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 Definición del Derecho Civil: identificarás las características de este campo.

 Marco histórico del Derecho Civil: Analizarás la construcción del Derecho Civil a través del
tiempo, identificando los momentos en que se han presentado cambios significativos para su
integración, reconociendo además la vigencia de determinados ordenamientos y el desuso de
otros. Con ello, darás cuenta que el Derecho en general a través del tiempo ha tratado de
adecuarse a las necesidades de su presente, acorde al aforismo jurídico: “primero el hecho, luego
el derecho”.

 Ámbitos de validez: Distinguirás su correspondencia con los hechos, dentro de la relación entre
espacio y tiempo, con las personas destinatarias de las normas de este campo jurídico.

Definición del Derecho Civil

Es de recordar que el Derecho, como cualquier otro objeto científico de estudio, no es estático, ya
que se transforma en el tiempo, de tal manera que su definición cambia según la época y lugar en
que se contextualiza. En el caso del iuspositivismo, en tanto una de las corrientes de pensamiento
que la estudian y cuyo máximo exponente es Hans Kelsen, se establece la coacción como nota
distintiva del Derecho, de tal manera que para que una norma se considere parte del Derecho,
ésta debe obligar a observar una determinada conducta y en el caso de inobservancia,
necesariamente debe señalar una sanción como consecuencia. Con base en lo anterior, Kelsen
define al Derecho como “un orden normativo, como un sistema de normas que regula la conducta
humana” (Kelsen, 2015:201) Por otra parte, en el iusnaturalismo se reconoce que el Derecho
presenta relacionas con otras áreas del conocimiento, tal como sucede en la teoría tridimensional
formulada por Miguel Reale, afirmándose que el hecho, el valor y la norma siempre se encuentran
presentes e íntimamente relacionados en la vida jurídica (Reale, 1997:72). De las tres dimensiones
expuestas, es el valor (objeto de estudio de la axiología), el elemento que escapa al ámbito puro
del Derecho y que en contraste con lo expuesto por Hans Kelsen permite considerar el
tridimensionalismo de Reale como parte del iusnaturalismo. Conforme a lo anterior, Reale define
al Derecho como “la concretización de la idea de justicia en la pluridiversidad de su deber ser
histórico, teniendo a la persona como fuente de todos los valores (Reale, 1997:127).

La importancia del estudio de la filosofía del Derecho radica, en que en ambas corrientes el
Derecho se aprecia como un sistema axiomático, cuyo contenido puede o no considerar aspectos
de otras áreas del conocimiento jurídico, como lo es la axiología (estudio de los valores).

Conforme a lo anterior, el Derecho Civil se ubica dentro de la rama del Derecho Privado, teniendo
por objeto regular los atributos de las personas físicas y morales (jurídico-colectivas), así como
organizar jurídicamente la familia y el patrimonio. Ignacio Galindo Garfias indica que el Derecho
Civil es: “un sistema jurídico coherente construido alrededor de la persona (personalidad y
capacidad), del patrimonio (bienes, contratos, sucesiones) y de la familia (matrimonio, filiación,
patria potestad y tutela” (Galindo, 1994).

En nuestro país el Derecho Civil es supletorio al Derecho Mercantil al utilizarse para llenar las
lagunas de este último. Tradicionalmente el Derecho Civil se ha dividido en cinco partes:
 Derecho de personas: Personalidad jurídica, capacidad, estado civil, domicilio.

 Derecho familiar: Matrimonio, divorcio, legitimación, adopción, patria potestad, tutela, curatela.
 Derecho de los bienes: Clasificación de los bienes, posesión, propiedad, usufructo, uso,
habitación, servidumbre, etcétera.

 Derecho sucesorio: Sucesiones testamentaria y legítimas.

 Derecho de las obligaciones.

El Derecho como sistema formal Se ha señalado que el Derecho puede ser estudiado como un
sistema formal, de tal manera que corresponde explicar sus elementos antes de ofrecer una
definición:

 Existencia de axiomas: Los axiomas son postulados que se aceptan sin demostración alguna. Por
lo anterior, este tipo de sistemas reciben el nombre de sistemas axiomáticos o sistemas formales
axiomáticos. Entre los axiomas más importantes para toda ciencia se pueden mencionar:

 Principio de no contradicción: Una proposición y su negación no pueden ser ambas verdaderas


al mismo tiempo y en el mismo sentido.

 Principio de identidad: Toda entidad es idéntica a sí misma.

 Principio del tercero excluido: La disyunción de una proposición y su negación es siempre


verdadera. Es decir, al existir dos proposiciones en las que una niegue lo que afirma la otra, una de
ellas es necesariamente verdadera.

Por otra parte, los sistemas formales establecen reglas lógicas para la demostración de sus
proposiciones mediante procesos de inferencia. De esta manera, los axiomas, como base de todo
sistema formal, permiten la obtención del resto del conjunto de afirmaciones que integran un
sistema en particular. Afirmaciones que reciben el nombre de teoremas.

Y en cuanto a la presencia de componentes integrales, se puede afirmar que un sistema formal


presenta los siguientes:

 Un conjunto finito de símbolos que se utilizan para la construcción de fórmulas.

 Una gramática formal, es decir, una estructura para la construcción de fórmulas.

 Axiomas perfectamente determinados.

 Reglas de inferencia que permitan llegar a conclusiones válidas.


 Teoremas que pueden derivar de los axiomas o de otros teoremas mediante las citadas reglas de
inferencia.

Asimismo, todo sistema formal debe cumplir con las propiedades que a continuación se citan:

 Consistencia: No es posible demostrar en él una fórmula y su negación.

 Completitud: Todas las fórmulas lógicamente válidas deben ser demostrables a partir de los
axiomas y las reglas de inferencia.

 Decidibilidad: En todo sistema formal axiomático debe existir al menos un método efectivo para
decidir si una fórmula cualquiera del lenguaje del sistema es lógicamente válida o inválida.

Cabe agregar que el lógico Kurt Gödel estableció que todo sistema formal, en realidad es
incompleto, puesto que no pueden preverse todas las consecuencias, puesto que si una fórmula es
lógicamente válida significa que existe deducción finita de la fórmula. En la doctrina esta
afirmación recibe el nombre de teorema de Gödel. Lo anterior permite definir que el sistema
formal axiomático es una construcción lógica formada por un lenguaje formal, una gramática
formal, que restringe las proposiciones válidas, reglas de inferencia y un conjunto de axiomas que
permiten deducir nuevas proposiciones. Los elementos anteriormente descritos se observan en el
Derecho considerándolo como un ente sujeto a estudio mediante una metodología previamente
establecida.

En principio podemos sostener que el Derecho se encuentra inscrito en los denominados sistemas
normativos, los cuales se definen como “un conjunto cualquiera de enunciados que comprende
todas sus consecuencias lógicas” (Nino, 2014:102). Se trata entonces de sistemas deductivos cuyos
enunciados contienen al menos una norma y con ella, puede calificarse de normativo todo el
sistema.

Por lo anterior, la diferencia específica que distingue al sistema jurídico de cualquier otro sistema
normativo es la existencia de la coactividad, es decir, que existe cuando menos una norma que
autorizan el empleo de fuerza en ciertas condiciones y por ciertos individuos. En consecuencia
podemos sostener que el Derecho es un sistema normativo “que incluye al menos una norma, sin
que sea necesario que todos sus enunciados sean normas, que prescriba actos coactivos” (Nino,
2014:477).

En cualquier caso, en ambas corrientes el derecho puede ser estudiado como un sistema formal en
el que se establecen procesos de inferencia para determinar las consecuencias.

El Derecho es un sistema indivisible, pues como quedó mencionado anteriormente, está


constituido por axiomas que constituyen la base de todo el sistema y las reglas de inferencia para
la derivación de consecuencias. Esta unicidad del Derecho como sistema y la existencia de diversas
ramas en las que se ha dividido, pareciera constituir un sinsentido en la ciencia jurídica, sin
embargo no es tal, ya que estudiar el Derecho como un sistema formal, requiere de un nivel de
abstracción superior y del domino de las operaciones que integran el objeto de estudio de la
lógica, lo cual implica un mayor esfuerzo epistemológico y un mejor dominio de métodos de
análisis.
Como definición tradicional del Derecho se tiene que es un conjunto de normas jurídicas que
regulan la conducta del hombre en sociedad, la cual no representa reto alguno para su
entendimiento; sin embargo, tal definición establece al Derecho como un conjunto de elementos
denominados normas jurídicas que comparten una característica común, como requisito
indispensable para pertenecer a la misma categoría o clase sin señalar cual es la característica en
concreto.

En este sentido, el Derecho, como un conjunto de normas jurídicas que regulan la conducta del
hombre en sociedad, es el género y se encuentra integrado a su vez, por diferentes especies que
se distinguen por su relación particular con el Estado. La clasificación del Derecho en Público y
Privado se estableció en las Instituciones de Justiniano, particularmente en el Digesto, donde
Ulpiano señaló: “Publicum jus est quod ad statum rei romanae. Spectat, privatum quod
singolorum utilitatem”, expresión que desde Ernesto Gutiérrez y González puede comprenderse
como: “El Derecho Público es lo que mira hacia las cosas públicas de Roma y el Derecho Privado a
las cosas de interés individual” (1997:13). Es por ello, que en diversos libros de introducción al
Derecho se define al Derecho Privado como el conjunto de normas jurídicas que regulan la
conducta entre los particulares y al Derecho Público como el conjunto de normas que regulan la
relación entre los particulares y el Estado, situación que se ha vuelto añeja pues en esencia han
pasado veintidós siglos en los que la doctrina y las leyes tomaron como referencia dicha diferencia
específica.

La separación del derecho público y privado hecha por Ulpiano, no debe considerarse como la
creación de dos esferas jurídicas contradictorias, sino más bien como un conjunto de normas en
donde, en ocasiones, el Estado protege los intereses particulares, pues esa protección es de
interés público y en otras, los particulares cumplen esas normas porque tienen un interés
individual. La oposición entre el bien común, representado por el Estado, y la autonomía de la
voluntad de los particulares, o bien individual, es la que, hasta la actualidad marca la diferencia
teórica entre derecho público y derecho privado; aun desde los tiempos romanos se tenía muy
claro que el bien del pueblo era la ley suprema. Los particulares no podan modificar el derecho
público; sin embargo, todo el derecho debía construirse en beneficio de las personas (González,
2006:418)

Aunado a lo anterior, el Derecho Civil se considera como una especie del género intermedio
denominado Derecho Privado, ante lo cual hay que recordar que los géneros intermedios son
aquellas categorías que son especie de un género superior, como el Derecho en este caso, y
género próximo de especies inferiores, como lo es el Derecho Civil, el cual se considera como el
conjunto de normas jurídicas que regulan la relaciones entre civiles, en un intento de distinguirlos
de otros particulares con características diversas como es el caso de los comerciantes. La
categorización anterior resulta errónea por dos razones principales:

 El Derecho, al ser un sistema formal, no puede ser dividido, pues todos los enunciados y las
normas coactivas se encuentran en íntima relación.
 En la creación de cualquier sistema jurídico, es el Estado quien participa en la creación de
normas, y tratándose de intereses particulares, son los órganos del estado quienes participan en
los procesos de solución de controversias, de tal suerte, que la diferencia específica que genera las
especies del Derecho es incorrecta.

Marco histórico del Derecho Civil

En Roma el Ius Civile tuvo diversos significados. El primero de ellos corresponde al Derecho de
cada pueblo, el cual era un Derecho rígido en contraste con el Ius Gentium, el cual presentaba una
mayor tendencia hacia la equidad. En la Edad Media, el Ius Civile se incrusta en la legislación de los
países y se constituye en la base ideológica y normativa de la legislación de diversos Estados bajo
la denominación de Derecho Civil, el cual contrastó con el Ius Canonicum propio de la Iglesia
Católica. En la parte final de la Edad Media, el Derecho Civil cobró una significación diferente y
comenzó a ser identificado como Derecho Privado, como una aparente oposición al Derecho
Público. Posteriormente, el cambio de significación fue, además, fruto de la autonomía que fueron
adquiriendo otras ramas jurídicas como el Derecho Mercantil, el Derecho Agrario, el Derecho
Laboral y recientemente el Derecho Familiar.

Por lo que corresponde a nuestro país, en la evolución el Derecho Civil pueden distinguirse tres
grandes periodos:

 Época prehispánica: Periodo en la cual el Derecho Civil tuvo un menor desarrollo que el que
correspondió al Derecho Público.

Destacan los mayas con la regulación del matrimonio monogámico, pero con posibilidades de
repudio; la herencia que sólo se repartía entre la descendencia masculina, y la mujer, que no podía
entrar al templo ni participar en ritos religiosos.

Con los aztecas, la propiedad era parte del derecho público más que del derecho privado, el
matrimonio era poligámico; el divorcio se declaraba por medio de autoridades, en materia de
sucesiones, la línea masculina excluía a la femenina; hubo tribunales aztecas con un juez de
elección popular; tribunal de tres jueces vitalicios, hasta llegar al tribunal del monarca. El
procedimiento era oral, no podía durar más de 80 días; las pruebas: la testimonial, la confesional,
presunciones, careos; a veces la documental, como mapas, lo que nos muestra una cultura en la
cual el acceso efectivo a la justicia estaba regulado (Méndez, noviembre, 2013)

 Época Colonial: Época en la que diversas legislaciones tuvieron vigencia en la materia, tal y como
sucedió con las Leyes de Indias y sus recopilaciones así como la Ley de Toro.

 México Independiente: En este periodo, las legislaciones han sufrido un sinfín de


transformaciones. Desde los inicios del periodo, se adoptaron leyes y se elaboraron
ordenamientos propios como el Primer Proyecto de Código Civil para el Estado de Oaxaca
aprobado en 1825, el cual fue influenciado por el Código Napoleónico.

Un momento crucial en la integración del derecho civil en México lo representa la expedición de


las Leyes de Reforma: con la separación de la Iglesia y el Estado, que sostienen al Estado laico y
contribuyen a la construcción de las instituciones democráticas en nuestro país, además, el Estado
toma el control sobre los registros relativos al nacimiento, matrimonio, fallecimiento y otros actos
del estado civil, el cual anteriormente era ejercido de manera absoluta por parte del clero. El
matrimonio, como acto del estado civil de las personas, sería un contrato que fue regulado en la
Ley del Matrimonio Civil. De igual forma se abordó lo relativo al divorcio, el cual no permitía
contraer un nuevo matrimonio mientras viviera alguno de los cónyuges. En corto plazo existieron
varios Códigos Civiles: el de Justo Sierra, aprobado en 1861, el de Maximiliano de Habsburgo, en
1866; y el Código de 1870, que entró en vigor en 1871 y en 1884 (Méndez, noviembre, 2013).

Por su parte, el Código Civil de 1932 sufre modificaciones por ámbito territorial en el año 2000, el
cual también fue motivo de reformas políticas para el entonces Distrito Federal.

Ámbitos de Validez

La correcta comprensión de los ámbitos de validez de las normas requiere del conocimiento de la
estructura y funcionamiento de la norma, situación que a su vez exige el estudio del orden
jurídico. Para tal efecto, debemos comenzar con el estudio del orden jurídico.

Constitución

Tradicionalmente, el concepto de Constitución es asociado al Derecho Constitucional, sin


embargo, para nuestro estudio, este punto de partida no es adecuado en virtud de que se ha
definido al Derecho como un sistema normativo cuya principal característica es la coactividad.
Bajo esos términos, el sistema jurídico presenta un orden (orden jurídico), el cual explica las
relaciones que los componentes que lo integran guardan entre ellos, pues hace referencia a
diversos actos y materiales jurídicos interrelacionados que realizan funciones diferentes. Estas
relaciones y componentes requieren de un punto inicial o de partida, el cual se estructura por la
Constitución, misma que no debe ser entendida como un cuerpo legislativo, sino como una
función que permite identificar los diversos elementos que integran el orden jurídico.

Para comprender la anterior afirmación, es necesario mencionar que su dinámica sigue la


construcción de un sistema jurídico. Históricamente podemos observar que la formación de todo
sistema jurídico requiere de un primer acto de creación de normas, históricamente denominado
poder constituyente. Desde el punto de vista sistémico, se hace referencia al poder o facultad de
creación jurídica, sin embargo, al no existir una norma previa este poder de creación jurídica
establece las primeras normas del sistema mediante un acto de creación, y al tratarse de una
sucesión de relaciones, la consecuencia lógica es que las normas creadas por el poder de creación
jurídica, contemplan un conjunto de normas que permiten la realización de otros actos para la
creación de otras normas que integrarán al sistema. Es por lo anterior, que la Constitución de un
orden jurídico puede definirse como “el conjunto de normas que confieren facultades establecidas
por el primer acto constituyente del orden jurídico” (Cáceres y Tamayo, 1976:142).
Para profundizar sobre la estructura del sistema jurídico nacional y la forma en que las diversas
legislaciones tanto federales como locales siguen el proceso de creación, se sugiere la revisión de
la siguiente fuente de consulta:  Tamayo y Salmorán, R. (1976). El concepto de Constitución. En:
Cáceres Nieto, E. y Tamayo y Salmorán, R. Teoría del derecho y conceptos dogmáticos. México:
UNAM. Recuperado de: https://biblio.juridicas.unam.mx/bjv/detalle-libro/399-teoriadel-derecho-
y-conceptos-dogmaticos

La norma jurídica

En los libros tradicionales de la doctrina jurídica, la norma suele señalarse como una proposición
ideal que contrasta con la realidad, dándole el carácter de aspiración bajo la denominación de
“deber ser”, tal como fue establecido por Kelsen indebidamente interpretado por los positivistas
subsecuentes, en cuanto a que la interpretación real sobre la idea del “deber ser” kelseniano
consisten en entenderlo como una vinculación normativa con el comportamiento humano. De esta
interpretación errónea resulta la idea de “deber ser” en oposición a “ser” alejada del ámbito lógico
que el Derecho requiere para su estudio, puesto que implica una postura axiológica o teleológica,
de la que Kelsen buscó alejarse

Las normas jurídicas consisten en una obligación que el hombre debe cumplir dentro de la
sociedad. Poco importa su voluntad, ya que es indiferente que esté o no de acuerdo en acatarlas,
pues la característica principal de estas normas es la obligatoriedad y la posibilidad que tiene la
autoridad de hacerlas cumplir por medio de la fuerza, esto es, mediante la coacción. Las normas
jurídicas se caracterizan pues, por ser heterónomas, bilaterales, externas y por supuesto
coercibles.

El comportamiento humano es objeto de enunciados jurídicos que lo interpretan normativamente,


en otras palabras, las normas establecen lo prohibido, lo permitido o lo obligatorio, en tanto que
la relación de imputación permite interpretar si el comportamiento humano es un
comportamiento debido, es decir, es un comportamiento que escapa a la sanción normativa. De lo
anterior, se desprende que la relación de imputación tiene un carácter arbitrario puesto que la
vinculación creada entre la norma y el comportamiento humano puede transformarse por los
actos de creación normativa, de tal suerte que es necesario el estudio de la dimensión de la
norma, denominada doctrinalmente como ámbitos de validez.

Definición de validez

Kelsen designa con el termino de validez a la existencia específica de una norma, de tal manera
que su dimensión debe ser determinada, pues la norma no es estática y la vinculación entre la
norma y la conducta humana puede ser modificada mediante otro acto de creación normativa que
establezca una nueva relación de imputación. Esto significa que la norma puede determinar un
espacio, un cierto tiempo o sujetos específicos, realizando una limitación, sin embargo, esta
limitación no es aplicable a la propia norma, es decir, a su validez, sino que en realidad limite el
comportamiento humano en ella establecido.

