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1. Concepto y evolución:
a. Declaración de los Derechos Humanos de Virginia 1779.
Es una Declaración de Derechos hecha por los Representantes del buen pueblo de
Virginia, reunido en plena y libre Convención; cuyos derechos pertenecen a ellos y
a su posteridad, como las bases y fundamento del Gobierno.
I. Que todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e
independientes, y tienen ciertos derechos inherentes, de los cuales, cuando
entran a estado de sociedad, no pueden, por ningún pacto, privar o despojar
a su posteridad; a saber, el goce de la vida y la libertad, con los medios
para adquirir y poseer propiedad, y perseguir y obtener felicidad y
seguridad.
Que todo poder está investido en el pueblo, y consecuentemente deriva del
II.
pueblo; que los magistrados son sus administradores legales y sirvientes, y
en todo momento responsables ante ellos.
Que el gobierno es, o debe ser, instituido para el beneficio común,
III.
protección y seguridad del pueblo, nación o comunidad; de todos los varios
modos y formas de gobierno ese es el mejor, porque es capaz de producir
el mayor grado de felicidad y seguridad y es el que más efectivamente
previene del peligro de mala administración; y que, cuando un gobierno sea
hallado inadecuado o contrario a estos propósitos, una mayoría de la
comunidad tiene un indudable, inalienable e irrevocable derecho a
reformarlo, alterarlo o abolirlo, del modo que se juzgue más conducente
para el bienestar público.
Que ningún hombre, o grupo de hombres, tienen títulos que les confieran
IV.
beneficios o privilegios separados de la comunidad sino es en
consideración de los servicios públicos; como no son transmisibles,
tampoco deben ser hereditarios los cargos de magistrado, legislador o juez.
Que los poderes legislativo y ejecutivo del Estado deben estar separados y
V.
distinguirse del judicial; y, que (para que) los miembros de los dos primeros
sean apartados de la opresión, participando y sintiendo las cargas que lleva
el pueblo, deben, en períodos establecidos, ser reducidos al estadio
privado, volviendo a ese cuerpo del que originalmente salieron, y los cargos
vacantes ser cubiertos por frecuentes, ciertas y periódicas elecciones en
las que todos o algunos de los miembros anteriores puedan ser elegidos o
no elegidos, según lo que las leyes establezcan.
Que las elecciones de los miembros que deben servir como representantes
VI.
del pueblo en asamblea deben ser libres; y que todos los hombres, que
hayan evidenciado suficientemente un interés común permanente y un
vínculo con la comunidad, tiene el derecho de sufragar y no puede ser
objeto de impuesto, o privado de su propiedad para usos públicos sin su
consentimiento o de los representantes así elegidos, ni sometido a ninguna
ley a la que no hallan, de ese modo, asentido, para el bien común.
Que cualquier poder de suspender las leyes o ejecutar las leyes, por
VII.
cualquier autoridad que no cuente con el consentimiento del pueblo es una
injuria a sus derechos y no deber ser ejercido.
VIII. Que en todo proceso capital o criminal un hombre tiene el derecho a exigir
la causa y naturaleza de su acusación; a ser confrontado con los
acusadores y testigos; a presentar evidencia a su favor, y a un juicio rápido
por un jurado imparcial de su vecindario, sin cuyo consenso unánime no
puede ser encontrado culpable; ni puede ser obligado a dar evidencia en
su contra; que ningún hombre puede ser privado de su libertad excepto por
la ley del país o el juicio de sus pares.
Que no se debe exigir fianza excesiva, ni imponer multas excesivas; ni
IX.
infringir castigos crueles o inusuales.
Que las órdenes genéricas, mediante las cuales se ordene a cualquier
X.
funcionario o mensajero a investigar lugares sospechosos sin evidencia de
un hecho cometido, o para detener a cualquier persona o personas no
mencionadas por su nombre en la orden, o cuyas ofensas no estén
descriptas en particular y apoyadas por evidencia, son gravosas y opresivas
y no deben ser emitidas.
