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SÍNDROME DEL EDIFICIO ENFERMO

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el “síndrome del edificio enfermo”


como el conjunto de enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del
aire en espacios cerrados.

Los contaminantes presentes en el aire interior de un edificio y que influyen en la


existencia del síndrome, son contaminantes volátiles procedentes de materiales
aislantes, mobiliario, implementos de oficina, productos de limpieza, maquinaria, etc.
Los que más comúnmente se encuentran en nuestro ambiente son:

Componentes orgánicos volátiles: formaldehído, disolventes, compuestos desprendidos


de impresoras y fotocopiadoras, pinturas y barnices.

Polvo y fibras del ambiente interior: asbesto, fibra de vidrio, polvo de papel,
descomposición de materiales de construcción y suciedad.

Bioaerosoles: bacterias, hongos, virus, ácaros, excrementos y pelos de animales.

Vapores de escape de vehículos y de la industria.

Contaminantes generados por la actividad humana: dióxido de carbono y monóxido de


carbono.

Humo del tabaco: algunos estudios han demostrado que los no fumadores que trabajan
con fumadores presentan más síntomas que aquellos que se encuentran en un ambiente
sin humo.

Otros: deterioro por humedad, pesticidas, materiales del edificio, productos de la


combustión de carburantes, etc.

ORIGEN DE LOS CONTAMINANTES EN EL AIRE INTERIOR

La contaminación en el interior tiene diferentes orígenes: los propios ocupantes, los


materiales inadecuados o con defectos técnicos utilizados en la construcción del
edificio, el trabajo realizado en el interior, el uso excesivo o inadecuado de productos
habituales (plaguicidas, desinfectantes, productos de limpieza y encerado), los gases de
combustión (procedentes del tabaco, de las cocinas, de las cafeterías y de los
laboratorios) y la conjunción de contaminantes procedentes de otras zonas mal
ventiladas que se difunde hacia áreas vecinas, afectándolas. Hay que tener en cuenta que
las sustancias emitidas en el aire interior tienen muchas menos oportunidades de diluirse
que las emitidas en el aire exterior debido a las diferencias de volumen de aire
disponible.
Por último, debe considerarse también la contaminación procedente del exterior. Con
respecto a la actividad humana, hay tres fuentes principales: la combustión en fuentes
estacionarias (centrales energéticas), la combustión en fuentes móviles (vehículos) y los
procesos industriales

Al margen de los contaminantes generados en el exterior, en ocasiones ocurre que el


aire contaminado procedente del edificio sale al exterior y penetra de nuevo a través de
las entradas del sistema de aire acondicionado, o bien se infiltra a través de los
cimientos del edificio (el radón, los gases de combustibles, los efluvios de las
alcantarillas, los fertilizantes, los insecticidas y desinfectantes). Se ha observado que
cuando aumenta la concentración de un contaminante en el aire exterior, lo hace
también en el interior, aunque de forma más lenta (la relación es similar cuando la
concentración disminuye). Por consiguiente, puede afirmarse que los edificios ejercen
un efecto de escudo frente a los contaminantes externos. No se puede olvidar la
posibilidad de que existan interacciones entre contaminantes de ambientes interiores,
potenciales reacciones incluyendo al ozono, óxido nítrico, dióxido de nitrógeno e
hidrocarburos insaturados.

FACTORES FISICOS

Iluminación, ruido, temperatura, humedad relativa, ventilación y movimiento del aire.


Un nivel de iluminación bajo, un contraste insuficiente, los brillos excesivos y los
destellos pueden ser causa de estrés visual, generador de irritación de ojos y dolor de
cabeza. El ruido es uno de los agentes contaminantes más frecuentes en los puestos de
trabajo de oficina, no se conoce un nivel de ruido aceptable para una oficina, aunque se
considera que cuando el nivel de ruido excede de 50 dB (decibeles) se produce un
incremento de las quejas.

En un espacio con aire acondicionado la temperatura ideal es de 19-23 °C en invierno y


22 a 24 °C en verano. Los trabajadores en climas cálidos pueden estar sujetos
excesivamente a temperaturas estresantes, provocando disconfort en el ambiente.
Niveles de humedad relativa extremadamente bajas pueden causar resequedad en los
ojos, nariz y garganta, esto produce irritación, dolor e incremento a ser susceptibles a
infecciones. Una humedad relativa alta promueve en el aire el crecimiento de hongos
(mohos y levadura).