El sistema jurídico mexicano y el Derecho Civil

El Sistema Jurídico Mexicano, al estar conformado por el total de las normas jurídicas del país,
está creado de una manera formal y está expresamente dirigido como la única opción para la sana
convivencia de la sociedad mexicana y es precisamente que en su conjunto, las normas existentes
además de conformar, fundamentan también al propio Sistema Jurídico Mexicano; reuniendo en
él las estructuras y las modalidades de funcionamiento de las instancias encargadas de la
aplicación de las mismas reglas de Derecho que lo definen, así como los servicios que emanen de
ellas.

México, se encuentra organizado en una federación y ese hecho encuentra su fundamento en el


artículo 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que a la letra dice: “Es
voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica,
federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior;
pero unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental.” Es por
ello que las leyes que de ella emanan solo pueden ser de orden federal o estatal y por supuesto
comparten las mismas fuentes del derecho (UNID, s. a.:2).

La construcción de nuestro sistema encuentra la base de su construcción en la Constitución


Política de los Estados Unidos Mexicanos, misma que puede ser citada como la norma “n1” de
nuestro sistema, las cuales quedaron establecidas en el acto de creación que históricamente se ha
denominado como el Constituyente de 1917, año en que iniciaron su vigor las reformas realizadas
a la Constitución de 1856 en los meses de noviembre y diciembre de 1916, hecho que constituye
nuestro primer acto de creación o “a1”.

En el contenido de nuestra Carta Magna “n1” se establecen nuevos actos denominados “a2” para
la creación de “n2” y como sucede con el artículo 73 que contempla las facultades del Congreso, a
éste corresponde la realización de “n2” para emitir normas.

A efecto de establecer contribuciones, de conformidad con la fracción VII del artículo 73


constitucional, las leyes que establezcan contribuciones creadas por el Congreso tendrán el
carácter de “n2”, tal y como sucede con la Ley del Impuesto al Valor Agregado

La constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos está dividida en dos partes: La dogmática
y la orgánica. La primera contiene los derechos humanos como libertad, propiedad, educación. La
segunda, como su nombre lo indica, comprende un conjunto de normas que regulan la estructura,
funcionamiento y atribuciones de los órganos o poderes del Estado, así como las relaciones
jurídicas entre el Estado y los gobernados.

El conjunto de normas jurídicas positivas vigentes que forman el sistema jurídico de un país, las
cuales permiten gozar de la facultad de exigir y al mismo tiempo cumplir la obligación impuesta
(Vázquez, s.a.: 8-162).

Al continuar el proceso de creación, se forma la cadena normativa que has estudiado. En el caso
del Derecho Civil, la norma común que permite la creación de normas derivadas de nuestra Carta
Magna es el artículo 124, que al a letra prescribe:

Artículo 124. Las facultades que no están expresamente concedidas por esta Constitución a los
funcionarios federales, se entienden reservadas a los Estados o a la Ciudad de México, en los
ámbitos de sus respectivas competencias.

En virtud de que los artículos 73 a 78 no reservan para la Federación la materia civil, es entonces el
citado artículo 124 de la Carta Magna la norma “a1” para las disposiciones de carácter civil de los
estados. Lo anterior establece un problema normativo para la validez del Código Civil Federal,
pues de conformidad con las reglas de formación estudiadas, la Carta Magna no contiene una
norma que faculte a un órgano para crear a dicho código sustantivo en su carácter de norma “n2”,
situación que ha llevado a algunos doctrinarios a sostener que dicho ordenamiento es
inconstitucional y se encuentra fuera de la regularidad normativa, la única norma que puede
vincular a esta cadena normativa, aunque de forma dudosa, es la contenida en la fracción XXX del
artículo 73, a saber:

Artículo 73. El Congreso tiene facultad: […] XXX. Para expedir todas las leyes que sean necesarias, a
objeto de hacer efectivas las facultades anteriores, y todas las otras concedidas por esta
Constitución a los Poderes de la Unión.

De esta forma es como se explica sistemáticamente que toda norma, incluyendo las de carácter
civil, debe encontrar sustento en el Marco Constitucional Federal y en la Carta Magna de la
entidad soberana de que se trate.

Conocer esta estructura lógica es fundamental para la actividad profesional, pues con la
comprensión de la construcción del sistema jurídico es posible determinar la consecuencia y el
condicionante normativo, lo que en la práctica profesional recibe el nombre de fundamentación y
motivación, trabajo intelectual indispensable para cualquier persona que decida laborar como
licenciado en Derecho que implica un ejercicio lógico deductivo.

Has conocido la estructura de todo sistema jurídico, haciendo énfasis en nuestro sistema jurídico
nacional. Como resultado de este análisis, estás en aptitud de motivar y fundamentar
comportamientos humanos vinculados a normas vigentes, específicamente de carácter civil, y de
establecer la constitucionalidad de los actos de creación de normas y los comportamientos
debidos por los destinatarios de la norma, conocimientos que te permitirán resolver problemas
concretos en la vida profesional
En esta sesión analizarás desde la doctrina y la normatividad qué son las personas físicas y
personas jurídico-colectivas (también llamadas personas morales). Distinguirás además las
categorías de personalidad, personería, capacidad y legitimación relacionados con dichos
términos, conociendo igualmente los atributos correspondientes a cada tipo de persona, su
capacidad, incapacidad, así como su aplicación en el sistema jurídico.

La persona en el Derecho

El concepto jurídico de persona resulta ser un término que integra a una entidad material y
apreciable mediante los sentidos, tal y como lo es el ser humano, así como una ficción jurídica, tal
como lo son las personas jurídico colectivas. No obstante, el término persona no es sinónimo de
ser humano, pues éste es una de sus especies, ya que para el sistema jurídico la persona es una
abstracción, es decir, una operación intelectual por la cual podemos obtener, posterior a un
análisis, una noción o esencia, que en el caso que nos ocupa, es el ente a quien se le imputan
derechos y obligaciones.

Los primeros antecedentes de su actualización se encuentran en el Derecho Romano, en el cual, si


bien todos los seres humanos eran considerados personae, los esclavos eran a la vez persona y
res, (persona y cosa). Posteriormente, en su desarrollo legislativo se establecieron distinciones
mayores desde el ius gentium al establecer diferencias entre esclavos, plebeyos y extranjeros. No
obstante, el progresivo desarrollo del término, es de indicar que la ciencia jurídica romana no
consideró la persona jurídico colectiva como un sujeto de derecho, al limitarse exclusivamente a
los individuos, ya que el Estado formaba parte del Ius publicum, resultado de una primitiva
soberanía no reconocida como permanente, en tanto el Estado podía ser sometido o conquistado.
Posteriormente, la existencia de municipias, universitates y collegia comienzó a transformar la
idea de colectividades pertenecientes a unidades publicistas, producto de la soberanía, hasta
establecer la idea de personas jurídicas, que a la postre incluyó al Estado.

Definición de persona

Las primeras definiciones están asociadas a la locución latina persona-re (reverberar), que hace
referencia a la careta o máscara usadas por los actores para que su voz fuera vibrante, que
posteriormente fue asociado con los personajes que tenían participación en el drama, como
equivalencia del “hombre que actúa o hace su parte” (IIJ, 2001), siendo la persona en ese
contexto, la que personifica un papel dentro de la sociedad y que en lo sucesivo consolidó la idea
principal para definir a las personas, no obstante que la patrística medieval designó a la persona
como un individuo racional., de tal manera nos encontramos con un significado paradigmático.

De esta manera, en el ámbito jurídico, la persona se comprende como los protagonistas que en el
sistema normativo desempeñan un papel, orientándose como alguien calificado para participar en
actos jurídicos. En este sentido, la cualidad de actor implica una capacidad para actuar, lo que en
Derecho Romano permitió que los términos caput y persona presentaran sinonimia, en el
entendido que el caput o capacidad hacía referencia a status civilis o estado civil, compuesto en
aquella época por el status libertatis, status civitatis y status familiae, es decir, el estado civil
estaba integrado por el grado de libertad, su condición de ciudadano y la relación familiar, por lo
que al perder alguno de estos estados se generaba la capitis diminutio, es decir, una disminución
en la capacidad que conllevaba, a su vez, a la pérdida de facultades y derechos.

Esta significación paradigmática sustenta la doctrina vigente, en la que el término persona se


comprende como el centro de imputación de derechos y obligaciones. Lo anterior, además de
explicar la razón por la que el sistema normativo vigente no ofrece una definición de persona,
señala por qué la hipótesis normativa se enfoca al aspecto de la capacidad, tal y como se aprecia
en el artículo 22 del Código Civil Federal:

Artículo 22.- La capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por el nacimiento y se pierde
por la muerte; pero desde el momento en que un individuo es concebido, entra bajo la protección
de la ley y se le tiene por nacido para los efectos declarados en el presente Código

Es menester agregar que en la actualidad para la determinación de un ente como persona aún
presenta reminiscencias a la idea de estado civil, tal y como se aprecia en el artículo 2 del
ordenamiento federal citado, a saber:

Artículo 2o.- La capacidad jurídica es igual para el hombre y la mujer; en consecuencia, la mujer no
queda sometida, por razón de su sexo, a restricción alguna en la adquisición y ejercicio de sus
derechos civiles.

No obstante que la hipótesis normativa hace referencia a la capacidad, ésta última no puede ser
sinónimo de persona, pues la estructura normativa vigente les asigna una conceptualización
diversa con consecuencias distintas en cada caso.

Clasificación jurídica de las personas

Definida la persona como el centro de imputación de derechos y obligaciones, el sistema jurídico


vigente establece que éste concepto corresponde a un género que incluye dos especies, a saber: la
persona física y la persona jurídica colectiva. En este sentido, la persona física se identifica
claramente con la idea de homo, es decir, el ser humano, en tanto que la persona jurídica-
colectiva, pertenece al ámbito de la ficción jurídica.