Que en controversias sobre propiedad y bienes entre dos hombres, el
XI.
antiguo juicio por jurados es preferible a cualquier otro y debe ser
considerado sagrado.
Que la libertad de la prensa es uno de los máximos bastiones de la libertad
XII.
y nunca puede ser restringida sino por gobiernos despóticos.
XIII. Que una bien regulada milicia, integrada por el pueblo, entrenada en las
armas, es la defensa apropiada, natural y segura de un Estado libre; que
levantar ejércitos, en tiempos de paz, debería evitarse como peligroso para
la libertad; y que, en todos los casos, las fuerzas militares deben estar bajo
estricta subordinación a, y ser gobernadas por, el poder civil.
XIV. Que el pueblo tiene derecho a un gobierno uniforme; y de ahí que ningún
gobierno separado o independiente del gobierno de Virginia, puede ser
instalado o establecido dentro de sus límites.
Que ningún gobierno libre, ni los beneficios de la libertad, pueden ser
XV.
preservados a ningún pueblo, sino por una firme adhesión a la justicia,
moderación, templanza, frugalidad y virtud, y una frecuente recurrencia a
los principios fundamentales.
XVI. Que la religión, o las tareas que le debemos a nuestro Creador y la manera
de cumplirlas, puede ser orientada por la razón y la convicción, no por la
fuerza y la violencia; y de alli, todos los hombres están igualmente
habilitados para el libre ejercicio de la religión, de acuerdo a los dictados de
la conciencia; y que es una obligación mútua practicar la paciencia, el amor
y la caridad Cristianas hacia cada uno de los otros.
b. Declaración de los Derechos Humanos y Ciudadanos 1789.
La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada por
la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789, es uno de
los documentos fundamentales de la Revolución francesa (1789-1799) en cuanto a
definir los derechos personales y los de la comunidad, además de los universales.
Influida por la doctrina de los derechos naturales, los derechos del hombre se
entienden como universales.
Aun cuando establece los derechos fundamentales de los ciudadanos, franceses y
de todos los hombres sin excepción, no se refiere a la condición de las mujeres o la
esclavitud, aunque esta última sería abolida por la Convención Nacional el 4 de
febrero de 1794. Sin embargo es considerado un documento precursor de
los derechos humanos a nivel nacional e internacional. No fue hasta que Olympe de
Gouges, en 1791, proclamó la Declaración de los Derechos de la Mujer y la
Ciudadana que las mujeres entraron en la historia de los derechos humanos.
La Declaración fue el prefacio a la Constitución de 1791. La primera traducción
americana completa de sus 17 artículos al español es obra de Antonio Nariño,
publicada en Bogotá en 1793.
Los artículos de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano:
1. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones
sociales solo pueden fundarse en la utilidad común.
2. La finalidad de toda asociación política es la conservación de los derechos
naturales e imprescriptibles del hombre. Esos derechos son la libertad, la propiedad,
la seguridad y la resistencia a la opresión.
3. La fuente de toda soberanía reside esencialmente en la nación; ningún individuo,
ni ninguna corporación pueden ser revestidos de autoridad alguna que no emane
directamente de ella.
4. La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio a los
demás. El ejercicio de los derechos naturales de cada hombre, no tiene otros límites
que los que garantizan a los demás miembros de la sociedad el disfrute de los
mismos derechos. Estos límites solo pueden ser determinados por la ley.
5. La ley solo puede prohibir las acciones que son perjudiciales a la sociedad. Lo
que no está prohibido por la ley no puede ser impedido. Nadie puede verse obligado
a aquello que la ley no ordena.
6. La ley es expresión de la voluntad de la comunidad. Todos los ciudadanos tienen
derecho a colaborar en su formación, sea personalmente, sea por medio de sus
representantes. Debe ser igual para todos, sea para proteger o para castigar.
Siendo todos los ciudadanos iguales ante ella, todos son igualmente elegibles para
todos los honores, colocaciones y empleos, conforme a sus distintas capacidades,
sin ninguna otra distinción que la creada por sus virtudes y conocimientos.
