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TECNICAS DE LIMPIEZA

La limpieza y la desinfección constituyen, junto con la esterilización,


los elementos primarios y más eficaces para romper la cadena
epidemiológica de la infección. Para entender la relevancia de estos
factores en relación con la aparición de la infección es preciso
comprender cómo se desarrolla y cuáles son sus determinantes.

La limpieza se define como el proceso de separación, por medios


mecánicos y/o físicos, de la suciedad depositada en las superficies inertes
que constituyen un soporte físico y nutritivo del microorganismo. El agente
básico es el detergente. Su objetivo es la eliminación física de materia
orgánica y de la contaminación de los objetos.

Los detergentes deben tener una serie de propiedades, que indicamos a


continuación:

- Deben disolverse de forma fácil y rápida en el agua.

- No deben ser corrosivos para los equipos.


- Tienen que ser capaces de ablandar el agua dura, mediante la eliminación
del exceso de sales en el agua de lavado.

- Deben tener la capacidad de humedecer con facilidad todas aquellas


superficies en donde se apliquen.

- Deben ser capaces de emulsionar adecuadamente las grasas.

- Deben tener gran capacidad de dispersión y suspensión de los restos y


desechos.

- Tienen que ser de fácil eliminación.

- Deben ser eficaces.

- No deben perjudicar el medio ambiente.

A menudo confundimos la limpieza con la desinfección, pero hay que saber


diferenciarlas. La limpieza elimina bacterias en un tanto por ciento elevado
según el producto que usemos, pero realmente no hablaremos de
desinfección hasta que utilicemos un producto detergente desinfectante. No
obstante, es importante tener en cuenta que la limpieza es un paso previo a
la desinfección, por lo que constituye un factor de importancia prioritaria, ya
que si se realiza de forma incorrecta o defectuosa planteará múltiples
problemas para la realización de posteriores procesos, tales como la
desinfección o la esterilización.

¿Qué es la desinfección?
La desinfección es una operación con la que se destruyen agentes
patógenos, como baterias, virus y protozos, a la vez que se evita el
desarrollo de los microorganismos en fase vegetativa.

Debe tener por meta reducir la densidad de las bacterias patógenas a un


nivel tal que el mismo organismo no se debilite después de ser atacado por
estos gérmenes.
Teniendo en cuenta el resultado de la eliminación de organismos
patógenos, podemos distinguir entre tres niveles de desinfección:
- De nivel bajo: Se destruyen la mayoría de las formas vegetativas
bacterianas, algunos virus y hongos, pero no el Mycobacterium tuberculosis
ni las esporas bacterianas.

- De nivel intermedio: Se inactivan todas las formas bacterianas vegetativas,


el complejo Mycobacterium tuberculosis, la mayoría de los virus y hongos,
pero no asegura la destrucción de esporas bacterianas.

- De nivel alto: Se destruyen todos los microorganismos, excepto algunas


esporas bacterianas.

Cuando nos referimos a una desinfección total estamos hablando de


esterilización química, que es un proceso mediante el cual se destruyen
todos los organismos, tanto patógenos como no patógenos, incluyendo las
esporas. Es un procedimiento terminal, a la vez que un término absoluto.

Agentes químicos
Anteriormente hemos apuntado que solo podremos hablar de desinfección
cuando utilicemos un desinfectante. Además, hay que tener en cuenta que
los productos muy desinfectantes (de nivel alto) suelen ser poco útiles para
los procesos de limpieza, ya que contienen diferentes compuestos no
adecuados para una limpieza general.

Dentro de los agentes químicos se diferencia entre:

- Antisépticos: Son compuestos que evitan la descomposición o


putrefacción, al controlar el crecimiento de microbios. Se trata de germicidas
de baja toxicidad y, por lo tanto, se pueden emplear sobre la piel y otros
tipos de tejidos.

- Desinfectantes: Son entendidos como germicidas de mayor toxicidad y que


se emplean sobre los objetos, ambiente y superficies inanimadas.

Como consideración general, se puede decir que las medidas de asepsia y


antisepsia podrían ser eficaces separadamente en la lucha contra la
infección, pero es imprescindible tener en cuenta que su utilización de una
forma complementaria resulta totalmente necesaria si se quiere alcanzar el
éxito de las actuaciones.
Estos productos desinfectantes pueden tener diferentes acciones:

- Bactericida: Los compuestos matan a las bacterias de todo tipo, aunque


generalmente no matan a las esporas.

- Bacteriostática: Evita la reproducción y crecimiento de las bacterias, pero


no las matan.

- Fungicida: Matan los hongos, mohos y levaduras de todo tipo, aunque


generalmente no matan a las esporas.

- Fungistática: Evitan la reproducción y crecimiento de los hongos, mohos y


levaduras, pero no los matan.

- Virucida: Destruye virus, pero no esporas.


Tipos de desinfectantes
A continuación os presentamos la relación de desinfectantes químicos de
uso más corriente:

- Aldehídos: Los que más se usan son el formaldehído y el glutaraldehído.


Tienen un gran poder de destrucción de bacterias, hongos microscópicos y
virus.

