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11 - Corrientes Criminológicas 2013 PDF
11 - Corrientes Criminológicas 2013 PDF
Materia 3.1
Lectura
1.1. Introducción
Para iniciar este recorrido teórico en primer término debemos definir
nuestro objeto. Según el Diccionario de la Real Academia “definir” es “fijar
con claridad, exactitud y precisión la significación de una palabra o la
naturaleza de una persona o cosa”.
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• Las que incluyen el poder como variable necesaria para el estudio de la
cuestión: aquí podrían ser incluidas las denominadas “teorías del
control o del conflicto” (etiquetamiento y crítica). Estos enfoques
toman, entre otras variables, el ejercicio de poder como forma de
relación social, como elemento importante en los análisis de tipo
funcional, ya no de la conducta y del individuo sino de los sistemas de
control social, sean estos formales (sistema penal) o informales
(cultura).
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Foucault, la criminología es parte la de las disciplinas que gobiernan la
conducta en el sentido que “…estructuran el campo de acciones posible de
los otros…” (Sozzo: 2006, 355).
Sin embargo, esta idea es cuestionada por algunos autores. Así, por
ejemplo, Gabriel Ignacio Anitua (2005), siguiendo la tradición de los
partidarios del paradigma de la reacción social, sostiene que es con la
aparición de Estado moderno que se comienzan a generar, tanto en el
campo de las ideas como en el de la práctica, cambios que crearon y
perfilaron lo que a partir de allí sería conocida como la “cuestión criminal”.
Este autor, en consonancia con Zaffaroni, expresa que los orígenes de las
prácticas y conocimientos de carácter criminológico podrían rastrearse
hasta el siglo XIII europeo. En sus palabras: “Es entonces cuando se
produjeron los cambios más importantes en la forma de la política y en
concreto de la política criminal…Los siguientes conceptos tienen origen en
aquel importante momento histórico: “capitalismo”, “Estado”, la noción de
la monarquía dentro del paradigma de la “soberanía”, la “burocracia” como
gobierno en manos de expertos, y un nuevo diseño del poder en manos del
Estado que con las nociones de “delito” y de “castigo” conformará el
“poder punitivo”. (Anitua: 2005: 15).
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necesariamente debemos romper la primera barrera: debemos romper la
barrera de la convención. La academia ha repetido, y repite, que la
criminología surge con Lombroso, Ferri y Garófalo, con esto ha logrado
impedir ver que las posiciones naturalizadas por estos autores fueron
producto de procesos de definición de lo que debería entenderse por
delito, por castigo y sobre cuál era el rol de Estado en la cuestión criminal.
1.4. Objeto
Como ya se habrá percibido, el objeto de lo que entendemos por
Criminología será variable dependiendo del tipo de definición que
adoptemos. Para las definiciones más tradicionales, el objeto de estudio de
este campo disciplinar estará dado, en su relación con el Derecho Penal,
por la conducta del delincuente. Generalmente en estas concepciones de
tipo etiológico, el estudio del delincuente abarca su psicología y su
entorno.
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1.5. Aplicaciones
La Criminología como ciencia social que problematiza la cuestión criminal,
lejos de ser un conjunto de pensamientos teórico-abstractos, es una
herramienta útil para el diseño de políticas criminales y penales.
2.1. Introducción
Los paradigmas del pensamiento son perspectivas y posicionamientos que
nos permiten abordar la realidad, determinando cuáles serán los
problemas a investigar y también sus respuestas. En otros términos, es la
posición epistemológica (que es ideológica) desde la que nos paramos para
abordar la realidad.
Los autores que tratan esta cuestión, distinguen entre dos grandes
paradigmas o posiciones en los que se pueden enmarcar una serie de
teorías que comparten mayoritariamente postulados básicos. El primero es
el paradigma del consenso o positivista, que surgió a fines del siglo XIX y
que también se lo denomina como paradigma etiológico debido a que su
preocupación central es descubrir las causas (etiología) del delito. El
segundo, surgido durante el siglo XX, es el paradigma del conflicto o
crítico, que a diferencia del anterior toma como objeto de estudio los
procesos de control social que constituyen y reproducen el delito.
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2.2. Paradigma del Consenso o
Positivista
El conjunto de teorías que podrían enmarcarse en este paradigma, tienen
en común algunos supuestos sobre los que plantean los problemas y
soluciones en relación a la cuestión criminal.
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Así van a compartir la visión de la sociedad como un organismo estable,
regido por un orden social y normativo consensuado, concibiendo que ante
las acciones desviadas, que tienen el carácter de patologías (ya sean
individuales o sociales), la reacción social es la respuesta. Para el delito,
expresión máxima de la desviación, la respuesta necesaria será la pena,
debido a que entre estos dos elementos existe una relación de
necesariedad. En este marco sus propuestas de política criminal
necesariamente son represivas del delito ya consumado y se pretende
evitar la reincidencia estudiando la conducta del delincuente.