Una ventilación insuficiente es una de las causas más frecuentes del SEE, generalmente
se debe a un insuficiente suministro de aire fresco; una mala distribución que provoca
estratificaciones del aire y diferencias de presión entre los distintos espacios y zonas del
edificio, una temperatura de aire y humedad relativa extremas o fluctuantes y/o mucho
movimiento de aire puede ocasionar corrientes de aire y excesivo frío en el ambiente.
Olores

Algunos gases y vapores ocasionan disconfort sensorial debido a olores y molestias


ligeramente irritativas que pueden, además, producir sensación de ansiedad y estrés,
especialmente cuando sus fuentes no están identificadas.

Iones

Algunos autores sostienen la hipótesis de que la ausencia de iones negativos en un


ambiente cerrado puede ser el origen de un SEE. No existe sin embargo hasta el
momento evidencia científica de que la utilización de generadores de iones tenga
beneficios demostrables.

Iluminación

Un nivel de iluminación bajo, un contraste insuficiente, los brillos excesivos y los


deslumbramientos son causa de estrés visual generador de irritación de ojos y dolores de
cabeza. El uso prolongado de pantallas de visualización de datos (P.V.D.) requiere una
iluminación particularmente bien diseñada. La falta de luz natural puede también estar
en el origen de quejas inicialmente relacionadas con una pobre calidad del aire.

Ruido

Un entorno ruidoso puede reducir la capacidad de concentración de las personas y


producir una situación en la que se manifiestan síntomas concretos, tales como estrés,
dolor de cabeza y fatiga. El ruido también puede, en casos de, por ejemplo, exceso de
personal en un área determinada, generar situaciones de insatisfacción en el trabajo y
sensación de disconfort. Conviene mantener los niveles de presión sonora dentro de
límites confortables para evitar la aparición de problemas. La naturaleza del ruido es
también un factor importante ya que está demostrado que los infrasonidos, los ruidos de
baja frecuencia, los tonos puros y los ruidos discontinuos no periódicos pueden causar
irritabilidad y molestias. Conviene mantener los niveles de presión sonora en los límites
de 60-70 dB(A) recomendados como confortables ya que valores superiores pueden
producir fatiga.

Vibración

Las vibraciones producidas en las cercanías de un edificio Vibraciones o debidas a


máquinas instaladas en el mismo también pueden afectar a sus ocupantes. Las
vibraciones de baja frecuencia pueden incluso pasar desapercibidas y sus efectos ser
confundidos con los descritos y atribuidos a la contaminación ambiental.

Ambiente Térmico
Son varios los parámetros que intervienen cuando se estudia el ambiente térmico:
temperatura seca del aire, humedad térmica relativa, temperatura radiante media y
velocidad del aire. Además, cada persona tiene unas necesidades propias en función del
nivel de actividad que desarrolla, de las características del vestido, de su edad y de su
fisiología. El adecuado balance entre ellas, conducirá a situaciones en las que si bien no
todo el mundo se encontrará térmicamente confortable, si lo estará la mayoría de la
población expuesta a este ambiente térmico. Se han desarrollado varios estándares sobre
el tema, aplicables a espacios cerrados y que deben garantizar una situación de confort a
la mayoría de la población (aproximadamente el 80%)

Humedad

Es un factor fundamental dentro del confort térmico, ya que un aumento de la humedad


relativa reduce la facilidad de pérdida de calor por transpiración y evaporación, con lo
cual el efecto es equivalente a un aumento de temperatura. Por otro lado, las humedades
extremas pueden crear problemas de disconfort. Niveles inferiores al 30% pueden
ocasionar sequedad en las membranas mucosas mientras que niveles muy altos de
humedad, mayores del 70%, pueden favorecer el crecimiento o desarrollo de hongos y
otros contaminantes biológicos. Respecto a la humedad relativa, independientemente de
su contribución al confort térmico, no existe acuerdo sobre cuál es el intervalo ideal,
aunque el más generalizado se fija entre el 30 y el 70% y, preferiblemente, entre el 40 y
el 60%.