- Amonio cuaternario: Son generalmente inodoros, incoloros, no irritantes, y


desodorantes. También tienen alguna acción de detergente, y son buenos
desinfectantes. Sin embargo, algunos compuestos de amonio cuaternario
son inactivos en presencia de jabón o de residuos de jabón. Su actividad
antibacteriana se reduce con la presencia de material orgánico. Los
compuestos de amonio cuaternario son efectivos contra bacteria y algo
efectivos contra hongos y virus.

- Fenoles: Los fenoles son derivados de carbón - brea. Tienen un olor


característico y se vuelven lechosos en el agua. Los fenoles son muy
efectivos contra los agentes bacterianos y también contra hongos y muchos
virus. Además, retienen más actividad en la presencia de material orgánico
que los desinfectantes compuestos por yodo o cloro.

- Hipocloritos: Los compuestos de cloro son buenos desinfectantes sobre


superficies limpias, pero son rápidamente inactivados por la suciedad. El
cloro es efectivo contra bacterias y muchos virus. Estos compuestos son
también mucho más activos en agua caliente que en agua fría. Las
soluciones de cloro pueden irritar la piel y son corrosivas para el metal. Son
relativamente baratos.

- Peróxidos: Son activos contra bacterias, esporas bacteriológicas, virus y


hongos a concentraciones bastante bajas.

- Yodoformos: Los compuestos de yodo son una combinación de yodo


elemental y una sustancia que hace al yodo soluble en el agua. Son buenos
desinfectantes, pero no funcionan bien en la presencia de material orgánico.
Son efectivos contra bacteria, hongos, y muchos virus. Muchos productos
de yodo pueden manchar la ropa y las superficies porosas.
Prácticas inadecuadas
Los contagios se producen por la mala desinfección, debida en muchos
casos a:

- No desinfectar las tomas más propensas a gérmenes patógenos.

- Usar mal los desinfectantes o no usar adecuadamente las concentraciones


eficaces.

- Dejar poco tiempo de actuación.

- Usar el mismo equipo o útiles de limpieza para todo.

Incluso la limpieza poco efectiva puede ser un foco de infección. Veamos


algunos ejemplos:

- Mopa sucia mal desinfectada. Al fregar, lo que se hace es pintar el suelo


con una fina capa de gérmenes y suciedad. Entre los flecos húmedos y
cálidos, cualquier bacteria o germen residual que no haya muerto se
multiplica de forma rápida.

- Fregado con mopa y un solo cubo de agua. Su efecto es muy parecido al


caso anterior: el agua sucia que se va acumulando es un depósito de
gérmenes que la mopa se encarga de repartir de una habitación a otra o de
una sala al resto de dependencias.

- Aspirado con aspirador sin filtro absoluto. El polvo recogido con todas las
bacterias que estaban depositadas en el suelo pasa a través de un filtro
corriente o bolsa, siendo absolutamente insuficiente. De ese modo, se
reenvían a la atmósfera y rápidamente se introducen en el organismo de
cualquier persona a través de las vías respiratorias.

- Barrido con mopa seca o escoba. Las bacterias no son atrapadas y se


dispersan fácilmente por el ambiente. Consecuentemente, aumenta el
riesgo de que sean aspiradas por cualquier persona.

- Cuarto de limpieza sucio. Todas las máquinas y útiles de limpieza son


posibles agentes distribuidores de gérmenes. En un cuarto sucio, los
microorganismos se incrustan en los depósitos, mopas, trapos, etc. y
pueden permanecer semanas o meses. Cuando estas herramientas
contaminadas se utilicen nuevamente, las bacterias se propagarán de
nuevo, a menos que se descubran y se detengan a tiempo.

- Suelos húmedos. Otro sitio ideal para las bacterias está localizado en las
grietas, juntas de baldosas y zócalos. Al fregar estos lugares se llenan de
humedad y frecuentemente es el lugar ideal para que los gérmenes se
multipliquen y se trasladen posteriormente. La limpieza hospitalaria siempre
será más fácil si los pavimentos están exentos de porosidad o de grietas y
juntas.

Cualquier hendidura donde pueda acumularse la humedad es susceptible


de acomodar bacterias. Por ello, y como medida para evitarlo, es
conveniente utilizar suelos no porosos y continuos y, en su caso,
impermeabilizarlo mediante los procedimientos adecuados: cristalización,
sellado mediante emulsiones, etc.

Sectores
El concepto de desinfección, según la zona y el sector donde se realice,
cambia. No es lo mismo la desinfección de un baño o una cocina, o la que
se efectúa en un centro hospitalario. El personal de limpieza que realice
esta técnica de desinfección tiene que saber muy bien en lo que está
trabajando.

En un hospital existen protocolos de limpieza y desinfección que no llevan a


error en las técnicas, mientras que en el resto de sectores va más ligado al
criterio de los responsables del centro o a la profesionalidad de la empresa
contratada para realizar la limpieza.
Sea cual sea el criterio, todos debemos tener en cuenta que existen puntos
críticos que precisan un especial cuidado a la hora de limpiar y desinfectar.

Tanto un sanitario de un aseo público como la mesa de manipulación de


alimentos dentro de una cocina o cualquier lugar donde pueda existir un
riesgo de contaminación que pueda desembocar en un peligro para la salud
pública merecen una atención especial.

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