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Elementos de Hermenéutica Bíblica

www.geocities.com/eddichicho / Artículos

Lic. Roberto Chacón Zúñiga


2004

Presentación

En el año 1989, como parte del plan de estudios de la desaparecida Escuela de


Evangelismo Personal (EDEP), institución pionera en la preparación de
ministros, para la Iglesia de Cristo en el ámbito nacional, se nos encomendó,
junto con el hermano Ramón Bynum, dictar el curso de Hermenéutica, para el
cual elaboramos el folleto titulado Elementos de la Hermenéutica.

El presente trabajo, teniendo como base el documento supracitado, pretende


armonizar la información allí contenida, con las experiencias obtenidas
durante los cursos sobre Hermenéutica, que hemos dictado en forma
posterior.

El propósito es ordenar y simplificar los contenidos, con el fin de ofrecer a la


hermandad, un tratado elemental de la ciencia interpretativa que sirva, no
solo como guía en el estudio individual de la Hermenéutica, sino que también
pueda ser utilizado como material didáctico en las escuelas dominicales.

Esperamos que tal esfuerzo, pueda ser fuente de bendición para muchas y
muchos hermanos y un factor de crecimiento para las congregaciones del país.

Introducción

Definición de Hermenéutica Bíblica

El término hermenéutica, procede del verbo griego ”hermenéuo” que significa


interpretar. En la mitología griega, Hermes era el mensajero de los dioses y el
intérprete de Júpiter, cada hermenéuo era entonces un intérprete. En ese
sentido, entonces, podemos definir la Hermenéutica como la ciencia que
aplica todas las reglas necesarias, para la correcta interpretación y
explicación de un texto.

En lo que respecta al campo bíblico, el análisis interpretativo da lugar a otra


disciplina, la cual se conoce con el nombre de “Exégesis”, término que
proviene del prefijo griego “ex” que significa fuera y de la palabra
“egeisthas” que significa guiar o dirigir. De ahí que la exégesis, tiene como
propósito orientar el estudio de la Biblia, comentando pasaje por pasaje, y
hasta palabra por palabra, conduciéndonos así a la correcta explicación o
verdadero mensaje que el Espíritu Santo se propuso comunicar.

Consecuentemente y en virtud de que tanto la hermenéutica como la


exégesis, contienen reglas y fuentes de conocimiento que nos ayudan a
entender y explicar la Biblia, podemos proponer entonces el concepto de
“Hermenéutica Bíblica”, entendida esta como la disciplina que nos permite
entender las características del lenguaje humano y de toda clase de escritos,
sagrados u seculares, para obtener así una explicación legítima del mensaje
contenido en las Sagradas Escrituras.

Lo anterior supone, necesariamente, el hecho de que la hermenéutica bíblica


no puede ser considerada en forma aislada o independiente, de todas las
demás áreas del conocimiento que comparten un único objeto de estudio, la
Biblia, de tal forma que es imprescindible acudir al la Teología (ciencia que
trata del conocimiento de Dios y sus relaciones con los hombres), como marco
general para lograr así una amplia y suficiente visión, que garantice la
eliminación o al menos reducir al máximo, la probabilidad de error en el
razonamiento. Recordemos que Dios inspiró el mensaje, pero no inspira la
interpretación.

En relación con este planteamiento, se debe recordar que la Teología,


usualmente se divide en cuatro campos de estudio:

1) Teología Sistemática: Que estudia de manera sistemática, todos los


materiales que encontramos en la Biblia, en conexión con todas las demás
ciencias (sociales y exactas o naturales).

2) Teología Bíblica: Que estudia únicamente los materiales que encontramos


en la Biblia. Es lo que se conoce como el estudio positivo de las Escrituras.

3) Teología Histórica: Que estudia el desarrollo histórico de las diferentes


formas doctrinales del cristianismo.

4) Teología Práctica: Que considera la parte práctica o aplicación de la


Palabra de Dios, en la vida de personas y de las congregaciones. Ejemplo
de esta son la Homilética y los diversos tipos de metodología pastoral y de
evangelismo.
Las reflexiones en torno a estos campos de estudio, revisten una enorme
importancia, pues de ellas se derivan las reglas y los procedimientos que dan
lugar a las dos grandes divisiones de la Hermenéutica Bíblica.