La persona física, desde el punto de vista biológico, es todo individuo de la especie humana, sin
tomar en consideración la forma empleada para la concepción, este es el sentido que prescribe la
hipótesis normativa, pues señala que la capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por
el nacimiento y se pierde por la muerte. En otras palabras, la aptitud para participar en los actos
jurídicos comienza al momento de nacer y concluye con la muerte, tal y como prescriben los
Códigos Civiles Federal:
Artículo 22.- La capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por el nacimiento y se pierde
por la muerte; pero desde el momento en que un individuo es concebido, entra bajo la protección
de la ley y se le tiene por nacido para los efectos declarados en el presente Código

Es menester agregar que el precepto legal transcrito incorpora la denominada teoría del naciturus,
por la cual el nonato goza de los derechos consagrados en el orden jurídico y para tal efecto, por
ficción jurídica, se le considera como nacido para los efectos de los actos jurídicos en los que
puede participar, tal y como sucede con la donación, la herencia o el reconocimiento de filiación.
Sin embargo, la concepción, por sí misma, no permite concluir que el concebido no nacido sea
persona, por el contrario, solo le otorga cierta capacidad, específicamente de goce a condición de
que dicho nonato sea viable, es decir, que condiciona el nacimiento del concebido a que, una vez
desprendido del seno materno, viva cuando menos por un lapso de veinticuatro horas, o bien, sea
presentado vivo al Registro Civil. Cumplidas las condiciones anteriores, puede considerarse como
persona al neonato, tal y como el Código Civil Federal señala:

Artículo 337.- Para los efectos legales, sólo se reputa nacido el feto que, desprendido enteramente
del seno materno, vive veinticuatro horas o es presentado vivo al Registro Civil. Faltando alguna de
estas circunstancias, nunca ni nadie podrá entablar demanda sobre la paternidad.

Doctrinalmente a las condiciones antes señaladas se les conoce como viabilidad. Por tal razón es
de afirmarse que al concebido no nacido para considerarlo como persona, debe ser viable, tal y
como se establece de igual manera en las legislaciones de cada entidad

Desde el Derecho Romano se ha considerado la existencia de personas singularis como es el caso


de las personas físicas y colectivas, entendiéndose éstas últimas como entidades normalmente
conformadas por grupos de individuos, que el sistema jurídico considera como una unidad para
que actúe en los actos jurídicos que correspondan. Tal como se mencionó anteriormente, la idea
de actuación permitió considerar la idea de personificar a una comunidad, tal y como sucedió con
el populus o pueblo o civitas, es decir, ciudades, perspectiva romana que correspondió a la idea de
un ente metafísico y, por tal razón, constituyó un problema de reconocimiento de capacidad. En
otras palabras, implicó cuestionarse sobre la factibilidad de atribuir capacidad jurídica a
determinadas entidades.

El problema señalado tiene una relevancia de suma importancia cuando se considera la titularidad
de los derechos y obligaciones, pues en el caso de las personas físicas es claro que cada ser
humano es titular de prerrogativas y obligaciones; sin embargo, en el caso de las personas morales
no resulta sencillo determinar la titularidad de dichos derechos y obligaciones. Por tal motivo, se
han creado teorías que tienen como objeto solucionar el problema mencionado, tal y como
sucede con la teoría de la ficción de von Savigny o la teoría realista de von Gierke. Con total
independencia de la teoría que se adopte, en nuestro sistema actual las personas
jurídicocolectivas son “entidades (normalmente grupos de individuos) a las cuales el Derecho
considera como una sola entidad para que actúe como tal en la vida jurídica. Cabe agregar que en
nuestra normatividad vigente, las personas morales pueden crearse por voluntad de personas
físicas y de otras personas morales a través de apoderado legal. En nuestro sistema jurídico
vigente, las personas jurídico-colectivas se encuentran señaladas en forma limitativa en el artículo
25 del Código Civil Federal, que a la letra prescribe:
Artículo 25.- Son personas morales:

I. La Nación, los Estados y los Municipios;

II. Las demás corporaciones de carácter público reconocidas por la ley;

III. Las sociedades civiles o mercantiles;

IV. Los sindicatos, las asociaciones profesionales y las demás a que se refiere la fracción XVI del
artículo 123 de la Constitución Federal;

V. Las sociedades cooperativas y mutualistas;

VI. Las asociaciones distintas de las enumeradas que se propongan fines políticos, científicos,
artísticos, de recreo o cualquiera otro fin lícito, siempre que no fueren desconocidas por la ley.

VII. Las personas morales extranjeras de naturaleza privada, en los términos del artículo 2736.

Del listado anterior, podemos realizar una clasificación que establezca como diferencia específica a
la parte del sistema normativo que contenga las hipótesis normativas que sientan las reglas para la
existencia de estas personas morales.

Personas jurídico-colectivas de Derecho Público

En esta categoría se encuentran todas las entidades contempladas en las fracciones I y II del citado
artículo 25 del Código Civil Federal.

I. La Nación, los Estados y los Municipios;

II. Las demás corporaciones de carácter público reconocidas por la ley;

El problema de la identificación de la hipótesis normativa que permite la existencia de las personas


morales, básicamente consiste en la ubicación del fundamento legal que corresponda a cada
entidad. Sin embargo, en el caso de las entidades de la fracción I, no puede afirmarse que se trate
de una mera localización de una hipótesis normativa, pues la creación de los Estados no es un acto
formal, por el contrario, es resultado de movimientos sociales, normalmente violentos, por los que
los individuos que participan (por razones económicas, políticas, sociales, entre otras), combaten
para hacer valer la idea de soberanía y, como consecuencia, establecen su propio orden jurídico.

En el caso de la Nueva España, después de más de una década de lucha armada terminando con la
creación de diversos estados soberanos (entre ellos nuestro país), se firmaron documentos
conocidos como Actas de Independencia, siendo el Acta de Independencia del Imperio Mexicano,
firmada el 28 de septiembre de 1821 el documento por el que España reconoce la independencia
de lo que hoy llamamos Estados Unidos Mexicanos, Estado que, al paso del tiempo y en ejercicio
de su soberanía se ha otorgado diversas normas supremas o constituciones, siendo vigente la
llamada Constitución de 1917.
En el caso de las personas morales de la fracción II, el fundamento legal de todas ellas se
encuentra de forma general en leyes orgánicas, como las entidades de la administración pública
federal, o en decretos de creación como es el caso del Instituto Politécnico Nacional y su Ley
Orgánica.

Personas jurídico-colectivas de Derecho Privado

En esta categoría se encuentran, por exclusión todas las personas morales que no pertenezcan al
Derecho Público, al Derecho Social a al Derecho Internacional. En este caso, por las diversas
legislaciones que integran el sistema jurídico, podemos crear tres grupos que las integran

 Personas jurídico-colectivas de Derecho Civil: A este grupo pertenecen todas las entidades que
encuentren existencia en los códigos civiles, tanto federal, como de la Ciudad de México y los
correspondientes a las entidades federativas, a saber:

- Asociación Civil.

- Sociedad Civil.

 Personas jurídico-colectivas de Derecho Mercantil: En este se encuentran todas las entidades


que tengan existencia en leyes mercantiles o bursátiles, tal y como sucede con la Ley General de
Sociedades Mercantiles, en las que se reconoce la existencia de:

- Sociedad en nombre colectivo

- Sociedad en comandita simple

- Sociedad de responsabilidad limitada.

- Sociedad anónima.

– Sociedad en comandita por acciones.

- Sociedad cooperativa.

- Sociedad por acciones simplificada.

En el caso de la sociedad por acciones simplificada, ponemos en duda su carácter de persona


jurídico-colectiva en los casos en que se constituya exclusivamente por una persona física, tal y
como prescribe el artículo 260 de la Ley en comento, situación que estimamos como un sinsentido
jurídico y demuestra una falta de técnica legislativa.

Por otra parte, cabe señalar que si bien la sociedad cooperativa está incluida en el catálogo de la
Ley General de Sociedades Mercantiles, este tipo de sociedad encuentra sustento en su propia
norma especializada, a saber, la Ley General de Sociedades Cooperativas, misma que contempla la
existencia de dos tipos de agrupaciones de conformidad con sus artículos 2 y 3.

 Personas jurídico-colectivas de Derecho Bursátil: Las personas jurídico colectivas que pertenecen
a este grupo tiene su existencia en la Ley del Mercado de Valores, entre las que se encuentran:

- Entidades financieras, las sociedades controladoras de grupos financieros, almacenes generales


de depósito, arrendadoras financieras, empresas de factoraje financiero, casas de cambio,
instituciones de fianzas, instituciones de seguros, sociedades financieras de objeto limitado, casas
de bolsa, instituciones de crédito, sociedades de inversión, sociedades operadoras de sociedades
de inversión, administradoras de fondos para el retiro y demás personas morales consideradas
como entidades financieras por las leyes que regulan el sistema financiero mexicano.

- Sociedades Anónimas promotoras de inversión (SAPI).

- Sociedades Anónimas promotoras de inversión Bursátil (SAPIB).

- Sociedades Anónimas Bursátiles (SAB).

- Sociedades Extrajeras y otras emisoras.

Personas jurídico-colectivas de Derecho Social

En esta categoría se localizan las siguientes entidades:

 Personas morales del Derecho Laboral, tal y como señala la fracción IV del artículo en comento
referente a los sindicatos, las asociaciones profesionales y las demás a que se refiere la fracción
XVI del artículo 123 constitucional y demás relativos a la Ley Federal del Trabajo.

 Personas morales de Derecho Agrario que son entidades que tienen existencia en términos de la
Ley Agraria, destacando el Ejido por su importancia social.

Persona, personalidad y personería

Del estudio de los anteriores apartados, podemos percatarnos que existe, lamentablemente de
manera habitual, una confusión en el uso de dichos términos, de tal suerte que son utilizados
incorrectamente como sinónimos tanto por los profesionistas del Derecho, como por los
legisladores que plasman dicho error en los textos normativos vigentes. Por este motivo, se
procederá a establecer la debida conceptualización y señalando las diferencias existentes, a efecto
de realizar una adecuada aplicación de estos términos jurídicos en la actividad profesional.

