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Lectura de Germinal

Contextualización

Analizar el movimiento ge-


Época neral, los principios estéti-
cos, temas comunes, etc.
Describir la trayectoria del
autor en referencia a la obra
Obra y el lugar e importancia
del fragmento en la obra
Interpretar el tema principal,
Fondo la intención del fragmen-
to, la progresión temática

Identificar la estructura retóri-


Forma ca y los aspectos propios
del género al que pertenece

Exponer las posibles influencias


Tradi-
y la repercusión de la obra en el
ción
marco de la literatura universal

El movimiento literario: El Naturalismo


Surge en Francia y desde ahı́ irradia a otros paı́ses europeos.
Observación objetiva: observación y análisis minucioso de la realidad
en sus aspectos más sórdidos.
Ambientación contemporánea.
Analizan el comportamiento de los seres humanos, intentando expli-
car sus causas. Para ello tienen en cuenta las nuevas ideas cientı́ficas:
determinismo, herencia biológica, selección natural . . .
Los personajes pertenecen a la burguesı́a y el proletariado. Se incorpo-
ran personajes con deficiencias fı́sicas o psı́quicas; sus circunstancias
de vida son de fuerte miseria.
Narrador omnisciente: El narrador interviene poco y deja paso al
pensamiento de los personajes. Por ello, empieza a cobrar más fuerza
el estilo indirecto libre.
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El autor: Émile Zola (1840-1902)


Creador del Naturalismo, escribió entre 1871 y 1893 una serie de veinte no-
velas, Los Rougon-Macquart, centrada en las distintas ramas de una familia;
entre ellas se encuentra Germinal (1885). Sus novelas se caracterizan por la
fuerza de sus descripciones y por tener como protagonista a la emergente
clase proletaria.

La novela: Germinal
Está considerada una de las mejores novelas de Zola.
Se centra en una huelga de los mineros del carbón en el norte de Fran-
cia en la década de 1860.
Fue escrita entre abril de 1884 y enero de 1885 y publicada por primera
vez entre noviembre de 1884 y febrero de 1885 en la revista Gil Blas ,
En marzo de 1885 se publica como libro.
La novela arranca cuando Étienne Lantier (un personaje de anteriores
novelas caracterizado como un conflictivo luchador sindicalista) llega
a la ciudad de Montsou para ganarse la vida como minero. Étienne se
hace amigo del veterano minero Maheu, quien le encuentra un lugar
para alojarse y le consigue trabajo. Dadas las penosas condiciones de
trabajo y existencia, los mineros deciden ir a la huelga para reclamar
un aumento de sueldo y Étienne se convierte en el lı́der del movimien-
to. Las protestas son duramente reprimidas, se acuden a trabajadores
belgas para sabotear el paro y finalmente el movimiento fracasa.
El tı́tulo, Germinal, proviene del nombre del mes inicial de la primave-
ra según el calendario revolucionario francés; probablemente, preten-
de evocar el carácter naciente de la causa obrera y sugerir un horizonte
de esperanza a pesar de la dura trama relatada.
E. Zola realizó una profunda investigación de la vida obrera en las
minas realizando largas visitas de observación a las ciudades del norte
minero francés en 1884; fue testigo de las secuelas de la huelga en
Anzin y bajó a un pozo de carbón en Denain.
Desde el momento de su publicación su éxito y repercusión ha sido
enorme. Ha sido frecuentemente adpatada al cine y a la televisión;
destacan las pelı́culas de Yves Allégret (1963) y Claude Berri (1993) ası́
como la serie que sobre el libro emitió la BBC (1970).
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El fragmento

