mujeres vieron que la piedra ya había sido retirada.
un condenado a muerte no tenía derecho a una tum- v. 47: se fijaban: con el mismo verbo de 15,
ba privada. 40 Marcos presenta las mujeres en la actitud de
El término que usa aquí Marcos significa cadá- curiosidad respetuosa y de espera confiada: antes
ver, despojos, mientras los otros evangelistas dicen observaban "desde lejos" el hecho dramático de
"cuerpo" del Señor vivo. la crucifixión, y ahora están allí cerca mirando la
escena serenamente dolorosa de la sepultura.
v. 44: Marcosatribuyeunarelevanciaparticular
a este pequeño episodio, en el cual de nuevo entra Claramente este versículo no forma parte de
en la escena Pilato, precisamente para subrayar la la narración originaria: se añade aquí como paso al
realidad de la muerte de Jesús. trozo siguiente, el de la resurrección.
La muerte de los condenados debía ser verifi- También la transmisión del texto suscita interro-
cada por la autoridad civil, para que no se acudiera gantes a causa de algunas variantes que conciernen
a subterfugios. el nombre de Josét, precisiones acerca de María y
v. 46: un sepulcro que estaba excavado en roca: la añadidura del nombre Salomé (cf nota a 14, 40
Marcos, como es su costumbre, no añade ningún y 16,1).

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"Lo depusieron en el sepulcro"


Ha llegado la tarde del sexto día, cuando se consumó la creación de Adán.
En el grito de Cristo en la cruz terminó el trabajo prolongado de la creación. Ésta
ha llegado a su cumplimiento, y ahora está a punto de comenzar el día del descanso: el
descanso del hombre en Dios, en el descanso de Dios en la tumba.

87. LA SEPULTURA: Me 15, 42-47 707


Esta escena de la deposición del cuerpo de Jesús recuerda indirectamente la unción
que se anticipó en Betania y que ahora no se puede realizar por falta de tiempo -¡ahora el
tiempo realmente ha terminado!- y recuerda directamente el don de su cuerpo que Jesús
había ofrecido en la última cena, y que ahora se cumple.
Estamos en vísperas del sábado, que es la antevíspera del verdadero sábado, cuando
Jesús, que es nuestra pascua inmolada, resucitará. Un discípulo suyo, que "esperaba el
reino de Dios" (v. 43), lo recibe en el cuerpo del Crucificado, Jesús de Nazaret. ¡Y lo
deposita en el surco de la muerte! El "misterio del reino de Dios" (4,11), o la "palabra" (4,
33) ¿acaso no había sido explicada por Jesús desde el principio con la parábola de la semilla,
cuyo destino es morir bajo la tierra?
Todos los doce están ausentes: los primeros en ser llamados, son los primeros en
traicionar, huir y negar, pero los últimos en creer. El centurión, en cambio, reaparece hasta
dos veces (w. 44. 45), como testigo de la muerte de Jesús -de esa muerte que sólo a quien
la "ve" arranca la profesión de fe (v. 39).
Según Marcos es muy importante para el discípulo esta muerte, certificada dos veces
por una triple serie de testigos: ¡José, Pilato, el centurión, y luego de nuevo el centurión,
Pilato y José!
Jesús es envuelto en una sábana -que trae a la mente la que el joven había abandonado
(14, 52). Su único vestido ya es la muerte. Y es depositado en el sepulcro (v. 46).
El primer terreno en la tierra prometida que Abrahán obtuvo fue un sepulcro para la
madre del pueblo elegido (Gn 23).
Así tampoco todas las esperanzas y las promesas de Cristo se libran de ir a parar al
sepulcro. Aún más, se cumplen en el sepulcro. En efecto, en este sepulcro se encierra la
promesa de Dios, así como la tumba de Sara fue el comienzo de la posesión de la tierra de
Israel.
Estamos en el sexto día, el día en que la creación quedó terminada.
¿Y dónde queda terminada la creación sino en el sepulcro? Allí cada criatura, después
de mucho afán, alcanza su final, y allí la muerte canta su himno de victoria sobre todo
viviente. Adán, el hombre que viene de la tierra, viene a su seno.
En este regreso se cumple toda justicia humana: ¡a cada uno se le da lo suyo, y a todos
lo mismo! ¡Es un caso único de justicia humana sobre la tierra!
El silencio de la muerte -el horror de toda la vida- engulle en lo profundo de todo lo que
le pertenece, envuelto en la piedad del que todavía sobrevive.
Pero en la muerte de Jesús el cumplimiento de la creación ya ha ido más allá del sexto
día, hasta Dios: en efecto, su primer grito en la cruz expresa el sexto día de la criatura
que, abandonada en la propia nada, se abandona en las manos de Dios, y allí encuentra su
descanso. El día definitivo, que es el mismo Dios que se ofrece como un don al hombre. Por
eso Jesús, precisamente en su muerte, prorrumpe en el segundo grito, que es al mismo tiempo
el don de su Espíritu y el grito de victoria sobre la muerte, el nacimiento de la nueva vida (cf.
comentario a los w. 39. 37). Pero es posible solamente en la muerte en Dios, por Dios y de
Dios.
Como lo fue para Jesús, así lo será para nosotros.
Por ahora toda la vida del discípulo está tensionada entre el primer grito de Jesús y el
segundo, encerrada en el silencio de la muerte que aún pesa sobre todo hombre y a la espera
de cantar el himno pascual.

708 87. LA SEPULTURA: Me 15, 42-47


El misterio de Jesús en el sepulcro abrasa y al mismo tiempo concilia la desilusión del
hombre y la esperanza en Dios: es el misterio en el cual vive permanentemente el cristiano
hasta cuando muere. Su vida está encerrada en la angustia de la muerte y en la angustia aún
más profunda del silencio de Dios, que aún no se ha hecho sentir. ¡Está ausente la vida!
¡Está ausente Dios! Y sin embargo, en Jesús que nos ha dado su Espíritu, está presente la
esperanza contra toda esperanza en la fidelidad de Dios. Y esta esperanza nos lleva a volver
a recorrer el camino de la fidelidad de Jesús.
Las mujeres que "contemplan" la deposición de Jesús en el sepulcro (v. 47) son figuras
de los discípulos: ellos encontrarán vacía la tumba donde habían dejado al muerto; y,
siguiéndolo con su mismo Espíritu que viene sólo de la cruz (cf. 37), experimentarán ellos
mismos, a través del sepulcro, la misma victoria sobre la muerte.
Este es el momento en el cual es "arrebatado el esposo" y comienza el "ayuno" de los
discípulos (cf. 2, 20), llamados al seguimiento del Crucificado.
Ya toda la vida del discípulo está incluida entre la experiencia de la cruz de Jesús y la
esperanza de la resurrección, entre la noche del viernes santo y la mañana en la que sonarán
las campanas de la pascua. A nosotros nos corresponde ahora la cruz de una vida en su
seguimiento, en espera de que, a través de esta cruz, nazca la nueva criatura (cf. 8, 34-38),
que puede burlarse de la muerte: "La muerte ha sido devorada en la victoria". ¿Dónde está,
oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? (lCo 15, 54b.55).
Cuando sobre todo el mundo se levante el árbol de la vida, entonces Dios será todo en
todos (1 Co 15, 28): habrá un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el cielo y la tierra de
antes habrán desaparecido y el mar -símbolo del mal y de la muerte- ya no existirá (cf. Ap
21, 1), después de haber restituido los muertos que guardaba en su abismo (Ap 20, 13).
Entonces la misma muerte y los mismos infiernos serán liquidados, arrojados al lago
de fuego (Ap 20,14a).
Pero esta esperanza está escrita sólo sobre el sepulcro donde ha sido depositado Jesús,
el crucificado que desciende a las profundidades del reino de la muerte, y de allí arrebata al
hombre liberándolo del abismo de su nada.

ACTUALIZACIÓN

La "muerte de Dios" y la solidaridad de Jesús con los muertos


a

Jesús murió realmente. También Él pasó por la experiencia dura, amarga y cruel de la
muerte. La muerte tenebrosa y oscura lo arrebató; el abismo de la nada lo devoró. De El
no queda sino un cuerpo frío y un cadáver inerme.
El rostro humano de Dios, atrozmente desfigurado por todos los sufrimientos, está
envuelto en el silencio de la muerte, mudo. La luz, que resplandecía en las tinieblas, se ha
apagado. El sol se ha ocultado y ha bajado la noche. Ya se siente el hielo y el frío que penetra
en nuestros huesos.
Si aquel se reveló en la cruz como el Hijo de Dios, yace ahora muerto, podemos con
razón hablar de la muerte de Dios en esa exteriorización de sí mismo que es Jesús. Pero
si nosotros conocemos y encontramos realmente a Dios sólo en Jesús, ahora, cuando
carecemos del Él, ¿no quedamos sin Dios? ¿Ha ocultado éste su rostro? ¿Por qué ya
no tenemos la experiencia del Dios vivo, que habla y actúa hoy? ¿Por qué Dios calla?
"¡Despierta ya! ¿Por qué duermes, Señor? Levántate, no nos rechaces para siempre. ¿Por
qué ocultas tu rostro, olvidas nuestra opresión, nuestra miseria?" (Sal 44, 24-25).

87. LA SEPULTURA: Me 15, 42-47 709


Debemos realmente tomar en serio el grito que resonó ya hace un siglo: "Dios ha
muerto", porque Él mismo impregna la cultura, la acción y la vida de los hombres de
nuestro tiempo. El hombre de hoy vive el drama de la "muerte de Dios". Esta no indica
el retiro ni la muerte de Dios en la historia. ¡Pensar que Dios se retira y muere, para que
el hombre viva, es algo impío, absurdo, estúpido y extremadamente burgués! Ella, en
cambio, expresa el significado contenido en el evento histórico de la humillación de Jesús
muerto que, separado de la vida, ya no pertenece al mundo que sigue viviendo.
Por consiguiente, la "muerte de Dios" indica ante todo la experiencia de la ausencia, del
vacío y de la lejanía de Dios, vivida por nuestro corazón. Y la experiencia de la oscuridad,
de la ausencia, del silencio inclusive de la importancia de Dios, es común a todos los
hombres de nuestro tiempo.
Dios se ha convertido para nosotros en una realidad terriblemente desenfocada. Nos
parece que El nos mira con un rostro apagado. Todo nuestro modo de hablar de El parece
que termina en el vacío y en una tiniebla anónima y sin voz. Dios ya no nos interesa.
De Él no parten impulsos vitales. La misma palabra "Dios" ya no nos dice nada. Pero
si reflexionamos bien, nos damos cuenta de que en realidad no ha muerto Dios, sino un
simple ídolo. Ha desaparecido el dios alineación y tapahuecos, que sustituye al hombre
en su libertad y ocupa un espacio indebido, porque está confiado a la responsabilidad del
hombre. Ha desaparecido el dios del consuelo fácil e infantil contra la dureza de la vida: en
definitiva, es una proyección de nuestros deseos y necesidades.
Ha muerto dios que es la sanción, el complemento festivo, el consuelo general y el
motivo para justificar el mundo en sus situaciones concretas. Ha dejado de vivir el dios
de la trascendencia separada y el dios objeto. En resumen, ha muerto el dios separado,
enemigo, competidor y sustituto del hombre. ¡Y de esto debemos alegrarnos y exultar!
El hedor de este dios apesta y contamina aún hoy tanto el aire de nuestra vida privada y
pública, que, si se celebranfinalmentesus funerales, serán solemnes y de primera clase.
Pero como el dios que ha muerto es el único dios nuestro, nos hemos quedado incluso
sin el dios vivo y verdadero. La crisis de la fe cristiana frente al proceso de secularización
macizo y progresivo hubiera debido purificarla y hacernos descubrir la verdadera identidad
del Dios cristiano. ¿La experiencia de la ausencia de Dios no puede ser el modo con el cual
hoy experimentamos de una manera más inmediata y profunda un tiempo de oscuridad y
el misterio de Dios cristiano? ¿No es éste la fuente y la raíz originaria, el fundamento y el
sentido último, que está en el mundo, pero sin poder reducirse al mundo? "Tú eres un Dios
oculto, el Dios de Israel, salvador" (Is 45,15).
La "muerte de Dios" además indica la expulsión de Dios de nuestra vida y de nuestra
historia, de nuestra sociedad y de nuestra cultura. No sólo el ateísmo práctico y teórico de
los otros, sino también el ateísmo práctico de los cristianos es hoy una realidad tenebrosa y
oscura, que siempre debemos tener en cuenta. Hoy para muchos hombres Dios ha muerto;
aún más, su misma problemática parece que es absurda y sin valor. Dios ha desaparecido
para los hombres de la gran marcha, que como Prometeo luchan por la autonomía total
del hombre, de tal modo que éste se crea a sí mismo, su sociedad y sus valores o bien
se ha creado a partir del conjunto de los valores sociales de producción. Dios no existe
para los hombres que, como Sísifo, están invadidos por la grande ansiedad, por la náusea
profunda y por el disgusto general. Dios no forma parte del interés que anima la grey
inmensa, anónima y conformista de los consumidores y de los productores, la cual, por
estar totalmente dedicada a consumir y a producir cada vez más, no es capaz de levantar la
vista hacia horizontes un poco más nobles y amplios.