Persona

Se ha señalado que este término comprende el centro de imputación de derechos y obligaciones,


es decir, aquellos que dentro de los actos jurídicos gozan de prerrogativas y, a la par, facultan a
otro para exigir de ellos una determinada conducta. Como es de observarse, el tópico persona
implica la determinación de los entes que, como centro de imputación de derechos y obligaciones,
participan en actos jurídicos y resienten sus consecuencias. Por tal razón, la persona no puede ser
identificada exclusivamente con el ser humano, pues éste es una de sus especies. En este sentido,
los entes que pueden participar en los actos jurídicos son las personas físicas y las personas
jurídico-colectivas.

Personalidad

El término proviene de la locución latina personalitas-atis, haciendo referencia en principio a un


conjunto de cualidades que forman parte de la persona. No obstante, en la actualidad la
personalidad no presenta uniformidad doctrinal en su definición, puede comprenderse como “la
cualidad de la persona en virtud de la cual se le considera centro de imputación de normas
jurídicas o sujeto de derechos y obligaciones” (IIJ, 2011).

La cualidad hace referencia a la calidad o condición de algo o de alguien, y en la ciencia normativa,


el concepto personalidad se formula en abstracto para indicar las condiciones que deben ser
cumplidas para considerar a un ente como centro de imputaciones, siendo esta la causa por la que
los términos persona y personalidad tienden a confundirse. La personalidad como condición para
ser centro de imputación de normas jurídicas, es diferente para cada especie de persona. Para las
personas físicas la personalidad se comprende analizando la relación entre los citados artículos 22
y 337 del Código Civil, razón por la que se transcriben de nueva cuenta:

Artículo 22.- La capacidad jurídica de las personas físicas se adquiere por el nacimiento y se pierde
por la muerte; pero desde el momento en que un individuo es concebido, entra bajo la protección
de la ley y se le tiene por nacido para los efectos declarados en el presente Código.

Artículo 337.- Para los efectos legales, sólo se tendrá por nacido al que, desprendido enteramente
del seno materno, vive veinticuatro horas o es presentado vivo ante el Juez del Registro Civil.
Faltando algunas de estas circunstancias, no se podrá interponer demanda sobre la paternidad o
maternidad.

La persona física identificada con el ser humano tiene entonces un origen biológico, el cual
encuentra su punto de partida con el acto de la concepción, que consiste, en empezar a tener un
hijo en el útero, según su definición más simple y, evidentemente, su realización material.
Jurídicamente el producto de la concepción no es una persona, puesto que no se ha cumplido con
el requisito de la viabilidad, de tal manera que el citado producto no es persona, es decir, centro
de imputación de derechos y obligaciones y, consecuentemente, carece de personalidad pues no
cumple con la cualidad de persona.

Las personas jurídico-colectivas, por su parte, adquieren la personalidad, de igual manera, al surgir
a la vida jurídica como persona. Sin embargo, la creación de la persona jurídico-colectiva difiere,
como es evidente, del nacimiento de la persona física, por lo que para crear a una persona moral,
los individuos que pretenden formarla tiene la voluntad de perseguir un fin común y lícito, pero
este fin no será realizado por los individuos en forma particular o colectiva, por el contrario, será la
persona jurídico-colectiva que se pretende crear quien persiga el cumplimiento del objeto
planteado, tal y como prescribe el artículo 26 del Código Civil Federal: “Las personas morales
pueden ejercitar todos los derechos que sean necesarios para realizar el objeto de su institución”.

El problema de la voluntad radica en que ésta se ubica al interior del ser humano, el aspecto
volitivo no puede ser conocido por que no forma parte del mundo exterior, de tal suerte que para
conocer la voluntad de los individuos es necesaria su exteriorización, situación que en Derecho
recibe el nombre de forma. En este sentido, la forma se entiende como “el o los elementos de
carácter exterior, sensibles, en que se plasma todo acto de voluntad, o a los hechos de la vida
social, de donde proveniente los derechos subjetivos” (Gutiérrez, 2005:334)
Al exteriorizar la voluntad, las personas ejercen un derecho que conlleva determinadas
obligaciones, de tal manera que en el ámbito jurídico, la manera de exteriorizar la voluntad no se
deja al arbitrio de las personas que intervienen el acto de voluntad, por el contario, para que los
derechos y obligaciones surjan, la exteriorización debe realizarse conforme lo mandate la hipótesis
normativa aplicable, motivo por el cual la forma se define como:

El conjunto de elementos sensibles que revisten exteriormente a las conductas que tienden a la
creación, transmisión, conservación, modificación o extinción de los derechos y obligaciones y
cuya validez total o parcial, depende en cierta medida de la observancia de esos elementos
sensibles, según los exija la organización jurídica vigente (Gutiérrez, 2005:334).

Consecuentemente, para que la persona moral surja a la vida jurídica, los individuos que tienen la
voluntad de crearla deben exteriorizar dicha voluntad mediante las reglas que establezca la
normatividad vigente, hipótesis que en la legislación mexicana conlleva la celebración de un
contrato de tipo asociativo, que deberá plasmarse en un documento denominado contrato, que
deberá ser presentado ante fedatario público, normalmente un notario, quien deberá realizar el
trámite respectivo, mismo que recibe el nombre de protocolización, tal y como se ejemplifica el
artículos 27 del ordenamiento sustantivo federal.

Artículo 27.- Las personas morales obran y se obligan por medio de los órganos que las
representan sea por disposición de la ley o conforme a las disposiciones relativas de sus escrituras
constitutivas y de sus estatutos.

De tal manera que estas entidades serán personas jurídico-colectivas hasta el momento en que la
forma exigida por la ley se cumpla en su totalidad para su creación. Es decir, una vez que sean
observadas las formalidades específicas para cada tipo de persona moral, de conformidad con la
ley que la regule, podrá ser considerada como centro de imputación de derechos y obligaciones, y
consecuentemente, al cumplirse la condición para ser persona jurídico colectivo, cuenta con
personalidad jurídica.

Personería

Para poder comprender la personería, es menester señalar que las diversas hipótesis normativas
que regulan los actos jurídicos establecen restricciones para la participación de determinados
sujetos en ellos, de tal manera que el conjunto de normas que permiten o restringen la
participación de determinadas personas en los actos jurídicos reciben el nombre doctrinal de
capacidad.

La capacidad se define, genéricamente, como la aptitud para ser sujeto de derechos y


obligaciones, o bien, como la facultad para ejercitar dichos derechos y obligaciones. Es de señalar
que la capacidad contiene dos especies:

 Capacidad de goce: Se hace uso de las prerrogativas o beneficios que la ley concede, como el
derecho a la vida o a la salud, así como los que se derivan del carácter de acreedor en una
obligación.
 Capacidad de ejercicio: Implica el ejercicio de los derechos que la legislación concede, asumiendo
las posibles conductas exigibles en su carácter de deudor en una obligación.

Hemos anticipado que de conformidad con el multicitado artículo 22 del código sustantivo federal,
en el caso de las personas físicas la capacidad se adquiere por el nacimiento y termina con la
muerte; es decir, se adquiere la capacidad en sentido amplio. A mayor abundamiento, desde el
momento de nacer, las personas físicas cuentan con la capacidad de goce, más no con la
capacidad de ejercicio, la cual solo será posible hasta alcanzar la mayoría de edad, requisito
normativo para poder tener el carácter de deudor en una obligación. De lo anterior, se deduce que
los menores de edad no cuentan con capacidad jurídica de ejercicio, tal y como prescribe la
fracción I del artículo 450 del código sustantivo federal.

En el caso de las personas físicas mayores de edad, es posible que tengan trastornos mentales que
no les permitan una correcta comprensión de las consecuencias de sus actos, y en especial de los
actos jurídicos. Por tal motivo, el orden jurídico permite que sean declarados incapaces como una
forma de protección, tal y como se prescribe en la fracción II del artículo anteriormente citado.

Artículo 450.- Tienen incapacidad natural y legal: […] II. Los mayores de edad disminuidos o
perturbados en su inteligencia, aunque tengan intervalos lúcidos; y aquellos que padezcan alguna
afección originada por enfermedad o deficiencia persistente de carácter físico, psicológico o
sensorial o por la adicción a sustancias tóxicas como el alcohol, los psicotrópicos o los
estupefacientes; siempre que debido a la limitación, o a la alteración en la inteligencia que esto les
provoque no puedan gobernarse y obligarse por si mismos, o manifestar su voluntad por algún
medio.

Los incapaces, al requerir participar en un acto jurídico, realizan dicha participación por medio de
otra persona física que recibe el nombre de representante legal, pues su designación
normalmente es por mandato de ley, de tal manera que será el incapaz quien resienta las
consecuencias jurídicas de los actos celebrados por el representante. Conforme a lo anterior, en la
realización actos a nombre de otro, cuenta con personería y no con personalidad, lo cual en la
práctica profesional ambos términos tienden a confundirse

En el caso de una madre que demanda a nombre de su hijo el pago de una pensión alimenticia al
progenitor, cuenta ésta con personería para demandar a nombre del hijo menor el derecho
alimentario, traducida al pago de cierta cantidad de dinero por el progenitor. Dicho numerario
conseguido deberá ser disfrutado por el menor incapaz y no por la madre del mismo.

Por su parte, las personas jurídico-colectivas cuentan con la capacidad de goce desde el momento
en que se cumplen las formalidades que la normatividad exige para cada tipo de ente colectivo.
Sin embargo, la capacidad de ejercicio no puede ser realizada por dicha persona moral, pues al ser
un ente ideal, no puede manifestar su voluntad mediante elementos sensibles en el mundo
fáctico. Es por ello que la participación de las personas morales en los actos jurídicos se ejecuta a
través de personas físicas facultadas para la celebración de determinados actos, siendo dichas
personas llamadas apoderados legales. En este supuesto, la persona moral cuenta con capacidad
de ejercicio, pero materialmente no puede realizarlo pues es imposible que por ella misma realice
actos en el mundo fáctico, de tal manera que la necesidad de un apoderado legal es por
imposibilidad jurídica y no por incapacidad de ejercicio, siendo que el apoderado legal cuenta con
la personería para participar en actos jurídicos a nombre de la persona moral, quien resentirá las
consecuencias de los actos celebrados por su personero, quien habrá actuado en los actos
jurídicos que le fueron conferidos en el poder respectivo.

