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LEYENDA MAYA

LAPRINCESAYELESCARABAJO (MAQUECH)
Cuenta la leyenda, que existía una princesa llamada
Cuzán, pues tenía los cabellos semejantes a las
golondrinas, y era la hija preferida de Ahnu, quien era
el gran señor que se sumerge en el cielo.

Tan pronto, Cuzán tuvo 18 años, su padre concertó su


matrimonio con el príncipe Ek Chapat, que era el futuro
señor de todo el reino. Pero un día, cuando su hija fue a visitar al gran señor, lo
encontró conversando con un chico llamado Chalpol( cabeza roja). A partir de ese
instante los dos quedaron eternamente enamorados.

Pero cuando el rey se enteró que Chalpol era el amante de su hija, se enfureció
tanto que mandó a sacrificarlo. Pero Cuzán le pidió porfavor que no lo haga y que
ella a cambio lo dejaría de ver para siempre y aceptaría casarse con Ek Chapat. Ya
por la noche, cuando se estaba por celebrar el matrimonio, un hechicero se le
acercó a Cuzán y le dio un escarabajo, y le dijo: "Cuzan, acá tienes a tu amado
Chalpol. Tu padre le concedió la vida, pero me pidió que lo convirtiera en un insecto
por haber tenido la osadía de amarte". Cuzán, la tomó en sus manos y dijo: "Juré
nunca separarme de ti y cumpliré mi promesa"

El mejor joyero del reino, lo cubrió de piedras preciosas y lo ató de una patita a una
cadena de oro puro. Tan pronto como estuvo listo, Cuzán se lo puso en el pecho y
dijo: "Maquech, eres un hombre, estarás siempre junto a mi corazón,
escuchando como late.

Fue asi que Cuzán y Chalpol, convertido en Maquech, se amaron por encima de las
leyes del tiempo.

LA TORTUGA / LEYENDA ZAPOTECA


Cuando bajaron las aguas del diluvio, era un lodazal el
valle de Oaxaca. Un puñado de barro cobró vida y
caminó. Muy despacito, caminó la tortuga. Iba con el
cuello estirado y los ojos muy abiertos, descubriendo el
mundo que el sol hacía renacer.

En un lugar que apestaba, la tortuga vio al zopilote


devorando cadáveres. -Llévame al cielo- le rogó-.
Quiero conocer a dios.

Mucho se hizo pedir el zopilote. Estaban sabrosos los muertos. La cabeza de la


tortuga asomaba para suplicar y volvía a meterse bajo el caparazón, porque no
soportaba el hedor.
-Tú, que tienes alas, llévame- mendigaba. Harto de la pedigueña, el zopilote abrió
sus enormes alas negras y emprendió vuelo con la tortuga a la espalda. Iban
atravesando nubes y la tortuga, escondida la cabeza, se quejaba:

-Qué feo hueles! El zopilote se hacia el sordo. -Qué olor a podrido- repetía la
tortuga.

Y así hasta que el pajarraco perdió su última paciencia, se inclinó bruscamente y


la arrojó a tierra. Dios bajó del cielo y juntó los pedacitos. En el caparazón se le
ven los remiendos.
MAYAB - LEYENDA MAYA

Hace mucho, pero mucho tiempo, el señor Itzamná


decidió crear una tierra muy hermosa, es así como
creó el Mayab, la tierra de los elegidos, y sembró en
ella las más bellas flores que adornaran los caminos,
creó enormes cenotes cuyas aguas cristalinas
reflejaran la luz del sol y también profundas cavernas
llenas de misterio.
Después, Itzamná le entregó la nueva tierra a los
mayas y escogió tres animales para que vivieran por siempre en El Mayab. Los
elegidos por Itzamná fueron el faisán, el venado y la serpiente de cascabel. Los
mayas vivieron felices y se encargaron de construir palacios y ciudades de piedra.
Mientras, los animales que escogió Itzamná no se cansaban de recorrer El Mayab.
El faisán volaba hasta los árboles más altos y su grito era tan poderoso que podían
escucharle todos los habitantes de esa tierra. El venado corría ligero como el viento
y la serpiente movía sus cascabeles para producir música a su paso.
Un día, los chilam(adivinos mayas) predijeron que el Mayab iba a ser invadido por
extranjeros. Al enterarse el faisán, huyó de inmediato a la selva y se escondió entre
las yerbas, pues prefirió dejar de volar para que los invasores no lo encontraran.
El venado, lloró tanto, que sus lágrimas formaron muchas aguadas. A partir de ese
momento, al venado le quedaron los ojos muy húmedos, como si estuviera triste
siempre.
La serpiente de cascabel, decidió olvidar su música y luchar con los enemigos; así
que creó un nuevo sonido que produce al mover la cola y que ahora usa antes de
atacar.
Se cuenta, que cuando se recupere el Mayab, estos tres animales volverán a ser
como eran en un principio.
Leyenda Zapoteca del Mezcal
Pocas veces los dioses bajan a la tierra, cuando lo hacen el
motivo que los impulsa es muy poderoso. Es difícil saber las
complicaciones de un dios. Se dice que los mueve la
venganza, el castigo, la curiosidad, o como en este caso: el
amor.
Máyatl al asomarse desde los cielos se enamora
profundamente de la valentía y la apostura de un guerrero
llamado Chag. Sin pensarlo desciende a la tierra para
contemplarlo de cerca, no oculta su calidad de diosa y Chag, a su vez, queda
fascinado por el esplendor y la gracia divina de la que es poseedora su celestial
enamorada.
La diosa sin rodeos le declara su amor. A pesar de que Chag es astuto e intrépido,
no se atreve mirar a Máyatl como su igual. La diosa se instala en la tierra, dedica
su tiempo a enamorar al tímido guerrero, que así como hace temblar a los
enemigos en la batalla, frente a ella se mantiene manso y sumiso como ave
cogida en una red.
Cada vez que ella muestra interés en él y alude al amor, él tiembla de excitación.
Pero la actitud menguada de Chag no desanima a Máyatl, que busca una mejor
manera de ganar su afecto.
Cierto día, ofrece al hombre uno de sus pechos, del cual mana un elixir
maravilloso. Chag bebe, y con lágrimas pide: “¡Haz de mi un dios, o tú misma
vuélvete mujer!” Máyatl se emociona profundamente, pone su mano en el corazón
de él y lo eleva al nivel de los dioses.
El guerrero Chag abraza fuertemente a la diosa Máyatl. Hace el amor
intensamente durante siete días y siete noches. Se elevan ligados por la atracción
que ambos sienten y se quedan en los cielos para siempre a contemplar en las
claras noches zapotecas la creación de los dioses.
Allá están, en lo alto. Amantes y amados. Por ellos, los hombres saben que la
fuerza del amor rompe con cualquier diferencia.

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