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El problema de escribir: el escritor, como dice Proust, inventa en la lengua una nueva lengua, tuna lengua en cierto modo extranjera. Actualiza nuevas polencias gramaticales o sintécticas, ‘Arrastra a la lengua fuera de sus surcos habitea les, la hace deliar. Pero, ademés, el problema de escribir no se separa de un problema de ver y de escuchar: en efecto, cuando se crea otra lengua en la lengua, es el lenguaje integro el que tiende hhacia un limite “asintactico, “ogramatical’, el gue se comunica con su propio afuera Fl Kite no esta afuera del lenguaje, ¢¢ su afuera: esti hecho de visiones y de audiciones no- lingtistieas, pero que sélo el Ienguaje hdce posi- ble. Asi, habria una pintura yuna mdsiag propins cena escritura, como efectos de colores y-de sano ridades que se elevan por encima de las palabras, sa travésde las palabras, entre las palabras, que se ve y que se escucha Gilles Deleuze Semots oe hs La literatura y la vida Gilles Deleuze Edicion preparada por Silvio Mattoni z 5 4 ‘Aleign Bditora [Deieuze, Giles La litera y a ida -2° od Crue: Alen itor, 2006. Bip; 18s tt ISBN 10; 950-9402-80-. 1. Filosofia. cpp 130 La lterarura y la vida Aleidn Baltora dlireecia: Juan Carlos Maldonado Tira original: Cruigae e Editions de Mineit, 1993), Edicion preparada por Silvio Marton © Primera cdc, Akin Edoct, 1994 © Segunda caiion, Alin Eine, 2006 © Aleioa Fattora, 2006 Av, Colon 339 ~ Galera Cinerama + Local 1S 5000 = Cérdobe - Replica Argentina Tel/Fax: (0351) 4233991 E-mail alcion(@infovia.com.ar Impreso en Argentina Hecho ef deposito que marca la Ley 1 LS.BLN. 10: 050-0402-80-X LS.BN. 13: 978 950.9402-80- Gilles Deleuze La literatura y la vida leiden Editor Advertencia preliminar Los tres ensayos aqui reunidos fueron tomados del libro Critique et clinique (ditions de Minuit, 1993), y su sclecein se debe a que, segiin cxeo, forman una Gtica de la esetirura, mediante Ia teotia del rartamudeo de la lengua, y on sistema practica (casi politic) de lecturas productivas, sistema que se aleja progresiea mente del equilibsio. El libelo que les sirve de prélo- 0, cietito durante el fervoroso lapso de sus trade ciones y la no menos fervorosa lecrura del libro inte fo de donde se extrajeron estos textos, intenta “tea ddacie” ciertas nociones delewzianas islas del archi lago Deleaze, Hevarls, dispersasles 0 attojatias, vio lentamente, al campo de la literatura argentina, en cuya llnura de malentendidos, “la gran Uanura de los chistes”, decia Osvaldo Lamborghini, se habrin de volver promontorios en ver de isla Obsticulos: la verdad desaparece con los muevos bsreos que legan con muevos libros. Pero este es el momento deleuzia no, parafraseando la famosa sentencia de Foucault, y su leetura es un mundo en el que se puedle vivie sin He- ene a le locara de la verdad. Lectura de la locura y no ocura de Ia leetura, citzs que sobrepasan un limite y no limites que se rellenan con cuslgnier cita ‘Tentacion de un intento cuyo canicter polémico sdlo seri evidente para aquellos a quienes esti ditigido. Devenir-Deleuze “Las lecturas que Deleuze hace de ciertos textos lite ratios suponen Iz produccién tebrica de su intensa colaboracién con Félix Guattari (fundamentalmente, Mil mesetas y Kafka. Por una literatuea menor) Alli se fabriean una serie de conceptos tales como devenis-algo, desterritovalizacidn, escritura ndmade; el movinieato que sugieren estas figuras es ubicado siem- pre ea un plano de desplazamientos menores en re cion a las Literature mayisculas. Gombrowicz, Katia, MeWville, Céline, son algunos de los escttores que pro: vvoeaton ese movimiento de disminucién en sts opera ciones de eseritura. Pero zqué es lo que disminuye, que es lo que deviene-menor? Fs el blogue sedentario, la ciudad liersc, cuyos bastiones defenderian valores Humanos, impuestos en verdad por la fuerza de su pro- pia artilleri. Los bloques de una literamea nacional impucsta pos los dispositivos eseolazes, la pedagoggia del “Humanisimo que hace del esertor una fuente de valores teascendentales, la glosia de la patra, el tervitorio seden- Tatio. A esto se oponen los asedios subierrincos de las singularidades némades, que guisieran aminoric el supuesto valor de los cénones escolarizados. Para eset bir no hay mis eseuela que el suttimicnto, dria Kafka. ’ Sin embargo, la diferencia del escsitor que se arties- gpa volverse un no-escritor no es la sublimidad furu- rista de las vanguardias, sino una suerte de entorpec miento, de interferencia, de malentendidos revelados, en has érdenes de las puardias nacionales; se destectito sializa la lengua al instaurat, mediante ciettos giros de deseomposicidn de la sinwxis una nueva sintaxis que tora risibles los estilos sedentarios, desnuda su cons- truccién servil e instimcional: Gombrowice y la patria poluea, Borges y lz tradiciin del escritor argentino, Lamborghini y las luchas nacionales, Aira y ls novela- ‘que-cuenta-bien-uns-historia; los segundos términos se esterstorilizan para rereritoralizarse luego de otro modo y en sentido contrario, devienen-menores. Tnventar lo imposible sin fronrers, sin institucion, sin mercado; devolver, por lo tanto, desde los nuevos euer- pos extrafios de la lengua, as fronteras, I institucion y el metcado a su exterioridad para-estaral con respecto al nomadismo de la esctitura. La teayectoria de los cuerpos que se escriben corre cen pos de una visién extrafia, (usa una lengua extran jera como modificacién de la propia lengua. La trayee= toria hace waa pasibola, un desvio, o mejor atin, dice que no hay més que desvios y pardbolas tanto en ellen uaje como en las cosas, y que las rectas slo existen Ja voluntad euclidiana de los pedagogos, en los artefac- tos de normalizacién masiva, en la bisqueda de las purezas nacionales. Las imporezas, la abyeccién social- ‘mente ind] de producir una literstura menor y las 10 visiones y audiciones de un agenciamiento colective apateda, son Ia verdadera salud, mientras que la nor rmalidad (nozmas ejemplares: “la literatuta argentina es realista, ¢s ltinoamericana, es