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Una mazorca de maíz a la que se está realizando un test llamado Trait Bt1 para detectar si
contiene la proteína Yielgard-Cry1AB contenida en la variedad MON810 del maíz transgénico
de Monsanto. (AFP)
Además, aseguran que, lejos de contribuir a mejorar la productividad agrícola, los cultivos
transgénicos acarrean graves distorsiones sociales y económicas y no garantizan
rendimientos mejores que los cultivos industriales.
El manifiesto afirma: "A pesar de la ingente propaganda sobre multitud de funcionalidades, las
variedades comerciales incorporan tan sólo dos características: la resistencia a insectos plaga
y/o la tolerancia a un herbicida determinado. Un 81% de la superficie de OMG cultivada en el
mundo son plantas resistentes a herbicidas".
Sólo la enorme capacidad económica y de influencia social del puñado de empresas que
domina el desarrollo de esta tecnología y la permisividad de ciertos gobiernos con los
grupos de presión es lo que permite el avance de una técnica que, según los ecologistas, es un
negocio privado que no genera los beneficios sociales que promete.
La polémica es de especial importancia en España, puesto que nuestro país es el más
permisivo de toda Europa con estos productos. España está a la cabeza de la Unión Europea,
con un récord de 80.000 hectáreas destinadas a cultivos transgénicos en el año 2008. La
mayoría pertenecen a la variedad de maíz MON810, diseñada por la compañía Monsanto. Este
tipo de maíz fue prohibido en Francia el año pasado y su seguridad ha sido puesta en duda
por recientes estudios.
Como demuestra el caso del MON810, prohibido en Francia y sembrado por doquier en
España, no hay unanimidad en Europa respecto a los transgénicos. Próximamente, la
Comisión Europea debe decidir al respecto y decidir si impone un criterio único a todos los
miembros. Los firmantes del manifiesto reclaman que las autoridades comunitarias veten el
cultivo de transgénicos.
El manifiesto fue presentado de forma conjunta por las organizaciones Greenpeace, Amigos
de la Tierra y Ecologistas en Acción. Junto a ellos estaba el sindicato agrario COAG y la
activista india y premio Nobel alternativo Vandana Shiva. El representante de Greenpeace,
Juan-Felipe Carrasco, hizo hincapié en la pluralidad de voces que se alzan contra los
transgénicos: "No somos unos ecologisas exaltados, como suelen designarnos los interesados
en desacreditar el movimiento, sino que hay 450 personas cualificadas de todos los
ámbitos. Hay investigadores, técnicos, expertos de todos los sectores del conocimiento; las
mayores centrales sindicales; sindicatos agrarios como UPA y COAG; las cinco grandes
asociaciones de consumidores; las grandes organizaciones ecologistas...". Carrasco insistió en
que los transgénicos son una amenaza para "la agricultura y la sostenibilidad".
Por su parte, Daniel López, de Ecologistas en Acción, afirmó que los "pretendidos beneficios"
que publicita la "industria biotecnológica y algunas administraciones" no se cumplen. "A
cambio", afirmó, "hay impactos sobre la salud, sobre los ecosistemas y sobre el tejido
socieconómico".
Miguel Padilla, del sindicato agrario COAG, consideró que no existe posibilidad alguna de
que coexistan los cultivos transgénicos con el resto, puesto que estos últimos se
contaminan debido a la polinización, que transfiere rasgos de una planta a otra.
En todo el mundo
Vandana Shiva aportó el punto de vista internacional y su experiencia en la India, donde miles
de agricultores se han visto arruinados por el uso de transgénicos para cargar contra lo que
considera que es una industria con un gran poder de influencia para conseguir sus objetivos,
nada claros: "Los transgénicos no son la solución al hambre. El futuro de la alimentación no
pasa por el control de las multinacionales, que actúan como dictadores de lo que comemos y
cultivamos, sino porque las semillas permanezcan en manos de los pueblos", afirmó.
"Este documento debe servir para que el Gobierno de España, que dice tener políticas
progresistas y a favor de la sociedad, tome nota de la abrumadora oposición social a los
transgénicos y modifique sus políticas que solamente benefician a las corporaciones agro-
biotecnológicas", declaró también Vandana Shiva.
"España no debe ser cómplice de la pérdida de biodiversidad que suponen los OMG", afirmó
Vandana Shiva, quien también recordó que "no existe ninguna ciencia en los pretendidos
argumentos científicos de quienes defienden los transgénicos".
Según Shiva, las empresas de biotecnología siempre usan los argumentos de expertos que
dominan el aspecto de la modificación de células en laboratorio, un campo muy restringido.
La activista india criticó: "Sus expertos no conocen la planta entera, ni hablan de ecosistemas,
ni explican cómo afecta lo que hacen al resto de la cadena alimentaria, ni tampoco son
expertos en suelo para saber si la toxina insecticida que produce su maíz gracias a la
introducción de un gen también mata a los microorganismos del suelo tan importantes para la
vida".
Shiva aportó datos y referencias a estudios que desmontan los argumentos de las empresas
biotecnológicas. "Dicen que el uso del maíz Bt ayuda a usar menos pesticidas. Eso se ha
comprobado que es falso. En India lo que han conseguido es aumentar un 1.300% el uso de
pesticidas en esos cultivos", afirmó para añadir también: "Acabamos de terminar un estudio
sobre el impacto del algodón Bt en los suelos. Hemos comprobado que en tres años ha
bajado un 17% el número de microorganismos beneficiosos para el suelo y un 26% la fertilidad
del suelo debido a la pérdida de las enzimas que permiten transferir los minerales en forma de
nutrientes absorbibles por las plantas".
Ese gen Bt es el que porta el maíz MON810 la variedad desarrollada por Monsanto que se
siembra en España. Porta genes de una bacteria, llamada 'Bacillus thuriengensis', que produce
una toxina natural que repele a insectos como el taladro del maíz. Tras la inserción del gen,
la planta se convierte en una factoría de esa toxina. Shiva afirmó que un reciente estudio ha
mostrado que la ingestión de maíz Bt intoxica a ratones de laboratorio.
ALIMENTOS TRANSGÉNICOS (25 de Marzo de 2004)
«Mi opinión es totalmente favorable porque el tipo de tecnología con el que se consiguen no
implica un peligro distinto al de la biotecnología tradicional o a los tratamientos a los que
sometemos a nuestros alimentos». Es la valoración tajante de la docente sevillana. Sigue: «Es
más, los controles a los que se someten son, debido a la presión en su contra, muy
superiores».
Comenta que no existe «ningún estudio que pruebe que los transgénicos son peligrosos», a la
vez admite que se trata de un problema de «miedo a lo desconocido». «Los beneficios de esta
primera generación de transgénicos van mayoritariamente al agricultor, por lo que el
consumidor no ve ventajas. Además, no se informa de dónde podemos llegar porque a los
grupos de presión no les interesa incidir en esta faceta y sí en los supuestos peligros
apocalípticos. Yo diría vigilar y controlar sí, pero prohibir, no», dice.
MIGUEL CALVO
Docente de Tecnología de los Alimentos (Universidad de Zaragoza)
«Son alimentos como los demás», sentencia Calvo. Para el docente, no existe «ningún riesgo
específico» por ser transgénicos, «ni para la salud de los consumidores ni para el medio
ambiente». Calvo analiza también de la normativa vigente: «La legislación garantiza que antes
de salir al mercado sean estudiados minuciosamente, lo que no ocurre con ningún alimento».
Piensa que a las plantas genéticamente modificadas «se les ha invocado como una solución
radical a la cuestión de hambre mundial». No cree, en cambio, que sea cierto: «Los
transgénicos no han solucionado, hasta ahora, ni solucionarán el problema de la malnutrición y
el hambre, cuyo origen no es la supuesta falta de alimentos, sino la inequidad económica,
social y cultural».
Acosta mantiene que los resultados sobre la anunciada prosperidad de los rendimientos de los
transgénicos «han sido contradictorios». Lo argumenta: «Si bien los cultivos transgénicos han
disminuido la necesidad del uso de pesticidas, han requerido más herbicidas por la polinización
cruzada de sus genes resistentes con las especies naturales».
LUIS M. CORRECHANO
Doctor en Biología y experto en genética molecular e ingeniería genética
Va más allá: «Los agricultores quieren producir más con menos coste y los consumidores
queremos productos buenos, con buena apariencia y baratos. Además, los agricultores quieren
evitar las enfermedades en los cultivos con tratamientos que no sean costosos y sí seguros.
Pero las plagas se vuelven resistentes, lo que obliga a aumentar los tratamientos químicos».
Para acabar con ellas, cree que es necesaria la tecnología genética y química.
MÁS ESTUDIOS
«Es una nueva tecnología para producir mayores cantidades de alimentos». Así resume la
definición de alimento transgénico Alfredo Martínez, catedrático de Nutrición en la Universidad
de Navarra y anterior presidente de la Sociedad Española de Nutrición. El docente e
investigador opina que lo que se debe hacer al trabajar con este tipo de alimentos es
«garantizar que sean seguros». Considera que traerán «beneficios con el paso del tiempo»,
aunque matiza que deben realizar muchas investigaciones más sobre ellos para garantizar sus
consecuencias con total seguridad.
Pablo Jáuregui
No veo ningún problema para la salud por el hecho de que se modifiquen los
genes de las plantas», asegura Robert McKinney, el experto que encabeza la
división de seguridad del Instituto Nacional para la Salud de EEUU.
Sin embargo, no todos están de acuerdo con esta actitud de tranquilidad
absoluta. Muchos científicos creen que no se puede descartar por completo la
posibilidad de que, a largo plazo, puedan surgir algunos riesgos en los
alimentos transgénicos. De hecho, el responsable de seguridad alimentaria en la
Organización Mundial de la Salud (OMS), Gerry Moy, ha reconocido a Nature que
todavía se deben realizar más investigaciones para aclarar todas las
incertidumbres científicas». De momento,los investigadores no han detectado
ningún peligro específico en los alimentos transgénicos.
Sin embargo, no se puede descartar la posibilidad de que en el futuro aparezcan
riesgos imprevistos. Por lo tanto, muchos expertos consideran que se deben
introducir sistemas de control muy rigurosos para que cualquier problema que
surja se pueda detectar de inmediato. Hasta ahora, las precauciones que se han
tomado probablemente son insuficientes. Por este motivo, algunos científicos
han empezado a proponer medidas de precaución para evitar sorpresas
desagradables. En primer lugar, la etiquetación de los productos transgénicos
no sólo debería considerarse un derecho de los consumidores, sino también una
forma importante de controlar cualquier riesgo. Si se etiquetan todos estos
alimentos, será mucho más fácil realizar estudios epidemiológicos para detectar
cualquier incremento de enfermedades o alergias derivadas de su consumo.
REGISTROS.- Otros investigadores han propuesto la creación de registros
genéticos para mantener un control fiable de todos los genes nuevos y las
manipulaciones que se introduzcan en las cosechas. De esta manera, será mucho
más fácil predecir las interacciones que puedan producirse entre las diferentes
modificaciones genéticas.
Alejandra Rodríguez
No hay pruebas de que la comida biotecnológica sea peligrosa para el hombre, pero sigue
despertando dudas. Los especialistas insisten en que es muy segura.
El último número de la revista que cada dos meses edita la Food and Drug Administration ( FDA ),
la agencia encargada de dar su visto bueno a los fármacos y a los alimentos en Estados Unidos,
incluye una entrevista acerca de un tema que aún hoy sigue siendo polémico, especialmente en
Europa: la seguridad de los alimentos transgénicos.
Para aclarar algunas de las dudas que surgen al tratar este tema, la publicación estadounidense
entrevistó a la doctora Jane Henney, miembro de la comisión de la FDA encargada de la
regulación de los cultivos y alimentos biotecnológicos.
-Más precisión.- Esta expecialista parte de la base de que hay que perderle el miedo a la
manipulación genética de los productos alimenticios porque es una técnica muy precisa. De
hecho, algo parecido viene haciéndose de manera incontrolada y, a veces involuntaria.
Desde hace siglos, granjeros y agricultores han cruzado especies para mejorar la calidad de los
frutos, obtener flores más bonitas y distintas, mejorar las posibilidades de un determinado animal
de granja, tener más variedad de frutas...
-Análisis rigurosos.- Otro de los motivos por los que la población no debería temer a este tipo de
productos es que estos cultivos y los alimentos resultantes, son sometidos a análisis exhaustivos
para asegurarse de que el alimento tiene el aspecto, el sabor y los nutrientes adecuados para el
consumo humano.
«No tenemos evidencias de que la comida biotecnológica que hay en el mercado actualmente
suponga ningún riesgo para la salud, o que sea menos segura que la que procede de cultivos
tradicionales», explica Henney. «Ninguna de las proteínas que producen los genes que se
insertan en los productos son tóxicas o alérgenas», continúa.
-Resistencias.- Sobre la posibilidad de que la manipulación genética de los alimentos pueda crear
resistencias a los antibióticos, Henney se muestra tajante. «Este es un verdadero problema de
salud pública pero por el mal uso que se hace de estos medicamentos. Es bastante improbable
que los transgénicos puedan provocar este efecto. En cualquier caso, en una postura muy
prudente, la FDA aconseja no utilizar genes que puedan ser susceptibles de desarrollar
resistencia a estos medicamentos o problemas similares», alega.
-El consumidor.- Finalmente, esta especialista explica que aunque, de momento, las técnicas de
ingeniería genética aplicadas a los cultivos han beneficiado fundamentalmente a los productores,
en el futuro los consumidores también podrán notar las ventajas de la comida transgénica.
De hecho, un extenso trabajo publicado por Science en julio apuntaba que la genómica estaba
intentando mejorar los alimentos básicos para aumentar sus niveles de micronutrientes y mejorar
la dieta de millones de personas.
Por otra parte, y desde un punto de vista más altruista, este trabajo apuntaba que los cultivos
biotecnológicos serán la única manera de cubrir la demanda de alimentos de toda la población y
acabar con las hambrunas que aún hoy existen en muchos puntos del planeta.
Una vez leído y analizados los cuatro artículos más otros que pudieran ser aportados por los
alumnos el debate se podría centrar sobre la conveniencia de estos alimentos, teniendo en
cuenta el numero de habitantes creciente de la tierra y la disminución de la tierra cultivable, así
como de la existencia de fenómenos naturales que muchas veces dejan sin cosecha o sin
alimento a una gran cantidad de gente.
Además se podrá tener en cuenta el posible efecto económico con el posible descenso de los
productos ….