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De las sumas a los catecismos – gloria jovita dias cardenas en el problema de la muerte:

perspectiva de estudio Bogotá: corporacion universitaria uniminito. FCHS – compiladora Gloria


J dias -2014

Ahora bien, en este contexto asumiremos la religión como un hecho

social, una realidad enteramente social (Durkheim, 1993, p. 41) que se

desarrolla en un tiempo y espacio determinados; una construcción de una

comunidad que, mediante diversos mecanismos de carácter institucional,

social, cultural, político, establece formas de representación por medio de

preceptos sobre acontecimientos humanos reales, tales como el nacimiento,

la enfermedad, la dualidad entre el cuerpo y el alma y la muerte, entre otrOS.

A la hora de asumir cómo interpretar su existencia en el mundo

al ser humano se le planteala posibilidad de elegir entre dos horizontes

lo sagrado y lo profano. En el camino de lo profano, el hombre explica el

mundo a partir de los hechos materiales, reales y comprobables según una

perspectiva guiada por la experiencia. En lo sagrado, el aspecto espiritual,

interpretado desde la inspiración religiosa, se constituye en la única razó

del ser y el existir; para el creyente, lo sagrado es lo que le da un sentido

único y verdadero a la existencia. Lo sagrado, inmerso en el más profundo

sentir del sujeto, se revela como una "hierofanía, como algo sagrado que se

nos muestra" (Eliade, 1967, pp. 18-25), es decir, cobra sentido a través de

diferentes ritos, hechos, acontecimientos y significados, que explican los

fenómenos vitales de la existencia: el origen, la creación, el cosmos, el ser,

la muerte, etcétera.

p30

EL PROBLEMA DE LA MUERTE: PERSPECTIVAS DE ESTUDIO – la muerte punto central de la


lucha entre dios y el diablo, religion y brujeria – claudia maria benito millan.
Profano y sagrado constituyen más común de la religión, independientemente de las épocas o
lugares

prácticas de la misma.

Las religiones también pueden ser de tipo individual o colectivo, Si

bien se ha dicho que son construcciones colectivas avaladas de la misma

manera, es la forma de experiencia religiosa la que marcaría la diferencia:

por ejemplo, la misa como experiencia colectiva y la meditación individual

del monje tibetano por otro lado, como

experiencia particular.

Hay quienes también se han dedicado a revisar la utilidad de la

es como la base de unión

religión, entre muchos se afirma que la religión

de la colectividad, que da orden y estructura social, al tiempo que cumple

con funciones psicológicas como la de otorgar seguridad ontológica ante lo

inmanejable como la muerte, los fenómenos naturales, el destino, el miedo.

el mal, etcétera, por ello todas las religiones tienen una solución para

inquietudes humanas. Pese a este acuerdo puede haber diferencias

notorias, para algunos el individuo no representa nada sin la colectividad

y para otros sin el individuo o mejor, la suma de individuos es

la religión, inclusive en las sociedades más complejas se pueden presentar

varias estructuras que resultan contradictorias y generan conflictos.

estas

imposible

Se han mencionado estos dos aspectos como elementos esenciales

de la religión, el teórico más representativo sobre este aspecto es sin duda

Mircea Eliade, quien

historia y la filosofía, por ello, la exposición que se

se basa en su propuesta teórica fenomenológica-hermenéutica, cabe anotar

que se refiere a la religión

particular.

se ha ocupado del estudio de la religión desde la


realiza a continuación

en un sentido general y no denotando alguna

en

Para Eliade (1967), lo sagrado

propiamente lo religioso dado que

es la que abarca el o los ámbitos de la sacralización, esto quiere

decir que el mundo no contiene por sí un ámbito de lo sagrado, sino que

la sacralidad que le es atribuida viene de una intencionalidad humana de

es

la religión

volverlo escenario de aquella y expresándolo

a través de la religión. Por

ello, la religión implicará y se ocupará de todas las manifestaciones de lo

sagrado incluyendo experiencias, mitos, ritos, monumentos, espacios,

tiempos, lugares, etcétera. El estudio de la religión, por tanto, es un proceso

de aproximación para la comprensión de lo sagrado

sacralización en diversas manifestaciones religiosas

o de las formas de

o en diversas religiones

y ello implica la aproximación a la comprensión de la experiencia religiosa.