europea, es populas, es fantistiea") seria siempre una anticipscién enfermiza de campos de concent:acidn para los textos. Los arti- ‘culos delinides y el verbo ser en presente pespetuo pparecieran linens rectas de una arquitectuea fascist ala que se opondrian las curvas del oximoron, las volutas de lo indefinido sin articulo, giro y rodeo en la lengua, por ejemplo, de Macedonio Fernandez. El payador de ‘Lugones asediadlo por el devenir-menot, antiépica, del ‘Musco de la novela. Pero en Ia deciva deleuziana no se deja de seftalar la ambigiiedad isreductible de estos devenires en la excti- tuea. 2No pueden acaso transfocmarse las miquinas de asedio de una literatura menor en la fortaleza de otra dominacién euya norma fuera la wansgresién sin efec- to, la ausencia de ley? El desvanecimiento de una ley clisica, impuesta por nacionalismos, humanismos modersisinos, puede ser la forma actual de un aplasta- ricnto sin lineas, polimorfo, que engullria toda trans- gesién pam incorporarla a su propio movimiento) genérica. En ese sentido, el problema de un devenie- ‘ou en ka escritura no se remitcia a una originalidad, a vuna diferencia, o a una nueva invencién, sino ¢ un deveninserial, a la repeticién 0 a una disposicién que resistiera sinticticamente la ticticas de aplastamiento, No hay acaso un devenir-eads-pequefiacosa en la n sintaxis de Juan L. Ortiz, que no puede ser asimilado 2 las normas de la poesia como género literasio? Léanse si no estos versos de su “ELEGIA (a Julieta)”, a una pertita gue ha muerto; “¥ te veo en esa soledad que, de improviso,/ sin tus dioses y tus hijitos/, era Ia noche ‘que rampaba, toda de agua y por el este de tus incur siones y visitas/ adclantadamente, sin un guitio/ de luceeillas”. ¥ todo el poema se expande en una vision otra, en un continuo més alli de la discontinuidad de las palabras, en un fluir de letras diminutas que no se puede reducir ni siquiera a la constelacién deleuziana; simplemente es un acto, un acontecimiento en las pala- ‘bras que ao puede set explicado a través de ellas. Dice Delewze (0 Claize Parnet, no lo sabemos), e0 Dilogos: “Al eserbie se proporciona esesitura « los que no la te fen, y éstos & su vez proporcionan a la escritura un deveni sin el cual no existiia, sin el cual seria pure redundancia al servicio de los poderes establecidos” Y de cso se teats en las leeturas delewzianas: no un dispo~ sitivo de explicacidn, sino un programa de accién. Sibeio Matton La literatura y 1a vida Esexibie no es ciettamente imponer una forma (de ‘expresion) a una materia vivida. La literatura esti mis biien del lado de lo informe, © de lo inacabado, como lo dijo e hizo Gombrowicz. Escribir es un asunto de devenis, siempre inacabado, sictnpre en vias de hacer sc, y que desbords toda materia vivible o vivida. La cesczitura es inseparable del devenir: exeribiendo, se deviene-mujee, se deviene-animal o vegetal, se devie- nne-molécula hasta devenit-imperceptble. sos deveni res se encadenan tncs con otros recorriendo una linea particular, como en una novela de Le Clézio, © bien coexisten a todos Jos niveles, recosriendo puerta uumbrales y zonas que componen el universo entero, como en la potente obra de Lovecraft. El deveni no ya en dl ott0 sentido, y no se deviene Hombre, por lo Iismo que el hombre se presenta como una forma de expresidn dominante que pretende imponerse a toda ‘materia, mientras que mujer, animal o molécula tienen siempre un componeate de fuga que se susttae 2 su propia formalizacién. La vengBenza de ser un hombre, ghay una mejor eaz5n para escribir? Incluso cuando es tuna mujer quien deviene, tiene un devenisemujer, y ese devenir no tiene nada que ver con un estado del cual podlia valerse: Devenir no es aleanzar una forma {iden- a Gilles Deleuze tifcacién, imitacién, Mimesis), sino encontrar la zona de cereania, de indiscernibilidad o de indifcrenciacién de tal modo que uno ya no pueda distinguisse de una ‘mujer, de un animal o de una molécula: ni pasos imprecisor ni generales, sino imprecistos, no-preexis twates, menos determinados en una forma que singula- ‘zados en una poblacién. Se puede instaurar una zona de proximidad no importa con qué, a condiciGn de crear los medios literarios, como con el aster después de André Dhatel. Entre los sexos, los géncros 0 los rei: nos, algo pasa’. El devenir ex siempre “entre” 0 “en medio”: mujer entre las mujeres, o animal en medio de ‘otros, Pero el articulo indefinide no efectda su poten cia més que si ol término que hace devenit estd despo jado por si mismo de los caracteres formales que hacen decis el, la (“el animal que aqui”...). Cuando Le Clézio deviene Indio, es ua Indio siempre inacabado, que no sabe “cultivar el maiz ai tallar una piragua”: mas bien ‘entra en una zona de proximidad en Ingar de adquiric caracteres formales®. Del mismo modo, segin Kafka, el camped de nado que no sabfa sada Toda escrisura comporta un atletismo, pero, lejos de reconciliar a lite satura con los deportes, 0 de hacer de la escritura un juego olimpica, ese auctismo se ejerce en la fuga ¥ en a defeesiin onginicas: ua deporista en cama, decia Michaux. Se deviene canto mas animal cuando e! asi imal mucte: ¥, contrariamente @ un prejuicio espirtua lista, es el animal el que sabe morie y posee el sentido o cl presentimiensa, La literatura empieza con la muerte del puesco espia,siguiendo a Lawrence, ol mucrte del La lene yh wits topo, siguiendo a Kafka: “nuestras pobres patitas rojas tendidas en un gesto de tierna piedad”. Uno escribe para los ferneros que mueren, decia Moritz’. Se debe sleaazar la lengua con gitos femeninos, saimales, mole culares, y todo giro es un devenit mortal. No hay una linea recta, nl en ls cosas ni en el lenguaje. La sintaxis ces el conjunto de los giros necesarios, creados cada vez, para revelar vida en las cosas Escsibir no es relatar sus recuerdos, sus viajes, sus amores y sus duelox, sus sueiios y sus fantasmas, Exo es Jo mismo que pecar por exceto de realidad, o de imagi- rnacién: en los dos casos estd el eterno papi-mama, estructura edipinna que se provects en lo real y