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la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
Éxodo 20:5: aborrecen,
Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso,
Éxodo 34:14: Dios celoso es.
y dijo a Aarón: Toma de la vacada un becerro para expiación, y un carnero para holocausto, sin
Levítico 9:2: defecto, y ofrécelos delante de Jehová.
si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado;
o viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella
Número 5:14: amancillado;
entonces el marido traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de
un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es
Número 5:15: ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado.
Y hará el sacerdote estar en pie a la mujer delante de Jehová, y descubrirá la cabeza de la mujer,
y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el sacerdote
Número 5:18: tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición.
Después el sacerdote tomará de la mano de la mujer la ofrenda de los celos, y la mecerá
Número 5:25: delante de Jehová, y la ofrecerá delante del altar.
Esta es la ley de los celos, cuando la mujer cometiere infidelidad contra su marido, y se
Número 5:29: amancillare;
o del marido sobre el cual pasare espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer; la presentará
Número 5:30: entonces delante de Jehová, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley.
Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta,
Número 11:29: y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos.
Deuteronomio
4:24: Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso.
No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito
Deuteronomio la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
5:9: aborrecen,
Deuteronomio porque el Dios celoso, Jehová tu Dios, en medio de ti está; para que no se inflame el furor de
6:15: Jehová tu Dios contra ti, y te destruya de sobre la tierra.
Deuteronomio
32:16: Le despertaron a celos con los dioses ajenos; Lo provocaron a ira con abominaciones.
Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; Me provocaron a ira con sus ídolos; Yo
Deuteronomio también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, Los provocaré a ira con una
32:21: nación insensata.
Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y
Josué 24:19: Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados.
La madre de Sísara se asoma a la ventana, Y por entre las celosías a voces dice: ¿Por qué tarda
Jueces 5:28: su carro en venir? ¿Por qué las ruedas de sus carros se detienen?
Proverbios
6:34: Porque los celos son el furor del hombre, Y no perdonará en el día de la venganza.
Proverbios 7:6: Porque mirando yo por la ventana de mi casa, Por mi celosía,
Cantares 2:9: Mi amado es semejante al corzo, O al cervatillo. Helo aquí, está tras nuestra pared, Mirando por
las ventanas, Atisbando por las celosías.
Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como
Cantares 8:6: la muerte el amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.
Ve a casa de los recabitas y habla con ellos, e introdúcelos en la casa de Jehová, en uno de los
Jeremías 35:2: aposentos, y dales a beber vino.
Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el Espíritu me
alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta
de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que
Ezequiel 8:3: provoca a celos.
Y habló al varón vestido de lino, y le dijo: Entra en medio de las ruedas debajo de los
querubines, y llena tus manos de carbones encendidos de entre los querubines, y
Ezequiel 10:2: espárcelos sobre la ciudad. Y entró a vista mía.
Y yo te juzgaré por las leyes de las adúlteras, y de las que derraman sangre; y traeré sobre ti
Ezequiel 16:38: sangre de ira y de celos.
Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré
Ezequiel 39:25: misericordia de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso por mi santo nombre.
Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus
Nahum 1:2: adversarios, y guarda enojo para sus enemigos.
Entonces levantándose el sumo sacerdote y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los
Hechos 5:17: saduceos, se llenaron de celos;
Pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos, y rebatían lo que Pablo decía,
Hechos 13:45: contradiciendo y blasfemando.
Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, tomaron consigo a algunos ociosos, hombres
malos, y juntando una turba, alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban
Hechos 17:5: sacarlos al pueblo.
Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de
Hechos 21:20: judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.
Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies
de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo
Hechos 22:3: sois todos vosotros.
Romanos También digo: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: Yo os provocaré
10:19: a celos con un pueblo que no es pueblo; Con pueblo insensato os provocaré a ira.
Romanos Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su
11:11: transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos.
Romanos por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de
11:14: ellos.
porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no
1 Corintios 3:3: sois carnales, y andáis como hombres?
1 Corintios
10:22: ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él?
y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho
Gálatas 1:14: más celoso de las tradiciones de mis padres.