710 87. LA SEPULTURA: Me 15, 42-47


Todos estos han matado a Dios con la intención de liberar al hombre. Pero en realidad
han acabado por matar también al hombre, que es la imagen de Dios. Porque ellos han
sabido construir solamente una sociedad "productiva" del mundo y del futuro o una
sociedad donde el hombre es medio e instrumento. Juntamente con Dios también "el
hombre ha muerto" debajo de las organizaciones y las burocracias, debajo de la violencia
del poder, del consumo y de la producción.
¡No! Dios habla también hoy, aún más, Él grita. Pero esta vez su voz viene de la profun-
didad de los abismos. Porque la ausencia ya es una forma dej)resencia. Además el asunto-
Jesús no está cerrado definitivamente, por el hecho de que El es sepultado en una tumba,
excavada en la roca y bloqueada por una piedra enorme. El sepulcro de Jesús contiene
un gran misterio. La fuerza secreta de la semilla trabaja también debajo de la tierra. Allí
donde se apaga toda esperanza, florece la más loca de las esperanzas. En efecto, Jesús
hace su entrada en el reino de la muerte y es solidario con los fallecidos. Él se asocia a la
multitud de los muertos. Desciende a la tierra de los muertos para establecer con ellos una
relación de solidaridad. Él, el vencido, se solidariza con todos los derrotados de la historia;
y los muertos son los derrotados por definición. El Dios cristiano no está siempre con los
batallones más fuertes, que construyen el futuro.
Él es también en particular el Dios de los marginados, de los pequeños, que son tan
pobres y débiles que están en la imposibilidad de hacer una revolución y no pueden en nada
contribuir al progreso de la sociedad. Él promete un futuro propio a estos rechazados.
No se debe dirigir la mirada, iluminada por la esperanza, solamente hacia un reino
futuro de libertad, de justicia y de paz; pero es necesario recordar también las generaciones
del pasado e incluirlas en el vínculo de la solidaridad. Si carece de este enganche solidario
con los muertos y con su sufrimiento callado, toda solidaridad humana viene a ser
incompleta; aún más, es abstracta y, en el fondo, cínica. Es necesario guardarse del utópico,
del idealista y del soñador, que para realizar su ideal está dispuesto despiadadamente a
sacrificarle todo y todos. Los muertos, especialmente los que han sacrificado su vida por
la causa del hombre, no son el abono necesario para el crecimiento del árbol de la libertad.
Por consiguiente, una solidaridad que se limite solamente al presente y al futuro, causa, en
definitiva, una injusticia a las víctimas del pasado; porque éstas no pueden ser consideradas
sino como desechos que la historia deja tras sí. Si los sufrimientos no son recompensados
y la injusticia no es expiada, entonces es el verdugo el que obtiene la victoria sobre sus
víctimas y en la historia se impone solamente el derecho del más fuerte: la historia no
es otra cosa, en ese caso, sino la historia de los vencedores. Pero al final todos seremos
vencidos por la muerte y reducidos a desechos: entonces será el reino de una historia vacía
de vida y llena de muerte.
Porque ningún hombre está en condiciones de recobrar sus muertos y reparar las
injusticias del pasado. Solamente Dios lo puede hacer, ya que Él es el Señor de la vida
y de la muerte. Él puede hacer experimentar la justicia también a aquellos que ya han
desaparecido; Él puede devolver la vida para siempre a todos los muertos. Por eso el Señor,
al entrar en la muerte, se inclina sobre la humanidad fallecida. Inmediatamente después
de la propia muerte, Jesús da a conocer la salvación a la multitud de los muertos (1P 3,19-
20). Un célebre icono bizantino muestra al Señor que, con la vestidura blanca del tiempo
final y con los pies apoyados sobre una cruz enorme que cierra la entrada a los "infiernos",
da la mano a un anciano cansado e inerme, para levantarlo. Ese hombre es Adán, es decir,
la humanidad que revive. Entonces Dios toma a su cargo a los que se encuentran en la

87. LA SEPULTURA: Me 15, 42-47 711


muerte. También en la muerte el Señor está cerca. Por más que nos hundamos en el abismo
tenebroso, Jesús, que bajó allí, hace ver que en el fondo de ese abismo se encuentra la vida
eterna.
Ahora los muertos pueden descansar en paz y esperar, como Cristo en la tumba, la
plenitud de la vida. Una multitud innumerable, encabezada por "el primogénito entre los
muertos", espera la resurrección. También el grupo de las mujeres mira con curiosidad el
sepulcro de Jesús y espera confiadamente. Porque en la tumba de Cristo ya se estremece la
esperanza de la resurrección.
El misterio del sábado santo, que es al mismo tiempo epílogo y prólogo, es la experiencia
del creyente y del hombre de nuestro tiempo, que vive entre la cruz y la resurrección. No es
la noche plena, ni el día pleno: es la noche de la víspera; es el amanecer que hace presentir
y presagiar una vida nueva y un mundo nuevo.

APLICACIÓN A LA VIDA

La semilla enterrada
...pero solamente después sabemos que era una semilla.
Ahora percibimos solamente el miedo al vacío, a la pérdida neta y definitiva, al abismo
que devora y borra todas las esperanzas.
Como el dolor de un padre o de una madre a los cuales se les arrebata el cadáver del hijo,
como el desconcierto del momento en que sepultamos a un amigo: con él somos devorados
también nosotros, nuestras expectativas y nuestros ideales.
Es el sacrificio extremo e incomprensible, la última etapa de un recorrido imposible:
el sacrificio de la esperanza. Aquí no tenemos estaciones a nuestras espaldas que nos
garanticen que se desterrona, que se produce el brote, el tallo, el milagro de la vida que
vence sobre la muerte. La muerte cierra nuestros ojos. Y más allá hay oscuridad.
Son las dificultades, las crisis, las mil y más muertes que se abaten y nos trastornan:
las relaciones con unas personas, una situación proyectada por largo tiempo y sufrida, un
ideal, un modo nuevo de vivir juntos en la experiencia eclesial, la familia, un trabajo, la
sociedad... "Colocar una piedra encima" no es posible. La colocarán sobre nosotros. Es
una piedra que sabe a muerte.
Sin embargo, a la comunidad, sobre todo a la Iglesia, se le pide esto. Es decir, que sepa
aceptar y mirar -como las mujeres del evangelio- con ojos de fe, humanamente despro-
vistos y, por consiguiente, abiertos a lo increíble. Que sepa cumplir y vivir plenamente el
gesto de depositar dentro de la tierra la propia vida, precisamente la esperanza.
En este sentido se puede leer la página de una experiencia, aunque existe el riesgo de
que se le entienda como moralista y poco pertinente. Es un homenaje al que ha vivido así
y es la afirmación de que se puede todavía esperar si uno es sepultado en la situación y si se
depositan debajo de la tierra las propias esperanzas de afirmación y de revancha.
"En ese diciembre, de viaje en Jordania, postrada por la guerra civil, se había trasladado al
norte, a Hossun. Yo quería encontrar a Paul Gauthier, teólogo francés, docente del seminario
de Dijon... ¿Pobre en teoría? Pobre en la práctica. Deja a Francia, va a Nazaret. Hay muchas
cosas que en un cristiano desteñido causa impresión: elegir la miseria más humillante
como prueba de la propiariquezainterior. Gauthier se convierte en carpintero. Sus manos

712 87. LA SEPULTURA: Me 15, 42-47


delicadas de estudio se endurecen. Trabaja entre los musulmanes, en un país que usa ciertos
parámetros sudafricanos hacia los árabes que no se han enriquecido. Tienen el estómago
lleno, pero ningún derecho. Busca, con siete compañeros, el punto posible de pacificación
entre los árabes y los hebreos, busca la razón entre los extremistas. Fracasa. Con ironía lo
llaman "el hombre de Nazaret". Después de la guerra de los siete días (1967) pasa el Jordán
para dividir hasta el fondo la vida de los sub-hombres; este francés taciturno, de modales
bruscos, de palabra matizada y elegante, va a terminar en los campos de los palestinos. 1970:
batalla de Ammán. Frente a la represión de Hussein no logra mantener quietas las manos.
Los espías del rey lo dicen en primerafila:no empuña solamente la cruz. Es expulsado. Lo
persigo antes de que surque el confín con el Líbano. ¿Lo encontraré en Hussun?
El pueblo ya presenta el aspecto agradable de un pueblo libanes: las mujeres con el velo
otomano. Busco a un sacerdote, veo una iglesia, un convento de religiosas católicas. La
superiora es armenia, pálida y amable. Antes de hablar ofrece el café y las galletas inglesas.
Y mientras me sirvo, me pone en guardia.
¡Ese Gauthier!... (Agita la mano para hacer comprender que lo considera como alguien
que no es nada bueno).
Vive y trabaja con los musulmanes. Los musulmanes, comprende: ¡los sin Dios! Los
musulmanes, los que no quieren al rey... La policía vino a buscarlo (su voz ahora es un
cuchicheo que hace temblar las migajas sobre el platico). Es un escándalo, un escándalo
que tiene adentro un sacerdote. ¡Qué desgracia para la Iglesia! ¡Y pensar que en Francia
había gobernado hasta un seminario!. Me indica, desde la ventana, una barraca en los
márgenes del pueblo.
Me encamino hacia allá. Y he aquí que, llega corriendo un joven con el overol azul,
de ciclista. El señor Houppertz, dirían en Bruselas. El señor Houppertz de una familia
buena, colegio elegante, casa en el campo, una cuenta serena en el banco. Pero aquí,
entre los desheredados está solamente "Frére André", un intelectual que ha optado por la
experiencia de Gauthier. Paul ha tenido que escapar. Pero él se quedó. Quiero seguirlo,
mientras atiende el gallinero. Charlamos.
¿Por qué ha abandonado a Israel?
Desde el principio los israelíes nos gustaban. Los veíamos felices en su tierra prometida,
después de la angustia del nazismo. Luego hemos comprendido de qué manera evolucio-
naba su felicidad, y cómo la seguridad se esfumaba en la arrogancia. Eso no se refiere a
todos. Los jóvenes crecen diferentes. Los hebreos de Iraq, de Marruecos, de Rumania
subyacen a los juegos poderosos de los hermanos occidentales, sobre todo los rusos y los
polacos.
El poder está en sus manos y representan solamente el 15 por ciento de la población del
pueblo. Entre los israelíes y los árabes hemos buscado una fraternidad. Ha sido un trabajo
duro que la guerra de los seis días ha quemado. Entonces es mejor irnos. Hemos venido
aquí después del Concilio. Durante tres años habíamos vivido como unos enamorados.
Finalmente la iglesia de los pobres y el retorno a los orígenes han llegado. Nos hemos
despertado.
Son palabras hermosas, temas que agradan. Aquí el compromiso ha sido profundo.
Hemos querido vivir al lado de las víctimas de la guerra, ayudarlas racionalmente a
encontrar una solución. Pero "encontrar una solución" es una palabra que abre perspectivas
políticas, significa compartir actitudes y responsabilidades".