que se introyecta en lo imaginacio, Bs un padre que se va a buscar al Gs del viaje, como al seno del suefo, en una cconcepcicin infantil de la literatura. Se eseribe para st padre-madre, Marthe Robest ha impulsado hasta el Fondo esta infantilizaciéa, esta psicoanalizacién de Ia literatura, no dejéndole otra elecaén al novelista que no sea Bastardo 0 Nifio hallado’ Incluso el devenir-animal no esti al abrigo de una reduccién edipiana, del tipo “smi gato, si pexso”. Como dice Lawxence, “si yo soy una jizafa, y los ingleses comunes que escsiben sobre imi, nobles y gentiles petros, todo esté ahi, los anima- les son diferentes... ustedes detestan instintivemente, elanimal que soy”. En segla general, los fantasmas no) tratan al indefinido més que como una mascara de wa personal o de tun posesivo: “un nido es golpeado” se teaasforma sipidamente en “mi padre me ha golpes do”, Pero Ia literatura sigue a via inversa, y no se insta 16 Giles Delesze la mis que descubriendo bajo las aparentes pessonas la potencia de un impersonal que no es de ninguna mane- 1 una generalidad, sino una singularidad en su punto ‘mis alto: un hombre, una mujer, una bestia, un vient, tun nfo... No son las dos primers personas las que sirven de condicién para la enunciacién literaria; la lite- ‘tur no empieza hasta el momento en que nace en ‘nosotros una tercera persona que nos despoja del poder de decie Yo (el “neutro” de Blanchot’. Por cierto que Jos personajes literarios estin perfectamente individua- lizados, y n0 son indeterminadas ni generales; pero todos sus uaz0s individuales los conducen hacia una vision que los arzebata en un indefinico como un deve- nir demasiado potente para ellos: Abab y la vision de ‘Moby Dick. Fl Avaro no es de ninguna manera us tipo, sino que por el contrario sus traz0s individuales (amar una joven, etc) lo hacen aceeder a una visién, ve el za, de tal manera que empieza a fugarse sobre una linea migica donde gana la potencia de lo indefinido un svato..., por el oro, todavia el oro? No hay literatura sin fabulacién, pero, como supo advertitlo Bergson, le fabulaeién, la funciém fabuladora no consiste en imagi- jaar ni en proyeetar un yo. Aleanza més bien esas visio- nies, asciende hasta esos devenires o potencias. ‘Uno no eseribe con sus neurosis. La neurosis a psi- cosis nto son pasajes de vida, sino estados en los que se cae cuando el proceso es intesrumpido, impedido, col mado. La enfermedad no es un proceso, sino sentencis Gel proceso, como en al “caso Niewsche”. Incluso el escritor como tal no es un enfermo, sino mis bien un Later ya vida 17 médico, médien de si mismo y del mundo, El mundo es cl conjunto de los sintomas cuya enfermedad se con- finde con el hombre. La literatura aparece entonces como uns empresa de salud: no que el escritar tenga forzosamente una gran salud (habria aqui la misma ambigiiedad que en el atletismo}, sino que goza de uaa irresistible pequefia salud que proviene de que ha visto yy escuchado cosas demasiado grandes para él, irrespi- rubles, cuyo pasaje lo consome, dindole por lo tanto devenires que una gean salud dominante volveria imnpo- sibles”, De eso que ha visto y escuchado, el eseritor regresa con los ojos rojas, los timpanos pereutidos. _Biastaria esa salud para liberar la vida donde quiera que ¢ aprisionada por y en el hombre, pot y en los oxga- snismos y los géneros? Es la pequeia salud de Spinoza, en tanto perdum, atestiguando hasta el fin una nueva vision en la que se abe un pasaje La salud como literiura, como eserinura, consiste ‘en invemtar un pueblo que falta, Pestencee # Ia Fanci fabuladora de inventar un pueblo, Uno ao eseribe con sus recuerdos, a menos de hacer de ellos el origen o el destino colectivos de un pueblo par venis, todavia ente srado bajo sus traiciones y negaciones. La Hteranara americana Gene ce poder excepcional de producic eseritores que pueden relatar sus peopios recuerdos, pero como si fueran los de un pueblo universal com- puesto por los emigrados de todos los paises. Thomas Wolfe “sienta por escrito a toda América, en tanto que ella puede hullarse en la experiencia de un solo hoi bre”. Precisamente, ée no es tia pueblo Unmado a 18 Gills Delewe dominar el mundo. Es un pueblo menor, eternamente menor, tomado en un devenit-revolucionario. Puede que no exista mas que en los atomos del escsitor, pue~ blo bastardo, inferior, dominado, siempre en devenir, siempre inacabado. Bastardo no designa un estado de familia, sino el proceso la deriva de las sazas, Yo soy tuna bestia, un negro de raza inferior para toda la eter abdid! Hate. ex of (events Gl cecttos Kafka. pars Europa central, Melville para América, presentan la literatura como lz enunciacién colectiva de un pueblo menor, 0 de todos los pueblos menores, que no hallan su expresién més que por y en el escritor’. Si bien reenvia siempre hacia unos agentes singulares, la litera tora es agenciamiento colectivo de enunciacién. La lite- satura ¢ delitio, pero el delirio no es un asunto de padre-madre: no bay delirio que no pase por los pue- bilos, las ezas ylas tribus,y no frecuente la historia uni versal. Todo delisio es hist6rico-mundial, “desplaza miento de razas y de continentes”. La literatura es delirio, y por ese sinulo juega su destino entre dos polos del delirio, Fl delitio es una enfermedad, la enfermedad por excelencia, cada vex que erige una raza pretendidamente pusa y dominante. Pero es la medida de la salud cuando invoce ese ruza bastard oprimida que no deja de agitarse bajo las dominacio- nes, de resistir a todo lo que aplasta y aprisiona, y de grabarse en relieve en la literatura como proceso. All, todavia un estado enfermizo amenaza siempre con imerrumpir el proceso 0 el devenir, y se vuelve a encontrar la misma ambigiiedad que pare la salud ye Iain 9 ida 19 atletismo, el riesgo constante de que un delitio de dominacién se mezcle con el delirio bastard, arras- trando a Ja literatum hacia un fascismo larvado, Ia enfermedad conta lz que lucha, eon peligro de diag- nosticarla en ella misma y de kicher contra ella misma. Fin vltimo de la lterirure, liberar