Divisiones de la Hermenéutica Bíblica

La hermenéutica se divide, para los efectos de su aplicación, en dos áreas: la general y


la especial.

La hermenéutica General, trata de organizar y sistematizar todas aquellas


reglas que permiten la interpretación y explicación de toda la Biblia en
general. Incluye las consideraciones sobre el espíritu correcto, el método
correcto, los pasajes paralelos, así como otros asuntos afines.

La Hermenéutica Especial, tiene que ver con todas aquellas reglas y


consideraciones, que son requisitos para interpretar categorías especiales de
literatura, las cuales contienen lenguaje figurado, poesías, profecías y otras
figuras de la misma naturaleza.

Auxiliares para la correcta interpretación

No podemos iniciar las consideraciones sobre la aplicación de la hermenéutica, sin antes


tomar en cuenta el tema de los auxiliares. Todo buen intérprete debe procurar echar
mano de ciertas herramientas o auxiliares de interpretación, que sin pretender sustituir la
guía del Espíritu Santo, revisten una gran utilidad, entre ellas podemos mencionar:

1) La Biblia de estudio: Una buena Biblia de estudio provee introducciones y


bosquejos para cada libro, así como notas de pie de página, mapas, referencias,
antecedentes históricos, información cultural, además de comentarios básicos sobre
los textos. Es recomendable que este impresa en papel de buena calidad, de tal
forma que se pueda subrayar y hacer anotaciones en sus márgenes.

2) La concordancia bíblica: La concordancia es un listado alfabético de las palabras


más importantes de la Biblia y de las referencias a los pasajes bíblicos que las
contienen. Algunas concordancias indican términos sinónimos, así como las raíces
de las palabras en el idioma original de la Biblia.

3) Los diccionarios en todas sus modalidades: Los diccionarios proveen definiciones


e información general sobre las palabras, la gente, los lugares y las ideas contenidas
en la Biblia.

4) Los comentarios: Un buen comentario ofrece explicaciones útiles e


interpretaciones de otros estudiosos de la Biblia, que pueden confirmar, refinar, re-
evaluar y hasta corregir nuestra comprensión del pasaje en estudio. Es recomendable
acudir a los comentarios, sólo después de haber estudiado cuidadosamente el pasaje
en forma individual, ya que el hacer uso de ellos en forma previa, podría confundir
nuestra propia investigación.
5) Los programas de computadoras: Existen programas especiales para el estudio de
la Biblia, los cuales incluyen estudios de palabras, referencias, estudios temáticos y
trabajos en lenguas originales.

Finalmente, una de las herramientas de mayor eficacia son nuestras propias notas,
nuestra mente, dada por el mismo Padre Celestial, es capaz de llegar a grandes alturas
del conocimiento, nuestros pensamientos de hoy, nos pueden ayudar para entender
mejor la Palabra de Dios en el futuro, debemos por lo tanto guardar nuestras
conclusiones, hacer nuestras propias notas, la exhortación es, entonces, ¡Leer, meditar y
escribir!

Hermenéutica General

El espíritu correcto

Las actitudes controlan nuestra vida y consecuentemente todo lo que hacemos, en ese
sentido, para enfrentar el análisis hermenéutico de las Escrituras, no basta con estudiar
la Biblia, sino que debemos tener motivos correctos para su estudio u lo que es lo
mismo un espíritu correcto. Tal disposición del espíritu, debe contener al menos las
siguientes actitudes:

1) Humildad: Es una actitud difícil, tanto para explicar como para encontrar en
nuestras vidas, señala fundamentalmente al hecho de depender en forma total de
Dios, para así llegar a la fuente del conocimiento espiritual de las cosas.

“ Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros,
que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí
con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno”
(Romanos 12:3).

“Nadie se engañe a sí mismo, si alguno entre vosotros se cree sabio en este


siglo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio” (I Corintios 3:18).

La sabiduría de este mundo es contraria a la sabiduría de Dios, y el intérprete


humilde entiende la diferencia, conoce lo mucho que depende del Padre y
constantemente regresa a la fuente de verdad, para satisfacer su necesidad, eso es
humildad.

2) Honestidad: Dios espera que seamos honestos cuando nos acercamos a su Palabra.
El intérprete honesto, desecha las ideas preconcebidas y se apega a la verdad,
descarta sus propias opiniones, intereses y deseos, que lo pueden conducir al error,
porque desea conocer la verdad y lo razonable. La honestidad nos permite aceptar la
verdad, aun cuando esta nos demuestra que estabamos equivocados.

“Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).


3) Curiosidad: Cuando se estudia la Biblia, se debe tener la suficiente curiosidad, para
buscar la verdad y seguirla hasta donde sea que esta nos lleve.

4) Coraje: Es otra actitud esencial para el descubrimiento exitoso de la verdad. En


algunas ocasiones, la información encontrada nos conduce al “sufrimiento” o al
“ridículo”, en virtud de los cambios que debemos enfrentar en nuestras vidas.
Algunas personas le añaden, le quitan o sustituyen la Palabra, con tal de no sufrir las
transformaciones que la verdad les exige. Se requiere un profundo coraje espiritual,
para obedecer la verdad, tal y como está escrita.
5) Independencia: El intérprete humilde depende de Dios, pero debe ser independiente
de los otros seres humanos. Podemos y debemos utilizar el material producido por
otros estudiosos de la Biblia, pero es necesario que aportemos nuestro esfuerzo
personal, esto significa que debemos aprender a pensar en forma individual, esto
evita los errores acumulados o “sesgos” en la interpretación.

6) Atendencia: Esto es, estar atentos al mensaje, Dios está hablando realmente con
nosotros cuando estudiamos su Palabra. El vocablo atención señala hacia la “postura
del soldado listo para una orden”. Los cristianos somos soldados de la cruz, siempre
listos para obedecer.1 Por último, cabe anotar la importancia, no solo para el trabajo
hermenéutico, sino que también para todas las áreas de la vida cristiana, de una
entrega permanente al ejercicio de la oración, esto garantizará, en todo momento, la
guía del Espíritu Santo en nuestra labor.

El método correcto

La interpretación de las Escrituras es un reto y a la vez una experiencia de


mucho valor. Tiene que ver con la posibilidad de alcanzar la salvación de
nuestra alma. En otros términos, el discernimiento que tengamos de la
connotación de una palabra, del sentido de un pasaje o del significado de un
tema, nos puede alejar o llevar más cerca de Dios, es la diferencia entre
andar en la oscuridad y andar en la luz (I Juan 1:7).

Es por eso que se hace necesario adoptar un método correcto, que nos de la
garantía de accesar la verdad, en armonía con las interpretaciones de otros
estudiosos.

El método más recomendado2 es el conocido como "Método de


Interpretación histórico-gramatical" o "gramático-histórico”, cuyas
principales virtudes son garantizar las conclusiones correctas, en torno a
temas tales como: el estudio del contexto histórico del pasaje, el examen de
todos los detalles literarios a la luz de las prácticas culturales de la época, el
cotejo con pasajes paralelos (para estar así de acuerdo con la enseñanza
general de la Biblia sobre el tema del pasaje) y el ejercicio del sentido de
pertinencia (esto es discernir la aplicación del pasaje en la actualidad).

1
Recomendamos al respecto la lectura y estudio de la Parábola del Sembrador, Mateo 13:3-
23.
2
Sugerimos para un mayor entendimiento, analizar la discusión sobre los diferentes métodos,
presentada en la obra “Claves de Interpretación Bíblica, consignada en la bibliografía.
Presentamos a continuación los pasos principales de este método.

La interpretación histórica

El conocimiento de los antecedentes históricos de un hecho (contexto


histórico) o de un pasaje en particular, es esencial para la comprensión de
su significado original y para la aplicación de esa verdad en la vida actual,
de tal forma que la interpretación bíblica debe involucrar, al menos, las
siguientes preguntas:

1) ¿Quién está escribiendo o está hablando? Saber quién escribe o habla es vital
para armonizar los pasajes y tener un entendimiento completo de los temas.

2) ¿A quién fue escrito o fue hablado? Es vital conocer las características y las
necesidades los receptores primarios del mensaje bíblico.

3) ¿Cuándo fue escrito o hablado? Conocer la época de la escritura y las condiciones


económicas, políticas, sociales y espirituales de ese tiempo, es un factor de gran
pertinencia en la comprensión del mensaje escritural.

4) ¿Cuáles fueron las circunstancias de la escritura o del discurso? Toda buena


interpretación debe considerar los sucesos o situaciones que propician o hacen
necesario el mensaje.