87. LA SEPULTURA: Me 15, 42-47 713


En resumen: hay que realizar una opción con ellos. Y luego demostrar prácticamente
otro tipo de solidaridad: el práctico, una cría de pollos como ésta, una pequeña fábrica de
tapetes. Son gotas de agua en el infierno de los campos, pero son una nada que podía ser el
comienzo de algo, el primer paso hacia la dignidad para un pueblo al que los más poderosos
han adormecido en la costumbre de la caridad.
Aquí todo es caridad. Es caridad lo que los americanos hacen a Hussein para tenerlo
de pie, y con él mantener con vida un estado artificial: arena y basta. Quién sabe qué
cojincito debe representar en la estrategia de los grandes intereses. Caridad es aquella que
los rusos y los chinos practican con los palestinos, llenándolos de armas y de consignas:
y basta. Caridad es la que el mundo occidental envía: un poco de carne, un poco de pan,
alguna cobija para un millón de desheredados, y basta. A estos desheredados queríamos
sacudirlos, invitarlos a pensar. Y ahora piensan un poco, también por mérito nuestro. En
tres años los palestinos que parecían perezosos, incluso encerrados en su indiferencia, han
despertado.
Tienen hambre y lo dicen. Quieren justicia y la piden, primeros con palabras y luego
con las amenazas. De los que los han expulsado y limitados han aprendido los gestos y las
intervenciones. Hasta el terrorismo que practican no obedece a módulos originales, sino
que es prestado. Sufren la fascinación de una palabra que ni siquiera conocían: la política.
Tal vez han aprendido a hacer política demasiado aprisa. Es algo malo, pues aplican la
astucia árabe a los parámetros del libertinaje que los ha aplastado.
Inevitablemente, el hecho de alentar su despertar ha dado a nuestra solidaridad un
significado preciso. No es verdad que hemos traicionado la Iglesia al dividir las apariciones
de estos hambrientos (de todo: de pan y de ideas). Seguramente no podíamos estar con la
iglesia de los obispos que bendicen los bancos y con la iglesia de los palestinos que mueren
de hambre y de rabia. Hemos tenido que escoger. Henos aquí.
Para ustedes los occidentales (digo "ustedes" sin coquetería porque ya un abismo de
relaciones nos divide: el problema yo lo veo y lo afronto desde adentro. Es mi problema.
Ustedes lo miran desde afuera: los adjetivos de los políticos, los números de las estadísticas,
el legalismo de los vencedores); para ustedes los occidentales -yo decía- somos, cuando no
estamos para ser compadecidos como hijos perdidos, un buen motivo de color. También la
piedad tiene su folclor. Para determinadas personas nosotros les pertenecemos.
Nos convertimos en la levadura de crisis místicas efímeras que enrojecen las mejillas de
las señoras de la Cruz Roja, de visitadores y periodistas que pierden la indignación en los
pocos kilómetros que dividen estas barracas del hotel americano de Ammán. Mira -se oye
murmurar- ese es Gauthier. Es un verdadero sacerdote. No, no el del overolazul: el señor
con ese gorro. Podía llegar a ser obispo, ¡y míralo! Ah, la iglesia de los pobres... Y luego
corren en el automóvil con el aire acondicionado, quejándose de los moscos, del calor, del
mal olor. Se entristecen delante de esta humanidad que nos deshonran en la postración en la
que la hemos perdido. Se entristecen y proyectan tés benéficos para producir algún dinero.
A nadie le viene a la mente que este dolor podría compartirse, para llegar a ser el dolor de
todos y renovar el mundo. Gauthier primero, y nosotros después, hemos intentado...".
(M. Chierici, Dopo Caino, Turín 1975, pp.31-34)

714 87. LA SEPULTURA: Me 15, 42-47


REFLEXIÓN DE FE

Una tiniebla que se ilumina


Confirma para nosotros, oh Señor, en el silencio de tu tumba, el abandono en las manos
del Padre. Cuando todo es silencio, el enemigo está a nuestras espaldas, y tenemos el
agua amenazante ante los ojos: y en el mar, como en el día del éxodo, están a punto de ser
sumergidos todos los ídolos (Ex 14). Pero no es un tipo inerte y pasivo: ".. .El Señor peleará
por ustedes, ustedes no tendréis que preocuparos" (Ex 14,14).
Ser sepultados contigo, Señor, es una espera silenciosa de fe. Tal vez es todavía tenue e
incierta, como la de María Magdalena y la de María de Josét (v. 47), que no saben apartarse
del sepulcro y que, por consiguiente, serán las primeras en volver a ver al Resucitado.
Permanecer en esta contemplación muda de esperanza significa comenzar a adorar a aquel
que es, por encima de lo que soy y de lo que sufro. Entonces la adoración ya no es una
palabra vacía, como le puede suceder a alguien que imagina que su sentido está fuera de la
iea\\&a&. Y,s creei en\\, más -aWá de \.odi espeiareLíi.Tvi ÍCKIOI es e\.emo^ me scfcrcep^fiaLpox
todos los lados. Él penetra toda fosa, todo túmulo. Precisamente así te conozco y tú eres
mi Dios.
"Dice el Señor Dios: He aquí que yo abro sus tumbas; los haré salir de sus tumbas,
pueblo mío, y los llevaré de nuevo al suelo de Israel. Sabrán que yo soy el Señor cuando abra
sus tumbas y los haga salir de sus tumbas, pueblo mío. Infundiré mi espíritu en ustedes y
vivirán; los estableceré en su suelo, y sabrán que yo soy el Señor..." (Ez 37,12-14).

87. LA SEPULTURA: Me 15, 42-47 715


c) Resurrección: 16, 1-8

88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO


Y EL ANUNCIO
( M e l ó , 1-8; cf. Mt 28, 1-10; te 24, l - l l ; J n 2 0 , 1-10)

PRESENTACIÓN DEL TEXTO


La prolongada preparación de este momento se había ido haciendo más intensa en la segun-
da parte del evangelio: esa espera Marcos la tiene viva en el desierto de muerte que se ha creado
alrededor de Jesús, encerrado en el sepulcro.
Pues bien: la tensión entre los motivos de muerte y las perspectivas de vida, que había
impreso en el evangelio una vigorosa huella dramática, se resuelve en esta escena, reavivada
por sorpresas continuas cada vez más asombrosas, que dejan a las mujeres con el ánimo por el
momento aún lleno "de temor y espanto", pero al mismo tiempo ya exultante de gozo por la
señal de la tumba vacía y sobre todo por las palabras proclamadas por el ángel: "Ha resuci-
tado, ¡lo verán!".
Marcos concluye el evangelio dejando resonar en nuestros oídos el anuncio de que "el crucifi-
cado ha resucitado" e imprime en nuestro ánimo la certeza de que "lo veremos", para poder
volver a comenzar a caminar en pos de El por su mismo camino.
Ningún evangelista pensó jamás en describir o demostrar la resurrección: su intención es la
de dar testimonio del encuentro de los discípulos con Jesús que nuevamente está vivo, para que
también nosotros podamos encontrarlo hoy.
Mateo, Lucas y Juan, cada uno según un marco propio de reflexiones teológicas, nos han
transmitido algún documento de episodios en los cuales Jesús resucitado "fue visto" por los
discípulosy les habló: para estaparte de su relato, los evangelistas no disponían de una tradición
antigua común ya constituida como relato continuo. Marcos calla acerca de estos episodios. La
única manifestación gloriosa de Cristo, de la cual Él nos habla, es la transfiguración (cf. 9, 2-
8). Pero demuestra que conoce el valor de las apariciones de Jesús resucitado (v. 7).
El pasaje de Marcos, compuesto con su típico lenguaje y estilo, está construido sobre la
base de una tradición que, por lo que se puede saber, debía consistir en pocas afirmaciones que
conciernen el núcleo del kerygma primitivo, es decir, de las primeras fórmulas de fe (cf. por ej.
lCo 15, 3-5): la proclamación de la intervención extraordinaria de Dios al hacer resucitar a
Jesús se halla en el culmen del relato.
Sobre este fundamento Marcos, como los otros sinópticos, desarrolla el doble tema de la
inadecuación profunda del hombre a acoger la manifestación sorprendente de Dios -incom-
prensión, espanto, miedo- y de la promesa que Jesús, nuevamente vivo, estará de nuevo en
medio de ellos para abrir los ojos de los ciegos (cf. 8, 22-26) y dar seguridad a los que son presa
del temor (cf 4, 35-41). El evangelista establece de este modo una vinculación con algunos
episodios de la pasión (cf. 14, 26-52 y 66-72, sobre todo la anticipación precisa contenida en
el v. 28).

716 88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO Y EL ANUNCIO: Me 16, 1-8


Los sinópticos concuerdan sustancialmente incluso al presentar la escena del descu
de la tumba vacía (el domingo por la mañana temprano) por parte de las mujeres -de e
tiene ninguna otra alusión fuera de los evangelios-: el acento se pone no tanto sobre l
sucedido, sino más bien sobre el mensaje pascual, proclamado en un relato muy sobr
cuyos detalles tienen como guía una precisa intención teológica.
Lo exiguo de los testimonios, tanto con respecto al número de las personas, como c
to al estilo del discurso, muestra que los evangelistas estaban lejos de presentar el h
tumba vacía, como prueba de la resurrección de Cristo.
En los evangelios y aún más explícitamente en los otros textos neotestamentarios, e
cimiento de parte de los discípulos de que jesús realmente ha resucitado está determin
los encuentros personales o comunitarios con El que está vivo, que se hace presente
como con ellos -de esto resulta la importancia fundamental de la celebración eucaríst
primeras comunidades, como experiencia de fraternidad real (cf. Le 24, 28-31)-, les tr
el don del Espíritu Santo, los envía a predicar animados por una nueva esperanza y p
valor indomable.
En esos contextos los discípulos comprenden cada vez más la fuerza del único tem
se fue formulando poco a poco de un modo preciso en la reflexión cristiana como sopo
resurrección de Jesús: Dios prometió conjuramento solemne que su Santo no vería la c
del sepulcro; los profetas lo preanunciaron sobre lapalabra de Dios; Dios ahora lo ha
(Hch 2, 25-32).

1 Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron


perfumes para ira a embalsamar a Jesús.
2 Muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, van al
sepulcro.
3 E iban diciéndose: "¿Quién nos rodará la piedra de la puerta del sepulcro?".
4 Y levantando los ojos ven que la piedra estaba ya removida; y eso que era muy
grande.
5 Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido
con una túnica blanca, y se asustaron.
6 Pero él les dice: "No se asusten. Buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha
resucitado, no está aquí. Vean el lugar donde lo pusieron.
7 Pero vayan a decir a sus discípulos y a Pedro que El irá delante de ustedes a
Galilea; allí lo verán, como les dijo".
8 Ellas salieron huyendo del sepulcro, porque se había apoderado de ellas el
temor y el espanto, y a nadie dijeron nada, porque tenían miedo.

v. 1: pasado el sábado: tal como suena, parece que María la de Santiago...: cf. nota a 15, 40.47. Sólo
el texto se puede interpretar también en el sentido de María Magdalena es indicada sin duda en todos los
que las mujeres hayan adquirido los aromas la misma textos de la resurrección, incluso el de Juan. ¿Fue real-
tarde del sábado, apenasterminóel descanso legal. mente ella la que descubrió primero la tumba vacía?
Contrariamente a lo que aparece en Jn 19, Una vez más anotamos el valor de la presencia
39ss., Marcos da por descontado que Jesús fue de las mujeres en estos episodios conclusivos del
sepultado sin los honores del embalsamiento: este evangelio (cf. también las notas a 14, 3 y 15, 40).
homenaje ya lo habían tributado a Jesús de un Para ir a embalsamar a Jesús: según Mt 28,
modo profético en la casa de Betania (cf. 14, 3-9). 1 y Jn 20, 1 parece que las mujeres hayan ido al