Gálatas 5:20: idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un
Tito 2:14: pueblo propio, celoso de buenas obras.
Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la
Santiago 3:14: verdad;
Santiago 3:16: Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.
¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos
Santiago 4:5: anhela celosamente?
Apocalipsis
3:19: Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o
Número 5:14: viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado;
o del marido sobre el cual pasare espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer; la presentará
Número 5:30: entonces delante de Jehová, y el sacerdote ejecutará en ella toda esta ley.
No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito
la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
Éxodo 20:5: aborrecen,
Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso,
Éxodo 34:14: Dios celoso es.
Deuteronomio
4:24: Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso.
No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la
Deuteronomio maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
5:9: aborrecen,
Deuteronomio porque el Dios celoso, Jehová tu Dios, en medio de ti está; para que no se inflame el furor de
6:15: Jehová tu Dios contra ti, y te destruya de sobre la tierra.
Entonces Josué dijo al pueblo: No podréis servir a Jehová, porque él es Dios santo, y
Josué 24:19: Dios celoso; no sufrirá vuestras rebeliones y vuestros pecados.
Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Ahora volveré la cautividad de Jacob, y tendré
Ezequiel 39:25: misericordia de toda la casa de Israel, y me mostraré celoso por mi santo nombre.
Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus
Nahum 1:2: adversarios, y guarda enojo para sus enemigos.
Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de
Hechos 21:20: judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.
Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies
de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios, como hoy lo
Hechos 22:3: sois todos vosotros.
y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho
Gálatas 1:14: más celoso de las tradiciones de mis padres.
quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un
Tito 2:14: pueblo propio, celoso de buenas obras.
Apocalipsis
3:19: Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
Santiago 4:5: ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos
anhela celosamente?
El nombre hebreo qin·´áh denota una cualidad o emoción que puede ser tanto positiva como negativa,
y engloba los conceptos de “insistencia en devoción exclusiva; no tolerancia de rivalidad; celo; ardor;
celos; envidia”. (Pr 14:30; Zac 1:14.) La palabra griega ze·los tiene un significado similar. (2Co 11:2;
12:20.) Jehová, un Dios celoso. Jehová dice de sí mismo que es un “Dios que exige devoción
exclusiva”. (Éx 20:5, nota; Dt 4:24; 5:9; 6:15.) También dice: “Jehová, cuyo nombre es Celoso, él es
un Dios celoso”. (Éx 34:14.) ¿En qué sentido es Dios celoso y cuál es el objeto de ese sentimiento? No
en el sentido humano, cuyos celos son envidiosos y egoístas, sino en el sentido de ardor por su santo
nombre, concerniente al cual Él mismo dice: “Mostraré devoción exclusiva por mi santo nombre”.
(Eze 39:25.) Por su nombre. Cuando se examina lo que representa el nombre de Dios, se hace patente
la razón de su “insistencia en devoción exclusiva”. (Eze 5:13.) Su nombre representa todo lo que es
recto y justo. Él es santo, limpio, recto y leal en grado superlativo. (Isa 6:3; Rev 4:8; 16:5.) Su
soberanía es necesaria para la existencia del universo, y la lealtad a su soberanía y a sus leyes es
esencial para el orden y la paz de toda la creación. (Pr 29:2; 1Co 14:33.) Por lo tanto, su celo es puro y
limpio, y siempre resultará en el bien de sus criaturas, pues Él, el Creador, el Proveedor y el Dador de
toda cosa buena, no deriva ningún beneficio personal de la devoción de sus criaturas. (Job 41:11; Sl
145:16; Ro 11:35; Snt 1:17; Rev 4:11.) De todas formas, debido a su devoción a la justicia, su corazón
se alegra con aprecio amoroso cuando sus siervos se mantienen firmes a favor de la justicia y le dan a
Él devoción exclusiva. (Pr 23:15, 16; 27:11.) Los que sirven a Dios pueden confiar en que el celo que
tiene por su nombre le hará imponer la justicia. Los tratos de Jehová con el Israel antiguo ilustraron su
