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Rendirle culto al cuerpo, sumergirse por horas en las redes sociales y hacerse ‘selfies’ está tan
de moda, que no queda tiempo para leer los libros que se han comprado en cada Feria del Libro.
¿Dedicarle tiempo al cultivo intelectual? No, eso no está de moda y lo vemos en el mundo
universitario, empresarial y el político. Sería interesante poder sentar a candidatos
presidenciales y congresistas a concursar sobre libros, autores y literatura, así nos quedaría más
fácil determinar qué tan preparados estás para asumir las riendas del país.
Leer es un asunto no sólo de cultura, sino de capacidad ciudadana. No cabe duda de que los
niveles de comprensión de lectura están relacionados con los diferentes indicadores de
desarrollo humano y social de un país. Un buen lector con seguridad es un buen ciudadano y lo
es porque a través de la lectura obtiene información que lo lleva a ser más productivo,
participativo, a tener criterio, a generar opinión y a entender mejor la justicia.
Queda claro que los innumerables lunares negros que tiene la justicia, la democracia y la paz en
Colombia se debe a una deshidratación de conocimiento. Mientras en Europa, la gran mayoría
de países leen en promedio 17 libros al año, en Colombia, según el DANE, leemos 1,9, porque ni
siquiera acabamos el segundo por “falta de tiempo” y no leemos porque, además, los libros son
“costosos y aburridos”.
Mientras en Colombia no tenemos el tiempo para la lectura, en países como Suecia, Noruega,
Inglaterra, Alemania, Singapur, Suiza o Japón están convencidos de que nunca se pierde vida
mientras se lee.
A pesar del gran despliegue de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, los invitados
especiales, las decenas de conferencias, eventos y los más de 400.000 visitantes que acuden a
aglomerarse en los pasillos de Corferias, a comer obleas, a 'vitrinear' títulos, a socializar, a
conocer personalidades reconocidas y a quemar las horas del fin de semana, en Colombia cada
año se lee menos. Esto, a pesar de los esfuerzos que el gobierno nacional año tras años dice
hacer para incentivar la lectura que, al parecer, poco o nada han dado resultado.
¿Se entiende por qué nuestros niños quedaron en los últimos puestos de las pruebas PISA? ¿Y
el porqué de nuestra perspectiva sobre la justicia, la democracia y la paz?