88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO Y EL ANUNCIO: Me 16, 1 -8 717


sepulcro para rendir homenaje al cuerpo de Jesús, puede sonar así: "Miraron hacia arriba, contem-
de acuerdo con el uso judío de visitar durante tres plaron... y vieron". Son tres verbos que conciernen
días la tumba de un difunto. la vista y que indican el aspecto de "revelación"
v. 2: Es singular esta triple precisión del tiempo. inherente a la experiencia de la fe.
Le 24, 1 y ]n 20, 1 concuerdan con Marcos; tal Con frecuencia Marcos expresa la fe en un
vez también Mt 28, 1, si interpretamos "al alborear sentido dinámico con los verbos "seguir" (cf. 1,
el primer día" según el modo romano de calcular el 16ss) o "estar con Jesús" (cf. 3, 14) o bien "servir"
día. Sus indicaciones convergen al menos al indicar (cf. 1, 31; 15, 41) como el Hijo del hombre (cf. 10,
las últimas horas de la noche, antes de las 6. 45) y "subir con" él, hasta donde lo llevará este
Desde el comienzo en las comunidades cris- servicio.
tianas se entrevio alguna dificultad para conciliar Además en su evangelio encontramos una serie
la expresión de Marcos "a la salida del sol", y con de verbos que conciernen todos los cinco sentidos
las indicaciones de Lucas y Juan: por eso también del hombre, que se usan como sinónimos de creer:
en la transmisión manuscrita se intentó modificar la fe que salva es "tocar" (sobre todo cf. 5, 25-34 y
el texto de distintas maneras. muchos milagros realizados con el contacto físico
Pero se trata de conjeturas gratuitas. con él), es saber "escuchar" (cf. 7, 31ss), y es sobre
todo "ver" (cf. 8, 22ss; 10, 46ss). Parece que en
Más sencillamente tal vez Marcos combinó aquí la pasión se puede hablar de la fe también como
dos expresiones ya en uso para indicar este momento un saber "olfatear" el perfume de Betania, que es
y que de todos modos se han de interpretar según el anuncio del evangelio (cf. 14, 3ss) y "saborear" a
significado general del contexto, del cual emerge clara- Cristo que se hace nuestro alimento y bebida (cf.
mente la indicación de la mañana temprano. 14, 22ss).
La frase "el primer día de la semana", presente
en todo los evangelios, es el único rasgo probable Sin embargo, todas las experiencias sensibles
de semitismo en este pasaje -en el texto original en son ambiguas, porque se puede tocar sin ser sal-
efecto se tiene "uno" en lugar de "primero"-; a no vados, aún más, inclusive oprimiendo (cf. 5, 31; 3,
ser que se tenga que interpretar como una expresión 9b), se puede oír sin entender y mirar sin ver (cf. 4,
casi técnica, para indicar la celebración cristiana del 12; 8, 18; véase también la dificultad del milagro
domingo como "el primer" día de la semana. del sordomudo y del ciego en 7, 31 ss y 8, 22ss); se
puede además dejar de aspirar el perfume del don
Al sepulcro: ponemos en evidencia el significado (cf. 14, 4s) y venderlo, transformándolo en olor de
etimológico muy vivo de la palabra griega que deriva muerte (cf. 14, lOs), como se puede dejar de gustar
de "recordar", con respecto al término latino y de la fragancia del pan, además de traicionarlo (cf. 14,
nuestros idiomas modernos que viene de "sepultar". 17ss), inclusive escandalizándose y renegándolo
vv. 3s.: Como en Mt 28, 2ss. también aquí el (cf. 14, 26ss).
texto es dictado por una intención teológica y no
En la historia de la pasión-resurrección el verbo
descriptiva.
privilegiado para indicar el creer es "ver": estos dos
Mateo que refleja ya la tendencia sucesiva de aparecen unidos en 15, 32: "veamos y creamos". El
ampliar el relato con elementos fantásticos, refiere término "ver" se usa ocho veces desde la cruz hasta
la leyenda del terremoto; Marcos obtiene el efecto la resurrección, modulado con tres sinónimos, que
dramático al referir la preocupación de las mujeres se hallan todos en los w. 4s.
por la piedra grande que cerraba la tumba y luego
Ya en el episodio del ciego de Betsaida (cf. 8,
su sorpresa al comprobar que el sepulcro ya estaba
22-26), símbolo de la comunidad conducida a la
abierto.
luz de la fe, aparece cinco veces el verbo "blépein"
Es significativo que, para ser más vivo el efec- (ver), tres veces con tres sufijos diferentes, que
to, varios manuscritos desplazan las últimas pala- indican mirar "a lo alto", "a través" y "dentro".
bras del v. 4 -"era muy grande"- al final del v. 3. Parece que en este pasaje la fe aparezca como un
También en este pasaje el arte de Marcos se revela "mirar a lo alto". El mismo verbo se usa también
como extraordinario: ya deja intuir que la tumba para Jesús cuando da el pan (cf. 6,41) y abre el oído
está vacía, pero el anuncio se dará más adelante con (cf. 7, 34); se encuentra también en los episodios
las palabras del ángel en el centro del pasaje. del ciego de Betsaida (cf. 8, 24) y del ciego de Jericó
De todos modos ya aquí está en escena un (cf. 10, 51s), donde se narra su camino hacia la fe.
poder extraordinario: quién y qué ha obrado se nos Otrosdos verbos indican el "ver" más profundo
dirá dentro de un momento. e intenso que se abre ante la muerte de Jesús: el
vv. 4s.: levantando los ojos ven que la piedra... verbo "horáo" en el caso del centurión (cf. 15, 39)
ven a un joven: una traducción más exacta, según el y "theoréin" referido a las mujeres que permanecen
significado preciso de los verbos en el texto griego: ante la tumba (cf. 15, 40.47).

718 88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO Y EL ANUNCIO: Me 16, 1 -8


La fe, en su vértice, se nos describe como la luz Lo que estaba previsto para el futuro lejano -cf.
de la cruz: el que "mira a lo alto" y "contempla" a las expectativas mesiánicas- se ha verificado precisa-
Jesús en la cruz, "ve" lo que el centurión ha visto y mente ahora, más allá de toda expectativa.
las mujeres aquí ven: la gloria del Hijo de Dios en ]esús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado:
Jesús hombre. La fe consiste entonces en "mirar a es el núcleo del mensaje pascual y, por consiguiente,
lo alto" para "contemplar" a Cristo en la cruz: allí del kerygma primitivo, que sintetiza la vida del
es donde se conoce y se cree en el amor que Dios Señor sobre la tierra.
tiene hacia nosotros (cf. ljn 4, 16), es allí donde se Este vértice de la reflexión cristiana sobre el
"ve" la impotencia a la que Dios se ha reducido en cual Marcos ha estructurado todo su evangelio -el
la omnipotencia de su amor hacia el hombre. Hijo de Dios, que ha venido a habitar en medio de
Un joven, sentado en el lado derecho: el ángel nosotros en lo vivo de la historia ("el Nazareno"),
(cf. Mí 28, 2), es descrito como un joven (cf. 2M por la salvación de todos, es aquel que fue clavado
3, 26); la alusión a las vestiduras es conforme en la cruz-, se desarrollará en la teología de san
al lenguaje convencional para tales visiones (cf. Pablo (cf. lCo 1,23; 2,2; Ga 3,1).
también el episodio de la transfiguración en 9, 3). Ha resucitado: Éste es- uno de los términos
La expresión "sentado en el lado derecho", teológicamente más importantes con los que las
referida aquí al ángel que está a punto de anunciar comunidades cristianas de los orígenes condensaron
la resurrección, reproduce el significado que estas la reflexión sobre Cristo: se encuentra en los evan-
palabras tenían en las comunidades de los orígenes gelios de la resurrección de todos los tres sinópticos.
con referencia a Cristo "levantado" (resucitado) Su primer significado -"despertar" (por consi-
por el poder de Dios (cf. también 14, 62). guiente: paso del sueño a la vigilia; está implícito el
Por la finalidad que se proponían los evangelistas esquema mental de un "antes" y un "después")-
no nos interesa definir si esta regencia a una visión de en los evangelios evoluciona y asume el signifi-
ángeles se basaba en testimonios directos o bien era cado teológico del paso del "antes" de la muerte
sencillamente un esquema veterotestamentario para (semejante al sueño) al "después" de la nueva vida
designar una intervención extraordinaria de Dios. como cuerpo resucitado.
Ciertamente todo este pasaje manifiesta una También Lucas se coloca en esta perspectiva,
intención clara de dramatización. pero emplea por su parte otra expresión, típica de
Y se asustaron: sólo Marcos en el Nuevo Testa- su evangelio: Jesús es "el que está vivo" (cf. 24, 5).
mento usa este verbo muy fuerte, que expresa un La forma pasiva del aoristo griego (exactamente:
estado de agitación profunda y de confusión ante "ha sido despertado", o bien "fue resucitado"),
una sorpresa grande. como se presenta también en este pasaje de Marcos,
Cf. el mismo verbo también en 9, 15 y 14, 33; indica que el evento ya se ha cumplido en su ple-
en 1, 27; 10, 24. 32 el mismo verbo se usa sin la nitud en un momento preciso de la historia y que
preposición. Dios ha sido su autor (cf. el uso de la forma activa
Cf. nota a 5, 42 a propósito de otra expresión con la especificación del sujeto, Dios, en otros
de significado semejante. pasajes, como en Hch 3, 15; 4,10; 10, 40; 13, 30).
El tema del miedo del hombre al irrumpir Dios Otra serie de términos, al comienzo más difun-
en su historiaestá muy presente en el Antiguo Testa- didos con respecto al anterior (cf. la terminología de
mento desde el tiempo del Éxodo en la predicación himnos cristianos antiguos o de algunas primitivas
de los profetas. fórmulas de fe), se puede enumerar alrededor de la idea
v. 6: ¡no se asusten!: La marcha de las frases de "ponerse de pie" y de "levantarse", de "ser exaltado
nos lleva a la escena de la tempestad sobre el lago, y glorificado", que implica el esquema mental del paso
cuando Jesús tranquiliza a los discípulos (cf. 4, de lo "bajo" (la vida mortal sobre latierra)a lo "alto"
40ss.): pero las palabras que se usan aquí son más (la vida gloriosa "a la derecha de Dios"), (cf. 8,31; 9, 9.
gráficas y vigorosas. 31; 10, 34; Hch 2, 32). Anotemos que este esquema ya
estaba presente en el Antiguo Testamento en la figura
Como sucede con frecuencia en el Antiguo
del siervo que sufre (cf. Is 53 y Sal 22).
Testamento, cuando Dios se revela a los hombres,
también aquí las primeras palabras pronunciadas La iglesia de los orígenes, por consiguiente,
por el Señor son expresiones que infunden con- muestra una gran riqueza y flexibilidad en el uso de
fianza y paz (cf. también]n 20,19-20). fórmulas para expresar el contenido fundamental
Buscan...: de la manera más sencilla Marcos de la fe cristiana.
expresa la enorme inadecuación y a menudo la Los dos esquemas indicados afirman sustan-
insensatez de los puntos de vista humanos con res- cialmente que Jesús no permaneció en poder de
pecto al designio de Dios. la muerte, sino que fue hecho revivir en la gloria
de Dios.

88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO Y ANUNCIO: Me 16, 1-8 719


El primer esquema (o de la "resurrección") la nota correspondiente): pero el futuro se vuelve
acentúa la continuidad entre Jesús hombre y presente, por cuanto ya se han cumplido todas las
Jesús resucitado y favorece su reconocimiento; el etapas que debían cumplirse.
segundo esquema (o de la "exaltación") acentúa El horizonte del futuro que antes se podía entender
su transformación en criatura nueva y Señor del en sentido escatológico (para el fin de los tiempos),
mundo. según las expectativas mesiánicas del judaismo, ahora
No está aquí. Vean el lugar...: el vacío que ha se presenta realizado de una manera inesperada en
sido dejado evoca todo el espesor humano e histó- la muerte y resurrección de Jesús, que no cierra la
rico de la personalidad de Jesús, que ahora es historia y tampoco agota la perspectiva escatológica,
reconocido en su realidad divina: es un tema que sino que abre la una y la otra con un significado
está continuamente presente en el evangelio de nuevo mucho más preciso por lo que se refiere al
Marcos como motivo ya de "asombro" y "estupor", compromiso de los creyentes en cada instante de la
ya de "escándalo", ya de "alabanza". vida, que pasa con el tiempo. En este sentido se vuelve
La historia de la salvación cristiana se arraigó densa de significado la alusión a Galilea, donde los
sobre la tierra a través de momentos y lugares muy discípulos están invitados a acudir para encontrar
precisos de la historia de un pueblo antes, y luego de al Señor resucitado y volver a comenzar a seguir
una persona. Ahora se desarrolla a través del "hoy" sus huellas más fielmente: en efecto, desde Galilea
y el "aquí" de los creyentes en Cristo resucitado. comienza el seguimiento de Jesús (cf. 1,16-20).
El relato de la tumba vacía a nosotros nos sus- Allí lo verán: Marcos anuncia el evangelio para
cita una serie de dificultades que no existían para llevar a los que crean a encontrarse con Cristo cruci-
los primeros cristianos, formados en el pensamiento ficado resucitado. Los creyentes lo "verán" (cf. nota
bíblico y sostenidos por esquemas culturales a los w. 4ss.) en el evangelio, que comienza presen-
diferentes de los nuestros y por la capacidad de tándonos a Jesús en Galilea (cf. 1,15).
interpretar los contenidos de la fe según categorías Por consiguiente, Marcos muestra que conoce
teológicas genuinas. la tradición de las apariciones en Galilea, pero no
Así, para ellos, la afirmación de que Jesucristo habla de ellas; prefiere terminar su evangelio con el
ha resucitado de entre los muertos implicaba casi "miedo" de las mujeres, utilizando la referencia a
espontáneamente que su tumba debía resultar Galilea según su perspectiva teológica fundamental,
vacía incluso en virtud de su idea del hombre, es decir, como lugar de seguimiento.
entendido siempre globalmente, como quiera se En esta perspectiva Marcos se aproxima a Mt 28,
le considerara o se le nombrara cada vez según el 16-20 que presenta Galilea como escenario de las apa-
contexto (espíritu, alma, cuerpo, carne, ojos...). riciones de Cristo; mientras Lucas y Juan desarrollan
En efecto, no estaban ligados a la concepción en un marco muy diferente las manifestaciones de
greco-occidental que, al distinguir dos principios Jesús resucitado ante los discípulos incrédulos.
constitutivos del hombre (principio vital o alma y v. 8: Hemos subrayado repetidas veces a lo
principio material) y al afirmar la inmortalidad del largo del evangelio de Marcos al señalar con varios
alma, acabó por hacernos más difícil comprender el términos la actitud de estupor, desconcierto, miedo
mensaje cristiano de la resurrección de los cuerpos, de los que veían las acciones de Jesús y escuchaban
como lo explica Pablo en 1 Co 15, 35-53. sus palabras (cf. nota a 11,18). Alfinalde evangelio
v. 7: y a Pedro: notamos una especie de énfasis él condensa este tema, ya modulado con muchas
en esta mención explícita de Pedro: está clara la variantes, en una serie de palabras todas cargadas de
conexión con el episodio de la negación (cf. 14, 29- un miedo impresionante, proporcionado solamente
31 y 66-72). a la grandeza del evento, que finalmente se cumplió
Mateo en el pasaje paralelo no lo menciona. y que por algunos momentos todavía parece que
confunda y casi aplaste las pobres posibilidades
Irá delante de ustedes a Galilea: estas palabras humanas de comprenderlo y de alegrarse por ello.
responden exactamente a la profecía de 14, 28 (cf.

SIGNIFICADO TEOLÓGICO

"No está aquí: Jesús de Nazaret, el crucificado, ha resucitado. Irá delante


de ustedes a Galilea. Allí lo verán".
El sábado pasó en el silencio de la tumba (v. ):1 la creación ha muerto en su actitud de volver
a unirse a Dios, porque ningún hombre puede r\er a Dios y seguir viviendo (Ex 33, 20).

720 88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO Y EL ANUNCIO: Me 16, 1 -8


Las mujeres acuden al sepulcro para embalsamar el cuerpo muerto de Jesús, cum-
pliendo así ese gesto que la mujer de Betania cumplió con Él cuando estaba vivo, y ese
gesto Jesús lo identificó con la proclamación del evangelio (cf. 14, 9). Ellas esperan con
razón, según toda expectativa humana, encontrar un cadáver sin vida.
Estamos en la mañana del día octavo del relato del evangelio: si la primera creación
terminaba al sexto día, para encontrar en el séptimo día el descanso de Dios, henos ahora al
octavo día, el día definitivo, que es el séptimo día sinfin:el día defiestay de vida que Dios
ha hecho para el hombre (cf. 2,27), comienzo y cumplimiento de la nueva creación en la
cual el rostro de Dios en el Crucificado se ha convertido en el rostro del hombre. Ahora el
hombre ya no encuentra en Dios el propio límite y la propia muerte, sino la misma vida.
En efecto, ya ha "salido el sol" (v. 2). El sol de la vieja creación, que cada mañana nacía
para morir cada tarde, símbolo de la vida para la muerte, se ha oscurecido en su corazón, al
mediodía; se ocultó y desapareció definitivamente en la muerte de Jesús (15, 33). Con él se
ha apagado y ha sido reducido a la impotencia en las fauces de la tumba. Ahora ha surgido
la nueva vida "que ya no necesita ni de sol ni de luna, porque la ilumina la gloria de Dios,
y su lámpara es el Cordero" (Ap 21, 23). Es el día definitivo, el verdadero sábado, que ya
no está alfinalde la semana del hombre como límite suyo insuperable y su muerte, sino al
comienzo, como su vida sin fin.
El cristiano es el hombre sabático. Ya vivimos todos y siempre a la luz de esta mañana
radiante de resurrección, en una espera activa (seguimiento del Crucificado) del brillo
pleno del mediodía, cuando se nos revela la luz de Dios en el Hijo del hombre que nos
llamará a su gloria (cf. 13,24-27). Y será, como para El así también para nosotros, esa gloria
que, en virtud de la resurrección, nos vendrá de la participación en su cruz (cf. Flp 2,1 Oss.).
En efecto, su venida definitiva es para nosotros la de la cruz: el Hijo del hombre que vendrá
es el que ha sido crucificado, y que mostrará siempre, como señal de vida, sus heridas de
muerte (cf. Le 24, 39; Jn 20,17).
Marcos no quiere mostrar que el crucificado ha resucitado. Esto es para los cristianos la
primera experiencia. Marcos quiere mostrar que aquel a quien los creyentes experimentan
como resucitado es el Crucificado. Y esto no se puede comprender: ¡es la misma fe!
A través de su muerte llegaron y llegan los cielos y la tierra nueva, donde los hombres
"ya no tendrán hambre ni sed; ya no los molestará el sol ni bochorno alguno, porque el
Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los manantiales de las
aguas de la vida" (Ap 7,16ss.). Ya no nos queda más sino seguir a este pastor, que conduce
a los pastos de la vida. Este es el anuncio gozoso, el "evangelio" que Jesús resucitado
proclama desde sus primeras palabras en el relato de Marcos (1,15ss.).
En efecto, en El la vida de Dios fue entregada al hombre, porque el hombre Jesús se
convirtió en "la morada de Dios con los hombres. Pondrá su morada entre ellos y ellos
serán su pueblo y Él, Dios-con-nosotros, será su Dios. Y enjugará toda lágrima de sus
ojos, ;y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha
pasado!". En esa mañana Dios dice: "¡Mira que hago un mundo nuevo!" (Ap 21, 3-5).
El sol ha salido, y como la noche ha terminado precisamente cuando alcanza su fondo
(Rm 13,12), así la muerte es liquidada en el sepulcro, privada de su garra que los agarra a
todos.
Las mujeres, como todos los discípulos, todavía no lo saben. Por eso van al sepulcro, que
se ha convertido en monumento, el "memorial" de la muerte que sella a todo hombre, en el
recuerdo de la vida que se ha apagado. La única cosa segura que el hombre sabe es que en el

88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO Y EL ANUNCIO: Me 16, 1-8 721


sepulcroterminala vida, y la única cosa que queda del hombre es el recuerdo, como de uno que
ya no existe. El que todavía, y por ahora, viva, vive del recuerdo de la muerte: sobre la tumba de
quien lo ha precedido, su vida continúa. Pero sabe que debe volver allí. La tumba, el seno de la
madre tierra, es el recuerdo que el hombre arrastra consigo desde su nacimiento.
Pero para la cruz de Cristo -esto no lo saben los discípulos- el mundo no sigue
sobreviviendo momentáneamente de la muerte para volver a ella: el círculo fatal de la vida
por la muerte está quebrado precisamente en la muerte... La vida ya se nos da en arriendo,
a cambio de tanta pena y de la misma muerte.
El sepulcro de Jesús, que era un recuerdo de la muerte, como piensan las mujeres (w.
1 -3), se convertirá en la proclamación de la vida en el seguimiento de Jesús resucitado (w.
4-8).
Inútilmente entonces las mujeres habían comprado los aromas para el muerto. Antes
bien, no inútilmente, sino precisamente para la muerte, porque el "comprar" es señal de
la economía de la muerte (cf. el comentario al joven rico, 10,17-27; y 14, 3-11). Como la
mujer de Betania, que había "regalado" por Cristo "todo lo que podía" (14, S; cf. también
12,44), así ahora, en el cuerpo de Cristo que se entrega, se difunde por el mundo el perfume
de la vida "entregada" por Dios. Este es el evangelio proclamado a toda criatura (14,9).
Por otra parte, estas mujeres, como todo hombre, no podían hacer otra cosa sino esperar
la muerte en la tumba. ¡Esta es la espera de todo hombre! Pero tendrán, precisamente en la
tumba de Cristo, una revelación muy diferente de toda expectativa humana.
Esta revelación está reservada a ellos, porque los han "seguido" y le "servían desde
Galilea", y habían "subido" "con Él" a "Jerusalén", hasta el monte de la revelación, donde
lo han "contemplado" desde lo alto de la cruz, estando con El en el momento decisivo (cf.
15,41-40). A estas tres mujeres, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé les está
reservada la revelación, y al que obra como ellas: lo que ellas hacen es la descripción de lo
que debe hacer todo discípulo. A los tres discípulos Pedro, Santiago y Juan está reservada
solamente la imagen de resurrección en la transfiguración (cf. 9, 2), porque no lo han
seguido hasta la cruz y el sepulcro. A estas tres mujeres, en cambio, les está reservada la
realidad de la cruz (15,40) y de la vida (16, 6).
Ellas, en efecto, han recorrido hasta el final el mismo camino de Jesús, que vino "no
para ser servido sino para servir y dar su vida" (10,45).
Al final de este camino, cuando ellas mismas "entran" en el sepulcro, la promesa del
Dios de los vivos quiebra la que es la espera universal del hombre.
En efecto, las mujeres están en el sepulcro, "mirando a lo alto", es decir, a la luz de la
revelación de Dios, "contemplan" que ha sido roto el sello de la muerte, "aunque fuera muy
grande". La piedra enorme que oprime al hombre en la tumba "estaba ya retirada" (v. 4).
Y como el centurión en la muerte de Cristo en la Cruz "ve" la gloria de Dios (15,39), así
también las mujeres dentro del sepulcro "ven" a un joven (v. 5). El verbo "ver" aquí indica
la experiencia completa de la fe, que implica experimentar en toda su evidencia la nueva
realidad que Dios nos ha ofrecido.
En efecto, este joven no está desnudo como Adán (Gn 3, 5); sino que está "vestido con
una vestidura blanca" (cf. 9. 31) que, a diferencia del joven de 14, 52, ya no pierde. Es el
hombre nuevo, revestido con la vida y con el poder de Dios, porque está "sentado al lado
derecho" (v. 5). Aquí, precisamente en el sepulcro, se verifica lo que Moisés y Elias, la ley y los
profetas, habían dicho (cf. Le 24, 26. 27); se realiza lo que "está escrito" y que Jesús ya había