En relación con la experiencia religiosa, puede decirse, que se

constituye o configura como tal porque

través de las mediaciones de lo

P138

sagrado, quien vive la experiencia considera que se instaura una relación

considerada como comunicación

algo distinto o alguien distinto que

con

está más allá de su

un fenómeno, etcétera.

manifestación, esto es, una revelación


aparición o

o una

Para Eliade lo importante

es que existe algo así como la especificidad

algún tipo de religión

no está amarrado

de lo religioso y ello

particular,

no es posible hacer la distinción entre pensamiento religioso

en

Por ello,

primitivo y otro más evolucionado, ni se podrán utilizar expresiones del

tipo "mentalidad prelógica"

1ógico de la razón le desplazará, pues se trata de un

propiamente humano, lo sagrado

estructura de la conciencia,

por lo mismo es imposible hablar de evolucionismo religioso, lo que se

ve es que hay sustitución de formas de sacralidad (Eliade, 1967, cap. 3).

De allí que se puedan sacralizar múltiples cosas: el jefe, el trabajo, el líder

político, un objeto, un juego, etcétera. De esta manera están al mismo

nivel las construcciones religiosas de cualquier tipo, teniendo simplemente

manifestaciones más complejas o simples.

Lo sagrado

es una estructura de la conciencia, esto es, lo sagrado

en cuanto existe alguien que lo torna sagrado o mejor que

se torna sagrado

otorga el carácter de sacro, de allí que esté unido a la experiencia de

sagrado, esto sería lo conocido como la fenomenología de lo sagrado,

así podría decirse que lo sagrado


sagrado, esto es lo que se conoce como hierofanía (Eliade, 1967, pp. 25 y

o6) En contraposición, lo profano está sujeto a la experiencia de lo sagrado

algo

eso

Como

es lo que la gente experimenta como

para erigirse como

algún momento no se

de la misma manera como

contextos de las relaciones sociales y los modos de reproducción de lo sacro

o de la producción de lo mismo.

profano. En cualquiera de los dos casos es

posible que si

percibe esto como sagrado o profano, deje de serlo

serlo, esto está determinado por los

en

empezó

Como lo sagrado aparece como

algo fuera de este mundo, se le da un

objetos y

sentido de privilegio a todo lo relacionado

personas relacionados con lo sagrado adquieren un cariz de sacralidad que

los diferencia de los otros haciéndolos extraordinarioso divinos y que llega

producir sentimientos de veneración y admiración extremas en

casos; y viceversa, rechazo y exclusión, también en ocasiones extremas, a

lo que se considera como profano, muchas veces calificado como malo o

impuro. Lo que se espera es que el contacto con lo sagrado otorgue una

fuerza y una certeza ante lo inseguro del mundo y la realidad, para superarlo

y tener alguna seguridad ontológica (Eliade, 1967, cap. 1).

él, de esta manera


con

algunos

139

poder que también deriva del divino, pero que ha funcionado

ostentan un

como oposición al mismo.

Dentro de estas relaciones entre un

poder y otro, lo que se da en

últimas es el juego de la vida o de la muerte, que han sido asociadas al

bien y al mal, si el bien último es alcanzar la vida eterna, sinónimo del bien

contraparte se encuentra la muerte, especialmente una mala

muerte, esto es, una muerte que se dé más cercana a cualquier influencia de

lo demoniaco, bien sea por voluntad propia o porque algún tercero influyó

en consecuencia, el mal último es no lograr la vida eterna.

absoluto,

en

en ello,

En últimas lo que relaciona ambas situaciones es la clara patencia

de la religión en las formas de construcción social,

cotidiano, en las bases fundamentales de construcciones valorativas sobre

lo bueno y lo malo, y por supuesto las prácticas y experiencias de tipo

religioso que constituyen un centro social y cultural vigente en la mayoría

de los ámbitos de nuestro entorno.

en las dinámicas de lo

poder que también deriva del divino, pero que ha funcionado

ostentan un

como oposición al mismo.