5) ¿Cuál fue el propósito de la escritura o del discurso? El conocimiento del objetivo,


de la conducta o de las circunstancias que pretendía generar el orador o el
escritor, es también un elemento esclarecedor en el entendimiento de las
escrituras.

La interpretación gramatical

Todo vocablo o palabra por sí sola, puede poseer un cierto sentido, sin embargo, es en la
relación con otras palabras cuando adquiere su verdadero significado (contexto
gramatical).

Así, todas las palabras en la Biblia se encuentran en un contexto, el cual, mediante su


análisis, nos permite “asirnos” a la verdad comunicada por su autor. Es por ello que
debemos aprender a considerar el contexto de cada palabra, oración y párrafo, así como
las consideraciones de tipo morfológico3 y sintáctico4, en nuestro estudio de la
Escrituras.

En ese sentido, es menester tener en cuenta los siguientes elementos:


3
Morfología es la parte de la gramática que estudia la forma de las palabras.
4
Sintaxis es la parte de la gramática que estudia las oraciones y sus clases.
1) Las partes de la oración: Considerar el sujeto, el verbo, los adverbios, las
preposiciones, los adjetivos y las diferentes formas del predicado, nos permiten
entender a quién se le pide o quién realiza una acción, así como el tipo de acción y
las circunstancias en que se realiza o se debe realizar.

2) Las palabras de advertencia: Tales como “entonces”, “sin embargo” o “no


obstante”, al principio de los versículos y de las oraciones, nos preparan para
entender el sentido del mensaje que sigue.

3) El significado individual de las palabras: Las palabras han sido llamadas “bloques
de construcción de un lenguaje” o “vehículos de pensamiento”. Es imposible
entender el mensaje de Dios, si no entendemos en primer lugar las palabras que él
escogió para comunicar la verdad. Para tal fin se han de utilizar cuatro técnicas, que
permiten llegar al significado exacto de una palabra, en un pasaje en particular:

La etimología o significado original de una palabra, es determinar el


pensamiento básico contenido u la razón de la existencia del vocablo, su génesis y
desarrollo.

El uso o significado de la palabra, en el tiempo de uso por el escritor:


muchas veces es de mayor importancia que la etimología, determinar la forma o el
sentido en que un autor “inspirado” utilizó una palabra, incluso en comparación con
el uso dado por otros autores “inspirados” o “no inspirados” de la misma época.

La comparación con sinónimos y antónimos: los sinónimos son palabras en el


mismo lenguaje que tienen connotaciones similares y los antónimos son palabra con
significados opuestos.

El examen de la palabra en su contexto, el ambiente o contexto, gramatical e


histórico es un factor fundamental para comprender finalmente el significado de una
palabra y su relación con el mensaje total (propósito del autor).5

Los pasajes paralelos


Un complemento del método histórico-gramatical, es la consideración del paralelismo
entre los pasajes, ideas y enseñanzas generales de la Biblia. Se dice que hay
paralelismo, cuando dos o más porciones de las Escrituras tratan un mismo tema o
asunto.

Una interpretación correcta, de cualquier pasaje bíblico, no puede darse por acabada
hasta tanto no se coteje cuales otros pasajes tratan el mismo tema y se considere toda la
enseñanza en su conjunto.

Los casos más evidentes son la vida de Jesús, tratada por los cuatro Evangelios y los
libros proféticos, que deben de ser estudiados juntos, en cuanto se entiende que hablan
del mismo período del futuro o de la historia.

5
Ver apartado de la interpretación histórica.
De esta forma los “pasajes oscuros”, serán explicados por los pasajes paralelos, donde la
enseñanza es clara.

El mensaje de la Biblia entera

Una última consideración, aunque no es menos importante, dentro de la hermenéutica


general, es el hecho de visualizar la Biblia como un solo mensaje, donde
necesariamente, cualquier texto o pasaje bíblico tendrá su contexto más remoto.

Lo anterior, es lo que se conoce como la “analogía de la Escritura”, y para su aplicación


se debe recurrir a tres reglas básicas:

1) La escritura debe ser, en primera instancia, explicada por la misma Escritura.

2) La Biblia es su propia intérprete.

3) La Verdad es la suma de la Palabra (Salmo 119:160).

De esta manera, los textos aparentemente contradictorios, son explicados al ser


considerados en armonía con todo el testimonio de la Biblia. Debemos recordar que
toda la Escritura es inspirada por Dios y que como tal, no hay en ella contradicciones.
Hermenéutica Especial

El lenguaje figurado

El lenguaje de la Biblia es muy variado, va desde lo literal a lo figurado. Nuestro


esfuerzo para comprender la Palabra de Dios, probablemente sería muy fácil, si sólo
tuviéramos que interpretar el lenguaje literal, pero en virtud de la importancia del
lenguaje figurado en la comunicación social, se hace indispensable su consideración.

Usualmente se le llama lenguaje figurado, a aquellas expresiones en las que se habla de


una cosa u objeto, en términos que normalmente se usan para designar otra cosa, con la
cual pueda ser considerada como semejante o similar.

Entre las razones para utilizar este tipo de lenguaje, podemos mencionar las siguientes:

1) Es imposible expresar algunas verdades, en lenguaje literal: Con frecuencia las


características de Dios, sólo pueden ser reveladas por medio de
“antropomorfismos” (uso de características humanas para describir su presencia o
acciones), ejemplo de esto son expresiones “la cara de Dios”, “la mano de Dios” y
“la voz de Jehová”.

2) El lenguaje figurado crea imágenes en nuestra mente y deja impresiones que


permiten recordar con más facilidad las enseñanzas: Ejemplo de ello son las
porciones de poesía bíblica y las parábolas.

3) El lenguaje figurado agrega belleza y variedad al mensaje: Véase por ejemplo el


bello y emocionante lenguaje del Salmo 1.

4) El lenguaje figurado es más potente que el literal: Tal es el caso de Hechos 23:3,
cuando Pablo llamó al Sumo Sacerdote Ananías una “pared blanqueada” o de las
ocasiones en que Jesús denunció severamente a los fariseos por su maldad.

5) El lenguaje figurado estimula la curiosidad y aumenta el deseo por examinar el


significado verdadero de la expresión: Este es el caso típico de las parábolas.

Procedimiento para identificar el lenguaje figurado

La identificación del lenguaje figurado no es difícil, si logramos la distinción entre lo


literal y lo figurado. Las siguientes sugerencias pueden ser de gran ayuda en la
realización de tal tarea:

1) Por lo general podemos dar por un hecho que un pasaje es literal, a menos que
haya evidencia amplia de que su significado es figurado: Casi siempre habrá
alguna indicación en el texto de que se está utilizando lenguaje figurado.

2) Cuando el significado literal de una palabra o de una expresión es imposible o


ridículo, debe considerarse tal expresión como figurada: Un caso evidente de
esto es el pasaje en que Jesús se compara con una “vid” (Juan 15:15).
3) Casi siempre la burla, el sarcasmo y el ridículo, se pueden considerar como
figurados: Véase al respecto I de Reyes 18:27 y Juan 19:3.

4) Si la interpretación del pasaje se opone a otros versículos, que son claros en su


significado, el pasaje debe entenderse como figurado: Este es un principio
fundamental para evitar la aparición de falsas doctrinas.

5) Si la interpretación de un pasaje demanda una acción que viola la enseñanza de


otro pasaje, debe considerarse como figurado: Por ejemplo los pasajes en los que
Jesús manda a “cortarse una mano”, “sacarse un ojo” y otros por el estilo (Mateo
5:29-30), en comparación con pasajes en los que se nos enseña que debemos
glorificar a Dios “en nuestro cuerpo” (I Corintios 6:19).

Procedimiento para interpretar el lenguaje figurado

La clave para interpretar el significado del lenguaje figurado, es reconocer los atributos
del objeto o cosa de la que se habla y aplicárselos al objeto considerado como semejante
o similar.

Para tal efecto, se puede proceder mediante la utilización de las siguientes sugerencias:

1) Siempre existe una relación entre el sentido literal de las palabras y su uso
figurado en la oración analizada: Por ejemplo en el caso de la expresión “Yo soy
la puerta” (Juan 10:9), el significado literal de la puerta (objeto que permite el paso
u entrada), es aplicable a Jesús, pues él permite la entrada al reino.

2) La interpretación del lenguaje figurado, siempre concuerda con el significado


de los pasajes literales que son paralelos: Si el sentido dado a una expresión
figurada contrasta con el sentido obvio de un pasaje literal, debe entenderse el
primero como erróneo.

3) Las mismas figuras, usadas en diferentes contextos o aún en el mismo, no


siempre requieren la misma interpretación: Véase al respecto el uso dado a la
palabra “oveja” en Isaías 53:6-7 y Juan 10:27.

Por último, es necesario advertir que nunca debemos interpretar una figura, en forma tal
que el significado esté en conflicto con su contexto.

Las figuras retóricas

El lenguaje figurado contiene una amplia tipología de figuras, sin embargo, en nuestro
criterio, para aquellos estudiantes que se inician en el trabajo hermenéutico, es
suficiente considerar los siguientes tipos:

1) La Parábola: Es una de las principales formas del lenguaje figurado, ocupando un


lugar privilegiado en las enseñanzas de Jesús. La parábola es una historia, sacada de
la experiencia cotidiana y usada para enseñar una verdad particular. La parábola
puede ser una historia real o no, pero de distingue de la fábula en que no es
imposible.
2) El Símil: Expresa una comparación entre dos objetos u cosas, que comparten al
menos una semejanza. Usualmente la palabra “como” introduce el símil, un ejemplo
de esta figura es:

“... y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y venía sobre él”
(Mateo 3:16).

3) La Metáfora: Aunque parecida al símil, en esta figura no aparece la palabra


“como”, es lo que se llama una comparación abreviada. La forma más común de la
metáfora es cuando se dice, que una cosa es otra para los propósitos comparativos,
ejemplo de ella es:

“Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12).

4) La Alegoría: Esta figura es semejante a una metáfora, con la salvedad de que utiliza
una historia para realizar la comparación. En este sentido es similar a una parábola,
con la excepción de que una parábola es una historia posible, supuesta, mientras que
la alegoría es un acontecimiento actual o histórico, usado para establecer la
comparación. Véase al respecto, la utilización que hace Pablo de la historia de Sara
y Agar, para enseñar la diferencia entre los dos pactos de Dios con los hombres
(Gálatas 4:22-31, Génesis 21).

5) La Hipérbole: Se refiere a una exageración usada para dar énfasis, proviene del
vocablo griego que significa “exceder”, ejemplo de hipérbole es Juan 21:25 y
también Efesios 3:8.

6) La Metonimia: En esta figura, una palabra sustituye a otra relacionada o sugerida


por la primera, tal es el caso de Génesis 6:11, donde el autor relata que “se
corrompió la tierra delante de Dios”, la palabra “tierra” se refiere a toda la gente
viviendo sobre la tierra.

7) La Sinécdoque: Posee una gran semejanza con la metonimia, sólo que cuando se
presenta el caso de que la palabra utilizada sustituye el todo por la parte o la parte
por el todo, estamos ante una sinécdoque. Claro ejemplo de esta figura es Mateo
6:11, en la que el “pan” sustituye la totalidad de la comida.

8) La Personificación o Antropomorfismo: Tiene como propósito asignar atributos


personales a objetos inanimados o abstracciones, dos ejemplos de esta figura son:

“Entonces cantarán los árboles de los bosques delante de Jehová” (I Crónicas


16:33).

“Así que no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su
afán” (Mateo 6:34).

La Poesía Hebrea

La interpretación de la poesía hebrea es un requisito indispensable para entender el


Antiguo Testamento. La porción poética de la Biblia se inicia con el libro de Job, pasa
por los Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, hasta el libro de
Lamentaciones.

Entre las razones que explican la presencia de la poesía en la Biblia, podemos citar:

1) Facilita la memorización.

2) Permite presentar las enseñanzas ante la congregación en forma de canto.

3) Facilita la interpretación de las Escrituras, gracias a sus características.

Esto, pues, la poesía hebrea se caracteriza por su estilo adornado y elevado, el uso de
vocabulario especial y principalmente por su forma simétrica de expresión llamada
paralelismo, la cual consiste en la correspondencia o contraste entre los renglones de la
poesía, con respecto al pensamiento o lenguaje de ellos y a veces de las dos cosas.

Nos interesa destacar aquí tres formas particulares de esta característica:

1) Paralelismo Sinónimo: Se presenta cuando el mismo pensamiento, con lenguaje


ligeramente cambiado, se expresa en varios renglones, ejemplo de esto es:

“Enlazado eres con las palabras de tu boca


y preso con las razones de tu boca” (Proverbios 6:2).

