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Breve historia de la protección solar

Fue en los años 20 cuando la fotoprotección se asentó


firmemente con la llegada del fenómeno de la moda. La
diseñadora francesa Coco Chanel durante un viaje a Cannes y la
afamada cantante parisina Josephine Baker, ambas bronceadas,
eran modelos a seguir. Desde entonces, lucir el bronceado está
de moda y con ello la necesidad de protegerse la piel.

1928: Los farmacéuticos de la época elaboraban preparados a


base de aceite de oliva y almendras. El primer agente
fotoprotector se lanzó en Estados Unidos por diseñador y
perfumista francés Jean Patou con el nombre de ‘Huile de
Chaldee’.

1933: En Alemania, apareció el primer agente fotoprotector a


base de benzimidazol. Esta innovación permitió, dos años más
tarde que el 75% de las personas en las playas de Florida, en
Estados Unidos, usaran un aceite, una crema u otro preparado
para evitar los efectos del sol. Aunque realmente se trataba más
bien de ungüentos emolientes que de protectores, ya se percibe
una cierta conciencia en la sociedad.

1935: El químico francés Eugène Schueller, fundador de L’Oreal,


gran amante del deporte de vela, se percató tras participar en
una regata de la necesidad de proteger la piel de la exposición al
sol. De esta manera, Schueller desarrolló un filtro protector de
rayos solares UVB, los responsables de las quemaduras solares.
Su invento permitía broncear 5 veces más rápido y sin
quemaduras, lo que supuso una auténtica revolución.

1938: El químico austriaco Franz Greiter tras sufrir una


insolación mientras practicaba alpinismo en el monte Piz Buin,
idea el desarrollo un fotoprotector efectivo que saldría a la luz 8
años más tarde.

1944: Benjamin Green, farmacéutico y aviador, notó durante la


Segunda Guerra Mundial como los soldados desplazados en el
Pacífico sufrían quemaduras debido a la exposición solar. Fue
entonces cuando descubrió que la parafina aplicada sobre la piel
creaba una capa que evitaba que los rayos ultravioleta
traspasase la piel quemándola. La parafina sería patentada en
1950 y su protector comercializado bajo el nombre de
‘Coppertone’ (que significaba tono cobrizo en referencia al color
rojizo de la crema) cuando se hizo famoso por su cartel
publicitario de la niña con el perrito.
Se descubre la radiación solar ultravioleta A que, a pesar de no
tener efectos visibles a corto plazo, es la responsable del
envejecimiento de la piel y de posibles cánceres cutáneos a
medio y largo plazo.

Durante los años 50, el mercado se llena de fotoprotectores de


diferentes marcas y se lanzan innumerables formatos y texturas
para dar respuestas a todas las nuevas necesidades de los
consumidores.

Los protectores solares de los años 80 protegían únicamente


contra los rayos UVB, con filtros muy bajos de protección
porque, en aquella época, se creía que si te protegías mucho del
sol sería imposible broncearse.

La investigación de la dermatología y la industria cosmética


ampliaron esa protección a los rayos UVA, que no causan
enrojecimiento inmediato de la piel, pero sí provocan daños a
largo plazo en las capas más profundas. De esta manera, en
1983, se homologa por la Unión Europea el filtro capaz de
absorber la radiación UVA.

1990: Se popularizan en España los fotoprotectores pediátricos


especialmente formulados para los niños.

Se desarrolla un nuevo filtro solar que protegía conjuntamente


de las radiaciones UVB y UVA.

Los expertos en protección solar se percatan de la necesidad de


hidratar la piel además de protegerla del sol. Aparecen los
primeros productos que unen ambas características.

1992: Se comercializan los factores de protección altos, más de


50 SPF.

La industria de la Unión Europea se convierte en líder mundial


en los filtros de protección solar UV cuando en los años 90 la
legislación cosmética europea reguló su uso.

A principios de siglo la industria alcanza los factores de


protección más altos y lanza al mercado los primeros
fotoprotectores en formato spray sin resecar la piel y que facilitan
la aplicación. Además, nacen también en esta época los
productos con textura gel que consigue un efecto de segunda
piel.

La industria cosmética europea comenzó a trabajar desde


principios de los 2000 para que de forma voluntaria se mejorase
la información que se da al consumidor sobre la necesidad de
protegerse del sol y se armonizase la forma de comunicación del
factor de protección solar. En 2006, con una intensa
colaboración con la Industria y basándose en la recomendación
que Cosmetics Europe había hecho, la Comisión Europea
publicó en septiembre su Recomendación (2006/647/EC)
“Relativa a la eficacia de los productos de protección solar y a
las declaraciones sobre los mismos”, esta iniciativa tenía como
objetivo normalizar y simplificar al máximo la forma en que se
ensayan y etiquetan los productos de protección solar en toda
Europa.
En 2009 Cosmetics Europe recomienda que la indicación del
cumplimiento con la Recomendación de la Comisión se haga
mediante las letras “UVA” impresas en un simple círculo.

2012: Se suplen las necesidades de aquellas pieles más


fotosensibles o con problemas tales como manchas o alergias
solares.

El sector sigue evolucionando y actualmente se pueden


encontrar en el mercado protectores solares para otras partes
del cuerpo como el cabello o los labiales, productos polivalentes
como las BBcreams o protectores con color, otras texturas como
la mousse e incluso pulseras que miden la radiación solar
mediante un código de color.

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