7. Ningún hombre puede ser acusado, arrestado y mantenido en confinamiento,
excepto en los casos determinados por la ley, y de acuerdo con las formas por esta
prescritas. Todo aquel que promueva, solicite, ejecute o haga que sean ejecutadas
órdenes arbitrarias, debe ser castigado, y todo ciudadano requerido o aprendido por
virtud de la ley debe obedecer inmediatamente, y se hace culpable si ofrece
resistencia.
8. La ley no debe imponer otras penas que aquellas que son estrictas y
evidentemente necesarias; y nadie puede ser castigado sino en virtud de una ley
promulgada con anterioridad a la ofensa y legalmente aplicada.
9. Todo hombre es considerado inocente hasta que ha sido declarado convicto. Si
se estima que su arresto es indispensable, cualquier rigor mayor del indispensable
para asegurar su persona ha de ser severamente reprimido por la ley.
10. Ningún hombre debe ser molestado por razón de sus opiniones, ni aún por sus
ideas religiosas, siempre que al manifestarlas no se causen trastornos del orden
público establecido por la ley.
11. Puesto que la libre comunicación de los pensamientos y opiniones es uno de los
más valiosos derechos del hombre, todo ciudadano puede hablar, escribir y publicar
libremente, excepto cuando tenga que responder del abuso de esta libertad en los
casos determinados por la ley.
12. Siendo necesaria una fuerza pública para garantizar los derechos del hombre y
del ciudadano, se constituirá esta fuerza en beneficio de la comunidad, y no para el
provecho particular de las personas a las que ha sido confiada.
13. Siendo necesaria, para sostener la fuerza pública y subvenir a los gastos de
administración, una contribución común, esta debe ser distribuida equitativamente
entre los ciudadanos, de acuerdo con sus facultades.
14. Todo ciudadano tiene derecho, ya por sí mismo o por su representante, a
constatar la necesidad de la contribución pública, a consentirla libremente, a
comprobar su adjudicación y a determinar su cuantía, su modo de amillaramiento,
su recaudación y su duración.
15. La sociedad tiene derecho a pedir a todos sus agentes cuentas de su
administración.
16. Una sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada, ni la
separación de poderes determinada, no tiene constitución.
17. Siendo inviolable y sagrado el derecho de propiedad, nadie podrá ser privado
de él, excepto cuando la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exige de
manera evidente, y a la condición de una indemnización previa y justa.
c. Teresa de Calcuta:
Después de un breve curso con las Hermanas Médicas Misioneras en Patna, Madre
Teresa volvió a Calcuta donde encontró alojamiento temporal con las Hermanitas
de los Pobres. El 21 de diciembre va por vez
primera a los barrios pobres. Visitó a las familias,
lavó las heridas de algunos niños, se ocupó de un
anciano enfermo que estaba extendido en la calle
y cuidó a una mujer que se estaba muriendo de
hambre y de tuberculosis. Comenzaba cada día
entrando en comunión con Jesús en la Eucaristía y
salía de casa, con el rosario en la mano, para
encontrar y servir a Jesús en “los no deseados, los
no amados, aquellos de los que nadie se
ocupaba”. Después de algunos meses
comenzaron a unirse a ella, una a una, sus
antiguas alumnas.
El 7 de octubre de 1950 fue establecida
oficialmente en la Archidiócesis de Calcuta la
nueva congregación de las Misioneras de la Caridad. Al inicio de los años sesenta,
Madre Teresa comenzó a enviar a sus Hermanas a otras partes de India. El Decreto
de Alabanza, concedido por el Papa Pablo VI a la Congregación en febrero de 1965,
animó a Madre Teresa a abrir una casa en Venezuela. Ésta fue seguida
rápidamente por las fundaciones de Roma, Tanzania y, sucesivamente, en todos
los continentes. Comenzando en 1980 y continuando durante la década de los años
noventa, Madre Teresa abrió casas en casi todos los países comunistas, incluyendo
la antigua Unión Soviética, Albania y Cuba.