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• poseer niveles de desarrollo intelectual deficientes en relación al no
delincuente;
• una disminución de la capacidad de sentir dolor físico
• y ausencia de temor, culpa y sentimientos de compasión hacia las
víctimas.
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nuevo mundo. Los grandes procesos migratorios que se estaban
produciendo en todos los puntos de América y los problemas de control y
gestión de los millones de nuevos habitantes no podían ser explicadas con
las herramientas brindadas por el positivismo criminológico.
Las nuevas visiones sobre la sociedad tomaron entre otros, como punto de
partida, a Emil Durkheim. Como bien sabemos, este autor que escribió
durante el siglo XIX sentó los principios de lo que luego conoceríamos
como funcionalismo.
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• La pena es manifestación de la reacción de la “conciencia
colectiva” ante un acto que la ofende.
• El delito cumple al igual que la desviación, una función positiva
de cohesión social.
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estos espacios de la ciudad muestra que tienen características
diferenciadas y propias, estas son:
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a. Ser áreas centrales (zonas de transición).
b. Están marcadas por altos grados de heterogeneidad cultural
producida por la cantidad de personas migrantes.
c. Los niveles de población son decrecientes, produciendo altos
niveles de movilidad social.
d. Se trata de lugares muy deteriorados físicamente, en consecuencia
poseen la renta más baja de la ciudad y son habitados por personas
que desarrollan tareas laborales como otras que no (los padres
están trabajando todo el día).
e. Existen niveles altos de ausentismo escolar, mortalidad infantil y
delincuencia adulta.
En los estudios que siguen esta línea realizados en la década del 80 del
siglo XX se han determinado nuevos factores de desorganización social:
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2.2.4. Merton y la Teoría de la anomia
Afirma que esta presión es realizada sobre todos los ciudadanos, siendo el
“sueño americano” su expresión más acabada. Todos los canales de
transmisión de valores afirman que no importa la condición social, étnica o
racial, todos podemos llegar a cumplir nuestro sueño.
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Las explicaciones dadas por Merton han recibido múltiples críticas, no sólo
derivadas de la percepción de una sociedad sobre consensuada, sino
también porque vuelve a la perspectiva que asocia el delito a la pobreza, y
en definitiva porque su conclusión es que una sociedad ordenada es una
sociedad en donde las personas se conformen tendiendo de esta forma a
consolidar el status quo.
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Su objetivo fue elaborar una crítica a los postulados del positivismo
criminológico de corte biologicista, pero también a las teorías sociológicas
que sostenían que el problema del delito devenía por la socialización
defectuosa de los individuos. Así también se propuso romper la asociación
más o menos explícita del delito y la pobreza.
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Tomando las teorías del conflicto social, Sutherland va a afirmar que una
persona comete un delito, no por defectos de socialización, sino porque ha
sido socializado en valores sociales distintos, no necesariamente opuestos.
Esto le permitió explicar tanto las conductas delictivas atrapadas
tradicionalmente por miembros de las clases más bajas de la sociedad (por
ejemplo robos), como así también aquellas conductas que no son
atrapadas y que son cometidas por las clases altas (por ejemplo grandes
estafas y defraudaciones o delitos impositivos).
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pensamiento criminológico, que desde nuestra perspectiva significó la
ampliación y enriquecimiento del mismo.
La nueva óptica deja relegada la criminología del paso al acto, para estudiar
los órganos de control social, sus agentes, el fenómeno del poder y la
influencia que el control social posee en la creación de la delincuencia. A
diferencia de otros enfoques multifactoriales, la teoría del etiquetamiento,
no se preocupa por estudiar el desarrollo de la personalidad del autor
hasta el momento del hecho, por el contrario, solo le interesa la situación
en que el hecho se produce y su definición.
Blumer afirma que la conducta no está guiada por normas sino que,
cuando actuamos, procedemos de la siguiente manera: percibimos la
conducta del otro como algo lleno de significado y en base a lo que
creemos que el otro pretende, planificamos nuestro curso de acción. Para
él la interacción social es un proceso interpretativo y negociado. Como
consecuencia de ello la conducta social no puede ser estudiada
objetivamente, sino desde el punto de vista de la posición del actor.
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Respondiendo a la posición funcionalista, afirma que la conducta de los
individuos no está dada por las necesidades del sistema, sino que responde
a la necesidad de manejar las “situaciones” con las que las personas se
encuentran. Niega la tesis de Parsons que sostiene que la estructura
determina la conducta, y afirma que ésta sólo es un marco de la conducta
subjetiva.
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tomar en cuenta las circunstancias que enmarcan la interacción y el
producto de la misma, es decir, la reacción social que genera.
