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Eder garcés

Corrupción y desigualdad social en Sahagún Córdoba

Desafortunadamente los más afectados por la corrupción política somos la


sociedad, ya que esta no deja progresar el desarrollo de un país.

Uno de los problemas que tenemos es que vivimos en una sociedad en la cual
los ciudadanos no estamos acostumbrados a asumir las cuestiones públicas
como temas propios sin darnos cuenta que esto es perjudicial para todo el
conjunto de la sociedad.

La corrupción reproduce y consolida la desigualdad social y preserva las redes


de complicidad entre las élites políticas y económicas, consolida el clientelismo
político y mantiene funcionando los instrumentos ilegales de control, perpetúa
la ineficiencia de la burocracia y genera formas parasitarias de intermediación.
Todo esto conduce a la pérdida de credibilidad en el Estado y a la erosión de la
legitimidad necesaria para su funcionamiento adecuado.

Los políticos supuestamente están luchando por el bien común de la nación. Al


existir la corrupción política, la deformidad de estos ideales es sufrida
directamente por los ciudadanos. El abuso del poder afecta a quienes pagan
impuestos y niegan a los más necesitados los servicios públicos básicos,
creando un grado de desesperación que genera conflicto y violencia.

La corrupción política perjudica la esperanza de prosperidad y estabilidad en


los países en vías de desarrollo y hace daño a la economía mundial. Se puede
decir que la democracia se debilita y los ciudadanos pierden la confianza en los
políticos. Es por ello que cualquier tipo de corrupción afecta a todos los
sectores del país, sobre todo en Sahagún Córdoba, esta problemática nos
afecta cada vez más.

El daño social que causa la corrupción es sumamente preocupante, ya que el


vivir en un país corrupto desmoraliza a los ciudadanos, es decir, nos hace
sentir que no vale la pena ser honestos, que tampoco vale la pena acatar las
leyes porque de todos modos nadie lo hace, ni siquiera el propio gobierno.
Vivimos en la desconfianza e insatisfechos con nuestros propios gobernantes,
no creemos en nuestro sistema judicial, legislativo ni administrativo, dudando
de su eficiencia y de sus intenciones. La sociedad se encuentra envuelta en un
círculo vicioso, tú corrompes porque el gobierno te corrompe.

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