en el delitio esa crea Gin de uma salod, 0 es1 invencién de un pueblo, es decir, una posibiliiad de vida. Escribir por ese pueblo, ‘que falta... (‘por” significa menos “en Iugar de” que “con la intencién de”). ‘Lo que hace Ja literanura surge con mis evidencia en 1 lengua: como dice Proust, all tmz precisamente una suerte de Jengua exttanjera, que no es wna lengua dis- ‘inca, ni un dialeeto seional reeuperado, sino un deve- nirotro de la Tengus, una aminoracion de esa lengua ‘mayor, un delirio que se apodera de cll, una lines ‘migica que se escapa del sistema dominante. Kaila hace decir al eampedn de nado: yo hablo la misma len- ‘gua que ustedes, y por lo tanto no entiendo nina pala bra de lo que dicen. Creaciéa sintictica, estilo, &te es el devenir de ls lengua: no hay creacion de palabtas, no hay neologismos que trabajen por afuera de los efectos de sintaxis en los que se desarrollan, De tal modo que Ib litezatura presenta ya dos aspectos, en la medida en que efectée una descomposicién 0 una destruccion de Ja Jengua matesna, pero tmbién en la iovencion de una ‘nueva lengua en la lengua, por creacién sintictica, “La ‘inica manera de defender Ia lengua es atacarla... Cada cxcritor esti obligado a hacerse su lengua...”". Se diria gue la lengua es presa de un delisio, que la hace preci 20 Gilles Ddeuee La linertuca pla wida 21 samente salir de sus propios surcos. Bp evanto al texcer aspeeto, proviene de que una lengua extianjera no puede excavar en Ia lengua misma sin que todo el len auaje osu azededor no se tambalee, no sez levado a un limite, a un afuera © a un reverso consistente en Visiones y Audiciones que ya no son de ninguaa len gua. Fsas visiones no son fantasmas, sino verdaderss Teas que el escritor ve y escucha en los intetsticios del lengusie, en las desviaciones del lengusje: No son inte- rrupciones del proceso, sino altos que lo hacen partir, como una eternidad que no puede ser revelade mas que en el devenir, un paisaje que no aparece més que en cl movimiento, No estin en el afuera del lengusje, son el afvera, El esetitor como vidente y como escucha, fin de Ta literatura: es el pasaje de la vida en el enguaje lo que constituye las Ideas, Esos son los tres aspectos perperuamente en movi siento en Arrauc: In caida de las letras en Ia deseom- posiciin del engsaje maternal (R,T.)5 su recupera- ciéa en nna nueva sintaxis 0 ca nuevos sustanlivos con slcance sintéctico, creadores de una lengua (eTReT; las palabeas-soplos.finalmente, limire asintactico adonde se dirige todo el lenguaje. ¥ Celine, ‘no podemos abstenernos de decitlo, an escuetamente como lo sentimos: el Viaje o la descomposicién de la lengua matetna; Muerte a crédito y la nueva sintaxis como nna lengua en Is lengus; Guignol’s Band y las exclamaciones suspendidas como limite del lenguaje, visiones y sononidades explosivas, Para esceibis, podeia ser necesario que la lengua materna sea odiosa, pero de tal manera que wns creacion sinsitica trace en ella una suerte de leagus extrnjera, y que el lenguaje entero Jes alvera, mis allé de toda sintaxis. Suele ocurtir que se fliive « un esesiter, pero él sabe bien que esti lejos de haber sleanzado el limite gue se propone ¥ que no deja de sustracrse, lejos de haber acabado su deve sir Bseribir, es también devenie algo distinto del esexi= tor A aquellos que le preguntan en qué consiste la csenturs, Vigaia Woolf eesponde: gquien les habla de eseribit? El escritor no habla de eso, esti preocupado por oa cosa. Si se consideran estos criteriog se ve que, en medio. de todos los que hacen libros con intencién Hteraria, incluso los locos, mus pacos pueden deciese eseritores, Notas Cle Andie Dhdtel, Terres de mémoite, Bd. Universitaires (Gobse un devenir iter ea La Chtonique fabuleuse, p. ‘Le Cleo, Hal, Flammarion, p. 5. Fa su primera novela, Le proces-verbal, Folo-Galinard, Le Clézio presentaba de manera casi eemplar un persoaaje reeogido en un devenis: mujer, luego un devenirrata, lnego-un devenir imperceptible adonde se bore Cf J, C Bailly La Igende dispersée, antholgie du romantisme allemand, 10.18, p. 38. * Marthe Robert, Roman des origines et origines du roman, Grasset. Lawrence, Lettres choisies, Plon, I, p.2 22 Gilles Deleuze * Blanchot, La part du feu, Gallimard, p. 29-30, Lrentretien infini,p. 563-564: “Algo les pasa (alos perso njes). de lo que no se pueden rehacer mis que deshacicn- dose de sa poder de decic Yor La literatura parece aqui des- ‘memtir Ia concepeién lingtistica, que encuentsa en los cembragues, y pritcpalmente en Jas dos primesas personas, la condiciin misma de Ia enunciuein, * Sobre ln literatura como asunto de sskud, peso para aquellos que no Ia tienen o slo dewen una salud fig, ef Michsus, post facio a “Mos peopsiétés", en La nuit remue, Gallimard, ‘Le Clézsio, Hal, p 7: "Ua dia sexi posible que no haya mis are, sino daemente ol de a medicina.” "Andee Bay, preficio a Thomas Wolfe, De Ja mort au matin, Stock. (Cf, las reflesiones de Kaffa sobre las litesanaeas famachas smenoses, Journal, Livre de poche, p. 179-182: y las de ‘Melille sobre la literatura americana, D'oit viens-nu, Hawthore?, Gallimard, p. 257-240. Por un error de impronta no figura la nota costespondicn- ‘te en la edicon oxiginl del Hbgo de Deleuze. Queda enton- ‘ces a crreno de eade Tscror adivinat a quién pertenece In cita catrecomnllada (N. del T), Lalicersur ye vila 23 Bartleby, ola formula Bartleby 80 es una metifors del eseritor, ni el sim- bolo de lo que éste sea, Es un texto violentamente cixnico, y lo cémica es siempre literal nouvelle de Kleist, de Dostoievshi, de Katka 0 de Beckett, con las cuales forma una linea subterrines y prestigiosa. No quiere decir mas que lo que dice, lte- ralmeate. ¥ lo que dice y repite, ese PREFERIRIA NO HACERLO, I would prefer not to’. Es ls for ‘mula de su glosia, x cada lector ferviente la repite a sv tamo. Un hombre delgado y livido ha pronunciado Ia fSrmula que enloquece a todo el mundo. Pero, gent qué consiste la literaidad de la formula? Se nota en primer lngar un cierto manierisma, una cierta solemnidad: prefer es rizamente