celo, y cuando habla de la aniquilación de los gobiernos terrestres y el establecimiento del gobierno
del Príncipe de Paz con justicia y rectitud, nos dice: “El mismísimo celo de Jehová de los ejércitos
hará esto”. (Isa 9:6, 7; Sof 3:8, 9.) Por la justicia. Jehová es imparcial en su amor a la justicia y en su
insistencia en devoción exclusiva. Moisés advirtió a Israel, el pueblo que estaba en pacto con Dios,
que si cualquiera abandonaba ese pacto, ‘la cólera de Jehová y su ardor humearían contra ese hombre,
y Jehová verdaderamente borraría su nombre de debajo de los cielos’. (Dt 29:19-21.) Dios le dijo a
Jerusalén, una ciudad apóstata, adoradora de ídolos e inmoral, que la juzgaría y le daría “la sangre de
furia y celos”. (Eze 16:38; 23:25.) Su pueblo sufrió este castigo cuando los babilonios destruyeron la
ciudad y el templo sobre el que había estado colocado el nombre de Jehová, nombre que ellos habían
difamado en gran manera. Sin embargo, su celo no eclipsaba o interfería en sus propósitos y su
misericordia, pues Jehová conservó a un resto para que regresase y reedificase el templo. Por su
pueblo. Debido a su amor a su pueblo y a que este lleva su santo nombre, Jehová se siente celoso por
él con un celo ardiente. Tal como un esposo protege celosamente a su esposa como algo precioso para
él, de la misma manera Jehová dice: “El que los toca a ustedes está tocando el globo de mi ojo”. (Zac
2:8.) Por consiguiente, como su pueblo habría de ser objeto de la maldad de las naciones, Dios
predijo: “Ciertamente estaré celoso por Sión con gran celo, y con gran furia ciertamente estaré celoso
por ella”, y también se dijo que sería celoso por su tierra y mostraría compasión a su pueblo. (Zac 8:2;
1:14; Joe 2:18.) Incitar a Jehová a celos. Debido a su insistencia en la devoción exclusiva, nadie puede
mofarse de Jehová. (Gál 6:7.) Cualquiera de sus siervos que rehúsa darle devoción de todo corazón y
no le ama con todo su corazón, mente, alma y fuerzas, está intentando servir a dos amos. Jesús explicó
que el resultado de este proceder sería desastroso, pues tal hombre amaría a un amo y despreciaría al
otro. (Mt 6:24.) Tal persona está ‘incitando a Jehová a celos’. (Dt 32:16; 1Re 14:22.) En una visión
dada a Ezequiel, Jehová le mostró un “símbolo de celos” —evidentemente idolátrico— en el paso de
entrada del templo. (Eze 8:3, 5.) Debido a que Judá se apartó de la devoción exclusiva a Él, los celos
de Jehová se encendieron contra el pueblo. El apóstol Pablo dice a los cristianos: “No pueden estar
participando de ‘la mesa de Jehová’ y de la mesa de demonios. ¿O ‘estamos incitando a Jehová a
celos’? Nosotros no somos más fuertes que él, ¿verdad?”. (1Co 10:21, 22; Dt 32:21.) Luego explica
que si un cristiano practica el pecado voluntariosamente después de haber recibido el conocimiento
exacto de la verdad, solo puede esperar juicio y “celo ardiente que va a consumir a los que están en
oposición”. (Heb 10:26, 27.) Jesucristo. Como el Hijo de Dios tiene una relación más íntima con su
Padre que cualquier otra de sus criaturas y está capacitado para emularle y darle a conocer a otros,
pudo decir: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre también”. (Jn 14:9; Mt 11:27; Jn 1:18.) Por
consiguiente, su celo por la justicia y por el nombre de su Padre excedió al de todos los demás. (Heb
1:9; Sl 45:7.) Rindió devoción exclusiva a Jehová en todo momento. (Mt 4:10; Jn 8:29.) Cuando
estaba en la Tierra, su corazón se encendió con un celo ardiente a causa de la difamación del nombre
de Jehová en la que incurrían los mercaderes amantes del dinero en el propio templo. (Jn 2:13-17.) Tal
como Jesús cumplió en aquella ocasión la profecía del Salmo 69:9 —“el puro celo por tu casa me ha
consumido”—, así sus seguidores pueden confiar en su celo por imponer por completo y para siempre
la rectitud, la justicia y el respeto por el nombre y la soberanía de Jehová en cumplimiento de la
profecía del Salmo 45:3-6. Adoradores de Dios con devoción exclusiva. Todos los adoradores
verdaderos de Dios han tenido celo por su servicio y han sido celosos por su nombre. El profeta Elías
ejecutó obras poderosas al hacer volver a muchos israelitas de la adoración falsa a la adoración de
Jehová, y dijo: “He estado absolutamente celoso por Jehová el Dios de los ejércitos”. (1Re 19:10, 14.)
