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Lo oscuro de la mente humana y la Cali de los setenta

“La violencia no es fuerza sino debilidad, nunca podrá crear cosa alguna, solamente la destruirá”
(Croce, s.f.).

Angelitos empantanados es sin lugar a duda una obra magistral de la literatura Colombiana
que explora en lo sombrío de la condición humana, retrata a la perfección la problemática de la
salud mental y la disfuncionalidad familiar, y dibuja con grande detalle el fenómeno de la
violencia social en la capital del Valle del Cauca en la década de los setenta.

A través de la vida de Angelita, Caicedo intenta abordar una problemática de índole


psicológica que generación tras generación sumerge a los seres humanos en una profunda crisis
que repercute de numerosas maneras: el colapso del núcleo básico de la sociedad, la familia.

El cuadro de un padre alcohólico, una madre desesperada y un hijo con padecimientos físicos
y psicológicos que le convierten en una persona incapaz de valerse por sí misma aferrada a su
hermana mayor, son la muestra latente de un hogar quebrantado que no ofrece la estabilidad
mental suficiente a una joven adolescente para enfrentarse a los retos que la vida le presenta.
Dichos factores son la mezcla que hace de Angelita una mujer dependiente de su pareja
sentimental en un afán de escapar de su realidad caótica: una realidad donde los gritos diarios de
sus padres que ya no se comprenden, la ahogan; una donde los bochornosos momentos que el
padre les hace vivir por su adicción al alcohol y los quejidos insoportables y espeluznantes de su
hermano menor a causa de su enfermedad, la tienen sepultada en una profunda depresión.

En la obra de Andrés, se evidencia como la salud mental fue por aquel entonces y sigue
siendo algo que no preocupa a los colombianos. Los padres ignoran el tema de la educación
emocional familiar y su importancia para la formación de hijos y ciudadanos bondadosos,
empáticos, pacíficos y tolerantes. Las parejas viven en un desmedido afán por acumular riqueza
pero no por sembrar paz en sus familias, lo que a su vez imposibilita la paz en sociedad. El
sufrimiento y el derramamiento de sangre desde aquel entonces parecen pasar inadvertidos en
esta nación.

En la figura de Miguel Ángel, se retrata el perfil de un joven solitario que crece solo con su
figura materna: una mujer anciana y enferma que a causa de su condición no puede ser realmente
un apoyo visible en todo momento a pesar del profundo amor que siente por su hijo. Dicha
soledad, dicho deterioro de sus lazos familiares y los cambios emocionales frecuentes en la
adolescencia, lo sumergen en una profunda depresión tras haber caído en un círculo de adicción
y dependencia emocional y sexual con una prostituta, la cual despierta en el las ansias de vivir y
se convierte en su única fuente de motivación. Tanto Angelita como Miguel Ángel son
adolescentes que aun creciendo en familias prestantes, adineradas, se sienten profundamente
abandonados y destinados a refugiarse en personas o situaciones nocivas como mecanismo de
defensa para apaciguar su tristeza y ansiedad.
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Desde una mirada social a la capital Valluna de los setenta, (la segunda tesis importante en las
líneas del texto de Caicedo), se observa que tanto Angelita como Miguel Ángel al pertenecer a
familias privilegiadas económicamente, contaban con servidumbre y policías que se encargaban
de atender sus necesidades y cuidarlos de una Cali violenta e insegura; no obstante, esto no fue
suficiente. Sus vidas inocentes fueron arrebatadas por la delincuencia.

Cali por aquellos años estaba impactada fuertemente por la guerra de las mafias: una disputa
entre el Cartel de esta ciudad y el cartel de Medellín y los numerosos atentados terroristas en las
calles que esta trajo consigo. La muerte prematura de los dos personajes a causa de asesinato,
ejemplifica específicamente cómo la desigualdad social y la delincuencia desde aquella época
reflejan la ausencia de la educación como pilar de reconstrucción social en Colombia y el país no
para de llorar víctimas.

Caicedo en un argot popular caleño y a través de la historia de un amor juvenil, se convierte


en un gran denunciante de la violencia incesante de nuestro país; presenta también
problemáticas de tipo psicológico comunes y su eco en la vida de las personas, en la ruptura de
las familias y con ello, el deterioro de una comunidad entera gracias al efecto mariposa. Hijos
inestables, formarán familias inestables y estas a su vez sociedades caóticas; hijos sumamente
agresivos arrebatarán la vida de otros y violentaran todas las reglas instituyendo el fenómeno de
la guerra como el pan de cada día del país del amarillo, el azul y el rojo, donde este último color
parece ocupar ya toda la bandera haciendo desaparecer las otras dos tonalidades.
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Referencias
Caicedo, A. (1995). Angelitos empantanados. Bogotá: Norma S. A.

Vestalia Asociados. (2015). Desigualdad, violencia, juventud y futuro. Recuperado de:


https://vestaliaasociados.es/2015/11/06/desigualdad-violencia-juventud-y-futuro/

Centro de escritura Javeriano (Ed.). (2013). Normas APA. Cali, Colombia: Pontificia Universidad
Javeriana. Recuperado de: http://portales.puj.edu.co/ftpcentroescritura/Recursos/Normasapa.pdf

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