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Contextualización
La novela: Germinal
Está considerada una de las mejores novelas de Zola.
Se centra en una huelga de los mineros del carbón en el norte de Fran-
cia en la década de 1860.
Fue escrita entre abril de 1884 y enero de 1885 y publicada por primera
vez entre noviembre de 1884 y febrero de 1885 en la revista Gil Blas ,
En marzo de 1885 se publica como libro.
La novela arranca cuando Étienne Lantier (un personaje de anteriores
novelas caracterizado como un conflictivo luchador sindicalista) llega
a la ciudad de Montsou para ganarse la vida como minero. Étienne se
hace amigo del veterano minero Maheu, quien le encuentra un lugar
para alojarse y le consigue trabajo. Dadas las penosas condiciones de
trabajo y existencia, los mineros deciden ir a la huelga para reclamar
un aumento de sueldo y Étienne se convierte en el lı́der del movimien-
to. Las protestas son duramente reprimidas, se acuden a trabajadores
belgas para sabotear el paro y finalmente el movimiento fracasa.
El tı́tulo, Germinal, proviene del nombre del mes inicial de la primave-
ra según el calendario revolucionario francés; probablemente, preten-
de evocar el carácter naciente de la causa obrera y sugerir un horizonte
de esperanza a pesar de la dura trama relatada.
E. Zola realizó una profunda investigación de la vida obrera en las
minas realizando largas visitas de observación a las ciudades del norte
minero francés en 1884; fue testigo de las secuelas de la huelga en
Anzin y bajó a un pozo de carbón en Denain.
Desde el momento de su publicación su éxito y repercusión ha sido
enorme. Ha sido frecuentemente adpatada al cine y a la televisión;
destacan las pelı́culas de Yves Allégret (1963) y Claude Berri (1993) ası́
como la serie que sobre el libro emitió la BBC (1970).
3 | Lectura de Germinal
El fragmento
Fisionomı́a y carácter Él la miró sin contestarle. Era un hombre alto, grueso, fornido, que
El influjo de las ideas del médico ita- pretendı́a ser enérgico, y que cuando tomaba una resolución, ésta era
liano Lombroso hacı́an que las descrip-
ciones fı́sicas mostrasen rasgos impor- siempre irrevocable.
tantes de las personalidad; en este caso, —Vamos, no me despida como ayer. Necesitamos comer pan, de
su complexión apunta la brutalidad de
Maigrat.
aquı́ al lunes. Es verdad que hace dos años le debemos sesenta fran-
cos; pero…
Y siguió hablando con frase entrecortado y voz poco segura. Aquélla
era una deuda antigua, contraı́da durante una huelga. Veinte veces
habı́an prometido pagarla; pero como no podı́an, apenas le daban
cuarenta sueldos cada quincena. Además, les habı́a sucedido una des-
gracia; habı́an tenido que pagar veinte francos a un zapatero que
querı́a embargarles, y por eso no tenı́an ni un céntimo. Si no, hu-
bieran podido tirar hasta el sábado, como los demás compañeros.
Pero Maigrat, sin abrir la boca, sin mirarla siquiera, recostado
en el quicio de la puerta, y con los brazos cruzados sobre el pecho,
La denuncia contestaba que no con la cabeza a cada una de aquellas súplicas.
Las pésimas condiciones de los mineros —Nada más que pan, señor Maigrat. Ya ve que soy razonable; no
de la novela son también un alegato de
denuncia dado el papel de crı́tica social quiero café, sólo dos panes de tres libras todos los dı́as.
con el que el naturalismo concibe la na- -¡No! -exclamó él al fin con toda su fuerza.
rrativa.
Su mujer habı́a aparecido en aquel momento; era una pobre cria-
tura, endeblucha, que pasaba los dı́as sobre su libro de cuentas sin
atreverse siquiera a levantar la cabeza. Pero se marchó enseguida,
compadecida de aquella infeliz, que le dirigı́a miradas suplicantes.
Se decı́a de ella que prestaba de buen grado el lecho conyugal a las
muchachas de los parroquianos. Era cosa sabida: cuando un minero
deseaba una prórroga de crédito, no tenı́a más que mandar a su hi-
ja o a su mujer, fuesen guapas o feas, con tal de que se mostraran
complacientes.
La mujer de Maheu, que seguı́a suplicando con la vista, se sintió
Lo desagradable turbada ante la insistencia de los ojillos de Maigrat, que la contem-
El naturalismo al pretender un análisis plaban de un modo extraño. Aquello la puso fuera de sı́; lo hubiera
social riguroso y cientı́fico no evita pre- comprendido antes de tener siete hijos, cuando era joven y guapa. Y
sentar los aspectos más desagradables
de la conducta humana. En este caso se marchó de allı́ arrastrando a Leonor y a Enrique, que se entretenı́an
la lascivia de Maigrat y los favores se- en recoger las cáscaras de nuez que habı́a en el suelo de la tienda.
xuales que obtienen de los mineros se
presentan en toda su crudeza; ası́ se re- —Acuérdese de lo que le digo, señor Maigrat; esto le traerá alguna
presenta la visión del mundo como una desgracia.
mercancı́a y las personas como objetos
de una transacción comercial.
Germinal, Parte II, Capı́tulo II