Llegados a este punto, es decir, que no hay diferencia a priori entre las
conductas delictivas y las no delictivas, o si se nos permite expresarlo así,
que no hay conductas ni buenas ni malas por naturaleza, normales o
anormales, ni desviadas o no desviadas, la pregunta que nos queda es la
siguiente: ¿qué es lo que hace que una conducta deje de ser tolerada
socialmente y pase a convertirse en delictiva?
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perteneciente a una aldea diferente se enteró e hizo público el acto
mediante escándalo y ofensas que terminaron provocando
reprobación y altercados entre ambas aldeas y con el suicidio del
joven “desviado” (Marcó del Pont, 1991: 85).
En términos de Becker, la ley la crean los adultos para los jóvenes, los
hombres para las mujeres y los ricos para los pobres. Parados desde este
punto, quizás esta sea la mayor crítica a las concepciones anteriores. Las
ideas de Becker socavan la concepción que entiende que la ley penal es un
reflejo de la “conciencia colectiva” y su legitimidad está dada
discursivamente por la pretensión de protección de los valores más caros a
una sociedad, valores que son consensuados por una determinada
comunidad.
Si el delito es para Becker aquella conducta que ha sido definida como tal y
genera una reacción social negativa, entonces delincuente no es aquella
persona que comete un delito, sino aquel que ha sido atrapado con éxito
por el sistema penal y ha sido señalado como tal.
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A través de seguimientos de casos logra detectar que existen variables que
“inoculan”, como si se tratara de una vacuna, a determinadas personas
otorgándoles una inmunidad especial frente al sistema. Una de las
variables es la pertenencia de clase del autor de la conducta delictiva y de
la víctima. Por ejemplo, la buena posición económica de una persona
puede permitir que determinadas conductas sean llevadas a cabo en
lugares privados y sin acceso de terceros, lo que imposibilita la visibilidad
de la conducta y por lo tanto reduce las oportunidades de intervención del
sistema penal.
Así como describe factores que pueden brindar inmunidad, hay otras
variables que disminuyen o la quitan. También el accionar de los
operadores de los sistemas penales, generalmente guiado por la aplicación
de estereotipos criminales, orienta el funcionamiento del mismo y atrapa a
algunas personas y conductas y no a otras. Considera igualmente
importante el rol que cumple la víctima al hacer conocer o no lo
acontecido, como así también la posición social que la misma ocupe.
Hay que aclarar que si bien estos factores son influyentes para lograr que
una persona sea o no atrapada por el sistema penal, la distribución de la
inmunidad no es homogénea ni lineal, y como afirma Chapman, sólo se
trata de factores que pueden influir para ello.
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La ruptura del umbral de inmunidad generalmente culmina con la privación
de libertad de la persona en una cárcel. A través del análisis de las
consecuencias de la prisionalización, Chapman afirma que los sujetos que
atraviesan todo este cúmulo de señalamientos sociales, pueden ser
arrastrados a procesos de degradación de su identidad social. Si este
proceso es exitoso, los roles sociales ejercidos por esa persona son
“absorbidos” por su nueva posición y rol esperado, el de delincuente.
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(cómo se espera que se comporte), reduce sus alternativas de conducta
acercándolo a nuevos grupos de referencia (delincuentes). Así, la
continuidad de la conducta delictiva en una persona es provocada por el
control social.
Las críticas podrían dividirse en dos corrientes que tienen como blanco a la
posición anterior.
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identificación; su falta de análisis del poder y las estructuras sociales como
una de las variables a considerar, y la percepción del desviado como
víctima del control social.
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La nueva Criminología irrumpió en el escenario formulando fuertes críticas
a las teorías que le precedieron, pero también a través de una propuesta
programática en relación a cuáles deberían ser los estudios que desde esta
disciplina se deberían realizar, como también los requisitos formales y
materiales que debía cumplir una teoría plenamente social de la
desviación.
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El libro “La nueva Criminología” fue considerado como el planteamiento
que había conseguido unir las ideas marxistas con los planteamientos
radicales de la nueva teoría de la desviación.
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condiciones que hacen posible el delito y desaparezca la necesidad de
criminalizar actividades diversas.
Uno de los conceptos reelaborados por los críticos fue la idea que toda la
delincuencia podía ser entendida en referencia a la economía capitalista y
que el delito y la delincuencia desaparecerían con el cambio del sistema
económico. El cuestionamiento de este “determinismo económico”, los
lleva a cuestionar también la función instrumental que se había otorgado al
derecho como expresión de los intereses de la clase burguesa.
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determinadas conductas, y criminalización de otras conductas socialmente
más dañosas. Por ello, se acepta la necesidad de definición legal de
conductas delictivas, la realización de planes de prevención del delito y el
análisis de la inseguridad social.
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Referencias bibliográficas de la
Lectura
Bibliografía ampliatoria Lectura 1
Obras consultadas
Sitios Web
www.uesiglo21.edu.ar
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