Ventilación

La ventilación de un edificio se basa en el aporte y distribución en el mismo de aire


nuevo o de aire recirculado, distinguiéndose entre ventilación forzada y ventilación
natural. La ventilación forzada implica la introducción por medios mecánicos de aire en
el edificio, que puede consistir desde un 100% de aire exterior hasta un 100% de aire
recirculado. La ventilación natural, por otro lado, consiste en diseños que permiten la
transferencia hacia el interior del edificio de aire exterior (y salida del interior) a través
de aberturas que facilitan el movimiento del aire por diferencia de presión o temperatura
entre los diferentes ambientes.
FACTORES QUIMICOS

Los contaminantes químicos del aire interior pueden tomar forma de gases y vapores
(inorgánicos y orgánicos) y de partículas, pudiendo tener como origen el ambiente
exterior o bien haberse formado dentro del edificio. La importancia relativa del origen
interior o exterior varía según los distintos contaminantes y en función del tiempo.

Dióxido de carbono

Es un gas que se forma por combustión de sustancias que contienen carbono. En locales
no industriales la principal fuente está en la respiración humana y el fumar. Es un
asfixiante simple cuya presencia a concentraciones altas provoca falta de oxígeno.

Monóxido de Carbono

Se forma por combustión incompleta de sustancias que contienen carbono. Su presencia


en medios no industriales es debida a la emisión por motores de combustión interna en
garajes dentro del edificio, la toma inadecuada de aire fresco exterior y el fumar. Tiene
un efecto asfixiante al unirse a la hemoglobina de la sangre (formando
carboxihemoglobina) y disminuir la capacidad de aporte de oxígeno hasta los tejidos.

Compuestos orgánicos que se originan a partir de diversas fuentes interiores y del


exterior. En el aire interior hay cientos de compuestos químicos orgánicos, aunque la
mayoría están presentes a concentraciones muy bajas.

ANALISIS DE MATERIALES CONTRUCTIVOS CONTAMINANTES

Entre los materiales de construcción se hallan los empleados para el aislamiento térmico
y acústico tanto general del edificio como de las instalaciones de
ventilación/climatización. De entre ellos cabe destacar las fibras, principalmente la de
vidrio y el amianto, y distintos tipos de compuestos orgánicos volátiles.

Fibras

La fibra de vidrio y el amianto son dos tipos de fibras que presentan un riesgo potencial
de contaminación tanto si se generan en un ambiente industrial como en uno no
industrial. La fibra de vidrio está formada por material sintético amorfo a base de
silicatos. Se usa como refuerzo en plásticos, cauchos, papel y tejidos y como aislante
térmico y acústico en los sistemas de ventilación/climatización. El término amianto
abarca distintas formas de silicatos minerales naturales empleados normalmente en
materiales de aislamiento. Aunque su utilización está prohibida o muy limitada en los
edificios de nueva construcción, aún es frecuente encontrarlos en edificios antiguos,
pudiendo ser fuente de contaminación durante la realización de trabajos de
mantenimiento y remodelación, así como consecuencia de la degradación de los
materiales que los contienen.

Asbesto

El asbesto ha sido reconocido en los países desarrollados del mundo como uno de los
contaminantes ambientales más peligrosos, no solamente para el individuo que está en
contacto directo. Las pequeñas fibras minerales del asbesto se dispersan en el ambiente
y pueden depositarse, como pequeñas agujas, en las vías respiratorias. Las lesiones se
localizan sobre todo en el ámbito respiratorio y comprenden desde placas neurales a
derrames, fibrosis pulmonar y cáncer de pulmón y pleura. En los casos de cáncer suele
ser necesario un periodo de exposición largo, se calcula que, como media, debe ser de
unos veinte a treinta años, aunque, una vez alojada la fibra en el pulmón, su capacidad
cancerígena persiste durante años, pese a que se haya interrumpido la exposición. En los
casos de mayor gravedad se calcula que uno de cada diez trabajadores padecerá cáncer,
y se cree que cada año hay 1.000 casos de tumores de pulmón y 750 de pleura, que están
relacionados con la exposición a este material. No existe cura por las enfermedades
producidas al inhalar estas fibras minerales.

