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¿Qué es un púlsar?

Cuando una estrella mucho más masiva que el Sol muere, explota como supernova, uno
de los fenómenos más violentos del Universo. La explosión es tan enérgica que en el
lugar de la estrella queda (dependiendo de su masa), o bien nada, o bien una estrella de
neutrones, o bien un agujero negro.
¿Y esto qué tiene que ver con un púlsar? Mucho. Fíjese en la posibilidad intermedia, la
estrella de neutrones. Se trata de una esfera de unos 24 kilómetros de diámetro
compuesta básicamente por neutrones —si recuerdan las clases de química, los átomos
estaban formados por protones y neutrones, y electrones que daban vueltas a su
alrededor—, tan apiñados que una cucharadita de estrella pesaría mil veces más que la
Gran Pirámide de Guiza.

Este extraño monstruo, además, gira sobre sí misma a una velocidad endiablada: un día
allí dura uno o dos segundos, o incluso algunos milisegundos (imagínese el estrés
laboral de sus imposibles habitantes).

Esquema del campo magnético de una estrella de neutrones. Nótese que no está alineado con el eje de
rotación, lo que provoca que, a cada vuelta de la estrella, los polos del campo, señalados por los haces
azules, barren las paredes de un cono imaginario. Si usted se está preguntando "¿y esto qué tiene que ver
con un púlsar?", tenga un poco de paciencia, por Dios, y lea el texto. (crédito: Mysid)

Por si lo anterior fuera poco, las estrellas de neutrones poseen un campo


electromagnético que haría palidecer a los imanes ACME que utiliza el Coyote para
cazar al Correcaminos. Este campo acelera los electrones y protones circundantes, los
marea bien haciéndoles dar vueltas, los acelera y los expulsa violentamente,
produciendo un chorro de luz de muy alta energía en forma de haz estrecho que sale por
los polos del campo magnético. Es lo que se conoce como radiación sincrotrón, que es la
que se usa en los aceleradores de partículas como el LHC.
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Ahora atención: al igual que en la Tierra, el eje magnético no está alineado con el eje de
rotación. Esto hace que la dirección del haz cambie continuamente, recorriendo las
paredes de un cono imaginario a cada vuelta. Y si resulta que, por pura casualidad, el
camino barrido por el haz pasa por la Tierra, entonces veremos un destello repentino en
el cielo (si disponemos de un telescopio o radiotelescopio lo bastante grande), repetido
cada uno o dos segundos, incansablemente, como si se tratara de un faro en la noche
marina. Eso es lo que llamamos púlsar (debido a que son estrellas “pulsantes”) .

Una curiosidad: inicialmente, debido a la puntualidad británica con que se repetían los
destellos del primer púlsar observado, CP 1919, cada 1,3373 segundos, se pensó que se
trataba de señales procedentes de una civilización extraterrestre.
¿Qué es un cuásar?

Representación artística de un cuásar, o núcleo activo de galaxia. No se acerque demasiado al centro.

El término Cuásar viene de “fuente de radio cuasiestelar”. Al principio se los llamó así
porque estos objetos, detectados mediante radiotelescopios, eran relativamente
pequeños, casi como estrellas, y sin embargo eran invisibles, o simples puntos de luz,
vistos desde telescopios normales, que captan la región del espectro electromagnético
que vemos con nuestros ojos.

Los cuásares también varían su brillo, pero de manera errática y en cuestión de meses,
algunos incluso días u horas. Y alcanzan cotas de brillo tan altas que rivalizan con los
fenómenos más violentos del Universo, las Supernovas y los Brotes de Rayos Gamma. Y,
al contrario que aquellos, cuya duración es desde unos pocos segundos (los brotes) a
unos pocos años (las supernovas), lo hacen durante millones de años. Ahí es nada.
Ponga un cuásar en su vida: seguramente sean los motores con mejor relación
potencia/durabilidad de todo el Universo.
Hoy en día creemos que un cuásar tiene muy poco que ver con una estrella, lo que pasa
es que los términos, en astrofísica al menos, tienen una inercia arrolladora (¿quién no
llama “indios” a los de las películas del Oeste?). De hecho, pensamos que un cuásar no
es una estrella, sino una galaxia entera cuyo núcleo hierve de actividad (se dice que está
“activo”), transformando el gas en estrellas masivas y alimentando el agujero negro
supermasivo que descansa en el centro, que devora con violencia el gas y hasta diez
estrellas cada año, lanzando chorros de materia y radiación por los polos. Y así, durante
millones de años, hasta que apenas quedan estrellas lo suficientemente cerca para
devorar, y el agujero negro se dedica a hacer la digestión.

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