2) Paralelismo Antitético: sucede cuando el mismo pensamiento u otro estrechamente


relacionado con el primero, se da en contraste o antítesis, como en el caso de:

“La mujer sabia edifica su casa,


Más la necia con sus manos la derriba” (Proverbios 14:1).

3) Paralelismo Sintético: aparece cuando el escritor desarrolla la idea en forma


gradual, conforme avanzan los renglones, ya sea ascendentemente o en el sentido
inverso, de manera descendente, tal es el caso de Salmos 35:26, Isaías 55:6-7, Job
3:16-19, Isaías 40:31 y otros por el estilo.

Es importante señalar que las consideraciones anteriormente expuestas, deben de ser


tomadas en concordancia con las reglas propuestas para la interpretación del lenguaje
figurado. Como es obvio, la poesía por definición propia es simbólica.

La Profecía

La profecía es ante todo, la revelación de la voluntad de Dios, sobre cualquier tema y no


solamente la predicción del futuro.

En este sentido la figura del profeta aparece como aquel que habla por otra persona y
especial por Dios. El profeta es, entonces, aquel personaje que declara el mensaje de
Dios, el cual le ha sido dado por Dios mismo.
Sin embargo, el valor principal de la profecía es para la posterioridad, más que para su
época. De ahí que podemos decir que su propósito fundamental es revelar a Cristo, su
evangelio y su reino.

Además, la profecía tiene un valor como revelación orientadora para la vida particular,
tal y como lo enseña Pablo en I Corintios 10:11. Por otro lado, también tiene valor en
relación con el mensaje inmediato al pueblo de la época, en la cual Dios actuaba
directamente con su pueblo, preparándolo para la llegada del Salvador, de forma tal que
la profecía es parte de la historia del pueblo Hebreo.

Lo anterior nos permite concluir que las profecías hablaron principalmente del futuro
más lejano, en relación con Cristo, pero con frecuencia tenían aplicación a su época
inmediata, pero sólo en sentido figurado o hiperbólico

Para una correcta interpretación de la profecía, es necesario hacer la distinción entre


profecías directas e indirectas sobre Cristo.

En el primer caso, se refieren en forma directa a Cristo, sin hacer mención a otra
persona o circunstancia, de esta manera el cumplimiento solamente puede darse en
Cristo, véase como ejemplo Zacarías 13:7, en conexión con Mateo 26:31.

Por su parte las profecías indirectas, son aquellas que se refieren en forma superficial a
otra persona o circunstancia, pero cuyo lenguaje solo se cumple perfectamente en
Cristo, así siempre habrá una referencia inmediata, aplicable a otra persona, además de
la persona de Cristo, como en el caso de Salmos 16:9-10, en conexión con Hechos 2:25-
31 y en referencia a David.

Todo esto nos permitirá entender las siguientes reglas, para la interpretación de la
profecía:

1) La correcta interpretación, es aquella que se realiza en concordancia con todas


las demás profecías y con el mensaje total de la Biblia.

2) Debe dársele el primer lugar a las declaraciones escriturales, sobre el


cumplimiento de la profecía (paralelismo).

3) El propósito fundamental de la profecía es dar testimonio de Cristo.

4) Se debe recordar que en ocasiones la profecía tiene más de un solo


cumplimiento, el inmediato a la época y el lejano en Cristo.

5) Tener siempre presente que el lenguaje de la profecía se compone de poesía y


prosa, por lo tanto de lenguaje figurado y literal, por lo que se deben de aplicar
las reglas y sugerencias particulares, según sea el caso.

Como corolario, podemos afirmar a la luz de todo lo expuesto, que la Biblia nos
pertenece y que puede ser entendida fácilmente, si trabajamos aportando lo mejor de
nosotros mismos, dejándonos guiar por el Espíritu Santo y siguiendo con dedicación las
sugerencias aquí presentadas, cuyo contenido dan forma a la Hermenéutica Bíblica.
Las bendiciones de Dios le están esperando.

Bibliografía

Chacón Roberto y Bynum Ramón. Elementos de la Hermenéutica. Escuela de


Evangelismo Personal (EDEP), San José, Costa Rica, 1989.

De la Fuente Tomás. Claves de interpretación bíblica, Casa Bautista de


Publicaciones, U:S:A: 13º edición, 1994.

RBC Ministries. ¿Cómo puedo entender la Biblia? U. S. A. 1997.

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