Finehás demostró una devoción que agradaba a Dios y salvó a Israel del exterminio por su celo
cuando mató a un principal de Israel que había contaminado el campamento introduciendo la
adoración fálica de Baal. Como israelita y sacerdote, Finehás “no [toleraba] ninguna rivalidad” para
con Jehová. (Nú 25:11; compárese con 2Re 10:16.) La congregación cristiana ha de ejercer la misma
vigilancia celosa a fin de que nada inmundo brote como “raíz venenosa” para causar perturbación y
contaminar a muchos. (Heb 12:15.) Si cualquier persona corrupta se introduce e intenta contaminar a
otros, la congregación debe ‘demostrar solicitud, librándose de culpa ante Jehová con indignación y
celo’. Deben ‘remover al hombre inicuo de entre ellos mismos’. (1Co 5:4, 5, 13; 2Co 7:11, 12.) Por lo
tanto, es un buen proceder el que los cristianos ejerzan “celo piadoso” a favor de sus compañeros en la
fe. Es decir, deberían arder con el deseo de hacer todo lo posible para ayudarse unos a otros a
mantener devoción exclusiva a Dios y obediencia a Cristo. El apóstol Pablo asemejó a aquellos que
eran sus hermanos espirituales a una virgen comprometida con Cristo para llegar a ser su esposa. Él
los protegía con celo a fin de que se mantuvieran sin mancha para Cristo. (2Co 11:2; compárese con
Rev 19:7, 8.) Su celo por ellos se demuestra en muchas expresiones de sus cartas a la congregación
corintia y otras. Y el celo que Cristo mismo tiene por su “novia” (Rev 21:9) se percibe en sus fuertes
declaraciones a las congregaciones registradas en los capítulos 1 al 3 de Revelación. Manera
apropiada de incitar a celos. Jehová mostró misericordia a la nación de Israel aun después que todos,
excepto un resto, habían rechazado al Mesías. El resto de los judíos creyentes fue el germen de la
congregación cristiana, que entonces tenía el favor de Jehová en lugar de la nación judía rechazada.
Jehová dio prueba de este cambio por medio de señales, portentos y obras poderosas. (Heb 2:3, 4.)
Aunque abrió el camino para que los gentiles consiguieran su favor, no le ‘cerró la puerta’ a Israel
completamente. Las Escrituras señalan: “¿Tropezaron ellos [todos los israelitas] de modo que cayeran
por completo? ¡Jamás suceda eso! Pero por su paso en falso hay salvación para gente de las naciones,
para incitarlos a celos a ellos”. (Ro 11:11.) Esto era lo que con siglos de anterioridad Jehová había
dicho que haría, lo que resultó en la salvación de algunos. (Dt 32:21; Ro 10:19.) El apóstol Pablo, un
hombre que buscó con sinceridad el bien de sus compañeros israelitas, siguió este principio, pues dijo:
“Por cuanto soy, en realidad, apóstol a las naciones, glorifico mi ministerio, por si de algún modo
incite a celos a los que son mi propia carne, y salve a algunos de entre ellos”. (Ro 11:13, 14; 10:1.)