empleado ea ese sentido, y ni el patron de Bartleby, el abopado, oi Jos emanuenses lo usen habitualmente (“una palabra cextmia, en cuanto ami no la he usado nunca”... La ZOrmula ordinaria seria emis bien I had rathet not. Pero sobre todo la rareza de la formula desbotda 4 1 ‘misma palabra: es por cierto gramaticalmente cortee- 1a, sintacticamente cosrceta, pero su_terminacion abrupia, NOT TO, gue deja indeterminado lo que rechaza, le confiere ua caticter tadical, una suerte de 24 Gilles Deleuze funcidn Himite. Su recurrencis y su insistencia la wnel- ven tanto mas insélita, de manera integea “Murmuzada por una voz dulce, paciente, atona, alean~ za lo izremisible, formando un bloque inarticulzdo, ua soplo tinico, Frente a estas considezaciones tiene la misma fuerza, ef mismo col que una formula agea- matical Los lingtiistas han analizado lo que Haman “agsa- ‘muticalidad” con absoluto rigor. Se encuentran nume rosos ejemplos, muy intensos, en el poeta americano Cummings: asi, He danced his did, como si se dije a “bailé su empieza” en Ingar de “empend a baila:” Nicolas Ruwet explica que se puede suponer una serie de variables gramaticales ordinarias, de les que la fox- aula agramatical seria como el limite: he danced his did seria un mire de las espresiones normales he did his dance, he danced his dance, he dance what he did...’. No sesia ya nna palabsa-valija, como se la encuentra en Lewis Caroll, sino una “construc ‘Gén-valia”, una construccién-soplo, un limite 0 us tensor. Tal vez lo captemos mejor si tomamos ua ejemplo en francés, en una situacién préctica: alguien que tiene en su mano un cierto niimero de clavos para fijar algo en un muro eseribe: JEN AT UN DE PAS, ASSEZ [aproximadamente: tengo uno no bastante Fs una férmula ageanoatical que eqoivale al limite de tuna serie de expresiones corzectas: “en ai un de trop, Je n’en ai pas assez. II m’en manque un...” [engo uno de sobra, No tengo bastantes. Me falta tno... La fGrmula de Bartleby, No seria de esta Lala yla vids 5 clase, a la vee estercotipia. del sainma Barley y expresin altamente pottiea de Melville, Unite de una ferie que abareara “preferitia cto, preferinia no hacer aquelo, eso ne es lo que prefetia.?A pesar de a construccién sormal, ena como una anomlia PREFERIRIA NO HACERLO. La férmla posee vasiantes, Unas veces abandoua ol comicional y se hace mie seca: PREFIERO NO HACERLD, I prefer not to, Oras, ea las iimas ocasiones en que aparc- ce, parece perder su misteio recohraado tal 0 cual infinitive que la completa, y que se abade a 10: Spee fiero callarne”, “peefesitis no set un poco rezone ble, “preferca a0 anumir un cargo de dependiente”, “prefetiia hacer ovea cosa”... Pero aun en esos casos se siente Ia sozda presencia de Is forma insélita que sigue asediando el lenguaje de Bartleby. £1 mismo agrega: “‘pero yo no soy un caso particular”, “no tengo nada de particular”, I am not particulat, para indicar que toda otra cosa que se le pudiers proponer seria aGn mis una particularidad eaida en su itinerario bajo el golpe de la gran féemula indeterminada. PREFERIRIA NO HACERLO, que subsiste de una ‘ver y pata siempre, todas las veces La formula surge on diez ocasiones principales, y en cada una puede aparecer varias veces, repetida 0 modificada. Bartleby es eopista en el estudio del abo- gado: no para de copia, “slenciosamente,lividamen- le, mecdnicemente”. La primer ocasién es cuando el abogado le dice que coteje, que reiea la copia de los dos amanuenses: PREFERIRIA NO HACERLO. La 26 Gilles Deine segunda, cuando e] abogado le dice que acuda a rele- cx sus propias copias. La tercera, cvando el abogado lo invita « relees con él personalmente, cara a cara. La euata, cuando el abogado quiere eaviaslo a hacer un mandado. La quinta, cuando le pide que vaye s la abitacién contigua. La sexta, cuando el abogado quiere entrar a su estudio wn domingo a la mafana y se da cuenta de que Bartleby duerme alli La séptima, euando el abogado se contenta con hacer unas pre- guntas. La oetava, cuando Bartleby ha dejado de copiag, ha renunciado a toda copia, y el abogade lo despide. La novena, cuando el abogado hace una segunde tentative para echarlo. La décima, cuando Bartleby ha sido expulsedo del estudio, se ha sentado en la baranda dl descanso dle Ia escalera, y el aboge do perrurbado le propone otras ocupaciones inespe- radas (llevar las cuentas de un almacén, ser barman, cobrar facturas, set acompafiante de un joven de buena familia...). La formula brota y prolifera, En cada ocasi6n, surge cl estupor alrededor de Bartleby, como si te hubiese excuchado lo Indecible o lo Inexorable. Y esti el silencio de Bartleby, como si lo hhubiese dicho todo y hubiese agotado el Ienguaje de golpe. En cada ocasiin, se tiene la impresion de que Ia locara aumenra: no “particularmente” lade Bartleby, sino en torno a él, y sobre todo Ia del abo- gaclo, que se enteega a extrafas proposiciones ya con- ductas mis extrufas todavia No hay duda, la formula es destructive, devasta- dora, y no deja subsistir nada detri suyo. Se advierte Laliteatuce ya se en primer lugar su caréeter contagioso: Bartleby “arastorna le lengua” de los desis. Las palabeas inso- litas I would prefer, se insinisn ef el lenguaje de Ios amanuenses y del mismo sbogado (“\Usted pesce la palabra, usted también”), Pero esa containiaacién no es lo esencial, lo eencial es el efecto sobre Bartleby desde que dijo PREFPRIRIA NO HACERLO (cote- jai), ya no puede copiar mis Sin embargo no died nunca que no prefiere (copia): simplemente ha sobrepasado ese estadio (give up). Y, sin duda, no se hha dado cuenta en seguide, puesto que sigue copian- do hasts después de la sexta ocasidn, Pero, cuando se da cuenta de ello, es como una evidencia, como el resultado diferido que estaba ya compzendico en el primer enunciado de la formula: “No ve usted la razén por si mismo?”, Ie dice al abogade. La férmu- Ia-blogue tiene por efecto no solamente recusar lo que Bartleby prefiere no hacer, sino también volver imposible lo que hacia, lo que él habia considerado preferie todavia haces Se ha observado que la