Dentro de estas relaciones entre un

poder y otro, lo que se da en

últimas es el juego de la vida o de la muerte, que han sido asociadas al


bien y al mal, si el bien último es alcanzar la vida eterna, sinónimo del bien

contraparte se encuentra la muerte, especialmente una mala

muerte, esto es, una muerte que se dé más cercana a cualquier influencia de

lo demoniaco, bien sea por voluntad propia o porque algún tercero influyó

en consecuencia, el mal último es no lograr la vida eterna.

absoluto,

en

en ello,

En últimas lo que relaciona ambas situaciones es la clara patencia

de la religión en las formas de construcción social,

cotidiano, en las bases fundamentales de construcciones valorativas sobre

lo bueno y lo malo, y por supuesto las prácticas y experiencias de tipo

religioso que constituyen un centro social y cultural vigente en la mayoría

de los ámbitos de nuestro entorno.

La muertr y sus simbolos: muerte,tecnocracia y posmodernidad – orlando mejia


riveraMedellin: Editorial universidad de antioquia 1999

Los cambios en las costumbres del duelo, los ritos

funerarios y el significado del cadáver

rechazo a la muerte real se aprecia también en los

icambios de las costumbres en relación con el duelo

público, el funeral y el significado del cadáver.

Las ceremonias fúnebres son ritos de adaptación que

realizan los vivos para contrarrestar el abrupto choque

emocional que representa la muerte de un ser

manera como las distintas culturas realizan sus ritos fune-

rarios depende, en el fondo, de la creencia que cada so-

ciedad tenga de la muerte y el más allá. P


p.60

Primera parte: La negación de la muerte en la sociedad tecnológica/61

La manifestación cultural del duelo también ha sido

estudiada desde una perspectiva histórica por Philippe

Ariès. Este pensador ha propuesto una curva de la aflicción

en la civilización occidental que muestra que, hasta el siglo

XIII, la respuesta emocional de las personas en el duelo era

espontánea y muy fuerte; hombres y mujeres lloraban con

intensidad ante el muerto y era común la presencia de

verdaderos ataques histeriformes, donde los desmayos, los

arañazos autoinfligidos por los dolientes, la amenaza de

suicidios y los gritos desaforados eran

y bien vistos por la sociedad.

A partir del siglo XIV y hasta el siglo XVIII, el duelo

sufrió un

dad del dolor de los vivos se fue perdiendo. Fue en esta

época cuando surgieron las plañideras profesionales,

tratadas para llorar en los entierros. De igual forma, hacia

el siglo XVII y en el siglo XVIII,

parte de las clases sociales de mayor nivel económico, de

vestir a mendigos, niños pobres y retardados mentales con

prendas de color negro y de hacer que acompañaran los

entierros de personas prestantes, a cambio de comida y

dinero.

episodios frecuentes

proceso gradual de ritualización y la espontanei-

con-

se inició la costumbre, por

En el siglo XIX, se recuperó la espontaneidad del duelo

y se conocieron las más notables e intensas expresiones de

aflicción por parte de los deudos. Fue muy bien visto que
la viuda y sus

sivos y gritaran durante horas y días enteros. El color negro

en las prendas de vestir debía llevarse durante meses en el

caso de los hijos y el viudo, y durante años si era la viuda.

Existen varios documentos autobiográficos que revelan que

la muerte de un ser querido llevaba con frecuencia a sus

familiares cercanos a abandonar su vida cotidiana y a ingre-

sar en una orden monástica oa vivir en completa soledad.

En el siglo XX, por el contrario, se intenta anestesiar

en los vivos el dolor que les produce la muerte de un ser

amado y cercano con el fin de que las personas no piensen

en la realidad de la muerte propia y ajena. El duelo es

hijos se desmayaran, tuvieran ataques convul-

48 Véase Philippe Ariès, "La negación del duelo", en: Robert Fulton y

otros, ed., Op. cit.

El lugar y no lugar para la muerte y su duelo _ olga lucia londoño palacio bogota: Universidad
nac6de colombia facultad de artes, 2006