El Formaldehído

Se emplea extensamente en la formulación de plásticos y resinas, especialmente usadas


como aislantes térmicos, barnices, muebles y decoración. Una inadecuada formulación,
un mal curado, así como la degradación producida con el paso del tiempo, son las
causas de la emisión de este compuesto al aire ambiente. El formaldehído puede
ocasionar irritación en las vías respiratorias y alergias y está considerado como una
sustancia sospechosa de inducir procesos cancerígenos.

Revestimientos plásticos. Los materiales plásticos como papeles de pared vinílicos o


baldosas vinílicas pueden contener resinas de urea-formaldehído en su superficie, que
emitirán cantidades significativas del compuesto sobre todo los primeros meses.

Otros materiales de construcción que pueden ser fuente de contaminación por liberación
de compuestos químicos en el aire del interior de un edificio son los muebles y
elementos de decoración de madera y caucho, los agentes sellantes, colas, barnices, y
materiales textiles. Entre los disolventes detectados con una mayor frecuencia se hallan:
hidrocarburos alifáticos y aromáticos y algunos clorados, entre ellos los freones y 1,2-
dicloroetano.

Radón
Algunos contaminantes presentes en los suelos que rodean los edificios pueden también
infiltrarse en el mismo a través de grietas en los cimientos, como es el caso del radón. El
radón es un elemento gaseoso radiactivo procedente de la desintegración del radio y
perteneciente a la familia de los gases nobles que emite partículas alfa. La exposición a
esta emisión se ha relacionado con deterioro de tejidos e incluso con cáncer. El radón y
sus productos de desintegración se encuentran en las zonas graníticas y en yacimientos
de fosfatos. En algunos casos puede también formar parte de los materiales de
construcción.

PVC

Es un plástico que lleva cloro en su composición (el 57% del plástico virgen es cloro).
Su fabricación, al igual que otros procesos industriales que utilizan cloro, implica la
formación y emisión al medio ambiente de sustancias órganos clorados tóxicos,
persistentes y bioacumulativas.

Un producto de PVC puede contener hasta un 60% de aditivos, que le confieren


estabilidad, plasticidad o rigidez, color, entre otros, convirtiéndolo en un cóctel de
compuestos químicos, muchos de ellos tóxicos. Si el producto de PVC es blando, como
las mangueras y tuberías flexibles, tapicerías, suelos o papeles pintados de vinilo,
entonces contienen plastificantes. Las sustancias que se utilizan como plastificantes del
vinilo son los ftalatos, unos compuestos que han resultado cancerígenos en animales de
laboratorio y que además son estrogénicos, esto es, pueden alterar el sistema hormonal.

Metales pesados tóxicos, como el plomo y el cadmio se utilizan también como aditivos
del PVC y se pueden encontrar en ventanas, persianas y revestimientos de este material.

Aglomerado de madera, hardboard

Emanaciones de formaldehído de las resinas ureicas y fenólicas

Alfombras sintéticas

Acumulan polvo, hongos y producen emanaciones de componentes volátiles. Los


adhesivos aplicados también emiten gases nocivos. Se cargan fácilmente de estática.

Cañerías de cobre

Se utilizan para el transporte de agua, que requieran soldadura de plomo. La soldadura


de plomo desprende partículas de este metal.

Pinturas sintéticas de interior

Emanan componentes orgánicos volátiles y gases de mercurio.


Pisos vinílicos o plastificados

Producen emanaciones tóxicas del material y de los adhesivos.

FRENTE AL FUEGO

Cuando se queman materiales que contienen cloro, se forma ácido clorhídrico y


compuestos órgano clorados. El ácido clorhídrico es un gas muy corrosivo que produce
graves daños materiales y humanos. Este ácido reacciona también con los aditivos que
contiene el PVC, creando así un volumen mayor de humos tóxicos. Entre las sustancias
órgano cloradas que se forman durante la combustión del PVC se encuentran las
dioxinas, que contaminan las cenizas y escombros de los incendios, convirtiéndolos en
residuos tóxicos. En definitiva, el PVC convierte un incendio en un accidente químico,
multiplicando los daños materiales, ambientales, humanos y económicos.

La inyección de espuma de urea-formol (formaldehído) libera durante años un derivado


del formol, un vapor irritante que puede ocasionar molestias en ojos, garganta y vías
respiratorias. Las placas de poliestireno o "corcho blanco", usado también para
embalajes, pueden considerarse un buen aislante, pero si arde desprende vapores
tóxicos.

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