formula, T prefee not to, no era ni una afirmacion ni una negacién, Bartleby “no rehuisa, pero tampoco acepta, avanza y se retira cn ese avance, se expone ciertamente en una ligera retraccién del habla”. El abogado se veria aliviada si Bartleby se negara, pero Bartleby no tehiisa, réchaza solamente una no-preferencia (le telectura, los man- dados...). Y Bartleby no acepts tampoco, no afitma algo prefesible que consisisia en continuar copiando, solamente introduce Is impesibilidad. En suma, Ik 28 Gilles Deleuse férmula, que rechaza sncesivamente cualquier oto acto, ha engullido incluso el acto mismo de copias, sin que hubiera ya necesidad de rechazatlo. La formula es devastadora porque elimina implacablemente tanto lo preferible como cualquier cosa no-referida. Ha aboli- do el téemino que sobrepasa, ¥ que techaza, pero también el otro término al que parcela preserva, que deviene imposible. De hecho, los vuelve indistin- tos: abre una zona de indiscernibilidad, de indeterm- nacion, que no deja de crece: entte las actividades no. preferidas y una actividad preferible. Toda particular dad, toda referencia es abolida. La formula aniquila el “copiat”, la tiniea referencia en relacién a la cual algo podria ser 0 no preferido, No preferisia nada mas que eso: no una voluatad de anulaciéa, sino el creci- siento de una annlacién de la voluatad. Bartleby ha ganado el derecho a sobtevivir, es decis, a estar inmé- vil y de pie frente s un muro ciego. Pura pasividad paciente, como dixla Blanchot. Ser en tanto sex, ¥ nada mis. Se le exige que diga si o no. Pero si dijera no (coiejar, hacer mandados...), 0 si dijera si (copias), seria ripidamente veacido, juzgado instil, no sobrevie vitia. No puede sobrevivir mis que girando en un suse penso que mantione a todo el mundo a distancia. Su medio de supervivencia es prefetir no cotejar, pero ademés, por la misma rzéa, mo prefesie copise. Era preciso rechazar lo psimero para volver imposible lo segundo. La férmala tiene dos tiempos, y no deja de recargarse a si misms volviendo a pasar por los esta- dos anteriores. Hse eel motivo ppor el cual el sboge | Lalicemtum ya vida 29 do tiene la impresién vertiginoss, cada vez, de que todo vuelve a empezar de cero. A primera vista, se diria que la formula es come la mala traduccion de una lengua extrinjers, Pero, al escucharla mejor, su esplendor desmiente es8 hipdre- sis. Puede ser que abra en le lengua una suerte de len- goa extraajere. A propésilo de las agramaticalidades de Cummings, se ha propuesto considerarlas como despojos de un dialecto diferente del inglés comin, y ccuyas replas ereadons se podsian despejae: Lo mismo puede decitse para Bartleby, cuya regia estaria en es lopica de la preferencia negativa: negativismo més ald de toda negacién. Pero, si es verdad gue les obras maestras de la literatura forman siempre una suerte de lengua exteanjera en la Jengua en Ia que fueron eseritas,equé aire de locure, qué soplo psicdtico atra- viesa de tal modo el lenguaje? Pertenece 4 la psicosis el poner en juego un procedimiento, que consiste en iratar la lengua ordinaria la lengua comin, de mane- 1a de “volverla” naa lengua original desconoeida que pudiera ser una proyeceidn de la lengua de Dios, que arrastraria todo el lenguaje. Procedimientos de ese género aparecen en Francia con Roussel y con Bisset, en Amérien con Wolfson. 2No es ésta patti cularmente la voracion esquizofrénica de Ia literatura americana, de hacer estar asi la lengua inglesa, a fueraa de derivas, de desviaciones, de desgravaciones [détaxes} o de recargos [surtaxes] (por oposiciéa a Ia sintaxis comin)? ¢Introdueir un poco de psicosis cen la neurosis inglesa? gTaventar una nueva universa 30 Giles Deleuze lidad? Se convocarin, si es preciso, otras lenguas en el inglés, para asemejarlo mis a un eco de ese lengua dlivina de tempestad y de trueno. Metville inventa una lengua extranjera que corte debajo del inglés y que lo : es el OUT-LANDISH, o el Desterritoriall ado, la lengua de la Ballena, De alli el interés de los etudios concernientes « Moby Dick, que se apoyz cen los Niimeros y las Letras, y su sentido criptico, para despejar al menos un esqueleto de la lengua oxi- pinaria inhumana o sobrchumana’. Es como si se fencadenasan tees operaciones: un cierto tratamiento de la lengua; el resultado de ese tcatamiento, que tien- de a constituir en la lengua una lengua original ¥ el efecto, que eonsiste en aerastear todo el lenguaje, en Ihacedlo huis, en empujarlo hacia su propio limite pura deseubrie el Afuera, silencio 0 miisica. Aunque un gran libro sea siempre el zeverso de otto libro que no se escribe més que en el alma, con silencio y con san- gre. No es solamente Moby Dick, es también Pierre, donde Isabelle afecta # la lengaa con un murmulloy incomprensible, como una base continua que leva todo el leuguaje hacia los acordes y los sonidos de su guitarra. Y Billy Budd, nacutaleze angélica o adm: ca, sufre de un tartamudeo que desnaturaliza la len- ua, pero hace surgir también ef Mas alli musical y celeste del Jenguaje iategro, Coma en Kafka, “an chi- ido doloroso” que eatusbia el sonicio de las palabras, mientras la heemana ya prepata el violia que sespon- de a Gregorio. Bartleby también es una naturaleza angelica, adé mica, pero sm caso parece diferente, porque no dispo- ne de un Procedimiento general, ese armaz6n del tar amudeo, para tsstar Ie lengua. Se contenta com una breve Férmula, correcta en apariencia, @ lo sumo un tie localizado que surge ea cieras ocasiones. ¥ sin embargo el resultado, el efecto sox los mismos: absie cn Ia Tengu una suerte de lengua exteanjers, y con- frontar todo ¢) lengnaje con el silencio, hacerlo vaci lar en el silencio. Bartleby amuncia cl largo silencio en el cual entrar Melville, roto inicamente por Is misi- cca de los poemas, y de donde no saldré mis que para Billy Budd’, E] mismo Bartleby no tenia otra salida que callatse, y reticarse desis de su biombo cada vez que habia pronunciado la férnmula, hasta su silencio final en la prision. Después de la férmula, no hay mais nada que deci= equivale a un procedimiento, supesa su apariencia de particularidad E] mismo abogado hace le teoria de las razones por las cuales la formula de Bartleby destruye el len gusje. Todo lenguaje, sugiere, tiene referencias 0 pre~ supvestos (assumptions). No es exactamente lo que el lenguaje designa, sino lo que le permite designat. Una palabra supone siempre oteas palabras que la pueden reemplazar, completar, 0 formar con ella ‘determinadas alternativas: es con esa condicién que el Tenguaje se distribuye de manera que designe las cosas, estados de cosas y acciones, a partir de un con- junto de convenciones objetivas, explicitas. Tal vea haya también otras convenciones, implicitas y subjeti- vas, otro Spo de referencias © de presupuestos. All 32 Gilles Delewee hablar, yo no indico iinicamente cosas y acciones, sino que realizo ademas actos que aseguren un con acto con el interlocutor, segin nuesteas respectivas simaciones: ordeno, pregunto, prometo, ruego, emito “actos de habla” (speech-act). Los actos de habla son avto-teferenciales (ordeno efectivamente dicien do: “le ordeno...”), mientras que las proposiciones cconstativas se refieren a oteas cosas y a otzas palabras Ahora bien, es ese doble sistema de referencias cl que Bartleby destruye La rmula I PREFER NOT TO exclaye toda altetnativa, y no engulle menos lo que pretende con- servar a la ver que descarta toda otra cosa: implica que Bartleby deje de copiat, es decir, de reproducie Palabtts; abe una zona de indeterminacién que hace que las palabras ya no se distingan, produce el vacio en el Jenguaje, Pero también desactiva los actos de hhabla a pardr de los cuales un pateéin puede ordenar, un amigo benévolo hacer preguntas, un hombre de fe prometer. Si Bartleby rehusara, podria ain ser reco- nocido como rebelde o zevoltoso, y tener atin con ese tinalo un rol social, Pero la formula desactiva todo acto de babla, al mismo tiempo que hace de Bartleby tun puro excluido al cual ya no puede atsibuinse nin- guns sinuacién social. Eso es Jo que el abogado perci- be con espanta: todas sus esperanzas de devolverle la tazén a Bartleby se derrumban, porque descansan sobre una Kigiea de los presupuestos, segtin la cual tun patron “espera” ser obedecido, 0 un amigo bene volente, escuchado, mientras que Bartleby ha inventa- 1a teatue y la vida 33 do wna nueva légica, una Hogica de a preferencia que aleanza a socavar los presupaestos de! lenguaje Como lo nota Mathieu Lindon, la formula “desco- necta” las palabeasy las cosas, las palabras y las accio- \ctos y las palabras: suptime del aes, pero también Jenguaje oda referencia, conforme a la wocacién absolura de Bartleby, ser un hombre sin referen- cias, aquel que surgid y desaparecié, sin referencia a xf mismo ni a otra cosa’, Es el motivo, a pesat de 83 aire correcto, por el ual Ja Férmula funciona como tuna verdadera apramaticalidad Bartleby es el Soltero, del cual Kafka deci: tiene mas suelo que cl necesario para sus dos pies, ai mis punto de apoyo que el que pueden cubrir sus dos manos” —el gue se acvesta en Ia nieve en invierno parm motie de fio como un mio, el que no tenia mis ‘que promesas para hacer, pero que podia haceslas en cualquier lugar, sin moverse’, Bartleby es el hombee sin referencias, sia posesiones, sin propiedades, sin cualidades, sia partculasidades: es demasiado liso para que se le pueda adosar uaa particularidad cual- gaiers. Sin pasado ni furuto, es instanténeo. T PRE FER NOT 10 es la férmola quimice 0 slquimica de Bartleby, pero podria decisse al reves. 1 AM NOT. PARTICULAR, no soy particular, como el comple- ‘mento indispensable. Todo el siglo XIX estard atrave- cado por esa bisqueda del hombre sin nombre, cegi- cida y parricida, Ulises de los tiempos modernos (“vo soy Nadie”): el hombre aplastado y mecanizado de las grandes metropolis, pero del que se espera, tal vez H Gilles Detewe Lalivenmum yl vil 35 que surja el Hombre del porvenit o de un nuevo mundo, Y dentro del mismo mesianismo, se lo perci- be tanto del lado del Proletatio, como del lado del Americano, La novela de Musil también seguiri esa busqueda, ¢ inventari la nueva légica donde el Hombte sin particularidades es a la ver el pense dor y el producto’. ¥ de Melville a Musil la desivacién. nos parece acerinda, aunque no hay que buscarla del lado de Bartleby, sino més bien de Pierre 0 las ambigiiedades. La pareja incestuosa Uirich-Agathe = como la continuacién de la pareja Pierre-Isabelle, v ‘ea los dos casos la hermana silenciosa, desconocida olvidada, no es un sustituro de Iz madze, sino por el contratio la abolicién de la diferencia sexual en tanto patticulasidad, en provecho de una relacién androgi tna segimn li cual Pierre, al igual que Ulrich, soa o deviewen muje. En el caso de Bartleby, zes posible que la relacién con el abogado sea igualmente miste- iosa, e indique a su ver la posibilidad de un devenir, de un nuevo hombre? :Podri Bartleby conguistar el lugar de sns fuga Quizas Bartleby sea el loco, el demente, el psicari- co (“un desorden innato e ineurable” del alia). Pezo, como saberlo sino se tienen en cuenta las anomalias del abogado, que no deja de comportarse muy estrafiamente? Fl abogado acsba de reeibit una pro- mocién profesional importante. Se recordari que tampoco el presidente Schreber libera su propio deli- tio sino como consecuencia de una promocién, como si eso le diera la audacia de arriesgar. Pero, qué va « artiesgat el abogado? Tiene ya dos copistas que, vn poco como los funcionarios de Kafka, son dobles inversos, uno normal a Ia mafana y ebtio ala tarde, el otto, en estado de perpetun indigestion 2 la maiiana, pec cast normal a la tarde, Necesitands Inego un copista suplementario, emplea a Bartleby, sin ningu- na referencia, después de una breve conversacién, porgue su aspeeto Hivido Te parece que manificsta una constincia capaz de compensar la irregutatidad de Ios cottos dos. Pero desde el primer dia coloca a Bactleby en uta extends disposiciin (arteglo): éste se ubicara en cl misun0 erceitorio del sbogado, eezea de la puer- ta vidriera que lo separa del sector de los amnanuenses, centre wna