722 88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO Y EL ANUNCIO: Me 16, 1 -8


dicho explícitamente en el momento de su condena: "Verán al Hijo del hombre sentado a la
derecha", es decir, junto a Dios con su poder y su gloria (14,62; cf. 13,26; 9,1 y predicciones
de la muerte y resurrección). Ahorafinalmentetodos pueden "ver" lo que el centurión ha
visto en la cruz: la glorificación del Crucificado, la resurrección del muerto. Este joven dentro
de la tumba es la vida nueva que germina en el corazón de la muerte en la cruz, venciéndola.
Es el Crucificado resucitado, revestido de esplendor y sentado junto a Dios precisamente en
su muerte.
Y dice a las mujeres: "No tengan miedo" (v. 6). Estas palabras son semejantes a las que
el Señor que estaba dormido, y que se despertó en la tempestad sobre el abismo del mar
vencido, dirige durante la noche en forma interrogativa a los discípulos que todavía no
tienen fe (4, 40). Son las mismas palabras que Jesús, que era considerado como ausente y
creído como un fantasma en su presencia nocturna, dirige a los discípulos que se hallan en
dificultades en el mar (6, 50). Son las palabras con las cuales Dios se presenta en el Antiguo
Testamento, cuando se revela al hombre.
El miedo de las mujeres, subrayado en todas sus variantes hasta cinco veces en este
pasaje, es precisamente el estupor desconcertante de esta revelación de Dios, del Dios de
los vivos en la muerte, del descubrimiento del don de su vida en Jesús crucificado. Y la
sorpresa de la resurrección: es la vida que ha vencido la muerte.
Del estupor de este descubrimiento nace ahora el anuncio del evangelio: éste se pone
en boca del joven, el cual además de ser el símbolo de Cristo, como en 14, 52 lo es también
del evangelista que da la gozosa noticia, y de todo discípulo que "entrado" en el sepulcro,
viene a ser testigo del resucitado y proclama: "¡No está aquí!".
Finalmente la muerte, la espera última del hombre, ha sido vencida por la promesa
de Dios y de su fidelidad a Jesús su siervo fiel: "¡Jesús, el de Nazaret, el crucificado, ha
resucitado!" (v. 6). Este es el meollo de la fe cristiana, la verdad que los discípulos de
todos los tiempos deben ver y proclamar. El resto, los varios títulos de Jesús, no son más
que reflexiones que tratan de explicar esta realidad. Lo importante, siempre y de todos
modos, es no perder ninguno de estos términos que contienen la realidad de nuestra fe: ni
Jesús el carpintero de Nazaret que va a terminar sobre el Gólgota como crucificado, ni su
resurrección que vacía la tumba.
Del anuncio de este Jesús, el nazareno crucificado y resucitado, que es el evangelio, nace
el llamamiento dirigido a los discípulos. Este llamamiento es el punto de llegada de todo el
mensaje de Marcos, que se había abierto precisamente con las palabras de Jesús en Galilea
sobre la llegada del reino de Dios y sobre la invitación a seguirlo (1,14-20).
En efecto, el joven dice: "Vayan a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de
ustedes a Galilea" (v. 7). Aquel que prometió estar siempre con los suyos hasta elfinde los
siglos (Mt 24, 20), el Resucitado, está siempre cerca de nosotros y nos acompaña, pues es
El quien "irá delante de nosotros a Galilea".
Nos precede en el camino de la nueva creación, que en el servicio vence la servidumbre,
para llegar, en la fraternidad de quien se entrega, a lafiliaciónde Dios, el Padre.
Y va delante de nosotros, a "Galilea", el lugar donde Él nació y vivió, el lugar de donde
Marcos comienza su relato.
Esta es una invitación a releer de nuevo el evangelio, desde el principio, a la luz de la
resurrección que lo hace comprensible, como "principio del evangelio" (1, 1). Y es sobre
todo una invitación a acoger la llamada de Jesús: "El tiempo se ha cumplido y el reino de

88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO Y EL ANUNCIO: Me 16, 1 -8 723


Dios está cerca: conviértanse y crean en la buena nueva" (1,15). Creer en el evangelio para
Marcos significa seguir (cf. 1, 16-20) a aquel de quien sabemos de dónde y hasta dónde
nos "precede".
El que lo sigue desde Galilea, en su vida concreta, lo "verá" en la gloria, precisamente
allá donde se espera la muerte.
Ahora, al releer el evangelio, es decir, nuestra vida y la suya, a la luz de la gloria del
Crucificado, se eliminatodosecreto.
O mejor, todavía queda un secreto. Pero ya no es el secreto de Cristo, sino el del cristiano
que debe dedicarse a su seguimiento, repitiendo en sí mismo el que ha sido el secreto de la
vida humilde de Jesús: si, como las tres mujeres, lo sigue y le sirve desde Galilea, y sube con
Él hasta Jerusalén, para Él quedará eliminado todo secreto, como ahora para Cristo.
Marcos no narra las apariciones del Resucitado, no porque las ignorase, sino inten-
cionalmente: al Resucitado se le encuentra siguiéndolo, porque nos precede, y se le ve "en
Galilea", haciendo "lo que él ha dicho". Lo importante para el discípulo es ver y seguir al
pobre Nazareno que va desde Galilea hasta Jerusalén. Los discípulos son los que se "acercan
a Él sobre el monte", para "estar con Él" (3,13-14) y suben con Él al "monte altísimo" donde
aparece su gloria (9,2): los discípulos son los que lo "siguen y le sirven" como las tres mujeres
(15,41). Estas tres mujeres ven su gloria y experimentan la resurrección.
Pero ésta, como la transfiguración, sucede después de seis días (9,2). Esto significa que
sólo al final del camino de la vida y de la creación lo veremos transfigurado y resucitado,
así como nos veremos a nosotros mismos transfigurados y resucitados después de haber
entrado en el sepulcro.
Y en el último día, la transfiguración será total, cuando "Dios sea todo en todos" (1 Co
15,28).
Y esta transfiguración, que en Marcos ocupa el lugar de los relatos de la resurrección,
se sitúa en el centro del evangelio, porque en el corazón de nuestra vida es donde experi-
mentamos la fuerza de la resurrección de Cristo y vivimos su mismo camino de vida.
Por ahora, como los discípulos, permanecemos con el "sólo Jesús" (9, 8), así como nos
lo atestiguan los evangelios de su vida terrena. "Escúchenlo", nos dice el Padre, porque no
otros, sino precisamente "éste es mi Hijo amado" (9,7).
Si nosotros lo "escuchamos", aquel que nos precede nos dice desde el principio: "Sígan-
me" (v. 17).
Siguiendo a aquel cuyo camino todo el evangelio nos presenta, nosotros creemos en el
evangelio y nos hemos convertido a Dios; termina así el tiempo de la muerte y se inicia el
reino de Dios (1,15). Entonces tampoco nosotros gustaremos la muerte, sino que veremos
el reino de Dios que viene con poder (9,1).
Entonces habrá terminado para nosotros el tiempo de la antigua creación para la
muerte.
Pero todavía no aparece lo que somos (ljn 3,2).
"Nuestra vida todavía está oculta con Cristo en Dios" (Col 3, 3).
Pero al final, en la cruz y en el sepulcro, Cristo, nuestra vida, aparecerá y nosotros
estaremos con Él, el Resucitado (cf. Col 3, 4).
Al final de nuestro camino, la verdad de Jesús, que el evangelio nos presenta como
nuestro camino único, llegará a ser nuestra misma vida sin fin.

724 88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO Y EL ANUNCIO: M e 16, 1 -8


Entonces y no antes se detendrá el seguimiento, cuando "estemos para siempre con Él"
(I Ts 4,17) que no está aquí, que ha resucitado y por ahora nos precede.
Así se cierra el libro de Marcos, y se abre la vida del cristiano: Cristo nuestra vida ha
resucitado, y va delante de nosotros a Galilea. Allí lo veremos si lo seguimos.
Este camino con frecuencia es difícil: "Consolémonos, pues, mutuamente con estas
palabras" (lTs 4,18).

ACTUALIZACIÓN

El crucificado vivo y el Vivo crucificado


El Crucificado está vivo. Jesús es aquel que en la muerte, con la muerte y desde la
muerte, vive ahora por toda la eternidad con Dios. Su cruz no fue un incidente: en cambio,
fue la elevación de toda la miseria del hombre hacia Dios. Ahora toda la predicación y toda
la acción de Jesús, su pasión y su muerte, adquieren un valor universal, eficaz y eterno: su
vida ha sido rescatada totalmente de la tumba; Él está junto a Dios para siempre y ya no
conoce la derrota de la muerte.
¿Para qué entonces buscan a Jesús de Nazaret, el Crucificado, entre los muertos?
¿Quiénes son éstos que, envueltos en vestiduras negras de luto, van al sepulcro de
jesús, para depositar una flor como se hace por un difunto del cual uno se acuerda o por
embalsamarlo para que se convierta en una momia?
¿Por qué siguen encendiendo luces frente a su "icono", como si él fuera un recuerdo
de familia? Ellos se detienen en su muerte y así encierran a Jesús en una tumba. Según
éstos, su resurrección sería el sentido profundo de la cruz o de su vida, que reviven en la
predicación o en nuestra vida; ella significaría solamente que su causa y su obra continúan.
¡No! Jesús, el crucificado, ha resucitado. Él ya no está en la tumba y es el que vive.
La resurrección de Jesús es la gran obra de Dios; ella es su respuesta al grito de
abandono de Cristo en la cruz. Toda la historia del mundo está incluida en el grito de Cristo
sacrificado que se abandona en las manos del Padre más allá de la muerte y en la respuesta
del Padre que lo vuelve a llamar a la vida sin fin.
Así Dios se complace en lo que Jesús ha hecho y ha dicho: lo justifica y lo rescata de la
maldición, se convierte entonces en el faro de salvación, la fuente de la vida que se ofrece
a todos los maldecidos. En efecto, el maldecido por Dios ha cargado sobre sí la maldición
de todos nosotros hasta Dios. Y Dios le ha respondido con su justicia, lo ha liberado por
su confianza y lo ha asumido en su vida. Así ha sido removida la piedra grande, se ha roto
el sello de la muerte que marca con su posesión a todo hombre: en el sepulcro del justo
ajusticiado, allí donde todo sueño se frustra, toda esperanza también, toda lucha es derrota
y toda vida es destruida, ahora a todo crucificado le queda abierto el futuro, la esperanza,
la victoria que no tiene fin.
Porque el Crucificado está vivo y victorioso. De este hecho nace la gran confianza pan
el mundo de los perdidos y de los derrotados, que saben que ahora pueden comprométase
en una lucha desesperada y perdedora con la certeza del éxito final, que es seguro porque
está en las manos del mismo Dios. Ahora se nos revela que la pérdida y la derrota no señe
para siempre, porque la última palabra no le corresponde ya al fracaso ni a la m a t e .
Aunque Dios no nos libra de la muerte, seguimos luchando, sabiendo que nos P r n
precisamente en la muerte, arrebatándonos de las manos del último enemigo. Sabemos que

88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO Y EL ANUNCIO: Me 16, 1 -8 OS


nuestro viaje al encuentro de la muerte ya es un viaje al encuentro de Dios, que nos llevará
a la realización más allá de la misma muerte. Trabajamos y sufrimos con la sonrisa y con
el canto, porque toda vida en la libertad y en el amor, y por consiguiente crucificada, vive
eternamente junto a Dios.
Sabemos, en efecto, que, si el Crucificado está vivo, el Vivo está todavía crucificado.
Reconocemos al crucificado en el Resucitado. No es que la resurrección de Cristo nos
quite la fatiga de vivir, nos haga evitar todas las penas y nos haga respirar en una atmósfera
aturdida y enrarecida, medicando todos los males con el olvido y la esperanza. ¡Sería una
medicina pésima! Jesús resucitado nos remite siempre al seguimiento del hombre Jesús, en
su camino de fidelidad al Padre y a los hermanos, que lo ha llevado hasta la cruz.
El evangelio es contemplar con los ojos del Resucitado al Jesús terreno. El evangelio
no mira la gloria del Mesías; participa esta gloria como mirada de inteligencia sobre el
Mesías oculto. Este es el corazón del secreto mesiánico: ver en el Jesús terreno la gloria del
Resucitado, en el Crucificado a Cristo Hijo de Dios.
La vida de Jesús es nuestro camino; su secreto mesiánico es para nosotros el camino
de la lucha hasta la muerte que Él nos ha abierto, en la certeza de la vida. Para no caer en
la práctica de la primera herejía cristiana, que siempre renace del entusiasmo que se fija
sólo sobre Cristo resucitado, debemos tener siempre presente que el conocimiento de la
resurrección de Jesús no es la solución automática de todos nuestros males, sino que es
la fuerza para luchar contra él hasta la cruz, como lo hizo Jesús. Los evangelios fueron
escritos precisamente por eso: para mostrar lo que hizo Jesús para llegar a la plenitud de
la vida y qué debemos hacer nosotros, si queremos ser sus discípulos y participar con Él.
El cristiano, en virtud de la resurrección, acepta al Crucificado, y lo sigue en una vida
crucificada, viviendo en la propia carne el misterio de su Señor justo, pobre, humilde y
perseguido. Pero de este modo ya nuestra vida presente, aunque siga siendo la que es, se
transfigura: a la luz de lo que seremos alfinal,logramos también aclarar el enigma presente
de nuestra vida contradictoria y ver su sentido.
Nosotros predicamos a Jesucristo y lo predicamos crucificado. El evangelio es la palabra
de la cruz. Como el Resucitado es el Crucificado, la cruz viene a ser para nosotros no sólo
el modelo, sino la base de la fe cristiana y el criterio único de la salvación. El seguimiento
de Cristo crucificado es el elemento determinante para la vida del discípulo, que quiere
tomar parte en la resurrección de Jesús. Es en la cruz de Jesús donde el hombre encuentra
ía relación acertada con Dios, con /os otros y consigo mismo. Porque el Crucificado es
juntamente la manifestación de Dios, que es amor y vida, y la verdad profunda del hombre,
que lo encuentra en la muerte y más allá de la muerte.