Para mejor responder a las necesidades físicas y espirituales de los pobres, Madre
Teresa fundó los Hermanos Misioneros de la Caridad en 1963, en 1976 la rama
contemplativa de las Hermanas, en 1979 los Hermanos Contemplativos y en 1984
los Padres Misioneros de la Caridad. Sin embargo, su inspiración no se limitó
solamente a aquellos que sentían la vocación a la vida religiosa. Creó
los Colaboradores de Madre Teresa y los Colaboradores Enfermos y
Sufrientes, personas de distintas creencias y nacionalidades con los cuales
compartió su espíritu de oración, sencillez, sacrificio y su apostolado basado en
humildes obras de amor. Este espíritu inspiró posteriormente a los Misioneros de la
Caridad Laicos. En respuesta a las peticiones de muchos sacerdotes, Madre Teresa
inició también en 1981 el Movimiento Sacerdotal Corpus Christi como un “pequeño
camino de santidad” para aquellos sacerdotes que deseasen compartir su carisma
y espíritu.
Durante estos años de rápido desarrollo, el mundo comenzó a fijarse en Madre
Teresa y en la obra que ella había iniciado. Numerosos premios, comenzando por
el Premio Indio Padmashri en 1962 y de modo mucho más notorio el Premio Nobel
de la Paz en 1979, hicieron honra a su obra. Al mismo tiempo, los medios de
comunicación comenzaron a seguir sus actividades con un interés cada vez mayor.
Ella recibió, tanto los premios como la creciente atención “para gloria de Dios y en
nombre de los pobres”.
d. Rigoberta Menchú:
Es activista de los derechos humanos de Guatemala. Nació en el año 1958 en una
numerosa familia campesina de la etnia indígena maya-quiché. Tras haber pasado
una dura infancia y juventud, en medio de la lucha contra la guerrilla, la pobreza y
la represión, ha podido dar solidez a su discurso y ser
reconocida mundialmente por su activismo por los
derechos indígenas.
Rigoberta Menchú es autora de muchos libros, entre
ellos Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la
conciencia, donde cuenta su experiencia de vida en las
aldeas indígenas, los problemas entre las comunidades
y la forma como ha podido salir adelante y llegar adonde
está hoy, siendo una de las principales portavoces de
esa realidad local. “Los niños tenían que ser como
gentes adultas” –cuenta–, nunca han tenido contacto
con juguetes de plástico, pero sí jugaban con la
naturaleza, con los animales, con los árboles. Era una
cultura diferente, de profundo respeto hacia la tierra.
Con la represión de las clases dominantes guatemaltecas, las familias indígenas
empezaron a unirse para reivindicar sus derechos, y ya de joven Rigoberta comenzó
a relacionarse con la lucha en pro de su pueblo,objetivo que más tarde le costó la
persecución y el exilio. Rigoberta cuenta que la extrema discriminación ha llevado
a los pueblos indígenas a ocultar poco a poco su identidad, ya que el régimen
trataba de quitar todo lo relacionado con la cultura y la religión propias de las aldeas.
En esta época se dedicó a aprender el castellano y otros idiomas indígenas para
poder trabajar como un eslabón que uniese a los pueblos que tenían una cultura en
común y que, debido a su independencia, estaban destinados a desaparecer bajo
la fuerte represión que estaban soportando. Más adelante empezaron a sufrir
persecuciones, torturas y la muerte de muchos indígenas en plazas públicas, como
en el caso de su hermano mayor.
Ante esa situación, Rigoberta decidió no rebelarse contra la guerrilla, como muchos
de sus hermanos, sino empezar una campaña pacífica de denuncia del régimen
guatemalteco y de la violación de los derechos humanos que ha vivido ella misma,
su familia y muchas comunidades indígenas. Para escapar de la represión, se exilió,
y en el año 1988 regresó a Guatemala, con protección internacional de las Naciones
Unidas, y siguió su trabajo de denuncia contra las injusticias.