ventana que da aun muro vecine yon biombo verde como una pradera, como si importaza que Bartleby pueda escuchas, pero no ser visto Si fue tuna inspieacin Gel abogado o un acverdo resultante dc la breve couversaciéa, no se sabré nunca. Pero el hecho es que, puesto en esa disposiciin, Bartleby invisible hace un trabajo “meeinico” considerable Ahota bien, cusaklo el abogado pretende hacerlo salt de su biombo, Bartleby emite su fsmula. ¥, en esa primera ocasin como en ls siguientes, e! abogado se encuentra despojado, desimparado, estupefacto, ful- iinado, sin respuesta ni defensa. Bartleby deja de copiar, manteniéndove en su sitio, impavido. Ssbemos a qué extremos es levado el abogado para desemba rararse de Bartleby: recogerse en su casa, luego deci- dirse 1 cambiar de local profesional, fugatse varios igs, excondiéndose para escapar a Jos reclamos del 36 Gilles Delewre uevo locatatio del estudio. Aquella extra fuga ex la que el abopado errante vive en su cabtioles... Desde la disposicion inical hasta esa fuga irrepsimible, cai- nica, todo es raro, y el abogado se comporta como un loca En su alma altesnan los deseos de matat y las declaraciones de amos con respecto a Bartleby. ¢Qué 8 lo que pasé? 2B un caso de locura a dio, v por eso. mismo una selucién de loble, una relacién homose- sual casi reconocida (“s, Bartleby... nunea me siento unto yo mismo como cuando sé que estés All aguaedo al designiopredestinado de mi vida... °)? Se puede suponer que el empleo de Bartleby fue una suerte de pacto, como si el abogado, inmediata mente después de su promocién, hubiera decidido hacer de ese petsongje, sio referencias objetivas, un hombre de confianza que le deberia todo. Quiere hacer de él su hombre. El pacto consiste en esto: Bartleby copiari, cerea de su pateén al que escuchasi, Pezo no seti visto, cual un pajaco nocturno que no soporta set mirado, Enronees, no hay duda, cuando el abogado quiere (incluso sin hacezlo explicito) extraer a Bartleby de su biombo, para corsegir las copias con Jos demés, rompe el pacto. Es la muzén por la que Bartleby, al mismo tiempo que “prefiere no” corregir, 180 puede copiar mis, Bartleby se expondri a la vista, «incluso mis de To que se le pide, firmemente plas” tado en el escritoria, pero no copiari mis. El aboga do tiene un oscuro presentimicnto, ya que supone que, si Bartleby pasa de copiar, es porque tiene tras- alice y I vide 37 tormos visuales. Y en efecto, expuesto a lr vista, Bareby ya no ve por su cuenta, y no aaira mis. Ha adguitido lo que era en él en cierto modo inaato, In invades legendari, tert y manco, io queace a un autéctono, alguien que nace en el lugar y permanece en el lugur, mientcas que e! abogado ocupa necesetia mente la fiuncién del traidor condenado a huir. Es una coscura cupabikdad que corre bajo las protestas del abogado, cada ver que invoea Ia filanteopia, ba asi dad, la amisiad. De hecho, el abogado ha roto la dis- posicién que el mismo habia onganizado; y he aqui ‘gue Bartlchy saca de los vestigios un teazo de expre~ sién, PREFERIRIA NO HACERLO, que va a prot: ferar sobre si, contamina a los demas, hscet huir al abogada, pero también hacer buir al Tenguaje, hacer crecer una zona de indetetminacién o de indiscerni- bilidad de tal modo que las palabras ya no se distin- gat, ¢ tampoco los personajes, el abogado que buye y Bartleby inméril, petcficado, Fi abogado se pone vagabundear mienizas que Bartleby permanece tran- quilo, sin embargo, posque permanece tranguilo y no se ameve, Bartleby seri tratado como un vagabundo Entre el abogado y Bartleby, ghay una zelacién de acién? Peto, gqué es una Telacién serejante, y ident cen qué sentido se dirge? La mayoria de las veces, una identificacidn parece hacer intervenir tres elementos, «que pueden por otra parte intercambiarse, permutar- se: una forma, imagen 0 representacion, seizato, modelo; un sujeto al menos virtual y los esfuerzos del sujeto para tomas forma, apropiagse de la imagen, 38 Gilles Deleuce adaptarse a ella y adaptaria a si mismo. Es una opera- ion compleja que pasa por todas las aventuras de la semejanza, ¥ que se arriespa siempre a caer en la nei rosis o a volverse narcisisina, Es la “civalidad miméti- ca” se dice, Moviliza una funcidn paternal en general la imagen por excelencia es una imagen de padre, ¥ el sujeto es un hijo, incluso si las determinaciones se intercambian. La novela de formacidn, se podria decir iqualmente la novela de referencia, ofrece aumcrosos ejemplos de ello Es cierto que muchas novelas de Melville comien: zan por imagenes o retratos, y parecen relatar Ia hi toria de una formacién bajo una funeidn paternal: asi Redburn. Pierre 0 las ambigiiedades comicnza por la imagen del padre, estatua y cuadro. Incluso Moby Dick acamala en primer término las informa- ciones para dar forma a la ballena y elaborar su ima gen, hasta el cuadso sombrio en la posada, Bartleby fo falta a la regla, ¥ los dos amanuenses son como imégenes de papel, simétricas ¢ inversas, y €l abogado ocupa una fancién de padre de manera til que uno tiene dificultades para creerse en Nueva York, Todo empieza como en una novela inglesa, en Londres y de Dickens. Pero cada tanto, algo extrafio se produce, que altera Ia imagen, la impresiéa de una incertidum- bbre esencial, que impide la forma del “tomar”, pero también deshace al sujero, lo arroja a la deviva y anula toda foncién paternal. Es tinicamente entonces que las cosas empiezan 2 volverse intezesantes. La estatua del padre ds paso a su reteato, mucho més ambiguo luego a otto retsato de cualquiera o ée nadie. Se pier- den las zeferencias, y la formaciin del hombre dx pasoa un nuevo elemento desconocido, al misterio de una vida no-humana, informe, un Squid. Todo comenraba & la inglesa, pero se continvia a Ia ameri= ‘cana, signiendo una lines de fuga icresistible. Abab puede decir con raz6n que huye de todas partes, La foncion patereal se pierde en beneficio de Euerzas ambiguas mis oscuras, Fl snjeto pierde su textura, en boneficio de un patchwork que prolifeea al infinira

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