El origen de la personería en el caso de la persona moral no es por mandato de la ley vigente, de


tal manera que entre los individuos que realizaron los actos de creación de la persona jurídico
colectiva y la persona que será el apoderado legal debe celebrarse un contrato de mandato en el
que se contemplen los poderes que podrán realizarse por el personero, quien celebrará los actos
jurídicos encomendados a nombre de la persona moral y no de las personas físicas que la crearon,
lo que nos permite afirmar que la personería en el caso de las personas jurídico-colectivas tiene
una naturaleza contractual. Con lo expuesto anteriormente, podemos afirmar que la personería es
“el conjunto de elementos que permiten constatar las facultades de alguien para representar a
otro, generalmente una persona moral” (IIJ, 2011).

Legitimación

Proviene del vocablo legítimo, mismo que encuentra su origen en el adjetivo latino legitimus (-a,
um) que se traduce como “conforme a las reglas”. En términos jurídicos, la legitimación hace
referencia a un supuesto normativo por el cual se autoriza a un sujeto de derecho a adoptar una
conducta determinada. En otras palabras, es el reconocimiento que por virtud de orden normativo
vigente permite que un acto jurídico se realice con eficacia por un sujeto de derecho.

Es de observarse que la legitimación hace referencia a la idoneidad de las personas para que,
dentro del marco normativo vigente, los actos jurídicos que realicen sean apropiados para las
consecuencias jurídicas que sean procedentes.

En el supuesto anterior de la madre de un menor de edad que reclama alimentos al progenitor, al


contar con la personería requerida por la ley, constituye la persona adecuada para actuar a
nombre del incapaz para que éste reciba la pensión alimenticia a que tiene derecho.

La persona física

Para determinar su calidad de persona debemos atender a sus atributos, entendiendo por este
término a la propiedad de un ser y que desde el punto de vista lógico, consiste en una serie de
categoremas de propiedad que deben reunirse para determinar a un ente como persona en
sentido amplio El ser humano, como centro de imputación de derecho y obligaciones, no está
determinado por el aspecto biológico, es decir, las personas físicas no tienen ese carácter por su
conformación biológica, pues de llegar a ese extremo, los seres humanos que no tuvieran dos
piernas dejarían de ser personas, lo que evidentemente es un absurdo, al igual que sucede con los
seres humanos que presentan enfermedades mentales y por tal motivo, son considerados
personas pero carecen de capacidad de ejercicio.

Atributos de la persona física


Cabe agregar que no todos los doctrinarios de la materia concuerdan en que los atributos a
señalarse a continuación forman la totalidad de aquellos que son identificados en las personas
físicas, pues existen algunos que consideran que la nacionalidad se encuentra relacionada con el
estado civil y, en consecuencia, es un atributo o categorema contingente y no como un
categorema necesario.

Capacidad

Es de recordar que la capacidad se define, genéricamente, como la aptitud para ser sujeto de
derechos y obligaciones, o bien, como la facultad para ejercitar dichos derechos y obligaciones,
señalándose de lo anterior la capacidad de goce y de ejercicio. Para el maestro Ernesto Gutiérrez y
González “la capacidad es la aptitud jurídica para ser sujeto de deberes y derechos, y hacerlos
valer.” (2005:444). Bajo esta definición puede apreciarse la falta de referencia a la obligación como
tal, señalándose en cambio al deber jurídico, la cual es importante entender para dar cuenta de las
inferencias lógico-jurídicas de nuestro sistema normativo, así como su incidencia en el tema de la
capacidad.

El sistema jurídico al no hacer referencia a ningún sujeto en particular en aspectos de modo,


tiempo y lugar, permite que la norma jurídica sea general. Aunado a lo anterior, para que una
conducta se estime jurídica, necesariamente debe estar regulada en una hipótesis normativa de
cualquier legislación del sistema jurídico vigente, de tal manera que la vinculación se materialice
cuando un sujeto de derecho colme el supuesto normativo y produciendo la consecuencia con
total independencia de la voluntad del sujeto que la produjo. Así, el sujeto de derecho que colma
la hipótesis normativa y genera la consecuencia, puede realizar la conducta prescrita por la norma
de forma voluntaria o coactiva.

En ambos casos podemos afirmar que el supuesto normativo ha tenido verificativo en el mundo
fáctico y por esa razón las consecuencias deben realizarse en el mismo plano. Sin embargo,
cuando el sujeto realiza la conducta que es consecuencia de lo prescrito en el supuesto normativo
de forma voluntaria, es decir, sin medio coactivo, no se crea obligación alguna, pues al cumplir la
conducta debida no faculta a otro para exigir su cumplimiento y se afirma que ha cumplido con su
deber jurídico. En cambio, cuando el sujeto de derecho genera la consecuencia jurídica prescrita
por una norma al no realizar la conducta debida de forma voluntaria, genera la obligación,
existiendo un sujeto facultado para exigirle la realización de la conducta debida.

Estado civil

Sobre el tema, Gutiérrez y González afirma: Estado civil de una persona física, es la situación
jurídica específica que la misma tiene por ley, o posee en relación con la familia de la que forma
parte, como miembro de ella, y la apariencia con que lo ve el Estado y su colectividad
(2004a;174).”

La primera nota distintiva sobre el tema radica en que el estado civil solo pertenece a las personas
físicas y no a las personas morales y en términos generales, el estado civil de las personas se
encuentra asociados al ámbito del Derecho Familiar, de tal manera que desde la perspectiva de las
relaciones de parentesco tiene aplicación lo dispuesto por el artículo 292 del Código Civil para el
Distrito Federal, a saber: “La ley sólo reconoce como parentesco los de consanguinidad, afinidad y
civil”.
Ahora bien, resulta conveniente citar algunos supuestos relativos al estado civil de la persona
física, establecidos en las leyes vigentes para la Ciudad de México.  Soltero.  Cónyuge, es decir,
en matrimonio.  Concubino.  Conviviente, de conformidad con lo prescrito por la Ley de
Sociedad de Convivencia para el Distrito Federal.  Adopción.  Paternidad y maternidad.

En la doctrina especializada, el estudio del tema en comento se ha visto rebasado por las reformas
en materia familiar, pues entre los cambios que presenta nuestra legislación vigente se
encuentran el matrimonio igualitario y la sociedad de convivencia, de las que no se existe análisis
desde el punto de vista del estado civil.

Finalmente, es prudente señalar que la función registral del estado civil de las personas
corresponde al Registro Civil, conforme al artículo 35 del Código Civil Federal. No obstante, se
sugiere la consulta del Código Civil para el Distrito Federal, en el cual se indica a mayor detalle
dichas funciones. Asimismo, se sugiere verificar que la versión del Código a consultar sea la más
actualizada.

Patrimonio

El patrimonio, doctrinalmente, se define como “el conjunto de bienes, pecuniarios y morales,


obligaciones y derechos de una persona, que constituyen una universalidad de derecho”
(2004b:67). Es de observarse que la definición propuesta contrasta con las definiciones
tradicionales que entienden al patrimonio como el conjunto de bienes, derechos y obligaciones. La
aportación que ofrece el maestro Gutiérrez y González radica en la afirmación de que patrimonio
comprende bienes con valor pecuniario o económico, así como bienes de valor de afección y
bienes morales no económicos a los que considera como derechos de la personalidad, tal y como
es el caso del nombre. Por su parte, la autora Raquel Sandra Contreras López (2016) señala que el
patrimonio económico comprende tres grupos:

 El régimen jurídico relativo a los derechos reales.

 El régimen jurídico relativo a los derechos personales o de crédito.

 El régimen jurídico relativo a la liquidación patrimonial, con motivo de la sucesión mortis causa,
del concurso de acreedores, y de la presunción de muerte del ausente. Respecto de la segunda
especie que integra al patrimonio, la autora en comento remite a lo establecido por Gutiérrez y
González, quien en este sentido, establece el patrimonio de afección o no económico:

Se debe incluir necesariamente el derecho al nombre, el prestigio, la reputación, el derecho al


secreto epistolar, telegráfico y telefónico, el derecho a la imagen, el derecho sobre las partes
separadas del cuerpo, etcétera, llamados derechos de la personalidad (2005:133). A continuación,
se señala la clasificación del maestro en extenso:
En contraste, el notario José Alfredo Domínguez Martínez explica que el patrimonio “es el
conjunto de bienes, derechos y obligaciones correspondientes a una persona con contenido
económico y que constituyen una universalidad jurídica” (2013:215). Agrega que el patrimonio
contiene un activo y un pasivo, estableciendo que el activo se compone por los derechos reales y
los de crédito, en oposición, el pasivo se integra por las obligaciones del sujeto en sentido
restringido, es decir, como deuda.

Nombre

Gutiérrez y González enfatiza que este atributo enfoca su estudio en el apellido más que al
nombre propio, en tanto sin perjuicio de este último, se tiene como propósito individualizar al
sujeto de derecho. Aunado a lo anterior, el citado autor afirma que el nombre es un derecho de la
personalidad y no de la persona, otorgándole el carácter de derecho subjetivo, ofreciendo la
siguiente definición: Nombre es el bien jurídico constituido por la proyección psíquica del ser
humano, de tener para sí, una denominación propia, y los apellidos o patronímicos de sus
ascendientes, con los que se le designa e individualiza en todas las manifestaciones de su vida
social (Gutiérrez, 2004b:894)

Respecto a la hipótesis normativa que regula este atributo, se cita el Código Civil Federal lo
siguiente:

Artículo 58.- El acta de nacimiento se levantará con asistencia de dos testigos. Contendrá el día, la
hora y el lugar del nacimiento, el sexo del presentado, el nombre y apellidos que le correspondan;
asimismo, la razón de si se ha presentado vivo o muerto; la impresión digital del presentado.