En 1992 la labor de Rigoberta Menchú fue reconocida con el Premio Nobel de la
Paz. Su posición le permitió actuar como mediadora en el proceso de paz entre el
Gobierno y la guerrilla iniciado en los años siguientes. Rigoberta cree que todavía
la población de Guatemala vive con miedo de que vuelva la represión, el militarismo
y la dictadura, y que los principales problemas que enfrenta hoy su país son el
analfabetismo, la pobreza y el hambre. “Se han idealizado mucho los acuerdos de
paz, pero la paz debe consistir también en tener qué comer y tener trabajo y
oportunidades”, comenta en una entrevista.
Aun así, afirma que también hay logros positivos desde aquella época, como por
ejemplo, que la espiritualidad maya ya no se practica en secreto, los idiomas mayas
son oficiales, se ha rescatado el manejo del calendario maya (como guía de futuro),
y que, por lo tanto, su historia también empieza a ser oficial. También considera que
el ambiente de hoy es más libre para los jóvenes, lo que les genera más
posibilidades de tener conciencia y aprendizaje.
Recientemente, Rigoberta ha sido una de las fundadoras del partido político Wianq,
formado fundamentalmente por personas de origen maya, y que trabaja para
defender los intereses de las poblaciones indígenas en Guatemala. Este hecho le
ha generado muchas críticas, ya que la política está relacionada con la corrupción
en muchos países del mundo, y en Guatemala no es diferente. Aun así, cree que lo
más importante es que haya una representación de estos pueblos en el sistema de
gobierno actual, pues ya es inviable vivir aislados. Para Rigoberta, “un líder no es el
que se autonombra, es el que sabe escuchar a la gente”, y “lo más importante es
que seamos capaces de crear autoestima en la gente y generar una población más
sana, más armoniosa, que empiece a buscar la armonía en lugar de la
victimización”. Por eso sus esfuerzos son en pro de buscar la calidad humana, más
allá de los cargos o puestos.
También ha creado la Fundación Rigoberta Menchú Tum a raíz de recibir su Premio
Nobel, y se dedica fundamentalmente a realizar acciones de educación e iniciativas
de autodesarrollo, con el objetivo de defender los derechos humanos y contribuir a
la construcción de una ética de paz mundial. El código de ética para una era de paz
de la fundación es:
“No hay paz sin justicia,
no hay justicia sin equidad,
no hay equidad sin desarrollo,
no hay desarrollo sin democracia,
no hay democracia sin respeto a la identidad y
dignidad de las culturas y los pueblos”.
Rigoberta Menchú es un personaje importante de lucha y reivindicación pacífica,
que nos puede servir como ejemplo para tiempos difíciles como el que estamos
viviendo actualmente. Su reconocimiento internacional la ha llevado a recibir
numerosos premios y reconocimientos, pero también a dar la vuelta al mundo con
un mensaje de paz, igualdad y justicia.
e. Mahatma Gandhi:
Es ampliamente reconocido como uno de los más grandes líderes políticos y
espirituales del siglo veinte. Honrado en la India como el padre de la nación, fue
pionero y practicó el principio de Satyagraha: la
resistencia a la tiranía a través de la desobediencia
civil masiva no violenta.
Mientras lideraba campañas a escala nacional para
mitigar la pobreza, expandir los derechos de las
mujeres, crear armonía religiosa y étnica, y eliminar
las injusticias del sistema de castas, Gandhi aplicó
de forma suprema los principios de la
desobediencia civil no violenta para liberar a la
India del dominio extranjero. Con frecuencia fue
encarcelado por sus acciones, a veces durante
años, pero consiguió su meta en 1947, cuando la
India consiguió su independencia de Gran Bretaña.
Debido a su grandeza, se le llama Mahatma, que
significa “gran espíritu”. Los líderes de derechos
civiles mundiales desde Martin Luther King, Jr., hasta Nelson Mandela han
reconocido a Gandhi como fuente de inspiración en su lucha para conseguir
igualdad de derechos para su gente.
5. Aplica tus conocimientos.
a. Relata en un espacio breve y preciso como sería la sociedad si
se presenta las siguientes soluciones: