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Ten presente esto: las situaciones favorables en términos financieros no suponen que te
desentiendas de la gestión de cartera. Todo lo contrario, es cuando más debes hacer un trabajo
minucioso para controlar el riesgo de tus inversiones, sea cual sea la opción que hayas elegido para
ello.
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Con estos consejos solo pretendo dar una sencilla guía a aquellos inversores que deseen gestionar su
propio patrimonio financiero. No es ni mucho menos un manual exhaustivo, sino más bien unos
consejos para comenzar con buen pie.
Como se darán cuenta, la gestión de una cartera de inversiones es una tarea que no tiene nada de
fácil o sencilla y que necesita una gran dedicación. En mi opinión llegar a aprender los aspectos
teóricos o mecánicos sea quizá lo menos dificultoso, siendo el lado emocional o psicológico la parte
más difícil de dominar. La gestión de patrimonios no es una ciencia exacta y se compone de un 20%
conocimientos y otro 80% de psicología. A continuación comento de manera sencilla algunos
puntos a tener en cuenta:
1. Fijarse un horizonte temporal amplio, mínimo 5 años. Cuanto más tiempo se mantenga una
inversión más posibilidades hay de generar rentabilidad positiva.
2. Definir el riesgo que queremos o podemos asumir, entendiendo el riesgo como la volatilidad
que la valoración de nuestra cartera puede sufrir en el transcurso del tiempo. ¿Hay estomago
para aguantar rápidos descensos en la valoración?
3. Diversificar por tipo de activo, zona geográfica y estilo de gestión, en función del perfil
inversor de cada uno, modulando el riesgo de la cartera. La diversificación reduce los riesgos,
pero un exceso de diversificación tiende a neutralizar las rentabilidades. Con 10 / 12 posiciones
debería ser suficiente.
5. Como materia prima para la construcción de carteras, en España se deben de utilizar los fondos
de inversión, tanto nacionales como extranjeros, de gestión activa o pasiva, ya que al ser
traspasables sin impacto fiscal, mejoran enormemente la rentabilidad a largo plazo.
6. Seleccionar en la medida de lo posible buenos gestores, con ranking alto en CityWire, que
aporten Alpha y tengan un buen track record. Hay que valorar sobre todo la consistencia de los
resultados a lo largo del tiempo y evitar elegir los fondos fijándose únicamente en los rankings
de rentabilidad. Elegir un fondo únicamente por ser el primero en rentabilidad ese año suele
dar lugar a decepciones.
7. Evitar perseguir las modas con respecto a una inversión o fondo estrella. No perseguir a los
mercados aumentando exposición a los mismos en momentos de euforia. Es mejor mantener
una cartera estable a lo largo del tiempo que ir tratando de anticipar giros en las tendencias de
los mercados.
8. No alinear totalmente la cartera según el consenso mayoritario. Cuando todo el mundo está
posicionado de la misma manera es muy difícil obtener rentabilidad. Alinearse con el
consenso no suele funcionar.
9. Tratar de permanecer flexible, con la mente abierta y escéptico ante lo que va afectando a
nuestra inversión. Cambiar nuestras apuestas de amplio consenso a otras apuestas menos
populares, suele dar resultados positivos.
10. Aprender de nuestros errores. Pensar “esta vez es diferente” suele salir caro en los
mercados. Con el tiempo uno aprende qué tácticas funcionan o no funcionan en los mercados.
11. Mantener bajo control nuestra respuesta emocional ante los desafíos de los mercados. Lo que
distingue a los gestores experimentados de los amateurs es el mayor control de las emociones,
lo cual les permite tomar ventaja en momentos difíciles.
12. Elegir un buen Banquero que haga por nosotros todo lo anterior. Mejor aún si se trata de un
Agente Financiero adscrito a una entidad de Banca Privada. Los Agentes Financieros cumplen
perfectamente con el principal objetivo de la directiva MiFid II, que es la protección del
inversor. El agente vive de su cliente y gestiona sus intereses como propios. Además aporta un
valor añadido a sus clientes frente a un banquero privado ya que, por norma general, gestiona
un número limitado de clientes y puede ofrecer por tanto una mayor dedicación y
personalización.