Es en el hábitat donde se desarrollan las prácticas culturales,

sociales o religiosas de apropiación o desarraigo de aquellos

espacios y lugares en los que se desenvuelven los seres frente

a la muerte, creando diálogos geográficos, ecológicos, cultu-

rales y sociales para definir la forma de habitar desde su pro-

pia identidad cultural. Explica Bowker que todas las religiones

ofrecen ideas explicativas y compensatorias para entender los

acontecimientos y sentimientos a quienes no puedan afrontar

la realidad de la muerte36. Para este trabajo, centrado en la tra-

dición judeo-cristiana, la muerte es su propia negación, pues es un estado lleno de vida

p39
la vida eterna. Esta tradición convierte a la muerte en una vir-

tud que concluye en un acto de amor adaptativo frente a la

inadaptación del mundo. Afirma el Eclesiastés, 7, 1-2, que

"más vale la buena fama que el aceite perfumado; y el día de

la muerte más que el del nacimiento. Es mejor ir a un velorio

que asistir a un banquete; porque ése es el fin de todo hom-

el

de

37

bre y al que vive le sirve para reflexionar"

De acuerdo con el Libro del Génesis 3, 17-19, fue la sexuali-

dad la culpable del castigo de la muerte, entendida como la

miseria del alma, del cuerpo y de la opción de un hábitat en

el Paraíso: "Maldita sea la tierra por tu culpa. (...) Con el sudor

de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra pues

de ella fuiste sacado. Porque eres polvo y al polvo volverás"38

Desde su

castigo impuesto por

origen mitic0, la muerte es un

Dios, que hace que el habitar se convierta en un misterio ro-

deado de miedo e insequridad, lo que en cierta forma contra-

dice el anhelo de inmortalidad que anuncia la misma tradición

judeo-cristiana a través de la imagen de la vida eterna, si se

entiende como el deseo del hombre por hacerse inmortal y

vencer una muerte inexistente en ese momento prinmigenio.

Con las honras fúnebres se inicia el duelo para la religión

católica, honras que no son otra cosa que una

entre la sociedad v el individuo, La sociedad revela por me-

aio del rito exequial la creencia en la inmortalidad y la segu-

idad de la presencia viva del muerto en un hábitat diferente


y desconocido. Quizá no

reciprocidad

hay nada más contradictorio que

os sentimientos y las emociones aue la muerte ocasiona en

los vivos desde el catolicismo, pues así como es la ganancia

de un hábitat atemporal y aespacial, una vida plena y una

esperanza para una vida nueva, es un traumatismo causado

por el sufrimiento de la pérdida, que se esconde detrás de la

convicción de un cielo eterno o de un terrorífico temor por el

infierno. Al ser "el delirio de la muerte"39 uno de los núcleos

del cristianismo, durante el rito de la misa ésta se convierte

en un renacer a través del acto sagrado, aprovechando la

BIBLIA LATINOAMERICANA. Paulinas, Madrid, 1974 n 875.

Ibid., p. 18.

MORIN, Edgar. El hombre y la muerte. Op. Cit

P.40

La doctrina de la Encarnación es una articulación eventual y más

formalizada de lo que desglosan los Evangelios, es decir, de que fue

Va vida humana de Jesús lo que no obstante hizo manifiesta la dunamis

de Dios. Por esa razón, e inevitablemente, la iglesia terminó (en lo

tocante a las pruebas) con el reconocimiento de que en Jesús estaba

persona y mediante su

persona entera, sin que ello disminuyera ni destruyera la idéntica

realidad de su naturaleza humana, que seguía estando sujeta a la

muerte. El modo de mantener dicha afirmación en términos de

mero proceso informativo lo he resumido en La imaginación religiosa.