Si éste se presenta como hijo de padres desconocidos, el Juez del Registro Civil le pondrá el
nombre y apellidos, haciéndose constar esta circunstancia en el acta.
Si el nacimiento ocurriere en un establecimiento de reclusión, el Juez del Registro Civil deberá
asentar como domicilio del nacido, el Distrito Federal.

En los casos de los artículos 60 y 77 de este Código el Juez pondrá el apellido paterno de los
progenitores o los dos apellidos del que lo reconozca.

Cabe agregar que el nombre va más allá del nombre propio y los apellidos, pues como sucede en
el mundo artístico, un artista puede adoptar el llamado nombre artístico o pseudónimo, mismo
que es diverso al nombre con el que fue registrado, situación que debe ser protegida por el
sistema normativo.

Domicilio

El domicilio se define como el lugar donde una persona tiene su residencia. Para este atributo, el
Código Civil para el Distrito Federal prescribe:

Artículo 29. El domicilio de las personas físicas es el lugar donde residen habitualmente, y a falta
de éste, el lugar del centro principal de sus negocios; en ausencia de éstos, el lugar donde
simplemente residan y, en su defecto, el lugar donde se encontraren.

Se presume que una persona reside habitualmente en un lugar, cuando permanezca en él por
más de seis meses.

El mismo ordenamiento determina la definición del denominado domicilio legal, al prescribir:

Artículo 30.

El domicilio legal de una persona física es el lugar donde la ley le fija su residencia para el ejercicio
de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones, aunque de hecho no esté allí presente.

Para el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones, el ordenamiento en


comento establece diversos supuestos, contenidos en el artículo 31 del código sustantivo, a saber:

Artículo 31. Se reputa domicilio legal:

I. Del menor de edad no emancipado, el de la persona a cuya patria potestad está sujeto;

II. Del menor de edad que no esté bajo la patria potestad y del mayor incapacitado, el de su tutor;
III. En el caso de menores o incapaces abandonados, el que resulte conforme a las circunstancias
previstas en el artículo 29;

IV. De los cónyuges, aquél en el cual éstos vivan de consuno, sin perjuicio del derecho de cada
cónyuge de fijar su domicilio en la forma prevista en el artículo 29;

V. De los militares en servicio activo, el lugar en que están destinados;

VI. De los servidores públicos, el lugar donde desempeñan sus funciones por más de seis meses;
VII.- Derogado

VIII.- Derogado IX.- De los sentenciados a sufrir una pena privativa de la libertad por más de seis
meses, el lugar en que la extingan, por lo que toca a las relaciones jurídicas posteriores a la
condena; en cuanto a las relaciones anteriores, los sentenciados conservarán el último domicilio
que hayan tenido

Puede suceder que una persona viva en diversos domicilios, de tal manera que para dicha
situación el código sustantivo prescribe en el artículo 32: “Cuando una persona tenga dos o más
domicilios se le considerará domiciliada en el lugar en que simplemente resida, y si viviere en
varios, aquél en que se encontrare”. Finalmente, es de señalar que el Código Civil para el Distrito
Federal establece en el artículo 34 una disposición adicional en la que define el domicilio
convencional, señalando que: “Se tiene derecho de designar un domicilio convencional para el
cumplimiento de determinadas obligaciones”.

Es necesario mencionar que en las legislaciones estatales se presenta una estructura normativa
similar sobre el tema de estudio, de tal suerte que es necesario realizar las correlaciones
pertinentes.

Nacionalidad

La nacionalidad no se define en los códigos civiles, sin embargo, en la doctrina se entiende como
“el atributo jurídico que señala al individuo como miembro de un pueblo constitutivo de un
Estado. Es el vínculo legal que relaciona a un individuo con el Estado” (IIJ, 2011). Y a pesar de dicha
ausencia en los códigos, cabe señalar que la nacionalidad como contenido sociológico, vincula al
sujeto con el grupo con motivo de diversos factores como la vida en común, la conciencia social o
la identidad

En el marco constitucional, la nacionalidad se regula en el artículo 30 de la Carta Magna, el cual se


recomienda consultar. Conforme a lo señalado en dicho artículo, se desprende en la nacionalidad
mexicana dos especies:

 Nacionalidad por nacimiento: Sigue los principios del ius soli (determinación de la nacionalidad
por el lugar de nacimiento de la persona) y el ius sanguini (determinación de la nacionalidad a
partir de la nacionalidad de los padres)

.  Nacionalidad por naturalización: Su hipótesis normativa contempla dos casos específicos:

- Los extranjeros que por propia voluntad desean adquirir la nacionalidad mexicana y obtengan de
la Secretaría de Relaciones Exteriores la carta de naturalización respectiva.

- Los extranjeros que por matrimonio con un nacional mexicano establezcan su domicilio conyugal
dentro del territorio nacional.

Por otra parte, en los códigos civiles Federal y de las entidades federativas vigentes, la
nacionalidad se encuentra limitada a aspectos registrales, tal y como a continuación se ilustra con
el artículo 59 del Código Civil para el Distrito Federal:

Artículo 59.- En todas las actas de nacimiento se deberá asentar los nombres, domicilio y
nacionalidad de los padres, los nombres y domicilios de los abuelos y los de las personas que
hubieren hecho la presentación.
La nacionalidad, a pesar de su escasa regulación, es un concepto importante, pues establece
criterios para diferentes áreas del derecho, como sucede con el pago de impuestos, normas que
son objeto de estudio del derecho fiscal.

La persona jurídico-colectiva o moral

Se ha señalado que las personas jurídico-colectivas son entidades (normalmente grupos de


individuos) a las cuales el Derecho considera como una sola entidad para que actúe como tal en la
vida jurídica, de tal manera que, al igual que las personas físicas cuentan atributos, mientras que
su diferencia principal con estas radica en que las personas morales no cuentan con estado civil.
Atributos de la persona jurídico-colectiva

Es menester mencionar que al igual que en el tema de las personas físicas, los doctrinarios no
presentan uniformidad de criterio sobre los atributos a presentar a continuación, sin embargo, son
acogidos por estar presentes en los diversos textos.

Capacidad

Sobre este atributo, el Código Civil para el Distrito Federal en su artículo 26 prescribe: “Las
personas morales pueden ejercitar todos los derechos que sean necesarios para realizar el objeto
de su institución”. En este sentido, podemos afirmar que la capacidad de goce de las personas
morales se encuentra restringida por el objeto establecido, el tipo de sociedad que se trate y los
fines que persiga.

Por su parte, la capacidad de ejercicio encuentra su hipótesis normativa en el siguiente precepto


del ordenamiento antes citado:

Artículo 27. Las personas morales obran y se obligan por medio de los órganos que las
representan sea por disposición de la ley o conforme a las disposiciones relativas de sus escrituras
constitutivas y de sus estatutos, de tal suerte que la capacidad de goce está supeditada al objeto
social.

Lo anterior permite inferir que la capacidad de ejercicio se realiza por medio de la representación,
tema a estudiar en apartados posteriores.

Patrimonio

El tema que nos ocupa presenta idéntica explicación respecto a las personas físicas, por lo que lo
expuesto en el apartado correspondiente es aplicable para las personas jurídico colectivas.

Denominación o razón social

Al no tener nombre las personas morales, la forma en que se individualizan es a través de la


denominación o razón social, según sea cada caso. La denominación social: Es impersonal;
usualmente alude a la actividad que la persona moral correspondiente va a desarrollar. [Mientras
que la denominación] suele componerse con el o los nombres de alguno o algunos de sus
miembros (Domínguez, 2013:284). Es por ello que para determinar la denominación o razón social
que corresponda, deberá atenderse a la legislación especializada que regule al tipo de sociedad o
ente colectivo de que se trate.

Domicilio

En el caso de las personas morales, el artículo33 del Código sustantivo para la capital del país
prescribe:

Artículo 33. Las personas morales tienen su domicilio en el lugar donde se halle establecida su
administración. Las que tengan su administración fuera del Distrito Federal pero que ejecuten
actos jurídicos dentro de su circunscripción, se considerarán domiciliadas en este lugar, en cuanto
a todo lo que a esos actos se refiera. Las sucursales que operen en lugares distintos de donde
radica la casa matriz, tendrán su domicilio en esos lugares para el cumplimiento de las
obligaciones contraídas por las mismas sucursales. De igual manera, tienen la posibilidad de
establecer un domicilio convencional.

Nacionalidad

Desde el punto de vista doctrinal, son cuatro las teorías que explican la nacionalidad de las
personas jurídico-colectiva:

 Teoría del lugar en donde se encuentra la sede de la administración de la empresa: La empresa


es nacional del lugar donde dicho sociedad se ubica.

 Teoría de la fundación o incorporación: La persona moral es nacional del país de cuyas normas
jurídicas sustentaron su creación.

 Teoría del control: La nacionalidad de la persona moral se determina por la nacionalidad de los
accionistas que ostenten la mayor parte de las acciones.

 Teoría del centro de las actividades económicas: La nacionalidad de una empresa es la que
corresponda al Estado en que se verifiquen las actividades más importantes de la misma. Nuestra
Ley de Nacionalidad en su artículo 8 prescribe que: “Son personas morales de nacionalidad
mexicana las que se constituyan conforme a las leyes mexicanas y tengan en el territorio nacional
su domicilio legal”.

Capacidad jurídica

Hemos señalado que la capacidad se define, genéricamente, como la aptitud para ser sujeto de
derechos y obligaciones, o bien, como la facultad para ejercitar dichos derechos y obligaciones,
por lo que de conformidad con el multicitado artículo 22 del código sustantivo federal, en el caso
de las personas físicas la capacidad se adquiere por el nacimiento y termina con la muerte
(capacidad en sentido amplio). Por su parte, afirmamos que las personas jurídico-colectivas
cuentan con la capacidad de goce desde el momento en que se cumplen las formalidades que la
normatividad exige para cada tipo de ente colectivo, en tanto que la capacidad de ejercicio se
ejecuta a través de apoderados que han sido facultadas para la celebración de determinados
actos.