Celo mal dirigido. Es posible ser celoso por cierta causa con sinceridad y aun así estar equivocado y
desagradar a Dios. Tal fue el caso de muchos judíos del primer siglo. Esperaban alcanzar la
justificación sobre la base de sus obras en armonía con la ley mosaica. Pero Pablo mostró que su celo
estaba mal dirigido debido a que les faltaba conocimiento exacto. Por lo tanto, no recibieron la
verdadera justificación que proviene de Dios. Tenían que ver su error y volverse a Dios por medio de
Cristo para recibir la justicia y la libertad de la condenación de la Ley. (Ro 10:1-10.) Saulo de Tarso
fue uno de ellos, tan extremadamente celoso por el judaísmo, que llegó a ‘perseguir a la congregación
de Dios y devastarla’. Observaba escrupulosamente la Ley, sí, “se probó exento de culpa”. (Gál 1:13,
14; Flp 3:6.) Sin embargo, su celo por el judaísmo estaba mal dirigido. De todas formas, como era
sincero de corazón, Jehová le manifestó bondad inmerecida por medio de Cristo y le dirigió al camino
de la adoración verdadera. (1Ti 1:12, 13.) Los celos y la envidia. La persona que tiene celos sospecha
de otros sin causa justificada o se resiente de que se dé a otro lo que sin justificación afirma que es
suyo. La persona envidiosa desea o codicia la buena fortuna y los logros de otros. El contexto
determina el sentido de las palabras hebreas que suelen traducirse en la Biblia “celoso”, “celo” o
“celos”, y en ocasiones “envidia”. Lo mismo sucede con la palabra griega para “celos”, “celo”, aunque
en griego existe una palabra distinta para “envidia”: fthó·nos. En la congregación corintia del primer
siglo habían entrado hombres ambiciosos, que atraían la atención a sí mismos, se jactaban en hombres
y causaban contiendas en la congregación. La congregación estaba dividida en facciones que atendían,
exaltaban y seguían celosamente a hombres. Pablo denunció la naturaleza carnal, no espiritual, de
estos celos. (1Co 3:3; 2Co 12:20.) Explicó que el amor piadoso no es celoso de una manera indebida,
más bien, confía y espera, actuando siempre a favor de los intereses de los demás. (1Co 13:4, 5, 7.)
Los celos que existían en la congregación corintia, contra los que habló Pablo, no se correspondían
con la justicia. No estaban a favor de la devoción exclusiva a Jehová. Eran, más bien, una forma de
idolatría, de origen demoniaco y engendraban envidia y contienda. La Biblia los condena repetidas
veces, y muestra que afectan el mismo corazón de la persona. Santiago, el medio hermano de Jesús,
escribió: “Si ustedes tienen en el corazón amargos celos y espíritu de contradicción, no anden
haciendo alardes y mintiendo contra la verdad. Esta no es la sabiduría que desciende de arriba, sino
que es la terrenal, animal, demoníaca. Porque donde hay celos y espíritu de contradicción, allí hay
desorden y toda cosa vil”. (Snt 3:14-16; Ro 13:13; Gál 5:19-21.) Estos celos tienen un efecto
perjudicial en la salud física de la persona, pues “un corazón calmado es la vida del organismo de
carne, pero los celos son podredumbre a los huesos”. (Pr 14:30.) Los celos resultan de albergar
sospecha o resentimiento dentro de la misma persona. Pueden ser más destructivos que la furia o la
cólera, porque pueden estar arraigados más profundamente, ser más duraderos y persistentes y
apaciguarse con menos facilidad. No suelen hacer caso a la razón. (Pr 27:4.) Por otra parte, los celos
de un hombre enfurecido con razón contra otro que comete adulterio con su esposa no se apaciguan
con ninguna clase de excusa o rescate. (Pr 6:32-35.) Los celos pueden llevar a una persona hasta el
punto de pecar contra Dios, como hicieron los diez medio hermanos de José. (Gé 37:11; Hch 7:9.)