Aquí bastará con mencionar que la reconciliación se efectia de

manera suprema en la persona de Jesús, y que las teorías de la recon-

ciliación exploran de qué modo pueden ponerse los demás en

relación viva con él, en quien la reconciliación es un hecho vivo. Por


esta razón el Nuevo Testamento no suele establecer habitualmente

entre el creyente por un lado y la muerte y la resurrección por el otro

una relación que sea en cierto modo evasiva de la vida, aqui y ahora,

mediante la oferta de un paraiso compensatorio. La simetría obvia

sería la siguien te: muerte de Jesús/resurrección de Jesús, muerte del

presente la realidad absoluta de Dios, en su

134

Esto supone que la concepción de la muerte y de la reconci-

liación en el Nuevo Testamento comienza por una paradoja: la

muerte de Jesús se consideraba como la llave, una llave en forma de

cruz, que abrirá la puerta del perdón y de una nueva vida. Ahora

bien, la enseñanza y la práctica de Jesús, mucho antes de su muerte,

aclaran que el perdón y la reconciliación son tan sencillas como ese

cambio de sentimientos (o, como prefieren las palabras del arrrepen-

timiento en el Nuevo Testamento, 'cambio de dirección') que lo

harán posible: 'me levantaré e iré junto a mi padre, y le diré.. La his-

toria del arrpentimiento del Hijo Pródigo y de su bienvenida en casa

del padre es un tema recurrente no sólo de Jesús, sino también de

Juan el Bautista y de otros profetas.Ya en vida de Jesús, en Galilea y en

Judea, la reconciliación de los pecadores con Dios era viable, y ma-

nifiestamente tuvo lugar en ciertas ocasiones, con dramáticas conse-

cuencias, no sólo en la sanación, sino también en la conducta. En tal

supuesto, qué es lo que la muerte aporta a la vida, una vida en la cual

la reconciliación con Dios ya se había efectuado en tantísimos casos?

La respuesta del Nuevo Testamento es, en este sentido, la univer-

salización de la reconciliación. Lo que se había aplicado a unos pocos

(a los que conoció Jesús en vida) se ofrece ahora a todos. Después del

Exilio, el profeta Isaías había proclamado (cap. 59) lo siguiente:

135
Asi el salmista: trácense las dos líneas, la misericordia del cielo a la

tierra, y nuestros pecados serán proscritos, tan alejados de noso-

os como lo están Oriente de Occidente, y las dos líneas, la hori-

1Ontal y la vertical, hacen la señal de la cruz. He ahí lo que los cris-

tianos, desde el primer momento, vieron en la figura crucificada: el

puto de encuentro de la miseri cordia y el perdón, en el límite más

lejano de su propio coste: nada podrá derrotar la voluntad que tiene

Dios de salvarnos, excepto nuestra libertad para negarnos a ser

Las teorías de la expiación son simplemente aplicaciones de la

Cura (la muerte y la resurrección de Cristo) al problema del pecado

ode la mortalidad, en función de cómo se identifique. Es algo que ya

ala a la vista en Pablo, cuya carta a los Romanos es una respuesta a la

siguiente pregunta: qué es lo que había en la condición humana

que hizo que Jesús fuera necesario? Pablo no defendió la tesis de que

Salvados

145

no es primero lo espiritual, sino lo animal, después lo espiritual. El

primer hombre fue de la tierra, terreno; el segundo hombre fue del

cielo. Cual es el terreno, tales son los terrenos; cual es el celestial,

tales los celestiales. Y como llevamos la imagen del terreno, llevare-

mos también la imagen del celestial. Pero yo os digo, hermanos, que

la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrup-

cion heredará la incorrupción.

(1 Cor 15, 21 ss, 45-50)

El Nuevo Testamento, por lo tanto, retrata a la muerte como derro-

habla incluso de la muerte 'abolida', uti-

lizando una plabra (katargesantos) que en griego clásico significa

tada. En II Tim 1, 10 se

inutilizar, 'inservi ble', 'haber perdido una oportunidad'. En II


e proclama como evangelio (como buena nueva) 'la apari-

ción de nuestro Salvador Jesucristo, que abolió la muerte y trajo la

vida y la inmortalidad [athanasia: cf. Ignacio, p. 96, y Philo, pp. 65 ss.]

a la luz por medio del envangelio'. Así pues, la muerte no sólo es

impotente: ya ha empezado a renunciar a su presa (véase Lucas, 7,2

ss.; Mateo, 9, 18 ss. y 17, 52 ss.; Juan, 1 1, 1 ss.), y se espanta ante los

seguidores fieles de Jesús (esto es, ante quienes, mediante su parti-

él, extienden mediante el Espíritu la misma dunamisO

efecto de Dios: Mateo, 11, 3 ss.; Hechos, 9, 36 ss., 20, 7 ss.).Todo el

en

cipación

que escuche su

envió, tiene la vida eterna: no es

palabra, como señala Juan (5, 24), 'y crea en el que

juzgado, porue pasó de la

muerte a la vida... exactamente como había pasado Jesús de la

muerte a la vida, ya que, como se dice en Hechos, 2, 24, era posible

que fuera domina do por la muerte'. Por qué? Porque Dios es el

agente de su propia actividad en Cristo, y es él quien 'lo enalteció,

me

tras soltar las ataduras de la muerte'