APLICACIÓN A LA VIDA

Comenzar de nuevo
Antes que alguno entone precipitadamente el aleluya, o que un coro improbable
prorrumpa en uno de los muchos cantos de fe fácil, que dicen relación a precio bajo a la
resurrección... hacemos una pregunta: "¿Es un caso el que en todo el evangelio haya sido
impuesto un silencioriguroso,hayan sido acallados los entusiasmos lenguaraces?", o, con
otras palabras: "¿No tenemos ojos para ver ni oídos para oír cuánta fatiga y cuánto dolor
están en el mundo como en su casa?".

726 88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO Y EL ANUNCIO: Me 16, 1 -8


Cuando uno se encuentra en la desesperación total... Casi aturdidos, por una especie de
estupidez absoluta, uno da vueltas en ese huerto, como un animal al cual le han sacado los
ojos. No sucede nada -se sabe- porque todo lo que podía suceder sucedió: existen tan sólo
el tormento, la vida está destruida, se ha frustrado todo proyecto, el amor y la esperanza
ya no existen, nadie podrá responder al grito, toda relación, toda amistad ha caído, todo ha
vuelto atrás; unos se han muerto, otros se han ido, otros han abandonado; es la represión
más dolorosa y violenta, es el hambre, la inutilidad, la frustración, el desprecio total, la
persecución, el linchamiento físico y moral; han caído las ilusiones, las aperturas, las
expectativas y las perspectivas; es como el despertar después de la embriaguez, es la agonía,
el cansancio mortal, es la desesperación, el desbordamiento del mal, el odio, el pecado, el
atropello, la guerra; la comunidad, la comunidad entera está en derrota, dolorida, dividida;
no hay esperanza, no hay nada que hacer, ya no arde ni siquiera la desilusión.
Todo está cerrado; cerrado y acabado.
Lo que existía, se hunde en el pasado y parece como si nunca hubiera existido.
Lo que existe, parece que exista desde siempre, una piedra enorme sobre la vida.
"¿Quién nos retirará la piedra?": ¿fue una mano piadosa o burlona la que la colocó allí, o
es una defensa nuestra inconsciente, extrema? Más allá está el abismo, la cueva de la nada,
y su tremendo llamado.
Estamos cerca de la blasfemia y adentro nos roe la sospecha: "Los trajo en engaño su
dios, los ha hecho salir del desierto para hacerlos morir...". "¿Por malicia los ha sacado,
para matarlos en las montañas y exterminarlos de la faz de la tierra?" (Ex 32,12).
Porque estamos en el desierto y como ovejas para el matadero.
Sin embargo, es necesario llegar allá. Hasta el umbral de ese sepulcro, y entrar en él.
Que lo sepa el que viaja con viento en popa, la comunidad que cree y siente a su Señor: de
lo contrario se ilusiona. Que lo sepa el que soporta el dolor y la muerte.
Se entra allí descalzos y despojados; en efecto, nada es más mezquino ni más significativo
que la pretensión humana, del cruzado que "conquista" el sepulcro.
Es la puerta estrecha, la última: las pretensiones y los arsenales no pasan. En ese vacío,
en ese espacio de lucha en el cual el universo está desconcertado y el mal está desquiciado
donde resuena el anuncio increíble, indecible.
¿Cómo se hace para decir un mensaje que es una locura? ¿Un anuncio que contradice lo
que vives en la carne y en la experiencia de cada día?
Si dices: "Todo ha sucedido, es el Apocalipsis, el cielo es nuevo y nueva es la tierra,
hagamos aquí tres tiendas...", somos los ilusos del Tabór; no sabemos lo que decimos.
Si dices: "Nada ha sucedido...", todavía no hemos captado la invitación y nuestro
corazón de piedra todavía debe ser partido.
Si lo dan en otra parte que no es el sepulcro, el anuncio es espurio; no es evangelio.
Si nos vuelve a enviar a "Galilea", para que en la responsabilidad y en la fatiga diaria,
en las estructuras así como en el personal, se rompa la esclavitud y siempre comenzando de
nuevo se siga y se vea al Resucitado crucificado, entonces es evangelio de Jesucristo Hip
de Dios, principio de perdón, promoción, rescate y crecimiento: "Todo está hecho, asíqne
todo lo podemos hacer".
P.S. También aquellos que han redactado estas reflexiones y han comenzado este
recorrido -comprendiendo un poco, viviendo muy poco- han comprendido algo, ¡o mejor!
han sido agarrados por alguien. Y en este punto perciben la invitación y el deseo de volver

88. LA VISITA DE LAS MUJERES AL SEPULCRO Y EL ANUNCIO: Me 16, 1 -8 727


a comenzar a escuchar la Palabra y a vivir la vida, para que en nuestra "galilea" de nuevo y
siempre veamos en el Crucificado al Resucitado.

REFLEXIÓN DE FE

Deténnos, Señor. ¡Que mis ojos te vean!...


¡ Ha resucitado! Después de las palabras del ángel las mujeres están huyendo. Y nosotros
huimos con ellas.
Señor, cada vez que vienes a nosotros con una palabra realmente diferente, nosotros
huimos de ti. Cada vez que no logramos someterte totalmente a nuestros análisis, nosotros
huimos de ti.
Si no podemos controlarte razonablemente, si no logramos incluirte en lo que logramos
hacer, si no estamos en condiciones de aceptarte junto con todo lo que aceptamos, nosotros
huimos de ti.
Cuando muestras que no compartes las reglas de nuestros juegos y los naipes de
nuestra baraja; no te sometes a nuestras costumbres civilizadas, al léxico de nuestra tribu,
a la genialidad de nuestras ocurrencias, a lo perentorio de nuestrosritmosde vida guiados
por la televisión, a lo inexorable de nuestras condenas, a nuestros silencios alusivos y a
nuestros juicios prefabricados de nuestras costumbres decadentes, a la solidez inexorable
de nuestros puntos de vista de grupo, a la opinabilidad terrorífica de nuestros artículos de
fondo, a la inevitabilidad de nuestras palabras y a la presencia extraña de hechos que se dan
por descontados (semejantes a las horas históricas de las regiones orientales); cada vez que
no te sientes capaz de compartir nuestra nueva fórmula; en resumen, cada vez que nos llega
el síntoma de que no apruebas nuestra justicia, nosotros huimos de ti.
Te pedimos con el mendigo ciego: "Jesús, hijo de David, ten piedad de nosotros".
Persigúenos. ¡Deten nuestra huida! Llévanos al menos fuera de la tumba para reconocerte
en la tierra de los vivos. Oh Señor, ayúdanos a decir con Job esta oración: "Tú instruyeme.
Yo te conocía sólo de oídas, pero ahora te han visto mis ojos" (Jb 42, 4-5).

728 APÉNDICE
APÉNDICE

APARICIONES DEL RESUCITADO


Se ha discutido y se discute todavía acerca delfinaldel evangelio de Marcos. En el t
actual que nosotros poseemos ciertamente lo que sigue al v. 8 no fue escrito por Marcos.
Los que consideran imposible que Marcos haya concluido con el v. 8 centrado en el s
y en la huida de las mujeres asustadas, piensan que lo continuo con el relato de las apar
del Resucitado -relato que, por un incidente misterioso, se ha perdido. Tal vez en la lín
de esta hipótesis se ha formado y se han añadido otras conclusiones del evangelio, que
reproducimos.

1. El final largo (vv. 9-20)

9. Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció


primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios.
10. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes
y llorosos.
11. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron.
12. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de
camino a una aldea.
13. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos.
14. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en
cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le
habían visto resucitado.
15. Y les dijo: "Vayan por todo el mundo y proclamen la Buena Nueva a toda la
creación.
16. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.
17. Estas son las señales que acompañarán alos que crean: en mi nombre expulsarán
demonios, hablarán en lenguas nuevas,
18. agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño;
impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien".
19. Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a
la diestra de Dios.
20. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y
confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.

APÉNDICE 729
Hay que anotar que este final largo ha sido acogido como canónico por la Iglesia
católica y definitivamente ha sido declarado inspirado por un decreto del concilio de
Trento a propósito del. canon (o lista oficial) de los libros de la Biblia. De todos modos el
estilo, el vocabulario y el material no son de Marcos.
Parece que este texto fue compuesto a comienzos del siglo II; ya lo conocía Taciano y
también san Ireneo y lo reproducen la grandísima mayoría de los manuscritos que contiene
el evangelio.
Este final largo lo constituyen cuatro secciones: a) la aparición a María Magdalena (vv.
9-11), que tiene relación con una tradición lucana o joánica (cf. Jn 20,11 -18 y Le 24, 9-11);
b) la aparición a los dos peregrinos (w. 12ss.), que sintetiza el episodio de Emaús (cf. Le 24,
13-35); c) la aparición a los once (w. 14-28), que recuerda Le 24, 36.49; Jn 20,19-23; Mt
28,16-30; d) la ascensión y el comienzo de la misión (w. 19ss.; cf. Le 24, 50ss.).

2. El final breve, suena así:


"Ellas relataron brevemente a los compañeros de Pedro lo que se les había anunciado.
Luego el mismo Jesús hizo llevar a ellos, desde el Oriente hasta el Occidente, el mensaje
sagrado e incorruptible de la salvación de la salvación eterna". Tampoco esta conclusión
es de Marcos ni en el estilo ni el vocabulario, y es probablemente una añadidura de origen
romano, que indica la difusión del mensaje evangélico de Oriente a Occidente, es decir, de
Jerusalén a Roma.
3. La variante del final largo según el código Free incluye inmediatamente después del
v. 14 delfinal,la siguiente añadidura:
"Y éstos adujeron para la propia defensa: Este siglo de iniquidad y de incredulidad está
bajo el dominio de Satanás, el cual no permite que lo que está bajo el yugo de los espíritus
impuros conciba la verdad y el poder de Dios; 'entonces revela desde ahora tu justicia'.
Esto le decían a Cristo y Cristo les respondió: 'El término de los años del poder de Satanás
está colmado: y sin embargo se acercan otras cosas terribles. Y yo fui entregado a la muerte
por los que han pecado, para que se conviertan a la verdad y no vuelvan a pecar, para que
hereden la gloria de la justicia espiritual e incorruptible que está en el cielo'".
Tampoco esta añadidura, que suena como justificación del comportamiento de los
discípulos y como atenuante al tenor del reproche de Cristo, es de Marcos ni por su estilo ni
por su vocabulario. Podría haber tenido origen en ambientes gnósticos del siglo II o III.