Al salir a la calle, la mujer de Maheu se quedó sorprendida, no- Narrador


tando que el viento habı́a cesado completamente. Tercera persona onmiscente.
Atención minuciosa a la realidad.
Estaba deshelando, pero hacı́a un frı́o intensı́simo; el cielo tenı́a
color de tierra, las paredes chorreaban a causa de la humedad, los
caminos estaban intransitables por el mucho barro, un barro especial,
que sólo se conoce en el paı́s del carbón, negro y tan áspero, que se Lenguaje
dejaba uno en él la suela de los zapatos. Al poco rato tuvo que dar
Las expresiones duras de la mujer de
una bofetada a Leonor, porque la chicuela se entretenı́a en recoger el Maheu reflejan el carácter duro de la
barro con la punta de sus zuecos, como si fueran una pala. vida del proletariado minero; esa dure-
za se transmite a los hijos al igual que
—¡Verás, verás tú, grandı́simo tunante, si te cojo y te rompo el la fortaleza de carácter y el instinto de
alma, para que no hagas más bolitas! supervivencia.
Era que Enrique habı́a recogido un puñado de barro y se entre-
tenı́a en hacer bolas con él. Los dos chiquillos, escarmentados por
igual, entraron en orden, y ya muy formales siguieron andando con Contrastes sociales
trabajo porque los piececillos se les clavaban en el fango a cada paso. Uno de los aspectos que reciben aten-
ción en la novela naturalista es el deter-
[. . . ] minismo social; de ahı́ que en la nove-
Al aproximarse a las canteras de la Compañı́a, que eran una vasta la la conducta de los personajes venga
determinada por la pertenencia a una
serie de almacenes y talleres, la mujer de Maheu se decidió a coger clase o a otra y que se subrayen sus de-
un chico de cada mano. A la entrada de aquéllas se veı́a el palacio del sigualdades.
director, señor Hennebeau; una especie de chalet enorme, separado
del camino por una verja, y seguido de un jardı́n, donde crecı́an al-
gunos árboles raquı́ticos. Precisamente a la puerta habı́a un carruaje,
del que se apearon un caballero y una señora envuelta en un abrigo
de pieles: sin duda, alguna visita de Parı́s que habı́a llegado aquella
mañana a la estación de Marchiennes, porque la señora Hennebeau,
Simbolismo
que salió a recibirlos, lanzó una exclamación de sorpresa y alegrı́a.
Pese a que la observación minuciosa
—¿Queréis andar, demonios? -gruñó la mujer de Maheu, tirando no pretende transmitir ningún mensaje
de sus dos hijos, que se atascaban en el fango. simbólico, es difı́cil no advertir la carga
metafórica asignada al fango en el que
Llegó a casa de Maigrat muy emocionada. Maigrat vivı́a al lado
se mueven los personajes de la familia
del palacio del director; una tapia separaba el hotel del señor Henne- Maheu.
beau de la estrecha vivienda que habitaba el comerciante, quien tenı́a
un almacén y una tiendecilla, cuya puerta daba a la carretera. En ella
vendı́a un poco de todo: especias, salchicherı́a, frutas, pan, cerveza y Detalles significativos
objetos de fantası́a. Habı́a sido vigilante en la mina Voreux, y luego, La aparición de elementos nuevos de la
al abrir tienda, empezó con una muy pequeña; pero después, gracias trama se acompaña de un descripción
que trata de enmarcarlo: en este caso
a la protección decidida de sus jefes, la habı́a agrandado, aumentando la condición de pequeño comerciante
su comercio, y acabando por matar la venta al por menor en Montsou. de Maigrat, su historia y su sumisión
a la compañı́a de minas. En el ascen-
Acaparó las mercaderı́as, y su importante clientela de obreros le so social del comerciante se advierte la
permitı́a vender a precios más baratos y abrir créditos mayores que avidez comercial, la crı́tica al impulso
por el monopolio y sus efectos sobre los
todos los demás tenderos. Por otra parte, seguı́a siendo el protegido competidores.
de la Compañı́a, que le habı́a hecho de nueva planta la tienda y el
almacén.
—Aquı́ estoy otra vez, señor Maigrat -dijo la mujer de Maheu con
humildad al verle en la puerta.
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Fisionomı́a y carácter Él la miró sin contestarle. Era un hombre alto, grueso, fornido, que
El influjo de las ideas del médico ita- pretendı́a ser enérgico, y que cuando tomaba una resolución, ésta era
liano Lombroso hacı́an que las descrip-
ciones fı́sicas mostrasen rasgos impor- siempre irrevocable.
tantes de las personalidad; en este caso, —Vamos, no me despida como ayer. Necesitamos comer pan, de
su complexión apunta la brutalidad de
Maigrat.
aquı́ al lunes. Es verdad que hace dos años le debemos sesenta fran-
cos; pero…
Y siguió hablando con frase entrecortado y voz poco segura. Aquélla
era una deuda antigua, contraı́da durante una huelga. Veinte veces
habı́an prometido pagarla; pero como no podı́an, apenas le daban
cuarenta sueldos cada quincena. Además, les habı́a sucedido una des-
gracia; habı́an tenido que pagar veinte francos a un zapatero que
querı́a embargarles, y por eso no tenı́an ni un céntimo. Si no, hu-
bieran podido tirar hasta el sábado, como los demás compañeros.
Pero Maigrat, sin abrir la boca, sin mirarla siquiera, recostado
en el quicio de la puerta, y con los brazos cruzados sobre el pecho,
La denuncia contestaba que no con la cabeza a cada una de aquellas súplicas.
Las pésimas condiciones de los mineros —Nada más que pan, señor Maigrat. Ya ve que soy razonable; no
de la novela son también un alegato de
denuncia dado el papel de crı́tica social quiero café, sólo dos panes de tres libras todos los dı́as.
con el que el naturalismo concibe la na- -¡No! -exclamó él al fin con toda su fuerza.
rrativa.
Su mujer habı́a aparecido en aquel momento; era una pobre cria-
tura, endeblucha, que pasaba los dı́as sobre su libro de cuentas sin
atreverse siquiera a levantar la cabeza. Pero se marchó enseguida,
compadecida de aquella infeliz, que le dirigı́a miradas suplicantes.
Se decı́a de ella que prestaba de buen grado el lecho conyugal a las
muchachas de los parroquianos. Era cosa sabida: cuando un minero
deseaba una prórroga de crédito, no tenı́a más que mandar a su hi-
ja o a su mujer, fuesen guapas o feas, con tal de que se mostraran
complacientes.
La mujer de Maheu, que seguı́a suplicando con la vista, se sintió
Lo desagradable turbada ante la insistencia de los ojillos de Maigrat, que la contem-
El naturalismo al pretender un análisis plaban de un modo extraño. Aquello la puso fuera de sı́; lo hubiera
social riguroso y cientı́fico no evita pre- comprendido antes de tener siete hijos, cuando era joven y guapa. Y
sentar los aspectos más desagradables
de la conducta humana. En este caso se marchó de allı́ arrastrando a Leonor y a Enrique, que se entretenı́an
la lascivia de Maigrat y los favores se- en recoger las cáscaras de nuez que habı́a en el suelo de la tienda.
xuales que obtienen de los mineros se
presentan en toda su crudeza; ası́ se re- —Acuérdese de lo que le digo, señor Maigrat; esto le traerá alguna
presenta la visión del mundo como una desgracia.
mercancı́a y las personas como objetos
de una transacción comercial.
Germinal, Parte II, Capı́tulo II

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