Así pues, la victoria de Cristo tiene implicaciones para la totali-

dad del cosmos (Colosenses, 1, 15-20); el cosmos deja de ser lo que

era, porque la muerte, que era definitiva en el proceso del universo,

es ahora, y así lo sabemos, después de la resurrección, la base a partir

de la cual somos transferidos hacia esa especie de 'salto cuantita-

tivo', hacia una nueva disposición y hacia una nueva alineación de

relaciones, que ya anticipamos aquí y ahora. No puede ser algo que

148

La historia cristiana está repleta de debates: acerca de la natu-


raleza de la pérdida eterna, acerca de cómo puede ser eterna esa pér-

dida, acerca de si hay muerte después de una prolongada purgación

de algunas almas antes de que estén listas para ingresar en la visión

definitiva de Dios (sobre el ascenso y caída del Purgatorio, en torno

l cual no existe ninguna garantía bíblica inequívoca, veáse Le Goff,

El nucimiento del purgatorio), e incluso sobre la naturaleza del alma

humana. El Nuevo Testamento articula una exhaustiva antropología

biblica, pero lo hace en griego. Términos tales como psyche y pneuma

permiten después la articulación de una antropología más filosó-

fica, influenciada por Platón en lo que se refiere a la espiritualidad

cristiana, y por Aristóteles en la afirmación de que el yo caracteri-

zado, el sujeto de su propia experiencia y el agente de su propia

actividad, no es idéntico al cerebro, al cuerpo. Hasta aquí, ningún

angumento filosófico, ninguna especulación acerca de las computa-

doras y la inteligencia artificial, se ha acercado lo suficiente a la

estar religiosamente equivocad

149

La religión sobrevive sin duda porque el progresivo debilitanmiento

de las instituciones religiosas y del pensamiento religioso no altera el

becho de que en los niveles religiosos más profundos, tanto las

ecesidades como los impulsos son mayores que nunca... Aún esta-

Os inclinados a sentir temor religioso y anhelo de la religión por la

idea de nuestra propia muerte, de nuestra pequeñez, de la pre-

riedad de los valores humanos, frente a la vasta indiferencia de la

Naturaleza. ¡Qué inmensidad la de las épocas que nos han precedido,

que se darán después de nosotros, de las cuales nada sabemos, las

(p. 32)

P319

La muerte es por consiguiente tanto oportunidad como final,

Mi muerte, y todas las muertes, es necesaria si ha de existir la vida. La


muerte, en tanto sacrificio, está muy alejada de toda búsqueda de la

compensación. No hace sino sacralizar y reconocer el valor inhe-

rente al hecho de la muerte. Ahora bien: pueden seguir afirmándose

el valor y la virtud sacrificiales de la muerte sin el lenguaje brutal-

mente dramático y sancionado mediante el cual tendían a expre-

sarse? Las prácticas salvajes del sacrificio, que tanto horrorizaban

Frazer, de ninguna manera están circunscritas al pasado: las pesadi-

da la

en las que muchos jóvenes son

1las sádicas de William Burroughs,

se sitúan casi siempre en

sucesivamente sodomizados y asesinados,

El almuerzo desnudo, los

contextos rituales: los sacerdotes aztecas en

mayas y las pirámides en The Wild Boys, el druida y el sacrificio del

muchacho en la arboleda sagrada de The Soft Machine, joven crueldad y

grupo de ellos, que dieron

un

niño enemigo': 'en la ciudad apareció

última cena de huesos bajo el árbol del ahorcado

cuenta de su

Pero de nuevo estamos, dolorosamente, en el dominio de los

lenguajes aproximativos y susceptibles de corrección. Se puede re-

chazar el modo en que un lenguaje o un acto en concreto se prop-

one expresar una importan te verdad u opinión sin rechazar la

verdad que se proponia expresar. No cabe duda de que el sacrificio

también expresa la propensión de los seres humanos hacia la crue-

dad violenta, de la cual el sacrificio no es sino un ejemplo más del

prolongado 'martirio del hombre'. No obstante, la verdad que

propugnaba es que la muerte es necesaria, y eso es paradjica-

algo constructivo. Desde esta perspectiva, la muerte no es


cuestión de que la vida ceda paso a la vida: es además cuestión de

que la vida dé lugar a la vida, de que la vida ceda paso para que otra

mente

P322

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