Clasificación de la capacidad jurídica

Definida la capacidad como la aptitud jurídica para ser sujeto de derechos, deberes y obligaciones
y de ejercitarlos, se recapitulan las siguientes especies:

 Capacidad de goce: Aptitud jurídica para ser sujeto de deberes y derechos.

 Capacidad de ejercicio: Aptitud jurídica de ejercitar o hacer valer los derechos que se tengan y
para asumir por sí mismo, deberes jurídicos. A lo anterior, vale la pena agregar las reglas que rigen
la capacidad en materia contractual en el Código sustantivo para el Distrito Federal, a saber:

Artículo 1798. Son hábiles para contratar todas las personas no exceptuadas por la ley.

Artículo 1799. La incapacidad de una de las partes no puede ser invocada por la otra en provecho
propio, salvo que sea indivisible el objeto del derecho o de la obligación común.

La incapacidad

La incapacidad constituye el aspecto negativo de la capacidad, tal y como prescribe el artículo 450
del Código Civil para la Ciudad de México.

Artículo 450. Tienen incapacidad natural y legal: I. Los menores de edad; II. Los mayores de edad
que por causa de enfermedad reversible o irreversible, o que por su estado particular de
discapacidad, ya sea de carácter físico, sensorial, intelectual, emocional, mental o varias de ellas a
la vez, no puedan gobernarse, obligarse o manifestar su voluntad, por sí mismos o por algún
medio que la supla.

A mayor abundamiento, al existir la capacidad de goce y la de ejercicio, ambas tendrán su aspecto


negativo, es decir, el sistema jurídico establece hipótesis normativas que dan lugar a la
incapacidad de goce y a la incapacidad de ejercicio, mismas que a continuación se enumeran:

Incapacidad parcial de goce

Este tipo de incapacidad ha sido producto de luchas políticas que a lo largo de nuestra historia
han tenido lugar en nuestro país, como resultado de ellas, encontramos los siguientes supuestos

.  Corporaciones religiosas: Contemplada en el artículo 27, fracción II constitucional, establece


que las asociaciones religiosas que se constituyan en los términos del artículo 130 de la Carta
Magna y su ley reglamentaria, tendrán capacidad para adquirir, poseer o administrar,
exclusivamente, los bienes que sean indispensables para su objeto, con los requisitos y
limitaciones que establezca la ley reglamentaria.

 Ministros de culto: Prescrita en el artículo 130, párrafo cuarto del inciso “e” constitucional,
establece que los ministros de cultos, sus ascendientes, descendientes, hermanos y cónyuges, así
como las asociaciones religiosas a que aquellos pertenezcan, serán incapaces para heredar por
testamento, de las personas a quienes los propios ministros hayan dirigido o auxiliado
espiritualmente y no tengan parentesco dentro del cuarto grado.

 Instituciones de beneficia: Prescrita en la fracción III del artículo 27 de nuestra Carta Magna,
establece que las instituciones de beneficencia, pública o privada, que tengan por objeto el auxilio
de los necesitados, la investigación científica, la difusión de la enseñanza, la ayuda recíproca de los
asociados, o cualquier otro objeto lícito, no podrán adquirir más bienes raíces que los
indispensables para su objeto, inmediata o directamente destinados a él, con sujeción a lo que
determine la ley reglamentaria.

 Sociedades comerciales por acciones: Contemplada su incapacidad en la fracción IV, del artículo
27 constitucional, establece que las sociedades mercantiles por acciones podrán ser propietarias
de terrenos rústicos, pero únicamente en la extensión que sea necesaria para el cumplimiento de
su objeto. En ningún caso las sociedades de esta clase podrán tener en propiedad tierras
dedicadas a actividades agrícolas, ganaderas o forestales en mayor extensión que la respectiva
equivalente a veinticinco veces los límites señalados en la fracción XV del artículo 27 de la Carta
Magna y remite a la ley reglamentaria para regular la estructura de capital y el número mínimo de
socios de estas sociedades, a efecto de que las tierras propiedad de la sociedad no excedan en
relación con cada socio los límites de la pequeña propiedad. En tal caso, toda propiedad accionaria
individual, correspondiente a terrenos rústicos, será acumulable para efectos de cómputo.
Finalmente, establece que la ley señalará las condiciones para la participación extranjera en dichas
sociedades.

 Extranjeros: Prescrita en la fracción I del artículo 27 constitucional, se señala que sólo los
mexicanos por nacimiento o por naturalización y las sociedades mexicanas tienen derecho para
adquirir el dominio de las tierras, aguas y sus accesiones o para obtener concesiones de
explotación de minas o aguas. El Estado podrá conceder el mismo derecho a los extranjeros,
siempre que convengan ante la Secretaría de Relaciones en considerarse como nacionales
respecto de dichos bienes y en no invocar por lo mismo la protección de sus gobiernos y en caso
de faltar al convenio, perderán en beneficio de la Nación, los bienes adquiridos.  Personas físicas:
Incapacidad por sentencia judicial civil o penal. Consecuentemente también se presenta la
incapacidad de ejercicio.

Incapacidad de ejercicio

La incapacidad de ejercicio puede ser:

 General: Este tipo se regula en el Código Civil Federal, a saber:

Artículo 450.- Tienen incapacidad natural y legal: I. Los menores de edad; II. Los mayores de edad
disminuidos o perturbados en su inteligencia, aunque tengan intervalos lúcidos; y aquellos que
padezcan alguna afección originada por enfermedad o deficiencia persistente de carácter físico,
psicológico o sensorial o por la adicción a sustancias tóxicas como el alcohol, los psicotrópicos o los
estupefacientes; siempre que debido a la limitación, o a la alteración en la inteligencia que esto les
provoque no puedan gobernarse y obligarse por sí mismos, o manifestar su voluntad por algún
medio.

Y como consecuencia de dichas incapacidades, el sistema jurídico establece las siguientes hipótesis
relacionadas.

Artículo 1306. Están incapacitados para testar: I. Los menores que no han cumplido dieciséis años
de edad, ya sean hombres o mujeres; II. Los que habitual o accidentalmente no disfrutan de su
cabal juicio.

Asimismo, el orden normativo establece un supuesto complementario en su artículo 1307 que


señala: “Es válido el testamento hecho por un demente en un intervalo de lucidez, con tal de que
al efecto se observen las prescripciones siguientes”. Y en el caso de los emancipados, el artículo
641 prescribe: “El matrimonio del menor de dieciocho años produce de derecho la emancipación.
Aunque el matrimonio se disuelva, el cónyuge emancipado, que sea menor, no recaerá en la patria
potestad”. Como consecuencia de dichas incapacidades, el sistema jurídico establece las siguientes
hipótesis relacionadas.

Artículo 1306.- Están incapacitados para testar: I. Los menores que no han cumplido dieciséis años
de edad, ya sean hombres o mujeres; II. Los que habitual o accidentalmente no disfrutan de su
cabal juicio.

Artículo 1307.- Es válido el testamento hecho por un demente en un intervalo de lucidez, con tal
de que al efecto se observen las prescripciones siguientes.

idéntica regulación se presenta en el supuesto de los emancipados.

Artículo 641.- El matrimonio del menor de dieciocho años produce de derecho la emancipación.
Aunque el matrimonio se disuelva, el cónyuge emancipado, que sea menor, no recaerá en la patria
potestad.

 Especial: Esta incapacidad se encuentra prevista en el artículo 176 del código sustantivo Federal:
“El contrato de compra-venta sólo puede celebrarse entre los cónyuges cuando el matrimonio
esté sujeto al régimen de separación de bienes.

Personalidad y representación

Se ha definido la personalidad en apartados anteriores, no obstante, existen conceptos jurídicos


relacionados que deben ser estudiados para una completa comprensión de las normas aplicables a
las personas. Entre estos conceptos se encuentra la representación, la cual es definida “como la
facultad que tiene una persona de actuar, obligar y decidir en nombre y por cuenta de otro”
(Pérez, 2001:3). Si bien ya se ha tratado este concepto, en el presente apartado profundizarás su
estudio, destacando es que la representación está restringida en actos personalísimos, tal y como
sucede con el testamento. Por disposición normativa, la representación puede ser:

 Voluntaria  Legal  Orgánica

La representación se encuentra relacionada con otros términos, respecto de los cuales no existe
sinonimia y por tal motivo, es menester señalarlos y definirlos.

 Poder: Se comprende como el otorgamiento de ciertas facultades por parte del poderdante a
otro sujeto denominado apoderado, lo cual se encuentra fundamentado en el artículo 2554 del
Código Civil Federal.

Artículo 2554.- En todos los poderes generales para pleitos y cobranzas, bastará que se diga que se
otorga con todas las facultades generales y las especiales que requieran cláusula especial
conforme a la ley, para que se entiendan conferidos sin limitación alguna.

En los poderes generales para administrar bienes, bastará expresar que se dan con ese carácter
para que el apoderado tenga toda clase de facultades administrativas.

En los poderes generales, para ejercer actos de dominio, bastará que se den con ese carácter para
que el apoderado tenga todas las facultades de dueño, tanto en lo relativo a los bienes, como para
hacer toda clase de gestiones a fin de defenderlos. Cuando se quisieren limitar, en los tres casos
antes mencionados, las facultades de los apoderados, se consignarán las limitaciones, o los
poderes serán especiales. Los notarios insertarán este artículo en los testimonios de los poderes
que otorguen.

Mandato:

Es un contrato, constituido en los términos de lo previsto por el artículo 2546 del código citado, a
saber: “El mandato es un contrato por el que el mandatario se obliga a ejecutar por cuenta del
mandante los actos jurídicos que éste le encarga

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