Conclusión
Podemos creer que estos finales, que siguen al v. 8, ciertamente no son de Marcos:
se trata de añadiduras posteriores que surgieron muy pronto para obviar la impresión
de interrupción brusca que deja el texto de Marcos. Esto prueba también que ya desde
comienzos del siglo II se poseía solamente un texto que terminaba con el v. 8. Si ya desde
entonces todos los manuscritos terminaban con el v. 8, es improbable la hipótesis de que
todos hayan perdido la última página del texto original: fácilmente la habría vuelto a
escribir el autor o la comunidad la recordaría. Por consiguiente, es más plausible pensar, ya
que las cosas están así, que Marcos haya querido terminar su relato precisamente con el v.
8, y que luego, en parte porque no comprendían la intención del evangelista y en parte por

730
la voluntad de armonizarlo con el final de los otros evangelios, o bien por querer que fuera
completo, se hayan redactado las añadiduras que acabamos de recordar.
Ciertamente, a primera vista, parece extraño que Marcos haya querido concluir el
evangelio con unas mujeres asustadas, que huían, y que además no dicen nada. Si Marcos
termina de esta manera un poco original, no es ciertamente porque ignorara las tradiciones
acerca de las apariciones del Resucitado: aunque no las reproduce, alude explícitamente
a ellas, y recuerda expresamente sólo las que sucedieron en Galilea (cf. 14, 28; 16,7).
Entonces es probable que él las haya callado por una intención teológica precisa y con un
fin pastoral, fácilmente comprensible, si se tiene presente que él no quiso mostrar que el
Crucificado ha resucitado, sino que el Resucitado es el Crucificado, y con eso quiso llevar a
los cristianos no a una fe entusiasta, que reduce al cristianismo a un mito de la resurrección,
sino a la contemplación del Hijo del hombre, Jesús de Nazaret de Galilea, el Crucificado.
De este modo se evita el peligro de vaciar la fe cristiana convirtiéndola en una ideología,
porque el cristiano debe seguir a Jesús en su camino concreto, que va desde Galilea hasta
el Calvario, pues sólo allí se revela la gloria de Dios.
Entonces Galilea, a la que remite el final del evangelio, es una invitación al lector para
que vuelva a tomar en sus manos el evangelio desde su comienzo, el cual nos presenta a
Jesús, que precisamente a partir de Galilea inicia su ministerio, y lo relea ya a la luz de
la resurrección, de tal modo que comprenda el secreto mesiánico de la gloria de Cristo
revestida de humildad. Galilea además asume también una relevancia teológica: es el lugar
de la vida concreta del Jesús histórico y del discípulo, que precisamente allí es llamado a
seguirlo (cf. 1, 16-20 y 2, 13ss.). Si éste acoge su llamamiento, en el mismo corazón del
seguimiento del Crucificado experimenta muy vivo el misterio de la resurrección, el secreto
del Hijo del hombre, el cual sufre. Precisamente por eso Marcos no narra las apariciones
del Resucitado y sustituye esos relatos con el episodio de la transfiguración, que coloca en
el centro del evangelio, inmediatamente después de la revelación de su cruz y la invitación
dirigida a los discípulos para que lo sigan por el mismo camino.
Entonces es plenamente comprensible el silencio y el temor de las mujeres, porque están
desconcertadas por la luz de la revelación de Dios en el pobre Crucificado, que desilusiona
por cuanto supera toda expectativa humana, y al mismo tiempo porque perciben el peso y
la responsabilidad de la fe que deriva de allí como seguimiento del mismo Crucificado.
Ahora el misterio de Cristo está plenamente resuelto y revelado. En cambio, comienza
el gran misterio del cristiano, que se vive "en la debilidad y con mucho temor y timidez"
(cf. ] Co 2, 3), en la espera de la transfiguración final, que está reserva a aquellos entre los
discípulos que siguen a Jesús hasta el "monte alto" (cf. 9, 2), obedeciendo ala revelación de
Dios, que desde el cielo dice refiriéndose a Jesús crucificado: "Escúchenlo!" (cf. 9,7).
ÍNDICE

Proemio •>
Introducción "
9
I. EL EVANGELIO
El evangelio nace de la comunidad que se interroga
acerca del significado de la vida y de la muerte de Jesucristo 9
El evangelio está escrito en el Espíritu Santo 10
El evangelio fue escrito para nosotros que vivimos hoy 11
El evangelio se presenta como luz final de la existencia cristiana 11
El evangelio se puede leer sólo en el Espíritu, con la ayuda de las Escrituras,
a la luz de la tradición de la Iglesia 12
II. EL EVANGELIO DE MARCOS 15
El "descubrimiento" del evangelio de Marcos 15
Originalidad, finalidad y estilo del evangelio de Marcos 16
Teología del evangelio de Marcos 17
División del evangelio de Marcos 18

I. PRÓLOGO (1,1-13) 21
1. Juan el bautizador: 1,1-8 23
2. El bautismo de Jesús: 1,9-11 31
3. La tentación: 1,12-13 35

II. COMIENZO DEL MINISTERIO EN GALILEA (1,14-3, 6) 41


4. Síntesis de la predicación de Jesús: 1,14-15 43
5. Vocación de los primeros cuatro apóstoles: 1,16-20 50
A. EL MINISTERIO EN CAFARNAÚN (1, 21-39) 55
6. Curación del endemoniado en la sinagoga: 1, 21-28 55
7. Curación de la suegra de Pedro: 1, 29-31 61
8. Curaciones realizadas al atardecer
y oración en un lugar solitario: 1, 32-39 65
9. Curación de un leproso: 1,40-45 71
B. CONFLICTO CON LOS ESCRIBAS Y LOS FARISEOS (2,1-3, 6) 76
10. Curación de un paralítico y perdón: 2,1-12 76
11. Llamada de Leví y cena con los publícanos y los pecadores: 2,13-17 82
12. Discusión sobre el ayuno. Otros dichos de Jesús: 2,18-22 88

14. Curación del hombre de la mano paralizada: 3,1-6 102


III. EL CULMEN DEL MINISTERIO DE JESÚS
EN GALILEA Y SUS ALREDEDORES (3, 7 - 6,6a)
15. Sumario. La muchedumbre en las cercanías del lago
16. Institución de los doce: 3,13 -19
17. Acusaciones contra Jesús: 3, 20-35
A. L A ENSEÑANZA EN PARÁBOLAS (4,1 -34)
18. La parábola del sembrador: 4,1-9
19. La finalidad de las parábolas: 4,10-12
20. Explicación de la parábola del sembrador: 4,13-20
21. Cómo se ha de recibir y transmitir la enseñanza de J
22. Parábola de la semilla que crece por sí sola: 4, 26-29
23. Parábola del grano de mostaza: 4, 30-34
24. La tempestad calmada: 4, 35-41
2 5. Curación del endemoniado de Gerasa: 5,1-20
26. Resurrección de la hija de Jairo
y curación de la hemorroísa: 5, 21-43
C. VISITA A NAZARET (6,1 -6A)
27. Jesús es rechazado por sus conciudadanos: 6,1 -6a
IV. SECCIÓN DE LOS PANES (6, 6b-8,30)
28. Misión de los discípulos: 6, 6b-13
29. Muerte de Juan Bautista: 6,14-29
30. Regreso de los discípulos: 6, 30-31
A. HECHOS Y PARÁBOLAS DE JESÚS EN TORNO A
LA PRIMERA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES (6, 3 2 - 7 , 37)
31. Jesús alimenta a cinco mil personas: 6, 32-44
32. Manifestación sobre el lago: 6, 45-56
33. Discusión sobre las tradiciones farisaicas: 7,1 -23.
34. Curación de la hija de la sirofenicia: 7, 24-30
35. Curación de un sordomudo: 7, 31 -37
B. HECHOS Y PALABRAS DE JESÚS ALREDEDOR DE
LA SEGUNDA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES (8,1 -26)
36. Jesús alimenta a cuatro mil personas: 8,1 -10
37. Los fariseos piden una señal del cielo: 8,11-13
38. El misterio de los panes: 8,14-21
39. Curación de un ciego en Betsaida: 8,22-26
40. La confesión de Pedro: 8, 27-30
V. VIAJE HACIA JERUSALEN EN EL SEGUIMIENTO
DE JESÚS (8, 31-10, 52) 287

A. CESÁREA DE FILIPO (8, 31-9,29) 289


41. Primer anuncio de la muerte y resurrección: 8, 31 -33 289
42. Condiciones para seguir a Jesús: 8, 34-9,1 300
43. La transfiguración: 9, 2-8 311
44. Conversación con los discípulos: 9, 9-13 321
45. Curación del epiléptico endemoniado: 9,14-29 328

B. A TRAVÉS DE LA GALILEA (9, 30-50) 338


46. Segundo anuncio de la muerte y resurrección: 9, 30-32 338
47. Discusión acerca de la verdadera grandeza: 9, 33-37 344
48. En el nombre de Jesús: 9, 38-40 353
49. Ayuda y escándalo: 9, 41 -50 361

C. EN JUDEA Y AL OTRO LADO DEL JORDÁN (10,1 -31) 370


50. Seguimiento en el matrimonio: 10,1-12 370
51. Seguimiento como los niños: 10,13-16 381
52. Seguimiento y pobreza: 10,17-31 388

D. LA ÚLTIMA FASE DEL VIAJE A JERUSALÉN (10, 32-52) 404


53. Tercer anuncio de la muerte y resurrección: 10, 32-34 404
54. Poder y servicio: 10, 35-45 412
55. Curación del ciego de jericó: 10,46-52 423
VI. EL MINISTERIO DE JESÚS EN JERUSALÉN (11,1-13, 37) 431
Estructura temática de los capítulos 11-13 433

A. JESÚS SE PRESENTA EN JERUSALÉN (11,1-25) 434


56. Entrada mesiánica: 11,1-11 434
57 Maldición de la higuera y del templo: 11,12-21 443
58. Exhortación a la fe y a la oración: 11, 22-25 (26) 452

B. JESÚS SE REVELA EN EL TEMPLO (11,27-12,44) 460


Estructura de la sección de las discusiones: 11, 27-12, 44 460
59. La autoridad de Jesús: 11, 27-33 462
%
60. Los viñadores homicidas: 12,1-12 469
61. El tributo al César: 12,13-17 479
62. La resurrección de los muertos: 12,18-27 486
63. El primer mandamiento: 12,18-34 494
64. Cristo, hijo y Señor de David: 12, 35-37a 502
65. Los escribas y la viuda: 12, 37b-44 508
C. DISCURSO ESCATOLÓGICO (13,1-37) 515
66. Destrucción del templo: 13,1-4 515
67. Las señales de la venida del Hijo del hombre: 13, 5-23 523
68. La venida gloriosa: 13, 24-27 537
69. Parábola sobre el discernimiento: 13, 28-33 544
70. Parábola acerca de la vigilancia: 13, 34-37 552
VII. PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN (14,1 -16, 8.9-20) 559
INTRODUCCIÓN A LA PASIÓN 561

A. DESDE BETANIA HASTA EL GETSEMANÍ (14,1 -52) 569


71. Complot contra Jesús: 14,1 -2 569
72. La unción de María y la traición de Judas: 14, 3-11 574
73. Preparación de la Cena Pascual: 14,12-16 584
74. Anuncio de la traición de Judas: 14,17-21 590
75. Institución de la Eucaristía: 14, 22-25 598
76. Predicción de la negación de Pedro: 14,26-31 607
77. La agonía en el Getsemaní: 14, 32-42 613
78. El arresto: 14,43-52 . 623

B. PROCESO, CRUCIFIXIÓN Y SEPULTURA (14, 53-15, 57) 631


79 Jesús ante el sanedrín: 14, 53-65 631
80. La negación de Pedro: 14, 66-72 644
81. Jesús ante Pilato: 15,1-15 653
82. La coronación de espinas: 15,16-20a 663
83. Elcireneo:15, 20b-21 670
84. La crucifixión: 15, 22-32 677
85. La muerte: 15,33-39 686
86. Las mujeres en el calvario: 15,40-41 698
87. La sepultura: 15, 42-47 706
88. La visita de las mujeres al sepulcro y el anuncio: 16,1 -8 716
APÉNDICE 728

TALLER SAN PABLO


BOGOTÁ
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