Pueden hacer que una persona y otros implicados pierdan la vida, como sucedió en el caso de Datán,
Abiram y sus respectivas casas. (Sl 106:16, 17.) Todavía peor, los celos incitaron a los judíos
incrédulos a cometer serios delitos contra los apóstoles y, además, a incurrir en blasfemia e intento de
asesinato. (Hch 13:45, 50; 14:19.) Celos maritales. El celo por el cónyuge está justificado si el motivo
es procurar su bienestar, pero los celos y la desconfianza sin fundamento son incorrectos y carecen de
amor; además, pueden resultar en la ruina del matrimonio. (1Co 13:4, 7.) La ley mosaica indicaba
cómo proceder en casos de celos, cuando el marido sospechaba que su esposa era adúltera en secreto.
Si no había los dos testigos necesarios para probar la acusación de manera que los jueces pudiesen
actuar y aplicar la sentencia de muerte, el procedimiento que prescribía la ley era que la pareja se
presentara ante el sacerdote, el representante de Jehová. Esta acción constituía un llamamiento a
Jehová, que estaba al corriente de todos los hechos, para que Él juzgara. Si la mujer era adúltera,
recibía como castigo directo de Jehová la pérdida de sus facultades procreativas. Si los celos del
esposo eran infundados, entonces tenía que reconocer la inocencia de su esposa teniendo relaciones
sexuales con ella para que diese a luz un hijo. (Nú 5:11-31.) Se advierte a los siervos de Dios contra la
rivalidad. La rivalidad o competencia, tan común en el sistema de cosas actual, es un proceder
impropio. El escritor del libro de Eclesiastés dice: “Yo mismo he visto todo el duro trabajo y toda la
pericia sobresaliente en el trabajo, que significa la rivalidad [heb. qin·´áth] de uno para con otro; esto
también es vanidad y un esforzarse tras el viento”. (Ec 4:4; compárese con Gál 5:26.) Si el siervo de
Dios tuviera celos de los éxitos, las posesiones o los logros de otros, podría llegar a manifestar envidia
y codicia, incluso hasta el extremo de envidiar a aquellos practicantes de la maldad que gozan de
prosperidad. Las Escrituras advierten que no se debería dar lugar a que esto sucediera; aunque parezca
que su prosperidad se prolonga, al debido tiempo de Dios recibirán un juicio rápido, como está escrito:
“No te muestres acalorado a causa de los malhechores. No envidies a los que hacen injusticia. Porque,
como hierba, rápidamente se marchitarán”. (Sl 37:1, 2.) Envidiar a esas personas puede hacer que se
siga tras sus caminos violentos, detestables a Jehová. (Pr 3:31, 32; 23:17; 24:1, 19; compárese con Sl
73:2, 3, 17-19, 21-23.)
Sobrenombre que distingue al apóstol Simón del apóstol Simón Pedro y que parece tener un
significado similar a la expresión “cananita”, usada por Mateo y Marcos. (Mt 10:4; Mr 3:18; Lu 6:15;
Hch 1:13.) El que a Simón se le llamase “el celoso” no significa necesariamente que en un tiempo
perteneciera al grupo político llamado celotes. Esta designación tal vez haya sido simplemente un
apelativo afín a su personalidad.
Cada vez más parejas se enfrentan al lenguaje predilecto de la infidelidad digital, que hoy en día son
los mensajes de Whatsapp, Facebook e Instagram.
A continuación algunas aplicaciones que se caracterizan por tener ese componente que facilita la
infidelidad:
Snapchat: borra los mensajes que se envían, una vez que el receptor los ve, razón por la cual, a través
de ella se hace mucho sexting o envío de mensajes sexuales.
Tiger Text: permite ocultar textos e imágenes. Se puede guardar en esta el teléfono del amante y
asignarle horarios para que cuando llame, el teléfono envíe a buzón de voz o la llamada aparezca en la
pantalla.
Private Photo: es una aplicación dedicada a esconder imágenes. Su ícono aparenta ser el de una
calculadora, que realmente es la pantalla para introducir una contraseña que desbloquea una carpeta de
fotos ocultas.
Nosy Trap: esa herramienta es para aquellos infieles que sospechan que su pareja los está espiando. Al
desbloquear el celular, este hará una fotografía con la cámara frontal y quedará guardada la foto del
espía. Esto advertirá al infiel.